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Más que Siervo, Distinto de Hijo.

La identidad de la persona en cuyo nombre acude a Jesús el centurión romano según


el relato de Mateo 8:5-13
En primer lugar mostraremos la
plausibilidad de traducir el término
< παῖς > [pais] en Mateo 8:5-13 por
“muchacho amado” por el
centurión romano en el contexto de
una relación de tipo pederastica.

Nos ocuparemos primero del


aspecto semántico dentro del cual
Mateo despliega la palabra παῖς
para luego examinar su uso en la cultura Greco-Romana y particularmente en la cultura militar
de la época.

La identificación generalizada que interpreta al παῖς del centurión como su “siervo” no solo es
muy común entre diversos intérpretes sino que además forma parte de la mayoría de las
versiones del Nuevo Testamento en inglés tales como KJV, RSV, NAB, NASB, NIV NJV, NRSV, REV
1
en las cuales se adopta esta traducción sin siquiera escribir una mínima nota al pie acerca de
la existencia de un significado alternativo o proporcionar al menos un leve indicio. 2

Julian Sheffield sigue la interpretación predominante pero se pregunta cuál sería la relación
entre el centurión y “su siervo” por la cual el primero -un oficial del ejército romano- busca
ayuda urgente en un judío colonizado. 3 Por otro lado Amy-Jill Levine y Ulrich Luz creen que
el centurión acude a Cristo en nombre de su “hijo” más que de su “siervo”4. Tres
consideraciones sostienen este argumento: 1) El centurión usa la palabra παῖς en referencia a
su amado pero usa otra diferente para referirse en 8:9 a su siervo o δοῦλος [doulos]. 2)
Mateo usa la palabra παῖς en otras partes (2:17; 17:18) para referirse más bien a un chico joven
en lugar de un siervo. 3) 8:5-13 puede interpretarse como un paralelo de otros tres relatos de
sanación en los que un padre cuyo nombre no se menciona acude a Jesús en nombre de un
jovencito (9:18-26; 15:21-28; 17:14-20).

Levine y Luz han tenido buenas razones para sospechar la invalidez de traducir/interpretar
al παῖς del centurión como su siervo.

En efecto, para siervos o esclavos Mateo tiene una apabullante tendencia a usar el término
δοῦλος (8:9;10:24,25; 13:27,28;18:23,26,27,28 [dos veces] 29,31,32,33; 20:27; 21:34,35,36;

1
Nota del Traductor: lo mismo sucede en las versiones en español, tales como Reina Valera 1960,
Nueva Versión Internacional, Biblia de Jerusalén, etc.
2
La única excepción hasta donde yo sé es la NEB que presenta al centurión acudiendo a Jesús en
nombre de “mi muchacho”(8:6) . Esta traducción de la NEB ahora ha sido revisada a “mi sirviente” en
la REB aunque ésta en 8:13 retiene la traducción de NEB como “el muchacho”
Nota del Traductor: en castellano la Biblia de Nuestro Pueblo / Biblia del Peregrino (2006) traduce “mi
muchacho” en 8:6 y “el muchacho” en 8:13 y curiosamente lo mismo sucede con Reina Valera 2009 que
en ambos versos empleó la palabra “mozo”.
3
Julian Sheffield, “The Father in the Gospel of Mathew” citado en “A Feminist Companion to Matthew”
(ed. Amy_Jill Levine; Sheffield: Sheffield Academic Press, 2001) 64
4
Ver Amy-Jill Levine “The Social and Ethnic Dimensions of Matthean Social History”(1988). Ulrich Luz
“Matthew 8-20: a Commentary” (2001)
22:3,4,6,8,10;24:45,46,48,49,50; 25:14,19,21,23,26,30;26:51) aunque un par de veces utiliza la
palabra διάκονος para señalar la relación irónica entre grandeza y servicio (20:26; 23:11). En
contraste con estas referencias a siervos o esclavos mediante el término δοῦλος Mateo usa
la palabra παῖς y su diminutivo al menos 26 veces (2:8,9,11,13 [dos veces],14,16,20 [dos
veces],21; 8:6,8,13;11:6;12:18;14:3,21;15:38;17:18; 18:2,3,4,5;19:13,14;21:15). Fuera de estas
26 veces si dejamos de lado las tres de nuestro pasaje, diez de ellas (todas en el capítulo 2) son
usadas para referirse a Jesús , o en conexión con él como un muchachito joven y once de ellas
se usan genéricamente para designar a un jovencito o grupo de jóvenes.

Hasta aquí queda claro que para Mateo παῖς y δοῦλος no son sinónimos.

Resulta importante notar que Mateo se siente cómodo utilizando ya sea la palabra παῖς o
δοῦλος en forma repetida dentro de un mismo segmento de texto (por ejemplo 10 apariciones
de παῖς en 2:9-21 y nueve apariciones de δοῦλος en 18:23-33). Su uso en 8:5-13 deberá ser
comprendido en términos diferentes a un sinónimo o variación de estilo.

La interpretación de παῖς como “hijo” no obstante conlleva una cuota de interrogantes y


problemas. Mientras que “hijo” (lo mismo que “siervo”) son una posibilidad léxica de la palabra
παῖς, es bien sabido entre los estudiosos clásicos que alrededor del año 13 AC el emperador
Augusto prohibió por ley el matrimonio para los soldados bajo los rangos senatoriales y de
caballería y que esta prohibición fue levantada ya sea temporariamente o en forma permanente
por Septimio Severo alrededor del 197 DC. Las prescripciones legales tienden a quedar atrás
de los progresos históricos y a menudo han sido pasadas por alto en la práctica. Pero si aún
muchos soldados romanos terminaron constituyendo matrimonios irregulares con mujeres y
engendrando hijos ilegítimos Levine y Luz tendrían que responder a la misma crítica que ellos
hacen respecto de aquellos que confunden παῖς con δοῦλος. Si παῖς no debe ser interpretado
como δοῦλος porque en 8:5-13 Mateo usa una palabra diferente para “siervo” no debemos
errar en observar que Mateo en este episodio también usa un término diferente para “hijo(s)”.
Como parte de la sugerencia del centurión para la sanidad “remota” Mateo usa la palabra υἱός
[huios] en lugar de παῖς cuando habla de los “hijos del reino” en 8:12. De nuevo, si Levine y
Luz están en lo correcto respecto de que debe analizarse el uso que Mateano de παῖς y
δοῦλος en otras partes de su evangelio para decidir si las dos son intercambiables, luego
deberían hacer lo mismo con las palabras παῖς y υἱοῦ.

¿Si el παῖς de Mateo casi siempre significa muchacho o chico (en lugar de “siervo”) no
sucedería lo mismo con υἱός (en el sentido de hijo)? En base a sus extensas investigaciones a
lo largo de la literatura griega, el académico clásico Mark Golden ha sugerido que παῖς aun
cuando se usa en referencia a un muchacho o jovencito por descendencia tiende a ser más bien
genérico y distante; esto es, no contiene el componente emocional de la palabra τέκνον5. A
propósito de esto James Barr acertadamente advierte contra la suposición de que los autores
bíblicos utilizaban comprensiones teológicas únicas de palabras ordinarias.6 Al mismo tiempo
se debería prestar particular atención a la manera en que un autor específico emplea palabras
específicas. En el caso de Mateo es claro que el evangelista utiliza sus palabras con bastante
cuidado, al menos respecto de παῖς , δοῦλος y υἱός.

En Mateo υἱός aparece al menos noventa veces (1:1 [dos veces], 20,21,23,25; 2:15; 3:17;
4:3,6;5:9,45; 7:9; 8:12,20,29; 9:6,15,27; 10:23,37; 11:19,27 [tres veces]; 12:8,23,27,32,40;

5
Mark Golden, “PAIS, Child and Slave” L´Antiquitae Classique 54 (1985) 95-97
6
James Barr, “The Semantics of Biblical Language” (New York: Oxford University Press, 1961)
13:37,38[dos veces],41,55; 14:33; 15:22; 16:13,16,27,28; 17:5,9,12,1522,25,26; 19:28;
20:18,20[dos veces],21,28,30,31; 21:5,9,15,37[dos veces],38; 22:2,42[dos veces],45;
23:1531,35; 24:27,30[dos veces],36,37,39,44; 25:31; 26:2,24[dos veces],37,45,63,64;
27:9,40,43,54,56; 28:19) y en cada caso la palabra parece denotar un linaje o relación de
descendencia (biológica o metafórica) ausentes en el uso Mateano de παῖς.7

Un buen ejemplo es la manera en que Mateo emplea υἱός cuando Jesús se refiere a María en
1:25 mientras que para referirse a Jesús en relación a José utiliza παῖς (2:13 [dos veces], 14, 20
[dos veces],21) y lo mismo sucede con los magos (2:8,9,11). Esta diferencia entre un énfasis
en la descendencia y un énfasis en la edad explica también por qué Mateo cambia υἱός en la
boca del padre que no nombra (17:15) para usar luego παῖς en la palabra de quien narra
(17:18).8 De otro modo, consistentemente con su uso de παῖς y δοῦλος Mateo no tiene
problemas en utilizar repetidamente υἱός dentro de un relativamente breve segmento de texto
(p. ej. siete apariciones en 20:18-31 lo mismo que en 24:27-44).

Si el uso de παῖς por parte de Mateo no hace referencia ni a δοῦλος ni a υἱός, entonces ¿Qué
puede significar?. Existe otro significado para παῖς que no encontraremos en muchos lexicons
corrientes pero que es bien conocido entre los académicos especialistas en literatura greco-
romana clásica. En efecto, παῖς (o παιδἱκα) es una de las palabras que con frecuencia se usa
para referir al “amado” o miembro pasivo (generalmente pero no siempre un chico joven) en
una relación entre dos personas del mismo sexo.9 Por ejemplo, Marilyn B. Skinner describe al
“convencional” παῖς καλός (“muchacho delicioso” o “encantador”) como “la estrella del
gymnasium, aclamado por sus pretendientes que se apiñan en sus puertas y adornaban con
guirnaldas sus casas”10 Del mismo modo David Fredrik sugiere que Calímaco que fue jefe de la
biblioteca de Alejandría (tercer siglo AC) no sólo escribe acerca del παῖς como un objeto de
deseo sino también como la encarnación de las cualidades poéticas más anheladas.11. Podemos
ver este significado de παῖς en los Epigramas de Calímaco (aunque en parte ilustra las
afirmaciones de Skinner y Fredrik) “Llena la copa y de nuevo dile a Diocles, y Aquelo no sabe de

7
Mateo parece usar τέκνον de la misma manera en que usa υἱός en lugar del modo en que emplea
παῖς. La palabra τέκνον aparece 14 veces (2:18; 3:9; 7:11; 9:2; 10:21[dos veces]; 15:26; 18:25; 19:29;
21:28[dos veces]22:24; 23:37; 27:25) siempre consistentemente expresando descendencia o
parentesco más que en referencia a una etapa cronológica o biológica en la vida de una persona. Aun
quienes cuestionan su uso en 9:2 donde Jesús se dirige al paralítico como τέκνον debe tenerse en
consideración que allí Mateo sugiere la idea de linaje al identificar el lugar de este encuentro como “su
ciudad” (τὴν ἰδίαν πόλιν, 9:1)
8
Mateo hace lo mismo respecto de las mujeres. Para designar linaje o parentesco utiliza la palabra
θυγάτηρ (“hija”, 9:18,22; 10:35,37; 14:6; 15:22,28; 21:5) y para describir a la mujer en términos de edad
utiliza κοράσιον (“chica joven” o “muchacha”, 9:24,25; 14:11). En virtud de esta diferencia es que
encontramos a Mateo usando ambas palabras en un mismo episodio (9:18-26)
9
Ver por ejemplo Kenneth J. Dover, “Greek Homosexuality”(Cambridge, MA; Harvard University Press,
1978),16-17; Otra palabra que tiene igual significado o implicancia es ἐρώμενος (erómenos) a menudo
traducida como el “amado”. El ocultamiento de esta interpretación alternativa es comprensible si
consideramos que los estudios de las relaciones homosexuales aún entre los clásicos recién han sido
académicamente legitimados en las últimas décadas. Hasta donde sabemos, al menos en idioma inglés
fue Tom Horner el primero en realizar esta sugerencia en torno a la interpretación de Mateo 8:5-13
en su obra “Jonathan Loved David, Homosexuality in Biblical Times” (Philadelphia: Westminster, 1978)
122 aunque sin realizar una extensa exposición para sustanciar su argumento.
10
Marilyn B. Skinner, “Ego Mulier: The Construction of Male Sexuality in Catullus,” in Roman Sexualities
(ed. Judith P. Hallett and Marilyn B. Skinner; Princeton: Princeton University Press, 1977),133
11
David Fredick, “Reading Broken Skin: Violence in Roman Elegy,” in Roman Sexualities, ed. Hallett and
Skinner, 174-175
sus copas sagradas. Hermoso es el muchacho, Oh Aquelo, y muy hermoso; y si alguien lo niega,
¡yo sólo se cuan hermoso es!”12 El historiador griego Tucídides utiliza formas similares –con o
sin expresiones de belleza o deseo- para referirse al joven amado o favorito del rey espartano
Pausanias lo mismo que Jenofonte cuando habla de las razones detrás de muchas disputas
entre soldados griegos (“Un hermoso muchacho…sobre quien él [un soldado] puso su
corazón”); “Su hijo estaba llegando a la flor de la juventud… (pero) Epístenes, no obstante se
enamoró del muchacho”; “Epístenes, al que le gustaban los jovencitos, tras ver un muchachito
en la flor de la juventud llevando un escudo ligero… estiró sus brazos alrededor del joven
diciendo: Seutes, es tiempo de pelear conmigo por este muchacho”, entre varias otras citas.

Para nuestro propósito el ejemplo de Jenofonte nos permite reconocer que la clase de relaciones
pederasticas relacionadas con el término παῖς resultan demasiado comunes -al menos
discursivamente- tanto en el ámbito militar greco-romano en general como entre los
centuriones romanos en particular13. En la tradición militar griega, el ejemplo más conocido es
el autodenominado “Batallón Sagrado” del siglo IV AC supuestamente compuesto por soldados
“amantes y amados” [Polieno 2.5.1; Plutarco, Pel. 18.1)14. Los romanos eran conocidos por una
forma de masculinidad “priápica” tipificada por la agresión sexual del dios griego Priapo15. Dado
que los militares romanos supuestamente encarnaban el ideal de la masculinidad16 no debe
sorprendernos que los soldados romanos fueran conocidos por las atrocidades que infligían a
los cautivos17- Tácito por ejemplo describe el saqueo de Cremona en los siguientes términos:

12
A menos que se indique otra cosa todas las traducciones de los textos greco-romanos las tomo de la
Loeb Classical Library salvo las traducciones de Mateo que son mías propias.
13
En lo concerniente a la pederastia en la antigua Grecia la tendencia académica se enfoca en su
relación con la filosofía y la pedagogía; ver por ejemplo a “Platón” de Price y William Armstrong Percy,
Pederasty and Pedagogy in Archaic Greece (Urbana: University of Illinois Press, 1996).
14
David Leitao ha cuestionado recientemente la factualidad tanto de la constitución pederástica
íntegra del batallón como del éxito militar atribuido. (“The Legend of the Sacred Band” en Sleep of
Reason, ed. Nussbaum and Sihvola, 143-69). Estamos en deuda con Leitao por su provisión de útiles
referencias de la generalizada presencia (al menos en lo discursivo) de la pederastia en ámbito militar
griego. En su épica mítica sobre el manifiesto destino de los romanos (sobre las cenizas de los
Troyanos) Virgilio incluye referencias pederasticas tanto entre guerreros troyanos como romanos (Ver
p. ej. Craig A. Williams, Roman Homosexuality: Ideologies of Masculinity in Classical Antiquity (New York:
Oxford University Press, 1999) 116-19. Ver también a Plutarco, Cat Maj. 17 donde encontramos la
referencia a un “joven favorito” que ejerció gran influencia dentro del ejército romano.
15
Amy Richlin, The Garden of Priapus: Sexuality and Aggression in Roman Humor (Rev. ed.; New York:
Oxford University Press,1992)
16
Ver Paul Veyne, “Homosexuality in Ancient Rome” in Western Sexuality: Pracrice and Precept in Past
and Present Time (ed. Philippe Aries and André Béjin; trans Anthony Forster; New York: Blackwell, 1985),
31; Cantarella, Bisexuality, 218; Williams, Roman Homosexuality, 130; y Phang, Marriage of Roman
Soldiers, 292-93.
17
Dado que en el mundo greco-romano sexo y poder resultan generalmente relacionados, el vínculo
entre sexo y militares (y entre conquistas y violencia sexual, por extensión) aparece con bastante
frecuencia. De acuerdo a Suetonio, un soldado de nombre Cassius Chaerea se sumó a una conspiración
convirtiéndose en el primero en dar un golpe al emperador Calígula para probar su masculinidad
porque el emperador acostumbraba a burlarse de la apariencia femenina del soldado. (Cal. 58). Del
mismo modo, mientras Dover habla de cómo el poeta ateniense Eupolis equipara a un soldado
indecente con una persona andrógina (Greek Homosexuality, 144-45) Leslie Cahoon escudriña la
relación entre la “cama” y el “campo de batalla” en Ovidio (“The Bed as Battlefield: Erotic Conquest
and Military Mathafor in Ovid´s Amores,” TAPA 118 [1988]293-307). Adicionalmente, cuando Ovidio
pone en boca de Safo que aún Marte (el dios romano de la guerra) iría por su joven amante si alguna vez
lo viese (Her. 19:12) está sugiriendo que los hombres que van tras los jovencitos serían aquellos más
varoniles. En similar línea de pensamiento, Tibulo (I AC) habla de un hombre que busca el consejo de
Cuarenta mil soldados armados irrumpieron en la ciudad. El número de
auxiliares y sirvientes era todavía mayor y éstos estaban aún más listos para
entregarse a la lujuria y la crueldad. Ni el rango o la edad protegían a ninguno.
Los agresores abusaban y mataban sin distinción. Hombres adultos y mujeres
mayores, aunque despreciados como botín eran arrastrados para diversión de los
soldados. Cada vez que caía en sus manos alguna joven o muchacho apuesto,
estos eran desgarrados en pedazos por la violencia de aquellos que se los
disputaban para finalmente matarse uno al otro. (Hist. 3.33; ver también Sallust,
Bell Cat 51.9; Cicerón, Phil 3:31; Livy 26.13.15; Plauto, Mil. Glor. 1102-14)

Aparte de las agresiones sexuales que los soldados romanos ejercían sobre varones y mujeres,
este pasaje implica la práctica de esclavizar muchachos y mujeres jóvenes para aprovecharse de
sus servicios sexuales.18 Todo esto resulta más explícito en otro pasaje de Tácito:

A las órdenes de Vitelio se estaba realizando ahora un reclutamiento de jóvenes


batavianos [de los actuales Países Bajos]. Esta responsabilidad que era naturalmente
penosa se hacía más dura por causa de la codicia y lujuria de quienes estaban a cargo
del trabajo. Estos buscaban a los más viejos y débiles porque podían conseguir un
precio para dejarlos libres. De nuevo, se traían a los más jovencitos para satisfacer
sus deseos eligiendo a los más apuestos – y los chicos batavianos eran generalmente
altos para su edad. (Hist. 4.14)

Aunque existe evidencia de que las relaciones pederasticas forzadas entre ciudadanos romanos
dentro del ejército estaban sujetas a la disciplina militar (Polibio 6.37.9) o hasta aún justificaban
la muerte del penetrador por parte del penetrado (Valerio Máximo 6.1.12; Plutarco, Mor. 202b-
c; Plutarco Mar. 14; Quintiliano, Inst. 3.11.12-14) tales relaciones entre un soldado romano y
un joven que no era ciudadano eran permisibles y socialmente predominantes. 19 Por ejemplo,
el golpe militar contra el general romano Sertorio se habría apresurado porque el plan se filtró

Priapo para conquistar muchachitos (1.4). Para una más amplia discusión de como los varones romanos
y las mujeres se relacionaban sexualmente, ver Holt N. Parker, “The Teratogenic Grid” en Roman
Sexualities, ed. Hallet and Skinner, 47-59.
18
Para una discusión más específica sobre la manera en que los varones romanos se relacionaban con
varones y mujeres esclavos ver Williams, Roman Homosexuality, 30-38. Además de los esclavos y
prisioneros, las prostitutas formaban un tercer grupo de personas socialmente y legalmente aceptados
para ser usados como objetos sexuales de los soldados. Livy habla de las “casas limpias” de las tropas
romanas en Numancia (134 AC) donde dos mil prostitutas cumplían su tarea en los campamentos
militares (Per. 57)
19
Aquí radica la principal diferencia entre la pederastia de la Grecia antigua respecto de la antigüedad
romana. Mientras que los amantes griegos tenían permitido perseguir a muchachos libres respetables
los amantes romanos debían evitarlo si se trataba de jóvenes ciudadanos. Ver p. ej. Gray-Fow
“Pederasty” 449-60; Phang, Marriage of Roman Soldiers. 264, 278 y Richlin Garden of Priapus, 220-26.
De acuerdo a Williams el paradigma romano de la pederastia (entre un ciudadano romano y un joven
que no lo era) explica la subsiguiente aparición de Ganímedes proveniente de la tradición griega que se
convierte en el arquetipo romano del joven sexualmente deseable precisamente porque Ganímedes era
un “extranjero” que fue raptado para ser hecho esclavo. (Roman Homosexuality, 56-59). En un artículo
interesante, Jonathan Walters luego de sugerir que esta firme limitación fue construida sobre la
ecuación romana entre masculinidad e inviolabilidad corporal, pondera el dilema que esta ecuación
plantea para los soldados romanos. Mientras que por un lado se suponía que debían representar la
masculinidad romana, por otro los colocaba en una situación en la que eran susceptibles de una
disciplina física de parte de un superior o ser heridos de parte de un enemigo.
como consecuencia de la competencia entre varios amotinados por conseguir el amor de un
muchachito muy deseado (Plutarco Sert. 26). Más aún, mientras que en una de las comedias de
Plauto ( Siglo III AC) hay dos personajes que se mofan del esclavo de un soldado romano cuyo
servicio incluía desempeños sexuales (Pseud. 1180-81; ver además Séneca el Anciano, Contr.
4.10; Marcial, Epig. 13.26), Valerio Máximo (Siglo I AC) comenta acerca de un centurión que al
ser acusado de molestar a un soldado bajo su comando, se defiende reclamando que el
muchacho era en realidad un prostituto. (6.1.10).

Marcial, (Siglo I DC) hace referencia a relaciones pederasticas en el ejército romano (Epig.
3.91;9.56). Algunas de estas referencias involucran a un centurión de nombre Aulus Pudens y
su esclavo amado Encolpo:

Estos mechones de cabello, todo lo que tiene de la corona hacia abajo Encolpo, el
amado de su dueño el centurión, te prometió a ti Foebus para cuando Pudens
consiga el rango de Jefe de Centurión que anhela y merece… Y a para que el amo y
su muchacho puedan disfrutar de tu generosidad, quede pronto rapado. (Epig 1:31,
ver también 5:48)

Todo esto pone en evidencia que los centuriones podían tener siervos o esclavos para uso sexual
y otros tipos de servicios dado que además estos militares eran mejor pagados e incluso vivían
en cuartos más espaciosos que los soldados ordinarios. Esto no quiere decir que los chicos
favoritos de los centuriones fuesen exclusivamente siervos o esclavos. Como los ejemplos
previos indican también podían ser prostitutos y hasta otros soldados o ciudadanos romanos a
pesar de las prohibiciones legales.20 Aunque nuestro interés primordialmente pasa por el
vínculo discursivo entre los militares romanos y la pederastia, un estudio arqueológico reciente
en una locación militar romana (Vindolanda) ofrece evidencia adicional. La cantidad de calzados
propios de jovencitos que allí se encontraron –por más que los arqueólogos se inclinan por una
interpretación alternativa- sugieren que algunas de las habitaciones “se veían más bien como
los salones de un burdel antes que otra cosa”.21

Finalmente, hemos visto hasta aquí que el campo semántico de Mateo no garantiza la
identificación de παῖς simplemente como “siervo” o como “hijo” y dada la forma en que esta
palabra se utiliza en referencia al muchacho-amado o favorito en sentido amplio en la esfera
semántica greco-romana (con la que Mateo al menos parcialmente se superpone) tanto como
el modo en que el campo discursivo vincula a los militares greco-romanos con la pederastia,
entonces los estudiosos de Mateo deberían estar abiertos a la posibilidad de que el παῖς fuese
en efecto el muchacho amado del centurión y preguntarse de que manera esta interpretación
tiene sentido en el relato de 8:5-13 y en el resto del evangelio. En efecto, no sólo esta
interpretación de παῖς explica la curiosa urgencia de la súplica del centurión (8:5-6) sino que
además puede clarificar su reticencia para que Jesús visitase su casa.

20
No debemos olvidar que práctica y prohibición no siempre coinciden. Por ejemplo Cátulo, el poeta
del primer siglo AC escribe sobre su joven amado sin ningún ocultamiento.
21
Van Driel-Murray, “Gender in Question”,19

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