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CAPÍTULO SEGUNDO

EL EMPIRISMO

No es siempre fácil distinguir el empirismo del escepticismo, pues


sus fronteras son comunes. Así d último de los escépticos griegos,
Sexto, es de hecho un empirista, y d más riguroso de los emperis­
tas modernos. Hume, se declara escéptico. No obstante, si definimos
el escepticismo según su esencia, como una actitud de duda uni­
versal, d empirismo aparece como una forma, débil tal vez pero
caracterizada, de dogmatismo, y no vamos a llamar a Hume « d más
ingenioso de todos los escépticos», según palabras de Kant. Ade­
más, d empirismo es un movimiento filosófico cuyas ramificaciones
son múltiples. El único rasgo común a todas días es no admitir
más que un medio de conocimiento: la experienda.1

1. Las escuelas.

La historia presenta como un largo diálogo, una discusión casi


interminable, entre el empirismo y el racionalismo, afirmándose el
uno contra d otro y hariéndose más profundo bajo la presión del
adversario. Por parte del empirismo, d progreso ha consistido en
ampliar y profundizar su base hasta encontrar en algunas experien­
cias un acceso a la metafísica.
En la filosofía griega, d empirismo es sólo un sensualismo. He-
ráclito, fundándose en los datos de los sentidos, sostenía que el
ser era puro cambio: tTodo fluye — deda —, nada permanece.» Su
discípulo Protágoras, advirtiendo que la sensadón es relativa a la

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Epistemología general

constitución de nuestros sentidos declaraba: «El hombre es la me­


dida de todas las cosas», fórmula perfecta y definitiva del relativismo
y del humanismo. Epicuro, por último, es célebre sobre todo por su
moral del placer; pero esta moral sólo se comprende como la con­
secuencia de una teoría sensualista del conocimiento. ¿Cuál es el
bien del hombre? Nada más que lo que los sentidos nos enseñan, por
lo tanto, el placer. El poeta latino Lucrecio puso en verso la doc­
trina de Epicuro.
En la edad media, el empirismo está representado principalmen­
te gor Occam; toma entonces el nombre de nominalismo. Su tesis
central es que no hay en el espíritu conceptos abstractos y univer­
sales que representen las esencias, sino solamente términos o pala­
bras, cuyo único sentido consiste en designar unos individuos dados
por la experiencia.
Esta doctrina que suprime en d o to modo la inteligencia, será
en lo sucesivo integrada al empirismo, del que constituye una arma­
dura esencial.
El empirismo inglés puede considerarse como un todo pues pre­
senta una notable homogeneidad y casi no ha variado en tres si­
glos. Locke es aún realista. Berkeley profesa el inmaterialismo.
Húmeles fenomenista. Bentham obtiene sus consecuencias morales
del fenomenismo con su aritmética de los placeres. Mili elabora
una lógica empirista. Spencer, por último, es evolucionista. Pero los
principios críticos son idénticos en todos, y es Hume quien jos ha
formulado definitivamente:
l.° No hay en el espíritu ideas innatas ni conceptos abstractos.
2. " El conocimiento se reduce & impresiones sensibles y a «ideas»
que son copias débiles de estas impresiones, es decir, imágenes.
3. * Las cualidades sensibles son subjetivas. 4.° Las relaciones entre
jdeas se reducen a asociaciones, 5.° Los principios primeros, y en
particular el principio de causalidad, son asociaciones de ideas que
se han hecho habituales 6.® El conocimiento está limitado a los fe­
nómenos y toda metafísica es imposible.
El empirismo inglés ha tenido su eco en Francia con Condillac,
que construye un sistema sensualista que reduce todo conocimiento
a la sensación transformada de diversas maneras. En cuanto al posi­
tivismo de Comte. si bien no depende del empirismo inglés directa­

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