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La lengua no es el único objeto de la filología, que quiere sobre todo fijar, interpretar,
comentar los textos; este primer estudio la lleva a ocuparse también de la historia literaria,
de las costumbres, de las instituciones, etc.; en todas partes usa el método que le es propio,
que es la crítica.
La ciencia que se ha constituido en torno de los hechos de lengua ha pasado por tres fases
sucesivas antes de reconocer cuál es su verdadero y único objeto: Se comenzó por organizar
lo que se llamaba la «gramática», Después apareció la filología, El tercer período comenzó
cuando se descubrió que se podían comparar las lenguas entre sí. Éste fue el origen de la
filología comparativa o «gramática comparada».
El latín y el griego no conocieron más que en sus orígenes el estado que el sánscrito
representa. La conservación de todas las eses indoeuropeas es, pues, lo que hace al
sánscrito tan instructivo en este punto.
El primer error, y el que contiene en germen todos los otros, es que en sus investigaciones
—limitadas por lo demás a las lenguas indoeuropeas— nunca se preguntó la gramática
comparada a qué conducían las comparaciones que establecía, qué es lo que significaban
las relaciones que iba descubriendo. Fue exclusivamente comparativa en vez de ser
histórica.
Gracias a los neogramáticos ya no se vio en la lengua un organismo que se desarrolla por sí
mismo, sino un producto del espíritu colectivo de los grupos lingüísticos. Al mismo tiempo
se comprendió cuán erróneas e insuficientes eran las ideas de la filología y de la gramática
comparada1.
La materia de la lingüística está constituida en primer lugar por todas las manifestaciones
del lenguaje humano, ya se trate de pueblos salvajes o de naciones civilizadas, de épocas
arcaicas, clásicas o de decadencia, teniendo en cuenta, en cada período, no solamente el
lenguaje correcto y el «bien hablar», sino todas las formas de expresión.
En la vida de los individuos y la de las sociedades no hay factor tan importante como el
lenguaje. Sería inadmisible que su estudio no interesara más que a unos cuantos
especialistas: de hecho, todo el mundo se ocupa del lenguaje, poco o mucho; pero
—consecuencia paradójica del interés que se le presta— no hay terreno donde hayan
germinado más ideas absurdas, prejuicios, espejismos, ficciones.
Al separar la lengua del habla (langue et parole), se separa a la vez: 1° lo que es social de
lo que es individual; 2° lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental.
SEMIOLOGIA: Una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social.
El estudio del lenguaje comporta, pues, dos partes: la una, esencial, tiene por objeto la
lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo; este estudio es
únicamente psíquico; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje, es
decir, el habla, incluida la fonación, y es psicofísica.