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Santiago, veintitrés de marzo de dos mil diecisiete.

Vistos:

Se reproduce el fallo en alzada, con excepción de los

raciocinios cuarto y quinto, que se eliminan.

Y se tiene, en su lugar y además, presente:

Primero: Que interponen la acción de protección los

presidentes de dos Asociaciones Nacionales de Trabajadores

y Funcionarios del Servicio Nacional de Menores en contra

de esta institución, e impetran el amparo constitucional

frente a la amenaza y eventual quebrantamiento de los

derechos a la integridad física y síquica de los niños,

niñas y adolescentes y de los empleados que se desempeñan

en los Centros de Reparación Especializada Galvarino y

Pudahuel y Cerrado San Joaquín, como consecuencia de la

sobredotación de dichos recintos que sobrepasa su capacidad

de cobertura, sin mediar cambios en la política, en la

orgánica del servicio y menos en el presupuesto fiscal,

cuestión que produce condiciones de hacinamiento y

sobrepoblación que afecta a los muchachos internos de los

referidos planteles, como al personal que trabaja en ellos,

debido a que la dotación fijada se halla en directa

proporción con los cupos de cada establecimiento, lo que

conduce a que los mismos funcionarios deban atender a un

número mucho mayor de residentes.

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Segundo: Que reprochan que lo expuesto conculca la

garantía consagrada en el literal primero del artículo 19

de la Carta Fundamental, y afecta la integridad física y

sicológica no sólo de los niños internados sino, que

también la del personal que los atiende, en virtud de lo

cual solicitan que se ordene al Servicio recurrido impedir

el acceso de nuevos niños, niñas y adolescentes a los

locales Galvarino, San Joaquín y Pudahuel, mientras no se

cuente con una dotación presupuestaria que permita ampliar

la planta de los centros involucrados.

Tercero: Que, en lo medular, en su informe el Servicio

Nacional de Menores manifiesta que la cobertura o capacidad

cierta de los recintos es superior a la formal. Asimismo,

describe el promedio de atención mensual de cada local y

sus características.

En este contexto, en los cuadros explicativos, se

advierte un reconocimiento acerca que efectivamente

concurre una sobredemanda de los centros que ha desembocado

en una sobrepoblación, en parangón a la oferta programática

vigente. Aclara que, si bien la sobreocupación existe, se

debe realizar un distingo entre niños “presentes” y

“vigentes”, puesto que estos últimos figuran en el sistema

pero que físicamente por distintas razones no se encuentran

en los centros.

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Cuarto: Que agrega que, por lo demás, el organismo

recurrido no decide la internación en alguno de los

centros, sino que ello obedece a las resoluciones de los

Tribunales de Familia y de Garantía, según la naturaleza

del recinto, en vista de lo cual ha realizado esfuerzos de

sensibilización a los operadores del sistema para que se

acorten los tiempos relacionados con procesos no terminados

dentro de plazos prudenciales.

Refiere que obran una serie de iniciativas que detalla

para resolver la problemática que enfrentan y que apuntan a

la reparación y reposición de los edificios, los que se

vinculan con un presupuesto específico y desarrolla en

cuadros explicativos las iniciativas de apoyo en materia de

salud a los trabajadores, con las diversas capacitaciones

que se les entregan para enfrentar la contingencia, el

reforzamiento de los Educadores de Trato Directo, y la de

inversión verificados, de manera que afirma que su accionar

no se opone a la razón, ni a la ley.

Quinto: Que, al contrario de lo sostenido en la

decisión atacada, la actual acción cautelar cumple con el

requisito previsto en el ordinal 2° del Auto Acordado

sobre tramitación del recurso de protección, toda vez que

se promovió en favor de los niños, niñas y adolescentes

internados en tres centros del Sename, y acota el universo

de aquellos, de modo que no es dable aseverar que se haya

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ejercido como una acción popular. A la vez, conviene

destacar que comparecen dos asociaciones gremiales en favor

de sus miembros que laboran en los aludidos centros, y se

quejan que la sobredemanda los afecta sicológicamente, por

cuanto deben atender una cantidad mucho mayor de residentes

con los mismos recursos programados, lo cual los legitima

para entablar la acción de cautela constitucional en

comento.

Sexto: Que, además, es menester precisar que, pese a

los esfuerzos del instituto recurrido por minimizar la

problemática denunciada en el recurso de protección

instaurado, lo cierto es que admite que los centros Cread

Galvarino y Pudahuel y el Centro Cerrado San Joaquín han

superado ampliamente la oferta programática vigente que es

informada de acuerdo con el artículo 81 bis de la Ley N°

19.968 de 2004.

Bajo este prisma no resultan atendibles los argumentos

esgrimidos por el ente recurrido cuando aduce que la

verdadera capacidad excede a la ofertada, desde que como

órgano administrativo debe estarse a la capacidad asignada

y definida por el gobierno, sin que sea factible colegir

que, en mérito de los metros cuadrados del centro,

eventualmente podría albergar más habitantes, porque

semejante actitud revela escasa preocupación por un

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problema real y grave que compromete el correcto y adecuado

funcionamiento de los reseñados centros.

Séptimo: Que en este orden de elucubraciones, esta

Corte no puede soslayar que el servicio recurrido, niega

toda decisión en la internación de los niños, niñas y

adolescentes en determinados centros, bajo la excusa que

esa tarea recae en los tribunales de justicia, y así

procura desplazar su responsabilidad. Sin embargo, parece

inconcuso que todo niño violentado en sus derechos debe ser

protegido, porque constituye un derecho esencial

contemplado y resguardado en convenios internacionales y en

la ley patria, de suerte que los tribunales de familia

deben adoptar todas aquellas providencias y medidas de

protección que se estimen suficientes para ampararlos, sin

que deban atender exclusivamente a la oferta específica de

cada centro, dado que es obligación del Estado suministrar

los recursos necesarios para materializar aquello.

Octavo: Que entonces no es indiferente que los centros

Galvarino y Pudahuel sean Centros de Reparación

Especializados, caracterizados por ofrecer una atención de

alta complejidad al recibir a una población infantil y

juvenil expuesta a experiencias altamente traumáticas en

que los niños derivados a sus dependencias sufren

situaciones de especial gravedad, que torna imprescindible

su adecuada atención.

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Otro tanto cabe anotar respecto del centro San

Joaquín, que constituye un centro cerrado que recibe a

adolescentes infractores de la ley, que se encuentran en

internación provisoria, por lo que la derivación al centro

de marras no es opcional, sino que responde a las medidas

cautelares adoptadas por los Juzgados de Garantía en el

marco de sus atribuciones, con arreglo al artículo 150 del

Código Procesal Penal, en concordancia con el 32 de la Ley

N° 20.084 de 2005.

Noveno: Que sobre tales premisas es útil resaltar la

gravedad de la situación del Cread Pudahuel, extraída del

propio gráfico informado por la repartición recurrida, en

el sentido que padece una sobrepoblación que duplica a la

oferta programática, que alcanza los 80 cupos y no

obstante, desde septiembre de 2015, registra un promedio

superior a 250 niños, niñas y adolescentes vigentes, esto

es, un promedio de sobrepoblación ascendente a 170 plazas.

En el Cread Galvarino, el promedio de sobrepoblación

se eleva en el mismo periodo a más de 20 puestos; y en el

Centro San Joaquin llega a los 50.

Décimo: Que aun cuando esta Corte comprueba la

efectividad de los hechos delatados por los comparecientes,

en cuanto a que los centros Galvarino, Pudahuel y San

Joaquín operan con una sobrepoblación que pone en riesgo la

integridad psíquica de los niños y adolescentes internos,

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como de los funcionarios que sirven en ellos, no resulta

procedente acoger el presente arbitrio en la forma como se

propone, desde que esta Corte no puede acoger la

prohibición de ingreso de nuevos niños, niñas y

adolescentes a dichos planteles, ya que, tal como se

reflexionó, merced a lo preceptuado en los artículos 8°, 19

y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 40 de

la Convención sobre los Derechos del Niño y 68 de la Ley N°

18.968, ante la constatación de transgresiones de derechos,

los niños, niñas o adolescentes deben ser ingresados en

centros que le deben proporcionar la debida protección, así

como garantizar que los adolescentes objeto de persecución

penal se internen en centros diferenciados de la población

común.

Undécimo: Que, a mayor abundamiento, parece imperioso

consignar que la medida requerida ni siquiera puede ser

dispuesta a condición que se aumente la capacidad, recursos

y planta de cada recinto, puesto que es materia de una

política pública que escapa a las atribuciones de esta

Corte.

En efecto, tal pretensión se vincula directamente con

la inyección de recursos económicos necesarios para suplir

el déficit que padecen esos centros como corolario de la

sobrepoblación que los aqueja, lo que envuelve una acción

del Estado tendiente a solucionar un problema público, que

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está en manos de la administración, encargada de

discernir, dentro del marco de sus competencias, los

recursos que deben destinarse a esos propósitos.

Duodécimo: Que, en atención a la imposibilidad de

admitir este libelo y de cara a la grave situación que

afecta a los centros Galvarino, Pudahuel y San Joaquín,

esta Corte considera pertinente poner los antecedentes en

conocimiento del Ministerio de Justicia, de quien depende

el Sename, a fin que vele por el cumplimiento del deber del

Estado de proteger los derechos de los niños y adolescentes

en situación de riesgo social, para cuyos designios debe

valerse de instituciones que dispongan de personal

capacitado e instalaciones suficientes, junto con adoptar

las medidas conducentes a ello, por tratarse de un problema

público que concierne a los niños, un sector altamente

vulnerable de la población, que por lo mismo, debiera

constituir uno de los ejes centrales de las políticas

públicas.

Por estas consideraciones y lo prevenido en el

artículo 20 de la Constitución Política de la República y

en el Auto Acordado de esta Corte sobre la materia, se

confirma la sentencia apelada de uno de septiembre recién

pasado.

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Sin perjuicio de lo resuelto, atendido lo discurrido

en el basamento duodécimo, pónganse en conocimiento del

Ministerio de Justica los presentes antecedentes.

Regístrese y devuélvase.

Redacción a cargo del Abogado Integrante señor

Rodríguez

Rol N° 67.467-2016.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema


integrada por los Ministros Sra. Rosa Egnem S., Sra. María
Eugenia Sandoval G., y Sr. Manuel Valderrama R., y los
Abogados Integrantes Sr. Jaime Rodríguez E., y Sra. Leonor
Etcheberry C. No firman, no obstante haber concurrido al
acuerdo de la causa, las Ministras señoras Egnem y Sandoval
por estar en comisión de servicios. Santiago, 23 de marzo de
2017.

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Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

En Santiago, a veintitrés de marzo de dos mil diecisiete, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

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