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Principios, Objetivos, Funciones y Niveles de Orientación Educativa y Psicopedagógica
Principios, Objetivos, Funciones y Niveles de Orientación Educativa y Psicopedagógica
Análisis de lectura 2
PRINCIPIOS, OBJETIVOS,
FUNCIONES Y NIVELES DE LA
ORIENTACIÓN EDUCATIVA
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PRINCIPIOS, OBJETIVOS Y FUNCIONES DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA
1. PRINCIPIOS DE LA ORIENTACIÓN
Desde un plano más académico-disciplinar las funciones, tareas y actividades de orientación han estado
informadas por una serie de principios que apuntan hacia el «deber ser» de la acción orientadora. Por ello
las actividades de orientación se han movido en una tensión dialéctica entre el «deber ser» y el de «Ser». En
ese sentido a continuación se presentan siete principios el deber ser de la orientación.
1.1. Cuando en 1968 Miller exponía lo que consideraba «principios» de la orientación educativa, estaba más
bien indicando las características o rasgos de la orientación. Siendo los siete principios siguientes:
Sexto principio: La orientación La orientación no sólo debe estar entretejida con el programa de enseñanza, sino
debe ser considerada como una con todas aquellas actividades que se desarrollan en un centro (procedimientos
parte principal del proceso total de disciplinarios, programación de actividades complementarias, horarios, estudios
la educación. de evaluación, utilización rentable de los recursos de la comunidad,
asesoramiento a todas aquellas personas que estén interesadas por la mejora de
las relaciones entre la escuela y la comunidad).
Séptimo principio: La orientación La concepción del hombre como un ser social ha propiciado una redefinición de
debe ser responsable ante el su función, que sean capaces de entender y reconocer nuestra interdependencia
individuo y la sociedad. en todos los órdenes de la vida, de ser independientes y de tomar decisiones por
sí mismo.
1.2. Según Repetto, (2002); Santana, (2003); Bisquerra, (1998); Martínez, (1998), indican tres principios
básicos dentro del campo de la orientación educativa como razones fundamentales o bases el “deber
ser” responsables, no solo el ámbito escolar sino también el ámbito socio familiar propiamente dicha,
que dan sentido a la tarea orientadora, en función a las necesidades de los niños, adolescentes y jóvenes,
siendo los siguientes:
1.2.1. Principio de prevención. Está basado en la necesidad de preparar a las personas para la
superación de las diferentes crisis de desarrollo. Su objetivo es promocionar conductas saludables
y competencias personales, como las relacionadas con la inteligencia interpersonal y la
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intrapersonal, con el fin de evitar la aparición de problemas. “Desde esta perspectiva, la
orientación adquiere un carácter proactivo que se anticipa a la aparición de todo aquello que
suponga un obstáculo al desarrollo de la persona y le impida superar crisis implícitas en el mismo.
Igualmente se considera que el entorno, la comunidad y su acción va más allá del contexto
escolar” (Hervás Avilés, 2006:77).
En lo que se refiere al contexto educativo, las propuestas de Rodríguez Espinar (1998) son las
siguientes:
• Importancia de atender los momentos de transición del alumnado para conseguir la mayor
adaptación afectiva a las nuevas demandas.
• Conocimiento anticipado de las características y circunstancias personales de cada
estudiante, ya que favorece la detección temprana de los factores de riesgo y las dificultades
asociadas a los mismos.
• Debe ir más allá del ámbito escolar por varias razones:
o El propio carácter preventivo que supone una temprana relación entre la familia y la
escuela, y las posibles intervenciones que se deriven de esta relación.
o La necesidad de adoptar estrategias tanto individuales como grupales para lograr mayor
eficacia.
o La evidente relevancia de un diagnóstico y una intervención temprana antes de los tres
años.
La detección temprana de problemas de diversa índole como la: desadaptación, bajo rendimiento,
comportamientos inadecuados, falta de participación en las actividades educativas...etc., han sido
sistemáticamente disimulados escamoteados, pobres o faltos de aliento, por falta de los recursos
humanos, materiales y financieros, pero sobre todo la buena predisposición o inclinación de las
políticas del sistema judicial, salud y educación para hacer posible las medidas preventivas. La
importancia y la eficacia de la planificación y desarrollo de programas de prevención está
suficientemente demostrada, el problema se encuentra en la necesaria inversión inicial en
recursos humanos y materiales que implica una apuesta decidida por la igualdad y la equidad
educativa hacia la que necesariamente debe tender la educación.
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1.2.2. Principio de desarrollo. La intervención supone un proceso mediante el que se acompaña al
individuo durante su desarrollo, con la finalidad de lograr el máximo crecimiento de sus
potencialidades. Desde el punto de vista madurativo se entiende el desarrollo como un proceso
de crecimiento personal que lleva al sujeto a convertirse en un ser cada vez más complejo. Esta
complejidad se va formando a través de sucesivos cambios cualitativos, que favorecen una
interpretación del mundo cada vez más comprensiva y la integración de experiencias cada vez
más amplias y complejas (Rodríguez Espinar, 2001).
Desde una perspectiva el “ciclo vital”, del desarrollo depende de determinantes biológicos y
ambientales en interacción, y de múltiples relaciones debidas a patrones cronológicos, históricos
o de cualquier devenir aleatorio. Se aproxima a la idea de crecimiento (proceso) como revulsivo
de la eclosión de la personalidad.
Objetivos:
a) Pretende dotar de competencias necesarias a la persona para que pueda afrontar las
demandas de las etapas evolutivas (enfoque madurativo).
b) Proporcionar situaciones de aprendizaje vital que faciliten la reconstrucción y progreso de los
esquemas conceptuales del mismo (enfoque constructivista).
La concepción constructivista sostiene que el aprendizaje que promueve el desarrollo es aquel que
propicia cambios en la persona, tanto en el plano cognitivo como en su forma de percibirse, de
percibir a los demás y de relacionarse con ellos. La concepción interaccionista de las diferencias
individuales, presente en diferentes corrientes de pensamiento psicológico (como la teoría
psicosocial de Vigotsky, la psicología ecológica, los enfoques sistémicos), plantea el desarrollo de
las capacidades constitutivas del ser humano como producto de la interacción entre las
características personales y la de los contextos donde el desarrollo tiene lugar.
➢ La reproducción o transmisión de la cultura objetivada, así como los métodos para crearlas
actitudes y valores están siendo sometidas a revisión o recreación.
➢ El desarrollo y la consolidación de la personalidad global dejados en manos de la escuela
➢ Los procesos de socialización del sujeto dentro de un marco de valores de referencia vienen
potenciando comportamientos responsables como ciudadano y miembro de una sociedad.
➢ La preparación para su participación eficiente en las actividades productivas, reales o posibles, de
la sociedad presente y futura.
➢ La idea de la universalización de la educación en condiciones de igualdad sea para todos, como
ideal democrático.
Marín y Rodríguez Espinar (2001) sintetizan del modo siguiente los presupuestos básicos del
principio de desarrollo:
a) Existen etapas clave en la vida no vinculadas sólo a la edad biológica sino a una interacción de
determinantes (personales, contextuales). Los periodos y los cambios no son fijos y están
sujetos a grandes diferencias individuales y culturales.
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b) El desarrollo es un proceso acumulativo y secuencial en el que las transiciones de una etapa
influyen en la siguiente. Se considera que el proceso de madurez requiere una activación por
parte del individuo.
c) Los cambios y procesos están sistemáticamente relacionados actuando como una red de
efectos causales.
Las aportaciones de la «Psicología de la Intervención» pueden ayudar a esclarecer algunos aspectos del
principio de intervención social:
➢ Enfatiza la necesidad del cambio tanto individual como institucional.
➢ Su modelo de actuación es instruccional o educativo.
➢ Se adopta una pluralidad de teorías y modelos (a falta de un modelo teórico que integre los
distintos modos de actuación) desde los cuales se pueden aportar soluciones a los problemas
sociales.
➢ Los especialistas asumen un papel de complementariedad interprofesional.
➢ Político (parten de la estructuración del poder oficial y real, suponiendo que, si las personas que
ostentan poder se ponen de acuerdo para la realización de una acción, ésta se llevará a término).
➢ Económico (utiliza el dinero y el bienestar material como fuente de movilización).
➢ Académico (se supone que la transmisión de conocimientos o información conduce al cambio,
aunque esta suposición no siempre se sustenta a la luz de la evidencia proporcionada por los
procesos de cambio o innovación).
➢ De ingeniería ambiental (introduciendo modificaciones en los ambientes).
Marín y Rodríguez (2001) consideran que la acción orientadora, y por tanto la intervención, debe
seguir dos condiciones:
a) Analizar el desarrollo y la conducta de los destinatarios en el marco de los sistemas que actúan
sobre la persona a través de procesos de socialización en valores, normas, expectativas y
metas.
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b) Diseñar una intervención que tenga como objetivo eliminar los efectos negativos de los
ambientes sobre las personas.
McWhriter (1998) afirma que el empowerment es un proceso en el que las personas, las
organizaciones o los grupos que no tienen fortaleza, que no se sienten competentes o que se
encuentran marginados, llegan a conocer las dinámicas de poder que actúan en su contexto vital,
desarrollan las habilidades y capacidades para tomar el control de sus propias vidas sin interferir
en los derechos de otras personas, y apoyan y refuerzan el fortalecimiento personal de los demás
componentes de su grupo o comunidad. La autora elabora el modelo de las “5 Cs” en el que
propone las condiciones para favorecer el fortalecimiento personal:
2.1. Rodríguez Moreno (1995: 12), plantea como objetivos generales según la importancia que tiene el
desarrollo personal:
2.2. Bisquerra, (1990); Giddens, (1995); Arnaiz, (2001); coinciden en señalar la autoorientación como el
objetivo principal de la orientación. Lo principal es que el sujeto sepa conocerse en profundidad,
aprenda a comprender y organizar su propia vida y a tomar decisiones coherentes con las que habrá
de ser consecuente en la acción orientadora en relación con los distintos destinatarios:
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1) Contribuir a la personalización de la educación, a su carácter integral, favoreciendo el desarrollo
de todos los aspectos de la persona concreta.
2) Ajustar la respuesta educativa a las necesidades particulares del alumnado mediante las
oportunas adaptaciones curriculares y metodológicas.
3) Orientar a los alumnos en la vida y para la vida, atendiendo a los contextos en los que viven y al
futuro que habrán de enfrentar.
4) Favorecer los procesos de madurez personal, de desarrollo de la propia identidad y sistema de
valores.
5) Prevenir las dificultades de aprendizaje y evitar fenómenos de abandono, fracaso e inadaptación
escolar.
6) Contribuir a la adecuada relación e interacción entre los distintos integrantes de la comunidad
educativa, así como entre la comunidad educativa y el entorno social, asumiendo el papel de
mediación y, si hace falta, de negociación ante los conflictos problemas que puedan plantearse
entre esos distintos integrantes.
2.3. Según Morril, Oetting y Hurst (1974), denominado “El cubo de las 36 caras”, las posibles situaciones
de intervención orientadora, así como el análisis más detallado que de ellas hace Vélaz de Medrano
(1998).
3. FUNCIONES DE LA ORIENTACIÓN
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3.2. Álvarez González (1995), considera en la orientación profesional las principales funciones
siguientes:
1) Función de organización y planificación.
2) Función de diagnóstico.
3) Función de información y de formación.
4) Función de ayuda para la toma de decisiones.
5) Función de consejo.
6) Función de consulta.
7) Función de evaluación e investigación
3.3. La síntesis Rodríguez Moreno (1995: 16-17), propone las funciones básicas de la orientación
siguientes:
4. Función informativa: sobre la situación personal y del entorno, sobre aquellas posibilidades que
la sociedad ofrece al educando: programas educativos, instituciones a su servicio, carreras y
profesiones que debe conocer, fuerzas personales y sociales que puedan influirle, etc. También
esta función debe hacerse extensiva a la familia del orientado y a sus profesores.
3.4. Por último, Bisquerra (1998) es Riart Vendrell (1996), realizan una reflexión y clasificación de
funciones generales de la orientación, estructurando cada una de ellas en torno a las preguntas
¿en qué consiste?, ¿a quién se dirige?, y ¿cómo se ejerce? Siendo las siguientes:
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4. NIVELES DE LA ORIENTACIÓN
➢ La función del profesor tutor exige y es necesario su participación por la pluralidad de profesores
que trabajan con cada grupo de alumnos, la amplitud y variedad de los objetivos educativos y el
funcionamiento complejo de los centros escolares son motivos más que suficientes para considerar
su participación en los procesos educativos.
➢ Con respecto al alumnado, existe la convicción de que desde las tutorías se ha de hacer el esfuerzo
para que sean las instituciones educativas las que se adapten a las características del alumnado de
educación primaria, secundaria y universitaria, hasta no hace una década el ellos tienden a percibir
los centros educativos como fríos e impersonales y poco conectados con su núcleo de necesidades e
intereses. En realidad, la programación de la tutoría es una de las pocas que se conciben como una
programación abierta, en donde los alumnos y alumnas pueden seleccionar los contenidos e in-
corporar otros no contemplados en la programación escolar.
➢ El trabajo con la familia, es cada vez más necesario la colaboración con el centro como una necesidad.
Por ejemplo, cuando se hace la convocatoria, aunque sea “afectuosa y personal” y tenga “un orden
del día atractivo y sugerente”, parece llegar a muchos hogares donde los padres y madres se sienten
como «convidados de piedra» de la educación de los hijos, son indiferentes.
➢ La idea de que la función tutorial y orientadora ha de ser considerada dentro de la función docente,
es muy importante, por ello, la asignación de modo expreso y formal al profesor tutor obedece a la
necesidad de que alguien lidere las labores de coordinar al profesorado que actúa sobre un
determinado curso y que de forma específica se aborden determinados temas de orientación
académica y profesional en el espacio y tiempo de la tutoría.
➢ Los equipos interdisciplinares ofertarán el asesoramiento externo a los centros, desde un enfoque
de carácter didáctico, psicológico, sociológico y organizativo. Es especialmente significativa la manera
en que ofertan su plan de actuación considerando los siguientes criterios:
REFERENCIAS
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• Reppetto Talavera, E., Rus Anega, V. y Balaguer, J. (1995). Orientación Educativa e Intervención
Psicopedagógica. Educación Permanente. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia
Benavent, J. A. (1996). La Orientación Psicopedagógica en España. Desde sus orígenes hasta 1939.
Valencia: Promolibro.
• Bisquerra, R. (1996). Orígenes y desarrollo de la Orientación psicopedagógica. Madrid: Narcea.
• Bisquerra, R. (1998). Modelos de orientación e intervención psicopedagógica. Barcelona: Praxis.
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