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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO

TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE CALI


SALA PRIMERA DE DECISIÓN LABORAL

Santiago de Cali, veinticuatro (24) de julio de dos mil veinte (2020)

ASUNTO ACCION DE TUTELA


VÍCTOR DAVID AUCENON
ACCIONANTE LIBERATO
ACCIONADA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
RADICADO 76001-31-05-000-2020-00181-0O
INSTANCIA PRIMERA
LAICIDAD DEL ESTADO, LIBERTAD
TEMAS Y SUBTEMAS DE CULTO Y OTROS
DECISIÓN CONCEDE AMPARO

SENTENCIA No. 32

Surtido el trámite de ley, se procede a emitir decisión de fondo que ponga fin
a esta instancia dentro de la acción de tutela promovida por el señor VÍCTOR
DAVID AUCENON LIBERATO contra la PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA.

ANTECEDENTES

El señor VÍCTOR DAVID AUCENON LIBERATO actuando en nombre propio,


promueve acción de tutela contra la PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA en
cabeza del presidente Iván Duque Márquez, invocando la protección de los
derechos fundamentales a la «laicidad del Estado, libertad de culto, y el
principio de separación entre el Estado y la Religión».

El accionante fundamenta tal pretensión en los siguientes,

HECHOS

Relata que el 9 de julio del presente año, en la cuenta del presidente de la


República de Colombia, en la red social Twitter se publicó por medio de un
tuit la celebración a los 101 años de reconocimiento «A NUESTRA VIRGEN DE
CHIQUINQUIRA COMO PATRONA DE COLOMBIA», manifestación que señala
vulnera sus derechos fundamentales, por cuanto, pese a no ser la cuenta
oficial de la Presidencia, refiere que por ese canal se entera de la información
oficial, pues se emiten órdenes y mandatos, además, porque las cuentas
personales de los servidores públicos pierden tal connotación, en tanto, la
información generada como consecuencia de la actividad pública en el marco
del Estado o sus dirigentes esta sujeta a la Ley 1712.
Aunado a que, en su sentir el mensaje es discriminatorio toda vez que el
presidente está vulnerando las demás creencias, cultos y minorías religiosas
que no aprueban la adoración de la Virgen de Chiquinquirá, pues desde el
cargo está incitando y haciendo proselitismo religioso en favor de un culto,
además de congraciarse con las mayorías políticas devotas.

Añade que los funcionarios utilizan Twitter regularmente para hacer


extensión de esa función, por ende, el contenido de esa cuenta durante el
periodo es oficial, más aún, si se tiene en cuenta que es el primer mandatario
y el impacto que generara ese mensaje. Además, indica que existe un patrón
desde el gobierno, dado que la vicepresidente desde una cuenta oficial ya
había tuiteado en el mismo sentido, tuit que retiró

Afirma que la ponderación de su derecho a la libertad de expresión no está


proporcionalmente equiparado al derecho de toda la sociedad a tener un
Estado laico separado de la religión, señalando que genera más vulneración
dejar el tuit del presidente, que «el impacto que genera obligarlo a retirarlo, y
aclarar que fue un error». Lo anterior, debido a que el presidente antes de
ostentar ese cargo tenía 150 mil seguidores y ahora casi dos millones, y que
el tuit lleva más de dos mil reproducciones.

Precisa que la presente acción es procedente por cuanto, se está vulnerando


los derechos por él invocados, los que señala han sido reconocidos por la
Corte Constitucional como fundamentales, adicional, porque cumple con los
requisitos de legitimación por activa y pasiva, inmediatez y subsidiariedad.

PRETENSIONES

El accionante pretende que se ordene al presidente de la República retirar el


tuit y en su lugar, emitir otro por la misma cuenta y otras cuentas oficiales
de la Presidencia aclarando que el Estado colombiano no está encomendado
ni celebra ninguna conmemoración religiosa específica de ningún culto en
particular; además, se advierta a la Presidencia de la República que debe
abstenerse de realizar este tipo de alegorías a cultos en particular, desde las
redes sociales; finalmente, y en caso de no acceder a la eliminación del tuit,
se ordene agregar un comunicado en el sentido de aclarar que el gobierno no
está encomendado a la virgen y que no existe religión oficial y que respeta las
diferentes creencias.

TRÁMITE IMPARTIDO Y POSICIÓN DEL ACCIONADO

Mediante auto No. 72 del 10 de julio de 2020, se ordenó admitir la presente


acción de tutela, y comunicar la decisión.

A través de escrito allegado el 15 de julio del presente año, la apoderada


judicial del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República
y/o del señor presidente de la República, luego de explicar que los actos del
primer mandatario tienen valor y fuerza cuando sean suscritos y
comunicados por el Gobierno, es decir, el ministro del respectivo ramo o el
director del Departamento Administrativo correspondiente, conforme al art.
115 de la Constitución Política, señaló que a partir de la Constitución de
1991, el Estado Colombiano se convirtió es un Estado laico y neutral, lo que
garantiza la igualdad y libertad religiosa, citando para ello las sentencias
proferidas por la Corte Constitucional C-350 de 1994 y C-817 de 2011.

Adicional, citó el art. 2 de la Ley Estatutaria 133 de 1994 y la Sentencia C-


088 de 1994 que analizó la constitucionalidad de este, y precisó que se
reconoce el Estado como neutral y aconfesional en el tema religioso, sin
embargo, que no existe una regulación específica sobre lo que el Estado, a
través de sus entidades públicas, puede o no hacer en materia religiosa, para
evitar atentar contra la neutralidad y la laicidad con los que debe actuar;
refirió que es la jurisprudencia la que ha hecho visible la posición del Estado
en pronunciamientos en temas como: homenajes a santuarios,
conmemoración de imágenes y/o monumentos, expresiones o términos
religiosos en símbolos patrios, honores a santos, protección a edificios de
culto, exaltamientos a procesiones de la semana santa y festivales religiosos
como patrimonio cultural, entre otros.

Así mismo, citó providencia del Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso


Administrativo Sección Primera, del 16 de agosto de 2018, proceso de
Nulidad radicación número: 15001-23-31-000-2010-00991-01, en la que se
acogió la tesis expuesta por la Corte Constitucional en sentencia C-152 de
2003.

En lo que respecta a la manifestación del presidente objeto de queja, señala


que él aclaró su posición personal, así como el punto de vista oficial de
respeto a todo credo religioso o culto, además que dicho tuit no tiene carácter
de exigible, ni constituye un acto oficial, ni se hizo en ningún acto público en
calidad de jefe de Estado, jefe de Gobierno y suprema autoridad
administrativa, para que se haga oponible una religión o culto oficiales, por
ende, afirma que no puede ser considerado como un patrocinio, promoción,
impulso, ofensa o imposición de actividad o credo religioso, dado que los
temas religiosos hacen parte de nuestras tradiciones y cultura, pues estaba
de por medio la celebración de una tradición centenaria que nos ha unido
como colombianos.

Indica que el accionante no demuestra la forma en que su ejercicio y libertad


de cultos se vieron afectados, por lo que refiere no se puede entender
vulnerados los mismos, de ahí que solicita sea negada la acción.

Procede la Sala a decidir previas las siguientes:

CONSIDERACIONES

El art. 86 de la Constitución Política consagra la acción de tutela como un


instrumento jurídico a través del cual los ciudadanos pueden acudir sin
mayores requerimientos de índole formal y con la certeza de obtener oportuna
resolución, a reclamar la protección directa e inmediata por parte de los
jueces de sus derechos fundamentales que estén siendo vulnerados,
consideradas las circunstancias específicas y a falta de otros medios, frente
a situaciones de hecho que representen quebranto o amenaza de dichos
derechos fundamentales, para lograr de esta forma que se cumpla uno de los
fines esenciales del Estado Social de Derecho de garantizar la efectividad de
los principios, derechos y deberes consagrados constitucionalmente, acción
que procede cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que se utilice como mecanismo transitorio para evitar un
perjuicio irremediable.

Se trata entonces de una categoría constitucional de protección que consagró


la Constitución de 1991, para proteger los derechos fundamentales de las
personas, de lesiones o amenazas de vulneración por parte de una autoridad
pública y, bajo ciertos supuestos, por parte de un particular. Es un
procedimiento judicial específico, autónomo, directo y sumario, que en
ningún caso puede sustituir los procesos judiciales que establece la ley; en
ese sentido la acción de tutela no es una institución procesal alternativa ni
supletiva. La tutela es un instrumento jurídico de carácter subsidiario, más
no sustitutivo de las competencias constitucionales y legales de las
autoridades.

En el caso bajo estudio, el accionante acude a esta acción constitucional en


procura de que se tutelen sus derechos fundamentales que enuncia como
libertad de culto, laicidad del Estado y el principio de separación entre el
Estado y la Religión, los que considera vulnerados en virtud de un tuit que
publicó el presidente de la República, el 9 de julio del presente año.

Al respecto, resulta pertinente traer de presente los pronunciamientos


jurisprudencia que se han hecho frente a los principios y derechos
enunciados por el accionante, no sin antes precisar que se cumplen los
requisitos de procedibilidad de la acción, si se tiene en cuenta que se
encuentran acreditada la legitimación en la causa por activa y pasiva, por
cuanto, el accionante es el titular de los derechos fundamentales que invoca
y el presidente de la república es el presunto infractor; así mismo, advierte
esta Corporación que la subsidiariedad se supera en tanto, el accionante ve
conculcado su derecho fundamental a la libertad de culto1 por una
manifestación del presidente de la República, lo que evidencia que los medios
judiciales ordinarios no resultan idóneos para debatir la vulneración del
mismo, finalmente, la inmediatez también se acreditó, toda vez que, la
publicación objeto de queja fue realizada hace menos de un mes.

Laicidad del Estado Colombiano – principio de separación de Estado y


Religión

El Estado Laico se caracteriza por el respeto a la diversidad de credos y


religiones, por cuanto «existe una estricta separación entre el Estado y las
iglesias, de suerte que, por la propia definición constitucional, no sólo no puede
existir ninguna religión oficial sino que, además, el Estado no tiene doctrina
oficial en materia religiosa y existe de pleno derecho una igualdad entre todas

1
Constitución Política de Colombia, Art. 19.
las confesiones religiosas»2.

Atendiendo lo dicho, las autoridades públicas están en la obligación de


respetar y atender tal principio, debido a que la «neutralidad del Estado en
materia religiosa es la única forma de que los poderes públicos aseguren el
pluralismo y la coexistencia igualitaria y la autonomía de las distintas
confesiones religiosas»3.

Conforme a lo expuesto, y a la interpretación sistemática de la Constitución


Política de 1991, es que la jurisprudencia constitucional ha precisado que
Colombia es un Estado Laico, dado «i El principio democrático que el artículo
1º de la Constitución señala como uno de los elementos fundacionales del
Estado; y ii. La ausencia en el texto constitucional de cualquier referencia a
relación especial alguna entre el Estado con alguna iglesia, excluyendo ab
initio la idea de iglesia estatal, iglesia prevalente o iglesia jurídicamente
privilegiada, como también pueden ser los casos en un Estado democrático»4.

En efecto, con la promulgación de la citada Constitución, se infundió la


neutralidad del Estado frente a la diversidad de religiones, cuando suprimió
del preámbulo, así como de su texto, el reconocimiento que la Constitución
que la antecedió, le había hecho a la Religión Católica, Apostólica y Romana
como de la Nación y a Dios como fuente suprema de toda autoridad,
imponiendo así deberes al Estado cuando adopta decisiones que involucran
alguna religión, para que prevalezca la separación entre las iglesias y el
Estado.

Lo anterior, reiteró la Corte Constitucional en sentencia C-033 de 2019,


implica «una serie de aspectos en los que el Estado no podría inmiscuirse,
como, en este caso, el derecho de asociación religiosa[13] y la consciencia y las
creencias de las personas[14], al tratarse de asuntos que dejaron de ser de
interés público[15] », para convertirse en asuntos privados y del fuero interno de
las personas, es decir, ajenos a la función pública y al interés general que esta
ampara[16] », y explica que el deber de neutralidad de las autoridades estatales
impide que al Estado:

[…] (i) establezca una religión o iglesia oficial; (ii) se identifique formal y
explícitamente con una iglesia o religión; (iii) realice actos oficiales de
adhesión a una creencia; (iv) tome medidas o decisiones con una finalidad
exclusivamente religiosas; y (v) adopte políticas cuyo impacto sea
promover, beneficiar o perjudicar a una religión o iglesia.

Libertad de Culto

En virtud del principio de laicidad y separación del Estado y Religión que se


ha hecho mención, es que el derecho fundamental de libertad de culto y
religión tuvo desarrollo en el art. 19 de la Constitución Política, que reconoce
el derecho de toda persona a profesar libremente su religión, la cual está en

2 Corte Constitucional, sentencia C-350 de 1994


3 Corte Constitucional, sentencia T-524 de 2017
4 Corte Constitucional, sentencia C-766 de 2010
igualdad de condiciones que los demás credos.

Tal derecho goza de reconocimiento universal, toda vez que ha sido


reconocido entre otros, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos5, en la Convención Americana sobre Derechos Humano6, y en la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre7, disposiciones que
resultan aplicables en Colombia en virtud del bloque de constitucionalidad.

En cuanto a legislación interna, la Ley Estatutaria 133 de 1994, reguló lo


concerniente a la libertad religiosa y de culto, disponiendo que el Estado es
garante de ese derecho, pese a que ninguna religión o confesión será oficial;
también precisó límites, estableciendo que no es un derecho absoluto.

Ahora, en materia de pronunciamientos jurisprudenciales, ha señalado la


Corte Constitucional que:

[…]
La libertad de cultos no protege exclusivamente las manifestaciones
positivas del fenómeno religioso, esto es, formar parte de algún credo,
llevar a cabo prácticas o ritos de una religión, sino también las negativas,
como la posibilidad de no pertenecer a ningún tipo de religión, de no ser
obligado a practicar actos de culto o a recibir asistencia religiosa cuando
no se desea. De aquí que la libertad religiosa es simultáneamente una
“permisión y una prerrogativa. Como permisión significa que el hombre no
puede ser obligado a actuar contra su creer y su sentir. Como prerrogativa,
que nadie puede impedirle obrar de acuerdo con sus creencias y
sentimientos, siempre y cuando el ejercicio del derecho se ajuste a los
límites constitucionales y legales correspondientes 8.

En cuanto al deber y protección de los derechos religiosos puntualizó en la


sentencia SU 626 de 2015 que:

5.3.5.5. La protección ofrecida por este derecho resulta más amplia –


prima facie- en aquellos casos en los cuales la conducta ofensiva proviene
directamente de una actuación o decisión del Estado a la que no se
vincula un propósito secular. En estos casos el carácter laico del Estado
(art. 1), el mandato de igual protección de las iglesias y confesiones (art.
19) y el deber de neutralidad que en esta materia es exigible de las
autoridades públicas, impone a estas un especial deber de tolerar todas
las manifestaciones y creencias religiosas y, en particular, una obligación
de abstenerse de ejecutar cualquier conducta que pueda constituir una
agresión o un favorecimiento injustificado a cualquier confesión o iglesia.

Precisado lo anterior, y teniendo en cuenta que la presente acción surge ante


una manifestación realizada por el presidente de la República, se estima
prudente citar el desarrollo jurisprudencial que la Corte Constitucional ha
realizado en torno a la libertad de expresión de los funcionarios públicos.

5 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Art. 18.


6 Convención Americana sobre Derechos Humanos Art. 12.
7 Declaración Universal de los Derechos del Hombre, Art. 18.
8
Corte Constitucional, Sentencia T-524 de 2017.
Libertad de Expresión de los Funcionario Públicos

Frente al tema, ha señalado el máximo órgano de la jurisdicción


constitucional que sin desconocer el derecho a la libertad de expresión,
información y opinión de que goza todo ciudadano, en el caso puntual de los
funcionarios públicos existen restricciones que exigen prudencia y respeto
en las opiniones que den, dado el mayor compromiso social que tienen por la
función que desempeñan.

De forma particular, en la sentencia T-1191 de 2004 al estudiar una acción


constitucional que se interpuso por lo señalado en una alocución realizada
por el presidente de turno, la Corte precisó dos escenarios en los que se puede
ver inmerso quien ostente tal calidad cuando despliega el ejercicio
comunicativo, como son:

[…] (i) las manifestaciones del primer mandatario que tienen por objeto
transmitir información objetiva a los ciudadanos sobre asuntos de
interés general; y (ii) aquellas otras en las que, más allá de la
transmisión objetiva de información, expresa cuál es la política
gubernamental en determinados aspectos de la vida nacional, defiende
su gestión, responde a sus críticos, expresa su opinión sobre algún
asunto, etc; casos estos últimos enmarcados dentro del natural
desarrollo de la democracia, en los cuales caben apreciaciones
subjetivas formuladas a partir de criterios personales.

Precisando que, en el primer escenario planteado la información que se


suministre debe ser veraz y objetiva, mientras que en el segundo, «cabe la
expresión de la opinión del Presidente, es decir su apreciación personal y
subjetiva sobre un determinado asunto, ámbito en el que no es exigible la
estricta objetividad. Aún (sic) así, para garantizar la formación de una opinión
pública verdaderamente libre, estas opiniones no pueden ser formuladas sino
a partir de mínimo de justificación fáctica real y de criterios de
razonabilidad»[13]9, (negrillas fuera del texto original).

Así mismo, recalcó en lo relativo a la libertad de opinión y las comunicaciones


del presidente con la comunidad a través de los medios masivos, que la
misma tiene límites en cuento deben estar dentro del marco de obligaciones
que le impone la Constitución, de manera puntual el art. 2 y 188, en tanto,
«al Presidente compete una posición de garante respecto de los derechos
fundamentales de todos los habitantes del territorio nacional, que hace que
cuando se dirija a los ciudadanos deba abstenerse de emitir cualquier
declaración o afirmación que lesione o ponga en riesgo tal categoría de
derechos».

9«Aquí es importante tener en cuenta la diferencia entre libertad de información y libertad de opinión,
pues mientras la primera se refiere a datos que se presentan como reales y auténticos, razón por la cual
deben someterse a las cargas de veracidad e imparcialidad, la opinión constituye la apreciación personal
de un sujetos sobre un determinado asunto, ámbito en el que no es exigible la veracidad ni la objetividad,
pero si un mínimo de justificación y razonabilidad».
Caso concreto

En el caso bajo estudio, el accionante señala al presidente de la República


como el responsable de la vulneración de sus derechos fundamentales de
«laicidad del Estado, libertad de culto, y el principio de separación entre el
Estado y la Religión», por la manifestación que realizó en la red social Twitter,
cuando expresó: «Respetando las libertades religiosas de nuestro país y en
clara expresión de mi fe, hoy celebramos los 101 años del reconocimiento a
nuestra Virgen de Chiquinquirá como Patrona de Colombia. Todos los días en
profunda oración le doy gracias y le pido por nuestro país»10.

Por su parte, el accionado señala en su defensa que no existe una regulación


específica sobre lo que el Estado, a través de sus entidades públicas puede o
no hacer en materia religiosa, para evitar atentar contra la neutralidad y la
laicidad con los que debe actuar, pues los pronunciamientos sobre el tema
han sido jurisprudenciales; además que dicho tuit no tiene carácter de
exigible, ni constituye un acto oficial.

Al respecto, sea lo primero señalar que, si bien, nuestra Constitución Política


no consagra de manera expresa ninguna disposición en lo relativo a la
relación del Estado y la Religión –como se expuso con antelación–, resulta
equívoca la afirmación que hace la defensa de la parte pasiva, en cuanto a
que no existe regulación específica de lo que el Estado a través de las
entidades públicas, pueden o no hacer en materia religiosa, tal aseveración
constituye un flagrante desconocimiento a la normatividad que regula el
tema, que inicia con la expedición de la Constitución de 1991, en la que se
hicieron cambios significativos en la materia como se señaló, así como de la
Ley Estatutaria que desarrolló el Derecho a la Libertad Religiosa y de Cultos,
sin mencionar todas las normas que conforman el bloque de
Constitucionalidad.

Ahora bien, en consideración a que la publicación se acusa de trasgredir los


derechos fundamentales y principios enunciados por el accionante, resulta
imperioso hacer un ejercicio de ponderación, lo que implica desplegar un
análisis al contenido del mensaje publicado en Twitter, del cual en principio
entiende esta Corporación que corresponde a una apreciación personal del
presidente en cuanto fue publicado en su cuenta personal @IvanDuque11, y
no en la oficial de la presidencia de la República @infopresidencia12, además
porque manifiesta «en clara expresión de mi fe» y «nuestra Virgen», lo que
constituye una evidente exteriorización de creencia, por tanto, como se
señaló en precedencia en este tipo de comunicación no resulta exigible la
estricta objetividad, pero sí un mínimo de justificación y razonabilidad, que
no la eximen del control político y jurídico, pues en todo caso debe respetar
los derechos fundamentales de terceros.

En torno a la justificación y razonabilidad, estima esta Colegiatura que la

10 Disponible en: https://twitter.com/IvanDuque/status/1281208926076362752


11 Disponible en: https://twitter.com/IvanDuque
12 Disponible en: https://twitter.com/infopresidencia
manifestación se anunció en la fecha de la celebración litúrgica del
reconocimiento de la virgen de Chiquinquirá como patrona de Colombia,
según reconocimiento dado por el presidente de turno en el año 191913, no
obstante, al corresponder dicha festividad a una advocación propia del
catolicismo, tal declaración debió hacerse con el debido cuidado, de no
desconocer derechos fundamentales ajenos, dado el impacto que genera en
los ciudadanos esa declaración por provenir del primer mandatario, de quien
se predica un alto grado de credibilidad, además por haberse publicado en
una red de alto impacto social, como lo es Twitter.

Aunado al hecho que, aunque la opinión se anunció en una cuenta personal


-como se señaló-, lo cierto es que el contenido que se publica en la misma
deja la sensación y confusión a la comunidad de no serlo, pues por ahí se da
cuenta de todas las actuaciones que despliega el gobierno, más que
apreciaciones o situaciones de índole personal del gobernante.

Otro aspecto que se evidencia en la publicación es que resulta ofensivo para


aquellos que no se sienten identificados con el credo católico -tal es el caso
del accionante-, si se tiene en cuenta que en la misma se señala «hoy
celebramos» y «nuestra», situación que, al hacer referencia a un número plural
de personas, resulta ser un incentivo para los devotos de esa congregación,
y excluyente para los que no, que en este caso particular, corresponde a las
minorías, pues la práctica religiosa de conmemoración de la virgen es
mayoritariamente católica.

Así pues, para esta Corporación el mensaje emitido por el presidente no


cumple con los mínimos de justificación y razonabilidad, por ser un claro
discurso en materia religiosa cuya divulgación es prohibida, pues implica el
desconocimiento del derecho de libertad de culto, y el deber de neutralidad
del Estado, y en consecuencia, es vulneratorio del principio de laicidad del
Estado, teniendo en cuenta que a las autoridades públicas les está prohibido
realizar conductas que constituyan un favorecimiento a una confesión o
iglesias, de ahí que, no resulte suficiente la manifestación realizada en el,
relativa a «Respetando las libertades religiosas de nuestro país» para entender
que no las trasgrede.

Con fundamento en lo expuesto, para esta colegiatura no resultan válidas las


afirmaciones que hace la apoderada del accionado, en lo relativo a que el tuit
resulta una posición personal, dada la celebración de una tradición
centenaria que une a los colombianos, pues tal manifestación lejos de unir a
la población colombiana -dada la exclusividad del reconocimiento de la figura
del credo católico-, deja de manifiesto la adhesión del presidente por esa
religión en particular -lo que no le es dable hacer dada la calidad que ostenta-
e incita a la exaltación de una figura propia de un culto religioso, lo que de
contera, resulta contradictorio con la imparcialidad que debe reinar en sus
manifestaciones públicas, pues dichas expresiones implican un

13
Disponible en:
http://zeus.ustadistancia.edu.co/distancia/ventanainfinito/descargas/Libro%20de%20Chiquinquir
a.pdf
reconocimiento estatal de una determinada religión, que va en contravía con
la representación del símbolo de la unidad nacional conforme lo señala el art.
188 de la Constitución.

Finalmente, resulta importante señalar que el tema de la conmemoración de


la virgen a la que se hace mención en el tuit, ya fue objeto de
pronunciamiento por la Corte Constitucional14, cuando declaró inexequible
un proyecto de ley que pretendía conmemorar los cincuenta años de la
coronación de la imagen en el municipio de la Estrella, Antioquia, precedente
que sirve de derrotero en materia de pluralismo religioso y deber de
neutralidad, en consecuencia, tampoco, se podría entender la manifestación
como una exaltación cultural.

En suma, concluye esta Sala de Decisión que el derecho a la libertad de


expresión del presidente, por no cumplir con los lineamientos señalados por
la Corte Constitucional, debe ceder ante los derechos invocados por el
accionante, dado el desconocimiento de las religiones diferentes a la católica,
en consecuencia, se tutelara el derecho a libertad de culto del accionante,
así como de laicidad del Estado y separación del Estado y Religión, en
consecuencia, se ordenará al presidente de la República, que un término
no superior a las cuarenta y ocho horas siguientes a la notificación de esta
providencia, retire de su cuenta personal de Twitter el mensaje publicado
el 9 de julio de 2020, alusivo a la conmemoración de la Virgen de
Chiquinquirá.

Además, se prevendrá al accionado para que en un futuro se abstenga de


incurrir en conductas similares a las expuestas. Todo lo anterior, so pena
de activar el contenido del artículo 52 del Decreto 2591 de 1991.

En mérito de lo expuesto, la Sala Primera de Decisión de la Sala Laboral


del Tribunal Superior de Distrito Judicial de Cali, administrando Justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley

RESUELVE:

PRIMERO.- TUTELAR los derechos fundamentales a la libertad de culto,


laicidad de Estado del señor Víctor David Aucenon Liberato.

SEGUNDO.- ORDENAR al presidente de la República, que un término no


superior a las cuarenta y ocho horas siguientes a la notificación de esta
providencia, retire de la cuenta de Twitter @IvanDuque, el mensaje
publicado el 9 de julio de 2020, alusivo a la conmemoración de la Virgen
de Chiquinquirá.

TERCERO.- PREVENIR al presidente de la República Iván Duque Márquez,


para que, en lo sucesivo, se abstenga de incurrir en las conductas que dieron
origen a esta tutela.

14 Corte Constitucional, sentencia C-766 de 2010.


CUARTO.- NOTIFÍQUESE esta providencia a las partes en la forma y
términos consagrados en el Art. 30 del Decreto 2591 de 1991.

QUINTO.- EN FIRME la presente decisión, en caso de no impugnarse,


REMÍTASE de forma electrónica y en los términos del Acuerdo PCSJA20-
11594 del 13 de julio de 2020, la presente acción de tutela ante la Honorable
Corte Constitucional para su eventual REVISIÓN.

Los magistrados

GERMÁN DARÍO GÓEZ VINASCO

CARLOS ALBERTO CARREÑO RAGA MARÍA NANCY GARCÍA GARCÍA


Salvamento de voto Se suscribe con firma escaneada por salubridad pública
(Art. 11 Dcto 491 de 2020)

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