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Brujas de Pendle

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Dos de las brujas acusadas, Anne Whittle (Chattox) y su hija Anne Redferne. Ilustración de la


novela The Lancashire Witches (1849) de William Harrison Ainsworth.

Los juicios de las brujas de Pendle en 1612 forman parte de los procesos de


brujas más famosos en la historia de Inglaterra y se encuentran entre los mejores
documentados del siglo XVII. Los doce reos vivían en el zona alrededor de Pendle
Hill en Lancashire y fueron acusados del asesinato de diez personas por el uso de
la brujería. Con excepción de dos de ellos, fueron enjuiciados en
el Assize de Lancaster el 18 y 19 de agosto de 1612, junto con las brujas de
Samlesbury y otras, en una serie de juicios que han sido conocidos como los
juicios de brujas de Lancashire. Otro acusado fue procesado en
el Assize de York el 27 de julio de 1612 y otra murió en prisión. De los once
individuos que fueron procesados —nueve mujeres y dos hombres—, diez fueron
hallados culpables y ejecutados en la horca y una fue declarada inocente.
Los juicios fueron inusuales para la Inglaterra de la época por dos motivos: la
publicación oficial de las actuaciones del juicio por el secretario judicial Thomas
Potts en su The Wonderfull Discoverie of Witches in the Countie of Lancaster; y el
número de brujas ahorcadas juntas: diez en Lancaster y una en York. Se ha
estimado que todos los juicios de brujas en Inglaterra entre inicios del siglo XV y
principios del siglo XVIII resultaron en menos de 500 ejecuciones, por lo que esta
serie de juicios durante el verano de 1612 representa más del 2% de ese total.
Seis de las brujas de Pendle provenían de una de dos familias, cada una dirigida
por una mujer de unos ochenta años al momento de los juicios: Elizabeth
Southerns (alias, Demdike), su hija Elizabeth Device y sus nietos James y Alizon
Device; Anne Whittle (alias Chattox) y su hija Anne Redferne. Las otras acusadas
fueron Janes Bulcock y su hijo John Bulcock, Alice Nutter, Katherine Hewitt, Alice
Gray y Jennet Preston. Los brotes de brujería en y alrededor de Pendle podrían
demostrar el grado en que la gente podía ganarse la vida haciéndose pasar por
brujas. Muchos de los alegatos procedieron de las acusaciones que los miembros
de las familias Demdike y Chattox hicieron unos contra otros, quizás debido a que
estaban en competencia por tratarse de ganarse la vida con la curación,
mendicidad y extorsión.

Índice

 1Antecedentes religiosos y políticos


 2Acontecimientos que condujeron a los juicios
o 2.1Reunión en Malkin Tower
 3Juicios
o 3.1Assize de York, 27 de julio de 1612
o 3.2Assize de Lancaster, 18–19 de agosto de 1612
 4Referencias
 5Bibliografía
 6Enlaces externos

Antecedentes religiosos y políticos[editar]

Pendle Hill desde el noroeste. A la derecha se encuentra el extremo oriental del Longridge Fell, que está
separado de Pendle Hill por el valle de Ribble.

Las brujas acusadas vivían en el área en torno a Pendle Hill en Lancashire, un


condado que, a fines del siglo XVII, era considerado por las autoridades como una
región salvaje y sin ley: un área« legendaria por sus robos, violencia y laxitud
sexual, donde la Iglesia era honrada sin mayor entendimiento de sus doctrinas por
la gente común».1 La vecina abadía cisterciense de Whalley había
sido disuelta por Enrique VIII en 1537, una medida fuertemente resistida por la
población local, sobre cuyas vidas la abadía había ejercido hasta entonces una
poderosa influencia. A pesar de la clausura de la abadía y la ejecución de su abad,
la gente de Pendle permaneció fiel a sus creencias católicas y volvieron
abiertamente al catolicismo con el ascenso de la reina María al trono en 1553.
Cuando la media hermana de María, Isabel llegó al trono en 1558, los sacerdotes
católicos tuvieron que pasar nuevamente a la clandestinidad, pero en zonas
remotas como Pendles continuaron celebrando misas en secreto.2
Tras la muerte de Isabel en 1603, fue sucedida por Jacobo I. Fuertemente
influenciado por la separación de Escocia de la Iglesia católica durante la Reforma
Escocesa, Jacobo se interesó intensamente en la teología protestante y concentró
buena parte de su curiosidad en la teología de la brujería. Para inicios de
la década de 1590, se había convencido de que brujas escocesas estaban
complotando en su contra.3 Tras una visita a Dinamarca, asistió al juicio
en 1590 de las brujas de North Berwick, que fueron condenadas por usar brujería
para mandar una tormenta contra el barco que llevaba a Jacobo y a su
esposa Ana de regreso a Escocia. En 1597, escribió un libro, Daemonologie, en el
que instruía a sus seguidores a que denunciaran y procesaran a cualquier
partidario o practicante de brujería. Jacobo accedió al trono inglés en 1603 y un
año más tarde se promulgó una ley que pedía la imposición de la pena
capital cuando se comprobara que se había ocasionado daño por medio del uso
de la magia o cuando se hubieran exhumado cadáveres con propósitos mágicos; 4
sin embargo, Jacobo era escéptico de la evidencia presentada en los juicios de
brujas, hasta el punto de exponer discrepancias en los testimonios presentados en
contra de algunos acusados.5
A inicios de 1612, el año de los juicios, todos los jueces de
paz en Lancashire recibieron la orden de compilar una lista de los recusados en su
área, es decir, de aquellos que se negaban a asistir a la Iglesia de Inglaterra y
tomar la Eucaristía, una ofensa criminal en esa época.6 Roger Nowell de Read
Hall, al extremo del bosque Pendle, era el juez de paz de Pendle. Fue en este
contexto de búsqueda de disidentes religiosos que, en marzo de 1612, Nowell
investigó una demanda presentada por la familia de John Law, un buhonero que
decía haber sido atacado con brujería.7 Muchos de los que posteriormente
pasaron a estar implicados mientras la investigación avanzaba se consideraban,
en efecto, brujos, en el sentido de ser curanderos pueblerinos que practicaban
magia, probablemente, a cambio de un pago; pero tales personajes eran comunes
en la Inglaterra rural del siglo XVI y eran aceptados como parte de la vida
pueblerina.8
Quizás fue difícil para los jueces encargados de escuchar las pruebas —Sir James
Altham y Sir Edward Bromley— entender la actitud del rey Jacobo hacia la
brujería. El rey era el jefe del poder judicial y Bromley esperaba ser ascendido a
una jurisdicción más cerca a Londres. Altham se acercaba al final de su carrera
judicial, pero había sido recientemente acusado de mala práctica en el Assize de
York, que había resultado en una mujer sentenciada a la horca por brujería. Los
jueces pueden no haber estado seguros si la mejor manera de ganarse el favor del
rey era alentar la presentación de cargos o "poner a prueba a los testigos con
escepticismo".9

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