Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
araña"" se
introdujo en su vida, cuando
La
tercera vez en la jornada. No
mear por
ntró a había bebido un
que
claro si es
estaba muy
de victorias el domingo, o que estaba
rechingo
harto
olor de los chiles en vinagre, el caso
del
dejado la línea por tercera vez y
es que había
meados. Y alli,
meter al rincón de los
se fue a
los mosaicos que alguna
resplandeciente, sobre
se veía clarito el mensaje:
vez fueron blancos,
pagan doble.
Las horas extras se
La aranaa
dido, y entre
pensó. De
nuevo
camiones en la cuando
en los viernes siguiente,
el horas
acordó del mensaje esas
dos
de raya,
le p a g a r o n miércoles
en el sobre e c h a d o el
había
se
que la sorpresa
otras tres
y verdad e s que
La
como
sencillas.
79
le duró bien poco, y además
haber borrado el letrero luego lue alguie te,
debia
el martes entrando a trabajar, va
Una semana después cuando
porte
est aba
estah
dando en enlatado, sobre la nea pasóayu
papel, entre dos botes relucientes, ain n
quetas. Un papel blanco, con grandes letra
Por qué no dan las bolas que prometieron
La araña
del putazo,
Aún así, el jueves, después
botes en un camión,
cuando lo tenían cargando
mágicamente.
la araña se le volvió a aparecer
Llevaba dos botes de a
seis kilos en equili-
enfrente de s u s
brio y de repente se fijó que
"Chi-
de la habitual etiqueta:
narices, en lugar
un volantito
les La Tlalpeña'"', estaba pegado
que decía:
con patitas.
nuevamente la bolita
y se cae
sin nece-
Cl camión y pasó 81
min, que era el que los recibía arriba
clarito el letrero que sustituía la Iera
etiqueta,
la ctiqueta .
esperó encontrar una clave en su rostro, per
Fermin nomás lo contempló y luego miráncdo
a él tijamente, dijo:
-;Ah, qué la araña.
Comoel Fermín era muy callado, y no
era su cuate, siguió cargando sin preguntan
nada, pero fijándose en que al menos uno de
cada veinte botes traía letrerito en lugar de eti.
queta.
Así se fue el día, y al siguiente, cuando
estaba taqueando en el changarrito enfrente de
la entrada principal de la fábrica, ya ni se sor-
prendió al encontrar en lugar de las servilletas
de papel de estraza un puñito de volantes, de
la cuarta parte de una hoja, en los que la araña
lanzaba un nuevo mensaje:
Roberto asintió.
la
El aguinaldo no tienr que tener descuentos según
ley
La arania
83
Total que con lo del aguinaldo en la cabeza
(estábanos en marzo. ca quién chingans le
importaba el aguinaldo Era verdad que el año
Luna e r a el que
hubieran quedado. Además,
el que le había
lo había metido a trabajar, y
cuartito en u n a vecindad al pie
un
conseguido
el que lo había
del Cerro de la Campana, y
llevado al burdel de la Pancha,
ahí por el kiló-
84
nado-. Qué, le di un
trabajo pa que ahora
me ande ocultando cosas? Usted es como mi
ahijado, y a los padrinos no se les miente.
-No, pues lo que sale en los baños -dijo
Roberto atemorizado y pensando que mejor se
hubic ra tapado el hocico.
- ésale? Quién es la araña?
No pues sepa, yo le venia a
preguntar a
usted.
Como Luna había estado subiendo la
voz,
se había juntado una racilla alrededor y
dijo en voz alta.
algun0
-Ya dígale, Luna, no sea
cabrón, dígale
que usted es la araña.
Se oyeron risas. Luna sin
voltear tomó a
Roberto del brazo y lo apartó de la bolita.
-Usted, ahijado, no le crea nada a esa
araña, usted si le dicen algo de la araña, nomás
Viene y me lo cuenta -dijo Luna cambiando
el tono hosco
por un tono paternal, como el
de siempre.
Total que Roberto se quedó sin saber nada,
y quizá por eso le fue más difícil la decisión
la próxima que se vio trente a un mensaje
vez
85
de encurtido. De repente, alguien pasó a Su
lado y le dejó un volantito enfrente. Rober
volteó y se dio cuenta de que había sido un
de los que maquinaban los botes, uno de los
del departamento de hojalatería, un grandote
moreno que tenía tama de ser bueno pa'los
madrazos.
El volante informaba:
Roberto a punto
Como éste estaba largo,
cuando
estuvo de perderle
el paso a la línea y
llenar
tenía tres botes para
se dio cuenta, ya
de él. Cuando logró desahogar de
encima
nuevo, se quedó
pensando y, al fin, tímida
a Fidel, un
mente tomó el volante y se lo pasó
Puebla no hablaba n u n c a con
chavillo de que
le devolvió la
nadie. Fidel tomó el papelito y
silencioso. Ya
mirada, como agradecido, pero
luego Roberto no supo pasó, si lo había
qué
leído o no y si lo había pasado.
a atacar tres veces
más esa
La arana volvió
dos veces el miércoles y una el vier-
semana:
86
camiones repartidores, probablemente hechas
en la
noche, que pregonaban bien alto:
pasó.
87
La empresa ha ganado este año 600millones de pesns,
yha repartido utilidades por cero pesos. Pinches mara
nos
La arana
La araña estaba
cértaron. acostum-
sutileza
la discreción y
no con dos c u a d r a s
pero A
agresiva, gritona.
bradas, sino una
arañota de
estaba pintada
de la lábrica lado e n que lla
medio con
letrero al
metro y
maba a la huelga. patru-
había una
En la entrada de la fábrica
la del Barapem,
con dos policías huevonean-
da v cuando
entro el primer turno, eran menos
nuevas.
montón de caras
Macias y Luna y
todos los del patrón son ojetes
La araña
el baño.
La pinta decía:
doble
extras se pagan
Las horas La arana
90
LOS NOPALES DE TULA
les dije -dijo el Gallo--que
-Yo yo sí iba.
wa si iba y hasta pagaba la gasolina, quién
sabe de dónde?, no? Porque de dónde?
Yo iba todos los dias si hacía alta, y me metía
nesOs pinches caminos de terracería con los
guevos atropellados en la garganta, no?, ylle
7aba al DF las cuatro de la mañana y
a
luego
iba a la escuela a las siete, y me dormía en cla-
ses de Química Orgánica, en clases de
Inglés
IV, en clases de Procesos Industriales, y nomás
no me dormía en Dibujo porque no tenía
Dibujo. Yo iba diario. Cagado de miedo y de
coraje, sabiendo que el Tomás tenía una fusca
(y eso que nunca la enseñó) pero por ahí la
debería tener y esperando que los retenes de
soldados; que los ponían, de vez en cuando,
los ponían bloqueando algunas de las carrete-
ras secundarias, que los juanes pues, nos die-
ran un quién vive. No había pedo. Yo les dije,
no hay pedo, no hay ningún pedo. Yo voy, voy
diario si hace falta y doy pláticas de formación
la puerta tres, y la do,
luego en
sindical en
cambio de
luego de regreso a la tres con el
y
me duermo media hora dentro
turno, y luego
Ahií,
de los pinches tubos, los tubotes, ves? a
con una runtla de cabrones a toda madre,
todísima madre, y una cobija para cincuenta
93
cabrones en un tubo
que nació para albaia
y que terminó de dormitorio. Yo les
voy. O sea, no es por mí, no es
dije, yo
por quebrarme,
pero carajo.
-No entiendo, qué quieres que haga?
-Cómo que no
entiendes?-dijo el Ga-
llo- No soy yo. Es que hay mil quinientos
cabrones en medio de un pinche llano pelón.
haciendo una huelga contra el pinche mundo
entero. Y la
organización dice: ""que vaya el
Gallo". ¡Ay qué toda madre!
a
el Gallo. Pero hace falta más
Que vaya
que un
pinche
Gallo. Hacen falta tres camiones diarios de
comida, chingá. Hacen falta mantas. Hace
falta propaganda
para que no queden aislados
de Tula, de
Pachuca, de algún pinche lado;
hacen falta miles de
pesos. Hace
chingo, un chingo de solidaridad, falta un
los aíslen. Y a mí
se me
pa'que no
tuerce el
mundo, se me pinche
del queda la garganta tiesa, mitad
polvo (todo el puto
allá) y mitad de las polvo del mundo por
la bola de ganas de llorar de ver a
los
cabrones sosteniendo una
puros güevos contra Petróleos huelga con
-ué quieres, Gallo? Mexicanos.
-No soy
que vaya elyo, carajo. No basta con decir:
de
que no
Gallo". Hay que
basta con darse cuenta
Y Gallo se
el mandar a un
94 cabrón.
paseaba por el cuartito .
alfom-
brado
donde yo vivía en aquellos años, tra-
de hacerme legar de un solo trancazo
t a n d o
96
Llegué el último y sin soltar la caja de cli
nex, busqué mi lugarcito en la mesa donde los
cuatro primeros y puntuales miembros del
coordinador terminaban de jugar dominó.
Las reuniones del coord1nador eran peque-
ños maratones de resistencia y botana. Se dis-
cutía todo lo que los grupos querían, pedían
v preguntaban, más las loqueras que se nos
Ocurrían, y de pilón las minucias de lo que
pomposamente se llamaba el aparato central:
una escuelita sindical, un mimeógrafo, un
periódico, las relaciones con algunos grupos de
provincia y la producción esporádica de folle-
tos y documentitos de balance. Había un espa
cio para el chisme, y algo de lugar para la
reco-
medicinas
mendada de libros y películas,
sobre empleos que
contra el catarro y noticias
pagaran
noquitaran mucho tiempo aunque es
reunión, si la memoria no
mal. Aquella
en el
catorce puntos
demasiado infiel, tenía
encima de
Tula saltó por
orden del día. Lo de
historias igual
de apasionan-
otro montón de c o m o la
de
reducida,
en escala más More-
tes aunque calzado en la
fábrica de
de una el
la toma
charrín de Sandak,
ofensiva del
los, o la
siniestro Martínez.
de esta
hubiera sido úil
al desarrollo no
coordinador
Aunque del
reunión de
historia, en
aquella conflicto
antecedentes
del
recordaron los 97
se
T'ula. Nadie tenía mala
memoria
repetirle nada, por eso, alli no sey no hizo falta
alta
por sabido, que en las dijo y se dio
Pemex estaba cercanías de Tula,
en la obra
construyendo una refinería, que
ción y
trabajaban mil obreros de construc-
un montón de obreros
(cerca de setecientos especializados
dores de arco), con
paileros, tuberos, solda-
jornadas
horas sin pago de extras, sin
de doce a
catorce
seguro social, sin
séptimo día de descanso; que no había trans-
porte de Tula a la zona de
construcción, que
se pagaba cuatro por ciento del salario en cuo-
tas sindicales a los charros de Pemex,
dizque
por desplazamiento; y que además se debía
entregar obligatoriamente un peso por traba-
jador para "obras de embellecimiento de
Tula'.
No se contó tampoco que el 23 de mayo se
había hecho un mitin en las puertas de la refi-
nería en construcción, y la Liga de Soldado
res, un sindicato independiente, había em-
plazado a huelga a veinticuatro empresas
constructoras contratistas de Petróleos Mexi-
canos, que la junta de conciliación de Pachuca
se declaró incompetente y que los papeles se
perdieron en el trayecto a la junta federal; de
manera que Tomás Correa, que era en aque-
la época el secretario general de la Liga, deci-
dió proponer en asamblea, en medio de los
98
materiales de construcción, de la
tierra suelta
sol de la
v con un rechingada sobre el cráneo
de todos, estallara una
que se
huelga de hecho.
Luego hubo un mitin en la Secretaría del
Tra-
bajo para denunciar la pérdida de los
empla-
zamientos y luego a
colgar las banderas en la
refinería y a aguantar.
Nada de eso se contó.
Le dimos vueltas a las
angustias del Gallo,
eso sí.
Yo creo, que como a las cuatro de la
mañana
me llevé a mi casa
y a la cama todo aquello.
Recuerdo que tenía fiebre, no mucha, y que
los sueños iban y volvían mezclando el volk-
swagen rojo del Gallo con una refinería en
construcción que nunca había visto y que
nunca vería. El caso es que como a las seis de
la mañana Paloma me sacudió y abrí un ojo
chinguiñoso sólo para verificar que el Gallo
estaba ahí enfrente de nuevo, con el mismo
monólogo interrumpido hacía diez horas.
-:Qué pedo?-dijo-. Quépedo? Van
de
a hacer algo? Sabes qué pasó? Qué pasó
comieron los nopales.
ayer a hoy? Que se
cinco
Todos los nopales. Ya no hay un nopal en
Salie-
kilómetros la redonda de la refinería.
a
todos, los
las comisiones, y se los trajeron
ron
las nopaleras.
pelaron, pelaron encender un cigarro y
- D a m e chance de
99
echarme un refresco-dije, y luego me solté
cstornudando.
El Gallo se sentó en
sueño y c a r -
medio llorosos de
sesobólos ojos
de carretera.
gados por las horas
100
O sea, romperla, pueden en
cualquier
momento, los soldados que están allí quitan las
handeras y ya. Pueden incluso tratar de
meter
a trabajar a los peones de la obra civil, pero
a los especializados, los de la Liga de Solda-
dores, esos ni madres. L0 que
pasa
que la es
gente por hambre se puede doblar, tener
que
empezar a irse, y los que se vayan
sintiéndose cada vez más débiles,quedando
acabar
cediendo.
-En el coordinador se acordó empezar hoy
la campaña de solidaridad económica, vamos
a
empezar a recorrer asambleas
comida y cosas. y a
juntar
-Vaya, carajo -dijo el Gallo- tienen que
darse prisa,
porque me cae
que se acabaron
los nopales.
No sé por qué, cuando el
Gallo se fue, me
quedó en la cabeza
aquello de los
mitad sonando a nopales,
tragedia mitad sonando a
gesta. Ahora lo atribuyo a la gripe, a que a mí
no me
gustaban los nopales y al tono agotado
del Gallo,
pero en la cabeza me quedaba una
idea bastante rugosa, dura: Una clase obrera
que es capaz de arrasar nopaleras en una zona
de cinco kilómetros de radio, nunca será derro-
tada.
La huelga duró cincuenta seis días y se y
ganó. Logramos mandar algunos camiones de
101
comida, y ayudar a canalizar apoyos económi
cos, pero nada del otro mundo. La huelga la
ganaron (a pesar de provocaciones de pistole-
ros del sindicato de Pemex, a pesar de los inten-
tos de esquirolaje que organizaron las construc-
toras, a pesar de las maniobras de la Secretaría
del Trabajo) los seiscientos soldadores. De las
cosas que mejor recuerdo, es que en el conve-
nio final se logró que el presidente municipal
de Tula tuviera que devolver un millón dos-
cientos mil pesos del ""embellecimiento'
El Gallo siguió siendo el mismo, aunque vol-
vió a dormir sus ocho horas, y perdió el año
estudiaba en el Poli.
de Ingeniería química que
Yo, sigo recordando lo de los nopales.
102