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TEMA: El sermó n del Monte.

TITULO: El cará cter de un verdadero cristiano Parte 4


TEXTO: Mateo 5:9-10
INTRODUCCIÓN:
1. Hacer un resumen de lo que hemos visto hasta hora V.3-8

O.T. Continuemos viendo los rasgos del carácter de un verdadero cristiano.

I. UN CRISTIANO VERDADERO ES PACIFICADOR V.9


A. El ser pacificador depende mucho de la actitud que tengamos con respecto a la concepció n del otro
y el poder de ser mansos por la obra que el Espíritu Santo ha hecho en nosotros, ya que el que
logra ser manso, es una persona con el debido dominio propio, para no tener rencillas con otros.
B. Esta cualidad de cará cter no la podemos ver en ningú n ser humano que no haya nacido de nuevo
(1 Jn 3:14-16). Esta bienaventuranza tuvo que ser bien chocante para los judíos del tiempo de
Jesú s, quienes esperaban a un Mesías político militar que pudiera, a través de la guerra, poder
liberar al pueblo de la opresió n romana. Esta bienaventuranza no le estaba cayendo tan bien a
Simó n el celote.
C. Los pacificadores no son aquellos que desean la paz a toda costa, no son aquellos que no matan ni
una mosca. Esas personas débiles, carecen del sentido de la justicia, no se mantienen firmes en lo
que debieran, son flojos de cará cter y no entienden que la paz es el producto de hacer la voluntad
de Dios.
D. Los pacificadores tienen paz porque entienden la justicia de Dios y primeramente han logrado la
paz con Dios, pues debemos entender que la persona que está en guerra con Dios y no en paz con
É l, nunca será un pacificador sino un provocador de violencia.
E. Los pacificadores: 1) no piensan en sí mismos; 2) no miran solo lo suyo; 3) saben que no tienen
derecho.

II. UN CRISTIANO VERDADERO APRENDE A SUFRIR POR CRISTO V.10-12


A. Una de las cualidades de Jesú s era que nunca engañ aba a nadie. Nunca dejo a nadie en duda en
cuanto a lo que sucedería si esa persona escogía seguirle. Jesú s estaba seguro de que había venido
“no para hacer la vida fácil, sino para hacer a la gente grande”.
B. El teó logo William Barclay hace una lista interesante de los sufrimientos que tenían las personas
que se convertían a Jesú s en el tiempo de la iglesia primitiva, vamos a mirar esa lista y analicemos
en qué se parece a nuestro sufrimiento por ser creyentes:
1. Un cristiano sufría en su trabajo: Si a un constructor le toca construir un templo pagano estaba
en el conflicto entre sus interés comerciales y su lealtad a Jesucristo (hacer aplicació n).
2. Un cristiano sufría en su vida social: La mayor parte de las fiestas se celebraban en el templo de
algú n dios y debían participar de las comidas que se sacrificaban para ese dios. Tenía que
disponerse a quedarse solo para poder ser cristiano (hacer aplicació n).
3. Un cristiano sufría a nivel familiar: era comú n que un miembro de la familia se hiciera cristiano
y los demá s no. Lo mismo podía suceder con un hijo o una hija; eso causaba una gran divisió n
en la familia. Era comú n ver que alguien le cerrará n la puerta de su casa en la cara por el solo
hecho de ser cristiano (hacer aplicació n).
4. Un cristiano sufría a nivel político: los echaban a los leones, les prendían fuego y los usaban
como antorchas, los cubrían de pieles salvajes y los soltaban a los perros para que los
devoraran, le arrancaban la piel con garfios, les fijaban planchas de bronce al rojo vivo en sus
partes nobles, les vaciaban los ojos, etc., todo por no adorar al emperador. (hacer aplicació n).
C. ¿Por qué el Señ or permite ese tipo de persecuciones en la vida de aquellos que hemos confesado
que Jesucristo es el Señ or? el Señ or lo permite por las siguientes razones:
1. El tener que sufrir persecució n es una oportunidad de demostrar que somos fieles a Jesucristo:
Si llegamos a un momento de nuestras vidas donde el cristianismo que profesamos nos haga
costar algo, es el momento que tenemos para demostrar que somos leales a Jesucristo
(preguntar a quien le ha sucedido).
2. El tener que sufrir persecució n hace que sea má s fá cil a los que vienen detrá s: El sacrificio que
ha pagado los cristianos antes de nosotros fueron má s fuertes que lo que nosotros hemos
sufrido, ellos nos la pusieron má s fá cil, y nosotros también se la pondremos má s fá cil a lo que
vienen detrá s.
3. Para conservar la unidad de la iglesia: No hay nadie que sufra persecució n estando solo,
siempre estaremos en la compañ ía de personas que siguen nuestra misma fe, pero nuestra
mejor compañ ía e incondicional está en nuestro Señ or Jesucristo quién nos dijo: “Y he aquí yo
estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Un ejemplo de esta compañ ía la
tenemos en Daniel 3:19-25

CONCLUSIÓN:
Só lo nos queda por hacer una pregunta: ¿Por qué es esta persecució n tan inevitable? Lo es porque la
Iglesia, cuando es realmente la Iglesia, no tiene má s remedio que ser la conciencia de la nació n y de la
sociedad. La Iglesia debe alabar lo bueno; pero debe igualmente condenar lo malo, y se hará todo lo
posible para silenciar la molesta voz de la conciencia (el aborto, el casamiento entre personas del mismo
sexo). No es el deber del cristiano individual el descubrir las faltas, criticar y condenar; pero bien puede
ser que su misma actitud y conducta sea una condena misma a las vidas de los no cristianos, y él no podrá
escapar a su odio.
No es probable que nos espere la muerte por nuestra lealtad a la fe cristiana; pero los insultos le esperan
siempre al que es fiel al honor cristiano. Las burlas le esperan al que practica el amor y el perdó n
cristiano. Puede que al cristiano le espere una persecució n real en su trabajo cuando le propongan algo
donde tiene que vender sus principios por dinero.
Cristo sigue necesitando sus testigos; Necesita personas que estén dispuestas, no só lo a morir por É l, sino
también a vivir por É l. La contienda cristiana y la gloria cristiana siguen existiendo como entonces.

TEXTO OFRENDA: Proverbios 22:29; 19:15 Principio de amar el trabajo.

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