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(40008) y (40015)
RESUMEN DE TEORÍA
Y ENUNCIADOS DE LOS EJERCICIOS
40015
2 A . E DICIÓN DEL T EMARIO A MPLIADO
VALLADOLID , F EBRERO DE 2013
LATV
1. Espacios euclídeos 1
1.1. Topología de Rn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2. Límites . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.2.1. Límites iterados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3. Continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3.1. Aplicaciones lineales y bilineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.4. Compacidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.4.1. Comentarios sobre espacios normados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.5. Conexión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2. Cálculo diferencial 23
2.1. Derivabilidad y diferenciabilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.2. Derivadas de orden superior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.3. Fórmula de Taylor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2.4. Extremos relativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
2.4.1. Formas cuadráticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
3. Aplicaciones diferenciables 41
3.1. Aplicaciones contractivas. Teorema del punto fijo . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
3.2. Funciones inversas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
3.2.1. Notas sobre la demostración del teorema de las funciones inversas . . . . 43
3.2.2. Cambios de variables. Aplicación a las ecuaciones diferenciales . . . . . . 44
3.3. Funciones implícitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
3.4. Teoremas de rango . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
5. Fundamentos de la integral 71
5.1. Intervalos en Rd . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
5.1.1. Conjuntos elementales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
5.2. Conjuntos de medida nula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
5.2.1. La locución “casi siempre” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
5.3. Funciones escalonadas y su integral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
5.4. Medida exterior y medida de Lebesgue (lectura opcional) . . . . . . . . . . . . . . 78
5.5. La integral múltiple de Riemann (lectura opcional) . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
5.5.1. Integral de Riemann impropia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
I
6. Integral de Lebesgue 89
6.1. Definiciones y primeras propiedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
6.2. Sucesiones de funciones integrables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
6.2.1. Comentarios sobre la generalización del teorema de Levi . . . . . . . . . . 93
6.3. Integración en intervalos de la recta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
II
12. Integrales de línea 181
12.1. Integración de campos escalares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
12.2. Integración de campos vectoriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
12.3. Fórmula de Riemann-Green . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
12.3.1. Notas sobre la demostración del teorema de Riemann-Green . . . . . . . 191
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Bibliografía 227
III
Prólogo a Análisis Matemático
Este manual no tiene otra pretensión que la de proporcionar un guión, ajustado al temario
de la asignatura, que ayude tanto al desarrollo cotidiano de las lecciones magistrales, como
al estudio particular del alumno.
Con esto en mente, la estructura es sencilla: en cada uno de los temas en que se divide
la materia se relatan los conceptos, propiedades y teoremas correspondientes, de forma con-
cisa, pero sin renunciar a la presentación de ejemplos, observaciones aclaratorias, e incluso
referencias a temas avanzados, continuación natural de los que conforman el currículo de
la asignatura. Finalmente se proporciona una nutrida colección de enunciados de ejercicios,
de dificultad variada, desde simples aplicaciones de fórmulas hasta problemas que requieren
un planteamiento más concienzudo o una aportación intelectual que implique una visión
general de la materia expuesta en la parte teórica.
Los ejercicios se han elegido de manera que, salvo los prerrequisitos obvios del Cálculo en
una variable y el Álgebra Lineal, no precisen de otra materia que la contemplada en la asig-
natura, e intentando que abarquen todas las facetas que ésta presenta. No obstante, al igual
que en la parte teórica, son inevitables algunas referencias a disciplinas afines (Topología,
Ecuaciones Diferenciales, etc.). Algunos ejercicios o problemas serán tratados en las clases
prácticas, que girarán en torno a ellos.
En general, para el uso de estas notas de la manera más provechosa, recomendamos que
el alumno se anticipe a la presentación de la teoría en las lecciones magistrales, dedicando
unos pocos minutos a la lectura somera de la materia que corresponda de forma inminente;
esto servirá, al menos, para adquirir un primer contacto con la terminología y notación, y
en muchos casos, en los que se generalizan nociones ya presentadas en un primer curso de
Cálculo Infinitesimal, preparará al lector para una mejor comprensión de las explicaciones
del profesor.
Es necesario en este punto hacer énfasis en que el documento que presentamos dista
mucho de ser un libro de texto, y que la correcta asimilación de los conceptos teóricos y
la adquisición de la destreza en los métodos de Cálculo requiere del trabajo personal del
alumno: primero, mediante la documentación entre la bibliografía citada, afianzando o pu-
liendo aquellos aspectos teóricos que pudieran no haber quedado claros, y después, pero
no menos importante, mediante la resolución de ejercicios y problemas. Los momentáneos
intentos infructuosos no son necesariamente indicios de fracaso global, al contrario, sir-
ven para enfocar de una forma más eficiente futuros problemas similares. Un ejemplo muy
significativo: nadie puede aprender a montar en bicicleta viendo en televisión las grandes
competiciones, solamente cuando se ha experimentado lo suficiente (seguramente sufrien-
do varias caídas) se puede alcanzar la destreza; lo mismo que en el desarrollo de cualquier
actividad física o intelectual.
En relación con lo expuesto arriba, se incluye una abundante lista de referencias biblio-
gráficas, incluyendo tanto de libros de texto como manuales prácticos. Además, aunque no
sea imprescindible, se citan algunas obras de carácter divulgativo o histórico, así como las
direcciones URL de algunas páginas Web interesantes. Destacaremos luego una pequeña co-
lección de textos que pensamos son los más adecuados al currículo de la asignatura. Entre
estas obras, algunas que se pueden considerar ya clásicas y otras de factura más moderna,
se encuentra información más que suficiente para abordar con éxito el estudio de esta asig-
natura, y únicamente el autor de estas notas aporta sus gustos o preferencias personales en
cuanto a la organización secuencial del temario y el nivel de profundización.
A tenor de lo dicho cabe preguntarse ¿qué sentido tiene elaborar este material didáctico
si ya está todo escrito? En primer lugar, no hay un texto que se ajuste exactamente al con-
tenido de la asignatura, de manera que tener un guión establecido ayudará al alumno en
V
la programación de su estudio y en la tarea de documentación. También, el tener a mano
los enunciados fundamentales, permitirá al alumno acudir a las lecciones con una actitud
alejada de la del mero amanuense que transcribe la verborrea del profesor, y a éste a lo que, a
mi modo de entender, debe ser su primordial función: transmitir el entusiasmo por lo que se
enseña, fomentar la capacidad de que el alumno adquiera herramientas y hábitos de trabajo
y aprendizaje individual, y sembrar el espíritu crítico que debe acompañar a toda actividad
intelectual; a esta convicción he llegado con los años, independientemente de las sucesivas
reformas de la enseñanza universitaria, o la vana grandilocuencia con que en nuestro país
se han interpretado los acuerdos de Bolonia.
Además, he de confesar, la obligación que me impongo de elaborar por adelantado este
material me sirve de ayuda en mi labor docente en la primera andadura de la asignatura,
entre otras cosas, para decidir de una manera más eficiente (y por tanto beneficiosa para
sus destinatarios, supongo) qué incluir, cómo y en qué orden, optimizando el tiempo que se
dedicará a cada tema y sin tener que sacrificar nada importante.
Volviendo a las referencias bibliográficas, de forma más explícita:
⊲ El texto de Apostol [2] es una excelente referencia general para la asignatura, a excepción
de una pequeña parte: lo que atañe a la construcción de la integral de Lebesgue, que
presenta mediante el método de las funciones superiores, un ligera variante del método
que se expone en estas notas.
⊲ El libro de Marsden y Hoffman [34] es otra buena referencia para la primera mitad de la
asignatura y responde casi fielmente a la exposición que hacemos del tema 3 (funciones
inversas e implícitas).
⊲ La colección de Fernández Viña, [14], [15] y [16], es otra excelente referencia general. En
particular, en [16] se desarrolla la construcción de la integral de Lebesgue mediante el
método de sucesiones fundamentales, que será el que seguiremos.
⊲ Los textos de Bombal, Rodríguez y Vera, [5], [6] y [7], cubren casi por completo todos los
aspectos prácticos de la asignatura.
⊲ También los suplementos de “Ejercicios y complementos” de Fernández Viña y Sánchez
Mañes, [17], [18] y [19], que acompañan los textos teóricos de Fernández Viña, son una
buena referencia general en lo tocante a la práctica.
⊲ El texto de Galindo, Sanz y Tristán [23], aunque concebido de forma generalista hacia las
enseñanzas técnicas, por lo que adolece de escasez de problemas de índole más teóri-
ca, contiene una abundante colección de ejercicios de cálculo. Las sucesiones y series
funcionales están contempladas en el tomo dedicado a funciones de una variable [22].
La edición de este documento pretende ser lo más cuidada posible, utilizando el compila-
dor de LATEX 2e, con formato “libro” (documentclass[book]), y preparado para imprimir a doble
cara (de ahí la posible aparición de páginas en blanco). En particular, para facilitar su uso
se incluyen: la tabla de contenidos, las referencias bibliográficas, el índice de notación y el
índice alfabético. En éste último se recogen también los nombres de los personajes que han
contribuido de alguna forma al desarrollo del Análisis Matemático, y que se citan en el texto,
bien sea indirectamente, o por haber prestado su nombre a algún teorema.
No puedo dejar de mencionar (es de bien nacidos ser agradecidos) que el contenido de estas
notas y su posible valía no son sólo fruto de mi trabajo personal; las enseñanzas primero,
y los consejos y colaboración luego, por parte de mis maestros y compañeros del Área de
Análisis Matemático de la Universidad de Valladolid son mucho más trascendentes que el
simple trabajo de teclear. Si algún defecto se encuentra se deberá sin duda a mis limitaciones
o despistes.
Finalmente quiero señalar que, aunque este material está dirigido a mis alumnos, cual-
quier persona que desee usarlo para fines no comerciales tiene mi expreso permiso de re-
producción. En este sentido son bienvenidas toda crítica o sugerencia, tanto en el aspecto
literario como en el matemático, que ayuden a mejorar este modesto fruto de mi esfuerzo
(contactar en e-mail: ltristan@am.uva.es).
VI
Prólogo a
Ampliación de Análisis Matemático
Además, he añadido un apéndice resumiendo los aspectos básicos de las cónicas y las
cuádricas afines. No sólo resultará útil a la hora de trabajar con los teoremas del Análisis
Vectorial (circulaciones o flujos de campos, etc.), también aportará una buena herramienta
en el manejo y estudio de los conjuntos que aparecen con frecuencia en el Cálculo Diferencial
y en el Cálculo Integral.
Es evidente que la destreza a la hora de tratar los aspectos geométricos allana muchas
dificultades en trabajos como la búsqueda de las secciones de conjuntos en la integración
iterada, la detección de cambios de variables ad hoc para problemas concretos, etc. De ahí la
cita, obviamente sin ánimo prohibitivo, a la frase que la tradición (o la leyenda) cuenta que
rezaba inscrita en la entrada a la Academia de Platón, en el siglo IV a. de C.
VII
Tema 1
Espacios euclídeos
1.1. Topología de Rn
1.1 Definición. Para cada número natural n, sea Rn el conjunto de todas las n-uplas orde-
nadas de números reales x = (x1 , x2 , . . . , xn ). A xk se le denomina coordenada k -ésima de x.
Se definen la suma de elementos de Rn y el producto de un escalar por un elemento de Rn
como sigue:
Para x = (x1 , x2 , . . . , xn ), y = (y1 , y2 , . . . , yn ) ∈ Rn se define su suma x + y por
x + y = (x1 + y1 , x2 + y2 , . . . , xn + yn ).
Para x = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn y α ∈ R, se define su producto α x por
α x = (α x1 , α x2 , . . . , α xn ).
1.3 Observaciones.
I) Usamos, por comodidad, la notación de vectores fila. En Álgebra Lineal, atendiendo a
la representación matricial de aplicaciones y ecuaciones lineales, es usual considerar
vectores columna. Cuando se requiera denotaremos por xt al vector traspuesto de x:
x1
xt = (x1 , x2 , . . . , xn ) = ... .
t
xn
II ) Es habitual confundir la estructura vectorial así obtenida con la estructura geométrica
que se obtiene al considerar un espacio afín con espacio vectorial asociado Rn y, abu-
sando de la notación y la nomenclatura, referirse a “puntos” de Rn en lugar de vectores,
y a x1 , x2 , . . . , xn como las coordenadas (cartesianas, en honor a R. Descartes) del punto
x = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn . Este será el criterio que seguiremos en adelante.
1
2 Tema 1. Espacios euclídeos
El espacio vectorial Rn dotado del producto interno arriba definido se conoce como el
espacio euclídeo n-dimensional.
1.9 Observación. Cualquier aplicación definida sobre un espacio vectorial V con valores
en R que verifique las propiedades I) a IV) de la proposición 1.6 se denomina norma sobre V .
Otras normas notables en Rn se definen para x = (x1 , x2 , . . . , xn ) por
n
X
kxk1 = |xi | o kxk∞ = sup {|xi | : i = 1, 2, . . . , n}.
i=1
1.10 Definición. Sean x ∈ Rn y r > 0. Se definen la bola abierta de centro x y radio r como
el conjunto
B(x, r) = {y ∈ Rn : d(x, y) = kx − yk < r} ;
la bola cerrada de centro x y radio r como el conjunto
B (x, r) = {y ∈ Rn : d(x, y) = kx − yk ≤ r} ;
la esfera de centro x y radio r como el conjunto
S(x, r) = B (x, r) \ B(x, r) = {y ∈ Rn : d(x, y) = kx − yk = r} ,
donde “\” denota la diferencia conjuntista.
1.13 Proposición.
I) Si Ø 6= B ⊂ A ⊂ Rn entonces δ(B) ≤ δ(A) .
II ) Toda bola en Rn es acotada, de hecho,
δ(B(x, r)) = δ(B (x, r)) = 2 r .
III ) Un conjunto A ⊂ Rn es acotado si, y sólo si, está contenido en alguna bola.
IV ) Un conjunto A ⊂ Rn es acotado si, y sólo si, está contenido en una bola centrada en 0,
o lo que es lo mismo, si existe una constante M > 0 tal que
kxk ≤ M para todo x ∈ A.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
4 Tema 1. Espacios euclídeos
1.18 Ejemplos.
I) Toda bola abierta es un conjunto abierto.
II ) Las bolas cerradas no son conjuntos abiertos.
III) Los intervalos abiertos de Rn , esto es, los productos cartesianos de la forma
(a1 , b1 ) × (a2 , b2 ) × . . . × (an , bn ) ,
son conjuntos abiertos.
1.20 Observaciones.
I) El lector que posea nociones de Topología puede reconocer en la proposición anterior
la afirmación siguiente: si denotamos por τ a la familia de todos los conjuntos abiertos
de Rn , el par (Rn , τ ) es un espacio topológico.
II ) La intersección de una familia arbitraria de abiertos puede no ser un conjunto abierto,
como queda patente con el siguiente ejemplo: si Gn = B(0, 1/n), n ∈ N, se tiene que
∞
∩ Gn = {0}.
n=1
1.22 Ejemplos.
I) Toda bola cerrada es un conjunto cerrado. Es más B (x, r) = B(x, r) .
II ) Las bolas abiertas no son conjuntos cerrados.
III) Los intervalos cerrados de Rn , de la forma [a1 , b1 ] × [a2 , b2 ] × . . . × [an , bn ], son conjuntos
cerrados.
1.24 Corolario. Un subconjunto E de Rn es abierto (resp. cerrado) si, y sólo si, su comple-
mentario Rn \ E es cerrado (resp. abierto).
1.25 Observaciones.
I) En la Topología General suele utilizarse la propiedad anterior para definir la familia de
cerrados, y luego caracterizar equivalentemente estos conjuntos en términos de la ad-
herencia. En este contexto (en general, en los espacios métricos) el adjetivo adherente
cobra un significado más intuitivo gracias a la noción de distancia: x ∈ A si, y sólo si,
d(x, A) = 0.
II ) Pueden existir conjuntos que no sean ni abiertos ni cerrados (basta pensar en el intervalo
[0, 1) de R con la métrica usual). Aunque la terminología usada pretende ser lo más
descriptiva posible, no nos debemos dejar influir por el significado etimológico de las
palabras.
V) ∩ Ai ⊆ ∩ Ai .
i∈I i∈I
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
6 Tema 1. Espacios euclídeos
1.2. Límites
1.34 Observación. Es sencillo comprobar a partir de la definición que una sucesión {xk }∞
k=1
converge hacia x si, y sólo si, lim kxk − xk = 0.
k→∞
II ) lim αk xk = αx.
k→∞
Como sucede para sucesiones de números reales, el carácter convergente de una sucesión
en Rn puede ser determinado sin conocer previamente el valor de su límite.
1.41 Definición. Se dice que una sucesión {xk }∞ n
k=1 de elementos de R es de Cauchy si para
cada número real ε > 0 existe un número natural k0 tal que
kxk − xj k < ε,
para cada par de números naturales j, k ≥ k0 .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
8 Tema 1. Espacios euclídeos
1.50 Observación. Este último resultado permite simplificar el estudio de límites y los con-
ceptos que de éste se derivan, considerando únicamente funciones reales, es decir, aplicacio-
nes de la forma f : E → R, donde E es un subconjunto de Rn .
Entonces:
I) lim (f + g)(x) = α + β .
x→a
I) Si ℓ > 0, dados números reales α y β con 0 < α < ℓ < β , existe un número real δ > 0 tal
que para cada x ∈ A ∩ B(a, δ) con x 6= a, se verifica que α < f (x) < β .
II ) Si ℓ < 0, dados números reales α y β con α < ℓ < β < 0, existe un número real δ > 0 tal
que para cada x ∈ A ∩ B(a, δ) con x 6= a, se verifica que α < f (x) < β .
Es decir, f toma valores con el mismo signo que el del límite en los puntos de un entorno
adecuado de a distintos de él.
1.57 Observaciones.
I) La existencia del límite de una función en un punto no garantiza que existan los límites
iterados, como pone de manifiesto el ejercicio 1.18.IV.
II ) Puede ocurrir que alguno de los límites iterados sea infinito, en este caso no es difícil
probar que el límite de la función no existe.
1.3. Continuidad
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
10 Tema 1. Espacios euclídeos
1.67 Ejemplos.
I) La norma euclídea es una función continua en Rn .
II ) La proyección i-ésima πi : Rn → R, definida por
πi (x1 , x2 , . . . , xn ) = xi ,
n
es una función continua en R .
III) En general, cualquier aplicación lineal L: Rn → Rm es continua (sobre este punto se
volverá más adelante).
IV ) El conjunto {(x, y) ∈ R2 : x sen(y) > 0} es abierto en R2 , pues es la imagen inversa del
intervalo (0, ∞), abierto de R, por la función f : R2 → R dada por f (x, y) = x sen(y), que
es continua.
V) El conjunto {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 − z 2 = 0} es cerrado en R3 .
1.72 Observaciones.
I) Las proyecciones πj , j = 1, 2, . . . , n, son aplicaciones lineales en Rn .
II ) Fijadas las bases estándar en Rn y Rm , respectivamente, cualquier aplicación lineal
L: Rn → Rm se representa respecto a dichas bases, de forma única, mediante una matriz
A ∈ Mm,n (R), donde Mm,n (R) representa el espacio de las matrices de números reales
formadas por m filas y n columnas. Concretamente, si y = L(x), entonces
y1 a11 a12 · · · a1n x1
y2 a a22 · · · a2n x2
. = y t = A xt = .21 .. .. .. . .
.. .. . . . ..
ym am1 am2 · · · amn xn
1.73 Teorema. Sea L: Rn → Rm una aplicación lineal. Existe una constante M ≥ 0 tal que
kL(x)k ≤ M kxk para todo x ∈ Rn .
En particular, L es uniformemente continua en todo Rn .
1.75 Observaciones.
I) El producto interno en Rn , B(x, y) = hx, yi, es una aplicación bilineal simétrica.
II ) Fijada la base estándar de Rn , toda aplicación bilineal B: Rn × Rn → R se representa de
forma única mediante una matriz A ∈ Mn,n (R), concretamente
B(x, y) = x A y t .
1.77 Observación. Una forma cuadrática en Rn , que es una función definida por un polino-
mio homogéneo de grado 2, es decir, de la forma
X
Q(x1 , x2 , . . . , xn ) = cij xi xj , cij ∈ R ,
1≤i≤j≤n
se puede interpretar como la actuación de una aplicación bilineal simétrica B sobre el punto
(x, x) ∈ Rn × Rn : Q(x) = B(x, x) = x A xt . Los coeficientes de la matriz A = (aij )1≤i,j≤n
vienen dados por aii = cii y aij = aji = cij/2 si i < j .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
12 Tema 1. Espacios euclídeos
1.4. Compacidad
En ocasiones, una propiedad que se verifica localmente en un conjunto (esto es, en un
entorno de cada punto) no se verifica globalmente: por ejemplo toda función continua en un
subconjunto de Rn es localmente acotada pero, a priori, de esto no se deduce la acotación en
todo su dominio. El problema de “globalizar propiedades” suele quedar solventado cuando se
reduce a una cantidad finita de entornos, lo que conduce de forma natural al concepto que
da título a la sección y que se introduce a continuación.
Si todos los conjuntos Ai , i ∈ I , son abiertos se dice que {Ai }i∈I es un recubrimiento abierto
de E .
Se dice que un subconjunto K de Rn es compacto si satisface la siguiente condición,
denominada de Borel-Lebesgue: “todo recubrimiento abierto de K admite un subrecubri-
miento finito, es decir, para cada recubrimiento abierto {Gi }i∈I de K existe una subfamilia
finita {Gi1 , Gi2 , . . . , Gim } tal que
K ⊂ Gi1 ∪ Gi2 ∪ . . . ∪ Gim ” .
1.79 Ejemplos.
I) Los conjuntos finitos son conjuntos compactos.
II ) Si {xk }∞
k=1 converge hacia x , el conjunto {xk : k ∈ N} ∪ {x} es compacto.
1.84 Teorema (de Weierstrass, versión general). Sean E un conjunto de Rn y f una apli-
cación continua de E en Rm . Si K es un subconjunto compacto de E , entonces f (K) es
compacto.
1.85 Teorema (de Weierstrass para funciones escalares). Sea f una función real definida
y continua en un conjunto compacto K de Rn . Entonces f es acotada y alcanza sus extremos
absolutos, es decir, existen dos puntos x e y de K tales que
f (x) ≤ f (z) ≤ f (y) para todo z ∈ K.
1.90 Observaciones.
I) La propiedad enunciada en 1.89.III, de separación de cerrados por funciones continuas,
se conoce como Lema de Urysohn en el contexto de la Topología General.
II ) En Topología se denomina espacio normal al que verifica la propiedad de separación de
cerrados 1.89.IV. En consecuencia, los espacios euclídeos (y, en general, los espacios
métricos) son normales.
1.91 Definición. Se dice que dos normas ̺1 , ̺2 definidas sobre el mismo espacio vectorial V
son equivalentes si existen constantes N, M > 0 tales que
N ̺1 (x) ≤ ̺2 (x) ≤ M ̺1 (x) para todo x ∈ V.
1.92 Teorema. En Rn (en general, en cualquier espacio vectorial de dimensión finita, real o
complejo) todas las normas son equivalentes.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
14 Tema 1. Espacios euclídeos
1.93 Teorema (de Riesz). Un espacio vectorial normado es de dimensión finita si, y sólo si,
todo bola cerrada es compacta.
1.94 Observaciones.
I) El teorema 1.92 implica en particular que las topologías asociadas a las distintas nor-
mas coinciden, y permite utilizar a todos los efectos, en el estudio de las propiedades
topológicas (abiertos, cerrados, etc.) y métricas (acotación, sucesiones de Cauchy, etc.),
cualquier norma; es decir, en todos los resultados enunciados anteriormente la norma
euclídea puede ser sustituida por otra cualquiera (ver ejercicio 1.8).
II ) De hecho esta propiedad caracteriza los espacios de dimensión finita; es decir, en un es-
pacio normado de dimensión infinita es posible definir una nueva norma no equivalente
a la original.
III) Es inmediato que si toda bola cerrada es compacta también lo es todo cerrado y acotado.
El teorema de Riesz establece que en un espacio normado de dimensión infinita existen
conjuntos cerrados y acotados, pero no compactos.
IV ) El teorema 1.73 no es válido en espacios normados X de dimensión infinita; esto es,
existen aplicaciones lineales Λ: X → R no continuas.
1.5. Conexión
El concepto que tratamos ahora generaliza la noción de intervalo en el sentido de conjunto
“sin componentes aisladas”. Para ilustrar su importancia haremos notar que el hecho de que
una función real de variable real tenga derivada nula en todo punto de un abierto no implica
que la función sea constante, a menos que su dominio de definición sea un intervalo.
En el caso de la recta este concepto tiene una fácil interpretación geométrica a partir de la
relación de orden allí definida, pero si n > 1 la imposibilidad de definir una relación de orden
en Rn que goce de las mismas propiedades hace necesario un tratamiento más minucioso.
En todo caso, en las aplicaciones usuales, es suficiente considerar conjuntos convexos o
estrellados, que definimos más adelante.
1.95 Definición. Se dice que un conjunto A de Rn es no conexo si existen dos conjuntos
abiertos U y V que verifican las siguientes propiedades:
I) A⊂U ∪V.
II ) A ∩ U 6= Ø, A ∩ V =
6 Ø.
III) A ∩ U ∩ V = Ø.
En caso contrario, se dice que A es conexo.
1.96 Proposición. Un conjunto A de Rn es no conexo si, y sólo si, existen dos conjuntos
cerrados E y F que verifican las siguientes propiedades:
I) A ⊂ E ∪ F.
II ) A ∩ E 6= Ø, A ∩ F =
6 Ø.
III) A ∩ E ∩ F = Ø.
1.97 Observación. Las condiciones de la definición 1.95 se pueden reescribir así, prestando
sólo atención al espacio topológico A (ver definición 1.64) poniendo Ω1 = A ∩ U y Ω2 = A ∩ V :
I ’) A = Ω1 ∪ Ω2 .
II ’) Ω1 6= Ø, Ω2 6= Ø.
III ’) Ω1 ∩ Ω2 = Ø.
Siendo Ω1 y Ω2 abiertos en A, también han de ser cerrados en A ya que Ω2 = A \ Ω1 y
Ω1 = A \ Ω2 .
Resumiendo, un conjunto A ⊂ Rn es no conexo si, y sólo si, posee un subconjunto propio,
Ø 6= B ( A, que es abierto y cerrado en A.
Dicho de otra forma, si C ⊂ Rn es conexo, los únicos subconjuntos simultáneamente
abiertos y cerrados en C son Ø y C .
1.98 Ejemplo. Los intervalos (incluyendo en este concepto al conjunto vacío y a los conjuntos
unipuntuales) son los únicos conjuntos conexos de R. En este sentido, es útil convenir que
un intervalo de la recta es un conjunto I ⊂ R que verifica la siguiente propiedad:
“Si x, y ∈ I y x ≤ z ≤ y , entonces también z ∈ I ”,
o dicho de forma más coloquial, si I contiene a dos puntos, también contiene a todos los
puntos intermedios a ellos.
1.101 Proposición. Sea {Ai }i∈I una familia de conjuntos conexos de Rn tales que Ai ∩Aj 6= Ø
para cada par de índices i, j ∈ I . Entonces la unión ∪ Ai es un conjunto conexo.
i∈I
1.102 Corolario. Sea {Ai }i∈I una familia de conjuntos conexos de Rn tal que la intersección
∩ Ai es no vacía. Entonces la unión ∪ Ai es un conjunto conexo.
i∈I i∈I
1.107 Ejemplos.
I) Se dice que un conjunto A ⊂ Rn es convexo si para cada par de puntos x, y de A el
segmento de extremos x e y está totalmente contenido en A , es decir, si se tiene que
t y + (1 − t) x ∈ A para todo t ∈ [0, 1] .
Los conjuntos convexos son arco-conexos. En particular, los siguientes conjuntos son
arco-conexos: Rn , los subespacios afines de Rn (como rectas y planos), las bolas abiertas
y las bolas cerradas (relativas a cualquier norma).
II ) Se dice que un conjunto A ⊂ Rn es estrellado respecto de un punto a ∈ A si para cada
x de A el segmento de extremos a y x está totalmente contenido en A , es decir, si se
tiene que
t x + (1 − t) a ∈ A para todo t ∈ [0, 1] .
Los conjuntos estrellados son arco-conexos. Los conjuntos convexos son estrellados res-
pecto de cada uno de sus puntos, pero no todos los conjuntos estrellados son convexos.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
16 Tema 1. Espacios euclídeos
1.114 Observación. Los dos resultados anteriores tienen una lectura muy sencilla en R:
cada abierto de la recta real es unión disjunta de intervalos abiertos.
Ejercicios
1.7 Sean n un número natural y α un número real estrictamente positivo. Para cada k ∈ N
se considera el conjunto
n Xn
1 2 α 2 o
Ak = (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn : xj − ≤ 2 .
j=1
k k
√
I) Probar que, si n ≤ α, entonces para cada k = 1, 2, . . . se tiene que Ak ⊂ A1 .
∞
II ) Determinar los valores de α para los cuales el conjunto ∪ Ak no es un cerrado de Rn .
k=1
1.8 Determinar las mínimas constantes A, B , C y D para las que se verifican las siguientes
desigualdades para todo x ∈ Rn :
kxk ≤ A kxk1 , kxk1 ≤ B kxk , kxk ≤ C kxk∞ , kxk∞ ≤ D kxk .
1.10 Sea BQ la familia de todas las bolas abiertas de Rn centradas en puntos de coordenadas
racionales y de radio racional.
I) Probar que para todo abierto A de Rn , existe una subfamilia {Bi : i ∈ IA } de elementos
de BQ tal que A = ∪ Bi .
i∈IA
1.11 Sea F un subconjunto cerrado de Rn . Demostrar que existe un conjunto K tal que
Fr(K) = F .
Sugerencia: Considerar un subconjunto numerable y denso en F .
1.14 Sea f una función real definida en una bola B(x0 , r) ⊂ R2 . Probar que f tiene límite ℓ
en el punto x0 = (x0 , y0 ) si, y sólo si, existe un número real R, 0 < R < r , tal que para todo
ρ ∈ (0, R) se tiene que
n o
g(ρ) = sup |f (x0 + ρ cos(θ), y0 + ρ sen(θ)) − ℓ| : θ ∈ [0, 2 π] < ∞ ,
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
18 Tema 1. Espacios euclídeos
1.15 Determinar, si existen, los límites de las siguientes aplicaciones en los puntos que se
indican:
(x − 1) + y
I) f (x, y) = , (x, y) 6= (1, 1), en el punto (1, 1).
(x − 1)2 + (y − 1)2
(1 + x2 + y 2 ) sen(y)
II ) f (x, y) = , y 6= 0, en el punto (0, 0).
y
|y| −|y|/x2
III) f (x, y) = e , x 6= 0, en el punto (0, 0).
x2
√
1 − cos ( x y)
IV ) f (x, y) = , x, y > 0, en el punto (0, 0).
y
√
1 − cos ( x2 + y 2 )
V ) f (x, y) = , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
x2 + y 2
e−|x+y| − 1
VI ) f (x, y) = , x + y 6= 0, en el punto (0, 0).
|x + y|
x2 y 2
VII) f (x, y) = (x2 + y 2 ) , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
xy
VIII) f (x, y) = , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
|x| + |y|
x2 y
IX) f (x, y) = , cos(x + y) , (x, y) 6= (0, 0), en el punto (0, 0).
x2 + y 2
y−1 (x − 1)(y − 1)
X ) f (x, y) = , , en el punto (1, 1).
1 + (x − 1)2 + (y − 1)2 (x − 1)2 + (y − 1)2
xy 1 + xy
e −1
XI) f (x, y) = , log , x, y > 0, en el punto (0, 0).
x x
Si una función de Rn en R tiene el mismo límite en un punto a lo largo de cada recta que
pasa por él, ¿tiene la función límite en dicho punto?
1.18 En cada caso, determinar si existen para la correspondiente función f : R2 \{(0, 0)} → R
los siguientes límites, y calcular su valor cuando proceda:
lim lim f (x, y) , lim lim f (x, y) , lim f (x, y).
x→0 y→0 y→0 x→0 (x,y)→(0,0)
x2 + y 2
I) f (x, y) =
x2 + y 2 + (x − y)2
x2 y 2
II ) f (x, y) =
x2 + y 2 + (x − y)2
sen(xy)
si x 6= 0,
III ) f (x, y) = x
y si x = 0
(x + y) sen(1/x) sen(1/y ) si x 6= 0 e y 6= 0,
IV ) f (x, y) =
0 si x = 0 o y = 0
sen(x) − sen(y) si tg(x) 6= tg(y),
V ) f (x, y) = tg(x) − tg(y)
0 si tg(x) = tg(y)
x2 + y 2
VI ) f (x, y) = ,
x2 + y 4
p
x2 log(1 + y 2 )
VII ) f (x, y) = si x 6= 0,
x
0 si x = 0
1.20 Estudiar para qué valores de p es continua en (0, 0) la función f : R2 → R definida por
x2 y 2
si (x, y) 6= (0, 0),
f (x, y) = (x2 + y 2 )p
0 si (x, y) = (0, 0).
1.22 Se dice que una función f : Rn → R es separadamente continua si verifica que para
cada i = 1, 2, . . . , n , al fijar cualquier (a1 , a2 , . . . , an−1 ) ∈ Rn−1 , la función
i)
t 7−→ f (a1 , . . . , ai−1 , t , ai , . . . , an−1 )
es continua en R.
Pruébese que la función f : R2 → R, dada por
xy
2 + y2
si (x, y) 6= (0, 0),
f (x, y) = x
0 si (x, y) = (0, 0),
es separadamente continua pero no es continua.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
20 Tema 1. Espacios euclídeos
1.27 Probar que un subconjunto K de Rn es compacto si, y sólo si, verifica la propiedad de
la intersección finita:
“Para cada familia {Fi }i∈I de subconjuntos cerrados de K que verifique ∩ Fi = Ø existe
i∈I
m
una subfamilia finita, Fi1 , Fi2 , . . . , Fim , tal que ∩ Fij = Ø.
j=1
1.28 Sea K un compacto de Rn contenido en la bola abierta B(0, 1). Probar que existe un
número real r , con 0 < r < 1, tal que K ⊆ B (0, r).
1.29 Sea K un compacto de Rn . Se supone que existe un número real r > 0 tal que para
cada par de elementos distintos, x e y , de K se tiene que
kx − yk ≥ r.
Demostrar que K es un conjunto finito.
1.35 Sea f : R2 → R una función continua tal que f (−1, 0) > 0 y f (1, 0) < 0 . Demostrar
que existen infinitos puntos de R2 donde la función se anula.
1.36 Sea f una función continua de [0, 1] en Rn tal que kf (0)k = 1 y kf (1)k = 3 . Probar
que existe un punto ξ ∈ (0, 1) tal que kf (ξ)k = 2.
1.39 Sea n ≥ 2.
I) Probar que un hiperplano de Rn es cerrado y conexo, pero no compacto.
II ) Demostrar que los subespacios vectoriales de Rn son cerrados y conexos.
Sugerencia: Escribir el subespacio como intersección finita de hiperplanos.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
22 Tema 1. Espacios euclídeos
1.43 Sea {rx }x∈R una familia de números reales estrictamente positivos. Demostrar que el
conjunto
A = ∪ B ((x, 0), rx )
x∈R
1.44 Sea f un homeomorfismo de [0, 1] en sí mismo. Probar que f , o bien deja fijos los
extremos del intervalo, o bien los intercambia.
1.47 Demostrar que no son homeomorfos entre sí dos cualesquiera de los siguientes con-
juntos (en todos se considera la topología usual):
1. R 3. R2 5. [0, 1] × [0, 1]
2
2. [0, 1] 4. {x ∈ R : kxk = 1} 6. {x ∈ R3 : kxk∞ = 1}.
Sugerencia: Comparar las propiedades de compacidad y conexión de estos conjuntos o de alguno de
sus subconjuntos.
(en esta situación también se dice que la función g es de variables separadas). Aplicando re-
currentemente el resultado anterior se deduce que si fi es continua en ci ∈ Ai , i = 1, 2, . . . , n,
entonces g es continua en el punto c = (c1 , c2 , . . . , cn ) ∈ A.
Cálculo diferencial
23
24 Tema 2. Cálculo diferencial
2.2 Observaciones.
I) A la hora de definir las derivadas direccionales algunos autores consideran exclusiva-
mente vectores unitarios (de norma euclídea 1). Esto no aporta ventajas ni desventajas a
la definición y optar por una u otra forma es cuestión de gusto personal.
II ) La segunda notación para las derivadas parciales ∂f/∂xi , adaptación de la de Leibniz
popularizada por Jacobi, es sin duda la de uso más extendido. Al igual que sucede para
las funciones de una variable, tal expresión no denota el cociente de dos números; es
simplemente, como se ha dicho, una notación.
A pesar de su uso corriente en todas las ramas de la Ciencia y su utilidad a la hora de
establecer modelos matemáticos (como en ∂f/∂t para significar una derivación respecto
de la variable tiempo) debemos tener precaución en su uso; por ejemplo, para una función
∂f
de dos variables, en los puntos de la diagonal, ¿cómo debemos entender (x, x)?
∂x
A lo largo de estas notas, con el ánimo de que el lector se familiarice con ambas, usaremos
a discreción la notación de Leibniz-Jacobi y la de los operadores Di , debida a Euler y
extendida por Cauchy.
III) Las derivadas direccionales, como derivadas de funciones de una variable que son, gozan
de las propiedades aritméticas de éstas; por ejemplo, si dos aplicaciones definidas en un
mismo abierto de Rn admiten derivada parcial respecto de xj en un punto del abierto,
entonces la aplicación suma admite derivada parcial respecto de xj en dicho punto y
resulta ser la suma de las derivadas parciales de las dos aplicaciones en ese punto:
∂(f + g) ∂f ∂g
(x0 ) = (x0 ) + (x0 ) ,
∂xi ∂xi ∂xi
o para funciones reales f y g
Di (f g)(x0 ) = Di f (x0 ) g(x0 ) + f (x0 ) Di g(x0 ) , . . .
Dejamos que el lector deduzca el resto de las propiedades que procedan.
IV ) En la práctica y como se comprobará a lo largo de los ejercicios, la anterior observación
permite resolver el cálculo de las derivadas parciales mediante la aplicación de las reglas
de derivación en una variable a la función que se obtiene al fijar todas las variables
menos aquélla respecto de la cual se pretende derivar. Por ejemplo, si f es la función real
definida en R2 por f (x, y) = x cos(x − y), entonces
∂f
D1 f (x, y) = (x, y) = cos(x − y) − x sen(x − y) ,
∂x
∂f
D2 f (x, y) = (x, y) = x( − sen(x − y))(−1) = x sen(x − y) .
∂y
Ejemplos sencillos, como el que se puede ver en el ejercicio 2.2.III, muestran que el hecho
de que una aplicación f sea derivable en un punto no implica la continuidad de f en ese
punto; ni siquiera la existencia de todas las derivadas direccionales implica la continuidad. Se
presenta así la primera diferencia relevante con las funciones de una variable. No obstante, el
concepto de diferenciabilidad, que en el caso unidimensional es equivalente a la derivabilidad,
se generaliza en términos análogos al caso de aplicaciones de varias variables.
2.3 Definición. Sean A un abierto de Rn , x0 un punto de A y f una aplicación de A en Rm .
Se dice que f es diferenciable en el punto x0 si existen una aplicación lineal L de Rn en Rm y
una función ε de A en Rm con
lim kε(x)k = 0, (2.1)
x→x0
de manera que
f (x) − f (x0 ) = L(x − x0 ) + kx − x0 k ε(x) para cada x ∈ A.
La aplicación lineal L, si existe, es única y recibe el nombre de diferencial de f en el punto
x0 . Esta aplicación se denota por
(df )x0 , Df (x0 ), df (x0 ) o f ′ (x0 ).
Si f es diferenciable en todo punto de A se dice que es diferenciable en A.
2.4 Observaciones.
I) Las notaciones indicadas para la diferencial de una función en un punto son las más
′
frecuentes. En estas notas utilizaremos habitualmente la última, f , introducida por
Lagrange.
II ) Aunque para la noción de límite es irrelevante si la función ε de la definción 2.3 está
definida en x0 , en ocasiones es conveniente asignar el valor que hace tal función continua
en dicho punto. Así lo haremos en lo sucesivo, es decir, convendremos que
lim ε(x) = ε(x0 ) = 0 ∈ Rm . (2.2)
x→x0
III ) En las ciencias aplicadas, como la Física, y sobre todo en los razonamientos heurísti-
cos que conducen al modelado de ciertos fenómenos (generalmente mediante ecuaciones
diferenciales) es habitual usar el término “diferencial” para referirse a un incremento
“pequeño” de las magnitudes, esto es, a cantidades cuyos cocientes incrementales se
aproximan a la derivada, que es un límite. Hacemos énfasis en que, en Matemáticas, una
diferencial es una aplicación lineal, perfectamente definida y sin la subjetividad de lo pe-
queño (un metro puede considerarse pequeño en Astronomía, pero no en Arquitectura).
IV ) Una forma equivalente de definir la diferenciabilidad consiste en expresar los límites (2.1)
o (2.2) sin mencionar explícitamente la función ε: la función f es diferenciable en x0 si,
y sólo si, existe una aplicación lineal L de Rn en Rm tal que
kf (x) − f (x0 ) − L(x − x0 )k
lim = 0 ∈ R,
x→x0 kx − x0 k
f (x) − f (x0 ) − L(x − x0 )
o, lo que es lo mismo, lim = 0 ∈ Rm .
x→x0 kx − x0 k
De nuevo, al igual que sucede respecto a la continuidad, estos conceptos admiten una
lectura en términos de aplicaciones a valores reales:
2.5 Teorema. Es condición necesaria y suficiente para que una aplicación f de un abierto
A de Rn en Rm admita derivada direccional en un punto x0 ∈ A según el vector v (resp. sea
diferenciable en el punto x0 ) que así se verifique para cada una de sus funciones componentes
fi , i = 1, 2, . . . , m.
2.6 Teorema. Sean A un abierto de Rn , x0 un punto de A y f una aplicación de A en Rm . Si
f es diferenciable en x0 entonces es continua en dicho punto.
2.7 Teorema. Sean A un abierto de Rn , x0 ∈ A y f una aplicación de A en Rm .
Si f es diferenciable en x0 entonces existen las derivadas direccionales en dicho punto
según cualquier dirección, en particular, f es derivable en x0 . Además, para cada v ∈ Rn \{0}
se tiene que
Dv f (x0 ) = (df )x0 (v) = f ′ (x0 )(v).
2.8 Observaciones.
I) Si A es un abierto de Rn y f : A → Rm es una aplicación derivable en el punto x0 ∈ A, la
matriz cuyas m filas son las n derivadas parciales de cada una de las m componentes fi
de f , esto es,
∂(f1 , f2 , . . . , fm )
Dj fi (x0 ) 1≤i≤m , que denotaremos por ,
1≤j≤n ∂(x1 , x2 , . . . , xn )
se denomina matriz jacobiana1 de f en el punto x0 . Si, además, f es diferenciable en x0 ,
′
entonces la aplicación lineal f (x0 ) viene dada de forma matricial respecto de las bases
n m
estándar de R y R por dicha matriz jacobiana, es decir,
D1 f1 (x0 ) D2 f1 (x0 ) ··· Dn f1 (x0 ) h1
D f (x ) D2 f2 (x0 ) Dn f2 (x0 )
···
t h2
[f ′ (x0 )(h1 , h2 , . . . , hn )] = 1 2. 0 .. .. .. . . (2.3)
.. . . . ..
D1 fm (x0 ) D2 fm (x0 ) · · · Dn fm (x0 ) hn
1 En honor a C. G. Jacobi.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
26 Tema 2. Cálculo diferencial
′
Nótese que las columnas de la matriz jacobiana son las imágenes por f (x0 ) de los ele-
mentos ei , i = 1, 2, . . . , n, de la base estándar de Rn , es decir, de acuerdo con el teorema
∂f t
t
2.7, la i-ésima columna es (x0 ) = (Di f (x0 )) .
∂xi
Si f es una función real definida en un abierto A de Rn , derivable en el punto x0 , la
matriz jacobiana de f en x0 se denomina también gradiente de f en el punto x0 y se
denota por ∇f (x0 ), esto es,
∇f (x0 ) = (D1 f (x0 ), D2 f (x0 ), . . . , Dn f (x0 )).
Si f es diferenciable en dicho punto, la fórmula (2.3) se representa también en este caso
mediante el producto escalar
f ′ (x0 )(h) = ∇f (x0 ) · h .
II ) Los teoremas 2.6 y 2.7 proporcionan también una pauta de trabajo para establecer la
diferenciabilidad de una función en un punto. En efecto, avanzando en orden de com-
plejidad de los conceptos: en primer lugar, si la función no es continua en el punto en
cuestión no puede ser diferenciable; después, si es continua pero no derivable tampo-
co puede ser diferenciable, si por el contrario es derivable, la única aplicación lineal L
candidata a ser la diferencial es la que viene dada en las bases estándar por la matriz
jacobiana, con lo que sólo resta aplicar la definición 2.3 o, equivalentemente, estudiar
los límites expuestos en la observación 2.4.IV.
III) Es obvio que toda aplicación lineal L: Rn → Rm es diferenciable en cada punto x0 ∈ Rn ,
y que la diferencial de L en x0 coincide con L, es decir,
L′ (x0 )(v) = L(v) para cada v ∈ Rn .
En particular, las proyecciones πj : Rn → R son diferenciables en Rn .
Por otra parte, es sobradamente conocido que si L: Rn → R es una aplicación lineal,
entonces existen números reales a1 , a2 , . . . , an únicos tales que
P
n P
n
L(x1 , x2 , . . . , xn ) = aj xj , es decir, L= a j πj .
j=1 j=1
z = g(x, y)
z = f (x, y)
x = a1
y = a2
2.10 Observación. Nótese que para n = 1, dado que sólo se puede contemplar una derivada
parcial (la derivada ordinaria), el teorema anterior incluye un resultado bien conocido: una
función real f definida en un intervalo abierto de la recta es diferenciable en un punto del
intervalo si, y sólo si, es derivable en dicho punto.
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28 Tema 2. Cálculo diferencial
∂ 2f ∂ 2f
(x0 ) = (x0 ).
∂xj ∂xi ∂xi ∂xj
2.23 Teorema (de Young). Sean f una función definida en un abierto A de Rn y x0 un punto
de A. Si las derivadas parciales ∂f/∂xi y ∂f/∂xj existen en todo punto de A y ambas son
diferenciables en x0 , entonces se tiene que
∂ 2f ∂ 2f
(x0 ) = (x0 ) .
∂xj ∂xi ∂xi ∂xj
2.24 Observaciones.
I) El teorema de Clairaut establece que si f tiene derivadas Dij f , Dji f en un abierto A y
son ambas continuas en un punto x0 ∈ A, entonces Dij f (x0 ) = Dji f (x0 ). La demostra-
ción original aportada por Clairaut de este resultado, más débil que los anteriores, era
errónea. Una sencilla adaptación de la prueba del teorema de Schwarz permite deducirlo
de forma rápida y concluyente.
II ) En la mayoría de los modelos matemáticos que se utilizan en la investigación científica,
las magnitudes involucradas se suponen tan regulares (derivables con continuidad) como
sea necesario, y es por tanto usual que en estas situaciones la igualdad de las derivadas
cruzadas se asuma, a tenor de los resultados precedentes, sin mayor dificultad.
La función cuyo estudio se propone en el ejercicio 2.19 proporciona un sencillo ejemplo
en sentido opuesto al de estos teoremas.
III ) A la hora de representar las derivadas parciales de orden superior (o sucesivas), en la no-
tación de Leibniz, se sigue el siguiente criterio de simplificación: al derivar sucesivamente
respecto de la misma variable esto se indica mediante un exponente que representa la
multiplicidad de esa derivada, esto es, el número de veces que se deriva sobre esa varia-
ble; así, la expresión
∂ m1 +m2 +...+mn f
(x)
∂xm m2
1 ∂x2 . . . ∂xn
1 mn
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
30 Tema 2. Cálculo diferencial
n
X
1 ∂kf
+ (x0 ) hj1 hj2 · · · hjk (2.4)
k! j ∂xj1 ∂xj2 . . . ∂xjk
1 ,...,jk =1
n
X
1 ∂ k+1 f
+ (x0 + θ h) hj1 hj2 · · · hjk+1 ,
(k + 1)! j ∂xj1 ∂xj2 . . . ∂xjk+1
1 ,...,jk+1 =1
2.26 Observaciones.
I ) Si x ∈ B(x0 , r), el segmento de extremos x0 y x está totalmente contenido en B(x0 , r),
en particular, el punto x0 + θh pertenece a dicha bola.
II ) Haciendo uso del teorema de Schwarz 2.22, la fórmula de Taylor se expresa como
k
X X
1 ∂mf
f (x) = f (x0 ) + l1 l2
(x0 ) hl11 hl22 · · · hlnn
m=1
l !
l1 +...+ln =m 1 2
l ! · · · l ! l
n ∂x1 ∂x2 . . . ∂xn n
X 1 ∂ k+1 f
+ l1 l2
(x0 + θh) hl11 hl22 · · · hlnn ,
l1 +...+ln =k+1
l 1 ! l 2 ! · · · l n ! ∂x 1 ∂x 2 . . . ∂x ln
n
donde li ∈ N ∪{0} para todo i (se entiende, por convenio, que la derivación respecto de la
∂mf
variable xi no se efectúa si li = 0 ). Téngase en cuenta que la derivada
∂xl11 ∂xl22 . . . ∂xlnn
m!
aparece veces al reordenar las variables de todas las formas posibles.
l1 ! l2 ! · · · ln !
III) Con la notación del teorema 2.25, la diferencia
n
X
1 ∂ k+1 f
f (x0 + h) − (x0 + θh) hj1 hj2 · · · hjk+1
(k + 1)! j ∂xj1 ∂xj2 . . . ∂xjk+1
1 ,...,jk+1 =1
denominado resto de Taylor de orden k , y que denotaremos por Rk (f, x0 )(h), queda aco-
tado como sigue:
k+1
|Rk (f, x0 )(h)| ≤ M khk ,
siendo M una constante real positiva.
II ) Sea f una función de clase C 4 en la bola abierta B(a, r) ⊂ R3 . Para cada h ∈ R3 con
khk < r existe un número θ ∈ (0, 1) tal que
∂f ∂f ∂f
f (a + h) = f (a) + (a)h1 + (a)h2 + (a)h3
∂x ∂y ∂z
1 ∂2f 1 ∂2f 1 ∂2f
+ 2
(a)h1 2 + (a)h2
2
+ (a)h3 2
2 ∂x 2 ∂y 2 2 ∂z 2
∂2f ∂2f ∂2f
+ (a)h1 h2 + (a)h1 h3 + (a)h2 h3
∂x∂y ∂x∂z ∂y∂z
1 ∂3f 1 ∂3f 1 ∂3f 1 ∂3f
+ 3
(a)h1 3 + (a)h2
3
+ (a)h3
3
+ (a)h1 2 h2
6 ∂x 6 ∂y 3 6 ∂z 3 2 ∂x2 ∂y
1 ∂3f 2 1 ∂3f 2 1 ∂3f
+ 2
(a)h1 h3 + 2
(a)h1 h2 + 2
(a)h1 h3 2
2 ∂x ∂z 2 ∂x∂y 2 ∂x∂z
1 ∂3f 1 ∂3f ∂3f
2 2
+ (a)h2 h3 + (a)h h
2 3 + (a)h h h
1 2 3
2 ∂y 2 ∂z 2 ∂y∂z 2 ∂x∂y∂z
1 (4)
+ f (a + θh)(h).
4!
Si en ambos casos se supone únicamente que la función f es de clase C 3 , el último
3
sumando se ha de escribir como ε(h) khk , igual que en la fórmula (2.5).
k k
Notación: El término ε(h) khk se denota también por o( khk ) en h0 = 0. En general, si
A ⊂ Rn , a ∈ A′ y f, g son funciones reales definidas en A, se dice que f es una o de g en a
(léase “f es una o pequeña de g en a”), y se escribe ‘f = o(g) en a’, si existe una función ε
definida en A ∩ B(a, δ) para algún δ > 0, con lim ε(x) = 0 y tal que f (x) = ε(x) g(x) para
x→a
cada x ∈ A ∩ B(a, δ) . Esta notación fue introducida por Landau.
2.32 Observación. Con la notación del teorema anterior, si ∇f (a) = 0 se dice que a es
un punto crítico de f . Así pues, los posibles extremos relativos de una función diferenciable
se localizan entre los puntos críticos de la función. Un punto crítico donde la función no
presenta un extremo relativo se llama punto de silla.
Antes de dar condiciones suficientes para la existencia de extremos relativos, haremos una
breve revisión de algunos conceptos algebraicos que serán fundamentales para este estudio.
I) Se dice que la forma cuadrática Q es definida positiva (resp. negativa) si Q(x) > 0 (resp.
Q(x) < 0) para cada x ∈ Rn , x 6= 0.
II ) Se dice que la forma cuadrática Q es semidefinida positiva (resp. negativa) si Q(x) ≥ 0
(resp. Q(x) ≤ 0) para cada x ∈ Rn .
III ) Se dice que la forma cuadrática Q en Rn es indefinida si no es semidefinida, es decir, si
toma valores estrictamente positivos y negativos en distintos puntos de Rn .
En la observación 1.77 ya indicamos que a toda forma cuadrática se le asocia una matriz
simétrica A mediante la expresión
Q(x1 , x2 , . . . , xn ) = Q(x) = x A xt . (2.7)
Los siguientes resultados proporcionan criterios para determinar el carácter de la forma
cuadrática Q a partir de la matriz A.
2.34 Teorema. Si A es una matriz cuadrada y simétrica con coeficientes reales, todos sus
autovalores son reales.
2.35 Proposición. Sea Q una forma cuadrática en Rn representada por la matriz simétrica A
según (2.7).
I) Q es semidefinida positiva si, y sólo si, todos los autovalores de A son mayores o iguales
que 0. Es definida positiva si, y sólo si, todos los autovalores de A son positivos.
II ) Q es semidefinida negativa si, y sólo si, todos los autovalores de A son menores o iguales
que 0. Es definida negativa si, y sólo si, todos los autovalores de A son negativos.
III ) Q es indefinida si, y sólo si, A tiene al menos un autovalor positivo y al menos otro
negativo.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
34 Tema 2. Cálculo diferencial
Ejercicios
2.1 Calcular las derivadas direccionales de las siguientes funciones en los puntos y según
las direcciones que se indican:
I) f (x, y, z) = x3 + 2y 3 + 3z , en (1, 1, 0) según la dirección (1, −1, 2).
α
x
II ) f (x, y, z) = , siendo α > 0, en el punto (1, 1, 1), según el vector (2, 1, −1).
y
III) f (x, y, z) = sen(xyz), en (π, 1, 1) según la dirección (2, 0, 1).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
36 Tema 2. Cálculo diferencial
2.12 Suponiendo que todas las funciones involucradas son diferenciables, calcular:
I) u′ (t), siendo u(t) = f (x(t), y(t), z(t)).
∂u ∂u
II ) y , siendo u(r, s) = f (x(r, s), y(r, s), z(r, s)).
∂r ∂s
∂u ∂u ∂u
III) , y , siendo u(r, s, t) = f (x(r, s, t), y(r, s, t), z(r, s, t)).
∂r ∂s ∂t
∂u ∂u ∂u
IV ) , y , siendo u(r, s, t) = f (x(r, s, t)).
∂r ∂s ∂t
2.13 Sean f y g dos funciones reales definidas en (0, ∞), ambas derivables en t0 = 1. Se
define la función u: (0, ∞) × (0, ∞) → R por
u(x, y) = f (xy) + g(y/x).
∂u ∂u
Calcular, si existen, (1, 1) y (1, 1).
∂x ∂y
2.14 Demostrar que, si f es una función real derivable en R, la función u definida en R2 por
u(x, y) = f (x2 y) verifica la ecuación
∂u ∂u
x (x, y) − 2 y (x, y) = 0 para todo (x, y) ∈ R2 .
∂x ∂y
2.17 Sean a = (1, −1), u = (−3, 2), v = (2, 1). Se sabe que la función f : R2 → R es
diferenciable en a y que
f (a) = 1, Du f (a) = 1, y Dv f (a) = 4.
I) Calcúlese ∇f (a).
II ) Pruébese que la función g , definida en R por g(t) = f (t, cos(πt)), es derivable en el punto
t = 1 y calcúlese g ′ (1).
III) Calcúlese la derivada direccional de g ◦ f en a según la dirección de (3, 4).
2.18 En cada uno de los siguientes casos comprobar que las dos derivadas parciales cruza-
das de segundo orden de f son iguales:
xy
I) f (x, y) = x4 + y 4 − 4 sen(xy).
IV ) f (x, y) = arctg
1 1 + x2 + y 2
II ) f (x, y) = cos(y 2 ), x 6= 0.
x V ) f (x, y) = log(1 + xy), x > 0, y > 0.
y
III ) f (x, y) = arctg , x 6= 0.
x
2.20 Sea f : R2 → R una función cuyas derivadas parciales de primer orden existen y son
diferenciables. Sea F : R2 → R definida por:
F (r, θ) = f (r cos(θ), r sen(θ)).
Calcular, en función de las derivadas parciales de f , las derivadas siguientes:
∂F ∂F ∂2F ∂2F ∂2F ∂2F
, , , , , .
∂r ∂θ ∂r2 ∂θ2 ∂r∂θ ∂θ∂r
2.21 Sea f : R → R una función con derivada segunda continua en todo punto, tal que
f ′′ (t) 6= 0 para cada t ∈ R. Sea g una función de clase C 2 en R2 que satisface en todo punto
(x, y) ∈ R2 la ecuación funcional de Laplace,
∂2g ∂2g
(x, y) + (x, y) = 0 . (2.8)
∂x2 ∂y 2
Demostrar que la función F = f ◦ g también satisface (2.8) si, y sólo si, g es constante.
2.23 Sea a > 0. Comprobar que la función real u definida en (0, ∞) × R por
1 (x−b)2
−
u(t, x) = √ e 4a2 t
2a πt
verifica la ecuación del calor
∂u ∂2u
= a2 2 .
∂t ∂x
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
38 Tema 2. Cálculo diferencial
2.27 Sea f una función de clase C 2 en (0, ∞) × (0, ∞). Comprobar que
1 ∂2f ∂2g ∂2g
(x, y) = 2
(u, v) − 2 (u, v),
4xy ∂x∂y ∂u ∂v
donde f (x, y) = g(u(x, y), v(x, y)), siendo u(x, y) = x + y 2 , v(x, y) = x2 − y 2 .
2
2.28 Utilícese la fórmula de Taylor para expresar las siguientes funciones polinómicas en
potencias de (x − 1) e (y − 2):
I ) g(x, y) = x2 + x y + y 2 + 2 x .
II ) f (x, y) = x3 + y 3 + x y 2 + x − y .
2.29 Determinar los desarrollos de Taylor de orden 3 de las siguientes funciones en los
puntos que se indican:
I ) f (x, y) = sen(x + 2y), en el punto (0, 0).
2
II )f (x, y) = e(x−1) cos(y), en el punto (1, 0).
III) f (x, y) = cos(x − y), en el punto (1, 1).
IV ) f (x, y) = log(1 + xy)ex+y , en el punto (0, 0).
2.30 Sea f : Rn → R de clase C 2 , positiva y tal que existe M > 0 verificando que
|Dij f (x)| ≤ M, i, j = 1, 2, . . . , n.
Demostrar que para cada x ∈ Rn se tiene que
2
|Di f (x)| ≤ 2 M f (x), i = 1, 2, . . . , n.
Más general, si se tiene que |v Hf (x) v | ≤ M kvk para todos x, v ∈ Rn , entonces
t 2
arctg(xy) − xy
III) lim .
(x,y)→(0,0) log(1 + x2 + y 2 ) − x2 − y 2
cos(xy) + sen(x2 + y) − 1 − y − x2
IV ) lim .
(x,y)→(0,0) x2 + y 2
2.36 Discutir, según los valores del parámetro a, las cuestiones que se proponen:
I) La existencia de extremos relativos de la función
f (x, y) = x3 − 3ax2 − 4ay 2 + 1.
II ) La presencia en el punto (0, 0) de un extremo relativo de la función
g(x, y) = a(2xy + y 2 + yx2 + cos(x + y)) + x2 (a2 − y).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
40 Tema 2. Cálculo diferencial
2.39 Encuéntrense los extremos relativos de la función f : (0, ∞)n → R dada por
1 1 1
f (x1 , x2 , . . . , xn ) = x1 x2 · · · xn + an+1 + + ... + , a > 0.
x1 x2 xn
2.41 Sean A un abierto convexo de Rn y f : A → R una función de clase C 2 tal que Hf (x) es
semidefinida positiva para cada x ∈ A. Probar que el conjunto
V = {(x1 , x2 , . . . , xn , z) : (x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ A , f (x1 , x2 , . . . , xn ) < z}
es un abierto convexo de Rn+1 .
III) Fijado k ∈ N, supongamos que son conocidos los desarrollos de Taylor de orden k de cada
función fi en un punto ci ∈ (ai , bi ), i = 1, 2, . . . , n. Proponer y describir un procedimiento
general para calcular el desarrollo de Taylor de orden k de g en el punto c sin necesidad
de recurrir a derivaciones.
IV ) Ilustrar los puntos anteriores con la función g definida en un entorno de 0 ∈ R3 por
g(x, y, z) = cos(x) ln(1 + y) (1 + z 2 ) ;
en particular, aplíquese el método de III ) en el punto (0, 0, 0) y para k = 2.
Tema 3
Aplicaciones diferenciables
41
42 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
3.5 Observaciones.
I) Precisando un poco más, el teorema anterior se demuestra probando que partiendo de
cualquier punto a ∈ X la sucesión {xk }∞
k=1 definida recurrentemente por
3.7 Teorema (de las funciones inversas). Sean A un abierto de Rn y f : A → Rn una apli-
′
cación de clase C k (k ≥ 1) en A. Si a ∈ A es tal que la aplicación lineal f (a) es regular, o
equivalentemente, tal que Jf (a) 6= 0, entonces existen un abierto V que contiene al punto
a, y un abierto W que contiene al punto f (a), tales que f aplica biyectivamente V en W y la
−1
aplicación inversa f : W → V es también de clase C k en W y se tiene que
′ −1
(f −1 ) (f (x)) = (f ′ (x)) , x ∈ V,
o lo que es lo mismo,
′ −1
(f −1 ) (y) = (f ′ (f −1 (y))) , y ∈ W.
3.8 Observaciones.
I) La última fórmula es una igualdad de aplicaciones lineales que implica, en particular,
−1
que la matriz jacobiana de f en el punto f (x) es la inversa de la matriz jacobiana de
f en x, y en consecuencia
1
Jf −1 (f (x)) = , x ∈ V.
Jf (x)
II ) A diferencia del caso lineal, en el que la inversibilidad es global, este teorema tiene carác-
ter local, es decir, la regularidad de la matriz jacobiana de f en el punto a sólo garantiza,
en general, la inyectividad de f en un entorno del punto a; considérese, por ejemplo, la
aplicación
f : R2 → R2
(x, y) 7→ (ex cos(y), ex sen(y)),
a la que se puede aplicar el teorema anterior en cada punto, pero que no es inyectiva
en R2 , y no admite por lo tanto inversa global.
III) Del teorema de la función inversa se deduce que toda aplicación de un abierto de Rn en
Rn de clase C 1 y cuyo jacobiano es distinto de cero en todos los puntos de su dominio es
una aplicación abierta, es decir, transforma conjuntos abiertos en conjuntos abiertos.
−1 −1 ′ −1
lo que implica que f es diferenciable en y 1 y que (f ) (y 1 ) = (f ′ (x1 )) .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
44 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
3.12 Observación. Con esta definición en mente, el teorema de la función inversa afirma
que si una función de clase C 1 tiene jacobiano no nulo en un punto, entonces dicha función
define localmente, es decir, en un entorno de dicho punto, un cambio de variables.
También del teorema de la función inversa se sigue que para probar que una aplicación
de clase C 1 de un abierto de Rn en Rn es un difeomorfismo de ese abierto sobre su imagen,
basta probar que es inyectiva y que su jacobiano no se anula en ningún punto.
La importancia de los cambios de variables se pondrá de manifiesto posteriormente, en
el estudio de integrales múltiples o, por ejemplo, al tratar con operadores diferenciales, a los
que dedicamos las siguientes líneas.
donde los coeficientes a0 , aj1 ...jk , 1 ≤ k ≤ m, son funciones continuas en A. (D0 denota el
operador identidad).
Si D es un operador diferencial de orden m en el abierto A de Rn y h ∈ C m (A), g ∈ C 0 (A)
son funciones tales que
D(h)(x) = g(x) para cada x ∈ A
se dice que h es solución de la ecuación diferencial (lineal) D(f ) = g .
La ecuación diferencial se denomina ordinaria si n = 1 y en derivadas parciales cuando
n > 1. Se suele abreviar, respectivamente, E.D.O. y E.D.P. (O.D.E y P.D.E. en inglés).
3.17 Observación. En las condiciones del teorema anterior, puesto que ϕ es una biyección,
h queda unívocamente determinada por h ◦ ϕ, y viceversa.
Como ejemplo de aplicación ver los ejercicios 3.13, 3.14, 3.15, 3.16 y 3.17.
En los trabajos de Leibniz ya está presente esta derivación implícita, aunque se atribuye
a Cauchy la primera aproximación rigurosa a este resultado. Durante tiempo las contribu-
ciones a esta teoría, como la del propio Cauchy o el teorema de inversión de Lagrange se
concentraron en el caso de funciones analíticas (series de potencias). La primera versión re-
lativa a funciones de varias variables se debe a Dini y desde entonces se han proporcionado
numerosas generalizaciones y métodos de demostración (ver [67]).
Hablando ya en general, el objeto del teorema de las funciones implícitas es precisar
condiciones tales que, dada una ecuación
f ((x1 , x2 , . . . , xn ), (y1 , y2 , . . . , ym )) = 0 ∈ Rm , (3.3)
se pueda asociar a cada punto x = (x1 , x2 , . . . , xn ) de un cierto conjunto X ⊂ Rn , un único
punto y = (y1 , y2 , . . . , ym ) de otro conjunto Y ⊂ Rm , de manera que el par (x, y) verifique la
ecuación. De esta forma, queda definida una aplicación
y = ϕ(x),
con los pares de valores que son solución de la ecuación anterior. En estas condiciones la
aplicación ϕ se dice que está definida implícitamente por la ecuación (3.3).
Si la ecuación (3.3) es lineal, la respuesta viene dada por el teorema de Rouché-Frobenius,
pero en el caso general la resolución de tal ecuación, aun cuando ésta tenga solución única,
puede resultar imposible. Parece entonces conveniente conocer las propiedades de la función
ϕ, aunque no se pueda obtener de forma explícita.
3.18 Teorema (de las funciones implícitas). Sean A un abierto de Rn+m , f : A → Rm una
aplicación de clase C k (k ≥ 1) en A, y (a, b) = (a1 , . . . , an , b1 , . . . , bm ) un punto de A tal que
f (a, b) = 0. Se supone, además, que
∂fi
det (a, b) 6= 0. (3.4)
∂xn+j 1≤i,j≤m
3.19 Observaciones.
I) De nuevo, a diferencia del caso lineal, el resultado tiene carácter local; considérese por
ejemplo la función
f : R2 → R
(x, y) 7→ x2 + y 2 − 1.
II ) El teorema anterior admite una formulación más general en el sentido siguiente:
“Si la matriz jacobiana de la aplicación f en el punto c ∈ Rn+m tiene rango máximo (igual
a m), esto es, existen 1 ≤ j1 < j2 < . . . < jm ≤ m + n tales que el menor correspondiente
a las derivadas parciales respecto de las variables xj1 , xj2 , . . . , xjm tiene determinante no
nulo, entonces estas m variables quedan determinadas implícitamente en función de las
n restantes en un entorno de dicho punto”.
Esto se reduce al caso contemplado en el teorema 3.18 sin más que considerar una
permutación en el orden de las variables.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
46 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
III) El teorema de las funciones implícitas y el teorema de las funciones inversas son proposi-
ciones equivalentes, esto es, uno se deduce del otro. Algunos autores optan por demostrar
primero el teorema de las funciones implícitas y deducir de él el de las inversas. Esta op-
ción no aporta ni ventajas ni desventajas, simplemente depende del gusto personal (ver
ejercicio 3.10).
IV ) La unicidad enunciada en el teorema de la función implícita, junto con la condición
f (a, b) = 0, implica, en particular, que ϕ(a) = b.
V) Aun sin conocer explícitamente la aplicación ϕ, es posible calcular sus derivadas parcia-
les sucesivas en el punto a, lo cual se reduce a resolver una serie de sistemas lineales
cuya compatibilidad viene garantizada por el hecho de que el determinante jacobiano
respecto de las últimas variables no sea nulo.
En efecto, en las mismas condiciones y con la misma notación que en el teorema 3.18,
denotemos por F = (F1 , F2 , . . . , Fm ) a la aplicación definida en U por
F (x) = f (x, ϕ(x)).
Puesto que esta aplicación es la idénticamente nula, todas sus derivadas parciales han
de ser nulas en U . Así, fijado 1 ≤ k ≤ n, para cada i = 1, 2, . . . , m se tiene que
Xm
∂Fi ∂fi ∂fi ∂ϕj
0= (x, ϕ(x)) = (x, ϕ(x)) + (x, ϕ(x)) (x).
∂xk ∂xk j=1
∂x n+j ∂xk
En virtud de (3.4) y por la continuidad de las derivadas parciales, para todos los puntos x
en un entorno de a también se verifica que
∂fi
det (x, ϕ(x)) 6= 0,
∂xn+j 1≤i,j≤m
de manera que el sistema lineal dado por las m ecuaciones
Xm
∂fi ∂ϕj ∂fi
(x, ϕ(x)) (x) = − (x, ϕ(x)), i = 1, 2, . . . , m,
j=1
∂x n+j ∂x k ∂x k
∂ϕj
en las m incógnitas (x), j = 1, 2, . . . , m, es compatible determinado, lo que permite
∂xk
obtener las derivadas parciales de las funciones implícitas ϕj .
El sistema anterior se puede resolver mediante el método de Cramer; esta fórmula, que
expresa las soluciones en función de los coeficientes del sistema, sirve para mostrar que
las funciones implícitas son de la misma clase, C k , que la aplicación f .
Si f es además de clase C 2 , dados 1 ≤ l, k ≤ n se tiene que
∂ 2 Fi
0 = (x, ϕ(x))
∂xl ∂xk
X m
∂ 2 fi ∂ 2 fi ∂ϕj
= (x, ϕ(x)) + (x, ϕ(x)) (x)
∂xl ∂xk j=1
∂x n+j ∂x k ∂xl
Xm Xm
∂ 2 fi ∂ϕj ∂ 2 fi ∂ϕh ∂ϕj
+ (x, ϕ(x)) (x) + (x, ϕ(x)) (x) (x)
j=1
∂xl ∂xn+j ∂xk h=1
∂xn+h ∂xn+j ∂xl ∂xk
Xm
∂fi ∂ 2 ϕj
+ (x, ϕ(x)) (x),
j=1
∂xn+j ∂xl ∂xk
para cada i = 1, 2, . . . , m, lo que da lugar a un sistema lineal en las m incógnitas
∂ 2 ϕj
(x), j = 1, 2, . . . , m,
∂xl ∂xk
cuya matriz de coeficientes es la misma que antes. Nótese además que el término in-
dependiente viene dado por las derivadas de f y las parciales primeras de ϕ, que en el
punto a ya han sido determinadas previamente.
Repitiendo este argumento se obtienen recursivamente las derivadas sucesivas de las
funciones implícitas en el punto a como soluciones de sistemas lineales, todos ellos con
la misma matriz de coeficientes.
3.23 Observación. Los dos resultados anteriores se deducen fácilmente del teorema de las
funciones inversas. Hablando en un tono intuitivo, la conclusión de estos teoremas es que,
salvo difeomorfismos, las variedades diferenciables (curvas, superficies, etc.) se pueden iden-
tificar localmente con subespacios lineales.
Ambos teoremas son casos particulares de un resultado más general, que enunciamos
a continuación, y cuya prueba resulta mucho más laboriosa y queda fuera de los objetivos
de esta asignatura. Para entender su significado geométrico recuérdese: si Λ: E → F es una
aplicación lineal entre dos espacios vectoriales, la dimensión de E es la suma de la dimensión
del núcleo de Λ y el rango de Λ (el rango de Λ es la dimensión de la imagen Λ(E) ⊂ F ).
Ejercicios
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
48 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
3.9 Se consideran V = R2 \ {(0, 0), (1, 0), (−1, 0)} y la aplicación f de V en R2 dada por
1 1
f (x, y) = x 1 + ,y 1 − 2 .
x2 + y 2 x + y2
Demostrar que f admite inversa en un entorno de cada punto de su dominio de definición.
¿Admite inversa globalmente?
3.10 A partir del teorema de las funciones implícitas deducir como corolario el teorema de las
funciones inversas; en otras palabras, comprobar que ambos enunciados son equivalentes.
Sugerencia: La relación y = f (x), x ∈ A ⊂ Rn , y ∈ Rn se escribe también F (x, y) = f (x) − y, siendo
F una aplicación definida de A × Rn a valores en Rn .
3.14 Realizando un cambio a coordenadas polares, encontrar una función real f , no nula, y
de clase C 1 en un abierto A de R2 tal que
∂f ∂f
x (x, y) − y (x, y) = f (x, y) para todo (x, y) ∈ A.
∂y ∂x
3.15 Sea V = (a, b) × (c, d) un abierto de R2 (acotado o no). Probar que si f es una función
real de clase C 2 en V y verifica que
∂2f
(x, y) = 0 para todo (x, y) ∈ V,
∂x∂y
entonces existen dos funciones F : (a, b) → R y G: (c, d) → R de clase C 2 tales que
f (x, y) = F (x) + G(y) para todo (x, y) ∈ V.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
50 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
Demostrar que, en un entorno del punto (1, 1, 0), la ecuación F (x, y, z) = 0 define una
función implícita z = z(x, y) de clase C ∞ .
Determinar el polinomio de Taylor de orden 2 de la función z en el punto (1, 1).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
52 Tema 3. Aplicaciones diferenciables
4.1 Definición. Sea X un conjunto no vacío. Se denota por F (X, R) el espacio vectorial de
las funciones de X en R .
Una sucesión de funciones reales en X es una sucesión de elementos de F (X, R) .
La notación y terminología general de sucesiones se aplica igualmente en este caso, así
que la forma usual de denotar una sucesión de funciones es {fn }∞
n=1 .
Dar una sucesión de funciones en el conjunto X es dar, para cada x ∈ X , una sucesión
numérica; los conceptos relativos a estas últimas dan lugar a los que a continuación se
presentan.
4.4 Definición. Se dice que una sucesión {fn }∞ n=1 de funciones reales en X es monótona
creciente (resp. decreciente) si fn (x) ≤ fn+1 (x) (resp. fn (x) ≥ fn+1 (x)) para todo x ∈ X y
todo n ∈ N .
53
54 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
4.5 Definición. Sea {fn }∞n=1 una sucesión de funciones reales en el conjunto X . Se dice
que la sucesión es puntualmente convergente si para cada x ∈ X la sucesión numérica
{fn (x)}∞
n=1 es convergente. En este caso la función f definida en X por
4.6 Definición. Sea {fn }∞n=1 una sucesión de funciones reales en el conjunto X . Se dice
que la sucesión es uniformemente convergente si existe una función f en X verificando la
siguiente propiedad:
“Para cada número real ε > 0 existe un número natural n0 (que depende de ε ) tal que
para todo número natural n ≥ n0 se tiene que
|fn (x) − f (x)| < ε para cada x ∈ X ”.
4.10 Observaciones.
I) Si se suprime la hipótesis de acotación uniforme sólo se puede garantizar, a priori, la
convergencia puntual de {fn gn }∞n=1 ; considérense, como contraejemplo, las sucesiones
de funciones reales definidas en (0, 1) por fn (x) = x + 1/n ; gn (x) = 1/x .
II ) Es fácil comprobar que {fn }∞ ∞
n=1 converge uniformemente hacia f si, y sólo si, {fn −f }n=1
converge uniformemente hacia 0. Esto proporciona el siguiente criterio de convergencia
uniforme de uso habitual en la práctica.
4.12 Corolario. Con la notación de la proposición anterior, si existe una sucesión {µn }∞
n=1
de números reales convergente hacia 0 y tal que, para cada n ∈ N , se tiene que
|fn (x) − f (x)| ≤ µn para todo x ∈ X,
entonces la sucesión {fn }∞
n=1 converge uniformemente en X hacia f .
La condición de convergencia uniforme se puede dar, como sucede para sucesiones numé-
ricas, evitando la mención de la función límite. Independientemente de cual sea el conjunto
X , la clave está en la completitud del espacio de llegada.
4.13 Definición. Sea {fn }∞n=1 una sucesión de funciones reales en el conjunto X . Se dice
que la sucesión es uniformemente de Cauchy en X si verifica la siguiente propiedad:
“Para cada número real ε > 0 existe un número natural n0 (que depende de ε) tal que para
cada par de números naturales n, m ≥ n0 se tiene que
|fn (x) − fm (x)| < ε para cada x ∈ X ”.
4.15 Observación. Estamos tratando sólo el caso de funciones reales, pero no hay ninguna
dificultad en extender la mayor parte de las definiciones y propiedades al caso de aplicaciones
a valores en Rk , en general en un espacio normado, o para funciones complejas. Únicamente
carecen de sentido aquellos conceptos enunciados en términos de la relación de orden en R,
como la monotonía.
Ahora bien, en el caso de aplicaciones f = (f1 , f2 , . . . , fk ) definidas en subconjuntos de
Rm con llegada en Rk , es suficiente el contexto en el que estamos trabajando pues, a tenor de
lo expuesto en los dos primeros temas, las nociones y propiedades de límites, continuidad y
derivabilidad para f se reducen a los correspondientes sobre las funciones componentes fi .
A modo de recíproco, el teorema de Dini, que también es válido en el ámbito de los espacios
métricos, establece la convergencia uniforme bajo condiciones de monotonía.
4.17 Teorema (de Dini). Sean X un subconjunto compacto de Rm y {fn }∞ n=1 una sucesión
monótona de funciones reales y continuas en X , que converge puntualmente en X hacia
una función continua f . Entonces {fn }∞
n=1 converge uniformemente en X hacia f .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
56 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
Las nociones de acotación y convergencia, tanto puntual como uniforme, para una serie
de funciones son obvias: las que se refieren a la sucesión funcional de las sumas parciales.
En particular:
P
∞
4.19 Definición. Una serie de funciones fn en un conjunto X es puntualmente conver-
n=1
gente si la sucesión {Sn }∞
n=1 de sumas parciales de la misma es puntualmente convergente
en X . En este caso la función f definida en X por
f (x) = lim Sn (x)
n→∞
4.20 Observaciones.
I) De la teoría general de series numéricas convergentes se deduce que, si una serie de
funciones es puntualmente convergente, entonces el término general ha de converger
puntualmente hacia 0. Pero esta condición no es suficiente para la convergencia puntual
de la serie.
II ) Además de lo dicho en general para sucesiones funcionales, aparecen ahora nuevas no-
ciones de convergencia, relacionadas con la convergencia absoluta de series numéricas.
P
∞ P
∞
4.21 Definición. Dada una serie de funciones fn en un conjunto X , si la serie |fn | es
n=1 n=1
puntualmente convergente en X se dice que la serie original es absolutamente convergente
(de forma puntual) en X .
Obviamente, toda serie absolutamente convergente es puntualmente convergente.
En cuanto a la convergencia uniforme, el criterio de Cauchy se traduce de forma obvia
para series de funciones:
P
∞
4.22 Proposición (Criterio de convergencia uniforme de Cauchy). Sea fn una serie
n=1
de funciones en un conjunto X . Es condición necesaria y suficiente para que la serie sea
uniformemente convergente en X que se verifique la siguiente propiedad:
“Para cada número real ε > 0 existe un número natural n0 (que depende de ε) tal que para
cada par de números naturales p y q con p > q ≥ n0 se tiene que
|Sp (x) − Sq (x)| = |fq+1 (x) + . . . + fp (x)| < ε para todo x ∈ X ”.
P
∞
4.23 Definición. Sea fn una serie de funciones en un conjunto X . Se dice que la serie
n=1
converge normalmente en X si existe una serie convergente de números reales no negativos
P
∞
mn tal que para todo n ∈ N se tiene que
n=1
P
∞
4.25 Proposición (Criterio de Weierstrass). Sea fn una serie de funciones reales en el
n=1
conjunto X . Si la serie converge normalmente en X , entonces converge absolutamente y
uniformemente en X .
4.27 Observación. Existen series funcionales uniformemente convergentes que no son nor-
malmente convergentes. Al igual que sucede para series numéricas, el tratamiento de las
series funcionales cuyos términos toman valores de signo arbitrario y no son normalmente
convergentes requiere un estudio particular en cada caso.
Los resultados siguientes, que se deducen a partir de la fórmula de Abel, dan condiciones
suficientes para la convergencia uniforme de una serie de funciones.
4.30 Observación. En realidad, la anterior es una versión débil del criterio de Abel,
P∞ que es
más potente pues no requiere de la acotación uniforme de las sumas parciales de n=1 fn ni
de la convergencia uniforme de la sucesión {gn }∞
n=1 ; lo relevante es que los restos de la serie
converjan uniformemente hacia 0.
4.32 Corolario (Criterio de Leibniz para series alternadas). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de
funciones reales en el conjunto X . Si {fn }∞
n=1 es monótona decreciente y converge uniforme-
P
∞
mente hacia 0 en X , entonces la serie (−1)n fn converge uniformemente en X .
n=1
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
58 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
4.35 Observaciones.
I) La última igualdad establece que, en las condiciones señaladas, la derivada de la suma
es la suma de las derivadas, igual que en el caso finito.
II ) La segunda hipótesis del teorema 4.33 (resp. de 4.34) es esencial para poder garantizar
P
∞
la convergencia puntual de {fn }∞
n=1 (resp. de fn ). Como contraejemplo, considérese
n=1
′
la sucesión de funciones definidas en R por fn (x) = (−1)n . Resulta que fn ≡ 0 para
todo n ∈ N, pero {fn }∞
n=1 no converge en ningún punto.
4.36 Teorema (Integrabilidad del límite puntual). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de funciones
integrables (en el sentido de Riemann) en el intervalo [a, b], que converge uniformemente en
[a, b] hacia una función f . Entonces:
I) f es integrable en [a, b].
II ) Si se consideran las funciones definidas en [a, b] por
Z x Z x
F (x) = f; Fn (x) = fn , n ∈ N,
a a
la sucesión {Fn }∞
n=1 converge uniformemente en [a, b] hacia F . En particular,
Z b Z b
f = lim fn .
a n→∞ a
P
∞
4.38 Corolario (Integrabilidad de la función suma). Sea fn una serie de funciones
n=1
integrables en el intervalo [a, b], que converge uniformemente en [a, b]. Entonces:
I) La función suma es integrable en [a, b].
II ) Si se consideran las funciones definidas en [a, b] por
Z x X
∞ Z x
F (x) = fn ; Fn (x) = fn ,
a n=1 a
P
∞
la serie de funciones Fn converge uniformemente en [a, b] hacia F . En particular,
n=1
Z b X
∞ ∞ Z
X b
fn = fn .
a n=1 n=1 a
P
∞
4.39 Corolario. Sea fn una serie de funciones integrables en el intervalo [a, b], que con-
n=1
verge normalmente en [a, b]. Entonces la función suma es integrable en [a, b]; además
Z b X
∞ X ∞ Z b
fn ≤ |fn | .
a n=1 n=1 a
4.40 Observación. El teorema 4.36 y el corolario 4.38 admiten una generalización al caso
de funciones de varias variables reales. Ahora bien, la teoría de Lebesgue, que abordamos
en posteriores temas, proporciona una herramienta mucho más potente que la teoría de
Riemann y, en particular, este tipo de teoremas de paso al límite bajo el signo integral se
enuncian bajo condiciones menos restrictivas que la de la convergencia uniforme.
4.41 Definición. Sea f una función real definida y continua en el intervalo [0, 1]. Para cada
n ∈ N se define
n
X n
Bn (f )(x) = f (k/n) xk (1 − x)n−k ,
k=0
k
que se denomina polinomio de Bernstein de orden n asociado a f .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
60 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
4.45 Corolario. Sea f : [−π, π] → R una función continua y par (f (t) = f (−t) , t ∈ [−π, π]).
Existe una sucesión de polinomios trigonométricos pares
mn
X
Pn (t) = an,k cos(k t) ,
k=0
4.46 Corolario. Sea f : [−π, π] → R una función continua, impar (f (t) = −f (−t), t ∈ [−π, π])
y tal que f (−π) = 0 = f (π). Existe una sucesión de polinomios trigonométricos impares
mn
X
Qn (t) = bn,k sen(k t) ,
k=1
IV ) Si f ∈ A entonces f ∈ A (A es autoadjunta).
Entonces, para cada f ∈ C (K, C) existe una sucesión {gn }∞
n=1 de elementos de A que
converge uniformemente en K hacia f .
Ejercicios
h i
π π
IX) fn (x) = senn (x) , 1. x ∈ − , ; 2. x ∈ R
4 4
x
X) fn (x) = , x ∈ (0, ∞)
1 + nx
x2 + n x
XI) fn (x) = , x∈R
n
nx
XII) fn (x) = , x∈R
1 + n2 x2
sen(n x)
XIII) fn (x) = , x∈R
1 + n2 x2
x
si 0 ≤ x ≤ n,
XIV) fn (x) = n x ∈ [0, ∞)
1 si x > n.
1
n x si 0 ≤ x ≤ ,
n
XV) fn (x) = x ∈ [0, ∞)
1
1
si x > .
nx n
√n
XVI) fn (x) = x , x ∈ [0, 1]
XVII) fn (x) = x e−nx , x ∈ [0, ∞)
XVIII) fn (x) = n x e−nx , x ∈ [0, ∞)
XIX) fn (x) = n2 x e−nx , x ∈ [0, ∞)
ex
XX) fn (x) = n , x ∈ (1, ∞).
x
4.3 Sea f : [a, b] → R derivable. Demostrar que existe una sucesión {gn }∞
n=1 de funciones
continuas en [a, b] tal que, para cada x ∈ [a, b],
f ′ (x) = lim gn (x) .
n→∞
4.4 Sea g una función continua en [0, 1] tal que g(1) = 0. Probar que la sucesión {fn }∞
n=1 ,
definida por
fn (x) = xn g(x) , x ∈ [0, 1] ,
es uniformemente convergente en [0, 1].
2 n2 x
fn (x) = , x ∈ R.
(1 + n2 x2 ) log(n + 1)
I) Probar que {fn }∞
n=1 converge puntualmente, pero no uniformemente, en R .
II ) Probar que si a > 0, entonces {fn }∞
n=1 converge uniformemente en el intervalo [a, ∞).
4.7 Dada f : R → R, probar que lim f (x) = a si, y sólo si, la sucesión {fn }∞
n=1 definida por
x→∞
fn (x) = f (x + n), x ∈ R,
converge uniformemente en [0, ∞) hacia la función con valor constante a.
4.11
I) Sea {fn }∞
n=1 una sucesión de funciones que converge uniformemente hacia f en un
conjunto A. Probar que, para toda sucesión {xn }∞
n=1 de puntos de A, se tiene que
n ex + x e−x
fn (x) = .
n+x
Calcular el valor de Z 1
lim (x2 + 1) fn (x) dx .
n→∞ 0
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64 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
P
∞
4.24 Sea fn (x) una serie de funciones tal que fn es positiva y continua en [a, b] para todo
n=1
n ∈ N. Si la serie converge en [a, b), diverge en x = b y f (x) designa la suma de la serie para
cada x ∈ [a, b), probar que lim f (x) = +∞ .
− x→b
4.26 Sea f una función de clase C ∞ en un entorno del punto x0 ∈ R. Se supone que existen
constantes M, R > 0 y δ > 0 tales que para cada n ∈ N y cada x ∈ [x0 − δ, x0 + δ] se
verifica que
|f (n) (x)| ≤ M Rn .
P∞
f (n) (x0 )
Probar que la serie de Taylor de f en x0 , (x−x0 )n , converge uniformemente hacia
n=0 n!
f en [x0 − δ, x0 + δ].
4.27 Probar las siguientes igualdades y que la suma es uniforme en los compactos:
∞
X ∞
X
x xn x2n
I) e = , x ∈ R. III ) cos(x) = (−1)n , x ∈ R.
n=0
n! n=0
(2n)!
∞
X 2n+1
x
II ) sen(x) = (−1)n , x ∈ R.
n=0
(2n + 1)!
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66 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
I) Supongamos también que la sucesión está uniformemente acotada: |fn (x)| ≤ M para
todo n ∈ N y todo x ∈ X . Si g: [−M, M ] → R es continua, probar que la sucesión
∞
{g ◦ fn }n=1 converge uniformemente en X hacia g ◦ f .
II ) Comprobar con el siguiente contraejemplo que en el apartado I ) la hipótesis de acotación
uniforme no puede ser suprimida: X = R , fn (x) = x + 1/n ; g(t) = t2 , t ∈ R .
4.38 Supongamos que {gn }∞n=1 es una sucesión de funciones reales definidas en [0, ∞) que
converge uniformemente en los compactos de [0, ∞) hacia una función g . Para cada n ∈ N se
define fn : R2 → R por
x + ny
fn (x, y) = gn (x2 + ey )
.
n + 2 n x2 + y 2
Probar que la sucesión {fn }∞ 2
n=1 converge puntualmente en R hacia una función f . ¿Se
puede garantizar la convergencia uniforme de {fn }n=1 en todo R2 ? ¿Y en un subconjunto
∞
compacto K ⊂ R2 ?
4.39 Consideremos las sucesión {fn }∞ 2
n=1 de funciones definidas en R por
fn (x, y) = 1 + senn (y − x) .
I) Estudiar la convergencia puntual de {fn }∞ 2
n=1 en R .
II ) Demostrar que {fn }∞
n=1 converge uniformemente en A = (0, 1) × (0, 1) , y que converge
puntualmente en K = [0, 1] × [0, π/2] , pero no de manera uniforme.
P∞
4.40 (Productos infinitos) Sea n=1 fn una serie de funciones reales que converge nor-
malmente en el conjunto X . Para cada n ∈ N se define en X la función
Q
n
pn (x) := (1 + fk (x)) = (1 + f1 (x))(1 + f2 (x)) · · · (1 + fn (x)) .
k=1
y como 1 ≤ 1 + t ≤ et si t ≥ 0, también (1 + |a1 |)(1 + |a2 |) · · · (1 + |ak |) ≤ e|a1 |+|a2 |+...+|ak | . Luego, si
k > j se tiene que
|a |+|aj+2 |+...+|ak |
(1 + aj+1 )(1 + aj+2 ) · · · (1 + ak ) − 1 ≤ (1 + |aj+1 |)(1 + |aj+2 |) · · · (1 + |ak |) − 1 ≤ e j+1 − 1.
Qn 2
II ) Deducir que los productos finitos definidos para x ∈ R por pn (x) := k=1 (1 − x /k 2 )
convergen uniformemente en cada compacto de R hacia una función continua p que se
anula en todos los números enteros distintos de 0.
2
Nota: p es el denominado producto infinito de la sucesión de funciones {(1 − x /n2 )}∞n=1 ,
Q∞ 2
representado por p(x) = n=1 (1 − x /n 2 ). También es inmediato ver que p(0) = 1 6= 0
y no es complicado comprobar, usando las desigualdades probadas, que p no se anula en
ningún otro punto. Con herramientas más avanzadas, concretamente la Variable Compleja,
se demuestra que la función p no sólo es continua, sino que es indefinidamente derivable,
y además resulta que
sin(π x)
si x 6= 0;
p(x) = sinc(π x) :=
πx
1 si x = 0.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
68 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
converge uniformemente en los compactos de B ). Probar que {fn }∞ n=1 converge en B hacia
una función f de clase C 1 .
Sugerencia: Reducir el problema al caso unidimensional estudiando las restricciones de f a rectas,
esto es, funciones del tipo ϕ(t) = f (a + t v).
II ) En las mismas condiciones del apartado anterior, probar que {fn }∞
n=1 converge hacia f
uniformemente en los compactos de B .
Sugerencia: Si x ∈ B (a, ρ) ⊂ B(a, r), entonces
P
∞ P
∞
III) Si, además, las series n an y n bn son absolutamente convergentes, demostrar
n=1 n=1
que f es de clase C 1 en R .
Nota: Una serie del tipo (4.1) se denomina serie trigonométrica. Obviamente sus sumas par-
ciales son polinomios trigonométricos.
Dada una función f de periodo 2 π en R e integrable en los intervalos compactos (no ne-
cesariamente continua), se denomina serie de Fourier de f a la serie trigonométrica cuyos
coeficientes están dados por las integrales (4.2) y (4.3).
Se puede considerar también la serie de Fourier de una función no acotada, pero cuya
integral de Riemann en el sentido impropio sea absolutamente convergente y, en un contexto
más amplio, tiene sentido hablar de la serie de Fourier de una función integrable en el sentido
de Lebesgue, pues las integrales (4.2) y (4.3) están perfectamente definidas en estas otras
situaciones (el concepto de integral de Lebesgue y su relación con la de Riemann se desarrolla
en los temas 5, 6 y 7).
4.43 Sea f una función continua en R y de periodo 2 π . Supongamos que {Pn }∞ n=1 es una
sucesión de polinomios trigonométricos que converge hacia f uniformemente, y pongamos
m
an,0 X n
Se conviene que an,k = bn,k = 0 si k > mn . Comprobar que para todo k se tiene que
Z π Z π
1 1
lim an,k = ak = f (x) cos(k x) dx , lim bn,k = bk = f (x) sen(k x) dx .
n→∞ π −π n→∞ π −π
4.44 Sean x0 ∈ (−π, π) y δ > 0 tales que [x0 − δ, x0 + δ] ⊂ (−π, π). Se define el polinomio
trigonométrico
Q(x) = 1 − cos(δ) + cos(x − x0 ) ,
n n
y para cada n ∈ N el polinomio Pn (x) = (Q(x)) = (1 − cos(δ) + cos(x − x0 )) .
I) Comprobar que
∗ Q(x) ≥ 1 para todo x ∈ [x0 − δ, x0 + δ] ;
∗ Q(x) ≥ Q(x0 + δ/2 ) > 1 si x ∈ [x0 − δ/2 , x0 + δ/2 ] ;
∗ |Q(x)| ≤ 1 para cada x ∈ [−π, x0 − δ] ∪ [x0 + δ, π] .
III ) (Teorema de unicidad) Sea f una función real, definida y continua en R, de periodo 2 π ,
y tal que son nulos todos sus coeficientes de Fourier. Probar que entonces debe ser f = 0.
Dicho de otra forma, dos funciones continuas y 2 π -periódicas en R con la misma serie
de Fourier han de ser iguales.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
70 Tema 4. Sucesiones y series funcionales
4.45 Sea f una función continua en R y de periodo 2 π . Demostrar que si la serie de Fourier
de f converge uniformemente en R, entonces su suma coincide con f .
4.46 Sea f : R → R periódica de periodo 2 π , dos veces derivable en todo R y tal que su
derivada segunda es integrable en [−π, π].
I) Integrando por partes probar que existe M > 0 tal que los coeficientes de Fourier de f se
acotan como sigue:
M M
|an | ≤ y |bn | ≤ , n ∈ N.
n2 n2
II ) Deducir que la serie de Fourier de f converge uniformemente hacia f en R.
4.47 Sea f la función definida en [−π, π] por f (x) = | sen(x)|, y extendida a toda la recta por
periodicidad.
I) Demostrar que la serie de Fourier de f es
∞
2 4X 1
− 2
cos(2 n x) .
π π n=1 4 n − 1
II ) Probar que esta serie converge uniformemente.
III) Calcular las sumas de las siguientes series numéricas
∞
X X∞
1 (−1)n
2
, .
n=1
4n − 1 n=1
4 n2 − 1
4.48 Sea f la función dada por f (x) = |x| para x ∈ [−π, π] , y extendida periódicamente a R.
I) Demostrar que la serie de Fourier de f converge hacia f uniformemente en R.
II ) A partir del valor de f (0) obtener la suma de la serie
∞
X 1
.
k=0
(2 k + 1)2
4.49 Se considera la función f que es impar y está definida en [0, π] por f (x) = x (π − x).
I) Demostrar que, para cada x ∈ [−π, π], se tiene que
∞
8 X sen ((2k + 1) x)
f (x) = .
π k=0 (2 k + 1)3
4.50 Mediante el estudio de la función f definida en [−π, π] por f (x) = x2 , deducir que
X∞
1 π2
= .
n=1
n2 6
Tema 5
Fundamentos de la integral
La materia que se presenta ahora es común a todo método de integración en los espacios
euclídeos. El punto de partida es la noción familiar y cotidiana de longitud de un segmento y
las que de ella derivan: área de un rectángulo, volumen de un paralelepípedo, etc., presentes
en la historia de la humanidad, como tarde, en las culturas babilónica, egipcia..., de lo que
tenemos constancia documental.
También debe resultar familiar, y no sólo al científico, la necesidad de extender esos con-
ceptos a objetos geométricos más complicados (a nadie le sorprende que se hable del área
de un círculo), es decir, de tener un criterio para medir el tamaño de los conjuntos. Una vez
que se tiene una medida se dispone de un mecanismo de integración de funciones, pero tam-
bién recíprocamente, una integral (un operador lineal y monótono que actúe sobre funciones
continuas) permite definir una medida sobre cierta clase de conjuntos.
En cualquier caso, tanto si se pretende construir una medida como si se persigue definir
la integral, es necesario el estudio de las nociones que se presentan en este tema.
La consideración de espacios de dimensión arbitraria Rd no supone otra dificultad que la
de la notación, pero si el lector lo prefiere, y sobre todo cuando se trate de interpretaciones
geométricas, puede limitarse a pensar en los casos d = 2 y d = 3.
5.1. Intervalos en Rd
De nuevo, al hablar de intervalos de la recta, nos referiremos a los conexos (I es un
intervalo de R si las condiciones x, z ∈ I y x ≤ y ≤ z implican que y ∈ I ).
Para un intervalo no vacío y acotado de la recta, digamos que de extremos a y b con a ≤ b,
su longitud coincide con su diámetro y a esta cantidad la denominaremos también medida
(unidimensional) de I y la denotaremos por m1 (I); así, un conjunto unipuntual tiene medida
0 y si a, b ∈ R con a < b, entonces
m1 ([a, b]) = m1 ((a, b]) = m1 ([a, b)) = m1 ((a, b)) = b − a .
Al conjunto vacío le asignamos, obviamente, también la medida 0.
Aunque no habría grandes dificultades en asignar el valor ∞ como medida de un intervalo
no acotado y de interior no vacío, en lo sucesivo, y aunque no se mencione explícitamente,
todos los intervalos considerados serán acotados.
5.1 Definición. Un intervalo (acotado) de Rd es un producto cartesiano I1 × I2 × · · · × Id de
intervalos acotados I1 , I2 , . . . , Id de R.
Si I = I1 × I2 × · · · × Id es un intervalo de Rd se define su medida (d-dimensional) como
md (I) = md (I1 × I2 × · · · × Id ) = m1 (I1 ) m1 (I2 ) · · · m1 (Id ) .
También se usan los términos clásicos longitud, área y volumen en los casos d = 1, 2, 3,
respectivamente.
5.2 Observaciones.
I) Son también usuales los términos celda o multiintervalo para referirse a un intervalo en
Rd . Puesto que el contexto establece la dimensión del espacio en que se trabaja, aquí
utilizaremos la nomenclatura propia de la recta real (d = 1), a sabiendas de que esta
licencia no se corresponde con la idea de conjunto ordenado de ese caso particular.
71
72 Tema 5. Fundamentos de la integral
n
5.6 Lema. Sea E = ∪ Ik un conjunto elemental. Existe una familia {Jl : l = 1, 2, . . . , q} de
k=1
intervalos disjuntos dos a dos y tales que:
q
I) E = ∪ Jl ; esto es, {Jl : l = 1, 2, . . . , q} es una partición de E .
l=1
5.10 Definición. Se dice que un conjunto E ⊂ Rd es de medida nula si para cada ε > 0
existe una familia numerable de intervalos {Ik : k ∈ N} tales que:
∞ P
∞
i) E ⊂ ∪ Ik . ii) m(Ik ) < ε.
k=1 k=1
5.11 Observaciones.
I) Los conjuntos de medida nula, también denominados despreciables, juegan un papel
clave en la integración, como iremos viendo en adelante.
II ) En la definición anterior, las sumas que aparecen en ii) se entienden como series con-
vergentes de términos positivos, y pueden ser finitas si se admite la posibilidad de que
exista k0 ∈ N tal que Ik = Ø para k ≥ k0 . Esto ocurre, por ejemplo, si el conjunto E es
compacto. Explícitamente:
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
74 Tema 5. Fundamentos de la integral
5.12 Lema. Un subconjunto compacto C de Rd es de medida nula si, y sólo si, para cada
ε > 0 existe una familia finita de intervalos {Ik : k = 1, 2, . . . , n} tales que:
n P
n
i) C ⊂ ∪ Ik . ii) m(Ik ) < ε.
k=1 k=1
En otras palabras, C es de medida nula si, y sólo si, para cada ε > 0 existe un conjunto
elemental E con C ⊂ E y m(E) < ε .
El lema anterior establece que los conjuntos de medida nula y compactos tienen conte-
nido de Jordan nulo, pero existen conjuntos de medida nula que no tienen contenido de
Jordan nulo, p.e., los conjuntos numerables y no acotados. Esta afirmación se sustenta en
las propiedades que se enuncian a continuación.
5.14 Propiedades.
I) Si E ⊂ Rd es de medida nula y A ⊂ E , entonces A es de medida nula.
II ) La unión numerable de conjuntos de medida nula es un conjunto de medida nula.
∞
III) Si E ⊂ ∪ Ak ⊂ Rd , entonces E es de medida nula si, y sólo si, E ∩ Ak es de medida nula
k=1
para todo k ∈ N.
5.15 Ejemplos.
I) Casi todo punto de R es irracional.
1
II ) La función f (x, y) = está definida casi siempre en R2 (las circunferencias
x2 + y2 − 1
tienen área nula; ver ejercicios 5.14 y 5.23).
III) La función parte entera ⌊x⌋ es continua en casi todo punto de R.
IV ) lim xn = 0 en casi todo punto de [−1, 1].
n→∞
Al referirnos por escrito a propiedades que se verifican en casi todo punto abreviaremos
con las siglas “c.s.”, como, por ejemplo, al decir “la función valor absoluto es derivable c.s.
en R” e incluso en expresiones como la siguiente
lim cosn (x) = 0 .
n→∞ c.s.
En los textos en inglés se encontrará habitualmente la abreviatura “a.e.” (por almost
everywhere), y en la literatura francesa se suele escribir “p.p.” (de presque partout).
Nótese que una función escalonada se anula fuera de un conjunto elemental y toma un
número finito de valores. A modo de recíproco:
5.17 Proposición. Un subconjunto E ⊂ Rd es elemental si, y sólo si, su función caracterís-
tica es escalonada.
El resultado anterior se sigue inmediatamente de los lemas 5.6 y 5.9, que permiten dar
representaciones más adecuadas para el tratamiento de funciones escalonadas.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
76 Tema 5. Fundamentos de la integral
P
n
5.21 Definición. Sea α = ak χIk una función escalonada en Rd . El número
k=1
n
X
ak m(Ik )
k=1
5.22 Observaciones.
I) La definición anterior se ha dado en términos de una representación de α. Pero, por
supuesto, si
n q
X X
ak χIk (x) = cl χJl (x) , x ∈ Rd ,
k=1 l=1
entonces se tiene que
n q
X X
ak m(Ik ) = cl m(Jl ),
k=1 l=1
Uno de los problemas que abordamos más adelante es generalizar la igualdad anterior a
una clase de conjuntos más amplia.
III) Al igual que en el caso de funciones de una variable cuando se habla de áreas, la inte-
gral de funciones escalonadas proporciona una primera aproximación a la idea de volu-
men, etc. Véase la ilustración 5.2: la integral de la función escalonada representada a
la izquierda es la suma de los volúmenes de los paralelepípedos (intervalos de R3 ) de la
derecha.
En el lenguaje del Análisis Funcional, lo anterior define una seminorma. Nótese que funciones
escalonadas e iguales casi siempre distan entre sí 0, de ahí el prefijo “semi”. Hablando de
manera relajada, funciones escalonadas (luego será también con funciones cualesquiera) que
coincidan salvo en conjuntos de medida nula son, a todos los efectos de integración, iguales.
5.26 Teorema. Sea {αn }∞n=1 una sucesión fundamental de funciones escalonadas en R .
d
5.28 Observaciones.
I) En general, la convergencia en los espacios normados de funciones integrables (de-
notados usualmente
R por L , L 1 , L1 , . . . ), esto es, la convergencia de la (semi)norma
kfn − f k = |fn − f | −→ 0 , no garantiza la convergencia puntual de las funciones fn
n→∞
hacia f . Las conclusiones del teorema 5.26 proporcionan una primera aproximación al
teorema de completitud 6.8, además de ser herramienta fundamental en la deducción de
teoremas como el mencionado 6.8 o 5.27.
II ) El teorema 5.27 refleja el axioma de “continuidad” que se establece en el esquema abs-
tracto de la integral de Daniell, aunque este principio o axioma se identifica mejor en el
método de las funciones superiores de Riesz, donde se formula así:
R
“Si αn ↓ 0 , entonces αn ↓ 0 ”
(el decrecimiento y signo no negativo de {αn }∞n=1 implican su carácter fundamental, ver
ejercicio 5.27). Eso se traducirá finalmente en que
R R
“Si αn ↑ f , entonces αn ↑ ℓ =: f ”,
siendo el límite ℓ independiente de la sucesión {αn }∞ n=1 que
R crezca hacia la función su-
perior f , lo que permite definir sin ambigüedad el valor de f . En la variante del método
de Riesz que desarrollamos en este curso, al prescindir de la monotonía, la mencionada
propiedad de “continuidad” no se obtiene con la mera convergencia puntual, se ha de
añadir la hipótesis de que la sucesión sea fundamental.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
78 Tema 5. Fundamentos de la integral
Con el objetivo de tratar de una manera uniforme la teoría que ahora presentamos es
conveniente y habitual extender ciertas nociones aritméticas y de orden de la recta real a
los puntos del infinito. Dicho de manera informal, se trata de generalizar todas aquellas
propiedades en las que no se presenten indeterminaciones.
Notación: Por recta (real) ampliada entendemos el conjunto obtenido al añadir dos puntos a
la recta real, los denominados puntos del infinito:
R ∪ {−∞} ∪ {∞} .
Se extienden a la recta ampliada las siguientes nociones de R:
∗ Relación de orden: Si a ∈ R se define −∞ < a < ∞ , conservándose la relación de
orden usual entre elementos de R. Dicha relación de orden es total y permite hablar de
intervalos y, en particular, representar por [−∞, ∞] a la recta ampliada.
∗ Aritmética: Si a ∈ R, se definen:
a + (±∞) = ±∞ , ∞ + ∞ = ∞, (−∞) + (−∞) = −∞ ;
a · ∞ = ∞ si a > 0 , a · ∞ = 0 si a = 0 , a · ∞ = −∞ si a < 0 ,
a · (−∞) = −∞ si a > 0 , a · (−∞) = 0 si a = 0 , a · (−∞) = ∞ si a < 0 ,
(−∞) · (−∞) = ∞ · ∞ = ∞ , ∞ · (−∞) = (−∞) · ∞ = −∞ .
Se tiene siempre que lim inf xk ≤ lim sup xk , además, la sucesión {xk }∞
k=1 tiene límite
k→∞ k→∞
(finito o infinito) si, y sólo si, se da la igualdad, en cuyo caso
lim xk = lim sup xk = lim inf xk .
k→∞ k→∞ k→∞
5.31 Observaciones.
I) Las familias que aparecen en la definición anterior pueden ser finitas; en este caso se
entiende que existe j0 ∈ N tal que Ij = Ø para j ≥ j0 .
II ) La medida exterior de un conjunto A es +∞ en el caso de que todas las series asociadas
a los recubrimientos de A por intervalos sean divergentes.
III ) Si un subconjunto E de Rd es despreciable (de medida nula) entonces m∗ (E) = 0 y, en
general, para cualquier otro subconjunto A de Rd se tiene que
m∗ (A ∪ E) = m∗ (A) .
5.32 Proposición.
I) Si A ⊆ B , entonces m∗ (A) ≤ m∗ (B).
◦
II ) Sean I un intervalo y A un conjunto de Rd verificando I ⊆ A ⊆ I . Entonces m∗ (A) =
m(I).
III ) m∗ (Ø) = 0 y m∗ (Rd ) = +∞.
5.35 Observaciones.
I) En virtud de la proposición 5.33, un conjunto E es medible si, y sólo si, para cada
conjunto A de Rd , se verifica que
m∗ (A) ≥ m∗ (A ∩ E) + m∗ (A \ E) .
II ) Para comprender la motivación de la Condición de Carathéodory (algo oscura, en prin-
cipio) pensemos en asignar una “medida interior”, m∗ , aproximando un conjunto E me-
diante subconjuntos suyos, y diciendo que E es medible si
m∗ (E) = m∗ (E) .
De hecho, esto es lo que hizo Lebesgue, pero es más difícil de lo que cabría esperar y
complicado de generalizar a conjuntos de medida infinita. En su lugar, la idea de Ca-
rathéodory consiste en concebir la medida interior de un conjunto E contenido en el
“espacio de medida” X como la medida exterior de su complementario en X , es decir,
m∗ (E) = m∗ (X) − m∗ (X \ E)
Entonces, que la medida interior y la exterior de E sean iguales se traduce en que
m∗ (E) = m∗ (X) − m∗ (X \ E) .
Esto funciona bien para medidas finitas (p.e., se trabaja en X = [0, 2π] al estudiar series
de Fourier, interés principal de Lebesgue), pero no tiene sentido considerar una indeter-
minación del tipo ∞ − ∞ , así que es mejor establecer la “medida interior respecto de A”
como
mA (E) = m∗ (A) − m∗ (A \ E)
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
80 Tema 5. Fundamentos de la integral
que está bien definida si m∗ (A) es finita, y representaría una medida interior de A ∩ E , ya
que A es unión disjunta de A ∩ E y A \ E ; al imponer la igualdad de la medida interior
y la exterior se convierte en
m∗ (A ∩ E) = m∗ (A) − m∗ (A \ E) para todo conjunto A de medida exterior finita
y, finalmente, se extiende a conjuntos cualesquiera evitando la indeterminación ∞ − ∞ :
m∗ (A ∩ E) + m∗ (A \ E) = m∗ (A) para todo conjunto A.
El prefijo σ se usa para designar procesos aditivos numerables (sumas numéricas, uniones
de conjuntos, etc.). Los siguientes resultados precisarán el motivo de esta nomenclatura.
5.37 Propiedades.
I) Si E es medible, también lo es su complementario Rd \ E .
II ) Si E es despreciable (m∗ (E) = 0), entonces es medible y m(E) = 0.
III) El conjunto vacío Ø y el conjunto total Rd son medibles.
IV ) Si E y F son conjuntos medibles también lo son su unión E ∪ F , su intersección E ∩ F ,
y su diferencia E \ F . En consecuencia, la unión finita de conjuntos medibles es un
conjunto medible y la intersección finita de conjuntos medibles es un conjunto medible
(es decir, M es un álgebra de conjuntos).
En particular, si A = Rd ,
k Xk
m ∪ Ej = m(Ej ) .
j=1
j=1
5.39 Teorema. La familia M de los conjuntos medibles es una σ -álgebra, es decir, verifica
las siguientes propiedades:
I) Ø ∈ M.
II ) Si E ∈ M, entonces Rd \E ∈ M.
∞
III) Si {Ej }∞
j=1 es una sucesión de elementos de M, entonces E = ∪ Ej pertenece a M.
j=1
(Nótese que conjugando II ) y III ) se deduce que también la intersección numerable de
conjuntos medibles es un conjunto medible).
5.40 Proposición.
I) Los intervalos son conjuntos medibles.
II ) Los conjuntos abiertos y los conjuntos cerrados son medibles.
Al verificar estas propiedades se dice que la medida de Lebesgue es una medida regular.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
82 Tema 5. Fundamentos de la integral
5.46 Definición. Sea f una función real definida y acotada en el intervalo compacto I de Rd .
Se define la integral superior de Riemann de f en I como el número real
Z
f = inf {S(f, P) : P es partición de I}.
I
5.47 Observaciones.
I) En realidad la construcción de Darboux definida arriba
Pnequivale a la de Riemann, que
consiste en aproximar la integral por sumas del tipo k=1 f (xk ) m(Ik ) , donde xk ∈ Ik
para cada k = 1, . . . , n.
II ) Si α es una función escalonada en el intervalo compacto I , entonces α es integrable en I
en el sentido de Riemann y su integral es la misma que se definió en 5.16.
III) Toda función continua en un intervalo compacto I de Rd (y por tanto, uniformemente
continua) es integrable en dicho intervalo (ver también los ejercicios 5.27 y 5.28).
IV ) No es complicado probar las propiedades básicas del integral de Riemann: si f y g son
funciones integrables en un intervalo compacto I de Rd , entonces
R
∗ ParaR todos Ra, b ∈ R la función a f + b g es integrable en I y se tiene que I (a f + b g) =
a I f + b I g (linealidad).
R R
∗ Si f (x) ≤ g(x) para cada x ∈ I , entonces I f ≤ I g (monotonía).
R R
∗ La función |f | es integrable en I , y I f ≤ I |f | ≤ sup{|f (x)| : x ∈ I} m(I).
El recíproco no es cierto, es decir, la integrabilidad de |f | no implica la de f .
5.54 Definición. Sea f una función real definida y localmente integrable en un abierto V de
Rd . Se dice que la integral impropia de f en V es convergente si para cada {Kn }∞
n=1 , sucesión
expansiva de compactos medibles para V , existe y es finito el límite
Z
lim f (x) dx .
n→∞ Kn
En este caso, al límite anterior, que es el mismo para todas las sucesiones expansivas de com-
pactos
Z medibles
Z de V , seZle denomina igualmente integral de f en V y se denota igualmente
por f, f (x) dx o f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 dx2 . . . dxp .
V V V
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
84 Tema 5. Fundamentos de la integral
En lo que respecta a la integración del valor absoluto de una función, es evidente que si
la integral impropia de la función f en un abierto V de Rd tiene sentido, también lo tiene
la integral impropia de |f | en el mismo abierto, así que, al igual que se hace en el caso
unidimensional, podríamos estar tentados de hablar de convergencia absoluta de integrales
impropias, pero no ha lugar para ello.
Recordemos que en la integración en intervalos de la recta la convergencia absoluta im-
plica la convergencia de la integral impropia, pero el recíproco no es cierto en general. El
concepto de convergencia en aquel caso se enuncia tradicionalmente en términos de suce-
siones crecientes de subintervalos compactos; sin embargo, la construcción de la integral
impropia presentada ahora (que abarca también el caso d = 1), considerando todos los po-
sibles subconjuntos medibles y compactos del abierto V , es más exigente, resultando que el
concepto de convergencia absoluta es redundante:
5.56 Teorema. Sea f una función real definida en un subconjunto abierto V de Rd y local-
mente integrable en V . La integral impropia de f en V es convergente si, y sólo si, lo es la
integral impropia de |f | en V . En caso de que converjan se tiene que
Z Z
f (x) dx ≤ |f (x)| dx .
V V
El mismo resultado se obtiene sustituyendo en todos los casos las integrales superiores
por integrales inferiores.
Como antes, dada una función f definida en un abierto V de Rd = Rm+q , denotaremos por
f a la función definida en todo Rd que se obtiene al extender f por 0 en los puntos que no
∗
∗
pertenecen a V . Es sencillo
R comprobar Rque f∗ es integrable en V si, y sólo si, f es integrable
d
en R , y que en este caso V f (x) dx = Rd f (x) dx.
5.58 Teorema (Criterio de Tonelli-Hobson). Sea f una función real definida y localmente
integrable en un abierto V de Rd = Rm+q . Si alguna de las dos integrales iteradas
Z Z Z Z
|f ∗ (x, y)| dy dx o |f ∗ (x, y)| dx dy
Rm Rq Rq Rm
f en V , es convergente.
5.59 Teorema (de Fubini para integrales impropias). Sea f una función real definida en un
subconjunto abierto V de Rd = Rm+q y tal que la integral impropia de f en V es convergente.
Entonces Z Z Z Z
f (x, y) dx dy = f ∗ (x, y) dx dy = f ∗ (x, y) dy dx ,
V Rd Rm Rq
siempre que las integrales iteradas tengan sentido como integrales impropias absolutamente
convergentes en Rq y Rm .
Ejercicios
5.1 Sean I un intervalo de Rd y ε > 0. Probar que existe una colección finita de cubos
{Ck : k = 1, 2, . . . , n} tal que:
n P
n
i) I ⊂ ∪ Ck , ii) m(I) ≤ m(Ck ) ≤ m(I) + ε.
k=1 k=1
Además, si los cubos se toman semiabiertos, se pueden elegir disjuntos dos a dos.
5.2 Probar que la caracterización de conjuntos de medida nula se puede establecer de for-
ma equivalente exigiendo que los intervalos Ik que recubren E sean todos abiertos, o todos
compactos, o todos cubos, etc.
5.3 Probar que un conjunto E es de medida nula si, y sólo si, puede ser recubierto por una
familia numerable de conjuntos Ek tales que Ek ⊂ Ik , siendo los Ik intervalos abiertos cuya
suma de medidas puede tomarse arbitrariamente pequeña.
En particular, el subconjunto E de Rd es de medida nula si, y sólo si, para cada ε > 0
existe una familia numerable de bolas euclídeas {B(ak , rk ) : k ∈ N} tales que
∞
X
∞
E ⊂ ∪ B(ak , rk ) y (rk )d < ε .
k=1
k=1
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
86 Tema 5. Fundamentos de la integral
◦
5.4 Probar que si E es un subconjunto de Rd con E 6= Ø, entonces E no puede ser despre-
ciable (de medida nula).
5.6 Comprobar que un conjunto de interior vacío no tiene por qué ser necesariamente de
medida nula.
5.7 Sea A un subconjunto de Rd tal que su derivado es finito. Demostrar que A es de medida
nula.
5.8 Sea A = (0, 1) ∩ Q y sean I1 , I2 , . . . , In intervalos abiertos que recubren a A. Probar que
n
X
m(Ik ) ≥ 1 .
k=1
Analice lo anterior en relación con los conceptos de medida nula y contenido de Jordan nulo.
5.12 (El conjunto ternario de Cantor) Se denota por Q0 al intervalo compacto [0, 1] ⊂ R. Se
divide Q0 en tres segmentos de igual longitud y se consideran los 2 intervalos cerrados I1,j ,
j = 1, 2, de la partición generada en Q0 adyacentes a sus extremos. Cada uno de ellos tiene
2
longitud 1/3, por tanto el conjunto Q1 = ∪ I1,j tiene medida 2/3. A continuación se procede
j=1
igual con cada uno de los intervalos I1,j , obteniéndose así 22 intervalos I2,j , j = 1, 2, 3, 4, de
22 2
longitud 1/32 cuya unión Q2 = ∪ I2,j tiene medida 2 /32 .
j=1
Recurrentemente se construye una sucesión de compactos {Qn }∞
n=1 que verifica:
3. Si m > n, en cada In,j hay exactamente 2m−n intervalos del tipo Im,l .
Se define el conjunto ternario de Cantor C como
∞
C = ∩ Qn .
n=1
5.13 Probar que todos los puntos del intervalo [0, 1] cuya expresión decimal no contiene más
que ceros o nueves forman un conjunto de medida nula y no numerable.
5.15 Sea A un abierto convexo de Rd . Probar que Fr(A), la frontera de A, es de medida nula.
Dedúzcase lo mismo en el caso de que A sea cerrado y convexo.
Nota: Este ejercicio está propuesto, junto con un esbozo de su resolución, en el volumen 2 de
la obra de Garnir [25].
5.16 Sea E un subconjunto acotado de Rd tal que su frontera tiene medida nula. Probar
que, dado ε > 0, existen conjuntos elementales C y A tales que
1. C es cerrado y C ⊂ E .
2. A es abierto y E ⊂ A.
3. m(A \ C) < ε.
5.17 Dada una función f : E ⊂ Rd → R se dice que c ∈ R es una cota superior casi siempre de
f en E si el conjunto {x ∈ E : f (x) > c} tiene medida nula. Si f tiene una cota superior c.s.
diremos que f está acotada superiormente c.s., y en este caso se define el supremo esencial
de f como el extremo inferior de sus cotas superiores c.s. De forma análoga se definen las
cotas inferiores c.s. y el ínfimo esencial. Se dice que la función f está esencialmente acotada
en E si |f | está acotada superiormente c.s. en E .
Demostrar que el supremo esencial de una función es una cota superior casi siempre de
la función.
5.19 Construir:
I) Una función casi siempre continua en R que no sea igual casi siempre a una función
continua.
II ) Una función casi siempre igual en R a una función continua y que no sea casi siempre
continua.
5.20 Probar que si f : R → R verifica que f (x) = f (x + 1) para casi todo x ∈ R, entonces
existe g: R → R tal que f (x) = g(x) casi siempre y g(x) = g(x + 1) para cada x ∈ R.
5.21 Se dice que A ⊂ Rd es casi abierto si casi todos sus puntos son interiores. Sea V abierto
de Rd y f : V → R. Probar que son equivalentes:
a) f es continua en casi todo punto de V .
b) Para todo t ∈ R los conjuntos {x ∈ V : f (x) > t} y {x ∈ V : f (x) < t} son casi
abiertos.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
88 Tema 5. Fundamentos de la integral
5.26 Sea f una función acotada en el intervalo compacto [a, b] de R que también es, o
bien continua a trozos, o bien monótona a trozos (en los dos casos f es Riemann-integrable
en [a, b]). Probar que f es límite c.s. en [a, b] de una sucesión fundamental de funciones
escalonadas. Más aún, la sucesión se puede tomar monótona creciente.
5.28 Sea f una función real definida y continua en un intervalo compacto I de Rd . Probar
que f es límite uniforme en I de una sucesión fundamental de funciones escalonadas.
5.30 En las condiciones y con la notación del teorema 5.26. Comprobar con un ejemplo que
el hecho de que la sucesión {αnk }∞
k=1 converja uniformemente en el complementario de cada
conjunto Uj , j ∈ N, no implica que esta sucesión converja uniformemente en la unión de
∞
todos ellos, es decir, en Rd \ ( ∩ Uj ).
j=1
Tema 6
Integral de Lebesgue
1 Aunque la particularización de la integración abstracta propuesta por Daniell realizada por Riesz se publica en
89
90 Tema 6. Integral de Lebesgue
6.1 Definición. Sea f una función definida c.s. en Rd . Se dice que f es integrable (en el sen-
tido de Lebesgue ) si es límite en casi todo punto de una sucesión fundamental de funciones
escalonadas {αn }∞n=1 . En este caso, existe el límite
Z
lim αn (x) dx
n→∞ Rd
y es el mismo para todas las sucesiones fundamentales que convergen c.s. hacia f .
La integral (de Lebesgue ) de f es el límite anterior y se denota por
Z Z Z Z
f (x) dm(x) , f (x) dx , f, o simplemente f.
Rd Rd Rd
6.3 Observaciones.
I) Nótese que la notación usada para la integral de una función es la misma que en el
caso de funciones escalonadas. Por supuesto, una función escalonada es integrable en
el sentido de Lebesgue y su integral coincide con la dada en la definición 5.21.
II ) También, para hacer énfasis en la dimensión del espacio en que se integra son habituales
las notaciones
Z Z
f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 . . . dxp , f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 . . . dxp , etc.
Rp
III) Por definición, funciones que sean iguales casi siempre son simultáneamente integrables
o no, y si lo son tienen la misma integral. De forma más coloquial: al integrar, es irrele-
vante lo que ocurra en conjuntos de medida nula, en este sentido son “despreciables”.
IV ) Como cabe esperar, los conjuntos integrables con medida 0, en los términos de la defini-
ción anterior, son los conjuntos de medida nula según la acepción introducida en el tema
anterior. Esta afirmación será probada un poco más tarde, cuando hayamos desarrollado
toda la maquinaria de la integral. De momento, lo que es evidente es que los conjuntos
despreciables son integrables y tienen medida 0.
V) La clase de los conjuntos integrables contiene, obviamente, a los conjuntos elementales y
la medida ahora definida coincide con la que se introdujo en el tema anterior. Esta clase
está contenida a su vez en una más amplia, la de los conjuntos medibles. De momento
nos conformamos con señalar que los conjuntos integrables son los conjuntos medibles
que tienen medida finita.
VI ) El conjunto de funciones integrables en Rd se denota por L 1 (Rd ), o simplemente por
L (Rd ). La L en honor a Lebesgue, claro está. En cuanto al exponente 1, adquiere más
relevancia en otro contexto más general, cuando se consideran los espacios L p , esto es,
funciones tales que |f |p es integrable (|f |1 = |f | es integrable si lo es f , ver 6.4.II).
II ) |f | ∈ L 1 (Rd ) y además
Z Z
f ≤ |f | .
Rd Rd
6.5 Observación. Dada una función real f : X → R se definen su parte positiva y su parte
negativa por
f + (x) = max{f (x), 0} y f − (x) = max{−f (x), 0} ,
respectivamente. Es obvio que f + ≥ 0, f − ≥ 0 y que
f = f + − f −, |f | = f + + f − .
Tanto en la teoría de la Medida e Integración Abstracta como en el esquema de Daniell, o de
las funciones superiores, la integrabilidad se define primero para funciones positivas y luego
para funciones reales: f será integrable si, y sólo si, lo son f + y f − , en cuyo caso
Z Z Z Z Z Z
+ − +
f= f − f y |f | = f + f −.
nos encontramos que funciones distintas, pero iguales c.s., distan 0 entre si. La respuesta
a este contratiempo es identificar funciones iguales c.s., esto es, considerar la relación de
1 d
equivalencia dada por “f Rg si f = g ” y el espacio cociente L (R )/R, que se denota por
c.s. R
L1 (Rd ). Resulta que L1 (Rd ) es un espacio normado cuando se considera kCf k = |f |, siendo
f cualquier representante de la clase Cf . Como en todo espacio normado, las nociones topo-
lógicas se pueden dar en términos secuenciales, de ahí el nombre que reciben los primeros
resultados. No volveremos a mencionar este asunto.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
92 Tema 6. Integral de Lebesgue
6.7 Teorema (Densidad de las funciones escalonadas en L1 ). Sea f una función integrable
en Rd y sea {αn }∞
n=1 una sucesión fundamental de funciones escalonadas que converge c.s.
hacia f . Entonces Z
lim |f (x) − αn (x)| dx = 0 .
n→∞ Rd
6.11 Teorema (de la convergencia dominada, de Lebesgue). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de
funciones integrables en Rd que converge en casi todo punto hacia una función f . Suponga-
mos que además existe una función g integrable en Rd tal que
|fn (x)| ≤ g(x) para todo n ∈ N .
c.s.
Entonces:
I) f es integrable.
Z Z Z
II ) lim |fn − f | = 0 ; en particular, lim fn = f.
n→∞ Rd n→∞ Rd Rd
límite que puede ser finito o infinito. Obviamente, la función f será integrable si el límite
es finito. También se admite que una función pueda tomar el valor ∞, de manera que toda
sucesión creciente de números no negativos tiene límite en la semirrecta ampliada [0, ∞]. En
este contexto, el teorema de la convergencia monótona adquiere un aspecto más sencillo:
6.13 Teorema (de la convergencia monótona, de Lebesgue). Sea {fn }∞ n=1 una sucesión de
funciones “medibles” y no negativas en Rd tal que para cada n ∈ N se verifica
fn (x) ≤ fn+1 (x) para casi todo x ∈ Rd .
R R
Entonces la función definida c.s. por f = lim fn es “medible” y lim d fn = Rd
f.
n→∞ n→∞ R
Más adelante daremos sentido al término medible, de momento baste indicar que hay
funciones que podemos medir, pero que no son integrables. En la misma línea citamos otro
afamado resultado (ver también el ejercicio 6.10):
6.14 Teorema (Lema de Fatou). Sea {fn }∞
n=1 una sucesión de funciones “medibles” y no
negativas. Entonces Z Z
lim inf fn ≤ lim inf fn .
n→∞ n→∞
límites que existen siempre en la recta ampliada [−∞, ∞]. Resulta que lim inf an ≤ lim sup an ,
n→∞ n→∞
y si coinciden la sucesión tiene límite, que es ese valor común.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
94 Tema 6. Integral de Lebesgue
Notación: En general, cuando una función no esté definida en todo Rd , sino en un subcon-
junto suyo E , a la extensión f ∗ , construida como en la definición precedente, la denotaremos
por f χE . Por ejemplo, ln χ(0,∞) o ln(x) χ(0,∞) (x) representa la función que toma los mismos
valores que el logaritmo natural en (0, ∞) y se anula en el resto de los puntos de R.
6.16 Teorema. Sea [a, b] un intervalo compacto de R y f : [a, b] → R una función acotada. Si
f es integrable en [a, b] en el sentido de Riemann también lo es en el de Lebesgue, además se
tiene que
Z b Z
f (x) dx = f (x) dm(x) .
a [a,b]
6.18 Observación. Los dos teoremas anteriores muestran que la teoría de Lebesgue genera-
liza a la de Riemann y nos dan la pista para comprobar que esta generalización es estricta,
es decir, que existen funciones integrables en el sentido de Lebesgue que no lo son en el de
Riemann: basta considerar el ejemplo propuesto por Dirichlet, la función característica de los
racionales de [0, 1]:
f (x) = χQ (x)χ[0,1] (x) .
Esta función no es continua en ningún punto de [0, 1], luego no puede ser Riemann-integrable
en este intervalo. Por otra parte, dado que Q ∩ [0, 1] es de medida nula, f = 0, por lo que f es
c.s.
Lebesgue-integrable, y con integral 0.
Por supuesto, en los modelos habituales de la Ciencia y la Técnica las funciones son más
“dóciles” que la del ejemplo anterior, y los problemas de integrabilidad suelen venir dados por
el carácter no acotado del integrando o del dominio de integración. En este sentido, lo que
veremos a continuación se puede resumir en el siguiente aserto:
Para funciones localmente acotadas y continuas en casi todo punto de un intervalo, la inte-
grabilidad en el sentido de Lebesgue equivale a la convergencia absoluta de la integral en el
sentido impropio de Riemann.
La clave de los siguientes resultados radica en que todo intervalo abierto es unión nume-
rable de subintervalos compactos, unión que además puede tomarse de forma expansiva.
Además, Z Z →b
f (x) dm(x) = f (x) dx = F (b− ) − F (a+ ) .
(a,b) →a
6.21 Observaciones.
I ) En el teorema precedente, la condición de convergencia absoluta de la integral no se
puede sustituir por la mera convergencia. El clásico contraejemplo de la función
sen(x) χ
f (x) = (0,∞) (x)
x
nos sirve para mostrar que una función puede tener integral impropia convergente y no
ser integrable en el sentido de Lebesgue.
II ) A tenor de lo expuesto anteriormente, en el estudio de integrales de Lebesgue son apli-
cables las mismas técnicas usadas en la integral de Riemann que emanan del criterio de
comparación. Por citar algún ejemplo:
1. Si f es continua en el intervalo (0, b] y existe lim xα f (x) = ℓ ∈ (0, ∞), entonces f es
x→0+
integrable en (0, b] si, y sólo si, lo es la función 1/xα , es decir, si y sólo si, α < 1.
2. Sea f una función definida en el intervalo [a, b), acotado o no, y tal que existe una
sucesión {cn }∞
n=1 de puntos de (a, b) y estrictamente creciente, con lim cn = b de
n→∞
manera que f es Lebesgue-integrable en [a, c1 ) y en cada intervalo [cn , cn+1 ), n ∈ N.
Entonces f es integrable en [a, b) si, y sólo si, la serie de términos positivos
∞ Z
X
|f (x)| dm(x)
n=1 [cn ,cn+1 )
El lector sabrá realizar el conveniente ejercicio de traducción para reinterpretar los crite-
rios de convergencia absoluta restantes en el contexto de la integral de Lebesgue.
III ) Se podría estar tentado de definir una integral impropia de Lebesgue pero, a diferencia
de la teoría de Riemann, en la de Lebesgue no cabe tal impropiedad, aunque se pueden
considerar integrales flechadas, límites de integrales que no son integrales2 . Notemos
que en la construcción de Lebesgue no se ha impuesto ninguna restricción en cuanto a
la acotación de las funciones o de sus dominios de definición; además, el concepto de
“convergencia absoluta” es ocioso en este caso, equivale a la integrabilidad de la función
(se razona como en la prueba del teorema 6.20). Volviendo al ejemplo previo, la sucesión
de intervalos In = [a, cn ) es creciente, por lo que la sucesión {gn }∞
n=1 definida por
n
X
gn = |f | χIn = |f | χ[cn−1 ,cn ) (c0 = a),
k=1
las fórmulas de transformadas integrales o sus inversas: de Fourier, de Laplace, etc. (ver ejercicio 9.3).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
96 Tema 6. Integral de Lebesgue
Ejercicios
6.9 Considérese la sucesión de funciones definida en el ejercicio 6.5.V. Demostrar que dicha
sucesión converge en casi todo punto y satisface la condición de tipo Cauchy del teorema 6.8.
Sin embargo, no puede existir ninguna función g ∈ L 1 (R) tal que
|fn (x)| ≤ g(x) para cada n ∈ N .
c.s.
Nota: La prueba del teorema de la convergencia dominada 6.11 consiste, grosso modo, en
probar que la condición de acotación de las fn implica el carácter “de Cauchy” de la sucesión.
Lo que muestra este ejemplo es que el recíproco no es cierto, esto es, la condición de tipo Cauchy
para una sucesión {fn }∞
n=1 de funciones integrables no implica una acotación uniforme de todos
los términos fn por una misma función integrable g .
∞ R
P
6.11 Para cada n ∈ N sea fn una función integrable en Rd . Se supone que Rd
|fn | < ∞ .
n=1
Probar que:
P
∞
I) fn converge absolutamente c.s. hacia una función integrable.
n=1
Z ∞ Z
P P
∞
II ) Se tiene que fn = fn .
Rd n=1 n=1 Rd
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98 Tema 6. Integral de Lebesgue
Z
1 d
6.13 Si fn ∈ L (R ), n ∈ N, y lim |fn | = 0 , entonces {fn }∞
n=1 no converge necesaria-
n→∞ Rd
mente c.s. hacia la función nula, pero contiene una subsucesión que sí lo hace.
6.15 Sea f una función real definida y continua en un intervalo compacto I de Rd . Probar
que g = f χI es integrable en Rd y se verifica que
Z
min{f (x) : x ∈ I} m(I) ≤ g(x) dx ≤ max{f (x) : x ∈ I} m(I) .
Rd
Sugerencia: Ver ejercicio 5.28.
6.24 Sean p y q números reales positivos. Se consideran las siguientes funciones definidas
en el intervalo (0, 1):
n
X
xp−1
f (x) = ; fn (x) = xp−1 (−1)k xk q , n = 0, 1, 2, . . .
1 + xq k=0
6.27 Calcular Z ∞
log(x + n) e−x cos(x)
lim dx .
n→∞ 0 n
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100 Tema 6. Integral de Lebesgue
Nota: El resultado es válido para una clase más amplia de conjuntos (ver el lema de
Urysohn 1.89.III), ahora bien, en el caso de intervalos la función g se puede construir explí-
citamente de forma sencilla.
El conjunto sop(g) = cl({x ∈ Rd : g(x) 6= 0}) (un cerrado) se denomina soporte de g .
El espacio de las funciones continuas en Rd y de soporte compacto se denota por Cc (Rd ).
Según el resultado del ejercicio 6.15 toda función de Cc (Rd ) es integrable.
II ) Sea α una función escalonada en Rd . Demostrar que para todo ε > 0 existe una función
g ∈ Cc (Rd ) tal que Z
|α(x) − g(x)| dx < ε.
Rd
En el tema anterior, y sobre todo a la vista de algunos ejercicios, ya se puede intuir que
el concepto de integral se puede establecer para funciones no necesariamente definidas en
todo el espacio. Los dominios de definición de estas funciones no pueden ser arbitrarios, se
necesita que puedan ser medidos (que tengan área, volumen, etc.). Ya hemos contemplado
antes una gama de estos conjuntos, los integrables, pero esto excluye a todos los que tienen
“medida infinita” (una semirrecta en R, un sector angular en R2 , etc.).
Asimismo, conviene considerar funciones con “buen comportamiento” aunque no sean
integrables: las funciones constantes y no nulas y otras muchas funciones continuas resultan
no integrables en Rd . Estos problemas son el objetivo de las dos primeras secciones.
Una vez establecida esta generalización de la integral se trata la primera de las dos grandes
técnicas prácticas: la integración iterada, que reduce el cálculo al de integrales en intervalos
de la recta, presentado en el tema precedente. La otra técnica destacable, el método de cambio
de variables, que generaliza el homónimo resultado para funciones de una variable, es el foco
de atención del tema siguiente.
7.1 Definición. Una función f definida en Rd se dice medible (en el sentido de Lebesgue) si
es límite c.s. de una sucesión de funciones escalonadas.
Se dice que un subconjunto E de Rd es medible si su función característica es medible.
7.2 Ejemplos.
I) Toda función integrable es medible.
II ) Toda función numerablemente escalonada es medible.
III ) Si g es medible y f = g , entonces f es medible.
c.s.
IV ) Los conjuntos elementales y, en general, los conjuntos integrables son medibles.
V) Rd , Ø y los conjuntos de medida nula son medibles.
Las siguientes propiedades son prácticamente inmediatas a partir de las propiedades de
las funciones escalonadas.
7.3 Propiedades. Sean f , f1 , f2 , . . . , fn funciones medibles en Rd y E , E1 , E2 , . . . , En subcon-
juntos medibles de Rd . Se tiene que:
I) |f | es medible, pero el recíproco no es cierto (puede ser |g| medible y no serlo g ).
P
n
II ) Si λ1 , λ2 , . . . , λn ∈ R, la función λ1 f1 + λ2 f2 + . . . + λn fn = λk fk es medible.
k=1
Q
n
III ) f 1 · f2 · · · fn = fk es medible.
k=1
101
102 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.7 Teorema (Criterio de comparación). Sea f una función medible en Rd . Se supone que
existe g ∈ L 1 (Rd ) con |f | ≤ g , entonces también f es integrable.
c.s.
7.8 Corolario. Una función medible f es integrable si, y sólo si, |f | es integrable.
7.16 Proposición. Sea f : Rd → R medible. Para cada a ∈ R los siguientes conjuntos son
medibles:
{x ∈ Rd : f (x) ≤ a} , {x ∈ Rd : f (x) ≥ a} , {x ∈ Rd : f (x) = a} ,
{x ∈ Rd : f (x) > a} , {x ∈ Rd : f (x) < a} , {x ∈ Rd : f (x) 6= a} .
7.19 Proposición. Una función f : Rd → R es medible si, y sólo si, para cada a ∈ R el conjunto
{x ∈ Rd : f (x) < a} es medible.
7.20 Observaciones.
I) El resultado anterior completa la proposición 7.16 pues incluye su recíproco. En la teoría
abstracta de la medida las funciones medibles f se definen, una vez que se tiene el
espacio de medida (la familia de los subconjuntos medibles) como aquellas tales que
P
n
los conjuntos {f < a}, {f ≤ a}, etc., son medibles; las funciones del tipo a k χ Ek ,
k=1
denominadas simples, son medibles según esta definición, y cualquiera que sea límite
c.s. de una sucesión de funciones simples también será medible. Conocida la medida de
los conjuntos medibles, el proceso de integración es similar al que hemos presentado,
jugando las funciones simples el mismo papel que en nuestro esquema han jugado las
funciones escalonadas.
II ) Estamos ahora en condiciones de examinar comparativamente las teorías de la integral
de Riemann y de Lebesgue:
1. En la teoría de Riemann (propia) se consideran funciones f acotadas en interva-
los acotados I . La integrabilidad de f en I se establece en términos de particiones
n
I = ∪ Ik en subintervalos de diámetro cada vez más pequeño, confiando en que la
k=1
función “oscile poco” y que las sumas de Darboux
n
X n
X
inf{f (x) : x ∈ Ik } m(Ik ) y sup{f (x) : x ∈ Ik } m(Ik )
k=1 k=1
disten poco entre sí (cada vez menos haciendo el diámetro de la partición más pe-
queño). La integral de Riemann es el límite común de las sumas de Darboux (límite
creciente para las sumas inferiores y decreciente para las superiores).
2. En la teoría de Lebesgue es irrelevante que f sea acotada o que se anule fuera de
un conjunto acotado. Para ilustrar esto pongamos que f ≥ 0 (esta suposición no
supone ninguna limitación en el razonamiento pues |f | será integrable si lo es f , y
permite visualizar mejor lo expuesto). La idea es considerar particiones de la imagen
y no del dominio, por ejemplo, si n ∈ N, entonces [0, ∞) = ∪ [(k − 1)/2n , k/2n ) y los
k∈N
conjuntos An,k = {x : (k − 1)/2n ≤ f (x) < k/2n } son medibles. Las funciones
n
n2
X k−1 χAn,k
sn =
k=1
2n
son medibles y simples, además, sn ↑ f . Lo que importa, no es que los conjuntos
n→∞
An,k tengan medida grande o pequeña (lo que, por otra parte, no tiene nada que ver
con su carácter de acotados o no), sino que las sumas
Z n2
X
n
k−1
sn = m(An,k )
k=1
2n
R
permanezcan acotadas: el supremo, que es también el límite, de las integrales sn
es, por definición, la integral de f .
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104 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
III) Según 7.15 los conjuntos abiertos, los cerrados, los de medida nula, y los que obtenga-
mos de ellos mediante uniones o intersecciones numerables son medibles. En realidad,
es difícil imaginar conjuntos no medibles, al menos entre los que uno se encuentra en
los modelos de la Ciencia y la Técnica. Vitali proporciona en 1905 el primer ejemplo (ver
ejercicio 7.12), ahora bien, su construcción requiere del Axioma de Elección, un postula-
do equivalente al Lema de Zorn o al Teorema del Buen Orden, que suele ser admitido por
la mayoría de la comunidad matemática.
La duda de si la existencia de conjuntos no medibles puede ser establecida independien-
temente de ese axioma no fue resuelta hasta 1971, cuando Solovay muestra que en la
axiomática tradicional (la de Zermelo y Fraenkel) la existencia de conjuntos no medi-
bles Lebesgue en R es un indecidible, es decir, una proposición tal que ella misma o su
negación se pueden añadir al sistema axiomático resultando otro sistema consistente.
En otras palabras: si admitimos el Axioma de Elección, entonces en R hay subconjuntos
no medibles en el sentido de Lebesgue; si no lo admitimos, podemos afirmar que existen
conjuntos no medibles o que no existen, lo que nos apetezca.
IV ) Según la proposición 7.19 la existencia de funciones no medibles va ligada a la existencia
de conjuntos no medibles. Aún suponiendo su existencia es difícil toparse, en la prác-
tica, con una de ellas. Nótese la gran ventaja respecto a la integral de Riemann: en ese
otro caso no cabe siquiera preguntarse por la integrabilidad de una función que no sea
continua c.s. (ver teorema 6.17).
7.24 Observación. Para una función medible f : Rp → [0, ∞) siempre está definida su inte-
gral en el sentido amplio; si f no es integrable se asigna simbólicamente:
Z
f (x) dm(x) = ∞ . (7.2)
Rp
En particular, si f = χE , siendo E ⊂ Rp medible, pero no integrable, se escribe
mp (E) = ∞ . (7.3)
También podemos admitir que una función medible y no negativa pueda tomar el valor ∞ en
algún punto (por ejemplo si es límite creciente de una sucesión de funciones escalonadas).
Entonces la propiedad 7.23.IV se representa en el contexto general de los espacios de medida
abstractos (ver subsección 7.2.1) generalizando la igualdad (7.1) mediante la expresión
0 · ∞ = 0.
Pero, ¡atención!, no estamos resolviendo indeterminaciones, la igualdad anterior significa que
en un conjunto de medida nula toda función es integrable con integral 0, no importa lo grande
que sea la función, o que una función nula c.s. tiene integral 0 en cada conjunto medible,
por grande que sea la medida del conjunto.
Los siguientes resultados son consecuencia de los teoremas de paso al límite en la integral.
En unos casos se trata simplemente de la convergencia c.s. en el conjunto medible E de
una sucesión genérica de funciones medibles. En otros casos, estas funciones están dadas
en términos de las funciones características de conjuntos (como en la observación 6.21.III).
∞
Nótese que si An ⊂ An+1 para todo n ∈ N, entonces χAn ↑ χA , siendo A = ∪ An .
n→∞ n=1
d
7.25 Proposición. Sean E un subconjunto medible de R y {ϕn }∞
una sucesión de fun- n=1
ciones medibles que converge uniformemente en E hacia la función ϕ.
I ) Si f ∈ L 1 (E) y f ϕn ∈ L 1 (E) para todo n ∈ N, entonces f ϕ ∈ L 1 (E) y
Z Z
f ϕ = lim f ϕn .
E n→∞ E
A modo de recíproco:
7.27 Teorema. Sean En , n ∈ N, subconjuntos medibles de Rd , disjuntos dos a dos, y sea
∞
E = ∪ En . Se supone que f es una función medible en E , integrable en cada En , y tal que
n=1
∞ R
P
la serie numérica En
|f | es convergente. Entonces f ∈ L 1 (E) y
n=1
Z ∞ Z
X
f= f.
E n=1 En
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106 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.29 Definición. Sea X un conjunto. Se dice que M ⊆ P(X) (esto es, una subfamilia de
subconjuntos de X ) es una σ -álgebra en X si verifica:
σ 1: X ∈ M.
σ 2: Si A ∈ M, entonces X \A ∈ M.
∞
σ 3: Si An ∈ M para todo n ∈ N, entonces ∪ An ∈ M.
n=1
En este caso se dice que el par (X, M) es un espacio medible y los elementos de la familia M
se denominan conjuntos medibles.
El prefijo σ se usa habitualmente para denotar procesos numerables (por ejemplo: un
espacio σ -compacto es unión numerable de compactos, aunque él mismo no lo sea, como los
abiertos de Rn ). Si la última condición se limita a uniones finitas, entonces se habla de un
álgebra de conjuntos.
De los 3 axiomas de la definición se deduce que si M es σ -álgebra en X , entonces el con-
junto vacío y las intersecciones numerables de conjuntos medibles son conjuntos medibles.
7.30 Definición. Sea (X, M) un espacio medible. Una medida (positiva) en M es una apli-
cación µ: M → [0, ∞] tal que
∞
X
∞
µ( ∪ An ) = µ(An )
n=1
n=1
7.31 Ejemplos.
I) Si en Rd se considera la familia Md de los subconjuntos Lebesgue-medibles y se define
Z
md (E) = 1
E
En todo espacio de medida hay, de forma natural, una fórmula integración. En la siguiente
definición se describe someramente el proceso; compárese la noción de función simple y su
integral con la de función escalonada que hemos presentado en los espacios euclídeos.
7.32 Definición. Sea (X, M, µ) un espacio de medida.
I) Se dice que una función f : X → R es medible si f −1 (V ) ∈ M para todo abierto V de R .
II ) Una función s: X → R se denomina simple siP es medible y su imagen es finita, s(X) =
n
{a1 , a2 , . . . , an }, por tanto, esR de la forma s = k=1 ak χEk con Ek ∈ M para todo k .
Pn
Si, además, s ≥ 0 se define X s dµ := k=1 ak µ(Ek ) ∈ [0, ∞].
III ) SeR dice que una función medible f : X → [0, ∞) es integrable respecto de µ si el conjunto
{ X s dµ : 0 ≤ s ≤ f } está acotado, en cuyo caso el supremo
R de ese conjunto es, por
definción, la integral de f en X respecto de µ, denotada X f dµ .
IV ) Se dice que una funciónRmedible fR: X → R esRintegrable respecto de µ si los son f + y f − ,
y en este caso se define X f dµ = X f + dµ − X f − dµ .
Las siguientes definiciones se establecen en R3 por ser ésta la situación más común,
pero no hay problemas en generalizarlas a dimensión arbitraria. En lo que sigue A será
un subconjunto de R3 y µ una medida dada en A por la densidad ρ en los términos de la
definición precedente.
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108 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.35 Observaciones.
I) Si ρ es una densidad de masa, cK se denomina también centro de masa de K ; si µ
representa la carga eléctrica, cK se llama centro de carga de K , etc.
II ) Para sólidos homogéneos (con densidad constante) el centro de masa viene dado por
ZZZ ZZZ ZZZ
1
cK = x dx dy dz , y dx dy dz , z dx dy dz .
m(K) K K K
III) En la definición anterior, las integrales normalizadas dividiendo por la medida del con-
junto son el análogo continuo a las sumas ponderadas en los modelos discretos: si
x1 , x2 , . . . , xn son puntos del espacio donde se concentran masas µ1 , µ2 , . . . , µn , entonces
1
c= (µ1 x1 + µ2 x2 + . . . + µn xn )
µ1 + µ2 + . . . + µn
es el centro de masas de dicho sistema; esto es, a efectos mecánicos, en estado de reposo,
podemos considerar toda la masa µ = µ1 + µ2 + . . . + µn concentrada en el punto c.
7.39 Observaciones.
I) Si I es un intervalo de Rp+q es obvio que sus proyecciones son intervalos J1 = Π1 (I) ⊂ Rp
y J2 = Π2 (I) ⊂ Rq . Además I = J1 × J2 y recuérdese también que
mp+q (J1 × J2 ) = mp (J1 ) mq (J2 ) .
II ) Las secciones de un conjunto E heredan algunas propiedades de él, pero en general
hay que ser cauteloso. Por ejemplo, las secciones de un abierto son abiertas, las de un
compacto son compactas, pero las de un conexo no necesariamente son conexas, ni todas
las secciones de un conjunto medible en Rp+q son necesariamente medibles en Rp o Rq .
III ) Aunque la definición anterior se ha dado en términos de un agrupamiento ordenado de
las variables, no hay ningún inconveniente en generalizar estos conceptos fijando índices
1 ≤ i1 < i2 < . . . < ip ≤ d = p + q y pensando en Rd como la suma directa de dos
subespacios de dimensiones p y q , concretamente, los asociados a las variables agrupa-
das en x = (xi1 , xi2 , . . . , xip ) e y = (xip+1 , xip+2 , . . . , xip+q ) , es decir, los engendrados por
{ei1 , ei2 , . . . , eip } y {eip+1 , eip+2 , . . . , eip+q } (como de costumbre, {ej : 1 ≤ j ≤ d} denota
la base ortonormal estándar de Rd ).
7.41 Teorema (de Fubini para funciones escalonadas). Sea α una función escalonada en
Rd = Rp+q . Para cada x ∈ Rp la sección αx : Rq → R es escalonada; la función definida por
Z Z
p
x ∈ R 7−→ ϕ(x) = αx (y) dy = α(x, y) dy
Rq Rq
p
es escalonada en R y además
Z Z Z Z
α= ϕ(x) dx = α(x, y) dy dx .
Rp+q Rp Rp Rq
7.42 Teorema (de Fubini para conjuntos de medida nula). Sea E un subconjunto de
Rd = Rp+q de medida nula. Para casi todo x ∈ Rp la sección Ex es de medida nula en Rq .
Análogamente, Ey es de medida nula en Rp para casi todo y ∈ Rq .
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110 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.43 Observación. Nótese que el teorema anterior se puede expresar también en la forma
Z Z Z Z Z
χE = χEy (x) dx dy = mp (Ey ) dy = 0 dy .
Rp+q Rq Rp Rq Rq
El punto clave no radica en la trivial fórmula de cálculo, sino en que mp (Ey ) está definido
para casi todo punto de Rq y toma casi siempre el valor 0.
7.44 Teorema (de Fubini). Sea f una función integrable en Rd = Rp+q . Para casi todo x ∈ Rp
la función fx es integrable en Rq . La función definida c.s. en Rp por
Z Z
ϕ(x) = fx (y) dy = f (x, y) dy
Rq Rq
es integrable en Rp y además
Z Z Z Z
f= ϕ(x) dx = f (x, y) dy dx .
Rp+q Rp Rp Rq
Análogamente, intercambiando los papeles de x e y :
Z Z Z
f= f (x, y) dx dy .
Rp+q Rq Rp
7.45 Corolario. Sea f : Rp+q → R medible. Para casi todo x ∈ Rp la sección fx es una función
medible en Rq ; análogamente, fy es medible en Rp para casi todo y ∈ Rq .
En consecuencia, si E es un subconjunto medible de Rp+q , entonces para casi todo x ∈ Rp
el conjunto Ex es medible en Rq y para casi todo y ∈ Rp el conjunto Ey es medible en Rp .
estando cada una de las funciones integrando definida c.s. en R. Lo mismo para cualquier
permutación del orden de las variables.
En particular, si E = I1 × I2 × · · · × Ip es un intervalo (no necesariamente acotado) de Rp ,
y aj < bj son los extremos de cada intervalo Ij ⊂ R y f es integrable en E . Entonces
Z Z bp Z b2 Z b1
f (x) dx = ··· f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 dx2 · · · dxp .
E ap a2 a1
7.47 Observaciones.
I) Las integrales que aparecen en los teoremas anteriores, operando paulatinamente sobre
grupos de variables
Z Z Z Z Z
f (x, y) dy dx , ··· f (x1 , x2 , . . . , xp ) dx1 dx2 · · · dxp , etc.
Rp Rq R R R
7.48 Teorema (Criterio de Tonelli). Sea f una función medible en Rp+q . Supongamos que
la integral iterada Z Z
|f (x, y)| dy dx
Rp Rq
existe y es finita, esto es, que para casi todo x ∈ Rp la sección |f |x es integrable en Rq y que
la función ψ definida c.s. en Rp por
Z
ψ(x) = |f (x, y)| dy
Rq
7.49 Observaciones.
I) La aplicación iterada, al estilo de 7.46, muestra que si f es medible en Rn y
Z Z Z
··· |f (x1 , x2 , . . . , xp )| dx1 dx2 · · · dxn (7.4)
R R R
R
es finita, entonces f es integrable (también |f |, y esa integral iterada es el valor de |f | ). Rn
II ) Si la función medible f es no negativa c.s., es decir, si f (x) = |f (x)| para casi todo x ∈ Rp ,
las integrales iteradas de f sirven simultáneamente para comprobar la integrabilidad de
la función y para calcular su integral, de modo que el coste computacional en estos casos
se reduce a la mitad. Esto se aplica incluso en el sentido amplio, el de los casos (7.2) y
(7.3), y tanto si la integral de |f | es finita como infinita, se tiene que
Z Z Z
|f | = |f (x, y)| dy dx
Rn Rp Rq
R
(se ha puesto p+q = n), y también |f | está dada por las integrales iteradas (7.4).
Rn
III ) En el teorema de Tonelli la hipótesis de medibilidad de f es esencial. Alrededor de 1920,
Sierpinski probó, usando el Teorema del buen orden de Zermelo (un postulado equiva-
lente al Axioma de Elección), la existencia de un subconjunto A ⊂ R2 no medible en el
sentido de Lebesgue y tal que toda recta del plano lo corta a lo sumo en dos puntos; en
particular, todas las secciones de A son de medida nula y
Z Z Z Z
χA (x, y) dy dx = m1 (Ax ) dx = 0 dx = 0 ,
R R R R
El problema es que, aunque Ex es medible en Rq para casi todo x ∈ Rp (ver corolario 7.45),
nada garantiza que sea medible en Rp la proyección Π1 (E) (ver ejercicio 7.13.II), así que esta
condición ha de darse como hipótesis para poder proceder en la manera indicada.
En la práctica, al tratar los problemas que suscitan las ciencias experimentales, los con-
juntos que aparecen suelen ser sencillos, tales que su frontera es una unión de variedades
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112 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.50 Ejemplos.
I ) Sean (a, b) un intervalo de R (acotado o no) y ϕ1 , ϕ2 funciones medibles en (a, b) tales que
ϕ1 (x) ≤ ϕ2 (x) para cada x ∈ (a, b). El conjunto A de R2 definido por
n o
A = (x, y) ∈ R2 : x ∈ (a, b) , ϕ1 (x) ≤ y ≤ ϕ2 (x)
es medible (ver figura 7.1). Si f es una función integrable en A se tiene que
ZZ Z b Z ϕ2 (x)
f (x, y) dx dy = f (x, y) dy dx .
A a ϕ1 (x)
x
A y
Figura 7.2: E = {(x, y, z) ∈ R3 : (x, y) ∈ A , ψ1 (x, y) ≤ z ≤ ψ2 (x, y)}.
E= ∪ Ez ×{z}
a3 ≤z≤b3
Z b3
m3 (E) = m2 (Ez ) dz
a3
sigue siendo válida aunque todas las secciones tengan área no nula: E tendrá volumen
finito si casi todas las secciones tiene área finita y la función z 7→ m2 (Ez ) es integrable
en R; en caso contrario será m3 (E) = ∞.
Nota: En Física el término “Principio” se usa con una acepción similar a la de “Axioma”;
hoy en día, aunque se le siga denominando Principio, el de Cavalieri no es más que un
corolario del teorema de Fubini.
Ejercicios
7.2 Probar que una función f : Rd → R es medible si, y sólo si, f −1 (V ) es un conjunto medible
para cada abierto V de R.
7.3 Sea g: (a, b) → R una función continua y supongamos que f : Rd → R es medible y tiene
su imagen contenida en (a, b). Probar que g ◦ f : Rd → R es medible.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
114 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.8 Sean E ⊂ Rd medible y f ∈ L 1 (E) con f (x) > 0 para casi todo x de E . Probar que
Z
1/n
lim f = m(E)
n→∞ E
(recuérdese que se conviene que ϕ = ∞ si ϕ es no negativa y medible, pero no integrable, y análoga-
R
7.14 (Teorema de Egoroff) Sean E un subconjunto integrable de Rd y {fn }∞n=1 una sucesión
de funciones medibles en E que converge hacia f c.s. en E . Probar que, dado ε > 0, existe
A ⊂ E medible con md (E \ A) < ε y tal que {fn }∞
n=1 converge uniformemente en A.
Sugerencia: Si En,k = ∪ {x ∈ E : |fj (x) − f (x)| ≥ 1/k}, entonces En,k ⊇ En+1,k para todo n ∈ N, y ha de
j≥n
existir un nk ∈ N tal que m(Enk ,k ) < ε/2k .
7.15 (Continuidad absoluta de la integral) Sea f una función integrable en Rd . Probar que
para cada ε > 0 existe un δ > 0 tal que si E ⊂ Rd es medible y µ(E) < δ , entonces
Z
|f (x)| dx < ε .
E
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
116 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.22 Sean a, b números reales con 0 < a < b e I = [0, 1] × [a, b]. Considerando la integral
en I de la función f (x, y) = xy , deducir que
Z 1 b + 1
xb − xa
dx = log .
0 log(x) a+1
7.25 Sea f : R → R una función continua y par (f (t) = f (−t) para cada t ∈ R). Si a > 0 y
A = [0, a] × [0, a], pruébese la igualdad
ZZ Z a
f (x − y) dx dy = 2 (a − t) f (t) dt .
A 0
Deducir el valor de la integral de la función |x − y| cos(x − y) en el intervalo [0, π/2] × [0, π/2] .
7.26 Calcular:
ZZ √ ZZ
y dx dy
I) √ dx dy . III ) .
(0,1)×(0,1) x R2 (1 + x2 ) (1 + y 2 )
ZZ ZZ
dx dy
II ) √ . IV ) x e−xy dx dy .
(0,1)×(0,1) x+y (1,∞)×(1,∞)
K2 = {(x, y) ∈ R2 : 0 ≤ y ≤ b , 0 ≤ x ≤ g(y)}
son medibles y [0, a] × [0, b] ⊂ K1 ∪ K2 .
Z a Z b
II ) Deducir que a b ≤ f (x) dx + g(y) dy .
0 0
III ) Considerando adecuadas funciones potenciales demostrar que si p, q son números reales
mayores que 1 y tales que 1/p + 1/q = 1, entonces se verifica la desigualdad de Young:
a p bq
ab ≤ + .
p q
RR
7.29 Calcular f en los siguientes casos:
K
√ −x2
I ) K = {(x, y) ∈ R2 : 1 ≤ y ≤ 2 , 0 ≤ x ≤ y } , f (x, y) = x e /y .
II ) K = {(x, y) ∈ R2 : x2 ≤ y ≤ 1} , f (x, y) = x2 + y 2 .
III ) K = {(x, y) ∈ R2 : x + y ≥ 2 , x2 + (y − 1)2 ≤ 1} , f (x, y) = x .
IV ) K = {(x, y) ∈ R2 : y ≥ x2 , x ≥ y 2 } , f (x, y) = x2 + 4 y 2 .
V) K = {(x, y) ∈ R2 : 0 ≤ x ≤ 2 , 0 ≤ y ≤ 2 − x} , f (x, y) = ⌊x + y⌋ .
VI ) K = {(x, y) ∈ R2 : x ≤ y 2 , y ≤ x , 0 ≤ y ≤ 2} , f (x, y) = sen (π x/y ) .
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118 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
sen(ex y) x
III) f (x, y) = , V = {(x, y) ∈ R2 : x > 1 , 1 < ex y < e /2 } .
x3 y
ey/x sen(x)
IV ) f (x, y) = , V = {(x, y) ∈ R2 : 0 < y < x < 1} .
1 + y2 x
x 2
e−( /y) ey
V) f (x, y) = , V = {(x, y) ∈ R2 : 0 < y < 1 , x > y } .
y
sen(x y)
VI ) f (x, y) = , V = {(x, y) ∈ R2 : x > 0 , arctg(x) < y < π/2} .
xy
1
VII) f (x, y) = √ , V = {(x, y) ∈ R2 : 0 < y < x < y + e−y } .
y
n 1 o
VIII) f (x, y) = xα y cos(x y) , V = (x, y) ∈ R2 : x > 0 , |y| < .
x+1
x − cos(y)
IX) f (x, y) = , V = {(x, y) ∈ R2 : 1 < x , 0 < y < x } .
y 2 + x4
1 √
X) f (x, y) = α , V = {(x, y) ∈ R2 : x > 1 , x2 − 1 < y < x}.
x y
7.38 Sea P el sólido limitado por el tetraedro cuyas caras yacen en los tres planos coorde-
nados y el plano de ecuación x + 2 y + 3 z = 6 .
I) Determinar el volumen de P .
II ) Calcular el centro de masa de P .
III ) Calcular la integral en P de la función f (x, y, z) = x y z .
IV ) Calcular la integral en P de la función g(x, y, z) = |x + y − 3| .
7.39 Un sólido acotado K está limitado por la superficie de ecuación z = x2 −y 2 y los planos
de ecuaciones z = 0 , x = 1 , x = 3 .
I) Calcular el volumen de K .
II ) Calcular el centro de masa de K .
III ) Demostrar que la función f (x, y, z) = ⌊x⌋ es integrable en K y calcular su integral.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
120 Tema 7. Medibilidad. Integración iterada
7.41 Si K es el compacto contenido en el primer octante y limitado por las dos superficies
de ecuaciones y 2 = x − x2 y z 2 = 4 x , calcular
ZZZ
x2 y z 3 dx dy dz .
K
ración de “diferenciales” como incrementos pequeños de las magnitudes: p.e., el volumen de un sólido de revolución
se puede obtener tomando rebanadas infinitesimales del conjunto, que son casi cilindros, y sumando sus volúmenes.
121
122 Tema 8. Integración por cambio de variables
También es válida para funciones integrables en general (aunque la prueba es más laboriosa
la idea es simple: si es cierto para funciones escalonadas lo es para sus límites). Así, si E es
cualquier intervalo contenido en I (nótese que ϕ(E) es también un intervalo, en virtud del
teorema de Bolzano) podemos escribir
Z Z
f (x) dx = f (ϕ(y)) |ϕ′ (y)| dy . (8.2)
ϕ(E) E
En cualquier caso, el factor |ϕ′ (y)| mide la tasa de variación de las medidas (longitudes) de
los intervalos ϕ(E) respecto a la de los originales. Explícitamente: si denotamos por Ez al
intervalo [y, z] entonces, por definición de derivada, se tiene que
|ϕ(z) − ϕ(y)| m1 (ϕ(Ez ))
|ϕ′ (y)| = lim+ = lim+
z→y z−y z→y m1 (Ez )
El objetivo de este tema es generalizar (8.2) al caso de dimensión arbitraria y a conjuntos
medibles E cualesquiera.
8.5 Observación. Las transformaciones Ri,λ (homotecias en una dirección) son transforma-
−1
ciones con jacobiano igual a λ y con inversa Ri,λ = Ri,1/λ .
Las transformaciones Si,j tienen jacobiano igual a 1 y su inversa es
−1
Si,j = Rj,−1 ◦ Si,j ◦ Rj,−1 .
Las transformaciones Ti,j (transposiciones de coordenadas) tienen jacobiano igual a −1 y
son sus propias inversas: Ti,j ◦ Ti,j = IdRd .
En lo que
R sigue
R U , V y ϕ serán como en el enunciado anterior. Recordemos que por
definición E f = V f χE , así que el enunciado anterior es equivalente al siguiente:
8.8 Teorema (del cambio de variables, 2a. versión). Si f es una función definida c.s. en V .
Entonces f ∈ L 1 (V ) si, y sólo si, (f ◦ ϕ) |Jϕ| ∈ L 1 (U ), además se tiene que
Z Z
f= (f ◦ ϕ) |Jϕ| . (8.4)
V U
8.15 Lema. El teorema 8.7 se verifica para transformaciones elementales y funciones esca-
lonadas.
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124 Tema 8. Integración por cambio de variables
A partir de este resultado (aunque no sea necesario para completar la prueba), es natural
postular que la misma desigualdad se verifica para cualquier conjunto medible E ⊂ U :
Z
m(ϕ(E)) ≤ |Jϕ| .
E
Lo que es evidente es que para funciones escalonadas y no negativas definidas en U ,
P
n
α= aj χIj , se tiene que
j=1
Z Z Z
−1 −1
α◦ϕ ≤ (α ◦ ϕ ◦ ϕ) |Jϕ| = α |Jϕ| .
V U U
8.22 Observación. La coordenada r no es otra cosa que la norma euclídea de (x, y) = g(r, θ),
así que este cambio puede resultar útil en el cálculo de integrales en círculos, ya que
g((0, R) × (α, α + 2π)) y B(0, R)
difieren en un conjunto de medida nula (un segmento); o de integrales en sectores circulares,
que son imagen de conjuntos del tipo (0, R) × (β, γ). Lo mismo se puede decir respecto del
cálculo de integrales de funciones que dependan únicamente de la norma euclídea.
Componiendo con traslaciones, esto es, considerando transformaciones del tipo
x = (x, y) = g(r, θ) = (a1 + r cos(θ), a2 + r sen(θ)) ,
se parametrizan, excepto subconjuntos de medida nula (segmentos), discos centrados en un
punto a = (a1 , a2 ) ∈ R2 ; en este caso se verifica que r = kx − ak (ver figura 8.1).
Y
x
θ
r R
a
(0,0) X
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
126 Tema 8. Integración por cambio de variables
8.24 Observación. Este tipo de cambios transforma los intervalos (0, R) × (α, α + 2π) × (a, b)
en cilindros (sólidos) con eje de simetría el eje OZ , cuya base tiene radio R y comprendidos
entre los planos z = a y z = b, salvo una porción de un plano (que es de medida nula en R3 ).
El teorema presentado es adecuado para aquellos conjuntos que presenten una simetría
respecto al eje OZ (ver figura 8.2) pero, por supuesto, una permutación adecuada de las
coordenadas permite tratar volúmenes de revolución respecto de los otros ejes, y lo mismo se
puede decir, al componer con traslaciones, cuando la base de estos cilindros está desplazada
del origen.
Z
x
r
Y
θ
X
φ r
θ Y
X
8.28 Observación. El interés de estos cambios de variable se dirige a los casos en que el
conjunto donde se integra y/o la función a integrar son simétricos respecto al origen. Como
en los cambios citados anteriormente, componiendo con traslaciones obtenemos cambios de
coordenadas adecuados para problemas que presenten simetría respecto de otro punto. En
particular, la medida de la bola n-dimensional de radio R es
Z Z R Z 2π Z π Z π Z π
1= rn−1 dr dθ1 sen(θ2 ) dθ2 sen2 (θ3 ) dθ3 · · · senn−2 (θn−1 ) dθn−1
B(0,R) 0 0 0 0 0
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
128 Tema 8. Integración por cambio de variables
((t0 , t1 , . . . , tn ) son las denominadas coordenadas baricéntricas). Los símplices en R2 son los
triángulos, en R3 los tetraedros, etc.
Es evidente que mediante una transformación afín, descritas en el teorema 8.19, todo
símplice se puede obtener a partir del símplice estándar, esto es, el de vértices:
P0 = (0, 0, 0, . . . , 0) , P1 = (1, 0, 0, . . . , 0) , P2 = (0, 1, 0, . . . , 0) , . . . , Pn = (0, 0, 0, . . . , 1) ,
es decir, el conjunto
P
n
Tn = {(x1 , x2 , . . . , xn ) ∈ Rn : xi ≤ 1 , xi ≥ 0 para todo i}
i=1
Ejercicios
8.3
I) Mediante traslaciones y giros, deducir que el área de un triángulo es la mitad del producto
de la longitud de uno de sus lados por la altura trazada desde el vértice opuesto a él,
independientemente de la posición que ocupe en el plano R2 .
II ) Sean T el triángulo de vértices (0, 0), (1, 0) y (1, 1), y ϕ la transformación de R2 en R2
dada por ϕ(x, y) = (x − 2 y, 2 x + y) . Determinar el área del conjunto ϕ(T ).
x2 − 2 x y 2
VI ) D = {(x, y) ∈ R2 : x > 0 , y > 0 , x2 + y 2 < 9} , .
f (x, y) =
x2 + y 2
1
VII ) D = {(x, y) ∈ R2 : x ≤ y , x + y ≥ 1 , x2 + y 2 ≤ 1} , f (x, y) = .
(x + y 2 )3/2
2
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
130 Tema 8. Integración por cambio de variables
2
+y 2 )
8.5 Demostrar que la función f (x, y) = e−(x es integrable en R2 y calcular su integral.
Deducir de lo anterior que Z ∞
2 √
e−x dx = π.
−∞
donde D es el conjunto
D = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 − 2 a x ≤ 0} .
R
8.9 Calcular D (x2 + y 2 ) dx dy , donde D es la porción del recinto interior a la curva (lemnis-
cata) dada en coordenadas polares por ρ2 = a2 cos(2 θ), contenido en el semiplano {x ≥ 0}.
Nota: Parametrizar una curva plana en coordenadas polares consiste en dar para cada ángulo
θ de un intervalo I un valor ρ = ϕ(θ) ≥ 0 (un módulo o distancia al origen), de manera que los
puntos de la curva son precisamente aquellos de la forma
(x, y) = γ(θ) = (ϕ(θ) cos(θ), ϕ(θ) sen(θ)) , θ∈I;
nótese que kγ(θ)k = ϕ(θ) (consultar, p.e., el texto [23] para un estudio más pormenorizado).
8.10 Calcular el área del recinto plano limitado por la curva parametrizada en coordenadas
polares por ρ = sen(2 θ).
8.11 Sea S el recinto plano limitado por la curva (cardioide) parametrizada en coordenadas
polares por ρ = 1 + cos(θ).
I) Calcular el área de S .
Z
II ) Calcular (x + y) dx dy .
S
8.13 Sea S el recinto plano situado en el primer cuadrante y limitado por las curvas de
ecuaciones y − x = 0, y 2 − x2 = 1, x y = a, x y = b, donde 0 < a < b. Utilizando un cambio de
variable que transforme S en un rectángulo, calcular
Z
xy
(y 2 − x2 ) (x2 + y 2 ) dx dy .
S
8.14 Sea k > 0. Se consideran los abiertos U = {(u, v) ∈ R2 : v > 0 , u > 0 , 0 < u < k v},
V = (0, ∞) × (0, k), y la aplicación ϕ: U → V dada por ϕ(u, v) = (x(u, v), y(u, v)) = (u v, u/v ).
Probar que ϕ es un difeomorfismo, deducir que la función
u3 cos (u/v )
f (u, v) = 3/2 du dv
v u2 v 2 + u2/v 2
es integrable en U calcular su integral.
8.19 Hallar el volumen de los subconjuntos de R3 dados por las siguientes relaciones (en las
que a, b, c y d son constantes positivas):
a2
I) x2 + y 2 + z 2 ≤ a2 , x2 + y 2 ≥ .
4
II ) x2 + y 2 + z 2 ≤ a2 , x2 + y 2 ≤ a y .
x2 y 2 x2 y 2
III ) + < 1 , 0 < z < + 2.
a2 b2 c2 d
x2 y 2 z 2 z x2 y 2
IV ) + 2 + 2 ≤ 1, 0 ≤ ≤ 2 + 2 .
a2 b c c a b
x2 y 2 x2 z
V) z > 0, + 2 < 1, + < 1.
a2 b a2 c
2 2 2
x y z x2 y 2 z2
VI ) + 2 + 2 < 1, z > 0, + 2 < 2.
a 2 b c a 2 b c
2 2
x y z
VII ) + 2 + ≤ 1, z > 0.
a2 b c
8.20 Sean a, b, c > 0. Se considera el subconjunto A de los puntos (x, y, z) ∈ R3 que satisfa-
cen las condiciones
x2 y 2 z 2 x2 y z 2
+ + ≤ 1 , − + 2 ≤ 0.
a2 b2 c2 a2 b c
Calcular la integral en A de la función f (x, y, z) = y .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
132 Tema 8. Integración por cambio de variables
8.25 Sea V el abierto de R3 contenido en el primer octante (0, ∞) × (0, ∞) × (0, ∞) , interior
al cilindro de ecuación x2 + y 2 − a x = 0 y al elipsoide de ecuación b2 (x2 + y 2 ) + a2 z 2 = a2 b2 ,
donde a y b son constantes reales positivas. Demostrar que la función
1
f (x, y, z) =
a2 − x2 − y 2
es integrable en V y calcular su integral.
8.33 Sean a > 0 y V = {(x, y, z) ∈ R3 : x > 0 , y > 0 , z > 0 , 1/x + 1/y + 1/z < a2 }.
Demostrar que la función
1
f (x, y, z) = √
x3 y3 z3
es integrable en V y calcular su integral.
8.37 Sean V = (0, ∞) × (0, ∞) × (0, ∞) y p, q, r números positivos con 1/p + 1/q + 1/r < 1 .
Demostrar que es integrable en V la función
1
f (x, y, z) =
1 + xp + y q + z r
(el cálculo de la integral, mediante las funciones eulerianas, se propone en el ejercicio 9.20).
Sugerencia: Realizar primero el cambio de variables entre el abierto V y si mismo definido por
xp = u2 , y q = v 2 , z r = w 2 .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
134 Tema 8. Integración por cambio de variables
8.38 Sea V = {(x, y, z) ∈ R3 : x > 0 , y > 0 , 1/x2 + 1/y 2 < 1 , 0 < z < 1}. Demostrar que la
función
z
f (x, y, z) = .
xy (x2 + y2 )
es integrable en V y calcular su integral.
es un difeomorfismo de V sobre U .
II ) Sean a0 , a1 , a2 , . . . , an números positivos. Integrando en V la función
f (y0 , y1 , y2 , . . . , yn ) = e−(a0 y0 +a1 y1 +...+an yn )
deducir que
Z
dx1 dx2 . . . dxn 1
n+1 = .
Θn (a0 + (a1 − a0 )x1 + . . . + (an − a0 )xn ) n! a0 a1 a2 · · · an
Tema 9
Integrales paramétricas
135
136 Tema 9. Integrales paramétricas
9.5 Corolario. Si en el teorema anterior las condiciones ii) y iii) se verifican para cada índice
j = 1, 2, . . . , m, entonces f es de clase C 1 en A y se tiene que
Z
∂f ∂F
(x) = (x, y) dy, j = 1, 2, . . . , m .
∂xj E ∂xj
9.6 Observaciones.
I) El mismo comentario realizado en la observación 9.2, sobre el espacio E donde se integra,
es válido en el caso del teorema de derivación; obviamente, lo que no es posible es cambiar
el abierto A por cualquier otro subconjunto de un espacio métrico.
II ) El teorema de derivación puede ser aplicado a las derivadas sucesivas cuando la fun-
ción F (x, y) es suficientemente regular y así, por ejemplo, si se verifican las condiciones
pertinentes,
Z
∂ k1 +k2 +...+km f ∂ k1 +k2 +...+km F
(x) = (x, y) dy .
∂xk11 ∂xk22 . . . ∂xkmm E ∂xk11 ∂xk22 . . . ∂xkmm
III) En la práctica puede suceder que, aún cuando la función f esté definida por la integral
paramétrica (9.2) en todos los puntos x del abierto A y se verifiquen las hipótesis I) y II)
del teorema 9.4 (o del teorema 9.1), sea imposible satisfacer la condición III) del mismo.
No obstante, la continuidad y la derivabilidad son nociones locales, de manera que el
abierto A del enunciado puede ser sustituido por un entorno adecuado del punto x0
donde se quiera estudiar dichas propiedades.
Por ejemplo: si F (x, y) = e−xy , x ∈ A = (0, 1), y ∈ E = (0, ∞). Resulta que
∂F
(x, y) = −y e−xy
∂x
que es integrable para todo x > 0, pero la mínima función g definida en E que satisface
∂F
(x, y) = y e−xy ≤ g(y) para todos x ∈ A, y ∈ E
∂x
es la función g(y) = y , no integrable en E . No obstante, considerando 0 < δ < 1 y el
abierto Vδ = (δ, 1) ⊂ A, se tiene que
y e−xy ≤ y e−δy = g(y) para todos x ∈ Vδ , y ∈ E ,
R∞
lo que garantiza la derivabilidad de f (x) = 0 e−xy dy en el intervalo Vδ , como esto es
R∞
válido para cada δ > 0 se concluye la derivabilidad de f en A y que f ′ (x) = 0 −y e−xy dy .
9.7 Definición. Sean Λ un conjunto, [a, b) ⊂ R y para cada λ ∈ Λ una función Fλ : [a, b) → R
integrable en cada intervalo [a, β], a < β < b. Se dice que la familia de integrales flecha-
R →b
das a Fλ (x) dx es uniformemente convergente en Λ si para cada λ ∈ Λ la correspondiente
integral flechada converge y cualquiera que sea ε > 0 existe β0 ∈ (a, b) de manera que
Z β Z →b Z γ
Fλ (y) dy − Fλ (y) dy = lim− Fλ (y) dy < ε para todos β ∈ (β0 , b) , λ ∈ Λ .
a a γ→b β
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
138 Tema 9. Integrales paramétricas
9.8 Lema. Sean Λ un conjunto, [a, b) ⊂ R y para cada λ ∈ Λ una función Fλ : [a, b) → R
R →b
integrable en cada intervalo [a, β], a < β < b. La familia de integrales flechadas a Fλ (x) dx
es uniformemente convergente en Λ si, y sólo si, verifica la siguiente condición de Cauchy:
“para cada ε > 0 existe β0 ∈ (a, b) de manera que
Z γ
Fλ (y) dy < ε para todos γ, β ∈ (β0 , b) , λ ∈ Λ .”
β
9.9 Teorema (de continuidad para integrales paramétricas flechadas). Sean A un sub-
conjunto de Rm , [a, b) un intervalo de R y para cada x ∈ A una función Fx : [a, b) → R tal que
Fx ∈ L 1 ([a, β]) para cada a < β < b. Sea x0 un punto de A, y supongamos que:
Rβ
I) Para cada β ∈ (a, b) la aplicación x ∈ A 7→ a
Fx (y) dy es continua en x0 .
R →b
II ) Existe un entorno V de x0 tal que la familia de integrales flechadas a
Fx (y) dy es
uniformemente convergente en V ∩ A.
R →b
Entonces la función f , definida de A en R por f (x) = a
Fx (y) dy es continua en x0 .
9.13 Propiedades.
I) Γ(t) está definida y es positiva para todo t > 0.
R∞
II ) Γ(t) es de clase C ∞ en (0, ∞) y se tiene que Γ(n) (t) = 0 e−x xt−1 log(x)n dx , n ∈ N .
Γ(t + 1)
lim √ = 1. (Fórmula de Stirling)
t→+∞ e−t tt 2πt
De esta relación, para m, p naturales, se deduce que
Γ(m + α) (m + p)! 1 · 3 · · · (2m − 1) √ 1
lim = 1, lim = 1, lim m= √ .
m→∞ mα Γ(m) m→∞ m! mp m→∞ 2 · 4 · · · 2m π
VII) Fórmula de multiplicación de Gauss:
1 m − 1 (m−1)/2 √
mmt Γ(t) Γ t + ···Γ t + = (2π) m Γ(m t) , m ∈ N .
m m
Como caso particular, para m = 2 se obtiene la denominada fórmula de duplicación de
Legendre: √
1 π
Γ(t) Γ t + = 2t−1 Γ(2t).
2 2
24
2
1
1 2 3 4 5
Figura 9.1: La función Γ interpola al factorial.
9.14 Definición (Función Beta). Para cada (u, v) ∈ (0, ∞) × (0, ∞) se define
Z 1
B(u, v) = xu−1 (1 − x)v−1 dx.
0
9.15 Propiedades.
I) B(u, v) está bien definida para todo (u, v) ∈ (0, ∞) × (0, ∞).
II ) La función B es de clase C ∞ en (0, ∞) × (0, ∞), y para todos n, m ∈ N se tiene que
Z 1
∂ n+m B
(u, v) = log(x)n log(1 − x)m xu−1 (1 − x)v−1 dx.
∂un ∂v m 0
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
140 Tema 9. Integrales paramétricas
Las propiedades de las dos funciones anteriores permiten expresar una amplia gama de
integrales en función de ellas realizando simples cambios de variable. En la tabla 9.1 se rela-
cionan una serie de integrales que mediante cambios de variable se expresan en términos de
las funciones eulerianas. Se indica la integral, su solución y el cambio de variable realizado,
así como los valores de los parámetros para los que la función es integrable.
9.17 Observación. Es evidente que g =c.s. g χsope (g) , y se verifica la igualdad en todo punto si
g es continua en todo Rn ; más concretamente: para una función continua g el soporte esencial
coincide con el soporte “topológico”, es decir, sope (g) = sop(g) = cl({x ∈ Rn : g(x) 6= 0}).
En general, si g es continua en el punto x0 y g(x0 ) 6= 0, entonces x0 ∈ sope (g); pero si g
no es continua en x0 , puede suceder que x0 ∈ / sope (g) aunque g(x0 ) 6= 0. En otras palabras,
para funciones no continuas el soporte esencial y el topológico no guardan ninguna relación:
piénsese, por ejemplo, en la función χQ para la que cl({x ∈ R : χQ (x) 6= 0}) = R, pero χQ es
igual c.s. a la función idénticamente nula, luego su soporte esencial es el conjunto vacío.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
142 Tema 9. Integrales paramétricas
9.26 Proposición. Sean f una función localmente integrable en Rn y g una función continua
en Rn . Se supone que al menos una de ellas tiene soporte compacto. Entonces f ∗ g está
definida en todo Rn .
9.29 Corolario. Sea θ la función definida en el lema anterior. Para cada k ∈ N se define
θk (x) = k n θ(k x) , x ∈ Rn .
Entonces la sucesión {θk }∞ n
k=1 es una aproximación de la identidad en R compuesta por
∞
funciones de clase C .
9.30 Observación. Con la notación de los dos resultados precedentes. Notemos primero que
θk (0) = k n θ(0) = k n ϕ(0) ϕ(0) · · · ϕ(0) = k n ϕ(0)n −→ ∞ .
k→∞
4 Z
-2 -1 0 1 2 X Y
θk , 1 ≤ k ≤ 5 θ2
9.32 Observación. La denominada delta de Dirac en 0, que es el operador lineal definido por
f 7−→ δ0 (f ) = f (0) , se define en muchos textos de Física, para representar la idea de impulso
instantáneo y relajando el rigor matemático, a partir de las relaciones (9.4) y (9.5), como la
“función” δ0 que tiene integral 1, que vale 0 en todos los puntos menos en 0, donde toma el
valor ∞; esto es absurdo pues, con la misma relajación del rigor, podríamos establecer que
Z Z Z
1= δ0 (x) dx = 2 δ0 (x) dx = 2 δ0 (x) dx = 2 .
Rn Rn Rn
Lo que se ha obtenido muestra que la delta de Dirac, que es una de las llamadas distribucio-
nes o funciones generalizadas, aunque no puede ser asociada a ninguna función, puede ser
“aproximada” por funciones en el sentido ordinario: el teorema 9.31 viene a decir que
δ = lim θk .
k→∞
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
144 Tema 9. Integrales paramétricas
y es de clase C ∞ en Rn .
II ) Si además f es continua en Rn la sucesión {fk }∞k=1 converge hacia f . De hecho, si K es
un compacto de Rn , la sucesión {fk }∞
k=1 converge uniformemente hacia f en K .
9.35 Teorema. Sean f una función de clase C m en Rn y {θk }∞ k=1 una aproximación de la
identidad en Rn por funciones de clase C ∞ . Entonces f ∗θk es de clase C ∞ en Rn para todo k ;
además, para cada familia de enteros no negativos j1 , j2 , . . . , jn con j1 + j2 + . . . + jn = α ≤ m
n ∂ α (f ∗ θk ) o∞
la sucesión de funciones converge uniformemente en los compactos
∂xj11 ∂xj22 · · · ∂xjnn k=1
∂αf
de Rn hacia .
∂xj11 ∂xj22 · · · ∂xjnn
9.37 Definición. Para cada función f ∈ L 1 (Rn ) se define su transformada de Fourier, de-
notada por fb o F(f ) , como la función fb: Rn → C dada por
Z Z
fb(ω) = fb(ω1 , . . . ωn ) = e −i ω·x
f (x) dx = e−i(ω1 x1 +...+ωn xn ) f (x1 , . . . , xn ) dx1 . . . dxn .
Rn Rn
IV ) b(ω) = λn fb(λ ω) .
Si λ ∈ R, λ > 0, y g(x) = f (x/λ) para cada x ∈ Rn , entonces g
V) b(ω) = fb(−ω) .
Si g(x) = f (−x) para cada x ∈ Rn , entonces g
VI ) b(ω) = fb(−ω) .
Si g(x) = f (x) para cada x ∈ Rn , entonces g
VII) b(ω) = fb(ω) e−i ω·x0 .
Si x0 ∈ Rn y g(x) = f (x − x0 ) para cada x ∈ Rn , entonces g
VIII) b(ω) = fb(ω − ω 0 ) .
Si ω 0 ∈ Rn y g(x) = f (x) ei ω0 ·x para cada x ∈ Rn , entonces g
IX ) Se supone que f es diferenciable en Rn y que Dj f es una función integrable y se anula
d
en el infinito ( lim Dj f (x) = 0). Entonces D b
j f (ω) = i ωj f (ω), es decir,
kxk→∞
Z Z
∂f
e−i ω·x (x) dx = i ωj e−i ω·x f (x) dx .
Rn ∂xj Rn
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
146 Tema 9. Integrales paramétricas
1
9.41 Definición. Sea f ∈ Lloc (R+ ) tal que existe un número real s de manera que la función
−st
f (t) e es integrable en [0, ∞). En ese caso, el ínfimo del conjunto
n
Df = s ∈ R : f (t) e−st dt es integrable en [0, ∞)}
se denotará por σf (se conviene que es σf = −∞ si Df no está acotado inferiormente). Se dice
entonces que f admite transformada de Laplace que es la función Lf definida en (σf , ∞) por
Z ∞
Lf (s) = f (t) e−st dt . (9.6)
0
9.42 Observaciones.
I) El valor σf se denomina abscisa de convergencia de la transformada de Laplace. El nom-
bre se comprende fácilmente si se piensa en que esto se formuló inicialmente en términos
de la integral impropia de Riemann.
II ) También se contempla la transformada de Laplace condicionalmente convergente, esto es,
para aquellos valores de s que hacen la integral impropia (9.6) convergente. pero esto no
aporta demasiadas ventajas a la teoría y, por el contrario, la ausencia de la potencia de
la integral de Lebesgue hace mucho más complicado su estudio.
III) La integral (9.6), dependiente del parámetro real s, se puede plantear para números
complejos z . Casi todo lo que se expone a continuación se traslada, palabra por palabra
a este caso más general, cambiando el dominio de definición, el intervalo Df , por un
semiplano: {z ∈ C : s = Re(z) > σf } (nótese que |e−zt | = e− Re(z)t ).
Aunque la potencia de la teoría de funciones de variable compleja proporciona herramien-
tas más fructíferas que las que se presentan aquí, obviamente su estudio corresponde a
un curso de variable compleja, fuera de las atribuciones de esta asignatura.
9.43 Propiedades. Sean f y g funciones que admiten transformada de Laplace. Se tiene que:
I) Si α, β ∈ C, entonces h = α f + β g admite transformada de Laplace, σh ≤ max{σf , σg } y
L(α f + β g)(s) = α Lf (s) + β Lg(s) .
II ) Si b > 0 y h(t) = f (b t) , entonces h admite transformada de Laplace, σh = b σf y
1 s
Lh(s) = Lf .
b b
III) Si t0 > 0 y se define h(t) =
f (t − t0 ) si t ≥ t0 , entonces h admite transformada
0 si 0 < t < t0 ,
de Laplace, σh = σf y
Lh(s) = e−t0 s Lf (s) .
IV ) Si s0 ∈ R y h(t) = es0 t f (t), entonces h admite transformada de Laplace, σh = σf + s0 y
Lh(s) = Lf (s − s0 ) .
9.44 Proposición (valor final de la transformada de Laplace). Sea f una función que
admite transformada de Laplace. Entonces:
I) Se verifica que lim Lf (s) = 0.
s→∞
L(f (n) )(s) = sn Lf (s) − sn−1 f (0) − sn−2 f ′ (0) − . . . − sf (n−2) (0) − f (n−1) (0) .
por otro lado, para t < 0 las integrales anteriores son nulas (ver propiedad 9.20.I).
1
9.47 Proposición (transformada de Laplace del integrador). Sea f ∈ Lloc (R+ ) y que admite
Rt
transformada de Laplace. Entonces, la función g definida para t ≥ 0 por g(t) = 0 f (x) dx ,
admite transformada de Laplace, σg ≤ sup{0, σf } y
1
Lf (s), para cada s > σg .
Lg(s) =
s
(Nótese que g es la única primitiva de f que se anula en −∞; en este ámbito de la transfor-
mada de Laplace g se suele denominar integrador de f )
Ejercicios
I) Probar que f está bien definida y es derivable en R, con derivada f ′ (t) = −2 t f (t).
II ) Demostrar que la función
x −(x2 +y 2 )
p
g(x, y) = e cos (2 t x2 + y 2 )
x2 + y 2
es integrable en (0, ∞) × (0, ∞) y calcular su integral.
9.3 Demostrar que, aun cuando la función sen(y)/y no es integrable en (0, ∞), la función f
definida, de forma similar al ejercicio anterior, por
Z →∞
sen(y)
f (x) = e−xy dy , x ∈ [0, ∞) ,
0 y
es continua en el cerrado [0, ∞). Deducir que
Z →∞
sen(y) π
dy = .
0 y 2
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
148 Tema 9. Integrales paramétricas
9.8 Demostrar que para cada α > 0 está bien definida la integral
Z ∞ 2
e−αx − e−α x
F (α) = dx
0 x
y calcular su valor.
9.18 Utilizar las coordenadas esféricas generalizadas y las integrales eulerianas para obtener
una fórmula cerrada de la medida de las bolas en Rn en función de su radio.
(Ver también ejercicio 9.36.IV).
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150 Tema 9. Integrales paramétricas
9.20 Sea V = (0, ∞) × (0, ∞) × (0, ∞) . Si p > 0, q > 0, r > 0 y 1/p + 1/q + 1/r < 1 calcular
Z
1
dx dy dz (ver ejercicio 8.37).
V 1+ xp + yq + zr
Nota: El subespacio vectorial de Cc (Rd ) constituido por las funciones de clase C ∞ se denota
por Cc∞ (Rd ).
9.26 Para cada λ > 0 sea fλ la función definida en R por fλ (x) = e−λ x χ[0,∞) (x) .
I ) Calcular fλ ∗ fµ .
II ) Calcular la transformada de Fourier de fλ .
9.30 Sea f una función que admite transformada de Laplace. Probar la proposiciópn 9.44.II
del valor final en cada uno de los siguientes supuestos:
a) La función f es derivable en [0, ∞) y f ′ también admite transformada de Laplace.
b) La función f es de orden exponencial en [0, ∞) y existe y es finito f (0+ ).
c) Existen constantes K, α, δ > 0 de manera que |f (t) − f (0)| ≤ K tα para cada t ∈ (0, δ) .
IV ) ec t V) Ch(c t) VI ) Sh(c t)
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152 Tema 9. Integrales paramétricas
1
9.32 Sea f ∈ Lloc (R+ ) periódica de periodo p > 0, es decir, tal que
f (t + p) = f (t), t ≥ 0.
Probar que f admite transformada de Laplace, con σf ≤ 0. Demostrar que, si ϕ es la función
ϕ(t) = f (t)χ[0,p] (t) = f (t) − H(t − p)f (t − p), t ≥ 0,
entonces Lf se expresa en función de Lϕ mediante la fórmula
Lϕ(s)
Lf (s) = .
1 − e−ps
Aplíquese, en particular, a la función coseno:
ϕ(t) = cos(t) − H(t − 2π) cos(t − 2π) .
9.33 Para a > 0 se define la función de onda triangular f como la función periódica de
periodo 2 a dada por
t si t ∈ [0, a) ,
f (t) =
2a − t si t ∈ [a, 2a) .
Calcular la transformada de Laplace de f .
9.34 La función de error ‘erf ’ y la función complementaria de error ‘erfc’ se definen por
Z t
2 2
erf(t) = √ e−x dx, erfc(t) = 1 − erf(t) , t ≥ 0.
π 0
1
9.35 Sea g ∈ Lloc (R+ ) que admite transformada de Laplace y tal que la función h(t) = g(t)/t
1
también pertenece a Lloc (R+ ).
I) Probar que h admite transformada de Laplace y que σh = σg .
II ) Pongamos Lg = G. Demostrar que Lh = H siendo H la única primitiva de −G,
Z
H(s) = − G(s) ds + C0 , C0 ∈ C ,
1
9.36 Sea p > 0. Se considera la función fp ∈ Lloc (R+ ) definida por
fp (t) = tp−1
(se sobreentiende que fp (t) = 0 para t ≤ 0).
I) Demostrar que para s > 0 se tiene que
Γ(p)
Lfp (s) = .
sp
II ) Dados p , q > 0 , mediante un cambio de variable lineal adecuado, escribir la convolución
(fp ∗ fq )(t) como una integral extendida al intervalo (0, 1).
9.37 Sea n un número natural y sea f una función de clase C 2 en [0, ∞) tal que f , f ′ y f ′′
son de orden exponencial, y con f (0) = 1, f ′ (0) = −n. Hallar la transformada de Laplace de
f supuesto que
t f ′′ (t) + (1 − t) f ′ (t) + n f (t) = 0, t ≥ 0.
(la ecuación diferencial anterior se denomina ecuación de Laguerre).
9.38 Sea f una función de clase C 1 en [0, ∞), tal que f y f ′ son de orden exponencial, y con
f (0) = 0. Sabiendo que
Z t
5 ex cos (2(t − x)) f (x) dx = et (f ′ (t) + f (t)) − 1, t ≥ 0,
0
9.39 En cada uno de los siguientes casos se pide calcular la transformada de Laplace de la
1
función f ∈ Lloc (R+ ) que satisface la correspondiente ecuación integro-diferencial:
Z t
′
I) f (t) + f (x) dx = 1
0
Z t
II ) f (t) = sen(t) + 2 cos(t − x) f (x) dx
0
Z t
III ) ex cos(t − x) f (x) dx = t
0
Z t
′′
IV ) f (t) + e2(t−x) f ′ (x) dx = e2t , siendo f (0) = 0, f ′ (0) = 1
0
Z t
V) f (t − x) f (x) dx = 8(sen(t) − t cos(t)).
0
9.40 Para cada uno de los problemas de Cauchy que se relacionan a continuación se pide
calcular la transformada de Laplace de la solución x(t):
x′′ (t) + x(t) = t x′′ (t) + x′ (t) = 3 cos(t)
I) IV )
x(0) = 0, x′ (0) = 1. x(0) = 0, x′ (0) = −1.
( (
x′′ (t) − 4 x′ (t) − 5 x(t) = 3 et x(4) (t) + 3 x′′ (t) + 2 x(t) = e−t H(t − 2)
II ) V)
x(0) = 3, x′ (0) = 1. x(0) = x′ (0) = x′′ (0) = 0, x′′′ (0) = −1.
x′′ (t) + x(t) = H(t) − 2H(t−1) + H(t−2)
III )
x(0) = x′ (0) = 0.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
154 Tema 9. Integrales paramétricas
9.41 Calcular la transformada de Laplace de las soluciones de los sistemas de ecuaciones di-
ferenciales lineales de primer orden, con las condiciones iniciales indicadas, en las siguientes
situaciones:
′ ′
′
7 x (t) + y (t) + 2 x(t) = 0
x (t) + y ′ (t) = 2 z(t)
I) x′ (t) + 3 y ′ (t) + y(t) = 0 y ′ (t) + z ′ (t) = 2 x(t)
III )
x(0) = 1, y(0) = 0.
x′ (t) + z ′ (t) = 2 y(t)
′
′ −t x(0) = 1, y(0) = −1, z(0) = 0
5 x (t) + 2 y (t) − 2 x(t) + y(t) = 2e
II ) −2 x′ (t) − y ′ (t) + x(t) = sen(t)
x(0) = 1, y(0) = −1.
9.44 Resolver los problemas de Cauchy enunciados en los ejercicios 9.40 y 9.41.
Tema 10
Extremos condicionados
Para quien tiene conocimientos, aunque sean elementales, de Geometría Lineal y de Pro-
gramación Lineal, debe ser muy fácil comprender la motivación de la teoría que presentamos
ahora. En aquel caso se trata de estudiar los extremos de funciones lineales en politopos
convexos (i.e., en intersecciones de semiespacios afines). Si consideramos funciones cua-
lesquiera, no sólo las lineales, y subconjuntos más generales, el problema es, en general,
irresoluble. Ahora bien, si las funciones y los conjuntos se pueden aproximar localmente por
“objetos lineales”, es posible establecer condiciones necesarias y suficientes para la existencia
de extremos de la restricción de la función al subconjunto.
En cuanto a la mencionada aproximación lineal, para las funciones está todo dicho: esta-
mos hablando de la noción de diferenciabilidad. Al referirnos a conjuntos, llegamos al con-
cepto de variedad diferenciable.
En realidad, esta teoría se puede presentar sin mencionar los aspectos geométricos, lo
único que se necesita es el teorema de las funciones implícitas (véanse, por ejemplo, los
textos [2], [15] o [34]), pero con un poco de esfuerzo adicional, la introducción del concepto
de variedad diferenciable permite dar una visión geométrica, tanto del problema como de su
solución.
Otro aspecto similar al caso de variedades afines en Rn es que las variedades diferenciables
pueden aparecer, en la práctica, descritas de forma paramétrica, como imágenes de funciones
definidas en abiertos de Rd o de forma implícita, como conjuntos de ceros de aplicaciones de
Rn en Rn−d ; en la primera situación los problemas se abordan de la forma habitual, replan-
teándolos en términos de funciones en abiertos de Rd , es la segunda la que nos preocupa,
recordemos que podemos determinar si cierta aplicación define de forma implícita un gru-
po de variables en función de las restantes (teorema 3.18), pero eso no proporciona ningún
algoritmo para calcularlas de forma explícita.
155
156 Tema 10. Extremos condicionados
10.2 Observaciones.
I) Las variedades de dimensión 1 reciben el nombre particular de curvas, y las de dimensión
2 el de superficies. Las variedades de dimensión n − 1 en Rn se denominan hipersuperfi-
cies; nótese el paralelismo con la terminología del caso lineal, los hiperplanos.
II ) No hay inconveniente en considerar, sumergidas en Rn , variedades diferenciables de di-
mensión d = n, pero esto carece de interés por trivial, ya que estos objetos no son otros
que los abiertos conexos de Rn .
III) En la Geometría Diferencial abstracta el conjunto de puntos soporte de una variedad
diferenciable es un espacio topológico Hausdorff S , sin necesidad de que tenga una es-
tructura vectorial, y mucho menos euclídea, por lo que la condición de diferenciabilidad
se estable en términos de una compatibilidad de cartas (ver 10.4.I). En este contexto no
se dice que S es una variedad diferenciable, sino que S tiene una estructura diferenciable,
esta estructura es un atlas de cartas compatibles.
IV ) Volviendo al contexto de los espacios euclídeos, la condición de que la diferencial de
las parametrizaciones locales tenga rango máximo (es decir, que sean inmersiones, ver
definición 3.20 y teorema 3.21) se traduce, coloquialmente hablando, en que localmente
se puede deformar la variedad de forma suave (mediante difeomorfismos) para convertirla
en una región de un subespacio lineal de la misma dimensión (ver figura 10.1).
←→
10.4 Observaciones.
I) La definición anterior es coherente puesto que, si (W, γ) es otra carta alrededor de p, la
imagen de la aplicación lineal γ ′ (γ −1 (p)) es la misma que la de ϕ′ (x).
Aunque el razonamiento es igual, independientemente de la dimensión, para ilustrar esto
pensemos en el caso de superficies en R3 , es decir, que (V, ϕ) y (W, γ) son parametriza-
ciones regulares de sendas superficies simples en R3 . En este caso el subconjunto M de
S dado por
M = ϕ(V ) ∩ γ(W ) ⊂ S
es una superficie elemental que contiene al punto p, y que puede ser parametrizada en
un entorno de dicho punto indistintamente por
ϕ : ϕ−1 (M ) → M o γ : γ −1 (M ) → M
(véase la figura 10.2, en la que M es la parte sombreada de S ).
S
M
p
∧
∧ γ
ϕ W
V γ −1 ◦ϕ
−−−−−−→
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
158 Tema 10. Extremos condicionados
10.7 Observaciones.
I) Como en el caso de variedades lineales, el número entero n − d en el enunciado anterior
se denomina codimensión de la variedad.
II ) También es cierto el recíproco del teorema anterior, precisando más, toda variedad di-
ferenciable se puede describir localmente de forma implícita. A modo de compendio,
mencionaremos que las propiedades locales que se exponen en la definición 10.1, en
el teorema 10.6 y en el teorema 3.21, proporcionan definiciones equivalentes de varie-
dad diferenciable. De hecho, según los gustos de los autores, se pueden encontrar en
la literatura existente todas las variantes que consisten en adoptar una de ellas como
definición y luego establecer la equivalencia con las restantes.
10.8 Ejemplos.
I) Las ramas de las secciones cónicas regulares son curvas diferenciables de clase C ∞ .
II ) Las hojas de las cuádricas regulares son superficies diferenciables de clase C ∞ .
III) Toda esfera en Rn es una hipersuperficie de clase C ∞ .
IV ) El subconjunto de R4 dado por
{(x, y, z, u) ∈ R4 : (x − 1)2 + (y − 2)2 + z 4 + u4 = 1}
es una variedad de dimensión 3 de clase C ∞ en R4 (una hipersuperficie).
V) El subconjunto de R4 definido por
{(x, y, z, u) ∈ R4 : x2 + y 2 + z 2 = 1, x + u = 0}
es variedad de dimensión 2, una superficie, de clase C ∞ en R4 .
10.9 Proposición. Sea S una variedad diferenciable en Rn de dimensión d que viene definida
implícitamente en un entorno del punto p ∈ S por las ecuaciones
gi (x) = 0, 1 ≤ i ≤ n − d,
donde las funciones gi son de clase C k en un abierto U de Rn que contiene a dicho punto y
tales que el rango de la matriz jacobiana
D j gi 1≤i≤n−d
1≤j≤n
10.12 Observaciones.
I) El conjunto de ecuaciones dadas en (10.2) y en (10.4) constituye un sistema de n + m
ecuaciones con n + m incógnitas (las n coordenadas del punto x0 y los m multiplicadores
λi , 1 ≤ i ≤ m), cuya solución permite localizar los posibles extremos.
II ) Nótese que la condición (10.3) no establece que ∇f (x0 ) deba ser necesariamente nulo,
sino que sea, en virtud de la proposición 10.9, un vector ortogonal a la variedad S en el
punto x0 , es decir, combinación lineal de ∇g1 (x0 ), ∇g2 (x0 ), . . . , ∇gm (x0 ).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
160 Tema 10. Extremos condicionados
III) Una vez localizados los “puntos críticos” se hace necesario, igual que en los problemas
ordinarios de extremos, dar condiciones suficientes para poder garantizar que en estos
puntos la función presenta un extremo. En contra de lo que en un principio podría
tentarnos creer, el carácter de la matriz hessiana Hf (x0 ) no aporta ninguna información,
este hecho se puede constatar con sencillos ejemplos (ver ejercicio 10.3).
Además es obvio que de alguna forma deben intervenir las condiciones de ligadura; esto
queda patente en los teoremas siguientes, que consisten, vagamente hablando, en aplicar
la teoría de extremos ordinarios (ver teoremas 2.39 y 2.40) a la composición de una carta
local ϕ con la función f . Formalmente, el problema consiste en estudiar el carácter de la
hessiana de una función, f ◦ ϕ, de n − m variables, pero de nuevo, operativamente, se
puede prescindir del conocimiento de parametrizaciones locales.
10.13 Definición. Con las mismas hipótesis y notación que en el teorema anterior. La fun-
ción (auxiliar) L definida en A por
m
X
L(x) = f (x) − λi gi (x), x ∈ A, (10.5)
i=1
se denomina función lagrangiana asociada al problema de extremos condicionados.
Nótese que la restricción de L a la variedad S es la misma que la de f : f|S = L|S .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
162 Tema 10. Extremos condicionados
Ejercicios
10.2 Sea S una superficie de clase C 1 en R3 dada de forma implícita por la ecuación
g(x, y, z) = 0. Demostrar, haciendo uso del teorema de Lagrange, que si a ∈ R3 \ S y la
distancia d(a, S) se alcanza en un punto p ∈ S , entonces el vector determinado por a y p es
ortogonal al plano tangente a S en p.
Como aplicación, dedúzcase la fórmula que expresa la distancia de un punto a un plano
en R3 en términos de uno de sus vectores directores.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
164 Tema 10. Extremos condicionados
10.20
I ) Sea f : R3 → R definida por
f (x, y, z) = x y z.
Hallar el máximo y el mínimo absolutos de f en la esfera unidad.
II ) Inscribir un paralelepípedo rectangular de volumen máximo en una esfera de diámetro
d.
10.24
I ) Calcular el máximo y el mínimo absolutos en la bola euclídea B (0, 1) de la función real
f definida en Rn por
f (x1 , . . . , xn ) = x1 x2 · · · xn .
II ) Deducir que si a1 , . . . , an ≥ 0 se verifica que
1 a1 + . . . + an
(a1 a2 · · · an ) /n ≤ .
n
III ) De entre todos los rectángulos inscritos en una elipse, determinar el de área máxima.
10.26 Hallar el máximo y el mínimo de las distancias entre los puntos de las circunferencias
de ecuaciones
(x − 2)2 + (y − 2)2 = 1 y x2 + y 2 = 18 .
10.27 Usando el teorema de los multiplicadores de Lagrange, probar que de entre todos los
triángulos inscritos en una circunferencia, los de mayor área son los equiláteros.
10.28 Determinar las dimensiones del paralelepípedo rectangular que, de entre todos los de
volumen dado V0 , tenga mínima la suma de las áreas de sus caras.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
166 Tema 10. Extremos condicionados
Teoría de campos
11.2 Observaciones.
I) Nótese que en un punto p del soporte de una curva ϕ no simple podrían aparecer varios
vectores tangentes ϕ′ (t), correspondientes a los diferentes valores de t tales que ϕ(t) = p.
167
168 Tema 11. Teoría de campos
II ) Toda curva diferenciable elemental se puede ver como el soporte de una curva paramé-
trica regular, simple y de clase C k , con k ≥ 1; la parametrización es la que aparece en
la única carta de un atlas adecuado. El recíproco no es cierto en general (ver ejemplo
11.3.II), salvo en situaciones especiales, por ejemplo, que la curva sea cerrada y coinci-
dan las derivadas laterales en los extremos del intervalo de parametrización.
III) Conviene resaltar que, incluso al tratar con variedades diferenciables, en ocasiones es
importante no sólo el conjunto soporte, sino también su parametrización y las propieda-
des de la misma; por ejemplo, si idealizamos una pista de atletismo como el soporte de
una curva, en una competición los atletas “parametrizan” el mismo soporte, utilizando
el tiempo como parámetro, pero gana el que lo hace antes, es decir, en un intervalo de
menor longitud. Es fácil comprender por qué se usa también el término trayectoria como
sinónimo de soporte de una curva paramétrica.
11.3 Ejemplos.
I) La curva paramétrica dada por
ϕ(t) = (cos(t), sen(t)), t ∈ I,
∞
donde I es un intervalo es de clase C y regular, y su soporte está contenido en la
circunferencia centrada en (0, 0) y de radio 1. Es sencillo probar que la curva es simple
si, y sólo si, la longitud de I es menor o igual que 2π , y que la curva es cerrada si, y sólo
si, I = [a, a + 2nπ], con a ∈ R, n ∈ N.
II ) La curva paramétrica dada por
ϕ(t) = ( sen(2 t)| cos(t)| , sen(2 t) sen(t)), t ∈ (0, π) ,
1
es de clase C , simple y regular, pero no define una variedad diferenciable; ningún en-
torno de (0, 0) ∈ ϕ∗ puede ser homeomorfo a un intervalo: ver la figura 11.1 en la que se
han enmarcado, dentro de un disco centrado en (0, 0), las imágenes de intervalos (0, δ),
(π/2 − δ, π/2 + δ) y (π − δ, π). En esa figura se realza también en trazo más oscuro la
imagen de un intervalo (π/2 − ε, π/2 + ε), que sí es una variedad siempre que 0 < ε < π/2.
−→
π π π−δ
0 δ −ε +ε π
2 2
Figura 11.1: Existen curvas paramétricas simples que no son variedades diferenciables.
11.5 Observaciones.
I) La definición anterior se extiende, generalizando la idea de difeomorfismo, a intervalos
no abiertos en la forma habitual, al considerar las derivadas en los extremos se entiende
que éstas son laterales.
II ) Resulta obvio que curvas paramétricas equivalentes tienen el mismo soporte; ahora bien,
el recíproco no es cierto a menos que se impongan condiciones de regularidad; tal es el
caso de las que son cartas de variedades, o las que aparecen en el siguiente resultado,
también consecuencia de los teoremas del rango (véase la observación 10.4.I).
11.6 Teorema. Dos curvas paramétricas definidas en intervalos compactos, regulares, sim-
ples no cerradas y con el mismo soporte son equivalentes.
Dos curvas paramétricas cerradas, regulares, simples, con el mismo soporte y con el mis-
mo punto inicial, son equivalentes.
11.7 Observaciones.
I) Con la notación de 11.4, por la regla de la cadena, si para un t ∈ I1 , ϕ2 es derivable en
el punto θ(t), también lo es ϕ1 en t y
ϕ′1 (t) = θ′ (t) ϕ′2 (θ(t)) . (11.1)
′
Si las curvas son simples, dado que θ (t) 6= 0 para todo t ∈ I1 , es inmediato que un punto
p del soporte (idéntico para ambas curvas) es regular o no independientemente de la
parametrización escogida, y que, en caso de serlo, los vectores tangentes en p respecto a
cada parametrización son proporcionales y determinan, por tanto, una misma dirección.
II ) Cuando hablamos de curvas regulares y simples, como en el caso de las variedades
diferenciables, el resultado anterior justifica la posibilidad de trabajar con ellas indicando
únicamente su soporte. Pero esto no es otra cosa que la propiedad de compatibilidad de
cartas expuesta de 10.4.I. Véase que la fórmula (11.1) es exactamente el caso particular
de (10.1) para dimensión 1.
11.9 Ejemplos.
I) Son campos escalares la temperatura o la celeridad.
II ) Son campos vectoriales la velocidad o cualquier campo de fuerzas (gravitatorio, eléctrico,
magnético, etc.).
11.11 Observaciones.
I) Los conjuntos isotímicos (del griego iso=igual, timo=valor) pueden ser vacíos; esto ocurre
obviamente cuando el campo f no toma el valor c en ningún punto.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
170 Tema 11. Teoría de campos
II ) Otras terminologías específicas son utilizadas para cada caso concreto: por ejemplo, si
f representa la temperatura en cada punto de una región del plano o del espacio se
habla de conjuntos isotérmicos. Situaciones muy familiares para todos son la descripción
de la presión en meteorología mediante las curvas isobáricas o la representación de los
desniveles del terreno en un mapa topográfico mediante las curvas de nivel.
III) En algunas ocasiones el campo f representará el potencial de un campo de fuerzas y los
conjuntos de nivel reciben también el nombre de variedades equipotenciales; el teorema
10.6 justifica el nombre de variedades cuando se dan las condiciones de regularidad
pertinentes.
11.13 Observaciones.
I) La existencia de las líneas de campo viene garantizada de forma local por la regularidad
del campo F ; éste es un problema de la teoría general de ecuaciones diferenciales.
II ) Si se supone que el campo F no se anula en ningún punto de U , las líneas de flujo de F
son curvas regulares γ tales que su tangente en cada punto x0 = γ(t0 ) por el que pasan
es la recta que determinan dicho punto y el vector F (x0 ).
Si F representa un campo de velocidades el significado dinámico de estos conceptos es
simple: las líneas de flujo son las trayectorias que recorre una partícula sometida a los
efectos del campo F .
Para un campo de fuerzas F la situación es un poco más compleja: el campo determina
la aceleración, γ ′′ = F (γ) , y la curva se concreta mediante dos condiciones iniciales
γ(t0 ) y γ ′ (t0 ) . Pensemos, no obstante, en la situación familiar del campo gravitatorio
terrestre; en este caso el campo es proporcional en cada punto al vector de posición
tomando como origen de coordenadas el centro (de masa) de la Tierra. Las líneas de
flujo son rectas que pasan por este punto, lo cual no significa otra cosa que los objetos
situados en la atmósfera, libres de otros condicionantes (inercia, rozamiento, etc.), caen
verticalmente hacia la superficie terrestre (ver ejercicio 11.9).
11.20 Observaciones.
I) En ciertos modelos físicos, si ∇f = F , se dice que −f es una función potencial de F . Esto
no debe causar ningún trastorno o confusión, es simplemente otro convenio de notación.
II ) Veremos más adelante, al estudiar el concepto de integral curvilínea, que el adjetivo
‘conservativo’ tiene un significado físico preciso. Estudiaremos ahora cómo se relacionan
para este tipo de campos las variedades equipotenciales y las líneas de campo.
Denominemos Sc a las variedades equipotenciales de un campo escalar f de clase C 1 en
un abierto U de Rn . Si x0 ∈ U , f (x0 ) = c y ∇f (x0 ) 6= 0, el teorema 10.6 garantiza que, en
un entorno de dicho punto, el conjunto Sc es realmente una variedad regular, mientras
que la proposición 10.9 establece que el vector ∇f (x) es un vector ortogonal al espacio
tangente a la variedad en el punto x ∈ Sc ; pero por otra parte este vector también es
tangente a la línea de flujo del campo F = ∇f que pasa por x.
Resumiendo, las líneas de flujo del campo ∇f son ortogonales a la familia de variedades
equipotenciales de f . Se presenta a continuación un ejemplo de fácil visualización.
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172 Tema 11. Teoría de campos
f=9
f=4
f=1
0
0 2 4 6
x
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174 Tema 11. Teoría de campos
11.26 Observaciones.
I) En la terminología anglosajona el rotacional se representa curl F .
II ) El siguiente determinante simbólico es útil para recordar la fórmula que define el rota-
cional ({e1 , e2 , e3 } denota la base ortonormal estándar de R3 ):
e1 e2 e3
rot F = ∂/∂x ∂/∂y ∂/∂z .
F F2 F3
1
11.32 Observaciones.
I) El concepto de rotacional se puede extender al caso de campos planos de la siguiente
forma: si F (x, y) = (P (x, y), Q(x, y)) es un campo de clase C 1 en un abierto de R2 se
define
∂Q ∂P
rot F (x, y) = rot (P (x, y), Q(x, y), 0) = 0 , 0 , (x, y) − (x, y) .
∂x ∂y
Con este convenio el lema de Poincaré se enuncia para campos planos como en el resul-
tado 11.31; en este caso la función potencial depende únicamente de (x, y).
II ) El adjetivo ‘irrotacional’ no significa que el campo, o más bien sus líneas de flujo, no
presente giros (esto nos restringiría a los campos que varían en una sola dirección), sino
que se aplica en un sentido local. Intentaremos ilustrar esto con un ejemplo: imaginemos
que un fluido contenido en una región del espacio R3 se mueve debido a los efectos de
un campo de fuerzas (por ejemplo, un gas ionizado sometido a un campo magnético). Si
dicho campo es irrotacional, los movimientos de las moléculas del gas, es decir, las líneas
de flujo del campo, no presentarán remolinos o turbulencias. Una discusión más precisa
puede encontrarse, entre otros, en el texto de Marsden y Tromba [35].
11.39 Observaciones.
I) El adjetivo ‘incompresible’ se refiere a una propiedad de conservación de los volúme-
nes. La discusión que a continuación presentamos en R3 se generaliza sin dificultad a
cualquier dimensión:
Consideremos un campo vectorial F = (F1 , F2 , F3 ) de clase C 1 en un abierto U de R3 y K
un subconjunto compacto de U . Supongamos que existe T > 0 tal que para cada punto
x ∈ K existe la línea de flujo Φ(x, t) dada por
γ ′ (t) = F (γ(t)), t ∈ [0, T ],
γ(0) = x.
Si para t fijo Jx Φ(x, t) denota el jacobiano de Φ(x, t) respecto de las variables espaciales
x = (x, y, z), resulta que Jx Φ(x, t) es derivable respecto del tiempo en [0, T ] y
d
Jx Φ(x, t) = div F (Φ(x, t)) Jx Φ(x, t) .
dt
Para cada instante t ∈ [0, T ], denotemos por Kt al conjunto ‘transportado’ por el flujo
Kt = {Φ(x, t) : x ∈ K} (K0 = K) ;
resulta que Kt es compacto, su volumen m(Kt ) es una función derivable respecto del
tiempo en el intervalo [0, T ], y se tiene que
ZZZ ZZZ ZZZ
d d
m(Kt ) = 1 dy = div F (Φ(x, t)) Jx Φ(x, t) dx = div F (y) dy ,
dt dt Kt K Kt
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176 Tema 11. Teoría de campos
11.42 Observaciones.
I) De lo anterior se deduce que el laplaciano es efectivamente un operador diferencial de
C k (U ) en C k−2 (U ), denominado operador de Laplace. Éste aparece en el estudio de nu-
merosos problemas físicos, tales como la ecuación del calor.
II ) Las funciones f de clase C 2 en un abierto U de Rn que satisfacen
∆f (x) = 0 para cada x ∈ U,
se denominan armónicas (en U ).
11.43 Observación. Los operadores definidos sobre campos escalares se aplican a menu-
do en el cálculo a campos vectoriales; se entiende en este caso que se hace coordenada a
coordenada, por ejemplo:
∆F = ∆(F1 , F2 , F3 ) = (∆F1 , ∆F2 , ∆F3 ) .
También es usual utilizar la notación del Álgebra Lineal para la simplificación de expresiones;
por ejemplo, si G = (G1 , G2 , G3 ) es un campo, G·∇ es el operador diferencial que actúa sobre
un campo F = (F1 , F2 , F3 ) de la siguiente forma:
(G · ∇)F = (G · ∇F1 , G · ∇F2 , G · ∇F3 ) .
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178 Tema 11. Teoría de campos
Ejercicios
11.3 En los casos siguientes se pide describir las curvas equipotenciales del campo escalar
f (x, y) y las líneas de flujo del campo ∇f (x, y):
I) f (x, y) = x − y 2
II ) f (x, y) = x2 + y 2
11.4 En los casos siguientes se pide describir las superficies equipotenciales del campo
escalar f (x, y, z) y las líneas de flujo del campo ∇f (x, y, z):
I) f (x, y, z) = x + y + z
II ) f (x, y, z) = x2 + y 2 − z 2
III) ∇2 (r n ) = n (n + 1) r n−2
IV ) div(r n R) = (n + 3) r n
11.9 Con la notación del ejercicio anterior, considérese en R3 \ {0} un campo central newto-
niano, esto es, de la forma
R(x, y, z)
F (x, y, z) = K
r3 (x, y, z)
con K ∈ R, K = 6 0. Supongamos que γ: [a, b] → R3 es una línea de flujo de F , es decir,
′
γ (t) = F (γ(t)) para cada t ∈ [a, b].
I) Si p > 0, deducir la ecuación diferencial que se obtiene de la anterior al parametrizar la
curva mediante el cambio de parámetro u = θ(t) definido por
Z t
θ(t) = kγ ′ (s)kp ds , t ∈ [a, b] .
a
11.13 En cada uno de los siguientes casos demostrar que el campo F es conservativo en R3
y calcular una función potencial:
I) F (x, y, z) = (y z cos(xy), x z cos(xy), sen(xy))
II ) F (x, y, z) = (y z + x y 2 , x z + x2 y, z + x y).
2 2 2 2
III )F (x, y, z) = (ey , 2 x y ey + ez , 2 y z ez )
IV ) F (x, y, z) = (2 x y z + z 2 − 2 y 2 + 1, z x2 − 4 x y, x2 y + 2 x z − 2).
11.16 En cada uno de los siguientes casos demostrar que el campo F es conservativo en R4
y calcular una función potencial:
I) F (x, y, z, t) = (y (1 + z) , x (1 + z) + z (1 + t) , y (1 + x + t) , y z)
ty ty tz tz ty tz
II ) F (x, y, z, t) = (e + 2 x , x t e − e , −y t e , x y e − y z e ) .
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
180 Tema 11. Teoría de campos
11.17 Demostrar que los siguientes campos son solenoidales en R3 y calcular potenciales
vectoriales de cada uno de ellos.
I) F (x, y, z) = (1 − 2 z, 1, e−y )
II ) F (x, y, z) = (y sen(y z), −z cos(x z), −x cos(x y)).
III) F (x, y, z) = (2 y z, 2 z x, 2 x y)
IV ) F (x, y, z) = (y − z, z − x, x − y).
−y
11.19 Indicar un abierto de R3 en el que el campo F (x, y, z) = 0, 0, sea el rotacional
x2
de otro campo G, y hallar dicho campo G.
11.22 Si F = rot G y H = ∇h, demostrar que el campo h F es solenoidal si, y sólo si, H
es perpendicular a F en todo punto (todos los campos considerados se suponen definidos y
suficientemente regulares en un mismo abierto V de R3 ).
Integrales de línea
La materia que se trata en este capítulo está estrechamente relacionada con conceptos
físicos tales como el de trabajo y otros similares en los que interviene la noción de transporte,
que se formaliza definiendo la integral de un campo (por ejemplo, de fuerzas) a lo largo de
una curva (la trayectoria recorrida por una partícula).
será una aproximación a lo que se llamaría la longitud de la curva. Parece lógico que al refinar
la partición de I la aproximación poligonal a la curva mejore; la longitud de la nueva poligonal
es mayor que la de la original (en virtud de la desigualdad triangular; véase la figura 12.1).
Así, podemos dar la siguiente definición.
12.1 Definición. Se dice que la curva paramétrica γ: [a, b] → Rn es rectificable si
sup {long(γ, P ) : P es una partición de[a, b]}
es finito. En este caso, se define la longitud de la curva, denotada por ‘long(γ)’, como este
extremo superior.
181
182 Tema 12. Integrales de línea
12.6 Observaciones.
I) La integral que aparece arriba se debe entender como la suma
m Z
X ξj
kγ ′ (t)k dt
j=1 ξj−1
cuando la aplicación γ no sea de clase C 1 en todo el intervalo [a, b], sino en cada uno
de los subintervalos [ξj−1 , ξj ] asociados a la partición P . Este mismo comentario será
aplicable a las integrales que aparezcan de ahora en adelante en las que intervenga una
curva de clase C 1 a trozos.
II ) Con la notación anterior, las restricciones γ j de γ a los intervalos [ξj−1 , ξj ], j = 1, . . . , m,
son de clase C k y regulares, y lo que representa el sumatorio anterior es lo que dicta
el sentido común: la longitud de γ es la suma de las longitudes de las curvas γ j . En
situaciones como ésta, en que el punto final de cada curva γ j es el punto inicial de γ j+1 ,
se dice que γ es la suma de las curvas γ j y se representa por γ = γ 1 + γ 2 + . . . + γ m .
Basándose en esta construcción tiene sentido hablar también, formalmente, de la ‘suma’
conjuntista de curvas Γj (esto es, de variedades elementales de dimensión 1), denotada
por Γ = Γ1 + Γ2 + . . . + Γm , mediante su consideración como unión de los soportes de sus
respectivas parametrizaciones γ j .
III) Evidentemente, la fórmula (12.1) tiene sentido como integral impropia de Riemann, o
como integral de Lebesgue, lo que se prefiera, de una función continua a trozos (medible,
por tanto) y no negativa. Con el convenio habitual de asignar el valor ∞ a la integral en
el caso de que no converja es posible extender la definición de longitud al caso de curvas
parametrizadas en intervalos no compactos. Esto da cabida a situaciones sencillas y
familiares: por ejemplo, una recta en el plano es el soporte de una curva paramétrica (de
hecho, es una variedad diferenciable simple) de longitud infinita. Lo mismo sucede con
la espiral de Arquímedes, parametrizada por t ∈ (0, ∞) 7→ (t cos(t), t sen(t)) .
Este resultado garantiza que un cambio de parámetro no altera el valor de la integral que
se introduce en la siguiente definición.
12.8 Definición. Sean U un abierto de Rn , f un campo escalar continuo definido en U y
γ: [a, b] → U una curva paramétrica de clase C 1 a trozos. Se define la integral del campo f a
lo largo de γ por
Z b
f (γ(t)) kγ ′ (t)k dt ,
a
y se representa por Z Z
f dr o f.
γ γ
12.9 Observaciones.
→
I) Es habitual denotar por r o r al campo de vectores de posición y por r al campo escalar
krk. La función definida en [a, b] por
dr(t) = kγ ′ (t)k
recibe el nombre de elemento de longitud asociado a la curva γ y mide la variación de la
longitud de arco respecto al parámetro t. Las consideraciones realizadas al principio de
esta sección para motivar la definición de longitud de una curva justifican esta notación,
que a su vez da significado a la primera notación adoptada para la integral de campo a
lo largo de una curva.
II ) Si el compacto C es el soporte de una curva paramétrica γ simple y de clase C 1 a trozos,
el teorema 11.6 y el lema 12.7 justifican la posibilidad de hablar sin ambigüedad de la
integral del campo f a lo largo de C , que denotamos por
Z
f dr,
C
Z
para referirnos a f dr.
γ
Los siguientes ejemplos pueden ilustrar el significado y utilidad que tiene la integral cur-
vilínea de campos escalares.
12.10 Ejemplos.
I) Supongamos que el soporte de la curva paramétrica γ: [a, b] → R3 representa un alambre
de material no homogéneo. Si para cada t ∈ [a, b] ponemos γ(t) = (x(t), y(t), z(t)), y el
número ρ(t) = ρ(γ(t)) representa la densidad de masa en el punto γ(t), es decir, ρ es la
función de densidad, entonces se define la masa total presente en el alambre mediante
el valor Z Z b q
ρ dr = ρ(x(t), y(t), z(t)) x′ (t)2 + y ′ (t)2 + z ′ (t)2 dt.
γ a
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184 Tema 12. Integrales de línea
II ) Si se piensa en el soporte de la curva paramétrica plana γ(t) = (x(t), y(t)) como la base
de una valla tal que en cada punto γ(t) tiene altura h(t) = h(x(t), y(t)), la integral
Z Z b q
h dr = h(x(t), y(t)) x′ (t)2 + y ′ (t)2 dt
γ a
12.13 Observaciones.
I) Nótese que, en las condiciones de la definición anterior, la propiedad de Darboux para
las derivadas garantiza que θ ′ ha de tener signo constante.
II ) La noción de orientación tiene una fácil interpretación geométrica: vectores tangentes
correspondientes a parametrizaciones de la misma orientación tienen el mismo sentido:
γ ′ (t) = θ′ (t) ϕ′ (θ(t)) = |θ′ (t)| ϕ′ (θ(t)) .
Al cambiar la orientación cambia el sentido del vector tangente. De forma coloquial, el
soporte de la curva se recorre en un sentido u otro dependiendo de la orientación.
III) Cabe preguntarse si dado un conjunto que sea el soporte de una curva paramétrica es
siempre posible asignarle de forma natural una orientación (y por tanto la opuesta). La
respuesta es, en general, negativa. Por ejemplo, el soporte de la curva descrita en el ejem-
plo 11.3.II (esa especie de 8 o ∞ inclinado), se puede recorrer de 4 formas, que consisten
en elegir en cada una de las componentes conexas de ϕ∗ \ {(0, 0)} una orientación. El
quid de la cuestión es que, mientras que ϕ∗ no es una variedad diferenciable, cada una
de esas dos componentes conexas sí lo es.
Aunque el asunto de la orientación de variedades admite una formulación general, de
momento enunciamos el siguiente resultado, relativo a las de dimensión 1 (ver el apéndice
del texto de Milnor [37]).
12.16 Observaciones.
I) Una vez más el teorema del cambio de variable para las integrales de Riemann garantiza
que la integral que se acaba de definir no se altera si se cambia la parametrización por
otra equivalente que corresponda a la misma orientación.
II ) La integral que aparece en la definición 12.15 también tiene sentido en el caso de que se
parametrice en un intervalo abierto (a, b), pero en el sentido impropio y, a priori, no se
puede garantizar que sea convergente. Ahora bien, si converge absolutamente, el teorema
del cambio de variable (en este caso en el sentido de Lebesgue), asegura que también lo
hará, con el mismo valor, para cualquier otra parametrización equivalente y de igual
orientación.
III ) Al igual que para las integrales de campos escalares a lo largo de curvas (véase la ob-
servación 12.9.II), se puede hablar de la integral deR un campo vectorial F a lo largo de
una
R ‘curva geométrica orientada’ C , denotada por C F · dr , y entendida como el valor
γ
F · dr , donde γ es cualquier curva paramétrica simple y de clase C 1 a trozos, con
soporte C , y que defina en el mismo la orientación prefijada.
Otro tanto se puede decir para el caso mencionado en el apartado anterior que incluye,
por ejemplo, el caso en que C sea una variedad diferenciable. En relación con esto último,
es de destacar lo siguiente:
Si Γ es una curva diferenciable elemental, para la que existe una carta ((a, b), γ), con
γ ∗ = Γ y tal que γ puede ser prolongada con carácter C 1 al intervalo compacto [a, b], se
definen, con la misma terminología y notación de 12.15,
Z Z Z Z
f dr = f dr, F · dr = F · dr.
Γ γ Γ γ
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
186 Tema 12. Integrales de línea
12.18 Observaciones.
I) El significado de la proposición anterior es obvio: con la notación de la definición 12.15,
para s ∈ [a, b] el vector
γ ′ (s)
t(s) =
kγ ′ (s)k
es un vector unitario tangente a la curva γ en el punto γ(s). La integral del campo F se
escribe como la integral del campo escalar F (γ(s)) · t(s), que representa el módulo de la
componente tangencial de F respecto a la curva: en efecto, de acuerdo con la notación
introducida en la observación 12.9.I,
Z Z b Z b Z
′ ′
F · dr = F (γ(s)) · γ (s) ds = (F (γ(s)) · t(s)) kγ (s)k dr(s) = (F · t) dr,
γ a a γ
P
m
[a, b] de modo que la expresión anterior se escriba como F (γ(tj )) · (γ(tj ) − γ(tj−1 )).
j=1
Dada la continuidad uniforme de γ ′ en los compactos, al refinar las particiones tomando
las diferencias tj −tj−1 suficientemente pequeñas, y usando el teorema de los incrementos
finitos de Lagrange, esta suma puede ser aproximada por
m
X
F (γ(tj )) · γ ′ (tj ) (tj − tj−1 ),
j=1
que no es otra cosa que una suma de Riemann de la función (F ◦ γ) · γ ′ en [a, b]. Por
último, al pasar al límite cuando el diámetro de las particiones tiende a 0, se obtiene la
expresión con que se ha definido la integral de un campo a lo largo de una curva.
A modo de recíproco
12.23 Proposición. Sean U un abierto conexo de Rn y F = (F1 , F2 , . . . , Fn ) un campo conti-
nuo en U . Son equivalentes los siguientes enunciados:
a) F es conservativo en U (i.e., existe f ∈ C 1 (U ) tal que F = ∇f ).
b) Si γ 1 : [a, b] → U , γ 2 : [c, d]Z → U son Zcurvas de clase C 1 a trozos, con γ 1 (a) = γ 2 (c) y
γ 1 (b) = γ 2 (d), entonces F · dr = F · dr .
γ1 γ2
I
c) Si γ: [a, b] → U es una curva cerrada y de clase C 1 a trozos, entonces F · dr = 0 .
γ
Si además U es estrellado y F de clase C 1 , el siguiente aserto equivale a los anteriores:
∂Fi ∂Fj
d) Para todos i, j = 1, 2, . . . , n se tiene que = .
∂xj ∂xi
12.24 Observación. Los resultados anteriores dan significado al adjetivo conservativo. De
forma coloquial, para campos de fuerzas de este tipo, el trabajo necesario para desplazar
una partícula desde una posición x0 hasta otra x1 no depende de la trayectoria seguida: la
energía potencial está bien definida y depende únicamente de la posición.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
188 Tema 12. Integrales de línea
12.27 Observaciones.
I) Los abiertos de Jordan y proyectables son dominios de Jordan; su frontera es la unión,
a lo sumo, de los soportes de 4 curvas: 2 segmentos verticales y 2 grafos {(x, f (x)) : x ∈
[a, b]} los del tipo I, o 2 segmentos horizontales y 2 grafos {(f (y), y) : y ∈ [a, b]} los del
tipo II (ver figura 12.2).
II ) Son dominios proyectables sobre los dos ejes los círculos, los rectángulos, los triángulos
y, en general, todo abierto de Jordan convexo. Pero un dominio puede ser proyectable
sobre los dos ejes sin ser convexo (ver la tercera ilustración de la figura 12.2).
Tipo I: f (x) < y < g(x) Tipo II: f (y) < x < g(y) Tipo I y II.
III) Toda curva de Jordan es homeomorfa a una circunferencia. Los dominios de Jordan son
simplemente conexos, es decir, su grupo fundamental es el trivial (de manera muy co-
loquial, no tienen agujeros). Merece la pena citar en este momento el teorema que dio
fama a C. Jordan y que presentó en su Cours d’Analyse de 1893. Actualmente se pueden
encontrar numerosas demostraciones, desde algunas elementales, pero más o menos
tediosas, hasta otras muy breves, pero que requieren de la potente herramienta homotó-
pica u homológica. Esto sobrepasa las pretensiones de la asignatura y nos contentamos
con mostrar su enunciado, que es el siguiente:
12.28 Teorema (de la curva de Jordan). Sea C el soporte de una curva continua, cerrada
y simple en R2 . Entonces su complemento R2 \ C tiene exactamente dos componentes
conexas, una acotada y otra no acotada, ambas tienen a C por frontera.
IV ) Los abiertos que son conexos, pero no simplemente conexos, se denominan múltiplemente
conexos. El adjetivo “múltiple” se refiere a que, si el conjunto es acotado, su exterior tiene
más de una componente conexa: por ejemplo, la corona circular
C = {(x, y) ∈ R2 : 1 < x2 + y 2 < 4}
es un abierto de Jordan múltiplemente conexo; su borde es la unión de las dos circun-
ferencias centradas en el origen y de radios 1 y 2, respectivamente. Su exterior tiene dos
componentes conexas Ω1 = B(0, 1) y Ω2 = R2 \ B (0, 2) .
V) En lo sucesivo, aunque no se mencione explícitamente, los abiertos de Jordan consi-
derados tendrán frontera regular a trozos; esto es necesario para poder hablar de la
circulación de un campo a lo largo de ellas.
Cuando el soporte de una curva paramétrica es parte del borde de un abierto, es posible
definir una orientación ‘natural’ relativa al conjunto; a ello va destinado el siguiente lema,
intuitivamente sencillo, pero extremadamente complicado en su prueba.
12.29 Lema. Sean D ⊂ R2 un abierto de Jordan y x0 un punto frontera de D que es regular
para la curva correspondiente de ∂D . Sean n1 y n2 = −n1 los dos vectores unitarios ortogo-
nales a la recta tangente a ∂D en el punto x0 . Entonces uno sólo de estos dos vectores, que
denotaremos por ne , verifica la siguiente propiedad:
“Existe un número real ε > 0 tal que para cada λ ∈ (0, ε) se tiene que
/ D ”.
x0 + λ n e ∈
12.30 Definición. En las condiciones del lema anterior, al vector ne que verifica dicha pro-
piedad lo denominaremos normal exterior a D en el punto x0 .
La orientación natural o inducida en ∂D por D es la que corresponde en los puntos regula-
res de ∂D al vector tangente unitario t que forma un ángulo de amplitud π/2 con la normal
\
exterior ne , esto es: (n e , t) = π/2 , o escrito con la notación de vectores columna,
0 −1 0 1
t= ne , i.e., ne = t.
1 0 −1 0
12.31 Ejemplos.
I ) La orientación inducida en una circunferencia por el círculo que delimita es la que co-
rresponde a parametrizaciones que la recorren en sentido antihorario (contrario al de las
agujas del reloj). Lo mismo ocurre para cualquier dominio de Jordan (ver figura 12.3).
En este contexto los adjetivos positivo o directo son sinónimos de antihorario.
II ) Si se considera la misma corona circular C dada en 12.28.IV, la orientación inducida en
Γ2 = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 4} corresponde al sentido antihorario, mientras que en
Γ1 = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 1} la orientación inducida por C es la que corresponde al
sentido contrario (el de las agujas del reloj).
ne ne
ne
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
190 Tema 12. Integrales de línea
12.33 Observaciones.
I ) La igualdad (12.2), denominada fórmula de Riemann-Green o simplemente de Green,
equivale a las dos igualdades
I ZZ I ZZ
∂P ∂Q
P dx = − dx dy , Q dy = dx dy ,
∂D D ∂y ∂D D ∂x
que se demuestran aplicando el teorema de Fubini y la regla de Barrow.
II ) Nótese que D \ D = ∂D es un conjunto de medida nula (ver ejercicio 5.23), así que toda
función continua en el compacto D , que es integrable en él, lo será también en D y con
la misma integral. Esto se aplica, en particular, a las derivadas parciales de P y Q, lo que
da sentido a la integral en el miembro derecho de la fórmula de Riemann-Green.
III) El hecho de que el campo F esté definido y sea de clase C 1 en un abierto que contiene a
D ∪ ∂D es esencial, como se muestra en el siguiente ejemplo:
Consideremos el disco D = B(0, 1) = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 < 1} que es un dominio de
Jordan proyectable sobre los dos ejes y cuya frontera ∂D es la circunferencia
Γ = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y 2 = 1} .
El campo vectorial
−y x
F (x, y) = (P (x, y), Q(x, y)) = ,
x2 + y 2 x2 + y 2
1 2
es de clase C en U = R \ {0}, que obviamente no contiene a D ; sin embargo, la función
∂Q/∂x − ∂P /∂y , que es idénticamente nula en U , se puede extender de forma continua
a todo R2 (recordemos que a efectos de integración se pueden redefinir funciones en
conjuntos de medida nula) y un simple cálculo muestra que
I ZZ
∂Q ∂P
2π = P dx + Q dy 6= − dx dy = 0 .
∂D D ∂x ∂y
Esto muestra también, según el corolario 12.22, que el campo F no es conservativo, cosa
que ya se comprobó en el tema anterior (véase la observación 11.24.II).
12.34 Definición. Sea A un abierto de Jordan de R2 tal que su borde ∂A se escribe como
∂A = Γ1 ∪ Γ2 ∪ . . . ∪ Γm ,
siendo cada Γj el soporte de una curva γ j cerrada, simple y de clase C 1 a trozos en la que se
considera la orientación inducida por A. Si F = (P, Q) es un campo vectorial continuo en un
abierto que contiene a ∂A, se define la circulación de F en el borde de A como
m I
X Xm I
P dx + Q dy = F · dr ,
j=1 γj j=1 γj
12.36 Corolario. En las condiciones del teorema anterior, si además se verifica que
∂Q ∂P
(x, y) − (x, y) = 1 para cada (x, y) ∈ A ,
∂x ∂y
el área de A resulta ser
I I
m2 (A) = F · dr = P dx + Q dy .
∂A ∂A
−→ −→
12.37 Definición. Sea A un abierto de Jordan. Se supone que existe una familia finita
{Dk : k = 1, 2, . . . , m} de dominios de Jordan tales que:
m
I) A = ∪ Dk,
k=1
II ) Dk ∩ Dj = Ø si k 6= j ,
III ) si el soporte de una curva está contenido en ∂Di ∩ ∂Dj , entonces las orientaciones que
inducen Di y Dj en dicha curva son opuestas.
IV ) si el soporte de una curva yace en ∂Di ∩ ∂A, entonces la orientación que inducen A y Di
en esa curva es la misma.
En estas condiciones, se dice que el abierto A es una cadena de dominios con borde, y se dice
que el borde de D es una suma o cadena de curvas orientadas, lo que se representa por
∂A = ∂D1 + ∂D2 + . . . + ∂Dm .
La expresión formal precedente se debe entender en el sentido de la condición III ), esto es,
cuando una curva aparece en dos sumandos con orientaciones opuestas ambos términos se
cancelan entre sí.
12.38 Lema. Si A es una cadena de dominios con borde, tal que todos ellos son proyectables
sobre los dos ejes, y si F = (P, Q) es un campo de clase C 1 en un abierto que contiene a A ,
entonces se verifica la fórmula de Riemann-Green (12.3).
Con la notación de la definición 12.37, el término que se refiere a la integral doble de
(12.3) resulta ser, en virtud de la aditividad de la integral respecto de los conjuntos,
ZZ m ZZ
∂Q ∂P X ∂Q ∂P
− dx dy = − dx dy ,
A ∂x ∂y k=1 Dk ∂x ∂y
y en lo que respecta a la circulación del campo (P, Q) a lo largo de los bordes de cada uno
de estos dominios, para las nuevas curvas que aparecen en una descomposición de este tipo
existen índices j, k con j 6= k tales que la curva forma parte de ∂Dk con una orientación y
de ∂Dj con la orientación opuesta (ver la figura 12.5); la integral en estas nuevas curvas no
aporta nada en virtud de la proposición 12.17, y también
I m I
X
P dx + Q dy = P dx + Q dy .
∂A k=1 ∂Dk
Puesto que la fórmula se verifica para cada uno de los dominios Dk , de las dos igualdades
anteriores se sigue el resultado buscado.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
192 Tema 12. Integrales de línea
Figura 12.5: Partición de un abierto de Jordan en dominios proyectables sobre los ejes.
12.39 Observación. Las dos vías presentadas entran en la categoría de elementales (esto
no es sinónimo de sencillas) en el sentido de que sólo se necesitan los recursos de Cálculo
Diferencial e Integral que se contemplan en un curso clásico de Análisis Matemático.
Otra técnica más sofisticada consiste en emular el tratamiento de las variedades con borde
de la Geometría Diferencial abstracta. De forma sucinta: el problema se reduce a uno local,
a variedades simples, mediante particiones de la unidad; los sumandos de tales particiones
son generalizaciones de las funciones meseta (ver ejercico 9.21).
En relación con este asunto cabe destacar también el resultado que cierra este capítulo,
que establece, hablando vagamente, que si para un abierto se verifica el teorema de Riemann-
Green también se verifica para cualquier otro que sea difeomorfo a él. Evidentemente, el
teorema del cambio de variables para integrales juega un papel esencial en la obtención de
este resultado.
Ejercicios
12.2 Una representación polar o en coordenadas polares de una curva plana es una expre-
sión del tipo ρ = ϕ(θ), siendo (ϕ(θ), θ) las coordenadas polares de un punto genérico de la
curva, tomando como parámetro θ ∈ [θ1 , θ2 ] y siendo ϕ positiva en ese intervalo, es decir, en
coordenadas cartesianas
γ(θ) = (x(θ), y(θ)) = (ϕ(θ) cos(θ), ϕ(θ) sen(θ)) , θ ∈ [θ1 , θ2 ] .
Sea ρ = ϕ(θ), la expresión en coordenadas polares de una curva, siendo ϕ una función de
clase C 1 en [θ1 , θ2 ]. Probar que la longitud de la curva viene dada por:
Z θ2q
ϕ′ (θ)2 + ϕ(θ)2 dθ .
θ1
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194 Tema 12. Integrales de línea
12.3 Sea y = f (x), x ∈ [x1 , x2 ], la ecuación explícita de una curva, siendo f de clase C 1 .
Probar que la longitud de la curva viene dada por
Z x2q
1 + f ′ (x)2 dx .
x1
12.7 Determinar todas las circunferencias del plano R2 tales que la circulación del campo
F (x, y) = y 2 , x2
a lo largo de dichas circunferencias sea nula.
12.10 Sean Γ1 la curva parametrizada por γ(t) = (t + 1, sen(2 π t) + t2 ), con t ∈ [0, 2], y Γ2 el
segmento de extremos (1, 0) y (3, 4). Pongamos
Z Z
I1 = y dx + (x + cos(y)) dy, I2 = y dx + (x + cos(y)) dy.
Γ1 Γ2
12.11 Calcular la circulación del campo F (x, y) = (x2 , y 2 ) a lo largo de la curva Γ de ecuación
implícita
x2 y 2 x
2
+ 2 − 2 = 0,
a b a
recorrida en sentido positivo.
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196 Tema 12. Integrales de línea
12.22 Sea Γ1 el segmento de extremos (0, 0) y (1, 0), y sea Γ2 la semicircunferencia de centro
(1/2, 0) y radio 1/2, contenida en el semiplano superior y orientada en sentido antihorario.
Calcular Z
2
x2 sen(x3 ) dx + e−y dy.
Γ2
12.23 Se considera la curva Γ obtenida al sumar el segmento de extremos (1, 0) y (0, 1), el
segmento de extremos (0, 1) y (−1, 0), y el arco de la circunferencia centrada en (0, 0) y de
radio 1 contenido en el semiplano inferior (y < 0).
Calcular la circulación del campo F (x, y) = (ex − y, x + y) a lo largo de Γ.
12.24 Sea D el recinto limitado por las curvas ρ1 (θ) = θ y ρ2 (θ) = θ/2, con θ ∈ [0, 2π], y por
el segmento [π, 2π] del eje OX .
I) Si Γ es el borde de D , orientado en sentido natural, calcular
Z
y dx + x dy.
Γ
II ) Calcular el área de D .
12.25 Hallar el área de las regiones limitadas por las curvas siguientes:
I) γ(t) = (a cos3 (t), a sen3 (t)), t ∈ [0, 2π] (astroide).
II ) ρ(θ) = a (1 + cos(θ)), θ ∈ [0, 2π] (cardioide).
2 2
x y
III ) La curva de ecuación + 2 = 1, (a, b > 0) (elipse).
a2 b
IV ) La suma de la cicloide parametrizada por γ(t) = (t − sen(t) , 1 − cos(t)), t ∈ [0, 2π], y el
segmento {(x, 0) : 0 ≤ x ≤ 2 π} .
12.26 Calcular la circulación del campo F a lo largo de la curva Γ en los siguientes casos:
I) F (x, y) = (y 2 , x); Γ es el borde del cuadrado [0, 2] × [0, 2].
II ) F (x, y) = (3 x + y, 2 y − x); Γ es la elipse 4 x2 + y 2 = 4.
III ) F (x, y) = (3 x + y, 2 x − 1); Γ es la circunferencia de ecuación x2 + y 2 = 4.
IV ) F (x, y) = (ex cos(y), ex sen(y)); Γ es el borde del cuadrado [0, 1] × [0, 1], recorrido en
sentido horario.
2 2
12.28 Si D = { (x, y) ∈ R2 : x /a2 + y /b2 < 1 }, calcular el valor de
ZZ
(x4 + y 4 ) dx dy ,
D
escribiendo esta integral como la circulación de un campo.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
198 Tema 12. Integrales de línea
12.32 Sea D un dominio de Jordan y que contiene al disco cerrado B = B (0, 1). Aplicar la
fórmula de Riemann-Green al abierto de Jordan D \ B y deducir el valor de
I
−y x
dx + 2 dy .
∂D x2 + y 2 x + y2
Integración en superficies
La materia que se trata en este capítulo, al igual que la relativa a integrales curvilíneas,
es el marco abstracto en el que se sitúan numerosos conceptos de la Física, relacionados con
modelos de diversa naturaleza, y donde el concepto de superficie aparece de forma natural
al describir un conjunto de puntos del espacio (por ejemplo, una esfera metálica cargada
eléctricamente), y también por idealización de otros conceptos (tal puede ser el caso de la
medición del caudal de un río, es decir, del agua que fluye a través de una sección ideal de
su cauce por unidad de tiempo).
Aunque no hay inconveniente en hablar de superficies inmersas en Rn con n > 2, en lo
sucesivo nos limitaremos al estudio de superficies en R3 , pues este es el caso que aparece en
la inmensa mayoría de las aplicaciones y el ámbito donde se enmarcan los teoremas clásicos
del Análisis Vectorial.
199
200 Tema 13. Integración en superficies
13.5 Observaciones.
I) Como ocurría para curvas, el hecho de que dos superficies paramétricas tengan el mismo
soporte no implica que sean equivalentes, a no ser que verifiquen propiedades adiciona-
les, por ejemplo, que sean cartas locales de una misma variedad diferenciable.
II ) Si ϕ1 : D1 → R3 y ϕ2 : D2 → R3 son superficies paramétricas equivalentes y θ: D1 → D2
es el cambio de parámetros que permite escribir ϕ1 = ϕ2 ◦ θ , por la regla de la cadena
para cada (u, v) ∈ D1 se tiene que
ϕ′1 (u, v) = ϕ′2 (θ(u, v)) ◦ θ ′ (u, v) .
Dado que J θ(u, v) 6= 0 para todo (u, v), resulta que un punto p en el soporte de S es
regular o no independientemente de la parametrización escogida, y que, en caso de serlo,
los vectores tangentes en p respecto a cada parametrización generan un mismo plano y
dan lugar a vectores normales proporcionales.
III) Más aún, en las condiciones anteriores, puesto que D1 es conexo, J θ debe tener signo
constante en este abierto; que sea positivo o negativo es lo que sugiere la noción de
orientación, que se da a continuación. También se presenta luego la definición general
de orientación para una variedad diferenciable, pero enseguida nos concentramos en el
caso que nos interesa (releer también la definición 12.12).
13.8 Observación. Sobre una variedad orientable es posible determinar dos orientaciones
opuestas que corresponden a dar sendos atlas donde los cambios de carta entre una para-
metrización del primero y otra del segundo tienen jacobiano negativo en todo punto. Nótese
que todas las variedades elementales son orientables, pero existen variedades no orientables
como, por ejemplo, la banda de Möbius.
13.10 Corolario. Sea S una variedad de dimensión 2 en R3 definida de forma implícita por
S = {(x, y, z) ∈ U : g(x, y, z) = 0} ,
donde g es una función real definida y de clase C 1 en un abierto U de R3 y tal que ∇g(x) 6=
0 para cada x ∈ U . Entonces S es orientable; es más, los campos de vectores normales
unitarios
∇g(x)
n1 (x) = y n2 (x) = −n1 (x), x ∈ S,
k∇g(x)k
proporcionan las dos orientaciones de la superficie (en el sentido de que, elegidos atlas que
correspondan a cada una de las orientaciones de S , los vectores normales unitarios asociados
a las correspondientes cartas son en un caso los dados por n1 , en el otro los dados por n2 ).
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
202 Tema 13. Integración en superficies
13.13 Observaciones.
I) La función definida en el abierto D por
∂ϕ ∂ϕ
dσ(u, v) =
∂u × ∂v (u, v)
, (u, v) ∈ D ,
13.14 Lema. Supongamos que S el soporte de una superficie paramétrica de clase C 1 , regu-
lar y simple, ϕ: D → R3 , y que el compacto C ⊂ D es el soporte de una curva paramétrica de
clase C 1 , regular y simple α: [a, b] → D , de manera que también D \ C es conexo. Entonces,
si Γ es el soporte de la curva γ = ϕ ◦ α,
A(S) = A(S \ Γ)
13.16 Observaciones.
I) El número real positivo (o +∞) que resulta de la expresión anterior es independiente de
la partición que se haga de la superficie S y, en consecuencia, la definición es coherente.
Por ejemplo, para calcular el área de una esfera se puede proceder utilizando una carta
en coordenadas esféricas que la parametriza por completo excepto en un arco de circun-
ferencia que une el polo norte con el polo sur, o también calculando el área de los dos
hemisferios cuya unión es la esfera menos el ecuador, otra curva regular.
II ) A la vista de los resultados obtenidos respecto a la longitud de una curva, parece tenta-
dor construir el área de una superficie de forma análoga, es decir, como el supremo de
áreas de superficies poliédricas “ajustadas” a la superficie y de manera que el área de las
caras tienda hacia 0. Puesto que tres puntos no alineados determinan un plano en R3 ,
es lógico considerar aproximaciones poliédricas tales que sus caras sean triángulos. Sin
embargo, a diferencia del caso unidimensional, en el que los puntos de la curva se orde-
nan trasladando el orden de la recta real dado en el intervalo de parametrización, en este
contexto no existe una forma natural de “triangular” la superficie, y uno se encuentra
con resultados sorprendentes como el del siguiente ejemplo, debido a Schwarz (1890).
Consideremos el cilindro C = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 +y 2 = 1 , 0 < z < 1} , que es una variedad
de clase C ∞ y dimensión 2 cuyo área, según la definición anterior, es 2 π . Inscribiremos
en C una familia de poliedros construidos de la siguiente manera:
Si n, m ∈ N, consideremos los n + 1 planos Πk de ecuación z = k/n, 0 ≤ k ≤ n , y
en cada uno de ellos los vértices de un polígono de m lados inscrito en la circunferencia
{x2 +y 2 = 1 , z = k/n}, de manera que la generatriz del cilindro que pasa por uno de estos
vértices en Πk biseque el ángulo subtendido por dos vértices sucesivos de los polígonos
en los planos Πk+1 y Πk−1 . La superficie poliédrica Sn,m (ver la figura 13.1) se obtiene
como unión de los 2 n m triángulos isósceles cuyos vértices son dos consecutivos de uno
de los polígonos, que distan entre sí 2 sen (π/m) , y el tercero se encuentra en el polígono
inmediatamente superior o inferior. Todos ellos tienen igual área, que resulta ser
π r 1 π 2 π r 1 π
sen + 1 − cos = sen + 4 sen 4 ,
m n2 m m n2 2m
y por tanto el área de Sn,m es
π r π
2 m sen 1 + 4 n2 sen4 .
m 2m
Si se toma m = n y se hace tender n hacia ∞ la expresión anterior converge hacia 2 π
(el área de C ); si se hace n = m2 también converge pero hacia un número distinto; por
último, si se toma n = m3 el área de las superficies poliédricas Sn,m tiende a +∞.
Πk+1
Πk
13.17 Definición. Sean S una superficie diferenciable elemental parametrizada por (D, ϕ), y
f un campo escalar continuo en un abierto U de R3 que contiene a S . Si la función (f ◦ ϕ) dσ
es integrable en D se define la integral de f en S por
ZZ ZZ
∂ϕ
∂ϕ
f (ϕ(u, v)) dσ(u, v) du dv = f (ϕ(u, v))
× (u, v)
du dv ,
D D ∂u ∂v
y se denota por Z Z
f dσ o simplemente f.
S S
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
204 Tema 13. Integración en superficies
13.18 Observaciones.
I) El teorema del cambio de variables garantiza que la definición anterior es consistente, no
depende de la parametrización elegida para S . En cuanto a condiciones de integrabilidad,
en la mayoría de los casos de aplicación viene garantizada por la naturaleza particular
del problema; por ejemplo, si el área de S es finita y el campo f es acotado.
II ) El ejemplo siguiente puede ilustrar el origen del concepto de integral de superficie que se
acaba de definir. Supongamos que S representa una superficie cargada eléctricamente,
parametrizada por (D, ϕ), y que para cada (u, v) ∈ D el número q(ϕ(u,
R v)) representa la
densidad de carga en el punto ϕ(u, v) ∈ S . Entonces el valor de S q dσ no es otra cosa
que la carga total soportada por la superficie.
13.20 Observaciones.
I) La integral de la función idénticamente igual a 1 en una superficie S es precisamente el
área de S .
II ) La integración de campos escalares en variedades no elementales se realiza según el
mismo procedimiento expuesto en 13.15 (para estas integrales se tiene un análogo del
lema 13.14), verificándose igualmente las propiedades anteriores.
13.22 Observaciones.
I) La consistencia de la definición 13.17 avala la de la definición 13.21.
II ) Nótese que el flujo de F a través de S recoge la aportación de la componente normal u
ortogonal de F respecto de S ; concretando más, el campo F se descompone, respecto del
plano tangente a S en cada punto, TS (p), como suma ortogonal
F = T F + NF
siendo N F = hF , ni n dicha componente normal y T F = F − N F la componente
tangencial, es decir, la proyección ortogonal de F en TS (p). En la cuantificación del flujo
de F a través de S no importa la magnitud de la componente tangencial T F .
III ) Fijada una parametrización (D, ϕ) de S , el integrando que define el flujo de F es, en cada
(u, v) ∈ D, el producto mixto de F (ϕ(u, v)) con los dos vectores tangentes asociados a
dicha parametrización:
F1 F2 F3 ∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
∂x ∂y ∂z
∂u ∂u ∂u ∂u ∂u ∂u
∂u ∂u ∂u = F1 + F2 + F3 ;
∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
∂x ∂y ∂z
∂v ∂v ∂v ∂v ∂v ∂v
∂v ∂v ∂v
esto nos puede servir para justificar la segunda notación indicada que, por otra parte,
tiene pleno sentido en el contexto más general de las formas diferenciales.
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
206 Tema 13. Integración en superficies
13.26 Definición. En las condiciones anteriores se dice que S es una superficie orientada
(elemental) con borde. El conjunto ϕ(∂D) se denomina borde de S y se denota por ∂S . Por úl-
timo, la orientación dada en cada una de las curvas ϕ(Γj ) por ϕ◦γ j se denomina orientación
inducida en el borde por la orientación de S .
S
n
M
V
D
13.27 Observaciones.
I) El concepto de borde tiene un significado geométrico similar al dado para abiertos de
Jordan en el plano: el borde de S es lo que separa S ∪ ∂S de su complementario en M ,
esto es, su frontera en la superficie M (véase la figura 13.2).
La orientación inducida por S en su borde corresponde a la familiar regla del sacacorchos,
que pasamos a describir. Sea p0 = ϕ(x0 ) un punto de ∂S , con x0 ∈ ∂D , esto es, x0 es
un punto de una de las curvas Γj ⊂ ∂D , parametrizada por γ j : [aj , bj ] → V , digamos que
x0 = γ j (t0 ) para un t0 ∈ (aj , bj ). Puesto que x0 es regular, podemos considerar la recta
r normal a Γj en x0 orientada de modo que tiene por vector director la normal exterior
ne correspondiente a ∂D en x0 . Por ser V abierto existe ε > 0 de modo que la aplicación
η: [−ε, ε] → V , dada por
η(t) = x0 + t ne , t ∈ [−ε, ε],
parametriza un segmento de r que contiene a x0 . Este segmento en V se transforma por
ϕ en una curva contenida en M , parametrizada por ϕ ◦ η , y cuyo vector tangente en
p0 = ϕ(x0 ) = ϕ(γ j (t0 )) es, según la regla de la cadena,
(ϕ ◦ η)′ (t0 ) = ϕ′ (x0 ) η ′ (t0 ) = ϕ′ (x0 ) ne .
Este vector, perteneciente al plano tangente a M en p0 , se podría denominar el ‘vector
normal exterior a S en p0 cuando se considera M como el espacio ambiente de referencia,
z=0
(u,v)
Tomando como origen el punto (0, 0, −1), el polo sur de la esfera de ecuación x2 + y 2 + z 2 = 1, se trazan
semirrectas que pasan por el resto de los puntos de la esfera. Estas semirrectas cortan al plano {z = 0}
en un punto cuyas primeras coordenadas (u, v) se toman como parámetros.
13.28 Teorema (de Stokes para superficies elementales). Sea S una superficie elemental
con borde. Si F es un campo vectorial de clase C 1 definido en un abierto U de R3 que contiene
a S ∪ ∂S , entonces Z I
rot F · n dσ = F · dr ,
S ∂S
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208 Tema 13. Integración en superficies
13.29 Observaciones.
I) En la igualdad anterior, denominada fórmula de Stokes o del rotacional, el término de
la derecha se entiende como la suma de las circulaciones a lo largo de cada una de las
curvas que componen el borde de S , y se pueden calcular como integrales de Riemann
ordinarias (usando cualquier parametrización equivalente de ellas, no necesariamente
ϕ ◦ γ j ), por ser el campo F continuo y dichas curvas compactas.
El término de la izquierda, si se usa la parametrización (D, ϕ) de la definición 13.26,
conduce a la integral de una función continua en un compacto D ⊂ R2 ; de nuevo, el
teorema del cambio de variables garantiza la integrabilidad de rot F (ψ(α, β)) · n dσ(α, β)
en el abierto Ω, relativa a cualquier otra parametrización (Ω, ψ) equivalente de S .
II ) Cuando se considera una superficie contenida en el plano {z = 0} dada por ϕ(x, y) =
(x, y, 0) , (x, y) ∈ D, y un campo plano F = (P, Q, 0), la fórmula de Stokes no es otra cosa
que la fórmula de Green. De hecho, la demostración del teorema anterior se basa en el
de Riemann-Green. Como en aquel caso, la descomposición del abierto D en dominios
simples (ver definición 12.37), D = D 1 ∪ . . . ∪ D n , conduce a considerar n superficies
con borde, Sk = ϕ(Dk ), k = 1, 2, . . . , n ; las circulaciones a lo largo de las nuevas curvas
que aparecen en el borde común a dos de estas superficies, ∂Sk ∩ ∂Sj , se cancelan, pues
las orientaciones que sobre ellas inducen una superficie y la otra son opuestas.
Esto sugiere la siguiente definición que permite generalizar la fórmula de Stokes a otros
objetos más complicados, y en particular al contexto de variedades.
13.30 Definición. Sean S1 y S2 dos superficies elementales con borde dadas, del mismo mo-
do que en la definición 13.26, por las parametrizaciones (D1 , ϕ1 ) y (D2 , ϕ2 ), respectivamente,
y disjuntas, es decir, tales que
S1 ∩ S2 = ϕ1 (D1 ) ∩ ϕ2 (D2 ) = Ø .
Supongamos además que ∂S1 ∩ ∂S2 es unión finita disjunta (posiblemente vacía) de soportes
de curvas de clase C 1 a trozos y simples, y que el conjunto
C = ∂S1 ∪ ∂S2 \ (∂S1 ∩ ∂S2 )
es unión finita (posiblemente vacía) de soportes de curvas de clase C 1 a trozos y simples. En
estas condiciones, se dice que
S = ϕ1 (D 1 ) ∪ ϕ2 (D 2 ) \ C
es la superficie suma de S1 y S2 , o que es la cadena compuesta por las superficies S1 y S2 ,
denotada por S = S1 + S2 . También se dice que C es el borde de S , denotado por C = ∂S .
Iterando el proceso se define la suma o cadena de k superficies elementales con borde
S1 + S2 + . . . + Sk .
13.32 Ejemplos.
I) Denotemos por S1 y S2 a los dos hemisferios de la esfera unidad
S = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 + z 2 = 1}
dados por S1 = S ∩ {(x, y, z) ∈ R3 : z > 0} y S2 = S ∩ {(x, y, z) ∈ R3 : z < 0} . Resulta
que S1 ∩ S2 = Ø y ∂S1 = ∂S2 (ver observación 13.27.II), así que
∂S1 ∪ ∂S2 \ (∂S1 ∩ ∂S2 ) = Ø ,
n1
n
S1
S
Γ1
Γ2
S2
n2
Hemos obtenido así la variedad S como suma de superficies elementales, y que resul-
ta ser una cadena orientable con borde vacío. A este tipo de cadenas se las denomina
cerradas o sin borde.
II ) Consideremos las dos superficies de R3 dadas por
S1 = {(x, y, z) : x2 + y 2 = 1 , 0 < z < 1} , S2 = {(x, y, z) : x2 + y 2 < 1 , z = 0}
(una porción de cilindro y un disco abierto en el plano {z = 0}, respectivamente). Resulta
evidente que S1 ∩ S2 = Ø; el borde de S1 es la unión de dos circunferencias Γ0 y Γ1 , de
radio 1 y situadas en los planos {z = 0} y {z = 1}, respectivamente, y el borde de S2 es
Γ0 = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 = 1 , z = 0}. Entonces
∂S1 ∪ ∂S2 \ (∂S1 ∩ ∂S2 ) = Γ1 .
La suma S = S1 + S2 es una cadena de superficies cuyo aspecto es el de un vaso; si S1 se
orienta según el vector normal n1 (x, y, z) en la misma dirección y sentido que (x, y, 0) ,
y S2 según el vector normal n2 (x, y, z) = (0, 0, −1) , entonces la orientación que induce
S1 en Γ0 es la que corresponde a recorrer esta circunferencia en sentido antihorario
cuando se la observa desde arriba, y la que induce S2 es la opuesta, resultando que S
es orientable, y que la orientación inducida en su borde ∂S = Γ1 es la que se obtiene al
recorrer esta circunferencia en sentido horario, de nuevo observada desde arriba. Nótese
que ahora es imposible definir un vector normal unitario en todo S de forma continua;
dicho de otra forma, en los puntos de S que corresponden a la parte común de los bordes
de S1 y S2 no es posible definir un plano tangente a la superficie y, a diferencia del
ejemplo anterior, esta cadena de superficies no es una variedad diferenciable.
13.33 Definición. Sean S = S1 + S2 + · · · + Sk una cadena orientable de superficies en la que
se ha fijado una de las orientaciones posibles, y F un campo vectorial definido en un abierto
U de R3 que contiene a S . Se define la integral de F en S o el flujo de F a través de S por
Z k Z
X
F · n dσ = F · nj dσ ,
S j=1 Sj
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210 Tema 13. Integración en superficies
Las propiedades listadas en 13.25 son también válidas para cadenas de superficies. Enun-
ciamos ahora la versión general del teorema de Stokes.
13.34 Teorema (de Stokes). Sean S una cadena orientable de superficies y F un campo
vectorial de clase C 1 definido en un abierto U de R3 que contiene a S ∪ ∂S . Entonces
Z I
rot F · n dσ = F · dr ,
S ∂S
cuando en ∂S , el borde de S , se considera la orientación inducida por S .
13.35 Corolario. En las condiciones del teorema anterior, si S es una superficie cerrada (es
decir, si ∂S = Ø), entonces Z
rot F · n dσ = 0 .
S
13.36 Observaciones.
I) La demostración del teorema de Stokes para cadenas se realiza, por supuesto, haciendo
uso de la primera versión enunciada en 13.28 para superficies elementales, sin más que
aplicarla a cada una de las superficies elementales que conforman la cadena S . De nuevo
las circulaciones a lo largo de curvas que no están contenidas en ∂S se cancelan al ser
consideradas dos veces pero con orientaciones opuestas.
II ) El último corolario se obtendrá también para campos de clase C 2 como caso particular
del teorema de la divergencia, del que nos ocupamos en la última sección.
III) En Geometría Diferencial el borde de una variedad se define en términos de cartas loca-
les, pero no entraremos en detalles, pues la versión del teorema de Stokes para cadenas
abarca, en la práctica, los casos relativos a estos objetos y a otros muchos más no con-
templados en el caso abstracto, como las superficies poliédricas habituales o porciones
de ellas. Por ejemplo, la familia de caras laterales de una pirámide cuya base es un
polígono de n lados es una cadena de n superficies elementales.
Los abiertos con frontera regular a trozos son los que se contemplan en la teoría que
tratamos ahora; entre ellos destacan por su simplicidad los que describimos a continuación.
13.39 Lema. Sean V un abierto de R3 con frontera regular a trozos y x0 un punto en una
de las superficies elementales que forman la frontera de V . Sean n1 y n2 = −n1 los dos
vectores unitarios normales a ∂V en el punto x0 . Entonces uno sólo de estos dos vectores,
que denotaremos por ne , verifica la siguiente propiedad:
“Existe un número real ε > 0 tal que para cada λ ∈ (0, ε) se tiene que
/ V ”.
x0 + λ n e ∈
13.40 Definición. En las condiciones del lema anterior, al vector ne que verifica dicha pro-
piedad se le denomina normal exterior a V en el punto x0 .
La orientación natural o inducida en ∂V por V es la que corresponde a este vector normal
en cada punto de cualquiera de las superficies elementales que forman la frontera de V .
13.41 Lema. Sea V un abierto acotado de R3 con frontera regular a trozos y proyectable
simultáneamente sobre los tres planos coordenados. Sea también F un campo vectorial de
clase C 1 definido en un abierto U de R3 que contiene a V = V ∪ ∂V . Si en ∂V se considera
la orientación inducida por V , entonces
ZZZ Z
div F dx dy dz = F · n dσ .
V ∂V
13.42 Observaciones.
I) La igualdad anterior, conocida con el nombre de fórmula de Gauss-Ostrogradski o de la
divergencia, equivale a las tres igualdades
Z Z ZZZ
∂F1
(F1 , 0, 0) · n dσ = F1 dy ∧ dz = dx dy dz ,
∂x
Z∂V Z∂V ZZZV
∂F2
(0, F2 , 0) · n dσ = F2 dz ∧ dx = dx dy dz ,
∂V V ∂y
Z Z∂V ZZZ
∂F3
(0, 0, F3 ) · n dσ = F3 dx ∧ dy = dx dy dz ,
∂V ∂V V ∂z
que se demuestran fácilmente para este tipo de abiertos, cuya adherencia es compacta,
mediante el teorema de Fubini y la regla de Barrow.
II ) El hecho de que el campo F esté definido y sea de clase C 1 en un abierto que contiene
a V ∪ ∂V es esencial, como se ilustra con el siguiente ejemplo que es, por otra parte, un
caso particular de un familiar resultado de Física, la ley de Gauss.
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212 Tema 13. Integración en superficies
13.46 Observación. La demostración de este teorema general se basa en el lema 13.41, tras
descomponer el abierto V como unión finita (salvo conjuntos de medida nula) de abiertos con
frontera regular a trozos y proyectables sobre los tres planos, Vi , i = 1, 2, . . . , n, esto es:
n
I) V = ∪ V i, II ) Vi ∩ Vj = Ø si k 6= j ,
i=1
y tales que las fronteras ∂Vi se escriben como suma de superficies, unas contenidas en ∂V y
otras nuevas superficies comunes a dos de ellos (es decir, en ∂Vi ∩∂Vj ) y que, al considerar las
orientaciones inducidas respectivamente por Vi y por Vj , se orientan de forma opuesta. Así, al
sumar los términos correspondientes a las integrales triples y a las integrales de superficie,
se obtiene el resultado enunciado, dada la aditividad de la integral y puesto que los flujos del
campo a través de las superficies ∂Vi ∩ ∂Vj no aportan nada, ya que aparecen dos veces pero
con orientaciones opuestas entre sí.
Asimismo, se tiene un teorema similar a 12.40, es decir, dos abiertos que se identifiquen,
junto con sus fronteras, mediante un difeomorfismo, verifican simultáneamente o no la fór-
mula de Gauss-Ostrogradski. Invitamos al lector a que enuncie el resultado.
Por supuesto, dσ1 es el elemento de longitud, dσ2 es el elemento de área, etc. Nótese
también que para n = 2 el teorema de la divergencia es el teorema de Riemann-Green: la
circulación en la curva ∂D del campo (P, Q) es la integral del campo escalar (P, Q) · t, la
componente tangencial a la curva de ese campo. Pero, con la notación de la definición 12.30,
resulta que (P, Q) · t = (Q, −P ) · ne , es decir, este campo escalar también es la componente
normal del campo (Q, −P ) respecto de ∂D , y obviamente
∂Q ∂P
div(Q, −P ) = − .
∂x ∂y
En este punto el lector se debería preguntar ¿qué sucede para n = 1? Veamos: los abiertos
conexos y acotados de R son intervalos V = (a, b) con ∂V = {a, b}; un campo F : V → R1 es
simplemente
R una función real F , cuya divergencia es div F = dF /dx = F ′ y, finalmente,
V
div F = F (b) − F (a). Saque sus conclusiones.
Formas diferenciales
De forma muy somera describimos las ideas básicas sobre formas diferenciales, simple-
mente con la intención de proporcionar al lector un primer encuentro con esta teoría, en la
que puede profundizar mediante los textos [11], [16], [38] o [45]; también en [35] se presentan
las formas diferenciales de forma muy sencilla y en el contexto restringido de R2 y R3 .
En general, dar una forma diferencial en una subvariedad de Rn consiste en proporcionar
un tensor en cada uno de los espacios tangentes a la variedad. Ahora bien, en las situaciones
más comunes, esto consiste en restringir tensores definidos en todo Rn a dichos espacios
vectoriales.
En lo que sigue piense el lector que V = Rn , pero todo lo que se dice vale igual para
cualquier espacio vectorial real V de dimensión finita n.
13.49 Definición. Una aplicación T : V k → R se dice multilineal si es lineal en cada índice:
T (v 1 , . . . , λ v i + µ wi , . . . , v k ) = λ T (v 1 , . . . , v i , . . . , v k ) + µ T (v 1 , . . . , wi , . . . , v k ) .
Una aplicación multilineal T : V k → R se denomina tensor k veces covariante en V o simple-
mente tensor de orden k . El conjunto T k (V ) de los tensores de orden k tiene estructura de
espacio vectorial cuando se le dota de la operación y la ley de composición externa naturales.
13.50 Observaciones.
I) T 1 (V ) es el espacio dual de V . A partir de él es posible construir el resto de los espacios
mediante el producto tensorial de aplicaciones; en el caso de aplicaciones multilineales
se tiene que, si S ∈ T k (V ) y T ∈ T m (V ), entonces la aplicación S ⊗ T dada por
(S ⊗ T )((v 1 , v 2 , . . . , v k ), (w1 , w2 , . . . , wm )) = S(v 1 , v 2 , . . . , v k ) T (w1 , w2 , . . . , wm )
k+m
es multilineal, esto es, un elemento de T (V ). Lo mismo para el producto de un
número arbitrario de tensores.
II ) Si {e1 , e2 , . . . , en } es base de V y {ϕ1 , ϕ2 , . . . , ϕn } es la base dual, entonces los nk ten-
sores ϕi1 ⊗ ϕi2 ⊗ . . . ⊗ ϕik , 1 ≤ ij ≤ n , conforman una base de T k (V ). En particular,
considerando la base estándar de Rn (véase la observación 2.8.III), se obtiene la base de
T k (V )
{dxi1 ⊗ dxi2 ⊗ . . . ⊗ dxik : 1 ≤ ij ≤ n} .
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214 Tema 13. Integración en superficies
(p + q)!
S ∧T = Alt(S ⊗ T ) .
p! q!
Este producto es asociativo, por lo que se puede extender a un número finito de factores.
13.55 Observaciones.
I) Del carácter antisimétrico del producto exterior se sigue que dxi ∧ dxj = −dxj ∧ dxi , y en
particular que dxi ∧ dxi = 0 , 1 ≤ i, j ≤ n .
II ) Al considerar formas de grado 0, i.e. funciones, diferenciables en el abierto U la aplicación
x ∈ U 7→ f ′ (x) ∈ Λ1 (Rn ) define una forma diferencial de orden 1 que denotaremos df
(véase de nuevo la observación 2.8.III):
df (x) = D1 f (x) dx1 + D2 f (x) dx2 + . . . + Dn f (x) dxn .
Esta derivación se extiende a formas de orden cualquiera como sigue:
13.56 Definición. Si ω es una k -forma diferenciable, dada según (13.2), la derivada exterior
de ω es la forma de orden k + 1 dada por
X
dω(x) = dfi1 i2 ...ik (x) ∧ dxi1 ∧ dxi2 ∧ . . . ∧ dxik .
1≤i1 <i2 <...<ik ≤n
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216 Tema 13. Integración en superficies
Ejercicios
13.4 Calcular el flujo del campo F (x, y, z) = (x, y, −2z) a través de la porción del cilindro
x2 + y 2 = 1 comprendido entre los planos z = 1 y z = 2, dotado de la orientación dada por la
normal N (x, y, z) = (x, y, 0).
y
13.5 Calcular el flujo del campo F (x, y, z) = 0, , 0 a través de la hoja del cono
z 2 (1 + z 2 )
x2 + y 2 − z 2 = 0, 0 < z < 2, orientada de modo que
√ √ √
n( 2/2, 2/2, 1) = ( − 1/2, −1/2, 2/2) .
13.7 Sea S el triángulo de vértices A = (1, 0, 0), B = (0, 1, 0) y C = (0, 0, 1), orientado de
manera que la normal a S tiene tercera componente negativa. Calcular el flujo del campo
F (x, y, z) = (x, y, z) a través de S .
13.8 Sea S = {(u + v, u2 + v 2 , u − v) ∈ R3 : −1 < u < 1, −1 < v < 1}. Calcular el flujo
de F (x, y, z) = (0, 0, z) a través de S cuando en ésta se considera la orientación dada por la
normal que tiene la segunda componente positiva.
13.12 Comprobar la fórmula de Stokes para el campo F (x, y, z) = (z, 0, 0) y la curva para-
metrizada por la aplicación
γ(t) = ( cos(t) , sen(t) , cos(t) sen(t)) , t ∈ [0, 2π] ,
observada como borde de la superficie S = {(x, y, z) ∈ R3 : z = x y, x2 + y 2 < 1 } .
13.17 Calcular, mediante dos procedimientos distintos, la circulación del campo F (x, y, z) =
(y, z, x) a lo largo del borde de la superficie dada por z = 1 − x2 − y 2 , z ≥ −3 .
13.18 Dados el campo F (x, y, z) = (0, 0, x + y 2 − z 3 ) y la superficie S parametrizada por
(x, y) ∈ B((0, 0), 3) 7−→ (x, y, sen(x2 + y 2 )),
Z
calcular rot F · n dσ .
S
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218 Tema 13. Integración en superficies
13.25 Sea Γ la curva que resulta de intersecar el plano x + y + z = 3 a/2 con la superficie que
limita al cubo [0, a] × [0, a] × [0, a], con a > 0. Hallar la circulación a lo largo de Γ del campo
F (x, y, z) = y 2 − z 2 , z 2 − x2 , x2 − y 2 .
13.29 Sea S la superficie cerrada formada por el plano z = 0, los cuatro planos verticales
que cortan en este plano el cuadrado inscrito en la circunferencia unidad de lados paralelos
a los ejes, y el casquete superior de la esfera unidad. Hallar la integral del campo F (x, y, z) =
(y, −x, z 2 ) extendida a S .
13.33 Sea S la superficie frontera del paralelepípedo P determinado por las aristas AB , AC
y AD , siendo A(0, 0, 0), B(0, 1, 1), C(1, 0, 2) y D(1, 2, 0). Calcular
Z
(2xz, −3xy, z) · n dσ,
S
cuando se considera en S la orientación dada por la normal exterior a P .
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220 Tema 13. Integración en superficies
13.39 Un recipiente (con forma de vasija) de 1 litro de capacidad se sitúa en un aparato que
genera un campo (eléctrico, magnético o de otro tipo) en su interior. Elegida una referencia
cartesiana en el aparato, dicho campo viene dado por
F (x, y, z) = (xz, x − yz, z + y 2 ),
y el borde de la vasija por
{(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 = 1, z = 1} ,
estando dadas las unidades de los ejes en decímetros. Determinar el flujo del campo a través
de la superficie del recipiente, cuando se considera en ésta la orientación dada por la normal
exterior.
13.40 Calcular el flujo de los siguientes campos a través de las superficies que se indican,
directamente y utilizando el teorema de la divergencia:
I) F (x, y, z) = (x z, y z, 1) a través de la superficie S dada por
x2 + y 2 + z 2 = 25, z < 3.
II ) F (x, y, z) = (x z, y z, 0) a través de la superficie que limita al sólido
V = {(x, y, z) ∈ R3 : x2 + y 2 + z 2 < 4, x2 + y 2 > 1}.
13.41 Se considera la superficie S , suma de las cuatro superficies de revolución dadas por
las ecuaciones implícitas siguientes:
S1 = {x2 + y 2 + z 2 = 4z , 2 < z };
S2 = {z 2 = x2 + y 2 , 1 < z < 2 };
S3 = {x2 + y 2 = 1 , 0 < z < 1 };
S4 = {(z − 1)2 = x2 + y 2 , −1 < z < 0 },
orientadas todas ellas de manera acorde con una de las orientaciones de S como cadena
orientable. Calcular el flujo del campo F (x, y, z) = (1, 0, x2 ) a través de S .
III ) Sean U un abierto acotado y con frontera regular a trozos de R3 y f , g dos funciones de
clase C 2 en un abierto que contiene a U . Probar las siguientes fórmulas, conocidas como
identidades de Green:
ZZZ Z ZZZ
f ∆g dx dy dz = f ∇g · n dσ − ∇f · ∇g dx dy dz,
ZZZ U Z∂U U
ZZZ
f ∆g dx dy dz = (f ∇g − g∇f ) · n dσ + g ∆f dx dy dz.
U ∂U U
IV ) Si en cualquiera de los tres apartados anteriores, una de las dos funciones se anula en
el borde de la curva, superficie o abierto correspondientes, ¿qué se puede decir?
13.44 Sea S la esfera de centro 0 y radio r > 0, orientada según la normal exterior.
Z
I) Calcular (z, x, y) · n dσ .
S
Z
II ) Calcular (x2 , 0, 0) · n dσ .
S
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222 Tema 13. Integración en superficies
13.45 Sea a una constante real positiva. Hallar la integral del campo F (x, y, z) = (xz, 2yz, z 2 )
a través de la cadena de superficies cerrada S contenida en el semiespacio z ≥ 0 y formada
por el plano z = 0, el cilindro y 2 = ax − x2 y la superficie cilíndrica z 2 = 4ax.
13.47 Sea M la superficie de revolución obtenida al girar alrededor del eje OZ la curva (en
el plano XZ ) de ecuación
z = cos(x), 0 < x < π.
Se considera el campo F (x, y, z) = (y + e , −x + ez , z). Calcular el flujo de F a través de
z
M cuando se considera la orientación dada por el vector normal a la superficie con tercera
componente positiva.
13.48 Se considera la pirámide cuya base es el cuadrado de vértices (0, 0, 0), (1, 0, 0), (1, 1, 0)
y (0, 1, 0), y cuya cúspide es el punto (1/2, 1/2, 1). Si S es la superficie dada por las cuatro
caras laterales de la pirámide y F es el campo dado por
F (x, y, z) = (xez , yez , yex ),
calcular el flujo de F a través de S cuando en ésta se considera la orientación dada por la
normal que tiene la tercera componente positiva.
13.49 Sea V el conjunto de los puntos (x, y, z) de R3 que verifican las relaciones
x > 0, y > 0, z > 0, x2 + y 2 < 1, x2 + y 2 > 2y, z < x2 + y 2 .
Si S es la parte de la frontera de V no contenida en el paraboloide z = x2 + y 2 , orientada
según la normal exterior a V , calcular
Z
(y, −x, z) · n dσ.
S
siendo K una constante (la de proporcionalidad de la ley de Coulomb, que depende del
sistema de unidades).
Apéndice A
Cónicas y Cuádricas
A.1. Cónicas en R2
Entre las curvas planas definidas implícitamente, aparte de las rectas, cabe destacar por
su sencillez las que vienen dadas como el conjunto C de las raíces de un polinomio de grado
2 en las variables (x, y).
A.1 Definición. Se denomina cónica al conjunto C de soluciones de una ecuación del tipo
Q(x, y) = a11 x2 + 2 a12 x y + a22 y 2 + 2 b1 x + 2 b2 y + c = 0. (A.1)
223
224 Apéndice A. Cónicas y Cuádricas
En la tabla A.1 se presenta la clasificación de las cónicas citando su nombre, dando algu-
nos ejemplos sencillos, los valores de los invariantes que corresponden (un espacio en blanco
significa ausencia de restricciones) y una somera representación gráfica de una porción aco-
tada de una curva de cada tipo. Entre las cónicas no degeneradas (∆1 6= 0) las elipses son las
únicas acotadas (entre estas se encuentran las circunferencias) y, al igual que las parábolas,
son conexas; las hipérbolas tienen dos componentes conexas, a las que se denomina ramas.
x2 + y 2 = r 2
Elipse 6= 0 >0 <0
x2 + 2 y 2 = 4
xy = 1
Hipérbola 6= 0 <0
y − x2 = 1
2
y = x2
Parábola 6= 0 =0
x = y2
xy = 0
Rectas secantes =0 <0
x2 = y 2
Rectas secantes
x2 = −y 2 =0 >0
imaginarias
x2 = 0
Rectas coincidentes =0 =0 =0
(x − y)2 = 0
x2 = 1
Rectas paralelas =0 =0 <0
(x − y)2 = 1
Rectas paralelas
x2 = −1 =0 =0 >0
imaginarias
A.2. Cuádricas en R3
Si exceptuamos las variedades afines (los planos en R3 ), las superficies definidas implíci-
tamente más simples son aquéllas que aparecen como soluciones de ecuaciones cuadráticas.
La situación es similar a la de las cónicas, con la consiguiente complicación por el aumento
de dimensión.
Como en el caso de las cónicas es posible clasificar las cuádricas en función de unos
invariantes que permanecen inalterados por cambios de referencia afín. Si el polinomio Q se
escribe como en (A.2) se definen para él las matrices
! a11 a12 a13 b1
a11 a12 a13
a a a b
M= a12 a22 a23 , M ∗ = 12 22 23 2 ,
a13 a23 a33 b3
a13 a23 a33
b1 b2 b3 c
y los números
ρ = rango(M ), ρ∗ = rango(M ∗ ), ∆ = det(M ∗ ) ,
0 si M tiene un autovalor positivo y otro negativo,
K=
1 en otro caso.
Si se considera en R3 una transformación afín A(x) = L x + β , con L aplicación lineal
invertible y β un punto de R3 , entonces
P (x, y, z) = Q(A(x, y, z))
es otro polinomio de grado dos. Para éste son iguales los rangos ρ y ρ∗ de las matrices de
coeficientes, el indicador K y el signo de ∆.
En las tablas A.2 y A.3 se presenta la clasificación de las cuádricas citando su nombre, un
ejemplo sencillo, los valores de los invariantes que corresponden y una somera representación
gráfica de una porción acotada de una superficie de cada tipo (excepto en el caso de pares de
planos, que el lector podrá visualizar fácilmente).
Superficie Ejemplos ρ ρ∗ ∆ K
Elipsoide x2 y 2 z 2
+ 2 + 2 = −1 3 4 >0 1
imaginario a2 b c
x2 y 2 z 2
Elipsoide + 2 + 2 =1 3 4 <0 1
a2 b c
Hiperboloide y2 z2 x2
+ = +1 3 4 >0 0
de una hoja b2 c2 a2
Hiperboloide y2 z2 x2
+ = −1 3 4 <0 0
de dos hojas b2 c2 a2
Paraboloide x2 y 2
− 2 =z 2 4 >0 0
hiperbólico a2 b
Paraboloide y2 z2
x= + 2 2 4 <0 1
elíptico b2 c
U NIVERSIDAD DE VALLADOLID
226 Apéndice A. Cónicas y Cuádricas
Entre las cuádricas de la tabla A.2, que son no degeneradas, la única acotada es el elip-
soide. Todas son conexas excepto el hiperboloide de dos hojas, que tiene dos componentes
conexas (las denominadas hojas). El hiperboloide de una hoja y el paraboloide hiperbólico (co-
nocido popularmente como silla de montar) son, además, superficies regladas, es decir, se
pueden construir como unión de rectas.
Sugerimos al lector que, sobre los ejemplos indicados, examine cómo son las secciones de
estas superficies por planos paralelos a los coordenados; esto le ayudará a comprender mejor
la geometría de estos objetos y la razón de los nombres que se les dan.
Superficie Ejemplos ρ ρ∗ K
Cono elíptico imaginario x2 + y 2 + z 2 = 0 3 3 1
x2 y2 z2
Cono elíptico = + 2 3 3 0
a2 b2 c
y2 z2
Cilindro elíptico + 2 =1 2 3 1
b2 c
x2 y 2
Cilindro hiperbólico − 2 =1 2 3 0
a2 b
Cilindro parabólico z = a y2 1 3
Como se puede apreciar en las figuras de la tabla A.3, ninguna de esas cuádricas es
acotada. Salvo los cilindros hiperbólicos y los pares de planos paralelos, que tienen dos hojas,
las demás son conexas. Los conos y los pares de planos secantes son cuádricas degeneradas
(no es posible definir el plano tangente en alguno de sus puntos). Todas ellas son superficies
regladas (es bien conocida la definición clásica de algunas de estas figuras mediante rectas
generatrices).
A.3 Observación. En realidad el término cuádrica se refiere al conjunto de ceros de un po-
linomio de grado 2 en un espacio euclídeo de cualquier dimensión. Ahora bien, si se fija un
cono, al considerar las secciones por todos los planos de R3 se obtienen las denominadas sec-
ciones cónicas. Eligiendo un sistema de referencia afín en el plano de corte, las coordenadas
relativas a esa referencia de los puntos de la sección cónica verifican una ecuación del tipo
(A.1); es decir, las curvas que aparecen son precisamente todas las definidas en A.1, lo que
justifica el nombre que se les da a las cuádricas en dimensión 2.
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En Internet:
(Se ha comprobado la accesibilidad a las URL citadas a continuación en la fecha de la
última compilación de estas notas: 25 de mayo de 2021 . La permanencia o modificación
en la actividad de estas direcciones es potestad de sus propietarios)
[78] Real Sociedad Matemática Española,
URL: https://www.rsme.es/
[79] WolframMathWorld (por Eric Weisstein con recursos de Wolfram Research),
URL: http://mathworld.wolfram.com/
computational
[80] WolframAlpha knowledge engine (implementación “on line” del programa de cálculo simbólico
Mathematica
c , y más),
URL: https://www.wolframalpha.com/
[81] The MacTutor History of Mathematics archive (por J. O’Connor y E. Robertson de la
Universidad de St Andrews, Scotland, U.K.),
URL: http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/
[82] Springer Encyclopaedia of Mathematics,
URL: https://www.encyclopediaofmath.org/
[83] PlanetMath (enciclopedia colaborativa bajo licencia GNU Free Documentation),
URL: https://planetmath.org/
[84] MIT Open Courseware (diverso material multimedia de libre disposición ofrecido por el
prestigioso Massachusetts Institute of Technology)
URL: https://ocw.mit.edu/courses/#mathematics
229
230
Índice de notación
dv f = D v f Derivada direccional.
∂f
Di f = Derivada parcial de primer orden.
∂xi
′
df (x0 ) = f (x0 ) Diferencial.
∂(f1 , f2 , . . . , fm )
Matriz jacobiana.
∂(x1 , x2 , . . . , xn )
∂ m1 +m2 +...+mn f
Derivada parcial sucesiva.
∂xm m2
1 ∂x2 . . . ∂xn
1 mn
231
Tk (f, x0 ), Rk (f, x0 ) Polinomio y resto de Taylor.
Hf Matriz hessiana.
Jf Determinante jacobiano.
χE Función característica de un conjunto.
f χE Extensión de la función f (por 0 fuera de E ).
md (E) = m(E) Medida d-dimensional de un conjunto.
R R R
A
f = f (x)dx = f (x)dm(x)
RA A
= A f (x1 , . . . , xn ) dx1 . . . dxn Integrales en Rn .
RR RRR
A
f, A f Integrales en R2 y R3 .
f +, f − Partes positiva y negativa, resp., de la función f .
sop(f ) Soporte de la función f .
sope (f ) Soporte esencial de la función medible f .
cK Centro de masa, carga, etc., de un conjunto.
f1 ⊗ f2 ⊗ · · · ⊗ fn Producto tensorial de funciones. Función de
variables separadas.
Γ, B Funciones eulerianas Gamma y Beta.
f ∗g Producto de convolución de funciones.
fb = F(f ) Transformada de Fourier de f .
L(f ) Transformada de Laplace de f .
σf Abscisa de convergencia de L(f ).
TS (p) espacio tangente a la variedad S en el punto p.
∇f Gradiente de un campo escalar.
rot F = curl F = ∇ × F Rotacional de un campo vectorial.
div F = ∇ · F Divergencia de un campo vectorial.
2
∆f = ∇ f Laplaciano de un campo escalar.
long(γ) Longitud de una curva.
R R
γ
f dr = γ f Integral de un campo escalar en una curva.
R
R γ
F · dr = Integral de un campo vectorial
γ
(F1 dx1 + . . . + Fn dxn ) a lo largo de una curva.
H
H γ
F · dr = Circulación de un campo vectorial
γ
(F1 dx1 + . . . + Fn dxn ) a lo largo de una curva cerrada.
∂D Frontera regular a trozos o borde de un abierto.
∂S Borde de una superficie.
dσ(u, v) Elemento de área asociado a una parametrización.
A(S) Área de una superficie.
R R
S
f dσ = S f Integral de un campo escalar en una superficie.
R
R S
F · n dσ = Integral o flujo de un campo vectorial
S
(F1 dy∧dz +F2 dz ∧dx+F 3 dx∧dy) a través de una superficie.
232
Índice alfabético
– generalizadas, 127
A, – coordenadas polares, 125
Abel, Niels Henrik, 57, 144 – transformación de símplices en cu-
aplicación bos, 128
– abierta, 42 campo
– bilineal, 11 – conservativo, 171
– simétrica, 11 – escalar, 169
– contractiva, 41 – incompresible, 175
– isometría, 41, 125 – irrotacional, 174
– lineal, 11 – newtoniano, 179
– lipschitziana, 41 – solenoidal, 175
– multilineal, 213 – vectorial, 169
aproximación de la identidad, 142 Cantor, Georg F., 13, 86
aproximaciones sucesivas, 42 Carathéodory, Constantin, 78, 79, 89
arco o camino, 15 cardioide, 130, 193, 197
área Cartan, Élie Joseph, 121, 212
– de una superficie, 202 (propiedad cierta) casi siempre, 74
– de una variedad, 202 Catalan, Eugène C., 121
Arquímedes de Siracusa, 182, 193, 195 Cauchy, Augustin Louis, 2, 24, 45, 55, 56
astroide, 193, 197 Cavalieri, Bonaventura F., 113
Axioma de Elección, 104 celda o multiintervalo, 71
centro de un conjunto
B,
– de masa, 108
Banach, Stefan, 41
– relativo a una densidad, 108
banda de Möbius, 201
Chebyshev, Pafnuty L., 114
Bernoulli, Daniel, 69
cicloide, 193, 197
Bernstein, Sergei N., 59, 60
cilindro
bola
– elíptico, 226
– abierta, 2
– hiperbólico, 226
– cerrada, 2
Bolzano, Bernhard, 12 – parabólico, 226
borde circulación de un campo
– de un abierto con frontera regular a – a lo largo de una curva, 185
trozos, 210 – en el borde de un abierto de Jordan,
– de un conjunto en R2 , 188 190
– de una cadena de superficies, 208 Clairaut, Alexis C., 29
– de una curva, 185 codimensión, 158
– de una superficie orientada, 206 componente normal u ortogonal, 205
Borel, Emile, 12 componente tangencial, 205
Condición de Borel-Lebesgue, 12
C, Condición de Carathéodory, 79
cadena condiciones de ligadura, 159
– de curvas orientadas, 191 cónica, 223
– de dominios con borde, 191 – degenerada, 223
– de superficies, 208 – imaginaria, 223
– cerrada o sin borde, 209 invariantes de una –, 223
– orientable, 208 conjunto
cambio de parámetros, 168, 200 – Gδ , Fσ , 81
cambio de variables, 123 – abierto, 3
– cambio de referencia afín, 124 – con frontera regular a trozos, 210
– coordenadas cilíndricas, 125 – de Jordan, 188
– coordenadas esféricas, 126 – simple o proyectable, 210
233
– simple o proyectable sobre un eje, – de convergencia uniforme de Cauchy,
188 55, 56
– abierto en otro, 10 – secuencial de la continuidad, 9
– acotado, 3 – secuencial para límites, 7
– arco-conexo o conexo por arcos, 15 cuádrica, 224
– cerrado, 4 – degenerada, 224
– cerrado en otro, 10 – imaginaria, 224
– compacto, 12 cubo, 72
– conexo, 14 curva, 156
– convexo, 15 – con borde, 185
– de Cantor, 86 – de Jordan, 188
– de Vitali, 114 – paramétrica, 167
– de medida nula, o despreciable, 73 – cerrada, 167
– de nivel o isotímico, 169 – de clase C k a trozos, 182
– denso en otro, 5 – equivalente a otra, 168
– discreto, 5 – rectificable, 181
– elemental, 72 – regular, 167
– estrellado, 15 – regular a trozos, 182
– integrable, 90 – simple, 167
– múltiplemente conexo, 189 orientación de una –, 184
– medible, 79, 101 origen, extremo, de una –, 167
– medible Jordan, 82 punto regular de una –, 167
– simplemente conexo, 172, 188 soporte de una –, 167
adherencia o clausura de un –, 4 vector tangente a una –, 167
componente conexa de un –, 16
D,
derivado de un –, 5
D’Alembert, Jean, 23, 69
distancia entre – s, 3
Daniell, Percy John, 77, 89
exterior de un –, 5
Darboux, Jean Gaston , 93
frontera de un –, 5
delta de Dirac, 106, 143
interior de un –, 3
derivada
proyección de un –, 108
– direccional, 23
sección de un –, 109
– parcial, 23
cono, 226
– de orden superior, 28
contenido de Jordan, 74, 82, 102 derivada exterior, 214
continuidad absoluta Descartes, René, 1
- de integrales, 115 Desigualdad
- de medidas, 107 – de Cauchy-Schwarz, 2
convolución, 141 – de Chebyshev, 114
coordenadas – de Young, 117
– baricéntricas, 128 – triangular, 2
– cartesianas, 1 determinante jacobiano, 42
– cilíndricas, 49, 125 diámetro, 3
– esféricas, 49, 126 difeomorfismo o cambio de variables, 44
– esféricas generalizadas, 127 diferencial, 24
– polares, 49, 125, 193 – de orden superior, 31
cota inferior/superior c.s., 87 Dini, Ulisse, 45, 55
Cramer, Gabriel, 41, 43 Dirac, Paul, 106
Criterio Dirichlet, Lejeune, 57, 94
– de Dirichlet, 57 divergencia, 175
– de Leibniz, 57 dominio de Jordan, 188
– de Riemann-integrabilidad, de Lebes-
gue, 82, 94 E,
– de Sylvester, 33 ecuación
– de Tonelli, 111 – de Laguerre, 153
– de Tonelli-Hobson, 85 – de Laplace, 37
– de Weierstrass, 57 – de ondas, 49
– de comparación (para integrales), 94, – del calor, 37
102 – diferencial, 44
234
Egorov, Dmitri Fyodorovich, 115 – de Riemann-Green, 190
elemento de área, 202 – de Stirling, 139
elemento de longitud, 183 – de Stokes o del rotacional, 208
elipse, 197, 224 – de Taylor, 30
elipsoide, 226 – de duplicación de B, 140
energía potencial, 187 – de duplicación de Legendre, 139
entorno, 3 – de expansión de Euler, 176
esfera, 2, 208 – de integración por partes, 221
espacio – de los complementos, 140
– de medida, 79, 106 – de multiplicación de Gauss, 139
– euclídeo, 2 – de sumación por partes de Abel, 57
– métrico, 2 Fourier, Jean Baptiste J., 68, 69, 100, 145
– completo, 42 Fraenkel, Adolf Abraham, 104
– medible, 106 Frobenius, F. Georg, 41
– normado, 13 Fubini, Guido, 110
– topológico, 4 función
– normal, 13 – Beta de Euler, 139
Espacios funcionales – Gamma de Euler, 138
– C k , C 0 , C ∞ , 28, 170 – Riemann-integrable, 82, 83
– Cc , 100 – acotada, 8
– Cc∞ , 150 – esencialmente, 87
– C0 (Rn ), 142 – armónica, 177
– L = L 1 , L p , 90, 104 – característica, 75
– L1 , 77, 91 – complementaria de error, 152
1
– Lloc (V ), 142 – continua, 9
1
– Lloc (R+ ), 145 – de Heaviside o escalón unidad, 151
– T k (V ), 213 – de clase C k , k ∈ N, 28
– Λk (V ), 214 – de densidad, 107
esperanza, 107 – de error, 152
espiral, 193 – de orden exponencial, 151
– de Arquímedes, 182, 193, 195 – de variables separadas, 22
Euclides de Alejandría, 1 – derivable, 23
Euler, Leonhard, 23, 24, 121, 135, 138, – derivada parcial, 28
176 – diferenciable, 24
exponencial compleja, 116, 145 – escalonada, 75
extremo – gaussiana, 107, 151
– absoluto, 8 – implícita, 45
– relativo o local, 32 – integrable, 90, 93, 104, 107
– estricto, 17, 32 – límite puntual, 54
– sujeto a condiciones de ligadura, – lagrangiana, 160
159 – localmente integrable, 83, 142, 145
condiciones necesarias de –, 32, 34, – medible, 101, 104, 107
160 – meseta, 150, 192
condiciones suficientes de –, 34, 160 – numerablemente escalonada, 96
– potencial, 171
F, – producto infinito, 67
Fatou, Pierre, 93, 97 – separadamente continua, 19
flujo de un campo – simple, 107
– a través de una cadena de superfi- – suma, 56
cies, 209 – superior, 77, 89
– a través de una superficie, 204 – uniformemente continua, 10
forma cuadrática, 11, 33 sección de una –, 109
– definida, 33
– indefinida, 33 G,
– semidefinida, 33 Gauss, J. Carl Friedrich, 121, 139, 151,
forma diferencial, 214 211, 212, 222
Fórmula gradiente, 26, 171
– de Gauss-Ostrogradski o de la diver- Gram, Jorgen P., 1
gencia, 211 Green, George, 190, 221
235
límite
H, – de una función, 7
Hankel, Hermann, 144 – iterado, 9
Heine, Eduard, 12, 13 – siguiendo un subespacio, 7
Hesse, Ludwig Otto, 33 – de una sucesión, 6, 78, 93
Hilbert, David, 144 – inferior de una sucesión, 78, 93
hipérbola, 224 – superior de una sucesión, 78, 93
ramas de una –, 224 línea de corriente o de flujo, 170
hiperboloide, 226 Lipschitz, Rudolf, 41
hipersuperficie, 156 longitud (de una curva rectificable), 181
homeomorfismo, 13
M,
I, matriz
Identidades de Green, 221 – hessiana, 33
indecidible, 104 – jacobiana, 25
inmersión, 47, 156 máximo
integración por secciones planas, 113 – absoluto, 8
integral – relativo o local, 32
– de Lebesgue, 90, 104 medida
– en el sentido amplio, 105 – δ de Dirac, 106
– de Riemann, 82, 83, 94, 103 – de Lebesgue, 80, 90
– de un campo escalar – de probabilidad, 106
– a lo largo de una curva, 183 – de un conjunto elemental, 73
– en una superficie, 203 – de un intervalo, 71
– de un campo vectorial – exterior de Lebesgue, 79
– a lo largo de una curva, 185 – positiva (abstracta), 106
– en una superficie, 204 Mellin, Robert Hjalmar, 144
– de una función escalonada, 76 métrica o distancia, 2
– flechada, 95, 137 mínimo
– impropia, 83 – absoluto, 8
– convergente, 83 – relativo o local, 32
– paramétrica, 135 Mittag-Leffler, Magnus Gösta, 60
intervalo en Rn , 4, 71 Möbius, August F., 201
isometría, 41, 125 momento de inercia, 108
Montel, Paul Antoine, 60
J, movimiento (rígido), 125
Jacobi, Carl Gustav, 24, 25, 121 multiplicadores de Lagrange, 159
Jordan, Camille, 74, 82, 83, 85, 102, 188
N,
K, Newton, Isaac, 179
Kuhn, Harold, 161 norma, 2
– euclídea, 2
L, – s equivalentes, 13
Lagrange, Joseph Louis, 25, 45, 159 normal exterior
Landau, Edmund Georg, 32, 60 – a un abierto con frontera regular a
Laplace, Pierre Simon, 37, 145, 177 trozos, 211
laplaciano, 177 – a un abierto de Jordan, 189
Lebesgue, Henri Léon, 12, 60, 68, 69, 79, núcleo integral, 144
85, 90, 92, 93, 103
Legendre, Adrien-Marie, 139 O,
Leibniz, Gottfried von, 23, 24, 45, 57, 135 operador (lineal), 170
Lema operador diferencial, 31, 44, 171
– de Fatou, 93, 97 orientación, 184, 200
– de Poincaré, 173, 174, 176, 215 – de una cadena de superficies, 208
– de Riemann-Lebesgue, 100, 145 – de una variedad diferenciable, 201
– de Urysohn, 13 – inducida en el borde de una cadena
– de Zorn, 104 de superficies, 208
Levi, Beppo, 92 – inducida en el borde de una superfi-
Ley de Gauss, 211, 222 cie orientada, 206
236
– inducida por un abierto de Jordan en Riemann, G.F. Bernhard, 68, 74, 81–83,
su borde, 189 85, 93, 103, 190
– inducida por un abierto en su borde, Riesz, Frigyes, 14, 77, 89
211 rotacional, 174
– positiva, directa o antihoraria, 189 Rouché, Eugène, 41
Ostrogradski, Mijaíl V., 121, 212
S,
P, σ -álgebra, 80, 106
parábola, 224 – de Borel, 81
paraboloide – de Lebesgue, 80, 81
– elíptico, 225 símplice o simplex, 128
– hiperbólico, 226 Sard, Arthur, 88
parametrización, 167, 199 Schmidt, Erhard, 1
particiones de la unidad, 192 Schwarz, Hermann A., 2, 29, 203
Peano, Giuseppe, 88 secciones cónicas, 226
Picard, Charles Emile, 41, 60 semiintervalo, 72
plano tangente, 26 serie de Fourier, 68, 100
Poincaré, Jules Henri, 173, 212 serie de Taylor, 65
polinomio serie funcional, 55
– de Bernstein, 59 – absolutamente convergente, 56
– de Taylor, 30 – convergente, 56
– trigonométrico, 60 – normalmente convergente, 56
politopo, 166 – uniformemente convergente, 56
potencial escalar, 171 serie trigonométrica, 68
potencial vectorial, 176 Sierpinski, Waclaw, 111
Principio de Cavalieri, 113 silla de montar, 226
probabilidad, 106 Solovay, Robert M., 104
distribución de – gaussiana, 107 soporte de una función, 100, 141
producto Stirling, James, 139
– escalar o interno, 2 Stokes, George G., 207, 210
– exterior de tensores, 214 Stone, Marshall, 60, 61
– infinito, 67 subespacio
– tensorial de funciones, 22, 96, 213 límite siguiendo un –, 7
– vectorial en R3 , 200 topología de –, 10
proyección estereográfica, 207 submersión, 47
proyección ortogonal, 205 sucesión
proyecciones en Rn , 10 – acotada, 6
punto – convergente, 6
– adherente, 4 – de Cauchy, 7
– aislado, 5 rango de una –, 6
– crítico, 32 sucesión expansiva de compactos, 21
– no degenerado, 48 – medibles, 83
– de acumulación, 5 sucesión funcional, 53
– de silla, 32 – de Cauchy uniformemente, 55
– exterior, 5 – monótona, 53
– fijo, 41 – puntualmente convergente, 54
– frontera, 5 – uniformemente acotada, 53
– interior, 3 – uniformemente convergente, 54
sucesión fundamental (de funciones esca-
R, lonadas), 77
recta (real) ampliada, 78 sucesión regularizante, 144
recta generatriz, 226 suma de curvas, 182
recubrimiento, 12 suma de superficies, 208
– abierto, 12 sumas de Darboux, 81
Regla superficie, 156
– de Barrow, 94, 187 – con borde, 206
– de la cadena, 27 – elemental orientada, 204
– del sacacorchos, 206 – paramétrica, 199
resto de Taylor, 30 – equivalente a otra, 200
237
– regular, 199 – de la función suma, 59
– simple, 199 – del límite puntual, 58
orientación de una –, 200 – de la convergencia dominada, de Le-
plano tangente a una –, 199 besgue, 92
punto regular de una –, 199 – de la convergencia monótona, de Le-
soporte de una –, 199 besgue, 93
vector normal a una –, 199 – de la convergencia monótona, de Le-
vectores tangentes a una –, 199 vi, 92, 97
– reglada, 226 – de la curva de Jordan, 188
supremo e ínfimo esenciales, 87 – de la divergencia o de Gauss - Ostro-
Sylvester, James Joseph, 33 gradski, 212
– de las funciones implícitas, 45
T, – de las funciones inversas, 42
Taylor, Brook, 30 – de los multiplicadores de Lagrange,
tensor, 213 159
– alternado, 213, 214 – de subaditividad numerable de la me-
Teorema dida exterior, 79
– de Bernstein, 59 – de submersión, 47
– de Bolzano-Weierstrass, 12 – de unicidad (en series de Fourier), 69
– de Clairaut, 29 – del buen orden, de Zermelo, 104, 111
– de Dini, 55 – del cambio de variables, 123
– de Egorov, 115 – del punto fijo, de Banach, 41
– de Fubini, 109, 110 – del rango constante, 47
– para integrales de Riemann, 84 – del valor medio, 28
– para integrales impropias, 85 – fundamental de la programación li-
– de Heine-Borel, 12 neal, 166
– de Heine-Cantor, 13 Tonelli, Leonida, 111
– de Kuhn-Tucker, 161 trabajo a lo largo de una curva, 186
– de Riesz, 14 transformación (lineal) elemental, 122
– de Sard, 88 transformada
– de Schwarz, 29 – de Fourier F, 145
– de Stokes, 210 – de convoluciones, 145
– para superficies elementales, 207 derivación de la –, 145
– de Stone-Weierstrass, 61 – de Laplace L, 146
– de Tonelli, 111 – de convoluciones, 147
– de Weierstrass, 12 – de derivadas, 147
– para funciones escalares, 13 – del integrador, 147
– de Young, 29 derivación de –, 146
– de aditividad numerable de la medida valor final de la –, 146
de Lebesgue, 80 trayectoria, 168
– de aproximación polinomial, de tubo de campo o de flujo, 170
Weierstrass, 60 Tucker, Albert William, 161
– de aproximación trigonométrica, de
Weierstrass, 60 U,
– de completitud de L1 , 92 Urysohn, Pavel, 13
– de continuidad
– de integrales paramétricas, 135 V,
– de integrales params. flechadas, 138 varianza, 107
– de la suma uniforme, 57 variedad diferenciable, 88, 155
– del límite puntual uniforme, 55 – elemental o simple, 155
– de densidad de las funciones escalo- – orientable, 201
nadas, 92 atlas orientado de una –, 201
– de derivabilidad atlas de una –, 155
– de integrales paramétricas, 136 cambio de carta en una –, 157, 201
– de integrales params. flechadas, 138 carta o parametrización local de una –,
– de la función suma, 58 155
– del límite puntual, 58 compatibilidad de cartas de una –, 157
– de inmersión, 47 dimensión de una –, 155
– de itegrabilidad espacio tangente a una –, 156
238
vector tangente a una –, 156
vértice o punto extremal, 166
Vitali, Giuseppe, 104, 114
Volterra, Vito, 60
W,
Weierstrass, Karl, 12, 13, 57, 60, 61, 69
Y,
Young, William H., 29, 117
Z,
Zermelo, Ernst F.F., 104, 111
Zorn, Max August, 104
239