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Universidad Federico Henríquez y Carvajal

Recinto La Romana

PSICOLOGIA DIFERENCIAL

TEMA:
SINOPSIS TEMAS UNIDAD 3.
3.1-3.2

PROF.: LIC. GENESIS ESTHER MORACHEL

SUSTENTADO POR:
CESARINA M. CONCEPCION N.

MATRICULA:
LR-20-10927

22 DE JUNIO DEL AÑO 2021


INTRODUCCION

A lo largo de este trabajo estaremos hablando de que en la actualidad la psicología diferencial


plantea la causalidad de los fenómenos psicológicos desde una perspectiva interaccionista, es
decir, como resultado de factores genéticos (biológicos) y factores socioculturales (ambientales).

El avance del conocimiento desde el siglo pasado hasta la actualidad, junto con el desarrollo de
la tecnología y sus aplicaciones, nos ha llevado a un nivel de análisis tan complejo como detallado
que nos permite aislar muchos factores implícitos en la causalidad del fenómeno que antes no
podían ser considerados por desconocimiento.

Lo importante es saber cómo interactúan ambos factores y nos discutir si uno influye más que el
otro. Hay que señalar que ambos plantean una dinámica de cambios suscitada por su propia
realidad en un espacio y tiempo dado. LA HERENCIA: es estática, programa los cambios que
conocemos como maduración y que son observables a lo largo del fenómeno que llamamos
crecimiento. EL AMBIENTE: modifica al individuo, genera y promueve nuevas pautas de
conducta para cada etapa de maduración, exigiendo nuevos aprendizajes a situaciones específicas
del desarrollo y comportamiento de la propia supervivencia y adaptación.

La herencia y medio ambiente son factores que intervienen en la conducta del ser humano.
CONSTITUCION FISICA Y COMPORTAMIENTO HUMANO.

La Herencia nos da, la inteligencia y el ambiente es la fuente creadora donde


desarrollamos la inteligencia. El ambiente social y la experiencia son factores muy
importantes en la conducta humana.

El sentido común induce a pensar que ciertas cualidades como la estatura, una
constitución atlética, el talento musical, la inteligencia, etc. son en gran parte hereditarias.
Pero lo cierto es que, a mediados de los 90, esos rasgos no han sido todavía
suficientemente estudiados como para encontrar una respuesta convincente a su carácter
hereditario.
Lo que sí sabemos es que ciertas intervenciones educativas, ambientales y sociales son
importantes y eficaces para fomentar el desarrollo de estas cualidades, siempre que
existan unas aptitudes iniciales mínimas. Ante la dificultad de observar los caracteres
responsables de la transmisión de los rasgos hereditarios, el conductismo negó cualquier
papel a lo hereditario en la explicación de las diferencias de comportamiento. Centraba
su atención en los estímulos ambientales que modifican la conducta, más fácilmente
observable.
El programa conductista pretendía explicar la conducta de hombres y animales como
efecto del entrenamiento estímulo, respuesta, refuerzo y algunos condicionamientos
básicos que se inician prácticamente con el nacimiento; de ellos hacen depender la
configuración de características individuales como el talento, el temperamento, la
constitución mental y otras.

En cambio, el ambiente resulta intuitivamente razonable porque damos por supuesto que
el ambiente puede ser modificado, mientras consideramos inalterable el genotipo
individual y todo lo hereditario. Sin embargo, creer que nada puede ser hecho para alterar
los efectos genéticos denota un gran desconocimiento de cómo funcionan los genes.
Los efectos genéticos no restan libertad individual (excepto en el caso de enfermedades
genéticas que provocan graves trastornos metabólicos, motores o psíquicos); no
determinan la conducta. Las influencias genéticas son precisamente eso: influencias,
tendencias, propensiones. La oposición entre influencia genética y libertad es engañosa,
porque nada ni nadie es libre al margen de su constitución biológica (material) y la
libertad del ser humano, desde una perspectiva individual, se manifiesta siempre dentro
del rango de comportamientos que sus características físicas (genéticas, metabólicas,
motoras, sensitivas) y mentales (capacidades cognitivas, lingüísticas, memoria, etc.) le
permiten.
Muchos creen que la oposición entre herencia y ambiente es un requisito necesario para
que los hereditaritas puedan demostrar la importancia de los factores hereditarios y los
ambientalistas la importancia del ambiente. Pero lo cierto es que nada podría ser
modificado ambientalmente en un individuo nacido «en blanco», sin las conexiones
funcionales básicas sugeridas por Eibesfeldt.

Una condición necesaria para que las intervenciones ambientales surtan efecto es que los
factores hereditarios hayan «hecho bien su trabajo». Y otra condición imprescindible para
que las disposiciones hereditarias se manifiesten es que el ambiente contribuya a su
desarrollo y diferenciación. Por esta razón, la etología y la genética de la conducta
proporcionan elementos no para negar la libertad humana, sino para mostrar el sustrato
que la hace posible.

El hombre experimenta subjetivamente la posibilidad de decidirse a hacer unas cosas y


omitir otras, es decir, tiene libertad de elegir entre distintas alternativas. Se propone metas,
prevé en su imaginación distintas posibilidades de acción y sopesa y elige las estrategias
que le parecen adecuadas según las circunstancias.
Esta consideración presupone un distanciamiento, incluso cuando la meta deseada es la
satisfacción de un impulso. El hombre es capaz de aplazar la consecución de una meta
instintiva e interrumpir los nexos de su esfera de instintos, creando así un campo libre de
tensiones que le permite reflexionar y actuar racionalmente. Los animales muestran esta
capacidad de forma limitada.

Por consiguiente, libertad significa no ausencia de causa, sino autonomía. El desarrollo


de la corteza cerebral (corticalización) y la diferenciación de tareas entre los dos
hemisferios parecen haber jugado un papel importante en la humanización de la vida
impulsiva, haciendo posible el control de la conciencia sobre tendencias desencadenantes
instintivas.

Estos y otros factores, mediados por el lenguaje y la cultura, han hecho del hombre un
ser cultural por naturaleza, cuyo decurso de acción encuentra más límites en las normas
y restricciones culturales que en su propia biología. La genética de la conducta ha
intentado precisar el influjo de lo hereditario en el comportamiento, más allá de este nivel
instintivo elemental
Características biológicas y psicológicas

Para comprender las verdaderas relaciones entre genes y rasgos psicológicos, entendidos
estos últimos como caracteres fenotípicos, debemos utilizar un concepto que llamaremos:
Norma de reacción, también (rango de reacción).

Este concepto fue propuesto a principios del siglo xx por un zoólogo alemán para
describir la existencia de diferentes fenotipos que podían originarse a partir de un mismo
genotipo. La importancia relativa que se puede atribuir a los factores genéticos y
ambientales en la conducta y en los rasgos psicológicos depende del universo de genes y
entorno que se haya utilizado.
Existe una transacción constante entre el organismo y su entorno durante el desarrollo.
Los seres vivos son diferentes; Por ejemplo, los hombres difieren en estatura. La estatura
de cada cual depende, en cada uno de sus milímetros, de la herencia que ha recibido y del
ambiente en que se ha desarrollado. Pero ¿a qué se debe que unos hombres sean más altos
que otros? Tal vez, en parte, a que tienen distinta herencia. Tal vez, en parte, a que han
sido distintos sus ambientes.
Frente a todos los argumentos ambientales subsiste un hecho genético irrebatible. De la
garza nacen garzas, y del hombre, hombres. Y no por casualidad. Lo que se sabe de la
cuestión puede resumirse como sigue.
El material hereditario está contenido en las bandas de ácido desoxirribonucleico (ADN)
que forman los cromosomas. Cada especie tiene un número de cromosomas, los llamados
autosómicos y el par gonosómico o sexual.
A lo largo de cada molécula de ADN hay una sucesión de nucleótidos, cada uno de los
cuales contiene una de cuatro bases nitrogenadas. Cada tres nucleótidos sucesivos forman
un «codón», que parece ser la unidad de código genético y está programado para sintetizar
un determinado aminoácido. Los elementos transmisores de la herencia son los genes. Un
gen es un trozo de ADN con información para la síntesis de un polipéptido o cadena de
aminoácidos, que forman las proteínas.
Las enzimas son proteínas catalizadoras de procesos que sólo así son posibles en las
condiciones del organismo, o sólo así son acelerados y regulados. La hipótesis actual es,
simplificando, que a cada gen corresponde una proteína y que el mecanismo básico por
el cual un gen actúa es a través de la producción de enzimas y del control de esa
producción. Parece probable que cada individuo tenga una peculiar organización
proteínico-enzimática y que esa peculiaridad sea la base de su individualidad y de la
constitución y desarrollo de sustancias celulares, células, tejidos y órganos y, a través, del
comportamiento
Se conocen muchos rasgos del comportamiento ligados a un solo gen. Entre los 1.545
síndromes, 135 incluyen síntomas de insuficiencia mental, de los cuales 112 se deben a
genes autosómicos recesivos, siete a dominantes autosómicos y 16 a genes ligados al
sexo. El peso de la herencia, sobre todo en las anomalías, es, como se ve, muy
considerable. Mencionaré, brevemente, los casos mejor conocidos.
El ser humano, es un ser vivo pensante, que tiene consciencia de la realidad que le rodea,
que tiene la capacidad de pensar y razonar en abstracto, y de expresar mediante signos,
símbolos, sonidos y manufacturas, su ideo facturas elaboradas en sus procesos mentales.
El ser humano, se caracteriza por un elevado desarrollo de la actividad psíquica, de hecho,
sus funciones intelectuales, emocionales y conativas son de gran complejidad, intensidad,
amplitud y funcionalidad.
Al nacer poseemos un psiquismo rudimentario que va desarrollándose a partir de la
actividad.
Desde las primeras sensaciones el intercambio constante con el medio va plasmando en
realidad el resto de los componentes de nuestro cuerpo. El ser humano es un ser integral
que se desenvuelve dentro de un ambiente; en él influye un sinnúmero de características
biológicas, psicológicas, sociales y espirituales. Está dotado de conciencia, inteligencia,
voluntad, intencionalidad, afectividad y creatividad, en síntesis, de una personalidad, que
obedece a su ubicación temporal (momento histórico) y espacial (lugar donde habita).
La herencia biológica es el proceso por el cual la descendencia de una célula u organismo
adquiere o está predispuesta a adquirir las características (físicas, fisiológicas,
morfológicas, bioquímicas o conductuales) de sus progenitores.
La heredabilidad se ve reflejada en la variación de un rasgo determinado, vinculada con
los factores genéticos y observada en una proporción de la población. Según algunos
autores, la ley principal de la genética conductual enuncia que todos los rasgos
conductuales humanos son heredables.
Podemos entender como características psicológicas, a todas aquellas cualidades que se
presentan en los individuos y que le permiten distinguirse y sobresalir en alguna materia
en especial.
Conclusión

En este trabajo pudimos ver que el ambiente tiene efectos en todos los seres vivos, así
como también los hábitos propios de este.
Por todo lo dicho, podemos concluir que esto es la base a lo que se ha llamado la variación
de las especies como base de la evolución.
Los problemas sociales presentados como efectos de causas genéticas adquieren
inmediatamente el color de lo inalterable, de lo innato, contra lo que nada puede hacerse.
Pero lo cierto es que cuanto más se conoce genética y ambientalmente sobre una
alteración de rasgos fenotípicos (sean enfermedades, problemas de aprendizaje,
coeficiente de inteligencia, etc.) tanto más probable es que puedan diseñarse estrategias
racionales de intervención o prevención.
De momento, sólo hemos acumulado una larga y rica experiencia en relación con las
intervenciones ambientales (educativas, sanitarias, sociales), mientras que estamos dando
los primeros pasos en intervenciones de tipo genético o biológico. La eficacia la justicia,
la solidaridad exige seguir recurriendo a las primeras, y la prudencia la ética, la sensatez
evitar las segundas.

¡Muchas bendiciones!
ANEXOS

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