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Símil:
El símil es una figura literaria que se caracteriza por comparar dos cosas o objetos donde
aparecen los siguientes adverbios (Un adverbio es una parte de la oración que complementa
a un verbo, un adjetivo, otros adverbios e incluso oraciones. Los adverbios expresan
circunstancias, como pueden ser modo, lugar, tiempo, cantidad, afirmación, duda, etc.,
respondiendo a preguntas como ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿de qué manera?, entre
otras. ), El símil usa los adverbios de Es cómo, así, o es semejante. Cuando se hace una
comparación formal entre dos objetos, buscando impresionar la mente con algún parecido o
semejanza, la figura se llama "símil".
2 Tim 2: 1-5 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de
mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a
otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda
en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que
lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
Explicación: existen aquí dos símiles, Pablo da recomendaciones a Timoteo y compara la fidelidad
de su labor como discípulo con la de un soldado y un atleta. Al establecer esta relación de
semejanza le está diciendo que al igual que el soldado, sufrirá penalidades y tendrá que separarse
del mundo; como atleta, es su mandato que luche legítimamente, sólo así alcanzará la meta.
En Isaías 55:10-11, hallamos un hermoso ejemplo de esto: “Porque como desciende de los cielos
la lluvia y la nieve y no vuelve allá sino que harta la tierra y la hace germinar y producir y da
simiente al que siembra y pan al que come: así será mi palabra, que sale de mi boca, no volverá a
mí vacía; antes hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para que la envié”. Las
oportunas y variadas alusiones de este pasaje presentan la benéfica eficacia de la palabra de Dios,
y esto en un estilo muy impresionante.
Los símiles ocurren con frecuencia en las Escrituras y teniendo por objeto ilustrar la idea del autor,
no envuelven dificultades de interpretación. Cuando el salmista dice: “Soy semejante al pelícano
del desierto; soy como el búho de las soledades; velo y soy como el pájaro solitario sobre el
tejado” (Salmo 102:6) sus palabras son una vívida descripción de su absoluta soledad. En Mat.
28:3, se dice del ángel que movió la piedra de la puerta del sepulcro, que “su aspecto era como un
relámpago y su vestido blanco como la nieve”… En Romanos 12:4, el apóstol ilustra la unidad de la
Iglesia y la diversidad de sus ministros individuales por medio de la siguiente comparación: “De la
manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros empero todos los miembros no tienen la
misma operación, así muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos miembros los unos de los
otros”. Compárese, también, 1 Cor. 12:12. En todos estos casos, así como en otros, la comparación
se interpreta por sí sola, en tanto que las imágenes intensifican el pensamiento principal.
Hallamos un hermoso ejemplo de símil en el final del Sermón del Monte (Mat. 7: 24-27):
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un varón prudente que
edificó su casa sobre la peña”. Tenemos, por un lado, la figura de una casa cimentada sobre la roca
inconmovible, a la que ni las tormentas ni los aluviones pueden conmover; por la otra parte
tenemos una casa construida sobre movible arena, incapaz de resistir la violencia de los vientos y
los aluviones. La similitud así formalmente desarrollada se convierte, realmente, en una parábola y
la mención de lluvias, aluviones y vientos, implica que la casa ha de ser probada por el tejado,
los cimientos y los costados, -techo, fundamento y centro. Pero no debemos imitar a los
místicos, tratando de hallar alguna forma especial y distinta de tentación en cada una de estas tres
palabras. El gran símil presenta en forma muy impresionante el porvenir seguro que espera a los
que creen y obedecen la palabra del Señor Jesús, como asimismo el que espera a los que oyen
pero se niegan a obedecer. Compárese este símil con la alegoría de Ezequiel 13:11-15.
Es común a todos los idiomas una clase de ilustraciones que, con propiedad, podrían llamarse
comparaciones opuestas. Hablando estrictamente no son símiles, metáforas, parábolas ni
alegorías. Y, sin embargo, incluyen algunos elementos de todas ellas. Se introduce un hecho o una
figura con propósitos ilustrativos y, sin embargo, no se usan palabras formales de comparación;
pero el que lee o escucha percibe inmediatamente que se supone una comparación. Algunas veces
esas comparaciones supuestas siguen a un símil regular. En 2 Tim. 2:3, leemos: “Tú, pues, sufre
trabajos, como fiel soldado de Jesucristo”. Pero inmediatamente después de estas palabras, y
conservando la figura introducida por ellas en la mente del lector, el apóstol añade: “Ninguno que
milita se embaraza en los asuntos de la vida; a fin de agradar a aquél que lo tomó por soldado”.
Aquí no hay figura de lenguaje sino la declaración sencilla de un hecho plenamente reconocido en
el servicio militar. Pero siguiendo al símil del verso 3, está evidentemente empleada como una
extensión de la ilustración y toca a Timoteo el hacer la necesaria aplicación de ella. Luego siguen
otras dos ilustraciones cuya aplicación también se presume que el lector mismo la hará. “Y aun,
también, el que lidia, no es coronado si no lidiare legítimamente. El labrador, para recibir los
frutos, es menester que trabaje primero”. Estas son declaraciones claras y literales pero se
supone, tácitamente, la comparación, y Timoteo no podía dejar de hacer la aplicación apropiada.
La profunda consagración del verdadero ministro a la obra que está a su cargo, su sumisión
cordial, su conformidad a la autoridad y orden legales y su infatigable laboriosidad, son los puntos
que, especialmente, se hacen resaltar por medio de estas ilustraciones.
Un ejemplo parecido de ilustración lo hallamos en Mat.. 7:15-20. “Guardas de los falsos profetas
que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, más de dentro son lobos rapaces”. Aquí tenemos
una metáfora atrevida, vigorosa, que nos obliga a pensar en el falso maestro como en un lobo
oculto a la vista del público por medio del disfraz que le proporciona el cuero de una oveja. Pero el
versículo siguiente introduce otra figura enteramente distinta: “Por sus frutos los conoceréis”; y
luego, para dar aún mayor sencillez a la figura, nuestro Señor pregunta: “¿Cojéense uvas de los
espinos o higos de los abrojos?” La pregunta exige una respuesta negativa y ella misma constituye
una negativa llena de énfasis. En consecuencia, procede a usar la fórmula de comparación: “Así,
todo buen árbol lleva buenos frutos, más el árbol maleado los lleva malos”; y entonces,
abandonando la comparación formal, añade: “No puede el buen árbol llevar malos frutos ni el
maleado llevarlos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto cortase y echase en el fuego. Así que
(en vista de estos hechos tan bien conocidos, innegables, aducidos por mí como ilustraciones,
repito la afirmación que hice hace poco), “por sus frutos los conoceréis”. En otro capítulo
demostraremos que toda verdadera parábola es un símil, aunque no todos los símiles sean
parábolas. Los ejemplos de comparación supuesta que hemos dado, aunque se distinguen tanto
del símil como de la parábola propiamente dicha, contienen elementos esenciales de ambos.
Definición: (heb. mâshâl [de una raíz sem. que evoca la idea de "efigie", "representación"],
"comparación", "proverbio"; gr. parabole, literalmente "[poner algo] al lado de otro [para comparar]",
"figura [símbolo]", "ilustración", "parábola".
Hasta aquí Jesús no había hablado de esta manera a través de contar historias. Solo había mencionado
algunas metáforas, ya era casi el final del segundo año de su ministerio y no lo había hecho así, Pero ahora
aquí Jesús repentinamente empieza muy diferente contando algunas historias o parábolas, la pregunta
porque Jesús vario totalmente la metodología, parece que hay una razón muy importante para hacerlo,
vamos a ver el contexto en los capítulos anteriores para entenderlo mejor. En el capítulo 5 al 7 en el
sermón del monte el había usado la metáfora de la sal, la luz, y luego en los siguientes capítulos del 8 al 12
uso la puerta como medio de entrada a la vida eterna, la piel de una oveja y el lobo, un árbol y sus frutos
para referirse al carácter de los hijos de DIOS y el carácter de los hijos del malo, una casa construida sobre
dos clases de cimientos para hablar de las personas que escuchaban sus palabras y las ponían por obra
como los que las escuchaban y no las ponían por obra, pero no había usado parábolas, y nos hace entender
que esta metodología tenía un propósito definido aquel día comenzó de manera dramática cap. 12:2 porque
se desato una guerra campal contra Jesús y sus discípulos de parte de los fariseos y escribas sobre el día de
reposo, aduciendo que tanto Jesús como sus discípulos no guardaban el día de reposo de acuerdo a las
tradiciones, ellos habían inventado toda clase de restricción humana para hacer volver al pueblo de Israel a
guardar el día de reposo después de muchos años de haber violado totalmente el día de reposo mandado
por DIOS que tenía como fin el que ellos pudieran descansar un día de su trabajos renovar sus fuerzas y
mediar en el DIOS bueno que les daba todas las cosas, simplemente era no trabajar y dedicarse a descansar
y meditar en su DIOS. Pero ellos idolatraron el dia de reposo y cualquier violación a las leyes que ellos
habían inventado alrededor del día de reposo era una clara rebelión a todo lo que tenía que ver con la ley de
DIOS, Jesús había desafiado todas esas implosiones de orden humano Lo que desato tal guerra contra
Jesús y sus enseñanzas le llevo a ellos a manifestar la maldad o dureza de sus corazones, hasta llegar a
descifrar los milagros hechos por cristo como obra de los demonios incurriendo así en blasfemar contra el
mismo ESPRIITU SANTO, y de esta manera se evidenciaba la dureza de sus corazones de manera crónica o
obstinada contra DIOS y la verdad de su palabra, es aquí donde está la razón principal por la que Jesús les
empezó a enseñar a partir de este punto solo a través de parábolas y sin parábolas no les enseñaba, mateo
13:34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que
se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas
las parábolas tenían un doble propósito, para sus discípulos los que verdaderamente creían en el
eran una valiosa herramienta que le ayudaba a entender los misterios del reino de los cielos.
Para los judíos incrédulos y duros de corazón era para juicio como estaba escrito en la palabra de
DIOS. 10
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11
El
respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas
a ellos no les es dado.12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no
oyendo no oyen, ni entienden.14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no
vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los
sane.
16
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. 17
Porque de cierto os
digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
-los pobres son las personas que se reconocen tan necesitados de la gracia de DIOS, que se
La Metáfora
La metáfora es una comparación implicada y en todos los idiomas ocurre con mucha mayor
frecuencia que el símil. Se diferencia de éste en ser una forma de expresión más breve y más
contundente y en que transforma las palabras, de su significado literal a otro nuevo y notable. El
pasaje que se halla en Oseas 13: 8: “Los devorare como león”, es un símil o sea una comparación
formal; pero Gén. 49:9: “Cachorro de león es Judá”, es una metáfora. Podemos comparar alguna
cosa con la fuerza salva je y la rapacidad del león, o con el vuelo rápido del águila, o con la
brillantez del sol, o con la belleza de 1a rosa, -y en cada uno de esos casos empleamos las palabras
en su sentido literal. Pero cuando decimos “Judá es un león”. “Jonatán era un águila”, “Jehová es
un sol”, “mi amada es una rosa”, inmediatamente percibimos que las palabras “león”, “águila”,
etc., no están empleadas literalmente sino que con ellas se quiere denotar, únicamente, alguna
cualidad o característica de estas criaturas. De aquí que la metáfora, como su nombre lo denota
(Griego, metaféro, transportar, o transferir) sea una figura de lenguaje mediante la cual el
sentido de un apalabra se transfiere a otra. Este proceso de usar palabras en nuevas
construcciones, marcha constantemente y, como hemos visto en capítulos anteriores, el sentido
trópico de muchas palabras al fin llega a ser el único en que se usan. Por eso todo idioma es, en
gran medida, un diccionario de metáforas desvanecidas.
Las fuentes de donde se extraen las metáforas bíblicas deben buscarse principalmente en el
escenario natural de las tierras bíblicas, en las costumbres y antigüedades del Oriente y en el culto
ritualista de los hebreos. En Jer. 2:13 hallamos dos metáforas muy expresivas: “Dos males ha
hecho mi pueblo: dejáronme a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas rotas que no
detienen aguas”. Una fuente de aguas vivas, especialmente en un país como Palestina, es de valor
inestimable, muchísimo mayor que el de cualquier pozo o cisterna artificiales, los que, a lo sumo,
sólo pueden recoger y mantener el agua de la lluvia y están expuestos a romperse y perder su
contenido. ¡Cuán grande es la demencia del que abandone el manantial, la fuente viva, por la
cisterna de resul tados inseguros! La ingratitud y apostasía’ de Israel están notablemente
caracterizadas por la primera figura y su pretensión de suficiencia propia, por la segunda.
Las siguientes metáforas fuertes, tienen su base en los hábitos bien conocidos de los animales;
“Issachar, asno huesudo, echado entre dos fardos” (Gen 49:14) ; ama el reposo, como la bestia de
carga que se acomoda buscándolo. “Neftalí, cierva dejada, que dará dichos hermosos” (Gen.
49:21). Se alude, especialmente, a la elegancia y belleza de la cierva, brincando graciosamente, en
goce de su libertad, y denota en la tribu de Neftalí un gusto para dichos y expresiones llenos de
belleza, tales como elegantes cánticos y proverbios.
Las siguientes metáforas se basan en prácticas relacionadas con el culto y el ritual dé los hebreos.
“Purifícame con hisopo y seré limpio” (Salmo 51:7) es una alusión a la forma ceremonial de dar por
limpio al leproso (Lev. 14:6-7) y su casa (v. 51) y la persona contaminada por haber tocado un
cadáver (Núm. 19:18-19) . Así también, todas las bien conocidas costumbres relacionadas con la
Pascua, como el sacrificio del cordero, la remoción cuidadosa de, toda levadura y el uso de pan
ázimo, forman la base del siguiente lenguaje metafórico: “Limpiad… la vieja levadura para que
seáis nueva masa, como lo sois, sin levadura; porque nuestra Pascua, que es Cristo, fue sacrificada
por nosotros. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura ni en la de malicia y de maldad, sino
en ázimos de sinceridad y de verdad” (1 Cor. 5: 7-8) . Aquí las metáforas son continuas hasta
formar una alegoría.
A veces un escritor u orador, después de usar una metáfora notable pasa a elaborar las imágenes
que surgen de ella y al hacerlo así construye una alegoría; a veces introduce cierto número y
variedad de imágenes juntas; otras veces, dejando de lado toda figura, continúa con lenguaje
sencillo y común. Así en Mat. 5:13, el Señor dice: “Vosotros sois la sal de la tierra”. No es difícil
deducir la comparación implicada en esta figura, pero inmediatamente después de esta elaborada
figura se introduce otra metáfora diferente la cual se lleva adelante con aún mayores detalles:
“Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se
enciende una lámpara y se pone debajo de un almud mas sobre el candelero, y alumbra a todos
los que están en casa. Así alumbre vuestra luz”. (Mat. 5:14-16) . Aquí se ofrece a la mente una
variedad de imágenes; una luz, una ciudad sobre una montaña, una lámpara, un sostén para
lámpara y un almud romano o medida para áridos. Pero en medio de estas imágenes variadas
corre la figura principal de una luz cuyo objeto es enviar lejos sus rayos e iluminar todo lo que esté
a su alcance. Una metáfora tan extendida siempre se convierte, estrictamente hablando, en
alegoría. San Pablo emplea con buen efecto una doble metáfora en Efes. 3:17 donde ruega “que
habite Cristo, por la fe, en vuestros corazones; para que arraigados y fundados en amor…” Aquí
tenemos la figura de un árbol echando sus raíces en el suelo y la de un edificio basado o
fundamentado sobre cimientos fuertes y profundos. Pero estas figuras se hallan acompañadas,
antes y después, con un estilo de lenguaje de un carácter simplísimo y práctico no designado para
elaborar las imágenes sugeridas por las metáforas ni aun para adherirse a ellas.
A veces el punto más notable de alusión en una metáfora puede ser asunto de duda o de
incertidumbre. En el Salmo 45:1, en el original hebreo es difícil determinar el sentido que se da a la
palabra que en castellano se ha traducido por “rebosa”, traducción que quizá no sea perfecta.
El punto exacto de alusión en las palabras “sepultados juntamente con él a muerte por el
bautismo” (Rom. 64) y “sepultados juntamente con él en el bautismo” (Col. 2:12) es asunto
disputado. Los amigos de la inmersión insisten en que hay en esas palabras una alusión a la
manera en la cual se celebraba el rito del bautismo de agua; y la mayoría de los intérpretes han
reconocido que existe tal alusión. Se pensaba en la inmersión del bautizado como en un entierro
en el agua, pero en ambos pasajes el contexto demuestra que el gran pensamiento predominante
en la mente del apóstol era la muerte al pecado. Así, en Romanos se nos dice: “¿No sabéis que
todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte? Sepultados
juntamente con él en muerte por el bautismo… plantados juntamente en él a la semejanza de su
muerte (v. 5)nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con él (v. 6) … morimos con Cristo
(v. 8) … Así también vosotros considerad que, de cierto, estáis muertos al pecado más vivos a Dios
en Cristo Jesús” (v. 11) . Ahora bien, en tanto que la palabra “sepultado con” armonizaría
naturalmente con la idea de una inmersión en agua, el pensamiento principal es el morir al
pecado, cosa que alcanzamos mediante una unión con Cristo en la semejanza de su muerte. Las
imágenes no dependen de la manera de la ejecución de Cristo, o de su sepultura, mucho menos
dependen de la forma de la administración del bautismo, sino de la semejanza de su muerte v. 5)
considerada como un hecho cumplido. El bautismo es en muerte, no en agua; y ora el rito externo
fuese celebrado por aspersión o por ablución o por inmersión, en cualquiera de los casos hubiera
sido igualmente cierto que fueron “por el bautismo sepultados con él en muerte”. Pudo el apóstol
haber dicho: “Por el bautismo fuimos crucificados con él en muerte”, y entonces, como ahora,
habría sido el fin realizado, la muerte, no la manera de realizar el bautismo, lo que se haría
resaltar. En la forma de expresión más breve que hallamos en Col. 2:12, simplemente dice:
“sepultados juntamente con él en el bautismo”. Aquí, sin embargo, el contexto demuestra que el
pensamiento central es el mismo que en Romanos 6:3-11. La sepultura en bautismo,
representaba “el despojamiento del cuerpo de los pecados de la carne”; es decir, el despojarse en
absoluto y el arrojar de sí la antigua naturaleza carnal. En el asunto que estamos tratando no hay
que pensar en el entierro como una manera de colocar un cadáver en una tumba o sepulcro sino
como indicando que el cuerpo de pecado está, realmente, muerto. Habiendo así definido
claramente el verdadero punto a que alude el pasaje que nos ocupa, no hay por qué negar o
disputar el hecho de que la figura mencionada puede incluir, incidentalmente, una referencia a la
práctica de la inmersión. Pero al basarse en semejante alusión metafórica, en la que el proceso y la
forma de entierro no son puntos esenciales, para sostener que un entierroen el agua y una
resurrección del agua sean esenciales para la validez de un bautismo, nos parece una gran
extravagancia.
Pasando ahora de las figuras más comunes del lenguaje llegamos a aquellos métodos trópicos
peculiares de trasmitir ideas y de impresionar con la verdad, que tienen especial prominencia en
las Santas Escrituras. A estos se les conoce con el nombre de fábulas, acertijos, enigmas, alegorías,
parábolas, proverbios, tipos y símbolos.
A fin de apreciar y de interpretar con propiedad estas formas especiales del pensamiento, es de
todo punto necesaria una comprensión clara de las figuras retóricas más comunes, de que hemos
tratad; pues se hallará que la parábola corresponde con el símil y la alegoría con la metáfora y,
asimismo, pueden hallarse rastros de otras analogías en otras figuras. Un análisis y tratamiento
científico de estos tropos más prominentes de la Biblia nos obligarán a distinguir y discernir entre
algunas cosas que en el lenguaje popular se confunden con mucha frecuencia.
De estas figuras especiales la más ordinaria en dignidad e intento es la fábula. Consiste,
esencialmente, en el hecho de introducir en las imágenes del lenguaje a individuos de la creación
irracional, así como a la naturaleza, tanto la animada como la que no lo es, como si estuviesen
poseídos de razón, y de habla y hasta representándoles como actuando y andando, aunque ello
sea contrario a las leyes de su ser. Hay un notable elemento imaginario en toda la maquinaria de
las fábulas.
Sin embargo, la moral que con ellas se busca enseñar, generalmente es tan evidente que no hay
dificultad .en comprenderla.
La fábula más antigua de la cual exista rastro es la de Jotham (Juec. 9: 7-20) . Se representa a los
árboles como saliendo a buscar y ungir un rey. Invitan a la oliva, la higuera y la vid a venir y reinar
sobre ellos, pero todos se niegan, alegando que sus propósitos y sus productos naturales
requerían todo su cuidado. Entonces los árboles invitan al escaramujo, el cual no se rehúsa pero
con hiriente ironía insiste en que ¡todos los árboles vengan y se refugien bajo su sombra! ¡Que el
olivo, la higuera y la vid se acojan a la sombra protectora de una zarza! Y de no hacerlo así, se
añade significativamente, entonces “fuego salga del escaramujo que devore los cedros del
Líbano”. El mísero, inservible escaramujo, enteramente incapaz de proteger con su sombra ni aun
al arbusto más pequeño, podía muy bien, sin embargo, servir para encender un fuego que pronto
devoraría hasta los más nobles árboles. De esta manera Jotham, haciendo una inmediata
aplicación de su fábula, predice que el débil e inservible Abimelech, a quien los de Sichem tanto se
habían apurado a constituir en rey, resultaría una maldita antorcha que quemaría sus más nobles
caudillos.
Salta a la vista el hecho de que todas estas imágenes de árboles que hablan, que andan, etc., es
pura fantasía. No se fundan en ningún hecho y sin embargo, presentan un cuadro vívido e
impresionante de las locuras políticas de la humanidad al aceptar el patrocinio o dirección de
caracteres tan indignos como el de Abimelech.
Otra fábula muy semejante a la de Jotham se halla en 2 Rey. 14:9. Los apólogos de Jotham y Jonás
son las únicas verdaderas fábulas que aparecen en la Biblia. En su interpretación hay que
guardarse del error de querer exprimir demasiado las imágenes. No hay porque suponer que cada
palabra y alusión tenga un significado especial. Recordemos siempre que un aspecto distintivo de
las fábulas es que no son paralelos exactos de las cosas que están destinadas a aplicarse. Están
basadas en acciones imaginarias de criaturas irracionales o de cosas inanimadas y, por
consiguiente, jamás pueden corresponder con la vida real. También debemos notar lo bien que el
espíritu y propósito de la fábula armoniza con la ironía, el sarcasmo y el ridículo. De aquí que sea
tan conveniente para exponer necedades y vicios del hombre. Muchos de los proverbios más
útiles no son más que fábulas compendiadas (Prov. 6:6; 30:15, 25-28). Aunque la fábula pertenece
al elemento terreno de moralidad prudencial, aun de ese elemento puede echar mano y valerse la
sabiduría divina.
El acertijo difiere de la fábula en que tiene por objeto confundir y poner en perplejidad al que lo
oye. Adrede se hace oscuro, a fin de poner a prueba el ingenio y penetración del que se proponga
resolverlo. El salmista dice: “Acomodaré a ejemplos mi oído: declararé con el arpa mi enigma”
(Salmo 494). “Abriré mi boca en parábola; derramaré enigmas de lo antiguo” (Salmo 78:2) . De
modo que los acertijos, los dichos obscuros, los enigmas, que ocultan el pensamiento y al mismo
tiempo incitan a la mente inquisitiva a descubrir sus ocultos significados, tienen su lugar en las
Escrituras.
El célebre acertijo de Sansón tiene la forma de un pareado hebreo (Jueces 14:14) Del comedor
salió comida Y del fuerte salió dulzura.
La clave de este acertijo aparece en los incidentes relatados en los versículos 8 y 9. Del cuerpo de
una fiera devoradora procedió el alimento que tanto Sansón como sus padres habían comido; y de
aquella osamenta que había sido una encarnación de fortaleza, procedió la dulce miel que las
abejas habían depositado allí.
Un ejemplo notable de acertijo en el N. Testamento es el de que hallamos en Rev. 13:18 acerca del
número profético de la bestia: “Aquí hay sabiduría. El que tiene más entendimiento, cuente el
número de la bestia; porque es el número de hombre: y el número de ella, seiscientos sesenta y
seis”. (Otra lectura muy antigua, pero que es, probablemente, un error de copista, da el número
seis cientos catorce). Este acertijo ha llenado de perplejidad a los críticos e intérpretes a través de
todos los siglos desde la época en que fue escrito. “Número de hombre”, muy naturalmente
significaría el valor numérico de las letras que componen el nombre de un hombre. Y los dos
nombres que más favor han hallado en la solución de este problema han sido el griego Lateinos y
el hebreo Nerón Kaiser.Cualquiera de los dos constituye el número requerido y uno u otro se
aceptará según la interpretación que uno dé a la bestia simbólica de que se trata.
Uno de los “antiguos obscuros dichos” es el fragmento poético atribuido a Lamech (Gén. 4:23-24).
La oscuridad que rodea a este cántico indudablemente proviene de nuestra ignorancia de las
circunstancias que lo originaron. Posible es que todo el cántico fuese un acertijo y que haya
ocasionado tanta perplejidad a las mujeres de Lamech como a los intérpretes bíblicos.
Existe un elemento enigmático en el diálogo de nuestro Señor con Nicodemo (Juan 3:1-13) . La
profunda lección contenida en las palabras del versículo 3: “El que no naciere otra vez, no puede
ver el reino de Dios”, llenaron de perplejidad y confusión al príncipe judío. En lo profundo de su
corazón, el Señor, que “sabe lo que hay en el hombre”, descubrió su necesidad espiritual. Sus
pensamientos estaban demasiado fijos en las cosas externas, lo visible, lo carnal. Los milagros de
Jesús le habían impresionado grandemente y quería hacer averiguaciones de aquel gran obrador
de maravillas, como de un maestro comisionado divinamente. Jesús interrumpe todos sus
cumplidos y le sorprende con un dicho misterioso que parece equivalente a decir: “No hables de
mis obras ni te preocupes de dónde procedo; vuelve tus ojos hacia tu ser interno. Lo que necesitas
no es nuevo conocimiento sino nueva vida; y esa vida sólo puede obtenerse mediante
otro conocimiento. Y cuando Nicodemo manifestó su sorpresa y maravilla, fue censurado con la
observación (v. 10) “¡Tú eres el maestro de Israel y no sabes esto. ¿No había orado el salmista,
pidiendo “¡Oh Dios! ¡Crea en mí un corazón limpio!”? (Salmo 51:10). ¿No habían la ley y los
profetas hablado de una circuncisión divina del corazón? (Deut. 30:6; Jer. 4:4; Ezeq. 11:19). ¿Por
qué, entonces, un hombre como Nicodemo se sorprendía ante los dichos profundos del Señor?
Sencillamente porque su vida interna y su discernimiento espiritual eran incapaces, en ese
entonces, de comprender “las cosas del Espíritu de Dios” (1 Cor. 2:14) para él resultaba como un
enigma.
El mismo estilo de discurso enigmático aparece en los dichos del Señor en la sinagoga de
Capernaum (Juan 6:53-59); también en sus primeras palabras a la samaritana (Juan 4:10-15) y en
su respuesta a los discípulos cuando volvieron y “maravilláronse de que hablaba con la mujer”, y le
pidieron que comiera. Su respuesta al respecto fué mal entendida por ellos, como pasó con
Nicodemo y con la samaritana. Dice San Agustín: -”¿Cómo extrañarnos de que la samaritana no
entendiera agua? ¡He aquí que los discípulos aun no entienden comida!” Pensaban si alguien le
habría traído de comer durante la ausencia de ellos. Entonces Jesús habló más claramente: “Mi
comida es que (ina,indicando un propósito y fin consciente) haga la voluntad del que me envió y
que acabe su obra”. Su éxito con la samaritana era para él de más valor que el alimento corporal
porque elevaba su alma a la santa convicción y seguridad de que había de realizar con éxito toda la
obra para cuya ejecución había venido al mundo. Y luego, conservando aún e1 tono y estilo de una
mezcla de enigma y de alegría, agrega: “¿No decís vosotros que aún hay cuatro meses hasta que
llegue la siega? He aquí, os digo, alzad vuestros ojos y mirad las regiones, porque ya están blancas
para la siega. Y el que siega recibe salario y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra
también goce y el que siega”. Como si dijera “¡Mirad! os digo, acabo de estar sembrando la
palabra y ved ya una cosecha repentina surgiendo y lista para recogerse! ¡Cómo no había de ser
esto mi comida y mi gozo! ¡Oh, vosotros, mis segadores, regocijaos conmigo, el sembrador y
vosotros también olvidaos de comer!”
Las palabras del Señor en Luc. 22:36 son un enigma. Estando para salir para el Getsemaní se dio
cuenta de que la hora del peligro llegaba. Recordó a sus discípulos la ocasión cuando les envió sin
bolsa, alforja ni zapatos (Luc. 9:6) haciéndoles confesar que nada les había faltado. y entonces les
dice: “Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa
y compre espada”. Quería impresionarles con el sentimiento de que el momento de terrible
conflicto y peligro era ahora inminente. Tienen que esperar ser asaltados y deben estar
preparados para toda defensa justa. Habían de ver horas en que una espada les sería más útil que
una capa. Pero es evidente que el Señor no quiso decir que debían, literalmente, armarse con
espada en beneficio de su causa (Mat. 26:52; Juan 18:36) . Querían prevenirles significativamente
del amargo conflicto que se acercaba y de la posición a que tendrían que hacer frente. El mundo
estaría contra ellos y les asaltaría en muchas formas y, por consiguiente, debían prepararse para la
defensa propia y la lucha viril. No es a la espada del Espíritu (Efes. 6:17) que el Señor se refiere
aquí sino a la espada como símbolo de ese heroísmo guerrero, de esa confesión audaz e intrépida
y ese propósito inflexible de sostener la verdad que pronto sería un deber y una necesidad de
parte de los discípulos a fin de defender su fe. Pero los discípulos entendieron mal sus palabras y
hablaron de dos espadas que tenían en su poder! Jesús no se detuvo para entrar en explicaciones
y cortó esa conversación “en el tono de quien se da cuenta de que los demás aún no están en
condiciones de entenderle y que, por consiguiente, sería inútil hablarles más sobre el particular”.
Su lacónica respuesta: “¡Bastal” fue una “manera suave de abandonar el asunto con cierto dejo de
ironía. Más que vuestras dos espadas no necesitáis!”
Un enigma análogo aparece en Juan 21:18, donde Jesús dice a Simón Pedro: “Cuando eras más
mozo, te ceñías e ibas donde querías; más cuando ya fueres viejo ex tenderás tus manos y te
ceñirá otro y te llevará donde no quieras”. El escritor añade inmediatamente que Jesús dio a
entender con eso, “con qué muerte había de glorificar a Dios”. Pero es sumamente improbable
que en ese entonces Pedro comprendiera el significado de esas palabras. Compárese también Juan
2:19.
Comentario importante:
Algo muy interesante e importante de estas 3 primeras fi guras que son La parábolas,
el símil y la metáfora es que se parecen en ciertas cosas, ejemplo las 3 son
comparaciones, pero con disti ntos elementos entre si, ejemplo todas la parábolas
son comparaciones o símiles en cierto senti do porque se compara un elemento con
otro, pero no todos los símiles son parábolas porque carecen de los elementos de la
parábola que es una historia corta de la vida real, fi cti cia, positi va o en contraste de
lo moral, también puede ser un hecho de la naturaleza, el símil por lo contrario es
siempre una comparación formal o real que trata de destacar una de las cualidades
de la comparación con el fi n de presentar un énfasis, ejemplo “ es como” y si es
comparable siempre ejemplo de Isaías
Prosopopeya o personificación.
Etimología:
l griego antiguo πρόσωπον (prósōpon, "apariencia").1 , de πρός (prós, "delante")
y ὤψ (óps, "ojo"o cara – que se pone delante de la cara
Proverbios 1:20-21La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas;
Clama en los principales lugares de reunión; En las entradas de las puertas de la
21
Job 28: 22 El Abadón y la muerte dijeron: su fama hemos oído con nuestros oídos.
Salmos 19: 1-2 Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus
manos. Un día emite palabra a otro día y una noche a otra noche declara sabiduría.
Salmos 35: 10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más
fuerte que él, y al pobre y menesterosos del que le despoja?
Isaías 55:12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados
levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
Lucas 19:40 Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
Isaías 55:12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados
levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
Proverbios 1.20-21 la sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; 21clama en los
principales lugares de reunión; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones.
Números 16:32 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la
tierra que estaba debajo de ellos. 32Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a
Isaías 14: 8 -9 Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano,
diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. 9 El Seol abajo se
espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a
responderá.
Antropomorfismo:
Atribuir a Dios figura humana, hablar de Dios como si tuviera ojos, manos, llora
etc. La palabra "antropomorfismo" viene de dos palabras griegas: "anthropos" que
significa "hombre" y, "morphe" que significa "forma". Por lo tanto, un antropomorfismo
es cuando Dios se nos aparece o manifiesta a Sí mismo en forma humana o cuando Sus
mismos atributos se refieren a Él con características humanas. Esto lo vemos en toda la
Biblia; y con razón. Después de todo, no podemos ascender donde se encuentra Dios;
pero Él puede descender donde estamos nosotros.
Ejemplos bíblicos:
1. Dios es todopoderoso y sin embargo, descansa
A. Jeremías 32:17, 27: “17 ¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo
y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil
para ti; 27 He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea
difícil para mí?”
B. Génesis 2:2: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó
el día séptimo de toda la obra que hizo.”
2. Dios está en todo lugar y sin embargo, le pregunta a Adán: “¿Dónde
estás tú?”
A. Salmo 139:7-12: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de
tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi
estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo
del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano,Y me asirá tu diestra. 11 Si dijere:
Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de
mí. 12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo
mismo te son las tinieblas que la luz.”
B. Génesis 3:9: “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás
tú?”
3. Vemos que Dios conoce todas las cosas, sin embargo, dice: “…porque
ya conozco que temes a Dios”
A. 1ª Juan 3:20: “pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que
nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.”
B. Génesis 22:12: “Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le
hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu
hijo, tu único.”
Hipérbole o exageración
Esta figura (del griego «hypér» = sobre + «bolé» = el hecho de arrojar), se llama así porque añade
al sentido una especie de exageración, con la que se aumenta o se disminuye considerablemente
algo, más allá de lo que se da a entender literalmente. Ejemplos bíblicos:
Gn. 2:24. «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer.» Esto no
significa que un hombre tenga que abandonar completamente a sus padres y desentenderse de
ellos (lo mismo digamos de Mt. 19:5).
Gn. 41:47. «En aquellos siete años de abundancia, la tierra produjo a montones», dando a
entender que un grano de trigo, por ejemplo, produjo un montón de granos, lo cual es una
expresión hiperbólica de la abundancia de la cosecha. Igualmente, en el v. 49.
Gn. 42:28. La frase central dice textualmente: «Entonces se les salió el corazón», que es una
bella forma de expresar el sobresalto.
Ex. 8:17. «… todo el polvo de la tierra se volvió mosquitos en todo el país de Egipto»; es decir,
dondequiera había polvo, se convertía en mosquitos.
Dt. 1:28. «… las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo». Es una hipérbole para
describir la altura de las murallas. Véase también Dt. 9:1, etc.
Jue. 5:4, 5 expresa bellamente, por medio de imágenes hiperbólicas, la majestad de Dios
guiando a Israel en dirección a la Tierra Prometida.
Jue. 20:16. «… todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban».
Así se describe la enorme destreza de los benjamitas en el uso de la honda.
1 S. 5:12. «y el clamor de la ciudad subía al cielo»; con ello se describe la enormidad de los
gritos. 1 S. 7:6. Comparando este lugar con Sal. 6:6; 119:136; Jer. 9:1; Lam. 3:48, 49, es más que
probable que la frase: «sacaron agua y la derramaron delante de Yahweh, y ayunaron aquel día»
sea una expresión hiperbólica de la intensidad del llanto y de la lamentación del pueblo.
1 S. 25:37. «… y desmayó su corazón en él (Nabal), y se quedó como una piedra», con lo que
se expresa el pánico de Nabal al oír lo que le refería su mujer.
1 R. 1:40. «… que parecía que la tierra se hundía con el clamor de ellos»; con esto se describen
los saltos de alegría del pueblo.
1 R. 10:5. La última frase dice así en el original: «y no hubo más espíritu en ella»; es decir, se
quedó sin aliento, del asombro que le produjo todo lo que vio en la corte de Salomón.
2 Cr. 28:9. «y vosotros los habéis matado con un furor que ha llegado hasta el cielo», con lo que
se expresa la intensidad del furor.
Esd. 9:6. «… y nuestros delitos han crecido hasta el cielo».
Neh. 8:4. La frase primera dice textualmente: «Y el escriba Esdras estaba sobre una torre de
madera»; es decir, sobre una especie de púlpito muy elevado.
Job 29:6. «Y la piedra ( = la tierra rocosa) me derramaba ríos de aceite»; es decir, tenía
sobreabundancia de toda clase de bienes. V. también 20:17 y Miq. 6:7.
Job 39:19. «… ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes?» Bella imagen para describir las
crines del caballo. La versión del hebreo raʿmah por «trueno» o «relincho» no tiene base ninguna,
pues significa «melena que se sacude u ondula», aunque metafóricamente, y en diferente contexto
(Sal. 104:7), se traduce por «trueno», a causa de la ondulación de su sonido, como un temblor
prolongado.
Sal. 107:26. «Suben a los cielos, descienden a los abismos.» Con esta hipérbole, se describe la
violencia de una tormenta.
Pr. 23:8. «Vomitarás la parte que comiste»; es decir, te pesará grandemente haber recibido
beneficios de tal anfitrión.
Is. 5:25 y 42:15. Las hipérboles contenidas en estos lugares tienen por objeto poner de relieve
la tremenda ira y los severísimos juicios de Dios contra su pueblo.
Is. 14:13. «… Subiré al cielo». Con esta frase se describe la soberbia satánica del rey de
Babilonia, y la del propio Lucifer.
Is. 57:9. «… y los hiciste bajar hasta la profundidad del Seol». Así se expresa la indignidad de
Acaz, rey de Judá, al enviar embajada a Tiglat-pileser, rey de Asiria, para que le ayudase contra el
reino del norte, diciéndole: «Yo soy tu siervo …» (2 R. 16:7 y ss.).
Jer. 1:19; 15:20. «Y harán guerra contra ti» (lit.). Se usa esta expresión, propia de ejércitos, no
de individuos, para dar a entender cuán hostil sería la oposición de los malvados contra el mensaje
de Dios.
Jer. 4:29. Todo el versículo está lleno de hipérboles, las cuales tienen especial fuerza expresiva
en el original hebreo.
Jer. 51:9. Con las últimas frases de este versículo, semejantes a las de Ap. 18:5, se expresa la
magnitud del pecado de Babilonia y del juicio que va a hacerse sobre ella.
Jer. 51:53. «Aunque suba Babilonia hasta el cielo»; es decir, por mucho que se encumbre a sí
misma.
Lam. 2:1. «… Derribó del cielo a la tierra el esplendor de Israel». Así se describe la degradación
de Sión desde la altitud de la gloria de la que había caído.
Lam. 2:11. «… Mi hígado se derrama por tierra …». Con esta hipérbole se describe el profundo
pesar del profeta por la desolación de Sión.
Ez. 27:28. «Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las olas.» Aun cuando, al
hablar de ciudades, el último vocablo significa «suburbios» («arrabales» en la antigua Reina-
Valera. Nota del traductor), hablando del mar, como es aquí el caso, significa «olas» (comp. Is.
57:20). La figura expresa aquí el gran terror de los defensores de Tiro en el día de su destrucción;
tan grande, que hasta las olas del mar chasquearán con violencia ante los gritos angustiosos de los
marineros de Tiro.
Dan. 9:21. «… Gabriel … vino a mí volando con presteza» (lit. «con fatiga»); es decir, con tanta
rapidez que se fatigaba, lo cual es una clara hipérbole.
Mt. 11:23. «Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida.»
Sin embargo, la lectura más probable es: «Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el
cielo? (gr. me héos ouranoú hypsothései?). En todo caso, queda la hipérbole.
Mt. 21:13. «Mi casa será llamada casa de oración; mas vosotros la estáis haciendo (lit.) cueva
de ladrones.» Con esta hipérbole, el Señor pone de manifiesto lo afirmado por Dios en Mal. 3:8:
«… vosotros me robáis».
Lc. 14:26. «Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, etc.»; es decir, si no los
estima ni obedece menos que a mí. En este sentido se usa el verbo aborrecer en lugares como Gn.
29:31; Ro. 9:13. Otras palabras usadas hiperbólicamente en la Biblia son:
«Enojo», por desagrado, como en Dt. 3:26;
«Salvar», por preservar, como en Job 2:6 (lit.);
«Perder la vida», por estimarla como cosa secundaria, como en Mt. 10:39; 16:25; Mr. 8:35; Lc.
9:24; 17:33, a la luz de Ap. 12:11.
«Corromper», por perjudicar, como en Rut 4:6.
«Robar» (despojar), por recibir salario, como en 2 Co. 11:8.
Lc. 18:5. «… no sea que viniendo de continuo, me fastidie (lit. me golpee)». Esto se aplica
literalmente a los hombres, pero es una hipérbole si se aplica a Dios (v. en antropopatía).
Jn. 3:26. «… y todos vienen a él». Ésta es una exageración de los discípulos de Juan,
provocada por los celos.
Jn. 12:19. «… Mirad, el mundo se va tras él». De esta manera expresaban su enojo los
enemigos de Jesús, al ver las multitudes que seguían al Maestro.
Stg. 3:6. «Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad». Así se expresa la abundancia de
iniquidad que sale de las malas lenguas, aun cuando podemos preguntarnos si «kósmos» =
mundo, no será aquí, como en 1 P. 3:3, «adorno», es decir, una forma de conseguir, por medio de
paliativos, que lo que es pecaminoso aparezca como cosa inocente, etc.
Stg. 4:1. «¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?» El vocablo «guerra» se
usa hiperbólicamente cuando se trata de disusiones agrias o luchas en la vida social, como en Jer.
1:19; 15:20 (véase arriba).
Otros ejemplo de hipérbole pueden verse en 2 S 17:13; 2 R. 19:24; Job 40:18; Is. 14:14; 34:3, 4,
7; Ez. 26:4; 32:5, 6, 7, 8; Am. 9:13; Nah. 2:3; Gá. 4:15.
Particular atención merecen los ejemplos de hipérbole relacionados con comparaciones y con
suposiciones o hipótesis. Así, para expresar un número muy grande, se hace frecuentemente una
comparación con las arenas del mar y con el polvo de la tierra (véase en modismo). Así: en Gn.
13:16; 22:17; 28:14; 1 R. 4:20; 2 Cr. 1:9: He. 11:12, al hablar de la descendencia de Abraham.
Paradoja.
La Paradoja pertenece al grupo de las figuras de pensamiento. Etimológicamente
1. Un cristiano puede regocijar y alabar en medio de las pruebas Dios nos está refinando, Él
está en control
"En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es
necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a
prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se
prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo". 1 Ped. 1:6-7
"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo". Jn. 16:33
"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús". Fil. 4:7
"Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con
los que lloran". Rom. 12:14
5. Para el cristiano la pérdida es ganancia Pero cuantas cosas eran para mí ganancia,
las he estimado como pérdida por amor de Cristo
"Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y
ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación
de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte". Fil. 3:7-10
"Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque
con la misma medida con que medís, os volverán a medir". Luc. 6:38
"Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante,
para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues
escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos". 1 Cor. 3:18-19
9. El cristiano adquiere paciencia por medio de pruebas
"Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación
produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza;
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado". Rom. 5:3-5
"Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por
lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones,
en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. Me he hecho un necio al gloriarme;
vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos
que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy". 2 Cor. 12:9-11
"Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino
presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como
instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley,
sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En
ninguna manera. No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos
de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero
gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma
de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la
justicia". Rom. 6:13-18
13. Un cristiano puede parecer como que no tiene nada, cuando en realidad lo posee
todo.
"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo". 1Ped.
5:6
La fábula.
Ejemplo: Lala, la ovejita estaba en el corral, tenía verdes pastos para comer, fuentes de
agua dulce para beber y estaba rodeada de blancos corderos con quienes podía hablar
todo el tiempo sobre el tierno pastor que les cuidaba. Un día como todos los demás, el
Pastor llamó cada ovejita por su nombre, pues las llevaría a un nuevo lugar para pastar,
pero Lala dijo: - yo amo este corral, no quiero ir más a ningún lugar, me quedaré aquí, no
tengo porque oír más la voz del pastor, él siempre quiere que haga lo que dice y no
piensa en lo que yo quiero o necesito, amo estos pastos y esta fuente, me quedaré aquí.
Cuando las otras ovejitas vieron que Lala no seguía al pastor, la persuadieron a irse con
ellas, pues siempre que él las llevaba a otro lugar era mejor y siempre las protegía. Pero
Lala con enojo les gritó: -voy a quedarme, yo no necesito al pastor, ya conozco el terreno,
será fácil sobrevivir y además ahora será todo mío y no tendré que compartirlo con
ustedes, váyanse. Las ovejitas insistieron buen rato, pero al ver que era imposible
convencerla y que el Pastor seguía llamándolas, decidieron seguirlo y dejaron a Lala.
Al principio Lala se sintió feliz, podía correr por los pastos, aunque empezó a notar que
ahora estaban un poco más secos, intentó ir al arroyo a beber, pero no sabía dónde
estaba y empezó a asustarse, pero no quería temer, pues quería valerse por ella misma,
además ya no podía regresar al rebaño pues no se escuchaba más la voz del pastor. De
un momento a otro empezó a escuchar el aullido de los lobos que entre risas le decían: -
esta noche cenaremos una deliciosa ovejita, no hay nada más rico que la carne de un
cordero temeroso que ha dejado a su pastor…
Lala intentó correr descontrolada, pero como no veía, no sabía a donde huir, su corazón
latía a mil y sabía que la atraparían; luego escuchó que los lobos atacaban a alguien y
luego se alejaban gimiendo. Lala tenía mucho miedo, no sabía que pasaba, luego sintió
una vara que golpeaba tiernamente su lomo, y luego una mano que la alzaba, ahí
reconoció el fresco aroma de su pastor y se sintió segura.
Lala aprendió que siempre debía obedecer la voz de su pastor y que nunca debía alejarse
del rebaño, pues los pastos eran verdes y el agua dulce porque su amo cuidaba aquel
lugar, él siempre les daba lo mejor y les protegía, y aunque merecía morir en la boca de
los lobos, el pastor le había rescatado con valor exponiendo así su vida.
Fábulas en la Biblia
De uso frecuente en la literatura de muchos pueblos, apenas aparece en la Biblia. De
hecho son sólo dos las fábulas contenidas en la Biblia, ambas en el Antiguo Testamento:
a) la de Jotán (Jdg 9:1-21), en la que con gran vivacidad y patetismo se denuncia la
torpeza inicua de Abimelec y de los siquemitas que le secundaron haciéndolo rey.
Difícilmente se encontrará en la literatura universal una fábula que supere a ésta tanto en
forma como en contenido. b) La de Joás (2 Ki 14:9), en el sarcástico mensaje dirigido por
el rey de Israel contra el arrogante Amasías, rey de Judá. En ambas, el contexto es
suficientemente iluminador, por lo que la interpretación no presenta ninguna dificultad.
(MARTÍNEZ, 1984)
2 Ki 14:9 Y Joás rey de Israel envió a Amasías rey de Judá esta respuesta: El cardo que
está en el Líbano envió a decir al cedro que está en el Líbano: Da tu hija por mujer a mi
hijo. Y pasaron las fieras que están en el Líbano, y hollaron el cardo.
Explicación: Algunos enuncian que esta es una alegoría, otros una parábola, pero J. M.
Martínez, lo reconoce como una fábula pues tiene todas las características para ello. A los
cuatro árboles mencionados: la higuera, el olivo, la vid y la zarza, se le atribuyen
características de seres humanos y se habla de su rivalidad de acuerdo con la diversidad
del follaje. Los árboles representan a los setenta hijos de Gedeón, y la zarza representaba
a Abimelec; él como una zarza, no pudo ofrecer a Israel protección real ni seguridad.
Jotam contó esta historia para ayudar al pueblo a establecer prioridades al momento de
elegir sus gobernantes, pero aun así no lo hicieron.
La alegoría.
Ejemplo: Señor, mientras caminaba por tu senda vi a lo lejos un monte muy alto y sabía
que era el lugar de tu presencia, así que corrí con todas mis fuerzas para subirlo, pero
cuando estuve frente a él, supe que no podría escalarlo. A mi lado había muchos hombres
y mujeres que miraban hacia la cima y que al igual que yo, dudaban en subir, unos
miraban a cada lado intentando hallar otro camino, otros retrocedían, yo simplemente caí
de rodillas y esperé, no quería irme, pues sabía que muchos lo habían subido, y el gozo
que reflejaban era incomparable, yo quería estar allí, para poder verte y saber que eres
real. A mi lado se paró alguien resplandeciente, su nombre es “El fuerte y poderoso”, me
extendió la mano y me despojó de mis vestidos de maldad, me revistó con una suave
túnica de santidad, que era tan blanca que no quería ensuciar con las rocas de pecado
del monte. Luego me puso un arnés, que sujetó fuertemente con las correas y hebillas de
oro, me dijo que era la seguridad de mi salvación, que aunque a veces resbalará, no
caería jamás. Yo esperaba que alguien tirara de la cuerda arriba para subir rápidamente,
pero Él me dijo que no sería así, que tendría que escalar, soportar los fuertes vientos,
desgastar todas mis fuerzas, pero que no temiera, porque Él iría conmigo a cada paso sin
dejarme resbalar, pues a su lado estaría segura y llegaría a la cima.
Ps 23: 1-4 Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará
descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por
sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tú vara y tu cayado me infundirán
aliento.
Mt 3:10-12 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo
árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Yo a la verdad os bautizo en
agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de
llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador
está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja
en fuego que nunca se apagará.
Mt 5:13-16 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será
salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero,
y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos.
Jn 6:51-65 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan,
vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a
comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo
del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe
mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi
sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el
Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió
del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este
pan, vivirá eternamente. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum. Al
oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os
ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu
es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son
espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía
desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por
eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Ga 4:21-31 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque
está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de
la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una
alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual
da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y
corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas
la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito:
Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes
dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así
que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el
que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así
también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no
heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos
hijos de la esclava, sino de la libre.
LA IRONIA.
Indirecta (disimulo). Dar a entender lo contrario. Expresión sarcástica que significa lo
opuesto, para resaltar el sentido verdadero. Mediante ella, entendemos lo contrario de lo
que se declara. Expresión de lo contrario a lo que se piensa de tal forma que por el
contexto, el receptor puede reconocer la verdadera intención del emisor. A veces es
hecha en tono humorístico, y a menudo ridículo, a fin de hacer resaltar la situación real.
Ejemplo: Mi profesor de hermenéutica es tan desocupado que nos dejó una pequeña y
sencilla tarea de figuras literarias para el sábado.
1 Co 15:32-33 Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los
muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos. No erréis; las
malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
Del griego euphemízein = usar palabras de buen augurio, esta figura consiste en el
empleo de palabras o expresiones agradables, en lugar de otras desagradables, duras o
mal sonantes. Aunque parezca extraño, la Biblia nunca usa eufemismos para hablar de
las funciones naturales u ordinarias de la vida; sin embargo, hay en las Escrituras bellos
eufemismos para expresar sentimientos tiernos y delicados. Mientras los hombres
inventan eufemismos para cubrir pecados, la Biblia nunca dora el pecado con bellos
nombres, sino que lo describe plenamente en toda su miseria y abominación, con lo que
el lector no se llama a engaño por causa de adornos indebidos. (LACUEVA, 1985)
1 Sa 24:3 Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró
Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones
de la cueva.
Jn 11:11 Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para
despertarle.
Rut 3:9 Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el
borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano (es decir, recíbeme en
matrimonio).
2 Ki 22:20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres (es decir, morirás), y serás
llevado a tu sepulcro en paz.
EL SINÉCDOQUE.
“Este vocablo, del griego «syn» = con + «ek» = de + «dokhé» = el acto de recibir, describe
una figura por la que un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante
alguna conexión, como cuando se toma la parte en lugar del todo o viceversa. Se
distingue de la metonimia en que, en ésta, el intercambio se efectúa entre dos nombres (o
verbos) relacionados, mientras que, en la sinécdoque, el intercambio se efectúa entre dos
ideas asociadas” (LACUEVA, 1985)
Ejemplo: No me importa lo que el mundo diga (todo por la parte), te entrego mi corazón
(parte por el todo), haz tu perfecta voluntad. Quedó sola con cuatro bocas que alimentar
(se refiere a los hijos). ¡Llegó la policía! (se refiere a algunos oficiales de ella, no a toda la
institución). Son características del gato (utiliza el nombre de un animal para referirse a la
especie). Trabajo para ganarme el pan (el sustento, alimento).
Gn 6: 17 “He aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para Destruir toda
carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; Todo lo que en la tierra morirá”.(Toda
carne, por la mayor parte de ella excepto los que entraron en el Arca).
Ex 8: 17 “Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su Vara, y golpeó el polvo
de la tierra, el cual se volvió Piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el Polvo
de la tierra se volvió piojos en todo Egipto”. (Todo el polvo de la tierra, por una gran parte
del polvo; todo Egipto, por la mayor parte).
Jos 5: 8 “Y cuando acabaron de circundar a toda la gente, se Quedaron en el mismo lugar
en el campamento hasta que Sanaron” (Toda la gente, por los varones incircuncisos).
2 Ki 14: 12 “Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a su tienda”. (Judá, por los
soldados de la tribu).
Gn 6: 12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había
corrompido su camino sobre la tierra. (Carne, por persona).
Nms 29: 7 “En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis
vuestras almas; ninguna obra haréis”. (Alma, por toda la persona).
Ps 68: 21 Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La testa cabelluda del que
camina en sus pecados (cabeza, por todo el cuerpo).
Ps 120 “¿Qué te dará, o que te aprovechará, Oh lengua engañosa? (lengua, por persona
mentirosa)
Gn 2: 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré Ayuda idónea
para él. (Hombre, por los hombres).
Sal. 10: 2-4 Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que
ha ideado. Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y
desprecia a Jehová. El malo por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en
ninguno de sus pensamientos. (Malo, pobre, codicioso, van en lugar de sus formas
plurales).
sal. 37: 32 Acecha el impío al justo, y procura matarlo (Impío, por impíos; justo, por los
justos).
Pr 13: 22 El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; Pero la riqueza del pecador
está guardad para el justo. (El bueno, por los buenos; el pecador, por los pecadores).
Pr 22: 6 Instruye al niño en su camino, y Aún cuando fuere viejo no se Apartará de él(niño,
por los niños).
Pr 28: 22 Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza (avaro,
por los avaros).
Ec 10: 14 El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de Ser; y ¿quién le
hará saber lo que después de él será? (Necio, por los necios).
1 Co 11: 26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
HECHOS 24:5 Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de
sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los
nazarenos.
Sinécdoque de la Materia por la obra
Jos 8:31 Como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, Como
está escrito en el libro de la Ley de Moisés, un altar de piedra Sobre la cual nadie alzó
hierro.(hierro, por herramienta de metal)
Is 44: 19 No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir; Parte de
esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, Y la comí. ¿Haré del
resto de él una abominación? ¿Me postraré delante De un tronco de árbol? (tronco de
árbol, por estatua o ídolo).