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volúmenes que integran la obra:

MARCIANO VIDAL
MORAL DE ACTITUDES

I. MORAL FUNDAMENTAL
II. ETICA DE LA PERSONA
III. MORAL SOCIAL

MORAL DE ACTITUDES
TOMO TERCERO

MORAL SOCIAL

EDITORIAL Covarrubias, 19. MADRID-10


Primera edición: noviembre 1979

Segunda edición: febrero 1980 presentación

El presente volumen completa la obra que, en tres tomos, preten-


de ofrecer una iniciación actual a la Etica teológica bajo el lema de
«Moral de actitudes». A la «Moral fundamental» (tomo I) siguió la
primera parte de la moral concreta, la «Etica de la persona» (tomo II).
Ahora ofrezco al público la «Moral social» (tomo III), que constituye
la segunda parte de la moral concreta.
La orientación, tanto metodológica como temática, de esta «Mo-
ral social» tiene idénticas características a las manifestadas en los
anteriores tomos de la obra general. De este modo he querido
reafirmar la unidad del conjunto. A ello contribuirá el índice temático
de toda la obra, incluido al final de este último volumen.
Sin embargo, el autor no quiere dejar de señalar que ha puesto
un interés particular en la preparación de este tomo dedicado a la
«Moral social». Estoy convencido tanto de la importancia objetiva
del tema como de la necesidad de renovar profundamente los
esquemas y las actitudes que configuran el ethos social del hombre
y del creyente.
Con licencia eclesiástica Al poner punto final a la obra surge espontáneamente el agrade-
I.S.B.N.: 84-284-0553-0 (Obra completa)
cimiento hacia cuantos me han ayudado. Son muchos, y cada uno
lo ha hecho desde la peculiaridad con que el cariño suele gratificar.
I.S.B.N.: 84-284-0317-1 (Tomo III) - 1979
De un modo particular agradezco: a Ernestina Albiñana el haber
Depósito legal: M. 37.625-1979 pasado a máquina el manuscrito; a Tony Mifsud la ayuda en la
confección del índice temático, y a Basilio Caballero, director de la
Llpal, S. A. Avda. Pedro Diez, 3. Madrid-19 -1979 Editorial Perpetuo Socorro, el interés y el trabajo en la edición del libro.
contenido introducción
la p r e g u n t a é t i c a s o b r e la s o c i e d a d

Introducción: La pregunta ética sobre la sociedad.

Primera parte
M O R A L SOCIAL FUNDAMENTAL En esta introducción se pretende proporcionar un encuadre
adecuado a la ulterior reflexión moral sobre la problemática social.
1. Aproximación histórica: Entendemos este encuadre desde dos intereses: uno proveniente de
Herencia histórica de la moral social cristiana. la realidad; otro de la metodología teológico-moral. En efecto, la
ética social precisa ser encuadrada dentro del conjunto de las
2. Aproximación sistemática: realidades sociales y dentro del campo metodológico de la reflexión
Perspectivas t e o l ó g i c o - m o r a l e s para el planteamiento teológico-moral.
actual de la ética social cristiana. A los dos intereses mencionados corresponden los dos apartados
3. T e m á t i c a y b i b l i o g r a f í a d e la m o r a l s o c i a l . en que se dividen estas reflexiones introductorias. En el primero se
tratará de examinar el s e n t i d o y f u n c i ó n d e la r e f l e x i ó n m o r a l
en relación con las realidades sociales; en el segundo se expondrán
Segunda parte los p r e s u p u e s t o s m e t o d o l ó g i c o s sobre los que se asienta la ética
social expuesta en esta obra.
M O R A L SOCIAL CONCRETA

I
4. Derechos humanos y ética cristiana:
Historia, significado ético y panorámica de los derechos SENTIDO Y FUNCIÓN DE LA «PREGUNTA MORAL»
h u m a n o s fundamentales. SOBRE LA SOCIEDAD ACTUAL
5. Economía y ética cristiana: En el pórtico de la ética social conviene clarificar el sentido y la
Herencia histórica y proyecto actual sobre la ética función que se le ha de asignar a la reflexión moral. Para ello nada
económica. mejor que exponer el contenido y la finalidad de la «pregunta moral»
6. Cultura y ética cristiana: sobre la sociedad actual.
Fenómeno cultural. Educación. C o m u n i c a c i ó n social. Ar- La pregunta moral sobre la sociedad, además de la función
te, o c i o y calidad de vida. noética, tiene una fuerza transformadora. La palabra ética comporta
una verdad empeñativa. Cuestionar moralmente a la sociedad es
7. Política y ética cristiana: comprometerse en su transformación.
Vertientes bíblica, sociológica, histórica, sistemática e El sentido y la función de la pregunta moral en relación con la
internacional de la ética política. problemática social se pondrán de manifiesto al clarificar los tres
8. C o n f l i c t i v i d a d , v i o l e n c i a y c a m b i o s o c i a l e s a n t e la puntos siguientes: 1) en qué sentido la sociedad actual es refractaria
ética cristiana. o permeable a la pregunta moral; 2) cuál es el contenido de la
pregunta moral sobre las realidades sociales; 3) qué tipo de inciden-
C o n c l u s i ó n : Conversión a la justicia social y c o n s t r u c c i ó n cia se debe asignar al cuestionamiento moral en relación con la
del Reino de Dios. problemática social.
9
INTRODUCCIÓN
8 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
En otro lugar de esta obra hemos expuesto la poca fiabilidad
1. LA SOCIEDAD ACTUAL: objetiva y la abundante sobrecarga «ideológica» de estas valoracio-
¿REFRACTARIA O PERMEABLE A LA PREGUNTA MORAL? nes morales de la sociedad en general (5). Ortega y Gasset denotó
la debilidad de estas apreciaciones diciendo que se suelen limitar a
Al tratar de establecer una confrontación entre sociedad y ética
dos aspectos de la ética, los pecados contra la propiedad privada y
es necesario examinar la posibilidad de situar la pregunta moral
contra la sexualidad, y que de ese modo favorecen la concepción de
dentro de la sociedad actual. ¿Es ésta refractaria al cuestionamiento
una «moral visigótica» (6).
moral? ¿Es, por el contrario, permeable al discernimiento ético?
La ética social no debe colocarse en el camino de la «patética
moral» para entrar por él en el estudio moral de la sociedad. La
a) El falso camino de la «patética moral» pregunta moral tendrá funcionalidad si abandona las apreciaciones
globales, que por fuerza son «simplificadoras», «ideológicas» y «ma-
En todas las épocas, preferentemente en las de transición, se han nipulantes», y se sitúa en el núcleo estructural de las realidades
emitido juicios globales sobre la sociedad en general. Desde los sociales.
predicadores morales de la época grecorromana (1) hasta los fusti- La sociedad actual no tolera una aproximación ética desde los
gadores de la «inmoralidad contemporánea» (2), pasando por las «prejuicios» y los «estereotipos» de la patética moral. Moralistas y
«lamentaciones» emitidas en pulpitos, sermonarios y demás medios educadores tienen que enfrentarse con el corazón ético de la
expresivos de la conciencia moral religiosa y civil (3), existe una sociedad y no con sus apariencias.
cadena ininterrumpida de valoraciones, la mayor parte de las veces
negativas y hasta catrastrofales, sobre la sociedad humana de los
respectivos momentos históricos.
b) El camino verdadero de la «estimativa moral»
En la actualidad no faltan voces que, desde uno u otro ángulo de
visión (religioso o civil; privado o público) y con unos u otros Si la «patética moral» no es el método adecuado para entrar en
intereses, expresan valoraciones sobre la situación moral de la el discernimiento ético de la sociedad, el camino verdadero ha de
sociedad. Hablan del «nivel ético» de la humanidad, de la «salud basarse en el análisis profundo de la estructura social.
moral» de la sociedad, etc. Los diagnósticos se mueven, de ordinario, Es difícil describir con un solo adjetivo la configuración estruc-
dentro del género de la «patética moral» y las medidas terapéuticas tural de la sociedad actual. Son múltiples los rasgos socio-culturales
se limitan, también de ordinario, a exhortaciones generales y abstrac- que configuran la vida de la humanidad en el momento presente. Sin
tas sin incidencia efectiva en la realidad del problema moral. Hay
embargo, no cabe duda que nuestra sociedad está proyectada y se
quienes afirman la existencia de una «involución moral» y comparan
expande dentro de una civilización dominada por la ley del consu-
nuestra época con la «decadencia grecorromana» (4).
mo. La industrialización de anteayer, el urbanismo y la masticación
de ayer y el tecnicismo de hoy abocan necesariamente a una nueva
(1) R. SCHNACKENBURG, El testimonio moral del Nuevo Testamen- forma de civilización. Nace así la sociedad de consumo, en la que
to (Madrid, 1965), 241-249.
tenemos que realizar el proyecto insobornable de nuestro propio
(2) Como muestra de los muchos testimonios que podían ser citados, cfr.
C. SALICRU, ¿Pentápolis? Estudio acerca de algunas fases de la existir cristiano.
inmoralidad social contemporánea, sus causas y remedios, edic. 2.a
aumentada (Barcelona, 1930). (5) M. VIDAL, Moral de actitudes. I. Moral Fundamental, edic. 4.a
(3) Ver, a modo de ejemplo, el estudio de J. CARO BAROJA, Las formas (Madrid, 1977), 14-18.
complejas de la vida religiosa. Religión, sociedad y carácter en la (6) J. ORTEGA Y GASSET, La moral visigótica: Obras completas, X
España de los siglos XVI y XVII (Madrid, 1978). (Madrid, 1969), 56-58. «Por moral pública solemos entender el conjunto de
(4) «En vez de una evolución moral estamos asistiendo a una involución prohibiciones referentes al ejercicio de la sexualidad. Cuando más, extende-
moral. Hay algo de parecido entre esta época y la decadencia grecorromana» mos el significado a la defensa del derecho de propiedad. De esta manera, la
(A. HORTELANO, Visión sintética del mundo de la moral: Renovación de inmoralidad pública parece quedar reducida a la lujuria y al robo» (p. 57).
la Teología Moral, Madrid, 1967, 41).
10 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL INTRODUCCIÓN. 11

Esta configuración estructural de la sociedad actual ¿es refracta- 2. NIVELES DE CONTENIDO EN LA «PREGUNTA MORAL»
ria a la pregunta moral?
En la sociedad actual existen factores estructurales que la hacen Si es cierto que la sociedad actual admite la interpelación ética,
refractaria al cuestionamiento ético. Se puede decir que la sociedad también es cierto que la pregunta moral tiene que saber distinguir
de consumo provoca cierto grado de amoralidad. Entre los mecanis- diversos niveles de significado en el cuestionamiento. Estos niveles
mos por los cuales la sociedad de consumo lleva a cabo su función significativos de la pregunta moral corresponden a los aspectos
«amoralizadora» se pueden destacar los siguientes. sociales que precisan la valoración ética. Pueden ser reducidos a los
tres siguientes:
— la creación de un nuevo tipo de hombre: el hombre-masa;
— la desintegración de las relaciones humanas;
— la función manipuladora de la palabra; a) Las «costumbres» (nivel sociológico)
— la degradación del amor y de la sexualidad;
— la violencia como forma de relación interhumana; La moral de una sociedad tiene su manifestación primera y más
— el empobrecimiento del espíritu humano (7). aparente en las «costumbres» (mores). El conjunto de costumbres
morales aceptadas por un grupo constituyen el éthos de esa
Aunque es evidente que los mecanismos de nuestra sociedad de comunidad humana.
masas originan zonas humanas de amoralidad, sin embargo, también
hemos de reconocer que la configuración socio-cultural de la época La pregunta moral tiene que tener en cuenta este nivel socioló-
presente favorece el recto planteamiento de la pregunta moral. gico de la realidad ética. Y ello en un doble sentido:
La sociedad actual ofrece notables oportunidades para configurar — Como punto de partida. Cualquier reflexión moral sobre la
una «estimativa moral» adaptada a las nuevas situaciones de la vida social ha de partir de los datos de la realidad. Una pregunta
historia humana. Pensemos en los siguientes factores socio-cultura- moral que se sitúa más allá de todo análisis empírico de la realidad
les que propician la pregunta moral: está abocada a la esterilidad.
— búsqueda de «fines» y de «significados». La sociedad actual Son muchos los métodos que se pueden adoptar para captar y
se siente agostada por la preponderancia de la «razón expresar la situación real de las costumbres morales de la sociedad.
instrumental» y busca el horizonte de los fines y de los Destacamos los siguientes:
significados; este horizonte marca el comienzo del reino de
la ética; — encuestas y estadísticas, que expresan de un modo cuan-
tificado la realidad moral;
— la necesidad de utopías globales. Frente a la ambigüedad
de las estrategias y ante la multiplicidad de las alternativas — estudios de antropología cultural con incidencia en temas
globales, aquéllas constituyen el núcleo originador de la de comportamiento moral;
ética; — estudios sobre la psicología de la moralidad de los diversos
— el valor inalienable del hombre: de todo hombre y de todo grupos humanos (piénsese en la importancia de los estu-
grupo humano. Ninguna época histórica ha sido tan sensi- dios psicológicos en relación con la «ética tributaria»);
ble como la nuestra ante el valor inalienable del hombre; — estudios de crítica social, que ponen de manifiesto el
esta sensibilidad es el corazón de la estimativa moral. trasfondo «ideológico» de diferentes costumbres morales;
— exposiciones interdisciplinares cuyo cometido es diseñar,
Podemos, pues, afirmar que la sociedad actual no es refractaria a
la pregunta moral. Por el contrario, ofrece notables aperturas para en la medida de lo posible, el perfil ético de una sociedad
recibir la confrontación ética, con tal de que ésta se realice determinada.
adecuadamente. El conocimiento de las costumbres morales de la sociedad es un
punto de partida imprescindible para todo cuestionamiento serio
(7) Ver el desarrollo de los puntos enunciados en: VIDAL, l.c. 20-26. sobre la moralidad social.
12 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL INTRODUCCIÓN 13

— Como punto de llegada. La pregunta moral sobre la socie- desmitificadora en relación con el orden jurídico. Función que se
dad tiene por cometido «transformar» las costumbres. Esta función concreta en diversos aspectos, de los que vamos a señalar algunos.
no ha de ser entendida en el sentido de una exhortación más o En primer lugar es necesario impedir que el orden jurídico se1
menos persuasiva, o de una amonestación más o menos apocalíp- arrogue el derecho de ser la única instancia ética de la sociedad.
tica. Ya hemos dicho que la «patética moral» no es el camino de Esta afirmación tiene dos caras: por una parte, la moral no debe
acceso a la valoración ética de la sociedad. confiar excesivamente en la protección jurídica para inducir los
La transformación de las costumbres (mores) que busca la valores éticos dentro de las realidades sociales; por otra, la ley
pregunta moral se sitúa en los siguientes aspectos de la vida social: positiva no ha de buscar amparo y justificación en los sistemas
— en los esquemas de valores, que justifican la vida social; morales prevalentes.
— en las pautas de comportamiento, que estructuran las Desmitificar el orden jurídico supone revisar profundamente el
manifestaciones sociales; concepto de «moralidad pública». No se puede entender la «morali-
dad pública» reduciendo la «moralidad» a algunos aspectos (sexo,
— en el conjunto de aspiraciones, que orientan los cambios
drogas, robos, etc.), y basando el carácter de «pública» en el orden
sociales.
meramente jurídico.
Si la pregunta moral logra incidir sobre los aspectos señalados, El orden jurídico, por otra parte, tampoco ha de ser entendido
las costumbres de la sociedad adquieren un perfil ético definido. como garante de la moral. Caminamos hacia un tipo de sociedad que
Esto no indica que dejen de existir «inmoralidades» o comportamien- en comparación con otras formas históricas aparece como una «so-
tos contrarios a las normas éticas. La existencia del mal moral es algo ciedad permisiva». Esta permisividad supone, en términos generales,
inevitable. Pero sí podemos ir transformando éticamente el universo un planteamiento más coherente en el que no se confunde lo «lícito»
de las «costumbres» de una sociedad determinada. jurídico con lo «bueno» moral.
— Función «crítica». La distinción de la moral frente al orden
jurídico no debe conducir a un desentendimiento de aquélla ante la
b) Lo «lícito» (nivel jurídico)
configuración jurídica de la sociedad. Por el contrario, al quedar
liberada de excesivas vinculaciones jurídicas la pregunta moral está
El orden jurídico es un factor importante en la configuración de
en disposición de realizar una adecuada función crítica frente al
la sociedad actual. La vida social siente sobre ella la fuerza de la ley:
orden jurídico.
como protección, como regulación, como constricción, como ame-
naza penalizadora, etc. Del orden jurídico brota la conciencia y la Hay un aspecto en el que la pregunta moral cristiana tiene que
realidad de lo «lícito» (y de lo «ilícito»). ejercer su función crítica de un modo directo y continuo. Nos
referimos a la dimensión de «protección de los débiles», que es
La pregunta moral sobre la sociedad se encuentra necesariamente
inherente a todo sistema jurídico que se precie de ser auténtico.
con el nivel de lo «lícito-ilicito». Las sociedades occidentales sienten
una especial predilección por el orden jurídico y hasta suelen
proyectar el deseo de una comprensión exclusivamente jurídica de
c) Lo «justo» (nivel ético)
la vida. ¿En qué sentido tiene que contar el nivel jurídico de la
sociedad dentro de la pregunta moral? (8).
La pregunta moral alcanza su máximo nivel de penetración
Creemos que con relación al orden jurídico la pregunta moral cuando se inserta en la trama social en que acaece lo «justo» (y lo
tiene dos funciones precisas: «desmitificar» la ley positiva y «cues- «injusto»). El nivel ético de la realidad social corresponde a la
tionar» permanentemente todo orden jurídico. configuración «humanizadora» o «deshumanizadora» de la sociedad.
— Función «desmitificadora». La ética ejerce una función La historia humana no se rige por leyes autónomas; depende, en
gran medida, de las libres y responsables decisiones de los hombres.
(8) Droit, Moeurs, Morale: Le Supplément n. 115 (1975), 381-468; Toda sociedad puede ser juzgada por el grado creciente o
Ph. DELHAYE, Le legal n'est pas le moral: Esprit et Vie 87 (1977), 74-75. decreciente dentro del proceso de «humanización». Esta considera-
14 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL INTRODUCCIÓN 15

ción es la valoración más profunda de la realidad histórica, ya que la Sin embargo, esta verdad no debe llevarnos a la conclusión de
interpela en su sentido último. quitar todo espacio al éthos cristiano. El cristiano tiene que huir hoy
No hace falta subrayar que la pregunta moral debe situarse, ante de la doble tentación de la «retirada al ghetto» y del «colonialismo
todo, en este nivel más profundo de la configuración social. Desde imperialista» mediante la proclamación de su beligerancia ética (10).
él cobran sentido los dos niveles anteriormente señalados. Con estas dos formas de incidencia, la «testimonial» y la «belige-
rante», es como tendrá funcionalidad efectiva la pregunta moral del
cristiano en la sociedad actual. Y de esta suerte queda justificado el
3. LA INCIDENCIA EFECTIVA
sentido y función de la ética social en relación con la problemática
DE LA «PREGUNTA MORAL» SOBRE LA SOCIEDAD social.
Después de haber expuesto la posibilidad y el contenido de la
pregunta moral en relación con la sociedad actual tratamos ahora de
describir el tipo de incidencia efectiva que se le ha de asignar. ¿Qué II
debe conseguir el cuestionamiento moral de la sociedad actual?
La pregunta ética del cristiano en relación con la sociedad actual PRESUPUESTOS METODOLÓGICOS
tiende a conseguir dos funciones que, aunque diversas, se comple- DE LA PRESENTE «MORAL SOCIAL»
mentan mutuamente. Nos referimos a estas dos formas de incidencia:
a) Incidencia «testimonial»: El cristiano, al preguntarse so- La pregunta moral acerca de la sociedad actual es el objeto de
bre el sentido moral de la sociedad, pretende realizar su «coherencia este tercer tomo con el que se completa la síntesis teológico-moral
ética» dentro de la situación social. Esto implica la necesidad de iniciada bajo el lema «Moral de actitudes».
autoclarificarse y de vivir el proyecto humano con lucidez evangélica. Sobre los presupuestos metodológicos de la presente «Moral
La ética social del cristiano supone, ante todo, la decisión de social» poco tenemos que añadir a lo que se ha dicho al comienzo
confrontar de un modo permanente la propia coherencia con el de los dos volúmenes anteriores («Moral Fundamental» y «Etica de
entorno social. Al hacer la pregunta moral sobre la sociedad el la Persona»). El presente volumen pretende situarse dentro de las
cristiano se interroga sobre su autenticidad de vida. mismas coordenadas metodológicas de los precedentes.
Esta es la incidencia «testimonial» que tiene todo cuestionamien- Es obligada, sin embargo, una breve referencia al contenido y a
to ético sobre la sociedad. su división.
b) Incidencia «beligerante»: La pregunta moral del cristiano
tiene un segundo modo de incidencia sobre la realidad social. Es la
incidencia «beligerante». El cristiano no sólo tiene que vivir coheren- 1. CONTENIDO DE LA MORAL SOCIAL
temente «en» la sociedad, sino que también tiene que proyectar la
opción evangélica «sobre» las realidades. La moral social se inserta dentro de los cuadros de la llamada
Es cierto que del Evangelio no se deduce un proyecto específico «Moral concreta» (también se la denomina «especial» y «sectorial»).
de realización intramundana que pueda ser y denominarse «cristia- La moral concreta es la parte de la síntesis teológico-moral en la que
no». Como dice Girardi, «no hay ninguna especificidad cristiana en se someten a reflexión los problemas concretos y diversificados del
la revolución ni en lo que concierne a los análisis, ni al proyecto, ni compromiso ético de los cristianos. Se contrapone a la «Moral
a la elección de medios y estrategias, ni a las motivaciones de fondo; fundamental» en la que se estudia la fundamentación de la eticidad
esto implica la negación de toda clase de "tercer camino"» (9). cristiana y las categorías generales del obrar moral.

(9) J. GIRARDI, Novedad cristiana y novedad del mundo: Identidad (10) Cfr. M. VIDAL, Modelos de una ética cristiana (Madrid, 1977),
cristiana (Estella, 1976), 161. 28-33.
16 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL INTRODUCCIÓN 17

Sobre la organización del campo de la «Moral concreta» ya — Primera parte: M o r a l social f u n d a m e n t a l .


hemos reflexionado en otros lugares de esta obra (11). Como En esta parte pretendemos reflexionar sobre los fundamen-
solución pragmática consideramos acertada la división que se ha tos teóricos de la moral social; lo haremos desde una doble
introducido en algunas Facultades de Teología: organizar los proble- perspectiva: histórica y sistemática.
mas éticos en dos grandes grupos, los que giran en torno a la — Segunda parte: M o r a l social c o n c r e t a .
categoría de «Persona» y los que se integran en relación con la
En esta parte se analizarán los problemas morales que
categoría de «Sociedad». Esta opción da lugar a dos grandes partes
de la moral concreta: «Etica de la Persona» y «Moral social». suscita el compromiso social del cristiano; organizaremos
los problemas en torno a una serie de ejes axiológicos en
Ya advertimos, en el momento oportuno (12), que esta división los que se integra la realidad social.
no supone distinguir los problemas morales en cuestiones «indivi-
duales» y en asuntos «sociales». Toda realidad ética tiene la doble
vertiente de lo personal y lo social. La división viene indicada, en
última instancia, por razones pragmáticas y no de diferenciación
objetiva.
Así, pues, la «Moral social» tiene por cometido reflexionar sobre
las opciones éticas concretas que hacen su aparición dentro del
horizonte de la «sociedad». De este modo daremos respuesta al
interrogante con que terminaba la «Etica de la Persona»; la exigencia
de un «más allá del personalismo ético» (13) encontrará acogida en
el presente volumen dedicado a la «Moral social».
No hace falta advertir que se trata de una parte muy importante
dentro de la síntesis teológico-moral. Al comienzo de su tratado «De
Justitia et Jure» advertía Lugo: «tractatus hic primum locum obtinet
inter omnes materias morales» (14). Con parecidas apreciaciones
sobre la importancia, la necesidad y la dificultad de este tratado
suelen comenzar los moralistas el estudio de la moral social (15).

2. DIVISIÓN DE LA MORAL SOCIAL

Según división adoptada ya en el estudio de la «Etica de la


Persona», exponemos en dos partes el contenido de este volumen:

(11) Moral de actitudes. I. Moral fundamental, edic. 4.a (Madrid,


1977), 544-550; II. Etica de la persona, edic. 4.a (Madrid, 1979), 14-16.
(12) Moral de actitudes. II. Etica de la Persona, edic. 4.a (Madrid,
1979), 16.
(13) Ibíd., 548-550.
(14) LUGO, De Justitia et Jure, intr.: Disputationes scholasticae et
morales (París, 1793), V, 541.
(15) B.H. MERKELBACH, Summa Theologiae Moralis; edic. 2.a, II
(París, 1935), 143, 153; M. ZALBA, Theologiae Moralis compendium
(Madrid, 1958), I, 903.
2 Moral social
primera parte

moral social fundamental

1. Aproximación histórica.
2. Aproximación sistemática.
3. Temática y bibliografía.
20 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

1
aproximación histórica
herencia histórica de la moral social cristiana

Para fundamentar en la actualidad la Moral social cristiana es


conveniente partir de la herencia transmitida por la reflexión teoló-
gico-moral de épocas anteriores. De este modo los planteamientos
presentes adquieren su auténtico relieve, al ser situados dentro del
dinamismo histórico.
En este capítulo no se intenta hacer una historia pormenorizada
de la Moral social cristiana. Únicamente se pretende recordar los
En esta primera parte de la moral social se pretende fundamen- puntos más sobresalientes dentro de la evolución del pensamiento
tar el sentido y la función del éthos social de los cristianos. Antes moral cristiano en relación con los problemas sociales.
de entrar en el estudio inmediato de los problemas concretos es
conveniente someter a reflexión crítica las bases del compromiso Por otra parte, no nos interesa directamente recordar los conte-
ético-social en general. nidos históricos de la Moral social cristiana. Nuestra preocupación
se centra —según corresponde a los intereses de esta parte dedicada
Para lograr esta finalidad se adoptan dos procedimientos com- a la Fundamentación de la Moral social— en la captación de los
plementarios: uno, de carácter histórico-valorativo; otro, de carácter «modelos teológicos-morales» que dan sentido y cohesión a los
sistemático-constructivo. En el primer momento se someten a revi- diversos planteamientos históricos de la Moral social cristiana.
sión los modelos históricos con que la teología moral ha expresado La historia de la Moral social cristiana se inicia con las perspec-
el compromiso social cristiano; en el segundo, se propone un tivas que ofrece la Sagrada Escritura sobre las realidades sociales.
modelo ético-teológico suficientemente crítico para formular la ética Continúa a través de las exhortaciones del cristianismo primitivo y
social cristiana. Estos dos temas se completan con la presentación de la patrística. Ya en la etapa de la reflexión teológica estricta se
del avance temático y bibliográfico de la moral social concreta. destacan tres modelos o sistemas de formulación teológico-moral: el
primero gira en torno a la categoría ética de «Justicia»; el segundo
Estos son los contenidos de los tres capítulos que integran la
primera parte de este tomo: se concentra en las exigencias morales del «Decálogo»; y el tercero
se organiza dentro de las coordenadas filosófico-teológicas de la
«Doctrina social de la Iglesia». En la etapa más reciente de la
reflexión ético-teológica han surgido intentos de aggiornamento en
1. Aproximación histórica: la herencia histórica de la el campo de la moral social.
Moral social cristiana.
Dejando para el capítulo siguiente la presentación de las pers-
2. Aproximación sistemática: perspectivas teológico-mo- pectivas bíblicas sobre el ethos social cristiano y omitiendo el
rales para el planteamiento actual de la ética social cristiana. estudio del modelo parenético por razones objetivas y de brevedad,
3. Temática y bibliografía de la moral social. concentramos la atención en el desarrollo y valoración de los tres
22 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 23

modelos teológicos-morales apuntados, añadiendo al final unas Son las etapas de la primera escolástica (síntesis medievales) y de la
anotaciones sobre los intentos de renovación en la etapa más reciente. segunda escolástica (tratados ético-jurídicos del Renacimiento to-
Los cuatro puntos señalados constituyen otros tantos apartados mista). Aunque en los demás períodos también se utiliza la categoría
en que se divide este breve capítulo: ética de la Justicia, sin embargo es en la primera y segunda
escolástica cuando este concepto sirve de núcleo organizador del
I. «La ética social en los cuadros formales de la
tratado.
«Justicia» (La ética social en la Edad Media y en el
Exponemos en apartados distintos cada uno de los dos períodos.
renacimiento tomista de los siglos xvi-xvn).
Una vez expuestos por separado, hacemos algunas anotaciones
II. La ética social en el esquema del «Decálogo» (De-
valorativas en relación con los dos.
cadencia de la moral social en la época casuística: siglos
xvu-xx).
III. El modelo ético-teológico de la «Doctrina social 1. EDAD MEDIA: EL TRATADO «DE JUSTITIA» DE SANTO TOMAS
de la Iglesia» (siglos x i x - x x ) . (Suma Teológica. 11-11, qq. 57-122)
IV. Intentos de renovación en la etapa más reciente. Dentro de las síntesis teológico-morales de la Edad Media
escogemos como prototípica la de Santo Tomás, no sólo por su valía
intrínseca, sino también por la influencia que ha tenido en la historia
I de la Moral a través de la obra de sus muchos comentaristas.
LA ETICA SOCIAL Es necesario reconocer el puesto importante que ocupa Santo
EN LOS CUADROS FORMALES DE LA «JUSTICIA» Tomás en la historia de la reflexión ético-filosófica sobre la Justicia.
(La ética social en la Edad Media y en el Renacimiento tomista de Aunque no se le considerase más que como comentador de Aristó-
los siglos xvi-xvii) teles, «lo cierto es que hay comentadores y comentadores: unos, los
de la mera glosa servil y por completo estéril, y otros, en cambio, que
G. AMBROSETTI, Introduzione al trattato sulla giustizia. San Tommaso van más allá del texto comentado, por lo menos en cuanto a tornar
ela filosofía del diritto oggi (Roma, 1974), 1-20. B. DIFERNAN, El
concepto de derecho y justicia en los clásicos españoles del siglo explícitas las virtualidades implícitas de aquél. En el peor de los
XV/(EI Escorial, 1957). P.D. DOGNIN, La notion thomiste dejustice casos, ésta sería aquí la posición de Santo Tomás con respecto a
face aux exigences modemes. Revue Sciences Phil. et Théol. 45 Aristóteles; y esto solo bastaría para que nos detuviéramos lo que
(1961), 601-640. H. LODUCHOWSKI, Die Lehre von der «iustitia» fuere necesario en su filosofía de la justicia» (1). La obra de Santo
bei Ulrich von Strassburg und ihre Beziehungen zu Albert dem Tomás no se reduce a ser un comentario de Aristóteles, sino que
Grossen und Thomas von Aquin. Trierer Theol. Zeitsch. 75 (1966), aporta elementos de notable originalidad. Sobre todo, es el primero
42-48. O. LOTTIN, Le concept de justice chez les théologiens du en construir un tratado «de Justitia» y en insertarlo dentro de la
Moyen Age avant l'introduction d'Aristote. Revue Thomiste 44
síntesis teológica. Además, la visión tomasiana de la Justicia cons-
(1938), 511-521. D. MONGILLO, La struttura del «De iustitia».
Summa Theologiae 11-11, qq. 57-122. Angelicum 48 (1971), 355- tituye «la concepción vivida por la cristiandad europea, desde que
377. M. OBERTI, L'etica sociale in Ambrogio di Milano. Ricostru- ésta empieza a cobrar conciencia de sí misma, hasta el Renacimien-
zione delle fonti ambrosiane nel De iustitia di S. Tommaso (11-11, q. to» (2).
57-122) (Turín, 1970).
En el siguiente capítulo recogemos el importante contenido moral a) La Justicia dentro de una Etica concreta de Virtudes
que abarca la categoría ética de Justicia. Aquí lo único que se Santo Tomás encuadra el tratado sobre la Justicia dentro de una
pretende es recordar una de las formas que adoptó la moral social al Etica concreta de Virtudes. En la síntesis de la Suma Teológica, la
servirse de la virtud de la Justicia como del concepto básico para
organizar la síntesis de los contenidos ético-sociales. (1) A. GÓMEZ ROBLEDO, Meditación sobre la Justicia (México, 1963),
En la historia de la Moral se destacan dos momentos privilegia- 96.
dos en el uso de la virtud de la Justicia para organizar la ética social. (2) Ibíd., 124.
24 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 25

moral tomasiana se divide en dos grandes bloques: la moral general moral. Por consiguiente, toda virtud humana es o intelectual o
( l - l l ) y la moral concreta ( l l - l l ) . El segundo bloque, la moral moral» (5).
concreta, se organiza en torno a la categoría de «virtud». — La J u s t i c i a pertenece a las virtudes «cardinales» ( l - l l ,
La reducción de todo el contenido de la moral concreta al q. 61). Santo Tomás se inserta en la tradición filosófico-teológi-
esquema de virtudes es explícita en la Suma Teológica: ca (6) que unifica las virtudes morales en torno a cuatro «goznes»
(virtudes cardinales o principales). Razona del siguiente modo la
«Después de considerar en general las virtudes y los vicios, división cuatripartita: «El número de ciertas cosas puede establecerse
con lo demás que atañe a la moral, se debe ahora tratar cada partiendo de sus principios formales o de los sujetos en que se
cosa de éstas en especial, pues en moral las consideraciones encuentran; y por cualquiera de los dos caminos concluimos que las
universales son menos útiles, por ser las acciones particulares... virtudes cardinales son cuatro. Porque el principio formal de la virtud
Así, pues, reducida toda la materia moral al tratado de las que nos ocupa es el bien de la razón. Bien que puede considerarse
virtudes, todas ellas han de resumirse en siete: las tres teolo- de dos maneras. Primera, en cuanto que consiste en la consideración
gales, que ocupan el primer lugar en el estudio, y las cuatro misma de la razón, y así tenemos la virtud principal llamada 'pruden-
cardinales, de que se tratará después... Y así nada del orden cia'. Segunda, en cuanto que la razón impone su orden en alguna
moral se habrá omitido» (3). cosa, ya en materia de operaciones —y así tenemos la 'justicia'—, ya
en materia de pasiones; y en este caso es necesario que haya dos
Según este esquema, la Justicia se integra dentro de un «corpus virtudes. Pues para imponer el orden de la razón en las pasiones es
morale» sistematizado mediante el concepto de virtud. En otro lugar preciso considerar su oposición a la razón. Esta oposición puede ser
de esta obra se ha expuesto el significado y la valoración del doble: cuando la pasión empuja a algo contrario a la razón —enton-
esquema de virtudes para formular la moral concreta; a él remiti-
ces hay que reprimir la pasión, de donde viene el nombre de
mos (4).
templanza'— o cuando la pasión se aparta de lo que la razón
dictamina, v. gr.: por el temor del peligro y del trabajo, en cuyo caso
hay que estar firme en lo que dicta la razón para no retroceder, y de
b) La Justicia en' el conjunto de las Virtudes Cardinales ahí recibe el nombre de 'fortaleza'.
De igual modo, partiendo de los sujetos resulta el mismo número,
Una vez colocado el tratado de Justicia dentro de una ética ya que son cuatro los sujetos de la virtud que nos ocupa, a saber, el
concreta de Virtudes, conviene precisar con mayor exactitud el racional por esencia, que perfecciona la prudencia', y el racional por
puesto de la Justicia dentro del conjunto virtuoso. Este es el participación, que se divide en tres: la voluntad, sujeto de la 'justicia';
encuadre más preciso: el apetito concupiscible, sujeto de la 'templanza', y el irascible,
— La J u s t i c i a pertenece a las virtudes «morales» ( l - l l , sujeto de la 'fortaleza'» (7).
q. 58). «La virtud humana es un hábito que perfecciona al hombre — La Justicia es la principal entre las virtudes morales
para obrar bien. Pero en el hombre hay dos principios de acciones ( l - l l , q. 66, a. 4; l l - l l , q. 58, a. 12). Aunque Santo Tomás, llevado
humanas: la inteligencia o razón y el apetito, que son los dos únicos de su opción intelectualista, señala que «la prudencia, que perfec-
principios de movimiento en el hombre, como afirma el filósofo. Es, ciona a la razón, excede en bondad a las otras virtudes morales» (8),
por tanto, necesario que toda virtud humana perfeccione uno de sin embargo no deja de afirmar en concreto la preeminencia de la
estos dos principios. Si una virtud da al entendimiento especulativo Justicia en el orden moral. «Una virtud se dice ser mayor absoluta-
o práctico la perfección requerida para realizar un acto humano
bueno, será virtud intelectual; si da perfección al apetito, será virtud
(5) l-ll, q. 58, a. 3.
(6) Ver los datos de esta tradición en: T. URDÁNOZ, Tratado de los
(3) ll-ll, prólogo. Hábitos y Virtudes: Suma Teológica V (Madrid, 1954), 288-298.
(4) Moral de Actitudes. I. Moral Fundamental (Madrid, 1977), (7) l-ll, q. 61, a. 2.
edic. 4.a, 545-547. (8) l-ll, q. 66, a. 1.
26 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 27

mente según que reluce en ella un mayor bien de la razón. En este nes se recuerda que «de enseñanzas directas de la Escritura y de los
sentido, la justicia es la más excelente de todas las virtudes, por el Padres parece derivarse el grupo de cuestiones 72-77, sobre los
hecho de ser la más próxima a la razón; esto es evidente por el pecados de injusticia en palabras, que no tienen precedentes en
sujeto, pues tiene ella su sede en la voluntad, y la voluntad es el Aristóteles ni en los juristas, y que el Aquinate, con gran sentido
apetito racional, como se dijo; por el objeto o materia, pues la justicia teológico y originalidad, las ha creado» (11). La canonística medie-
se ocupa de las operaciones por las cuales el hombre se ordena, no val tampoco está ausente en el tratado tomasiano sobre la Justicia,
sólo en sí mismo, sino también por orden a los demás» (9). sobre todo en las cuestiones de moral práctica relacionada con el
Los tres encuadres que acabamos de recordar demuestran la campo profesional de jueces, abogados, testigos, reos y fiscales
importancia que Santo Tomás asigna a la Justicia dentro de su (qq. 67-71).
esquema moral. La Justicia es para él el vértice del mundo ético. La influencia del Derecho romano es patente en la obra de Santo
Tomás (12). En relación al tema concreto de la Justicia hay que
recordar que «entre Aristóteles y Santo Tomás se ha interpuesto nada
c) El tratado «De Justitia»: fuentes y contenido menos que el Derecho romano, que se conocía tan bien en la Italia
del siglo XIII» (13). Por eso «Santo Tomás conoce los textos de los
jurisconsultos romanos y hace uso bastante frecuente de ellos, tanto
El tratado «De Justitia» es el más amplio ( l l - l l , qq. 57-122) de en referencias textuales como en citas implícitas y mediatas» (14).
los siete tratados de virtudes que integran la moral concreta de la
Suma Teológica de Santo Tomás. — C o n t e n i d o del tratado. El tema de la Justicia queda siste-
— Fuentes del tratado. Nadie duda en reconocer que el matizado en la síntesis tomasiana en torno a tres núcleos de interés:
tratado tomasiano sobre la Justicia tiene tres clases de fuentes: la determinación y estudio del objeto de la Justicia, es decir, del
aristotélicaja bíblico-patrística y la del derecho romano. d e r e c h o ; análisis de la noción, constitutivos y división de la Justicia
Por lo que respecta a la influencia aristotética, un tomista anota: en cuanto virtud; exposición del c o n t e n i d o concreto de las exi-
«la principal fuente del tratado aquiniano De justitia ha sido Aristó- gencias morales de la Justicia.
teles... El Aquinate ha seguido muy de cerca el libro V de la Etica El estudio del derecho, en cuanto objeto de la Justicia, es breve
en la estructuración y en las ideas principales de su tratado. Las (le dedica una cuestión: q. 57) pero enjundioso. En esta cuestión
doctrinas del derecho y sus divisiones, de la justicia en general, su está el origen de los extensos tratados de los comentaristas sobre la
naturaleza y especies de la misma, los principios y las formas de la relación entre justicia y derecho, sobre las diversas nociones de
injusticia reconocen en el breve libro del Estagirita la principal fuente derecho, y sobre sus importantes divisiones (derecho natural, dere-
de inspiración. Y no sólo la parte general del tratado, sino toda la cho de gentes, derecho positivo). Algunos comentaristas llegan a
continuación y desarrollo del mismo a través de las diversas especies yuxtaponer el tratado general de la Ley.
de injusticias, contrarias a la conmutativa, siguen el esquema general El análisis tomasiano de la Justicia en cuanto virtud depende
aristotélico de división de la materia de la justicia, que el Santo toma fundamentalmente de Aristóteles, aunque la definición la recoge de
y reproduce de aquel libro (q. 6 1 , a. 3)» (10). los juristas romanos. Noción, elementos integrantes y división de la
No hace falta insistir en que Santo Tomás utiliza también las Justicia son aspectos de la teoría ética más influyente en la tradición
fuentes específicamente cristianas. Son abundantes las referencias moral cristiana. Recordemos únicamente la definición que da Santo
bíblicas, sobre todo del Antiguo Testamento. Lo mismo hay que Tomás de Justicia: «Si alguno quisiera reducir la definición de la
decir de los textos patrísticos, sobre todo de San Agustín, de San
Ambrosio y de San Gregorio. Como constatación de estas afirmacio-
(11) Ibíd., 163.
(12) M. AUBERT, Le droit romain dans les oeuvres de S. Thomas
(9) l-ll, q. 66, a. 4. (París, 1955).
(10) T. URDANOZ, Tratado de la Justicia: Suma Teológica VIII (Ma- (13) GÓMEZ ROBLEDO, O . C , 97.
drid, 1956), 162. (14) URDANOZ, Tratado de la Justicia: l.c, 163.
28 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 29

justicia a su debida forma, podría decir que la justicia es el hábito Estos tratados constituyen una integración de estudios interdis-
según el cual uno, con constante y perpetua voluntad, da a cada cual ciplinarmente orientados. De un modo concreto, los integran cuatro
su derecho» (15) «En esta definición, la más perfecta que se ha disciplinas con sus respectivos métodos y contenidos la filosofía
dado de la justicia dentro de esta orientación filosófica, se ha moral, ciencias jurídicas; teología, y derecho canónico (20). Los
fundido armoniosamente lo mejor de la concepción aristotélica la tratados «De Justitia et Jure» son el primer intento, e intento logrado
disposición habitual, firme y constante de la voluntad, y de la para aquella época, de hacer una moral con metodología de
concepción romana el derecho, como objeto preciso de la justicia, interdisciplinandad.
y Santo Tomás ha añadido aún, de cuenta propia, la traducción
Dentro de la síntesis tomista de las virtudes hubo una virtud que
inmediata del hábito en acto, al decir que por el hábito de la justicia
atrajo de un modo particular el interés de los teólogos y comentaris-
se da a cada uno su derecho» (16)
tas de Santo Tomás, la virtud de la Justicia En torno a ella
Por lo que respecta al c o n t e n i d o de las exigencias concretas de organizaron un bloque temático de tal importancia que se «indepen-
la Justicia, Santo Tomás sigue dependiendo de Aristóteles Sin dizó» del conjunto de la síntesis teológico-moral Grandes juristas y
embargo, no falta algún tomista que pretende ver en el tratado de moralistas volcaron sobre él lo mejor de su genio y talento Nació así
Justicia de Santo Tomás el esquema del Decálogo (17) Para este un género moral que puede ser considerado como el lugar teológico
autor, que da importancia especial a la q 122, concretamente «las de encuentro entre la fe y las realidades sociales, es, en cierto
cuestiones 62-101 sobre las partes subjetivas y potenciales consti- sentido, el anticipo de la Constitución pastoral Gaudium et Spes del
tuyen un comentario sistemático de los preceptos del Decálogo» (18) Vaticano II (21)
En cuanto tratado autónomo e independizado de la síntesis
teológico-moral, el clásico «De Justitia et Jure» asumió como tarea
2 RENACIMIENTO TOMISTA el estudio de los problemas socio-político-jurídico-económicos Las
LOS TRATADOS «DE JUSTITIA ET JURE» DE LOS SIGLOS XVI-XVII categorías de «Derecho» y de «Justicia» fueron las aglutinadoras de
toda la problemática moral de la sociedad Para el planteamiento y
a) El género moral «De Justitia et Jure» la solución de los problemas ético-sociales los moralistas se sirvie-
La ética social cristiana de los siglos XVI-XVII es formulada dentro ron de la descripción socio-económica de la sociedad (hubo trata-
de un género moral nuevo los tratados De Justitia et Jure (19) distas que acertaron y otros que no conocieron por dónde caminaba
la evolución de la sociedad moderna europea), de los conocimientos
jurídicos (legislación socio-política), y de los criterios morales
(15) ll-ll, q 58, a 1
(16) GÓMEZ ROBLEDO, O . C , 114
(17) D MONGILLO, La struttura del «De iustitia». Summa Theolo-
giae ll-ll, qq. 57-122. Angelicum 48 (1971), 355-377
(18) Ibíd., 369
(19) Sobre el título de estos tratados, anota URDANOZ, O.C, 160-161 éste Y todos tomaron de ello motivo para extenderse en amplios análisis
«Los teólogos clásicos que han hecho de este tratado objeto especial de sus sobre el derecho en sus muchos aspectos, sobre el dominio y sus formas, etc ,
grandes comentarios han popularizado el título compuesto De iustitia et que constituyen el magnífico legado y contribución de nuestros juristas-teó-
ture, o como inscribe el suyo, con más lógica, BÁÑEZ De ¡ure et iustitia. logos a la escuela del derecho»
En realidad, la designación obedece a una tradición multisecular Son los (20) Ver la respuesta, que en el sentido indicado en el texto, da BÁÑEZ,
jurisconsultos romanos, dice Báñez, los que han inscrito al frente del libro de De iure et iustitia decisiones, pról, a la pregunta sobre a qué ciencia o
las dos compilaciones del Derecho civil el título De iustitia et iure. Y el facultad compete el estudio de la justicia y el derecho La postura de Salón
mismo Derecho de Graciano llevaba intitulada al frente de las cuatro primeras y Molina, expuesta en los proemios a sus sendos tratados «De Justitia et
distinciones la designación De iure et iuris differentia. Es, pues, un título Jure», es todavía más interdisciplinano que la de Báñez, contra el que
consagrado por la tradición de juristas y canonistas, que pasó de ahí a los polemizan
comentarios de los teólogos Algunos incorporaron bajo la designación de (21) L VEREECKE, «Aggiornamento»: tarea histórica de la Iglesia:
iure una exposición de la ley que, como objetivo, completaba el estudio de Estudios sobre historia de la Moral (Madrid, 1969), 115-160
30 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 31

b) Obras y moralistas principales AZPILCUETA, Comentario resolutorio de cambios Introducción y


texto crítico por A Ullastres, J M Pérez Prendes y L Pereña
(Madrid, 1965) T DE MERCADO, Suma de Tratados y Contratos
Sin pretender hacer un elenco de todos los tratados relacionados Edición y estudio introductorio de R Sierra Bravo (Madrid, 1975),
con el tema de la moral social, recordamos las obras y los moralistas primera edición en Salamanca, 1569 D BAÑEZ, De lure et lustitia
más importantes decisiones (Salamanca, 1594) B SALÓN, Commentanum m dispu-
Anotemos, en primer lugar, que la teología moral del siglo xvi tationes de lustitia et lure 2 vol (Valencia, 1591 -1598) L
sufre un desplazamiento local para seguir la geografía de los centros MOLINA, De lustitia et lure (Maguncia, 1603) Traducción castella-
de decisión económica «España y Portugal encontraron en los na Los seis libros de la Justicia y el Derecho (Madrid, 1941 -44)
Traducción, estudio preliminar y notas de M Fraga Iribarne L
profesores de Salamanca y de Coimbra observadores atentos y
LESSIO, De lustitia et lure coetensque Virtutibus Cardmalibus (Lo-
teóricos perspicaces de la vida económica Los Países Bajos encon- vaina, 1605) J DE LUGO, De lustitia et lure (Lyon, 1642, Vene-
traron en Lessio un moralista de negocios que no cede en nada a los cia, 1751)
teólogos de España» (22) «En el siglo xvi, la teología moral es
española», ya que «el Siglo de Oro es también el siglo de oro de la
teología española» (23) 3 ANOTACIONES CRITICO-VALORATIVAS
En segundo lugar, conviene tener en cuenta que, a pesar de nacer
No se puede dejar de reconocer la valía del tratado de Santo
todos de la misma matriz tomista (24), cada uno de los tratados
Tomás sobre la Justicia Sin embargo, tampoco sería justo dejar de
posee matices peculiares Además de la diversidad proveniente de la
señalar sus limitaciones
familia religiosa de origen (hay dominicos, jesuítas, agustinos, etc )
y de la personalidad de cada autor, existe una diferencia que es Escuetamente enumeradas, éstas son las principales limi-
preciso recordar para captar correctamente el pensamiento moral de taciones:
los autores se advierten matices distintos entre los autores que — Excesivo formalismo parecen preocuparle más las cues-
escriben en la primera mitad del siglo xvi y los que lo hacen en la tiones «formales» que los problemas «reales»
segunda mitad, la evolución de la economía (reflejada en la crisis — Preponderancia de la justicia conmutativa aunque
producida en la segunda mitad del siglo xvi) tiene su reflejo entre Santo Tomás reconoce la división formal de la Justicia en
los moralistas (25) Teniendo en cuenta la diferencia cronológica y legal, distributiva y conmutativa ( l l - l l , q 58, a 7, q 61),
la consiguiente diferencia de matices temáticos se pueden organizar de hecho la moral concreta se orienta de modo prevalente
dos series de moralistas Primera serie Vitoria, Soto, Azpilcueta, por los cauces de la conmutativa
Mercado Segunda serie (finales del siglo xvi) Báñez, Salón, Luis
López, Molina — Poca incidencia en la vida real es reconocida por los
tomistas la tendencia de Santo Tomás a abreviar las cues-
He aquí los autores y las obras más importantes tiones prácticas de la ética social (26) Por otra parte, la
F DE VITORIA, Comentarios inéditos a la secunda secundae de Santo vida socio-económica apenas si cobra relieve ni es reflejada
Tomás Tomos 2-4 De lustitia (Salamanca, 1934) Ed V Beltrán en la ética social de Santo Tomás
de Heredia D DE SOTO, De lustitia et lure Libn decem (Salaman-
ca, 1559), Relección «De Dominio» (Granada, 1964) M DE Por razones metodológicas preferimos desarrollar estas anotacio-
nes crítico-valorativas no en este capítulo sino en el dedicado a la
(22) L VEREECKE, Introducción a la historia de la teología moral moral económica (27)
moderna Estudios sobre historia de la Moral (Madrid, 1969), 96 Por lo que respecta a los tratados De Justitia et Jure, no hace
(23) Ibíd., 77, 81 falta que repitamos aquí los encomios que objetivamente merecen
(24) URDÁNOZ, O . C , 170 Quizás en ninguna otra época haya alcanzado cotas tan elevadas la
(25) «Francisco de Vitoria y Domingo Soto en un período de expansión
económica estimarán lícitas prácticas comerciales que Domingo Báñez y
Bartolomé Salón condenarán en una coyuntura desfavorable» (VEREECKE, (26) URDÁNOZ, O . C , 166-167
Introducción .. o c , 77) (27) Remitimos al capítulo 5 °, I, 2 de este tomo
32 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 33

reflexión teológico-moral como en los tratados filosófico-teológico- más adelante, al exponer la historia de la moral económica, el
jurídico-morales de los siglos XVI-XVII. desarrollo de las anteriores anotaciones críticas (32).
Sin embargo, no podemos dejar de consignar algunas anotacio- Como conclusión, creemos que la ética social cristiana no debe
nes críticas: ser formulada en la actualidad siguiendo la estructura del «De
1 a ) Continúan las limitaciones señaladas en el tratado de Santo Justitia» tomasiano ni del «De Justitia et Jure» del Renacimiento
Tomás: excesivo formalismo y preponderancia de hecho de la tomista. La Justicia es, según veremos, una categoría ética de
justicia conmutativa. Con respecto a este último punto es necesa- grandes posibilidades en el presente; sin embargo, la Justicia en
rio reconocer que entre los tomistas siempre se defendió la prioridad cuanto virtud aristotélico-escolástica, no puede seguir organi-
axiológica de la distributiva frente a la conmutativa (28), aunque en zando todo el tratado de la ética social cristiana.
el planteamiento y solución de los problemas sociales, sobre todo
económicos, predominó la consideración de la conmutativa. Por otra
parte, es interesante constatar el deslizamiento hacia la conmutativa
según el correr de los años: de la afirmación de Soto de que la II
distributiva «praestantior est quam commutativa» (29) se llega a la de
Lugo de que «cum justitia commutativa sit magis stricte justitia, de LA ETICA SOCIAL
illa nobis principaliter in hoc opere agendum est» (30). EN EL ESQUEMA DEL «DECÁLOGO»
2 a ) Los tratados «De Justitia et Jure» dan por «justo» el
(Decadencia de la moral social
orden social existente. El predominio del derecho positivo en el
en la época casuística)
análisis de los problemas morales les llevó a no cuestionar radical-
mente el orden social existente. A pesar de esta afirmación nos
parece exagerada la crítica que algunos hacen a la Escuela española,
Con la aparición de las «Instituciones Morales», la moral social
queriendo descubrir una «postura políticamente reaccionaria de los
fue encajada dentro de los cuadros del «Decálogo». Al modelo
integrantes de la Escuela frente a problemas tales como la esclavitud
teológicp-moral, basado en la Justicia, sucede otro, concretado en
o la libertad religiosa y de pensamiento. Y no sólo que nos lo parezca
las exigencias morales del Decálogo.
hoy —desde la perspectiva del último cuarto del siglo veinte—, sino
que también en su propio contexto sociohistórico significaron una Por tratarse de un género moral suficientemente expuesto en esta
actitud regresiva en cuanto que propugnaron una defensa descara- obra (33), nos limitamos a señalar dos series de anotaciones: unas
da' (entre otras cosas) de los intereses económicos de la Iglesia para describir el tratamiento que recibe la ética social dentro de las
Católica, del Derecho común de Castilla y del absolutismo de los «Instituciones Morales»; otras para someter a valoración dicho
Austrias» (31). tratamiento.
3 a ) Tendencia a reducir la ética social, sobre todo la económica,
a una moral del intercambio. Se comprueba esta afirmación
1. TRATAMIENTO DE LA ETICA SOCIAL
constatando la importancia otorgada al «contrato» y, dentro de los
EN LAS «INSTITUCIONES MORALES»
contratos, al contrato concreto de «compra-venta».
Por las razones metodológicas apuntadas preferimos dejar para Santo Tomás ya había insinuado la posibilidad de convertir el
contenido de la Justicia en el contenido del Decálogo y viceversa:
«Los preceptos del Decálogo son los primeros preceptos de la ley a
(28) URDANOZ, O . C , 335. los que la razón natural asiente al punto como a principios eviden-
(29) De Justitia et Jure, libro III, q. 6, a. 1.
(30) Disputationes scholasticae et morales, Tract. «De Justitia et
Jure», d. 2, ¡ntr.: V (París, 1893), 577. (32) Remitimos al capítulo 5.°, I, 3 de este tomo.
(31) M. ATIENZA, Derechos naturales o derechos humanos: un (33) Ver, por ejemplo: Moral de Actitudes. I. Moral Fundamental,
problema semántico: Política y Derechos humanos (Valencia, 1976), 23. edic. 4.a (Madrid, 1977), 34-44.
3 Moral social
34
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 35

tísimos. Ahora bien, donde más claramente aparece la razón de San Alfonso añade a éstos el tema del hurto (37);
débito, que se requiere para el precepto, es en la justicia, que nos — la f o r m a del tratamiento de los temas es la típica en la
relaciona con otros. En efecto, cuando se trata de lo que atañe a uno moral casuística: a) marcado tono individualista; b) preo-
personalmente parece a primera vista que el hombre es señor de sí cupación por buscar la tranquilidad de conciencia más que
mismo y libre de hacer lo que más le plazca, pero en lo que atañe a la transformación de la realidad (tema de la «restitución»);
otros es evidente que el hombre está obligado a darles lo que les es c) orientación hacia la praxis penitencial postridentina
debido. Y por lo mismo fue conveniente que los preceptos del (importancia de la declaración); d) encuadre dentro del
Decálogo se dieran sobre la justicia. Así los tres primeros preceptúan horizonte del «mínimo obligatorio».
sobre los actos de religión, que es la parte más excelente de la
justicia; el cuarto sobre el acto de piedad, segunda parte de la No es el momento de exponer cómo la moral casuista desarrolla
justicia, y los otros seis se refieren a los actos de justicia común, que los contenidos concretos de la ética social. En los capítulos de la
segunda parte de este tomo, en que se abordan los temas de la moral
regula el trato entre iguales» (34).
social concreta, se encontrarán los datos pertinentes.
Las «Instituciones Morales» realizan esa conversión, insinuada
por Santo Tomás, del modelo teológico-moral de la Justicia en el del
Decálogo. Nace así la llamada «Moral de Mandamientos» frente a la 2. ANOTACIONES CRITICO-VALORATIVAS
«Moral de Virtudes».
Las deficiencias de la moral casuística en general son tan reco-
El tratamiento que los casuistas dan al tema de la ética social nocidas que no hace'falta volver sobre ellas. En referencia directa al
puede ser caracterizado con los siguientes rasgos: tema de la ética social baste con recordar los siguientes aspectos
— el contenido se encuentra disperso en la exposición de negativos:
varios preceptos del Decálogo: IV, V, Vil, VIII, X (35); de
— La moral casuista hereda y profundiza los defectos de
entre ellos sobresalen dos preceptos como aglutinadores
la ética social anterior: a) preponderancia de la justicia
de los contenidos ético-sociales: V y V i l , y, tratando de
conmutativa, en torno a la cual se organizan las exigencias
matizar más, es el Vil el que lleva la palma. De tal modo
ético-sociales (38); b) partir del orden social existente, sin
que al modelo ético de la moral social casuista se le puede
someterlo a análisis moral, para exponer desde esa opción
dar el nombre «De Séptimo Praecepto».
conservadora los derechos y deberes sociales.
— la preponderancia del Vil precepto (36) en la organi-
— La ética social de las «Instituciones Morales» sufrió un
zación de los contenidos de la ética social da a ésta una
proceso de privatización: fue sometida a los cuadros del
tonalidad marcadamente contractualista y un acento con- «individualismo moral» y de esta suerte perdió la fuerza de
mutativo de dominio-restitución. De hecho puede consta- transformación social.
tarse que en autores tan representativos como Azor, Billuart
y los Salmanticenses, el contenido del séptimo precepto se — La unión estrecha entre moral y derecho se tradujo en la
reduce a tres temas: dominio, restitución, contratos; juridización de la ética social: tanto la argumentación
como los contenidos sufrieron la distorsión de la reducción
jurídica, limitando así su capacidad crítica.
(34) 11-11, q. 122, a. 1. Estas limitaciones, que serán desarrolladas más abajo en el con-
(35) Algunos autores solamente introducen en la virtud de la justicia los texto de la ética económica (39), hacen que el modelo casuístico no
preceptos V, Vil, VIII y X (M. ZALBA, Theologiae Moralis compendium I sea válido para formular la ética social cristiana en el momento actual.
(Madrid, 1958), 848). Sin embargo, en la exposición del IV precepto
bastantes moralistas introducen los temas de la autoridad civil, etc.
(36) Esta preponderancia puede advertirse, por ejemplo, en San Alfonso (37) Ver la confirmación bibliográfica y el desarrollo de las afirmaciones
cuando coloca al comienzo del tratado del séptimo precepto el «tractatus más abajo: en el capitulo 5.°, I, 4 de este tomo.
praeambulus De Justitia et Jure» (Theologia Moralis II (Roma, 1907), (38) URDANOZ, O . C . 335.
4-26). (39) Ver más abajo en el capítulo 5.°, I, 4.
36 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 37

III social católica Tierra Nueva n 15 (1975), 30-40 E SCHILLEBEECKX,


El magisterio y el mundo político Concilium n 36 (1968), 404-
427 B SORGE, E superato il concetto tradizionale di dottnna
EL MODELO ETICO-TEOLOGICO DE LA sociale della Chiesa? Civiltá Cattolica 119 (1968), 423-436 A F
«DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA» UTZ, Ojeada sobre la evolución de la doctrina social de la Igle-
(siglos xix-xx) sia Tierra Nueva n 22 (1977), 5-19 VARIOS, Valoración actual de
la doctrina social de la Iglesia (Madrid, 1972) R VEKEMANS,
Propuestas epistemológicas de la doctrina social de la Iglesia Tierra
Nueva n 24 (1978), 52-74 O VON NELL-BREUNING, Wie sozíal ist
die Kirche? Leistung und Versagen der kathohschen Sozíallehre
a) Aproximación inicial (noción, bibliografía, etc ) (Dusseldorf, 1973), Die gessellschaftspolitische Aufgabe der ka-
thohschen Sozíallehre Sozíalpolitik (Colonia, 1974), 391-414,
De formatione sociali futun sacerdotis Seminanum 4 (1978), número
Sendung der Kirche m die Welt Stimmen der Zeit 195 (1977),
monográfico J L GUTIÉRREZ, Doctrina social de la Iglesia Con-
17-32
ceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid,
1971), I, 507-518 M WEBER, Doctrina Social de la Iglesia ¿Qué
es Teología? (Salamanca, 1969), 297-322 La Sagrada Escritura es el punto de arranque de la ética social
cristiana Pero entre el testimonio bíblico y el momento presente
b) Colecciones, comentarios, síntesis de la Doctrina Social de la existe una larga historia de intervenciones de la Iglesia sobre las
Iglesia: Ver bibliografía al respecto en el capítulo 3 de este tomo cuestiones sociales
Bajo la expresión «intervenciones de la Iglesia» puede ser com-
c) Diversas aproximaciones valorativas prendida una amplia gama de manifestaciones del pensar cristiano
sobre los problemas sociales desde las doctrinas de los Santos
A BERNA, Doctrina social católica en los tiempos nuevos (Madrid, Padres hasta las intervenciones de los Pontífices en forma de
1970) M CAPELO, La doctrina social de la Iglesia como fuente de encíclicas, pasando por las predicaciones de los pastores y las
inspiración de las decisiones de política económica Revista de reflexiones de los moralistas Esta multiplicidad de formas se diver-
Estudios Sociales, n 7 (1973), 101-124 J M DIEZ ALEGRIA, La
sifica todavía más según las diversas situaciones geográficas y
lectura del magisterio en materia social a la luz del desarrollo
histórico Teología frente a la sociedad histórica (Barcelona, 1972), nacionales
231 -275, Problemas actuales de la doctrina social cristiana o c , Los Santos Padres dedicaron importante espacio e interés en sus
277-311 G ERMECKE, Die Aktualitat der katholischen Sozíallehre predicaciones a las cuestiones relacionadas con lo social Por otra
heute Ordnung im sozíalen Wandel (Berlín, 1976), Wiederaufle- parte, «los períodos florecientes de la teología en general siempre
ben der «katholische Sozíallehre»'' Neue Ordnung 31 (1977), fueron también cumbres del desarrollo de la doctrina social cristiana
380-391 A GAETE, El pensamiento social de la Iglesia como Nada tiene, pues, de extraño que Tomás de Aquino (+ 1274)
pensamiento crítico y creador Mensaje 26 (1977), 707-715 R A
intentase tratar de forma sistemática muchas cuestiones de tipo
IANNARONE, SI puó ancora parlare di una «dottnna sociale» catto-
lica? Sapienza 27 (1974), 159-175 J JOBLIN, Presente y futuro social Pero quienes manifiestan un particular interés por tales temas
de la doctrina social de la Iglesia Razón y Fe 185 (1972), son los extraordinarios predicadores y confesores del Quatrocento
351 -360, Nuevas orientaciones en la enseñanza social de la Igle- italiano y, entre ellos, sobre todo, Bernardino de Siena (+ 1444) y
sia Revista de Estudios Sociales nn 10-11 (1974), 41-52 J Antonmo de Florencia (+ 1459), quien, en su Summa theologica
LEPELEY, Doctrina social de la Iglesia Objeciones y respuestas evidencia una sorprendente familiaridad con costumbres comerciales
teológicas Tierra Nueva n 25 (1978), 44-62 J LIERS, Die Gren- de su tiempo Más tarde son los grandes teólogos del Siglo de Oro
zen normativer Aussagen m der Kathohschen Sozíallehre Munch español quienes aportan una contribución inestimable a la formación
Theol Zeitsch 28 (1977), 1-26 J M OSES, La doctrina social de de la doctrina social cristiana Francisco de Vitoria (+ 1546), que
la Iglesia a la luz de la teología actual de la salvación (Madrid, creó la base del moderno derecho internacional, Luis Molina
1974) E RECIO, Algunas causas de la esterilidad de la doctrina
(+ 1600), Francisco Suárez (+ 1617) y el cardenal Juan de Lugo
social de la Iglesia Revista de Fomento Social 98 (1970), 121-
123 J SCHASCHING, Condicionamientos y dinámica de la doctrina (+ 1660), estos hombres respondieron de manera competente a
38 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 39

todos los problemas de tipo económico, social y político que se «económico», pero después se ha ido extendiendo hasta englobar
planteaban en su tiempo. Cuando a fines del siglo xix, en circuns- todo lo que se refiere a las relaciones entre los hombres dentro de la
tancias totalmente distintas a las del medievo, León XIII dirigió la sociedad (42). «El contenido de la doctrina social de la Iglesia se ha
atención de la suprema autoridad magisterial sobre los temas de extendido a medida que se percibía más y más la amplitud y las
carácter social, fue la gran tradición de los siglos xin y xvi la que le dimensiones de la 'cuestión social', a la que se esforzaba por dar una
ofreció el punto de arranque para un desarrollo de la doctrina social respuesta desde León XIII. Este desarrollo de la problemática y del
cristiana adecuado a las circunstancias de la nueva época» (40). objeto analizado está, pues, en estrecha relación con el desarrollo
No es éste el lugar adecuado para abordar la exposición y la histórico de las 'relaciones sociales' en la sociedad económica
valoración de todas las intervenciones del pensar cristiano en sus moderna y con el de la reflexión contemporánea, cada vez más
múltiples y diversificadas manifestaciones. Nos ceñimos a examinar atenta al complejo de los datos, a las múltiples dimensiones de la
el hecho de la llamada «Doctrina social de la Iglesia» en cuanto realidad económico-social y a la amplitud del objeto» (43).
modelo teológico-moral para formular la ética social cristiana. Redu- 2) ¿Qué elementos integran ese corpus de doctrina social de
cimos este examen a dos aproximaciones: una, descriptiva, y otra, la Iglesia? Se puede entender de diversa manera según se incluyan
valorativa. mayor o menor número de intervenciones de la Iglesia (tanto en su
aspecto formal como en su dimensión concreta). Así, pueden con-
1. EL HECHO TEOLOGICO-ECLESIAL siderarse como «doctrina social de la Iglesia»:
DE LA «DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA» — las intervenciones de los Sumos Pontífices en las llamadas
a) Primera aproximación: del nombre a la realidad encíclicas sociales. Este es el núcleo más fundamental;
— las intervenciones de los Papas en otras formas de magis-
Entendemos por «Doctrina social de la Iglesia» el conjunto o
terio menos cualificadas desde el punto dogmático, como
«corpus» de enseñanzas que posee la Iglesia sobre los problemas de
orden social. Desde el punto de vista cronológico, se delimita este son discursos, cartas a semanas sociales, alocuciones, etc;
hecho desde la intervención de León XIII con la encíclica «Rerum — las intervenciones de los obispos en conferencias episco-
Novarum» (1891) hasta nuestros días. Esto no quiere decir que no pales, en intervenciones particulares, etc.;
encontremos antes de esa fecha enseñanzas de la Iglesia sobre — las síntesis que los teólogos han hecho a partir de los datos
cuestiones sociales. anteriores, teniendo en cuenta, además, los principios cris-
1) No hay uniformidad en la denominación o nombre que se da tianos deducidos de la ley natural y de la enseñanza de la
al cuerpo de doctrina social de la Iglesia (41). León XIII habla de Sagrada Escritura.
«doctrinas» sacadas del Evangelio por la Iglesia, y de «filosofía 3) Por otra parte hay que precisar quiénes son los responsa-
cristiana»; Pío XI habla de «filosofía social» y de «doctrina en materia bles de esta doctrina social de la Iglesia. Se destacan dos sujetos
social y económica»; Pío XII hace uso explícito de las expresiones principales:
«doctrina social de la Iglesia» o «doctrina social católica»; Juan XXIII
también habla de «doctrina social». Como veremos más adelante, — el Papa para la Iglesia universal;
esta expresión causa problemas en la actualidad. — los obispos para las Iglesias locales: cuando individual o
El adjetivo «social», cuando se emplea en la expresión «doctrina colectivamente (conferencias episcopales nacionales o re-
social de la Iglesia», ha tenido inflexiones diversas en su significado: gionales) manifiestan su opinión con respecto a cuestiones
en algunas etapas tuvo una relación muy importante con el orden fundamentales o concretas de la vida social.
Junto a esos responsables cualificados se sitúan también «mu-
(40) W. WEBER, Doctrina social de la Iglesia: ¿Qué es Teología?
chos doctos varones, así eclesiásticos como seglares, que bajo la
(Salamanca, 1969), 301.
(41) Cfr. J. Y. CALVEZ-J. PERRIN, Iglesia y sociedad económica dirección y el magisterio de la Iglesia se han consagrado con todo
(Bilbao, 1965), 17-21; J. L. GUTIÉRREZ, Doctrina social de la Iglesia:
Conceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia I (Madrid, (42) CALVEZ-PERRIN, o . c , 21-25.
1971), 507-518. (43) Ibíd., 25.
40 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 41

empeño al estudio de la ciencia social y económica, conforme a las Trento, pocos sucesos han tenido tanta importancia para la
exigencias de nuestro tiempo, impulsados sobre todo por el anhelo Iglesia» (47).
de que la doctrina inalterada y absolutamente inalterable de la Iglesia — Pío XI: Quadragesimo anno (1931). Pío XI es el verdadero
saliera eficazmente al paso de las nuevas necesidades» (44). sucesor de León XIII, cuya iniciativa tendió a prolongar en
Esta última forma es la doctrina social de la Iglesia en cuanto los nuevos tiempos mediante la encíclica del cuadragésimo
disciplina teológica autónoma. Es de fecha reciente; hasta finales del aniversario.
siglo xix constituía un apartado especial de la teología moral. Se
— Pío XII tiene una enseñanza social muy numerosa en
puede definir como «la síntesis uniforme de todos los conocimientos
intervenciones. Es de destacar el Mensaje de Pentecostés
posibles de la economía salvífica cristiana sobre las estructuras de la
de 1941 para conmemorar el cincuenta aniversario de la
presente sociedad humana en su conjunto y en sus esferas particu-
«Rerum Novarum».
lares, como norma de la tarea ordenadora que brota del hombre
intrínsecamente social siempre y en el flujo de la historia» (45). La — Juan XXIII: Mater et Magistra (1961), para conmemorar el
doctrina social de la Iglesia en cuanto disciplina teológica viene a 70 aniversario de la RN; Pacem in terris (1963).
coincidir con lo que hoy día se entiende por ética social cristiana. — Pablo VI: Populorum progressio (1967); carta apostólica
«Octogésima adveniens» (1971).
b) Segunda aproximación: el contenido nuclear — Concilio Vaticano II: Constitución pastoral Gaudium et
Spes (1965).
Aunque la llamada «Doctrina social de la Iglesia» abarca, según 2) Para captar el contenido de los documentos sociales de los
acabamos de señalar, horizontes más amplios que los circunscritos Papas y del Vaticano II es necesario colocar esta enseñanza en su
por las encíclicas sociales de los Papas, sin embargo son estos contexto histórico e ideológico:
documentos (junto con los del Concilio Vaticano II) los que cons-
tituyen el contenido nuclear. De ahí que sea necesario tenerlos muy — En primer lugar, se requiere tener un conocimiento de los
en cuenta para describir el modelo teológico-moral de la doctrina movimientos tanto de signo cristiano como no cristiano
social de la Iglesia. que están en relación con las diversas intervenciones de los
Papas. Por ejemplo, la encíclica RN hay que interpretarla
1) Los principales documentos sociales de los Papas y del dentro del contexto de los movimientos sociales, cristianos
Concilio Vaticano II son sobradamente conocidos: y no cristianos, del siglo xix.
— León XIII: Rerum novarum (1891). «El 15 de mayo de 1891 — La enseñanza social de los Papas no puede ser entendida
aparece cada día más como una de las grandes fechas de si no se tiene en cuenta la situación concreta de los
la historia de la Iglesia» (46). Cuatro Pontífices sucesores problemas a los que trataba de iluminar desde el cristianis-
insistieron en conmemorar ese gran aniversario: Pío XI, en mo. Este conocimiento es imprescindible para hacer una
1931, con la encíclica QA; Pío XII, en 1941, con el discurso auténtica «hermenéutica» del magisterio social de la Iglesia.
de Pentecostés; Juan XXIII, en 1961, con la M M ; Pablo VI,
Véase sobre esto:
en 1971, con la OA. «La promulgación de la encíclica RN,
el 15 de mayo de 1891, marca una fecha no sólo en la C. VAN GESTEL, La doctrina social de la Iglesia (Barcelona, 1959),
historia de los trabajadores, a quienes estaba consagrada, 15-120 («Desarrollo de la doctrina social católica desde el siglo
sino, además, en la de la Iglesia y de la humanidad entera. XIX»). J. Y. CALVEZ-J. PERRIN, Iglesia y sociedad económica (Bil-
Puede decirse sin exageración que, después del Concilio de bao, 1965), 109-147 («Principales documentos pontificios»), J. M.
DIEZ-ALEGRIA, La lettura del Magisterio Pontificio in materia sociale
alia luce del suo sviluppo storico: Magisterio e Morale (Bolonia,
(44) Quadragesimo anno, n. 19: Ocho grandes mensajes (Madrid, 1970), 211-255.
1971), 69.
(45) GUNDLACH en: WEBER, l.c, 302. (47) C. VAN GESTEL, La doctrina social de la Iglesia (Barcelona,
(46) P. BIGÓ, Doctrina social de la Iglesia (Barcelona, 1959), 89. 1959), 89.
42 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 43

3) Aunque se pueda hablar de una síntesis de la doctrina teológico y eclesial. De un modo sintético, se puede expresar ese
social de los Papas, conviene sin embargo tener en cuenta el carácter significado del siguiente modo:
«parcial» e «histórico» de cada documento, lo mismo que el carácter
La DSI ( = D o c t r i n a S o c i a l de la Iglesia): a c o n t e c i m i e n t o
«evolutivo» de los temas en el conjunto de los documentos. Sola-
eclesial. La DSI no es sólo, ni principalmente, una formulación de
mente así tiene sentido formular una síntesis del magisterio social de
contenidos morales. Es fundamentalmente un «acontecimiento» ecle-
los Papas.
sial y un acontecimiento de primera magnitud en los dos últimos
Dicha síntesis se realiza a través de los siguientes procedimientos: siglos de la Iglesia. En ese acontecimiento «se manifiesta» y se
— constatación de los contenidos de cada uno de los «edifica» un modelo determinado de Iglesia:
documentos; — Iglesia propensa a identificarse con la «jerarquía», y más
— captación de los puntos esenciales y convergentes de todo concretamente con el Papado;
el conjunto del magisterio social (48); — Iglesia cuya fuerza reside en la «influencia moral», procla-
— sistematización de todo el contenido dentro de una síntesis mando los valores de la dignidad humana;
organizada (49). — Iglesia «defensora» de los derechos de los débiles, pero al
En los capítulos de moral social concreta (política, económica, mismo tiempo «legitimadora» de un determinado orden
cultural, etc.), tendremos ocasión de exponer y valorar los conteni- social.
dos del magisterio social eclesiástico. Ello nos exime de recoger aquí La DSI: menester teológico-moral. La DSI se enmarca den-
la síntesis doctrinal de los documentos sociales del magisterio. tro del «menester teológico». Aunque, en cuanto acción magisterial,
Tomamos nota, sin embargo, de la apretada síntesis que hizo el pertenece al «ministerio pastoral», sin embargo en su estructura tiene
Sínodo de los Obispos de 1971: «Los principios fundamentales por la configuración del saber teológico-moral (51):
los que ha obrado el influjo del evangelio en la vida social contem-
poránea se encuentran en el conjunto sistemático de la doctrina que — es una reflexión teológica: conjugación de evidencias de la
ha sido propuesta gradual y oportunamente desde la encíclica fe y evidencias de los saberes humanos;
nerum novarum hasta la carta apostólica Octogésima adveniens. — dentro del marco de la moral: los contenidos pertenecen al
Con la constitución Gaudium et Spes del Vaticano II, la Iglesia ha universo de los valores;
entendido mejor que antes cuál es su puesto en el mundo actual, en — y, más concretamente, en el ámbito de la moral social.
el cual el cristiano, practicando la justicia, trabaja por su propia
salvación. La Pacem in tenis nos dio la verdadera carta de los La DSI: opción por un modelo teológico-moral. La DSI se
derechos del hombre. En la Mater et magistra comienza a ocupar el sirve de la tradición teológico-moral; no supone una ruptura total
primer lugar la justicia internacional, la cual se expresa en la con la reflexión moral anterior. Sin embargo, en conjunto, constituye
Populorum progressio más minuciosamente, en forma de un verda- un modelo teológico-moral específico. Junto a los géneros morales
dero y propio tratado sobre el derecho al desarrollo, y en la Octogé- «De Justitia et Jure» y «De Séptimo Praecepto» hay que situar
sima adveniens pasa a ser una síntesis de las orientaciones relativas también el que corresponde a la DSI.
a la acción política» (50). La DSI: implicaciones «más allá» del modelo teológico-
c) Tercera aproximación: el significado teológico-eclesial moral. La DSI, además de modelo teológico-moral, es un aconte-
cimiento eclesial. Considerada desde este segundo aspecto, la DSI
La doctrina social de la Iglesia tiene un «significado» de carácter tiene una «sobrecarga» de significados eclesiales:
— sobrecarga «magisterial»: en ella se pone de manifiesto la
(48) Ver la exposición que hace WEBER, l.c, 309-315. dimensión magisterial de la jerarquía;
(49) Remitimos a los estudios sistematizados de «Derecho social de la
Iglesia» citados en la Bibliografía del capítulo 3.° de este tomo. (51) F. BELDA, Principios metodológicos para la investigación de
(50) SÍNODO DE LOS OBISPOS 1971, Documentos (Salamanca, 1972), la doctrina teológico-social: Valoración actual de la doctrina social de la
73-74. Iglesia (Madrid, 1972), 109-113.
44 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL A P R O X I M A C I Ó N HISTÓRICA 45

— sobrecarga de «identificación» de los católicos: la DSI crática de la República Federal Alemana (53). Es precisamente en la
ejerce la función de agrupar las fuerzas sociales de los teología alemana donde se advierte una revitalización de la DSI (54).
católicos;
— sobrecarga de «justificación/rechazo» de opciones sociales b) Crisis de la DSI: su significado y su «¡nstrumentalización»
globales (capitalismo, socialismo, etc.). Hablando en términos generales, se constata una profunda crisis
en la DSI. La bibliografía consignada al comienzo de este apartado
2. ANOTACIONES CRITICO-VALORATIVAS lo pone de manifiesto. Más que repetir las descripciones que se han
hecho nos interesa anotar el significado y la ¡nstrumentalización de
a) Elementos positivos la crisis en cuestión.
El acontecimiento teológico-eclesial de la «Doctrina social de la El significado de la crisis se extiende más allá del marco de la
Iglesia» es un «oasis» o «zona verde» en el desierto de la teología reflexión teológico-moral. En la DSI resuenan otras crisis de gran
moral casuista y neoescolástica. La DSI es la continuadora de los amplitud y no menor profundidad:
tratados clásicos «De Justitia et Jure». Es también el antecedente
— el impacto de la secularización sobre la comprensión y la
inmediato de la constitución pastoral «Gaudium et Spes» del Conci-
vivencia del cristianismo se advierte de un modo privilegia-
lio Vaticano II.
do en el terreno de la DSI, que aparece como una interven-
No se puede escatimar elogios a lo que ha sido y a lo que ha ción «religiosa» sobre cuestiones profanas.
supuesto el acontecimiento teológico-eclesial de la DSI. A través de
ella los católicos (la base y la jerarquía) han vivido su compromiso — la crisis de la especificidad cristiana encuentra en la DSI
radical de servicio a la humanidad. El significado de la DSI se enlaza un lugar de verificación: «no se ve que la Revelación y la
estrechamente con el significado global de la Iglesia en los siglos xix Iglesia puedan aportar nada original, nada específicamente
y xx. cristiano, a una vida social que puede y debe organizarse
por sus propios principios, sin necesidad de esperar nada
Por lo que respecta al significado teológico, es necesario cons-
de motivaciones religiosas o revelaciones exteriores» (55).
tatar las notables virtualidades metodológico-temáticas de la DSI. En
la DSI se advierte el intento serio de una reflexión teológica inter- — la crisis del modelo de Iglesia (jerárquica, centralizadora,
disciplinar: la teología se siente cuestionada por la realidad y asume etcétera) también repercute en la DSI, ya que ésta ha
en su reflexión la racionalidad que aportan los saberes humanos (la brotado de ese modelo eclesial.
ciencia y la técnica). Los contenidos de la DSI no son abstractos ni — la crisis teológica ha cuestionado las bases metodológi-
atemporales, sino que inciden en la problematicidad de la realidad cas de la DSI: la distinción de «planos» (lo humano, lo
histórico-concreta. cristiano), el uso ingenuo de la Biblia, la interpretación
La DSI ha supuesto para la tradición teológico-moral una gran
aportación de estudios que integran la rica herencia del pensamiento
teológico-moral cristiano. Si hemos dicho que los tratados «De (53) «Durante la fase de la reconstrucción alemana (de 1945 a los años
Justitia et Jure» alcanzaron cotas quizá no superadas en la historia sesenta), la explícita consideración del derecho natural y la correspondiente
de la moral cristiana, hay que añadir ahora que existen estudios en doctrina social católica, con su concepción del orden, fueron punto de
torno al tema de la DSI que no desmerecen de aquéllos. Se destacan, partida decisivo para impregnar de valores cristianos la conciencia social.
sobre todo, las obras del área lingüística alemana (52). Recordemos ciertas fórmulas de la constitución de la República Federal
Alemana. Las mismas corrientes liberales y socialdemócratas intentaron
La influencia de la DSI se ha manifestado en el apoyo a la poner de relieve su compatibilidad con el pensamiento social cristiano» (R.
construcción de estructuras sociales democráticas. Piénsese en el WEILER, Doctrina social católica y lucha de clases: Concilium n. 125
papel que ha desempeñado en la reconstrucción espiritual y demo- (1977), 210).
(54) Cfr. Ibid., 210-212.
(52) Ver la bibliografía que encabeza este apartado II y la que se recoge (55) A. BERNA, Doctrina social católica en los tiempos nuevos
en el capítulo 3.° de este tomo. (Madrid, 1970), 6.
46 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 47

espiritualista de la cristología, la orientación de una ecle- Tratando de hacer un elenco de objeciones al sistema teológico-mo-
siología superada (56) ral de la DSI, las agrupamos en tres series objeciones teológico-for-
males, objeciones éticas, objeciones tácticas
Teniendo en cuenta la amplitud de significados que se dan cita
en la crisis de la DSI no ha de extrañarnos que esté sometida a una 1) Objeciones teológico-formales
¡nstrumentalización. La mayor parte de las discusiones sobre la — El ser una enseñanza casi exclusivamente «pontificia» (como
vigencia de la DSI son discusiones «instrumentalizadas» sirven para alternativa se pide la intervención de todo el Pueblo de Dios, y sobre
defender o atacar opciones eclesiales y teológicas dispares Es todo de los seglares)
constatadle la unión entre defensa de la DSI y ataque de las posturas
— El aparecer como una «doctrina» más (y una doctrina de
eclesiales y teológicas de vanguardia (57) Para otros, en cambio,
carácter dogmático, autoritario, cerrado y de soluciones dadas) El
atacar la DSI tiene el significado y la finalidad de defender posturas
término «doctrina» ha sido contestado últimamente (59) De hecho,
progresistas
el Concilio Vaticano II evitó la expresión, excepto en el número 76
Creemos que sería conveniente no mistificar la cuestión de la de la «Gaudium et Spes» (cfr también el n 10 de la «Lumen
vigencia de la DSI con otros problemas eclesiales y teológicos Gentium») (60)
Aunque somos conscientes de la implicación real que tienen todos
los problemas de la Iglesia y de la teología, juzgamos necesario su 2) Objeciones éticas
deslindamiento a la hora de su estudio específico — Debilidad de la argumentación ética, con respecto al uso de
En coherencia con la afirmación anterior, preferimos dejar para el las «fuentes» específicamente cristianas (61) y en relación con los
capítulo siguiente las cuestiones metodológicas implicadas en la datos de las ciencias positivas (62) «La teología moderna se
DSI función del cristianismo y de la Iglesia en los problemas manifiesta crítica con relación al modo como se argumenta en la
sociales, especificidad cristiana de la ética social, autonomía secular doctrina social de la Iglesia, con respecto a la forma de fundamen-
de lo social y dimensión ética, coherencia del discurso teológico- tarla en la Palabra de Dios y en la argumentación racional sobre la
moral en el ámbito de lo social La solución que aportaremos tratará que se basa, con respecto a la manera como pretende justificarse en
de superar las ambigüedades existentes en los planteamientos ecle- cuanto norma vinculante social-cnstiana» (63)
siales y teológicos de la DSI — Sospecha de carga «ideológica» en general (64) y más con-
cretamente al situarse en el plano «idealista» (esfera superestructu-
c) DSI' modelo teológico-moral superado ra!), «individualista» (esfera moralizante) y «pacifista» (respetando
siempre el orden establecido) (65)
Sin caer en el juego de intereses instrumentahzados, se puede
afirmar que el modelo teológico-moral de la DSI es un modelo (59) F GUERRERO, Planteamiento actual de la crisis de la doctrina
superado para la comprensión actual de la ética social cristiana «La social de la Iglesia. Valoración actual de la doctrina social de la Iglesia
teología moral actual cada vez se estructura de un modo más (Madrid, 1972), 9-12
diferente de como se ha configurado la doctrina social de la (60) J Y CALVEZ, La vida económico-social: La Iglesia en el mundo
Iglesia» (58) de hoy II (Madrid, 1970), 634-636, R Tucci, La vida de la comunidad
Son muchas las razones que apoyan la afirmación de que el política I c , 670, nota 37
(61) GUERRERO, l.c, 13-32
modelo teológico-moral de la DSI ha sido superado en cuanto tal
(62) BERNA, o.c , E RECIO, La doctrina social de la Iglesia y las
ciencias sociales positivas: Valoración actual de la doctrina social de la
(56) Ver estas objeciones recogidas en J LEPELEY, Doctrina social de Iglesia (Madrid, 1972), 128-143
la Iglesia. Objeciones y respuestas teológicas: Tierra Nueva n 25 (63) GOFFI, o . c , 35
(1978), 44-62 (64) J MATTHES, La doctrina social de la Iglesia como sistema de
(57) Tal nos parece la postura de CEDIAL y de la revista «Tierra Nueva» conocimiento- Práctica de la teología política (Salamanca, 1978) 1 21 -139
(Bogotá) (65) G GIMÉNEZ, De la «doctrina social de la iglesia» a la ética de
(58) T GOFFI, Etica en una inculturación marxista (Santander, liberación. Panorama de la Teología latinoamericana II (Salamanca, 1975),
1978), 35 47-49
48 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 49

— Formulación de una ética: ahistórica; espiritualista; más pre- edificio nuevo. Como afirma Girardi, hay exigencias cristianas «que
ocupada por la «ortodoxia» que por la «ortopraxis»; incapaz de se han expresado históricamente en un sentido contrarrevoluciona-
asumir el dinamismo acelerado de la sociedad. rio, pero al ser asumidas actualmente en un nuevo contexto pueden
representar un enriquecimiento del combate revolucionario» (68).
— En cuanto a los contenidos se le objeta a la DSI, entre otras
cosas, el que no se percató del carácter estructural del capitalismo Por lo demás, el significado profundo de la doctrina social de la
(actitud moralizante), del carácter global de la economía (actitud Iglesia puede, y debe, ser recuperado, resituándola dentro del nuevo
economicista), de la realidad sociológica de clase social (actitud horizonte teológico de la liberación. Eso es lo que hizo la III
naturalista) y del significado de la lucha social (actitud de una Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979), que
caridad apagada). introdujo el tema de la DSI dentro de la reflexión sobre la evangeli-
zación liberadora (Documento de Puebla, nn. 472-479). Interpreta
3) Objeciones tácticas: el significado histórico y teológico de la DSI como «el aporte de la
En este apartado es donde se ha insistido de un modo especial; Iglesia a la liberación y promoción humana» (n. 472), y le asigna
se le reprocha a la DSI: como finalidad actual «la promoción de liberación integral de la
— Colocarse en la opción «capitalista», aunque condene la persona humana, en su dimensión terrena y trascendente, contribu-
«ideología liberal» y aunque trate de introducir correcciones en el yendo así a la construcción del Reino último y definitivo» (n. 475).
sistema.
— Colocarse en la línea «conservadora», manifestando un afán IV
excesivo por defender el orden establecido.
INTENTOS DE RENOVACIÓN EN LA ETAPA MAS RECIENTE
— Adoptar posturas «reformistas», sin abrirse a la perspectiva de
cambios estructurales y cualitativos. (El proyecto ético-social de la «nueva cristiandad»)
— Cierta «ingenuidad» en los planteamientos y en las soluciones
y una notable «ineficacia» en la transformación de la realidad (66). H. BARS, La política según Maritain (Buenos Aires, 1964). M.
BARTOLOMEI, Maritain y la sociedad contemporánea: Tierra Nueva
— Determinado afán por defender los «intereses» de la Iglesia. n. 21 (1977), 85-95. G. CAMPANINI, L'utopia della nuova cristia-
Aunque las objeciones anotadas precisarían bastantes matices, nitá. Introduzione al pensiero político di J. Maritain (Brescia,
1975); La rivoluzione cristiana. II pensiero político di E. Mou-
sin embargo los rasgos de verdad que contienen inducen a conside-
nier (Brescia, 1968). Y. FLOUCAT, La philosophie sociale de J.
rar como superado el modelo teológico-moral en que se apoya la Maritain: Revue Thomiste 78 (1978), 226-269. G. PECES-BARBA,
DSI. No queremos hablar de «muerte de la Doctrina social de la Persona, Sociedad, Estado. Pensamiento social y político de Mari-
Iglesia» por juzgar que esta expresión va cargada de connotaciones tain (Madrid, 1962). VARIOS, IIpensiero político di'J'. Maritain (Mi-
extrateológicas; pero tampoco queremos interpretar la crisis de la lán, 1974). VARIOS, Jacques Maritain e la societá contemporá-
DSI como una etapa siguiente a su «período clásico» (67). Afirma- nea (Milán, 1978), con bibliografía de y sobre el pensamiento
mos que la DSI, en cuanto modelo teológico-moral, no es adecuado político mariteniano, pp. 441 -480.
para formular la ética social cristiana. Junto a los tres modelos teológico-morales estudiados (virtud de
Esto no indica que muchos de sus elementos pueden seguir la «Justicia», preceptos del «Decálogo», exigencias éticas de la
teniendo validez, con tal de que sean colocados dentro de un «Doctrina social de la Iglesia») es conveniente situar los intentos de
renovación de la ética social cristiana en la etapa más reciente.
(66) BERNA, O . C ; BELDA, l.c, 114-115.
Dejando aparte las referencias de los Manuales renovados y las
(67) M. CAPELO, La doctrina social de la Iglesia como fuente de
síntesis preconciliares y posconciliares de moral social (Messner,
inspiración de las decisiones en política: Valoración actual de la
doctrina social de la Iglesia (Madrid, 1972), 180-190. Mgr. MATAGRIN, Steven, Chiavacci, etc.), detenemos la atención en el proyecto de la
Retour á la doctrine sociale?: Documentaron Catholique 76 (1979), «nueva cristianidad».
279-282. EDITORIAL, Che cosa é oggi la «dottrina sociale» della (68) G. GIRARDI, Novedad cristiana y novedad del mundo: Identi-
Chiesa: La Civiltá Cattolica 130, II (1979), 417-430. dad cristiana (Estella, 1976), 164.
4 Moral social
50 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN HISTÓRICA 51

El modelo ético-social de «cristiandad» tiene dos versiones: la — favoreció el abandono del modelo constantiniano;
cristiandad constantiniana y sacral, y la nueva cristiandad poscons- — evitó la «privatización» de la fe cristiana;
tantiniana y profana (69). No hace falta repetir las apreciaciones — puso de relieve las exigencias sociales del cristianismo.
sobre la incongruencia teológica y sobre la disfuncionalidad práxica
del modelo de cristiandad constantiniana (70). Sin embargo, con- La posición de Maritain «representa un primer esfuerzo por
viene recordar los presupuestos y la valoración del proyecto ético- valorar la tarea terrestre a los ojos de la fe; así como para situar mejor
social de la nueva cristiandad, viéndolo reflejado en el pensamiento a la iglesia en el mundo moderno. Esto llevó a compromisos
de J. Maritain. auténticos y generosos de muchos cristianos en la construcción de
Para Maritain, la nueva cristiandad es un «ideal histórico concre- una sociedad justa» (74). El pensamiento mariteniano fue muy
to» que los cristianos han de realizar, ideal no coincidente ni con la influyente en determinados sectores cristianos progresistas de Euro-
realidad existente ni con la utopía irrealizable. Este ideal histórico pa (Francia, Italia, España) y de América Latina.
concreto, meta del compromiso temporal de los cristianos: Aun reconociendo sus valiosas aportaciones, el proyecto social
de Maritain adolece de importantes ambigüedades: cierta nostalgia
— es de índole temporal (para Maritain es decisiva la por el pasado; historificación excesiva del cristianismo; «primacía de
distinción de los dos órdenes, el «temporal» y el «espiritual»); lo espiritual», que contradice la reconocida «autonomía de lo tempo-
— sin embargo, nace de la inspiración cristiana (los cre- ral»; identificación de la especificidad cristiana con proyectos cris-
yentes son los principales animadores y realizadores de la tianos concretos (partidos, sindicatos o estructuras sociales «de
nueva cristiandad, aunque sean llamados también a cola- inspiración cristiana»); propiciación de estrategias «espiritualistas»,
borar todos los hombres de buena voluntad); etc.
— la «cristiandad profana», constituida por una sociedad ins- El proyecto de la nueva cristiandad no es el horizonte adecuado
pirada en principios cristianos, es obra principalmente para configurar el ethos social de los cristianos. Asistirnos actual-
de los laicos (quienes actúan no «en tanto que cristianos», mente a la «liquidación del ideal de cristiandad». Como dice Fierro,
sino «en cristiano»); «la teología de hoy ha renunciado a modelar una sociedad cristiana
— la estrategia para la transformación social se concreta y no tiene idea preconcebida alguna sobre cómo debe ser el orden
preferentemente en medios espiritualistas (la llamada social, mucho menos un orden social determinado por el evangelio.
«revolución moral», los «medios pobres» de la palabra y del Para ella no hay un orden cristiano o una política evangélica. Hay
convencimiento, la actuación de la «levadura dentro de la solamente la praxis pública y crítica de los cristianos, una praxis que
masa», etc.) (71). no es mera consecuencia de la fe, sino que pertenece internamente
a ella como momento que sostiene y determina su significación» (75).
El proyecto social cristiano de Maritain puede ser considerado
como «el primer y más coherente intento de renovar la ética social
católica» (72). Los elementos positivos que aportó son subrayados
por los mismos que consideran totalmente superado el modelo
mariteniano (73):

(69) G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación (Salamanca, 1972),


83-88; A. FIERRO, El evangelio beligerante (Estella, 1975), 90-92.
(70) GUTIÉRREZ,O.C, 83-85; FIERRO, O . C , 65-67; GIRARDI, l.c, 150-153.
(71) De entre las obras de Maritain destacamos: Humanisme integral
(París, 1936).
(72) G. ANGELINI, Dilatazione del tema político ed elusione della
riflessione etica: Problemi e prospettive di Teología Morale (Brescia,
1976), 43. (74) GUTIÉRREZ, O . C , 88.
(73) FIERRO, O . C , 88-89. (75) FIERRO, O . C , 95.
2
aproximación sistemática
perspectivas teológico-morales
para el planteamiento actual de la ética social cristiana

Al pretender hacer una fundamentación crítica de la ética social


cristiana surgen de inmediato una constatación paradójica y un
conjunto de interrogantes metodológicos y temáticos.
La constatación paradójica es la siguiente: por una parte, se
advierte en el cristianismo actual una ascensión irresistible de lo
social, y, por otra, se constata una penuria llamativa en la reflexión
teológico-moral con respecto a las realidades sociales (1).
Efectivamente, es evidente la importancia que han cobrado las
mediaciones sociales en la existencia humana; la «socialización»,
fenómeno descrito ya por Juan XXIII en la encíclica «Mater et
Magistra» (2), es un claro signo de nuestra época; las zonas de lo
público invaden cada vez más la existencia individual; acecha el
peligro de perderse el ámbito de lo privado. Además, lo social se
sitúa hoy en el núcleo del cristianismo: no sólo se destacan los
«aspectos sociales del Dogma» (3), sino que se recupera lo eclesial-
comunitario para la definición nuclear de lo cristiano. También
conviene recordar, por último, la importancia actual de las mediacio-
nes práxicas como la forma de verificar, autentificar y funcionalizar
la Fe; ahora bien, las mediaciones práxicas de la Fe son preferente-
mente de signo social.
La penuria de la reflexión teológico-moral sobre las realidades
sociales es también evidente. Se constata una clara pérdida de las

(1) G. ANGEUNI, Oilatazione del tema político ed elusione della


riflessione etica: Problemi e Prospettive di Teología Morale (Brescia,
1976), 437-464.
(2) M a t e r et Magistra, nn. 59-67: Ocho grandes mensajes (Ma-
drid, 1971), 146-148.
(3) H. DE LUBAC, Catolicismo. Aspectos sociales del Dogma (Bar-
celona, 1923).
54 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 55

«evidencias» cristianas ante los temas de ética social; las antiguas — los planteamientos y las soluciones de la ética social
evidencias, tanto objetivas como subjetivas, ceden el terreno a la cristiana, ¿han de hacerse en clave de cambio progresivo
duda temerosa; en muchos ambientes se considera «osadía» o (evolución) o de cambio cualitativo (revolución)?
«ingenuidad» el pronunciamiento tajante y sin miedo ante cuestiones Los interrogantes de contenido no son menos importantes que
de ética social, sobre todo concreta. Causa y efecto de ello es la los metodológicos. Sin referirnos a los campos concretos (economía,
desconfianza difusa ante la ética social cristiana; en no-creyentes, y política, cultura, etc.) y limitándonos al planteamiento fundamental,
hasta en creyentes, aflora la sospecha de que la ética social cristiana la ética social cristiana se encuentra abocada a los siguientes
ha sido un factor ideológico y, consiguientemente, retardatario de la interrogantes temáticos:
liberación humana. Por otra parte, es patente el vacío de la reflexión
teológico-moral; las antiguas síntesis no satisfacen, pero no han sido — ¿qué significa una iluminación o una solución «cristiana»
sustituidas por otras nuevas. de los problemas ético-sociales?
¿Será posible llenar el vacío y solucionar la situación paradójica — ¿qué opciones globales han de ser asumidas y apoyadas en
descrita? En la historia de la Moral católica no ha existido otro la formulación de la ética social cristiana?
tratado de tanta importancia como el de la ética social. En el capítulo — ¿qué función debe ser asignada a la ética social en orden a
anterior hemos expuesto los principales momentos de su trayectoria la transformación de la realidad?
histórica (tratados «De Justitia et Jure» de los siglos XVI-XVII, síntesis El presente capítulo tiene la osadía de enfrentarse con esos
de la «Doctrina social de la Iglesia» de los siglos x i x - x x ) . ¿Es posible interrogantes. Se pretende ofrecer una fundamentación sistemática
restaurar el tratado clásico «De Justitia et Jure» en el momento de la ética social cristiana. Para ello se proporcionarán una serie de
actual? Es posible, y necesario, restaurar el espíritu con que fue perspectivas teológico-morales mediante las cuales se vaya ilumi-
hecho: apertura a la realidad (bien descrita y perfectamente conoci- nando, desde diversos ángulos, la realidad del ethos social de los
da); diálogo de la fe con las realidades temporales; encararse con los creyentes.
problemas reales y actuales; tratar de influir en la evolución de la
realidad social. Pero no es posible, y sería un error hacerlo, restaurar Las perspectivas convergentes se concatenan del siguiente mo-
la letra de dicho tratado: mantenerse en el mismo planteamiento de do: 1) en primer lugar, la Sagrada Escritura ofrece el marco referen-
los problemas; no progresar en la solución de los mismos; no aceptar cial más amplio para situar adecuadamente la reflexión ético-social
otros problemas nuevos. cristiana; 2) la teología actual proporciona un horizonte más concre-
to y acomodado a la situación presente; 3) de ese horizonte bíbli-
Para formular una ética social cristiana acomodada a la situación co-teológico surgen tres categorías ético-teológicas básicas para la
presente es necesario dar respuesta a un conjunto de interrogantes formulación de la ética social: Caridad, Justicia y Bien común; 4)
tanto metodológicos como de contenido. Entre los interrogantes teniendo en cuenta lo anterior, la reflexión ética se estructura desde
metodológicos se destacan los siguientes: nuevas opciones metodológico-temáticas; 5) para terminar con la
— ¿qué sentido y función tienen las «fuentes» específicas de proposición de un modelo teológico-moral coherente.
la moral cristiana, Sagrada Escritura y Magisterio eclesiás- Estos son los apartados del presente capítulo:
tico, en relación con los problemas ético-sociales?
— ¿qué tipo de argumentación humana debe ser asumida en I. Perspectiva bíblica de la ética social cristiana.
la reflexión teológico-moral: el «derecho natural», el «aná- II. El nuevo horizonte teológico para la ética social
lisis crítico», etc.? cristiana.
— ¿cómo conjugar la dimensión «técnica» de la realidad social III. Las categorías ético-teológicas básicas: Caridad,
Justicia, Bien común.
con su necesaria dimensión «ética»?, ¿cómo integrar los
«juicios de hecho» y los «juicios de valor»?, ¿hay una IV. De las viejas a las nuevas opciones metodológicas.
síntesis posible entre la «tecnocracia» astuta y el «profetis- V. Etica de liberación: esquema para la moral social
mo» ingenuo? cristiana.
56 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 57

doctrinal que no tuviera un vínculo con la única revelación debe


rechazarse» (6).
PERSPECTIVA BÍBLICA En capítulos posteriores expondremos detenidamente las referen-
OE LA ETICA SOCIAL CRISTIANA cias bíblicas en relación con la economía (7) y con la política (8).
Aquí nos limitamos a constatar las perspectivas globales que ofrece
la Sagrada Escritura para orientar el ethos social de los cristianos.
Dichas pespectivas pueden ser agrupadas en torno a cuatro ejes
ALONSO, Términos bíblicos de «justicia social» y traducción de
«equivalencia dinámica»: Estudios Eclesiásticos 51 (1976) 95-128; temáticos: dimensión religiosa de la justicia humana; la predicación
Las «buenas obras» (o la «justicia») dentro de las estructuras de los social de la tradición profética; la acusación de incoherencia de una
principales temas de teología bíblica: Estudios Eclesiásticos 52 actitud religiosa que no se traduce en compromiso ético; la norma-
(1977), 445-486; «Justicia» en la teología bíblica: Estudios Ecle- tividad ética de la actuación y enseñanza de Jesús de Nazaret. Al
siásticos 52 (1977), 455-486. L. ALONSO, Culto y justicia en Sant término de estos cuatro puntos haremos una anotación reasuntiva.
1, 26-27: Bíblica 56 (1975), 537-544. A. DESCAMPS, Justice et
charité dans les évangiles synoptiques: Rev. Dioc de Tournai 7
(1952)^239-245; Justice: DBS, IV, 1418-1510. A. DUENNER, Die
Gerechtigkeit nach dem Alten Testament (Bonn, 1963). A. DUMAS, 1. LA JUSTICIA HUMANA EN DIMENSIÓN RELIGIOSA
La morale sociale dans les ¿pitres du NT: Christianisme social n.°
5-8 (1966). A. FEUILLET, Die beiden Aspekte der Gerechtigkeit in El concepto de justicia en el Antiguo Testamento, y en general
der Bergpredigt: Int. Kath. Zeitsch. 7 (1978), 108-115. E. C. en la Sagrada Escritura, es uno de los más ricos y escapa a todo
GARDNER, Biblical Faith and Social Ethics (New York, 1960). O. encasillamiento en el cuadro aristotélico-tomista de las virtudes. Para
KAISER, Der soziale Auftrag der Kirche im Spiegel seiner biblischen
Begründung: Neue Zeitsch. für syst. Theologie und Religionsphi- una exposición completa del mismo remitimos a los estudios citados
losophie 18 (1976), 295-306. J. L. SICRE, Los profetas y los en la bibliografía.
problemas sociales: Proyección 24 (1977), 75-84. L. E. TOOBES, La actitud de justicia como dimensión ética de la vida social
Love and Justice in Deuteronomy: Interpretation 19 (1965), 399- cristiana debe quedar matizada y configurada por todos los aspectos
412. A. TRESMONTANT, La doctrina moral de los profetas de que presenta la noción bíblica de Justicia. Resuminos estos aspectos
Israel (Madrid, 1962).
en los siguientes:
— Dimensión religioso-teocéntrica. Aunque la justicia es
El Concilio Vaticano II afirma que el estudio de la Sagrada una obligación en relación con el prójimo, sin embargo, se presenta
Escritura ha de ser «como el alma» de la Teología (4). Refiriéndose en la Biblia como una exigencia también, y originalmente, para con
más concretamente a la Moral, hace votos para que «sea nutrida con Dios. Tiene una estructura religiosa y teocéntrica.
mayor intensidad» por la doctrina de la Sagrada Escritura (5). La justicia que proclaman los Profetas y la injusticia que denun-
¿Puede llevarse a la práctica este «retorno a la Biblia» en el campo cian son una justicia y una injusticia delante de Dios. Las exigen-
específico de la ética social? Como anota Bigo, «no hay doctrina cias de la justicia están ligadas indisolublemente a la religión. De ahí
cristiana que no tenga su fuente en la Sagrada Escritura y la que el acto liberador de Dios para con su pueblo sea la razón y el
Tradición. La doctrina social de la Iglesia no escapa a esa regla. motivo de las prescripciones sociales y de la predicación social de
Muchos se la representan como una creación del magisterio, a los Profetas. Para la predicación profética el derecho y la justicia
finales del siglo xix, para no sentirse sobrepasado por los aconteci- tienen una dimensión religiosa y hay que entenderlos en referencia
mientos. Es un punto de vista inaceptable. El magisterio no tiene otra al Dios de la revelación; manifiestan la voluntad de un Dios personal.
misión que la de anunciar la palabra de Dios. Y cualquiera enseñanza

(6) P. BIGO, Doctrina social de la Iglesia (Barcelona, 1 967), 17, nota 3.


(4) Dei Verbum, n. 24. (7) Ver capítulo 5, I.
(5) Optatam totius, n. 16. (8) Ver capítulo, 7, I.
58 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL A P R O X I M A C I Ó N SISTEMÁTICA 59
Esta dimensión religiosa se concreta de un modo particular en la 2. LOS DERECHOS DEL «POBRE» EN LA
legislación con respecto a los débiles. Las prescripciones del año PREDICACIÓN PROFETICA
sabático, el año jubilar, etc., están fundamentadas en el hecho
(asumido religiosamente) de que Israel «fue extranjero en Egipto». «Lo que los profetas destacan a plena luz, no es primero el
El Nuevo Testamento radicaliza aún más la dimensión religioso- derecho del poseedor, es ante todo el derecho del humilde, del
teocéntrica de la justicia. La «justicia de Dios», que nos ha justificado pobre, de la viuda, del huérfano, del extranjero, del asalariado (el
en Cristo, es la razón y fundamento del comportamiento interpersonal. mercenario); es decir, de los que los poseedores tienden a excluir de
— Dimensión interpersonal-comunitaria. La justicia para la la comunidad de bienes y que deben ser reintegrados en ella» (10).
Biblia se ejerce dentro de una comunidad. Más que una dimensión La voz «profética» a favor del pobre se oye a lo largo de todo el
entre dos personas, la justicia en la Biblia es una estructura de la Antiguo Testamento. Recordemos algunos momentos y aspectos
comunidad de Alianza. La comunidad vive en justicia y los que más importantes.
forman parte de la comunidad realizan la justicia. Hay que moderar los instintos de avaricia y de crueldad que
En el Antiguo Testamento aparece la justicia como una respon- pueden ligarse inconscientemente a la propiedad en contra de los
sabilidad hacia el prójimo considerado como «miembro de la comu- pobres. «No oprimas al mercenario pobre e indigente, sea uno de tus
nidad de la Alianza». Es una actitud en el interior de una relación hermanos, sea uno de los extranjeros que moran en tus ciudades.
concreta entre los que participan de la Alianza. En el Antiguo Dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta deuda la puesta
Testamento «se subraya siempre la dimensión comunitaria y social del sol, porque es pobre y lo necesita. De otro modo, clamaría a Yavé
de la justicia. La ley es una manera de ordenar la vida en la Alianza; contra ti y tú cargarías con un pecado» (Deut 24, 14-15).
sirve para definir el derecho de cada uno a vivir en la seguridad y en — Amos tiene una palabra fuerte de recriminación contra los
la paz. En resumen, la justicia humana, en los profetas preexílicos, ricos que hacen la vida imposible a los pobres; «escuchad esto los
no es tanto una conducta según una norma cuanto un comporta- que aplastáis al pobre y querríais exterminar de la tierra a los infelices
miento fraternal en la Alianza. Es una s i t u a c i ó n : el hombre está diciendo: ¿Cuándo pasará el novilunio, que vendamos el trigo; y el
en la justicia más que la justicia está en el hombre» (9). sábado, que abramos los graneros; achicaremos el efá y agrandare-
Al radicalizarse la Alianza en el Nuevo Testamento y al radicali- mos el sido y falsearemos fraudulentamente los pesos? Comprare-
zarse el sentido de la Comunidad (Iglesia) también el concepto de mos por dinero a los débiles, y a los pobres por un par de sandalias,
justicia sufre una radicalización. Es la actitud entre «hermanos» en el y venderemos las ahechaduras del trigo» (Amos 8, 4-6).
seno de la Iglesia. Parecida recriminación encontramos en Oseas, aunque de un
— Dimensión jurídico-legal. La vida social está regulada, en modo generalizado. «Oíd la palabra de Yavé, hijos de Israel, que va
el mundo bíblico, sobre todo en el Antiguo Testamento, por la ley. a querellarse Yavé contra los habitantes de la tierra, porque no hay
La justicia adquiere así una dimensión jurídico-legal. Pero esta en la tierra verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios. Perju-
dimensión ha de entenderse dentro de la comprensión de la ley en ran, mienten, matan, roban, adulteran, oprimen, y las sangres se
el Antiguo Testamento. suceden a las sangres» (Os 4, 1 -2).
La ley y el orden jurídico son expresión de la voluntad de Dios. Otro profeta, Miqueas, «se alza en una época de grande prospe-
Por eso se entiende la justicia como fidelidad a la ley de Dios. Es ridad material para los dos reinos de Judá y de Israel, que domina-
la manifestación de la actitud global del hombre para con Dios. El ban las rutas comerciales de Siria, Egipto y Arabia, pero de no
«justo» es el que responde a la voluntad de Dios; es el que está de menor corrupción moral producida por la avaricia, la injusticia y la
acuerdo con los planes y designios de Dios. Esta aceptación de Dios ambición de las clases elevadas: príncipes, pseudoprofetas, sacerdo-
se tendrá que manifestar en la vida social. Es entonces cuando tes» (11). «Ay de los que en sus lechos maquinan la iniquidad que
aparece la vertiente social de la justicia bíblica.
(10) BIGO, o . c , 19.
(9) E. HAMEL, L'usage de l'Ecriture Sainte en théologie morale: (11) J. PRADO, Síntesis bíblica. La monarquía hebrea (Madrid,
Gregorianum 47 (1966), 80-81. 1960), 746
60 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACION SISTEMÁTICA 61

se preparan a ejecutar en amaneciendo, porque tienen en sus manos dido lo que significa aquello de: 'misericordia quiero, que no sacri-
el poder. Codician heredades y las roban; casas, y se apoderan de ficio', no condenaríais a los que no tienen culpa» (Mt 12, 7). La
ellas, y violan el derecho del dueño y el de la casa, el del amo y el persona vale más que la institución sabática (Mt 12, 9-14). No se
de la heredad» (Miq 2, 1 -2). puede hacer injusticia a nadie por falsas «tradiciones religiosas» (Mt
La motivación que se da para defender al pobre es de carácter 15, 1 -7). «Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis
histórico-salvífico. «No hagas injusticia al extranjero ni al huérfano, el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y descuidáis lo más
ni tomes en prenda ropas de la viuda. Acuérdate de que esclavo importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe» (Mt 23, 23.).
fuiste en Egipto, y de que Yavé, tu Dios, te libró; por eso te mando En la Carta de Santiago encontramos una formulación tajante de
hacer así» (Deut 24, 17-18). esta relación entre religión y ética. «La religión pura e intachable ante
Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su
tribulación y conservarse incontaminado del mundo» (Sant 1, 27).
3. ACUSACIÓN A LA RELIGIÓN SIN ETICA
Los profetas acusan como vacía y vana la religión sin ética
(cfr. Am 5, 21-25; Is 1, 10-16; Miq 6, 5-8; Salmo 50, 5-15; 5 1 ,
18-19). «Quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más 4. ACTITUDES DE JESÚS ANTE LA CUESTIÓN SOCIAL
que holocaustos» (Os 6, 6).
Los cristianos de todas las épocas han vuelto la mirada a Jesús
Esta acusación la concretan los Profetas de un modo particular
de Nazaret para encontrar en su actuación y en su predicación los
en el terreno de la justicia social. En este aspecto de la vida es donde
criterios normativos para el compromiso ético-social.
se pone a prueba la sinceridad de la religión. Nada valen las prácticas
de piedad si no van acompañadas de una vida social justa. La dificultad reside en el modo de entender la normatividad que
proyecta para la ética social el acontecimiento de Jesús. Las diversas
La voz de Jeremías lo manifiesta de un modo tajante: «No fiéis
interpretaciones constituyen un espectro que va desde el ultracon-
en palabras engañosas diciendo: Templo de Yavé, Templo de Yavé,
servadurismo ( = interpretación «supranaturalista» del acontecimiento
Templo de Yavé es éste. Porque si mejoráis realmente vuestra
de Jesús) hasta el ultraprogresismo ( = interpretación meramente
conducta y obras, si realmente hacéis justicia mutua y no oprimís al
«política» del acontecimiento de Jesús).
forastero, al huérfano y a la viuda (y no vertéis sangre inocente en
este lugar) ni andáis en pos de otros dioses para vuestro daño, Creemos que la actitud de Jesús ante la cuestión social puede ser
entonces yo me quedaré con vosotros en este lugar, en esta tierra formulada en dos momentos complementarios: a través de un
que di a vuestros padres desde siempre hasta siempre» (Jer 7, 4-7). esquema formal y mediante la concreción de incidencias normativas.
Isaías interpreta el ayuno en términos de justicia social: «¿Por qué
ayunamos, si tú no lo ves? ¿Por qué nos humillamos, si tú no lo a) Esquema formal para captar la postura de Jesús
sabes? Es que el día en que ayunabais, buscabais vuestro negocio y
explotabais a todos vuestros trabajadores... ¿No será más bien este Siguiendo a Schnackenburg (12), estimamos que la actitud de
otro ayuno el que yo quiero? Desatar los lazos de la maldad, Jesús ante la cuestión social puede ser formulada a través de tres
deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados y afirmaciones dialécticamente concatenadas: 1) Jesús estuvo inmer-
arrancar todo yugo. ¿No será partir al hambriento tu pan, y recibir en so en las realidades sociales (afirmación); 2) Jesús no tuvo una
casa a los pobres sin hogar? Que cuando veas a un desnudo lo actuación «técnica» y específicamente «política» (negación de la
cubras y de tu semejante no te apartes. Cuando al hambriento des afirmación); 3) la actuación y el mensaje de Jesús tuvieron y tienen
tu pan, y al alma afligida dejes saciada, resplandecerá en las tinieblas una incidencia real en las cuestiones sociales precisamente porque
tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía» (Is 58, 3-11). superan el planteamiento «técnico» y se sitúan en el horizonte de la
La acusación de los Profetas es radicalizada todavía más en la
predicación y actuación de Jesús. Es clara su intención de continuar (12) R. SCHNACKENBURG, El testimonio moral del Nuevo Testamen-
en la misma línea iniciada por los Profetas. «Si hubieseis compren- to (Madrid, 1965), 90-118.
62 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 63

Esperanza escatológica (negación de la negación, o afirmación de la alguno, separar del mundo a sus discípulos o incitarles, a la manera
afirmación y de la negación). de los esenios, a alejarse de su pueblo y constituir comunidades
cerradas, regidas por un severo código moral. Incluso tampoco
— Jesús estuvo inmerso en las realidades sociales. Esta es
quería que, dentro de la comunidad social en la que vivían, formasen
la primera constatación que hay que hacer. Jesús no adoptó una
grupos cerrados que por medio de una elevada piedad, del amor
actitud de «fuga mundi». En su comportamiento personal, Jesús
vivió la vida ordinaria de los hombres de su tiempo. Fue un fraterno y de la pureza moral, se preparasen al advenimiento del reino
profesional (vivió de su oficio); tuvo todos los comportamientos futuro de Dios» (15).
sociales propios de su condición.
En cuanto a su predicación, «lo que llama primeramente la b) Las incidencias concretas normativas
atención en las apreciaciones de Jesús sobre las circunstancias de
la vida terrena es su actitud realista... La materia de sus parábolas,
que generalmente sólo intentan ilustrar vigorosamente un pensamien- El esquema formal precedente quedaría vacío si no fuese com-
to, es plenamente realista. Nos describe a un rey, que reflexiona pletado con la constatación de las incidencias concretas del aconte-
sobre la conveniencia de enredarse en una guerra, o si dados los cimiento de Jesús en las realidades ético-sociales. La teología
medios de que dispone, debe más bien pedir la paz (Le 14, 31 s.). latinoamericana insiste de un modo particular en este aspecto y
Nos presenta a un administrador infiel que, antes de ser desposeído coloca así un contrapunto necesario a lo que podríamos llamar
de su cargo, se apresura a ganarse astutamente amigos por medio esquema formal de la teología centroeuropea.
de una reducción de deudas (Le 16, 1-7), o a un juez que hace Las cristologías desde Latinoamérica (16) ponen un énfasis
justicia a una viuda, no por su amor a la justicia, sino simplemente especial en la actuación histórica de Jesús de Nazaret en pro de
para no ser molestado más (Le 18, 1-5). Estas figuras ciertamente la causa por la Justicia; por otra parte, ven esta actuación histórica
no son modelos morales y Jesús tampoco las propone para dar de Jesús trascendida escatológicamente no sólo por la inten-
directrices para la paz o la guerra, la vida social o la administración cionalidad religiosa de Jesús, sino también, y sobre todo, por la
de la justicia» (13).
garantía de la presencia de Dios manifestada mediante la Resurrec-
— Jesús no tuvo ni una actuación ni una predicación ción; de este modo la actuación histórica de Jesús trascendida
directamente «técnicas» o específicamente «políticas». Je- religiosamente se convierte en estructura normativa para los
sús no fue un revolucionario social, ni un «reformador» de estructu- creyentes de todas las épocas.
ras sociales: económicas, políticas, etc. El objeto primordial de Jesús Como anota Sobrino, «en América Latina la teología de la
en todas sus manifestaciones es de orden estrictamente moral y liberación se ha orientado espontáneamente hacia el Jesús histórico
religioso. «Jesús no se ha dejado comprometer en modo alguno en porque al surgir esa teología de una experiencia y praxis de fe vivida
las 'cuestiones mundanas'» (14). En este sentido, la predicación de en un proyecto liberador, se ha experimentado que la forma de
Jesús no tiene una solución técnica de los problemas sociales. comprender la universalidad de Cristo en estas circunstancias con-
Rehusa intervenir directamente en el trastornado engranaje de este cretas es la de su concreción histórica. En el Jesús histórico se
mundo. encuentra la solución al dilema de hacer de Cristo una abstracción
o de funcionalizarlo inmediatamente» (17). Esta preferencia por el
— El mensaje de Jesús tiene una incidencia real en la vida Jesús histórico como punto de partida para las cristologías desde
social. «Pero ¿significa esto que el mensaje moral de Jesús no está Latinoamérica recibe un apoyo evidente en la existencia de «una
en relación alguna con la vida de la sociedad, con la ética social, o
con las condiciones de vida terrenas? Esto sería también un error
peligroso y de las peores consecuencias. Jesús no quería, en modo (15) Ibíd., 93-94.
(16) Ver, por ejemplo- L BOFF, J e s u c r i s t o L i b e r t a d o r (Buenos Aires,
1972), J SOBRINO, C r i s t o l o g í a desde A m é r i c a Latina, edic. 2. a (México,
(13) Ibíd., 90 1977)
(14) Ibíd., 9 1 . (17) SOBRINO, O . C , 9.
64 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 65

semejanza bastante constatable entre la situación latinoamericana y — de salvación (la visión religiosa no es de tipo ideológico,
la situación en que vivió Jesús» (18). sino salvífico);
No es el momento de señalar en concreto y detalladamente las — de carácter histórico (la salvación religiosa que se ofrece
incidencias normativas que ofrece el acontecimiento de Jesús para tiene una incidencia histórica).
el planteamiento de una ética social cristiana actual. Baste recordar
c) De lo anterior se deduce que en la Sagrada Escritura
las siguientes actitudes éticas de Jesús:
se encuentra:
— El anuncio del Reino de Dios, núcleo del Evangelio de
Jesús (Me 1, 14-15) y realidad manifestada «sobre todo en — una referencia a la dimensión ética, sin la cual toda visión
la persona misma de Jesús» (19), constituye la promesa religiosa carece de sentido;
escatológica y la decisión humana del servicio a la Justicia. — una visión de la salvación integral (la salvación se refiere
— El servicio de Jesús a todos los hombres tiene un lugar de al hombre integral, y no solamente a alguno de sus
comprensión: su preferencia por los «pobres» (pecadores, aspectos);
marginados, oprimidos, etc.). — una valoración de los acontecimientos históricos, con
— La libertad de Jesús ante la Ley, el Culto y el Poder particular referencia a los acontecimientos de carácter social.
comporta un ethos de Liberación social (ética, religiosa y
política).
— La muerte de Jesús entra dentro de la dinámica del com-
promiso ético de su vida y constituye un horizonte norma-
tivo para sus seguidores, quienes no pueden ceder a la
II
injusticia ni aun a costa de salvar sus vidas.
EL NUEVO HORIZONTE TEOLÓGICO
PARA LA ETICA SOCIAL CRISTIANA
5. SÍNTESIS CONCLUSIVA

La relación entre Etica social cristiana y Sagrada Escritura puede


ser expresada del siguiente modo. El planteamiento actual de la ética social cristiana no sólo tiene
que enmarcarse dentro de las perspectivas bíblicas, sino que ha de
a) La Sagrada Escritura no posee: tener en cuenta el nuevo horizonte de la teología. Precisamente las
nuevas orientaciones de la teología han constituido uno de los
— ni una síntesis sobre los problemas sociales: no se encuen-
principales factores que han desencadenado la crisis de la ética
tran en ella ni todos los problemas sociales ni la forma
social tradicional y que la han abierto a nuevas alternativas.
sistemática de tratamiento;
— ni una consideración técnica de los mismos: en el sentido No es necesario ni pertinente hacer una exposición detallada del
de una referencia directamente encaminada a soluciones pensamiento teológico actual. Para los intereses de este libro basta
técnicas. con tomar nota del nuevo horizonte teológico en cuanto condicio-
na la formulación de la ética social cristiana.
b) La Sagrada Escritura ofrece una visión
Hacerse cargo del nuevo horizonte teológico supone tener en
— religiosa (es la perspectiva en que se encuadran los proble-
cuenta: 1) la variación que las Iglesias cristianas realizaron en la
mas sociales);
década de los años 60; 2) el cambio metodológico-temático intro-
ducido por las «teologías de la praxis»; 3) la nueva comprensión, a
(18) Ibíd., 12 partir de los dos factores señalados, de la incidencia de la fe en la
(19) Lumen Gentium, n 5 transformación de la realidad social.
5 Moral social
66 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 67

1. VARIACIÓN DE LAS IGLESIAS CRISTIANAS no tanto los títulos de su legitimidad cuanto el derecho a despren-
EN LA DECADA DE LOS '60 derse del peso muerto de toda la dogmática anterior» (21).
El Concilio Vaticano II supuso una variación fundamental para la
Para la ética social cristiana cobra especial relieve la variación teología moral en general (22). Más concretamente, fue la ética
teológica y vital que las Iglesias cristianas realizaron en la década de social la beneficiada de modo prevalente y hasta casi exclusivo por
los '60. De un cristianismo excesivamente reconcentrado sobre sí las aportaciones conciliares. En efecto, la constitución pastoral
mismo se pasa a un cristianismo abierto a las realidades humanas; Gaudium et Spes, que es el documento conciliar de matiz directa-
al cristianismo de matiz intransigente le sucede el cristianismo del mente ético, es un tratado de ética social concreta.
diálogo y de la colaboración con todos los hombres de buena
Según la justa apreciación de Delhaye, «la segunda parte de la
voluntad; frente al cristianismo alejado y hasta opuesto a los avances
constitución Gaudium et Spes es un verdadero 'tratado de valores',
científico-técnicos surge el cristianismo que busca la reconcilia-
porque se ocupa de la vida familiar, cultural, económica, social,
ción con la modernidad.
política, internacional. De este modo, los tratados De matrimonio y
Fierro describe del siguiente modo lo que él llama con lenguaje De iustitia clásicos se ven reemplazados ventajosamente. Ya que no
taurino «cambio de tercio» en la vida y en la reflexión cristianas: podemos entrar en una explicación detallada, fijemos nuestra aten-
«Súbitamente, los teólogos dejan de hablar de humanismo y de ción en el cambio de perspectiva. La obsesión de descubrir y medir
existencia. Aparece un lenguaje y también una temática enteramente pecados ha desaparecido. Ya no se presentan solamente los valores
diferente. La discontinuidad con lo anterior es tan notable que tal vez morales, sino que, junto a ellos, se sitúan los valores intelectuales,
en la historia de la teología no haya habido ninguna otra ruptura afectivos, sociales; en una palabra: los valores humanos y culturales.
semejante tanto por la brusquedad del cambio cuanto por la ampli- El enfoque ya no es individualista, sino comunitario: se tiene la
tud del viraje. Hay que destacar, además, que la discontinuidad convicción de que es necesario pasar por una serie de reformas
afecta no sólo a la teología, sino también y ante todo a la realización estructurales para hacer posible la aplicación de los imperativos
práctica del cristianismo, lo que demuestra la profundidad del morales. Se perfila una colaboración entre la teología y las ciencias
cambio. La subversión que se produce en el espacio de la teología, humanas. Ya no se tiene la finalidad de constituir un bloque
ahora como en otras ocasiones decisivas, obedece a una mutación homogéneo en el campo del derecho natural, sino de distinguir dos
en el hacer y el ser mismo de los cristianos» (20). clases de aportación diferentes. La vida familiar, la cultura, la vida
Las Iglesias cristianas viven en la década de los '60 un momento política constituyen realidades autónomas humanas que tienen su
de euforia y de optimismo, producidos por el cambio. Recordamos a fundamento propio. El papel de la moral cristiana consiste en aportar
continuación los acontecimientos de la Iglesia católica y del Consejo el enfoque de la fe, el dinamismo de la caridad, la fuerza de la gracia
Ecuménico de las Iglesias, que tuvieron incidencia directa y decisiva cristiana en el interior mismo de estos hechos para extraer mejor su
para los nuevos planteamientos de la ética social. sentido profundo y ofrecerles la posibilidad de superarse» (23).
La constitución Gaudium et Spes del Vaticano II marca el
comienzo de un cambio radical en los planteamientos de la ética
a) Iglesia católica: social católica. Para captar en toda su amplitud y profundidad el
Vaticano II (Gaudium et Spes, 1965) y Medellín (1968) significado de esta variación es recomendable la lectura de los
diversos comentarios del documento conciliar. Recogemos a conti-
«En 1965 se clausura en la Iglesia romana el Concilio Vaticano nuación los principales:
II, principio y fin de muchas cosas. La terminación del Concilio
permite pronto distinguir no sólo entre mentalidad 'preconciliar' y la
'conciliar', sino también entre ésta y la 'posconciliar'. En ámbito (21) Ibíd., 25-26
católico puede prosperar ahora una teología que recaba del Concilio (22) M VIDAL, Moral de actitudes. I. Moral Fundamental, edic. 4 a
(Madrid, 1977), 48-50
(23) PH DELHAYE, La aportación del Vaticano II a la Teología
(20) A FIERRO, El evangelio beligerante (Estella, 1975), 25. Moral: Concilium n 75 (1972), 216-217.
68 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA
69
Comentarios de «Cuadernos para el Diálogo» al Esquema XIII (Madrid, sin embargo, destacar su valentía y decisión en afrontar los problemas
1967) Comento alia Constituzíone pastorale sulla Chiesa nel reales (sobre todo del Tercer Mundo), su audacia en la reflexión
mondo contemporáneo «Gaudium et Spes» (Milano, 1967) Esque- teológica, su novedad en algunos temas («teología de la revolución»),
ma XIII Comentarios (Madrid, 1967) «Gaudium et Spes» L'Église etcétera Bajo el lema «los cristianos en las revoluciones técnicas y
dans le monde de ce temps (París, 1967) La Iglesia en diálogo con sociales de nuestro tiempo», la Conferencia de Ginebra abordó
nuestro tiempo Texto y comentarios a la constitución pastoral
importantes problemas de ética social, algunos de los cuales no
«Gaudium et Spes» (Bilbao, 1967) La Iglesia en el mundo de hoy
Obra colectiva dirigida por G BARAUNA (Madrid, 1967) La Chiesa habían sido sometidos a reflexión por el Vaticano II
nel mondo contemporáneo Constituzíone pastorale del Concilio Para el estudio directo del pensamiento ético-social del Consejo
Vaticano II Introduzíone e comento a cura de S QUADRI (Tormo, Ecuménico de las Iglesias, remitimos a los informes siguientes
1967) Concilio Vaticano II Comentarios a la constitución «Gau-
dium et Spes» Obra dirigida por el card HERRERA ORIA (Madrid, Eglise et Société, t I, L'Ethique sociale chrétienne dans le monde en
1968) La constitución «Gaudium et Spes» en el orden económico transformation Une enquéte théologique et oecuménique (Gine-
y social Anales de Moral Social y Económica, n 18 (Madrid, bra, 1966) Los cristianos en las revoluciones técnicas y sociales
1968) La Constituzíone pastorale sulla Chiesa nel mondo contem- de nuestro tiempo Documentos de la Conferencia mundial sobre
poráneo (Tormo-Leumann, 1968) La Iglesia en el mundo de Iglesia y Sociedad (Santander, 1971) UPSALA 1968 Informe,
hoy, 3 tomos (Madrid, 1970) Obra colectiva dirigida por Y M J declaraciones y alocuciones (Salamanca, 1969)
CONGAR y M PEUCHMAURD
La Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano, cele-
brada en Medellín (1968), es, junto con la Gaudium et Spes, un 2 EL CAMBIO METODOLOGICO-TEMATICO
acontecimiento decisivo para el replanteamiento de la ética social INTRODUCIDO POR LAS «TEOLOGÍAS DE LA PRAXIS»
cristiana Medellín es el punto de arranque de la teología latinoame-
ricana de liberación De Medellín surge un nuevo espíritu para la El planteamiento de la ética social cristiana no puede hacerse en
vida y la formulación del compromiso social de los católicos Más la actualidad sin tener en cuenta el cambio metodológico-temático
que el contenido concreto de los 16 Documentos, Medellín aporta introducido por las «teologías de la praxis» Estas teologías, en sus
un nuevo enfoque y una nueva teología para plantear y solucionar diferentes variantes («teología política», «teología de la liberación»,
los problemas ético-sociales de hoy A pesar de las aparentes «teología de la revolución»), y con sus matices diversificadores en
reticencias, la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Pue- cada variante, han puesto de relieve un conjunto de aspectos que no
bla, 1979) reafirmó el «espíritu de Medellín» pueden ser olvidados por la ética social cristiana
Dejamos para más adelante la discusión de si las teologías de la
b) Consejo ecuménico de las Iglesias* Ginebra (1966) praxis han usurpado o no la función de la ética social Tampoco
La Conferencia mundial del Consejo ecuménico de las Iglesias, pretendemos hacer una exposición de la génesis, desarrollo y valo-
celebrada en Ginebra en 1966, supuso para las Iglesias no católicas ración de estas corrientes teológicas (26) Lo que nos interesa es
lo que la Gaudium et Spes para la católica Los documentos de la recoger aquellas perspectivas teológicas que las teologías de la
Conferencias, así como los estudios de los expertos representan una praxis han puesto de relieve y que han de ser tenidas en cuenta para
variación decisiva en lo que puede llamarse «ética social del Consejo el planteamiento de la ética social cristiana
ecuménico de las Iglesias» (24)
Sin pretender hacer un balance de Ginebra '66 (25), conviene, (26) Ver la bibliografía en Fe y cambio social en América Latina
(24) E DUFF The social thought of the World Council of Chur- (Salamanca 1973) 398-414 Para publicaciones posteriores a esta fecha J
ches (Londres 1956) A DUMAS Evolución de la ética social del Lois Fe y política Boletín bibliográfico Pastoral Misionera 11 (1975)
Consejo Ecuménico desde Ginebra Concihum n 65 (1971) 272-290 657-670 Id Liberación (teología de la) Diccionario enciclopédico de
E J ORTIZ Protestantismo y liberación Teología social del Consejo Teología moral edic 3 a (Madrid 1978) 1405 H DE LAVALLETTE Théolo-
Ecuménico de las Iglesias (Bilbao, 1978) gie politique (Bulletin critique) Recherches de Science Religieuse 66
(25) Ver las anotaciones de ORTIZ O C , 179-193 (1978) 461-476
70 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 71

a) Desprivatización de la fe. La fe y los enunciados de la fe, realidad. Esta nueva comprensión repercute en el planteamiento de
para ser críticos, precisan tener una significación en la realidad la ética social cristiana.
humana. Este necesario «giro antropológico» de la teología puede Recogemos a continuación, de una forma esquemática, las pro-
quedar en el reducido círculo del intimismo o del interpersonalismo. puestas de la teología sobre el modo de entender la incidencia de la
Para vencer esta tentación la fe precisa ser desprivatizada, a fin de fe en la realidad social, dividiéndolas en dos grupos: incidencia del
conseguir en plenitud su significación real. cristianismo en general e incidencia de la Iglesia en particular.
El movimiento de desprivatización de la fe ha tenido su correlato
en la desprivatización de la moral (27). La ética social adquiere así a) Cristianismo y compromiso social
el puesto de prevalencia en la síntesis teológico-moral. Concilium, n. 35 (1968): «Aportación de la Iglesia a la moral social»,
b) Mediación política de la fe. La existencia humana es una n. 36 (1968): «La fe y la realidad socio-política». CH E. CURRAN,
existencia personal mediada por las relaciones sociales. Si la fe Etica social: tareas para el futuro: Concililium, 138-B (1978),
quiere tener significación real en la realidad humana precisa ser 286-305. J. DE LA TORRE, Responsabilidad de la Iglesia y autono-
mía de lo profano: Moral y hombre nuevo (Madrid, 1969), 147-
mediada socialmente. 162. J. Lois-J. CARMELO, Fe y política (Madrid, 1977). S.
La fe y la teología tienen una hermenéutica política, es decir, a la NICOLOSI, Fede e política. II cristianesimo fra utopia ed Apocalisse:
fe y a la teología le pertenece lo político como un constitutivo de su Sapienza31 (1978), 129-169.
proceso de verificación. No se trata de que la teología verse sobre
contenidos políticos, sino que sea estructuralmente una interpreta- Los criterios que iluminan la forma de incidencia del cristianis-
ción políticamente mediada. mo en la realidad social pueden ser escalonados del siguiente modo:
No hace falta resaltar la importancia que revisten las afirmaciones — el cristianismo tiene un mensaje o explicación global del
anteriores en orden a la formulación de la ética social cristiana. El hombre: sentido de la persona humana; visión integral. Además, está
ethos social de los creyentes participa de la estructura formal política comprometido con la realización de ese proyecto. El cristianismo es
de la fe y de la teología. una «ortodoxia» y una «ortopraxis». Es logos y es praxis. Es, en
c) Condición pública, critica, práxica, utópica de la fe. definitiva, salvación.
Las teologías de la praxis han subrayado las siguientes condiciones — el cristianismo, en cuanto tal, no es una solución técnica a los
de la fe: problemas. No tiene utopías intramundanas, ni se compromete con
— condición pública: correlativa a la desprivatización de la fe; ellas. Declinaría de su autenticidad si se identificase con una de las
— condición crítica: liberada de la «inocencia ingenua», de soluciones: perdería su sentido de trascendencia y de libertad. No
la «carga ideológica» y de los «residuos precientíficos»; puede identificarse ni con soluciones de derechas ni de izquierdas.
— condición práxica: la fe no consiste preferentemente en Pero hay que tener en cuenta que a veces el «no meterse en política»
es ya «estar haciendo política».
«comprender» la realidad, sino en «transformarla»;
— condición utópica: la fe es un proyecto totalizador y en — el cristianismo y los cristianos saben que los problemas tienen
cuanto tal comporta una carga «crítico-negativa» y una multiplicidad de soluciones técnicas. Por eso no se puede proponer
fuerza «constructivo-escatológica». una única solución desde el punto de vista cristiano. Es necesario
aceptar un pluralismo técnico y un pluralismo ético (con tal de que
se salven los principios fundamentales de la comprensión evangélica
3. INCIDENCIA DE LA FE del hombre y de la sociedad).
EN LA TRANSFORMACIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL
— en este sentido, la primera forma de proyectarse la doctrina
El horizonte teológico actual proporciona una peculiar compren-
cristiana sobre la realidad social y sobre sus realizaciones es la de
sión de la incidencia que la fe ha de tener en la transformación de la
tipo «crítico»: la Iglesia tiene que hacer una crítica perenne de las
(27) VIDAL, Moral de Actitudes. I. Moral fundamental, edic. 4.a realizaciones intramundanas e ¡ntrahistóricas. Es una «institución
(Madrid, 1977),65-66. permanente de crítica».
72 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 73

— pero no basta con esa solución crítico-negativa (aunque es, ¿Cómo ha de ejercer la Iglesia su tarea de compromiso social?
en el fondo, positiva) Puede proponer o apoyar soluciones concre- Creemos que a esta pregunta dio cumplida respuesta «la asamblea
tas Pero sabiendo aceptar el relativismo y el pluralismo conjunta de Obispos-Sacerdotes» de España «Es necesario reafirmar
— en el fondo, el papel de la fe es hacer «hermenéutica» de la el derecho y el deber que tiene la Iglesia de ejercer su misión
realidad humana, «criticarla», «proyectarla» hacia una utopía evangehzadora emitiendo juicios morales sobre las realidades socia-
escatológica les con competencia propia (GS 76 40, AA 7)
Sin entrar ahora en toda la complejidad del tema y reconociendo
b) Tareas eclesiales en el compromiso social sin ambigüedad la autonomía del orden temporal (GS 36) y de la
comunidad política (GS 76), podemos señalar estos niveles en el
G BAUM, Presencia de la Iglesia en la sociedad de mañana Concilium
ejercicio de esta misión
n ° extraordinario (dic 1970), 259-267 F HOUTART-F HAMBYE
Implicaciones socio-políticas del Vaticano II Concilium, n 36 1 ° Proposición del «ideal evangélico» La Iglesia, iluminada
(1968), 477-490 J B METZ, Presencia de la Iglesia en la socie- con la luz que mana de la resurrección del Señor, que ha restaurado
dad Concilium, n ° extraordinario (dic 1970), 247-258 V la creación, propone al hombre un ideal su autorrealización plena en
MULDER, L'msegnamento sociale delta Chiesa nel Concilio Vatica-
no II e dopo Vita e Pensiero (1975), 19-36 Cristo, «principio y modelo de esa humanidad renovada a la que
todos aspiran, llena de amor fraterno, de sinceridad y espíritu de paz»
La Iglesia ha manifestado en repetidas ocasiones su deber y su (AG 8)
derecho de comprometerse en sus tareas sociales (28) El Sínodo de 2 ° Crítica permanente de las estructuras temporales Desde
los Obispos (1971) se expresó del siguiente modo este ideal evangélico que relativiza todas las realizaciones concretas,
«La Iglesia recibió de Cristo la misión de predicar el mensaje porque ninguna traduce plenamente el reino, la Iglesia debe dar su
evangélico, que contiene la llamada del hombre a convertirse del juicio sobre las estructuras, denunciando aquellas que esclavizan al
pecado al amor del Padre, la fraternidad universal, y, por tanto, la hombre e impiden su verdadero crecimiento y valorando y estimu-
exigencia de justicia en el mundo Esta es la razón por la que la lando aquellas que lo favorecen
Iglesia tiene el derecho, más aún, el deber, de proclamar la justicia Un nuevo nivel sería ya la acción de los cristianos, que, fieles a
en el campo social, nacional e internacional, así como de denunciar los valores supremos del Evangelio, buscan traducirlos en la vida
las situaciones de injusticia, cuando lo pidan los derechos funda- social a través del compromiso temporal y político optando libremen-
mentales del hombre y su misma salvación La Iglesia no es la única te, entre una legítima variedad, por una solución técnica concreta
responsable de la justicia en el mundo, tiene, sin embargo, su Juntamente con otros hombres de buena voluntad, actuarán confor-
responsabilidad propia y específica, que se identifica con su misión me a su conciencia, su conocimiento de los problemas, las posibili-
de dar ante el mundo testimonio de la exigencia de amor y de justicia dades que se ofrecen
tal como se contiene en el mensaje evangélico, testimonio que ha de A la luz de estos principios, la Iglesia en cuanto tal, por una parte,
encontrar correspondencia en las mismas instituciones eclesiales y ha de sentirse totalmente libre frente a opciones concretas, sean del
en la vida de los cristianos signo que sean, pero, por otra, totalmente comprometida con la
No pertenece de por sí a la Iglesia, en cuanto comunidad realidad temporal a través del ejercicio de su función profética, como
religiosa y jerárquica, ofrecer soluciones concretas en el campo tal Iglesia, y la acción de los cristianos, libremente decidida en
social, económico y político para la justicia en el mundo Pero su conformidad con el Evangelio y su testimonio colectivo, aunque
misión implica la defensa y la promoción de la dignidad y de los militen en opciones diferentes
derechos fundamentales de la persona humana» (29) Si la Iglesia apoyara «indiscriminadamente» opciones concretas
frente a otras igualmente legítimas en el ámbito de la fe, «haría
política» Pero la Iglesia no puede ser acusada de «hacer política» o
(28) Gaudium et Spes, nn 40 y 76, Apostohcam actuositatem, n
«meterse en política», sino que realiza una verdadera acción pastoral
7 Cfr Comunión y Progreso (Madrid 1971) n 122 (pp 66-67)
(29) SÍNODO DE LOS OBISPOS 1971 Documentos (Salamanca 1972) 67 cuando ejerce su misión en el mundo temporal Es más, cuando se
74 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 75

dan situaciones claramente lesivas de la dignidad humana, la «neu- Tesis 3. a La espiritualidad de la Iglesia debe ser la de una
tralidad política» de la Iglesia se convierte automáticamente en libertad liberada que hace de la sociedad el objeto de su crítica
«opción política concreta», y su silencio la hace cómplice y culpable
— De cara a nuestra sociedad de consumo, el testimonio de esta
Nuestra Iglesia será acusada, sin lugar a dudas, mucho más por el
silencio mantenido que por las pocas palabras verdaderas que ha libertad reclamará ante todo las libertades olvidadas
proferido Aunque hay que decir en honor a la verdad que este — En las sociedades en vías de desarrollo se comprometerá
silencio comienza a romperse y que las palabras han empezado a poniéndose al servicio de los pobres
sonar» (30) Tesis 4. La Iglesia tiene que fomentar el espíritu crítico, la
Conviene anotar que la vida de la Iglesia tiene siempre una responsabilidad adulta, la opinión pública para lograr una libertad
repercusión social Este hecho ha de ser asumido críticamente y plena en el interior de sus estructuras
consiguientemente tratar de encauzar adecuadamente la influencia
social de la Iglesia Metz lo ha puesto de relieve en un conjunto de Tesis 5. a Hay que preservar a la Iglesia de una mentalidad
proposiciones que recogemos a continuación (31) sectaria
— La Iglesia no sabe de antemano lo que es humano, ni siquiera
Tesis 1 . a La Iglesia no es neutra, sino que tiene una dimensión lo que es cristiano en su pleno sentido, lo descubre a través de la
y una influencia política experiencia y de la confrontación histórica
— La Iglesia, como fenómeno histórico social, tiene siempre una — Esto no está en desacuerdo con el sentido minoritario que
dimensión y una tarea política tiene la Iglesia en el momento presente
— La teología política es una exigencia fundamental redescubrir Anotamos, por último, que el compromiso social de la Iglesia es
la finalidad y la intención de la Escritura para nuestro tiempo una urgencia de todos los que integran la comunidad eclesial
jerarquía, sacerdotes, religiosos, seglares (32)
Tesis 2. a La Iglesia es la portadora de un mensaje de libertad
subversiva dentro de una sociedad que se siente emancipadora
— El futuro es algo fundamental en el cristianismo
III
— La fe es un memorial liberador y subversivo, que hostiga o
interroga a nuestro tiempo, obligándonos a transformarnos para estar LAS CATEGORÍAS ETICO-TEOLOGICAS BÁSICAS:
a la altura del futuro CARIDAD, JUSTICIA Y BIEN COMÚN
— La Iglesia es la memoria pública de la libertad de Jesús en el
seno de los sistemas emancipadores de nuestra sociedad, frente a la
La Sagrada Escritura y la teología actual ofrecen el marco
tentación de erigir en ídolos o en valores absolutos a las fuerzas
referencial para formular la ética social cristiana Lo acabamos de
cósmicas o los sistemas políticos
señalar en los dos apartados anteriores
— En el recuerdo del dominio escatológico que Dios se ha
Dentro de ese horizonte bíblico-teológico se destacan tres cate-
reservado para sí, es de donde la Iglesia debe sacar toda su fuerza
gorías ético-teológicas que constituyen el fundamento de la reflexión
crítica de cara a todos los sistemas totalitarios y unidimensionales
teológico-moral sobre las cuestiones sociales Por otra parte, estas
Porque las libertades que no tienen este trasfondo escatológico no
categorías recogen las resonancias de la tradición moral occidental
son otra cosa que emancipaciones no dialécticas y abstractas
y cristiana

(30) Asamblea conjunta Obispos-Sacerdotes (Madrid 1971)


65 66
(32) Asamblea conjunta Obispos-Sacerdotes (Madrid 1971), 66-
(31) Sintetizamos libremente el articulo siguiente J B METZ Presencia 70, VARIOS, Responsabilidades eclesiales y sociales de los Religiosos
de la Iglesia en la sociedad Concilium n ° extra (diciembre 1970) 247-258 (Madrid, 1978)
76 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 77

La tradición ético-teológica fue construyendo diversas nociones Para descubrir y exphcitar el significado de la Candad política
éticas, que sirvieron de cauces para configurar y orientar el compro- proponemos a continuación una serie de aproximaciones con una
miso moral social Tales nociones constituyen la infraestructura metodología más circular que lineal (33)
lógica de la ética social, son la red vial o de riego por donde se
encauzó la sabiduría moral tradicional
a) La Caridad en la historia de la teología y en la actualidad
Es cierto que tanto el contenido como la estructura de la moral
social tradicional deben ser sometidos a una valoración crítica Es lo Pocas tesis han tenido tanta vigencia en la reflexión cristiana
que se hizo en el capítulo anterior Sin embargo, la crítica no supone como la que afirma la importancia decisiva de la Caridad en la vida
desechar todos los materiales tradicionales Algunos de ellos pueden moral de los creyentes Para la conciencia cristiana de todos los
seguir teniendo valor y funcionalidad con tal de que se los sitúe tiempos la Caridad es la exigencia máxima (Me 12, 28-31) pues en
dentro de una nueva arquitectura ella se resume toda la Ley (Rm 13, 10)
De entre los materiales aprovechables de la tradición destacamos La moral bíblica, sobre todo la neotestamentana, tiene en la
tres categorías ético-teológicas la Caridad, la Justicia, y el Bien Caridad una de sus vetas principales (34) Las exigencias religioso-
común Son tres perspectivas, a la vez formales y concretas, que morales del mensaje de Jesús se unifican en el precepto fundamental
proyectan un nuevo horizonte para la ética social cristiana del del amor a Dios y al prójimo (35), síntesis aceptada por las primitivas
presente comunidades cristianas (36) y desarrollada por la reflexión teológica
sobre todo de Juan (37) Es cierto que las enseñanzas bíblicas sobre
la Candad precisan diversos matices para su recta comprensión no
1 LA CARIDAD POLÍTICA
solo en lo que se refiere a la terminología (38), sino también en lo
que respecta a la integración del amor a Dios y al prójimo (39) y al
ACTITUD BÁSICA DEL ETHOS SOCIAL CRISTIANO

De las tres categorías ético-teológicas que seleccionamos dentro (33) Recojo algunos elementos ya publicados en el articulo siguiente La
de la tradición moral (Caridad, Justicia, Bien común), creemos que Caridad actitud fundamental del ethos cristiano Corintios XIII n 1
la Caridad es la primera en importancia y la que más horizonte (1977) 63 91
(34) J EGERMANN La C h a n t é dans la Bible (Casterman Pans-Tour-
abarca La Caridad política es la actitud básica del ethos social
nai 1963) C SPICQ Agapé dans le Nouveau Testament, 3 tomos (París
cristiano, es también, desde un punto de vista objetivo, el contenido
1958 1960) Id Théologie Morale du Nouveau Testament II (París
global del compromiso social cristiano Vivir e n Caridad política y 1965) 481 548 K H SCHELKLE Teología del Nuevo Testamento III
construir la Candad política constituyen la globahdad de la ética M o r a l (Barcelona 1975) 167 200 W W A R N A C H Ágape Die Liebe ais
social cristiana Glocalidad que requiere mediaciones para su verifi- Grundmotiv der neutestamentlichen Theologie (Dusseldorf 1951)
cación y realización (35) R SCHIMACKENBURG El testimonio moral del Nuevo Testamen-
Entendemos la Caridad política como la categoría ético-religiosa to (Madrid 1965) 73 89
(36) SCHIMACKENBURG o c . 178 185 S LYONNET La carita pienezza
que totaliza el ethos social de los cristianos La Justicia y el Bien
della legge, secondo s Paolo (Roma 1972)
común son las mediaciones práxicas en que se concreta el empeño •(37) O PRUNET La morale chrétienne d'aprés les écrits johanni-
ético-religioso de la Candad política ques (París 1957) 96-115 J M CASABO La teología moral en S Juan
El situar antes la Caridad que la Justicia supone una opción cuyo (Madrid 1970) 377 404 N LAZURE Les valeurs morales de la theolo-
contenido quedará aclarado a lo largo de las páginas siguientes gie johannique (París 1965) 207 251 SCHNACKENBURG o c , 257-267
Adelantando esa explicación, afirmamos de comienzo que la Caridad (38) A NYGREN Eros und Ágape (Gutersloh 1937) C SPICQ Agapé
política es la categoría de la intencionalidad y de la cosmovisión Prolégomónes á una étude de Theologie néotestamentaire (Louvain,
1955)
cristianas mientras que la Justicia es la categoría de las mediaciones
(39) J COPPENS La doctrine biblique sur l'amour de Dieu et du
concretas de la praxis ético-social Por otra parte, la categoría del
prochain Ephemendes Theologicae Lovamenses 40 (1964) 252 299 K
Bien común es la configuración histónco-dinámica del contenido RAHNER Sobre la unidad del amor a Dios y el amor al prójimo
ético de la Sociedad Escritos de Teología VI (Madrid 1969) 271-292
78 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 79

significado de la presentación del amor a Dios como exigencia la «caridad es la forma de las virtudes» (46); con tal expresión la
directamente ética (40). Pero lo que no se puede someter a discu- visión moral de Santo Tomás se sitúa en la perspectiva más genui-
sión es que «la Iglesia primitiva y con ella la cristiandad de todos los namente evangélica (47). La reflexión teológica posterior repetirá
siglos tiene la convicción profunda de que la gran aportación de esta doctrina (48), aunque no siempre la teología moral católica
Jesús en la esfera moral fue la proclamación del precepto fundamen- supo ser coherente con ella (49).
tal del amor a Dios y al prójimo» (41). Para salir de la situación lamentable en que había caído la moral,
El mensaje bíblico sobre la dimensión ética de la Caridad ha sido por la influencia del legalismo y del casuismo, jugó un papel
recogido con fidelidad y desarrollado con amplitud y profundidad importante el «retorno a la Caridad». La renovación reciente de la
por la tradición teológica posterior. En la época patrística la Caridad teología moral debe mucho a la reflexión sobre la importancia ética
se constituyó en uno de los lugares principales de la parénesis de la Caridad. En la década de los '50 tiene lugar un acontecimiento
cristiana (42). En la reflexión escolástica fue uno de los temas importante para la renovación de la moral: la aparición del libro de
claves en torno a los cuales se organizó el contenido de la vida moral Gilleman sobre «la primacía de la Caridad en Teología Moral» (50),
del cristiano (43). Baste recordar la importancia que recibe en la seguido de una serie de artículos de Carpentier (51). El impacto
síntesis moral de San Buenaventura (44) y sobre todo de Santo
Tomás (45). El Aquinate acuña y garantiza la célebre fórmula de que con la caridad según la doctrina de Sto. Tomás (Gerona, 1964), P
FORESTI, L'agape in S. Paolo e la carita in S. Tommaso (Roma, 1965),
A QUERALT, ¿Todo acto de amor al prójimo incluye necesariamente
(40) C. WIENER, Recherches sur l'amour pour Dieu dans l'Ancien el amor a Dios? Investigación crítica del pensamiento de Santo
Testament (París, 1957), N LOHFINK, Das Hauptgebot. Eine Untersu- Tomás sobre la caridad: Gregorianum 55 (1974), 273-317, A ILLEN,
chung literarischer Einleitungsfragen zu Dtn 5-11 (Roma, 1963), W Wesen und Funktion der Liebe im Denken des Thomas von Aquino
L M O R A N , The Ancien IVIear Eastern Background of the Love of God (Freiburg, 1974), L M HUGHES, Charitas, friendship in t h e theology of
in Deutheronomy: Catholic Biblical Quarterly 25 (1963), 77-87 saint Thomas: Angelicum 52 (1975), 164-1 78
(41) SCHNACKENBURG, O . C , 7 3 (46) Suma Teológica, l l - l l , q 23, a 8 Sobre el significado de la
(42) I. GIORDANI, La carita nel pensiero dei Padri della Chiesa fórmula, ver el comentario de M LLAMERA, Tratado de la Caridad: Suma
(Roma, 1957), E GRIFFE, Saint Augustin et la doctrine de saint Jean Teológica de Santo Tomás de Aquino Vil (Madrid, 1959), 694-705
sur la charité: Bulletm de üttérature Ecclésiastique 63 (1962), 41-46, V (47) «Es, pues, una expresión ambiciosísima, que intenta condensar en
CAMPANAGA, Interpretación agustiniana del amor: Eros y ágape: su leve concisión científica todo el sentido teológico del influjo de la caridad
Augustinus 18 (1973), 213-278, D BARSOTI, La dottrina dell'amore nei en las demás virtudes, reconocido y proclamado en la revelación y siempre
Padrj della Chiesa fino a Ireneo (Milano, 1963), S LYONNET, L'amore mantenido por la tradición católica. En la aparente sencillez de este artículo,
del prossimo: pienezza della legge, alia luce delle interpretazioni dei propone y razona el Angélico el más alto y fecundo principio de la moral
Padri: Rassegna di Teología 15 (1974), 174-186, 241-256. evangélica, es decir, de la vida cristiana y de su perfección el principio del
(43) J . DUPUY, Théologie de la charité chez les Abélardiens et les amor divino, como fin y medio a la vez de toda virtud y perfección»
Victoriens (Lille, 1957) = Mélanges de Science Religieuse 15 (1958), 146 ss (LLAMERA, l . c , 693)
(44) H T ENNIS, The primacy of charity in moral theology accor- (48) Ver la clásica exposición de J E VAN ROEY, De virtute charitatis.
ding t o Saint Bonaventure (Louvain, 1972), P H DELHAYE, La charité, Questiones selectae (Mechliniae, 1929)
«premier commandement» chrétien chez S. Bonaventure: S Bona- (49) P H DELHAYE, La charité reine des vertus. Heurs et malheurs
venture 1274-1974, (Grottaferrata, 1974), 503-521, H J ENNIS, The place d'un t h é m e classique: Le Supplément n 41 (1957), 135-170
of love in t h e theological system of st. Bonaventure in general: l . c , (50) G GILLEMAN, Le primat de la Charité en Théologie Morale
129-143 (Bruxelles-Bruges-París, 1954), traducción española La primacía de la
(45) L.-B. GEIGER, Le problema de l'amour chez St. Thomas d'A- Caridad en Teología Moral (Bilbao, 1957), Id , Charité théologale et
quin (Montreal, 1952), C. VAN OUVERKERK, Caritas et ratio. Etude sur le vie morale: Lumen vitae 16 (1961), 9-27
double principe de la morale chrétienne d'aprés Saint Thomas (51) R CARPENTIER, Le primat de l'amour dans la vie morale:
d'Aquin (Nimega, 1956), H M CHRISTMANN, Thomas von Aquin ais Nouvelle Revue Théologique 83 (1 961), 3-24, Le primat de la charité en
Theologe der Liebe (Heidelberg, 1958), J JAVORKA, Amor a Dios sobre morale surnaturelle: l e , 255 270, Le primat de l'Amour-Charité
todas las cosas y amor a sí mismo según $ t o . Tomás (Buenos Aires, comme méthode de théologie morale: I c , 492 509, Vers une morale
1964), V M CAPDEVILLA Y MONTANER, El amor natural en su relación de la charité' Gregonanum 34 (1953), 32 55
80 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 81
causado por el libro francés de Gilleman, traducido inmediatamente en el centro de sus preocupaciones. Para ello trata de recoger no
a varias lenguas, supuso para la teología moral, junto con otros solamente el mensaje de la Biblia y de la tradición teológica sino
factores, el despertar del sueño casuista y la búsqueda de un también las aportaciones de las ciencias antropológicas, aunque
planteamiento más vital. Desde entonces la moral cristiana comenzó tales aportaciones no son muy abundantes (56).
a presentarse como una «moral de la Caridad». El Concilio Vatica-
no II recogió esta orientación al colocar la caridad en la breve, pero b) La Caridad: identidad y especificidad del ethos cristiano
densa, descripción que hizo sobre la teología moral (52).
Tanto la teología moral católica (53) como la no católica (54) En la síntesis de Santo Tomás el papel de la Caridad fue
han dado particular importancia al tema de la Caridad en los últimos entendido a través de las preocupaciones lógico-ontológicas de la
años. Asumiendo nuevas perspectivas provenientes de otros campos escolástica: se definió la función de la Caridad con la fórmula clásica
del saber teológico (55), la reflexión moral intenta situar la Caridad «Caritas, forma virtutum» (la Caridad es la forma de las virtudes). En
la década de los '50, Gilleman, utilizando una categoría de Le Senne,
expresó el contenido principal de la Caridad en la vida moral a través
del concepto de «mediación»: toda la vida moral es la «mediación»
(52) O p t a t a m totius, n. 16. «Téngase especial cuidado en perfeccionar del dinamismo de la Caridad.
la teología moral, cuya exposición científica, nutrida con mayor intensidad
por la doctrina de la Sagrada Escritura, deberá mostrar la excelencia de la Dentro de las preocupaciones actuales creemos que se puede
vocación de los fieles en Cristo y su obligación de producir frutos en la reinterpretar el mensaje bíblico y teológico de la Caridad diciendo
caridad para la vida del mundo» Ver el comentario de J FUCHS, Theologia que ésta es la categoría suficientemente válida para expresar la
Moralis perficienda. V o t u m Concilii Vaticani II: Periódica 55 (1966), especificidad del ethos cristiano. La afirmación no tiene nada de
514-516 novedad, desde las comunidades cristianas primitivas hasta hoy la
(53) T. GOFFI, Carita ed ordine morale: Sapienza 11 (1958), 303-311; conciencia de los creyentes se ha polarizado en torno a la Caridad
C H V HERÍS, L'amour du prochain et la charité: Ami du clergé 74 para encontrar en ella el criterio de su identidad. La «reductio ad
(1964), 257-263, B. HAERING, La Ley de Cristo II (Barcelona, 1968"),
Cantatem» es una constante en la vida y en la reflexión de los
104-127, D. F O'CALLAGHAN, A morality of Charity: Irish Eccles. Record
creyentes de todas las épocas.
109 (1968), 55-58; E. QUARELLO, L'amore ed il peccato (Bologna, 1971),
11-18; PH. DELHAYE-M. HUFTIER, L'amour de Dieu et l'amour de l'hom- La novedad puede estar en la forma de explicar actualmente
me: Espnt et Vie 82 (1972), 193-204. 241-250, G. HIGUERA, El amor dicha afirmación. He aquí la nueva manera de entender el tema:
teológico-moral: Sal Terrae 61 (1973), 632-640, L. Rossi, Caridad:
— En la Caridad, tal como aparece en la Biblia y en la tradición
Diccionario enciclopédico de Teología Moral (Madrid, 1974), 73-83, L.
BERG, Das neutestamentliche Liebesgebot. Prinzip der Sittlichkeit: teológica, se expresa coherentemente la síntesis que es propia del
Trierer Theol. Zeitsch 83 (1974), 129-145 ethos cristiano: por una parte, aparece la «normatividad concreta» a
(54) G OUTKA, Ágape. An ethical analysis (New Haven, 1972) través de su reducción en el contenido privilegiado del amor al
(55) De la amplia bibliografía sobre la Caridad consignamos los estudios hombre; por otra, se afirma el «elemento metaético» (o la cosmovi-
que juzgamos más cercanos a la reflexión teológico-moral. Lumiére et Vie n. sión) a través del amor a Dios. La formulación evangélica de la
44 (1959): «Amour de Dieu. Amour des hommes»; J . RATZINGER, La
fraternidad cristiana (Madrid, 1962), H. U. VON BALTHASAR, Glaubhaft 1974), Sal Terrae n 753 (1976) «La caridad cristiana desde la antropología,
ist nur die Liebe (Einsiedeln, 1963), R. RAHNER, El mandamiento del el evangelio y la política»
amor y los demás mandamientos: Escritos de Teología V (Madrid, 1964), (56) Sigue sin respuesta el deseo lanzado hace años por J L L
481-502, Id., Sobre la unidad del amor a Dios y amor al prójimo: ARANGUREN, Etica (Madrid, 1972 5 ) 366, nota 2 «Pedro Laín, en La espera
Escritos de Teología VI (Madrid, 1969), 271-294; A. DONDEYNE-R. y la esperanza, ha hecho ver la triple estructura, pística elpídica y fílica'
GUELLUY-A LEONARD, C o m m e n t s'articulen amour de Dieu et amour de la existencia humana pertenece constitutivamente al hombre el ser
des hommes? Revue Théologique de Louvain 4 (1973), 3-19, S LYONNET, creyente, esperante y amante Por tanto, podría y debería escribirse un libro,
Amore del prossimo, amore di Dio, obbedienza ai comandamenti: paralelo al de Laín y nadie más calificado que él mismo para hacerlo ,
Rassegna di Teología 1 5 (1 974), 174-186, Id , Primo o secondo coman- sobre el amor o la querencia' como estructura ontológica de la existencia En
damento?: I.c. 450-460; A NISSEN. G o t t und der Náchste im Antiken cierto modo, Santo Tomás entrevio eso al considerar el amor como la primera
Judentum. Untersuchungen zum Doppelgebot der Liebe (Tubingen, de las pasiones irascibles»
6 Moral social
82 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 83

Caridad contiene de un modo maravilloso la integración de los dos problema a la hora de integrar las dos actitudes básicas de lo
elementos propios de todo ethos religioso. Más aún, para algunos religioso y de lo moral. El ethos cristiano es un ethos religioso y, en
exegetas la peculiar aportación de Jesús en la perícopa de la Caridad cuanto tal, tiene que integrar las dos actitudes. El creer no es
(Me 12, 28-34; Mt 22, 34-40; Le 10, 25 ss.) reside precisamente en reductible al empeño ético. Pero, por otra parte, no tiene sentido una
la indisoluble conexión del amor a Dios y el amor al prójimo. «La fe que no conlleva una serie de decisiones empeñativas. Para un
auténtica intención de Jesús hay que situarla en la conexión de los cristiano no tiene sentido ni el «moralismo» vaciado y vaciador de lo
dos preceptos y en la relación que se establece entre ellos. Según la religioso ni el «supranaturalismo» vaciado y vaciador de lo moral.
voluntad de Jesús el amor a Dios debe exteriorizarse y probarse en ¿Dónde se encuentra el equilibrio? En la aceptación de la peculiar
el amor al prójimo, igualmente obligatorio y necesario (Mt 22, 39); función de la actitud y el valor morales. La actitud moral para el
mientras el amor al prójimo, por su parte, tiene en el amor a Dios su cristiano brota de la vivencia religiosa y, al mismo tiempo, sirve de
fundamento sustentador. Debemos aún precisar esta profunda com- mediación entre la fe y el compromiso. El valor moral tiene una
penetración de religión y moral; ahora nos basta con la indicación función mediadora entre los valores religiosos y todos los restantes
de que esta claridad no fue alcanzada por ningún maestro de la ley valores.
judía» (57). Esta peculiaridad del ethos cristiano queda suficientemente expre-
— La formulación de la Caridad nos orienta a descubrir el sada a través de la Caridad. Por una parte, la Caridad impide que la
elemento específico del ethos cristiano en el amor a Dios. A pesar «actitud religiosa» desemboque en una piedad meramente cultual sin
de que tanto en el Antiguo Testamento, sobre todo en el Deutero- empeños intramundanos; por otra, hace que la «actitud moral» no
nomio, como en la perícopa citada de los evangelios sinópticos se degenere en moralismo legalista y autosuficiente. La Caridad des-
habla del amor a Dios como «precepto», creemos que la relación del pierta continuamente a la fe de su «sueño dogmático» y de su
hombre con Dios no encaja dentro de los cuadros puramente éticos; «misticismo autogratificante» para lanzarla al amplio mundo del amor
pertenece al universo de la actitud específicamente religiosa. Los al prójimo. Pero también estimula al compromiso moral de los
mismos escritos del Nuevo Testamento orientan hacia esa interpre- creyentes para que sobrepase los límites del minimalismo y del
tación, ya que tanto en San Pablo como, sobre todo, en San Juan legalismo. A este respecto son dignas de interés las anotaciones que
no aparece el tema del amor a Dios entendido como obra exigida al hace Schnackenburg sobre el significado del mandamiento primero:
hombre. De ahí que sin romper la síntesis unitaria de la Caridad «solamente el amor a Dios garantiza el desinterés que falta a casi
podamos decir que el «amor a Dios» es el elemento metaético del todo otro amor humano, y hace posible aquel vencimiento de sí
ethos cristiano. La cosmovisión bíblica de la Alianza que acompaña mismo, del que brotan las obras más calladas y esforzadas. Sólo el
necesariamente a la moral del creyente es expresada en la categoría amor al prójimo fundamentado en Dios puede convertirse en el
de la Caridad a través del amor a Dios que sintetiza magistralmente ágape' esencialmente distinto de todo 'eros' natural, cuya alabanza
la actitud religiosa. leemos en 1 Cor 13. Este amor supera al amor de amistad, ya que,
— Si el amor a Dios es el elemento metaético, el amor al prójimo prescindiendo de toda inclinación natural (simpatía) y sólo por amor
es la expresión de la normatividad concreta. Los contenidos del a Dios y a Cristo, se acerca al otro con benevolencia, generosidad,
compromiso moral del creyente se formulan, dentro de la categoría comprensión y perdón. En el 'ágape' cristiano el impulso a la unión
de la Caridad, a través de la expresión reductiva del «amor al retrocede totalmente en favor de la pura benevolencia y de la
prójimo». Más abajo veremos cómo la integración del amor al compasión. Por eso es capaz de abarcar a quienes naturalmente no
prójimo y el amor a Dios en la síntesis de la Caridad reorienta los son dignos de amor e incluso son nuestros enemigos. ¿De dónde le
compromisos concretos del ethos cristiano. viene este impulso? Ciertamente sólo del amor a Dios, por quien el
cristiano se siente también amado en la misma forma. Este amor de
— Por último, mediante la categoría teológica de la Caridad se
Dios, totalmente distinto de todo otro amor, se nos ha manifestado
expresa adecuadamente la unión entre «religión» y «moral». En la
en las palabras de Jesús (Mt 5, 45), en sus obras de salvación y
historia de la moral y en la historia de las religiones existe un finalmente en su muerte. El amor cristiano al prójimo, precisamente
por estar fundamentado en el amor a Dios, cuando es acertadamente
( 5 7 ) SCHNACKENBURG, O.C., 7 7 . comprendido y proviene del corazón, llega hasta el límite, hasta el
84 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 85

heroísmo' como dicen los hombres, o hasta la 'perfección', como se hablar de exigencias éticas vistas desde la Caridad y orientadas
dice en Mt 5, 48» (58). hacia la Caridad.
De este moido, aparece la Caridad como la categoría bíblico-teo- Creemos que en el momento actual la Caridad debe orientar el
lógica que expresa de una manera adecuada la identidad y la contenido concreto del ethos cristiano en dos direcciones principa-
especificidad del ethos cristiano. El impulso religioso del amor a Dios les: búsqueda de la intersubjetividad y realización de la dimensión
tiene su vertiente inevitable en la transformación de la realidad social de la existencia humana.
humana y tal transformación únicamente cobra sentido definitivo a
través de su vinculación con la vida de perfecta caridad. La Caridad 1) «Etica de la projimidad» y valor moral de la intersubjetividad.
es, por tanto, la actitud fundamental del ethos cristiano. Proclamar el precepto del «amor al prójimo» es radicalizar la
exigencia ética de la intersubjetividad. El ágape cristiano tiene que
c) Discernimiento de las exigencias éticas desde la Caridad desvelar en el mundo actual la dimensión ética de la alteridad personal.
Para un creyente el contenido de la normatividad ética está Al resaltar la Caridad cristiana como contenido moral privilegiado
expresado con la fórmula reductiva del amor al prójimo. No se («segundo mandamiento, no menos importante que el primero») la
trata de una normatividad distinta de la humana. Los contenidos «ética de la projimidad», los contenidos del ethos cristiano quedan
concretos del ethos cristiano se identifican con los de una ética orientados de un modo prevalente hacia el valor del otro. No es la
auténticamente humana. Sin embargo, la formulación y la vivencia referencia a Dios ni la referencia a uno mismo las que tienen primacía
moral. El contenido decisivo de la moral se mide por la referencia
de esos contenidos en clave de Caridad les dan una redimensión
al otro o, para utilizar la fórmula de Lucas, por el «hacerse prójimo»
especial.
del otro (Le 10, 36).
El contenido ético del amor ha tenido diversas insistencias según
las diferentes épocas; han existido distintas mediaciones para expre- La moral cristiana basada en la Caridad corrige todo desviacio-
sar el dinamismo moral de la Caridad: mediaciones de matiz prefe- nismo que trate de dar más importancia a los mal llamados «deberes
rentemente religioso (el apostolado, el buen ejemplo, etc.), media- religiosos» que a las exigencias del amor al prójimo. Para la concien-
ciones de benevolencia paternalista (limosna, obras asistenciales, cia ética de los creyentes tienen valor paradigmático las actuaciones
etc.), mediaciones de justicia social, etc. de Jesús en favor del hombre aun a costa de ir en contra de los
«deberes religiosos» (Me 2,23-3,6). La moral cristiana tiene como
En la manualística moral de los últimos siglos se confeccionó un
uno de los cometidos importantes «comprender lo que significa
tratado de «moral de la Caridad». De forma legalista y con mentali-
"misericordia quiero y no sacrificio"» (Mt 12, 7) y ofrecer esa
dad casuista se formuló una serie de preceptos en relación con el
comprensión a los hombres de todas las épocas.
amor a Dios (obligación de hacer actos de amor a Dios, obligación
de no pecar, etc.) y en relación con el amor al prójimo (obras de No le toca a la moral cristiana señalar los contenidos morales
caridad: limosna, corrección fraterna; pecados contra la caridad: odio concretos de la intersubjetividad, aunque tanto en la Biblia como en
al prójimo, escándalo, cooperación). Y hasta se llegó a establecer un la predicación de la Iglesia podemos encontrar abundante material
«orden preferencial» en las exigencias y en los sujetos de la caridad al respecto. A modo de ejemplo, baste recordar el himno-exhorta-
fraterna. ción del c. 13 de la 1 Cor. La fe cristiana puede aceptar cualquier
antropología ética del amor como cauce concreto del dinamismo de
No hace falta insistir en la incoherencia de un tratado autónomo
la Caridad. Sin embargo, la comprensión cristiana del otro como
sobre la «moral de la Caridad». El amor a Dios no encaja, según
prójimo introduce algunas orientaciones en la ética de la intersubje-
dijimos más arriba, dentro de los cuadros puramente éticos. El amor
tividad (59).
al prójimo no debe ser considerado como un contenido aislado sino
como una orientación general de todos los contenidos de la moral
cristiana. Más que hablar de preceptos de la Caridad es necesario

(59) Ver Moral de Actitudes. II. Etica de la Persona, edic. 4. a


(58) Ibíd., 87-88 (Madrid, 1979), 127-134.
86 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL A P R O X I M A C I Ó N SISTEMÁTICA 87

2) «Beligerancia política» de la Caridad y dimensión social del Caridad que se encierre en el horizonte irreal de una consideración
ethos cristiano. privatística de la existencia humana. El descubrimiento de las dimen-
siones políticas de la Caridad es coincidente con la desprivatización
La Caridad cristiana necesita perder la ingenuidad e inocencia del del ethos cristiano.
idealismo para descubrir sus dimensiones políticas (60). Este cambio
— Fuerza «violenta» y transformadora del amor.—La Ca-
de perspectiva viene postulado por los mismos análisis antropológi-
ridad cristiana ha perdido muchas veces su dinamismo transforma-
cos del amor; en efecto, hoy día se postula una antropología que,
dor. La fuerza del amor ha sido apagada por motivos de falso
superando los estrechos cauces personalistas, haga un planteamien-
«universalismo» («hay que amar a todos, ricos y pobres») y de falsa
to del amor como parte de una teoría crítica de la sociedad (61).
benevolencia («hay que buscar la unidad»). Los «equívocos» a que
La beligerancia política de la Caridad orienta el ethos de los ha sido sometida la Caridad cristiana han achatado el impulso
cristianos hacia horizontes de compromiso preferentemente social. revolucionario del ethos cristiano. Es necesario devolverle a la
Anotamos a continuación las orientaciones marcadas por la interpre- Caridad su fuerza transformadora de la realidad. Tienen que ser
tación política de la Caridad cristiana: replanteados, desde la ética de la Caridad, temas tan importantes
— Superación de la dicotomía Caridad/Justicia.—El ethos como los siguientes: amor cristiano y lucha de clases; amor cristiano
cristiano ganará en claridad y eficacia si supera el planteamiento y violencia; amor cristiano y opción por los pobres, etc.
dicotómico y dualístico de Caridad/Justicia. Tal planteamiento, a
— Carácter «utópico» y «antiestratégico» del ethos cris-
nuestro modo de entender, carece de base por las dos razones
tiano.—Por su elemento metaético la Caridad, al hacerse empeño
siguientes. Al utilizarlas dentro de ese contexto dicotómico las
moral en la transformación de la realidad social, introduce en el ethos
categorías de Caridad y Justicia son conceptos meramente formales;
cristiano una peculiaridad específica. La ética nacida de la Caridad
no indican ningún tipo de realidad concreta. Por otra parte, la
adquiere un carácter utópico. «La caridad, teniendo como propia
distinción formal entre Caridad y Justicia se basa en presupuestos
medida no ya las posibilidades humanas históricamente dadas, sino
inexactos: acepta la teoría de los «dos planos distintos» entre la ética
las manifestaciones ejemplares del ágape de Dios, sitúa las propias
humana (Justicia) y la cristiana (Caridad); afirma la posibilidad de
aspiraciones mucho más allá del horizonte de los actualmente
vivir un mismo comportamiento desde la diferencia puramente exte-
posibles, allí donde se verifica la correspondencia entre las expecta-
rior de la intención (por Caridad). Para superar esa dicotomía es
tivas todavía inéditas del hombre y el cumplimiento de la promesa»
necesario afirmar que la Justicia es la categoría totalizadora de todo
(62). El ethos cristiano nacido de la Caridad no propone como
el empeño ético de la Caridad, tanto a nivel de fuerza vinculante
definitiva ninguna alternativa para la transformación del mundo; en
(valor de exigencia) como a nivel de concreción (contenido concre-
el fondo, adopta una forma «antiestratégica».
to). En este sentido, puede decirse que la Justicia es la mediación
ética totalizadora del dinamismo moral de la Caridad. Aunque el Para concluir estas aproximaciones sobre la Caridad juzgamos
cristianismo formule las exigencias éticas a través del «amor al conveniente recordar que la Caridad es ante todo una «buena
prójimo» no por eso tales exigencias pierden la fuerza que caracteriza noticia», la noticia de que Dios ha amado y sigue amando al mundo.
a la Justicia. La mejor manera de entender la Caridad cristiana es comprenderla
como Amor de Dios. A partir de ese núcleo fundamental cobra
— Desprivatización de la moral cristiana.—Al liberar a la sentido el dinamismo ético que hemos tratado de señalar en la
Caridad de su carácter idealista, la fuerza moral que de ella brota realidad de la Caridad cristiana.
busca cauces desprivatizados. Únicamente puede ser garantía del
«amor a Dios» aquel «amor al prójimo» que sea real y eficaz. Ahora
bien, la realidad y eficacia del amor al prójimo se miden por su 2. LA JUSTICIA: MEDIACIÓN ETICA DE LA CARIDAD POLÍTICA
estructura desprivatizada. Es inconcebible un ethos basado en la
La ética social occidental ha girado en torno a la categoría de
(60) E. BALDUCCI, Las dimensiones políticas de la Caridad. Una Justicia. De un modo concreto hemos estudiado en el capítulo
«inocencia» perdida: Sal Terrae 64 (1976), 108-115. anterior cómo el modelo teológico-moral de la primera y segunda
(61) A. TORNOS, Antropología del amor, desde su radicación so-
cial y psicológica: Sal Terrae 64 (1976), 83-93 (62) BALDUCCI, a.c, 111.
88 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 89

escolástica se c o n s t r u y ó e n t o r n o a la v i r t u d de la Justicia En este Patrística


apartado se pretende analizar la validez y la f u n c i o n a l i d a d de la
J u s t i c i a en c u a n t o categoría ética g l o b a l para formular y vivir el M OBERTI, L'etica sociale m Ambrogio di Milano Ricostruzíone delle
ethos social de los cristianos en la actualidad fonti ambrosiane nel De tustitia di S Tommaso (II-II, q 57-
122) (Turm, 1970)
La afirmación q u e sintetiza el c o n t e n i d o de este apartado es la
siguiente la Justicia es para el creyente la f o r m a mediadora de la Edad Media
Caridad política, mientras q u e la Candad expresa la c o s m o v i s i ó n
( m o m e n t o o b j e t i v o ) y la i n t e n c i o n a l i d a d ( m o m e n t o s u b j e t i v o ) reli- G AMBROSETTI, Introduzíone al trattato sulla giustizia San Tommaso
e la filosofía del dintto oggi (Roma, 1974), 1-20 O LOTTIN, Le
g i o s o - c r i s t i a n o del c o m p r o m i s o social, la J u s t i c i a c o n s t i t u y e la
concept de justice chez les théologiens du Moyen Age avant
verificación concreta y el c o n t e n i d o i n t r a m u n d a n o del ethos social
l'mtroduction d'Anstote Revue Thomiste 44 (1938), 511 -521 D
cristiano Para el n o - c r e y e n t e la Justicia totaliza el horizonte ético ya MONGILLO, La struttura del «De tustitia» Summa Theologiae 11-11,
q u e para él no tiene s i g n i f i c a c i ó n real el á m b i t o religioso, expresado qq 57-122 Angehcum 48 (1971), 355-377
por la Caridad
El desarrollo de la a f i r m a c i ó n anterior quedará exphcitado a través Segunda Escolástica
de tres a p r o x i m a c i o n e s c a p t a c i ó n del valor d e la Justicia en la B DIFERNAN, El concepto de derecho y justicia en los clásicos
historia de la c o n c i e n c i a ética o c c i d e n t a l , relación entre J u s t i c i a y españoles del siglo xvi (El Escorial, 1957), El derecho y la justicia
Caridad, o r i e n t a c i ó n del c o n t e n i d o d e la ética social desde la en los clásicos agustinos españoles del siglo dieciséis Ciudad de
perspectiva d e la Justicia Dios (1957), 48-94, 217-241

a) La J u s t i c i a : n ú c l e o e x p r e s i v o y c o n f i g u r a d o r Doctrina social de la Iglesia


de la c o n c i e n c i a é t i c a o c c i d e n t a l J M DIEZ ALEGRIA, Normae et praecepta lustitiae m Litt encyclicis
«Mater et Magistra» pronuntiata Periódica 51 (1962), 265-287
1 °) Estudios globales
E BRUNNER, La Justicia (México, 1961) J CASTAN, La idea de
Pensamiento filosófico moderno
justicia (Madrid, 1968) G DEL VECCHIO, La Justicia (Madrid,
1925) W GOLDSMIDT La ciencia de la Justicia (Dikelogía) (Ma- H FENICHEL PITKIN, Wittgenstem and Justice (Berkeley, 1972) R
drid, 1958) A GÓMEZ ROBLEDO, Meditación sobre la justicia GILARDI, John Rawls e la rinascita di una prospettiva contrattualis-
(México, 1963) F HEIDSIECK, La vertu deJustice (París 1970) H ta in etica Rivista di Filosofía Neoescolastica 69 (1977), 43-85
KELSEN, Whatis Jiysf/ce(Berkeley, 1957) C O'DENIS, II signifícate- F -A KOCH, Gerechtigkeit ais Gedanken-expenment Rawls und
della giustizia II rinnovamento della teología morale (Brescia, Aristóteles Zeitsch Phil Forschung 32 (1978), 239-253 V
1965), 198-227 LAMSDORFF GALAGANE, El concepto de justicia en el marxismo
soviético actual (Santiago de Compostela, 1969) J P LANGAN,
2 °) A p r o x i m a c i o n e s históricas Rawls, Nozíck and the Search for Social Justice Theological
Studes 38 (1977), 346-359 M MEYER, The Perelman-Rawls
Filosofía antigua debate onjustice Revue Internationelle de Philosopnie 29 (1975),
318-331 C H PERELMAN, De la justice (Bruselas, 1945), Justice et
G DRAGO, La giustizia e le giustizie Lettura del libro quinto dell'etica
raison (Bruselas, 1963) J RAWLS, A Theory of Justice (Oxford,
a Nicomaco (Milano, 1963) P FIREMAN, Justice m Plato's Repu-
1976) A Ross, Sobre el derecho y la justicia (Buenos Aires,
bhc (New York, 1957) E GARCÍA MAYNEZ, Doctrina aristotélica
1963) D L SCHAEFER, Rawls's «Moral Theory» Rev Pohtics 39
de la justicia (Madrid, 1973) J KELSEN, La justicia platónica La
(1977), 192-220 R SCHENK, The two principies of justice m John
idea del Derecho Natural y otros ensayos (Buenos Aires, 1947),
Rawls A theory of justice Angehcum 54 (1977), 55-66
113-144 M Moix, Dike Nuevas perpectivas de la justicia clási-
ca (Madrid, 1968) M S A L O M Ó N , Der Begnff der Gerechtigkeit bei
Aristóteles (Leiden, 1937) El t é r m i n o y el c o n c e p t o d e J u s t i c i a es u n o de los núcleos
primarios en los q u e se expresa y se c o n f i g u r a la c o n c i e n c i a ética
occidental Interesa captar el s i g n i f i c a d o q u e d e h e c h o ha t e n i d o e n
90 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 91

la historia de Occidente a fin de señalar a continuación la validez parte, ninguna categoría ética ha recibido tantos elogios como la
funcional que pueda seguir manteniendo en la actualidad. Justicia, llegando a convertirse en objeto de exaltación poética (64).
El significado de la Justicia cobra su auténtico relieve si se la Sin querer hacer una exposición detallada de la historia del tema,
sitúa en las coordenadas ideológicas que le dieron su configura- no podemos dejar de aludir a los momentos privilegiados de la
ción original. La matriz ideológica de la Justicia occidental está reflexión humana sobre la Justicia (65):
constituida por una interacción de tres factores: la religión judeo- Los presocráticos inician el tema de la Justicia con una
cristiana, la filosofía griega y el derecho romano (63). mentalidad a la vez filosófica y poético-sacral. Platón atribuye a
La religión judeo-cristiana introduce en la noción de Justicia los Simónides la definición de justicia que había de quedar inmortaliza-
rasgos de: mesianismo, escatología, utopía. Para el judeo-cristiano da: «dar a cada uno lo que le conviene» (66).
la Justicia es una Promesa divina (un «don de lo alto») y una Dentro de la teoría platónica sobre la Justicia hay un detalle
Decisión humana (un «trabajo del hombre»), es una realización que la explica de modo suficiente: el cambio de la definición de
presente y un horizonte de Esperanza escatológica, es un ideal Simónides por «hacer cada uno lo suyo». La Justicia mantiene el
absoluto y una concreción parcial de la Bondad. Por razón de estas orden entre las tres clases de ciudadanos (filósofos, militares y
características, la Justicia occidental tiene rasgos prometeicos: sirve trabajadores) y entre las tres pulsiones del hombre (racional, irasci-
para someter a Crisis total el mundo humano y constituye el ble y concupiscible) logrando que cada una de las partes «haga lo
programa de la permanente e inacabable Revolución. que le conviene». De este modo integra Platón toda la vida ética de
la Ciudad y del Hombre dentro del cuadro de las cuatro virtudes
La filosofía griega introduce el logos clarificador. El concepto de
cardinales: Prudencia (virtud de los filósofos y de la parte racional),
Justicia occidental le debe a la filosofía griega la luz de la Verdad.
Fortaleza (virtud de los militares y de la parte irascible), Templanza
Dentro de la reflexión griega la Justicia adquiere los rasgos de
(virtud de los trabajadores y de la parte concupiscible), y Justicia
iluminación que posee: la exactitud en la noción, la armonía en la
(virtud que consigue que cada una de las partes del hombre y cada
división y la claridad de la sistematización.
una de las clases ciudadanas «haga lo suyo»).
Por su parte, el derecho romano proporciona a la Justicia los El libro V de la Etica nicomaquea marca un hito en la reflexión
niveles de «positivación jurídica» que precisa. El compromiso profé- occidental sobre la Justicia. A él se debe la definición exacta de la
tico de la religión judeo-cristiana y la iluminación clarificadora de la Justicia como virtud (colocándola en la categoría de hábito), la
filosofía griega quedan completados por la positivación del «ius» determinación de sus elementos constitutivos, y la división tripartita
romano: concreción en el contenido, exigibilidad en la vinculación, que se ha convertido en una división clásica.
sociabilidad en la exteriorización. Del derecho romano nació otra definición de Justicia con
Situada al interior de las tres coordenadas ideológicas menciona- notable influencia en la cultura occidental. Se trata de la célebre
das, la Justicia occidental tiene una trayectoria histórica cuyo definición de Ulpiano: «iustitia est constans et perpetua voluntas ius
conocimiento ayuda a comprender su significado real. Tanto en la suum cuique tribuendi» (67).
vida como en la reflexión, la Justicia ha sido una preocupación
constante del hombre occidental. Desentrañar su contenido consti- (64) Ver una antología de elogios en E DE BILBAO, La idea de la
justicia y singularmente de la justicia social (Madrid, 1949), 52-53, De
tuye una de las principales tareas de la reflexión humana. Por otra
Aristóteles es el famoso elogio «ni la estrella de la tarde ni el lucero del alba
(63) J CASTAN, La idea de Justicia (Madrid, 1968), 34-73, E son tan maravillosos» (como la Justicia) (Etica nicomaquea, V, 1), elogio
BRUNNER, La Justicia (México, 1961), 11-17 «Dos son las fuentes princi- que transmite PLOTINO, Enéada primera (Buenos Aires, 1963), edic 3 a,
pales que han inspirado el pensamiento de Occidente sobre la justicia la 105-106
filosofía greco-romana —y aquí no hay que menospreciar el elemento (65) Remitimos a la bibliografía consignada al comienzo de este aparta-
romano— y el Cristianismo Nadie ha enseñado con mayor claridad sobre la do Para una visión rápida, aunque ajustada, cfr. A GÓMEZ ROBLEDO,
esencia de la justicia como lo hizo Aristóteles, ni nadie ha influido con mayor Meditación sobre la Justicia (México, 1963), CASTAN, O . C , 39-125.
profundidad en el pensamiento jurídico como lo hizo Aristóteles con esa (66) CASTAN, O.C, 39-40 Del Vecchio hace notar que este concepto,
doctrina En ninguna parte hallamos una expresión tan absoluta y tan atribuido a Simónides, puede decirse que está también implícito en Homero
poderosa de la exigencia de justicia, como nos la ofrecen los profetas en la (Ibíd., 39)
Biblia» (BRUNNER, O . C , 11) (67) Digesto I, 1, fr 10, pr Instituciones de Justmiano, I, 1, pr y párr 6
92 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 93

Santo Tomás ( l l - l l , qq 57-122) y el renacimiento tomista de en torno a este tema Baste recordar, entre otros, los nombres de Del
los siglos XVI-XVII introducen la reflexión aristotélica y el derecho Vecchio, Kelsen, Perelman, Brunner, Castán, Gómez Robledo, Rawls,
romano en la corriente cristiana etcétera (76)
Leibnitz es el colofón platónico-aristotélico en el tema de la
Justicia (68) b) Justicia y Caridad en la conciencia ética cristiana
La reflexión filosófica y la ciencia jurídica, desde la época
1o) Fe y Justicia
moderna hasta nuestros días, han analizado la realidad de la Justicia
desde las diversas opciones filosóficas y jurídicas jusnaturalismo R A B B A , Religious foundations of justice Expos Times 87 (1976),
(Grocio, Hobbes), contractualismo (Rousseau), Kantismo y postkan- 360-365 J ALFARO, Cristianismo y Justicia (Madrid, 1973), Con-
cilium n 3 5 ( 1 9 6 8 ) , n 3 6 ( 1 9 6 8 ) Fe y Justicia Estudios eclesiás-
tismo, histoncismo y positivismo, axiologismo, etc (69)
ticos 52 (1977), 443-632 (con bibliografía en pp 627-632) F
Dentro de esta perspectiva histórica conviene anotar la poca IVERN, Faith and Justice Rev for Reí 35 (1976), 338-351 C F
importancia que ha tenido el concepto de Justicia en el marxismo, STARKLOFF Faith and Justice Rev for Reí 35 (1976) 352-359
tanto e/i el marxismo de los fundadores como en el marxismo-leni- P TILLICH, Liebe Machí, Gerechtigkeit (Tubingen 1955)
nismo (70) Marx tuvo una visión negativa del derecho y nunca
utilizó la palabra «justicia» en la parte constructiva de su teoría social 2 °) Candad y Justicia
(71), sin embargo, y a pesar de su pretendido carácter «científico», J M Guix, Justicia y Caridad (Madrid 1977) J LACROIX Justice et
la obra de Marx tiene un aliento ético (72) y en consecuencia Chante Lumiére et Vie, octubre (1952), 79-93 C MERTENS,
denuncia una situación de «injusticia» (alienación, explotación) y Chanté, Venté, Justice Nouvelle Revue Théologique 99 (1977)
proyecta una sociedad futura «justa» (73) En la teoría jurídica y en 391-405 R M PIZZORNI Giustizia e Carita (Roma 1965)
la filosofía del marxismo soviético actual, «la justicia es un problema J ZARAGUETA, Justicia y candad Estudios Filosóficos (1963)
filosófico más que negado, ignorado Salvo alguna muy reciente 303-308
excepción, los soviéticos no hablan de la justicia más que en el caso Desde una perspectiva exclusivamente humana, la Justicia es
de verse materialmente obligados a ello» (74) una categoría autónoma y consiguientemente secular Pero para el
Podemos terminar esta breve exposición de la perspectiva histó- creyente la Justicia se inserta dentro de un horizonte religioso
rica anotando, por una parte, «la decadencia actual de la idea ¿Cómo ha de entenderse la integración de Fe y Justicia, Caridad y
occidental de Justicia» (75) al advertir la degradación que sufre esta Justicia?
noción en el lenguaje y en la vida de muchos grupos sociales, pero, Es un hecho la presencia del tema de la Justicia en el interior de
por otra parte, también se constata una floración de estudios serios la predicación cristiana Desde los orígenes bíblicos hasta nuestros
días, el anuncio de la Justicia constituye una opción permanente del
(68) G Ó M E Z ROBLEDO o c , 127 132 CASTAN o c , 71 72
cristianismo La doctrina social de los Papas de los siglos x i x - x x
(69) CASTAN O C , 77-125
encuentra en el ideal ético de la Justicia el criterio para denunciar
(70) V LAMSDORF-GALAGANE El concepto de Justicia en el marxis-
las inmoralidades de la vida social y para proyectar un modelo de
mo soviético actual (Santiago de Compostela 1969)
(71) Ibíd , 47 «A titulo de curiosidad puede observarse que el término
sociedad plenamente humana (77) El Concilio Vaticano II se sirvió
justicia es ajeno al vocabulario marxista ya que no figura por ejemplo en con bastante frecuencia (en más de 40 pasajes) del concepto de
la obra de presentación del marxismo de J Guichard En el índice de las Justicia para expresar la dimensión ética de la vida tanto humana
obras de Marx el termino tiene un significado anodino o se refiere simple como cristiana (78) El Sínodo de los Obispos de 1971 se ocupó
mente a las relaciones jurídicas denunciadas como mascaras ideológicas» (J
B LIBANIO Discernimiento y política (Santander 1978) 56)
(72) K R POPPER La sociedad abierta y sus enemigos II (Buenos (76) Ver la cita de las obras en la bibliografía que encabeza este apartado
Aires 1976) 274 293 «El Capital es un tratado de etica social» (p 275) (77) J L GUTIÉRREZ Justicia Conceptos fundamentales en la Doctri-
(73) LAMSDORF GALAGANE o c , 9 17 na Social de la Iglesia II (Madrid 1971) 413 421
(74) Ibid , 1 4 0 141 (78) A TORRES Diccionario de los Textos Conciliares II (Madrid
(75) BRUNNER o c , 9 17 1968) 1067 1073
94 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 95

expresamente de «la Justicia en el mundo» (79) El primero de los Reino de Dios, que el cristiano está llamado a edificar en la tierra, es
Documentos de Medellín trata de la Justicia (80) Por lo demás, el Reino del amor y de la justicia, de la participación de todos en el
tanto la reflexión teológica como la vida de muchos grupos cristia- mundo creado por Dios para todos y transformado por el trabajo del
nos hacen en la actualidad una opción explícita por la Justicia (81) hombre El compromiso por la instauración de un mundo más justo
La misma Iglesia jerárquica reconoce el derecho y el deber de optar y más humano es, pues, auténticamente cristiano» (84)
por la Justicia «La Iglesia recibió de Cristo la misión de predicar el La relación entre Fe y Justicia se concreta en la relación entre
mensaje evangélico, que contiene la llamada del hombre a conver- Caridad y Justicia. Prescindiendo de las disquisiciones morales de
tirse del pecado al amor del Padre, la fraternidad universal y, por carácter casuístico, creemos conveniente insistir en una afirmación
tanto, la exigencia de justicia en el mundo Esta es la razón por la globalizante «el amor cristiano al prójimo y la justicia no se pueden
que la Iglesia tiene el derecho, más aún, el deber, de proclamar la separar Porque el amor implica una exigencia absoluta de justicia,
justicia en el campo social, nacional e internacional, así como de es decir, el reconocimiento de la dignidad y de los derechos del
denunciar las situaciones de injusticia, cuando lo pidan los derechos prójimo La justicia, a su vez, alcanza su plenitud interior solamente
fundamentales del hombre y su misma salvación La Iglesia no es la en el amor Siendo cada hombre realmente imagen de Dios invisi-
única responsable de la justicia en el mundo, tiene, sin embargo, su ble y hermano de Cristo, el cristiano encuentra en cada hombre a
responsabilidad propia y específica, que se identifica con su misión Dios y la exigencia absoluta de justicia y de amor que es propia de
de dar ante el mundo testimonio de la exigencia del amor y de la Dios» (85)
justicia tal como se contiene en el mensaje evangélico, testimonio La Caridad quedaría vacía de contenido concreto si no aparece
que ha de encontrar correspondencia en las mismas instituciones mediada por la Justicia Por otra parte, para el creyente, la Justicia
eclesiales y en la vida de los cristianos» (82) adquiere un horizonte de plenitud en la caridad «El amor cristiano
La presencia del tema de la Justicia—como denuncia y como implica y radicaliza las exigencias de la justicia, dándoles una
ideal— en la predicación cristiana es una consecuencia obvia de la motivación nueva y una nueva fuerza interior El acontecimiento de
auténtica comprensión del cristianismo En efecto, «la acción en Cristo ha conferido a la persona humana un valor divino Porque
favor de la justicia y la participación en la transformación del mundo todo hombre es «un hermano por el que ha muerto Cristo» (Rm 14,
se nos presenta claramente como una dimensión constitutiva de la 15,1 Cor 8, 11), y porque Cristo ha resucitado como «el primogénito
predicación del evangelio» (83) de todos los hermanos» (Rm 8, 29, Col 1, 18), nuestro encuentro
con Cristo se realiza concretamente en el encuentro con los hom-
La fe cristiana alcanza su coherencia a través de las mediacio-
bres en cada hombre nos sale al encuentro Cristo mismo en persona
nes de la Justicia Únicamente así podrá vencer las tentaciones de
(Mt 25, 40 45) En la muerte y resurrección de Cristo ha sido esta-
convertirse en una «ideología alienante» o en una «actitud de signo
blecida la fraternidad universal, que debe ser realizada en este
dualístico» «La existencia en el mundo no es para el cristiano
mundo como anticipación de la futura participación comunitaria en
únicamente el tiempo de la decisión de la salvación futura, sino
la vida inmortal de Cristo glorificado (Ef 2, 13-18, Gal 3, 28) El
también de la instauración del Remo de Dios en el mundo Y el
dinamismo del Espíritu, don del Resucitado, nos llama internamente
(79) S I N O D O DE LOS OBISPOS 1971 D o c u m e n t o s (Salamanca 1972)
a salir de nosotros mismos por la confianza en Dios y el servicio de
Ver los Comentarios editados por la Comisión Pontificia «Justicia y Paz» P los hombres La originalidad del amor cristiano está en su motivación
L A N D Visión de conjunto (Madrid 1973) P ARRUPE El testimonio de y en su interioridad bajo la acción del Espíritu, la ley interior del
la Justicia (Madrid 1973) J ALFARO Cristianismo y Justicia (Madrid Espíritu es la ley del amor, cumplido en el don desinteresado de sí
1973) B W A R D ¿Una nueva creación' (Madrid 1973) M LINSCOTT mismo a los otros (Gal 5, 1 13-14) En lugar de suprimir las
Educación y Justicia (Madrid 1974) exigencias de la justicia, el amor cristiano genuino las interioriza
(80) SEGUNDA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Pre- hasta el fondo del corazón humano, la caridad cristiana viene a ser
sencia de (a Iglesia en la transformación de América Latina (México así el alma de la justicia (Gal 5, 6, Ef 4, 15, 1 Jn 3, 23)» (86)
1978) Cfr también Documento de Puebla (1979), parte 2 a , II, 4
(81) Estudios Eclesiásticos 52 (1977) 443-632 «Fe y Justicia» (84) ALFARO o c , 36
(82) S I N O D O DE OBISPOS 1971 I c , 67 ( 8 5 ) SÍNODO DE OBISPOS 1 9 7 1 I C , 66
(83) Ibíd , 55 (86) ALFARO o c , 33 34
96 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 97

Caridad política y Justicia son dos expresiones de la misma y El concepto de Justicia posee una notable complejidad signifi-
única realidad cristiana: el necesario empeño del creyente en la cativa. Su estudio ha de realizarse desde los presupuestos metodo-
construcción de una sociedad humana de acuerdo con el ideal de la lógicos de la interdisciplinaridad (89) y con una aproximación
Salvación escatológica realizada en Cristo. Aunque las dos expresio- integradora de diversos saberes (90).
nes se refieren a la misma realidad, sin embargo, cada una la formula
Prescindiendo del aspecto cósmico-sacral (la Justicia entendida
con matiz diverso si bien complementario: la Caridad pone en
como parte del destino que le toca a cada uno) (91), la Justicia es
evidencia el horizonte religioso (intencionalidad y cosmovisión cris-
una categoría mental que pertenece a dos importantes áreas de la
tianas), mientras que la Justicia expresa el contenido intrahistónco
realidad humana: el área jurídica y el área moral. Dentro del campo
de la Salvación cristiana.
jurídico, la Justicia expresa dos aspiraciones de los hombres: 1) que
A partir de esta comprensión integradora, no caben las distincio- las leyes son constituidas desde la igualdad fundamental de todo
nes que se han establecido entre Caridad y Justicia, diciendo que hombre; 2) que las leyes son aplicadas con equidad y sin privile-
(87): la Justicia mantiene las distancias, mientras la Caridad unifica; gios discriminatorios.
la Justicia edifica un mundo rígido y frío, mientras la Caridad penetra
Reduciendo la consideración al terreno de la moral la Justicia
en el corazón del prójimo; la Justicia da sólo lo estrictamente debido,
puede expresar la totalidad de las exigencias morales o un aspecto
mientras la Caridad se extiende más allá de lo exigido. Tampoco son
particular de las mismas. En el primer sentido, la Justicia es una
admisibles las conclusiones de la moral casuística sobre el diverso
actitud general cuyo campo de acción abarca toda la vida moral; en
grado de exigencia en la obligación y en la restitución al exponer las
expresiones de Aristóteles, «la justicia así entendida no es una parte
exigencias de la Caridad y de la Justicia (88).
de la virtud, sino toda la virtud, como la injusticia contraria no es una
parte del vicio, sino el vicio todo» (92). En el segundo sentido, la
c) Orientación de ia ética social desde la categoría moral de Justicia
Justicia es una actitud específica con unas características y un
1.°) Estudios generales. campo de acción que le son peculiares.
PH. DELHAYE, Notes sur l'histoire et le sens de la vertu de justice Limitando la reflexión a la Justicia específica, con esta catego-
Mélanges Science Religieuse 21 (1964), 1-14. J. GIERS, Kirche ría ética alcanzamos el campo de la ética social. Y ahora es cuando
und Gerechtigkeit Sozíale und theologische Aspekte der Gerech- surge la pregunta: ¿en qué sentido la categoría ética de Justicia
tigkeitslehre der Kirche. Festgabe fur J . Doffner (Wurzburg, 1973), orienta la formulación de la ética social?
420-438 M. LINDHARDT, Magna pars lustitiae, velle esse lustum
Studia Theologica 27 (1973), 127-149 F LÓPEZ Y LÓPEZ, La 1) Ambigüedades en la orientación tradicional de Justicia.
autoridad y la división de la justicia Burgense 3 (1962), 37-11 5
El concepto tradicional de Justicia, en cuanto categoría ética
2.°) Justicia social. específica, quedó configurado en torno a tres núcleos temáticos:
noción, elementos integrantes y división.
J CASTÁN, La idea de justicia social (Madrid, 1966) J DELGADO, La
«justicia social». Contribución al esclarecimiento de su significado Por lo que respecta a la noción, prevaleció la definición de
dentro de una teoría general de la justicia De la Rerum Novarum a Simónides («dar a cada uno lo suyo») frente a la definición platónica
la Mater et Magistra (Madrid, 1962), 47-94 M HURTADO, Notas («hacer cada uno lo suyo»). La definición de Ulpiano tuvo plena
sobre el contenido sistemático de la justicia social- De la Rerum
Novarum a la Mater et Magistra (Madrid, 1962), 95-107 J (89) BRUNNER, o . c , 16-17
MARIAS, La justicia social y otras justicias (Madrid, 1974), 7-30
(90) Ver un ejemplo de aproximación integradora en W GOLDSMIDT, La
(«Sobre la justicia social») A VONLANTHEN, Idee und Entwicklung
ciencia de la Justicia (Dikelogía) (Madrid, 1958)
der sozíalen Gerechtigkeit (Freiburg/Suiza, 1973)
(91) La concepción cósmico-sacral se expresa con este triángulo de
términos griegos dike (ordenamiento de los acontecimientos cósmicos y
(87) C VAN GESTEL, La doctrina social de la Iglesia (Barcelona,
humanos), themis (idea divina de ese ordenamiento), némesis (aceptación
1969), 149-150 por el hombre del ordenamiento cósmico-sacral). Cfr. GÓMEZ-ROBLEDO o . c .
(88) M ZALBA, Theologiae Moralis Summa II (Madrid, 1952), ,15-17
463-467 (92) ARISTÓTELES, Etica Nicomaquea, V, 1
7 Moral social
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 99
98

aceptación entre los moralistas: «constans et perpetua voluntas la sociedad misma. Explicándolo de otro modo, a partir del objeto de
unicuique suum reddendi» (firme voluntad de dar a cada uno lo la justicia, se puede expresar con el siguiente esquema (93):
suyo). Esta actitud fue catalogada entre las cuatro fundamentales de
B I E N
la vida moral, junto a la prudencia, fortaleza y templanza.
La categoría ética de Justicia es vista a través de unos elementos De la comunidad De personas o grupos particulares
integrantes que la conforman específicamente (además de los ele-
mentos genéricos provenientes de su condición de hábito-virtud).
Los elementos específicos, exigidos por el objeto o terreno propio de
7 S
(Justicia general, Considerados como Considerados parti-
la Justicia, son los siguientes:
legal o social.) miembros de la so- cularmente (Justi-
— alteridad: las relaciones de Justicia son siempre bilatera- ciedad (Justicia cia conmutativa.)
les; exigen la alteridad («ius est ad alium»); distributiva).
Las tres especies son Justicia en sentido estricto, aunque alguna
— estricta exigibilidad: pertenece a la actitud ética de la de ellas participe más perfectamente del género:
Justicia el referirse a algo «debido» a otro, es decir, lo que Justicia conmutativa: el sujeto activo y pasivo es la persona
hay que dar a otro por ser suyo; privada (o alguna sociedad como persona moral): los términos de la
justicia conmutativa son personas o comunidades consideradas
— igualdad: la Justicia exige la igualdad entre la demanda y como distintas e iguales. La exigencia es de equivalencia absoluta;
la satisfacción, entre lo que se debe y lo que se recibe, entre exige un equilibrio perfecto. Estas exigencias se basan en datos
la deuda y el pago. objetivos (procedentes de obligaciones contractuales u operaciones
de cambio: compraventa, trabajo).
Estos integrantes esenciales de la actitud de la Justicia se Justicia distributiva: el sujeto pasivo es el individuo respecto
completan en otras condiciones que son necesarias para que la de la comunidad; el sujeto activo es la comunidad por medio de sus
Justicia sea perfecta: 1) La igualdad que exige la Justicia es objetiva órganos oficiales. El objeto de esta justicia es repartir proporcional-
y no depende de una apreciación o estimación subjetiva; de ahí que mente los beneficios y las cargas de la sociedad entre sus miembros
la Justicia se deba cumplir mediante actos externos que tienden a (cargos oficiales, beneficios y seguridad social, subsidios concedi-
realizar esa equivalencia objetiva; <os actos externos representan el dos a escuelas, e t c . ) .
orden de la justicia. Esta condición fue explicitada por los escolás- Justicia legal: el objeto de esta Justicia es el bien común, al
ticos al decir que la materia «circa quam» de la Justicia la forman las que ha de contribuir cada miembro de la sociedad con una medida
operaciones exteriores y las cosas externas sobre las que versan de proporcionalidad.
aquéllas. 2) Pero, aunque el orden jurídico puede limitarse a los Según se ha expuesto en otro lugar (94), esta comprensión
actos externos, el orden moral requiere la rectitud interior; la virtud tradicional de Justicia orientó de una forma decisiva la formulación
de la justicia radica en una disposición interior del hombre. 3) Tanto de la ética social de la escolástica y del renacimiento tomista de los
la igualdad objetiva como la rectitud interior tienen que adecuarse al siglos XVI-XVII. A las anotaciones críticas que allí se hicieron
objeto. Por eso decían los escolásticos que el medio virtuoso de la añadimos ahora las ambigüedades que conlleva el concepto tradi-
justicia es estrictamente objetivo o «médium rei». cional de Justicia; ambigüedades que obviamente pasan a la síntesis
En relación con la división de la Justicia no existió unanimidad de la ética social.
de pensamiento. Esta diversidad proviene, en la mayor parte de los Entre las ambigüedades principales destacamos las siguientes:
casos, de la confusión en la terminología. Sin embargo, se puede — la excesiva insistencia en la actitud subjetiva: al encuadrar-
decir que la doctrina tradicional distinguió tres clases de Justicia. la en los cuadros formales de hábito-virtud, la Justicia adquiere de
Para la moral tradicional existían tres sistemas en las relaciones comienzo un marchamo subjetivo.
entre los hombres o un triple «ordo iustitiae»: 1) las relaciones entre
personas o grupos particulares; 2) las relaciones entre la sociedad y (93) V A N GESTEL, O . C , 17
sus miembros; 3) las relaciones de los miembros de la sociedad con (94) Ver el capítulo 1 ° de este tomo, apartado I.
100 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 101

— la concreción del objeto de la Justicia en el «derecho»: si colocados idealmente en un mismo plano y representados, por
el «ius» es el objeto de la Justicia, ésta queda «enmarcada» y decirlo así, el uno en función del otro; la paridad o igualdad inicial,
«prejuzgada» dentro de un orden ya establecido perdiendo la posi- que se presupone entre los sujetos de una relación de esta especie;
bilidad de criticidad radical. la reciprocidad o correlación inseparable, por la cual la afirmación
— la nota de exigibilidad estricta: aunque esta característica de una persona es al mismo tiempo una limitación respecto a otra
introduce en la Justicia un tono de gran exigencia, sin embargo persona obligada en el mismo acto» (97). De hecho para la Justicia
orienta dicha exigencia hacia el «mínimo legal» propiciando la queda en segundo plano lo que el sujeto tiene de individual, de
confusión de la moral y del derecho. irreductible o «inefable»; en cambio, cobra relieve destacado el valor
— la nota de alteridad corre el riesgo de que la Justicia insista de la igualdad fundamental entre los sujetos. «Se deduce de esto que
sobre todo en las «relaciones interpersonales» y descuide la morali- un sujeto no puede obrar en cierto modo respecto a los otros, sin
zación de las «estructuras sociales». convertir en legítima o 'justa' en idénticas circunstancias, una ope-
— la prevalencia de la Justicia conmutativa frente a la distri- ración igual de los otros en relación con él» (98).
butiva y a la legal supone una opción por la orientación «individua- Una ética social que tenga la pretensión de apoyarse sobre el
lista» en el planteamiento y en la solución de los problemas fundamento de la Justicia, tiene que proyectarse necesariamente
ético-sociales. bajo el impulso de la opción por la igualdad. La igualdad es el valor
omnipresente de la ética social. La dinámica ética de la igualdad es
2) Hacia una reorientación de la Justicia en cuanto categoría
el criterio básico del discernimiento moral en los problemas sociales.
organizadora de la ética social.
— La Justicia como «cuestionamiento» anterior al orden
La categoría moral de Justicia debe seguir orientando la formu- establecido.—Con frecuencia se ha utilizado la Justicia como una
lación de la ética social. Para ello la misma noción de Justicia ha de actitud ética al servicio del orden establecido. En algunas épocas de
ser sometida a una reorientación. Creemos que en la tradición moral la moral lo «legal» ha prevalecido por encima de lo «ético» llegando
occidental se encuentran elementos válidos con tal de que sean casi a identificarse lo legal con lo justo. La Justicia, así entendida,
despojados de adherencias espúreas. se convertía en ciertas ocasiones en justificación y apoyo de injus-
La reorientación de la Justicia, en cuanto categoría organizadora ticias estructurales.
de la ética social, precisa seguir los siguientes derroteros: Es necesario recuperar la noción de Justicia como «cuestiona-
— La Justicia como ideal utópico de la igualdad.—Una de miento» ético anterior a los ordenamientos jurídicos. La justicia es
las formas de verificar hoy la dignidad del hombre es la «aspiración una instancia ética no domesticable por el orden establecido; lo
a la igualdad» (95). La ética social tiene sentido y funcionalidad en trasciende mediante su capacidad crítica, que escapa a todo intento
la búsqueda permanente de la igualdad humana; la «aspiración a la de manipulación. La Justicia es anterior —con anterioridad lógica—
igualdad» es principio y meta del ethos social. a la construcción del mundo social.
La Justicia es la categoría ética más apta para apoyar esta En la tradición reciente de la ética social cristiana encontramos
orientación de la ética social. El reino de la Justicia es el lugar de la una expresión que puede formular adecuadamente lo que acabamos
igualdad. Si «la Justicia, en su sentido propio es: principio de de decir. Es la expresión de Justicia social. Acuñada oficialmente
coordinación entre seres subjetivos» (96), esa coordinación se por Pío XI y empleada en los documentos posteriores del magisterio
establece mediante la igualdad en la reciprocidad. Del Vecchio ha eclesiástico para expresar el ideal ético del orden económico-so-
puesto de relieve certeramente el ideal de igualdad que subyace a la cial (99), la Justicia social no se ha dejado reducir a ninguna de las
noción de Justicia. Al señalar los elementos característicos de la (97) Ibíd., 72-73.
Justicia pone de relieve en todos ellos el matiz de búsqueda por la (98) Ibíd., 73.
igualdad: «la alteridad o la bilateralidad propia de toda determi- (99) J . L. GUTIÉRREZ, Justicia social: Conceptos fundamentales en la
nación jurídica, esto es, la consideración simultánea de los sujetos, Doctrina social de la Iglesia II (Madrid, 1971), 423-428. Para la historia del
concepto de «Justicia social» en el siglo XIX, en los documentos del
(95) Octogésima adveniens, n. 22. Magisterio y en la interpretación de los teólogos, cfr. G. RODRÍGUEZ YURRE,
(96) DEL VECCHIO, O . C , 3. La Justicia: Curso de Doctrina Social Católica (Madrid, 1967), 209-223.
102 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 103

especies de la Justicia anstotélico-escolástica Dejando de lado la La Justicia es la categoría ética capaz de «orientar» moral mente
discusión sobre su naturaleza formal (¿Identificación con la Justicia el cambio y la confhctividad sociales Por su tonalidad utópico-pro-
legal?, ¿una especie nueva?, ¿una super-especie?) (100), nos interesa fética, la Justicia dmamiza la sociedad hacia el cambio e integra las
señalar la función de la Justicia significada con esa expresión de posibilidades humanizadoras de la conflictividad social
«Justicia social» Esta reonentación de la Justicia corrige el carácter estático de la
Para Marías «el siglo XX es ininteligible si no se tiene en cuenta noción clásica «La justicia clásica no era propiamente pensada
lo que significan en él estas dos palabras juntas justicia social' Es como un proceso en la historia Era, por el contrario, el reflejo de un
algo indiscutible, todo el mundo la pide, nadie la niega, menos se orden fijo e inmutable A la época clásica le faltaba el sentido de la
atrevería a oponerse a ella» (101) Este mismo autor la define como historia como horizonte de la vida humana La posibilidad de
aquella Justicia «que corrige o rectifica una situación social que innovación histórica carecía de sentido La concreta estructura
envuelve una injusticia previa que, si se mantuviera, invalidaría las social, por el contrario, dentro de la cual vivían, poseía el valor de
conductas justas, los actos individuales de justicia» (102) etapa histórica definitiva» (105)
Esta función asignada a la Justicia social es necesario extenderla Las tres orientaciones que hemos señalado a la Justicia consti-
a toda Justicia en cuanto categoría ética La Justicia se refiere a la tuyen otras tantas perspectivas para la formulación de la ética social
implantación de la «rectitud» (derecho) que muchas veces no Actualizada la noción de Justicia se actualizan en consecuencia los
coincide con lo establecido («IUS») Si la Justicia es «dar a cada uno planteamientos de la ética social
lo suyo», no puede interpretarse «lo suyo» desde el orden establecí
do, sino desde una exigencia previa a las configuraciones sociales
La Justicia tiene por cometido deshacer los «entuertos» que están a 3 EL BIEN COMÚN
la base del orden establecido, la Justicia es dar a cada uno aquello ORIENTACIÓN ETICA DE LA REALIDAD SOCIAL
de que está «privado» o «despojado»
La ética social recibe una orientación nueva al aceptar como C CARDONA, La metafísica del bien común (Madrid, 1966)
principio dinamizador la Justicia entendida como «cuestionamiento» C COLOMBO, La dottnna del bene commune Vita e Pensiero
previo al orden establecido No es una ética justificadora, sino (1963), 660-665 E GARCÍA ESTEBANEZ, El bien común y la moral
cuestionadora de los ordenamientos socio-jurídicos política (Barcelona, 1970) M LEGIDO, Para una metafísica del bien
común Estudios Filosóficos 32 (1964), 81-102 J MARITAIN, La
— La Justicia como categoría dinamizadora del c a m - persona y el bien común (Buenos Aires, 1948) J MESSNER, El
bio —Frente a la concepción estática de la Justicia es necesario bien común, fin y tarea de la sociedad (Madrid, 1959), Problemas
poner de relieve una concepción dinámica, la primera orientación es de una ontología del bien común Anales de la Cátedra F Suárez
preferentemente jurídica, mientras que la segunda es de carácter 1 (Granada, 1961), 83-113 S RAMÍREZ Pueblo y Gobernantes al
ético-profético (103) Precisamente es la aportación judeo-cnstiana servicio del Bien Común (Madrid 1956), Doctrina S Thomae
la que más resalta la concepción dinámica (104) Aqumatis del bono commum immanenti totius umversitatis creatura-
rum Doctor Communis 16 (1963), 41 -64 C SANTAMARÍA, J Ma-
(100) Ademas de la bibliografía que encabeza el texto de este párrafo ritain y la polémica del bien común (Madrid 1955) G TALLIERCIO
ver J M AUBERT Moral social para nuestro tiempo (Barcelona 1973) // bene commune nella «Pacem m terns» Palestra del Clero (1964),
124 126 J AZPIAZU La moral del hombre de negocios, edic 3 a 113 ss J TODOLI, El bien común (Madrid 1951) A VERDROSS
(Madrid 1964) 17 25 P BIGO Doctrina social de la Iglesia (Barcelona Begnff und Bedeutung des «bonum commune» San Tommaso e la
1967) 241 259 J Y CALVEZ J PERRIN Iglesia y sociedad económica filosofía del dmtto oggi (Roma, 1974) 239-257 A P VERPAALEN,
(Bilbao 1965) 191 228 T URDANOZ Tratado de la Justicia Suma Der Begnff des Gememswohls bei Thomas von Aquin (Heidelberg,
Teológica VIII (Madrid 1956) 260 262 ZALBA o c , II 455 YURRE l e , 1954)
181 234
(101) J MARÍAS La Justicia social y otras justicias (Madrid 1974) 7 El tema del Bien común «es uno de los más frecuentes, tal vez el
(102) Ibid , 11 más frecuente, en el magisterio de la Iglesia sobre el orden social
(103) LIBANIO o c , 56 57
(104) J G DAVIES Los cristianos, la política y la revolución (105) J DE LA TORRE La Justicia en el mundo actual (Madrid
violenta (Santander 1977) 102 105 1972 1973) Pro manuscripto 76
104 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 105

Desde luego es punto clave de la doctrina social de la Iglesia» (106). — Polo individualista: el Bien común no consiste en el con-
Otro tanto cabe afirmar de la reflexión teológico-moral sobre las junto de los bienes particulares. Los bienes individuales, ni aislada-
realidades sóplales; el concepto de Bien común ocupa un lugar mente tomados ni formando una suma, no pueden constituir el Bien
privilegiado. Sobre todo en la ética política, la categoría de Bien común. Este es un bien específico, no homologable a los bienes
común ha desempeñado el primer puesto en el proceso de morali- particulares. Además, éstos únicamente existen dentro de la realidad
zación de la actividad política: se lo ha considerado «como causa del Bien común.
ejemplar, como principio integrador de la actividad política» (107). — Polo colectivista: el Bien común no es un bien sustantivado
Juzgamos que la categoría de Bien común puede seguir desem- y separado de los individuos. Cuando se pretende hipostasiar el Bien
peñando una función privilegiada en la formulación de la ética común identificándolo con el bien de un Todo (raza, partido, grupo,
social. Si la Caridad es el horizonte religioso motivacional y la etcétera) se cae en la radical injusticia del totalitarismo.
Justicia la mediación ética de la Caridad política, el Bien común El Bien común es el bien de las personas en cuanto que éstas
constituye la configuración ideal de la realidad social. están abiertas entre sí en la realización de un proyecto unifícador que
Como quiera que en la parte concreta de la ética social (econó- beneficia a todos. La noción de Bien común asume la realidad del
mica, política, etc.) se aborda en esta obra varias veces el tema del bien personal y la realidad del proyecto social en la medida en que
Bien común, reducimos aquí la consideración a algunas aproxima- las dos realidades forman una unidad de convergencia: la Comuni-
ciones de carácter sintético y global. dad. El Bien común es el bien de la Comunidad.

a) La función ética del Bien común c) El contenido del Bien común


¿Qué tipo de función desempeña el Bien común dentro de la Si el Bien común tiene una función ética de carácter teleológico
ética social? El Bien común es categoría ética en cuanto que expresa (finalístico) y verificador (histórico-concreto), es necesario identifi-
la normatividad de la realidad social. Esta normatividad la ejerce el carlo a través de la expresión de su contenido.
Bien común de dos formas: Recogemos a continuación las principales formulaciones del
— Función teleológica: el Bien común es una meta a perse- magisterio eclesiástico en que ha sido plasmado el contenido del
guir. A través de este concepto, la teleología de la sociedad se Bien Común:
convierte en normatividad ética. El Bien común es la expresión de la «Toda la actividad política y económica del Estado sirve a
normatividad teleológica de las realidades sociales. la realización duradera del bien común, o sea, de las condicio-
— Función verificadora: el Bien común representa el «mode- nes externas que son necesarias al conjunto de los ciudadanos
lo» para hacer realidad histórica la normatividad ideal. Por eso para el despliegue de sus cualidades y de sus funciones, de su
mismo, el Bien común necesita ser expresado mediante realidades vida material, intelectual y religiosa» (108).
concretas; de otra suerte no desempeña el papel que le está asignado «El concepto del bien común abarca todo un conjunto de
en la formulación de la ética social. condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el desarro-
llo expedito y pleno de su propia perfección» (109).
b) La noción formal de Bien común
«En la época actual se considera que el bien común
Precisar con exactitud el concepto de Bien común reviste una consiste principalmente en la defensa de los derechos y
dificultad especial. Es una noción lábil, en cuanto que ha de deberes de la persona humana» (110).
mantenerse en el punto equidistante entre el polo individualista y el «El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones
polo colectivista:
(108) Pío XII, Mensaje radiofónico de Navidad de 1942: AAS 35
(106) J. L. GUTIÉRREZ, Bien común: Conceptos fundamentales en la (1943), 13.
Doctrina Social de la Iglesia I (Madrid, 1971), 143. (109) Mater et Magistra, n. 65: Ocho grandes mensajes (Madrid,
(107) E. GARCÍA ESTÉBANEZ. El bien común y la moral política 1971), 147-148.
(Barcelona, 1970), 143. (110) Pacem in terris, n. 60: o . c , 227.
106 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 107
de vida social con las cuales los hombres, las familias y las — carácter totalizante e individual el Bien común es, por
asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su definición, totalizante, sin embargo, su carácter totalizante es opera-
propia perfección» (111) tivo al interior de su área de actuación, respetando ámbitos de la
El contenido del Bien común no se restringe a los valores Persona que trascienden su horizonte La discusión suscitada entre
económicos, sino que abarca todos los ámbitos de la vida social el los tomistas para integrar los textos, unas veces excesivamente
complejo de bienes, fines y condiciones que interesan a todos y de corporativistas y otras veces de índole personalista, de Santo Tomás
los cuales todos pueden participar (113) ha puesto de relieve la importancia de esta condición del Bien
común
d) El Bien común y las opciones sociales globales
La categoría ética de Bien común depende de la opción global IV
de sociedad y a su vez la condiciona De ah¡ que el Bien común deba
ser entendido desde dichas opciones (112) DE LAS VIEJAS A LAS NUEVAS OPCIONES METODOLÓGICAS
Una recta noción de Bien común impide encuadrarla dentro de
las opciones sociales de inspiración liberal. Las concepciones y
las realizaciones sociales que tienen su matriz en el liberalismo G ANGELINI, Dilatazione del tema político ed elusione delta riflessione
etica Problemí e prospettive di Teología Morale (Brescia, 1976)
carecen de la más básica moralización El Bien común no puede ser
H W BARTSCH, Une maniere nouvelle d'aborder l'éthique sociale
entendido desde los presupuestos del liberalismo chrétienne Eglise et Societé (Ginebra, 1966), I, 41 ss J C
Tampoco el totalitarismo es horizonte adecuado para una recta BENNET, The radical imperativ from theology to social ethics (Phi-
comprensión del Bien común La sustantivación del Bien común y ladelphia, 1975) L BERG, Humanum Hauptthema der chnstlichen
su identificación con un Todo (raza, partido, etc ) choca frontalmen- Sozíallehre Jahrbuch der Christ Sozíalwissensch 13(1972), 75-
te contra la más fundamental orientación ética de la sociedad 109, Etica social (Madrid, 1964) H BURBACH, Zwischen Theo-
logie und Wirklichkeit Anmerkungen zu zwei Entwurfen der So-
Una opción de signo humanista y socialista (humanismo zialethik Evang Theologie 37 (1977), 287-305 I CAMACHO,
socialista o socialismo humanista) puede ser el ámbito adecuado Buscando un espacio para la ética social Proyección 25 (1978),
para la comprensión y el despliegue de la recta noción de Bien común 229-236 Ch E CURRAN, Dialogue with Social Ethics Román
Catholic Social Ethics Catholic Moral Theology in Dialogue (Notre
e) Condiciones operativas del Bien común Dame, 1972), 111-149, Etica social tareas para el futuro Conci-
hum n 138-B (1978), 286-305 L DE NAUROIS, Introduction á la
El Bien común, rectamente entendido, tiene un conjunto de morale sociale Nouvelle Revue Théologique 86 (1964), 1 058-
características que constituyen sus condiciones de operatividad He 1 077 G ERMECKE, Die chnstliche Gesellschaftlehre Ihre Aufgabe
aquí los principales rasgos del Bien común und ihr wissenschafthcher Art, ihre Methode und Systematik Jahr-
— carácter pluralista el Bien común tiene una traducción buch fur Christ sozíal Wissensch 19 (1978), 37-50 C FREY,
concreta de signo democrático y pluralista Probleme der Begrundung gegenwartiger Forschung m der Sozía-
lethik Zeitsch fur ev Ethik 18 (1974), 6-22 C GRAHAM, Chris-
— carácter dinámico el Bien común no es una categoría tian social ethics m a revolutionary age an analysis of the social
estática, sino dinámica, su dinamismo brota de su condición teleo- ethics of J C Benneth, H D Wendland and R Shaull (Upsala,
lógica y utópica 1972) W HEINEN, Anthropologische Fragen und Forderungen an
— carácter intencional y objetivo el Bien común es obra de die Moral-und Sozíalwissenschaften Jahrburch fur chns sozíal
las voluntades (carácter intencional), pero también es la realización Wissensch 19 (1978), 9-36 M HONECKER, Sozíalethik zwischen
Tradition und VeAnunrr (Tubingen, 1977) S KATTERLE, Sozíalwis-
de las estructuras sociales (jurídicas, económicas, culturales, políti-
senschaft und Sozíalethik (Gottingen, 1972) A MANARANCHE,
cas, etc ) Y-a-t-il une éthique sociale chrétienne? (París, 1968) R MEHL,
Pour une éthique sociale chrétienne (Neuchátel, 1967) J RAE,
(111) Gaudium et Spes, n 74 Cfr Dignitatis humanae, n 7
(112) G MATTAI Morale política (Bolonia 1971) 118-121 (113) GARCIA ESTÉBANEZ, O . C , 73-88
108 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 109

Philosophisch-anthropologisch Ueberlegungen zur Grundlegung el momento actual del saber teológico-moral (115), el tema del
einersozíalethischen Theone. Jahrbuch der christ. Sozíal Wissensch. método en Teología moral sigue siendo un interrogante abierto. No
(1975), 05-81. P RICOEUR, Le project d'une morale sociale: A. podía ser de otra manera, ya que tanto la Etica como la Teología, de
Dumas, R. Simón, Vivre et croire. Chemins de sérénité (París,
las que depende directamente el saber teológico-moral, se encuen-
1974), 101-113 R SCHINZER, Théologie und Handlungswissens-
chaften. Zur Diskussion um die Begrundung der Soz/a/ef/wAr: Zeitsch tran comprometidas en la dilucidación de sus métodos respectivos.
fur ev. Ethik 19 (1975), 297-313. M. L STACKHOUSE - K. W. PICK, En este apartado pretendemos enfrentarnos con los interrogantes
Gesellschafts. Theone und Sozmlethik: Zeitsch. fur Evangelische metodológicos de la ética social. En capítulos posteriores se hará
Ethik 22 (1978), 275-294. VARIOS, Toward a discipline of social
una referencia explícita a la fundamentación de la ética económica
ethics (Boston, 1972). F. WAGNER, Sozíalethik ais Theone des
Geistes Zeitsch. fur ev Ethik 19 (1975), 197-214. H D. (116) y de la ética política (117). Aquí nos referimos a la ética social
WENDLAND, Introducción a la ética social (Barcelona, 1970). E. en general. Por otra parte, conviene advertir que donde la metodo-
WOLF, Sozíalethik. Theologische Grundfragen (Gottingen, 1975). logía se pone a prueba de un modo decisivo es en el tratamiento de
los temas sociales. Asistimos a una quiebra profunda en los
Después de haber señalado el horizonte bíblico y teológico para planteamientos de la ética social cristiana. La razón fundamental de
la ética social cristiana y después de haber analizado las categorías esta quiebra radica en el derrumbamiento de los principios sobre los
ético-teológicas básicas, corresponde ahora penetrar en el núcleo que se apoya el edificio de la ética social cristiana. El problema de
metodológico para proponer las opciones adecuadas en orden a la la ética social cristiana es, por consiguiente, un problema de método.
fundamentación crítica del ethos social de los creyentes.
Un tema al que está abocada la Teología moral de hoy y de
mañana es la reflexión sobre el método teológico-moral; la justifica- párrafo hizo J FUCHS, Theologia Moralis perficienda. V o t u m Concilii
Vaticani II: Periódica de re morah, canónica, litúrgica 55 (1966), 499-548)
ción crítica de su estructura reflexiva es la tarea primordial de la
Más recientemente la SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
Teología moral. Se trata de un quehacer nada fácil y sumamente
CATÓLICA. La formación teológica de los futuros sacerdotes (Roma,
complejo; en efecto, abarca un amplio espectro de problemas: desde 1976), nn 9 5 - 1 0 1 , ha formulado la necesidad de clarificar el «estatuto
la justificación de los juicios de valor hasta la coherencia de una epistemológico» de la Teología moral n 96 (ver el comentario de P H
ética con pretensiones religiosas y universales como es la ética DELHAYE, Les récents directives pontificales concernant i'enseigne-
cristiana, pasando por la problemática de la interdisciplinaridad, del ment de la théologie morale: Revue Théologique de Louvain 7 (1976),
lenguaje moral, de la estructura de la normatividad ética, etc. 456-468)
Es cierto que en los últimos años han surgido, dentro de la (115) Para una aproximación al estado de la cuestión sobre el método
en Teología moral, ver los estudios siguientes H SIDGWICK, The M e t h o d s
reflexión teológico-moral, intentos de plantear con bastante seriedad
of Ethics, edic 7 a (London, 1906), A EDEL, M e t h o d in Ethical Theory
el problema metodológico de la Teología moral. Sin embargo, hemos
(London, 1963), R H O F M A N N , Moraltheologische Erkenntnis und M e t -
de constatar todavía una notable carencia a este respecto. El nomi- hodenlehre (Munchen, 1963), J C MILHAVEN, Towards an Epistemo-
nalismo y el legalismo de la prolongada etapa casuística trajo logy of Ethics: Theological Studies 27 (1966), 228-241, W KERBER,
consigo una profunda esterilidad en la reflexión teológico-moral, Hermeneutik in der Moraltheologie: Théologie und Glaube 44 (1969),
esterilidad que no ha sido aún totalmente vencida. 42-66, G A PALO, Teología moral (metodología) Diccionario enciclopé-
Dentro de la moral católica, los trabajos de renovación del saber dico de la Teología moral (Madrid, 1974), 1063-1070, G CAFFARRA, A p -
punti per un método in teología morale: Teología 1 (1976), 36-50, E
teológico-moral, han supuesto notables aportaciones al replantea-
KACZYNSKI-C WICHROWICZ, Alcuni problemi metodologici della teolo-
miento del método de la Teología Moral. Los documentos oficiales gía morale (Polonia, 1969-1975): Rivista di Teología Morale 8 (1976),
de la Iglesia han propiciado también idéntica revisión metodológi- 609-626 Dignos de mención son los trabajos de la Comisión Teológica
ca (114). Sin embargo, habida cuenta del estado de la cuestión en Internacional en la Subcomisión de Moral pueden verse recogidos en Studia
Moraha 12 (1974) y 14 (1976) y en J RATZINGER, P r i n z i p i e n christlicher
(114) El Concilio Vaticano II expresó el deseo de que se tuviese «especial M o r a l (Einsiedeln, 1975), es justo destacar a este respecto la labor realizada
cuidado en perfeccionar la teología moral» y que para ello se lograse una por P H DELHAYE
«exposición científica» nutriéndola «con mayor intensidad con la doctrina de (116) Ver más abajo, capítulo 5 o , apartado III
la Sagrada Escritura» O p t a t a m totius, n 16 (ver el comentario que de este (117) Ver más abajo, capítulo 7 °, apartado IV
110 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 111

La fundamentación de la ética social cristiana puede ser descom- cada vez más tecnificada: Parece estar impermeabilizada en relación
puesta en una serie de secuencias que, juntas, constituyen el con los principios éticos, con los valores o con los ideales.
«proceso de moralización» de la realidad social. Analizamos por Teniendo en cuenta esta constatación se hace imposible una
separado cada una de las secuencias, siendo conscientes de que no síntesis moral que pretenda encuadrar dentro de un esquema ético
funcionan aisladamente, sino de forma integrada. Por otra parte, toda realidad social. Si no estamos en época de síntesis en ninguno
conviene advertir que no se puede formular ningún método como de los campos del saber, mucho menos en el terreno de la reflexión
definitivo y excluyente de todos los demás. Por eso el siguiente ética sobre la realidad social. Una ética social que se presente con la
esbozo no tiene la pretensión de excluir a otros métodos posibles ni intención de sistematizar todos los problemas sociales carece inicial-
es ofrecido como una opción cerrada sin posibilidad de evolucionar. mente de credibilidad. Por eso mismo, la ética social cristiana se
encuentra en una situación embarazosa.
Por otra parte, si la realidad social está sometida a gran tecnifi-
1. RACIONALIDAD SOCIAL Y DIMENSIÓN ETICA
cación se requieren nuevos instrumentos de análisis. La ética social
K. FORSTER, Interdependencia entre los enfoques teológico y socioló- cristiana tiene que abandonar los viejos análisis para incorporar los
gico de la fe e Iglesia: Tierra Nueva n. 24 (1978), 5-19. F. nuevos. Toda reflexión teológica requiere las mediaciones de la
MORENO, Las mediaciones entre ideología y teología: Tierra Nueva racionalidad humana para incidir en la realidad; pero esta necesidad
n. 20 (1977), 24-32. W. WEBER, El problema de una mediación de mediaciones se pone de manifiesto de una manera particular en
responsable entre fe y la acción social: Tierra Nueva n. 20 (1977), el caso de la ética social. Los análisis técnicos de la realidad social,
33-42. en cuanto formas mediadoras del discurso ético, constituyen un
auténtico problema para la ética social. Esta había sido pensada, en
Lo primero que necesita aclarar, y justificar, la ética social
los últimos siglos, en base a categorías «filosóficas» que hoy día
cristiana es su inserción en la racionalidad de la realidad social.
carecen de significación (orden natural, etc.). El tener que replantear
el discurso ético con otras mediaciones racionales inducidas de otros
a) Dificultad de la integración saberes más positivos (economía, política, etc.), conlleva una nota-
ble dificultad para la formulación de una ética social que sea
Nadie puede negar hoy día la necesidad de una racionalidad significativa para el hombre de hoy (120).
crítica sobre la realidad social. También es patente a todos la La alusión a estas dos grandes dificultades pone de manifiesto la
complejidad de los análisis científico-técnicos acerca de la vida complejidad de la instancia ética cuando es relacionada con la
social. Pablo VI, en la carta apostólica «Octogésima adveniens», hizo realidad social.
un agudo discernimiento de esta nueva situación científico-técni-
ca en que se encuentra el hombre actual a la hora de proponer b) Integración necesaria
proyectos sociales (118).
Al reconocer la autonomía de los análisis científico-técnicos de
Ante esta situación surge el problema del sentido que pueda o
la realidad social, surge la tentación de eliminar toda dimensión
deba tener la instancia ética dentro de lo social. Radicalizando la
moral por considerarla espúrea y usurpadora de la función científi-
dificultad podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿es posible
co-técnica. Pero esta reacción no deja de ser ella misma ideológica
una ética de la realidad social?, ¿no se disuelve toda reflexión en
ya que conduce a una captación «reduccionista» y «manipuladora»
análisis técnicos sobre la realidad?, ¿queda algún espacio para el de la realidad social. Lo ha señalado certeramente Pablo VI en la
juicio de valor? carta apostólica «Octogésima adveniens»:
Hace algunos años señalaba Ricoeur la difícil estructura de todo
proyecto ético sobre lo social (119). La realidad social se encuentra «La necesidad metodológica y los apriorismos ideológicos
conducen a las "ciencias humanas" frecuentemente a aislar, a
(118) Octogésima adveniens, nn. 38-40.
(119) P. RICOEUR, Le projet d'une morale sociale: A. DUMAS-R (120) A. MANARANCHE, Y-a-t-il une éthique sociale chrétienne?
SIMÓN, Vivre et croire, Chémins de sérénité (París, 1974), 101-113. (París, 1968), 125-150.
112 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 113

través de las diversas situaciones, ciertos aspectos del hombre c) Consecuencias metodológicas
y a darles, por ello, una explicación que pretende ser global o Integrada así la racionalidad ética dentro del conjunto de las
por lo menos una interpretación que querría ser totalizante racionalidades científico-técnicas sobre la realidad social, surgen
desde un punto de vista puramente cuantitativo o fenómeno- connaturalmente algunas opciones metodológicas que encauzarán
lógico. Esta reducción "científica" lleva consigo una preten- la reflexión ética de la presente «Moral social». Señalamos las
sión peligrosa. Dar así privilegio a tal o cual aspecto del principales:
análisis es mutilar al hombre y, bajo las apariencias de un
proceso científico, hacerse incapaz de comprenderlo en su — reconocimiento de la autonomía de la racionalidad
totalidad» (121). científico-técnica; la ética ni lo es todo ni es el saber
«despótico» sobre la realidad social; los juicios «de valor»
«No hay que prestar menos atención a la acción que las
no invalidan la autonomía de los juicios científico-técnicos
"ciencias humanas" pueden suscitar al dar origen a la elabo-
de la economía, de la política, de la cultura, etc.
ración de modelos sociales que se impondrían después como
tipos de conducta científicamente probados. El hombre puede — la ética social tiene que servirse de los datos científico-téc-
convertirse entonces en objeto de manipulaciones que le nicos como mediaciones necesarias del juicio de valor
orienten en sus deseos y necesidades y modifiquen sus com- y del compromiso moral; ello supone: a) tener que cambiar
portamientos y hasta su sistema de valores» (122). el lenguaje y los símbolos de la vieja metafísica por el
lenguaje y los símbolos de la racionalidad científico-técni-
La eliminación de la ética por motivos de «puritanismo cientista» ca; b) admitir un pluralismo de opciones éticas correspon-
conduce a mistificaciones incongruentes de la misma racionalidad diente al pluralismo de los análisis científico-técnicos.
científica. Cuando desaparece el «reino de los fines», la «razón
— de este modo, la ética social pierde en terreno, pero
instrumental» se adueña despótica y totalitariamente del hombre. Las
gana en significación: la moral social cristiana «verá , sin
preguntas del «para qué» no deben invalidar la autonomía de las
duda, limitarse su campo cuando se trata de proponer
investigaciones científicas sobre el «cómo»; pero éstas no pueden
ciertos modelos sociales, mientras que su función de crítica
arrogarse pretenciosamente el derecho de eliminar el horizonte de los
y de superación se reforzará, mostrando el carácter relativo
fines. Para construir una sociedad nueva al servicio del hombre, «es
de los comportamientos y de los valores que tal sociedad
necesario saber de antemano qué concepto se tiene del hom-
presentaba como definitivos e inherentes a la naturaleza
bre» (123). O, como dijo el poeta:
misma del hombre. Condición indispensable e insuficiente
«Bueno es saber que los vasos / nos sirven para beber; a la vez para un mejor descubrimiento de lo humano, estas
lo malo es que no sabemos / para qué sirve la sed» (124). ciencias constituyen un lenguaje cada vez más complejo,
pero que, más que colmar, dilata el misterio del corazón del
La instancia ética es un «nivel de significación» de la realidad
hombre y no aporta la respuesta completa y definitiva al
social que no elimina otras racionalidades igualmente válidas y
deseo que brota de lo más profundo de su ser» (126).
autónomas. «La moral es una dimensión del actuar humano, un
"nivel de significación" de la praxis en cuanto portadora de valores
humanos. Por lo mismo, la "lectura moral" es una de las lecturas
posibles de la praxis social que, además puede ser económica, 2. ESTRUCTURA DE LA INSTANCIA ETICA EN LO SOCIAL
política o cultural por lo que toca a su contenido material» (125).
Después de haber señalado el puesto que le corresponde a la
(121) Octogésima adveniens, n 38: Ocho grandes mensajes (Ma- dimensión ética dentro de la racionalidad social, conviene analizar la
drid, 1971), 516. estructura interna de esa instancia ética.
(122) Ibíd., n. 39: Ocho grandes mensajes, 516.
(123) Ibíd., n. 39: Ocho grandes mensajes, 516
(124) A. M A C H A D O , Proverbios y cantares, XLI: Poesías completas, de liberación: EQUIPO SELADOC, Panorama de la Teología Latinoamericana
edic. 15. a (Madrid, 1974), 160. II (Salamanca, 1975), 58.
(125) G. GIMÉNEZ, De la «doctrina social de la Iglesia» a la ética (126) Octogésima adveniens, n. 40: Ocho grandes mensajes, 517.
8 Moral social
114 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 115
De una forma sintética se puede decir que la racionalidad ética
sustitución por otro. Operan, por tanto, como fermento de transfor-
se constituye a través de un proceso de «finalización» y de
mación y, si se quiere, en determinados casos, revolucionario. Si en
«significación» de la realidad humana. La «etización» de la
la utopía no existe tal relación negativa con el orden existente,
realidad (en su doble vertiente de «toma de conciencia critica» y de
semejante intento de evasión y transformación es pura fantasía y no
«praxis») se sitúa en el terreno de los «fines», de los «sentidos» o
utopía propiamente» (129).
«significados». Frente a la «racionalidad instrumental» de los medios
la racionalidad ética se coloca más allá de la pura visión pragmática Ante el renacimiento actual de la función utópica, constatable en
y positivista. formas de vida y en sistemas de pensamiento, es necesario hacer un
discernimiento de las buenas y de las malas utopías. Es sana la
La racionalidad ética se realiza a través de un proceso que
utopía cuando «esta forma de crítica de la sociedad establecida
corresponde, noética y práxicamente, a la forma de construirse que
provoca con frecuencia la imaginación prospectiva para percibir a la
adopta lo real. Dentro de ese proceso se destacan tres momentos
vez en el presente lo posiblemente ignorado que se encuentra
fundamentales: 1) la proposición de utopías globales que son los
inscrito en él, y para orientar hacia un futuro mejor; sostiene además
«principios de la esperanza» y del dinamismo humano; 2) la formu-
la dinámica social por la confianza que da a las fuerzas inventivas del
lación de proyectos intramundanos (con sus correspondientes alter-
espíritu y del corazón humano; y, finalmente, si se mantiene abierto
nativas); 3) la adopción de estrategias o medios para construir el
a toda realidad, puede también encontrar nuevamente el llamamiento
proyecto según la fuerza anticipadora de la utopía.
cristiano» (130).
Sin entrar por el momento en la aplicación concreta de este proceso
Las utopías carecen de auténtica funcionalidad cuando constitu-
de etización a los diversos ámbitos de la realidad social (127), interesa
yen un modo de «evasión» de la realidad: «la apelación a la utopía
señalar brevemente el significado formal de los tres momentos señala-
es con frecuencia un cómodo pretexto para quien desea rehuir las
dos en la estructura interna de la instancia ética de lo social.
tareas concretas, refugiándose en un mundo imaginario. Vivir en un
futuro hipotético es una coartada fácil para deponer responsabilida-
des inmediatas» (131). También son inauténticas las posturas tanto
a) Carga utópica de la instancia ética de aquellos que ven en toda «topía» (= orden existente) el mal
mismo como la de quellos que, sin distinguir entre utopías y utopías,
Un elemento importante de la instancia ética es su carga las descalifican a todas: «de la misma manera que los representantes
utópica. La ética social proyecta un horizonte utópico en el que del orden existente no ven las diferencias entre las diversas utopías
cobran relieve las realidades histórico-sociales. (lo que nos permite hablar de una ceguera hacia las utopías), el
Las utopías, lo mismo que las ideologías, constituyen factores anarquista puede ser acusado de ceguera para el orden existen-
importantes de la realidad social (128). «En toda situación (enten- te» (132). Por otra parte, cuando se pretende convertir la utopía en
diendo por tal la realidad histórica concreta de un orden existente) realidad histórica surge el espectro del «totalitarismo» (133).
hay siempre ideas que la trascienden, en el sentido de que no se Sometida a discernimiento, la auténtica utopía desempeña una
realizan plenamente en ella. Tales ideas trascendentes pueden clasi- función importante en la construcción de la realidad social. La
ficarse en dos tipos: ideologías y utopías. Las primeras no se realizan misma fe cristiana se siente apoyada por la función utópica de la
en la situación, y en este sentido la trascienden, pero están integra- razón humana (134). Por lo que respecta a la ética, uno de sus
das en la misma de suerte que en cierta manera vienen como a
reforzar el orden existente. Por ejemplo, la idea evangélica del amor (129) F. MURILLO, Estudios de Sociología Política, edic. 3.a (Madrid,
1972), 92-93.
en el seno de una estructura social como la servidumbre feudal. Las
(130) Octogésima adveniens, n. 37: Ocho grandes mensajes, 515.
utopías, por el contrario, son, como tales, irrealizables en la situa- (131) Ibíd., 37: Ocho grandes mensajes, 515.
ción, pero apuntan al dislocamiento del orden existente y a su (132) MANNHEIM, o . c , 273.
(127) Ver más abajo la aplicación que se hace en relación con la (133) R. DAHRENDORF, Sociedad y Libertad, edic. 2.a (Madrid, 1971),
economía en el capítulo 5.a, apartado III, 2. 121-122.
(128) K. M A N N H E I M , Ideología y utopía (Madrid, 1958). (134) Cfr. Ciencia Tomista 105 (1978) n. 3 (monográfico sobre «utopías
y fe cristiana»).
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 117
11 6 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

No juzgamos oportuno someter aquí a un discernimiento ético


factores estructurales y uno de sus momentos funcionales los cons- los dos proyectos sociales globales. Nos enfrentaremos con ellos en
tituye la estructura-función utópica. el capítulo dedicado a la ética económica, ya que juzgamos que el
La carga utópica de la instancia ética de lo social opera básica- factor decisivo de estos proyectos radica en su base económica (137).
mente de dos modos: Recomendamos, no obstante, la lectura atenta de los nn. 26-35
— modo crítico-negativo: oponiéndose al orden existente y de la carta apostólica «Octogésima adveniens», en donde se hace un
pidiendo su sustitución por otro nuevo; fino discernimiento de las ideologías, de los movimientos histó-
— modo constructivo-positivo: proponiendo un ideal absolu- ricos y de los modelos de sociedad que ofrecen los dos básicos
to hacia el cual debe tender la realización de lo humano. proyectos sociales del mundo actual.
La ética social cuando es vivida y expresada en contexto cristiano
formula su estructura-función utópica a través de la mediación c) Etica de las estrategias
teológica de la escatología (135).
Cuál sea el horizonte utópico de la ética social cristiana es un Para ser realmente eficaz, la instancia ética, además de proponer
aspecto que será desarrollado en cada tema de la Moral social horizontes utópicos y discernir la valía de los proyectos sociales
concreta. Pero, por el momento, podríamos describirlo con los dos globales, tiene que alcanzar el nivel de las estrategias (y de las
rasgos, sobre los que insistiremos muchas veces a lo largo de este tácticas).
volumen: las dos grandes aspiraciones del hombre actual, «aspira- Empleado directamente en el sentido militar, el término «estrate-
ción a la igualdad, aspiración a la participación; formas ambas de la gia» alude al conocimiento de las leyes de la guerra en su conjunto
dignidad del hombre y de su libertad» (136). y su aplicación a la dirección práctica de cada guerra particular
tomada en su totalidad; por «táctica» se entiende el conocimiento de
b) Etica de los proyectos sociales globales las leyes que rigen el combate sobre el terreno, en el curso de cada
una de las batallas que jalonan el conjunto de una guerra.
A. M. ORIOL, Socialismo, marxismo, liberalismo. Meditación sobre
«Octogésima adveniens», 26-36: Estudios Eclesiásticos 53 (1978), El término de «estrategia» se utiliza también en el campo social.
209-243. P. URIARTE, «Octogésima adveniens»: en la busca de la En este' sentido, alude «tanto al juego (los avatares) como a la
tercera vía entre marxismo y liberalismo: Revista de Fomento práctica política, esto es, a todo dominio estructurado en el que
Social 26 (1971), 255-267. entran en relación ciertas fuerzas contradictorias. En una situación
La instancia ética actúa sobre la realidad social no sólo de forma concreta, la elaboración de una estrategia supone el conocimiento
utópica, sino también incidiendo en la configuración global que de las contradicciones que la caracterizan. En cada nivel de una
adopta la sociedad. A esta configuración global la denominamos estructura social, cada práctica se preocupa de ir elaborando una
proyecto social (el vigente en una sociedad determinada y sus estrategia (sindicato, cámara patronal, organismo cultural, asociación
alternativas). de barrio, etc.), que tendrá que ser necesariamente consciente de la
estrategia de las fuerzas sociales que, al intervenir en otros niveles,
En el mundo actual existen básicamente dos proyectos sociales:
pesan sobre las determinaciones de cada práctica» (138).
el capitalista y el colectivista. Cada uno de estos proyectos:
— se sustenta en sistemas ideológicos; La ética social ha de tratar de alcanzar con su peculiar racionali-
dad los niveles de las estrategias y de las tácticas, sin perder la
— se desarrolla a través de movimientos históricos, naci- perspectiva del horizonte utópico y tratando de mantener la cohe-
dos de las ideologías, pero distintos de ellas; rencia con el discernimiento realizado sobre los proyectos sociales
— se configura a través de modelos sociales concretos, en globales.
los que el factor económico tiene una importacia de primer
orden.
(137) Ver más abajo, capítulo 5 ° , apartado III, 3.
(135) C H . E. CURRAN, Etica social: tareas para el futuro: Concilium (138) J. GUICHARD, Iglesia, lucha de clases y estrategias políticas
n. 138-B (1978), 292-295. (Salamanca, 1973), 141.
(136) Octogésima adveniens, n. 22: Ocho grandes mensajes, 508.
118 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 119
Aunque este aspecto de la instancia ética tiene venficabilidad en
a) Presupuestos de carácter formal
el estudio de los temas concretos de la Moral social, conviene aludir
aquí al modo de realizar el discernimiento ético de las estrategias
La conciencia cristiana se encuentra en el momento actual con la
La ética cristiana se encuentra indecisa a la hora de propiciar una necesidad de «autodefinirse» La identidad cristiana se ha convertido
forma u otra de estrategias sociales Por nuestra parte, creemos que en problema tanto a nivel de vida como de reflexión de los cristianos
la forma de una estrategia auténticamente moral ha de ser de Un aspecto parcial de esa problemática más amplia es la cuestión
carácter dialéctico. Destacamos, concretamente, las siguientes sobre la especificidad del ethos cristiano
polaridades dialécticas La pregunta sobre lo específico de la ética cristiana ha ocupado
— Estrategia del cambio personal y del cambio es- la atención de los moralistas durante los diez últimos años de una
tructural. manera especial (139) Es precisamente esta pregunta y su corres-
pondiente respuesta un factor decisivo en la crisis de la ética social
— Estrategia de la evolución y de la revolución.
cristiana A este respecto es interesante anotar cómo la cuestión
— Estrategia de la armonía y del conflicto. sobre lo específico de la moral cristiana se ha planteado en algunos
— Estrategia del empirismo técnico y del profetismo estudios en relación con la ética social (140)
utópico. La discusión sobre la especificidad de la ética cristiana ha puesto
— Estrategia del distanciamiento y de la implicación. de relieve un conjunto de criterios que inciden en el planteamiento
El modo concreto de entender la dialéctica inherente a estas metodológico de la ética social cristiana Destacamos dos la auto-
formas de estrategia será expuesto en el último capítulo de este nomía normativa de la realidad humana y la peculiar forma de
volumen dedicado precisamente a la «ética del cambio, de la con- entender la especificidad del dinamismo ético del cristianismo
flictividad y de la violencia sociales» Lo humano, previamente al advenimiento de lo cristiano, tiene
sus leyes propias y autónomas Desde un punto de vista teológico
se puede considerar la autenticidad de lo humano como un «cristia-
3 ESPECIFICIDAD DEL PROYECTO ETICO-SOCIAL CRISTIANO nismo implícito», pero esta apreciación no invalida su esencial
(Especificidad cristiana y autonomía autonomía Esta afirmación puede ser traducida en términos éticos
de la racionalidad ética de lo social) diciendo que existe una moral humana autónoma El orden moral
humano es de por sí neutro ante lo religioso La autonomía de la
Ch E CURRAN, Y-a-t-il une éthique sociale spécifiquement chrétien-
ne? Le Supplément n 96 (1971), 39-58 A MANARANCHE, Y-a- realidad humana tiene que prolongarse hasta su autonomía ética Ni
t-il une éthique sociale chrétienne? (París, 1968) M VIDAL, siquiera cuando el orden moral humano se constituye en forma
Especificidad de la ética cristiana Diccionario enciclopédico de mediadora del dinamismo ético del creyente puede perder su auto-
Teología moral, edic 3 a (Madrid, 1978), 1320-1327 (con abun- nomía interna Lo humano sigue siendo humano aun después del
dante bibliografía en pp 1328-1329) advenimiento de lo cristiano, el orden moral humano sigue siendo
humano aun cuando mediatiza el compromiso ético del cristiano
Una vez justificado el puesto y la estructura de la instancia ética (141)
dentro de la realidad social surge la pregunta sobre el significado del De lo anterior se sigue la segunda afirmación Lo propio y
adjetivo «cristiana» cuando esa instancia ética se vive y se expresa específico del ethos cristiano no hay que buscarlo en el orden de los
desde la coherencia de la fe cristiana
El dinamismo del ethos social cristiano ha de pensarse dentro del (139) Ver la exposición de las opiniones mas representativas en M
VIDAL Especificidad de la ética cristiana Diccionario enciclopédico de
proceso de «etización» que acabamos de describir Si la fe se empeña
Teología moral edic 3 a (Madrid, 1978) 1322-1324
en la construcción de la realidad se tiene que empeñar a través de (140) A MANARANCHE Y-a-t-il une éthique sociale chrétienne?
su incidencia en el proceso de la racionalidad ética Pero, ¿cómo (París 1968) CH E CURRAN Y-a-t-il une éthique sociale spécifique-
acaece esa incidencia? ment chrétienne? Le Supplément n 96 (1971) 39 58
(141) Para el desarrollo de estas afirmaciones cfr M VIDAL El nuevo
rostro de la moral (Madrid 1976) 36 44
120 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 121

contenidos concretos del compromiso moral. La normatividad b) La peculiaridad de la ética social «cristiana»
concreta pertenece a la realidad intramundana; por eso mismo, la
moral de los creyentes debe coincidir, en principio, con la moral de Si formalmente hablando no existen contenidos ético-sociales
todo hombre de buena voluntad. Lo propio y específico del ethos concretos específicamente cristianos (144), ello no implica que los
cristiano hay que buscarlo en el orden de la cosmovisión que cristianos no tengan nada que aportar a la construcción de la justicia
acompaña a los contenidos concretos de moral. Al situar la especi- social desde la peculiaridad de su fe. Desde su propia cosmovisión
ficidad del ethos cristiano en el orden de la cosmovisión (o, si se los creyentes proyectan su ethos sobre la realidad social. Este ethos
prefiere, en el orden de lo «metaético», si por «ético» se entiende aquí social de los cristianos se configura mediante los rasgos siguientes:
la normatividad concreta de lo humano) el empeño moral de la fe — El ethos social cristiano no es una «alternativa» a la
cristiana no se identifica con ningún proyecto intramundano ni se racionalidad ética de lo humano. Del Evangelio no se puede
constituye en alternativa intramundana a los proyectos humanos. La deducir un proyecto de realización intramundana que pueda ser y
especificidad de la ética cristiana se coloca más allá de las normati- denominarse «cristiano». Como dice Girardi, «no hay ninguna espe-
vidades y de los proyectos concretos. Tratando de concretar en qué cificidad cristiana en la revolución ni en lo que concierne a los
consiste ese factor específico de la ética cristiana hay que afirmar análisis, ni al proyecto, ni a la elección de medios y estrategias, ni a
que es la referencia a Jesús de Nazaret en cuanto que El constituye las motivaciones de fondo; esto implica la negación de toda clase de
un horizonte o un ámbito nuevo de comprensión y de vivencia de la "tercer camino"» (145).
realidad (142).
El ethos cristiano no suple la racionalidad de lo humano en
Toda ética social cristiana, si quiere ser coherente, ha de plan- ninguno de los tres momentos que hemos señalado en el proceso de
tearse teniendo por apoyo y trasfondo esa manera de entender la «etización». «Los proyectos históricos del cristiano son tan relativos
especificidad del ethos cristiano. Ello supone un cambio profundo y fragmentarios como los de otros. Busca, como todos los movimien-
en los planteamientos metodológicos de la misma. tos de liberación, sirviéndose de las ciencias humanas e históricas,
En primer lugar, se impone un cambio en la manera de utilizar las consciente de que no existe ningún proyecto histórico capaz de
fuentes específicamente cristianas. La Sagrada Escritura no puede anular a todos los demás. No pretende poder conseguir él solo la
ser utilizada como un manual de compromiso social; en ella el realización de una sociedad perfecta en la historia, cosa que llevaría
cristiano encontrará únicamente las orientaciones básicas y las al integrismo, a la intolerancia y a la consagración de un poder
perspectivas generales para una búsqueda de la normatividad autó- absoluto. Admite la limitación de todo proyecto» (146).
noma de lo humano. No se trata de «cerrar las Escrituras», pero
— El creyente tiene que huir de la doble tentación de la
tampoco de una «lectura ingenua» de la Biblia; el camino auténtico
«retirada al ghetto» y del «colonialismo imperialista» me-
supone una hermenéutica correcta y un uso adecuado de la Sagrada
diante la proclamación de su compromiso ético. La afirmación
Escritura para la formulación de la ética social cristiana (143).
de que el Evangelio no propone una «alternativa» o un «tercer
En segundo lugar, es necesario respetar la autonomía de los camino» específicamente cristianos no debe llevarnos a la conclu-
análisis humanos. No se puede construir un «todo cerrado» preten- sión de quitar todo espacio al ethos cristiano. La retirada al ghetto
didamente cristiano. Las objeciones a la llamada «doctrina social» de
(144) «Durante la última década se ha discutido mucho en teología moral
la Iglesia tienen su fundamento en esa incorrecta sacralización o
sobre la existencia de una ética específicamente cristiana Mi opinión es que,
cristianización de análisis y valoraciones puramente autónomos. La
desde el punto de vista del contenido ético específico, de los fines próximos,
ética social cristiana no puede ser formulada desde los presupuestos las actitudes y las disposiciones (tales como el amor sacrificado, la preocu-
de una sacralización del orden humano. Este tiene su autonomía pación por los pobres y la lucha contra la opresión), no hay un contenido
normativa que no pierde al ser vivido desde la cosmovisión cristiana. ético-social específicamente cristiano» ( C H . E CURRAN, Etica social: t a -
reas para el futuro: Concilium n 138-B (1978), 302)
(145) G GIRARDI, Novedad cristiana y novedad del mundo: Identi-
(142) Para la profundización de lo afirmado en el texto, remitimos al a.c. dad cristiana (Estella, 1976), 161
(pp 1324-1327) en la nota 139 y al l.c. (pp 66-94) en la nota anterior (146) S Loi, Originalidad cristiana y liberación humana: Seleccio-
(143) MANARANCHE, o . c . 98-124 nes de Teología 15 (1976), 295-296
122 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL
A P R O X I M A C I Ó N SISTEMÁTICA 123

sería hoy día tan sospechosa como lo fue el imperialismo colonialista actitud de caridad más profunda que, aun reconociendo las
de antes. Si el Evangelio es beligerante también existe una «belige- diferencias, les permitirá confiar en las posibilidades de con-
ranica ética» del cristiano. vergencia y de unidad. 'Lo que une, en efecto, a los fieles es
Este compromiso nace precisamente del elemento metaético del más fuerte que lo que los separa'» (147).
ethos cristiano: procede de la fe. El compromiso intramundano, El pluralismo de opciones éticas es una consecuencia del plura-
plenamente autónomo, no disuelve la fe. Consiguientemente, la ética lismo de interpretaciones científico-técnicas de la realidad social;
cristiana tiene su peculiar beligerancia en el proceso de liberación brota también de la afirmación de que no existe un contenido
humana. ético-social concreto específicamente cristiano. «No se puede hablar
— El compromiso del ethos social cristiano actúa de de una solución cristiana a los problemas específicos como si no
modos diversos. Esquemáticamente distinguimos tres formas de hubiera otra posible alternativa cristiana... En una época en que se
actuación: 1) reconociendo, por una especie de conocimiento reconoce el pluralismo incluso en el área de la moral personal, no
connatural, los auténticos valores humanos que van haciendo su podemos negar lógicamente su existencia en el ámbito de la ética
aparición en las diversas situaciones históricas de la esperanza social» (148).
humana; 2) rechazando, por el mismo procedimiento de empatia, El reconocimiento del pluralismo ético-social de los cristianos
los contravalores humanos aunque éstos se presenten revestidos comporta la necesidad de pequeños grupos dentro de la Iglesia que,
«con piel de oveja»; 3) proponiendo utopías globales que aportan sin perder el horizonte unitario del referencial cristiano, pongan de
principios activos de esperanza escatológica comprometida en la manifiesto, teórica y prácticamente, la mejor o peor coherencia de
liberación humana. los compromisos ético-sociales del cristianismo histórico. Además,
la función oficial de la Iglesia en el campo social ha de sentirse
condicionada por el pluralismo ético-social reconocido (149).
c) Consecuencias metodológicas
— Por otra parte, la fe constituye para los creyentes un referen-
La solución que aquí se adopta ante el problema de la especifi- cial de primer orden en vistas a la formulación y a la vivencia del
cidad de la ética social cristiana tiene repercusiones importantes para ethos social. La reflexión teológico-moral tiene por cometido «situar
el conjunto de la presente «Moral social»: en relación directa el concreto bíblico con lo social preciso» (150).
Esta relación aportará: una «morfología ética» típicamente cristiana
— Por una parte, la ética social pensada y vivida en contexto
(actitudes, criterios, valores, etc) (151), así como una peculiar
cristiano no puede presentar una única alternativa como la
iluminación de los problemas sociales concretos.
definitivamente cristiana. De hecho, la historia nos indica la
existencia de opciones plurales en el campo de la ética social En relación con el último aspecto nos complace recoger y hacer
cristiana. El mismo magisterio eclesiástico reconoce la legitimidad nuestras las finas y matizadas apreciaciones de Alberdi: «El cristia-
del pluralismo ético-social: nismo no presenta una antropología peculiar y rival de las existentes.
Pero, a partir del Evangelio, se pueden delinear los perfiles esenciales
«En las situaciones concretas, y habida cuenta de las de una concepción del hombre; aunque no fuesen más que los
solidaridades que cada uno vive, es necesario reconocer agudamente indicados por el marxista Lombardo Radice: El valor
una legítima variedad de opciones posibles. Una misma absoluto de toda persona humana y la exigencia incondicional del
fe cristiana puede conducir a compromisos diferentes. amor al prójimo. A los que yo añadiría un tercero que fundamenta
La Iglesia invita a todos los cristianos a la doble tarea de
animar y renovar el mundo con el espíritu cristiano, a fin de
perfeccionar las estructuras y acomodarlas mejor a las verda- (147) Octogésima adveniens, n. 50: Ocho grandes mensajes, 525.
deras necesidades actuales. A los cristianos que a primera vista (148) CURRAN, l.c, 303.
parecen oponerse, partiendo de opciones diversas, pide la (149) Ibíd.. 305.
Iglesia un esfuerzo de recíproca comprensión benévola de las (150) RICOEUR, l . c , 105.
posiciones y de los motivos de los demás: un examen leal de (151) C H . E. CURRAN, Y-a-t-il une éthique sociale spécifiquement
su comportamiento y de su rectitud sugerirá a cada cual una chrétienne?: Le Supplément n. 96 (1971), 57.
124 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 125
los anteriores: el hombre como imagen y semejanza de Dios, llamado
a participar misteriosamente de su propia vida. la metodología: una vez constituida la instancia ética social cristiana
¿de qué mediaciones se sirve para configurar la realidad histórico-
El cristianismo no se reduce a una ética, pero necesariamente la
social concreta?
implica; difícilmente encontraremos en él un código moral: acepta los
elementos válidos de los que encuentra a su paso, pero discierne su En los últimos años se ha colocado en primer plano la categoría
validez según "el sentir de Jesús". Una ética específicamente cris- teológica de «mediación» para entender y expresar el significado real
tiana no implica necesariamente la existencia de preceptos privativos del cristianismo. La fe necesita mediaciones éticas para hacerse
del cristianismo; exige, en cambio, que integre los existentes en su realmente significativa. Ahora bien, la ética cristiana, mediación de
síntesis original. la fe (154), requiere a su vez las mediaciones de los análisis
científico-técnicos que encauzan y orientan el dinamismo ético de
Nos parece radicalmente injusta, fruto del prejuicio cientista, la
los creyentes.
calificación de "irracionalista". El no creyente debería juzgar la ética
cristiana por sus contenidos, no por la fundamentación, en la que El conjunto de ios análisis científico-técnicos dan lugar a un
evidentemente no puede estar de acuerdo. modelo de sociedad que la ética social cristiana utiliza como media-
ción global para configurar la realidad social. La elección de una
En el núcleo estable de un programa de investigación pueden
mediación u otra constituye uno de los importantes aspectos de la
encontrarse valores y normas, provenientes de una ética no cristiana,
ética social fundamental.
con los que el cristiano se halle perfectamente de acuerdo. Su fe o
su caridad no resultan entonces superfluas; su motivación psicoló- En todo discurso ético sobre la realidad social se asume y se
gica coincide con unos contenidos que su misma fe le exige. Y eso justifica un determinado modelo de sociedad. También la ética social
es lo que puede suceder en el caso del marxismo. cristiana ha ejercido la función justificadora de ciertos modelos de
sociedad.
Pero, por esa misma razón, el cristiano tiene que adoptar la misma
postura de "vigilancia crítica" que cualquier otro hombre desde su Cuando la doctrina social de la Iglesia ha basado sus asertos
fundamentación propia. Particularmente cuando intuye que la coin- morales en una «ley natural universalmente válida» ha realizado
cidencia no es completa y que pueden presentarse contradicciones muchas veces proyecciones justificadoras del orden social prevalen-
entre las exigencias éticas de su fe y los valores procedentes de una te en una época determinada. Se ha constatado en el concepto moral
concepción del hombre presentes en el núcleo. Y eso es lo que de ley natural la existencia de intereses etnocentristas. Al utilizar la
sucede en el caso del marxismo» (152). categoría de ley natural la moral se ha dejado dominar por el deseo
de entender las formas culturales de otros pueblos desde la propia
manera de vivir la existencia. Esta observación vale también para la
4. LAS MEDIACIONES DE LA ETICA SOCIAL CRISTIANA ética social cristiana: desde una pretendida universalidad normativa
ha justificado muchas veces los esquemas de grupos prevalentes.
Desde el punto de vista teológico, en relación con la ética social, Acusar de «ideológica» a la ética social cristiana es herirla en el
«las cuestiones más significativas son las relativas al método» (153). punto más débil. El Evangelio es una buena noticia para los pobres
En los apartados anteriores hemos analizado tres aspectos básicos y marginados. Ahora bien, si la ética social cristiana es ideológica,
de la metodología ético-social: puesto de la dimensión ética en el su función se mide por la ventaja otorgada a las clases dominantes,
conjunto de las racionalidades sobre lo social; estructura interna de lo cual contradice la inspiración nuclear del dinamismo cristiano.
la instancia ética en cuanto «proceso de moralización» de lo social; Las observaciones precedentes obligan a la ética cristiana a hacer
especificidad cristiana del proyecto ético-social vivido y formulado un análisis crítico de las «inculturaciones» que ha tenido en épocas
en el contexto de la fe. Nos falta por tratar un punto importante de recientes y a buscar nuevas formas de inculturación más coherentes
con el Evangelio (155).
(152) R. ALBERDI, Ciencia y fe cristiana en la lucha de clases:
Corintios XII n. 5 (1978), 97-98. (154) Cfr. M. VIDAL, El nuevo rostro de la moral (Madrid, 1976),
(153) C H . E. CURRAN, Etica social: tareas para el futuro: Concilium 12-19.
n. 138-B (1978), 287. (155) Cfr. T. GOFFI, Etica cristiana en una inculturación marxista
(Santander, 1978).
APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 127
126 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

V
Por lo que se refiere a las mediaciones de la ética social cristiana
se presentan diversas opciones. En el campo de la ética social
«ETICA DE LIBERACIÓN»:
católica sobresalen dos: la mediación de la «liberación» y la media-
E S Q U E M A PARA LA M O R A L SOCIAL CRISTIANA
ción de la «justicia distributiva» (156).
La mediación de la justicia distributiva, apoyada en recientes
concepciones filosóficas de la Justicia (157), ofrece notables posi- G. CACHO, Ensayo de una teología moral para el latinoamericano
bilidades para moralizar la vida social sobre todo de los países redimido: Nuevo Mundo 1 (1971), 11-40. J . CRESPO, Algunos
industrializados (158); por otra parte, parece estar en consonancia condicionamientos actuales de la teología moral: Liberación y
con el movimiento neo-contractualista preconizado por el «retorno a Cautiverio (México, 1976) 463-468. E. D. DUSSEL, Para una ética
Rousseau» superando así la hegemonía de Hegel y de Marx (159). de la liberación latinoamericana, 2 tomos (Buenos Aires, 1973). G.
GIMÉNEZ, De la «doctrina social de la Iglesia» a la ética de
Sin embargo, preferimos la mediación de la «liberación» como liberación: EQUIPO SELADOC, Panorama de la teología latinoa-
categoría ético-social más adecuada para traducir el empeño del mericana II (Salamanca, 1975), 45-62. M. VIDAL, «Teología de la
ethos social cristiano. En el apartado siguiente justificamos y expli- Liberación» y ética social cristiana: Miscellanea B. Haering (Roma,
citamos esta opción. 1977), 207-218.

En este último apartado se formula la conclusión a la que


apuntan las reflexiones ético-teológicas de los apartados preceden-
tes. La mejor forma de entender y de vivir el ethos social cristiano
(156) CURRAN, l.c, 290-291
hoy es hacerlo a través del esquema teórico-vivencial de la «ética de
(157) J. RAWLS, A T h e o r y o f J u s t i c e (Oxford, 1976). Cfr R. GILARDI,
J o h n R a w l s e la r i n a s c i t a d i una p r o s p e t t i v a c o n t r a t t u a l i s t a in e t i c a :
liberación».
Rivista di Filosofía Neoescolastica 69 (1977), 43-85; F.-A. KOCH, G e r e c h - Trataremos de justificar esa conclusión aportando tres series de
t i g k e i t ais G e d a n k e n - e x p e r i m e n t R a w l s u n d A r i s t ó t e l e s : Zeitsch Phil. anotaciones: constatando el puesto que ha tenido la ética en la
Forschung 32 (1978), 239-253; J . P. LANGAN, R a w l s , IMozick a n d t h e teología de la liberación; aludiendo al necesario momento ético
Search f o r S o c i a l J u s t i c e : Theological Studies 38 (1977), 346-359, M. dentro de la teología de la liberación; y, explicitando el significado
MEYER, T h e P e r e l m a n - R a w l s d e b a t e o n j u s t i c e : Revue Internationnelle
del esquema liberacionista para la ética social cristiana.
de Philosophíe 29 (1975), 318-331, D L SCHAEFER, R a w l ' s « M o r a l
T h e o r y » , Rev Politics 39 (1977), 192-220; D L SCHENK, The t w o
p r i n c i p i e s o f j u s t i c e in J o h n R a w l s . A t h e o r y o f j u s t i c e : Angehcum 54
(1977), 55-56. 1 EL TEMA ETICO EN LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
(158) Ver el n.° monográfico de la Revista de Fomento Social 33 (1978)
n 1 32, pp 329-426. «desigualdades e injusticia en los países industrializados» Con la expresión «teología de la liberación» se alude a una nueva
(159) La vuelta a Rousseau se advierte en diversos campos del saber manera de hacer teología desde Latinoamérica, cuyo eje especifica-
(ver, como botón de muestra, el interés de los «nuevos filósofos» franceses dor es la praxis liberadora (160). Se habla de diversas tendencias
por Rousseau. B. HENRI-LEVY, La b a r b a r i e c o n r o s t r o h u m a n o (Caracas, dentro de la teología de la liberación, pero hay que aclarar que «sólo
1978), 30 ss.) La celebración del segundo centenario de su muerte ha
reanimado los estudios sobre el pensamiento roussoniano.
merece el nombre de teología de la liberación la que asume la
profunda innovación teológica», consistente en «aceptar la praxis
En el texto se sitúa a Rousseau como origen, aunque sea remoto, de la
opción ético-social por la «justicia distributiva». Habría que recordar, sin (liberadora) como fuente, como fin y como criterio de verificación
embargo, que para otros autores —y quizás con mayor acierto en la interpre- de la teoría teológica» (161).
tación— Rousseau representa la opción por el socialismo igualitario y
participativo Para R GARAUDY, «el principio de la autogestión se identifica (160) Remitimos a la síntesis precisa y profunda de J Lois, Liberación
con el de la democracia, tal como lo definió J . J. Rousseau en el Contrato ( t e o l o g í a d e ) : Diccionario enciclopédico de Teología moral, edic. 3 a
Social, la autonomía de cada uno y su plena participación en la decisión (Madrid, 1978), 1391-1405.
final» (La a l t e r n a t i v a [Madrid, 1973], 223). Cfr. G. PECES-BARBA, Dere- (161) Ibíd., 1395-1396 «Praxis liberadora es la actividad humana reali-
chos f u n d a m e n t a l e s , edic. 2 a (Madrid, 1976), 57 zada con conciencia del carácter dialéctico de la realidad (dimensión políti-
128 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 129

¿Cuál ha sido el puesto de la ética dentro de la teología de la pasan de ser simples formulaciones de inquietudes; no suponen
liberación? Puede ser descrito con estos tres rasgos: primero, la aportaciones suficientemente densas y consistentes.
evolución del pensamiento ético-social cristiano ayudó al surgimien- El vacío ético en la teología de la liberación (166) tiene diversas
to de la teología de la liberación; segundo, los teólogos de la causas explicativas. Angelini atribuye la preterición de la reflexión
liberación no se han preocupado del tema ético; tercera, se ha propiamente ética en la teología de la liberación a dos motivos el
pretendido instrumentalizar el tema ético reduciendo la teología de rechazo de la ética tradicional católica por razón de su función
la liberación a una moral social. conservadora; y, la inspiración marxista para la cual el tema moral
cede el lugar al análisis científico de las leyes del proceso histónco-
a) Entronque de la teología de la liberación en el proceso dialéctico (167). A estas razones hay que añadir: la caracterización
evolutivo del pensamiento ético-social cristiano negativa de la moral religiosa, tanto de la vivida como de la
formulada oficialmente (moral individualista, moral del orden y de la
La teología de la liberación no es una moral social; más adelante sumisión, moral de los principios universales, etc.); la carencia de
lo volveremos a recalcar. Sin embargo, no se puede dejar de una reflexión filosófica propia, capaz de reformular los valores éticos
reconocer la importancia que tuvo la evolución del pensamiento desde la peculiaridad de la propia historia.
ético-social cristiano en la génesis de la teología de la liberación. La ausencia del tema ético en la teología de la liberación ha
Junto a otros factores tanto de carácter socio-político como eclesial tenido efectos negativos. El más importante ha sido el que la misma
y teológico, la evolución del pensamiento cristiano es un dato a no teología de la liberación ha usurpado la función ético-social. «El
olvidar a la hora de explicar el surgimiento de la teología de la enorme retardo de una ética de liberación con respecto a la teología
liberación. Dentro de esa «profunda evolución del pensamiento de la liberación ha dado por resultado, en la práctica, la usurpación
cristiano en los últimos años» (162) que dio origen a la teología de ilegítima por parte de esta última de las funciones propias de la
la liberación, hay que situar la evolución de la ética social. primera. Este hecho ha conducido, por una parte, al desconocimien-
En el siguiente gráfico puede apreciarse el entronque de la to práctico de la autonomía propia de la tarea liberadora como tarea
teología de la liberación dentro del proceso evolutivo del pensamien- secular; y, por otra, a la reducción ética de la fe, así como a la
to ético-social cristiano en América Latina (163): utilización de la 'teología de la liberación' como una ideología
legitimadora del cambio social revolucionario» (168).
b) La «penuria ética» en la teología de la liberación

La teología de la liberación ha propiciado una profunda renova-


ción de la Pastoral y de la misma Espiritualidad cristiana. Sin
embargo, no ha sucedido lo mismo con respecto a la Moral. No
de liberación: EQUIPO SELADOC, Panorama de la Teología Latinoamericana
existen éticas, al menos escritas, en conexión directa con la teología II (Salamanca, 1975), 45-62, J CRESPO, Algunos condicionamientos
de la liberación. Las alusiones éticas al tratar otros temas, como el actuales de la teología moral: Liberación y Cautiverio (México, 1976),
de la Cristología (164), y los trabajos más específicos (165) no 463-468
co-social de la acción humana) que persigue incidir, con la conflictividad (166) «Ha faltado una reflexión ética que retomara el tema de la libera-
consiguiente, en el nivel estructural, en orden a una transformación liberado- ción en su autonomía y consistencia propias, en estricta homologación con
ra, desde la asunción de un proyecto histórico de alternativa de sociedad la teoría y la praxis que la sustentan» (GIMÉNEZ, l.c, 45-46) «Una de las
radicalmente distinta» (Ibíd., 1396) cosas que más sorprende al moralista europeo, que se pone en contacto con
(162) Ibíd., 1403, nota 3 publicaciones y grupos representativos del área latinoamericana, es su
(163) El esquema fue expuesto y desarrollado por J GARCIA GONZÁLEZ, aparente desinterés por la moral» (F FERRERO, La educación moral desde
en una conferencia celebrada en Roma (marzo de 1971) como Responsable América Latina: Pentecostés 16 (1978), 359)
para América Latina de la Pontificia Comisión Justicia y Paz (167) G ANGELINI, Dílazione del tema político ed elusione della
(164) Cfr J. SOBRINO, Cristología desde América Latina, edic. 2.a riflessione etica: Problemí e prospettive di Teología Morale (Brescia,
(México, 1977) 1976), 460-461
(165) G GIMÉNEZ, De la «doctrina social de la iglesia» a la ética (168) GIMÉNEZ, l.c, 46
9 Moral social
EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO SOCIAL CRISTIANO g
EN AMERICA LATINA A PARTIR DE 1945

2.* ETAPA 3 a ETAPA 4. a ETAPA


TEMÁTICA 1.» ETAPA
Marginalidad- Dominación y
Acción Social dependencia-liberación
Católica Subdesarrollo-Desarrollo Integración

El subdesarrolto es considerado como Diagnóstico de la margina- El Subdesarrollo no es un mero


Visión de la Sectorial Los problemas son
mero retraso respecto a los niveles de lidad popular como resul- retraso, sino subproducto y
realidad analizados independientes
vida de los países más «desarrollados» tado de la superposición efecto del desarrollo de los paí-
entre sí y sin referencia a un
Concepción preponderantemente étnico-cultural Existencia ses industrializados y del tipo
contexto total y causal (pro-
economicista del atraso y del progre- de Sociedades dualistas de relaciones que crean la de-
blema rural, obrero, educati
so La reacción inicial cristiana, frente incomunicadas. Sociedad pendencia externa aprovechan-
vo, sanitario, vivienda, etc )
al análisis economicista, presenta la participante del bienestar y do la dominación u opresión
dimensión integral del Subdesarrollo progreso; y sociedad mar- interna que las élites ejercen
ginada. sobre los estratos populares
Espiral creciente de dependen-
cia y dominación

Concepción Doctrina o Etica Social no La posición cristiana, correspondiente Stgue el dualismo teológi- La visión cristiana de una sola
teológica integrada al conjunto teoló- al análisis integral del Subdesarrollo, co que distingue apostola- Historia, la Salvífica Salvación
presenta la noción de desarrollo inte- do de evangelización (mi- en sentido integral (personal-
gico del Magisterio
gral, de la Escuela de Lebret, a un sión propia de la Iglesia) y social) que se inicia en la libe-
nivel teórico-doctnnario y no integra- apostolado de civilización ración de toda alienación inter-
do aún al conjunto teológico (acción supletoria) en re- na y opresión externa Libera-
lación subsidiaria ción integral que va de lo edu-
cativo a lo socio-económico-
político

Persiste la distinción entre acción temporal y acción pastoral, pero se La misión de la Iglesia es la
Implicación Separación entre acción so-
las relaciona de una manera subordinante. Eva noel ización y Desarro- liberación y promoción integral
pastoral cial y acción pastoral. Aqué-
llo: este en función de aquélla. La Pre-Evangelización como requisito humana. No mas distinciones
lla no es propia o esencial

temporal y espiritual Síntesis


dinámica e interdependiente de
la acción pastoral y libera
dora-promotora

Estrategia Acción consecuentemente En los medios gubernamentales e in Frente al diagnóstico de La concientización popular.
o política sectorial en el campo econó- tergubernamentales, prioridad y énfa marginalidad la receta de por la cual el oprimido toma
social mico (Vgr Cooperativas), sis a las infraestructuras económicas. integración y participación conciencia de su situación, de
enseñanza técnica, servicios sanitarias, educacionales, comerciales. popular mediante la pro- sus posibilidades, asume una
técnicos agrícolas, organiza etc moción popular que tien- responsabilidad y se compro-
cíones obreras, etc En los medios cristianos, promoción de a organizar a los secto- mete, solidariamente en la
de organismos del pueblo, «desarrollo res populares en «organi- transformación del sistema Or-
de comunidad» para aprovechar y be- zaciones de base» donde ganización popular como
neficiarse de las infraestructuras eco participe pasiva y activa- expresión y concretización de
nómicas mente y pueda conectarse la solidaridad, como plataforma
a la sociedad participante de responsabilidad solidaria,
activa y como medio de presión
y cambio

Asambleas Manizales (1954) Asamblea del CELAM en México, Asamblea del CELAM Mar MEDELLIN, 1968
continen- Panamá (1955) 1961, sobre los problemas del sub del Plata (Argentina, octu
tales cató- Cuernavaca (México, 1956) desarrollo bre 1966) PUEBLA, 1979
licas consa-
gratorias
de la t e m á -
tica

Reuniones Bogotá (1948) Reunión mteramencana de Presiden- Reuniones y conferencias Reunión OEA —Enero 1971 —
inter-ame- Rio de Janeiro (1953) y tes en Punta del Este (Uruguay) —AL- de la CEPAL, 1965-1967 para reprimir la subversión y
ricanas g u - otras PRO— 1961 ídem Centro América, acabar con el derecho de asilo
bernamen- Costa Rica, 1962 ¿Represión a la liberación?
tales
132 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 133

c) Intentos de «apagar» la teología de la liberación — p r o p o n i e n d o como alternativa la «vuelta a la Doctrina


reduciéndola a una moral social Social de la Iglesia» ( 1 7 3 ) .

Si los teólogos de la liberación han descuidado la reflexión ética,


no han faltado quienes pretenden reducir la teología de la liberación 2 EL NECESARIO MOMENTO ETICO
a Moral social. Es preciso desenmascarar esta tendencia para man- EN LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
tener la valía tanto de la teología como de la ética.
La teología de la liberación no es un capítulo de la Teología La relación entre «ética» y «teologías de la praxis» ha sido uno de
moral. «La teología de la liberación es algo más que un planteamiento los temas que ha entrado en el debate teológico de los últimos años.
nuevo de la moral» (169). Tampoco puede ser considerada como la Interesa recordar los datos de la discusión para captar la existencia
insistencia especial sobre algunos temas de la reflexión teológica en y la función de la dimensión ética en la teología de la liberación
general. La teología de la liberación es, ante todo y sobre todo, un La discusión se ha planteado directamente en relación con la
modo de entender y de hacer teología a partir de una situación «teología política» (174). Discusión que se concreta en esta pregun-
histórica concreta. Es, consiguientemente, una opción metodológica ta la «teología política» ¿es propiamente teología o pertenece
(170). realmente al género moral? La respuesta de Rendtorff (175) es
Una de las tácticas empleadas para restar fuerza a la teología de tajante- no hay que hablar de teología política, sino de ética política,
la liberación es intentar reducirla a Moral. Intentos que se orientan ya que la incidencia de la teología en la política se tiene que hacer
por los siguientes cauces. por mediación de la ética si es que la teología no quiere convertirse
— considerando la teología de la liberación como un tema en «teología política constantiniana». En el extremo opuesto se sitúa
más dentro de los cuadros de la Moral tradicional (171); la postura de Cox (176): la política se tiene que convertir al lenguaje
teológico frente al lenguaje mitológico y metafísico de épocas
— criticándola desde los presupuestos éticos vigentes: univer- anteriores.
salidad del amor cristiano (frente a la opción por los
pobres); amor a los enemigos (frente a la lucha de clases y La solución parece encontrarse en la síntesis insinuada por Metz
lucha revolucionaria); principio de la no legitimación de los (177). Por una parte, la teología política incide en la práctica no
«medios» por razón del «fin»; etc. (172); directamente, sino a través de la mediación ética; pero, por otra, la
teología política no se reduce a una ética, ya que, además de referirse
a la praxis de los cristianos, toma en consideración también las
implicaciones de Dios en la realidad. Para Metz, la ética es una «ética
(169) I ELLACURÍA, Hacia una fundamentación filosófica del mé-
del cambio»; ahora bien, la comprensión del cambio exige una
todo teológico latinoamericano: Liberación y Cautiverio (México, 1976),
273
referencia al significado global de la historia; la hermenéutica espe-
(170) VARIOS, Liberación y Cautiverio. Debates en torno al m é t o - cíficamente cristiana de la ética del cambio viene proporcionada por
do de la Teología en América Latina (México, 1976), VARIOS, La nueva la teología política. Aunque Metz todavía no ha explicado ni justifi-
frontera de la teología en América Latina (Salamanca, 1977). cado la noción de «ética política» y «ética del cambio» (178), su
(171) J C SCANNONE aporta este dato curioso «Una vez que vino a solución parece la más acertada.
Buenos Aires se preguntó al Cardenal Daniélou cómo veía la teología de la
liberación DIJO que era una subdivisión de la teología moral Parte de la (173) Ver más arriba, en el capítulo 1 °, apartado III
teología que estudia el acto moral, parte de la moral que estudia el acto (174) Ver la exposición de A FIERRO, El evangelio beligerante (Este-
social, parte de la teología de lo social que estudia el acto político, parte de lia, 1975), 361-368
ésta que estudia el problema de los países subdesarrollados De ninguna (175) T RENDTORFF, Politische Ethik oder «politische Theologie»?:
manera era una nueva manera de ver la teología» (Necesidad y posibilida- Diskussion zur «politische Theologie» (Mainz, 1969), 217-218
des de una teología socio-culturalmente latinoamericana: Fe cristia- (176) H Cox, La ciudad secular (Barcelona, 1968)
na y cambio social en América Latina (Salamanca, 1973), 356) (177) J B METZ, «Politische Theologie» in der Diskussion: Diskus-
(172) A SARMIENTO, La relación moral entre «fin» y los «medios» sion zur «politische Theologie» (Mainz, 1969), 280-283
en la Teología de la liberación: Scnpta Theologica 9 (1977), 261-273 (178) ANGELINI, l . c , 449-450
134 MORAL DE ACTITUDES MI. MORAL SOCIAL APROXIMACIÓN SISTEMÁTICA 135

De hecho, con el planteamiento de Metz se llega a una compren- La normativa humana puede ser entendida y vivida desde dife-
sión más coherente del viejo dilema teoría-praxis, dogmática-moral. rentes esquemas. La misma cosmovisión cristiana, en cuanto redi-
La teología dogmática no es sólo teoría, sino incidencia en la mensión de los contenidos morales, puede adoptar diversas confi-
realidad (=praxis); la ética no es exclusivamente practicismo, sino guraciones o modelos. Creemos que tanto la normatividad humana
también análisis de la realidad. De este modo, la teología precisa de como la redimensión de la fe encuentran en el esquema de la «ética
la ética para cumplir su entera funcionalidad y la ética requiere la de liberación» un modelo coherente para expresar y vivir su dinamis-
teología como necesario horizonte de referencias significativas. mo moral en relación con los problemas sociales.
La solución anterior encaja correctamente en los cuadros de la No corresponde ahora exponer las implicaciones concretas de la
«teología de la liberación». A ésta le hace falta llenar el vacío del ética social formulada en clave de liberación. En la segunda parte de
momento ético; y a la ética social cristiana le conviene situarse este tomo se deducirán esas implicaciones concretas. Aquí única-
dentro de las coordenadas metodológico-temáticas de la teología de mente se pretende señalar los rasgos fundamentales de una estruc-
la liberación. «La buena salud de la propia teología de la liberación tura ética social cristiana vivida y comprendida en perspectiva de
está exigiendo la mediación de una ética autónoma y adulta, so pena liberación. He aquí un esbozo de dichos rasgos:
de agotar su significado en una especie de 'sublimación teológica'
del proceso de liberación para uso de militantes cristianos llegados — Una moral social «desde la opresión y la injusticia». La
tardíamente a la arena de la politización» (179). ética de liberación comienza por situarse dentro del horizonte de los
oprimidos. Es decisiva esta opción inicial. Difícilmente puede califi-
La ética es un momento necesario de la praxis cristiana liberado-
carse de ética social cristiana la que se sitúa inicialmente del lado del
ra. Sin perder su carácter crítico y autónomo, el ethos social de los
poder, ya que de este modo queda viciada toda la síntesis moral. La
creyentes está inserto en un proyecto de liberación que integra ética
instancia ética tiene por cometido introducir en la realidad humana
y teología, praxis y teoría, en una síntesis dialéctica propia de la
la justicia. Ahora bien, únicamente desde la situación de opresión y
teología de la liberación. El momento ético de la liberación «significa
desde el «padecer la injusticia» se puede comprender y realizar el
reflexionar críticamente sobre el contenido moral de la praxis de
sentido del ethos: crear situaciones humanas cada vez más justas.
liberación actualmente en curso, praxis que puede ser descrita como
un proceso colectivo, conflictivo y diversificado, de carácter político- — Una moral social atenta a la «sospecha de manipula-
social, que, al impulso de una utopía de liberación, se propone por ción». Los sistemas morales suelen configurarse como esquemas
una parte la ruptura de una situación de dependencia (interna y justificadores del orden establecido. La ética cristiana ha de estar
externa) y, por otra, la instauración de un 'orden nuevo' basado en atenta a no entrar dentro de ese juego ideológico; más aún, ha de
la autonomía y en la hegemonía popular» (180). ser una fuerza de lucha contra todo intento, abierto o solapado, de
convertir los valores morales en sistemas justificadores de estructuras
injustas. De ahí que toda reflexión ética cristiana ha de asumir como
3. EL ESQUEMA BÁSICO DE LA ETICA SOCIAL talante y metodología la «sospecha» y no la «ingenuidad».
CRISTIANA DE LIBERACIÓN
La «ética de liberación» puede constituirse en el esquema ético- — Una moral social «del gran rechazo y del supremo
teológico alternativo a los modelos de ética social cristiana, cuya ideal». La ética de liberación, antes de proponer proyectos de
quiebra hemos constatado en el capítulo anterior. Aunque de hecho humanidad y discutir las estrategias y tácticas para conseguir los
las «teologías de la praxis» han descuidado el nivel propiamente fines deseados, necesita expresarse mediante una especie de narra-
ético de la reflexión teológica (181), sus presupuestos metodológi- tiva profética: con el anuncio evangélico de Jesús Muerto y
cos pueden orientar la formulación de una ética social cristiana de Resucitado. En Jesús Muerto por defender la justicia se hace
liberación. presente el Gran Rechazo de toda explotación del hombre. En
Jesús Resucitado se patentiza el Supremo Ideal de la justicia de
(179) GIMÉNEZ, l.c, 46 Dios que rehabilita al que trabaja por defender al débil y al oprimido.
(180) Ibíd., 59 La confesión de fe en Jesús Muerto y Resucitado es al mismo
(181) ANGELINI, l.c, 463 tiempo la fuerza moral y la estructura ética de la comunidad cristiana.
136 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

— Una moral social que se expresa a través de la «racio-


nalidad crítica y utópica». Si la moral social cristiana quiere 3
expresarse como ética de liberación precisa discernir los proyectos y
las tácticas a través de una racionalidad crítica y utópica. En temática y bibliografía de la moral social
coherencia con la «narrativa profética» del anuncio de Jesús Muerto
y Resucitado, el discernimiento ético del creyente ha de expresarse
por los cauces de la crítica (para realizar el «rechazo» global de los
sistemas de injusticia) y de la utopía (para adelantar la esperanza
escatológica del «ideal» de la justicia). Aunque la fe no se identifica
con ninguna forma de racionalidad humana, sin embargo puede y
debe descalificar aquellas metodologías que no asuman preferencial-
mente la forma crítica y utópica.
Para hacer un desarrollo sistemático de los problemas concretos
— Una moral social que conjuga el ethos «revoluciona- de moral social conviene trazar previamente un esquema temático en
rio» con el ethos «reformista» de transición. La ética de la el que orgánicamente se integren los aspectos singulares. Ese es el
liberación formula un proyecto alternativo global; frente a la injusti- cometido del presente capítulo, que constituye una especie de
cia del «orden estalecido» coloca la esperanza del «orden nuevo». puente entre la primera y la segunda parte de este tomo.
Pero «en circunstancias en que las condiciones objetivas y subjetivas Junto a la discusión sobre el esquema temático se adelanta una
no permiten radicalizar prematuramente la praxis de liberación, se bibliografía general, en la que se recogen los estudios de carácter
justifican ciertas éticas reformistas "de transición" orientada al alivio fundamental y globalizante acerca de la moral social. Esto no obsta
de la opresión y a la mayor humanización posible del sistema. a que en los capítulos subsiguientes vayamos aportando bibliografía
Naturalmente, esto es válido a condición de que dichas "éticas de particular sobre cada uno de los temas que se someterán a tratamien-
transición" no se presenten como la ética social, olvidadizas de su to concreto.
provisioriedad histórica y por eso mismo condenadas a ser meros
Estos son, pues, los dos apartados del presente capítulo:
reflejos ideológico-morales del orden establecido» (182).
Con la proposición de este esquema teórico-vivencial de ética de I. Esquema temático de la Moral social.
liberación ponemos punto final al capítulo dedicado a la fundamen- II. Bibliografía general sobre Moral social.
tación sistemática de la ética social cristiana. En la segunda parte de
esta Moral Social se deducirán las correspondientes implicaciones
para los diversos sectores de la realidad social.
ESQUEMA TEMÁTICO DE LA MORAL SOCIAL

1. ALGUNAS SISTEMATIZACIONES DE LA MORAL SOCIAL

Antes de exponer el esquema temático adoptado en esta obra


conviene recordar algunas formas de sistematización que se han
seguido para organizar el contenido de la moral social concreta. La
referencia se limita a algunos ejemplos típicos.
De entre los tratados de Filosofía M o r a l vigentes hasta no
hace mucho tiempo seleccionamos el de Jolivet (1). Para Jolivet, la

(182) GIMÉNEZ, l.c, 61-62. (1) R. JOLIVET, Tratado de Filosofía Moral (Buenos Aires, 1959).
138 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL TEMÁTICA Y BIBLIOGRAFÍA 139

Moral se divide en Moral General y Moral Especial; de este modo se al prójimo en la vida presente» (6). La temática de este tomo abarca
distancia de la división adoptada por Grocio y por Kant, para los más contenidos que los de la moral social, ya que pretende exponer
cuales las dos partes se concretaban en el estudio de la «Etica» la moral de los siete últimos preceptos del decálogo (7). Los temas
(tratado de la rectitud moral) y del «Derecho» (estudio de las de moral social quedan engarzados en estos tratados: tratado sobre
relaciones humanas sometidas al derecho). La Moral Especial no es la comunidad humana (familia, estado, iglesia), tratado sobre los
otra cosa que la aplicación de los principios universales a las diversas bienes terrenos (moral económica), tratado sobre la verdad, la
situaciones de la existencia y a las relaciones que mantenemos con fidelidad y el honor.
el prójimo. De ahí surgen las dos partes en que Jolivet divide la El Concilio Vaticano II, aunque no pretende hacer una expo-
Moral Especial: moral individual y moral social. Esta última trata de sición sistemática de la moral social, sin embargo ofrece sus propias
los derechos y deberes del hombre como ser social y se subdivide perspectivas para organizar los contenidos de la ética social. «La
según los grados diversos de la sociabilidad de la vida humana: segunda parte de la constitución GS es un verdadero 'tratado de
moral familiar, moral civil, moral internacional. valores', porque se ocupa de la vida familiar, cultural, económica,
Esta es una forma típica de sistematizar los contenidos de la social, política, internacional. De este modo, los tratados 'De matri-
moral concreta: adoptar el esquema de las diversas «sociedades» en monio' y 'De lustitia' clásicos se ven reemplazados ventajosamen-
que se concreta la vida social humana (sociedad «familiar», sociedad te» (8). La segunda parte de la GS organiza los temas de la moral
«civil», sociedad estatal», etc.). social del siguiente modo: ética cultural (c. 2), ética económica (c.
Como exponentes de la moral social católica recordamos dos 3), ética política (c. 4), ética internacional: paz y desarrollo (c. 5).
autores: Messner y Steven. Messner organiza prácticamente la ética Las sistematizaciones que hemos recensionado indican que no
social en torno a cinco ejes (2): la cultura («ética cultural»), el existe unanimidad en el modo de organizar los contenidos de la
derecho («ética jurídica»), las comunidades sociales («ética social»), moral social. En cada una de las opciones enumeradas aparecen
el Estado («ética estatal»), la economía («ética económica»). Sin inmediatamente las ventajas y las desventajas. Por lo que respecta a
embargo, en teoría Messner considera que únicamente existen dos la división de la ética social siguiendo el cuadro de las diversas
grandes partes: la «ética social» y la «ética estatal» (3); esta división «sociedades» hacemos nuestra la anotación crítica de Aranguren: «la
obedece a la distinción entre Sociedad y Estado, distinción que para subdivisión de la ética social en concerniente a la sociedad domés-
Messner es de una importancia primaria. El conjunto de la sociedad, tica o familiar, a la sociedad corporativa y sociedad laboral, a la
según este autor, consta de diversas entidades, que se unifican en el sociedad civil o política y a la sociedad política internacional, suele
Estado; las entidades que integran la Sociedad son tanto de carácter concebirse, por lo general, de modo excesivamente abstracto, sin
nacional (la familia, los grupos intermedios, la nación) como de advertir las interdependencias y correlaciones entre todas esas so-
carácter internacional (la Iglesia, la comunidad internacional) (4). ciedades'» (9). Juzgamos más ventajosa una división que se oriente
Steven (5) divide su moral social en los temas siguientes: la familia por razón de los contenidos o valores éticos que integran la vida social.
(«iglesia y la vida familiar»), la economía («la iglesia y la vida
profesional»), las comunidades sociales («la iglesia y la vida cívica»),
la comunidad internacional («la iglesia y la vida internacional»).
Dejando aparte los Manuales de corte casuístico, la obra de 2. ORGANIZACIÓN TEMÁTICA ADOPTADA EN ESTA OBRA
Háring puede representar la Manualística de la moral renovada.
Háring expone la moral social en el tomo tercero de su obra bajo el En conformidad con criterios expuestos en otros pasajes de esta
título general de «nuestra respuesta al universal dominio de Dios y obra sobre la organización temática de la llamada Moral especial (o

(2) J. MESSNER, Etica General y Aplicada (Madrid, 1969). (6) B. HAERING, La Ley de Cristo, edic. 5.a, III (Barcelona, 1968).
(3) J. MESSNER, Etica social, política y económica a la luz del (7) Ibíd., III, 95-102.
Derecho Natural (Madrid, 1967). (8) PH. DELHAYE, La aportación del Vaticano II a la Teología moral:
(4) Cfr. Ibíd., 588-590. Concilium n. 75 (1972), 216-217.
(5) P. STEVEN, Moral social, edic. 2.a (Madrid, 1965). (9) J. L. L. ARANGUREN, Etica y Política, edic. 2.a (Madrid, 1968).
140 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL T E M Á T I C A Y BIBLIOGRAFÍA 141

concreta, o sectorial) (10), creemos que la moral social debe ser contexto diverso y un tratamiento más peculiar (11) En segundo
organizada en torno a los ejes axiológicos que vertebran el ethos lugar, no se considera la Iglesia como una «sociedad» más, la
de la convivencia social En lugar de dividir la moral social siguiendo dimensión moral que tiene la religión en la sociedad ha de conside-
el cuadro de las diversas «sociedades», familiar, laboral, civil, etc rarse dentro de la orientación general de los derechos y libertades
(división tradicional, desde Aristóteles), preferimos situar la reflexión del hombre
moral en la convivencia social en sí y desde ahí dividir los temas por De mayor importancia es la tercera anotación, que se refiere a la
razón de los valores más nucleares de la realidad social ausencia de la llamada moral internacional. Justificamos esta
Los ejes axiológicos de la convivencia social son muchos y, laguna por las siguientes razones La opción temática de la moral
además, son susceptibles de diversa organización Teniendo que social concreta no depende, según hemos dicho, de los diversos
hacer una opción, creemos que existen tres ejes axiológicos irrenun- ámbitos de sociabilidad (familia moral familiar, estado moral estatal,
ciables la economía, la cultura y la política. El mundo económi- comunidad internacional moral internacional, etc ) Los problemas
co, el mundo cultural y el mundo político constituyen las estructuras sociales (economía, cultura, poder político, conflictividad social,
configuradoras de las tres grandes fuerzas humanas el afán del etcétera) son tratados en un horizonte que supera las distinciones de
«tener», el deseo del «valer» y la apetencia del «poder» lo nacional y lo internacional Por otra parte, los dos grandes temas
Así, pues, en nuestra organización temática de la moral social que solían ser tratados en la llamada moral internacional eran la
concreta ocupan la parte central los tres capítulos siguientes guerra/paz y la cooperación económica, ahora bien, estos dos temas
son abordados directamente en otros capítulos de la obra Por
— ética económica, último, los temas de la llamada moral internacional pertenecían más
— ética cultural, bien al campo del derecho internacional Por estas razones hemos
— ética política optado por no dedicar un capítulo especial a la moral internacional
A estos tres ejes axiológicos anteponemos uno y posponemos Sin embargo, en el capítulo dedicado a la moral política dejare-
otro Anteponemos el tema de los derechos fundamentales del mos constancia de esta apertura a la convivencia internacional
hombre, posponemos el tema de la conflictividad social. El tema mediante unas anotaciones con carácter de «apéndice»
de los derechos fundamentales del hombre, vistos desde la moral, lo
consideramos como la «obertura temática» a todo el conjunto de la
moral social concreta, concebimos ésta como la concreción de la 3 ANOTACIÓN FINAL
dignidad ética del hombre, evidenciada en las estructuras sociales
El tema de la conflictividad social es particularmente exigido en una La organización y desarrollo de los temas no está condicionado
ética social que considera la convivencia social como una realidad directa y totalmente por opciones sociales de carácter global liberal,
histórica y dinámica, en las situaciones sociales conflictivas se realiza socialista, personalista, etc, en este sentido, no es una ética «pre-
de un modo privilegiado el ethos social juzgada» por una ideología determinada Sin embargo, se constatará
Así, pues, enmarcando los tres capítulos de la ética económica, que el tratamiento del tema económico adquiere una notable rele-
la ética cultural y la ética política, colocamos los dos capítulos vancia, tanto por su colocación dentro de la síntesis como por la
siguientes
(11) A este tema hemos dedicado varios estudios, y ofreceremos en breve
— ética de los derechos fundamentales del hombre, una síntesis moral sobre él (Editorial PS) Cfr M VIDAL, El "objeto del
— ética de la conflictividad social consentimiento matrimonial: Concilium n 87 (1973), 92-102, ¿El
matrimonio única institución para la sexualidad?. VARIOS, Sexualidad
En esta organización se podrán apreciar varias cosas. En primer prematrimonial (Salamanca, 1974), 55-101, La conciencia cristiana ante
término no hay lugar para la moral conyugal y familiar; esta el divorcio civil. Pastoral Misionera 10 (1974), 438-447, Proyecto ético
laguna es voluntaria, ya que juzgamos que este tema requiere un del matrimonio cristiano: Pentecostés 13 (1975), 253-268, La opción
cristiana en el matrimonio- VARIOS, Matrimonio civil y canónico (Madrid,
(10) Moral de Actitudes. I. Moral fundamental, edic 4 a (Madrid. 1977), 77-86 Los trabajos primero, tercero y cuarto están recogidos en El
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142 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL TEMÁTICA Y BIBLIOGRAFÍA 143

extensión del desarrollo. Por otra parte, la opción del humanismo b) Comentarios
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1 50 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

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4. Derechos humanos y ética cristiana.
5. Economía y ética cristiana.
6. Cultura y ética cristiana.
7. Política y ética cristiana.
8. Conflictividad, violencia y cambio sociales
ante la ética cristiana.
152 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

4
derechos humanos y ética cristiana

En capítulos siguientes se analizará la dimensión moral de la


convivencia social mediante el estudio detallado de los tres factores
Después de haber tratado en la primera parte la problemática que básicos de la estructura social: la economía, la cultura y la política.
subyace a la formulación de una ética social cristiana, corresponde Antes de abordar, por separado, cada uno de esos tres ejes
ahora abordar los temas concretos en que se evidencia el ethos axiológicos de la vida social, es conveniente ofrecer el núcleo
social del cristiano. temático de todo el ulterior desarrollo de la moral social concreta.
Si la moral social fundamental reviste dificultades singulares, lo Concebimos este capítulo como la «obertura temática» de la moral
mismo hay que decir de la moral social concreta. Al querer exponer social concreta.
las incidencias de la ética en las realidades sociales concretas se En la síntesis moral tomista hay un conjunto de virtudes, partes
precisa no solamente la iluminación de los criterios morales, sino potenciales de la justicia, que han recibido el nombre de «virtudes
también el análisis sociológico de la realidad. En la exacta integra- sociales» (1). Por su parte, la moral casuista desarrolló este mismo
ción de iluminaciión ética y de análisis sociológico radica la difícil tema bajo el enfoque y el epígrafe de «deberes cívicos» del hombre
complejidad de la moral social concreta. (2). Tanto las llamadas «virtudes sociales» como los denominados
Sin embargo, no se puede ceder a la tentación del abstraccionis- «deberes cívicos» ofrecían, en panorámica inicial, los temas que la
mo o de las excesivas generalizaciones en moral social. Es necesario ética social concreta desarrollaba en tratados ulteriores.
llegar, en la medida de lo posible, a los niveles más concretos y Sin negar agudeza a los mencionados tratados tradicionales,
determinantes de la realidad. Ya Santo Tomás advertía que «en moral preferimos organizar la temática moral de este capítulo inicial en
las consideraciones universales son menos útiles, por ser las accio- torno a la categoría axiológica de derecho/deber fundamental
nes particulares» ( l l - l l , prólogo). del hombre. Creemos que esta perspectiva está en mayor conso-
La articulación temática de esta segunda parte depende de la nancia con la sensibilidad del hombre actual y que ofrece mayores
opción metodológica previamente adoptada en el capítulo anterior. posibilidades para una formulación ética de la convivencia social.
Desarrollaremos los temas concretos de la ética social en torno a los La categoría ético-jurídica de «derechos humanos» es axiológi-
siguientes ejes axiológicos (capítulos): camente previa a las concreciones morales de la ética económica,
4. Derechos humanos y ética cristiana. (1) Suma Teológica, ll-ll, qq. 101-122. R. BERNARD, Les vertus
5. Economía y ética cristiana. sociales: Somme Théologique, éd. de la Revue des Jeunes (París, 1932); P.
6. Cultura y ética cristiana. LUMBRERAS, Tratado de las virtudes sociales: Suma Teológica (Madrid,
1955), 389-687.
7. Política y ética cristiana. (2) Puede verse cualquier Manual de moral casuística. De un modo más
8. Conflictividad, violencia y cambio sociales renovado, cfr. R. COSTE, Las comunidades políticas (Barcelona, 1971),
ante la ética cristiana. 192-223.
154 MORAL OE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 155

cultural, política, etc.; estos campos concretos de la ética social humanidad. La «exposición» y la «lectura cristiana» de este dato
reciben iluminación desde la categoría de «derecho fundamental» del histórico nos sirve de introducción al desarrollo moral de los siguien-
hombre. Además, esta categoría ético-jurídica abre la moral social al tes apartados de este capítulo.
horizonte total de la convivencia social, horizonte que quedará
restringido en los capítulos siguientes al tener que limitarse a
aspectos particulares de la estructura social (economía, cultura, 1. «EXPOSICIÓN» DEL DATO HISTÓRICO
política, etcétera).
F. BELDA - F. J. GOROSQUIETA - V. ORTEGA, LOS Derechos Humanos,
Por otra parte, la categoría ético-jurídica de «derecho fundamen-
base de la Justicia Social: Revista de Fomento Social 24 (1969),
tal» es, además de noción teórico-sistemática, una realidad históri- 395-427. P. BIGO, Los Derechos Humanos en América Latina: Me-
co-vivencial. En ella se ha ido plasmando la conciencia ética de la dellín 1 (1975), 207-222. El derecho de ser hombre (Salamanca,
humanidad. Por ello mismo ofrece notables ventajas para, desde ella, 1973). El derecho internacional de la persona humana: Documen-
edificar una ética social concreta adaptada a la evolución histórica tos anotados por J. A. OBIETA (Bilbao, 1974). R. SCHNUR, Zur
de la humanidad. Geschichte der Erklárung der Menschenrechte, edic. 2.a (Darms-
Situada la reflexión de este capítulo dentro del horizonte señala- tadt, 1974). A. TRUYOL Y SERRA, Los derechos humanos. Declara-
do, nos proponemos estudiar los tres aspectos siguientes: 1) en ciones y convenios internacionales, edic. 2.a (Madrid, 1977). A.
VERDOODT, Naissance et signification de la déclaration universelle
primer lugar, a modo de introducción, constataremos la trayectoria des droits de l'homme (Lovaina, 1963); La Déclaration universelle
histórica de los derechos humanos en cuanto toma de conciencia des droits de l'homme: Revue Théologique de Louvain 5 (1974),
ética de la humanidad; 2) en segundo lugar, analizaremos el signi- 117-122.
ficado ético de los derechos fundamentales en cuanto categoría
moral en sí y en cuanto declaración organizada y vinculante de la La toma de conciencia de los derechos fundamentales del hom-
sociedad humana; 3) por último, expondremos la panorámica de los bre puede ser constatada de dos modos: anotando el reconocimiento
derechos fundamentales y sus aplicaciones al campo de la moral progresivo de las exigencias o «libertades sociales» de la dignidad
social concreta. humana, y recordando las declaraciones, más o menos vinculantes,
Estos son, pues, los apartados del capítulo. de los «derechos» del hombre.
I. Introducción: Historia de la t o m a de conciencia de
los derechos fundamentales del hombre. a) Reconocimiento progresivo
II. Significado ético de los «derechos humanos». de las «libertades sociales» del hombre
III. Panorámica de los derechos fundamentales.
La experiencia ética de la humanidad se concentra en un núcleo
decisivo: la dignidad del hombre. De este núcleo emanan y hacia él
convergen todas las variaciones del ethos humano. Aquí nos referi-
I
mos a la dimensión social de esta experiencia ética: la ascensión de
la conciencia de libertad social o civil en la humanidad.
INTRODUCCIÓN
El tema de la ascensión de la conciencia de las libertades sociales
Historia de la toma de conciencia es de los más interesantes y reveladores del hombre occidental. Para
de los derechos fundamentales del hombre trazar una historia completa de las «libertades sociales» habría que
comenzar por la noción y la realidad de la libertad en el mundo
antiguo, griego y romano. A este tema le ha dedicado Ortega y
Antes de analizar el significado y el contenido de los derechos Gasset agudos ensayos (3). También habría que hablar del influjo
fundamentales del hombre, es conveniente recordar su trayectoria
histórica. La toma de conciencia de los derechos humanos y su (3) J. ORTEGA Y GASSET, Del Imperio Romano: Obras completas, edic.
formulación es un dato histórico de incalculable valor para la 5.a (Madrid, 1955), VI, 67-93; Ideas de los Castillos: l.c, II, 419 ss.
DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 157
156 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

tes» (p.5). «Sin embargo, llegó un momento en la marcha de las


cristiano en la noción y vivencia de la libertad. De un modo particular
cosas humanas en que los hombres cesaron de considerar como una
tendría que anotarse la influencia de la filosofía nominalista en el
necesidad de la naturaleza el que sus gobernantes fuesen un poder
descubrimiento del singular (4), la aparición del espíritu individua-
independiente con intereses opuestos a los suyos. Les pareció mejor
lista del Renacimiento y el influjo que ejerció la Reforma (luteranis-
mo y calvinismo) en el desarrollo del subjetivismo y del individua- que los diversos magistrados del Estado fuesen representantes o
lismo (5). Todos estos factores condicionan la aparición del tema de delegados suyos, revocables a voluntad» (p. 7). «Pero, en las teorías
las «libertades sociales» en sentido moderno. políticas y filosóficas, lo mismo que en las personas, el éxito pone
de relieve defectos y debilidades que el fracaso hubiera ocultado a
Nos colocamos, pues, en los últimos siglos para asistir a la la observación. La idea de que los pueblos no tienen necesidad de
aparición y desarrollo del tema de las «libertades sociales». «Desde limitar su propio poder podía parecer axiomático en una época en
el último tercio del siglo xvm, y superlativamente a lo largo del si- que el gobierno democrático no pasaba de ser un sueño o el
glo xix, habla el hombre europeo en todos los tonos, y a propósito recuerdo borroso de una época remota... Sin embargo, llegó el
de todos los asuntos importantes, tanto para la vida individual como tiempo en que la República democrática vino a ocupar la mayor
para la convivencia política, de l i b e r t a d y l i b e r t a d e s —el singular parte de la superficie terrestre, haciéndose notar como uno de los
y el plural aluden a una diferenciación clásica—, sin que, sin más poderosos miembros de la comunidad de las naciones. A partir
embargo, estos términos, y especialmente el singular, hayan dejado de entonces el gobierno efectivo y responsable se convirtió en el
de expresar ideas, o más bien ideales, diversos o esencialmente objeto de esas observaciones y críticas que siempre se dirigen a todo
cambiantes. Ello es que en esta época la libertad vino a ser el gran acontecimiento. Y se llegó a pensar que frases como el
sésamo, la palabra mágica capaz de de abrir en el corazón humano gobierno de sí mismo' y 'el poder de los pueblos sobre ellos mismos'
las esclusas de todas las vehementes devociones, de todos los no expresaban el verdadero estado de las cosas; el pueblo' que
nobles enardecimientos» (6). ejerce el poder no es siempre el mismo pueblo sobre el que se ejerce,
El reconocimiento progresivo de las «libertades» del hombre en y el gobierno de cada uno por sí mismo, sino de cada uno sobre los
la sociedad occidental de los últimos siglos puede sintetizarse en las demás. La voluntad del pueblo significa, en realidad, la voluntad de
siguientes etapas: la porción más numerosa y activa del pueblo, de la mayoría, o de
— La caída del «Antiguo Régimen» y la aparición de la «bur- aquellos que consiguieron hacerse aceptar como tal mayoría. Por
guesía» como clase ascendente y portadora de las exigencias y consiguiente, el pueblo puede desear oprimir a una parte de sí
reivindicaciones de la libertad social (Revolución francesa). mismo, y contra él son tan útiles las precauciones como cualquier
— La aparición del Estado liberal (constitucional, democrático, otro abuso del poder» (p. 8-9). Esta crítica de S. Mill puede
representativo, intérprete y servidor de la opinión pública). Nace así encontrarse también en otros autores del siglo XIX (8).
el liberalismo como sistema social y como forma general de la cultura. — La crítica de Marx (9) llevó el tema de las «libertades» a un
— La crítica del liberalismo a partir de los mismos liberales. A nuevo planteamiento: la ascensión del «proletariado» (la revolución
este respecto es interesante recordar las anotaciones críticas de S. de los obreros). En la interpretación liberal, el estado de Derecho
Mili (7): «La lucha entre libertad y autoridad es el rasgo más saliente
de aquellas partes de la Historia que nos son más familiares, (8) Cfr. RODRÍGUEZ HUÉSCAR, l.c, XIV-XVI.
especialmente en las de Grecia, Roma e Inglaterra. Pero, en aquellos (9) Ver la crítica de Marx en los Anales franco-alemanes: K. MARX,
tiempos, la disputa se producía entre los individuos y el gobierno. Se Escritos de juventud. Selección, traducción e introducción de F. RUBIO
LLÓRENTE (Caracas, 1965), 62-63. «Ante todo, constatemos el hecho de que
entendía por libertad la protección contra la tiranía de los gobernan-
los llamados derechos humanos, los droits de l'homme, a diferencia de
los droits du citoyen, no son otra cosa que los derechos del miembro de
(4) Cfr. L. VEREECKE, Individu et communauté selon Guillaume la sociedad civil, es decir, del hombre egoísta, del hombre separado del
d'Ockam: Studia Moralia 3 (1965), 150-177. hombre y de la comunidad... Ninguno de los llamados derechos humanos va,
(5) Cfr. E.FROMM, El miedo a la libertad (Buenos Aires, 1968), 67-135. pues, más allá del hombre egoísta, más allá del hombre como miembro de la
(6) A. RODRÍGUEZ HUÉSCAR, Introducción al libro de S. Mili «Sobre la sociedad civil, es decir, del individuo retraído en sí mismo, en sus intereses
libertad» (Madrid, 1971), X. privados y en su arbitrio particular y segregado de la comunidad...» (p. 62).
(7) S. MILL. Sobre la libertad (Madrid, 1971).
MORAL DE ACTITUDES MI. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 159
158

garantiza las libertades de los individuos. Pero, ¿de qué libertades se deberes del hombre? El término «declaración» puede revestir diversos
trata? Hemos de reconocer que se trata no de las libertades de todos matices significativos: 1) puede entenderse como simple «formula-
los individuos, sino de los individuos burgueses. Ante esa situación ción» de derechos y deberes que el hombre encuentra y descubre en
hay que denunciar: a) que la libertad del liberalismo es una libertad la persona: en este sentido, no tendría más valor que el que le da el
meramente «formal»; b) que la libertad liberal es libertad formal para hecho de ser formulados en principios precisos y concretos; 2)
todos, pero «privilegio» para unos pocos: la burguesía capitalista; c) puede entenderse como una «explicitación»: en este sentido,
que el Estado del «laissez-faire» es un Estado ineficaz y clasista; el existiría una concienciación cada vez mayor de los derechos y
pensamiento individualista del siglo xix limitó el fin del Estado al deberes inherentes a la persona; 3) puede entenderse como una
orden jurídico y éste exclusivamente a la salvaguardia de la libertad «declaración» que la humanidad hace delante de sí misma de
de las personas y propiedades; por eso con razón Fernando Lasalle comprometerse a realizarlos y a respetarlos; 4) puede entenderse, por
(1825-1864) denominó a este Estado el «estado de vigilantes último, como una «aceptación vinculante» que una determinada
nocturnos». comunidad realiza en orden a poner en práctica tales derechos y
— Ni la revolución burguesa ni la revolución proletaria han obligaciones.
conducido al hombre a la posesión de la libertad y de las «liberta- Entendiendo, por el momento, el término «declaración» en la
des». En la situación actual la libertad de la persona se siente amplitud de las significaciones indicadas, podemos señalar su tra-
amenazada por enemigos nuevos, además de los antiguos. Son los yectoria histórica del siguiente modo:
enemigos de la tecnocracia, de la burocratización, de la excesiva — Aunque «no podemos prescindir de un dato inicial en el que
tecnificación de la política, del totalitarismo del Estado, etc., etc. demasiadas veces no se repara, a saber: que la conciencia clara y
— En la reciente conciencia ética de la humanidad ha hecho universal de tales derechos es propia de los tiempos modernos» (11),
aparición la aspiración por u n c o n t e n i d o m á s s o c i a l en las sin embargo, hay que anotar algunos antecedentes: la Magna carta
libertades humanas. No solamente surge la toma de conciencia ética libertatum (1215), Magna Carta inglesa otorgada por Juan sin
ante libertades preferentemente sociales (económicas, políticas, cul- Tierra; el Decreto de Alfonso IX en las Cortes de León (1188); la
turales), sino que se impregnan todas ellas de un claro matiz social. Constitución de Avila (1521). Estas cartas medievales de «derechos
Se pretende superar el planteamiento burgués y el planteamiento estamentales», junto con el reconocimiento de la libertad religiosa al
marxista-totalitario mediante la reformulación de las libertades hu- final de las «guerras de religión» en Europa y de la tolerancia
manas desde el s o c i a l i s m o d e m o c r á t i c o (10). La libertad humana interconfesional en la colonización de América del Norte, las doctri-
se verifica y se consolida dentro de una opción global de socialismo nas del racionalismo ilustrado (s. XVII-XVIII), las declaraciones ingle-
democrático y a través de una profunda «revolución cultural» para- sas de 1628 (Petition of Right) y de 1689 (Declaration of Rights)
lela a una «revolución moral» en la que el ethos de lo humano se (12): son ejemplos típicos de los antecedentes a las declaraciones
entiende dentro de las coordenadas marcadas por el humanismo de los derechos humanos.
socialista. Las declaraciones en el sentido moderno del término, es decir,
como fundamentadoras de la estructura política y jurídica de la
b) Declaraciones de los «derechos» del hombre sociedad moderna, comienzan con la declaración de independencia
de los Estados Unidos de América (1776), que da, por supuesto,
«ciertos derechos inalienables». Desde entonces, las declaraciones
El aspecto del reconocimiento progresivo de las «libertades
más importantes son las siguientes (13):
sociales» debe ser completado con el de las «declaraciones de los
derechos» de la persona. De hecho, estas declaraciones son la — D e c l a r a c i ó n de d e r e c h o s ( « B i l l o f R i g h t s » ) de V i r g i n i a
concreción histórico-jurídica de la toma de conciencia de las liber- (1776). Es la primera que contiene un catálogo específico de
tades sociales del hombre.
(11) A. TRUYOL Y SERRA, Derechos humanos, edic. 2.a (Madrid,
¿Qué sentido tiene hablar de d e c l a r a c i o n e s de derechos y 1977), 12.
(10) Cfr. E. DÍAZ, Estado de Derecho y sociedad democrática, edic. (12) Cfr. Ibíd., 12-17.
3.a (Madrid, 1969), 125-179. (13) Cfr. Ibíd., 17-55.
160 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 161

derechos del hombre y del ciudadano. Junto a ella hay que colocar únicos exponentes de la actividad de la O. N. U. en relación con los
las declaraciones de otros Estados particulares. La filosofía que está derechos humanos. Recordemos otras Declaraciones de la Asamblea
a la base de estas declaraciones tiene un tono empirista y práctico, General (derechos del niño, 1959; sobre la eliminación de la discri-
procedente de la filosofía de Locke, del iusnaturalismo protestante minación de la mujer, 1967), las Convenciones en relación con los
de los siglos xvn-xvili, y de Montesquieu en lo que se refiere a las derechos humanos, la actividad de la O. I. T., la actividad de la U. N.
estructuras del poder. E. S. C. O., etc. Por lo que respecta a Europa, es de particular
— Declaración de los derechos del hombre y del ciuda- importancia la «Convención Europea para la salvaguardia de los
dano (1793), adoptada por la Asamblea constituyente francesa. derechos humanos y las libertades fundamentales» (Roma, 1950),
Esta declaración encarnó durante el siglo XIX los ideales de la que representa el mayor avance realizado desde la aparición del
sociedad liberal y bajo su bandera se transformó la estructura política Estado moderno para tutelar los derechos humanos en el plano
y social de Occidente. Dio origen, o inspiró, a las declaraciones de internacional. El Acta final de Helsinki (1975) reconoce en el
derechos que aparecen en las constituciones liberales de muchos respeto de los derechos humanos «un factor esencial de la paz, la
países durante el siglo xix. Las declaraciones de derechos de la justicia y el bienestar necesarios para asegurar el desarrollo de
persona van siendo comunes a todos los países, e incluso coexisten relaciones amistosas y de cooperación» entre todos los Estados.
con todas las formas de gobierno, incluidas las de tipo autoritario o
totalitario.
2. «LECTURA CRISTIANA» DEL DATO HISTÓRICO
— Declaración universal de derechos humanos (1948),
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. A esta ¿Cuál ha sido la postura del cristianismo ante la toma de concien-
declaración precedieron la Declaración de Filadelfia (1944) y la cia de las «libertades sociales» y ante las declaraciones de los
Carta de la O. N. U. (1945). En ella aparece un equilibrio entre las «derechos humanos»? Esta pregunta exige una respuesta matizada.
libertades individuales y los derechos sociales. Por lo que respecta a No se puede afirmar que el cristianismo haya sido un factor esen-
su fuerza vinculante, «nadie discute la obligatoriedad moral de la cialmente retardatario; pero tampoco se lo puede calificar de fuerza
Declaración universal de los derechos humanos. Jurídicamente, su abiertamente dinamizadora del proceso histórico en cuestión. Apor-
significación no es otra (al igual de las declaraciones de derechos en taremos a .continuación algunos datos para iluminar el tema; los
los ordenamientos internos) que la de una pauta superior de inspi- agrupamos en dos series: los pertenecientes a la reflexión teológica
ración y criterio superior de interpretación para los órganos llamados y los relacionados con el fenómeno de la doctrina social pontificia
a configurar, desarrollándolo convencional o consuetudinariamente (incluyendo en el último grupo la enseñanza del Concilio Vaticano II).
y en todo caso aplicándolo por vía judicial o arbitral, el derecho
internacional positivo. Este es el caso especialmente para quienes no
profesan el positivismo jurídico. La Declaración es indudablemente a) Reflexión teológica y derechos humanos
la expresión de la conciencia jurídica de la humanidad, representada
en la O. N. U. y, como tal, fuente de un 'derecho superior', un J.-E. BOLTE, Les droits de l'homme et la papauté contemporaine
higher-law, cuyos principios no pueden desconocer sus miembros» (Montréal, 1975). V. D. CARRO, Vitoria y los derechos del hombre
(14). Precisamente para reforzar la Declaración fueron adoptados (Madrid, 1947); Derechos y deberes del Hombre (Madrid, 1954).
por la Asamblea General dos Pactos (1966): Pacto internacional Ph. DELHAYE, Points de vue catholique sur les droits de l'homme: A-
mi du Clergé 78 (1968) 338-342. J. M.a GONZÁLEZ RUIZ, Los
de derechos económicos, sociales y culturales y Pacto inter-
derechos humanos a la luz de la «tradición paulina»: Proyección 23
nacional de derechos civiles y políticos. Estos dos Pactos (1976) 3-10. A. LARIOS, El P. Las Casas y la política de los
recogen los derechos de la Declaración, pero introducen importantes derechos del hombre: Communio 7 (1974) 189-209. A. OSUNA,
matices y alguna innovación. Derechos de la persona y jerarquía desde la perspectiva de Santo
La Declaración universal y los Pactos internacionales no son los Tomás: Escritos del Vedat 5 (1975) 55-80.

No faltan quienes minimizan el papel de la reflexión teológica


(14) Ibíd., 54. católica en la génesis de las libertades sociales y de los derechos
11 Moral social
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 163
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humanos. Es cierto que este tema tiene un entronque evidente con tes a todo hombre (20). Lo mismo hay que decir de los teólogos de
la corriente que nace del nominalismo medieval, se prolonga a la Compañía de Jesús, y particularmente de Suárez.
través de la F$eforma y culmina en las doctrinas del Derecho — Frente al olvido y al recelo de los teólogos de los últimos
natural racionalista (15); no en vano estos factores ideológico- siglos ante las doctrinas de los derechos humanos, nacidas dentro
religioso-culturales son el presupuesto inmediato a la modernidad, de un contexto laicista y a veces anticlerical, se advierte en la
de donde brota la toma de conciencia de los derechos humanos. Sin actualidad un notable interés de la teología por el tema de la
embargo, no es exacto considerar sin más como «reaccionaria» la dignidad humana y de sus derechos. La producción bibliográfica es
postura adoptada por la segunda escolástica (Escuela de Sala- un claro indicio de este interés (21).
manca y Teólogos S. J . de los siglos xvt-xvn) (16).
Sin referirnos por el momento a la doctrina oficial de la Iglesia,
b) Doctrina social pontificia y derechos humanos
podemos señalar de un modo esquemático los siguientes datos de
la reflexión teológica en relación con los derechos humanos: J. COMBLIN, Iglesia y derechos humanos: Mensaje 26 (1977) 475-
483. COMISIÓN PONTIFICIA «JUSTITIA ET PAX», La Iglesia y los
— En la reflexión teológica más primitiva, como la paulina, se
derechos del hombre (Vaticano, 1975). J. M.a DIEZ ALEGRÍA,
encuentran pistas teórico-prácticas en que se apoyan y hasta se «Pacem in terris» y la doctrina de los derechos humanos: Actitudes
«fuerzan» las exigencias históricas de la libertad humana (17). La cristianas ante los problemas sociales, edic. 2.a (Barcelona, 1967)
patrística no olvida esta urgencia práctica ni su correlativa reflexión 161 -187; La declaración de los derechos del hombre y la doctrina
teórica (18). de la Iglesia: Teología frente a sociedad histórica (Barcelona,
— La teología moral de la Edad Media, además de insinuar el 1972) 81 -89. M..GARCÍA, Hacia una pastoral de los derechos del
tratado de derechos fundamentales (19), desarrrolló un tema que hombre: Proyección 23 (1976) 11 -24. J. A. GONZÁLEZ CASANOVA,
Las declaraciones de los derechos humanos y la encíclica «Pacem
contiene evidentes conexiones con el de los derechos humanos; nos in terris»: Anuario de Filosofía del Derecho 10 (1963) 201-255. S.
referimos al tema del llamado derecho de gentes. Dentro de las H. PFUERTNER, Die Menschenrechte in der rómmischkatholischen
varias significaciones de esta categoría ético-jurídica hay que colo- Kirche: Zeitschrift für Evangelische Ethik 20 (1967) 35-63. J.
car la que denota la existencia de un orden moral que sobrepasa el RUIZ-GIMÉNEZ, El Concilio y los derechos del hombre (Madrid,
estrictamente jurídico y que es la justificación de los derechos 1968). H. WATTIAUX, Statut des interventions du Magistére relatives
básicos de los diversos grupos humanos. aux droits de l'homme: Nouvelle Revue Théologique 98 (1976)
799-816.
— En la doctrina ético-jurídica de los teólogos de los siglos
xvi-xvn se encuentra un desarrollo más explícito del «derecho de La actitud de la llamada «doctrina social de la Iglesia» ante las
gentes» y un claro apoyo a las exigencias morales de la dignidad «Declaraciones de derechos humanos», que tienen lugar desde el
humana. La Escuela de Salamanca, con ocasión del descubrimiento siglo xvn hasta el xx, no ha sido siempre la misma. Ruiz-Giménez
de América, profundiza en la dignidad natural del hombre y en los (22) distingue los siguientes períodos y las siguientes actitudes. 1)
derechos que corresponden a todo hombre. En Vitoria, Soto y Cano fase contrarrevolucionaria (Gregorio XVI, Pío IX); 2) apertura de
se puede encontrar un elenco de derechos naturales correspondien- horizontes (León XIII); 3) nuevas perspectivas (de León XIII a Pío
(20) Cfr. V. D. CARRO, Derechos y deberes del hombre (Madrid,
(15) M. ATIENZA, Derechos naturales y derechos humanos: Política 1954); L. PEREÑA, La Universidad de Salamanca, forja del pensamien-
y derechos humanos (Valencia, 1976), 23. to político español (Salamanca, 1954), 95-117.
(16) Ibíd., 23-24. (21) Human rights: Ecumenical Review 27 (1975), 97-133; Los de-
(17) Cfr. J. M.a GONZÁLEZ RUIZ, LOS derechos humanos a la luz de rechos humanos: Proyección n. 99 (1976); VARIOS, Gottesrechte und
la «tradición paulina»: Proyección 23 (1976), 3-10. Menschenrechte (Neukirchen, 1977); La Iglesia y los derechos huma-
(18) Ver textos y comentarios en: J. M.a DIEZ ALEGRIA, «Pacem terris» nos: Concilium n. 144 (1979); E. CHIAVACCI, Osservazioni sul significato
y la doctrina de los derechos humanos: Actitudes cristianas ante los dei diritti dell'uomo e sulla loro giustificazione: Rivista di Teología
problemas sociales, edic. 2.a (Barcelona, 1967), 164-166. Morale 11 (1979), 7-24.
(19) Cfr. T. URDANOZ, Tratado de la Justicia: Suma teológica, t. VIII (22) J. RUIZ-GIMÉNEZ, El Concilio y los derechos del hombre
(Madrid, 1956), 419-420. (Madrid, 1968), 17-88.
DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA
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XII); 4) momento de la gran decisión (Juan XXIII); 5) Vaticano II y se afirman todos los derechos que todo hombre tiene a buscar
perspectivas posconciliares. libremente la verdad, respetar las normas morales, cumplir los
Es justo reconocer que la actitud de la Iglesia no fue siempre deberes de la justicia, observar una vida decorosa y otros
derechos íntimamente vinculados con éstos» (27).
positiva ante los derechos individuales, sobre todo durante el siglo
El Concilio Vaticano II ofrece, en el conjunto de sus documentos,
xix (23). Hay que esperar a la segunda mitad del siglo XX para que
una exposición sistemática de los derechos fundamentales del hom-
la doctrina oficial católica adopte una postura decidida a favor de los
bre (28). De un modo expreso proclama una actitud positiva ante
derechos humanos: Pío XII, Juan XXIII, Concilio Vaticano II, Pablo
esta realidad de la época actual: «La Iglesia, pues, en virtud del
VI, Sínodo de Obispos.
Evangelio que se le ha confiado, proclama los derechos del hombre
La encíclica de Juan XXIII Pacem in terris marca un hito en la y reconoce y estima en mucho el dinamismo de la época actual, que
aceptación y asunción, por parte de la Iglesia católica, del contenido está promoviendo por todas partes tales derechos. Debe, sin embar-
de la «Declaración universal de los Derechos del hombre». Tanto go, lograrse que este movimiento quede imbuido del espíritu evan-
teólogos como pensadores sociales constatan la «total concordan- gélico y garantizado frente a cualquier apariencia de falsa autonomía.
cia» (24) entre los dos textos y la posibilidad que brindan para Acecha, en efecto, la tentación de juzgar que nuestros derechos
establecer un «diálogo entre los hombres católicos y los hombres no personales solamente son salvados en su plenitud cuando nos
católicos» (25). Por vez primera, en la encíclica «Pacem in terris», el vemos libres de toda norma divina. Por ese camino, la dignidad
magisterio pontificio «hace una Declaración de Derechos del hombre humana no se salva; por el contrario, perece» (29).
relativamente completa y, en cierto modo, sistemática, algo compa-
rable a las Declaraciones de Derechos del hombre promulgadas por Pablo VI, en la carta apostólica Octogésima adveniens, al mismo
Asambleas nacionales o internacionales desde fines del siglo xvm» tiempo que aprecia las declaraciones de los derechos humanos hace
(26). Merece la pena recordar la valoración que la encíclica de Juan una crítica del sistema jurídico correspondiente:
XXIII hace de la «Declaración universal de los derechos del hombre»: «Para inscribir en los hechos y en las estructuras esta doble
aspiración (de igualdad y participación) se han hecho progre-
«Argumento decisivo de la misión de la O.N.U. es la sos en la definición de los derechos del hombre y en la firma
Declaración universal de los derechos del hombre, que de acuerdos internacionales que den realidad a tales derechos.
la Asamblea general ratificó el 10 de diciembre de 1948. En el Sin embargo, las injustas discriminaciones —étnicas, cultura-
preámbulo de esta declaración se proclama como objetivo les, religiosas, políticas— renacen siempre. Efectivamente, los
básico, que deben proponerse todos los pueblos y naciones, derechos del hombre permanecen todavía con frecuencia des-
el reconocimiento y el respeto efectivo de todos los derechos conocidos, si no burlados, o su observación es puramente
y todas las formas de la libertad recogidas en tal declaración. formal. En muchos casos la legislación va atrasada respecto a
No se nos oculta que ciertos capítulos de esta declaración las situaciones reales. Siendo necesaria, es todavía insuficiente
han suscitado algunas objeciones fundadas. Juzgamos, sin para establecer verdaderas relaciones de justicia e igualdad. El
embargo, que esta declaración debe considerarse un primer evangelio, al enseñarnos la caridad, nos inculca el respeto
paso introductorio para el establecimiento de una constitución privilegiado de los pobres y su situación particular en la
jurídica y política de todos los pueblos del mundo. En dicha sociedad: los más favorecidos deben renunciar a alguno de
declaración se reconoce la dignidad de la persona humana, y sus derechos para poner con mayor libertad sus bienes al
servicio de los demás. Efectivamente, si más allá de las reglas
(23) TRUYOL Y SERRA, O . C , 33; COMISIÓN PONTIFICIA «JUSTITIA ET PAX»,
La Iglesia y los derechos del hombre (Vaticano, 1975). (27) Pacem in terris. nn. 143-144: Ocho grandes mensajes (Ma-
(24) J. M.a DIEZ ALEGRIA, La declaración de los derechos del drid, 1971), 249. Sobre el significado del reparo de las «fundadas objecio-
hombre y la doctrina de la Iglesia: Teología frente a sociedad histórica nes» y su desaparición después del Concilio (tema de la libertad religiosa y
(Barcelona, 1972), 81. del matrimonio), cfr. J. M.a DIEZ ALEGRIA, La declaración de los dere-
(25) J. L L. ARANGUREN, Derechos humanos: Los derechos humanos, chos..., 87-88.
edic 5.a (Madrid, 1968), 49. (28) Ver la síntesis en: RUIZ-GIMÉNEZ, o . c , 89-174.
(26) J. M.a DIEZ ALEGRIA, «Pacem in terris»..., 162. (29) Gaudium et Spes, n. 41.
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jurídicas falta un sentido más profundo de respeto y de servicio II


al prójimo, incluso la igualdad ante la ley podrá servir de
coartada a discriminaciones flagrantes, a explotaciones cons- SIGNIFICADO ETICO DE LOS «DERECHOS HUMANOS»
tantes, a un engaño efectivo Sin una educación renovada de
la solidaridad, la afirmación excesiva de la igualdad puede dar J ALLEN, A theological approach to moral nghts Journal of Rehgious
lugar a un individualismo donde cada cual reivindique sus Ethics 2 (1974), 119-141 R ARON, Ensayo sobre las libertades,
derechos sin querer hacerse responsable del bien común» (30) edic 3 a (Madrid, 1974) N BOBBIO, Sul fundamento dei dmtti
dell'uomo Rivista Internazionale di Filosofía del Diritto (1965),
El Sínodo de los Obispos de 1974, tratando cié conmemorar el 301 ss J CASTÁN, Los derechos del hombre, edic 2 a (Madrid,
décimo aniversario de la encíclica «Pacem m terns» y el vigésimo 1976) R COSTE, Le droit d'étre un homme Nouvelle Revue
aniversario de la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Théologique 95 (1973), 1 094-1 118 R DENNEHY, The Ontologí-
Unidas, formuló un mensaje final sobre los derechos humanos (31) cal Basis of Human Rights Thomist 42 (1978), 434-463 J
en el que se señalan «ciertos derechos hoy día más amenazados» FUCHS, lura hommis Periódica 53 (1964), 8-30 J GIERS,
Theologische Aspekte der Menschenrechterklarungen m der kirli-
El Papa Juan Pablo II en su primera encíclica Redemptor hominis chen Verkundigung Munchener Theol Zeitsch 29 (1978), 36-63
(1979) concretó el tema de la dignidad del hombre en el respeto a Human rights, Ecumenical Rev 27 (1975), 97-133 Humans rights
los derechos humanos (n 17), pidiendo que «los derechos del m the Church The Tablet 130 (1976), 870-872 J JELLINEK, La
hombre lleguen a ser en todo el mundo principio fundamental del Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (Madrid,
esfuerzo por el bien del hombre» 1908) D JENKINS, Human Rights m Christian Perspective Study
Encounter 10 (1974), 1-8 L LACHANGE, Le droit et les droits de
Asimismo, la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano l'homme (París, 1958) J LECLERCQ, Derechos y deberes del
(Puebla, 1979) proclamó que «el enunciado de los derechos funda- hombre según el derecho natural (Barcelona, 1965) J F
mentales de la persona humana, hoy y en el futuro, es y será parte LOCHMANN, Um eme chnstliche Perspektive furdie Menschenrech-
indispensable de su misión evangelizadora» (Documento de Puebla, te Reformatio 25 (1976), 410-422 Los derechos humanos Pro-
n 1 270), y, al mismo tiempo, se hace un elenco de los derechos yección 99 (1976) J MARITAIN, Les droits de l'homme et la loi
naturelle (París, 1957) R A MCCORMICK, Human rights and the
más importantes en el momento actual (núms 1 271-1 273) mission of the Church Theological Studies 37 (1976), 107-119
Por todo lo expuesto es fácil colegir el interés que actualmente J MOLTMANN, A chnstian declaration on human rights Reformed
existe en la teología y en la doctrina oficial de la Iglesia por la World 34 (1976), 58-72, Théologie et droits de I homme Revue
realidad de los derechos humanos Aunque es preciso seguir avan- des Sciences Religieuses 52 (1978), 299-314 J NEUMANN, Mens-
zando en el conocimiento de la dignidad humana aun dentro de la chenrechte auch m der Kirche (Zurich, 1976) Nuevas fronteras de
misma Iglesia (32) se puede hablar de un «movimiento pastoral» en los derechos humanos Cuadernos para el Diálogo, extra L (di-
relación con los derechos humanos (33) Los recelos pasados han ciembre 1975-enero 1976) G PECES -BARBA, Derechos fundamen -
tales, edic 2 a (Madrid, 1976) A SÁNCHEZ DE LA TORRE, Orden
desaparecido, el cristianismo se proclama claro defensor de los jurídico y derechos humanos Revista General de Legislación y
derechos del hombre Más aún, en este tema se unifican los intereses Jurisprudencia 5 (1975), 412-467 H E TOEDT, Theologische
de las diferentes Iglesias La V Asamblea del Consejo Ecuménico de Reflexionen zu den Grundlagen der Menschenrechte Luthensche
las Iglesias cristianas (Nairobi, 1975) es un exponente claro del Rundschau (1977), 61-80 H E TOEDT-W HUBER, Menschenrech-
interés de las Iglesias no católicas por los derechos humanos. El te (Stuttgart, 1977) V VERONESE, Paz y derechos humanos (Ma-
trabajo por los derechos fundamentales del hombre integra hoy a drid, 1973) VARIOS, LOS derechos del hombre (México, 1949)
todos los cristianos VARIOS, LOS derechos humanos, edic 5 a (Madrid, 1968) VARIOS,
Los derechos del hombre (Barcelona, 1976) VARIOS, Política y
(30) Octogésima adveniens, n 23 Ocho..., 508-509 derechos humanos (Valencia, 1976) VARIOS, Gottesrechte und
(31) Ecclesia n 1 714 (2 de noviembre de 1974), 11-12 Menschenrechte (Neukirchen, 1977) VARIOS, Libertes et droits de
(32) Cfr J J RODRÍGUEZ, LOS Derechos Humanos en la Iglesia: l'homme Le Supplément 125 (1978), 189-309
Cuadernos para el diálogo (diciembre 1975 - enero 1976), 488-491
(33) Cfr M GARCÍA, Hacia una pastoral de los derechos del
hombre: Proyección 23 (1976), 11-24
168 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL 169
DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA

La expresión «derechos humanos» (34) es una formulación de este capítulo) como el contenido concreto de las declaraciones
histórica, nacida dentro de la etapa moderna de la cultura occidental, de derechos humanos (objeto del tercer apartado).
que recoge las,experiencias básicas de la dignidad humana (35). El
análisis de su contenido habrá de tener en cuenta los condiciona- 1. LA NECESARIA INSTANCIA ETICA DE LOS DERECHOS HUMANOS
mientos de su génesis y evolución históricas, pero, al mismo tiempo, No tiene sentido hablar de derechos humanos sin aludir a su
ha de descubrir la riqueza objetiva que sobrepasa las concreciones positivación. Para que los derechos humanos adquieran la condición
histérico-culturales. de «derechos subjetivos» o de «libertades públicas» precisan el
La realidad de los derechos humanos es tan rica de contenido reconocimiento que procede de una norma jurídica.
que puede ser estudiada desde diferentes perspectivas y por diversos Desde esta consideración normativa, los derechos humanos na-
saberes. Es evidente que el saber jurídico es el que más se ha cen de unas «fuentes» y requieren un conjunto de «garantías», que
detenido en la consideración de los derechos humanos, haciendo así pertenecen ambas —fuentes y garantías— al plano de lo jurídi-
que éstos aparezcan como realidad preferentemente jurídica. Sin co (36). Solamente así se puede hablar con toda propiedad de
embargo, la aproximación jurídica no es la única en relación con los derechos humanos.
derechos humanos. Sin embargo, la categoría de derecho humano no agota su
Dejando aparte otras aproximaciones no menos importantes, significación en el terreno jurídico. Su misma noción alude a vertien-
nadie podrá negar la legitimidad de la reflexión ética sobre los tes extrajurídicas: a la realidad histórica de la que procede (vertiente
derechos humanos. Es la que intentamos desarrollar brevemente a histórica), a la concreción actual (vertiente sociológica) y al universo
continuación, aludiendo a tres aspectos: la existencia de la instan- axiológico en que se apoya (vertiente ética). Estas tres vertientes,
cia ética en la misma noción de derecho humano, la razón de dicha junto con la jurídica, constituyen el campo interdisciplinar de la
dimensión ética y la función que debe desempeñar en la realización realidad pluridimensional de los derechos humanos.
de los derechos. La instancia ética de los derechos humanos es una evidencia
Este apartado trata de exponer los criterios para interpretar tanto primaria. «Todo Derecho representa unos ciertos intereses e ideales
la toma de conciencia histórica (desarrollada en el primer apartado que se pretende defender o realizar. Pero en ningún campo está tan
presente, tan inmediato, ese mundo de la ética, de los valores, ese
(34) También se utilizan otras expresiones para denotar la misma reali- mundo del hombre y de sus necesidades, referencia ineludible de
dad: «derechos del hombre», «derechos fundamentales», «derechos natura- todo Derecho que pretende ser justo, como en este campo del
les», «derechos públicos subjetivos», «libertades fundamentales», etcétera. Derecho de los derechos fundamentales. Esto es tan cierto que
Sobre el trasfondo ideológico de la cuestión terminológica, cfr. M. ATIENZA,
incluso para muchos lo esencial es aquí el valor y no la norma,
Derechos naturales o derechos humanos: un problema semántico:
Política y derechos humanos (Valencia, 1976), 19-27; G. PECES-BARBA, aunque ya hemos combatido ese unilateralismo, afirmando la ines-
Derechos fundamentales, edic. 2.a (Madrid, 1976), 21-22. El primero cindible unidad dialéctica de los dos factores» (37).
prefiere la expresión «derechos humanos», mientras que el segundo trata de Los derechos humanos son categorías jurídicas en cuanto perte-
justificar su opción por la de «derechos fundamentales». En el fondo de la necientes al ámbito del derecho positivo vigente, pero también son
cuestión semántica está el problema del iusnaturalismo-positivismo y de la categorías éticas en cuanto expresan valores básicos intraducidos e
misma noción de «derecho natural/fundamental». En esta realidad entra en intraducibies plenamente en el campo de la norma jurídica. «Los
juego el derecho y la ótica: la primera connotación queda reflejada al hablar
derechos humanos se caracterizan por su tendencia desde la ética
de «derechos», mientras que la segunda puede expresarse con la adjetivación
de «humanos» (y así se resalta el aspecto histórico y se evita la justificación —filosofía de los derechos humanos— hacia el Derecho positivo
ontológica) o con la adjetivación de «fundamentales» (y entonces se pone —como derechos subjetivos reconocidos en su norma—. Son nor-
de relieve el carácter meta-jurídico y fundante de toda ulterior norma mas que representan una idea de la justicia, o si están in Herí, una
positiva). Creemos que las dos expresiones «derechos humanos» y «derechos idea de justicia que pretende convertirse en norma» (38). En este
fundamentales» son adecuados para formular la realidad histórico-ético-jurí-
dica a la que se alude. (36) Cfr. PECES-BARBA, O . C 115-264.
(35) Cfr. El derecho de ser hombre. Antología preparada bajo la (37) Ibíd., 88-89.
dirección de Jeanne Hersch (Salamanca, 1973). (38) Ibíd., 91.
170 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 171

sentido se puede hablar de una ambigüedad ineliminable del c o n - des insertas en el devenir de la conciencia ético-jurídica de los
cepto de derechos humanos: «la expresión puede hacer referencia hombres. Por esto mismo, el modelo iusnaturalista puro no es
tanto''a un cierto Derecho positivo (donde podrían distinguirse adecuado para analizar la razón ética de los derechos humanos. Por
diversos planos: Derecho nacional. Derecho internacional. Derecho el otro extremo, tampoco es válida la aproximación de signo volun-
válido. Derecho eficaz, etc.), como a una exigencia de carácter ético; tar ¡sta-positivista, al reducir el significado de los derechos humanos
es decir, a lo que debe ser Derecho» (39). a una creación positiva procedente de una voluntad poderosa (sea
La presencia de la instancia ética en los derechos humanos de uno solo, sea de la mayoría). La metodología correcta para
aporta a esta noción histórico-jurídica el carácter de exigencia estudiar la dimensión ética de los derechos humanos es la que,
profética y globalizante. Los derechos humanos, por ser expresiones asumiendo el carácter histórico-concreto de éstos, lo trasciende
de valores básicos de la persona, encauzan la protesta y la profecía desde la referencia que proyecta el valor inalienable de lo humano.
de lo humano por terrenos metajurídicos y más allá de las concre-
b) Aspecto de contenido
ciones históricas.
La razón ética de los derechos humanos se justifica a partir de
2. LA RAZÓN ETICA DE LOS DERECHOS HUMANOS una cosmovisión que da sentido a su toma de conciencia histórica.
De un modo esquemático, señalamos los aspectos axiológicos que
Los derechos humanos son expresiones históricas de la concien-
son asumidos en el concepto de derechos humanos:
cia ético-jurídica de la humanidad. En cuanto tales, están enraizados
en un determinado contexto cultural y sometidos a variaciones de — La opción humanista, que de una u otra forma reconoce
sensibilidad (piénsese en la evolución de los derechos humanos el valor del hombre por encima de cualquier otra realidad,
desde la mentalidad burguesa a la mentalidad socialista). Consiguien- está en la base de la ideología de los derechos humanos.
temente puede formularse un conjunto de condiciones cuya pre- En esta corriente genérica humanista tiene una influencia
sencia o ausencia sea criterio decisivo para justificar la realidad cierta el mensaje cristiano (42).
histórica y sociológica de los derechos humanos (41). — El reconocimiento de la persona humana como lugar
Limitando la consideración a la vertiente ética, nos preguntamos axiológico autónomo y original constituye el núcleo ético
por las condiciones que justifican la razón ética de los derechos que desarrollan los derechos humanos. El significado de
humanos. «Decir que hay 'derechos humanos' o 'derechos del esta afirmación ha sido ampliamente desarrollado en otro
hombre' en el contexto histórico-espiritual, que es el nuestro, equi- lugar de esta obra (43).
vale a afirmar que existen derechos fundamentales que el hombre — El valor de la libertad, originado en la matriz de la
posee por el hecho de ser hombre, por su propia naturaleza y «modernidad» (humanismo renacentista, reforma protestan-
dignidad; derechos que le son inherentes y que, lejos de nacer de te, ideología liberal, correctivo socialista, secularización,
una concesión de la sociedad política, han de ser por ésta consagra- etcétera), es el fundamento inmediato de los derechos
dos y garantizados» (41). humanos. En éstos el «ser» libre se completa en el «tener»
Para expresar adecuadamente la razón ética de los derechos libertades (44). «La libertad será el concepto clave, dentro
humanos es necesario aludir a estos dos aspectos: de la filosofía de los derechos humanos, para explicar la
necesidad de un ámbito de autonomía del hombre en la
a) Aspecto metodológico
(42) PECES-BARBA, O . C , 42-43. «La idea de la autoridad como función
Para descubrir la dimensión ética de los derechos humanos no se o como servicio, la primacía y la autonomía de la persona por encima del
puede adoptar una metodología histórica, ya que se trata de realida- poder político, la noción de Humanidad, la distinción entre temporal y
espiritual han colaborado de forma eficaz al progreso del humanismo que
(39) ATIENZA, l.c, 27. sustenta la filosofía de los derechos humanos» (Ibíd.).
(40) Ibíd., 27-31. (43) Moral de actitudes. II. Etica de la Persona, edic. 4.a (Madrid,
(41) A. TRUYOL Y SERRA, Los derechos humanos, edic. 2.a (Madrid, 1979), 83-134.
1977), 11. (44) E. FROMM, El miedo a la libertad (Buenos Aires, 1968).
172 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 173
.. sociedad y de un límite a los poderes externos a él, jurídicas y metajurídicas que hagan posible la realización de los
especialmente al poder del Estado» (45). derechos humanos en cada situación histórica concreta. Resaltamos
dos.
3. LA FUNCIÓN DE LA INSTANCIA ETICA
— Los derechos humanos se hacen efectivos en la vida
EN LA REALIZACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
política y ciudadana, pero son anteriores a ella. De ahí el
acotamiento de un orden privado frente al poder público.
Después de haber señalado la existencia y el fundamento de
Este es el aspecto de la ideología liberal que hay que seguir
la instancia ética de los derechos humanos nos queda aludir a la
manteniendo. El hombre y sus posibilidades de asociación
función que ha de desempeñar. Dicha funcionalidad puede revestir
intermedia son realidades autónomas frente al Estado,
formas variadas y tener incidencia en diversos frentes de la compren-
aunque tengan que vivirse y realizarse dentro de una
sión y de la realización de los derechos humanos. Señalamos
dimensión y ambiente políticos.
algunos aspectos:
Por eso mismo hay que descartar la interpretación de
a) Factor de «orientación» aquellos que afirman la identificación del hombre y del
en las declaraciones y en las normas positivas ciudadano: el hombre nace como ciudadano y renace como
hombre en y por el pacto social; cede todos sus presuntos
La dimensión ética, inherente al mismo concepto de derechos derechos a la comunidad, se sume y se anonada en ella
humanos, ejerce una función de «orientación» en las declaraciones para resurgir como ciudadano, sin tener ningún residuo de
y en la positivación de los mismos. Las declaraciones de libertades «existencia privada»; el hombre privado para ellos ha
y las normas positivas tratan de plasmar —en expresiones declarati- desaparecido.
vas y en positivación normativa— las exigencias de la dignidad
humana. La conciencia axiológica de esta dignidad es la que orienta El reconocimiento del valor ético de la persona es el
el sentido de las declaraciones y de las normas: punto de arranque de los derechos humanos. Estos dere-
chos son originales, no dependen de ninguna instancia
— impidiendo que se desvíen hacia positivaciones contrarias política ulterior, y consiguientemente, son inalienables.
a la auténtica realización del hombre; Ellos no son «juzgados» por otras instancias, pero sí «juz-
— aportando la verdadera clave para la interpretación de gan» toda estructura social. «Juzgan», ante todo, la forma
sus aplicaciones; configurativa del poder político en su máxima expresión: el
— urgiendo el progreso en la toma de conciencia de nuevos Estado. En efecto, «para que se dé un verdadero Estado de
flancos de la dignidad humana; Derecho se requiere que esa democracia respete y reconoz-
ca todos los derechos fundamentales de la persona... En la
— asegurando que ese progreso se realice dentro de la fide-
medida en que queden reconocidos todos los derechos
lidad a los valores objetivos de lo humano.
fundamentales de la persona estaríamos ante algo que
Si la exigencia de positivación es importante para que existan podríamos denominar Estado material (o sustantivo)
derechos humanos, no lo es menos el factor ético para que sean de Derecho» (46).
derechos cada vez más humanos.
— Para que los derechos humanos alcancen plena realización
b) Factor de «protección» requieren tanto el reconocimiento político (47) como la
de las exigencias inherentes a los derechos humanos protección jurídica (48). Las declaraciones de los dere-
La cobertura axiológica ejerce una función de «protección» con (46) M. GARCÍA, Moral de la normalidad democrática: Revista de
relación a las exigencias de los derechos humanos. Desde la instan- Fomento Social 33 (1978), 121.
cia ética se puede y se debe postular aquel conjunto de garantías (47) R. COSTE, Las comunidades políticas (Barcelona, 1971),
199-200.
(48) M. AGUILAR, Los derechos Humanos y las estructuras: Cua-
(45) PECES-BARBA, o . c , 61. dernos para el Diálogo, Extra L (diciembre 1975-enero 1976), 6-8.
174 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 175

chos humanos no pueden caer en la ingenuidad de que la es ineficaz para el despliegue de los derechos humanos,
simple formulación engendra inmediatamente su acepta- sino que tiende a convertir la declaración de libertades en
ción y su verificación. La idelogía de los derechos humanos instrumento de opresión para los más débiles.
no puede quedar en mera retórica, sino que ha de alcanzar Para que los derechos humanos adquieran una verificación
la efectividad social. concreta para todos es necesario liberarlos de la ideolo-
La dimensión ética postula las exigencias del reconoci- gía individualista y burguesa en que recibieron su
miento político y de la protección jurídica. El mínimo de primera formulación. En este sentido tienen razón ciertas
estas exigencias puede concretarse del siguiente modo: corrientes de pensamiento que desconfían de los derechos
humanos, por verlos excesivamente vinculados al sistema
«1. Que una norma jurídica positiva los reconozca liberal en que nacieron. Conviene advertir, sin embargo,
(normalmente con rango constitucional o de ley ordinaria). que esta desconfianza crítica no justifica el pesimismo ante
2. Que de dicha norma derive la posibilidad para los los derechos humanos y su consiguiente supresión en
sujetos de derecho de atribuirse como facultad, como regímenes totalitarios de una izquierda pretendidamente
derecho subjetivo, ese derecho fundamental. superadora de las desviaciones de la mentalidad liberal
3. Que las infracciones de esas normas y, por tanto, el burguesa.
desconocimiento de los derechos subjetivos que derivan de Creemos que la comprensión y la realización de los dere-
ellas legitime a los titulares ofendidos para pretender de los chos humanos en el momento actual ha de tener como
tribunales de justicia el restablecimiento de la situación y la marco la opción del socialismo democrático (52).
protección del derecho subjetivo, utilizando, si fuese nece- Frente a los socialismos totalitarios ha existido una corrien-
sario para ello, el aparato coactivo del Estado» (49). te de socialismo democrático, respetuoso con las exigen-
Por desgracia, a nivel internacional, las declaraciones de cias éticas de los derechos humanos. «Reconociendo su
derechos humanos no tienen todavía la suficiente protec- origen liberal, pero trascendiendo los condicionamientos
ción jurídica (50). Es éste un aspecto en que la ética de los sociales burgueses, el marco económico capitalista —y los
derechos humanos ha de insistir de un modo particular. condicionamientos culturales—, el marco ideológico iusna-
turalista, los derechos fundamentales son un elemento
c) Factor de «critica/utopia» esencial de la libertad en la sociedad socialista» (53). La
ante las condiciones sociales de los derechos humanos cosmovisión cristiana, con sus insistencias en el valor de la
Función importante de la instancia ética inherente a los derechos solidaridad y del servicio, ha ayudado no sólo a descubrir
humanos es la que se concreta en el «discernimiento crítico/utópico» y a formular los derechos preferentemente sociales, sino a
de las condiciones sociales en las que brotan, viven y se desarrollan apoyar el viraje de este tema hacia planteamientos de signo
aquéllos. Esta función crítico-utópica adquiere en la situación actual socialista. Este viraje hacia la comprensión socialista demo-
los siguientes compromisos: crática de los derechos humanos evita las desviaciones del
individualismo liberal, impide caer en las garras de los
— Urgir los presupuestos sociales que hacen posible el paso totalitarismos y supera eficazmente los irreales sueños de
de los derechos humanos del ámbito formal al ámbito las posturas anarquizantes.
real. La realización de los derechos humanos está condi-
cionada a las estructuras sociales: económicas, culturales,
políticas (51). Una estructura social injusta no solamente

(49) PECES-BARBA, O . C , 76. (52) G. PECES-BARBA, El socialismo y la libertad: Política y derechos


(50) TRUYOL Y SERRA. O . C , 31 -32, 44-55; R. TAMAMES, LOS derechos humanos (Valencia, 1976), 33-73; E. DlAZ, Socialismo democrático y
económicos en la declaración de derechos humanos: Los derechos derechos humanos: l.c, 75-102.
humanos, edic. 5.a (Madrid, 1968), 33-34. (53) G. PECES-BARBA, Derechos fundamentales, edic. 2a (Madrid,
(51) Cfr. PECES-BARBA, o . c , 196-208 1976), 54.
176 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 177

III Considerando también esencial promover el desarrollo de rela-


ciones amistosas entre las naciones;
PANORÁMICA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han
reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del
El desarrollo de la moral social concreta consistirá en la explici- hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la
tación del contenido de los derechos humanos. Ello no impide que igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado
en este primer capítulo ofrezcamos una panorámica de los derechos resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida
fundamentales. De este modo se puede contemplar globalmente lo dentro de un concepto más amplio de la libertad;
que será objeto de consideración pormenorizada en los siguientes Considerando que los estados miembros se han comprometido
capítulos. a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones
Para exponer la panorámica de los derechos fundamentales nos Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades
servimos de dos procedimientos: transcripción de textos de decla- fundamentales del hombre, y
raciones y recuento sistemático de los derechos humanos. Considerando que una concepción común de estos derechos y
libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de
dicho compromiso.
1. TEXTOS DE DECLARACIONES
La Asamblea General proclama:
Ofrecemos el texto de dos declaraciones: la Declaración uni- La presente Declaración Universal de los Derechos H u -
versal de derechos humanos y la contenida en la Encíclica manos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones
«Pacem in terris». deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las
instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, me-
a) Declaración universal de los derechos humanos (54) diante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y
París, 10 de diciembre de 1948. libertades y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional
e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efecti-
vos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los
Preámbulo de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo Artículo 1 . Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los dignidad y derechos, y, dotados como están de razón y conciencia,
derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
humana; Artículo 2. 1. Toda persona tiene todos los derechos y liber-
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los tades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de
derechos humanos han originado actos de barbarie, ultrajantes para raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado como la índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
aspiración más elevada del hombre el advenimiento de un mundo en cualquier otra condición.
que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten 2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condi-
de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; ción política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya
Considerando esencial que los derechos humanos sean prote- jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país
gidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea independiente como de un territorio bajo administración fiduciaria,
compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
opresión; Artículo 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad
y a la seguridad de su persona.
(54) Texto español oficial Artículo 4. Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidum-
12 Moral social
178 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 179
bre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opues-
formas. tos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Articulo 5. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos Artículo 15. 1. Toda persona tiene derecho a una na-
crueles, inhumanos o degradantes. cionalidad.
Artículo 6. Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, 2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del
al reconocimiento de su personalidad jurídica. derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distin- Artículo 16. 1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad
ción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a nubil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza,
igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Decla- nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán
ración y contra toda provocación a tal discriminación. de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio
Artículo 8. Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo y en caso de disolución del matrimonio.
ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra 2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la esposos podrá contraerse el matrimonio.
constitución o por la ley.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la socie-
Artículo 9. Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni dad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
desterrado.
Artículo 17. 1. Toda persona tiene derecho a la propiedad,
Artículo 10. Toda persona tiene derecho, en condiciones de
individual y colectivamente.
plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal
independiente e imparcial para la determinación de sus derechos y 2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la libertad de
materia penal. pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
Artículo 1 1 . 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de
a que se presuma su inocencia mientras no se prueba su culpabili- manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente,
dad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el
asegurado todas las garantías necesarias para su defensa. culto y la observancia.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de
momento de cometerse no fueron delictivos según el derecho opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado
nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y
la aplicable en el momento de la comisión del delito. opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cual-
quier medio de expresión.
Artículo 12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su
Artículo 20. 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de
vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de
reunión y de asociación pacíficas.
ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a
la protección de la ley contra tales injerencias o ataques. 2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 2 1 . 1. Toda persona tiene derecho a participar en el
Artículo 13. 1. Toda persona tiene derecho a circular libre-
gobierno de su país, directamente o por medio de representantes
mente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
libremente escogidos.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de
del propio, y a regresar a su país.
igualdad, a las funciones públicas de su país.
Artículo 14. 1. En caso de persecución, toda persona tiene 3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder
derecho a buscar asilo y a disfrutar de él en cualquier país. público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e
180 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 181
igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que sión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
garantice la libertad del voto grupos étnicos o religiosos y promoverá el desarrollo de las activi-
Artículo 22. Toda persona, como miembro de la sociedad, dades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
tiene derecho a la seguridad social y a obtener, mediante el esfuerzo 3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organi- educación que habrá de darse a sus hijos.
zación y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos Artículo 27. 1. Toda persona tiene derecho a tomar parte
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes
libre desarrollo de su personalidad. y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él
Artículo 23. 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la resulten.
libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias 2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses
de trabajo y a la protección contra el desempleo. morales y materiales que le correspondan por razón de las produc-
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a ciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
igual salario por trabajo igual. Artículo 28. Toda persona tiene derecho a que se establezca
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración un orden social e internacional en el que los derechos y libertades
equitativa y satisfactoria que le asegure, así como a su familia, una proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
existencia conforme a la dignidad humana, y que será completada, Artículo 29. 1. Toda persona tiene deberes respecto a la
en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social. comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plena-
mente su personalidad.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse
para la defensa de sus intereses. 2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
libertades toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones
Artículo 24. Toda persona tiene derecho al descanso, al dis-
establecidas por la ley, con el único fin de asegurar el reconocimien-
frute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del
to y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de
trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del
Artículo 25. 1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida bienestar general en una sociedad democrática.
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
3. Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser
bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la
ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene, asimismo,
Unidas.
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
Artículo 30. Nada en la presente Declaración podrá interpre-
viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia
tarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un
por circunstancias independientes a su voluntad.
grupo o a una persona para emprender y desarrollar actividades o
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos
asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o y libertades proclamados en esta Declaración.
fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26. 1. Toda persona tiene derecho a la educación. b) Los derechos del hombre
La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la según la Encíclica «Pacem in terris» (números 11-27) (55)
instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será (Derecho a la existencia y a un decoroso nivel de vida)
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser gene- (11) Puestos a desarrollar, en primer término, el tema de los
ralizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en derechos del hombre, observamos que éste tiene un derecho a la
función de los méritos respectivos. existencia, a la integridad corporal, a los medios necesarios para un
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la decoroso nivel de vida, cuales son, principalmente, el alimento, el
personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la compren- (55) Ocho grandes mensajes (Madrid, 1971), 213-227.
182 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 183
vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y, finalmente, (Derechos familiares)
los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado. (15) Además tienen los hombres pleno derecho a elegir el
De lo cual se sigue que el hombre posee también el derecho a la estado de vida que prefieran, y, por consiguiente, a fundar una
seguridad personal en caso de enfermedad, invalidez, viudedad, familia, en cuya creación el varón y la mujer tengan iguales derechos
vejez, paro y, por último, cualquier otra eventualidad que le prive, sin y deberes, o a seguir la vocación del sacerdocio o de la vida religiosa
culpa suya, de los medios necesarios para su sustento (cf. Pío XI, (cf. Pío XII, Radiomensaje navideño de 1942: AAS 35 (1943), 9-24).
Divini Redemptoris, AAS 29 (1937), 78, y Pío XII, Mensaje de julio (16) Por lo que toca a la familia, la cual se funda en el
de 1941 en la fiesta de Pentecostés, AAS 33 (1941), 195-202). matrimonio libremente contraído, uno e indisoluble, es necesario
(Derecho a la buena fama, a la verdad y a la cultura) considerarla como la semilla primera y natural de la sociedad
(12) El hombre exige, además, por derecho natural el debido humana. De lo cual nace el deber de atenderla con suma diligencia
respeto a su persona, la buena reputación social, la posibilidad de tanto en el aspecto económico y social como en la esfera cultural y
buscar la verdad libremente y, dentro de los límites del orden moral ética; todas estas medidas tienen como fin consolidar la familia y
y del bien común, manifestar y difundir sus opiniones y ejercer una ayudarla a cumplir su misión.
profesión cualquiera y, finalmente, disponer de una información (17) A los padres, sin embargo, corresponde, antes que a nadie,
objetiva de los sucesos públicos. el derecho de mantener y educar a los hijos (cf. Pío XI, Casti
(13) También es un derecho natural del hombre el acceso a los connubii: ASS 22 (1930), 539-592; Pío XII, Radiomensaje navideño
bienes de la cultura. Por ello es igualmente necesario que reciba una de 1942: AAS 35 (1943), 9-24).
instrucción fundamental común y una formación técnica o profesio-
nal, de acuerdo con el progreso de la cultura en su propio país. Con (Derechos económicos)
este fin hay que esforzarse para que los ciudadanos puedan subir, si (18) En lo relativo al campo de la economía es evidente que el
su capacidad intelectual lo permite, a los más altos grados de los hombre tiene derecho natural a que se le facilite la posibilidad de
estudios, de tal forma que, dentro de lo posible, alcancen en la trabajar y a la libre iniciativa en el desempeño del trabajo (cf. Pío XII,
sociedad los cargos y responsabilidades adecuadas a su talento y a Mensaje del 1 de junio de 1941 en la fiesta de Pentecostés: AAS 33
la experiencia que hayan adquirido (cf. Pío XII, Radiomensaje (1941), 201).
navideño de 1942, AAS 35 (1943), 9-24). (19) Pero con estos derechos económicos está ciertamente
(Derecho al culto a Dios.) unido el de exigir tales condiciones de trabajo que no debiliten las
(14) Entre los derechos del hombre débese enumerar también energías del cuerpo ni comprometan la integridad moral ni dañen el
el de poder venerar a Dios, según la recta norma de su conciencia, normal desarrollo de la juventud. Por lo que se refiere a la mujer, hay
y profesar la religión en privado y en público. Porque, como bien que darle la posibilidad de trabajar en condiciones adecuadas a las
enseña Lactancio, «para esto nacemos, para ofrecer a Dios, que nos exigencias y los deberes de esposa y de madre (cf. León XIII, Rerum
crea, el justo y debido homenaje, para buscarle a El sólo, para novarum: AL 11 (Roma, 1891), 128-129).
seguirle. Este es el vínculo de piedad que a El nos somete y nos liga, (20) De la dignidad de la persona humana nace también el
y del cual deriva el nombre mismo de religión» (Divinae Institutio- derecho a ejercer las actividades económicas, salvando el sentido de
nes, I. 4 c. 28, núm. 2; ML 6; 535). A propósito de este punto, la responsabilidad (cf. Juan XXIII, Mater et magistra: AAS 53
nuestro predecesor, de inmortal memoria, León XIII afirma: «Esta (1961), 422). Por tanto, no debe silenciarse que ha de retribuirse al
libertad, la libertad verdadera, digna de los hijos de Dios, que trabajador con un salario establecido conforme a las normas de la
protege tan gloriosamente la dignidad de la persona humana, está justicia y que, por lo mismo, según las posibilidades de la empresa,
por encima de toda violencia y de toda opresión y ha sido siempre le permita, tanto a él como a su familia, mantener un género de vida
el objeto de los deseos y del amor de la Iglesia. Esta es la libertad adecuado a la dignidad del hombre. Sobre este punto, nuestro
que reivindicaron constantemente para sí los apóstoles, la que predecesor, de feliz memoria, Pío XII afirma: «Al deber de trabajar,
confirmaron con sus escritos los apologistas, la que consagraron con impuesto al hombre por la naturaleza, corresponde, asimismo, un
su sangre los innumerables mártires cristianos» (cf. León XIII, Liber- derecho natural, en virtud del cual puede pedir, a cambio de su
tas praestantissimum: AL 8 (Roma, 1888), 237-238). trabajo, lo necesario para la vida propia y de sus hijos. Tan profun-
184 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 185

damente está mandada por la naturaleza la conservación del hom- (Derecho a intervenir en la vida pública)
bre» (cf. Pío XII, Mensaje del 1 de junio de 1941 en la fiesta de (26) Añádase a lo dicho que con la dignidad de la persona
Pentecostés: AAS 30 (1941), 201). humana concuerda el derecho a tomar parte activa en la vida pública
(Derecho a la- propiedad privada) y contribuir al bien común. Pues, como dice nuestro predecesor, de
(21) También surge de la naturaleza humana el derecho a la feliz memoria, Pío XII, «el hombre, como tal, lejos de ser objeto y
propiedad privada de los bienes, incluidos los de producción, dere- elemento puramente pasivo de la vida social, es, por el contrario, y
cho que, como en otra ocasión hemos enseñado, «constituye un debe ser y permanecer su sujeto, fundamento y fin» (cf. Pío XII,
medio eficiente para garantizar la dignidad de la persona humana y Radiomensaje navideño de 1944: AAS 37 (1945), 12).
el ejercicio libre de la propia misión en todos los campos de la (Derecho a la seguridad jurídica)
actividad económica, y es, finalmente, un elemento de tranquilidad (27) A la persona humana corresponde también la defensa
y de consolidación para la vida familiar, con el consiguiente aumento legítima de sus propios derechos: defensa eficaz, igual para todos y
de paz y prosperidad en el Estado» (cf. Juan XXIII, Mater et magistra: regida por las normas objetivas de la justicia, como advierte nuestro
AAS 53 (1961), 428). predecesor, de feliz memoria. Pío XII con estas palabras: «Del
(22) Por último, y es ésta una advertencia necesaria, el derecho ordenamiento jurídico querido por Dios deriva el inalienable derecho
de propiedad privada entraña una función social (cf. Ibid., 430). del hombre a la seguridad jurídica, y con ello a una esfera concreta
(Derechos de reunión y asociación) del derecho, protegida contra todo ataque arbitrario» (cf. Pío XII,
Radiomensaje navideño de 1942: AAS 35 (1943), 21).
(23) De la sociabilidad natural de los hombres se deriva el
derecho de reunión y asociación, el de dar a las asociaciones que
creen la forma más idónea para obtener los fines propuestos, el de 2. RECUENTO SISTEMÁTICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
actuar dentro de ellas libremente y con propia responsabilidad y el Toda clasificación de los derechos humanos tiene que ser «provi-
de conducirlas a los resultados previstos (cf. León XIII, Rerum sional, por un lado, y por otro deberá tener en cuenta ese centro de
novarum: AL 1 1 , 134-142 (Roma, 1891); Pío XI, Quadragesimo imputación que es la misma idea de libertad del hombre. Sin
anno. AAS 33 (1931), 199-200; Pío XII, Sertum laetitiae: AAS 31 embargo, a efectos pedagógicos, es muy conveniente la clasificación
(1939), 635-644). de acuerdo con criterios de distinción a fijar» (56). Pueden hacerse
(24) Como ya advertimos con gran insistencia en la Encíclica clasificaciones por razón del contenido, por razón del ámbito de
Mater et magistra, es absolutamente preciso que se funden muchas aplicación, por razón del sujeto, por razón de la forma de su ejercicio,
asociaciones u organismos intermedios, capaces de alcanzar los etcétera (57).
fines que los individuos por sí solos no pueden obtener eficazmen- Dada la índole de esta obra, seguimos un procedimiento interme-
te. Tales asociaciones y organismos deben considerarse como ins- dio, anotando los derechos y las fuentes: en una primera clasifica-
trumentos indispensables en grado sumo para defender la dignidad ción se tienen en cuenta por igual las fuentes civiles y eclesiásticas;
y libertad de la persona humana, dejando a salvo el sentido de la en la segunda clasificación solamente se consideran las fuentes
responsabilidad (cf. AAS 53 (1961), 430). eclesiásticas.
(Derechos de residencia y emigración)
(25) Ha de respetarse íntegramente también el derecho de cada a) Fuentes civiles y eclesiásticas (58)
hombre a conservar su residencia dentro de límites geográficos del PIT, =«Pacem in terris»; GS, =«Gaud¡um et Spes»; DU,
país; más aún, es necesario que le sea lícito, cuando lo aconsejen =«Declaración universal de derechos humanos»; CE, ^ C o n -
justos motivos, emigrar a otros países y fijar allí su domicilio (cf. Pío vención Europea» (1950).
XII, Radiomensaje navideño de 1952: AAS 45 (1952), 33-46). El (56) PECES-BARBA, O . C , 104.
hecho de pertenecer como ciudadano a una determinada comunidad (57) Ver en PECES-BARBA, O . C , 104-113, diferentes clasificaciones se-
política no impide en modo alguno ser miembro de la familia gún los criterios anotados.
humana y ciudadano de la sociedad y convivencia universal, común (58) Recogemos el elenco de : R. COSTE, Las comunidades políticas
a todos los hombres. (Barcelona, 1971), 196-199.
186 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 187

1. Derechos biológicos y espirituales — Libertad en la elección de estado de vida, lo cual implica el


A. Derecho a la vida y a la integridad física derecho al matrimonio y el de «seguir la vocación al sacerdocio o
vida religiosa» (PIT 15). La Declaración universal y la Convención
— Derecho a la vida: PIT 1 1 ; GS 27,3; DU 3; CE 2. La Iglesia de Roma sólo consideran explícitamente el derecho al matrimonio.
precisa que este derecho pertenece al niño desde su concepción — Prohibición de la esclavitud y de la trata de esclavos en todas
(Pío xn: Alocución a la Unión Católica italiana de comadronas: sus formas (DU 4; GS 27,3), lo cual implica la prohibición de los
29-10-1951: AAS 1951, 838-839) y condena formalmente la supre- trabajos forzados y obligatorios (CE 4) y de la trata de seres
sión de los seres inadaptados a la vida, precononizada especialmente humanos con vistas a la prostitución (Convención del 11 de octubre
por el nazismo (Pío xn: Discurso a los miembros del VI Congreso de 1933; Convención del 25 de julio de 1951; GS 27,3).
Internacional de Derecho Penal: AAS, 1953, 733). La Convención
— Libertad de circulación y libertad de establecimiento (a la vez
de Roma prevé explícitamente la excepción de la pena de muerte y
en el interior del territorio del Estado al que se pertenece y en el
de la legítima defensa (art. 2). Esta es también la doctrina de la
mundo entero), lo cual implica el derecho de emigración y de
Iglesia, que evidentemente no se opondrá a la abolición de la pena
inmigración: DU 13; PIT 25. Este es el ius communicandi de los
de muerte, si un Estado la juzga oportuna. ¿No debería el cristiano
antiguos teólogos. Es normal que el ejercicio del derecho de inmi-
alegrarse de hacer constar esta oportunidad?
gración reciba algunas limitaciones.
— Derecho a la integridad física: PIT 1 1 ; GS 27,3.
— Condenación del genocidio: Convención de 1948; GS 79,2. E. Derecho a la protección jurídica de los derechos propios:
DU 7 - 1 1 ; CE 6; PIT 27.
B. Derecho al respeto (PIT 12)
F. Derecho a la igualdad: DU 1; Carta de la ONU (art. 1,3);
— Condenación de la tortura, de las penas o tratos crueles, GS 29,1. De él resulta especialmente la condenación del racismo y
inhumanos o degradantes: DU 5; CE 3. La Iglesia ha condenado la de todas sus manifestaciones, vigorosamente formulada por Pío XI y
tortura en todas sus formas —física o psíquica—: GS 27,3; Pío XII: Pío XII (cf. GS 29,2; 60,1; 64; P. Progressio, n.° 63).
3-10-1953.
— Derecho a la buena reputación: PIT 12. 2. Derechos civiles y familiares
— Derecho al reconocimiento, en todas las ocasiones, de la — Derecho a una nacionalidad, con la consecuencia lógica de
personalidad jurídica propia: DU 6. que «nadie puede ser privado arbitrariamente de su nacionalidad ni
— Derecho al respeto de la vida privada y familiar, del domicilio del derecho de cambiar de nacionalidad» (DU 15).
y de la correspondencia: DU 12; CE 7. — Derecho al matrimonio, que comporta derechos iguales para
el hombre y la mujer: DU 16; PIT 15. La Declaración universal
C. Derecho a la seguridad (DU 3)
recuerda la regla de derecho natural, implícitamente confirmada por
— Prohibición del arresto, de la detención y del destierro arbitra- la Revelación, según la cual «el matrimonio no puede ser concluido
rios: DU 9; CE 5; GS 27,3. sino con el libre y pleno consentimiento de los futuros esposos».
— Derecho de asilo en un país extranjero para escapar a perse- — Protección de la familia: DU 16; PIT 16; GS 52,2. Del hecho
cuciones y no a diligencias judiciales contra crímenes de derecho de que «la familia es el elemento natural y fundamental de la
común: DU 14. sociedad» (DU 16) resulta el derecho prioritario de los padres a
asegurar el sustento y la educación de sus hijos: DU 26,3; PIT 17;
D. Derecho a la libertad Concilio Vaticano II, Declaración sobre la educación cristiana, 6.
— Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión: DU 18;
CE 9; PIT 14; Conciliio Vaticano II, «Declaración sobre la libertad 3. Derechos políticos
religiosa». — Libertad de reunión y de asociación pacíficas: DU 20; CE 1 1 ;
— Libertad de opinión y de expresión: DU 19; CE 10; PIT 12. PIT 23.
188 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 189

— Derecho de participación en la dirección de los asuntos párrafos 38-40, p. 181s.; párrafos 11-14, p. 171; párrafo 3 1 , p. 178).
públicos y de acceso a las funciones públicas: DU 2 1 ; PIT 26; GS 75,1. Trata del derecho a la libertad religiosa.
4) Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris, 19 de marzo de 1937,
párrafos 27-30: AAS 29 (1937), 78-80. Proclama la dignidad y los
4. Derechos económicos, culturales y sociales derechos fundamentales del hombre en genera!.
5) Pío XI, Encíclica Firmissimam constantiam, 28 de marzo de
— Derecho de propiedad: DU 17; PIT 21 y 22; GS 7 1 . 1937, párrafos 33-36: AAS 29 (1937), 196s. Trata de la libertad
— Derecho al trabajo y a unas condiciones satisfactorias de originaria religiosa y civil y del derecho de resistencia contra los
trabajo: DU 23,1; PIT 19 y 64; GS 67,2. abusos.
— Derecho a un justo salario: DU 23,2 y 3; PIT 20 y 64; GS 67,2. 6) Pío XII, Radiomensaje de 1 de junio de 1941 (en el cincuen-
— Derecho sindical. DU 23,4; Mater et Magistra, 97-102; PIT tenario de Rerum novarum): AAS 33 (1941), 195-205 (versión
18, 20, 2 3 - 2 4 , 6 4 ; GS 68,2. española del documento allí mismo, p. 227-237). Trata de los
— Derecho a la iniciativa en el terreno económico: PIT 18, 20, derechos económicos de la persona humana, de los derechos labo-
34; GS 65,1. rales, de los derechos fundamentales de libertad en el campo
— Derecho a un nivel de vida suficiente: DU 25,1; PIT 11; GS 69,1. socio-económico.
— Derecho a la seguridad social: DU 22; PIT 1 1 . 7) Pío XII, Radiomensaje de 24 de diciembre de 1941, párrafos
19-20 y 25: AAS 34 (1942) 16s. y 18s. Trata de la libertad de las
— Derecho al descanso y a los ocios: DU 24; PIT 1 1 ; GS 67,3.
naciones y de las libertades cultural, lingüística, económica y demo-
— Derecho a la educación y la enseñanza: DU 26; PIT 23; GS 60. gráfica de las minorías; de la libertad religiosa (derechos del hombre
— Derecho a una información objetiva: PIT 12; GS 59,4 y 5. a estas libertades).
— Derecho de tomar parte libremente en la vida cultural de la 8) Pío XII, Radiomensaje de 24 de diciembre de 1942: AAS 35
comunidad: DU 27; PIT 13 y 64; GS 59,4 y 5. (1943), 9-24. Trata del orden interno de los Estados, de la dignidad
y derechos de la persona, de la familia, del trabajo y del orden
b) Fuentes eclesiásticas (59) jurídico. Es una especie de primer ensayo de Declaración de Dere-
chos del Hombre.
1. Documentos de los Papas y del Concilio Vaticano II 9) Pío XII, Radiomensaje de 24 de diciembre de 1944, párrafos
relativos a los Derechos Humanos 7-11 y 14; párrafos 34-38: AAS 37 (1945), 11 s. y 18-20. Trata de
los derechos políticos fundamentales, se proscribe la guerra de
1) León XIII, Encíclica Rerum novarum, 15 de mayo de 1891, agresión y se proclama la exigencia de una organización política
párrafos 34-35: AAS 23 (1890-91), 663-665. Trata del derecho de internacional.
asociación.
10) Pío XII, Alocución de 2 de octubre de 1945, párrafos 7-13:
2) Pío XI, Encíclica Divini illius, 31 de diembre de 1929, AAS 37 (1945), 257s. Trata de la necesidad de evitar tanto el
párrafos 25-35: AAS 22 (1930), 58-62. Trata de los derechos de los «totalitarismo» como el «autoritarismo» en la organización y funcio-
padres a la educación de los propios hijos. namiento de la pública autoridad.
3) Pío XI, Encíclica Mit brennender Sorge, 14 de marzo de 11) Pío XII, Alocución de 25 de septiembre de 1949, párrafo
1937, párrafos 35-37, comp. párrafos 9-12 y 28: AAS 29 (1937), 4: AAS 41 (1949), 556. Trata de la inviolavilidad de los Derechos
159s., 148s. y 156 (versión italiana del documento allí mismo, del Hombre.
12) Pío XII, Alocución de 17 de febrero de 1950, párrafos 5 y
(59) Recogemos a continuación algunas páginas de: J. M.a. DIEZ 22: AAS 42 (1950), 251 y 256. Trata de la libertad de la opinión
ALEGRIA, «Pacem in terris» y la doctrina de los derechos humanos:
pública y de la opinión pública en la Iglesia.
Actitudes cristianas ante los problemas sociales, edic. 2.a (Barcelona, 1967),
169-176. 13) Pío XII, Alocución de 29 de octubre de 1951, párrafos
DERECHOS HUMANOS Y ETICA CRISTIANA 191
190 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

fo 1 1 , AAS 55, 1963, 259s.; Gaudium et spes, n. 26, párrafo 2; n.


11-12: AAS 43 (1951), 838s. Trata de la inviolabilidad de la vida del
27, párrafo 3; n. 5 1 , párrafo 3; n. 66, párrafo 3; Radiom. de Pío XII,
hombre inocente (en relación con el problema de la guerra).
24-XII-1942, párrafo 37, AAS 35, 1943, 19; Aloe, de Pío XII,
14) Pío XII, Radiomensaje de 24 de diciembre de 1951, párra- 29-X-1951, párrafo 11-12, AAS 43 (1951), 838s.; Aloe, de Pío XII,
fos 38 y 42-47: AAS 44 (1952), 13-15. Proclama que la genuina 13-X-1952, párrafos 21-30, AAS 44 (1952), 784-787; Aloe, de
libertad es condicionante de la paz. Pío XII, 30-IX-1954, párrafos 5-8, AAS 46, 1954, 589-591).
15) Pío XII, Alocución del 13 de octubre de 1952, párrafos 2) Los derechos referentes a los valores morales y culturales: al
21 -30: AAS 44 (1952), 784-787. Trata de la inviolabilidad de la vida honor, a la libertad en la búsqueda de la verdad, en la expresión del
del hombre inocente. propio pensamiento, en la creación artística (salva la moralidad y el
16) Pío XII, Radiomensaje de 24 de diciembre de 1952, párra- bien común), a la libre vida cultural de las minorías nacionales, a una
fos 31 y 33: AAS 45 (1953), 41 s. Trata del derecho de emigración información objetiva y al libre examen y crítica de la actuación del
e inmigración (en relación con el problema demográfico y con el Gobierno en la vida pública (Pacem in terrís, párrafo 12, AAS, p.
deber de solidaridad). 260; Gaudium et spes, n. 26, párrafo 2; n. 59, párrafos 4 y 5; n. 73,
17) Pío XII, Alocución de 3 de octubre de 1953 (especialmen- párrafos 2 y 3; Radiom. de Pío XII, 24-XII-1942, párrafos 17 y 35s.,
te, parte IV): AAS 45 (1935), 730-744 (especialmente, pp. 735- AAS, pp. 14 y 19; Radiom. de Pío XII, 24X11-1941, párrafos 19-20
739). Trata de los principios y de las garantías fundamentales en y 25, AAS 34, 1942, 16s. y 18s.; Aloe, de Pío XII, 17-11-1950,
Derecho Penal. párrafos 5 y 22, AAS 42 (1950), 251 y 256; Radiom. de Pío XII,
18) Pío XII, Alocución de 30 de septiembre de 1954, párrafos 24-XII-1951, párrafos 38 y 42-47, AAS 44, 1952, 13-15).
5-8: AAS 46 (1954), 589-591. Trata de la inviolabilidad de la vida 3) Derecho a una plena participación en los bienes culturales,
humana inocente en la guerra. según la capacidad personal de cada uno, sin acepción de clases
19) Juan XXIII, Encíclica Mater et magistra, 15 de mayo de sociales; derecho a una apta formación intelectual, moral, religiosa,
1961: AAS 53 (1961), 401-464. Trata de los derechos eco- rectamente desarrollada; a una formación técnico-profesional o
nómico-sociales. superior correspondiente a la aptitud y al mérito personales (Pacem
in terrís, párrafo 13, AAS, p. 260; Gaudium et spes, n. 26, párrafo 2;
20) Juan XXIII, Encíclica Pacem in terrís, 11 de abril de 1963:
n. 60, párrafos 1-2; Radiom. de Pío XII, 24X11-1942, párrafos 37 y
AAS 55 (1963), 257-354. Trata de los derechos del hombre y de los
42, AAS, p. 19s.).
derechos políticos fundamentales de orden interno y de orden
internacional. 4) Derecho a obrar según la recta norma de la propia concien-
21) Concilio Vaticano II, Declaración Dignitatis humanaesobre cia (Gaudium et spes, n. 26, párrafo 2; cf. n. 16; Dignitatis humanae,
la libertad religiosa, 7 de diciembre de 1965. Proclama el derecho a n. 3, párrafo 3).
la libertad religiosa como derecho del hombre frente a la sociedad y 5) Derecho de todos los creyentes a dar culto a Dios, también
a la autoridad social y frente a los demás hombres. en forma pública, según la recta norma de la propia conciencia
22) Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et (Pacem in terrís, párrafo 14, AAS, p. 260; Gaudium et spes, n. 26,
spessobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, 7 de diciembre de párrafo 2; n. 73, párrafo 2; Radiom. de Pío XII, 24-XII-1942, párrafo
1965. Trata de los derechos del hombre, de los derechos económi- 37, AAS, p. 19; Mit brennender Sorge, párrafos 35-37, comp.
co-sociales y de los derechos políticos fundamentales de orden párrafos 9-12 y 28, AAS 29, 1937, 159s., 148s. y 156 [versión
interno y de orden internacional (con especial referencia al problema italiana, párrafos 38-40,11 -14 y 3 1 , allí mismo, p. 181 s., 171 y 178];
de la paz, de la guerra y de la organización internacional). Firmissimam constantiam, párrafos 33-36, AAS 29, 1937, 196s.;
Radiom. de Pío XII, 24-XII-1941, párrafo 25, AAS 34, 1942, 18s.;
2. Los Derechos del Hombre proclamados por la Iglesia Dignitatis humanae). Derecho de la persona humana a la inmunidad
de coacción humana en materia religiosa, con la exclusiva condición
1) El derecho del hombre a la existencia y a un tenor de vida de que se guarde el justo orden público ((Dignitatis humanae, n. 2,
correspondiente a la esencial dignidad de la persona humana, párrafos 1 y 2 y todo el documento).
comprendiento también la «seguridad social» (Pacem in terrís, párra-
192 M O R A L DE A C T I T U D E S I I I . M O R A L S O C I A L DERECHOS H U M A N O S Y ETICA C R I S T I A N A 193

6) Derecho a la libre elección del estado de vida: sea el vida económica con una recta ordenación, y también el derecho a
matrimonio —con igual derecho del varón y de la mujer, con base participar libremente en la actividad de las mismas, sin peligro de
económica, sqcial, cultural y moral; monogámico e indisoluble; salvo represalias; se proclama expresamente que estos derechos deben ser
el derecho de los padres a la procreación y educación de los hijos, contados entre los derechos fundamentales de la persona humana
sobre todo en el aspecto religioso y moral—, sea la vida sacerdotal (Gaudium et spes, n. 68, párrafo 2).
0 religiosa (Pacem in tenis, párrafo 15, AAS, p. 2 6 1 ; Gaudium et 9) Derecho a la libre elección de domicilio, a la emigración y a
spes, n. 26, párrafo 2; n. 29, párrafo 2; n. 52, párrafo 2; n. 87, párrafo la inmigración (Pacem in tenis, párrafo 25, AAS, p. 263; Radiom. de
3; Radiom. de Pío XII, 24-XII-1942, párrafo 37 y 40, AAS, p. 19s.; Pío XII, 24X11-1952, párrafos 31 y 33, AAS 45, 1953, 41s.; cf.
Divini illius, párrafos 25-35, AAS 22, 1930, 58-62; Radiom. Pío XII, Gaudium et spes, n. 65, párrafo 3).
1 -VI -1941, párrafo 2 1 , AAS 33, 1941, 201 s.). 10) Derecho a participar activamente en la vida pública, a tomar
7) Derechos económico-sociales: a) a algún grado de libertad parte de algún modo en la actividad legislativa y ejecutiva para
de inicativa; b) a ejercer el trabajo en condiciones que correspondan promover el bien común (Pacem in tenis, párrafo 26, AAS, p. 263;
a la dignidad de la persona humana y a las circunstancias, con una Radiom. de Pío XII, 23X11-1942, párrafo 10, AAS, p. 12; Radiom. de
congruente participación en las responsabilidades y con una retribu- Pío XII, 24-XII-1944, párrafos 7-11 y 14, AAS 37, 1945, 11 s. y 13;
ción justa —que, en razón de tal, ha de ser suficiente para la vida Aloe, de Pío XII, 2-X-1945, párrafos 7-13, AAS 37, 1945, 257s.).
familiar del trabajador—; c) a una equitativa participación en el uso 11) Derecho a no ser objeto de discriminaciones por el Poder
de los bienes materiales, primariamente destinados a la comunidad Público en razón de las creencias o de la incredulidad religiosa
de todos los hombres; d) a una razonable independencia económica (Gaudium et spes, n. 2 1 , párrafo 6).
tanto respecto del Estado, como respecto de la potencia capitalista
12) Derecho a la tutela jurídica de los propios derechos (a la
privada; e) a participar, de una u otra forma, en el dominio de los
seguridad jurídica), incluso frente al Estado, mediante tribunales
bienes (aun de los medios de producción), salva siempre la función
independientes e imparciales y normas jurídicas claras, con exclusión
social intrínsecamente inherente a la propiedad privada (Pacem in
de todo tormento, sea físico, sea psíquico, en el proceso judicial de
tenis, párrafos 18-22, AAS, p. 261 s.; Gaudium et spes, n. 26, párrafo
instrucción (Pacem in tenis, párrafo 27; Radiom de Pío XII, 24-
2; n. 27, párrafo 3; n. 67, párrafos 2 y 3; n. 68, párrafo 1; n. 69,
XII-1942, párrafo 48-52; Aloe, de Pío XII, 3-X-1953, párrafos 27-35,
párrafo 1; n. 7 1 , párrafo 5; Radiom. de Pío XII, 24-XII-1942, párrafos
AAS 45, 1953, 735ss.; cf. Gaudium et spes, n. 27, párrafo 3).
26ss., AAS, p. 17ss.; Mater et magistra, pássim, especialmente en la
parte segunda, AAS 53, 1961, pp. 413ss.; Radiom. de Pío XII, 13) Estos derechos del hombre son inviolables (Pacem in tenis,
1 -VI-1941, AAS 33,1941,195-205 [versión española allí mismo, pp. párrafos 9 y 60s., AAS, p. 259 y 273s.; Gaudium et spes, n. 26,
227-237]; Radiom. de Pío XII, 24-XII-1951, párrafos 38 y 42-47, párrafo 2; n. 29, párrafos 2 y 4). «Estos derechos esenciales son de
AAS 44, 1952, 13-15). tal manera inviolables que contra ellos ninguna razón de Estado,
8) Derecho de reunión y asociación (Pacem in tenis, párrafo ningún pretexto de bien común podrían prevalecer» (Aloe, de Pío
23s.; AAS, p. 262s.; Gaudium et spes, n. 73, párrafo 2; Divini XII, 25-1X-1949, párrafo 4, AAS 4 1 , 1949, 556).
Redemptoris, párrafos 27-30, AAS 29, 1937, 78-80). En particular: 14) Derecho a defender, dentro de los límites de la ley natural,
a) Libertad de asociación de derecho privado para fines honestos, los derechos propios y de los conciudadanos contra el abuso del
con la única condición de dejar a salvo el justo orden público Poder Público (Gaudium et spes, n. 74, párrafo 5; Firmissimam
(Rerum novarum, párrafos 34-35, AAS 23, 1890-91, 663-665; cf. constantiam, párrafos 33-36, AAS 29, 1937, 196s.).
Dignitatis humanae, n. 7, párrafo 3, donde se determina el concepto
recto de orden público justo); b) genuina autonomía de los cuerpos
sociales intermedios (inferiores al Estado y más amplios que la
familia) respecto al Poder Público (Mater et magistra, párrafo 65,
AAS 53, 1961, 417; cf. Gaudium et spes, n. 75, párrafo 2); c)
derecho de los trabajadores a fundar libremente asociaciones que
puedan representarlos verdaderamente y contribuir a estructurar la
13 Moral social
5
economía y ética cristiana

La economía constituye uno de los ámbitos más importantes de


la realidad social del hombre. Por eso mismo, la ética económica es
uno de los capítulos decisivos de la moral social. La Justicia, en
cuanto dinamismo ético, debe ser introducida en el mundo de las
relaciones económicas.
La relación del hombre con los llamados bienes económicos ha
sido un tema importante en la síntesis moral de todas las épocas. El
precepto de «no robarás», en cuanto expresión de la instancia ética
del mundo económico, ha resonado, en diversos tonos y en diferen-
tes modalidades, en la conciencia de todos los grupos humanos.
También en nuestra época sentimos la necesidad de volver a
formular las exigencias éticas en el campo de la economía. Tarea
difícil, dada la complejidad del mundo económico. Pero al mismo
tiempo, tarea imprescindible para aquellos grupos que pretenden
poseer una ética social no sólo formal, sino también de contenidos.
Organizamos la síntesis de moral económica en torno a dos
núcleos metodológico-temáticos: una mirada a la historia de la
moral nos hará descubrir la génesis de los problemas éticos en
relación con la economía y su posible vigencia en el momento
actual; en segundo lugar, una consideración sistemática del tema
nos llevará a la formulación del proyecto de moral económica, desde
la perspectiva cristiana, para el mundo de hoy. A estos dos apartados
anteponemos, como punto de partida, el estudio sobre las orienta-
ciones y referencias del Nuevo Testamento en relación con los
bienes terrenos; y posponemos, como conclusión prospectiva, unas
anotaciones sobre la funcionalidad utópica y real del ethos cristiano
en el ámbito de la economía.
Estos son, por consiguiente, los temas y los apartados de este
capítulo:

I. Punto de partida: Actitud del Nuevo Testamento ante


los bienes económicos.
196 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 197
II. Pasado y presente de la M o r a l económica: Génesis 1. BIENES TEMPORALES Y PLAN DE SALVACIÓN
histórica y vigencia actual de las orientaciones éticas en
el campo de la economía. El mensaje neotestamentario se inserta dentro de una historia de
III. Proyecto de M o r a l económica, desde la perspectiva salvación. No es, pues, extraño que la comprensión del Nuevo
cristiana, para el momento actual. Testamento sobre los bienes temporales se sitúe dentro de ese Plan
de Salvación. Es la Historia de Salvación la que arroja luz sobre este
IV. Conclusión prospectiva: El ethos cristiano entre la aspecto de la realidad de los hombres. Por otra parte, será dentro de
Esperanza utópica y el Compromiso real. ese Plan de Salvación como el cristiano ha de vivir la moral del orden
económico.

I
a) Creados por un Dios bueno.
PUNTO DE PARTIDA
La convicción de que un Dios bueno ha creado y organizado la
Actitud del Nuevo Testamento ante los bienes económicos tierra pertenece al núcleo de la fe judía. Encontramos testimonios de
G.BARBIERI, Intorno al contenuto economico-sociale dei Vangeli e esta creencia a lo largo de las páginas del AT, desde el relato de la
dell'insegnamento apostólico (Bari, 1954). P. CHRISTOPHE, Debe- creación hasta los últimos escritos. Era una idea familiar a los judíos
res morales de los ricos. El uso del derecho de propiedad en la de la época neotestamentaria (2).
Escritura y la tradición patrística (Madrid, 1965), 36-53. M. DEL Esta convicción aparece explícita en el NT. Y es profundizada a
VERME, La comunione dei beni nella communitá primitiva di Geru- la luz de una revelación más plena de la imagen y realidad de Dios,
salemme: Rivista Bíblica 23 (1975), 356-362; Comunione e con-
Padre y Amor. Se puede desdoblar esta afirmación básica en los
divisione deitoen/(Brescia, 1977). A. DI MARCO, La «ricchezza» in
S. Paolo: Laurentianum 18 (1977), 70-115. A. FEUILLET, Les ri- siguientes aspectos:
ches intendants du Christ: Recherches de Science Religieuse 34 — Los bienes temporales, en cuanto creados por Dios, son
(1947), 30-54. J. M. GALLEGOS, La visión cristiana del mundo buenos en sí mismos. «Y vio Dios que era bueno cuanto había
económico (Madrid, 1959). J. GARCIA TRAPIELLO, Valoración bí-
hecho» (Gn 1, 31). El único texto explícito del NT en que se expresa
blica de las cosas terrenas: Angelicum 54 (1977), 3-23. A.
HUMBERT, L'attitude des premiers chrétiens devant les biens tem- la bondad de los bienes temporales es el de 1 Tim 4, 4: «porque toda
porels. Studia Moralia 4 (1966), 193-239. criatura de Dios es buena» (4, 4a). Directamente este texto se refiere
a las falsas doctrinas de los heréticos que condenaban el matrimonio
La moral del orden económico se basa, en última instancia, en el y el uso de los alimentos (4, 3); sin embargo, el v. 4,4a insiste sobre
significado que se le atribuya a los bienes temporales dentro del la bondad intrínseca de todo lo creado: tiene un valor universal y
conjunto de los valores humanos y dentro de la síntesis del Misterio puede ser aplicado también a los bienes temporales. Esta doctrina
cristiano. Es necesario, pues, poner de relieve desde el primer tuvo que formularse cuando comenzaba a aparecer (hacia final del
momento esta valoración cristiana para sentar las bases firmes de siglo i) cierta tendencia gnóstica (cfr. 1 Tim 6, 20). No ha de
una moral económica con horizonte cristiano. extrañarnos que no encontremos otros textos explícitos, ya que una
Circunscribiendo el horizonte a las actitudes neotestamentarias, verdad pacíficamente aceptada (como en este caso en el comporta-
podemos agrupar cuanto dice el NT con relación a los bienes miento de Cristo y de las comunidades) es formulada de forma
temporales bajo los siguientes epígrafes: los bienes temporales explícita únicamente cuando aparece la tendencia herética contraria.
dentro del Plan de Salvación; bienes temporales y unión entre los
— Los bienes creados han de ser considerados como dones del
hombres; peligro de las riquezas (1).
amor de Dios. Son «signos» de la liberalidad de Dios. En cuanto
tales signos: 1) manifiestan la amorosa solicitud paternal de Dios
(1) Para este apartado seguimos muy de cerca el artículo de A. HUMBERT,
L' attitude des premiers chrétiens devant les biens temporels: Studia (2) J. BONSIRVEN, Le judaísme palestinien au temps de Jésus
Moralia 4 (1966), 193-239. Christ t. I (París, 1935), 162-175.
198 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 199

para con los hombres (cfr. M t 5, 45; 6, 25-33; Le 12, 22-31; Hech — Cristo interviene, de una manera especial, en la crea-
14, 17; 2 Cor 9, 8 - 1 1 ; 1 Tim 6, 17); 2) manifiestan otra donación ción. Dios lo ha creado todo, pero por, en y para su Hijo. Los
superior de Dios; son «signos de los dones todavía mayores con autores del NT hacen intervenir a Cristo de una manera especial en
que Dios abastece las necesidades de su alma, y el alma es infinita- la obra de la creación: 1 Cor 8, 6; Col 1, 15-17; Heb 1, 2-10; J n 1 ,
mente más que el alimento y el vestido ( M t 6, 25). Los bienes 3-10; Apoc 3, 14.
materiales son la preciosa añadidura que Dios hace al don infinita- Para entender estos pasajes es necesario tener en cuenta que en
mente valioso de su reino» (3). «Buscad primero el reino de Dios y la Biblia hay una ordenación de la «creación» a la «redención». Los
todo se os dará por añadidura» (Mt 6, 33; Le 12, 31). autores del NT no separan la naturaleza divina y humana en Cristo y
lo hacen intervenir, como Cristo, en la obra de la creación (4).
— Los bienes temporales están puestos por Dios bajo el domi-
nio del hombre. Dios constituyó al hombre dueño y señor de la — La redención de Cristo tiene un aspecto cósmico. La
creación y le dio dominio sobre ella (cfr. Gn 1, 28 ss). De este modo ¡dea de un mundo material asociado a la salvación mesiánica se
aparece más clara la «semejanza del hombre con Dios». encuentra ya afirmada en diversos pasajes del AT y del Judaismo
(5). Pero es, sobre todo, en el NT donde encontramos esta idea de
De estos principios se siguen diversas actitudes que el hombre
que la salvación de la humanidad no se realizará sin una participa-
ha de tomar con relación a los bienes temporales. El NT señala las
ción del universo entero. El pasaje principal del NT es el de Rom 8,
siguientes:
19-23 (6). Este texto no ha de entenderse como una mera expresión
— Si los bienes temporales son buenos, el hombre puede usarlos poética, ni ha de limitarse en sus afirmaciones a la sola resurrección
con tranquilidad (cfr. 1 Tim 4, 4 ) . del cuerpo; Pablo prevé una transformación del cosmos y una
— Si han sido creados por Dios, el hombre no tiene derecho participación del mismo en la gloria de los hijos de Dios, sin precisar
absoluto sobre ellos («ius utendi et abutendi») (cfr. 1 Cor 7, 29-31); el modo de tal realización (7).
ha de conformarse en su uso a las intenciones mismas de Dios. Esta referencia de la creación a Cristo tiene importancia para la
— Si son dones de Dios, el cristiano ha de: 1) confiarse plena- moral cristiana; no hay ningún problema en las relaciones de los
mente a la Providencia (Mt 6, 25-33; Le 12, 2 2 - 3 1 ; 1 Tim 6,17; Heb hombres entre sí y de estos con los bienes temporales que no pueda
13, 5); 2) ha de pedir a Dios cada día sus favores (Mt 6, 1 1 ; Le 1 1 , recibir iluminación del misterio de Cristo. Esta afirmación tiene su
3); 3) debe servirse de los bienes con acción de gracias (1 Cor 9, comprobación exacta en las motivaciones cristologicas que los
30-31; 1 Tim 4, 4-5). escritores del NT dan al obrar humano, por muy «temporal» o
— Si son signos de dones superiores (Reino de Dios), han de «profano» que parezca. Recuérdense las motivaciones cristologicas
ordenarse a ellos; deben ser empleados de manera que no se pierdan de la carta a los Colosenses: 2, 6-7; 3, 1. 3-4. 9b. 10-11b. 13b.
los bienes eternos. 17-18. 20. 22-24; 4, 1.
— Si el hombre ha recibido dominio sobre los bienes temporales,
ha de mantenerse superior a ellos y no «postrarse» ante ellos como
si fueran superiores a él. (4) A. FEUILLET, Le Christ sagesse de Dieu (París, 1966).
(5) J . H U B Y - S. LYONNET, Saint Paul. Epítre aux Romains (París,
1957), 300, nota 2.
b) Dentro de la órbita de Cristo. (6) Para una comprensión del rico contenido de este pasaje, recomenda-
mos: J . M. GONZÁLEZ RUIZ, Gravitación escatológica del cosmos en el
Los bienes temporales, para los escritores del NT, están coloca- Nuevo Testamento: XIV Semana Bíblica española (Madrid, 1954), 125 ss.;
dos dentro de la órbita de Cristo; no solamente son vistos a partir de S. LYONNET, La rédemption de l'univers: Lumiére et Vie n. 48 (1960),
la fe monoteísta judía, sino a partir de la fe cristológica. Esta 43-112; Id., Redemptio «cósmica» secundum Rom 8, 19-23: Verbum
orientación cristológica tiene dos aspectos principales: Domini 44 (1966), 225-242.
(7) Ver cómo el Concilio Vaticano II ha recogido esta doctrina paulina:
LG, 48; GS, 39. Cfr. S. LYONNET, Les fondaments bibliques á la Constitu-
(3) B. HAERING, La ley de Cristo, edic. 5.a, III (Barcelona, 1968), 415. tion Pastorale «Gaudium et Spes» (Roma, 1966).
200 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 201

c) La perspectiva escatológica. c) En las cartas paulinas

Hay un pasaje explícito en el que Pablo mira las realidades Encontramos expresada esta ordenación de los bienes a la unión
terrenas dentro de una perspectiva escatológica: 1 Cor 7, 29-31 (ver y caridad de los hermanos, con ocasión y motivo de exhortaciones
el contenido exacto en una exégesis detallada). La resurrección de sobre otros aspectos de la vida cristiana:
Cristo ha inaugurado una nueva etapa; en este «entretiempo» es — En la exhortación sobre el trabajo (1 Tes 4, 9-12; 2 Tes
necesario usar de las cosas con una nueva actitud. Por otra parte, los 3, 6-15). El trabajo es querido por el Señor (2 Tes 3, 6. 12); asegura
poderes del maligno no están totalmente superados. las condiciones de una vida honrada (1 Tes, 4,11-12); favorece la
unión y el progreso de la caridad (1 Tes 4, 9-10). En Efes 4, 28 es
afirmado clara y positivamente el sentido social del trabajo.
2. BIENES TEMPORALES Y UNION ENTRE LOS HOMBRES
— En la exhortación sobre la Comida del Señor (1 Cor 1 1 ,
17-22. 33-34): los alimentos han de ser repartidos en un modo
Según los autores del NT los bienes temporales, dones de Dios,
equitativo, sin distinción entre ricos y pobres.
deben ser considerados como medios para crear, profundizar y
expresar la comunión espiritual y el destino que une a todos los — En la exhortación sobre la colecta (Gal 2, 10; Rom 15,
hombres. Haciendo un recorrido por los escritos del NT nos encon- 25-28. 3 1 ; 1 Cor 16, 1 -4; 2 Cor 8-9), Pablo expone el motivo de tal
tramos con los siguientes datos: acción (=en cuanto obra de caridad, la colecta es una participación
en el amor de Dios, activo y universal) y señala la organización
práctica, principalmente en orden a la cuantía que cada uno ha de
a) En los Evangelios sinópticos aportar (9).

Los tres evangelistas, y de un modo particular Lucas, dan espe-


cial importancia a la limosna y a las obras de misericordia corporal d) En los escritos joaneos
como un elemento importante en el seguimiento de Cristo y para
tomar parte en el Reino de Dios: Me 10, 2 1 ; Mt 6, 2-4; 2 1 ; 25, Hay dos pasajes principales que hablan de la ordenación comu-
31-46; Le 3, 1 1 ; 6, 30-38; 8, 3; 10, 29-37; 1 1 , 4 1 ; 12, 2 1 . 33; 14, nitaria de los bienes:
12-14. 33; 16, 9; 18, 22; 19. 8. No se puede precisar el alcance de — 1 Jn 3, 17: un rico que rehusa socorrer a un hermano
la limosna según la doctrina de los sinópticos, algunos textos hablan necesitado no puede pretender ser amado de Dios y poseer el amor
simplemente de esa obligación; otros de una donación de la mitad divino en su corazón. «Nada tan fuerte ni tan preciso se ha dicho
de los bienes (Le 3, 1 1 ; 19, 8); otros de una donación total (Me 10, como esto sobre la relación de la limosna con la caridad» (10).
2 1 ; Mt 19, 2 1 ; Le 6, 30; 14, 33; 18, 22). En general se debe afirmar — 3 Jn 5 - 1 1 : exhortación a dar hospedaje a los misioneros, ya
que «siendo la limosna una forma de la caridad, no tiene más medida que así uno se hace «colaborador de la verdad». El tema de la
ni más límite que la misma caridad» (8). hospitalidad aparece con frecuencia en las exhortaciones del NT
(cfr. 1 Tim 3, 2; Tit 1, 8; Heb 13, 2; 1 Ped 4, 9; Rom 12-13).
Después de este recorrido por los escritos del NT hemos de
b) En el libro de los Hechos
afirmar que existe una ordenación de los bienes temporales a la
caridad y unión fraterna. El intercambio de riquezas a que obliga la
Hay diversos pasajes en los que se hace alusión a la práctica de
la limosna (9, 36-38; 10, 2. 4. 3 1 ; 1 1 , 29-30; 24, 17). El «comunis-
mo» de bienes en la comunidad de Jerusalén (ce. 1 -5) debe ser (9) Sobre las nociones de «superfluo» y de «igualdad» que entran aquí
en juego, cfr.: HUMBERT, a.c, 220-222. Sobre la colecta, ver: D. GEORGE,
considerado como una manifestación de caridad y de la unión de
Die Geschichte der Kollekte des Paulus für Jerusalem (Hamburg,
corazones. 1965); K. NICHLE, The Pauline Collection in the Early Church (London,
1966).
(8) HUMBERT, a.c, 214. (10) HUMBERT, a.c, 215.
202 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 203

limitación de las posibilidades individuales nos hace ser conscientes la vida física no está asegurada con los muchos bienes; la vida
de la mutua dependencia y de la responsabilidad que tenemos en depende de Dios, quien puede reclamarla en cualquier momento.
orden al bien de los demás. Marcos, en una lista de vicios (7, 21 -22), enumera también «las
Por eso mismo el cristiano tiene una consideración elevada de los codicias» (pleonexia), aunque no hay unanimidad de interpretación
valores económicos. «El cristiano no ha de olvidar, ni por un instante, entre los autores.
que si Dios le concedió bienes terrenos, debe mostrar su amor — Acumulación de riquezas (Mt 6, 19-21): «No alleguéis teso-
reconocido, practicando la caridad para con todos los hijos de Dios; ros en la tierra.» Se motiva esta exhortación: 1) en la precariedad de
y además que su comportamiento respecto de estos "instrumentos los bienes: «polilla y orín los corroen y los ladrones horadan y roban»
de caridad" decide sobre su eterna salvación y sobre su única (v. 19); 2) en la facilidad de apego del corazón: «donde está tu
riqueza verdadera, que es su unión con la eterna caridad» (11). tesoro allí estará tu corazón» (v. 21).
— Poder negativo de las riquezas en los que escuchan la Palabra
de Dios: Parábola del sembrador (Me 4, 19; Mt 13, 22; Le 8, 14);
3. PELIGROS DE LAS RIQUEZAS (Mt: la seducción de las riquezas «ahoga la palabra y queda sin dar
fruto»; lo mismo en Me; Le: «queda ahogada en la riqueza»).
El NT supone que pueden existir ricos buenos (1 Tm 6, 17-19), — No se puede servir a Dios y a Mamón (personificación del
constata de hecho tal existencia (Me 14, 42-46; Mt 27, 57-60); Dinero): Mt 6, 24; Le 16, 13. Hay que someter el dinero al servicio
Lucas 23, 50-54; 19, 1-10) y les indica el modo cómo deben de Dios; va implicada esa actitud en la opción fundamental a favor
comportarse para agradar a Dios (Le 12, 33; 16, 9-12) (12). Pablo de Dios, que debe ser exclusiva y definitiva (13).
llega a formular una especie de «teología de la riqueza» (2 Cor 9,6-15). — Dificultad para los ricos de entrar en el Reino de los Cielos
Sin embargo, no podemos dejar de constatar las amonestaciones (Me 10, 23-27; Mt 19, 23-26; Le 18, 24-27). Anotar: 1) la
que los escritores del NT formulan sobre los peligros de las riquezas: colocación después de la perícopa del joven rico donde se pone de
relieve el poder fascinante de la riqueza como impedimento para
abrazar las exigencias de la nueva ley; 2) la imagen especialmente
a) Evangelios Sinópticos dura del camello y del ojo de la aguja; 3) el encuadre general
temático: es imposible salvarse sin la ayuda de Dios, quien, en el
Los tres evangelistas sinópticos, y en particular Lucas, ponen de caso particular del rico, está dispuesto a darla para librarle del peligro
relieve los peligros de las riquezas: del apego a las riquezas.
— Codicia o avarica (pleonexia): Le 12, 13-21. Este pasaje se — Recriminaciones de Lucas a los ricos: 1.°) en el c. 16 anotar:
compone de: la parábola del administrador inicuo (vv. 1 -8); reflexiones de Lucas
con relación a las riquezas (vv. 9-13); recriminación a los fariseos,
1) un hecho de vida (vv. 13-14);
que son «avaros» (vv. 14-15); parábola del rico epulón y del pobre
2) una sentencia: «Guardaos de toda avaricia, porque aunque se Lázaro (vv. 19-31); 2.°) en el c. 6, 24-26: las cuatro maldiciones
tenga mucho, no está la vida en la hacienda» (v. 15); que tienen por destinatarios la misma categoría de personas: los ricos
3) una ilustración de la sentencia, con la parábola del rico de este mundo (14); 3.°) en el Magníficat: 1, 52-53: aquí la riqueza
insensato (vv. 16-20); y la pobreza, sin perder el trasfondo social, tienen un matiz religioso
4) una sentencia-resumen: «así será el que atesora para sí y no veterotestamentario.
es rico ante Dios» (v. 21). Lucas condena la avaricia por varias
razones: se trata de una locura; es un acto totalmente inútil, ya que

(11) HAERING, O . C , III, 4 2 1 . (13) F. VATTIONI, M a m m o n a iniquitatis: Augustinianum 5 (1965),


(12) A. FEUILLET, Les riches intendants du Christ (Le 16, 1-13): 279-386; Id., Beatitudini - Povertá - Ricchezza (Milano, 1966), 317-319.
Recherches de Science Religieuse 34 (1947), 30-54. (14) J. DUPONT, Les Beatitudes (Bruges, 1954), 224-239.
204 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 205

b) San Pablo c) Escritos joaneos

De una manera especial Pablo recrimina el vicio de la avaricia, En estos escritos encontramos pocos textos sobre las riquezas.
excluyendo al «avaro» del Reino de los Cielos y de la comunidad Recordar, sin embargo, los siguientes:
cristiana (1Cor 5, 1 1 ; 6, 10). El tema de la avaricia aparece en los — 1 Jn 2, 16: «orgullo de la vida». Esta actitud de aladzoneia
siguientes pasajes paulinos: 1 Cor 5, 1 0 - 1 1 ; 6, 10; Ef 5,5; 1 Tes 2,5; está provocada por la posesión de las riquezas.
Rom 1,29; 2 Cor 9, 5; Col 3, 5; Ef 4, 19; 5, 3; 1 Tes 4, 6; 2 Cor 2 — 1 Jn 3, 17: «El que tuviere bienes de este mundo, y viendo a
11; 7, 2; 12, 17-18; 1 Tes 4, 6. su hermano pasar necesidad le cierra sus entrañas ¿cómo mora en él
Aunque en muchos de los pasajes anotados hay que entender los la caridad de Dios?».
términos con referencia a los bienes materiales, sin embargo, no
— En las cartas a las Iglesias del Apocalipsis aparece la pobreza
sucede lo mismo en todos. Anotar, en particular, los siguientes
como ambiente propicio para la fe y la caridad; lo contrario lo
pasajes: 1 Tes 4, 6 (sentido sexual); Col 3, 5 y Ef 5, 5 (asimilación
provoca la riqueza (cfr. 3, 17; 2, 9 y 3, 8). Cfr. el c. 18 del
de la avaricia a la idolatría).
Apocalipsis, donde aparece de fondo el tema de la precariedad de
El vicio de la avaricia es para San Pablo el que más se opone a las riquezas.
la ordenación cristiana de los bienes temporales (15).
Con relación a este vicio de la avaricia recogemos las palabras de
Háring, quien hace un resumen de la enseñanza del NT del d) Carta de Santiago
siguiente modo: «La avaricia es el efecto más palpable de esta falta
de gratitud; por eso mismo es una especie de idolatría (Col 3, 5; Contiene fres pasajes con relación a los ricos y a las riquezas:
Ef 5, 5). El avaro no tiene parte en el Reino de Dios (Ef 5, 5); y esto
— 1 , 1 0 - 1 1 : situación frágil y precaria del rico. «Como la flor del
porque ha colocado su último fin en los bienes de este mundo. Su
corazón, de donde mana la fuerza inagotable del amor, está tan heno pasará.»
embotado por los cuidados materiales, que la Palabra de Dios no — 2, 1 -7: parcialidad de la comunidad a favor de los ricos. «No
puede echar raíces en él; sino que queda luego sofocada (Mt 13, juntéis la aceptación de personas con la fe de Nuestro Señor
22). La avaricia, que es el culto de Mamón, embarga tanto al Jesucristo. Porque si entrando en vuestra asamblea un hombre con
hombre, que le hace imposible el culto de Dios (Mt 6, 24). El avaro anillos de oro en los dedos, en traje magnífico, y entrando asimismo
se excusa ante la honrosa invitación a las bodas del divino amor con un pobre con traje raído, fijáis la atención en el que lleva el traje
una pasmosa ceguera y descaro, alegando que los bienes materiales magnífico...» Las razones para desaprobar tal comportamiento dis-
no le dejan tiempo para ello (Le 14, 18). La avaricia, al par que la criminatorio: «¿no escogió Dios a los pobres según el mundo para
fornicación, revela un corazón sin alegría y alejado de Dios (Ef 4, enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del reino que tiene
19). Es ella la raíz de todos los males; y muchos, por dejarse llevar prometido a los que le aman?» (v. 5); los ricos son opresores
de ella, se extravían en la fe y a sí mismos se atormentan con muchos sociales: «¿no son ellos los que os oprimen y os arrastran ante los
dolores (1 Tim 6, 10). Más que nadie, el ministro del santuario ha tribunales?» (v. 6); son «blasfemos»: «¿no son ellos los que blasfe-
de tener su corazón despegado de los bienes terrenos (1 Tim 3, 3; man el buen nombre invocado sobre vosotros?» (v. 7).
6, 10). Amonesta el Salvador a sus discípulos: "Mirad de guardaros — 4,13-5,6: dos categorías de malos ricos:
de toda avaricia, porque aunque se tenga mucho, no está la vida en
1.° Los comerciantes presuntuosos, preocupados únicamen-
la hacienda" (Le 12,15)» (16).
te de ganar dinero (4, 13-17). Son culpables del vicio de la
«autosuficiencia» (kaujesis) «Vosotros los que decís: hoy o mañana
¡remos a tal ciudad, y pasaremos allí el año, y lograremos buenas
(15) P. ROSSANO. De Conceptu «pleonexia» in Novo Testamento: ganancias... En vez de esto debíais decir: Si el Señor quiere y vivimos
Verbum Domini 32 (,1954), 257-275; R. BEAUVERY, «Pleonektein» in 1 Tes
haremos esto o aquello» (vv. 13-15).
4, 6a: Verbum Domini 33 (1955), 78-85.
(16) HAERING, o . c , III, 416. 2° Los terratenientes, que viven en el lujo y molicie y no
206 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMIA Y ETICA CRISTIANA 207

pagan a sus obreros ( 5 , 1 -6). Los recrimina con términos sarcásticos ción de todo el hombre y de todos los hombres. 3) Principio de
recordándoles que un juicio severo pesa sobre ellos. «Vuestra riqueza «crítica» ante toda situación de injusticia, provocada fundamental-
está podrida; vuestros vestidos, consumidos por la polilla... El jornal mente por el apego desordenado a las riquezas. 4) Principio de
de los obreros que han segado vuestros campos, defraudado por «utopía escatológica» al proclamar el valor de la pobreza voluntaria
vosotros, clama y los gritos de los segadores han llegado a los oídos para realizar la comunión plena de todos los hombres.
del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en delicias sobre la tierra, Estos criterios son el punto de partida de la conciencia cristiana
entregados a los placeres, y habéis engordado para el día de la ante los problemas de la economía. Constituyen el núcleo ético que
matanza. Habéis condenado al justo, le habéis dado muerte sin que se irá desarrollando a través de las diversas condiciones históricas.
él os resistiera». La moral económica de los cristianos tiene aquí su lugar de origen y
La Carta de Santiago es el escrito del Nuevo Testamento que más su punto de convergencia.
violento se muestra en contra de los ricos. Hace una pintura de ellos
muy negra y desagradable.
II
e) Los restantes escritos del NT PASADO Y PRESENTE DE LA MORAL ECONÓMICA
Tratando de hacer un elenco de las exhortaciones sobre el peligro Génesis histórica y vigencia actual
de las riquezas en todo el NT, hay que enumerar también los de las orientaciones éticas en el campo de la economía
siguientes pasajes:
— En las cartas Pastorales: se pone en guardia contra el amor
desordenado de las riquezas por los peligros a que exponen: 1 Tim En este apartado pretendemos recordar los principales plantea-
2, 9; 3, 3. 8; 6, 5. 9-10.17; 2 Tim 3, 2; Tito 1, 7. 1 1 . Interpretar el mientos éticos que se han hecho en la historia de la moral cristiana
pasaje más importante de 1 Tim 6, 9-10 teniendo en cuenta el en relación con los bienes económicos. Como colofón, ofreceremos
género literario de la «diatriba» (para destacar la importancia de un unas perspectivas críticas desde las cuales debe ser reformulada la
vicio se decía que era la causa de todos los demás). moral económica en la actualidad.
— En la carta a los Hebreos: pide el autor a sus destinatarios Limitamos la consideración a los hitos más decisivos e influyen-
que tengan una vida exenta del amor al dinero (aphilargyros). «Sea tes dentro de la historia de la moral cristiana. Concretamente, éstos
vuestra vida exenta de avaricia, contentándoos con lo que tengáis, son los momentos que recordamos: 1) las exhortaciones cristianas
porque el mismo Dios ha dicho: No te dejaré, no te desampararé» de la época patrística; 2) los inicios de una síntesis de moral
(13,5). económica en la Edad Media; 3) la respuesta moral a los problemas
— En las cartas de Pedro: hay dos recomendaciones a este económicos de la Edad Moderna (tratados clásicos «De Justitia et
respecto. En 1 Pe 5, 2 se recomienda a los presbíteros que no Jure»); 4) la síntesis casuística de los Manuales de moral católica
apacienten el rebaño por una ganancia sórdida. En 2 Pe 2, 3. 14 se (tratado «De Séptimo Praecepto»); 5) la doctrina económica de los
denuncia la avaricia de los falsos doctores. Papas ante la nueva situación económica creada por la industriali-
zación y el capitalismo (moral económica de la «Doctrina social de
Conclusión: La actitud del Nuevo Testamento ante los bienes la Iglesia»).
económicos puede ser resumida en los siguientes principios: Al hilo de la exposición histórica iremos introduciendo diversos
1) Principio de «aceptación» del orden económico, al que hay que problemas de moral, anotando las condiciones históricas en que
considerar como bueno y como un valor dentro de la visión integral nacieron y señalando la posible vigencia que puedan tener en el
del hombre. 2) Principio de «humanización» de los bienes económi- momento actual. De este modo el presente apartado, además de ser
cos, en cuanto que han de servir para edificar la justa convivencia una exposición histórica, tendrá al mismo tiempo una orientación
entre los hombres y para ayudar al proceso de creciente humaniza- sistemática.
208 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 209

Esta es la división de la temática a tratar SQUITTIERI, II preteso communismo di S Ambrogio (Sarno, 1946)
F TILLMANN, Besitz und Eigentum bei Basilius dem Grossen Ethik
1 Época patrística Exhortaciones cristianas para el recto und Leben (Munich, 1931), 33-42 E TROELTSCH, Die Sozíallehren
uso de los bienes económicos der chnstlichen Kirchen und Gruppen (Tubinga, 1922) F J
2 Edad Media Inicios de una moral económica como VALER, La propiedad y la distribución de los bienes en los Santos
respuesta al naciente mercantilismo Padres Mayéutica 3 (1975), 193-212 J VAN DER HAGEN, De
Clementis Alexandrini sententns oeconomicis, socialibus, politicis
3 Edad Moderna La moral cristiana ante el capitalismo (Utrech, 1920) J VIVES, ¿ES la propiedad un robo? Las ideas sobre
financiero y comercial de los siglos XVI-XVII la propiedad privada en el cristianismo primitiva Estudios Eclesiás-
4 Edad contemporánea (I) El silencio de la «moral ca- ticos 52 (1977), 591-626
suista» ante el mercantilismo (siglos XVII-XVIII) y el capi-
talismo industrial iniciado a finales del siglo XVIII
5 Edad Contemporánea (II) La «doctrina social de la a) Anotaciones históricas
Iglesia» ante la cuestión social de los siglos XIX-XX
En la época patrística no existe una síntesis moral sobre la
6 Balance sumario Anotaciones crítico-prospectivas economía No faltan, sin embargo, elementos morales de gran
interés, que han influido notablemente en la postura de los cristianos
1 ÉPOCA PATRÍSTICA ante los bienes económicos
Exhortaciones cristianas
para el recto uso de los bienes económicos Perspectivas metodológicas y temáticas
S CALAFATO, La proprietá privata in S Ambrogio (Tormo, 1958)
P CHRISTOPHE, Deberes morales de los ricos El uso cristiano del Desde una perspectiva formal las intervenciones de los autores
derecho de propiedad en la Escritura y la Tradición patrística cristianos de esta época pueden ser catalogadas en el género ético
(Madrid, 1965) O P COLOMBO, A doutrma de Santo Ambrosio exhortativo, son intervenciones dirigidas directamente a la con-
sobre o uso dos bens temporais (Porto Alegre, 1974) A DIRINK, ciencia de los cristianos en orden a configurar su comportamiento
Sancti Basilu Magm de divitus et paupertate sententiae (Munich, ético-religioso Este género literario imprime a la enseñanza unas
1921) R DOLLE, Un docteur de l'aumóne, Saint Léon le Grand La características singulares (tono exagerado, fuerte dosis de dureza,
Vie Spintuelle 96 (1957), 266-287 M FLORÍN, Povertá e ricchezza tendencia a generalizaciones excesivamente simplificadoras, búsque-
nell'avanzato IV secólo la condanna dei mutuí in Basilio di Cesa- da de lo esencial, etc ), desde las cuales ha de ser interpretada
rea Aevum 47 (1973), 225-234 E FRATTINI, Proprietá e ricchez-
za nel pensiero di S Ambrogio Rivista Intern Filosofía del Diritto Por razón del contenido la doctrina moral patrística acerca de los
(1962), 745 ss ST GIET, Les idees et l'action sociale de S Basile bienes temporales puede ser unificada en torno a un núcleo temáti-
(París, 1940), Les biens de la terre, leur destmation, leur usage co recto uso de los bienes económicos A partir de esta idea central
d'aprés saint Basile Economie et Humanisme n 18 (1945), 224 pueden ser comprendidos los restantes aspectos confrontación
ss, La doctrine de l'appropnation des biens chez quelques'uns des entre «rico» y «pobre», exhortación a la «limosna», etc
Peres Recherches de Science Religieuse 35 (1948), 55-91 M
HENGEL, Eigentum und Reichtum m der fruhen Kirche (Stuttgart,
1973) F QUERE-JAULMES, L'aumóne chez Grégoire de Nysse et Obras patrísticas con incidencia en la economía
Grégoire de Naziance Studia Patrística VIII (Roma, 1968), 449- La lectura de los textos patrísticos es el mejor camino para
455 Riches et Pauvres dans l'Eglise ancienne Textes essentiels
recueillis et presentes par A HAMMAN (París, 1962) A RITTER, encontrarse con la riqueza conceptual y vivencial de las exhortacio-
Chnstentum und Eigentum bei Klemens von Alexandnen Zeitsch nes de los Padres en relación con los bienes económicos En más de
fur Kirchengeschichte 86 (1975), 1-25 RP RUSSELL, Cicero's una ocasión el cristiano de hoy se siente «sorprendido» ante afirma-
Hortensius and the problem of riches m Saint Augustme Scientia ciones tajantes y «revolucionarias» de los Padres en este terreno de
Augustmiana (Wurzburg, 1975), 12-21 I SEIPEL Die wirtschaftli- lo económico No podemos privarnos de este acicate tan benéfico
chen Lehren der Kirchenvater (Viena 1907) R SIERRA, Doctrina para despertarnos de nuestros sueños tranquilos sobre la posesión y
Social y económica de los Padres de la Iglesia (Madrid, 1967) G el disfrute de los bienes económicos
14 Moral social
210 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 211

A continuación recordamos los textos principales (17) de la Temas principales en las exhortaciones patrísticas
época patrística que dicen relación con los problemas morales de la sobre la economía
economía: ;
El punto central en las exhortaciones de los Padres es el de la
— CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Quis dives salvetur: PG, 9, recta administración que los ricos han de hacer de los bienes
603-652. Obra escrita «para tranquilizar a los ricos que económicos. Como dice Christophe, «la noción que los Santos
desesperaban de su salvación... El rico puede salvarse, pero Padres tienen de administración es sumamente fecunda. Distribuir
pesan sobre él graves responsabilidades. Debe distribuir lo los bienes superfluos mediante la limosna es el aspecto negativo de
superfluo entre los pobres en vez de despilfarrarlo en una esta doctrina. Pero los Padres también han profundizado en la
vida de excesos y orgías» (18). vertiente positiva del problema como son aquellos que aumentan el
capital, por su buena administración, y ejercen así mejor la caridad.
— SAN CIPRIANO, De opere et eleemosyna: PL, 4, 625-646. Decir que la obligación de dar limosna corresponde sólo a lo
Exhortación a la limosna, refutando las excusas de los ricos superfluo no es interpretar rectamente el pensamiento de los Santos
para no ejercerla. Padres. Este importe, destinado para los pobres, se puede entregar a
personas hábiles que sepan administrarlo sabiamente en interés de
— SAN BASILIO, Homilía in illud dictum Evangelii secundum
todos. Incluso puede acontecer que uno esté obligado a dar de lo
Lucam «Destruam horrea mea, et majora aedificabo» item-
que es necesario cuando se encuentra con una persona totalmente
que de avarítia: PG, 3 1 , 261 -278. Homilía in divites: PG,
indigente.
3 1 , 278-304. Homilía dicta tempore famis et siccitatis: PG,
3 1 , 303-328. Estas homilías de San Basilio sobre la riqueza En otras palabras. Se plantea mal el problema cuando hablamos
constituyen un hito en las exhortaciones patrísticas en el de las obligaciones del rico respecto a los necesitados. Lo que
tema de los bienes económicos. interesa saber es, primeramente, lo que el rico tiene que reservarse
para sí, y, en segundo lugar, qué es lo que debe recibir el pobre. El
— SAN GREGORIO NACIANCENO, Oratio XIV: De paupe- concepto patrístico sobre la gerencia de los bienes entraña siempre
rum amore: PG, 35, 857-910. Adversus opum amantes: PG, exigencias nuevas y no es una justificación para toda clase de
37, 855-883. La doctrina de San Gregorio Nacianceno está propiedad» (19).
en estrecha dependencia de la de San Basilio. A modo de breve antología de textos, transcribimos a continua-
ción algunos pasajes de los escritos patrísticos en relación con
— SAN GREGORIO NICENO, Oratio contra usurarios: PG, algunos aspectos de esa recta administración de las riquezas que es
46, 433-452. Escrito contra la usura. el eje de sus exhortaciones en este campo de la vida humana (20).
— SAN JUAN CRISOSTOMO, De eleemosyna: PG, 49, 291 - Sobre la bondad en sí de las riquezas le interesa insistir a
300; 5 1 , 261 -282; 64, 483-484. Clemente de Alejandría a fin de no impedir a los ricos la entrada
dentro del cristianismo:
— SAN AMBROSIO, De Nabuthe Jezraelita: PL, 14, 766-792.
Contra la avaricia y mal uso de las riquezas. De Tobia: PL, «¿Qué crimen comete un hombre que, antes de abrazar la fe,
acumula con su esfuerzo y economía los bienes suficientes para llevar
14, 797-832. Contra la usura. una vida tranquila y honesta?
¿De qué es culpable —lo que es todavía más duro— aquel a quien
(17) Una recopilación de textos patrísticos sobre los temas de moral Dios rodea desde su nacimiento de riqueza, poder y honores al margen
económica puede verse en: Riches et Pauvres dans I' Eglise ancienne. de su voluntad? Si le fue negada la vida precisamente por ser rico, sin
Textes essentiels recueillis et presentes par A. H A M M A N (París, 1962); P. intervención alguna de su voluntad, su Creador es ciertamente injusto
CHRISTOPHE, Deberes morales de los ricos. El uso cristiano del dere- con él, privándole de los bienes eternos a cambio de los presentes.
cho de propiedad en la Escritura y la Tradición patrística (Madrid,
1965). (19) Ibíd., 249-250.
(18) CHRISTOPHE, O . C , 87. 101. (20) Utilizamos la traducción de la o . c , de CHRISTOPHE.
212 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 213
¿Sería, además, necesario que la tierra produjese tantas riquezas, si
predestinan a la muerte?» (21) A las mujeres les reprocha Clemente de Alejandría el lujo e n el
vestir y el despilfarro en la crianza y c u i d a d o d e animales
Parecida vjsión e n c o n t r a m o s en otros Padres d e la Iglesia, recor-
d a m o s u n t e x t o de San Basilio «Sus sandalias van guarnecidas de bordados de oro, y llegan
incluso a esculpir en ellas abrazos amorosos, como queriendo dejar
«Ninguno de nuestros bienes, si fuese malo en sí mismo, podría ser sobre la tierra que pisan las huellas de su corrupción i Lejos de
una creatura de Dios Porque toda creatura es buena, dice la Escritura nosotros esos engañosos calzados, donde brillan el oro y las piedras
(1 Tim 4, 4), y no podemos despreciarla El mandato del Señor, por preciosas, las zapatillas de Atenas y Sicione, los zapatos de Persia y
tanto, no nos compele a renunciar y despreciar nuestros bienes como Etruna'» (26)
si fuesen malos, sino que nos exhorta a usarlos dignamente Si alguno
se condena, no es por el mero hecho de haber poseído riquezas, sino «Mientras unas miman a los pájaros de la India y a los pavos reales
por haberlas viciado con pensamientos y deseos pecaminosos y de Media, otras prefieren a una perrita de Malta a una vida casta y
haberlas empleado mal» (22) modesta Si llega a sus puertas el huérfano sin asilo, se las cierran,
porque su casa está llena de papagayos» (27)
Las recriminaciones c o n t r a e l l u j o i n d e b i d o d e los ricos a d -
quieren fuertes tonalidades e n la pluma d e San Basilio Los textos m á s fuertes d e S a n Basilio contra los ricos s o n
aquellos q u e c u e s t i o n a n l a l e g i t i m i d a d d e u n a p o s e s i ó n c u a n -
«¿Qué responderás al Juez, tú, que revistes y adornas las paredes d o ésta n o tiene f u n c i ó n de servicio a los demás
y rehusas cubrir el cuerpo del menesteroso? ¿Tú, que atavías los
caballos y miras con indiferencia los harapos y aspecto repugnante de «¿Cuáles son, dime, los bienes que te pertenecen? ¿En qué medida
tu hermano? ¿Tú, que dejas pudrirse el trigo, mientras contemplas forman parte esencial de tu vida? El caso de los ricos es similar al de
impasiblemente los estragos que el hambre hace a tu alrededor? ¿Tú, un hombre que toma asiento en un teatro y se opone después a que
que entierras el oro y desdeñas al que gime bajo el peso del trabajo?» entren los demás, usurpando de este modo y apropiándose lo que es
(23) de uso común Y es que los ricos consideran como propios aquellos
«¡A cuántos deudores podrías liberar de las garras de sus acreedo- bienes que han adquirido antes que los demás, por el único hecho de
haber sido los primeros en conquistarlos Si cada cual asumiera
res con el precio de una sortija' iCuántas casas derruidas podrías
solamente lo necesario para su sustento, dejando lo superfluo para el
reedificar con su valor' Solamente el arca de tus vestidos sería
que se halla en la indigencia, no habría ricos ni pobres Te has
suficiente para vestir a todo un pueblo que sufre los rigores de los
convertido en explotador al apropiarte de los bienes que recibiste para
temporales» (24)
administrarlos El pan que te reservas pertenece al hambriento, al
Clemente de Alejandría ataca t a m b i é n d u r a m e n t e los abusos d e desnudo, los vestidos que conservas en tus armarios, al descalzo, el
los ricos calzado que se apolilla en tu casa, al menesteroso, el dinero que
escondes en tus arcas Así, pues, cometes tantas injusticias, cuantos
«Desprecian todo lo que es simple, frugal, natural, y mandan buscar son los hombres a quienes podías haber socorrido» (28)
con ansiedad su alimento más allá de los mares Su codicia lo abarca
todo, no escatiman fuerzas ni dinero Las morenas de los mares de «El que ama al prójimo como a sí mismo no acumula objetos
innecesarios que puedan ser indispensables para el prójimo Ahora
Sicilia, las anguilas del Meandro, las cabritillas de Melos, los peces de
bien, tú eres dueño de una inmensa fortuna ¿De dónde proviene? ¿No
Sciato, los mariscos de Peloro, las ostras de Alydos y hasta las
es evidente que antepones el goce personal a la aflicción de muchos?
legumbres de Lipari son objetos de sus sueños ambiciosos ¿Diré algo
Luego cuantas más riquezas posees, más faltas a la caridad» (29)
más? También las acelgas de Ascra, los mejillones de Medina, los
rodaballos del Ático Finalmente, los pájaros del Phase, los cervatos
de Egipto y los pavos reales de Media, ellos lo compran y lo devoran San Gregorio N a c i a n c e n o expresa, en u n o d e sus poemas m o r a -
todo» (25) les, lo q u e debiera constituir norma general de c o m p o r t a m i e n t o
cristiano
(21) CLEMENTE DE ALEJANDRÍA Q U I S dives salvetur PG 9 632 B
(22) S BASILIO Regulae b r e v i u s t r a c t a t a e PG 31 1145 C
(23) S BASILIO H o m i l í a m d i v i t e s PG 31 288 (26) Ibíd , PG 8 537
(24) Ibíd , PG 31 292 (27) Ibíd , PG 8 597
(25) CLEMENTE DE ALEJANDRÍA P e d a g o g o PG 8 381
(28) S BASILIO H o m i l í a i n i l l u d « D e s t r u a m » PG 31 276
(29) S BASILIO H o m i l í a m d i v i t e s PG 31 281
214 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 215

«Dalo todo y quédate solamente con Dios, pues eres dispensador elimina a otros de dicha participación, convirtiéndolos en «pobres».
de riquezas ajenas. Si no quieres darlo todo, entrega la mayor parte. Si La ética económica de los Padres tiene de fondo esta concepción de
tampoco esto, ejercita tu virtud en lo superfluo» (30). la economía al tratar el tema de la relación entre ricos y pobres, el
tema de la limosna, el tema del lujo, etc.
San Ambrosio proclama la misma doctrina formulada por San
Basilio. De un modo lapidario afirma: «Para todos ha sido creado el Además, una economía no desarrollada como la que existía en
mundo, que unos pocos ricos os esforzáis en defender para voso- esta época está poco sometida a cambios internos. Es un orden
tros» (31). Y más adelante expresa un pensamiento que a lo largo económico preferentemente «estático». Por eso mismo la ética eco-
de la historia ha «escandalizado» a bastantes ricos cristianos: nómica es formulada dentro de una mentalidad estática. Los bienes
económicos son considerados más como «entidades» que como
«No le regalas al pobre una parte de lo tuyo, sino que le devuelves «procesos». La valoración ética es, consiguientemente, de signo
algo de lo que es suyo; porque lo que es común y dado para el uso de cerrado, como corresponde a «entidades» acabadas; si se hubiera
todos, te lo apropias tú solo. La tierra es de todos, no de los ricos, pero
entendido la economía en clave de «procesos», la valoración hubiera
son menos los que se abstienen de disfrutar de su propiedad que los
que la disfrutan. Devuelves, por tanto, una cosa debida, no concedes sido coherentemente de signo abierto.
algo no debido» (32). Por estas razones esbozadas, la moral económica de la época
patrística debe ser interpretada como una ética para situaciones
b) Vigencia actual de la temática moral patrística económicas pre-desarrolladas. En las formulaciones concretas, su
vigencia es mínima para expresar el ethos de las economías actuales
Las exhortaciones cristianas de la Patrística en relación con los desarrolladas.
bienes económicos están obviamente condicionadas por las circuns-
tancias de la época. Fueron formuladas dentro de unos cuadros A pesar de la afirmación anterior, las exhortaciones de los Padres
reales y mentales de economía muy poco desarrollada. Por eso en relación con los bienes económicos tienen vigencia si se las sabe
mismo se caería en una indebida extrapolación si se tratasen de leer como actitudes y principios éticos anteriores a toda forma
aplicar al pie de la letra las exhortaciones de los Padres en el concretizadora del mundo económico.
momento actual. Además de la validez permanente de las actitudes subjetivas que
señalan los Padres ante los bienes económicos (considerados como
Dentro de esa perspectiva de economía poco desarrollada es una
«dones» de Dios; evitar la avaricia; etc.) tiene vigencia en la actuali-
especie de ironía hablar con tanta frecuencia de «riquezas». Frente a
dad el principio ético, anterior a las formas concretas de economía,
la «sociedad opulenta» de hoy, el mundo para el que pensaron los
de que los bienes de la tierra están destinados a todos los
Padres estaba dominado por la pobreza. Esa situación hace más
hombres.
llamativas las diferencias: la «riqueza» aparece más exuberante y la
«pobreza» más escandalosa. Las exhortaciones éticas de la época En la historia de la moral cristiana este principio ha sido enrique-
patrística están vinculadas a ese negro círculo de la pobreza econó- cido con diversas aportaciones y con diferentes matizaciones. Desde
mica. Una vez que ha sido roto el cerco de la miseria, las exhorta- la situación actual podemos expresar del siguiente modo las intui-
ciones de los Padres pierden realismo y quedan relegadas para ciones éticas de los Padres:
grupos y situaciones todavía dominadas por la pobreza.
Por otra parte, en las exhortaciones patrísticas la economía Destino universal de los bienes de la tierra
parece ser entendida como una «masa de bienes» a repartir entre los
hombres. Al ser una masa exigua, cuando alguien se apodera de una COMISIÓN PONTIFICIA «JUSTITIA ET PAX», El destino universal de los
parte importante de ella se convierte en «rico», y por el mismo hecho bienes. Ecclesia 37 (1977), 1106-1110. J. M. DÍEZ ALEGRIA, La
finalidad de los bienes económicos y la relación fundamental de
(30) S. GREGORIO NACIANCENO, Carmina: PG, 3 1 , 936 A. dominio sobre las cosas: Actitudes cristianas ante los problemas
(31) De Nabuthe, 3, 1 1 : PL, 14, 734. Parecida doctrina puede verse en sociales, edic. 2.a (Barcelona, 1967), 9-43. E. Lio, Morale e beni
el tratado De officiis: PL, 16, 62. 150, etcétera. terreni. La destinazione universale dei beni terreni nella «Gaudium
(32) Ibíd., 12, 53: PL, 14, 747. et Spes» e in alcune fonti (Roma, 1976).
216 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 217

El Concilio Vaticano II y la encíclica «Populorum Progressio» oprimidos actualmente por el hambre en el mundo, el sacro Concilio
sintetizan de un modo preciso la tradición teológico-moral sobre el urge a todos, particulares y autoridades, a que, acordándose de aquella
destino universal de los bienes de la tierra: frase de los Padres Alimenta al que muere de hambre, porque, si no
lo alimentas, lo matas (36), según las propias posibilidades, comuni-
«Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de quen y ofrezcan realmente sus bienes, ayudando en primer lugar a los
todos los hombres y pueblos En consecuencia, los bienes creados pobres, tanto individuos como pueblos, a que puedan ayudarse y
deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y desarrollarse por sí mismos
con la compañía de la candad Sean las que sean las formas de la
En sociedades económicamente menos desarrolladas, el destino
propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos
común de los bienes está a veces en parte logrado por un conjunto de
según las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse de
costumbres y tradiciones comunitarias que aseguran a cada miembro
vista este destino universal de los bienes Por tanto, el hombre, al
los bienes absolutamente necesarios Sin embargo, elimínese el criterio
usarlos, no debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee
de considerar como en absoluto inmutables ciertas costumbres si no
como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el
responden ya a las nuevas exigencias de la época presente, pero, por
sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los
otra parte, conviene no atentar imprudentemente contra costumbres
demás (33)
honestas que, adaptadas a las circunstancias actuales, pueden resultar
Por lo demás, el derecho a poseer una parte de bienes suficiente muy útiles
para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos
De igual manera, en las naciones de economía muy desarrollada, el
corresponde Es éste el sentir de los Padres y de los doctores de la
conjunto de instituciones consagradas a la previsión y a la segundad
Iglesia, quienes enseñaron que los hombres están obligados a ayudar
social puede contribuir, por su parte, al destino común de los bienes
a los pobres, y por cierto no sólo con los bienes superfluos (34). Quien
Es necesario también continuar el desarrollo de los servicios familiares
se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de
y sociales, principalmente de los que tienen por fin la cultura y la
la riqueza ajena lo necesario para sí (35) Habiendo como hay tantos
educación Al organizar todas estas instituciones debe cuidarse de que
los ciudadanos no vayan cayendo en una actitud de pasividad con
respecto a la sociedad o de irresponsabilidad y egoísmo» (37)
(33) Cf SANTO TOMÁS, Summa Theol. 2-2 q 32 a 5 ad 2, Ibíd.. q 66 «Si la tierra está hecha para procurar a cada uno los medios de
a 2, cf la explicación en LEÓN XIII, ene Rerum novarum: ASS 23 subsistencia y los instrumentos de su progreso, todo hombre tiene el
(1890-91), 651, cf también Pío XII, Alocución de 1 junio 1941 AAS 33 derecho de encontrar en ella lo que necesita Todos los demás
(1941) 199, I D , Mensaje radiofónico navideño de 1954 AAS 47 derechos, sean los que sean, comprendidos en ellos los de propiedad
(1955), 27 y comercio, a ello están subordinados no deben estorbar, antes al
(34) Cf S A N BASILIO, H o m . in illud Lucae «Destruam horrea mea» contrario, facilitar su realización, y es un deber social grave y urgente
n 2 PG 3 1 , 263, LACTANCIO, Divinarum Institutionum 1 5, «de lustitia» hacerlos volver a su finalidad primera» (38)
PL 6, 565 B, S A N A G U S T Í N , In loann, ev. tr 50 n 6 PL 35, 1760, ID El p r i n c i p i o ético de que los bienes e c o n ó m i c o s están destinados
Enarrat, in Ps. 147, 12 PL 37, 1922, SAN GREGORIO M , Homiliae in Ev.
al servicio de t o d o s los hombres tiene gran riqueza de c o n t e n i d o y
hom 20, 12 PL 76, 1165, I D , Regulae Pastoralis líber p 3 a c 21 PL
es susceptible de múltiples aplicaciones, c o n tal de q u e se lo
77, 87, SAN BUENAVENTURA, In III Sent. d 33 dub 1,12 ed Quaracchi III
728, Id , In IV Sent. d 1 5 p 2 a a 2 q I ed c i t , IV 371 b, q de superfluo: entienda dentro de una e c o n o m í a d i n á m i c a . Los bienes e c o n ó m i c o s
ms Assisi, Bibl. común. 186 ff 112 a -113 a , SAN ALBERTO M , In III Sent. n o c o n s t i t u y e n una masa estática y cerrada, hay q u e entenderlos más
d 33 a 3 sol I ed Borgnet, XXVIII 611, I d , In IV Sent. d 15 a 16 ed c i t ,
XXIX, 494-497 Por lo que se refiere a la determinación de lo superfluo en además de los autores modernos aprobados, cf SANTO T O M Á S Summa
nuestro tiempo, cf J U A N XXIII, Radiomensaje de 11 sept 1962 (AAS 54 Theol. 2 2 q 66 a 7 Como es evidente, para la correcta aplicación del
(1962), 682) «Dovere di ogni uomo, dovere impeliente del cristiano é di principio hay que observar todas las condiciones moralmente requeridas
considerare il superfluo con la misura delle necessitá altrui, e di ben vigilare (36) Cfr GRATIANI, Decretum c 21 dist 86 ed Fnedberg, I, 302 Esto
perche l'amministrazione e la distribuzíone dei beni creati venga posta a se encuentra ya en PL 54, 491 A y PL 56, 1132 B Cfr Antonianum 27
vantaggio di tutti» (1952), 349-366
(35) Vale en este caso el antiguo principio «In extrema necessitate omnia (37) Gaudium et Spes, n 69
sunt commuma, id est commumeanda» De otra parte, para la forma, (38) Populorum progressio, n 22 Ocho grandes mensajes (Ma-
extensión y modo con que se aplica el principio en el texto propuesto, drid, 1971), 338
218 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 219

bien como procesos generadores de riqueza y de progreso Este que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás» (39)
progreso y esta riqueza son los bienes a los que han de tener acceso En esta actitud late la aspiración utópica del c o m u n i s m o de
todos los hombres bienes que ha sido constante en la historia del cristianismo, desde
Actitudes éticas correspondientes las comunidades primeras de Jerusalén hasta las comunidades
al principio del «destino universal de los bienes de la tierra» cristianas de hoy pasando por las diversas formas de realización del
el lujo, lo superfluo, la limosna, la comunicación de bienes, etc llamado «voto de pobreza» de los religiosos
Aunque en el texto transcrito del Vaticano II se señalan las
LIMOSNA
actitudes éticas derivadas del principio de que los bienes de la tierra
están destinados a todos los hombres, no carece de importancia P BIGO, Ante la extrema necesidad el deber de dar limosna Mensaje
poner de relieve algunas de ellas, dada la importancia que han tenido 241 (1975), 392-394 L BOUVIER, Le précepte de l'aumóne chez
en la historia de la moral y que siguen teniendo en la situación Saint Thomas dAqum (Montreal, 1935) D DE SOTO, Deliberación
presente en la causa de los pobres (Madrid, 1965) I A G A R I N , El precepto
de la limosna en un comentario inédito del Maestro fray Domingo
Según hemos dicho más arriba, las actitudes que vamos a señalar
de Soto sobre la cuestión 32 de la 11-11 de S Tomás (Santiago de
no hay que entenderlas como valores o normas morales concretas Chile, 1949) T GOFFI, Canta ed elemosma (Roma, 1958)
Se trata, más bien, de actitudes previas a todo ordenamiento A GRAN ATA La dottrina dell'elemosma nel sermone «Pro sancti-
concreto de la economía En cuanto tales, influyen de una manera monialibus de Paráclito» Aevum 47 (1973), 32-59 H HERING,
global en el ethos (tanto subjetivo como objetivo) de la economía Chanté d'hier, justice d'aujourd'huí? Miscellanea Moralia Janssen
I (Gembloux, 1949), 308-328 H Lio, Estne obligatio lustitiae
subvenire miseris? Quaestionis positio et evolutio a Pedro Lombar-
COMUNICACIÓN DE BIENES do ad S Thomam ex tribus S Augustini textibus (Roma, 1957) O
LOTTIN, La nature du devoir de l'aumóne chez les prédécesseurs de
CARITAS ESPAÑOLA, Comunicación cristiana de bienes en el Antiguo Saint Thomas dAquin Efhemendes Theologicae Lovanienses 15
Testamento (Madrid, 1959), edic 2 a, Comunicación cristiana de (1930), 613-624 P MIKAT, Die Lehre vom Almosen m den
bienes en el Nuevo Testamento (Madrid, 1959), edic 4 a, Plan Kollektenpredigten Papst Leos des Grossen Religionsrechthche
CCB (Madrid, 1965), La Comunicación cristiana de bienes en Schnften (Berlín, 1974), 675-692 M NAJERA, Tratado social de la
Santo Tomás (Madrid, 1965) R RÁBANOS, Teología bíblica de la limosna (Alicante, 1916) O PLASSMANN, Das Almosen bei Johan-
Comunicación Cristiana de Bienes (Madrid, 1968) R RAMOS DE nes Chrysostomus (Munster, 1961) M ZALBA, El motivo de la
ROUX, La comunicación de bienes en la enseñanza de los Santos limosna Revista de Fomento Social 3 (1948), 421-426
Padres Teología Xavenana 26 (1976), 343-352
La comunicación de bienes es una actitud ética que está a la base El tema y la realidad de la limosna está expuesto a graves
de todo edificio moral del mundo económico. La posesión exclusi- mistificaciones La limosna «caritativa» no puede ser el manto que
va y el uso privatístico son dos aspectos del egoísmo que vicia cubra las lacras de injusticia tanto de la sociedad como de los
desde el núcleo a los sistemas económicos tanto nacional como individuos
internacional Reconociendo las deficiencias de planteamiento que ha tenido el
Liberado del egoísmo, el cristiano sabe que todos los hombres tema de la limosna en épocas pasadas y aceptando la nueva
tienen derecho a disfrutar de los bienes económicos lo mismo que situación económica de hoy, se descarta todo tipo de limosna que
él. Por otra parte, sabrá encontrar las formas adecuadas para llevar a mantenga una situación de pobreza estructural, lo importante no es
cabo la comunicación efectiva de sus bienes en relación con las socorrer al pobre, sino ayudarle a que él mismo salga de la pobreza
personas más necesitadas que él También creemos que es conveniente dejar de lado las disquisi-
La exhortación del Concilio Vaticano II marca una orientación ciones de los moralistas sobre el tipo de obligación moral (¿grave7
decisiva en el mundo de las relaciones económicas «El hombre no ¿leve?), sobre la virtud que la engendra (¿la caridad 7 ¿la justicia 7 ),
debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee como
exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de (39) G a u d i u m e t Spes, n 69
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 221
220 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

espíritu resulta más fecunda la iniciativa de los particulares o de los


sobre la distinción de necesidades en que puede encontrarse el
grupos privados que la acción de los poderes públicos» (42).
pobre (extrema, grave, común), sobre la clasificación de bienes con
que el hombre rico puede socorrer (bienes superfluos, bienes con-
ESCÁNDALO DEL LUJO Y DE LO SUPERFLUO
venientes al decoro del propio estado, bienes ordinarios), sobre la
cuantía de la limosna (el 2 por ciento de los bienes superfluos; la L. BABBINI, // superfluo nel pensiero del Cardinale Gaetano (Genova,
cuarta parte de lo gastado en cosas superfluas; del 10 al 20 por 1954). J. GOROSQUIETA, LOS bienes «superfluos» en la sociedad
ciento de las rentas libres), sobre si la cuantía de la limosna ha de actual: Revista de Fomento Social 13 (1958), 153-160. H. Lio,
ser proporcional o progresiva en relación con la cantidad de bienes Determinatio superflui in doctrina Alexandri Halensis eiusque scho-
del rico, etc. (40). lae: Antonianum 27 (1952), 75-168; 253-296; 429-498. G. E.
PODESTA, Avaricia, propiedad privada y bienes superfluos: Teología
Entendemos la limosna no como una obligación concreta, que 12 (1975), 42-73. D. VENDITTI, LUSSO e moralitá: Palestra del
requiere las precisiones señaladas para su cumplimiento exacto, sino Clero 40 (1961), 662-663. J. J. WICHT, Moral del lujo ante las
como una actitud básica del hombre. En este sentido pensamos que actuales estructuras: Revista de Fomento Social 18 (1963), 253-
aún en las economías más desarrolladas (no digamos nada en las 266. A. WYKOPAL, La dottrina del superfluo in S. Tommaso (Bres-
economías poco evolucionadas) existen situaciones que no están cia, 1945). M. ZALBA, Destino natural obligatorio de lo superfluo.
Revista de Fomento Social 3 (1948), 293-306.
controladas por la intervención del Estado y de las instituciones
públicas. Para estas situaciones sigue teniendo campo de actuación El tema de lo «superfluo» ha sido tratado en la historia de la moral
la actitud de la limosna. en relación con la limosna. Creemos que puede tener colocación
Los actos de la actitud de la limosna se colocan al mismo nivel dentro de un horizonte más amplio hasta llegar a identificarse con lo
de las otras aportaciones destinadas a cubrir las necesidades de la que entendemos por «lujo».
sociedad. «Lo fundamental es la obligación de la sociedad de La conciencia ética de los individuos, de los grupos, de las
contribuir a la cobertura de las necesidades de los demás. Y esto lo naciones y de toda la humanidad tiene que protestar contra el
hace modernamente mediante impuestos y contribuciones (una escándalo del derroche económico por ostentación y por lujo.
buena parte de los cuales se destinan a las denominadas inversiones Cuando todavía reina la miseria en gran parte de la humanidad,
sociales), mediante cuotas de seguridad social, y a través de la cuando clases sociales enteras padecen estrecheces y cuando indi-
práctica libre de la limosna, de la entrega directa de los bienes viduos no alcanzan el grado de seguridad de una economía digna,
propios» (41). Naturalmente, la limosna no tiene la vinculación es un contrasentido moral el lujo y la ostentación. Con frecuencia
jurídica que poseen las otras dos formas; pero tiene la misma, o aún estos comportamientos se dan de un modo llamativo en los países
mayor, fuerza ética. de grandísimos contrastes económicos.
La limosna así entendida puede seguir teniendo vigencia en la A este respecto, corresponde a la administración pública dar un
actualidad y elevando el nivel ético en el mundo de la economía. testimonio de austeridad y evitar toda clase de derroche económico
Como dice Juan XXIII, «hay siempre una amplia gama de situaciones injustificado.
angustiosas, de necesidades ocultas y al mismo tiempo graves, a las Las actitudes que acabamos de señalar (comunicación de bienes,
cuales no llegan las múltiples formas de la acción del Estado, y para limosna, evitar el lujo y los gastos superfluos) han de entenderse:
cuyo remedio se halla ésta totalmente incapacitada; por lo cual,
siempre quedará abierto un vasto campo para el ejercicio de la — a nivel de individuos, creando una conciencia en cada
misericordia y de la caridad cristiana por parte de los particulares. Por hombre de que los bienes económicos tienen un destino
último, es evidente que para el fomento y estímulo de los valores del universal;
— a nivel de cada nación y de los diversos grupos dentro de
la nación, suscitando una actitud de igualdad cada vez más
(40) Para un estudio de esta índole remitimos a la Bibliografía consigna- real entre todos los ciudadanos;
da en el texto y a los Manuales de Moral; recomendamos a: J. AZPIAZU, La
moral del hombre de negocios, edic. 3.a (Madrid, 1964), 352-380. (42) M a t e r e t Magistra, n. 120: Ocho grandes mensajes, 162.
(41) Ibíd., 378.
222 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 223

— a nivel de humanidad, favoreciendo el espíritu de comuni- Sin embargo, dada la finalidad de este libro podemos sintentizar
cación y de ayuda entre los pueblos. la descripción de la realidad socio-económica y la respuesta de los
moralistas cristianos en torno a unos cuantos núcleos de interés y
ello sin perjuicio de la verdad histórica global.
2. EDAD MEDIA:
Inicios de una moral económica como respuesta La situación socio-económica
al naciente mercantilismo
E. A. ARIZA, La función de la riqueza. A propósito del V centenario de Por lo que respecta a la descripción de la situación socio-
San Antonino de Florencia: Revista Javeriana 55 (1960), 557- económica para la que escriben los moralistas de este período nos
568. A. CROSARA, La dottrina di S. Antonino di Firenze, perito di fijamos en aquellas condiciones que configuran la situación de una
alta finanza e di economía per amor di Dio e a vero beneficio degli manera general, dejando aparte las anotaciones de carácter
uomini (Roma, 1960). L. DE PONCINS, Povertá e ricchezza nella técnico (43).
spiritualitá del secólo XI e XII (Todi, 1969). R. DE ROOVER, Money,
Banking and Credít in Medieval Bruges (Cambridge, Mass., 1948); Hay un rasgo general que define la situación económica de este
La pensée économique des scolastiques (Montreal, 1971). período en relación con la etapa patrística: «A una economía de
H. GARNIER, L'idee du juste prix chez les théologiens et canonistes necesidades sucede una economía de ganancias» (44). La moral
du moyen age (París, 1900). R. GENESTAL, Le role des monastéres cristiana de estos siglos se enfrentará continuamente con el proble-
comme établissements de crédit étudié en Normandie du XI á la fin ma de la licitud del lucro o de la ganancia. Es la nota característica
duXIIIsiécle(París, 1901). S. HAGENAUER, Das «iustum pretíum» beí de la moral económica medieval.
Thomas von Aquin (Stuttgart, 1931). A. HORVATH, Eigentumsrecht
nach dem hl. Thomas von Aquin (Gratz, 1929). C. ILGNER, Die Dentro de ese rasgo común se pueden distinguir dos organiza-
volkswirtschaftlichen Anschaungen Antonins von Florenz (1389- ciones socio-económicas distintas en la Edad Media: la que se
1459) (Paderborn, 1904). O. LOTTIN, Le concept de justice chez estructura en torno al ideal corporativista y la que, a partir del
les téologiens du moyen age avant l'introduction d'Aristote: Revue siglo xiv, se organiza bajo la figura clave del comerciante.
Thomiste 44 (1938), 511-521. J. PÉREZ, De principiis functionis
La organización corporativista medieval encontró apoyo y justi-
socialis proprietatis apud Div. Thomam Aquinatem (Avila, 1924).
J. SALVIOLI, Las doctrinas económicas de los escolásticos del siglo ficación en la doctrina cristiana de la comunidad mística de los
XIII: Anuario de Historia del Derecho español 3 (1926), 31-68. A. creyentes. «La Iglesia cristiana le dio un ideal a la economía medie-
SAPORI, Economía e morale alia fine del Trecento: Studi Senesi 64 val. Las corporaciones en las que cristalizó la organización de la
(1952), 44-76. F. SCHAUB, Der Kampf gegen den Zinswucher, actividad económica, ¿no eran al principio cofradías de ayuda mutua
ungerechten Preis und unlautern Handeln in Mittelalter (Friburgo y de caridad, colocadas bajo la protección de un santo patrono, que
de Br., 1905). R. SIERRA, El pensamiento social y económico de la más tarde será el de la corporación? Esta sometía al artesano urbano
Escolástica, 2 tomos (Madrid, 1975). F. VERAJA, Le origini delta a una dirección estricta por medio de un control severo de los
controversia teológica sul contratto di censo nel secólo XIII (Ro-
ma, 1960). K. WEINZIERL, Die Restitutionslehre der Hochscholas- horarios de trabajo, de los precios y de la calidad. Se trataba de
tik (Munich, 1939). suprimir la concurrencia y de asegurar a cada uno de los artesanos
una ganancia sensiblemente igual, teniendo en cuenta las cargas de
familia. La organización de la economía tendía a una estabilidad
a) Anotaciones históricas duradera del empleo y de los ingresos. Esta visión respondía plena-
mente al pensamiento económico de la Iglesia. El fin de la actividad
Abarcamos en este apartado un período histórico bastante largo:
los siglos XI a xv de la historia europea. Por fuerza la diversidad de (43) Nos servimos de los dos estudios siguientes de L. VEREECKE, Intro-
condiciones sociales a lo largo de estos siglos origina un pluralismo ducción a la historia de la teología moral moderna: Estudios sobre
notable de planteamientos y de soluciones. Esta diversidad social historia de la moral (Madrid, 1969), 63-113; «Aggiornamento»: tarea
tiene su correspondencia en el distinto tratamiento de las cuestiones histórica de la Iglesia: o . c , 115-160.
morales en los autores de estos cinco siglos. (44) VEREECKE, Introducción...: o . c , 92.
224 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 225

humana no es el progreso económico, sino la satisfacción de las La economía, tanto corporativista como individualista, de estos
necesidades» (45). La concepción corporativista medieval encontra- siglos adquiere un notable desarrollo gracias a un conjunto de
rá en Santo Tomás la justificación teológica más profunda con la factores:
teoría de la prevalencia del bien común y de la ordenación de los
bienes particulares a aquél, aunque salve el carácter «trascendente» — Expansión demográfica: a partir del siglo x comienza un
de los bienes personales que no están sometidos ni controlados impulso demográfico que se acentúa hasta finales del siglo XII para
directamente por la comunidad (46). disminuir y hasta detenerse en seco a mediados del siglo xiv.
Hacia el siglo xiv hace su aparición una mentalidad diversa: la — Nacimiento de las ciudades y de la vida urbana, las ciudades
mentalidad individualista iniciada ya en las corrientes teológicas se constituyen en centros políticos, industriales y comerciales; arte-
franciscanas (47). «La mentalidad colectivista en la Edad Media es sanos, comerciantes y las nuevas órdenes mendicantes se dan cita
sustituida por una mentalidad individualista que se sirve de los en las ciudades, abandonando el campo.
medios más eficaces de adquirir riquezas, para disfrutar de ellas sin — Evolución social y técnica: la vida social se organiza cada vez
más límite que la satisfacción. La búsqueda del lucro se convierte en más; el trabajo y la producción tienden a una tecnificación cada vez
la ley fundamental del hombre de negocios. Sin duda, había que más creciente.
aplicar con audacia los nuevos medios técnicos, pero sobre todo era A comienzo del siglo xiv existe una floreciente vida económica
preciso no dejarse detener por consideraciones religiosas, morales o que ha sido descrita del siguiente modo:
sentimentales. Esta nueva mentalidad condiciona la aparición de una
ética opuesta a la ética cristiana» (48). Por eso mismo le costó a la «Los hombres de negocios serán en su gran mayoría hombres
teología moral encajar la figura y función del mercader. Aunque se sedentarios. Si viajan, y lo hacen con mucha frecuencia, no es para
reconoce su utilidad (49), se destaca con frecuencia su excesivo transportar a través de Europa los objetos con los que trafican, sino
afán de lucro y su función perturbadora dentro de la tranquilidad de para ir a las grandes ciudades en las que se encuentran sus asociados,
sus dependientes y las filiales de las compañías comerciales que
la ciudad cerrada medieval (50). dirigen. Esta vida sedentaria responde a la vez a los descubrimientos
técnicos y al auge de las grandes ciudades, que, por el aumento de su
población y las facilidades de transacciones que suponen, constituyen
(45) VEREECKE, «Aggiornamento»...: o.c, 131-132 un mercado importante de consumidores y de productores, y centro
(46) Ver la valoración un poco «nostálgica» que hace Pío XI en la en 'los que se fijan cada vez más los cambios internacionales.
encíclica «Quadragesimo anno», n. 97 del régimen corporativista de la
Edad Media. Dos grandes regiones controlan el comercio: Italia, con sus princi-
(47) L VEREECKE, Individu et Communauté selon Guillaume d'Oc- pales ciudades. Venecia, puerta de Oriente, Genova, Florencia y Milán,
kam (+1349): Studia Moralia 3 (1965), 150-177 los Países Bajos, con la gran metrópoli de Brujas, plataforma giratoria
(48) VEREECKE, Introducción...: o. c , 92 del comercio de Occidente medieval. Una de las características del
(49) Ver la anotación de J MAJOR, In Quartum Sententiarum, lib. IV, comercio italiano fue la creación de compañías de múltiples filiales
d 15, q. 36. «Mercatores deferunt merces ex una regione ad aliam et diseminadas por todos los lugares comerciales de la cuenca mediterrá-
reipublicae conducunt» nea, de Flandes y de Inglaterra. Una actividad de gran alcance
(50) «¿No se enriquecen demasiado aprisa, de una manera desproporcio- caracteriza a esas compañías. El hombre de negocios es al mismo
nada a los servicios prestados' Perpetuos emigrantes, los mercaderes intro- tiempo un industrial que hace fabricar en sus talleres los productos a
ducen la turbación en las ciudades cerradas, difundiendo con su mercancía los que desea dar salida, un comerciante y, finalmente, un banquero.
ideas nuevas» (VEREECKE, «Aggiornamento»...: o.c, 132) El interesante El mercado del dinero activo permitirá, a pesar de la actitud negativa
constatar la postura reticente de SANTO TOMÁS ante el comercio «El
comercio obliga a sufrir el contacto y comunicación continua con extranjeros, los fraudes, se prescinde del bien público, no se piensa más que en el
que frecuentemente corrompen las costumbres . Si son los mismos ciudada- particular, desaparece el amor a la virtud al mismo tiempo que todo pasa y se
nos los que se dedican al comercio, abiertas estarán las puertas de la ciudad sufre como bueno y honesto, y de todo se sigue que las costumbres públicas
para que por ellas entren los VICIOS, porque excitando el comercio el deseo se corrompen con las relaciones sociales. El ejercicio del comercio también
siempre creciente de las ganancias, la codicia se apodera de tal modo de los es perjudicial a la milicia . » (El gobierno monárquico, o sea, el libro De
corazones, que todo es venal en la ciudad, falta la buena fe, se multiplican regimine Principum (Madrid, 1917), 77-78).
15 Moral social
226 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 227

de la Iglesia sobre la cuestión del préstamo a interés, la expansión del Reconocida la pobreza de contenido económico en el tratado
crédito. tomasiano de la Justicia (54), conviene señalar que los problemas
La evolución del comercio y de la industria dan lugar, por una éticos en relación con la economía se tratan en el contexto de la
parte, a la agrupación de los artesanos y a un comienzo de proletariado justicia conmutativa: es una moral de cambios o conmutaciones
y, por otra, a la ascensión social de la burguesía compuesta de voluntarias. En la q. 6 1 , a. 3 (siguiendo a Aristóteles) Santo Tomás
hombres de negocios. La ética comercial se funda sobre valores
nuevos» (51). hace una amplia enumeración de contratos:

«Las conmutaciones se llaman voluntarias cuando una persona


La respuesta de los moralistas transfiere a otra voluntariamente lo que es suyo. Si le transmite sin más
La respuesta de los moralistas a la nueva situación económica alguna cosa suya y sin débito, como es la donación, no es un acto de
puede ser agrupada en dos núcleos: doctrina de los escolásticos, en justicia, sino de liberalidad. La transferencia voluntaria pertenece a la
justicia en tanto en cuanto hay en ella razón de débito, lo cual puede
particular de Santo Tomás; postura de los nominalistas y de las
tener lugar de tres modos:
Sumas de Confesores. Estos dos grupos corresponden a la doble
organización socio-económica que acabamos de constatar durante Primero, cuando alguien transmite simplemente una cosa suya a
el período medieval. otro como contraprestación de otra cosa, cual sucede en la
compraventa.
1.° Doctrina de Santo Tomás Segundo, cuando uno entrega a otro alguna cosa propia, conce-
diéndole el uso de ella con la obligación de devolverla: si se concede
La doctrina de Santo Tomás representa la actitud de la escolás- el uso gratuito de la cosa, se llama usufructo en las cosas que algo
tica en relación con los problemas éticos de la economía. En el producen, o simplemente mutuo o conmodato, en las que no produ-
Tratado de la Justicia ( l l - l l , qq. 57-79), hechura personal del cen, cuales son el dinero, vasijas y cosas semejantes. Pero, si ni aun el
Aquinate aunque con influencias aristotélicas y patrísticas (52), uso se concede gratuitamente, hay locación y arrendamiento.
introduce el tema de la ética económica en el estudio de las especies Tercero, cuando alguien entrega una cosa con intención de reco-
particulares de injusticias contrarias a la justicia distributiva y a la brarla y no para su uso, sino para su conservación, como en el
conmutativa, más concretamente en el estudio de las conmutaciones depósito o a título de obligación, como cuando uno entrega una cosa
voluntarias o contratos (según la división de Aristóteles, recogida en suya en prenda o sale fiador de otro.»
la q. 6 1 , a. 3).
A pesar de esa enumeración tan exhaustiva de contratos, Santo
Como dice -Urdánoz, es de lamentar que en el desarrollo de estos Tomás únicamente somete a estudio dos de ellos y lo hace en su
temas «el Santo haya tendido a abreviar, sin duda por falta de forma negativa: las injusticias del fraude y de la usura. Al tratar el
materiales en su modelo, ya que el Estagirita no trata concretamente tema del fraude en el contrato de compraventa ( l l - l l , q. 77) esboza
de ninguna de las formas de conmutaciones voluntarias o contratos una moral de los precios y una moral del mercado, que serán
ni de las injusticias allí enumeradas... El Santo sólo ha encontrado desarrolladas más tarde por los teólogos de los siglos xvi-xvn y
dos tipos de injusticias —el fraude en las compraventas y la usura por la Manualística moral. La condena de la usura ( l l - l l , q. 78) se
en los préstamos—, reduciendo a ellas y al vicio general de hurto coloca dentro de la realidad económica medieval en la que el dinero
todos los pecados contrarios a la justicia en las relaciones contrac- no tenía las mismas funciones que en la economía actual.
tuales. Y, a causa de esta disposición más bien negativa que adopta,
nos ha privado de una exposición suya positiva de la moral de los Además de éstas, hay que recordar otras dos cuestiones: la que
contratos, cuya clasificación tan bien fundamenta siguiendo la trata del hurto y la rapiña ( l l - l l , q. 66) y la que estudia el tema de
enumeración aristotélica (q. 5 1 , a. 3)» (53). la restitución ( l l - l l , q. 62). Al tratar el tema del hurto y la rapiña
inicia la problemática jurídica del dominio, que será ampliamente
(51) VEREECKE, Introducción...: o . c , 91-92.
(52) T. URDÁNOZ, Tratado de la Justicia: Suma Teológica, t. VIII (54) Los teólogos posteriores, manteniendo el esquema básico de Santo
(Madrid, 1956), 161-164. Tomás, ampliarán su contenido sobre todo en dos temas: el dominio y los
(53) Ibíd., 166-167. contratos.
228 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 229

desarrollada en la moral posterior, y la más importante problemática obras de moral económica está calcada sobre la de las corrientes
del derecho de propiedad privada. El tema de fa restitución lo económicas» (56).
plantea en el-ámbito de la justicia conmutativa, horizonte que achata Entre las brillantes personalidades de la Florencia del Quattrocen-
las virtualidades de esta categoría moral y que la orienta por los to se destaca la figura de San Antonino (1389-1459). No se
derroteros de una moral individualista. preocupó excesivamente por los movimientos culturales y filosóficos
Como valoración global, podemos decir que la moral económica del Renacimiento; parece estar todavía anclado en las formas y en el
de Santo Tomás posee buenos cuadros formales (ios que le brinda mundo de la Edad Media. Su actividad literaria se centra en el campo
la virtud de la Justica), pero tiene un desarrollo pobre y limitado al de las ciencias positivas y morales, siendo su finalidad la de ayudar
horizonte estrecho e interindividual de la justicia conmutativa (55). a la formación y santificación del clero y de los fieles. Fue muy
versado en cuestiones de derecho, tanto civil como eclesiástico; y
estuvo dotado de una prudencia extraordinaria, siendo propenso a
2.° Doctrina de las «Sumas de Confesores» y de los teólogos soluciones moderadas.
nominalistas.
Su obra principal es la Summa Theologica. La Suma de Antoni-
Desde el punto de vista práctico son más interesantes las obras no corresponde en moral a lo que representa en dogmática la Suma
morales que, sobre todo en los siglos xiv y xv, comienzan a tratar teológica de Santo Tomás. Es la primera obra que ha tratado la
monográficamente temas de ética económica. Las Sumas de Con- temática moral de una manera extensa y autónoma. Preludiada por
fesores y los teólogos nominalistas se preocupan del comercio, ciertos opúsculos sobre la confesión, parece que comenzó a compo-
de los contratos, del interés, de la usura, etc. Tales tratados suponen nerla en 1440 y la terminó en 1454, cinco años antes de su muerte.
exactos conocimientos de las condiciones económicas de su época. La parte especulativa de la obra no tiene mayor interés, ya que
Sin la pretensión de hacer una enumeración exhaustiva, recorda- sigue de cerca la Suma de Santo Tomás, reproduciendo pasajes
mos los siguientes tratados: íntegros. La parte práctica es la más importante y la que ha tenido
— SAN J U A N DE CAPISTRANO, De usura et contractibus. mayor influencia en la historia de la moral. Una característica
singular de la Suma de Antonino es la de poseer un conocimiento
— GABRIEL BIEL, De monetarun potestate simul et utilitate.
amplísimo de la realidad. Con palabras abstractas está pintada la vida
— ÁNGEL DE CLAVASIO, De restitutionibus. de los hombres del siglo xv; por eso es una fuente importante para
— J U A N GERSON, Tractatusde Contractibus; De Usura (habló conocer las costumbres de su tiempo. Son, sobre todo, interesantes
sobre la usura en el Concilio de Constanza). los datos y conocimientos sobre la actividad financiera, las profesio-
— CONRADO SUMMERHARDT, Septipartitum opus de con- nes liberales y la condición de los obreros. «En el cuadro que traza
tractibus. de la Florencia de los Médicis, considera con un juicio sereno el
— J U A N MAYOR, trata con frecuencia problemas económicos trabajo, el comercio, los problemas de los precios y salarios como
(contratos de cambio, mutuo, etc.); es uno de los primeros en realidades normales de la vida de los ciudadanos. Frente a las nuevas
admitir el título del «lucrum cessans» para legitimar el mutuo. costumbres adopta una actitud prudente, que miraba a no condenar
Tiene alusiones al problema colonial de América «reperta his en bloque todas las novedades» (57).
diebus» (cfr. II Sent, q. 44, d. 4). La moral económica de San Antonino se encuentra principalmen-
te en las partes segunda y tercera de la Suma teológica (tenemos
Pero entre todos sobresale San Antonino de Florencia. «Es un
delante la edición de 1542, Lyon): en la segunda parte habla de los
hecho que sólo los moralistas que viven en regiones económicamen-
contratos (al exponer el pecado capital de la «avaricia»: Título I) y
te activas se han interesado por estos problemas: San Antonino de
de la restitución (Título II); en la tercera parte estudia la moral de los
Florencia, Summerhardt en Alemania del sur... La geografía de las
diferentes estados, entre los que entran las profesiones económicas
(«De statu mercatorum»: Título VIII).
(55) Ver la constatación de estas limitaciones en las anotaciones críticas, (56) VEREECKE, Introducción...: o . c , 93.
aunque benévolas, de URDÁNOZ, O . C , 166-167; 170-171; 341-362. (57) VEREECKE, «Aggiomamento»...: o.c. 139.
230 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 231

Junto con otros autores de finales del Medioevo (58), la postura Estas dos novedades introducidas por los moralistas medievales
de San Antonino de Florencia ante los asuntos económicos «es una supusieron un enriquecimiento de la moral. El tratamiento moral
simpática y comprensiva identificación con el "auge" que estaba encontró justificación filosófica y jurídica y entró por las puertas de
experimentando la vida económica en su tiempo y en su país... En la racionalidad crítica de aquella época. Sin embargo, los cuadros
Antonino de Florencia y en Bernardino de Siena el concepto de formales de la filosofía (virtud de la Justicia) y del Derecho (instru-
capital está ya plenamente desarrollado y se le designa ya con la mental jurídico) supusieron la introducción de dos taras o enferme-
palabra "capital". Lo que estos sabios nos dicen acerca del capital dades endémicas en el tratado moral de los problemas económicos:
no ha tenido ocasión de volver a oírlo la ciencia económica hasta la el excesivo formalismo y el excesivo positivismo jurídico.
llegada de Marx» (59). La preocupación formalista se centró en el estudio de los cuadros
formales de la virtud de la Justicia (noción, división exacta de sus
b) Temas morales iniciados en la Edad Media: partes, etc.), descuidando el análisis de los problemas reales de la
trayectoria histórica y vigencia actual. vida económica. Por otra parte, preocupados por mantener la pureza
del esquema formal de la virtud y de sus partes, los moralistas
Más que la época patrística, la Edad Media marca de una manera olvidaron temas importantes de la realidad o les dieron un tratamien-
decisiva la orientación de la moral cristiana sobre las realidades to desproporcionado. La constatación que hemos hecho en Santo
económicas. El tratamiento de los períodos posteriores es en gran Tomás puede verificarse en toda la historia de la moral cristiana,
parte deudor de las formulaciones medievales. En la actualidad sobre todo en aquella escuela que siente la preocupación por ser fiel
todavía no nos hemos liberado de los planteamientos y soluciones a la estructuración de la moral según el esquema aristotélico-tomista
que dieron los moralistas de la Edad Media a las cuestiones de moral
de las virtudes. Recuérdese, a título de ejemplo, la dificultad por
económica.
asumir la problemática de la «justicia social» al no encajar plenamen-
te dentro de la división clásica de la virtud de la Justicia.
Los cuadros formales
La asunción del instrumental jurídico en el tratamiento moral de
Por lo que respecta a los cuadros formales, los moralistas medie- los problemas económicos ha viciado todavía más seriamente la
vales introducen dos novedades que continuarán a lo largo de la eficacia de la moral económica cristiana. Más que los moralistas
historia de la moral cristiana: medievales, fueron los moralistas de los siglos XVI-XVII y los casuistas
— Sitúan los temas de moral económica dentro del esquema quienes desarrollaron excesivamente los aspectos jurídicos de la
formal de la virtud cardinal de la Justicia. Santo Tomás es el moral económica (60). En algunos recientes Manuales de moral
máximo exponente de esta innovación. La incorporación de Aristó- contaba más el derecho civil positivo que la reflexión ética a la hora
teles a la reflexión teológico-moral supuso replantear la problemática de exponer el contenido concreto del Séptimo Mandamiento. Esta
cristiana de los bienes económicos dentro de los cauces que el opción metodológica ha recortado casi hasta el extremo la fuerza
filósofo griego imprimió en el tratado de la virtud de la Justicia (libro dinámica de la ética económica: se daba, en principio, por válida la
V de la Etica nicomaquea). legislación positiva sobre el dominio de los bienes económicos y no
había lugar para introducir una reflexión seria que criticara a fondo
— Tratan los temas de moral concreta utilizando el instrumen- el sistema económico anteriormente a la constitución jurídica de los
tal jurídico del Derecho romano y del Derecho eclesiástico. Los ordenamientos positivos. Por otra parte, una consideración basada
cuadros jurídicos del dominio (formas de adquisición, formas de en el derecho civil positivo orienta la moral por los senderos del
posesión, etcétera), de los contratos (en sus diversas formas), de individualismo ético: se consideran preferentemente las acciones
la restitución, etcétera, son los cauces normales a través de los
cuales se expresa la moralidad de la economía.
(60) Como dice URDANOZ, O . C , 646, el aspecto jurídico es mínimo en
a Santo Tomás, pero «en los teólogos siguientes, sobre todo a partir de Molina,
(58) Ver la síntesis que hace W. SOMBART, El burgués, edic. 2.
(Madrid, 1977), 243-260, sobre la ética de los teólogos medievales acerca iba a recibir una extensión tan desmesurada, lo que sigue haciéndose en los
de los asuntos económicos. manuales de moral modernos, adentrándose, con exceso quizá, en el campo
(59) Ibíd., 256-257. ajeno de lo puramente jurídico».
232 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 233

económicas interindividuales. La reflexión moral pierde así el amplio EL LUCRO ANTE LA MORAL
horizonte de los planteamientos sociales y estructurales de los
problemas. A. BRUCCULERI, II profitto e la morale cattolica: La Civiltá Cattolica
94 (1943) IV, 129-135; 291-299; 360-366.
Para la reformulación actual de la moral económica cristiana es
necesario liberarse de estas dos opciones metodológicas que han Con el desarrollo del comercio se inicia una economía de ganan-
viciado el tratamiento ético de los problemas económicos en la cias. La expansión económica tiene un motor fundamental: el deseo
historia de la moral desde la Edad Media hasta la época reciente. de lucro.
Creemos que la problemática moral de la economía no encaja ¿Cuál fue la postura de la doctrina cristiana ante esta realidad?
adecuadamente dentro de los cuadros formales de la virtud cardinal «Según la doctrina medieval, inspirada en la fe católica, el artesano
de la Justicia tal como es formulada por Aristóteles y por la tradición o el comerciante debían buscar su subsistencia y la de los suyos
escolástico-casuista. También pensamos que los ordenamientos del asegurando la satisfacción de las necesidades de sus ciudadanos. Se
derecho positivo no han de ser los cauces de la reflexión moral; ésta trata de ganar para vivir y no de vivir para ganar. El comerciante no
debe situarse antes o por encima de los ordenamientos jurídicos y debía buscar tanto el lucro, como una justa y honesta remuneración
cuestionar el sentido y la organización estructural de la economía. de su trabajo. El lucro no se admite más que dentro de esta
Como se ve, las consideraciones críticas que acabamos de hacer perspectiva. Las disposiciones corporativas tienden a la realización
no se refieren exclusivamente a la moral medieval. Tratan de alcanzar de un bienestar colectivo que asegure a los consumidores un
a toda la historia de la moral cristiana en cuanto que ésta ha recogido producto de calidad y a los productores una venta segura a precios
y desarrollado las opciones metodológicas de la época medieval. que permitan vivir honestamente del propio trabajo» (61).
El afán de lucro sigue siendo un motor, objetivo y subjetivo, del
Principales contenidos concretos dinamismo económico. La postura del cristiano ante esta realidad del
En relación con los contenidos concretos de la moral económica mundo económico puede sintetizarse en los siguientes aspectos (62):
de los moralistas medievales se precisaría hacer una valoración — No puede rechazarse, de una forma maniquea, todo afán de
pormenorizada y suficientemente matizada de los siguientes temas: lucro. Es necesario hacer un discernimiento y distinguir entre el lucro
normal (o ganancia justa) y el lucro excesivo (o beneficio injusto).
— moral del comercio (función del comercio dentro de la
economía; valoración ética del mismo); — Las condiciones éticas del lucro las resumió así Pío XI: «No se
prohibe aumentar adecuada y justamente su fortuna a quienquiera que
— moral del lucro;
trabaja para producir bienes, sino que aun es justo que quien sirve a
— moral de los contratos; la comunidad y la enriquece, con los bienes aumentados de la
— moral del dinero y del préstamo a interés (usura); sociedad se haga él mismo también más rico, siempre que todo esto
se persiga con el debido respeto para con las leyes de Dios y sin
— moral de los precios;
menoscabo de los derechos ajenos y se emplee según el orden de la
— la restitución como categoría moral; fe y de la recta razón» (63).
— las dimensiones sociales de la economía (desigualdad de — El lucro excesivo supone subjetivamente «una desenfrenada
clases sociales por razón económica). avidez de ganancias» y objetivamente se realiza con la manipulación
implacable de las necesidades ajenas. Se manifiesta en todos los
Como quiera que en la exposición de las siguientes etapas
históricas volverán a aparecer estos temas nos limitaremos aquí a
una breve consideración sobre los dos que consideramos más típicos (61) VEREECKE, Introducción...: o . c . 92.
de la reflexión medieval: juicio moral sobre el lucro y la usura. (62) Cfr. J. L. GUTIÉRREZ, Conceptos fundamentales en la Doctrina
Social de la Iglesia, t. II (Madrid. 1971), 528-531.
(63) Quadragesimo anno, 136: Ocho grandes mensajes (Madrid.
1971), 114.
234 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 235

ámbitos de la economía (especulación financiera; especulación del y a los Pontífices. Es uno de los puntos sobre los que se ha volcado
suelo; etc.)- el interés de los historiadores del pensamiento moral cristiano,
interés verificable en la abundancia de monografías al respecto.
— Con las pretensiones del lucro excesivo es imposible consti-
tuir un orden económico universal justo: «Para establecer un autén- 1. Cuando utilizamos actualmente el término «usura» pensamos
tico orden económico universal hay que acabar con las pretensiones en un préstamo a interés muy elevado, y por tanto injusto. Sin
de lucro excesivo, las ambiciones nacionalistas, el afán de domina- embargo, en la historia de la moral se entendía por usura todo
ción política...» (64). préstamo de un bien fungible con interés. Prestar un bien inmedia-
tamente consumible (o fungible) no puede constituir de por sí un
— El lucro es uno de los errores básicos del liberalismo econó-
contrato ventajoso para el que presta ni oneroso para el que recibe
mico (65), que provoca la creación de una economía de interés
el préstamo. A lo único que debe sentirse obligado el que recibe el
individual y de la libre e ilimitada competencia.
préstamo es a devolver la equivalencia del bien prestado.
— El afán desmedido de lucro engendra una sociedad dividida
Durante muchos siglos la Iglesia condenó todo préstamo a
en clases pobres y ricas con la consiguiente violencia estructural.
interés, incluido el préstamo de dinero. La doctrina de los Padres, de
Más allá de todas las concreciones económicas del lucro existe los teólogos medievales, de los Concilios y de los Papas (recuérdese
un criterio de orientación moral que debe configurar el mundo de la la Bula Vix pervenit de Benedicto XIV en 1745) fue tajantemente
economía: la finalidad de ésta «no es el mero incremento de los negativa y condenatoria del préstamo de dinero a interés. Basados
productos, ni el beneficio, ni el poder, sino el servicio del hombre, en el axioma de la esterilidad del dinero («nummus nummum non
del hombre integral, teniendo en cuenta sus necesidades materiales parit»), los autores cristianos hubieron de reconocer la injusticia de
y sus exigencias intelectuales, morales, espirituales y religiosas; de todo interés deducido del simple préstamo del dinero. Para ellos, el
todo hombre, decimos, de todo grupo de hombres, sin distinción de dinero tenía exclusivamente un valor de intercambio.
raza o continente» (66). 2. Al percatarse los moralistas de que el dinero tenía más
funcionalidad que la de valor de intercambio fueron admitiendo la
licitud del préstamo a interés. Se comenzó por señalar razones o
USURA (Préstamo de dinero a interés) «títulos» extrínsecos: la privación del bien por algún tiempo («lucrum
cessans»), el perjuicio ocasionado al prestamista («damnum emer-
B. W. DEMPSEY, Interest and Usury (London, 1928). T. F. DIVINE,
gens»), los riesgos a los que queda expuesto el bien prestado
Interest: An Histórica! and Analytical Study in Economics and
Modern Ethics (Milwaukee, 1959). A. M. KNOLL, Der Zins in der («periculum sortis»). Otras veces se aducía como razón la autoriza-
Scholastik (Munich, 1933). R. P. MALONEY, The teaching of the ción dada por la ley («titulus legis»); también se tenía en cuenta la
Fathers on usury: Vigiliae Christianae 27 (1973), 24-65; 241 -265. sanción acordada en caso de demora («poena conventionalis»).
R. MASSON, L'Usure au moyen age (París, 1923). B. NELSON,77?e Actualmente el dinero posee una funcionalidad que no tenía o
idea of usury (Princeton, 1949). J. T. NOONAN, The Scholastic que no supieron ver los moralistas de la Edad Media. El dinero es en
Analysis of Usury (Cambridge, Mass., 1958). P. TINBERGHIEN,
Encyclique «Vix pervenit» (Tourcoing, 1902). J. VALLES, Del prés- la economía actual una reserva de valor. El préstamo de dinero ya no
tamo a interés, de la usura y de la hipoteca (Barcelona, 1933). es concebido como un contrato gratuito o de benevolencia, sino
E. VAN ROEY, De iusto auctario ex contractu crediti (Lovaina, como una inversión. El crédito es una de las fuerzas de expansión
1903). económica, sobre todo en la economía de mercado. La moral,
admitida la licitud de la economía de mercado, no puede oponerse
El tema de la usura ocupó y preocupó a los Santos Padres, a los al préstamo de dinero con interés. Lo que tiene que considerar la
moralistas de la Edad Media y de épocas posteriores, a los Concilios moral es la cuantía o tanto por ciento del interés. El marco de cuantía
lícita viene dado por el interés legal; sobre la base de la aceptación
(64) Gaudium et Spes, 85. máxima del interés legal ha de formularse la moralidad del préstamo
(65) Mater et Magistra, 11: Ocho grandes mensajes (Madrid, a interés en los casos concretos.
1971), 133.
(66) Gaudium et Spes, 64. 3. Las consideraciones anteriores nos llevan a constatar cómo
236 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 237
la moral económica no puede enfocar los problemas sin conocer la
funcionalidad objetiva de las realidades que trata. Los moralistas de justificar éticamente un sistema económico o una actividad econó-
la Edad Media, y aún los posteriores, no tuvieron en cuenta la nueva mica concreta en los que el interés del dinero perjudique la justa
funcionalidad que desempañaba el dinero dentro de una economía retribución debida al trabajo, como valor supremo de la vida econó-
de comercio. mica (70);
— por último, al dar salida económica a su dinero el cristiano «lo
Sin embargo, no todo fue negativo en los planteamientos morales
sobre la usura en la tradición teológica y eclesiástica. Más allá de las primero que ha de atender no es dónde se corre menos riesgo y en
prohibiciones, a veces injustificadas, de la usura se defendieron un dónde se ofrece interés más elevado. Lo que, ante todo, se ha de
conjunto de valores que todavía tienen vigencia en la actualidad, la proponer es el cumplimiento del deber moral de la justicia social y
urgencia de la prestación gratuita como acto de liberalidad; la crítica de la caridad, contribuyendo, según sus posibilidades, a extinguir la
ética de los sistemas legales de interés; la inmoralidad de la percep- miseria, favoreciendo a los empresarios honrados, ayudando a las
ción exagerada de intereses cerrando los ojos a la justa igualdad familias trabajadoras a mejorar las bases de su existencia» (71).
económica, etc. Como es obvio, estas anotaciones éticas han de ser entendidas
Por otra parte, autores nada sospechosos como W. Sombart y dentro del sistema económico global. Fundamentalmente tienen
J. M. Keynes han reconocido los aspectos positivos de la conde- validez para el sistema basado en la economía de mercado. En
na teológica y eclesiástica de la usura (67). sistemas económicos socialistas deben ser sometidas a matizaciones
y a concreciones coherentes con dicho sistema.
4. La moral del préstamo de dinero a interés tiene que plantear-
se en la actualidad en diversos niveles: c) Papel de la Iglesia en el campo de la economía
— en primer lugar, recordando los criterios éticos que impidan la Para concluir el estudio sobre la moral económica de la Edad
recaída en comportamientos y situaciones usurarias (68);
Media parece conveniente decir una palabra sobre el papel que la
— en segundo lugar, conjurando los peligros que aportan «el Iglesia en general, y no solo la reflexión moral, desempeñó en el
riesgo inherente al empleo del dinero y, en especial, el abuso de campo de la economía. ¿Frenó o aceleró la Iglesia la evolución
intereses elevados, verdadera expansión de la "usura devoradora", económica?
según la expresión de León XIII, y auténtico azote del mundo
moderno» (69); Recogemos el parecer de un historiador de la moral cristiana:
«Sin ser esencial, como se ha escrito con frecuencia, la ayuda
— en tercer lugar, haciendo un discernimiento ético del papel aportada por la Iglesia al nuevo rumbo de la economía medieval fue,
otorgado al interés dentro del sistema económico, sobre todo en ciertamente, importante y eficaz. Durante el período de la alta Edad
confrontación y a veces en pugna con el trabajo. No se puede Media, bajo el signo de una economía estancada, los monasterios
habían acumulado importantes capitales. La restauración económica
(67) Ver las citas en J. MESSNER, Etica social, política y económica exigía inversiones. La Iglesia, al poner en circulación en unos
a la luz del derecho natural (Madrid, 1967), 1232-1233. Para W.
tiempos de escasez crónica de dinero efectivo las riquezas acumula-
SOMBART, El burgués (Madrid, 1972). 256-259; 346-347, la condena de la
usura supuso un fuerte estímulo para el desarrollo del espíritu capitalista, das, desempeñó un papel de primer plano; los monasterios hacían
haciendo que el dinero se «invirtiese» en los negocios. «Esta idea de que la de establecimientos de crédito... Las órdenes más recientes, como
prohibición del cobro de intereses supone el más fuerte estímulo para el
desarrollo del espíritu capitalista parece a primera vista paradójica. Y, sin (70) «No podemos aprobar un orden económico dominado por el capital,
embargo, se hace tan patente en un estudio algo detenido de nuestras en el que los altos intereses o los pingües dividendos que van a los
fuentes de información que, dicho abiertamente, me resulta difícil compren- capitalistas, impiden que el trabajador reciba el salario familiar. Lo que es
der como no ha sido descubierta hasta ahora» (p. 256). injusto, hoy en día, no es la percepción de un interés que ha de pagar el
prestatario que se encuentra en situación de hacerlo. Lo incorrecto, por decir
(68) Ver la exposición casuística de 8. HAERING, La Ley de Cristo, edic.
5.a, III (Barcelona, 1968), 451-454. lo menos, es esa separación y casi antagonismo entre el capital y el trabajo,
y el papel desproporcionado y difícilmente soportable que desempeña el
(69) J. M. AUBERT, Moral social para nuestro tiempo (Barcelona,
1973), 186. interés» (HAERING, O . C , III, 453).
(71) HAERING, o.c. III, 454.
238 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 239

los cistercienses, contribuyeron mucho a la actividad económica, John de Lugo (Washington, 1957). F. CERECEDA, La moral y el
introduciendo nuevas técnicas y métodos nuevos de cultura, desarro- monopolio. Dictamen de seis teólogos españoles del s. XVI acerca
llando la cría en gran escala. Con ello los cistercienses perpetuaban de la licitud de los monopolios: Revista de Fomento Social 2
la influencia de las grandes abadías benedictinas, pero su ideal (1947), 206-214. L DALLA MOLLE, // contratto di cambio nei
económico, inspirado en la vuelta a la tierra, era ya por esta época moralisti dal secólo XIII alia meta del secólo XVII (Roma, 1954).
un anacronismo. En adelante es en las ciudades y no en el campo R. DE ROOVER, L'évolution de la lettre de change (XIV-XVIII
siécles) (París, 1953). A. F. DIAZ-NAVA, El dominio según la
donde se desarrollan y prosperan los nuevos modos económicos. La
doctrina del Cardenal Lugo (1583-1660): Estudios eclesiásticos
.ciudad medieval nace de su función económica... Las nuevas órde-
36 (1961), 35-55. A. FOLGADO, LOS tratados De legibus y De
nes mendicantes comprenderán claramente esta evolución del mundo iustitia et iure en los autores españoles del siglo XVI y primera
medieval; dejarán el campo para instalarse en las ciudades: "el mapa mitad del Xl///. Ciudad de Dios 172 (1959), 457-484. E. J.
de las casas franciscanas y dominicas es el mapa urbano de la HAMILTON, Spanish mercantilism before 1700 (Harvard, 1932);
cristiandad"» ( 7 2 ) . Por lo que respecta a las finanzas pontificias hay American Treasure and the Price Revolution in Spain (Cambridge,
que reconocer al papado un avance considerable sobre los demás Mass., 1934). G. HIGUERA, Tributos y moral en los siglos XVI y
estados: «para proveer a sus necesidades y a las de su política, los XVII: Miscelánea Comillas 40 (1963) 7-50. J. HOEFFNER, Wits-
chaftsethik und Monopole in fünfzehnten und sechzehnten Jahr-
Papas, sobre todo los de Aviñon, crearon recursos instituyendo
hundert (Jena, 1941); Statik und Dinamik in der scholastischen
impuestos sobre los beneficios. La organización del cobro de esos Wirtschaftsethick (Kóln, 1955). M. J. HUTCHISON, The School of
impuestos puede pasar por un modelo de su género. Semejante Salamanca. Reading in Spanish Monetary (1544-1605) (Oxford,
sistema fiscal, quizá un poco complicado, lleva a excelentes resulta- 1952). S. J. IPARAGUIRRE, Francisco de Vitoria. Una teoría social
dos materiales. Los resultados espirituales fueron desastrosos» ( 7 3 ) . del valor económico (Bilbao, 1957). T. LARRAÑAGA, De materia
gravi in furto apud theologos saeculorum XVI et XVII (Roma,
1960). J. PEREDA, El hurto famélico en algunos de nuestros
teólogos del siglo XVI: Razón y Fe 79 (1927), 106-119. F. I.
PESCE, De liceitate contractus assecurationis privatae apud mora-
3. EDAD MODERNA listas saec. XIV-XVII (Vicetiae, 1965). S. R A H A I M , Valor moral vital
del «De justitia et jure» de Domingo Soto: Archivo Teológico
La moral cristiana ante el capitalismo financiero Granadino 15 (1952), 5-213. A. ULLASTRES, Martin de Azpilcueta
y comercial de los siglos X V I - X V I I y su comentario resolutorio de cambios. Las ideas económicas de
un moralista español del siglo XVI: Anales de Economía 1 (1941),
P. M. ABELLÁN, Una moral para comerciantes en el siglo XVI. Signifi- 375-407; 2 (1942), 51 -95. M. VILLEGAS, Miguel Bartolomé Salón,
cado de la Suma de Fr. Tomás de Mercado en la Historia de la O.S.A., y su doctrina sobre el préstamo (El Escorial, 1961). W.
Teología Moral: Miscelánea Comillas 15 (1951), 81-138. J. WEBER, Wirtschaftethik am Vorabend des Liberalismus (Aschen-
ALIAGA, Los tributos e impuestos valencianos en el siglo XVI. Su dorf, 1959); Geld und Zins der Spanischen Spatscholastik (Müns-
justicia y moralidad según Fr. Miguel Salón, O.S.A. (1530-1621) ter, 1962). M. ZALBA, El valor económico en los escolásticos: Es-
(Roma, 1972). B. ALONSO, Monografías de moralistas españoles tudios Eclesiásticos 18 (1944), 5-35; 145-163; El precio legal en
sobre temas económicos (s. XVI): Repertorio de Historia de las los autores escolásticos, principalmente en Molina: Revista inter-
Ciencias Eclesiásticas en España II (Salamanca, 1971), 147-181; nacional de Sociología 2 (1943), 201-246; 3 (1943), 139-158.
VI (Salamanca, 1977). F. BELDA, Etica de la creación de créditos
según la doctrina de Molina, Lessio y Lugo: Pensamiento 19
(1963), 53-92. V. BRANTS, L'économiepolitique etsociale dansles
a) La nueva situación socio-económica
écrits de Leonard Lessius: Revue d'Histoire Ecclésiastique 13
(1912), 78-89; 302-318. G. BRINKMAN, The Social Thougth of en Europa occidental

«La historia económica completa del siglo XVI no se ha escrito


todavía; ¿lo será algún día? Nuestros conocimientos de las nuevas
(72) VEREECKE, «Aggiornamento»...: o . a , 130-131 rutas comerciales, de los tratados comerciales y de las técnicas
(73) Ibíd., 140.
bancarias han progresado a grandes pasos de cincuenta años a esta
240 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 241

parte. Tenemos que utilizar este material para estudiar a los moralis- sociedad; etc.). De hecho en la segunda mitad del siglo XVI aparece
tas del siglo XVI» (74). una profunda crisis económica, que para algunos países, como
El siglo XVI; marca un cambio profundo y hasta radical en la España, representará el comienzo de su decadencia.
economía de la Europa occidental, economía para la que escribieron Para tener una descripción completa de la situación económica
sus tratados los moralistas católicos del renacimiento escolástico. del siglo XVI en Europa occidental habría que aludir a otros factores:
Entre los factores que provocaron esa metamorfosis en el mundo el papel de la Reforma protestante en el cambio de mentalidad frente
de los negocios conviene señalar los siguientes: a los bienes económicos; la aparición de los Estados nacionales y su
influjo en la economía (centralización; necesidad de la economía
— La descubierta ruta de Oriente por los mares y el encuentro de
para la grandeza nacional; dependencia de los reyes frente a los
Europa con América hace cambiar el mundo del comercio, aportan-
banqueros; etc.); la financiación de las guerras; el abandono de la
do nuevos productos (sobre todo, las especias y los metales precio-
agricultura y de la industria (por ejemplo, en España); el funciona-
sos) y elevando el volumen comercial.
miento del comercio a través de las Ferias; el papel importante de la
— Cambio del equilibrio comercial existente hasta el momen- Bolsa; etc. Pero, dada la finalidad de este libro, creemos suficiente la
to. El eje del comercio internacional se desplaza: Italia y el Mediterrá- descripción global que acabamos de hacer.
neo pierden importancia; la ganan los puertos del Atlántico; Lisboa
y Sevilla monopolizan el comercio de ultramar, mientras que Ambe-
res se convierte en la plataforma rodante de los productos comercia- b) La respuesta de los moralistas
les por Europa.
— La afluencia de metales preciosos convertibles en moneda La moral económica de los siglos XVI-XVII hay que buscarla en
origina el aumento del dinero. De este modo se propicia la expansión los tratados «De Justitia et Jure», un género moral que hemos
comercial (crédito monetario fácil, amortización rápida, etc.). Pero, descrito más arriba (76). La exposición y la valoración de las
al mismo tiempo, aparece el espectro de la inflación; la elevación de realidades económicas constituyen una parte decisiva de los mismos.
precios es más rápida que la de los salarios. La moral económica de los tratados «De Justicia et Jure» se abre
— Como consecuencia de la «economía del dinero» surge un a una temática muy amplia; en ellos resuenan todas las realidades
nuevo modelo económico: el capitalismo financiero. «Amberes será económicas de la época.
el centro del comercio de la plata; su célebre bolsa está abierta a los Dada la imposibilidad de referirnos a todos los autores, nos
negociantes del mundo entero. La creación de un comercio más fijamos en las dos obras que pueden ser consideradas como el inicio
amplio exige acumulaciones importantes de capitales que permitan y el final de las síntesis morales pertenecientes a este género literario.
los perfeccionamientos técnicos del caso: letras de crédito, letras de Aludimos a las obras de Domingo de Soto (1494-1560) y de Juan
cambio, préstamos a largo plazo. Asistimos entonces al desarrollo de Lugo (1583-1660).
del capitalismo financiero, cuyo símbolo más brillante serán las Soto entra en la historia de la moral por la puerta grande a través
familias grandes alemanas, los Fugger y los Welser» (75). de dos temas de su preocupación: la doctrina moral económica y la
Estos y otros factores cambian la estructura económica de Euro- doctrina sobre la caridad y la limosna (77). Su moral económica es
pa. Nace el capitalismo de tipo comercial y financiero, modelo muy la respuesta a la nueva condición socio-económica creada en Espa-
diverso del existente en la Edad Media, aunque ya en el siglo XIV ña por la afluencia de metales preciosos de América, por el aumento
comenzaba a preludiarse a través de rasgos de idéntico signo a los del comercio de productos y de monedas, y por la consiguiente
consolidados en el siglo XVI. inflación. Soto es gran conocedor de las realidades económicas de
La elevación económica de Europa trajo múltiples problemas: de su tiempo. Es también el que propone por vez primera planteamien-
índole específicamente económica y de índole social (división de tos y soluciones de moral económica que perdurarán, como doctrina
clases sociales; depresión económica en grandes sectores de la
(76) Remitimos al capítulo 1.°, I, 2.
(74) VEERECKE, Introducción...: o . c , 95. (77) El libro clásico sobre la limosna es: Deliberación en la causa de
(75) Ibíd., 94-95. los pobres (Madrid, 1965). Ed. del Instituto de Estudios Políticos.
16 Moral social
242 MORAL DE ACTITUDES MI. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 243
común, en los siglos posteriores de la moral católica. Por tener que un tipo de economía basado principalmente en el dinero, es tratado
hacer la transición dej mundo medieval al mundo moderno, no de un modo extenso y pormenorizado (qq. 8 M 2 ) .
siempre supo comprender el sentido y las importancia de algunas
La doctrina de Soto es una exposición completa de la vida
realidades económicas dentro del cambiante mundo de su época.
económica de su tiempo; abarca los tres ciclos de la actividad
La moral económica de Soto se encuentra localizada en los libros económica: producción, distribución y circulación. Su tratado «De
tercero, cuarto y sexto del tratado «De lustitia et lure» (78). Justitia et Jure» es un monumento de la reflexión moral católica
En los libros tercero y cuarto introduce los temas de moral sobre los problemas socio-económicos.
económica dentro de los cuadros formales, iniciados por Santo El tratado «De Justitia et Jure» de Lugo puede ser considerado
Tomás, de la virtud de la Justicia. Hecha la distinción entre justicia como el último exponente de este importante género literario de la
distributiva y conmutativa, estudia en primer lugar las injusticias moral católica (79). Aunque no tiene la originalidad del tratado de
contra la distributiva; las reduce a la «acepción de personas», dentro Soto y de otros moralistas del siglo XVI, sin embargo posee una gran
de cuyo horizonte trata el tema de los tributos (lib. III, q. 6, a. 7). claridad y una notable agudeza a la hora de aplicar los principios a
Antes de abordar las injusticias contra la conmutativa (objeto del las situaciones concretas. En conjunto puede ser considerado como
libro V), somete a examen a lo largo de todo el libro cuarto dos una de las «expresiones clásicas de la cultura teológica» (80).
temas previos, de gran importancia dentro de la moral económica
Es difícil sintetizar el pensamiento económico-moral de Lugo,
clásica y casuística: el dominio y la restitución. Sobre el dominio
expuesto a lo largo de las 41 largas Disputaciones escolástico-mo-
(lib. IV, qq. 1 -5) plantea y resuelve los siguientes problemas: noción; rales de que se compone su tratado «De Justitia et Jure». Sin
sujeto; objeto en general; apropiación de las cosas (propiedad embargo, podemos hacernos cargo del contenido global de su
privada); formas especiales de dominio (de Cristo, del Papa, del doctrina si seguimos los pasos de su reflexión sobre la justicia y el
Emperador sobre todo el orbe); traslación del dominio de uno a otro derecho.
(por naturaleza, por juego, por contrato, por prescripción). Al tema
de la restitución le dedica dos largas cuestiones (lib. IV, qq. 6-7), A Lugo le preocupa ante todo la justicia conmutativa: «cum jus-
estudiando los siguientes puntos: la restitución como acto de la titia commutativa sit magis stricte justitia, de illa nobis principaliter in
justicia conmutativa; necesaria para salvarse; cantidad y modo de la hoc opere agendum est» (Disp. 2, intr.). Su moral económica queda
restitución; consideración de las circunstancias en la forma de prácticamente enmarcada dentro del ámbito de la justicia con-
restitución. mutativa.

Pero es en el libro sexto donde Soto expone de una manera El fundamento de todo el edificio de la virtud conmutativa y de
personal y extensa la moral económica. Este libro lo ha compuesto la moral económica según Lugo es el dominio («us in re»); de él y
con cariño e interés. Como dice en el proemio del mismo, por razón de las restantes especies del «derecho sobre la cosa» trata de un
del contenido de este libro y pensando en él, se tomó la gran tarea modo extenso y pormenorizado en seis disputaciones (Disp. 2-7).
de escribir todo el tratado «De Justitia et Jure». Los temas que Otro tema fundamental dentro de la síntesis de Lugo es el de la
desarrolla son los siguientes: usura (que condena) junto con el restitución, categoría moral formal que tiene su aplicación concre-
problema general del interés, cuya licitud admite si se dan los ta en las diversas especies de injusticia (Disp. 8, sect. 2-7 y disp. 9).
títulos de «periculum sortis», «damnum emergens» y «lucrum ces- Con esas dos nociones y realidades éticas, el dominio y la
sans» (q. 1); contrato de compraventa con el tema de los restitución, aborda Lugo la exposición de las injurias que se pueden
precios, las injusticias en la venta, la moral de la venta a crédito, y la cometer contra los bienes del hombre. En el último lugar, ya que se
compraventa de censos (qq. 2-4); contrato de sociedad junto con trata del «infimum bonorum genus» (Disp. 16, intr.), trata de las
la licitud del capital (q. 6); contrato de seguro (poco desarrollado
en la breve q. 7); contrato de cambio, que, como corresponde a (79) Citamos por la siguiente edición: J. DE LUGO, Disputationes
scholasticae et morales t. 5, 6, 7 (París, 1793) «Tractatus de Justitia et
Jure».
(78) Citamos por la siguiente edición: D. SOTO, De lustitia et lure (80) C. J. PINTO DE OLIVEIRA, Lugo: Gran Enciclopedia Rialp, t. XIV
(Salamanca, 1559). (Madrid, 1973), 578.
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 245
244 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

conocieron con exactitud los mecanismos de la nueva situación y


injurias contra los «bienes de fortuna», es decir, del hurto (Disp. 16) consiguientemente sus soluciones morales no siempre estuvieron
y de la restitución correspondiente (Disp. 17-21). dirigidas por el realismo (83). Sin embargo, hasta los historiadores
La moral de los contratos constituye en la síntesis de Lugo una de la economía tienen que acudir a las obras de estos insignes
unidad autónoma, aunque siempre referida al horizonte de la justicia moralistas para describir la situación y las teorías económicas de la
conmutativa (Disp. 22-33). Profusamente aborda este tema desde la época (84).
Disp. 22 hasta la 33. Vuelven a la reflexión moral los problemas de Desde el punto de vista de la moral actual nos interrogamos
la usura, del interés, del contrato de compra-venta, de los censos, sobre la vigencia de la ética económica contenida en los tratados
del cambio, etc. «De Justitia et Jure». Y una vez más hemos de reconocer su
Por último, dentro de los problemas de la justicia distributiva, importancia decisiva para la evolución ulterior de la moral económica
trata el tema de los tributos: el derecho de imponerlos y el deber católica. Pero, al mismo tiempo, tenemos que señalar aquellos
de pagarlos (Disp. 36). aspectos que no pueden ser repetidos para la situación actual.

Aspectos negativos
c) Vigencia actual de los temas morales propuestos
por los tratados «De Justitia et Jure» Entre los aspectos negativos de la moral económica de los
tratados «De Justitia et Jure» hay que destacar como principales los
En el siglo xvi asistimos a un cambio profundo en el sistema siguientes:
económico que la Iglesia había aceptado y hasta justificado durante
— Preponderancia de la justicia conmutativa. Aunque los
la Edad Media. ¿Cuál fue su postura ante la nueva situación?
tomistas conocen y reconocen la mayor importancia formal de la
Ante esta pregunta surge inmediatamente la tesis de Max Weber justicia distributiva y la legal en relación con la conmutativa (85), sin
de que la Iglesia católica se opuso al capitalismo, mientras que éste embargo, los problemas de moral económica son planteados dentro
ha sido propiciado por el protestantismo (81). Apoyándose en otros del horizonte de esta última. De este modo, las soluciones tienen un
autores, afirma Vereecke: «Los estudios más recientes sobre la marcado acento individualista. Aunque los moralistas admiten cierto
historia de la economía no respaldan en modo alguno este punto de «dirigismo estatal» (piénsese en la doctrina de Soto sobre la dinámi-
vista. La reforma en sus comienzos no aceleró el capitalismo. 'En el ca de los precios), de hecho los planteamientos morales se hacen
siglo xvi todos los Fugger, excepto uno —Ulrich—, permanecieron dentro del horizonte de las conmutaciones interpersonales. Esta
católicos. En la época de las guerras de religión en Flandes y en preponderancia de la justicia conmutativa queda claramente refleja-
Francia la plaza bancaria más importante de Europa occidental fue da en la frase lapidaria y decisiva del tratado de Lugo: «cum justitia
Genova y los más grandes banqueros fueron genoveses, españoles commutativa sit magis stricte justitia, de illa nobis principaliter in hoc
y florentinos. Además, ¿cuáles fueron las empresas industriales más opere agendum est» (86). Los casuistas llevarán hasta la exageración
grandes del siglo xvi? Las de los Fugger, las minas de alumbre de esta orientación individualizadora de los problemas morales de la
Tolfa y el arsenal de Venecia, todas ellas católicas' ( J . Delu- economía.
meau)» (82). Aunque la Iglesia no tuvo un papel de propulsor,
tampoco fue un freno para la nueva economía. (83) «Sus soluciones están todavía dominadas por la situación económi-
ca medieval. A mediados del siglo XVI la inflación conmovió duramente la
1. Valoración global de la moral económica de los siglos XVI-XVII economía europea, sobre todo a la española. Los teólogos se opusieron a
toda devaluación, que, de hecho, era necesaria para enderezar la situación»
Por lo que respecta a los moralistas, hemos de reconocer su afán (VEREECKE, «Aggiornamento»...: o.c, 149).
por conectar con las nuevas realidades económicas. No siempre (84) J . A. SCHUMPETER, Historia del análisis económico (Barcelona,
1971), 111-116.
(85) De la justicia distributiva dice Soto que «praestantior est quam
(81) M. WEBER, La ética protestante y el espíritu del capitalismo commutativa» ( D e lustitia et lure, liber III, q. 6, a. 1).
(Barcelona, 1969). (86) LUGO, De Justitia et Jure, d. 2, intr.: o . c , t. V, p. 577.
(82) VEREECKE, «Aggiornamento»...: o . c , 147-148.
246 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 247

— Dar por «justo» el orden socio-económico existente. — Afirmación de la instancia ética dentro del mundo
Los moralistas de los siglos XVI-XVII desarrollan el tema de la económico. Si hubiese que destacar un valor primario en la
«apropiación de.los bienes». Más aún, colocan como fundamento de doctrina moral de los teólogos de los siglos XVI-XVII, no dudaríamos
todo el edificio económico-moral el valor ético del dominio. Esta en señalar su valiente afirmación de que la economía ha de regirse
categoría, aunque formalmente expresa una exigencia de todo hom- también por criterios éticos. Esta afirmación no quedó reducida al
bre con relación a los bienes económicos, sin embargo de hecho plano de lo formal, sino que fue «verificada» en las diversas situacio-
«justifica» el orden socio-económico existente. No se «cuestiona» la nes del mundo económico de la época. La valentía, el interés, la
situación histórica y real del reparto de los bienes; tampoco se ciencia y el trabajo que almacenan los tratados clásicos «De Justitia
somete a discusión ética el ordenamiento jurídico sobre el dominio et Jure» hacen de ellos un monumento de la reflexión teológico-
de los bienes. Se eleva a categoría teológico-moral el hecho histó- moral sobre las realidades económicas.
rico de la propiedad y de este modo se acepta, como punto de
partida para la reflexión moral, la inicial desigualdad dentro de la — Entronque de la reflexión moral con el conocimiento
economía. Las categorías éticas de la «división de los bienes», del de la realidad económica. Los moralistas de los siglos XVI-XVII
«dominio», de la «propiedad», etc., apagan el fuego que debe llevar supieron integrar los dos factores decisivos de la moral económica:
la Justicia: el dinamismo constructor de una sociedad cada vez más conocimiento de la realidad y criterios cristianos. De la conjunción
igualitaria. También en este punto los casuistas deducirán las más de ambos surgió la fecunda reflexión teológico-moral. Esta orienta-
perniciosas consecuencias para una moral dinámica. ción metodológica es el indicio de la fuerza de cualquier moral
económica.
— Reducción de la ética económica a una «moral del
intercambio». Hemos dicho que la economía del siglo xvi es una — El humanismo como criterio de discernimiento de la
economía basada en el dinero y, consiguientemente, en el comercio. actividad económica. Los moralistas de los siglos XVI-XVII empren-
Para los tratados «De Justitia et Jure» el ámbito privilegiado de la dieron el trabajo de reflexión económico-moral guiados por un
moral económica es el de los contratos. La moral económica del interés: el bien del hombre. No escribieron al dictado de intereses de
siglo xvi es preponderantemente una «moral de contratos». Obsesio- clase o de nación; no trataron de «justificar» situaciones de privile-
nados por la realidad del intercambio comercial y por el valor del gio. Su interés fue de signo globalmente humanista. Si acertaron, lo
dinero, los moralistas se dedican a desvelar la moralidad del precio tiene que decir la historia; lo que no se puede poner en duda es la
(valor referencial de toda actividad económica). El contrato de coherencia de su punto de partida y de su interés finalizante.
compraventa es el prototipo de los intercambios comerciales. Por Los aspectos concretos de sus planteamientos y soluciones han
otra parte, los juegos económicos en el cambio del dinero son de ser valorados en cada tema y en cada autor. Globalmente, nadie
sometidos a un minucioso análisis moral. Como era natural, estos pone en duda la vigencia actual de muchas intuiciones, aunque éstas
planteamientos morales basados en la preponderancia económica deban ser «traducidas» a la realidad económica del mundo actual.
del intercambio no pudieron abrirse a la fuerza dinamizadora y más Más adelante tendremos ocasión de volver sobre esto.
amplia del Bien Común. La moral no formuló los grandes principios
de un justo desarrollo económico de amplitud nacional e internacio-
2°) Vigencia de los temas concretos de moral económica
nal. Por lo demás, la economía de la época preindustrial todavía
estaba dominada por el principio de «escasez»; la moral difícilmente
La moral económica de los tratados «De Justitia et Jure» tiene su
podía superar esos planteamientos para inspirar un ethos de desarro-
punto neurálgico en la ética de intercambio. Ante una economía
llo económico.
de signo preferentemente mercantilista los moralistas desarrollaron
sobre todo los temas relacionados con el comercio y con el dinero.
Aspectos positivos
¿Tienen vigencia en la actualidad los planteamientos y las solu-
Por lo que respecta a la vigencia actual de la moral económica ciones de los moralistas de los siglos XVI-XVII? Es imposible hacer
de los tratados «De Justitia et Jure», podemos señalar los siguientes referencia expresa de todos y de cada uno de los temas económi-
puntos: co-morales que son sometidos a estudio en los tratados «De Justitia
248 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 249

et Jure». Limitamos la consideración a los que juzgamos más 2. La función comercial no fue muy bien vista por los Padres y
importantes, centrándolos en torno al núcleo temático del comercio los teólogos escolásticos. Aunque no condenaron abiertamente el
(valoración ética del comercio, precio justo y ética de la Bolsa) y de comercio, lo miraron con cierto recelo por razón de los peligros a que
los impuestos. estaba expuesto (afán desmedido de lucro, fraude, mentira, etc.).
En la Edad Media encontramos autores cristianos que inician una
revalorización del comercio. En contra de la doctrina aristotélica y de
VALORACIÓN ETICA DEL COMERCIO la tradición patrística, desfavorable al comercio lucrativo, «Santo
Tomás, no obstante esta corriente general de la época, de repulsa
S. BLANCO PIÑAN, Buscad primero el reino de Dios. Pío XII y la hostil y condenación de toda 'crematística', reflejada en la opinión
actividad mercantil (Madrid, 1962). W. DREIER, Wirtschaftwerbung pública, en la tradición eclesiástica y hasta en la legislación civil, ha
ais ethisches Problem (Münster, 1965). A. MUELLER, La moral y la
entrevisto las finalidades sociales del comercio puramente lucrativo,
vida de los negocios (Bilbao, 1951).
y no sólo del económico e industrial» (88). Santo Tomás admite la
1. El comercio puede ser entendido desde diversas perspecti- licitud del comercio lucrativo, ya que para el comerciante el lucro es
vas, ya que es una realidad notablemente rica y compleja. En su «una remuneración de su trabajo» (89). Posturas de aceptación ante
acepción más amplia, el «mercado» constituye uno de los rasgos el comercio mantuvieron también otros autores medievales como
configuradores de un sistema económico: economía social de mer- Duns Scoto (90), San Bernardino de Siena (91), San Antonino de
cado. Moviéndose dentro de este esquema, afirma Messner que el Florencia (92), etc.
mercado «es el órgano esencial de la economía social», ya que Pero son sobre todo los teólogos del siglo XVI los que consolidan
cumple una triple función social: es una de las fuerzas de configu- definitivamente la aceptación del comercio dentro de la doctrina
ración social; dirige la vida económica; propicia y favorece el moral cristiana. Entre los muchos autores que podrían ser citados,
desarrollo económico (87). escogemos el testimonio de Tomás de Mercado, quien dedica varios
Aunque sin esa connotación definidora de un sistema económi- capítulos de su obra a la exposición del origen, historia y alabanza
co, a veces se amplía el concepto de comercio hasta identificarlo con del oficio de mercader (93). De él son estas afirmaciones:
la realidad económica de «cambio». Entendido así, el comercio «Hesiodo, autor antiquísimo, y Plutarco afirman que en aquellos
vendría a significar uno de los procesos fundamentales de la activi- tiempos ningún género de vida que el hombre siguiese, ni ejercicio
dad económica: la «circulación» de los bienes económicos. ninguno en que se ocupase, ni trato, ni oficio en que se ejercitase, era
tan estimado y tenido entre las gentes como la mercancía, por la gran
En el otro extremo de reducción significativa, comercio es iden- comodidad y provecho que causa, así en los tratantes, como en todo
tificado con el contrato de compraventa. En la moral basada sobre la el cuerpo de la república. Lo primero esta arte provee las ciudades y
primacía de la justicia conmutativa el contrato de compraventa reinos de infinita variedad de cosas que ellos en sí no tienen, trayendo
ocupó un puesto de privilegio. La ética del comercio quedó marcada las de fuera, tales que no sirven sólo de regalo, sino muchas veces
por esta orientación prioritaria del contrato de compraventa. necesarias para la misma conservación de la vida. Lo segundo hay
gran abundancia de toda suerte de ropa, así de la propia de la tierra,
Se puede entender también el comercio como la actividad eco-
como de la extranjera, que es gran bien. Los particulares tratantes
nómica orientada a la distribución de los bienes económicos. Esta
actividad, además de su dimensión estrictamente económica y de su
configuración jurídica en cuanto negocio, tiene una instancia ética (88) URDANOZ, o . c , 663. Ver, sin embargo, la nota 50 de este mismo
que los moralistas de todas las épocas han tratado de formular. A capítulo
continuación recordamos las vicisitudes históricas y la vigencia (89) l l - l l , q 77, a. 4.
(90) I V S e n t , d. 15, q. 2, art. 2: Opera omnia (París, 1894) t. 18, 116 ss.
actual de esa instancia ética de la actividad comercial.
(91) De mercatoribus sermo (Sermo in Dom. IV Quadragesimae).
Opera omnia (Lyon, 1650), t . 2, 207-215.
(92) Summa Summarum (Lugduni, 1542) Pars III, titulus VIII: «De
(87) J . MESSNER, Etica social, política y económica a la luz del statu mercatorum».
Derecho natural (Madrid, 1967), 1131-1132. (93) Suma de tratos y contratos (Madrid, 1975), 127-145.
250 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 251

también enriquecen entera y perfectamente en cuerpo, y en el alma. operaciones están expuestas a múltiples inmoralidades:
Porque conversando con mucha gente, estando en distintos reinos, chantaje, fraude, especulación, etc.
tratando con varias naciones, experimentando diferentes costumbres,
considerando el diverso gobierno, y policía de los pueblos, se hacen la moralidad del comercio internacional, sobre todo de
hombres universales cursados y ladinos para cualesquiera negocios
los países desarrollados con los subdesarrollados (96).
que se les ofrezcan. Adquieren y aumentan una gran prudencia y
Pablo VI señaló las injusticias que acarrea el liberalismo
experiencia para guiar y regirse, así en los sucesos particulares, como
generales. Son útiles a su república, por la gran noticia de varias cosas económico en las relaciones comerciales de los países
que han visto y oído en su peregrinación» (94). ricos y pobres: «una economía de intercambio no puede
seguir descansando sobre la sola ley de la libre concurren-
En la actualidad nadie pone en duda la licitud de Ta actividad cia, que engendra también demasiado a menudo una dic-
comercial lucrativa. El comercio es una de las importantes activida- tadura económica. El libre intercambio sólo es equitativo si
des sociales, relacionada fundamentalmente con la distribución de está sometido a las exigencias de la justicia social» (97).
los bienes y con la regulación del circuito económico. Esta afirma- Pablo VI propone algunas soluciones para disminuir las
ción tiene una validez anterior a la concreción que se le dé al injusticias en el mercado internacional: «En el comercio
comercio en los diversos sistemas económicos (economía socializa- entre economías desarrolladas y subdesarrolladas, las situa-
da o economía de mercado). ciones son demasiado dispares, y las libertades reales
3. La moralidad del comercio debe ser situada en diversas demasiado desiguales. La justicia social exige que el co-
perspectivas éticas, entre las cuales destacan las siguientes: mercio internacional, para ser humano y moral, restablezca
entre las partes al menos una cierta igualdad de oportuni-
— la moralidad de la ganancia en la actividad comercial, dades. Esta última es un objetivo a largo plazo. Mas para
ganancia que ha de ser medida por el servicio prestado y llegar a él es preciso crear desde ahora una igualdad real en
por los riesgos corridos. «Dada la naturaleza del comercio, las discusiones y negociaciones. Aquí también serían útiles
la moral reconoce la legitimidad de un determinado bene- convenciones internacionales de radio suficientemente vas-
ficio por parte de los comerciantes, en razón del aumento to: ellas establecerían normas generales con vistas a regu-
de valor que ellos dan a las mercancías poniéndolas al larizar ciertos precios, garantizar determinadas produccio-
alcance de quienes las necesitan, de los servicios que nes, sostener ciertas industrias nacientes. ¿Quién no ve que
prestan a los compradores y de las pérdidas a que están un tal esfuerzo común hacia una mayor justicia en las
expuestos» (95). f relaciones comerciales entre los pueblos aportaría a los
— la moralidad de los intermediarios dentro del conjunto de países en vía de desarrollo una ayuda positiva, cuyos
la actividad económica dedicada a la circulación de los efectos no serían solamente inmediatos, sino duraderos?»
bienes económicos. El lucro de la función intermediaria no (98).
debe sobrepasar la medida señalada en el párrafo anterior, la moralidad del equilibrio comercial en el interior de
teniendo en cuenta además que la ganancia de los inter- la economía nacional, procurando con medidas adecua-
mediarios se realiza a veces a costa de los productores y de das favorecer la equidad de los sectores comerciales. En
los consumidores sin exponerse a notables riesgos por su algunos países es necesario proteger el comercio del sector
parte. agrícola a costa de sacrificios impuestos a sectores econó-
— la moralidad de los monopolios comerciales y de todas micos más favorecidos.
las demás formas de control comercial. Sin negar la licitud
de tales consorcios, no cabe la menor duda de que esas (96) Cfr. J. M. AUBERT, M o r a l social para nuestro tiempo (Barcelo-
na, 1973), 177-179; A. ELLENA, Comercio: Diccionario enciclopédico de
Teología moral (Madrid, 1974), 90-91.
(94) Ibíd., 132-133. (97) Populorum progressio, n. 59: Ocho grandes mensajes, 354.
(95) P. STEVEN, M o r a l social, edic. 2. a (Madrid, 1965), 363. (98) Ibíd., n. 6 1 : o . c , 355.
252 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 253
— la moralidad de áreas comerciales cada vez más amplias
(Mercado Común, etc.). Para mantener en equilibrio justo valor económico y su distinción en «valor de uso» y «valor de
las relaciones comerciales al interior de un mercado común intercambio»; relación entre el valor económico de intercambio y el
es necesario procurar que la «política financiera, fiscal y precio: «llamamos precio de un bien económico a la expresión
social se esfuerce por procurar, a industrias concurrentes de cuantitativa del valor de intercambio, gracias a la mediación
prosperidad desigual, oportunidades semejantes» (99). social que es el dinero o la moneda» (100); determinación de la
equivalencia o precio justo a través de tres procedimientos que dan
EL PRECIO JUSTO lugar a tres tipos de precio: la estimación común ( = precio corriente
J AZPIAZU, Los precios abusivos ante la moral (Madrid, 1941) o vulgar), las fluctuaciones del mercado (=precio convencional o
B W DEMPSEY, Just Pnce in a Functional Economy Ameri- contractual), y la ley ( = precio legal).
can Economy Review 25 (1935), 473-476 A. DEL VIGO, La
teoría del precio corriente en los moralistas del siglo de oro Bur- La moralidad del precio se centró en la formulación de princi-
gense 20 (1979), 57-130 A. DE TARDE, L'idée du juste pnx pios generales y en la aplicación de esos principios a una casuís-
Essai de psychologie économique (París, 1907) H GARNIER, tica muy detallada. Tanto en los principios como en la casuística
L 'idee du juste pnx chez les théologiens et canonistes du moyen no se dio nunca unanimidad entre los moralistas, aunque se constata
age (París, 1900) F. J. GOROSQUIETA, La moral de los precios de una notable convergencia de criterios aceptación clara del precio
mercado. Revista de Fomento Social 18 (1963), 343-353 J M legal; aceptación, con ciertas reservas, del precio convencional, y
SETIÉN, Las leyes económicas de la formación de los precios ante preferencia casuística por el precio vulgar.
la moral: Scriptorium Victonense 3 (1956), 67-73 J M
SOLOZÁBAL, Los precios ante la moral. Revista de Fomento Social Para la moral tradicional el precio es justo cuando es fijado por
20 (1965), 281-291 M. ZALBA, El valor económico en los esco- la ley de equivalencia entre los bienes intercambiados; el precio, una
lásticos. Estudios Eclesiásticos 18 (1944), 5-35, 145-163, El pre- cantidad de dinero, será equivalente cuando iguale el valor del
cio legal en los autores escolásticos Revista internacional de producto,y esto se logra cuando sea igual al coste más un beneficio
sociología 2 (1943), 201-245, 3 (1943), 139-157, El precio y sus congruo para el vendedor. Aunque los moralistas no desconocieron
condiciones' Estudios de Historia social de España (Madrid, 1 939), la dimensión social del precio, a través de la noción de «precio legal»,
631-634, El precio justo. Revista de Fomento Social 4 (1949),
400-404. sin embargo su visión ética puede ser considerada como de signo
individualista (según corresponde al contrato bilateral de compra-
venta en que es situado el precio).
El tema del precio justo ha ocupado notablemente a los moralis-
tas: desde la moral de la Edad Media hasta la moral casuista ha ido 2 El tema del precio justo debe ser planteado de diversa manera
en aumento el interés por este problema moral. Es un signo más de en una economía industrial. Además del aspecto inter-individual, los
la importancia prioritaria de la justicia conmutativa y del contrato de precios tienen una dimensión social. «No sólo el problema de los
compraventa en la teología moral de la época preindustrial. Como se precios es una cuestión moral porque con un precio injusto se puede
trata de un tema suficientemente bien estudiado en sus aspectos lesionar el derecho estricto de una persona determinada; es que
históricos y sistemáticos nos limitamos a señalar dos grupos de además el recto funcionamiento de toda la sociedad humana depen-
anotaciones: unas referentes a la interpretación «individualista» del de, en su aspecto económico, en gran parte, de una constelación de
problema y otras a la nueva visión «social» de la justicia en la política precios adecuadamente formados. No son sólo las dos partes inte-
desprecios resadas en el intercambio las afectadas por el nivel al que se forma
el precio, es toda la sociedad la que tiene que ver en el asunto. Por
1 En la tradición moral cristiana el precio ha sido considerado
lo tanto, es también, a nuestro juicio, un problema de justicia social,
preferentemente desde una comprensión «individualista», como un
o justicia de bien común tanto en el aspecto de justicia legal como
acto de la justicia conmutativa en el contrato bilateral de compra-
en el aspecto de justicia distributiva» (101).
venta. Para determinar el precio justo se fueron sometiendo a
reflexión diferentes aspectos de la realidad económica: noción de
(100) AUBERT, O . C , 176
(99) Ibíd., n 60 o.c, 355 (101) J M SOLOZÁBAL, LOS precios ante la moral: Revista de Fomen-
to Social 20 (1965), 283-284
254 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 255

Manteniendo la moralidad en la dimensión intenndividual del en sí y de las operaciones en ella efectuadas (operaciones pertene-
precio, creemos que la ética se ha de fijar hoy de un modo particular cientes a dos especies de contrato de compraventa y aleatorio)
en el aspecto social o político de los precios Esta política de precios Ante los cambios operados en la funcionalidad económica de la
es una realidad autónoma, previa a la reflexión moral Sin embargo, Bolsa, la moral ha tratado de adecuar sus planteamientos y solucio-
como toda realidad económica, tiene una instancia ética que debe nes a la nueva situación Recogiendo lo más genuino de la tradición
ser formulada desde las exigencias del bien común teológico-moral, la ética actual pone de relieve la dimensión social
¿Cómo tutelar las exigencias del bien común en la política de de la Bolsa Además, sitúa la temática moral de la Bolsa dentro del
precios? Esta pregunta tiene diversa respuesta según el sistema cuadro ético de los sistemas económicos, y más concretamente del
económico en que se plantea Colocándonos más allá de los siste- sistema neo-liberal-capitalista
mas económicos concretos, creemos que toda política de precios ha Para el estudio histórico y actual del tema remitimos a la biblio-
de ser iluminada y organizada desde los siguientes criterios éticos grafía consignada Por sus valores metodológicos y de contenido,
recomendamos el estudio de
— la necesaria función reguladora del Estado debe plantearse
en un justo equilibrio, «estimulando la economía por una G HIGUERA, Etica y Bolsa Pentecostés 15 (1977), 169-184
política de precios, que facilite el acceso a los bienes de
primera necesidad (impidiendo la especulación sobre ellos, MORAL DE LOS IMPUESTOS
por ejemplo la vivienda), protegiendo el mercado de las
tentativas de monopolio y sobre todo activando la circula- C ALBIÑANA, El fraude fiscal otra dimensión Pentecostés 1 7 (1978),
ción de los bienes y de la moneda» (102) 99 109 Ch CARDYN - J DELEPIERRE, ¿Defraudar o pagar los
impuestos? (Madrid, 1969) A DE ARIN, FISCO y moral Hechos y
— la política de precios ha de atender a la justa redistribución Dichos 29 (1954), 503-510 J DELEPIERRE, Le devoir de l'impót
de los bienes, de acuerdo con el poder adquisitivo que devant la concience chrétienne Nouvelle Revue Théologique 74
tengan los individuos y grupos menos favorecidos de la (1952), 400-408 Ph DELHAYE, Aspect moral du probleme de
sociedad l'impót Bull Amisdel'Univ de Louvain n 3 (1972), 11-23 A DE
LUNA - J RUIZ-GIMÉNEZ, Sobre el fraude fiscal (Madrid, 1961) G
Teniendo en cuenta estos criterios se puede realizar un discerni- ERMECKE, Moraltheologische Grundsatze zur Zollmoral und Zollge-
miento ético sobre la justicia de los precios tanto en una economía setzgebm Theologie und Glaube 42 (1952), 81-97 F GÓMEZ
de mercado como en una economía planificada CAMACHO, La obligación tributaria, ¿una obligación moraP Revis-
ta de Fomento Social 28 (1973) 355-371 F GUERRERO, Las leyes
fiscales ante la doctrina social de la Iglesia Revista de Estudios
Sociales 7 (1973) 205-221 T GOFFI, La coscienza morale del
ETICA DE LA BOLSA contribuente Divus Thomas 33 (1956), 283-292 G HIGUERA,
Tributos y moral en los siglos XVI y XVII Miscelánea Comillas 40
A BOSCHI, Giochi di bolsa Perfice Munus 32 (1957), 339-350 G (1963), 7 50, Moral y reforma tributaria Revista de Fomento
HIGUERA, Etica y Bolsa Pentecostés 15 (1977), 169-184 E Social 19 (1964), 9-52, Consideraciones éticas ante la Reforma
JANSSENS, La Bourse et la conscience (Lieja, 1929) L VEREECKE, Tributaria Revista de Fomento Social 28 (1973), 393-411, Insis-
La licéité du «cambium bursae» chez Jean Maír (1469 1550) Re tencias éticas sobre la Reforma Fiscal Revista de Fomento Social
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Br, 1928) pédico de Teología moral, edic 3 a (Madrid, 1978), 1 372-1 384,
El pago de los impuestos (Madrid,1978) A JANSSENS, Le devoir
Entre las operaciones comerciales que han atraído la atención de fiscal Ephemendes Theologicae Lovanienses 27 (1951), 105-113
los moralistas figuran en lugar destacado las operaciones bursátiles C SCAILTEUR, Le devoir fiscal (Brujas, 1950) O SCHOBESDERBER,
Existe una tradición moral cristiana con relación a la ética de la Bolsa Steuermoral Theol -prakt Quartalschnft 114 (1966), 35-39 J M
SOLOZÁBAL, Criterios de moral fiscal en relación con el contribu-
yente con el legislador y con la Administración El cooperativismo
(102) AUBERT o c , 176
E C O N O M Í A Y ETICA CRISTIANA 257
256 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL

en la coyuntura española actual (Madrid, 1964), 127-151 VARIOS, — dos temas que merecen estudio pormenorizado, dada su
El reparto de la carga fiscal, 3 tomos (Madrid, 1975) complejidad y su importancia el fraude fiscal, y la progresividad del
impuesto
El tema dé los impuestos ha sido tratado de un modo expreso y
2 El juicio moral sobre los impuestos tiene dos vertientes
detallado por los moralistas de todos los tiempos En los tratados
la actividad fiscal y, en general, financiera del Estado, y el compor-
«De Justitia et Jure» y más tarde en los Manuales de moral casuista
tamiento del contribuyente
se fueron plasmando un conjunto de criterios éticos que, en sus
orientaciones básicas, siguen teniendo vigencia condiciones de la — Por lo que respecta a la actividad financiera el Estado,
justa imposición fiscal (autoridad legítima, causa justa, proporción «hay que considerar atentamente ya la estructura del sistema fiscal
equitativa), obligación en conciencia de hacer la declaración tribu- determinado (progresividad, claridad, sencillez, coherencia y certeza
taria y de pagar los impuestos Otros aspectos de casuística moral normativa), ya las finalidades fiscales (entradas), sociales (redistri-
(consideración meramente penal de ciertas leyes tributarias, tipo de bución de la renta) y económicas (coyunturales) que el Ente Público
obligación en las leyes dudosamente justas, obligación y formas de se propone en conjunto Análogo JUICIO ético-político puede darse
restitución por defraudación de impuestos, etc ) están más condicio- sobre la actividad del gasto del Ente Público claridad y publicidad
nados por situaciones históricas y socio-económicas y, por lo tanto, de la política de balance es la condición fundamental para una
han de ser entendidas desde tales condicionamientos Un plantea- garantía de equidad frente al contribuyente Por fin, todavía en el
miento actualizado del tema debiera orientarse en esta doble mismo nivel, queda el grave problema de los restos pasivos del
dirección balance, cuya fallida utilización impide la prosecución fluida de las
mismas finalidades políticas» (103)
1 Antes de hacer una exposición moral del tema, es necesario
tener en cuenta la significación humana y socio-económica de En referencia expresa a los impuestos la moral tiene que emitir su
los impuestos. Señalamos algunos aspectos JUICIO sobre la legislación. Las condiciones de justicia en la
legislación «las estudiaron exhaustivamente los teólogos y moralistas
— exigencia económica de los impuestos Los impuestos son de los siglos XVI y XVII en largas páginas, y a ellas tienen también
una exigencia económica por varias razones a) para financiar los que recurrir los tratadistas modernos cuando han de estudiar este
gastos públicos (finalidades meramente fiscales), b) para redistribuir punto» (104) Un especialista en el tema las resume en estas cuatro
la renta nacional (finalidades sociales), c) para equilibrar conyuntu- (105) a) justicia en el fin del impuesto según las finalidades arriba
ralmente las actividades económicas de los diversos sectores (fina- señaladas (financiar los gastos públicos, redistribuir la renta nacio-
lidades económicas) nal, equilibrar coyunturalmente los sectores económicos), b) justicia
en relación con la materia gravada más impuestos directos que
— clase de impuestos Son susceptibles de múltiples divisiones, indirectos, desgravación de ciertos productos y actividades (centros
entre las cuales se destacan las siguientes impuesto general o docentes, etc ), c) justicia en la forma del impuesto equidad y
especial, impuesto directo o indirecto, impuesto proporcional, pro-
progresividad, d) justicia con las personas afectadas descartar de los
gresivo o regresivo
impuestos a quienes no llegan al «techo» mínimo vital (recordar las
— elemento importante de la política económica La política advertencias de Juan XXUI en la encíclica «Mater et Magistra» sobre
fiscal es uno de los aspectos más importantes de la política econó- la imposición fiscal a la actividad agraria) (106)
mica, según se desprende de las finalidades asignadas a los impuestos

— factores condicionantes de la política fiscal En el funciona- (103) A ELLENA Hacienda pública Diccionario enciclopédico de Teo
miento de la política fiscal entran en juego, además de la legislación logia moral (Madrid 1974) 435
correspondiente, otros muchos factores a) la psicología del contri- (104) G HIGUERA M o r a l y reforma tributaria Revista de Fomento
buyente y su actitud ética global ante los impuestos, b) la técnica Social 19 (1964) 28
fiscal, en sus diversas vertientes, c) la filosofía socioeconómica (105) HIGUERA a c
subyacente (106) «Por lo que se refiere a los impuestos la exigencia fundamental de
17 Moral social
258 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 259

— En relación con el c o n t r i b u y e n t e , los frentes éticos son recoger en una breve síntesis todos los cambios reales y teóricos en
varios: a) proclamación de la obligación en conciencia de las leyes el mundo de la economía en estos últimos siglos de la historia de
tributarias justas, frente a una tendencia anterior de considerarlas, al Occidente. Nos interesa únicamente recordar la respuesta que la
menos algunas de ellas, como «meramente penales»; b) educación moral católica dio a esta nueva situación.
moral de signo social, superando los planteamientos de una «ética
Después de los tratados «De Justitia et Jure» la moral económica
meramente individualista» (107); c) reorientación de la llamada
«psicología del contribuyente», sobre todo en algunos países de católica sufre una decadencia notable por arte y gracia de la llamada
carácter refractario a los impuestos; d) «más allá de la conciencia, no moral casuista. Las «Instituciones Morales», que constituyen el
cabe más que el subsidio alectrónico de la lista tributaria: cada género literario en que se expresa la reflexión moral católica entre el
individuo debe ser estimulado institucionalmente, con esta lista, para Concilio de Trento y el Concilio Vaticano II, suponen una gran
que asuma sus concretas responsabilidades» (108). depauperación de la moral en relación con los problemas de la
economía. A esta pobreza intenta poner solución la doctrina ponti-
ficia de las encíclicas sociales iniciadas a finales del siglo XIX.
4. EDAD CONTEMPORÁNEA (I): Moral casuista y doctrina social de la Iglesia son las dos formas
El silencio de la «moral casuista» ante el mercantilismo (siglos
de abordar en la época contemporánea los problemas éticos de la
xvii-xvni) y el capitalismo industrial iniciado a finales del siglo xvm. economía desde el horizonte del catolicismo. En este apartado nos
referimos al primer modelo moral, dejando el segundo para el
apartado siguiente.
P. M. ABELLÁN, La tasa del trigo en el Curso Moral Salmanticense:
Archivo Teológico Granadino 5 (1942), 133-151. F. BEUTER, Die
Eigentumsbegründung in der Moraltheologie des 19. Jahrhunderts
(1850-1900), (Paderborn, 1971). L EPSTEIN, Leconomie et la a) La moral casuista:
morale au, debut du capitalisme industrie! en France et en Grande - una ética alejada de las realidades socio-económicas
Bretagne (París, 1966). J. HEALY, The just wage, 1750-1890. A
Study of Moralist from Saint Alphonsus to Leo XIII (La Haya, 1966).
La moral católica del siglo xvn y xvm padeció el trauma del
laxismo y del rigorismo; se encerró sobre ella misma, creó diversos
Queda fuera del horizonte de este libro hacer una descripción de sistemas morales al interior del catolicismo y empleó sus mejores
la realidad económica en la época contemporánea. Baste anotar que energías para defender y atacar posiciones de «escuela».
durante los últimos siglos la economía de Occidente cambia de
rostro, mercantilismo del siglo xvn, revolución industrial de los siglos Los autores de la «Instituciones Morales» no se abrieron a las
xvm y xix, afianzamiento de la estructura capitalista en el siglo xx. nuevas realidades económicas del mercantilismo del siglo xvn. Lo
Junto a la realidad económica hay que destacar el papel ejercido por mismo les sucederá a sus continuadores en relación con el capita-
los t e ó r i c o s de la nueva ciencia de la economía. Es imposible lismo industrial iniciado a finales del siglo xvin. Es interesante
constatar que, mientras en la Edad Media y en el siglo xvi los
representantes de la reflexión teológico-moral se sitúan en los
todo sistema tributario justo y equitativo es que las cargas se adapten a la centros geográficos de las grandes decisiones económicas, en el
capacidad económica de los ciudadanos. siglo xvn, xvm y, en gran medida, en el xix, en cambio, los moralistas
Ahora bien, en la regulación de los tributos de los agricultores, el bien católicos más cualificados pertenecen a zonas retrasadas en relación
común exige que las autoridades tengan muy presente el hecho de que los con los países más evolucionados industrialmente, como Inglaterra.
ingresos económicos del sector agrícola se realizan con mayor lentitud y
mayores riesgos, y, por tanto, es más difícil obtener los capitales indispensa- Para toda la moral casuista vale la anotación de Vereecke: «No se
bles para el aumento de estos ingresos» ( M a t e r et Magistra, nn. 132-133: encontrará entre los moralistas esa ciencia económica que se está de
Ocho grandes mensajes, 166). acuerdo en reconocer a ciertos grandes teólogos del siglo xvi.
(107) Gaudium et Spes, n. 30. Encerrados en las casas religiosas o en los seminarios, los moralistas
(108) ELLENA, l.c, 435. no tienen ya más que un conocimiento libresco de las realidades
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 261
260 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

Los Carmelitas de Salamanca (Salmanticenses) (113) centran tam-


económicas. Siguen resolviendo indefinidamente los mismos casos,
bién su moral económica en torno a los tres temas señalados por
ya del todo superados» (109).
Azor: dominio y posesión de los bienes (tract. 12, cap. 2); restitución
Aunque la moral casuista abarca un período superior a tres siglos en general y en relación con las diversas formas de injuria (tract. 13);
y medio, su ética económica no sufre notables variaciones. Los contratos: en general, compraventa, mutuo y usura, cambio, censos,
cambios que se operan se reducen a retoques de opinión o aumento juego, promesa, donación, testamentos y últimas voluntades (tract.
de situaciones dentro del mismo esquema moral.
14).
No juzgamos necesario hacer una exposición detallada de la Como se ve, las tres obras mencionadas reducen la moral econó-
doctrina moral de los casuistas sobre las realidades económicas. Nos mica a tres ejes principales: dominio, restitución, contratos; en
limitamos a recordar el planteamiento general de algunos autores. estos tres temas ven el fundamento (dominio), el acto formal
El muestreo que realizamos se reduce a siete autores: tres de la (restitución) y la concreción (contratos) de la justicia conmutativa
etapa inicial de las Instituciones (Azor, Billuart, Salmanticenses), y que para ellos es la forma principal de la Justicia.
tres de la época más reciente (Merkelbach, Aertnys-Damen, Zalba). San Alfonso (114) expone su moral económica dentro de la
En medio de estos dos grupos situamos a San Alfonso como autor explicación del séptimo precepto del Decálogo (tract. 5); en esto es
central de toda la etapa casuística de la moral. Estos siete moralistas
fiel a la tradición manualística anterior, sobre todo jesuítica; por otra
pueden representar adecuadamente las diferentes tendencias de la
parte, tal colocación será aceptada y mantenida por los moralistas
moral casuista.
siguientes a él. En cuanto a la temática vuelve a centrarse sobre los
La moral de Azor (110) es considerada como la primera obra del tres problemas de los moralistas anteriores (dominio, restitución y
género postridentirio de las «Instituciones Morales». Siguiendo el contratos), añadiendo otro: el robo. Este último tema, que recibe de
esquema marcado por los preceptos del Decálogo, encuadra la moral Busembaum, es coherente con la formulación latina del séptimo
económica dentro del séptimo precepto, encuadre que será conser- precepto («non furtum facies»). La exposición de San Alfonso es
vado por todos los casuistas aun cuando los autores de tendencia esquemática y reducida a los aspectos meramente prácticos. En el
tomista traten de conjugar este enmarque con el de la virtud de la tema del dominio (tract. 5, tract. praeambulus) se fija en los puntos
Justicia. Para Azor el contenido del séptimo precepto del Decálogo siguientes: noción de dominio y usufructo; sujetos de dominio;
queda suficientemente explicitado con la exposición de tres temas. modos de adquirir el dominio; llama la atención el espacio que
dominio; restitución; contratos (111). Estos son también los otorga a la discusión sobre los bienes de los clérigos (nn. 490-492).
temas que aparecen en la moral económica de Billuart (112). Este El capítulo dedicado al hurto (cap. 1) es una exposición minuciosa
insigne tomista reduce la moral de las realidades económicas a sobre temas tan concretos como los siguientes: cuándo se puede
algunos temas del tratado «De Justitia et Jure» (el dominio: dis. 2-4; sustraer cosas de los demás en extrema necesidad y por compensa-
restitución, en cuanto acto de la justicia conmutativa: dis. 8; tributos, ción sin incurrir en hurto (dub. 1); qué cantidad se requiere para
en cuanto acto de la justicia distributiva: dis. 9, art. 7; y hurto: cometer pecado mortal (dub. 2); si los robos pequeños se unen para
dis. 11) y todo el tratado «De Contractibus» (en general; contratos formar un todo (dub. 3); qué pensar de los robos de los criados y de
gratuitos; contratos onerosos: compraventa, mutuo, censos, etc.). los amigos (dub. 4). Donde San Alfonso pone sumo interés es en el
tema de la restitución (cap. 2); haciendo confesión previa de su
(109) VEREECKE, «Aggiornamento»...: o . c , 149. sinceridad y de su esfuerzo por encontrar soluciones equidistantes
(110) J. AZOR, Institutiones Morales. 3 tomos (Roma, 1600, 1606,
1611). La moral económica está contenida en el t. III, intitulado «Pars tertia:
De Quinto et reliquis praeceptís Decalogi».
(113) Cursus Theologiae Moralis, tomus III (Madrid, 1752) editio
(111) «Ad Septimum Praeceptum distincte explicandum, trium rerum séptima. Este tomo se compone de los tratados siguientes: De Legibus; De
potissime declaratio pertinet. Primo, Justitiae, et Juris, Dominii Ítem rerum...
lustitia et lure; De Restitutione; De Contractibus.
Secundo Restitutionis... Tertio, de Contractibus...» ( o . c , III, lib. 6, i n t r ) .
(114) S. ALFONSO, Theologia Moralis, tomo II (Romae, 1907) ed.
(112) C. R. BILLUART, Summa S. Thomae hodiernis academiarum GAUDÉ. Tractatus quintus (del libro tercero) de séptimo praecepto «non
moribus accommodata (Madrid, 1790). Editío prima matritensis. La moral
furtum facies» (pp. 3-354).
económica es expuesta en el tomo II.
262 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 263

del rigorismo y del laxismo (115), desgrana la casuística completa Además de los Manuales de moral, constatamos la existencia de
en torno al deber de la restitución a fin de educar tanto a confesores tratados independientes sobre el tema de la justicia Recordamos los
como a penitentes en una materia que según él es de suma principales
importancia para la salvación del alma Dentro de esta problemática
I CARRIERE, De lustitia et wre (París, 1839), De contractibus (París,
introduce el tema de los impuestos (dub 6, art 2) La moral de los
1844) G CROLLY, Disputationes de tustitta et lure (Dublín, 1870-
contratos (cap 3) es expuesta con el mismo interés práctico y 77) V HEYLEN, Tractatus de lustitia et ture (Malinas, 1950)
casuístico constatado en el tema de la restitución, el estudio de la edición 5 a P LUMBRERAS, De lustitia (Roma, 1938) A
tutela y de los testamentos (cap 4) completa la materia PEINADOR, De tustitia et lure (Madrid, 1954) H PESCH, Tratado de
La temática moral de San Alfonso reaparece en los moralistas Economía Nacional, 2 tomos (Madrid, s a ) A POTTIER, De ture et
siguientes Los tomistas, como Merkelbach (116), insertan los temas lustitia (Lieja 1900) A VERMEERSCH Quaestiones de lustitia
(Brujas, edic 2 a Traducción al castellano Cuestiones acerca de la
de moral económica dentro del cuadro de la Justicia en la exposi-
Justicia, 2 tomos (Madrid, s a ) G WAFFELAERT, Tractatus de
ción general de la justicia, el tema del dominio, en la justicia lustitia, 2 tomos (Brujas 1885-86)
conmutativa, los temas de la restitución, el hurto y los contratos,
y en la justicia distributiva, el tema de los tributos. Los plantea-
mientos y soluciones de los problemas concretos son de signo b) Vigencia actual de la moral económica
casuista, aunque los esquemas de fondo son más escolásticos, por de los casuistas
otra parte, Merkelbach discute en su Manual temas iniciados por la
doctrina social de la Iglesia, como el socialismo y el salario (117) El La etapa casuista de la moral católica ha supuesto un notable
Manual de Aertnys-Damen (118), siguiendo de cerca las soluciones empobrecimiento del aliento ético cristiano Esta afirmación global
de San Alfonso, limita el horizonte de la ética económica a las tiene verificación explícita en el terreno de la ética económica
exigencias de la justicia conmutativa en relación con los bienes de Aunque no faltan, como es obvio, aspectos positivos en sus plan-
fortuna, divide dichas exigencias en dos partes las que se refieren a teamientos, el balance total es de signo notablemente negativo
los derechos sobre la cosa («lura in re») o posesión (dominio, hurto,
restitución) y las que se refieren a los derechos sobre la cosa a través
de una obligación («ms ad rem»), es decir, la moral de los contratos 1 °) Aspectos negativos en planteamientos y soluciones
Zalba (119) insiste de un modo particular en los aspectos jurídicos
de los temas de la moral económica casuista, sobre todo del dominio Entre los aspectos que una moral económica actual tiene que
y de los contratos, también expone de un modo minucioso el tema superar en relación con los planteamientos y soluciones de la moral
de la restitución casuista señalamos los siguientes
— El marco reducido del «séptimo precepto del Decálo-
go». La moral casuista, exceptuados los autores fieles a la tradición
(115) «Testor Deum cujus honorem et animarum salutem mihi proposui tomista, enmarcó la ética económica dentro de los límites del
quod quidquid scnpsenm non ab aliqua passione impulsus aut verbis séptimo precepto del Decálogo «no robarás» Esta colocación intro-
aliquorum auctorum addictus vel austentati aut benignitati nimis adhaerens dujo unos matices peculiares en el tratamiento se «individualizó» la
ad haec scribenda me induxit In qualibet quaestione praevio diuturno exigencia ética de la economía, reduciéndola a una cuestión de
studio curaví quidem ventatem investigare praecipue in ns quae ad praxim
conciencia individual, se orientó la problemática hacia un ethos de
magis faciunt» (Ibíd , p 52)
carácter excesivamente religioso, en cuanto exigencia de «salvación
(116) B H MERKELBACH S u m m a Theologiae Moralis, t II (París
1935) editio altera El tomo contiene la exposición de las cuatro virtudes eterna» (piénsese en la importancia otorgada al tema de la restitu-
cardinales, ocupando casi todo el espacio la virtud de la Justicia ción en cuanto condición para obtener el perdón de Dios), se acható
(117) Ibíd . pp 389 418 568 589 el dinamismo ético del bien común para limitarse a los deberes
(118) J AERTNYS C A D A M E N Theologia M o r a l i s , t I (Tunn 1950) parciales y singularizados de cada individuo Aunque los Manuales
editio decimasexta de moral casuista son herederos de las síntesis medievales (sobre
(119) M ZALBA Theologiae Moralis Summa, t II (Madrid, 1953) todo, de Santo Tomás) y de los tratados «De Justitia et Jure» de los
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ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 265

siglos xvi-xvn, esa conexión queda reducida a elementos estricta- reducción metodológica y temática de la moral económica a la
mente formalistas (enmarque dentro de la virtud de la Justicia) y a exposición del derecho civil vigente.
repetición de casos pertenecientes a otras coyunturas económicas.
La ética económica de los casuistas es una moral «Del Séptimo 2°) Vigencia de los temas morales concretos
Mandamiento», encuadre que es necesario superar en los plantea-
mientos futuros. En cuanto a la temática, los moralistas de los últimos siglos
— Los defectos heredados de los tratados «De Justitia et trataron de orientar la conciencia de los cristianos en orden a la
Jure». La moral casuista hereda, y hasta cultiva, los defectos de los edificación de una sociedad económica más justa. ¿Lo consiguieron?
moralistas del siglo xvi. Nos referimos a las deficiencias anotadas Es difícil contestar.
anteriormente: 1) preponderancia de la virtud conmutativa, a la que Reconociendo su buena intención y sus muchos defectos, con-
consideran como «estricta justicia» (120), en la que ven realizadas sideramos la moral casuista como una etapa clausurada en la historia
perfectamente las propiedades de la justicia (121) y la que, por de la ética cristiana. Es necesario hacer nuevos planteamientos o
consiguiente, orienta planteamientos y soluciones de carácter pre- intentar nuevas soluciones para responder a situaciones nuevas.
ferentemente privatístico; 2) dar por justo el orden socio-económico No es el momento de entrar en la vigencia de los temas econó-
existente, considerando el dominio jurídico de los bienes como el mico-morales de los Manuales de moral casuista. Más abajo reco-
origen de los derechos y obligaciones de carácter moral; 3) reduc- gemos los elementos válidos al exponer algunos temas concretos,
ción de la ética económica a una moral del intercambio, por la como la moral del trabajo, etc.
importancia que se da al tema de los contratos.
Aquí queremos dejar constancia de la referencia casuística a dos
— La «juridización» de la moral económica. La ética eco- temas que condicionaron toda la síntesis económico-moral del
nómica de los casuistas sufre la cobertura justificadora del orden tratado «De Séptimo Praecepto»: el hurto, y la restitución. Sobre
jurídico. En los Manuales de moral abunda tanto la exposición del estos dos pilares se sustenta el edificio moral de los casuistas en
derecho civil de cada país (a veces, del derecho civil comparado) relación con los bienes económicos.
como la reflexión estrictamente moral. Los temas del dominio y de
los contratos son desarrollados según el método y el contenido del
derecho civil. Más aún, se justifica desde la moral el orden jurídico EL HURTO
vigente (122). Esta «juridización» de la moral económica es un grave
G. COUVREUR, Les pauvres ont-ils des droits? Recherches sur le vol en
impedimento para plantear radicalmente muchos problemas de ética
cas d'extréme nécessité depuis la Concordia de Gratien (1140)
económica. No negamos la importancia del ordenamiento jurídico ni jusqu'á Guillaume d'Auxerre ( + 1 2 3 1 ) (Roma, 1961). T.
minusvaloramos la importancia que el conocimiento de las leyes LARRAÑAGA, De materia gravi in furto apud theologos saeculorum
positivas tiene para el moralista; lo que juzgamos incorrrecto es la XVI et XVII (Roma, 1960). A. PEINADOR, Materia grave en el
pecado de hurto: Salmanticensis 2 (1955), 221 -244. J. PEREDA, El
hurto famélico en algunos de nuestros teólogos del siglo xvi. Razón
(120) ZALBA, O . C , II, 447. y Fe 79 (1927), 106-119.
(121) A E R T N Y S - D A M E N , O . C . I, 240.
(122) Ver la exposición de A E R T N Y S - D A M E N , O . C . I, 523, ZALBA, O . C , 1. Si el tratado «De Séptimo Praecepto» se inicia con el epígrafe
II, 438; HAERING, O . C , III, 423. La doctrina de los casuistas puede resumirse del «no robarás» es muy normal que en él se haga una exposición
así: 1) la autoridad civil puede establecer legítimamente leyes sobre los detallada de los aspectos relacionados con el hurto:
derechos de los ciudadanos, razón: la ley natural deja algunas cosas indeter-
minadas, cuya mayor concreción está exigida por el bien común. 2) Las leyes — noción: apoderarse del bien ajeno, contra la razonable oposi-
que establecen derechos y obligaciones o transfieren derechos obligan ción del dueño, y con la finalidad de lucrarse.
generalmente en conciencia aún antes de la sentencia del juez 3) Las leyes — división: el hurto, además de tener las tres notas con que se
que invalidan actos y contratos, válidos por la ley natural, no parece que define, puede revestir diversas modalidades por razón de las
tengan efecto en el foro de la conciencia a no ser después de la sentencia del
circunstancias (hurto con violencia: robo; hurto sacrilego; etc.).
juez.
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— equiparación al hurto de toda acción lesiva contra los bienes entender, son los que han obligado a los moralistas a realizar un
del prójimo: no-restitución, no pagar las deudas, no dar el estudio tan prolijo y minucioso:
salario debido, etc. — la perspectiva de salvación individual, unida al concepto
— valoración moral: pecado grave según su especie, por razón de perdón otorgado en el sacramento de la penitencia. Desde la
de los daños causados al prójimo (lesión de la justicia época patrística se consideró que el pecado contra los derechos del
conmutativa) y al bien común. prójimo no alcanzaba su plena remisión hasta realizada la restitución
— casuística: en torno a la materia grave o leve, en torno a las correspondiente. En dicha restitución entraba en juego la validez del
circunstancias del que roba y al que se roba; etc. sacramento de la penitencia y, consiguientemente, la salvación del
— casos excepcionales en los que la apropiación del bien ajeno alma. Santo Tomás afirmó tajantemente: «Puesto que para salvarse
no es hurto: 1) en caso de necesidad extrema; 2) en caso de es necesaria la observancia de la justicia, se deduce que la restitu-
«oculta compensación». ción de lo robado es igualmente medio necesario para la salva-
ción» (123). La moral posterior, muy vinculada al sacramento de la
2. Dejando aparte ciertos malabarismos conceptuales, por ejem- penitencia y muy preocupada por la salvación individual, hizo alarde
plo, en torno a la formación de materia grave en el hurto, y juzgando de su servicio, tanto a la salvación cristiana del alma como a la recta
la doctrina casuista por su contenido moral tenemos que reconocer administración del sacramento de la penitencia, estudiando con
una gran debilidad en el planteamiento y en las soluciones. escrupulosidad el tema de la restitución;
El encuadre del hurto dentro de los esquemas rígidos de la — la perspectiva de justicia conmutativa. Al definir la justicia
justicia conmutativa da al tratamiento una inevitable tonalidad indi- por «dar a cada uno lo suyo» y al declarar que la justicia conmutativa
vidualista. ¿Dónde quedan los grandes «robos» de la sociedad era la que realizaba en perfección la noción de justicia, es normal que
actual? Es difícil asumir, dentro de los esquemas casuistas del hurto, la restitución fuese considerada como el acto principal de esa virtud.
la responsabilidad ética de los fraudes, corrupciones, extorsiones, Al interés práctico se añadió así el interés «formal», como apoyo
etcétera, a gran escala. escolástico del tratamiento casuista del tema.
La moral casuista del hurto es uno de los aspectos en los que se 2. No se puede negar la importancia de la conversión real ni la
pone de manifiesto la ineficacia de una ética cerrada sobre el necesidad de la continua reificación (transformación) para llevar a
individuo y no abierta al horizonte de lo social y de lo estructural. efecto las exigencias de la justicia. Las situaciones de injusticia
El ethos humano y cristiano tiene que superar los esquemas tienen que ser rehechas, es decir, restituidas. En este sentido, la
casuistas del hurto si quiere tener significación real dentro de la «restitución» es uno de los dinamismos esenciales del ethos humano
sociedad en que vivimos. y cristiano. La restitución, así entendida, no es una exigencia
exclusiva de la justicia conmutativa, sino un imperativo de toda la
vida moral y de todos los ámbitos de comportamiento responsable.
LA RESTITUCIÓN Identificando restitución con «conversión real» o con «reificación»,
el restituir es exigencia de todo proceso auténtico de conversión,
J. M. a A B A D , El poseedor de buena fe y la restitución de los frutos,
sacramental o no sacramental.
según los moralistas clásicos (Madrid, 1965). M. HUFTIER, De la
restitution: Esprit et Vie 86 (1976), 251-252. K. WEINZIERL, Die Para que esta comprensión de la restitución pueda ser incorpo-
Restitutionslehre der Hochscholastik (Munich, 1939). rada al dinamismo ético es necesario liberarla de los esquemas
individualistas en que la metió la moral casuista. Los capítulos «De
1. Más aún que el tema del hurto preocupó a los casuistas el la restitución» de los Manuales de moral son un monumento histórico
problema de la restitución. A él le dedicaron largas disquisiciones a la agudeza casuística, pero no pueden seguir configurando el ethos
y minuciosas precisiones (raíces de la restitución, gravedad de la humano y cristiano en orden a la transformación de las injusticias
obligación, causas excusantes, orden en la restitución, etc.) para estructurales de nuestra sociedad.
cuyo conocimiento remitimos a los Manuales de moral.
Nos interesa señalar dos aspectos que, a nuestro modo de (123) l i l i , q. 62, a. 2
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ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 269
5. EDAD CONTEMPORÁNEA (II):
de los razonamientos de carácter «filosófico» (de una filosofía
La doctrina social de la Iglesia ante la cuestión social de los siglos
enraizada en la tradición escolástica).
xix-xx.
Pero lo que enmarca adecuadamente la moral económica de las
P. B I G O , Doctrina social de la Iglesia (Barcelona, 1 9 6 7 ) . encíclicas sociales es la preocupación de los Papas por la llamada
A. BRUCCULERI, La scienza económica nella concezione del Padre «cuestión social». Se entiende por cuestión social (124) la situación
Luigi Taparelli d'Azeglio: La Civiltá Cattolica 144 (1963) I, 322-
331. J . Y. CALVEZ-J. PERRIN, Iglesia y sociedad económica (Bilbao,
socio-económica creada por el capitalismo en la cual las distancias
1965). J . L. GUTIÉRREZ, Conceptos fundamentales en la Doctrina entre «ricos» y «pobres» se hacen más profundas; nace el «proleta-
Social de la Iglesia, 4 tomos (Madrid, 1971). INSTITUTO SOCIAL riado» como clase cada vez más amplia y menos favorecida; las
LEÓN XIII, Curso de doctrina social católica (Madrid, 1967). T. condiciones de trabajo se deshumanizan, etc. Junto a otros grupos
MIRAVELLA, L'economía sociale nelpensiero tapare/liana Miscelá- e ideologías, los Papas aportan orientaciones y exhortan a los
nea Taparelli (Roma, 1964), 325-361. A. PEREGO, Meteconomia católicos a la acción para iluminar y solucionar la «cuestión social».
finanziaria di Taparelli. Miscellanea Taparelli (Roma, 1964), 363- La doctrina social de los Papas no es una especulación aséptica
403. H. PESCH, Tratado de Economía Nacional, 2 tomos (Madrid,
sobre los problemas económicos-sociales. Está condicionada, en su
s.a.).
planteamiento y en su desarrollo, por una intencionalidad redentora.
Junto a los tratados «De Justitia et Jure» y junto al capítulo «De
Séptimo Praecepto» de las Instituciones morales es necesario colo-
Contenido económico-moral de las encíclicas sociales
car la enseñanza moral de la llamada «Doctrina social de la Iglesia»
si queremos exponer la trayectoria de la conciencia cristiana ante los
Es imposible resumir en pocas líneas el rico contenido ético-eco-
problemas del mundo económico. Se trata de un género moral
nómico de las encíclicas sociales (125). Recordamos el contenido
especial, sobre cuyo significado global ya hemos reflexionado en
fundamental de cada una de ellas en lo que respecta a las
otro lugar de este libro. Aquí nos limitamos a señalar las referencias
dimensiones socio-económicas de los problemas sociales.
específicas al terreno de la moral económica.
RERUM NOVARUM (León XIII, 1891) «Sobre la situación de los
obreros».
a) Moral económica de las grandes encíclicas sociales
— Descripción de la situación: «Disueltos en el pasado siglo
los antiguos gremios de artesanos, sin ningún apoyo que viniera a
Marco formal de la moral económica llenar su vacío, desentendiéndose las instituciones públicas y las
leyes de la religión de nuestros antepasados, el tiempo fue insensi-
Para captar el significado auténtico de la moral económica de las blemente entregando a los obreros, aislados e indefensos, a la
encíclicas sociales conviene tener en cuenta las características inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los
formales de su presentación. Las orientaciones ético-económicas competidores. Hizo aumentar el mal la voraz usura, que, reiterada-
de los Papas: mente condenada por la autoridad de la Iglesia, es practicada, no
— Son ofrecidas dentro de un conjunto temático más amplio: el obstante, por hombres codiciosos y avaros bajo una apariencia
intento de ofrecer orientaciones sobre los problemas «sociales» en distinta. Añádase a esto que no sólo la contratación del trabajo, sino
general.
— Están marcadas por el sello de la «temporalidad»; las orienta- (124) Cfr. J. L. GUTIÉRREZ, Cuestión social: Conceptos fundamentales
ciones pontificias van apareciendo según las necesidades históricas en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid, 1971) I, 329-339. El concepto
y por eso han de ser interpretadas desde esos mismos con- de «cuestión social» amplía su horizonte desde León XIII hasta Pablo VI. Para
dicionamientos. el primero se identifica con el problema socio-económico de los obreros,
mientras que Pablo VI afirma que «la cuestión social ha tomado una
— Aunque no pierden de vista la cosmovisión cristiana, tratan de dimensión mundial» (P. Progressio, n.° 3).
fundamentar su justificación dentro de los cuadros del saber huma- (125) Remitimos a la bibliografía consignada al comienzo de este apar-
no; además de los conocimientos científicos, se sirven con profusión tado y en los ce. 2.° y 3.°.
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 271
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también las relaciones comerciales de toda índole, se hallan someti- el espectro del paro. La familia vivía sujeta a un proceso
das al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número paulatino de desintegración.
sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco Como consecuencia, ocurría, naturalmente, que los traba-
menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de jadores, indignados de su propia suerte, pensaban rechazar
proletarios» (126). públicamente esta injusta situación; y cundían de igual modo
Setenta años más adelante, Juan XXIII en la encíclica Mater et entre ellos con mayor amplitud los designios de los revolucio-
Magistra recuerda del siguiente modo la situación que dio origen a narios, quienes les proponían remedios mucho peores que los
la encíclica de León XIII: males que había que remediar» (127).
«Como es sabido, por aquel entonces la concepción del — Principios fundamentales de solución. La encíclica de
mundo económico que mayor difusión teórica y vigencia León XIII es considerada por Pío XI como «la carta magna que
práctica había alcanzado era una concepción que lo atribuía necesariamente deberá tomar como base toda la actividad cristiana
absolutamente todo a las fuerzas necesarias de la naturaleza y en materia social» (128) y por Juan XXIII como «la carta magna
negaba, por tanto, la relación entre las leyes morales y las leyes de la instauración del nuevo orden económico y social» (129).
económicas. Motivo único de la actividad económica, se Los principios fundamentales de la encíclica Rerum novarum son
afirmaba, es el exclusivo provecho individual. La única ley resumidos por Juan XXIII en la Mater et Magistra del siguiente modo:
suprema reguladora de las relaciones económicas entre los «Primeramente, con relación al trabajo, enseña que éste
hombres es la. libre e ilimitada competencia. Intereses del de ninguna manera puede considerarse como una mercancía
capital, precios de las mercancías y de los servicios, beneficios cualquiera, porque procede directamente de la persona huma-
y salarios han de determinarse necesariamente, de modo casi na. Para la gran mayoría de los hombres, el trabajo es, en
mecánico, por virtud exclusiva de las leyes del mercado. El efecto, la única fuente de su decoroso sustento. Por esto no
poder público debe abstenerse sobre todo de cualquier inter- puede determinar su retribución la mera práctica del mercado,
vención en el campo económico. El tratamiento jurídico de las sino que han de fijarla las leyes de la justicia y de la equidad;
asociaciones obreras variaba según las naciones: en unas en caso contrario, la justicia quedaría lesionada por completo
estaban prohibidas, en otras se toleraban o se las reconocía en los contratos de trabajo, aun cuando éstos se hubiesen
simplemente como entidades de derecho privado. estipulado libremente por ambas partes.
En el mundo económico de aquel entonces se consideraba
A lo dicho ha de añadirse que el derecho de poseer
legítimo el imperio del más fuerte y dominaba completamente
privadamente bienes, incluidos los de carácter instrumental,
en el terreno de las relaciones comerciales. De este modo, el
lo confiere a cada hombre la naturaleza, y el Estado no es
orden económico quedó radicalmente perturbado.
dueño en modo alguno de abolirlo. Y como la propiedad privada
Porque mientras las riquezas se acumulaban con exceso en lleva naturalmente intrínseca una función social, por eso quien
manos de unos pocos, las masas trabajadoras quedaban so- disfruta de tal derecho debe necesariamente ejercitarlo para
metidas a una miseria cada día más dura. Los salarios eran beneficio propio y utilidad de los demás.
insuficientes e incluso de hambre; los proletarios se veían
obligados a trabajar en condiciones tales que amenazaban su Por lo que toca al Estado, cuyo fin es proveer al bien
salud, su integridad moral y su fe religiosa. Inhumanas sobre común en el orden temporal, no puede en modo alguno
todo resultaban las condiciones de trabajo a las que eran permanecer al margen de las actividades económicas de los
sometidos con excesiva frecuencia los niños y las mujeres. ciudadanos, sino que, por el contrario, ha de intervenir a
Siempre amenazador se cernía ante los ojos de los asalariados tiempo, primero, para que aquéllos contribuyan a producir la

(127) Mater et Magistra, nn 11-14 o.c, 133-134


(126) Rerum novarum, n. 1 Ocho grandes mensajes (Madrid, (128) Quadragesitno anno, n. 39 o . c , 76
1971), 20 (129) Mater et Magistra, n. 26 o . c , 137.
272 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 273

abundancia de bienes materiales, cuyo uso es necesario dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza
para el ejercicio de la virtud, y, segundo, para tutelar los en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio
derechos de todos los ciudadanos, sobre todo de los más Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos
débiles, cuales son los trabajadores, las mujeres y los niños que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él,
Por otra parte, el Estado nunca puede eximirse de la respon se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el
sabihdad que le incumbe de mejorar con todo empeño las crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de que
condiciones de vida de los trabajadores vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma
Además, constituye una obligación del Estado vigilar para de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar
que los contratos de trabajo se regulen de acuerdo con la contra su voluntad
justicia y la equidad, y que, al mismo tiempo, en los ambientes Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi carac-
laborales no sufra mengua, ni en el cuerpo ni en el espíritu, la terística de la economía contemporánea, es el fruto natural de
dignidad de la persona humana la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobre-
Se afirma, por otra parte, en la misma encíclica que los vivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto
trabajadores tienen el derecho natural no sólo de formar como decir los más violentos y los más desprovistos de
asociaciones propias o mixtas de obreros y patronos, con la conciencia
estructura que consideren más adecuada al carácter de su Tal acumulación de riquezas y de poder origina, a su vez,
profesión, sino, además, para moverse sin obstáculo alguno, tres tipos de lucha se lucha en primer lugar por la hegemonía
libremente y por propia iniciativa, en el seno de dichas asocia- económica, se entabla luego el rudo combate para adueñarse
ciones, según lo exijan sus intereses del poder público, para poder abusar de su influencia y
Por último, trabajadores y empresarios deben regular sus autoridad en los conflictos económicos, finalmente, pugnan
relaciones mutuas inspirándose en los principios de solidari- entre sí los diferentes Estados, ya porque las naciones emplean
dad humana y cristiana fraternidad, ya que tanto la libre su fuerza y su política para promover cada cual los intereses
competencia ilimitada que el liberalismo propugna como la económicos de sus subditos, ya porque tratan de dirimir las
lucha de clases que el marxismo predica son totalmente controversias políticas surgidas entre las naciones, recurriendo
contrarias a la naturaleza humana y a la concepción cristiana a su poderío y recursos económicos» (131)
de la vida» (130) La descripción que Pío XI hace de la situación económica de su
QUADRAGESIMO ANNO (Pío XI, 1931) «Sobre la restauración época es suficientemente negativa «Hemos examinado la economía
del orden social y su perfeccionamiento de conformidad con la ley actual y la hemos encontrado plagada de VICIOS gravísimos» (132)
evangélica» — Principios fundamentales de solución. Juan XXIII redu-
— Descripción de la situación. A los cuarenta años de la ce a dos los principios fundamentales de la encíclica de Pío XI
encíclica «Rerum novarum», la realidad socio-económica ha cambia- «Primer principio prohibición absoluta de que en materia
do profundamente Pío XI se fija de un modo particular en los económica se establezca como ley suprema el interés indivi-
cambios producidos en el mundo de la economía y en la realidad del dual o de grupo, o la libre competencia ilimitada, o el predo-
socialismo He aquí la descripción que hace de la situación econó- minio abusivo de los económicamente poderosos, o el presti-
mica de su época gio de la nación, o el afán de dominio, u otros criterios similares
«Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros Por el contrario, en materia económica es indispensable
tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se que toda actividad sea regida por la justicia y la caridad como
acumula una descomunal y tiránica potencia económica en leyes supremas del orden social
manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son
(131) Q u a d r a g e s i m o a n n o , nn 105 1 08 o c , 100 1 01
(130) M a t e r et M a g i s t r a , nn 1 8 23 o c , 135 136 (132) Q u a d r a g e s i m o a n n o , n 128 o c , 1 1 0
18 Moral social
274 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 275

El segundo principio de la encíclica de Pío XI manda que social es cada día más amplia; los pueblos afroasiáticos,
se establezca un orden jurídico, tanto nacional como interna- después de rechazar el régimen administrativo propio del
cional, que, bajo el influjo rector de la justicia social y por colonialismo, han obtenido su independencia política; las
medio de un cuadro de instituciones públicas y privadas, relaciones internacionales han experimentado un notable in-
permita a los hombres dedicados a las tareas económicas cremento, y la interdependencia de los pueblos se está acen-
armonizar adecuadamente su propio interés particular con el tuando cada día más; han surgido con mayor amplitud orga-
bien común» (133). nismos de dimensiones mundiales que, superando un criterio
estrictamente nacional, atienden a la utilidad colectiva de
MATER ET MAGISTRA (Juan XXIII, 1961) «Sobre el reciente
todos los pueblos en el campo económico, social, cultural,
desarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina cristiana».
científico o político» (134).
— Descripción de la situación. Juan XXIII constata las «pro-
fundas transformaciones» que la vida social ha sufrido en el interior — Principios fundamentales de solución. La encíclica «Ma-
de los países y en la esfera de sus relaciones. Limita la descripción a ter et Magistra», además de puntualizar y desarrollar las enseñanzas
tres áreas: campo científico-técnico, campo social y campo político. sociales de los Pontífices anteriores (iniciativa privada e intervención
Por lo que respecta a los dos últimos, dice: de los poderes públicos en el campo económico; creciente sociali-
zación; remuneración del trabajo; función de la empresa; propiedad
«En el campo social, he aquí los avances de última hora: se privada y pública), se fija de un modo particular en el estudio de las
han desarrollado los seguros sociales; en algunas naciones relaciones «que median entre los distintos sectores de la economía,
económicamente más ricas, la previsión social ha cubierto entre zonas de diverso nivel de riqueza en el interior de cada nación
todos los riesgos posibles de los ciudadanos; en los movimien- y, dentro del plano mundial, entre los países que se encuentran en
tos sindicales se ha acentuado la conciencia de responsabili- diferente grado de desarrollo económico y social» (135).
dad del obrero ante los problemas económicos y sociales más
importantes. Asimismo, se registran la elevación de la instruc- Por lo que respecta a los sectores de la economía, Juan XXIII
ción básica de la inmensa mayoría de los ciudadanos; el auge, propugna «un desarrollo proporcionado». Y para que tal proporción
cada vez más extendido, del nivel de vida; la creciente frecuen- se verifique declara que «es absolutamente imprescindible una cui-
cia con que actualmente pasan los hombres de un sector de la dadosa política económica en materia agrícola por parte de las
industria a otro y la consiguiente reducción de separaciones autoridades públicas, política económica que ha de atender a los
entre las distintas clases sociales; el mayor interés del hombre siguientes capítulos: imposición fiscal, crédito, seguros sociales,
de cultura media por conocer los hechos de actualidad mun- precios, promoción de industrias complementarias y, por último, el
dial. Pero, simultáneamente, cualquiera puede advertir que el perfeccionamiento de la estructura de la empresa agrícola» (136).
gran incremento económico y social experimentado por un Sobre la relación entre zonas de desigual desarrollo dentro de un
crecido número de naciones ha acentuado cada día más los país, propone los siguientes criterios de acción.
evidentes desequilibrios que existen, primero entre la agricul- «Se debe intentar que en las zonas económicamente menos
tura y la industria y los servicios generales; luego, entre zonas desarrolladas se garanticen los servicios públicos fundamenta-
de diferente prosperidad económica en el interior de cada país, les más adecuados a las circunstancias de tiempo y lugar y de
y, por último, en el plano mundial, entre los países de distinto acuerdo, en lo posible, con la común manera de vida. Para ello,
desarrollo económico. es absolutamente imprescindible que se emprenda la política
En el campo político son igualmente numerosas las inno- apropiada, que atienda con diligencia a la ordenación de los
vaciones recientes: en muchos países todas las clases sociales siguientes puntos: la contratación laboral, la emigración inte-
tienen acceso en la actualidad a los cargos públicos; la rior, los salarios, los impuestos, los créditos y las inversiones
intervención de los gobernantes en el campo económico y
(134) Mater et Magistra, nn. 48-49: o . c , 142-143.
(135) Mater et Magistra, n. 122: o . c , 163.
(133) Mater et Magistra, nn. 38-40: o.c, 139-140. (136) Mater et Magistra. n 131: o . c , 166.
276 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 277

industriales destinadas principalmente a favorecer el desarrollo ante esta crisis de angustia, y llama a todos para que respon-
de otras actividades. Todas estas medidas son plenamente dan con amor al llamamiento de sus hermanos» (140).
idóneas, no sólo para promover el empleo rentable de la mano
de obra y estimular la iniciativa empresarial, sino para explotar — Principios fundamentales de solución. La encíclica «Po-
también los recursos locales de cada zona» (137). pulorum progressio» ve la solución en la realización práctica de un
Por último, la encíclica inicia el tratamiento de un tema que será auténtico «desarrollo».
más ampliamente desarrollado por la «Populorum progressio»: el de
las relaciones entre países de desigual desarrollo económico: El punto de partida es la aceptación de un concepto exacto de
desarrollo: «El desarrollo no se reduce al simple crecimiento econó-
«Pero el problema tal vez mayor de nuestros días es el que mico. Para ser auténtico deber ser integral, es decir, promocionar a
atañe a las relaciones que deben darse entre las naciones todos los hombres y a todo hombre» (141).
económicamente desarrolladas y los países que están aún en
vías de desarrollo económico: las primeras gozan de una vida Para realizar el desarrollo integral se precisan un conjunto de
cómoda; los segundos, en cambio, padecen durísima escasez. medidas tanto en el orden nacional como en el internacional. En el
La solidaridad social que hoy día agrupa a todos los hombres primer nivel es necesario: hacer real el principio del destino universal
en una única y sola familia impone a las naciones que disfrutan de los bienes de la tierra (n. 22); la propiedad privada no constituye
de abundante riqueza económica la obligación de no perma- para nadie un derecho incondicional y absoluto (n. 23); equidad en
necer indiferentes ante los países cuyos miembros, oprimidos la distribución y uso de la renta (n. 24); aceptada la industrialización
por innumerables dificultades interiores, se ven extenuados por como señal y factor de desarrollo (n. 25), es necesario discernir el
la miseria y el hambre y no disfrutan, como es debido, de los sistema económico construido sobre ella (n. 26); organización
derechos fundamentales del hombre. Esta obligación se ve humana del trabajo (nn. 27-28).
aumentada por el hecho de que, dada la interdependencia El desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo
progresiva que actualmente sienten los pueblos, no es ya solidario de la humanidad (n. 43). Por eso se impone la obligación
posible que reine entre ellos una paz duradera y fecunda si las de buscar «medios concretos y prácticos de organización y coope-
diferencias económicas y sociales entre ellos resultan excesi- ración para poner en común los recursos disponibles y realizar así
vas» (138). una verdadera comunión entre todas las naciones» (n. 43).
POPULORUM PROGRESSIO (Pablo VI, 1967): «Sobre la nece-
Estas exigencias de la fraternidad humana y cristiana:
sidad de promover el desarrollo de los pueblos».
— Descripción de la situación. En las grandes encíclicas «se presentan bajo un triple aspecto: deber de solidaridad,
sociales «nuestros predecesores, afirma Pablo VI, no faltaron al deber en la ayuda que las naciones ricas deben aportar a los países
que tenían de proyectar sobre las cuestiones sociales de su tiempo en vía de desarrollo; deber de justicia social, enderezando las
la luz del Evangelio» (139). Tampoco él quiere descuidar exigencia relaciones comerciales defectuosas entre los pueblos fuertes y
tan fundamental. débiles; deber de caridad universal, por la promoción de un
Una nueva situación ha surgido: mundo más humano para todos, en donde todos tengan que
dar y recibir, sin que el progreso de los unos sea un obstáculo
«Hoy el hecho más importante del que todos deben adqui- para el desarrollo de los otros. La cuestión es grave, ya que el
rir conciencia es el de que la cuestión social ha tomado una porvenir de la civilización mundial depende de ello» (142).
dimensión mundial... Los pueblos hambrientos interpelan hoy,
con acento dramático, a los pueblos opulentos. La Iglesia sufre

(137) M a t e r et Magistra, n 150: o . c , 171-172.


(140) Populorum progressio, n. 3: o . c , 330.
(138) M a t e r et Magistra, n. 157: o . c , 173-174.
(141) Populorum progressio, n. 14. o . c , 335.
(139) Populorum progressio, n. 2: o . c , 330.
(142) Populorum progressio, n. 44: o . c , 348.
278 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ÉTICA CRISTIANA 279

b) Orientaciones del Concilio Vaticano II finalidad fundamental de esta producción no es el mero


sobre el orden económico incremento de los productos, ni el beneficio, ni el poder, sino
el servicio del hombre, del hombre integral» (n. 64).
El Concilio Vaticano II dedicó uno de los capítulos de la Consti- — El control del desarrollo económico está en el hombre: no
tución pastoral «Gaudium et Spes» (nn. 63-72) a la vida dejarlo en manos de unos pocos; no dejarlo a merced de un
económico-social. «proceso casi mecánico de la acción económica» (n. 65).
Para captar el sentido exacto de este capítulo de la «Gaudium et — El desarrollo económico ha de tender a eliminar las desigual-
Spes» es conveniente consultar los comentarios a dicha constitución dades económico-sociales y no a aumentarlas todavía más (n.
conciliar a fin de tener conocimiento del íter que siguió su redacción 66).
definitiva. (143).
Algunos principios reguladores del conjunto de la vida económi-
En cuanto a la temática, el Concilio Vaticano II ha insistido
co-social. Después de haberse fijado en un punto particular (el del
sobre los siguientes aspectos de la vida económico-social (desde el
desarrollo económico: nn. 64-66), el Concilio señala algunos prin-
prisma preferencial de las «exigencias del desarrollo económico»:
cipios que parecen más necesarios en la ordenación de la economía
n. 63, 5):
actual:
Introducción: colocación de la vida económico-social dentro de
— El trabajo. «El trabajo humano que se ejerce en la producción
la perspectiva general de la GS:
y en el comercio o en los servicios es muy superior a los
— Visión humanista: es un valor del hombre y para el hombre. restantes elementos de la vida económica, pues estos últimos
«Porque el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida no tienen otro papel que el de instrumentos» (n. 67).
económico-social» (n. 63, 1).
— Las estructuras económicas (en particular, la empresa) y su
— Valoración ambivalente de la situación actual: grandes pro- justo funcionamiento (n. 68): participación activa de todos;
gresos y grandes desigualdades. «El progreso en las técnicas derecho de asociación; solución de las situaciones conflicti-
de la producción y en la organización del comercio y de los vas (derecho a la huelga).
servicios han convertido la economía en instrumento capaz de
satisfacer mejor las nuevas necesidades de la familia humana» — Función de la propiedad privada dentro del principio del
(n. 63, 2). «Sin embargo, no faltan motivos de inquietud... El destino de los bienes de la tierra para todos los hombres
lujo pulula junto a la miseria» (n. 63, 3). (problema de los latifundios, nn. 69 y 71).
— Insistencia en los desequilibrios, que perturban la paz: dese- — Inversiones y política monetaria (n. 70).
quilibrios a escala de sectores económicos (agricultura, indus-
Conclusión. Referencia de la actividad económica al misterio del
tria, servicios), a escala de regiones dentro de la nación, a
escala internacional entre las naciones económicamente de- Reino de Cristo (n. 72).
sarrolladas y las restantes (n. 63, 4).
— Se imponen cambios profundos. «Por ello son necesarias c) Vigencia de los planteamientos económico-morales
muchas reformas en la vida económico-social y un cambio de de la Doctrina social de la Iglesia
mentalidad y de costumbres en todos» (n. 63, 5).
La doctrina social de la Iglesia ofrece un conjunto temático muy
El desarrollo económico. Sobre este tema el Concilio recuerda los
amplio en relación con los problemas de la moral económica. Resulta
siguientes criterios:
imposible abarcar en una síntesis y valorar en un juicio globalizante
— Ley fundamental del desarrollo: el servicio del hombre. «La toda esa riqueza de contenido.
En otras partes de este capítulo se someten a reflexión temas que
(143) Hemos consignado los principales comentarios en el capítulo 2.°, la doctrina social de la Iglesia ha tratado con interés. Allí se pone de
II, 1. manifiesto la vigencia de los planteamientos económico-morales
280 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA CRISTIANA 281

aportados por las encíclicas sociales de los Papas sobre temas tan los «marginados»; la reflexión cristiana se suele hacer desde
importantes como los siguientes: el poder económico y para el poder económico.
— desarrollo económico — La reflexión teológico-moral cristiana sobre la economía ha
— desigualdades económico-sociales nacido en el interior de una forma económica determinada
— imposición fiscal (la de signo globalmente capitalista). Carecemos de otras
— planificación económica inculturaciones del ethos cristiano (por ejemplo, las prove-
— propiedad privada nientes del signo socialista).
— sistemas económicos — La teología moral de la Edad Media y de los tratados «De
— trabajo y capital Justitia et Jure» han sido un reflejo espiritual y una justifi-
Remitimos al tratamiento de estos temas para la discusión de la cación normativa, aunque con correcciones, de la sociedad
vigencia actual de los planteamientos económico-morales ofrecidos económica pre-industrial. Al desmoronarse este tipo de
por la Doctrina social de la Iglesia. sociedad y dar paso a la industrial, la moral casuista siguió,
por inercia y por pereza mental, pensando con categorías
superadas por la realidad. La doctrina social de la Iglesia
hizo un esfuerzo por adaptarse a la nueva situación sin
6. BALANCE SUMARIO conseguirlo del todo.
del devenir histórico de la conciencia moral cristiana A partir de las anotaciones anteriores no es difícil deducir la
y de su incidencia sobre el mundo de la economia conclusión de que es preciso reformular las categorías teológico-
(Anotaciones crítico-prospectivas) morales para seguir incidiendo en una realidad substancialmente
cambiada. Entre dichos cambios conviene recordar los siguientes:
En las páginas anteriores hemos seguido el devenir de la concien-
cia moral cristiana en su incidencia sobre el mundo de la economía. — La sociedad económica se plantea hoy día como una socie-
Ha sido un recorrido a través de los hitos principales de la historia dad de todos: de todos los hombres y de todo el hombre,
de la moral cristiano-católica. Ante nosotros han pasado: las exhor- según la visión certera de la encíclica «Populorum Progressio»
taciones de la época patrística; la reflexión medieval; los tratados y según las orientaciones de la economía «humanista».
clásicos «De Justitia et Jure»; la doctrina casuística «De Séptimo — El intercambio de bienes no constituye el núcleo organiza-
Praecepto»; y, por último, las enseñanzas económico-morales de la dor de la actividad económica. La justicia conmutativa no
doctrina social de la Iglesia. puede ser reflejo y justificación de un orden económico nuevo
En cada etapa ya hemos realizado un balance parcial. Aquí que supera los planteamientos mercantilistas de la economía.
queremos agrupar un conjunto de anotaciones globales de carácter — La sociedad económica se presenta como una «sociedad
preferentemente crítico-prospectivo. opulenta», en la que el desarrollo y la riqueza juegan un
Aún reconociendo los aspectos claramente positivos de la con- papel decisivo. El ethos cristiano, condicionado históricamen-
ciencia cristiana en su incidencia sobre las realidades económicas, te por una sociedad pobre y poco evolucionada económica-
hemos de reconocer, sin embargo, una serie de carencias que mente, tiene que adaptarse a la nueva situación.
podrían ser expresadas del siguiente modo: — La racionalidad económica de la sociedad actual tiende a
— En la visión cristiana de la economía quedan fuera del situarse en órganos cada vez más amplios y con mayor poder
ángulo perceptivo grandes zonas y notables capas sociales de decisión. La intuición de la encíclica «Quadragesimo An-
de la humanidad. Es una comprensión desde Europa y no» al pedir mayor intervención del Estado en la economía
para Europa, quedando fuera de la reflexión cristiana la tiene que ser profundizada por la ética cristiana del presente.
problemática humana de Asia, África y América latina. Por La planificación de la economía constituye un lugar desde
otra parte, aún dentro del área europea, la moral cristiana el cual ha de ser pensada la dimensión moral de la economía.
no se ha preocupado excesivamente de los problemas de — La sociedad económica es una sociedad conflictiva. Las
282 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 283

desigualdades entre individuos, entre los sectores económi- tampoco puede existir una moral económica cristiana. La función del
cos, en el interior de las economías nacionales, entre los cristianismo ha de entenderse a través de la categoría de «referencia»
diferentes países, etc., son, además de un dato bruto, una (o perspectiva, o cosmovisión, u horizonte, etc.). La fe cristiana
explicitación clamorosa de la conciencia humana. La moral supone un conjunto de referencias que tienen su importancia para
económica no puede escapar a un cielo tranquilo y ordenado, la formulación y la vivencia de la dimensión ética de la economía. En
sino que ha de situarse dentro del conflicto de la sociedad este sentido, que por otra parte ha sido expuesto en la primera parte
desgarrada. de este libro, entendemos aquí la perspectiva cristiana del pro-
yectcfcético con el que se trata de iluminar y transformar la realidad
económica.
III
Hechas estas anotaciones metodológicas, adelantamos el con-
PROYECTO DE MORAL ECONÓMICA, tenido del proyecto de ética económica. Los elementos que lo
DESDE LA PERSPECTIVA CRISTIANA, integran pueden resumirse en los siguientes núcleos temáticos: 1)
PARA EL MOMENTO ACTUAL en primer lugar, se requiere discutir la relación entre ética y
economía: el modo de entender esa relación constituye el cimiento
de todo el edificio ético en relación con la economía; 2) a continua-
ción, es preciso señalar y concretar los elementos axiológicos de
Después de haber constatado y valorado, en el apartado anterior,
la teoría ética en relación con la economía, a fin de construir un
la incidencia histórica del ethos cristiano en el mundo de la econo-
modelo ético global para discernir y transformar en justicia las
mía, nos proponemos ahora construir un «proyecto» de moral eco-
diversas situaciones de la realidad socio-económica; 3) a partir de la
nómica para la situación presente. El cristianismo tiene que seguir
fuerza ética de ese modelo se adquiere una posibilidad de discernir
proyectando su fuerza de iluminación y de transformación sobre las
la coherencia moral de la vida económica, comenzando por la
realidades socio-económicas de nuestro tiempo. Como afirmaba de
valoración moral de los sistemas económicos en cuanto cua-
sí mismo Juan XXIII, los cristianos debemos sentirnos obligados a
dros configuradores de la economía; 4) para llegar al discernimiento
seguir manteniendo encendida y en alto la «antorcha de la cari-
ético de situaciones económicas concretas en las que se realiza
dad» (144), a pesar de la dificultad y complejidad de los problemas.
el sistema económico global.
Pero ¿cómo formular un proyecto de moral económica desde la
Advertimos que el desarrollo de estos puntos requerirá en mu-
perspectiva cristiana? Creemos que ha de nacer de una actitud
chos aspectos un ulterior desarrollo, cuyas bases y pistas de orien-
subjetiva de humildad y provisionalidad: las síntesis perfectas están
tación serán insinuadas en este libro. Dentro del equilibrio armónico
fuera del alcance humano. La reflexión ética sobre las realidades
que un libro de iniciación a la Teología moral, como éste, tiene que
económicas se encuentra en una situación de precariedad metodo-
respetar, no cabe una exposición detallada y extensa de cada uno de
lógica y temática; este vacío no puede ser colmado inmediatamente.
los puntos que hemos adelantado, aunque la importancia y el
En lugar de síntesis, lo que puede ofrecer la reflexión ética es un
material existente están pidiendo un estudio monográfico de cada
proyecto global, que necesariamente ha de quedar abierto a ulte-
tema.
riores desarrollos y matizaciones.
Estos son, pues, los puntos del presente apartado:
El siguiente proyecto ético de la realidad económica tiene la
pretensión de encuadrarse en la perspectiva de la fe cristiana. Esta 1. Economía y moral: racionalidad científica y racionalidad
orientación metodológico-temática requiere una aclaración. No en- ética.
tendemos la relación entre proyecto ético y cristianismo como si la 2. Elementos integrantes de una teoría ética sobre la
fe cristiana poseyese una moral propia y peculiar acerca de las economía.
realidades económicas; así como no existe una economía cristiana,
3. Sistemas económicos y Etica cristiana.
4. Problemas concretos de Etica económica.
(144) M a t e r et Magistra, n. 6 y 50. Ocho grandes mensajes
(Madrid, 1971), 131-143
284 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 285

progresivo de la ciencia económica, ayuda a encontrar los caminos


1. ECONOMÍA Y MORAL de una economía más «humana» y, consiguientemente, más auténtica.
Racionalidad científica y racionalidad ética El replanteamiento de la relación entre economía y moral lo
exponemos a través de una reflexión compuesta de tres momentos:
R. DUQUE, Opción por una ciencia humanizada de la economía reconocimiento de la autonomía de la racionalidad científico-técnica
(Barcelona, 1979). M. FRAGA, El influjo de la religión en el
comportamiento económico: Valoración actual de la doctrina social del mundo económico; descubrimiento de la coherencia y necesidad
de la Iglesia (Madrid, 1972), 213-248. J. M. MÉNDEZ, Relaciones de la instancia ética dentro de la economía; y clarificación del papel
entre economía y ética (Madrid, 1970). A. MUELLER-ARMACK, que la racionalidad moral desempeña en la única y total realidad de
Religión und Wirtschaft (Stuttgart, 1959). F. PREVET, La loi morale la economía humana.
et l'activité économique (París, 1952). G. SOLERI, Economía e
Morale. Storia e teoría del problema (Torino, 1960). XXIX
SETTIMANA SOCIALE, Vita económica ed ordine morale (Roma, a) Autonomía de la racionalidad científico-técnica de la economía
1957). A. UTZ, Entre neoliberalismo y neomarxismo (Barcelona,
1977), 21-33. E. G. VALORI, Economía e morale (Ñapóles, 1965). La economía, en su doble vertiente de actividad y de ciencia,
VARIOS, Economic Justice (Londres, 1973). L. VILA, La economía goza de plena autonomía. Es la misma visión ético-religiosa cristiana
como sistema abierto: las posibilidades de una ética para la econo- la que proclama, en palabras del Concilio Vaticano II, esa autonomía:
mía: Escritos del Vedat 3 (1973), 619-642. O. VON NELL- «la actividad económica debe ejercerse siguiendo métodos y leyes
BREUNING, Macht, ókonomisches und moralisches Gesetz: Die propias» (145).
neue Ordnung 29 (1975), 412-421. J. PH. WOGAMAN, Christians La moral económica ha de partir de esta afirmación básica si
and the Creat Economic Debate (Londres, 1977), 1-13 («Is Eco-
nomics beyond Morality?»); 34,35 («Moral Foundations»). pretende realizar una reflexión seria sobre los problemas humanos
del mundo económico. El conocimiento y la aceptación de las leyes
propias de la economía delimitan el campo a la moral y la orientan
El fundamento de todo proyecto ético acerca de las realidades hacia sus propias y peculiares tareas.
económicas descansa sobre la relación que se establezca entre
economía y moral. Dicha relación constituye un auténtico problema
preliminar en toda reflexión ética sobre la economía. Radicalmente La actividad económica
planteado, el problema puede ser formulado del siguiente modo: ¿la
racionalidad científica de lo económico soporta la presencia axioló- La actividad económica se inserta en el conjunto de las activida-
gica de la racionalidad ética?, ¿tiene sentido y función el juicio moral des humanas. Su peculiaridad reside en buscar los medios para
en el campo científico-técnico de la economía?, ¿no pertenece al satisfacer las necesidades humanas a partir de la escasez de recursos
mundo de los «prejuicios» precientíficos e ideológicos el intento de que la naturaleza ofrece.
resucitar actualmente la moral económica?, ¿no denota «ingenuidad»
y «voluntarismo» toda consideración ética de la economía? La actividad económica se impone necesariamente al hombre por
el dato siguiente: la desproporción existente entre necesidades a
Ante estas preguntas surge inmediatamente la sospecha de que satisfacer y recursos ofrecidos. De esta desproporción nace la acti-
la relación entre economía y moral se encuentra problematizada vidad económica y se origina, consiguientemente, el mundo de la
por falsos planteamientos anteriores que han originado «recelos» y economía.
«prejuicios» mutuos. Sin negar seriedad e importancia objetivas al
tema, pensamos que un recto planteamiento de la cuestión puede En su estructura subjetiva, la actividad económica tiene las
despejar las dificultades que a primera vista parecen insolubles. características de toda actividad humana: es autoconsciente; es libre,
y, por tanto, responsable. A este respecto recordaba Pío XII: «Tén-
El reconocimiento de la autonomía de la racionalidad científica gase por cierto que en las relaciones humanas, aún en las puramente
en lo económico no contradice la posibilidad del juicio moral, ya que económicas, nada se produce por sí mismo, como sucede en la
la realidad económica, como toda realidad humana, es susceptible
de aproximaciones diversas, aunque convergentes. Por otra parte, la
racionalidad ética, lejos de mermar la autonomía y el dinamismo (145) Gaudium et Spes, n 64.
286 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 287

naturaleza, sujeta a leyes necesarias, pues, al fin y al cabo, todo en que se desarrolla la actividad económica remitimos a los Manua-
depende del espíritu» (146). les de Economía; por ejemplo:
Conviene destacar, de un modo especial, la dimensión social de
la actividad económica. El hombre no puede satisfacer sus necesi- R. BARRE, Economie politique (París, 1968). A. FANFANI, Econo-
dades aisladamente; por otra parte, la capacitación de cada individuo mía (Madrid, 1962). T. B. GARVER-A. H. HANSEN, Principios de
favorece el aumento de los bienes económicos y comporta al mismo economía (Madrid, 1946). R. G. LIPSEY, Introducción a la econo-
mía positiva (Barcelona, 1970). P. A. SAMUELSON, Curso de eco-
tiempo la necesidad de entender y realizar su actividad económica nomía moderna (Madrid, 1973).
como prestación de servicios a la comunidad.
La actividad económica se concreta en tres sectores básicos,
tipológicamente diversos aunque realmente integrados: actividades La ciencia económica
primarias (agricultura, caza, pesca), actividades secundarias (indus-
tria), actividades terciarias (servicios). Esta triple división da lugar a La actividad económica, cuando es objeto del saber positivo,
los tres sectores fundamentales de la economía. adquiere una racionalidad científico-técnica. Surge así la ciencia
A partir de la actividad económica surge la realidad del «mundo económica: un saber que, basándose en hechos y análisis de las
económico», con su compleja red de relaciones humanas. A través concatenaciones causales, establece leyes empíricas sobre la activi-
de una serie de factores los bienes económicos son producidos, dad económica.
repartidos, intercambiados y consumidos (147). La actividad A la ciencia económica le corresponde la combinación de los
económica se diversifica en una gran variedad de aspectos, que dan medios en orden a conseguir la máxima eficencia posible de los
lugar a las operaciones integradoras del universo económico: pro- escasos recursos para satisfacer las necesidades humanas. En cuanto
ducción, comercio, consumo, etc. ciencia, tiene sus leyes positivas en orden a la «maximalización» de
No hace falta anotar las transformaciones que, dentro de las las finalidades directamente económicas.
constantes señaladas, ha tenido la actividad económica a lo largo de Las leyes positivas de la economía no se cierran sobre el estricto
la historia. El Concilio Vaticano II comienza el capítulo dedicado al orden del «conocer». Buscan la posibilidad de transformar la realidad
tema de la vida económico-social señalando las características económica. La ciencia de la economía se traduce en tecnología.
principales de la actividad económica en el momento actual (148): Surge así todo un complejo científico-tecnológico que analiza,
creciente dominio del hombre sobre la naturaleza; multiplicación e orienta y transforma la actividad económica humana.
intensificación de las relaciones sociales; mayor interdependencia La economía, tanto en su vertiente de actividad humana como en
entre ciudadanos, asociaciones y pueblos; cada vez más frecuente su racionalidad científico-técnica, constituye en la sociedad actual
intervención del poder político; aumento progresivo de bienes y el núcleo básico de organización de las relaciones humanas. Sin
servicios. llegar a la afirmación, de carácter filosófico, de que la economía es
Con las anotaciones anteriores creemos haber descrito global- la fuente organizadora de la sociedad, podemos hacer una constata-
mente la estructura y función de la actividad económica. Para ción de carácter sociológico: en el tipo de sociedad actual los
obtener un conocimiento más preciso y detallado de los mecanismos hombres se ordenan y se relacionan a través de su puesto dentro de
la organización económico-tecnológica. Esta constatación contiene
importantes consecuencias para el orden de la moralidad: las justi-
(146) Pío xn, Radiomensaje de Navidad (1954): Colección de Encí- cias y las injusticias de la sociedad actual se sitúan, preferentemente,
clicas y Documentos Pontificios (Madrid, 1955), edic. 5. a , 1627. en el universo de las relaciones económico-tecnológicas.
(147) Ya decía J . B. SAY, Tratado de Economía Política o Exposi-
ción sencilla de cómo se f o r m a n , se distribuyen y se consumen las No es el lugar adecuado un libro de Moral para hacer una
riquezas (Madrid, 1838) I, p. I, que la Economía política es la ciencia «que exposición de los presupuestos, metodología, leyes y conclusiones
enseña cómo se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas que de la ciencia económica, aunque su conocimiento es bagaje nece-
satisfacen las necesidades de las sociedades». sario en todo el que se dedica a reflexionar éticamente sobre la
(148) Gaudium et Spes, n. 63. realidad humana.
288 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
E C O N O M Í A Y ETICA CRISTIANA
289
Autonomía de la ciencia económica en autonomía Reconocer autonomías es constituir realidades con
capacidad de integración en la totalidad de lo humano Por otra
Las leyes que regulan la actividad económica tienen plena parte, la delimitación autonómica evita mistificaciones que adulteran
autonomía En relación con la moral, gozan de neutralidad La la comprensión de la realidad También aquí sirve el principio
ciencia de la economía es neutral con respecto a la ética El mundo metodológico de la interdisciphnaridad integración de visiones
de la economía es un universo que se organiza autónomamente en autónomas en la totalidad del único campo de la realidad que es lo
vistas a la consecución de las finalidades inmanentes a su orden de humano
realidad humana
Lo que inicialmente se le pide al saber científico-técnico de la
economía no es su adecuación al orden moral, sino la consecución b) Necesidad y coherencia de la instancia ética en la economia
de los fines estrictamente económicos la combinación óptima de los Afirmar la autonomía de la racionalidad científico-técnica de la
medios para lograr la «maximalización» posible de finalidades a partir economía no supone encerrar el mundo económico en los límites del
de la «escasez» de recursos existentes Esta ley básica de la economía horizonte creado por la ciencia económica La actividad económica
escapa, en cuanto positiva, al control de la ética Es una ley autónoma tiene tal riqueza de realidad que no se agota en la forma de
De aquí se sigue que no pertenece al orden moral la organización comprensión científico-técnica, lo humano desborda toda limitación
científico-técnica del mundo económico Toda reflexión moral se pretendida o impuesta por un determinado saber Por otra parte, la
encuentra limitada por la autonomía de la racionalidad científico- ciencia económica únicamente posee con coherencia su inalienable
técnica los JUICIOS éticos no tienen funcionalidad dentro de las autonomía cuando se sabe abierta a la totalidad explicativa del
opciones científico-técnicas No siempre la Moral, sobre todo la fenómeno económico, la mterdisciplinaridad, que es una ley esen-
Moral de signo religioso, ha respetado la neutralidad ética de la cial del saber sobre lo humano, garantiza la autonomía de la ciencia
economía Al hacer el recorrido de la incidencia histórica del ethos económica y, al mismo tiempo, le impide cerrarse sobre ella misma
cristiano sobre las realidades económicas hemos constatado la pretendiendo totalizar la explicación de la actividad económica
tentación de los moralistas por salir de su terreno y avasallar los Entre los saberes, con los que la ciencia económico-técnica tiene
principios autónomos de la realidad económica que «interdisciplinarse», destaca de un modo privilegiado la reflexión
Del reconocimiento de la autonomía de la ciencia económica se ética La actividad económica y su consiguiente racionalidad cientí-
sigue una segunda conclusión, de máxima importancia también Si fica están insertas dentro del horizonte de la eticidad Sin pretender
afirmamos la neutralidad ética de las leyes económicas es necesario agotar todos los razonamientos justificadores de esta afirmación, nos
declarar como procesos «mistificadores» todas aquellas incursiones limitamos a constatar tres núcleos de reflexión que nos orientan
de la ciencia en el terreno de los fines, de las ideologías, de las hacia idéntica conclusión es necesaria y coherente la instancia ética
creencias, etc El supremo ethos de la economía es comportarse en la realidad global del mundo económico
neutralmente Una economía que invadiese el campo de lo moral y
asumiese en sus planteamientos científicos opciones éticas (es decir, Las «premisas de valor» en las síntesis de economía científica
dependiese de creencias, ideologías, cosmovisiones) sería una eco-
nomía «inmoral», precisamente por dejar de ser neutral Las leyes Ha existido entre los grandes economistas la convicción de que
económicas deben funcionar al margen de la mentalidad inducida o la ciencia económica debe evitar todo pronunciamiento sobre cues-
convencional, su estructura y funcionamiento debiera asemejarse al tiones de valor La postura de G Myrdal puede simbolizar el
«comportamiento neutral» de las máquinas consenso de los economistas al respecto «Hay sólo una frontera que
Afirmar la autonomía de la actividad y de la ciencia económicas debe ser trazada y nunca rebasada Es la frontera entre el conoci-
es afirmar la existencia de un campo específico para la racionalidad miento empírico positivo y las especulaciones metafísicas Las cien-
científica y para la racionalidad ética La delimitación de campos no cias sociales deben desconfiar sobre todo de la especulación norma-
es labor excluyeme, sino afirmante Únicamente se pueden integrar, tiva o teleológica» (149)
con garantía de éxito, partes que han sido previamente constituidas
(149) G MYRDAL, The Pohtical Element in the Oevelopment of
19 Moral social
290 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 291

Sin embargo, esta afirmación no deja de ser ella misma «ideoló- que Newton había dado explicación científica de la materia física.
gica». Es interesante anotar cómo el mismo Myrdal, volviendo Su análisis se centra en el terreno que, según él, es específico de la
veinticinco años'más tarde sobre su afirmación anterior, reconocía economía: el valor de cambio. Ahora bien, el valor económico se
su ingenuidad primera y admitía la necesaria presencia de «premisas concreta en el trabajo humano. Para Smith, el trabajo es la fuente de
de valor» en los análisis científicos sobre la economía: «A través del la «riqueza de las naciones», según constata en las primeras palabras
libro late la idea de que cuando todos los elementos metafísicos han de la Introducción: «La suma anual de trabajo de cada nación
sido cortados de raíz permanece un cuerpo saludable de doctrina constituye el fondo que la provee de todo lo que cada año consume
económica independiente de todo tipo de valoraciones. Esta creen- para atender a las necesidades o a las comodidades de la vida, y que
cia implícita en la existencia de un cuerpo de conocimiento científico es siempre, o bien un producto inmediato de aquel trabajo, o bien
adquirido independientemente de toda valoración es, tal como ahora algo que con él se compra a otras naciones» (153).
lo veo, un empirismo ingenuo. Los hechos no se organizan a sí Es necesario reconocer el alto valor de la obra de Adam Smith.
mismos en conceptos y teorías sólo porque los observamos. Existe «Hizo un serio y sistemático intento de construir ciencia empírica y
un ineludible elemento a priori en todo trabajo científico. Las positiva. Prepara ya el terreno para separar lo ético de la económi-
preguntas deben formularse antes de dar respuestas. Y las preguntas co» (154).
son ya expresión de nuestro interés en el mundo; en el fondo son ya Sin embargo, en sus reflexiones aparentemente neutras se con-
valoraciones... Yo he llegado, por tanto, a la conclusión de la tienen opciones de carácter extraeconómico. Destacamos dos: la
necesidad de trabajar siempre, desde el principio hasta el fin, con aceptación y justificación de la «armonía social» como hecho socio-
explícitas premisas de valores» (150). lógico y la preferencia por el valor de la «solidaridad» como fuente
La constatación de «premisas de valor» en las grandes síntesis de del dinamismo enriquecedor de las naciones.
economía pretendidamente científicas es una prueba de que «no La creencia en la armonía social es la justificación extraeconómi-
existe ni puede existir una ciencia económica absolutamente ajena a ca del optimismo de Adam Smith frente a la codicia humana: los
valores extraeconómicos» (151). hombres son egoístas y buscan su propio provecho, pero existe una
El desarrollo de la prueba enunciada consiste en verificar en las ley natural que integra los egoísmos individuales en bien de la
doctrinas económicas la presencia influyente de valoraciones con- comunidad social. Afirmar la existencia de esta ley es aceptar el
cernientes al orden de los «fines» y no exclusivamente de los optimismo filosófico de la «armonía preestablecida», pero al mismo
«medios», terreno este último al que debiera circunscribirse la ciencia tiempo supone la justificación de una economía basada en la
económica. propiedad privada sin límites, en la libertad sin cortapisas, en el afán
Por razones obvias, nos limitamos a insinuar dicha verificación en de lucro individual, etc. Es interesante recordar, una vez más, el
algunos de los grandes economistas (152). célebre texto de la «mano invisible» que actúa en la vida económica:
«Es cierto que, por lo general, nadie se propone fomentar
A. SMITH: el hecho de la «armonía social» y el valor de la el interés público, ni sabe hasta qué punto lo está fomentando.
«solidaridad» como premisas axiológicas. Al preferir dar apoyo a la industria del país más bien que a la
extranjera, se propone únicamente buscar su propia seguridad;
A. Smith intenta descubrir las leyes que rigen la realidad econó- y encaminando esa actividad de manera que sus productos
mica y dar así una explicación científica de la economía, lo mismo puedan ser de mayor valor, busca únicamente su propia
ganancia, y en éste, como en otros muchos casos, una mano
Economic Theory (Londres, 1955), reimpr., 206. Citado por J. M. MÉNDEZ, invisible lo lleva a fomentar una finalidad que no entraba en
Relaciones entre economía y ética (Madrid, 1970), 9. sus propósitos. Ni siquiera saldría perdiendo siempre la socie-
(150) MYRDAL, O . C , pról. Citado por MÉNDEZ, O . C , 10. dad porque no entrase en esos propósitos. Buscando su
(151) MÉNDEZ, O . C , 10.
(152) Seguimos de cerca el estudio de MÉNDEZ citado en las notas (153) A. SMITH, La riqueza de las naciones (Madrid, 1956). 3.
anteriores. (154) MÉNDEZ, o . c , 32.
292 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 293

propio interés, fomenta frecuentemente el de la sociedad con social. «Podemos no estar de acuerdo con los detalles de este
mayor eficacia que cuando se lo propone realmente» (155). análisis, e incluso negar sus conclusiones, pero difícilmente se podrá
negar que en las enseñanzas ricardianas se encierra una parte de
La creencia én la solidaridad humana como valor extraeconómico
verdad cuya validez parece universal y perenne: la justicia no se
explica la idea que Smith se hace de la riqueza de las naciones. Para
realiza automáticamente, dejándose llevar cada uno de sus tenden-
él, la riqueza está en proporción a la solidaridad de los trabajos; la
cias naturales. La justicia no es fruto espontáneo de la naturaleza,
división y coordinación de los distintos oficios hacen progresar
sino que es algo que hemos de conquistar con sacrificio y con
indefinidamente la economía de una nación. La idea extraeconómica
generosidad, renunciando a una parte de esa libertad que creíamos
de solidaridad y la aceptación del trabajo como raíz prioritaria del
ilimitada. Ricardo nos ofrece un nuevo ejemplo de cómo el análisis
valor económico explican y justifican, para Adam Smith, el sistema
económico presupone por fuerza ciertas valoraciones o convicciones
económico fundado en la división del trabajo. «El mayor adelanto
extraeconómicas. En nuestro caso se trata de las exigencias ineludi-
realizado en la capacidad productiva del trabajo, y la parte mayor de
bles de la justicia. La enseñanza de Ricardo se reduce a esto: el
la habilidad, destreza y discernimiento con que es dirigido o aplicado
hombre no puede renunciar a la idea de justicia cuando se enfrenta
en todas partes, parecen haber sido consecuencia de la división del
con los problemas económicos» (159).
trabajo» (156).
El optimismo de Smith, en cuanto opción global extraeconómica,
tuvo notables adeptos (157), pero también grandes críticos (158). K. MARX: la «injusticia social» como postulado orientador del
Queda, sin embargo, en la historia de la economía como un ejemplo análisis económico.
de la influencia ejercida por premisas axiológicas extraeconómicas
en el campo de la ciencia económica pretendidamente aséptica. Nadie podrá negar talento y agudeza a los análisis de Marx sobre
la realidad económica. Su doctrina económica ocupa un puesto de
primera importancia en la historia del pensamiento económico. No
D. RICARDO: el «pesimismo» como propulsor intentamos ahora exponerla y valorarla. Únicamente pretendemos
de los análisis científicos. dejar constancia de la influencia ejercida por convicciones extraeco-
nómicas en los análisis científicos. Marx «tenía una idea preconce-
Analizando los tres pilares tradicionales de la economía (tierra-
bida en su cabeza: que el capitalismo era la causa de las injusticias
trabajo-capital), Ricardo llega a la conclusión de que las riquezas se
sociales de su tiempo. Por tanto, era necesario encontrar una
reparten de un modo desigual. El optimismo de Smith carece de base
explicación según la cual el capitalismo engendrara necesariamente
en la realidad cuando se constata que los intereses de los individuos
condiciones sociales injustas. La teoría del valor de Ricardo —labor
no conducen a una armonía social, sino a la separación cada vez más
contained—cumple con ese requisito, y por eso Marx la hace suya.
llamativa entre los hombres. Los intereses individuales se hacen
Al querer aplicarla a los fenómenos económicos se verá obligado a
contradictorios; las pasiones humanas (avaricia, ambición, etc.) y los
incurrir en numerosas contradicciones. Pero nunca abandonará la
egoísmos particulares no conducen, como pensaba Smith, a la
teoría trabajo, porque ésta es la única que le permite demostrar que
realización del interés general, sino a la destrucción de la armonía
el capitalismo es explotador natura sua» (160). La búsqueda
apasionada por la justicia hace de Marx, además de economista, un
(155) S M I T H , o . c , 377. profeta. Su doctrina económica, además de ciencia, contiene un
(156) Ibíd., 129. mensaje de liberación. En la obra económica de Marx se constata la
(157) Recordar al seguidor de Smith: J . B. SAY, Tratado de la econo-
afirmación de que los sistemas socio-económicos están condiciona-
mía política (Madrid, 1838).
(158) Recordar la «Fábula de las Abejas» de Mendeville, tan querida de
dos por opciones axiológicas previas.
Keynes y algunos economistas de nuestro tiempo (cfr. MÉNDEZ, o . c , 35,
nota 11). Según esta fábula, las pasiones humanas (avaricia, envidia, odio,
ambición) no pueden ser elementos positivos de armonía universal; aunque, (1 59) MÉNDEZ, o . c , 57. En J . S. M I L L se encuentran parecidas tomas de
por otra parte, la sociedad obtiene más beneficio de los vicios que de las postura (Ibíd., 85-86)
virtudes de los ciudadanos: «los vicios privados son beneficios públicos». (160) Ibíd., 89 (cfr pp. 110-112)
294 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 295

Idéntica constatación podríamos hacer en los marginalistas. El clamor de la «injusticia»


Entre los primeros marginalistas, como Jevons, se advierte la influen-
La conciencia de vivir dentro de un mundo económico marcado
cia del hedonismo y utilitarismo de Bentham. La segunda generación
por injustas desigualdades constituye otro núcleo de argumentación
se distanció de la teoría hedonista y se dejó influenciar por el brillo
a favor de la presencia de la ética en la economía. El clamor de la
de la libertad (161).
«injusticia» padecida o denunciada no se limita a lamentar la inca-
Concluimos este primer núcleo de reflexión sobre la necesidad y pacidad de soluciones técnicas que remedien las miserias; es un grito
coherencia de la instancia ética en la economía afirmando que «a que pretende llegar hasta el interior de la humanidad. La conciencia
pesar de los intentos reiterados de los positivistas de la economía por de situaciones injustas es prueba fehaciente de la necesidad que
elaborar una ciencia completamente ajena a valoraciones éticas, o tiene la realidad económica de soluciones «éticas».
incluso simplemente extraeconómicas, esos intentos han resultado
Las visiones «proféticas» del mundo económico dependen y se
siempre vanos... El examen de las diversas doctrinas sugiere que en
traducen en actitudes éticas. A veces el talante ético exagera de tal
todos los casos las valoraciones éticas están presentes. Unas veces
modo el compromiso de la libertad humana y la urgencia de
los economistas son conscientes de ello; la mayor parte de las veces
transformaciones globales inmediatas que choca contra la realidad y
manejan unilateralmente unos valores éticos prescindiendo de los
se deshace en gestos grandilocuentes e ingenuos. La postura «tec-
demás. Pero, en definitiva, se confirma la tesis: algunos valores se
nocrática» es el polo opuesto a la profética. Los tecnócratas tienen
infiltran necesariamente en todo planteamiento económico» (162).
oscurecida la mirada totalizadora de la esperanza profética y de la
Esta conclusión no invalida el principio de neutralidad que urgencia ética; se limitan a constatar las posibilidades del cambio
defendíamos más arriba en relación con la ciencia económica. inmediato y técnico. El talante tecnocrático tiene propensión a llamar
Seguimos afirmando que la economía, en cuanto saber científico- «imperfecciones técnicas» a las situaciones de injusticia.
técnico, no debe introducirse en el terreno de la ética; su autonomía
Entre el profetismo ingenuo e irrealista y la tecnocracia cerrada a
supone neutralidad con respecto a las opciones éticas, ya que éstas
la esperanza se sitúa la postura ética. La visión ética de la economía
pertenecen a otro tipo del saber humano. Al constatar la presencia
tiene en cuenta las posibilidades de la realidad y por eso respeta las
de «premisas de valor» en las síntesis de economía científica, única-
leyes de la maduración técnica; pero sabe también que el mundo
mente ponemos de relieve la necesaria existencia de valoraciones
económico no consiste en el desarrollo de leyes ciegas, sino que
axiológicas en el campo de la economía, aunque tales valoraciones
depende en gran medida de la libertad humana. En la conjunción de
hayan sido, y en muchos casos todavía sigan siendo, obra de los
posibilidad técnica y libertad responsable tiene su morada la urgen-
economistas y no de los éticos, a quienes compete la tarea de
cia ética.
proponer, y justificar, «fines» a la sociedad humana.
Pocas posturas como la cristiana han proclamado con tanta
insistencia las injusticias existentes en el mundo de la economía.
Con diversos tonos y desde situaciones diferentes, la conciencia
(161) «Se comprende, pues, que los economistas del marginalismo cristiana no ha dejado de formular la queja que provoca la «compa-
fuesen triunfalistas. La armonía de la actividad económica se ha conseguido sión» de la miseria injustamente padecida. Por recordar una interven-
dejando al hombre en plena libertad para manifestar sus deseos y apetencias. ción, nos referimos a la enseñanza de Pío XI en la encíclica
¿Acaso no es un triunfo definitivo armonizar la prosperidad con la libertad? «Quadragesimo anno».
¿Acaso el respeto y la exaltación de la libertad no colocan al marginalismo
Pío XI advirtió en la situación crítica por la que atravesaba la
muy por encima de cualquier otro sistema? Esta era la creencia; y lo es
todavía entre los creyentes del llamado liberalismo económico. La intuición
economía en aquel momento la quiebra fundamental: la pérdida del
de la mano invisible es ahora una verdad rigurosamente científica. El sentido moral. La descripción que hace de la realidad económica de
marginalismo restaura la armonía social destruida por Ricardo y Marx. Inspira su tiempo es paradigmática:
confianza y optimismo. A la base de todo el razonamiento encontramos la
«Como la inestabilidad de la economía y, sobre todo, su
misteriosa mano invisible que mágicamente hace coincidir el lucro individual
con el interés general» (MÉNDEZ, O . C , 118). complejidad exigen, de quienes se consagran a ella, una
(162) Ibíd., 182, 315. máxima y constante tensión de ánimo, en algunos se han
296 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 297

embotado de tal modo los estímulos de la conciencia que han económico. Precisamente éste ha sido el enfoque adoptado por los
llegado a tener la persuasión de que les es lícito no sólo sus moralistas y por el magisterio eclesiástico cuando se han propuesto
ganancias como quiera que sea, sino también defender unas ofrecer un «razonamiento sistemático» del tema.
riquezas ganadas con tanto empeño y trabajo, contra los
El carácter humano de la economía exige la dimensión ética, ya
reveses de la fortuna, sin reparar en medios. Las fáciles
que la actividad económica, aunque tiene plena autonomía dentro
ganancias que un mercado desamparado de toda ley ofrece a
de su ámbito y constituye un orden propio, no es sistema cerrado,
cualquiera, incitan a muchísimos al cambio y tráfico de mer-
sino abierto a otros órdenes convergentes, en la unidad de lo
cancías, los cuales, sin otra mira que lograr pronto las mayores
humano. Pío XI, sirviéndose de la teoría de los órdenes autónomos
ganancias con el menor esfuerzo, en una especulación desen-
y de los fines convergentes, explica del siguiente modo la dimensión
frenada, tan pronto suben como bajan, según su capricho y
ética de la economía:
codicia, los precios de las mercancías, desconcertando las
prudentes previsiones de los fabricantes. Las instituciones «Aún cuando la economía y la disciplina moral, cada cual
jurídicas destinadas a favorecer la colaboración de capitales, en su ámbito, tienen principios propios, a pesar de ello es
repartiendo o limitando los riesgos, han dado pie a las más erróneo que el orden económico y el moral estén tan distan-
condenables licencias. Vemos, en efecto, que los ánimos se ciados y ajenos entre sí que bajo ningún aspecto dependa
dejan impresionar muy poco por esta débil obligación de aquél de éste. Las leyes llamadas económicas, fundadas sobre
rendición de cuentas; además, al amparo de un nombre colec- la naturaleza de las cosas y en la índole del cuerpo y del alma
tivo se perpetran abominables injusticias y fraudes; por otra humanos, establecen, desde luego, con toda certeza qué fines
parte, los encargados de estas sociedades económicas, olvida- no y cuáles sí y con qué medios puede alcanzar la actividad
dos de su cometido, traicionan los derechos de aquellos cuyos humana dentro del orden económico; pero la razón también,
ahorros recibieron en administración. Y no debe olvidarse, por apoyándose igualmente en la naturaleza de las cosas y del
último, a esos astutos individuos que, bien poco cuidadosos hombre, individual y socialmente considerado, demuestra cla-
del beneficio honesto de su negocio, no temen aguijonear las ramente que a ese orden económico en su totalidad le ha sido
ambiciones de los demás y, cuando los ven lanzados, aprove- prescrito un fin por Dios Creador.
charse de ellos para su propio lucro» (163). Una y la misma es, efectivamente, la ley moral que así como
Las injusticias en el mundo de la economía parecen imponerse nos manda buscar directamente en la totalidad de
de una forma inmediata a la conciencia ética de la humanidad. Podrá nuestras acciones nuestro fin supremo y último, así también en
valorarse de un modo u otro el origen y la responsabilidad de la cada uno de los órdenes particulares esos fines que entende-
injusticia, pero lo que no se puede poner en duda es la toma de mos que la naturaleza o, mejor dicho, el autor de la naturaleza,
conciencia de los hombres frente a situaciones que son captadas en Dios, ha fijado a cada orden de cosas factibles, y someterlos
clave de injusticia. subordinadamente a aquél. Obedeciendo fielmente esta ley,
resultará que los fines particulares, tanto individuales como
En síntesis, el clamor que provoca la injusticia es una prueba de sociales, perseguidos por la economía, quedan perfectamente
la necesidad y coherencia de la instancia ética en el mundo de la encuadrados en el orden total de los fines, y nosotros, ascen-
economía. diendo a través de ellos como por grados, conseguiremos el fin
último de todas las cosas, esto es. Dios, bien sumo e inexhaus-
La dimensión «humana» de la economía to de sí mismo y nuestro» (164).
(164) Quadragesimo anno. nn. 42-43. o . c , 78. Esta forma de argu-
El tercer núcleo de reflexión sobre la necesaria dimensión ética
mentación es repetida por los documentos posteriores del magisterio ecle-
de la economía nos lo ofrece el carácter humano del mundo siástico. Ver la nota 2 del n. 64 de la «Gaudium et Spes», en cuyo texto se
lee: «La actividad económica debe ejercerse siguiendo sus métodos y sus
(163) Quadragesimo anno. n. 133: Ocho grandes mensajes, leyes propias, dentro del ámbito del orden moral, para que se cumplan asi los
111-112. designios de Dios sobre el hombre».
298 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 299

La argumentación de Pío XI puede ser actualizada en su forma si la clara voluntad del divino Hacedor, que puso al hombre
acudimos a la explicación dialéctica de la realidad humana y a la sobre la tierra para trabajarla y hacerla servir a sus múltiples
comprensión necesariamente interdisciplinar de lo humano. La rea- necesidades. No se prohibe, en efecto, aumentar adecuada y
lidad humana es un todo dialéctico y, por consiguiente, susceptible justamente su fortuna a quienquiera que trabaja para producir
de diversas perspectivas, que necesariamente han de ser complemen- bienes, sino que aun es justo que quien sirve a la comunidad
tarias y no excluyentes. Ciencia económica y reflexión moral son dos y la enriquece, con los bienes aumentados de la sociedad se
medidas de la única realidad. El hombre, en cuanto objeto y sujeto haga él mismo también más rico, siempre que todo esto se
de ambas, garantiza la autonomía y la convergencia de las dos persiga con el debido respeto para con las leyes de Dios y sin
formas de racionalidad, la científica y la ética. menoscabo de los derechos ajenos y se emplee según el orden
A idéntica conclusión se llega si formulamos el razonamiento por de la fe y de la recta razón» (165).
los cauces teoréticos de la conjunción entre «fines» y «medios». La
ciencia económica se mueve en el orden de los medios, mientras que Al reconocer la presencia operante de la ética en las realidades
la ética tiene la misión de proponer fines. El hombre es el ser en el económicas, la racionalidad científica de la economía se sabe inserta
que se conjugan de una forma armónica los fines y los medios, con dentro de la unidad superior del orden de los «fines»; de este modo
tal de que ambas dimensiones sean propuestas desde la peculiaridad adquiere la garantía de pertenecer al conjunto dialécticamente armó-
de su propio saber. nico de lo humano. Por medio de la ética, la ciencia económica no
Los tres núcleos de razonamiento que hemos desarrollado nos se pierde en el vacío de su cerrada autonomía, sino que se abre a la
conducen a la constatación de que la economía es más que pura búsqueda interdisciplinar de lo humano; la moral hace que la
racionalidad científico-técnica; al entrar en el horizonte de lo huma- economía tenga un sentido y una función humanizantes.
no adquiere la riqueza de la intencionalidad: pasa a ser una realidad Además, la presencia de la ética en la economía obliga a la
conmesurada por la conciencia y por la atracción de los fines. Eso racionalidad científica a mantener su necesaria neutralidad. Si se
es lo que significa la instancia ética dentro de la economía. deja a la ética todo lo concerniente al orden de los «fines», la ciencia
económica no correrá el peligro, tantas veces verificado en la historia
de las doctrinas económicas, de mistificar su racionalidad científi-
c) Consecuencias ventajosas para la ciencia económica co-técnica con creencias, ideologías y cosmovisiones que sobrepa-
y para la moral san los límites del saber positivo.
El reconocimiento de la instancia ética en el mundo económico
El reconocimiento de la autonomía y de la convergencia es fuente de ventajas para la ciencia económica. Pero parecidas
armónica del orden científico y del orden ético aporta notables ventajas adquiere la moral cuando acepta la autonomía de la racio-
ventajas para la comprensión de las realidades económicas y para su nalidad científico-técnica: 1) al limitarse al orden de los «fines», la
adecuada realización. ética se libera del peligro de mistificar su peculiar racionalidad con
La ciencia económica no tiene que temer la presencia de la ética la consideración falsamente normativa de los «medios»; 2) aceptan-
en el mundo económico. La moral no ahoga el progreso científico- do la validez de las leyes económicas, la reflexión ética no cae en la
técnico; no es contraria al progreso, ni al bienestar, ni a la ley básica ingenuidad utópica o en el irrealismo voluntarista. En su limitación
de la ciencia económica: la «maximalización» de la capacidad eco- al orden de los fines y en la aceptación de las leyes económicas
nómica de los recursos escasos. Ya Pío XI, hablando en lenguaje y estriba la fuerza de la racionalidad ética.
desde el horizonte teórico de su tiempo, trataba de deshacer los El dilema economía-moral no es más que: o apariencia o produc-
«prejuicios» de los economistas ante la moral: al proclamar los to de falsas relaciones históricas. Una comprensión dialécticamente
principios éticos unitaria de la realidad humana postula tanto la autonomía como la
convergencia de los dos tipos de racionalidad sobre la economía: la
«no se ha de pensar que se hace de menos a las ocupaciones
científico-técnica y la ética.
lucrativas o que rebajen la dignidad humana, sino que, todo lo
contrario, en ellas se nos enseña a reconocer con veneración (165) Q u a d r a g e s i m o a n n o , n. 136: o . c , 114
300 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 301
2. ELEMENTOS INTEGRANTES La incidencia del ethos cristiano en la economía ha de pensarse
DE UNA TEORÍA ETICA SOBRE LA ECONOMÍA dentro del proceso de «eticización» que acabamos de describir. Si la
fe se empeña en la construcción de la realidad económica se tiene
J. F. GOROSQUIETA, El apellido cristiano de la economía: La ética del
que empeñar a través de una metodología coherente.
desarrollo económico (Madrid, 1969), 147-150. A. HORTELANO,
Teología moral y economía: Studia Moralia 1 (1963), 121-143; El La segunda cuestión metodológica se refiere a cómo entender el
cambio de estructuras económicas y su relación con la Iglesia: Stu- modo de incidencia de la ética sobre la realidad económica. Contes-
dia Moralia 4 (1966), 336-356. M. ZALBA, Principios éticos en tamos diciendo que el ethos incide sobre la economía a través de las
materia económica: Estudios Eclesiásticos 16 (1942), 289-311. categorías mediadoras de la instancia moral. Tanto la teoría como la
praxis éticas se sirven de una constelación de mediaciones para
Para construir un modelo ético en relación con el mundo de la atravesar el hiatus entre el «es» y el «debe ser».
economía se requiere señalar y justificar aquellos elementos axioló- Limitando la consideración a la teoría ética, el puente entre el
gicos que constituyen los factores básicos del proceso de racionali-
ethos y la economía se construye con las categorías mediadoras del
dad ética. Esa es la labor que nos proponemos realizar en este
juicio o discurso moral. El juicio ético, sobre todo si se encuentra
apartado.
redimensionado por la fe, tiene una gran complejidad (167). Sin
embargo, puede reducirse a los siguientes factores, dinámicamente
a) Prenotandos metodológicos entendidos: 1) «marco de referencias», que proceden de la compren-
sión de la realidad y que originan orientaciones globales para la
Para señalar adecuadamente los elementos axiológicos que inte- racionalidad ética; 2) «cuadro de criterios», que especifican el
gran una teoría sobre la economía es preciso partir de dos opciones dinamismo de la decisión ética y que configuran su forma operativa;
metodológicas: qué se entiende por racionalidad ética o por proceso 3) «esquema preferencial de valores», que concreta la valía ética
de eticización de la vida económica; y cómo se explica el modo de bajo la orientación marcada por la cosmovisión de las referencias y
incidencia de la ética sobre la realidad económica. por la criteriología del cuadro de criterios; 4) «racionalidad ética de
En relación con la primera pregunta metodológica, recordamos las estrategias», en cuanto último momento del proceso de la
algo que pertenece a la moral fundamental (166). La racionalidad «eticización» de la realidad humana.
ética se constituye a través de un proceso de «finalización» y de Sobre la base de estos elementos estructurales edificamos la
«significación» de la realidad humana. La «eticización» de la realidad teoría ética cristiana de la economía. Son los factores que sirven de
(en su doble vertiente de «toma de conciencia crítica» y de «praxis») mediación entre la decisión ética (ethos) y la realidad (economía) y
se sitúa en el terreno de los «fines», de los «sentidos» o «significa- a través de los cuales se puede construir un modelo moral válido
dos». Frente a la «racionalidad instrumental» de los medios, la para el mundo económico.
racionalidad ética se coloca más allá de la pura visión pragmática y
positivista.
b) Marco de referencias operativas (Cosmovisión)
La racionalidad ética se realiza a través de un proceso que
corresponde, noética y práxicamente, a la forma de construirse que El primer factor de una teoría ética sobre la economía lo consti-
adopta lo real. Dentro de ese proceso se destacan tres momentos tuye el marco de referencias, desde el cual cobran relieve, sentido
fundamentales: la proposición de utopías globales que son los y funcionalidad las realidades económicas. Esa comprensión es el
«principios de la esperanza» y del dinamismo humano; la formula- primer motor que pone en funcionamiento el discurso ético sobre la
ción de proyectos intramundanos (con sus correspondientes alter- economía. Las «referencias» del marco comprensivo no son ajenas al
nativas); la adopción de estrategias o medios para construir el compromiso moral; entran de lleno en la corriente del juicio ético
proyecto según la fuerza anticipadora de la utopía.

(166) Cfr. M. VIDAL, M o d e l o s de una é t i c a c r i s t i a n a (Madrid, 1977), (167) Ver, a titulo de ejemplo: J. PH. W O G A M A N , A C h r i s t i a n M e t h o d
29. o f M o r a l J u d g m e n t (London, 1976).
302 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 303

como factor de su determinada configuración. Son referencias ope- cuencias morales y aunque no siempre las consecuencias morales
rativas, en el pleno sentido del concepto. históricamente aportadas hayan sido correctamente deducidas.
Por lo que tespecta al ethos cristiano, el marco que condiciona
la comprensión y la praxis de la economía puede ser concretado en 2. a La «creación» y la «redención»
las siguientes referencias: como marco comprensivo de los bienes económicos

1 .a «El hombre es el autor, el centro y el fin En el apartado primero (I) de este capítulo hemos expuesto la
comprensión neotestamentaria ante los bienes temporales. Es cierto
de toda la actividad económico-social» (168)
que esa visión está marcada, en sus formulaciones, por la realidad
histórica de una economía poco racionalizada, en la que los bienes
Esta es la referencia más decisiva del ethos cristiano en relación
económicos son ante todo los bienes «dados» y espontáneos; sin
con la economía. El valor del hombre constituye el origen y el
embargo, la comprensión del Nuevo Testamento tiene una lectura
objetivo de todo compromiso social del cristiano. Juan XXIII lo ha
más profunda, que puede ser resumida en la referencia a las dos
subrayado de una manera expresa:
polaridades que la fe cristiana descubre en lo humano: la «creación»
«El principio capital, sin duda alguna, de esta doctrina y la «redención».
afirma que el hombre es necesariamente fundamento, causa y Los bienes económicos, aunque estén tan tecnificados y racio-
fin de todas las instituciones sociales; el hombre, repetimos, en nalizados como los de nuestra época, no dejan de ser dones de
cuanto es sociable por naturaleza y ha sido elevado a un orden Dios: manisfestación de la bondad fundamental de todo lo que
sobrenatural.
existe y signo de la bondad que lleva toda actividad humana; pero,
De este trascendental principio, que afirma y defiende la al mismo tiempo, requieren ser redimidos de la ambigüedad que
sagrada dignidad de la persona, la santa Iglesia, con la cola- tiene toda realidad y de la maldad que puede introducir y que de
boración de sacerdotes y seglares competentes, ha deducido, hecho introduce el hombre en su actuación.
principalmente en el último siglo, una luminosa doctrina social Esta dosis de optimismo/pesimismo en la comprensión de la
para ordenar las mutuas relaciones humanas de acuerdo con
realidad económica matiza en igual sentido el ethos cristiano ante la
los criterios generales, que responden tanto a las exigencias de
economía. Evitando toda orientación maniquea, tampoco permite
la naturaleza y a las distintas condiciones de la convivencia
caer en la ingenua creencia de una «ley natural» que, como «mano
humana como al carácter específico de la época actual, crite-
invisible» según creía Adam Smith, conduce la actividad económica
rios que precisamente por esto pueden ser aceptados por
de los hombres hacia cotas cada vez más perfectas. El «liberalismo
todos» (169).
de ayer» y la «tecnocracia de hoy» se inclinan excesivamente hacia
El valor de la persona como horizonte referencial de la realidad el polo optimista, mientras que los movimientos de «profetismo» y
económica ha sido expresado múltiples veces por el magisterio de «contestación» caen con frecuencia en el peligro del maniqueís-
social de la Iglesia y constituye uno de los puntos más claros de la mo pesimista. Una comprensión dialéctica de la economía (síntesis
visión ética cristiana en relación con la economía (170). Esta de «creación» y de «caída» en la categoría de la «redención») dará
comprensión «humana» de las realidades económicas imprime el lugar a planteamientos éticos de carácter dialéctico y no simplificador.
característico sello de «humanización» que lleva consigo el ethos
social cristiano, aunque no siempre haya sacado todas las conse-
3. a Igualdad de derechos de toda la familia humana
(168) Gaudium et Spes, n. 63.
La comprensión cristiana de la historia se basa en la unidad de
(169) M a t e r et Magistra, nn. 219-220: Ocho grandes mensajes,
189.
ser y de destino de toda la familia humana. Ello comporta la
(170) Quadragesimo anno, n. 17: Populorum progressio, n. 34 valoración igualitaria de todo hombre. Unidad de la familia humana
(«Economía y técnica no tienen sentido si no es por el hombre, a quien deben e igualdad de todos los hombres son los pilares de la comprensión
servir»): Gaudium et Spes, n. 64. histórico-religiosa del humanismo cristiano. Estamos todavía muy
304 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 305

lejos de una mínima realización de la funcionalidad ética que misma voluntad de Dios parece más inclinada del lado de los
comporta el principio enunciado. afligidos, pues Jesucristo llama felices a los pobres» (175).
A partir del Concilio Vaticano II y del magisterio de Pablo VI ha Junto con los tres anteriores, el factor de preferencia por el pobre
entrado de lleno la orientación normativa que enunciaba Perroux: integra el adecuado marco de referencias desde el cual se hace
«economía de todos los hombres y de todo el hombre». El Concilio posible la incidencia del ethos cristiano sobre la realidad económica.
Vaticano II afirma:
«La finalidad principal de la producción no es el mero c) Cuadro de criterios dinámicos
incremento de los productos, ni el beneficio, ni el poder, sino
el servicio del hombre, del hombre integral, teniendo en cuenta El segundo elemento de una teoría ética sobre la economía está
sus necesidades materiales y sus exigencias intelectuales, formado por el c u a d r o d e c r i t e r i o s . Estos criterios tienden a
morales, espirituales y religiosas; de todo hombre, decimos, de concretizar el marco de referencias en orden a lograr la incidencia
todo grupo de hombres, sin distinción de raza o con- exacta del ethos en el mundo de la economía. El conjunto de
tinente» (171). criterios forman una unidad dinámica: han de entenderse mutuamen-
te referenciados y con la relación operativa hacia la transformación
La visión del desarrollo económico como un «desarrollo integral
teórico-práctica de la realidad.
de todo hombre y de todos los hombres» (172) y la comprensión de
la economía como un derecho y un servicio «a toda la familia En relación con la economía, pueden señalarse muchos criterios
humana» (173) tienen profundas repercusiones para la formulación valorativos. Reducimos, sin embargo, la enumeración a los principa-
y la realización del ethos cristiano en relación con las realidades les, agrupándolos en dos series: criterios positivos y criterios
económicas. La igualdad de derechos de todo hombre, de todos los negativos.
grupos, de todas las naciones, y en general de toda la familia
humana constituye un marco referencial cuyas implicaciones todavía Criterios positivos de valoración
no han sido deducidas en el terreno de la ética económica.
La actividad económica debe estar regida por un conjunto de
4. a
Preferencia por el pobre criterios que le marcan «fines» y que le dan la exacta configuración.
Entre estos criterios positivos destacan los dos siguientes:
En la actuación de Jesús de Nazaret se advierte una preferencia • El destino universal de los bienes económicos
por el más débil, preferencia que se traduce en rasgo normativo para
sus seguidores (174). J. M. DIEZ ALEGRIA, La finalidad de los bienes económicos y la
relación fundamental de dominio sobre las cosas: Actitudes cris-
En relación con la economía, el cristiano ha de tener una pro- tianas ante los problemas sociales (Barcelona, 1967), edic. 2.a,
pensión indeclinable a situarse al lado y a favor de los pobres, 9-43. El destino universal de los bienes. Documento de la Comi-
que constituyen el grupo de los «débiles» en este ámbito de lo sión Pontificia Justitia et Pax: Ecclesia 37 (1977), 1106-1110. E.
humano. A este respecto es interesante constatar la diferencia entre Lio, Morale e beni terreni. La destinazione universale dei beni
la actitud de Malthus, quien considera a los pobres como intrusos terreni nella «Gaudium et Spes» e in alcune fonti (Roma, 1976). J.
indeseables en el festín de la Naturaleza cuando todos los puestos URRESTI, La participación universal de los bienes: Burgense 17
están ya ocupados, y la actitud de León XIII, quien afirma que «la (1976), 505-545.

Hemos visto más arriba cómo este criterio pertenece a la más


(171) Gaudium et Spes, n. 64. genuina tradición cristiana. Se trata de un principio axiológico sobre
(172) Populorum progressio, n 42 o . c , 347.
(173) Quádragesimo anno, n. 45: o.c, 79. (175) Rerum novarum, n. 17: o. c , 34. Ver el significado que el
(174) Cfr. M. VIDAL, Moral de actitudes II. Etica de la Persona, edic. Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979) dio a la «opción preferencial
4.a (Madrid, 1979), 128-129. por los pobres» (Documento de Puebla [1979], nn. 1.134-1.165).
20 Moral social
306 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 307

Todavía no se han sacado todas las conclusiones éticas que este La afirmación, permanentemente actualizada en referencia a la
criterio encierra. situación de la economía, de que los bienes tienen un destino
En una economía pre-industrial y de «pobreza», el principio del universal es un criterio axiológico fundamental para la formulación
destino universal de los bienes económicos se entendía en el sentido de la ética económica desde una perspectiva cristiana. Su fuerza de
de que la masa de bienes disponibles había sido destinada por Dios iluminación axiológica es ilimitada; abarca todo el horizonte de la
a todos los hombres y que una desequilibrada repartición contrade- actividad económica (177).
cía el orden divino. A partir de esta comprensión fundamentaron los
Padres y teólogos la obligación de la limosna, el rechazo del lucro,
la licitud de sustraer lo «ajeno» en situación de extrema necesidad, • La necesidad «humana»: criterio de la actividad económica
etcétera. Esta comprensión de los bienes como una masa estática
P. A L B O U , Le concept de Besoin: Cath. ínter. Sociol., 59 (1975),
interpreta el principio del destino universal de los bienes económicos 197-238. J.-Y. CALVEZ-J. PERRIN, Iglesia y sociedad económi-
afirmando que los «ricos» originan un desequilibrio injusto y que ca (Bilbao, 1965), 247-265. L.-J. LEBRET-C. CE'LESTIN, Jalons
«sus bienes pertenecen a los pobres». pour une économie des besoins: Economie et Humanisme 13
La economía de la época industrial es una economía dinámica y (1954), 1 ss.
de «riqueza». Sin embargo, el principio del destino universal de los
bienes sigue teniendo vigencia. La actividad económica, en su La economía tiene como origen y meta al hombre; esta afirmación
compleja estructura y en sus variadas funcionalidades, tiene que forma parte del marco de referencias que hemos señalado para la
estar orientada hacia la realización del principio señalado. Pensemos, comprensión cristiana del mundo económico. Por otra parte, la
por vía de ejemplo, en los siguientes ámbitos de aplicación: actividad económica se define por la lucha contra la escasez en
orden a la satisfacción de las necesidades del hombre. La conjunción
— las instituciones jurídico-positivas de dominio y apropiación
de los dos aspectos, definición de economía y marco referencial
han de ser sometidas a una revisión permanente, a fin de
humanista, da origen al criterio axiológico siguiente: la economía
adaptarlas mejor a la consecución del reparto equitativo de los
justa es una economía configurada por la satisfacción de las nece-
bienes (176);
sidades humanas.
— el interés producido en la actividad económica ha de repartir-
se equitativamente, a fin de que la economía tenga por El tema* de la necesidad es decisivo para la comprensión de la
beneficiario a todos los hombres; economía. «Entre las relaciones primarias que median entre los
hombres y las cosas, debe considerarse en primer lugar la necesidad,
— el desequilibrio económico entre los diferentes países es puesto que en ella tienen su origen todas las demás. La necesidad
injusto porque contradice el principio de que los bienes hace que el hombre se vuelva hacia las cosas y que las cosas se
económicos están destinados al bien de «toda la familia relacionen con el hombre para la satisfacción de sus necesidades.
humana» (Pío XI). La vida económica encuentra aquí su punto de partida... Aun cuando
(176) A este respecto conviene recordar el «escándalo» que provocó el no sea en su raíz una realidad económica, porque no supone a
que Pablo VI, hablando de la propiedad en la encíclica «Populorum progres- priori relaciones sociales, la necesidad es el motor tanto de toda
sio», aportase unas palabras de S. Ambrosio, que por cierto no son las más actividad económica del hombre como de las diversas relaciones
«duras» que existen en los escritos de los Santos Padres. Dice Pablo VI: sociales que se injertan en ella» (178).
«Sabido es con qué firmeza los Padres de la Iglesia han precisado cuál debe
ser la actitud de los que poseen respecto a los que se encuentran en A la ética, en cuanto reflexión sobre los «fines», le corresponde
necesidad: 'No es parte de tus bienes —así dice San Ambrosio— lo que tú proponer el criterio de la necesidad humana como la razón y el
des al pobre, lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el
uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y (177) Ver la aplicación que la Comisión Pontificia «Justitia et Pax» hace
no solamente para los ricos'. Es decir, que la propiedad privada no constituye de este principio a los problemas éticos de los Derechos del Mar: Ecclesia 37
para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para (1977), 1106-1110.
reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad cuando a los (178) J.-Y. CALVEZ - J. PERRIN, Iglesia y sociedad económica (Bil-
demás les falta lo necesario» (Populorum progressio, n. 23: o . c , 338-339). bao, 1965), 248.
308 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 309

objeto de toda economía que pretende ser justa. Subrayamos el existen otros que pueden ser considerados como «negativos», en
adjetivo «humana» porque en esa adjetivación se centra el cometido cuanto que la economía no debe., ser organizada a través de su
de la ética. orientación. Los reducimos a dos series, de las cuales una está
La humanización de la necesidad comporta, por lo menos, lo compuesta por prejuicios de signo tabuístico ante la realidad
siguiente: económica y la otra por orientaciones de carácter mitif icador del
hecho económico. Los prejuicios tabuísticos son: la pobreza y la
— la satisfacción de las necesidades humanas es el fin supremo templanza como falsas actitudes ante la economía; las utopías
de la economía, según ha puesto de relieve en múltiples míticas son: la productividad y el lucro.
ocasiones el magisterio pontificio (179). De este modo la
economía debe configurarse como una «economía de necesi-
dades», configuración diametralmente opuesta a la que se • Prejuicios tabuísticos ante la realidad económica:
basa en el afán de lucro o en la pura rentabilidad. Como la pobreza y la templanza falsamente entendidas
escribían hace años Lebret y Célestin: «La economía debe
La moral económica no puede ser orientada por prejuicios de
modelarse sobre la necesidad cuya satisfacción constituye
signo «cátaro» o «puritano» ante la realidad de la economía. En la
precisamente su objeto... Una economía regulada únicamente
historia espiritual de la humanidad, y más concretamente de la
por la oferta y la demanda responde a la fórmula "cada uno
cultura occidental, han surgido con frecuencia movimientos y sectas
según sus medios". Por ello no llega a satisfacer las exigen-
de carácter puritano y encratista. Las dos realidades hacia las que se
cias de la humanidad en su actual punto de consciencia y de
ha orientado el puritanismo han sido: la sexualidad (institución del
aspiraciones. Se impone, por tanto, buscar el modo en que la
matrimonio) y el dinero (instituciones económicas).
economía podría modelarse sobre las necesidades» (180).
Sería totalmente erróneo tratar de orientar la moral económica
— Para que la necesidad sea el criterio de una economía justa se
mediante prejuicios de signo tabuístico. Por desgracia la conciencia
precisa humanizar el mismo concepto de necesidad. Es
cristiana, y en general la conciencia occidental, no se han visto
decir, precisamos una ética de las necesidades, que ha de
totalmente libres de las influencias puritanas en el terreno de la
traducirse en una jerarquía de las mismas: necesidades ma-
sexualidad y en el campo de la economía.
teriales y espirituales (necesidades integralmente humanas),
necesidades individuales y sociales (necesidades de la perso- A veces se han entendido falsamente las virtudes de la pobreza
na social o de la sociedad personalizada). y de la templanza ante los bienes económicos. La pobreza no
puede entenderse como una actitud retardataria del progreso econó-
— La ética tiene que estar atenta para descubrir y acusar los
mico; tampoco puede expresarse con ella el ideal normativo de la
falseamientos a que es sometida la necesidad (piénsese en los
«escasez económica». La abundancia es, en principio, el ideal de lo
falseamientos de signo capitalista o de signo socialista).
humano y la expresión simbólica de lo religioso y de lo cristiano. Hay
Una economía justa tiene que ser economía de necesidades. Pero que tener cuidado, al proclamar el mensaje cristiano de la pobreza,
no toda economía de necesidades es justa. Solamente la necesidad de no idealizar una situación histórica de escasez económica. La
humana es criterio ético para la justicia en la economía. La moral pobreza es más bien una actitud de acicate para promocionar, desde
económica tiene aquí un criterio importante para formular el ethos una situación de injusta miseria compartida, el aumento equitativo
en el mundo de la actividad. de los bienes económicos.
Pío XI habla en la encíclica «Quadragesimo anno» de la «suaví-
Criterios negativos de valoración sima y a la vez poderosísima ley de la templanza cristiana» como
opuesta a «ese sórdido apego a lo propio, que es la afrenta y el gran
Además de los criterios positivos que acabamos de señalar
pecado de nuestro siglo». He aquí el párrafo completo:
(179) Ver citas en CALVEZ-PERRIN, O.C, 248-249. «Si estas normas fueran observadas por todos, en todas
(180) L.-J. LEBRET-C. CÉLESTIN, Jalons pour une óconomie des be- partes y siempre, pronto volverían a los límites de la equidad y
soins: Economie et Humanisme 13 (1954), 1-2. de la justa distribución tanto la producción y adquisición de
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 311
310

las cosas cuando el uso de las riquezas, que ahora se nos El mito del lucro es correlativo al de la productividad. Los
muestra con frecuencia tan desordenado; a ese sórdido apego «incentivos psicológicos» han de ser tenidos en cuenta para estimu-
a lo propio, que es la afrenta y el gran pecado de nuestro lar la actividad económica. Tampoco «se prohibe aumentar adecuada
siglo, se opondría en la práctica y en los hechos la suavísima y justamente su fortuna a quienquiera que trabaja para producir
y a la vez poderosísima ley de la templanza cristiana, que bienes, sino que aun es justo que quien sirve a la comunidad y la
manda al hombre buscar primero el reino de Dios y su justicia, enriquece, con los bienes aumentados de la sociedad se haga él
pues sabe ciertamente, por la segura promesa de la liberalidad mismo también más rico» (183). Pero, cuando el afán de lucro se
divina, que los bienes temporales se le darán por añadidura en sitúa como el motor decisivo de la actividad económica es entonces
la medida que le fueren necesarios» (181). cuando hace su aparición otro mito demoledor de las relaciones
humanas.
La templanza, en cuanto actitud ante los bienes económicos,
El mito de la productividad sin límite y el mito del lucro sin freno
no puede ser entendida en términos puritanos y tabuísticos. El dinero
engendran la voracidad estructural de los sistemas económicos
y todas las demás realidades económicas no constituyen ningún
basados sobre ellos. Pablo VI expresó agudamente la inutilidad
«tabú». Su utilización, su comprensión y su despliegue de potencia-
humana de estos mitos, contraponiendo las dos dialécticas: la del
lidades en equidad y j u s t i c i a son los criterios para una moral
«tener» y la del «ser». Merece la pena leer el párrafo 19 de la
correcta. La comprensión tabuística de la realidad humana no puede
Populorum progressio:
constituir criterio auténtico para la valoración ética.
«Así, pues, el tener más, lo mismo para los pueblos que
para las personas, no es el fin último. Todo crecimiento es
• Utopias míticas ante la realidad económica: ambivalente. Necesario para permitir que el hombre sea más
los mitos de la productividad y el lucro hombre, lo encierra como en una prisión desde el momento en
Si el tabú no puede ser criterio de moral, tampoco puede serlo el que se convierte en el bien supremo, que impide mirar más
mito. En la economía actual pueden ser constatadas dos utopías allá. Entonces los corazones se endurecen y los espíritus se
míticas: la productividad sin límite y el lucro sin freno (182). cierran; los hombres ya no se unen por amistad, sino por
interés, que pronto les hace oponerse unos a otros y desunirse.
La productividad es una de las leyes de la economía. Pero esta
La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo
ley se convierte con frecuencia en mito. El paso de la etapa
para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza;
preindustrial a la economía industrializada ha reportado a la huma-
para las naciones, como para las personas, la avaricia es la
nidad un impresionante aumento económico. El nivel económico de
forma más evidente de un subdesarrollo moral» (184).
la humanidad ha dejado por debajo la línea de la «escasez» y se ha
instalado en la línea de la «abundancia» y hasta de la «opulencia». La moral económica ha de estar muy atenta a descubrir tanto los
Pero esta realidad ha traído consigo un mito nuevo para el hombre prejuicios tabuísticos como las utopías míticas dentro de las estruc-
actual: el mito de la productividad sin límite. turas económicas. Ni los tabúes ni los mitos pueden orientar el ethos
La moral económica no puede aceptar la productividad sin límite humano en las tareas económicas. «Mientras se siga predicando el
como criterio ético. Dejada la economía a la fuerza ciega de la afán de lucro, la competencia, la propiedad privada, el deseo de
productividad, además de desencadenar periódicamente «crisis pro- placer o la ambición de mandar y dominar, como los únicos medios
fundas», iría en contra de los valores básicos de la humanidad: la para nuestra actividad económica, no llegaremos a una economía
dignidad absoluta del hombre, el interés socialmente compartido, la justa, ni siquiera a una economía humana. Cierto que en las virtudes
equidad en el reparto de los bienes, etc. La productividad sin límite que pudiéramos llamar capitalistas —producir al máximo— o socia-
es la voracidad objetivada de los sistemas económicos construi- listas —distribuir con justicia— se contienen valores auténticos y
dos sobre esta utopía mítica de la época actual. positivos que hay que conservar. Pero estos valores son fragmenta-

(181) Quadragesimo anno, n 136: Ocho grandes mensajes, 114 (183) Quadragesimo anno. 136: Ocho grandes mensajes, 114.
(182) Cfr. MÉNDEZ, o . c , 195-199. (184) Populorum progressio, n. 19: Ocho grandes mensajes, 337.
312 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 313

rios e insuficientes; sumergidos desde luego en una visión materia- cosas y los comportamientos son intrínseca (es decir, o t o l ó g i c a -
lista de la vida humana. La luz y la esperanza material se ordena a lo mente) e íntegramente («bonum ex integra causa, malum ex
espiritual» (185). quocumque defectu») buenos o malos. Frente al ontologismo ético,
la moral de valores se sitúa necesariamente en un tesitura de
preferencias axiológicas, lo cual se traduce en la aceptación del
d) Esquema preferencial de valores
«conflicto de valores» (o, peor dicho, de deberes) como el instru-
mento más apto para el discernimiento moral.
Dentro de una teoría ética sobre la economía juega un papel
importante la aceptación de un esquema preferencial de valores. No Aceptando el valor como concreción de la valía ética de la
basta con la cosmovisión (marco de referencias operativas) y con economía y aceptado el esquema preferencial como modo de
la criteriología (cuadro de criterios dinámicos); hace falta, además, expresión de los valores, es necesario ahora señalar las polaridades
una axiología que se traduzca en la proposición de un esquema axiológicas existentes en el ámbito de la economía y señalar el modo
de resolver su tensión dialéctica.
preferencial de valores.
El valor es una categoría que concreta la valía ética marcada por A continuación enumeramos las principales polaridades axioló-
la cosmovisión y por la criteriología. Ahora bien, la proposición de gicas existentes en el ámbito de la economía y señalamos el modo
valores puede hacerse con diversas metodologías. Es válida la preferente de resolver y vivir su tensión dialéctica:
metodología lineal-ascendente que adopta Pablo VI cuando en la
• Provecho individual/interés social. La actividad económi-
encíclica «Populorumprogressio» establece el crescendo ético «de
ca se desarrolla en la tensión dialéctica del provecho individual y del
condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas»
interés social. Es un dato de la realidad que la moral tiene que
(186). También es metodológicamente correcto expresar los valores
aceptar y traducir en dos valores éticos. ¿Cuál debe prevalecer?
de la economía a través de las virtudes correspondientes, como, por
Ninguno; si se acepta el provecho individual como valor primero se
ejemplo, las contenidas en el «cuadrilátero» de Juan XXIII (verdad,
cae en la falsa ética del lucro y de la voracidad estructural; si se
justicia, solidaridad, libertad) (187). Preferimos, sin embargo, adoptar
coloca el interés social como valor primero se origina un ethos
el método de la axiología preferencial. Creemos que el valor moral
económico totalitario y negador de la originalidad individual. ¿Existe
es la categoría superadora del ontologismo ético, para el cual las
una síntesis posible? Sí: la síntesis del bien comunitario, modo
prevalente en el que se asumen dialécticamente lo individual y lo
(185) MÉNDEZ, o . c , 198. social.
(186) «Menos humanas: las carencias materiales de los que están priva-
dos del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por
• Libertad económica/planificación controlada. En las dis-
el egoísmo. Menos humanas: las estructuras opresoras, que provienen del
abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores putas sobre la «humanización» de la economía hay un punto de
o de la injusticia de las transacciones. Más humanas: el remontarse de la diferenciación ideológica: la afirmación prevalente de la «libertad» o
miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades la afirmación también prevalente de la «justicia». La afirmación
sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. unilateral y adialéctica de la «libertad» conduce al liberalismo eco-
Más humanas también: el aumento en la consideración de la dignidad de los nómico en sus múltiples formas históricas y en su actual versión
demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza, la cooperación en el bien corregida; el sueño de la libertad sin trabas es el acorde melódico del
común, la voluntad de paz. Más humanas todavía: el reconocimiento, por canto a la libertad de mercado, a la libertad de iniciativa, a la libertad
parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente de empresa, a la libertad del consumidor, etc.; sin caer en el
y el fin. Más humanas, por fin y especialmente: la fe, don de Dios acogido
optimismo del juego mágico «de la mano invisible», la mayor parte
por la buena voluntad de los hombres, y la unidad en la caridad de Cristo,
de la humanidad descansa sobre un sistema económico cuya filoso-
que nos llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo, padre
de todos los hombres» (Populorum progressio, n. 21: Ocho grandes fía tiene una palabra privilegiada: libertad. En contraposición, la
mensajes, 337-338). afirmación también unilateral y también adialéctica de la «justicia»
(187) G. M A T T A I , Riflessioni biblico-teologice e vita económica: conduce a un sistema económico de planificación excesivamente
Messagio cristiano ed economía (Bolonia, 1974), 265-268. controlada. Surgen así dos bloques irreconciliables teóricamente que
314 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 315

pueden ser descritos de modo muy simple con las calificaciones la ciencia económica y la ética tiene su momento privilegiado de
siguientes: uno ofrece «libertad sin justicia» y el otro «justicia sin verificación en el terreno de las opciones concretas.
libertad» (188)-.' ¿Es posible la síntesis? Sí, con tal de que sea
dialéctica; es decir, realizada en el modo prevalente de la planifica- — La racionalidad ética de las estrategias ha de contar con las
ción democrática. posibilidades técnicas del momento concreto. A la moral le
corresponde proponer y defender el ideal de justicia, pero sin olvidar
• Tecnocracia (desarrollo económico)/concienciación las posibilidades que en un momento determinado ofrece la realidad
(desarrollo humano). La agudeza en la observación y la finura en económica. Estas posibilidades están condicionadas por los datos
el análisis condujeron la mente de Pablo VI a la constatación de naturales (por ejemplo, la orografía), por la historia económica
esta tensión en el proceso actual del desarrollo económico: o un (problemas heredados), por las imperfecciones científico-técnicas
tangible desarrollo «económico» controlado por el poder de la (en la comprensión de los problemas económicos), por la situación
técnica o un hipotético desarrollo «humano» basado en el dinamis- de progreso en que hay que situar la economía, etc. La moral no
mo de la concienciación humana (189). Ante la inviabilidad ética de puede olvidar todos estos condicionamientos si quiere evitar la
cada una de las polaridades por separado, surge la pregunta otra vez: tentación del «voluntarismo» exacerbante, del «utopismo» ingenuo y
¿es posible la síntesis? Sí: en la asunción dialéctica de los dos del «profetismo» ineficaz. Por otra parte, también ha de ser rechazada
extremos mediante la aceptación del modo prevalente de la técnica la postura meramente «posibilista» que olvida la fuerza del empeño
humanizada. ético, y la postura «tecnocrática» que rechaza toda aproximación
Podríamos señalar otras polaridades en el esquema axiológico de profética a la realidad. Entre el «posibilismo» y la «utopía», entre el
la economía, pero juzgamos que en las tres enumeradas caben todas «profetismo» y la «tecnocracia», cabe una postura dialécticamente
las restantes a modo de variantes. integradora que corresponde a la racionalidad ética de las estrategias
económicas.
e) La coherencia moral de las estrategias — La ética de las opciones económicas concretas ha de tener
una formulación diversificada; puede adoptar las siguientes
El último factor de una teoría ética sobre la economía se concreta formas: 1) cambio estructural, a conseguir inmediatamente (rup-
en la racionalidad moral de las estrategias y medidas tácticas. Los tura o cambio brusco: revolución) o a plazo corto (sin rupturas
elementos anteriormente señalados no tendrían funcionalidad ética violentas en la apariencia social); 2) evolución progresiva, me-
real si no se singularizasen en la valoración de las decisiones diante una dinámica de reformas que, en la mayor parte de los casos,
económicas concretas. puede conducir al cambio estructural a plazo medio o largo; 3)
Para realizar correctamente el discernimiento ético de las estrate- sistema de correctivos, que pretenden corregir los desvíos de la
evolución justa, atemperar las injusticias de una estructura injusta, o
gias concretas en el mundo de la economía hay que tener en cuenta
transformar a la larga el sistema estructural. Cualquiera de estos
lo siguiente:
procedimientos es correcto con tal de que se utilice lúcidamente y
— El terreno de las decisiones concretas pertenece, de por sí, de acuerdo con las oportunidades de la situación. Creemos, sin
a la racionalidad científica de la economía. Se trata, en efecto, embargo, que la ética cristiana, sin olvidar los planteamientos de
de la elección de los «medios», campo específico de la ciencia signo posibilista y reformista, ha de propender hacia la solución de
económica. La ética ha de respetar la autonomía de la ciencia; transformaciones estructurales.
únicamente le corresponde emitir juicios de valor sobre las decisio-
Con todo lo dicho anteriormente queda diseñado el modelo ético
nes concretas en cuanto que en ellas se comprometen las referen-
desde el cual se puede formular la racionalidad moral de la econo-
cias, los criterios y los valores señalados anteriormente. El reconoci-
mía. Cosmovisión (marco de referencias operativas), criteriología
miento de la mutua autonomía y de la unidad de convergencia entre
(cuadro de criterios dinámicos), axiología (esquema preferencial de
valores), y coherencia moral de las estrategias: son los factores
(188) Cfr. MÉNDEZ, O . C , 137-139, 153-154 integrantes de una teoría ética de la economía y, por consiguiente,
(189) P o p u l o r u m p r o g r e s s i o , n 34 los elementos del modelo moral económico.
316 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 317

3. SISTEMAS ECONÓMICOS Y ETICA CRISTIANA — forma: conjunto de factores socio-jurídicos que encuadran
y orientan institucionalmente la actividad económica;
Antes de abordar los problemas concretos le corresponde a la — sustancia: técnica o conjunto de procedimientos median-
ética económica emitir un juicio valorativo sobre el sistema econó- te los cuales se obtienen y se transforman los bienes
mico en que aquéllos se encuentran insertos. Este discernimiento económicos.
global es especialmente necesario en el terreno de la economía por
la importancia que desempeña el sistema o la estructura económica
en orden a la comprensión y valoración de todos y de cada uno de Sistemas económicos: consideración diacrónica y sincrónica
los elementos.
Con la descripción de lo que es un sistema económico se trata
de identificar en concreto los sistemas económicos reales. Para ello
a) Anotaciones previas: se pueden seguir dos procedimientos, correspondientes a dos modos
sistema y sistemas económicos ante la ética de afrontar el análisis de la realidad: modo diacrónico o histórico y
modo sincrónico o actual.
W. J . BARBER, Historia del pensamiento económico (Madrid, 1971). La identificación histórica de los sistemas económicos no es
R. GONNARD, Historia de las doctrinas económicas (Madrid, 1964).
unánime entre los autores, ni siquiera cuando reducen su análisis al
G. N. H A L M , Sistemas económicos (Madrid, 1964). E. H E I M A N N ,
Teoría social de los sistemas económicos (Madrid, 1968). R. horizonte de la economía occidental. La interpretación marxista,
T A M A M E S , Estructura económica internacional (Madrid, 1970). preocupada por hacer la crítica «científico-revolucionaria» del capi-
talismo, orienta la descripción por los sistemas económicos de
esclavitud, servidumbre, etc. La interpretación no-marxista se fija
Sistema económico: noción y descripción más en las estructuras económicas en cuanto tales y habla de la
economía feudal, artesanal, merca nti lista, etc. A la moral no le
Cuando se habla de «sistema económico» se alude a un determi-
preocupa excesivamente la consideración histórica de los sistemas
nado tipo de organización de la economía. Esta organización depen-
económicos. Si la tiene en cuenta es por la influencia que pueda
de del esquema estructural que sirve de trama para integrar y
ejercer en la situación actual y en orden al conocimiento y valoración
conformar las relaciones nacidas de la economía.
de las tomas de postura que en la historia de la moral se adoptaron
Por definición, el sistema económico pertenece a la categoría de en relación con los sistemas económicos prevalentes en etapas
«modelo» o «esquema». Con él se pretende captar la realidad anteriores.
reduciéndola a sus elementos estructurales o esquemáticos. Ahora
bien, la realidad económica es tan rica y tan compleja que no puede La identificación de los sistemas actualmente vigentes tampoco
ser aprehendida en los cuadros rígidos de un esquema. Conviene es unánime. Las razones son obvias. En primer lugar, no existe un
tener en cuenta esta anotación para interpretar en su justo valor las sistema económico puro; hay interferencias de unos con otros:
afirmaciones éticas sobre los sistemas económicos. La realidad no es elementos de signo «capitalista» se encuentran en regímenes oficial-
el sistema económico, aunque éste es un esquema de la realidad y mente colectivistas y factores de «planificación» funcionan dentro de
en cuanto asumido por la mente humana ayuda a comprender la regímenes oficialmente liberales. En segundo lugar, los sistemas
lógica interna de la actividad económica. La valoración moral de los evolucionan aún dentro de la atenencia a un conjunto de fidelidades
sistemas económicos es una valoración de la realidad económica, básicas; no es lo mismo el liberalismo económico del siglo xix que
pero en y desde sus elementos estructurales o esquemáticos. el régimen actual de economía social de mercado. En tercer lugar,
junto a sistemas económicos evolucionados perduran regímenes de
¿Cómo se describe o se construye un sistema económico? Se ha carácter arcaico que condicionan la forma de vida de ciertos grupos
hecho doctrina vigente la explicación dada por Sombart; todo humanos.
sistema económico se compone de tres elementos:
Teniendo esto en cuenta, ¿qué sistemas económicos actuales
— espíritu: conjunto de motivaciones predominantes en la podemos someter a una valoración ética singularizada? Algunos
actividad económica; describen los sistemas económicos en tres grandes grupos: capita-
318 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 319

lismo, socialismo y sistemas intermedios (economías mixtas, «terce- concentrarse en dos opciones económicas básicas: la capitalista y la
ras vías», etc.) (190). Otros prefieren hacer una clasificación más colectivista. El criterio de distinción lo ponemos en dos pilares
diversificada: socialismo marxista; capitalismo del «laissez-faire»; ca- fundamentales, la forma de propiedad de los medios de producción
pitalismo social de mercado; socialismo democrático; conservaduris- (capitalista o colectivista) y la forma de planificación de necesidades
mo económico (191). y de bienes (mercado o control estatal). Las variantes de estos dos
La diversidad de descripciones depende del criterio que se grandes sistemas han de ser tenidos en cuenta, pero sabiendo que
adopte para la clasificación. Samuelson (192) considera que los al hablar de «terceras vías» del neo-liberalismo (neo-capitalismo) y
problemas básicos de la organización económica se reducen a estas del neo-marxismo (neo-socialismo) «se permanece prisionero del
preguntas: modelo económico y en él exclusivamente interesado» (196).
— ¿Qué bienes se van a producir y en qué cantidad? Por razones de claridad damos a cada uno de los modelos el
término siguiente, capitalismo para el sistema basado en la propie-
— ¿Cómo se van a producir? dad privada «capitalista» de los medios de producción y en la
— ¿Para quién se van a producir? planificación de las necesidades y de su correspondiente satisfacción
Según el modo como se solucionen estas preguntas así nacerá el económica por el control del comercio libre; colectivismo (y no
sistema económico correspondiente: sistema económico primitivo, si socialismo) para el sistema basado en la propiedad pública «colec-
las soluciona la costumbre; socialismo, si las soluciona la autoridad; tivista» de los medios de producción y en la planificación de las
capitalismo, si las soluciona el sistema de precios. necesidades y de su correspondiente satisfacción económica por el
Pigou (193) encuentra la diferencia entre capitalismo y socialis- control del poder estatal.
mo acudiendo a otro criterio: la separación o no entre la propiedad
de los bienes de producción y los trabajadores que los manejan. El Etica y sistemas económicos
mismo criterio adopta Tamames, pero constatando el régimen de
propiedad privada o de propiedad socialista en las Constituciones de H. BUECHELE, Christsein im gesellschaftlichen System (Viena, 1977).
dos potencias económicas correspondientes, Estados Unidos y Ru- I. C A M A C H O , Capitalismo y Socialismo: perspectiva económica y
sia (194). valoración ética: Proyección 24 (1977), 47-54. H. CÁMARA, Cris-
tianismo, socialismo, capitalismo (Salamanca, 1974).
Acudiendo a estos o a otros criterios, se puede llegar a la A. DAUPHIN-MEUNIER, L'Eglise et les structures économiques du
conclusión de que «lo primero que se advierte al abordar el tema de monde (París, 1957). J . MESSNER, La cuestión social (Madrid,
los sistemas económicos es la existencia de dos polos dentro de su 1960). F. U T Z , Entre neoliberalismo y neomarxismo (Barcelona,
variedad. Esos extremos son el capitalismo y el socialismo, para los 1977). J . P H . W O G A M A N , Christians and the Great Economic
cuales por lo general, se toman como ejemplo la economía norte- Debate (Londres, 1977).
americana y la economía soviética, respectivamente» (195). Al enfrentarse con los sistemas económicos la ética, sobre todo
Por nuestra parte creemos que la valoración moral tiene que si es una ética con referencias religiosas como la cristiana, ha de
tener inicialmente en cuenta las siguientes opciones metodológicas:
(190) G. M A T T A I , Descrizione e interpretazione dei sistemi eco-
nomici: Messagio cristiano ed economia (Bolonia. 1974), 143-169. — la ética, y menos la ética cristiana en cuanto «cristiana», no
(191) J PH. W O G A M A N , Christians and the Great Economic Deba- propone un sistema económico alternativo a los existentes,
te (Londres, 1977). ya que éstos caen fuera de su competencia (197). Su
(192) P. A. SAMUELSON, Curso de economia moderna (Madrid, función es crítico-prospectiva: desde el terreno de los
1970), 15-18.
(193) A. C. PIGOU, Socialism versus Capitalism, reimpr. (Londres,
1960), 1. (196) A. U T Z , Entre neoliberalismo y neomarxismo (Barcelona,
(194) R. TAMAMES, Estructura económica internacional (Madrid, 1977), 12.
1970), 35. (197) Cfr. J. L. GUTIÉRREZ, Sistemas: Conceptos fundamentales en la
(195) Ibíd., 32. Doctrina Social de la Iglesia (Madrid, 1971), IV, 238-240.
320 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 321

«fines» valora los sistemas existentes y proyecta la imagi- 1.°) Anotaciones descriptivas
nación activa y responsable de los técnicos hacia la confi-
— Sobre el capitalismo
guración real de sistemas más humanizantes;
— la valoración moral de los sistemas económicos ha de M DOBB, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo (Buenos Aires,
1971). A. FANFANI, Catolicismo y protestantismo en la génesis del
hacerse teniendo en cuenta que éstos se integran en
capitalismo (Madrid, 1958) J. HABERMAS, Legitimationsprobleme
sistemas u opciones humanas más amplias. El discernimien- in Spatkapitalismus (Frankfurt, 1 933). K M A R X , El capital, 3 tomos
to de este trasfondo humano global es el gran cometido de (México, 1946) F PERROUX, Le capitalisme (París, 1951)
una ética humanista (198); J SCHUMPETER, Capitalismo, socialismo y democracia (Madrid,
— la ética no puede «repetir» sin más valoraciones de otras 1968) H SÉE, Orígenes del capitalismo moderno (México, 1961)
épocas sobre los sistemas económicos, ya que éstos adop- W SOMBART, Der moderne Kapitalismus, 3 tomos, edtc 6. a ( M u -
tan variaciones a veces de gran importancia. La valoración nich-Leipzig, 1928), El burgués (Madrid, 1972), Lujo y capitalis-
mo, edic. 3. a (Madrid, 1965). P. M SWEEZY, Teoría del desarrollo
ética, aun cuando tenga en cuenta la tradición moral, ha
capitalista, edic 5.a (México, 1972) VARIOS, Estudios sobre el
de formularse desde y para los planteamientos actuales del nacimiento y desarrollo del capitalismo, edic 2. a (Madrid, 1972)
sistema económico, con sus «correctivos» y sus variaciones M. WEBER, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (Bar-
que hacen de él una «neo-realidad» (neo-capitalismo; celona, 1969)
neo-colectivismo, etc.).
Así entendida, creemos que la reflexión ética puede ofrecer una — Sobre la economía del bienestar
notable aportación a la discusión sobre los sistemas económicos. Es
cierto que los sistemas económicos no caerán, como las murallas de J K. GALBRAITH, Capitalismo norteamericano (Barcelona, 1956), La
Jericó, por la fuerza de las trompetas de los moralistas (199) Sin sociedad opulenta (Barcelona, 1969), El nuevo estado industrial
(Barcelona, 1970) H L. M Y I N T , Teorías de la economía del
embargo, también es cierto que los sistemas económicos en última
bienestar (Madrid, 1962) G MYRDAL, El reto a la sociedad
instancia se apoyan en opciones humanas globales, es decir, en opulenta (México, 1964)
creencias éticas. Ahora bien, si la humanidad da un viraje en sus
creencias éticas también lo dará en el planteamiento del sistema Bajo la etiqueta de capitalismo se encierran varias formas
económico. históricas y actuales de organizar la economía. Entre las históricas
A la luz de las anotaciones anteriores quisiéramos que fuesen conviene recordar el «liberalismo económico» del siglo XIX con sus
interpretadas las valoraciones éticas que hacemos a continuación variantes locales y temporales. La «economía de mercado» caracte-
sobre los dos grandes sistemas económicos actuales, el capitalismo riza a todas las formas actuales del capitalismo, aunque las concre-
y el colectivismo. ciones dan lugar a variantes importantes debido a la mayor o menor
insistencia en la planificación o la libertad, en los aspectos sociales
o en los individuos, etc. Se puede hablar de un «neo-capitalismo»,
b) Inhumanidad del capitalismo que conserva rasgos esenciales del capitalismo tradicional (200),

El sistema económico capitalista ha sido objeto de grandes (200) R ALBERDI - R BELDA, La Iglesia en la sociedad neocapitalis-
ta: Iglesia Viva n 67/68 (1977), 8 «El neocapitalismo ha conservado, desde
alabanzas y de no menores vituperios. ¿Qué decir de él desde la
el punto de vista económico, los siguientes rasgos heredados del capitalismo
perspectiva de la ética cristiana? Antes de emitir un juicio valorativo, tradicional
conviene hacer algunas anotaciones previas de carácter descriptivo' 1 Apropiación privada mayontana de los medios de producción, cual-
quiera que sea la forma jurídica de que se revista Pero esta apropiación es
capitalista, es decir, va acompañada de una separación de los trabajadores
(198) Cfr U T Z , O . C , 11-19, W O G A M A N , O . C , 14-33 («Can we avoid respecto de aquéllos De ella se deriva una tendencia estructural a la
Ideological Thinking?») explotación y la dominación
(199) W SOMBART, El burgués (Madrid, 1972), 366-367 2 Búsqueda prevalente del interés particular sobre el común, que se
21 Moral social
322 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 323

aunque haya introducido variaciones importantes en él (201). el máximo de libertad propia y el máximo de limitación
El capitalismo, a pesar de sus variantes históricas y actuales, tiene ajena.
una unidad de identificación, «El capitalismo es una realidad c) Espíritu de racionalización; es decir, apreciar todas las
histórica, representa una época» (202). Existe una «revolución capi- cosas basándose en cálculos efectuados en términos de
talista» (203), entendida como cambio cualitativo en la manera de rendimientos y costes.
vivir y de entender la actividad económica. El significado histórico y
humano de esta revolución, por la que todavía muchos países se • La f o r m a , es decir, la organización social y jurídica, del
orientan, se encuentra suficientemente estudiado (204). Su sello capitalismo se compone de los siguientes elementos:
occidental, su génesis y desarrollo desde el final de la Edad Media a) Propiedad privada de los medios de producción.
hasta el momento actual, su correlación con el cristianismo (en sus
b) Consideración del trabajo como una mercancía, ofrecida y
variantes católica y protestante), su «espíritu» en cuanto configura-
demandada, cuyo precio es el salario. El trabajador —en
ción de un tipo humano especial, sus raíces biológico-culturales, sus
teoría o en el plano de las libertades formales— dispone
«milagros» de elevación económica, su «infierno» de miseria y
libremente de sus fuerzas y se emplea donde le parece más
explotación, sus posibilidades de viabilidad futura: son otros tantos
oportuno, de acuerdo con su preparación, deseos y
aspectos en que ha sido analizado el fenómeno económico-social
remuneración.
del capitalismo.
c) El papel central del sistema lo desempeña el empresario.
Los rasgos esenciales de la estructura económica capitalista A éste corresponde combinar, a través del mercado, los
pueden ser expresados de varios modos (205). Aunque la exposi- distintos factores de la producción. También corresponde
ción resulte un tanto esquemática, exponemos esos rasgos esencia- al empresario efectuar la distribución de los resultados de
les a través de la estructura que Sombart descubrió en todo sistema su actividad: salario al trabajo, intereses al capital, benefi-
económico («espíritu», «forma», «sustancia») (206): cios a él mismo.
• El espíritu de la actividad económica se encuentra en la d) El papel del Estado, más o menos intervencionista según
obtención del máximo beneficio. A partir de esta orientación básica las formas de capitalismo, no elimina la libertad de los
la mentalidad capitalista posee tres rasgos o notas típicas: individuos.
a) Espíritu de lucro; es decir, deseo de obtener ganancias
• La técnica es muy progresiva, en constante superación. Do-
crecientes. mina cada vez más el maquinismo y la industrialización.
b) Espíritu de competencia, exarcebado por un fuerte indivi-
El sistema económico capitalista depende de, y al mismo tiempo
dualismo. Esto provoca la rivalidad o lucha entre los origina, un sistema ideológico correlativo, que puede ser con-
individuos para conseguir las mayores ganancias posibles siderado como «los fundamentos filosóficos de la economía de
y hace tender siempre hacia el monopolio, que representa mercado» (207). Esta cosmovisión se compone de los siguientes
elementos: prioridad valorativa de la libertad individual; considera-
manifiesta en la tendencia a la maximización del beneficio (y su apropiación
privada), la expansión de la empresa, el prestigio social, etc. ción de la justicia en clave de equidad inter-individual (justicia
3. Regulación parcial de la economía por el mercado; lucha a través de conmutativa); sanción filosófica y jurídica de la propiedad privada;
una competencia que se desarrolla a nivel distinto y bajo formas diferentes a aceptación del mercado como el instrumento más apto para lograr el
las del siglo xix». equilibrio económico; utilización de la economía para ejercer el
(201) Cfr. Ibíd., 9. poder (social, político), etc. El sistema económico capitalista tiene
(202) P. BIGO, Doctrina Social de la Iglesia (Barcelona, 1967), 125. su correlato en la política y en la cultura capitalistas (208).
(203) H. GO'LLWITZER, La revolución capitalista (Salamanca, 1977).
(204) Remitimos a la bibliografía consignada en el texto.
(205) AUBERT, o . c , 43-46; GOLLWITZER, O . C , 34-49; A Z P I A Z U , O . C , 82.
(206) M. LÓPEZ CACHERO, Economía capitalista y economía colec- (207) UTZ, O . C , 35-39.
tivista, edic. 2. a (Algorta, 1970), 18-20. (208) A L B E R D I - B E L D A , a . c , 1 0 - 1 1 .
324 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 325

2 °) Valoración ética actual Preferimos, sin embargo, recordar las descripciones que en
dos determinadas etapas del capitalismo hicieron los Papas en sus
A BOHNEN,, Die utilitanstische Ethik ais Grundlage der modemen encíclicas sociales
Wohlfahrtokonomik (Gottingen, 1964) A DAUPHIN MEUNIER, La La condena de León XIII en la Rerum novarum es breve pero
Iglesia ante el capitalismo (Valencia, 1956) P DE ZAMAYÓN. El notablemente dura, «ninguna de las descripciones hechas hasta
capitalismo y la doctrina católica Naturaleza y Gracia 5 (1958), entonces sobrepasa esa condenación de la injusticia capitalista»
83-105 H GOLLWITZER, La revolución capitalista (Salamanca, (210) Conviene volver a leer los nn 2 y 31 «No sólo la contratación
1977) G HIGUERA, ¿Libertad en la economía de mercado? Che- del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole,
queo a la matriz del poder neo-capitalista Sal Terrae 65 (1977),
346-356 se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que
un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha
La valoración ética del capitalismo puede adoptar diversos cau- impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muche-
ces metodológicos Los reducimos a tres valoración histónco-prag- dumbre infinita de proletarios» (211). En el n 31 la descripción
mática, valoración jurídico-formal y valoración económico-es- alude a una situación lamentable en la que los obreros están
tructural sometidos a la «crueldad de los ambiciosos, que abusan de las
personas sin moderación, como si fueran cosas para su medro
personal» (212)
• Valoración histérico-pragmática Pero donde la descripción del capitalismo alcanza sus sombras
más espesas es en la encíclica Quadragesimo anno de Pío XI (213)
La valoración histónco-pragmática considera el capitalismo por Refiriéndose a la economía capitalista hace una afirmación llamativa
sus frutos en un determinado momento histórico Desde esta pers- «hemos examinado la economía actual y la hemos encontrado
pectiva, el capitalismo es ambivalente Nadie puede negar las apor- plagada de vicios gravísimos» (214) La descripción de los abusos
taciones hechas por la economía de signo capitalista, aquellos que del capitalismo reviste una fuerza de acusación que no se vuelve a
quieran adoptar una postura positiva y hasta de entusiasmo ante el encontrar en documentos del magisterio eclesiástico Dada su im-
capitalismo tienen motivos en donde justificarla Los logros econó- portancia histórica y paradigmática la reproducimos a continuación
micos han sido, en comparación con etapas anteriores de la historia
humana, francamente asombrosos Esto es todavía más cierto si «Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestro
junto con el capitalismo entra en la misma valoración el avance tiempo no sólo se acumula riquezas, sino que también se
industrial y técnico Pablo VI puso de relieve este punto acumula una descomunal y tiránica potencia económica en
manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son
«Si es verdadero que un cierto capitalismo ha sido la causa dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza
de muchos sufrimientos, de injusticias y luchas fratricidas, en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio
cuyos efectos duran todavía, sería injusto que se atribuyera a
la industrialización misma los males que son debidos al nefasto (210) BIGO o c , 149
sistema que la acompaña Por el contrario, es justo reconocer (211) Rerum novarum. n 2 Ocho grandes mensajes, 20
la aportación irreemplazable de la organización del trabajo y del (212) Ibíd , n 31 o . c , 44 Ver el resumen retrospectivo de Juan XXIII
progreso industrial a la obra del desarrollo» (209) en la encíclica Mater et Magistra, nn 11 14
(213) «El juicio mas severo y de mayor contextura sistemática hecho por
Pero junto a las luces es necesario colocar las sombras En el magisterio eclesiástico sobre el capitalismo es el expuesto con singular
conocida expresión de Sombart, junto a los «milagros» es necesario energía por Pío XI en la encíclica Quadragesimo anno Si se compara este
recordar el «infierno» del capitalismo Para señalar las sombras del JUICIO con el que en dicho documento se hace del socialismo no resulta
sistema capitalista podríamos acudir a datos de la historia humana infundado afirmar que el juicio sobre el capitalismo es mucho mas severo que
el juicio pontificio sobre el socialismo» (J L GUTIÉRREZ Capitalismo
del proletariado (sobre todo, en el siglo xix) y a la misma situación
Conceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid 1971)
I 177
(209) Populorum progressio, n 26 Ocho grandes mensajes. 340 (214) Quadragesimo anno. n 128 Ocho grandes mensajes, 110
326 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 327

Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos funesto y execrable 'internacionalismo' o imperialismo' inter-
que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, nacional del dinero, para el cual, donde el bien, allí la pa-
se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el tria» (215).
crédito, y por esta razón administran, di ríase, la sangre de que
Una valoración histórico-pragmática del capitalismo se limita a
vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma
hacer un balance de los logros y de las deficiencias de este sistema
de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar
económico. Acepta la posibilidad de eliminar los defectos a base de
contra su voluntad.
c o r r e c t i v o s permaneciendo intacta la estructura básica del sistema.
Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi carac- En este sentido, los defectos del capitalismo serían imputables a
terística de la economía contemporánea, es el fruto natural de imperfecciones históricas del sistema, pero no al sistema en cuanto
la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobre- tal; con la evolución histórica del mismo se espera conseguir la
vivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto corrección humanamente posible.
como decir los más violentos y los más desprovistos de No consideramos este tipo de valoración como la forma más apta
conciencia. para abordar éticamente el problema del capitalismo. Aunque es
Tal acumulación de riquezas y de poder origina, a su vez, conveniente tener en cuenta el balance de logros y fracasos del
tres tipos de lucha: se lucha en primer lugar por la hegemonía capitalismo en cuanto realidad histórica y aunque aceptamos la
económica; se entabla luego el rudo combate para adueñarse necesidad de seguir introduciendo correctivos dentro del sistema
del poder público, para poder abusar de su influencia y capitalista, mientras exista, juzgamos que la valoración ética de la
autoridad en los conflictos económicos; finalmente, pugnan economía capitalista ha de hacerse desde sus significados estructu-
entre sí los diferentes Estados, ya porque las naciones emplean rales. Es ahí donde se encuentra la moralidad o inmoralidad del
su fuerza y su política para promover cada cual los intereses sistema.
económicos de sus subditos, ya porque tratan de dirimir las
controversias políticas surgidas entre las naciones, recurriendo
• Valoración jurídico-formal
a su poderío y recursos económicos.
Ultimas consecuencias del espíritu individualista en econo- La valoración jurídico-formal considera el capitalismo en sus
mía, venerables hermanos y amados hijos, son esas que elementos puramente formales, aunque después trate de aplicar
vosotros mismos no sólo estáis viendo, sino también padecien- dicha valoración a las situaciones concretas. Es un método de
do: la libre concurrencia se ha destruido a sí misma; la carácter abstracto y de orientación jurídica.
dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por La afirmación de Pío XI en la encíclica Quadragesimo anno
consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada puede entenderse en este sentido:
ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrenda-
«León XIII puso todo su empeño en ajustar este tipo de
mente dura, cruel, atroz. A esto se añaden los daños gravísi-
economía a las normas del recto orden, de lo que se deduce
mos que han surgido de la deplorable mezcla y confusión entre
que tal economía no es condenable por sí misma. Y realmente
las atribuciones y cargas del Estado y las de la economía, entre
no es viciosa por naturaleza, sino que viola el recto orden sólo
los cuales daños, uno de los más graves, se halla una cierta
cuando el capital abusa de los obreros y de la clase proletaria
caída del prestigio del Estado, que, libre de todo interés de
con la finalidad y de tal forma que los negocios e incluso toda
partes y atento exclusivamente al bien común y a la justicia,
la economía se plieguen a su exclusiva voluntad y provecho,
debería ocupar el elevado puesto de rector y supremo arbitro
sin tener en cuenta para nada ni la dignidad humana de los
de las cosas; se hace, por el contrario, esclavo, entregado y
trabajadores, ni el carácter social de la economía, ni aún
vendido a la pasión y a las ambiciones humanas. Por lo que
siquiera la misma justicia social y bien común» (216).
atañe a las naciones en sus relaciones mutuas, de una misma
fuente manan dos ríos diversos: por un lado, el 'nacionalismo' (215) Ibíd., nn. 105-109 o . c , 102-104.
o también el 'imperialismo económico'; del otro, el no menos (216) Ibíd., n 101 o . c , 99-100.
328 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA CRISTIANA 329

Partiendo de este texto del magisterio eclesiástico, bastantes Si estas condenas pueden interpretarse como referidas a sistemas
moralistas católicos afirmaron y afirman la bondad del capitalismo capitalistas superados (liberalismo económico del siglo XIX, etc ), no
en sí aunque sometan a crítica sus realizaciones concretas (217) asi el fino análisis que hizo Pablo VI en su discurso a la U C I D
Creemos que esta valoración no alcanza la realidad del capita- (Unione Cristiana d'lmprenditon e Dingenti) el 8 de junio de 1964,
lismo No se trata de enjuiciar un sistema formal o un tipo de discurso que causó fuerte impresión y que fue citado en la nota 7 de
contrato en sí, sino de hacer un discernimiento sobre una estructura la constitución pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vatica-
económica, cuyo sentido se mide no por la definición jurídica, sino no II (220)
por la funcionalidad real Por otra parte, este tipo de valoración ética En este discurso Pablo VI lanza a los empresarios y dirigentes un
conduce hacia un falso voluntarismo, aceptando que los defectos bombardeo de preguntas, que constituyen otros tantos «reproches»
del sistema pueden ser corregidos por la voluntad de las personas a la estructura capitalista
sin revolucionar sus bases estructurales
«Quién se atrevería a sostener que el fenómeno sociológico
derivado de la organización moderna del trabajo es un fenó-
• Valoración económico-estructural meno de perfección, de equilibrio y tranquilidad? ¿No es
verdad precisamente lo contrario 7 ¿No lo prueba nuestra
La valoración económico-estructural intenta penetrar en la lógica historia de forma evidente? Vosotros mismos, ¿no expenmen
interna del sistema capitalista y, ahí instalada, trata de ver si dicha tais este extraño resultado en vuestros esfuerzos? Nos referi-
lógica realiza los valores básicos de lo humano Sin negar cierta mos a la aversión que surge contra vosotros, precisamente en
validez a las dos aproximaciones anteriores, juzgamos que ésta aquellos mismos a quienes habéis ofrecido vuestras nuevas
última es la única suficientemente válida formas de trabajo Vuestras empresas, maravillosos frutos de
El magisterio eclesiástico ha condenado bastantes veces el libe- vuestros esfuerzos, ¿no son acaso motivo de disgustos y de
ralismo económico (218) Baste recordar la tajante condena de choques? Las estructuras mecánicas y burocráticas funcionan
Pablo VI en la encíclica Populorum progressio perfectamente, pero las estructuras humanas todavía no La
empresa, que por exigencia constitucional es una colaboración,
«Por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la so- un acuerdo, una armonía, ¿no es acaso hoy todavía una
ciedad, ha sido construido un sistema que considera el lucro fricción de espíritus y de intereses? ¿Es que a veces no se la
como motor esencial del progreso económico, la concurrencia considera como argumento contra quien la ha constituido, la
como ley suprema de la economía, la propiedad privada de los dirige y la administra? ¿No se dice de vosotros que sois
medios de producción como un derecho absoluto, sin límites capitalistas y los únicos culpables? ¿No sois el blanco de la
ni obligaciones sociales correspondientes Este liberalismo sin dialéctica social? Ha de tener algún VICIO profundo, una radical
freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado insuficiencia este sistema, si desde sus comienzos cuenta con
por Pío XI como generador del 'imperialismo internacional del semejantes reacciones sociales» (221)
dinero' No hay mejor manera de reprobar un tal abuso que
recordando solemnemente una vez más que la economía está Después de estas preguntas emite Pablo VI un JUICIO severo sobre
al servicio del hombre» (219) el capitalismo, sabiendo distinguir entre el capitalismo histórico y el
capitalismo actual Su mirada está fija en el capitalismo actual,
cuando dice
(217) Ver por ejemplo B HAERING La Ley de Cristo, edic 5 J
(Barcelona 1968) III 514 P STEVEN M o r a l social, edic 2 a (Madrid «Es verdad que quien hoy hable, como hacen muchos, del
1965) 261 263 capitalismo con los conceptos que lo definieron en el siglo
(218) Quadragesimo anno, nn 88 133 Populorum progressio, nn pasado, da prueba de estar retrasado con relación a la realidad
26 58 Pío XII Radiomensaje con ocasión del V aniversario de la
Guerra (1 septiembre 1944) Colección de encíclicas y documentos ponti (220) Texto italiano en AAS 56 (1964) 574 579, traducción española
ficios edic 5 a (Madrid 1955) 306 en Ecclesia 24 (1964) 889 891
(219) Populorum progressio, n 26 Ocho grandes mensajes, 340 (221) Ecclesia 24 (1964) 889
330 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 331

de las cosas; pero es un hecho que el sistema económicoso- muladas; no hemos manipulado el resto y sí hemos dejado formula-
cial, creado por el liberalismo manchesteriano y que todavía ciones aún más violentas en el fondo y en la forma...
perdura en el criterio de la unilateralidad de la posesión de los Con semejantes criterios programáticos se hace imposible la
medios dé producción, de la economía encaminada a un realización práctica de los fundamentales criterios y actitudes éticas
provecho privado prevalente, no trae la perfección, no trae la en que se debe apoyar cualquier sistema socio-económico moral. En
paz, no trae la justicia, si continúa dividiendo a los hombres en efecto, queda burlado el destino universal de los bienes en favor de
clases irreductiblemente enemigas, y caracteriza a la sociedad los más poderosos, por uno u otro título, que los acapararán; la
por el malestar profundo y lacerante que la atormenta, apenas
apropiación de las cosas se realizará, en buena parte, de forma
contenido por la legalidad y la tregua momentánea de algunos
injusta y violenta, sancionada después, además, por el correspon-
acuerdos en la lucha sistemática e implacable, que debería
diente sistema jurídico-positivo de propiedad, establecido y animado
llevarla a la opresión de una clase contra la otra» (222).
por tal criteriología; el trabajo indirecto o mediato y, por supuesto, 'a
El análisis que hace Pablo VI del capitalismo es certero: la fortiori', el directo e inmediatamente realizado por la persona no se
estructura económica capitalista se basa en «la unilateralidad de la requerirá justificativamente como criterio proporcionalmente apro-
posesión de los medios de producción» y en «la economía encami- piativo; el contrato laboral queda confinado a merced de los vaivenes
nada a un provecho privado prevalente». Las consecuencias lógicas del mercado del trabajo, según la oferta y la demanda, como una
de tal sistema económico también son agudamente señaladas: este mercancía más...
tipo de economías «no trae la paz, no trae la justicia», «continúa Y si bien las aristas extremosas del sistema socio-económico
dividiendo a los hombres en clases irreductiblemente enemigas», y capitalista han sido bastante limadas a fuerza de intervención y
origina «una lucha sistemática e implacable que lleva a la opresión presiones de las asociaciones sindicales obreras o análogas, y por
de una clase contra la otra». El juicio ético no hace falta explicitarlo: intervenciones y planificaciones indicativas o vinculantes y de obli-
un sistema económico basado en tales presupuestos y que conduce gado cumplimiento, según los casos, todavía las ventajas como el
a tales consecuencias no puede por menos de ser inmoral en su estímulo, la honesta competencia y otras semejantes que fomentan
misma estructura. el progreso y la actividad humana no parecen equilibrar aquellos
Es reconfortante constatar cada vez más entre los moralistas la desvalores» (223).
abierta condena ética del sistema liberal capitalista. Merece la pena Por nuestra parte, juzgamos radicalmente inmoral el sistema
transcribir alguna de ellas: «Un sistema de ese tipo (liberal-capitalis- capitalista. Compartiendo otros razonamientos (224), nos inclina-
ta) encierra fuertes reparos éticos que, desde ese ángulo, le hacen mos a la valoración estructuralmente negativa del sistema económi-
inaceptable. Los principales desvalores se encuentran en que la co capitalista por las tres razones siguientes: a) introduce el «lucro»
ilimitada 'libertad' es pura entelequia resuelta prácticamente en la como el motor decisivo de la actividad económica, contrariando así
'supervivencia de las empresas o personas más poderosas, que es la visión humana y cristiana de toda actividad como servicio perfec-
tanto como decir, con frecuencia, las más violentas y las más tivo del hombre; b) la propiedad privada capitalista de los medios de
desprovistas de conciencia'; el 'libre' juego de la oferta y demanda producción hace del hombre un «instrumento» y de su trabajo una
como única o muy principal regla para establecer el 'justo' precio; el «mercancía», contrariando de este modo la dignidad inalienable e
'máximo lucro y provecho' como única o, al menos, principalísima ininstrumentalizable de la persona; c) la división económica engen-
finalidad; el 'preponderante aspecto individual' a costa e incluso dra inevitablemente el antagonismo y la lucha en la sociedad
marginando el mismo bien común y la justicia social, etc. humana, contrariando así uno de los principios básicos de la com-
El breve, aunque sustancial, catálogo de desvalores del sistema prensión humana y cristiana de las relaciones entre los hombres.
socio-económico liberal-capitalista no es nuestro. Está entresacado
de la Doctrina Social de la Iglesia cuando lo declara inaceptable.
Hemos utilizado palabras y expresiones textuales como las entreco-
(223) G. HIGUERA, Etica y bolsa: Pentecostés 15 (1977), 173-174.
(222) Ibíd., 889-891. (224) Ver, por ejemplo: UTZ, O . C , 35-39; GOLLWITZER, O . C , 9. 12. 48.
332 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 333

c) Debilidad ética del colectivismo Según hemos dicho más arriba, preferimos hablar de colectivis-
mo (y no de socialismo) para referirnos al sistema económico
El sistema económico contrapuesto al capitalismo es la organi- contrapuesto al capitalismo. Bajo el término de colectivismo encua-
zación colectivista de la economía. «Esta contraposición es histó- dramos los sistemas económicos nacidos de la matriz del comunismo
ricamente reciente, pues, como afirma George Halm, antes de la marxista, cuya realización paradigmática se encuentra en la econo-
primera guerra mundial, no hubiera podido escribirse una obra sobre mía rusa. Es necesario, sin embargo, reconocer que existen notables
sistemas ecomómicos comparados. Por entonces el único sistema de diferencias entra la «economía totalmente planificada» y el «socialis-
funcionamiento efectivo era el capitalismo. Naturalmente, había mo democrático» (economía de mercado propuesta por O. Osik;
diferencias en el grado de desarrollo, y los vestigios de feudalismo modelo yugoslavo de autonomía administrativa; etc.). Aunque exis-
en muchos países eran todavía importantes. Pero en una visión ten formas colectivistas alejadas de los presupuestos marxistas,
mundial, el capitalismo era el sistema absolutamente predominante. como es el caso de algunas experiencias africanas (226), y aunque
No obstante, es preciso señalar que por entonces ya habían visto la persisten propuestas de comunismo utópico (227), sin embargo, la
luz trabajos comparativos de capitalismo y socialismo. Pero las economía «planificada», en cuanto polo contrapuesto a la economía
características de este último frente al primero no se habían podido «libre», tiene su lugar apropiado en el horizonte señalado por el
exponer sino teóricamente, puesto que hasta 1917 en ningún país comunismo marxista. En algunos casos este comunismo marxista
se intentó realmente la construcción del nuevo sistema, de un está marcado por el leninismo, en otros por el maoísmo, y en otros
sistema socialista. No es extraño, pues, que estos estudios se busca presentarse con «rostro humano» (tal es el caso de la econo-
polarizasen en la crítica del capitalismo, sin entrar apenas en el mía del checo O. Osik, y la «vía yugoslava»).
terreno de las proposiciones concretas sobre la construcción del Reduciendo a descripción tipológica los rasgos del colectivis-
socialismo. Este fue el propio caso del análisis de Marx, que mo podemos hacer la siguiente exposición siguiendo el esquema
constituye fundamentalmente una teoría del desarrollo capitalista, propuesto por Sombart para describir todo sistema económico
donde el capitalismo se condena como sistema, en favor del socia- («espíritu», «forma», «sustancia») (228):
lismo, pero sin dedicar un espacio extenso a vislumbrar cómo podría
desenvolverse este último» (225). — El espíritu del colectivismo nace del deseo de contrarres-
tar y remediar las fluctuaciones económicas, peculiares del
capitalismo, así como las diferencias sociales y económicas
1.°) Anotaciones descriptivas que dicho sistema provoca. En consecuencia, el colectivis-
C H . BETTELHEIM, La transition vers l'économie socialiste (París, 1968). mo pretende conseguir un nivel estable de actuación para
A. DALIN, A. A N I K I N , Y. OLSÉVICH, Teorías económicas y realidad poder así satisfacer los deseos de los individuos, sin que las
social. Crítica soviética a las teorías de Galbraith, Berle y Clark decisiones económicas de producción sean adoptadas por
(Barcelona, 1970). M. DOBB, Economía de bienestar y economía la iniciativa privada que se mueve siempre por el afán de
del socialismo, edic. 2. a (Madrid, 1972). M. GODELIER, Rationalité lucro.
et irrationalité en économie, 2 vols. (París, 1971). E. MANDEL,
— La f o r m a del colectivismo se caracteriza por la propiedad
Traite d'économie marxiste, 2 vols. (París, 1962). O. OSIK, La
tercera vía (México, 1977). J. ROBINSON, Introducción a la econo-
colectivista de los medios de producción. Respecto a los
mía marxista, edic. 5.a (México, 1973); Economía de mercado bienes de consumo se admite la parcial o total propiedad
versus economía planificada (Barcelona, 1973). W. SOMBART, privada. En este punto, sin embargo, hay que tener en
Deutscher Sozialismus (Berlín, 1934). E. M. UREÑA, Karl Marx cuenta que se dan variantes notables, es distinta la forma
economista (Madrid, 1977). VARIOS, Problemas de economía po- del sistema «colectivista centralizado» a través de los «Pla-
lítica del Socialismo (México, 1965). NB. Para una amplia biblio-
grafía de la economía marxista y neo-marxista, ver: F. UTZ, Entre
neoliberalismo y neomarxismo (Barcelona, 1977), nota 6, (226) BIGO. o . c , 188-189.
pp. 196-202. (227) J . HOEFFNER, Manual de Doctrina Social Cristiana, edic 2 a

(Madrid, 1974), 215.


(225) T A M A M E S , O . C , 32.
(228) LÓPEZ CACHERO, o . c , 18-20
334 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 335

nes económicos» y la forma yugoslava de autogestión o de varios pasajes de la constitución pastoral Gaudium et Spes (233)
«colectivismo descentralizado» Sin aludir a otras razones, unas pertenecientes a la cosmovisión
— La técnica del colectivismo se encuentra no menos de- marxista y otras a los planteamientos pragmáticos, existen tales
sarrollada que en el régimen capitalista contravalores en la estructura del colectivismo que lo hacen inacep-
table para la conciencia cristiana, aunque ésta no pueda dejar de
El sistema económico colectivista, lo mismo que el capitalismo, reconocer las aportaciones teóricas y prácticas de este sistema
trata de apoyar y de ser apoyado por un sistema ideológico
económico (una de las cuales es, sin duda, haber presentado un
correlativo, en el que prevalecen los valores de la igualdad, de la
«frente alternativo» al capitalismo)
totalidad, de la justicia, etc (229) Es imposible entender o valorar
el colectivismo económico si no se tiene en cuenta la cosmovisión Entre los contravalores que residen en la estructura colectivista
marxista-comumsta en que se justifica destacan los siguientes
— la total planificación de las necesidades económicas ofende
frontalmente el respeto a la «individualidad» del hombre,
2 °) Valoración ética
— la colectivización plena de los medios de producción elimi
P BIGO Doctrina Social de la Iglesia (Barcelona, 1967) 182-205 («el na «ámbitos de libertad», necesarios para la humanización
socialismo») J PH WOGAMAN Christians and the Great Economic de individuos y de grupos,
Debate (Londres 1977) 55-76 125-138 — la concentración económica origina un Estado «capitalis-
Sobre el rechazo ético del colectivismo económico no hace falta ta», con un poder excesivo en lo económico y en lo social
insistir ya que es un elemento profundamente incrustado en la y con una burocratización agobiante
conciencia moral cristiana El principal enemigo de la encíclica
Rerum novarum de León XI11 es el «socialismo» Pío XI en la d) ¿Una alternativa cristiana?
Quadragessimo anno hace una importante distinción entre «socialis-
La ética cristiana adopta una postura igualmente crítica ante la
mo» y «comunismo» de acuerdo con la evolución histórica del
organización económica capitalista y ante los sistemas colectivistas
movimiento socio-económico correspondiente Pío XII se manifiesta
Es interesante anotar cómo el Concilio Vaticano II emite juicios de
receloso ante las tendencias estatificadoras que conducen a respon
valor en una única e idéntica referencia a los dos sistemas económi-
sabihdades anónimas o colectivas A Juan XXIII, en la encíclica
cos Constata la impregnación «de cierto espíritu economista en casi
Mater et Magistra, le «resulta extraña la negación que algunos hacen
toda la vida personal y social tanto en las naciones de economía
del carácter natural del derecho de propiedad» (230), aludiendo a la
colectivizada como en las otras» (234) Al hablar del control del
economía colectivista, en la misma encíclica defiende en varias
desarrollo económico, afirma «No se puede confiar el desarrollo ni
ocasiones el valor de la iniciativa privada, aunque no niega la
al solo proceso casi mecánico de la acción económica de los
intervención subsidiaria del Estado (231) Pablo VI, al hablar de la
individuos ni a la sola decisión de la autoridad pública Por este
planificación económica, pide que en la programación se tengan en
motivo hay que calificar de falsas tanto las doctrinas que se oponen
cuenta las iniciativas privadas y los cuerpos intermedios «evitarán
a las reformas indispensables en nombre de una falsa libertad como
así el riesgo de una colectivización integral o de una planificación
las que sacrifican los derechos fundamentales de la persona y de los
arbitraria que, al negar la libertad, excluiría el ejercicio de los
grupos en aras de la organización colectiva de la producción» (235)
derechos fundamentales de la persona humana» (232) El Concilio
Vaticano II hace veladas alusiones a la economía colectivista en ¿Existe una salida cristiana? Han sido propuestas diversas fórmu-
las Recordamos algunas de ellas No es raro encontrar entre los
(233) Gaudium et Spes. nn 63 65 71
(229) Cfr UTZ o c , 81 87 89 123 (234) Gaudium et Spes, n 63
(230) Mater et Magistra, n 112 Ocho graneles mensajes, 160 (235) Ibid , 65 Ver los documentos del magisterio eclesiástico citados
(231) Ibid , nn 51 52 83 151 152 o c , 1 4 4 153 172 en la nota 4 de este numero 65 de la Gaudium et Spes Añadir Documen-
(232) Populorum progressio. n 33 Ocho grandes mensajes, 343 to de Puebla (1979) nn 495 497 542 546
336 M O R A L DE A C T I T U D E S I I I . M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 337

comentaristas de las encíclicas sociales la tendencia a esbozar un económico y del colectivismo marxista. Los tres restantes
«orden social cristiano» con las orientaciones del magisterio. Calvez - (economía social de mercado, socialismo democrático y conserva-
Perrin, aunque, reconocen que la Iglesia no pretende tener ninguna durismo económico) pueden ser asumidos desde la fe cristiana,
competencia respecto a la vertiente técnica de las cuestiones econó- aunque la inclinación de Wogaman es hacia el socialismo demo-
micas, describen el ideal de un «proyecto social» cristiano de signo crático (242). Los cristianos pueden apoyar los tres sistemas,
corporativista y asociacionista basado en los valores de la comuni- aunque han de estar atentos a la evolución de los mismos: su mayor
dad y de la responsabilidad (236). Esta tendencia, seguida por o menor valía será juzgada por las posibilidades que de hecho tenga
bastantes autores (237), a proponer un ideal de orden económico cada uno para solucionar los problemas humanos de la realidad
cristiano suele dar por resultado la formulación de un sistema híbrido económica.
y difícilmente verificable.
Por nuestra parte, creemos que no corresponde a la ética —y
Otros autores adoptan una solución todavía más comprometida, menos a la ética cristiana— proponer un modelo económico concre-
construyen un sistema alternativo a los modelos capitalista y colec- to; la competencia de la ética está en el reino de los «fines» y no en
tivista. Tal parece ser la postura de Utz (238), quien, después de el de la instrumentalización técnica de los medios. Por otra parte, no
criticar las bases de las «terceras vías» propuestas por el capitalismo juzgamos oportuno que la ética se incline positivamente por un
(la economía social de mercado) y por el colectivismo (la economía sistema económico determinado, dadas las imperfecciones que ac-
de mercado planificada), propone como solución una tercera vía tualmente todos poseen; sí puede y debe destacar negativamente
basada «en el pensamiento social personalista y cuyos principios aquellos sistemas económicos que contradicen en sus planteamien-
básicos los constituye el reconocimiento: del imperativo del bien tos estructurales los valores humanos: tal es el caso del capitalismo
común; de la prioridad del interés individual en el orden de la y del colectivismo, según hemos señalado más arriba.
actividad, y de un orden de competencia» (239). Es justo reconocer, La función de la ética con relación a los sistemas económicos ha
como lo hace el mismo Utz, que la solución propuesta está del lado de ser fundamentalmente la siguiente: por un lado, hacer un perma-
de «la organización social de la economía de mercado, pero con nente discernimiento ético de los fundamentos de todo sistema
premisas filosóficas muy diferentes de las que habitualmente utilizan económico; y, por otro, seguir proponiendo los valores meta-econó-
para justificarse la economía de mercado y la así llamada organiza- micos que dan «sentido» y «significación» humana a la actividad
ción social de la economía de mercado» (240). económica. Los cristianos y toda persona de buena voluntad han de
Una tercera tendencia consiste en analizar qué sistemas pueden influir en la vida económica desde la perspectiva de los fines y de las
ser asumidos y cuáles deben ser rechazados desde la aceptación significaciones globales de la existencia humana (243).
explícita de los valores cristianos. Este es el planteamiento en que se Teniendo por delante esta orientación básica de la ética, hay que
coloca Wogaman (241). De los cinco sistemas económicos expues- reconocer también la validez de los siguientes criterios:
tos y constatados en el mundo actual, Wogaman rechaza como
contrarios a los presupuestos cristianos los modelos del liberalismo — no todos los sistemas económicos son igualmente morales
o inmorales. No podemos dejar de expresar la preferencia
por el sistema de la «tercera vía socialista» antes que por la
(236) J. I. CALVEZ-J. PERRIN, Iglesia y sociedad económica (Bilbao, economía colectivizada, y por el sistema de una economía
1965), 537-574. social de mercado antes que por el liberalismo económico;
(237) J. MESSNER, La cuestión social (Madrid, 1960), HAERING, O . C ,
III, 521-523.
— no hay que negar importancia ni dejar de propiciar todos
(238) A. UTZ, Entre neoliberalismo y neomarxismo. Filosofía de aquellos «correctivos» que, introducidos en un sistema
una vía media (Barcelona, 1977) estructuralmente injusto, ayudan a convertir en más huma-
(239) La exposición de esta «tercera vía» se puede ver en las pp na la economía;
137-174; 181-186. — tampoco conviene olvidar que no siempre se puede cam-
(240) Ibíd., 15-16.
(241) J. PH. W O G A M A N , Christians and the Great Economic Deba- (242) Ibíd., 158.
te (Londres, 1977) (243) Ibíd., 166.
22 Moral social
338 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 339

biar de una manera fácil la estructura económica, hay que para el mundo económico (apartado 2), y después de haber valorado
admitir las reformas a corto y a medio plazo, con tal de que los sistemas económicos globales (apartado 3) llegamos ahora al
se tenga claro y operante el principio de transformación punto en que el tema se concreta y se diversifica en los múltiples
estructural cuando una situación económica es considera- aspectos del universo económico
da radicalmente injusta Hemos de reconocer que, llegados a este punto, las dificultades
Con estos criterios trataremos a continuación de abordar algunos de metodología y de contenido se multiplican ¿Puede la ética llegar
a JUICIOS de valor sobre situaciones económicas concretas 7 ¿Un libro
problemas concretos del mundo económico Por lo demás, en el
de iniciación moral, como éste, debe abordar todos y cada uno de
último apartado (IV) de este capítulo volveremos a formular algunas
los problemas concretos de moral económica? ¿Hablar sobre la
anotaciones referentes a la actitud global de los cristianos ante la
moralidad de aspectos concretos de la vida económica no supone la
realidad económica, allí aparecerá la opción prevalente por los
aceptación o el rechazo implícitos de un sistema económico
modelos económicos de signo socialista
determinado?
Por otra parte, constatamos que los libros de moral católica es
4 PROBLEMAS CONCRETOS DE ETICA ECONÓMICA aquí, en el tratamiento de los problemas concretos, donde ponen el
máximo interés Los tratados «De Justicia et Jure», las exposiciones
F BELDA Repercusiones en el orden moral de la política económica casuísticas «De Séptimo Praecepto», y las síntesis de «Doctrina
De la «Rerum Novarum» a la «Mater et Magistra» (Madrid, 1962), social católica» hacen, según hemos visto más arriba, una exposición
153-168 R COSTE, Eglise et vie économique (París, 1970) detallada de los temas concretos de moral económica. Este interés
A DAUPHIN-MEUNIER, La doctrina económica de la Iglesia (Valen- procedía de diversos factores el deseo de iluminar las realidades
cia, 1952) G FISCHER, Wirtschaftsethik Stimmen der Zeit 142 económicas desde una perspectiva cristiana, el deber de formar la
(1948), 112-124 G HIGUERA, Las decisiones macroeconómicas
ante la moral Revista de Fomento Social 23 (1968), 301-305 conciencia de los cristianos en orden a un diálogo, a veces polémico,
O LEMAIRE, La morale des affaires Précis d'une morale économi- con opciones socio-económicas contrarias, el afán por instruir al
que (París, 1928) P PAVAN - M PUCINELLI - E CAPORELO, La creyente en el ámbito de su responsabilidad individual de cara al
doctrina social cristiana II El hombre en el mundo económico y sacramento de la penitencia y en orden a su salvación o condena-
profesional (Buenos Aires, 1962) L M PUGES, Economía, bene- ción eternas, la urgencia apostólica por la cristianización de las
ficio y ética (Barcelona, 1970) O SCHILLING, Chnsthche Wirts- estructuras temporales, etc Éstos intereses son muy laudables Pero
chaftsethik (Munchen, 1954), edic 2 a F SELLIER, Morale et vie quizás en el momento actual algunos de ellos han perdido fuerza o
économique (París, 1953) J M a SOLOZABAL, Aplicación del han cambiado de orientación
principio de justicia social a la realidad contemporánea De la
«Rerum Novarum» a la «Mater et Magistra» (Madrid, 1962), 169- En nuestra concepción ética de la realidad económica juzgamos
190, Doctrina económica católica Curso de Doctrina Social Cató- de tanto o mayor interés el proponer una teoría moral sobre la
lica (Madrid, 1967), 233-327 R SPIAZZI, La morale negli affan economía como el descender al estudio concreto de los diversos
Angehcum 30 (1963), 3-49 A TAUTSCHER, Wirtschaftsethik (Mun- problemas del mundo económico El equipamiento de un modelo
chen 1957) H THIELICKE, Theologische Ethik (Tubmgen, 1964), ético razonado, aplicable a cualquier situación económica, lo juzga-
III, 224-294 VARIOS, Economía, política e morale (Brescia, 1958)
mos de interés primordial para formar conciencias adultas y respon-
E VIDAL Diritto, morale, economía e política nel pensiero filosofi-
co-giundico di Giorgio del Vecchio (Turín, 1951) O VON NELL- sables, una moral católica excesivamente concretizada ha infantili-
BREUNING, La reorganización de la economía social (Buenos Aires, zado, a veces, la conciencia de los creyentes Por otra parte, la
1946), Wirtschaft im Wandel Ordo socialis 7 (1959), 18-34, excesiva relación entre síntesis de moral y práctica del sacramento
Wirtschaft und Gesellschaft heute, 3 tomos (Freiburg/Br, 1956- de la Reconciliación es valorada negativamente, valoración que está
1960) M WEBER, La morale économique des grandes religions Ar- avalada por la historia tanto de la moral como de la práctica
chives de Sociologie des Religions 5 (1960), 3-30 sacramental (244)

Después de haber analizado la relación entre economía y ética (244) J BURGALETA-M VIDAL Sacramento de la Penitencia (Madrid,
(apartado 1), después de haber propuesto un esquema moral válido 1975) 60 92
340 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 341

Estas consideraciones nos obligan a razonar las opciones meto- La moral no puede olvidar estos cambios ni estas diversidades a
dológicas que justifican la forma de tratamiento que vamos a otorgar que están sometidas las realidades económicas. Esto indica que los
a los temas concretos de moral económica. juicios de valor: por una parte, han de mantenerse en un grado de
suficiente generalidad si pretenden expresar la instancia ética de las
realidades económicas con un carácter de validez generalizada; pero,
a) Opciones metodológicas por otra, han de encarnarse y limitar así la generalidad espacio-tem-
poral de su validez si quieren alcanzar la realidad concreta.
¿Justificación o rechazo del sistema? Los moralistas de otras épocas solucionaron este problema apor-
tando, al explicar las exigencias del séptimo mandamiento del
El interrogante fundamental que tiene un tratamiento moral
Decálogo, el derecho comparado en relación con los ordenamientos
concreto de los problemas económicos es el de la justificación o el
jurídico-positivos de las realidades económicas (piénsese en las
rechazo implícitos del sistema económico en el que se insertan
explicaciones de la moral casuista sobre el dominio y sobre los
dichos problemas concretos. No se puede hablar en abstracto sobre
títulos y formas de posesión). La moral actual no puede ser plantea-
la moral del salario, del precio, del interés, etc. Estas realidades
da sobre la aceptación de los ordenamientos jurídico-positivos de la
económicas se insertan dentro de un todo que da la orientación
economía. Ha de buscar un asiento previo a la positividad jurídica:
global al sistema de la economía.
el de la realidad humana previa a todo ordenamiento legal. Por eso
Teniendo esto en cuenta creemos que la moral cristiana no debe mismo, para solucionar el problema del cambio y de la diversidad de
instalarse dentro de un sistema económico y desde ahí emitir las realidades económicas concretas no es válida la postura de los
juicios de valor sobre las realidades económicas integrantes de ese casuistas, ya que la diversidad y el cambio que ha de tener en cuenta
sistema. Si adopta esta actitud queda «prejuzgada» la orientación la moral no están situados a nivel de lo jurídico, sino a nivel de la
moral de todo problema concreto. En el fondo, emitir juicios de valor realidad humana previa a la positividad jurídica.
«desde» la instalación ética dentro de un sistema económico supone
En consecuencia, los juicios que la moral emita sobre las realida-
la justificación moral global de dicho sistema, lo cual orienta «selec-
des concretas de la economía han de entenderse dentro de las
tivamente» la valoración moral de los problemas económicos
limitaciones señaladas. Tales limitaciones indican la «debilidad», o
concretos.
provisionalidad, de las valoraciones morales, pero al mismo tiempo
Al tratar, pues, un problema concreto de moral económica es subrayan su «fuerza», o su carácter de vinculación a lo concreto.
necesario buscar los criterios de orientación ética más allá de los
Además de estas dos opciones metodológicas que acabamos de
intereses del sistema económico en el que está inserto. Esto no
señalar han de ser tenidas en cuenta las formuladas más arriba al
impide que las implicaciones morales alcancen la realidad concreta
hablar de los elementos integrantes de la teoría ética en relación con
del problema en cuestión. Dicho de otro modo, la moral de un
la economía.
aspecto concreto de la economía ha de recaer sobre la realidad
concreta (horizonte inmediato del juicio de valor), pero al mismo
tiempo sobre el sistema en el que tiene consistencia dicha realidad b) Delimitación del contenido
(horizonte total del juicio de valor). (Temática de moral económica concreta
en algunos autores representativos)
¿Juicio definitivo o provisional?
Formuladas las opciones de método, surge a continuación la
Las realidades concretas de la economía están sometidas a pregunta sobre el número y la ordenación de los temas que han de
cambios continuos. A veces, estos cambios son de carácter radical: ser tratados en esta parte concreta de la moral económica. En
llegan hasta la estructura misma de las realidades económicas en principio, la respuesta debiera ser sencilla: tratar todos los proble-
cuestión. Por otra parte, dentro de un mismo sistema económico, mas de moral económica concreta y según el ordenamiento que
existen soluciones diferentes según las opciones jurídico-políticas tienen en sí las realidades económicas a las que se refieren los
de los diversos Estados. problemas.
342 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 343

Sin embargo, esta respuesta coherente en teoría no es tan obvia Dentro del capítulo dedicado al proceso de la economía social
en la práctica. Por una parte, la limitación del espacio concedido a estudia Messner la moralidad de las realidades básicas del mundo
este capítulo de moral económica impide la exposición de todos los económico: el mercado, al que considera como «el órgano esencial
problemas concretos; se impone una selección. Por otra parte, no de la economía social» (247); la necesidad, entendida desde la
existe unanimidad en el ordenamiento de las realidades económicas capacidad de demanda y consiguientemente definida así: «por nece-
dentro de una síntesis armónica. Esta falta de unanimidad no sidad como fuerza activa en el proceso económico-social se entien-
depende únicamente de la diversidad de puntos de vista mantenidos de solamente aquella que sienten los que gozan de poder de
por los autores; hay muchas realidades concretas de la economía que compra» (248); la oferta, en cuanto realidad económica nacida de
pueden ser situadas dentro de uno u otro apartado de la actividad la productividad, dirigida a la demanda con poder adquisitivo, y
económica. Ello comporta tener que elegir entre una forma u otra de orientada por el deseo de propiedad (249); el dinero, que «en su
ordenación de los temas concretos de moral económica. consideración actual es sencillamente 'poder adquisitivo', una pre-
¿Qué problemas seleccionamos y qué orden adoptamos para su tensión del poseedor dirigida contra la comunidad económica, y
tratamiento? Antes de expresar nuestro punto de vista veamos las posee un carácter principalmente funcional» (250); el capital,
soluciones adoptadas por algunos moralistas actuales. «trabajo hecho de antemano» (A. Weber) que hará más productivo
cada trabajo ulterior (251); el crédito, realidad económica consis-
La encuesta se concreta en algunos autores que han tratado de tente en «un préstamo de dinero para movilizar capital en el proceso
un modo más expreso y extenso los problemas morales del mundo económico-social» y cuya política (política de créditos) «es uno de
económico y que pueden representar las diversas tendencias que los principales métodos de dirección de la economía social» (252);
existen en el campo de la moral católica. el precio, consistente en el valor de los bienes expresado en dinero
y que se forma de la interacción de los factores oferta y demanda
(*) J . MESSNER, Etica social, política y económica a la luz del
(253); el salario, «remuneración según contrato de una prestación
Derecho natural (Madrid, 1967), libro IV, pp. 1117-1479: «Etica
económica». Resumen en: J. MESSNER, Etica general y aplicada de trabajo realizada dentro de la asociación económico-social»
(Madrid, 1969), Libro Vil, pp. 333-394: «Etica económica». (254); el interés social del capital, que es considerado como «el
precio pagado por su utilización» (255).
La reflexión moral de Messner se centra en la economía social, En el capítulo dedicado a la organización de la economía social
que define como «la cooperación económica de los miembros de una trata Messner los problemas concernientes a realidades tan impor-
comunidad estatal para satisfacer, bajo la propia responsabilidad, sus tantes para la vida económica como las siguientes: la propiedad
necesidades vitales y culturales» (245). La moral de la economía privada, cuya existencia significa que la economía social cumple
social se descubre a través de dos fuerzas iluminativas: el valor del sus fines a través del intercambio entre economías productivas
hombre y el valor de la comunidad, que dan lugar a los principios aisladas (256); el trabajo, principio ordenador de la sociedad de
morales. Por su parte, «estos principios morales forman el esquema rango superior al de la propiedad privada (257); la empresa,
de un orden de la economía social, prescrito por el Derecho natural: «organización de trabajo con vistas a la producción de materias
el de la libertad ordenada» (246).
Los temas concretos de moral económica se integran, en la (247) Ibíd., 1131. Sobre el mercado: pp. 1130-1139.
(248) Ibíd., 1139. Sobre la necesidad-demanda, pp. 1139-1146.
síntesis de Messner, en torno a cuatro núcleos: proceso de la
(249) Sobre la oferta: Ibíd., 1146-1157.
economía social; organización de la economía social; integración
(250) Ibíd., 1159. Sobre el dinero: pp. 1157-1169.
de la economía social; cooperación de las economías sociales (la
(251) Sobre el capital: Ibíd., 1169-1176.
economía mundial). En cada uno de estos capítulos van haciendo su
(252) Ibíd., 1177. 1180. Sobre el crédito: pp. 1177-1183.
aparición los temas morales correspondientes. (253) Sobre el precio: Ibíd., 1184-1195.
(254) Ibíd., 1196. Sobre el salario: pp. 1196-1222.
(245) J. MESSNER, Etica social, política y económica a la luz del (255) Ibíd., 1222. Sobre el interés, pp. 1222-1235.
Derecho natural (Madrid, 1967), 1119. (256) Sobre la propiedad privada: Ibíd., 1237-1259.
(246) Ibíd., 1130. (257) Sobre el trabajo: Ibíd., 1259-1269.
344 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 345

primas y de herramientas (talleres)» ( 2 5 8 ) , los b a n c o s , «en c u a n t o una realidad h i s t ó n c o - c o n c r e t a , sin fuerza de e v o l u c i ó n y adaptación
empresas dedicadas a la m e d i a c i ó n profesional en el tráfico de pagos a otros c o n t e x t o s h u m a n o s , c o m o , por e j e m p l o , las e c o n o m í a s del
y de créditos» ( 2 5 9 ) , la b o l s a , q u e «en su calidad de lugar principal tercer m u n d o
de i n t e r c a m b i o del mercado de capitales y del de p r o d u c t o s se R e c o n o c i e n d o q u e se trata de una obra valiosa d e n t r o de la ética
caracteriza principalmente por su extrema sensibilidad c o n respecto social y q u e representa una tendencia i m p o r t a n t e d e n t r o de la
a todas las influencias q u e a c t ú a n sobre el proceso e c o n ó m i c o - s o - teología moral católica, creemos q u e en sus planteamientos g e n e -
cial, así c o m o por la amplia influencia q u e ejerce sobre éste» ( 2 6 0 ) rales y en sus s o l u c i o n e s concretas no corresponde c o m p l e t a m e n t e
El c a p í t u l o d e d i c a d o a la integración de la e c o n o m í a social a una ética e c o n ó m i c a cristiana de la hora actual
aborda los problemas relacionados c o n la o r d e n a c i ó n del sistema
e c o n ó m i c o leyes que regulan el sistema de la e c o n o m í a (garantías (*) P STEVEN, Moral social (Madrid, 1965), edic 2 a , tercera parte,
pp 203-4T7 «La Iglesia y la vida profesional»
de la c o m p e t e n c i a libre y o r d e n a d a ) , o r d e n a c i ó n de las oscilaciones
coyunturales y del crecimiento, f u n c i ó n del Estado en la integración La i n t e n c i ó n de Steven es estudiar desde el p u n t o de vista moral
de la e c o n o m í a social ( 2 6 1 ) El ú l t i m o c a p í t u l o está d e d i c a d o a la «las relaciones humanas, q u e c o n c u r r e n a la a d a p t a c i ó n de los
economía internacional, en sus aspectos de c o o p e r a c i ó n , de comer- bienes, sobre t o d o de los bienes materiales, a las necesidades
cio, de sistema monetario, de m o v i m i e n t o de capitales, de balanza humanas» ( 2 6 3 ) La consideración de los problemas pretende tener
de pagos, etc ( 2 6 2 ) en cuenta t a n t o el «aspecto e c o n ó m i c o » c o m o el «problema profe-
sional», por otra parte, estos dos aspectos son considerados «no en
La obra de Messner c o n s t i t u y e una e x p o s i c i ó n digna de ser
una sociedad e c o n ó m i c a distinta de la n a c i ó n , sino en el c u a d r o de
tenida en cuenta Entre sus valores positivos destacaríamos los
la nación» ( 2 6 4 )
siguientes 1) a m p l i t u d temática, q u e hace de la obra una especie de
«suma de moral económica» casi todas las realidades e c o n ó m i c a s Los temas se ordenan a través de un esquema sencillo, el q u e
encuentran aquí su valoración ética, 2) a m p l i t u d y p r o f u n d i d a d de i m p o n e la estructura de la actividad e c o n ó m i c a p r o d u c c i ó n , d i s -
c o n o c i m i e n t o s e c o n ó m i c o s , base segura para un adecuado JUICIO t r i b u c i ó n , c i r c u l a c i ó n y c o n s u m o ( 2 6 5 ) A estas cuatro partes
moral, 3) ajustada c o n e x i ó n entre e c o n o m í a y moral la d i m e n s i ó n centrales a n t e p o n e Steven el estudio de aquellas realidades básicas
ética n o es algo superpuesto, sino integrado en la realidad del q u e c o n s t i t u y e n «el c u a d r o de la vida económica» y p o s p o n e unas
m u n d o e c o n ó m i c o , 4) c o n e x i ó n c o n la t r a d i c i ó n t e o l ó g i c o - m o r a l de consideraciones sobre las « c o n d i c i o n e s de prosperidad de la vida
las grandes épocas de la Teología primera escolástica ( S a n t o T o - profesional y e c o n ó m i c a » Seis capítulos c o n s t i t u y e n el c o n j u n t o de
más) y de la segunda escolástica (tratados morales de los siglos la moral e c o n ó m i c a de Steven
XVI-XVIll) Las realidades e c o n ó m i c o - p r o f e s i o n a l e s que integran el «cuadro
Sin e m b a r g o , no deja de tener a l g u n o s inconvenientes A n o t a - de la vida e c o n ó m i c o - p r o f e s i o n a l » , y q u e f o r m a n el o b j e t o del primer
mos éstos 1) la o p c i ó n por un t i p o d e t e r m i n a d o de e c o n o m í a capítulo, son las siguientes el d e r e c h o al t r a b a j o , el derecho a la
(economía social de mercado) «orienta» los planteamientos y las
(263) P STEVEN M o r a l social (Madrid 1965) edic 2 a 206
soluciones morales, 2) la categoría moral de «Derecho natural», q u e
(264) Ibíd , 205 206
es la base de t o d a su a r g u m e n t a c i ó n ética, precisaría algunas (265) «Las principales formas de actividad profesional y económica son
matizaciones de carácter más d i n á m i c o y personalista, 3) t a n t o la la p r o d u c c i ó n , la d i s t r i b u c i ó n , la c i r c u l a c i ó n y el c o n s u m o de bienes
c o m p r e n s i ó n e c o n ó m i c a c o m o la visión moral parecen «cerradas» a En efecto la actividad profesional de un gran numero de hombres se ejerce
primeramente sobre los recursos naturales para descubrirlos rescatarlos
(258) Ibíd , 1269 Sobre la empresa (en su aspecto de relaciones transformarlos para aprovechar o aumentar su utilidad Mas como la produc
humanas y laborales en su dimensión productiva en su forma de «socie cion de los bienes resulta ordinariamente de la cooperación de muchas
dades» de agrupaciones industriales o de cartel) pp 1269 1315 personas tiene lugar el reparto entre ellas de estos bienes Ademas el hecho
(259) Ibid . 1 3 1 5 Sobre los bancos pp 1315 1324 de la especializacion en la producción y la necesidad de adaptarse a las
(260) Ibid , 1325 Sobre la bolsa pp 1325 1337 múltiples y varias necesidades conducen a transacciones y cambios circula
(261) Ibid . 1339 1445 cion de los bienes Finalmente estos bienes son producidos para ser
(262) Ibid . 1447 1479 utilizados consumidos» (Ibid , 244)
346 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 347

propiedad privada; el derecho a la libertad profesional; y el impuestos (272). El último capítulo (cap. 6) es un desarrollo de
derecho de asociación. Steven hace un estudio suficientemente esta afirmación inicial: «León XIII, Pío XI y Pío XII señalan dos
completo de las dos primeras realidades (266) y da unas orientacio- medios principales capaces de salvaguardar y promover la aplicación
nes esquemáticas, sobre las dos segundas (267). de los principios de moral que hemos expuesto y de asegurar así las
Con relación a la producción (capítulo 2) expone los cuatro condiciones de prosperidad de la vida profesional y económica: la
«hechos económicos» que la integran y en cada uno de ellos estudia organización profesional y la desaparición de la condición
las «condiciones de moralidad». Concretamente, considera: la n a t u - proletaria» (273). La organización profesional se concentra en el
raleza (o la parte de Dios); el trabajo (o la parte del hombre); el sindicato y en las instituciones corporativas (274); para reme-
capital; la empresa. La exposición de estas realidades económicas diar la condición del proletariado se proponen cuatro soluciones,
es clara y el juicio moral está en conformidad con las encíclicas acceso a los derechos cívicos; acceso a la propiedad; acceso a la
sociales de los Papas. responsabilidad social; acceso a la cultura (275).
La distribución (capítulo 3) es considerada por Steven como la Si la obra de Messner representa la tendencia de aquellos
atribución de una determinada parte de los bienes producidos a moralistas que, conectando con los tratados clásicos «De Justitia et
aquellos que han contribuido en su producción. Estos agentes son Jure» y con la teología escolástica de la Edad Media, tratan de
cuatro: el trabajo, el capital, la posesión de bienes materiales, y la descubrir la moralidad del mundo económico a través de la categoría
actividad empresarial. A cada uno de estos agentes se le debe ética de Derecho natural, el libro de Steven puede ser el exponente
asignar la parte que le corresponde, según el «principio general de de aquella tendencia que busca los criterios éticos y las soluciones
distribución equitativa» (268): al trabajo, el salario o sueldo justo; morales en la doctrina social de las encíclicas pontificias.
al capital, el alquiler, interés o dividendo; al poseedor de los Son muchos los valores de la síntesis moral de Steven: 1)
bienes naturales, la renta justa; y a la actividad empresarial, el claridad y armonía en la metodología, que la avalan para manual de
beneficio justo. Junto a la justicia del salario es tratada la morali- iniciación a la moral económica; 2) preocupación temática por la
dad del contrato de trabajo (salariado), de la seguridad social, «cuestión social», sintonizando así con la tradición de la doctrina
de la huelga y del cierre patronal (lock-out) (269). La moralidad social católica; 3) orientación moral equilibrada, sin descuidar la
de las formas de remuneración del capital (alquiler, interés, divi- descripción de las realidades económicas.
dendo), de la renta y del beneficio recibe un tratamiento más sinté- Entre los aspectos negativos, destacamos los siguientes: 1)
tico (270). excesivo «formalismo» en la descripción de la realidad económica,
El capítulo dedicado a la circulación (capítulo 4) se centra en tres que es asumida a través de «nociones» y «divisiones» más que
formas de cambio: el cambio contra moneda, el crédito, y el mediante análisis científicos; 2) demasiada vinculación a los orde-
comercio. Estos tres temas son estudiados en sus aspectos econó- namientos jurídico-positivos, orientando a veces las soluciones ha-
micos y en su valoración moral (préstamo a interés, precio justo, cia una especie de deontología profesional; 3) dependencia dema-
interés justo, beneficio comercial, operaciones de la bolsa, etcétera) siado directa e inmediata de los textos pontificios, de los que a veces
(271). hace mera transcripción antológica; 4) planteamiento moral de
En relación con el consumo (capítulo 5) expone Steven la tonalidad individualista (apelando directamente a la conciencia de
problemática moral del ahorro, el lujo, la distribución de los los profesionales) y soluciones éticas con marcado acento «espiri-
tualista» y hasta «ingenuo».
(266) Ibíd.. 207-217 (derecho al trabajo); 217-236 (derecho de propie- Para los que se mueven dentro de la órbita de los planteamien-
dad privada) tos y de las soluciones económico-morales de León XIII, Pío XI y Pío
(267) Ibíd., 236-239 (libertad profesional); 239-241 (derecho de
asociación).
(268) Estudiado en. Ibíd., 282-284 (272) Ibíd., 376-379
(269) Ibíd., 284-325 (273) Ibíd., 380
(270) Ibíd., 325-331, 331-333; 333-339 (274) Ibíd., 381-395
(271) Ibíd., 340-372 (275) Ibíd., 399-405
348 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 349

XII sigue siendo válida la síntesis de Steven. Las orientaciones de perdido todavía actualidad. En estrecha relación con el beneficio se
Juan XXIII, del Concilio Vaticano II y de Pablo VI no entran encuentra el problema de lo superf luo (283) y de la limosna (284).
plenamente en su horizonte. La organización profesional de la vida económica es también
(*) J. AZPIAZU, La moral del hombre de negocios (Madrid, 1964), objeto de atención particular por parte de estos autores. Se expone
tercera edición preparada por F. J. Gorosquieta. la moral del «capitalista», del banquero, de la bolsa, de los segu-
(*) A. MUELLER, La moral y la vida de los negocios (Bilbao, 1951). ros (285). Se habla de los deberes del obrero y del patrono (286) y
(*) F.J. GOROSQUIETA, Etica del desarrollo económico (Madrid, se estudia la moral de las organizaciones sindicales y patronales (287).
1969). El aspecto jurídico-positivo de la economía es el horizonte
normal de estos tratados de moral económica concreta. De ahí que
Estos libros, y otros que podrían ser recensionados, constituyen
traten con interés el problema de la obligatoriedad moral de las
un género especial de exposiciones éticas sobre los problemas de la
leyes civiles relacionadas con la actividad económica, insistiendo
economía. No suelen tener un interés sistemático ni una pretensión
de modo particular en el tema de las leyes fiscales (288).
de síntesis. Tampoco están preocupados por el trasfondo escolásti-
co-formal de los temas. Abordan problemas concretos de moral Estos libros de moral económica pueden representar el género
económica con la finalidad de iluminar las conciencias cristia- moral casuístico, con todas sus luces y sus sombras. Aunque no
nas y llegar, en la medida de lo posible, a las aplicaciones más debe faltar nunca en la moral cristiana de la economía una marcada
prácticas del tema. A veces, el libro es la recopilación de artículos orientación a la práctica, creemos que no son las exposiciones
anteriomente publicados en forma dispersa. casuistas las que realizan adecuadamente dicha exigencia.
La temática de estas obras es muy variada. A pesar de ello, se
(") J . - M . AUBERT, Moral social para nuestro tiempo (Barcelona, 1973).
pueden descubrir algunos núcleos temáticos en torno a los cuales
giran las preocupaciones de los autores. El núcleo fundamental, del
El libro de Aubert se presenta con la intención de ofrecer una
que proceden y al que convergen gran parte de los temas, es el
exposición sintética, a modo de Manual, de la moral económica
expresado por el término consagrado de negocio (276). En relación
católica. Se compone de cuatro capítulos, de los cuales los tres
con esta preocupación, se estudian con insistencia los siguientes
primeros abordan temas de fundamentación: el hombre en la vida
problemas: el precio justo (277); los negocios abusivos, sobre todo
económica moderna; relación entre cristianismo y economía (crite-
en el comercio (278); la moral de las empresas y de los monopo-
rios para una moral económica cristiana); actitudes de justicia y
lios (279); etc.
caridad en relación con el mundo de la economía. El cuarto capítulo,
Otro núcleo de interés temático lo constituye el beneficio, en el más extenso de la obra, ofrece una moral concreta de la economía
sus variadas formas. ¿En qué medida se pueden justificar moralmente bajo el título de «los problemas morales planteados por los factores
beneficios elevadísimos y lucros exagerados? La discusión de este de la actividad económica».
tema en sus aspectos generales (280) y en sus aplicaciones concre-
Aubert formula del siguiente modo el contenido y la finalidad
tas a los beneficios de la empresa (281) o de la banca (282) no ha
de su moral económica concreta: «Para instaurar un orden más justo,
(276) J . AZPIAZU, La moral del hombre de negocios, edic. 3. a la enseñanza social de la Iglesia intenta precisar la naturaleza, la
(Madrid, 1964), 147-151. significación y el papel de cada uno de estos principales factores: la
(277) A. MUELLER, La moral y la vida de los negocios (Bilbao, 1951), propiedad, el trabajo, el comercio y el dinero. Aquí es donde se
65-96; F. J . GOROSQUIETA, Etica del desarrollo económico (Madrid,
1969), 85-99; 100-104; 105-110; AZPIAZU, o . c , 193-210. (283) AZPIAZU, O.C, 32-47; GOROSQUIETA, O . C , 34-47.
(278) AZPIAZU, O . C , 281-362. (284) AZPIAZU, O.C, 365-380, GOROSQUIETA, O . C , 4 8 - 6 1 .
(279) MUELLER, O . C , 114-125; 169-177; AZPIAZU, O . C , 487-522; (285) AZPIAZU, O.C, 381-460
GOROSQUIETA, O . C , 7 5 - 8 1 . (286) AZPIAZU, O.C, 461-486.
(280) AZPIAZU, O . C , 30-32; 105-108; 273-280. (287) GOROSQUIETA, O . C , 65-69; 70-76.
(281) AZPIAZU, O . C , 152-192; GOROSQUIETA, O . C , 5-22; 29-34. (288) MUELLER, O . C , 215-232; A Z P I A Z U , O . C , 569-628; GOROSQUIETA,
(282) GOROSQUIETA, O . C , 23-29. O . C , 134-138.
E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 351
350 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL

c) Análisis ético de algunos aspectos de la economía


manifiesta mejor la originalidad y el sentido profundamente humano
de esta enseñanza, que resumirá, en sus líneas generales, este El mundo de la economía está integrado por una cantidad casi
capítulo» (299). inabarcable de realidades económicas parciales. Sería ingenuo pre-
El estudio 6e la propiedad (290) es preciso, claro, y al mismo tender formular la dimensión moral de todos y de cada uno de los
tiempo profundo; supone un buen conocimiento de la evolución de problemas de la economía.
este tema en la tradición patrística, escolástica y pontificia. Hay En la exposición histórica de la moral económica ya se han
alusiones a problemas de actualidad como la expropiación; la reali- tocado, de un modo sistemático y no sólo histórico, algunos temas
dad agrícola; propiedad y empresa; propiedad y subdesarrollo. de é t i c a relacionados con la economía. Al tratar de hacer un
El trabajo (291) es contemplado desde dos aspectos, el «teoló- cuerpo de moral económica concreta conviene recordarlos:
gico» y el «moral». En el segundo aspecto trata los puntos morales — Destino universal de los bienes de la tierra.
relacionados con el trabajo: ley natural del trabajo; derecho sindical; — Comunicación de bienes.
derecho al trabajo; derecho al salario justo; derecho a la cogestión — Limosna.
en la empresa; derecho de huelga; lucha de clases. En tan pocas — Escándalo del lujo y de lo superfluo.
páginas no se puede pedir un desarrollo exhaustivo de problemas — El lucro ante la moral.
tan importantes y tan complejos. — Préstamo de dinero a interés (usura).
En relación con el comercio (292) estudia su estructura econó- — Valoración ética del comercio.
mica, el problema del valor, el problema del precio justo y la relación — El precio justo.
entre comercio y subdesarrollo. El tema del dinero es tratado de una — Moral de los impuestos.
forma brevísima, con meras alusiones al ahorro, a la bolsa, a la — Etica de la Bolsa
lotería, y al préstamo con interés (293). Los apartados sobre el — El hurto.
comercio y el dinero resultan excesivamente sintéticos y, consiguien- — La restitución.
temente, incompletos. Anotamos, además, que algunos temas relacionados con la moral
Aubert termina la exposición con unas alusiones a la relación económica son tratados en otros capítulos de este libro: problemas
entre economía y política (294), rozando el tema de las tareas del de conflictividad en el mundo laboral (huelga; lucha de clases,
Estado en la economía y el problema de la planificación. etcétera), problemas de a s o c i a c i ó n (sindicalismo, etc.), etc.
El libro de Aubert representa la tendencia de los moralistas De los restantes aspectos de la actividad económica selecciona-
católicos que buscan renovar los cuadros teológico-morales y los mos algunos para someterlos a un análisis moral. Más que temas
contenidos de compromiso, de acuerdo con las orientaciones reno- muy concretos y excesivamente técnicos, interesan a la moral as-
vadoras del Concilio Vaticano II y deseando una mayor sintonización pectos globalizantes de la realidad económica. Por otra parte, el
con la realidad histórica del presente. Aunque excesivamente breve, interés humano de los más débiles ha de condicionar la selección
la obra de Aubert ha llenado un vacío en las síntesis manuales de temática. Teniendo en cuenta estos criterios de selección, elegimos
iniciación moral económica. para el análisis ético los siguientes problemas:
1.°) Problemática moral en torno al trabajo.
2.°) Problemas morales de la propiedad.
3.°) Problemas éticos de la empresa de producción.
(289) J.-M. AUBERT, Moral para nuestro tiempo (Barcelona, 1973), 4.°) Dinámica ética del desarrollo económico.
131. 5.°) Inversiones y política monetaria.
(290) Ibíd., 113-149. 6.°) Justa distribución de la renta.
(291) Ibíd., 149-172. Los tres primeros temas (trabajo, propiedad, empresa) tendrán un
(292) Ibíd., 172-179.
desarrollo un poco más extenso, mientras que los otros tres solamen-
(293) Ibíd., 179-186.
(294) Ibíd., 186-194. te serán sometidos a una sencilla referencia.
352 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 353

1° PROBLEMÁTICA MORAL EN TORNO AL TRABAJO el hecho de q u e el trabajo procede i n m e d i a t a m e n t e de la persona


humana
M D CHENU, Hacia una teología del trabajo (Barcelona, 1960) «Esta nueva actitud coincide plenamente con el carácter
J EQUIZA El hombre, ser dinámico (Madrid, 1977) H H A M M , natural del trabajo, el cual, por su procedencia inmediata de la
Arbeii, Ethik und Menschenrechte (Limburg, 1976) I M A N Z A N O ,
persona humana, debe anteponerse a la posesión de los bienes
Homo faber el trabajo revela una dimensión fundamental del
hombre Verdad y Vida 36 (1978), 53-72 M ROCK, Hat das Ethos exteriores, que por su misma naturaleza son de carácter instru-
der Arbeit eme Zukunft?lr\er Theol Zeitsch 86 (1977), 296-305 mental, y ha de ser considerada, por tanto, como una prueba
J T H O M A S , Estado actual de la investigación sobre el sentido del progreso de la humanidad» (297)
teológico del trabajo Revista de Fomento Social 19 (1 966), 391 -
400 K V TRUHLAR, Labor christianus (Madrid, 1963) O VON El reconocimiento del valor primordial del trabajo en la vida
NELL-BREUNING, Capitalismo y salario justo (Barcelona, 1964), económica lleva a situar las demás realidades en un rango inferior
Arbeiterschaft und Kirche seit Begmn der mdustriellen Entwicklung «es un hecho de nuestros días que el hombre prefiere el dominio de
Diakonia 9 (1978), 91 -99, Das Recht auf Arbeit Stimmen der Zeit una profesión determinada a la propiedad de los bienes y antepone
196 (1978), 523-532, 629-635 E WELTY, Vom Smn und Wert der el ingreso cuya fuente es el trabajo, o derechos derivados de él, al
Menschlichen Arbeit (Heidelberg, 1946) ingreso que proviene del capital o de derechos derivados del
mismo» (298)
Bajo este epígrafe queremos aludir a un grupo de temas que giran
en torno a la relación básica trabajo-capital. Sin duda alguna ha Por otra parte, la primacía axiológica del trabajo da una orienta-
sido este problema uno de los puntos fundamentales de la doctrina ción peculiar a todo el edificio de la ética económica Los restantes
moral cristiana de los dos últimos siglos factores de la vida económica han de ser juzgados y transformados
desde esta opción humanista por el trabajo Esta es la razón por la
La realidad humana del trabajo puede ser considerada desde
que hemos situado en primer lugar el tema del trabajo, en contra de
diversas perspectivas, dada la riqueza y la complejidad de su conte-
otras síntesis que prefieren colocar antes el tema de la pro-
nido Dejando aparte las aproximaciones antropológica y teológica
piedad (299)
(para cuyo estudio remitimos a la bibliografía aquí consignada), nos
fijamos a continuación en la vertiente ética 2 La segunda afirmación ética que procede emitir es la referen-
te al deber y derecho al trabajo.
En la moral tradicional el trabajo fue considerado como «el título
principal de propiedad» (295) La doctrina social de la Iglesia ha No habrá nadie que niegue el deber que tiene todo hombre de
dedicado singular atención a la realidad de los trabajadores y a los trabajar La enseñanza social católica pone de relieve esta exigencia
problemas humanos del trabajo, pudiendo ser considerado este tema básica de la persona y señala las razones que la justifican el trabajo
como el punto neurálgico de la llamada «cuestión social» (296) es medio para sostener la vida, en él se realiza el perfeccionamiento
Puede hablarse de un auténtico «cuerpo doctrinal» sobre el trabajo personal, cumple un servicio social, es, además, signo de la dimen-
en la doctrina social católica sión religiosa del hombre con Dios (300)
Aquí nos limitamos a señalar aquellos aspectos éticos de mayor Tampoco se niega hoy día el derecho de todo hombre al trabajo
importancia en la actualidad El problema radica en la creación de unas estructuras económicas en
las cuales el derecho al trabajo sea eficazmente reconocido y
1 Ante todo, la ética humanista cristiana ha de resaltar la
garantizado Aunque las concreciones del derecho al trabajo tienen
primacia axiológica del trabajo frente a cualquier otra realidad
económica, incluida la propiedad Juan XXIII, quien considera esta (297) M a t e r et Magistra, n 107 Ocho grandes mensajes, 158
primacía valorativa del trabajo «como una prueba del progreso de la (298) Ibíd., n 106 o . c , 158
humanidad», encuentra la razón justificadora de esta afirmación en (299) Ver, por ejemplo J I CALVEZ-J PERRIN, Iglesia y sociedad
económica (Bilbao, 1965), 267 ss Cfr la anotación de J - M AUBERT,
(295) HAERING, O.C , III, 433
M o r a l social para nuestro tiempo (Barcelona 1973), 134
(296) J L GUTIÉRREZ, Trabajador. Trabajo: Conceptos fundamenta- (300) Ver el desarrollo de estos puntos en J M Guix, El trabajo. Curso
les en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid, 1971), IV, 358-388 de doctrina social católica (Madrid, 1967), 449-454
23 Moral social
354 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA CRISTIANA 355

matices diversos en los diferentes sistemas económicos, es necesario trabajo Al aplicar, con la debida responsabilidad, a este trabajo
proclamar las siguientes exigencias éticas generales: su tiempo y sus fuerzas, disfruten todos de un tiempo de
— Nadie puede beneficiarse a costa del paro de otros En un reposo y descanso suficiente que les permita cultivar la vida
sistema capitalista, los beneficios del capital no pueden adqurirse sin familiar, cultural, social y religiosa Más aún, tengan la posibi-
mirar a la creación de puestos de trabajo Por otra parte, el pluriem lidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades
pleo, además de denotar otros fallos de injusticia estructural, atenta que tal vez en su trabajo profesional apenas pueden
en muchos casos al derecho que otros tienen al trabajo cultivar» (301)
— El Estado tiene que atender, de un modo particular, al proble 4 En relación con el trabajo es necesario indicar un conjunto
ma de los parados, tratando de erradicar esta lacra casi endémica en de aspectos éticos concomitantes. Aunque los consideramos de
la estructura económica de bastantes países gran importancia, no hacemos más que señalarlos sin someterlos a
— Los ordenamientos jurídicos en relación con el paro y desem un adecuado desarrollo
pleo han de formularse en función tanto del nivel individual como — Al trabajo corresponde una justa retribución La doctrina
del bien de todo el sistema económico social de la Iglesia se ha preocupado en formular las exigencias
— El derecho al trabajo va unido con frecuencia al problema de eticas del salario justo (302), exigencias que hoy día han de ser
la emigración, en principio, es preferible el desplazamiento del interpretadas dentro del contexto más amplio de una política econó-
capital a tener que someter a la emigración la mano de obra, por mica salarial y dentro de la dinámica de pactos y convenios colecti-
otra parte, el derecho a la emigración es en muchos casos una forma vos cuyo protagonismo corresponde a los grupos sindicales
actual de reconocer y garantizar el derecho al trabajo — En muchas naciones la conciencia moral tiene que protestar
3 Una importante perspectiva ética del trabajo es la que se ante la injusticia de las retribuciones asignadas, a veces de una forma
refiere a sus condiciones de proceso humanizador. Nos referí incontrolada, a los trabajos de las profesiones liberales, no es justa
mos a toda clase de trabajo, y pensamos no solamente en las la obtención de beneficios exagerados a costa de clientes que
condiciones inhumanas a que ha sido sometido el trabajo del forzosamente se ven obligados a acudir a ciertos profesionales, como
proletariado (recuérdese el trabajo industrial del siglo xix) sino médicos, psicólogos, abogados, etc (303)
también en las nuevas formas de alienación excesiva división y — Al trabajador le corresponde, además de una justa retribución,
especialización, mecanización, burocratización, etc el derecho a las seguridades sociales, a la libre sindicación, etc El
El Concilio Vaticano II formuló un conjunto de exigencias eticas trabajo también ha de ser considerado como fuente de ahorro y de
para que el trabajo constituya realmente un proceso de humaniza una ulterior inversión, lo mismo que el medio más adecuado para
ción tanto de los individuos como de los grupos humanos acceder a una propiedad privada justa
— La continua promoción del trabajador, sobre todo del obrero,
«La actividad económica es de ordinario fruto del trabajo
a cotas crecientes de humanización ha de considerarse como una
asociado de los hombres, por ello es injusto e inhumano
exigencia ética importante La visión optimista de Juan XXIII sobre
organizarlo y regularlo con daño de algunos trabajadores Es,
sin embargo, demasiado frecuente también hoy día que los la elevación económico social, política y cultural del mundo laboral
trabajadores resulten en cierto sentido esclavos de su propio tiene que traducirse en términos de ética
trabajo Lo cual de ningún modo está justificado por las
llamadas leyes económicas El conjunto del proceso de la (301) Gaudium et Spes, n 67
producción debe, pues, ajustarse a las necesidades de la (302) J L GUTIÉRREZ Salario Salario familiar Conceptos funda
persona y a la manera de vida de cada uno en particular, de su mentales en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid 1971) IV 160 172
vida familiar, principalmente por lo que toca a las madres de Guix I c , 509-523
(303) Ver las deontologias correspondientes a las profesiones liberales
familia, teniendo siempre en cuenta el sexo y la edad Ofréz- A titulo de ejemplo indicamos M SÁNCHEZ GIL Trabajo y retribución
case, además a los trabajadores la posibilidad de desarrollar justa del médico Revista de Fomento Social 15 (1960) 359 372 Los
sus cualidades y su personalidad en el ámbito mismo del honorarios ante la moral Revista de Fomento Social 14 (1 959) 281 314
356 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 357
«Contemplamos el avance progresivo realizado por las duro, que emitimos y mantenemos a plena conciencia, tiene que ser
clases trabajadoras en lo económico y en lo social Inició el traducido en imperativos tácticos que conduzcan, dentro de la
mundo deLtrabajo su elevación con la reivindicación de sus dinámica de las posibilidades histónco-técnicas, a la transformación
derechos, principalmente en el orden económico y social de la estructura económica en cuestión
Extendieron después los trabajadores sus reivindicaciones a la
6 Terminamos este apartado dedicado a la problemática moral
esfera política Finalmente, se orientaron al logro de las venta- en torno al trabajo colocando como ideal normativo las afirmacio-
jas propias de una cultura más refinada Por ello, en la nes del Concilio Vaticano II'
actualidad, los trabajadores de todo el mundo reclaman con
energía que no se les considere nunca simples objetos caren- «El trabajo humano que se ejerce en la producción y en el
tes de razón y libertad, sometidos al uso arbitrario de los comercio o en los servicios es muy superior a los restantes
demás, sino como hombres en todos los sectores de la socie- elementos de la vida económica, pues estos últimos no tienen
dad, esto es, en el orden económico y social, en el político y otro papel que el de instrumentos
en el campo de la cultura» (304) Pues el trabajo humano, autónomo o dirigido, procede
inmediatamente de la persona, la cual marca con su impronta
5 El trabajo asalariado constituye un serio problema de moral
la materia sobre la que trabaja y la somete a su voluntad Es
Nos referimos de un modo expreso y directo a la licitud del
para el trabajador y para su familia el medio ordinario de
contrato de trabajo que fija la relación entre capital y trabajo
subsistencia, por él el hombre se une a sus hermanos y les
Es admitido por todos que las formas históricas del contrato de
hace un servicio, puede practicar la verdadera caridad y coo-
trabajo han estado y están sometidas a múltiples factores de injusti-
perar al perfeccionamiento de la creación divina No sólo esto
cia, la doctrina social de la Iglesia ha indicado muchos de ellos y ha
Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los
propuesto «correctivos» al sistema (305) También se admite, desde
hombres se asocian a la propia obra redentora de Jesucristo,
ios planteamientos de una ética humanista, que el trabajo humano
quien dio al trabajo una dignidad sobreeminente laborando
no es una mercancía que se pueda vender o comprar
con sus propias manos en Nazaret» (307)
Por lo que respecta a la licitud de la estructura del contrato de
trabajo en cuanto tal, es una cuestión abierta dentro de la doctrina
oficial de la Iglesia «Los Papas no se detienen a resolver la cuestión
2° APROPIACIÓN DE LOS BIENES
de principio de si la cooperación entre capital y el trabajo realizada (Problemas morales de la propiedad)
mediante el contrato de salario es aceptable o debe ser descartada
por injusta De hecho aceptan, implícitamente por lo menos, la F BEUTER, Die Eigentumsbegrundung in der Moraltheologie des 19
posibilidad de un salario justo, o, lo que es lo mismo, que el contrato Jahrhunderts (1850-1900) (Paderbom, 1971) P BRUNET, La pro-
de asalariado no es injusto por naturaleza» (306) prieté privée chez samt Thomas Nouvelle Revue Théologique 61
A nuestro JUICIO, aunque el contrato que regula la cooperación (1934), 914-927,1022-1041 A BURGHARDT, Etica e revisionismo
entre capital y trabajo no puede declararse injusto por naturaleza, de della propnetá (Alba, 1960) G CAMPANINI, Potere e propnetá
hecho el contrato de trabajo en el sistema capitalista conlleva nella nflessione tomistica Rivista di Teología Morale 6 (1974),
303-320 J M DIEZ - ALEGRIA, De la propiedad privada a la
tales connotaciones de explotación humana que puede muy bien ser
socialización (Madrid, 1977) K FARNER, Christentum und Eigen-
considerado como radicalmente injusto Los valores que dan sentido tum bei Thomas von Aquin (Berna, 1947) A HORVATH, Eigen-
y orientación a la ética cristiana impiden ser condescendientes con tumsrecht nach dem hl Thomas von Aquin (Graz, 1929) G
el contrato de trabajo dentro de la estructura capitalista Este JUICIO JARLOT, Propriété, droit naturel et bien común Nouvelle Revue
Théologique 85 (1963), 618-630, L'elaborazioneprogressiva della
dottnna della propnetá prívala nell'insegnamento pontificio La
(304) Pacem in terris, n 40 Ocho grandes mensajes, 221 Civiltá Cattolica 118 (1967), 224-237 E KACZYNSKI, // «naturale
(305) Cfr J -L GUTIÉRREZ, Contrato de trabajo' Conceptos funda- domimum» nella 11-11, 66, 1, e le sue mterpretazioni Angelicum 53
mentales en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid, 1971) I 277-284
(306) Guix, l.c, 501 Ver también GUTIÉRREZ l.c, 284 (307) Gaudium et Spes, n 67
358 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 359

(1976), 453-475 A MAESTRI, Rivoluzíone cristiana del dintto di un cambio de dirección con relación al seguido por los Manuales
propnetá (Roma, 1975) E MOUNIER, De la propnété capitahste á de moral casuista y hasta por los tratados clásicos «De Justitia et J ure»
la propnété húmame (París, 1936) L ORABONA, Cnstianesimo e Para la moral casuista, y en gran parte también para la moral
propnetá Saggio sulle fonti antiche (Roma, 1964) J Ruiz escolástica de los siglos XVI-XVII, había una cuasi identificación entre
JIMÉNEZ, La propiedad Sus problemas, su función social (Sala- propiedad y dominio individual sobre los bienes materiales El
manca, 1961) R SIERRA, La propiedad privada en la doctrina
social de la Iglesia (Madrid, 1967) L SOUSBERGHE, Propnété «de dominio, en cuanto categoría positivo-jurídica, era como el telón de
droit naturel» Thése néoscolastique et tradition scolastique Nou- fondo del tratado del Séptimo mandamiento, en torno a la catego-
velle Revue Théologique 72 (1950), 580-607 J VIVES, La propie- ría-eje del dominio giraba y se ordenaba toda la temática de la moral
dad ¿robo? Estudio patrístico Estudios Eclesiásticos 52 (1977), económica Por eso se estudiaba con detenimiento
591-626 O VON NELL-BREUNING, Das Eigentum m der modernen
Industnegesellschaft Die Neue Ordnung 18 (1964), 367 ss — la naturaleza del dominio noción, formas, objeto, sujeto,
F TROXLER Die Lehre vom Eigentum bei Thomas von Aqum und — modo de adquirir el dominio (según los diferentes ordena-
Karl Marx Eme Konfrontation (Stein, 1973) mientos jurídicos) títulos originales y derivados (contratos),
El tema de la propiedad ha tenido un tratamiento muy extenso en — actos contrarios al dominio el «hurto» como forma genéri-
la moral católica Tanto en los Manuales de moral como en las ca y global,
síntesis de Doctrina social de la Iglesia la propiedad ha sido consi- — obligación de restablecer el orden primero del dominio
derada como una de las principales categorías de la ética económica restitución
A veces se la ha colocado, en prioridad metodológica y axiológica, Se advierte fácilmente que esta forma de exponer la moral de la
antes que la realidad humana del trabajo En muchos ambientes apropiación de los bienes es muy pobre y hasta falsa Los defectos
católicos se ha adoptado como «enseña» de cristianismo la defensa principales son obvios a) da por «bueno» el orden establecido del
de la propiedad, y más concretamente de la propiedad privada, frente dominio, sin cuestionar el sentido de la propiedad y de sus formas,
a otros grupos que tenían opciones socioeconómicas diferentes b) se concreta excesivamente en el estudio de los ordenamientos
Creemos que el tema sigue teniendo importancia para la ética jurídico-positivos, sin dar una orientación preferentemente moral
cristiana no sólo por razón de la misma realidad, sino también por que por fuerza ha de ser de carácter dinámico y de orientación crítica
la necesidad de someter a revisión el tratamiento vigente durante los ante el orden establecido, c) los problemas son planteados a nivel
últimos siglos entre los católicos Con todo, hemos de constatar al de justicia intenndividual (conmutativa), descuidando los horizontes
mismo tiempo la pérdida de significación real de la propiedad en sociales y estructurales
relación con otros factores de la economía (308)
El planteamiento actual de la ética económica tiene que cambiar
Aquí tratamos de exponer la dimensión moral de la apropiación de dirección Como dice un moralista de hoy, «una reflexión teoló-
de los bienes por parte del hombre La postura que adoptamos es gico-moral más atenta a la evolución de las enseñanzas sociales de
preferentemente «crítica» ante la mentalidad católica vigente, a fin de la Iglesia debería atender más bien a desmitificar toda 'sacralidad
recuperar la más genuina tradición «cristiana» natural' de las formas históricas de propiedad y contribuir de este
1 Ante todo, es necesario adoptar, en el tratamiento del tema, modo a la búsqueda de nuevas formas más en consonancia con los
derechos más fundamentales de todo individuo, con el destino de
(308) Mater et Magistra, nn 105-106 Ocho grandes mensajes, los bienes y con las actuales condiciones de la humanidad Además,
158 «Es cosa sabida que son cada día mas los que ponen en los modernos más que acentuar las violaciones individuales de la propiedad,
seguros sociales y en los múltiples sistemas de la seguridad social la razón creemos que conviene actualmente remontarse a los sistemas que las
de mirar tranquilamente el futuro, la cual en otros tiempos se basaba en la facilitan, señalando los pecados sociales en contra del destino
propiedad de un patrimonio aunque fuera modesto Por ultimo es igualmen- natural de los bienes Mientras que antiguamente la polémica más
te un hecho de nuestros días que el hombre prefiere el dominio de una dura se dirigía contra aquellas formas de socialismo utópico que
profesión determinada a la propiedad de los bienes y antepone el ingreso exigían la comunitanedad incluso de los bienes de consumo (sin
cuya fuente es el trabajo o derechos derivados de el al ingreso que proviene
excluir en su perspectva a las mujeres y a los hijos), hoy dado que
del capital o de derechos derivados del mismo» Cfr AUBERT O.C, 141 -142
360 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 361

ni siquiera en los países colectivistas se discute la legitimidad de una señalando la calificación ética de cada una de estas instancias,
posesión privada de los bienes de consumo (incluso de la casa y del tratando de aclarar la orientación moral sobre el tema
automóvil), urge desviar dicha polémica en una dirección anticapi-
talista, ya que .los principios de esta concepción, que todavía • Primer nivel: Relación de «señorío» del hombre con tos
influyen en nuestra situación económico-social, aparecen en relación bienes económicos (la propiedad como categoría «an-
con la propiedad mucho más inhumanos y contrarios al mensaje tropológica»)
cristiano que los actuales planteamientos socialistas» (309)
En este primer nivel significativo, de carácter antropológico, la
2 Para realizar este cambio de dirección y orientar así la propiedad expresa el tipo de relación que el hombre establece con
exposición hacia una postura crítica frente a la forma capitalista de los bienes económicos relación de «señorío» Se expresa así un
entender y de vivir la apropiación de los bienes económicos, es contenido más «antropológico» que «económico», aunque tal afir-
necesario desenmascarar las ambigüedades contenidas en la mación no deja de tener funcionalidad para la organización humana
doctrina vigente sobre la propiedad He aquí las principales de la economía
ambigüedades
La ética humanista y cristiana no puede por menos de aceptar y
— reducir la compleja realidad de la propiedad a la forma defender esta significación antropológica de la propiedad Esta es
concreta de propiedad privada: no se puede utilizar inme- también la doctrina de Santo Tomás (311) Por otra parte, el
diatamente la doctrina de la escolástica (por ejemplo, de magisterio social de los Papas ha utilizado esta afirmación como
Santo Tomás) sobre la propiedad en general para defender argumento para defender la propiedad, aunque algunas veces la ha
y justificar la propiedad privada, extrapolado indebidamente para defender la propiedad privada (312)
— identificar lo que debe ser la propiedad con lo que es de
hecho no se puede identificar la noción de propiedad con
• Segundo nivel: Destino de los bienes al servicio de todos
la forma histórica de su realización,
los hombres (la propiedad como categoría «ética»)
— utilizar acríticamente los textos del Magisterio pontificio
sobre el tema hay que admitir una evolución en la formu- En este segundo nivel significativo, de carácter ético, la propie-
lación del tema y hay que saber «leerlo» a través de los dad expresa la exigencia de que los bienes económicos sean efecti-
condicionamientos situacionales A este respecto se ha vamente del uso y servicio de todos los hombres Todavía no se
señalado el cambio de postura (advertida más en el «silen- puede hablar en términos jurídicos, por eso si se emplea la expresión
cio» que en las palabras) en los documentos posteriores a «derecho al uso de los bienes temporales» el término «derecho» ha
la «Mater et Magistra» de entenderse como «exigencia» ( = derecho) moral
Pocos conceptos son utilizados tan ambiguamente, y hasta tan La ética cristiana sitúa en este nivel, de una forma primaria y
«ideológicamente», como el de propiedad La moral católica tiene el prevalente, la moral de la propiedad El Concilio Vaticano II ha
deber de desenmascarar estas ambigüedades, entre otras razones «rescatado» este valioso elemento de la tradición moral cristiana
porque ha colaborado a crearlas «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos
3 La mejor clarificación que se puede hacer en el tema de la los hombres y pueblos En consecuencia, los bienes creados deben
apropiación de los bienes es distinguir en esta realidad diversos llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con
niveles. Solamente así se puede lograr una clarificación sobre el la compañía de la caridad Sean las que sean las formas de la
mismo término y concepto de propiedad propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos
según las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse de
Al distinguir los niveles significativos de la realidad (310), iremos
vista este destino universal de los bienes» (313)
(309) G MATTAI, Propiedad: Diccionario enciclopédico de Teología
moral (Madrid, 1974), 872 (311) ll-ll, q 66, a 1
(310) Cfr F RODRÍGUEZ, La propiedad en la doctrina social de la (312) Rerum novarum, n 2
Iglesia' Curso de doctrina social católica (Madrid, 1967) 585 595 (313) Gaudium et Spes, n 69
362 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 363

• Tercer nivel: Apropiación efectiva de los bienes por parte tiva' del derecho y la orienta, pero esta organización no se identifica
del hombre (la propiedad como categoría «socio-jurídica») pura y simplemente con el 'derecho natural' tal y como lo entiende
En este tercer nivel significativo, de carácter socio-jurídico, la la Iglesia Ahora bien, para la mentalidad dominante, el vocablo
propiedad expresa la efectividad de los dos niveles anteriores el derecho de propiedad' evoca inmediatamente un régimen concreto
«señorío» del hombre se realiza si de hecho, es decir, en la concre- de derecho positivo de propiedad
ción socio-jurídica, se da esa relación, el destino universal de los La consecuencia es que para algunos en buena fe (pero sin
bienes quedaría sin verificación real si no se concretase en las profundizar) y para muchos en mala fe, la doctrina de la Iglesia ha
instancias socio-jurídicas de la realidad Aquí «la palabra 'propiedad' sido y es todavía 'usada' para identificar como 'natural', en el sentido
no quiere decir propiedad individual, ni propiedad colectiva, ni de 'permanente e intocable', a un régimen existente de propiedad
propiedad privada, ni propiedad pública, quiere decir solamente En realidad, la doctrina de la Iglesia acerca de la propiedad comporta
régimen de atribución singularizada de bienes concretos a hombres la exigencia de reexaminar sin cesar, mediante los procedimientos
o grupos concretos» (314) democráticos previstos, los regímenes de propiedad existentes para
La ética cristiana afirma la coherencia, en principio, del régimen adaptarlos a la finalidad humana y social propia de ellos La verda-
socio-económico de apropiación Frente a un radical y utópico dera cuestión es entonces la siguiente ¿Permite todavía el régimen
«comunismo» de bienes sin estructuras socio-jurídicas, la razón existente y su evolución en curso a todos los hombres llevar a la
humana reconoce la necesidad del régimen de atribución o de práctica su derecho 'natural' ('natural', es decir, válido para todos)
propiedad Santo Tomás (315) y en general la tradición teológico- de tener acceso, bajo una u otra forma, a un cierto poder sobre las
moral ha defendido esta postura, aunque con frecuencia los autores cosas7 ¿O, al contrario, el régimen existente y su lógica conducen a
cristianos, llevados de la nostalgia paradisíaca del comunismo total excluir a la mayoría de tal perspectiva 7 ¿Y por un nuevo abuso
y constantando la voracidad que conlleva el régimen de apropiación conducen además a una concentración en manos de pocos, no
en sus formas históricas, han declarado esta situación como conse- solamente de las responsabilidades de la propiedad, sino también del
cuencia del «pecado original» conjunto de los poderes sociales y políticos 7 » (316)
Al defender el régimen socio-económico de propiedad frente al 4 A la luz de los principios anteriores, la ética debe enfrentarse
«comunismo» utópico e integral, conviene tener en cuenta dos con las instituciones positivas del régimen actual de propiedad
cosas primera, no contradecir con tal afirmación la verificación real Esta ha revestido y reviste formas muy variadas, según la evolución
de la previa exigencia ética del destino universal de los bienes, cultural y según la constitución social de la comunidad Es cierto que
segunda, no utilizar indebidamente los argumentos de este nivel para la propiedad no abarca todas las formas de dominio o «señorío» del
defender la propiedad privada hombre sobre las cosas (317), sin embargo, constituye un modo
privilegiado en importancia individual y social
Teniendo en cuenta estos diversos niveles significativos de la
propiedad hay que revisar el estereotipo de que el cristianismo Advirtamos, desde el primer momento, que no corresponde a la
defiende la propiedad como un «derecho natural» ¿Es verdadera esta ética proponer soluciones técnicas concretas sobre los procedimien-
afirmación? tos jurídico-positivos para llevar a efecto las exigencias morales de
la propiedad La proposición de soluciones concretas es una cues-
Nos convence la respuesta que da la Comisión Pontificia «Justi-
tión siempre abierta Sin embargo, es cometido de la ética emitir su
tia et Pax» «Hablando de 'derecho natural' de propiedad (o de
JUICIO acerca de la coherencia de las instituciones jurídico-positivas
formulaciones semejantes), la Iglesia subraya un elemento funda-
mental que existe 'en el hombre, en todo hombre', y que lo lleva a en relación con las exigencias morales previas a toda concreción
apropiarse de los bienes materiales, en la perspectiva humana y histórica
social que acabamos de recordar El dinamismo que se encuentra Colocados en esta última perspectiva, nos proponemos ahora
implicado en este elemento exige una organización concreta 'posi
(316) COMISIÓN PONTIFICIA «JUSTITIA ET PAX» El destino universal de
(314) RODRÍGUEZ, l.c, 603 los bienes Ecclesia 37 (1977) 1110
(315) II II, q 66 a 2 (317) Gaudium et Spes, n 69
364 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 365

realizar un discernimiento ético de las formas concretas de propie- tramos condena moral tan fuerte del sistema capitalista y de la
dad Para lo cual se requiere conocer previamente las modalidades propiedad privada capitalista Los «correctivos» que se tratan de
que reviste el régimen de propiedad en el mundo actual Más que adoptar frente al régimen de propiedad privada capitalista no alteran
una división «formal» (o técnica) de la propiedad (318), nos interesa su dinámica estructural y, por tanto, no cambian el JUICIO moral
su concreción «real» Desde esta perspectiva hacemos la siguiente negativo
valoración moral — El régimen de propiedad colectivista que anule la función
• Propiedad de los bienes de consumo: Aunque es difícil personalizados inherente a la realidad humana de la propiedad es
hacer una catalogación perfecta de los llamados «bienes de consu- también inmoral La doctrina social de la Iglesia, desde León XIII
mo» en cuanto contradistintos a los bienes de producción, todos los hasta Pablo VI y el Concilio Vaticano II, ha defendido fielmente este
regímenes de propiedad tienen en consideración esta división Des- valor humano Las razones en que se apoyan son de diversa índole,
de el punto de vista moral, «todo el mundo está de acuerdo (o casi) pero conviene destacar que, desde Pío XII y Juan XXIII, la razón
para dejar en propiedad privada los bienes de consumo, aquellos fundamental se encuentra en la afirmación de que alguna forma de
que se destruyen con su uso (aun en el caso de que su distribución propiedad privada es necesaria para «la exterionzación de la libertad
sea, a veces, comunitaria), por otra parte, los regímenes colectivistas humana» (322)
admiten con frecuencia la propiedad de los bienes de producción Al rechazar, como inmorales, estas dos formas de propiedad (la
preindustnales tradicionales (la casa, la parcela de tierra, el huerto, capitalista y la colectivista) tenemos en cuenta el criterio básico de
unas cuantas cabezas de ganado, las herramientas, etc )» (319) la «personalización» que ha de realizarse en cualquier forma de
• Propiedad de los bienes de producción: Es aquí donde propiedad Se puede advertir que «el peligro que acecha al hombre
está el problema del régimen de propiedad Simplificándolo al en ambos casos es el mismo el anonimato, la despersonalización
máximo, se puede afirmar lo siguiente desde el punto de vista moral Despersonalización, allí donde, mediante mi propiedad, rehuso tratar
a) Existen en la actualidad dos formas injustas o «desnatu- al prójimo como a una persona Despersonahzación allí donde, en
ralizadas» (320) de propiedad la propiedad privada capitalista y la nombre del papel social que debe desempeñar, se vacía a la propie
propiedad totalmente colectivista dad de toda relación estable con las personas, privando finalmente
a éstas de toda propiedad y de casi todos los beneficios de ésta Es
— La propiedad privada capitalista es una forma de propiedad
necesario volver, pues, a esta verdad que constituye la esencia de las
privada que se realiza sobre la base de la separación entre el capital
disposiciones de los Soberanos Pontífices en torno a la propiedad
y el trabajo, que prospera por la fuerza del lucro como motor
la función personal y la función social de la propiedad no sólo son
dinámico objetivo, que tiende objetivamente a reducir al hombre a
complementarias, sino que son interiores la una a la otra» (323)
un instrumento yxiue no construye la comunidad humana Por estas
serias e importantes razones, creemos que la propiedad privada b) Todas las demás formas de propiedad, con tal de que
capitalista es inmoral Pablo VI habló duramente de la «unilateralidad sigan salvaguardando y en la medida en que favorezcan el criterio
de la posesión de los medios de producción» como uno de los básico de la «personalización» ( = función individual y función so-
factores del sistema económico-social capitalista que «no trae la cial), son aceptables desde el punto de vista moral En este terreno
perfección, no trae la paz, no trae la justicia» al continuar «dividiendo ya entran en juego las diversas opciones tácticas, en las cuales no
a los hombres en clases irreductiblemente enemigas y caracterizando debe «comprometerse» la moral Únicamente queremos señalar algu-
a la sociedad por el malestar profundo y lacerante que la atormen- nas perspectivas éticas
ta» (321) En ningún otro texto del magisterio eclesiástico encon- — Lo humano admite múltiples formas de realización Aplicado
(318) Ver, por ejemplo RODRÍGUEZ le, 627 633 H D WENDLAND
este criterio al campo de la propiedad, es necesario admitir una gama
Introducción a la ética social (Barcelona 1970) 90-92 variada en las formas de propiedad desde la privada a la pública
(319) AUBERT o c , 138 139
(320) La expresión es de CALVEZ-PERRIN 302 311 (322) Ver textos en CALVEZ-PERRIN 268-273 Añadir Gaudium et
(321) Discurso de Pablo VI a la Union de Empresarios y Dirigentes Spes, n 69
católicos Ecclesia 24 (1964) 889 (323) CALVEZ-PERRIN 311
366 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 367

pasando por las propiedades de colectividades o de corporaciones apropiación Esto supone que los ordenamientos jurídicos han de
(familias, municipios, asociaciones, etc ) ser sometidos a una revisión continua para que realicen mejor la
— Entre las formas de propiedad, la ética cristiana ha de mani- justicia y la equidad, en conciencia ha de revisarse la licitud de
festar una preferencia especial por aquellas en las que mejor se «beneficios» desproporcionados al servicio prestado, de «fortunas»
realiza el valor de la comunitanedad, como son las que se rigen por construidas sobre la nada y sin haber realizado el justo reparto, de
criterios de «autogestión» empresas «autofinanciadas» indebidamente Por otra parte, la titula-
ridad jurídica de los bienes no ha de impedir reformas socio-econó-
— En la elección de las formas de propiedad (privada, pública, micas necesarias, como, por ejemplo, la reforma agraria Las afirma-
colectiva, etc ), es necesario tener en cuenta las conveniencias ciones anteriores no invalidan el derecho de dominio legítimamente
situacionales, cada momento y cada situación irán postulando varia- adquirido y con justa funcionalidad económico-social
ciones adecuadas en el régimen de propiedad
— El acceso de todos a la propiedad privada, exigencia procla-
— Dejando a salvo el pluralismo de opciones en los diversos mada por el magisterio social de la Iglesia, ha de entenderse y
niveles técnicos, creemos que la ética cristiana ha de desenganchar- realizarse dentro de las siguientes coordenadas para los que se ven
se de la inspiración capitalista y orientarse hacia una inspiración privados de ella, como realización de su «autonomía personal y
socialista no totalitaria (324) familiar» y como «ampliación de la libertad humana» (330), pero
5 Llegamos, por último, a los problemas morales derivados nunca como satisfacción del apetito de lucro capitalista, para los que
de la realidad humana y socio-económica de la propiedad Señala- tienen titularidad de dominio, como una conversión continua a la
mos los más importantes «función personalizados» de la propiedad
— La propiedad privada «no constituye para nadie un derecho — La actual tendencia a la socialización de la propiedad no ha
incondicional y absoluto» (325) Antes que la exigencia a la apro- de ser impedida por la ética cristiana Sin embargo, tampoco puede
piación privada de bienes, aunque se encuentre garantizada por dejar de expresar un conjunto de anotaciones crítico-prospectivas
ordenamientos jurídicos, está la exigencia del destino universal de a) la socialización no ha de entenderse como «estatalización», en el
los bienes Esto se traduce en los siguientes principios éticos a) sentido de un «capitalismo estatal» o un «socialismo estatal», b) «en
«quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a las posturas más avanzadas de los autores cristianamente inspirados
tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí» (326), b) «los se reconoce siempre la remuneración obligatoria en caso de expro-
hombres están obligados a ayudar a los pobres y por cierto no sólo piación» (331), c) la inspiración cristiana ha de tender a propiciar
con los bienes superfluos» (327), c) «el hombre no debe tener las formas de «socialización autogestionana»
cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente
Al término de estas anotaciones éticas sobre la apropiación de los
suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le
bienes económicos es conveniente señalar la necesidad de reformas
aprovechen a él solamente, sino también a los demás» (328) Sobre
estructurales, pero más aún la inaplazable exigencia de una «menta-
estas exigencias éticas del destino universal de los bienes, que para
lización» cristiana en relación con esta realidad humana y socio-eco-
algunos es lo único que tiene de «cristiano» la propiedad privada
nómica de la propiedad
(329), ya nos hemos detenido en páginas anteriores
— Según hemos afirmado varias veces, el título jurídico de 3' LA EMPRESA DE PRODUCCIÓN
propiedad y de dominio no garantiza de por sí la licitud moral de la (Problemas éticos)
(324) En el mismo sentido MATTAI I c , 873 ANALES DE MORAL SOCIAL Y ECONÓMICA La empresa artesana y
(325) Populorum progressio, n 23 Respecto de «la hipoteca social cooperativa a la luz de la doctrina social católica (Madrid, 1 963),
que grava sobre toda propiedad privada» (Juan Pablo II) ver Documento n 3 Problemas morales de la empresa en relación con el trabajo
de Puebla (1979), n 492 (Madrid 1963), n 4 Problemas morales de la empresa en relación
(326) Gaudium et Spes, n 69 con el Estado (Madrid 1964), n 7, Problemas morales de la
(327) Ibíd
(328) Ibíd. Ver Populorum progressio, n 23 (330) Gaudium et Spes, n 71
(329) RODRÍGUEZ l.c, 611 (331) MATTAI I c , 873
368 M O R A L DE A C T I T U D E S M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 369
empresa en relación con la sociedad (Madrid, 1965), n 10, La La empresa se sitúa preferentemente dentro de la primera de las
empresa y el orden económico y social (Madrid, 1966), n 12, fases (producción) en que se puede dividir la actividad y la estruc-
Síntesis de moral social y económica (Madrid, 1969), n 21, La tura económicas Pensada y realizada dentro del sistema capitalista,
pequeña y media industria en España (Madrid, 1971), n 27
y (Madrid, 1972), n 29, La evolución de la estructura de la en ella se conjugan los tres factores de la producción naturaleza,
empresa (Madrid, 1973), n 30 Autogestión n 114 de Projet trabajo y capital, a través de ella se realiza también el reparto de los
(1977) I CAMACHO, Hacia una reforma de la empresa Proyección bienes producidos el salario (al trabajo), el beneficio (a la actividad
24 (1977), 205-214, 275-284 P DE WOOT, Pour une doctrine de empresarial), el interés (al capital), el impuesto (al bien común
l'entrepise et ordre économique (Lovaina, 1964) A FONSECA, La mediante la Hacienda pública) «La empresa es el verdadero centro
partecipazione nell'empresa m Europa La Civiltá Cattolica 127 de las decisiones económicas; tiene como finalidad el ser una
(1976), III, 457-471 O GÉLINIER, Morale de l'entrepnse et destín verdadera fuente de 'creatividad' de bienes y de servicios, lo
de la nation (París, 1965) C GINER, Moral de la empresa Sal que le da su importancia y dignidad» (335)
Terrae 63 (1974), 643-652 SEMANAS SOCIALES DE ESPAÑA (Sema-
na X, 1950), Problemas actuales de la empresa (Madrid, 1951) T
SUAVET, La vie économique de l'entrepise (París, 1969) A F UTZ, 2 Las formas de empresa son variadas La empresa es una
Humanisation de l'entrepise et ordre économique (Lovaina, 1 964) realidad sometida a muchas variaciones dentro de la historia empre-
sa rural-agrícola, empresa artesanal de la Edad Media, empresa
capitalista (con diversas variantes), empresa cooperativista, empresa
La importancia de los problemas técnicos y morales planteados
socialista (con diversas variantes), etc
por la empresa de producción se evidencia al advertir que es una
estructura básica dentro del sistema económico, tanto capitalista Para hacer una clasificación sistemática se pueden adoptar dos
como socialista, es una estructura humana donde se fraguan, en gran criterios uno de carácter «formal» y otro de carácter «real»
medida, las relaciones interhumanas y sociales, es una estructura
profesional, en donde nacen y a la que se orientan diversas profe- División formal
siones actuales Por eso mismo no ha de extrañar que sea la empresa
de producción uno de los temas fundamentales de la doctrina social — Empresa individual o autónoma aquélla en la que una sola
cristiana (332) y del actual movimiento de renovación humana y persona dirige la empresa, recoge las ventajas y soporta los incon-
cristiana de la vida socio-económica venientes (responsabilidad ilimitada)
1 La empresa se define de diverso modo, según se parta de — Empresa colectiva en la que se toma en consideración la
uno de estos tres aspectos en que puede ser considerada como persona de los asociados Puede ser 1) de nombre colectivo
actividad del empresario, como grupo social humano, como organi- compuesta de dos o más personas que son responsables con todos
zación económica Colocada en esta última perspectiva, la empresa sus bienes y solidariamente entre sí, 2) de responsabilidad limitada
es «la unidad económica organizada dirigida a la producción de responden con los capitales comprometidos en la empresa
bienes o de servicios para el intercambio con otras unidades a través — Empresa de capitales o anónima en la que los socios no
del mercado» (333), «un organismo económico que, por la coordi- arriesgan más que una cantidad determinada para formar el capital,
nación de los tres factores de la producción (naturaleza, trabajo, el cual está dividido en acciones que dan derecho a una renta
capital) mira a satisfacer las necesidades de los consumidores variable (dividendo)
aportando nuevos bienes al mercado, por cuenta y riesgo del — Empresa de forma cooperativa una sociedad en que produc-
empresario que asume la dirección» (334) tores autónomos ponen en común sus capitales y sus brazos y se
ponen de acuerdo para proveerse de directores y ejecutar ellos
(332) J L GUTIÉRREZ, Empresa: Conceptos fundamentales en la Doc- mismos los trabajos y también para asegurar lo mejor posible la venta
trina Social de la Iglesia (Madrid, 1971), II, 63-72, CALVEZ PERRIN, O C , de sus productos reduciendo los intermediarios
379-407, BIGO, o . c , 427-456 — Empresa publica aquélla a la que el Estado proporciona los
(333) F GUERRERO, La empresa' Curso de doctrina social católica
(Madrid, 1967), 678
(334) STEVEN, O . C , 245 (335) AUBERT O.C , 145
24 Moral social
370 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M I A Y ETICA CRISTIANA 371
capitales, y de la que el Estado, a título de empresario, asume riesgos 3 La p r i m e r a a p r o x i m a c i ó n é t i c a a la realidad de la empresa
y ventajas se concreta en la valoración de las principales f o r m a s q u e de h e c h o
adopta esta estructura e c o n ó m i c a en la actualidad El cristianismo n o
ha creado la empresa moderna Esta ha s u r g i d o c o m o u n f e n ó m e n o
División real
histórico, social y e c o n ó m i c o de los últimos t i e m p o s Pero no por
eso esta realidad e c o n ó m i c a escapa al d i s c e r n i m i e n t o de la raciona-
— Empresa c a p i t a l i s t a «la estructura capitalista de la empresa
lidad ética La moral tiene por c o m e t i d o rechazar formas y tipos de
se halla caracterizada por la d i s t i n c i ó n jurídica entre los dos sujetos
empresa q u e no respeten el valor de la persona h u m a n a y orientar
que participan en la empresa entre el titular (persona física o
esta realidad s o c i o - e c o n ó m i c a hacia realizaciones cada vez más
jurídica) del capital invertido en la empresa, q u e de ordinario asume
perfectas
la f u n c i ó n empresarial, y los aportadores del trabajo, que estipulan
su c o l a b o r a c i ó n laboral en-la empresa a través del llamado c o n t r a t o A t e n i é n d o n o s a esta primera forma de a p r o x i m a c i ó n ética y
de trabajo en régimen de salario» ( 3 3 6 ) s i g u i e n d o las orientaciones de la doctrina social de la Iglesia,
— Empresa c o o p e r a t i v i s t a en ésta se da la identidad perfecta hacemos las siguientes a n o t a c i o n e s crítico-valorativas de los p r i n c i -
entre el sujeto titular del capital y el sujeto titular del trabajo pales tipos de empresa
aportado a la empresa La c o l e c t i v i d a d de los trabajadores c o n s t i t u i - • E m p r e s a c a p i t a l i s t a . A u n q u e volveremos a plantear el p r o -
dos en cooperativa son los titulares del capital blema de la m o r a l i d a d de esta estructura empresarial, c o n v i e n e
— Empresa c o l e c t i v i s t a de este t i p o de empresa hay varias advertir por el m o m e n t o lo siguiente La empresa capitalista se apoya
experiencias dignas de tenerse en cuenta 1 °) la empresa c o l e c t i v i s - sobre un sistema e c o n ó m i c o que ha sido d u r a m e n t e «criticado» por
ta rusa, 2 ° ) la empresa y u g o s l a v a de «autogestión», 3 ° ) la experien- el magisterio social de los Papas C o n referencia directa a la empresa
cia israelí, etc capitalista, la doctrina social de la Iglesia no ha e m i t i d o un j u i c i o
directamente c o n d e n a t o r i o , ha a d m i t i d o su l e g i t i m i d a d , sin q u e por
Para el c o n o c i m i e n t o de la situación real de la empresa c o n v i e n e
ello la haya c o n s i d e r a d o c o m o la estructura ideal de empresa La
tener en cuenta, además de las clasificaciones señaladas, las trans-
empresa capitalista, aún sin discutir por el m o m e n t o la l e g i t i m i d a d
f o r m a c i o n e s que ha sufrido esta realidad e c o n ó m i c a en época
etica de su c o n f i g u r a c i ó n estructural, tiene que ser sometida a
reciente «La e v o l u c i ó n de la empresa moderna se orienta hacia un
profundas transformaciones para corregir sus radicales injusticias
c r e c i m i e n t o p o r c o n c e n t r a c i ó n , sea horizontal ( c o n el m i s m o
t i p o de p r o d u c c i ó n ) , sea vertical (por integración de actividades q u e • E m p r e s a c o o p e r a t i v i s t a . Históricamente, el m o v i m i e n t o
preceden o siguen a la p r o d u c c i ó n ) Esta e v o l u c i ó n camina t a m b i é n cooperativista en su forma moderna no surgió inspirado en la
hacia la a g r u p a c i ó n d e e m p r e s a s , por f u s i ó n (trust), por d e t e n - doctrina social de la Iglesia ( 3 3 8 ) Pero el m o v i m i e n t o cooperativista
c i ó n de acciones de otras sociedades (holding), por acuerdo ha sido mirado c o n m u c h a simpatía por la Iglesia católica Recordar
(cartel) o por relaciones entre empresas bajo formas m u y variadas a este respecto la importancia otorgada a la empresa cooperativista
y más o menos precisas Las ventajas y los riesgos de esta e v o l u c i ó n y a la empresa artesanal por J u a n XXIII en la encíclica «Mater et
son evidentes sacar mejor p r o v e c h o del proceso t é c n i c o , abaratar el
coste de la p r o d u c c i ó n , defenderse mejor en el mercado, e incluso cion de capitales, disociación entre propiedad y gestión, disminución de la
convertirse en g r u p o de presión c o n influencia política El gran poder importancia de la propiedad como fuente de poder económico, nacimiento
alcanzado por este 'capitalismo de las grandes unidades' (F Perroux) de una nueva clase dirigente los m a n a g e r s ; intervención creciente del
lleva c o n s i g o el grave riesgo de subordinar la política a la economía, Estado, configuración de la empresa como subjetividad jurídica autónoma,
que es u n o de los serios problemas actuales suscitados por la e c o n o - con independencia de la personalidad jurídica del empresario, recurso fre-
mía» ( 3 3 7 ) cuente a la «autofinanciación», restricción de la competencia en el mercado,
superación de la dicotomía marxista de la lucha de clases, humanización y
democratización de la empresa, transformaciones del proceso tecnológico de
(336) GUERRERO l.c, 686
la producción, transformación de la organización y de la dirección de las
(337) AUBERT o c , 145 Sobre las «tendencias en la evolución de la empresas mediante el desarrollo de nuevas técnicas organizativas
empresa moderna», ver la síntesis de GUERRERO l . c , 646-671 concentra- (338) Cfr GUERRERO, l . c , 67, con noticia bibliográfica en n 8
372 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 373

Magistra» (nn 85-90) (339) «En relación con las cooperativas, como justo un orden social que o niega en principio o hace
creemos que deben evitarse dos posiciones extremas de signo prácticamente imposible o vano el derecho natural de propiedad así
contrario la de los que creen que puede constituir una forma de sobre los bienes de consumo como sobre los medios de produc-
estructura exclusiva para todo tipo de empresas y la de los que creen ción» (342)
que tiene un campo muy reducido y limitado de expansión sobre — La nacionalización parcial es admisible con determinadas
todo en el ámbito de la producción industrial» (340) condiciones cuando se trate de empresas tales que, dejadas en
• Empresa colectivista. Con relación a la empresa totalmente manos de los particulares, corra peligro el bien común, etc
colectivizada, su estructura económica es recusable por las implica-
4 Hecha esta primera aproximación valorativa de las principales
ciones en el deterioro de los derechos del individuo
formas que adopta la empresa en el mundo actual, es necesario
Sin embargo, conviene anotar que las formas de autogestión son señalar a continuación los criterios éticos que han de presidir su
muy laudables, con tal de que no corran peligro las libertades transformación
personales y cívicas y de que no aparezca la imposición coactiva
Estos criterios éticos se orientan en diversas direcciones, según
como forma generalizada de explotación de los bienes económicos
corresponde a la complejidad de contenido y función de la empresa
• Empresa pública. Respecto a la empresa pública hay que moderna
tener en cuenta los siguientes aspectos previos al JUICIO moral 1)
— Relación de la empresa con el Estado, con los sindicatos, con
creciente extensión, debido a diversas causas (desarrollo de los
las organizaciones profesionales y con la sociedad en general (343)
núcleos de concentración urbana, crisis económicas, necesidades de
carácter estratégico, etc ), 2) establecer la distinción correspondiente — El justo beneficio a otorgar, como remuneración, a la actividad
entre los conceptos y realidades de «nacionalización», «socialización», empresarial (beneficio que ha de establecerse con criterios de
«estatalización», 3) valoración económica de la empresa pública en equidad en relación con la justa remuneración de los trabajadores, el
los fallos que su sistema puede comportar (la experiencia dice que justo precio, el interés justo a las aportaciones del capital, y la
en la mayoría de los casos el Estado es peor empresario que el contribución al bien común mediante el pago de los justos impues-
particular) tos) (344)
La doctrina social de la Iglesia sobre la empresa pública puede — Valoración de los problemas creados por el nuevo plantea-
ser resumida en las siguientes afirmaciones miento de empresa concentración de capitales en las grandes
— La empresa pública es admitida, con tal de que se guarde unidades de producción, importancia de los accionistas en la direc-
también aquí el principio de la función subsidiaria del Estado «Lo ción de la empresa, restricción de la competencia en el mercado, etc
que hasta aquí hemos expuesto no excluye, como es obvio, que — El problema moral del despido, y de los convenios colecti-
también el Estado y las demás empresas públicas posean legítima- vos (345)
mente bienes de producción de modo especial cuando éstos llevan — Valoración ética de la influencia y de la presión que las
consigo tal poder económico, que no es posible dejarlos en manos empresas ejercen en la vida política
de personas privadas sin el peligro del bien común Sin embargo, Estos y otros problemas hacen de la empresa una realidad moral
también en esta materia ha de observarse íntegramente el principio de primera importancia en el mundo actual
de la función subsidiaria» (341)
— La nacionalización integra no es admisible por contradecir
(342) Pió XII, Radiomensaje con ocasión del V aniversario de la
valores fundamentales «la conciencia cristiana no puede admitir
guerra (1 -X-1944): Colección de encíclicas y documentos pontificios, edic
5 " (Madrid, 1955), 306
(339) M BRUGAROLA, Las empresas familiares y cooperativas- (343) Ver el desarrollo de estos aspectos en GUERRERO, l.c, 763 785
Comentarios a la «Mater et Magistra» (Madrid, 1962), 284-315 (344) G MAZZOCHI, Funzioni e limite del profitto neU'economia
(340) GUERRERO, l.c, 690 contemporánea: I problemí deH'economia mondiale alia luce della «Popu-
(341) Mater et Magistra, nn 116-117 Ocho grandes mensajes, lorum progressio» (Milán, 1967), 47-57
161 (345) Cfr GUERRERO, I c , 716-723
374 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 375

5 Queremos resaltar u n o d e los problemas morales i m p l i c a d o s es necesario afirmar c o n el C o n c i l i o Vaticano II la exigencia i n e l u d i -


en la estructura de la empresa moderna Nos referimos a la p a r t i c i - ble d e la «activa participación d e t o d o s en la empresa»
p a c i ó n d e los t r a b a j a d o r e s e n la e m p r e s a .
«En las empresas e c o n ó m i c a s s o n personas las q u e se
El tema d e la participación d e los obreros, n o sólo en la propiedad asocian, es decir, hombres libres y a u t ó n o m o s , creados a
y en los beneficios, sino t a m b i é n en la gestión d e la empresa, ha sido
imagen d e Dios Por ello, t e n i e n d o en cuenta las f u n c i o n e s d e
una constante en la doctrina social d e la Iglesia, a u n q u e planteado
cada u n o , propietarios, administradores, técnicos, trabajadores,
c o n matices diversos desde la perspectiva del «contrato d e socie-
y q u e d a n d o a salvo la u n i d a d necesaria en la d i r e c c i ó n , se ha
dad» en Pío XI ( 3 4 6 ) , desde las precisiones jurídicas sobre el
de promover la activa participación d e t o d o s en la gestión d e
derecho de los obreros a la «cogestión» en Pío X I I ( 3 4 7 ) , desde la
la empresa, según formas q u e habrá q u e determinar c o n
consideración de la empresa c o m o « c o m u n i d a d d e personas» en
acierto C o n t o d o , c o m o en m u c h o s casos n o es a nivel d e
J u a n XXIII ( 3 4 8 )
empresa, sino en niveles institucionales superiores, d o n d e se
Sin atender a falsos temores sobre consecuencias «económica
t o m a n las decisiones e c o n ó m i c a s y sociales d e las q u e d e p e n -
mente catastróficas» de la participación d e los trabajadores en la
de el porvenir d e los trabajadores y de sus hijos, deben los
gestión de la empresa, a u n q u e siendo conscientes d e la e v o l u c i ó n
trabajadores participar t a m b i é n en semejantes decisiones por
real y doctrinal de este tema lo m i s m o q u e d e los matices d e
sí m i s m o s o por m e d i o d e representantes legítimamente e l e g i -
c o n t e n i d o en los c o n c e p t o s de «participación» y «cogestión» ( 3 4 9 ) ,
dos» ( 3 5 0 )
(346) Q u a d r a g e s i m o a n n o . n 65 O c h o grandes mensajes, 88 Este derecho básico a la participación activa d e t o d o s los q u e
«Estimamos que estaría mas conforme con las actuales condiciones de la están c o m p r o m e t i d o s en la empresa debe traducirse en la creación
convivencia humana que, en la medida de lo posible, el contrato de trabajo
de estructuras de participación y a u t o g e s t i ó n , en la m o d e l a c i ó n de
se suavizara algo mediante el contrato de sociedad, como ha comenzado a
efectuarse ya de diferentes maneras con no poco provecho de patronos y un t i p o d e h o m b r e dispuesto a realizar la forma en que se concreta
obreros De este modo, los obreros y empleados se hacen socios en el actualmente la d i g n i d a d de la persona la participación ( 3 5 1 )
dominio y en la administración o participan en cierta medida, de los No pertenece a la ética «proponer formas concretas de realización
beneficios recibidos» de esta exigencia, pero sí el estimular la búsqueda por parte d e los
(347) Sobre la postura un tanto «miedosa» de Pío XII sobre la «coges responsables para hacer reconocer e l d e r e c h o n a t u r a l d e l o s
tion» ver BIGO O C , 433-436 t r a b a j a d o r e s d e p a r t i c i p a r e n las r e s p o n s a b i l i d a d e s g e s t o r a s
(348) M a t e r e t M a g i s t r a , n 91 O c h o grandes mensajes, 1 54 1 55
d e la e m p r e s a » ( 3 5 2 )
«Además, siguiendo en esto la dirección trazada por nuestros predecesores
Nos estamos convenciendo de la razón que asiste a los trabajadores cuando 6 La pregunta decisiva q u e se hace la ética en relación c o n la
aspiran a participar activamente en la vida de las empresas donde trabajan
empresa capitalista es s u l i c i t u d m o r a l e n c u a n t o e s t r u c t u r a
No es posible fijar con normas ciertas y definidas las características de esta
participación dado que han de establcerse mas bien teniendo en cuenta la económica concreta.
situación de cada empresa situación que vana de unas a otras y que aun H e m o s d e reconocer q u e la doctrina social católica n o ha
dentro de cada una esta sujeta muchas veces a cambios radicales y
declarado c o m o inmoral la estructura e c o n ó m i c a en sí d e la empresa
rapidísimos No dudamos sin embargo en afirmar que a los trabajadores hay
que darles una participación activa en los asuntos de la empresa donde capitalista, más a ú n , ha partido d e su aceptación teórica para
trabajan tanto en las privadas como en las publicas participación que en proponer sistemas de corrección en orden a su mejora Pero t a m b i é n
todo caso debe tender a que la empresa sea una autentica comunidad hemos d e reconocer q u e los «correctivos» propuestos s o n de tal
humana cuya influencia bienhechora se deje sentir en las relaciones de todos importancia q u e llegan hasta la estructura misma d e la realidad
sus miembros y en la variada gama de sus funciones y obligaciones» e c o n ó m i c a en c u e s t i ó n , mas a u n , se puede aceptar q u e el interro-
(349) Cfr GUERRERO O C , 731 753 Id P a r t i c i p a c i ó n a c t i v a d e los
t r a b a j a d o r e s en la empresa Comentarios a la «Mater et Magistra» (350) G a u d i u m e t Spes, n 68 Tener en cuenta la nota 7 de este mismo
(Madrid 1962) 316 341 CALVEZ PERRIN o c , 387 392 T CERRO Pre- numero de la G a u d i u m e t Spes
sencia de los t r a b a j a d o r e s en t o d o s los niveles Comentarios a la (351) O c t o g é s i m a adveniens, n 22
«Mater et Magistra» (Madrid 1962) 342 382 (352) AUBERT o.c , 167
376 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 377

gante sobre la moralidad de la estructura capitalista de la empresa es y que todavía perdura en el criterio de la unilaterahdad de la posesión
una cuestión abierta y n o cerrada en el magisterio social de la Iglesia d e los medios d e p r o d u c c i ó n , de la e c o n o m í a e n c a m i n a d a a un
Si se q u i e r e realizar el criterio ético de q u e «la empresa sea una p r o v e c h o privado prevalente, no trae la perfección, no trae la paz, no
auténtica c o m u n i d a d humana» ( 3 5 3 ) y de q u e «se ha de promover trae la justicia, si c o n t i n ú a d i v i d i e n d o a los h o m b r e s en clases
la activa participación de t o d o s en la gestión de la empresa» ( 3 5 4 ) , irreductiblemente enemigas, y caracteriza a la sociedad por el males
la estructura capitalista de la emnresa ha de ser suprimida de raíz y tar p r o f u n d o y lacerante q u e la atormenta, apenas c o n t e n i d o por la
transformada en sus mismas bases A n t e la urgencia de las i n d i c a - legalidad y la tregua m o m e n t á n e a de a l g u n o s acuerdos en la lucha
ciones éticas de J u a n XXIII y del C o n c i l i o Vaticano II a l g u n o s sistemática e implacable, q u e debería llevarla a la opresión de una
autores han o p t a d o por declarar c o m o i m p o s i b l e su puesta en clase contra otra»
práctica ( 3 5 5 ) Creemos q u e , siendo coherentes c o n los análisis morales de la
Por nuestra parte, preferimos sacar las c o n c l u s i o n e s c o r r e s p o n - empresa capitalista y en armonía c o n lo d i c h o anteriormente sobre
dientes a los principios éticos e n u n c i a d o s por J u a n XXIII y por el el c o n t r a t o de trabajo en régimen de asalariado, se puede y se debe
C o n c i l i o Vaticano II Pero antes queremos recordar un t e x t o impor- afirmar la i n j u s t i c i a r a d i c a l de la estructura capitalista de la
tante de Pablo V I , q u e hemos reservado para el final Se trata de la empresa Hecha esta a f i r m a c i ó n , no toca a la ética p r o p o n e r s o l u c i o -
famosa, y t a m b i é n bastante silenciada, a l o c u c i ó n del Papa a la U n i ó n nes técnicas, pero sí urgir la transformación radical de las estructuras
de Empresarios y Dirigentes católicos ( U C I D ) del 8 de j u n i o de existentes T e n i e n d o clara la meta del c a m b i o estructural, son acep-
1 9 6 4 ( 3 5 6 ) Ya hemos t e n i d o ocasión de citarla al valorar el sistema tables y d i g n o s de e n c o m i o los «correctivos» q u e se p r o p o n e n para
capitalista humanizar la situación actual de la empresa ( 3 5 7 )
C o n s t a t a Pablo VI los problemas h u m a n o s existentes en las
empresas «Vuestras empresas, maravillosos frutos de vuestros es-
fuerzos, ¿no son acaso m o t i v o de disgustos y de c h o q u e s 7 Las 4° DINÁMICA ETICA DEL DESARROLLO ECONÓMICO
estructuras mecánicas y burocráticas f u n c i o n a n perfectamente, pero
a) Sobre el desarrollo económico
las estructuras humanas todavía no La empresa, q u e por exigencia
c o n s t i t u c i o n a l es una c o l a b o r a c i ó n , un acuerdo, una armonía, ¿no es J ALFARO, Hacia una teología del progreso humano (Barcelona,
acaso hoy todavía una f r i c c i ó n de espíritus y de intereses 7 » 1969) C FURTADO, Teoría y política del desarrollo económico,
edic 5 a (México, 1974) D GOULET, Etica del desarrollo (Barce-
A n t e esta c o n s t a t a c i ó n i n s i n ú a Pablo VI la c a u s a d e l m a l e s t a r : lona, 1965) L J LEBRET, Dinámica concreta del desarrollo (Bar
«Ha de tener algún VICIO p r o f u n d o , una radical insuficiencia este celona, 1966) E A G ROBINSON, Problemas del desarrollo eco-
sistema, si desde sus c o m i e n z o s cuenta c o n semejantes reacciones nómico, 2 tomos (Barcelona, 1969) W W ROSTOW, Las etapas
sociales » del crecimiento económico (México, 1961) J A SCHUMPETER,
Esta i n s i n u a c i ó n de un «VICIO p r o f u n d o » y de una «radical Teoría del desenvolvimiento económico, edic 3 a (México, 1957)
insuficiencia» q u e d a a f i r m a d a a c o n t i n u a c i ó n c o n t o d o c o n v e n - xx SEMANA SOCIAL DE ESPAÑA (1961), Aspectos sociales del desarro-
llo económico a la luz de la «Mater et Magistra» (Madrid, 1962)
c i m i e n t o y seriedad al decir q u e el sistema e c o n ó m i c o - s o c i a l en el
VARIOS, Les exigences humames de ¡'expansión économique (Pa-
q u e se integra la empresa capitalista n o aporta la paz ni la justicia,
rís 1956) VARIOS, La teología al encuentro del progreso (Bilbao,
s i n o la d i v i s i ó n y la opresión de los hombres «es un hecho q u e el 1973) VARIOS, Desarrollo y justicia social (Madrid, 1975)
sistema e c o n ó m i c o - s o c i a l , creado por el liberalismo m a n c h e s t e n a n o

(353) M a t e r et M a g i s t r a , n 91 O c h o grandes mensajes, 155 b) Sobre la planificación


(354) G a u d i u m e t Spes, n 68
J A K E R M A N , Estructuras y ciclos económicos (Madrid, 1965)
(355) Así entendemos la postura de BIGO o c , 443-451 y la mirada
H CHAMBRE, L'économie plamfié (París, 1966) L A COSTA, Desarro-
interrogante hacia el futuro de AUBERT, O. C , 146
llo económico y transición social (Madrid, 1969) M D O B B , Ensa-
(356) Texto italiano en AAS 56 (1964), 574-577, traducción española
en Ecclesia 24 (1964) 889-891 citamos por esta traducción Anotar que (357) Son dignos de mención los criterios que para crear una empresa
este discurso de Pablo VI es señalado en la nota 7 de la G a u d i u m et Spes «nueva» señala GUERRERO, I c , 792 808
378 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 379
yo sobre crecimiento económico y planificación (Madrid, 1970) — el desarrollo del hombre, de todos los hombres y de todo el
W A LEWIS, La planeación económica, edic 2 a (México, 1957)
G MYRDAL, Planifier pour développer (París, 1973) P PERROUX, hombre, es la ley fundamental del desarrollo económico (GS, 64,
La planificaron comme processus de décisions (París, 1965) PP34),
P TINBERGEN, La Planificación (París, 1967) — el hombre debe ser el actor y protagonista del desarrollo
económico (GS, 65, PP, 33),
c) Sobre la relación entre países — para que puedan realizarse los dos criterios anteriores es
desarrollados y subdesarrollados necesario crear estructuras democráticas de participación activa de
todos en los procesos de desarrollo económico (GS, 65),
— el desarrollo económico ha de conllevar el desarrollo social
G GUTIÉRREZ, Cristianismo y tercer mundo (Madrid, 1973) L J
LEBRET-R COLÍN, Etica y desarrollo (Buenos Aires, 1966) G «el crecimiento económico depende, en primer lugar, del progreso
QUERINI, Sviluppo económico e arretratezza I due valon dell'eco- social» (PP, 35) y hacia él ha de orientarse,
nomia mondiale (Milán, 1976) Sozíale Gerechtigkeit und interna- — para hacer posible el desarrollo económico así entendido son
zionale Wirtschaftordnung (Munich, 1976) L VAN BAELEN, Mora- necesarias reformas profundas (PP, 22-42),
le du développement (Lyon, 1968) VARIOS, Le Tiers-Monde,
lOccident et l'Eghse (París, 1967) — el desarrollo económico no es fin en sí, sino medio «necesario
para permitir que el hombre sea más hombre» (PP, 19)
La realidad del desarrollo económico ha entrado por la puerta 3 La ética del desarrollo económico se concreta en diversos
grande en el edificio de la ética económica Inició el tratamiento aspectos de la actividad económica Uno de ellos es el de la
Juan XXIII en la encíclica «Mater et Magistra» (parte III) concretán- planificación, que hay que valorar desde las dimensiones éticas de
dolo al desarrollo económico de la agricultura, de las regiones la libertad de los individuos y de los grupos y desde la necesaria
deprimidas de un país y de las naciones que se encuentran econó- intervención de los poderes públicos (PP, 33-34 50, Octogésima
micamente retrasadas El Concilio Vaticano II resaltó el tema del adveniens, 47) (359)
desarrollo económico dedicándole tres importantes números del
capítulo de la «Gaudium et Spes» sobre la vida económico-social 4 Los planes de desarrollo en un país determinado han de
(nn 64-66) Pablo VI hizo objeto de la encíclica «Populorum ser sometidos, en su programación, en su ejecución y en su evalua-
progressio» el tratamiento sistemático del tema ción a un serio discernimiento ético
Según anunciamos más arriba, solamente pretendemos dar no- A modo de ejemplo tipológico, transcribimos la valoración cris-
ticia del tema, resaltar su importancia e indicar las pistas de su tiana realizada sobre el desarrollo económico alcanzado durante
tratamiento Una síntesis de los números citados de la «Gaudium et algunos años en un determinado país
Spes» y de la encíclica «Populorum progressio» puede ofrecer pistas «Los cristianos valoramos positivamente todos los esfuerzos
seguras para el estudio ético del desarrollo económico encaminados al crecimiento económico Dios ha entregado el mun-
do al hombre como vocación la transformación del mundo es tarea
1 El punto de partida para la valoración ética del desarrollo propia del hombre y el medio de satisfacer sus variadísimas necesi-
económico lo ofrece la situación de desequilibrio en que se dades El crecimiento económico es necesario para una liberación
encuentran las economías de las naciones y la economía internacio- integral de la humanidad
nal Ver la exposición de los «datos del problema» en los nn 6-11
Esta liberación no puede medirse, sin embargo, con criterios
de la encíclica «Populorum progressio» (= PP)
cuantitativos de consumo; la necesaria elevación del nivel de vida
2 Las leyes o normas reguladoras del desarrollo económico no puede confundirse con la realización integral del hombre El
pueden ser reducidas a las siguientes (358) consumo no es un mal en sí, el mal está en el modo y medida en que
se practica y se fomenta
(358) Cfr J L GUTIÉRREZ Desarrollo económico Conceptos funda
mentales en la Doctrina social de la Iglesia (Madrid 1971) 423-430 (359) Ver las anotaciones morales de AUBERT o c , 187 194
380 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y'ETICA CRISTIANA 381

Las técnicas y tácticas publicitarias recurren a procedimien- 5 La ética del desarrollo tiene un capítulo importante en los
tos que no sólo afectan a una auténtica jerarquía de valores, sino que criterios morales de la relación económica entre países desarro-
llegan incluso a atentar seriamente a la misma libertad humana El llados y subdesarrollados. Para la explicitación de este aspecto
aumento del ryvel de vida debe orientarse hacia un nuevo género de remitimos a los claros enunciados éticos y a las eficaces propuestas
vida en que los valores culturales, espirituales y religiosos tengan la prácticas de la encíclica «Populorum progressio» y al Documento de
primacía sobre los puramente materiales Puebla (1979), n 492
La acumulación de capital, necesaria para el progreso de
industrialización que estamos experimentando, plantea muy graves
5° INVERSIONES Y POLÍTICA MONETARIA
problemas a la conciencia cristiana La apropiación por parte de (Anotaciones éticas)
unos pocos de lo que es fruto del esfuerzo de la comunidad no
puede justificarse moralmente, aun cuando no existan dificultades «Las inversiones deben orientarse a asegurar posibilidades de
legales que se opongan a ello Queremos recordar aquí la doctrina trabajo y beneficios suficientes a la población presente y futura Los
expuesta por el Papa Juan XXIII sobre el autofinanciamiento, a la responsables de las inversiones y de la organización de la vida
vez que lamentamos la escasa acogida práctica que ha tenido entre económica, tanto los particulares como los grupos o las autoridades
nosotros Los cristianos que se benefician por este sistema de públicas, deben tener muy presentes estos fines y reconocer su grave
formación de capitales habrán de considerar su conciencia gravada obligación de vigilar, por una parte, a fin de que se provea de lo
en orden a la búsqueda de solución para este espinoso problema necesario para una vida decente tanto a los individuos como a toda
Las soluciones justas implican, con frecuencia, serios sacrificios para la comunidad, y, por otra parte, de prever el futuro y establecer un
los poseedores de riquezas, pero llevan consigo el gozo del trabajo justo equilibrio entre las necesidades actuales del consumo indivi-
por la creación de una comunidad más fraternal dual y colectivo y las exigencias de inversión para la generación
futura Téngase, además, siempre presente las urgentes necesidades
Fijando ahora nuestra atención en las inversiones extranjeras,
de las naciones o de las regiones menos desarrolladas económica-
recordamos que ningún país puede cerrarse orgullosamente sobre si
mente En materia de política monetaria, cuídese no dañar el bien de
mismo, con voluntad de resolver por sí solo todos los problemas de
la propia nación o de las ajenas Tómense precauciones para que los
la vidaeconómica Desgraciadamente, la solidaridad humana inter-
económicamente débiles no queden afectados injustamente por los
nacional no ha alcanzado las metas de la ayuda desinteresada, en
cambios de valor de la moneda» (361)
función de las necesidades de los países en período de desarrollo
Por el contrario, las inversiones de capital extranjero se hacen, en la Este párrafo del Concilio Vaticano II puede servir para incitar al
mayoría de los casos, en busca del mayor beneficio posible y de una estudio de un conjunto de problemas de moral económica que giran
influencia política que impide la autodeterminación de los pueblos en torno a la política monetaria Señalamos algunos, indicando una
En todo caso, las decisiones internas de los países afectados deben somera orientación bibliográfica
ser tomadas por la comunidad debidamente informada, todos los
miembros de la comunidad deben ser ampliamente informados de las (*) El dinero y sus implicaciones éticas
alternativas que se ofrecen, de las posibilidades y riesgos implicados
M RIQUET, El cristiano frente al dinero (Bilbao, 1948) O A PIPER,
en las ofertas de inversiones En cualquier caso, habrá de tenerse en The Christian Meanmg of Money (Englewoods, 1965) J ELLUL,
cuenta una jerarquía de valores que no sacrifique al simple creci- El hombre y el dinero (Valencia, 1966) F BELDA, Etica y proble
miento económico imperativos superiores de la comunidad» (360) mas monetarios internacionales Revista de Fomento Social 28
(1973), 255-263 G SIMMEL, Filosofía del dinero (Madrid, 1977)

(360) Nota de la Comisión permanente del Episcopado español (*) Inflación (vertiente ética)
(16 de septiembre de 1974), n 4 a Los subrayados son nuestros Cfr M
CUYAS, Etica del Plan de Desarrollo Razón y Fe 168 (1963) 193-208 J M SOLOZÁBAL, La inflación ante la moral La empresa y el orden
E BARÓN, Filosofía e ideología del desarrollo español: Iglesia Viva
n 56 (1975) 127 136 (361) Gaudium et Spes, n 70 Ocho grandes mensajes, 463
382 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 383

económico y social (Madrid, 1966), 281 ss , Inflación y especula- 6° JUSTA DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA
ción (Madrid, 1977)
M CAPELO, Desarrollo reciente de la política económica la política de
(*) Crédito, actividad bancana y ética rentas Revista de Fomento Social 22 (1967), 127-149 C
MARTINEZ, Un nuevo aspecto de la cuestión social las desigualda-
F BELDA, La ordenación del crédito Revista de Fomento Social 20 des económicas interregionales Revista de Fomento Social 18
(1 965), 343-354, Problemas morales de los monopolios y concen- (1963), 11-12 C MERTENS, Ensayo sobre los principios funda-
traciones financieras Problemas morales de la empresa en relación mentales de una justa distribución de las rentas Problemas morales
con el Estado (Madrid, 1964), 153-180, Socialización del crédi- de la empresa en relación con el trabajo (Madrid, 1963), 383-403
to Revista de Fomento Social 23 (1968), 353-356 E RECIO E RECIO, Política de rentas, desarrollo equilibrado y reforma de la
Elementos para un JUICIO cristiano sobre la nacionalización de la estructura social Revista de Fomento Social 22 (1967), 151-164
Banca Revista de Fomento Social 23 (1968), 335-352 xxv SEMANA SOCIAL, Exigencias sociales de la política de rentas y
salarios (Madrid, 1967)
(*) Ahorro, consumo, inversión, previsión social, fuga de capitales, etc
J L GUTIÉRREZ, Inversiones Conceptos fundamentales en la Doctrina Bajo este epígrafe de «justa distribución de la renta» se encierran
Social de la Iglesia (Madrid, 1971) II, 394-397 importantes problemas de moral económica Podríamos decir que
para la moral cristiana, basada sobre la creencia ética de la igualdad
Los problemas enumerados tienen importancia notable, sobre y de la equidad, este tema reviste una especial significación, ya que
todo para economías en proceso de expansión y para situaciones de en él se pone en evidencia la fuerza de la fe como dinamismo de
crisis económica Por lo que respecta a la inflación, transcribimos las comunicación y de igualdad entre los hombres
siguientes anotaciones crítico-valorativas
Como hemos hecho en los temas anteriores, nos limitamos a
«El fenómeno de la inflación, por su misma naturaleza, tiende a indicar los problemas y las pistas de solución de acuerdo con los
empeorar la distribución de las rentas, en perjuicio precisamen- criterios de la ética cristiana
te de aquellos que, por ser económicamente más débiles, nece-
sitan ser más favorecidos Al subir los precios y perder el dinero 1 Entre los problemas a que alude la justa distribución de la
poder de compra, se ven afectados negativamente y de inmediato renta se destacan los siguientes
todos los que tienen ingresos fijos, y más si éstos son bajos, como
— desequilibrio económico: 1) entre las diversas regiones
suele ocurrir con los asalariados y, en mayor grado aún, con las
de un país, 2) entre los diversos sectores de la actividad
clases pasivas
económica, 3) entre diversos grupos humanos La encíclica
«Mater et Magistra» es una denuncia permanente de estos
La inflación erosiona también el valor de lo ahorrado, el desequilibrios interregionales e intersectonales,
dinero de las clases medias y humildes, que, con buena voluntad y — diferencias desmesuradas en el reparto del produc-
en sumas cuantiosas, ponen a disposición de la economía del país t o nacional: 1) entre los que participan en el proceso de
en forma de cuentas corrientes y de cartillas de ahorro Al mismo producción, 2) entre la remuneración al trabajo (rentas
tiempo que perjudica a los débiles, la inflación ofrece la posibilidad salariales) y los beneficios al capital, 3) entre ciertas profe-
de realizar acciones de índole especulativa, dando lugar a siones liberales, 4) en general, entre los que participan de
diversas formas de enriquecimiento, en modo alguno justificado por los bienes y servicios producidos dentro de la economía
un correlativo servicio al bien común» (362) nacional (e internacional),
— beneficios exageradamente desproporcionados al
servicio prestado, lo cual puede suceder de diversos
modos 1) mediante la acumulación de capital, apropián-
(362) Nota de la Comisión permanente del episcopado español dose unos pocos de lo que es fruto del esfuerzo de toda la
(16 de septiembre de 1970) n 2 c comunidad, 2) mediante el mecanismo concreto de la
384 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 385
«autofinanciación» de las empresas (363), 3) mediante formuladas y vividas no desde el interés de la pura contemplación
retribuciones o beneficios desproporcionados al servicio (análisis cognoscitivo, ortodoxia moral), sino desde la urgencia
prestado a la comunidad (en ciertas profesiones, en espe- inaplazable de la acción transformadora de la realidad Actitudes que
culaciones, etc ) se sitúan entre la utopia y el realismo. El ethos cristiano de la
2 Las soluciones éticas a los problemas apuntados han de economía consigue su coherencia en la síntesis agónica y dialéctica
buscarse a través de reformas coyunturales y de transformaciones de la Esperanza utópica y del Compromiso real
radicales del sistema He aquí algunas pistas de solución Por razones metodológicas, resumimos en dos series de actitudes
— sistema fiscal, como factor de redistribución de la renta la funcionalidad e incidencia del ethos cristiano en el mundo de la
economía
Para ello tiene que apoyarse más directa y proporcional-
mente sobre las rentas reales,
— revisión de los ingresos: de las profesiones liberales en a) Actitudes «utópicas»
relación con los trabajadores manuales (364), de las diver-
sas clases de personas que intervienen en el proceso de Las actitudes utópicas se colocan a nivel del cambio estructural
producción, del capital en relación con el trabajo, El ethos cristiano postula un cambio cualitativo, es decir, una
— renuncia de beneficios desproporcionados en relación revolución en el planteamiento estructural de la economía Ni el
con el servicio prestado a la comunidad (especulaciones, capitalismo —aún en sus formas más «socializantes»— ni el colecti-
servicio de intermediarios, etc ), vismo —aun en sus variantes más «democráticas»— pueden realizar
— cambio estructural del sistema, que lleva naturalmen- la utopía de una economía humanizada y humanizante, tal
te a situaciones de injusta distribución de la renta nacional como la vislumbra la ética cristiana
(e internacional) A partir de esta opción básica, el ethos cristiano tiende a
orientarse hacia los siguientes postulados morales
— La fuerza ética de los cristianos, a nivel de reflexión y a nivel
IV de vida testimonial, debiera ejercer su influencia dentro de la línea
de alternativa a la sociedad capitalista y a la sociedad colectivista,
CONCLUSIÓN PROSPECTIVA según las áreas culturales en las que se encuentren situados
El ethos cristiano — Por lo que respecta a la relación con el capitalismo, los
entre la Esperanza utópica y el Compromiso real cristianos —en cuanto grupo humano y religioso— han de romper
hasta la apariencia de connivencia y justificación respecto a un
sistema económico que, en expresión varias veces citada de Pablo VI,
Al término de este capítulo, dedicado al estudio de la relación «no trae la paz, no trae la justicia» y «continúa dividiendo a los
entre economía y ética cristiana, queremos ofrecer unas onentacio hombres en clases irreductiblemente enemigas» (365) Como dice
nes globales para describir la función que, a nuestro modo de un autor serio y ponderado «No por apuntarse a la corriente de
entender, debe ejercer el ethos cristiano en el ámbito de la economía moda, por profunda convicción, los cristianos tenemos que repudiar
Las actitudes del ethos cristiano ante la economía han de ser el capitalismo como sistema válido para el futuro Bajo cualquier
forma que adopte, si continúa siendo capitalismo, no debe ser
admitido como fórmula válida para el futuro que se quiere construir
(363) Mater et Magistra, nn 75 77 J L GUTIÉRREZ Autofmancia-
ción Conceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia (Madrid Los cristianos nos vemos obligados a rechazar en el capitalismo su
1971) I 104 105 R CANALES Problemas morales de la autofinancia- estructura fundamental la separación de los trabajadores respecto de
cion Proyección n 69 (1970) 26 31 GUERRERO I c , 658 660
(364) A C COMÍN Los profesionales ante la revolución social
Iglesia Viva n 56 (1975) 187 193 (365) PABLO VI Discurso a la Unión de Empresarios y Dirigentes
católicos Ecclesia 24 (1964) 669
25 Moral social
386 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ECONOMÍA Y ETICA CRISTIANA 387
los medios de producción y la atribución jurídica de éstos a un grupo cristianos han de situarse siempre y en toda situación del lado de
de propietarios privados que reducen a los trabajadores al régimen los oprimidos. Esta opción transformará los criterios, los objetivos,
de salariado» (366) los medios y la estructura de la actividad económica
— Concretando un poco más la orientación anterior, hay que Si el ethos cristiano se deja conformar teórica y prácticamente por
pedir al ethos cristiano que rechace la propiedad privada capi- las actitudes señaladas, tendrá una funcionalidad revolucionaria en
talista colocándose de este modo en el programa de lucha procla- el terreno de la economía en orden a una creciente humanización de
mado por Pablo VI contra la «unilateralidad de la posesión de los esta actividad La postura que aquí se propicia no puede ser acusada
medios de producción» (367) Esta repulsa de la propiedad privada ni de «voluntarismo ético», ni de «acientificismo», ni de «ingenuidad»,
capitalista es el modo de ser coherentes con la más genuina tradición ni tampoco de «deserción oportunista» (371) Es sencillamente la
patrística y de comulgar con los movimientos ético-religiosos que a consecuencia coherente de la cosmovisión desde la cual plantean y
lo largo de la historia quisieron ser genuinamente «cristianos» (368) viven su ethos los cristianos
Rechazo que no brota de la pasión, sino de la convicción «rechaza
mos la propiedad privada capitalista de los medios de producción
porque conduce derechamente a la explotación del hombre por el b) Actitudes «realistas»
hombre y a la constitución de clases sociales antagonistas, porque
se opone objetivamente a la construcción de una comunidad frater- El ethos cristiano se despliega también en actitudes realistas A
nal entre los hombres, aunque éstos no siempre posean una con- través de ellas los cristianos tratan de ser coherentes con su ideal
ciencia nítida de su antagonismo» (369) utópico en la precariedad de las situaciones concretas Por otra
parte, estas actitudes van transformando la realidad económica y
— Una economía humana tiene que ser, en la actualidad, una haciendo humanas las relaciones sociales
economía planificada Pero lo que los cristianos han de pedir y
realizar es una planificación democrática. Para que realmente Indicamos a continuación algunos aspectos concretos en los que
sea «democrática», la planificación «exige la presencia de todos los puede tener funcionalidad el realismo ético de los cristianos
grupos sociales en la elaboración, ejecución y control Los distintos — Testimonio de una vida marcada por la Justicia. El
puntos de vista, las tensiones y conflictos exigen la presencia de cristiano tiene que hacer con frecuencia un examen de conciencia y
organizaciones que representen los diversos intereses, aun en el caso valorar su comportamiento en el ámbito de la actividad económica
de la desaparición de las actuales formas de explotación La partici- (372) Es preciso hacer cercana la palabra y la realidad de la
pación del pueblo en la vida económica como sujeto y protagonista «justicia», tan cercana que incida en los aspectos más concretos de
requiere una información suficiente de los datos más importantes, la vida personal «Hablamos mucho acerca de la justicia hoy pero
una presentación de las posibles variantes con los conflictos que mucho de ese hablar es sobre ideas generales, sobre justicia social,
implican, un proyecto de vida capaz de aunar voluntades y promover justicia en el mundo y sociedad justa Todo esto es importante Pero
responsabilidades, venciendo las secuelas del individualismo consu- hay un peligro en que podamos ver la justicia esencialmente como
mista» (370) algo para que practiquen otros, no nosotros Podemos hasta pensar
— En coherencia con algo esencial de su cosmovisión, los en la justicia como algo que alcanzar nosotros, no como algo que
dar nosotros Pero la justicia comienza conmigo y mis relaciones con
(366) R ALBERDI Realización de la fe en la vida social Corintios otros Justicia tiene que ver con mi trabajo, mi negocio, mis relacio-
XIII n 3 (1977) 159 nes comerciales, mi profesión, mi tipo de vida Justicia es pagar un
(367) PABLO VI Ibíd. Cfr G MATTAI Propiedad Diccionario encielo justo y exacto salario por un trabajo, hacer un justo y honesto trabajo
pedico de Teología moral (Madrid 1974) 872
(368) Recordamos a titulo de ejemplo la corriente erasmista que tuvo
una actitud bastante negativa ante la propiedad privada J L ABELLÁN El (371) Cfr R ALBERDI Transformaciones estructurales Iglesia Viva
Erasmismo español (Madrid 1976) 151 168 («Las actitudes sociales») n 56 (1975) 195-209
(369) ALBERDI O.C , 159 (372) Ver a modo de ejemplo la pastoral de los OBISPOS IRLANDESES El
(370) Ibíd , 162 trabajo por la Justicia (Madrid 1977)
E C O N O M Í A Y ETICA C R I S T I A N A 389
388 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL

y al conjunto de la vida humana, ya que «semejante identificación


por el salario recibido Justicia tiene que ver con comprar y vender
constituye un abuso y diluye el concepto de socialismo que, a fuerza
Tiene que ver con dar empleo a hombres y mujeres o hacerlos
de querer abarcarlo todo, no diría absolutamente nada» (377) Pero,
innecesarios Justicia es cumplir mi contrato, prometer y entregar lo
con estas precisiones por delante, el ethos cristiano se sentirá con
que he prometido en el tiempo fijado Justicia tiene que ver con los
mayor coherencia dentro de la aspiración y de la lucha por los
justos precios y los justos beneficios Está relacionada con la
objetivos socialistas que por los falsos ideales del capitalismo y del
honestidad y la sinceridad y el comportamiento recto en el trabajo,
colectivismo
en los negocios, el servicio público, la vida política» (373)
— Revisión continua del estatuto jurídico de la propie-
dad, del beneficio, de la imposición fiscal y demás institu-
ciones económicas. El cristiano ha de pedir para sí y para los
demás una permanente revisión de los ordenamientos jurídicos en
relación con las realidades económicas, ya que la tentación de
«justificar» la injusticia acecha continuamente a la sociedad, sobre
todo a la sociedad dividida en clases
— La igualdad y la participación, «formas ambas de la
dignidad del hombre y de su libertad» en el momento actual (374),
han de considerarse como los grandes objetivos a conseguir en las
realizaciones concretas de la economía El criterio de la igualdad hará
que la economía se aleje de las «libertades meramente formales» para
plantearse dentro del cuadro de las libertades «reales» y de la
equidad no manipulada El criterio de la participación orientará la
actividad económica por formas de autogestión, con modalidades y
a niveles vanados, y por sistemas de planificación democráticos

— Al distanciarse del modelo capitalista y del sistema colectivis


ta, el ethos cristiano se siente atraído por una economía de signo
socialista. Esta atracción la han experimentado muchos cristianos
durante este siglo Pío XI la hizo objeto de reflexión en la encíclica
«Quadragesimo anno» (375) y Pablo VI en la carta apostólica
«Octogésima adveniens» constata que «hoy día, los cristianos se
sienten atraídos por las corrientes socialistas y sus diversas evolucio-
nes» (376) Es preciso hacer un análisis minucioso de lo que se
encierra bajo el término de «socialismo», también conviene tener
presentes las realizaciones históricas, logros y fracasos, de los
diversos movimientos «socialistas» Por otra parte, no es lícito
entender por «socialismo» la solución justa al problema económico

(373) Ibíd., 25-26


(374) Octogésima advemens, n 22 Ocho grandes mensajes, 508
(375) Quadragesimo anno, nn 116 120 Ocho grandes mensajes, (377) R ALBERDI Realización de la fe en la vida social Corintios
512 XIII n 3 (1977), 160
(376) Octogésima advemens Ocho grandes mensajes, 512
6
cultura y ética cristiana

Junto con la economía y la política, la cultura constituye un eje


axiológico fundamental en la dimensión moral de la convivencia
social. El Concilio Vaticano II, en la constitución pastoral «Gaudium
et Spes», le dedica un capítulo especial (el c. 2 de la segunda parte)
y lo coloca antes que los capítulos sobre la economía y la política.
El factor de la «cultura» origina un ámbito muy extenso de
realidades sociales. Dentro de este ámbito temático entran muchos
aspectos morales, que vamos a considerar en el presente capítulo.
En las síntesis morales tradicionales (Moral de las Virtudes o
Moral de los Mandamientos) algunos de los temas de este capítulo
apenas si eran considerados; otros recibían un encuadre bastante
reducido: el que proyectaba la formulación del octavo mandamiento
del Decálogo. Creemos que, al situarlos dentro de los cuadros de la
ética social, adquieren una perspectiva más exacta y más en-
riquecedora.
Agrupamos la amplia temática de este capítulo en torno a los
siguientes núcleos; 1) aspectos morales relacionados con el fenó-
meno cultural propiamente dicho; 2) problemática moral de la
e d u c a c i ó n ; 3) dimensión ética de los medios de comunicación
social; 4) anotaciones morales en relación con el arte, el ocio
y la calidad de vida.
Cada uno de los temas enunciados da materia para un desarrollo
muy extenso. Por razones obvias, en nuestra exposición prescindi-
mos de las consideraciones específicas de cada tema y nos limita-
mos a las anotaciones de carácter moral.
Estos son los enunciados de los apartados en que dividimos el
presente capítulo:
I. Aspectos morales del fenómeno cultural.
II Dimensión ética de la educación.
III. La moral en los medios de comunicación social.
IV. Arte, ocio y calidad de vida: alusiones éticas.
392 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 393

I (México, 1972). P. KAUFMANN, Psychanalyse et Théone de la


Culture (París, 1974). B. MALINOWSKI, Une théorie scientifique de
ASPECTOS MORALES DEL FENÓMENO CULTURAL la culture (París, 1968). H. MANNHEIM, Ensayos de Sociología de
la cultura (Madrid, 1963). H. L. SHAPIRO, Hombre, cultura y
El término f el concepto de cultura aluden a una realidad muy sociedad (México, 1975). P. A. SOROKIN, Sociedad, cultura y
compleja. La cultura es objeto de diversos saberes (etnología, personalidad, edic. 3.a (Madrid, 1973).
sociología, historia, filosofía, crítica social, etc.). Más aún, el con-
cepto de cultura es utilizado con frecuencia con significados contra- Antropólogos y sociólogos han estudiado ampliamente el signi-
puestos y hasta «ideológicos». ficado y la noción de cultura (3). Por tratarse de una realidad
compleja, resulta inapropiado querer encerrar su contenido en una
La ética cristiana no se ha preocupado excesivamente por este definición corta y precisa. De hecho se pueden constatar más de
tema (1). Sin embargo, el Concilio Vaticano II le ha dedicado una trescientas definiciones de cultura (4). Ello nos indica la dificultad
atención especial en la constitución pastoral «Gaudium et Spes» de someter a definición realidad tan compleja.
(c. 2 de la segunda parte). De este capítulo han dicho los comenta-
ristas que se trata de un texto más rico de lo que a primera vista Teniendo en cuenta la finalidad de este libro nos interesa única-
parece (2). mente ofrecer un conjunto de perspectivas generales para situar en
su auténtico horizonte el significado del fenómeno de la cultura.
Conviene recordar además otras dos importantes intervenciones Colocados en una perspectiva antropológico-existencial, nos pre-
del magisterio eclesiástico sobre el tema de la cultura: la exhortación guntamos por lo que representa la cultura dentro del fenómeno
apostólica de Pablo VI Evangelü nuntiandi (1975) y los trabajos de totalizador de lo humano.
la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979).
Para Pablo VI, «la ruptura entre Evangelio y cultura es el drama de Somos conscientes de que el significado y la función de la
nuestro tiempo» (EN, n. 20). El Documento de Puebla busca una cultura pueden y deben ser abordados desde diversas teorías inter-
solución a ese drama trazando un programa sobre la «evangelización pretativas de la realidad. Además del estudio ingenuo llamado
de la cultura» (nn. 385-443). peyorativamente «culturalista», existen otras aproximaciones más
reveladoras:
A continuación proponemos un conjunto de anotaciones, agru-
padas en torno a cuatro ejes: noción de cultura; situación de la — explicación estructuralista (Lévi-Strauss);
cultura en el mundo actual; relación entre cultura y fe cristiana; — explicación funcionalista (Parsons);
tareas morales en el campo de la cultura. — explicación desde la «sociología del conocimiento» ( M a n n -
heim);
1. NOCIÓN DE CULTURA — explicación socio-genética (Berger. Luckmann);
Aproximaciones al fenómeno de la cultura — explicación desde la «teoría crítica de la sociedad» (Escue-
la de Frankfurt);
A. BAUSOLA, Analisi critica del concetto di cultura: Vita e Pensiero — explicación psicoanalítica (Kaufmann);
(1976), 16-35. E. CASSIRER, Las ciencias de la cultura, edic. 3.a
— etcétera.
(1) Ver, sin embargo: J. MESSNER, Kulturethik (Innsbruck, 1954); E. Reconociendo la importancia de estos análisis, no podemos
CHIAVACCI, Principi di morale sociale (Bolonia, 1971), 47-67. orientar la exposición por esos derroteros. Nos limitamos a constatar
(2) «El texto definitivo del capitulo sobre la cultura es indudable que no algunas perspectivas generales.
es una obra maestra, pero es mejor de lo que una lectura rápida, forzosamente
superficial, podría hacer creer» (A. DONDEYNE, El desarrollo de la cultura:
La Iglesia en el mundo de hoy, II (Madrid, 1970), 561. «El texto de este
capítulo es mucho más rico de lo que a primera vista parece. El texto es
demasiado poco incisivo, tiene necesidad de un comentario detallado para (3) Ver la bibliografía consignada en el texto.
que resalte su poder de renovación, de reforma, diría el Cardenal Lercaro» (4) E. CHIAVACCI, Principi di morale sociale (Bolonia, 1971), 51. Cfr.
(CH. MOELLER, El desarrollo de la cultura: La Iglesia en el mundo de hoy A. L KROEBER - C. KLUCKHOHN, Culture: A Critical Review of Concepts
(Madrid, 1967), 482. and Definitions: Papers of Peabody Museum 47 (1952), 1.
394 M O R A L OE A C T I T U D E S I I I . M O R A L SOCIAL CULTURA Y ETICA C R I S T I A N A 395

a) Aproximaciones parciales haciendo. La humanización: ésa es la suprema meta del hombre y de


la humanidad.
Existen algunas aproximaciones parciales al fenómeno de la
— Desnaturalización. El hombre no sólo es naturaleza, sino
cultura. He aquí las que nos parecen más importantes:
también historia. Por eso mismo, el hombre tiene que humanizarse
• Concepción aristocrática. La palabra «cultura» evoca es- liberándose de la «naturaleza» en cuanto realidad mítica, prehumana.
pontáneamente la imagen del hombre «distinguido»; el hombre — Liberación. La cultura se inserta en la libertad del hombre.
culturizado «se distingue» de los demás. Es la continuación del ideal «Culturización» es lo mismo que «liberación». No tendría ningún
de la «paideia» griega y de la «humanitas» latina. En el fondo, este sentido la cultura si no fuese un instrumento de la liberación humana.
concepto de cultura lleva a la división entre los hombres: nace de la
— Solidaridad. No puede darse una comunidad sin cultura; pero
diferencia y conduce a una diferenciación continua. La cultura, en
tampoco puede darse cultura sin referencia a la comunidad.
este sentido, es signo e instrumento de opresión humana. Para los
romanos la cultura era «privilegio» del ciudadano libre («cives De estas perspectivas se derivan muchas consecuencias para el
romanus» = civilización); el esclavo no tenía derecho a la cultura; el planteamiento y la realización de la cultura. Podríamos decir que esta
extranjero era «bárbaro» = rudo o inculto. manera de entender la cultura es una profunda crítica a la situación
actual. La cultura es la obra del hombre, quien llega a serlo de verdad
• Concepción occidentalizada. A veces se ha hecho de la
únicamente mediante ella, al mismo tiempo que se distingue así de
«cultura» un privilegio de occidente (descendencia grecorromana).
las cosas y de los animales.
Por eso, no se tienen muy en cuenta las culturas orientales; además,
a los pueblos primitivos se los llama pueblos «no civilizados» o De este modo se rompe el concepto «clasista» de cultura. No es
pueblos «en estado natural». Esta occidentalización de la cultura ha privilegio de unos pocos; no es una forma de alienación del hombre
traído bastantes inconvenientes a la expansión del cristianismo. por el hombre. Tampoco ha de ser considerada la cultura como el
producto de una estructura de riqueza y ociosidad; la actividad
• Concepción en clave de «tener». Con frecuencia se inserta
«obrera» del hombre es un elemento esencial de la cultura.
la cultura en las formas del «tener»; hombre culto es el que posee
diversos conocimientos. Sin embargo, la cultura pertenece al «ser» Junto al concepto de «naturaleza» surge así el concepto de
del hombre: es ahí donde hay que encontrar su significado. «cultura». «Con el concepto de naturaleza únicamente, resulta en la
práctica imposible hablar correctamente del hombre, al menos, si
pretendemos hacernos entender de los hombres de hoy. Es, como se
b) La cultura: realidad antropológica sabe, una de las razones por las cuales nuestros tratados tradiciona-
les de moral, basados casi con exclusividad en los conceptos de
La cultura es una dimensión esencial y universal del ser humano; "naturaleza", "orden natural" y "ley natural", han dejado de decir
en virtud de este rasgo el hombre se distingue ontológicamente de algo a nuestros contemporáneos» (6).
las cosas y de los animales. En esta comprensión radica el giro
antropológico que ha sufrido el concepto y la realidad de la cultura.
c) Contenido descriptivo de la cultura
«Es propio de la persona humana el no llegar a un nivel verdadera
y plenamente humano si no es mediante la cultura, es decir, culti-
vando los bienes y los valores naturales. Siempre, pues, que se trata Señalado el carácter antropológico integral de la cultura es
de la vida humana, naturaleza y cultura se hallan unidas necesario constatar su presencia en todo el vivir humano. Hay una
estrechisimamente» (5). omnipresencia de la cultura en la vida humana; tiene un carácter
multidimensional.
La cultura, en cuanto realidad antropológica, se puede expresar
El contenido descriptivo de la cultura es expuesto por el Concilio
y entender de diversos modos:
Vaticano II del siguiente modo: «con la palabra cultura se indica,
— Humanización. Cultura es lo mismo que «hacer al hombre». El en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y
hombre es una realidad dinámica; es un proyecto; tiene que irse desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales;
(5) Gaudium et Spes, n. 53. (6) DONDEYNE, l . c , 569-570.
396 MORAL DE ACTITUDES MI. MORAL SOCIAL
CULTURA Y ETICA CRISTIANA 397
procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y
trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en hombre sobre la realidad para transformarla y «humanizarla». La
toda la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e objetivación indica el momento en que el grupo asume colectiva-
instituciones;, finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y mente una idea, un invento, una norma de conducta, dándole así
conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiracio- una validez objetiva. La interiorización corresponde al momento
nes para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a todo el en que el individuo internaliza los contenidos de la cultura, consi-
género humano» (7). guiendo así la «socialización» y la incorporación al grupo.
Cultura es lo mismo que despliegue de las virtualidades subjeti- Estos momentos del proceso cultural nos indican que la cultura
vas del hombre: cultura física, cultura de la inteligencia, cultura del es a la vez actividad y estructura (10). La cultura pertenece al
sentimiento, cultura de lo estético, etc. Cultura son todas las activi- mundo de la actividad humana: es hechura del hombre (en el doble
dades y creaciones humanas: en el ámbito de los bienes económicos, sentido de genitivo subjetivo y genitivo objetivo): la hace el hombre
en el ámbito de los bienes del espíritu, en el ámbito de la vida social, y ella hace al hombre. Pero la afirmación anterior no tendría sentido
etcétera. La cultura está integrada por los descubrimientos científi- si la cultura no constituye una estructura, es decir, si no lograse el
cos, las ideas filosóficas, el mundo de la estética, de la moral y de la grado suficiente de objetivación.
religión: realidades que jalonan la historia de los pueblos y que La cultura es el encuentro entre libertad y determinismos, entre
constituyen el patrimonio de la humanidad. originalidad y tradición, entre pasado y presente. Algunas corrientes
Tomada en su sentido más amplío, la cultura es para Ladriére: «el de antropología cultural, de carácter estructuralista, han puesto de
conjunto de las instituciones consideradas a la vez en su aspecto relieve esta constitución dialéctica de la cultura.
funcional y en su aspecto normativo, en las cuales se expresa cierta
totalidad social, y que representa, para los individuos que pertenecen e) La cultura y las culturas
a esta totalidad, el marco obligatorio que forma su personalidad,
prescribe sus posibilidades y, de alguna manera, traza de antemano Dentro del fenómeno de la cultura, hay que resaltar un aspecto
el esquema de vida en el que podrá insertarse su existencia concreta, especialmente significativo: la pluralidad de culturas. «La cultura
por el que podrá alcanzar una forma efectiva. La cultura, desde este humana presenta necesariamente un aspecto histórico y social, y la
punto de vista, es la sociedad misma, tomada en su realidad objetiva, palabra cultura asume con frecuencia un sentido sociológico y
en cuanto impone cierto estilo de vida a los individuos que forman etnológico. En este sentido se habla de la pluralidad de culturas» (11).
parte de ella» (8).
— Cultura designa una realidad histórica y sociológica: la ma-
Estas y otras descripciones sitúan el contenido de la cultura en la nera particular como el hombre de una comunidad humana determi-
amplia gama de la realidad vital del hombre: desde la forma de nada experimenta y expresa su ser en el mundo, es decir, la relación
relacionarse con el cosmos hasta la interpretación religiosa de la consigo mismo, con la naturaleza, con el otro y con lo sagrado.
existencia pasando por la vida de comunicación con sus semejantes.
— Cada cultura proyecta una forma peculiar en sus componen-
De este modo, la cultura es el ambiente necesitado y necesitante de
la vida humana. tes sociales: el utillaje y la técnica; el régimen de la tierra; el régimen
matrimonial y familiar; las instituciones sociales y políticas, etc.
d) La cultura: actividad y estructura — La cultura es un medio histórico determinado en el cual se
inserta el hombre de cada nación o tiempo y del cual recibe los
La cultura es un proceso humano cuyos momentos principales valores para promover la civilización humana.
son los tres siguientes: la exteriorización, la objetivación y la interio-
rización (9). La exteriorización corresponde a la proyección del
f) La dimensión crítica de la cultura
(7) Gaudium et Spes, n. 53.
(8) J. LADRIÉRE, El reto de la racionalidad (Salamanca, 1978), 69. Para terminar estas aproximaciones al fenómeno cultural desta-
(9) F. SEBASTIÁN. Evangelización de la cultura: Evangelizar la cultura
(Madrid, 1978), 23-24. (10) CHIAVACCI, O . C , 47-58.
(11) Gaudium et Spes, n. 53.
398
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 399
camos en él una dimensión fundamental: el sentido crítico inhe-
rente a toda auténtica cultura. Cambios profundos (GS, n. 5)
La cultura es por definición, capacitación crítica del hombre (de Cambios profundos y acelerados que progresivamente se extien-
cada individuo y de todo grupo). Cultura que no configure seres den al universo entero. Esta transformación trae consigo no leves
críticos se encuentra viciada en su misma raíz.
dificultades.
Además, al fenómeno cultural le corresponde un resorte de El hombre quiere conocer con profundidad creciente su íntima
autocrítica. El ethos de la cultura se inserta precisamente en esta
espiritualidad y con frecuencia se siente más incierto que nunca de
posibilidad de autocrítica.
sí mismo. Descubre las leyes de la vida social y duda sobre la
orientación que a ésta se le debe dar.
2. SITUACIÓN DE LA CULTURA EN EL MUNDO ACTUAL — Grandes riquezas y gran parte de la humanidad sufre hambre
y miseria; son muchos los que no saben leer, ni escribir.
J. LECLERCQ, La revolución del hombre en el siglo XX (Barcelona, — Nunca ha tenido el hombre un sentido tan agudo de su
1965). K. MANNHEIM, Diagnóstico de nuestro tiempo (México, libertad y entre tanto surgen nuevas formas de esclavitud social y
1944). psíquica.
— Sentido profundo de unidad e interdependencias con divisio-
Después de haber expuesto la noción de cultura es conveniente nes gravísimas por la presencia de fuerzas contrapuestas.
aludir a su situación en el momento actual. El conocimiento de los
rasgos peculiares de la situación actual es de particular interés para — Persisten tensiones políticas, sociales, económicas, raciales e
la valoración ética, ya que no podemos hablar de moral de la cultura ideológicas, y el peligro de guerra amenaza con destruirlo todo.
si no advertimos el cambio que se ha operado en este terreno de lo — Aumenta la comunicación de las ideas con confusión de
humano. conceptos fundamentales en las diversas ideologías.
Existen agudos y profundos diagnósticos sobre la nueva situa- — Se busca un orden temporal más perfecto sin que avance
ción cultural del hombre actual (12). El Concilio Vaticano II hizo una paralelamente el mejoramiento de los espíritus.
descripción detallada en los nn. 4-10 de la «Gaudium et Spes». Juan — Creciente importancia, en la formación del pensamiento, a las
Pablo II ha interpretado las angustias y las esperanzas de la existen- ciencias matemáticas, a las ciencias naturales y a las ciencias
cia humana «a finales del segundo milenio» (encíclica «Redemptor humanas; en el orden práctico, a la técnica y a las ciencias de ella
hominis», sobre todo nn. 14-16). derivadas.
— El espíritu científico modifica profundamente el ambiente
a) La nueva situación de la humanidad (GS, nn. 4-10) cultural y las maneras de pensar.
— Dominio sobre el tiempo: en cuanto al pasado, por el cono-
«Las circunstancias de la vida del hombre moderno en el aspecto cimiento de la Historia; en cuanto al futuro, por la técnica, la
social y cultural han cambiado profundamente, tanto que se puede prospectiva y la planificación.
hablar con razón de una nueva época de la historia humana» — Progreso de las ciencias biológicas, psicológicas y sociales.
(13). He aquí la visión panorámica de esta nueva situación de la — Mayor atención a la previsión y ordenación de la expansión
humanidad (14):
demográfica.
— Paso de una concepción más bien estática de la realidad, a
otra más dinámica y evolutiva.
(12) Ver, a título de ejemplo, las dos obras de LECLERCQ y de MANNHEIM
consignadas al comienzo de este párrafo.
(13) Gaudium et Spes, n. 54. Cambios en el orden social (GS, n. 6)
(14) A. M. Ruiz-MATEOS, Condicionamientos psicosociológicos
del hombre nuevo: Moral y hombre nuevo (Madrid, 1969), 9-14. — Profundos cambios en las comunidades locales tradicionales:
400 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 401

familia matriarcal, clan, tribu, aldea, otros grupos; y en las mismas — Todo ello alimenta la mutua desconfianza y la hostilidad, los
relaciones de la convivencia social. conflictos y las desgracias.
— Extensión" progresiva del tipo de sociedad industrial.
— Predominio acentuado de la civilización urbana. Aspiraciones más universales de la humanidad (GS, n. 9)
— Repercusiones simultáneas por los nuevos medios de la
comunicación social. — Aspiraciones legítimas de todos los pueblos, incluso los más
retrasados, conscientes ya, ante la información a escala universal, del
— Los cambios inherentes a la emigración.
ritmo de los países más desarrollados.
— Se multiplican las relaciones sociales y no siempre con el
— Sed de una vida plena y libre, poniendo a su servicio las
adecuado proceso de la maduración de la persona.
posibilidades actuales.
— El hombre sabe que está en su mano el dirigir correctamente
Cambios psicológicos, morales y religiosos (GS, n. 7) las fuerzas que ha desencadenado y que pueden aplastarle o salvarle.

— El cambio de estructura provoca con frecuencia un plantea-


miento nuevo de las ideologías recibidas. Los interrogantes más profundos del hombre (GS, n. 10)
— Se nota particularmente en la juventud que llega a rebelarse;
— Desequilibrios del espíritu con multitud de respuestas que no
consciente de su propia función en la vida social, desea participar
satisfacen.
rápidamente en ella.
— Materialistas prácticos embotados por la materia.
— Las instituciones, las leyes, las maneras de pensar y de sentir,
heredadas del pasado, no siempre se adaptan al estado actual de las — Oprimidos por la pobreza, incapacitados para todo plantea-
cosas. miento superior.
— Las nuevas condiciones influyen en la vida religiosa; un mayor — Los que esperan una respuesta satisfactoria de la interpreta-
espíritu crítico la purifica de lo mágico, lo supersticioso y exige una ción de la realidad, propuesta de múltiples maneras.
fe más personal. — Los que esperan saciar todos sus deseos del simple esfuerzo
— Muchedumbres cada vez más numerosas se alejan de la humano.
religión. — Los desesperados que piensan en la carencia de sentido de la
— La negación de Dios o de la religión, a veces como exigencia existencia y se esfuerzan en darle un sentido puramente subjetivo.
del progreso científico y de un cierto humanismo nuevo. — Y los que cada día más numerosos, verdaderamente inquietos
por las cuestiones más fundamentales, se preguntan:
¿Qué es el hombre?
Desequilibrio del mundo moderno (GS, n. 8)
¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte...?
— Entre la inteligencia práctica y el conocimiento teórico. Entre ¿Qué puede dar el hombre a la sociedad?
la eficacia práctica y las exigencias de la moral. Entre las condiciones ¿Qué puede esperar de ella?
de la vida colectiva y las exigencias de un pensamiento personal. ¿Qué hay después de esta vida temporal?
Entre la especialización profesional y la visión general de las cosas.
— Discrepancias en la familia: por condiciones demográficas, b) La nueva situación cultural (GS, nn. 54-56)
económicas, sociales; por conflictos de generaciones; por las nuevas
relaciones sociales entre los dos sexos. La constitución pastoral «Gaudium et Spes» ha dedicado los
— Discrepancias raciales y sociales; entre países ricos, los menos nn. 54-56 a hacer una descripción de la cultura actual. No se trata
ricos y los pobres; y entre las instituciones internacionales. de un juicio de valor, sino de una descripción, aunque ésta sea de
carácter «selectivo» y «comprensivo».
26 Moral social
402 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 403

Descripción global: manera de comprenderse y expresarse. Es en este nivel donde se


«una nueva época de la historia humana» coloca el Concilio cuando señala «ciertas notas características de la
cultura actual»; características que dan lugar a una nueva antropo-
Esta afirmación es importante: estamos asistiendo al alumbramien- logía, a una nueva sociología, y a un nuevo humanismo.
to de una nueva edad («época» y no «período»). Son muchas las
consecuencias que se deducen de dicha constatación. Si estamos en
Una nueva antropología
una nueva época de la historia humana: hemos de tomar conciencia
de esta novedad (vivir con talante de novedad); hemos de proyectar
el mundo hacia ese futuro (vivir con talante de futuro); hemos de La nueva cultura ofrece una imagen nueva del hombre. He aquí
sus rasgos:
saber adaptar los valores permanentes a las nuevas situaciones (vivir
con talante de «aggiornamento»). Estas actitudes son las actitudes — «Las ciencias exactas cultivan al máximo el juicio crítico.» El
humanas «históricas» de hoy; han de aplicarse a todos los ámbitos auge de las ciencias exactas están alumbrando un nuevo tipo de
de la vida. hombre; juicio «crítico»; verificación; desconfianza; sospecha (dismi-
nuye la capacidad del asombro, de la admiración, de la receptividad).
Los hombres son menos ingenuos, menos sensibles al argumento de
Causas de esta nueva situación autoridad, y más exigentes en lo que concierne a la mistificación de
las creencias religiosas y de la conducta moral.
Las causas de esta nueva edad cultural se encuentran, ante todo,
— «Los más recientes estudios de la psicología explican con
en los nuevos medios para perfeccionar la cultura y para comunicar-
mayor profundidad la actividad humana.» La psicología profunda
la. «Nuevos caminos se han abierto para perfeccionar la cultura y
—de ella se habla en esta alusión del Concilio— ha arrojado una
darle una mayor expansión.» La cultura aparece cuando el hombre,
extraña luz sobre la génesis y el sentido del comportamiento huma-
gracias a estos medios o «mediaciones», cultiva los bienes de la
no. Freud es uno de los «maestros de la sospecha» (Ricoeur). El
naturaleza y los valores. «Sin embargo, hay que guardarse de una
psicoanálisis condiciona la manera de ser de la cultura actual. Algún
división demasiado mecánica entre "medios de cultura" y "cultura",
obispo durante el Concilio (el de Cuernavaca) quiso que se subra-
pues uno de los nuevos aspectos del humanismo actual, es precisa-
yase más la importancia del psicoanálisis. El psicoanálisis ha mos-
mente la íntima interacción entre uno y otro; así, en la "massculture",
trado que los verdaderos motivos de nuestros actos no son forzosa-
los medios de comunicación social son una parte esencial de la
mente aquellos que aparecen en la conciencia clara y refleja. Se
propia actividad cultural» (15).
pone en revisión el viejo problema de la libertad. El psicoanálisis
Entre los medios que han favorecido y están sustentando la matiza toda la cultura actual: arte, cine, literatura, etc.
nueva situación cultural, señala el Concilio Vaticano II éstos:
— «Las ciencias históricas contribuyen mucho a que las cosas se
— «El ingente progreso de las ciencias naturales y de las vean bajo el aspecto de su mutabilidad y evolución.» Hay una nueva
humanas, incluidas las sociales.» valoración del «tiempo» (distinción entre tiempo «objetivo» y tiempo
— «El desarrollo de la técnica.» «pático»). Esto crea: una concepción dinámica de la realidad; una
— «Los avances en el uso y recta organización de los medios dimensión prospectiva; un descrédito de la idea de una naturaleza
que ponen al hombre en comunicación con los demás.» universal e inmutable, capaz de justificar juicios de verdad y reglas
morales, válidos para todos los tiempos y para todos los lugares.
Los medios de cultura han dado lugar a una consecuencia
evidente: el enorme c r e c i m i e n t o de la cantidad de bienes cultura-
les, así como la posibilidad de un reparto más amplio de estos Una nueva sociología
bienes dentro de las vastas capas sociales. La nueva cultura tiene unas características especiales relaciona-
Pero más importante que este acrecentamiento cuantitativo es la das con la sociología:
transformación profunda de la mentalidad del hombre moderno: su
— «Los hábitos de vida y las costumbres tienden a uniformar-
(15) MOELLER. I.c, 437. se más y más.»
404 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 405
— «La industrialización, la urbanización y los demás agentes Moderna (el hombre como «ser pensante» de Descartes, como
que promueven la vida comunitaria, crean nuevas formas «caña, lo más débil de la naturaleza, pero caña que piensa» de
de cultura.» Pascal); el humanismo de la revolución del siglo XIX (el hombre
— «El reciente intercambio va gestando una forma más uni- como un «ser para la liberación»); el humanismo ateo (el hombre
versal de cultura.» como «luchador contra la alienación religiosa», como detentador de
Lo que la sociología moderna llama «mass-culture» no es un la «libertad»); el humanismo personalista de los medios cristianos de
sinónimo de decadencia cultural, como si se tratase de un simple nuestro tiempo (el hombre como «persona»; no como algo, sino
fenómeno de masificación. Se trata de auténticas manifestaciones como alguien), etc.
culturales, pero de un nuevo tipo. El Concilio habla de un «humanismo de responsabilidad». Se
Hay un «encuentro» de culturas. Ya existió tal encuentro en otras define al hombre por su responsabilidad. «Ser hombre es precisa-
épocas, en los grandes imperios de la antigüedad (persa, griego, mente ser responsable. Reconocer el deshonor ante una miseria, que
romano). Pero es la primera vez que este encuentro se hace inde- no parecía depender de él. Enorgullecerse de una victoria que han
pendientemente de una emigración de pueblos, de una ocupación obtenido los camaradas. Sentir al poner una piedra suya, que se está
militar o conquista colonial. Todo ello hace creer que se está contribuyendo a construir un mundo» (Saint Exupery). Esta respon-
gestando «una forma más universal de cultura» (en que se aviva la sabilidad, ya no es experimentada bajo el orgullo «fáustico» o
unidad y se respeta la pluralidad). «prometeico», sino bajo el signo de la gravedad sentida ante la tarea
Para lograr esta situación, conviene recordar la importancia que compartida con los hermanos.
tienen los medios de reproducción sonora y visual, las exposiciones Este humanismo de responsabilidad es más apto para definir al
ambulantes, los museos, etc. hombre en su aspecto de solidaridad, de socialización y de corres-
ponsabilidad. El despertar de la responsabilidad colectiva conduce a
una «madurez espiritual y moral del género humano», y lleva al
Un nuevo humanismo hombre a fijar la mirada «en la unificación del mundo y en la tarea
que se nos impone de edificar un mundo mejor en la verdad y en la
«De esta manera somos testigos de que está naciendo un nuevo justicia».
humanismo, en el que el hombre queda definido, principalmente por
la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia» (GS 55). El hombre de hoy, definido por «la responsabilidad hacia sus
hermanos y ante la historia», se da cuenta de que lo que constituye
Para describir la situación cultural de hoy, es decisivo anotar el su verdadera grandeza es la razón ética, más que la razón especu-
nacimiento de un humanismo nuevo: el «humanismo de res- lativa o la razón estética (17).
ponsabilidad.»
En esta forma de humanismo se tiene que insertar la fe cristiana.
«Se entiende por humanismo la manera como el hombre, en un Dios ha de entenderse para un hombre en mayoría de edad, para un
momento dado de su historia y en un espacio cultural determinado, hombre responsabilizado: «Dios no es una coartada sobre la que
comprende, hace valer y expresa en sus obras, aquello que le "descansar", sino al contrario, es el fundamento mismo de esta
distingue de las cosas y de los animales, lo que constituye su exigencia de la creatividad. El es, sin duda, la exigencia de lo
verdadera grandeza. En cada forma de humanismo se encuentra absoluto, pero mucho más aquí lo absoluto de una exigencia» (18).
implicada una cierta comprensión del hombre, inexpresable en una A Dios no se le descubre dentro de una contemplación «estoica» de
definición» (16). la naturaleza, sino dentro del hombre como centro de responsabili-
Han existido diversas formas de humanismo y diversas concep- dad y de libertad. Es otra forma de «contemplación» (19).
ciones del hombre: humanismo de Grecia (el hombre como ciuda-
dano libre en una ciudad griega: «animal político»); humanismo de (17) Cfr. Moral de actitudes II. Etica de la persona, edic. 4 a
la Edad Media cristiana (el hombre como parte del cosmos teocén- (Madrid, 1979), 11-13.
trico: «deseo natural de ver a Dios»); humanismo racional de la Edad (18) MOELLER, l.c, 442.
(19) Cfr. H. URS VON BALTHASAR, Dieu et l'homme d'aujourd'hui
(16) DONDEYNE, l.c, 576-577. (París, 1958).
406 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 407

c) La nueva situación: riesgo y esperanza 561-592. P. HUENERMANN, Iglesia y cultura: Stromata 33 (1978),
195-233. G. GUIDO, Promozione umana e cultura (Ñapóles,
1976). G. LERCARO, // chstianesimo e il dialogo fra le culture
La descripción anterior no es ni de signo optimista ni de signo
(Bolonia, 1978). Ch. MOELLER, El desarrollo de la cultura: La
pesimista. Es simplemente «descripción». Tal descripción descubre Iglesia en el mundo de hoy (Madrid, 1 967), 435-482. B. M O N D I N ,
una situación de «esperanza» y de «ansiedad». La humanidad pre- Religione, cultura e cristinesimo: Euntes Docete 31 (1978), 5-24.
sente se debate entre el miedo y la esperanza. S. M U R P H Y (ed.), Christianity and Culture (Baltimore 1961). E. C.
«En esta situación no hay que extrañarse de que el hombre, que RUBIOLO, Evangelización y cultura. Stromata 33 (1977), 235-248.
siente su responsabilidad en orden al progreso de la cultura, alimente VARIOS, Evangelizar la cultura (Madrid, 1978).
una más profunda esperanza, pero al mismo tiempo note con La relación entre fe cristiana y cultura constituye uno de los
ansiedad las múltiples antinomias existentes, que él mismo debe problemas básicos de la Teología Fundamental. Remitiendo a este
resolver» (GS, n. 56). tratado teológico y teniendo en cuenta la finalidad ética de estas
Estas antinomias son, sobre todo, las siguientes: páginas, reducimos la consideración de este apartado a dos grupos
— Antinomia entre comunicación universal y el carácter pro- de perspectivas generales.
pio de cada cultura.
— Antinomia entre la nueva cultura y la cultura tradicional o a) Perspectivas teóricas
«clásica» (en Occidente y en Oriente). Desde una perspectiva teórica podemos decir que la fe cristiana
— Antinomia entre análisis y síntesis (conservar «las faculta- ejerce dos funciones en relación con la cultura:
des de la contemplación y de la admiración, que llevan a la * Función afirmativa. La fe cristiana «afirma» el valor de la
Sabiduría»). cultura; el cristianismo testifica a favor del progreso cultural. La
— Antinomia entre especialización y masificación. función afirmativa de la fe cristiana en relación con la cultura está
— Antinomia entre la autonomía legítima de la cultura y la claramente señalada en el n. 57 de la «Gaudium et Spes» (20).
.„ religión. Esta fuerza afirmativa del cristianismo en relación con la cultura
La solución de esas antinomias ha de llevar a una meta y ha de consiste en descubrir el sentido de la misma: «En realidad, el
ser iluminada con una luz: «en medio de estas antinomias se ha de misterio de la fe cristiana ofrece a los cristianos valiosos estímulos y
desarrollar hoy la cultura humana de tal manera que cultive equili- ayudas para cumplir con más intensidad su misión y, sobre todo,
bradamente a la persona humana íntegra» (n. 56, 7). para descubrir el sentido pleno de esa actividad que sitúa a la cultura
en el puesto eminente que le corresponde en la entera vocación del
La nueva situación cultural de la humanidad es un riesgo y una hombre» (n. 57).
esperanza. Acechan, en ella, evidentes tentaciones: fenomismo y
agnosticismo; autosuficiencia y abandono de las «cosas más altas» El sentido pleno que aporta la fe a la cultura proviene de la
(n. 57). Frente a estos fallos, que por otra parte «no son efectos cosmovisión cristiana: a) la creación: el hombre «cumple el plan
necesarios de la cultura contemporánea», surgen valores positivos mismo de Dios, manifestado a la humanidad al comienzo de los
(estudio y exacta fidelidad a la verdad; necesidad de trabajar en tiempos, de someter la tierra y perfeccionar la creación, y al mismo
equipo; solidaridad internacional, etc.) que «pueden aportar alguna tiempo se perfecciona a sí misma»; b) la comunidad humana:
preparación para recibir el mensaje del Evangelio» (n. 58). «obedece al gran mandamiento de Cristo de entregarse al servicio de
los hermanos»; c) Cristo, sabiduría divina: en la cultura se descubre
el valor salvífico y sapiencial del Verbo.
3. RELACIÓN ENTRE CULTURA Y FE CRISTIANA * Función crítica. La fe cristiana tiene una función crítica con
Chstianesimo e cultura: Vita e Pensiero, enero-junio (1976), 5-259. (20) Cfr. también los nn. 34, 38 y 39 de la Gaudium et Spes; la
J. M. DOMÍNGUEZ, La cultura a la luz del Concilio Vaticano II: exhortación apostólica de Pablo VI: La evangelización del mundo con-
Esquema XIII (Madrid, 1967), 199-245. A. DONDEYNE, El desarro- temporáneo (Madrid, 1975), n. 20 (pp. 20-21); y el Documento de
llo de la cultura: La Iglesia en el mundo de hoy, II (Madrid, 1 970), Puebla (1979), nn. 397-407.
408 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 409

respecto a la forma de plantearse la cultura en cada época. Por eso época: Sagrada Escritura (n. 58, 1); Vida de la Iglesia (n. 58,2).
mismo podemos formular, desde la ética cristiana, una serie de Esta afirmación toca problemas importantes para la Teología: el
orientaciones para el planteamiento justo de la cultura en nuestra ropaje literario de la Sagrada Escritura («desmitización»; géneros
época. literarios, etc.); la formulación cultural del cristianismo en la vida de
la Iglesia (exposición teológica, celebración litúrgica, catequesis).
«Una cosa es el depósito mismo de las verdades de la fe y otra la
b) Perspectivas históricas
manera según la cual se expresan esas verdades, a condición, no
obstante, de que se salvaguarde su sentido y significación»
El número 58 de la «Gaudium et Spes» trata del encuentro entre
(Juan XXIII, discurso de Apertura del Concilio).
el mensaje cristiano y la cultura en el seno de la historia y tiene por
cometido mostrar que en principio estas dos realidades históricas, — La fe cristiana no está ligada a ninguna f o r m a cultural.
por más que sean distintas, están hechas para fecundarse «La Iglesia, enviada a todos los pueblos sin distinción de épocas y
mutuamente. regiones, no está ligada de manera exclusiva e indisoluble a raza o
nación alguna, a algún sistema particular de vida, a costumbre
Lo primero que cabe afirmar es el hecho del encuentro ineludible
alguna antigua o reciente» (n. 58, 3). Esta afirmación es capital, ya
entre fe y cultura. No se trata de una juxtaposición o de una
que muchas veces la Iglesia se ha presentado como «occidental» o
simultaneidad. Es un verdadero encuentro: intercambio dialogal y
«romana». El Patriarca Máximus IV afirmaba que se puede ser
enriquecimiento mutuo: «Múltiples son los vínculos que existen
católico de cuerpo entero sin ser «latino». La historia de las misiones
entre el mensaje de salvación y la cultura humana» (n. 58).
tiene hechos contrarios a este principio. Como decía el Cardernal
Sería interesante examinar la relación entre fe y cultura desde un Lercaro, el principio de que la Iglesia no se identifica con ninguna
punto de vista histórico. En los últimos siglos ha aparecido una cultura ha sido admitido más de derecho que de hecho.
situación conflictiva entre fe y cultura (conflicto que se ha plantea-
— La fe cristiana ha de adaptarse a la cultura actual, en una
do a diversos niveles: filosófico, científico, literario, etc.; conflicto
postura de encarnación crítica. En esta afirmación estriba la
que ha sido resuelto de muchas maneras: oposición, ruptura, esci-
fuerza del «aggiornamento» de la Iglesia.
sión, dualismo, etc.). «Hay que reconocer que no ha sido la religión
como tal, sino la actitud retrógrada e intransigente de algunos — La fe cristiana ayuda a construir la cultura. «La buena
eclesiásticos, obstinados en sus posturas inquisitoriales, la que ha nueva de Cristo, renueva constantemente la vida y la cultura del
provocado estas divergencias» (21). Hechos lamentables: caso de hombre caído» (n. 58, 4). Esta aportación del cristianismo a la
Galileo (y Copérnico), intransigencia de la Inquisición, índice de cultura puede hacerse: por suplencia; mediante la evangelización:
libros prohibidos, etc. Por parte de la cultura también existieron «cumpliendo su misión propia, contribuye, por lo mismo, a la cultura
fallos (22). humana y la impulsa, y con su actividad, incluida la liturgia, educa
al hombre en la libertad interior».
Otro problema interesante es la valoración de las mutuas aporta-
ciones entre fe y cultura. «Dos tendencias se han abierto paso a este
respecto: la de los que afirman que la Iglesia da más de lo que recibe
(A. Fernández), y la de los que subrayan, como el Cardenal Lercaro, 4. LAS TAREAS MORALES EN EL CAMPO DE LA CULTURA
la pobreza de la Iglesia en materia cultural» (23).
A partir de estos criterios, ¿cómo ha de entenderse el encuentro R. DESTEFANO, Per un'etica sociale della cultura, 2 vol. (Milán, 1954).'
B. HAERING, Moralverkündigung und Kultur: Studia Míssionalia 27
entre fe y cultura? (1978), 327-349. G. LAZZATI, Cultura, societá e promozione uma-
— La fe cristiana se expresa en la cultura propia de cada na: Vita e Pensiero (1976), 58-81. J. MESSNER, Kulturethik (Inns-
bruck, 1954); Etica General y Aplicada (Madrid, 1969), 131-197
(21) J. M. DOMÍNGUEZ, La cultura a la luz del Vaticano II: Esquema («Etica Cultural»). A. SCHWEITZER, Civilización y ética (Buenos
XIII (Madrid, 1967), 205. Aires, 1962).
(22) Cfr. Ibíd., 205-217.
(23) MOELLER, l.c, 454. La relación de la ética con la cultura puede ser establecida
410 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 411
partiendo de diversas perspectivas de correlación y persiguiendo — Cuatro aplicaciones inmediatas de este derecho: 1) combatir
diferentes objetivos. el analfabetismo (cultura básica); 2) acceso a los estudios superiores
— En primer lugar, existe un hecho claro: la relación entre los (igualdad de oportunidades); 3) mejora de las condiciones de vida
distintos sistemas m o r a l e s y el t i p o de c u l t u r a en la que nacen. y de trabajo (despertar el afán por la cultura); y 4) reconocimiento
Este enfoque del tema orienta la reflexión hacia el estudio de la de la participación de la mujer en los diversos sectores de la vida
correlación entre «ética y civilización» (24). cultural.
— Se puede enfocar el tema desde la moral fundamental. De este Los bienes de la cultura son tan esenciales a la vida humana
modo se ponen de relieve los r e s u l t a d o s q u e o f r e c e la a n t r o p o - como los bienes económicos. La cultura no es una superestructura
logía c u l t u r a l y la c r í t i c a social para el p l a n t e a m i e n t o de la de lujo, un ocio inútil o escandaloso. Es un componente esencial de
m o r a l (25). la vida humana. Por eso existe un derecho fundamental de la
— También se puede hacer una v a l o r a c i ó n ética del f e n ó m e - persona al acceso a la cultura.
no c u l t u r a l : del fenómeno cultural en términos generales o de la A partir de estos criterios, es necesario replantear muchas mane-
forma cultural existente en un determinado momento histórico. En el ras de entender y de realizar la cultura en el mundo de hoy.
primer caso se formularán los «rasgos morales de la cultura» (26); y
en el segundo, se intentará hacer el proceso de una cultura b) La cultura: subordinada a la perfección integral del hombre
determinada (27).
— Por último, la relación de la ética con la cultura se establece No basta con que el camino de la cultura esté abierto a todos. Es
desde una consideración de bien social del fenómeno cultural. necesario que «la cultura esté subordinada a la perfección integral
Colocados en esta última perspectiva, y siguiendo las orientacio- de la persona humana, al bien de la comunidad y de la sociedad
nes del Concilio Vaticano II, resumimos las tareas morales en el humana entera» (GS, n. 59).
campo de la cultura en los siguientes principios éticos: — Dificultad de la situación actual: 1) especialización deshuma-
nizada; 2) crecimiento de las varias disciplinas y ramas del saber.
«Hoy día es más difícil que antes sintetizar las varias disciplinas y
a) Acceso de todos los hombres a la cultura (GS, n. 60)
ramas del saber.»
— Reconocimiento del «derecho de todos a la cultura, exigido — Necesidad de una cultura integral: 1) salvar la persona inte-
por la dignidad de la persona, sin distinción de raza, sexo, naciona- gral; 2) tener síntesis posibles; 3) sentido final: el hombre.
lidad, religión o condición social». — «Por lo cual es preciso cultivar el espíritu de tal manera que
— Efectividad de este derecho, mediante «normas fundamenta- se promueva la capacidad de admiración, de intuición, de contem-
les». «Uno de los deberes más propios de nuestra época, sobre todo plación y de formarse un juicio personal, así como el poder cultivar
de los cristianos, es el de trabajar con ahínco para que tanto en la el sentido religioso, moral y social» (GS, n. 59).
economía como en la política, así en el campo nacional como en el
internacional, se den las normas fundamentales para que se reconoz- c) Libertad y autonomia en la creación cultural (GS, n. 59)
can en todas partes y se haga efectivo el derecho de todos a la
cultura.» De hecho «hoy día es posible liberar a muchísimos hombres La ética exige la libertad necesaria en el desarrollo de la cultura,
de la miseria, de la ignorancia». así como una legítima autonomía en su orden.
— La cultura, aunque no es un valor «absoluto» («debe estar
(24) Cfr. A. SCHWEITZER, Civilización y ética (Buenos Aires, 1962). subordinada a la perfección integral de la persona humana, al bien
(25) CHIAVACCI, o . c , 59-62.
de la comunidad y de la sociedad humana entera»), necesita «una
(26) J'. MESSNER, Etica General y Aplicada (Madrid, 1969), 137-197.
justa libertad para desarrollarse y una legítima autonomía en el obrar
(27) Cfr. P. ROSTENNE, Dieu et César. Philosophie de la civilisation
occidentale (París, 1962); VARIOS. Politique et prophétique: mai 1968 según sus propios principios».
(París, 1969).. — Consiguientemente: 1) hay que reconocer a todo hombre el
412 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 413

derecho a que «salvados el orden moral y la común utilidad, pueda educación en el mundo actual: A dónde va la educación (Barcelo-
na, 1974), 7-79. M. SOTOMAYOR, Libertad de enseñanza: Proyec-
investigar libremente la verdad y manifestar y propagar su opinión,
ción 25 (1978), 183-184. VARIOS, Educación y democracia (Ma-
lo mismo que practicar cualquier ocupación, y, por último, que se le drid, 1978).
informe verazmente acerca de los sucesos públicos»; 2) la autoridad
pública no puede determinar el carácter propio de cada cultura, sino La educación es una realidad humana de notable complejidad y
fomentarlo «aún dentro de las minorías de alguna nación»; 3) el amplitud. Reflexión filosófica, sociología, psicología, pedagogía,
poder público o económico no pueden instrumentalizar la cultura política, economía, son además de otros menos importantes, los
para provecho de sus finalidades de poder. saberes que se dan cita en el estudio del tema educacional.
Sería improcedente, por irreal y fuera de lugar, querer aludir aquí
a tantas perspectivas que integran la consideración interdisciplinar
d) Necesaria «criticidad» de la cultura
de la educación. Ni siquiera intentamos hacer un resumen de los
planteamientos y de los resultados.
Es un dato constatable el que «la cultura tiende a reproducir el
sistema en el que nace y en el que sobrevive» (28). Las formas Reducimos el enfoque al aspecto ético de la educación. Sin
culturales de cada época tienden a reflejar los diversos centros de minusvalorar las demás consideraciones, la dimensión ética es la que
interés que la van configurando. nos corresponde exponer aquí.
Frente a esta propensión «manipuladora» e «ideologizadora» de Más que extensos desarrollos, preferimos pronunciamientos sin-
la cultura a favor del poder (político, económico, religioso, etcétera) téticos sobre los aspectos morales de la educación. Pronunciamien-
surge la necesidad de una cultura crítica. Solamente con esta tos que pueden encontrarse recogidos en textos importantes, tanto
forma de cultura se puede proclamar con eficacia que la sociedad de declaraciones internacionales como del magisterio eclesiástico.
precisa radicales transformaciones y que «se necesita un nuevo tipo He aquí los documentos más decisivos:
de hombre» (29).
De este modo, el frente cultural aparece como decisivo en la a) Documentos internacionales:
transformación estructural de la sociedad (30). Unida con otros
frentes, sobre todo con el económico y el político, la cultura es uno — Declaración universal de derechos humanos: artículo 26
de los medios privilegiados para alcanzar cotas cada vez más (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1948).
elevadas en el proceso de liberación humana. — Declaración de los Derechos del Niño: principio 7 (Asam-
blea General de las Naciones Unidas, 1959).
II — Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales: artículos 14, 15. (Asamblea General de las
DIMENSIÓN ETICA DE LA EDUCACIÓN Naciones Unidas, 1966.)

R. APARICIO-A. TORNOS, Dimensiones éticas de la enseñanza (Madrid,


b) Documentos del magisterio eclesiástico (31):
1978). Corintios XIII n.° 7 (1978): «Caridad y educación».
J. GARCÍA CARRASCO, La política docente. Estudio a la luz del
Vaticano II (Madrid, 1969). B. HERRMANN, Sozialethische Grund- — Encíclica «Divini illius Magistri» de Pío XI (1929).
lagen der Unterrichtsplannung (Gütersloh, 1976). M. LINSCOTT, — «Gravissimun educationis»: Declaración del Concilio Vati-
Educación y Justicia, (Madrid, 1974). J. PIAGET, El derecho a la cano II (1965).
(28) EPISCOPADO ESPAÑOL, Actitudes cristianas ante la actual si-
tuación económica (Madrid, 1974) n. 2 d). (31) Para una visión sintética de la doctrina del magisterio eclesiástico
(29) Ibíd., n. 5. sobre la educación, cfr. J. L. GUTIÉRREZ, Educación (cristiana; cívica; física;
de los hijos): Conceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia
(30) R. ALBERDI, Transformaciones estructurales: Iglesia viva n. 56
(Madrid, 1971) II, 23-56.
(1975), 195-209.
414 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 415

— «La escuela católica». Documento de la Sagrada Congre- de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su
gación para la Educación Católica (1977). sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro
útil de la sociedad.»
Los pronunciamientos morales sintéticos tienen el inconveniente
de no alcanzar las situaciones diversificadas de la realidad. En el — Concilio Vaticano II, «Gravissimum educationis», n.° 1: «To-
tema de la educación las afirmaciones éticas generales tienen poca dos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, por poseer la
funcionalidad si no reciben la oportuna concreción respecto a los dignidad de la persona, tienen derecho inalienable a una educación
condicionamientos socio-culturales de la realidad en cuestión. La que responda al propio fin, al propio carácter, al diferente sexo, y
ética deductiva debe ser reemplazada por una ética inductiva. acomodada a la cultura y a las tradiciones patrias, y, al mismo
Sin embargo, la formulación de una ética puramente inductiva tiempo, abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos, para
presupone una limitación de horizonte, improcedente para las fina- fomentar en la tierra la unidad verdadera y la paz.»
lidades de este libro. De ahí que optemos por una metodología
intermedia: exponemos, en primer lugar, los criterios generales de b) Contenido fundamental del derecho a la educación
una ética de la educación y, en segundo término, ofrecemos un
conjunto de orientaciones para discernir éticamente las diversas — Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26,
situaciones educativas. 2: «La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la perso-
Las principales dimensiones éticas de la educación se concentran nalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos
en estos aspectos: el derecho a la educación; las instancias respon- humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la compren-
sables de la educación; el proyecto educativo; el sistema educativo; sión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
y otros problemas. grupos étnicos o religiosos; promoverá el desarrollo de las activida-
des de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.»
— Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y cul-
1. DERECHO A LA EDUCACIÓN: turales, artículo 13, 1: «Los Estados Partes en el presente Pacto
Exigencia ética, contenido, aplicación concreta. convienen en que la educación debe orientarse hacia el pleno
desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad,
La conciencia ética de la humanidad ha puesto de manifiesto el y debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las liberta-
derecho de todo hombre a la educación. Documentos internaciona- des fundamentales. Convienen así mismo en que la educación debe
les y del magisterio de la Iglesia expresan, de un modo explícito, la capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una
exigencia, el contenido y la aplicación concreta de este dere- sociedad libre, favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad
cho. La transcripción de estos textos suplen extensas consideracio- entre todas las naciones y entre todos los grupos raciales, étnicos o
nes al respecto: religiosos, y promover las actividades de las Naciones Unidas en pro
del mantenimeinto de la paz.»
a) Exigencia ética del derecho a la educación — Concilio Vaticano II, «Gravissimum educationis», n.° 1: «La
verdadera educación se propone la formación de la persona humana
— Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26, en orden a su fin último y al bien de las sociedades, de las que el
1: «Toda persona tiene derecho a la educación.» hombre es miembro y en cuyas responsabilidades participará cuando
— Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y llegue a ser adulto.»
Culturales, artículo 13, 1: «Los Estados Partes en el presente Pacto
reconocen el derecho de toda persona a la educación.»
— Declaración de los Derechos del Niño, principio 7: «El niño c) Aplicación concreta del derecho a la educación
tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria por
lo menos en las etapas elementales. Se dará una educación que — Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26,
favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad 1: «La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la
416 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
CULTURA Y ETICA CRISTIANA 417

que cuando se defiende una u otra postura acerca de los sujetos


instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será
responsables de la educación no es únicamente para asumir las
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser gene-
responsabilidades en este campo de la realidad humana, sino
ralizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en
también, y sobre todo, para marcar las prevalencias en la influencia
función de los méritos respectivos.»
y en el control de la educación. Lo que se discute en el fondo es la
— Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y cul- libertad de elección en el campo de la educación y la pluralidad
turales, artículo 13, 2: «Los Estados Partes en el presente Pacto o unicidad en el sistema educativo.
reconocen que, con objeto de lograr el pleno ejercicio de este derecho: Liberado así el tema de su aparente «ingenuidad», recordamos a
a) La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a continuación los criterios éticos que iluminan este aspecto impor-
todos gratuitamente. tante de la educación. Y hemos de afirmar, de entrada, que las
b) La enseñanza secundaria, en sus diferentes formas, incluso instancias responsables de la educación son muchas y que no hay
la enseñanza secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada que entenderlas todas en el mismo nivel de funcionalidad.
y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean apropiados, y Decimos, en primer lugar, que son muchas las instancias res-
en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita. ponsables de la educación. No se pueden reducir los sujetos respon-
c) La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a sables de la educación a la tríada clásica de: Padres, Estado e Iglesia.
todos, sobre la base de la capacidad de cada uno, por cuantos Este modo de pensar corresponde a una concepción autoritaria de
medios sean apropiados, y en particular, por la implantación progre- la educación: la acción educativa como transmisión de saberes e
siva de la enseñanza gratuita. incorporación a un sistema, y la organización educativa como un
campo disputado por diferentes poderes (el paterno, el estatal y el
d) Debe fomentarse o intensificarse, en la medida de lo posible,
religioso). En una concepción democrática de la educación, ésta es
la educación fundamental para aquellas personas que no hayan
recibido o terminado el ciclo completo de instrucción primaria. objeto de responsabilización por parte de todas aquellas instancias
que colaboran en su realización: padres, poderes públicos, grupos
e) Se debe proseguir activamente el desarrollo del sistema ideológicos (entre los cuales hay que contar a las Iglesias), profeso-
escolar en todos los ciclos de la enseñanza, implantar un sistema res, alumnos.
adecuado de becas, y mejorar continuamente las condiciones mate-
riales del cuerpo docente.» En segundo lugar, afirmamos que estas varias instancias respon-
sables de la educación no tienen la misma funcionalidad, es
— Juan XXIII, «Pacem in terris», n.° 3: «También es un derecho
decir, no operan todas del mismo modo y sobre los mismos aspectos
natural del hombre el acceso a los bienes de la cultura. Por ello, es
de la educación. Sin pretender exponer todas y cada una de las
igualmente necesario que reciba una instrucción fundamental común
funciones de los diferentes sujetos señalados, anotamos los siguien-
y una formación técnica o profesional de acuerdo con el progreso de
tes criterios de responsabilización:
la cultura en su propio país. Con este fin hay que esforzarse para que
los ciudadanos puedan subir, si su capacidad intelectual lo permite,
a los más altos grados de los estudios, de tal forma que, dentro de a) Los padres: sujetos responsables de la educación
lo posible alcancen en la sociedad los cargos y responsabilidades (Elección del tipo de educación; intervención en la gestión
adecuados a su talento y a la experiencia que hayan adquirido.» de los centros educativos.)

— Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26,


2. INSTANCIAS RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN 3: «Los padres tendrán derecho a escoger el tipo de educación que
Dentro de la ética de la educación, sobre todo de la ética católica, habrá de darse a sus hijos.»
ha cobrado especial importancia el problema de los sujetos res- — Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y cul-
ponsables de la educación (32). Conviene advertir, sin embargo, turales, artículo 13, 3: «Los Estados Partes en el presente Pacto se
comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de
(32) Cfr. GUTIÉRREZ, l.c, 30-38; A. MAGGIALI, Escuela: Diccionario
los tutores legales, de escoger para sus hijos o pupilos escuelas
enciclopédico de Teología moral (Madrid, 1974), 319.
27 Moral social
418 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 419

distintas de las creadas por las autoridades públicas, siempre que c) Responsabilidad de particulares y entidades
aquéllas satisfagan las normas mínimas que el Estado prescriba o
apruebe en materia de enseñanza, y de hacer que sus hijos o pupilos — Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y cul-
reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus turales, artículo 13, 4: «Nada de lo dispuesto en este artículo se
propias convicciones.» interpretará como una restricción de la libertad de los particulares y
entidades para establecer y dirigir instituciones de enseñanza, a
— Concilio Vaticano II, «Gravissimum educationis», n. 6: «Es
condición de que se respeten los principios enunciados en el
necesario que los padres, cuya primera e intransferible obligación y
párrafo 1 y de que la educación dada en esas instituciones se ajuste
derecho es educar a los hijos, gocen de absoluta libertad en la
a las normas mínimas que prescriba el Estado.»
elección de las escuelas. El poder público, a quien corresponde
amparar y defender las libertades de los ciudadanos, atendiendo a la — Concilio Vaticano II, «Gravissimum educationis», n.° 8: «Este
justicia distributiva, debe procurar distribuir los subsidios públicos sagrado Concilio proclama de nuevo el derecho de la Iglesia a
de modo que los padres puedan escoger con libertad absoluta, establecer y dirigir libremente escuelas de cualquier orden y grado,
según su propia conciencia, las escuelas para sus hijos.» declarado ya en muchísimos documentos del Magisterio, recordando
Los padres tienen, pues, derecho y obligación de escoger el al propio tiempo que el ejercicio de este derecho contribuye en gran
proyecto educativo que juzguen más adecuado, en conciencia, manera a la libertad de conciencia, a la protección de los derechos
para sus hijos. Además, les compete a los padres intervenir —junto de los padres y al progreso de la misma cultura.»
con los profesores— en el control y gestión de los centros edu- Es necesario, pues, reconocer el derecho que tienen particulares
cativos correspondientes. y entidades (dentro de las cuales hay que considerar a las diversas
Iglesias) a establecer y dirigir centros docentes dentro del respeto a
los criterios generales de una educación auténticamente humana y
b) Ámbito de responsabilidad de los poderes públicos ateniéndose a las leyes justamente establecidas.
— Concilio Vaticano II, «Gravissimum educationis», n. 6: «El
Estado ha de prever que a todos los ciudadanos sea accesible la
d) La comunidad educativa: sujeto de responsabilidad
conveniente participación en la cultura y que se preparen debida-
(Profesores, padres y alumnos)
mente para el cumplimiento de sus obligaciones y derechos civiles.
Por consiguiente, el mismo Estado debe proteger el derecho de los
niños a una educación escolar adecuada, vigilar la aptitud de los Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos tienen
maestros y la eficacia de los estudios, mirar por la salud de los derecho y obligación de intervenir en el control y gestión del centro
alumnos y promover, en general, toda la obra de las escuelas, teniendo educativo a fin de lograr una auténtica comunidad educativa.
en cuenta el principio de la función subsidiaria y excluyendo, por La forma de integrar las diversas instancias de responsabilidad
ello, cualquier monopolio escolar, el cual es contrario a los derechos origina, en gran medida, la peculiaridad del sistema educativo.
naturales de la persona humana, al progreso y a la divulgación de la Pero antes de abordar este aspecto de la educación es conveniente
misma cultura, a la convivencia pacífica de los ciudadanos y al aludir a la ética del proyecto educativo.
pluralismo que hoy predomina en muchas sociedades.»
Los poderes públicos tienen un importante ámbito de responsa-
3. ETICA DEL PROYECTO EDUCATIVO
bilidad en la educación: garantizar el derecho de todos a la educa-
ción; hacer una programación general de la enseñanza con partici-
El complejo sistema educativo está justificado por y sirve a un
pación efectiva de las personas y sectores comprometidos en ella;
«proyecto de educación». La moral de la educación encuentra aquí
crear y promover centros educativos; ayudar, con los fondos públi-
uno de sus aspectos decisivos.
cos y siguiendo sanos criterios de justicia distributiva, a los centros
docentes establecidos por entidades privadas dentro del marco de la Es válido para la educación lo que la carta apostólica «Octogési-
ley; inspeccionar y homologar el sistema educativo para garantizar el ma adveniens» afirma en relación con la política: la educación «debe
cumplimiento de las leyes. estar apoyada en un proyecto de sociedad, coherente en sus medios
420 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 421
concretos y en su aspiración, que se alimenta de una concepción cristiano puede «encarnarse» en opciones socio-culturales diversas.
plenaria de la vocación del hombre y de sus diferentes expresiones Podemos decir que el cristianismo introduce en los proyectos edu-
sociales» (33). cativos su carga crítico-utópica. Por eso es ambigua la expresión
Aunque la acción educativa está sometida a leyes internas y «proyecto educativo cristiano» cuando se lo entienda concretado en
autónomas de cada saber, sin embargo, en su conjunto depende del un proyecto singularizado. Los cristianos se pueden comprometer
proyecto global que le da sentido y fines. Fijándonos en este «históricamente» con un proyecto educativo, pero con tal de que no
segundo aspecto proponemos unos criterios éticos en torno a dos identifiquen el cristianismo con ese proyecto y con tal de que aún
ejes: pluralismo en la génesis y proposición de proyectos educati- dentro de esa opción histórica no dejen de actuar la carga crítico-
vos, y opción por la e d u c a c i ó n liberadora como denominador utópica de la fe. Únicamente con tales precisiones tiene sentido
común y criterio de discernimiento de todos los proyectos de hablar de un proyecto educativo cristiano (lo mismo que de una
educación. cultura «cristiana», o de una política «cristiana»).

b) Opción ética por la educación liberadora


a) Pluralismo democrático
en la proposición de proyectos educativos Admitido, respetado y promovido el justo pluralismo de proyec-
tos educativos, existen algunos valores éticos que han de ser
El proyecto educativo no puede ser impuesto por ningún tipo asumidos por todo proyecto educativo. Los resumimos en la opción
de poder social (político, económico, religioso, etc.). Debe ser la por la educación liberadora, opción que se convierte así en el
expresión de las opciones humanas existentes en la sociedad. denominador común y en el criterio de discernimiento ético de todos
los proyectos de educación.
Volvemos a aplicar al tema de la educación algo que señala la
«Octogésima adveniens» en relación con la política: «No pertenece La concepción, la formulación y la realización de todo proyecto
ni al Estado, ni siquiera a los partidos políticos que se cierran sobre educativo han de tener como meta la educación liberadora. El
sí mismos, el tratar de imponer una ideología por medios que documento 4 de «Medellín» expresa de un modo claro y sintético el
desembocarían en la dictadura de los espíritus, la peor de todas. significado y las implicaciones de la opción por la educación
Toca a los grupos establecidos por vínculos culturales y religiosos liberadora:
—dentro de la libertad que a sus miembros corresponde— desarrollar
en el cuerpo social, de manera desinteresada y por su propio camino, «Nuestra reflexión sobre este panorama nos conduce a
estas convicciones últimas sobre la naturaleza, el origen y el fin del proponer una visión de educación, más conforme con el
hombre y de la sociedad» (34). desarrollo integral que propugnamos para nuestro continente;
Si es válido el criterio anterior, por fuerza tiene que existir un la llamaríamos la 'educación liberadora'; esto es, la que con-
pluralismo en la proposición de proyectos educativos. Todo grupo vierte al educando en sujeto de su propio desarrollo. La
ideológico con existencia justificada dentro de la sociedad tiene educación es efectivamente el medio clave para liberar a los
derecho —y la obligación correspondiente— de ofrecer y de promo- pueblos de toda servidumbre y para hacerlos ascender 'de
ver su peculiar proyecto educativo. condiciones de vida menos humanas a condiciones más hu-
manas' (PP), teniendo en cuenta que el hombre es el respon-
En este sentido, se puede hablar de un proyecto cristiano de
sable y 'el artífice principal de su éxito o de su fracaso' (PP, n.
educación. Pero teniendo en cuenta dos cosas: primera, no identifi-
15).
car el proyecto cristiano con ninguna opción socio-cultural (capita-
lista, burguesa, etc.); segunda, entender la peculiaridad cristiana en Para ello, la educación en todos sus niveles debe llegar a
un nivel distinto de las otras opciones socio-culturales, ya que lo ser creadora, pues ha de anticipar el nuevo tipo de sociedad
que buscamos en América Latina; debe basar sus esfuerzos en
(33) Octogésima adveniens, n. 25: Ocho grandes mensajes (Ma- la personalización de las nuevas generaciones, profundizando
drid, 1971), 509-510. la conciencia de su dignidad humana, favoreciendo su libre
(34) Ibíd., n. 25: o . c , 510. autodeterminación y promoviendo su sentido comunitario.
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 423
422

Debe ser a b i e r t a al d i á l o g o , para enriquecerse con los blecido, permiten formar el hombre que el mismo orden desea, es
valores que la juventud intuye y descubre como valederos para decir, un hombre a su imagen; no un hombre nuevo, sino la
el futuro y así promover la comprensión de los jóvenes entre sí reproducción de un hombre tal cual» (37).
y con los adultos. Esto permitirá a los jóvenes recoger 'lo mejor El Documento de Puebla (1979) se sitúa en idéntica perspec-
del ejemplo y de las enseñanzas de sus padres y maestros y tiva al proponer los «principios y criterios» de la educación h u m a -
formar la sociedad del mañana' (Mensaje del Concilio a los nizadora (núms. 1.204-1.038).
jóvenes).
La educación, además, debe afirmar con sincero aprecio, Nota Bene: Sobre el significado y las implicaciones de la educa-
las p e c u l i a r i d a d e s locales y nacionales e integrarlas en la ción liberadora hemos tratado, de un modo expreso y bastante exten-
unidad p l u r a l i s t a del continente y del mundo. Debe, final- so, en otro lugar de este Manual: Moral de Actitudes. Il-Etica de la
mente, capacitar a las nuevas generaciones para el cambio Persona, edic. 4.a (Madrid, 1979), 138-150.
p e r m a n e n t e y o r g á n i c o que implica el desarrollo.
Esta es la educación liberadora que América Latina necesita 4. SISTEMA EDUCATIVO E IMPLICACIONES ETICAS
para redimirse de las servidumbres injustas y, antes que nada,
del egoísmo de nosotros mismos. Esta es la educación que El derecho a la educación, la justa coordinación de las instancias
reclama nuestro desarrollo integral» (35). responsables en la acción educativa, y el mismo proyecto educativo
son valores vacíos de contenido real mientras no se los considere
La opción por la educación liberadora puede ser considerada concretados en el sistema e d u c a t i v o . Es en el sistema educativo
como una a u t é n t i c a a l t e r n a t i v a «ética» (no alternativa puramen- donde hay que hacer, de un modo prevalente, el discernimiento
te técnica) a todos los sistemas educativos existentes. Se apoya en moral de la educación.
una genuina visión humana y cristiana de la persona y de la Apuntamos las principales pautas y criterios para realizar el
sociedad, p r o p i c i a una acción educativa coherente con esa visión discernimiento moral sobre el sistema educativo:
(acción educativa: humanizante, abierta, personalizante, pluralista,
concienciadora, renovadora, crítica, anticipadora, dialogal) y c o n - a) Justicia antes que libertad
d u c e a la liberación integral de los hombres y de los grupos (sobre
todo, de los sectores más pobres y marginados) (36). En el entramado de todo sistema educativo late esta pregunta
moral: ¿qué valor tiene la primacía: la libertad o la justicia?
La opción por la educación liberadora corresponde a lo que el
Sínodo de los Obispos de 1971 llamó «Educación para la justicia». Al resaltar la l i b e r t a d , el sistema educativo se construye eviden-
Exhorta el citado sínodo a «que el método educativo deba ser tal, temente sobre un valor decisivo del ethos de la educación: tanto en
que enseñe a los hombres a conducir la vida en su realidad global y declaraciones internacionales como en documentos del magisterio
según los principios evangélicos de la moral personal y social, que eclesiástico se insiste en la necesaria libertad de padres y entidades
se exprese en un testimonio cristiano vital». Tal método educativo en la elección y en la constitución de proyectos y centros educativos.
contrasta con el actualmente vigente: «el método educativo, todavía Solamente en el respeto y en el apoyo reales de esta libertad se
vigente muchas veces en nuestros tiempos, fomenta un cerrado puede organizar un sistema educativo humano y humanizador.
individualismo. Una parte de la familia humana vive como sumergida Sin embargo, con frecuencia existe un conflicto inevitable entre
en una mentalidad que exalta la posesión. La escuela y los medios el valor de la libertad y el v a l o r d e la j u s t i c i a . El sistema educativo
de comunicación, obstaculizados frecuentemente por el orden esta- se apoya sobre unas posibilidades reales; ahora bien, los recursos
disponibles no permiten en la mayor parte de las situaciones actuales
(35) SEGUNDA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Pre- el ejercicio indiscriminado de la libertad. En tales casos, por lógica
sencia de la Iglesia en la transformación de América Latina, Mede- de la realidad y no sólo por mala voluntad de las personas la defensa
Ilín-Colombia, agosto-septiembre 1968 (México, 1968), 55-56.
(37) SINODO DE LOS OBISPOS 1971, La Justicia en el mundo: Docu-
(36) Cfr. Medellín. Reflexiones del CELAM (Madrid, 1977), 55-71
(Documento IV: «Educación», por el DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN), 311-
mentos (Salamanca, 1972), 71 -72. Cfr. M. LINSCOTT, Educación y Justicia
326. («Una triple reflexión acerca de la educación liberadora», porC. DE LORA). (Madrid, 1974).
424 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 425

de la libertad en la educación supone de hecho negar el valor de la corresponsabilidad, de igualdad, de autogestión, etc. De este modo,
justicia: la realización del derecho de todos a la educación en la configuración global de la sociedad tiene en el sistema educativo
igualdad de oportunidades. un lugar privilegiado en el que se verifica el proyecto ético de una
Ante el conflicto de valores entre libertad y justicia la ética sociedad igualitaria y participativa.
cristiana opta por la justicia como valor prevalente, sin que ello
suponga impedir que se alcancen las cotas posibles de libertad, pero
de una libertad real (y no formal) y de una libertad para todos (y no c) Sistema favorecedor del pluralismo en los proyectos educativos
para grupos «privilegiados»).
La opción por la justicia, antes que por la libertad, es el único Dijimos más arriba que la educación no es una realidad aséptica
medio para erradicar el contravalor del clasismo, germen nocivo o «neutra». En ella está en juego siempre una concepción del hombre
que vicia todo el organismo de muchos sistemas educativos. y de la sociedad. En relación con la escuela se afirma que es «un
medio privilegiado para la formación del hombre, en cuanto que ella
es un centro donde se elabora y se transmite una concepción
b) Servicio público frente a «privatización» y «estatalización» específica del mundo, del hombre y de la historia» (38).
Teniendo esto en cuenta, la ética formula la exigencia de que el
La evolución histórica de la humanidad hace evidente la afirma- sistema educativo refleje y favorezca el pluralismo de cosmovi-
ción ética de que la educación es un bien y un servicio público. siones existentes dentro de la comunidad social en cuestión. «Como
No hace falta que nos detengamos a justificar la incoherencia ética respuesta al pluralismo cultural, la Iglesia sostiene el principio del
e histórica tanto de la «privatización» como de la «estatalización». pluralismo escolar, es decir, la coexistencia y —en cuanto sea
posible— la cooperación de las diversas instituciones escolares, que
Sin embargo, la evidencia del principio no garantiza la claridad
permitan a los jóvenes formarse criterios de valoración fundados en
en las conclusiones. Múltiples «intereses» vician el proceso lógico y
una específica concepción del mundo, prepararse a participar acti-
desvían el sistema educativo hacia planteamientos «estatalizantes» o
vamente en la construcción de una comunidad y, por medio de ella,
«privatizantes». en la construcción de la sociedad» (39).
Seguimos manteniendo los criterios éticos, formulados en apar-
tados anteriores, acerca de la pluralidad de instancias 'responsables ¿Cómo debe respetar ese pluralismo de cosmovisiones el sistema
de la educación (padres, poderes públicos, grupos sociales). Pero, educativo? Como respuesta se presentan dos soluciones: «pluralismo
al mismo tiempo, advertimos que ninguna de esas instancias puede de centros educativos» y «pluralismo en cada centro educativo». En
erigirse en dueño y juez del sistema educativo. Por el contrario, todas primer caso, cada centro ofrece una cosmovisión unitaria dejando en
han de colaborar —desde la peculiaridad de su acción, tal como libertad a los grupos sociales para que constituyan centros según su
se dijo también en apartados anteriores— en crear un servicio peculiar opción global ante la vida. En el segundo caso, en cada
público destinado a cubrir una necesidad pública y a originar así un centro se ofrecen cosmovisiones diferentes según el pluralismo de
bien público. opciones existentes en la comunidad educativa.
Por encima de los criterios de diversidad que se dan en los Las dos soluciones tienen ventajas e inconvenientes. La solución
centros educativos (por razón de la iniciativa en su creación: estata- del «pluralismo en cada centro» está más conforme con un sitema
les y no estatales; por razón de su proyecto educativo; etc.) existe el educativo para la sociedad pluralista y democrática, evita la creación
criterio unificador del servicio público. En la medida en que este de barreras instransigentes entre los grupos humanos, y favorece
criterio unificador cobre efectividad los criterios de diversificación mejor la convivencia en el respeto al pluralismo de opiniones dentro
irán perdiendo funcionalidad. de la unidad social. Sin embargo, tiene inconvenientes de carácter
preferentemente práctico (en pequeñas poblaciones, en barrios,
Si la justicia es el valor inicial o el punto moral de partida de todo
sistema educativo, la socialización es su ámbito estructural. La (38) SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escue-
socialización, en cuanto criterio equidistante entre la privatización y la católica (Madrid, 1977), n. 8 (p. 10); cfr., n. 26.
la estatalización, orienta el sistema educativo por derroteros de (39) Ibid., n. 13 (p. 12).
426 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 427
etcétera). La solución del «pluralismo de centros educativos» suele temas por tratar. Además, los aspectos aludidos en las páginas
ser el reflejo y el apoyo de la sociedad dividida en clases sociales, en anteriores precisan ser concretados y referidos a las diversas situa-
grupos ideológicos, y en opciones religiosas. Sin embargo, tiene ciones socio-culturales a fin de que puedan ejercer su funcionalidad
otras ventajas, sobre todo en países con poca tradición democrática ética sobre la realidad.
y con cierta propensión hacia concepciones y realizaciones de signo A continuación ofrecemos un elenco de temas, junto con una
totalitario. adecuada aunque sucinta bibliografía, para prolongar y concretar la
En el justo equilibrio entre las dos soluciones radica la coherencia problemática moral iniciada en los apartados anteriores.
de un sistema educativo favorecedor del pluralismo en los proyectos
educativos.
a) Verificación del derecho de todo hombre a la educación
d) Estructura interna de la educación
— J . PIAGET, El derecho a la educación en el mundo actual: A
dónde va la educación (Barcelona, 1974), 7-79.
La eticidad del sistema educativo se mide también, y de un modo
preferente a pesar de señalarlo en último lugar, por el tipo de — Estudio de la realidad sociológica de cada país.
educación que favorece.
La educación está en relación directa con la cultura y, a través de b) Valoración ética de los diversos sistemas educativos
ésta, con el proyecto global de sociedad. De ahí que los procesos
educativos sean un instrumento eficaz: para «reproducir» las estruc- — Constatación y valoración del sistema educativo: en la Cons-
turas injustas de la sociedad o para «liberar» al hombre creando una titución, en la ley de Educación, y en la realidad administrativa
sociedad cada vez más justa. y sociológica de cada país.
El sistema educativo tiene que traducir en realizaciones prácticas — A modo de ejemplo, pueden consultarse los estudios siguien-
(administración, programas, etc.), las exigencias éticas de la e d u c a - tes: 1 ) Iglesia viva, n. 41 -42 (1972): «Educación y sociedad
c i ó n liberadora. El sistema educativo ha de favorecer el tipo de en desarrollo»; n. 63 (1976): «Alternativas para la enseñanza
educación que tenga los rasgos siguientes: I»; n. 70 (1977): «Alternativas para la enseñanza II»; 2)
— Una educación preferentemente «crítica» ante el ethos cultural Alternativas presentadas al sistema educativo actual
existente, evitando convertir los procesos educativos en procesos de (Barcelona, 1976); 3) Razón y Fe, n. 944-945 (1976).
transmisión acrítica de los valores vigentes («endoculturización»).
— Una educación entendida y proyectada como «servicio», a la
comunidad humana, eliminando el peligro de convertir la educación c) El ethos del profesor
en «instrumento de poder».
— Una educación vivida en ambiente de igualdad («igualdad de — R. APARICIO-A. TORNOS, Dimensiones éticas de la enseñanza
(Madrid, 1978).
oportunidades»), de respeto («pluralismo ideológico»), y de corres-
ponsabilidad participativa («forma de autogestión»), desechando
todo modelo de educación «autoritaria». d) La religión en la escuela (dos posturas)
— Una educación proyectada hacia el futuro y en permanente
renovación rompiendo así las ataduras del inmovilismo. — Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (España), La
enseñanza religiosa escolar (Madrid, 1979).
5. PROBLEMÁTICA MORAL ABIERTA — Pastoral Misionera, septiembre 1976: «Enseñanza de la
religión hoy»; sobre todo el artículo de J . M. TOTOSAUS,
Después de haber aludido a cuatro aspectos morales de la Enseñanza de la Religión en la escuela. Balance crítico y
educación, hemos de confesar que todavía quedan otros muchos apuntes para el futuro, pp. 25-49.
428 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 429

e) E v o l u c i ó n del m a g i s t e r i o e c l e s i á s t i c o en r e l a c i ó n c o n el t e m a de mente en el á m b i t o d e la ética c u l t u r a l , nos interesa señalar ú n i c a -


la e d u c a c i ó n mente las d i m e n s i o n e s é t i c a s d e los medios d e c o m u n i c a c i ó n
social D i m e n s i o n e s éticas q u e d i v i d i m o s e n d o s g r u p o s en el
— Pío X I , Encíclica «Divini illius magistn» (1929) P Galindo, primero, destacamos los valores y contravalores q u e p u e d e n apare-
Colección de encíclicas y documentos pontificios, edic 5 a cer en el f e n ó m e n o de la c o m u n i c a c i ó n social en general, en el
(Madrid, 1955), 916-940 s e g u n d o , nos referimos a algunas vertientes diversificadas en la
— C o n c i l i o Vaticano I I , Declaración «Gravissimum educationis», p r o y e c c i ó n f u n c i o n a l de los medios de c o m u n i c a c i ó n social
números 8 - 9
— Sagrada C o n g r e g a c i ó n para la Educación Católica, La escuela
católica ( M a d r i d , 1 9 7 7 ) 1 VALORES Y CONTRAVALORES
EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
III
(Prensa, Radio, Televisión, Cine, etc )

LA M O R A L EN LOS M E D I O S DE C O M U N I C A C I Ó N SOCIAL
1o) La comunicación social en general

N o se puede dejar de reconocer la importancia decisiva de los H BARAGLI, Moraba atque pastoralia problemata hodiernorum instru-
medios d e c o m u n i c a c i ó n social en la c o n f i g u r a c i ó n d e la sociedad mentorum communicatioms socialis (Roma, 1962) = Euntes Do-
cete 15 (1962), 428-454, C'é una teología dei mass-media?
actual La eticización de la sociedad está c o n d i c i o n a d a , en gran
Miscellanea Lateranense (1974-1975), 526-547, Elementi di so-
medida, por la influencia ejercida a través de estos instrumentos de ciología pastorale sugh strumenti della comunicazione sociale
c o m u n i c a c i ó n social (Roma, 1970), Massmedia e dintti-doveri fondamentali deH'uomo
N o es el p r o p ó s i t o de este libro entrar en el estudio directo y Civiltá Cattohca 127 (1976) II, 323-336 J M CASASUS, Deonto-
detallado de la compleja realidad de la c o m u n i c a c i ó n social y de sus logía y análisis de los medios de comunicación (Barcelona, 1972)
medios Ni siquiera se pretende exponer todas las formas posibles de G DEUSSEN, Ethik der Massenkommunikation bei Papst Paul VI
(Paderborn, 1973) F J EILER - K KOELLER, Kirche und Pubhzistik
relación entre el cristianismo y los m e d i o s de c o m u n i c a c i ó n social
(Munchen, 1972) A GONZÁLEZ, La Iglesia en la encrucijada de la
El magisterio eclesiástico se ha expresado en varias ocasiones sobre comunicación social (Madrid, 1971) J GRITTI, Modeles de com-
el tema en general ( 4 0 ) y, más concretamente, sobre las relaciones munication en regard de l'Eglise Nouvelle Revue Théologique 97
entre evangelización cristiana y medios d e c o m u n i c a c i ó n social ( 4 1 ) (1975), 51 -64 J ITURRIOZ, La verdad y la ética en los medios de
A l situar aquí el tema d e n t r o de la moral social, y más c o n c r e t a - comunicación social Sal Terrae 62 (1974), 653-661 J L Mico
d o ) Pío XII, Encíclica « M i r a n d a p r o r s u s » (1957), VATICANO I I , B U C H Ó N , Los medios modernos de expresión prensa, cine, radio,
D e c r e t o « í n t e r m i r i f i c a » (1963), Pontificia Comisión para los Medios de TV (Madrid, 1963) C J PINTO DE OLIVEIRA, Diritto alia venta e
communicazione sociale Problemí e prospettive di Teología Mora-
comunicación social. I n s t r u c c i ó n p a s t o r a l « C o m m u n i o e t p r o g r e s s i o »
le (Brescia, 1976), 363-390 H STICH, Ethische Implikationen der
(1971) Ver una buena síntesis en J L GUTIÉRREZ, M e d i o s de c o m u n i c a - Kommunikationsforschung mnerhalb der humamstischen Psycho-
c i ó n s o c i a l ' Conceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia logie (Frankfurt, 1975) VARIOS, Los medios de comunicación de
(Madrid, 1971) III, 65-81 masas ante la moral (Madrid, 1970) VARIOS, La Iglesia ante los
(41) Ademas de los documentos citados en la nota anterior ver PABLO medios de comunicación social (Madrid, 1979)
VI E x h o r t a c i ó n a p o s t ó l i c a «La Evangelización d e l m u n d o c o n t e m -
p o r á n e o » (Madrid, 1975), n 45 (p 38), SEGUNDA CONFERENCIA DEL
2 °) Los diversos medios de comunicación social
EPISCOPADO LATINOAMERICANO (Medellín) Presencia de la Iglesia en la
t r a n s f o r m a c i ó n d e A m é r i c a Latina (México, 1968), 147-151 («Docu ' Prensa:
mentó XVI Medios de comunicación^social»), M e d e l l í n . Reflexiones d e l
C E L A M (Madrid, 1977), 201-224, TERCERA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO J ITURRIOZ, La prensa según recientes documentos de Juan XXIII
LATINOAMERICANO (Puebla, 1979), La e v a n g e l i z a c i ó n en el presente y Razón y Fe 161 (1960), 117-128, Lebendige Seelsorge'\'\ (1960),
en el f u t u r o d e A m é r i c a Latina (Documento, nn 1 063-1 095 [Madrid, n 8 «Seelsorge und Presse» F VALENTINI, // P Taparelli e il
1979], 327-333) giornalismo cattolico Miscellanea Taparelli (Roma, 1964), 563 ss
430 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 431

* Radio, Televisión, Teatro: Cuando hablamos de «medios» de comunicación social no nos


referimos al medio propiamente dicho de la comunicación (el signo,
J GRITTI, Televisión et consaence chrétienne (Toulouse, 1963) en sus diversas formas y vertientes), sino a los «cauces» que hacen
A HERTZ, Film und Femsehen m moraltheologischer Sicht Die posible la transmisión del mensaje La expresión medios de c o m u -
Neue Ordnung 19 (1965), 321-329 VARIOS, Televisión y pastoral nicación social es más apta que otras utilizadas en documentos
(Bilbao, 1968) anteriores del magisterio eclesiástico («medios modernos de aposto-
* Cine: lado», «prensa y espectáculos», «audiovisuales», etc ) o en el lengua-
A AYFRE, Cinema, morale et culture Etudes 132 (1962), 182-201, El je corriente («técnicas de difusión colectiva», «medios de masas»,
cine y la fe cristiana (Andorra, 1962) L CIVARDI, Cine y moral etcétera)
(Madrid, 1951) F G ESPOSITO, Moralitá dell'opera cinematográ-
fica come forma di Imguaggio (Roma, 1966) A FOURNEL, Le Bajo la denominación de medios de comunicación social se
jugement moral et le cinema Lumiére et Vie 10 (1961), 69-84 sitúan en concreto «aquellos y solamente aquellos que reúnen las
A GARMENDÍA, Estética y Etica del cine (Bilbao, 1959) S G I L DE tres condiciones fundamentales de pronunciada tecnicidad, de in-
M U R O , Doctrina y postura de la Iglesia ante el cine Seminarios 10 mensa idoneidad de comunicación y de relevante factor de sociali-
(1964), 619-638 T GOFFI, Message moral du cinema Doc Cath zación Y son la prensa diaria y periódica, a las que pueden parecerse
55 (1958), 291-295, Lebendige Séelsorge1\3 (1962), n 2 «Film los libros de bolsillo (y no el «libro» tradicional), el cine, la radio, la
und Seelsorge» R L U D M A N N , Cine, fe y moral, edic 2 a (Madrid, televisión y el teatro, cuyo espacio de difusión es ampliado actual-
1962) S M U Ñ O Z IGLESIAS, La Iglesia ante el cine (Madrid, 1958) mente con la radio y la televisión, la reducción cinematográfica, las
W SCHOELLGEN, El cine y el hombre de nuestro tiempo Problemas diversas formas de publicidad como el cartel, las vidiocassettes y
morales de nuestro tiempo (Barcelona, 1962), 355-364 C SORGI,
diversos tipos de registración y reproducción electrónica y electros-
Valutazione morale del film (Roma, 1969) J M VIVANCO, Moral y
pedagogía del cine (Madrid, 1952) tática, los satélites artificiales » (45)
La actitud global del hombre y del cristiano ante los medios de
* Literatura:
comunicación social debe ser obviamente de signo positivo, ya que
L BENDER, Doctrina moralis de recensione librorum Periódica 42 son fruto del ingenio humano y, en última instancia, dones de Dios
(1953), 24-32 F EGIDI, // problema morale della lettura nel «La comunicación social es hoy una de las principales dimensiones
magistero pontificio (S Sevenno, 1964) de la humanidad Abre una nueva época Produce un impacto que
aumenta en la medida en que avanzan los satélites, la electrónica y
La comunicación interpersonal ha sido objeto de estudio moral la ciencia en general Los medios de comunicación social abarcan la
en otro lugar de esta obra (42) Los criterios allí expuestos tienen persona toda, plasman el hombre y la sociedad Llenan cada vez más
aplicación también al ethos de los medios de comunicación social, su tiempo libre Forjan una nueva cultura producto de la civilización
ya que «les afectan los mismos principios que regulan y rigen las audiovisual, que si por un lado tiende a masificar al hombre, por otro
relaciones humanas bajo un punto de vista cristiano» (43) favorece su personalización Esta nueva cultura, por primera vez, se
La comunicación humana adquiere una forma especial cuando se pone al alcance de todos, alfabetizados o no, lo que no acontecía
realiza en lo que llamamos comunicación social. «La comunicación con la cultura tradicional que apenas favorecía a una minoría Por
social es llamada 'social' en el sentido de que es apta para establecer otra parte, acercan mutuamente a los hombres y pueblos, los
relaciones entre grupos sociales e individuos y esto en dimensiones, convierten en próximos y solidarios, contribuyendo así al fenómeno
de la socialización (cfr Mater et Magistra, n 59), uno de los logros
al menos potencialmente, planetarias» (44)
de la época moderna» (46)
(42) M o r a l de actitudes II. Etica de la persona, edic 4 a (Madrid,
1979), 507-547 («Moral de la convivencia interpersonal»)
(43) Comunión y progreso (=CP) (Madrid, 1971), n 6 (p 6) (45) Ibíd., 93
(44) L BINI, Comunicación social: Diccionario enciclopédico de Teo (46) SEGUNDA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO L A T I N O A M E R I C A N O (Mede-
logia moral (Madrid, 1974), 91 llín), o . c , 147 Cfr CP, n 20 (pp 19-20)
432 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL C U L T U R A Y ETICA C R I S T I A N A 433

La actitud inicialmente positiva ante los medios de comunicación Conviene advertir que el discernimiento ético en relación con los
social no exime al hombre y al cristiano de tener que hacer un medios de comunicación tiene su apoyo en el sentido antropoló-
discernimiento ético ante ellos. De hecho, los documentos del gico y teológico de la comunicación social. Por lo que respecta al
magisterio eclesiástico adoptan esta postura. Baste recordar, entre fundamento teológico, la instrucción pastoral «Comunión y progre-
otros (47), un texto de la carta apostólica Octogésima adveniens: so» llena la carencia teológica de documentos anteriores (51).

«Entre los cambios más importantes de nuestro tiempo


a) Valores a realizar en la comunicación social
debemos subrayar la función creciente que van asumiendo los
medios de comunicación social y su influencia en la transfor- Siguiendo de cerca las orientaciones de la instrucción pastoral
mación de las mentalidades, de los conocimientos, de las «Comunión y progreso», que «ha sido justamente definida como
organizaciones y de la misma sociedad. Ciertamente, tienen la 'carta magna' católica de las comunicaciones sociales» (52),
muchos aspectos positivos; gracias a ellos, las informaciones creemos que los medios de comunicación social han de ser enten-
del mundo entero nos llegan casi instantáneamente, creando didos y realizados teniendo en cuenta los siguientes valores éticos:
un contacto, por encima de las distancias, y elementos de — «El hombre mismo es la norma en el uso de los medios
unidad entre todos los hombres, con lo cual se hace posible de comunicación social» (53). Este es el criterio fundamental en
una difusión más amplia de la formación y de la cultura. Sin la ética de los medios de comunicación social. De ahí que «los
embargo, estos medios de comunicación social, debido a su principios morales que a ellos se refieren deben apoyarse en la
misma eficacia, llegan a representar como un nuevo poder. conveniente consideración de la dignidad del hombre, llamado a
¿Cómo no plantearse, por tanto, la pregunta sobre los deten- formar parte de la familia de los hijos adoptivos de Dios» (54). La
tadores reales de este poder, sobre los fines que persiguen y ética de los medios de comunicación social tiene su razón axiológica
los medios que ponen en práctica, sobre la repercusión de su en el valor del hombre en cuanto se realiza en el ámbito de la
acción en cuanto al ejercicio de las libertades individuales, comunicación social a través de la peculiaridad de los diversos
tanto en los campos político e ideológico como en la vida medios de comunicación social. Peculiaridad de los medios, razón
social, económica y cultural? Los hombres en cuyas manos íntima de la comunicación social y dignidad del hombre: ésas son
está este poder, tienen una grave responsabilidad moral en las fuentes de donde brota el ethos de los medios de comunicación
relación con la verdad de las informaciones que deben difun- social.
dir, en relación con las necesidades y con las reacciones que
hacen nacer, en relación con los valores que proponen. Más — M e t a de la comunicación social: la humanización. Este
aún, con la televisión, es un modo original de conocimiento y criterio puede ser expresado desde diversas perspectivas. Una de
una nueva civilización los que están naciendo: los de la ellas es la de situar el bien común como valor decisivo: «el conjunto
imagen» (48). de las obras llevadas a cabo por los medios de comunicación debe
El discernimiento ético que vamos a realizar a continuación no se juzgarse y valorarse en la medida en que sirvan al bien común, esto
sitúa ni en la perspectiva de una deontología o moral profesional es: sus noticias, su arte, y sus diversiones han de ser útiles a la vida
de los responsables de la comunicación social (49), ni en la corriente y progreso de la comunidad» (55). La realización del bien común se
de una valoración moral diversificada y hasta casuística de cada concreta a tavés de la promoción de los dos valores más específicos
uno de los medios de comunicación social (50). Juzgamos más de la comunicación social: la comunión y el progreso. «La
conveniente resaltar los valores y contravalores que pueden aparecer comunión y el progreso en la coi vivencia humana son los fines
en la realidad de la comunicación social. principales de la comunicación socic' y de sus instrumentos» (56).
(51) CP, primera parte. Cfr. BINI, l.c, 9 -95.
(47) CP, nn. 8-9 (p. 10).
(52) BINI, l.c. 94.
(48) Octogésima adveniens, n. 20: Ocho grandes mensajes (Ma-
drid, 1971), 506-507. (53) CP, n. 14 (p. 13).
(49) Ver bibliografía en el capítulo 3 de este libro. (54) Ibíd.
(50) Remitimos, por vía de ejemplo, a la exposición de B. HAERING, La (55) CP, n. 16 (p. 14).
ley de Cristo, edic. 5.a (Barcelona, 1968) III, 620-667. (56) CP, n. 1 (p. 5).
28 Moral social
434 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 435
Expresado de otro modo, la finalidad de los medios de comunicación verdad intrínseca La estima y el valor moral de una comunicación
social consiste en conseguir cotas cada vez más elevadas en el social no nace solo de su contenido ni de su enseñanza teórica, sino
proceso de humanización. De este modo «los medios de comu- también del motivo que la determina, del modo y técnica de
nicación social se convierten en agentes activos del proceso de expresión y persuasión, de las circunstancias y de la diversidad
^isformación, cuando se ponen al servicio de una auténtica edu- misma de los hombres a los que se dirige» (62)
cación integral apta para desarrollar todo el hombre, capacitándolo
para ser el artífice de su propia promoción, lo que también se aplica Nota Bene. Tiene aquí aplicación cuanto se ha dicho sobre la
a la evangehzación y al crecimiento en la fe» (57) veracidad y la mentira en otro lugar de esta obra Moral de actitudes
ll-Etica de la Persona, edic 4 a (Madrid, 1979), 539-543
— Competencia y responsabilidad en la emisión (emiso-
res) y en la recepción (receptores) de la comunicación — Equilibrio entre información, formación y recreo. Los
social. La capacitación es condición imprescindible para un recto medios de comunicación social, tomados en su conjunto, «han de
funcionamiento de la comunicación social Por lo que respecta a los mantener la debida proporción entre las noticias, la enseñanza y el
emisores conviene recordar que «todos 'los difusores' (esto es los pasatiempo» (63) Este es un criterio que ha de orientar a los
profesionales de los medios de comunicación), cada uno según su usuarios en la selección de las comunicaciones, y a los responsa-
propia conciencia, deben esforzarse en conseguir la capacitación bles de la comunicación en la programación de los contenidos Los
necesaria para el ejercicio de tal profesión, y esto tanto más cuanto medios de comunicación social pueden y deben ejercer una notable
mayor sea su responsabilidad Mayor obligación aún corresponde a ayuda en el campo de la educación, de la promoción y extensión
quienes deben iluminar y formar el juicio y criterio de otros, sobre culturales, del arte y del folklore, de la diversión y de la recreación
todo si se dirigen a personas de escasa madurez y cultura» (58) (64) Esos medios de comunicación social, a través de sus conte-
Por otra parte, con relación a los receptores, es válido un criterio nidos, orientan a los individuos y a los grupos en la realización
análogo «no debe omitirse esfuerzo alguno para que 'los receptores' proporcionada de estos aspectos de la vida humana
(esto es los que se benefician de lo que leen, oyen o ven) se — La comunicación social: ambiente adecuado para cons-
capaciten para interpretar exactamente cuanto les suministran estos truir el hombre crítico. Los medios de comunicación social
instrumentos, y para beneficiarse lo más posible y poder participar corren el peligro de construir un hombre acrítico Frente a esta
activamente en la vida social, solo así estos instrumentos consegui- tentación surge la exigencia ética de crear un tipo de comunicación
rán su plena eficacia» (59) Para adquirir la competencia requerida social que sea el ambiente propicio para la edificación del hombre
se precisa una formación adecuada, tanto de los receptores como crítico Realizadores y usuarios deben sentirse hondamente interpe-
de los emisores de la comunicación Esta formación se convierte lados por esta exigencia moral Los realizadores deben ser «pro-
en una de las exigencias primarias en el ethos de la comunicación motores y animadores del diálogo en la sociedad humana Ellos
social (60) dirigen este intercambio que los instrumentos de comunicación
— Toda comunicación ha de ajustarse «a la ley primor- social constituyen en el mundo entero Los realizadores que des-
dial de la sinceridad, de la honradez y de la verdad» (61) «No honran un arte y su obra dejándose llevar exclusivamente del interés
bastan la buena intención y la recta voluntad para que la comunica- económico o del ansia de la popularidad, tan efímera, no sólo sirven
ción resulte, sin más, honesta Es además necesario que la comuní pésimamente a sus clientes, sino que tarde o temprano ofenden la
cación difunda los hechos a partir de la verdad, esto es, que dé una fama y estima de su profesión» (65) Por lo que respecta a los
imagen verdadera de las cosas y que ella misma tenga su propia usuarios, hay que reconocer «que tienen en este campo unas
posibilidades —y por ello también unas obligaciones— más graves
(57) SEGUNDA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO (Mede- de lo que generalmente se cree» (66), les corresponde ser parte
llin), l.c, 148
(58) CP, n 15 (p 14) (62) CP, n 17 (p 15)
(59) CP, n 15 (p 14) (63) CP, n 16 (p 15)
(60) Ver el desarrollo de esta exigencia etica en CP, nn 64 72 (pp (64) Cfr CP, nn 48-53 (pp 31-33)
39-43) (65) CP, nn 73 y 77 (pp 43 y 45)
(61) CP, n 17 (p 15) (66) CP, n 81 (p 46)
436 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
CULTURA Y ETICA CRISTIANA 437
realmente activa y crítica Y lo serán «si interpretan rectamente las — los medios de comunicación social: instrumentos que
noticias, juzgándolas y ponderándolas según su fuente y contexto, pueden vulnerar la intimidad personal: También este aspecto
si las escogen con prudencia y diligencia y un espíritu crítico ha sido ya expuesto en otro lugar de esta obra Moral de actitudes
exigente, si en los casos necesarios completan la información reci- ll-Etica de la Persona, edic 4 a (Madrid, 1979), 532-537
bida con datos adquiridos en otras fuentes, si no dudan de manifes-
tar con franqueza su asentimiento, sus reservas o su abierta desapro- — Vinculación indebida a grupos económicos que con-
bación» (67) Para lograr una comunicación social suficientemente trolan la comunicación social. «Los medios de comunicación
crítica juegan un papel importante los críticos (68) exigen inversiones importantes para constituirse, para desarrollarse y
— Libertad de comunicación dentro del orden jurídico seguir el ritmo de una sociedad en progreso Los directores y
justamente establecido. La comunicación social exige, para su propietarios de estos medios acuden directa o indirectamente al
auténtica realización, el derecho de la libertad Este derecho se capital, público o privado Este puede prestar un apoyo muy útil a
enraiza en la misma condición del hombre «el hombre es un ser los medios de comunicación, siempre que se discierna a qué proyec-
social, por ello, le es necesario manifestar sus pensamientos y tos se debe ayudar, buscando no exclusivamente el lucro, sino el
compararlos con los de los demás Y esto es hoy más necesario que auténtico beneficio de la humanidad Por lo demás, si el capital es
nunca, cuando son los grupos o equipos más que cada hombre consciente de que los medios de comunicación, a la vez que una
aisladamente, quienes realizan las obras de investigación y los inversión productiva, son un servicio a la cultura humana y social, se
descubrimientos» (69) En concreto, «esta libertad de comunicación abstendrá de interferirse en la legítima libertad de los informadores,
incluye la libertad de los individuos y los grupos para investigar, para de los realizadores y del público» (72)
difundir a todas partes las noticias y para utilizar libremente los — Formación del hombre «adaptado» al sistema estable-
medios de información» (70) La libertad de comunicación no debe cido. Los medios de comunicación social tienen el riesgo evidente
ser coartada, sino promovida y ayudada por los ordenamientos de configurar un tipo de hombre exigido por los intereses del poder
jurídicos (71) social Como denunciaba el Sínodo de Obispos (1971), «los medios
de comunicación social, obstaculizados frecuentemente por el orden
b) Contravalores o riesgos a evitar establecido, permiten formar el hombre que el mismo orden desea,
es decir, un hombre a su imagen, no un hombre nuevo, sino la
reproducción de un hombre tal cual» (73)
La comunicación social está sometida a importantes riesgos, en
cuya verificación consisten los contravalores de los medios de — Deformación de los valores y frivolidad de la existen-
comunicación social Destacan, entre otros, los siguientes cia. Es también evidente el riesgo de deformación valorativa y de
— Poder manipulador de los medios de comunicación frivolidad existencial en los medios de comunicación social «Pueden
social: Este aspecto ha sido ya expuesto en otro lugar de esta obra enriquecer la cultura y también despojarla de su belleza y dignidad
Moral de actitudes ll-Etica de la Persona, edic 4 a (Madrid, 1979), porque con frecuencia se acomodan a la capacidad y comprensión
174-196 del nivel cultural más bajo de los oyentes o lectores Y como se
(67) CP, n 82 (p 47) dedica a estos medios de comunicación tanto espacio, puede el
(68) «Los críticos tienen una función irremplazable Son como censores hombre perder el tiempo en un ejercicio mediocre de su entendimien-
domésticos, ya que ellos mismos son a su vez informadores Movidos to y despreciar las cosas más elevadas y útiles Una continuada
siempre por un sentido de justicia y por el deseo de la verdad, los críticos contemplación de obras un tanto superficiales casi fatalmente hará
darán a conocer, con un JUICIO verdadero y ecuánime, cuanto de laudable y que se deterioren la delicadeza y profundidad de JUICIO de quienes
recto y cuanto de viciado o erróneo haya en las realizaciones Sólo asi serán habían ya conseguido una cultura superior» (74)
de verdad útiles a los usuarios, ayudándoles a juzgar con acierto las
producciones que se les ofrecen» (CP, n 78, p 45)
(69) CP, n 45 (p 30) (72) CP, n 80 (p 46)
(70) CP, n 47 (p 30) (73) S I N O D O DE LOS OBISPOS 1971, Documentos (Salamanca, 1972)
(71) Cfr CP, nn 84-91 (pp 47-50) (74) CP, n 53 (p 33), Cfr n 22 (p 21)
438 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 439

2 ASPECTOS CONCRETOS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL 1 °) Derecho a la información

A partir de los criterios señalados en el apartado anterir habría Nadie niega hoy el derecho del hombre a la información, derecho
que hacer una valoración de cada uno de los medios de comunica- reconocido en la «Declaración de Derechos Humanos» (78), y en
ción social Prensa, Cine, Radio, Televisión, Teatro, etc, (75) Sin documentos del magisterio eclesiástico (79)
embargo, preferimos otro método mostrar la dimensión ética de El derecho a la información se fundamenta no solo en la
algunos aspectos en que se muestra, de un modo privilegiado, la dignidad del individuo, sino también en la exigencia del bien común
influencia de los medios de comunicación social Creemos que este «la sociedad misma, en sus distintos planos, necesita esta informa-
procedimiento ofrece mayores ventajas para la exposición del ethos ción para funcionar adecuadamente Necesita igualmente ciudada-
de la comunicación social nos bien formados Así, este derecho a la información hoy se
considera no solo un derecho individual, sino una verdadera exigen-
cia del bien común» (80)
a) Moral de la información
Los sujetos de este derecho son tanto los individuos como los
P CASILLO, Morale delta notizia (Roma, 1974) J M DESANTES, El grupos sociales Por otra parte, no solo los informadores gozan del
autocontrol de la actividad informativa (Madrid, 1973), La infor- derecho a la información, son los receptores, es decir, el público los
mación como derecho (Madrid, 1974) M FERNÁNDEZ El derecho que también reclaman este derecho como algo propio
a la información (Barcelona, 1971) J FOLLIET, La información
hoy y el derecho a la información (Santander 1972) L GUISSARD Los ámbitos de este derecho abarcan el horizonte de los
Aspects éthiques des techiniques d'mformation dans la presse Re- legítimos intereses del individuo y de los grupos «Aquellas cosas
vue Théologique de Louvain 6 (1975), 31-40 J ITURRIOZ, Perso que convienen a los hombres, según las circunstancias de cada cual,
na e información Razón y Fe n 795 (1964), 357-368 C J PINTO tanto particularmente como unidos en sociedad» (81) Sin embargo,
DE OLIVEIRA, Information et propagande (París, 1968) R SANCHO conviene recordar que «el derecho a la información tiene determina-
El derecho a la información (Valencia, 1974) C SORIA, Perspec- dos límites, siempre que su ejercicio choca con otros derechos, como
tivas del derecho a la información Derecho y Persona 1 (1975), son el derecho a la verdad que ampara la buena fama de los
471 -493 A C M VAN MELSEN, Etica de la información Razón y hombres y de toda la sociedad, el derecho a la vida privada, que
Fe 185 (1972), 395-402 defiende lo más íntimo de las familias y de los individuos, el derecho
al secreto, si lo exigen las necesidades o circunstancias del cargo o
La información, en cuanto «búsqueda y difusión de las noti-
el bien público Estando en juego el bien común, la información ha
cias» (76), es una realidad sociológica compleja en la que intervienen
de ser prudente y discreta» (82)
muchos factores técnicos y personales (agencias de información,
reporteros, servicio periodístico, etc ) Aunque los medios de comu- En correlación con el reconocimiento de este derecho a la
nicación social no reducen sus funciones al campo de la información información surgen los respectivos deberes tanto de los informa-
ni ésta se agota en ellos, sin embargo, existe una notable relación dores como de todos los demás «Al derecho que nace de estas
entre medios de comunicación social e información necesidades apuntadas corresponde la obligación de adquirir infor-
mación de las cosas, pues este derecho no podrá ejercerse si el
Los criterios éticos que deben orientar el hecho humano de la
hombre mismo no se esfuerza por informarse Por lo cual es necesa-
información pueden ser reducidos a tres grupos (77)
rio que tenga a su alcance ayuda y medios variados entre los que
(75) Para el estudio de cada uno de los medios de comunicación social pueda elegir libremente, de acuerdo con sus necesidades, tanto
remitimos a la bibliografía consignada al comienzo del apartado anterior Ver
también las anotaciones morales que hace la instrucción CP nn 136-141 (78) Art. 19.
(Prensa), nn 142-147 (Cine), nn 148-157 (Radio y Televisión), nn (79) Pacem in terris, n 12, Gaudium et Spes, n 26, ínter mirifica,
158-161 (Teatro) nn 5 y 12
(76) ínter mirifica, n 5 (80) CP, n 35 (p 26)
(77) Cfr E BARAGLI, Información: Diccionario enciclopédico de Teo- (81) ínter mirifica, n 5
logía moral (Madrid, 1974), 502-506 (82) CP, n 42 (p 29)
440 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 441

privadas como sociales. Sin la diversidad real de fuentes de comu- — La mezcla de hechos y juicios de valor. Consiste en
nicación es ilusorio, queda anulado, el derecho de información» (83). intercalar, dentro de la descripción de unos hechos, juicios de valor,
bien dándoles carácter de realidad, bien orientando el pensamiento
2°) Exigencias objetivas de la información (84) del usuario de forma que éste no pueda darse cuenta. Es una forma
El Concilio Vaticano II señala estos criterios: «el recto ejercicio de manipulación del pensamiento ajeno, realizada al margen de la
del derecho a la información exige que, en cuanto a su objeto, la voluntad de la persona que accede a la noticia.
información sea siempre verdadera y, salvadas la justicia y la caridad, En la misma línea hay que considerar el hecho de mezclar noticias
íntrega; además, en cuanto al modo, ha de ser honesta y convenien- y su interpretación ideológica, presentando ésta como parte de los
te, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales y los hechos expuestos. Es una forma inmoral de dar carácter objetivo a
legítimos derechos y dignidad del hombre, tanto en la obtención de lo que sólo tiene un valor subjetivo y relativo.
las noticias como en su difusión» (85). — Los vacíos sugerentes. Consiste en presentar los hechos,
El ejercicio de la información está expuesto a muchas desviacio- no en su totalidad, sino en forma parcial, de manera que al que
nes. Transcribimos a continuación unas páginas de R. Echarren en accede a la noticia se le dirija a llenar en determinada línea, con su
que expone las principales formas de atentado contra las exigencias imaginación, los vacíos voluntariamente producidos. Es una forma
objetivas de la información: de producir el error en el usuario, sin incluir el mismo en el texto.
— «La presentación parcial de una verdad: de sobra es — Los rumores sin base. Consiste en hacerse eco de rumores
sabido que una verdad 'a medias' o una parte de la verdad es que por las características de su contenido, son incomprobables. En
equivalente a una falsedad. La presentación parcial de una verdad general, las leyes civiles no permiten que este hecho se produzca
consiste en ocultar deliberadamente aquellos aspectos de la realidad referido a personas, sucesos e instituciones cercanos. Pero no suele
que pueden permitir al ciudadano aprehender la totalidad de los ocurrir lo mismo cuando hacen referencia a situaciones lejanas, en
hechos de forma que pueda emitir un juicio libre, personal, completo el espacio o en el tiempo.
y no dirigido, en relación con los hechos en cuestión.
— La manipulación del pasado. Consiste en hacer una pre-
— El sensacionalismo. A diferencia del caso anterior, consiste
sentación de lo actual como una repetición del pasado, cuando éste
en distorsionar los hechos mediante la acentuación de aquellos
lleva consigo, en la mentalidad de la gente, resonancias positivas o
aspectos que provocan reacciones emocionales, no racionales, en
negativas en línea de prejuicios. De hecho la historia es irrepetible,
línea de una exacerbación desproporcionada del interés, por ideas y
como los acontecimientos son irrepetibles: las circunstancias que le
hechos, objetivamente de relativo interés.
acompañan nunca pueden ser las mismas, como nunca son los
En este mismo plano hay que situar todo lo que se refiere a la mismos los hombres y los rasgos culturales que los protagonizaron.
información orientada a alimentar los sentimientos morbosos o la
— El engaño. No es preciso definirlo. Se trata de todo falsea-
curiosidad malsana de los ciudadanos. Es el caso, por ejemplo, en el
miento, propiamente dicho, de la realidad.
que la noticia se convierte en un conjunto de detalles que describen
innecesariamente hechos en sí mismos inmorales, amorales o Hay, sin embargo, tres formas muy características de nuestro
patológicos. tiempo:
— Los silencios. Consiste en suprimir determinadas informa- La primera consiste en presentar como descubrimientos científi-
ciones cuyo conocimiento pondría en duda el cuadro ideológico cos lo que no pasan de ser puras ideas u opiniones, o simples
sustentado por los detectores de los medios de comunicación social. hipótesis de trabajo, todavía sin comprobar científicamente. Un
Se trata evidentemente de una manipulación inmoral de la opinión ejemplo de ello puede ser la transmisión de noticias falsas o semi-
pública en línea de omisión. verdaderas referidas al campo de la salud, o el convertir en proposi-
ciones científicamente comprobadas lo que son simples opiniones.
(83) CP, n. 34 (pp. 25-26). La segunda consiste en la presentación como reportajes auténti-
(84) Cfr. J. L GUTIÉRREZ, Información: Conceptos fundamentales en la
cos de lo que es un simple fruto de la imaginación del autor.
Doctrina Social de la Iglesia II (Madrid, 1971), 354-359.
(85) ínter mirifica, n. 5. La tercera consiste en adoptar un tono de marcada aunque
442 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA V ETICA CRISTIANA 443

aparente imparcialidad, cuando se está, de hecho, presentando 3.°) El montaje estructural del proceso informativo
afirmaciones claramente parciales e interesadas. Viene a ser una
forma de engaño consistente en adoptar una expresión de objetivi- La moralidad de la información no depende únicamente de la
dad en la transmisión de algo que es subjetivo. voluntad de los informadores; está condicionada también por el
— Los muéstreos insuficientes. Consiste en dar la impresión montaje actual del proceso informativo, cuyos momentos principales
de que se presenta un estado mayoritario de opinión pública, a partir se reducen a los tres siguientes: acceso a las fuentes por parte de los
de entrevistas realizadas a un corto número de personas, unilateral- informadores, libre circulación de las noticias y receptividad activa
mente seleccionadas. El muestreo como técnica de investigación por parte del público. La moral de la información encuentra aquí un
social consiste en la selección, científicamente realizada, de un importante ámbito en donde concretar sus criterios (87).
determinado número de personas, de forma tal que los resultados de
la encuesta a ellos realizada, sean representativos de la totalidad de b) Moral de la propaganda y de la publicidad
la población, cuyas características se quieren conocer.
Para que los resultados de una encuesta realizada por muestreo V. DANZA, Propaganda odierna e moralitá (Roma, 1967) (bibliogra-
sean válidos, dicho muestreo debe realizarse según determinadas fía). R. ECHARREN, Propaganda, opinión pública y medios de
reglas científicas. comunicación social (Madrid, 1970). J. FOLLIET, Opinione pubbli-
ca, propaganda, pubblicitá (Roma, 1965). M. Fusí, II nuovo códi-
Un muestreo insuficiente, un muestreo realizado mediante la ce di lealtá pubblicitaria (Milán, 1971). T. M. GARRET, An intro-
selección de personas que van a responder en determinada línea, un duction to some ethical oroblems of modern American adverti-
muestreo realizado 'a posteriori', eliminando las respuestas que se sing (Roma, 1961). J. NAVARRO, La manipulación publicita-
salen del cuadro buscado, son formas inmorales de manipular el ria (Barcelona, 1971). VARIOS, Las responsabilidades de la publi-
conocimiento de la realidad, siempre que no se advierta claramente cidad (Madrid, 1973). VARIOS, Etica de la publicidad (Madrid,
las limitaciones de los medios empleados y la invalidez de una 1977).
generalización a partir de los resultados obtenidos y presentados. Propaganda y publicidad pertenecen a la llamada «comunicación
— La generalización de hechos parciales. Consiste en ge- persuasoria». Sin limitarse a los medios de comunicación social, es
neralizar abusivamente un hecho que por sus características y en éstos donde tienen sus vehículos más eficaces.
naturaleza es individual. Aunque la propaganda y la publicidad son dos fenómenos
Un ejemplo puede ser el de aplicar, a todo un grupo étnico o a diferenciados (88), sin embargo, los unimos en un mismo apartado
una categoría social, un calificativo determinado a partir de un hecho por las similitudes que tienen sus respectivos planteamientos
concreto en el que se ha visto implicado uno o varios miembros de éticos.
ese grupo o de esa categoría.
La generalización puede hacerse directamente o presentando
series de noticias, de tal manera que el propio ciudadano generalice. 1 °) Exigencias éticas de la propaganda
La generalización puede ser de carácter positivo o negativo,
Los criterios éticos que han de orientar la propaganda pueden ser
puede tener como fin crear un estereotipo favorable respecto a una
resumidos en los siguientes:
realidad (persona, grupos...) o puede tener como objetivo crear un
estereotipo desfavorable o adverso respecto a una realidad. — Necesidad de la propaganda. Por el hecho de vivir en una
sociedad pluralista la propaganda pertenece a la condición social del
La finalidad de una generalización abusiva es crear un estado de
hombre actual. La propaganda es un modo de afirmar la pluralidad
opinión pública respecto a una realidad, de forma que las unidades
que integran esa realidad reciban, 'a priori', un juicio favorable o (87) Remitimos a las orientaciones éticas de la instrucción CP, nn.
adverso, por el simple hecho de pertenecer a ella.» (86). 33-47; 75-76. Cfr. BARAGLI, l.c, 503-505.
(88) Para una aproximación global a estos dos fenómenos remitimos a:
(86) R. ECHARREN, Propaganda, opinión pública y medios de co- E. BARAGLI, Propaganda y PuHücidad: Diccionario enciclopédico de
municación social (Madrid, 1970), 38-45. Teología moral (Madrid, 1974), 859-865 y 907-913.
CULTURA Y ETICA CRISTIANA 445
444 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL

2 °) Valores y contravalores de la publicidad


de opciones y de orientar las preferencias de los individuos «La
libertad de propaganda de los individuos y de los grupos es inhe- La publicidad es uno de los factores condicionantes de la vida
rente a sus intangibles derechos de libertad de pensamiento y de social de nuestro tiempo ¿Puede existir una moral en este terreno 7
expresión Por eso son preferibles, normalmente, los regímenes Esta pregunta cuestiona el ethos global de nuestra sociedad Por no
liberal-democráticos que hacen posible esta forma de debate y que ser éste el momento para entrar en el análisis de esta cuestión
se esfuerzan, con ayuda incluso de los massmedia, por formar y fundamental, nos limitamos a transcribir los párrafos que dedica la
extender una recta y justa opinión pública (cfr IM 8) Hay que Instrucción «Comunión y progreso» al tema de la publicidad (94)
condenar, en cambio, como intrínsicamente inmorales, los regí-
menes totalitarios (especialmente los político-estatales), que supri- — N ° 59 (Razones y condiciones de la publicidad). La
men toda discusión, reduciendo al silencio a los que disienten, importancia de la publicidad en la sociedad de nuestro tiempo crece
mediante la amenaza de su eliminación civil, monopolizando todos de día en día, y nadie escapa a su influencia Es ciertamente muy útil
los instrumentos de información y envileciéndola al reducirla a la a la sociedad Por ella el comprador conoce los bienes que puede
propaganda facciosa, interpretando y suprimiendo, con la censura necesitar y los servicios que se ofrecen, y así también se promueve
administrativa o con expedientes técnicos sistemáticos todo lo que una más amplia distribución de los productos Con esto se ayuda al
pueda contradecir sus posturas o, de todos modos, significar incó- desarrollo de la industria, que contribuye al bien general Esto es
modas confrontaciones» (89) laudable con tal de que quede siempre a salvo la libertad de elección
por parte del comprador, y aunque se utilicen las necesidades
— Bien común: justificación ética de la propaganda. primarias excitando el deseo de unos bienes, la publicidad debe
«Sólo será lícita la propaganda o 'campaña publicitaria' cuando su tener en cuenta la verdad dentro de su estilo característico
finalidad y método sean dignos del hombre, cuando intente servir a
— N ° 60 (Cuándo es nociva la publicidad). Pero si la
la verdad y aproveche al bien común, tanto nacional como universal,
publicidad presenta al público unos artículos perjudiciales o total-
sea de los individuos o de las colectividades» (90)
mente inútiles, si se hacen promesas falsas en los productos que se
— Riesgos de una propaganda manipuladora. A veces la venden, si se fomentan las inclinaciones inferiores del hombre, los
propaganda atenta contra el bien común, impide la pública y libre difusores de tal publicidad causan un daño a la sociedad humana y
expresión, deforma la verdad o infunde prejuicios en la mente de los terminan por perder la confianza y autoridad Se daña a la familia y
hombres, difundiendo verdades a medias o discriminándolas según a la sociedad cuando se crean falsas necesidades, cuando continua-
un fin preestablecido o pasando por alto algunas verdades impor mente se les incita a adquirir bienes de lujo, cuya adquisición puede
tantes (91) En esos casos, la propaganda «daña la legítima libertad impedir que atiendan a las necesidades realmente fundamentales
de información del pueblo y por ello no debe admitirse en forma Por lo cual, los anunciantes deben establecerse sus propios límites
alguna» (92) de manera que la publicidad no hiera la dignidad humana ni dañe a
— Moralidad de los contenidos, de los medios y de los la comunidad Ante todo debe evitarse la publicidad que sin recato
métodos. La propaganda ha de ser valorada por su contenido, sus explota los instintos sexuales buscando el lucro, o que de tal manera
medios y sus métodos (93) El contenido de la propaganda no afecta al subconsciente que se pone en peligro la libertad misma de
puede ser algo evidentemente inmoral Los medios empleados no los compradores
deben sobrepasar en costes económicos y humanos a los bienes que
— N ° 61 (Publicidad y países en vías de desarrollo). Por
se pretenden conseguir Los métodos han de respetar la dignidad
el contrario, un uso prudente de la publicidad puede estimular a un
del «adversario» y la criticidad del público Sobre estos aspectos
mayor progreso, de manera que el público se esfuerce en elevar el
tiene una función importante el justo ordenamiento jurídico y la
nivel de las condiciones de su vida Pero se sigue un grave daño si
vigilancia pertinente de los poderes públicos
se alaban y aconsejan unos bienes de tal manera que unos grupos,
(89) BARAGLI, Propaganda. I.c, 861-862 principalmente los que se esfuerzan en salir de la pobreza buscando
(90) CP, n 29 (p 23) un digno nivel de vida, ponen su progreso en satisfacer unas
(91) Cfr ECHARREN, o . c , 27-30
(92) CP, n 30 (p 24) (94) CP, nn 59-62 (pp 36-38)
(93) Cfr BARAGLI, I.C , 862-865
446 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA
447

necesidades ficticias, les dedican una gran parte de sus bienes y así esfuerza por mostrar a los demás sus propios sentimientos, opiniones
posponen a ello el cubrir necesidades verdaderas y conseguir un y afectos, de manera que acaban convirtiéndose en opiniones y
auténtico progreso costumbres comunes» (96)
— N ° 62 (Peligro de concentraciones). La gran cantidad de Limitándonos al aspecto ético, recordamos los criterios que han
dinero empleado en la publicidad amenaza, en sus fundamentos de iluminar una recta comprensión y una adecuada función de la
mismos, a los instrumentos de comunicación social, porque el estilo opinión pública
mismo de estos anuncios lleva consigo el peligro de que el público — La libertad de expresión: necesario punto de partida.
juzgue que los medios de comunicación social no tienen más «La libertad, por la que cada uno puede expresar sus sentimientos y
objetivo que estimular las necesidades humanas para propagar el uso opiniones, es necesaria para la formación recta y exacta de la opinión
de cualquier producto También la libertad misma de los medios de pública» (97) Para que exista una opinión pública que merezca el
comunicación puede peligrar por la presión de los medios económi- nombre de tal se requiere la libre expresión y la correspondiente
cos Como los medios de comunicación social están apoyados en confrontación de opiniones, de individuos y de grupos, «para que,
una economía, sólo podrán subsistir aquellos que consiguen mayo- aceptadas unas y rechazadas o perfeccionadas otras, y concilladas y
res ingresos de la publicidad Se abre así camino a los monopolios acomodadas las demás, terminen las más sólidas y constantes por
y se pone en peligro el derecho de recibir anuncios o de rechazarlos crear una norma común de acción» (98)
y el mismo diálogo social En el uso de los medios de comunicación — Obligación de concurrir todos a la formación de la
social ha de garantizarse el «pluralismo» y defenderse con leyes opinión pública. Todos los ciudadanos deben sentirse obligados a
adecuadas contra el peligro que nace de que las inversiones proce- participar en la formación de una adecuada opinión pública Los
dentes de la publicidad vayan a parar exclusivamente a los medios profesionales de los medios de comunicación social o los que «por
más poderosos cualidades propias o cualquier otro tipo de motivos son estimados e
influyen en la sociedad juegan un papel de gran peso en la creación
c) Responsabilidad ética en la opinión pública de la opinión pública al expresar su propia opinión» (99)
— Discernimiento de la auténtica opinión pública. No
J L BARBERO, Responsabilidad de la opinión pública Proyección n toda opinión, por el simple hecho de estar muy difundida y afectar
69 (1970), 3-10 A GONZÁLEZ MOLINA, La opinión pública en la a muchas personas, ha de tenerse sin más por opinión pública
Iglesia Cuadernos para el diálogo (noviembre 1973), 13-17 Además, la opinión de la mayoría no es siempre la mejor ni la más
L GONZÁLEZ SEARA, Opinión pública y comunicación de ma- coherente con la verdad Por otra parte, la opinión pública cambia
sas (Barcelona, 1968) R E LAÑE - D O SEARS, La opinión
con frecuencia y está expuesta a los vaivenes de las masas «Por todo
pública (Barcelona, 1967) L VELA, Opinión pública en la Igle-
esto, no deben adoptarse demasiado rápidamente las opiniones que
sia Sal Terrae 59 (1971), 367-384
están en boca de todos Es más, puede haber razones obvias que
La opinión pública es, en expresiones de Pío XII, «el patrimonio aconsejen oponerse directamente a ellas» (100)
de toda sociedad normal compuesta de hombres que, conscientes — Riesgo de manipulación en la opinión pública. La opi-
de su conducta personal y social, están íntimamente ligados con la nión pública está sometida al riesgo de la manipulación, sobre todo
comunidad de la que forman parte Ella es en todas partes, y en fin por parte de los que detentan el poder sobre los medios de comuni-
de cuentas, el eco natural, la resonancia común, más o menos cación social Aprovechando la capacidad sugestiva de estos medios
espontánea, de los sucesos y de la situación actual en sus espíritus y sorprendiendo al hombre en sus limitaciones (disminución del
y en sus JUICIOS» (95) Así entendida, hemos de convenir en que la sentido crítico, irreflexión, emotividad exagerada, etc ), la opinión
opinión pública «es característica y propiedad de la sociedad huma-
na», ya que «nace del hecho de que cada uno, espontáneamente, se (96) CP, n 25 (p 22)
(97) CP, n 26 (pp 22 23)
(95) P¡0 XII. La prensa y la opinión pública (18 de febrero de 1950) (98) Ibid.
P GALINDO, Colección de encíclicas y documentos pontificios, edic (99) CP, n 28 (p 23)
5 a (Madrid, 1955), 333 (100) CP n 31 (p 24)
448 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
CULTURA Y ETICA CRISTIANA 449
pública es con frecuencia instrumentahzada en orden a intereses
IV
ajenos al bien de las personas y de la comunidad
«Para ello se pueden seguir diferentes caminos de manipulación
ARTE, OCIO Y CALIDAD DE VIDA:
1 °) El aprovechamiento de los estereotipos Los estereotipos ALUSIONES ETICAS
son afirmaciones falsas que incluyen siempre una inclinación o un
prejuicio en favor o en contra de las personas a quienes se aplica El
incidir sobre los estereotipos, reforzándolos, usándolos para apoyar Dentro del capítulo dedicado al estudio de la relación entre
determinados JUICIOS, o, incluso, creándolos puede ser una forma cultura y ética tienen cabida muchos otros temas, además de los
inmoral de manipulación de la opinión pública expuestos en los tres apartados anteriores (fenómeno cultural en sí,
2 °) La distracción Consiste en distraer la atención pública de educación, y medios de comunicación social) La carta apostólica
determinados conocimientos, ocultándolos o creando otros centros «Octogésima adveniens» hizo una rápida alusión a los «nuevos
de interés, aprovechándose de las tendencias primarias de los indi- problemas sociales» (105) entre los que colocó el urbanismo y el
viduos (un ejemplo era el «pan y circo» de Roma) medio ambiente Problemas de ahora o problemas de siempre (como
el arte, el deporte, etc ) hay que constatar la existencia de impor-
3 °) El uso de las emociones irracionales, de los sentimientos,
tantes aspectos socio-culturales que solicitan la reflexión humana y,
de las lealtades primarias, de las reacciones agresivas respecto al más concretamente, la reflexión ética
extra-grupo , etc , en el sentido anteriormente expuesto al hablar de
la propaganda explotadora Un ejemplo de ello puede ser la inven- En este último apartado de la ética cultural agrupamos, de una
ción de un enemigo exterior común para conseguir acentuar la forma selectiva, algunas realidades socio-culturales en torno a
unidad del grupo y la lealtad a la propia comunidad, en un momento tres ejes temáticos arte, ocio y calidad de vida. Es forzoso
en que esa unidad y lealtad peligran por diversas causas agudizar la reconocer que existen otras realidades que merecerían parecida
agresividad al extra-grupo es un mecanismo que favorece un proce- reflexión, como por ejemplo el fenómeno cultural del urbanismo
so de unidad y de lealtad al intra-grupo Cuando no existe el (106) Por otra parte, el reducido tratamiento que vamos a dar a los
enemigo, una manipulación inmoral de la opinión pública puede ser temas seleccionados no corresponde a la importancia objetiva que
la de inventarlo» (101) ellos tienen Reconocemos estas limitaciones y las aceptamos por las
razones metodológicas y de espacio impuestas a esta obra
— La opinión pública debe ser tenida en cuenta. «Las
opiniones que corren más abiertamente, dado que manifiestan la
mentalidad y deseos del pueblo, deben ser tomadas en atenta
1 ARTE Y MORAL
consideración, sobre todo, por las autoridades, tanto religiosas como
civiles» (102)
C EGUÍA, El arte y la moral (Montevideo, 1941) E LEFEBVRE, La
Cuanto acabamos de decir debe ser aplicado a la opinión morale, amie de /'a/í (Québec, 1947) S MAÑERO, Valoración ética
pública dentro de la Iglesia. Reconocido el derecho a la libertad de la expresión artística de lo inmoral Revista de Filosofía 9
de expresión y de pensamiento en la Iglesia (103), es necesario (1950), 433-460 J MARITAIN, La responsabilité de l'artiste (París,
reconocer también la función benéfica e imprescindible de la opinión 1961) J L Mico, Belleza, Arte y Moral Instrumentos de comuni-
pública para mantener vrvo el necesario diálogo entre los miembros cación social, (Madrid, 1966), 121-139 C SALICRU, Moral y arte
de la Iglesia (104) (Barcelona, 1960), El desnudo de arte (Barcelona, 1930) A D
SERTILLANGES, L'art et la morale (París, 1933) C M STAEHLIN,
(101) ECHARREN, o . c , 37-38 Formación de la conciencia del espectador Instrumentos de comu-
(102) CP, n 32 (p 24) nicación social (Madrid, 1966), 159-180 C VACA, Mal moral y
(103) «La Iglesia reconoce a todos el derecho a una conveniente libertad medios de difusión Instrumentos de comunicación social (Madrid,
de expresión y de pensamiento, lo cual supone también el derecho a que 1966), 141-157
cada uno sea escuchado en espíritu de diálogo que mantenga una legítima
variedad dentro de la Iglesia» (SÍNODO DE LOS OBISPOS 1971, Documentos (105) Octogésima adveniens, nn 8-21
(Salamanca, 1972), 70) (106) Cfr, a modo de ejemplo Die Stadt ais Aufgabe: Theologie und
(104) Cfr CP, nn 114-125 Glaube 67 (1977), n 3 (monográfico)
29 Moral social
M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL C U L T U R A Y ETICA C R I S T I A N A 451
450

«¿Le corresponde a la teología moral un tratado sobre la 'belleza? de la humanidad: en él se recrea continuamente la comunidad
Si lo preguntamos solamente a los manuales de moral de los últimos humana; 3) el arte tiene una función catártica: «quien percibe el
siglos parece claro que la respuesta ha de ser negativa. Indudable- perfume y esplendor de una humilde violeta se llena de agradeci-
mente en ello ha influido la finalidad restringida que perseguían, o miento, de admiración, de asombro; intima con el valor; adquiere
sea, la formación del confesor. Pero si interrogamos a la Sagrada confianza en la existencia; está dispuesto a la adoración» (110).
Escritura, a la liturgia, a los padres de la Iglesia y a los santos, la — Lo bello como expresión del misterio cristiano: la
respuesta será decididamente afirmativa» (107). belleza es el ámbito de la revelación de Dios y el lugar adecuado para
Esta orientación de Háring, que compartimos plenamente, pide la establecer la comunicación de los cristianos con lo Transcendente.
creación de un tratado moral sobre la belleza. Tratado que podría ser
configurado con tres vertientes: sentido antropológico-teológico de
b) Actitud estética y actitud ética
lo bello; relación entre actitud estética y actitud ética; valoración
moral de las expresiones objetivas de lo bello. Insinuamos a conti-
nuación, casi a modo de epígrafes, la temática de cada una de las Lo bello y lo bueno se relacionan en cuanto actitudes básicas
de la persona. ¿Cómo entender esa relación? La respuesta a esta
vertientes señaladas.
pregunta pertenece a la Moral Fundamental. Precisamente en el
contexto de la Moral Fundamental de esta obra es donde ha sido
a) Significado antropológico-teológico de lo bello tratado el tema.
El misterio de lo bello se integra en el significado unificador de
lo verdadero y de lo bueno. Belleza, verdad y bondad constituyen Nota Bene: ver el desarrollo de este punto en : Moral de
los tres significados básicos de la realidad humana y las tres actitudes. I-Moral Fundamental, edic. 4 a (Madrid, 1977)
actitudes correspondientes de la existencia personal. «En la belleza 524-531.
se manifiesta la intrínseca unidad de la verdad y del bien y su fuerza
conquistadora» (108).
c) Valoración moral de la expresión artística
El significado antropológico-teológico de lo bello puede ser
captado desde las siguientes perspectivas:
La relación entre belleza y moral suele concretarse de un modo
— El sentido estético dentro de la comprensión integral prevalente en la valoración ética de la expresión artística. El
del hombre: 1) el sentido estético es un constitutivo de la existen- Concilio Vaticano II formuló el principio que ha de regir «las
cia humana, junto con otros sentidos básicos (lo verdadero, lo relaciones que median entre los derechos del arte y las normas de la
bueno, lo mistérico, etc.): en él se revela el hombre como capacidad ley moral». Afirma lo siguiente: «Como no rara vez las crecientes
de admiración, de desinterés, de goce, etc.; 2) el sentido estético controversias sobre este tema tienen su origen en falsas doctrinas
descubre la belleza y la recrea; 3) el sentido estético es una forma sobre la ética y la estética, el Concilio declara que la primacía
de humanizar la realidad y de hacer avanzar el proyecto histórico del absoluta del orden moral objetivo debe ser respetada por todos,
hombre; 4) el sentido estético ayuda a establecer la comunidad: puesto que es el único que supera y congruentemente ordena todos
junto con la verdad y con el bien, la belleza es un ámbito de los demás órdenes de las realidades humanas, por dignos que sean,
comunicación interpersonal y social. sin excluir el arte. Pues es el orden moral el único que abarca, en
toda su naturaleza, al hombre, criatura racional de Dios y llamado a
— El arte como creación pura del hombre: 1) el arte es la
lo eterno, y solamente él, si es observado con entera fidelidad,
revelación y la recreación del hombre: «en la belleza se manifiesta a
conduce al hombre al logro de la perfección y de la bienaventu-
una persona la plenitud del ser, deleitándola, colmándola, forzán-
ranza» (111).
dola a una respuesta» (109); 2) el arte es el patrimonio comunitario
(107) B. HAERING, La ley de Cristo, edic. 5.a (Barcelona, 1968), III, 580.
(108) Ibíd., 581. (110) Ibíd., 585.
(109) Ibíd.,585. (111) ínter mirifica, n. 6.
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 453-
452

El desarrollo de este principio general consiste en concretarlo a moral? La respuesta ha sido formulada en varios documentos del
los diversos momentos de la expresión artística. He aquí algunas magisterio eclesiástico. El Concilio Vaticano II se expresó del siguien-
anotaciones: te modo: «la narración, descripción o representación del mal moral
pueden servir, sin duda, para conocer y analizar más a fondo al
El ethos del artista hombre, para manifestar y exaltar la grandeza de la verdad y del bien
(Moral del momento subjetivo de la expresión artística) mediante oportunos y logrados efectos dramáticos; sin embargo,
para que no produzcan daño en lugar de utilidad a las almas, han de
Sin entrar aquí en la deontología del artista en cuanto tal, someterse totalmente a las leyes morales, sobre todo si se trata de
conviene recordar dos criterios éticos de carácter general. En primer cosas que exigen el máximo respeto o que incitan más fácilmente al
lugar, hay que afirmar la autonomía de la acción artística. El arte hombre, herido por la culpa original, a deseos depravados» (114).
tiene valor por sí mismo, goza de existencia independiente y no se La instrucción pastoral «Comunión y progreso» hace suya la doctrina
justifica por otra realidad. La utilidad, el placer, el moralismo, la de Pío XII, quien formuló el siguiente criterio: «siempre que el
propaganda religiosa: no deben considerarse como justificaciones conflicto con el mal, y aún su victoria pasajera, en relación con todo
del arte. La belleza se impone y se justifica por ella misma. En este el conjunto, sirva para la mayor comprensión de la vida, de su recta
sentido es válida la expresión «el arte por el arte»: en cuanto pone dirección, del dominio de su propia conducta, del esclarecimiento y
de manifiesto la autonomía de la creación artística. consolidación del criterio y de la acción, entonces esa materia puede
Pero, en segundo lugar, conviene recordar que el artista no es ser elegida y tratada, como argumento parcial, en la entera acción
sólo artista, sino también persona y que la creación artística se del espectáculo» (115).
enraiza en el núcleo responsabilizador de toda acción humana. Al La obra artística tendrá que representar el mal moral (sobre todo,
integrarse la creación artística en la síntesis de lo humano, adquiere violencia y erotismo), ya que éste forma parte de la realidad humana
la referencia ética. Si hemos afirmado más arriba que el sentido de la que aquélla depende. En cuanto al modo de hacerlo, nos
estético, al ser una actitud básica de lo humano, se integra con lo parecen válidas las anotaciones de Bini: «el sentido adoptado por la
verdadero y lo bueno en la unidad de la existencia personal, la representación del mal en el significado global (de la obra artística)
creación artística tiene una necesaria referencia a la ética. puede formularse según tres hipótesis principales: —un momento
Autonomía y referencia ética no son dos principios contrapues- superado y negado por el significado de fondo (de la obra),
tos. Por el contrario, su afirmación dialéctica mantiene a la creación —elemento de una tesis de conjunto negativa, críticamente propues-
artística en su peculiar autenticidad. «El sentido de la totalidad debe ta a la consideración del espectador, —factor integrante de una
hacerle encontrar al artista la síntesis natural del bien, de la verdad, visión negativa propinada e impuesta a un espectador, a quien
y la belleza, y aún, hasta cierto punto, la de la belleza y la utilidad... resulta psicológicamente difícil si no imposible reaccionar críticamen-
La obra artística conserva su autonomía bien entendida si no se sale te. En el primer y segundo casos está asegurado un espacio de libre
de la esfera del bien. La belleza no libera sino en cuanto es responsabilización al espectador. Por tanto, la representación del mal
fulguración del bien» (112). puede, en determinadas condiciones, adoptar una función construc-
A la luz de los dos criterios señalados es como hay que entender tiva propia. En la tercera hipótesis nos hallamos frente a las típicas
el ethos del artista: ethos de plenitud, ethos de búsqueda infinita, especulaciones del razonamiento 'pornográfico' inhumano y corro-
ethos de la creatividad, etc. (113) sivo. Este análisis se extiende en términos análogos —más allá del
mal erótico y violento— a tesis político-sociales propugnadoras de
Moral de la obra artística principios autoritarios egoístas o racistas contrastantes con la libera-
(Moral del momento objetivo de la expresión artística) ción y la dignidad del hombre» (116).

En relación con la obra de arte la ética católica suele proponer


una cuestión concreta: ¿es lícito expresar en la obra artística el mal (114) ínter mirifica, n. 7.
(115) Comunión y progreso (Madrid, 1971), n. 57 (p. 35).
(112) HAERING, o . c , III, 591-592. (116) L. BINI, Cine: Diccionario enciclopédico de Teología moral (Ma-
(113) Ibíd., 592-596. drid, 1974), 88.
454 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 455

Moral del espectador En cuanto aspectos concretos, conviene recordar dos: el turismo
(Moral del momento contemplativo de la obra artística) y el deporte.
a) Etica del turismo: Para el desarrollo de este tema remiti-
La contemplación de la obra artística está sometida a las exigen- mos a F. APPENDINO, Turismo y tiempo libre: Diccionario enciclopé-
cias éticas comunes a cualquier acción responsable del hombre. dico de Teología moral (Madrid, 1978 3 ), 1144-1153.
Conviene, sin embargo, anotar que «una obra de arte crea dificulta-
b) Etica del deporte: Para el desarrollo de este tema remiti-
des en el orden moral cuando sus espectadores, sea por su edad, por
mos a G. PERICO, Deporte: Diccionario enciclopédico de Teología
ignorancia o por defecto en su formación, no pueden, debidamente,
moral (Madrid, 1978 3 ), 196-205.
o solo muy difícilmente, discernir lo malo y deshonesto. El artista
contempla la vida humana entera en todos sus elementos, buenos y
malos; pero no ocurre lo mismo al conjunto de espectadores. Se 3. CALIDAD DE VIDA Y MORAL
requiere, pues, prudencia y discreción siempre que una obra de arte
llega a un público heterogéneo, en el que hay hombres de categorías a) Anotaciones generales sobre la «calidad de vida»
muy diversas; y esto especialmente cuando el tema sea la lucha del H. M. BARTH, Lebensqualitát. Theologische Erwágungen zu einem
hombre contra el mal» (117). Consecuentemente, los e s p e c t a d o - politischen Schlagwort: Herd. Korr. 23 (1977), 60-74. F. BOECKLE,
res responsables no solamente forman su conciencia previamente, ¿Es medióle la calidad de vida?: Pentecostés 15 (1977), 251 -263.
sino que saben integrar la contemplación de la obra artística dentro C. M. DALKEY, La calidad de vida: Revista de la Opinión Pública
del proyecto integral de su vocación humano-cristiana (118). La 21-22 (1970), 279-297. P. GONZÁLEZ, La calidad de la vida: un
problema de decisión personal: Razón y Fe 198 (1978), 289-301.
intervención de los ordenamientos jurídicos y de la autoridad públi-
P. NORDHUES, Lebensqualitat-Wunsch, Auftrag und Verheissung:
ca (119) tiene únicamente una función subsidaria ya que «la comu- Theologie und Glaube 67 (1977), 19-28. A. PECCEI, La calidad
nidad política exige ante todo que los individuos y los grupos sean humana (Madrid, 1977). VARIOS, Calidad de vida y medio ambien-
los artífices y los censores de sus proyectos» (120). te (Bilbao, 1978).

La expresión calidad de vida es reciente (no se remonta más


2. OCIO Y MORAL allá de la década de los '50). Sin embargo, su uso se ha extendido
de un modo tan notable que hasta se ha convertido en slogan
Nuestra sociedad está muy condicionada por la llamada «cultura político-social.
del ocio». El ocio es una condición fundamental de la vida humana Por la sobrecarga emocional que comporta, es difícil precisar el
presente y más aún de la futura (121). contenido exacto de este nuevo concepto (122). Sirve, como
Nos interesa situar dentro de los cuadros de la moral social, y en concepto-medida, para describir las condiciones de vida de una
el capítulo de la ética cultural, los problemas éticos que surgen de la determinada sociedad; vale para la discusión de los problemas
relación entre ocio y moral. Aunque no desarrollemos este tema, la sociales del crecimiento demográfico, del desarrollo económico, o de
constatación cumple una finalidad de orientación sistematizadora. la protección del medio ambiente; aglutina el malestar de amplios
sectores de la población ante una civilización que no colma las
aspiraciones del hombre. Estas y otras connotaciones significativas
(117) Comunión y progreso, n. 58 (p. 36). se adhieren a la expresión calidad de vida.
(118) Cfr. ínter mirifica, nn. 9-10.
(119) Sobre este tema del control social remitimos a los criterios, abiertos Tratando de superar estas ambigüedades y buscando el conteni-
y positivos, de Comunión y progreso nn. 84-91. do preciso del concepto podemos hacer las siguientes precisiones.
(120) Comunión y progreso, n. 85 (p. 47). Calidad de vida no es lo mismo que «nivel de vida»; este último
(121) Cfr. J. LALOUP, La civilización del ocio (Madrid, 1968); K. concepto designa el grado de bienestar económico-social sometido
RAHNER, Advertencias teológicas en torno al problema del tiempo
libre: Escritos de Teología IV (Madrid, 1962), 467-494; VARIOS, Ocio y (122) F. BOECKLE, ¿Es medible la calidad de vida?: Pentecostés 15
sociedad de clases (Barcelona, 1971). (1977), 251-263.
456 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL C U L T U R A Y ETICA C R I S T I A N A 457

a medición cuantitativa (por ejemplo, a través de la medida de la meta que acabamos de asignar a la calidad de vida corresponde a la
«renta nacional») La calidad de vida se mueve en el ámbito de dos finalidad básica de la ética la realización de condiciones de vida que
referencias, vida y calidad «Vida» designa aquí toda la realidad que respondan a la dignidad humana para el mayor número posible de
tiene, o debe tener, algún significado para el hombre (desde las hombres
necesidades primarias hasta los deseos más «humanos») El término Consiguientemente, la realización de la calidad de vida es uno de
«calidad» orienta los significados de la «vida» hacia el ser humano, los imperativos básicos del ethos humano objetivamente, en ese
ser de cada hombre y de todos los hombres empeño se totaliza el contenido de las exigencias morales, y,
Integrando las dos referencias podemos decir que «calidad de subjetivamente, en esa realización se concretan las instancias éticas
vida designa la autorreahzación desarrollada y plena del hombre, el de la responsabilidad humana solidaridad, justicia, libertad (124)
encuentro de su propia identidad Así, el concepto define la plenitud Así, pues, la ética apoya el empeño de implantar en el mundo
de las posibilidades de realización de la existencia humana, que humano la calidad de vida y se siente interpelada por este concep
partiendo de la seguridad de una constante satisfacción de las to-valor al organizar el campo de los contenidos y de las responsa-
necesidades vitales materiales fundamentales (como alimentación, bilidades morales Podemos suscribir la afirmación de que «el factor
vestido, habitación), se desarrolla en la libre actividad de sí mismo más importante del que dependerá el destino humano es la misma
como individuo en el juego, en el arte, el intercambio comunicativo, calidad humana, no sólo la calidad de algunas élites, sino la calidad
la entrega social y religiosa y el esfuerzo solidario de los particulares media de los miles de millones de hombres que pueblan la
por la configuración del mundo de la vida humana como causa Tierra» (125) Este principio, tomado como exigencia ética, es el
común ordenada Por consiguiente, este concepto de identidad motor de una auténtica «revolución humana» (126)
permite en su pluridimensionahdad que se hagan perceptibles en Uno de los aspectos más destacados en las discusiones sobre la
cada caso la medida y el grado de alienación respecto a la plenitud calidad de vida es la relación del hombre con su medio Sobre este
de perfecciones a que puede llegar el ser (la materialización en el tema nos fijamos a continuación
proceso laboral representaría un aspecto particular de lo dicho)
Calidad de vida en este sentido amplio es una realidad polifacética- b) Ecología y moral
mente condicionada tanto subjetivamente como objetivamente, que
opone las mayores dificultades a una determmabilidad gené- F ALBERTOS, La destrucción del medio ambiente Iglesia Viva n 67
rica» (123). (1977), 249-248 R BAER, Ecology, religión and the American
dream American Ecclesiastical Review 165 (1972), 43-59 A
La calidad de vida, aunque no es una realidad medible cuantita- BLANCY, Economic growth and the quality of Ufe Ecumenical
tivamente, aparece a través de un sistema equilibrado de indicado- Rev 28 (1976), 296-307 E BONÉ, Pour une «théologie» de I envi-
res. El desarrollo económico no es garantía segura de calidad de ronnement Revue Théologique de Louvain 2 (1971), 141-165 C
vida, pero constituye un presupuesto necesario para ella, de ahí que E BRAATEN, Caring for the future where ethics and ecology meet
tender a limitar el crecimiento económico en los países en vías de Zygon 9 (1974), 311-322 W J BYROIM, An Intermg Ethics of
desarrollo (crecimiento cero) supone un atentado contra la calidad Poverty, Power and Pollution (Nueva York, 1975) J MARIAS,
de vida Las condiciones sociales para el desarrollo de las necesida- Ecología y circunstancia humana La justicia social y otras justi-
des psicológicas y relaciónales de la persona son indicadores ópti- cias (Madrid, 1974), 73-80 R A MCCORMICK, Vom Umgang mit
dem Lebensraum Ansatze zu emer Ethik der Umweltschitzes
mos de la calidad de vida, lo mismo que el sistema de relación del Theologie der Gegenwart 14 (1971), 209-210, A proposal for
hombre con el medio ambiente En síntesis, la realización, para los «quahty life» entena for sustaming Ufe Hospital Progress 46 (1975),
más hombres posibles y para el más largo tiempo posible, de las 76-79 D L MEADOWS Y OTROS. LOS límites del crecimiento
condiciones de vida correspondientes a la dignidad humana ése es (México, 1974) J NAVONE, Chnstian Responsability for Environ-
el parámetro global de la calidad de vida ment American Ecclesiastical Review 169 (1975), 618-689 G
Mirada desde un punto de vista ético la calidad de vida se
(124) Ibíd., 261
convierte en uno de los criterios dinámicos del quehacer humano La
(125) A PECCEI, La calidad humana (Madrid. 1977), 38
(123) Ibid., 254 (126) Cfr Ibíd., 144-165
458 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 459
REMMERT, Umwelt und Gesellschaft Stimmen der Zeit 196 (1978), La toma de conciencia de este problema ha puesto de relieve un
85-95 G SIEGWALT, Ecologie et Théologie Revue d'Histoire et valor la unidad de destino del «planeta azul» «Los hombres
Phil Reí 54 (1974), 341-365, 507-521 R TAMAMES, Ecología y comienzan a percibir una dimensión nueva y más radical de la
desarrollo La polémica sobre los límites al crecimiento, edic 2 a unidad, porque se dan cuenta de que los recursos —como los
(Madrid, 1977) A VÍAN ORTUÑO, Consideraciones científico-éti- preciosísimos tesoros del aire y del agua, imprescindibles para la
cas sobre el problema de la contaminación Revista de la Universi- vida, y la limitada y frágil 'biosfera' de todo el conjunto de los seres
dad Complutense 25 (1976), 307-313 K J VERLEYE, Francesco vivientes— no son infinitos, sino que, por el contrario, deben ser
d'Assisi et la protection de l'environement Laurentianum 18 cuidados y protegidos como un patrimonio único de toda la huma-
(1977), 314-337 nidad» (131)
La relación del hombre con su medio o, según prefiere decir
Marías, con su «circunstancia» (127) origina múltiples problemas El Como consecuencia de esa toma de conciencia surge la necesi-
uso que el hombre ha hecho de la tierra (el nomadismo, las dad de adoptar criterios y medidas concretas Han de ser replantea-
civilizaciones fluviales, las grandes migraciones, las actividades agrí- dos los criterios que iluminan la relación del hombre con el
colas y mineras, las guerras, etc ), el tipo de civilización actual cosmos A este respecto conviene advertir que carecen de sentido
(urbanismo, industrialización, turismo, etc ), las exigencias de la las acusaciones dirigidas contra el cristianismo como si éste fuese el
técnica (centrales atómicas, etc.), el mismo crecimiento económico culpable de la destrucción del medio ambiente llevada a cabo por la
han originado, a partir de los años '70, una situación de angustia que civilización tecnológica de Occidente (132) La relación de «domi-
se expresa en el título significativo de un libro de la Unesco (1969) nio» del hombre con respecto a la naturaleza (cfr Gn 1, 26-28) no
Estamos haciendo inhabitable el planeta se puede entender como justificación de los estragos ecológicos que
Aunque algunos informes tengan un tono excesivamente alarmis- ha realizado la humanidad La teología del Vaticano II y las interven-
ta (128), y aunque entre los economistas no exista todavía acuerdo ciones doctrinales de Pablo VI (a la FAO, 1970, a los Juristas
sobre los «límites del crecimiento» (129), sin embargo, el problema católicos italianos, 1971, al Congreso Mundial de las Naciones
de la relación del hombre con su medio suscita serios interrogantes Unidas en Estocolmo, 1972) (133) señalan claramente que la
a la humanidad Como dice la carta apostólica «Octogésima adve- cosmovisión cristiana no sólo no provoca la degradación del medio
niens» «mientras el horizonte se va así modificando, partiendo de las ambiente, sino que apoya los esfuerzos por su conservación Con
imágenes que para él se seleccionan, se hace sentir otra transforma- estp no se quiere afirmar que los cristianos hayan sido siempre, a
ción, consecuencia tan dramática como inesperada de la actividad ejemplo de San Francisco de Asís, los más entusiastas defensores de
humana Bruscamente, el hombre adquiere conciencia de ella debi- la protección de la naturaleza (134)
do a una explotación inconsiderada de la naturaleza, corre el riesgo Para adoptar medidas concretas se requiere suscitar en la
de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación No solo humanidad una «ética ecológica» Esta ética no ha de insistir tanto
el ambiente físico constituye una amenaza permanente contamina- en detalles casuísticos cuanto en un conjunto de actitudes que
ciones y desechos, nuevas enfermedades, poder destructor absoluto, testifiquen la opción del hombre por la vida y por el respeto al
es el propio consorcio humano el que el hombre no domina ya, patrimonio común, presente y futuro, de la humanidad (135)
creando de esta manera para el mañana un ambiente que podría
resultarle intolerable Problema social de envergadura que incumbe (131) SINODO DE LOS OBISPOS 1971, Documentos (Salamanca, 1972),
a la familia humana toda entera» (130) 56 (cfr 58)
(132) Cfr BOECKLE, a.c, 268-270
(127) J MARIAS, Ecología y circunstancias humanas La Justicia (133) Ver las referencias en F APPENDINO, Ecología: Diccionario enci-
social y otras justicias (Madrid, 1974) clopédico de Teología moral (Madrid, 1974), 253-263
(128) Nos referimos, por ejemplo, a los informes del Club de Roma (134) Ver las anotaciones periodísticas pero exactas de J JIMÉNEZ,
(129) Ver la exposición de las distintas posiciones en R TAMAMES LOZANO, Los cristianos y la naturaleza: diario EL PAIS, sábado 18 de junio
Ecología y desarrollo. La polémica sobre los límites al crecimiento, de 1977, p 28
edic 2 a (Madrid, 1977) (135) «Un cristiano no puede aceptar este reino de la muerte porque
(130) Octogésima adveniens, n 21 Ocho grandes mensajes (Ma- afirma en su credo que Jesús murió para vencerla no sólo en el más allá de
drid, 1971) la historia, sino a nivel de la naturaleza misma, y, por encima de toda
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 461
460

Una expresión del ethos e c o l ó g i c o actual la e n c o n t r a m o s en la humano y a su medio A nuestro alrededor vemos multiplicarse las pruebas
del daño causado por el hombre en muchas regiones de la Tierra niveles
«Declaración sobre el m e d i o ambiente» del Congreso M u n d i a l de las
peligrosos de contaminación del agua, el aire, la tierra y los seres vivos,
Naciones U n i d a s ( E s t o c o l m o , 1 9 7 2 ) Dada la i m p o r t a n c i a de esta grandes trastornos del equilibrio ecológico de la biosfera, destrucción y
Carta e c o l ó g i c a d e las N a c i o n e s U n i d a s , la t r a n s c r i b i m o s a agotamiento de recursos insustituibles y graves deficiencias, nocivas para la
continuación salud física, mental y social del hombre, en el medio por él creado,
especialmente en aquel en que vive y trabaja
4 En los países en desarrollo, la mayoría de los problemas ambientales
DECLARACIÓN SOBRE EL MEDIO HUMANO están motivados por el subdesarrollo Millones de personas siguen viviendo
PROCLAMACIONES Y PRINCIPIOS muy por debajo de los niveles mínimos necesarios para una existencia
humana decorosa, privadas de alimentación y vestido, de vivienda y educa-
ción, de sanidad e higiene adecuadas Por ello, los países en desarrollo deben
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, dirigir sus esfuerzos hacia el desarrollo, teniendo presente sus prioridades y
Reunida en Estocolmo del 5 al 16 de junio de 1972, y la necesidad de salvaguardar y mejorar el medio Con el mismo fin, los países
Atenta a la necesidad de un citerio y unos principios comunes que industrializados deben esforzarse por reducir la distancia que los separa de
ofrezcan a los pueblos del mundo inspiración y guía para preservar y mejorar los países en desarrollo En los países industrializados, los problemas ambien-
el medio humano, tales están generalmente relacionados con la industralización y el desarrollo
tecnológico
/ Proclama que 5 El crecimiento natural de la población plantea continuamente proble-
mas relativos a la preservación del medio, y se deben adoptar normas y
1 El hombre es, a la vez, obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le medidas apropiadas, según proceda, para hacer frente a esos problemas De
da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, todas las cosas del mundo, los seres humanos son lo más valioso Ellos son
moral, social y espintualmente En la larga y tortuosa evolución de la raza quienes promueven el progreso social, crean riqueza social, desarrollan la
humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida ciencia y la tecnología, y, con su duro trabajo, transforman continuamente el
aceleración de la ciencia y la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de medio humano Con el progreso social y los adelantos de la producción, la
transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, ciencia y la tecnología, la capacidad del hombre para mejorar el medio se
cuanto lo rodea Los dos aspectos del medio humano, el natural y el artificial, acrece cada día que pasa
son esenciales para el bienestar del hombre y para el goce de los derechos
6 Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar
humanos fundamentales, incluso el derecho a la vida misma
nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor solicitud a las
2 La protección y mejoramiento del medio humano es una cuestión consecuencias que puedan tener para el medio Por ignorancia o indiferencia,
fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico podemos causar daños inmensos e irreparables al medio terráqueo del que
del mundo entero, un deseo urgente de los pueblos de todo el mundo y un dependen nuestra vida y nuestro bienestar Por el contrario, con un conoci-
deber de todos los gobiernos miento más profundo y una acción más prudente, podemos conseguir para
3 El hombre debe hacer constante recapitulación de su experiencia y nosotros y para nuestra posteridad unas condiciones de vida mejores en un
continuar descubriendo, inventando, creando y progresando Hoy en día, la medio más en consonancia con las necesidades y aspiraciones del hombre
capacidad del hombre de transformar lo que le rodea, utilizada con discerni- Las perspectivas de elevar la calidad del medio y de crear una vida satisfac-
miento, puede llevar a todos los pueblos los beneficios del desarrollo y toria son grandes Lo que se necesita es entusiamo, pero a la vez, serenidad
ofrecerles la oportunidad de ennoblecer su existencia Aplicado errónea o de ánimo, trabajo afanoso, pero sistemático Para llegar a la plenitud de su
imprudentemente, el mismo poder puede causar daños incalculables al ser libertad dentro de la Naturaleza, el hombre debe aplicar sus conocimientos a
forjar, en armonía con ella, un medio mejor La defensa y el mejoramiento del
casuística moral, no podrá dejar de preguntar con inquietud sobre la caza o medio humano para las generaciones presentes y futuras se ha convertido en
los toros, por ejemplo, la muerte caprichosa de los árboles, el sufrimiento meta imperiosa de la humanidad, que ha de perseguirse al mismo tiempo que
animal, las rentables centrales atómicas que ponen en peligro nuestra las metas fundamentales ya establecidas de la paz y el desarrollo económico
pervivencia, el puro progreso económico perfectamente antihumano, los y social en todo el mundo, y de conformidad con ellas
desechos, la fealdad o el ruido Dejar de hacerlo equivaldrá a la complicidad
con el desastre, pero también a la negación de la vida en que se dice creer» 7 Para llegar a esa meta será menester que ciudadanos y comunidades,
( J I M É N E Z L O Z A N O , l.c.) Ver también APPENDINO, l . c , 264-266, T A M A M E S , empresas e instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades
o . c , 183-192 (y entrevista en el diario EL PAIS, sábado 14 de enero de 1978) que les incumben y que todos ellos participen equitativamente en la labor
462 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CULTURA Y ETICA CRISTIANA 463

común Hombres de toda condición y organizaciones de diferente índole irreparables a los ecosistemas Debe apoyarse la justa lucha de los pueblos
plasmarán, con la aportación de sus valores y la suma de sus actividades, el de todos los países contra la contaminación
medio ambiente del futuro Corresponderá a las administraciones locales y
Principio 7: Los Estados deberán tomar todas las medidas posibles para
nacionales, dentro de sus respectivas jurisdicciones, la mayor parte de la
impedir la contaminación de los mares por sustancias que puedan poner en
carga en cuanto al establecimiento de normas y la aplicación de medidas en
peligro la salud del hombre, dañar los recursos vivos y la vida marina,
gran escala sobre el medio También se requiere la cooperación internacional
menoscabar las posibilidades de esparcimiento o entorpecer otras utilizacio-
con objeto de allegar recursos que ayuden a los países en desarrollo a cumplir
nes legítimas del mar
su cometido en esta esfera Y hay un número cada vez mayor de problemas
relativos al medio que, por ser de alcance regional o mundial o por repercutir Principio 8: El desarrollo económico y social es indispensable para
en el ámbito internacional común, requerirán una amplia colaboración entre asegurar al hombre un ambiente de vida y trabajo favorable y crear en la
las naciones y la adopción de medidas por las organizaciones internaciona- Tierra las condiciones necesarias para mejorar la calidad de la vida
les en interés de todos La Conferencia encarece a los gobiernos y a los
Principio 9: Las deficiencias del medio originadas por las condiciones
pueblos que aunen sus esfuerzos para preservar y mejorar el medio humano
del subdesarrollo y los desastres naturales plantean graves problemas, y la
en beneficio del hombre y de su posteridad
mejor manera de subsanarlas es el desarrollo acelerado mediante la transfe-
rencia de cantidades considerables de asistencia financiera y tecnológica que
complemente los esfuerzos internos de los países en desarrollo y la ayuda
// Principios Expresa la convicción común de que oportuna que pueda requerirse

Principio 1 : El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la Principio 10: Para los países en desarrollo, la estabilidad de los precios
igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de y la obtención de ingresos adecuados de los productos básicos y las materias
calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene primas son elementos esenciales para la ordenación del medio, ya que han
la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones de tenerse en cuenta tanto los factores económicos como los procesos
presentes y futuras A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan ecológicos
el apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y
otras formas de opresión y de dominación extranjera quedan condenadas y Principio 1 1 : Las políticas ambientales de todos los Estados deberían
deben eliminarse estar encaminadas a aumentar el potencial de crecimiento actual o futuro de
los países en desarrollo y no deberían coartar ese potencial, no obstaculizar
Principio 2: Los recursos naturales de la Tierra, incluidos el aire, el agua, el logro de mejores condiciones de vida para todos, y los Estados y las
la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los organizaciones internacionales deberían tomar las disposiciones pertinentes
ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones con miras a llegar a un acuerdo para hacer frente a las consecuencias
presentes y futuras mediante una cuidadosa planificación u ordenación, económicas que pudieran resultar, en los planos nacional e internacional, de
según convenga la aplicación de medidas ambientales

Principio 3: Debe mantenerse y, siempre que sea posible, restaurarse o Principio 12: Deberían destinarse recursos a la conservación y mejora-
mejorarse la capacidad de la Tierra para producir recursos vitales renovables miento del medio, teniendo en cuenta las circunstancias y las necesidades
especiales de los países en desarrollo y cualesquiera gastos que pueda
Principio 4: El hombre tiene la responsabilidad especial de preservar y
originar a estos países la inclusión de medidas de conservación del medio en
administrar juiciosamente el patrimonio de la flora y fauna silvestre y su
sus planes de desarrollo, así como la necesidad de prestarles, cuando lo
habitat, que se encuentra actualmente en grave peligro por una combinación
soliciten, más asistencia técnica y financiera internacional con ese fin
de factores adversos En consecuencia, al planificar el desarrollo económico
debe atribuirse importancia a la conservación de la Naturaleza, incluidas la Principio 13: A fin de lograr una más racional ordenación de los recursos
flora y fauna silvestres y mejorar así las condiciones ambientales, los Estados deberían adoptar un
Principio 5: Los recursos no renovables de la Tierra deben emplearse de enfoque integrado y coordinado de la planificación de su desarrollo, de modo
forma que se evite el peligro de su futuro agotamiento y se asegure que toda que quede asegurada la compatibilidad del desarrollo con la necesidad de
la humanidad comparte los beneficios de tal empleo proteger y mejorar el medio humano en beneficio de su población

Principio 6: Debe ponerse fin a la descarga de sustancias tóxicas o de Principio 14: La planificación racional constituye un instrumento indis-
otras materias, a la liberación de calor, en cantidades o concentraciones tales pensable para conciliar las diferencias que puedan surgir entre las exigencias
que el medio no pueda neutralizarlas, para que no se causen daños graves o del desarrollo y la necesidad de proteger y mejorar el medio
464 M O R A L DE A C T I T U D E S III MORAL SOCIAL C U L T U R A Y ETICA C R I S T I A N A 465

Principio 15: Debe aplicarse la planificación a los asentamientos huma- Principio 22: Los Estados deben cooperar para continuar desarrollando
nos y a la urbanización con miras a evitar repercusiones perjudiciales sobre el derecho internacional en lo que se refiere a la responsabilidad y a la
el medio y a obtener los máximos beneficios sociales, económicos y ambien- indemnización a las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales
tales para todos A este respecto deben abandonarse los proyectos destina- que las actividades realizadas dentro de la jurisdicción o bajo el control de
dos a la dominación colonialista y racista tales Estados causen a zonas situadas fuera de su jurisdicción
Principio 16: En las regiones en que exista el riesgo de que la tasa de Principio 23: Sin perjuicio de los criterios que puedan acordarse por la
crecimiento demográfico o las concentraciones excesivas de población per- comunidad internacional y de las normas que deberán ser definidas a nivel
judiquen al medio o al desarrollo, o en que la baja densidad de población nacional, en todos los casos será indispensable considerar los sistemas de
pueda impedir el mejoramiento del medio humano y obstaculizar el desarro- valores prevalecientes en cada país y la aplicabilidad de unas normas que si
llo, deberían aplicarse políticas demográficas que respetasen los derechos bien son válidas para los países más avanzados pueden ser inadecuadas y de
humanos fundamentales y contasen con la aprobación de los gobiernos alto costo social para los países en desarrollo
interesados
Principio 24: Todos los países, grandes o pequeños, deben ocuparse
Principio 17: Debe confiarse a las instituciones nacionales competentes con espíritu de cooperación y en pie de igualdad de las cuestiones interna-
la tarea de planificar, administrar o controlar la utilización de los recursos cionales relativas a la protección y mejoramiento del medio Es indispensable
ambientales de los Estados con el fin de mejorar la calidad del medio cooperar, mediante acuerdos multilaterales o bilaterales o por otros medios
Principio 18: Como parte de su contribución al desarrollo económico y apropiados, para controlar, evitar, reducir y eliminar eficazmente los efectos
social, se debe utilizar la ciencia y la tecnología para descubrir, evitar y perjudiciales que las actividades que se realicen en cualquier esfera puedan
combatir los riesgos que amenazan al medio, para solucionar los problemas tener para el medio, teniendo en cuenta debidamente la soberanía y los
intereses de todos los Estados
ambientales y para el bien común de la Humanidad
Principio 19: Es indispensable una labor de educación en cuestiones Principio 25: Los Estados se asegurarán de que las organizaciones
ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos y internacionales relicen una labor coordinada, eficaz y dinámica en la conser-
que preste la debida atención al sector de población menos privilegiado, para vación y mejoramiento del medio
ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una
conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada Principio 26: Es preciso librar al hombre y a su medio de los efectos de
en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento las armas nucleares y de todos los demás medios de destrucción en masa
del medio en toda su dimensión humana Es también esencial que los medios Los Estados deben esforzarse por llegar pronto a un acuerdo, en los órganos
de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano internacionales pertinentes, sobre la eliminación y destrucción completa de
y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la tales armas
necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarro-
llarse en todos los aspectos

Principio 20: Se deben fomentar en todos los países, especialmente en


los países en desarrollo, la investigación y el desarrollo científicos referentes
a los problemas ambientales, tanto nacionales como multinacionales A este
respecto, el libre intercambio de información científica actualizada y de
experiencia sobre la transferencia debe ser objeto de apoyo y asistencia, a fin
de facilitar la solución de los problemas ambientales, las tecnologías ambien-
tales deben ponerse a disposición de los países en desarrollo en unas
condiciones que favorezcan su amplia difusión sin que constituyan una carga
económica excesiva para esos países
Principio 2 1 : De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y con
los principios del derecho internacional, los Estados tienen el derecho
soberano de explotar sus propios recursos en aplicación de su propia política
ambiental y la obligación de asegurarse de que las actividades que se lleven
a cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no perjudiquen al medio
de otros Estados o de zonas situadas fuera de toda jurisdicción nacional
30 Moral social
7
política y ética cristiana

El hombre aparece y se realiza como persona en la convivencia


interpersonal. Ahora bien, la convivencia es, desde sus bases hasta
sus límites, una convivencia política. La politicidad matiza todas las
formas y todos los niveles de las relaciones humanas.
Esto no indica que haya de reducirse todo a política. Tienen
consistencia autónoma las otras relaciones de convivencia: interin-
dividual, familiar, económica, cultural, etc. Lo que se afirma es el
matiz o ambiente político en toda forma de existencia individual o
comunitaria.
De las afirmaciones anteriores se deduce la conclusión de que el
ámbito de la ética política es el horizonte adecuado.de todos los
temas de la ética social. La economía, la cultura, el ordenamiento
socio-jurídico, etc., están enmarcados dentro del radio de influencia
de la política.
Sin embargo, en este capítulo no vamos a referirnos a esos
significados amplios de la política. Limitamos la consideración al
núcleo de la politicidad. la organización del poder político. Y
nos preguntamos: ¿cuál es el ideal ético de la comunidad política
para que pueda realizarse en ella plenamente la convivencia humana?
El contenido de este capítulo lo constituye el estudio de la ética
política en cuatro vertientes: vertiente bíblica (exposición de la
actitud del Nuevo Testamento ante la política); vertiente sociológi-
ca (descripción del fenómeno político); vertiente histórica (recuen-
to de las orientaciones de la ética política en la Historia de la Moral);
y, por último, vertiente sistemática (análisis de los presupuestos
metodológicos para la formulación de una ética política y desarrollo
de sus principales problemas).
Estos son, pues, los temas y los correspondientes apartados del
presente capítulo:
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 469
468

I. Vertiente bíblica: Actitud del Nuevo Testamento ante Testamento sobre otros aspectos de la vida social cobra mayor
la política relieve el conjunto de pasajes con temática política La conciencia
II Vertiente sociológica: Aproximaciones globales al fe- cristiana de todas las épocas ha conservado con cariño esas referen-
cias neotestamentanas, considerándolas como joyas de inapreciable
nómeno político.
valor Algunos de esos textos («dad al César lo que es del César »,
III. Vertiente histórica: La ética política en la Historia de
etcétera) han entrado a formar parte del acerbo cultural de Occidente
la Moral
Conviene, sin embargo, anotar desde el principio que la doctrina
IV Vertiente sistemática: Fundamentación y contenido del Nuevo Testamento sobre la vida política
de la ética política.
V Apéndice: Dimensión universal de la convivencia socio- — no es sistemática, es decir, no abarca todos los elementos de
política (Moral internacional) la realidad política Se refiere a algunos de ellos, más relacionados
con la visión cristiana,
— no es abstracta o generalizada, es decir, no toma la vida
I política en su sentido general Se refiere a situaciones determinadas
las del Imperio romano en su incidencia sobre la vida judía y sobre
VERTIENTE BÍBLICA las nacientes comunidades cristianas,
— no es teórica, es decir, con intenciones primariamente doctri-
Actitud del Nuevo Testamento ante la política
nales Tiene, más bien, un carácter práctico nace del contraste de la
J ALONSO, El compromiso político de Jesús Biblia y Fe 4 (1978),
vida y se orienta inmediatamente a la configuración del com-
175-183 E BARNIKOL, Romer 13 (Berlín, 1961) R COSTE, Evan- portamiento
gelio y política (Madrid, 1969) O C U L L M A N N , El Estado en el Hechas estas anotaciones, que enmarcan y delimitan las referen-
Nuevo Testamento (Madrid, 1966), Jesús y los revolucionarios de
su tiempo (Madrid, 1971) R D CULVER, Toward a biblical view of
cias del Nuevo Testamento en relación con la política, creemos que
civil government (Chicago, 1974) J ELLUL, Politique de Dieu, es necesario tomar como punto de partida para la ética política la
politiques des hommes (París, 1966) M A FERRANDO, La sumi- orientación marcada por los pasajes neotestamentanos en cuestión
sión del cristiano al poder civil según Rom 13, 1-7 Analecta La luz que proyectan puede y debe seguir iluminando el ethos de los
Sacra Tarrac 21 (1968/69), 121-139 J M GONZÁLEZ RUIZ, Déla cristianos en la actividad política
significación política de Jesús al compromiso de la comunidad
Reducimos a tres grupos de pinceladas la doctrina del Nuevo
cristiana Concilium n 84 (1973), 28-39 L HICK, Die Staattgewalt
im Lichte des NT (Aquisgrán, 1948) O Kuss, Paulus uber die Testamento en relación con la política actitud de Jesús, referencias
staathche Gewalt Theologie und Glaube 45 (1955), 321-334 de las primitivas comunidades cristianas, síntesis dialéctica de la
R MEHL, L'Evangile et la Politique Foi Vive 75 (1976), 88-90 A actitud del Nuevo Testamento ante la política
M O D A , // problema dell'autoritá política secondo Rom 13, 1-7
(Barí, 1973) J M PAUPERT, Pour une politique évangélique
(Toulouse, 1965) K PIEPER, Urkirche und Sfaaf (Paderborn, 1935) 1 ACTITUD DE JESÚS DE NAZARET ANTE LA POLÍTICA
G Ruiz, Jesucristo y la política Sal Terrae 62 (1974), 427-438
E A RUSSELL, Church and State m the NT Irish Theol Quartal
44 (1977), 192-208 H R SCHELTE, Die Aussagen des NT uber
Como otros aspectos de la actuación y de la enseñanza de Jesús,
den Staat Archiv fur Rechts- und Sozíalphilosophíe 48 (1962), su postura ante la política la conocemos a través de los escritos en
179-197 H SCHLIER, Der Staat im NT Catholica 13 (1959), que la primitiva comunidad cristiana plasmó la fe y el recuerdo de
241-259 W SCHOELLGEN, Romer 13, 1-7 m der Sicht der katho- Jesús de Nazaret A través de esta mediación es como podemos
lischen Moraltheologie Politische Studien 154 (1964), 144-155 descubrir la postura personal y las referencias doctrinales de
Jesús en relación con la política
En el Nuevo Testamento encontramos referencias explícitas a la
relación entre fe cristiana y vida política Ante el silencio del Nuevo
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLITICA Y ETICA CRISTIANA 471
470

a) Postura personal de Jesús ción: «El Reino de Dios está cerca»; c) su postura crítica ante
Herodes, a quien llama «zorro» (Le 13, 32); d) la ironía con que
Con frecuencia la personalidad histórica de Jesús ha sido vista a habla de los soberanos (Le 22, 25); e) el hecho de que quieran
través de los intereses prevalentes de cada época; se le ha conside- hacerle rey (Jn 6, 15); f) la presencia de zelotes entre los Doce
rado como un maestro, un moralista, un hombre religioso, un (Simón; quizás Judas, el «sicario»); g) actos de la vida de Jesús
iniciador filosófico, etc. Hoy día existe la tendencia a verle como un interpretados como actuaciones propias de un zelote: purificación del
revolucionario o un reformador social. templo, entrada en Jerusalén, presencia de armas en Getsemaní, etc.
Ante esta tendencia de trasladar nuestros intereses sobre la figura En contra de estos detalles, hay otros que inclinan la balanza a
de Jesús, se impone un estudio serio y realista para colocarle dentro considerar a Jesús como opuesto al grupo de los zelotes: a) las
del marco histórico de su tiempo y descubrir así su peculiar modo de palabras contra la violencia (Mt 5, 39 ss.); b) entre los Doce se
enfrentarse con su situación histórica. encuentra un publicano (Me 2, 15; Mt 9, 10); c) la actitud ante el
capitán de Cafarnaún.
La que podemos llamar «postura política» de Jesús debe dedu-
cirse de los siguientes análisis de la situación histórica: ¿Qué decir? «Los partidarios de ambas tesis, que solamente
tienen en cuenta una de las dos series de textos, cometen un error
— La situación política del judaismo de la época. La inicial, grávido en consecuencias para nuestro problema. Parten «a
nación judía había perdido su independencia; poseía, sin embargo, priori» de que la postura de Jesús ha de ser forzosamente simple: o
una cierta autonomía dentro del marco del Estado romano. Persistía bien fue un revolucionario, o bien fue un defensor de las institucio-
el ideal teocrático, según el cual la comunidad religiosa era coinci- nes existentes. No se toma en cuenta para nada la posibilidad de
dente con la comunidad política: los fariseos lo mantenían como
que, sin caer en contradicción, la actitud de Jesús respecto a las
«ideal», los zelotes lo hacían objeto de su labor subversiva. Al mismo
instituciones de este mundo tuviera que ser compleja, ya que su
tiempo había grupos (los saduceos) que acataban el dominio roma-
fundamento se encuentra fuera de las realidades de este mundo» (1).
no; los saduceos eran los colaboracionistas de aquel tiempo.
¿Cuál fue la actitud de Jesús? No hemos de entenderla dentro de — La condena de Jesús por el Estado romano. Jesús fue
los cuadros de la misma dialéctica: teocracia-Estado romano. Jesús condenado —al igual que los zelotes que le precedieron— como
se libera de este planteamiento. De este modo supera el planteamien- zelote por los romanos (2). «Por muy paradógico que pueda parecer:
to teocrático (está en contra de la identificación del ideal religioso Jesús fue ejecutado como dirigente zelote por los romanos. La
con el ideal político) y el planteamiento colaboracionista (está en responsabilidad jurídica la tuvieron los romanos y no los judíos. La
contra de la indiferencia religiosa de los saduceos). responsabilidad moral, por el contrario, corresponde a los judíos.
Pero no a todo el pueblo, sino a un sector especial, que tenía interés
— El movimiento de los Zelotes. El partido zelote (de la en su condena, acusando, por ello, a Jesús, ante los romanos, como
palabra griega «zelos»=celo) formaba el ala extrema del grupo an- zelote» (3).
ti-romano de oposición. Fundado por Judas el Galileo el año seis de
la era cristiana, aspiraba a que en Israel sólo Yavé fuera el rey, se b) Referencias doctrinales
negaba a pagar el tributo al César y preparaba la guerra santa.
Desembocó en la sublevación del 66 al 70. Se puede destacar dentro Jesús tiene una actitud realista en su enseñanza. No es un
de este grupo de los zelotes la fracción de los «sicarios» (hombres exaltado desprovisto de sentido de la realidad. Se echa de ver, en
de cuchillo) que tenían un programa más político. primer lugar, en las comparaciones tomadas de la vida real: de la
La resistencia frente a los ocupantes romanos era, en tiempos de guerra (Le 14, 31 ss.); de la administración (Le 16, 1-7); de la
Jesús, el problema por excelencia de Palestina, problema a la vez
(1) O. CULLMANN, Jesús y los revolucionarios de su tiempo (Ma-
religioso y político (cfr. Act 2 1 , 38; 5, 34). Todo judío tenía que drid, 1971), 24-25
tomar forzosamente posiciones ante aquel problema. (2) O. CULLMANN, El Estado en el Nuevo Testamento (Madrid,
¿Fue Jesús un zelote? Se han dado razones para la respuesta •1966), 39 ss.
positiva: a) la condena a muerte de Jesús por zelote; b) la predica- (3) Ibíd., 58.
472 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 473

justicia (Le 18, 1-5) Estas comparaciones no son ciertamente frecuente expresión «yo he venido» cubre el sentido de su misión
modelos morales, propuestos por Jesús para dar directrices en para llamar a los pecadores (Me 2, 17 p a r ) , para salvar a los
relación con la paz o la guerra, la vida social o la administración de extraviados (Le 19, 10), para entregar su vida como redención (Me
la justicia Pero nos ponen de manifiesto su sentido realista 10, 45 par, Jn 3, 16, 10, 10, 12,46)
En relación con la situación política real, ¿cuál fue su enseñanza? Pero ¿significa esto que el mensaje moral de Jesús no está en
«Si Jesús ha visto las injustas condiciones sociales y políticas de su relación con la vida de la sociedad, con la ética social, o con las
tiempo, ¿no se escandalizó de ellas e intentó remediarlas? ¿Ha condiciones de la vida mundana? «Esto sería un error peligroso y de
expuesto Jesús, paralelamente a su ética individual, otra ética social, las peores consecuencias Jesús no quería, en modo alguno, separar
la cual a nosotros se nos antoja sobremanera importante 7 Según los del mundo a sus discípulos e incitarles a la manera de los esenios a
textos del NT debe responderse negativamente por lo menos en el alejarse de su pueblo y constituir comunidades cerradas, regidas por
sentido de una ética social directa Es una grotesca incomprensión un severo código moral Incluso tampoco quería que, dentro de la
considerar a Jesús, por sus palabras contra los ricos, como un comunidad social en la que vivían, formasen grupos cerrados que,
revolucionario social, por su exigencia de renuncia a legítimos por medio de una elevada piedad, del amor fraterno y de la pureza
derechos, como un nuevo ordenador social (Tolstoi), por su precep- moral, se preparasen al advenimiento del reino futuro de Dios Jesús
to del amor al prójimo, como un comunista, por la predicación del envía a sus discípulos en medio del mundo (Mt 10, 16) y los
amor a los enemigos, como un pacifista, en el sentido político de la encomienda la tarea de anunciar el Evangelio, primeramente a Israel
palabra, por sus ataques contra los doctores de la ley, como un (Mt 10, 5-6) y después a todos los pueblos (Mt 24, 14 par, 28,
enemigo de la ciencia y de la cultura Todos estos unilateralismos 19)» (5)
mundanos no pueden apelar a Jesús, ya que todos ellos desconocen Las referencias de Jesús en relación con la vida política pueden
el objetivo primordial de Jesús en todas estas manifestaciones Este sintetizarse del siguiente modo
objetivo es de orden estrictamente moral y religioso Jesús no se ha — Visiones realistas: a) las autoridades judías o paganas se
dejado comprometer en modo alguno en las 'cuestiones mun opondrán al mensaje evangélico (Mt 10, 17-18), b) «Sabéis que
dañas'» (4) quienes pretenden regir sobre los pueblos, los oprimen y los grandes
Esta afirmación descansa en la misma enseñanza de Jesús y en entre ellos los tratan despóticamente» (Me 10, 42) estas palabras
ciertas alusiones de los evangelios a) pasaje del pleito de la herencia expresan no un JUICIO esencial sobre las instituciones temporales,
(una petición plenamente justificada respecto de un rabino) (Le 2, sino un JUICIO experimental
13 s s ) , b) pasaje de las tentaciones (tentación del mesianismo — En la cuestión acerca del tributo al César (Me 12, 13-17
político y ávido de poder) (Mt 4, 2-10, Le 4, 3-12), c) «Mi reino no par) no ha rehusado Jesús adoptar una «decisión política» La ha
es de este mundo» (Jn 18, 36), d) se opone al deseo de hacerle rey despojado, sin embargo, de todo carácter sensacionalista En esta
(Jn 6, 14) y a las proposiciones de Pedro de apartarle del dolor cuestión del tributo —punto de negación por parte de los zelotes y
(Mt 12, 22 ss) de los fariseos, aunque por distintas razones— Jesús decide clara-
No se debe esto a una indiferencia de Jesús frente a las mente que se debe pagar el tributo Pero añade por su propia cuenta
realidades de este mundo, ni se debe a una consideración pesimista una segunda frase que, dada su colocación, destaca sobre todo lo
(el mundo está totalmente corrompido), ni se debe a la opinión de demás «y restituid a Dios lo que es de Dios» ¿Cómo se ha de
que el Reino de Dios está cerca y no merece la pena luchar, ni entender la relación entre las dos partes de la sentencia? «Si se tiene
tampoco se debe a la consideración de que los poderes de este en cuenta el tenor general de la predicación de Jesús, las concep-
mundo son satánicos (cfr una falsa interpretación de Le 4, 6) La ciones del judaismo de entonces y la interpretación de las palabras
razón de la actitud de Jesús es de orden religioso Jesús rehusa de Jesús en la Iglesia primitiva, puede quizá deducirse más concre-
intervenir directamente en el trastornado engranaje de este mundo tamente lo siguiente 1) Jesús no confiere al César la aureola de una
por razón del carácter propio de su misión, por ser fiel a ella Su autoridad por la gracia de Dios' Si no, no podría contraponer, como
lo hizo, César y Dios 2) En su ámbito, el Estado, incluso pagano.
(4) R SCHNACKENBURG, El testimonio moral del Nuevo Testamen-
to (Madrid, 1965). 91 (5) Ibíd., 94
474 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 475

tiene su valor y sentido: sus ordenaciones sirven al bien común puede hacer un Estado político a partir de la comunidad de aquellos
(ejemplo del uso comercial de las monedas). 3) Al colocar la que predican el Reino de Dios.
obediencia a Dios sobre la obediencia al Estado, establece Jesús 3. La condena de Jesús fue jurídicamente por su presunta
ciertas limitaciones a la autoridad del Estado. El Estado no puede condición de zelote. Los mártires cristianos serán condenados por
atentar contra los derechos de Dios, prohibir su culto u oponerse a oposición a una idea totalitaria del Estado. «La injusticia del Estado
sus preceptos. 4) Jesús no acentúa la limitación y caducidad del romano en la condena de Jesús no reside en una transgresión
Estado, ni se mofa de ella. Pero da a entender su dependencia de la totalitaria de límites, sino en el hecho de no haberse esforzado en
voluntad y del poder de Dios» (6). averiguar ni en comprender la verdadera actitud de Jesús» (8).
— La respuesta a Pilato («no tendrías ninguna potestad sobre
mí, si no se te hubiese concedido de lo alto»: Jn 19, 11) no trata de 2. REFERENCIAS DE LAS PRIMITIVAS COMUNIDADES CRISTIANAS
fundamentar en Dios la autoridad estatal. Más bien, indica que los EN RELACIÓN CON LA POLÍTICA
acontecimientos de la muerte de Jesús se insertan en la Historia de
Salvación: Jesús obedece porque reconoce ahí la voluntad de Dios. Tampoco las primitivas comunidades cristianas dispusieron de
— La actitud de Jesús ante Herodes (Le 13, 31 -32) demues- una doctrina sistemática sobre el mundo político. La enseñanza
tra su libertad ante cualquier realidad política. neotestamentaria está situada a un nivel de dependencia de la
Jesús no da enseñanzas concretas sobre cuestiones candentes en diversidad de situaciones concretas. De ahí que nos encontremos
la actualidad: la licitud de la guerra, la licitud del servicio militar, etc. con series de declaraciones que pueden aparecer contradictorias
Los defensores y contrarios de estas posturas han acudido a las entre sí.
palabras de Jesús; pero las referencias textuales no dirimen la Es necesario mantener esa tensión, propia de la doctrina cristiana
cuestión. Le toca a la comunidad cristiana aplicar la enseñanza acerca del orden político. No se puede exponer el pensamiento de
ético-religiosa de Jesús a las circunstancias y situaciones concretas. las primitivas comunidades cristianas a partir de un solo texto, sino
Esto fue lo que hizo la primitiva comunidad cristiana en algunos de todos los textos entendidos unitaria y hasta dialécticamente.
casos, según veremos a continuación.
Con lo dicho no queremos menospreciar la enseñanza del Nuevo
A partir de cuanto hemos dicho sobre la postura y sobre la Testamento sobre el orden político. Estas afirmaciones ocasionales
enseñanza de Jesús acerca de la realidad política, ¿qué idea general contienen apreciaciones fundamentales. Esa es la profundidad que
nos debemos formar de Jesús en este orden? necesitamos descubrir en los diversos pasajes del Nuevo Testamento
La postura de Jesús frente al Estado (en concreto, frente al sobre la relación del cristiano con el Estado, con las autoridades y,
Estado romano) puede resumirse del siguiente modo (7): en general, con la realidad política. He aquí los pasajes principales:
1. El Estado es una realidad dentro de la existencia actual. Pero
no puede absolutizarse (totalizarse). El discípulo de Cristo debe: dar a) La situación de los misioneros frente a las autoridades
al Estado lo que necesita para su realización como elemento de la
condición presente, pero debe oponerse a él cuando exige lo que 1 ° ) Los apóstoles ante las autoridades judías (Act 4, 5-22; 5,
sólo es de Dios. 17-40): a la prohibición de predicar, contesta Pedro que es necesa-
2. Jesús está de acuerdo con los zelotes en reconocer que lo rio obedecer antes a Dios que a los hombres.
principal es el Reino de Dios; pero está en desacuerdo con ellos, Los apóstoles se enfrentan con la autoridad teocrática de su
cuando rechazan la existencia del Estado como institución profana pueblo. San Esteban se atrevió incluso a entablar aguda polémica
(y necesaria en la actual situación) y proclaman la guerra santa para sobre este punto (Act 7, 51 -53).
instaurar el Reino teocrático. Si los zelotes realizan su ideal hacen 2.°) Los misioneros ante las autoridades paganas (romanas): se
aparecer un Estado totalitario mucho más peligroso aún. No se advierte una tendencia a destacar la lealtad de los misioneros frente
a las autoridades y la corrección de éstas en relación con aquéllos:
(6) Ibíd., 98.
(7) CULLMANN, El Estado en el Nuevo Testamento, 65-69. (8) Ibíd., 68.
476 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 477
en Filipo (Act 16, 19-24); en Tesalónica (Act 17, 17); en Corinto 3.°) Dentro de la misma orientación de Rom 13, 1-7 encontra-
(Act 18, 13-17); en Efeso (Act 19, 31); en el proceso de Pablo mos otros pasajes neotestamentarios: 1 Pedro 2, 13-16; Tit 3, 1 -38;
(Act 2 1 , 3 1 ; 22, 24-25; 24, 5; 27, 43; 28, 16. 30-31). En general 1 Tim 2, 1 -3. Se trata de exhortaciones a la reverencia y a la
los funcionarios se comportan de manera correcta (sin embargo, no obediencia a la autoridad estatal, por la que hay que elevar preces.
es silenciada la venalidad del procurador Félix: Act 25, 12. 17-21. En estos pasajes tenemos un lugar común de la parénesis de la
25). Iglesia primitiva.

b) En San Pablo encontramos dos pasajes c) En el Apocalipsis


de distinta intención y de diferente importancia:
En la doctrina de este libro la postura cristiana es completamente
1.°) Rom 13, 1-7: «Todos han de estar sometidos a las potesta- diferente. También es diferente la postura del Estado: se trata de un
des que tengan autoridad». Estado totalitario (donde se dan las apoteosis de los emperadores).
A pesar de su experiencia con las autoridades romanas, Pablo Toda divinización del que manda es una blasfemia ante Dios (cfr. Act
exhorta a los cristianos, por razones de conciencia, a la obediencia 12, 19-23). Las persecuciones de los cristianos, bajo Domiciano,
a la autoridad civil. Pero hemos de interpretar bien estas palabras. cuya sombra amenazadora fue el motivo principal de la composición
del Apocalipsis, tuvieron su causa en la adoración exigida al empe-
De pocos textos del Nuevo Testamento se han hecho tantos
rador (cfr. Apoc 13, 4. 15; 14, 9. 1 1 ; 16, 2; 19, 20).
abusos como de éste. Pablo condena el rechazo, por principio, de la
existencia del Estado. Para él el Estado tiene una función y un En el c. 13 del Apocalipsis se atribuye no a Dios, sino a Satanás,
sentido en esta situación actual, con tal de que no se extralimite en el origen de la autoridad del Estado que abusa de su poder de una
sus actuaciones. Pablo no trata del comportamiento del cristiano manera injuriosa contra Dios. El Estado que se diviniza a sí mismo,
ante un poder injusto, tiránico o enemigo de Dios; dirige, más bien, el soberano que sobrepasa sus límites de competencia y pisotea el
su mirada realísticamente a las autoridades constituidas; las idealiza honor de Dios: son instrumentos de Satanás.
tal vez un poco; e impone el deber de obediencia en relación con
sus legítimas disposiciones.
3. SÍNTESIS DIALÉCTICA
2.°) 7 Cor 6, 1 ss.: Relación del cristiano con una institución
estatal, la administración de la justicia. «La doctrina neotestamentaria sobre el Estado puede resumirse
Pablo ordena a los cristianos de Corinto que no lleven sus en tres pasajes: Me 12, 13-17; Rom 13,1 -7; Apoc 13. La intimación
diferencias ante los tribunales del Estado. de Jesús («restituid al César lo que es del César y a Dios lo que es
de Dios») está en el punto de intersección de las dos líneas, una de
A partir de estos pasajes podemos entender la posición de Pablo: las cuales converge hacia Dios, la otra hacia Satanás: Rom 13 y
«El Estado no es en sí algo divino. Pero recibe una cierta dignidad Apoc 13 no son dos imágenes inconciliables, sino el anverso y el
por estar todavía dentro del orden querido por Dios. Por consiguien- reverso de una misma moneda, que ya desde el comienzo tiene su
te, también para Pablo es válido: al cristiano le viene impuesta por valor fijo en la concepción histórico-soteriológica del Nuevo Testa-
el Evangelio una actitud crítica ante el Estado; pero tiene que dar al mento, o si queremos variar la imagen: aquella moneda conserva su
Estado lo que sea necesario para su existencia. Ha de admitir el valor, mientras Dios la acepta en pago; pero se convierte en falsa
Estado como institución. Pablo no habla directamente de la preten- moneda diabólica, tan pronto como la imagen del soberano, grabada
sión de totalidad del Estado, que pide para sí lo que es de Dios. Pero en ella, se transforma en ídolo de una potencia hostil que pretende
no cabe duda que no hubiera permitido a los cristianos obedecer al destronar a Dios» (10).
Estado, si éste pide lo que es de Dios. Todo lo que sabemos de su
vida lo demuestra» (9). Esta concepción cristiana del Estado radica en la comprensión
neotestamentaria de la escatología: tiempo que se espera (escatolo-
(9) Ibíd., 79. ( 1 0 ) SCHNACKENBURG, O/C., 2 0 0 .
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 479
478

gía de futuro) y tiempo que ya ha comenzado (escatología realiza- II


da). Por eso el Nuevo Testamento no afirma ni niega el mundo.
Existe un dualismo cristiano, pero no de tipo helénico: es, más bien, VERTIENTE SOCIOLÓGICA
una postura dialéctica, que en relación con la política ha sido Aproximaciones globales al fenómeno político
formulada acertadamente del siguiente modo:
«El cometido que se deriva para la Iglesia de todos los tiempos
J.-Y. CALVEZ, Introduction á la vie politique (París, 1971).
ante el Estado es, según esto, claro: M. DUVERGER, Constitutionsetdocumentspolitiques(París, 1964);
1. Debe dar lealmente al Estado todo lo que sea necesario para Sociología política (Barcelona, 1968); Introducción a la Política,
su existencia. Debe combatir todo anarquismo y todo zelotismo edic. 3.a (Barcelona, 1970). H. J. EYSENCK, Psicología de la
dentro de sus filas. decisión política (Barcelona, 1964). Instituciones y textos europeos
(Madrid, 1960). M. GARCIA PELA YO. Del mito y de la razón en el
2. Debe cumplir ante el Estado la función vigilante. Es decir: pensamiento político (Madrid, 1968). K. MANNHEIM, Las perspec-
permanecer, por principio, crítica ante todo Estado y prevenirle de la tivas de una política científica (México, 1941). J. MEYNAUD,
transgresión de sus límites. Introducción a la ciencia política (Madrid, 1960). L. SÁNCHEZ
3. Debe negar al Estado que traspasa sus límites lo que éste AGESTA, Principios de teoría política, edic. 3.a (Madrid, 1970);
pide de ella en el terreno de la transgresión religioso-ideológica, y Derecho constitucional comparado, edic. 4.a (Madrid, 1971). T.
debe calificar esta transgresión, valerosamente, como contraria a la STAMMEN, Sistemas políticos actuales (Madrid, 1969). M. WEBER,
Gesammelte politische Schriften, edic. 2.a (Tubinga, 1958).
Divinidad.
La Iglesia cumplirá este cometido si permanece fiel a la posición Antes de hablar de ética política o de filosofía política conviene
escatológica fundamental del Nuevo Testamento. Se podría mostrar hablar de sociología política. La política es una realidad social; es
cómo la Iglesia, en el transcurso de la historia, ha tomado una actitud un fenómeno de la condición social humana. A este nivel sociológi-
equivocada ante el Estado, siempre que ha olvidado que el tiempo co, ¿qué es esa realidad que llamamos política?
presente es ya cumplimiento, pero aún no consumación. Entonces
aparecen las soluciones extraviadas que nos encontramos, de vez en La política se impone de un modo inmediato al hombre. Todos
cuando en la historia: o bien la Iglesia intenta colocarse en el lugar nos encontramos con realidades políticas: la pertenencia a un
del Estado, o bien el Estado es aceptado simplemente —sin plantea- partido político es una realidad política; la intervención del Gobierno
miento de problemas y sin crítica— en todo lo que hace. Aunque la para detener la inflación es una medida política; la marcha de la
actitud de la Iglesia es en cada uno de los dos casos radicalmente sociedad decimos que está en manos de los políticos; etc. La
opuesta, se trata ambas veces del mismo error: abandonar la con- realidad política es el ambiente en que necesariamente estamos
cepción del tiempo final del Nuevo Testamento. Esta concepción es situados. No tenemos dificultad en reconocer el fenómeno político
precisamente la condición previa para un convivir pacífico y fructuo- en las múltiples manifestaciones de la vida social.
so entre Iglesia y Estado. Por parte del Estado, el presupuesto no es La dificultad comienza cuando se trata de hacer una definición
que sea necesariamente cristiano, sino que sepa dónde están sus de la política. La realidad es tan compleja y las tomas de postura nos
límites; y esto puede hacerlo, como hemos oído en la Carta a los condicionan tanto que resulta difícil dar una sencilla y rápida
Romanos. En segundo lugar, el Estado ha de esforzarse en entender definición de lo que entendemos por política. A continuación ofre-
la actitud de sus subditos cristianos tanto como pueda. A este cemos una serie de aproximaciones globales para describir el fenó-
respecto, la cruz de Jesús debe ser para él señal de aviso» (11). meno político.

1. LA POLÍTICA: COMPLEJIDAD Y RIQUEZA DE SENTIDOS

Lo primero que necesitamos hacer para describir el fenómeno


(11) CULLMANN, El Estado en el Nuevo Testamento, 105-106. político es constatar la complejidad y riqueza de sentidos que esta
480 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 481

realidad encierra; únicamente así podremos, en un segundo momen- que respecta a la acción política anota Ortega y Gasset: «es la
to, captar el significado de la politicidad. política una actividad tan compleja, contiene dentro de sí tantas
operaciones parciales, todas necesarias, que es muy difícil definirlas
sin dejarse fuera algún ingrediente importante» (14). La acción
a) Política: estructura e historia de la condición social humana
política tiende, por su naturaleza, a englobar ámbitos cada vez más
La política pertenece a las realidades que brotan de la condición amplios de la actividad humana.
humana. En este sentido, se puede hablar de la política como Mirada desde la vertiente de las instituciones, hay que afirmar la
realidad estructural de la condición de lo humano. Pero la política misma tendencia a la expansión: casi todas las instituciones sociales
está sometida a las variaciones históricas: no es lo mismo describir tienen una orientación política. Aunque la política no totaliza la
el fenómeno político en la ciudad-estado de Atenas que en un existencia humana, sin embargo, tanto las acciones como las insti-
Estado federal de nuestra época. La política es, por tanto, una tuciones sociales tienen una dimensión política.
realidad histórica.
La politicidad ha de interpretarse siempre en este doble sentido,
d) Definición sintética
como estructura y como historia. La politicidad pertenece a la
condición social de lo humano; pero tal pertenencia ha de ser
Una vez señaladas estas complejidades y riquezas de sentido que
descrita no con categorías atemporales, sino desde las variaciones
encierra el fenómeno político, tenemos que elegir una p e r s p e c t i v a
históricas. Una descripción del fenómeno político ha de tener en
desde la cual queden integrados todos los elementos. Creemos que
cuenta esta primera dialéctica de la politicidad.
la perspectiva no puede ser otra que la a s u n c i ó n d i a l é c t i c a de las
distintas polaridades.
b) Política: acción e institución de la condición social humana Política es una dimensión de la condición social humana que
La política pertenece al doble mundo en que se realiza la integra en el presente las etapas anteriores de evolución social y
condición humana: la acción y la institución. las perspectivas de futuro a que está esencialmente abierta. La
politicidad no es una estructura cerrada («natural») sino abierta
En cuanto acción, la actividad política se desenvuelve a partir de
(«histórica»). La ética política ha de ser consciente de esta necesaria
unos intereses peculiares y se organiza dentro de un conjunto de
vinculación histórica del fenómeno político. El Estado como confi-
coordenadas psicológicas que van desde la responsabilidad y desde
guración actual de la politicidad es una forma histórica, nacida de
el deseo de servicio hasta el afán de poder. Ortega y Gasset examinó
proyectos anteriores y abierta a ulteriores transformaciones. El Esta-
las características «arquetípicas» del político (12). «Impulsividad,
do no es el final de la evolución histórico-cultural de la politicidad
turbulencia, histrionismo, imprecisión, pobreza de intimidad, dureza
humana. De ahí que la ética no deba encerrarse en el horizonte de
de piel, son las condiciones orgánicas, elementales de un genio
una «ética estatal» como delimitación última del proyecto humano
político» (13).
de la política.
Además de acción, la política está compuesta de instituciones.
Política es la síntesis dialéctica de a c c i ó n e i n s t i t u c i ó n . En
Son, sin duda alguna, éstas las que soportan de un modo prevalente
frases de Aranguren, «por ciencia de la política pueden entenderse
la politicidad de la condición social humana.
dos cosas bastante diferentes que, a pesar de ello, no suelen
distinguirse bien entre sí ni es fácil hacerlo. La ciencia política puede
c) Política: acciones e instituciones muy diversificadas investigar, bien el comportamiento político (political beha-
viour), bien las estructuras políticas. En el primer caso, se orienta
La política, en su doble vertiente de acción y de instituciones, p s i c o l ó g i c a m e n t e ; en el segundo, s o c i o l ó g i c a m e n t e » (15). Si
tiene un radio de influencia difícil de precisar y de delimitar. Por lo el fenómeno político existe en la síntesis de estas dos polaridades,
(12) J. ORTEGA Y GASSET, Mirabeau o el político: Obras completas, (14) Ibíd., 627.
edic. 3.a, III (Madrid, 1955), 601-637. (15) J. L. L. ARANGUREN, Etica y política, edic. 2.a (Madrid, 1968),
(13) ORTEGA Y GASSET, l.c, 625. 48-49.
31 Mora! soctal
482 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 483

también la ética política ha de formularse como la dimensión a) Existencia y significado de la comunidad social
valorativa de la síntesis dialéctica de acción e institución. La moral Lo primero que existe es la estructura social, es decir, «un sistema
política debe ser descubierta no sólo en las acciones de los políticos, equilibrado y dinámico de roles y status, esto es, de situaciones y
sino también, y sobre todo, en las estructuras políticas. pautas de conducta, que están en relación recíproca, entre los
Política es la condición de lo humano cuando éste (en la doble hombres que participan de una comunidad y los grupos que la
vertiente ya aludida de «acción» e «institución») tiene «como objeto constituyen» (17).
la convivencia social en su más alto nivel» (16). ¿Cómo aparece esta Sobre la estructura social adviene la organización política, «sis-
referencia al más alto nivel de la sociabilidad? De múltiples modos: tema independiente y conexo que establece un orden vinculante de
1) en cuanto que todo comportamiento humano y toda estructura la convivencia, que se objetiva en la medida en que es definido y
social configuran de algún modo la convivencia total del grupo; 2) garantizado por una agencia de poder público para hacer posible la
en cuanto que un individuo o un conjunto de individuos intentan universalidad de los fines de la vida humana» (18).
proyectar sobre la sociedad total una imagen o un ideal de lo
En la historia, la organización política se ha basado en grupos
humano; 3) en cuanto búsqueda, lucha, detentación y pérdida del
muy variados que le han dado su perfil específico. En nuestros días
poder social en su nivel supremo; 4) en cuanto sistema organizado
se basa por lo general en la nación; pero la nación, a su vez, está
y burocratizado del poder social en su representación más elevada.
integrada por grupos menores, por estratificaciones sociales, etc. Es
En estas formas de referencia a la convivencia social en su más necesario tener en cuenta esta estructura social sobre la que se
alto nivel, la política puede desdoblarse en múltiples significados: en asienta la organización política.
ciencia y en arte de «gobernar», en «ciencia del Estado», en lucha de
Bajo la organización formal de la vida política hay una fuente de
partidos, etc. Sin embargo, hay una connotación que hace la síntesis
vida a la que se le da el nombre de «vida social». Podemos señalar
de todas las variantes: la política tiene por objeto la convivencia los siguientes elementos:
social en su más alto nivel porque la realidad política está constituida
por la estructura y el funcionamiento del poder. • La persona humana está en la base de la comunidad social
De este modo hemos llegado a la perspectiva que engloba y y de la organización política: a) con su sentido de sociabilidad
sintetiza dialécticamente la complejidad y riqueza de sentidos del (capacidad de socialización); b) y con su sentido insobornable de
fenómeno político. La politicidad es la condición social de lo trascendencia. La persona vive de la vida política, pero al mismo
humano cuando dicha condición hace referencia al poder en tiempo la trasciende. Más aun, la vida política está al servicio de la
cuanto que éste es la concreción de la convivencia social en su más persona en su valor de destino personal insobornable.
alto grado. • Los grupos sociales constituyen el orden fluctuante de la
humanidad. La organización política no es un grupo más dentro de
los grupos sociales. Es una unidad superior en la que tiene lugar la
2. COMUNIDAD POLÍTICA Y VIDA SOCIAL vida de los grupos sociales. «La organización política incide en esa
pluralidad de grupos sociales con una pretensión característica que
La politicidad es la configuración del poder en su grado más deriva de su propia naturaleza: quiere definir y sancionar un orden
elevado. Dicha configuración da lugar a la comunidad política. jerarquizado, definido y garantizado por un poder; un orden que
Pero ésta no totaliza la vida social. La comunidad política existe en componga los conflictos y tensiones en una paz jurídica y regule el
y por razón de la comunidad social. proceso de acciones hacia un bien público, estableciendo un eje
alrededor del cual se integren esos diversos grupos. Esta organización
La vida y la estructura sociales constituyen la trama de la
política puede hacer coincidir su orden con un grupo social que
comunidad política. De ahí que sea necesario, antes de proseguir en
adquiere así, como una supraestructura, la característica de la poli-
la descripción del fenómeno político en cuanto tal, constatar la
existencia y el significado de la vida social. (17) L. SÁNCHEZ AGESTA, Principios de teoria política, edic. 3.a
(16) F. BELDA, Sacerdocio y política: Revista de Fomento Social, 29 (Madrid, 1970), 133.
(1974), 77. (18) Ibíd., 133.
POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 485
484 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

tiempo. El sindicalismo tiene muchas incidencias en la comunidad


t i c i d a d . En nuestros días, es el grupo que definimos como comuni- política.
dad nacional el centro de esa organización de los demás grupos
— La r e g i ó n ha tenido, tiene y tendrá una gran importancia en
sociales. Y precisamente las alternativas de la crisis histórica contem-
la organización política. La región tiende hoy día a revalidarse como
poránea se plantean como episodios de asalto que otros grupos dan
una unidad económica y de orden administrativo.
a ese estado nacional, o como la formación de organizaciones
políticas plurinacionales o supranacionales, que dibujan un orden — La n a c i ó n . «Los fenómenos políticos, esto es, las acciones
más amplio que el de la nación-Estado» (19). que tienden a constituir, desarrollar, defender o transformar un orden
vinculante de la convivencia en un grupo humano, se desenvuelven
en nuestros días en el marco de las comunidades a las que llamamos
b) La estructura social en la actualidad naciones, o en la perspectiva de su organización, Estados naciona-
les» (21). La nación tiene todavía una fuerte acogida. Sin embargo,
La comunidad política se crea cuando adviene la politicidad a hay una tendencia a buscar la organización política en estructuras
cierta estructura social. Es interesante anotar cómo la estructura más amplias que la nación.
social condiciona la forma de la politicidad y cómo la organización
política condiciona también a la estructura social. ¿Cuáles son los
elementos fundamentales de la estructura social actual? 3. EL ESTADO:
La noción y clasificación de los grupos sociales es un tema que VÉRTICE (O FORMA) DE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA ACTUAL
recibe diversos tratamientos en cada autor. Podemos, sin embargo, La comunidad política no acapara toda la vida de la estructura
señalar los siguientes como los principales: social. Lo hemos señalado en los apartados anteriores. Pero, por otra
— Las clases sociales: la situación de la vida individual (el parte, la comunidad política no puede ser identificada con el Estado.
status) que es común a un gran número de personas. Para algunos, Este constituye el vértice de la organización política, pero no su
el elemento configurador básico es el económico; otros distinguen totalidad.
las clases sociales por razón de otros índices (raza, psicología, etc.). A pesar de esta noción precisa, a veces se llama Estado a la
La conciencia de clase ha jugado y sigue jugando un papel impor- comunidad social en que se desenvuelve jurídicamente la conviven-
tante en la manera de entender y realizar la convivencia política. cia política. El Estado es una forma histórica de organización política
— Los estamentos, según la organización profesional. Por que se caracteriza por los siguientes rasgos: unificación y centraliza-
ejemplo: el ejército, la Iglesia, el estamento docente, etc. Esta ción del poder; secularización del poder; determinación territorial del
estructura tiene un papel importante en la organización social. «La poder; objetivación del poder en el Derecho. De estos rasgos
idea estamental ha de proyectarse sobre la sociedad contemporánea configúrateos surgen los elementos constitutivos de la realidad del
buscando las fuerzas vivas que tienden a conformarse en esta Estado:
estructura» (20). — El bien común como finalidad del Estado. «La comunidad
política nace para buscar el bien común, en el que se encuentra su
— La familia. La familia se la define como un grupo social, con
justificación plena y su sentido del que deriva su legitimidad primi-
autonomía de estructura y fines propios, pero fines que la trascien-
genia y propia» (22).
den y se integran en el orden más amplio de una unidad política. La
relación entre familia y organización política está muy condicio- — Configuración del Estado por el Derecho. El Estado no es el
nada en la actualidad: las formas van desde la subsidiariedad al Derecho; el poder no crea el Derecho, ya que éste está vinculado a
estatismo. valores que trascienden el poder político. Sin embargo, el Derecho
es definido por el poder político, bien bajo la forma de leyes, bien
— La organización profesional (gremios, sindicatos, etc.). El reconociendo la fuerza obligatoria de las costumbres, bien respal-
sindicato es una forma histórica de organización profesional íntima- dando la autoridad de las sentencias de los jueces.
mente vinculada a los problemas sociales y económicos de nuestro
(21) Ibíd., 169.
(19) Ibid., 143. (22) Gaudium et Spes, n. 74
(20) Ibíd.. 166.
486 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 487

— La autoridad como constitutivo del Estado. «A fin de que, por del porqué y de la función del poder en todo grupo y consiguiente-
la pluralidad de pareceres, no perezca la comunidad política, es mente en el grupo organizado políticamente); desde la psicología
indispensable una autoridad que dirija la acción de todos al bien (análisis de la estructura antropológica del poder y de su ejercicio);
común; no mecánica ni despóticamente, sino obrando principalmen- desde la ética (propuestas para organizar el poder político según
te como una fuerza moral, que se basa en la libertad y en el sentido criterios de responsabilidad moral). Dejando para más adelante la
de responsabilidad de cada uno» (23). consideración ética y poniendo entre paréntesis, por razones meto-
dológicas y de espacio, las orientaciones filosóficas y psicológicas,
A partir de esta consideración amplia de Estado existe una
nos limitamos aquí a exponer brevemente la p e r s p e c t i v a so-
tendencia a identificarlo con la configuración política de la sociedad.
ciológica.
Así considerado, «el Estado es, pues, una estructura social organiza-
da; esto es, una comunidad con un orden vinculante, realizado a La sociología del poder político puede sintetizarse en los siguien-
través de normas jurídicas definidas y garantizadas por un poder tes aspectos: origen del poder político; legitimación sociológica del
organizado, cuyo objetivo es establecer las condiciones para la poder político; ideologías justificadoras del poder político; formas de
realización universal de los fines de la vida humana. El Estado, como organización del poder político (regímenes políticos).
principio rector de un orden, organiza un sistema de acciones
humanas en una 'sociedad' compleja integrada por los hombres y los a) Origen del poder político
grupos en que éstos desenvuelven su existencia. El Estado, por
consiguiente, puede en cierta manera considerarse como una estruc- La politicidad se identifica con la organización del poder en su
tura social de segundo grado, que proyecta su orden sobre los más alto nivel (en las comunidades estructuradas con soberanía e
hombres y sus agrupaciones naturales o voluntarias para definir una independencia). Hablar del origen o de las causas del poder político
unidad de convivencia política, por la acción de un poder público y es lo mismo que hablar del origen y de las causas de la realidad política.
del Derecho» (24).
Siguiendo a Duverger (26), existen dos interpretaciones del
Lo que no se puede hacer es identificar el Estado con la fenómeno político. «Desde que los hombres reflexionan sobre la
estructura social en general o con la nación en particular. Puede política, han oscilado entre dos interpretaciones diametralmente
existir un Estado basado en la nación (Estado nacional), un Estado opuestas. Para unos, la política es esencialmente una lucha, una
basado en varias naciones (Estado multinacional), y hasta un Estado contienda que permite asegurar a los individuos y a los grupos que
sin base nacional. detentan el poder su dominación sobre la sociedad, al mismo tiempo
que la adquisición de las ventajas que se desprenden de ello. Para
otros, la política es un esfuerzo para hacer reinar el orden y la justicia,
4. SOCIOLOGÍA DEL PODER POLÍTICO siendo la misión del poder asegurar el interés general y el bien
común contra la presión de las reivindicaciones particulares. Para los
Si «la realidad política está constituida, ante todo, por la estruc- primeros, la política sirve para mantener los privilegios de una
tura y el funcionamiento del p o d e r » (25), la sociología del fenóme- minoría sobre la mayoría. Para los segundos, es un medio de realizar
no político se identifica con la sociología del poder político. Al la integración de todos los individuos en la comunidad y de crear la
emplear el adjetivo «político» nos referimos a aquel tipo de poder 'ciudad perfecta' de la que hablaba Aristóteles» (27).
que corresponde a la sociedad en su más alto grado de vinculación.
La verdad no parece estar entera en ninguna de las concepciones.
Por definición el poder político es un poder soberano, es decir,
Cada una de ellas expresa parte de la realidad. «La esencia misma de
supremo e independiente.
la política, su propia naturaleza, su verdadera significación, radica en
El poder político, como fenómeno global de la política, puede ser que siempre y en todo lugar es ambivalente. La imagen del Jano, el
considerado desde diversas perspectivas: desde la filosofía (estudio dios de las dos caras, es la verdadera representación del Estado y la
(23) Ibíd., n. 74. (26) M. DUVERGER, Introducción a la política, edic. 3.a (Barcelona,
(24) SÁNCHEZ AGESTA, O . C , 133-134. 1970).
(25) ARANGUREN, O . C , 56. (27) Ibíd., 15.
488 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

expresión más profunda de la realidad política. El Estado —y, de


forma más general, el poder instituido en la sociedad— es al mismo
tiempo, siempre y en todas partes, el instrumento de dominación
de ciertas clases sociales sobre otras utilizadas por las primeras para
su beneficio, con desventaja de las segundas, y un medio de
asegurar un cierto orden social, una cierta integración de todos los
individuos de la comunidad con miras al bien común. La proporción
de uno y otro elemento varía según las épocas, las circunstancias y
los países, pero los dos coexisten siempre» (28).
Para el desarrollo del tema iniciado remitimos al libro de: M.
DUVERGER, Introducción a la política, edic. 3.a (Barcelona, 1970),
Ediciones Ariel.

b) Legitimación sociológica del poder


(y las consiguientes formas de gobierno)

Existen varios modos de exponer la legitimación sociológica del


poder político. Es clásica la división de M. Weber: legitimación
tradicional; legitimación carismática; legitimación legal. Para el
marxismo el poder brota del sistema de producción y es legitimado
por él.
En el siguiente cuadro pueden encontrarse los diversos modos de
legitimación sociológica del poder político, así como las consiguien-
tes formas de gobierno (29):

c) Ideologías justificadoras del poder político


(y los consiguientes tipos de regímenes políticos)

El poder político se justifica por la referencia a teorías globales


del hecho social. La realidad política cobra significación y funciona-
lidad dentro de un encuadre más amplio que le proporciona cohe-
rencia y justificación.
El poder político ha sido encuadrado, a lo largo de la historia,
dentro de muchas ideologías justificadoras: el idealismo platónico, el
realismo aristotélico, el dualismo estoico, el contractualismo rousso-
niano, el liberalismo en sus diversas modalidades, el marxismo, el
leninismo, el nacionalsocialismo, el fascismo, el corporativismo, la
socialdemocracia, etc.
Limitándonos a las principales ideologías justificadoras del mo-

(28) Ibíd., 16.


(29) Recogemos el cuadro de SÁNCHEZ AGESTA, O . C , 387.
490 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

mentó actual, recogemos el siguiente cuadro descriptivo en que se


señalan al mismo tiempo los tipos de regímenes contempo-
ráneos (30):

d) Formas de organización del poder político


(y los consiguientes sistemas políticos)

En este apartado nos referimos a la concreción organizativa del


poder político. «Preguntar por el sistema de gobierno de un Estado
no significa otra cosa que preguntar por el modo y manera cómo
ese Estado es gobernado. Casi no habría que acentuar en parti-
cular que 'gobernar' o 'gobierno' en este contexto no hay que
entenderlo en el sentido de la doctrina tradicional de la repartición
de poderes (como caracterización de la actividad del ejecutivo),
sino en un sentido mucho más amplio, aproximadamente análogo al
concepto inglés de «goverment», que encierra todo tipo de actividad
estatal. Si es esto así y si entendemos bajo 'gobierno' la suma de
todas las actividades estatales que está referida al establecimiento y
la conservación del orden político y a la garantización del bienestar
de los ciudadanos, con 'sistema de gobierno' se quiere decir, por
consiguiente, el sistema de las instituciones y procedimientos polí-
ticos que hace posible y asegura este amplio tipo de 'gobierno'. Así,
pues, bajo 'sistema de gobierno' entendemos una totalidad en la cual
están integrados y coordinados los diferentes procedimientos e
instituciones políticos, con el fin de llevar a cabo la actividad del
gobierno» (31).
Las formas de gobierno que existen en la actualidad pueden ser
catalogadas del siguiente modo (32):
1. Democracias occidentales: sistemas políticos que se apo-
yan sobre la distribución de poderes en diferentes gobernantes
(estructura pluralista del poder) y que tienen un proceso de forma-
ción basado en la voluntad democráticamente expresada.
Se dividen en dos grandes grupos:
— Sistemas parlamentarios: el Parlamento tiene una
influencia directa sobre la composición personal del gobierno
y no se limita a ejercer sus prerrogativas sobre la legislación,
los presupuestos y el control de la administración.

(30) Recogemos el cuadro de SÁNCHEZ AGESTA, O . C , 492.


(31) T. STAMMEN, Sistemas políticos actuales (Madrid, 1969), 32-33.
(32) Remitimos a la o.c. de STAMMEN.
492 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 493
Pueden citarse, como pertenecientes al sistema parlamen-
— la clase gobernante (órganos de poder, administración),
tario, los sistemas de gobierno de Gran Bretaña, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlan- — los partidos políticos,
dia, Países Bajos, Bélgica, República Federal Alemana, Italia, — los grupos de presión,
España, Japón — los grupos ideológicos,
— Sistemas presidencialistas: no existe un estricto — la opinión pública,
control del Parlamento sobre el Presidente, éste no pertenece — los medios de comunicación social
al Parlamento El Parlamento no derriba al gobierno ni el
Presidente puede disolver el Parlamento Es un sistema difícil Para el conocimiento de la función política de estos cuadros
de manejar, ha dado buenos resultados en EE UU sociales remitimos a la bibliografía consignada al comienzo del
Pueden citarse, como pertenecientes al sistema presiden- apartado La peculiaridad de este libro no exige un desarrollo
cialista, los sistemas de gobierno de EE UU , V República expreso de este tema, aunque presupone su conocimiento
Francesa, Confederación Helvética Hay imitación del sistema
presidenciahsta en países latinoamericanos
2 Sistemas autocráticos: se caracterizan por la estructura III
monista del poder, por la formación monopolista de la voluntad
política, por la total integración de la sociedad en el Estado VERTIENTE HISTÓRICA
Se dividen en dos grupos
La ética política en la Historia de la Moral
— Sistemas autoritarios: algunos países de Latinoamérica
— Sistemas totalitario-comunistas: Rusia, Democracias po J J CHEVALIER, Grandes textos políticos desde Maquiavelo a nuestros
pulares, República Democrática Alemana, China días (Madrid, 1970) W EBENSTEIN, LOS grandes pensadores polí-
ticos De Platón hasta hoy (Madrid, 1965) E GILSON, Las meta-
3 Orden político en los países en desarrollo: Estados morfosis de la Ciudad de Dios (Buenos Aires, 1954) G B
africanos, países árabes del Próximo Oriente y del norte de África, GUZZETTI, Chiesa e política Disegno stonco (Turin, 1975) O
Estados asiáticos, algunos países Latinoamericanos HINTZE, Historia de las formas políticas (Madrid, 1968) G
MOSCA, Storia delle domine polinche (Barí, 1964) M PRÉLOT,
Los sistemas de gobierno de estos países revisten formas muy Historie des idees politiques, edic 3 a (París, 1966) G H SABINE,
variadas Estados basados en antiguas tradiciones monárquicas y Historia de la teoría política, edic 3 a (México, 1965) J
feudahstas, sistemas pseudorepubhcanos, dictaduras y regímenes TOUCHARD, Historia de las ideas políticas, edic 5 a (Madrid, 1972)
militares, dictaduras de partido único, etc
Para realizar hoy un planteamiento adecuado de la ética política
es conveniente conocer cuáles fueron los planteamientos de ayer La
5 SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN POLÍTICA visión moral que sobre la política tenemos actualmente está condi-
cionada por las reflexiones y realizaciones de épocas anteriores
Para completar la descripción del fenómeno político es necesario
aludir a los cuadros en que se desarrolla la acción política Esta es la En las páginas siguientes no se pretende hacer una exposición
actividad humana que configura, defiende, desenvuelve o transforma detallada de la historia de la ética política, aunque se aportan
el orden vinculante de la convivencia organizada en comunidad orientaciones bibliográficas en orden al estudio de este aspecto
política importante del presente tratado Nos limitamos a constatar los temas
que van apareciendo en la evolución del pensamiento occidental y
La acción política se realiza a través de todos los miembros de que han condicionado la orientación ética de la actividad política
la comunidad Sin embargo, existe un conjunto de cuadros sociales
a través de los cuales se verifica de un modo prevalente la Por otra parte, concebimos este apartado como una antología
actividad política Conviene destacar los cuadros siguientes de textos sobre la ética política Recomendamos la lectura de una
síntesis histórica sobre la evolución de las teorías políticas (entre las
494 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 495

citadas al comienzo de este apartado, pueden servir las siguientes: de formar hombres para la práctica de las virtudes, con especial
Ebenstein, Hintze, Mosca, Sabine, Touchard). Dentro de las ideas mención de la suprema de las mismas, la sabiduría o conocimiento
políticas de cada período puede situarse la reflexión moral corres- y goce del sumo Bien, de la Idea de bien» (33).
pondiente a partir de los textos que consignamos a continuación. En sus obras, sobre todo en la República, en el Político y en las
Leyes, hace una construcción del Estado ideal, describiendo su
constitución, sus finalidades, el funcionamiento de los diversos
1. LA MATRIZ GRECO-ROMANA DE LA ETICA POLÍTICA. estamentos, etc. Conviene anotar que el Estado ideal de Platón está
condicionado en su estructura y funcionamiento por la f i n a l i d a d
E. BARKER, The Political Thought of Plato and Aristote (Nueva York, é t i c a que se le asigna: procurar a los ciudadanos el conocimiento y
1959); Greek Political Theory (Nueva York, 1961); The Politics of la posesión del bien verdadero.
Aristote (Nueva York, 1961). Ph. BETBEDER, Ethique et politique
selon Aristote: Revue de Sciences Phil. et Théol. 54 (1970), No creemos necesario recordar las críticas que ha merecido la
453-488. H. KELSEN, La «Política» de Aristóteles y la política filosofía política de Platón: exagerado idealismo; y, sobre todo,
heleno-macedónica: La idea de Derecho Natural y otros ensayos básica opción totalitaria (reducción de la persona a los intereses del
(Buenos Aires, 1946), 145-206. P. LACHIEZE-REY, Les idees mora- Estado).
les, sociales et politiques de Platón (París, 1951). J. LUCCIONI, La
pensée politique de Platón (París, 1958). F. PRIETO, El pensamien- La ética política de Platón, aunque es válida en su intención (de
to político de Séneca (Madrid, 1977). F. RODRÍGUEZ ADRADOS, hecho su filosofía política está «moralizada» totalmente), no puede
Ilustración y política en la Grecia clásica (Madrid, 1966). ser propuesta como ideal normativo de la convivencia humana.
Dejando aparte multitud de aspectos concretos, la impronta totalita-
La ética política occidental tiene su lugar de nacimiento en la ria de su orientación es contraria a los criterios éticos más funda-
cultura grecorromana. A pesar de los cambios y variaciones, no mentales y repugna a la sensibilidad humana actual (34).
desaparece de ella la impronta de la filosofía griega y del derecho
romano.
De entre las muchas perspectivas que podrían ser recogidas del TEXTO
pensamiento grecorromano, seleccionamos dos líneas de orientación:
el idealismo de Platón y el realismo de Aristóteles. Tomado de La República (35): Los filósofos deben reinar en las
ciudades. (Diálogo entre Sócrates y Glaucón.)

a) El idealismo político de Platón «—Cuanto más excusas des —dijo Glaucón— más te estrecharemos a que
(Reducción de la política a la ética) expliques cómo puede llegar a existir el régimen de que tratamos. Habla,
pues, Sócrates, y no pierdas el tiempo.
Dentro de la concepción platónica del mundo y del hombre, la —Siendo así —repliqué— es preciso que recordemos primero que llega-
organización política cobra sentido y tiene su finalidad en la ayuda mos a esa cuestión investigando qué cosa fuese la justicia y qué la injusticia.
que presta a los individuos para que puedan tener acceso a la
—Es preciso —dijo—; mas, ¿qué sacamos de eso?
contemplación de la Idea de Bien, objeto adecuado y coherente del
vivir humano. —Nada, pero en caso de que descubramos cómo es la justicia ¿pretende-
remos que el hombre justo no ha de diferenciarse en nada de ella, sino que
¿Qué organización política es la más adecuada para cumplir esta
finalidad? Ninguno de los estados que han existido, ya que no han
sido pensados desde la Idea de Bien como fin supremo a conseguir (33) E. GARCÍA ESTÉBANEZ, El bien común y la moral política (Bar-
celona, 1970), 13.
y porque en su erección no se ha tenido en cuenta a los filósofos.
(34) Ver, a título de ejemplo, la crítica de K. POPPER, La sociedad
Para Platón, «los estados anteriores y el existente actualmente no abierta y sus enemigos, I (Buenos Aires, 1967), 52-312.
son más que aparentes, falsas imitaciones, estados que no son (35) Tomamos el pasaje de: W. EBENSTEIN, LOS grandes pensadores
estados en realidad. Esta tarea de inventar el estado verdadero va a políticos (Madrid, 1965), 73-75, en traducción dirigida por E. TIERNO
emprenderla Platón partiendo del supuesto de que el tal debe ser capaz GALVÁN.
496 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 497

ha de ser en todo tal como ella misma? ¿O nos contentaremos con que se le preferencia, una sola cosa, si no, dos y, en todo caso, las menos en número y
acerque lo más posible y participe de ella en grado superior a los demás? las de mayor entidad
—Con eso último nos contentaremos —replicó —Conforme en todo —dijo
—Por tanto —dije—, era sólo en razón de modelo por lo que investiga —Creo —proseguí— que, cambiando una sola cosa, podríamos mostrar
bamos lo que era en sí la justicia, y lo mismo lo que era el hombre que cambiaría todo, no es ella pequeña ni fácil, pero sí posible
perfectamente justo, si llegaba a existir, e igualmente la injusticia y el hombre —¿Cuál es? —preguntó
totalmente injusto, todo a fin de que, mirándolos a ellos y viendo cómo se —Voy —contesté— al encuentro de aquello que comparábamos a la ola
nos mostraban en el aspecto de su dicha e infelicidad, nos sintiéramos más gigantesca No callaré, sin embargo, aunque, como ola que estallara en
forzados a reconocer respecto de nosotros mismos que aquel que más se risa, me sumerja en el ridículo y el desprecio Atiende a lo que voy a decir
parezca a ellos ha de tener también la suerte más parecida a la suya, pero no
con el propósito de mostrar que era posible la existencia de tales hombres —Habla —dijo
—A menos —proseguí— que los filósofos reinen en las ciudades o que
—Verdad es lo que dices —observó
cuantos se llaman ahora reyes y dinastas practiquen noble y adecuadamente
—¿Y piensas acaso, que es de menos mérito el pintor porque pintando a la filosofía, que vengan a coincidir una cosa y otra, la filosofía y el poder
un hombre de la mayor hermosura y trasladándole todo con la mayor político, y que sean detenidos por la fuerza los muchos caracteres que se
perfección a su cuadro, no pueda demostrar que exista semejante hombre' 1 encaminan separadamente a una de las dos, no hay, amigo Glaucón, tregua
—No, ipor Zeus' —contestó para los males de las ciudades, ni tampoco, según creo, para los del género
humano ni hay que pensar en que antes de ello se produzca en la medida
—¿Y qué? ¿No diremos que también nosotros fabricábamos en nuestra posible ni vea la luz del sol la ciudad que hemos trazado de palabra Y he
conversación un modelo de buena calidad? aquí lo que desde hace rato me infundía miedo decirlo que veía iba a
—Bien seguro expresar algo extremadamente paradójico, porque es difícil ver que ninguna
—¿Crees, pues, que nuestro discurso pierde algo en caso de no poder otra ciudad, sino la nuestra, puede realizar la felicidad ni en lo público ni en
demostrar que es posible establecer una ciudad tal como habíamos dicho? lo privado

—No por cierto —repuso —lOh Sócrates' —exclamó— |Qué razonamientos, qué palabras acabas
de emitiri Hazte cuenta de que se va a echar sobre ti con todas sus fuerzas
—Esa es, pues, la verdad —dije—, y si, para darte gusto, hay que una multitud de hombres no despreciables por cierto, en plan de tirar sus
emprender la demostración de cómo y en qué manera sería posible tal ciudad, mantos y coger cada cual, así desembarazados, la primera arma que encuen-
tienes que quedar de acuerdo conmigo en los mismos puntos tren, dispuestos a hacer cualquier cosa, y si no los rechazas con tus
—¿Cuáles son ellos? argumentos y te escapas de ellos, ibuena vas a pagarla, en verdad!
—¿Crees que se pueda llevar algo a la práctica tal y como se anuncia, o —¿Acaso no eres tú —dije— el culpable de todo eso?
por el contrario, es cosa natural que la realización se acerque a la verdad —Y me alabo de ello —replicó—, pero no he de hacerte traición, sino que
menos que la palabra, aunque a alguien parezca lo contrario? ¿Tú, por tu te defenderé con lo que pueda, y podré con mi buena voluntad y dándote
parte, estás de acuerdo en ello o no? ánimos y quizá también acertaré mejor que otro a responder a tus preguntas
—Estoy de acuerdo —dijo Piensa, pues, en la calidad de tu aliado y procura convencer a los incrédulos
de que ello es así como tú dices
—Así, pues, no me fuerces a que te muestre la necesidad de que las cosas
ocurran del mismo modo exactamente que las tratamos en nuestro discurso, —A intentarlo, pues —dije yo—, ya que tú me ofreces tan gran ayuda »
pero si somos capaces de descubrir el modo de constituir una ciudad que se
acerque máximamente a lo que queda dicho, confiesa que es posible la
realización de aquello que pretendes ¿O acaso no te vas a contentar con b) El realismo político de Aristóteles
conseguir esto? Yo, por mi parte, ya me daría por satisfecho (Reducción de la ética a la política)
—Pues yo también —observó
Aristóteles representa el p o l o contrario al idealismo político Las
—Después de esto parece bien que intentemos investigar y poner de ideas políticas de Aristóteles se basan en el estudio de la realidad y
manifiesto qué es lo que ahora se hace mal en las ciudades, por lo cual no
t i e n d e n a configurarla en la medida de lo posible
son regidas en la manera dicha, y qué sería lo que, reducido lo más posible,
habría que cambiar para que aquélla se entrase en el régimen descrito de Pocos pensadores han dejado u n t e s t i m o n i o tan claro y expreso
32 Moral social
498 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 499

a favor de la c o n v i v e n c i a c i u d a d a n a c o m o Aristóteles La afirma- impedimento de acuerdo con la virtud y que la virtud consiste en un término
c i ó n aristotélica es lapidaria «resulta manifiesto q u e la c i u d a d es una medio, necesariamente la vida media será la mejor, por estar el término medio
de las cosas q u e existen por naturaleza y q u e el h o m b r e es por al alcance de la mayoría Y estos mismos criterios serán necesariamente los
naturaleza un animal político» ( 3 6 ) de la virtud o maldad de la ciudad y del régimen, porque es la forma de vida
de la ciudad
Para Aristóteles, la c i u d a d - e s t a d o es la c o m u n i d a d q u e posibilita
el desarrollo h u m a n o de los c i u d a d a n o s ¿Cómo ha de ser la Ahora bien, en toda ciudad hay tres elementos los muy ricos, los muy
c o n s t i t u c i ó n del estado para lograr esa finalidad? Aristóteles traza un pobres, y en tercer lugar, los intermedios entre unos y otros, y puesto que
régimen de estado en el que la presidencia la ejerce la idea de bien hemos convenido en que lo moderado y lo intermedio es lo mejor, es
evidente que también cuando se trata de la posesión de los bienes de la
c o m ú n De ahí q u e para Aristóteles, «el bien h u m a n o s u p r e m o es el
fortuna la intermedia es la mejor de todas, porque es la que más fácilmente
bien político y la ciencia q u e trata de él es la suprema Ella obedece a la razón Los que son demasiado hermosos, fuertes, nobles y ricos,
c o m p r e n d e a todas las demás, determina qué ciencias deben ser o por el contrario, los demasiado pobres, débiles o despreciados, difícilmente
estudiadas, por q u i é n y hasta q u é p u n t o , ella legisla igualmente se dejan guiar por la razón, pues los primeros se vuelven soberbios y grandes
sobre lo q u e se debe hacer y lo q u e se debe omitir, pues su o b j e t o malvados, y los segundos malhechores y capaces de pequeñas maldades, y
es el bien del h o m b r e en su suprema expresión el político Aristó- de los delitos unos se cometen por soberbia y otros por maldad Además la
teles, pues, se coloca a este respecto en el e x t r e m o o p u e s t o q u e su clase media ni apetece demasiado los cargos ni los rehuye, y ambas cosas
maestro Platón Este había c o n v e r t i d o la política en una ética son perjudiciales para las ciudades Por otra parte, los que están provistos en
Aristóteles hace, en f i n de cuentas, lo c o n t r a r i o convierte la ética en exceso de los bienes de la fortuna, fuerza, riqueza, amigos y otros semejantes
no quieren ni saben ser mandados, y esto les ocurre ya en casa de sus padres
una política» ( 3 7 )
siendo niños, pues a causa del lujo en que viven ni siquiera en la escuela
La ética política de Aristóteles, a u n q u e no está exenta de cierta están acostumbrados a obedecer, mientras los que viven en una indigencia
i n c l i n a c i ó n al totalitarismo, presenta un rostro h u m a n o abierto a la excesiva están degradados, de modo que los unos no saben mandar, sino
c o n v i v e n c i a interpersonal, al pluralismo, a la democracia, y a la sólo obedecer a una autoridad propia de esclavos, y los otros no saben
obedecer a ninguna clase de autoridad, sino sólo ejercer ellos una autoridad
moralización de la a d m i n i s t r a c i ó n pública
despótica, la consecuencia es una ciudad de esclavos y de amos, pero no de
hombres libres, y una ciudad donde los unos envidian y los otros desprecian,
lo cual está muy lejos de la amistad y la comunidad política Porque la
TEXTO comunidad implica la amistad los enemigos no quieren compartir ni siquiera
un camino La ciudad debe estar constituida de elementos iguales y seme-
T o m a d o de la Política (38) La mejor forma de g o b i e r n o jantes en el mayor grado posible, y esta condición se da especialmente en la
clase media, de modo que una ciudad así será necesariamente la mejor
«Consideraremos ahora cuál es la mejor forma de gobierno y cual es la gobernada por lo que se refiere a los elementos de que hemos dicho se
mejor clase de vida para la mayoría de las ciudades y para la mayoría de los compone Además los ciudadanos de la clase media son los más estables en
hombres, sin asumir un nivel de virtud que esté por encima de personas las ciudades, porque ni codician lo ajeno como los pobres ni otros desean lo
suyo, como los pobres lo que tienen los ricos, y al no ser objeto de
ordinarias ni de una educación que requiera condiciones afortunadas de
conspiraciones ni conspirar, viven en seguridad Por eso era acertado el
naturaleza y recursos, ni un régimen a medida de todos los deseos, sino una
deseo de Focilides «Muchas cosas son las mejores para los de en medio,
clase de vida tal que pueda participar de ella la mayoría de los hombres y un
quiero tener una posición media en la ciudad »
régimen que este al alcance de la mayoría de las ciudades Porque las
llamadas aristocracias, de que acabamos de hablar, unas caen fuera de las
posibilidades de la mayoría de las ciudades y otras son próximas a la llamada Queda claro, pues, que también la mejor comunidad política es la
república, y por ello debe hablarse de ambas como de una sola La decisión constituida por el elemento intermedio, y que están bien gobernadas las
sobre todas estas cuestiones se funda en los mismos principios elementales ciudades en las cuales este elemento es muy numeroso y mas fuerte que los
En efecto, si se ha dicho con razón en la Etica que la vida feliz es la vida sin otros dos juntos, o por lo menos que cada uno de ellos, pues en su adición
producen el equilibrio e impiden los excesos contrarios Por eso es una gran
fortuna que los ciudadanos tengan una hacienda mediana y suficiente
" (36) Política, libro 1, I porque donde unos poseen demasiado y otros nada, surge o la democracia
(37) ESTÉBANEZ, O . C , 4 2 extrema o la oligarquía pura o la tiranía, por exceso de una o de otra porque
(38) Tomamos el pasaie de EBENSTEIN, o . a , 133-135 la tiranía nace tanto de la democracia más desatada como de la oligarquía,
POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 501
500 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL

2 ÉPOCA PATRÍSTICA
pero con mucha menos frecuencia de los regímenes intermedios y de los
próximos a ellos La causa la expondré más adelante al tratar de las El o r i g e n d e l « a g u s t i n i s m o p o l í t i c o »
revoluciones Que el régimen intermedio es el mejor, es evidente, puesto que
es el único libre de sediciones En efecto, donde la clase media es numerosa, H X A R Q U I L L I É R E , L'Augustinisme politique (París, 1 9 5 5 )
menos sediciones y disensiones civiles se producen, y las grandes ciudades L BELLOFIORE, Stato e giustizia nella concezione agostmiana Ri-
están más libres de sediciones por la misma razón, porque la clase media es vista Internazionale di Filosofía del Dintto 41 (1964), 150-160 R
numerosa, en cambio, en las pequeñas es fácil que se dividan entre los dos CACITTI, «Subdita Chnsto servit Roma Deo» osservazioni sulla
extremos sin dejar ningún término medio, y casi todos son o pobres o ricos teología política di Prudenzio Aevum 46 (1972), 402-435 J
Las democracias son también más firmes y duraderas que las oligarquías por CAMPOS, La «ciudad de Dios» según la mente y el sentir de los
las clases medias, que son más numerosas y participan más de los honores Padres de la Iglesia La Ciudad de Dios 184 (1971), 495-479,
en las democracias que en las oligarquías, pues cuando aquéllas faltan y los Politique et Théologie chez Athanase d'Alexandne Actes du Co-
pobres alcanzan un número excesivo, surgen los fracasos y pronto desapa lloque de Chantilly 23-25 sept 1973 (París, 1974), 396 ss G
recen Debe considerarse como prueba de esto el hecho de que los mejores COMBES, La doctrine politique de S Augustm (París, 1950) S
legisladores han sido ciudadanos de la clase media Solón pertenecía a ella COTTA, La cittá política di Sant'Agostmo (Milán, 1960) H A
(como lo pone de manifiesto su poesía) y Licurgo (pues no fue rey), y DEANE, The política! and social ideas of St Augustmus (Nueva
Carondas y la mayoría de los otros York, 1966) P FONT, Ideario político de San Agustín Augustmus
De aquí resulta también clara la razón de que la mayoría de los regímenes 5 (1960), 163-174 E L FORTÍN, The política! implications of St
sean democráticos o bien oligárquicos, por ser generalmente poco numerosa Augustme's theory of conscience Aug Studies 1 (1970), 133-
en ellos la clase media, cualquiera de los dos extremos que predomine, sea 152 G GARILLI, Aspetti delta filosofía giundica, política e sociale
di S Agostmo (Milán, 1957) V GIORGIANNI, // concetto del
el de los acaudalados o el del pueblo, desplaza a la clase media y lleva por
Diritto del/o Stato m S Agostmo (Padua, 1951) T GONZÁLEZ, La
si solo el gobierno, con lo que surge o una democracia o una oligarquía
política en los concilios de Toledo Studium 17 (1977), 219-263
Además como se producen disensiones y luchas entre el pueblo y los ricos,
A PAREDI, Política di S Ambrogio (Milán, 1974) A TRUYOL, El
aquellos que más dominan a su contrarios no establecen un régimen común
derecho y el estado en San Agustín (Madrid, 1944)
ni igual para todos, sino que consideran como el premio de su victoria su
propio predominio en el gobierno y unos establecen una democracia y otros
una oligarquía Por otra parte, los que tuvieron la hegemonía en la Hélade, Sobre el f o n d o general d e l pensamiento patrístico acerca d e la
mirando sólo a su propio régimen, establecieron en las ciudades unos política ( 3 9 ) , resalta de u n m o d o p r e m m e n t e la d o c t r i n a d e S a n
democracias y otros oligarquías, sin tener en cuenta la conveniencia de esas Agustín
ciudades, sino la suya propia De modo que, por estas causas, el régimen
Para San A g u s t í n , n o puede existir el Estado si n o se basa en la
intermedio no ha existido nunca, o pocas veces y en pocas ciudades Un solo
hombre de los que en tiempos pasados obtuvieron el mando accedió a justicia «Desterrada la justicia, ¿qué s o n los reinos s i n o grandes
implantar ese régimen, pero en las ciudades se ha hecho ya costumbre que rapiñas? y las mismas rapiñas, ¿qué s o n sino p e q u e ñ o s reinos?»
los ciudadanos no se interesen siquiera por la igualdad, sino procuren ejercer A h o r a b i e n , la justicia n o puede darse sin la c o n f e s i ó n d e l verdadero
el poder o se sometan si son vencidos Dios A u n q u e a d m i t e la existencia d e l Estado p a g a n o , la p r e o c u p a -
Resulta claro, con estas consideraciones, cuál es el régimen mejor y por c i ó n d e San A g u s t í n es definir el Estado p o r su f i n a l i d a d religiosa
qué causa De los demás regímenes (puesto que hemos dicho que existen promover el c u l t o a Dios y cuidar de las buenas c o s t u m b r e s de m o d o
varias clases de democracia y varias clases de oligarquía) no es difícil ver cuál q u e n o se ofenda al Dios verdadero «La idea, pues, agustintana d e
se ha de considerar el primero, el segundo o el inmediato por su superioridad estado está transida d e la c o n v i c c i ó n d e q u e éste debe ser ante t o d o
o inferioridad, una vez definido el régimen mejor Forzosamente será mejor el cristiano e n sus miembros, en su a c t i v i d a d y en sus intereses La idea
que más se aproxime a éste, y peor el que diste más del régimen intermedio, de q u e el estado debe incluso aplicar sus medios específicos, a
a no ser que se juzgue en vista de ciertas circunstancias, digo en vista de saber, la fuerza, para promover el bien espiritual, está a sólo u n paso
ciertas circunstancias, porque con frecuencia, aun siendo preferible un Y San A g u s t í n d i o este paso» ( 4 0 )
régimen, nada impide que a algunos les convenga más otro régimen »
Los escritores d e la Edad M e d i a d e d u j e r o n de la doctrina d e San

(39) Ver una síntesis en M A T T A I , O . C , 78-84


(40) ESTÉBANEZ, O . C , 6 3
502 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 503

A g u s t í n u n sistema político q u e recibe el n o m b r e d e «agustinismo fin propio y un pensar muy diverso del otro Así, la ciudad terrena, que no
político» C o n más o m e n o s a p o y o cierto en San A g u s t í n ( 4 1 ) , el vive de la fe, apetece también la paz, pero fija la concordia entre los
a g u s t i n i s m o político medieval coloca en m a n o s del Papa, j u n t o c o n ciudadanos que mandan y los que obedecen en que sus quereres estén
la espada del poder espiritual, la espada del poder temporal acordes de algún modo en lo concerniente a la vida mortal Empero, la ciudad
celestial, o mejor, la parte de ella que peregrina en este valle y vive de la fe,
usa de esta paz por necesidad, hasta que pase la mortalidad, que precisa de
TEXTO
tal paz Y por eso, mientras que ella está como viajero cautivo en la ciudad
terrena, donde ha recibido la promesa de su redención y el don espiritual
T o m a d o d e La Ciudad de Dios, libro XIX, c a p í t u l o 1 7 Obras d e San como prenda de ella, no duda en obedecer estas leyes que reglamentan las
Agustín, tomo XV-XVII (Madrid, 1958), 1406-1409 cosas necesarias y el mantenimiento de la vida mortal Y como ésta es común,
entre las dos ciudades hay concordia con relación a esas cosas Pero resulta
que la ciudad terrena tuvo ciertos sabios condenados por la doctrina de Dios,
«¿EN QUÉ RADICA LA PAZ DE LA SOCIEDAD CELESTIAL que, o por sospechas o por engaño de los demonios, dijeron que debían
CON LA CIUDAD TERRENA Y EN QUÉ LA DISCORDIA? amistar muchos dioses con las cosas humanas Y encomendaron a su tutela
diversos seres, a uno el cuerpo, a otro el alma, y en el mismo cuerpo, a uno
Mas los hombres que no viven de la fe buscan la paz terrena en los bienes la cabeza y a otro la cerviz, y de las demás partes, a cada uno la suya Y de
y comodidades de esta vida En cambio, los hombres que viven de la fe igual modo en el alma a uno encomendaron el ingenio, a otro la doctrina, a
esperan en los bienes futuros y eternos, según la promesa Y usan de los otro la ira, a otro la concupiscencia, y en las cosas necesarias a la vida, a uno
bienes terrenos y temporales como viajeros Estos no los prenden ni desvían el ganado, a otro el trigo, a otro el vino, a otro el aceite, a otro las selvas, a
otro el dinero, a otro la navegación, a otro las guerras y las victorias, a otro
del camino que lleva a Dios, sino que los sustentan para tolerar con más
los matrimonios, a otro los partos y la fecundidad, y a otros los seres La
facilidad y no aumentar las cargas del cuerpo corruptible que apesga al alma
ciudad celestial, en cambio, conoce a un solo Dios, único al que se debe el
Por tanto, el uso de los bienes necesarios a esta vida mortal es común a las
culto y esa servidumbre, que en griego se dice latría, y piensa con piedad fiel
dos clases de hombres y a las dos casas, pero, en el uso, cada uno tiene un
que no se debe más que a Dios Estas diferencias han motivado el que esta
ciudad no pueda tener comunes con la ciudad terrena las leyes religiosas Y
(41) «¿Cómo es posible que el concepto romano de Estado haya llegado
por éstas se ve en la precisión de disentir de ella y ser una carga para los que
en la Edad Media a ser absorbido por la idea cristiana, hasta constituir la
sentían en contra y soportar sus iras, sus odios y sus violentas persecuciones,
t e o r í a d e las dos espadas? Aparte del pensamiento de San Agustín, hay
a menos de refrenar alguna vez los ánimos de sus enemigos con el terror de
que contar con dos intermediarios importantes, Gregorio el G r a n d e y
su multitud, y siempre con la ayuda de Dios La ciudad celestial, durante su
Carlomagno Ya desde el siglo IX, el Papa tiende a suplantar al Emperador en
peregrinación, va llamando ciudadanos por todas las naciones y formando de
la dirección de la Cristiandad Nicolás I (858-867) logra imponer las bases
todas las lenguas una sociedad viajera No se preocupa de la diversidad de
de un agustinismo político, con dos ideas peculiares de Agustín la paz y la
leyes, de costumbres ni de institutos, que resquebrajan o mantienen la paz
justicia En un mundo medieval, significa ya una 'teocracia pontifical'
terrena Ella no suprime ni destruye nada, antes bien lo conserva y acepta, y
Mientras Agustín se refería a un mundo moral y espiritual, el Papa se refiere
ese conjunto, aunque diverso en las diferentes naciones, se flecha con todo
a un mundo político De este modo, quedaban establecidas las confusiones
a un único y mismo fin, la paz terrena, si no impide la religión que enseña
que terminaron en la guerra entre el Pontificado y el Imperio Puesto que
que debe ser adorado el Dios único, sumo y verdadero La ciudad celestial
ambos poderes, el Sacerdocio y el Reino, se fundan en Cristo, el Papa logra
usa también en su viaje de la paz terrena y de las cosas necesariamente
el primado político Ugo de Henry (1104) se siente ya obligado a combatir
relacionadas con la condición actual de los hombres Protege y desea el
esa visión El problema se agrava con el triunfo de los Guelfos en Italia (s
acuerdo de quereres entre los hombres cuanto es posible, dejando a salvo la
XIII) Los juristas y canonistas exaltan el primado pontificio En tiempo de
piedad y la religión, y supedita la paz terrena a la paz celestial Esta última es
Gregorio Vil (1072-85) se promulgan 27 proposiciones del D i c t a t u s Pa-
la paz verdadera, la única digna de ser y de decirse paz de la criatura racional,
pae. En defensa del Pontificado se reúnen más tarde los teólogos de los
a saber, la unión ordenadísima y concordísima para gozar de Dios y a la vez
Ermitaños de S Agustín Egidio Romano, Agustín Triunfo, Santiago de
en Dios En llegando a esta meta, la vida ya no será mortal, sino plenamente
Viterbo, Alejandro de S Elpidio y Guillermo de Cremona Atribuyen a la
vital Y el cuerpo ya no será animal, que, mientras se corrompe, apesga al
Iglesia y al Papa el fundamento de toda propiedad jurisdición, y derecho, aun
alma, sino espiritual, sin ninguna necesidad, sometido de lleno a la voluntad
en el orden temporal Evidentemente, este agustmismo político es una
Posee esta paz aquí por la fe y de esta fe vive justamente cuando refiere a la
desviación y exageración medieval del pensamiento de Agustín»
consecución de la paz verdadera todas las buenas obras que hace para con
(L CILLERUELO, A g u s t i n i s m o : Gran Enciclopedia Rialp tomo I (Madrid
Dios y con el prójimo, porque la vida de la ciudad es una vida social»
1971), 413
504 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 505

3. LA ETICA POLÍTICA EN LA EDAD MEDIA de acuerdo en colocar ahí el criterio fundamental de la ética política
según Santo Tomás.
La doctrina política de Santo Tomás
La moral política de Santo Tomás puede ser resumida del siguien-
A. G. ALVAREZ, La persona humana ante el Estado, según Santo te modo: «sosteniendo al mismo tiempo que el bien común político
Tomás. Arbor 3 (1945), 261 -278. V BOUILLON, La politique de S es norma tanto para el estado como para el individuo, y norma no
Thomas (París, 1927) S SCHORDOW, Political theory and church última sino normalizada a su vez, corrige, mejorándola, la opinión de
politics m the mid-twelfth century (Berkeley, 1972) M G Aristóteles, salvando la libertad del individuo frente al poder del
CORRADI, // pensiero político di Bernardo di Chiaravalle Aquinas estado, proyectando al hombre más allá de los límites de la vida
15 (1972), 589-632. M. DAMIATO, La política di Guglietmo Ockam social política. El bien común, que es el fin tanto de la ciudad como
e suoi interpreti modernr Studí Francescam 72 (1975), n 3-4 del ciudadano, es norma igualmente para ambos. Si ese bien común
M. DENONGEOT, El mejor régimen político según Santo To-
más (Madrid, 1958). R FOLZ, Sur le principe de l'autonté au se subordina al fin trascendente, al normalizar la acción social del
moyen age: Revue de Sciences Religieuses 37 (1963), 27-33 E hombre lo hará respetando la ordenación de éste a su fin superior.
GALÁN Y GUTIÉRREZ, La filosofía política de Santo Tomás (Madrid, La ética, pues, que mira al fin último del hombre es norma de la
1945). M GARCÍA PELAYO, El Reino de Dios, arquetipo político política, que mira al fin inmediato del mismo» (43).
Estudio sobre las formas políticas de la Alta Edad Media (Madrid,
1959). V. GIORGIANNI, Pensiero morale e político di Bonaventura
da Bagnorea (Genova, 1948) G GULLO, Prudenza e política
Lettura critica del pensiero di Tommaso d'Aqumo sul problema di TEXTO
fondo delta filosofía política (Ñapóles, 1974) F HEYDTE, Pohcitá
nella «Summa theologiae» di S. Tommaso San Tommaso e la Tomado de Tractatus De Rege et Regno ad Regem Cypri: Opera
filosofía del dintto oggi (Roma, 1974), 129-140 A ST. MCGRADE, omnia, vol. 27: Opuscula Varia I (París, 1889) ed. Vives, pp.
The política! thought of Williams of Ockam (Nueva York, 1974)
S RAMÍREZ, Doctrina política de Santo Tomás (Friburgo de Suiza, 336-412. Traducción de Don León Carbonero y Sol en: El
1953). P E. SIEGMUND, Nicholas of Cusa and Medieval Política! gobierno monárquico, o sea: el libro De Regimine Principum
Thought (Cambridge, Mass., 1964) M. VILLEY, De Tenseignement escrito por Santo Tomás de Aquino (Madrid, 1917), pp. 67-70
de la pohtique selon samt Thomas. San Tommaso e la filosofía del (capítulo XV del libro I)
diritto oggi (Roma, 1974), 258-268. M WATANABE, The Política!
Ideas of N¡cholas of Cusa with Reference to his «De concordantia
catholica» (Ginebra, 1963). «Así como la vida justa de los hombres en la tierra tiende como a su
propio fin a la vida bienaventurada que esperamos en el cielo, así el bien de
De entre los teólogos medievales seleccionamos como exponen- la sociedad hace converger a su fin todos los bienes particulares producidos
te de la filosofía política a Santo Tomás. Pero conviene advertir de por los hombres o que son posesión suya, como las riquezas, la salud, la
elocuencia y la erudición. Luego, si como ya hemos dicho, el que cuida del
inmediato que Santo Tomás no dedicó muchos escritos al tema de
fin último de los demás debe dirigir a los que están encargados de las cosas
la política y que su doctrina no es la que representa adecuadamente que son medios de llegar al fin, es evidente que un Rey debe obedecer y estar
la realidad política de la cristiandad medieval. Sin embargo, también sometido a la autoridad depositada en manos de los sacerdotes Es también
es cierto que el pensamiento tomasiano es el que ha recibido mayor obligación de un Rey velar por el cumplimiento de las obligaciones de sus
consideración por parte de la ética cristiana de los últimos siglos subditos y procurar que todo el que está obligado a hacer una cosa que
(doctrina pontificia y moral católica). tiende a otra como a su fin coopere a que consiga su propósito. El obrero
que construye una espada debe hacerla útil para el combate, y el arquitecto
Para Santo Tomás, la finalidad y el sentido de la comunidad
que construye una casa debe procurar que sea conveniente para habitar en
política radica en la realización del bien común. La categoría ella. Como la bienaventuranza celestial es el fin de la vida virtuosa que se
ético-política de bien común es la clave de bóveda de la ética tiene en el mundo, es obligación del Rey hacer que la sociedad se conduzca
política. Aunque existen variantes, a veces notables, en la interpre- de tal modo, que pueda adquirir la bienaventuranza; es decir, debe disponer
tación del significado del bien común (42), todos los tomistas están

(42) Ver un resumen de estas vanantes en ESTÉBANEZ, o . c , 73-88 (43) Ibíd., 88-89
506 MORAL OE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 507

de todos los medios que a ella conduzcan, e impedir todos los obstáculos ocupan diversos cargos, empleos y ocupaciones, ha querido la divina
que a ella se opongan La ley divina, cuya enseñanza está encomendada a Providencia que en las cosas perecederas una generación reemplace a otra,
los sacerdotes, según estas palabras del profeta Malaquías, cap II v 7 así también la solicitud del rey debe conservar los intereses del pueblo que
«Porque los labios del sacerdote guardarán la sabiduría, y la ley buscaran de le está confiado, proveyendo con justicia los cargos que vacaren 2 ° Pro-
su boca», la ley divina, decimos, nos da a conocer cuales son los obstáculos curando que los hombres se alejen de los caminos de la iniquidad por medio
de la verdadera felicidad, y cuál el camino que a ella conduce Por esta razón de leyes represivas y remuneratorias, con cuyo auxilio excitará al ejercicio de
dictó Dios en el Deuteronomio, cap XVII v 18, el siguiente precepto «Y la virtud, imitando en esto a Dios, que dio a los hombres leyes remuneratorias
después que estuviese sentado en el solio de su reino, escribirá para si un de la obediencia, y leyes penales de toda transgresión 3 ° El rey está
Deuteronomio de esta ley en un libro, recibiendo un ejemplar de los obligado a defender a sus subditos de los ataques de sus enemigos, porque
sacerdotes de la tribu de Leví Y lo tendrá consigo, y lo leerá todos los días inútil sería evitar los peligros interiores, si se descuidara impedir los exteriores
de su vida para que aprenda a temer al Señor Dios suyo y a guardar sus Además de todo esto, el rey debe fomentar en sus Estados todo cuanto
convenga al bien de la sociedad, y lo conseguirá siempre que cumpliendo
palabras y ceremonias que están mandadas en la ley »
con los deberes de su misión corrija los abusos, provea a lo que falta y mejore
El rey instruido por la ley divina deberá dedicarse principalmente a velar lo que exista Por esto encarga el Apóstol a los fieles en el cap XII de su
porque el pueblo sometido a su cetro viva amando y practicando la virtud epístola a los corintios «Que aspiren a los mejores dones » Tales son los
empleando para conseguirlo los siguientes medios 1 ° Introducir en la deberes de un rey, y de ellos hablaremos más detenidamente »
sociedad buenas costumbres 2 ° Conservar las ya introducidas, si son
buenas 3 ° Mejorarlas Para que un hombre sea de buena vida y costum-
bres necesita de dos cosas una, que es capital la virtud, que es la base de
4 EDAD MODERNA
la buena vida, otra secundaria y como instrumental, a saber cantidad
bastante de bienes corporales de cuyo uso se necesita para el ejercicio Catolicismo y Protestantismo ante la Política
práctico de la virtud La naturaleza forma la unidad del hombre, pero la
unidad de la sociedad, a que se da el nombre de paz, tiene que ser resultado
La Edad M o d e r n a abre horizontes nuevos a la c o m p r e n s i ó n
de la ciencia y acierto de un monarca Para la buena dirección de la sociedad
son indispensables tres cosas 1 ° Que la sociedad esté establecida en la cristiana de la política En primer lugar, se r o m p e la u n i d a d religiosa
unidad de la paz 2 ° que la sociedad, unida con este vínculo, sea dirigida y surgen d o s orientaciones globales diversas la católica y la protes-
a la práctica del bien, porque del mismo modo que el hombre no puede hacer t a n t e ( c o n distintas vanantes)
nada bueno, si no se supone la unidad de todas las partes que le componen, C o m o muestra d e estas d o s tendencias escogemos la doctrina de
así también el pueblo que careciera de la unidad de la paz no podría Suárez y la d o c t r i n a d e C a l v i n o Existen otros m u c h o s t e ó l o g o s
conducirse bien, destrozado por divisiones intestinas La tercera cosa nece-
católicos q u e reflexionaron c o n agudez y o r i g i n a l i d a d sobre la
saria para la buena dirección de la sociedad es que el gobierno sabio de un
rey provea a todo lo indispensable para vivir bien, y conseguido esto, velar política, t a m b i é n existen otras c o m p r e n s i o n e s importantes, además
por su conservación de la calvinista, e n el m u n d o d e la Reforma Sin e m b a r g o , las d o s
muestras elegidas pueden representar d i g n a y adecuadamente las
Tres son también los obstáculos que se oponen a la conservación del dos tendencias cristianas d e la Edad M o d e r n a frente a la política.
orden público, uno de los cuales tiene su origen en la naturaleza El bien
público no debe tener una duración temporal, sino perpetua, pero como los
hombres son mortales y no eternos, y no todos poseen la misma energía vital,
porque la vida humana está sujeta a muchas vicisitudes, no todos los a) Filosofía política en Suárez
hombres son aptos, mientras viven, para unos mismos destinos Otro de los
obstáculos que se oponen al mantenimiento del orden público, y que tiene F B COSTELLO, The política) philosophy of Luis de Molina. S J
un origen interior, es la depravación de las voluntades, ya consista en el (1535-1600) (Roma, 1974) A DEMPF, La filosofía cristiana del
abandono de los deberes que reclama la república, ya sea más directamente Estado en España (Madrid, 1961) J FERNANDEZ-SANTAMARIA,
ofensivo a la sociedad por violación de la leyes o perturbación de la paz de The State, War and Peace Spamsh Política! Thought m the
los demás El tercer obstáculo proviene de una causa extrínseca, y sucede Renaissance 1516-1559 (Cambridge, 1977) J GALLEGOS, La doc-
cuando se turba la paz por invasión o ataque de un enemigo, conmoviendo trina política del Padre F Suárez (México, 1948) I GÓMEZ, El
el imperio o la ciudad hasta en sus mismos cimientos Obligación suprema es origen del poder político según Francisco Suárez (México, 1948)
del rey subvenir al remedio de estas tres dificualtades 1 ° Así como en el B H A M I L T O N , Política! Thought m Sixteenth-Century Spam A
tránsito sucesivo de los hombres sobre la tierra y en reemplazo de los que Study of the política! ideas of Vitoria, De Soto, Suárez and
508 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 509
Molina (Oxford, 1963) M LANSEROS, La autoridad civil de Fran-
cisco de Vitoria (Madrid, 1949) U LÓPEZ, Suárez moralista Las TEXTO
bases de una deontologia política Razón y Fe 138 (1948), 213-
228 J MERINO, Fundamentos de la teoría política del P Las T o m a d o del Tratado de las Leyes y de Dios legislador Edición del
Casas Ciencia Tomista 102 (1975), 279-323 F MURILLO, El pacto Instituto d e Estudios Políticos ( M a d r i d , 1 9 6 7 ) , p p 2 0 3 - 2 0 6
social en Suárez Archivo de Derecho Público (Granada, 1948) E Libro I I I , c a p í t u l o 3
NASZALY, El estado según Francisco de Vitoria (Madrid, 1948) H
R O M M E N , Die Staatslehre des Franz von Suárez (Munchen-Glad-
bach, 1927), La teoría del Estado y de la Comunidad internacional «EL PODER DE DAR LEYES H U M A N A S , ¿SE LO D I O A LOS HOMBRES
en F Suárez (Madrid, 1951) L SÁNCHEZ AGESTA, El concepto de INMEDIATAMENTE D I O S C O M O AUTOR DE LA NATURALEZA?
estado en el pensamiento español del siglo XVI (Madrid, 1956) R
WILENINS, The Social and Política! Theory of F Suárez (Helsinki, 1 Razón del problema.—La razón del problema puede ser que de lo
1963) dicho parece seguirse que este poder se trasmite de cada uno de los hombres,
mediante el propio consentimiento de ellos, a toda la comunidad formada por
Francisco Suárez ( 1 5 4 8 - 1 6 1 7 ) d e d i c ó u n o d e sus importantes ellos En efecto, este poder y la comunidad se forma mediante el consenti-
libros al estudio de la filosofía política el tratado De Legibus, miento y la voluntad de cada uno, luego de esas mismas voluntades dimana
p u b l i c a d o en 1 6 1 2 el poder La mayor es clara, porque del establecimiento de la comunidad, se
sigue este poder, ahora bien, quien da el elemento determinante de la esencia
C o m o f i l ó s o f o cristiano, Suárez se preocupa de colocar el Estado
de una cosa, da también lo que de esa esencia se sigue, luego quien es autor
y la actividad política d e n t r o del orden de la moral El Estado es para próximo de tal comunidad, parece ser también autor y dador de ese poder
él una realidad social o r i g i n a l , ya q u e corresponde al carácter social
Pero en contra de esto está que antes que los hombres se reúnan en un
de la naturaleza humana Sin e m b a r g o , no deja d e reconocer la
cuerpo político, este poder ni total ni parcialmente se da en cada uno de ellos,
importancia d e la v o l u n t a d d e los c i u d a d a n o s en la c o n s t i t u c i ó n del más aún, ni siquiera se da en el mismo —llamémoslo así— rudo conjunto o
Estado la c o n v i v e n c i a política n o existe sin cierto consenso d e los conglomerado de los hombres, según se ha explicado en el capítulo anterior,
ciudadanos luego nunca este poder puede provenir inmediatamente de los mismos
Para Suárez el Estado n o absorbe t o d a la vida y t o d o s los hombres
intereses d e los c i u d a d a n o s A u n q u e forma una u n i d a d («corpus
m y s t i c u m , q u o d morahter dici potest per se u n u m » ) , sin e m b a r g o , no 2 Opinión general y verdadera.—La opinión general en este punto
es c o m o u n t o d o b i o l ó g i c o q u e abarca la t o t a l i d a d de f u n c i o n e s de es que este poder lo da inmediatamente Dios como autor de la naturaleza,
pero de tal manera que los hombres como que disponen la materia y forman
las partes El Estado está o r i e n t a d o exclusivamente al bien t e m p o r a l ,
el sujeto capaz de este poder, y Dios como que pone la forma dando el poder
la finalidad del Estado es el bien c o m ú n q u e define Suárez c o m o la
Así lo indican Tomás de Vio, Covarrubias, Vitoria y Soto, y puede probarse
«verdadera felicidad política»
diciendo que —como decía antes— supuesta la decisión de los hombres de
El Estado es, pues, por razón d e su origen y d e su f i n una realidad reunirse en una comunidad política, no está en sus manos el impedir esta
natural o temporal Esta afirmación no le i m p i d e a Suárez defender jurisdicción, luego es señal de que no proviene a las inmediatas de su
la a u t o r i d a d indirecta de la Iglesia sobre el Estado voluntad como de verdadera causa eficiente, de la misma manera que en el
Suárez justifica la soberanía de la potestad política A l m i s m o matrimonio con razón deducimos que el varón es cabeza de la mujer por
concesión del autor mismo de la naturaleza y no por voluntad de la mujer,
t i e m p o reconoce q u e el sujeto i n m e d i a t o d e la a u t o r i d a d es la c o -
porque aunque contraigan matrimonio por propia voluntad, no obstante, si
m u n i d a d e n c u a n t o t a l , q u i e n la transfiere por c o n s e n t i m i e n t o t á c i t o
contraen matrimonio, no pueden impedir esa superioridad
o expreso a los gobernantes, e l i g i e n d o así el régimen de su preferencia
Se confirma esto con las palabras de San Pablo No hay autoridad que no
Suárez desarrolla la doctrina del «derecho de gentes» c o n una venga de Dios, y quien resiste a la autoridad se opone al orden divino, luego
marcada orientación intemacionalista, iniciada ya por Vitoria Los también este poder proviene de Dios, luego viene del mismo Dios a las
diversos Estados, a u n q u e soberanos, tienen o b l i g a c i o n e s mutuas y inmediatas, porque de ningún otro viene antes o más a las inmediatas
c o n s t i t u y e n una «unidad cuasi política», e m b r i ó n d o c t r i n a l de la
teoría de la c o m u n i d a d política internacional 3 Funciones del poder legislativo.—Expliquémoslo Este poder tie-
ne vanas funciones que parecen superiores al poder humano tal cual se
510 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 511

encuentra en cada uno de los hombres, luego es señal de que no proviene ni unión de los miembros en un cuerpo, luego antes de que haya entre los
de ellos sino de Dios hombres ese poder, viene la formación del cuerpo político, porque antes del
poder mismo tiene que existir el sujeto de ese poder, al menos según el orden
La primera función es el castigo de los malhechores incluso con la pena natural Pero, una vez formado ese cuerpo, en seguida, en fuerza de la razón
de muerte siendo sólo Dios señor de la vida, parece que sólo El pudo dar natural, se da en él este poder, luego con razón se concibe que se da a
este poder Por eso dijo San Agustín El poder contra los culpables viene manera de una propiedad que resulta de la constitución de ese cuerpo
únicamente de Dios místico en tal ser y no de otra manera
La segunda función es señalar en una materia el término medio de la Por eso, de la misma manera que el hombre por el hecho de que se cree
virtud necesario para su honestidad Con esta función, en tercer lugar, va que tiene y en realidad tiene el uso de la razón, tiene poder sobre sí mismo y
unida —como veremos luego— el efecto de obligar en conciencia, cosa que sobre sus propias facultades y miembros para su empleo, y por esa razón es
—si alguna— pertenece al poder de Dios por naturaleza libre, es decir, no siervo sino señor de sus acciones, así el
La cuarta es vengar las injusticias de cada uno, siendo asi que por otra cuerpo político humano, por el hecho de producirse a su manera, tiene el
parte está escrito Mía es la venganza, yo daré el pago merecido, dice el señorío y el gobierno de sí mismo y por consiguiente tiene también poder
Señor Luego es señal de que este poder es divino de no ser asi, los hombres sobre sus miembros y un peculiar señorío de ellos
hubiesen podido adoptar otra manera de vengar las injusticias, lo cual es
Y lo mismo que la libertad se la ha dado a cada uno el autor de la
contrario a la justicia natural
naturaleza, pero no sin la intervención de una causa próxima, o sea, del padre
que lo produce, así este poder se lo da a la comunidad humana el autor de
4 En esta opinión, una cosa es cierta y clara, y otra necesita de alguna la naturaleza, pero no sin la intervención de las voluntades y del consenti-
explicación La primera es que este poder proviene de Dios como de su autor
miento de los hombres en virtud de los cuales tal comunidad perfecta se ha
primero y principal Este parece ser el pensamiento claro de San Pablo y
reunido
parece que lo prueban suficientemente las razones aducidas Además este
poder es algo en la naturaleza, y, ya sea cosa física ya moral, es una cosa Sin embargo, de la misma manera que en el primer ejemplo la voluntad
sencillamente buena y muy estimada y necesaria para las buenas relaciones del padre sólo es necesaria para engendrar, pero no se requiere una voluntad
de los hombres luego necesariamente tiene que dimanar del autor de éstos especial de darle al hijo la libertad ni las otras facultades naturales, las cuales
Finalmente, los que hacen uso de este poder en la comunidad humana, son por su naturaleza no dependen de una voluntad especial del que engendra,
ministros de Dios, luego administran un poder recibido de Dios, luego Dios sino que son una consecuencia natural, así, en el tema que tratamos la
es el autor no sólo principal, sino también exclusivo de este poder voluntad de los hombres sólo es necesaria para formar una comunidad
perfecta, pero para que esa comunidad tenga el dicho poder, no se necesita
La segunda cosa, que necesita explicación, es el modo como se dice que
una voluntad especial de los hombres, sino que él se sigue por la naturaleza
Dios confiere inmediatamente este poder
de la cosa y por la providencia del autor de la naturaleza en este sentido con
5 ¿En qué forma da Dios ese poder?—Acerca de esto digo —en razón se dice que lo da El inmediatamente
primer lugar— que ese poder lo da Dios a manera de una propiedad que se
7 Dicho poder no es inmutable.—Añado —en tercer lugar— que,
sigue de la naturaleza, de la misma manera que dando el elemento determi-
aunque este poder sea como una propiedad natural de la comunidad humana
nante del ser da las cosas que se siguen de ese elemento determinante
perfecta como tal, sin embargo, no se da en ella de una manera inmutable,
Lo pruebo ante todo con que Dios no da este poder por una acción o sino que por el consentimiento de la misma comunidad o por otro camino
Concesión especial distinta de la creación, si lo diera así, debería constar tal justo puede ser quitado al que lo tiene y trasfendo a otro
concesión por una revelación, cosa claramente falsa, pues en ese caso tal
poder no sería natural, luego lo da como una propiedad que se sigue de la Esto consta por la práctica, y con las conclusiones siguientes quedara más
naturaleza, a saber, por medio del dictamen de la razón natural, la cual explicado Ahora voy a demostrarlo con el ejemplo aducido y por compara-
demuestra que Dios proveyó suficientemente al género humano y por ción con él El estar libre de la esclavitud es una propiedad natural del hombre
consiguiente le dio el poder necesario para su conservación y conveniente y por eso suele decirse que es de derecho natural, sin embargo, por su propia
gobierno voluntad puede el hombre privarse de ella, o también con justa causa ser
privado de ella y reducido a esclavitud, luego de una manera semejante la
comunidad humana perfecta, aunque por su naturaleza sea libre y tenga
6 ¿Cuándo aparece ese poder?—Afirmo —en segundo lugar— que
poder sobre sí misma, puede ser privada de ella de alguno de los dichos modos
este poder no aparece en la naturaleza humana hasta que los hombres se
juntan en una comunidad perfecta y se unen políticamente Con esto puede observarse que, aunque las propiedades físicas que
Prueba Este poder no se da en cada uno de los hombres tomados por dimanan de la naturaleza suelen ser inmutables naturalmente, sin embargo,
separado, ni en el conjunto o multitud de ellos como en confuso y sin orden estas otras propiedades —como quien dice— morales, que son como domi-
M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
POLÍTICA Y ETICA C R I S T I A N A 513
512
G WEBER, Grundlagen und Normen politischer Ethik bei Melanch-
nios o derechos, por más que se hayan recibido de la naturaleza, pueden
ton (Munich, 1962)
cambiarse por una voluntad contraria, de la misma manera que también a
veces las propiedades físicas a las cuales corresponden otras propiedades En la síntesis cristiana que ofrece Calvino en su «Institución de
contrarias o dependen de disposiciones a las que corresponden disposiciones la religión cristiana» el último capítulo está dedicado a la «potestad
contrarias —como es claro— están sujetas a cambio civil»
8 Esto mismo voy a explicarlo, lo segundo, por una semejanza y una La exposición se abre con un interrogante si el Evangelio es
diferencia entre este poder y otro que proceda de una institución divina libertad ¿por qué los cristianos han de tolerar algún tipo de autoridad
especial, como es v g el poder del Pontífice Aunque este poder Cristo se lo sobre ellos? Cuando los cristianos «oyen que en el Evangelio se
haya dado a tal persona debidamente elegida, el mismo Pontífice, si quiere, promete una libertad que, según se dice, no reconoce ni Rey ni
puede renunciar a él despojándose de él, al menos si acepta la Iglesia según Roque entre los hombres, sino solamente a Cristo, no pueden
doy ahora por supuesto en esto hay alguna semejanza, porque también la comprender cuál es el fruto de su libertad mientras ven alguna
comunidad humana, aunque haya recibido de Dios el poder, puede, si quiere,
autoridad sobre ellos»
despojarse de él, pero hay diferencia en el modo lo primero, porque el
Pontífice, una vez elegido, no puede contra su voluntad ser privado de su La respuesta brota de la distinción entre cuerpo y alma, entre esta
poder y dignidad por todos los hombres por cualquier causa, sino sólo por vida transitoria y la venidera Durante esta vida, los cristianos
Cristo que se lo dio, y en cambio el estado a veces con justa causa puede ser «tenemos mucho cuidado de mantener dentro de sus límites esta
privado de su libertad por coacción, como es una guerra justa, y lo segundo, libertad que nos es prometida y ofrecida en Cristo»
porque el poder del Pontífice no puede cambiarse de forma que de una
persona se transfiera a una comunidad, ya que no entra en las atribuciones El contenido del tratado consta de tres partes «La primera es el
humanas cambiar el régimen monárquico de la Iglesia, y en cambio la magistrado, guardián y conservador de las leyes La segunda, las
comunidad humana, según se verá, puede trasferir su jurisdicción a una leyes conforme a las cuales el magistrado ordena La tercera es el
persona o a otra comunidad Por consiguiente, este poder no sólo es pueblo que debe ser gobernado por las leyes y ha de obedecer al
mudable, sino también más mudable y más dependiente de las voluntades de magistrado »
los hombres
En el desarrollo de estas tres partes va engarzando Calvino los
Lo tercero, puede darse una razón de esta diferencia, y es que las cosas problemas relacionados con la ética política sentido de la autoridad,
que existen por una institución especial dependen de la voluntad de quien modo de ejercer la autoridad con justicia, formas de gobierno,
las instituyó, voluntad que no pueden cambiar los inferiores, en cambio este legitimidad de la pena de muerte, legitimidad de las guerras justas,
poder no procede de una institución, sino de la naturaleza, y por eso se da
legitimidad y buen uso de las tasas e impuestos, valor y clasificación
de la manera como ese poder es conforme a la naturaleza racional según la
recta razón y prudencia, ahora bien, la razón natural dicta que no es necesario de las leyes, respeto a las autoridades, resistencia a ciertas autorida-
ni siquiera conveniente a tal naturaleza el tener este poder en la comunidad des, etc
de una manera inmutable, pues, tomado así este poder sin añadir ninguna
determinación ni hacer cambio alguno, apenas podría hacer uso de él, luego TEXTO
la naturaleza y su autor lo dan de forma que pueda hacerse cambio en él
como más convenga para el bien común » Pasajes tomados de Institución de la Religión cristiana Traducida y
publicada por Cipriano Valera Volumen II, pp 1 173-1 174,
1 193-1 194
b) Cristianismo y potestad civil en la enseñanza de Calvino
«Las diversas formas de gobierno
A BIELER, La pensée économique et sociale de Calvin (Ginebra,
1959) M CHENEVIÉRE, La pensée politique de Calvin (Ginebra, Ciertamente es una vana ocupación para los particulares que no tienen
1937) R HAUSER, Staat und Macht Die staathche Autontat m der autoridad alguna para ordenar las cosas publicas, disputar cuál es el mejor
neuren protestantischen Ethik und m der katholischen Gessells- modo de gobierno Y además es una gran temeridad decidir absolutamente
chaftslehre (Heidelberg, 1949) R MOKROSCH, Política y sociedad si es uno u otro, ya que lo principal de esta disputa consiste en sus
en la teología de Lutero Concilium n 118 (1976), 177-191 H circunstancias Y aun comparando unas con otras las formas de gobierno
SCHOLL, Reformation und Politik (Stuttgart, 1976) V VINAY, EC- independientemente de sus circunstancias, no sería fácil determinar cuál es
clesiologia ed etica política m Giovanm Calvino (Brescia, 1973) la mas útil, hasta tal punto son casi iguales cada una en su valor
33 Moral social
514 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 515

Tres son las formas de gobierno que se enumeran la monarquía, cuando «Límites impuestos por Dios a nuestra obediencia a los hombres
es uno solo el que manda, se llame rey, duque, o de cualquier otra forma, Mas en la obediencia que hemos enseñado se debe a los hombres, hay
aristocracia, cuando son los nobles y poderosos quienes mandan, y la tercera, que hacer siempre una excepción, o mejor decir, una regla que ante todo se
la democracia, que es un señorío popular, en el que cada ciudadano tiene debe guardar, y es, que tal obediencia no nos aparte de la obediencia de
autoridad Aquél bajo cuya voluntad es razonable que se contengan todas las disposi-
Es cierto que el rey, o cualquier otro que ejerza el poder solo, fácilmente ciones de los reyes, y que todos sus mandatos y constituciones cedan ante
puede convertirse en tirano Pero con la misma facilidad puede suceder las órdenes de Dios, y que toda su alteza se humille y abata ante Su Majestad
cuando los nobles que ostentan el poder conspiran para constituir una Pues en verdad, ¿qué perversidad no sería, a fin de contentar a los hombres,
dominación inicua, y todavía es más fácil levantar sediciones cuando la incurrir en la indignación de Aquél por cuyo amor debemos obedecer a los
autoridad reside en el pueblo Es muy cierto que si se establece comparación hombres? Por tanto el Señor es el Rey de reyes, el cual, apenas abre sus
entre las tres formas de gobierno que he nombrado, la preeminencia de los labios, ha de ser escuchado por encima de todos Después de El hemos de
que gobiernan dejando al pueblo en libertad —forma que se llama aristocra- someternos a los hombres que tienen preeminencia sobre nosotros, pero no
cia— ha de ser mas estimada, no en sí misma, sino porque muy pocas veces de otra manera que en El Si ellos mandan alguna cosa contra lo que El ha
acontece, y es casi un milagro, que los reyes dominen de forma que su ordenado no debemos hacer ningún caso de ella, sea quien fuere el que lo
voluntad no discrepe jamás de la equidad y la justicia Por otra parte, es cosa mande Y en esto no se hace injuria a ningún superior por más alto que sea,
muy rara que ellos estén adornados de tal prudencia y perspicacia, que cada cuando lo sometemos y ponemos bajo la potencia de Dios, que es la sola y
uno de ellos vea lo que es bueno y provechoso Y por eso, el vicio y los verdadera potencia en comparación con la otras
defectos de los hombres son la razón de que la forma de gobierno más
Por esta causa Daniel protesta que en nada había ofendido al rey (Dan
pasable y segura sea aquella en que gobiernan muchos, ayudándose los unos
6,20-22), aunque había obrado contra el edicto regio injustamente pregona-
a los otros y avisándose de su deber, y si alguno se levanta más de lo
do, porque el rey había sobrepasado sus límites, y no solamente se había
conveniente, que los otros le sirvan de censores y amos Porque la experien-
excedido respecto a los hombres, sino que también había levantado sus
cia así lo ha demostrado siempre y Dios con su autoridad lo ha confirmado
cuernos contra Dios y al obrar así se había degradado y perdido su autoridad
al ordenar que tuviese lugar en el pueblo de Israel, cuando quiso mantenerlo
en el mejor estado posible, hasta que manifestó la imagen de nuestro Señor Por el contrario, el pueblo de Israel es condenado en Oseas por haber
Jesucristo en David Y como de hecho la mejor forma de gobierno es aquella obedecido voluntariamente a las impías leyes de su rey (Os 5,11) Porque
en que hay una libertad bien regulada y de larga duración, yo también después que Jeroboam mandó hacer los becerros de oro dejando el templo
confieso que quienes pueden vivir en tal condición son dichosos, y afirmo de Dios, todos sus vasallos, por complacerle, se entregaron demasiado a la
que cumplen con su deber, cuando hacen todo lo posible por mantener tal ligera a sus supersticiones (1 Re 12,30), y luego hubo mucha facilidad en
situación Los mismos gobernantes de un pueblo libre deben poner todo su sus hijos y descendientes para acomodarse al capricho de sus reyes idólatras,
afán y diligencia en que la libertad del pueblo del que son protectores no plegándose a sus VICIOS El profeta con gran severidad les reprocha este
sufra en sus manos el menor detrimento Y si ellos son negligentes en pecado de haber admitido semejante edicto regio Tan lejos está de ser digno
conservarla o permiten que vaya decayendo, son desleales en el cumplimien- de alabanza el encubrimiento que los cortesanos alegan cuando ensalzan la
to de su deber y traidores a su patria Mas, si quienes por voluntad de Dios autoridad de los reyes para engañar a la gente ignorante, diciendo que no les
viven bajo el dominio de los príncipes y son subditos naturales de los es lícito hacer nada en contra de aquello que les está mandado Como si
mismos, se apropian tal autoridad e intentan cambiar ese estado de cosas, Dios al constituir hombres mortales que dominen, hubiese resignado su
esto no solamente será una especulación loca y vana, sino además maldita y autoridad, o que la potencia terrena sufriera menoscabo por someterse como
perniciosa inferior al soberano imperio de Dios, ante cuyo acatamiento todos los reyes
tiemblan
Además, si en vez de fijar nuestra mirada en una sola ciudad, ponemos
Sé muy bien qué daño puede venir de la constancia que yo pido aquí,
nuestros ojos en todo el mundo o en diversos países, ciertamente veremos
porque los reyes no pueden consentir de ningún modo verse humillados,
que no sucede sin la permisión divina el que en los diversos países haya
cuya ira, dice Salomón, es mensajero de muerte (Prov 16,14) Mas como ha
diversas formas de gobierno Porque así como los elementos no se pueden
sido proclamado este edicto por aquel celestial pregonero, San Pedro, que
conservar, sino con una proporción y temperatura desigual, del mismo modo
«es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5,29),
las formas de gobierno no pueden subsistir sin cierta desigualdad Pero no
consolémonos con la consideración de que verdaderamente daremos a Dios
es necesario demostrar todo esto a aquellos a quienes la voluntad de Dios
la obediencia que nos pide, cuando antes consentimos en sufrir cualquier
les es razón suficiente Porque si es su voluntad constituir reyes sobre los
cosa que desviarnos de su santa Palabra Y para que no desfallezcamos ni
reinos, y sobre las repúblicas otra autoridad, nuestro deber es someternos y
perdamos el ánimo, San Pablo nos estimula con otro aliciente, diciendo que
obedecer a los superiores que dominen en el lugar donde vivimos»
hemos sido comprados por Cristo a tan alto precio, cuanto le ha costado
516 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 517

nuestra redención, para que no nos hagamos esclavos ni nos sujetemos a los exposición, ni siquiera sumaria, de los diversas teorías políticas de la
malos deseos de los hombres, y mucho menos a su impiedad (1 Cor 7,23) » Edad Moderna y Contemporánea Sin embargo, tratando de comple-
tar la breve antología de textos políticos de que se compone la
presente referencia histórica, seleccionamos algunos pasajes de
5 LA POLÍTICA AL MARGEN DE LA ETICA cinco tendencias clásicas en la reflexión política de los últimos siglos
Secularización de la reflexión política
desde la Edad Moderna hasta nuestros dias
N MAQUIAVELO (1469-1527) Pasajes tomados de El Príncipe,
N BOBBIO, Da Hobbes a Marx (Ñapóles, 1965) W EBENSTEIN, edic 11 a (Madrid, 1967), pp 51-56
Pensamiento político moderno (Madrid, 1961) H GEISSBUELER,
Recht und Macht bei Pascal (Bern, 1974) D S GOLDSTEIN, «Capítulo IX- Del principado civil. Vengamos al segundo modo con
Religión andpohtics m Tocqueville's thougth (Nueva York, 1975) que un particular puede hacerse príncipe sin valerse de crímenes ni violencias
E GUERRERO, La ética política en «Mirabeau o el político» Razón intolerables Es cuando, con el auxilio de sus conciudadanos, llega a reinar
y Fe 159 (1959), 306-313 M KOELSCH, Recht und Macht bei en su patria Pues bien, llamo civil este principado Para adquirirlo no hay
Montaigne (Berlín, 1974) S P LAMPRECHT, The moral and polí- necesidad ninguna de cuanto el valor o fortuna pueden hacer, sino más bien
tica! philosophy of John Locke (Nueva York, 1962) C B M A C de cuanto una acertada astucia puede combinar Pero digo que no se eleva
PHERSON, La teoría política del individualismo posesivo de Hobbes uno a esta soberanía con el fervor del pueblo o el de los grandes
a Locke (Barcelona, 1970) J A MARAVALL, Estado moderno y En cualquiera ciudad hay dos inclinaciones diversas, una de las cuales
mentalidad social (siglos XV a XVII), 2 tomos, (Madrid, 1972) J proviene de que el pueblo desea no ser dominado ni oprimido por los
MOREAU, Rousseau y la fundamentación de la democracia (Ma-
grandes, y la otra de que los grandes desean dominar y oprimir al pueblo Del
drid, 1977) D PESCE, Studí sul pensiero morale e político di Kant
choque de ambas inclinaciones dimana una de estas tres cosas o el
(Florencia, 1968) F P U Y , El derecho y el estado en Nietzsche
establecimiento del principado, o el de la república, o la licencia y anarquía
(Madrid, 1966) H SCHEIT, Geist und Gememde Zum Verhaltms
En cuanto al principado, se promueve su establecimiento por el pueblo o por
von Religión und Politik bei Hegel (Munich, 1973) F M
los grandes, según que el uno u otro de estos dos partidos tengan ocasión
SCHMOELZ, Das Dilemma der politischen Ethik bei Max Weber
para ello Cuando los magnates ven que ellos no pueden resistir al pueblo,
Politische Ordnung und menschliche Existenz (Munich, 1972),
476-496 J SOMMET, Ethique et pohtique aujourd'huí Héntages comienzan formando una gran reputación a uno de ellos, y dirigiendo todas
éclatés de Hegel et de Marx Nouvelle Revue Théologique 95 las miradas hacia él hacerlo después príncipe, a fin de poder dar, a la sombra
(1973), 539-547 J B STEWART, The Moral and Política! Philo- de su soberanía, rienda suelta a sus inclinaciones El pueblo procede del
sophy of David Hume (Nueva York, 1963) K TENENBAUM, // mismo modo con respecto a uno solo cuando ve que no puede resistir a los
pensiero político di Kant e Tmflusso di J J Rousseau, Giornale grandes, a fin de que le proteja su autoridad
critico della filosofía italiana 53 (1974), 343-392 E WOLFF, La El que consigue la soberanía con el auxilio de los grandes se mantiene
philosophíe pohtique de Kant Arch Phil 26 (1963), 621-624 con más dificultad que el que la consigue con el del pueblo, porque siendo
principe, se halla cercado de muchas gentes que se tienen por iguales con él,
y no puede mandarlas ni manejarlas a su discreción
Con la Edad Moderna comienza un tipo de reflexión política que Pero el que llega a la soberanía con el favor popular se halla solo en su
tiende a distanciarse cada vez más de las coordenadas de la ética exaltación, y entre cuantos le rodean no hay ninguno, o más que poquísimos
cristiana Es en este período cuando hace su aparición y se consolida a lo menos, que no estén prontos a obedecerle
el intento de dar apoyo científico a la realidad política Por otra parte, no se puede con decoro, y sin agraviar a los otros,
Para formular adecuadamente una ética política para nuestro contentar los deseos de los grandes Pero contenta uno fácilmente los del
pueblo, porque los deseos de éste tienen un fin más honrado que el de los
tiempo es imprescindible partir de los presupuestos a que ha llegado
grandes, en atención a que los últimos quieren oprimir, y que el pueblo limita
la reflexión política de la Edad Moderna y Contemporánea En cierto
su deseo a no serlo
modo, el análisis del fenómeno político realizado en al apartado II de
Añádase a esto que, si el príncipe tiene por enemigo al pueblo, no puede
este capítulo ha recogido las conclusiones globales del saber político
estar jamás en seguridad, porque el pueblo se forma de un grandísimo
de los últimos siglos.
número de hombres Siendo poco numerosos los magnates, es posible
Por razones obvias, no corresponde a este libro hacer una asegurarse de ellos más fácilmente Lo peor que el príncipe tiene que temer
518 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 519

de un pueblo que no le ama es el ser abandonado por él, pero si le son no se atemorizará en la adversidad, si no deja de hacer, por otra parte, las
contradictorios los grandes, debe temer no solamente verse abandonado, conducentes disposiciones, y que mantenga con sus estatutos y valor el de
sino también atacado y destruido por ellos, porque teniendo estos hombres la generalidad de los ciudadanos, no será engañado jamás por el pueblo y
más previsión y astucia, emplean bien el tiempo para salir de aprieto y reconocerá que los fundamentos que él se ha formado con éste son buenos
solicitan dignidades al lado de aquel al que le esperan ver reinar en su lugar Estas soberanías tienen la costumbre de peligrar, cuando uno las hace
Además, el príncipe está en la necesidad de vivir siempre en este mismo subir del orden civil al de una monarquía absoluta, porque el príncipe manda
pueblo, pero puede obrar ciertamente sin los mismos magnates, supuesto que entonces o por sí mismo o por el intermedio de sus magistrados En este
puede hacer otros nuevos y deshacerlos todos los días, como también darles postrer caso su situación es más débil y peligrosa, porque depende entera-
crédito, o quitarles el que tienen, cuando esto le acomoda mente de la voluntad de los que ejercen las magistraturas, y que pueden
quitarle con una gran facilidad el Estado, ya sublevándose contra él, ya no
Para aclarar más lo relativo a ellos, digo que los grandes deben conside-
obedeciéndole En los peligros, semejante príncipe no está ya a tiempo de
rarse bajo dos aspectos principales o se conducen de modo que se unan en
recuperar la autoridad absoluta , porque los ciudadanos y gobernados que
un todo con la fortuna u obran de modo que se pasen sin ella Los que se
tienen la costumbre de recibir las órdenes de los magistrados no están
enlazan con la fortuna, si no son rapaces, deben ser honrados y amados Los
dispuestos, en estas circunstancias críticas, a obedecer a las suyas, y que en
otros que no se unen a ti personalmente pueden considerarse bajo dos
estos tiempos dudosos carece él siempre de gentes en quienes pueda fiarse
aspectos o se conducen así por pusilanimidad o una falta de ánimo, y
entonces debes servirte de ellos como de los primeros, especialmente cuando Semejante príncipe no puede fundarse sobre lo que él ve en los momentos
te dan buenos consejos, porque te honran en tu prosperidad, y no tienes que pacíficos, cuando los ciudadanos necesitan del Estado, porque entonces
temer nada de ellos en la adversidad Pero los que no se empeñen más que cada uno vuela, promete y quiere morir por él, en atención a que está remota
por cálculo o por falta de ambición, manifiestan que piensan más en sí que la muerte Pero en los tiempos críticos, cuando el Estado necesita de los
en ti El príncipe debe estar sobre sí contra ellos y mirarlos como a enemigos ciudadanos, no se hallan más que poquísimos de ellos
declarados, porque en su adversidad ayudarán a hacerle caer Esta experiencia es tanto más peligrosa cuanto uno no puede hacerla más
Un ciudadano hecho príncipe por favor del pueblo debe tirar a conservar- que una vez, en su consecuencia, un prudente príncipe debe imaginar un
se su afecto, lo cual le es fácil porque el pueblo le pide únicamente el no ser modo por cuyo medio sus gobernados tengan siempre, en todo evento y
oprimido Pero el que llegó a ser príncipe con la ayuda de los magnates y circunstancias de cualquier especie, una grandísima necesidad de su princi-
contra el voto del pueblo debe, ante todas las cosas, tratar de concillársele, pado Es el expediente más seguro para hacérselos fieles para siempre»
lo que es fácil cuando le toma bajo su protección Cuando los hombres
reciben bien de aquel de quien no esperaban más que mal se apegan más y
más a él Así, pues, el pueblo sometido por un nuevo príncipe que se hace T HOBBES (1588-1679) Pasajes t o m a d o s de El Leviatán (W
bienhechor suyo le coge más afecto que sí él mismo, por benevolencia, le E B E N S T E I N , LOS grandes pensadores políticos [Madrid, 1965],
hubiera elevado a la soberanía Luego el príncipe puede concillarse el pueblo 451-452)
de muchos modos, pero éstos son tan numerosos y dependen de tantas
circunstancias variables que no puedo dar una regla fija y cierta sobre este «La causa final, fin o designio de los hombres (que naturalmente aman la
particular Me limito a concluir que es necesario que el principe tenga el libertad y el dominio sobre los demás), al introducir esta restricción sobre sí
afecto del pueblo, sin lo cual carecerá de recurso en la adversidad mismos (en la que los vemos vivir formando estados), es el cuidado de su
Nabis, príncipe nuevo entre los espartanos , sostuvo el sitio de toda la propia conservación y por añadidura el logro de una vida más armónica, es
Grecia y de un ejército romano ejercitado en las victorias, defendió fácilmente decir, el deseo de abandonar esa miserable condición de guerra que, tal como
contra uno y otro su patria y Estado, porque le bastaba, a la llegada del hemos manifestado, es consecuencia necesaria de las pasiones naturales de
peligro, el asegurarse de un corto número de enemigos interiores Pero no los hombres, cuando no existe poder visible que los tenga a raya y los sujete,
hubiera logrado él estos triunfos si hubiese tenido al pueblo por enemigo por temor al castigo, a la realización de sus pactos y a la observancia de las
iAh', no se crea impugnar la opinión que estoy sentanto aquí con leyes de naturaleza establecidas en los capítulos XIV y XV
objetarme aquel tan repetido proverbio «que el que se fía en el pueblo, edifica Las leyes de naturaleza (tales como las de justicia, equidad, modestia,
en la arena» Esto es verdad, confiésolo, para un ciudadano privado, que, piedad y, en suma, haz a otros lo que quieras que otros hagan para ti) son
contento en semejante fundamento, creyera que le libraría el pueblo si él se por sí mismas, cuando no existe el temor a un determinado poder que motive
viera oprimido por sus enemigos o los magistrados En cuyo caso podría su observancia, contrarias a nuestras pasiones naturales, las cuales nos
engañarse a menudo en sus esperanzas, como esto sucedió en Roma a los inducen a la parcialidad, al orgullo, a la venganza y a cosas semejantes Los
Gracos y en Florencia a Mossen Jorge Scah Pero si el que se funda sobre el pactos que no descansan en la espada no son más que palabras sin fuerza
pueblo es príncipe suyo, si puede mandarle y que él sea hombre de corazón, para proteger al hombre en modo alguno Por consiguiente, a pesar de las
520 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 521

leyes de la naturaleza (que cada uno observa cuando tiene la voluntad de Se alcanza este poder soberano por dos conductos Uno por la fuerza
observarlas, cuando puede hacerlo de modo seguro), si no se ha instituido natural, como cuando un hombre hace que sus hijos y los hijos de sus hijos
un poder o no es suficientemente grande para nuestra seguridad, cada uno le estén sometidos, siendo capaz de destruirlos si se niegan a ello, o que por
fiará tan solo, y podrá hacerlo legalmente, sobre su propia fuerza y maña para actos de guerra somete a sus enemigos a su voluntad, concediéndoles la vida
protegerse contra los demás hombres En todos los lugares en que los a cambio de esa sumisión Ocurre el otro procedimiento cuando los hombres
hombres han vivido en pequeñas familias, robarse y expoliarse unos a otros se ponen de acuerdo entre sí para someterse a algún hombre o asamblea de
ha sido un comercio, y lejos de ser reputado contra la ley de naturaleza hombres voluntariamente, en la confianza de ser protegidos por ellos contra
cuanto mayor era el botín obtenido tanto mayor era el honor Entonces los todos los demás En este último caso puede hablarse de Estado político o
hombres no observaban otras leyes que las leyes del honor, que consistían Estado por institución, y en el primero de Estado por adquisición»
en abstenerse de la crueldad dejando a los hombres sus vidas e instrumentos
de labor Y así como entonces lo hacían las familias pequeñas, así ahora las
ciudades y reinos, que no son sino familias más grandes, ensanchan sus
B A R Ó N DE M O N T E S Q U I E U ( 1 6 8 9 - 1 7 5 5 ) Pasajes t o m a d o s de El
dominios para su propia seguridad y bajo el pretexto de peligro y temor de
invasión o de la asistencia que puede prestarse a los invasores, justamente se Espíritu de las Leyes ( M a d r i d , 1 9 7 2 ) , p p 151 - 1 5 3
esfuerzan cuanto pueden para someter o debilitar a sus vecinos mediante la
fuerza ostensible y las artes secretas, a falta de otra garantía, y en edades «Capítulo V I . De la C o n s t i t u c i ó n de I n g l a t e r r a . Hay en cada Estado
posteriores se recuerdan con honor tales hechos tres clases de poderes el poder legislativo, el poder ejecutivo de los asuntos
que dependen del derecho de gentes y el poder ejecutivo de los que
El único camino para eregir semejante poder común, capaz de defenderlos
dependen del derecho civil
contra la invasión de los extranjeros y contra las ofensas ajenas, asegurándo-
les de tal suerte que por su propia actividad y por los frutos de la tierra Por el poder legislativo, el principe o el magistrado promulgan leyes para
puedan nutrirse a sí mismos y vivir satisfechos, es conferir todo su poder y cierto tiempo o para siempre, y enmienda o deroga las existentes Por el
fortaleza a un hombre o a una asamblea de hombres, todos los cuales, por segundo poder, dispone de la guerra y de la paz, envía o recibe embajadores,
pluralidad de votos puedan reducir sus voluntades a una voluntad Esto establece la seguridad, previene las invasiones Por el tercero, castiga los
equivale a decir elegir un hombre o una asamblea de hombres que represente delitos o juzga las diferencias entre particulares Llamaremos a este poder
su personalidad, y que cada uno considere como propio y se reconozca a sí judicial, y al otro simplemente, poder ejecutivo del Estado
mismo como autor de cualquier cosa que haga o promueva quien representa La libertad política de un ciudadano depende de la tranquilidad de espíritu
su persona, en aquellas cosas que conciernen a la paz y a la seguridad que nace de la opinión que tiene cada uno de su seguridad Y para que exista
comunes que, además, sometan sus voluntades cada uno a la voluntad de la libertad es necesario que el Gobierno sea tal que ningún ciudadano
aquél, y sus juicios a su juicio Esto es algo más que consentimiento o pueda temer nada de otro
concordia es una unidad real de todo ello en una y la misma persona, Cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma
instituida por pacto de cada hombre con los demás, en forma tal como si cada persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad porque se puede temer que el
uno dijera a todos autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de monarca o el Senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir
hombres mi derecho de gobernarme a mí mismo con la condición de que tiránicamente
vosotros transferiréis a él vuestro derecho y autorizaréis todos sus actos de la Tampoco hay libertad si el poder judicial no está separado del legislativo
misma manera Hecho esto, la multitud así unida en una persona se denomi- ni del ejecutivo Si va unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la
na Estado, en latín Civitas Esta es la generación de aquel gran Leviatán, o libertad de los ciudadanos sería arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo
más bien (hablando con más reverencia) de aquel dios mortal, al cual legislador Si va unido al poder ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un
debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra defensa Porque en opresor
virtud de esta autoridad que se le confiere por cada hombre particular en el Todo estaría perdido si el mismo hombre, el mismo cuerpo de personas
Estado posee y utiliza tanto poder y fortaleza que por el terror que inspira es principales, de los nobles o del pueblo, ejerciera los tres poderes el de hacer
capaz de conformar las voluntades de todos ellos para la paz en su propio las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas y el de juzgar los delitos o
país, y para la mutua ayuda contra sus enemigos en el extranjero Y en ello las diferencias entre particulares
consiste la esencia del Estado, que podemos definir así una persona de
cuyos actos una gran multitud, por pactos mutuos realizados entre si, ha sido En la mayor parte de los reinos de Europa, el Gobierno es moderado
instituida por cada uno como autor al objeto de que pueda utilizar la fortaleza porque el príncipe, que tiene los dos primeros poderes, deja a sus subditos el
y medios de todos como lo juzgue oportuno para asegurar la paz y defensa ejercicio del tercero En Turquía, donde los tres poderes están reunidos en la
común El titular de esta persona se denomina soberano y se dice que tiene cabeza del sultán, reina un terrible despotismo
poder soberano, cada uno de los que le rodean es subdito suyo En las Repúblicas de Italia, los tres poderes están reunidos, y hay menos
522 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 523

libertad que en nuestras Monarquías Por eso, el Gobierno necesita para Si el poder legislativo deja al ejecutivo el derecho de encarcelar a Iqs
mantenerse de medios tan violentos como los del Gobierno turco Prueba de ciudadanos que pueden responder de su conducta, ya no habrá libertad, a
ello son los inquisidores de Estado y el cepillo donde cualquier delator menos que sean detenidos para responder, sin demora, a una acusación que
puede, en todo momento, depositar su acusación en una esquela la ley considere capital, en cuyo caso son realmente libres, puesto que sólo
Veamos cuál es la situación de un ciudadano en estas Repúblicas el están sometidos al poder de la ley
mismo cuerpo de magistratura tiene, como ejecutor de las leyes, todo el Pero si el poder legislativo se creyera en peligro por alguna conjura
poder que se ha otorgado como legislador, puede asolar al estado por sus secreta contra el Estado, o alguna inteligencia con los enemigos del exterior,
voluntades generales, y como tiene además el poder de juzgar, puede destruir podría permitir al poder ejecutivo, por un período de tiempo corto y limitado,
a cada ciudadano por sus voluntades particulares detener a los ciudadanos sospechosos, quienes perderían la libertad por
El poder es único y aunque no haya pompa exterior que lo delate se siente algún tiempo, pero para conservarla siempre
a cada instante la presencia de un príncipe despótico Este es el único medio conforme a la razón de suplir la tiránica magistra
Por eso, siempre que los príncipes han querido hacerse déspotas, han tura de los éforos, y de los inquisidores de Estado de Venecia, que son tan
empezado por reunir todas las magistraturas en su persona, y varios reyes de despóticos como aquellos
Europa, todos los grandes cargos del Estado Puesto que en un Estado libre, todo hombre, considerado como poseedor
Creo que la mera aristocracia hereditaria de las Repúblicas de Italia no de un alma libre, debe gobernarse por sí mismo, sería preciso que el pueblo
corresponde precisamente al despotismo de Asia Una gran cantidad de en cuerpo desempeñara el poder legislativo Pero como esto es imposible en
magistrados suele moderar la magistratura, pues no todos los nobles con- los grandes Estados, y como está sujeto a mil inconvenientes en los
curren en los mismos designios y se forman distintos tribunales que con- pequeños, el pueblo deberá realizar por medio de sus representantes lo que
trarrestan su poder Así, en Venecia, el consejo supremo se ocupa de la no puede hacer por sí mismo
legislación, el pregadide la ejecución y los cuarantide\ poder de juzgar Pero Se conocen mejor las necesidades de la propia ciudad que las de las
el mal reside en que estos tribunales diferentes están formados por magistra- demás ciudades y se juzga mejor sobre la capacidad de los vecinos que sobre
dos que pertenecen al mismo cuerpo, lo que quiere decir que no forman más la de los demás compatriotas No es necesario, pues, que los miembros del
que un solo poder cuerpo legislativo provengan, en general, del cuerpo de la nación, sino que
El poder judicial no debe darse a un Senado permanente, sino que lo conviene que, en cada lugar principal, los habitantes elijan un re-
deben ejercer personas del pueblo, nombradas en ciertas épocas del año presentante
de la manera prescrita por la ley, para formar un tribunal que sólo dure el La gran ventaja de los representantes es que tienen capacidad para
tiempo que la necesidad lo requiera discutir los asuntos El pueblo en cambio no está preparado para esto, lo que
De esta manera, el poder de juzgar, tan terrible para los hombres, se hace constituye uno de los grandes inconvenientes de la democracia
invisible y nulo, al no estar ligado a determinado estado o profesión Como Cuando los representantes han recibido de quienes los eligieron unas
los jueces no están permanentemente a la vista, se teme a la magistratura, instrucciones generales, no es necesario que reciban instrucciones particula-
pero no a los magistrados res sobre cada asunto, como se practica en las dietas de Alemania Verdad es
Es preciso incluso que en las acusaciones graves, el reo conjuntamente que, de esta manera, la palabra de los diputados sería más propiamente la
con la ley, pueda elegir sus jueces, o al menos que pueda recusar tantos que, expresión de la voz de la nación, pero esta práctica llevaría a infinitas
los que queden,puedan considerarse como de su elección dilaciones, haría a cada diputado dueño de los demás y, en los momentos
Los otros dos poderes podrían darse a magistrados o a cuerpos perma- más apremiantes, toda la fuerza de la nación podría ser detenida por un
nentes porque no se ejercen sobre ningún particular, y son, el uno, la capricho
voluntad general del Estado, y el otro, la ejecución de dicha voluntad Dice acertadamente M Sidney que cuando los diputados representan a
general un cuerpo del pueblo, como en Holanda, deben dar cuenta a los que les han
Pero si los tribunales no deben ser fijos, sí deben serlo las sentencias, delegado Pero cuando son diputados por las ciudades, como en Inglaterra,
hasta el punto que deben corresponder siempre al texto expreso de la ley Si no ocurre lo mismo »
fueran una opinión particular del juez, se viviría en la sociedad sin saber con
exactitud los compromisos contraídos con ella
Es necesario además que los jueces sean de la misma condición que el
acusado, para que éste no pueda pensar que cae en manos de gentes
propensas a irrogarle daño
524 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 525

J J R O U S S E A U ( 1 7 1 2 - 1 7 7 8 ) Pasajes t o m a d o s de El contrato «Capítulo V I . Del pacto social. Supongo a los hombres llegados al
punto en que los obstáculos que impiden su conservación en el estado
social ( M é x i c o , 1 9 6 2 ) , pp 5 - 6 , 1 0 - 1 1 , 2 0 - 2 3
natural, superan las fuerzas que cada individuo puede emplear para mante-
nerse en él Entonces este estado primitivo no puede subsistir, y el genero
«Capítulo primero: Objeto de este libro. El hombre ha nacido libre,
humano perecería si no cambiara su manera de ser
y, sin embargo, vive en todas partes entre cadenas El mismo que se considera
amo, no deja por eso de ser menos esclavo que los demás ¿Cómo se ha Ahora bien, como los hombres no pueden engendrar nuevas fuerzas, sino
operado esta transformación? Lo ignoro ¿Qué puede imprimirle el sello de solamente unir y dirigir las que existen, no tiene otro medio de conservación
legitimidad? Creo poder resolver esta cuestión que el de formar por agregación una suma de fuerzas capaz de sobrepujar la
resistencia, de ponerlas en juego con un solo fin y de hacerlas obrar unidas
Si no atendiese más que a la fuerza y a los efectos que de ella se derivan, y de conformidad
diría "En tanto que un pueblo está obligado a obedecer y obedece, hace
bien, tan pronto como puede sacudir el yugo, y lo sacude, obra mejor aún, Esta suma de fuerzas no puede nacer sino del concurso de muchos, pero
pues recobrando su libertad con el mismo derecho con que le fue arrebatada, constituyendo la fuerza y la libertad de cada hombre los principales instru-
prueba que fue creado para disfrutar de ella De lo contrario, no fue jamás mentos para su conservación, ¿cómo podría comprometerlos sin perjudicarse
digno de arrebatársela " Pero el orden social constituye un derecho sagrado y sin descuidar las obligaciones que tiene para consigo mismo? Esta dificul
que sirve de base a todos los demás Sin embargo, este derecho no es un tad, concretándola a mi objeto, puede enunciarse en los siguientes términos
derecho natural está fundado sobre convenciones Trátase de saber cuáles 'Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza
son esas convenciones, pero antes de llegar a ese punto, debo fijar o común la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno,
determinar lo que acabo de afirmar» uniéndose a todos no obedezca sino a si mismo y permanezca tan libre como
antes' Tal es el problema fundamental cuya solución da el Contrato social
«Capítulo III' Del derecho del más fuerte. El más fuerte no lo es
Las cláusulas de este contrato están de tal suerte determinadas por la
jamás bastante para ser siempre el amo o señor, si no transforma su fuerza en
naturaleza del acto, que la menor modificación las haría inútiles y sin efecto,
derecho y la obediencia en deber De allí el derecho del más fuerte, tomado
de manera, que, aunque no hayan sido jamás formalmente enunciadas, son
irónicamente en apariencia y realmente establecido en principio Pero ¿se nos
en todas partes las mismas y han sido en todas partes tácitamente reconoci-
explicará nunca esta palabra? La fuerza es una potencia física, y no veo qué
das y admitidas, hasta tanto que, violado el pacto social, cada cual recobra
moralidad puede resultar de sus efectos Ceder a la fuerza es un acto de
necesidad, no de voluntad, cuando más, puede ser de prudencia ¿En qué sus primitivos derechos y recupera su libertad natural, al perder la conven-
sentido podrá ser un deber? cional por la cual había renunciado a la primera

Supongamos por un momento este pretendido derecho, yo afirmo que Estas cláusulas, bien estudiadas, se reducen a una sola, a saber la
resulta de él un galimatías inexplicable, porque si la fuerza constituye el enajenación total de cada asociado con todos sus derechos a la comunidad
derecho, como el efecto cambia con la causa, toda fuerza superior a la primera entera, porque, primeramente, dándose por completo cada uno de los
modificará el derecho Desde que se puede desobedecer impunemente, se asociados, la condición es igual para todos, y siendo igual, ninguno tiene
puede legítimamente, y puesto que el más fuerte tiene siempre razón, no se interés en hacerla onerosa para los demás
trata más que de procurar serlo ¿Qué es, pues, un derecho que perece Además, efectuándose la enajenación sin reservas, la unión resulta tan
cuando la fuerza cesa? Si es preciso obedecer por fuerza, no es necesario perfecta como puede serlo, sin que ningún asociado tenga nada que
obedecer por deber, y si la fuerza desaparece, la obligación no existe Resulta, reclamar, porque si quedasen algunos derechos a los particulares, como no
por consiguiente, que la palabra derecho no añade nada a la fuerza ni habría ningún superior común que pudiese sentenciar entre elllos y el
significa aquí nada en absoluto público, cada cual siendo hasta cierto punto su propio juez, pretendería
Obedeced a los poderes Si esto quiere decir ceded a la fuerza, el pronto serlo en todo consecuencialmente, el estado natural subsistiría y la
precepto es bueno, pero superfluo Respondo de que no será jamás violado asociación convertiríase necesariamente en tiránica o inútil
Todo poder emana de Dios, lo reconozco, pero toda enfermedad también En fin, dándose cada individuo a todos no se da a nadie, y como no hay
¿Estará prohibido por ello, recurrir al médico? ¿Si un bandido me sorprende un asociado sobre el cual no se adquiera el mismo derecho que se cede, se
en una selva, estaré, no solamente por la fuerza, sino aun pudiendo evitarlo, gana la equivalencia de todo lo que se pierde y mayor fuerza para conservar
obligado en conciencia a entregarle mi bolsa? ¿Por qué, en fin, la pistola que lo que se tiene
él tiene es un poder? Si se descarta, pues, del pacto social lo que no es de esencia, encontra-
Convengamos, pues, en que la fuerza no hace el derecho y en que no se remos que queda reducido a los términos siguientes 'Cada uno pone en
está obligado a obedecer sino a los poderes legítimos Así, mi cuestión común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad
primitiva queda siempre en pie » general, y cada miembro es considerado como parte indivisible del todo.'
526 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 527

Este acto de asociación convierte al instante la persona particular de cada producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado,
contratante, en un cuerpo normal y colectivo, compuesto de tantos miembros es la confesión de que esa sociedad se pone en una irremediable contradic-
como votos tiene la asamblea, la cual recibe de este mismo acto su unidad, ción consigo misma, y está dividida por antagonismos irreconciliables, que
su yo común, su vida y su voluntad La persona pública que se constituye es impotente para conjurar Pero a fin de que las clases antagonistas, de
así, por la unión de todas las demás, tomaba en otro tiempo el nombre de opuestos intereses económicos, no se consuman a sí mismas y a la sociedad
Ciudad y hoy el de República o Cuerpo político, el cual es denominado con luchas estériles, hácese necesario un poder que domine ostensiblemente
Estado cuando es activo, Potencia en comparación con sus semejantes a la sociedad y se encargue de dirimir el conflicto o mantenerlo dentro de los
Cuanto a los asociados, éstos toman colectivamente el nombre de Pueblo y límites de «orden» Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se pone por
particularmente el de ciudadanos como partícipes de la autoridad soberana, encima de ella, y se le hace cada vez más extraño, es el Estado
y subditos por estar sometidos a las leyes del Estado Pero estos términos se
Frente a la antigua organización de la gens, el Estado se caracteriza en
confunden a menudo, siendo tomados el uno por el otro, basta saber
primer término por la distribución de los individuos que lo componen, según
distinguirlos cuando son empleados con toda precisión »
el territorio Las antiguas asociaciones, constituidas y sostenidas por los
vínculos de sangre, según lo hemos visto, habían llegado a ser insuficientes
en gran parte, porque suponían la unión de los asociados con un territorio
M A R X Y ENGELS Pasajes t o m a d o s el primero de Crítica del determinado, lo cual había dejado de suceder desde largo tiempo atrás El
Programa de Gotha ( M a d r i d , 1 9 6 8 ) , pp. 3 5 - 3 6 El s e g u n d o de El territorio no se había movido, pero los hombres sí Tomóse como punto de
origen de la familia, de la propiedad privada y del estado partida la división territorial, y se dejó a los ciudadanos ejercitar sus derechos
y sus deberes donde se hubiesen establecido, sin ocuparse de la gens ni de
(Madrid, 1970), pp 212-213
la tribu Esta organización de los subditos del Estado conforme a su
distribución local es común a todos los Estados Por eso nos parece natural,
I «La 'sociedad actual' es la sociedad capitalista, que existe en todos los
pero en anteriores capítulos hemos visto cuan porfiadas y largas luchas
países civilizados, más o menos libre de aditamentos medievales, más o
fueron menester hasta que en Atenas y en Roma pudo sustituir a la antigua
menos modificada por las particularidades del desarrollo histórico de cada organización por razas
país, más o menos desarrollada Por el contrario, el 'Estado actual' cambia
con las fronteras de cada país En el imperio prusiano-alemán es otro que en El segundo punto es la institución de una fuerza pública, que ya no es
Suiza, en Inglaterra, otro que en los Estados Unidos El Estado actual' es, por pueblo armado Esta fuerza pública particular es necesaria, porque desde la
tanto, una ficción escisión en clases se ha hecho imposible una organización armada, nacida
Sin embargo, los distintos Estados de los distintos países civilizados, pese espontáneamente de la población Los esclavos también forman parte de la
a la abigarrada diversidad de sus formas, tienen de común el que todos ellos población los 90 000 ciudadanos de Atenas no forman más que una clase
se asientan sobre las bases de la moderna sociedad burguesa, aunque ésta privilegiada frente a los 365 000 esclavos El pueblo en armas de la demo-
se halle en unos sitios más desarrollada que en otros, en el sentido capitalista cracia ateniense era una fuerza pública aristocrática contra los esclavos, a
Tienen también, por tanto, ciertos caracteres esenciales comunes En este quienes mantenía sumisos, mas para tener a raya a los ciudadanos, hízose
sentido, puede hablarse del 'Estado actual', por oposición al futuro, en el que necesaria una fuerza pública policíaca, como hemos dicho más atrás Esta
su actual raíz, la sociedad burguesa, se habrá extinguido fuerza pública existe en todo Estado, y no sólo consiste en hombres con
armas, sino también en accesorios materiales, prisiones y tribunales de
Cabe, entonces, preguntarse ¿Qué transformación sufrirá el Estado en la
justicia de todas especies, de los cuales no supo la gens ni una palabra
sociedad comunista? 0 , en otros términos ¿qué funciones sociales, análogas
Puede ser muy poco importante, o hasta casi nula, en las sociedades donde
a las actuales funciones del Estado, subsistirán entonces? Esta pregunta sólo
aún no se han desarrollado los antagonismos de clases y en territorios
puede contestarse científicamente, y por más que acoplemos de mil maneras
lejanos, como sucede en ciertos lugares y épocas en los Estados Unidos de
la palabra pueblo y la palabra Estado, no nos acercaremos ni un pelo a la
América Pero se refuerza a medida que los antagonismos de clase se hacen
solución del problema
más intensos en el seno del Estado, y conforme los Estados vecinos se van
Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de haciendo más poderosos y más poblados, y si no, examínese nuestra Europa
la transformación revolucionaria de la primera en la segunda A este período actual, donde la lucha de las clases juntamente con las conquistas, han
corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no hecho elevarse la fuerza pública a una altura tal que amenaza absorber a la
puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado» sociedad entera y aún al Estado mismo »
II «Así, pues, el Estado no es de ningún modo un poder extenormente
impuesto a la sociedad, tampoco es la realización de la idea moral, «ni la
imagen y la realización de la razón», como lo pretende Hegel Es más bien un
528 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 529

IV // problema cristiano dell agiré político Rassegna di Teología 18


(1977), 14-28 J RUIZ-GIMÉNEZ, La política, deber y derecho del
VERTIENTE SISTEMÁTICA hombre (Madrid, 1958) J V SCHALL, Política! Theory and políti-
ca! Theology LavalThéol Phil 31 (1965), 25-48 F M SCHMDELZ,
Fundamentación y contenido de la ética política Chance und Dilemma der Politischen Ethik (Colonia, 1966) F J
SHEED, God and Polines (Nueva York, 1960) L STURZO, Política e
En este apartado se pretende hacer una formulación sistemática Morale (Bolonia, 1955) A TORRES DEL MORAL. Etica y poder (Ma-
de la ética política desde la perspectiva cristiana Las vertientes drid, 1974) A F UTZ, Ciencia política y valores Estudios Filosó-
bíblica, sociológica e histórica, desarrolladas en los apartados ante- ficos 27 (1978), 271-286, Ethik und Politik (Stuttgart, 1970) M
riores, cobran su pleno sentido en orden a la vertiente sistemática WEBER, Ethique et politique Esprit 27 (1959), 225-245 F X
WINTERS, Politics and ethics (New York, 1975)
La consideración sistemática de la ética política tiene dos temas
principales la fundamentación de la dimensión moral de la polí- ¿Existe una moral política? ¿Puede hablarse con rigor crítico de
tica, y la exposición de su contenido. El presente apartado se una dimensión ética en la realidad de la política? ¿La política,
organiza, pues, en torno a estos dos aspectos subrayados además de ser una ciencia, una técnica, una praxis y una forma de
ser de lo humano, es también y al mismo tiempo un l u g a r ético? Si
la contestación a las preguntas anteriores es afirmativa, y en la
1 FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL POLÍTICA medida en que sea afirmativa, surgen otros interrogantes ¿qué
Elementos para una teoría ética de la política criterios morales integran la instancia ética de lo político? ¿Cómo
se puede hacer una formulación coherente de la teoría ética en
J L L ARANGUREN, Etica y Política, edic 2 a (Madrid, 1968), relación con la política?
63-111 G BRANKELMANN, Grundlagen fur eme Ethik des Politis- Examinamos los interrogantes planteados aportando un conjunto
chen Lutthensche Monatshefte 14 (1975), 354-357 R de orientaciones en torno a dos ejes de reflexión referencia histórica
CALLIGARIS, Política e morale nell'opera di Luigi Sturzo (Udine, del problema y justificación de la posible relación entre ética y política
1973) B CROCE, Etica e política (Barí, 1956) G CURIEN, La
morale en politique (París, 1962) L FREUND, Politik und Ethik,
edic 2 a (Gutersloh, 1961) M GARCÍA, La Iglesia, el cristiano y la a) Posiciones históricas ante el problema
política (Madrid, 1968), Moral de la normalidad democrática de la relación entre política y moral
Revista de Fomento Social 33 (1978), 117-131, Enfoque y estruc-
tura de una moral política Estudios Eclesiásticos 53 (1978) 149-
Las principales posturas que se han adoptado ante el problema
190, Moral de las situaciones anómalas en política Revista de
Fomento Social 33 (1978), 263-273 E GARCIA ESTÉBANEZ, El bien de la relación entre política y moral pueden ser clasificadas en tres
común y la moral política (Barcelona, 1970) J HABERMAS, Ueber grupos (44) el integrismo ético, según el cual ética y política son
das Verhaltnis von Politik und Moral Das problem der Ordnung dos realidades radicalmente opuestas y, al tener que elegir una de
(1962), 94-117 P JANET, Histoire de la science politique dans ses ellas, la elección ha de recaer en la ética, el realismo político, según
rapports avec la moral, edic 5 a (París, 1913) T KOCH, Kommu- el cual, en el caso de oposición entre moral y política, la elección
nikative Ethik? Das Problem der Norm m der Politik Neue Zeitschr debe recaer en la política con sacrificio de los principios éticos, la
fur System Theol und Rehgionsphil 18 (1976), 180-193 síntesis, siempre dramática y provisional, entre las dos realidades
A MANARANCHE, Attitudes chrétiennes en politique (París, 1978)
C F MANSILLA, Política, moral y esperanza Estudios Filosóficos El integrismo ético conduce al rechazo de la política por razones
27 (1978), 299-314 A C MORO, Specifica moralitá dell'attivitá morales, el realismo político propicia la exaltación de la política con
política Studium 60 (1964) 15ss F E OPPENHEIM, Los princi-
pios morales en la filosofía política (México, 1975) W (44) Nos inspiramos en el pensamiento de los autores siguientes J L L
PANNENBERG, Politische Sachfragen und chnstliche Ethik Glaube ARANGUREN, Etica y Política, edic 2 a (Madrid, 1968), 63-111, G MATTAI,
und Wirkhchkeit (Munich, 1975), 156-175 S H PFUERTNER, Morale política (Bolonia, 1971), 58-69, C DIAZ, Hombre politico,
Politik und Gewissen-Gewissen und Politik (Emsiedeln, 1976) G hombre moral (Algorta 1972) 21-40, A TORRES DEL MORAL Etica y
RITTER, El problema ético del poder (Madrid, 1972) G RUGGIERI, Poder (Madrid 1974) 29-146
34 Moral social
530 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 531

el consiguiente rechazo de la moral, y la opción por la síntesis política y considerarán la acción política como norma de sí misma,
conlleva el intento de moralizar la política, moralización que adopta exigiendo la eliminación de cualquier referencia a la moral Hegel
diversos cauces y procedimientos llegará a identificar el ser y el deber ser en la categoría del «estado
ético» La «razón de estado» será ¡a concreción normativa del
realismo político
Rechazo de la política por «integrismo moral»
No escapan de los presupuestos y de las conclusiones del
La política ha sido considerada con frecuencia como el lugar de realismo político la mayor parte de los sociólogos y cultivadores de
cita de la hipocresía, la mentira, el engaño y demás vicios contrarios la ciencia política (Weber, Pareto, Mosca) La pretensión de una
a la limpia ejecutoria del hombre moral Más aún, la política en sí ciencia política regida únicamente por leyes estrictamente técnicas,
misma ha sido vista como realidad contraria a la ética y, consiguien- es decir, éticamente neutrales, debe considerarse como una forma
temente, como un asunto inmoral. más de realismo político, en el que entran por igual «la virtü
maquiavélica, la 'razón de Estado' o la actual Eigengesetzhchkeit
Entre las posturas que, por motivos de integridad moral, rechazan de lo político» (46)
la política se destacan las cuatro siguientes (45) 1) la repulsa
burguesa, que nace de la reducción individualista y farisaica de la
moral y que conduce a considerar y a hacer de la política un «juego Síntesis entre ética y política
sucio» en el cual los políticos han de claudicar inevitablemente de mediante la «moralización de la política»
sus principios éticos (recordar la dramatización de Antígona, de
Anouilh, por lo que se refiere al político en el poder, y la de Las Son muchos los intentos que se han hecho para conciliar la
manos sucias de Sartre en relación con el político en la oposición política con la ética Recordemos, entre otras, las siguientes formas
clandestina), 2) la repulsa anarquista, que nace de la absoluta de síntesis entre política y moral 1) moralización del «Principe»,
desconfianza ante toda forma de poder («ni Dios ni amo») y que partiendo de la base de que, moralizando el sujeto principal del
conduce a buscar la solución de los problemas de la clase obrera en poder, todo el sistema político queda moralizado (47), 2) mora-
la actuación directa de los afectados, 3) la repulsa marxista (del lización de la política mediante el control de la religión (48),
marxismo ortodoxo), según la cual las estructuras políticas pertene- 3) moralización de las estructuras políticas mediante sistemas de
cen a la etapa alienada de la humanidad, supraestructuras que autocontrol de las mismas estructuras (división de poderes, partici-
desaparecerán necesariamente en la etapa final en la que la sociedad pación popular, la ley como forma configurada del Estado, etc ),
civil encontrará su perfecta identificación, 4) la repulsa teológica 4) moralización del «tacitismo» de los siglos xvi y xvu «el tacitismo
(de algunas corrientes protestantes), según la cual el cristiano vive entra en diálogo con Maquiavelo y acepta su planteamiento realista
el empeño moral político como un «no puedes, pero debes» de la política Pero cree superarlo haciendo ver, por una parte, el
valor, políticamente útil, de la virtud, su función pragmática la
verdadera razón o conveniencia de Estado necesita imprescindible-
Rechazo de la moral por «realismo político» mente de la virtud moral, como nos enseña la historia a través del
fracaso político de los príncipes maquiavélicos Los gobernantes
El «realismo político» coincide con el «integrismo moral» en una malos son siempre, en definitiva, malos gobernantes» (49),
cosa en que ética y política son irreconciliables Pero se distinguen
en la toma de postura mientras que el integrismo moral opta por la (46) ARANGUREN, O . C . 77
ética, el realismo político prefiere sacrificar los principios morales en (47) «Por eso se comprende que todos los tratados medievales y moder
bien de los intereses políticos nos de regimine principum, desde los escolásticos hasta Quevedo, Gra-
cián o Saavedra Fajardo entre nosotros, hayan consistido siempre en puras
Los «realistas» y los «realismos» abundan en la historia de la admoniciones religiosas o exhortaciones morales —o inmorales y 'maquia-
acción y de la doctrina políticas El teórico más notable del «realismo vélicas , tanto da— para que el Príncipe ejerza bien el poder» (ARANGUREN,
político» es Maquiavelo Otros propugnarán la autonomía total de la o c , 132)
(48) Ibíd., 197-200
(45) Cfr ARANGUREN O C , 83-91 MATTAI o c , 59 61 (49) Ibíd., 67
532 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 533

5) moralización burguesa y farisaica, consistente «en la 'acomoda- La autonomía de la política debe ser respetada por la misma
ción' de la conciencia moral, es decir, en componérselas casuística- moral Esta no puede entrar en el campo específico del saber político
mente para que el comportamiento elegido satisfaga, a la vez, a la como si fuese predio de su dominio Las opciones políticas en
exigencia ética y a la instancia política En efecto, con 'manga ancha' cuanto políticas son neutras con relación a la moral
y una cierta mauvaise foi siempre se puede llegar a un 'compromi- El reconocimiento de la autonomía de la política es un dato
so' tranquilizador de la conciencia» (50) incuestionable para el hombre actual Desde el Renacimiento, el
Creemos que la postura auténtica es la de síntesis entre ética y hombre occidental vive y entiende la política como una realidad
política El modo concreto de entender esa síntesis lo exponemos a secular y autónoma
continuación
La necesaria referencia de la política
b) Etica y política: dos magnitudes referenciables al universo de la ética
Reconocer la autonomía del comportamiento y del saber políticos
Etica y política son dos magnitudes autónomas, no son reducti-
no supone negar su referencia al universo de la ética Si las opciones
bles la una a la otra Sin embargo, su mutua autonomía no es óbice
políticas son neutras moralmente dentro del ámbito restringido de lo
para que puedan relacionarse y constituir así una entidad nueva la
político, no lo son, sin embargo, al quedar situadas dentro del amplio
política «moralizada» y la ética «politizada»
horizonte de la realización totalizante de lo humano
Fijándonos exclusivamente (51) en la primera forma de relación
Son varias las orientaciones que se han seguido para descubrir y
(la política «moralizada»), es decir, la que sale de la ética y trata de
alcanzar la política, razonamos la afirmación aludiendo a dos focos expresar la referencia de la política a la moral Recordamos algunas
de iluminación reconocimiento de la autonomía de la política y La inserción de la política dentro de los cuadros de la
descubrimiento de su posible integración en la ética actividad humana ha sido considerada como la raíz de la dimen-
sión moral de la política En cuanto actividad humana, la política
Autonomía de la política adquiere toda la densidad propia de la persona, queda situada dentro
del universo de intencionalidades y de fines en los que se realiza la
La política se compone de la doble vertiente de realidad humana persona La política tiene la densidad de la intencionalidad y de la
y de ciencia En cuanto realidad humana la política tiene una finalización No pertenece exclusivamente al reino de los medios, se
especial densidad de contenido, es, al mismo tiempo, acción y introduce en la región de los fines Al poner en juego el universo
estructura, o mejor dicho, es la relación dialéctica entre libertad y las personal, la política no puede dejar de tener una referencia a la ética
mediaciones objetivas del poder Por lo que respecta a la acción, la en cuanto que ésta es la expresión del reino de los fines La
política es una conjugación de arte, de técnica y de saber Las responsabilidad en la actividad política es la traducción subjetiva de
estructuras políticas, por su parte, tienden a extender cada vez más la moralización así entendida (53)
su ámbito de actuación En cuanto ciencia, la política pertenece al
Esta manera de descubrir y de expresar la dimensión ética de la
cuadro de los saberes positivos, su estatuto científico se justifica por
política, a través de la consideración de ésta como actividad humana,
el descubrimiento de leyes positivas dentro del fenómeno de la
ha sido utilizada con bastante frecuencia por los autores católi-
politicidad (52)
cos (54) y por quienes consideran la política como acción humana
Entendida como acción y como ciencia, la política goza de plena responsable (55)
autonomía Tiene sus leyes propias, no necesita justificarse por
referencia a la moral y mucho menos a la religión (53) L SÁNCHEZ AGESTA, Nociones de teoría política Curso de
Doctrina social católica (Madrid, 1967), 336 340
(50) Ibíd., 68 (54) J RUIZ-GIMÉNEZ La política, deber y derecho del hombre
(51) Sobre la necesaria «politización» de la moral, cfr TORRES DEL (Madrid, 1958), 40 49
MORAL, o.c ,299-313 (55) TORRES DEL M O R A L O C , 251 253 «Si lo humano es moral
(52) M PRÉLOT, La ciencia política, edic 5 a (Buenos Aires, 1971), J estructuralmente moral, lo político, en cuanto onticamente humano también
MEYNARD, Introducción a la ciencia política (Madrid 1960) lo será» (p 251)
534 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 535

En estrecha relación c o n el p l a n t e a m i e n t o anterior, otra línea de d i m e n s i ó n moral d e la política c o m o una «constitutiva p r o b l e m a t i c i -


reflexión se orienta por el c a m i n o de la a x i o l o g í a . C o m o dice Coste, dad, vivida dramáticamente» ( 6 1 ) Esta c o m p r e n s i ó n dramática «quie-
«para u n cristiano, es evidente q u e la política n o puede ser h u m a n a re decir afirmación de una c o m p a t i b i l i d a d ardua, siempre c u e s t i o n a -
si n o está sometida a las reglas trascendentes d e la moralidad» ( 5 6 ) ble, siempre problemática, d e lo ético y lo político, f u n d a d a sobre
La política está encuadrada d e n t r o del universo de valores q u e rigen una tensión de carácter más general la de la v i d a m o r a l c o m o
la vida humana Este encuadre le p r o p o r c i o n a las pautas de una l u c h a m o r a l , c o m o tarea inacabable y n o c o m o instalación, de una
auténtica realización Por eso mismo, n o puede existir c o n f l i c t o vez por todas, en u n status d e perfección» ( 6 2 ) Para K A x e l o s la
o b j e t i v o entre valores éticos y auténtica vida política La llamada ética h u n d e sus raíces en la política, «así, t o d a política genera una
«razón d e estado» n o tiene j u s t i f i c a c i ó n objetiva, si se entiende c o m o ética, p r e s u p o n i é n d o s e ambas, recíprocamente» ( 6 3 ) Para este
la a c e p t a c i ó n axiológica d e la i n c o m p a t i b i l i d a d entre realización pensador, «las implicaciones entre la ética y la política n o tienen ya
política y valores morales ( 5 7 ) que ser demostradas» ( 6 4 ) La f u n c i ó n de la ética está en «proble-
matizar» la política
T a m b i é n se ha tratado de f u n d a m e n t a r la referencia de la política
a la ética a c u d i e n d o a la f i n a l i d a d j u s t i f i c a d o r a d e la c o m u n i d a d
política Si el poder p o l í t i c o se justifica por la o b t e n c i ó n d e un bien,
es la realización de este bien lo q u e necesariamente integra la ética 2 EL CONTENIDO DE LA MORAL POLÍTICA
y la política. Los tomistas han i n t r o d u c i d o la reflexión por este cauce DESDE LA DIMENSIÓN CRISTIANA
y h a n c o n s i d e r a d o el bien c o m ú n c o m o ese bien al q u e necesaria-
mente debe tender una auténtica política ( 5 8 ) . A l g u n o s , c o m o Después d e haber e x a m i n a d o los problemas relacionados c o n la
M a n t a i n , sin descartar el bien c o m ú n han subrayado el valor de la m e t o d o l o g í a y f u n d a m e n t a c i ó n d e la ética política, tratamos ahora
persona c o m o categoría justificadora d e la moral política ( 5 9 ) d e estudiar los temas principales q u e integran y c o n s t i t u y e n el
c o n t e n i d o c o n c r e t o de la moral política
Desde los presupuestos d e la filosofía analítica ha e s t u d i a d o
O p p e n h e i m ( 6 0 ) la ética política, f o r m u l a d a por los grandes e x p o -
nentes del pensamiento p o l í t i c o Se trata d e una a p r o x i m a c i ó n a) Insistencias t e m á t i c a s en la r e f l e x i ó n t e o l ó g i c o - m o r a l
n o t a b l e m e n t e original al e s t u d i o d e la o b j e t i v i d a d crítica d e la ética y en la D o c t r i n a social d e la Iglesia
política
o
Por ú l t i m o , c o n v i e n e recordar la postura d e aquellos q u e c o n s i - 1 El contenido de la ética política en los Manuales de Moral
deran la r e l a c i ó n / f u n c i ó n de la ética c o n respecto a la política desde
E CHIAVACCI, Etica política (Roma, 1964) R COSTE, Las comunida-
la categoría d e la «problematicidad» A r a n g u r e n ha calificado la
des políticas (Barcelona, 1971) F W FOERSTER, Politische Ethik,
edic 4 a (Recklmhausen, 1956) W KUENNETH, Pohtik zwischen
(56) R COSTE, Las c o m u n i d a d e s p o l í t i c a s (Barcelona, 1971) 67-68, Damon und Gott Eme chnsthche Ethik des Politischen (Berlín,
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(60) F E OPPENHEIM, LOS p r i n c i p i o s m o r a l e s de la f i l o s o f í a p o l í t i - (63) K AXELOS, Hacia una é t i c a p r o b l e m á t i c a (Madrid, 1972), 15
ca (México, 1975) (64) Ibíd., 150
536 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL POLÍTICA Y ETICA C R I S T I A N A 537

Para hacer una selección correcta de los temas más importantes internacional, deberes de los subditos frente al estado (obediencia y
en relación con la ética política nos parece conveniente recordar la respeto, patriotismo, corresponsabilidad), derecho de los subditos
temática estudiada por algunos recientes Manuales de Moral Reco- frente al estado (derechos fundamentales de la persona, derecho a
gemos a continuación el contenido que algunos de esos Manuales la resistencia, revolución, tiranicidio) Por la simple enumeración de
desarrollan en el tratado de la ética política Esta breve encuesta nos los temas se advierte que la síntesis de Haring queda excesivamente
iluminará en orden a la selección y orientación de los principales recortada al juego de derechos y deberes entre el Estado y el Individuo
problemas morales en relación con la política Coste (67) pretende ampliar el horizonte de su estudio para
Messner (65) centra la reflexión en la realidad del Estado, ofrecer «una reflexión teológica sobre el fenómeno político», adap-
consiguientemente, al tratado le da el título de «Etica estatal» tada a la situación actual, pero en conexión con la tradición teoló-
Anclada la consideración en el Estado, lo estudia bajo cuatro gica sobre la materia (san Agustín, santo Tomás de Aquino, Francis-
aspectos, naturaleza, soberanía, funciones y dinámica La naturale- co de Vitoria, Taparelli d'Azegho, etc ) Organiza la temática en torno
za del Estado viene sintetizada en la siguiente definición «comum a tres ejes estudio del fenómeno político y de su valoración ética
dad de un pueblo asentado sobre un determinado territorio, dotada («lo político y las políticas»), análisis de las estructuras internas de
del más alto poder de dominio, para la fundamentacion completa de la comunidad política («estructuras internas»), y exposición de las
su bienestar social» La soberanía del Estado es una realidad relaciones entre las diversas comunidades políticas («relaciones
histórica que, en Occidente, hace su aparición al final de la Edad recíprocas») La primera parte constituye una fundamentacion de la
Media, desde el punto de vista ético, interesa señalar los problemas etica política, mediante la consideración de los posibles focos de
relacionados con el poder soberano del Estado su origen, su iluminación (la razón, el ideal evangélico, las directrices de la Iglesia,
naturaleza, su titular, su ejercicio (y las correspondientes actitudes etcétera) En la segunda parte se encuentra el cuerpo sistemático de
ante él obediencia y resistencia), su forma de organización, etc la etica política de Coste También este autor la concreta en el
Respecto a las funciones del Estado, Messner comienza afirmando estudio del estado, ya que para él la comunidad política de nuestra
el principio de subsidianedad de las funciones estatales para señalar época se identifica con el estado contemporáneo En relación con el
a continuación las que juzga más importantes función jurídica Estado desarrolla los siguientes aspectos organización (elementos
(Constitución, Legislación, Administración de la justicia), función de constitutivos, nacimiento y muerte del Estado, panorama de los
bienestar (orden económico, política social), función cultural (ense- regímenes políticos, funciones del poder, administración central,
ñanza, fomento de la cultura), funciones en el ámbito de la religión, comunidades locales e instituciones especializadas, servicios públi-
función administrativa (política impositiva y presupuestaria) En el cos), misión del Estado en los diversos aspectos de la promoción
aspecto de la dinámica del Estado se estudian temas tan importan- comunitaria (cultural, económica, social), relación del Estado con
tes como la razón de Estado, la guerra, los movimientos de pobla los cuerpos intermedios (partidos, sindicatos, sociedades civiles,
ción, el nacionalismo, el imperialismo, el militarismo, la revolución, asociaciones), relación del estado con la persona, y con las comu-
el progreso y la decadencia de los pueblos nidades religiosas La tercera parte pertenece a lo que se llama moral
internacional relaciones de las comunidades políticas entre sí Pocas
Haring (66), lo mismo que Messner, reduce la moral política a
síntesis de moral política consiguen la perfección que posee la de
una «ética de Estado» De una forma breve y sin desprenderse
Coste abundancia de datos de la realidad política, amplitud de
plenamente de los intereses casuísticos estudia los siguientes aspec-
contenido, valoración moral equilibrada, postura abierta, etc
tos esencia y límites del estado, origen y sujeto del poder del estado
(formas políticas), deberes del estado (defender el derecho, promo- Mattai (68) construye su moral política con abundante material
ver el bienestar, promocionar la cultura), poderes del estado (dere- ciencia y realidad políticas, teología y experiencia humana, ética y
cho a infligir la pena de muerte, derecho de guerra), la comunidad análisis pragmáticos se dan cita en un libro lleno de aportaciones y
de sugerencias La síntesis se organiza en torno a cinco ejes
(65) J MESSNER, Etica social, política y económica a la luz del temáticos que dan lugar a otras tantas partes en que se divide el
derecho natural (Madrid 1967), 811-1115 («Etica Estatal»)
(66) B HAERING La ley de Cristo, edic 5 a (Barcelona 1968) III (67) R COSTE Las comunidades políticas (Barcelona 1971)
138-180 (68) G MATTAI Morale política (Bolonia 1971)
538 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 539

libro: 1) Fenomenología política, en donde se hace una lectura del A continuación recogemos los temas que con mayor insistencia,
fenómeno político en sus formulaciones históricas y en sus plantea- en número y en importancia, aparecen en la Doctrina social de la
mientos actuales; 2) Razón y Fe frente al fenómeno político, en Iglesia. Los reducimos a estos núcleos temáticos:
donde se alude a las fuentes de una ética política cristiana: Biblia,
doctrina patrística, magisterio eclesiástico, reflexión teológica; 3) Es- Necesidad y configuración justa de la autoridad política
tructuras de la comunidad política y ejercicio del poder político, en (del poder político)
donde se abordan los clásicos problemas de la moral estatal: origen
de la comunidad política, el bien común como fin de la comunidad La doctrina social de la Iglesia ha señalado con frecuencia y con
política, la autoridad en la comunidad política, formas de Estado y énfasis la necesidad del poder político dentro de la sociedad a fin de
Gobierno, ejercicio del poder político; 4) Personas y grupos en la constituir la comunidad política como una realidad necesaria para el
comunidad política: derechos y deberes del ciudadano, relación del desenvolvimiento de la persona.
Estado con los grupos intermedios (partidos, grupos de presión, Afirmada la necesidad de la autoridad política, aspecto en el que
sindicatos), resistencia al poder político; 5) Comunidad política e insistió de un modo particular León XIII (70), la doctrina de la Iglesia
Iglesia: mutua relación. A pesar de sus deficiencias (exposición poco se fija en las condiciones de su justa actuación. Se señalan dos
cuidada, desproporción en el equilibrio de partes, etc.), considera- condiciones fundamentales, que van necesariamente unidas: el po-
mos la obra de Mattai como la síntesis de ética política más acabada der político debe realizarse dentro del orden moral y, por lo tanto,
en el campo actual de la moral católica. debe tener como meta la realización del bien común. Estas son
también las dos condiciones en que ha de basarse una comunidad
2° La ética política en la Doctrina Social de la Iglesia política si quiere ser justa.
Juan XXIII, en la encíclica Pacem in tenis, expone de un modo
R. ALBERDI, La vida en la comunidad política: Esquema XIII (Madrid, sistemático (nn. 46-52) la primera condición: la autoridad política
1967), 311-343. J. BRAUN, Paolo VI e la riforma morale della debe estar sometida al orden moral:
política (Roma, 1972). A. DESQUEYRAT, La doctrina política de la
Iglesia (Bilbao, 1965) J. JULLIEN, Le chrétien et la politique (Pa- «La autoridad no puede considerarse exenta de sometimien-
ris-Tournai, 1963). R. LA VALLE, La vida de la Comunidad políti- to a otra superior. Más aún, la autoridad consiste en la facultad
ca: La Iglesia en el mundo de hoy (Madrid, 1967), 537-570. L. de mandar según la recta razón. Por ello, se sigue evidente-
LENTNER, Der Christ und der Staat. Grundsátzlichen Feststellungen mente que su fuerza obligatoria procede del orden moral, que
in den Rundschreiben Leos XIII und ihre Gültigkeit fúr die Gegen- tiene a Dios como primer principio y último fin...» (71).
wart (Viena, 1952). B. RUGGIERI, // problema cristiano dell'agire
político: Rassegna di Teología 28 (1977), 14-29. R. Tucci, La vida
de la comunidad política: La Iglesia en el mundo de hoy (Madrid, El poder político está sometido al orden moral en la medida en
(1970), 637-703. H. WULF, Der Christ und die Politik: Stimmen que tiene por finalidad la realización del bien común. Existen
derZeit 165 (1959-60), 401-415. abundantes textos del magisterio eclesiástico en que se expone este

Son numerosas las orientaciones de la Doctrina social de la problema sobre el cual se ha fijado a lo largo de los siglos la atención de la
Iglesia sobre la política en su aspecto moral. Destacan, como Iglesia y sobre el cual han discutido enconadamente los teólogos y se han
bloques importantes, las enseñanzas de León XIII, de Pío XII, de repetido las indicaciones de los Papas, haya encontrado en el Concilio tan
Juan XXMI (encíclica Pacem in tenis), de Pablo VI (carta apostólica poca resonancia y una exposición tan tímida como la que se halla en el
Octogésima adveniens), y el Concilio Vaticano II (capítulo IV de la capítulo IV de la segunda parte de la GS» (R. LA VALLE, La vida de la
segunda parte de la constitución pastoral Gaudium et Spes) (69). Comunidad política: la Iglesia en el mundo de hoy [Madrid, 1967], 537).
En las discusiones del aula conciliar (comenzadas el 5 de octubre de 1965)
no hubo más que cuatro intervenciones.
(69) Sobre el tema de la política en el Vaticano II dice La Valle: «Es de (70) Cfr. J. L. GUTIÉRREZ, Autoridad politica: Conceptos fundamenta-
maravillar el hecho de que un problema como el de los fines del Estado y de les en la Doctrina Social de la Iglesia, I (Madrid, 1971), 116-120.
las relaciones entre la Iglesia y la comunidad política, a pesar de ser un (71) Pacem in terris. nn. 47-50: Ocho grandes mensajes, 223-224.
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 541
540
criterio decisivo Recordamos el pasaje de la carta apostólica Octo- ción y el consentimiento de quienes aspiran a colaborar mas eficaz-
gésima advemens mente en los destinos de los individuos y de la sociedad» (75) Más
aún, «la forma democrática de gobierno aparece a muchos como un
«El poder político, que constituye el vínculo natural y postulado natural impuesto por la misma -azón» (76) Hecha esta
necesario para asegurar la cohesión del cuerpo social, debe constatación, distingue Pío XII dos niveles en la democracia el nivel
tener como finalidad la realización del bien común Respetan- de las formas concretas («admite distintas formas y puede tener su rea -
do las legítimas libertades de los individuos, de las familias y lización así en las monarquías como en las repúblicas») y el nivel del
de los grupos subsidiarios, sirve para crear eficazmente y en contenido fundamental Es precisamente este segundo nivel el que
provecho de todos las condiciones requeridas para conseguir más le interesa y el que desarrolla en su Radiomensaje «La preocu-
el bien auténtico y completo del hombre, incluido su destino pación y solicitud de la Iglesia se dirige no tanto a la estructura y
espiritual Se despliega dentro de los límites propios de su organización exterior (de la democracia) —las cuales dependen de
competencia, que pueden ser diferentes según los países y los las aspiraciones peculiares de cada pueblo—, cuanto al hombre,
pueblos Interviene siempre movido por el deseo de la justicia como tal, que, lejos de ser el objeto y un elemento pasivo de la vida
y la dedicación al bien común, del que tiene la responsabilidad social, es, por el contrario, y debe ser y permanecer, su sujeto, su
última No quita, pues, a los individuos y a los cuerpos fundamento y su fin» (77)
intermedios el campo de actividades y responsabilidades pro-
pias de ellos, los cuales les inducen a cooperar en la realiza- Esta es también la perspectiva que adopta el Concilio Vaticano II
ción del bien común» (72) «Las modalidades concretas por las que la comunidad
política organiza su estructura fundamental y el equilibrio de
los poderes públicos pueden ser diferentes, según el genio de
Formas políticas y «régimen auténticamente democrático» cada pueblo y la marcha de su historia Pero deben tender
siempre a formar un tipo de hombre culto, pacífico y benévolo
La doctrina social de la Iglesia ha señalado con claridad que en respecto de los demás para el provecho de toda la familia
cuanto a las formas de gobierno (o formas políticas, o regímenes humana» (78)
políticos) existe pluralismo de opciones, con tal de que las elegidas
realicen el bien común (73) Sin embargo, todas las formas políticas
han de ser compatibles con un principio anterior el de la democracia Actividad política bajo el doble signo
fundamental Juan XXIII recuerda que «del hecho de que la autori- de la participación y del pluralismo
dad proviene de Dios no debe en modo alguno deducirse que los En conexión con la afirmación de un régimen «auténticamente
hombres no tengan derecho a elegir gobernantes de la nación, democrático», la doctrina social de la Iglesia concibe la actividad
establecer la forma de gobierno y determinar los procedimientos y política bajo el doble signo de la participación y del pluralismo
los límites en el ejercicio de la autoridad De aquí que la doctrina que
La necesidad del pluralismo político (y de los medios para
acabamos de exponer pueda concillarse con cualquier clase de
garantizarlo libertad de asociación política, existencia de partidos,
régimen auténticamente democrático» (74)
aceptación de los grupos ideológicos y de presión, etc ), encuentra
Ha sido Pío XII quien, sobre todo en el Radiomensaje de Navidad en el Concilio Vaticano II y en la carta apostólica Octogésima
del año 1944, ha desarrollado de un modo más amplio y sistemático advemens un notable eco afirmativo
el tema de la democracia. Constata Pío XII «La tendencia demo-
crática se apodera de los pueblos y obtiene por doquier la aproba- «El cristiano debe reconocer la legítima pluralidad de opi
niones temporales discrepantes y debe respetar a los ciudada-
(72) Octogésima advemens. n 46 Ocho grandes mensajes, 521
522 Ver los documentos citados en la nota 30 de este numero de la (75) P GALINDO, Colección de Encíclicas y Documentos Pontifi-
«Octogésima advemens» cios, edic 5 a (Madrid 1955), 233
(73) Cfr J L GUTIÉRREZ Formas de gobierno o c . II 187 195 (76) Ibíd , 234
(74) Pacem in terris. n 52 Ocho grandes mensajes, 225 Ver los (77) Ibíd.. 233
documentos citados en la nota 36 de este numero de la «Pacem in terris» (78) Gaudium et Spes, n 74
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 543
542
nos que, aun agrupados, defienden lealmente su manera de atención del magisterio eclesiástico (83) Frente al anarquismo, el
ver Los partidos políticos deben promover todo lo que a su absolutismo, el totalitarismo y las dictaduras, la doctrina social de la
JUICIO exige el bien común, nunca, sin embargo, está permitido Iglesia proclama la necesidad del Estado, su finalidad de servicio a
anteponer intereses propios al bien común» (79) las personas y a los grupos intermedios, su carácter subsidiario, sus
diversas funciones y su vinculación al Derecho
«Luchen con integridad moral y con prudencia contra la
injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo Limitándonos al último aspecto, recogemos las exigencias mar-
de un solo hombre o de un solo partido político, conságrense cadas por Juan XXIII en la encíclica Pacem m terris
con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad y fortaleza «De todo lo expuesto hasta aquí se deriva con plena
política, al servicio de todos» (80) «No pertenece ni al Estado, claridad que, en nuestra época, lo primero que se requiere en
ni siquiera a los partidos políticos que se cerraran sobre sí la organización jurídica del Estado es redactar, con fórmulas
mismos, el tratar de imponer una ideología por medios que concisas y claras, un compendio de los derechos fundamenta-
desembocarían en la dictadura de los espíritus, la peor de les del hombre e incluirlos en la constitución general del Estado
todas Toca a los grupos establecidos por vínculos culturales y
Se requiere, en segundo lugar, que, en términos estricta
religiosos —dentro de la libertad que a sus miembros corres-
mente jurídicos, se elabore una constitución pública de cada
ponde— desarrollar en el cuerpo social, de manera desintere-
comunidad política, en la que se definan los procedimientos
sada y por su propio camino, estas convicciones últimas sobre
para designar a los gobernantes, los vínculos con los que
la naturaleza, el origen y el fin del hombre y de la
necesariamente deban aquéllos relacionarse entre sí, las esfe-
sociedad» (81)
ras de sus respectivas competencias y, por último, las normas
El principio de p a r t i c i p a c i ó n en la vida política ha sido subra- obligatorias que hayan de dirigir el ejercicio de sus funciones
yado de un modo especial por la carta apostólica Octogésima Se requiere, finalmente, que se definan de modo específico
adveniens los derechos y deberes del ciudadano en sus relaciones con las
«La doble aspiración hacia la igualdad y la participación autoridades y que se prescriba de forma clara, como misión
trata de promover un tipo de sociedad democrática Diversos principal de las autoridades, el reconocimiento, respeto, acuer-
modelos han sido propuestos, algunos de ellos han sido ya do mutuo, tutela y desarrollo continuo de los derechos y
experimentados, ninguno satisface completamente, y la bús- deberes del ciudadano» (84)
queda queda abierta entre las tendencias ideológicas y las
pragmáticas El cristiano tiene la obligación de participar en b) Contenido de la ética política en «perspectiva integradora»
esta búsqueda, al igual que en la organización y en la vida
políticas El hombre, ser social, construye su destino a través Llamamos perspectiva i n t e g r a d o r a aquel modo de enfocar el
de una serie de agrupaciones particulares que requieren, para ethos que, aceptando las estructuras evolucionadas de la política
su perfeccionamiento, una sociedad más vasta, de carácter democrática, trata de «integrar» en ellas la dimensión etica para
universal, la sociedad política Toda actividad particular debe justificarlas en ciertos casos, para someterlas a revisión en otros, pero
colocarse en esta sociedad ampliada y adquiere, con ello, la nunca para realizar un cambio cualitativo, es decir, revolucionario
dimensión del bien común» (82)
No se puede negar que este modo de entender la etica política
comporta elementos críticos, sin embargo, en su estructura global es
Configuración moral del Estado una moral de signo mtegrador
La realidad política del Estado ha ocupado notablemente la Juzgamos válido este enfoque en la medida en que acepta la
referencia dialéctica con la perspectiva crítica Por otra parte, tiene
(79) Ibíd , n 75
(80) Ibíd , n 75
(81) Octogésima adveniens, n 25 Ocho grandes mensajes, 510 (83) Ver un buen resumen en J L GUTIÉRREZ Estado o c , II 109 130
(82) Ibíd , 24 Ocho grandes mensajes, 509 (84) Pacem m terris, nn 75 77 Ocho grandes mensajes, 232 233
544 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 545

una notable función pedagógica y crítica para aquellas situaciones A partir de esta apreciación hay que estimar en mucho la
históricas en las que no se ha llegado o se impide llegar a las cotas aparición del Estado moderno, como un producto de maduración
alcanzadas por la evolucón democrática de la humanidad humana, como un hecho cultural de importancia, pero no hay que
Podemos decir que la reflexión teológico-moral y el magisterio valorarlo como el fin de la evolución humana (Hegel)
eclesiástico se han colocado, en términos generales, dentro de este — Pero, ¿qué es lo que tiene de característico y peculiar la
enfoque de ética integradora al abordar los problemas morales de la vida política para que mediante ella puedan los hombres realizar una
política En muchos casos, esa moral ha ejercido una función vida plenamente humana? He aquí la respuesta «En la vida política,
justificadora de los avances reales y teóricos de la política y en otros los hombres no son simplemente productores de bienes económicos,
casos ha estimulado a los individuos y a los grupos en el proceso de cuyo valor habría de depender únicamente de su capacidad de
mayor humanización de la realidad política producción, sino que son ciudadanos, reconocidos como tales por
A continuación aludimos a los principales contenidos de la etica todos, y cuyos derechos fundamentales —los que pertenecen al
política planteada desde y para una perspectiva integradora hombre en cuanto tal— se hallan protegidos Además, en la sociedad
política, el hombre escapa de los estrechos límites de su familia, de
1 °) La comunidad política su grupo, de su clan, para entrar en una comunidad más vasta, y, por
exigencia necesaria para la realización humana consiguiente, más rica y más enriquecedora
Sus obligaciones, sus responsabilidades, se vuelven más amplias,
«Los hombres, las familias y los diversos grupos que constituyen
porque ya no tienen que ver con intereses particulares o de grupo,
la comunidad civil, son conscientes de su propia insuficiencia para
sino con el bien común de la comunidad en su totalidad La
lograr una vida plenamente humana y perciben la necesidad de una
búsqueda de un bien más vasto que el del individuo y el del grupo
comunidad más amplia, en la cual todos conjugen a diario sus
ayuda al hombre a volverse más plenamente hombre y, en conse-
energías en orden a una mejor procuración del bien común Por ello
cuencia, a realizar una vida más plenamente humana» (86)
forman comunidad política según tipos institucionales varios» (85)
— Por eso tenemos que decir que la «politicidad» o lo político es
— La comunidad política nace de la insuficiencia de la comu-
una dimensión antropológica; es una dimensión propia del
nidad civil ésta, si no se estructura también como comunidad
hombre, de todo hombre Por eso mismo se debe afirmar que «la
política, no puede realizar «una vida plenamente humana» Así, pues,
comunidad política (y la autoridad pública) se fundan en la natura-
la necesidad de la comunidad política (no de las formas políticas que
leza humana, y, por lo mismo, pertenecen al orden previsto por Dios,
ha conocido históricamente la humanidad) se funda en la impoten
aun cuando la determinación del régimen político y la designación
cía de los grupos inferiores, familias y grupos sociales intermedios,
de los gobernantes se dejen a la libre designación de los ciudada-
para alcanzar el bien común necesario en orden ai pleno desarrollo
nos» (87)
de los individuos y de los grupos humanos
«El Estado es una institución establecida por Dios al crear la
Anótese que para referirse a la dimensión política ya no se habla
naturaleza humana (cfr Rom 13,1) No depende ni dependió nunca
de «socedad perfecta», sino de una ampliación de la comunidad, de
del capricho del hombre el organizarse o no en Estado o sociedad
una «comunidad más amplia» Hay que advertir, además, la implícita
(contrariamente a la teoría del contrato social) El Estado es una
distinción entre «comunidad civil» y «comunidad política»
corporación orgánica y por naturaleza necesaria, sin la cual los
Frente a los impugnadores del orden político en cuanto tal el hombres no podrían vivir juntos en paz y en orden, con justicia y
cristiano reconoce la necesidad de la comunidad política prosperidad, lo cual se aplica a todo el género humano, al menos
— Cuáles sean los contornos o límites de la comunidad política después de la caída original» (88)
es cuestión sometida a las transformaciones de la humanidad El
Estado moderno es una de esas formas históricas Posiblemente se
halla destinado a desaparecer, pero su desaparición no indica la (86) R Tucci, La vida en la comunidad política- La Iglesia en el
desaparición de la comunidad política, bajo otras formas mundo de hoy (Madrid, 1970), 678
(87) Gaudium et Spes, n 74
(85) Gaudium et Spes, n 74 (88) HAERING, o . c , III, 139

35 Moral social
546 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 547
2 °) Legitimidad ética del poder político mente Solamente entonces las personas, al someterse a la autoridad,
no quedan humilladas, sino liberadas
H GOLLWITZER, Zum Problem der Gewalt m der chnsthcher Ethik
Freispruch und Freiheit (Munchen, 1973), 148-167 R GUARDINI, • Origen de la autoridad. La autoridad está prevista en el
El poder, edic 2 a (Madrid, 1978) R HECKEL, Le chrétien et le ordenamiento natural «se funda en la naturaleza humana y, por lo
pouvoir Légitimité, résistance, insurrection (París, 1962) Proble-
mas éticos del poder Concihum n 90 (1973) G RITTER, El mismo, pertenece al orden previsto por Dios» (91) En documentos
problema ético del poder, (Madrid, 1962) A ZIEGLER, Hmweise pontificios anteriores se decía que la «autoridad proviene de Dios»
zur moraltheologischen Fragen der Gewaltanwendung Theologis- (92) Solamente en un plano ontológico se puede decir que la
che Benchte (Zunch, 1972) I, 285-370 autoridad viene de Dios
La autoridad la tiene la comunidad en cuanto tal, en este sentido
«La comunidad política nace, pues, para buscar el bien común, la autoridad viene «de» la comunidad La democracia, en cuanto
en el que encuentra su justificación plena y su sentido y del que visión profunda de la autoridad, es un postulado de la comunidad
deriva su legitimidad primigenia y propia El bien común abarca el política «Pensar que Dios coloca directamente a determinadas
conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los personas al frente del Estado, sería contra la experiencia y contra la
hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor manera general con que Dios obra en el mundo, que es a través de
plenitud y facilidad su propia perfección» (89) las causas segundas» (93)
La exigencia de la comunidad política se halla indicada por su Las formas concretas de designación de loe gobernantes se dejan
finalidad el bien común Fuera de este bien común, la comunidad a la libre elección de los ciudadanos «Ahora bien, del hecho de que
política no encuentra sentido ni justificación, convirtiéndose en puro la autoridad proviene de Dios, no debe en modo alguno deducirse
instrumento de dominación de unos hombres por otros que los hombres no tengan derecho a elegir los gobernantes de la
Sobre este aspecto ya hemos insistido bastante en páginas nación, establecer la forma de gobierno y determinar los procedi-
anteriores No creemos necesario repetir aquí lo que ya hemos dicho mientos y los límites en el ejercicio de la autoridad De aquí que la
más arriba doctrina que acabamos de exponer puede concillarse con cualquier
clase de régimen auténticamente democrático» (94) «La determina-
ción del régimen político y la designación de los gobernantes se
3 °) Aspectos éticos de la autoridad política
dejan a la designación libre de los ciudadanos» (95)
• La autoridad: exigencia de la comunidad política. La Se puede adoptar cualquier forma de gobierno (monarquía,
consecución del bien común exige necesariamente la existencia de república), con tal que se salve el sentido democrático fundamental
una autoridad que coordine y haga converger hacia ese bien común Una tiranía absoluta (en sentido clásico) y un Estado totalitario (en
los esfuerzos de las distintas personas y de los diversos grupos «A sentido actual) son reprobables Los pueblos maduros son los que
fin de que por la pluralidad de pareceres no perezca la comunidad pueden tener un régimen democrático, y el régimen democrático
política, es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hace madurar a los individuos y a los grupos en su vida de
hacia el bien común no mecánica o despóticamente, sino obrando responsabilidad políticas
principalmente como una fuerza moral, que se basa en la libertad y • Equilibrio de poderes. «Las modalidades concretas por las
en el sentido de responsabilidad de cada uno» (90) que la comunidad política organiza su estructura fundamental y el
La autoridad es, pues, una fuerza inmanente de la comunidad equilibrio de los poderes públicos, pueden ser diferentes, según el
política, es una exigencia interior, no exterior La función de la
autoridad es la de unificar los esfuerzos tendentes hacia el bien (91) Ibíd , n 74
común, y esto no de una manera mecánica, sino libre y responsable- (92) Pacem m terris, n 46, citando a León XIII en la encíclica
«Immortale Dei» Ocho grandes mensajes, 223
(93) HAERING O C , III 143
(89) Gaudium et Spes, n 74 (94) Pacem m terns, n 52 Ocho grandes mensajes, 225
(90) Ibíd., n 74 (95) Gaudium et Spes, n 74
548 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 549

genio de cada pueblo y la marcha de su historia. Pero deben tender segundo plano durante los últimos siglos; se la consideraba incluso
siempre a formar un tipo de hombre culto, pacífico y benévolo con una cierta suspicacia y se la juzgaba peligrosa» (100). Los
respecto a los demás, para el provecho de toda la familia moralistas prolongan el derecho a la resistencia hasta las concrecio-
humana» (96). nes de la legítima revolución y el tiranicidio (101). Pero sobre estos
Desde Montesquieu se ha impuesto la división tripartita del poder aspectos de la ética social remitimos al capítulo dedicado a la moral
en legislativo, ejecutivo y judicial. De hecho la división del poder es de la conflictividad social.
posible y deseable. En los regímenes democráticos se reserva al
parlamento el poder legislativo, al gobierno el ejecutivo (junto con 4.°) Exigencias éticas de la participación política
el derecho de presentar los proyectos de ley, al menos cuando no
J. L. CALVO, Etica y democracia: Estudios Filosóficos 26 (1977),
son gobiernos puramente decorativos); el poder judicial administra 225-251. A. HORTAL, La democracia como institucionalización de
la justicia independientemente del parlamento y del gobierno, pero una utopía: Estudios Eclesiásticos 53 (1978), 197-208. J.
conforme a las leyes dictadas por éstos. En el poder judicial se HOURTON, Iglesia y democracia: Tierra Nueva n. 23 (1977), 5-19;
incluye necesariamente el poder coercitivo, el cual requiere, para ser n. 23 (1977), 5-16. J. A. LUNARES, Democracia integral y concien-
eficaz, el poder policíaco, que está, sin embargo, bajo las órdenes del cia cristiana (Salamanca, 1978). F. MORENO, Consideraciones
poder ejecutivo. El poder policíaco vela por la paz interna y obra sobre democracia: Tierra Nueva n. 25 (1978), 5-28; n. 26 (1978),
contra los enemigos internos del orden; el poder militar está encar- 5-25. F. PRIETO, LOS partidos políticos (Madrid, 1977). L Roos,
Demokratie ais Lebensform (Paderborn, 1969). SEMANAS SOCIALES
gado principalmente de la defensa de los derechos soberanos del DE ESPAÑA (1967), Democracia y responsabilidad (Madrid, 1968).
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• M o r a l de gobernantes y subditos. La moral cristiana ha UTZ-H. B. STREITHOFEN, La concepción cristiana de la democracia
pluralista (Barcelona, 1978).
sistematizado con particular interés los criterios y deberes éticos que
han de regir la vida de los gobernantes y de los subditos en relación
La política debe ser obra de todos. Las exigencias éticas de la
con el binomio autoridad/obediencia.
participación política pueden ser concretadas en los siguientes
El ejercicio de la autoridad adquiere legitimidad ética si cumple
aspectos:
las siguientes condiciones: cuando se ejerce dentro de los límites del
orden moral; en vistas a procurar el bien común, concebido dinámi- — Derecho y deber de participar: «Es una exigencia cierta de la
camente; según el orden jurídico legítimamente establecido o por dignidad humana que los hombres puedan con pleno derecho
establecer (97). Al ejercicio legítimo de la autoridad corresponde la dedicarse a la vida pública» (102). El Concilio recuerda el derecho y
exigencia moral de la obediencia: «es entonces cuando los ciuda- el deber de votar (103).
danos están obligados en conciencia a obedecer» (98). — Amplitud de esa participación: en el establecimiento de los
Cuando el ejercicio de la autoridad no tiene legitimidad ética los fundamentos jurídicos de la comunidad política, en el gobierno de
subditos tienen el derecho y el deber de resistencia. «Cuando la la cosa pública, en la determinación de los campos de acción y de
autoridad pública, rebasando su competencia, oprime a los ciudada- los límites de las diferentes instituciones y en la elección de los
nos, éstos no deben rehuir las exigencias objetivas del bien común; gobernantes (104).
les es lícito, sin embargo, defender sus derechos y los de sus — Efectividad jurídica: «Es perfectamente conforme con la natu-
conciudadanos contra el abuso de tal autoridad, guardando los raleza humana que se constituyan estructuras político-jurídicas que
límites que señala la ley natural y evangélica» (99). ofrezcan a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna y con
«El Concilio Vaticano II ha vuelto a recordar la doctrina de la perfección creciente, posibilidades efectivas de tomar parte libre y
resistencia a los abusos del poder, doctrina que había pasado a
(100) Tucci, l.c. 686.
(96) Ibíd., n. 74. (101) Cfr. HAERING, o . c III, 176-180.
(97) Ibíd., n. 74. (102) Pacem in terris, n. 73: Ocho grandes mensajes, 232.
(98) Ibíd., n. 74. (103) Gaudium et Spes, n. 75.
(99) Ibíd., n. 74. (104) Octogésima adveniens, n. 47.
550 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 551

activamente . Para que la cooperación ciudadana responsable pue- Concepciones y realizaciones falsas del Estado
da lograr resultados felices en el curso diario de la vida pública, es
necesario un orden jurídico positivo que establezca la adecuada — Estado mitificado. Para el cristiano, el Estado no es una
división de las funciones institucionales de la autoridad política, así realidad mítica, divina o sobrenatural El cristianismo desmitifica,
como también la protección eficaz e independiente de los desacrahza, el Estado Este es una realidad plenamente secular o
derechos» (105) temporal A pesar de las formas sacrales en que se ha manifestado
el Estado dentro de la sociedad cristiana, el cristianismo reconoce
5 o) El Estado estructura y finalidad hoy la completa profanidad del Estado y de la política
J L L ARANGUREN, Etica social y función moral del Estado (La — Estado totalitario. Al cristiano le repugna la idea de un
Laguna, 1962) A DEMPF, La filosofía del Estado cristiano en Estado totalitario El Estado no es un fin en sí mismo, el poder
España (Madrid, 1961) E DIAZ, Estado de Derecho y sociedad tampoco es un fin para él mismo Para un cristiano, el Estado
democrática, edic 6 a (Madrid, 1975) M DIET, Eglise et Etat selon totalitario es un atentado contra Dios, es un ídolo y una blasfemia,
Vatican II Ephemendes Theologicae Lovanienses 54 (1978), 145
es un atentado contra la persona el hombre —en cuanto persona—
160 M GARCIA-PELAYO, Las transformaciones del Estado contem-
poráneo (Madrid, 1977) J JULLIEN-P L'HUILLIER-J ELLUL, Los
trasciende la comunidad política y el Estado, es un atentado contra
cristianos y el Estado (Bilbao, 1969) S LENER, LO Stato sociale las instituciones intermedias familia, comunidades civiles
contemporáneo (Roma, 1966), Sul concetto de Stato sociale — Estado liberal. En la interpretación liberal, el Estado garan-
«Stato di diritto» o «Stato di giustizia» La Civiltá Cattohca 114 tiza las libertades de los individuos Pero, ¿de qué libertades se trata?
(1963), II, 144-156 J MARITAIN, L homme et I Etat (París, 1953) y ¿de qué individuos se trata? Tenemos que decir que se trata de
W MOLINSKI, Staat und Moral Stimmen der Zeit 195 (1977),
libertades «formales» y que se trata, no de todos los individuos, sino
825-836 O ROBLEDA, Persona y sociedad El principio de subsi-
diandad Miscelánea Comillas 31 (1959), 153-190 M ROCK, de los ind'viduos burgueses La libertad del liberalismo es una
Sozíalethische Aspekte des Sozíalstaates heute Trierer Theol libertad meramente «formal» La libertad liberal es una libertad formal
Zeitschnft 85 (1976), 167-175 H A R O M M E N , El Estado en el para todos, pero un «privilegio» para unos pocos la burguesía
pensamiento católico (Madrid, 1956) W SCHOELLGEN, Recht und capitalista El Estado del «laissez faire» es un Estado ineficaz y clasista,
Bedeutung des Staates im Lichte der Katholischen Moraltheologie El pensamiento individualista del siglo xix limitó el fin del Estado al
(Bonn, 1954) A F UTZ, Formen und Grenzen des Subsidiantats- orden jurídico y éste exclusivamente a la salvaguardia de la libertad
prmzips (Heidelberg, 1956) VARIOS Cittadino e Stato di fronte alia de personas y propiedades
morale (Turín, 1965) O V O N NELL-BREUNING-H SACHER Zur
Chnstliche Staatslehre, edic 2 a (Freiburg/Br, 1957) O V O N — Estado del bienestar social. El Estado tiene que cumplir
NELL-BREUNING, Der Staat und die Grundwerte Stimmen der Zeit con diversas tareas de política social y económica Pero este Estado
195 (1977), 378-389 D ZOLO. La teoría comunista della estmzio- de Bienestar puede convertirse en el «estado-providencia», que
ne de/lo Stato (Barí, 1974) termina por suplantar al individuo, considerándolo como un niño y
manipulando su libertad El Estado es el promotor del bienestar y el
¿Qué idea debe hacerse un cristiano del Estado? ¿Es para él la promotor de la cultura (107), pero no ha de crear un tipo de hombre
etapa final de la evolución de la humanidad, tal como lo pensaba «consumidor»
Hegel, o simplemente un «servidor» o «diácono», tal como pensaba — Estado tecnocrático. No cabe duda que ha aumentado la
Pablo? dimensión de la técnica en todos los niveles humanos de hoy
Nos interesa señalar aquí la fisonomía del Estado, tratando de ver También en el mundo político Podemos decir que a la prudencia
también sus competencias, sus límites y su finalidad dentro de una política —como virtud característica— le está reemplazando la cien-
visión integral del hombre y de la humanidad (106) cia y la técnica como forma de realización política
Lo que se busca hoy día es la funcionalidad y, consiguientemen-
(105) Gaudium et Spes, n 75 te, la eficacia Esto se logra mediante la racionalización de la política
(106) Cfr ARANGUREN o.c , 185-262 Ver una buena síntesis moral es decir, mediante su tecnificación
sobre el Estado en F Coceo, Estado Diccionario enciclopédico de Teolo-
gía moral (Madrid 1974) 331 342 (107) HAERING, O C , III, 146-147
552 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 553

Esta tecnificación se advierte en muchos aspectos A la disminu- b) La ley o conjunto de normas de carácter general se subdivide
ción de la importancia del Parlamento corresponde un aumento en jerárquicamente, entre leyes fundamentales —que componen la
la de la tecno-burocracia, a la importancia de la «ley» abstracta, Constitución— y leyes ordinarias, debiendo estas estar subordinadas
producto de los juristas, sucede la importancia del «plan» técnico- a aquéllas
económico, elaborado por comisiones especializadas de estudio y c) Todas las disposiciones y actuaciones de la Administración y
equipos de trabajo, a las «ideologías» corresponde hoy día la real los particulares han de someterse a la ley
problemática socio-económica A las ideologías las sustituyen los
d) Para asegurar la conexión y subordinación jerárquica de las
conflictos de intereses
leyes, se precisa un control constitucional de las mismas
La política se hace más sobria y técnica La brillantez, las grandes
2 La separación de poderes Significa que cada una de las tres
invocaciones a la esencia «metafísica» de la nación y a la grandeza
funciones en que se divide la labor del Estado, corresponden a tres
espiritual de ésta, dejan de constituir el contenido político para ser
poderes independientes entre sí el poder legislativo, el ejecutivo y el
sustituidos por un trabajo positivo que, comparado con las grandes
judicial La separación de poderes va más allá de una mera especia-
especulaciones intelectuales y las impresionantes síntesis ideológi
lización de funciones Significa que cada poder posee para sí un
co-históricas, resulta «secundario» y «aburrido» La política tiende a
ámbito de competencia irrenunciable y exclusivo, al mismo tiempo
convertirse en administración Por eso, se ha podido escribir que la
limitado Con tal separación se pretende evitar el «abuso de poder»,
nota característica, a mediados del siglo xix, de las democracias
es decir, la excesiva concentración de poderes en uno de los órganos
occidentales estabilizadas, es que se encuentran en una fase
del Estado Es cierto que en nuestros días, debido a la existencia del
«pos-política»
Estado moderno intervencionista, se produce una inevitable primacía
del poder ejecutivo, pero lo esencial es que no llegará a ser nunca
El Estado de Derecho
ilimitada o absoluta, por la existencia de los otros poderes
exigencia ética imprescincible
independientes
La configuración del Estado por el Derecho es una exigencia 3 Legalidad de la Administración Se concreta este principio en
ética imprescindible ¿Qué significa la expresión Estado de Derecho? la exigencia de que toda actuación del poder ejecutivo deberá estar
(108) sometida a la ley, lo cual conduce a dos consecuencias fundamen-
tales el principio de control y de la responsabilidad de la adminis-
La expresión «Estado de Derecho» fue utilizada por primera vez
tración Con tales principios se consigue de una parte garantizar la
por Robbery Von Mohl en el año 1833 Con tal expresión, el autor
seguridad jurídica de los particulares, por otra, evitar la arbitrariedad
alemán y los científicos que la adoptaron posteriormente, querían
de la actuación administrativa
definir un tipo concreto de Estado, resultado de su sumisión al
Derecho, y que debía poseer una serie de notas o elementos 4 El reconocimiento de los derechos y libertades fundamenta-
fundamentales, sin cuyo concurso no se da auténticamente un les con su adecuada protección y garantía jurídico-formal y realiza-
Estado de Derecho ción material Quiere esto decir que no sólo se han de proclamar
«solemnemente» los derechos fundamentales, sino que su ejercicio
Estas notas o exigencias fundamentales expuestas muy esquemá-
ha de estar regulado convenientemente así como eficazmente prote-
ticamente son
gido La protección de los derechos exigirá en unas ocasiones un
1 El imperio de la ley, considerando a ésta como expresión de «no hacer» por parte del poder ejecutivo y en otras la creación de las
la voluntad general Las exigencias en que se concreta este principio condiciones necesarias para que su uso y disfrute alcancen a la
son totalidad de los ciudadanos
a) La ley ha de ser elaborada por un órgano popular represen-
Planteado así, creemos que el concepto de Estado de Derecho es
tativo, libremente escogido por los ciudadanos
más un «desiderátum» que una realidad No hay, en efecto, ningún
(108) Recogemos a continuación el contenido de un editorial de Mun- Estado que posea plenamente todas y cada una de las notas
do Social 17 (1971) 6 Ver también E DÍAZ, Estado de Derecho y descritas aquí esquemáticamente Pero la calificación de un Estado
Sociedad democrática, edic 6 a (Madrid, 1975) concreto y determinado como «Estado de Derecho» será tanto más
554 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL POLÍTICA Y ETICA C R I S T I A N A 555

correcta o incorrecta en tanto se acerque o se aleje de los elementos presupuestos de la perspectiva crítico-utópica del cristianismo Se-
que lo determinan ñalamos, a título de ejemplo, dos puntos básicos de entre los
muchos que precisarían una reonentación temática
Las tareas del Estado
Poder y ética (Kratos y ethos)
La ética cristiana ha estudiado detenidamente las tareas que
incumben al Estado Remitiendo a los Manuales de Moral para un El problema decisivo de la moral política es el de la justificación
desarrollo pormenorizado del tema (109), recordamos dos aspectos ética del poder. «Si concedemos que la esencia de lo político es
— El hecho de la creciente intervención del Estado «A conse- el poder, la problematicidad de la relación entre la política y la ética
cuencia de la complejidad de nuestra época, los poderes públicos se se convierte en esta otra la problematicidad de la relación entre
ven obligados a intervenir con más frecuencia en materia social, kratos y ethos» (112).
económica y cultural, para crear condiciones más favorables, que Es conocido el punto de vista, aún no superado, de M Weber en
ayuden a los ciudadanos y a los grupos en la búsqueda libre del bien el análisis de la legitimación sociológica del poder (el cansma, la ley,
completo del hombre» (110) la tradición) También es conocida la perspectiva marxista que no
— Regla para medir la justa intervención del Estado el principio encuentra otra legitimación que la proveniente de la forma determi-
de subsidiandad (111) nada de producción económica La ética ha tratado de legitimar el
ejercicio del poder por la consecución del bien común, pero con
respecto al origen del poder la ética, después de haberse liberado
c) Contenido de ia ética política en «perspectiva crítica» de explicaciones míticas y sacralizantes, todavía no ha encontrado
una palabra definitiva
La incidencia de la ética cristiana en la realidad política puede
La pregunta decisiva de la ética política sigue sin contestación
acaecer de varios modos Hemos señalado, en el apartado anterior,
la existencia y el sentido del poder. «Conocemos la antigua
la forma de abordar los problemas morales de la política cuando el
pregunta de los filósofos '¿por qué hay Ser, por qué hay Ser en vez
ethos cristiano se sitúa en «perspectiva tntegradora» Esta perspecti-
de nada?' Tal es, acaso, el nuevo problema, habría que tomar la
va corresponde a la función posibilista de la ética «moralizar» la
decisión de convertirlo, si bien no en nuestro vértigo, por lo menos
realidad teniendo en cuenta las posibilidades históricas del dato
en nuestra obligación '¿Por qué existe el Poder, por qué el Poder en
concreto
vez de otra cosa7'» (113)
Pero el ethos cristiano tiene, además y sobre todo, una funcio
La ética necesita hacer un análisis preciso sobre el contenido real
nalidad utópica, a la que va dialécticamente unida la funcionalidad
del poder El poder político, ¿es fuerza, es dominio, es autoridad?,
crítica. Utopía y crítica son dos funciones esenciales de todo ethos,
¿es todo a la vez 7 (114) Si el poder surge (está surgiendo continua-
y de modo particular del ethos cristiano Cuando se pone en juego
mente) de la desigualdad, ¿puede conducir a la justicia 7 Sin caer
la fuerza utópica de la ética podemos hablar de «perspectiva crítica»
en fáciles soluciones anarquistas, es preciso, sin embargo, destacar
en el enfoque de los problemas morales
el carácter ambiguo del poder (115) y tratar de verificar o contradecir
El contenido de la ética política debiera ser replanteado desde los la tan conocida afirmación de Lord Acton «el poder corrompe, el
poder absoluto corrompe absolutamente»
(109) MESSNER o c , 949 998 HAERING O C , III 145-148 Coceo La ética cristiana no puede aceptar el poder político como un
I c , 333 41 Ver una exposición sintética en Octogésima adveniens, nn
dato, como un punto de partida Tiene que criticarlo en su misma
46 47
(110) Gaudium et Spes, n 75 (112) ARANGUREN, o . c , 188
(111) Cfr J L GUTIÉRREZ Subsidiandad Conceptos fundamentales (113) B HENRI-LEVY, La barbarie con rostro humano (Caracas,
en la Doctrina Social de la Iglesia IV (Madrid 1971) 299-309 Cfr B V 1978), 13
MANNO Subsidiandad y pluralismo Perspectiva filosófico-social (114) Cfr MATTAI, O.C ,117, nota 12, 132 ss
Concilium n 138 B (1978) 479-494 (115) R GUARDINI, El poder, edic 2 a (Madrid, 1978)
556 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 557
raíz significativa Crítica d e la q u e no saldrá aureolado, sino d e s m i - válida a la «democracia liberal» Por otra parte, el «Estado de justicia
t i f i c a d o y descubierto en sus malévolas y recónditas i n t e n - social» ( 1 1 8 ) es la utopía ética para las nuevas f o r m a s d e l Estado
ciones ( 1 1 6 ) c o n t e m p o r á n e o pensadas preferentemente en clave de i g u a l d a d y
n o sólo de libertad ( 1 1 9 )
La democratización y la utopía de la igualdad

El estado d e m o c r á t i c o es, sin d u d a , una m a d u r a c i ó n d e l espíritu


V
h u m a n o Pero la d e m o c r a t i z a c i ó n de la existencia política ha sido
pensada y realizada preferentemente desde la utopía de la l i b e r t a d .
APÉNDICE
El «liberalismo» ha sido el a m b i e n t e de la democracia
La d e m o c r a t i z a c i ó n liberal se ha r e d u c i d o m u c h a s veces a una Dimensión universal de la convivencia socio-politica
realidad «formal», sin c o n t e n i d o c o n c r e t o De ahí q u e deba ser (Anotaciones sobre «moral internacional»)
o b j e t o de u n esfuerzo c o n s t a n t e de lucidez humana «La democracia,
c o m o f o r m a institucionalizada de moralización del Estado, n o es
nada fácil de hacer durar Requiere u n d i s p o s i t i v o t é c n i c o - j u r í d i c o S e g ú n d i j i m o s en el capítulo 3, la o p c i ó n temática q u e a d o p t a -
del q u e se o c u p ó M o n t e s q u i e u y q u e ha de mantenerse siempre a mos para organizar la ética social n o d e p e n d e del c u a d r o de los
diversos á m b i t o s d e la sociabilidad Por eso m i s m o hemos j u s t i f i c a d o
p u n t o Requiere el r e c o n o c i m i e n t o legal d e unas libertades ( d e
la o m i s i ó n de u n capítulo d e d i c a d o expresamente a la «moral
prensa y en general, de expresión, de a s o c i a c i ó n , etc ) Requiere la
internacional» Los temas d e la llamada «moral internacional» s o n
existencia de unas minorías q u e d e n c o n c i e n c i a , ilustración y n o c i ó n
tratados d e n t r o del esquema general a d o p t a d o para exponer la moral
política a las masas Requiere, en f i n , la v o l u n t a d moral d e la
social
democracia Esta v o l u n t a d se debilita y a ú n e x t i n g u e c o n f a c i l i d a d ,
p o r q u e al h o m b r e le cansa la pesada carga de la libertad política, y Sin e m b a r g o , queremos dejar constancia d e la importancia q u e
c o n frecuencia, hace entrega d e ella a u n jefe, a c a m b i o del o r d e n y tiene la d i m e n s i ó n u n i v e r s a l en la c o n v i v e n c i a social El á m b i t o
la seguridad, para poder dedicarse t r a n q u i l a m e n t e a sus diversiones más a m p l i o d e la c o n v i v e n c i a humana es el q u e ofrece la c o m u n i d a d
o a sus negocios, a la vida privada en suma» ( 1 1 7 ) universal Los problemas del h o m b r e están planteados, en última
A la vista de las tentaciones de la d e m o c r a t i z a c i ó n liberal d e la instancia, a escala internacional La «familia humana» es cada vez
existencia política, la ética presenta la utopía de la i g u a l d a d c o m o «más consciente e n t o d o lugar de su unidad» ( 1 2 0 )
el á m b i t o más a d e c u a d o para pensar y realizar la democracia J u z g a m o s necesario apoyar, desde la ética, la apertura de los
De este m o d o la «democracia social» puede ser la alternativa hombres a una c o n v i v e n c i a cada vez más universal Esta es la
f i n a l i d a d del presente A p é n d i c e , en el q u e ofrecemos u n c o n j u n t o
(116) «No tengo simpatía por los seres humanos que adolecen de la de pistas temáticas y bibliográficas para desarrollar el tema
pasión del Poder Pero muchísimo más temible que aquéllos me parece el
poder hipostasiado, sustantivado y desencarnado, el Poder con mayúscula,
que por todas partes nos acecha y que arrastra a las marionetas que se a) Realidades socio-jurídicas de la comunidad internacional
presentan como sus detentadores Sin embargo y por poco esperanzadora (Grado de «universalización» real de la conciencia humana)
que sea la partida, no debemos ceder al mito, en definitiva fascista, de la
irresistibilidad del Poder Debemos hacer cuanto esté a nuestro alcance por A T R U Y O L Y S E R R A , La sociedad internacional, edic 2 a (Madrid, 1977)
su dismitificación y, en cuanto intelectuales, el arma a nuestro alcance para
resistirle es el análisis, la crítica, la conciencia de que no es ningún myste-
num, sino aparato, aunque deshumanizado, meramente humano» (J L L (118) Ibíd.. 255-262
A R A N G U R E N , ¿Irresistibilidad del Poder?: EL PAIS, 18 de enero de 1977, (119) M GARCÍA PELAYO, Las transformaciones del E s t a d o c o n t e m -
P 9) poráneo (Madrid, 1977), E DIAZ, Estado de derecho y s o c i e d a d demo-
(117) J L L ARANGUREN, Etica y Política, edic 2 a (Madrid, 1968), crática, edic 3 a (Madrid, 1969)
161 (120) Gaudium et Spes, n 77
558 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL POLÍTICA Y ETICA CRISTIANA 559

b) La tradición cristiana y la conciencia universal de la humanidad c) Magisterio eclesiástico y convivencia universal

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« H u m a n u m g e n u s q u a n t u m v i s in varios p o p u l o s et regna
d i v i s u m , semper habet ahquam u n i t a t e m n o n s o l u m s p e c i f i -
cam, sed etiam quasi p o l i t i c a m et m o r a l e m , q u a m indicat La c o s m o v i s i ó n cristiana apoya de u n m o d o especial t o d o s los
naturale praeceptum mutuí amoris et misencordiae, q u o d ad esfuerzos por hacer efectiva la u n i d a d del género h u m a n o La
omnes extenditur, etiam extráñeos, et c u j u s c u m q u e ratio- «unidad de la naturaleza humana», el p r i n c i p i o de la «caridad
nis» ( 1 2 1 ) universal», la existencia de u n «derecho de gentes» y de u n «bien
c o m ú n internacional», la creencia en una «esperanza escatológica»
c o m ú n s o n otros tantos aspectos de la fe y de la teología cristianas
q u e e m p u j a n a los creyentes a la e d i f i c a c i ó n de una c o n v i v e n c i a
universal en la paz y en la justicia
(121) F SUÁREZ, De Legibus- Opera omnia, t V (París, 1856), 169
560 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL

Aunque «la vida internacional ha interesado muy poco a la


teología moral postridentina» (122), la moral actual se preocupa 8
—según indica la bibliografía anotada— por colmar esa laguna. La
ética cristiana postula la creación y la funcionalidad de esa «societas
gentium» o «desiderativa asociación entre las diversas naciones de conflictivídad, violencia y cambio sociales
la tierra» (123). ante la ética cristiana

En este último capítulo de la «Moral Social» se pretende someter


a discernimiento ético la «situación convulsa» de la sociedad. Los
capítulos anteriores ya han considerado los problemas ético-sociales
de la economía, de la cultura y de la política no en el cielo tranquilo
de la abstracción, sino en el terreno dramático de lo concreto. Sin
embargo, todavía no han sido analizadas directa y expresamente las
realidades agónicas de la sociedad. Este es el cometido del presente
capítulo.
Resulta muy difícil sistematizar dentro de un esquema unitario las
realidades y los temas de la sociedad en ebullición. Ante esa
dificultad se ha optado por organizar la temática del capítulo en
torno a tres ejes, diversos entre sí, aunque integrados en una unidad
significativa superior.
Los ejes temáticos son los tres siguientes, conflictivídad, vio-
lencia y cambio. Cada uno de ellos abarca un área importante de
la realidad social. La conjunción de los tres constituye la «situación
convulsa» de la sociedad.
Estos son, pues, los temas y apartados del presente capítulo:
I. Etica de la conflictivídad social.
II. Etica de la violencia social.
III. Etica del cambio social.

ETICA DE LA CONFLICTIVÍDAD SOCIAL

La sociedad humana no puede ser entendida si no es desde la


conflictivídad. El conflicto constituye el nudo hermenéutico de la
estructura social; también es la puerta de entrada de la moralización
(122) PH. DELHAYE, en el Prólogo a la obra de R. COSTE, Moral
internacional (Barcelona, 1967), 21. social.
(123) ARANGUREN, o . c , 117. Si bien todos los temas de la ética social podrían ser reducidos
36 Motal social
562 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 563

al ámbito de la conflictividad social, sin embargo, limitamos el — influye en los ámbitos de la política (4), de la economía
horizonte de este apartado a unos pocos aspectos de dicha conflic- (5), de la religión (6), etc
tividad Problemas de conflictividad jurídica, económica, cultural y Sin entrar en estas consideraciones del conflicto humano, aun-
política han sido tratados en los capítulos anteriores que dándolas por supuestas, fijamos la atención en su configuración
Después de exponer algunas a p r o x i m a c i o n e s globales de sociológica Y lo primero que se advierte es la importancia que tiene
c a r á c t e r s o c i o l ó g i c o al fenómeno de la conflictividad social, se la realidad y el tema del conflicto social
analizan a continuación dos grupos de conflictos sociales, la l u c h a Para Dahrendorf, «la teoría del conflicto social es una cuestión
de clases y la c o n f l i c t i v i d a d l a b o r a l , para terminar con unas fundamental del análisis sociológico de las sociedades, porque el
p e r s p e c t i v a s éticas generales sobre el conflicto social conflicto mismo es un punto candente de las estructuras socia-
Los dos aludidos núcleos concretos de conflictividad social, les» (7) Por lo que se refiere al análisis sociológico del conflicto se
aunque distintos entre sí, tienen una relación bastante estrecha La constata, por una parte, una gran abundancia de estudios (recordar
l u c h a d e clases abarca un significado más amplio que el circuns- los nombres de Simmel-Coser, Parsons, Mayo, Merton, Dahrendorf,
crito por el mundo laboral, sin embargo, es en el terreno laboral Murillo, etc ) y, por otra, la diversa interpretación del conflicto social
donde adquiere verificación más efectiva Por otra parte, la c o n f l i c - desde la opción de perspectiva global que se adopte (marxismo,
t i v i d a d l a b o r a l , tal como aquí la entendemos, se abre a otros evolucionismo social, funcionalismo, teoría del cambio social, etcé-
campos de la vida social, sobre todo a través del «sindicalismo», que tera) (8)
será estudiado dentro de este contexto
Sin pretender dirimir la cuestión sobre las divergencias interpre-
tativas del conflicto social, preferimos, no obstante, situarnos en la
1 EL CONFLICTO SOCIAL APROXIMACIONES SOCIOLÓGICAS onda de Dahrendorf, a quien se debe «la principal contribución al
J BERNARD, Sociología del conflicto (México, 1958) L COSER, Las problema» (9), para desde ella exponer algunas aproximaciones a la
funciones del conflicto social (México, 1901), Nuevos aportes a la sociología del conflicto
teoría del conflicto social (Buenos Aires 1970) R DAHRENDORF,
Sociedad y libertad, ed 2 a (Madrid, 1971), 108 123 («Las fun-
ciones de los conflictos sociales»), 180-210 («Elementos para una a) Noción de conflicto social
teoría del conflicto social») E B MCNEIL, La naturaleza del Se puede partir de esta constatación «un conflicto existe cuando
conflicto humano (México, 1975) M NICHOLSON Análisis del dos personas desean llevar a cabo acciones que son mutuamente
conflicto (Madrid, 1974) incompatibles» (10) Para que exista el conflicto no se precisa la
El conflicto es una constante en la realidad humana, tanto violencia, los conflictos pueden presentarse de un modo latente o
individual como colectiva Aunque aquí nos interesa directamente (4) J D SINGER, La ciencia política del conflicto humano- o c,
captar su configuración sociológica no podemos dejar de anotar la 184-202
amplitud de significados que comporta El conflicto humano (5) K E BOULDING La economía del conflicto humano o c,
223-247
— se apoya sobre la estructura psicológica de la persona (1), (6) J RIEZU, El conflicto social y las tensiones en la Iglesia:
— tiene siempre una dimensión mterrelacional (2), Communio 3 (1970), 55-85, J SOBRINO, La conflictividad dentro de la
— es condicionado por la cultura y a su vez la condiciona (3), Iglesia: Chnstus 41 (1976), 18-30
(7) R DAHRENDORF, Sociedad y libertad, edic 2 a (Madrid, 1971), 205
(1) L BEIRNAERT, Fuentes psicológicas de los conflictos sociales. (8) Para el conocimiento del estado de la cuestión ver J BERNARD,
Revista de Fomento Social 26 (1971), 351-357, R STAGNER, La psicolo- Sociología del conflicto (México, 1958), F MURILLO, Estudios de
gía del conflicto humano E B MCNEIL, La naturaleza del conflicto Sociología Política, edic 3 a (Madrid. 1972), 96-120, R C ANGELL, La
humano (México, 1975) 69 91 sociología del conflicto humano: E B MCNEIL, La naturaleza del
(2) S WITHEY-D KATZ, La psicología social del conflicto humano- conflicto humano (México, 1975), 126-156, L COSER, Nuevos aportes
E B MCNEIL, La naturaleza del conflicto humano (México, 1975), 92-125 a la teoría del conflicto social (Buenos Aires, 1970)
(3) M MEAD-R MERTRAUX La antropología del conflicto humano- (9) MURILLO O.C , 98
o c , 157-183 (10) M NICHOLSON, Análisis del conflicto (Madrid, 1974) 15
564 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL CONFLICTIVIDAD VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 565

manifiesto, pacífico o violento, suave o intenso El rasgo específico parte de los sujetos Cuando se dan verdaderos conflictos ideológi-
del conflicto es una relación de oposición. Según Dahrendorf, por cos, éstos no tienen más salida que el imperio absoluto de una de
conflictos «se comprenden todas las relaciones contrarias, originadas las dos concepciones del mundo
estructuralmente, de normas y expectativas, instituciones y grupos» — Conflictos por escasez relativa de bienes o valores: es
(11) la forma más general de los conflictos La conflictividad puede
En otro lugar describe así Dahrendorf la realidad del conflicto «El suceder a) por incompatibilidad una misma persona o un mismo
concepto de conflicto ha de designar, en primer lugar, cualquier grupo no puede tener al mismo tiempo dos bienes o dos valores que
relación de elementos que puedan caracterizarse por una oposición se excluyen entre sí, b) por escasez la posesión de un bien por una
de tipo objetivo ("latente") o subjetivo ("manifiesto") Si, pues, dos persona o un grupo excluye la posibilidad de que sea poseído
solicitantes se esfuerzan en obtener un puesto habrá conflicto, lo simultáneamente por otro grupo o persona Este tipo de conflictos
mismo que en el caso de dos partidos políticos en lucha por el poder, se apoya sobre una doble realidad que los bienes o valores son
dos socios en la distribución de las ganancias obtenidas, dos bandas escasos y que están desigualmente repartidos
criminales que se disputan un determinado sector, dos naciones que — Conflictos raciales o biológicos: cuando las partes empe
se enfrentan en el campo de batalla, dos personas que no pueden nadas en ellos tienden a mantener lo que creen ser la pureza
soportarse mutuamente, y cosas parecidas La oposición entre los biológica y la separación de castas, el tipo puro tiende a lograr la
elementos concurrentes (que con frecuencia, aunque no siempre, segregación total
puede describirse como la aspiración común a 'valores' escasos)
puede ser consciente o meramente deducida, querida o impuesta por • Dahrendorf (14) utiliza dos criterios para hacer la clasificación
las circunstancias, tampoco el grado de consciencia es importante de los conflictos sociales el volumen de la unidad social y la
para designar determinadas relaciones como constitutivas de con- categoría de los grupos
flictos Pero todo conflicto puede reducirse a una relación entre dos 1 ° Por el volumen de la unidad social aparecen los siguien-
o sólo dos elementos» (12) tes tipos de conflictos
El conflicto humano es social cuando se configura mediante — conflictos entre roles sociales individuales (por ejemplo,
estructuras sociales El conflicto entre dos individuos que se basa entre el rol familiar y el profesional),
únicamente en que no se soportan mutuamente no es conflicto — conflictos dentro de grupos sociales dados (por ejemplo,
social Para que exista el conflicto social se requiere que trascienda discusión acerca de la democracia interna de los sindicatos),
el plano individual y que proceda de la estructura de unidades sociales — conflictos entre agrupaciones sociales organizadas (grupos
de intereses) o no organizadas (cuasi grupos), dentro de
b) Tipología de los conflictos sociales sectores regionales o institucionales en las sociedades (por
Los conflictos sociales pueden ser agrupados según diferentes ejemplo, entre los laicos y dignatarios de una Iglesia),
criterios Recogemos dos clasificaciones, las de Munllo y de — conflictos entre agrupaciones organizadas o sin organizar
Dahrendorf que afectan a toda una sociedad, en el sentido de unidad
estatal territorial (por ejemplo, la discusión política entre
• Munllo (13) distingue tres tipos de conflictos
dos partidos),
— Conflictos ideológicos: derivados de la oposición de dos
— conflictos dentro de unidades mayores que las naciones o
sistemas de valores o dos concepciones del mundo, que suponen
dentro de federaciones que pueden abarcar a todo el
entre sí una contradicción lógica o ética Para que se den los
mundo (por ejemplo, dentro del Consejo de Europa o de
conflictos ideológicos no basta que exista oposición objetiva entre las Naciones Unidas)
los dos sistemas de valores, se requiere una adhesión intensa por
2 ° Por la categoría de los grupos, los conflictos adquieren
(11) DAHRENDORF O . C , 1 1 9
(12) Ibid , 184 las siguientes modalidades
(13) MURILLO o c , 103 106 (14) DAHRENDORF, o . c , 185-188
566 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL C O N F L I C T I V I D A D , VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 567
— conflictos entre dos partes de la misma categoría (por c) ¿Tienen función positiva los conflictos sociales?
ejemplo, diferencias entre flamencos y valones en Bélgica);
— conflictos entre contendientes superiores e inferiores (por A esta pregunta existen dos respuestas: la de aquellos que niegan
ejemplo, entre empresarios y sindicatos); funcionalidad sociológica al conflicto social y la de aquellos que los
— conflictos entre el total de la respectiva unidad y una parte consideran como un agente de cambio social. La primera postura la
de la misma (por ejemplo, las tensiones entre los tiroleses mantienen los partidarios de la «teoría funcionalista» (norteamerica-
meridionales y el estado italiano). na, sobre todo); la segunda ha sido formulada y definida principal-
mente por Dahrendorf.
Combinando las características de ambos criterios de clasifica-
ción se obtienen quince tipos más o menos diversos de conflictos Dentro de la escuela funcionalista existen diversos matices a la
sociales, que van desde la resistencia del soldado a su obligación de hora de valorar sociológicamente el conflicto:
obediencia hasta las luchas religiosas y las guerras entre naciones.
En el siguiente cuadro se pueden apreciar gráficamente los diversos — para Mayo el conflicto social es algo «anormal», una
tipos de conflicto (15): desviación patológica de algunos elementos de la estruc-
tura social;
\ R a n g o de los
x. partici- — para Merton el conflicto social es un elemento posible y
\j>antes SUPERIORES aún inevitable de la estructura social, pero es algo
Unidad N. IGUALES FRENTE A FRENTE T O D O FRENTE «disfuncional»;
social \ IGUALES A INFERIORES A PARTE
— para Coser los conflictos pueden ser funcionales, pero sólo
Enfermos frente Familia de origen Personalidad social en cuanto que los grupos poco estructurados y las socie-
A a Seguros frente a propia familia frente a rol familiar dades abiertas «al permitir los conflictos, crean salvaguar-
Roles (En el rol de médico) (como roles) Rol de soldado fren-
Rol familiar frente a Rol profesional frente te a obligación de obe-
das contra el tipo de conflicto que dañaría al consensus
rol profesional a rol asociativo diencia básico y, por tanto, disminuyen el peligro de divergencias
que afectasen a los valores clave».
Sección fútbol frente Dirección frente a Empleados antiguos
B sección atletismo Miembros frente a nuevos
Grupos ligero (en la asociación) (en la empresa)
A pesar de estos diversos matices (el conflicto como carente de
(en el club deportivo) función, el conflicto como disfunción, y el conflicto como signo de
•Chicos frente a chicas Padres frente a hijos Familia frente a algo común entre las partes), la teoría funcionalista mantiene una
(en la clase escolar) (en la familia) «hijo perdido» interpretación negativa del conflicto social. Contra ella polemiza
Empresa A Uniones de empre- Iglesia Católica frente
Dahrendorf (16) exponiendo a continuación su propia interpretación.
C frente a Empresa B sarios frente a a «Católicos Viejos» Saliéndose de la órbita intelectual del funcionalismo, Dahrendorf
Sectores Sindicatos
encuadra la teoría sociológica del conflicto en el marco de referencia
Aviación frente a Monopolista frente Baviera frente a
Ejército a no monopolista Emigrados
de la teoría del cambio social. «La relación entre conflicto y cambio
es clara... La finalidad y la efectividad de los conflictos sociales
D Protestantes Partido del Gobierno Estado frente a ban- consiste en mantener despierto el cambio histórico y fomentar el
Sociedades frente a Católicos frente a oposición das criminales desarrollo de la sociedad» (17). La sociedad produce continuamente
Flamencos Libres frente a Estado frente a mino-
frente a Valones esclavos ría étnica
en su seno factores que empujan a la transformación; uno de esos
factores es el conflicto. De ahí que el conflicto social no deba
E Oeste frente a Este Untón Soviética ONU frente a Congo interpretarse únicamente en relación con la situación presente de los
Asociaciones frente a Hungría OEEC frente a sistemas sociales, sino también y sobre todo en referencia al cambio
supreaestatales India Alemania frente Francia
frente a Pakistán a Polonia
(16) Ibíd., 110-118.
(15) Ibíd., 185. (17) Ibíd., 120.
568 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 569

de la estructura social «Mi tesis es que la misión constante, el e) Salidas sociológicas al conflicto
sentido y efecto de los conflictos sociales se concretan en mantener
y fomentar la evolución de las sociedades en sus partes y en su La vigencia del conflicto social depende «positivamente, de la
conjunto» (18) extensión e intensidad con que la gente viva los valores en pugna o
Esta interpretación sociológica del conflicto está más en conso con que desee los bienes escasos, y, negativamente, de la ausencia
nancia con la visión ética de lo social Por otra parte, esta explica- de satisfacciones alternativas u otros resortes amortiguadores» (22)
ción, al ser «una pieza esencial de toda la concepción sociológica» La salida de la situación conflictiva puede acontecer mediante la
(19), apoya una visión dinámica de la sociedad (20), visión que está agudización del conflicto, deteriorando al máximo el enfrentamiento
a la base de los planteamientos de la ética social cristiana de las partes y provocando eventualmente la eliminación de una de
ellas En las sociedades actuales la solución del conflicto suele
acaecer mediante la propiciación de diversos factores de equilibrio
d) Génesis de los conflictos sociales Los factores de equilibrio más comunes y de mayor importancia
estructural son de doble índole
Ante la presencia y permanencia de la conflictividad en todas las
sociedades, los sociólogos se preguntan «¿qué causas sistemáticas, — la existencia de valores o bienes alternativos que compen-
es decir, estructurales, tiene el hecho constante de los conflictos sen la privación que supone la situación de conflicto,
sociales?, ¿cuál es, por ello, el lugar del conflicto en la sociedad — la existencia de un instrumento de regulación del conflicto
humana y en su historia7» (21) Entre las formas de regulación del conflicto destacan las
La respuesta a estas preguntas está en estrecha relación con la tres siguientes a) la conciliación, b) la mediación, c) el
interpretación de la funcionalidad positiva o negativa del conflicto arbitraje (23)
social Esquematizando al máximo las posturas, a la pregunta sobre
la génesis del conflicto social se han dado las respuestas siguientes La ética del conflicto social se apoya sobre los análisis socioló-
gicos del mismo Después de estudiar analíticamente dos grupos de
— el conflicto social nace de causas individual patológicas conflictos (lucha de clases y conflictos laborales) expondremos un
los conflictos sociales son proyecciones de trastornos pa- conjunto de perspectivas éticas sobre la realidad general del conflic-
tológicos de las personas que «originan» tales conflictos to social
(Mayo),
— el conflicto social es una «disfunción» que tiene su origen
en el funcionamiento negativo de las estructuras, de grupos 2 LUCHA DE CLASES
de referencia o de instituciones (Merton),
El tema de la «lucha de clases» difícilmente puede ser aislado para
— el conflicto social es engendrado por la base económica, la
constituir un objeto de tratamiento autónomo En el concepto de
injusta desigualdad en el sistema de producción engendra
«clase social» y en la realidad de la «lucha de clases» operan muchos
una situación de conflicto permanente (actual o potencial)
intereses, tanto del orden teorético como del orden práctico
mientras subsista aquélla (marxismo),
En la discusión de este tema resuena la opción sobre el proyecto
— el conflicto social es un factor de cambio dentro de la
global de la realidad social ¿sociedad clasista, sociedad interclasista
estructura social y brota de la desigualdad en el reparto y
o sociedad sin clases7 Pregunta ésta que depende de la cosmovi-
en el ejercicio del poder dentro de dicha estructura social
sión y de la actitud ética que los individuos y los grupos adopten
(Dahrendorf)
en relación con la historia humana Enmarcada en este amplio
(18) Ibid., 118
(19) MURILLO, o . c , 195
(20) DAHRENDORF, O C . 121-123 188 191 (22) MURILLO, o . c , 106 (cfr pp 106-115)
(21) Ibíd., 113 (23) Ver el desarollo de los puntos insinuados en MURILLO, o . c 115-118
570 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 571

horizonte, la cuestión sobre la lucha de clase se identifica c o n el Sin entrar e n el análisis detallado del c o n c e p t o d e clase social y
p r o y e c t o g l o b a l de la ética social, o b j e t o a d e c u a d o de este t o m o ( 2 4 ) sin necesidad d e terciar en la discusión sobre su c o n f i g u r a c i ó n
genética y estructural ( 2 9 ) , hay u n dato s o c i o l ó g i c o q u e se i m p o n e
El tema de la lucha de clases se conecta, de u n m o d o más directo, de forma inmediata la lucha de clases c o m o hecho y c o m o m é t o d o
c o n aspectos concretos de la vida social Sobresale el problema de
Desde una ó p t i c a marxista, el d a t o s o c i o l ó g i c o puede ser descrito
la « o p c i ó n d e clase», el cual se abre a una d o b l e vertiente a)
del siguiente m o d o «La lucha d e clases es al m i s m o t i e m p o un
epistemológica reformulación marxista del c o n c e p t o de «ciencia»
hecho y u n m é t o d o Es u n h e c h o es decir, la d i v i s i ó n de la sociedad
desde la perspectiva d e o p c i ó n de clase ( 2 5 ) , b) práxica o p c i ó n de
en clases irreductiblemente antagonistas entre ellas, en sus intereses
lucha por los intereses de la clase trabajadora ( 2 6 ) La labor
e c o n ó m i c o s , políticos, sociales y, por t a n t o , en su cultura M á s
intelectual, y más concretamente la labor t e o l ó g i c a , t a m b i é n puede
concretamente, la división d e la sociedad entre opresores y o p r i m i -
ser analizada desde los presupuestos t e ó n c o - p r á c t i c o s de la lucha de
dos, entre los q u e deciden y los q u e ejecutan Este hecho es además
clases ( 2 7 ) La vida y la f u n c i ó n de la Iglesia, t a n t o a nivel
considerado c o m o una ley histórica es decir, q u e puestas ciertas
intraeclesial c o m o en su relación c o n la s o c i e d a d , t a m p o c o escapan
c o n d i c i o n e s , por ejemplo, el régimen de propiedad privada de los
al análisis de la lucha d e clases ( 2 8 )
grandes bienes de p r o d u c c i ó n , la lucha se vuelve necesaria Es una
A q u í c o n c r e t a m o s la a t e n c i ó n a la valoración ética d e la lucha de ley histórica t a m b i é n en el s e n t i d o de q u e la lucha de clases
clases t o m a d a en su realidad a u t ó n o m a y directa Para realizar esa c o n d i c i o n a necesariamente otros aspectos de la vida social, y, por
valoración a n t e p o n e m o s una consideración sobre el dato s o c i o l ó g i c o t a n t o , es u n factor f u n d a m e n t a l d e la e v o l u c i ó n histórica
La lucha d e clases es además u n m é t o d o q u e se i m p o n e a las
a) Dato sociológico: la lucha de clases como hecho y como método clases oprimidas para liberarse, en el sentido d e q u e la transforma-
c i ó n d e la sociedad pasa por una iniciativa solidaria, sistemática, d e
R A R O N , la lucha de clases, ed 2 a (Barcelona, 1971) R luchas d e las clases oprimidas contra las clases d o m i n a n t e s Por
DAHRENDORF, Las clases sociales y su conflicto en la sociedad t a n t o , la lucha d e clases expresa el estado de alienación y el m é t o d o
industrial, edic 3 a (Madrid, 1974) G GURTVITCH, Teoría de las para solucionarlo una situación impuesta y una iniciativa tomada»
clases sociales (Madrid, 1971) S OSSOWSKI, Estructura de clases (30)
y conciencia social (Barcelona, 1969) C PARÍS, La lucha de clases
(Madrid, 1977) E P I N , Las clases sociales (Madrid, 1965) N
POULANTZAS, Las clases sociales en el capitalismo actual (Madrid,
1977) J A SCHUMPETER, Imperialismo Clases sociales (Madrid, b) Postura cristiana ante la lucha de clases
1965)
R ALBERDI, Opción de clase y acceso a la verdad Iglesia Viva n ° 60
(24) Ver las anotaciones generales de L Rossi, Huelga: Diccionario (1975), 535-557, Ciencia y fe cristiana en la lucha de clases
enciclopédico de Teología moral (Madrid, 1974), 468-470 Corintios XIII n ° 5 (1978), 79-100 A ANCEL, /nrerpretac/ón
(25) Ver las posturas enfrentadas de M A QUINTANILLA, Sobre el valor cristiana de la lucha de clases (Madrid, 1977) R COSTE Les
científico del principio marxista en la lucha de clases: Corintios XIII n chrétiens et la lutte des classes (París, 1975) J N GARCIA-NIETO,
5 (1978), 5 3 - 7 1 , R ALBERDI, Ciencia y fe cristiana en la lucha de Fe cristiana y lucha de clases A FIERRO-R MATE, Cristianos por el
clases: Corintios XIII n 5 (1978), 79-99 (cfr de este último autor Sobre el
carácter científico del marxismo: Iglesia Viva n 37 (1972), 39-54,
Opción de clase y acceso a la verdad: Iglesia Viva n 60 (1975), 535-557)
(29) Remitimos a los siguientes estudios G GURTVITCH, Teoría de las
(26) Cfr J DE LA TORRE, Nuevos supuestos metodológicos de la clases sociales (Madrid, 1971), E P I N , Las clases sociales (Madrid,
teología política: Studia Moralia 12 (1974), 210-218 1965), S OSSOWSKI, Estructura de clases y conciencia social (Barce-
(27) J GUICHARD, Iglesia, lucha de clases y estrategias políticas lona, 1969), R DAHRENDORF, Las clases sociales y su conflicto en la
(Salamanca, 1973), 54-61 Sobre la posición de clase de los teóricos de la sociedad industrial, edic 3 a (Madrid, 1974), N POULANTZAS, Las clases
doctrina social católica, cfr K FUESSEL, Aspectos teóricos de la «lucha sociales en el capitalismo actual (Madrid, 1977)
de clases»: Concilium n 125 (1977), 226-228
(30) J GIRARDI, Amor cristiano y lucha de clases (Salamanca,
(28) GUICHARD, O . C , 62-72, J REY, Los cristianos en la lucha de
clases (Madrid, 1977) 1971), 83-84
572 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 573

socialismo (Estella, 1975), 83-109 G GIRARDI Cristianismo y c i ó n y el i n s t r u m e n t o de t r a n s f o r m a c i ó n más i m p o r t a n t e de la


lucha de clases Selecciones de Teología 9 (1970), 194-202, Amor historia» ( 3 3 )
cristiano y lucha de clases (Salamanca, 1971), Fe cristiana y
Dada la i m p o r t a n c i a objetiva d e l tema, n o ha de extrañarnos q u e
materialismo histórico (Salamanca, 1978), 105-129 J GUICHARD,
existan entre los cristianos diversas y contradictorias posturas ante
Iglesia, lucha de clases y estrategias políticas (Salamanca, 1973)
la lucha de clases ( 3 4 ) El abanico d e posturas se abre desde el
El panorama cristiano en relación c o n la lucha de clases n o es rechazo t o t a l , a veces j u s t i f i c a d o c o n una pretendida criticidad ( 3 5 ) ,
hasta la a c e p t a c i ó n plena ( 3 6 ) pasando por fases intermedias de
u n i f o r m e ni t r a n q u i l o A l tratar de hacer u n balance de las posturas
rechazo « c o n d i c i o n a d o » ( 3 7 ) , de aceptación «condicional» ( 3 8 ) o
cristianas ante la lucha de clases se i m p o n e n i n m e d i a t a m e n t e u n
de interpretación en «clave religiosa» ( 3 9 )
c o n j u n t o d e constataciones
Por nuestra parte creemos q u e la ética cristiana tiene en la
— Es u n tema q u e preocupa vivencialmente a la c o n c i e n c i a actualidad u n d o b l e c o m e t i d o en relación c o n la lucha de clases Por
cristiana, pero sobre él no existe una elaboración teórica suficiente una parte, le corresponde someter a revisión crítica la postura vigente
«Se han elaborado teologías de la guerra, se han d i s t i n g u i d o la en la doctrina social católica, por otra, le c o m p e t e hacer un discer-
guerra 'justa' de la guerra 'injusta', pero n o se ha c o n s t r u i d o n i m i e n t o sobre la coherencia cristiana d e n t r o de la lucha de clases
prácticamente n i n g u n a teología de la guerra entre las clases, se
reconoce cada vez c o n mayor claridad q u e 'existe esa guerra', se 1) Revisión crítica de la doctrina vigente
empieza a admitir q u e los cristianos participan de ella, pero en
definitiva las luchas de clases o c u p a n todavía en la investigación La doctrina social d e la Iglesia, a u n q u e c o n matices diversos
teológica u n o de los lugares más inciertos» ( 3 1 )

— Es u n tema q u e se sitúa, c o n todas las c o n n o t a c i o n e s q u e ello (33) G GIRARDI, Fe c r i s t i a n a y m a t e r i a l i s m o h i s t ó r i c o (Salamanca,


s u p o n e , sobre el t e l ó n de f o n d o d e la relación entre cristianismo y 1978), 108
marxismo «En la c o n f r o n t a c i ó n m a r x i s m o - c r i s t i a n i s m o , la lucha de (34) Puede verse una recensión de posturas en J N GARCIA-NIETO, Fe
c r i s t i a n a y lucha de clases: A FIERRO-R MATE, C r i s t i a n o s p o r el
clases, eje d e l materialismo histórico, ha j u g a d o u n papel de d e t o -
s o c i a l i s m o (Estella, 1975), 83-109, Concilium n 125 (1977), 203-228
nador Parece c o m o si se hubiera i n t r o d u c i d o entre ambas c o n c e p - (artículo de M GARCIA, R WEILER y K FUESSEL)
ciones u n elemento d e i n c o m p a t i b i l i d a d , más esencial a ú n q u e lo (35) R WEILER, D o c t r i n a s o c i a l c a t ó l i c a y lucha de clases: Conci-
han sido el ateísmo o la dictadura del proletariado C o m o d o s líneas l i u m n 125 (1977), 210-219 (sobretodo, pp 218-219) «La ideología de la
paralelas q u e nunca se e n c u e n t r a n , u n o y otro hablan de lucha de lucha de clases no es una verdadera fuerza motriz para el progreso social
clases c o m o clave del sistema o c o m o c o n d e n a c i ó n del m i s m o Para Si se tiene en cuenta el dictamen de la razón y las realidades, todos los
Marx, la historia de la sociedad humana hasta nuestros días es la indicios están en contra del espíritu y la letra de la prognosis del análisis de
historia de la lucha de clases («El manifiesto c o m u n i s t a » [ M a d r i d , la sociedad y el esquema de clases de Marx La doctrina social católica
debería cuidarse de aparecer —por juego de palabras o por un falso
1 9 7 5 ] 7 2 ) , para J u a n X X I I I , cuya abertura ideológica t o d o s r e c o n o -
romanticismo—junto con el paleomarxismo como refugio de teorías anticua-
cen, la lucha d e clases q u e el marxismo predica es totalmente das y en contra de la praxis» (pp 218-219)
contraria a la naturaleza humana y a la concepción cristiana de la (36) G U I C H A R D , O . C , 43-74 G I R A R D I , o o . c c .
vida («Mater et Magistra», n.° 2 3 ) » ( 3 2 ) . (37) R COSTE, Les c h r é t i e n s e t la l u t t e des classes (París, 1975)
(38) M GARCIA, Enseñanza social c r i s t i a n a y lucha d e clases en
— Es u n tema q u e , s e g ú n hemos a n o t a d o , c o n d i c i o n a t o d o el los países d e lenguas r o m á n i c a s : Concilium n 125 (1977), 203-209 «La
edificio del proyecto social N o se trata ú n i c a m e n t e de «reducir la posibilidad de aceptación cristiana de una lucha de clases no será nunca
historia a la lucha de clase, sino hacer d e ella la clave de interpreta- equivalente a una aceptación incondicional y no crítica de cualquier lucha
Las nuevas formulaciones tendrían que centrarse, más que en el rechazo, en
el esclarecimiento de las condiciones que esa lucha habría de tener para ser
(31) G U I C H A R D , o . c , 43 aceptable para un cristiano» (p 209)
(32) M BERMUDO, La lucha de clases en M a r x : Corintios XIII n 5 (39) A ANCEL, I n t e r p r e t a c i ó n c r i s t i a n a de la lucha de clases
(1978), 1 (Madrid, 1977)
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 575
574
según la evolución de los documentos, ha mantenido una postura proporcionan los Papas, desde León XIII a Pío XII, es ideológica y
negativa ante la explicación de la historia como lucha de falta de realismo» (43) «La iglesia no puede pretender la 'neutrali-
clases y ante el método de la lucha de clases como procedimiento dad', no puede pretender situarse por encima o al margen de las
para superar las injusticias sociales (40) Para la doctrina católica, la luchas de clases, se ve ella misma atravesada por esas luchas» (44)
lucha de clases es un hecho, pero no un hecho «explicativo» de la — La repulsa de la lucha de clases por defender la «unidad» de
historia, sino una consecuencia de los abusos de poder, por otra todos los hombres se apoya sobre la falacia ideológica del «univer-
parte, el método de la lucha de clases «nace» del odio y «conduce» salismo burgués» (45)
a la violencia, aspectos ambos contrarios al ideal cristiano, además, — Insistir en el «odio» y en la «violencia» como acompañantes
la lucha de clases (en cuanto explicación y en cuanto método) se necesarios de la lucha de clases para desacreditar cristianamente a
alimenta de los presupuestos marxistas, opuestos a la concepción ésta última supone, entre otras cosas, lo siguiente olvidar las
cristiana de la historia El ideal cristiano se asienta, según la doctrina violencias que padecen las clases oprimidas, confundir odio con
de la Iglesia, sobre las bases de la colaboración y del interclasismo lucha, dar prevalencia al orden antes que a la justicia
(41)
— El rechazo de la lucha de clases por razón del «amor cristiano»
En esta postura de la doctrina social católica ante la lucha de conlleva una concepción ingenua, espiritualista, intimista e ineficaz
clases se agazapan bastantes ambigüedades, que la ética actual de la Caridad (46) «Paradójicamente la lucha de clases no sólo no
tiene la obligación de poner al descubierto Estas son las principales contradice la universalidad del amor, sino que es una exigencia suya
— La doctrina social católica no ha tenido en cuenta el carácter El cristiano debe amar a todos, pero no a todos del mismo modo al
histórico-social de las clases sociales y de su lucha, se las oprimido se le ama defendiéndolo y liberándolo, al opresor acusán-
considera como algo «natural», confundiendo así clases sociales con dolo y combatiéndolo» (47) «Quien habla de amor y luego se
«funciones» sociales (42) preocupa sólo de mantener privilegios y conservar un desorden
— Admitido el carácter «natural» de las clases sociales, se con- estructural, no sólo no trabaja verdaderamente por la llegada del
sidera contrario al orden querido por Dios todo proceder que tiende reino del amor, sino que realiza la peor instrumentalización y nega-
a favorecer el enfrentamiento entre ellas, de este modo se realiza una ción de los valores más profundos del cristianismo» (48)
falsa sacralización, que opera como factor reaccionario
— La oposición y el miedo al marxismo introdujeron„un «prejui-
cio» inicial en el análisis y en la valoración de la lucha de clases 2) Coherencia cristiana dentro de la lucha de clases
— La proclamada «neutralidad» de la Iglesia en relación con la
A pesar de las objeciones, el rechazo, y el ocultamiento (49) a
lucha de clases y su defensa del «interclasismo» comportan una
que está sometida la lucha de clases en algunos ambientes católicos,
notable carga ideológica «La visión mterclasista de la sociedad que
creemos que el creyente puede, y en determinadas situaciones debe,
vivir el proyecto cristiano dentro de la lucha de clases
(40) Ver una exposición de la doctrina social de la Iglesia sobre este
punto en P BIGO, Doctrina social de la Iglesia (Barcelona, 1967), (43) OSES, a.c, 44
525-545 J L GUTIÉRREZ, Lucha de clases Conceptos fundamentales en (44) GUICHARD, o . c , 48 (leer las pp 44-48)
la Doctrina Social de la Iglesia II (Madrid, 1971), 515-522, J M OsÉs, (45) GUICHARD, O.C, 62-74, F BELO, Lectura materialista del evan-
Visión de la lucha de clases en la doctrina social de la Iglesia y de la gelio (Estella, 1975), 34 ss
caridad de la Iglesia en los marxistas Corintios XIII n 5(1978) 25-52 (46) G GIRARDI, Amor cristiano y lucha de clases (Salamanca,
(41) Rerum novarum, n 14, Quadragesimo anno, nn 81-114, 1971) 56-64, J REY, El mandamiento nuevo y la lucha de clases
Mater et Magistra, nn 23 97 Misión Abierta 70 (1977), 194-205
(42) «En los documentos pontificios de estos Papas (León XIII Pío XI) (47) GIRARDI, O . C , 57
hay una falta asombrosa de precisión sobre que entienden por clases (48) Rossi, l.c, 469
sociales, las confunden con funciones sociales» (OsÉs, a c , 30) Cfr en este (49) Sobre las formas de «encubrimiento de la lucha de clases», ver G
mismo sentido R BELDA, Marxismo, cristianismo y lucha de clases- GIRARDI, Fe cristiana y materialismo histórico (Salamanca, 1978),
Corintios XIII n 5 (1978), 104-109 123-129
576 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
CONFLICTIVIDAD VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 577

Una sociedad clasista no corresponde al ideal cristiano La La lucha de clases, asi entendida, no siempre es lícita para un
opresión de unas clases por otras contradice la visión cristiana de cristiano Existen medios morales y medios inmorales, incluso para
la historia combatir situaciones de injusticia
Los cristianos que se enrolan en la lucha de clases han de realizar El cristiano no acepta el uso indiscriminado de la violencia, la
su compromiso desde la coherencia de la fe Para ello precisan agudización sistemática y deliberada de los conflictos, la manipula-
someter a discernimiento ético la lucha de clases ción de las personas, el proselitismo apoyado en la calumnia o la
mentira, y otros medios que incluyen formas de opresión, distintas
Es Girardi quien destaca con claridad y con pasión la necesaria
de las que se quiere combatir, pero igualmente rechazables
instancia ética en la lucha de clases Para él, la lucha de clases «sólo
se hace revolucionaria cuando se ve atravesada por un poderoso — La lucha de clases puede significar, finalmente, la represión
impulso moral, por una pasión de justicia, de solidaridad, de amor ejercida por los beneficiarios de la estructura clasista de la sociedad,
Por el contrario, cuando se deja llevar por el resentimiento, por el contra los que se defienden legítimamente
espíritu de revancha, por el odio, no podrá ser nunca verdaderamen- Esa modalidad de lucha amparada, en ocasiones, por una legali-
te innovadora, sino que engendrará inevitablemente nuevas relacio- dad coactivamente impuesta, emanada de órganos legislativos aje-
nes estructurales de dominación, perdiendo asi su razón de ser nos a la voluntad ciudadana libremente expresada, o de un poder
fundamental, que consiste precisamente en suprimirlas todas» (50) ejecutivo incontrolado, constituye un abuso injustificable» (51)
¿Cómo «moralizar» la lucha de clases7 Nos parece adecuada la
siguiente valoración «La lucha de clases tiene cuatro aspectos
fundamentalmente distintos, que es necesario deslindar con 3 CONFLICTIVIDAD LABORAL
claridad para llevar a cabo una valoración adecuada
Dentro del amplio panorama de la conflictividad social destacan
— La lucha de clases es primordialmente la situación objetiva de
claramente los conflictos en el terreno laboral A ellos nos referire-
opresión y antagonismo que dimana de la existencia de las clases
mos en este apartado, haciendo en primer lugar algunas anotaciones
Esa situación es injusta y, por tanto, anticristiana La lucha de clases,
generales y concretando a continuación la atención en dos aspectos
en sentido estructural, ha de ser condenada sin reservas El amor
particulares los sindicatos y la huelga
fraterno nos obliga a eliminar las causas que atentan contra él Como
la estructura clasista de la sociedad impide la colaboración y armonía
entre las personas de unas y otras clases, las clases han de ser a) Anotaciones generales
suprimidas
— La lucha de clases es el esfuerzo de los grupos sociales P BIGO, Doctrina social de la Iglesia (Barcelona 1967), 546-571
F SELLIER Estrategia de la lucha social (Barcelona 1969)
oprimidos por una estructura clasista de la sociedad, para superar esa
situación y alcanzar su liberación sociopolítica Los conflictos laborales constituyen una realidad de gran magni-
Ese esfuerzo es legítimo y a él han de sumarse todos los tud en la vida social, tienen notables repercusiones en todos los
cristianos Nadie puede oponerse, en nombre de la fe, a la defensa ámbitos de la realidad social económica, política, familiar, etc Dada
legítima, frente a una situación de injusticia estructural su amplitud de significación, han de ser considerados desde diversas
La emancipación colectiva del pueblo, mediante la eliminación perspectivas (sociológica, jurídica, económica-política, etc ) Ciñén-
de posiciones de poder fundadas en privilegios individuales o donos al aspecto ético, hacemos las siguientes anotaciones generales
colectivos, es plenamente justa 1 Para la ética es de gran importancia el análisis genético de
— La lucha de clases es la aplicación de ciertas estrategias o los conflictos laborales las causas que los originan La conflictivi-
tácticas, para conseguir la supresión de la sociedad clasista dad laboral no se genera básicamente a nivel de voluntades, sus
causas son de orden estructural La estructura socio-económica en

(50) G GIRARDI, Fe cristiana y materialismo histórico (Salamanca


1978) 139 (51) BELDA, a.c, 110-112
37 Moral social
578 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 579
general y más c o n c r e t a m e n t e las estructuras j u r í d i c o - e c o n ó m i c a s del
por parte d e l cristianismo ( 5 4 ) , n o s limitamos a señalar las orienta-
trabajo y de la empresa s o n la matriz de la c o n f l i c t i v i d a d laboral El
ciones éticas más decisivas para el m o m e n t o actual
d i s c e r n i m i e n t o ético de la c o n f l i c t i v i d a d laboral n o puede olvidar
estas raíces estructurales del problema Estos aspectos ya h a n sido
analizados en el capítulo d e d i c a d o a la ética e c o n ó m i c a (54) Sobre este último aspecto, ver GUTIÉRREZ, l . c , 218-234, P BIGO,
Doctrina social de la Iglesia (Barcelona, 1967), 474-500, J I CALVEZ-J
2 Puesta la inevitabihdad de los c o n f l i c t o s laborales, la ética
PERRIN, Iglesia y sociedad económica (Bilbao, 1965), 511-535, GARCÍA-
hace u n d i s c e r n i m i e n t o sobre la c o h e r e n c i a d e sus p l a n t e a m i e n -
NIETO-DIEZ ALEGRÍA, l . c . 837-867 En este último trabajo encontramos la
t o s . Los c o n f l i c t o s laborales han d e realizar el ethos q u e se asigna siguiente síntesis sobre la enseñanza de la Iglesia «A título de ensayo,
a t o d o c o n f l i c t o social n o deshacer el e q u i l i b r i o social, búsqueda d e sugerimos estos cuatro puntos, en que puede sintetizarse, a nuestro JUICIO, la
la justicia del g r u p o s i n olvidar el interés general de la s o c i e d a d , enseñanza de la Iglesia sobre asociaciones profesionales obreras y sindicatos
a t e n i m i e n t o a las posibilidades históricas de la situación real, a c t i t u d 1) Dando a la palabra 'sindicato' el sentido de asociación profesional
constructiva y d i n á m i c a de las partes en c o n f l i c t o para representar a sus propios miembros y para defender sus intereses con
todos los medios legítimos, la libertad sindical (y, concretamente, la libertad
3 Las c o n d i c i o n e s éticas señaladas n o h a n de entenderse ni
de sindicación de los que trabajan por cuenta ajena en régimen de salariado
c o m o freno represivo ni c o m o acicate estimulador en relación c o n
puro o mixto) es una exigencia del derecho natural, sin otros límites que
los c o n f l i c t o s laborales Pretenden tener la f u n c i ó n de r e l a t i v i z a r el los que imponga una razonable legislación penal y de orden público (recta-
hecho de la c o n f l i c t i v i d a d laboral, a f i n d e q u e nadie haga de él u n mente entendido), cuya leal aplicación debe quedar garantizada por tribuna-
a b s o l u t o bien u n a b s o l u t o positivo por parte de los o p r i m i d o s , bien les de justicia imparciales, totalmente independientes del poder ejecutivo
un a b s o l u t o negativo por parte de las fuerzas opresoras A l reducir 2) La existencia de un sindicato (de una confederación sindical) que
la c o n f l i c t i v i d a d social a su relativa d i m e n s i ó n , la ética introduce en tenga el carácter de entidad de derecho público, y a la que correspondan
ella u n d i n a m i s m o d e c o r r e c c i ó n y d e o r i e n t a c i ó n S o l a m e n t e así l o s exclusivamente determinadas funciones de representación de los obreros
c o n f l i c t o s sociales pueden ayudar, desde su precariedad h u m a n a , a —en particular la legitimación necesaria para negociar y concluir válidamente
la c o n s t r u c c i ó n d e la justicia social contratos colectivos de trabajo en representación de los trabajadores—, no
podrá ser impuesta legalmente por el Estado sino en virtud de exigencias
ciertas y concretas del bien común, y bajo severas condiciones que garanti-
cen institucionalmente tanto su carácter auténticamente representativo de las
b) El s i n d i c a l i s m o personas de los trabajadores como su genuina autonomía interna, respecto
del gobierno en todo caso, y respecto de cualquier persona o entidad ajena
J N G A R C I A - N I E T O , El sindicato (Madrid, 1966) J N G A R C I A - a la comunidad de los trabajadores en aquellas situaciones que se refieren a
N I E T O - J M DIEZ ALEGRIA, El sindicato Curso de doctrina social los intereses peculiares de éstos Pero la existencia de un sindicato (de una
católica (Madrid, 1967), 809-867 G LEFRANC, El sindicalismo en confederación sindical) de este tipo no podría ser mantenida, sin notoria
el mundo (Madrid, 1966) injusticia, contra la voluntad consistente y sólidamente mayoritana de los
trabajadores mismos Es, por tanto, una estricta exigencia de justicia que
El tema del sindicalismo es u n o de los más estudiados y d i v u l g a - existan cauces institucionales suficientes por donde la voluntad de los
dos Por lo q u e respecta al cristianismo, «el tema 'sindicatos' se haya trabajadores pueda manifestarse eficaz y sinceramente
presente en el primer p l a n o d e la d o c t r i n a social d e la Iglesia a lo
3) En tal caso, los trabajadores han de conservar la posibilidad de ejercer
largo de t o d a la historia c o n t e m p o r á n e a » ( 5 2 ) libremente su derecho de asociación profesional, siendo este mismo derecho
D a n d o por supuesto el c o n o c i m i e n t o d e su compleja y diversifi- una garantía indispensable de que la existencia legal de un sindicato (de una
cada historia, de su s i t u a c i ó n actual, d e su estatuto j u r í d i c o , de su confederación sindical) de derecho público, como el arriba descrito, no
f u n c i o n a l i d a d s o c i o - e c o n ó m i c a ( 5 3 ) y d e su matizada aceptación pueda llegar a convertirse en instrumento de injusta opresión de los obreros
Lo mismo vale, proporcionalmente, de otros miembros y grupos del mundo
del trabajo, de la producción y de los servicios
(52) J L GUTIÉRREZ, Sindicatos: Conceptos fundamentales en la
Doctrina Social de la Iglesia IV (Madrid, 1971), 218 4) Dentro de este marco firme y, a la vez, muy amplio, la doctrina de la
(53) Ver una aproximación sintética sobre los aspectos señalados en J Iglesia deja abierto el campo a la creación y a la evolución de 'modelos' de
N G A R C Í A - N I E T O - J M DÍEZALEGRIA, El s i n d i c a t o . Curso de doctrina social organización social de la vida económica y del trabajo Estos 'modelos'
deberán proyectarse atendiendo a la vez con fidelidad a los derechos
católica (Madrid, 1967) 809-836 (con bibliografía)
fundamentales del hombre y a las bases ético-jurídicas de la vida social y,
580 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 581

1. La primera orientación ética ante el sindicalismo es la de la época, las asociaciones de trabajadores han adquirido un amplio
libertad y la pluralidad (55). «La libertad sindical comprende el desarrollo y generalmente han sido reconocidas como instituciones
derecho a fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección, así como jurídicas en los diversos países e incluso en el plano internacional.
el derecho de los sindicatos a formar confederaciones y a fundar Su finalidad no es ya la de movilizar al trabajador para la lucha de
organizaciones sindicales internacionales o afiliarse a las mismas. clases, sino la de estimular más bien la colaboración, lo cual se
Nadie podrá ser obligado a afiliarse a un sindicato» (56). Para hacer verifica principalmente por medio de acuerdos establecidos entre las
real y efectiva la libertad sindical se precisa el reconocimiento del asociaciones de trabajadores y de empresarios. Hay que advertir,
pluralismo sindical, al que se opone frontalmente el sindicato único además, que es necesario, o al menos muy conveniente, que a los
obligatorio (vertical) y, en cierta medida, la unificación de los trabajadores se les dé la posibilidad de expresar su parecer e
sindicatos. interpretar su influencia fuera del ámbito de su empresa, y concreta-
El Concilio Vaticano II ha formulado con suficiente precisión y mente en todos los órdenes de la comunidad política» (60).
amplitud el contenido de esta primera y más general exigencia ética La carta apostólica «Octogésima adveniens» de Pablo VI hace un
del sindicalismo: «Entre los derechos fundamentales de la persona discernimiento sobre la hipótesis de una mayor amplitud en la
humana debe contarse el derecho de los obreros a fundar libremente intervención de los sindicatos: «Se debe admitir la función importan-
asociaciones que representen auténticamente al trabajador y puedan te de los sindicatos: tienen por objeto la representación de las
colaborar en la recta ordenación de la vida económica, así como diversas categorías de trabajadores, su legítima colaboración en el
también el derecho de participar libremente en las actividades de progreso económico de la sociedad, el desarrollo del sentido de sus
las asociaciones sin riesgo de represalias. Por medio de esta ordena- responsabilidades para la realización del bien común. Su acción no
da participación, que está unida al progreso en la formación econó- está, con todo, exenta de dificultades: puede sobrevenir, aquí o allá,
mica y social, crecerá más y más entre todos el sentido de la la tentación de aprovechar una posición de fuerza para imponer,
responsabilidad propia, el cual les llevará a sentirse colaboradores, sobre todo por la huelga —cuyo derecho como medio último de
según sus medios y aptitudes propias, en la tarea total del desarrollo defensa queda ciertamente reconocido—, condiciones demasiado
económico y social y del logro del bien común universal» (57). gravosas para el conjunto de la economía o del cuerpo social, o para
tratar de obtener reivindicaciones de orden directamente político.
2. El campo de intervención de los sindicatos no se limita al
Cuando se trata en particular de los servicios públicos, necesarios a
horizonte concreto de la empresa, sino que abarca la sociedad global
la vida diaria de toda una comunidad, se deberá saber medir los
(58). Pío XII formuló el fin esencial de los sindicatos en «representar
límites, más allá de los cuales los perjuicios causados son absoluta-
y defender los intereses de los trabajadores en los contratos de
mente reprobables» (61).
trabajo» (59).
Juan XXIII constató la ampliación a «todos los órdenes de la 3. La vida interna de los sindicatos debe realizar en plenitud
comunidad política»: «Es una realidad evidente que, en nuestra el ideal de participación democrática que postulan para el conjunto
de las instituciones sociales. Si en otras épocas la ética tuvo que
con prudente e iluminado realismo, a los problemas de las concretas circuns- defender, en relación con los poderes sociales, el derecho a la libre
tancias. Y siempre al servicio de la persona de todos, unidos con vínculos de y plural sindicación, ahora le incumbe la tarea crítico-constructiva de
auténtica solidaridad. Como dice el concilio Vaticano II en el proemio de la velar por la coherencia de la vida interna de los sindicatos. El
constitución Gaudium et Spes: 'Es necesario salvar la persona del hombre derecho de la persona a la participación directa no puede ser
y estructurar la sociedad' (GS n. 3).» ahogado por las mediaciones de las estructuras sindicales; la buro-
(55) Cfr. BIGO, o . c , 490-492; J. M. DÍEZ ALEGRIA, El Concilio Vaticano cratización excesiva y la búsqueda del pragmatismo por encima de
II y el problema de la libertad sindical: Actitudes cristianas ante los
todo son tentaciones a evitar en el sindicalismo actual. Sin pretender
problemas sociales, edic. 2.a (Barcelona, 1967), 149-159.
(56) Constitución española (1978). art. 28, 1. convertir los sindicatos en zonas de lanzamiento místico-ideológico,
(57) Gaudium et Spes, n. 68.
(58) BIGO, O . C , 480-490; GARCIA-NIETO - DIEZ ALEGRIA, l . c , 828-832.
(60) Mater et Magistra. n. 97: Ocho grandes mensajes (Madrid,
(59) II nostro predecessore: AAS 37 (1945), 69-70. Citado por 1971), 156.
GUTIÉRREZ, l . c . 222.
(61) Octogésima adveniens, n. 14: Ocho grandes mensajes, 503
582 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 583
no pueden ser recortados para finalidades exclusivamente burocrá- — El «bajo rendimiento»: supone la reducción de producción por
ticas y pragmáticas. Ya Pío XII advertía el peligro que corren los debajo de los porcentajes mínimos estipulados por la dirección de la
sindicatos de convertirse en una fuerza «masificante» e «inhumana» empresa.
(62).
— En el sector productivo de servicios las dos formas anteriores,
4. Aunque la ética cristiana no puede escatimar elogios a las de relativa disminución de la producción, tienen lugar a través de la
organizaciones sindicales, tanto nacionales como internacionales llamada «huelga de reglamento» o rigurosa aplicación de todas y
(63), sin embargo, tampoco puede dejar de expresar su actitud cada una de las normas de funcionamiento del servicio en cuestión.
relativizadora ante el hecho del sindicalismo. El sindicato es, al fin
— El «sabotaje» y el «boicot», aislados o articulados: consisten
y al cabo, una «mediación» y en cuanto tal no es un absoluto. De su
en formas varias de atentado directamente dirigido contra la maqui-
condición de mediación surgen sus debilidades; debilidades debidas
naria y útiles de trabajo, mercancías o medios de distribución.
no sólo a las actuaciones libres de los individuos y de los grupos,
sino también a la misma estructura sindical. De ahí que la ética — La «ocupación de empresa»: permanencia de los trabajadores
cristiana deba mantener una postura lúcida ante los «desencantos» en el lugar de trabajo fuera de la jornada laboral y con cesación
de la base frente a la actuación de las élites, ante las nuevas completa de la producción.
orientaciones asociativas y ante la utopía de la autogestión en el — Otras protestas revisten formas muy variadas —los minutos de
plano de la lucha obrera. silencio, los brazaletes negros, las sentadas, etc.— y suelen ser,
asimismo, complemento de formas más explícitas y contundentes de
conflicto.
c) La huelga Fijándonos directamente en la huelga —aunque lo que se dice en
relación con ella tiene aplicación a las otras formas—, recordamos la
G. HIGUERA, La huelga: valoración ética: Sal Terrae 67 (1979), doctrina clásica de la ética cristiana sobre el derecho a la huelga
595-604. V. MELOTTI, LO sciopero nel suo contesto sociale (Milán, por parte de los trabajadores para defensa de sus intereses.
1964). L. Rossi, Huelga: Diccionario enciclopédico de Teología
moral (Madrid, 1974), 465-475. 1. Se entiende por huelga «la negación colectiva al trabajo,
a fin de ejercer una coacción contra los patronos, el Estado o
El conflicto laboral se expresa de diversas formas; cada una de simplemente el público, con el fin de una reivindicación y con
ellas reviste un interés económico y político peculiares. La utilización vistas a una modificación que se estima justa» (64). La tipología de
de una u otra forma depende no sólo de factores objetivos (mayor las huelgas es variada: por razón de la normativa jurídica (legales o
eficacia, etc.), sino también de factores subjetivos (estado de ánimo ilegales), por razón del ámbito (locales-nacionales-supranacionales;
de los trabajadores, etc.). según el sector o ramo; según la pertenencia o no a una organización
sindical), por razón de la finalidad (laboral, política, mixta, etc.)
En la descripción de dichas formas pueden ser destacadas las
siguientes;. 2. Las condiciones de legitimidad ética de la huelga han sido
— La «huelga»; supone el paro total de la producción con sistematizadas por la moral tradicional en fórmulas precisas. En
ausencia del lugar de trabajo por parte de los trabajadores que la general, la huelga «puede ser lícita, y lo es, si se verifican simultá-
efectúan. neamente las siguientes condiciones: 1) que se trate de una causa
justa; 2) que no exista otro camino para defenderla; 3) que se tenga
— El «paro total»; comporta la completa cesación de la produc- fundada esperanza de éxito, es decir, que medie proporción entre los
ción, pero con presencia de los trabajadores en el lugar de trabajo bienes que se esperan y los males que se temen» (65). La verifica-
durante la normal jornada laboral.

(62) Lévate capita: AAS 45 (1953), 42 Citado por GUTIÉRREZ, l . c , (64) J. M. AUBERT, M o r a l social para nuestro tiempo (Barcelona,
222-223 1973), 167.
(63) Así lo hace Juan XXIII en la encíclica M a t e r et Magistra, nn. (65) L. Rossi, Huelga: Diccionario enciclopédico de Teología moral
100-103. (Madrid, 1974), 470.
584 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL CONFLICTIVIDAD VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 585

ción de estas condiciones está sometida a condicionamientos histó- por los trabajadores, no estará de más decir una palabra sobre el
rico-sociales que han de ser oportunamente ponderados por la ética «cierre» patronal («lock-out») A pesar de las analogías entre huelgas
(66) y lock-out, estas dos realidades conllevan notables diferencias que
ha de tener en cuenta la ética «Difieren por la dimensión de los
3 La moral cristiana pide mayor circunspección en relación con
sujetos que participan, por los motivos de que surgen y por las
determinadas huelgas 1) las que afectan a sectores clave (transpor-
consecuencias a que llevan En tanto que la huelga es siempre un
tes, producción de energía, etc ) que, por efecto de la interdepen-
acto colectivo, el cierre de fábrica es tendencialmente un acto
dencia social, acarrean repercusiones muy graves (atención a los
individual Además, mientras que los obreros van a la huelga gene-
enfermos, bienes de primera necesidad, etc ), 2) huelgas contra el
ralmente para defender los elementos esenciales de su vida, el
Estado, contra los servicios públicos, etc, 3) las huelgas que
empresario cierra más fácilmente por la ganancia De ahí que,
supongan la utilización de medios ilícitos, como el sabotaje de
admitida la legitimidad del cierre, haya de exigírsele condiciones más
materias primas o de los instrumentos de trabajo (67) La carta apostó-
onerosas de las requeridas para la huelga» (71)
lica «Octogésima adveniens» se coloca en esta postura cuando
afirma que la acción de los sindicatos «no está exenta de dificulta-
des puede sobrevenir, aquí o allá, la tentación de aprovechar una
posición de fuerza para imponer, sobre todo por la huelga —cuyo 4 PERSPECTIVAS ETICAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL EN GENERAL
derecho como medio último de defensa queda ciertamente recono-
J MULDER, Conflicto social y doctrina papal Revista de Fomento
cido—, condiciones demasiado gravosas para el conjunto de la Social 26 (1971), 341-349
economía o del cuerpo social, o para tratar de obtener reivindicacio-
nes de orden directamente político Cuando se trata en particular de Para terminar este apartado sobre la confhctividad social ofrece-
los servicios públicos, necesarios a la vida diaria de toda una mos un conjunto de perspectivas éticas sobre el conflicto social en
comunidad, se deberá saber medir los límites, más allá de los cuales general Las presentamos con el género de «anotaciones» a fin de
los perjucios causados son absolutamente reprobables» (68) dejar abierta la discusión
4 Frente a la «huelgomanía» y a la «huelgofobia» (69) la ética Primera anotación La sociología explica, desde su propia pers-
cristiana adopta una postura intermedia El Concilio Vaticano II la pectiva, la génesis de los conflictos sociales La ética, sin negar la
expresó del siguiente modo «En caso de conflictos económico so verdad contenida en las explicaciones sociológicas, tiene que añadir
cíales hay que esforzarse por encontrales soluciones pacíficas Aun- su peculiar comprensión de la génesis de la conflictividad social Y
que se ha de recurrir siempre primero a un sincero diálogo entre las es ésta los conflictos sociales son también expresión objetiva (y
partes, sin embargo, en la situación presente, la huelga puede seguir subjetiva) de la injusticia social estructural. Al ser convertidos
siendo medio necesario, aunque extremo, para la defensa de los en medios de lucha por la justicia, los conflictos sociales adquieren
derechos y el logro de las aspiraciones justas de los trabajadores una cara noble y humana, pero, por desgracia, no pierden el rostro
Búsquense, con todo, cuanto antes, caminos para negociar y para dolorido creado por la injusticia Esta es la primera y más radical
reanudar el diálogo conciliatorio» (70) También en este tema de la ambigüedad con que se encuentra la ética de la confhctividad social
huelga, la ética cristiana debe ejercer un papel relativizador: el objeto de discernimiento se concreta en una realidad que es
tanto para aquellos que la consideran un absoluto negativo como «hecho» de injusticia y es «medio» de justicia
para aquellos que la convierten en un absoluto positivo
Segunda anotación Los conflictos sociales al pretender conse-
Aunque nos hemos limitado a las formas de conflicto utilizadas guir la justicia social posible tienen que hacerse «fuertes» mediante
instituciones socio-jurídicas de carácter pragmático De este modo
(66) Recomendamos la lectura de las anotaciones paradigmáticas de
tienden a ser «asimilados» por el sistema perdiendo así la fuerza
Rossi I c , 470-472
(67) AUBERT o c , 168-169 original que poseían En la «fuerza» conseguida y reconocida suele
(68) Octogésima adveniens, n 14 Ocho grandes mensajes, 503 acechar la «debilidad» de estos factores de cambio e instrumentos de
(69) Rossi I c , 470
(70) Gaudium et Spes, n 68 (71) Rossi, I c , 474, nota 10
586 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 587

La moral cristiana se ha ocupado con notable interés de las


lucha por la justicia. La ética de los conflictos sociales tiene que
cuestiones relativas a la violencia. En este terreno, la reflexión
tener una orientación pragmática (buscando las instituciones
teológico-moral no parte de cero, sino que lleva sobre sí una
socio-jurídicas de solución a los conflictos), pero, al mismo tiempo,
importante carga de análisis y valoraciones históricas. Por otra parte,
no puede perder la dimensión profética (relativizando lo conse-
en los últimos decenios los cristianos se han introducido tan de lleno
guido y urgiendo el retorno al aliento original que produce la
en la realidad y en la reflexión de la violencia que da la impresión de
constatación de la injusticia omnipresente).
que es nuevo y original el panorama teológico al respecto. Más aún,
Tercera anotación. La dinámica conflictual, si quiere mantenerse parece como si los planteamientos sobre la violencia hubiesen
dentro de la coherencia ética, tiene que desarrollarse según las cambiado de signo: la violencia antes legitimada ahora se condena
pautas axiológicas siguientes: (por ejemplo, la guerra) y la violencia antes condenada ahora se
legitima (por ejemplo, la violencia revolucionaria).
— la dinámica conflictual no puede vulnerar el núcleo del
Al tomar nota de la complejidad, y hasta de la ambigüedad, con
equilibrio social general, a no ser en situaciones extremas;
que hoy día está planteado el tema ético de la violencia queremos
— los conflictos sociales han de ser planteados y resueltos expresar, al comienzo de este apartado, la intención de clarificar
buscando el interés del grupo, pero sin olvidar el bien de los planteamientos y las soluciones del problema en sus diversas
todo el colectivo; facetas. Conducidos por esta finalidad preferimos utilizar el método
— la resolución justa de los conflictos sociales tiene en de la síntesis más que el del análisis, aunque cada uno de los puntos
cuenta, por una parte, las posibilidades empíricas de la daría lugar a extensos estudios monográficos.
realidad histérico-concreta y, por otra, la urgencia teleoló- Para lograr la pretendida clarificación del tema es preciso partir
gica del ideal a conseguir; de una aproximación conceptual y tipológica de la realidad
— las partes que entran en conflicto deben realizar la dinámica objetiva de la violencia social. A continuación es obligado hacer un
conflictual con actitudes constructivas y propiciadoras del discernimiento ético singularizado sobre las principales formas de
cambio social. violencia; agrupamos estas formas en torno a dos núcleos: las que
se integran en el círculo (o espiral) de la violencia social (desde
Cuarta anotación. La ética cristiana introduce en los planteamien- la violencia estructural hasta la subversiva) y las que se sitúan dentro
tos y en las soluciones de los conflictos una notable carga de del horizonte de la violencia bélica. La clarificación terminará
esperanza escatológica. A partir de este horizonte escatológico, con la formulación de un proyecto ético global para la realidad
los conflictos sociales quedan al mismo tiempo «magnificados» y de la violencia social. Los aspectos subrayados constituyen los
«relativizados». Según hemos anotado en referencia a la lucha de núcleos temáticos de los tres puntos en que se divide este apartado.
clases y a la huelga, ningún conflicto es un absoluto negativo ni un
absoluto positivo.
1. LA VIOLENCIA SOCIAL: CONCEPTO Y TIPOLOGÍA

La realidad de la violencia es tan compleja que parece escaparse


II a todo intento de conceptualización y de catalogación. «La violencia
es un fenómeno tan extendido en la Naturaleza y en la Historia que
ETICA DE LA VIOLENCIA SOCIAL filósofos, psicólogos y sociólogos no llegan a entenderse a la hora
de analizarla y definirla» (72).
Reconocida la dificultad, no desistimos en el empeño de lograr
La violencia es una realidad cercana a la conflictividad social. No la posible clarificación conceptual y tipológica de la violencia
se identifican, pero se relacionan. Esta proximidad real y conceptual
es lo que justifica el tratamiento moral de la violencia social dentro
del marco del presente capítulo. (72) R. Bosc, Evangelio, violencia y paz (Madrid, 1977), 15.
588 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 589

s o c i a l . Para ello s o m e t e m o s la realidad a u n c o n j u n t o de a p r o x i m a - nes primarias de la agresividad, q u e han sido intuidas y


ciones parciales pero complementarias analizadas p r i n c i p a l m e n t e por el psicoanálisis ( 7 6 )
— Está c o n d i c i o n a d a por la estructura social y a la vez la
c o n d i c i o n a , siendo la violencia u n o de los c o m p o n e n t e s
a) Agresividad y violencia
elementales de la sociedad actual ( 7 7 )
A l participar d e la c o n d i c i ó n general de la agresividad h u m a n a ,
J D CARTHY - E J EBLING Historia natural de la agresión (México,
1967) K LORENZ, Sobre la agresión el pretendido mal (Madrid, la violencia t a m b i é n participa d e su inicial f u n c i o n a l i d a d positiva La
1972), Seis estudios sobre la agresividad en el mundo (Barcelona, agresividad humana n o es u n factor radicalmente negativo A u n q u e
1973) E B MCNEIL, La naturaleza del conflicto social (México, desemboca c o n frecuencia en expresiones destructivas, su naturale-
1975), 31-65 («La naturaleza de la agresión») F M A M O N T A G Ú , za no es esencialmente negativa C o m o dice Storr, «a pesar de t o d o ,
Hombre y agresión (Barcelona, 1970) J ROF CARBALLO, Violencia es posible discernir q u e la agresividad desempeña, t a n t o en el
y ternura (Madrid, 1967) A STORR, La agresividad humana h o m b r e c o m o en otros animales, f u n c i o n e s útiles, y afirmar q u e si el
(Madrid, 1970), Sobre la violencia (Barcelona, 1973) J VAN
h o m b r e n o fuera agresivo n o sería hombre» ( 7 8 )
RILLAER, La agresividad humana (Barcelona, 1978)

¿De d ó n d e brota la violencia? M e j o r d i c h o ¿qué es lo q u e hace


posible en el h o m b r e la existencia de la violencia? La respuesta es la b) Concepto de la violencia humana
siguiente la violencia es posible por la presencia de la a g r e s i v i d a d
en el ser h u m a n o «Si la violencia recorre t o d a nuestra historia, es H ARENDT, Sobre la violencia (México, 1970) J L HERRERO, ¿Qué
porque la agresividad subyace a la violencia, está inscrita en el es la violencia? (Madrid, 1971) F W E R T H A M , La señal de Caín
c o r a z ó n d e l hombre» ( 7 3 ) En t é r m i n o s escolásticos podría decirse (Sobre la violencia humana) (México, 1966)
que la agresividad es a la violencia lo q u e la potencia al acto La
Después de haber señalado la raíz de la violencia humana
agresividad es la p o t e n c i a l i d a d de la violencia ( 7 4 ) A u n q u e la
interesa expresar en u n c o n c e p t o la peculiaridad d e su realidad Para
agresividad tiene m u c h a s otras formas de expresión, la violencia es
conseguirlo d a m o s los pasos siguientes
una de las privilegiadas
El t é r m i n o castellano «violencia» proviene del latín v i o l e n t i a ,
A partir de este e n t r o n q u e en la agresividad, la violencia participa
c u y o e l e m e n t o d e f i n i d o r es la «fuerza» ( = v i s ) ( 7 9 ) . El Diccionario de
de las bases b i o p s i c o s o c i o l ó g i c a s de aquélla A pesar de la falta de
la Lengua Española define así a la violencia «Del latín v i o l e n t i a .
u n a n i m i d a d en la interpretación de los datos se p u e d e n , sin embar-
1 Calidad de v i o l e n t o . 2 A c c i ó n y efecto de violentar o violentarse
go, dar por adquiridas las siguientes afirmaciones acerca de la
violencia humana

— Tiene un a p o y o b i o l ó g i c o , q u e se descubre mediante el (76) J ROF CARBALLO, Violencia y ternura (Madrid, 1967) F
estudio c o m p a r a t i v o d e la agresividad animal y el análisis FORNARI, Psicoanálisis y violencia: La violencia de los cristianos (Sala-
de la peculiaridad b i o l ó g i c a humana ( 7 5 ) manca, 1971), 11-32, L BEIRNAERT, Irreductible violence. A la recherche
— Está integrada en la vida psíquica a través de las p u l s i o - d'une Théologie de la violence (París, 1968), 53-70, I d , La violence
homicide: Le Supplément n 119 (1976), 436-444, C VACA, ¿Qué dice el
psicoanálisis de la violencia?: Religión y Cultura 19 (1973), 323-382, A
(73) M CORNATON, Las raíces b i o p s i c o l ó g i c a s y p s i c o l ó g i c o - s o - DE WAELENS, Role de l'agressivité dans le psychisme humain: Revue
ciales de la v i o l e n c i a . Violencia y sociedad (Madrid, 1972) 56 Théologique de Louvain 4 (1973), 159
(74) Ibíd , 55-56 (77) VARIOS, La violencia en el mundo actual (Salamanca, 1971), H
(75) K LORENZ, Sobre la agresión: el pretendido mal (Madrid, 1972), MARCUSE, La agresividad en la s o c i e d a d i n d u s t r i a l avanzada (Madrid
A STORR, La a g r e s i v i d a d h u m a n a (Madrid, 1970), J D C A R T H Y - E J 1971)
ERLING, H i s t o r i a n a t u r a l d e la a g r e s i ó n (México, 1967), F M A (78) STORR, O . C , 54-55
M O N T A G U , H o m b r e y a g r e s i ó n (Barcelona, 1970), J M RODRÍGUEZ (79) E FORCELLINI, Lexicón totius latinitatis, IV (Patavn, 1940) s v
DELGADO, C o n t r o l f í s i c o de la m e n t e (Madrid, 1972) «violentia vis mayor, ímpetus», (el subrayado es nuestro)
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 591
590 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

J. M . Domenach: «Violencia es igual que fuerza, o más exac-


3. fig. Acción violenta o contra el natural modo de proceder. 4. f i g .
tamente, es la fuerza que se ejerce sobre el hombre o sobre una
Acción de violar una mujer» (80).
colectividad con objeto de conseguir lo que ni la palabra, ni el
El uso que del término violencia se hace en los diversos saberes derecho, ni la moral nos consentirían. La violencia apunta siempre,
(ciencias físicas, derecho, moral, filosofía) se refiere a situaciones de más o menos, hacia una libertad, y aun cuando llega a ser destruc-
fuerza (sobre todo de procedencia exterior a la persona que sufre la tora, lo es más bien para someter que para aniquilar» (83).
violencia) que se oponen a la espontaneidad, a la naturalidad, a la
R. Remond: «Entendemos por ella —por violencia— toda inicia-
responsabilidad jurídica, a la libertad moral, etc. Se califica como
tiva que comprometa gravemente la libertad de los demás; la que
«violento» aquel fenómeno opuesto al movimiento espontáneo o
trata de coartar su libertad de reflexión, de criterio, de decisión, y
libre de un ser.
muy particularmente la encaminada a rebajarlos a la categoría de
Colocándonos en el terreno humano, se habla de violencia medio o instrumento de un proyecto en que se ven absorbidos y
cuando el hombre (individual o colectivo; a nivel de acción inme- englobados, sin verse tratados como socios libres e iguales» (84).
diata o de estructura) desencadena un proceso de fuerza que
J. A. Viera-Gallo: «Filosóficamente puede decirse que es vio-
contraría el curso espontáneo o libre de otro hombre (individual o
lenta cualquier acción humana que utiliza la fuerza para alcanzar un
colectivo; a nivel de acción inmediata o de estructura). Violencia es
objetivo. La fuerza varía desde la presión psicológica hasta dar
lo mismo que una «fuerza mayor» que pasa de un sujeto (violenta-
muerte a un semejante. Cabe, entonces, preguntarse si existe alguna
dor) a otro (violentado) produciendo una distorsión de la esponta-
acción humana donde la violencia no esté presente.
neidad o de la libertad (violentación) del sujeto pasivo. La violencia
así definida puede pretender diversas finalidades, puede ser cata- Políticamente, la violencia es el empleo de un tipo determinado
logada según el criterio de legitimidad/ilegitimidad jurídica, de fuerza —la física— para lograr un objetivo táctico. La violencia es
puede ser valorada de diferente modo, puede servirse de diversos un medio que destruye el marco en el que se desarrolla el debate
medios (físicos, morales,) etc. Estas múltiples formas son variacio- político. Pone término al diálogo entre los adversarios. La lucha
nes del concepto general de violencia. política se entabla siempre sobre un sustrato de fuerza» (85).
El concepto formal que acabamos de formular para captar la V. Massuh: «La violencia es el modo por el cual yo avasallo la
realidad de la violencia humana precisa ser llenado con un contenido voluntad de otro, invado su mundo, sus pautas sociales y sus
más concreto. Para ello recogemos a continuación una serie de intereses, su estilo de vida, sus valores, y trato de someterlo a mi
definiciones que tratan de expresar el contenido de la violencia arbitrio. Implica, además, poseer ciertos instrumentos de coacción
humana. que pueden tener un carácter destructivo e intimidatorio; en este
R. Domergué: «La violencia es siempre violencia de alguien último caso, se procura paralizar al adversario mediante el terror, se
(persona o grupo). Siempre se ejerce contra alguien (persona o intenta destruir su capacidad de resistir y se busca que ceda por el
grupo). Tiene un rostro preciso, el de los instrumentos o de las reconocimiento de su impotencia» (86).
técnicas que utiliza. Se inserta en una situación histórica determina- J. L. Herreros: «Violencia es una fuerza dinámica inserta en la
da. Toda disertación de la violencia que se conformara con conside- naturaleza humana encaminada a mantener la mismidad del hombre,
rarla abstractamente, sin detenerse en esta característica, pecaría de para lo cual realiza actos físicos y morales. Con frecuencia el hombre
irrealismo y se convertiría en mera manipulación de principios —ser libre y culto—, individual o asociado, inflige actos físicos o
generales» (81). morales a otros hombres, individualmente considerados, que atentan
J . Rof Carballo: «La violencia supone una acción nociva sobre
algo o sobre alguien, o si se limita a ser una actitud, la 'actitud (83) J. M. DOMENACH, Un mundo de violencia: La violencia (Bilbao
violenta' amenaza siempre con descarga inmediata» (82). 1969), 39.
(84) R. REMOND, Presentación: La violencia (Bilbao, 1969), 9.
(80) REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la Lengua Española,
(85) J. A. VIERA-GALLO, La violencia se ha hecho sistema: Mensaje
edic.19.a (Madrid, 1970), s.v. n. 174 (1968), 571-572.
(81) R. DOMERGUÉ, Violencia de los pobres (Barcelona, 1968), 48. (86) V. MASSUH, La libertad y la violencia (Buenos Aires, 1968), 8.
(82) ROF CARBALLO, O . C , 14.
592 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 593

contra el ejercicio de un derecho fundamental de la persona humana Estado frente a otro en el plano internacional Antes de
posible en una situación histórica Su conducta puede provocar una llegar a la guerra se sitúan formas previas de violencia
actitud de reivindicación en los otros hombres, considerados indivi- armada el «militarismo» y la «carrera de armamentos»,
dualmente o asociados, los cuales realizarán a su vez actos físicos o
— violencia subversiva o terrorista: Cuando la violencia
morales» (87)
persigue el fin de la «desestabilización» o cuando acompa-
ña acciones «antisociales»
c) La violencia social y sus formas
Para hacer la valoración moral de las diversas formas de violencia
E BASELGA-S URQUIJO, Sociedad y violencia (Bilbao 1974) social las agrupamos en dos grupos 1) el círculo (o espiral) de
PH BERNAUX-A BIROU, Violencia y sociedad (Madrid, 1972) H la violencia, en el que entran la violencia estructural, la violencia
MARCUSE, La agresividad en la sociedad industrial avanzada (Ma- de rebelión, y la violencia subversiva, en este contexto será tratada
drid, 1971) F URBINA, La violencia en el mundo y en la Iglesia también la actitud de la no-violencia activa, 2) el horizonte de la
(Barcelona, 1970) VARIOS, La violencia en el mundo actual (Sa violencia bélica, en el que entran las situaciones relacionadas con
lamanca, 1971) VARIOS, La violencia Semana de los intelectuales la violencia armada, en este contexto será desarrollado el tema de la
católicos franceses (Bilbao, 1969) objeción de conciencia, del desarme y de la paz
Dentro del campo general de la violencia humana acotamos un
área la violencia social. Aunque toda violencia brota del interior del
hombre y tiene por objeto al hombre, sin embargo, sus manifesta- 2 EL CIRCULO (O ESPIRAL) DE LA VIOLENCIA SOCIAL
ciones más importantes acontecen en el ámbito social humano De la violencia estructural a la violencia subversiva
Teniendo en cuenta las divisiones que otros han hecho de la
violencia social (88), por nuestra parte adoptamos la siguiente Dentro de la sociedad existe un «círculo infernal de violencia»
clasificación tratando de armonizar un doble criterio el de la finali- Algunos adoptan la postura de «separar» las diversas formas de
dad perseguida en la violencia y el de los procedimientos utilizados violencia, queriendo así poner de relieve la escasa relación entre
por la acción violenta ellas Esta separación comporta cierta dosis ideológica carga las
tintas negras en la violencia subversiva, mientras que hace olvidar la
La violencia social puede ser
importancia de la violencia estructural
— estructural: cuando está insertada en y actúa por estruc-
Por nuestra parte preferimos «integrar» las formas de violencia
turas sociales violentas A la violencia estructural pertenece
social dentro de una dinámica circular o de espiral, poniendo así de
también la violencia represiva o coactiva (ejercida por
relieve la estrecha relación que tienen unas con otras y denotando la
las fuerzas del poder político),
importancia privilegiada de la violencia estructural en la génesis del
— de resistencia o rebelión cuando la violencia se orga- «círculo infernal de la violencia»
niza como oposición a situaciones (personales o estructu-
Situándonos en esta segunda perspectiva, es fácil detectar tres
rales) que se juzgan injustas y opresivas Puede adoptar los
momentos en la dinámica de la violencia social la violencia estruc-
procedimientos típicos, que a su vez se subdividen en
tural engendra la violencia subversiva, la cual, a su vez, origina la
diversas variantes la «no-violencia activa» y la «resistencia
violencia represiva, con lo cual se vuelve al punto de origen, a la
armada» (tiranicidio, violencia revolucionaria, etc ),
violencia estructural, iniciando de nuevo el movimiento circular de la
— violencia bélica: cuando se utiliza la violencia desde una violencia Este esquema, aunque es muy simplificador, ayuda a
pretendida legitimidad socio-jurídica La forma típica de iluminar la realidad de la violencia social Pero, por razón de su
esta violencia es la guerra: violencia ejercida por un excesiva simplificación, preferimos no utilizarlo para exponer las
(87) J L HERREROS, ¿Qué es violencia? (Madrid, 1971), 52 diversas formas de violencia social Estas serán desarrolladas con
(88) Cfr Bosc, o . c , 21-23, J M DIEZ ALEGRIA, Proceso a la violen- cierta autonomía, aunque sin perder la mutua relación que objetiva-
cia (Madrid, 1978), 10-12, HERREROS, o. c , 54-55 mente tienen
38 Moral soctal
594 MORAL OE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 595
a) La violencia estructural
La ética cristiana actual, corrigiendo viejos errores y antiguas
y la «revolución de las estructuras»
lagunas, tiene que proclamar con valentía y claridad
En la espiral de la violencia social hay un momento decisivo en — la existencia de la violencia estructural, en sus múltiples
la génesis de la dinámica violenta, es la violencia estructural. formas y en sus variadas configuraciones geográficas y
Se entiende por violencia estructural el conjunto de «estructuras sociales,
económicas, sociales, jurídicas y culturales, que causan la opresión — el carácter pecaminoso de la violencia estructural, dan-
del hombre e impiden que el hombre sea liberado de esta opre- do así contenido real a la noción formal del «pecado
sión» (89) De una forma gráfica expresa el sociólogo noruego estructural», expuesta en la Moral Fundamental (93),
Galtung la configuración de la violencia estructural «cuando un — la importancia decisiva de la violencia estructural, en
marido pega a su mujer, es un caso claro de violencia personal cuanto principal condicionante genético de las otras for-
(directa) Cuando un millón de mandos mantienen a un millón de mas de violencia social
mujeres en la ignorancia, hay violencia estructural, aunque ninguna
de ellas se queje del dolor Lo mismo sucede en una sociedad en que Frente a la violencia estructural existen varias alternativas Una de
la esperanza de vida es dos veces más elevada en la clase superior ellas es la introducción de continuos correctivos en la dinámica
que en las capas inferiores Hay violencia aunque no haya hombres social, se trata con ello de «moralizar» la sociedad, elevándola
concretos a los que se pueda reprochar que atacan directamente a continuamente a cotas más elevadas de justicia social En determi-
los otros, como cuando un hombre mata a su hermano» (90) La nadas situaciones la única alternativa es la revolución de las
violencia estructural es la objetivación de la diferencia entre lo que estructuras.
«debiera ser» y lo" que «es» Se aumenta la violencia estructural El discernimiento ético de estas alternativas será expuesto en la
cuando se hace progresar la distancia entre lo actualmente posible y tercera parte (III) de este capítulo en el contexto de la «ética del
lo actualmente realizado cambio social»
Cierto tipo de pensamiento, reaccionario e ideológico, está em- Para terminar esta exposición sobre la violencia estructural ano-
peñado en ocultar o, al menos, en difummar la importancia objetiva temos que entra dentro de sus cuadros la violencia represiva. Sin
y la toma de conciencia subjetiva de la violencia estructural «El embargo, no toda la violencia ejercida por las fuerzas armadas del
mérito del pensamiento marxista contemporáneo está en haber Estado frente a los ciudadanos es injusta La represión coactiva
puesto de relieve la existencia de la violencia e s t r u c t u r a l , a la cual armada (=violencia represiva) «puede estar al servicio de un Estado
los sistemas éticos tradicionales —judeo-cnstiano, confucionista, justamente constituido, cuyos poderes persiguen el bien común, o
budista o simplemente humanista— no prestaban atención al- puede estar al sevicio de un Estado injustamente constituido, man-
guna» (91) tenedor de la violencia estructural» (94) La valoración ética de la
No hace falta que nos extendamos en poner de manifiesto la violencia represiva es diferente en cada una de las dos situaciones
existencia de la violencia estructural Se constata con evidencia señaladas
ofuscadora en los países del Tercer Mundo, mirados en sí mismos y
en relación con los países desarrollados Pero también existen claras
violencias estructurales en los países desarrollados, tanto en los b) Violencia frente al «orden establecido»
llamados capitalistas como en los llamados socialistas (92) (Resistencia, rebelión, violencia revolucionaria, etc )

1 ° Anotaciones generales
(89) DÍEZ ALEGRÍA O C , 10-11
Dentro del círculo de la violencia social existe un grupo de
(90) J GALTUNG Violence, peace and peace research- Journal of
Peace Research (Oslo, 1969), n 5, 167 Citado por Bosc, o.c , 16
(91) Bosc, o c . , 1 6 (93) Moral de Actitudes. I. Moral Fundamental, edic 4 a (Madrid,
(92) DÍEZ ALEGRÍA, O c , 74-75 1977), 445-463
(94) DÍEZ ALEGRÍA, O . C , 12
596 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 597
formas de violencia que tienen como denominador común el opo-
(Madrid, 1934) R HECKEL, Le chrétien et le pouvoir Légitimite,
nerse al «orden establecido» desde unas pretensiones de «legitimi-
résistence, insurrection (París, 1962) G JARLOT, De l'msurrection
dad social» Por razón de estas pretensiones de «legitimidad social» a la legitimité Miscellanea Taparelli (Roma, 1964), 207-226
se diferencian las formas de violencia aquí agrupadas de las que
serán tratadas en el apartado siguiente (subversión, terrorismo, etc ), La resistencia al poder político, pretendidamente injusto y
que no se pliegan a los «convencionalismos» de la legitimación social agresor, ha sido un tema clásico tanto en la ética católica (96) como
En relación con la expresión «orden establecido» hay que anotar en la protestante (97)
en ella una radical ambigüedad Al utilizarla en este contexto no se Por lo que respecta a la moral católica, conviene recordar los dos
entiende como un orden social «justamente» establecido, sino como puntos siguientes
un orden social «de hecho» establecido Precisamente en esta
* Tiranicidio. La moral tradicional católica distinguió entre el
ambigüedad radica la posibilidad de hacer un discernimiento ético
tirano que se hace tal una vez establecido legalmente (=«tyrannus
de las formas de violencia que se oponen al orden social establecido
regimims») y el tirano que pretende comenzar a dominar (=«tyran-
En la ética tradicional católica, sobre todo en la doctrina social nus usurpationis») El conjunto de autores consideran lícito dar
pontificia, se advierte un neto deslindamiento entre dos series de muerte al tirano de «usurpación» (98)
violencias en relación con el orden establecido Existe un primer
Como quiera que el P. Mariana es considerado el autor repre-
grupo de realidades que comportan para la doctrina social de la
sentativo de esta opinión (99), transcribimos aquí su pensamiento
Iglesia una connotación negativa la rebelión (término utilizado
«Tanto los filósofos como los teólogos están de acuerdo en que
hasta Pío XII) y la revolución (término de la época reciente) En
si un príncipe se apoderó de la república a fuerza de armas, sin razón,
cambio, otras realidades han sido bien acogidas las que se expresan
sin derecho alguno, sin el consentimiento del pueblo, puede ser
con el término de resistencia, opuesta a la «tiranía» Esta diversidad
despojado por cualquiera de la corona, del gobierno, de la vida, que
de valoración, constatable en la doctrina social de la Iglesia (95), ha
siendo un enemigo público y provocando todo género de males a la
orientado a la conciencia cristiana por los derroteros del conserva-
patria y haciéndose verdaderamente acreedor por su carácter al
durismo social
nombre de tirano, no sólo puede ser destronado, sino que puede
La ética cristiana actual tiene que superar las posturas ideologi- serlo con la misma violencia con que él arrebató un poder que no
zadoras que propenden a justificar el orden establecido y a oponerse pertenece sino a la sociedad que oprime y esclaviza
a las formas de violencia contra él Con gran lucidez crítica se ha de
Si el príncipe empero fuese tal o por derecho hereditario o por la
replantear el ethos de los cristianos en relación con estas realidades
voluntad del pueblo, creemos que ha de sufrírsele, a pesar de sus
tan importantes Dejando para más adelante la reflexión ética sobre
liviandades y sus VICIOS, mientras no desprecie esas mismas leyes
la violencia en general, ofrecemos a continuación un conjunto de
que se le impusieron por condición cuando se le confió el poder
anotaciones sobre dos formas de abordar la oposición violenta al
supremo No hemos de mudar fácilmente de reyes, si no queremos
orden establecido
incurrir en mayores males y provocar disturbios Se les ha de sufrir
lo más posible, pero no ya cuando trastornen la república, se

2° Tema clásico ética del «tiranicidio» (96) Ver la bibliografía consignada en el texto
y de la «resistencia» al poder político (97) J G DAVIES, Los cristianos, la política y la revolución violen-
ta (Santander, 1977), 59-92
G BIANCHI-B DE MARCHI, Per amore nbelli Cattolici e resistenza (98) SALMANTICENSES, Cursus Theologiae Moralis. edic 4 a, VI (Ma-
(Milán, 1976) W D J CARGILL, Luther and the nght of resistance drid 1754), 52 (califican el tema de «célebre cuestión»), C R BILLUART,
to the emperor Church, society and politics (Oxford, 1975), Summa S. Thomae hodiernis academiarum moribus accommodata
159-202 A DE CASTRO ALBARRÁN, El derecho a la rebeldía X (Wirceburgí, 1758), 64-65 Ver la edición 7 a de la Teología Moralis de S
Alfonso (libro III, n 381)
(95) Cfr J L GUTIÉRREZ, Conceptos fundamentales en la Doctrina (99) R F DE VELASCO, Referencias y transcripciones para la histo-
Social de la Iglesia IV (Madrid, 1971), 19-21, 97-107, 134-142 ria de la literatura política en España (Madrid, 1925), 103-123 («A-
puntes para un estudio sobre el Tiranicidio y el Padre Juan de Mariana» )
598 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 599
apoderen de las riquezas de t o d o s , menosprecien las leyes y la «Vosotros habéis recordado a vuestros hijos más de una vez que la
religión del reino, y t e n g a n por virtud la soberbia, la audacia, la Iglesia fomenta la paz y el orden, aun a costa de graves sacrificios, y
i m p i e d a d , la c o n c u l c a c i ó n sistemática d e t o d o lo más santo E n t o n - que condena toda insurrección violenta, que sea injusta, contra los
ces es ya preciso pensar en la manera c ó m o podría destronársele, a poderes constituidos Por otra parte, también vosotros habéis afirmado
f i n d e q u e n o se agraven los males ni se v e n g u e una maldad c o n que, cuando llegara el caso de que esos poderes constituidos se
levantasen contra la justicia y la verdad hasta destruir aun los funda-
otra Se ha de amonestar ante t o d o al príncipe , si empero rechazare
mentos mismos de la autoridad, no se ve cómo se podría entonces
t o d o género de observaciones, si n o dejare lugar a l g u n o a la
condenar el que los ciudadanos se unieran para defender la nación y
esperanza, debe empezarse por declarar p ú b l i c a m e n t e q u e n o se le defenderse a sí mismos con medios lícitos y apropiados contra los que
reconoce c o m o rey, q u e se d a n por nulos t o d o s sus actos posterio- se valen del poder público para arrastrarla a la ruina
res Y puesto q u e necesariamente ha de nacer de ahí una guerra,
Si bien es verdad que la solución práctica depende de las circuns
c o n v i e n e explicar la manera d e defenderse, procurar armas, imponer
tancias concretas, con todo es deber nuestro recordaros algunos
c o n t r i b u c i o n e s a los pueblos para los gastos de la guerra, y si así lo principios generales que hay que tener siempre presentes y son
exigieren las circunstancias, sin q u e de o t r o m o d o fuese posible
1 ° Que estas reivindicaciones tienen razón de medio o de fin
salvar la patria, matar a hierro al príncipe c o m o e n e m i g o p ú b l i c o y
relativo, no de fin último y absoluto
matarle por el m i s m o derecho de defensa, por la a u t o r i d a d propia d e l
p u e b l o , más legítima siempre y mejor q u e la del rey tirano D a d o este 2 ° Que, en su razón de medio, deben ser acciones lícitas y no
intrínsecamente malas
caso, n o sólo reside esta f a c u l t a d en el p u e b l o , reside hasta en
cualquier particular q u e , a b a n d o n a d a t o d a especie de i m p u n i d a d y 3 ° Que si han de ser medios proporcionados al fin, hay que usar
despreciando su propia vida, quiera empeñarse en ayudar d e esta de ellos solamente en la medida en que sirven para conseguirlo o
hacerlo posible en todo o en parte, y en tal modo, que no proporcio-
suerte la república» ( 1 0 0 )
nen a la comunidad daños mayores que aquellos que se quieran reparar
• R e s i s t e n c i a a l p o d e r p o l í t i c o . El tema de la resistencia al 4 ° Que el uso de tales medios y el ejercicio de los derechos cívicos
poder político injusto y agresor, ya tratado en la moral t r a d i c i o - y políticos en toda su amplitud, incluyendo también los problemas de
nal ( 1 0 1 ) , ha v u e l t o a ser considerado por el magisterio eclesiástico orden puramente material y técnico o de defensa violenta, no es en
reciente Pío X I en la Carta al Episcopado m e x i c a n o «Firmissimam manera alguna de la incumbencia del clero ni de la Acción Católica
constantiam» ( 1 9 3 7 ) afirmó la posibilidad de una insurrección justa como tales instituciones, aunque también, por otra parte, a uno y a
y e x p u s o los principios generales q u e deben orientar la moralidad d e otra pertenece el preparar a los católicos para hacer uso de sus
derechos y defenderlos con todos los medios legítimos, según lo exige
su realización
el bien común
(100) J DE MARIANA, Del Rey y de la Institución Real: Obras del 5 ° El clero y la Acción Católica, estando, por su misión de paz y
Padre Juan de Mariana, t II (Madrid, 1909), 482 Biblioteca de Autores de amor, consagrados a unir a todos los hombres en el vínculo de la
Españoles, tomo XXXI Contrasta con la opinión del P Mariana la postura de paz (Ef 4,3), deben contribuir a la prosperidad de la nación principal-
Kant «No hay, pues, contra el poder legislativo, soberano de la ciudad, mente fomentando la unión de los ciudadanos y de las clases sociales
ninguna resistencia legitima de parte del pueblo, porque un estado jurídico y colaborando en todas aquellas iniciativas sociales que no se opon-
no es posible mas que por la sumisión a la voluntad universal legislativa, gan al dogma o a las leyes de la moral cristiana» (102)
ningún derecho de sedición (seditio), menos todavía de rebelión (rebellio),
pertenece a todos contra el como persona singular o individual (el monarca),
El C o n c i l i o Vaticano II reitera la doctrina tradicional Proclama la
bajo pretexto de que abusa de su poder (tyrannus) La violencia ejercida en
su persona, por consiguiente, el atentado a la vida del príncipe (monarcho- licitud de la resistencia ante el abuso d e la autoridad « C u a n d o la
machismus sub specie tyrannicidii) no es permitido La más ligera tentativa a u t o r i d a d p ú b l i c a , rebasando su c o m p e t e n c i a , oprime a los c i u d a d a -
en este genero es un crimen de alta traición, y un traidor de esta naturaleza
debe ser castigado con la pena de muerte, como culpable de haber querido (102) P GALINDO, Colección de Encíclicas y Documentos pontifi-
matar a su país (parricida) » ( M KANT, Principios metafísicos del cios, edic 5 a (Madrid, 1955), 1132 Sobre la compleja valoración del
Derecho, edic 2 a [Buenos Aires, 1974] ) documento de Pío XI, cfr DIEZ ALEGRÍA, o . c , 82-86 («el contexto y el
(101) DE VELASCO, O . C , 124-170 («Sobre el derecho de resistencia al significado real de la encíclica (sic) es más bien negativo, pero la doctrina es
Poder Publico en España Doctrina y episodios históricos») interesante», p 86)
600 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 601

nos, éstos no deben rehuir las exigencias objetivas del bien común; ción» y «violencia en la revolución». Sobre la moral de la opción
les es lícito, sin embargo, defender sus derechos y los de sus revolucionaria en orden a provocar el cambio social trataremos en el
conciudadanos contra el abuso de tal autoridad, guardando los apartado III de este capítulo. Dando por supuesta la licitud y en
límites que señala la ley natural y evangélica» (103). ciertos casos la obligación moral de hacer una «revolución de
estructuras injustas» nos preguntamos aquí por la moralidad del uso
Creemos que el tema clásico del «tiranicidio» y de la «resistencia»
de la violencia para conseguir dicha revolución.
al poder político está condicionado, en su planteamiento y en su
solución, por una comprensión excesivamente «jurídica» y «perso- El magisterio eclesiástico reciente se ha pronunciado expre-
nal» del poder. Por otra parte, tanto el motivo como la finalidad que samente sobre la violencia revolucionaria. Aunque su postura es
subyacen en la aceptación del tiranicidio y de la resistencia están globalmente negativa, conviene recoger los diversos matices.
coloreados por cierto matiz de «integrismo ético-político». En la Juan XXIII en la encíclica «Pacem in terris» (106), asumiendo
actualidad este tema clásico se formula en términos de violencia enseñanzas de Pío XII, se opone tajantemente a la violencia revolu-
revolucionaria, según señalamos a continuación. cionaria: «No en la revolución, sino en una evolución concorde están
la salvación y la justicia. La violencia jamás ha hecho otra cosa que
destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmarlas; acumular
3.° Tema actual: ética de la «violencia revolucionaria» odio y escombros, no hacer fraternizar a los contendientes, y ha
precipitado a los hombres y a los partidos a la dura necesidad de
J. G DAVI ES, Los cristianos, la política y la revolución violenta reconstruir lentamente, después de pruebas dolorosas, sobre los
(Santander, 1978). M HENGEL, Jesús y la violencia revolucionaria
destrozos de la discordia» (107).
(Salamanca, 1973). Guerre révolutionnaire et conscience chrétien-
ne (París, 1964). VARIOS, La violencia revolucionaria de los cristia- El texto decisivo es el de Pablo VI en la encíclica Populorum
nos (Salamanca, 1971). progressio:
En la actualidad la violencia frente al orden establecido adquiere «Es cierto que hay situaciones cuya injusticia clama al cielo
la configuración de violencia revolucionaria. Al tratar de some- Cuando poblaciones enteras, faltas de lo necesario, viven en una tal
terla a un discernimiento ético, es preciso hacer dos anotaciones dependencia que les impide toda iniciativa y responsabilidad, lo
mismo que toda posibilidad de promoción cultural y de participación
previas.
en la vida social y política, es grande la tentación de rechazar con la
En primer lugar, el tema de la violencia revolucionaria arrastra una violencia tan graves injurias contra la dignidad humana
connotación negativa en la doctrina social católica. Se la vincula a Sin embargo, como es sabido, la insurrección revolucionaria —sal-
las realidades sociales de la rebelión y de la insurrección, contra vo en el caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase grave-
las que polemizaron los Papas desde León XIII hasta Pío XII (104). mente a los derechos fundamentales de la persona y dañase peligro-
Aún en el magisterio más reciente violencia revolucionaria es lo samente el bien común del país— engendra nuevas injusticias, intro-
mismo que «insurrección» revolucionaria (105). Mientras que, según duce nuevos desequilibrios y provoca nuevas ruinas No se puede
hemos visto, la moral tradicional aceptó en ciertos casos la violencia combatir un mal real al precio de un mal mayor» (108)
de «resistencia», en relación con la «rebelión» mantuvo una postura
En estos dos párrafos, en los que a primera vista parece
compactamente negativa.
encontrarse una c o n t r a d i c c i ó n desconcertante ( 1 0 9 ) , Pablo VI re-
La segunda anotación se refiere al deslindamiento entre «revolu- chaza la violencia revolucionaria c o m o s o l u c i ó n general para salir de

(103) Gaudium et Spes. n 74, 3 Cfr Dignitatis humanae, n 11 (106) Pacem in terris, nn 161-162
(104) GUTIÉRREZ, O . C , IV, 19-21 (107) Pío XII, Alocución a los trabajadores italianos (13 de junio
(105) Ibíd., 134-142. «Los documentos entienden por revolución la de 1943) AAS 35 (1943), 175
insurrección sangrienta, destructora, atizada por la demagogia, que pretende (108) Populorum progressio, nn 30-31 Ocho grandes mensajes
derrocar por completo un determinado régimen político legitimado, para (Madrid, 1971), 342.
sustituirlo por otro puesto al servicio de grupos, intereses o movimientos (109) Cfr. DIEZ ALEGRIA, O . C , 88-90. «Yo creo que esta aparente contra-
particulares» (p. 141) dicción en la actitud del Papa responde a una contradicción de nuestra
602 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 603

las situaciones de injusticia. Sin embargo, la admite en circunstan- paz» (112). El Documento de Puebla (1979) condena la violencia,
cias especiales en las que se verifiquen las condiciones señaladas en tanto la del poder establecido como la terrorista y guerrillera (nn.
el paréntesis del último párrafo. 531-532). Lo mismo hizo Juan Pablo II en Irlanda (1979).
En intervenciones posteriores, Pablo VI adoptó una actitud más La reflexión teológica no ha dicho su última palabra en
negativa ante la revolución violenta (110). Por su parte, los docu- relación con la ética de la violencia revolucionaria. Algunos (113)
mentos de Medellín (1968) hacen un discernimiento matizado en examinan la «revolución justa» desde los presupuestos tradicionales
relación con el «problema de la violencia en América Latina» (111) de la «guerra justa» (aún la interna o civil); someten a análisis moral
Situando el problema de la violencia dentro del marco de las la violencia revolucionaria desde los presupuestos que legitiman, en
injusticias estructurales y leyendo en los movimientos de violencia la moral tradicional, la guerra justa: autoridad legítima, causa justa,
revolucionaria un afán por la justicia, llegan, sin embargo, a la último recurso, fines justos, medios justos, probabilidad de éxito.
conclusión pragmática siguiente: «Si consideramos el conjunto de Otros autores (114), partiendo de la necesidad de la revolución de
las circunstancias de nuestros países, si tenemos en cuenta la estructuras injustas, reconocen que la acción no-violenta es la más
preferencia del cristianismo por la paz, la enorme dificultad de la connatural con las exigencias revolucionarias, pero que en determi-
guerra civil, su lógica de violencia, los males atroces que engendra, nadas ocasiones el recurso a la violencia es lícito por falta de
el riesgo de provocar la intervención extranjera por ilegítima que sea, alternativa; en este último caso se recurre a la violencia «con la
la dificultad de construir un régimen de justicia y de libertad conciencia sufriente porque viola en parte la ley del amor» (115).
partiendo de un proceso de violencia, ansiamos que el dinamismo Para otros (116) el tema de la violencia revolucionaria tiene que
del pueblo concientizado se ponga al servicio de la justicia y de la plantearse desde dos claves de orientación: «primera, que la posibi-
lidad real de una violencia armada, por la que se llegue a una
revolución de estructuras al servicio del auténtico 'progreso' humano
e histórico, no puede ser negada arbitrariamente, a priori; segunda,
existencia, que Pablo VI afronta aquí y nos invita a superar El Papa tiene que tal posibilidad es fuertemente angosta y problemática, en con-
conciencia de que la insurrección violenta entraña de hecho, concretamente, creto» (117).
aspectos negativos e injustos que la conciencia moral no puede aceptar. Pero
tampoco puede aceptar la conciencia moral la impunidad de las'situaciones Por nuestra parte, creemos que la violencia revolucionaria es la
de prolongada tiranía a las que se refiere el Papa en este mismo texto De forma más cualificada de violencia en la actualidad. Si es lícito en
aquí que, si los hombres se obstinan en cerrar la posibilidad de superación algún caso el uso de la violencia como medio de lucha por la justicia,
de esas injusticias sin necesidad de insurrección violenta, crean ellos, por su lo será en el caso de la violencia revolucionaria, ya que ésta se opone
culpa, una situación éticamente insoluble, pues la insurrección violenta tiene a la otra forma más perniciosa de violencia, la violencia estructural.
aspectos inadmisibles (en concreto), pero tampoco es moral colaborar
El discernimiento ético que hacemos al final de este apartado (II) en
indefinidamente en el sostenimiento de un 'orden' sustancialmente injusto
De aquí el tono, hasta cierto punto torturado, de este pasaje de la relación con la violencia en general tiene aplicación directa y
encíclica. Es como si el Papa pusiese un ultimátum a los mayores respon- prototípica a la violencia revolucionaria.
sables. El Papa nos dice afrontad valerosamente la presente situación,
combatiendo y venciendo las injusticias que entraña; haced las transforma- c) Violencia subversiva (terrorismo, secuestros, etc.)
ciones audaces, profundamente innovadoras, que requiere el desarrollo,
emprended sin tardanza reformas urgentes; de lo contrario, las clamorosas G DE ROSA, Ribellione della coscienza cristiana contro il terrorismo:
injusticias darán paso a la insurreccción violenta, con su cortejo de calami- Civiltá Cattohca 113 (1962), I, 567-571 P. HERTEL, Kirchen und
dades, yo, hoy, digo todavía 'no' a los que sienten la tentación de ese tipo
de revolución, pero es un último plazo, porque, en el caso de tiranía evidente (112) Ibíd., 42.
que atente gravemente a los derechos fundamentales de la persona, etc , yo (113) DAVIES, O . C , 213-234.
no podré decir 'no' a la revolución violenta, que ha resultado necesaria por (114) G GIRARDI, Amor cristiano y lucha de clases (Salamanca,
la obstinación de los egoísmos» (pp. 89-90) 1971), 67-77.
(110) Ver textos más adelante, en este mismo capítulo 8, II, 4. (115) Ibíd., 71.
(111) Presencia de la Iglesia en la transformación de América (116) DIEZ ALEGRIA, o . c , 73-103
Latina (México, 1968), 40-42 (117) Ibíd., 100-101
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 605
604 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL

— n o decaiga en una a c t i t u d o m o v i m i e n t o «romántico» o de


Terronsmus Onentierung 42 (1978), 95-96 W F KASCH, Was ist
«utopía fantasmagórica», sino q u e se inserte en la p o s i b i -
Terronsmus? Stimmen der Zeit 196 (1978), 763-771 G M A T T A I ,
Violenza e terrorismo Rivista di Teología Morale 11 (1 979), 41 -94 lidad d e lo real;
M ROCH, Anarchismus und Terror Socialethische Aspekte Trier — actúe n o sólo c o m o una postura personal-profética, sino
Theol Zeitschr 85 (1976), 297 ss
como un movimiento social-histórico;
A u n q u e el ejercicio de la violencia siempre tiene u n «significado» — se traduzca en u n p r o g r a m a s e r i o d e e s t r a t e g i a s y
para aquellos q u e la realizan, sin e m b a r g o , las formas de violencia t á c t i c a s encaminadas a vencer las violencias injustas
subversiva s o n «ciegas», y por lo t a n t o i n h u m a n a s , para la sociedad
en general La violencia no tiene j u s t i f i c a c i ó n posible, es algo absurdo La a c e p t a c i ó n de la « n o - v i o l e n c i a activa» c o m o alternativa al
círculo de la violencia social la e n t e n d e m o s c o m o una o p c i ó n , para
Hecha esta valoración radicalmente negativa de las formas de
a l g u n o s «carismática», q u e ha de ser vivida e n r e f e r e n c i a d i a l é c -
violencia subversiva, la ética cristiana c u e s t i o n a a la s o c i e d a d q u e
t i c a c o n la o p c i ó n de aquellos q u e creen trabajar por la justicia
p r o d u c e y da lugar al absurdo d e la violencia El C o n c i l i o Vaticano II
utilizando medios v i o l e n t o s
llega a la raíz del problema c u a n d o dice «la c o m p l e j i d a d de la
situación actual y el laberinto de las relaciones internacionales
permiten prolongar guerras disfrazadas c o n nuevos m é t o d o s i n s i d i o -
3 EL HORIZONTE DE LA VIOLENCIA BÉLICA
sos y subversivos En m u c h o s casos se a d m i t e c o m o n u e v o sistema
de guerra el uso de los m é t o d o s del terrorismo» ( 1 1 8 )
Dentro del horizonte de la guerra i n t r o d u c i m o s aquellas situacio-
nes q u e tienen por marco de referencia, de forma positiva o negativa,
d) La «no-violencia activa» directa o indirectamente, próxima o remotamente, la realidad de la
como alternativa a la espiral de la violencia v i o l e n c i a a r m a d a ejercida por u n Estado frente a otro en el plano
internacional
G ARIAS, La no violencia ¿Tentación o reto? (Salamanca, 1977)
H CÁMARA, Espiral de la violencia (Salamanca, 1970), La revolu- a) S e r v i c i o militar y o b j e c i ó n d e c o n c i e n c i a
ción de los no-violentos (Pamplona, 1972) J M DOUGLAS, La
cruz de la no violencia (Santander, 197'4) S LÉGASSE, Les pauvres
en esprit Evangile et non-violence (París, 1974) P RÉGAMEY, La referencia a estos d o s temas, q u e tienen evidente relación
Frente a la violencia (Madrid, 1964) R SCHUTZ, La violencia de entre sí, consistirá únicamente en señalar una perspectiva temática
los pacíficos (Barcelona, 1970) VARIOS, La violencia de los pobres general, o f r e c i e n d o al m i s m o t i e m p o pistas bibliográficas para el
(Barcelona, 1968) VARIOS, La no-violencia evangélica fuerza de estudio más detallado de los mismos
liberación (Barcelona, 1978)
1 ° Postura cristiana ante el servicio militar
Sin entrar en la e x p o s i c i ó n d e los presupuestos i d e o l ó g i c o s de la
actitud y del m o v i m i e n t o de la « n o - v i o l e n c i a activa» ( 1 1 9 ) , queremos R H BAINTON, Actitudes cristianas ante la guerra y la paz (Madrid
dejar constancia de esta alternativa g l o b a l al círculo infernal de la 1963) 63 80 H F V CAMPENHAUSEN, Der Knegsdienst der
violencia social Christen in der Kirche des Altertums Tradition und Leben (Tubm
ga 1960) 203-215 J FONTAINE Los cristianos y el servicio militar
J u z g a m o s válida esta alternativa, c o n tal de q u e ( 1 2 0 ) en la antigüedad Concilium n 7 ( 1 9 6 5 ) 118-131 J M HORNUS
Evangile et labarum Etude sur l'attitude du chnstianisme primitif
— sea realmente «activa», en el sentido de c u e s t i o n a m i e n t o ,
devant les problemes de l'Etat, de la guerre et de la violence
o p o s i c i ó n y lucha contra la v i o l e n c i a e s t r u c t u r a l ; (Ginebra, 1960) (con bibliografía en pp 166 174) W HUBER,
Militansm Ecumemcal Review 30 (1 978) 155-165 W HUBER G
(118) Gaudium et Spes, n 79 LIEDKE Christentum und Militansmus (Munchen 1975) K D
(119) Ver el libro de G ARIAS, La no-violencia. ¿Tentación o reto? SUTER, The Christian and Militansm Ecumemcal Review 30 (1978)
(Salamanca, 1977) 127-138
(120) Cfr DIEZ ALEGRÍA, o c , 101-103
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 607
606

El Concilio Vaticano II, sin hacer JUICIO de valor sobre el milita- orden militar por creerla contraria a la ética o al derecho de guerra
rismo y situándose en el hecho de la existencia del ejército, da la pactado
siguiente orientación «Los que, al servicio de la patria, se hallan en La postura oficial de la Iglesia católica ante la objeción de
el ejército, considérense instrumentos de la seguridad y libertad de conciencia está recogida en el n 79 de la constitución Gaudium et
los pueblos, pues desempeñando bien esta función contribuyen Spes, del C Vaticano II En relación con los objetores que rehusan
realmente a estabilizar la paz» (121) obedecer órdenes militares injustas, la postura es clara y tajante «el
Detrás de esta anotación del Vaticano II se esconden serios Concilio pretende recordar ante todo la vigencia permanente del
interrogantes sobre la actitud cristiana ante el fenómeno militar derecho natural de gentes y de sus principios Los actos, pues, que
Destacan los siguientes se oponen deliberadamente a tales principios y las órdenes que
mandan tales actos, son criminales, y la obediencia ciega no puede
— la diversa actitud de los cristianos, en el devenir histórico, excusar a quienes las acatan Entre estos actos hay que enumerar
ante el servicio militar tiene una lectura normativa, en ante todo aquellos con los que metódicamente se extermina a todo
cuanto que en las diferentes situaciones fueron fieles o un pueblo, raza o minoría étnica hay que condenar con energía tales
infieles al espíritu cristiano (122), actos como crímenes horrendos, se ha de encomiar, en cambio, al
— ¿corresponde al espíritu cristiano el rechazo «radical» del máximo la valentía de los que no temen oponerse abiertamente a los
militarismo (en el sentido de la radicalidad del Sermón del que ordenan semejantes cosas» (123)
Monte), aunque tenga que contar con la «imperfección»
La actitud del Concilio ante la objeción de conciencia propiamen-
histórica de las armas?
te dicha es más cauta Solamente pide lo siguiente «parece razona-
ble que las leyes tengan en cuenta, con sentido humano, el caso de
2° Apoyo cristiano a la objeción de conciencia los que se niegan a tomar las armas por motivo de conciencia y
aceptan al mismo tiempo servir a la comunidad humana de otra
B MONTANARI, L'obiezione di coscienza al servizio militare, scelta forma» (124) En este texto 1) no se quiere resolver la cuestión de
esistenziale, affermazione etica, impegno ideológico político RIVIS si el objetor de conciencia actúa con conciencia «cierta» o sólo con
ta di Teología Morale 6 (1974), 417-460 L PEREÑA, La objeción conciencia «recta» y si la objeción de conciencia es un «derecho»
de conciencia (Madrid, 1971) P-R RÉGAMEY J Y JOLIF, Frente humano (125), son cuestiones que el Concilio ha dejado abiertas al
a la violencia Los objetores de conciencia (Madrid 1964)
estudio, ni siquiera las palabras que el Concilio dedica al ejército (n
Por objeción de conciencia frente al ejercicio de las armas se 79, 5) prejuzgan la bondad objetiva de la objeción de conciencia y
entiende la actitud de aquellos ciudadanos que, por motivos de el derecho que pueda tener el objetor 2) Se supone que pueden
conciencia, se niegan a prestar servicio militar en países en los que existir actualmente personas que con entera buena fe («por motivo
está legalmente establecido Dentro de esta noción general se sitúan de conciencia») se nieguen a tomar las armas, se traslada así el
algunas variantes la objeción de conciencia de aquellos que se conflicto al ámbito de la conciencia personal 3) Se admite y se urge
niegan a obedecer al llamamiento para una guerra determinada por («parece razonable») un ordenamiento jurídico para solucionar esas
creerla injusta (por razón del fin o de las circunstancias en que se situaciones conflictivas, ordenamiento que tenga en cuenta el «sen-
presenta), la objeción a obedecer, durante la guerra, a determinada tido humano» sin descartar el que los objetores de conciencia sean
obligados a servir a la comunidad con otra forma de servicio
La ética cristiana no sólo debe apoyar a los objetores de
(121) Gaudium et Spes, n 79, 5 conciencia en sus reivindicaciones justas, sino que tiene que leer en
(122) Para el estudio de este punto, ver J M HORNUS, Evangile et este movimiento humano una intuición axiológica y una estimativa
labarum. Etude sur l'attitude du christianisme primitif devant les moral que orientan hacia cotas cada vez más elevadas de auténtica
problémes de l'Etat, de la guerre et de la violence (Ginebra, 1960),
con abundante bibliografía en pp 166-174 Para una aproximación rápida, (123) Gaudium et Spes, n 79, 2
ver R H BAINTON, Actitudes cristianas ante la guerra y la paz (124) Ibíd., n 79, 3
(Madrid, 1963), 63-80 (125) Cfr DIEZ ALEGRIA, o . c , 64-72
608 M O R A L DE A C T I T U D E S MI M O R A L SOCIAL
C O N F L I C T I V I D A D , VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 609
moralización social En relación con el primer aspecto, la ética b) Carrera de armamentos y desarme (128)
cristiana, además de aplicar a esta situación su opción incondicional
por el valor y la libertad de la conciencia (126), creemos que ha de H GOLLWITZER, Les chrétiens et les armes atomiques (Ginebra, s a )
colocarse al lado de aquellos que defienden la objeción de concien- G M A H O N , Chnstian and the arms trade (Londres, 1976) Ph
cia como un «derecho» humano y que consideran el contenido de NOEL-BAKER, La carrera de armamentos Un programa para el
esta decisión como un descubrimiento «lúcido» de la verdad objeti- desarme mundial (Madrid, 1965)
va Por lo que se refiere al segundo aspecto, la ética cristiana
descubre en la objeción de conciencia una «orientación de valor» La carrera de armamentos constituye una preocupación gravísima
que pone al descubierto los elementos objetivamente «imperfectos» para la humanidad, el desarme aparece como una de las opciones
( = inmorales) del servicio militar y que adelanta en cierta medida la éticas decisivas del momento presente La doctrina social católica lo
situación ideal de la paz perfecta ha puesto de relieve en repetidas ocasiones (129) Sobre la base de
La objeción de conciencia, así entendida y valorada, es el recientes declaraciones de la Iglesia católica, del Consejo Británico
contrapunto necesario de la actitud cristiana ante el militarismo «Yo de las Iglesias y de varios episcopados (130) hacemos las siguientes
anotaciones
pienso que es más cierto que el servicio militar estrictamente obliga-
torio (impuesto a todos, sin alternativa posible de un servicio
pacífico sustitutivo) es injusto e inmoral, que no que el servicio 1 ° Armamento y estructuras subyacentes
armado pueda ser en sí mismo justo (no inmoral) La idea del
servicio militar obligatorio es moderna y ha conducido inexorable- La carrera de armamentos obedece a tres grupos fundamentales
mente a la inhumanidad de la guerra total Lo menos que podría de razones militares, políticas y económicas
empezar a hacerse en pro del desarme sería mitigar la obligatoriedad
El militarismo se basa en la necesidad, a nivel planetario y
del moderno servicio militar mediante un correcto reconocimiento de
nacional, de descansar sobre la seguridad militar Esto puede pare-
la objeción de conciencia Por lo demás, cuando se piensa en las
cemos trágico pero es así y, como afirma el Consejo Británico de las
condiciones de la guerra moderna (en lo difícil que es el cumplimien-
Iglesias, es muy improbable que se pueda progresar mientras el
to, en las concretas acciones de guerra, de los severos requisitos
sistema militar mundial permanezca como está Mucho más si
necesarios para que la acción bélica no sea injusta, en la situación
tenemos en cuenta que bastantes países del Tercer Mundo están
de pasividad a que se ven reducidos los soldados, arrastrados, de gobernados por juntas militares o sucedáneos y no por regímenes
manera casi fatal, en un dinamismo bélico que escapa a sus posibi- democráticos (131)
lidades de control responsable y que, sin embargo, plantea gravísi-
mos problemas de orden moral, sin que, a la luz de la experiencia y
de la historia, resulte razonable depositar una confianza ciega en los (128) Recogemos en este apartado una nota de M GÓMEZ Ríos apare-
mandos políticos o militares), si se tiene en cuenta todo esto, parece cida en Morada n 1 (1979) con el titulo «Carrera de armamentos y desarme»
necesario admitir que la objeción de conciencia de quien se niega a (129) Pacem m terris, nn 109-119, Populorum progressio, n 53,
prestar servicio de armas es algo muy digno de respeto Los objeto- Gaudium et Spes, n 81
(130) Le Saint-Siége et le désarmement general La Documenta-
res de conciencia no son unos generosos ilusos La cosa es mucho
tion Catholique 73 (1975), 604 610, Rapport du Conseil Britannique
más seria y compleja» (127) des Eglisses- La vente et la hvraison d'armes conventionnelles' La
Documentation Catholique 75 (1978), 269-276, Déclaration des évéques
de Belgique sur la paix et le désarmement' Desarmer pour survivre
La Documentation Catholique 75 (1978), 523 526, Appel des évéques
d'Angleterre et du Pays de Galles en faveur du désarmement: La
Documentation Catholique 75 (1978), 186-187 Cfr también Document
du Conseil permanent de l'Episcopat trancáis et du Conseil de la
(126) M o r a l de Actitudes. I M o r a l de Fundamental, edic 4a
Fédération protestante de France sur le commerce des armes: La
(Madnd,1977), 325-334
Documentation Catholique 30 (1973), 423-426
(127) DIEZ ALEGRIA, O . C , 6 9 - 7 0
(131) Rapport du Conseil Britannique des Eglises, 269
39 Moral social
610 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 611

La razón política es más importante y más compleja porque 2.° Dimensiones éticas
envuelve las otras dos. Es inútil intentar frenar la producción de
armamentos y su comercio mientras permanezcan intactas las estruc- El documento de la Santa Sede presentado en junio de 1976 a
turas políticas y militares que subyacen en nuestro mundo. La OTAN petición de la Asamblea General de la ONU como preparación de la
y el Pacto de Varsovia son los ejemplos más iluminadores de una conferencia del desarme de 1978 condena sin reservas la carrera de
estructura político-militar permanente de agresión y violencia entre armamentos modernos por estas razones (134):
dos bloques.
— Peligro de exterminio recíproco de las grandes potencias y
Los intentos de los últimos años para romper estos esquemas han de los demás pueblos. Las relaciones entre las naciones no
sido infructuosos. Primero, porque los deseos de frenar y clarificar pueden basarse en el miedo al peligro de las armas, ni en su
ante la ONU la carrera de armamentos y el tráfico de los mismos no fuerza de disuasión o de chantaje.
tienen entrada en el interior de estos bloques. En segundo lugar,
— Injusticia: a) es una violación del derecho por el primado de
porque los estados del Tercer Mundo han visto estos manejos como
la fuerza irracional y un pretexto para seguir manteniendo una
una conspiración de los países armados contra los que no lo están;
carrera desenfrenada; b) es un robo descarado el empleo de
en otras palabras, como un intento de «desarmar a los desarmados»
presupuestos tan elevados para mantener los stocks de arma-
según frase de la Argentina en 1965. Y, finalmente, porque todos los
mentos permaneciendo tantas necesidades vitales sin cubrir
países pueden recurrir al art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas
en los países subdesarrollados y tantos marginados y pobres
que consagra el principio de legítima defensa (132).
en los países ricos; c) es una agresión para quienes son
La razón económica es la más espectacular. Según el informe víctimas de esta injusticia; d) finalmente, nos encontramos
del Consejo Británico de las Iglesias sólo las importaciones y con un hecho paradójico: «la existencia de regímenes políti-
exportaciones de armas en 1975 arrojaron estas cifras en millones de cos dictatoriales en el Tercer Mundo es a la vez causa y efecto
libras esterlinas: exportaciones, 9.753 millones; importaciones, de las crecientes compras y ventas de armamentos de los
11.927 millones. De esto la OTAN exportó por valor de 6.293 países industrializados» (135). Se confunden así los aspectos
millones y el Pacto de Varsovia por valor de 2.486 millones. La de opresión política y socioeconómica.
OTAN importó por valor de 1.613 millones, el Pacto de Varsovia por
— Error: uno de los argumentos frecuentemente invocado para
valor de 1.230; el Próximo Oriente, 3.242; Asia (Este) 1.801; África,
mantener la industria bélica es la crisis económica originada
837; América Latina, 437; la OPEC alrededor de 2.400 millones (133).
por su desaparición; pero es una falacia. Las sociedades
Dejando a un lado los terribles riesgos de destrucción planetaria industriales prosperan a base de reconversiones continuas y
que suponen los más de 50.000 ingenios nucleares de las dos planificaciones a largo plazo, cosa que se puede hacer trans-
superpotencias, el comercio de las armas sofisticadas y convencio- formando la industria bélica en usos civiles.
nales aumenta a su vez el círculo del subdesarrollo ya que gran parte
— Locura: «el sistema de relaciones internacionales fundado
del presupuesto de los países económicamente débiles está destina-
sobre el miedo, el peligro y la injusticia constituye una especie
do a la compra de un material bélico cada vez más costoso y
de histeria colectiva; una locura que la historia juzgará» (136).
perfeccionado.
Es, también, un sinsentido, puesto que se trata de un medio
que no alcanza su fin ya que la carrera de armamentos no
garantiza por sí misma la seguridad. La carrera de armamentos
ha llegado a ser acumulativa y tiene una dinámica propia que
(132) J. L. DE AZCÁRRAGA, La carta de las Naciones Unidas y su escapa al control de los estados. Se ha constituido en fin de
posible reforma (Madrid, 1955). Art. 51: «Ninguna disposición de esta sí misma: producir, superar, acumular, olvidándose plenamen-
Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o
colectiva, en caso de ataque armado con un Miembro de las Naciones
Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas (134) Le Saint-Siége et le désarmement general, 604-606.
necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales». (135) Le Saint-Siége et le désarmement general, 606.
(133) Rapport du Conseil Britannique des Eglises, 276. (136) Ibíd., 605.
612 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 613
te de su pretendida justificación inicial ser medio de disua- los aspectos que se conjugan el científico, el jurídico, el político y
sión Esta máquina insensata, esta carrera loca de fabricación el espiritual Además, debe tener en cuenta «las dos grandes realida
de muerte y acumulación de destrucción planetaria mantiene des actuales el desarrollo y la organización de la sociedad interna-
una falsa disuasión, una absurda seguridad, una idea siniestra cional Desarmar, desarrollar, institucionalizar, un solo e idéntico
de paz humana fundada en el terror y, finalmente, garantiza la problema, una sola e idéntica solución» (139)
institucionalización del desorden establecido Por otra parte, la solución del desarme y de la compra-venta de
— Falta grave. Para la Santa Sede hay todavía otro factor armas hay que encuadrarla en el marco de una autoridad publica de
decisivo a la hora de justificar la «condena sin reservas» de la competencia universal como en su momento lo propusieron la
carrera de armamentos se trata de una falta, de un pecado «Pacem in terris», la «Gaudium et Spes», la «Populorum progresio»,
serio contra el hombre y contra el Evangelio 1) es inadmisi- el Sínodo de 1971 (140) En la actualidad, el órgano supremo es la
ble que no pueda encontrarse trabajo para centenares de ONU Su eficacia no es demasiada debido a la oposición interna de
miles de trabajadores más que empleándolos para producir sus bloques y a la falta de poder efectivo para ejecutar decisiones
armas de muerte (Pablo VI), 2) no existe proporción entre el tomadas, sin embargo, se constata la necesidad de su permanencia
daño causado y los valores que se intentan conseguir «es y reforzamiento para que pueda garantizar plenamente la seguridad
más, al emplear en la guerra armas científicas de todo tipo, su internacional por medios legales y pacíficos Tanto Pablo VI (1965)
crueldad intrínseca amenaza llevar, a los que luchan, a tal como Juan Pablo II (1979) manifestaron su fe en la ONU como
barbarie que supere enormemente la de los tiempos pasados» instancia jurídico-moral para propiciar la paz por medio del derecho
(137), 3) «constituye una provocación que explica —psico- (141)
lógica, económica, social y políticamente— la aparición y
proliferación de otra competencia la carrera de pequeños Para realizar el desarme sería necesario transferir la seguridad
armamentos» De ahí, el terrorismo que se presenta, frecuen- nacional y sus instrumentos militares —que hasta ahora están en
temente, «como el último medio de defensa contra el abuso manos de cada gobierno— a esta autoridad pública de competencia
de poder de las grandes naciones y como una contestación universal Asimismo, convertirla en instancia mundial de arbitrio y
violenta de la situación de injusticia creada o mantenida por policía con medios adecuados para actuar mediante el recurso al
la amenaza de los estados mejor armados» (138) derecho como sucede en el interior de cada estado Esta instancia
mundial de arbitrio y policía sería la única realidad capacitada para
acabar con el terrorismo, para evitar la creación del duafismo de
3° Caminos hacia el desarme fuerzas armadas, para impedir la subida y permanencia de los
regímenes totalitarios, para dar acceso a todos los países a negociar
Para realizar el desarme hay que comenzar situándonos en una en igualdad de derechos y para prestar esa ayuda que los países en
perspectiva distinta a la que ha prevalecido durante este último siglo vías de desarrollo necesitan a fin de evitar la tentación de la violencia
y especialmente tras la segunda guerra mundial no podemos seguir contra la injusticia
manteniendo la paz sobre una estrategia de división en bloques y
mucho menos sobre el terror a que nos ha llevado la carrera de
(139) Le Saint-Siége et le désarmement general, 607
armamentos Es necesario cambiar la división por la confianza y el
(140) Pacem ¡n terris, n 133, Gaudium et Spes, n 81, Populorum
terror de la guerra por el derecho internacional, asimismo, es nece progressio, n 78, Sínodo de los obispos de 1971 Ecclesia 31 (1971)
sano mentahzarnos de que la paz debe fundarse sobre la justicia y el 2301
desarrollo (141) Aparte los documentos de Pablo VI reseñados en el documento
El desarme no es una realidad aislada, forma parte de un conjunto que venimos comentando, tiene especial importancia su discurso ante la
y debe ser abordado con una metodología propia que abarque todos ONU el 4 de octubre de 1965 Ecclesia 25 (1965), 1403 1408, cfr también
los tres artículos de G RULLI, Paolo VI per il disarmo La Civiltá Cattolica
129 (1978) III, 81-92, Per una «strategia del disarmo» La Civilta
(137) Gaudium et Spes, 79 Cattolica 129 (1978), II, 392-405, Assamblea straordinana dell'ONU
(138) Le Saint-Siége et le désarmement general, 606 per il disarmo. La Civiltá Cattohca 129 (1978) III 428-438
614 CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 615
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL

El Consejo Británico de las Iglesias cree que la ONU puede actuar ecclesiastical wnters (Roma, 1973) D T O ' C O N N O R , A Reapprai-
sal of the Just-War Tradition Ethics 85 (1974), 167-173 L
sobre el tráfico de armas de dos maneras «mediante el embargo y
PEREÑA, Teoría de la guerra en F Suárez, 2 vol (Madrid, 1954) B
mediante la información» (142) El embargo a países en guerra ya lo PRZYBYLSKI, Le probléme de la guerre juste selon St Thomas et P
ha hecho en varias ocasiones Corea del Norte y China en 1951, Wlodkowic Thomas von Aquino Interpretaron und Rezeption
África del Sur en 1962, Rodesia en 1965, etc Los resultados no han (Mainz, 1974), 123-222 R H W REGOUT, La doctrine de la
sido demasiado satisfactorios, pero parece que no hay otro camino guerre juste de Saint Augustin a nos jours, d'apres les théologiens
«todos los estados están sujetos a la legislación internacional y, por et les canonistes catholiques (París, 1934, reimpr Aalen, 1974) F
consiguiente, obligados a observar los embargos del Consejo de H RUSSEL, The just war m the middle ages (New York, 1975) J
Segundad» TURIMER, Reason and the hmitation of war rehgious and secular
concepts, 1200-1740 (Princeton, 1975) T URDANOZ, Pacifismo y
Respecto a la información del comercio de armas, hay iniciativas, guerra justa Estudios Filosóficos 16 ( 1 9 6 7 ) , 5 - 6 4 A
pero pocos resultados A pesar de eso, hay que insistir en que ése es VANDERPOOL, Le Droit de guerre d'apres les théologiens et les
el camino válido para tomar conciencia del problema y controlar las canonistes du Moyen-Age (París, 1911), La doctrine scolastique
ventas du droit de guerre (París, 1919) C A J VAN OUWERKER, El debate
Al insistir sobre el derecho internacional y no sobre la fuerza, la sobre la guerra moderna en Holanda y Francia Concihum n 15
(1966), 126-132 L B WALTERS, Five classical just war theones
ética cristiana es consciente de que el desarme está basado no sólo
A study m the Thought of Tommas Aquinas, Vitoria, Suárez, Gentil
en criterios de eficacia y rendimiento, sino también, en una visión and Grotius (New Haven, 1971) War and christian ethics (Grand
ética, cultural, espiritual y humanista que trascienda la fría política Rapids, 1975)
de intereses para convertirse en una política que posibilita y realiza
la unión de los pueblos De esta forma se eliminarán las dos historias La guerra es uno de los temas más desarrollados en la historia de
paralelas que ahora estamos construyendo y apoyando la historia de la Moral Limitándonos al horizonte de la moral católica (143) y
la civilización y la historia de los ingenios deshumanizantes y dejando aparte otros aspectos concomitantes, como los crímenes de
exterminadores de una civilización guerra y las responsabilidades ético-jurídicas correspondientes (144),
nos fijamos únicamente en la valoración moral global con relación al
c) Dimensión ética de la guerra hecho de la guerra
En la valoración ética de la guerra la conciencia cristiana ha
F BOECKLE, La paz y la guerra modernas Concihum n 15 (1966),
pasado, en la época reciente, por tres momentos cada vez más
133-144 J F CHILDRESS, Just-War Theones The Bases, Interre-
lations, Pnonties, and Functions of their Cntena Theological Stu-
críticos ante el fenómeno de la guerra
dies 39 (1978), 427-445 R COSTE, Le probléme du droit de guerre
dans la pensée de Pie XII (París, 1962), Marx ou Jésus? La 1 ° Doctrina escolástica
conscience chrétienne juge la guerre (Lyon, 1963), La pensée de
Pie XII et de Jean XXIII sur les problémes de la guerre et de la paix
En la Edad Media (Santo Tomás) y en el Renacimiento tomista
a l'ére atomique Bulletin de Littérature Ecclésiastique 66 (1965),
3-15 B DE SOLAGES, La théologie de la guerre ¡usté (París, 1946) (Vitoria, Suárez) se configuró una doctrina moral sobre la guerra que
J M DIEZ ALEGRIA, La doctrina del Concilio Vaticano II sobre la perduró hasta Pío XII en la conciencia cristiana Lo más llamativo de
paz y la guerra Actitudes cristianas ante los problemas sociales, esta doctrina fue la aceptación de la figura ética de «guerra justa»
edic 2 a (Barcelona, 1967), 247-273 M FRAGA, LUIS de Molina y Es justa una guerra si reúne las condiciones siguientes
el derecho de guerra (Madrid, 1947), Guerra y conflicto social
(Madrid, 1962) J L HIEBEL, Guerre, paixet violence (1973-1974) — que sea declarada por una autoridad legítima (en general.
(Strasburg, 1975), bibliografía K HOERMANN, Friede und moder-
ner Kneg im Urtiel der Kirche (Viena, 1964) La Chiesa e la guerra
(143) Sobre las posturas cristianas no católicas ver Bosc o c , 63 75
(Roma, 1972) Lumiére et Vie, n 38 (1958) «La guerre» H
(144) Cfr J L GUTIÉRREZ, Conceptos fundamentales en la Doctri-
MCELVAIN, St Augustme's doctrine on war m relation to earlier
na Social de la Iglesia, (Madrid, 1971), I, 308-311 IV 119-121 S LEVER
Crimini di guerra e deliti contro l'umanita. ed 3 a (Roma 1948)
(142) Rapport du Conseil Britannique des Eglises, 271
616 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL COIMFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 617
por los estados soberanos, ya que la guerra tiene que servir hecho, la doctrina de la guerra en Vitoria y en Suárez era más que
a fines públicos, no a los privados), una teoría teológica, «era una justificación de una política interna-
— que la causa sea justa (reparación de una injusticia defen cional, la teorización de la guerra exterior de España» (148) Aunque
sa contra la agresión o contra la supresión de derechos se pueda decir en teoría que «la doctrina de la guerra justa fue a
fundamentales), lo largo de los siglos un principio de limitación moral» (149) de
— que se hayan agotado los medios pacíficos de solución, la guerra, sin embargo, también es cierto otra constatación «¿No es
digno de reflexión dolorida el hecho de que, casi sin excepción,
— que los fines sean justos (lograr una solución justa y
hasta los últimos siglos, la comunidad cristiana de cada uno de los
equitativa) lo mismo que los medios (proporción entre
pueblos haya aceptado sin crítica la legitimidad de las guerras de
fines y medios, evitar operaciones bélicas inmorales),
cada país, dándose el caso paradójico de que las comunidades
— que haya proporción entre el bien que se busca y el mal cristianas de dos países en guerra aceptaban simultáneamente cada
que se puede causar una la legitimidad de la propia guerra?» (150)
En cuanto teoría, la doctrina escolástica de la guerra justa tiene La doctrina escolástica sobre la guerra no es válida para configu-
una doble vertiente por una parte, posee una notable «fuerza» y, por rar la conciencia cristiana actual Es conveniente hacer un esfuerzo
otra, una gran «debilidad» En cuanto a lo primero, la doctrina por eliminar las improntas que ha dejado en la estimativa moral de
escolástica matizó al máximo las condiciones de la guerra justa, «a los cristianos Ni siquiera se debe resucitar esta vieja doctrina para
la luz de esa doctrina, si se hubiera aplicado con rigor y con hacer un discernimiento ético de la violencia revolucionaria (151)
objetividad, muy pocas guerras de las que los cristianos han llevado Estas afirmaciones no invalidan la carga de reflexión moral que
a cabo a través de los siglos (como, en general, muy pocas de las comportan los tratados clásicos sobre la guerra
guerras entabladas por los hombres) podrían ser calificadas de
'justas'» (145) Pero también es necesario reconocer profundas
ambigüedades teóricas en esta doctrina (146) extrapolación de la 2° Consideración de la guerra con «mentalidad nueva»
«legítima defensa intenndividual» al terreno internacional, identificar
en un sujeto (autoridad del soberano) la condición de juez y de parte «Uno de los méritos más significativos de Pío XII consistió en
en litigio, no haber captado la importancia del bien común suprana- adaptar la tesis tradicional de la guerra justa a las exigencias de la
cíonal (147), haber teorizado de espaldas a la realidad (abstraccio- era atómica Su doctrina ha dominado en los pensadores católicos
nismo), sin asumir en la reflexión las condiciones reales de las durante el período de la guerra fría y ha servido de paradigma al
guerras (intereses económicos, políticos, etc ), haber retardado la esquema del Concilio» (152) Se puede, pues, afirmar que «la
creación de un organismo de autoridad internacional doctrina clásica de la guerra llega hasta Pío XI. La nueva doctrina
sobre la guerra es de Pío XII Es él quien la ha fijado Juan XXIII y
En cuanto sistema justificador, la doctrina escolástica de la
el Concilio la perfilan, pero manteniendo las líneas fundamentales de
guerra justa es una de las sombras en la conciencia cristiana De Pío XII» (153)
(145) DIEZ ALEGRÍA, O. C , 51-52
(146) Diez ALEGRÍA, O . C , 52-56, Bosc, o . c , 47-62
(147) Conviene recordar, sin embargo, el recurso de Vitoria al «bien (148) L PEREÑA. Mensaje conciliar de la paz (Madrid, 1967), 71
común universal» «Siendo una república parte de todo el orbe, y principal- (149) M FRAGA, Guerra y conflicto social (Madrid, 1962), 105
mente una provincia cristiana parte de toda la república, si la guerra fuese útil (150) DIEZ ALEGRIA, O . C , 51
a una provincia y aun a una república con daño del orbe o de la cristiandad (151) Como lo hace DAVIES, O.C, 213-234
pienso que por eso mismo sería injusta Por ejemplo, si la guerra fuese de los (152) PEREÑA, O . C , 58
españoles contra los franceses —aun teniendo, por otra parte, motivos justos (153) J L GUTIÉRREZ, Guerra. Conceptos fundamentales en la Doctri-
y siendo ventajosa para España—, cuando se hace la guerra con mayor daño na Social de la Iglesia II, (Madrid, 1971), 225 «El esquema doctrinal del
y fractura de la cristiandad, y dando posibilidad a los turcos de ocupar las Concilio sobre la moralidad de la guerra defensiva, en su concepto, con sus
provincias de los cristianos, deberá desistirse de esa guerra» (F DE VITORIA, condiciones y limitaciones, está claramente inspirada en la síntesis orgánica
De la potestad civil, 13 Relecciones Teológicas [Madrid, 1960], 168) y completa de Pío XII», (PEREÑA, O.C, 67)
618 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
C O N F L I C T I V I D A D , VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES
619
Sin entrar en la exposición del pensamiento de Pío XII (154),
Pero, por otra parte, todavía se advierten en esta postura del
recogemos la postura doctrinal del Concilio Vaticano II, el cual
Concilio ciertas ambigüedades no se supera el planteamiento del
formula la obligación de «examinar la guerra con mentalidad total-
tema en clave de «legítima defensa», existen condicionamientos
mente nueva» (155) Reduciéndola a principios sintéticos, la doctri-
poco evangélicos (en la no condena explícita de la bomba atómica),
na del Vaticano II en la Gaudium et Spes, n 79-82 es la siguiente
se echa de menos una consideración radical del problema, con
— constatación del hecho «la guerra continúa» (n 79, 1), «mentalidad totalmente nueva» en expresión del mismo Concilio
— vigencia de los principios éticos que condenan los «críme- «En la reflexión ética del Concilio Vaticano II acerca del problema de
nes de guerra» (n 79, 2), la guerra, hay ciertamente un progreso, hay también límites eviden-
tes Creo que no convendría ni absolutizar este magisterio moral ni
— obligación de cumplir los tratados internacionales (n 79,3), tampoco menospreciarlo» (158)
— licitud, en principio, de la guerra defensiva «mientras exista
el riesgo de la guerra y falte una autoridad internacional
competente y provista de medios eficaces, una vez agota- 3° Condena ética, radical y definitiva de la guerra
dos todos los recursos pacíficos de la diplomacia, no se
podrá negar el derecho de legítima defensa a los gobier- El año 1966 la revista «Concilium» hizo un balance de las
nos» (n 79, 4), posturas de los moralistas ante la realidad de la guerra (159) En este
— condena solemne de la guerra total (n 80), sin condenar balance se pone de manifiesto, ante todo, la «situación angustiosa»
explícita y absolutamente el uso de la bomba atómica de la reflexión cristiana ante un tema que en una primera aproxima-
(n 82, 4), ción es frontalmente contrario al espíritu cristiano y que, no obstan-
te, sigue atrayendo las justificaciones por parte de muchos
— oposición a la carrera de armamentos (n 81),
Por nuestra parte, nos unimos al grupo de pensadores antiguos
— apoyo de las acciones para evitar la guerra (n 82)
(Erasmo, Vives, etc ) y modernos que sin distingos ni ambigüedades
Es necesario reconocer que «el tono general de la exposición proclaman la condena ética de la guerra Apoyamos esta valoración
adquiere una energía extraordinaria en la condenación de la gue- negativa en tres grupos de consideraciones
rra» (156) Aunque el Concilio admite el principio de la legítima
— la realidad actual de la guerra, que dentro del normal
defensa (guerra defensiva), añade, sin embargo, tales restricciones
entronque con formas históricas anteriores representa una
que prácticamente lo convierten en inoperante La enérgica condena variación cualitativa con respecto a ellas,
de la guerra total y del armamento moderno supone una restricción
radical a la doctrina tradicional de la guerra justa (157) — el espíritu cristiano, contrario a la violencia armada como
instrumento para solucionar los conflictos humanos,
— la incoherencia ética de los razonamientos que apoyan la
(154) Ver una síntesis en PEREÑA, O . C , 58-67 Existen abundantes legitimidad de la guerra la reducción «nacionalista» de una
estudios sobre este punto, tal como se puede ver en la bibliografía constatada decisión que pertenece a la humanidad humana en cuanto
al comienzo del apartado tal (160), extrapolación del principio de la legítima defensa
(155) Gaudium et Spes, n 80, 2 intenndividual, elucubración abstracta sin tener en cuenta
(156) GUTIÉRREZ, O . C , II, 235 las condiciones reales
(157) «La comparación atenta de los textos reproducidos permite con-
cluir que hoy día la licitud de la guerra defensiva sólo es aplicable a las guerras
geográficamente circunscritas y militarmente limitadas al llamado armamento
convencional Pero como, por otra parte, la red de interdependencia a nivel
mundial es actualmente tan grande y el peligro de generalización de los
(158) DIEZ ALEGRÍA, O . C , 61
conflictos tan enorme, resulta que en la práctica difícilmente puede de
(159) Concihum n 15 (1966), 113 144
antemano afirmarse si tal licitud es aplicable a cada caso concreto de guerra
defensiva» (GUTIÉRREZ, O . C , II, 236)
(160) T WESTOW, El tema del pacifismo. Reseña crítica de los
estudios en inglés: Concihum n 15 (1966), 122-124
620 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES
621
d) La paz- alternativa global a la violencia bélica 4 PERSPECTIVAS ETICAS
ACERCA DE LA VIOLENCIA SOCIAL EN GENERAL
R Bosc, Sociología de la paz (Barcelona, 1967) J C O M B L I N , Théo-
logiede la paix,2\io\ (París, 1960-1963) I EIBESFELDT, Kneg und
Fneden aus der Sicht des Verhaltforschung (Munchen, 1975) L BEIRNAERT, La violence homicide Le Supplément n 119 (1976),
J FREUND, La paix selon la foi et selon l'Eglise Social Compass 21 436-444 W BENJAMÍN, Para una crítica de la violencia (México,
(1974), 433-451 F HOUTART, Les Eghsses européennes et la paix 1978), 15-53 P BIGO, Enseñanza de la Iglesia sobre la violencia
Social Compass 21 (1974), 451-463 F ITO, The peace ideas of Mensaje 17 (1968), 574-578 R Bosc, La violencia y la no-vio-
Vitoria, Suárez and Grotius Unterwegs zum Fneden (Wien 1973), lencia en el pensamiento de la Iglesia La vertiente política de la
205-233 Paz Un urgente imperativo Un informe de Sodepax pastoral (Quito, 1970), 43-85, Evangelio, violencia y paz (Madrid,
(Salamanca, 1971) L PEREÑA, Mensaje conciliar de la paz (Ma- 1977) A CURLE, Violence or Non-Violence A Christian Dilemma
drid, 1967) A PORTULANO, L'etica della pace nei pnmi secoli del The Clergy Review 61 (1976), 44-50 P DABEZIEZ - A D U M A S ,
cristianesimo (Ñapóles, 1974) F REITER, Gottesstaat und Friedens- Teología de la violencia (Salamanca, 1970) J M a DIEZ ALEGRÍA,
werk Zur Frage eines dynamischen Fnedens bei Augustinus (Wien, Proceso la violencia (Madrid, 1978) K W G R U N D Y - M A
1973) VARIOS, La pace Riflessioni bibliche (Roma, 1971) WEINSTEIN, Las ideologías de la violencia (Madrid, 1976) O
Th WESTOW, El tema del pacifismo Reseña crítica de los estudios GUINNES. Violence A Study of contemporary attitudes (Downers
en inglés Concilium n 15 (1966), 113-124 Grove, 1974) J LEPELEY, Fe cristiana y dialéctica de la violencia
Tierra Nueva, n 19 (1976), 40-60 (cfr Ibíd , n 3 (1972), 33-48,
La alternativa g l o b a l a la violencia bélica es la p a z La paz es u n n 1 8 ( 1 9 7 6 ) 79-92) A PLÉ, Axes théologiques de recherche sur
tema básico en la teología bíblica y en el magisterio d e la Iglesia la violence Le Supplément, n 119 (1976), 489-497 J P RIESCO,
C o n s t i t u y e t a m b i é n u n lugar privilegiado d e la parénesis cristiana ¿Revolución y violencia? Pentecostés 9 (1971), 288-304 VARIOS,
Violenza o non violenza? (Roma, 1969) VARIOS, El odio y la
N o es éste el m o m e n t o a d e c u a d o para hacer u n desarrollo de la
violencia (Madrid, 1970) VARIOS, La violencia de los cristianos
teología de la paz ( 1 6 1 ) Baste c o n señalar las dimensiones q u e la
(Salamanca, 1971) VARIOS, La violencia Moralia n 3-4 (1979)
ética social cristiana descubre de m o d o prevalente en la realidad d e
S WINDASS, El cristianismo frente a la violencia (Madrid, 1971)
la paz Después de haber s o m e t i d o a d i s c e r n i m i e n t o ético las principales
— «conversión a la verdad de la paz» ( G S n. 7 7 , 1) Tres notas formas d e violencia social queremos terminar este apartado c o n u n
c o n j u n t o de p e r s p e c t i v a s é t i c a s acerca de la violencia social en
caracterizan la c o n c e p c i ó n cristiana de la paz 1) es obra
general A d v e r t i m o s q u e no pretendemos cerrar la c u e s t i ó n , por el
de la justicia, 2) es quehacer permanente, 3) es f r u t o del
contrario ofrecemos estas perspectivas c o n el p r o p ó s i t o d e mantener
amor ( 1 6 2 ) ,
v i v o el d i á l o g o sobre tema tan i m p o r t a n t e Por otra parte, la violencia
— actitudes d e paz Se precisa crear en cada h o m b r e y en sobre la q u e proyectamos la reflexión es la violencia social vivida e n
cada g r u p o h u m a n o actitudes de paz ( 1 6 3 ) , un c o n t e x t o político y c o n un significado revolucionario.
— estrategias de paz La paz n o es sólo a c t i t u d sino o b j e t i v a - Creemos q u e esta forma de violencia es el primer a n a l o g a d o d e
c i ó n en las realidades sociales, para conseguir esta o b j e t i - violencia en la época actual, hacia ella, por c o n s i g u i e n t e , han de
referirse las siguientes anotaciones éticas
v a c i ó n se requiere u n programa d e estrategias para la paz
(164)
Los sistemas de legitimación o d e rechazo de la violencia social
p u e d e n proceder de diferentes tomas d e postura ante la realidad Por
ejemplo, las diferentes ideologías políticas a d o p t a n diversos sistemas
de legitimación o d e rechazo ante la violencia social ( 1 6 5 ) La ética
(161) Remitimos a la bibliografía consignada en el texto
(162) SEGUNDA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO (Me-
(165) Ver a este respecto el estudio de K W G R U N D Y - M A WEINSTEIN,
dellín), Presencia de la Iglesia en la transformación de América
Las ideologías de la violencia (Madrid, 1976), sobre «los modos como
Latina (México, 1968), 39-40
funcionan las justificaciones (ideologías) en los planos de los actores
(163) SODEPAX, Paz. Un urgente imperativo (Salamanca, 1971) políticos» (p 9), analizan cuatro justificaciones ideológicas, que denominan
(164) Bosc, o c , 89-113 legitimista, expansionista, pluralista, intrínseca
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL COIMFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES
622 623
cristiana, desde su peculiar identidad, también puede emitir su — La actitud de la Iglesia a lo largo de su historia consti-
valoración (166), al mismo tiempo que autocrítica y deja criticar sus tuye el segundo lugar teológico-moral. Sin embargo, su validez
sistemas de legitimación y de rechazo (167). normativa es exigua, dadas las ambigüedades por las que ha pasado
el cristianismo en relación con la realidad de la violencia. «La historia
no presenta una sola posición cristiana sobre la guerra y la paz.
a) Horizonte axiológico Sobre este crucial problema los cristianos no han mostrado ni
consistencia ni unidad» (169). Para apoyar la ética actual de la
Para realizar, desde el contexto cristiano, un discernimiento ético
violencia sobre la normatividad de la actitud histórica del cristianis-
sobre la violencia social conviene someter a revisión crítica el
mo es preciso someter previamente a revisión crítica el significado
horizonte axiológico que lo enmarca y lo condiciona. Este horizonte de la tradición eclesiástica.
axiológico lo constituyen los que podrían ser denominados «lugares
teológico-morales» de la violencia. — Dentro de esa tradición eclesiástica sobresale la doctrina del
— El primer lugar teológico-moral de la violencia es la actitud magisterio oficial pudiendo ser considerada como otro lugar
vivida y formulada al respecto en el Nuevo Testamento. En teológico-moral. La doctrina social de los últimos Papas (170) ha
relación con la violencia en general el Nuevo Testamento presenta mantenido una postura negativa ante la violencia (171); destacan,
una tensión entre la «contestación» y la «mansedumbre». La síntesis entre ellos, Pablo VI y Juan Pablo II (viaje a Irlanda, 1979).
se encuentra en la categoría cristiana del amor al prójimo, amor que Transcribimos algunos textos explícitos de Pablo VI y Juan Pablo II:
impulsa al perdón, a la mansedumbre, a la caridad del mismo «Os exhortamos a no poner vuestra confianza en la violencia ni en
enemigo y opresor, pero que al mismo tiempo urge la lucha contra la revolución, esta actitud es contraria al espíritu cristiano e incluso
puede retardar, en vez de favorecer, la elevación social a la que
la opresión de los inocentes y de los débiles. Después de aportar los legítimamente aspiráis» (172)
textos neotestamentanos pertinentes, Diez Alegría saca la conclusión
siguiente: «el espíritu del cristianismo es opuesto, a la vez, al 'espíritu «Debemos decir y reafirmar que la violencia no es ni cristiana ni
evangélica y que los cambios bruscos o violentos de las estructuras
de violencia' (violencia fundada en el deseo de venganza, en el odio
serán engañosos, ineficaces en sí mismos y ciertamente no conformes
contra la persona del enemigo, en el rencor, en el desprecio de la con la dignidad del pueblo» (173).
persona a la que se hace violencia) y al 'espíritu del conformismo'
«Quiero hoy unir mi voz a la voz de Pablo VI y de, mis predeceso-
con las injusticias sociales e históricas. Si hay una 'violencia' res . para proclamar, con la conciencia de mi misión, que la violencia
antievangélica, hay también una 'cobardía' antievangélica que no es un mal, que la violencia es inaceptable como solución a los
tiene nada que ver con la 'mansedumbre' a que nos exhortan los problemas, que la violencia es indigna del hombre La violencia es una
escritos del Nuevo Testamento» (168). En relación con la violencia mentira, porque va contra la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra
armada el Nuevo Testamento adopta una postura globalmente ne- humanidad . » (174)
gativa, aunque no excluye apodícticamente el uso ocasional de las
armas en oposición a la injusta violencia. (169) D C MAGUIRE, LOS absolutos morales y el Magisterio:
¿Principios absolutos en Teología Moral? (Santander, 1970), 60 (leer pp
60-63)
(166) Sólo dentro de un contexto de función polémica tiene significado (170) Sobre las posturas recientes en las Iglesias no católicas, cfr E J
la afirmación de que «no existe ninguna doctrina específicamente cristiana ORTIZ, Protestantismo y liberación. Teología Social del Consejo
sobre la violencia y la no-violencia el cristiano escogerá en esta materia, lo Ecuménico de las Iglesias (Bilbao, 1978), 127-130
mismo que en las demás, en coherencia con su fe, entre las diversas (171) J L GUTIÉRREZ, Violencia: Conceptos fundamentales en la Doc-
conclusiones de las investigaciones humanas» (G GIRARDI, Novedad cris- trina Social de la Iglesia IV (Madrid, 1971), 478-489
tiana y novedad del mundo: Identidad cristiana (Estella, 1976), 161, nota (172) PABLO VI, Discurso a los campesinos de Colombia (23 agosto
1968): A A S 6 0 (1968), 623
2)
(167) Leyendo el libro citado en la nota 165 se pueden constatar las (173) PABLO VI, Discurso en la «Jornada del Desarrollo», en
«distorsiones ideológicas» a que es sometida la función de la ética dentro de Bogotá (23 agosto 1968) AAS 60 (1968), 627
los sistemas legitimadores y descaíificadores de la violencia (174) J U A N PABLO II, Discurso en Drogheda (Irlanda), el 29-IX-
(168) DIEZ ALEGRÍA, o . c , 33 1979' Ecclesia 39 (1979), 1259-1261
624 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 625

Nadie puede negar rectitud d e i n t e n c i ó n en el reciente magisterio b) Discernimiento ético


eclesiástico, p o n t i f i c i o y e p i s c o p a l , sobre la realidad de la violencia
Sin e m b a r g o , llama la a t e n c i ó n el c a m b i o d e postura en tema t a n Señalado el horizonte a x i o l ó g i c o , ofrecemos ahora algunas pistas
importante ¿No operarán factores m e t a - t e o l ó g i c o s 7 C u a n d o se dice para someter a d i s c e r n i m i e n t o ético la realidad d e la violencia social
y se repite q u e «los cristianos rechazan la violencia venga de d o n d e Estas pistas pretenden «desmarcar» el d i s c e r n i m i e n t o ético del c a m -
venga», puede surgir la sospecha q u e expresa Girardi en voz alta p o de fuerzas a q u e ha estado s o m e t i d o en la moral t r a d i c i o n a l ,
«Efectivamente, empiezan a rechazarla desde q u e ha empezado a ser concretamente, creemos q u e n o se puede enfocar éticamente la
revolucionaria y desde q u e la repulsa de la violencia ha asociado una violencia
vez más, de una manera inquietante, a los cristianos y a las clases — desde la perspectiva prevalente del p r i n c i p i o de la «legítima
dominantes» ( 1 7 5 ) Para G u i c h a r d la c o n d e n a eclesiástica d e la defensa», p r i n c i p i o de matiz individualista y d e o r i e n t a c i ó n
violencia «en todas sus formas» tiene s i g n i f i c a d o s estratégicos d e egoísta ( 1 7 8 ) ,
carácter reaccionario e i d e o l ó g i c o ( 1 7 6 )
— desde el «pre-juicio», consciente o inconsciente, de la
— La reflexión t e o l ó g i c o - m o r a l siempre ha a p o y a d o su a r g u m e n - «legitimidad del orden establecido», c o n el cual se t i e n d e n
t a c i ó n sobre la racionalidad humana, de ahí q u e la r a c i o n a l i d a d d e a ocultar las violencias estructurales y a poner de relieve las
la v i o l e n c i a deba ser considerada c o m o u n lugar t e o l ó g i c o - m o r a l violencias revolucionarias,
para la ética d e la violencia A h o r a bien, pocas realidades s o n t a n
— desde la n o - d i s t i n c i ó n entre violencia c o m o «hecho» y
refractarias a la claridad del logos (palabra y razón) c o m o la violencia c o m o «método», entre violencia c o m o realidad
violencia ( 1 7 7 ) Por eso m i s m o , al hablar d e «racionalidad» en el «natural» y violencia c o m o dato «histórico», esta falta de
c o n t e x t o d e la violencia hay q u e referirse al «descubrimiento» d e los clarificación inicial da lugar a o p c i o n e s éticas d e carácter
antros de d o n d e sale y en d o n d e se esconde la violencia humana ideológico
Los saberes a n t r o p o l ó g i c o s ( b i o l o g í a , psicología, etc ) aportan datos
clarificadores Además, para la ética s o n de particular utilidad los Una vez desmarcado el d i s c e r n i m i e n t o ético de las perspectivas
análisis d e la crítica social, mediante los cuales se desenmascara la tradicionales creemos q u e es c o n v e n i e n t e situarlo dentro de u n
auténtica realidad d e la violencia q u i t á n d o l e los «disfraces» i d e o l ó - p r o c e s o d i a l é c t i c o d e v a l o r e s . He aquí una d e s c r i p c i ó n de ese
g i c o s c o n los q u e se reviste para ocultarse o para ser aceptada en proceso
sociedad — N o hay opción legítima entre violencia y no violencia.
La violencia e n sí (realidad histórica) y b u s c a d a p o r si ( m é t o d o )
es un contravalor La violencia engendra violencia ( 1 7 9 ) , la v i o l e n -
cia, p o r ella m i s m a , n u n c a sale d e l c í r c u l o i n f e r n a l d e la
(175) GIRARDI, o . c , 161, nota 2 injusticia ( 1 8 0 )
(176) J GUICMARD, Iglesia, lucha de clases y estrategias políticas
(Salamanca, 1973), 78-86 (178) Cfr A FIERRO, El e v a n g e l i o b e l i g e r a n t e (Estella, 1975) 243-
(177) «No hay que dejar de mantener como simple verdad formal, 248, G GIRARDI, Amor cristiano y lucha de clases (Salamanca, 1971),
aunque sin contenido, lo que constituye nuestro punto de arranque a saber, 70-71
que el discurso y la violencia son los contrarios fundamentales de la (179) H C Á M A R A Espiral de v i o l e n c i a (Salamanca 1970)
existencia humana Atestiguarlo ininterrumpidamente es condición única (180) «La acción violenta adopta los mismos métodos que quiere des-
para reconocer a la violencia donde se encuentre y recurrir a la violencia truir Acepta el principio de la victoria del mas fuerte Acepta las reglas del
cuando haga falta Pero quien no haya dejado de designarla como contraria juego en vez de cambiarlo Corre el riesgo por tanto de invertir los papeles
al discurso, tendrá que evitar hacer su apología, disfrazarla o creerla pasada sin suprimir el estado de violencia ¿Es condenable según esto toda forma
de moda, cuando no lo está El recurso a la violencia ha de quedar siempre de violencia 7 En cierto sentido si La violencia es siempre un mal físico y
como culpabilidad limitada, falta calculada, quien llame crimen al crimen está también —desde un plano objetivo— moral porque trata al hombre en
ya en camino del sentido y de la salvación» (P RICOEUR, Violencia y disconformidad con el ideal del amor Como hemos dicho al principio, la
lenguaje: Semana de los intelectuales católicos franceses [Bilbao, 1969] tendencia natural del amor sigue la vía de una proscripción total de la
124) violencia» (GIRARDI O C , 67-68)
40 Moral social
626 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 627

— Dada la situación de injusticia, hay opción legitima entre o estructural), sino solamente como un medio, en ciertos momentos
formas contrapuestas de violencia. El contenido de esta afirma- indispensables, para eliminar otra forma de violencia El día en que
ción se abre a los siguientes significados a) la situación de injusti- este medio sea demasiado evidentemente disfuncional, es decir, en
cia, es decir, la violencia de las estructuras, es el detonador de la que haya perdido su razón de ser sociológica, pierde también su
dinámica violenta, b) en una situación de injusticia de hecho se está justificación moral y cae en desuso» (184)
tomando partido por una forma de violencia, c) la opción de hecho
puede pasar a ser opción concienciada y programada, es decir,
opción de método III
— La opción, en un conflicto de violencias, puede adoptar dos
caminos legítimos: el de la no-violencia activa y el de la violencia ETICA DEL CAMBIO SOCIAL
como método de lucha por la justicia La legitimidad de estos dos
caminos depende de la condición dialéctica de la violencia no se la La realidad del cambio social tiene entrada en la ética por dos
puede vencer, hoy por hoy, de una sola forma, sino utilizando un puertas por la Moral Fundamental, en cuanto que el cambio social
método dialéctico correspondiente a su condición también dialéc- es un condicionamiento imprescindible para formular críticamente el
tica (181) ethos humano-cristiano, y por la Moral Social, en cuanto que a la
— Cada uno de los dos caminos tiene su propio ethos. La reflexión teológico-moral le corresponde hacer un discernimiento
opción por la no-violencia activa ha de ser dinámica, combativa y ético del cambio social En este segundo aspecto tratamos de
realista La opción por la violencia ha de respetar los valores que han relacionar aquí las dos magnitudes de «ética» y «cambio social».
sido ampliamente expuestos más arriba al estudiar la ética de las La ética del cambio social está en relación objetiva con la ética
formas de violencia de la conflictividad y la ética de la violencia El cambio social se
— En el ejercicio legitimo de la violencia la coherencia cris- engendra y se desarrolla dentro del medio del conflicto social, al que,
tiana introduce algunas peculiaridades: a) elimina el «espíritu por otra parte, le da su auténtica explicación y salida La violencia
de violencia», b) limita escrupulosamente el uso de los medios social también es un acompañante imprescindible del cambio social,
violentos (182) de la violencia estructural brota la necesidad ética del cambio social
Aceptando la imperfección de la violencia (tanto como hecho y y formas diferentes de violencia se entrecruzan, como opciones o
como método) (183) el ethos humano y cristiano no puede «fijarse» como tentaciones, en el camino que recorre el cambio social
neuróticamente en la violencia, su misión consiste principalmente en Reduciendo al máximo el contenido de este apartado, se puede
buscar y realizar estrategias eficaces para construir la paz verdadera concretar la ética del cambio social en estas dos preguntas ¿rechazo
Hacer que carezca de significado objetivo el hablar de la ética de la o aceptación del cambio social 7 , ¿evolución o revolución en el
violencia es el mejor modo de realizar la moralización de la violencia cambio social?
«Ningún filósofo, ningún moralista ni ningún político han pretendido
jamás justificar en sí misma la violencia (ofensiva o defensiva, directa
1 EL CAMBIO SOCIAL POSTULADO ETICO
(181) Cfr DIEZ ALEGRIA, o . c , 6 8 45
(182) B HAERING, Revolución y no-violencia (Madrid, 1970), 20, Ante la pregunta de si la ética acepta o rechaza el cambio social
GIRARDI O . C , 70-71, DIEZ ALEGRÍA, O . C , 98-100 la respuesta no puede ser más tajante y clara el cambio social es un
(183) Ver las afirmaciones de RICOEUR recogidas en la nota 177 «La postulado ético. Pero esta respuesta-afirmación no puede reducir-
violencia, en sus diversas formas lícitas, es una expresión imperfecta, pero se a una toma de postura ingenua y acrítica ante el cambio social,
válida, del amor, en un mundo radicalmente tarado por el pecado, en el que es necesario someterla a dos aproximaciones que pongan de mani-
tenemos que actuar, porque el amor verdadero ha de ser social y politicamen- fiesto las razones y el significado de la opción ética a favor del
te operativo y no podemos actuar sin ensuciarnos, hasta cierto punto» (R cambio social
BELDA, Marxismo, cristianismo y lucha de clases: Corintios XIII n 5
[1978], 112) (184) Bosc, o c , 21
628 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 629

a) Razones de la opción ética por el cambio social del Concilio Ecuménico de las Iglesias (188) «Si entre todas las
ideas teológicas, acentuadas en la Conferencia de Ginebra, hubiera
Son muchas las razones que justifican la Coherencia de la opción que decidirse por una que sirva como centro y aglutinante de todas
ética a favor del cambio social Van desde el arraigo antropológico las demás, creo que sería necesario elegir la de que el cristiano está
del talante anagógico y optimista (185) hasta la funcionalidad llamado a comprometerse activamente en favor del cambio, un
estratégica de las tácticas favorecedoras de la transformación social cambio de las estructuras sociales que devuelva al hombre la
En este amplio espectro de razones que apoyan la validez objetiva dignidad con la que Dios le ha creado, y que le ha sido arrebatada
de la opción ética por el cambio social nos fijamos en dos grupos de a lo largo de la historia por el pecado» (189) La Asamblea General
motivos los de carácter sociológico y los de condición teológica de Upsala de 1968 (190) volvió a insistir de una forma relevante en
Para la sociología el cambio social es una de las realidades las exigencias cristianas ante el cambio social (191), el mismo lema
primarias (186) Aunque todavía se desconocen muchas precisiones de la Asamblea era una alusión clara «Ahora hago el universo
sobre el tema, «todo el mundo está de acuerdo en que la considera- nuevo» (Ap 2 1 , 5)
ción estática de una estructura social es pura abstracción» La
estructura social es dinámica implica de suyo un juego, un trasiego
b) Significado de la opción ética por el cambio social
permanente de sus elementos y relaciones (187) Dentro de esa
estructura dinámica acaece el cambio social propiamente dicho
cuando la estructura se transforma en algunos de sus rasgos, cuando La opción ética a favor del cambio social no significa lanzarse
se alteran las mismas reglas según las cuales se desenvuelve la acríticamente y dejarse llevar ciegamente por la corriente de las
interacción social La transformación estructural, en la que consiste transformaciones estructurales La misma sociología indica cómo
«no hay un JUICIO previo cualitativo sobre el proceso puede ser hacia
el cambio social, sucede según unas leyes diversas en cuanto al
arriba o hacia abajo, hacia delante o hacia atrás» (192)
tiempo exigido para su realización, en cuanto a la extensión y
profundidad de su influencia y en cuanto a sus causas Si algo propio y específico introduce la ética en la consideración
sociogenéticas del cambio social es la responsabilización del hombre dentro del
dinamismo transformativo Tal responsabilización actúa
Teniendo delante la teoría sociológica sobre el cambio social es
difícil dejar de adoptar una postura positiva ante él La ética, en — haciendo coherente la relación entre conflicto y cambio
principio, no se opone al cambio social, sino que más bien tiende a Para Dahrendorf existe una relación clara entre conflicto y
propiciarlo Decimos «en principio», ya que no está garantizado que cambio «la finalidad y la efectividad de los conflictos
todo cambio social en concreto sea axiológicamente correcto, según sociales consiste en mantener despierto el cambio histórico
anotaremos más adelante y fomentar el desarrollo de la sociedad» (193) Si el
La teología, en cuanto sistema comprensivo y operativo del conflicto social es un factor importante en la determinación
cristianismo, no es refractaria al cambio social Por el contrario, sus de la forma y dimensión del cambio, la ética de la conflic-
categorías teónco-prácticas cobran mayor funcionalidad dentro del tividad social se introduce en el cambio social moralizán-
cambio social Por otra parte, el horizonte teológico actual expresa dolo en uno de sus factores básicos
de un modo insistente esta aceptación del cambio social
(188) Ver los documentos en Los cristianos en las revoluciones
Para probar las afirmaciones anteriores aportamos una sola refe- técnicas y sociales de nuestro tiempo (Santander, 1971)
rencia los documentos de la conferencia mundial de Ginebra (1966), (189) E J ORTIZ, Protestantismo y liberación. Teología Social del
Consejo Ecuménico de las Iglesias (Bilbao, 1978), 221 (cfr pp 108-114)
(190) CONSEJO ECUMÉNICO DE LAS IGLESIAS, Upsala, 1968. Informes,
(185) J FERRATER, Diccionario de Filosofía, edic 5a (Buenos Aires, declaraciones y alocuciones (Salamanca, 1969)
1971), I, 92-93 (191) Cfr ORTIZ, O . C , 221-236
(186) Ver una aproximación en F MURILLO, Estudios de Sociología (192) MURILLO, O . C , 89
Política, edic 3 a (Madrid, 1972), 82-95 (193) R DAHRENDORF, Sociedad y Libertad, edic 2 a (Madrid, 1971),
(187) Ibíd , 83 120
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES
630 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL 631

— aportando «sentidos» y «fines» al cambio social. Tanto el cas de la historia, sobre todo de la edad moderna y contemporánea,
conflicto como el cambio están sometidos a la incertidum- los sociólogos han analizado: el contexto social que propicia el
bre de lo inmediato; la ética ilumina esa incertidumbre cambio revolucionario, los sujetos de la acción revolucionaria
proponiendo significados de orientación finalizante. (masas, agitadores, dirigentes, tropas, intelectuales, etc.), el proce-
so que sigue la revolución, las técnicas utilizadas. La revolución ha
— Situando al hombre como sujeto (activo y pasivo) del sido objeto tanto de las «utopías» como de la «ciencia» y de la
cambio social. De este modo las transformaciones estruc- «filosofía»; hasta se pretende conocer las posibilidades revoluciona-
turales adquieren la calidad «humana» que le es imprescin- rias en un determinado momento histórico de una sociedad determi-
dible para insertarse dentro del proyecto histórico de la nada (196).
humanidad.
Teniendo en cuenta los intereses de este libro, de las perspectivas
2. ¿EVOLUCIÓN 0 REVOLUCIÓN? sociológicas sobre la revolución retenemos las que se refieren a su
delimitación conceptual.
La opción ética por el cambio social se encuentra abocada en la El término castellano «revolución», procedente del latino «revo-
actualidad a ulteriores preguntas. La ética ¿debe propiciar la subje- lutio» (197), es definido por el Diccionario de la Real Academia
tivización del cambio (la transformación de los corazones) o el Española como «acción y efecto de revolver o revolverse» (198).
cambio objetivo (la transformación de las estructuras)? ¿Qué forma Según el mismo Diccionario se utiliza en astronomía con el signifi-
de cambio es más coherente con la ética: la evolución o la revolución? cado de «movimiento de un astro en todo el curso de su órbita», en
Habiendo dado ya contestación a la primera pregunta (194), mecánica con el significado de «giro o vuelta que da una pieza sobre
discutimos a continuación la segunda. Por razones de brevedad su eje», en geometría en relación «con ciertas formas de superficie».
centramos la reflexión en el núcleo del problema, en la moral de la Además de otras significaciones de carácter figurativo o extensivo,
revolución. Sometemos esta realidad a tres grupos de reflexiones: de al término revolución se le asigna un significado socio-político:
carácter sociológico, de carácter teológico y de carácter ético. «cambio violento en las instituciones políticas de una nación». Al
hablar aquí de revolución utilizamos este término en su significado
socio-político. Queremos denotar con él una realidad social.
a) Aproximaciones sociológicas al fenómeno Para captar el contenido exacto de la realidad social de la
de la «revolución» revolución es conveniente verla en el enmarque sociológico en el
que está situada. La revolución se encuentra enmarcada entre dos
H. ARENDT, Sobre la revolución (Madrid, 1967). C. BRITON, Anatomía realidades: el cambio y el conflicto. «En el estado actual de la
de la revolución (Madrid, 1958). M. CATTANEO, // concetto di sociología, el conjunto de fenómenos que la Historia, la ciencia
rivoluzione nella scienza del diritto (Milán, 1960). A. DECOUFLE, política y la gente llama revoluciones creemos que deben intentar
Sociología de las revoluciones (Barcelona, 1975). J. ELLUL, Au- comprenderse enmarcándolos entre dos coordenadas: el cambio
topsia de la revolución (Madrid, 1973). H. MARCUSE, Razón y social y los conflictos. No está definido con precisión lo que deba
revolución (Madrid, 1971). M. MELOTTI, Revolución y socie- entenderse por revolución, pero si hay algo común en la multiplici-
dad (México, 1971) (con bibliografía en pp. 354-418). K. YOUNG,
dad de acontecimientos que se suelen designar como revoluciona-
Psicología social de la revolución y de la guerra (Buenos Aires,
1969). rios, hace, sin duda, referencia a alguno de los dos (o a los dos)
indicados temas de la sociología» (199). La revolución significa,
El fenómeno sociológico de la revolución ha dido suficientemen- (196) J. M. GONZÁLEZ ESTÉFANI, Perspectivas sociológicas de la
te estudiado (195). Teniendo delante las revoluciones paradigmáti- revolución: Moral y hombre nuevo (Madrid, 1969), 181-203.
(197) E. FORCELLINI, Lexicón totius latinitatis IV (Patavii, 1940) s.v.
(194) Ver en el capítulo 2.° el apartado III. (198) REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la Lengua Española.
(195) De entré la bibliografía consignada en el texto recomendamos la edic. 19.a (Madrid, 1970), s.v.
síntesis de U. MELOTTI, Revolución y sociedad (México, 1971) (con (199) MURILLO, o . c , 122-123.
bibliografía en pp. 354-418).
632 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 633

pues, cambio social, más aún, para algunos es el cambio social por todas las capas sociales se desintegren para reintegrarse a la socie
excelencia Por otra parte, las revoluciones son expresión de conflic- dad en forma diversa En consecuencia, la revolución es una nueva
tos y tensiones al mismo tiempo que desencadenan una nueva estructuración social y, al mismo tiempo, un cambio radical de los
dinámica de los mismos valores fundamentales de la civilización El período de transición
Siendo cambio social y expresión de conflictos sociales, ¿qué revolucionario se caracteriza por una serie de cambios de menor
elemento específico le es propio a la revolución? Se le asigna el importancia que se presentan siempre de improviso y que van
siguiente ser un cambio «estructural» y «explosivo» Este doble aparejados de conflictos violentos» (202)
elemento especificador aparece con mayor claridad al comparar el El cambio revolucionario es más o menos extenso e intenso
concepto de revolución con el de «reformas» y el de «evolución» en la medida que afecte a más o menos niveles de la estructuración
La revolución comporta una ruptura de continuidad, un cambio social La revolución tiene su verificación más aparente en el campo
cualitativo (salto cualitativo), en este sentido es un cambio «estruc- político supone un cambio en las formas del poder político, en el
tural» o «revolucionario» Por el contrario, las «reformas» propician personal de gobierno y en las instituciones correspondientes, la
otro tipo de cambio un cambio controlado por el poder constituido, revolución es una alternativa de poder político, pero no se la puede
un cambio que no cuestiona el orden social existente «Tanto el reducir a eso, ya que entonces se identificaría con otras formas de
reformador como el revolucionario desean las reformas pero no las conquista violenta del poder (golpe de Estado, conjura, pronuncia-
mismas Es reformista la reforma que subordina sus objetivos a los miento, cuartelazo, insurrección, revuelta, sedición, etc ) (203) El
criterios de racionalidad y a las posibilidades de un determinado cambio revolucionario abarca otros niveles importantes de la estruc-
sistema social, descartando sistemáticamente todas aquellas reivin- tura social económico, cultural, jurídico, etc Se habla también de
dicaciones que, aun teniendo sus raíces en el contexto social, son revolución total «la revolución solo es total en el sentido de que al
incompatibles con la conservación del sistema Es revolucionaria proponer una nueva síntesis de valores proyecta un nuevo sentido
aquella reforma que concurre, en cambio, a socavar el sistema sobre todos los valores antiguos» (204) A veces se amplía el
atacando su lógica y sus fundamentos» (200) horizonte de la revolución hasta alcanzar el extenso campo de la
La revolución también se distingue de la «evolución», en cuanto civilización, en este sentido la revolución es un «cambio radical, no
que aquélla supone un cambio repentino en su manifestación y sólo del sistema de propiedad y de las estructuras de poder, sino de
rápido en su actuación, es un cambio «explosivo» Aunque la la cultura y la escuela, la religión y la fe, la vida y su sentido» (205),
gestación de la revolución es prolongada, su alumbramiento es la revolución no es sólo una ciencia, una filosofía o una ideología,
rápido Se la ha comparado a la «inundación del agua que rompe el es una actitud que apunta hacia un proyecto civilizador, hacia una
dique» (Pareto), a un «rápido de la historia» (Madaule), a la esperanza total (206) Por otra parte, se puede distinguir entre
«locomotora de la historia» (Marx) La evolución, por el contrario, «perspectiva revolucionaria» y «revoluciones concretas» éstas son
denota un cambio gradual y sin estridencias (201) los puntos culminantes que aparecen después de largos períodos de
incubación y preparación, prolongados por otros de extensión y de
Teniendo en cuenta los rasgos específicos anotados, Melotti
implantación, la perspectiva revolucionaria es el poder dinamizador
recoge y hace suya la definición que da Willems de revolución
de la historia humana (207)
«cambio que modifica la estructura social existente de manera tal
que no sólo la capa dominante sea despojada del poder, sino que
(202) E WILLEMS, Dictionnaire de Sociologie (París, 1961), sub
(200) MELOTTI, O . C , 18-19 voce. Recogido por MELOTTI, O.C , 16
(201) El Diccionario de la Lengua Española, en la segunda acepción, da (203) Ver el estudio que hace MELOTTI, O . C , 20-39. de estas y otras
esta definición de evolución- «desarrollo de las cosas o de los organismos formas de conquista violenta del poder en comparación con la revolución
por medio del cual pasan de un estado a otro» (o c , s v ) «La diferencia entre (204) G GIRARDI, Filosofía de la revolución y ateísmo: Concilium n
evolución y revolución no reside en la rapidez del cambio —aunque a una 36 (1968) 515 (leer todo el articulo, pp 505-519)
evolución rápida podamos llamarla por analogía una revolución—, sino en la (205) R G A R A U D Y La alternativa, edic 2 a (Madrid, 1976), 21
existencia o no de una continuidad» (R B G A D N E R - D G M O O R E , Relacio- (206) Ibíd., 123
nes humanas en la empresa, edic 3 a [Madrid, 1961] 25) (207) J C O M B L I N Teología de la revolución (Bilbao, 1973) 243
634 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y C A M B I O SOCIALES 635

La tipología de las revoluciones es muy vanada Existen b) «Teología de la revolución»


revoluciones políticas y revoluciones sociales, revoluciones mayores H A S S M A N N , El lugar propio de una teología de la revolución Selec-
y menores, revoluciones burguesas y proletarias; revoluciones pro- ciones de Teología 10 (1971), 157-171 P BLANQUART, FOI
gresistas y regresivas (208) Las revoluciones están condicionadas chrétienne et révolution A la recherche d'une Théologie de la
por el espacio pueden referirse a una nación, a una colectividad más Violence (París, 1968), 137-155 J COLOMER, Apunte bibliográfi-
amplia, a toda la humanidad, están también condicionadas por el co sobre teología de la revolución Razón y Fe n 872/873 (1970),
231-257 J C O M B L I N , Teología de la revolución (Bilbao, 1973)
tiempo revolución a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo Estas
L D E W A R T , Cristianismo y revolución (Barcelona, 1963)
y otras variantes hacen de la revolución un fenómeno social muy H GOLLWITZER, Zur «Theologie der Révolution» Zur Emfuhrung
diversificado Evangelische Theologie 27 (1967), 629-630 K RAHNER, Zur
En la ética cristiana adquiere particular relieve un aspecto socio- Theologie der Révolution Schnften zur Theologie (Zunch Einsie-
lógico de la revolución la conexión de ésta con la violencia. Si deln, 1972) X, 568-586 R SHAULL, Perspectiva teológica sobre la
se entiende por «violencia» una imposición desde fuera, contraria al revolución Selecciones de Teología 10 ( 1 9 7 1 ) , 136-145
J SMOLIK, Revolución y desacralización Concilium n 47 (1969),
desenvolvimiento natural de un sistema, la revolución comporta
143-154 VARIOS, Une théologie de la révolution (París, 1967)
siempre la violencia, ya que es un cambio cualitativo (y en este V A R I O S , Theologie der Révolution Analysen und Materia-
sentido «violentador») de las estructuras Situándose en esta pers- len (Frankfurt, 1968) VARIOS, Diskussion zur «Theologie der Re
pectiva, Diez Alegría coloca la «revolución de estructuras» dentro de volution» (Munich, 1969) VARIOS, Cristianismo y revolución (Bo
las formas de violencia, definiéndola así «violencia entendida como gota, 1970) VARIOS, Evangelio y revolución (Bilbao, 1970)
cambio de estructuras, realizado no por simple evolución de las
estructuras mismas, siguiendo su interno dinamismo, sino por una El paso de la sociología a la ética cristiana está mediatizado por
supresión (una 'rotura') de las estructuras anteriores y una sustitu- la «teología de la revolución» Ponemos entre comillas la expresión
ción de las mismas por otras estructuras, que son establecidas en «teología de la revolución» porque nos referimos, en primera instan
lugar de aquéllas» (209) Con parecida óptica, Melotti también cía, a un determinado tratamiento teológico que recientemente se ha
introduce la violencia en la noción de revolución, para él, «la dado al tema de la revolución
revolución es un proceso que integra cambios evolutivos y cambios La llamada «teología de la revolución» aparece principalmente en
violentos que se manifiestan en tiempos y lugares distintos Tal contexto protestante, aunque no faltan aportaciones de teólogos
proceso culmina con la sustitución violenta de una clase por otra, en católicos (212) «Mientras la teología de la liberación es obra de
general numéricamente más amplia, en una posición de hegemonía católicos y latinoamericanos preferentemente, la teología de la revo-
social que halla necesariamente su expresión también a nivel políti- lución y el debate sobre ella han dominado en las comunidades
co En dicho sentido, la revolución presupone una ruptura profunda protestantes y en los países superdesarrollados Hay alguna aporta-
con el sistema social del antiguo régimen e implanta un sistema que ción de parte de católicos, sobre todo en Francia, pero el plantea-
difiere del primero no sólo en sus aspectos formales, sino también y miento de la teología de la revolución se aviene mal con la ortodoxia
sobre todo en los de fondo» (210) católica» (213)
Pero si se entiende por «violencia» la violencia física, directamen- La «presentación en sociedad» de la teología de la revolución
te mortífera y bélica, la revolución no la incluye necesariamente, tuvo lugar en la Conferencia Mundial de Ginebra Se ha dicho que
aunque históricamente de ordinario la ha comportado (211) el tema de la revolución es «uno de los puntos cruciales de la
teología de Ginebra, el que ha hecho que esta conferencia llame la
atención en la historia del ecumenismo por su radicahdad» (214) El
(21 2) Me sirvo a continuación de las aportaciones contenidas en la tesis
(208) Cfr MELOTTI, O . C , 49-61 doctoral que bajo mi dirección ha realizado T OLIVAR con el título La
(209) J M DIEZ ALEGRIA, Proceso a la violencia (Madrid, 1978) 11 violencia revolucionaria (Instituto Superior de Ciencias Morales, Madrid,
(210) MELOTTI, O . C , 19-20 1979)
(211) J L ILLANES Revolución. Gran Enciclopedia Rialp, XX (Madrid, (213) A FIERRO El evangelio beligerante (Estella, 1974), 233-234
1974), 226 (214) ORTIZ, o . c , 102 (cfr pp 114-123)
636 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 637

tema v o l v i ó a aparecer e n la Asamblea General de Upsala ( 2 1 5 ) representantes d e la teología de la liberación m a n t i e n e n ante ella una
La teología d e la r e v o l u c i ó n no es u n t o d o sistemático ni postura d e reserva ( 2 1 8 ) , a u n q u e n o d e s c o n o c e n la existencia de
t a m p o c o es u n p r o y e c t o suscrito u n á n i m e m e n t e por t o d o s los simpatizantes entre ellos ( C o m b l i n , Dussel) Es fácil señalar e l e m e n -
t e ó l o g o s Se trata, por el contrario, de perspectivas o variaciones tos negativos en la teología d e la r e v o l u c i ó n a m b i g ü e d a d en el
sobre el m i s m o tema en cuya a p r o x i m a c i ó n existen corrientes i d e o - c o n c e p t o de r e v o l u c i ó n , v i c i o q u e c o n d i c i o n a t o d a la c o n s t r u c c i ó n
lógicas n o t a b l e m e n t e diferenciadas ( 2 1 6 ) Para a l g u n o s , la teología t e o l ó g i c a ( 2 1 9 ) , imprecisión t e o l ó g i c a , representación ingenua y
de la r e v o l u c i ó n es una teología p a r a el t i e m p o de la r e v o l u c i ó n hasta mítica de la a c c i ó n revolucionaria de Dios, falta de sentido
( L e h m a n n ) , mientras q u e para otros s u p o n e el d e s c u b r i m i e n t o d e la crítico al hablar de Dios y de la interpretación de la Biblia ( 2 2 0 )
e s t r u c t u r a r e v o l u c i o n a r i a de la fe cristiana (Feíl) Tampoco T e n i e n d o en c u e n t a estas sombras, se habla del «impasse» a q u e ha
existe a c u e r d o en el c o n c e p t o de r e v o l u c i ó n unos insisten en el llegado la teología d e la r e v o l u c i ó n ( 2 2 1 ) , y hasta se afirma q u e «tras
progreso t é c n i c o ( r e v o l u c i ó n t é c n i c a ) , otros en la t r a n s f o r m a c i ó n conocer una fugaz brillantez de meteoro, está ya en curso de o l -
p o l í t i c o - s o c i a l ( r e v o l u c i ó n política) C o n s i g u i e n t e m e n t e existe t a m - vido» ( 2 2 2 )
bién diversidad en el p r o y e c t o revolucionario q u e se p r o p o n e
Sin ser exageradamente optimistas ante la teología d e la r e v o l u -
descubrir el c o m p r o m i s o social del mensaje e s c a t o l ó g i c o cristiano,
c i ó n , sin creer q u e haya supuesto una «revolución d e la teología», y
realizando la r e v o l u c i ó n del Remo de Dios de forma n o - v i o l e n t a
a c e p t a n d o q u e ha sido p o c o «asimilada» por las instancias oficiales
( W e n d l a n d ) , organizar la actividad revolucionaria desde la óptica d e
de las Iglesias, n o se puede dejar d e reconocer sus valores objetivos
la fe a través de las guerrillas d e p e q u e ñ o s g r u p o s sin excluir la
y la influencia beneficiosa q u e ha ejercido La teología de la
violencia (Shaull)
r e v o l u c i ó n ha puesto d e relieve d i m e n s i o n e s cristianas olvidadas
Es interesante constatar c ó m o apenas nacida la teología d e la ( 2 2 3 ) la a c t i t u d revolucionaria c o m o expresión normal del creyente,
r e v o l u c i ó n ya se comienza a hacer su valoración crítica ( 2 1 7 ) Los la d i m e n s i ó n escatológica d e la existencia cristiana, la atracción por

(215) Ibíd., 232-236 334-356, J M DIEZ ALEGRÍA, Cristianesimo e rivoluzione: Cristianesimo


(216) Entre las exposiciones dedicadas a la teología de la revolución ver, senza Cristo (Asís, 1968), 65-103, A FRAGOSO, Evangile et revolution
además de los documentos de Ginebra Eglise et Société, 4 tomos (Gine- sociale (París, 1969), G VACCARI (ed ), Teologie dalla Rivoluzione, I.
bra, 1968), las siguientes obras colectivas Une theologie de la revolution Testi inediti della rivolta sociale e política della Chiesa Latinoame-
(París, 1967), Theologie der Revolution. Analysen und materialen ricana (Milano, 1969), P E CAHARBONEAU, Cristianismo, sociedad y
(Frankfurt, 1968), Diskussion zur «Theologie der Revolution» ( M u - revolución (Salamanca, 1969), VARIOS, La f e , fuerza histórica (Barcelo
nich, 1969) na, 1971)
(217) Las revistas «Parole et Mission» (n 39, 1967), «Christiamsme (218) G GUTIÉRREZ, Teología de la liberación (Salamanca, 1972), 74,
social» (nn 1-2, 1967) y «Evangelische Theologie» (n 27, 1967), en habla de «la discutida —y discutible— teología de la revolución» Cfr G
números monográficos trazaron un primer balance bibliográfico y temático GUTIÉRREZ, Teología desde el reverso de la historia (Lima, 1977),
sobre la «teología de la revolución» A lo largo de 1968 no dejaron de 4 0 - 4 1 , I ELLACURIA, Hacia una fundamentación filosófica del método
sucederse las publicaciones dedicadas a profundizar o discutir los postulados teológico latinoamericano: Liberación y cautiverio (México 1976),
de esta teología Destacan «Christianisme et revolution» —suplemento de la 609-635
revista «Lettre»— (París, 1968), el libro de T Rendtorff y H E Todt (219) Sobre los intentos de definir exactamente el concepto de «revolu-
Theologie der Revolution. Analysen und Materialen (Frankfurt, 1968), ción» en la Conferencia Mundial de Ginebra, ver ORTIZ, o.c , 116-122
y el de E Feíl y R Weth Diskussion zur «Theologie der Revolution» (220) FIERRO, O . C , 371-377
(Mainz-Munchen, 1968), que recoge una amplia bibliografía en las páginas (221) P BLANQUART, Foi chrétienne et Revolution- A la recherche
365-373 Además de los trabajos citados en la bibliografía consignada en el d'une Theologie de la Violence (París, 1968), 137-155
texto, ver los siguientes (222) FIERRO, o.c , 234
Pax Christi, Guerre révolutionnaire et conscience chrétienne (Pa- (223) J C O M B L I N , Teología de la revolución (Bilbao, 1973), 283
rís, 1963), C L RESTREPO y P BIGO, ¿Revolución violenta? (Bogotá, 365, T GOFFI, Revolución y violencia: Diccionario enciclopédico de Teolo-
1965), VARIOS, Religión, revolución y reforma (Barcelona, 1967), W V gía moral (Madrid, 1974), 957-958, J C DAVIES, LOS cristianos, la
O'BRIEN, Guerre juste et juste revolution: Just Monde 9, (1967-8), política y la revolución violenta (Santander, 1977) 113-155
638 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 639

el futuro de la Esperanza; las categorías de la «novedad» cristiana; considera en documentos recientes como las encíclicas Pacem in
etcétera. t e r r i s (n 162) y Populorum progressio (n. 31) Además, la
revolución contraría la visión «ordenada» que la doctrina social
c) Etica de la revolución católica tiene acerca de la realidad; la revolución es opuesta a una
ley impuesta por la naturaleza y, en última instancia, querida por Dios.
J ALDUNATE, El deber moral ante la situación revolucionaria. Mensaje
n 115 (1962), 667-675. G. GIRARDI, Filosofía de la revolución y Por todas estas razones directas es normal que «la actitud
ateísmo. Concilium n. 36 (1968), 505-519 H GROSS-MAYR, Una condenatoria del magisterio ante la revolución sea terminante y
revolución no-violenta Concihum n 35 (1968), 362-375 permanente. No ha habido en ella cambio» (226). Baste recordar dos
R HARRIES, The critenon of success for ajust revolution: Theology testimonios recientes e importantes:
78 (1975), 190-195. G HIGUERA, ¿Evolución o revolución? Sal
Terrae 56 (1968), 403-426 P. LEHMANN, The Transfiguration of «No faltan en realidad hombres magnánimos que, ante situaciones
Politics Jesús Christ and the Question of Revolution (Londres, que concuerdan poco o nada con las exigencias de la justicia, se
1975) H MARCUSE, Etica de la revolución (Madrid, 1970). E sienten encendidos por un deseo de reforma total y se lanzan a ella
MASINA - J. M. DIEZ ALEGRIA - E. CHIAVACCI, Revolución, Magiste- con tal ímpetu que casi parece una revolución política
rio, teología y mundo moderno (Pamplona, 1972). Queremos que estos hombres tengan presente que el crecimiento
paulatino de todas las cosas es una ley impuesta por la naturaleza y
En estas breves aproximaciones éticas consideramos el fenómeno que, por tanto, en el campo de las instituciones humanas no puede
revolucionario desligado de la violencia armada. El aspecto de la lograrse mejora alguna si no es partiendo paso a paso desde el interior
violencia revolucionaria ha sido ya tratado en este capítulo dentro de las instituciones» (227)
del apartado de la «ética de la violencia». «Es cierto que hay situaciones cuya injusticia clama al cielo
Cuando poblaciones enteras, faltas de lo necesario, viven en una tal
La doctrina social católica ha adoptado una actitud negativa dependencia que les impide toda iniciativa y responsabilidad, lo
ante la revolución. Para captar el contenido directo e inmediato de mismo que toda posibilidad de promoción cultural y de participación
esta actitud condenatoria es preciso tener en cuenta varios presu- en la vida social y política, es grande la tentación de rechazar con la
puestos. En primer lugar, la noción que los documentos eclesiásticos violencia tan graves injurias contra la dignidad humana
tienen de revolución es «la insurrección sangrienta, destructora, Sin embargo, como es sabido, la insurrección revolucionaria —sal-
atizada por la demagogia, que pretende derrocar por completo un vo en el caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase grave-
determinado régimen político legitimado para sustituirlo por otro mente a los derechos fundamentales de la persona y dañase peligro-
puesto al servicio de grupos, intereses o movimientos particulares» samente el bien común del país— engendra nuevas injusticias, intro-
(224). Para la doctrina social de la Iglesia, la revolución sigue duce nuevos desequilibrios y provoca nuevas ruinas No se puede
llevando la clásica connotación negativa de las realidades de «rebe- combatir un mal real al precio de un mal mayor» (228)
lión» e «insurrección». Mientras que en el uso sociológico el término Aun urgiendo la necesidad de poner remedio a las situaciones de
revolución «ha debido su fortuna en la edad moderna a una conno- injusticia que engendran a las revoluciones, y hasta reconociendo la
tación neutra y amoral que lo contradistinguía tan característicamen- magnanimidad subjetiva de quienes se inclinan equivocadamente
te de otros términos que entrañaban un juicio ético y moralista, por la revolución, el magisterio eclesiástico considera inmoral recurrir
como «revuelta», «desórdenes», «guerra civil» (225) en los documen- a la insurrección revolucionaria como medio ordinario para combatir
tos eclesiásticos ha sido utilizado con una connotación negativa: la injusticia. Sin embargo, siguiendo la doctrina tradicional de la
levantamiento contra un poder legítimo. licitud de la insurrección en ciertas condiciones (229), Pablo VI ha
En segundo lugar, para la doctrina social de la Iglesia la revolu-
(226) GUTIÉRREZ, o . c , IV, 141
ción está indisolublemente unida a la violencia armada. Así se (227) Pacem in terris, nn 161-162 Ocho grandes mensajes (Ma-
drid, 1971), 225
(224) J. L GUTIÉRREZ, Revolución: Conceptos fundamentales en la (228) Populorum progressio, nn 30-31 Ocho grandes mensajes,
Doctrina Social de la Iglesia IV (Madrid, 1971), 141. 342.
(225) MELOTTI, o.c., 13. (229) Sto. TOMÁS, Summa Theologica, ll-ll, q 42, a 2 ad 3
CONFLICTIVIDAD, VIOLENCIA Y CAMBIO SOCIALES 641
640 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL

puede ser la explicación de por qué la «teología de la


recordado en el paréntesis del n 31 de la encíclica Populorum revolución», al contrario de la «teología de la liberación»,
progressio que la revolución puede ser una solución legítima en no ha sido asimilada por las doctrinas eclesiásticas
casos extremos oficiales (234)
Los moralistas han precisado las condiciones que legitiman
moralmente una acción revolucionaria (230) a) que la revolución Remitiendo a la justificación de los presupuestos metodológicos
no sea fin en sí misma, sino que se ordene a la instauración de un que apoyan todo el edificio de esta «Moral Social» (235), creemos
régimen u orden justo, b) que la colectividad se halle en un que el ethos social cristiano está esencialmente abierto al cambio
verdadero estado de necesidad, c) que se hayan agotado los medios social y lo propicia como una exigencia ética fundamental Por otra
pacíficos de resolver la situación, d) que las acciones que se parte, la ética cristiana no «absolutiza» ninguna forma de cambio
promuevan sean lícitas y apropiadas de manera que no causen a la social, admite los cambios evolutivos y los cambios revolucionarios,
comunidad daños superiores a los que se aspira reparar introduciendo en ellos su carga crítico-utópica El creyente tiene que
La reflexión teologógico-moral actual introduce algunas vivir su coherencia ética tanto dentro de la evolución como de la
perspectivas éticas nuevas en el tema de la revolución Destacamos revolución, el apoyar una u otra depende de opciones que han de
las siguientes ser pensadas según las posibilidades de justicia que ofrecen las
situaciones histónco-concretas Sin embargo, en el momento actual,
— la ética de la revolución no puede estar «prejuzgada» por la
la estimativa ética cristiana ha puesto de relieve el flanco revolucio-
postura adoptada anta la violencia armada, en teoría al
nario del cristianismo Entendiendo la revolución como un proceso
menos, la revolución puede ser pensada sin relación indi- permanente y global, el ethos social de los cristianos expresa sus
soluble con la violencia (231) exigencias en clave humana de revolución y en clave religiosa de
— la actitud negativa ante la revolución no puede depender Justicia escatológica
de una cosmovisión «legitimadora del orden», las razones
que directamente invoca la doctrina social católica depen
den, en gran medida, de cosmovisiones estáticas y conser-
vadoras el poder como legitimación, el orden estático y
natural como fuente de normatividad, etc Las discusiones
en torno a la «teología de la revolución» han destacado la
necesidad de pasar de una «ética del orden» a una «ética
del cambio» (232)
— la condena eclesiástica de la revolución tiende a «justificar
ideológicamente» estrategias reformistas en lo religioso, al
mismo tiempo que se opone a opciones sociales progresis-
tas, apoya el «reformismo interior» de la Iglesia (233) Esta

(230) ILLANES l.c , 230


(231) Ver las propuestas de GOFFI I c , 958-961 sobre la «etica de la
revolución no-violenta»
(232) ORTIZ, o c , 113 En Ginebra, la «etica de la revolución» pretendió
ser una alternativa a la «etica de sociedad responsable» expresión esta ultima
acuñada en los Consejos Ecuménicos de Amsterdam (1948) y de Evanston
(1954) y que patrocinaba un programa de reformas progresivas tratando de
evitar los grandes males del capitalismo y del comunismo pero sin hacer un
enjuiciamiento radical de las estructuras sociales (234) FIERRO O C , 239
(233) Ver el análisis de J GICHARD Iglesia, lucha de clases y (235) Ver el capitulo 2 ° apartado IV
estrategias políticas (Salamanca 1973) 107-135
41 Moral social
conclusión
conversión a la justicia social
y construcción del Reino de Dios

La conclusión del volumen primero de esta obra formulaba un


amplio y radical programa de moralización: del «vacío moral» a la
«moral de actitudes». El segundo volumen finalizaba lanzando un
puente ético entre el valor de la Persona y el ethos de la Sociedad.
El «más allá del personalismo ético» ha sido explorado en este tercer
volumen, que quiere concluir proclamando la conversión a la
Justicia social y exhortando a la construcción del Reino de Dios.
Conversión a la Justicia social y construcción del Reino de Dios:
ésos son los ejes que unifican el dinamismo ético-teológico propues-
to en toda la obra «Moral de actitudes» y de un modo particular en
esta parte dedicada a la «Moral Social».
La conversión a la Justicia social formula, en certera síntesis, las
exigencias éticas del creyente. La Justicia es al mismo tiempo actitud
ética y objetivación de la bondad moral. Por eso se precisa conver-
sión continua a la Justicia y realización social de la bondad con
la que la persona es justa.
La Justicia proyecta el ethos de los creyentes hacia horizontes
utópicos de igualdad y participación, ya que la Justicia tiene su
morada allí donde no existe «el más y el menos» y donde no se
realiza la triste constatación de que «cuanto más haya de lo mío
menos habrá de lo tuyo».
Por eso la conversión a la Justicia comporta el rechazo radical
del orden existente y la propuesta de una alternativa todavía inédita.
Alternativa expresada poéticamente en el poema «El Reino», de
Celso Emilio Ferreiro:

«En el tiempo aquel


cuando los animales hablaban,
decir libertad no era triste,
decir verdad era como un río,
decir amor,
decir amigo,
era igual que nombrar la primavera.
644 MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL

Nadie sabía de los ultrajes.


Cuando los animales hablaban índices
los hombres cantaban en los crepúsculos
palomas de luz y jilgueros de sueños.
Decir tuyo y mío, no se entendía,
decir espada estaba prohibido,
decir prisión sólo era una palabra
sin sentido, un aire que hacía daño
en el corazón de la gente.
¿Cuándo,
cuándo se perdió
este gran Reino?»
(Longa noite de pedra, Madrid, 1978, p. 11.)

El Reino de Dios es para el creyente la respuesta a ese interro-


gante humano. El Reino de Dios es el horizonte religioso en el cual
adquiere una dimensión nueva el ethos del creyente. El Reino de
Dios es para el creyente el referencial primario, de donde surge y
hacia donde converge el complejo y rico haz de referencias que
integran la cosmovisión cristiana. La construcción del Reino de Dios
es el horizonte intencional y el ámbito objetivo de la Justicia social.
Pero el Reino de Dios tiene un nombre: Jesús de Nazaret. «Ante
todo el Reino se manifiesta en la persona misma de Cristo, Hijo de
Dios e Hijo del hombre, quien vino a servir y dar su vida para la
redención de muchos (Me 10,45)» (Lumen gentium, n. 5). En
Jesús de Nazaret, confesado como Cristo, se asienta todo el edificio
de la ética cristiana.

1. índice analítico de toda la obra


« M o r a l de Actitudes».

2. índice del tomo tercero.


índice analítico
de toda la obra «Moral de Actitudes»

• El índice analítico abarca los tres tomos que componen la


obra «Moral de Actitudes».

• Los números romanos indican el tomo:


I = Moral Fundamental.
II = Etica de la Persona.
III = Moral Social.

• Los números arábigos señalan las páginas del tomo


correspondiente.
648 M O R A L DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL ÍNDICE ANALÍTICO DE T O D A LA OBRA 649

Armas: ver «Carrera de armamentos» Bienes económicos (actitud del Nuevo


Arte y moral 111,449-454 Testamento) 111,196-207
Artista (su ethos) III 452 Bioética: en la historia de la moral II,
Ateísmo y moral I 116-121 198-204, planteamientos actuales II,
Autenticidad: II, 150-156 210-212
Biología: reduccionismo biológico de la
Autodominio: II, 160-161
naturaleza humana I, 131 -132, origina-
Autoerotismo: II, 452-468 lidad del bios humano I, 142-143, es-
Autofinaciamiento: III, 380, 383-384 tructura biológica del obrar moral I,
Autonomía moral: concepto I, 96, fun- 152-154, base neuro-hormonal del
damentaciones morales autónomas I, obrar moral I, 154-157, repercusiones
105-109 autonomía de la conciencia I, de la biología en la moral I, 154-157;
302 304 explicación biológica de la conciencia
Autoridad política ul 546-549 moral I, 304-306, biología de la sexua-
lidad II, 348-356, y masturbación II,
Avaricia: III 202-204, 206
Alteridad: persona abierta a la altendad 453-454, reduccionismo biológico en
Aborto: II. 222-237 Azpilcueta, M . de: III, 30-31
I, 116, estructura antropológica I, 150, la ética sexual II, 430-433
Actitud moral: noción I, 536-542,
categoría moral II, 97-99, valor moral Bolsa y moral III, 254-255
expresión del comportamiento moral I,
del otro II, 517-521 Báñez, D.: III, 28-31 Bonhoeffer. D.: II, 215-216
238, estructura de la actitud moral cris-
tiana I, 542-544 actitud y pecado I, Alternativa cristiana (a los sistemas Belleza (significado antropoloqico teo Buber, M.: II, 8, 378-379
491, 499, esquema de actitudes I, 548- económicos) III, 335-338, 384-389 lógico) III 450-451
550, moral de actitudes I, 6 0 - 6 1 , 5 5 1 - Amistad: II, 520-521 Biblia y moral: bibliografía I, 76, 285-
552, y actitud estética III, 4 5 1 , actitu- Calidad de vida: III, 455-465
Amor: degradación del amor I, 22-23, 286, moral del Indicativo y de la Alian-
des utópicas y realistas ante la econo- za I. 51-52, radicalismo I, 58 11,129- Calvinismo: ética y religión I, 117, ética
amor entre novios II, 475-479
mía III. 385-389 130, normas éticas del Nuevo Testamen- política III, 512-516
Amoralidad (ver «vacío moral») 1,18-26 to I, 6 1 - 6 3 , 2 6 2 , libertad I, 198-200,
Acto moral: esquema anstotélico-esco- Cambio en la estimativa moral I, 26-34
Análisis liguistico y moral I, 104-105 valor moral I, 259, ley I, 263-271, Cambio social: postulado ético III,
lástico I 232-233, precisiones I, 238-
239, pecado-acto I, 499 Anticoncepción (ver «métodos anticon- conciencia moral I, 291 -293, pecado I, 102-103, 627-630, ¿cambio de evolu-
ceptivos») II, 330-331 409-423, 451-454, 469-470, opción ción o revolución? III, 136, 315,
Actos humanos: visión tomista I, 128- fundamental I, 535-536, decálogo I,
132, visión de San Alfonso I, 132-135, Antonino de Florencia, San: III, 228- 630-641
545, imagen normativa del hombre II,
visión personalista 1,136-139 230, 249 Capitalismo (ver «Sistemas económi-
125-134, corporalidad II, 206-207, éti-
Agresividad: forma de relación interhu- Antropología moral: estructura antro- ca sexual II, 308-317, 424-425, teolo- cos») descripción III, 320-323, valora-
mana I, 23-24, y violencia 111,588-589 pológica del comportamiento moral I, gía de la sexualidad II, 410-419, mas- ción ética III, 324-332, relación capi-
127-239, coordenadas antropológicas turbación II, 459-460, veracidad II, tal/trabajo en el capitalismo III, 356-
Agustín, San' impronta agustiniana en
del obrar moral I, 163-193, diversos 540, fidelidad II, 543-544, ética social 357, propiedad privada capitalista III,
la teología del pecado I, 356, definicio-
modelos éticos de la persona II, 19-81 III, 56-65, candad III, 77-78, 81-82, 364-365, 386, empresa capitalista III,
nes agustinianas del pecado I, 424-
Antropología teológica: el hombre, bienes económicos III 196-207, ética 370, 3 7 1 , 375-377, actitud cristiana an-
429, ética sexual II, 326-329, 409, éti-
realidad teológica I, 151, antropología política III, 468-478 violencia III, 622 te el capitalismo III, 385-386
ca política III. 501-503
teológico-moral en Santo Tomás II, Bibliografía moral: general I, 74-77, Carácter moral: (ver «ethos») I, 137
Agustinismo político: III, 502
102-108, imagen de Dios II, 102-104, moral fundamental I, 90, análisis del Carácter psicológico y moral I, 192-
Alberto Magno, San: II, 336, 462 dimensión escatológica 1,154 11,104- lenguaje moral I, 104-105, conciencia 193
Alcoholismo II, 165-167 105, cristificación II, 105-106, presen- moral I, 285-286, bioética 11,213-214, Caridad: actitud básica del ethos social
Alfonso de Ligorio, San: equilibrio en- cia del Espíritu II, 106-108, dimensión moral social III, 142-150 cristiano III, 76-87, en la Biblia II, 134
tre laxismo y rigorismo I, 4 0 - 4 1 , moral cultual I, 151 Bien común: orientación ética de la rea- III, 77-78, 81-82, en la historia de la
fundamental I, 84, tratado de los actos Aristóteles: actos humanos 1,128, hom- lidad social III, 103-107, síntesis entre Teología y en la actualidad III, 77-81,
humanos I, 132-136, tema de la mora- bre, animal político I, 147-149, proce- provecho individual e interés social III, nota específica del ethos cristiano III,
lidad I, 246, tema del pecado I, 357, so del obrar humano I, 217-218, ideal 313, justificación de la propaganda III, 81 -84, exigencias éticas desde la Cari-
432-434, tratado de las virtudes I, 507, del hombre «virtuoso» II, 21-28, valo- 444, finalidad del Estado III, 485, en dad III, 84-87, y Justicia III, 86, 93-96
moral de la corporalidad II, 201-202, ración de la moral aristotélica II, 29, Sto Tomás III, 504-505, y poder polí-
ética sexual II, 344-345, moral econó- tico III, 539-540, finalidad de la comu- Carrera de armamentos: III, 609-613
influencia en la doctrina tomista sobre
mica III. 34-35. 261-262 la Justicia III, 23, 26, 227, justicia III, nidad política III, 534, 546, y autoridad Castidad: II, 430-433
91, 97, ética política III, 497-500 política III, 539-540, 546, 548 Castración: II, 270-274
Alienación: II, 43-46
650 )RAL DE A C T I T U D E S III. M O R A L SOCIAL ÍNDICE A N A L Í T I C O DE T O D A LA OBRA
651
Casuismo: ver «Moral casuista» Conciencia psicológica y moral I, Conocimiento y obrar moral I, 211 - 2 1 4 bihdad ético-religiosa I, 373-407, sín-
Catálogos de pecados: cristianismo pri- 287-291 Consulta prematrimonial (ver «Visita tesis teológica sobre la culpabilidad I,
mitivo I, 482-484, praxis penitencial I, Concienciación: realidad antropológica prematrimonial») 443-444, formas de culpabilidad solida-
485-487 y política II, 138-145, valor moral II, ria I, 457-463
Contribuyente (ver «Impuestos») III,
Catecismo Romano: I, 434-436 149-150, actitudes de la conciencia-
256, 258
Categorías morales básicas: I. 88-90 ción II, 150-174, en la economía III,
314 Control de natalidad: II, 275-276 Dahrendorf, R.: III, 563, 564, 565-566
Cine y moral III, 430, 438
Concilio de Trento y moral I, 39 Consejo Ecuménico de las Iglesias: 567,568,571,629
Codicia: III, 202-204, 206
Concilio Vaticano II: importancia para III, 68-69,147-148,166, 629, 635-638, «De Justitia et Jure» (tratados) III
Colectivismo económico (ver «Siste-
la moral I, 47-50, esquema preconcihar 640 28-33, 241 -248, 256
mas económicos») descripción III,
sobre el orden moral I, 68-69, doctrina Convivencia interpersonal: II, 507- Deberes: esquema moral de deberes I,
332-334, valoración ética III, 334-335, sobre la conciencia moral I. 297-301, 547 547, el ideal ético del «deber» según
propiedad colectivista III, 365, empresa doctrina sobre el pecado I, 371, axio-
Corporalidad: antropología y teología Kant II, 30-34
colectivista III, 370, 372, actitud cris- logía cristiana 1,548, dignidad del hom-
tiana ante el colectivismo económico II, 205-208, revisión de los planteamien- Decálogo (ver «Mandamientos») en la
bre II, 9 0 - 9 1 , libertad II, 159, teología
111,385 tos morales II, 210-213 doctrina tomista sobre la Justicia III,
de la comunidad 11,511 -517, importan-
Comerciantes: III, 205, 249-250 cia para la ética social III, 66-68, 139. Costumbres y moral 111,11-12 28, 33-34, encuadre de la ética social
Justicia III, 93, derechos humanos III, III, 33-35, encuadre de la ética econó-
Comercio y moral III, 248-252 Crímenes de guerra: III, 615
165, 190, destino universal de los bie- mica III, 263-264
Comportamiento moral (ver «obrar Crisis de la moral: en general I, 13-44
moral») elemento pático I, 207-211, nes III, 216-217, 218-219, 304, orden de la moral sexual II, 447-451 Declaración sobre el M e d i o Ambien-
económico III, 278-279, 334-335, tra- te: 111,460-465
elemento cognoscitivo I, 211 -214, ele- Cristiandad (proyecto etico-social de la
bajo III, 354-355, propiedad privada Declaración Universal de los Dere-
mento volitivo I, 214-215, elemento «cristiandad») III, 49-51
III, 366-367, empresa III, 375-376, de- chos Humanos: III, 160-161, 176-
ejecutivo I, 215-216, génesis y estruc- Cristianismo: y sexualidad II, 389-419,
sarrollo económico III, 378-381, inver- 181
tura (diversas interpretaciones) I, 216- siones III, 3 8 1 , cultura III, 392, 395- y la moral, según Nietzsche II, 68-69,
230, ámbitos y formas I, 230-231, factor en la valoración de la persona II, Democracia (ver «Participación políti-
396, 401 -406, 408-409, educación III,
expresiones 1,231-239 413, 415, 418, 419, medios de comuni- 101-108, y ecología III, 459 ca») III, 540-541, 556-557
Compromiso social: y cristianismo III, cación social III, 428, 440, arte III, Cristologia: perspectiva cristológica del Deporte y moral III, 455
71-72, y tareas eclesiales III, 72-75 451, 453, política III, 538-539, 5 4 1 , obrar humano I, 139, hombre, recreado Derecho a la educación: III, 414-416
Comunicación de bienes: III, 218-219 545, 546, moral internacional III, 557, en Cristo I, 151 II, 105-106, Jesús, Derecho a la información: 111,439-440
Comunicación interpersonal: yo-tú II, 559, sindicalismo III, 580, huelga III, imagen normativa del hombre II, 130- Derechos biológicos: III, 186-187
522-524, sexual II, 365-370, 378-383, 584, resistencia III, 599-600, servicio 131, revelación de la sexualidad II, Derechos civiles: III, 187
415 militar III, 606, objeción de conciencia 416-419, y ética social III, 63-64, 135- Derechos culturales: III, 188, 410-411
III, 607, guerra III, 618-619, paz III, 136, y bienes económicos III, 198-199,
Comunidad comunidad humana condi Derecho de resistencia: III, 548-549
620 ética política III, 470-475, y Reino de
cíonamiento del obrar moral 1,178-185, Derechos del «pobre»: III, 59-60
comunión cristiana según san Juan II, Dios III, 644
C o n d i c i o n a m i e n t o s cósmicos del Derechos económicos: III, 188
134, teología II, 511-517 Cuestión social: postura de Jesús III,
obrar moral clima I, 175, configuración Derechos espirituales: III, 186-187
Comunidad política (exigencia ética) 61-64, doctrina de la Iglesia III, 269
orográfica I, 175, vegetación I, 175, 352 Derechos familiares: III, 187
III, 544-545 estaciones, hora I, 176, alimentación I, Derechos humanos: y ética cristiana
Conciencia moral: en la historia de la 176 Cultura: variabilidad cultural de las ñor III, 153-193, historia III, 154-161, pos-
moral I, 280-285, en la Sagrada Escri- Condicionamientos socio-culturales mas morales I, 28-30, condicionamien-
tura cristiana III, 161-166, significado
tura I, 291 -293, concepción mtelectua- del obrar moral espacio nacional I, to del obrar moral I, 176-177, dimen-
sión cultural de la sexualidad II, 3 7 1 - ético III, 167-175, panorámica de los
hsta y concepción personalista I, 294- 176, espacio cultural I, 176-177, espa-
374, y ética cristiana III, 391-465, no- derechos humanos III, 176-193, según
301, génesis I, 301-314, actuación I, cio social I, 177, espacio religioso I,
325-327, 322-323, conciencia recta I, ción III. 392-398, situación actual III «Pacem in terns» III, 164-165, 1 8 1 -
177
328-329, conciencia verdadera I, 329- 398-406, cultura y fe III, 406-409, ta 185, proclamados por la Iglesia III,
Conflictividad laboral: III, 577-585 reas morales en el campo de la cultura
330, conciencia errónea I, 330-334, 190-193
dudas de conciencia y su resolución I, Conflictividad social: sociología (no- 111,409-412
335-337, subconciencia moral I, 315- ción, tipología, funcionalidad, génesis, Derechos políticos: III, 187-188
Culpabilidad: etnología y culpabilidad
322, superconciencia mora) I, 322-323, salida) III, 562-564, perspectivas éti- I, 363-364, psicología de la culpabili Derechos sociales: III, 188
psicopatología de la conciencia I, 338- cas III, 585-586 dad I, 364-368, 399-407, reflexión fi Desarme: III, 609-614
346, objeción de conciencia III 606- Conflicto de valores (ver «Situaciones losófica sobre la culpabilidad I 368 Desarrollo económico y moral III,
608 límite») II, 235-237, 279, 485 369, análisis antropológico de la culpa 377-381
652 M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ÍNDICE ANALÍTICO DE T O D A LA OBRA 653

Desacralización (ver «Sacralización» y Educación: y ética III, 412-428, derecho Esterilidad y sus alternativas 11,255-268 Figura ética del cristiano elementos es-
«Seculandad») II, 411-412 a la educación III, 414-416, sujetos Esterilización: II, 270-274, 301 tructurales I, 515-544, diseño I, 544-
Descartes, R : II, 56-60 responsables 111,416-419, ética del pro- Estimativa moral: cambio en la estima- 550
yecto educativo III, 419-423, pluralis- tiva I, 26-34, perfil estimativo I, 252, Freiré, P.: II, 138-149
Desmitificación de la moral I 66-68 mo en proyectos educativos III, 420- de la sociedad actual III, 9-10 Freud, S.' I, 308-312 II, 358-360
Desmoralización' del mundo actual I 421, 425-426, educación liberadora II, Estoicismo (ver «Epicteto») concepto Fundamentación de la ética de la ética
14-26 ¿pérdida actual del sentido del 145-147 III, 421-423, sistema educa-
pecado? I, 358-360 de «naturaleza» I, 3 1 , supresión de la cristiana I, 69-74, fundamentación he-
tivo III, 423-426, problemática moral
vida pática I, 210. ideal ético 11,50-55, terónoma I, 96 105, fundamentación
Desprivatización (ver «Individualiza- abierta III, 426-428, acción cultural II,
147-149 valoración de la ética estoica II, 55-56, autónoma I, 105-109, fundamentación
ción» y «Privatización») de la moral I
65-66 III, 70, 86-87, de la noción y influencia en la ética sexual cristiana II, teónoma I, 109-116
Edad Media: II, 333-338 III, 23, 162,
vivencia de pecado I, 446-463 406-407
222-238, 504-507,615-617
Estrategias y t á c t i c a s ante la ética III Geografía espacio geográfico y compor-
Destino universal de los bienes: III, Empobrecimiento del espíritu I, 24-26 117-118, 314-315 tamiento moral I, 174 176, influencia
215-218, 303-304, 305-307
Empresa: III, 367-377 Etica científica II 72-78 de la geografía en los moralistas I, 178
Diagnosis prenatal: II, 302
Enfermedad: II, 220-222 Etica de l i b e r a c i ó n : III, 127-136 Gestación artificial: II, 263-267, 291
Diálogo: moral en diálogo I, 59-60, pers- Etica de la persona: localización dentro
Encuentro: el hombre, ser para el en- Gobernantes: III, 548
pectivas de diálogo en la teología actual de la síntesis teológico-moral II, 13-16,
cuentro I, 147-150, categoría antropo-
del pecado I, 372, actitudes del diálogo Grupo: dialéctica entre personeidad y co
lógico-teológica II, 509-517, exigencia ética fundamental II 17 134, ética con-
interpersonal II, 545-547 munitanedad I, 178-182, formas de
ética II, 517-527 creta II, 135-547
D i s c e r n i m i e n t o , clave de la moral neo- grupo masa, organización, comunidad
Epicteto (ver «Estoicismo») II, 50-56 Etica teológica y síntesis cristiana I, I, 183-184
testamentaria I, 58, 173, en San Pablo
II 132-133, ante la manipulación II, Erotización de la sociedad II, 494-498 73-74 Guerra: doctrina escolástica 111,615-617
192 en bioética I, 211, desde la Can- Escrúpulo: I, 341 -344 Ethos (ver «Carácter moral») etimología mentalidad nueva III, 617-619, conde-
dad III, 84-87 Espacio y obrar moral 1,173-178 I, 516-517, relación con talante I, 517- na ética total III 619
Distanasia: II, 237-248 519, ethos como personalidad moral I,
Especificidad de la ética cristiana pro-
519-522, ethos cristiano I, 522-524,
Doctrina Social de la Iglesia: biblio- blema y soluciones I, 71-72 III, 119- Habito moral I 232
120, dimensiones teológicas de la ética ethos cristiano, alternativa al vacío mo
grafía III, 36-37, 142-144 hecho teo Heidegger, M 1,64 11,151-152
lógico-eclesial III, 38-44, valoración I, 1 51, conciencia moral específicamen- ral I, 551-552
te cristiana I, 323-324, ethos específi- Eticidad (ver «Moral») de la estructura Hesnard, A.: I, 365-366
III, 44-49, 125, derechos humanos III,
163-166, 188-193, moral económica camente cristiano I, 522-544, desde la humana I, 70-71, razón ética de lo Heteronomia: concepto I, 96, funda-
III, 268-280, empresa III, 372-377, mo- caridad III, 81-84, especificidad del humano I, 114-115 II, 11-13, puesto mentación heterónoma de la moral I,
ral política III, 538-543, lucha de cla- proyecto ético-social cristiano III, 118- en la existencia cristiana I, 74, estruc- 96-105, de la conciencia moral I,
ses III 573-575, sindicalismo III, 579 124 tura III, 13-14, incidencia en la realidad 304-312
580, violencia III 623, revolución III Espectador: III, 454 social III, 300-301 Historia de la moral: aproximación glo-
638-640 Espíritu: moral del Espíritu frente a moral Etnología y culpabilidad I, 363-364 bal I, 35-41, 47-50, actos humanos I
Drogas: hecho y formas de la drogadic- jurídica I, 54-56, Espíritu y ley nueva Eudaimonía ver «Felicidad» 128-135, moralidad I, 244-246, con
ción II, 163-170, comprensión psico- II, 106-108 ciencia moral I, 280-285, pecado I,
Eugenesia: II, 298-302
sociológica II, 171 -1 72, valoración mo- 355-357, 423-436, virtud I, 503-512,
Estado: y los derechos humanos. III, 173, Eutanasia: II, 237-248
ral II, 172-174 ética de la persona II, 19-81, bioética
doctrina del Nuevo Testamento 111,471,
474-478, vértice de la organización po- Experimentación humana: II, 281 -291. II, 198-204, ética sexual II, 317-345,
Duda de conciencia y su resolución I,
lítica actual III, 485-486, doctrina de masturbación II, 459-463, veracidad
335-337
los moralistas III, 536-537, su configu- Familia' ver «Matrimonio» II, 539, moral social III, 21-51, dere-
Duverger. M • III 487 488 chos humanos III 161-163, ética eco
ración moral en la Doctrina Social de la Fariseísmo: I, 53 II, 103-131
Iglesia III, 542-543, aspectos socioló- nómica III 207 282 ética política III
Fecundación artificial: II, 263-267, 493-527, moral internacional III, 558
Eclesialidad. dimensión eclesial de la gicos III, 544, estructura y finalidad III,
moral 1,151,185, y pecado 1,371,458 550-554, concepciones y realizaciones 291 Historia de la Salvación y moral I 57
Ecología y moral III, 457-465 falsas III, 551 -552, Estado de Derecho Felicidad: II, 22-24 172 212
Economía (ver «Moral económica») y III, 485, 552-554, Estado Democrático Fidelidad: II, 543-544 Historicidad: conciencia de la histondad
ética cristiana III, 195-389, relación III, 556, Estado de Justicia Social III, Filosofía: carencia en la moral casuista I 28, carácter histórico de la moral I,
entre economía y moral III, 284-299, y 557 I, 43, filosofía de la culpabilidad I 63-64, síntesis entre naturaleza e histo-
teoría ética III, 300-315, actitud cristia- Estatalización de la Enseñanza: III 368-369, filosofía de la sexualidad II, ria II 109-115 éticas histoncistas II
na ante la economía III, 384-389 424-425 374-388 113
ÍNDICE ANALÍTICO DE TODA LA OBRA 655
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL
654
Justicia social: sentido histórico y ac- Limosna: III, 200, 219-221
Hobbes. T.: III, 519-521 Indicativo frente a imperativo I, 51 -52
tual III, 101-102, Estado de Justicia Literatura y moral III, 430
Hombre (ver «Humanismo y antihuma- Indiscreción: II, 536-537 social III, 557, categoría global de la
nismo») el hombre integral, suieto del Lucha de clases: III, 569-577
Individualización (ver «Despnvatiza- ética social III, 643-644
comportamiento moral I, 139-162, ción») en la comprensión del pecado Lucros: III, 233-234, 310-312
hombre, unidad totalizante I, 141-142 I 391 -392, 446-449, en la ética de la Lugo. J. de: III, 2 4 1 , 243-244
hombre, inteligencia semiente I, 142- persona II, 121-122 Kayrós (oportunidad) y moral I, 58, Lujo: III, 3 1 , 221-222
144, hombre, estructura personal I 172-173
Individuo y sociedad II, 121 -125
144-147 II, 94-95, hombre, ser para el
Infecundación: II, 268-270 Kant, M.: 106-108, 111-113 II, 30-36. M a l moral (su expresión artística) III,
encuentro 1,147-150 hombre actual y
Inflación: III, 381-382 Kierkegaard, S.: I, 528-529 452-454
sentido del pecado I 358-361 medida
de la realidad II, 7-10, imagen norma- Información: derecho a la información Mandamientos (ver «Decálogo») es-
tiva del hombre en el Nuevo Testamen- III, 439-440, exigencias de objetividad quema moral de Mandamientos I, 545,
Laxismo y rigorismo: I, 40-41 II, ética sexual II, 429-430
to II, 126-134, super-hombre según III, 440-442, montaje estructural III,
Nietzsche II, 7 0 - 7 1 , grandeza y digni- 342-343 Manipulación: éticas manipuladoras II,
443
dad II, 90-92, valor absoluto II 92-94, Lersch. Ph.: I, 159-161 II, 152-153 117-118, noción y formas II, 173-179,
Inmoralidad: I, 15-16
127-128, dialéctica entre sagrado y pro- Lessio, L : III, 30-31 182-185, manipulación social II, 185-
fano 11,115-120, autor, centro y fin de Inseminación artificial. II, 256-263
Ley: legalismo en la moral casuista I, 189, comprensión humano-cristiana II,
la actividad económica III, 302-303, Instancia ética: en lo social III, 113- 40-42, leyes positivas en la moral cris- 179-182, valoración moral 11, 189-196,
finalidad de la cultura III, 4 1 1 , norma 118, en los derechos humanos III, tiana I 269-271 concepción legalista de los medios de comunicación social
en los medios de comunicación social 169-175 del pecado I, 384-386 III, 436, de la información III, 440-442,
III, 433-434 - Intención: I, 209 Ley nueva: en la Sagrada Escritura I, de la propaganda III, 444, de la opinión
Hombre nuevo: según Marx II, 46-48, Interioridad: II, 129-130 263-269, Ley del Espíritu I, 54-56, Ley pública III, 447-448
según san Pablo II, 131 -132 nueva según los teólogos I, 266-269 Manipulación genética: II, 291-298
Intersubjetividad (ver «Altendad») III,
Homicidio: II, 217 II, 106-108
85 Maquiavelo, N.: III, 517-519. 530
Huelga: III, 582-585 Liberación: esquema teológico para la
Intimidad: estructura personal II, 528- Mariana, J. de.: III, 597-598
Huelga de hambre: II, 220 ética social cristiana III, 127-136, el
531, valor moral 11, 531 -532, atentados Marcuse, H.: II, 188, 503-504
Humanismo y antihumanismo: prima- tema ético en la «teología de la libera-
a la intimidad II, 532-537 M a r i t a i n , J.: I, 117 III, 4 9 - 5 1 , 534
cía de lo humano II, 7-10, diversos ción» III, 127-133, ética y liberación- ¡
humanismos II, 11-13, modelos éticos Inversiones- III 381-383 III, 133-134, la cultura como liberación M a r x , K.: II. 36-49 III, 92, 157-158,
humanistas II, 21-49, humanismo es- III, 395, educación liberadora III, 293, 526-527, 572
toico II, 52-53, humanismo marxista Jaspers, K.: I. 529 421-423 Marxismo (ver «Marx») tema de la Jus-
II, 37-48, modelos éticos antihumanis- Juan Pablo II: derechos humanos III, ticia III, 920, desconfianza ante los
Liberalismo: III, 175, 272
tas II 65-78, crítica al antihumanísimo 166, propiedad privada III, 366, situa- derechos humanos III, 175, repulsa de
ción de la humanidad a finales del se- Liberalismo económico: III, 251, 328.
la política III, 530, legitimación del
II, 86-88, fondo humanista de los dere- gundo milenio III, 398 («Redemptor Libertad: constitutivo humano-cristiano poder III, 555, génesis de los conflictos
chos humanos III, 171, criterio de dis- hominis»), condena de la violencia III, I, 195-200, comprensión de la libertad sociales III, 568, opción de clase III,
cernimiento en la actividad económica. 603, 623, paz internacional III, 613 en los moralistas actuales I, 201 -204, 570, lucha de clases III, 571-572
III, 247, 296-298, nuevo humanismo realidad tensional I, 204-206, los «im-
Justicia (ver «Caridad») tratado sobre la Masificación: «rebelión de las masas» y
III, 404-406 pedimentos» de la libertad I, 206, el
Justicia en la Edad Media y en el Rena- moral I, 2 0 - 2 1 , moral masificada 1,183
Humanismo ético: II, 7-13 hombre libre según san Pablo II, 133,
cimiento tomista III, 22-33, en la Biblia
libertad y manipulación II, 179-182, Masturbación: ver «Autoerotismo»
Humanismo socialista (ver «Socialis- III, 57-60, en la ética occidental III,
tarea moral de la persona II, 157-159, M a t e r et magistra (encíclica) III, 4 1 ,
mo democrático») 111,142 88-93, 96-100, y Candad III, 86, 93-
en la noción de derechos humanos III, 274-276, 334, 378, 383, 572, 581 -582
Humanización: criterio en bioética II, 96, doctrina clásica y su reonentación
171-172, libertad económica III, 4 1 1 ,
211, en sexualidad II, 413, y aborto II, III, 96-103, esquema de la moral eco- Matrimonio: en el Antiguo Testamento
en la creación cultural III, 4 1 1 , libertad
234 nómica III, 230, práctica de la Justicia II, 309-311, 413-415, en el Nuevo Tes-
y justicia en economía III, 313-314, y
III, 387-388, justicia y libertad en eco- tamento II, 313-314, 416-419, época
Hurto: III, 265-266 en la educación III, 423-424
nomía III, 313-314, y en educación III, patrística II, 326-329, ética II, 403 III.
423-424 Libertad de expresión: III, 447 140-141, relaciones extraconyugales II,
Libertades sociales (en la conciencia 486-492, paternidad responsable II,
Igualdad (ver «Participación») III, 100- Justicia conmutativa: III, 31-32, 35,
occidental) III, 155-158 275-276, 352-353
101, 388, 556-557 98-99, 245, 264
Justicia distributiva: III, 98-99, 126 Libros Penitenciales: I, 36-37 II, 333- Medellín (Segunda Conferencia del Epis-
Imperativo: ver «Indicativo» y «Kant» copado Latinoamericano, 1968) impor-
334, 461
Impuestos: III, 255-258 Justicia legal: III, 98-99
M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL ÍNDICE ANALÍTICO DE T O D A LA OBRA
656 657

tancia para la ética social III, 68, Justi- grave/leve I 474-475, tratado de las componente de la actitud moral I, Octogésima adveniens (Carta Apostó-
virtudes I 507-509, bioética II 200 542-543 lica de Pablo VI, 1971) III, 42, 100,
cia III 94, educación liberadora III,
421 -422, medios de comunicación so- 202, doctrina sobre el pecado sexual II M u e r t e (ver «Eutanasia» y «Distanasia») 110, 111-113, 114, 116, 122-123!
437-438, 440-444, masturbación II muerte clínica II, 239-242, derecho a 165-166, 420, 432, 449, 458, 540,
cial III, 428, 4 3 1 , 434, violencia III,
463-466, virtud de la templanza II, morir II, 242-243 541-542, 549, 554, 581, 584
602, paz III, 620
Mediaciones de la ética social cristiana 161-162, etica de la corporalidad II Mujer (ver «Sexualidad») feminidad y Opción fundamental: moral de opción
III, 124-126 200-202, ética social III 33 35, ética masculinidad II, 384-388, puesto y pa- fundamental I, 60-61 expresión del
económica III, 231-232, 259-267, y pel dentro de la Iglesia II, 404 comportamiento moral I, 234-237, an-
Medicina: medicina pastoral II, 203, y
moral II, 203-204, situación actual II, propiedad III, 359, poco interés por la tropología y teología I, 531 -536, y pe-
208-209, experimentación humana en moral internacional III, 560 cado I, 476-482, 490-495, 499
M o r a l económica: Nuevo Testamento Nacionalización de la empresa III, Opción final: I, 491 -493
medicina II, 281-291 372-373
III, 196-207, pasado y presente III, Opinión pública: III, 446-448
Medios de comunicación social: mo-
207-282, proyecto de III, 282-384, op- Narcoanálisis: II, 532-534 Orden establecido y noción de pecado
ral en los medios de comunicación so-
ciones metodológicas y delimitación del Naturaleza humana: variación en el I, 386-389
cial III, 428-448, valores y contravalo-
contenido III, 340-350, prospectiva III concepto I, 30-34, naturaleza y gracia Orden jurídico (y ética) III, 12-13
res III, 429-437, información III, 438-
384-389 en la moral I, 64-65, síntesis entre
443, propaganda y publicidad III, 443- Ortega y Gasset, J . : I, 27, 251-252 II,
M o r a l fundamental: problema de la mo- naturaleza e historia II, 109-115, éticas
446, opinión pública III, 446-448 naturalistas II, 111-112 387-388 III, 9, 480-481
ral fundamental en la actualidad I 70-
Mentira: ver «Veracidad»
74, diversas perspectivas I 82-88, con- Necesidad humana (en economía) III,
Mercado, T.: III, 30-31, 249-250
tenido y metodología I 88 90 de la 307-308
Metodología: de la ética teológica I, persona II, 19-134 Nietzsche, F.: I, 102-103 II, 66-72 Pacem in terris (encíclica) III, 141,
72-73 III, 108-109, para el estudio Moral internacional 111,141 557-560 164-165, 181-185, 539-540, 543, 547
ético de la persona II, 108-125, de la Nihilismo. II. 66-67
Moral laica, posturas extremas I, 117- Participación (ver «Igualdad») III, 388,
ética sexual II, 421-427, de la ética 119 postura auténtica I, 119-121 Nominalismo: factor en la génesis de la
542
social III, 107-126, de la moral econó- moral casuista I, 38, fundamentacion
Moral política: vertiente bíblica III Participación política (ver «Democra-
mica III, 300-315, de la moral política nominalista de la moral I, 101-102,
468-478, vertiente sociológica III, cia») III, 549-550
III, 528 factor en la génesis de los derechos
479-493, vertiente histórica III 493-
humanos III, 156 Pasiones (ver «Comportamiento moral»)
Métodos anticonceptivos: II, 274-280 527, vertiente sistemática III, 528-557,
M i l i , S.: II, 60-64 III, 156-157 Norma, variabilidad de las normas de según el estoicismo I, 210 II, 52, se-
relación entre política y moral III, 529-
comportamiento I, 28-30, normas éti- gún Descartes II, 59
M i t o (ver «Desmitificación») fundamen- 535, contenido en los Manuales de Mo-
tación mítica de la moral I, 99-100; cas del Nuevo Testamento I, 61 -63, Paternidad responsable: II, 275-276,
ral y en la Doctrina social de la Iglesia
expresión de la moralidad y del valor 352-353
mitos sexuales II, 394-396 III, 535-543, contenido en perspectiva
moral I 260-262, conciencia, norma Patética moral: III, 8-9
Modelos éticos de la persona: huma- integradora III, 543-554, contenido en interiorizada I 325-337, normas en la
nistas II, 21 -49, pragmáticos II, 49-64, perspectiva crítica III, 554-557 ética sexual II, 446-451 Patrística: conciencia moral I, 284 éti-
antihumanistas II, 65-78, cristiano II, M o r a l provisional: II, 56-60, 212 ca sexual II, 317-333, masturbación II
125-134, galería de retratos éticos II, Moral sin pecado: I, 365-366 Nostridad: la realidad del nosotros I, 460, moral económica III, 208 222,
Moral social cristiana: sentido y fun- 150, ética de la nostridad II, 524-527 influencia en la doctrina tomista sobre
79-81
Molina, L. de: III, 28-31 ción 111,7-15 contenido y división III, Noviazgo: psicología II, 368-369, socio- la Justicia III, 26-27, moral económica
15-16, 137-141, fundamental III, 19- logía II. 472, ética II, 474-485 III, 208-222, moral política III, 501 -503
M o n o d , J.: II 72-78 150, concreta III, 151-641, historia III No-Violencia activa: III, 604-605 Paz: III, 620
Montesquieu. Barón de: III 521-523, 21 - 5 1 , Biblia III, 56-65, nuevo horizon Pecado: perspectivas actuales de la teo
548 556 te teológico III, 65-75, categorías éti- logia I, 369-372, pecado como «tabú»
Moral (ver «Eticidad») división de la co-teológicas básicas III, 75-107, me- Objeción de conciencia: III, 605-608 y como «mancha» I, 376-383, pecado
moral II 14-16 III, 16, niveles de la todología III, 107-126, esquema de Obra artística y moral: III, 452-453 como «desorden» y como «transgre-
pregunta moral III 11-14, estructura «ética de liberación» III, 127-136, divi- Obrar moral (ver «Comportamiento mo- sión» I, 383-390, pecado como «culpa»
de la moralidad III 13-14, incidencia sión III, 1 3 7 - 1 4 1 , bibliografía III ral» y «Acto moral») coordenadas an- y como «acusación» I, 390-394, en la
sobre la sociedad 111,14-16 142-150 tropológicas I, 163-193, esquema ans- Sagrada Escritura I 409-423, realidad
Moral casuista: génesis y desarrollo his- ética y dimensión religiosa I, 395-398,
Moral vivida (y moral formulada). I totéhco-escolástico I, 232-233, esque-
tórico I 35-41, límites y fallos I, 4 1 - 437-444, aspecto personal y estructu-
13, 34 35, 47 ma personalista I, 233-239 ral I, 445-463, distinción pecado mor-
44 fundamentacion casuista de la mo-
Moralidad- I, 519-521 Ocio: III, 454-455 tal/venial y grave/leve I, 464-499, pe-
ral 1,102 definición de pecado 1,432-
434, distinción pecado mortal/venial y Motivaciones' en la ética cristiana I, 59 Ockam, G.: I, 101-102, 117 cado sexual II, 436-446

42 Moral Social
MORAL DE ACTITUDES III. MORAL SOCIAL ÍNDICE ANALÍTICO DE TODA LA OBRA
658 659
Pecado c o l e c t i v o : I, 459-461 Pobres: derechos de los pobres en la Propiedad p r i v a d a : l l l , 357-367, 386, las relaciones humanas I, 21-22, inter-
predicación profética III, 59-60, prefe- 388 personales II, 535-536, tensión entre
Pecado e s t r u c t u r a l : perspectivas bíbli-
rencia por los pobres II, 128-129 III, Proyectos sociales globales: l l l , 116- individuo y relación social 11,121-125
cas y teológicas I, 451 -457, precisio-
304-305 386-387 117 Relaciones sexuales e x t r a c o n y u g a -
nes éticas- I, 457-463
Pena de m u e r t e : II, 217-219 Poder p o l í t i c o sociología III 486-492, Psicología: estructura psíquica de la per- les: II, 486-493
Penitencia (Sacramento) importancia en legitimación etica III, 546, equilibrio de sona I 159-161, relación entre psico- Relaciones sexuales p r e m a t r i m o n i a -
la génesis de la moral casuista I, 37, poderes III, 547-548, poder y ética III, logía y moral I, 161-162, actitud I, les: II, 468-485
excesiva vinculación con la moral I, 555-556, resistencia al poder político 538-541, psicología de la culpabilidad
R e l i g i ó n y m o r a l : problema I, 116, pos-
43-44, 496-497 III, 339, distinción de III, 548-549, 596-600 I, 364-368, 399-407, psicología de la turas históricas I, 117-119, solución I,
los pecados en la praxis penitencial I, sexualidad II, 356-365, y masturbación 119-121, espacio religioso y moral I,
Política (ver «Moral política») noción
4 7 0 - 4 7 1 , catálogos de pecados I, II, 455-459, rasgos psicológicos de la 177, en la conciencia moral I, 323-324,
III, 479-482, y vida social l l l , 482-485, sexualidad actual II, 498-501
485-487 organización política, l l l , 485-486, ori- desde la Candad l l l , 82-84, religión sin
P e r f e c c i ó n : moral de perfección I, 58, P s i c o p a t o l o g i a : de la conciencia moral ética l l l , 60-61
gen l l l , 487-488, formas de gobierno
perfeccionismo narcisista I, 39Í5-394 I, 344-346, en la vivencia de pecado I,
lll, 488-489, regímenes políticos l l l , R e n a c i m i e n t o t o m i s t a (s XVI-XVII)
P e r m i s i v i d a d : I, 16-18 405-406
488-491, sociología de la acción políti- en la historia de la moral I, 38-39,
Persona: lugar adecuado de la moral I, ca l l l , 492-493, relación entre política Psicoterapia: II, 534-535 bioética II, 199-200, ética sexual II,
32-34, moral de la persona frente a y moral l l l , 529-535 P u b l i c i d a d : lll, 445-446 340-341, tratados «De Justina et Jure»
moral de la ley I, 52-54, persona en Política m o n e t a r i a 111,381-382 lll, 28-33, derechos humanos lll, 162-
Puebla (Tercera Conferencia del Episco-
situación I, 56-58, centro de los valo- 163, moral económica l l l , 238-258,
pado Latinoamericano, 1979) Doctrina
res morales 1,110-115 II, 32-34, 210- P o l i t i c i d a d : el hombre, animal político I, 325, 334, 574, moral internacional lll,
Social de la Iglesia lll, 49, reafirmación
211, 300, 433-436, abierta al otro y a 147-148 II, 28, mediación política de 559, guerra 111,615-617
de Medellín l l l , 68, derechos humanos
Dios 1,116, estructura y propiedades I, la moral II, 99-100, dimensión política III, 166, sistemas económicos l l l , 335, Renovación de la m o r a l : caminos de la
144-147, persona y comunidad I, 178- de la concienciación 11,142 propiedad privada l l l , 366, países de- renovación I, 47-50, rasgos de la moral
185, dimensión ética I, 524-531 II, P o p u l o r u m p r o g r e s s i o (encíclica) l l l , sarrollados y subdesarrollados l l l , 3 8 1 , renovada I, 50-68
84-108, individualidad y publicidad II, 4 1 , 276-277, 328, 378-381, 601-602, evangelización de la cultura lll, 392, Renta: l l l , 383-384
123-125, núcleo axiológico de los de- 407, educación humanizadora lll, 423,
639-640 Responsabilidad: dimensión formal I,
rechos humanos III, 171, «personaliza- medios de comunicación socialylll, 428,
P o s i t i v i s m o c i e n t í f i c o : II, 72-78 193-206, elementos integrantes I,
ción» en la propiedad privada III. 431, violencia l l l , 602, 603
P o s i t i v i s m o s o c i o l ó g i c o y moral I, 206-216, génesis y estructura I, 216-
365-366 230, ámbitos y formas I, 230-231
P e r s o n a l i d a d m o r a l : ver «Ethos» y 103-104
Q u a d r a g e s i m o a n n o (encíclica) l l l , 4 1 , R e p r o d u c c i ó n c l o n a l : II, 296, 298
P o s i t i v i s m o t e o l ó g i c o en moral I,
«Moralidad» 272-274, 295-299, 325-327, 334, 574 R e r u m n o v a r u m (encíclica) lll, 4 0 - 4 1 ,
Personalismo: ética personalista frente a 42-43
269-272
ética naturalista I, 32-34, visión perso- Praxis: II, 38-43
Precio: l l l , 252-254 Resistencia al poder político lll, 548-
nalista de los actos humanos I, 136- Racionalidad c i e n t í f i c a (y racionalidad
549, 596-600
139, categorías personalistas en la com- Preferencia por el d é b i l (ver «Pobres») etica) l l l , 284-299
prensión del pecado I, 498, personalis- R e s t i t u c i ó n : lll, 266-267
II, 128-129 Racionalidad social (y dimensión éti-
mo ético II, 94-95, 96-97, personalis- ca) l l l , 110-113 R e t r a t o s é t i c o s del hombre II, 79-81
Prensa: l l l , 429, 438
mo de altendad política II, 95-100 R e v o l u c i ó n (ver «Violencia revoluciona-
P r i n c i p i o s morales: voluntario en cau- R a d i c a l i d a d : I, 58 II, 129-130
Piaget, J . : I, 525-526 ria») de estructuras l l l , 594-595, so-
sa I, 2 3 1 , del doble efecto I, 231, en Radio: l l l , 430, 438
Placer: II, 62-63,169,354-356,408,437 ciología l l l , 630-634, teología l l l ,
bioética II, 212-213 Rahner, K.: II, 179-182
P l a n i f i c a c i ó n e c o n ó m i c a : III, 313-314, 635-638, ética l l l , 638-641
P r i v a t i z a c i ó n (ver «Desprivatización») R a w l s , J . : l l l , 126
R e v o l u c i ó n sexual: II, 472-473, 493-
377, 386 II, 121-122 l l l , 35,424-425 Razón de Estado: l l l , 534 505
P l a t ó n : III, 9 1 , 494-497 P r o b a b i l i s m o : I, 40 Realidad s o c i a l : e incidencia de la fe lll, R i c a r d o , D.: lll, 292-293
P l a t o n i s m o y N e o p l a t o n i s m o : I, 303. P r o d u c t i v i d a d (como mito) l l l , 310- 70-75, y bien común l l l , 103-107 Ricoeur, P.. I, 221-226, 369, 395-396
II, 206-208, 407-408 312 R e a n i m a c i ó n : II, 247-248 II, 376-377, 500-501 l l l , 110, 624
P l o t i n o : II, 207 P r o g r a m a c i ó n c e r e b r a l : II, 302-305 Recogida de semen: II, 262-263 R i g o r i s m o : ver «Laxismo»
P l u r a l i s m o : de culturas III, 397, en los P r ó j i m o («ética de la projimidad») l l l , 85
Reino de Dios: l l l , 64, 643-644 Riquezas: l l l , 202-207, 211-222
proyectos educativos III, 4 2 0 - 4 2 1 , Propaganda: tiranía de la propaganda
Reino de los f i n e s : II, 33-34 R i t o y moral ver «Mito»
425-426, político 111,541-542 I, 22, y erotismo II, 496, ética de la
propaganda l l l , 443-444 Relaciones h u m a n a s : desintegración de Rousseau, J . J . : l l l , 126, 524-526
P o b l a c i ó n : III, 275-276
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ÍNDICE ANALÍTICO DE TODA LA OBRA 661
660

Sacralización (ver «Desacralización» y Smith, A.: III, 290-292 Teonomia: concepto I, 96, fundamenta- Vacío moral: I, 551-552
«Seculandad») en la concepción del Socialismo democrático: III, 141-142, ción de la moral I, 109-116, de la Valor: noción I, 248-250, jerarquía y
pecado I, 437, éticas sacrales. I, 116- 158, 175, 337-338, 388-389 conciencia moral 1,312-314 clasificación I, 251 -255
117, neo-sacralización de la sexualidad Sociedad: estructura social III, 483-485, Terratenientes: III, 205-206 Valor moral: naturaleza I, 255-258,
II, 396-397, 504-505 sociedad actual y pregunta moral III, Terrorismo: III, 603-604 constitutivo I, 258-259, valor supremo
Salmanticenses: I, 245-246, 357. II, 8-10, situación actual III, 398-412 en la ética cristiana I, 259, axiología
Tiranicidio: 596-600
343 III, 34-35, 261 Sociedad de consumo: III, 9-10 ética cristiana I, 548, inversión de los
Tolerancia socio-jurídica, ver «Per- valores según Nietzsche II, 67-68, va-
Salud: II, 220-222 Sociedad y concienciación II, 142-145
misividad» lores en la relación sexual II, 490-492
Sánchez, T.: II, 340-341, 441 Sociología: positivismo sociológico y
Tomás de Aquino. Sto.: moral funda-
S a r t r e , J . P.: I, 108-109 III, 530. moral I, 103-104, sectores sociales y Variabilidad de las normas morales I,
mental I, 82-84, valor moral de la per-
Scheler, M . : I, 252-254 moral 1,177, actitud I, 538-541, expli- 28-30
sona I, 111-114, religión y moral I,
Secreto: II, 543-544 cación de la conciencia moral I, 306- 119-121, tratado de los actos humanos Veracidad: II, 539-543
S e c u l a n d a d (ver «Sacralización» y «De- 308, dimensión social de la sexualidad I, 128-132, tema de la moralidad I, Vida humana: comienzo II, 226-230,
sacralización») moral para la humani- II, 371 -374, sociología de las relaciones 244-245, estructura del acto humano I, valor moral II, 214-220, transmisión de
dad secularizada I, 66-68, y pecado I, sexuales prematrimoniales II, 470-473 217-221, sentido de la ley I, 268 II, la vida y opciones éticas II, 253-280
360-361, 436-437, nueva situación pa- Soto, D. de: III, 30, 162-163, 241-243 106-108, definición de pecado I, 356, Violencia: ver «Agresividad»
ra la ética de la persona II, 115-120 Spranger, E.: I, 527-528 429-432, distinción pecado mortal/ve-
Violencia revolucionaria: III, 600-605,
Suárez, F.: I, 507 III, 163, 507-512, nial y grave/leve I, 472-473, tratado de
Secuestros: III, 603-604 634
la virtud I, 503-506, antropología teo-
Sentido moral: existencia I, 525-526; 558,615-617 Violencia social: concepto y tipología
lógico-moral II, 101-108, ética de la
integración con otros sentidos básicos Suicidio: II, 215-216 corporalidad II, 198-200, ética sexual III, 587-593, espiral de violencia III,
I, 526-530, sentido moral cristiano' I, Sumas para confesores: I, 37-38 II, II, 336-337, tratado «De Justina» III, 593-605, violencia estructural III, 594-
530-531 337-338 III, 228-230 23-28, 3 1 , Caridad III 78-79, 8 1 , mo- 595, violencia represiva III, 595, frente
Sentimiento y moral 1,207-211 ral económica III, 224, 226-228, 249, al orden establecido III, 595 603 sub-
Superfluo: III, 221-222
Servicio militar: III. 605-608 267, propiedad privada III, 361-362, versiva' III, 603-604, no-violencia acti-
Sexualidad: degradación I, 22-23, con- bien común III, 504-505, ética política va III, 604-605, violencia bélica III,
dicionamiento de la reflexión moral I, 605-620; perspectivas éticas III, 6 2 1 -
III, 504-507, insurrección III, 639
Tabú: moral tabuística I, 97-99, concep- 627
189-190, diferencia sexual y obrar mo- Tortura: II, 220
ral I, 190-191, normas sexuales en la ción tabuística del pecado I 376-383, Virginidad: II, 323-324, 416-419, 433
tabú sexual II, 391 -394, en la econo- Totalitarismo ético: II, 121-123
Sagrada Escritura II, 308-317, normas Virtud: tratado de la virtud en la historia
sexuales en la historia de la moral II, mía III, 309-310 Tóxicos: ver «Drogas» de la moral y en los moralistas recientes
317-345, comprensión antropológica Tácticas: ver «Estrategias» Trabajo: III, 352-357 I, 503-512 III, 23-24, replanteamiento
II, 345-389, cristianismo y sexualidad Talante: I, 208, 517-519 Tráfico: II, 219-220 del tema I, 513-514, esquema moral de
II, 389-419, dimensión ética II, 419- Teatro: III, 430, 438 virtudes I, 545-547, ideal ético del hom-
Trasplantes de órganos: II, 248-253,
446, normas sexuales II, 446-451, la bre «virtuoso» según Aristóteles II, 21 -
Televisión: III 430, 438 268 29, virtud de la Justicia III, 24-26
sexualidad en el mundo actual II,
493-505 Templanza: II, 161-162 Turismo: III, 455 Visita prematrimonial: II, 300-301
Signos de los tiempos y moral I, 58, Temporalidad (ver «Signos de los tiem-
Vitoria, F. de: III, 30, 162-163, 508,
pos») constitutivo del ser humano-cris-
173 558, 615-617
tiano I, 164-168, categoría antropoló-
Sindicalismo. III, 578-582 Voluntad: y comportamiento moral I,
gico-moral I, 168-171, historia de sal-
Sínodo de Obispos-1971 («La Justicia vación y moral I, 172-173 Usura: III, 234-237 214-215, ámbitos y formas de volunta-
en el mundo») III, 42, 72, 93-96, 422- Utilitarismo moral: II, 60-64 riedad I, 230-231
Teología de la Liberación: y el tema
423,437, 448, 459, 559, 613 Utopías y ética cristiana III, 87,114-116,
ético III, 127-134, y revolución III,
Sistemas económicos (ver «Capitalis- 637, y pecado estructural I, 454-455 136, 174-175, 385-387, 4 2 1 , 554-555 Weber, M.: III, 244, 488, 531, 555
mo» y «Colectivismo económico») III,
Teologías de la praxis: III, 69-70
316-338
Teología de la revolución: III, 635-638
Situación: I, 56-59
Teología dogmática (y teología moral)
Situación actual de la humanidad. III,
398-401 III, 134
Teología política: I, 455-456 II, 99-
Situación limite (ver «Conflicto de va-
lores») II, 235-237, 279, 485 100 III, 133-134
índice del t o m o tercero

Págs

PRESENTACIÓN 5
CONTENIDO 6
I N T R O D U C C I Ó N ' La pregunta ética sobre la sociedad 7
I. Sentido y función de la «pregunta moral» sobre la
sociedad actual 7
1 La sociedad actual ¿refractaria o permeable a la pre-
gunta moral? 8
2 Niveles de contenido de la «pregunta moral» 11
3 La incidencia efectiva de la «pregunta moral» sobre la
sociedad 14
II. Presupuestos metodológicos de la presente «Moral
Social» 15
1 Contenido de la moral social 15
2 División de la moral social 16

Primera parte
M O R A L SOCIAL F U N D A M E N T A L

1 Aproximación histórica
Herencia histórica de la moral social cristiana 21
I. La ética social en los cuadros formales de la «jus-
ticia» 22
1 Edad Media El tratado «De Justitia» de Santo Tomás 23
2 Renacimiento tomista Los tratados «De Justitia et
Jure» de los siglos XVI-XVII 28
3 Anotaciones crítico-valorativas 31
II. La ética social en el esquema del «Decálogo»: Deca-
dencia de la moral social en la época casuística 33
1 Tratamiento de la ética social en las «Instituciones
morales» 33
2 Anotaciones crítico-valorativas 35
MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ÍNDICE DEL TOMO TERCERO 665
664
Pags Pags .

IV. De las viejas a las nuevas orientaciones metodoló-


III El modelo ético-teológico de la «Doctrina social de
36 gicas 107
la Iglesia (siglos xix xx)
1 Racionalidad social y dimensión ética 110
1 El hecho teologico-eclesial de la «Doctrina social de la
38 2 Estructura de la instancia etica en lo social 11 3
Iglesia» 3 Especificidad del proyecto ético-social cristiano 118
2 Anotaciones critico-valorativas 44
4 Las mediaciones de la ética social cristiana 124
IV. Intentos de renovación en la etapa más reciente: El
49 V «Etica de liberación»' Esquema para la moral social
proyecto ético-social de la «nueva cristiandad»
cristiana 127
1 El tema etico en la teología de la liberación 127
2 El necesario momento etico en la teología de la libe-
2 Aproximación sistemática ración 133
Perspectivas teológico-morales para el planteamiento 3 El esquema básico de la ética social cristiana de libe-
actual de la ética social cristiana 53 ración 134
I Perspectiva bíblica de la ética social cristiana 56
1 La justicia humana en dimensión religiosa 57 3 Temática y bibliografía de la moral
2 Los derechos del «pobre» en la predicación profética 59
SOCial 137
3 Acusación a la religión sin ética 60
4 Actitudes de Jesús ante la cuestión social 61 I. Esquema temático de la moral social 137
5 Síntesis conclusiva 64 1 Algunas sistematizaciones de la moral social 1 37
II. El nuevo horizonte teológico para la ética social 2 Organización temática adoptada en esta obra 139
cristiana 65 3 Anotación final 141
1 Variación de las Iglesias cristianas en la década de los II. Bibliografía general sobre moral social 142
66
'60 1 Repertorios bibliográficos 142
2 El cambio metodológico-temático introducido por las 69 2 Doctrina social de los Papas (y de los Obispos) 142
«teologías de la praxis» 3 Exposiciones sistemáticas de la «ética social» 144
3 Incidencia de la fe en la transformación de la realidad 70 4 Colecciones de estudio sobre cuestiones de ética social 145
social 5 Obras de autor y colectivas sobre temas de moral social 146
6 Etica social cristiana no-católica 147
III. Las categorías ético-teológicas básicas: caridad, 75 7 Moral profesional (profesiones relacionadas con la
justicia y bien común ética social) 148
1 La candad política actitud básica del ethos social 76
cristiano
77 Segunda parte
a) La caridad en la historia de la teología y en la
actualidad M O R A L SOCIAL CONCRETA
b) La caridad identidad y especificidad del ethos 81
cristiano
c) Discernimiento de las exigencias éticas desde la 4 Derechos h u m a n o s y ética c r i s t i a n a 153
caridad 84
2 La justicia mediación etica de la caridad política 87 I. Introducción: Historia de la toma de conciencia de
a) La justicia núcleo expresivo y configurador de la los derechos fundamentales del hombre 154
conciencia ética occidental 88 1 «Exposición» del dato histórico 155
b) Justicia y caridad en la conciencia ética cristiana 93 a) Reconocimiento progresivo de las «libertades so-
c) Orientación de la ética social desde la categoría ciales» del hombre 1 55
moral de justicia 96 b) Declaraciones de los «derechos» del hombre 1 58
3 El bien común orientación ética de la realidad social 103
666 MORAL DE ACTITUDES III MORAL SOCIAL ÍNDICE DEL T O M O TERCERO 667

Págs Pags

2 «Lectura cristiana» del dato histórico 161 b) La respuesta de los moralistas 241
a) Reflexión teológica y derechos humanos 161 c) Vigencia actual de los temas morales propuestos
b) Doctrina social pontificia y derechos humanos 163 por los tratados «De Justitia et Jure» (Valoración
ética del Comercio, el Precio justo, ética de la
II. Significado ético de los «derechos humanos» 167 Bolsa, moral de los Impuestos) 244
1 La necesaria instancia ética de los derechos humanos 169 4 Edad Contemporánea (I) (ss xvii-xvin) 258
2 Razón ética de los derechos humanos 170 a) La moral casuista una ética alejada de las realida-
3 Función de la instancia ética en la realización de los des socio-económicas 259
derechos humanos 172 b) Vigencia actual de la moral económica de los
III. Panorámica de los derechos fundamentales 176 casuistas 263
5 Edad Contemporánea (II) La doctrina social de la
1 Textos de Declaraciones 176
Iglesia ante la «cuestión social» de los siglos xix-xx 268
a) Declaración universal de los derechos humanos 176
i) Moral económica de las grandes Encíclicas socia-
b) Los derechos del hombre según la Encíclica «Pa-
les «Rerum Novarum» (León XIII, 1891), «Cuadra-
cem in terns» 181
gésimo Anno» (Pío XI, 1931) «Mater et Magistra»
2 Recuento sistemático de los derechos humanos 185
(Juan XXIII, 1961), «Populorum Progressio» (Pa-
a) Fuentes civiles y eclesiásticas 185 blo VI, 1967) 268
b) Fuentes eclesiásticas 188
b) Orientaciones del Concilio Vaticano II sobre el
orden económico 278
Economía y ética cristiana 195 c) Vigencia de los planteamientos económico-mora-
les de la Doctrina Social de la Iglesia 279
I. Punto de partida: actitud del Nuevo Testamento 6 Balance sumario del devenir histórico de la conciencia
ante los bienes económicos 196 moral cristiana y de su incidencia sobre el mundo de
1 Bienes temporales y plan de salvación 197 la economía 280
2 Bienes temporales y unión entre los hombres 200 III Proyecto de m o r a l e c o n ó m i c a , desde la perspectiva
3 Peligros de las riquezas 202 cristiana, para el momento actual 282
II. Pasado y presente de la moral económica 207 1 Economía y moral racionalidad científica y racionali-
1 Época patrística Exhortaciones cristianas para el recto dad ética 284
uso de los bienes económicos 208 a) Autonomía de la racionalidad científico-técnica de
a) Anotaciones históricas 209 la economía 285
b) Vigencia actual de la temática moral patrística b) Necesidad y coherencia de la instancia ética en la
(Destino universal de los bienes, actitudes éticas economía 289
correspondientes comunicación de bienes, limos- c) Consecuencias ventajosas para la ciencia económi-
na, el lujo y lo superfluo) 214 ca y para la moral 298
2 Elementos integrantes de una teoría ética sobre la
2 Edad Media Inicios de una moral económica como economía 300
respuesta al naciente mercantilismo 222 a) Prenotandos metodológicos 300
a) Anotaciones históricas situación socio-económica b) Marco de referencias operativas (Cosmovisión) 301
y respuesta de los moralistas 222 c) Cuadro de criterios dinámicos (positivos-negativos) 305
b) Temas morales iniciados en la Edad Media lucro y d) Esquema preferencia! de valores 312
usura 230 e) La coherencia moral de las estrategias 314
c) Papel de la Iglesia en el campo de la economía 237 3 Sistemas económicos y ética cristiana 316
3 Edad Moderna La moral cristiana ante el capitalismo a) Anotaciones previas sistema y sistemas económi-
financiero y comercial de los siglos XVI-XVII 238 cos ante la ética 316
a) La nueva situación socio-económica en la Europa b) Inhumanidad del capitalismo Anotaciones descrip-
occidental 239 tivas y valoración ética 320
ÍNDICE DEL T O M O TERCERO 669
M O R A L DE A C T I T U D E S III M O R A L SOCIAL
668
Pags
Págs

Política y ética cristiana 467


c) Debilidad ética del colectivismo 332
I. Vertiente bíblica: Actitud del Nuevo Testamento
4 Problemas concretos de la etica económica 338
ante la política 468
a) Opciones metodológicas 340
b) Delimitación del contenido (Temática en algunos 1 Actitud de Jesús de Nazaret ante la política 469
autores) 341 2 Referencias de las primitivas comunidades cristianas
c) Análisis ético de algunos aspectos de la economía en relación con la política 475
Trabajo (352), propiedad (357), empresa (367), 3 Síntesis dialéctica 477
desarrollo económico (377), inversiones y política II Vertiente sociológica. Aproximaciones globales al
monetaria (381), distribución de la renta (383) 351 fenómeno político 479
IV. Conclusión prospectiva: El ethos cristiano entre la 1 La política complejidad y riqueza de sentidos 479
Esperanza utópica y el Compromiso real 384 2 Comunidad política y vida social 482
3 El Estado vértice (o forma) de la organización política
actual 485
4 Sociología del poder político 486
6 Cultura y ética cristiana 391 5 Sociología de la acción política 492

I. Aspectos morales del fenómeno cultural 392 III. Vertiente histórica: La ética política en la Historia
de la M o r a l 493
1 Noción de cultura Aproximaciones al fenómeno de la
cultura 392 1 La matriz greco-romana de la ética política 494
2 Situación de la cultura en el mundo actual 398 a) El idealismo político de Platón reducción de la
3 Relación entre cultura y fe cristiana 406 política a la ética 494
4 Las tareas morales en el campo de la cultura 409 b) El realismo político de Aristóteles redución de la
ética a la política 497
II Dimensión ética de la educación 412 2 Época patrística origen del «agustinismo político» 501
1 El derecho a la educación 414 3 La ética política en la Edad Media doctrina de Santo
2 Instancias responsables de la educación 416 Tomás 504
3 Etica del proyecto educativo 419 4 Edad Moderna Catolicismo y Protestantismo ante la
4 Sistema educativo e implicaciones éticas 423 política 507
5 Problemática moral abierta 426 a) Filosofía política de Suárez 507
b) Cristianismo y potestad civil en la enseñanza de
III. La moral en los medios de comunicación social 428
Calvino 512
1 Valores y contravalores en los medios de comunica- 5 La política al margen de la ética Secularización de la
ción social 429 reflexión política desde la Edad Moderna hasta nues-
2 Aspectos concretos de la comunicación social 438 tros días (N Maquiavelo, 517 , T Hobbes, 519, Barón
a) Moral de la información 438 de Montesquieu, 521, J J Rousseau, 524, Marx y
b) Moral de la propaganda y de la publicidad 443 Engels, 526) 516
c) Responsabilidad ética en la opinión pública 446
IV. Vertiente sistemática. Fundamentación y conteni-
IV. Arte, ocio y calidad de vida: Alusiones éticas 449 do de la ética política 528
1 Arte y moral 449 1 Fundamentación de la moral política 528
2 Ocio y moral 454 a) Posiciones históricas ante el problema de la rela-
3 Calidad de vida y moral Declaración sobre el medio ción entre política y moral 529
humano 455 b) Etica y política dos magnitudes referenciables 532
2 El contenido de la moral política desde la dimensión
cristiana 535
M O R A L DE ACTITUDES I I I M O R A L SOCIAL ÍNDICE DEL T O M O TERCERO 671
670
Págs
Pags

4 Perspectivas éticas acerca de la violencia social en ge-


a) Insistencias temáticas en la reflexión teológico-mo- neral 621
ral y en la Doctrina Social de la Iglesia 535 a) Horizonte axiológico 622
b) Contenido de la ética política en «perspectiva mte- b) Discernimiento ético 625
gradora» (comunidad, poder, autoridad y participa- III. Etica del cambio social 627
ción políticas, el Estado) 543 1 El cambio social postulado ético 627
c) Contenido de la ética política en «perspectiva crítica» 554
2 ¿Evolución o revolución' 1 630
V. Apéndice: Dimensión universal de la convivencia a) Aproximaciones sociológicas al fenómeno de la
557 «revolución» 630
socio-política
b) «Teología de la revolución» 635
c) Etica de la revolución 638

O Conf lictividad, v i o l e n c i a y c a m b i o so- CONCLUSIÓN. Conversión a la justicia social y cons-


561 trucción del Reino de Dios 643
c i a l e s a n t e la é t i c a c r i s t i a n a
561 índices 645
Etica de la conflictividad social
1 El conflicto social Aproximaciones sociológicas 562
a) Noción de conflicto social 563 ÍNDICE ANALÍTICO DE LA OBRA COMPLETA «MORAL DE
b) Tipología de los conflictos sociales 564 ACTITUDES» 647
c) ¿Tienen función positiva los conflictos sociales? 567
d) Génesis de los conflictos sociales 568 ÍNDICE DEL TOMO TERCERO 663
e) Salidas sociológicas al conflicto 569
2 Lucha de clases 569
a) Dato sociológico La lucha de clases como hecho
y como método 570
b) Postura cristiana ante la lucha de clases 571
3 Conflictividad laboral anotaciones generales, sindica-
lismo, huelga 577
lismo,
- nueiya i .
.-» - " ^ ' a °i'-«-vnfiirtn snmal en aeneral 585
Perspectivas éticas sobre el conflicto social en general
586
Etica de la violencia social
587
1 La violencia social concepto y tipología
2 El círculo (o espiral) de la violencia social de la
violencia estructural a la violencia subversiva 593
La violencia estructural y la «revolución de las es
594
tructuras
b) Violencia frente al «orden establecido» resistencia,
rebelión, violencia revolucionaria etc 595
c) Violencia subversiva terrorismo, secuestros, etc 603
d) La «no-violencia activa» como alternativa a la es-
piral de la violencia oui
El horizonte de la violencia bélica 605
a) Servicio militar y objeción de conciencia 605
b) Carrera de armamentos y desarme 609
c) Dimensión ética de la guerra 614
d) La paz alternativa global a la violencia bélica 620

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