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Asignatura: Neuropsicología
Asesora: Francisca Jiménez Solano
Facultad de Psicología
Licenciatura en Psicología
Semestre: 6
Grupo: A
Alumno: Pedro Antonio López Herrera
El trastorno específico del lenguaje (TEL o SLI, por sus siglas en inglés), es un
trastorno de la comunicación que interfiere en el desarrollo de las habilidades del
lenguaje en niños que no tienen pérdida de audición o discapacidad intelectual. El
TEL puede afectar el habla, la capacidad para escuchar, la lectura y la escritura de
los niños, sin que afecte a otras áreas del desarrollo. Con frecuencia se le
denomina disfasia, afasia congénita, afasia de desarrollo, afasia primaria, disfasia
de desarrollo, disfunción audio-perceptiva, afasia relativa, afasia ideopática,
audiomudez, entre otras.
De manera práctica se distinguen dos tipos:
- TEL de predominio expresivo: los niños tienen una memoria normal que
permite reconocer los fonemas y las palabras comprendiendo su
significado; pero se expresan mal, no encuentran la palabra adecuada para
lo que tienen que decir y son lentos en la formación de frases.
- TEL con alteraciones expresivo-receptivas: en este caso tienen dificultades
para reconocer los fonemas y las palabras, su memoria fonética es limitada,
aunque curiosamente su expresión es algo mejor que la de los niños del
primer grupo.
Las primeras descripciones, de principios del siglo XIX, ya hacen referencia a
niños con problemas específicos del lenguaje en ausencia de otras alteraciones.
Primero se centraron en los niños cuya expresión estaba gravemente limitada y
así se hablaba de «afasia congénita» o «afasia infantil», después empiezan a
distinguirse las dificultades entre la comprensión y la expresión del lenguaje y se
usan términos como «sordera congénita de palabras», «desarrollo del habla
retrasado» o «agnosia auditiva verbal congénita». Toda esta terminología inicial es
propia de la neurología del adulto.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, las teorías psicolingüísticas y nativistas
ofrecen una visión modular del funcionamiento de las estructuras del sistema
nervioso central y consideran que la adquisición del lenguaje es un proceso
independiente de otros. Así la causa del problema ya no es neurobiológica sino
psicolingüística, de manera que los problemas del lenguaje serían debidos a
defectos aislados en los «sistemas cerebrales del lenguaje».
Con el uso cada vez más extendido de los test psicométricos podía «medirse» la
habilidad lingüística de un individuo comparándola con la esperada para su edad,
por eso empiezan usarse términos como «lenguaje desviado», «trastorno del
lenguaje», «lenguaje retrasado» y «trastorno del desarrollo del lenguaje», para
acabar imponiéndose en los años 80 los términos «déficit de lenguaje específico»
y «trastorno específico del lenguaje».
Actualmente hay descubrimientos que sugieren que la causa del trastorno
específico del lenguaje tiene un fuerte vínculo genético. Esto puede verse
claramente en estas dos cuestiones: los niños con TEL poseen una mayor
cantidad de parientes con habilidades lingüísticas defectuosas en comparación a
niños con un desarrollo normal, y los integrantes de familias de niños con TEL
muestran habilidades lingüísticas más pobres en comparación a familias normales.
Otros de sus estudios demuestran que el grado de transmisión genética entre
sujetos afectados con la condición es alto. Es decir, se puede postular la presencia
de influencias genéticas subyacentes a las habilidades lingüísticas defectuosas de
los sujetos con TEL. De igual manera, existe una asociación significativa con el
sexo, siendo significativamente más frecuente en niños que en niñas.
Existen diferentes enfoques que intentan especificar las alteraciones en el
lenguaje en este tipo de trastornos. Desde la psicolingüística, se plantean dos
grandes teorías sobre la causa del TEL. La primera, como consecuencia de
alteraciones en el procesamiento del lenguaje, la segunda, concibe al TEL como
un trastorno modular del lenguaje.
La teoría del procesamiento propone que existe una limitación funcional de
algunos dispositivos cognitivos que traería como consecuencia la limitación
general del procesamiento del lenguaje, por ejemplo, el caso de la memoria
operativa y deficiencias en el procesamiento auditivo a la hora de discriminar
estímulos, provocando que no se puedan percibir adecuadamente los fonemas.
Según Aguado (2007), la limitación de la actividad fonológica se manifestaría
primero en la demora en el aprendizaje del vocabulario (inicio tardío), y
posteriormente iría afectando a las dimensiones fonológicas y morfosintáctica,
siendo entonces el trastorno evidente a partir de los 3 años.
Por otro lado, el enfoque lingüístico propone que las destrezas gramaticales
heredadas sientan las bases de estas dificultades en el lenguaje, entendidos como
módulos específicos para la adquisición y representación del lenguaje que son
afectados, siendo necesario analizar las particularidades sintácticas y fonológicas
de los niños que padecen este trastorno (Hincapié, Giraldo, Castro, Lopera &
Pineda, 2007; Gutiérrez, 2003).
Con respecto a los síntomas, su inicio se produce en las primeras fases del
período de desarrollo y las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro
auditivo o sensorial de otro tipo, a una disfunción motora o a otra afección médica
o neurológica y no se explica mejor por discapacidad intelectual (trastorno del
desarrollo intelectual) o retraso global del desarrollo.
A menudo, los niños con trastorno específico del lenguaje se tardan más en
empezar a hablar (alcanzan las etapas del desarrollo del lenguaje hablado más
tarde que otros niños de la misma edad). Los niños en edad preescolar con
trastorno específico del lenguaje podrían:
- Tardar más en agrupar palabras en oraciones, en comparación con otros
niños
- Tener dificultad para aprender nuevas palabras y conversar
- Tener dificultad para seguir instrucciones, no porque sean tercos, sino
porque no entienden bien las palabras que se les dicen
- Cometer con frecuencia errores gramaticales al hablar
En los niños mayores y en los adultos con trastorno específico del lenguaje se
puede presentar:
- Uso limitado de oraciones complejas
- Dificultad para encontrar las palabras correctas
- Dificultad para entender un lenguaje figurado, problemas de lectura,
narración y escritura desorganizadas, errores gramaticales y ortográficos
frecuentes.