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Fauna y flora[editar]

Además de la huerta y las zonas urbanas, el término municipal cuenta por su gran tamaño con
distintos paisajes: tierras baldías, pinares de pino carrasco en las sierras de la Cordillera Sur y
zonas de típico secano mediterráneo en el Campo de Murcia.

Pico de la Cresta del Gallo, rodeado de Pinus halepensis o Pino carrasco.

En el municipio se encuentra la mayor parte del parque regional de El Valle y Carrascoy,


compartido con los municipios de Fuente Álamo de Murcia y Alhama de Murcia y que
comprende gran parte de las sierras de la ya referida Cordillera Sur, siendo el pulmón verde
de la ciudad. Dentro del parque, las sierras de Carrascoy, del Puerto y Cresta del Gallo están
declaradas LIC, mientras que las sierras de la Cresta del Gallo, Villares, Columbares y
Altaona, cuentan además con protección ZEPA.

Imagen del Búho real, especie de gran abundancia en las sierras del municipio.

El grupo faunístico más destacado en el ámbito del parque es el de las aves, y en especial las
rapaces como Águila perdicera, Águila real, Águila culebrera, Águila
calzada, Ratonero y Halcón peregrino, destacando también la abundante presencia del Búho
real, especie que posibilitó la declaración de ZEPA al contar con una de las colonias más
numerosas de España y con mayor densidad del Mundo. 40 En cuanto a los mamíferos, está
constatada la existencia de Jabalí, Zorro, Gato montés o distintas especies de mustélidos
como Garduña, Tejón, Comadreja, al igual que siete especies de Murciélago.
La vegetación del parque está constituida principalmente por un bosque de Pino carrasco, que
en algunas zonas presenta Pino piñonero o manchas de Carrasca. Hay que destacar los
ejemplares relictos de Alcornoque presentes en el área denominada Majal Blanco.41 El
sotobosque mejor conservado cuenta con un matorral típicamente mediterráneo en el que
el lentisco, acebuche, palmito, enebro, espino negro y coscoja son los más representativos.
Dentro de la fauna fluvial presente en el río Segura, destaca la recuperada presencia de
la Nutria en el tramo inicial del río desde la Contraparada hasta la las proximidades de la
ciudad.42 Igualmente se pueden encontrar Ánades reales, Garzas, Fochas, Garcetas, Gallineta
común, Barbos o Carpas, ejemplos de especies antiguamente desaparecidas en el municipio
y que han pasado a ser habituales de nuevo tras un largo proceso de recuperación ambiental
y depuración de aguas. Incluso, en áreas del río alejadas de núcleos urbanos se pueden
observar Carriceros, Martinetes, el Martín pescador o el Avetorillo.43
Asimismo, en la zona norte del término municipal, lindando con el de Santomera, se encuentra
el paraje boscoso protegido llamado Coto Cuadros, declarado Monte de Utilidad Pública.44

La Huerta[editar]
El paisaje más conocido y significativo del término municipal es la antiquísima Huerta de
Murcia, espacio que dominaba gran parte de la vega segureña rodeando la ciudad, pero que
desde hace décadas sufre la presión de la expansión urbana que junto a la terciarización de la
economía y la ausencia de políticas de conservación ha reducido notablemente su extensión.
Entorno cultural[editar]

Vista aérea de una zona de la Huerta de Murcia.

El paisaje huertano se muestra como un inmenso mosaico de poblamiento disperso fruto de la


necesidad de los habitantes de vivir junto a sus cultivos. Entorno natural caracterizado por
las acequias con sus mondas y su típica vegetación de cañas y árboles de ribera, además de
los árboles frutales, donde destaca el limonero en un espacio parcelario alineado
de hortalizas y con la abundante presencia de la morera.
El sistema de riegos de la huerta de Murcia se basa en una compleja red de acequias y
demás canales de irrigación de antiquísimo origen. Los musulmanes fueron los que
aprovecharon las áreas agrícolas romanas presentes en la vega segureña desde siglos antes,
ya que la depresión aluvial tenía especiales características para el desarrollo de regadío. La
auténtica transformación del valle tuvo lugar con la construcción del azud de la Contraparada,
situado en el lugar en que el Segura hace su entrada en la depresión prelitoral y que se
encarga de retener y elevar las aguas hacia las acequias mayores, la de Aljufía (al norte del
río Segura) y Alquibla (al sur). Canales que el geógrafo árabe Al-Himyari describía como:
Conducciones de agua hechas por los antiguos que riegan el norte y el sur de Mursiya.45

El crecimiento demográfico impulsó la necesidad de colonizar tierras cada vez más lejanas de
la Contraparada, aumentando la complejidad de todo el sistema. Algunas acequias se
destinaron al servicio de la ciudad como la Argualexa, proporcionando caudal necesario para
el abastecimiento de los edificios públicos y de las industrias artesanas. La red de acequias
surtía de energía a la industria murciana, ya que a su vera se desarrollaron molinos harineros,
de batanes, de pimentón, fábricas de pólvora y salitre, fábricas de curtidos, de paños, de
hilaturas de seda hasta llegar a finales del siglo XIX, cuando aparecen las primeras
industrias conserveras.
Noria o rueda de La Ñora sobre la Acequia Mayor Aljufía.

La superficie de la huerta de Murcia ha vivido vaivenes a lo largo de la historia, desde un


importante retroceso sufrido en el siglo XIV como consecuencia de la crisis e inseguridad
reinante, hasta la expansión del siglo XVIII con motivo del auge del sector sericícola.46A finales
de los años 1990, tras varias décadas de terciarización económica, abandono de cultivos y
expansión urbana, el espacio de regadío cubría una superficie próxima a las 12 500 hectáreas
(menor hoy día tras el reciente boom urbanístico), que poco a poco ha ido cediendo sitio a la
urbanización del suelo, cambiando radicalmente los usos tradicionales.
Medio físico[editar]
Así, la Huerta de Murcia se extiende por toda la vega del Segura desde el azud de la
Contraparada al oeste hasta Orihuela, ya en la Vega Baja, al este, recorrida por más de 500
kilómetros de cauces.
Los heredamientos son las tierras que riega cada una de las acequias mayores, dividiéndose
en dos grandes heredamientos generales subdivididos a su vez en particulares, 47 destacando
los del lado norte -margen izquierda del Segura- (Aljufía, Churra la Vieja, Alfatego,
Beniscornia, Béndame, Arboleja, Caravija, Zaraiche, Santomera, Zaraichico, Casteliche,
Nelva, Benetúcer, Raal Viejo, Aljada, Azarbe de Monteagudo, Azarbe Mayor, Pitarque y Raal
Nueva).
Los del lado sur -margen derecha del Segura- (Alquibla, Barreras, Dava, Turbedal, Benialé, La
Raya o Puxmarina, Almohajar, la Herrera, Condomina, Beniaján, Batán o Alcatel, Junco,
Alguazas, Aljorabia, Alfande, Alarilla, Azarbe de Beniel, Riacho, Zeneta, las Parras y
Carcanox).
La acequia de Churra la Nueva forma sin embargo un heredamiento independiente al resto,
tomando sus aguas antes de la Contraparada.48
Leyes y normas propias. El Consejo de Hombres Buenos
Paisaje típico de la huerta de Murcia. Acequia de Benicomay en las proximidades de Los Ramos.

La existencia de la Huerta y su sistema de riego implicaba la cooperación de los huertanos


mediante la regulación de los riegos. Para ello, desde los tiempos de los musulmanes y tras la
reconquista, el concejo de la ciudad dictó una serie de leyes y normas encaminadas a
proteger la Huerta y solucionar los conflictos que se generan. Como consecuencia de esto,
aparecen una serie de instituciones y figuras jurídicas encargadas de velar por este espacio y
sus riegos comunitarios dando lugar al desarrollo de una legislación local, en parte escrita y en
parte consuetudinaria, sobre reparto, uso del agua y control de las infracciones. Todas ellas
están recogidas en las Ordenanzas y Costumbres de la Huerta de Murcia que se recogen por
escrito desde el siglo XIX, regulando también a la Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia
y el Consejo de Hombres Buenos.
Este consejo es una institución que se remonta a la Edad Media y cuya función es conocer y
resolver las reclamaciones y pleitos, en un orden arbitral y extrajudicial, permitiendo resolver
los litigios mediante actuaciones baratas, rápidas y especializadas haciendo posible una eficaz
y pronta recuperacuón del orden quebrantado. Sus actuaciones eran verbales y no se
comienzan a recoger por escrito hasta el siglo XVIII, estando sus decisiones reconocidas
dentro del ordenamiento jurídico español.
En el año 2009, el Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia fue
declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco como ejemplo de
tribunal consuetudinario de regantes del Mediterráneo español.13

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