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Universidad Autónoma de Santo Domingo

MATERIAL DE LECTURA

Introducción a la Filosofía

UNIDAD 3:

El pensamiento filosófico en los grandes imperios del


occidente

Tutora:
Mabel Artidiello

Santo Domingo, D. N.
Abril, 2012
Autora: Mabel Artidiello

El pensamiento filosófico en los grandes imperios del occidente.


Mabel Artidiello Moreno (Septiembre de 2011)

En la presente unidad sobre el pensamiento filosófico en los grandes imperios se tendrá presente un análisis de la cultura e ideas
del pensamiento de las diferentes corrientes filosóficas y filósofos que se destacan en los contextos del Helenismo, Medioevo y
el comienzo del capitalismo con el Renacimiento.

En el período Helenístico se destacan varias corrientes filosóficas entre ellas esta: Epicúreos, estoicos y escépticos que entienden
que la filosofía se dirige al hombre concreto e individual que, en alguna medida, pasa a ocupar el puesto antes reservado a la
polis y a la religión de la polis. La filosofía ofrece nuevos contenidos para la vida espiritual, ilumina la conciencia, enseña al
hombre a vivir y a ser feliz: la preocupación filosófica del helenismo es predominantemente ética, o ético-religiosa, y las
especulaciones filosóficas de otro tipo se subordinan a este interés práctico. Esta tendencia se acentúa en la reflexión del medio y
del neoplatonismo.

Mientras que en la Edad Media (otro período imperial) la religión fue la forma fundamental de la cultura social y, por tanto, el
derecho, la moral, el arte y la filosofía estuvieron íntimamente vinculados a la reflexión religiosa del mundo. En este período
observaremos, que en el plano filosófico, se manifiesta un continuo intento por conciliar de forma armónica las doctrinas de
Platón, Aristóteles y el Cristianismo.

Después presentamos el Renacimiento, que se distingue por las siguientes manifestaciones: por el nacimiento del Estado como
una obra de arte, como una creación calculada y consciente que busca su propio interés; por el descubrimiento del arte, de la
literatura, de la filosofía de la Antigüedad; por el descubrimiento del mundo y del hombre, por el hallazgo del individualismo,
por la estética de la naturaleza; por el pleno desarrollo de la personalidad, de la libertad individual y de la autonomía moral
basada en un alto concepto de la dignidad humana. Además, se inicia y presenta la posibilidad del devenir de la ciencia, ya que
se presentan programas para su desarrollo desde el nivel teórico al institucional a través del filosofo Francis Bacon.

Helenismo

El término 'helenismo' procede del verbo griego hellenízein, que significa 'hablar griego' o 'actuar como griego'. Tanto
hellenízein como hellenikós, hellenismós, hellenistés designaron a partir del siglo IV un género de vida civilizado que se ofrecía
gracias a la educación a todos, fueran griegos y bárbaros, aun que no todos pudieran acceder a él al mismo tiempo ni en un
mismo grado. Bajo estos términos subyace la idea de que la diversidad humana no nace de la raza o de la sangre, sino del hecho
de participar en una cierta forma de vida civilizada que se adquiere mediante la educación.

El término 'helenismo' fue una denominación introducida en la historiografía contemporánea por J. G. Droyssen en su obra
Historia del helenismo (1836-1843) para
Indicar la significación propia y unitaria del periodo cultural iniciado con la muerte de Alejandro Magno. A partir de la obra de
Droyssen 'helenismo' es un término que hace referencia al periodo de la civilización griega, y más tarde, a la grecorromana, que
comienza con la muerte de Alejandro Magno (323 a. de C.) y finaliza con la batalla de Leucopetra (146), aunque
convencionalmente se extiende hasta la victoria de Octavio Augusto sobre Marco Antonio en la batalla de Actium el año 31 a.
de C., la conquista de Alejandría y la constitución de Roma como capital política y cultural de Occidente.

Contexto socio-político.

En el Helenismo, suelen admitirse, dentro de esta etapa de casi trescientos años, varios períodos:

El primero va desde el 323 hasta el 280 a. C. y corresponde a la desintegración del imperio conquistado por Alejandro y la
fijación territorial de las nuevas monarquías; el Segundo se extiende de 280 a 168 a. C. correspondiendo con el apogeo de la
civilización helenística, cuando varios reinos compiten en esplendor cultural, y Concluye con la amenaza del poder
conquistador de Roma, que se extiende a todo el Mediterráneo.

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Autora: Mabel Artidiello

Tercera etapa, del 160 al año 30, es una época de un sometimiento cada vez mayor al Imperio romano y de un empobrecimiento
progresivo de lo griego al tiempo que despunta una mayor influencia cultural de Oriente.

Geográficamente pequeña y dispersa, la Grecia antigua había basado su desarrollo histórico en la polis, o ciudad-Estado. Una
vez desaparecida la vieja monarquía, las nuevas póleis se convirtieron en unidades político-económicas de carácter autónomo,
muchas de ellas sobre un territorio reducidísimo. La vida política se articuló desde entonces en torno al polites, es decir, al
ciudadano en plenitud de derechos civiles que asumía, con distintas fórmulas constitucionales, la dirección de la vida pública.

En el plano económico, la aspiración de cada polis consistía en llegar a ser autárquica. Con frecuencia, los recelos entre las
póleis acabaron estallando en conflictos armados. A veces, sin embargo, la concordia pacífica, o homónoia, y el ideal
panhelénico tomaron cuerpo en alianzas contra un enemigo común, el Imperio persa. En sus mejores momentos, como con la
democracia ateniense de los siglos V y IV a. C., la polis fue el símbolo de la civilización helena y futuro modelo para otros
pueblos: todas las magistraturas civiles y los estrategas militares eran elegidos por la Asamblea, debiendo rendir cuentas de su
gestión ante los ciudadanos de Atenas.

La debilidad crónica de la polis se fue agravando por problemas económicos internos, como la reducción alarmante de la
producción minera, el empobrecimiento de los artesanos ante la irrupción en el mercado de mano de obra esclava y la
desaparición progresiva de los pequeños agricultores, forzados a emigrar para sobrevivir. Pero el golpe de gracia lo recibieron
las ciudades-Estado griegas del rey de Macedonia Filipo II, quien, por medios diplomáticos, explotó hábilmente su desunión y
debilidad y posteriormente las aplastó con la fuerza de su gran ejército. Así quedó abierto el camino para el sueño del rey
macedonio: la conquista del Oriente.

La realización del sueño imperial de Filipo correspondería, sin embargo, a su hijo Alejandro. Alejandro al mando de un ejército
de 40 000 hombres, comenzó destruyendo las bases persas en el Mediterráneo oriental, se adentró en Mesopotamia, penetró más
tarde, en Persia donde derrotó a Darío y ocupó las ciudades de Babilonia, Susa, Persépolis y Ecbatana, hasta llegar a la India.
Las fronteras del nuevo Imperio abarcaron entonces desde el mar Caspio y el Turquestán hasta el Alto Nilo, y desde el Océano
Índico al Mediterráneo. Grecia quedó inevitablemente empequeñecida y empobrecida tras la conquista.

La emigración, la pobreza y el desarraigo social fueron hasta tal punto parte de la vida cotidiana que muchos podrían haber
dicho, como Diógenes el Cínico, estos versos de un poeta anónimo: " sin ciudad, sin hogar, privado de patria, pobre, vagabundo,
intentando sobrevivir día a día" Cuando el año 323 a. C. muere Alejandro Magno, con sólo 32 años de edad, su vasto Imperio
empezó pronto se agitó con enfrentamientos cada vez más profundos dentro del círculo de poder macedonio, que culminaron
con la formación de las monarquías bajo las dinastías de los sucesores: los Diádocos. Ellas se repartieron el inmenso territorio
conquistado por Alejandro. Así se instauró en Egipto la dinastía de los Ptolomeos; en Siria y la zona del Éufrates imperaron los
Seléucidas; los Atálidas dominaron Pérgamo y el Asia Menor, mientras que en Macedonia y en Grecia se establecieron al fin los
descendientes de Antígono. Estas monarquías basaron su poder en un sólido ejército mercenario y en una amplia burocracia
estatal, con la desaparición de toda participación del ciudadano en la vida pública. En ellas no había lugar para leyes
democráticamente elaboradas, sino únicamente para los edictos reales.

Además los monarcas helenísticos legitimaron su poder absoluto con ayuda de la religión, mediante la instauración del culto al
rey. De este modo todo este periodo constituyó una profunda revolución, que trastornó el régimen social y las ideas y
costumbres antiguas. Con él desapareció la polis tradicional, que había inspirado la República de Platón y la Política de
Aristóteles y Grecia quedó convertida en simple provincia de un vasto imperio. En los nuevos centros de poder político
desapareció el sentido de vinculación a la metrópoli, que siempre había caracterizado las colonias griegas, y, al ampliarse el
horizonte geográfico, se difundió el sentido el ecumenismo y el cosmopolitismo.

El primer individualismo.

Desde el punto de vista filosófico se considera que el helenismo es una época y un estilo cultural que viene inmediatamente
después de la desaparición de los grandes filósofos griegos. A Sócrates le hereda Platón, a Platón- Aristóteles, pero Aristóteles
no tiene herederos cualificados.

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Autora: Mabel Artidiello

La época helenística fue un período de profunda crisis, motivada por diversos factores, entre los cuales se pueden considerar
como importantes: la fragmentación del extenso imperio de Alejandro Magno, la desaparición de la polis como lugar autónomo,
una fuerte recesión económica, entre otros... Factores que provocaron un giro decisivo en el hombre helenístico, que se va
alejando de las cuestiones cívicas para volverse más hacia sí mismo. Este giro, en el que la polis pierde su importancia y la gente
empieza a sentirse como una pequeña parte de un gran imperio con un vasto territorio, implica también el cambio hacia una
nueva forma de entender las cosas. Por ello, es considerado el Helenismo como expresión donde se manifiesta el individualismo.

El ciudadano, sin su polis, marco de seguridad, se siente huérfano, desconectado, inseguro. El sabio helenista buscará su
salvación en la individualidad. Un honesto y Decoroso ¡sálvese quien pueda! seguirá a las grandes teorizaciones atenienses.

"La filosofía ya no es la antorcha con que se iluminan unos cuantos buscadores intrépidos de la verdad, sino la ambulancia que
sigue la ruta de la lucha por la existencia y recoge a los débiles y heridos" B. Russell

Los filósofos buscan otros caminos para conseguir que el individuo pueda ser feliz al margen de la colectividad. Por ello además
de buscar el conocimiento, buscan también la parte práctica del mismo, la que les proporciona otra forma de entender los
cambios, que les pueden conducir hacia la felicidad. El concepto de felicidad (eudaimonía) tiene hoy en día un significado muy
diferente al que tenía en otros tiempos donde se entendía como un paso para alcanzar un estado, como un logro personal.

La renuncia a participar en la vida pública y en los sucesos mundanos es un requisito necesario para la independencia del
filósofo, que trata de reducir al mínimo cualquier necesidad externa a sí mismo y conseguir el máximo de autosuficiencia.

Sócrates ha sido el filósofo que a lo largo de la historia, e incluso hoy, ha tenido los partidarios más acérrimos y los enemigos
más radicales. Ha sido calificado de todo en uno y otro sentido, sin embargo en su tiempo tuvo muchos seguidores y es que
Atenas estaba en su mejor momento histórico. Aunque Sócrates se pasaba el día charlando y dialogando, no le gustaba escribir,
así que la mayor parte de lo que conocemos es por otros personajes de la época, principalmente por Platón, en sus diálogos. Esto
es lo que ha dado pie a las diversas interpretaciones de su doctrina.

Durante este período helenístico surgen una variedad de movimientos filosóficos de cierta importancia y a los que las historias
de la filosofía suelen tratar, cuando los tratan, con cierta prisa: primero fueron megáricos, cirenaicos o cínicos y después
escépticos, epicúreos o estoicos, entre los más conocidos. Todos ellos tienen en común una nueva forma de ver y de relacionarse
con el mundo, desde el convencimiento del hombre solo, autosuficiente, que ya no siente ninguna preocupación por lo social,
porque al desaparecer la polis asume que es inútil intervenir en tan vastos territorios, y se siente desarraigado y cosmopolita.

Consecuencias éticas del imperialismo político.

Estoicismo
Fue fundado por Zenón de Kitión (Chipre, 336-264 a.C.), quien abrió en 306 su escuela en Atenas, en un lugar llamado Stóa
poikilé (de ahí el nombre de estoicismo). La doctrina estoica fue sistematizada por Crisipo (280-210), uno de sus discípulos. El
estoicismo tuvo diversos períodos después.

El estoicismo medio comenzó cuando Zenón de Tarso sucede a Crisipo. A partir del 135 el estoicismo penetró en Roma e
influyó en importantes personajes como Escipiano, Pompeyo y Cicerón.

El estoicismo de la época imperial tuvo como figuras destacadas al cordobés Séneca (4a.C.-65 d.C.), tutor de Nerón; Epicteto
(50-130) y Marco Aurelio (121-180). Son autores fundamentalmente interesados en los temas morales. Es en las obras de estos
últimos autores donde encontramos las doctrinas estoicas de toda la escuela, junto con textos de Cicerón, Plutarco, Diógenes
Laercio y otros. Aunque el estoicismo utiliza muchos materiales procedentes de filósofos anteriores (Heráclito, Platón,
Aristóteles, los cínicos...) también aporta muchos elementos originales. Dio lugar a una síntesis nueva, muy sistemática y
coherente, cuya influencia se mantuvo durante muchos siglos. Vuelve a ponerse de moda en los siglos XVI y XVII en Europa,
influyendo en Descartes, Kant y Hegel, entre otros.

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Autora: Mabel Artidiello

La Ética constituye el núcleo fuerte de la doctrina estoica. Mientras la Física enseña a conocer la Naturaleza, la Ética enseña a
vivir de acuerdo con la naturaleza.

«El fin supremo del hombre es vivir conforme a la naturaleza, que es lo mismo que vivir según la virtud, ya que la naturaleza
nos conduce a la virtud. [...] La virtud del hombre feliz y el buen orden de la vida nacen de la armonía del genio propio de cada
uno con la voluntad del que todo lo gobierna. Diógenes dice expresamente que el fin supremo consiste en obrar con prudencia en
la elección de las cosas conformes a la naturaleza. [...] La virtud es una disposición del ánimo conforme a la razón y elegible por
sí misma, no por medio o deseo de algún bien exterior. En ella consiste la felicidad...» (Diógenes Laercio, VII, 85-90).

El bien moral del ser humano, por lo tanto, consiste en vivir de acuerdo con la Naturaleza global y con la propia naturaleza (que
es una parte de la primera). Esto equivale a vivir de acuerdo con la razón, porque así descubrimos la Razón universal que rige
todo el orden natural. Es sinónimo de vivir en armonía con el conjunto del universo. Hacer lo que exige la razón no es otra cosa
que realizar el deber. Kant será quien mejor articule filosóficamente esta ética de la razón y el deber.

La virtud es la disposición permanente a vivir de acuerdo con la razón y el deber. Para los estoicos la virtud no admite grados: o
se es virtuoso o no; y quien tiene una virtud las tiene todas.

Toda tendencia natural es buena, porque la propia naturaleza es norma de conducta. Cuando la naturaleza humana se desvía,
entonces surge la pasión (páthos), que Zenón define como una conmoción del alma contraria a la recta razón y a la Naturaleza.
Cicerón la entiende como «una tendencia demasiado vehemente, que se aleja del equilibrio natural. Crisipo señaló cuatro
pasiones básicas: dolor (ante un mal presente), temor (ante un mal futuro), placer (ante un bien presente) y deseo sensual (ante
un bien futuro). Ante la pasión, el deber exige autodominio (apátheia= impasibilidad).

Los estoicos entendían la pasión sobre todo como un error del juicio, que nace de una falsa opinión. Proponían un estadio de
imperturbabilidad, de serenidad intelectual, conocido como ataraxía estoica. En palabras de Epicteto: «No te dejes dominar por
la imaginación. Si aguardas y te contienes, serás más fácilmente dueño de ti mismo».

Para los estoicos, el sabio (sofos, sophós) es el que vive según la razón y está libre de pasiones. Pero lo consideraban un ideal
prácticamente inalcanzable, al que sólo Sócrates, Antístenes y Diógenes se aproximaron. Para facilitar la aproximación, al
menos, a ese ideal del sabio desarrollaron los estoicos una teoría de las conductas convenientes, o deberes de aquellos que no
han alcanzado la sabiduría y tienen que contentarse con una virtud menos excelente. La libertad consiste en el sometimiento y
aceptación de la necesidad, en la abstinencia absoluta ante las pasiones y los placeres.

La ética estoica. El hombre tiene en sí todo lo necesario para la felicidad. Una vez perdida la seguridad de la vida en la polis, se
impone un vivir conforma a la naturaleza. Este principio ético dio lugar en el estoicismo a una física teológica, en que el bien y
la felicidad humana no puede estar sino en la aceptación de ese orden universal, divino y providente (vivir conforme a la
naturaleza).

La libertad humana consiste en la liberación de las pasiones, porque las pasiones son impulso. La pasión, no importa que sea vilo
bueno, es siempre error.

El hombre virtuoso será aquel que practique la autarquía o independencia de lo exterior; la imperturbabilidad.

En el estoicismo se abre aso el concepto de humanidad: ningún hombre es extraño al hombre; del hombre político o ciudadano
cuya patria es el Estado se ha pasado al hombre sociable o comunicativo cuya patria es el mundo.

Epicureísmo
Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la antigüedad, aunque sus ideas fueron pocas o mal comprendidas fuera de su círculo
de discípulos y apenas se han conservado fragmentos de sus más de cincuenta obras (las conocemos a través de Diógenes

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Autora: Mabel Artidiello

Laercio, Cicerón y Séneca). Fuera de Roma, el epicureísmo tuvo uno de sus más ilustres representantes en Lucrecio, autor del
poema filosófico De rerum natura. El epicureísmo alcanzó su máxima difusión durante los primeros siglos del cristianismo,
atrayendo enormemente a pensadores como San Agustín. Después fue cayendo paulatinamente en el olvido, rodeado de
malentendidos. Sólo en el s. XVII se volverían a poner de moda algunas de sus ideas, a través de Pedro Gassendi (1592-1655).

El epicureísmo tenía una finalidad claramente práctica: los epicúreos entendían la filosofía como una medicina del alma. La
filosofía no se estudiaba para adquirir cultura, sino para ser feliz.

La Ética: La ética epicúrea es una ética hedonista, absolutamente novedosa en el mundo griego. Las ideas de Epicuro fueron mal
comprendidas por diversos motivos, entre ellos la ambigüedad inherente al término «hedoné», cuya mejor traducción sería
«gozo», en lugar de «placer», puesto que Epicuro no entendía por placer sólo el meramente corporal. Cuando afirmaba que «la
raíz de todo bien es el placer del vientre» (Us., fr. 409), simplemente daba a entender que las necesidades básicas deben estar
mínimamente cubiertas. En otros fragmentos parece identificar el placer con la ausencia de dolor. Y cuando afirma: «Salto de
gozo alimentándome de pan y agua» mostraba su verdadera actitud, consistente en saber gozar de lo que es natural y moderado,
sin pretender ir más allá.

Epicuro distingue entre placeres naturales y necesarios, placeres naturales pero no necesarios, y placeres que no son ni naturales
ni necesarios. Pensaba que sólo los primeros hacen realmente feliz a un ser humano, y que las personas prudentes intentan
escapar de los demás. Con estos matices a sus ideas Epicuro se opone a doctrinas hedonistas como la de Aristipo de Cirene,
quien proponía buscar placeres «en movimiento», activos, y que no consideraba placer la mera ausencia de dolor. Pero Aristipo
ya sufrió las críticas de Platón y Aristóteles -consideraban placeres supremos los intelectuales, propios del alma- y Epicuro no
quiso merecer los mismos reproches.

Epicuro habla de un nuevo hedonismo: la felicidad está en los placeres -goces- del cuerpo, siempre que sean naturales,
moderados y sin excesos, disfrutados con serenidad. También da mucha importancia a los placeres del alma (la amistad y los
recuerdos agradables, p.ej.), e incluso afirma que pueden ser superiores a los del cuerpo, porque los corporales sólo se disfrutan
en el presente, mientras que los del alma abarcan el pasado, el presente y el futuro.

Epicuro tiene una concepción del «sabio» muy distinta de la que tienen los estoicos: "sabio" no es quien se abstiene de todo
placer, sino el que sabe gozar moderadamente de lo natural y necesario. Prefería la soledad o la compañía de unos pocos amigos
íntimos en lugar del ambiente cosmopolita que los estoicos consideraban ideal para desenvolverse.

Entendía que los procesos naturales no estaban sometidos a un determinismo férreo, como pensaban los mecanicistas, porque los
átomos se mueven libremente en el vacío y esta ausencia de necesidad hace posible que cada persona pueda ser dueña de su
destino. No temía a la muerte ni vivía angustiado pensando en el final de la vida. Creía que los dioses no intervienen para nada
en la vida de los hombres y que por esa razón era absurdo pensar en la posibilidad de un castigo presente o futuro, resultado de
la cólera divina.

Los placeres naturales, que eran lo importante para él, eran fáciles de conseguir y también el dolor podía ser vencido con la
actitud adecuada. Un ideal de vida así resultaba especialmente atractivo en una época de terrores e histerias colectivas como la
de Epicuro.

La ética epicúrea. El criterio de verdad para la vida es el sentimiento de placer. El fin o el bien de la vida humana no puede ser
otro que la búsqueda del placer y la huida del dolor. Epicuro distingue el placer estático o Catastemático, que consiste en la
ausencia de dolor y reside en la búsqueda de situaciones y bienes placenteros. La felicidad depende del placer Catastemático,
que es ausencia de sufrimiento y eliminación de toda turbación del ánimo.

La razón está llamada a hacer la elección de los placeres:

Placeres naturales y necesarios, como el comer y el beber, que son puros y deben ser siempre satisfechos.

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Autora: Mabel Artidiello

Placeres naturales pero no necesarios, como comer manjares exquisitos o los placeres amorosos, que deberán limitarse de
manera que no creen inquietud y dependencia.
Placeres ni naturales ni necesarios, como grandes fortunas, poder, etc. Nunca deben ser buscados.
La felicidad no es el resultado de la mera aceptación del placer, sino que requiere de la prudencia.

La formulación de esta filosofía que ofrece Epicúreo está basada en su Epístola llamada TETRAFÁRMAKON: El temor a los
dioses es vano, pues los dioses son felices y no se ocupan de los hombres. El temor a la muerte es absurdo, pues cuando la
muerte nos llega a nosotros ya no estamos. El placer, el bien, es de fácil acceso si nos atenemos a los placeres naturales
necesarios. El dolor, el mal, es siempre provisional
y, si llega a ser intenso, breve. Para los epicúreos el fin o el bien ha de ser material y no puede ser otro que el placer.

El escepticismo
Pirrón de Elis (360-270) fundó una escuela que tuvo escasa duración pero que dio origen a una corriente de pensamiento, el
escepticismo, representativa de muchas posiciones y planteamientos posteriores en filosofía. Aunque ya en los sofistas había
pensadores típicamente escépticos -Gorgias, por ejemplo-, fue Pirrón quien asumió el Escepticismo como posición filosófica
radical. Se oponía así a los filósofos que él consideraba «dogmáticos», aquellos que se creían seguros de haber encontrado la
verdad, porque él entendía la filosofía como una búsqueda o indagación (sképsis) continua, que nunca termina, porque la
búsqueda filosófica es una lucha permanente contra los dogmáticos que creen haber hallado la verdad definitiva
("fundamentalistas").

Pirrón atribuye a nuestras sensaciones sólo un valor relativo (sólo nos muestran «el modo como aparecen» las cosas ante
nuestros sentidos, pero no las cosas tal como son en sí mismas. Todas nuestras opiniones se basan en la tradición y son
convencionales. Por eso no hay razones para considerar a una más verdadera que su contraria. La única actitud sensata sería
suspender el juicio (epoché) y no decir nada (aphasía). Desde esta concepción de la verdad, Pirrón propone una ética de la
imperturbabilidad (ataraxía): ya que no podemos saber nada con certeza acerca de las cosas del mundo, lo apropiado es mantener
una absoluta indiferencia ante las cosas, para que ninguna percepción o vana opinión perturbe nuestro ánimo. Intentando
responder a los mismos problemas que afrontó el estoicismo y el epicureísmo, Pirrón propuso que sólo el escéptico puede ser
feliz y substraerse a las angustias de la vida.

La ética escéptica. La renuncia a conocer la naturaleza verdadera de las cosas evita la turbación de las diferentes opiniones. El
sabio escéptico consigue la imperturbabilidad. La felicidad resulta de la suspensión del juicio y la renuncia al conocimiento.

Los escépticos no cuestionan las actitudes habituales de la vida cotidiana y reconocen la importancia de los derechos de la vida
práctica, así como la conveniencia de seguir las costumbres, la tradición y la ley del Estado de la comunidad donde se vive.

Representación cataléptica: imagen que capta o aprehende (conocer las cosas de una manera intelectual) verdaderamente lo real,
dando lugar a conocimiento y no mera opinión. Ruin, bajo, despreciable. Autosuficiencia. Liberación de toda inquietud.
Resistencia ante la adversidad.

Neoplatonismo
El neoplatonismo es una variante de monismo idealista para el que la realidad última del universo era lo Uno, perfecto,
incognoscible e infinito. De este Uno emanan varios planos de realidad, siendo el nous (inteligencia pura) el más elevado. Del
nous deriva el alma universal, cuya actividad creadora origina las almas inferiores de los seres humanos. El alma universal se
concibe como una imagen del nous, del mismo modo que el nous es una imagen de lo Uno; de esta forma, tanto el nous como el
alma universal, a pesar de su diferenciación, son de la misma sustancia, es decir que son consustanciales con lo Uno.

El alma universal, no obstante, al constituirse como un puente entre el nous y el mundo material, tiene la opción de preservar su
integridad e imagen de perfección o bien de ser sensual y corrupta por entero. La misma elección está abierta a cada una de las
almas inferiores. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza e identidad, el alma humana experimenta un falso sentido
de distancia e independencia, se vuelve presumida de un modo manifiesto y cae en hábitos sensuales y depravados. El
neoplatonismo mantiene que la salvación de esa alma es posible gracias a la virtud de la libertad de la voluntad que le permitió

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Autora: Mabel Artidiello

elegir su camino de pecado. El alma debe invertir ese curso, trazando en sentido contrario los sucesivos pasos de su
degeneración, hasta unirse otra vez con el origen de su ser. La reunión verdadera se consuma a través de una experiencia mística
en la que el alma conoce un éxtasis total.

En un sentido doctrinal, el neoplatonismo se caracteriza por la oposición categórica que se plantea entre lo espiritual y lo carnal,
elaborada a partir del dualismo platónico de idea y materia, oposición que se produce mediante la hipótesis metafísica de agentes
mediadores, el nous y el alma universal, que transmiten el poder divino de lo Uno a todo, mediante una aversión al mundo de los
sentidos, y por la necesidad de la liberación de una vida de sensaciones a través de una rigurosa disciplina ascética.

Otro exponente de la corriente filosófica del neoplatonismo fue Plotino (S.III,) Esta corriente retoma especialmente la filosofía
de Platón y es la antesala del la aparición del pensamiento filosófico-teológico del cristianismo. Parte de la trascendencia de
Dios, el cual existe en un más allá. DIOS es UNO, es incognoscible y es un Ser Simple.

Defiende una concepción emanantista del mundo: todas las cosas proceden por emanación del Uno (visión panteísta). Piensa que
el mundo está en tensión entre 2 polos: la luz divina (que llama Uno, Dios) y la oscuridad total (algo que no es). ¿Qué nos dice?
Que del Uno (Dios) procede todo por emanación. Primero emana la inteligencia (nous, mundo inteligible) que conoce al Uno y
contiene las Ideas. De esta Emanación el alma del mundo (que es un puente entre el mundo inteligible y el sensible). De este
proceden: las almas de las cosas, las formas de los seres sensibles y por último la materia.

Algunas de las características fundamentales de la filosofía helenística:

*Cambia el concepto de «hombre»: Aristóteles hablaba de un «animal cívico», porque sólo la pólis era autosuficiente y sólo en
ella podía realizarse plenamente. Hundida la
Pólis, el ser humano es entendido más bien como «animal social», cuyo marco de referencia es la naturaleza y la humanidad,
reclamando para sí la autosuficiencia y autonomía que antes se reconocía a la ciudad.

*Por la inestabilidad de la época, la seguridad personal y la felicidad individual se convierten en las grandes aspiraciones del
momento.

*Se busca la seguridad tomando como referencia las leyes inalterables de la Naturaleza, del Cosmos. Se elabora una nueva
Física y una nueva Ética de carácter naturalista y cosmopolita.

*La filosofía estoica y epicúrea de la época sistematiza buena parte de su doctrina, pero queda subordinada a los fines prácticos
de la existencia: «sabio» no es sólo el que sabe sino «el que sabe vivir».

*La filosofía ahora se concibe como un saber unitario, dividido en lógica, física y ética, pero con una finalidad
fundamentalmente moral. La especulación abstracta carece de valor.

*En esta época florecen numerosas escuelas. Hay muchas influencias mutuas pero también muchas polémicas. Eso explica el
eclecticismo que vendrá a continuación.

*La corriente filosófica del neoplatonismo representa en el plano filosófico el enlace entre la cultura Helenística y el
pensamiento filosófico de la Edad Media y/o Medioevo o Medieval.

Filosofía medieval. Período y marco político.

Desde el punto de vista geográfico la Edad Media se ubica en el Occidente de Europa específicamente en las actuales Francia,
Alemania, Países Bajos, parte de Austria y Suiza; luego tenemos las zonas marginales: España, Italia e Inglaterra. De España
podemos decir que en relación a los demás países sufre un desarrollo aislado; en el siglo XII tendrá importancia la escuela
episcopal de Toledo (recuperada ya por los cristianos) y el califato de Córdoba. En cuanto a Italia, no sigue el desarrollo
temporal y cultural del resto de Europa, en el siglo XV tendrá la hegemonía cultural.

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Autora: Mabel Artidiello

El límite oriental no fue permanente, estuvo determinado por el momento histórico, osciló entre el río Odre y Polonia.
Hablar de Edad Media en otros continentes (Edad media japonesa, por ejemplo) no tiene el mismo sentido que el que vamos a
tratar en este curso, nosotros nos referiremos estrictamente a una determinada época de la historia de occidente.

La Edad Media comienza con la caída del Imperio Romano, que en el siglo V. da fin a la Edad Antigua, y finaliza en el año
1453, con la toma de Constantinopla por los turcos.

El Imperio de Occidente declinó debido a la disminución de su población, su vitalidad económica y por el tamaño y la
importancia de sus ciudades, siendo afectado también por una masiva migración de pueblos que ya había comenzado en el siglo
III.

Estos nuevos pueblos, llamados bárbaros, formaron nuevos reinos que fueron testigos de la fusión gradual de las tradiciones
políticas y culturales de bárbaros, cristianos y romanos.

El reino de más larga duración, el de los francos, fue la base de los estados europeos posteriores. Carlomagno, el gobernante más
destacado de la Edad Media, surgió de este reino.

En la Edad Media, el saber filosófico tiene como fundamento al dogma, la verdad revelada por la fe.

A partir de 1450 se plasman nuevas concepciones sociopolíticas, declinan los ideales característicos de edad media, se produce
una crisis de los universalismos y triunfan los particularismos y nacionalismos, la espiritualidad se debate ante fuerzas nuevas y
peligra la autoridad de la Iglesia. Europa siente ansias de descubrir y conocer en su totalidad el planeta y sus gentes, en una
expansión no operada con anterioridad. El hombre empieza a buscar en su propio mundo el fin y el goce que antes situaba más
allá de la vida terrena.

Fijamos entonces el comienzo de la edad media en los alrededores del siglo V y el final en el XV, sin señalar fechas concretas
porque consideramos que en ambos siglos son muchos y notorios los síntomas de un cambio de mentalidad y no solo de
coyuntura, sino también de estructuras.

El pensamiento de San Agustín. Historia y filosofía. La concepción del hombre en San Agustín. La visión política.

El cristianismo irá forjando la mentalidad medieval, y el carácter común a las filosofías que florecerán a partir del siglo XI. Por
ello es válido situar la figura de San Agustín en el umbral mismo de la Edad Media. Él es quien da forma especulativa a las ideas
y aspiraciones del cristianismo. En este aspecto, es el precursor y el primer artífice del espíritu especulativo del que vivirá la
Edad media filosófica, además de que, antes del ensanchamiento progresivo de la influencia de Aristóteles, San Agustín es, para
los primeros siglos, la autoridad predominante.

San Agustín de Hipona

En la primera etapa de la edad media, el teólogo cristiano, Agustín de Hipona, (354-430), quien en su juventud había adoptado el
Maniqueísmo; se convirtió al cristianismo bajo la influencia de San Ambrosio, siendo nombrado posteriormente obispo de
Hipona, cargo que desempeñó hasta su muerte.

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Autora: Mabel Artidiello

Su trabajo literario entre los que se destacan “Las confesiones”, meditación autobiográfica sobre la gracia de Dios, “La ciudad
de Dios”, tratado sobre la naturaleza de la sociedad humana y el lugar del cristianismo en la historia, y sus sermones y cartas,
revelan la influencia del neoplatonismo y mantienen un debate con los defensores del maniqueísmo. Este autor se ubica en el
conjunto de autores cristianos que han recibido el nombre de Padres de la Iglesia.

Por "período patrístico" se entiende un lapso de casi siete siglos que va desde la muerte del último de los Apóstoles (año 100)
hasta el siglo VIII. En ese tiempo coexistieron los últimos brotes de la filosofía antigua (platonismo medio y neoplatonismo) y la
primera andadura filosófica practicada por pensadores cristianos. La última etapa de la patrística coincide con la transición a la
Edad Media.

Este período requiere una atención especial y es sumamente interesante, sobre todo para esclarecer el problema de la "filosofía
cristiana", (o sea, el sentido que debe darse a esta expresión), ya que es una época en la que el problema dominante es el de las
relaciones que han de establecerse entre sabiduría cristiana y sabiduría pagana. Sus visiones sobre la predestinación influyeron
en teólogos posteriores, particularmente en Juan Calvino.

El pensamiento de Santo Tomás de Aquino. El feudalismo y la filosofía escolástica. Racionalismo e idolatría. Aristóteles y
el cristianismo. La postura política. Los compromisos dogmaticos de la escolástica. Las demostraciones de la existencia
de Dios. El argumento ontológico de San Anselmo.

Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino (1224-1274): Nacido en una pequeña localidad cercana a Nápoles, ingresó a la orden Dominico y
estudió en París con San Alberto Magno. Entre 1259 y 1268 enseñó en la escuela pontificia de Roma. Su fallecimiento tuvo
lugar cuando se hallaba de camino al Concilio de Lyon.

Santo Tomás estaba convencido que la razón era capaz de operar dentro de la fe. Los filósofos confían sólo en la razón mientras
los teólogos aceptan la fe como punto de partida, llegando posteriormente a una conclusión por medio de la razón. Ese punto de
vista se prestaba a polémicas así como la creencia en el valor religioso de la naturaleza y en que denigrar la perfección de la
creación era lo mismo que denigrar a su creador.

Para Santo Tomás, el alma humana es inmortal y una forma existente única; en cuanto al conocimiento humano sostenía que se
basa en la experiencia sensorial, dependiendo también de la capacidad de reflexión de la mente.

Para él, todas las criaturas tienen una tendencia natural hacia Dios que puede ser elevada a través de la gracia.

Lo primero que le preocupa a Santo Tomás de Aquino es la distinción entre Filosofía y Teología y mostrar al mismo tiempo la
armonía que debe existir entre ambas. El campo de la Teología se ocupa exclusivamente a los dogmas revelados y el de la
Filosofía al conocimiento racional.

A diferencia de San Agustín, Santo Tomás considera que el proceso del conocimiento no procede de la iluminación divina, sino
que constituye el resultado de una abstracción realizada a partir de los datos de los sentidos. El alma es la forma substancial del
cuerpo pero es al mismo tiempo una sustancia espiritual que participa de Dios y posibilita el conocimiento, gracias a ella

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Autora: Mabel Artidiello

podemos captar la esencia, el universal, más para el intelecto humano éste no puede separarse del conocimiento de los casos
singulares.

Santo Tomás afirma que el mundo es una creación de Dios y que, como la revelación enseña ha sido realizada en el tiempo, así
un principio y un fin. Establece de esta forma una conexión causal en el orden del mundo que le va a permitir elaborar sus cinco
vías para la demostración de la existencia de Dios. (Ampliaremos esta información en el tema del Problema Teológico).

La Filosofía en el Renacimiento

El Renacimiento se desarrolla en los siglos XV y XVI, haciendo avanzar a retroceder sus orígenes a lo largo del siglo XV en
función de las consideraciones que hayamos tomado en cuenta, y alargando su final hasta bien entrado el siglo XVII, lo que
supone un margen de imprecisión importante.

Esta etapa del pensamiento filosófico supone una radical ruptura o una continuidad con respecto a la edad media. El desarrollo
de la burguesía, clase social impulsora de los ideales renacentistas, comienza en la edad media, y va asociada al desarrollo del
individualismo; la penetración de la filosofía griega en occidente se había realizado ya a través de las escuelas de traductores
(Toledo, Vich, Nápoles, Palermo...) a lo largo de la edad media, especialmente durante el siglo XIII, lo que supone un despertar
"medieval" del retorno a los clásicos, que será otra de las características clave del Renacimiento. Lo mismo ocurre con el
desarrollo de la ciencia, mediante la actividad de los medievales Ockham, Oresme y Buridano, a lo que podemos añadir otros
acontecimientos importantes que dejarán sentir su influencia con posterioridad, como el descubrimiento de América o de la
imprenta.

Podemos encontrar algunos elementos de continuidad entre la edad media y el Renacimiento, como los señalados anteriormente,
eso no basta para reducir el Renacimiento a una mera continuidad de la edad media. Por supuesto que todas las épocas históricas
se generan a partir de otras anteriores en las que podemos encontrar en gérmenes algunos de sus caracteres principales; pero ni el
grado de desarrollo de dichos elementos, ni su significación, es reducible al que tenían en la época anterior. Y eso ocurre
también con el Renacimiento.

Los europeos del siglo XVI tenían una clara conciencia de ruptura con respecto a la edad media, conciencia mantenida por la
sucesión de una serie de transformaciones sociales, políticas, religiosas, económicas, culturales, que nacían con una clara
voluntad de oposición a lo "medieval".

Entre ellas podemos destacar la desintegración de la iglesia y el desarrollo de la reforma luterana, y el de la iglesia anglicana con
Enrique VIII, que se producen en el marco de la consolidación de los Estados nacionales y de las monarquías absolutas

que van a configurar un nuevo mapa político en Europa, al que hay que asociar el desarrollo de la burguesía y su papel
predominante, con la expansión del comercio, lo que supondrá el principio del fin del feudalismo.

El desarrollo de la cartografía, el descubrimiento de la brújula, la utilización de la pólvora, son elementos que va a conducir al
descubrimiento y colonización de América, lo que provocará un aumento de la desconfianza respecto al saber medieval. El
descubrimiento de la imprenta facilitará la circulación de las nuevas ideas.

Los filósofos renacentistas insistieron en la correspondencia entre el hombre y el mundo, entre el microcosmos y el
macrocosmos, haciendo del hombre el centro del Universo y considerando la Naturaleza como un todo infinito y vivo. No se
puede decir que esta visión haya sido unánime, pero el punto destacable es que la revolución científica del siglo XVII marcó un
punto de inflexión del que se desprendía una nueva concepción del mundo. Quizá la unidad deba buscarse mejor en el campo del
derecho y las ciencias sociales.

Características fundamentales del Renacimiento

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Autora: Mabel Artidiello

El ideal común de este período viene definido por la esperanza de un renacer del ser humano a una vida verdaderamente
"humana", mediante el recurso a las artes, las ciencias, la investigación... poniendo de manifiesto la consideración del ser
humano como ser natural, en oposición a la consideración medieval del ser humano como ser-para-Dios.

El retorno a los antiguos significa no sólo la recuperación de su obra, sino fundamentalmente el retorno al principio, a los
orígenes de la vida humana, cultural, del ser humano. Volver al principio no significa volver a Dios, sino precisamente al terreno
del hombre y del mundo humano. De ahí la valoración del pensamiento filosófico pre-cristiano. El retorno significa, además, una
conquista. La vuelta a los orígenes, al principio, conlleva la conquista de la personalidad humana. El que este retorno se efectúa
mediante las artes y las ciencias, y no mediante experiencias místicas interiores, por ejemplo, significa una búsqueda de la
objetividad. En efecto, sólo la objetividad puede poner en evidencia el status original del hombre frente a la naturaleza, es decir,
manifestar su origen y su condición humana.

Una de las características más notables del Renacimiento es el antropocentrismo, lo que supone una valoración no sólo de la
personalidad del ser humano, sino también de su individualidad. Por lo mismo, el hombre es libre de decidir su conducta, de
elegir su destino, lo que supone una exaltación de la libertad individual tanto en el orden teológico como el orden cultural y
social.

También el naturalismo irá asociado al desarrollo del Renacimiento. Se destacan los aspectos naturales del hombre versus los
aspectos sobrenaturales. Es algo de lo que encuentran los renacentistas que "vuelven" a Aristóteles: la separación del universo y
de Dios y la exaltación de la naturaleza; al igual que los que se "vuelven" hacia Platón, buscando una religiosidad natural y la
exaltación del hombre y de su libertad (el hombre no es malo, es ignorante, no necesita, pues, la gracia divina para su
redención).

Bacon, Copérnico, Galileo, Kepler, son figuras centrales en el desarrollo de la ciencia, que supondrá la destrucción de la imagen
ptolomeica del mundo, inspirada en el universo cerrado y geocéntrico de las dos esferas; la creciente y progresiva
matematización de la naturaleza y el desarrollo del método experimental serán dos de las bazas más significativas de su triunfo.

El Renacimiento supone pues el renacer del espíritu de libertad de un ser humano que se quiere inserto en la naturaleza y en la
historia.

El Cuestionamiento de la Escolástica en Guillermo de Ockham.

Guillermo Ockham

Guillermo Ockham (1300-1350): Filósofo y teólogo franciscano inglés, máximo representante de un radical nominalismo, nace
al Sur de Londres, en una localidad llamada Ockham, tal vez en 1280, aunque otros opinan que entre 1295 y 1300. La fecha de
su muerte también es incierta; posiblemente acaece hacia 1349, a partir de cuya fecha ya no se sabe nada de él, ó 1350. Se le
suele llamar Venerabilis Inceptor, apodo tal vez debido o bien a que solamente tuvo el título de bachiller o bien a que, reuniendo
los requisitos para el magisterio, nunca lo ejerció, posiblemente por lo discutido de sus doctrinas.

En cuanto a estudios, siguió los normales de su época, quedando la duda de quiénes fueran sus maestros efectivos;
probablemente pueda contarse entre ellos a Duns Escoto. En Oxford manifestó una peculiar personalidad, que le atrajo los
primeros intentos de condena como herético por el canciller de la Universidad oxoniense, J. Lutterrell. Éste, no cejando en su
esfuerzo por condenar a Ockham, acudió a Aviñón, al papa Juan XXII, en 1323. Al año siguiente, es llamado Ockham a la corte
pontificia y se nombra un tribunal que habría de juzgar la ortodoxia o heterodoxia de su pensamiento.

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Autora: Mabel Artidiello

En medio de esta vida azarosa la obra de Ockham es bastante extensa, pudiéndose distinguir en ella dos grupos: el de las obras
puramente especulativas en las que, por este orden, tienen mayor importancia las de Lógica, Filosofía de la Naturaleza y
Teología. El otro grupo es el de las obras polémicas a que antes se ha hecho referencia. Dentro de las primeras, pueden
destacarse: diversos comentarios a Aristóteles, a Porfirio y a Pedro Lombardo. Aparte escribió diversas obras originales, dentro
del primer grupo: Summa totius logicae, Compendium logicae, unos Quodlibetos, De Sacramento altaris, un tratado sobre la
predestinación y presciencia divina, y una serie de Quaestiones; intermedios entre los meros comentarios y las obras personales
son dos libros dedicados a la Física.

Dentro del grupo segundo, se pueden destacar dos obras en defensa de su propia postura dentro de la Orden franciscana, más
otras muchas en que se debate el problema de la potestad papal y civil, del Emperador y del Romano Pontífice, de los errores y
herejías atribuidas por Ockham al papa Juan XXII y a Benedicto XII, y de la defensa del propio Emperador. Hay que añadir una
serie de libros perdidos y otros calificados como apócrifos.

En primer lugar Ockham niega la existencia en el entendimiento divino; según él esta noción es un residuo platónico del
cristianismo y supone una mediatización de la libre voluntad divina. La crítica que hace Ockham a la Metafísica racional está
pues, basada en dos aspectos: desde el punto de vista lógico, solo puede considerarse probada una afirmación que se deduzca
necesariamente de una proposición evidente, pero ésta puede obtenerse mediante los sentidos.

Ockham no fue un pensador desconectado de la tradición ni tampoco fue una inteligencia errática. Sabía de dónde provenía y
hacia dónde quería ir. Poseía un gran
conocimiento de las obras de los grandes escolásticos y del mismo Aristóteles, pero fue un filósofo original, independiente y
audaz. No fue demoledor ni destructor de la escolástica, como frecuentemente se le presenta, sino que le tocó vivir el último
tramo de la escolástica, y con mente lúcida y ojo avizor se percató de que los planteamientos filosófico-teológicos anteriores ya
no valían como solución adecuada a los nuevos desafíos culturales, sociales y políticos. Y así emprendió un nuevo camino, no
con voluntad demoledora, sino con voluntad constructiva para ofrecer una respuesta cultural que él creía más acertada y más
válida para los hombres de su tiempo.

A Ockham hay que mirarle como fue: un filósofo-teólogo cristiano y un franciscano, no un escéptico ni empirista radical a lo
moderno. La tesis de los que quieren ver en Ockham los gérmenes de las futuras corrientes escépticas van siendo totalmente
superados cuando se estudia en su conjunto toda la obra ockhamista.

La crítica a los universales.

Los universales son textualmente los géneros y las especies a las que pertenecen los individuos y las cosas. La definición de un
objeto de estudio, en la que se describe lo que ese objeto, los filósofos desde el principio de la filosofía plantearon que debería
ser de carácter universal, es decir, válida para todos los individuos de una misma especie o con un mismo género. Esa definición
describiría dicha especie o género.

En que radica la cuestión de los universales, podemos formular varias preguntas:


¿Existen realmente las especies o universales –“el hambre”, “el caballo”- o son puras ficciones?
Si existe ¿Qué naturaleza tienen?
¿Existen fuera de las cosas materiales o están en ellas?
¿Qué clase de ser tienen estos universales?

Es conveniente considerar los universales en tres esferas:

1.- Primera esfera: como arquetipos en la mente de Dios, como esencias en las cosas y como conceptos por medio de los que
hablamos de las cosas. La posición adoptada en esta polémica depende de las afirmaciones o negaciones que se formulen en
cada una de las esferas.

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2.- Segunda esfera: Así, si se niega que los universales están en nuestra mente como conceptos y se declara que sólo son
imágenes o vocablos comunes, tendremos una posición terminista.

3.- Tercera esfera: Y si se afirma que están en nuestra mente, se puede discutir si existen también en la realidad algo denotado
por ellos; cuando se mantiene que no, la posición ser Conceptualista, y cuando se mantiene que si, se pueden dar dos
posiciones:--el universal existe realmente o Realismo extremo o --el universal existe formalmente en nuestro espíritu o Realismo
Moderado.

Las soluciones a este problema de los universales fueron varias: en los extremos encontraremos entre los teólogos con
posiciones de realismo y nominalismo. Se les llamo realistas, porque para ellos, lo real era la idea. A los segundos se les llamo
nominalistas, porque, según ellos, la idea general no era sino un nombre (del latín nomen=nombre)

En los primeros siglos de la Escolástica (IX a XI), el realismo absoluto opina que los universales existen fuera de la mente y
fuera de las cosas con una realidad sustancial, aislada, concreta, como las cosas de este mundo.

El siglo XII contiene una verdadera síntesis de religión y vida; el románico culmina en el gótico, característica expresión del
espíritu medieval y cristiano. La cultura filosófica del s. XII tendrá su origen en este siglo. A principios de este s. irrumpe Pedro
Abelardo (1079-1142):

Dialéctico sagacísimo discute públicamente con Roscelino, ataca a los realistas platonizantes y sugiere soluciones nuevas y
profundas. Acude a gente de todo el mundo para oírle en la escuela catedral de París. Despertaba tal expectación pues había
adivinado, en lo esencial y sin conocer más que la lógica, la teoría del conocimiento y la metafísica de Aristóteles. Ello abrió un
nuevo mundo.

El conocimiento intelectual –enseña Abelardo- No se realiza por recordación ni por iluminación superior, sino por Abstracción,
penetrando en las cosas mismas conocidas por los sentidos. El universal es un concepto aplicable a la pluralidad de objetos con
la misma esencia. Esta teoría recibió el nombre de conceptualismo, es la tercera solución que media en la disputa de los
universales. Esta teoría prepara la respuesta aristotélica de Santo Tomás de Aquino. Abelardo es un espíritu abierto que ama la
vida y la belleza; dotado de fina sensibilidad poética.

San Bernardo de Claraval (1091-1153): Abad de Claraval, padre de la mística medieval. La única verdadera sabiduría es Jesús,
o, más concretamente Jesús Crucificado. La ciencia de Dios se adquiere con la humildad; esta se logra ante la Cruz.
A pesar de cierto desprecio por la ciencia profana su pluma discurrió por cauces altamente estéticos con un profundo sentido
poético.

Estas dos corrientes de pensamiento, la devoción –la búsqueda de Dios mismo- y la ciencia –la comprensión de la sabiduría de
su obra- actuaron rectamente y se complementaron: de la tensión de ambas había de resultar la salud y la ortodoxia del pensar
cristiano.

Escoto Eriúgena (810-877) observamos que su motivo inspirador fue la fe; una fe que excluye todo conflicto con la razón.
Aunque con intenciones ortodoxas llegó a conclusiones imprudentes que ocasionaron la condenación eclesiástica de su obra.
Construye una teoría del universo semejante a la de Plotino.

Con una versión cristiana del platonismo mucho más literal que la de San Agustín exige una solución realista al problema de los
universales: las ideas tienen una realidad fuera de la mente, como primer estrato del ser, verbo o palabra de Dios.

San Anselmo (1033-1109) Arzobispo de Canterbury. Difiere con Escoto en la prelación de la fe respecto de la razón. Anselmo
dirá “creo para comprender”; Escoto “comprendo para tener fe”.
Dirá San Anselmo, en su “argumento ontológico”: Una vez que poseemos la idea de Dios, se demuestra que Dios existe. Pero
una cosa es existir en la mente y otra en la realidad; pero para el santo si poseo la idea de un ser perfecto, mayor del cual no
puede haber otro, ese ser tiene que existir, so pena de ser un concepto contradictorio.

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Si ese ser más perfecto no existiese, sería y no sería a la vez el más perfecto lo que encierra contradicción. Santo Tomás lo
rechaza pues no siempre la existencia es una perfección de la esencia; son algo distinto.

Para San Anselmo la realidad se rige por las ideas cuando es al revés. El nominalismo es el opuesto absoluto del realismo.
Sostienen que los universales no existen de ninguna manera.

Además de la escolástica cristiana, durante la Edad media se desarrollaron notables pensadores entre los musulmanes y los
hebreos, algunos de cuyos filósofos fueron también hombres de ciencia como Avicena y Averoes muy influidos por el
pensamiento de Aristóteles.

La “nueva ciencia” de Galileo Galilei y Francis Bacon.

Con el desarrollo del pensamiento de Galileo Galilei y Francis Bacon se produce en el marco de la historia universal una nueva
forma del ver el mundo. Se comienza a manifestar una separación entre la concepción religiosa y el conocimiento científico.

Galileo Galilei

Galileo (1564-1642, Italia) nació en una familia de siete hijos, con un padre que era un talentoso músico y un hombre de
considerable cultura. A temprana edad, Galileo prometía mucho tanto mental como manualmente. Tenía diecisiete años cuando
ingresó a la Universidad de Pisa, donde se especializó en medicina y estudió también matemáticas y ciencias físicas.

Una vez cuando todavía estudiaba en Pisa, observó la regularidad con que oscilaba una lámpara en la catedral. Apenas pudo
esperar hasta que volvió a su casa para experimentar con bolitas de plomo atadas a hilos de diferentes longitudes. Descubrió que,
cualquiera que fuese la magnitud de la oscilación o el peso del plomo, la bolita necesitaba el mismo tiempo para completar un
viaje de ida y vuelta. Sólo el cambio de la longitud afectaba el tiempo de la oscilación (periodo de vibración). Esta observación
condujo al invento del péndulo, usado en los relojes y otros instrumentos para medir con precisión el tiempo. Leyó las obras de
Arquímedes y usó las matemáticas para probar algunos de los experimentos de este último con líquidos y aleaciones. Como
estudiante, tuvo una mente inquisitiva y fama de disputador.

A los veinticinco años fue nombrado profesor de matemáticas de la Universidad de Pisa. Como profesor Galileo prosiguió su
búsqueda de la verdad, analizando las teorías científicas de Aristóteles mediante la aplicación de las matemáticas y las
observaciones experimentales.

Creó el concepto de la aceleración que se usa en la física moderna (la aceleración es el incremento de la velocidad por unidad de
tiempo) y el concepto moderno de la fricción y la inercia con respecto a los objetos en movimiento. Analizó los componentes de
la fuerza, demostrando, por ejemplo, que las fuerzas que afectan a la trayectoria de una bala son hacia abajo y hacia adelante, de
tal manera que pueden medirse sistemáticamente. Estos experimentos iniciados antes del 1590, fueron perfeccionados y
publicados en 1638 en su obra Diálogos sobre dos nuevas ciencias (movimiento y mecánica).

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La obra de Galileo, que inició la comprensión de estas esferas, llevó a la formulación de las leyes de movimiento de Newton,
más precisas, y al perfeccionamiento que de esas leyes hicieron más tarde otros científicos.

Estableció un taller para fabricar instrumentos como brújulas magnéticas, termómetros y telescopios. También llegó a ser un
experto en la construcción de fortificadores militares. A principios del siglo XVII escuchó que un óptico holandés logró unir una
lente cóncava y una lenta convexa, de tal manera que hacía que los objetos distantes parecieran más cercanos. Usando esa idea
construyó un telescopio que ampliaba los objetos treinta veces, y en 1609 dio una demostración pública de su uso.

Cuando Galileo volvió su telescopio hacia el cielo, por la noche, abrió nuevos campos de conocimiento que describió en su libro
Mensajero de las estrellas. En él dice: "Doy gracias a Dios, que ha tenido a bien hacerme el primero en observar las maravillas
ocultas a los siglos pasados. Me he cerciorado de que la Luna es un cuerpo semejante a la Tierra. He contemplado una multitud
de estrellas fijas que nunca antes se observaron. Pero la mayor maravilla de todas ellas es el descubrimiento de cuatro nuevos
planetas (cuatro satélites de Júpiter). He observado que se mueven alrededor del Sol". Descubrió que la Vía Láctea consistía en
una miríada de estrellas; que el Universo no era fijo ni inmutable, como creían sus contemporáneos, pues aparecían ante su vista
nuevas estrellas que luego desaparecían; que los planetas Venus y Mercurio se movían también alrededor del Sol y que el Sol
mismo giraba sobre su eje.

En 1632 publicó otro libro, Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo, brillante sátira que demostraba por medio del
diálogo las fallas del sistema geocéntrico tolomeico en comparación con el sistema heliocéntrico copernicano. Su último libro,
Diálogo sobre dos nuevas ciencias, en la que resumía todas sus investigaciones sobre el movimiento y la mecánica, lo envió
subrepticiamente a Holanda, donde fue publicado en 1638.

Lamentablemente, Galileo no lo vio impreso jamás porque, en 1638, a la edad de setenta y cuatro años, quedó ciego. Cuando
murió en 1642, venerado por los ciudadanos y muchos hombres principales de la Iglesia y de los seglares, la Inquisición se negó
a permitir la realización de un funeral público.

La Crítica a la lógica deductiva.

Durante la Edad Media todo tipo de conocimiento y de creación artística había estado sometido a la educación escolástica,
promovida principalmente desde los monasterios, hasta la creación de las primeras universidades en el Renacimiento por la
sociedad burguesa ante el fortalecimiento de las ciudades; sin embargo, éstas surgieron con la protección y el control estatal y
con una supervisión constante y fuerte censura de las autoridades eclesiásticas. Por ello, la cultura renacentista supuso un
verdadero reto humanístico para emancipar a la ciencia de lo estrictamente teológico, de lo establecido con atavismos de la
manera geocéntrica, incontestable o irracional.

Francis Bacon (Londres, 1561-1626) fue, como político, miembro del Parlamento y consejero de Isabel I, y después canciller de
Jaime I; como filósofo, presentó un plan de reformas para las ciencias en el que primordialmente sustituyó el método de
conocimiento escolástico por uno más racional y experimental con el fin de que fuera útil o pragmático para el progreso de la
sociedad. Este método lo desarrolla en su obra Novum Organum (1620), segunda parte de su Instauratio Magna, y ello significó
un preámbulo -e inevitablemente una influencia- al Discurso del método (1637) de Descartes.

Bacon fue sin duda el primero en distinguir entre investigación científica y razonamiento lógico. Para él, no basta con
generalizar una probabilidad o un hecho probable como verdad (inductivamente), sino que es necesaria la formulación de las
hipótesis básicas, de todas las posibles, para posteriormente deducir a partir de ellas unos resultados que se contrastarán con la
experiencia: un método hipotético deductivo por eliminación de lo que no es válido al contrastarlo con la experiencia. Así, en
efecto,
como separando el grano de la paja, se llega a los datos relevantes para resolver un problema; pero siempre ha de ser por el
sistema de que, para ser verdadera una hipótesis X ante unas circunstancias determinadas, deben producirse ciertos sucesos
observables.

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Bacon también hizo una sugerente clasificación de los conocimientos según tres facultades: memoria (conocimientos históricos),
imaginación (arte y poesía) y razón (ciencia y filosofía). Pero enfrente de estos conocimientos, para él los seres humanos se
encuentran condicionados por cuatro factores: ambiente, naturaleza humana, lenguaje y escuela. Ante esto, claro, si cualquiera
piensa un poco, se dará cuenta de que es o aporta lo mismo a lo que, siglos más tarde, hiciera Ortega y Gasset con ese "Yo soy
yo y mis circunstancias" (donde la naturaleza humana y el lenguaje corresponderían al "yo" y el ambiente y la escuela a las
"circunstancias"); por ende, la originalidad de tal pensamiento o aportación pertenece, con justicia, a Bacon.

El individualismo que renace.

El Renacimiento es una época de ruptura con la época medieval, un período de renovación del arte y de las letras, de
recuperación y de acercamiento a los clásicos, de restauración de la Antigüedad, de un uso novedoso de la razón en todos los
campos del saber. Asimismo, el período se caracteriza por la aparición de un fuerte proceso de secularización de la vida política
y por la presencia de una escuela de pensamiento nueva, el Humanismo.

El término Renacimiento adquirió su sentido actual hacia 1860 cuando J. Burckhardt (1968) publicó "La civilización del
Renacimiento en Italia". Es cierto que otros historiadores habían empleado la palabra más o menos en idéntico sentido, pero sólo
gracias a Burckhardt el vocablo pasó a definir un período concreto, con sus propias y peculiares características y acabó
convirtiéndose en un concepto histórico.

En la época del renacimiento renace el individualismo. Porque en el Renacimiento se acrecienta el sentimiento de la


individualidad, especialmente del orgullo artístico. Se exaltan las facultades humanas como el razonamiento, los sentidos...
Además en esta época se le da muchísimo valor a los descubrimientos científicos del hombre, por ejemplo los desarrollados por
Galileo. Básicamente porque el hombre se vuelve el centro de todo, es una concepción antropocéntrica.

El Renacimiento se distinguía, según Burckhardt, por presentar las siguientes manifestaciones: por el nacimiento del Estado
como una obra de arte, como una creación calculada y consciente que busca su propio interés; por el descubrimiento del arte, de
la literatura, de la filosofía de la Antigüedad; por el descubrimiento del mundo y del hombre, por el hallazgo del individualismo,
por la estética de la naturaleza; por el pleno desarrollo de la personalidad, de la libertad individual y de la autonomía moral
basada en un alto concepto de la dignidad humana.

El nuevo método y el problema del salto inductivo”.

Si una persona observa, esa acción le "induce" a sacar una conclusión con el fin de determinar que tal hecho está condicionado
por una causa (principio de causalidad), siempre y cuando se observen varios hechos para contrastar y "deducir" aquélla. Pero
supongamos, por el contrario, que a esa persona le bastara la inducción; entonces, tras la observación de sólo un grupo aislado de
niños y de cerciorarse de que todos tienen fiebre, afirmaría: "Padecen la misma enfermedad por habérseles verificado una
alteración de sus mecanismos reguladores del calor dadas sus temperaturas corporales en aumento". Así, si esa persona
observara sólo la aceleración gravitatoria terrestre, se confundiría de igual forma pues sólo cuenta con un resultado o una "ley"
para achacárselo todo a ella. Es la inducción directa sin más el obtener por la fuerza de un hecho -por la vía tendenciosa del
pensamiento con su conocimiento atávico- la "ley" que lo rige.

Ahora bien, el método deductivo incorpora a la ciencia algo muy importante: «Si esta "ley" que tengo "entre las manos" es así,
debe cumplirse siempre en otros casos en las mismas circunstancias o condiciones que se le determinaron», por lo que esa "ley"
ya no es considerada como tal -como algo definitivo- sino como una "hipótesis" de la cual partir, con lo que la deducción le hace
una trampa al pensamiento o le da una existencia estricta: «No va a ser concluyente -"ley"- lo primero que tú digas, sino que será
concluyente eso a lo que la realidad te lleve. Tu hipótesis -que ahora no es "ley"-, para ser característica de la realidad, tendrá
que demostrarse». De aquí, el argumento válido no es el librado ex conceso por un hecho en concreto; no, el válido será el per
imposible que le puedan imponer otros o todos los posibles. Y también de aquí que el axioma no será la primera observación o la

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primera deliberación sobre lo que aparece -o es aparente- del pensamiento; es decir, no será veraz la inducción que provoque un
hecho, sino más bien que lo inducido es un dato sólo relevante conforme se vaya contrastando con y ante la realidad.

Según este preliminar, en el método deductivo cualquier resultado de un reducido número de hechos parte como hipótesis, como
dato o conocimiento que ha de ser coherente en un proceso de cotejo y análisis para conseguir un resultado amplio y constante
desde la realidad: "Toda persona ha de alimentarse", por ejemplo. Sí, eso está claro, pero, ¿a qué principios debe ceñirse el
método deductivo?

Hasta hoy han sido válidos los que propugnó Leibniz: el principio de no contradicción en todos los casos, y, además, el principio
de razón suficiente si se trata de lo actual, de lo de ahora, de lo evidente.

El principio-base, el de no contradicción, es en el fondo una tautología -una expresión recurrente- que estructura fórmulas
lógicas (el silogismo, por ejemplo), pero que se sustenta siempre en el principio de identidad. El principio de identidad ya fue
implícitamente utilizado por Tales de Mileto -padre de la ciencia- y reafirmado en la lógica aristotélica; no obstante, sufrió
críticas por parte de Heráclito y más tarde de Hegel (según éste, la realidad es "sucesión", no negación), pues, habiendo
permanecido como "principio estático", ¿cómo salva su contradicción en una realidad que se renueva, que fluye como la
mayoría entiende? Con eso: A es igual a A porque simbólicamente es así; sin embargo "Yo" no puedo ser igual a "Yo" porque,
al margen de lo simbólico, debería de existir una realidad -en lo "actual"- que represente a ambos. "Yo" es igual a "Yo" siempre
y cuando el "Yo referenciado" sea igual al "Yo igualado", lo que es algo imposible. Pero el símbolo es repetitivo y lo hace
posible (es el único que puede igualar "así"); pero no en cualquier realidad puesto que, aunque nunca se niega ella misma -por el
principio de conservación de la energía o de continuidad- ni nosotros podemos negar que exista, progrese, evolucione. Luego
entonces, no le sirven los símbolos, a no ser que hubiera alguien que demostrase lo contrario.

Los contextos de la ciencia: descubrimiento y comprobación.

Francis Bacon fue elegido para la Cámara de los Comunes en 1584, intervino en ella hasta 1614. Escribió cartas aconsejando a
Isabel I, reina de Inglaterra, pero sus sugerencias no fueron nunca atendidas perdiendo por completo el favor de la reina en 1593,
cuando se opuso a una ley para una ayuda la casa real. Sin embargo, recuperó el respeto de la Corte con el ascenso de Jacobo I al
trono de Inglaterra en 1603. Bacon contribuyó con ideas para la unión de Inglaterra y Escocia y advirtió medidas para un
acercamiento a la Iglesia católica. Por se le concedió el título de sir en ese mismo año. Lo nombraron comisario para la unión de
Escocia e Inglaterra y se le otorgó una pensión en el año 1604.

Su ensayo El avance del conocimiento fue publicado y presentado al rey en el año 1605, dos años más tarde fue nombrado
procurador en el ámbito general. En la última sesión del primer Parlamento celebrada en febrero de 1611, presidida por Jacobo I,
aumentaron las diferencias entre la Corona y los Comunes, Bacon hizo de mediador a pesar de su desconfianza hacia el principal
ministro del rey, Robert Cecil, primer conde de Salisbury. A la muerte de Salisbury en el año 1612, Bacon, con la intención
llamar la atención a la casa real, escribió varios artículos sobre el arte de gobernar, poniendo énfasis en las relaciones entre la
Corona y los Comunes.

Un año más tarde fue nombrado fiscal de la Corona. Tres años después en 1616 Bacon se convirtió en consejero privado y tras
dos años en 1618 fue designado presidente de la Cámara de los Lores y ennoblecido con el título de barón de Verulam.

En el año 1620 se publicó su Novum Organum, y el 26 de enero de 1621 fue nombrado vizconde de san Albans. En el mismo
año el Parlamento le acusó de corrupto. Él lo reconoció, mostró muestras de arrepentimiento y se sometió a la voluntad de sus
pares, los que decidieron que fuese multado, encarcelado a voluntad del rey y desterrado del Parlamento y de la Corte. Tras su
liberación se retiró.

En septiembre del año 1621 el rey le perdonó pero aun así le prohibió que retornara a la vida política. Se dedico a escribir y
terminó la Historia de Enrique VII y su traducción a la lengua del latín de El avance del conocimiento “De Augmentis”. En
marzo de 1622 se ofreció para hacer una selección de las leyes, que por cierto fracaso a pesar de las repetidas demandas a la
persona de Jacobo I y a su sucesor Carlos I. Francis Bacon murió en Londres el 9 de abril del año 1626.

Material de Lectura de la Unidad 3 17


Autora: Mabel Artidiello

Los escritos de Bacon se encuadran tres categorías: filosófica, literaria y política. Sus mejores obras filosóficas son Novum
Organum o Indicaciones relativas a la interpretación de la naturaleza (1620. Y El avance del conocimiento (1605), un análisis en
inglés sobre la conciencia de su propio tiempo.

Su filosofía influyó en la creencia de que la gente es sierva e intérprete de la naturaleza y que el conocimiento es fruto de la
experiencia. Se le reconoce haber aportado a la lógica el método experimental inductivo, ya que anteriormente se practicaba la
inducción mediante la simple enumeración, es decir, extrayendo conclusiones generales de datos particulares.

El método de Bacon consistió en inferir a partir del uso de la analogía, desde las características o propiedades del mayor grupo al
que pertenece el dato en concreto, dejando para una posterior experiencia la corrección de los errores evidentes. Este método
representó un avance fundamental en el método científico al ser muy significativo en la mejora de las hipótesis científicas.

Los Ensayos de Bacon, su mayor contribución a la literatura, fueron publicados entre 1597 y 1625. En la utópica de la Nueva
Atlántida insinuaba la instauración de academias científicas. Su Novum Organum influyó mucho en la aceptación en la ciencia
de una observación y experimentación precisas. Los principios planteados aquí tuvieron gran valor en el sucesivo desarrollo del
empirismo.

Se propuso ante todo reorganizar el método de estudio científico. Percibió que el razonamiento deductivo destacaba entonces a
expensas del inductivo y creyó que, eliminando toda noción preconcebida del mundo, se podía y debía estudiar al hombre y su
entorno mediante observaciones detalladas y controladas, realizando generalizaciones cautelosas. Para ello, el estudio que el
hombre de ciencia hace de los particulares debe realizarse mediante observaciones que deben validarse. Los científicos deben de
ser ante todo escépticos y no aceptar explicaciones que no se puedan probar por la observación y la experiencia sensible
(Empirismo).

Bacon presenta en su nueva Atlántida una visión de Orden, se halla preocupado tanto con la resolución de problemas científicos
y técnicos, como con los sociales. Anticipa inventos que han de ser realizados en el Futuro. La casa de Salomón, sociedad que
figura en su libro, y cuya misión es la de dirigir la vida del país, sirvió de modelo para crear varias instituciones de carácter
cultural y científico en la sociedad moderna.

Francis Bacon y la teoría de los ídolos.

Francis Bacon

Para que la ciencia resulte útil-escribe Bacon- es preciso comenzar por despojarse de todos los prejuicios (ÌDOLOS). Es
necesario depurar la ciencia de extravíos, como los de la escolástica. Precisa un método. ¿Cuál ha de ser ese método? No es la
contemplación pasiva sino el experimento.

Bacon considera el movimiento no solo mecánico y matemático, sino como “impulso, espíritu de vida, fuerza de tensión…”
Añade las ideas del Aristóteles sobre la forma pero con modificaciones, pues considera que, en el aspecto físico, es un tipo de
movimiento de las partículas elementales que constituyen el cuerpo.

Al tiempo que propone su nuevo y poderoso método como medio de acceder al verdadero conocimiento de la realidad. Bacon
insiste en la necesidad de no ceder ante la tentación de todo ese conjunto de prejuicios e ideas (“ídolos”) que, arraigados por
siglos y siglos de historia, pretenden alejarnos de dicho método.

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Autora: Mabel Artidiello

Bacon, distingue cuatro grandes tipos de ídolos. En primer lugar, lo que denomina “ídolas de la tribu”, caracterizados como
aquellos errores que, comunes a toda la humanidad, proceden de la propia naturales humana. Entre éstos se encuentran la
tendencia a creer en la evidencia de los sentidos cuando en realidad muchas veces lo que hacen es cegarnos, permitir que los
sentimientos interfieran y distorsionen los juicios y, por último, imponer interpretaciones basadas en las propias ideas o deseos
de cada uno a partir de lo percibido con los sentidos.

A continuación se encuentran las “ídolos de la caverna”, en clara referencia al mito platónico; cada uno “tiene su propia caverna
que intercepta y colorea la luz de la naturaleza” de acuerdo a su “peculiar y singular predisposición”.

En el tercer lugar se encuentran los “ídolos de foros”, derivados del uso inadecuado del lenguaje, ya que éste se halla repleto de
equívocos y ambigüedades. Son dos los modos en que el lenguaje puede distorsionar la verdad. Por un lado, cuando una misma
palabra significa cosas diferentes para varias personas; por otro, la tendencia innata del ser humano a confundir e el lenguaje con
la realidad.

Por último, identifica los “ídolos del teatro”, que surgen cuando se recure a la autoridad, en lugar de basarse en la razón y en la
experimentación, cuando se quiere demostrar una tesis. Se trata del tipo de ídolos más habitual en las diferentes corrientes
filosóficas, que respetan a ciegas la autoridad del maestro.

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Material de Lectura de la Unidad 3 19


Autora: Mabel Artidiello

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SITIOS WEB

Cibernous: mapa y territorio de la filosofía: http://www.cibernous.com/index.html


Se trata de un interesante portal filosófico, realizado y coordinador desde Madrid (España) por un selecto grupo de expertos. El
sitio contiene variadas herramientas: buscadores, foros, cursos on-line, cronologías, enlaces y una vasta cantidad de
informaciones sobre filósofos y pensamientos filosóficos.

Proyecto de Filosofía en español: http://www.filosofia.org/index.htm


Se trata de un portal con abundantes y variadas informaciones y recursos en el ámbito filosófico y cultural en general. Es
coordinado desde Oviedo (España).

The Stanford Encyclopedia of Philosophy: http://plato.stanford.edu


Se trata de la página filosófica principal de la prestigiosa universidad estadounidense de Stanford (California). El sitio presenta
las diversas ediciones digitales de la obra, a partir de la más reciente. Contiene numerosas voces referidas a autores y a temas o
argumentos particulares.

Balmes, Jaime. (1810-1848). Historia de la filosofía - Edición digital de la Historia de la Filosofía de http://www.e-
torredebabel.com/Balmes-Historia-Filosofia/Indice.htm
(Aunque parcial en sus planteamientos por su claro sesgo escolástico, ofrece interesantes exposiciones de la mayoría de filósofos
y escuelas filosóficas hasta la primera mitad del siglo XIX.)

DICCIONARIO DE FILOSOFÍA - Breve definición de los términos y conceptos filosóficos más importantes en la Historia de la
Filosofía Occidental. http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Historia-de-la-Filosofia.htm

BREVE RESUMEN DEL PENSAMIENTO DE LOS FILÓSOFOS - Breve exposición de las corrientes y filósofos
imprescindibles en la Historia de la Filosofía. http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Resumenes/HistoriaFilosofia-Resumen-Principal.htm

RESUMEN MÍNIMO DE LOS FILÓSOFOS Y DE LAS ESCUELAS FILOSÓFICAS MÁS IMPORTANTES - Resúmenes del
pensamiento filosófico. Historia de la filosofía.
http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Historia-de-la-Filosofia.htm

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BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO - Textos íntegros de obras clásicas de Filosofía.


BIOGRAFÍAS Y SEMBLANZAS - Vidas y referencias biográficas de los filósofos y pensadores. http://www.e-
torredebabel.com/

ÍNDICES Y SUMARIOS - Índices y sumarios de las obras clásicas del pensamiento. http://www.e-torredebabel.com/Indices-
Sumarios/indices-sumarios-textos.htm

EJERCICIOS - Comprueba tus conocimientos de la Historia de la Filosofía http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-


filosofia/Ejercicios/Ejercicios.htm

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