Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El trastorno específico del lenguaje (TEL), llamado también disfasia término en desuso
consiste en la alteración en el desarrollo del lenguaje en un contexto de normalidad en
los demás parámetros evolutivos. No se escapa lo sutil y difícil que puede resultar fijar
un límite entre un RSL y un TEL.
Criterios diagnósticos
El criterio diagnóstico de inclusión basado en la medida de 1,25 DE por debajo
del desarrollo del lenguaje normal para la edad, como diagnóstico en
escenarios de investigación y en casos de niños a edades muy tempranas con
manifestaciones leves, cuando es difícil diferenciarlos de los niños con un
desarrollo normal del lenguaje. Sin embargo, en la clínica, en aquellos niños en
los que es muy clara la ausencia de otros trastornos que expliquen la dificultad
de la comunicación, no es práctica establecer el diagnóstico bajo este criterio
como única prueba de evaluación. Por esta razón, se han de definir unos
criterios clínicos claros, que permitan que las personas que están en contacto
con estos niños puedan sospechar el diagnóstico de una manera más clara y
específica, ya que, en presencia de criterios psicométricos rígidos, éste se aleja
de la sospecha diagnóstica. Por otra parte, se recomienda no apurarse para
hacer un diagnóstico en aquellos casos difíciles, ya que será necesario
reevaluar al paciente, vigilar la evolución natural del trastorno y realizar de
nuevo las pruebas
Prevalencia:
Temblón definió la prevalencia de TEDL en un 7,4% para la población general
de niños de 5 años. En este estudio se utilizó un criterio de alteración de 1,25
DE por debajo de la media, en dos o más de cinco medidas del lenguaje de
producción y comprensión. Este criterio tuvo buena sensibilidad (85%) y una
alta especificidad (99%) [1,2,31]. Es más común en hombres que en mujeres,
con una relación 2,8:1, aunque otros estudios han definido una relación mayor,
4,8:1.
Diagnóstico diferencial
Paralelamente, y a medida que se ha incrementado el conocimiento acerca de
este trastorno, se ha ido generando también un volumen importante de
discusión. Sin lugar a dudas, uno de los debates más interesantes y, al mismo
tiempo, controvertidos ha sido el de las posibles diferenciaciones o no, entre el
binomio Retraso de Lenguaje (RL) y TEL. En esta última línea de reflexión,
ocupa un lugar destacado la identificación temprana de niños con problemas de
lenguaje a los que se ha ido definiendo de manera distinta. Así, entre 18 y 20
meses de edad, se les ha puesto la etiqueta de hablantes tardíos o retraso
inicial de lenguaje (late tales), para distinguir un grupo de niños cuya
característica más sobresaliente es un empobrecimiento lingüístico, puesto de
manifiesto a través de un retraso considerable a la hora de iniciar el habla –que
puede resultar anómala, en determinadas ocasiones-, junto con un volumen de
vocabulario muy limitado y una ausencia
Factor de riego
La detección precoz de los niños con retrasos/trastornos del desarrollo del
lenguaje o con factores de riesgo, permite realizar las acciones necesarias de
estimulación para alcanzar el desarrollo de todas las potencialidades
aprovechando los llamados “periodos críticos” o “ventanas de oportunidad”. La
estimulación e intervención temprana constituyen un binomio esencial del
trabajo preventivo desde la primera infancia, con un papel protagónico de las
familias, orientadas y guiadas por los especialistas, colaboradores, promotores
y ejecutores de la estimulación temprana.
1. Completa:
debe reunir los datos obtenidos de la anamnesis, exploración personal,
pruebas diagnósticas complementarias, juicio diagnóstico y tratamiento,
así como los detalles de la evolución clínica del paciente, los
especialistas a los que ha sido remitido, los documentos de
consentimiento informado y los rechazos al tratamiento de los pacientes
2. Ordenada: