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EL MISTERIO DE LA ARAÑA

araña"" se
introdujo en su vida, cuando
La
tercera vez en la jornada. No
mear por
ntró a había bebido un
que
claro si es
estaba muy
de victorias el domingo, o que estaba
rechingo
harto
olor de los chiles en vinagre, el caso
del
dejado la línea por tercera vez y
es que había
meados. Y alli,
meter al rincón de los
se fue a
los mosaicos que alguna
resplandeciente, sobre
se veía clarito el mensaje:
vez fueron blancos,

pagan doble.
Las horas extras se

La aranaa

como una bolita con


un extraño signo,
y abajo
así c o m o
cuatro patitas filosas, algo
mirando la pared sorpren-
Roberto se quedó
"Las horas
hasta se olvidó de mear.

dido, y entre
pensó. De
nuevo

extras se pagan doble", de la his-


olvidándose

los chiles en vinagre, fue


recuperarla
ni siquiera
no
volvió a
toria, y ya horas
se quedara dos
que
cuando le pidieron habían llegado
últimos chiles que
a sacar los mañana.
Tampoco
se

camiones en la cuando
en los viernes siguiente,
el horas
acordó del mensaje esas
dos
de raya,
le p a g a r o n miércoles
en el sobre e c h a d o el
había
se
que la sorpresa
otras tres
y verdad e s que
La
como
sencillas.
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le duró bien poco, y además
haber borrado el letrero luego lue alguie te,
debia
el martes entrando a trabajar, va
Una semana después cuando
porte
est aba
estah
dando en enlatado, sobre la nea pasóayu
papel, entre dos botes relucientes, ain n
quetas. Un papel blanco, con grandes letra
Por qué no dan las bolas que prometieron
La araña

Roberto levantó la vista buscando quién l


había puesto allí de los once cuates que había
antes que él en esa linea, pero sólo descubriá
caras ocupadas, rostros hundidos en las ope
raciones de rellenado. Las mismas caras y los
mismos güeyes de siempre. Estuvo a punto de
tender la mano para tomar el papel, pero se
contuvo. Siguió trabajando, aunque a ratos
ojeaba para ver cómo reaccionaban los que lo
seguían en la línea, los otros catorce güeyes que
seguían; más aún, quería saber qué pasaba
cuando el papel llegaba hasta el final,
andar menseando estuvo pero por
a
punto de pasársele
un bote, cuando se dio cuenta, el
y
no estaba sobre
la banda móvil. O
papel ya
caído, o alguien lo había se había
enfrente. pasado a la banda de
Luego, pensó en el mensaje:
80
" Por qué no
prometieron?', A güevo, se
que
dan las botas odo el r a t o se estaba
porque
las botas, desperdicios, y la
dijo, con los
resbalando
había prometido
a principio de añño
emDresa
banda estriada en la
hule con
botas de
n u n c a habían llegado.
unas
madre,
sucla, y pura cuando
Roberto tenía mala memoria, y
Pero
se dio un
buen madrazo en
el jueves patinó y no se acordó
cas1 se rompe el brazo,
la cadera, y a decirse
de la araña, y se limitó
del mensaje
si no se
e r a muy pendejo, que
a sí mismo que
de mala
fijaba iba a acabar en el Seguro y
manera.

del putazo,
Aún así, el jueves, después
botes en un camión,
cuando lo tenían cargando
mágicamente.
la araña se le volvió a aparecer
Llevaba dos botes de a
seis kilos en equili-
enfrente de s u s
brio y de repente se fijó que
"Chi-
de la habitual etiqueta:
narices, en lugar
un volantito
les La Tlalpeña'"', estaba pegado
que decía:

diez años que


tenemnos sindicalo
Sabes que hace La arana

con patitas.
nuevamente la bolita
y se cae
sin nece-

vez por poco


Del susto, esta
se repuso llegó hasta
Sitar el resbalón. Cuando Fer-
que
el bote de
manera

Cl camión y pasó 81
min, que era el que los recibía arriba
clarito el letrero que sustituía la Iera
etiqueta,
la ctiqueta .
esperó encontrar una clave en su rostro, per
Fermin nomás lo contempló y luego miráncdo
a él tijamente, dijo:
-;Ah, qué la araña.
Comoel Fermín era muy callado, y no
era su cuate, siguió cargando sin preguntan
nada, pero fijándose en que al menos uno de
cada veinte botes traía letrerito en lugar de eti.

queta.
Así se fue el día, y al siguiente, cuando
estaba taqueando en el changarrito enfrente de
la entrada principal de la fábrica, ya ni se sor-
prendió al encontrar en lugar de las servilletas
de papel de estraza un puñito de volantes, de
la cuarta parte de una hoja, en los que la araña
lanzaba un nuevo mensaje:

El sindicato debería servir þara defender a los traba


jadores, y en el nuestro, el secretario general es Macias.
Cómo la ven?
La arana

Macías era el jefe de producción, un cabrón


moreno como de cuarenta anos con ojos de
puerquito que sólo salía de la oficina para
pasear por la planta mirando todo y anotando
en un bloc, sin
dirigirle la palabra a nadie.
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legaban los castigos y las broncas por
Lucgo
capataces.
de los
boca con un taco
se quedó conlundido,
Roberto
arroz a medio camino entre la boca
de huevo y
y la mano.

le trajo estos recaditos?


-Seño, quin
-;Los volantes éstos, joven?-respondió
a taquera e n t e d i d a .

Roberto asintió.

-Sepa, ya ve que aquí pasan, vienen,


re'hartos.
omen y se van, y son
Roberto tomó uno y se lo guardó en el bol-
sillo superior de la camisa, ante la celosa
mirada de la taquera que quería ver si lo usaba
de servilleta.
-:Quién erala araña? Quéera eso del sin-
dicato? Por qué Macías era el secretario del
sindicato? No era jefe? :Qué pedo con las
botas? A cómo se pagaban las horas extras?
Todo se le juntó en la cabeza, y se hizo la
voluntad de preguntarle al señor Luna.

A lo decisión le duró media hora,


mejor la
n u e v o mensaje de la araña,
pero en el baño un
cuando pasó por ahí a la hora de salida, impi-
dió que sc le olvidara.

la
El aguinaldo no tienr que tener descuentos según
ley
La arania

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Total que con lo del aguinaldo en la cabeza
(estábanos en marzo. ca quién chingans le
importaba el aguinaldo Era verdad que el año

Dasado les habían


dado trece dias, ya desust.
eso fue cl ano pasado)
del descuento. pero se

señor Luna frente al portó


fue aesperar ai
-Señor Luna. oiga. me podría
decir lo de
la araña?
de los pocos que aun usaban som-
Luna era
como el y como otros dos
brero en el trabajo,
no le sacaban al
o tres más. va vetarros, que
e r a n de más allá de
parche de decir que ellos
Pachuca. y si fuera porque las parcelas
no
no

entre diez hermanos, por


allá se
se recortan

Luna e r a el que
hubieran quedado. Además,
el que le había
lo había metido a trabajar, y
cuartito en u n a vecindad al pie
un
conseguido
el que lo había
del Cerro de la Campana, y
llevado al burdel de la Pancha,
ahí por el kiló-

metro dieciséis y medio, y


el que lo había cui-
era del
dado v recomendado y todo porque
pucblo. Luna que además era capataz de enva-
sado, cuando Roberto dijo lo de la araña, se
le quedó viendo chueco, porque cuando estaba

cansado, un ojo se le iba.


-Qué sabe usted de lo de la araña? -con
testó.
-No, pues nada.
-:Cómo que nada? -dijo Luna encabro

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nado-. Qué, le di un
trabajo pa que ahora
me ande ocultando cosas? Usted es como mi
ahijado, y a los padrinos no se les miente.
-No, pues lo que sale en los baños -dijo
Roberto atemorizado y pensando que mejor se
hubic ra tapado el hocico.
- ésale? Quién es la araña?
No pues sepa, yo le venia a
preguntar a
usted.
Como Luna había estado subiendo la
voz,
se había juntado una racilla alrededor y
dijo en voz alta.
algun0
-Ya dígale, Luna, no sea
cabrón, dígale
que usted es la araña.
Se oyeron risas. Luna sin
voltear tomó a
Roberto del brazo y lo apartó de la bolita.
-Usted, ahijado, no le crea nada a esa
araña, usted si le dicen algo de la araña, nomás
Viene y me lo cuenta -dijo Luna cambiando
el tono hosco
por un tono paternal, como el
de siempre.
Total que Roberto se quedó sin saber nada,
y quizá por eso le fue más difícil la decisión
la próxima que se vio trente a un mensaje
vez

de la araña. Eso ocurrió al día siguiente, un


martes en que el trabajo había estado particu
larmente cabrón, porque los capataces traian
Consigna de empujar las líneas para poder sacar
la producción que se había atorado en las cubas

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de encurtido. De repente, alguien pasó a Su
lado y le dejó un volantito enfrente. Rober
volteó y se dio cuenta de que había sido un
de los que maquinaban los botes, uno de los
del departamento de hojalatería, un grandote
moreno que tenía tama de ser bueno pa'los

madrazos.
El volante informaba:

La araña dice: Ya llegó la hora de organizarnos: por


condicones de trabajo, por
salario mejor, por meJores
sindicato inde
botas y guantes, por pago legal, por
pendiente.
Léelo y pásalo

Roberto a punto
Como éste estaba largo,
cuando
estuvo de perderle
el paso a la línea y
llenar
tenía tres botes para
se dio cuenta, ya
de él. Cuando logró desahogar de
encima

nuevo, se quedó
pensando y, al fin, tímida
a Fidel, un
mente tomó el volante y se lo pasó
Puebla no hablaba n u n c a con
chavillo de que
le devolvió la
nadie. Fidel tomó el papelito y
silencioso. Ya
mirada, como agradecido, pero
luego Roberto no supo pasó, si lo había
qué
leído o no y si lo había pasado.
a atacar tres veces
más esa
La arana volvió
dos veces el miércoles y una el vier-
semana:

Las del miércoles fueron pintadas en los


nes.

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camiones repartidores, probablemente hechas
en la
noche, que pregonaban bien alto:

A la araña no se la puede reprimir, la empresa nos


pela el nabo. El despido de Lucio no nos afecta.

La segunda decía: Lucio, reinstalación. La


arana.
Roberto supuso que el Lucio de que habla
ban las pintadas, era un chavo que estaba con
él en el equipo de futbol y que, cuando el año
pasado habían dado los aguinaldos había recla-
mado en voz alta porque faltaba lana. A qué
hora lo habían corrido?
El viernes a Roberto, que era ayudante
general con salario mínimo, lo mandaron a
descargar, y cuando en esas andaba, se le
acercó por la espalda Macías y empezó a gri-
tar
-iA ver, señores, el que me diga quién anda
detrás de estos papelitos, le doy ahorita mismo
dos mil pesos!
Roberto y los tres que estaban cerca de él
se voltearon espantados. Macías movía en la
mano un volante. Roberto a pesar del miedo
cstiró la suya pidiéndoselo con un gesto,
lo
Macias se desconcertó, y quizá por eso se

pasó.

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La empresa ha ganado este año 600millones de pesns,
yha repartido utilidades por cero pesos. Pinches mara
nos

La arana

Roberto sonrió, lo que


Macías interpretó
erróneamente.

sabe algo de estos papcles?


-Usted
-No, yo qué voy a saber -dijo Roberto.
de la mano y se fue
lo arrancó
Macías se

caminando por el pasillo.


u n a moto-
Roberto lo atropelló
El sábado a
se pasó
la vía Morelos, y
cicleta al c r u z a r pedo clínica 28 del
semanas
en la
tres
las siguientes enfermeras desganadas,
atendido por
Seguro, artificio mecá-
colgando de
un

con una pata estaban


de cuarto que
compañeros
nico dos curar
y basura que para
tirarlos a la
más para
a la
los. cojeando
cuando regresó
Por eso,
mediados abril, las pare-
de
lunes a
rumbo lo descon
un
empresa
en1badurnadas de todo el ellas,
des presente
en

La araña estaba
cértaron. acostum-
sutileza
la discreción y
no con dos c u a d r a s
pero A
agresiva, gritona.
bradas, sino una
arañota de
estaba pintada
de la lábrica lado e n que lla
medio con
letrero al
metro y
maba a la huelga. patru-
había una
En la entrada de la fábrica
la del Barapem,
con dos policías huevonean-
da v cuando
entro el primer turno, eran menos

de la mitad de los de costumbre, entre ellos un

nuevas.
montón de caras

Se acercó al capataz para preguntarle dónde


su casi padrino, el señor
lo iba a poner hoy, y
Luna, le dijo de entrada:
-Perdóneme ahijado porque casi dudé de
usted.. Pero ya los acabamos, ya los corri
mos a esos cabrones, porque se descararon, por
hacer un paro, y eso es de fuera de la ley, y
los corrimos a todos, a todos, a los ciento cin-
cuenta que pararon, por pendejos.
Y así se fue hablando el señor Luna sin ter-
minar de contarle nada, pero él supo que la
araña había sido derrotada en La Tlalpeña.
El martes hubo un mitin fuera de la fábrica
y durante dos mneses, se sucedieron las pinta-
das y las volanteadas a la hora de la salida,
luego, todo se fue apagando, hasta que a prin-
cipios de junio, la empresa contrató a un grupo
de pintores y las bardas del exterior volvieron
a ser blancas.
Días después, Roberto, que siempre había
sido lento pero seguro, como los caballos de
su pueblo, compróen la papelería La esmeralda,
un plumón negro de 18 pesos, se lo escondió
al lado del pito, y calientito el plumón llegó con
él a la fábrica el lunes. A la
primera oportun
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dad se escapó al baño, y contempló las pare
des blancas pero sucias. Diez minutos después
con el pretexto de que estaba enfermo volvi
al baño, allí, con una letra no muy lucida v
tras haber escogido la pared más grande, pintÛ

Macias y Luna y
todos los del patrón son ojetes
La araña

su obra, y luego tiró


Contempló orgulloso daba
baño
por la v e n t a n a del que
el plumón encurtidos. "A lo
almacenes de
a uno
de los pensó.
una lata de chiles",
se va en
mejor, cuando los ojos se que-
Salía muy orgulloso, al lado
una pintada chiquita
daron prendidos a minutos no
hacía diez
meaderos que de
de los todos lados
tratando

allí. Miró hacia solo en


estaba encontraba
se
encontrar
al autor, pero

el baño.
La pinta decía:

doble
extras se pagan
Las horas La arana

90
LOS NOPALES DE TULA
les dije -dijo el Gallo--que
-Yo yo sí iba.
wa si iba y hasta pagaba la gasolina, quién
sabe de dónde?, no? Porque de dónde?
Yo iba todos los dias si hacía alta, y me metía
nesOs pinches caminos de terracería con los
guevos atropellados en la garganta, no?, ylle
7aba al DF las cuatro de la mañana y
a
luego
iba a la escuela a las siete, y me dormía en cla-
ses de Química Orgánica, en clases de
Inglés
IV, en clases de Procesos Industriales, y nomás
no me dormía en Dibujo porque no tenía
Dibujo. Yo iba diario. Cagado de miedo y de
coraje, sabiendo que el Tomás tenía una fusca
(y eso que nunca la enseñó) pero por ahí la
debería tener y esperando que los retenes de
soldados; que los ponían, de vez en cuando,
los ponían bloqueando algunas de las carrete-
ras secundarias, que los juanes pues, nos die-
ran un quién vive. No había pedo. Yo les dije,
no hay pedo, no hay ningún pedo. Yo voy, voy
diario si hace falta y doy pláticas de formación
la puerta tres, y la do,
luego en
sindical en
cambio de
luego de regreso a la tres con el
y
me duermo media hora dentro
turno, y luego
Ahií,
de los pinches tubos, los tubotes, ves? a
con una runtla de cabrones a toda madre,
todísima madre, y una cobija para cincuenta
93
cabrones en un tubo
que nació para albaia
y que terminó de dormitorio. Yo les
voy. O sea, no es por mí, no es
dije, yo
por quebrarme,
pero carajo.
-No entiendo, qué quieres que haga?
-Cómo que no
entiendes?-dijo el Ga-
llo- No soy yo. Es que hay mil quinientos
cabrones en medio de un pinche llano pelón.
haciendo una huelga contra el pinche mundo
entero. Y la
organización dice: ""que vaya el
Gallo". ¡Ay qué toda madre!
a
el Gallo. Pero hace falta más
Que vaya
que un
pinche
Gallo. Hacen falta tres camiones diarios de
comida, chingá. Hacen falta mantas. Hace
falta propaganda
para que no queden aislados
de Tula, de
Pachuca, de algún pinche lado;
hacen falta miles de
pesos. Hace
chingo, un chingo de solidaridad, falta un
los aíslen. Y a mí
se me
pa'que no
tuerce el
mundo, se me pinche
del queda la garganta tiesa, mitad
polvo (todo el puto
allá) y mitad de las polvo del mundo por
la bola de ganas de llorar de ver a
los
cabrones sosteniendo una
puros güevos contra Petróleos huelga con
-ué quieres, Gallo? Mexicanos.
-No soy
que vaya elyo, carajo. No basta con decir:
de
que no
Gallo". Hay que
basta con darse cuenta
Y Gallo se
el mandar a un
94 cabrón.
paseaba por el cuartito .

alfom-
brado
donde yo vivía en aquellos años, tra-
de hacerme legar de un solo trancazo
t a n d o

odo el rollo, toda la angustia, toda lacabrona


seiscientos trabajadores
esta de aquellos mil
e
que
habían paralizado la construcción de la
Refinería de Tula, Hidalgo. Que se habían
de hecho contra Petró.
aventado una huelga
leos Mexicanos y las compañías contratistas
más importantes del país. Yo tenía gripe y

estaba sentado en el suelo con una cajota de


clínex, vigilando el bote de basura donde iba
caer los pañuelos de papel usados,lle
dejando
nos de unos mocos líquidos, que fluían por la
nariz como por un par de regaderas. El Gallo
no podido
había quedarse quieto. Sólo un
ratito, cuando llegó y lo
invité a tomar un plato
de sopa y se echótres, uno tras otro, y de pilón
Ahora, se había levantado de
una barra de pan.
al mis-
la trataba de contar y caminar
mesa y basura
con mi bote de
mo tiempo, sin tropezar amarillos.
leno de pañuelos
rosas y verdes y
haga? -dije.
-:Qué quieres que
locos. Que levan-
muevan
como
-Que se comida. El
solidaridad. Que
consigan
ten la Ya vas,
vaya el Gallo".
m e dijo: ""Que diario Hoy
grupo semanas yendu
Llevo tres una
yo voy. queso
de puerco y
bimbo con
den algo
comí un pan me
que
cabrón. Yo voy, pero su
volk-
pepsi, Gallo y
Cómo nomás el
en las manos.
95
swagen. . . Pinches refuerzos!
Quédate a la reunión del
lo cuentas. Total no vayas hoy, coordinador y
y lo cuentas como me lo estás
mejor quédate
contando a mi
No, tengo que ir. Me está
Tomás. Tú cuéntales, tú cuéntalesesperando
-dijo el
Gallo. Se quedó mirando hacia algún
lugar
perdido entre mis ibros, y luego se fue
La organización en
aquella época estimaba
tanto cl estilo como los resultados. Por eso.
cuando llegué en bicicleta a la casa del caballo
donde se hacía la reunión del coordinador,
venía pensando cómo pasarles el calor, la
angustia, el retlejo de los mil seiscientos deses-
perados huelguistas de Tula, que había pes-
cado durante un instante en los ojos del Gallo.
Tampoco éramos tan importantes. Cincuenta
o sesenta militantes que le dábamos fuerte.
teníamos bastante vapuleados los conceptos de
eficacia y realidad, desahuciados por la
y sus ensueños verbales,
izquierda tradicional,
y absolutamente empeñados en demostrar,
demostrarnos, demostrarle a alguien, que
que
había un camino para hacer sindicalismo revo-
lucionario en México sin tener que man1pular
a nadie, sin tener que aventar a nadie, sin
engañar a nadie. Al fin y al cabo, buscando
un lugar en este país que se empeña en excluir-
nos a todos.

96
Llegué el último y sin soltar la caja de cli
nex, busqué mi lugarcito en la mesa donde los
cuatro primeros y puntuales miembros del
coordinador terminaban de jugar dominó.
Las reuniones del coord1nador eran peque-
ños maratones de resistencia y botana. Se dis-
cutía todo lo que los grupos querían, pedían
v preguntaban, más las loqueras que se nos
Ocurrían, y de pilón las minucias de lo que
pomposamente se llamaba el aparato central:
una escuelita sindical, un mimeógrafo, un
periódico, las relaciones con algunos grupos de
provincia y la producción esporádica de folle-
tos y documentitos de balance. Había un espa
cio para el chisme, y algo de lugar para la
reco-

medicinas
mendada de libros y películas,
sobre empleos que
contra el catarro y noticias
pagaran
noquitaran mucho tiempo aunque es
reunión, si la memoria no
mal. Aquella
en el
catorce puntos
demasiado infiel, tenía
encima de
Tula saltó por
orden del día. Lo de
historias igual
de apasionan-
otro montón de c o m o la
de
reducida,
en escala más More-
tes aunque calzado en la
fábrica de
de una el
la toma
charrín de Sandak,
ofensiva del
los, o la
siniestro Martínez.
de esta
hubiera sido úil
al desarrollo no
coordinador
Aunque del
reunión de
historia, en
aquella conflicto
antecedentes
del
recordaron los 97
se
T'ula. Nadie tenía mala
memoria
repetirle nada, por eso, alli no sey no hizo falta
alta
por sabido, que en las dijo y se dio
Pemex estaba cercanías de Tula,
en la obra
construyendo una refinería, que
ción y
trabajaban mil obreros de construc-
un montón de obreros
(cerca de setecientos especializados
dores de arco), con
paileros, tuberos, solda-
jornadas
horas sin pago de extras, sin
de doce a
catorce
seguro social, sin
séptimo día de descanso; que no había trans-
porte de Tula a la zona de
construcción, que
se pagaba cuatro por ciento del salario en cuo-
tas sindicales a los charros de Pemex,
dizque
por desplazamiento; y que además se debía
entregar obligatoriamente un peso por traba-
jador para "obras de embellecimiento de
Tula'.
No se contó tampoco que el 23 de mayo se
había hecho un mitin en las puertas de la refi-
nería en construcción, y la Liga de Soldado
res, un sindicato independiente, había em-
plazado a huelga a veinticuatro empresas
constructoras contratistas de Petróleos Mexi-
canos, que la junta de conciliación de Pachuca
se declaró incompetente y que los papeles se
perdieron en el trayecto a la junta federal; de
manera que Tomás Correa, que era en aque-
la época el secretario general de la Liga, deci-
dió proponer en asamblea, en medio de los

98
materiales de construcción, de la
tierra suelta
sol de la
v con un rechingada sobre el cráneo
de todos, estallara una
que se
huelga de hecho.
Luego hubo un mitin en la Secretaría del
Tra-
bajo para denunciar la pérdida de los
empla-
zamientos y luego a
colgar las banderas en la
refinería y a aguantar.
Nada de eso se contó.
Le dimos vueltas a las
angustias del Gallo,
eso sí.
Yo creo, que como a las cuatro de la
mañana
me llevé a mi casa
y a la cama todo aquello.
Recuerdo que tenía fiebre, no mucha, y que
los sueños iban y volvían mezclando el volk-
swagen rojo del Gallo con una refinería en
construcción que nunca había visto y que
nunca vería. El caso es que como a las seis de
la mañana Paloma me sacudió y abrí un ojo
chinguiñoso sólo para verificar que el Gallo
estaba ahí enfrente de nuevo, con el mismo
monólogo interrumpido hacía diez horas.
-:Qué pedo?-dijo-. Quépedo? Van
de
a hacer algo? Sabes qué pasó? Qué pasó
comieron los nopales.
ayer a hoy? Que se
cinco
Todos los nopales. Ya no hay un nopal en
Salie-
kilómetros la redonda de la refinería.
a
todos, los
las comisiones, y se los trajeron
ron
las nopaleras.
pelaron, pelaron encender un cigarro y
- D a m e chance de
99
echarme un refresco-dije, y luego me solté
cstornudando.

-Tuvimos además que dar un rodeo de la


jodida, porque a Tomás le habían avisaclo que
había un retén de soldados en el camino de
entrada, y que nos iban a detener.
-Qué hora es?
-Las seis de la mañana, acabo de llegar.

-De dónde vienes, Gallo? preguntó


dos cafés.
Paloma que entraba al cuarto con
las
-De Tula, de la refinería... Puta,
noches se encienden como
hogueras. En las
De película, loco, de pelí
doscientas hogueras.
cula.
de romper la huelga?
-Hay amenaza

-No, la huelga? No, con esquiroles no, de


tronarla por ham-
dónde los van a sacar? No,
está bien aislado, no hay
bre. Es que aquello
no es de allá.
No tie
dónde apoyarse, la gente
nada alrededor.
nen allá sus c a s a s . No hay
cabeza. El
Venir al DF cuesta trece pesos por
hambre.
de Tula está bien lejos. Por
pueblo de la termoeléc-
apoyo de los
Nomás hay un
sába-
allá dan dos mil pesos los
trica de cerca,
en los botes, por-
dos, la raza, la pura raza, Nacional.
sindicato son charros del
que los del
el borde de la
cama y

El Gallo se sentó en
sueño y c a r -
medio llorosos de
sesobólos ojos
de carretera.
gados por las horas
100
O sea, romperla, pueden en
cualquier
momento, los soldados que están allí quitan las
handeras y ya. Pueden incluso tratar de
meter
a trabajar a los peones de la obra civil, pero
a los especializados, los de la Liga de Solda-
dores, esos ni madres. L0 que
pasa
que la es
gente por hambre se puede doblar, tener
que
empezar a irse, y los que se vayan
sintiéndose cada vez más débiles,quedando
acabar
cediendo.
-En el coordinador se acordó empezar hoy
la campaña de solidaridad económica, vamos
a
empezar a recorrer asambleas
comida y cosas. y a
juntar
-Vaya, carajo -dijo el Gallo- tienen que
darse prisa,
porque me cae
que se acabaron
los nopales.
No sé por qué, cuando el
Gallo se fue, me
quedó en la cabeza
aquello de los
mitad sonando a nopales,
tragedia mitad sonando a
gesta. Ahora lo atribuyo a la gripe, a que a mí
no me
gustaban los nopales y al tono agotado
del Gallo,
pero en la cabeza me quedaba una
idea bastante rugosa, dura: Una clase obrera
que es capaz de arrasar nopaleras en una zona
de cinco kilómetros de radio, nunca será derro-
tada.
La huelga duró cincuenta seis días y se y
ganó. Logramos mandar algunos camiones de
101
comida, y ayudar a canalizar apoyos económi
cos, pero nada del otro mundo. La huelga la
ganaron (a pesar de provocaciones de pistole-
ros del sindicato de Pemex, a pesar de los inten-
tos de esquirolaje que organizaron las construc-
toras, a pesar de las maniobras de la Secretaría
del Trabajo) los seiscientos soldadores. De las
cosas que mejor recuerdo, es que en el conve-
nio final se logró que el presidente municipal
de Tula tuviera que devolver un millón dos-
cientos mil pesos del ""embellecimiento'
El Gallo siguió siendo el mismo, aunque vol-
vió a dormir sus ocho horas, y perdió el año
estudiaba en el Poli.
de Ingeniería química que
Yo, sigo recordando lo de los nopales.

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