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Laura Marín Castro

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Literatura Colombiana
Eréndira de luto
En el relato “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”,
la muerte juega un papel fundamental en el desarrollo de los hechos que construyen el
trágico destino de los personajes de la historia. En primer lugar, nos encontramos con la
idea de la muerte material, la cual rompe con la cotidianidad y la tranquilidad que se vivía
en aquel rincón olvidado en medio del desierto. Este apego a los objetos se desarrolla
gracias a un sentimiento de nostalgia que enceguece y adormece a aquellos que se aferran a
la gloria del pasado. De esta manera, cuando la casa fallece, la abuela se empeña en seguir
coleccionando reliquias de sus mejores días, así como los restos de su marido e hijo, su
trono, pedazos de esculturas, entre otros; sin embargo, su mejor trofeo es su nieta, Eréndira,
quien deberá trabajar incansablemente para intentar pagar con su propia vida aquella que
arrebató de las manos de su abuela. Por consiguiente, ambas mujeres son perseguidas por
estos fantasmas del pasado, los cuales atormentan sus vidas constantemente. La anciana
pasa sus días añorando sus objetos preciados que le mitigaban los dolores de la nostalgia, y
Eréndira, sufre cada día sintiendo como su cuerpo comienza a fallar debido a la fatiga y a
los abusos, mientras se enfrenta a las inevitables consecuencias de su fatídico error. Así, sin
importar la fuente de sus ingresos, la anciana va recobrando su vitalidad poco a poco,
gracias al hecho de que empieza a recobrar sus antiguos lujos, los cuales le permitían viajar
en el tiempo a aquella época en la que ella podría haber sido la mujer más hermosa del
mundo, en la cual era “la dama” del gran Amadís. Así, a pesar del deterioro de su cuerpo,
esta mujer seguía teniendo la misma determinación, altivez, ambición y poderío que en sus
mejores años, sin embargo, ostenta este poder por medio de su nieta. Esta actitud altiva de
la anciana es evidente en muchos momentos de la obra, por ejemplo, cuando esta mujer se
enfrenta a una multitud de soldados impacientes, iracundos y lujuriosos, quienes podrían
haberle hecho daño fácilmente.
En segundo lugar, tenemos la muerte del espíritu, la cual es tan devastadora que crea una
brecha entre el cuerpo físico y la consciencia. Este aspecto está presente en la obra por
medio del adormilamiento que sufren ambas mujeres en la historia, pues su consciencia se
pierde dentro de ellas mismas debido a la asimilación y automatización de las actividades
cotidianas, por lo tanto, la anciana le asigna labores a su nieta que no tienen sentido, que
pertenecen al mundo de la memoria y la nostalgia; mientras que las acciones de la niña
están completamente ligadas a la abuela. Sin embargo, la historia sigue la línea que lleva a
Eréndira por el camino de la decadencia, en la cual su cuerpo sufre torturas inimaginables y
su espíritu muere, por ejemplo, en el momento en el que ella pierde la virginidad, vemos
cómo sufre al ver su inocencia y pudor asesinados por un desconocido, y por la forma en la
que se relata este suceso, podríamos relacionarlo con las etapas que se viven durante el
duelo: la negación, la resignación, el dolor y la aceptación. Por otra parte, ella renace en el
momento en que tiene acceso a su libertad, es decir, cuando comienza a desarrollar un
criterio propio que le permite tomar decisiones por sí misma. Por otra parte, como era de
esperarse, la tortura a la que es sometida la niña, hace que ella no pueda enfrentarse
directamente a su abuela, sin embargo, esto no le impide desear con ansías su libertad, y
que sus acciones vayan encaminadas a conseguir este objetivo a como dé lugar. Por el
contrario, al final del relato el espíritu de la anciana está tan fortalecido por la adquisición
de aquellos objetos que le apaciguan la melancolía, que este se aferra a la fuente de vida
que personifica su nieta y fortalece su cuerpo de una forma casi sobrenatural, pues se
rehúsa a morir a pesar del daño que le hagan.
Por último, en la obra es evidente la muerte de la moral y de la dignidad humana, en la cual
no sólo la anciana desalmada es culpable, sino también todas las personas que hicieron
parte de aquel circo grotesco e infame en el cual se exhibía y explotaba a una menor de
edad, y no sólo es la prostitución, sino el hecho de mostrar a aquella pequeña como una
atracción de circo, recorrer pueblo por pueblo incluso con una orquesta promocionando
estos servicios, abusar de su salud y de sus límites físicos, ser exhibida desnuda y
ridiculizada públicamente, la falta de empatía, y además de todo esto, el gran cinismo de su
abuela, quien obtenía todos los beneficios del sacrificio de su nieta. Por consiguiente, esta
novela saca a relucir unas características plenamente desagradables del ser humano, pues lo
muestran como un ser egoísta y desmedido que no conoce límites.

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