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Una mirada al Cálculo

a través de las sucesiones

Luis, Julieta, Oscar


Índice general

Índice general III

Prefacio V

1. Las primeras sesiones 1


1.1. El problema del futbol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2. Inducción matemática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3. Fórmula del binomio de Newton . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.4. Las torres de Hanoi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.5. El geoplano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1.6. Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

2. Los números reales 41


2.1. El orden en los números reales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
2.2. Medias aritmética, geométrica y armónica . . . . . . . . . . . 45
2.3. Desigualdad de Cauchy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
2.4. Valor absoluto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

3. Sucesiones 65
3.1. Listas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
3.2. Otras formas de construir listas . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
3.3. Definición y ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
3.4. Tendencia de una sucesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

4. Convergencia 87
4.1. Definición y ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
4.2. Sucesiones de Cauchy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
4.3. Divergencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

iii
iv Índice general

4.4. Sucesiones monótonas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110


4.5. Lı́mite de sucesiones monótonas . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

5. Sucesiones recurrentes 127


5.1. Sucesión de Fibonacci . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
5.2. Otras sucesiones recurrentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
5.3. Otro vistazo a la sucesión de Fibonacci . . . . . . . . . . . . . 134
5.4. El número e . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

6. Series 147
6.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
6.2. Series geométricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
6.3. Criterios de convergencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
6.4. La serie armónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
6.5. Series alternantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
6.6. Convergencia absoluta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
6.7. Series telescópicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Prefacio

¿Cómo iniciar un curso de cálculo de nivel licenciatura? Esta pregunta ha


sido planteada y respondida de maneras muy diversas a lo largo de los años.
Algunos cursos inician con una “revisión” de material de los cursos de
matemáticas en niveles anteriores: algo de álgebra por aquı́, un poco de geo-
metrı́a analı́tica por allá. En este sentido, se inicia con una especie de mini-
curso que intenta “remediar” las deficiencias de algunos de los estudiantes
que comienzan una carrera.
Aunque es innegable que muchos de los estudiantes que ingresan a un
curso de nivel superior no conocen o no tienen soltura con una gran parte de
los conocimientos matemáticos deseables en esta etapa, estamos convencidos
que el tipo de matemáticas por resaltar deberı́a ser otro. Habrá que plantear,
en su momento, los aspectos mecánicos de las matemáticas, pero nos parece
fundamental enfatizar otros aspectos de la actividad matemática, entendida
como una actividad de reflexión, discusión, cuestionamiento y profundización
del conocimiento. En particular, es importante enfatizar el uso de argumentos
para justificar las propias afirmaciones; ası́ como el uso de ejemplos para
aclarar conceptos y refutar argumentos.
En otras palabras, nos interesa la construcción del conocimiento de ma-
nera dinámica, en contraposición a la presentación de las matemáticas como
algo acabado. Para desarrollar este proceso es necesario promover la parti-
cipación de los estudiantes, para lo cual nosotros hemos utilizado a lo largo
de varios años diversos problemas cuya solución requiere cierto ingenio o la
construcción de nuevos conceptos y resultados; son estos problemas la base
de este texto.
Como fruto de nuestras vivencias, estas páginas reflejan algunas de las
discusiones surgidas en nuestros salones de clase, aunque somos concientes
que esta obra sólo puede representar una mı́nima parte de la diversidad de
experiencias que agradecemos a nuestros estudiantes.

v
vi

A nuestros lectores, profesores y estudiantes, les pedimos que no consi-


deren esta obra como un texto tradicional. Por el contrario, los invitamos a
comprometerse y analizar cada pregunta, cada ejemplo, cada resultado, para
ası́ irse apropiando poco a poco de las ideas centrales del Cálculo.
En las primeras secciones hemos planteado algunos problemas que po-
demos llamar “problemas muestra”. En cierto sentido, son problemas cuya
solución no requiere técnicas del cálculo; pretenden que el lector “entre en
confianza” y comience a comprometerse con esta obra. Su solución puede ob-
tenerse de varias maneras, algunas más elegantes que otras, pero igualmente
válidas.
Podemos enumerar, sin ser exhaustivos, algunos métodos que han usado
nuestros estudiantes:

1. El método de la “fuerza bruta”. Este método se sigue, por ejemplo, si al


resolver un problema de conteo, prácticamente se cuenta de uno en uno.
Las personas que siguen este método trabajan mucho para llegar a un
resultado y continúan contando de esa manera hasta que el intercambio
de ideas muestra la necesidad de optimizar sus métodos. (Este término
fue aplicado por una persona al comparar su solución con las de los
demás y darse cuenta que habı́a formas más prácticas de resolver el
mismo problema.)

2. Uso de una “fórmula” a como dé lugar. Algunos estudiantes buscan en


su memoria una fórmula que resuelva el problema en cuestión. En este
caso, les cuesta mucho trabajo expresar un procedimiento para obtener
el resultado, porque por lo general saben que la fórmula les funciona
pero no recuerdan de dónde se obtiene ésta.

3. Búsqueda de una respuesta general. Algunos estudiantes tienden a bus-


car una fórmula general que resuelva todos los problemas de una vez,
aunque esto no se les solicite de entrada. Tienden a extrapolar un resul-
tado general mediante la observación de uno o dos casos particulares,
sin cuestionarse si el supuesto comportamiento del fenómeno o experi-
mento será válido en un caso general.

4. Uso de esquemas, gráficos, dibujos, etcétera. Muchos estudiantes nece-


sitan hacer dibujos, esquemas o simples trazos para ordenar y visualizar
el problema que quieren atacar. En un principio, estos estudiantes no se
“sueltan” de inmediato, pues creen que no es formal usar dibujos, pero
Capı́tulo 0. Prefacio vii

una vez que se sugiere que estos caminos también son válidos y en oca-
siones más claros para expresar una idea general, avanzan rápidamente
y buscan argumentos de otro tipo para expresar sus procedimientos.

Esta pequeña lista de posibles métodos es una muestra de la diversidad de


caminos para llegar a un mismo resultado con lógicas distintas. Es importante
observar y discutir la validez, los alcances y los lı́mites de estos métodos,
desarrollando a la vez una mejor comunicación del pensamiento, tanto entre
profesores y estudiantes como entre los propios estudiantes.
Esta comunicación es importante también en otro sentido: Puede ser que
algunos estudiantes hayan comprendido otra cosa en el enunciado del proble-
ma y estén tratando de resolver, o incluso resuelvan, un problema totalmente
diferente al que están resolviendo los demás. Cuando surja este tipo de si-
tuación, la discusión podrı́a aclarar por qué se resolvió otro problema y cuál
es el error, si lo hay. Ası́, en vez de decir al compañero un simple “está mal”
cuando obtiene un resultado diferente al propio, es más conveniente reali-
zar un cierto análisis. Para saber si se está resolviendo el mismo problema o
incluso explorar la posibilidad de la propia equivocación.
También puede surgir la situación en que la solución “esté mal”, pero
que los estudiantes no encuentren dónde está el error; por ejemplo, podrı́an
usar la regla de tres en un problema donde este modelo no sea el adecuado.
Aquı́ corresponderá al profesor conducir la discusión a buen término. En
general, la idea es que los estudiantes aprendan de sus “errores” y no teman
equivocarse.
Como el lector podrá imaginar, invertimos mucho tiempo con estos pro-
blemas, para que quede claro el espı́ritu de la clase, para que los estudian-
tes vayan desarrollando una estructura lógica, para que experimenten en un
ambiente de continuo cuestionamiento, para que afinen los argumentos que
sustenten la certeza o falsedad de una respuesta y para que adquieran cada
vez mayor confianza para resolver problemas.
Una vez generado este ambiente en un grupo, habrá que subir el grado
de dificultad de las preguntas, para que los estudiantes conozcan o recreen
diversos temas, como la estructura y naturaleza del conjunto de números
naturales, el uso del principio de inducción matemática o los conceptos de
sucesor de un número, sucesiones y lı́mite, para posteriormente introducir los
temas especı́ficos del curso de cálculo tradicional.
Capı́tulo 1

Las primeras sesiones

Como mencionamos en el prefacio, en este capı́tulo presentaremos tres


ejemplos de problemas que hemos utilizado en nuestros cursos para propiciar
la participación de los estudiantes en la discusión, ası́ como para introducirlos
en la problemática del cálculo:
El problema del futbol.
El problema de las torres de Hanoi.
El problema del número de cuadrados en el geoplano.

1.1. El problema del futbol


Se desea jugar un torneo de futbol a visita recı́proca, donde participan
doce equipos. ¿Cuántos partidos hay en total si los equipos juegan todos
contra todos?1
A continuación presentamos algunas maneras de contestar la pregunta
planteada, con diversos grados de complejidad. Sin embargo, el lector debe
tratar de responder antes de continuar leyendo.
1. Se puede utilizar un esquema para ver qué ocurre. Por ejemplo, dibujar
doce puntos y representar el encuentro entre dos equipos mediante una
lı́nea que una los puntos correspondientes. Al dibujar todas las lı́neas,
se podrı́a obtener un esquema como el siguiente. ¿Es fácil contar con
este esquema?
1
En ocasiones también presentamos este problema como saludos de mano.

1
2 1.1. El problema del futbol

Aquı́ surge el problema de ordenar el conteo, para garantizar que se


cuentan todos los partidos y que cada uno fue contado una sola vez.

2. Es posible guiar una forma de obtener la respuesta mediante algunas


preguntas. Supongamos que los equipos están numerados del 1 al 12.
¿Cuántos equipos enfrenta el equipo número 1? ¿Cuántos equipos MÁS
enfrenta el equipo número 2 (es decir, sin contar de nuevo el enfrenta-
miento de éste con el primer equipo)? ¿Cuántos equipos MÁS enfrenta
el equipo número 3? (Ya no se cuentan los partidos jugados contra el
primer y el segundo equipo.) Se continúa de esta manera hasta el equi-
po número 11. (¿Por qué no se continúa hasta el 12?) Con base en estas
ideas, el lector podrá escribir una expresión para el número de partidos,
como por ejemplo

11 + 10 + 9 + 8 + 7 + 6 + 5 + 4 + 3 + 2 + 1.

Pero como el torneo es a visita recı́proca, el resultado final es:

2(11 + 10 + 9 + 8 + 7 + 6 + 5 + 4 + 3 + 2 + 1).

3. ¿Qué ocurre si se cuenta de una vez los dos partidos de cada equipo (el
de ida y el de vuelta), numerando los partidos jugados por cada equipo
mediante pares solamente? Si contamos usando este punto de vista, el
equipo número 1 juega 22 partidos, dos por cada equipo, el equipo 2
juega 20 partidos más, y ası́ sucesivamente. De esta manera, el número
de partidos a jugar es:

22 + 20 + 18 + 16 + 14 + 12 + 10 + 8 + 6 + 4 + 2.

4. Otras soluciones usan un arreglo cuadrado donde las columnas repre-


sentan a los equipos visitantes y los renglones a los equipos locales.
En este esquema, los cuadritos de la diagonal no representan ningún
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 3

partido. ¿Cuántos renglones tiene el arreglo? ¿Cuántos partidos están


representados cada renglón? ¿Cuál es entonces el número de partidos
del torneo?

5. (Variante del método anterior.) Una vez representados los partidos en


un arreglo como el anterior, es posible preguntarse ¿cuántos partidos
habrı́a en total? (Es decir, ¿cuántos elementos tiene el arreglo en total?)
¿Cuántos partidos no son válidos? Esto nos lleva a la expresión 12(12)−
12.

6. También se puede argumentar ası́: Cada equipo tiene que enfrentarse a


11 equipos en algún momento de la primera vuelta. Como el partido del
equipo A contra el equipo B es el mismo que el partido B contra A, si
multiplicamos el total de 12 equipos por los 11 partidos que juega cada
uno, obtendremos el total de partidos, repetidos dos veces. Al dividir
este número entre dos se tendrá el número de partidos jugados en una
vuelta. Como son dos vueltas, tendremos que multiplicar el resultado
por dos. En este caso, se tiene que el número de partidos viene dado
por la expresión
12(11)
(2).
2

7. Diremos que una jornada es el número de partidos simultáneos que


pueden llevarse a cabo. ¿Cuántos partidos habrı́a en cada jornada de
la primera vuelta? Como cada equipo debe jugar contra alguno de los
11 restantes en cada jornada, ¿cuántos partidos habrı́a en la primera
vuelta? ¿Es correcto decir que en el torneo se efectuará un total de
12
2
(11)(2) partidos en las dos vueltas?
4 1.1. El problema del futbol

8. Un último método: Si se traza un polı́gono de doce vértices que repre-


sente a los equipos participantes y cada partido se representa como el
segmento que une a dos vértices, entonces el número total de segmentos
es igual al número de partidos jugados. Para calcular este número, se
suma el número de lados del polı́gono al número de diagonales, con lo
que se obtiene una expresión para la suma. Como cada segmento re-
presenta sólo uno de los partidos en una vuelta, habrá que multiplicar
por 2. El lector puede escribir su expresión correspondiente. ¿Se parece
esta expresión a la siguiente?
 
(12)(9)
12 + (2).
2

Cualquiera de los métodos anteriores nos da correctamente el número de


partidos jugados. Sin embargo, es conveniente analizar las ventajas y des-
ventajas de cada uno de los métodos; en particular, conviene saber si estos
métodos se pueden generalizar al caso de un torneo con un número arbitrario
de equipos.
Si en el torneo participan 15 equipos, ¿cuáles de los modelos y argumentos
anteriores siguen sirviendo?
¿Habrá un método para resolver el problema de los partidos con un núme-
ro cualquiera de equipos participantes?
¿Cuál será el número de partidos en un torneo a dos vueltas, con un
número n (arbitrario) de equipos?
A continuación mostramos algunas propuestas de expresiones para el
número de partidos con n equipos. ¿Qué argumento se usó para obtener
cada expresión (ver los métodos usados para el caso de 12 equipos)?

1. 2 [(n − 1) + (n − 2) + (n − 3) + · · · + 3 + 2 + 1)].

2. 2(n − 1) + 2(n − 2) + 2(n − 3) + · · · + 6 + 4 + 2.

3. n(n − 1).

4. n(n) − n.
n(n−1)
5. 2
(2).

6. “ n2 (n − 1)(2)”.
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 5

h i
(n)(n−3)
7. n + 2
(2).

Una vez obtenidas varias expresiones para el número de partidos, es ne-


cesario ver que cualquiera de esas expresiones es igual a la otra, es decir,
son diferentes representaciones de un mismo número. En varios casos, basta
hacer algunas operaciones para mostrar la igualdad entre las expresiones. Sin
embargo, en otros casos esto no es inmediato, como al tratar de demostrar
las siguientes igualdades:

2 [(n − 1) + (n − 2) + (n − 3) + · · · + 3 + 2 + 1] = n(n − 1)
2(n − 1) + 2(n − 2) + 2(n − 3)+ · · · + 6 + 4+ 2 = n(n) − n (1.1)
(n)(n−3) n(n−1)
n+ 2
(2) = 2
(2)

Cada una de estas igualdades es, por lo pronto, una conjetura.2 Una con-
jetura es, en el contexto de las matemáticas, una especie de aproximación
a la respuesta que debe verificarse de alguna manera. Aquı́ aparece un as-
pecto delicado y fundamental del trabajo matemático: Una vez establecida
una conjetura, ¿cómo comprobar que es correcta? ¿Cómo comprobar que es
incorrecta?
Veamos por ejemplo la manera de hacer ver que la primera de las ex-
presiones en (1.1) es verdadera. Para esto, tenemos que comprobar que las
dos expresiones que aparecen en la igualdad siempre arrojan el mismo núme-
ro para cualquier valor de n. Comprobemos esto en casos particulares; por
ejemplo, si n = 2 tenemos 2(1) = 2 del lado izquierdo y 2(2 − 1) = 2 del lado
derecho. Obtenemos el mismo número.
Si n = 3, del lado izquierdo tenemos: 2(2 + 1) = 6 y del lado derecho
3(3 − 1) = 6. De nuevo, tenemos el mismo número.
Aunque la igualdad se cumple en estos casos particulares, no basta con
esto, es necesario saber que en general las listas de números generados por
las expresiones de cada uno de los lados de la igualdad “crecen” siempre de
la misma manera.
A continuación tenemos una tabla con los números que generan las dos

2
Según el diccionario de la Real Academia Española, una conjetura es un “juicio que
se forma por indicios y observaciones”.
6 1.1. El problema del futbol

expresiones:
Número 2[(n − 1) + (n − 2) + · · · + 2 + 1] n(n − 1) Incremento
de equipos por renglón
2 2(1) = 2 2(2 − 1) = 2 2
3 2(2 + 1) = 6 3(3 − 1) = 6 4
.. .. .. ..
. . . .
k 2[(k − 1) + (k − 2) + · · · + 2 + 1] k(k − 1)
k+1
Ası́, si hay k participantes se juegan
2 [(k − 1) + (k − 2) + · · · + 3 + 2 + 1]
partidos. ¿Cómo podemos usar esta información para saber de antemano
cuántos partidos se jugarán y no volver a hacer toda la cuenta? Debemos
contar los partidos que deben agregarse cuando llega un nuevo equipo. Al
nuevo participante le falta jugar contra todos los equipos que ya habı́a antes;
esto es, le toca jugar contra k equipos a dos vueltas, de modo que debe-
mos agregar 2(k) partidos a la expresión para el número de partidos con k
participantes:
2 [(k − 1) + (k − 2) + · · · + 3 + 2 + 1] + 2(k)
= 2(k) + 2 [(k − 1) + (k − 2) + · · · + 3 + 2 + 1]
= 2 [((k + 1) − 1) + (k − 1) + (k − 2) + · · · + 3 + 2 + 1] .
La última expresión es precisamente el número de partidos que se jugarán
si hay k+1 equipos. Ası́, hemos demostrado que las dos listas empiezan igual y
renglón a renglón crecen de la misma manera. De este modo, las expresiones
generan los mismos números. Podemos concluir que nuestra conjetura es
verdadera siempre:
2 [(n − 1) + (n − 2) + (n − 3) + · · · + 3 + 2 + 1] = n(n − 1)
es cierto para cualquier número natural n.
De igual manera se hace ver que las otras conjeturas que aparecen en
(1.1) son verdaderas.
Es posible que en esta discusión surjan conjeturas que no se obtienen
directamente del problema de los partidos, sino de las igualdades anteriores;
por ejemplo:
n(n + 1)
1 + 2 + 3 + 4 + · · · + (n − 1) + n = .
2
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 7

Veamos ahora una demostración de esta igualdad usando el arreglo cua-


drado del método 4:

El cuadrado con n cuadritos por lado representa a los encuentros entre


los n equipos participantes. Calculamos el área del triángulo rectángulo de
base n − 1 y altura n − 1 marcado en la figura y le sumamos las áreas de los n
triángulos rectángulos de área 12 que se forman en la diagonal de (n − 1) por
(n − 1). Como hay n − 1 triángulos de área 21 , se tiene:

(n − 1)2 (n − 1)
1 + 2 + 3 + 4 + · · · + (n − 1) = + ;
2 2
el lado derecho también se puede expresar como

n−1 (n − 1)n
(n − 1 + 1) = .
2 2
También se puede calcular la suma 2[1 + 2 + 3 + 4 + · · · + (n − 1)] como el
número de casillas que tiene el arreglo cuadrado para n equipos participantes,
descontando la diagonal.

Como el número total de casillas es n2 y el número de casillas de la


diagonal es n, entonces:

2[(1 + 2 + 3 + 4 + · · · + n − 1)] = n2 − n = n(n − 1).

Ası́, tenemos que

n(n + 1)
1 + 2 + 3 + 4 + · · · + (n − 1) + n = . (1.2)
2
8 1.1. El problema del futbol

Cerraremos esta sección usando la fórmula anterior para hacer un breve


comentario sobre los números figurados, aquellos que tienen alguna represen-
tación geométrica. Los griegos de la antigüedad estudiaron varios de estos
números, entre ellos los números triangulares:

Los primeros seis números triangulares.

Se puede utilizar la expresión (1.2) para ver que un número triangular


representa la suma de los primeros números naturales. Es decir,

n(n + 1)
2
es igual al n-ésimo número triangular.
Observemos que los números triangulares tienen ciertas relaciones intere-
santes entre sı́. Por ejemplo, veamos cuánto vale la suma de dos números
triangulares consecutivos cualesquiera.
De nuevo empecemos por la observación de casos particulares. Podemos
colocar la información en una tabla como ésta:

n Suma de triangulares Resultado


1 T1 + T2 = 1 + 3 4
2 T2 + T3 = 3 + 6 9
3 T3 + T4 = 6 + 10 16
4 T4 + T5 = 10 + 15 25
5 T5 + T6 = 15 + 21 36
.. .. ..
. . .

Podemos utilizar también la siguiente representación geométrica de la


suma de dos números triangulares consecutivos para los primeros cuatro casos
particulares:
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 9

Suma de dos números triangulares consecutivos: T1 + T2 , T2 + T3 , T3 + T4 y T4 + T5 .

Observamos que en estos casos particulares cada suma de dos triangulares


consecutivos nos da un número cuadrado, es decir, un número de la forma n2 .
¿Seguirá ocurriendo esta regularidad para los demás casos? ¿Será cierto que
la suma de dos triangulares consecutivos siempre es un número cuadrado?
Para demostrar esta conjetura, podemos usar la expresión (1.2):

k(k + 1) (k + 1)(k + 2) (k + 1)(2k + 2)


Tk + Tk+1 = + = = (k + 1)2 . (1.3)
2 2 2

Ası́, esta conjetura resulta ser verdadera: la suma de dos triangulares


consecutivos siempre resulta un número cuadrado. En la siguiente sección
veremos otra relación entre los números cuadrados y los números triangulares.
En esta sección hemos mostrado que (1.2) vale para cada número natural
n. En la siguiente sección presentaremos un útil método general para demos-
trar enunciados como éste, basado en el principio de inducción matemática.
Posteriormente continuaremos nuestra discusión de otros problemas, con un
sabor más formal, pues nos interesa mostrar una forma de generar un am-
biente de discusión de ideas matemáticas cada vez más avanzadas.

1.2. Inducción matemática


Como hemos anunciado, ahora analizaremos un método que nos permi-
tirá mostrar la validez de muchas propiedades de los números naturales.
Comenzaremos con un ejemplo, partiendo de la siguiente pregunta.

¿Cuánto vale la suma de los cuadrados de los primeros n números


naturales?
10 1.2. Inducción matemática

Para tratar de hallar una respuesta a esta pregunta, es conveniente ha-


cer unas primeras observaciones con algunos o varios casos particulares. Sin
embargo, debemos recordar que hay una infinidad de números naturales; de
modo que tendremos que buscar argumentos generales para nuestras obser-
vaciones y mostrar que tales argumentos serán válidos para cualquier número
natural no importando que tan grande sea.
Veamos el comportamiento de tal suma para tres casos particulares:

12 = 1, 12 + 22 = 5, 12 + 22 + 32 = 14.

En la siguiente tabla tenemos el cálculo de la suma de los números cua-


drados para más casos particulares.

Número Suma de cuadrados Incremento


1 1 1
2 1+4=5 4
3 1 + 4 + 9 = 14 9
4 1 + 4 + 9 + 16 = 30 16
5 1 + 4 + 9 + 16 + 25 = 55 25
6 1 + 4 + 9 + 16 + 25 + 36 = 91 36

Con este número de casos particulares, ¿estaremos en condiciones de con-


jeturar algún resultado? ¿Podremos deducir alguna fórmula para encontrar
el resultado de la suma de los primeros n números cuadrados?
Al estilo de los antiguos griegos, podemos ayudarnos con una representa-
ción geométrica de los números cuadrados, ası́ como de su suma. La siguiente
figura representa por medio de arreglos de cubos los números cuadrados 1, 4
y 9:

Usando estos arreglos, representamos la suma de los dos primeros números


cuadrados como
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 11

Y la suma de los tres primeros números cuadrados como:

Podemos pensar cada uno de estos arreglos de bloques contenidos en


cubos de aristas 2 y 3 respectivamente, de donde quitamos algunos cubitos.
En el primer caso tenemos 23 − 3 cubitos y en el segundo 33 − (3 + 5 + 5):

La suma de los primeros tres cuadrados completando un cubo de arista 3. A la


derecha aparece cada uno de los tres niveles del cubo, comenzando desde el primero.

Ahora veamos qué pasa en el tercer caso:


12 1.2. Inducción matemática

La suma de los primeros cuatro cuadrados completando un cubo de arista 4. A


la derecha aparece cada uno de los cuatro niveles del cubo, comenzando desde el
primero.

De manera general, podemos representar la suma de los primeros números


cuadrados dentro de un cubo de arista n y luego restar por pisos los elementos
que no debemos considerar en la suma que buscamos. Para los casos que
hemos visto y algunos más tenemos:

n Suma de los Quitando lo que


primeros n cuadrados no debemos sumar:
1 1 13 −0(1) = 1
2 5 23 −[0(1) + 1(3)] = 5
3
3 14 3 −[0(1) + 1(3) + 2(5)] = 14
3
4 30 4 −[0(1) + 1(3) + 2(5) + 3(7)] = 30
3
5 55 5 −[0(1) + 1(3) + 2(5) + 3(7) + 4(9)] = 55

Estas observaciones sugieren como conjetura que al volumen de un cubo


de arista n debemos restarle lo siguiente

0(1) + 1(3) + 2(5) + 3(7) + · · · + (n − 1)(2(n − 1) + 1).

Escribimos entonces
12 +22 + · · · + n2 = n3 − [0(1) + 1(3) + 2(5) + · · · + (n − 1) (2(n − 1) + 1)]
= n3 − [0(1) + 1(3) + 2(5) + · · · + (n − 1)(2n − 1)]
= n3 −[0(1)
 + 1(3) + 2(5) + · · · + 2n2 −3n  +1 ]
= n3 − 2 (12 ) +2 (22 ) +2 (32 ) + · · · + 2n2
+3 [1 + 2 + 3 + · · · + n] −(n)(1)
= n3 −2 12 +22 + · · · + n2 +3 (1 + 2 + · · · + n) −n
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 13

Podemos usar esta última expresión para obtener que el triple de la suma
que buscamos es:
3 12 + 22 + 32 + · · · + n2 = n3 + 3 (1 + 2 + 3 + · · · + n) − n.


Usamos la expresión de la ecuación (1.2) para la suma de los n primeros


números naturales para obtener
3n(n + 1) 2n3 + 3n(n + 1) − 2n
3(12 + 22 + 32 + · · · + n2 ) = n3 + −n= .
2 2
Ası́, hemos descubierto una expresión para la suma de los primeros n
números cuadrados:
n(n + 1)(2n + 1)
12 +22 +32 + · · · + n2 = . (1.4)
6
Al analizar los casos particulares vimos cómo crecı́a la lista de la suma
de los números cuadrados. Ahora comprobaremos que la lista de números
obtenidos mediante la expresión del lado derecho de (1.4) crece de la misma
manera, de modo que ambas expresiones generarán los mismos números para
cualquier n.
n Suma de los primeros Regla que descubrimos
n números cuadrados (n(n + 1)(2n + 1)) /6
1 1 1
2 1+4 5
3 1+4+9 14
4 1 + 4 + 9 + 16 30
5 1 + 4 + 9 + 16 + 25 55
6 1 + 4 + 9 + 16 + 25 + 36 91
Al observar los números de la segunda columna, vemos que para pasar
del renglón k al (k + 1) hay que sumar el número cuadrado (k + 1)2 . Veamos
que este crecimiento es el mismo en la tercera columna:
n Regla que descubrimos: (n(n + 1)(2n + 1)) /6
1(1+1)(2+1)
1 6
1(1+1)(2+1) 2 1(2)(3)+4(2)(3) 2(2+1)(4+1)
2 6
+2 = 6
= 6
= 1 + 22
.. ..
. .
k(k+1)(2k+1)
k 6
2
k+1 k(k+1)(2k+1)
6
+(k + 1)2 = k(k+1)(2k+1)+6(k+1)
6
= (k+1)(k+2)(2k+3)
6
14 1.2. Inducción matemática

En el último renglón de esta tabla hemos obtenido la expresión corres-


pondiente al valor k + 1 en el lado derecho de (1.4), de modo que la suma
de los primeros n números cuadrados y dicha expresión crecen de la misma
forma. Ası́, hemos demostrado que (1.4) vale para cualquier número natural
n.
Aprovecharemos nuestros resultados para ver otro ejemplo de relación
entre los números triangulares definidos en la sección anterior. Recordando
que la suma de dos números triangulares consecutivos es igual a un número
cuadrado (ver la ecuación (1.3)), podemos escribir la suma de los primeros
(n − 1) números cuadrados en términos de la suma de los primeros n − 1
números triangulares como sigue:

12 + 22 + · · · + n2 = (T1 ) + (T1 + T2 ) + · · · + (Tn−1 + Tn )


= 2(T1 + T2 + · · · + Tn−1 ) + Tn .

Ası́,
1 2
1 + 22 + · · · + n2 − Tn .

T1 + T2 + · · · + Tn−1 =
2
Usando las expresiones (1.2) y (1.4), tenemos que
 
1 n(n + 1)(2n + 1) n(n + 1)
T1 + T2 + · · · + Tn−1 = − ;
2 6 2

al simplificar obtenemos finalmente

1 3 
T1 + T2 + T3 + · · · + Tn−1 = n −n .
6

Si formulamos una conjetura general para cualquier número natural n


y queremos garantizar que tal conjetura es verdadera, podemos utilizar la
inducción matemática, basada en el siguiente principio:

Principio de inducción
Una proposición que depende de los números naturales se cumple para
todo número natural si se satisfacen las dos condiciones siguientes:

1. La proposición se cumple para el número 1.


Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 15

2. Siempre que la proposición se satisface para el natural k implica que la


proposición se satisface para el siguiente número natural (k + 1).

Veamos un ejemplo. Mostraremos que para cualquier número natural n


se cumple que

n2 (n + 1)2
13 + 23 + 33 + · · · + n3 = . (1.5)
4
Antes de aplicar el principio de inducción, construyamos una tabla con los
valores de las expresiones que aparecen en la igualdad anterior para algunos
valores de n:
n2 (n + 1)2
n 13 + 23 + 33 + · · · + n3
4
12 (1 + 1)2
1 13 = 1 =1
2
4 2
2 (2 + 1)
2 13 + 23 = 9 =9
4
32 (3 + 1)2
3 13 + 23 + 33 = 36 = 36
2
4 2
4 (4 + 1)
4 13 + 23 + 33 + 43 = 100 = 100
4
El renglón de esta tabla correspondiente a n = 1 muestra que la igualdad
(1.5) vale para este caso. Ahora suponemos que la igualdad vale para un
número natural k, de modo que

3 3 3 k 2 (k + 1)2
3
1 + 2 + 3 + ··· + k = .
4
¿Qué ocurre para el caso del número natural (k + 1)? Podemos usar esta
igualdad para ver que

k 2 (k + 1)2
13 + 23 + 33 + · · · + k 3 + (k + 1)3 = + (k + 1)3 ,
4
pero podemos simplificar el lado derecho como

k 2 (k + 1)2 (k + 1)2 (k 2 + 4(k + 1)) (k + 1)2 (k + 2)2


+ (k + 1)3 = = ,
4 4 4
16 1.2. Inducción matemática

es decir,

(k + 1)2 (k + 2)2
13 + 23 + 33 + · · · + k 3 + (k + 1)3 = ,
4
de modo que la igualdad (1.5) vale también para (k + 1). Por el principio de
ión, la igualdad vale para cualquier número natural.

Ejercicios
1. Utiliza el principio de inducción matemática para verificar que las si-
guientes igualdades son válidas para cualquier número natural n:

a) 1 + 3 + 5 + · · · + (2n − 1) = n2 .
n(4n2 − 1)
b) 12 + 32 + 52 + · · · + (2n − 1)2 = .
3
c) 13 + 33 + 53 + · · · + (2n − 1)3 = n2 (2n2 − 1).
1 1 1 1 n
d) + + + ··· + = .
1·2 2·3 3·4 n · (n + 1) n+1
1 1 1 1 n
e) + + + ··· + = .
1·3 3·5 5·7 (2n − 1)(2n + 1) 2n + 1
n(n + 1)(n + 2)
f ) 1 · 2 + 2 · 3 + 3 · 4 + · · · + n · (n + 1) = .
3
g) 1 · 2 · 3 + 2 · 3 · 4 + 3 · 4 · 5 + · · · + n · (n + 1) · (n + 2) =
n(n + 1)(n + 2)(n + 3)
.
4
12 22 32 n2 n(n + 1)
h) + + + ··· + = .
1·3 3·5 5·7 (2n − 1)(2n + 1) 2(2n + 1)

2. Determina si las siguientes afirmaciones son falsas o verdaderas.

a) Para todo número natural n, n2 + n − 20 < 0.


b) Para todo número natural n, n2 − n + 1 > 0.
c) Para todo número natural n, n3 − n es múltiplo de 3.
d ) Para todo número natural n, n5 − n es múltiplo de 5.
e) Para todo número natural n, n7 − n es múltiplo de 7.
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 17

f ) Para todo número natural n, (2n − 1)(2n + 1)(2n + 3) es múltiplo


de 5.
g) Para todo número natural n > 3, 2n > 2n + 1.

3. Usa inducción para mostrar que las siguientes igualdades son válidas
para cualquier número natural n:

a) 1 + 2 + 22 + 23 + · · · + 2n = 2n+1 − 1.
3n+1 − 1
b) 1 + 3 + 32 + 33 + · · · + 3n = .
2
10n+1 − 1
c) 1 + 10 + 102 + 103 + · · · + 10n = .
 9

1 1 1 1
d ) 1 + + 2 + · · · + n = 2 1 − n+1 .
2 2 2 2
 
1 1 1 9 1
e) 1 + + 2 + · · · + n = 1 − n+1 .
9 9 9 8 9
4. Utiliza las expresiones del ejercicio anterior para plantear una conjetura
acerca de una expresión para la suma
1 + r + r2 + · · · + rn
y demuestra que la conjetura es verdadera.
5. Demuestra que
1 − (n + 1)rn + nrn+1
1 + 2r + 3r2 + · · · + nrn−1 = .
(1 − r)2
6. Demuestra la siguiente igualdad:
n+1
2 4 2n 1 − r2
(1 + r)(1 + r )(1 + r ) · · · (1 + r ) = .
1−r
7. Demuestra la siguiente desigualdad:
1 1 1 1 √
√ + √ + √ + · · · + √ > n, si n > 1.
1 2 3 n
8. ¿Cuántos enteros positivos n cumplen que n − 17 divide a n + 4?
9. Demuestra que la suma de cubos de tres números naturales consecutivos
es múltiplo de 9.
18 1.3. Fórmula del binomio de Newton

1.3. Fórmula del binomio de Newton


En la sección 1.1 analizamos el problema del número de partidos de futbol
a realizar con 12 equipos. Uno de los modelos propuestos para estudiar este
problema utilizó un polı́gono de 12 vértices, donde cada vértice representaba
un equipo y cada partido estaba representado por un segmento entre dos
vértices. Utilizando esta información, podemos ver que (12)(11)/2 es igual al
número de segmentos que se pueden trazar en un polı́gono con 12 vértices.
En general, el número de segmentos que se pueden construir con n puntos
n(n − 1)
es .
2
Ahora nos preguntaremos por el número de triángulos que se pueden
construir con los vértices de un polı́gono con n vértices. Observemos que
cada triángulo se construye con los vértices de un segmento y un tercer
vértice que no está en el segmento, de modo que por cada pareja de vértices
(o bien por cada segmento) disponemos de otros n − 2 vértices del polı́gono
para construir los triángulos. Por ejemplo, en el caso del hexágono se tienen
4 triángulos por cada segmento como se observa en la figura:

En el caso general, tenemos


n(n − 1)
(n − 2)
2
triángulos. Pero en este cálculo cada triángulo se ha contado 3 veces, de modo
que el número total de triángulos que se pueden construir con los vértices de
un polı́gono de n lados es
n(n − 1)(n − 2)
.
2·3
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 19

¿Cuántos cuadriláteros podremos construir? Siguiendo la misma lógica, el


número de cuadriláteros se puede obtener a partir del número de triángulos.
Retomando el ejemplo del hexágono, si fijamos uno de los triángulos, podemos
construir un cuadrilátero con cualquiera de los puntos sobrantes:

Por lo tanto, el número de cuadriláteros es igual al producto del número


de triángulos por el número de puntos sobrantes. De nuevo, observamos que
cada cuadrilátero se ha contado 4 veces, de modo que debemos dividir el
número obtenido entre cuatro, ası́, el número de cuadriláteros que se pueden
construir con los vértices del hexágono es
6·5·4·3
.
4·3·2
Podemos generalizar este razonamiento como sigue: Dado un polı́gono de
n vértices, por cada triángulo construido se dispone de otros n − 3 vértices
para elegir el cuarto vértice del cuadrilátero. Como el número de triángulos
es
n(n − 1)(n − 2)
,
2·3
se pueden construir
n(n − 1)(n − 2) n − 3 n(n − 1)(n − 2)(n − 3)
· =
2·3 4 2·3·4
cuadriláteros.
Ahora podemos conjeturar que el número de polı́gonos de k vértices que
se pueden construir en un polı́gono de n vertices es
n(n − 1)(n − 2)(n − 3) · · · (n − k + 1)
.
2 · 3 · 4···k
20 1.3. Fórmula del binomio de Newton

En la siguiente tabla se tiene la información del número total de polı́gonos


con k lados que se pueden construir en polı́gonos de 3, 4, 5 y 6 vértices:

Número de Total de Total de Total de Total de Total de Total de

vértices segmentos triángulos cuadriláteros pentágonos hexágonos polı́gonos

3 3 1 0 0 0 7
4 6 4 1 0 0 15
5 10 10 5 1 0 31
6 15 20 15 6 1 63

Obsérvese que en cada caso el número total de polı́gonos (última co-


lumna) se puede escribir como una potencia de 2 menos 1. Escribimos esta
información en la siguiente tabla, la cual extenderemos en dos sentidos por
conveniencia. En la segunda columna incluimos un caso lı́mite, el número de
“polı́gonos” con k = 0 lados, es decir, el número de puntos considerados.
Además, incluimos dos renglones al principio, correspondientes a los “polı́go-
nos” con 1 o 2 vértices.

Número Total de Total de Total de Total de Total de Total de Total de

de vértices puntos segmentos triángulos cuadriláteros pentágonos hexágonos polı́gonos

1 1 0 0 0 0 0 21 −1
2 2 1 0 0 0 0 22 −1
3 3 3 1 0 0 0 23 −1
4 4 6 4 1 0 0 24 −1
5 5 10 10 5 1 0 25 −1
6 6 15 20 15 6 1 26 −1

Se observa que en cada uno de los renglones hay algunos números que se
repiten. ¿Qué sucede en la geometrı́a para que se dé esta situación? Veamos
los siguientes dibujos:
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 21

En el primer dibujo tenemos un polı́gono de 8 vértices y vemos que por


cada 3 vértices utilizados para formar un triángulo hay otros 5 vértices que no
se ocupan, con los que se puede construir un pentágono. En el segundo dibujo
tenemos 6 vértices, dos de los cuales se han usado para formar un segmento.
Con los vértices restantes formamos un cuadrilátero. En general, si tenemos
un polı́gono con n vértices, podemos afirmar que por cada polı́gono de k
vértices, podemos construir otro polı́gono con los n − k vértices restantes.
Por lo tanto el número de polı́gonos de k vértices que se puede construir en
un polı́gono de n vértices es igual al número de polı́gonos con n − k vértices
y tenemos la siguiente igualdad:

n(n − 1)(n − 2) · · · (n − k + 1) n(n − 1)(n − 2) · · · (n − (n − k) + 1)


=
2 · 3···k 2 · 3 · · · (n − k)

la cual es fácil de verificar al hacer la multiplicación cruzada.


En resumen, tenemos que el número total de polı́gonos que se pueden
construir con los vértices de un polı́gono de n vértices es

n(n − 1) n(n − 1)(n − 2) n(n − 1)(n − 2) · · · 2


n+ + + ··· + + 1 = 2n − 1,
2 2·3 2 · 3 · · · (n − 1)

donde el primer sumando es el número total de puntos del polı́gono, el segun-


do el número total de segmentos, el siguiente el número total de triángulos
y ası́ sucesivamente hasta llegar al número de polı́gonos con n vértices, que
es igual a 1. Observa que la expresión 2n − 1 también da el número total de
polı́gonos cuando el “polı́gono” original tiene sólo uno o dos puntos.
22 1.3. Fórmula del binomio de Newton

Ahora abordaremos el problema de determinar el número total de polı́go-


nos desde otro punto de vista. En la siguiente figura hemos etiquetado los
vértices de un cuadrado como a, b, c, d:

Para formar un segmento con dos de los vértices de este cuadrado, basta
elegir cualesquiera dos letras en el conjunto {a, b, c, d}. En forma similar,
para formar un triángulo basta elegir tres letras del mismo conjunto. Para
obtener el número total de polı́gonos que podemos formar con los vértices de
este cuadrado, podemos entonces preguntarnos cuántos subconjuntos tiene
{a, b, c, d}. Para contestar esta pregunta haremos una lista:

Tenemos 4 subconjuntos de un elemento: {a} , {b} , {c} , {d}.


Los subconjuntos de dos elementos son {a, b}, {a, c}, {a, d}, {b, c},
{b, d} y {c, d} ; en total, 6 subconjuntos de este tipo.
Subconjuntos de tres elementos: {a, b, c} , {a, b, d} , {a, c, d} , {b, c, d} ; es
decir, 4 subconjuntos.
Subconjuntos de cuatro elementos: {a, b, c, d}; o sea, un solo subcon-
junto.

En este caso, agregaremos a esta lista el conjunto vacı́o que siempre es sub-
conjunto de cualquier conjunto. Ası́, el total de subconjuntos de {a, b, c, d}.
es
1 + 4 + 6 + 4 + 1 = 16 = 24 .
Para hacer una analogı́a completa entre el número de figuras geométricas
que se pueden construir con los vértices de un cuadrado y el número de
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 23

subconjuntos de un conjunto con 4 elementos, podemos asociar al conjunto


vacı́o la “figura vacı́a”.
Para confirmar esta analogı́a consideremos un pentágono y el conjun-
to {a, b, c, d, e} con 5 elementos. El número de subconjuntos del conjunto
{a, b, c, d, e} es
1 + 5 + 10 + 10 + 5 + 1 = 32 = 25
vacı́o 1 elemento 2 elementos 3 elementos 4 elementos 5 elementos

Entonces en base al análisis realizado con los objetos geométricos se pue-


de conjeturar que el número total de subconjuntos de un conjunto con n
elementos es 2n , esto es:
n(n − 1) n(n − 1)(n − 2)
1 + n + + +
vacı́o 1 elemento 2 2·3
2 elementos 3 elementos
n(n − 1)(n − 2) · · · (n − k + 1)
+ ··· + +
2 · 3···k
k elementos
n(n − 1)(n − 2) · · · 3 · 2
+ ··· + + 1 = 2n .
2 · 3 · · · (n − 1) n elementos
n−1 elementos

También podemos afirmar que el número de subconjuntos con k elementos


de un conjunto con n elementos es igual al número de subconjuntos con n − k
elementos.
Para no estar cargando tantas multiplicaciones vamos a definir el factorial
de un número n, denotado por n!, como
n! = n(n − 1)(n − 2) · · · 2 · 1;
por ejemplo, 3! = 3 · 2 · 1 = 6, o bien 5! = 5 · 4 · 3 · 2 · 1 = 60. Con esta
definición,
n(n − 1)(n − 2) · · · (n − k + 1)
1 · 2 · 3···k
se puede escribir como
[n(n − 1)(n − 2) · · · (n − k + 1)] · (n − k)! n!
= .
[1 · 2 · 3 · · · k] · (n − k)! k!(n − k)!
Denotamos esta última expresión como sigue:
 
n n!
= .
k k!(n − k)!
24 1.3. Fórmula del binomio de Newton

Por ejemplo,
 
5 5! 5! 5·4·3·2·1 20
= = = = = 10,
3 3!(5 − 
3)!  3!2! (3 · 2 · 1)(2 · 1) 2
10 10! 10 · 9 · 8 · 7
= = = 210.
6 6!(10 − 6)! 4·3·2·1

Con esta notación se puede decir que  el número


 de subconjuntos de k
n
elementos de un conjunto de n elementos es . Como el vacı́o es el conjunto
k
que no tiene elementos, debemos tener que
 
n
=1
0

de modo que definimos 0! = 1 para que


 
n n! n!
= = = 1.
0 n!(n − n)! n!0!

Con esta notación, podemos escribir 2n como


           
n n n n n n n
2 = + + + ··· + + ··· + + .
0 1 2 k n−1 n

Además, el hecho de que un conjunto con n elementos tiene tantos sub-


conjuntos con k elementos como subconjuntos con n − k se puede escribir
como    
n n
= .
k n−k
Regresemos a la tabla de la página 20, donde aparece el número de “sub-
polı́gonos” que podemos formar con los vértices de un polı́gono, o bien, como
hemos visto, el número de subconjuntos de un conjunto con n elementos.
Para tomar en cuenta al subconjunto vacı́o, tendrı́amos que agregamos a es-
ta tabla una columna (entre la primera y la segunda columnas de la tabla
original) con un 1 correspondiente a dicho subconjunto. Además cambiare-
mos un poco la distribución de los datos para obtener el siguiente arreglo de
números:
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 25

1
1 1
1 2 1
1 3 3 1
1 4 6 4 1
1 5 10 10 5 1
1 6 15 20 15 6 1
Observemos varios patrones en este arreglo:

1. Al inicio y al final de cada renglón aparecen unos.

2. En el tercer renglón aparece un 2 que se puede ver como la suma de


los unos que están en el renglón superior.

3. En el cuarto renglón aparecen dos números 3 cada uno de los cuales es


la suma de un 1 y un 2 del renglón superior.

4. El quinto renglón se construye de manera análoga al cuarto: Iniciamos


con los unos en los extremos y luego sumamos 3 con 1, 3 con 3, otra
vez 3 con 3 y ası́ sucesivamente para obtener 1, 4, 6, 4, 1.

En general, cualquier renglón de este arreglo se obtiene sumando los dos


números que están en el renglón inmediato superior arriba de éste. Ası́ po-
demos seguir construyendo los demás renglones del arreglo:
1
1 1
1 2 1
1 3 3 1
1 4 6 4 1
1 5 10 10 5 1
1 6 15 20 15 6 1
1 7 21 35 35 21 7 1
1 8 28 56 70 56 28 8 1

Este arreglo se llama triángulo de Pascal. Los elementos que aparecen en


el renglón n del triángulo son:

          
n n n n n n n n
··· ··· .
0 1 2 k−1 k k+1 n−1 n
26 1.3. Fórmula del binomio de Newton

Puesto que el renglón (n + 1) está formado por


        
n+1 n+1 n+1 n+1 n+1 n+1
··· ··· ,
0 1 2 k n n+1

para demostrar que el triángulo sigue el patrón antes indicado hay que ver que
el (k + 1)-ésimo elemento de este renglón se obtiene al sumar dos elementos
del renglón anterior, a saber,
     
n+1 n n
= + .
k k−1 k

Para esto basta verificar esta igualdad:


   
n n n! n!
+ = +
k−1 k (k − 1)!(n − k +1)! k!(n − k)!
n! 1 1
= +
(k − 1)!(n − k)!  n − k + 1 k
n! k+n−k+1
=
(k − 1)!(n − k)! k(n − k + 1)
n! n+1
=
(k − 1)!(n − k)! (n − k + 1)k
(n + 1)!
=
k(k − 1)!(n + 1 − k)(n − k)!
(n + 1)!
=
 1 − k)!
k!(n + 
n+1
= .
k

Ahora veremos una aplicación del triángulo de Pascal, para lo cual desa-
rrollaremos algunas potencias de un binomio a + b: Es claro que

(a + b)1 = a + b.

Observemos que los coeficientes de los monomios son 1 y 1. Ahora,

(a + b)2 = a2 + 2ab + b2 ,
y sus coeficientes son 1, 2 y 1. Por otro lado,

(a + b)3 = a3 + 3a2 b + 3ab2 + b3 ,


Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 27

y los coeficientes son 1, 3, 3, 1. Por último,

(a + b)4 = a4 + 4a3 b + 6a2 b2 + 4ab3 + b4 ,


y sus coeficientes son 1, 4, 6, 4, 1.
Ası́, en cada uno de estos desarrollos aparecen los coeficientes de uno de
los renglones del triángulo de Pascal. Podemos conjeturar que

(a + b)5 = a5 + 5a4 b + 10a3 b2 + 10a2 b3 + 5ab4 + b5 ,

y para verificar esta conjetura podemos efectuar el producto (a + b)4 (a + b).

Proposición 1.1. La n-ésima potencia de un binomio a+b se puede escribir


usando los coeficientes del triángulo de Pascal como
         
n n n n n−1 n n−k k n n−1 n n
(a+b) = a + a b+· · ·+ a b +· · ·+ ab + b .
0 1 k n−1 n

Demostración. Éste es un resultado que puede demostrarse usando el prin-


cipio de inducción matemática. En primer lugar, la afirmación es cierta para
n = 1, pues    
1 1 1 1 1−1
(a + b) = a + a b.
0 1
Supongamos entonces que es válido el resultado para n − 1, es decir, que
(a + b)n−1 es igual a la suma
n−1 n−1
+ n−1 a b + · · · + n−1 n−1
+ n−1
  n−2  n−1−k k  n−2  n−1
0
a 1 k
a b + · · · + n−2 ab n−1
b

Al multiplicar esta expresión por (a + b) obtenemos dos sumas, que son


n−1 n
a + n−1 a b + · · · + n−1 a b + · · · + n−1 + n−1
  n−1  n−k k  2 n−2  n−1
0 1 k n−2
ab n−1
ab

y
n−1 n−1 n−1 n−1 n−1
an−1 b + an−2 b2 + · · · + an−1−k bk+1 + · · · + abn−1 + bn .
    
0 1 k n−2 n−1

Agrupamos los términos semejantes de estas dos sumas y usamos el hecho


de que
n−1
= n−1 = n0 = nn = 1
   
0 0
28 1.4. Las torres de Hanoi

para escribir
n n−1
+ n−1 n−1 n−1
      
(a + b)n = 0
an + 0 1
an−1 b + 1
+ 2
an−2 b2 + · · · +
 n−1
+ n−1 n−1 n−1 n n
 n−k k    n−1 
k−1 k
a b + ··· + n−2
+ n−1
ab + n
b .

Finalmente, usamos la igualdad


     
n+1 n n
= +
k k−1 k
en cada uno de los paréntesis rectangulares para obtener la igualdad que
querı́amos mostrar. Por el principio de inducción, la igualdad en el enunciado
de esta proposición es válida para cualquier número natural n. Esta expresión
se conoce como la fórmula del binomio de Newton.

Ejercicios
1. Comprueba la siguiente igualdad.

(a − b)n = n0 an − n1 an−1 b + n
a b + · · · + (−1)k nk an−k bk
   n−2 2 
2

n n
  n
+ · · · + (−1)n−1 n−1
abn−1 + (−1)n n
b .

2. ¿Cuál es el séptimo término en el desarrollo de (2a2 − 5b3 )12 ?

3. Desarrolla los siguientes binomios: (x + 2y 2 )3 y (3x − 2y)4 .

1.4. Las torres de Hanoi


El juego de las torres de Hanoi fue inventado por el matemático francés
Édouard Lucas, quien lo publicó por primera vez en 1883. El material de
juego consta de varios discos o monedas de diferente tamaño y un tablero
con tres estacas o con tres casillas. Al inicio los discos están colocados en una
de las casillas en orden creciente (el mayor hasta abajo). El juego consiste en
trasladar todos los discos de la torre, uno por uno, a otra casilla (usando la
tercera como auxiliar) de manera que queden en el orden original. Los discos
se pueden mover a cualquier casilla siempre y cuando en ella no se encuentre
un disco de menor tamaño; esto es, nunca se puede colocar un disco mayor
sobre uno menor.
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 29

Una pregunta que se plantea naturalmente después de jugar con torres


de 3, 4 y 5 discos es

¿Cuál es el número de pasos necesario para trasladar una torre de n discos?

Otra pregunta natural es:

¿Cuál es el mı́nimo número de pasos para trasladar una torre de n discos?

Al experimentar directamente con unos cuantos discos reunimos los datos


de la siguiente tabla:

Número de discos de la torre Número mı́nimo de pasos


1 1
2 3
3 7
4 15
5 31

Antes de buscar cuál serı́a el mı́nimo número de pasos necesario para


trasladar una torre con n discos, verifiquemos que los números obtenidos al
experimentar con 1, 2, 3, 4 y 5 discos son los mı́nimos.
Claramente, si tenemos un solo disco basta con un movimiento para lle-
varlo a otra casilla y, por lo tanto, éste es el mı́nimo.
¿Qué sucede si tenemos dos discos en la torre? Observemos que para
mover el disco mayor primero se debe quitar de encima el disco pequeño
(para lo cuál sólo necesitamos un paso). Nótese que ya necesitamos usar la
otra casilla como auxiliar para efectuar el juego sin infringir las reglas. El
movimiento del disco mayor requiere también de un solo paso y para volver
a formar la torre necesitamos mover nuevamente el disco pequeño una vez.
Esto da un total de 3 movimientos, y éste el mı́nimo número de pasos.
Si ahora se tienen en total 3 discos en la torre, para poder mover por
primera vez el disco mayor se deben mover previamente los discos menores
y llevarlos a una única casilla (de modo que quede libre una casilla a donde
podamos trasladar al disco mayor). Como ya sabemos, para trasladar 2 discos
de una casilla a otra se necesitan al menos 3 movimientos, de modo que el
primer movimiento del disco mayor debe realizarse después de 3 movimientos.
30 1.4. Las torres de Hanoi

Una vez movido el disco mayor, se tienen que colocar los dos discos más
pequeños encima del mayor y para esto se requieren otros tres movimientos.
Ası́, se llega a que el mı́nimo número de pasos necesario para trasladar 3 discos
se obtiene sumando el mı́nimo de movimientos necesarios para trasladar 2
discos, el movimiento del disco mayor y el número mı́nimo de movimientos
necesarios para colocar 2 discos en la casilla que ocupa el mayor.
De manera análoga se puede demostrar que el mı́nimo número de pasos
necesario para trasladar 4 discos es 15 y para 5 discos es 31.
Obsérvese que, si denotamos como H(n) al mı́nimo número de pasos
necesario para trasladar una torre con n discos, se tiene el siguiente principio
en el juego:

H(1) = 1;
H(2) = H(1) + 1 + H(1);
H(3) = H(2) + 1 + H(2);
H(4) = H(3) + 1 + H(3);
H(5) = H(4) + 1 + H(4).

Este principio de recursividad, que se descubre de la experimentación


directa del juego con torres de 1, 2, 3, 4 y 5 discos, sugiere la siguiente
conjetura:

H(1) = 1; H(n) = H(n − 1) + 1 + H(n − 1) = 2H(n − 1) + 1.

Claramente H(1) = 1 es el mı́nimo de pasos necesario para trasladar un


disco. En cuanto a la segunda relación, sabemos que antes de mover por
primera vez el disco mayor (en este caso el n-ésimo) hay que trasladar a una
única casilla la torre con n − 1 discos que está encima de él, después mover
el disco n y, por último regresar la torre de n − 1 discos a la casilla ocupada
por el disco n. De este modo, si H(n − 1) es el mı́nimo número de pasos
necesario para trasladar n − 1 discos, entonces H(n) = 2H(n − 1) + 1 debe
ser el mı́nimo número de pasos necesario para trasladar n − 1 discos.
En la práctica, para encontrar H(n) debemos calcular primero H(2) a
partir de H(1) = 1, luego H(3) a partir de H(2), H(4) a partir de H(3) y
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 31

ası́ sucesivamente. Esto nos sugiere desarrollar H(n) de la siguiente manera:

H(1) =1;
H(2) =2H(1) + 1 = 2 + 1;
H(3) =2H(2) + 1 = 2(2 + 1) + 1 = 22 + 2 + 1;
H(4) =2H(3) + 1 = 2(22 + 2 + 1) + 1 = 23 + 22 + 2 + 1;
..
.
H(n) = 2H(n − 1) + 1 = 2(2n−2 + 2n−3 + · · · + 2 + 1) + 1
= 2n−1 + 2n−2 + · · · + 22 + 2 + 1.

En la última expresión suponemos que n ≥ 2. Ası́, concluimos que


n
X
H(1) = 1; y H(n) = 2i−1 para n ≥ 2. (1.6)
i=1

Sin embargo, esta fórmula no es muy práctica, pues si n es un número su-


ficientemente grande, el cálculo de H(n) nos obliga a desarrollar un buen
número de operaciones. Trataremos entonces de buscar algún otro camino
que nos permita encontrar H(n) de manera más directa o bien que nos diga
cómo calcular la suma que necesitamos.
Agreguemos una columna a nuestra tabla anterior que indique los incre-
mentos que sufre el número de pasos cuando el número de discos crece:

Número de discos de la torre Número mı́nimo de pasos Incremento


0 0
1 1 1 = 20
2 3 2 = 21 (1.7)
3 7 4 = 22
4 15 8 = 23
5 31 16 = 24

Se observa que cada uno de los incrementos se puede expresar como una
potencia de 2 y que el mı́nimo número de pasos necesario para trasladar
n discos se obtiene sumando ese incremento al mı́nimo número de pasos
necesario para trasladar n−1 discos. Esto es, se obtiene una segunda relación
de recursividad dada por

H(1) = 1, H(n) = H(n − 1) + 2n−1 .


32 1.4. Las torres de Hanoi

Ası́, la propia tabla nos ofrece un segundo método para encontrar el mı́nimo
número de pasos necesario para trasladar n discos. Haciendo un desarrollo
análogo al anterior obtenemos:

H(n) = H(n − 1) + 2n−1


= H(n − 2) + 2n−2 + 2n−1
= H(n − 3) + 2n−3 + 2n−2 + 2n−1
..
.
= H(1) + 21 + 22 + 23 + · · · + 2n−2 + 2n−1
= 20 + 21 + · · · + 2n−1 .
Es decir, mediante ambos métodos se obtiene que
n
X
H(n) = 2i−1 .
i=0

Como ya se demostró que la relación recursiva H(n) = 2H(n − 1) + 1


proporciona el mı́nimo número de pasos necesario para trasladar n discos, y
comoP la relación H(n) = H(n − 1) + 2n−1 da como resultado la misma expre-
sión ni=0 2i−1 , se tiene entonces que esta segunda relación de recursividad
también proporciona el mı́nimo número de pasos necesario para trasladar n
discos.
Sin embargo aún no hemos resuelto el problema de reducir el número de
operaciones requeridas para encontrar H(n) con n suficientemente grande.
Sigamos buscando:
Recurramos nuevamente a la tabla que aparece en (1.7) y relacionemos en
ella, de otra manera, a los totales de pasos con los incrementos. Observemos
que el número de pasos necesario para trasladar un disco es el incremento
correspondiente a 2 discos menos una unidad; que el total de pasos necesario
para trasladar 2 discos es el incremento correspondiente a 3 discos, menos
una unidad, etcétera. De aquı́ se puede conjeturar que el mı́nimo número de
pasos necesario para trasladar n discos es 2n − 1; es decir, H(n) = 2n − 1.
En suma, tenemos que demostrar el siguiente:
Teorema 1.2. El mı́nimo número de pasos necesario para trasladar n discos
está dado por H(n) = 2n − 1.
Demostración. Ya sabemos que

H(n) = 2H(n) + 1 = H(n − 1) + 2n−1 = 20 + 21 + 22 + · · · + 2n−1


Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 33

es el mı́nimo número de pasos necesario para trasladar n discos, pero por el


ejercicio 4a de la sección anterior,

20 + 21 + 22 + · · · + 2n−1 = 2n − 1; (1.8)

de estas igualdades se sigue el teorema.

Ahora podemos hacer preguntas más elaboradas, por ejemplo,

Dado un número de paso k, ¿qué disco se mueve en ese paso?

En primer lugar es necesario contar con un esquema de los traslados que


se realizan a lo largo del juego; para ello es indispensable construir un modelo
del juego con un lenguaje adecuado. Una posibilidad es numerar los discos en
orden creciente y asignar a las casillas las letras A, B y C. Con esta notación
se tienen dos posibles esquemas para un número determinado de discos. Si
suponemos que siempre se parte de la casilla A y que la torre tiene tres discos,
los esquemas son

Disco que Casilla a la que Disco que Casilla a la que


se mueve se mueve el disco se mueve se mueve el disco
1 C 1 B
2 B 2 C
1 B 1 C
3 C 3 B
1 A 1 A
2 C 2 B
1 C 1 B
34 1.4. Las torres de Hanoi

Si la torre tiene cuatro discos, los esquemas son

Disco que Casilla a la que Disco que Casilla a la que


se mueve se mueve el disco se mueve se mueve el disco
1 C 1 B
2 B 2 C
1 B 1 C
3 C 3 B
1 A 1 A
2 C 2 B
1 C 1 B
4 B 4 C
1 B 1 C
2 A 2 A
1 A 1 A
3 B 3 C
1 C 1 B
2 B 2 C
1 B 1 C

De los esquemas de los traslados para 3 y 4 discos se puede observar que


cuando el primer movimiento que se realiza es a la casilla C, la torre termina
en esa misma casilla siempre y cuando la torre tenga 3 discos y termina en B
siempre y cuando la torre tenga 4 discos. También se puede observar que si
el primer movimiento que se realiza es a la casilla B, la torre termina en B si
hay un total de 3 discos y en C si hay 4. Es decir, para una torre de 3 discos,
el juego termina en la casilla hacia donde se realizó el primer traslado, y si
la torre tiene 4 discos, el juego termina en la casilla que queda libre después
de realizar el primer traslado. Esto nos permite establecer la siguiente
Conjetura. Si el número de discos de la torre es impar, la torre termina
en la casilla hacia donde se realizó el primer traslado, y si el número de discos
de la torre es par, la torre termina en la casilla que quedó libre después de
realizar el primer traslado.
Como los esquemas de traslados son esencialmente iguales haciendo el
primer movimiento a la casilla C o a la B, elegiremos uno de ellos como mo-
delo general del juego. En particular supondremos que el primer movimiento
siempre es a la casilla C (partiendo de la casilla A). Para ahorrar espacio (y
tiempo) denotaremos los traslados como 1-C o 2-B, o lo que corresponda.
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 35

Una vez impuesta la condición de que el primer traslado se haga a la


casilla C partiendo de A obtenemos la tabla siguiente

Número de paso Número de discos de la torre


1 2 3 4 5
1 1–C 1–C 1–C 1–C 1–C
2 2–B 2–B 2–B 2–B
3 1–B 1–B 1–B 1–B
4 3–C 3–C 3–C
5 1–A 1–A 1–A
6 2–C 2–C 2–C
7 1–C 1–C 1–C
8 4–B 4–B

Si se observa con detenimiento esta tabla se verá que el disco más pequeño,
el número 1, se mueve siempre cada tercer paso; es decir, en los pasos impares.
También de la tabla se puede observar que el disco 2 se mueve en forma
parecida: fijándose sólo en los pasos pares, se observa que el disco 2 también
se mueve “cada tercer paso”.
Si ahora se observan los pasos donde no se mueven los discos 1 o 2, es
decir los pasos 4, 8, 12, 16, etcétera, se verá que el disco 3 se mueve también
“cada tercer paso”. Destacamos esto en la siguiente tabla.

Disco Se mueve en el paso


1 1 3 5 7 9
2 2 6 10 14 18
3 4 12 20 28 36
4 8 24 40 56 72

Lo que resta ahora es expresar esta relación de manera general y compro-


bar que se satisface para cualquier número n de discos de la torre.
Si el número de paso (denotado por k de aquı́ en adelante) es impar,
entonces se mueve el disco número 1;
Si el número de paso es de la forma k = 2p con p impar (esto para expresar
el “cada tercer paso”), se mueve el disco 2;
Si dicho número es de la forma k = 4p con p impar, se mueve el disco 3;
Si es de la forma k = 8p con p impar, se mueve el disco 4; y
Si es de la forma k = 16p con p impar entonces se mueve el disco 5.
En general se puede establecer la siguiente
36 1.4. Las torres de Hanoi

Conjetura. Si el número de paso es de la forma k = 2n−1 p con p impar,


entonces se mueve el disco n.
La demostración de este resultado se basa en el siguiente razonamiento:
Sabemos que si la torre tiene n discos en total, el disco mayor se mueve
una única vez y lo hace en el paso de la forma 2n−1 , ya que antes de moverse
debe haberse trasladado a una sola casilla la torre con n − 1 discos. Como
para trasladar la torre con n − 1 discos se requiere un mı́nimo de 2n−1 − 1
pasos, el paso en que se mueve el disco n es precisamente el siguiente, es decir
el 2n−1 − 1 + 1 = 2n−1 .
El disco n − 1 se mueve dos veces. Veamos. Según la relación de recursi-
vidad descubierta en el juego, la torre con n − 1 discos se mueve dos veces
en el juego con una torre de n discos, una vez antes de mover el disco mayor
y otra vez después de mover el disco mayor. Como en la torre con n − 1
discos ocurre que el disco mayor es el n − 1, éste se mueve una sola vez en
el paso de la forma 2n−2 . Y como después de mover el disco n se vuelve a
repetir el esquema del juego con n − 1 discos, la segunda vez que se mueve
es precisamente en el paso de la forma 2n−1 + 2n−2 ; es decir, a partir del
momento en que se mueve el disco n contamos un número de pasos igual al
correspondiente al primer movimiento del disco n − 1.
Ası́, el disco n − 1 (en el juego con una torre de n discos) se mueve 2 veces
y lo hace en los pasos 2n−2 y 2n−2 (1 + 2) = 2n−2 (3).
El disco n − 2 se mueve cuatro veces, pues en el juego con una torre de
n − 1 discos (que se repite dos veces en el juego con una torre de n discos)
se mueve dos veces. En el juego con una torre de n − 1 discos, el disco n − 2
se mueve en los pasos de la forma 2(n−1)−2 = 2n−3 y 2(n−1)−2 (3) = 2n−3 (3)
(por lo dicho en el caso anterior). Como el esquema de este juego se repite
en el esquema del juego con una torre de n discos, las otras dos veces que se
mueve el disco n − 2 ocurren en los pasos de la forma:

2n−1 + 2n−3 (1) = 2n−3+2 + 2n−3 (1) = 2n−3 (22 + 1) = 2n−3 (5)

y
2n−1 + 2n−3 (3) = 2n−3+2 + 2n−3 (3) = 2n−3 (22 + 3) = 2n−3 (7),
de modo que el disco n − 2 se mueve 22 = 4 veces en los pasos 2n−3 (1),
2n−3 (3), 2n−3 (5) y 2n−3 (7).
Análogamente, el disco n − 3 se mueve 8 veces, pues en el juego con una
torre de n−1 discos se mueve cuatro veces y este juego se repite dos veces en el
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 37

juego con una torre de n discos. Los pasos en los que se mueve serán, entonces
los pasos: 2n−4 (1), 2n−4 (3), 2n−4 (5), 2n−4 (7), 2n−4 (9), 2n−4 (11), 2n−4 (13) y
2n−4 (15).
En general, podemos conjeturar que si tenemos un juego con una torre
de n discos, el disco n − i se mueve 2i veces y lo hace en los pasos: 2n−i−1 (1),
2n−i−1 (3), . . . , 2n−i−1 (2i+1 − 1). La demostración de este hecho se basa en un
razonamiento idéntico al que se hizo para obtener el número de veces que se
mueven los discos n − 1, n − 2 y n − 3 y en qué pasos lo hacen, cuando la
torre tiene n discos.

1.5. El geoplano
El geoplano cuadrado es un tablero de madera con clavos dispuestos en
forma de una cuadrı́cula; los hay pequeños de 2 × 2 o 3 × 3 hasta grandes
de 10 × 10 o más. Además se utilizan ligas de colores para colocarse en los
clavos y formar diversas figuras geométricas. Por ejemplo, en la siguiente
figura aparecen dos cuadrados con vértices en los clavos del geoplano:

¿Cuántos cuadrados con vértices en los clavos habrá en un geoplano?


¿Habrá alguna manera para calcular el número de cuadrados en un geoplano
38 1.5. El geoplano

cuadrado cualquiera, de n × n?
Para responder a esta pregunta, veremos primero el caso particular del
geoplano 8 × 8 (ilustrado en la página 37) y trataremos de generalizarlo. Para
este caso, calcularemos primero el número de cuadrados “inscritos” (aquellos
cuyos vértices están en la orilla) en geoplanos de 2 × 2, 3 × 3, 4 × 4, 5 × 5,
6 × 6, 7 × 7 y 8 × 8. Después calcularemos el número de “subgeoplanos” de
2 × 2, 3 × 3, . . . , 7 × 7 que hay en un geoplano de 8 × 8.
Es claro que en el geoplano de 2 × 2 únicamente hay 1 cuadrado inscrito.
En el de 3 × 3 hay 2 cuadrados inscritos, en el de 4 × 4 hay 3 y en el de 5 × 5
hay 4:

Sucesivamente, en el geoplano de 6 × 6 hay 5 cuadrados inscritos y en el


de 7 × 7 hay 6:

Finalmente, en el de 8 × 8 hay 7:
Capı́tulo 1. Las primeras sesiones 39

Ahora es necesario obtener el número de subgeoplanos de k×k (2 ≤ k ≤ 8)


que hay en el geoplano de 8 × 8. Resumimos este conteo en la siguiente tabla:
Tipo 2×2 3×3 4×4 5×5 6×6 7×7 8×8
Número 72 62 52 42 32 22 12
Por lo tanto tendremos que el número total de cuadrados que podemos
construir en un geoplano de 8 × 8 es:
1 · 72 + 2 · 62 + 3 · 52 + 4 · 42 + 5 · 32 + 6 · 22 + 7 · 12 = 336.
Ahora podemos generalizar nuestro argumento para responder cuántos
cuadrados se pueden construir en un geoplano de n × n.
Podemos decir que un geoplano de k × k tiene k − 1 cuadrados inscritos;
además, el número total de subgeoplanos que tiene un geoplano de n × n es:
Tipo 2×2 3×3 ··· k×k ··· n×n
Número (n − 1)2 (n − 2)2 ··· (n − k + 1)2 ··· 12
Ası́, el número total de cuadrados que hay en un geoplano de n × n es:
1 · (n − 1)2 + 2 · (n − 2)2 + · · · + k · (n − k)2 + · · · + (n − 2) · 22 + (n − 1) · 12 .
Para obtener una expresión más sencilla de esta suma, separamos esto en
tres sumandos, observando que
k · (n − k)2 = kn2 − 2nk 2 + k 3 .
40 1.6. Resumen

Puesto que k toma valores de 1 hasta n − 1, obtenemos las sumas

(1 + 2 + · · · + (n − 1)), (12 + 22 + · · · + (n − 1)2 ), (13 + 23 + · · · + (n − 1)3 );

las expresiones para las dos primeras sumas aparecen en las ecuaciones (1.2)
y (1.4), mientras que habı́amos dejado la tercera como ejercicio. Tenemos
entonces que

1·(n−1)2 +2·(n−2)2 +· · ·+(k −1)·(n−k +1)2 +k ·(n−k)2 +· · ·+(n−1)·12 .

se puede escribir como

n2 (1 + 2 + · · · + (n − 1)) − 2n(12 + 22 + · · · + (n − 1)2 ) + (13 + 23 + · · · + (n − 1)3 )

lo que es igual a
(n − 1)2 n2 n2 (n2 − 1)
     
2 n(n − 1) n(n − 1)(2n − 1)
n − 2n + = .
2 6 4 12
Ası́, en general, el número de cuadrados que tiene un geoplano de n × n
es igual a
n2 (n2 − 1)
.
12

1.6. Resumen
En los problemas de este capı́tulo analizamos varios casos particulares y
las caracterı́sticas de cada problema para buscar regularidades y proponer
conjeturas generales válidas para todos los números naturales (por ejemplo,
número de partidos, de movimientos o de cuadrados). Además establecimos
la regla de crecimiento en cada problema y finalmente utilizamos el principio
de inducción matemática para la justificación formal de nuestras conjeturas.
Como ya habı́amos mencionado, la intención de presentar estos problemas
a los estudiantes es animarlos para que adquieran confianza en su capacidad
de resolver problemas con una dificultad cada vez mayor, a la vez que acer-
carlos a varios temas que queremos recrear y transmitir: la conceptualización
de la estructura y naturaleza del conjunto de números naturales, el principio
de inducción matemática, ası́ como los conceptos de sucesor de un número,
sucesiones, lı́mite, etcétera, conceptos que analizaremos en el resto de esta
obra.
Capı́tulo 2

Los números reales

En el capı́tulo anterior presentamos el principio de inducción matemática,


que nos sirve para demostrar propiedades de los números naturales en una
gran diversidad de situaciones. A su vez, usaremos estas propiedades para
entender el comportamiento y la estructura del conjunto de números reales.
De hecho, esta obra se centra en el estudio de las sucesiones de números
reales, con base en las cuales construiremos los conceptos fundamentales del
cálculo.
Entre las caracterı́sticas fundamentales de los números reales podemos
destacar dos de ellas: su orden y su distancia. Por lo general, algunos estu-
diantes están poco familiarizados con estas caracterı́sticas y otros tienen co-
nocimientos relativamente profundos de estos temas. Pensando en una amplia
gama de estudiantes, en este capı́tulo brindamos una introducción al orden
y la distancia entre números reales, tratando de pasar de los conceptos más
simples hasta llegar a aspectos que puedan constituirse en retos interesantes
para nuestros lectores.
Con esto buscamos no sólo constituir un grupo (de estudiantes o de lec-
tores) más homogéneo, sino también mostrar que inclusive temas como estos
pueden llevar a problemas avanzados e interesantes, muchos de los cuales son
incluso problemas abiertos en la actualidad.

2.1. El orden en los números reales


Aunque podemos enunciar una infinidad de propiedades de los números
reales relacionadas con su orden, es posible deducir muchas de estas pro-

41
42 2.1. El orden en los números reales

piedades en términos de otras, es decir, podemos establecer un conjunto de


propiedades básicas a partir de las cuales obtener el resto como consecuencia
lógica.
Partiremos de un hecho aparentemente simple: Nuestra experiencia en el
caso de los números reales nos permite decidir, en algunos casos sencillos,√si
un número es positivo o no. Por ejemplo, es claro que 3 es positivo y que − 2
no lo es. Sin embargo, será necesario adquirir habilidades en el manejo de las
desigualdades para tomar esta decisión para números o expresiones cada vez
más complejos. Para formalizar esta idea, introduciremos las caracterı́sticas
generales de los números que llamaremos positivos.
En toda esta obra denotaremos por R al conjunto de números reales.
El conjunto de los números reales positivos, que denotaremos por R+ , es el
subconjunto de R con las siguientes propiedades:

1. Para todo a ∈ R se tiene que a cumple sólo una de las siguientes tres
condiciones: a ∈ R+ o −a ∈ R+ o a = 0.

2. Si a, b ∈ R+ , entonces a + b ∈ R+ y ab ∈ R+ . (Decimos que la suma y


el producto son operaciones cerradas en R+ .)

Como de costumbre, diremos que un número a es negativo si −a ∈ R+ . El


lector puede observar que mantendremos el caso del cero como algo especial:
0 no será positivo, ni negativo.
Veremos a continuación que la existencia de los números positivos basta
para definir el orden en los números reales.

Definición 2.1. Sean a, b números reales. Diremos que

a es (estrictamente) menor que b, lo que denotaremos por a < b, si y


sólo si b − a ∈ R+ .

a es menor o igual que b, lo que denotaremos por a ≤ b, si y sólo si


a < b o a = b; es decir, si y sólo si b − a ∈ R+ o bien b − a = 0.

a es (estrictamente) mayor que b, lo que denotaremos por a > b, si y


sólo si b < a; es decir, si y sólo si a − b ∈ R+ .

a es mayor o igual que b, lo que denotaremos por a ≥ b, si y sólo si


a > b o a = b.
Capı́tulo 2. Los números reales 43

A su vez, esta definición permite establecer una amplia serie de propie-


dades, algunas de las cuales reunimos a continuación.

Proposición 2.2 (Propiedades de las desigualdades). Sean a, b, c números


reales arbitrarios, a menos que se indique lo contrario.

1. Si a < b y b < c entonces a < c.

2. Si a < b entonces a + c < b + c, para toda c ∈ R.

3. Si a < b y c < d entonces a + c < b + d.

4. Si a < b y c ∈ R+ entonces ac < bc.

5. Si a < b y −c ∈ R+ entonces bc < ac.

6. Si a < b, entonces −b < −a.

7. Si a < b, c < d y b, c ∈ R+ ; entonces ac < bd.

Demostración. Como en el enunciado de la proposición, sean a, b, c números


reales.

1. Dado que b − a y c − b pertenecen a R+ , tenemos que

(b − a) + (c − b) ∈ R+ .

Como (b − a) + (c − b) = c − a, entonces a < c.

2. Como a < b entonces b−a ∈ R+ y b−a = b−a+c−c = (b+c)−(a+c);


ası́, (b + c) − (a + c) ∈ R+ ; por lo tanto, a + c < b + c.

3. Dado que b−a y d−c pertenecen a R+ , tenemos que (b−a)+(d−c) ∈ R+ .


Como (b − a) + (d − c) = (b + d) − (a + c) entonces a + c < b + d.

4. Como b − a ∈ R+ y c ∈ R+ , se tiene c(b − a) ∈ R+ . Dado que c(b − a) =


cb − ca, entonces ac < bc.

5. Como b − a ∈ R+ y −c ∈ R+ , entonces −c(b − a) ∈ R+ y −c(b − a) =


ac − bc; por lo tanto, bc < ac.

6. Es consecuencia de la propiedad anterior, haciendo c = −1.


44 2.1. El orden en los números reales

7. Como c ∈ R+ , se tiene que ac < bc. De manera similar, b ∈ R+ implica


que bc < bd. De estas desigualdades y la propiedad 1 se obtiene ac <
bd.

De aquı́ en adelante y para seguir las convenciones usuales, escribiremos


a > 0 en vez de a ∈ R+ , a < 0 para indicar −a ∈ R+ , a ≥ 0 en vez de
a ∈ R+ ∪ {0} y a ≤ 0 cuando a ∈ / R+ .
A continuación damos otra serie de propiedades, cuya demostración de-
jamos a cargo de los lectores y que supondremos válidas en adelante.

Ejercicios
Demuestra las siguientes propiedades. En todos los casos, a, b y c son
números reales.

1. Si a < b entonces a < b + c para todo c positivo.

2. Si a > 0 y a < b entonces b > 0.

3. Si a < b y b ≤ 0, entonces a ≤ 0.

4. Para todo a ∈ R se tiene que a2 ≥ 0. En particular, observa que 1 > 0.

5. Si a > 0 y a ≤ 1, demuestra que a2 ≤ a.

6. Si 1 ≤ a, entonces a ≤ a2 .

7. Si a > 0 y a ≤ 1, demuestra que an ≤ a para todo número natural n.

8. Si 1 ≤ a entonces a ≤ an para todo número natural n.


1
9. Si a > 0, entonces a
> 0.
1
10. Si a < 0, entonces a
< 0.
1
11. Muestra que si a 6= 0, a ∈ R+ y a < b entonces b
< a1 .

12. (Ley de cancelación) Si ac < bc y c es positivo, entonces a < b.

13. (Ley de cancelación) Si ac < bc y c es negativo, entonces a > b.


√ √
14. Demuestra que si a √> 0 y√ a < b, entonces a < b. Con base en esto,
demuestra que 1 < 2 < 3 < 2.
Capı́tulo 2. Los números reales 45

15. Sean a, b, c números naturales tales que ab < c. Demuestra que a+b ≤ c.
Sugerencia: Supongamos que a ≤ b; el caso b ≤ a es análogo. Considera
los casos a = 1 y a > 1.

16. Demuestra que para cualesquiera a, b ∈ R se satisface 2ab ≤ a2 + b2 .

17. Demuestra que si a + b = 1, entonces


1
≤ a4 + b 4 .
8
Sugerencia: Utiliza el ejercicio anterior y las igualdades

a2 + b2 = (a + b)2 − 2ab, a4 + b4 = (a2 + b2 ) − 2a2 b2 .

¿Hay alguna pareja de números a, b que satisfaga la igualdad


1
= a4 + b 4 ?
8

18. ¿Para qué valores de x ∈ R se cumplen las siguientes desigualdades?


1 1 2x
x+ < 4; 2 ≤ 1; 2 > 1.
x x +1 x +1

2.2. Medias aritmética, geométrica y armóni-


ca
Ahora usaremos algunas de las desigualdades básicas de la sección anterior
para mostrar otras más complejas que surgen en varios contextos, entre ellos
el geométrico. Comencemos con una desigualdad importante.

Proposición 2.3. Si a, b > 0, entonces


√ a+b
ab ≤ . (2.1)
2
Demostración. Sabemos que (a − b)2 ≥ 0, de modo que

a2 − 2ab + b2 ≥ 0 y a2 + b2 ≥ 2ab.
46 2.2. Medias aritmética, geométrica y armónica

Si sumamos 2ab a ambos miembros de la última desigualdad tenemos

a2 + b2 + 2ab ≥ 4ab.

Factorizamos el lado izquierdo de la desigualdad y obtenemos

(a + b)2 ≥ 4ab.

Ahora dividimos entre 4 y extraemos raı́z cuadrada a ambos lados de la


desigualdad. Observemos que por hipótesis a y b son positivos, de modo que
obtenemos la desigualdad que querı́amos demostrar.
¿Cuándo se cumple la igualdad en la desigualdad anterior? Si observamos
el desarrollo de la justificación, podemos afirmar fácilmente que la igualdad
se da si y sólo si a = b.
Recordemos que el promedio de dos números positivos a y b es (a + b)/2.
A este número también se le llama la media aritmética de√a y b. Un poco
menos conocida es la media geométrica de a y b, dada por ab. Entonces la
desigualdad (2.1) se puede expresar diciendo que la media aritmética es ma-
yor o igual que la media geométrica; además, la igualdad entre estas medias
se da si y sólo si los números son iguales.

Ejercicio
Demuestra la desigualdad
a2 + b 2
ab ≤
2
como una variante de (2.1).
La desigualdad (2.1) entre la media aritmética y la media geométrica
tiene implicaciones en las más diversas situaciones. Mostraremos algunas de
éstas a continuación.
Problema. Hallar dos números reales positivos a, b tales que su suma sea 8
y cuyo producto sea máximo. Esto es, si a + b = 8, queremos saber cuánto
deben valer a y b para que el producto ab sea el máximo posible.
Solución. Como sabemos que a+b = 8, podemos usar la desigualdad (2.1)
para obtener que
√ 8
ab ≤ .
2
Capı́tulo 2. Los números reales 47

o bien
ab ≤ 16.
Esto nos dice que el producto nunca es más grande que 16. Por lo señalado
anteriormente, el producto será igual a 16 si y sólo si a = b; por lo tanto,
tenemos la ecuación
a2 = 16,
de donde obtenemos que a y b deben ser iguales a 4.
La situación anterior se puede interpretar geométricamente, consideran-
do una familia de rectángulos con perı́metro fijo y buscando en esta familia
el rectángulo con mayor área. ¿Cuánto vale el perı́metro fijo en este caso?
¿Cuál es el rectángulo con mayor área?. Ası́, podemos pasar de un contexto
numérico e interpretarlo de manera geométrica. Ahora dejaremos que el lec-
tor recorra el camino en el sentido contrario, para que resuelva el siguiente
problema geométrico.

Ejercicio
De todos los rectángulos de área 5, ¿cuál es el que tiene el menor perı́me-
tro?
A continuación definimos otra cantidad importante vinculada a dos núme-
ros reales.

Definición 2.4. La media armónica de dos números positivos a y b está dada


por la expresión
2ab
;
a+b
o, de manera equivalente, por

1
 .
1 1 1
+
2 a b

En los siguientes ejercicios pedimos al lector que muestre la relación entre


la media armónica y las medias aritmética y geométrica.
48 2.2. Medias aritmética, geométrica y armónica

Ejercicios
Si a y b son dos números positivos, muestra que:
1. Su media armónica siempre es menor o igual que su media aritmética;
es decir, muestra que
2ab a+b
≤ . (2.2)
a+b 2
¿En qué caso se cumple la igualdad?
2. Su media armónica siempre es menor o igual que su media geométrica;
es decir, muestra que
2ab √
≤ ab.
a+b
¿En qué caso se cumple la igualdad?
Observación 2.5. Otra manera de escribir esta última desigualdad es
1 √
  ≤ ab.
1 1 1
+
2 a b
Veamos una consecuencia geométrica de estas desigualdades.
Problema. Sea P0 un punto en el primer cuadrante de un plano cartesiano
con origen en el punto O. Consideremos la familia de rectas que pasan por P0
y que cortan a cada eje en su parte positiva. Si A y B son los puntos donde
una de estas rectas corta los ejes X y Y respectivamente, hallar la posición
de la recta de modo que el triángulo OAB tenga área mı́nima. Ver figura.
Capı́tulo 2. Los números reales 49

Solución. Sean (x0 , y0 ), (a, 0) y (0, b) las coordenadas de los puntos P0 , A


y B. Debemos hallar las condiciones sobre a y b para que el área dada por
ab/2 sea mı́nima; o bien, de manera equivalente, para que el producto ab sea
mı́nimo. La ecuación de la recta que pasa por los puntos A y B es
x y
+ = 1,
a b
de modo que, como el punto P0 está en la recta,
x0 y 0
+ = 1.
a b
Si llamamos
2x0 2y0
p= yq=
a b
la condición sobre el punto P0 se puede escribir como
p+q
= 1;
2

usando la desigualdad (2.1) tenemos que pq ≤ 1; o bien, como p y q son
positivos,
pq ≤ 1.
Observemos que
2x0 2y0 4x0 y0
pq = = ,
a b ab
de modo que el producto ab es mı́nimo precisamente cuando el producto pq es
máximo, lo cual ocurre cuando p = q = 1. Ası́, ab es mı́nimo cuando a = 2x0
y b = 2y0 , y el área mı́nima es 2x0 y0 .
En la proposición 2.7 daremos una extensión de las desigualdades entre
las medias armónica, geométrica y aritmética. Para esto, demostraremos una
desigualdad previa.

Proposición 2.6. Sean a, b y c números reales; entonces

ab + bc + ac ≤ a2 + b2 + c2 .

Demostración. Observemos que:

2ab ≤ a2 + b2 y la igualdad se cumple si y sólo si a = b.


50 2.2. Medias aritmética, geométrica y armónica

2ac ≤ a2 + c2 y la igualdad se cumple si y sólo si a = c.


2bc ≤ b2 + c2 y la igualdad se cumple si y sólo si b = c.
Sumando estas tres desigualdades tenemos que
2(ab + bc + ac) ≤ 2(a2 + b2 + c2 ).
lo cual es equivalente a la desigualdad que habı́a que demostrar.
Ahora podemos dar la extensión prometida.
Proposición 2.7. Sean a, b y c tres números reales positivos; entonces
1 √ a+b+c
  ≤ 3 abc ≤ . (2.3)
1 1 1 1 3
+ +
3 a b c
Demostración. Aplicaremos la desigualdad de la proposición anterior a cier-
tos números p, q, r para obtener
pq + qr + rp ≤ p2 + q 2 + r2 ,
lo que es equivalente a
0 ≤ p2 + q 2 + r2 − (pq + qr + rp).
Multiplicamos esta desigualdad por p + q + r para obtener
0 ≤ ((p2 + q 2 + r2 ) − (pq + qr + rp))(p + q + r) = p3 + q 3 + r3 − 3pqr.
Por lo tanto,
p3 + q 3 + r 3
pqr ≤ , (2.4)
3
y la igualdad se cumple si y sólo si p = q = r. Ahora, si hacemos p3 = a,
q 3 = b y r3 = c en esta ecuación, obtenemos
√3 a+b+c
abc ≤ ,
3
lo que muestra una de las desigualdades de (2.3). Por otro lado, si hacemos
p3 = 1/a, q 3 = 1/b y r3 = 1/c en (2.4) tenemos
s      1 1 1
1 1 1 + +
3
≤ a b c.
a b c 3
Al considerar el recı́proco se obtiene la desigualdad deseada.
Capı́tulo 2. Los números reales 51

Veamos una aplicación de lo anterior.


Problema. Sean a, b, c tres números positivos tales que a + b + c = 12. ¿Cuál
es el mı́nimo valor que puede tomar
1 1 1
+ + ?
a b c
Solución. Sabemos que
3 a+b+c
 ≤ ,
1 1 1 3
+ +
a b c
de modo que
1 1 1 3
+ + ≥ ;
a b c 4
es decir, el valor más pequeño de esta expresión es 3/4, que se alcanza cuando
los sumandos son iguales, esto es, cuando cada uno de los sumandos es igual
a 41 .
Observación 2.8. Se puede extender la relación entre las medias aritmética,
geométrica y armónica a cualquier número finito de números reales positivos
a1 , a2 , a3 , . . . , an , como sigue:
1 √ a1 + a2 + · · · + an
 ≤ n
a1 a2 · · · an ≤ ,
1 1 1 1 n
+ + ··· +
n a1 a2 an
donde las igualdades se cumplen si y sólo si a1 = a2 = a3 = · · · = an . Para
la demostración, ver [15].

2.3. Desigualdad de Cauchy


En esta sección mostraremos una desigualdad muy importante, la llamada
desigualdad de Cauchy. La enunciaremos primero para un caso particular.
Proposición 2.9. Sean a1 , a2 , a3 y b1 , b2 , b3 números reales, entonces se cum-
ple la desigualdad

(a1 b1 + a2 b2 + a3 b3 )2 ≤ a21 + a22 + a23 b21 + b22 + b23 .


 
52 2.3. Desigualdad de Cauchy

Si adicionalmente suponemos que b1 , b2 , b3 6= 0, la igualdad se satisface si y


sólo si
a1 a2 a3
= = .
b1 b2 b3
Demostración. Analicemos el signo de la expresión

a21 + a22 + a23 b21 + b22 + b23 − (a1 b1 + a2 b2 + a3 b3 )2 .


 

Al desarrollar esta expresión y reagrupar, obtenemos

a21 + a22 + a23 b21 + b22 + b23 − (a1 b1 + a2 b2 + a3 b3 )2


 

= a21 b21 + a22 b22 + a23 b23 + a21 b22 + a21 b23 + a22 b21 + a22 b23 + a23 b21 + a23 b22


− a21 b21 + a22 b22 + a23 b23 + 2a1 a2 b1 b2 + 2a1 a3 b1 b3 + 2a2 a3 b2 b3




= (a1 b2 − a2 b1 )2 + (a1 b3 − a3 b1 )2 + (a3 b2 − a2 b3 )2 ≥ 0;

por lo tanto tenemos que se cumple la desigualdad que querı́amos demostrar.


Como la expresión del último renglón es una suma de cuadrados, tenemos
que la igualdad se cumple si y sólo si cada sumando es cero; es decir,

a1 b2 − a2 b1 = 0,
a1 b3 − a3 b1 = 0,
a3 b2 − a2 b3 = 0.

Si adicionalmente b1 , b2 , b3 6= 0, lo anterior es equivalente a


a1 a2 a1 a3 a2 a3
= , = , = .
b1 b2 b1 b3 b2 b3
Esto nos dice que la igualdad se satisface si y sólo si
a1 a2 a3
= = .
b1 b2 b3
Observación 2.10. Se puede extender esta desigualdad de la manera si-
guiente: Si a1 , a2 , a3 , . . . , an y b1 , b2 , b3 , . . . , bn denotan dos conjuntos de núme-
ros reales, entonces se cumple la desigualdad de Cauchy
n
!2 n
! n !
X X X
2
ai b i ≤ a1 b21 . (2.5)
i=1 i=1 i=1
Capı́tulo 2. Los números reales 53

La igualdad se cumple si y sólo si


a1 a2 a3 an
= = = ··· = .
b1 b2 b3 bn
El lector podrá encontrar una demostración de esta desigualdad, por ejemplo,
en [7].

Ejercicios
1. Si a, b y c son los lados de un triángulo, P su perı́metro y A su área,
demuestra las siguientes desigualdades:
1
a) a
+ 1b + 1
c
≥ 9
P
.
2
b) a2 + b2 + c2 ≥ P3 . Sugerencia: Desarrolla (a + b + c)2 y utiliza una
de las desigualdades de esta sección.

c) P 2 ≥ 12 3A. Sugerencia: La fórmula de Herón para el área del
triángulo es
p a+b+c
A= S(S − a)(S − b)(S − c), donde S = .
2
Esta fórmula implica que

A2
= (S − a)(S − b)(S − c).
S
Ahora, usando la desigualdad entre las medias geométrica y arit-
mética de los números S − a, S − b y S − c, tenemos

(3S − (a + b + c))3
(S − a)(S − b)(S − c) ≤ ;
33
deduce de lo anterior que

P4
A2 ≤ .
24 · 33

d ) a2 + b2 + c2 ≥ 4 3A. Sugerencia: Usa los incisos anteriores.
3
e) a3 + b3 + c3 ≥ P9 . Sugerencia: Desarrolla (a + b + c)3 y utiliza una
de las desigualdades de esta sección.
54 2.3. Desigualdad de Cauchy


4 3AP
f ) a3 + b 3 + c 3 ≥ 3
.
g) a4 + b4 + c4 ≥ 16A . Sugerencia: Eleva al cuadrado la desigualdad
2

del inciso (d).

2. Sea P un punto en el interior del triángulo ABC y sean x, y, z las


distancias de P a BC, CA y AB, respectivamente. ¿Cuál es el valor
máximo del producto xyz? Aquı́ te damos algunas sugerencias para
resolver este problema.

a) Si a, b, c, K denotan las longitudes de BC, AC, AB, y el área del


triángulo, respectivamente, muestra que K = 12 (ax + by + cz).
b) Usa lo anterior y la desigualdad entre la media aritmética y la
media geométrica para ver que
p
3 ax + by + cz 2
(ax) (by) (cz) ≤ = K.
3 3
y que el valor máximo de xyz es
3
8K 3

1 2
K = ,
abc 3 27abc
el cual se alcanza en el punto P que cumple ax = by = cz.
Para obtener una interpretación geométrica de esta condición, de-
mostraremos que ax = by = cz si y sólo si P es el centroide del
triángulo ABC; es decir, P es el punto de intersección de las tres
medianas del triángulo ABC.
Capı́tulo 2. Los números reales 55

Sea L el punto donde se corta AP con BC y α, β, γ, δ los ángulos


BAL, LAC, ALC, ALB respectivamente. Por la ley de los senos
sabemos que
BL sen α LC sen β
= y = .
AB sen δ AC sen γ
Como γ y δ son ángulos suplementarios, se tiene que sen γ = sen δ;
entonces
c sen α BL
= ;
b sen β LC
además,
z y
sen α = y sen β = .
AP AP
Entonces
cz BL
= ,
by LC
de donde se sigue que BL = LC si y sólo si by = cz. Por lo tanto
by = cz si y sólo si P está sobre la mediana AL. De manera similar
se puede probar que ax = by = cz si y sólo si P está sobre las tres
medianas del triángulo ABC, por lo que P resulta ser el centroide
del triángulo ABC.

3. Sean a, b, c, d ≥ 0 tales que a + b + c + d = 1. Demuestra que


7
0 ≤ ab + ca + bc − 2abc ≤ .
27
56 2.4. Valor absoluto

4. Sean a1 , a2 , a3 , a4 , a5 las longitudes de los lados de un pentágono conve-


xo (no necesariamente regular) y m1 , m2 , m3 , m4 , m5 las longitudes de
sus diagonales, como en la siguiente figura:

Demuestra que
1 a1 + a2 + a3 + a4 + a5
≤ ≤ 1.
2 m1 + m2 + m3 + m4 + m5

5. Sean a, b, c > 0, si a + b + c > abc, muestra que a2 + b2 + c2 > abc.

6. Sean a ∈ R, b ∈ R+ números tales que b(b + 1) ≤ (a + 1)2 . Muestra


que b(b − 1) ≤ a2 .

7. Sean a, b, c > 0. Demuestra la desigualdad


9 1 1 1
≤ + + .
2 (a + b + c) a+b b+c c+a

2.4. Valor absoluto


Ahora definiremos una función muy importante que a su vez nos permi-
tirá definir la distancia entre dos números reales.
Definición 2.11. El valor absoluto de un número real a se define como

 a, si a > 0,
|a| = 0, si a = 0,
−a, si a < 0.

Capı́tulo 2. Los números reales 57

Ası́, tenemos por ejemplo que


 
2
− = − − 2 = 2 ,
3 3 3
pues −2/3 es negativo. Ası́mismo, si b es cualquier número real, entonces

 b + 1, si b + 1 > 0,
|b + 1| = 0, si b + 1 = 0,
−(b + 1), si b + 1 < 0.

Proposición 2.12 (Propiedades del valor absoluto). Si a, b son números


reales, entonces:

1. |a| ≥ 0.
2. |a| = |−a|.
3. |a| = 0 si y sólo si a = 0.
4. |a| ≤ b si y sólo si −b ≤ a ≤ b.
5. − |a| ≤ a ≤ |a|.
6. |a + b| ≤ |a| + |b|.
7. ||a| − |b|| ≤ |a ± b|.
8. |ab| = |a| |b|.

Demostración. Sean a, b como en el enunciado.

1. Es consecuencia directa de la definición.


2. Procederemos por casos. Si a = 0, entonces −a = 0 y se cumple la
afirmación. Si a > 0, entonces −a < 0, de modo que

|a| = a y |−a| = −(−a) = a;

por lo tanto, |a| = |−a|. Si a < 0, entonces −a > 0, de modo que

|a| = −a y |−a| = −a;

por lo tanto, también en este caso |a| = |−a|.


58 2.4. Valor absoluto

3. Si a = 0, entonces a ≥ 0 y |a| = a = 0. Recı́procamente, si |a| = 0,


veremos que a = 0. Si a fuese positivo, entonces |a| = a > 0, contrario
a nuestra hipótesis |a| = 0. De la misma forma, si a < 0, entonces
|a| = −a > 0, contradiciendo de nuevo la hipótesis, de modo que
necesariamente a = 0.

4. Observemos que b debe ser positivo o cero.


Supongamos primero que |a| ≤ b y procedamos por casos. Si a ≥ 0
tenemos que |a| = a, de modo que −b < 0 ≤ a ≤ b. Si a < 0, tenemos
que |a| = −a ≤ b, o en forma equivalente, a ≥ −b. Entonces −b ≤ a <
0 ≤ b. Ası́, en cualquier caso tenemos −b ≤ a ≤ b.
Recı́procamente, si −b ≤ a ≤ b, entonces multiplicamos por −1 para
obtener −b ≤ −a ≤ b; si a ≥ 0 entonces −b ≤ |a| ≤ b y por la primera
propiedad obtenemos |a| ≤ b. De manera análoga, se tiene que si a < 0,
entonces |a| = −a y |a| ≤ b.

5. Es consecuencia de la propiedad anterior.

6. Usando la desigualdad anterior aplicada a a y b se tiene

− |a| ≤ a ≤ |a| y − |b| ≤ b ≤ |b| ;

si sumamos ambas desigualdades se obtiene

− |a| − |b| ≤ a + b ≤ |a| + |b|

y por la propiedad (4) obtenemos

|a + b| ≤ |a| + |b| .

7. Mostraremos sólo el caso en que elegimos el signo negativo del lado


derecho y dejamos el otro caso como ejercicio. Por un lado,

|a| = |a − b + b| ≤ |a − b| + |b| ,

de donde
|a| − |b| ≤ |a − b| .
De manera similar, partiendo de b,

|b| = |b − a + a| ≤ |b − a| + |a|
Capı́tulo 2. Los números reales 59

y por lo tanto
|b| − |a| ≤ |b − a| .
Ası́ tenemos que

− |a − b| ≤ |a| − |b| ≤ |a − b|

de modo que
||a| − |b|| ≤ |a − b| .

8. Si alguno de los números a o b es igual a cero, el resultado es cierto, de


modo que podemos suponer que ambos son distintos de cero y proceder
por casos.
Si ab > 0, entonces |ab| = ab y tenemos dos posibilidades: que a, b > 0
o a, b < 0. En la primera alternativa tenemos que

|a| = a y |b| = b

y su producto es |ab| = |a| |b|. Para la segunda posibilidad,

|a| = −a y |b| = −b

y el producto es |ab| = (−a) (−b) = ab = |a| |b|.


Si ab < 0, puede ocurrir que a > 0, b < 0 o bien que a < 0, b > 0. En la
primera situación tenemos que |a| = a, |b| = −b, y multiplicando estas
igualdades se tiene

|a| |b| = a(−b) = −ab = |ab| .

De manera análoga se trabaja en la situación a < 0, b > 0.

Problema. ¿Para qué números reales x se satisface la desigualdad

|2x − 3| ≤ 5?

Solución. De la propiedad (4) tenemos que

−5 ≤ 2x − 3 ≤ 5.

Al sumar 3 a las desigualdades se tiene

−2 ≤ 2x ≤ 8.
60 2.4. Valor absoluto

Ahora dividimos entre 2 para obtener

−1 ≤ x ≤ 4.

Éste es el conjunto solución de la desigualdad.


Problema. ¿Para qué valores de n ∈ N se cumple la desigualdad

2n − 3 2 1
5n + 1 − 5 < 1000 ?

Solución. Simplificamos primero la expresión que aparece dentro del valor


absoluto:
2n − 3 2 5 (2n − 3) − 2 (5n + 1) 10n − 15 − 10n − 2 17
− = = =− .
5n + 1 5 5(5n + 1) 5 (5n + 1) 25n + 5
Ahora calculamos su valor absoluto:

− 17 = 17

25n + 5 25n + 5 ;

de modo que debemos resolver la desigualdad


17 1
< ,
25n + 5 1000
lo cual ocurre si 17000 < 25n + 5 o bien, en forma equivalente,
17000 − 5
< n.
25
Esta última desigualdad se cumple si n > 16995/25 = 679.8. Como n
es un natural, el conjunto de soluciones está formado por todos los números
naturales mayores o iguales a 680.
Problema. ¿Para qué valores de x ∈ R, x 6= 0, se cumple que

1
x + ≤ 1?
x
Solución. Observemos que
1 x2 + 1
x+ = .
x x
Capı́tulo 2. Los números reales 61

En la última fracción, el númerador siempre es positivo, ası́ que


x2 + 1

, si x > 0,
2 
x + 1 x2 + 1

x

= =
x |x| 2
 − x + 1 , si x < 0.


x
Entonces debemos resolver las dos desigualdades
x2 + 1 x2 + 1
≤ 1, si x > 0; y − ≤ 1, si x < 0.
x x
La primera desigualdad se cumple si y sólo si x2 + 1 ≤ x, o en forma equi-
valente x2 − x ≤ −1; completando el cuadrado en el lado izquierdo tenemos
1 1
x2 − x + ≤ −1 + ,
4 4
de donde  2
1 3
x− ≤− .
2 4
Observemos que en esta última desigualdad, la expresión del lado izquierdo
es positiva y la del lado derecho es negativa, de modo que la desigualdad
original no tiene solución cuando x > 0.
Al analizar la segunda desigualdad cuando x < 0, seguimos un procedi-
miento análogo para obtener la desigualdad
 2
3 1
− > x+
4 2
De nuevo, esto no puede ocurrir, por lo que podemos afirmar que ningún
número real x puede satisfacer la desigualdad

x + 1 ≤ 1.

x
En otras palabras, el valor absoluto de la suma de un número real y de su
inverso aditivo siempre es mayor que 1.
Problema. Hallar los valores máximo y mı́nimo de x + 3y + 4z para toda
x, y, z que satisface la ecuación

x2 + y 2 + z 2 = 16.
62 2.4. Valor absoluto

Solución. Usamos la desigualdad de Cauchy (proposición 2.9) para obte-


ner
(x + 3y + 4z)2 ≤ x2 + y 2 + z 2 12 + 32 + 42 .
 

Con la condición del problema, tenemos que

(x + 3y + 4z)2 ≤ (16) (26)

o bien √
|x + 3y + 4z| ≤ 416. (2.6)
Para decidir si los valores
√ máximo√ y mı́nimo de x + 3y + 4z bajo la restricción
x2 + y 2 + z 2 = 16 son 416 y − 416, respectivamente, basta ver si se cumple
la igualdad en la desigualdad de Cauchy. Recordemos que esto ocurre si y
sólo si
x y z
= =
1 3 4
Si despejamos y y z en términos de x y sustituimos en (2.6), tenemos
√ √
|x + 9x + 16x| = 416, de donde |26x| = 416.
√ √
Al despejar x de esta ecuación se llega a que los valores 416 y − 416
realmente se alcanzan, y esto ocurre en los puntos con coordenadas
√ √ √
2 26 6 26 8 26
x=± , y=± , z=± .
13 13 13

Para concluir este capı́tulo, usaremos el valor absoluto para definir el


concepto de distancia entre números reales.

Definición 2.13. Si a, b son números reales, definimos la distancia entre a


y b, denotada d(a, b), como sigue:

d(a, b) = |a − b| .

En particular, el valor absoluto |a| es la distancia entre el número a y el


cero.

Proposición 2.14 (Propiedades de la distancia). Sean a, b números reales.


Entonces
Capı́tulo 2. Los números reales 63

1. d(a, b) = 0 si y sólo si a = b.

2. d(a, b) = d(b, a) para todo a, b ∈ R.

3. d(a, b) ≤ d(a, c) + d(c, b) para todo a, b, c ∈ R.

La desigualdad del inciso (3) se conoce como la desigualdad del triángulo.


La demostración de estas propiedades se deja al lector como ejercicio.
Capı́tulo 3

Sucesiones

En este capı́tulo iniciaremos el estudio de las sucesiones, que nos darán la


clave para abordar el concepto de lı́mite, que es central en el Cálculo. Primero
daremos una introducción intuitiva a las ideas detrás de las sucesiones, para
después refinar dichas ideas y formalizarlas.

3.1. Listas
En muchas situaciones cotidianas aparecen secuencias o listas de diversos
objetos o personas. En particular, seguramente habrás presentado exámenes
o pruebas psicométricas y encontrado listas de números o de configuraciones
como éstas:
1, 2, 3, 4, 5, . . . 2, 4, 6, 8, . . . 1001, 1003, 1005, 1007, . . .
1 1 1
13, 26, 39, 52, . . . 3, 3, 3, 3, . . . 1, , , , . . .
2 3 4
1 2 3
, , ,... 1, −1, 1, −1, 1, . . . −1, −2, −3, −4, . . .
2 3 4
◦, ◦◦, ◦ ◦ ◦, . . . , , , , , . . .

o como ésta:

65
66 3.1. Listas

Ejercicios
1. Encuentra la manera en que continúa cada una de las listas anteriores.

2. Observa que cada una de estas listas tiene un orden: Hay un primer
número, objeto o figura, un segundo, un tercero, etcétera. Describe el
número, objeto o figura que debe aparecer en el vigésimo lugar de cada
una de las listas anteriores. ¿Qué número, objeto o figura debe aparecer
en el centésimo lugar?

En realidad, para cada una de las listas anteriores puedes determinar el


número, objeto o figura que aparece en cualquier lugar de la lista (por ejem-
plo, el lugar número 17463). Puedes usar una frase para indicar la manera
de determinar el número, objeto o figura mediante su lugar en la lista. Para
sucesiones numéricas, se acostumbra resumir esta información de la siguien-
te manera: El lugar del número, objeto o figura se representa mediante una
letra, por lo general la letra n,1 de modo que

Dada la lista 1, 2, 3, 4, 5, . . . , en el lugar n debe aparecer el número n.

La lista 2, 4, 6, 8, . . . puede escribirse como 2(1), 2(2), 2(3), 2(4), . . ., de


modo que en el lugar n debe aparecer el número 2n.

Ejercicios
Para cada una de las listas numéricas con que iniciamos esta sección,
indica el número que debe aparecer en el lugar n. Analiza también las listas
siguientes:

1, 3, 5, 7, 9, . . .

−1, −3, −5, . . .


1
Por supuesto, puede usarse alguna otra letra: m, p, q, . . . .
Capı́tulo 3. Sucesiones 67

1, −1, 12 , −2, 31 , −3, . . . Sugerencia: ¿Qué números deben aparecer en los


lugares impares? ¿Qué números deben aparecer en los lugares pares?

La manera de determinar el número que debe aparecer en cada lugar de


la lista se llama también la regla de correspondencia de la lista. Para todas
las listas numéricas anteriores se puede determinar fácilmente su regla de
correspondencia.

Ejercicios

La manera de construir las listas siguientes es precisa, aunque no tan


sencilla. Descúbrela.

1, 2, 1, 3, 1, 2, 1, 4, 1, . . . Sugerencia: Revisa la sección 1.4, donde pre-


sentamos las Torres de Hanoi.

2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, . . .

0, 1, 24 , 1, 46 , 1, 86 , . . .Sugerencia: ¿Qué números deben aparecer en los lu-


gares impares? ¿Qué números deben aparecer en los lugares pares?

Fı́jate ahora en las siguientes frases:

La temperatura ambiente en tu cuarto, medida en grados centı́grados


a las 10 horas de la mañana de cada dı́a, a partir del dı́a en que leas
esta frase por vez primera.

El nivel de contaminación de la ciudad de México, medido en imecas


a las seis de la mañana de cada dı́a, a partir del dı́a en que leas esta
frase por vez primera.

Cada una de estas frases establece una regla de correspondencia bastante


precisa (podrı́a afinarse aún más) que produce una lista de números. Sin
embargo, no podemos decidir de antemano cuál será el elemento de la lista
dentro de un año. De hecho, una vez construida la lista hasta cierto dı́a, no
es posible determinar como continuarı́a la lista el dı́a siguiente.
68 3.2. Otras formas de construir listas

3.2. Otras formas de construir listas


En la sección anterior construimos listas numéricas indicando el número
que va en cada lugar de la lista; es decir, mediante una regla de correspon-
dencia. Otra manera usual de construir listas consiste en determinar cada
elemento de la lista mediante el número en el lugar anterior.

Ejercicio
Construye una lista en que cada número sea el triple del número anterior.
La frase anterior tiene un pequeño error, pues el primer número de la
lista no tiene un número “anterior”. De hecho, como la frase no dice cómo
comienza la lista, puede haber muchas listas que cumplan que cada núme-
ro (excepto el primero) sea el triple del número anterior; por ejemplo, las
siguientes listas cumplen esta condición:
1 1 3
3, 9, 27, 81, . . . 2, 6, 18, 54, . . . , , ,...
6 2 2
−5, −15, −45, . . .

Utilizaremos las palabras antecesor y sucesor para referirnos a las rela-


ciones correspondientes entre los elementos de una lista. Ası́, en la lista

3, 9, 27, 81, . . . , 3n , . . .

se tiene que 9 es el sucesor de 3 y que 27 es el antecesor de 81.

Ejercicio
Para cada una de las siguientes listas, indica cómo se obtiene cada ele-
mento (excepto el primero) a partir de su antecesor.

1001, 1003, 1005, . . .


1, 1 + 2, 1 + 2 + 3, 1 + 2 + 3 + 4, . . .
1, 1 + 2, 1 + 2 + 22 , 1 + 2 + 22 + 23 , . . . , 1 + 2 + 22 + 23 + · · · + 2n−1 , . . .

Ahora que tenemos dos maneras de construir una lista (determinando un


elemento a partir de su lugar o a partir de su antecesor), cabe preguntarnos
si una lista dada puede construirse de estas dos formas. Veamos un ejemplo
con la lista
1, 3, 6, 10, . . .
Capı́tulo 3. Sucesiones 69

El lector observador notará que esta lista aparece lı́neas arriba, como

1, 1 + 2, 1 + 2 + 3, 1 + 2 + 3 + 4, . . .

Ejercicio
Utiliza el principio de inducción matemática para mostrar que la lista
anterior es igual a la lista
1(2) 2(3) 3(4)
, , ,...
2 2 2
Antes de continuar nuestra discusión, utilizaremos un lenguaje más formal
para referirnos de manera general a las listas. Hasta ahora hemos considerado
listas de elementos (números, figuras, objetos) ordenados de acuerdo con los
números naturales: listas con un primer elemento (que podemos asociar al
1), un segundo elemento (asociado al 2), etcétera.
Ası́, dado un conjunto A, formamos una lista asociando elementos de A
a los números naturales en N. Esto nos conduce a la siguiente definición.
Definición 3.1. Una sucesión de elementos en A es una función que a cada
número natural le asocia un elemento de A.
Todas las listas que hemos analizado hasta ahora se pueden describir
mediante funciones. Por ejemplo:

La lista 1, 2, 3, 4, 5, . . . se puede describir como la función que a cada


número natural le asocia el mismo natural.
La lista

1, 1 + 2, 1 + 2 + 22 , 1 + 2 + 22 + 23 , . . . , 1 + 2 + 22 + 23 + · · · + 2n−1 , . . .

se puede describir como la función que a cada número natural n le


asocia el número 1 + 2 + 22 + 23 + · · · + 2n−1 .

Ejercicio
Describe la siguiente lista de figuras como una sucesión; es decir, indica
(con palabras) cuál figura corresponde a un número natural n. Indica además
cuántos “palillos” se necesitan para construir la figura correspondiente a un
número natural n:
70 3.2. Otras formas de construir listas

Dado un conjunto A, una sucesión de elementos en A tiene un orden dado


por el orden de los números naturales, de modo que siempre podemos hablar
del antecesor de cualquier elemento de la sucesión (distinto del primero) y
del sucesor de cualquier elemento de la sucesión.

Ejercicios
1. Dada la sucesión

¿Cuál es el antecesor del tercer elemento? ¿Cuál será el sucesor del


quinto elemento?

2. Si se dice que una lista está formada por todos los números múltiplos
de π menos uno, ¿es posible indicar quién es el primer elemento de la
lista?

3. Considera la sucesión de números triangulares Tn . ¿Está en la sucesión


el número Tk+n + (n + 1)? ¿Está el número Tk+n + (k + n + 1)?

4. Dada la sucesión

1, 1 + 2, 1 + 2 + 22 , 1 + 2 + 22 + 23 , . . . , 1 + 2 + 22 + 23 + · · · + 2n−1 , . . . ,

¿cómo generamos un término a partir de su antecesor?


Capı́tulo 3. Sucesiones 71

3.3. Definición y ejemplos


Ahora veremos la definición formal del concepto de sucesión.

Definición 3.2. Una sucesión numérica es una función cuyo dominio es el


conjunto de los números naturales y cuyo contradominio es el conjunto de
los números reales2 . Ası́, una sucesión de este tipo es una función que a cada
número natural le hace corresponder uno y sólo un número real.

Se acostumbra describir a la sucesión mediante los elementos de su imagen


ordenados, llamando a éstos los términos de la sucesión, escritos mediante
letras con subı́ndices a1 , a2 , a3 , . . . , an , . . . . Esto significa que al número 1 le
corresponde a1 , que es la imagen del natural 1 bajo la función y el primer
elemento de la sucesión; al 2 le corresponde el segundo elemento a2 ; al 3 le
corresponde el tercer elemento a3 , y ası́ sucesivamente, se tiene que al número
natural n le corresponde el n-ésimo elemento an . De esta manera escribimos
la sucesión como la lista ordenada de números reales a1 , a2 , a3 , . . . , an , . . . .

Ejemplos
1. La regla que a cada natural le asocia su inverso multiplicativo produce
la lista
1 1 1 1
1, , , , . . . , , . . .
2 3 4 n
Esta sucesión está definida por la función que asigna a cada número
1
natural n el número . Por ejemplo, el centésimo término de la sucesión
n
1
es 100 .

2. La sucesión
1 2 3 n
, , ,..., ,...
2 3 4 n+1
tiene como regla de correspondencia que al número natural n se le
asigna el número real n/(n + 1). Ası́, el término 874 de la sucesión es
874/875.

3. En la sucesión 1, 1, 1, 1, . . ., a cada natural n se le asigna el número


real 1. Este tipo de sucesión se llama sucesión constante, porque todos
los términos son iguales. Observemos que, como cualquier sucesión, ésta
2
Con más precisión, ésta es la definición de una sucesión numérica real.
72 3.3. Definición y ejemplos

tiene un número infinito de términos: el primero es 1, el segundo es 1, ...,


el millonésimo término de la sucesión también es 1, y ası́ sucesivamente.

4. La sucesión 1, −1, 1, −1, . . . , (−1)n+1 , . . .. Su regla de correspondencia


indica que a un número natural impar se le asigna el número 1 y a un
número natural par se le asocia el −1. Esta sucesión es una sucesión
alternante, y toma únicamente los valores 1 y −1. En una posición
impar de la sucesión siempre hay un 1 y en una posición par siempre
hay un −1; por ejemplo, en la posición 63427 hay un 1 porque el número
63427 es impar y en la posición 59044 hay un 1 porque el número 59044
es par.

5. La sucesión 1, 3, 5, 7, . . . , 2n − 1, . . . es la sucesión de los números im-


pares; es decir, al número natural n se le asigna el n−ésimo número
impar. Por ejemplo, el número 33 ocupa la posición 17, porque el 33 es
el décimo séptimo número impar.

6. La sucesión 0, 2, 4, 6, . . . , 2(n−1), . . . es la sucesión de los números pares


a partir de 0. Como el dominio de las sucesiones es el conjunto de todos
los números naturales, la regla de correspondencia es 2(n − 1) para que
el primer elemento imagen de la sucesión sea el 0.
√ √ √ √
7. La sucesión
√ − 1, − 2, − 3, − 4, . . . tiene como regla de correspon-
dencia − n. Observa que todos los términos son negativos.

8. La regla de correspondencia de la sucesión


1 2 3 4 n
, 2, 3, 4,..., n,...
2 2 2 2 2
establece que a cada número n se le asocia la razón del número n con
respecto a la n−ésima potencia de 2.
√ √ √ √
9. La sucesión 2, 3 2, 4 2, . . . , n 2, . . . está formada por las raı́ces n−ési-
mas de 2. Es una sucesión cuyos términos son todos positivos. El
término n + 1 es menor que el término n. (¿Por qué?)
√ √ √ √
10. La sucesión 1, 2, 3 3, 4 4, . . . , n n, . . . tiene como término general la
raı́z n−ésima del natural n. Observe que todos los términos son dife-
rentes entre sı́. Por ejemplo, en esta sucesión aparece sólo una vez el
número 1.
Capı́tulo 3. Sucesiones 73

11. En la sucesión
 2  3  4  n
3 4 5 n+1
2, , , ,..., ,...,
2 3 4 n
todos los términos son diferentes. (¿Por qué?)
12. La sucesión

1, 1, 2, 1, 2, 3, 1, 2, 3, 4, 1, 2, 3, 4, 5, 1, 2, 3, 4, 5, 6, . . .

no está dada por una fórmula, sino por un procedimiento. Observa que
primero escribimos el primer número natural, en seguida los dos prime-
ros naturales, después los tres primeros naturales y ası́ sucesivamente.
Para saber cuál es el número que ocupa una cierta posición, por ejem-
plo la 16, podemos fijarnos en el quinto número triangular, el 15 y por
lo tanto afirmar que en la posición 16 hay un 1. (¿Cómo se justifica
este procedimiento?)
13. La sucesión

1, 2, 1, 3, 1, 2, 1, 4, 1, 2, 1, 3, 1, 2, 1, 5, 1, 2, 1, 3, 1, 2, 1, 4, 1, 2, 1, 3, 1, 2, 1, 6, . . .

es la sucesión del número de disco que se mueve en el paso n-ésimo


en una Torre de Hanoi con un número infinito de discos (ver sección
1.4). Recordemos que en un paso correspondiente a un número impar
siempre se mueve el disco más pequeño (que nombramos con el número
1), de modo que en todas las posiciones impares de esta sucesión aparece
el número 1. El lector puede consultar la sección citada para resolver
la siguiente pregunta: ¿Qué número está en una posición dada? Es
decir, ¿qué procedimiento podemos seguir para determinar el valor del
n-ésimo término de esta sucesión?

Notemos que una sucesión tiene una infinidad de términos: Como una
sucesión es una función que tiene como dominio un conjunto infinito (los
naturales), también tiene un número infinito de imágenes. Ası́, la sucesión
del ejemplo 4 tiene una infinidad de unos y una infinidad de menos unos,
aunque el conjunto imagen de la función tiene sólo dos elementos.
A veces escribiremos de manera abreviada {an }∞ n=1 , en lugar de la lista
a1 , a2 , a3 , . . . , an , . . . , o bien solamente {an } entendiendo que n ∈ N y que
an es el término general de la sucesión.
74 3.3. Definición y ejemplos

Dado que por el momento sólo estamos considerando sucesiones de núme-


ros reales, y estos números pueden ser operados (sumados, restados, etcétera),
podemos definir ciertas operaciones con las sucesiones, de la manera siguien-
te.

Operaciones con sucesiones


Sean {an } y {bn } dos sucesiones.

1. La suma (resta o producto, respectivamente) de sucesiones es una nueva


sucesión cuyo término general está dado por la suma (resta o producto,
respectivamente) de los términos generales de cada una de las sucesio-
nes. Esto es:
{an } + {bn } = {an + bn },
{an } − {bn } = {an − bn },
{an } · {bn } = {an · bn }.

2. Definimos la división de sucesiones como una nueva sucesión cuyo


término general es el cociente de los términos generales de las dos su-
cesiones originales, siempre y cuando la sucesión que aparece en el
denominador nunca tome el valor cero. Esto es:
 
{an } an
= ,
{bn } bn

con bn 6= 0 para toda n ∈ N.

3. La multiplicación de una sucesión por un número es una nueva sucesión,


cuyo término general se obtiene multiplicando el número dado por el
término general de la sucesión original; esto es, si λ ∈ R, entonces
λ{an } = {λan }.

Ejemplos
   
n 1
Sean {an } = y {bn } = 1 − . Entonces:
n+1 n
     2 
n 1 2n − 1
1. {an } + {bn } = + 1− = .
n+1 n n2 + n
Capı́tulo 3. Sucesiones 75

     
n 1 1
2. {an } − {bn } = − 1− = .
n+1 n n2 + n
     
n 1 n−1
3. {an } · {bn } = · 1− = .
n+1 n n+1
 
n
n2
 
{an } n+1
4. = = . En este caso, el denominador se anula
{bn } 1 n2 − 1
1−
n
para n = 1, por lo que la sucesión sólo está definida para n > 1.
 (√ )


n 2n
5. 2· = .
n+1 n+1

Subsucesiones
Como una sucesión es una función definida en el conjunto de números na-
turales y éste conjunto tiene varios subconjuntos notables (por ejemplo, los
números pares, los primos, las potencias de 2, etcétera), es natural que dada
una sucesión estudiemos otras sucesiones relacionadas con ella, consideran-
do subconjuntos de los naturales. En este contexto, diremos que las nuevas
sucesiones obtenidas a partir de la original son subsucesiones de la primera.
Veamos algunos ejemplos.

1. En el ejemplo 1 de la página 71 aparece la sucesión cuyo término general


tiene la forma 1/n. Si sólo nos fijamos en los términos correspondien-
tes a los números naturales pares, obtenemos la subsucesión 1/2, 1/4,
1/6, . . . Podemos dar otro ejemplo de subsucesión de {1/n} “cortan-
do” los primeros cien términos, obteniendo la nueva subsucesión 1/101,
1/102, . . . .

2. En el ejemplo 3 de la página 71 consideramos la sucesión constante tal


que todos sus términos son iguales a 1. Es claro que cualquier subsuce-
sión de ésta será también constante.

3. El ejemplo 4 de la página 72 se refiere a la sucesión con término gene-


ral igual a (−1)n+1 . En este caso, destacan rápidamente dos subsuce-
siones, correspondientes a la consideración de los números pares y de
76 3.3. Definición y ejemplos

los impares. Por supuesto, si n es par, (−1)n+1 = −1, de modo que


la subsucesión es constante, con todos los términos iguales a −1. Por
otro lado, la subsucesión obtenida al considerar los números impares es
también constante, aunque ahora los términos son todos iguales a 1.

Consideremos una sucesión {an }, donde como de costumbre n ∈ N. Las


siguientes son algunas subsucesiones de ésta:

1. a3 , a6 , a9 , . . . , considerando los números múltiplos de 3;

2. a1 , a3 , a6 , a10 , . . . , tomando en cuenta los números triangulares;

3. a1 , a10 , a100 , . . . , donde nos fijamos en las potencias de 10.

Observemos que los subı́ndices que aparecen en cada caso son a su vez
sucesiones: en el primer caso aparece la sucesión 3, 6, 9, . . . , en el segun-
do 1, 3, 6, 10, . . . y en el tercero 1, 10, 100, . . . . Para indicar que estamos
fijándonos en una subsucesión de {an }, denotamos por n1 , n2 , . . . , nk , . . . a los
subı́ndices “elegidos” para conformar la subsucesión; ası́, en el tercer ejemplo,
relativo a las potencias de 10, tenemos que n1 = 1, n2 = 10, n3 = 100 y en
general, el término k-ésimo nk es igual a 10k−1 .
Una última observación: Puesto que una sucesión es un conjunto de núme-
ros ordenados de acuerdo al orden de N, una subsucesión debe respetar este
orden. Supongamos, por ejemplo, que al ir construyendo una subsucesión te-
nemos que el quinto término de ésta es el vigésimo de la sucesión original.
Entonces debemos elegir el sexto término de la subsucesión entre los térmi-
nos posteriores al vigésimo en la sucesión original. En general, si el k-ésimo
término de la subsucesión es el nk -ésimo de la original, entonces el (k + 1)-
ésimo término de la subsucesión debe elegirse entre los posteriores a nk . Esto
dice que
nk+1 > nk

para toda k ∈ N. Dejaremos como ejercicio para el lector la demostración de


que esto implica que
nk ≥ k (3.1)

para toda k ∈ N.
Capı́tulo 3. Sucesiones 77

Ejercicios
1. Da una regla de correspondencia para cada una de las siguientes suce-
siones. ¿Cuál es el vigésimo término de cada una de ellas? ¿Cuál es el
término número 35 de cada sucesión?
2 3 4 5
a) , , , ,...
1 2 3 4
1 1 1 1 1
b) , , , , ,...
3 8 15 24 35
1 3 5 1 3
c) , , , , ,...
5 8 11 2 5
1 1 1 1
d) 1, − , , − , , . . .
2 3 4 5
e) 0, 1, 0, 1, 0, 1, . . .
f ) 12 , 12 + 22 , 12 + 22 + 32 , 12 + 22 + 32 + 42 , . . .

2. Construye la sucesión de áreas y la sucesión de perı́metros de los si-


guientes polı́gonos regulares inscritos en una circunferencia de radio
r:

a) De 3, 6, 12, 24, 48, . . . lados.


b) De 5, 10, 20, 40, . . . lados.
c) De 3, 4, 5, 6, 7, . . . lados.

3. Construye la sucesión de pendientes de la familia de rectas que pasan


por el punto (1, 1) y los puntos
       
3 9 4 16 5 25 6 36
(2, 4), , , , , , , , ,...
2 4 3 9 4 16 5 25
respectivamente.
4. Construye la sucesión de pendientes de la familia de rectas que pasa
por:

a) El punto (x0 , x20 ) y cada uno de los siguientes puntos:


 2   2   2 
x0 + 21 , x0 + 21 , x0 + 13 , x0 + 13 , x0 + 14 , x0 + 14 ,
 2   2 
x0 + 15 , x0 + 51 , . . . , x0 + n1 , x0 + n1 ,...
78 3.3. Definición y ejemplos

b) El punto (x0 , x30 ) y cada uno de los siguientes puntos:


 3   3   3 
x0 + 12 , x0 + 12 , x0 + 31 , x0 + 13 , x0 + 41 , x0 + 14 ,
 3   3 
x0 + 15 , x0 + 15 , . . . , x0 + n1 , x0 + n1 ,...
√ √ √ √
5. Construye geométricamente la sucesión 2, 3, 4, . . . , n, . . . a par-
tir del triángulo rectángulo isósceles cuyos catetos valen 1.

6. Sean l y m dos rectas paralelas, ası́ como

A0 , A1 , A2 , A3 , . . . y B0 , B1 , B2 , B3 , . . .

puntos en las rectas l y m respectivamente tales que el segmento A1 B1 es


bisectriz del ángulo B0 A1 A2 ; el segmento B1 A2 es bisectriz del ángulo
A1 B1 B2 , el segmento A2 B3 es bisectriz del ángulo B1 A2 A3 , y ası́ de
manera sucesiva. Construye las sucesiones de los ángulos Ak Bk Bk+1 y
Bk−1 Ak Ak+1 . Ver figura.

7. Construye una sucesión de rectángulos como sigue: El primero es un


cuadrado de área uno. En el segundo paso se le agrega otro cuadrado
de área 1 para obtener un rectángulo de área 2. En el tercer paso se
agrega un nuevo rectángulo de área 1 en la parte superior de la figura
anterior para obtener un nuevo rectángulo, luego otro a la derecha,
como se muestra en el siguiente dibujo, y ası́ sucesivamente.

Obtén la razón entre los lados de cada uno de los rectángulos y cons-
truye la sucesión de estas razones.
Capı́tulo 3. Sucesiones 79

8. Para cada una de las sucesiones {an } del ejercicio 1, construye una
subsucesión {ank }, dando una expresión para nk en términos de k.

9. Demuestra la afirmación de la página 76: Si {ank } es una subsucesión de


{an }, entonces nk ≥ k para toda k ∈ N. Sugerencia: Utiliza inducción
sobre k junto con la desigualdad nk+1 > nk .

3.4. Tendencia de una sucesión


Ahora nos interesa estudiar el comportamiento “a largo plazo” de una
sucesión. Veamos algunos ejemplos.

1. Consideremos la sucesión
1 1 1 1
1, , , , . . . , , . . .
2 3 4 n
y observemos cómo son sus términos. Todos son positivos, siendo el
más grande el primero. De hecho, mientras mayor sea n, menor será el
n−ésimo término; es decir, conforme “crezcamos” en el dominio, los
términos se harán cada vez más pequeños. Veamos por ejemplo algunos
términos de la sucesión en la siguiente tabla:

n 10 102 103 104 105 106 107 108 109 1010


1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
n 10 102 103 104 105 106 107 108 109 1010

El décimo término de la sucesión es 0.1. El milésimo término es 0.001,


que es menor que el décimo término. El último elemento de la tabla es
el diezmilmillonésimo término, que es
1
= 0.0000000001;
1010
este número es muy pequeño, más pequeño que cualquiera de los térmi-
nos anteriores. Si siguiéramos analizando los términos de la sucesión,
verı́amos que cualquier término es más pequeño que los anteriores y
que cada vez los términos se “parecen” más al cero. Por ejemplo, el
término correspondiente a n = 1020 es
1
= 0.00000000000000000001.
1020
80 3.4. Tendencia de una sucesión

Entonces decimos que la tendencia de la sucesión {1/n} es acercarse


al cero.

2. En el caso de la sucesión {10n }, vemos que sus términos crecen cada


vez más; diremos que ésta tiende a hacerse cada vez más grande.

3. Ahora veamos qué ocurre con la sucesión

1, −1, 1, −1, 1, −1, . . . , (−1)n−1 , . . .

Los términos de esta sucesión se alternan siempre entre 1 y −1. Tampo-


co existe un número al cual se aproximen cada vez más los términos de
la sucesión, pues estos términos siempre son el 1 o el −1. En este caso
decimos que la sucesión {(−1)n−1 } no tiende a acercarse a un único
número, también es una sucesión sin “tendencia”.

4. Consideremos la sucesión
1 2 3 4 5 n
, , , , ,··· , ,...
2 3 4 5 6 n+1
y observemos algunos de sus términos (que no sean los primeros); por
ejemplo si n = 265, el término correspondiente de la sucesión es:
265 265
a265 = = ,
265 + 1 266
que es aproximadamente igual a 0.99624, es decir, un número cercano
a 1. Si nos fijamos en otro elemento de la sucesión, por ejemplo
487652
a487652 = ≈ 0.999997949,
487653
éste es un número más cercano al 1. Observemos que si n toma valores
muy grandes entonces an = n/(n + 1) es un número muy cercano al
1, ya que el numerador y el denominador son “muy parecidos” entre
sı́, por lo que la razón entre ellos es casi 1. Decimos entonces que la
tendencia de la sucesión {n/(n + 1)} es acercarse a 1.

5. Consideremos la sucesión
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1, 1 + , 1 + + 2 , 1 + + 2 + 3 , 1 + + 2 + 3 + 4 , · · ·
2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
Capı́tulo 3. Sucesiones 81

Si efectuamos algunas operaciones, podemos reescribirla como:


3 7 15 31
1, , , , , . . .
2 4 8 16
Observemos que también podemos escribir cada uno de estos términos
como
2 − 1 22 − 1 23 − 1 24 − 1 25 − 1
, , , , ,...
20 2 22 23 24
¿Será cierta esta relación en general? Es decir, ¿será verdadera la igual-
dad
1 1 1 1 1 2n+1 − 1
1 + + 2 + 3 + · · · + n−1 + n = ?
2 2 2 2 2 2n

Recordemos la igualdad

1 + 2 + 22 + 23 + · · · + 2n = 2n+1 − 1.

Si dividimos entre 2n , obtenemos

1 2 22 23 2n 2n+1 − 1
+ + + + · · · + = ,
2n 2n 2n 2n 2n 2n
que es la igualdad deseada. Por lo tanto, tenemos que
1 1 1 1 1
1+ + 2 + 3 + ··· + n = 2 − n.
2 2 2 2 2

Hagamos ahora una tabla con diferentes valores de n:

n 2 − 21n
10 2 − 2110 ≈ 1.9990234375
15 2 − 2115 ≈ 1.999969482421875
20 2 − 2120 ≈ 1.99998982747395833333
25 2 − 2125 ≈ 1.9999996821085611979166
30 2 − 2130 ≈ 1.9999999900658925374348
35 2 − 2135 ≈ 1.99999999968955914179484
40 2 − 2140 ≈ 1.999999999990298723181088
45 2 − 2145 ≈ 1.999999999999696835099409
50 2 − 2150 ≈ 1.999999999999990526096856
82 3.4. Tendencia de una sucesión

Observemos que los términos de la sucesión son cada vez más grandes
y que se acercan al número 2; es decir, cuanto más grande es el valor
de n, el término de la sucesión se acerca más al 2. Entonces decimos
que la tendencia de la sucesión es aproximarse a 2.
6. Ahora analicemos el comportamiento de la sucesión
√ √3
√4
√5

6
2, 2, 2, 2, 2, 2, . . . .
Usamos una calculadora para aproximar cada uno de estos términos:

n

n
n √ 2 n √ 2
1 16
1 √ 2=2
2
16 √2 ≈ 1.0442737
32
2 √2 ≈ 1.4142 32 √2 ≈ 1.0218971
3 64
3 √2 ≈ 1.2599 64 √2 ≈ 1.0108892
4 128
4 √2 ≈ 1.1892 128 √2 ≈ 1.0054299
5 256
5 √ 2 ≈ 1.1487 256 √2 ≈ 1.0027112
6 512
6 √2 ≈ 1.1225 512 √2 ≈ 1.0013542
7 1024
7 √2 ≈ 1.1041 1024 √2 ≈ 1.0006771
8 2048
8 √2 ≈ 1.0905 2048 √2 ≈ 1.0003385
9 4096
9 √2 ≈ 1.0801 4096 √2 ≈ 1.0001692
10 10 2 ≈ 1.0718 8192 8192
2 ≈ 1.000084
Si seguimos evaluando distintas raı́ces del número 2 para valores cada
vez mayores
 √ de
n, podremos observar y afirmar que la tendencia de la
sucesión n 2 es acercarse a 1.
7. Analicemos ahora la sucesión
12 , 22 , 32 , 42 , . . . , n2 , . . . .
Consideremos primero algunos elementos de la sucesión; por ejemplo,
si n = 1020 , 1050 y 10100 , los términos de la sucesión son
(1020 )2 = 1040 , (1050 )2 = 10100 y (10100 )2 = 10200 .
Cada uno de estos números es muy grande. Si consideramos núme-
ros naturales cada vez más grandes, sus cuadrados serán más grandes
que éstos y ası́ sucesivamente. Entonces esta sucesión crece en forma
desmedida y por lo tanto su tendencia es la de hacerse cada vez más
grande.
Decimos que la sucesión {an } tiende a acercarse a un número a si al
aumentar n los términos de la sucesión se parecen cada vez más al número.
Capı́tulo 3. Sucesiones 83

Otra forma de acercamiento


En los ejemplos anteriores hemos sugerido que algunas sucesiones tienden
a acercarse a un número. Otro aspecto del acercamiento que será de gran uti-
lidad ocurre cuando los términos de una sucesión se acercan entre sı́. Aunque
precisaremos esta idea (al igual que precisaremos la idea de tendencia) en el
siguiente capı́tulo, por el momento sólo usaremos la siguiente idea intuitiva:
Los términos de una sucesión an “se acercan entre sı́” si al ir considerando
n, m cada vez mayores, todos los términos an , am están muy próximos entre
sı́. Revisemos algunos de los ejemplos que vimos al principio de esta sección
usando este punto de vista.

1. En el caso de la sucesión 1/n, vimos intuitivamente que al considerar n


cada vez mayor, los términos de la sucesión se acercan a 0. Observemos
que si nos fijamos en dos términos 1/n y 1/m de esta sucesión, la
distancia entre ellos es
1 1
− .
n m
Si n = m, es claro que esta diferencia es 0: Los términos no sólo están
cerca, sino que son exactamente iguales. Supongamos entonces que n 6=
m y, más aún, que n < m (nuestro razonamiento será muy similar en
el caso n > m). En ese caso, n1 > m1 . En este caso, observamos que

1
− 1 = 1 − 1 < 1;

n m n m n

esta desigualdad nos dice que la distancia entre los términos 1/n y 1/m
de esta sucesión es menor que 1/n, lo que intuitivamente sabemos que
se va acercando a 0.

2. Para la sucesión {10n }, nos fijamos en la distancia entre los términos


correspondientes a n y m. Podemos suponer que n > m para obtener
que esta distancia cumple

|10n − 10m | = 10n − 10m > 10n ;

pero como hemos visto, el número 10n es cada vez mayor conforme n
aumenta, de modo que los términos de esta sucesión no se acercan entre
sı́.
84 3.4. Tendencia de una sucesión

3. Nos fijamos ahora en la sucesión {(−1)n−1 }. En este caso, los términos


van “brincando”, alternando entre el 1 y el −1. Ası́, aunque muchos
términos se vayan acercando entre sı́ (por ejemplo, todos los términos
correspondientes a n par son iguales a −1), esto no ocurre con todos,
pues los términos correspondientes a n impar siempre se mantienen a
distancia 2 de los otros. Como en el ejemplo anterior, los términos no
se acercan entre sı́.

Como veremos con mayor detalle y precisión en el siguiente capı́tulo, para


ciertas sucesiones será más sencillo determinar si hay un número al cual se
acerquen, mientras que para otras lo más fácil será ver si los términos se van
acercando entre sı́, de modo que nos será de gran utilidad precisar la relación
entre estos comportamientos a largo plazo. Por supuesto, es razonable pensar
que si los términos de una sucesión se acercan a algún número, entonces los
términos se irán acercando entre sı́. La cuestión recı́proca es aún más intere-
sante, de modo que requerirá de un análisis más profundo de las propiedades
del conjunto de números reales.

Ejercicios
1. Investiga la tendencia de cada una de las siguientes sucesiones.
1 1 1 1
a) −1, , − , , − , . . .
2 3 4 5
2 3 4 5 6
b) 1, , , , , , . . .
3 5 7 9 11
5 15 37 65
c) 1, , 1, , 1, , 1, , . . .
3 17 35 63
d ) 1, 1 + 3, 1 + 3 + 3 , 1 + 3 + 32 + 33 , 1 + 3 + 32 + 33 + 34 , . . .
2

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
e) 1, 1 + , 1 + + 2 , 1 + + 2 + 3 , 1 + + 2 + 3 + 4 , . . .
3 3 3 3 3 3 3 3 3 3
 2  2  3
2 2 2 2 2 2 2 2
f ) 1, 1 + , 1 + + ,1 + ,1 + + + ,1 + ,...
3 3 3 3 3 3 3 3
     2    2  3
2 2 2 2 2 2
g) − , − + − , − + − + − ,...
3 3 3 3 3 3
     2    2  3
2 2 2 2 2 2
h) − , − − , − − − ,...
3 3 3 3 3 3
Capı́tulo 3. Sucesiones 85

3 2 4 3 5 4 6 5
   
i ) 1, 2
, 3
, 4
, 5
,...
j ) −1, 2, −3, 4, −5, 6, −7, . . .
4 8 16 32 64
k ) 2, , , , , ,...
2 6 24 60 120
2. Una sucesión está acotada si hay un intervalo suficientemente grande
como para contener todos los términos de la sucesión. En sı́mbolos, {an }
está acotada si existe M > 0 tal que |an | ≤ M para toda n. Investiga
si cada una de las sucesiones del ejercicio anterior está acotada o no.

3. Dado un número real x, denotamos por [x] al máximo entero menor


o igual a x; por ejemplo, [3.3] = 3, [0.01] = 0, [4] = 4, [−1.2] = −2.
Investiga la tendencia de la sucesión
  "  2 #   "  2  3 #
2 2 2 2 2 2 2
1+ , 1+ + , 1+ , 1+ + + ,...
3 3 3 3 3 3 3

Análogamente con la sucesión


  "   2 # "   2  3 #
2 2 2 2 2 2
− , − + − , − + − + − ,...
3 3 3 3 3 3

4. Analiza si los términos de las tres primeras sucesiones del ejercicio 1 se


van acercando entre sı́, como vimos al final de este capı́tulo.
Capı́tulo 4

Convergencia

En este capı́tulo formalizamos el concepto de tendencia explorado en el


capı́tulo anterior, para dar un vistazo más riguroso a la convergencia de las
sucesiones.

4.1. Definición y ejemplos


Definición 4.1. Decimos que la sucesión {an } converge a a si y sólo si para
toda ε > 0 existe un número natural N tal que si n > N entonces

|an − a| < ε

Si la sucesión {an } converge a a, decimos que el lı́mite de la sucesión {an }


es a y escribimos
lı́m an = a
n→∞

Esta definición nos dice que dado cualquier número positivo ε, podemos
encontrar un número natural N que depende de ε tal que si nos fijamos en
los ı́ndices mayores que N (es decir, N + 1, N + 2, . . . , N + k, . . .), entonces
los términos de la sucesión

aN +1 , aN +2 , aN +3 , aN +4 , . . . , aN +k , . . .

distan de a menos que ε.


Además, sabemos que la desigualdad |an − a| < ε es equivalente a

−ε < an − a < ε.

87
88 4.1. Definición y ejemplos

de modo que
a − ε < an < a + ε;
entonces la definición de convergencia implica que todos los elementos de
la sucesión cuyos ı́ndices sean mayores que N están en el intervalo abierto
(a − ε, a + ε) y solamente un número finito se encuentra fuera de él.

Veamos que toda sucesión convergente está acotada: Si ε = 1, la definición


4.1 implica que existe N tal que si n > N , entonces |an − a| < 1; por tanto,
para n > N tenemos que
|an | ≤ |an − a| + |a| < 1 + |a|.
Esta última desigualdad nos dice que los términos
aN +1 , aN +2 , aN +3 , aN +4 , . . . , aN +k , . . .
están acotados por 1 + |a|. Nos falta acotar los primeros N términos de
la sucesión. Como éste es un conjunto finito de números reales podemos
considerar máx{|a1 |, |a2 |, |a3 |, . . . , |aN |}. Este número nos sirve para acotar a
estos N primeros términos de la sucesión. Ya tenemos acotados a todos los
elementos, de modo que basta considerar
M = máx {|a1 |, |a2 |, |a3 |, . . . , |aN |, 1 + |a|}
para tener |an | ≤ M para toda n. Podemos resumir esto diciendo que toda
sucesión convergente es una sucesión acotada.

Ejemplos
1
1. La sucesión n
converge a cero; esto es,
1
lı́m = 0.
n→∞ n

Tomemos distintos valores de ε y encontremos el valor de N . Para esto,


primero debemos resolver la siguiente desigualdad:

1
− 0 = 1 < ε.

n n
Capı́tulo 4. Convergencia 89

Despejando a n obtenemos
1
n> .
ε
 
1
entonces proponemos N = + 1.1 Ası́, si ε = 0.3, entonces N =
 10  ε
3
+ 1 = 4.
Veamos el comportamiento de N al variar ε:

ε N Ası́, si entonces n1 − 0 es menor que
0.3 4 n > 4, 0.3
0.15 7 n > 7, 0.15
0.1 10 n > 10, 0.1
0.025 41 n > 41, 0.025
0.01 100 n > 100, 0.01
0.001 1000 n > 1000, 0.001
0.00001 100000 n > 100000, 0.00001

Antes de continuar, analizaremos con un poco más de detalle esta tabla:


¿Qué términos de la sucesión cumplen el tercer renglón? Como n > 7,
los términos son 18 , 19 , 10
1
, . . . , etcétera.
¿Qué términos de la sucesión distan del cero menos que 0.025? En el
quinto renglón tenemos que ε = 0.025 y para este valor se tiene que
N = 41, de modo que los términos de la sucesión que distan de cero
menos que 0.025 aparecen a partir del término número 42 de la sucesión.
¿Cuáles son los ı́ndices tales que los términos correspondientes de la
sucesión cumplen la desigualdad

1
− 0 < 0.001?
n

En la tabla tenemos que N = 1000, de modo que los ı́ndices corres-


pondientes a los términos de la sucesión que satisfacen la desigualdad
anterior son: 1001, 1002, 1003, 1004, . . . .
 
1
Ahora completaremos la demostración de que la sucesión conver-
n
ge a 0.
1
Recuerda que [x] representa al mayor entero menor o igual que x.
90 4.1. Definición y ejemplos

   
1 1
Ya hemos visto que N = + 1. Ahora tomemos n > + 1. Como
  ε ε
1 1 1
+ 1 > , entonces n > . Al considerar los recı́procos obtenemos
ε ε ε
1
< ε y esto implica
n
1 1
= − 0 < ε.
n n
Por lo tanto,
1
lı́m = 0.
n→∞ n

2. Consideremos ahora la sucesión constante 2, 2, 2, . . . , 2, . . . . Fácilmente


podemos conjeturar que esta sucesión es convergente y que su lı́mite es
2. Veamos por qué. La distancia entre cualquier elemento de la sucesión
y el lı́mite es cero, pues
|2 − 2| = 0
y tenemos que para toda ε > 0 y para todo natural n se satisface

|2 − 2| < ε.

Por lo tanto, la sucesión constante 2, 2, 2, . . . converge a 2; es decir,

lı́m 2 = 2.
n→∞

3. De manera análoga se puede probar que cualquier sucesión constante

a, a, a, . . . , a, . . .

es convergente y que converge a a. Ası́, tenemos

lı́m a = a.
n→∞

4. Veamos qué ocurre con la sucesión cuyo término general es

1 + (−1)n
.
n
Capı́tulo 4. Convergencia 91

Observemos que debido al sumando (−1)n , es conveniente analizar


qué ocurre con los términos pares por un lado, y con los impares por
el otro. Los términos pares son
2 2 1 2 1
= 1, = , = , . . .
2 4 2 6 3
los cuales parecen tender a 0. Por otro lado, los términos impares son
0, 0, 0, . . . .
de modo que es natural pensar que el lı́mite de la sucesión es 0. Si
ε > 0, todos los términos impares están a una distancia menor que ε
de 0, pero para que los términos pares cumplan esta condición sobre la
distancia se debe cumplir
2
< ε,
n
 
2 2
lo cual ocurre si n es mayor que ε . Ası́, si elegimos N (ε) = + 1,
ε
podemos ver que si n > N (ε), (independientemente de que sea par o
impar), entonces
1 + (−1)n


− 0 < ε,
n
lo que muestra que la sucesión converge a 0.
5. Analicemos la sucesión cuyo n-ésimo término es
n−1
.
n+1
Intuitivamente, cuando n va creciendo, el numerador n − 1 y el deno-
minador n + 1 se parecen cada vez más entre sı́, de modo que parece
que el lı́mite de esta sucesión es 1. Entonces si damos un número ε > 0,
queremos ver si hay algún número natural n a partir del cual

n − 1
n + 1 − 1 < ε.

Puesto que siempre ocurre que n − 1 < n + 1, el n-ésimo término de la


sucesión siempre es menor que 1, por lo que debemos ver cuándo
n−1
1− < ε.
n+1
92 4.1. Definición y ejemplos

Esto ocurre si
2
< ε,
n+1
lo que es equivalente a
2
− 1 < n.
ε
Ası́, si elegimos  
2
N (ε) = − 1,
ε
tenemos que para cada n tal que n > N (ε) el correspondiente término
de la sucesión estará a una distancia menor que ε de 1. Como esto vale
para cada ε > 0, tenemos que en efecto la sucesión converge a 1.

6. Ahora veamos uno de los ejemplos que presentamos en la sección 3.4,


el de la sucesión dada por
1 1 1 1 1
1+ + 2 + 3 + · · · + n−1 + n .
2 2 2 2 2
En esa sección vimos que

1 1 1 1 1 2n+1 − 1
1+ + 2 + 3 + · · · + n−1 + n = ,
2 2 2 2 2 2n
de modo que podemos analizar el comportamiento de la expresión que
aparece del lado derecho, o bien de

2n+1 − 1 1
= 2 − .
2n 2n
En realidad, basta ver qué ocurre con la sucesión {1/2n }. De hecho,
veremos que
1
lı́m n = 0.
n→∞ 2

Si ε > 0, entonces  n
1 1
n
= <ε
2 2
es equivalente a  
1
n ln < ln ε.
2
Capı́tulo 4. Convergencia 93

El logaritmo natural de 1/2 es negativo, de modo que a su vez esto es


equivalente a
ln ε
n> .
ln(1/2)
El lector podrá completar el argumento fácilmente para mostrar que la
sucesión original tiende a 2.

En algunos casos, no es inmediato determinar elcomportamiento


 de una
3n − 2
sucesión. Por ejemplo, consideremos la sucesión . Sus primeros
2n + 1
términos son
1 4 7 10 13 16 19 22 25
, , , , , , , , ,...
3 5 7 9 11 13 15 17 19
Para analizar qué ocurre con ésta y otras sucesiones, mostraremos algunas
propiedades generales del lı́mite de sucesiones.
Proposición 4.2. Sean {an }, {bn } dos sucesiones.
1. Si la sucesión {an } converge, su lı́mite es único.
2. Supongamos que {an } y {bn } convergen a a y b, respectivamente. En-
tonces:

a) La sucesión {an ± bn } converge a a ± b. Es decir,

lı́m (an ± bn ) = lı́m an ± lı́m bn = a ± b.


n→∞ n→∞ n→∞

b) La sucesión {an · bn } converge a a · b. Es decir,

lı́m (an · bn ) = lı́m an · lı́m bn = a · b.


n→∞ n→∞ n→∞
 
an a
c) Si además suponemos que b 6= 0, la sucesión converge a .
bn b
Es decir,
an lı́m an a
lı́m = n→∞ = .
n→∞ bn lı́m bn b
n→∞

d) La sucesión {λ · an } converge a λ · a. Es decir,

lı́m λ · an = λ · lı́m an = λ · a.
n→∞ n→∞
94 4.1. Definición y ejemplos

√
Si an ≥ 0 para toda n, entonces la sucesión
e) √ an converge a
a. Es decir,
√ q √
lı́m an = lı́m an = a.
n→∞ n→∞

Demostración. 1. Supongamos que la sucesión converge a los números a


y a , con a 6= a0 . Consideremos ε = |a − a0 |/2, es decir, la mitad de la
0

distancia entre estos números. La convergencia a a nos dice que existe


un natural N1 tal que si n > N1 entonces |an − a| < ε. Por otro lado,
la convergencia a a0 garantiza la existencia de N2 tal que si n > N2
entonces |an − a0 | < ε. Pero entonces, si elegimos un natural n mayor
que N1 y que N2 , tenemos que

|a − a0 | = |a − an + an − a0 | ≤ |a − an | + |an − a0 | < 2ε = |a − a0 |,

lo cual dice que |a − a0 | es menor que |a − a0 |. Esto no puede ocurrir,


de modo que nuestra hipótesis inicial, a 6= a0 , es falsa.

2. Veamos qué ocurre con cada inciso.

a) Como la sucesión {an } converge a a se tiene que, dada ε > 0,


existe un número natural N1 tal que si n > N1 entonces
ε
|an − a| <
2

Por otro lado, como la sucesión {bn } converge a b se tiene que, dada
ε > 0, existe un número natural N2 tal que si n > N2 entonces
ε
|bn − b| < .
2

Sea N = máx {N1 , N2 }. Si n > N , se satisfacen las dos desigual-


dades
ε ε
|an − a| < y |bn − b| < .
2 2
Por lo tanto, si n > N entonces

|(an ± bn ) − (a ± b)| = |(an − a) ± (bn − b)|


ε ε
≤ |an − a| + |bn − b| < 2
+ 2
= ε,

de donde se concluye que la sucesión {an ± bn } converge a a ± b.


Capı́tulo 4. Convergencia 95

b) Como la sucesión {bn } converge, sabemos que está acotada, de


modo que hay un número M > 0 tal que |bn | ≤ M para toda
n. Como la sucesión {an } converge a a se tiene que, dada ε > 0,
existe un número natural N1 tal que si n > N1 entonces
ε
|an − a| < .
2M
Además, se tiene que, dada ε > 0, existe un número natural N2
tal que si n > N2 entonces
ε
|bn − b| < .
2(1 + |a|)
Sea N = máx {N1 , N2 }, de modo que si n > N , se satisfacen las
dos desigualdades
ε ε
|an − a| < y |bn − b| < .
2M 2(1 + |a|)
Por lo tanto, si n > N entonces

|(an · bn ) − (a · b)| = |(an · bn − a · bn ) + (a · bn − a · b)|


≤ |(an − a) · bn | + |a · (bn − b)|
= |an − a| · |bn | + |a| · |bn − b|
Mε |a|ε
< + < ε;
2M 2(1 + |a|)
de modo que
   
lı́m (an · bn ) = lı́m an · lı́m bn = a · b.
n→∞ n→∞ n→∞
 
an
c) Como la sucesión es el producto de las sucesiones {an } y
  b n
1
, podemos usar la propiedad del producto para determinar el
bn
lı́mite, de modo que es suficiente demostrar que si la sucesión{bn}
1
es diferente de cero y converge a b 6= 0, entonces la sucesión
bn
1
converge a . De hecho y para simplificar la notación, podemos
b
suponer adicionalmente que b > 0.
96 4.1. Definición y ejemplos

Ahora, como la sucesión {bn } converge a b > 0, también podemos


suponer que existe un número m > 0 tal que bn > m para toda n
(¡ejercicio!), por lo que
1 1
<
bn m
para toda n. Como la sucesión {bn } converge a b, sabemos que
dada ε > 0 existe un número natural N tal que si n > N entonces

|bn − b| < mbε.


 
1 1
Como queremos demostrar que la sucesión converge a ,
bn b
analizamos la distancia que hay entre ellos:

1 1 b − bn |b − bn | m·b·ε
− = = < =ε
bn b b · bn b · bn m·b
 
1 1
si n > N ; ası́, efectivamente la sucesión converge a y
bn b
1 1 1
lı́m = = ;
n→∞ bn lı́m bn b
n→∞

por lo tanto,
an lı́m an a
lı́m = n→∞ = .
n→∞ bn lı́m bn b
n→∞

d ) Esta propiedad nos dice que podemos “sacar” las constantes del
lı́mite; esto es, que la sucesión {λ·an } converge a λ·a. Esto es claro
cuando λ = 0, de modo que supondremos que λ 6= 0. Sabemos que
la sucesión {an } converge a a por lo que, dada ε > 0, existe un
número natural N tal que si n > N entonces
ε
|an − a| < .
|λ|
Con base en la anterior desigualdad tenemos
ε
|λ · an − λ · a| = |λ · (an − a)| = |λ| · |an − a| < |λ| = ε.
|λ|
Capı́tulo 4. Convergencia 97

e) si n > N ; por lo tanto,

lı́m λ · an = λ · lı́m an = λ · a.
n→∞ n→∞

f ) Separamos la demostración en dos casos, a = 0 y a > 0. En el


primer caso, como la sucesión {an } converge a 0, dada ε > 0
existe un número natural N tal que si n > N , se tiene que

an < ε2 .

Si extraemos la raı́z cuadrada a esta desigualdad, tenemos


√ √
an < ε 2 ;

Por lo tanto,

an < ε
si n > N ; por consiguiente

lı́m an = 0.
n→∞

Supongamos ahora que a > 0. Dada ε > 0, existe N tal que si


n > N , entonces

|an − a| < a · ε.
Consideremos n > N y observemos que

a − √ a · √ a + √ a

√ √ n n
an − a = √ √

an + a



an − a an − a
= √ √ < √
an + a a

|an − a| a·ε
= √ < √ = ε;
a a

Por lo tanto,
√ q √
lı́m an = lı́m an = a.
n→∞ n→∞
98 4.1. Definición y ejemplos

Veamos un ejemplo de aplicación de estas propiedades, con la sucesión


cuyo término general es
n2 + n − 1
.
4n2 − 7n + 5
Observemos primero que no podemos aplicar la propiedad (c) del cociente,
pues las sucesiones n2 + n − 1 y 4n2 − 7n + 5 no convergen a un número
real. Sin embargo, podemos multiplicar el numerador y el denominador por
el factor 1/n2 y simplificar para obtener
1 1 1
n2
(n2 + n − 1) 1+ n
− n2
1 = 7 5 .
n2
(4n2 − 7n + 5) 4− n
+ n2

Ahora nos fijamos en las sucesiones definidas por el numerador y el denomi-


nador y analizar si tienen lı́mite. Por ejemplo, si nos fijamos en el numerador,
tenemos que
 
1 1 1 1
lı́m 1 + − 2 = lı́m 1 + lı́m − lı́m 2 .
n→∞ n n n→∞ n→∞ n n→∞ n

Los dos primeros sumandos representan una sucesión constante igual a 1 y


la sucesión 1/n, cuyo lı́mite es 0. Para el tercer sumando, podemos mostrar
directamente de la definición que su lı́mite es 0 o bien usar la regla del
producto:  
1 1 1 1 1
lı́m 2 = lı́m · = lı́m · lı́m = 0.
n→∞ n n→∞ n n n→∞ n n→∞ n

Analizando de modo similar al denominador de la sucesión original, podemos


concluir que
n2 + n − 1 1
lı́m = .
n→∞ 4n2 − 7n + 5 4

Ejercicios
1. De las siguientes afirmaciones, ¿cuáles son verdaderas y cuáles falsas?
(Justifica tu respuesta.)

Si la sucesión {an + bn } es convergente entonces las sucesiones {an } y


{bn } son convergentes.
Si las sucesiones {an + bn } y {an } son convergentes entonces la sucesión
{bn } es convergente.
Capı́tulo 4. Convergencia 99

Si la sucesión {an bn } es convergente entonces las sucesiones {an } y {bn }


son convergentes.

Si la sucesión {1/an } es convergente entonces la sucesión {an } es con-


vergente.

Si existe ε > 0 tal que para toda n natural existe un número a que
satisface la desigualdad |an − a| < ε entonces la sucesión {an } converge
a a.

Si la sucesión {an } converge a cero y la sucesión {bn } está acotada,


entonces la sucesión {an bn } converge a cero.

Si la sucesión {a2n } es convergente, entonces {an } es convergente.

Si la sucesión {a2n } converge a cero, entonces {an } converge a cero.

Si la sucesión {a3n } es convergente, entonces {an } es convergente.

Si la sucesión {a2p
n } es convergente, para todo p entero, entonces {an }
es convergente.

Si la sucesión {a2p+1
n } es convergente, para todo p entero, entonces {an }
es convergente.

2. Calcula el lı́mite de cada una de las sucesiones cuyo término general es:
r
n+1
a) .
2n − 3
4n4 + 1
b) .
5n4 + 2n3 + 11n + 13
(n + 1)2 + (−1)n+1 (n + 2)
c) .
n(n + 2)

n
d) q .
p √
n+ n+ n
1 + 2 + 3 + ··· + n
e) .
n2
12 + 22 + 32 + · · · + n2
f) .
n3
100 4.1. Definición y ejemplos

(12 + 22 + 32 + · · · + n2 )2
g) .
(1 + 2 + 3 + · · · + n)3
12 + 22 + 32 + · · · + n2
h) .
n3 + n2 + n + 1
1
(a + n1 )2 + (a + n2 )2 + · · · + (a + n−1 2
+ (a + nn )2 .
 
i) n n
)

j) 4n2 − 9 − (2n − 3).
√ 
k) n2 + 1 − n .
√ √ 
l) n+1− n .
q 
m) n 1 + n1 − 1 .

4. Si lı́m an = a y lı́m bn = b, calcula los siguientes lı́mites:


n→∞ n→∞

an + b n
a) lı́m , si a 6= 0 y b 6= 0.
n→∞ a2
n + bn
2
p
b) lı́m a2n + b2n .
n→∞

a3n − 3an b2n + 2bn − 8


c) lı́m , si a 6= b.
n→∞ b4n − a2n b2n
√ √
d ) lı́m 3 an , . . . , lı́m k an , donde suponemos que an > 0 para toda n
n→∞ n→∞
cuando k es un número par.

5. Calcula los siguientes lı́mites.


√ √
5
2 3 n − 5 n2
a) lı́m √ √ .
n→∞ 3 n + 1(2 − 5 n)
p √ p √
n2 + 2 n − n2 − 2 n
b) lı́m p √ p √ .
n→∞ 3 3 3 3
n n + n− n − n
√ √ 
c) lı́m 3 n + 4 − 3 n .
n→∞
p 
d ) lı́m 3
(n + 1)(n + 2) + (n + 3) − n .
n→∞

A continuación mencionamos una importante propiedad de las sucesiones


convergentes en términos de cualquiera de sus subsucesiones.
Capı́tulo 4. Convergencia 101

Proposición 4.3. Si una sucesión {an } es convergente a un número a, en-


tonces cualquiera de sus subsucesiones es convergente, y converge al mismo
número a.

Demostración. Consideremos una subsucesión {ank } cualquiera de la suce-


sión original. Recordemos que queremos probar que esta subsucesión conver-
ge al número a, de modo que para cada ε > 0 queremoa hallar N tal que si
k > N se tenga que |ank − a| < ε.
Como la sucesión original converge al número a, sabemos que dada una
ε > 0 existe N1 tal que para cualquier natural n > N1 se cumple |an − a| < ε.
Ası́, dada ε > 0, consideremos N = N1 y k > N . Usamos ahora la
propiedad que aparece en la ecuación (3.1) de la página 76, que dice que los
ı́ndices nk satisfacen nk ≥ k, lo que nos dice que nk ≥ k > N , por lo que

|ank − a| < ε;

esto a su vez dice que la subsucesión converge al número a.

Hemos analizado la convergencia de una sucesión usando algunas propie-


dades básicas del lı́mite de sucesiones. Ahora buscaremos disponer de más
medios para verificar tal convergencia.

Un criterio de convergencia que es muy útil para encontrar el lı́mite de


algunas sucesiones es el siguiente:

Proposición 4.4. Sean an , bn , y cn tres sucesiones tales que

an ≤ b n ≤ c n

y
lı́m an = lı́m cn = a.
n→∞ n→∞

Entonces la sucesión bn converge y

lı́m bn = a.
n→∞

Demostración. Como las sucesiones an y cn convergen a a, dada ε > 0 existen


números naturales N1 y N2 tales que

|an − a| < ε si n > N1 y |cn − a| < ε si n > N2 .


102 4.1. Definición y ejemplos

Podemos escribir estas desigualdades como sigue:

−ε < an − a < ε si n > N1 y − ε < cn − a < ε si n > N2 .

Ambas desigualdades se cumplen si n > N , donde N = máx (N1 , N2 ).


Como
an ≤ b n ≤ c n ,
podemos restar a a estas desigualdades y obtener

an − a ≤ bn − a ≤ cn − a;

por lo tanto,

−ε < an − a ≤ bn − a ≤ cn − a < ε si n > N

de donde
−ε < bn − a < ε si n > N
que es equivalente a
|bn − a| < ε si n > N ;
entonces se ha demostrado que la sucesión bn converge al mismo valor que
las sucesiones an y cn .
Anteriormente vimos que toda sucesión convergente es acotada (ver pági-
na 88). Por otro lado, al analizar la sucesión {(−1)n+1 } es fácil convencerse
de que no toda sucesión acotada es convergente. Sin embargo, en este ejem-
plo podemos encontrar fácilmente algunas subsucesiones convergentes. Esta
propiedad es común de todas las sucesiones acotadas.

Proposición 4.5. Toda sucesión acotada contiene una subsucesión conver-


gente.

Demostración. Consideremos una sucesión acotada. Como sabemos, esto quie-


re decir que existe M > 0 tal que el valor absoluto de todos los términos de
la sucesión es menor o igual a M ; en otras palabras, todos los elementos de la
sucesión están en el intervalo [−M, M ]. Como la sucesión tiene una infinidad
de términos, al menos uno de los intervalos [−M, 0] o [0, M ] contiene una
infinidad de términos de la sucesión. La idea de la demostración será conti-
nuar esta subdivisión en intervalos e ir “encerrando” a los términos de una
subsucesión, pero para formalizar esto usaremos una notación más adecuada.
Capı́tulo 4. Convergencia 103

Sea {bn } una sucesión acotada por el número M > 0. Si denotamos por
[a1 , c1 ] al intervalo [−M, M ], entonces tenemos que a1 ≤ bn ≤ c1 para toda
n; en particular,
a1 ≤ b1 ≤ c1 .
Como dijimos antes, al menos uno de los intervalos [−M, 0] o [0, M ] con-
tiene una infinidad de términos de la sucesión. Llamemos entonces [a2 , c2 ] al
intervalo que tiene dicha propiedad (si ambos subintervalos contienen una
infinidad de términos, elegimos cualquiera de ellos). Observemos que por la
manera en que elegimos los extremos de los intervalos, a1 ≤ a2 y c2 ≤ c1 .
Además, podemos elegir un término bn2 , n2 ≥ 2 de modo que

a2 ≤ bn2 ≤ c2 .

Procediendo de manera inductiva, supongamos que hemos definido un


intervalo [ak , ck ] tal que contiene una infinidad de términos de la sucesión bn .
Subdividimos [ak , ck ] en dos intervalos:
   
ak + c k ak + c k
ak , y , ck ,
2 2

y puesto que al menos uno de éstos contiene una infinidad de términos de


la sucesión bn , denotamos por [ak+1 , ck+1 ] al que tenga esta propiedad (o
elegimos uno de ellos, si ambos tienen esta propiedad) y también elegimos
un término bnk+1 con nk+1 ≥ nk que esté en dicho intervalo. Podemos expresar
todo lo anterior en forma de desigualdades, como sigue:

ak ≤ ak+1 ≤ bnk+1 ≤ ck+1 ≤ ck .

Dejamos al lector que compruebe las siguientes propiedades de las suce-


siones construidas de esta manera:

1. {ak } es una sucesión creciente y acotada;

2. {ck } es una sucesión decreciente y acotada;

3. lı́mk→∞ ak = lı́mk→∞ ck .

Por la Proposición 4.4, la sucesión {bnk } es convergente. Ası́, hemos mos-


trado que {bn } contiene una subsucesión convergente.
104 4.1. Definición y ejemplos

Ejercicios
1 1
1. Demuestra por inducción que n ≤ para todo número natural n.
2 n
1
Justifica que lı́m n = 0.
n→∞ 2

√ 1
2. Demuestra por inducción que n 2 ≤ 1 + , para todo número natural
√ n
n. Justifica que lı́m n 2 = 1.
n→∞

3. Calcula los siguientes lı́mites, si estos existen:

[x] + [2x] + [3x] + · · · + [nx]


a) lı́m , donde [x] es, como de costum-
n→∞ n
bre, el mayor entero menor o igual a x.
 
1 1 1 1
b) lı́m + + + ··· + ,
n→∞ n n+1 n+2 2n
 
1 1 1
c) lı́m + + ··· + ,
n→∞ 1·3 3·5 (2n − 1)(2n + 1)
 
1 1 1 1
d ) lı́m √ √ √ +√ √ + ··· + √ √ ,
n→∞ n 1+ 3 3+ 5 2n − 1 + 2n + 1
 
1 1 1
e) lı́m + + ··· + ,
n→∞ 1·2·3 2·3·4 n · (n + 1) · (n + 2)

f ) lı́m n 2n + 3n ,
n→∞

g) lı́m n an + bn , a y b positivos.
n→∞

4. Demuestra que lı́m an = 0, si |a| < 1.


n→∞

5. Demuestra que lı́m n
a = 1, si a > 0.
n→∞

6. Demuestra que lı́m n
n = 1.
n→∞

7. Demuestra que
 2  3  n−1  n n+1
2 2 2 2 2 1 − 23
1+ + + + ··· + + =
3 3 3 3 3 1 − 32
Capı́tulo 4. Convergencia 105

y con base en esto muestra que


 2  3  n−1  n !
2 2 2 2 2
lı́m 1 + + + + ··· + + = 3.
n→∞ 3 3 3 3 3

8. Demuestra que
1 − an+1
1 + a + a2 + a3 + · · · + an−1 + an =
1−a
y muestra con base en esto que si 0 < a < 1, entonces
1
lı́m 1 + a + a2 + a3 + · · · + an−1 + an =

.
n→∞ 1−a
9. Demuestra que
 
9 9 9 9
lı́m + 2 + 3 + ··· + n = 1.
n→∞ 10 10 10 10

10. Calcula el lı́mite de la siguiente expresión cuando n → ∞.


1 2 3 1 2 3 1 2 3
+ 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + · · · + 3n+1 + 3n+2 + 3n+3 .
10 10 10 10 10 10 10 10 10
11. Muestra que
 2  3  n−1 2 n

2 2 2 2 1 − −
1− + − + · · · + (−1)n−1 = 3
.
3 3 3 3 1 + 23
y con base en esto justifica que
 2  3  n−1 !
1 1 1 1 2
lı́m 1 − + − + · · · + (−1)n−1 = .
n→∞ 2 2 2 2 3

12. Concluye la demostración de la Proposición 4.5, justificando las pro-


piedades (1)-(3) de las sucesiones construidas en dicha demostración.
Sugerencia: Las partes (1) y (2) son relativamente sencillas. Para de-
mostrar que lı́m ak = lı́m ck , muestra que
lı́m |ak − ck | = 0
k→∞
y que
lı́m ak − lı́m ck ≤ lı́m |ak − ck |.

k→∞ k→∞ k→∞
106 4.2. Sucesiones de Cauchy

4.2. Sucesiones de Cauchy


En la página 83 mencionamos que uno de los comportamientos que pue-
de observarse en los términos de una sucesión es el de irse acercando entre
sı́. Ahora precisaremos este concepto, que nos será útil para mostrar la con-
vergencia de una sucesión en los casos en que no podamos establecer de
antemano cuál es el número al cual tienden los términos de la misma.

Definición 4.6. Decimos que una sucesión {an } es una sucesión de Cauchy
si para cada ε > 0 existe N tal que si n, m > N , entonces |an − am | < ε.

Como vimos en la página 83, los términos de la sucesión {1/n} se acercan


entre sı́; esto nos permite mostrar fácilmente que la sucesión es de Cauchy:
Dado ε > 0, si m > n > 1/ε, entonces tenemos que

1
− < 1 < ε.
1
n m n

Como ya habı́amos adelantado, es fácil ver que toda sucesión convergente


es una sucesión de Cauchy: Si {an } es convergente a un número a, sabemos
que los términos de la sucesión se van acercando a a; formalmente, dado
ε > 0 existe N tal que si n > N , entonces |an − a| < ε/2. Pero esto implica
rápidamente que los términos de la sucesión se van acercando entre sı́, puesto
que si n, m > N , entonces
ε ε
|an − am | = |an − a + a − am | ≤ |an − a| + |a − am | < + = ε;
2 2
es decir, la sucesión es de Cauchy.

Ejercicio
Muestra que toda sucesión de Cauchy es acotada. (Sugerencia: De hecho,
la idea es completamente similar a la que usamos cuando demostramos que
toda sucesión convergente es acotada, ver página 88.)

Recordemos que en la Proposición 4.5 vimos que toda sucesión acotada


tiene una subsucesión convergente. Usaremos el ejercicio anterior y dicha Pro-
posición para mostrar la siguiente (¡importante!) propiedad de las sucesiones
de Cauchy.
Capı́tulo 4. Convergencia 107

Proposición 4.7. Toda sucesión de Cauchy (de números reales) es conver-


gente.
Demostración. Sea {an } una sucesión de Cauchy. Como mencionamos antes,
sabemos que esta sucesión es acotada y por la Proposición 4.5 contiene una
subsucesión {ank } convergente, digamos, a un número a. La idea de la de-
mostración consiste en mostrar que la sucesión original también converge a
a, es decir, que dada ε > 0, queremos mostrar que existe N tal que si k > N ,
entonces |ak − a| < ε.
Dada ε > 0, tenemos:
1. Como {ank } converge a a, existe N1 tal que si k > N1 entonces

|ank − a| < ε/2.

2. Como {an } es una sucesión de Cauchy, existe N2 tal que si n, m > N2 ,


entonces
|an − am | < ε/2.

Hagamos N = máx{N1 , N2 } y sea k > N , de modo que en este caso


|ank − a| < ε/2. Por otro lado, recordando la desigualdad (3.1), tenemos que
nk ≥ k y en particular, m = nk ≥ N2 , de modo que

|ak − a| = |ak − ank + ank − a| ≤ |ak − ank | + |ank − a| < ε/2 + ε/2 = ε,

lo cual nos dice que la sucesión original es convergente al número a.


Como hemos venido mencionando, esta propiedad fundamental de las
sucesiones de Cauchy nos permite comprobar la convergencia de una sucesión
sin necesidad de proponer el lı́mite de la sucesión de antemano, lo que hace
de éste un criterio de convergencia de uso muy frecuente.

4.3. Divergencia
Para cada una de las siguientes sucesiones, contesta las preguntas que
vienen a continuación, justificando tus respuestas.

1, 2, 3, 4, . . . , n, n + 1, . . .

2, 3/2, 2, 5/2, 3, 7/2, . . . , (n + 1)/2, . . .


108 4.3. Divergencia

√ √ √ √ n
2, 2, 2 2, 4, 4 2, 8, 8 2, . . . , 2 2 , . . .
1, 10, 102 , 103 , . . . , 10n−1 , . . .
1, 12, 121, 122, 1221, 1222, 12221, . . .
1, 1/2, 2, 1/3, 3, 1/4, 4, 1/5, . . . , n, 1/(n + 1), . . .
12 , 22 , 32 , 42 , . . . , n2 , . . .
1, 1 + 3, 1 + 3 + 32 , 1 + 3 + 32 + 33 , 1 + 3 + 32 + 33 + 34 , . . .
(−1)n n3
 
.
n2 + 1
¿Está acotada la sucesión?
¿Cuántos términos de la sucesión son mayores que 100?
¿Cuáles términos de la sucesión son mayores que 100?
¿Cuántos términos de la sucesión son menores o iguales que 100?
¿Cuáles términos de la sucesión son menores o iguales que 100?
Si ahora tomamos cualquier numero positivo M y hacemos las mismas
preguntas que las anteriores sustituyendo M por 100, ¿cambiará la respuesta?
Definición 4.8. Una sucesión {an } diverge a ∞ si dado M > 0 existe un
número N tal que si n > N entonces an > M . Cuando esto ocurre escribimos
lı́m an = ∞.
n→∞

De manera similar, podemos decir que una sucesión an diverge a −∞ si dado


M < 0 existe un número N tal que si n > N entonces an < M . (Observa
que la sucesión an diverge a −∞ si y sólo si −an diverge a ∞.)

Ejercicio
Para cada una de las sucesiones que aparecen al principio de la sección
trata de determinar cuáles de ellas divergen a ∞. ¿Alguna de estas sucesiones
es convergente?
Por ejemplo comprobemos que la sucesión cuyo término general es n2 −10,
2
diverge√a ∞. Para esto resolvemos
√ la desigualdad n −10 > M , que se cumple
2
si n > M + 10. Ası́, si N = M + 10 y n > N tenemos que n − 10 > M .
Una propiedad que nos ayuda a comprobar la divergencia a ∞ de una
sucesión es la siguiente:
Capı́tulo 4. Convergencia 109

Proposición 4.9. Sean an y bn dos sucesiones tales que an ≤ bn , si lı́m an =


n→∞
∞, entonces lı́m bn = ∞.
n→∞

Dejaremos la demostración como ejercicio


 para el lector.
n2 + 1

Veamos ahora que también la sucesión diverge a ∞. Como
n

n2 + 1 1 1
=n+ y n+ >n
n n n
entonces para toda M > 0 consideremos los naturales n > M , por lo tanto

n2 + 1 1
=n+ >n>M
n n
n2 + 1
de donde lı́m = ∞.
n→∞ n

Ejercicios
1. Sea {an } una sucesión que diverge a ∞. Comprueba que:

a) Si {bn } es una sucesión acotada entonces la sucesión {an + bn }


diverge a ∞.
b) Si {bn } es una sucesión convergente, entonces la sucesión {an +bn }
diverge a ∞.
c) Si {bn } es una sucesión convergente a un número positivo, entonces
la sucesión {an · bn } diverge a ∞.

2. ¿Cuáles de las siguientes afirmaciones son falsas y cuáles verdaderas?


Justifica tu respuesta.

a) Si la sucesión {an + bn } diverge a ∞ entonces cada una de las


sucesiones {an } y {bn } diverge a ∞.
b) Si la sucesión {an + bn } diverge a ∞ entonces alguna de las dos
sucesiones {an } o {bn } diverge a ∞.
c) Si la sucesión {an · bn } diverge a ∞ entonces cada una de las
sucesiones {an } y {bn } diverge a ∞.
110 4.4. Sucesiones monótonas

d ) Si la sucesión {an · bn } diverge a ∞ entonces alguna de las dos


sucesiones {an } o {bn } diverge a ∞.

3. Sea {an } una sucesión que diverge a −∞. ¿Cuáles de las siguientes
afirmaciones son falsas y cuáles verdaderas? Justifica tu respuesta.

a) Si {bn } es una sucesión acotada entonces la sucesión {an + bn }


diverge a −∞.
b) Si {bn } es una sucesión convergente, entonces la sucesión {an +bn }
diverge a −∞.
c) Si {bn } es una sucesión divergente a −∞, entonces la sucesión
{an + bn } diverge a −∞.
d ) Si {bn } es una sucesión divergente a ∞, entonces la sucesión {an +
bn } diverge a −∞.
e) Si {bn } es una sucesión convergente a un número positivo, entonces
la sucesión {an · bn } diverge a −∞.

4.4. Sucesiones monótonas


En algunas sucesiones ocurre que cada término de la sucesión es mayor
que el término anterior. Consideremos por ejemplo la sucesión

1 2 3 n n+1
, , ,..., , ,...
2 3 4 n+1 n+2
En este ejemplo nos preguntamos si

1 2 3 n n+1
< < < ··· < < < ···
2 3 4 n+1 n+2
Es claro que los tres primeros términos cumplen las desigualdades, pero
¿cómo podemos garantizar que el n-ésimo término es menor que el (n+1)−ési-
mo término? Debemos demostrar que n/(n + 1) − (n + 1)/(n + 2) es negativo,
pero

n n+1 1
− =− .
n+1 n+2 (n + 1)(n + 2)
Capı́tulo 4. Convergencia 111

Como los valores que toma n son números naturales, la expresión del lado
derecho es negativa y por lo tanto n/(n + 1) < (n + 1)/(n + 2). Ası́, cada
término de la sucesión es mayor que el anterior.
Cuando una sucesión {an } tiene la propiedad

a1 < a2 < a3 < · · · < an < an+1 < · · · ,

decimos que la sucesión es creciente. Por otro lado, si la sucesión tiene la


propiedad
a1 > a2 > a3 > · · · > an > an+1 > · · · ,
decimos que la sucesión es decreciente. Cuando una sucesión satisface que
un término es menor o igual que su antecesor, decimos que la sucesión es no
creciente. De manera análoga se define una sucesión no decreciente.
En general, diremos que una sucesión es monótona si es creciente, decre-
ciente, no creciente o no decreciente.

Ejemplos
1. La sucesión de números naturales 1, 2, 3, . . . , n, n + 1, . . . es claramente
creciente.

2. Consideremos la sucesión de números triangulares

T1 , T2 , T3 , . . . , Tn , Tn+1 , . . . .

Como Tn+1 = Tn + (n + 1), entonces es claro que Tn < Tn+1 . Por lo


tanto, la sucesión es creciente.

3. Podemos observar que los primeros términos de la sucesión


5 7 9 2n + 3 2n + 5
, , ,..., , ,...
4 7 10 3n + 1 3n + 4
van disminuyendo. Para verificar que esta sucesión es decreciente vemos
que
2n + 3 2n + 5 7
− = .
3n + 1 3n + 4 (3n + 1)(3n + 4)

La última expresión es positiva, de modo que la sucesión es decreciente.


112 4.4. Sucesiones monótonas

4. La sucesión √ √ √ √
3 4 n
2, 2, 2, . . . , 2, . . .
es una sucesión decreciente. (¿Por qué?)
5. La sucesión
1 1 1 (−1)n−1
1, − , , − , . . . , ,...
2 3 4 n
no es monótona. (¿Por qué?)
6. La sucesión
1 1 1 1
1, , , . . . , , ,...
2 3 n n+1
es decreciente: Puesto que

n<n+1

al tomar el recı́proco se obtiene


1 1
< .
n+1 n

7. La siguiente sucesión es no creciente:


1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1, , , , , , , , , , . . . , , , , . . . , , . . .
2 2 3 3 3 4 4 4 4 n n n n
8. En la siguiente figura aparece una lista de polı́gonos regulares de tres,
cuatro, cinco, seis y siete lados, inscritos en una circunferencia con el
mismo radio:

Al continuar esta lista obtenemos una sucesión de polı́gonos regulares


inscritos en circunferencias del mismo radio. Podemos usar esta suce-
sión para construir varias sucesiones numéricas; por ejemplo, la sucesión
de longitudes de cada uno de los lados de los polı́gonos regulares, la su-
cesión de sus perı́metros y la sucesión de sus áreas. Veamos cómo dar
una forma explı́cita a estas sucesiones
Capı́tulo 4. Convergencia 113

Comencemos con la sucesión de longitudes de los lados. Una manera de


calcular estas longitudes es construir un triángulo cuyos vértices son el
centro de la circunferencia y dos vértices consecutivos del polı́gono. Si
r es el radio de una circunferencia y el ángulo central es 2θ como en la
figura, entonces la longitud de la cuerda AB es 2r sen θ:

Sin pérdida de generalidad, supondremos que el radio de la circunfe-


rencia es uno, de modo que en nuestro caso, la longitud de un lado
será 2 sen θ.
Ahora necesitamos conocer la medida de los ángulos centrales de los
360◦
polı́gonos regulares: Para el triángulo equilátero, el ángulo θ mide ,

6
360
para el cuadrado mide , y en general para el polı́gono regular de n
8
360◦
lados mide . Entonces la sucesión que se forma con las longitudes
2n
de los lados de los polı́gonos regulares es:
360◦ 360◦ 360◦ 360◦
2 sen , 2 sen , 2 sen , . . . , 2 sen ,...
6 8 10 2n

Si multiplicamos esta sucesión por el número de lados obtendremos la


sucesión de los perı́metros de los polı́gonos regulares:
360◦ 360◦ 360◦ 360◦
6 sen , 8 sen , 10 sen , . . . , 2n sen ,...
6 8 10 2n
Para determinar la sucesión de áreas, sabemos que el área de cada
polı́gono regular está dada por la mitad del producto del perı́metro por
114 4.4. Sucesiones monótonas

el apotema. El apotema es la longitud de la altura OH del triángulo


isósceles OAB en la figura anterior, que es OH = r cos θ. Como en
nuestro caso r = 1, obtenemos la sucesión
360◦ 360◦ 360◦ 360◦
cos , cos , cos , . . . , cos ,...
6 8 10 2n
y al multiplicar por la sucesión de perı́metros obtenemos
360◦ 360◦ 360◦ 360◦
3 sen cos , 4 sen cos ,
6 6 8 8
360◦ 360◦ 3602 360◦
5 sen cos , . . . , n sen cos ,...
10 10 2n 2n
En cada uno de los términos de esta sucesión podemos usar la identidad
trigonométrica 2 sen α cos α = sen 2α y ası́ obtener que la sucesión de
áreas de los polı́gonos regulares inscritos en una circunferencia de radio
uno es
3 360◦ 4 360◦ 5 360◦ n 360◦
sen , sen , sen , . . . , sen ,...
2 3 2 4 2 5 2 n
Es fácil ver geométricamente que la sucesión de longitudes de los lados
de los polı́gonos regulares es decreciente, mientras que las sucesiones
de los perı́metros y de las áreas de los polı́gonos regulares es creciente.
Dejamos esta justificación geométrica al lector.
9. En la siguiente figura se tiene un rectángulo con lados de 2 y 1 unidad,
respectivamente, en el que hemos trazado dos cuartos de cı́rculos de
radio 1. Construimos una sucesión de circunferencias de la siguiente
manera: La primera es tangente a los cuartos de cı́rculo y al rectángulo;
la segunda y las subsecuentes serán tangentes a los dos cuartos de
cı́rculo y a la circunferencia construida en el paso anterior.
Capı́tulo 4. Convergencia 115

Calculemos los diámetros de cada una de las circunferencias: El radio r1


de la primera circunferencia se obtiene de la relación AB 2 +BC 2 = AC 2
de la siguiente figura; es decir,

1 + (1 − r1 )2 = (1 + r1 )2 .

Al despejar a r1 se obtiene r1 = 41 . Para calcular el radio r2 de la


siguiente circunferencia se usa el teorema de Pitágoras en el triángulo
ABD, de modo que AB 2 + BD2 = AD2 y al sustituir los valores se
tiene  2
2 1
(1 + r2 ) = 1 + − r2 .
2
1
Al despejar se tiene que r2 = 12
. Ver figura.

El siguiente radio se calcula usando la suma de los diámetros de las


circunferencias anteriores y el teorema de Pitágoras:
   2
2 1 1
(1 + r3 ) = 1 + 1 − + − r3 ,
2 6
1
por lo que r3 = 24 . Hasta aquı́ tenemos que los diámetros de las cir-
1 1 1
cunferencias son 2 , 6 , 12 . Comprueba que los siguientes tres diámetros
1 1 1
son: 20 , 30 , 42 . ¿Cuál será el diámetro de la n−ésima circunferencia?

10. Estudiemos la sucesión

1, a, a2 , a3 , . . . , an , . . .

Analizaremos por separado qué le pasa a la sucesión si: |a| < 1, a = 1


y |a| > 1:
116 4.4. Sucesiones monótonas

a) Sea 0 < a < 1; si multiplicamos esta desigualdad por a se obtiene


0 < a2 < a y ası́ multiplicando por a sucesivamente la desigualdad
se obtiene
0 < an+1 < an ,
por lo que la sucesión es decreciente si 0 < a < 1.
b) Sea −1 < a < 0, entonces (−1)a > 0 y la sucesión {(−1)n an } es
decreciente, por lo que la sucesión {an } no es creciente ni decre-
ciente.
c) Si a = 1, la sucesión es la sucesión constante 1, 1, 1, . . .
d ) Si a > 1, la sucesión {an } es creciente.
e) Si a < −1, la sucesión {an } no es creciente ni decreciente.

11. Consideremos la sucesión


n
zs }| {
r r
√ √ √ √
q q q
2, 2 + 2, 2 + 2 + 2, . . . , 2 + 2 + 2 + · · · + 2, . . .


Esta sucesión se puede escribir de la siguiente manera: si a1 = 2,
entonces
√ √ √
a2 = 2 + a1 , a3 = 2 + a2 , . . . , an+1 = 2 + an ;

de manera sintética,
√ √
a1 = 2 y an+1 = 2 + an .

Para ver que esta sucesión es creciente, podemos usar el principio de


inducción. Es claro que
√ √
a2 = 2 + a1 > 2 = a1 ;

por otro lado, observemos que

a2n+1 − a2n = (2 + an ) − (2 + an−1 ) = an − an−1

de modo que si an > an−1 entonces a2n+1 > a2n ; como los términos de la
sucesión son positivos, tenemos que an+1 > an .
Capı́tulo 4. Convergencia 117

12. En la siguiente figura se tiene una sucesión de hexágonos, donde el lado


del hexágono inicial mide 1. Cada nuevo hexágono se construye usando
los puntos medios de los lados del hexágono anterior. Construiremos la
sucesión de áreas de los triángulos indicados en la figura:

Observemos que en cada etapa se obtiene un triángulo isósceles cuyos


lados iguales miden la mitad del lado de un hexágono y el ángulo entre
ellos mide 120◦ . Calculemos primero el área de un triángulo isósceles
de lado b. La altura del triángulo es b cos 60◦ y la base es 2b sen 60◦ , por
lo que el área del triángulo es
1 2 1
b sen 60◦ cos 60◦ = b2 sen 120◦ .
2 2

Observemos qué ocurre al considerar dos triángulos consecutivos:

Los lados iguales del triángulo isósceles pequeño miden la mitad del lado
desigual del triángulo grande, de modo que podemos calcular los lados
de un triángulo isósceles conociendo los lados del triángulo anterior.
118 4.4. Sucesiones monótonas

Construyamos una tabla con las dimensiones de los lados del triángulo,
su altura y su área, a partir de las longitudes de los lados b, c, las
alturas h y el área A. En el primer renglón escribimos las expresiones
que obtuvimos para c, h y el área A. Si el lado del primer hexágono
es a, entonces b = a2 y sustituimos este valor en b para obtener el
segundo renglón. El tercer renglón se obtiene calculando primero el
valor de b, que es igual a la mitad del valor de c del segundo renglón,
y ası́ sucesivamente.

√ √
3 2
b c=

3b h = 2b A√
= 4
b
a 3 a 3 2
a a
√2 2 √4 16

3 3 3 3 3 2
4
a 4
a 8
a 64
a
√ √
3 3 3 3 9 3 2
8
a 8
a 16
a 256
a
√ √ √
3 3 9 3 3 27 3 2
16
a 16
a 32
a 1024
a
√ √
9 9 3 9 81 3 2
32
a 32
a 64
a 4096
a
√ √ √
9 3 27 9 3 243 3 2
64
a 64
a 128
a 16384
a

El área de la figura sombreada es la suma de los valores obtenidos en


la última columna:
√  2  3  4  5 !
3 3 3 3 3 3
Área = 1+ + + + + .
4 4 4 4 4 4

Al continuar este proceso obtendrı́amos una sucesión de triángulos


isósceles sombreados. El área hasta el n−ésimo paso serı́a
√  2  3  4  5  n−1 !
3 3 3 3 3 3 3
1+ + + + + + ··· + .
4 4 4 4 4 4 4

13. En la siguiente figura se tienen tres dibujos que sugieren los tres prime-
ros elementos de una sucesión. El primer dibujo es un triángulo equiláte-
ro, junto con su incı́rculo. En el segundo dibujo se añaden tres triángulos
equiláteros tangentes al incı́rculo original, ası́ como sus incı́rculos. En
el tercer dibujo se añade a cada triángulo equilátero los tres triángulos
equiláteros pequeños junto con sus respectivos incı́rculos.
Capı́tulo 4. Convergencia 119

El primer dibujo tiene un triángulo equilátero y un cı́rculo. El segun-


do dibujo tiene 4 triángulos: el triángulo inicial y 3 nuevos triángulos,
ası́ como 4 cı́rculos, que son el cı́rculo inicial y 3 cı́rculos nuevos. El ter-
cer dibujo consta de los triángulos del dibujo anterior más 9 triángulos
nuevos y tiene tantos cı́rculos como triángulos, de modo que obtenemos
la sucesión
1, 1 + 3, 1 + 3 + 32 , 1 + 3 + 32 + 33 , . . . , 1 + 3 + 32 + 33 + · · · + 3n , . . .
para el número de triángulos. Si suponemos que la longitud de cada
lado del triángulo equilátero inicial es de una unidad, ¿cuál será la
sucesión de la suma de las áreas de los incı́rculos en cada dibujo?
El radio del incı́rculo de un triángulo equilátero de lado √ a es la tercera
parte de √la altura (¿por qué?) y como la altura es 23 a, entonces el
radio es 63 a. Por lo tanto, el área del incı́rculo del triángulo equilátero
1
es 12 πa2 .
Obsérvese que los tres triángulos nuevos del segundo dibujo son la ter-
cera parte del triángulo inicial, entonces en el siguiente dibujo se repite
esta situación con cada triángulo nuevo, por √ lo que el radio de cada
uno de estos cı́rculos es la tercera parte de 63 a y el área es 36
1
πa2 . Ası́,
el área de la región sombreada del segundo dibujo es
 
1 2 1 2 1 1
πa + πa = π 1 + .
12 36 12 3
En el tercer dibujo tenemos una situación similar a la del segundo
dibujo, por lo que el área de la región sombreada es
 
1 2 1 1
πa 1 + + 2 .
12 3 3
Si continuamos este proceso tendrı́amos que en el n−ésimo dibujo, el
área de la región sombreada serı́a
 
1 2 1 1 1
πa 1 + + 2 + · · · + n−1 .
12 3 3 3
120 4.4. Sucesiones monótonas

14. La curva copo de nieve fue construida por el matemático suizo Helge
Von Koch en 1904, a partir de un triángulo equilátero de lado 1.

El siguiente paso consiste en dividir cada lado del triángulo en tres par-
tes iguales, construyendo en la parte de enmedio triángulos equiláteros.
Observa que esta nueva figura tiene 12 lados de longitud 1/3. La ter-
cera figura se construye de manera análoga a la anterior; esto es, se
divide cada lado en tres partes iguales y en la parte de enmedio se
construyen triángulos equiláteros. Cada lado de esta figura mide 1/9 y
tiene 48 lados. La construcción de la figura 4 es similar. Escribimos en
la siguiente tabla la longitud, el número de lados y el perı́metro de las
primeras seis figuras construidas de esta manera.

Figura Número de lados Longitud de cada lado Perı́metro


1 3 1 3
1
2 12 3
4
1 16
3 48 9 3
1 64
4 192 27 9
1 256
5 768 81 27
1 1024
6 3072 243 81

Observamos en la segunda columna que el número de lados de una figura


es cuatro veces mayor que el número de lados de la figura anterior. Entonces
la sucesión del “número de lados” es

3, 3(4), 3(42 ), 3(43 ), . . . , 3(4n−1 ), . . .

En la tercera columna observamos que la longitud de cada uno de los


lados de una figura es 31 de la longitud de cada lado de la figura anterior, por
lo que obtenemos la siguiente sucesión
1 1 1 1
1, , 2 , 3 , . . . , n−1 , . . .
3 3 3 3
Capı́tulo 4. Convergencia 121

En la cuarta columna tenemos el perı́metro de cada una de las figuras,


que se obtiene multiplicando el número de lados por la longitud de cada uno
de los lados de la figura. Obtenemos la siguiente sucesión:
       
1 2 1 3 1 n−1 1
3(1), 3(4) , 3(4 ) 2 , 3(4 ) 3 , . . . , 3(4 ) n−1 , . . .
3 3 3 3

Podemos escribir esta sucesión como


   2  3  n−1
4 4 4 4
3, 3 ,3 ,3 ,...,3 ,...
3 3 3 3

Hemos construido tres sucesiones. La primera es una sucesión creciente que


nos dice cómo va aumentando el número de lados. La segunda es una sucesión
decreciente, donde cada término es 13 que el anterior. Finalmente, la tercera
sucesión es una sucesión creciente donde cada término es 43 mayor que el
anterior.
Ahora calcularemos el área de cada una de las figuras. Primero constru-
yamos una tabla con el número de triángulos nuevos obtenidos en cada paso
y el área de estos triángulos:

Figura Número de Área de Área total de


triángulos nuevos triángulos

nuevos triángulos

nuevos
3 3
1 1 √  4 √  √  4 √ 
1 3 3 3 3
2 3 9
= 12 3
32
= 1
 √4  3  √4   √4  3
 √4 
3 22
3 12 1
81 4
= 314 43 12
34 4
3
= 33 4
3
√  √  √  √ 
1 3 1 3 48 3 24 3
4 48 729
= 6 36
= 5
 √4  3  √4   √4  3
 4
√ 
1 3 3 3 26 3
5 192 6561
= 18 192
38
= 37
 √4  3  4√   √4   √4 
3 28
6 768 1
59049 4
= 3110 43 768
310 4
3
= 39 4
3

El lector puede comparar con la siguiente figura:


122 4.4. Sucesiones monótonas

Finalmente, el área de cada figura es el área de la figura anterior, más la


suma de las áreas de los triángulos nuevos, de modo que:

Figura Área de√la figura


3
1 √ 4
3 1

2 1+
√ 4 3 
3 22
3 4
1 + 13 + 33
√  
3 1 22 24
4 4
1+ + 3 33
+ 35
√  
3 22 24 26
5 4
1 + 31 + 33
+ 35
+ 37
√  
3 22 24 26 28
6 4
1 + 31 + 33
+ 35
+ 37
+ 39

Al observar el comportamiento de esta sucesión, podemos conjeturar que


el área de la n−ésima figura es
√ 
1 22 24 26 28 22n−2

3
1 + + 3 + 5 + 7 + 9 + · · · + 2n−1 .
4 3 3 3 3 3 3

Ejercicios
1. Partimos de un triángulo equilátero y como primer paso le “quitamos”
un triángulo equilátero como el que aparece sombreado en la primera
de las siguientes figuras, con lo que nos quedamos con tres triángu-
los equiláteros pequeños. En el segundo paso, quitamos un triángulo
pequeño de cada uno de los tres triángulos del paso anterior, quedan-
do nueve triángulos, como en la segunda figura. Luego eliminamos un
triángulo de cada uno de los nueve triángulos restantes, y ası́ sucesiva-
mente. La figura que se obtiene es el triángulo de Sierpinski .

¿Cuál es el área que se ha quitado al triángulo equilátero original des-


pués de cada paso de la construcción del triángulo de Sierpinski?
Capı́tulo 4. Convergencia 123

2. Consideremos la gráfica de la parábola y = 4 − x2 , donde −2 ≤ x ≤ 2.


En un primer paso se divide el intervalo [−2, 2] en dos intervalos iguales
y en cada intervalo se considera un rectángulo con altura igual al máxi-
mo de la función 4−x2 en el intervalo considerado. En el siguiente paso,
se subdividen estos intervalos para obtener cuatro intervalos iguales y
se construyen cuatro rectángulos con altura igual al máximo de 4 − x2
en cada intervalo. En el tercer paso se subdividen los intervalos para
obtener ocho intervalos iguales y ocho rectángulos. Estos tres pasos se
muestran a continuación:

Calcula la sucesión cuyo n-ésimo término es la suma total de las áreas


de los rectángulos obtenidos en el n-ésimo paso de esta construcción.

4.5. Lı́mite de sucesiones monótonas


En la sección anterior consideramos varios ejemplos de sucesiones monóto-
nas. Algunas de ellas estaban acotadas “por arriba”, es decir, hay un número
M mayor que todos los elementos de una sucesión, mientras que otras esta-
ban acotadas “por abajo”. Por ejemplo, la sucesión de áreas de los polı́gonos
regulares inscritos en una circunferencia de radio uno está acotada por arriba
por el área de la circunferencia. Por otro lado, la sucesión
√ √ 3

4

n
2, 2, 2, . . . , 2, . . .

es una sucesión decreciente y los términos son positivos, de modo que esta
sucesión está acotada por abajo por 0.
¿Qué pasa con los términos de una sucesión monótona y acotada? Pense-
mos en una figura como la siguiente:
124 4.5. Lı́mite de sucesiones monótonas

Aquı́ vemos una sucesión creciente {an } acotada por un número M . In-
tuitivamente, los términos de la sucesión deberán “tender” a algún número
menor o igual a M ; es decir, parecerı́a que la sucesión debe converger a un
número menor o igual a M . Por más natural que parezca, esta convergencia
no puede mostrarse usando las propiedades básicas de las operaciones y el
orden de los números reales. Este hecho es sorprendente, pero es posible tener
una mejor idea de su importancia si nos fijamos sólo en el conjunto Q de los
números racionales.
El conjunto Q está formado por todos los cocientes p/q de números en-
teros, donde q 6= 0. Supondremos que el cociente está escrito en su mı́nima
expresión, es decir, que p y q no tienen factores enteros comunes diferentes de
±1. Es posible ver que el conjunto Q es igual al conjunto de los números cuya
expresión decimal es periódica, mientras que los números reales cuya expre-
sión decimal no es periódica
√ reciben el nombre de irracionales. Por ejemplo,
es fácil mostrar que √2 es un número irracional: √
Supongamos que 2 es racional; es decir, que 2 = p/q, donde p, q son
enteros y q 6= 0. Adicionalmente, podemos suponer que p, q no tienen factores
en común diferentes de ±1, pues siempre podemos cancelar todos los factores
comunes. Entonces, al elevar al cuadrado obtenemos
2 = p2 /q 2 , o bien 2q 2 = p2 ,
de modo que p2 es un número par. Ahora, si p fuese impar, digamos, de la
forma 2m + 1, entonces p2 = (2m + 1)2 = 2(2m2 + 2m) + 1, que es impar.
Ası́, p es par, digamos, de la forma p = 2m. Al sustituir esta expresión para
p en la igualdad de arriba, obtenemos 2q 2 = 4m2 , de donde q 2 = 2m2 . Por
un razonamiento completamente análogo, q resulta ser par.√Ası́, p y q tienen
a 2 como factor común. Esta contradicción muestra que 2 no puede ser
racional.
En términos de las operaciones y el orden, Q no es muy diferente de R;
pero√ consideremos la sucesión cuyo n-ésimo término es la expresión decimal
de 2 hasta la n-ésima cifra decimal. Los primeros cuatro términos de esta
sucesión son 1.4, 1.41, 1.414 y 1.4142. Esta sucesión √
es monótona, pues es
creciente (¿por qué?), estarı́a siempre “por debajo” de 2 y se acercarı́a cada
vez más a este número; pero entonces, si nuestro “universo” consistiera sólo
de números racionales, esta sucesión no podrı́a converger.
Ası́, tenemos dos conjuntos muy importantes, Q y R, y en el primero
de ellos no se cumple que “toda sucesión monótona acotada es convergen-
te”. ¿Qué nos garantiza que en R esto se cumplirı́a? Como hemos dicho,
Capı́tulo 4. Convergencia 125

no podemos garantizar que la mencionada propiedad se cumple usando las


caracterı́sticas básicas de las operaciones y el orden de R, de modo que la
agregaremos a la lista de propiedades que debe satisfacer el conjunto de
números reales. Ası́:

Cualquier sucesión monótona y acotada de números reales es convergente.

Usaremos esta caracterización con frecuencia, no sólo para mostrar que


una sucesión de números reales es convergente, sino para mostrar la existencia
de un número real en diversos contextos.
Capı́tulo 5

Sucesiones recurrentes

Anteriormente definimos muchas sucesiones por medio de una fórmula o


expresión para el n-ésimo término; es decir, podı́amos conocer este término
sin necesidad de saber cómo eran los anteriores. Ahora veremos otra forma
de definir sucesiones.

Definición 5.1. Una sucesión es recurrente si cada término depende (o es


función) de los términos anteriores.

Por ejemplo, cada una de las siguientes sucesiones está dadas de manera
recursiva iniciando en a1 :

an+1 = 2an − 1, a1 = 3;
a2n −1
an+1 = 2
, a1 = 2;
1
an+1 = 2+an
, a1 = 1.

Encuentra los diez primeros términos de cada sucesión.


La sucesión
1
an+1 = an + 1, a1 = 1
2
es recurrente. Observemos que la sucesión queda totalmente determinada por
estas dos condiciones; puesto que se conoce el primer término de la sucesión,
es posible calcular el segundo:
1 1
a2 = a1 + 1 = + 1.
2 2

127
128 5.1. Sucesión de Fibonacci

Como se conoce el segundo término, se puede calcular el tercero:


 
1 1 3 7
a3 = a2 + 1 = +1= .
2 2 2 4

Calcula los siguientes cuatro términos de la sucesión. Verifica que el n−ésimo


término de esta sucesión también se puede escribir como
1 1 1 1
an+1 = 1 + + 2 + · · · + n−1 + n .
2 2 2 2
La sucesión parece depender del primer término a1 . Si se cambia el primer
término de la sucesión, ¿se obtiene una sucesión diferente? Verifica qué ocurre
con diferentes valores de a1 .
Para cada una de las siguientes sucesiones, encuentra una expresión del
n−ésimo término que dependa únicamente de n, como en el ejemplo anterior.
1
an+1 = an + , a1 = 1.
n + 1n
(−1)
bn+1 = bn + , b1 = 0.
n
cn+1 = rcn + 1, c1 = 13 .
(−1)n
dn+1 = dn + n
, d1 = 1.
10
en+1 = en + αn , e1 = 1.

5.1. Sucesión de Fibonacci


Esta famosa sucesión es recurrente y se define de modo que cualquier
término de la sucesión sea la suma de los dos términos anteriores:

an+2 = an+1 + an , a1 = 1 y a2 = 1.

Calcula los 10 primeros términos de esta sucesión.

Demuestra las siguientes propiedades de la sucesión de Fibonacci:

• a1 + a2 + a3 + · · · + an = an+2 − 1,
• a1 + a3 + a5 + · · · + a2n−1 = a2n ,
• a2 + a4 + a6 + · · · + a2n = a2n+1 − 1,
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 129

• a21 + a22 + a23 + · · · + a2n = an an+1 .

Ahora encontraremos una expresión del n-ésimo término de esta sucesión


que únicamente dependa de n; de hecho, veremos que la sucesión de Fibonacci
{an } será igual a una sucesión {bn } de la forma bn = Aαn +Bβ n . Para mostrar
esto, tendremos que encontrar los valores de A, B, α y β de modo que an = bn
para toda n.
Primero queremos que los dos primeros elementos de las dos sucesiones
sean iguales: 1 = a1 = b1 = Aα + Bβ y 1 = a2 = b2 = Aα2 + Bβ 2 . ¿Para
qué valores de A, B, α y β se satisface que b3 = b2 + b1 ? Es decir, ¿para
qué valores se cumple lo siguiente?

Aα3 + Bβ 3 = Aα2 + Bβ 2 + (Aα + Bβ) .




Agrupando obtenemos

Aα3 + Bβ 3 = A(α2 + α) + B(β 2 + β);

igualando los coeficientes de A y B se obtienen las ecuaciones

α3 = α2 + α y β 3 = β 2 + β.

Entonces α y β son raı́ces del polinomio

x3 − x2 − x = 0;

factorizando se obtiene
x(x2 − x − 1) = 0
por lo tanto las raı́ces son:
√ √
1+ 5 1− 5
x = 0, x = yx= .
2 2

1+ 5
Si hacemos α = 0, β = , para que se satisfaga la ecuación 1 =
2 √
−1 + 5
Aα + Bβ, se tiene que A puede ser cualquier número y B = ; pero
2
estos valores no satisfacen la ecuación 1 = Aα2 + Bβ 2 . De manera análoga

1− 5
se puede comprobar que no podemos usar los valores α = 0, β = , ni
2
usar α = β.
130 5.1. Sucesión de Fibonacci

√ √
1− 5 1+ 5
Por otro lado, al sustituir los valores α = yβ = en las
2 2
ecuaciones 1 = Aα + Bβ y 1 = Aα2 + Bβ 2 tenemos que
√ √
5 5
A=− yB=
5 5
Observemos que para estos valores de A, B, α y β se satisfacen las ecuaciones
1 = Aα+Bβ y 1 = Aα2 +Bβ 2 . Comprobemos que se cumple 2 = Aα3 +Bβ 3 :
√ √ !3 √ !3 √ √ √
  !
5 1+ 5 1− 5  5√ 3+ 5 3− 5 1−5
− = · 5 + + ,
5 2 2 5 2 2 4

que al simplificar da el resultado 2. Ahora veamos que en general se cumple


la ecuación bn+2 = bn+1 + bn :
√ √ !n+2 √ !n+2
 
5 1+ 5 1− 5
− 
5 2 2
√ √ !n √ !2 √ !n √ !2
 
5 1+ 5 1+ 5 1− 5 1− 5 
= −
5 2 2 2 2
√ √ !n √ ! √ !n √ !2
 
5 1+ 5 3+ 5 1− 5 3− 5 
= −
5 2 2 2 2
√ √ n! √ ! √ n! √ !!
5 1+ 5 1+ 5 1− 5 1− 5
= +1 − +1
5 2 2 2 2
√ √ !n+1 √ !n+1 √ !n √ !n
 
5 1+ 5 1− 5 1+ 5 1− 5 
= − + − .
5 2 2 2 2

Por lo tanto,
bn+2 = bn+1 + bn ,
lo que nos dice que la sucesión
√ √ !n √ !n !
5 1+ 5 1− 5
bn = −
5 2 2
es precisamente la sucesión de Fibonacci.
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 131

Ejercicio
Demuestra que si {an } es la sucesión de Fibonacci, entonces la sucesión
 
an+1
an

es convergente y que su lı́mite es (1 + 5)/2.

Sucesiones de la forma an+2 = ban+1 + can


La manera en que hemos analizado la sucesión de Fibonacci en la sección
anterior se puede generalizar a sucesiones recurrentes de la forma

an+2 = ban+1 + can ,

donde b y c son constantes positivas y además tenemos dadas las condiciones


iniciales a1 y a2 . Supongamos que an = Aαn + Bβ n para toda n y sustituya-
mos en la condición anterior para obtener

Aαn+2 + Bβ n+2 = b(Aαn+1 + Bβ n+1 ) + c(Aαn + Bβ n ),

de donde
A(αn+2 − bαn+1 − cαn ) + B(β n+2 − bβ n+1 − cβ n ) = 0,
Aαn (α2 − bα − c) + Bβ n (β 2 − bβ − c) = 0;

entonces α y β son las raı́ces de la ecuación x2 −bx−c = 0. (Como supusimos


que b, c > 0, esta ecuación tiene raı́ces reales.) Para obtener los valores de A
y B usamos las condiciones iniciales y escribimos

a1 = Aα + Bβ,
a2 = Aα2 + Bβ 2 .

Este proceso da como resultado una expresión para an que depende sólo
de n.

Ejercicios
1. Para cada una de las siguientes sucesiones recurrentes, usa el método
aquı́ desarrollado para obtener una expresión de an que sólo dependa
132 5.2. Otras sucesiones recurrentes

de n. Indica también si cada sucesión es convergente o divergente. En


caso de que la sucesión sea convergente, indica su lı́mite:
an+2 = 12 an+1 + 13 an , a1 = a2 = 1;
an+2 = 3an+1 + 2an , a1 = 0, a2 = 1;
an+2 = 2an+1 + an , a1 = 2, a2 = 1;
an+2 = 15 an+1 + 10
1
an , a1 = a2 = 1.

2. Para cada una de las sucesiones anteriores, analiza la sucesión de co-


cientes {an+1 /an }, indicando si es convergente y, en ese caso, calcula
su lı́mite.

5.2. Otras sucesiones recurrentes


Consideremos la sucesión
 
1 2
an+1 = an + , a1 = 2.
2 an
Observemos que cada término de la sucesión (excepto el primero) depende
únicamente del término anterior y de una condición inicial.
Los dos primeros términos de la sucesión son a1 = 2 y
 
1 2 3
a2 = 2+ = .
2 2 2

Ejercicio
Calcula los siguientes tres términos de la sucesión anterior.
De la desigualdad entre la media aritmética y la media geométrica se
obtiene

  r
1 2 2
an+1 = an + ≥ an · = 2,
2 an an
por lo que √
an ≥ 2, para n ≥ 1.
Al considerar los primeros cinco términos se observa que la sucesión va
disminuyendo. ¿Será decreciente esta sucesión? Analicemos la diferencia
   
1 2 1 2
an+1 − an = an + − an = − an ;
2 an 2 an
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 133

como
2 2 √
≤ √ = 2,
an 2
entonces
2 √
− an ≤ 2 − an ≤ 0,
an
de donde
an+1 − an ≤ 0.

Hemos comprobado que la sucesión es decreciente y acotada; por tanto, es


convergente. ¿Cómo saber a qué número converge? Puesto que sabemos que
el lı́mite existe, podemos denotar éste por a. Entonces,
 
2 2
0 = lı́m |an+1 − an | = lı́m an − =a− ,
n→∞ n→∞ an a

ası́ que

a= 2;

es decir, la sucesión converge a 2. Observa que aquı́ comprobamos primero
que la sucesión es convergente, para luego calcular el valor del lı́mite.

Ejercicios

1. En este ejemplo, el primer término de la sucesión fue 2. ¿Qué sucede si


se inicia con valores diferentes de 2?

2. Comprueba que las siguientes sucesiones son convergentes y calcula su


lı́mite:  
an+1 = 21 an + a3n , a1 = 1,
 
an+1 = 12 an + a14n , a1 = 3,
 
an+1 = 12 an + aan , a1 = 5 y a ≥ 0,
 
an+1 = 12 an + aa2 , a1 = 2 y a ≥ 0,
√ n √
an+1 = 2 + an , a1 = 2.
134 5.3. Otro vistazo a la sucesión de Fibonacci

5.3. Otro vistazo a la sucesión de Fibonacci


Retomemos la sucesión  
an+1
an
donde
an+2 = an+1 + an , a1 = 1, a2 = 1.

Observemos que

an+1 an + an−1 an−1 1


= =1+ = 1 + an .
an an an an−1

Si
an+1
λn = ,
an
entonces
1
λn = 1 + ,
λn−1
de modo que la sucesión {an+1 /an } se aproxima a

1
1+ .
1
1+
1
1+
1
1+
1 + ···

Aunque sabemos que la sucesión {an+1 /an } converge a (1 + 5)/2, por
lo que

1+ 5 1
=1+ .
2 1
1+
1
1+
1
1+
1 + ···

Éste es un ejemplo de una fracción infinita.


Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 135

Ejercicio
Calcula cada una de las siguientes fracciones infinitas, asociando cada una
con una sucesión convergente, de modo que el lı́mite de cada sucesión será el
valor de la fracción infinita correspondiente.
2
1. x = 1 ;
3+
1
4+
1
4+
4 + ···
1
2. y = 1 ;
1+
1
1+
1
1+
1 + ···
1
3. z = 1 + 1 ;
2+
1
2+
1
2+
2 + ···
1
4. u = 1 + 1 ;
1+
1
2+
1
1+
2 + ···
1
5. v = 2 + 1 .
2+
1
4+
1
2+
4 + ···

5.4. El número e
Analizaremos ahora dos sucesiones que darán lugar al estudio de un núme-
ro muy importante, el número e. Estas sucesiones son:
 n  n+1
1 1
1+ y 1+ .
n n
136 5.4. El número e

Calculemos algunos términos:


 n  n+1  n  n+1
1 1 1 1
n 1+ 1+ n 1+ 1+
n n n n
1 2 4 13 2.620600888 2.822185572
2 2.25 3.375 14 2.627151556 2.814805239
3 2.37037037 3.160493827 15 2.632878718 2.808403966
4 2.44140625 3.051757813 16 2.637928497 2.802799028
5 2.48832 2.985984 17 2.642414375 2.797850515
6 2.521626372 2.941897434 18 2.646425821 2.793449478
7 2.546499697 2.910285368 19 2.650034327 2.789509818
8 2.565784514 2.886507578 20 2.653297705 2.78596259
9 2.581174792 2.867971991 21 2.656263214 2.782751938
10 2.59374246 2.853116706 22 2.658969859 2.779832125
11 2.604199012 2.840944377 23 2.661450119 2.777165341
12 2.61303529 2.830788231 24 2.663731258 2.77472006
n
Observamos que la sucesión 1 + n1 parece permanecer entre 2 y 3 y ser
n+1
creciente. También aparentemente, la sucesión 1 + n1 es decreciente y los
elementos de la primera son menores que los de la segunda. A continuación
demostraremos estas propiedades.

1. En primer lugar mostraremos que


 n
1
1+ ≥ 2.
n

Para esto, usamos la fórmula del binomio de Newton (Proposición 1.1),


que en este caso produce
 n        
1 n n 1 n 1 n 1 1
1+ = + +···+ j
+···+ n−1
+ n;
n 0 1 n j n n−1 n n

como todos los términos son no negativos, tenemos que


 n    
1 n n 1
1+ ≥ + = 2.
n 0 1 n
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 137

2. Ahora veremos que  n


1
1+ ≤ 3.
n
Nuevamente usamos la fórmula del binomio de Newton obtenida antes,
aunque ahora veremos que los sumandos que aparecen en esa expresión
satisfacen  
n 1 1
j
< .
j n j!
Al desarrollar el lado izquierdo de esta desigualdad y simplificar, ob-
servamos que
 
n 1 n(n − 1) · · · (n − j + 1) 1 1
j
= j
< . (5.1)
j n n j! j!

Además, se puede probar por inducción (¡ejercicio!) que para cada


número natural j ocurre que 2j−1 ≤ j, o bien que 1/j! ≤ 1/2j−1 .
Usando las dos desigualdades en la fórmula del binomio de Newton,
tenemos que
 n
1 1 1 1 1
1+ < 1 + 0 + · · · + j−1 + · · · + n−2 + n−1 ;
n 2 2 2 2
ahora, usando que para cualquier número r 6= 1 se tiene
1 − rn
1 + r + r2 + · · · + rn−1 = ,
1−r
obtenemos que
n
1 − ( 12 )n

1 1
1+ <1+ 1 ≤1+ 1 = 3.
n 1− 2 1− 2

3. Ahora veremos que  n


1
1+
n
es una sucesión creciente. De nuevo, tenemos que
 n X n
1 n(n − 1)(n − 2) · · · (n − j + 1) 1
1+ = j
.
n j=0
j! n
138 5.4. El número e

Escribamos el término general de esta suma de la siguiente forma:


n(n − 1)(n − 2) · · · (n − j + 1) 1 n(n − 1)(n − 2) · · · (n − j + 1) 1
=
j! nj nj j!
nn−1n−2 n−j+1 1
= ···
n n 2 n j!
   
1 j−1 1
= 1− ··· 1 − .
n n j!

Trabajamos de manera análoga con el término

 n+1 n+1
1 X (n + 1)n(n − 1)(n − 2) · · · (n − j + 1) 1
1+ =
n+1 j=0
j! (n + 1)j

para obtener
(n + 1)n(n − 1)(n − 2) · · · (n − j + 1) 1
j! (n + 1)j
(n + 1)n(n − 1)(n − 2) · · · (n − j + 1) 1
=
(n + 1)j j!
n n−1n−2 n−j+1 1
= ···
n + 1 n + 1
 n + 1 n + 1 j!
1 j−1 1
= 1− ··· 1 − .
n+1 n + 1 j!

Observemos que
    
1 2 j−1 1
1− 1− ··· 1 −
n n n j!
es estrictamente menor que
    
1 2 j−1 1
1− 1− ··· 1 − ,
n+1 n+1 n + 1 j!
por lo que  n  n+1
1 1
1+ < 1+ ,
n n+1
n
lo que muestra que la sucesión 1 + n1 es creciente.
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 139

n+1
4. Por último, veremos que la sucesión 1 + n1 es decreciente, para lo
que mostraremos
 n+1
1
1+
n
 n < 1,
1
1+
n−1

para n ≥ 2. Escribimos la expresión de la parte izquierda de la de-


sigualdad como

 n+1
n+1
n 
(n2 − 1)n (n + 1)
 
n 1 1
 n = = 1− 2 1+ .
n n2n+1 n n
n−1

Usamos de nuevo la fórmula del binomio de Newton para escribir

n
1 n
 P n(n−1)(n−2)···(n−j+1) (−1)j
1− n2
= j! n2j
j=0
= 1 − n · n12 + n(n−1)
2!
1
n4
− n(n−1)(n−2) 1
3! n n6
+ n(n−1)(n−2)(n−3)
4!
1 (−1)
hn8 − · · · + n2n
= 1− 1
n
+ 12 n−1
n3
− n(n−1)(n−2) 1
n6
i 3! n
= − n(n−1)(n−2)(n−3)
4!
1
n8
− · · · + (−1)
n2n
1 − n1 + n−1
1 1
 2
 1
3 − 1 − 1 −
2n  3!  n  1 n n3 n
− 4! 1 − n 1 − n  1 − n n4  − · · · +(−1)
1 1 2 3
n2n
= 1 − n1 + 2n1 2 − 2n1 3 − 18 1 − n12 1 − n2
n
− · · · + (−1)
n2n
1 − n1 + 2n1 2 − 2n1 3 = 1 − n1 1 + 2n1 2 .
 

Tenemos entonces la desigualdad

 n   
1 1 1
1− 2 ≤ 1− 1+ 2
n n 2n
140 5.4. El número e

por lo tanto
 n      
1 1 1 1 1
1− 2 1+ ≤ 1− 1+ 2 1+
n n n 2n n
  
1 1
= 1− 2 1+ 2
n 2n
1 1
= 1 − 2 − 4 < 1.
2n 2n

Con esto demostramos la desigualdad deseada y tenemos que la suce-


1 n+1

sión 1 + n es decreciente.

1 n 1 n+1
 
En resumen, si an = 1 + n
y bn = 1 + n
, tenemos que

a1 < a2 < a3 < · · · < an < · · · < bn < · · · < b3 < b2 < b1

Estas dos sucesiones son monótonas y acotadas por lo que son convergen-
tes. Observemos que
 n+1  n    n
1 1 1 1
lı́m 1 + = lı́m 1 + 1+ = lı́m 1 + · 1,
n→∞ n n→∞ n n n→∞ n
de modo que ambas sucesiones tienen el mismo lı́mite, el cual se denota por
 n
1
lı́m 1 + = e.
n→∞ n

De este modo, para toda n se cumple


 n  n+1
1 1
1+ <e< 1+ ;
n n
se puede ver que las primeras cifras de este número son

2.718281828302530 . . .

Otra sucesión que converge al número e es aquella cuyo n-ésimo término


es
1 1 1 1
cn = 1 + + + + ··· + .
1! 2! 3! n!
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 141

Nos fijaremos en los primeros 25 elementos de esta sucesión y los compa-


raremos con los términos correspondientes de
 n
1
an = 1 + .
n
El resultado aparece en la tabla siguiente.

n cn an
1 1.0000000000000000000 2.000000000000000
2 2.0000000000000000000 2.250000000000000
3 2.5000000000000000000 2.370370370370370
4 2.6666666666666700000 2.441406250000000
5 2.7083333333333300000 2.488320000000000
6 2.7166666666666700000 2.521626371742110
7 2.7180555555555600000 2.546499697040710
8 2.7182539682539700000 2.565784513950340
9 2.7182787698412700000 2.581174791713200
10 2.7182815255731900000 2.593742460100000
11 2.7182818011463800000 2.604199011897530
12 2.7182818261984900000 2.613035290224680
13 2.7182818282861700000 2.620600887885730
14 2.7182818284467600000 2.627151556300870
15 2.7182818284582300000 2.632878717727920
16 2.7182818284589900000 2.637928497366600
17 2.7182818284590400000 2.642414375183110
18 2.7182818284590500000 2.646425821097690
19 2.7182818284590500000 2.650034326640440
20 2.7182818284590500000 2.653297705144420
21 2.7182818284590500000 2.656263213926110
22 2.7182818284590500000 2.658969858537780
23 2.7182818284590500000 2.661450118638780
24 2.7182818284590500000 2.663731258068600
25 2.7182818284590500000 2.665836331487420
De la tabla podemos ver que los elementos de la sucesión cn están cada
vez más próximos al número e; por ejemplo, el término c25 coincide con e
hasta la novena cı́fra decimal:
|e − 2.71828182845905| < 0.00000000015652
142 5.4. El número e

y la diferencia entre el número e y a25 es

|e − 2.665836331487420| < 0.05244549681511;

entonces la sucesión {cn } parece darnos una mejor aproximación al número


e que la sucesión {an }.
Ahora mostraremos que la sucesión cn converge al número e.
En la tabla anterior se puede ver que cada término de la segunda columna
es mayor que cada término de la tercera columna, a partir del tercer término;
es decir, parece que an < cn para cada n ≥ 3. Para demostrar esta afirmación,
retomemos la desigualdad (5.1) para escribir
 n X n
1 1
1+ < ;
n j=0
j!

es decir, an < cn ; además


e ≤ lı́m cn
n→∞

Para demostrar la desigualdad lı́mn→∞ cn ≤ e, consideremos la desigual-


dad
      
1 1 1 1 2 k−1
an > 2 + 1− + ··· + 1− 1− ··· 1 − ,
2! n k! n n n

con k < n; por lo tanto, al tomar el lı́mite cuando n → ∞, tenemos que


1 1 1
e≥2+ + + ··· +
2! 3! k!
de donde
ak < ck ≤ e
pasando al lı́mite tenemos

e = lı́m ak ≤ lı́m ck ≤ e
k→∞ k→∞

por lo que, finalmente


 
1 1 1 1
lı́m 1 + + + + ··· + = e.
k→∞ 1! 2! 3! k!
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 143

Ejercicios
1. Calcula los lı́mites de las sucesiones cuyo n-ésimo término está dado
por
n
a) 1 + n2 ,
1 n

b) 1 + 2n ,
1 n

c) 1 − n ,
n2 +3
d ) 1 + n12 ,
2 22 23 2n
e) 1 + + + + ··· + .
1! 2! 3! n!
2. Muestra que para toda sucesión an que diverge a ∞, la sucesión
 a
1 n
1+
an

converge a e. Sugerencia: Si [a] es el mayor entero que es menor o igual


que a, tenemos que
[an ] ≤ an < [an ] + 1.
Denotemos por kn = [an ]; entonces,
1 1 1
1+ <1+ ≤1+ ,
kn + 1 an kn
de donde
 kn  a k +1
1 n

1 1 n
1+ < 1+ ≤ 1+ ;
kn + 1 an kn
y por tanto
 −1  kn +1  a
1 1 1 n
1+ 1+ < 1+
kn + 1 kn + 1 an
 k 
1 n

1
≤ 1+ 1+ .
kn kn

Calcula los lı́mites en estas desigualdades para mostrar lo pedido.


144 5.4. El número e

3. Comprueba que la sucesión


 a
1 n
1−
an
converge a 1e , si la sucesión an diverge a +∞.
4. Usa los resultados anteriores para mostrar que
 x n
lı́m 1 + = ex
n→∞ n
para todo número racional x.
5. Demuestra que
x2 x3 xn
 
 x n x
lı́m 1 + = lı́m 1 + + + + ··· + .
n→∞ n n→∞ 1! 2! 3! n!
Sea  x n
1+ = 1 + x 1 + x2 + x3 + · · · + xn ,
n
donde
xm
    
1 2 m−1
xm = 1− 1− ··· 1 − para m = 1, 2, 3, . . . , n.
m! n n n
Los términos xm satisfacen las siguientes propiedades:
|x|m
|xm | ≤
m!

xm+1 |x| m |x|
xm = m + 1 (1 − n ) ≤ m + 1

entonces
|x|
|xm+1 | ≤ |xm |
m+1
|x| |x|2
|xm+2 | ≤ |xm+1 | ≤
m+2 (m + 1)2
y asi sucesivamente; en resumen,

|x|3 |x|k
|xm+2 | ≤ , . . . , |x m+k | ≤ ;
(m + 1)3 (m + 1)k
Capı́tulo 5. Sucesiones recurrentes 145

por lo tanto

|xk+1 + xk+2 + · · · + xn | ≤ |xk+1 | + |xk+2 | + · · · + |xn |


!
|x| |x|2 |x|n−k
≤ |xk | + + ··· +
(k + 1) (k + 1)2 (k + 1)n−k
!
|x| |x|n−k
|xk | 1−
(k + 1) (k + 1)n−k
=
|x|
1−
(k + 1)
|xk | |x| |x|k+1
≤ ≤ ;
k + 1 − |x| k!(k + 1 − |x|)
como
 x n
1+ − (1 + x1 + x2 + · · · + xk ) = xk+1 + xk+2 + · · · + xn
n
entonces
 x n |x|k+1
1+ − (1 + x1 + x2 + · · · + xk ) ≤ ,

n k!(k + 1 − |x|)

de modo que al tomar el lı́mite cuando n → ∞,


2 k
|x|k+1
 
x
e − 1 + + x x x
+ · · · + ≤ ;
1! 2! k! k!(k + 1 − |x|)

si ahora tomamos el lı́mite cuando k → ∞, se obtiene el resultado


deseado:
x2 xk
 
x x
e = lı́m 1 + + + ··· + .
k→∞ 1! 2! k!
Capı́tulo 6

Series

6.1. Introducción
En diversas instancias aparecen problemas que se modelan con sucesiones
cuyos términos son sumas de números reales, por ejemplo:

Cuando consideramos el juego de las torres de Hanoi con 1, 2, 3, 4, . . . , n


discos, en el teorema 1.2 de la página 32 vimos que el mı́nimo número
de pasos necesarios para trasladar los discos de un poste a otro es:

1, 1 + 2, 1 + 2 + 22 , 1 + 2 + 22 + 23 , . . . , 20 + 21 + · · · + 2n−1 .

En la página 118 consideramos un hexágono cuyo lado mide 1 unidad


y una sucesión de triángulos como se ve en la figura:

El área de la región sombreada en cada uno de los tres primeros pasos


es √ √   √  2 !
3 3 3 3 3 3
, 1+ , 1+ + ,
4 4 4 4 4 4

147
148 6.1. Introducción

mientras que el área sombreada hasta el n-ésimo paso es


√  2  3  4  n−1 !
3 3 3 3 3 3
1+ + + + + ··· + .
4 4 4 4 4 4

Para construir la figura conocida como copo de nieve (ver página 120)
consideramos la siguiente sucesión de figuras:

Si el lado del triángulo equilátero mide 1 unidad, el área de las primeras


figuras es
√ √   √   √ 
1 22 1 22 24

3 3 1 3 3
, 1+ , 1+ + 3 , 1+ + 3 + 5
4 4 3 4 3 3 4 3 3 3

y el área de la n-ésima figura es


√ 
1 22 24 26 28 22n−2

3
1 + + 3 + 5 + 7 + 9 + · · · + 2n−1 .
4 3 3 3 3 3 3

En la página 118 consideramos el problema de inscribir una sucesión


de cı́rculos en un triángulo equilátero, como se muestra en la siguiente
figura:
Capı́tulo 6. Series 149

El número de cı́rculos en cada figura es

1, 1 + 3, 1 + 3 + 32 , 1 + 3 + 32 + 33 , . . . , 1 + 3 + 32 + 33 + · · · + 3n , . . .

Cada uno de estos ejemplos se puede ver como una sucesión generada por
otra. Ası́, la sucesión de pasos necesarios en el caso de las Torres de Hanoi
es generada por la sucesión

1, 2, 22 , 23 , 24 , . . . , 2n−1 , . . .

y en el caso de los hexágonos la sucesión generatriz es


 2  3  4  n−1
3 3 3 3 3
1, , , , ,..., ,...
4 4 4 4 4

Como se observa en estos ejemplos anteriores, a partir de una sucesión


dada se puede construir una nueva, sumando los términos de la sucesión
original respetando su orden; por ejemplo, dada la sucesión
1 1 1 1
1, , 2 , 3 , . . . , n−1 , . . .
2 2 2 2
construimos las sumas
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1, 1 + , 1 + + 2 , 1 + + 2 + 3 , . . . , 1 + + 2 + 3 + · · · + n , . . .
2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
Si esta sucesión de sumas tiene un lı́mite, éste se escribe como una suma
infinita:   X ∞
1 1 1 1 1
lı́m 1 + + 2 + 3 + · · · + n = n−1
.
n→∞ 2 2 2 2 n=1
2
Ası́ podemos escribir los lı́mites de cada una de las sucesiones que vimos en
nuestros ejemplos como sumas infinitas:

X
N −1
0 1
2N −1 ;

lı́m 2 + 2 + · · · + 2 =
N →∞
N =1

√  2  3  n−1 ! X ∞ √  n−1
3 3 3 3 3 3 3
lı́m 1+ + + + ··· + = ;
n→∞ 4 4 4 4 4 4 4
n=1
150 6.2. Series geométricas

y
√  ∞ √
1 22 24 26 28 22n−2 3 22n−2
 X
3
lı́m 1 + + 3 + 5 + 7 + 9 + · · · + 2n−1 = .
n→∞ 4 3 3 3 3 3 3 n=1
4 32n−1

Para calcular estas sumas, es decir, para calcular el lı́mite de cada sucesión
de sumas, recordemos que

2 n−1 1 − rn
1 + r + r + ··· + r = ,
1−r
por lo que en particular
 2  3  4  n−1
3 3 3 3 3 1 − ( 34 )n
1+ + + + + ··· + = ,
4 4 4 4 4 1 − 34

de modo que
∞ √  n−1  n 
√ √

X 3 3 3
= 3 lı́m 1 − = 3.
n=1
4 4 n→∞ 4

Ejercicio
Calcula las otras sumas infinitas.

6.2. Series geométricas


Diremos que una serie a1 + a2 + a3 + · · · + an + · · · es geométrica si las
razones
a2 a a4 an+1 an+2
= 3 = = ··· = = = ···
a1 a2 a3 an an+1
an+1
son iguales; es decir, si an
es constante para toda n.

Ejercicio
Comprueba que cada una de las series de la sección anterior es una serie
geométrica.
Consideremos una serie geométrica a1 +a2 +a3 +· · ·+an +· · · . Si denotamos
por r la razón entre los términos consecutivos tenemos que a2 = ra1 y que
Capı́tulo 6. Series 151

a3 = ra2 , lo que implica que a3 = r2 a1 . De manera análoga, a4 = r3 a si


continuamos de esta manera tendremos que an+1 = rn a1 , ası́ que la serie
a1 + a2 + a3 + · · · + an + · · · adquiere la forma

a1 + a1 r + a1 r2 + · · · + a1 rn−1 + a1 rn + · · · .

Ejercicio
Comprueba que las siguientes series son geométricas:

1 + 13 + 1
32
+ 1
33
+ ··· + 1
3n
+ ···
1 1 1 1
9
+ 92
+ 93
+ ··· + 9n
+ ···

0.5 + 0.25 + 0.125 + 0.0625 + · · ·

1.1 + 1.21 + 1.331 + 1.4641 + · · ·


9 9 9 9
10
+ 100
+ 1000
+ 10000
+ ···
2 4 8 16
5
+ 25 + 125 + 625
+ ···
√ √
2 1 2
2
+ 2
+ 4
+ 14 + · · ·

Hay una relación estrecha entre las series geométricas y los números ra-
cionales, que podemos describir como sigue. Sabemos que si expresamos el
número 23 en forma decimal tenemos

2
= 0.6666 · · · ,
3
donde la lista de números 6 es infinita. Una manera abreviada de escribir
0.6666 · · · consiste en poner una lı́nea arriba del número que se repite una
infinidad de veces, ası́: 0.6. Veamos que este número se puede escribir como
una serie, para lo que consideramos la sucesión

0.6, 0.66, 0.666, 0.6666, 0.66666, . . .

que también puede escribirse como


6 66 666 6666
, , , ,....
10 100 1000 10000
152 6.2. Series geométricas

Observemos que cada uno de los términos se expresa como sigue:


6 66 6 6 666 6 6 6
, = + , = + + ,
10 100 10 100 1000 10 100 1000
6666 6 6 6 6
= + + + ;
10000 10 100 1000 10000
de hecho, el número decimal que está en el lugar n-ésimo de esta última
sucesión se escribe como la suma
6 6 6 6
0.666 · · · 6 = + + + ··· +
10 100 1000 1000 · · · 0
6 6 6 6
= + + + ··· + n.
10 102 103 10

2 6
P
Esto sugiere averiguar si 3
= 10n
. Para contestar, primero veremos a
n=1
la serie como lı́mite de la sucesión de las sumas parciales, esto es,
∞  
X 6 6 6 6 6
= lı́m + + + ··· + n .
n=1
10n n→∞ 10 102 103 10

Por otro lado tenemos


 
6 6 6 6 6 1 1 1
+ 2 + 3 + ··· + n = 1+ + + · · · + n−1
10 10 10 10 10 10 102 10
1 n  n 

6 1 − 10

2 1
= 1 = 1− .
10 1 − 10 3 10
Al pasar al lı́mite,
    n 
6 6 6 6 2 1 2
lı́m + 2 + 3 + · · · + n = lı́m 1− = ,
n→∞ 10 10 10 10 n→∞ 3 10 3

2 6
P
de modo que, en efecto, 3
= 10n
; en otras palabras, hemos podido escribir
n=1
al número 0.6 = 23 como el lı́mite de una serie geométrica.
Consideremos ahora al número decimal 0.27272727 · · · = 0.27. Veamos si
podemos escribirlo como el lı́mite de una serie geométrica. Primero construi-
mos una sucesión que se va aproximando a este número:

0.27, 0.2727, 0272727, . . .


Capı́tulo 6. Series 153

y a su vez esta sucesión la escribimos como una sucesión de sumas parciales


27 27 27 27 27 27
, + , + + ,...
100 100 10000 100 10000 1000000
o también
27 27 27 27 27 27
, + , + + ,....
102 102 104 102 104 106
Veamos entonces el comportamiento del n-ésimo término de la sucesión:
27 27 27 27 27 1 1 1

102 + 104 + 106 + · · · + 102n = 2
10 
1 + 10 2 + 10 4 + · · · + 102n−2

1 2
n−1 
= 102 1 + 102 + 102 + · · · + 1012
27 1

n
 
27 1−( 12 ) n 
= 102 10
1− 1
= 27 99
1 − 1012 ;
102

por lo tanto tenemos


 
27 27 27 27
0.27 = lı́m + + + · · · + 2n
n→∞ 102 104 106 10
  n    n 
27 1 3 1
= lı́m 1− = 1 − lı́m
n→∞ 99 102 11 n→∞ 102
y podemos escribir

X 27 3
0.27 = 2n
= .
n=1
10 11

Ası́, hemos
P∞ podido escribir a los números 0.6 = 23 y 0.27 = 3
11
como series
geométricas n=1 arn−1 , donde r es una potencia de 10.
Veamos si podemos escribir el número decimal 0.9 como una serie geomé-
trica. Ya sabemos que el número 0.999 · · · 9 (n nueves) tiene la forma
9 9 9 9
0.999 · · · 9 = + 2 + 3 + ··· + n
10  10 10 10 
9 1 1 1
= 1+ + + · · · + n−1
10 10 102 10
1
9 1 − 10n
= 1 ;
10 1 − 10
entonces
1
0.999 · · · 9 = 1 − .
10n
154 6.2. Series geométricas

Por lo tanto,
∞  
X 9 1
0.9 = n
= lı́m 1 − n = 1.
n=1
10 n→∞ 10

¡El número 1 tiene dos representaciones decimales, una como 1.000 · · · y


otra con una infinidad de nueves!
De igual manera, cualquier entero tiene dos representaciones decimales;
cualquier número entero p también se escribe como (p − 1).99999 (nota el
punto decimal), donde p − 1 es la parte entera de esta representación.
¿Qué pasa con las representaciones decimales que tienen una infinidad de
9, como 2.1249999 . . .? En este ejemplo, intuitivamente el número “se parece”
a 2.125. Para confirmar esta sospecha, primeramente consideremos el número
2.1249999 · · · 9 (n nueves) y escribámoslo ası́:

1 2 4 9 9 9 9
2.1249999 · · · 9 = 2 + + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + · · · + 4+(n−1) .
10 10 10 10 10 10 10
Al factorizar obtenemos
1 2 4 9 9 9 9
2.1249999 · · · 9 = 2 + 10
+ 102
+ 103
+ 104
+ 105
+ 106
+ ··· + 104+(n−1)
1 2 4 9 1 1 1

= 2+ 10
+ 102
+ 103
+ 104
1 + 10 + 102
+ ··· + 10n−1
 1 
1 2 4 9 1− 10n
= 2+ 10
+ 102
+ 103
+ 104 1
1− 10
1 2 4 9 10 1

= 2+ 10
+ 102
+ 103
+ 104 9
1 − 10 n

1 2 4 1 10 1
= 2+ 10
+ 102
+ 103
+ 103
− 9 · 10n
1 2 5 1
= 2+ 10
+ 102
+ 103
− 103
− 109
· 101n ;

pasando al lı́mite cuando n tiende a infinito, se obtiene


1 2 5
2.1249999 · · · = 2 + + 2 + 3 = 2.125
10 10 10
de modo que nuestra sospecha era cierta.

Ejercicios
1. Comprueba que 0.001 = 0.000999 · · · , 3.458 = 3.457999 · · · y 27.79 =
27.78999 · · · .
Capı́tulo 6. Series 155

2. Demuestra que el número decimal 0.a1 a2 a3 · · · am , (am 6= 0) se puede


escribir como 0.a1 a2 a3 · · · (am − 1)99999 · · ·
3. Representa cada uno de los siguientes números como el lı́mite de una
serie:
174 35 1 2 7 5 13
, , , , , 75 , y 3.1416.
100 175 3 7 16 11 25
Hemos visto varios ejemplos de series geométricas, que tienen la forma
a + ar + ar2 + ar3 + · · · + arn−1 + · · · ,
con a 6= 0. La n-ésima suma parcial es
2 3 n−1 2 3 n−1 1 − rn
a + ar + ar + ar + · · · + ar = a(1 + r + r + r + · · · + r )=a ,
1−r
siempre que r 6= 1. Sabemos que esta última expresión converge si |r| < 1;
es decir,
1 − rn a
lı́m (a + ar + ar2 + ar3 + · · · + arn−1 ) = lı́m a = ,
n→∞ n→∞ 1−r 1−r
si |r| < 1. En este caso decimos que la serie geométrica es convergente.

Si r > 1, sabemos que rn → ∞, de modo que en este caso la serie


geométrica es divergente. Si r < −1, el término (1 − rn ) es positivo si n es
impar y negativo si n es par; por tanto, las sumas parciales divergen. Por
otro lado, si r = 1 tenemos que

lı́m (a + a + a + a + · · · + a) = lı́m na = ∞
n→∞ n→∞

Por último, veamos el caso en que r = −1. La n-ésima suma parcial es


1 − 1 + 1 − 1 + · · · + (−1)n ,
la cual toma el valor 0 si n es par y 1 si n es impar. Por lo tanto, la serie

X
(−1)n−1
n=1

rn−1 converge si |r| < 1 y
P
es divergente. En resumen, la serie geométrica
n=1
diverge si |r| ≥ 1. En general, diremos lo siguiente:
156 6.2. Series geométricas


P
Definición 6.1. Una serie an es convergente si la sucesión de las sumas
n=1
parciales
Sn = a1 + a2 + a3 + · · · + an
es convergente y escribimos

X
lı́m Sn = an .
n→∞
n=1

Puesto que la convergencia de una serie se define en términos de la con-


vergencia de sus sumas parciales, como consecuencia de las propiedades de
las sucesiones convergentes obtenemos las siguientes propiedades básicas de
las series convergentes.
P∞ ∞
P
Proposición 6.2. Sean an y bn dos series y λ un número real.
n=1 n=1

P ∞
P ∞
P
1. Si an y bn son convergentes, entonces la serie (an + bn ) es
n=1 n=1 n=1
convergente y

X ∞
X ∞
X
(an + bn ) = an + bn .
n=1 n=1 n=1


P ∞
P
2. Si an es convergente, entonces la serie λan es convergente y
n=1 n=1

X ∞
X
λan = λ an .
n=1 n=1

Para demostrar esto, observemos que:


n n
ak y Sn0 =
P P
1. Como las sumas parciales Sn = bk son convergentes
k=1 k=1
y la suma de sucesiones convergentes es convergente, entonces Sn + Sn0
es convergente y
lı́m (Sn + Sn0 ) = lı́m Sn + lı́m Sn0 ;
n→∞ n→∞ n→∞

por lo tanto,

X ∞
X ∞
X
(an + bn ) = an + bn
n=1 n=1 n=1
Capı́tulo 6. Series 157

n
P
2. Como la sucesión de sumas parciales Sn = ak es convergente, sabe-
k=1
mos que al multiplicar cada término de esta sucesión obtenemos una
Pn
sucesión convergente, tenemos que la sucesión λSn = λak es con-
k=1

P
vergente; por lo tanto la serie λan es convergente para todo λ ∈ R
n=1
y

X X∞
λan = λ an .
n=1 n=1

Es posible utilizar estas propiedades básicas y lo que sabemos de las series


geométricas para el análisis de otras series. Por ejemplo, estudiemos la serie

X
nrn−1 .
n=1

Esta serie no es geométrica, pues la razón


(n + 1)rn
 
1
= 1+ r
nrn−1 n
no es constante. Sin embargo, esta razón se parece mucho a r cuando n es
suficientemente grande. Analicemos la n-ésima suma parcial de esta serie,
1 + 2r + 3r2 + 4r3 + · · · + nrn−1
que podemos descomponer de la siguiente forma:
1 + r + r2 + r3 + · · · + rn−2 + rn−1 + r + r2 + r3 + · · · + rn−2 + rn−1
 

+ r2 + r3 + · · · + rn−2 + rn−1 + · · · + rn−2 + rn−1 + rn−1 ,


 

lo que es igual a
1 + r + r2 + r3 + · · · + rn−2 + rn−1 + r 1 + r + r2 + r3 + · · · + rn−2
 

+r2 1 + r + r2 + r3 + · · · + rn−3 + · · · + rn−2 (1 + r) + rn−1 .




Cada una de las sumas que aparece entre paréntesis es una suma geométri-
ca, de modo que podemos escribir
1 − rn 1 − rn−1 1 − rn−2
1 + 2r + 3r2 + 4r3 + · · · + nrn−1 = +r + r2
1−r 1−r 1−r
2
1 − r 1 −r
+ · · · + rn−2 + rn−1
1−r 1−r
158 6.3. Criterios de convergencia

lo que a su vez se expresa como


1 1
(1 + r + · · · + rn−2 + rn−1 ) − (rn + rn + · · · + rn + rn )
1−r 1−r
1 − rn nrn
 
1
= − .
1−r 1−r 1−r

Ejercicio

nrn−1 es convergente si
P
Usa esta última igualdad para ver que la serie
n=1
|r| < 1 y divergente si |r| > 1. De hecho, demuestra que si |r| < 1, entonces

X 1
nrn−1 = .
n=1
(1 − r)2

Veamos qué ocurre en los casos restantes. Para r = 1, la n-ésima suma es


n(n + 1)
1 + 2 + 3 + ··· + n =
2
lo cual diverge a +∞ cuando n → ∞. Si r = −1, la n-ésima suma es

1 − 2 + 3 − 4 + · · · + (−1)n n,

cuyas primeras sumas parciales son 1, −1, 2, −2, 3, −3, 4, −4, 5, −5.

Ejercicio
Demuestra que la sucesión formada por las sumas parciales impares di-
verge a +∞, mientras que la sucesión de sumas parciales pares diverge a
−∞.

6.3. Criterios de convergencia


Comencemos esta sección estudiando dos series parecidas a las geométri-
cas: ∞ ∞
X
2 n−1
X rn−1
nr y √ .
n=1 n=1
n
Capı́tulo 6. Series 159

Analicemos la razón an+1


an
para cada una de las series. Para la primera
2 n−1
serie, an = n r , de modo que
2
(n + 1)2 rn

1
= 1+ r;
n2 rn−1 n

para la segunda, an = rn−1 / n, de modo que
n
√r
r
n+1 n
n−1
r√
= r.
n
n+1

En los dos casos, las razones se aproximan a r cuando n es suficientemente


grande, igual que en los ejemplos anteriores. Puesto que en aquellos ejemplos
vimos que la serie converge cuando |r| < 1, podemos preguntarnos: Si los
términos de una serie satisfacen que lı́m an+1 < 1, ¿la serie es convergente?

n→∞ an
En los dos últimos ejemplos se cumple que lı́m an+1 = r. Analicemos

n→∞ an

quiere decir que dada ε > 0, existe N ∈ N tal que si


esta situación. Esto
n ≥ N , entonces an+1 − r < ε. Esta última desigualdad se escribe también

an
como las dos desigualdades
an+1
−ε < − r < ε.
an

Por lo tanto, si n = N , tenemos que

(−ε + r)aN < aN +1 < (ε + r)aN ;

de la misma manera, si n = N + 1,

(−ε + r)aN +1 < aN +2 < (ε + r)aN +1 .

De estas desigualdades se obtiene

(−ε + r)2 aN < aN +2 < (ε + r)2 aN

y en general llegamos a que

(−ε + r)k aN < aN +k < (ε + r)k aN .


160 6.3. Criterios de convergencia

Al sumar para n = N, N + 1, . . . , N + k, se obtiene

aN +1 + aN +2 + · · · + aN +k < (ε + r)aN + (ε + r)2 aN + · · · + (ε + r)k aN

(−ε + r)aN + (−ε + r)2 aN + · · · + (−ε + r)k aN < aN +1 + aN +2 + · · · + aN +k .

En los dos casos se tiene que aN +1 + · · · + aN +k está acotada por sumas


geométricas de razones (ε + r) y (−ε + r) respectivamente; por lo tanto,

1 − (−ε + r)k 1 − (ε + r)k


   
(−ε+r) aN < aN +1 +· · ·+aN +k < (ε+r) aN
1 − (−ε + r) 1 − (ε + r)

En los dos ejemplos que estamos analizando, los términos son positivos
y por lo tanto las sumas parciales forman sucesiones crecientes. Si probamos
que las sucesiones están acotadas, entonces serán convergentes y si no están
acotadas serán divergentes. Analizaremos por separado dos situaciones, la
primera si r < 1 y la segunda si r > 1.
En el caso en que r < 1, tomemos ε de tal manera que ε + r < 1, de modo
que

1 − (ε + r)k
   
aN
aN +1 +aN +2 +· · ·+aN +k < (ε+r) aN < (ε+r) ;
1 − (ε + r) 1 − (ε + r)

entonces estas sumas están acotadas y por lo tanto son convergentes. Pasando
al lı́mite,
 
1
lı́m (aN +1 + aN +2 + · · · + aN +k ) < (ε + r) aN ,
k→∞ 1 − (ε + r)

por lo que
 
1
lı́m (a1 + · · · + aN +k ) < a1 + · · · + aN + (ε + r) aN .
k→∞ 1 − (ε + r)

Por lo tanto los dos ejemplos son convergentes cuando r < 1.


Cuando r > 1 nos conviene tomar ε de tal manera que (−ε + r) > 1, pues
entonces

(−ε + r)aN + (−ε + r)2 aN + · · · + (−ε + r)k aN < aN +1 + aN +2 + · · · + aN +k


Capı́tulo 6. Series 161

y tenemos que las sumas parciales son mayores que una suma geométrica de
razón mayor que uno, por lo que las sumas parciales no están acotadas y por
lo tanto divergen.
∞ ∞
n2 y √1 . La primera
P P
En el caso de r = 1, las series en cuestión son n
n=1 n=1
diverge porque

n(n + 1)(2n + 1)
12 + 22 + 32 + · · · + n2 = .
6

√1
P
La serie n
también diverge, pues si consideramos n sumandos,
n=1

1 1 1 1 n √
√ + √ + √ + · · · + √ > √ = n,
1 2 3 n n

y la sucesión { n} no está acotada.
En conclusión, las series
∞ ∞
X
2 n−1
X rn−1
nr y √
n=1 n=1
n

convergen cuando r < 1 y divergen cuando r ≥ 1.


De esta manera podemos analizar otras series; por ejemplo, veamos para
qué valores de α la serie
X∞
nα rn
n=1

es convergente. Basta analizar a qué converge la razón



(n + 1)α rn+1 (n + 1)α

1
= r = 1+ r.
nα r n nα n

Tenemos que lı́m 1 + n1 r = r que no depende de α. Por lo tanto la
n→∞
serie ∞ α n
P
n=1 n r converge para toda 0 < r < 1 y diverge para r > 1. Si r = 1,
sustituimos en la serie y se obtiene

X

n=1
162 6.3. Criterios de convergencia

cuyo análisis realizamos más adelante.


En resumen, para ver si cada una de las series era convergente o divergente
usamos dos hechos muy importantes: el primero, que toda sucesión creciente y
acotada es convergente y el segundo que una sucesión creciente no acotada es
divergente. Esto nos permite escribir los siguientes criterios de convergencia
de series:

Criterios de convergencia
1. Sean {an } y {bn } dos sucesiones con términos positivos tales que an ≤
bn para toda n.
P∞ ∞
P
a) Si la serie n=1 bn es convergente, la serie an es convergente.
n=1

P ∞
P
b) Si la serie an es divergente, la serie bn es divergente.
n=1 n=1

2. Criterio de la razón de D’Alembert. Sea {an } una sucesión de



términos positivos y r = lı́m an+1
P
an
. Entonces la serie an es conver-
n→∞ n=1
gente si r < 1 y es divergente si r > 1.

Ejemplos
Con base en el criterio de D’Alembert analicemos la convergencia o di-
vergencia de las series
∞ ∞ ∞
X nn X n2 X (n + 1)(n + 2)
, y .
n=1
n! n=1
2n n=1
n!

(n + 1)n+1
n
(n + 1)n

an+1 (n + 1)! 1
lı́m = lı́m = lı́m = lı́m 1 + = e;
n→∞ an n→∞ nn n→∞ nn n→∞ n
n!
(n + 1)2
an+1 n+1 1 (n + 1)2 1
lı́m = lı́m 2 2 = lı́m = ;
n→∞ an n→∞ n n→∞ 2 n2 2
2n
Capı́tulo 6. Series 163

(n + 2)(n + 3)
an+1 (n + 1)! (n + 3)
lı́m = lı́m = lı́m = 0.
n→∞ an n→∞ (n + 1)(n + 2) n→∞ (n + 1)2

n!
Por el criterio mencionado, tenemos que la primera serie diverge y las
otras dos convergen.

Ejercicio
Usa el criterio de D’Alembert para decidir si

X (n + 3)!
n=1
n!(3n)!3n

converge o diverge.
Cuando r = lı́m an+1 = 1, puede suceder que la serie sea convergente o
n→∞ an
divergente. Como ya hemos visto, las series
∞ ∞
X
2
X 1
n y √
n=1 n=1
n

satisfacen que este lı́mite es 1 y ambas son divergentes. Veamos un ejemplo



1
P
donde el lı́mite es 1 y la serie converge: Consideremos la serie n2
cuyo
n=1
1
término general es an = n2
. En este caso tenemos
1
an+1 (n+1)2 n2
lı́m = lı́m 1 = lı́m = 1.
n→∞ an n→∞ n→∞ (n + 1)2
n2

Ahora comprobaremos que la serie es convergente, mostrando una serie


que esté por arriba de ella y que sea convergente. Para esto analizaremos
algunos grupos de sumandos de la serie:
1 1 1 1 1
S3 = 1 + 2
+ 2 ≤1+ 2 + 2 ≤1+ ;
2 3 2 2 2
por otro lado,
1 1 1 1 1 1 1 1 4 1
+ + + ≤ + + + ≤ = ,
42 52 62 72 42 42 42 42 42 4
164 6.3. Criterios de convergencia

acoplando las dos sumas anteriores se obtiene


1 1 1 1 1 1 1 1
S7 = 1 + 2
+ 2 + 2 + 2 + 2 + 2 ≤1+ + .
2 3 4 5 6 7 2 4
1 1
Ahora escribamos los siguientes sumandos empezando con 82
hasta 152
para
obtener
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 8 1
+ +· · ·+ + ≤ + + + + + + + + = = ,
82 92 142 152 82 82 82 82 82 82 82 82 82 82 8
de modo que
1 1 1 1 1 1 1 1
S15 = 1 + + + + · · · + + ≤ 1 + + + .
22 32 42 142 152 2 4 8
1 1
El siguiente grupo de sumandos va de 162
hasta 312
:

1 1 1 1 1 1 1 1 16 1
2
+ 2 + ··· + 2 + 2 ≤ 2 + 2 + ··· + 2 + 2 = 2 = ;
16 17 30 31 16 16 16 16 16 16
entonces la suma parcial S35 de los primeros 35 términos de la serie cumple
que
1 1 1 1
S35 ≤ 1 + + + + .
2 4 8 16
Al observar las desigualdades que usamos para acotar las sumas S3 , S7 ,
S15 y S35 , empezamos con una potencia de 2 al cuadrado y terminamos con
el número anterior a la siguiente potencia de 2. Por ejemplo, si iniciamos con
1/(2k )2 , terminamos con 1/(2k+1 − 1)2 :
1 1 1 1 1 1 1
2k
+ k 2
+ k 2
+ · · · + k+1 2
≤ 2k + 2k + · · · + 2k ,
2 (2 + 1) (2 + 2) (2 − 1) |2 2 {z 2 }
2k sumandos

de donde
1 1 1 1 2k 1
2k
+ k 2
+ k 2
+ · · · + k k 2
≤ 2k
= k,
2 (2 + 1) (2 + 2) (2 + 2 − 1) 2 2

ası́ que se cumple


1 1 1 1 1 1
S2k+1 −1 = 1 + 2
+ 2 + ··· + k k 2
≤ 1 + + 2 + ··· + k
2 3 (2 + 2 − 1) 2 2 2
Capı́tulo 6. Series 165

y como ya vimos que la serie de la derecha converge a 2, entonces la serie



1
P
n2
está acotada y por lo tanto es convergente.
n=1
Tratemos
 1 de generalizar este método. ¿Cuáles son las propiedades de la
sucesión n2 que nos permiten acotar la serie? La sucesión es decreciente
con términos positivos que convergen a cero, entonces elijamos una sucesión
{an } de términos positivos, decreciente y que converja a cero, y tratemos de
aplicar el método seguido en el ejemplo:
Como la sucesión es decreciente, en particular a3 ≤ a2 y se satisface la
siguiente desigualdad
a1 + a2 + a3 ≤ a1 + a2 + a2 = a1 + 2a2 .
Ahora tomemos los términos a4 , a5 , a6 , a7 . Como a4 es mayor que cada
uno de estos elementos se cumple
a4 + a5 + a6 + a7 ≤ a4 + a4 + a4 + a4 = 4a4 .
Al considerar los siguientes 8 términos y dado que a8 es mayor que cada
uno, se obtiene
a8 +a9 +a10 +a11 +a12 +a13 +a14 +a15 ≤ a8 +a8 +a8 +a8 +a8 +a8 +a8 +a8 = 8a8 .
Si acoplamos estas tres sumas tenemos la suma parcial
a1 + a2 + a3 + · · · + a15 ≤ a1 + 2a2 + 4a4 + 8a8 ;
continuando de esta forma, en el k−ésimo paso tendremos que a2k es mayor
que cada uno de los sumandos anteriores:
a2k + a2k +1 + a2k +2 + · · · + a2k+1 −1 ≤ a2k + a2k + a2k + · · · + a2k = 2k a2k .
| {z }
2k sumandos

Acoplando todas estas sumas obtenidas tenemos:


S2k+1 −1 = a1 + a2 + a3 + · · · + a2k+1 −1 ≤ a1 + 2a2 + 4a4 + · · · + 2k a2k .

2n a2n , que es mayor
P
Con este procedimiento hemos construido la serie
n=1

P P∞
que la serie an . Ahora podemos afirmar que la serie an es convergente
n=1 n=1

n
P
si la serie 2 a2n es convergente.
n=1
166 6.3. Criterios de convergencia

Una pregunta que se antoja es la recı́proca: Si la sucesión {an } es de-


P∞
creciente, con términos positivos que convergen a cero y la serie an es
n=1

n
P
convergente, ¿será convergente la serie 2 a2n ?
n=1
Para contestar esta pregunta, consideraremos sumas parciales con ı́ndice
potencia de 2, por ejemplo,

S 8 = a1 + a2 + a3 + a4 + a5 + a6 + a7 + a8
= a1 + a2 + (a3 + a4 ) + (a5 + a6 + a7 + a8 )
≥ 2a2 + 2a4 + 4a8 .

Si le agregamos

a9 + a10 + a11 + a12 + a13 + a14 + a15 + a16 ≥ 8a16

a la suma anterior podemos ver que hay una regularidad: Para cada k se
cumple
a2k +1 + a2k +2 + a2k +3 + · · · + a2k+1 ≥ 2k a2k+1 .
Al ensamblar todas estas sumas para tener la suma parcial con ı́ndice
2k+1 obtenemos

S2k+1 = a1 + a2 + a3 + · · · + a2k +1 + a2k +2 + a2k +3 + · · · + a2k+1


≥ 2a2 + 2a4 + 4a8 + · · · + 2k a2k+1
1
2a2 + 4a4 + 8a8 + · · · + 2k+1 a2k+1

= a2 +
2
y al pasar al lı́mite,

1
lı́m 2a2 + 4a4 + 8a8 + · · · + 2k+1 a2k+1 ;

lı́m S2k+1 ≥ a2 +
k→∞ 2 k→∞
por lo tanto,
∞ ∞
X 1X n
an ≥ a2 + 2 a2n
n=1
2 n=1
∞ ∞
2n a2n es convergente.
P P
y como la serie an es convergente, la serie
n=1 n=1
Capı́tulo 6. Series 167

Criterio de convergencia de las potencias de 2. (Cauchy)


Sea {an } una sucesión positiva, decreciente y que converge a cero. La
∞ ∞
2n a2n es convergente. De hecho, se
P P
serie an es convergente si y sólo si
n=1 n=1
satisfacen las desigualdades
∞ ∞ ∞
1X n X X
a2 + 2 a2n ≤ an ≤ 2n a2n
2 n=1 n=1 n=1

∞ ∞
2n a2n es divergente.
P P
En forma equivalente, an es divergente si y sólo si
n=1 n=1

Ejemplo
1

La sucesión , con α > 0, es una sucesión positiva, decreciente y


1
P
converge a cero. ¿Para qué valores de α la serie nα
es convergente?
n=1

Para contestar usaremos el criterio de Cauchy. Primero construimos la



2n a2n donde an = n1α ; entonces a2n = (2n1)α , y la serie por analizar
P
serie
n=1
es:
∞ ∞ ∞
X 1 X 1 X 1
2n nα = nα−n
= n(α−1)
.
n=1
2 n=1
2 n=1
2
1
Esta serie es geométrica, con la razón 2α−1 . Como sabemos, para que la
serie sea convergente la razón debe ser menor que 1, por lo tanto la serie

1
P

es convergente cuando α > 1. Por otro lado,
n=1
∞ ∞
2n 21n =
P P
Si α = 1, 1 = lı́m n = ∞.
n=1 n=1 n→∞
∞ ∞ ∞
1 1
2n 2nα 2n(1−α) y esta serie es geométrica
P P P
Si α < 1, = 2nα−n
=
n=1 n=1 n=1

1
con razón 21−α > 1. Por lo tanto la serie
P

es divergente en este caso.
n=1
En resumen:

1
P
Proposición 6.3. La serie nα
es convergente si α > 1 y es divergente si
n=1
α ≤ 1.
168 6.3. Criterios de convergencia

Antes de continuar, aprovecharemos resaltaremos una propiedad de las


series convergentes.

P
Observación 6.4. Si una serie an es convergente, entonces lı́m an = 0.
n=1 n→∞

Esto es fácil de probar; como


Sn = a1 + a2 + · · · + an−1 + an = (a1 + a2 + · · · + an−1 ) + an = Sn−1 + an
y lı́m Sn = lı́m Sn−1 , entonces
n→∞ n→∞

lı́m an = lı́m Sn − lı́m Sn−1 = 0.


n→∞ n→∞ n→∞

Esto nos da una condición necesaria para la convergencia, pero que no es



1
es divergente y lı́m n1 = 0.
P
suficiente, ya que la serie armónica n
n=1 n→∞
Otra manera de formular esta propiedad es: Si una sucesión {an } no

P
converge a cero o no es convergente entonces la serie an es divergente.
n=1

Ejemplo
Las series ∞ ∞ ∞
X X X n
(−1)n , n
2 , ,
n=1 n=1 n=1
n+1
n
son divergentes, porque lı́m (−1) no existe; lı́m 2n = ∞ y lı́m
n
= 1.
n→∞ n→∞ n→∞ n+1

Ejemplo
Usaremos el criterio de las potencias de 2 para verificar la convergencia o

1
P
divergencia de la serie n log n
.
n=2
1
El n-ésimo término de la sucesión es n log n
, de modo que el 2n -ésimo

1
2n a2n obtenemos la serie
P
término es 2n log 2n . Sustituyendo en
n=1
∞ ∞ ∞
X
n 1 X 1 1 X1
2 n = = .
n=1
2 log 2n n=1
n log 2 log 2 n=1 n

1
P
Esta última serie es divergente, por lo tanto n log n
es divergente.
n=2
Capı́tulo 6. Series 169

Ejemplo

1
P
¿Para qué valores de α la serie logα n
converge?
n=2
Primero observemos que la sucesión {log n} es creciente.
n oComo α > 0, la
α 1
sucesión {log n} es creciente y por tanto la sucesión logα n es decreciente.
Además, como lı́m log1α n = 0, esta sucesión satisface las primeras hipótesis
n→∞
del criterio de las potencias de 2.
Ahora, si an = log1α n , entonces a2n = logα1 2n = (n log1 2)α y

∞ ∞ ∞
X
n
X 2n 1 X 2n
2 a2n = = .
n=1 n=1
(n log 2)α logα 2 n=1 nα

Para determinar la convergencia o divergencia de esta serie usamos el


criterio de la razón:
2n+1
 α
(n + 1)α n
=2 .
2n n+1

α ∞
n 1
P
Puesto que lı́m 2 n+1 = 2 para toda α, la serie logα n
diverge para
n→∞ n=2
toda α > 0.

Ejercicio
Verifica la convergencia o divergencia de las siguientes series:

P 1
1. 2 2 ;
n=2 n log n

P∞ log n
2. 2
;
n=2 n


P 1
3. 2
.
n=2 n log n(log log n)

Teniendo en cuenta el criterio de convergencia de D’Alembert podemos


dar un nuevo criterio de convergencia:
170 6.3. Criterios de convergencia

Criterio de comparación por cociente de dos series con términos


positivos
∞ ∞
an
P P
Si lı́m = r 6= 0, entonces las series an y bn son convergentes o
n→∞ bn n=1 n=1
divergentes en forma simultánea.

Demostración. Dada ε = 2r , existe un número N tal que si n > N , entonces



an
− r < r

bn 2
de modo que
 r  r 
− + r bn < an < + r bn , si n > N.
2 2
Si sumamos a partir de N + 1 obtenemos
∞ ∞ ∞
r X X 3r X
bn < an < bn
2 n=N +1 n=N +1
2 n=N +1

P ∞
P ∞
P
Si la serie bn es convergente, entonces bn y an son conver-
n=1 n=N +1 n=N +1

P
gentes y por lo tanto la serie an es convergente. De manera análoga si la
n=1

P ∞
P
serie an es convergente la serie bn también lo es.
n=N +1 n=N +1

¿Qué ocurre en el caso r = 0? Consideremos las series


∞ ∞ ∞ ∞
X 1 X 1 X 1 X 1
, 2
, 3
, .
n=1
n n=1
n n=1
n n=2
n log n
La primera y la última son series divergentes, mientras que la segunda y
la tercera son convergentes. Al calcular los lı́mites de los cocientes, tenemos
que
1
n2 1
lı́m = lı́m = 0;
n→∞ 1 n→∞ n
n
1
3 1
lı́m n1 = lı́m = 0;
n→∞ 2 n→∞ n
n
1
n log n 1
lı́m 1 = lı́m = 0.
n→∞ n→∞ log n
n
Capı́tulo 6. Series 171

Con estos ejemplos podemos concluir que lı́m abnn = 0 no nos da informa-
n→∞
ción sobre la convergencia o divergencia de las series.

Ejemplo
∞ ∞
1 1
P P
Comparemos la serie n4 −n2 +n+1
con n4
, que sabemos es convergen-
n=1 n=1
te. Tenemos que
1  
n4 1 1 1
lı́m 1 = lı́m 1 − 2 + 3 + 4 = 1.
n→∞ 4
n −n2 +n+1
n→∞ n n n

1
P
Por lo tanto, la serie n4 −n2 +n+1
es convergente.
n=1

Ejercicios

1
P
1. Usa el hecho de que la serie nk
es convergente para toda k > 1 y
n=1

1
P
demuestra que la serie p(n)
converge. Aquı́, p(n) es un polinomio
n=1
positivo de grado k.
2. Si p(x) y q(x) son polinomios, ¿qué condiciones deben cumplir éstos

P q(n)
para que la serie p(n)
sea convergente?
n=1

Una manera de reconocer una serie geométrica de términos positivos con-


P∞
siste en calcular la raı́z n-ésima del término general; esto es, si la serie es an
√ n=1
calculamos n an . Si para cada n obtenemos el mismo valor r entonces la serie
√ √
es geométrica, convergente si n an = r < 1 y divergente si n an = r ≥ 1.

Observando lo anterior se antoja conjeturar que si lı́m n an < 1 la serie
n→∞
P∞ √ ∞
P
an converge; mientras que si lı́m n an ≥ 1 la serie an diverge.
n=1 n→∞ n=1
Para verificar nuestra conjetura apliquemos este criterio a las series
∞ ∞ ∞
X 1 X 1 X
, , nα r n ; (6.1)
n=1
n n=1
n2 n=1
172 6.3. Criterios de convergencia

observa que ya sabemos que la primera serie es divergente y la segunda es


convergente.

Será suficiente calcular lı́m n n, porque
n→∞

r
n 1 1 √
n
 √ α
lı́m = √ 2 y lı́m nα rn = r lı́m n n .
n→∞ n2 n→∞ n→∞
lı́m n n
n→∞


2

3

Estudiemos entonces la sucesión 1, 2, 3, . . . , n n, . . .; en la siguiente
tabla tenemos algunos de sus términos:

n √
n
n Valor aproximado
2
2 √ 2 1.414213562
3
3 3 1.442249570
.. .. ..
. √. .
25
25 √25 1.13741146175
50
50 50 1.0813826568

102
102 102 1.047128548050

10 3
103 103 1.00693166885

106
106 106 1.0000138156

1010
1010 1010 1.0000000002

Con estos cálculos observamos la tendencia de la sucesión y ésta se apro-


xima a 1. Además, los elementos de la sucesión son√mayores a 1, de modo
que para cada n existe un número hn > 0 tal que n n = 1 + hn . Tenemos
ahora una sucesión {hn } de números positivos; probaremos que esta sucesión
converge a cero,
√ lo cual mostrará que nuestra sucesión original converge a 1.
Puesto que n = 1 + hn , esto implı́ca que n = (1 + hn )n . Desarrollando el
n

binomio obtenemos

n(n − 1) 2 n(n − 1)(n − 2) 3


n = 1 + nhn + hn + hn + · · · + hnn .
2 3!
Como todos los sumandos son positivos, tenemos que n ≥ nhn , lo que
implica que hn ≤ 1 y por lo tanto

1≤ n
n ≤ 2.
Capı́tulo 6. Series 173

Por otro lado, tenemos también la desigualdad


n(n − 1) 2
n≥ hn
2
que implica
2
h2n ≤
n−1
y
2
0 ≤ lı́m h2n ≤ lı́m= 0.
n→∞ −1 n→∞ n

Como hn > 0 tenemos lı́m hn = 0 y podemos afirmar que


n→∞

n
lı́m n = 1;
n→∞

ası́, para las dos primeras series de (6.1),


r r
n 1 1 n 1
lı́m = √ =1 y lı́m = 1.
n→∞ n lı́m n n n→∞ n2
n→∞

Estos ejemplos muestran que lı́m n an = 1 no nos da información sobre
n→∞
la convergencia o divergencia de una serie. Veamos qué ocurre cuando este
lı́mite es diferente de 1.

Sea r = lı́m n an . Dada ε > 0, existe N ∈ N tal que si n ≥ N entonces
√ n→∞
n an − r < ε. Esto es equivalente a

r−ε< n
an < r + ε, si n ≥ N

o bien,
(r − ε)n < an < (r + ε)n , si n ≥ N ;
por lo tanto,

aN + aN +1 + · · · + aN +k < (r + ε)N + (r + ε)N +1 + · · · + (r + ε)N +k

(r − ε)N + (r − ε)N +1 + · · · + (r − ε)N +k < aN + aN +1 + · · · + aN +k ;

de estas dos desigualdades podemos concluir la convergencia o la divergencia


de la serie, como veremos a continuación:
174 6.3. Criterios de convergencia

Supongamos que r < 1 y sea ε tal que r + ε < 1; entonces usamos la


primera de estas desigualdades para obtener

X 1
an ≤ (r + ε)N ;
n=N
1 − (r + ε)


P
por lo tanto la serie an es convergente.
n=1
Si r > 1, elegimos ε tal que (r − ε) > 1 y tenemos de la segunda de estas
∞ ∞
an es mayor que la serie (r − ε)N (r − ε)n
P P
desigualdades que la serie
n=N n=1

P
que es divergente, por lo tanto la serie an es divergente.
n=N

Criterio de la raı́z (Cauchy)



P √
Sean an una serie de términos positivos y r = lı́m n a .
n
n=1 n→∞

Si r < 1, la serie es convergente.

Si r > 1, la serie es divergente.

Si r = 1, no podemos concluir la convergencia o divergencia de la serie.

Ejemplos

nk
P
¿Para qué valores de k y b la serie bn
es convergente?
n=1
Supongamos que b > 0 y calculemos primero la raı́z n-ésima del término
general de la serie: r √ √
k n n
n n nk nk
= √ = ;
bn n n
b b
en el lı́mite, √
n
nk 1
lı́m = .
n→∞ b b
Por lo tanto:

Si b > 1, la serie converge para toda k;


Capı́tulo 6. Series 175

Si b > 1, la serie diverge.para toda k;



nk converge si k < −1 y diverge si
P
Si b = 1, sabemos que la serie
n=1
k ≥ −1.
Tenemos dos criterios de convergencia (o divergencia) que surgen del com-
portamiento de las series geométricas, el primero es el criterio de la razón y
el segundo el de la raı́z. Si aplicamos el criterio de la razón a la última serie
obtenemos
(n+1)k  k
bn+1 1 n+1 1
lı́m nk = lı́m = ,
n→∞ n→∞ b n b
bn
de modo que obtenemos el mismo valor que nos permite decidir la conver-
gencia o divergencia de la serie. ¿Habrá una sucesión {an } tal que existiendo
los lı́mites
√ an
lı́m n an y lı́m ,
n→∞ n→∞ bn

estos sean diferentes? Analicemos dos ejemplos aplicando los dos métodos.

Ejemplo
n 2o
Consideremos la serie generada por la sucesión 1+n nn
y apliquemos pri-
mero el criterio de la razón:
1 + (n + 1)2
(n + 1)n+1 (n2 + 2n + 2) nn
lı́m = lı́m
n→∞ 1 + n2 n→∞ (n2 + 1) (n + 1)n+1

nn
(n2 + 2n + 2) nn
= lı́m 2 lı́m
n→∞ (n + 1) (n + 1) n→∞ (n + 1)n

(n2 + 2n + 2) 1
= lı́m 2 lı́m n
n→∞ (n + 1) (n + 1) n→∞ 1 + 1
n
1
= 0 · = 0.
e
Ahora pasamos al criterio de la raı́z:
r
n 1 + n
2 1√n 2 = lı́m
1 √
n
lı́m n
= lı́m 1 + n · lı́m 1 + n2 = 0 · 1 = 0;
n→∞ n n→∞ n n→∞ n n→∞

y obtuvimos el mismo número.


176 6.3. Criterios de convergencia

Ejemplo
1

Veamos qué ocurre con la serie generada por la sucesión nan
:
1
(n+1)an+1 1 n 1
lı́m 1 = lı́m = ;
n→∞
nan
a n→∞ n + 1 a

por otro lado,


r
n 1 1 1 1 1
lı́m n
= lı́m √ = lı́m √ =
n→∞ na n→∞ a n
n
a n→∞ n
n
a

y nuevamente son iguales los lı́mites.

Ejercicios
 n
1. Demuestra que para la serie generada por la sucesión n25+4 los lı́mites
que aparecen en los criterios de la razón y de la raı́z coinciden.

2. Demuestra que para la serie generada por la sucesión


1 1 1 1 1 1
1, , , 2 , 2 2, 3 2, 3 3,...
2 2·3 2 ·3 2 ·3 2 ·3 2 ·3
no se verifica la igualdad de los lı́mites que aparecen en los criterios de
la razón y de la raı́z.

Ahora comprobaremos que los lı́mites son iguales cuando ambos existen.

P
Para mostrar esto, supongamos que la serie an es tal que
n=1

√ an+1
r = lı́m n
an y R = lı́m
n→∞ n→∞ an

existen y son diferentes. Para fijar ideas, supongamos que r < R. Sea ρ un
número real tal que r < ρ < R. Definimos bn = aρnn para toda n, entonces
aplicamos los criterios de la razón y de la raı́z a la serie generada por esta
última sucesión. Por un lado,

r
a lı́m n an r
n
p
lı́m n bn = lı́m n n = n→∞ = <1
n→∞ n→∞ ρ ρ ρ
Capı́tulo 6. Series 177


P
lo que dice que la serie bn es convergente. Por otro lado,
n=1
an+1
bn+1 ρn+1 1 an+1 R
lı́m = lı́m an = lı́m = >1
n→∞ bn n→∞ n ρ n→∞ an ρ
ρ

P
lo que dice que la serie bn es divergente. Puesto que no puede ser que la
n=1
serie sea convergente y divergente, nuestra hipótesis de que r < R es falsa.
De manera análoga se muestra que no puede ocurrir que r > R, por lo que r
y R deben ser iguales. (¿Por qué el ejercicio 2 no contradice este resultado?)
Podemos resumir nuestro análisis como sigue.
P∞
Proposición 6.5. Sea an una serie de términos positivos. Si los lı́mites
n=1
√ an+1
lı́m n
an y lı́m
n→∞ n→∞ an
existen, entonces son iguales.

6.4. La serie armónica


Ahora veremos algunas propiedades especiales de la serie armónica.
Proposición 6.6. Ninguna suma parcial de la serie armónica es un número
entero.
Demostración. Analicemos
1 1 1
Sn = 1 + + + · · · + , con n > 1.
2 3 n
k k+1
Sea k el mayor entero tal que 2 ≤ n < 2 . Observa que k ≥ 1 y ninguno
de los números 2k + 1, 2k + 2, . . . , n es divisible entre 2k . De hecho, sólo uno
de los denominadores de Sn es divisible entre 2k . Sea M el mı́nimo común
múltiplo de 1, 2, 3, . . . , n; observemos que M es divisible entre 2k pero no
entre 2k+1 . Ahora escribimos Sn en términos del común denominador como
M M M
M+ 2
+ 3
+ ··· + n
Sn = .
M
Todos excepto uno de los números del numerador son números pares, por
lo tanto el numerador es un número impar, mientras que el número M es
par, por lo tanto Sn no es entero.
178 6.4. La serie armónica

Ahora veremos otra demostración de la divergencia de la serie armónica.


Consideremos las sumas parciales
1 1 1 1 1 1
S2n = 1 + + + ··· + y Sn = 1 + + + ··· + .
2 3 2n 2 3 n
Supongamos que la serie armónica es convergente, de modo que

lı́m S2n = lı́m Sn o bien lı́m (S2n − Sn ) = 0.


n→∞ n→∞ n→∞

Analicemos la diferencia
1 1 1
S2n − Sn = + + ··· + .
n+1 n+2 n+n
1
De los n sumandos, el menor es 2n
, de modo que
1 1 1 n 1
S2n − Sn > + + ··· + = = .
2n 2n 2n 2n 2
Esto dice que lı́m (S2n − Sn ) ≥ 21 , lo que es una contradicción; por lo
n→∞
tanto, la serie es divergente.
De hecho, el crecimiento de la serie armónica es extremadamente lento.
Para ver esto, recordemos cómo demostramos la primera vez que la serie
armónica es divergente:
         
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
2 +2 +4 ≤ 1+ + + + + + + ≤ 1+2 +4 +
2 4 8 2 3 4 5 6 7 8 2 4 8
y en general,
       
1 1 1 n−1 1
2 +2 +4 + ··· + 2
2 4 8 2n
1 1 1 1
≤ 1 + + + · · · + n+1 + n+1
2 3   2  −1 2  
1 1 n 1 1
≤1+2 +4 + ··· + 2 n
+ n+1 ,
2 4 2 2
de modo que
1 1
(n + 1) ≤ S2n ≤ n + n+1 ;
2 2
por ejemplo,
Capı́tulo 6. Series 179

1
si n = 5, S32 ≤ 5 + 64
;
1
si n = 10, S1024 ≤ 10 + 211
;
1
si n = 20, S1048576 ≤ 20 + 221
; y
1
si n = 64, S18446744073709551616 ≤ 64 + 265
.

Como se ve, el crecimiento de las sumas parciales es sumamente lento.


Podrı́amos preguntarnos qué suma parcial es del orden de 106 , pero serı́a muy
engorroso encontrar una potencia de 2 para obtener esta estimación. Veamos
otra manera de estimar las sumas parciales de la serie armónica:
En 1734, Leonhard Euler escribió el artı́culo De Progressionibus harmo-
nics observationes, donde calculó los 6 primeros dı́gitos de un número que es
el lı́mite de la sucesión
1 1 1
1+ + + ··· + − log n.
2 3 n+1

Este número se conoce como la constante de Euler-Mascheroni y su valor


aproximado es
0.577215664901532860606.
Se ha podido demostrar que esta constante no es un número racional.
La existencia de esta constante nos dice que las sumas parciales de la serie
armónica se comportan como el logaritmo. Podemos usar este hecho para
responder a nuestra pregunta anterior: ¿Qué suma parcial es del orden de
106 ? Notemos que log 264 = 64 log 2 = 44.36141956, que todavı́a es menor
que el número 64 + 2165 y S264 ≈ 44.8, 224 log 2 ≈ 106 entonces n es del orden
24
de 22 y la suma parcial con este ı́ndice también.
En conclusión, podemos decir que la serie armónica es una sucesión de
números racionales no enteros que diverge a ∞ y crece muy lentamente cerca
de log n.
Veamos ahora una suma muy peculiar que se construye quitando a la serie
armónica todos los números que tienen al menos un 9 en el denominador,
por ejemplo 91 , 19
1 1 1
, 29 , · · · , 99 , · · · . La serie que se obtiene es

1 1 1 1 1 1 1
1+ + ··· + + + ··· + + + + ··· + + ···
2 8 10 88 100 101 888
180 6.4. La serie armónica

Veamos que esta serie es convergente. Agrupemos de la siguiente manera


y estimemos la suma parcial
     
1 1 1 1 1 1 1
1 + + ··· + + + ··· + + + + ··· +
2 8 10 88 100 101 888
 
 1 1 
+··· +  +··· + .
 100 ·
| {z }· · 0 888 ·
| {z }· · 8 
n ceros (n+1) ochos

Las sumas que aparecen en cada uno de estos paréntesis se pueden acotar
de la siguiente manera:

1 1
1+ + ··· + ≤ |1 + 1 +{z· · · + 1},
2 8
8 sumandos
1 1 1 1
+ ··· + ≤ + ··· + ,
10 88 |10 {z 10}
8×9 sumandos
1 1 1 1 1 1
+ + ··· + ≤ + + ··· + ,
100 101 888 100
| 100 {z 100}
8×92 sumandos
1 1 1 1 1
+··· + ≤ n
+ n + ··· + n .
· · · 0}
|100{z · · · 8}
|888{z |10 10 {z 10 }
n ceros n+1 ochos 8×9n sumandos

De aquı́ se obtiene que la suma de todos los elementos del lado izquierdo
de estas desigualdades es menor o igual a
 2  3 n 
0 9 9 9 9
8×9 +8× +8× +8× + ··· + 8 ×
10 10 10 10
9 n+1  n+1 !

1 − 10 9
=8× 9 = 80 × 1 − ,
1 − 10 10

que es una suma geométrica con razón menor que 1. Por lo tanto, la serie

1 1 1 1 1 1 1
1+ + ··· + + + ··· + + + + ··· + + ···
2 8 10 88 100 101 888
Capı́tulo 6. Series 181

es convergente. Esta serie converge lentamente, por ejemplo la suma parcial


con los 105 primeros términos está cerca de 12.0908, que está relativamente
lejos del número al que converge la serie (aproximadamente 22.921).
Si el número n tiene al menos un dı́gito 9 escribimos 9 ∈ n; en caso
contrario escribimos 9 ∈/ n. Entonces la serie armónica se descompone como
la suma ∞
X 1 X1 X1
= +
n=1
n n∈9
n n
n∈9
/

donde el segundo sumando es convergente, y el primer sumando es divergente.


De hecho, en el análisis anterior el 9 no juega un papel central y se puede
extender el resultado:
Proposición
P1 6.7. Para cualquier número
P1 r = 0, 1, 2, . . . , 8, 9 se tiene que la
serie n
es divergente y la serie n
es convergente.
n∈r n∈r
/

Los lectores interesados en este tema pueden consultar el artı́culo [1] que
aparece en la bibliografı́a.

6.5. Series alternantes


Ahora analizaremos la serie

X (−1)n−1
.
n=1
n

Veamos el comportamiento de algunas de sus sumas parciales:


S1 = 1,
1
S2 = 1 − ,
2
1 1
S3 = 1 − + ,
2 3
1 1 1
S4 = 1 − + − ,
2 3 4
1 1 1 1
S5 = 1 − + − + ,...
2 3 4 5
Al graficar las sumas parciales observamos que las sumas impares decrecen
y que las sumas pares crecen:
182 6.5. Series alternantes

De hecho,
1 1 1
S2n+1 = S2n−1 − + = S2n−1 − ;
2n 2n + 1 2n(2n + 1)
por lo tanto se tiene S2n−1 ≥ S2n+1 . De manera análoga se tiene la otra
desigualdad:
 
1 1 1
S2n = S2n−2 + − = S2n−2 + ;
2n − 1 2n 2n(2n − 1)
entonces S2n ≥ S2n−2 , de modo que las sumas parciales pares e impares son
sucesiones monótonas. Además es fácil ver que están acotadas entre 1 y 21 .
Por lo tanto, son convergentes y convergen al mismo número, pues
1
lı́m S2n = lı́m (S2n−1 − ) = lı́m S2n−1 ;
n→∞ n→∞ 2n n→∞

por lo tanto la serie



X (−1)n−1
n=1
n
es convergente.
Demostremos que la serie converge a log 2. Para esto recordemos (página
179) que la sucesión
1 1 1
γn = 1 + + + · · · + − log n
2 3 n
converge a la constante de Euler-Mascheroni que denotaremos por γ. Agru-
pemos los términos positivos y los negativos de la siguiente manera:
1 1 1 1 1 1 1 1 1
1− + − + − + − + · · · + −
2 3 4 5 6 7 8   2n − 1 2n 
1 1 1 1 1 1 1 1 1
= 1 + + + + ··· + − + + + + ··· +
3 5 7 2n − 1 2 4 6 8 2n
   
1 1 1 1 1 1 1 1 1
= 1 + + + + ··· + + − 1 + + + + ··· +
2 3 4 2n − 1 2n 2 3 4 n
 
1 1 1 1
= 1 + + + ··· + + − log 2n
2 3 2n − 1 2n
 
1 1 1 1
− 1 + + + + · · · + − log n + log 2n − log n;
2 3 4 n
Capı́tulo 6. Series 183

por lo tanto,
 
1 1 1 1 1 1 1 1 1
lı́m 1 − + − + − + − + · · · + − = γ −γ +log 2
n→∞ 2 3 4 5 6 7 8 2n − 1 2n
y entonces

X (−1)n−1
= log 2.
n=1
n
De manera más general, consideremos una serie alternante; es decir, una

(−1)n−1 an , donde an ≥ 0 para toda n. ¿Qué condiciones
P
serie de la forma
n=1
pedimos a la sucesión an para que la serie sea convergente? Si hacemos una

P (−1)n−1
analogı́a con la serie n
, Podemos pedir a {an } que sea una suce-
n=1
sión de términos positivos, decreciente y que tienda a cero. Recordemos la

(−1)n−1
y sustituyamos an por n1 :
P
demostración de la convergencia de n
n=1

S1 = a1 ;
S2 = a1 − a2 ;
S3 = a1 − a2 + a3 ;
S4 = a1 − a2 + a3 − a4 ;
S5 = a1 − a2 + a3 − a4 + a5 , . . .
Comprobemos que la sucesión de las sumas parciales impares es decre-
ciente y la de sumas parciales pares es creciente:
S2n+1 = S2n−1 − a2n + a2n+1 = S2n−1 − (a2n − a2n+1 ).
Como {an } es decreciente, a2n − a2n+1 > 0 y ası́ S2n+1 ≤ S2n−1 . Para las
sumas parciales pares tenemos que
S2n = S2n−2 + (a2n−1 − a2n ) ≥ S2n−2 .
Tenemos que efectivamente las sucesiones {S2n } y {S2n−1 } son monóto-
nas. Como además son acotadas, se tiene que son convergentes y
lı́m S2n = lı́m (S2n−1 − a2n ) = lı́m S2n−1 − lı́m a2n = lı́m S2n−1 ;
n→∞ n→∞ n→∞ n→∞ n→∞

(−1)n−1 an es convergente. A continuación resumimos
P
por lo tanto, la serie
n=1
esta información:
184 6.6. Convergencia absoluta


(−1)n−1 an es conver-
P
Proposición 6.8 (Criterio de Leibnitz). La serie
n=1
gente si la sucesión {an } es positiva, decreciente y converge a cero.

Ejercicio
Comprueba que las siguientes series satisfacen las hipótesis del criterio de
Leibnitz:

P (−1)n−1
1. n2
,
n=1


P (−1)n−1
2. log(n+1)
,
n=1


P (−1)n−1
3. (n+1) log(n+1)
,
n=1


P (−1)n−1
4. log log(n+1)
.
n=1

6.6. Convergencia absoluta


Los criterios de convergencia que hemos establecido hasta ahora corres-
ponden a series con términos positivos o series alternantes. Sin embargo no
tenemos criterios de convergencia o divergencia para series del tipo de
∞ ∞ ∞ ∞ √ ∞
X sen n X cos n X (−1)n−1 X (−1)n−1 n X (−1)n−1 3n
, , , .
n=1
n n=1
n2 n=1
2n + n3 n=1 n+1 n=1
2n + 1

Recuerda que una condición necesaria para que una serie sea convergente
es que la sucesión que la genera tienda a cero, de modo que primero verifica-
remos esta condición para nuestros ejemplos.
Para la primera serie, puesto que −1 ≤ sen n ≤ 1, tenemos que
−1 sen n 1
lı́m ≤ lı́m ≤ lı́m ,
n→∞ n n→∞ n n→∞ n
de modo que
sen n
lı́m = 0.
n→∞ n
Capı́tulo 6. Series 185

De manera análoga se prueba que


cos n
lı́m 2 = 0.
n→∞ n

Pasemos a los siguientes lı́mites:


(−1)n−1
(−1)n−1 3 0
lı́m 3
= lı́m 2n n n3
= = 0;
n→∞ 2n + n n→∞ + 0+1
n3 n3

para el segundo,
√ √
(−1)n−1 n
(−1)n−1 n n 0
lı́m = lı́m n+1 = =0
n→∞ n+1 n→∞
n
1 + 0
y
(−1)n−1 3n (−1)n−1
lı́m = lı́m n .
n→∞ 2n + 1 n→∞ 2n + 1n
3 3
Este último lı́mite no existe, porque si n es impar la sucesión diverge a
+∞, mientras que si n es par la sucesión diverge a −∞. Despues de ha-
ber calculado los lı́mites, podemos afirmar que la última serie es divergente.
Ahora analicemos qué sucede con las otras cuatro series.
Necesitamos otro tipo de criterio para determinar si convergen o divergen.
¿Con qué herramienta contamos para contestar la pregunta? Tenemos bási-
camente dos herramientas: los criterios para la convergencia de series con
términos positivos o el criterio de convergencia de Leibnitz para las series
alternantes. ∞ ∞
P P
Una primera pregunta es ¿qué pasa con la serie an si la serie |an | es
n=1 n=1
convergente? Al calcular la serie de los valores absolutos en nuestros cuatro
ejemplos, tenemos que
∞ ∞
X sen n
X |sen n|
= ,
n n

n=1 n=1
∞ ∞ ∞
X cos n
X |cos n| X 1
2 = 2
≤ 2
,
n=1
n n=1
n n=1
n
∞ n−1
∞ ∞
X (−1) X 1 X 1

2n + n3
=
3
≤ 3
,
n=1 n=1
2n + n n=1
n
∞ √ ∞ √
X (−1)n−1 n X n
n+1 = .

n=1 n=1
n+1
186 6.6. Convergencia absoluta

En el primer caso, no es claro a primera vista si la serie del lado derecho


es convergente o divergente. La segunda y tercera series son convergentes P 1y
la última es divergente, lo que puede verse al compararla con la serie √
n
y usar el criterio de comparación por cociente de dos series con términos
positivos: √
n
n+1 n
lı́m 1 = lı́m = 1.
n→∞ √ n→∞ n + 1
n
P |sen n|
Regresemos a nuestro primer ejemplo. Como la serie n
es muy
parecida a la serie armónica, conjeturamos que es divergente. Para probar
esto usaremos la desigualdad

|sen(x − 1)| + |sen x| ≥ sen 1;

para justificarla, basta observar que

sen 1 = | sen 1| = | sen(1 − x + x)|


= | sen(1 − x) cos x + cos(1 − x) sen x|
≤ | sen(1 − x)| | cos x| + | cos(1 − x)| | sen x|
≤ | sen(x − 1)| + | sen x|,

donde hemos usado el hecho de que sen(−y) = − sen y y que | cos y| ≤ 1.


Regresando al análisis de la serie, tenemos que
 
|sen 1| |sen 2| |sen(2n − 1)| |sen 2n|
lı́m + + ··· + +
n→∞ 1 2 2n − 1 2n
   
|sen 1| |sen 2| |sen(2n − 1)| |sen 2n|
= lı́m + + ··· + +
n→∞ 1 2 2n − 1 2n
   
|sen 1| + |sen 2| |sen(2n − 1)| + |sen 2n|
≥ lı́m + ··· +
n→∞ 2 2n
 
|sen 1| |sen 1| |sen 1|
≥ lı́m + + ··· + ,
n→∞ 2 4 2n

de modo que
∞ ∞
X |sen n| |sen 1| X 1

n=1
n 2 n=1 n
efectivamente es divergente.
Capı́tulo 6. Series 187

En resumen, estamos comparando una serie con otra serie cuyos términos
son los valores absolutos de la serie original. Hay casos en que la serie definida
por los valores absolutos converge y la serie original es convergente, como
P (−1)n−1
n2
. Por otro lado, hay series convergentes cuya serie correspondiente
P (−1)n−1
con los valores absolutos es divergente, como n
.
P∞
Diremos que una serie an es absolutamente convergente si la serie
n=1

P
|an | es convergente.
n=1
A continuación veremos la relación entre la convergencia de una serie y
su convergencia absoluta:
Proposición 6.9. Si una serie es absolutamente convergente, entonces es
convergente.
Esta afirmación es una consecuencia del siguiente hecho:

Ejercicio
Si a+ = máx(a, 0) y a− = máx(−a, 0) entonces a+ y a− son positivos y
1. |a| = a+ + a− ;
2. a = a+ − a− ;
3. a+ ≤ |a|, a− ≤ |a|.
Demostración de la proposición. Del hecho anterior tenemos:
N
X N
X N
X N
X
a+
n ≤ |an | y a−
n ≤ |an | .
n=1 n=1 n=1 n=1

∞ ∞ ∞
a+ a−
P P P
Como |an | es convergente, tenemos que las series n y n son
n=1 n=1 n=1
convergentes y además

X ∞
X ∞
X ∞
X

an = (a+
n − a n ) = a +
n − a−
n,
n=1 n=1 n=1 n=1


P
de modo que la serie an es convergente.
n=1
188 6.6. Convergencia absoluta

En cuanto a nuestros ejemplos, tenemos que las series


∞ ∞
X cos n X (−1)n−1
y
n=1
n2 n=1
2n + n3

son absolutamente convergentes y por tanto convergentes; por otro lado, las
series
∞ ∞ √
X sen n X (−1)n−1 n
y
n=1
n n=1
n+1

no son absolutamente convergentes.

Definición 6.10. Si una serie converge y la serie formada con los valores
absolutos de los términos de la primera es divergente, decimos que la serie es
condicionalmente convergente.

Podemos extender nuestros criterios para las series con términos positivos
y negativos, lo que agrupamos en la siguiente proposición.

Proposición 6.11 (Criterios de convergencia para series absolutamente con-



P
vergentes). Consideremos una serie an .
n=1

1. Criterio de la razón de D’Alembert. Sea r = lı́m |a|an+1n|


|
, entonces
n→∞

P
la serie an es absolutamente convergente si r < 1 y diverge si r > 1.
n=1

p
2. Criterio de la raı́z (Cauchy). Sea r = lı́m n |an |. Si r < 1 la serie
n→∞

P
an converge absolutamfente, mientras que si r > 1 la serie diverge.
n=1

Agregaremos a estos criterios el siguiente:

Proposición 6.12 (Criterio de Dirichlet). Supongamos que la sucesión An =


Pn
ak está acotada y bn es una sucesión decreciente que converge a cero.
k=1

P
Entonces la serie an bn es convergente.
n=1
Capı́tulo 6. Series 189

El criterio de Dirichlet es una generalización del criterio de Leibnitz que


n
(−1)k−1 . Esta sucesión
P
aparece en la página 184; en ese caso, An =
k=1
está acotada y si bn es una sucesión decreciente a cero, entonces la serie

(−1)n−1 bn es convergente.
P
n=1

Demostración del criterio de Dirichlet. Observa que se cumple la siguiente


igualdad (ejercicio):
n
X n
X
ak bk = An bn+1 + Ak (bk − bk+1 ),
k=1 k=1
n
P
donde An = ak y definimos A0 = 0.
k=1
Sea Sn = a1 b1 + · · · + an bn y analicemos la diferencia Sn − Sm . Si n > m
entonces Sn − Sm = am+1 bm+1 + · · · + an bn y usando la igualdad anterior se
tiene n
X
Sn − Sm = An bn+1 − Am bm+1 + Ak (bk − bk+1 )
k=m+1

Como 0 ≤ bn+1 ≤ bn y |An | ≤ M , entonces


n
X
|Sn − Sm | ≤ M bn+1 + M bm+1 + M (bk − bk+1 )
k=1
= M (bn+1 + bm+1 + bm+1 − bn+1 ) = 2M bm+1 .
Como la sucesión {bn } converge a cero, entonces dada ε > 0 existe N tal
ε
que bm < 2M para m > N ; por lo tanto, si n, m > N entonces |Sn − Sm | < ε;
es decir, la sucesión de sumas parciales es una sucesión de Cauchy y por la

P
Proposición 4.7 tenemos que la serie an bn es convergente, como querı́amos
n=1
demostrar.

Ejemplo

P |sen n|
Ya demostramos que la serie n
es divergente, por lo que la serie
n=1

sen n
P
n
no es absolutamente convergente. Sin embargo, esta última serie es
n=1
convergente, lo que probaremos ahora usando el criterio de Dirichlet.
190 6.6. Convergencia absoluta

n
1
P
Hagamos An = sen n y bn = n
. Para ver que An es una sucesión
k=1
acotada, multiplicamos y dividimos por 2 sen 1, usando además la identidad

2 sen α sen β = cos(α − β) − cos(α + β)

para obtener

An = sen 1 + sen 2 + sen 3 + sen 4 + · · · + sen(n − 1) + sen n


1
= (2 sen 1 sen 1 + 2 sen 1 sen 2 + 2 sen 1 sen 3 + 2 sen 1 sen 4
2 sen 1
+ · · · + 2 sen 1 sen(n − 1) + 2 sen 1 sen n)
1
= (cos 0 − cos 2 + cos 1 − cos 3 + cos 2 − cos 4 + cos 3 − cos 5
2 sen 1
+ · · · + cos(n − 2) − cos n + cos(n − 1) − cos(n + 1))
1
= (1 + cos 1 − cos(n + 1) − cos n)
2 sen 1
por lo tanto
2
|An | ≤ .
sen 1
Como la sucesión n1 es decreciente y convergente a cero, se satisfacen las
hipótesis del criterio de Dirichlet y por tanto la serie es condicionalmente
convergente.

Ejercicio

sen n
P
¿Para qué valores de α la serie nα
converge absolutamente y para
n=1
qué valores es condicionalmente convergente?

Ejemplo
Veamos qué ocurre con la serie
∞ √
X (−1)n−1 n
.
n=1
n+1
∞ √
P n
Esta serie no es absolutamente convergente; de hecho, la serie n+1
no
n=1
es convergente porque es mayor que la serie armónica. Para probar que la
Capı́tulo 6. Series 191


n
serie es convergente es suficiente ver que la sucesión n+1
es decreciente y que
converge a cero:
√ √
n n+1

n+1 n+2 √

n(n + 2) − (n + 1) n + 1
=
(n + 1)(n + 2)
√ √ √ √
( n(n + 2) − (n + 1) n + 1)( n(n + 2) + (n + 1) n + 1)
= √ √
(n + 1)(n + 2)( n(n + 2) + (n + 1) n + 1)
n(n + 2)2 − (n + 1)3
= √ √
(n + 1)(n + 2)( n(n + 2) + (n + 1) n + 1)
n2 + n − 1
= √ √ > 0;
(n + 1)(n + 2)( n(n + 2) + (n + 1) n + 1)

entonces la sucesión es decreciente y cumple las hipótesis del criterio de Leib-


nitz; por lo tanto, la serie es convergente.

Ejercicios
Utiliza los criterios de convergencia para analizar cada una de las siguien-
tes series:

P 1 ∞
P 1 ∞
P 1
3/2
n=1 n n=1 n(n + 1) n=1 n log n
P∞ 1 P∞ cos n P∞ log n

2
n=1 n log n log log n n=1 n n=1 n
P∞ (−1) 5 n n P∞ (−1)n 1010n P∞ nn

n=1 k! n=1 n! n=1 n!



∞ (−1)n−1 n ∞ n2
P n P P
2 n2 + 1 n
n=1 n + 1 n=1 n=1 2
P∞ 2n P∞ (n + 1)(n + 2) P∞ (n + 3)!

3 2 n
n=1 n + n + 1 n=1 n! n=1 n!(3n)!3

P∞ nk ∞
P 1 P∞ (−1)[ n]

n
, 1 , 1
n=1 a n=1 n1+ n n=1 n1+ n
192 6.7. Series telescópicas

6.7. Series telescópicas



P
Una serie an es telescópica si se puede escribir como la serie
n=1

X
(bn − bn+1 )
n=1

generada por la sucesión


b1 − b2 , (b1 − b2 ) + (b2 − b3 ), (b1 − b2 ) + (b2 − b3 ) + (b3 − b4 ), . . .
y el n-ésimo término es
(b1 − b2 ) + (b2 − b3 ) + (b3 − b4 ) + · · · + (bn−2 − bn−1 ) + (bn−1 − bn ).
Si efectuamos las operaciones se observa que se van cancelando los térmi-
nos intermedios y sobran el primero y el último sumando, ası́ que la sucesión
se puede escribir como
b1 − b2 , b1 − b3 , b1 − b4 , . . . , b1 − bn , . . .
Podemos afirmar que si
lı́m bn = b
n→∞
entonces la serie telescópica converge a b1 − b.
Un ejemplo de serie telescópica es
1 1 1 1 1
+ + + + ··· + + ··· ,
1·2 2·3 3·4 4·5 n · (n + 1)
ya que
1 1 1
= − ;
n · (n + 1) n n+1
entonces
1 1 1 1
+ + + ··· + + ···
1·2 2·3 3·4 n · (n + 1)
       
1 1 1 1 1 1 1
= 1− + − + − + ··· + − + ···
2 2 3 3 4 n n+1
 
1
= lı́m 1 − = 1.
n→∞ n+1
Capı́tulo 6. Series 193

Ejercicios
1. Verifica que la serie
1 1 1 1 1
+ + + +···+ +···
1·2·3 2·3·4 3·4·5 4·5·6 n · (n + 1) · (n + 2)

es telescópica, comprobando la siguiente igualdad:


 
1 1 1 1
= − ;
k · (k + 1) · (k + 2) 2 k · (k + 1) (k + 1) · (k + 2)

además, usa esta igualdad para demostrar que la serie converge a 41 .

2. Comprueba que las siguientes series son telescópicas y calcula sus lı́mi-
tes.

P 1
a) .
n=1 (a + n + 1) (a + n)
P∞ 1
b) .
n=1 (a + n + 2) (a + n + 1) (a + n)
1 1
c) + ··· + + ···
1·2·3·4 n · (n + 1) · (n + 2) · (n + 3)
1 1
d) + ··· + + ···
1·2·3·4·5 n · (n + 1) · (n + 2) · (n + 3) · (n + 4)
P∞ 1
e) 2
.
n=1 4n − 1
P∞ 1
f) √ √ .
n=1 n+ n+1
Bibliografı́a

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zine, Vol. 68, No. 4 (Oct. 1995), páginas 289-293.

[2] V. Berinde. Exploring, Investigating and Discovering in Mathematics.


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[3] R. Courant. Differential & Integral Calculus, Vol. I. Wiley, 1988.

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Limusa, 1999.

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temático. Alianza Editorial, 1994.

[12] G. Polya. Cómo plantear y resolver problemas. Trillas, 1984.

195
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[15] I. Sominskii. El método de la inducción matemática. Limusa, 1976.


Índice alfabético

Antecesor, 68, 70 Distancia, 62


Divergencia a ±∞, 108
Conjetura, 5
Constante de Euler-Mascheroni, 179, Fórmula del binomio de Newton, 28
182 Factorial, 23
Convergencia Fracción infinita, 134
absoluta, 187
condicional, 188 Lı́mite de una sucesión, 87
de la serie geométrica, 155 Mayor o igual que, 42
de series, 156 Mayor que, 42
de sucesiones, 87 Media
Criterio de convergencia aritmética, 46
de Dirichlet, 188 armónica, 47
de la raı́z geométrica, 46
de Cauchy, 174, 188 Menor o igual que, 42
de la razón Menor que, 42
de D’Alembert, 162, 188
de las potencias de 2 Número
de Cauchy, 167 irracional, 124
de Leibnitz, 184 negativo, 42
por comparación, 170 positivo, 42
racional, 124
Desigualdad real, 42
de Cauchy, 52
del triángulo, 63 Operaciones cerradas, 42
entre las medias Orden de los números reales, 42
aritmética y armónica, 48
aritmética y geométrica, 45 Principio de inducción, 14
aritmética, geométrica Regla de correspondencia, 67
y armónica, 50, 51
armónica y geométrica, 48 Serie

197
198 Índice alfabético

absolutamente
convergente, 187
alternante, 183
convergente, 156
geométrica, 150
telescópica, 192
Subsucesión, 75
Sucesión
acotada, 85
alternante, 72
constante, 71
creciente, 111
decreciente, 111
definición, 69
monótona, 111
no creciente, 111
no decreciente, 111
numérica, 71
recurrente, 127
Sucesión
de Cauchy, 106
Sucesor, 68, 70

Tendencia de una sucesión, 82


Términos de una sucesión, 71
Triángulo
de Pascal, 25
de Sierpinski, 122

Valor absoluto, 56

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