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CONTENTO, SEÑOR, CONTENTO

Novena
San ALBERTO HURTADO
Novena San Alberto Hurtado
“CONTENTO, SEÑOR, CONTENTO”
INTRODUCCIÓN

Entre tanta actividad, santidad derramada, escritos acumulados, admiración a Dios y


lucha de vida, cómo encarar algunas ideas sobre San Alberto Hurtado es una cuestión un
poco difícil de resolver. Haber abordado los temas de su tiempo de manera tan radical y
decidida, aportando soluciones concretas y no sólo teorías de solución lo han hecho, desde
su realidad, un hombre de y para todos los tiempos.

¿Pero, qué elemento es el fundante para que lo hecho por él lo haga trascender? ¿Qué
punto exacto de su ser le permitió levantar vuelo y convertirse en un hombre total, para
todos los hombres de todos los tiempos? ¿Qué es lo que debemos mirar con atención ante
tanta abundancia de datos sobre Hurtado, de tantos escritos, herencias, testimonios y
obras que por sí solas es imposible abarcar? ¿Cuál es el punto exacto desde donde ver que
lo hecho por Hurtado también es imitable y que ser santo no es ser un súper hombre
inalcanzable?
San Alberto Hurtado está más allá y más acá de sus obras. Hurtado no es sólo su obra.
Por sus obras podemos crecer en admiración, inspirarnos, motivarnos, pero Hurtado no
se agota en lo que hizo.

Lo maravilloso de Hurtado -y de todos los santos- es que sus obras no son sino la
consecuencia de un modo de concebir la vida, la propia vida, el día a día, el minuto a
minuto. Para Hurtado no era lo importante HACER cosas, aunque sea a favor de los más
necesitados. Para Hurtado lo importante era ESTAR lo suficientemente atento para ver
qué oportunidad estaba brindándole Dios en lo que o en quien se cruzara en su camino.
Las personas no le importaban en sí mismas, sino en cuanto oportunidad de Dios para
hacer algo por ellas; en cuanto chance de ser instrumento permanente de Dios para
mejorar y dignificar de alguna u otra manera la presencia de Dios en los demás. A Hurtado
le dolían los dolores ajenos porque le dolían a Dios.

Por eso Hurtado no fue un filántropo, un hombre que centró su vida en los hombres. Sino
que sirvió a los hombres porque los veía desde Dios. Ese mismo Dios que sufre por su
creatura y que quiere volver a darle oportunidades. Ese mismo Dios que en su locura de
amor, se igualó a nosotros los humanos haciéndose hombre en Jesús de Nazareth, el
Cristo.
Ese mismo Dios nos regaló en estos tiempos nuestros, ejemplos concretos con nombres
y rostros concretos pero que vivieron como sus “sucursales”. Es como si al ver a Luis
Espinal, a Monseñor Oscar Arnulfo Romero o al mismo Hurtado el buen Dios estuviese
diciéndonos: “Soy Yo, que estoy siempre al costadito de sus dolores, inseguridades,
alegrías y logros. Soy Yo, que no los dejo solos nunca. Soy yo que misteriosamente le
doy sentido a las dificultades más hondas”. Ese “Soy Yo” del Señor resuena muy fuerte
cada vez que lo vemos en la Biblia. El “Soy yo” tranquilizador cuando sale al cruce de
los apóstoles aterrados en la barca mientras lo que creían un fantasma se les acercaba
caminando sobre el agua.

O el “Soy yo” de Getsemaní, cuando los soldados llegan a buscarlo para conducirlo a lo
que será uno de los sucesos más crueles, cruentos y maravillosos de la historia de la
humanidad. El más rico de los “Soy yo”, el que muestra a una persona de carne y hueso,

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con nombre propio, Jesús, que comenzó a revelarse en aquel “Soy el que Soy” frente a
Moisés en la zarza ardiente y que hoy se prolonga en cada Hostia consagrada. Pero para
que el “Soy Yo” del Señor resuene, es necesario decidirse a dejar de ser uno mismo para
que Él nos “ocupe”, nos abarque, nos “soy-yoíse”, si se permite la torpeza de lesionar
nuestro tan rico idioma.

Hurtado había tomado la decisión y vivió en consecuencia. Todo en su vida se medía


como oportunidad dada por Dios para hacerse presente en medio de las gentes y sus
circunstancias. Ninguna otra cosa importó: ni el éxito, ni el grado del esfuerzo, ni la
utopía, ni la política, ni los propios límites. Este jesuita chileno venía siguiendo los pasos
de otro que hizo de su vida una locura, vista a los ojos normales: San Ignacio de Loyola.
Y el mismo San Ignacio, a su vez, entendió la inentendible locura de aquel hebreo que
con un puñado de seguidores provocó, sirvió, y se entregó en un aparente fracaso humano
que marcó el inicio de una nueva oportunidad para todos los hombres fuera de toda lógica:
ser coherentes con la locura de Dios.

Que San Alberto Hurtado nos enseñe a vivir más allá de los límites de la supuesta cordura,
desde donde el horizonte de la vida propia y la de los demás llega hasta donde está Dios
mismo.

Modo de rezar esta novena

Cada día propone una meditación particular que parte de un texto bíblico, una reflexión
y un texto del propio San Alberto Hurtado para ilustrarla.

Se iniciará cada meditación con un texto de disposición sobre la vida de Alberto Hurtado
y poniéndonos en la presencia de Dios mediante la Señal de la Cruz, para que luego de
un momento de silencio se haga la disposición con la petición eje del día, y elevando el
corazón mediante la acción de gracias y el reconocimiento de los propios límites, se
proclame el texto bíblico propuesto. Luego de la reflexión y de la lectura del texto de
Hurtado, cabe la meditación personal durante algún tiempo. Finalmente, se propone
concluir cada meditación con un ratico de coloquio.

Esta novena se reza desde el 9 al 17 de agosto. Y se celebra su fiesta el 18 de agosto

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1ER DÍA: DIOS ACOGE A TRAVÉS DE BRAZOS HUMANOS
UN POCO DE HISTORIA: NACIMIENTO E INFANCIA. Alberto Hurtado Cruchaga
nace en Viña del Mar (Chile), el 22 de enero de 1901. Pasa su niñez en el Fundo Mina
del Agua, cerca de Casablanca, con sus padres, Alberto Hurtado Larraín y Ana Cruchaga
Tocornal, y su único hermano, Miguel, dos años menor que él. En 1905, fallece su padre,
lo que acarreará serias dificultades económicas y la posterior venta de las tierras, que eran
el patrimonio familiar. Por ello se trasladan a Santiago y comienzan a vivir en casas de
distintos parientes, sin tener una casa propia. En 1909 ingresa al Colegio San Ignacio. Ese
mismo año hace su primera comunión, y al año siguiente es confirmado. Las dificultades
económicas no impiden que, junto a su madre, trabaje por los más pobres, en el Patronato
San Antonio. Termina el colegio en 1917.

REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “En estos momentos hermanos,


nuestra primera misión ha de ser que nos convenzamos a fondo que Dios nos ama.
Hombres todos de la tierra, Pobres y Ricos, Dios nos ama; su amor no ha perecido, pues,
somos sus hijos. Este grito simple, pero mensaje de esperanza no ha de helarse jamás en
nuestros labios: Dios nos ama; somos sus hijos... ¡Somos sus hijos! ¡Oh vosotros los
50.000.000 de hombres que vagáis ahora fuera de vuestra Patria, arrojados de vuestro
hogar por el odio de la guerra, ¡Dios os ama! ¡Tened fe! ¡Dios os ama!”

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PETICIÓN EJE: Señor, dame la gracia de reconocer tu amor en mi vida

TEXTO BÍBLICO: “Vengan a mi todos los que están cansados y sobrecargados y yo


les daré descanso” (Mt 11,28)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: La permanente sonrisa de Hurtado es, sin dudarlo,


motivo de atención. ¿Cómo puede ser que se pueda andar por la vida con una sonrisa
permanente como carta de presentación, constatando, doliéndose de las necesidades
básicas de muchos chilenos sobrevivientes en puentes, agujeros y callejones? ¿No es
acaso una contradicción? ¿Cuál es el límite de la hipocresía? ¿Acaso Hurtado vivía de ese
modo: doliéndose y sonriendo? ¿Es posible?

Hurtado tenía en claro que la obra no era de él. Que lo que dependía de su persona era la
acogida. En realidad, se trata de una acogida inicial: su abrazo al necesitado, al dolorido,
al desconsolado, su sonrisa, era el primer paso a la acogida de Dios mismo. Él sabía que
Dios se valía de su sonrisa y de su abrazo para acoger al necesitado. Ser instrumento del
amor de Dios sin resignar el propio compromiso: su obsesión. Solo desde el amor de Dios,
particular y total, puede entenderse la sonrisa acogedora y el dolerse esperanzado de
Hurtado.

Hurtado nos enseña a descubrir nuestra relación con el Dios que nos ama a través de
nuestra capacidad de acogida.

COMPARTIR: ¿Cuál es el sentido de mi acogida al otro? ¿Cuál es mi perspectiva de su


necesidad? ¿Vivimos nuestra fe con alegría y transmitimos esa alegría a los demás, o
vivimos nuestra fe como una carga pesada?

OFRECIMIENTO: Dios nos manda a través de la vida de Alberto Hurtado, un mensaje,


quiere que recuperemos la justicia, deshagamos las desigualdades, seamos fraternos,
equitativos, veamos a los demás como tan o más dignos que uno mismo, que defendamos
y acojamos a los pobres, la humildad, la caridad, la misericordia, la justicia, la paz, etc.

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Esta búsqueda de Dios sólo es posible en esta vida, y esta vida sólo toma sentido por
esta misma búsqueda.”

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2DO DÍA: SER DESDE FUERA DE SÍ MISMO
UN POCO DE HISTORIA: “NO PODÍA VER EL DOLOR SIN QUERERLO
REMEDIAR”. En marzo de 1918 comienza sus estudios de Derecho en la Universidad
Católica de Chile. Se involucra intensamente en la vida universitaria, participando en el
Centro de Estudiantes de Derecho. Continúa con su gran preocupación por los más
pobres, tanto por el apostolado que realiza en el Patronato de Andacollo, como por la
actividad política que desarrolla con gran preocupación social. Sabe unir su propia carrera
a su inquietud por servir a los demás, organizando, junto con algunos estudiantes de
Derecho, un consultorio jurídico para obreros, y dedicando sus tesis de grado a buscar
soluciones jurídicas a algunos graves problemas sociales.
Augusto Salinas, uno de sus compañeros de curso y futuro obispo auxiliar de
Santiago, declara: “Su vida de unión con Jesucristo le arrastraba hacia los que sufren”.
Durante la crisis laboral del salitre, organiza a sus compañeros de curso para servir a los
obreros que habían venido a Santiago y que estaban instalados en albergues muy
precarios. Además, participa en el Círculo de Estudios León XIII, donde leían las
encíclicas sociales con el padre Jorge Fernández Pradel s.j., y es profesor voluntario del
Instituto Nocturno San Ignacio, organismo para la formación de los obreros. Entre agosto
y noviembre de 1920, hace el Servicio Militar en el regimiento Yungay

REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “Hay dos maneras de considerarse en


la vida: Producto de la materia, evolución de la materia, hijo del mono, nieto del árbol,
biznieto de la piedra, o bien Hijo de Dios. Es decir, producto de la generación espontánea,
de lo inorgánico, o bien término del Amor de un Dios todo poder y toda bondad.

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El cristiano no pasa por el mundo con los ojos cerrados, sino con los ojos muy abiertos,
y en la naturaleza, en la música, y en el arte todo... goza, se deleita, ensancha su espíritu
porque sabe que todo eso es una huella de Dios, que todo eso es bello, que esas flores no
se marchitan... porque su belleza más completa y cabal la va a encontrar en el mismo
Dios.”

PETICIÓN EJE: Señor, concédeme la gracia de salir de mí mismo para darme a los
demás

TEXTO BÍBLICO: “Y dijo también: ‘Está hecho: Yo soy el Alfa y la Omega; el


principio y el Fin; al que tenga sed yo le daré, gratis, del manantial del agua de la
vida’.” (Ap 21,6)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: Hurtado vivía con una idea muy clara en referencia
a la propia realización de la persona. El intuía y comprobaba a diario que no por el sólo
esfuerzo para progresar en lo social, en lo material, en lo institucional, el resultado estaba
garantizado. El primer paso de ese esfuerzo marcaba la diferencia en la incansable tarea
de Hurtado: El hombre no se hace a sí mismo, si no toma conciencia de que su origen y
su fin está en Dios. Desde esa conciencia abordó el desafío de no frustrase con las
frustraciones ni envanecerse con los logros, porque todo se resuelve, se revela, cobra un
sentido más real y amplio desde Dios.

De ese modo Hurtado comprendió porqué hay que salir al encuentro del otro. Porque el
otro es, igual que yo, fruto del misterioso Amor de Dios que da sentido a todo y a todos.
Hurtado nos enseña a descubrir nuestro verdadero ser, saliéndonos de nosotros mismos,
poniéndonos en perspectiva desde Dios.

COMPARTIR: ¿Quién soy? ¿Cómo soy viéndome desde Dios? ¿De qué manera
nosotros nos preparamos como personas llamadas a anunciar el evangelio de Cristo?

OFRECIMIENTO: Con generosidad, ofrezcamos a Dios todo lo que somos y todo lo


que tenemos, para que Él haga en nosotros lo que quiera y nosotros queramos todo lo que
Él haga. Finalicemos diciendo

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Cada vez que me doy así, recortando de mi haber, sacrificando de lo mío,


olvidándome, yo adquiero más valor, un ser más pleno, me enriquezco con lo
mejor que embellece al mundo. Yo lo completo y oriento hacia su destino más
bello, su máximum de valor, su plenitud de ser.”

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3ER DÍA: VER A DIOS EN TODO Y EN TODO
UN POCO DE HISTORIA: DISCERNIMIENTO VOCACIONAL: Las cartas a su
amigo Manuel Larraín, futuro obispo de Talca, son testigo de una profunda búsqueda de
la voluntad de Dios. Ambos jóvenes enfrentan la misma aventura con gran seriedad,
preguntándose: ¿Qué quiere Dios de mí? Alberto tiene claro que Dios le asigna un puesto
a cada hombre, y que, en aquel puesto, Dios le dará las gracias abundantes; por ello se
ofrece al Señor: “Yo te hago la entrega de todo lo que soy y poseo, yo deseo dártelo todo,
servirte donde no haya restricción alguna en mi don total”. Pero saber dónde servir al
Señor no era tarea fácil. Alberto se siente llamado al sacerdocio, pero también al
matrimonio y a realizar un apostolado como laico, y además pensó en ser monje cartujo
(el Padre Vives lo disuadió). En 1923 Alberto le escribe a su amigo Manuel: “Reza, pero
con toda el alma, para que podamos arreglar nuestras cosas y los dos cumplamos este año
la voluntad de Dios”. Para Alberto, cumplir la voluntad de Dios era entrar al noviciado
jesuita, y para Manuel, entrar al Seminario de Santiago.
Alberto no podía entrar a los jesuitas porque debía sostener económicamente a su
familia. El Padre Damián Symon relata cómo vino la solución: “Durante todo el Mes del
Sagrado Corazón de Jesús del año 1923, a las 10 de la noche, le vi tenderse en el suelo,
frente al altar del Santísimo Sacramento, y pasar una hora entera en esa postura,
implorando, en la oración más fervorosa, que el Señor le solucionara sus problemas
económicos para poder consagrarse totalmente a Dios”. La solución llegó de modo
providencial, precisamente el día del Sagrado Corazón. El 7 de agosto de 1923, después
de haber presentado su memoria de Licenciatura El trabajo a domicilio, rinde su examen
final, que aprueba con nota sobresaliente por unanimidad, y, con ello, recibe su título de
Abogado. Alberto ni siquiera espera recibir el diploma de Abogado y parte a Chillán para
iniciar su Noviciado el día 15 de agosto, lo que muestra su cercanía a la Santísima Virgen,
que se mantendrá a lo largo de toda su vida.

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REFLEXINO CON ALBERTO HURTADO: “Y así, contentos, siempre contentos. La
Iglesia y los hogares cristianos, deben ser centros de alegría; un cristiano siempre alegre,
que el santo triste es un triste santo. Jaculatorias del fondo del alma, contento, Señor,
contento. Y para estarlo, decirle a Dios siempre: “Si, Padre”. Cristo es la fuente de nuestra
alegría. En la medida que vivamos en El, viviremos felices”.

PETICIÓN EJE: Señor, abre todos mis sentidos para poder hallarte y sentirte en todo
lugar y en todo momento.

TEXTO BÍBLICO: “Mira, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y me abre
la puerta entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: San Alberto Hurtado tenía muy en claro que cada
paso en la vida era una oportunidad para servir. Servir, en Hurtado, es responder
cariñosamente al pedido amoroso de Dios, y no “hacer un favor” a otro.
En la presencia del otro, en la necesidad del otro está el pedido particular de Dios para
responder a su amor. Y para eso hay que estar atento. Dispuesto y siempre alegre. No hay
prioridad en Hurtado que no sea el estar atento para ver en el otro el gesto amoroso de
Dios hacia uno mismo, que pide una respuesta cuya forma es el servicio.
La alegría ayuda a estar con los ojos bien abiertos y los oídos atentos. Hurtado entendió
que las preocupaciones propias no permiten escuchar esa palabra amorosa de Dios en las
necesidades de los demás. Hurtado nos enseña y nos invita a trascender las dificultades y
nos dice cómo hacerlo: Aunque vengan degollando, levantar el alma y decir: “contento,
Señor, contento”.

COMPARTIR: ¿Cuál es mi visión del servicio? ¿Cuánto hay de Dios en mi servir?

OFRECIMIENTO: Dios nos manda a través de la vida de Alberto Hurtado, un mensaje,


quiere que recuperemos la justicia, deshagamos las desigualdades, seamos fraternos,
equitativos, veamos a los demás como tan o más dignos que uno mismo, que defendamos
y acojamos a los pobres, la humildad, la caridad, la misericordia, la justicia, la paz, etc.

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Buscar a Dios es quedar unidos a Él por la fe. Es allegarse a Él como objeto de


nuestro amor.”

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4TO DÍA: LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS
UN POCO DE HISTORIA: ESTUDIANTE JESUITA: La alegría de Alberto por haber
entrado al Noviciado queda bien expresada en una carta a su inseparable amigo: “Querido
Manuel: Por fin me tienes de jesuita, feliz y contento como no se puede ser más en esta
tierra: reboso de alegría y no me canso de dar gracias a Nuestro Señor porque me ha traído
a este verdadero paraíso, donde uno puede dedicarse a Él las 24 horas del día. Tú puedes
comprender mi estado de ánimo en estos días; con decirte que casi he llorado de gozo”.
La primera parte de su formación se desarrolla en Chillán, entre Retiros
Espirituales y labores humildes. Posteriormente se traslada a Córdoba, Argentina, para
terminar allí su período de noviciado y consagrarse al Señor con sus votos religiosos el
15 de agosto de 1925. Según se recuerda, “pedía los trabajos humildes de la cocina”. Los
escritos de esta época reflejan un sincero esfuerzo por avanzar en el camino de la santidad:
toma muy en serio su formación, la oración y los estudios; y se empeña en pequeñas
virtudes como no hablar mal de los demás, ser
amable, o destacar las virtudes ajenas. Entre
sus apuntes personales, escribe: “No criticar a
mis hermanos, velar sus defectos, hablar de
sus cualidades... Hablar siempre bien de los
Superiores y de sus disposiciones. Hablar
siempre bien de mis hermanos, disculpar sus
defectos, poner de relieve sus cualidades”.
Entre los años 1927 y 1931, estudia
filosofía y comienza con la teología en Sarriá,
España. Un testimonio de aquellos años lo
describe, “tan abnegado, tan caritativo, tan
trabajador, tan celoso de la gloria de Dios y
del bien de sus prójimos y, como fundamento
de todo, tan sobrenatural, unido con Dios y
piadoso, principalmente en su devoción a la
Santísima Virgen”. Por la situación política de
España, los jesuitas sacan del país a sus
estudiantes extranjeros. Y Alberto debe
continuar la teología en la Universidad
Católica de Lovaina, una de las más
prestigiosas del mundo.

REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “Hay que llegar a la lealtad total. A


una absoluta transparencia, a vivir de tal manera que nada en mi conducta rechace el
examen de los hombres, que todo pueda ser examinado. Una conciencia que aspira a esta
rectitud siente en sí misma las menores desviaciones y las deplora: se concentra en sí
misma, se humilla, halla la paz.

Debo considerarme siempre servidor de una gran obra. Y, porque mi papel es el de


sirviente, no rechazar las tareas humildes, las ocupaciones modestas de administración,
aun las de aseo... Muchos aspiran al tiempo tranquilo para pensar, para leer, para preparar
cosas grandes, pero hay tareas que todos rechazan, que ésas sean de preferencia las mías.
Todo ha de ser realizado si la obra se ha de hacer. Lo que importa es hacerlo con inmenso
amor. Nuestras acciones valen en función del peso de amor que ponemos en ellas.”

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PETICIÓN EJE: Señor, hazme consciente de mi libertad y dame sabiduría para
saberla manejar

TEXTO BÍBLICO: “Si se mantienen en mi Palabra serán verdaderamente mis


discípulos y conocerán la Verdad y la verdad los hará libres” (Jn 8,31b-32)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: Hurtado había comprendido que el mejor negocio


para hacer no es el que lo tiene a uno mismo de protagonista. De ese modo siempre habrá
condicionamientos que no permitirán actuar espontánea y coherentemente con los propios
principios. Ni siquiera en beneficio propio ocurre nada cuando hay intereses particulares.
Hurtado sabía que, repitiendo los principios del Evangelio referidos a justicia, igualdad,
respeto, tendría siempre la libertad de caminar con la frente ancha sin pensar de qué cosas
debería cuidarse para no caer en contradicciones. Hurtado no temió desafiar las
estructuras sociales y políticas de su Chile cualquiera sea el costo. Cuando denunciaba
injusticia social lo hacía desde lo que las calles mostraban, aunque las normas sociales
mandaran no verlo. Hurtado se sintió libre porque se obsesionó con la Verdad. Y la verdad
es la Verdad, aunque duela.
Que Hurtado nos inspire la coherencia de vida en libertad, sabiendo que lo que tengo no
es mío, aunque aparentemente sea fruto de mi esfuerzo, sino una oportunidad para
devolverle la dignidad a un semejante.

COMPARTIR: ¿Cuál es mi grado de libertad en lo material? ¿Cuál mi compromiso


con la verdad aún a costo propio?

OFRECIMIENTO: Con generosidad, ofrezcamos a Dios todo lo que somos y todo lo


que tenemos, para que Él haga en nosotros lo que quiera y nosotros queramos todo lo que
Él haga. Finalicemos diciendo

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“El fin de mi vida es Dios y nada más que Dios, y ser feliz en Dios. Para este fin me dio
inteligencia y voluntad, y sobre todo libertad (la inteligencia y la voluntad sin libertad
serían cosa inútil).”

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5TO DÍA: ESPIRITUALIDAD A LA LUZ DE CRISTO
UN POCO DE HISTORIA: SACERDOTE DE CRISTO. El 24 de agosto de 1933, es
ordenado sacerdote. En su primera misa lo acompaña su inseparable amigo y futuro
provincial, el Padre Álvaro Lavín. Una vez ordenado sacerdote, le escribe a un amigo:
“¡Ya me tienes sacerdote del Señor! Bien comprenderás mi felicidad inmensa. Con toda
sinceridad puedo decirte que soy plenamente feliz. Ahora ya no deseo más que ejercer mi
ministerio con la mayor plenitud posible de vida interior y de actividad exterior”.
Durante estos años, presta un gran servicio en favor de la fundación de la Facultad
de Teología de la Universidad Católica de Chile. El agotador trabajo que realiza muestra
el gran aprecio que Alberto Hurtado profesa por el estudio serio de la teología.
El 24 mayo de 1934, aprueba el examen de grado de Teología. El presidente de la
comisión era el P. Janssens, futuro superior general de la Compañía de Jesús. Entre los
años 1934 y 1935 finaliza su formación y el 10 de octubre rinde su examen para el
Doctorado en Ciencias Pedagógicas en la Universidad de Lovaina, habiendo presentado
la tesis El sistema pedagógico de Dewey ante las exigencias de la doctrina católica. Es
aprobado con “máxima distinción”. Antes de regresar, hace un viaje por diferentes países
europeos, con el fin de estudiar varias instituciones educacionales. Se piensa en él para
profesor de Ética y Sociología en Argentina, pero dadas las necesidades, se le destina a
Chile. El 22 de enero de 1936, justo al cumplir 35 años, se embarca en Hamburgo a las
10 a.m., de regreso a su patria.

REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: Este es mi último anhelo: que se haga


una cruzada de amor y respeto al pobre… porque el pobre es Cristo, Cristo desnudo,
Cristo con hambre, Cristo sucio, Cristo enfermo, Cristo abandonado. ¿Por demos quedar
indiferentes? ¿Podemos quedar tranquilos?

Y éste es uno de los puntos más importantes de la vida espiritual: desamparar al menor
de nuestros hermanos es desamparar a Cristo mismo; aliviar a cualquiera de ellos es

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aliviar a Cristo en persona. Por esto nos dijo Cristo que todo el bien o el mal que
hiciéramos al más pequeño de sus hermanos a Él lo hacíamos. Por eso Juan nos dice ¿Si
no amamos al prójimo a quién vemos, ¿cómo podemos amar a Dios a quien no vemos?

PETICIÓN EJE: Señor, que yo esté presto y diligente al servicio de los más
necesitados, y que en ellos pueda encontrarte.

TEXTO BÍBLICO: “Llénenme de alegría teniendo unos mismos sentimientos,


compartiendo un mismo amor, viviendo en armonía y sintiendo lo mismo que nuestro
Señor…Tengan pues los sentimientos que corresponden a quienes están unidos a
Cristo Jesús” (Flp 2,2.5.)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: Para Alberto Hurtado, Cristo es simplemente todo: la


razón de su vida, la fuerza para esperar, el amigo por quien y con quien acometer. Ve a Cristo en
los demás hombres y mujeres, especialmente en los pobres: “El pobre es Cristo”. Como sacerdote
se siente Signo personal de Cristo, llamado a reproducir en su interior los sentimientos del Maestro.
Cuando el Padre Hurtado se pregunta “¿Qué haría Cristo en mi lugar?, está revelando el secreto del
camino de santidad, de su ser contemplativo en la acción”. Esa es la regla de oro que conduce su
vida. No se trata de imitar mecánicamente lo que hizo Jesús… Sino de tener la capacidad de
discernir qué haría Él hoy.

COMPARTIR: ¿Es Jesucristo el centro de nuestra vida? ¿Qué actitudes de Jesús vemos
en la gente de nuestra comunidad y en quiénes?

OFRECIMIENTO: Con generosidad, ofrezcamos a Dios todo lo que somos y todo lo


que tenemos, para que Él haga en nosotros lo que quiera y nosotros queramos todo lo que
Él haga. Finalicemos diciendo

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Cristo vaga por nuestras calles en la persona de tantos pobres dolientes, enfermos,
desalojados. Cristo está acurrucado bajo los puentes en la persona de tantos niños que
no tienen a quien llamar padre. Cristo no tiene hogar ¿No podemos dárselo nosotros
los que tenemos la dicha de tener un hogar y comida abundante?”

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6TO DÍA: CONCIENCIA DE DEPENDENCIA
UN POCO DE HISTORIA: De vuelta en Santiago, en febrero de 1936, comienza su
apostolado con los jóvenes, de modo especial, en el Colegio San Ignacio y en la
Universidad Católica. Pero la tarea educativa del P. Hurtado no se limita sólo a las clases;
el carisma de este apóstol atrae a los jóvenes más allá de los compromisos académicos.
Promueve el servicio a los más pobres, porque “ser católicos equivale a ser sociales”. Al
mismo tiempo, da gran importancia a los retiros espirituales. Varias veces durante el año
impulsará a diversos grupos, de jóvenes y adultos, a un encuentro profundo con el Señor
y a buscar con seriedad la voluntad de Dios. En uno de estos retiros afirma: “Todo
cristiano debe aspirar siempre
A inicios de 1941, el Padre Hurtado es nombrado Asesor de la Acción Católica de
jóvenes de Santiago. La Acción Católica había sido impulsada en 1923 por el Papa Pío
XI, y significó un decidido impulso a la participación activa de los laicos en la Iglesia.
Trabaja también con alumnos de liceos fiscales de Santiago.
El mismo año 1941 publica un libro que marcó una época: ¿Es Chile un país
católico?, que con gran agudeza, optimismo y valentía abre los ojos de muchos católicos
acerca de la verdadera situación del catolicismo en Chile, señalando el grave problema
de la escasez de vocaciones sacerdotales. Es un tiempo de profundas transformaciones, el
mundo es disputado por ideologías opuestas y totalitarias, mientras Europa se desangra
en la Segunda Guerra Mundial. El P. Hurtado se estremece ante los horrores de la guerra,
pero además comienza a pensar cómo reconstruir, con Cristo, el mundo de la postguerra.

REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “Ojalá, pues, mi querido amigo, que


te empapes de calma, de adoración. Esta última palabrita es la que más quiero recalcarte:
adoración. Tratar de palpar la inmensa grandeza de Dios, algo de lo que se ve en el
Antiguo Testamento y que una explicación excesivamente dulzona nos hace olvidar a
veces. Es absolutamente necesario hacer amistad con Cristo, en el sentido de una
fraternidad con Él, pero que nada nos haga olvidar la distancia infinita que nos separa;

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que si Él nos llama sus hijos no es porque tengamos derecho, sino por un gesto de su
infinita bondad.
Lo que más te deseo –te lo repito una y mil veces– es que vuelvas con mucho espíritu de
adoración, con mucha paz interior, con una gran disposición a ser un instrumento de
Cristo. En esto está la santidad. Ninguna definición tan hermosa de oración he encontrado
como la del P. Charles: “Orar es conformar nuestros quereres con el querer divino, tal
como Él se manifiesta en sus obras”.”

PETICIÓN EJE: Señor, dame la gracia de estar siempre unido a ti

TEXTO BÍBLICO: “Permanezcan en mi como yo en ustedes. Lo mismo que el


sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco
ustedes si no permanecen en mí.” (Jn 15,4)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: La vida de oración de Hurtado es otro de los


aspectos que llama la atención. ¿Cómo puede ser que una persona tan hábil y decidida
para las acciones por los demás, dedique tanto tiempo a rezar? ¿Y si todo ese tiempo lo
sumara a sus esfuerzos? ¿Además, qué es más importante: ayudar a los demás o pasarse
tiempo en actitudes solitarias, silentes, tratando de conectarse con Dios, ¿tarea de por sí
difícil y costosa? ¿Hurtado nos lleva a la respuesta de la pregunta sobre qué es rezar?
Hurtado muestra que rezar es el reconocimiento permanente de que nada se puede sólo.
Hurtado enseña que lo primero es saberse sarmiento, es decir prolongación de la planta
central. Y que, si no fuera por ella, no hay esperanza de florecer. Y lejos de ser una
frustración, es la mayor de las alegrías, porque si en mi vida veo que hay algo de fruto, es
que estoy unido a la planta. Sin planta no hay sarmiento vivo. Y lo que los une es una
delicadísima yema por donde pasa la vida a chorros. De esa yema dependen las hojas y
los racimos del sarmiento.

COMPARTIR: ¿Cuántas veces nos detenemos a admirar los racimos sin tomar
conciencia de la delicada y frágil unión entre el sarmiento y la vid? ¿Cómo es mi
oración?¿Cómo está mi relación con Dios o mi vida espiritual?

OFRECIMIENTO: Dios nos manda a través de la vida de Alberto Hurtado, un mensaje,


quiere que recuperemos la justicia, deshagamos las desigualdades, seamos fraternos,
equitativos, veamos a los demás como tan o más dignos que uno mismo, que defendamos
y acojamos a los pobres, la humildad, la caridad, la misericordia, la justicia, la paz, etc.

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Mi felicidad no consiste en otra cosa que, en hacer la voluntad de Dios, con alegría o
sin ella, sea cual fuere el juicio de los hombres […] Fin: unir mi voluntad a la de
Cristo, hacer de mí otro Cristo.”

14
7MO DÍA: LA OPORTUNIDAD DE LA MUERTE
UN POCO DE HISTORIA: Su fecundidad pastoral lo lleva, a los pocos meses, a ser
nombrado Asesor Nacional de la Juventud de la Acción Católica. Recorre el país
organizando los grupos y predicando retiros. Su labor no es comprendida, y comienza a
sentir que no cuenta con la confianza de Monseñor Salinas, su amigo de la Universidad,
y Asesor General de la Acción Católica. Debido a este clima de discrepancias y tensiones,
en abril de 1942, presenta la renuncia al cargo de Asesor Nacional de la Acción Católica,
renuncia que es rechazada por los obispos chilenos. El trabajo continúa: en febrero de
1943, zarpa hacia Magallanes para formar la Acción Católica en Punta Arenas, visitando
además Puerto Natales y Porvenir. La fecundidad de esta visita permitirá la celebración
posterior de un Congreso Eucarístico y un cambio de ambiente en relación con la Iglesia.

Posteriormente, se seguirán suscitando incomprensiones y divergencias con


Monseñor Salinas. Las críticas que se repiten son falta de espíritu jerárquico, ideas
avanzadas en el campo social y una cierta independencia respecto del resto de las ramas
de la Acción Católica. Ello motiva, finalmente, a que renuncie indeclinablemente a su
cargo, en noviembre de 1944. La situación debió ser muy dura para él, dado que tenía
muchas esperanzas puestas en la Juventud Católica. Por otra parte, la oposición no venía
‘de la jerarquía’, pues contaba con el apoyo y la admiración de numerosos obispos, entre
ellos, el Cardenal Caro; la oposición venía de su propio amigo Augusto Salinas. Esta
amarga situación, heroicamente aceptada, fue la ocasión de una gran maduración
espiritual para el P. Hurtado

REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “En la vida no hay dificultades, sólo


hay circunstancias. Dios lo conduce todo, y todo lo conduce bien. No hay más que
abandonarse, y servir a cada instante en la medida de lo posible.
Que cada día sea como la preparación de mi muerte, entregándome minuto a minuto a la
obra de cooperación que Dios me pide, cumpliendo mi misión, la que Dios espera de mí,
la que no puede hacer sino yo.

15
¡Qué prueba tan fácil! ¡Qué precio tan barato para una gloria eterna! ¡Algunos años
difíciles, enfermedades, desolaciones de mi alma, luchas y temores! ¡Qué pequeñas
fueron! ¡Qué cosa tan despreciable es la vida humana mirada en sí misma!, ¡qué
incomparables sus efectos de eternidad! Ha sido para mí como una semillita pequeña y
barata que germina y madura para la vida eterna.”

PETICIÓN EJE: Señor, dame más conciencia y tranquilidad a cerca de la muerte, y


que acogiéndola o tendiéndola presente yo pueda gastar la vida cumpliendo tu voluntad

TEXTO BÍBLICO: “En verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda el solo, pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12,24)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: Alberto Hurtado, desde su compromiso de ser


instrumento, tenía claro que la muerte es una oportunidad más para servir. Solamente con
recordar las diferentes actitudes frente a su agonía, es posible descubrir en Hurtado que,
hasta su propia desaparición, luego de dolor y sufrimiento, era sólo una circunstancia.

Mientras sus amigos anticipaban el llanto por la inminente desaparición de un verdadero


hombre de Dios, Hurtado sonreía, agradeciendo una nueva oportunidad de salir al
encuentro del que necesita. En este caso no a través de pedidos, búsquedas de huérfanos
o linyeras, sino a través de ofrecer la propia vida, con la conciencia de que tampoco es
propia, sino del mismo Dios que inspiró aquellos primeros dolores de alma por las
necesidades de los más pobres. Al parecer, Hurtado se moría y si bien estaba en marcha
toda su obra, no se veía el final de las miserias, sino sólo paliativos. Y a pesar de eso
moría sonriendo. Hurtado nos enseña que no es el éxito el que cuenta, sino el esfuerzo
por estar atento para poner todo de sí a favor de los demás por amor a Dios. Hasta la
propia vida.

COMPARTIR: ¿Cuál es mi concepto de la muerte? ¿Cuál es mi concepto de éxito y


fracaso en la vida diaria? ¿Cómo podemos ayudar en nuestros territorios y comunidades
a sanar el dolor ajeno?

OFRECIMIENTO: Con generosidad, ofrezcamos a Dios todo lo que somos y todo lo


que tenemos, para que Él haga en nosotros lo que quiera y nosotros queramos todo lo que
Él haga. Finalicemos diciendo

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Mi vida es pues, ¡un disparo a la eternidad! El fin del hombre: ¡la divinización de su
vida! La muerte no es sino el momento de entrar en la posesión descubierta de ese Dios
que velado estaba vivificando mi vida.”

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8VO DÍA: SERVIR: UNA OPORTUNIDAD INELUDIBLE
UN POCO DE HISTORIA: EL HOGAR DE CRISTO. El mes anterior a su renuncia,
tal como él mismo lo relata, una noche fría y lluviosa, se le acerca “un pobre hombre con
una amigdalitis aguda, tiritando, en mangas de camisa, que no tenía dónde guarecerse”.
Su miseria lo estremece. Pocos días después, el 16 de octubre, dando un retiro para
señoras, en la Casa del Apostolado Popular, habla, sin haberlo previsto, sobre la miseria
que hay en Santiago y la necesidad de la caridad: “Cristo vaga por nuestras calles en la
persona de tantos pobres, enfermos, desalojados de su mísero conventillo. Cristo,
acurrucado bajo los puentes, en la persona de tantos niños que no tienen a quién llamar
‘padre’, que carecen hace muchos años del beso de la madre sobre su frente... ¡Cristo no
tiene hogar! ¿No queremos dárselo nosotros, los que tenemos la dicha de tener hogar
confortable, comida abundante, medios para educar y asegurar el porvenir de los hijos?
‘Lo que hagan al más pequeño de mis hermanos, me lo hacen a Mí’, ha dicho Jesús”. Y
así nace el Hogar de Cristo. A la salida del retiro, recibe las primeras donaciones: un
terreno, varios cheques y joyas.
En mayo de 1945, el Arzobispo de Santiago, Mons. José María Caro bendice la
primera sede del Hogar de Cristo. Al año siguiente se inaugura la Hospedería de la calle
Chorrillos. Poco a poco, el Hogar de Cristo crecerá hasta niveles admirables, prestando
un inestimable servicio a los más pobres y creando una corriente de solidaridad que
actualmente ha superado las fronteras de nuestra patria. Su propósito es no contentarse
con dar alojamiento: “Una de las primeras cualidades que hay que devolver a nuestros
indigentes es la conciencia de su valor de personas, de su dignidad de ciudadanos, más
aún, de hijos de Dios”. Los niños del Mapocho debían llegar a ser obreros especializados.
Entretanto continúa su labor formativa entre los jóvenes, y prosigue con la
predicación de retiros. En junio del mismo año, en una charla de preparación a la fiesta
del Sagrado Corazón, recuerda a los estudiantes su responsabilidad social,
responsabilidad que es una consecuencia de las palabras de Cristo: “El deber social del
universitario no es sino la traducción concreta a su vida de estudiante hoy y de futuro
profesional, mañana, de las enseñanzas de Cristo”, e invita a cada uno a “estudiar su
carrera en función de los problemas sociales propios de su ambiente profesional”. Pide a
los jóvenes una gran generosidad, con la certeza de que “el que ha mirado profundamente
una vez siquiera los ojos de Jesús, no lo olvidará jamás”.

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REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “Servir: el placer de servir. Que cada
uno se haga un deber de su vida servir. Servicios organizados: arquitecto, médico,
abogados... que donde quiera que haya católicos haya servicios... esto como la tradición
de nuestra fe. Sirvo yo ¿a quién?
Transformar nuestra vida diaria en apostolado; que nuestro día sea una Misa prolongada.
La misión del apóstol se puede comparar a la de aquel hombre que en una ciudad sitiada
por el enemigo y a punto de perecer de sed sus habitantes, se encuentra dueño de la vida
o de la muerte de sus habitantes. Él conoce una corriente de aguas subterráneas que puede
salvar sus hermanos; es necesario un esfuerzo para ponerla a descubierto. Si él se rehúsa
ese esfuerzo perecerán sus compañeros ¿se negará al sacrificio?”.

PETICIÓN EJE: Señor, que yo pueda en todo Amar y Servir

TEXTO BÍBLICO: “Apártense de mí, malditos, porque tuve hambre y no me diste


de comer, tuve sed y no me diste de beber.” (Mt 25,42).

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: La diferencia entre una oportunidad y una


obligación está en el condicionamiento: Una puede ser elegida, la otra no.
Hurtado comprendió que al tratarse de acercar a Cristo a los demás, es decir la felicidad
a los demás, esa diferencia es inexistente. Comprendió y ejerció el servicio como una
oportunidad ineludible, inevitable, obligatoria. Es que Hurtado supo ver que en esa dura
expresión del Evangelio de San Mateo, el poder ayudar y no hacerlo es un error fatal para
uno mismo.
El servicio es la actitud natural de aquel que descubrió al verdadero Cristo. Si alguien
dice seguir a Jesús y no siente la necesidad de servir, no es verdad que sigue al verdadero
Cristo. Es, en todo caso, un invento personal al que llama “cristo”, pero con seguridad no
es el que se revela en el Evangelio y que fue prefigurado en al Antiguo Testamento.
Hurtado acorta camino como pocos en esto de amar y servir. La consecuencia ineludible
y urgente del amor cuando es verdadero es el servicio.

COMPARTIR: ¿Vivimos nuestra Fe con el servicio social como lo hizo el padre


Hurtado? ¿Tratamos con cariño al pobre o al necesitado, cuando pide nuestra ayuda? ¿

OFRECIMIENTO: Dios nos manda a través de la vida de Alberto Hurtado, un mensaje,


quiere que recuperemos la justicia, deshagamos las desigualdades, seamos fraternos,
equitativos, veamos a los demás como tan o más dignos que uno mismo, que defendamos
y acojamos a los pobres, la humildad, la caridad, la misericordia, la justicia, la paz, etc.

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Hay dos mundos demasiado distantes: el de los que sufren y el de los que gozan, y
deber nuestro es recordar que somos hermanos y que en toda verdadera familia la paz
y los sufrimientos son comunes.”

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9NO DÍA: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
UN POCO DE HISTORIA: Vuelve a sus nutridas labores habituales: predicación de
retiros, dirección espiritual de jóvenes, preocupación por las vocaciones sacerdotales, el
Hogar de Cristo, clases en el Colegio San Ignacio y en la Universidad Católica, etc. El 13
de junio de 1947, día del Sagrado Corazón, junto a un grupo de universitarios, constituye
la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH), como un modo de buscar “la manera
de realizar una labor que hiciera presente a la Iglesia en el terreno del trabajo organizado”.
Entre julio de 1947 y enero de 1948, el P. Hurtado realiza un viaje a Francia para
asistir a una serie de importantes congresos y semanas de estudio. Allá conoce la Acción
Popular (centro de acción social organizado por los jesuitas franceses, actualmente
CERAS). El 24 de agosto, pasando por Lourdes, viaja a España, y de regreso permanece
un par de días con los sacerdotes obreros en Marsella; En octubre viaja a Roma, y tiene
tres audiencias con el P. Janssens, General de los jesuitas, un encuentro con Monseñor
Montini (futuro Papa Pablo VI), y el 18 de octubre es recibido en audiencia especial por
el Papa Pío XII, que le otorga un gran apoyo. Vuelve a Francia y permanece dos semanas
con el Padre J. Lebret en Economía y Humanismo, otra institución católica dedicada al
estudio de los problemas sociales y económicos. Durante estos días, realiza un viaje
rápido a Bélgica para estudiar la Liga de Campesinos Católicos, los Sindicatos Cristianos
y la Juventud Obrera Católica. Con razón pudo escribir: “acumulo toneladas de
experiencias interesantísimas”.
De vuelta a Chile, estas experiencias le permiten madurar su proyecto de la Acción
Sindical y Económica Chilena (ASICH), poniendo como punto de partida su sólido
fundamento en Cristo y en su Iglesia. La tarea es dura y no exenta de malentendidos y
críticas injustas. La ASICH nace para ofrecer formación cristiana a los obreros, centrada
en la enseñanza social de la Iglesia, y con miras a defender la dignidad del trabajo humano
por sobre cualquier consigna ideológica. Las críticas se repiten; sin embargo, no logran
desalentar al Padre Hurtado. Luego de esto y ya para sus últimos años, impulsado por su
interés por el apostolado intelectual, funda la Revista Mensaje.
Su testimonio más conmovedor es su enfermedad y su muerte. Frente a la muerte
se revela la profundidad del hombre y se manifiesta la grandeza de Dios. Cuando le
comunican la noticia de su enfermedad incurable, el Padre Hurtado exclama: “¡Cómo no
voy a estar contento! ¡Cómo no estar agradecido con Dios! En lugar de una muerte
violenta me manda una larga enfermedad para que pueda prepararme; no me da dolores;
me da el gusto de ver a tantos amigos, de verlos a todos. Verdaderamente, Dios ha sido
para mí un Padre cariñoso, el mejor de los padres”.

19
REFLEXIONO CON ALBERTO HURTADO: “La Comunión es el centro de la vida
cristiana como Cristo es el centro del cristianismo... Cristianismo sin Cristo, es como
concierto sin músicos... y cristianismo sin Comunión, es permanecer en la pura región de
las ideas, es como un amor sin presencia, una amistad sin confidencias, una caridad sin
donación: cristianismo sin comunión es palabra hueca, vacía de sentido... ¿Queremos
solucionar los problemas del mundo? El mundo está mal, porque falta amor; la Eucaristía
es puro amor, amor que se inmola, amor que se anonada. La Comunión no es para sentir,
sino para alimentarse, para fortalecerse, para premunirse, finalmente para darle gusto a
Cristo dejándolo venir a mí, como tanto lo desea.”

PETICIÓN EJE: Señor, dame la gracia de vivir en comunidad, para así construir tu
cuerpo y tu Reino

TEXTO BÍBLICO: “Los que habían sido bautizados se dedicaban con perseverancia
a escuchar la enseñanza de los apóstoles, vivían unidos y participaban en la fracción
del pan y en las oraciones… Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en
común.” (Hch 2, 42-44)

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN: Hurtado vivió lo que creyó y creyó lo que vivió.
Precisamente, su dimensión eucarística se comprende desde su noción de vida. Para él, la
vida es un don, un regalo. Es la muestra más clara del amor gratuito de Dios al hombre y,
desde el hombre, a la creación. La vida es para Hurtado el gran escenario donde se
desarrolla la obra de Dios. La vida es la gran oportunidad que Dios da. La propia vida
tendrá sentido tanto cuanto se relacione mejor con las demás, tanto cuando esté dedicada
a mejorar la de los demás. En este contexto la fe eucarística es para Hurtado la más clara
manifestación de Dios a los hombres: Dios que se hace hombre -vida humana- y vida
misma de Dios para ser comida. Hurtado nos enseñe a comprender que la comunión nos
exige ser nosotros pan que se da para alimentar a los otros.

COMPARTIR: ¿Cómo construyo comunión, o sea comunidad? ¿Cómo seguidor de


Cristo me siento llamado a la misión y a vivir en comunión con Él y los demás? ¿Cómo
respondo a ese llamado?

OFRECIMIENTO: Dios nos manda a través de la vida de Alberto Hurtado, un mensaje,


quiere que recuperemos la justicia, deshagamos las desigualdades, seamos fraternos,
equitativos, veamos a los demás como tan o más dignos que uno mismo, que defendamos
y acojamos a los pobres, la humildad, la caridad, la misericordia, la justicia, la paz, etc.

Señor, enséñanos en todo amar y servir como lo hizo Alberto Hurtado.


Permítenos, al igual que él, ser profetas de la justicia
y refugio para los más desamparados.
Que nuestra vida sea un hogar para acogerte Cristo.
Permítenos vivir una fe comprometida, consecuente y solidaria.
Haznos vivir siempre contentos aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo y entregar nuestra vida a los hermanos.
Amén.

“Rompió el pan ¿por qué? Para destrozarlo… no, para que sea distribuido. Así los
sacrificios de mi vida, no para aplastarnos, sino para prepararnos a ser una obra de
amor.”

20
UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS
“Me viene a la mente una pequeña frase
de un santo, san Alberto Hurtado,
chileno. Trabajaba siempre, dificultad
tras dificultad, tras dificultad... Trabajaba
para los pobres. Es un santo que fue
perseguido y tuvo que afrontar muchos
sufrimientos. Pero cuando él estaba
precisamente ahí, aniquilado en la cruz
decía: «Contento, Señor, contento».

Que san Alberto, nos enseñe a ir sobre


este camino, nos dé la gracia de ir por
este camino un poco difícil del todo y
nada, de la plenitud aniquilada de
Jesucristo y decir siempre, sobre todo en
las dificultades: «Contento, Señor,
contento»”.
Papa Francisco.

Deseamos a todas y todos que esta novena sirva para acercarnos a la vida de Alberto
Hurtado, y que en ella reconozcan el llamando de Dios, que nos invita a ser felices, a
comprometernos con el evangelio construyendo la justicia, la fraternidad, la paz. Que sea
para nosotros un fuego que encienda nuestro corazón, que sea un motivo para inspirarnos
y movernos a seguir el modo humano de Jesús. Que podamos entonces, al igual que
Alberto Hurtado tener un enorme sentido y conciencia del otro, una sensibilidad a tal
punto que podamos buscar y hallar a Dios en todo y en todos quienes nos rodean y que,
ante cualquier situación de la vida, alegre o adversa podamos sentirnos contento, señor,
contento.

“Toma, Señor, y recibe


toda mi liberta, mi memoria,
mi entendimiento y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo retorno.
Todo es Tuyo: dispón de mí según tu voluntad.
Dame tu Amor y Gracia,
que éstas me bastan.”

Amén

A.M.D.G.

21
FUEGO.

Sobre un mundo malherido


he venido a traer fuego,
sobre la tierra sombría
como un carbón de tormento.
Y cuánto desearía
que estuviera ya ardiendo.
Mi corazón enardece
ante el dolor de mi pueblo,
llamarada de justicia
que desciende desde el cielo.

Llama y acción se consumen,


un río de lava ardiendo,
es Cristo que vive en mí,
un compromiso que es fuego.

Como un fuego que se enciende


para inflamar otros fuegos,
Cristo ha puesto su morada
en el fondo de mi pecho,
quema mi alma, me devora.
Mis palabras son incendio
por los niños y los pobres
que sollozan frente al templo.
Si sufren hay que gritar:
Dios quiere todo mi esfuerzo.

Animado por el amor,


urgido por el derecho,
encierro en mi corazón
la miseria de esos cuerpos
abandonados al frío.
Cómo dejar de quererlos
si sonríen por la calle
como Cristo verdadero,
si se inflama como hoguera
mi alma: llama, acción y fuego.

Texto © Francisco Jiménez, SJ


Música © Cristóbal Fones, SJ

22
BIBLIOGRAFÍA

Brouwer, D. d. (2009). Nueva Biblia de Jerusalén Revisada y Aumentada (4 ed.).


Francia: Desclee de Brouwer.

Centro de Estudios San Alberto Hurtado Pontificia Universidad Católica de Chile.


(2018). Un fuego que enciende otros fuegos. Páginas escogidas de San alberto
Hurtado (23 ed.). Santiago, Chile: Salesianos Impresores S.A.

Ediciones Universidad Alberto Hurtado . (2017). Cartas de san Alberto Hurtado, S.J.
(Tercera ed.). (S. Jaime Castellón, Ed.) Santiago, Chile : Ediciones Universidad
Alberto Hurtado.

Fernández, S., & Roblero, M. E. (2018). Lo dijo el Padre Hurtado. Santiago, Chile:
Ediciones El Mercurio.

Francisco. (28 de Febrero de 2017). La Santa Sede. Recuperado el 25 de 07 de 2020, de


http://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2017/documents/papa-
francesco-cotidie_20170228_todo-y-nada.html

Fundación Padre Hurtado. (s.f.). Obtenido de https://www.padrealbertohurtado.cl

MANOS ABIERTAS ARGENTINA. (s.f.). Recuperado el 5 de Julio de 2020, de MANOS


ABIERTAS ARGENTINA: https://www.manosabiertas.org.ar/

23
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 1
1ER DÍA: DIOS ACOGE A TRAVÉS DE BRAZOS HUMANOS ........................ 3
2DO DÍA: SER DESDE FUERA DE SÍ MISMO .................................................... 5
3ER DÍA: VER A DIOS EN TODO Y EN TODO ................................................... 7
4TO DÍA: LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS ........................................... 9
5TO DÍA: ESPIRITUALIDAD A LA LUZ DE CRISTO ..................................... 11
6TO DÍA: CONCIENCIA DE DEPENDENCIA ................................................... 13
7MO DÍA: LA OPORTUNIDAD DE LA MUERTE ............................................. 15
8VO DÍA: SERVIR: UNA OPORTUNIDAD INELUDIBLE............................... 17
9NO DÍA: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA .................................................... 19
UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS ............................................... 21
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................... 23

24

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