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Giovanni Fº Priori

Posada
(Coordinador)
Apuntes sobre las funciones de la motivación*

MICHELE TARUFFO

SUMARIO: 1. Algunas premisas; 2. Breves antecedentes; 3. Las funciones de


control endoprocesal; 4. El objeto de control en la motivación; 5. El control
extraprocesal; 6. La motivación y el precedente.

l. ALGUNAS PREMISAS

A ntesestablecer
de afrontar el tema de las funciones de la motivación resulta oportuno
algunas premisas para explicar la perspectiva que se adoptará
en
las siguientes líneas, y también para eliminar algunas ideas equivocadas que se
encuentran frecuentemente en la literatura y la jurisprudencia que se ocupan
del tema de la motivación.
Una premisa esencial es la referente a qué se entiende cuando se habla de
"motivación" de la sentencia. Parece difundida la idea de que la motivación sea
una descripción, un informe o incluso un registro del procedimiento que el
Juez ha seguido para llegar a la decisión. Esta idea es completamente
equivocada. De un lado, parece imposible que el Juez de cuenta de todo
aquello que ha pensado desde que comenzó a ocuparse del caso (y por tanto,
quizás, desde el inicio del proceso) hasta el momento en que llegó a una
decisión. En otras palabras, esta sería una mera descripción de aquello que ha
pasado por la mente del Juez durante todo el tiempo que ha puesto su atención
al caso que debía resolver. Esta descripción es imposible, pero incluso si fuese
posible describir algún momento del razona miento decisorio, este sería inútil.
Si, por ejemplo, el Juez dijese "he pensado que el testimonio de Pedro era
creíble a las 4 de la mañana saliendo embriagado de una discoteca", tendremos
quizás una descripción verdadera, pero que sería del

Traducción a cargo de Mayté Chumberiza Tupac Yupanqui, alumna de 11° ciclo de la Facultad
de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
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todo irrelevante. En resumen, una descripción de aquello que el Juez ha


pensado podría ser una especie de explicación de cómo formuló su decisión.
Ello podría tener alguna relevancia sobre el plano del análisis psicológico, pero
ninguna im portancia sobre el análisis de la estructura de la sentencia.
El punto fundamental es que la motivación debe ser entendida como un dis
curso argumentativo con el cual el Juez aduce "buenas razones" para sostener su
decisión; es decir, justifica su fallo. Ahora bien, esencialmente, el razonamiento
del Juez cuenta con tres partes: una primera parte en la cual el Juez razona a fin
de llegar a la decisión, una segunda en la cual formula su decisión, y una tercera
en la cual justifica su decisión. No discutiremos aquí si es aplicable a la decisión
judicial la controvertida distinción entre "Context of Discovery" y "Context of
Jus tification ", pero creo que no se puede negar la distinción entre el
procedimiento con el cual el Juez llega a formular la decisión y el razonamiento
con el cual, una vez tomada la decisión, se exponen los argumentos que sirven
para justificarla. En otras palabras, existe un ex ante y un ex post respecto a la
decisión, pero el ex post no reproduce el ex ante. Para darse cuenta de ello bastan
pocas observaciones. De un lado, sucede frecuentemente que la motivación de la
sentencia viene redactada por un Juez distinto de aquel ante el cual se ha
seguido el proceso. En el caso de los Tribunales o Cortes Colegiadas la regla es
que un solo miembro del colegiado elabore la motivación de la sentencia "por
cuenta" de los otros miembros, de los cuales no podrá, evidentemente,
reproducir cada singular razonamiento
que los llevó a la decisión.
De otro lado, entre el razonamiento decisorio y la motivación existen
importan tes diferencias estructurales. El razonamiento decisorio se lleva a cabo
básicamente mediante un procedimiento de "Trial and error":se formulan
hipótesis que según el caso vienen confirmadas o rechazadas. En este contexto
la lógica fundamen tal es aquella de la abducción, es decir, de la inferencia con
la cual se formulan hipótesis explicativas de los hechos que han de ser
analizados. A la abducción sigue la verificación probatoria de la hipótesis, que
entonces puede ser aceptada o descartada. En la motivación no existe nada de
ello: el Juez ya ha establecido cual es la hipótesis que representa el contenido
de su decisión y debe justificar esta hipótesis, sin tener en cuenta las otras
hipótesis que antes había tomado en consideración y que después, por diversos
motivos, ha descartado. En otras pa labras, en la motivación no hay lugar para la
abducción y tampoco para el "Trial and error". La lógica de la justificación
incluye varios argumentos y varios tipos de inferencias, pero es una lógica
diferente de aquella que lleva a descubrir la decisión. Es analizando estas
inferencias y la estructura de los argumentos que se
. llega a determinar si la justificación adoptada por el Juez, para apoyar su
decisión, responde a los cánones de la racionalidad.
Todo ello no excluye, sin embargo, que entre el razonamiento decisorio y la
motivación puedan existir puntos de contacto y quizás "analogías parciales". El
Juez que sabe que debe justificar racionalmente su decisión puede estar inducido
-y es conveniente que lo esté-:- a no decidir sobre la base de elecciones o
valoraciones
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irracionales, casuales o puramente subjetivas. Pero este puede ser inducido, ya


en la fase de formulación de la decisión, a controlar su razonamiento bajo el
perfil lógico, de algún modo anticipando los argumentos de los cuales podrá
valerse cuando elabore la motivación. Ello no significa -corno se ha dicho-
que tenga menor importancia la diferencia estructural entre las dos fases del
razonamiento judicial. Significa solo que el Juez racionalmente puede buscar
controlar lógica mente también el razonamiento que efectúa para llegar a la
decisión.
Otra premisa importante es la referente, por así decirlo, al contenido de la
motivación. Cuando se dice que con esta el Juez debe justificar racionalmente su
decisión, se dice que debejustificar toda la decisión. En otras palabras,
lamotivación debe ser completa, y eso significa que esta debe referirse a todos
los aspectos rele-
. vantes de la decisión. En particular, esta debe contener una adecuada justificación
de la decisión relativa a la verdad o falsedad de las descripciones entorno a los
hechos de la causa. Justificar una decisión relativa a la veracidad de un
enunciado fáctico significa indicar cuales son los elementos de cognición
proporcionados por los medios probatorios que confirman la correspondiente
veracidad de los enun ciados. Ello implica que el Juez debe tornar en
consideración todas las pruebas que son aportada al proceso, no solo aquellas que
confirman su decisión, sino también
-y quizás sobre todo - aquellas contrarias a dicha decisión. Debe expresar una
valoración relativa a la confiabilidad de cada prueba, en vez de una valoración
relativa sobre el conjunto de las pruebas disponibles. Estas valoraciones deben,
además, fundarse sobre inferencias lógicas que permitan establecer si resultan o
no racionalmente fundadas. Así, por ejemplo, el numeral 1del artículo 192 del
Código de Procedimientos Penales italiano señala que la motivación debe indicar
los criterios de inferencia que justifican la decisión adoptada con referencia a las
pruebas. En esencia, una motivación completa implica la realización de un
análisis lógico relativo a toda la información positiva y negativa, sobre la cual
se funda menta el examen final relativo a los hechos de la causa. Vale la pena
insistir sobre el requisito de una motivación completa ya que muchas veces se
dice, dejando de entender el necesario contenido de la justificación, que el Juez
podría limitarse a indicar las pruebas favorables a la versión de los hechos que
ha acogido en su pronunciamiento, sin siquiera hacer mención a la información
que contradice di cha versión. Se trata de una falacia muy difundida y conocida
como "Confimation bias" que el Juez "racional" debería evitar. Correctamente,
el artículo 546, lteral e, del Código de Procedimientos Penales establece que los
jueces deben indicar en la motivación las razones por las cuales desestiman las
pruebas contrarias a su decisión.
Una motivación completa sobre los aspectos jurídicos de la decisión no es
menos importante, pero no requiere particular atención dado que en la doctrina
procesal, y también en la teoría general del derecho, son problemas conocidos
aquellos relativos a la elección e interpretación de las normas que serán aplicadas
en la decisión judicial. Sin desarrollar aquí estos problemas, es tal vez suficiente
resaltar que todas las opciones interpretativas que el Juez adopta en la
elaboración
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de la decisión /1 en derecho" deben estar analíticamente justificadas a través


del uso de los conocidos cánones de la interpretación jurídica.
Estas observaciones son las referentes a lo que se suele definir como
"justifi cación externa" de la decisión, es decir, la justificación de las premisas
de hecho y de derecho en base a las cuales se fundamenta la decisión.
Es también necesario señalar que debe encontrase presente la justificación
interna de la decisión, es decir, la conexión lógica según la cual la premisa
legal se aplica a la premisa de hecho, y la combinación de las dos premisas
justifica la decisión final. Es un tema fundamental de la teoría de la decisión,
que no puede ser discutido aquí como se merece. Basta decir que la
subsunción del hecho en la norma es un paso fundamental en la justificación
de la decisión: es claro que si no existe dicha conexión entre las dos premisas,
la decisión es errónea, insostenible y privada de fundamento racional.
Resulta necesario, sin embargo, destacar que estas consideraciones con aplica
bles en los ordenamiento del Civil Law, en los cuales -como se verá- la
motivación es necesaria en todas las sentencias. Claramente, también en las
sentencias de primer grado, en las cuales se decide sobre los hechos. Estas
consideraciones no se aplican, en cambio, para los ordenamientos que -como
en el de los Estados Unidos- no existe la obligación general de motivación y
admiten quelas sentencias de primera instancia no estén motivadas, en
especial con referencia a la decisión sobre los hechos. Esto se aplica en
particular cuando el jurado decide sobre los hechos, dado que su "veredict"
nunca es motivado.

2. BREVES ANTECEDENTES
En la larga historia de los ordenamientos jurídicos procesales europeos, la
motivación de la sentencia ha conocido diversos senderos. En muchos casos
los jueces explican, quizás sintéticamente, las razones de sus decisiones,
incluso si no están obligados a hacerlo. Por ejemplo, ya los jueces longobardos
y francos del Regnum Italicum motivaban sus sentencias en un "buen latino"
en los siglos VII y VIII. La práctica de la motivación se difunde después en los
Tribunales de varios Estados: Italia, Francia y España. Se trata de una práctica
que todavía no es generalizada, pero son ejemplos significativos de la
concepción según la cual la sentencia debe indicar de algún modo las razones
del fallo. En cualquier caso, después, como en la Florencia de 1500, se preverá
que los jueces deban motivar en forma escrita sus sentencias, las cuáles
posteriormente serían depositadas en una oficina pública.
Otras veces, en cambio, sucede que la motivación se encontrará ausente
del todo, e inclusive existe a veces una prohibición de motivación. Es el caso
del pro ceso canónico, en el que los abogados dicen -y estamos ya en el 1700-
que los jueces deben tener cuidado de no dar razones de sus decisiones. La
explicación dada es que si el Juezjustifica su decisión, la sentencia pierde su
autoridad: la idea esencial es que el verdadero poder, sobre todo si se trata de
un poder absoluto, no se justifica. Se requiere la obediencia sin ninguna
explicación.
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Estas diferencias en las aproximaciones hacia la motivación duran un largo


tiempo. Al respecto, una situación bastante curiosa se produce en los últimos
años del derecho común, es decir, hacia el final del siglo XVIII. Por un lado, en
1774 el rey de Nápoles, en realidad debido al consejo del ministro-filósofo
Filangieri, introduce la obligación de motivación para todos los jueces del reino.
Es claro que bajo el despotismo ilustrado, por así decirlo, se desea introducir
una forma de control por parte del soberano sobre lo que realizan los jueces y
sobre la forma en la que justifican sus decisiones. Este es un avance importante
que fracasó debido a la fuerte oposición de los jueces, quienes no tienen
intención de explicar las razones por las que deciden. El resultado es que
después de algunos años de una clara falta de éxito de dicha práctica, esta es
revocada y se retorna a un sistema en el cual la sentencia no viene motivada.
Casi al mismo tiempo, ya en 1778, una Cédula Real de Carlos III prohibe a
los Jueces espafí.oles motivar sus decisiones, contrarrestando así la práctica de
algunos Tribunales, como la Audiencia de Mallorca, que motivaban sus
condenas. La razón invocada para justificar esta prohibición es que elaborar la
motivación de la sen tencia hace perder el tiempo a losjueces y favorece
las"cavilaciones" de las partes. En realidad, la verdadera novedad más
importante que se produce en este período es una Ley francesa de 1790 -nos
encontrarnos al comienzo de la Re volución - que prescribe que todas las
sentencias sean motivadas. Esta es una novedad decisiva por varias razones.
Por un lado, la ley de 1790 destruye las instituciones, en particular a las
instituciones judiciales del Antiguo Régimen, y marca el comienzo de la
concepción moderna del Juez y del Poder Judicial, que luego será implementada
por las leyes napoleónicas. Por otra parte, la obligación de motivación de las
sentencias será acogida por todas la legislaciones posteriores en Francia corno en
el resto de uropa y, por lo tanto, también en América Latina. Así ocurrirá hasta
convertirse en un principio general relativo a la estructura de la sentencia y al
deber del Juez para explicar las razones que justifican su decisión.

3. LAS FUNCIONES DE CONTROL ENDOPROCESAL


Corno se ha mencionado, los códigos procesales del siglo XIX, que en gran
parte se inspiran en la codificación francesa, incorporan el principio por el cual
la motivación se configura corno un elemento esencial de la sentencia. En
esencia, aunque con diferentes formulaciones, se prevé que la sentencia se
encuentre mo tivada, bajo sanción de nulidad.
La función fundamental que la motivación desempeña en esta perspectiva se
puede definir corno de control endoprocesal. La referencia al control se explica
en tanto que la necesidad de motivación viene justifica por dos razones
principales. La primera razón es que resulta necesario conceder a las partes la
oportunidad de examinar la justificación de la decisión, sobre todo para que
puedan decidir si vale la pena apelar el fallo y por qué razones realizarlo. Al
respecto, un sistema curioso se encuentra en el Código Procesal austríaco de
1815 (que ha estado vigente durante mucho tiempo en los dominios austriacos al
norte de Italia, hasta 1860),
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donde se ha previsto que no siempre el Juez debe motivar la sentencia, sino que
debe hacerlo (dentro de los tres días!) si cualquiera de las partes lo solicita con
el fin de decidir si apelar el fallo y cómo hacerlo.
La segunda razón que justifica el control se deriva del hecho que, cuando la
sentencia es recurrida, el Juez de apelación debe poder evaluar si el recurso es
fundado y si la sentencia merece ser confirmada o anulada. Este análisis debe
lle varse a cabo sobre la base de las razones que el Juez de primer grado ha
esgrimido en la motivación de su sentencia.
En algunos casos, la previsión de control sobre las razones de la decisión
tiene un desarrollo posterior, porque a veces 1se prevé que el Tribunal de última
instancia (normalmente las Cortes Supremas) realice un control de la existencia,
suficiencia y logicidad de la motivación de la sentencia recurrida. Cabe destacar
que, incluso cuando no se encuentre previsto expresamente este control de la
motivación, los Tribunales de Apelación y los Tribunales Supremos lo realizan,
aunque de forma indirecta: si, de hecho, como está previsto en la norma, se
requiere la motivación bajo pena de nulidad de la sentencia, el Tribunal de
Apelación que debe deter minar si la sentencia es nula o es válida tiene el poder
de juzgar si la motivación existe, es suficiente para justificar la decisión y no es
contradictoria, ya que si la motivación es de alguna manera defectuosa, la
sentencia es nula.
Se trata, sin embargo, de un control endoprocesal, ya que este tiene lugar
por iniciativa de las partes o por la intervención del Tribunal de Apelación,
dentro del proceso y de sus diversas etapas.

4 EL OBJETO DE CONTROL EN LA MOTIVACIÓN


Aclaradas las modalidades en las que puede tener lugar el control endopro
cesal de la motivación, vale la pena identificar qué podría ser el objeto de este
control. En ese sentido, cabe empezar por el requisito de la /1 completitud" de
la motivación, sobre el que se habló al inicio de este trabajo. Se puede distinguir
dos aspectos de la motivación sobre los cuales versa esencialmente este tipo de
control. El primer aspecto tiene que ver con la justificación de la decisión sobre
los hechos relevantes de la controversia cuando -como seha dicho
anteriormente - la sentencia de primer grado esta motivada. La premisa
básica es que entre los diversos objetivos del proceso debe tenerse en cuenta que
una condición necesaria para la justicia de la decisión, y la correcta aplicación
de la norma que determina la decisión jurídica, es que se establezca la verdad de
los enunciados fácticos que se encuentran en la base de la controversia. Dado
que el juicio sobre la veracidad de los enunciados fácticos depende de las
pruebas aportadas al proceso, y de la corrección lógica de su valoración, el
control de la motivación /1 de hecho" tiene

Tal como se recoge en el artículo 360 numeral 5 del Código de Procedimientos Civiles
italiano, modificado en un sentido diferente por una reciente reforma, y en el actual artículo
606 del Código de Procedimientos Penales italiano
APUNTES SOBRE LAS FUNCIONES DE LA MOTIVACIÓN 81

que ver con todas las pruebas aportadas al proceso (tanto aquellas favorables
como contrarias a la hipótesis que el Juez adopta como "verdadera" en la
decisión), y también se refiere a las inferencias que el Juez elabora para
justificar, en base a las pruebas, su decisión sobre los hechos. Es, por lo tanto,
en primer lugar, un control sobre la completitud y la logicidad de los
argumentos que el Juez aduce para explicar racionalmente su decisión.
El segundo aspecto es el reguarda a lajustificación de la decisión "en
derecho". Esta debe comprende, por una parte, una referencia a las razones por las
que el Juez se remite a la norma "A" en lugar de a otras normas hipotéticamente
aplicables al caso; y, por otro lado, a los argumentos por los cuáles se adopta una
determinada interpretación de dicha norma, eligiéndola -especialmente con
referencia a los hechos objeto de la decisiones- con preferencia a otras
interpretaciones posibles. Este aspecto es muy importante ya que el respectivo
control sobre este aspecto será -incluso aquí- sobre la suficiencia y logicidad de
los argumentos, y sobre la verificación de si el Juez ha respetado el principio
fundamental de legalidad.
Si se tiene en cuenta el hecho de que -como ya hemos dicho varias veces
- una "buena" motivación debe consistir en un conjunto de argumentos
justificativos lógicamente estructurados en grado de formar una justificación
racional de la decisión, se puede entonces observar que la motivación también
posee una fun ción esencialmente "racionalizante". De hecho, esta lleva a que
el Juez realice un ejercicio racional y no sólo se base en intuiciones subjetivas
no justificables. Como se mencionó anteriormente, si el Juez "inteligente"
sabe que deberá justificar racionalmente su decisión, se puede intuir que para
llegar a su fallo haga uso de criterios lógicos y racionales, que finalmente
deberá plasmar en la motivación de la sentencia.
Todo ello supone, por supuesto, que se adopte una concepción racional de la
decisión y de su justificación. La situación cambia por completo si, como sucede
en Francia, en particular en el proceso penaF, se sostiene que la decisión del Juez
sobre los hechos depende sólo de su "intime convíctíon" y no necesita ningún
razonamiento ni ningún criterio de racionalidad intersubjetiva. No es casual, de
hecho, que se excluya la posibilidad de que el Juez motive su decisión. De manera
más general, de hecho (y algo similar ocurre en España), se puede decir que cada
discurso sobre la motivación de la sentencia piérde sentido, y la motivación se
torna esencialmente inútil, si la premisa se basa en la idea de que la decisión no
es más que el resultado de una especie de intuición subjetiva, no atribuible a
ningún criterio de la razón.

S. EL CONTROL EXTRAPROCESAL
Un momento de gran y decisiva importancia en la historia de la
motivación de la sentencia, y de su relativa obligación, es aquel en el cual la
necesidad de esta

Ello a partir de una Ley de 1793 que estableció un jurado "especial".


82 MICHELE TARUFFO

se configura como una garantía constitucional de la Administración de Justicia.


Es lo que ocurre en la Constitución italiana (artículo 111), pero luego también
en la Constitución española, en la portuguesa y en diversas constituciones de
otros países. La Constitución alemana no prevé explícitamente la obligación de
motiva ción de las sentencias, pero la interpretación de las garantías
constitucionales de la Administración de Justicia es constante al afumar que
tales garantías incluyen la obligación de motivación de las sentencias.
La importancia de la formulación constitucional de la obligatoriedad de la
motivación se intuye fácilmente. En el ámbito de la función endoprocesal de la
motivación no había ninguna necesidad de configurar una garantía adicional,
ya que -como se ha visto - su obligación ya estaba prevista desde hace
algún tiempo en varios códigos procesales civiles y penales. El significado de la
dispo sición constitucional depende, entonces, de un cambio de gran
importancia en la concepción de la motivación. Continua siendo una
herramienta para el control endoprocesal del fundamento de la decisión, pero
su obligación constitucional implica que se haga referencia a una función
adicional. Esta función puede ser definida como el control extraprocesal sobre
la justificación de la decisión. Esto implica un cambio radical de perspectiva:
mientras que el control endoprocesal se refiere principalmente a las partes,
incluso desde el punto de vista del control por apelación, la posibilidad de
control extraprocesal serefiere, principalmente, auna garantía democrática dela
Administración de Justicia. Es decir, a la posibilidad deque las personas,
encuyonombre se administra justicia, tengan la oportunidad de compro bar el
fundamento de las decisiones judiciales. En otras palabras, sehace referencia a
una concepción diferente depoder, enloreferente a sus diversas manifestaciones
que afectan a la Administración de Justicia: mientras que el poder autoritario
-como se ha visto- es un poder que no sejustifica y que se impone sólo en virtud
de la autori dad, el poder democrático es un poder que "se justifica" y se
legitima a través de la posibilidad general de controlar las "buenas razones" por
las cuales se ejerce de una determinada manera. Así pues, en un Estado
Democrático que se funda sobre la Constitución, la Administración de Justicia
se legitima en tanto es posible conocer y evaluar las razones por las cuales
vienen adoptadas sus decisiones. Por tanto, la opinión pública tiene el derecho
de controlar los fallos judiciales así como la justificación de estos mediante un
análisis de la motivación de la sentencias.
Al respecto, no es atendible la común objeción según la cual no es posible
para los ciudadanos leer miles de sentencias para determinar si aprueban o no
las razones que se recogen enlas diversas motivaciones. Las garantías
fundamentales no requieren ser aplicadas de manera efectiva en cada caso
individual, pero requie ren necesariamente la posibilidad de que puedan
aplicarse en cualquier caso. De este modo, la garantía de la motivación no
significa que todo el mundo deba leer todas las sentencias que se emiten: esta
garantía busca que los ciudadanos tengan la cap9.cidad leer cualquier sentencia
para juzgar si se encuentra o no justificada. Por otro lado, no hay que olvidar
que diversos controles extraprocesales exis
ten y vienen aplicados efectivamente: no sólo la opinión pública debe ser informado
APUNTES SOBRE LAS FUNCIONES DE LA MOTIVACIÓN 83

correctamente, a fin de que sea posible la formación de opiniones distintas sobre


fa Justicia. Una importante tarea de control de extraprocesal también se realiza
por los juristas en los comentarios que se elaboran y publican en libros y revistas
jurídicas, en los cuáles se analizan y critican las decisiones judiciales.
El control extraprocesal de la motivación de las sentencias requiere que se
analicen los fundamentos fácticos y jurídicos de la decisión, tal como se realiza
en el control endoprocesal. Pero en la dimensión extraprocesal el control se ex
tiende también a otros aspectos de las decisiones judiciales. Se trata, en esencia,
del control de otras garantías generales de la Administración de Justicia. Es a
través de la motivación de la sentencia que se puede comprobar si sehan aplicado
otras garantías constitucionales, desde la independencia y la imparcialidad del
Juez hasta la garantía de la acción y la defensa, en sus diversas manifestaciones.
En este sentido, el control externo de la motivación es instrumental respecto a la
verificación del cumplimiento de otras garantías fundamentales en el marco de
la Administración de Justicia.
Las diversas dimensiones del control extraprocesal que se derivan de una
necesaria motivación resultan, por otro parte, evidentes respecto al control
endo procesal. Ello considerando que a nivel constitucional la obligación de
motivación se configura en términos generales y se refiere a cualquier tipo de,
sentencia3 independientemente de si esta se puede o no ser impugnada, al
igual que sucede con las sentencias de los Tribunales Supremos y los
Tribunales Constitucionales.

6. LA MOTIVACIÓN Y EL PRECEDENTE
Una función distinta de la motivación surge en una perspectiva adidonal, y
en cierto modo más limitada, respecto a las observaciones realizadas hasta este
punto. Esta perspectiva está vinculada a un tema que en los últimos añosha
atraído la atención de gran parte de la doctrina procesalista, y que se refiere al
uso y la eficacia de los precedentes. En este sentido, es conveniente una doble
precisión.
En primer lugar, debemos señalar que el "Stare decisis" es un fenómeno
típico de los sistemas procesales del Common law, y en particular se refiere a
los efectos de las decisiones de los Tribunales Superiores y Supremos. Vale la
pena señalar que mientras en Inglaterra la práctica se orienta a que el Juez de
primer grado motive sus decisiones, incluso en ausencia de la obligación de
motivación a nivel normativo, en los Estados Unidos -como se dijo- no
existen la obligación nor mativa de motivar y, normalmente, la decisión de
primer grado no es motivada. En estos sistemas, por lo general, son motivadas
las decisiones de los Tribunales de segundo grado y de último grado. Se
tratan, por tanto, de decisiones referentes, esencialmente, a cuestiones de
derecho, dado que las cuestiones de hecho no son abordadas. Por lo tanto, en
estos casos, la motivación jurídica no es importante

El artículo 111de la Constitución italiana refiere "Todas las decisiones jurisdiccionales deben
ser motivadas"
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para un control -endoprocesal o extraprocesal - sobre los fundamentos de


la decisión, pero si es relevante para el fenómeno, típico de estos sistemas, del
precedente. Esto ocurre en un doble sentido: por un lado, la motivación de la
sentencia sirve para establecer si el Tribunal ha seguido o no un precedente, y en
la hipótesis negativa sirve para entender las razones por las que el precedente no
se aplicó. Por otro lado, la motivación sirve para establecer cuál es el precedente
que el Tribunal establece pensando en el futuro, es decir, ante la posibilidad de
que la misma ratio decidendi se aplique en casos posteriores que serefieran a
hechos análogos a aquellos del caso decidido.
Este aspecto del problema, que es originalmente típico de los sistemas del
Common law, desde hace algún tiempo se tornó relevante también en los sistemas
procesales del Civil law, ya que en estos se comenzó a hablar frecuentemente de
la eficacia del precedente judicial. En estos ordenamientos, el discurso sobre el
prece dente es extremadamente complejo y no se puede detallar aquí. Basta
señalar que en la medida en que se admite hablar del precedente en el Civil law,
este fenómeno no afecta a todas las sentencia en general, sino únicamente a las
decisiones de los Tribunales Supremos, y en algunas ocasiones a las decisiones de
los Tribunales de segundo grado. En estos casos, de hecho, se puede decir que la
posible eficacia de un precedente con respecto a las decisiones posteriores
depende no tanto y tampoco únicamente del contenido específico de la decisión
en derecho, sino también de los argumentos que justifican esta decisión. En otras
palabras, es la motivación de la decisión que sirve para entender el contenido
específico de esta, y por tanto hace posible la posterior referencia a dichas
decisiones como un precedente capaz de servir -por así decirlo- de modelo
para posteriores decisiones.
En particular, la función de la motivación en relación al precedente de
entien de desde un doble punto de vista. La motivación de la decisión sobre
los hechos es relevante porque -al menos según la teoría clásica - es la
analogía entre los hechos de la decisión anterior y los hechos de la decisión
posterior que justifican la aplicación, en la siguiente decisión, de la "ratio
decidendi" sobre la que se ha fundamentado la decisión anterior. Por tanto, la
motivación fáctica de esta deci sión es esencial para determinar con exactitud
los hechos y las pruebas sobre las cuáles un Juez anterior ha decidido. En
consecuencia, resulta útil para determinar si existe alguna analogía apropiada
con los hechos del caso posterior. Si esta ana lógía no existe, el segundo Juez
empleará el"distinguishing" para demostrar que el precedente no es aplicable
debido a la diversidad de los hechos de los dos casos.
También la motivación de la decisión "en derecho", que explica y justifica
la "ratio decidendi" por la cual el Juez del caso anterior ha basado su decisión, es
relevante en el panorama del precedente. Es evidente, en efecto, que el Juez del
siguiente caso debe considerar las razones jurídicas que justifican la decisión
"en derecho" del caso anterior, y decidirá aplicar el precedente si considera que
se basa en "buenas razones" jurídicas. Sólo en este caso aplicará la misma "ratio
decidendi", y no empleará ninguno de los argumentos que se podría utilizar para
no seguir el precedente.

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