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TITULO: Al borde de la cobardía

TEXTO: “Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús,
después de azotarle, para que fuese crucificado” (Marcos 15:15)

LECTURA BIBLICA: Marcos 15:1-15

ORACION POR LA OFRENDA: Nuestro Padre, gracias por tus bendiciones. Ayúdanos, nuestro
Padre, para vivir con fidelidad y coraje. Hay tantas situaciones en la vida en que sería mucho
más fácil tomar el camino de la cobardía. Señor, fortalece nuestras resoluciones, toca
nuestras vidas, y danos mentes decididas para mantenernos firmes para ti. En este día
traemos parte de nuestras ganancias. Ayúdanos a comprender que tú estás interesado tanto
en la forma en que ganamos nuestro dinero y gastamos nuestro dinero, como en la forma en
que lo damos. Que demos, pues, con manos limpias y con un corazón dispuesto. Usa estas
ofrendas para la gloria de tu nombre. Pedimos el perdón de nuestros pecados y nos
acercamos a ti en el nombre de Jesús. Amén.

INTRODUCCION. En la revista Selecciones del Reader's Digest, se publicó en una ocasión en


la sección “Humor Militar”, la historieta de dos paracaidistas que al ir bajando chocaron uno
con el otro a gran altura. Uno de los paracaídas quedó averiado y se cerró. El paracaidista se
aferró al otro hombre y ambos llegaron a tierra sanos y salvos. Al alabársele por la rapidez
de su acción dijo con modestia: “La verdad que sólo había un paracaídas y yo no me iba a
poner a ver cuál de los dos era el mío.”

La mayoría de nuestros actos de coraje son de esa clase. En realidad puede que nuestros
actos de cobardía sean mucho más que los de arrojo. Hay momentos, sin embargo, cuando
logramos disponer de suficiente fortaleza y fe como para actuar con coraje, pero como
decimos, estos son los menos.

Siempre que se habla de la cobardía pensamos en Poncio Pilato.

Era el gobernador de Judea cuando tuvo lugar la crucifixión de Cristo. Los judíos gozaban de
bastante libertad para manejar sus propios asuntos, pero no podían pronunciar la sentencia
de muerte. Para esto dependían de Pilato.

Pilato era un hombre que se había elevado en las filas militares y la gobernación era algo así
como un presente político. El sabía muy poco de la ley y la justicia. Tampoco sabía mucho
acerca de relaciones públicas. Parece ser que en realidad había despertado la animadversión
de los judíos, quienes le odiaban profundamente.

No obstante, los judíos estaban dispuestos a usarlo. De acuerdo con el relato de Lucas, Jesús
fue acusado de tres faltas políticas: (l) de ser revolucionario, (2) de incitar a la gente a no
pagar los impuestos y (3) de arrogarse el título de rey (Lc 23:2).

Pilato sabía que Jesús era inocente. Por otro lado su esposa le envió un mensaje rogándole
que no tuviera nada que ver con Jesús pues había tenido unos sueños horribles al respecto.
Pilato trató de hacer un trueque ofreciendo soltar a Jesús a cambio de un criminal de larga
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data. Pero finalmente se rindió ante la presión de los judíos. Declarando ser inocente en este
asunto, se lavó las manos. Pero en realidad actuó con cobardía. Así lo vemos entre la
multitud alrededor de la cruz: Pilato el cobarde.

I. ACTUAMOS COBARDEMENTE CUANDO NO RESISTIMOS LAS PRESIONES


Pilato sabía lo que tenía que hacer legalmente. Este era un problema religioso, no político. Y
él sabía, también, que Jesús era inocente.

Pero Pilato no pudo resistir la presión. Le amenazaron con informar a Roma, y él no podía
soportar esa idea. El ya había despertado un antagonismo muy grande de parte de los
judíos. Ya había demostrado que no servía mucho como gobernador. Siguieron presionando
hasta que él cedió e hizo lo que bien sabía estaba mal.

Son las presiones en la vida lo que más efecto tiene sobre nosotros.

Puede ser la presión de lograr posiciones. Habiéndonos criado en un mundo donde se adora
la imagen del éxito, puede que sintamos que es preciso escalar posiciones para ser
aceptados y apreciados. Puede que sea en el campo de los deportes; o en los negocios; en la
escuela; como vendedor…lo que sea. La presión se produce a veces hasta el punto que algo
explota.

Podría ser la presión de producir. Uno puede sentir que debe producir cada vez más a
cualquier precio.

Puede ser la presión de ser aceptado por otros. La gente joven, y otros no tan jóvenes, a
menudo usan de todos los medios a su alcance para ser aceptados por los que los rodean.
Esto produce una presión que les lleva a hacer cosas que no harían de otro modo.

¿Cómo podemos resistir esta clase de presión? Alguien se ha referido a una “fuerza interior”.
Esta fuerza interior es la que nos permite resistir las presiones de la vida. Se dice que Albert
Einstein expresó una vez que solamente la iglesia se opuso al Hitlerismo cuando esta doctrina
entró en Alemania. El había esperado que las universidades se opusieran pero éstas lo
aceptaron. El había esperado que los periódicos se opondrían pero éstos lo propagaron. Los
líderes de las instituciones que debían haberse opuesto se rindieron ante la presión.
Solamente la iglesia cristiana hizo frente a la locura de Hitler. En la cubierta de la revista
Time, de mayo de 1940, apareció una fotografía de Martín Niemoeller con esta leyenda: “En
Alemania solamente la cruz no se ha inclinado ante la swastica.” Niemoeller había predicado
un famoso sermón en el cual dijo: “Dios es mi Führer.” La fuerza interior de la fe y confianza
en Dios lo sostuvo.

II. ACTUAMOS COBARDEMENTE CUANDO NO MANTENEMOS LO QUE SABEMOS ES


CORRECTO

Pilato sabía lo que era correcto, pero no obró de acuerdo. El sabía que Jesús no era culpable
de ningún crimen, pero no tuvo coraje para librarlo.

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Esto es pecado. Es pecado no hacer lo que sabemos es correcto. Nuestro pecado a veces
adopta una forma positiva: las cosas malas que hacemos.

Pero a veces tiene un aspecto negativo: las buenas cosas que no hacemos. Para la gente
decente, respetable, ésta es la forma que más a menudo adopta el pecado.

III. DEMOSTRAMOS COBARDIA CUANDO REHUSAMOS ACEPTAR UNA RESPONSABILIDAD

Pilato no quiso aceptar la responsabilidad de sus acciones. Creyó que por lavarse las manos
en público se libraba de su responsabilidad por un crimen sin precedentes.

Nosotros debemos aceptar la responsabilidad por nuestras acciones y decisiones. Para llegar
a ser hijos de Dios, primero tuvimos que aceptar la responsabilidad por nuestros hechos y
pensamientos; debimos confesar y aceptar que éramos culpables. Como hijos de Dios
debemos ser ejemplo de firmeza. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de
poder, de amor y de dominio propio” (1 Ti 1:7).

CONCLUSION. Pilato tuvo la gran oportunidad de su vida. Se encontró frente a la Luz del
mundo, frente a la Verdad, frente al único Mediador entre Dios y los hombres, y por temor a
perder su posición política dejó pasar de largo su eterna felicidad.

Que no haya alguien aquí en nuestro medio que oyendo la voz del Hijo de Dios, se vuelva
temeroso a mirar a su alrededor, a sus amigos, a sus colegas, a las multitudes amenazantes
y dándole la espalda, acobardado, se aleje para siempre de Aquel que puede elevarle a la
más alta posición jamás imaginada.

Y aquellos que ya pertenecemos a Cristo por el nuevo nacimiento, que demos un ejemplo de
valentía cristiana, manteniendo en alto lo que es correcto, resistiendo las presiones del
mundo actual y aceptando nuestra responsabilidad por medio de decisiones que honren a
nuestro Señor.

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