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Presentación
Lo que presento a continuación son las diversas reflexiones que acontecieron en los años
2018 al 2020. Hago mención de la fecha porque algunas reflexiones tienen que ver con el
contexto en el cual viví en esos años.

Como todo predicador de la palabra, maestro de la Biblia, consejero bíblico, la palabra


queda siempre impregnada en nuestras vidas. Por eso de todas las reflexiones, el reclamo
del profeta hacia el pueblo israel sobre haber elegido a las cisternas rotas en lugar de a
Dios, queda impregnado en mi mente y en mi corazón como advertencia de mis elecciones.

“Cisternas rotas” es entonces el centro de estas reflexiones, que espero te contagien para
elegir siempre a Cristo y sólo a Él.

Esdras Uliel Hernández Argueta


Director de ICCS
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Sobre Servir
No hice muchas preguntas mientras conversaba con ellas. Solo se que mi corazón se
motivó a no estar solamente con los brazos cruzados. Lo que ellas platicaban era sobre la
actividad que tres días a la semana ponían en marcha. Tres días a la semana servían a
personas de tercera edad o, como decían ellas, a los abuelitos, las tres comidas del día.

Ellas mencionaban que en esa comunidad muchas personas mayores viven solas debido a
que enviudaron y sus hijos viven en la ciudad. Muchos de ellos no comen bien. Se
enferman y no pueden cocinar. Sin embargo en esa tragedia de su vida Dios movió a estas
mujeres a atenderlos y sobre todo alimentarlos. El destino de los abuelitos cambió. ¡Que
misión tan mas llena de compasión!

¿De qué manera hemos estado sirviendo en el nombre de Jesús? Muchos piensan que
servir a Dios es en el grupo de alabanza o ser panderista o ser de la danza. Lo que esté
relacionado con la música. Si ese fuera el caso en la parábola del buen samaritano el Levita
hubiera llevado al hombre herido al hospital. Sería la parábola del buen Levita. Sin embargo
el Sacerdote y el Levita pasaron de largo porque estaban “sirviendo” al Señor. Jesús los
desprecia. Desprecia su labor ya que no dejaron todo a un lado para ayudar a su prójimo.
La Biblia es bien clara entonces. Si no servimos al prójimo no estamos sirviendo al Señor.
Podemos hacer un buen culto inspirador el Domingo, pero si no servimos al prójimo de nada
sirve.
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HACIA EL CAMBIO
¿Cómo se produce un cambio en un país? ¿Qué tiene que suceder? Sin duda la única
expectativa que tenemos en nuestro país es un cambio de mando. Aunque los cambios
surgen a través de reformas que originen los cimientos para cambiar algunos males en
nuestro país. Aunque de reformas ya hemos escuchado mucho y todos sentimos que los
resultados han sido desfavorables para el mexicano común (el que vive al día con sus
actividades o negocios propios; también los empleados que viven con el salario mínimo).

¿El cambio tiene que ser solo a través de leyes y reformas? ¿No tiene que ver algo como
un “espíritu” de querer cambiar? Quizás también debamos añadir esto último. Es cierto que
tiene que haber un cambio en el gobierno en reformas donde todos ganemos. Y también es
cierto que el mexicano tiene que ser parte de ese cambio. Es curioso que aquellos, que
reparten imágenes a diestra y a siniestra sobre los lujos que viven los que están en el
gobierno, no hayan donado alguna despensa a una familia necesitada, ni participen en
algún grupo parecido. Señalo esto porque puede ser que estemos emocionados por
pensar en que podemos mejorar nuestro país a través del voto y nos engañemos que solo
esa acción es nuestra única labor.

Hace unos días vi una imagen, en un sitio social cristiano, en el cual se visualizaba a un
grupo pro aborto que estaba discutiendo con un grupo pro-vida. En la imagen el grupo pro
aborto cuestionaba al grupo pro vida si ellos iban a adoptar niños huérfanos, a lo que el
grupo pro vida dijo que no, solo no están de acuerdo en el aborto. La página cristiana
señalaba que el grupo pro aborto estaba mal, que en sí estaban confundiendo todo ya que
la mayoría de los orfanatorios están llenos de niños cuyos padres habían fallecido. Sin
embargo, quitándole todo lo de la cuestión del pro aborto y lo pro vida, y pensando en el
cambio, ya que he visto muchos amigos pastores abanderando cierto partido, debemos
cuestionarnos sino solo andamos predicando y no actuando. Diciendo y no haciendo. O
quizás predicando un mensaje a la mitad. ¿No será que también nosotros como iglesia
pensamos que para que sucedan cambios sociales en nuestro país el único que lo puede
hacer y tiene la tarea de hacerlo es el “gobierno” mismo?

Somos libres de ejercer el voto como ciudadanos. Elegir al partido que más nos convenga o
convenga. Pero tenemos que estar alerta de lo que sucede en nuestro corazón. Tenemos
que leer bien los tiempos de tal manera que no nos encontremos sustituyendo el evangelio
con la política. Si pedimos un gobierno para el pobre tenemos que ver si nuestro evangelio
también es para ellos. Si pedimos un gobierno justo, tenemos que ver si vivimos un
evangelio justo. Y aunque no tengamos un gobierno justo y para el pobre, el evangelio que
proclamamos si debe serlo. Puede ser que nuestros ojos, nuestra pasión, no deberían estar
involucrados tanto en qué partido ganará las elecciones, sino que deberíamos desgastarnos
en cómo la proclamación del evangelio está respondiendo a las necesidades de las
personas.

Hay en la Biblia un lamento cuando el pueblo de Israel decidió tener rey. Cuando en la
historia aparece la necesidad de parecerse al sistema económico y político de las demás
naciones. “Mejor danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones”. 1
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Samuel 8:5. La razón de pedir un rey es que no les gustaba dirigirse por jueces. Sin
embargo, esta idea de jueces tenía que ver más con Dios que con Samuel. En el libro de
Jueces se narra como Dios les levantaba jueces que los mantuviera libres y centrados en
Dios. Muerto el juez se olvidaban de Dios. Había llegado entonces el momento de crecer.
Lo mejor sería crecer en no olvidarse de Dios, sin embargo, escogieron otro sendero, el de
tener un rey. ¿Cómo hubiera sido ese pueblo de Israel sin que hubieran elegido la
monarquía? ¿Qué modelo de sociedad nos hubieran heredado? ¿Qué tipo de gente
hubiera tenido? Una respuesta a estas preguntas es el Nuevo Testamento, donde la
iglesia de Cristo es la que se levanta como ese modelo. ¿Necesita la iglesia de Cristo una
ley del gobierno para compartir sus riquezas, para actuar en justicia, para socorrer al
necesitado, para amparar al huérfano y a la viuda, para vivir en comunidad? De ninguna
manera.

En tiempos de elecciones la iglesia no debe venderse a un candidato o partido político. La


iglesia debe mostrarse, a la nación donde pertenece como el mejor modelo de sociedad.
Mostrar que no es guiada por una doctrina política, de cierto partido político. Mostrar que no
la guía cierto modelo económico. Mostrar que la guía, que nos guía, es la presencia de
Dios que ofrece un mejor camino. Mostrar que transita en el Camino, que vive la Verdad y
que tiene Vida. Un pueblo sin Cristo persistirá en vivir los males de los cuales se queja.
Así que en las pequeñas comunidades cristianas se debe reflejar un modelo de sociedad
que vive y se guía por la libertad, la libertad de tener a Dios como Señor y Rey.
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EL FANTASMA QUE ACUSA A LOS HERODES


(Marcos 6:14-29)
Recuerdo un cuento que leí cuando estaba en la primaria el cual se llamaba “los ciruelos”.
Se trata de que un niño llamado Juan comió sin permiso de su mamá una ciruela. La mamá
cuando llega a la cocina cuenta las ciruelas y se da cuenta que falta una. Para hacer
confesar a Juan ella menciona que falta el hueso de la ciruela y lo más probable es que el
que se comió la ciruela, también se comió el hueso y, si eso sucedió, puede morir. Con esa
amenaza Juanito confiesa y dice: ¡No, no, lo tiré por la ventana!

De niños tenemos muchos miedos porque no sabemos toda la información que sucede a
nuestro alrededor. Le tenemos miedo a la oscuridad, a los extraños, al abandono. También
le tenemos miedo a los animales, y lo más común es el miedo a las pesadillas que ocurren
al dormir. Al crecer superamos esos miedos y añadimos otros.

De adultos tenemos muchos miedos también. Pero el principal miedo es el que apela a
nuestra conciencia. El miedo a que aparezcan los fantasmas del pasado y nos acusen de
las cosas que hicimos. El miedo de que aparezcan los testigos contemporáneos (las
paredes, el viento, las nubes: estos testigos mudos) y hablen de lo que hacemos en secreto.

Luciano Benjamin Menendez era el nombre de un exmilitar de alto rango en Argentina que
fue sentenciado por crímenes contra la humanidad. Murió el 27 de Febrero del 2018. El
asesino a miles de personas en los años de 1976 a 1983, en la época de la dictadura en
Argentina. Cuando a él se le juzgó en el 2008 él no esperaba que aparecieran testigos tras
testigos acusándolo de su proceder. Testigos que despertaron su conciencia. Una
conciencia que le dio oscuridad a su vida aun en la luz del día.

El libro de Marcos en el capítulo 6, versículo 14 nos narra que la fama de Jesús fue
escuchada por el rey Herodes. Y él menciona, en el versículo 15, que Jesús era Juan, al
que había decapitado, que se había levantado de entre los muertos. En seguida el relato
describe la razón del porque había asesinado a Juan. La razón era porque Herodes tomó
por esposa a la mujer de su hermano y Juan el Bautista le había dicho que no le era lícito
tener la mujer de su hermano.

Quizás para Herodes y para muchos más, al asesinar a Juan había acabado con esa voz
que les manifestaba que vivían en corrupción. Ahora aparece Jesús, con el mismo mensaje
de Juan el Bautista, y para ellos es un fantasma que regresa para acusar sus conciencias.

Herodes representa al tipo de personas que abusando de su poder, actúan bajo el criterio
de su propia maldad y, ya que tienen cierto poder, encubren y callan la voz que pueda
acusarles.

Cuando cometemos alguna falta, un pecado, lo primero que se nos ocurre es encubrir
nuestro pecado de tal manera que “el pago justo” por nuestra falta no se lleve a cabo. No
nos gusta enfrentarnos a las consecuencias de nuestra falta. Cuando cometemos una
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infracción al conducir nuestro auto, en lugar de pagar el alto costo de nuestra multa,
buscamos la manera de sobornar al policía vial.

Aunque nuestra conciencia nos acuse, encubrimos nuestras faltas, fingiendo que no ha
pasado nada. Ofendimos, insultamos, herimos, nos corrompemos, pero buscamos
disimular, manteniendo en oculto lo que pasa en realidad en nuestra vida.

Tarde o temprano, nuestra conciencia vuelve a acusarnos. Se levanta de entre los muertos
para recordarnos la vida impía que estamos viviendo. Para señalarnos que no está bien las
cosas que estamos haciendo.

En la lectura de Marcos 6:14 en adelante, Jesús y su fama, aparecen como un fantasma


ante Herodes. Un fantasma que los acusa. Un fantasma que se convierte en la conciencia
de Herodes. No se nos dice si Herodes también piensa matar a Jesús, aunque el peligro
está latente. No se nos dice si Herodes quisiera arrepentirse de sus acciones. Pero lo que
si se nos muestra es que no tuviéramos conciencia de lo que estamos haciendo mal si
Jesús no aparece en nuestras vidas.

Y esto es lo gratificante de este pasaje. Ya que el acercarnos a Dios, él se convierte en


nuestra conciencia y nos llama, de una manera implícita, a convertirnos de nuestros
caminos. Porque no sé si ustedes quieren, como dice el dicho, “vivir tapando el sol con un
dedo”. Bien deberíamos escuchar el libro de Proverbios que nos dice esto: “ el que encubre
sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia
(Proverbios 28:13). Tenemos que abandonar la costumbre de encubrir el pecado.
Intentamos hacerlo (encubrir nuestro pecado) con la mentira—que niega dicho pecado—,
con la hipocresía—que lo oculta—, con la jactancia—que lo justifica—y con una ostentosa
profesión de piedad, que procura compensarlo. Debemos apartarnos del pecado: una vez
reconocida nuestra falta, tenemos que renunciar a toda intención presente o futura de seguir
en ella. No podemos continuar en rebeldía y al mismo tiempo morar con el Rey en su
majestad. Hay que abandonar la costumbre del pecado, así como todos los lugares,
compañeros, ocupaciones o libros que nos puedan desviar.

Una vez dicho este punto podemos observar que el texto nos invita a reflexionar sobre la
manera en que estamos siendo testigos de Jesús. ¿Qué efecto tenemos en nuestra
comunidad como testigos de Jesús? ¿Seremos la conciencia de nuestra comunidad? Y si
lo somos, ¿hasta dónde estamos siendo esa conciencia, es decir, hasta qué lugares hemos
llegado?

Jesús nunca acusó de manera directa a Herodes y a su gobierno. Pero su mensaje, su


actuar con aquellos que le acercaban, y la manera en que Jesús cambiaba la vida de
aquellos que le tenían fe, hacía mostrar las carencias, las debilidades, la corrupción de
Herodes y su gobierno. ¿Sómos nosotros eso hoy en día? Podría ser que no nos
levantemos en marcha con carteles en mano denunciando al sistema de liderazgo de
nuestra comunidad, pero nuestro silencio, de predicar y vivir un evangelio que transforma
debería convertirse en una fama que haga conciencia a los que gobiernan.
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Añadamos el “Viva México”


¡En Cristo Jesús todos somos uno!, así dice el Apóstol Pablo.

El calendario cristiano en muchas congregaciones ahora tiene, como parte de sus


festividades cristianas, la celebración del día de la independencia. Celebrar el día de la
independencia lleva como consecuencia un nacionalismo. Identificarnos con la nación a la
que pertenecemos y así aprobar que nuestro mundo esté fragmentado. Que los seres
humanos tengamos fronteras entre nosotros mismos. Parece ser una exageración esto que
señalo, pero desde el pensamiento cristiano ¿es lícito tener una sensación “nacionalista”?
¿va de acorde con nuestra fe?

Pero ahora anhelaban una mejor patria, esto es, la celestial; por lo cual Dios no se
avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les había preparado una ciudad. Hebreos
11:16

Lo más curioso de esta fecha de la independencia es que las iglesias cristianas no hacen un
llamado a reflexionar sino a celebrar los hechos de la independencia. Se encierran en sus
templos para ir vestidos con ropa típica, algunos hacen como una feria (juegos y comida),
otros van vestidos como los héroes de la independencia, otros añaden el grito de
independencia de los “vivas” y terminan diciendo “viva Cristo”, para darle el toque cristiano
por supuesto.

La idea no es ser contracultura sino sentirnos identificados con un país, con el país al que
pertenecemos. Jesús se identificaba con sus fiestas nacionales; y este ha sido el pretexto
para muchos. Sin embargo la fiesta nacional, en la que Jesús está identificado, era por el
testimonio de Dios en la intervención de la historia. De hecho Jesús mismo estaba siendo
el nuevo evento, Dios interviniendo en la historia de la humanidad, que no solo una nación
celebraría, todas las naciones celebrarían la llegada de Jesús, su vida y obra. Entonces,
¿es la independencia de México un acto divino? ¿Dios fue el paladín de ese evento
histórico? Si la respuesta es sí, entonces se justifica que el “día de la independencia” esté
en el calendario cristiano. Si la respuesta es no, ¿cuál es la justificación?

Desligarse de las ataduras es difícil. Nos cuesta despegarnos del materialismo. Nos cuesta
no sentirnos orgullosos por nuestro apellido. Nos cuesta no sentirnos privilegiados por haber
nacido en tal lugar. Nos cuesta no sentirnos vacíos cuando todo mundo celebra su atadura
a un nacionalismo y nosotros anhelando la patria celestial de la cual somos ciudadanos y a
la que cualquiera que cree en Cristo puede pertenecer. Nos cuesta entender que el
evangelio rompe fronteras, razas y géneros. Lo proclamamos pero nos cuesta vivirlo.
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Sobre cultura en las escuelas


Obviamente lo que voy a escribir quizás predomine mi postura religiosa “protestante”. Es
decir, la postura protestante, conlleva una crítica a aquellas formas en que los diferentes
organismos, la fe, la educación, la política, y muchos mas, hacen de la vida del ser humano,
una forma de esclavitud. También el pensamiento surge desde mi contexto, desde lo que
vivo y desde donde me encuentro con mi fe.

Esta semana las puertas de las escuelas, por lo menos desde Preescolar hasta
Secundaria, estarán unos días cerradas y otros días abiertas. Las razones son estas: este
lunes los maestros marcharan. Martes y Miércoles abrirán sus puertas para clases y los
días Jueves y Viernes suspensión de labores por fiestas tradicionales.

Hoy lunes los maestros se tomaron el día para la lucha de sus derechos. Como dueños
únicos de la educación cerraron las puertas y los alumnos hoy no tuvieron derecho a
aprender algo más. Aunque ya es algo típico de Oaxaca, maestros marchando, el asunto ha
perdido seriedad. Su lenguaje arcaico de diálogo y lucha se suma más a la pérdida de lo
civil que ya lamentablemente ha surgido desde muchos sectores de la sociedad.

Mañana y el Miércoles estarán las puertas abiertas de las escuelas pero muchos alumnos
no irán a clases (una minoría). La razón es debido a la intolerancia de CREDO que los
mismos maestros promocionan. Los CREDOS de los maestros van disfrazados de
“enseñanza cultural”. Su forma de manifestar la intolerancia es obligar a los alumnos no
solo a aprender la tradición sino a experimentarla, a vivirla, pasando por encima de lo que la
familia a la que pertenece el alumno a optado por creer.

Así que esa minoría de alumnos faltará a clases siendo castigados por sus maestros con
ponerles “inasistencia”. El poder del maestro sobre el alumno, un abuso común. Aunque se
escucha a los maestros decir: “los alumnos si quieren estar en las fiestas (comparsas, altar
de muertos), son los padres los que no quieren. ¿Quien entonces formará al individuo fuera
de la ciencia? ¿la familia o la escuela? ¿Tiene la escuela el derecho de ir en contra de las
tradiciones de las familias; aunque sean contrarias a las tradiciones de las mayorías?

¿Hasta donde en nombre de la cultura se pisotean los derechos de los demás; las creencias
de los demás? ¿Quien crea a quien? ¿El hombre a la cultura o la cultura al hombre? ¿Las
tradiciones son para que el hombre siga existiendo o el hombre existe para que vivan las
tradiciones?

La escuela por consiguiente trata de sobrevivir ante el crecimiento de la ignorancia en este


mundo globalizado. Y será muy difícil pedir maestros que no reflejen en su vida sus
inclinaciones, sus gustos, sus preferencias. Sin embargo tienen que aprender a reflexionar,
los que están en las instituciones educativas, y recordar que su labor es despertar en el ser
humano el espíritu de la búsqueda del conocimiento.
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Mirad que nadie os engañe


Jesús le decía a sus discípulos respecto al fin del mundo esto: “Mirad que nadie os
engañe”. Para no ser engañados tenemos que saber la verdad. Y para saber la verdad
tenemos que buscarla, entenderla, interpretarla, anunciarla. Buscar la verdad es necesario
para entender las voces que dicen tener la verdad. La verdad sobre la vida social, la
verdad sobre la mejor política, la verdad sobre la economía, la verdad.

La fe cristiana profesa seguir la verdad, pues el seguir a Jesús es seguir la Verdad. Jesús
dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Es por eso que podríamos nosotros expresar
que estamos en la verdad. Sin embargo nos encontramos siguiendo otras verdades. Es
muy notorio observarnos en nuestras comodidades y el mundo cayéndose. Hemos creído
la verdad de la comodidad por nuestros esfuerzos propios y no como una bendición. Por
eso no compartimos, por eso nuestra mentalidad es egoísta.

Los que dirán que tienen la verdad utilizaran el “terror, el pánico”, para que nosotros
creamos su verdad. Ante el terror, ante el pánico nos encontramos protegiéndonos a
nosotros mismos. Creamos nuestra propia fortaleza individual o familiar. Cerramos
nuestras puertas con doble llave; nos aseguramos que nuestros hijos estén educados, que
ante las pocas oportunidades nuestros seres queridos ellos puedan tener esas
oportunidades. Y nuestro evangelio de “amor al prójimo” se limita a un enfoque de
autoprotección.

¡ Mirad que nadie os engañe! La advertencia que ignoramos.


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Sofonías 3:14-15
Canta,oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón,
hija de Jerusalén. Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es
Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. Sofonías 3:14-15

Sin duda esto significa fiesta. Cantar, dar voces de júbilo, gozar, regocijarse, son palabras
que solo se ejecutan cuando se celebra, se hace fiesta.

El motivo de la fiesta es la redención. Y el motivo de que nosotros hagamos de las palabras


de Sofonías también para hacer fiesta es de alguna manera ya no estaremos en la
penitencia de nuestros pecados y la mejor de todo esto es que, la presencia de Dios estará
con nosotros.

¿Cuál es el motivo de las fiestas que celebras? Sin duda celebramos de alguna manera:
música, comida y sobre todo comida. Reímos a carcajadas, contamos anécdotas, somos
felices. ¿Has tenido fiestas con la motivación que hace el profeta Sofonías?
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Una fe reformada
Al término de este año y justamente en los preparativos de Navidad nos encontramos que
no solo nosotros los cristianos(algunos ya no) sino que aún los que no son cristianos se
preparan a celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Esto significa que
podemos llegar sin fe o con poca fe a recordar el evento de la encarnación. Bien podemos
estar con un fe vacía, sin victorias que recordar porque las derrotas nos abruman.
Podemos seguir así o hacer de Navidad una reforma misma de nuestra vida cristiana.

¿Cómo puede ocurrir esa reforma de nuestra fe? ¿Ese avivamiento?

La lectura de Malaquías 3:1-4 nos da tres claves para que podamos entender esto:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá


súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien
deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.

● En el versículo uno podremos notar que Dios está dispuesto a involucrarse en la


vida religiosa del creyente. Él es el agente activo, nosotros solamente somos
pasivos. El envía, el viene y lo ritual se encarna en Dios mismo. Aunque tenemos
problemas con el debate si el cristiano tiene religión o no, podremos observar que
nuestra vida cristiana conlleva ciertos tiempos frecuentes donde rendimos culto a
Dios. En estos cultos nuestro propósito es enfocarnos en los caminos de Dios,
anhelar la presencia de Dios y vivir dentro del pacto de salvación que Dios tiene con
nosotros. Y Dios se hace presente en ese culto cuando en verdad nos adentramos
en ese propósito.

● ¿Cuándo llegas a adorar al templo con qué propósito lo haces?

¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se
manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará
para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y
como a plata,

En los versículos 2-3 nos invitan a que examinemos nuestra conducta con estas dos
palabras: purificación y limpieza. A lo largo de nuestra vida cristiana y en este año hemos
sido confrontados cuando hemos cometido pecado. La manera en que actuamos cuando
fuimos confrontados pudo haber sido de rechazo o de aceptar nuestra culpa y confesar
nuestros pecados y así ser limpiados. Una fe no se renueva sino hay disposición de
aceptar que nuestra vida se ha corrompido. Una fe se renueva cuando somos purificados y
limpiados en la confesión.

¿Cuando la palabra te confronta aceptas tu condición de pecador?

y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de


Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.
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Al final del versículo 3 y el versículo 4 se nos menciona una ofrenda. Esta ofrenda
(“mincha” transliteración del hebreo) no significa lo que usualmente pensamos: sacrificios.
Esta ofrenda significa: oraciones, acciones de gracias, y la consagración personal al Señor.
Nuestra fe se reforma, se renueva, cuando consagramos nuestra vida a Dios. Una fe
vacía ha sido por falta de consagración, de un compromiso con Dios.

● ¿Cómo está tu entrega a Dios? ¿total o a medias?

La época en que proclamamos la venida de Cristo, su encarnación, vienen a nosotros con


el llamado de reformar nuestra fe. Fe que se renueva en una adoración genuina, una
disposición de ser purificados y un regreso a lo que sustenta la fe: oración, acción de
gracias y consagración de nuestras vidas (compromiso).
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AÚN SOMOS SUPERSTICIOSOS


La fe cristiana no ha logrado hacernos crecer en el área de la superstición. Quizás ya no
vivimos atados a cuestiones como las famosas “leyendas” de los pueblos pero en su lugar
adquirimos aquello que definimos como “profecías” y le damos nuestro toque de
superstición.

La noche pasada se vio en los cielos un eclipse de Luna y el color que vimos fue de una
tonalidad roja. Encontramos un texto bíblico que dice así: “el sol se convertirá en tinieblas y
la luna en sangre”. Dentro del literalismo cristiano esperan ver este tipo de señales para
denotar un día apocalíptico. A pesar de que la ciencia explica el por qué sucede este
fenómeno, aún así el hecho de que esto esté en la Biblia y dentro de profecías, queremos a
“fuerza” que estos fenómenos tengan un resultado apocalíptico.

Decir lo contrario para muchos va a sonar así: “tomas lo que te conviene”. Aunque la verdad
ellos agarran todo porque no quieren madurar en su fe. Pero quiero explicar un poquito de
algunos detalles que se tienen que entender sobre “el sol se convertirá en tinieblas y la luna
en sangre”.

Antes que nada debemos entender que el libro hemos designado como Palabra de Dios, es
mejor expresado en esta frase: “son los escritos que dan testimonio de Dios”. Jesús
expresa: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí! Juan 5:39 . Debemos quitarnos la idea de
que la Biblia fue dictada por boca de Dios a los escritores. La inspiración no es que Dios les
dicte en su mente lo que han de escribir. Esto significa que los escritores, escribieron lo que
comprendieron del mensaje de Dios. De alguna manera eran hombres de su época que
para transmitir el mensaje utilizaron todo lo que estaba a su alcance . Ellos desconocían
incluso que la tierra era redonda. No sabían que giramos alrededor del sol. Mucho menos
creían que la luz de la Luna era el reflejo del Sol. Entonces por lo consiguiente desconocían
cómo ocurrían los eclipses.

Significa entonces que el hombre bíblico, como en todas las culturas, suponían que aquello
que era inusual representaba alguna tragedia. El escritor bíblico lo representó como señal
de la ira de Dios. Pero el contenido del Antiguo Testamento no es enfatizar en las señales
sino en lo que el Señor hará. Para Pedro, la profecía de Joel, se cumplía cuando el Espíritu
Santo se derramó sobre ellos y les repartió lenguas. En propias palabras de Pedro: Varones
judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del
día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré
de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre
mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y
daré prodigios arriba en el cielo,
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Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en


tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; Y
todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

Pedro entendió que Dios se había manifestado. Pedro entendió que era tiempo de invocar
el nombre del Señor. Pedro entendió lo que consistía la profecía. Ese día no se convirtió el
sol tinieblas, ni la luna en sangre. Se entendía que era una forma de decir para enfatizar lo
que provenía de Dios. Lo importante era la esencia del mensaje de que Dios se acerca a
nosotros.

Yo creo que el cristiano debe recordar que cuando el sol se pone en tinieblas y la luna en
sangre (eclipses), es tiempo de predicar, no superstición, no el fin del mundo, no
catástrofes, sino lo que predicaron aquellos a quienes vino el Espíritu Santo: las maravillas
de Dios.
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Locura
Este mundo es especialista en envolvernos en sus locuras. Y justamente al batallar con
algunas de esas, que me son cómo “un aguijón en la carne” me encuentro con la Palabra y
esto me dice:

Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para que no se vuelvan a la locura. Salmos 85:8 RVR1960

No hay mejor salida para la locura de nuestra vida que esta: Escuchar lo que habla Jehová
Dios. Y lo que el habla es paz.

Perdemos tiempo en solucionar nuestras locuras en otras voces, en otras palabras. A veces
porque no queremos cambiar nuestro camino, nuestras actitudes porque nos da miedo, otra
locura más, obedecer a Dios.

Pero si no quieres vivir en la locura de tu vida, que te envuelve en sentimientos y emociones


que te destruyen, dedícate en escuchar a Dios.
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Rudeza al Predicar
El relato de los evangelios dice que Juan el Bautista anunciaba el reino de Dios y las
palabras que expresaba a su auditorio eran estas: ” Generación de víboras”. Cuando
muchos predicadores leen a Juan el Bautista se emocionan de la misma manera porque al
parecer perciben que Juan expresa estas palabras con una exhortación fuerte y van al
púlpito con el mismo espíritu y la misma intención. De hecho en muchos círculos le llaman a
la “exhortación fuerte” predicación profética. Cabe recordar que Jesús también menciona
esa expresión “Generación de víboras”.

¿Necesitaremos que el predicador nos grite fuertemente que somos una generación de
víboras? Tal creencia es confirmada en muchos predicadores debido a que cuando se les
invita a predicar y lo hacen con rudeza, y hay un llamado al altar, la gente responde
positivamente, pasan al altar. La afirmación positiva de la gente los hace pensar que en
verdad se necesita un lenguaje rudo al predicar; como dicen muchos con “autoridad”.

Sin duda, lleva a la reflexión cuando te hablan con la cruda realidad. Pero no es el modelo
de Jesús para lograr un cambio en la vida de las personas a través de las enseñanzas.

A Jesús le encontramos muchas veces enseñando por medio de parábolas, otras veces
exhortando a sus discípulos y otras veces en una plática de amigo a amigo diciendo
verdades profundas.

Hoy en día hay predicadores sin congregación, que no arriesgan sus vidas el cuidado
pastoral y se creen profetas y hablan con rudeza. Tales predicadores están faltos de
entendimiento. No se encuentran en sintonía con el evangelio.

¿Por qué tienen éxito? Debido a que las congregaciones donde se les invita hay una falta
de cuidado pastoral. La pastoral no vive el modelo de Jesús y no es una luz para su
congregación.
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Conceptos de fe que se viven


¿Cómo se construye una comunidad que tiene cómo base una fe que no da marcha atrás y
que está fijada en Jesús? ¿Qué la caracteriza? ¿Cómo piensan los que pertenecen a esa
comunidad cristiana?

El texto de Hebreos 13:1-8 nos presenta 6 conceptos que deben estar presentes en una
comunidad cristiana. Conceptos que representan una visión de vida. Conceptos que cada
integrante de la comunidad cristiana, de la iglesia, debe saber, conocer, expresar.
Conceptos que deben estar integrados plenamente en su vida.

1. Permanezca el amor fraternal (v.1) Este concepto se refiere a que la comunidad cristiana
es una familia, una familia funcional, que es consistente; que se manifiesta en relaciones de
apoyo. Jesús les dijo a sus discípulos: “en esto conocerán que son mis discípulos si se
aman los unos a los otros” (Juan 13:35).

2. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron


ángeles (v.2) Este concepto se refiere a amar al extraño también. El extraño viene de
afuera, hay muchas razones por las que podrá ir de un lugar a otro pero la comunidad tenía
que estar lista para recibir al extraño como si fuera un pariente lejano que llega a visitarlos.

Había una iglesia que celebraba congresos e invitaba a su “red” de iglesias de otras
ciudades diciéndoles que el hospedaje es gratis. La iglesia sede invitaba a participar a las
familias a que recibieran a los hermanos de otras ciudades y que se anotarán en una lista
donde expresaban que estaban dispuestos a hospedar.

Juzgue usted si funcionó o no. El año siguiente realizaron otro congreso y cuando invitaron
a iglesias de otras ciudades también enviaron una lista de hoteles, su cercanía a la iglesia y
los costos de la habitación.

3. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los
maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo (v. 3). La iglesia tenía
también a miembros de su comunidad cristiana en prisión y a algunos otros convalecientes
por los maltratos, por las torturas que les infringieron por profesar la fe cristiana.

¿Cómo se puede poner en práctica el acordarnos de esos presos cristianos y esos


maltratados cristianos? Cuando vivía en Chiapas y hacía un viaje del centro a la costa, a
mitad de camino estaban dos reclusorios y el camión donde viajaba siempre iban pasajeros
que su destino era visitar a sus familiares que estaban recluidos ahí. Algunos iba cada
semana. La razón por la que iban es para hacerle ver al preso que había una familia que le
amaba, que era parte de la familia, que estaban tristes juntamente con él pero a su vez
transmitían la esperanza de que algún día las cosas iban a ser diferentes. La iglesia no
tenía que olvidar sino hacerse presente en la vida de aquellos presos.
19

El hospital nos enseña también cómo se sufre en el cuerpo con aquel está convaleciente.
Las familias que tiene un enfermo viven ahí, parece ser que la vida no va a continuar hasta
que ellos estén bien.

La iglesia no debe olvidar las palabras de Jesús: “fui forastero, y me recogisteis; estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.” (Mateo
25:35-46)

Debido a la democracia en que vivimos ha disminuido en gran manera la persecución a la


religión cristiana. Quizás no tenemos presos por la fe o maltratados por la fe. Pero de vez
en cuando debemos recordar la historia de aquellos que expulsan de sus comunidades y
dar gloria a Dios porque hay iglesias que reciben a esas familias, les dan abrigo, techo,
comida y esperanza. Y el amor a estos nos debe hacer más leales a Dios.

4. Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los
adúlteros los juzgará Dios. (v.4) La mayoría de las cartas a iglesias hacen énfasis al
matrimonio. Es que el matrimonio puede funcionar de manera desordenada. Tanto que
llegue a ser frustración. El esposo se refiere a su esposa como su látigo, la esposa se
refiere a su esposo como “tengo otro hijo más”. Las invitaciones a ver a sus esposas como
objetos sexuales están de moda y ver a sus esposos objetos de manipulación negando el
sexo es la filosofía de hoy. El que funda su fe en Cristo honra por sobre todas las cosas el
matrimonio. Ama el texto que dice: y serán una sola carne. (Génesis 2:24)

5. Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo:
No te desampararé, ni te dejaré… (v. 5) 1 Timoteo 6:10 dice: el amor al dinero es la raíz de
todos los males. Cualquier comunidad se destruye cuando un integrante tiene como
costumbre la avaricia. Desde los matrimonios hasta empresas y gobiernos se han venido
abajo porque la costumbre es la avaricia. En el culto de oración nos recordaba el predicador
este texto de Proverbios 3:15: La sanguijuela tiene dos hijas, que dicen: ¡Dame! ¡Dame!

Una comunidad cristiana basada en la fe tiene como concepto el vivir confiando en la


promesa de Dios, contento con lo que tiene.

6. Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya
sido el resultado de su conducta. e imitad su fe (v. 7) La fe que se fundamenta en Cristo no
olvida a los que les enseñan sino que los considera, ven su conducta e imitan su fe. El
pensamiento de hoy en día no es así. Juzga lo que dice tu pastor en cada predicación es lo
que muchos dicen a aquellos que están en una iglesia diferente a la nuestra. Observa si
predica sana doctrina, sino “salid de ahí” dice el Señor. Aquí el consejo es diferente:
considerad el resultado de su conducta e imitad su fe.

Estos son los conceptos y quizás haya mucho más en otras partes de la Biblia pero lo
importante es reflexionar sobre cómo estamos expresando nuestra fe. Preguntarnos en el
cómo estamos integrando las enseñanzas a nuestra vida cristiana y a la luz de la palabra de
Dios comenzar a rectificar nuestro camino.
20

La insistencia de Dios
Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré.
“Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. Por eso los abandoné a su
obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera. “Si mi pueblo tan sólo me
escuchara, si Israel quisiera andar por mis *caminos, ¡cuán pronto sometería yo a sus
enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios! Los que aborrecen al Señor se
rendirían ante él, pero serían eternamente castigados. Y a ti te alimentaría con lo mejor del
trigo; con miel de la peña te saciaría.” Salmo 81:10-16

Esta porción del Salmo nos invita a escuchar la voz de Dios y atender a lo que él dice; ya
que Dios mismo está describiendo como esta ahora la relación entre su pueblo y él. El
pueblo no ha escuchado a Dios, no le hace caso y vive en una inseguridad debido a que
tiene enemigos, adversarios, que están haciendo de la vida del pueblo, una vida de temor,
de incertidumbre.

Aunque no le oyen y no le hacen caso, la voz de Dios suena en este salmo para recordar al
pueblo como bien pueden funcionar las cosas. Israel solo tenía que escuchar, hacerle caso
y así Dios les daría la libertad de sus enemigos y los alimentaría con lo mejor del trigo, es
decir, les proveería de recursos para que la nación estuviera económicamente activa.

En este salmo tenemos a un Dios que insiste, a pesar de que se ve obligado a abandonar al
pueblo a su obstinada voluntad. No quiere brindarles la libertad por encima de que Israel lo
desprecia sino quiere que vuelvan a escuchar, a oír, a atender su voz, solo así, como
condición, él sometería a sus enemigos. Hay que notar que Dios no actúa a favor de su
pueblo mientras ellos no escuchan; y eso nos tiene que hacer reflexionar en el cómo nos
relacionamos con él. Muchas veces le pedimos a Dios que actúe a nuestro favor: un milagro
de sanidad, solución a algunos problemas, fortaleza, etc… pero nuestros oídos están
sordos a su voluntad, y aún así esperamos que él conteste nuestras peticiones. Olvidamos
que Dios se acerca a nosotros a través del compromiso, donde ambas partes deben cumplir
con sus promesas, con las exigencias de esa relación.

Dios no es ajeno a nosotros. No es un templo o una imagen a quién acudimos en lugares


reservados para expresar nuestras plegarias y dejar ahí nuestras ofrendas. Dios está tan
vinculado a nosotros tanto que insiste en que le escuchemos, aunque le demos la espalda,
aunque no le hagamos caso.

Imagínate que todo aquello que te da inseguridad ante la vida esté ahora sometido, sin
causarte daño, sin que se hospede en tus pensamientos, sin que viva en tu corazón. Que
llegue el día en que puedas vivir sin la inseguridad y con una esperanza viva. Así es el plan
de Dios, llegar y terminar con todo aquello que causa daño en nuestras vidas, así insiste,
así nos invita a escucharle, a hacer caso. Si tan solo le escucháramos. Si tan solo
quisiéramos estar en sus caminos.
21

Cisternas Rotas
“Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de
agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.
Jeremías 2:13

¿Son estos los dos pecados que usted ha cometido: abandonar a Dios y cavar su propia
cisterna? El versículo de Jeremías 2:13 utiliza una metáfora precisamente sobre el avance
de la tecnología en aquella época en el pueblo de Israel. La región de Israel contiene valles
donde no hay cerca ríos o lagos para regar los cultivos y se tiene que depender de los
tiempos de lluvia. Al asentarse en esa región lograron construir cisternas donde ellos
pudieran retener agua para los tiempos de sequía. A veces tenían éxito pero a veces las
cisternas que construían con el material de aquella época tenían grietas donde el agua se
escapaba, eran por lo tanto cisternas rotas. La idea de la metáfora no es señalar que la
tecnología es mala sino hacer una reflexión sobre dónde hemos puesto nuestra confianza.
Podía el pueblo de Israel confiar en Dios que les provee de todo, quién les envía la lluvia y
provee de ríos, o confiar en su propia sabiduría, en su propia fuerza que es capaz de vencer
al desierto. Y esto es la intención de la metáfora: el pueblo de Dios abandona a Dios, lo
desecha, ya no lo necesita para vivir y construye su propio su dios basado en su propia
fuerza, su propio poder que es tan frágil, de hecho su fuerza, su confianza y su poder están
rotos.

¿Cómo podemos llegar a cometer esos dos pecados? ¿Cómo haremos semejante acción si
continuamente estamos acercándonos a Dios en la oración, en los cultos, en la lectura de
su palabra? ¿Cómo podríamos caer en esos dos pecados si ya no participamos de fiestas
paganas, si ya nos alejamos de los vicios?
Abandonar a Dios es tan sutil, tan parecido a la de un niño abandonando sus juguetes
porque ya creció. Así como el adolescente deja de ver a su padre cómo un héroe. Tan sutil
como cuando estábamos en continua oración porque estábamos enfermos, una vez sanos
dejamos a un lado la oración. Cómo aquel que oraba todas las mañanas pidiendo empleo,
una vez que se le fue concedido dejó de orar. Y el que sana de repente cree que fue porque
logró encontrar un buen doctor, el que encontró trabajo cree que por méritos propios está
logrando ascender y mejorar su salario.

Para poder evitar esto podemos observar lo que el oráculo dice anteriormente a nuestro
texto.

A. El pueblo de Dios se fué tras lo que nada vale y en nada se convirtió. Así dijo Jehová:
¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la
vanidad y se hicieron vanos? (Jer. 2:5) Así podemos ir tras el trabajo y convertirnos en el
trabajo, es decir algo que no le importa más que la producción, los resultados, y lo que no
funciona en base a eso es desechado. Ir tras el ahorro y convertirnos en avariciosos. Seguir
la búsqueda del placer y volvernos ociosos.

B. El pueblo de Dios olvidó la grandeza de lo que recibieron y la contaminaron. Yo los traje


a una tierra fértil para que comieran de sus frutos y de su abundancia. Pero ustedes vinieron
22

y contaminaron mi tierra; hicieron de mi heredad algo abominable. (Jer. 2:7) Puede ser que
echar a perder todo parece ser nuestra forma de hacer las cosas. Recibimos cosas buenas
y no las cuidamos. Por ejemplo: añoramos una pareja, y cuando es tiempo de formar
nuestro hogar lo contaminamos con nuestras formas egoístas de ver la vida.
Transformamos nuestro trabajo en lugares para tener una vida inmoral y de corrupción, en
lugar de ser la herramienta donde Dios nos bendice. En lugar de aportar a nuestras iglesias
o comunidades cristianas las convertimos en lugares de mal testimonio.

C. El pueblo de Dios prefirió cambiar de objeto de culto y dar su estructura religiosa a un


ídolo. Los expertos en la ley jamás me conocieron; los pastores se rebelaron contra mí, los
profetas hablaron en nombre de Baal y se fueron tras dioses que para nada sirven. (Jer.
2:8) Baal es el dios de los pueblos vecinos. Baal ofrece también un calendario religioso que
el pueblo de Dios siguió y a él le ofrecieron sus salmos, sus peregrinaciones, sus bailes, sus
comidas, sus ofrendas, como si Baal les hubiera dado la tierra. Hoy en día, hay una moda
de recordar las viejas costumbres, las viejas tradiciones, como si nuestra vida tuviera
sentido, propósito, razón de ser, con recordar, y conmemorar, con revivir algo que no da al
mundo y nunca le dará sentido a la vida.

¿Qué es lo que estás persiguiendo en tu vida? ¿En que has convertido todo lo que Dios te
ha dado? ¿Quien es el objeto de tu culto, de tu fiesta, de tu adoración, de tu
agradecimiento? Contestar honestamente estas preguntas nos llevarán a reflexionar si
realmente estamos permaneciendo en Dios, la fuente de agua viva o si estamos prefiriendo
cavar cisternas, cisternas rotas.
23

Burbujas Teológicas

Le nombro burbuja teológica a aquella verdad que se eleva y parece atractiva pero que en
determinado tiempo estallará y no será más. La razón porque se crean esas burbujas
teológicas es debido a las medias verdades que enseñamos y que por un tiempo parecen
funcionar pero al final se acaban. Incluso el creyente siente que esa verdad no le está
funcionando pero se aferra a la nada para no parecer falto de fe.

El asunto de esas burbujas es que parten de verdades bíblicas que son correctas; por
ejemplo esta declaración: “entrega toda tu vida a Cristo y tu vida será diferente”. Es una
verdad pero no hay más explicación. He escuchado de una persona que tiene problemas
con el alcohol, muchas veces dice esto: “ahora sí es diferente porque le entregué mi vida a
Dios, ya oro, ya leo la Biblia, y él está obrando en mi”. Parece ser que el único medio de
gracia es una pasividad. Es decir, creemos que Dios actúa en nosotros solo en nuestra
humillación pasiva, olvidando que Dios actúa también en nuestra humillación activa. Dios
nos favorece cuando trabajamos conforme a su voluntad. Así que esta persona volvía a
incurrir en el alcoholismo porque no hacía frente justamente al problema, no dió pasos para
buscar asesoramiento, incluso omitía que hubiera tenido problemas con el alcohol, y que
todavía tiene.

El asunto del “que” siempre tiene que ir acompañado del “como”. Si solo es el “que”, es una
burbuja que se romperá fácil. De hecho el “qué” es el más fácil de realizar; el “cómo” es con
lo que batallamos en nuestras vidas. Es un camino difícil, pero significa que vamos
encaminandonos, que vamos logrando cambios, no como la burbuja que parece ser que
nuestra vida se está embelleciendo pero realmente al final cualquier cosa puede romperla.
24

Sobre la Vida Cristiana (en la Carta a los


Colosenses)
Después de tantos años de ser cristiano y como expresaron algunos amigos, de caerse y
levantarse, podemos entender que acciones o rasgos caracterizan la vida cristiana y cuáles
no. Podemos tomar, por ejemplo, lo que Pablo escribe a los colosenses y podemos
concordar que en la vida cristiana tenemos que hacer morir algunas cosas, tales como:
inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría
(Col. 3:5). Así mismo las expresiones de nuestro carácter como son el enojo, la ira, malicia,
calumnia y lenguaje obsceno deben ser abandonadas por el cristiano, (Colosenses 3:8) ese
desorden emocional no es inherente al cristiano. Estas situaciones y muchas más,
entendemos y concordamos, en toda denominación cristiana, que no hacen al hombre un
ser libre sino esclavo, sujeto a su propia muerte. ¿Concuerdas con lo mismo?

Estas instrucciones de hacer morir y abandonar llevan el mismo significado, vivir como si no
necesitaras de ello ya que es un estorbo. Por lo tanto se tiene que tener esa visión de vida.
Para esto conlleva la pregunta del por qué el cristianismo tiene esos rasgos o más bien ¿por
qué la vida cristiana no solo consiste en “culto y misterio” sin que se involucre en los demás
asuntos de nuestra vida y sobre todo sea muy insistente en ello? Después del por qué viene
entonces el ¿cómo involucramos el cristianismo en nuestra vida?

El por qué

Si uno es cristiano de años entonces en algún momento de nuestra vida fuimos bautizados.
Conviene recordar que es el bautismo. Tomando las palabras de Pablo: “Además en el
fueron circuncidados, no por mano humano sino con la circunsición que consiste en
despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circunsición la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron
al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en
el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos. Y a vosotros, estando muertos en
pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él,
perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y
despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre
ellos en la cruz. (Col. 2:11s)

El bautismo es entonces esa confesión de fe que comprende que nosotros tengamos la


certeza de lo que es pecaminoso y de lo que no es. Y en esa confesión nos adherimos a la
vida y obra de Cristo. Nos identificamos con él.

¿Recuerdas cuando fuiste bautizado? ¿Fuiste obligado o tenías plena conciencia de lo que
confesabas en ese acto? El bautismo es ese inicio donde nuestra identidad cambia, antes
teníamos la identidad del mundo, a lo que el mundo dijera como somos , pero ahora nos
identificamos con Cristo. Esa es nuestra identidad, ese es nuestro vestido, por eso hacemos
morir las obras de la carne, por eso luchamos por abandonar todo desorden emocional.
25

Recuerdo cuando se bautizó el hermano Nucamendi, se bautizó con todo y cartera. No para
la buena suerte, sino que quiso simbolizar que aún sus ganancias estaban sujetas a Cristo.

El cómo

Buscando las cosas de arriba es el cómo. ¿Qué hay arriba? Pablo dice que está Cristo
sentado a la derecha de Dios. La tendencia más común es decir que el cristiano no tiene los
pies en la tierra. Pero no es así. Sino que el Cristiano busca a Cristo porque él es el todo.
(Col. 1:15s).

Últimamente estoy vuelto loco con tanto libro que encuentro sobre escritores que tienen
muy buena teología. En los asuntos de teología, como toda disciplina, el buscar es algo que
no se detiene. El buscar, el poner la mente, queda mucho en el olvido ya que a veces
cuando comprendemos lo que debemos cambiar, lo que no debe estar en nuestra vida nos
aventuramos en el camino del cambio siendo analfabetas del camino que emprendemos.

Si usted quiere ser una buena esposa, ¿qué dice la Biblia con respecto a ser buena
esposa? Si usted quiere mejorar su carácter, ¿qué dice la Biblia respecto al carácter, con
respecto al que es flojo, desordenado?

Un ejemplo bíblico que recuerdo es el de María y Marta. La vida de una mujer en aquellas
épocas estaba muy ligada a la responsabilidad de la cual se ocupaba Marta. La dignidad de
una mujer dependía de ello. Una mujer era alabada y era de prestigio en esas tareas. Ante
la llegada de Jesús María tenía ese dilema, cumplir con los preceptos de las tradiciones o
aprender de Jesús. Sin duda los preceptos y tradiciones no la habían llevado a ser salva.
No la habían llevado a abandonar actitudes pecaminosas. Así que eligió aprender. Eligió
observar de cerca a Jesús.

Una vida cristiana entonces abandona, hace morir todo aquello que es el mal de la
humanidad. La razón del porqué lo hace, es porque se identifica con Jesús en el bautismo,
el cómo llega a esa punto es a través de observar al Maestro, al Cristo, al Mesías.
26

Símbolos de Esperanza
«El Dios todopoderoso te ordena recibir esta escritura, tanto la copia sellada como la copia
abierta. Guárdalas en una vasija de barro, para que no se echen a perder. Dios nos
promete que en este país volveremos a comprar casas, terrenos y viñedos». Jeremías
32:15,16

El profeta ve la tragedia, el peligro que viene, la caída de la nación, así como muchos
también pudieron entender que lo mejor era salir huyendo y buscar la manera de monetizar
lo que se tenía para comprar en otro lugar. Igualmente el profeta se ve también en el dilema
de huir o quedarse. Aunque Jeremías elige seguir siendo la voz de Dios hasta el último
momento. Elige ser el profeta que con sus acciones también quiere ser la esperanza de
Dios para la visión de tragedia y desesperanza.

El libro de Jeremías también nos invita a ser profetas en nuestra época, profetas de
esperanza. La profecía que tenemos que realizar es un llamado a la esperanza. Esta
esperanza es que la vida puede cambiar a ser próspera, fructífera, llena de sueños y
grandes emociones. ¿Cómo hacemos esto?

Recientemente una pareja de nuestra congregación tuvieron ya en casa a su tercer hijo, y


ayer mismo, como paradoja, en Oaxaca, se despenaliza el “aborto” y se garantiza que el
estado lo ofrece. El mundo estará lleno de acciones hacia la destrucción, pero el profeta, la
iglesia, nosotros, tenemos que estar llenos de acciones de vida, de esperanza.

El mundo necesita ver jóvenes alejados de las drogas, adolescentes responsables,


matrimonios estables, líderes honestos, etc… Necesitan ver esas pequeñas acciones, del
pequeño grupo que sigue fiel a Dios. Necesitan ver que el mundo podrá ser diferente si
eligen el camino de Dios. El mundo de hoy en día necesita al profeta que en la tragedia
compra un terreno anunciando que vendrá el día que todo será diferente.

Y cuando somos como el profeta esto nos da una identidad, una identidad que señala que
somos “símbolos de esperanza”.
27

Sin Dios
Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Se han corrompido, hacen obras
despreciables, no hay quien haga lo bueno. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de
los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Todos se desviaron, a
una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. ¿No tienen
discernimiento todos los que cometen maldad, que devoran a mi pueblo como si comieran
pan y no invocan a Jehová? Ellos temblarán de espanto, porque Dios está con la
generación de los justos. De los planes del pobre se han burlado, pero Jehová es su
esperanza. ¡Ah, si de Sión viniera la salvación de Israel! Cuando Jehová haga volver a los
cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, se alegrará Israel. Salmos 14:1-7 RVR95

Decir desde el corazón mismo, desde lo que mueve nuestra vida, nuestra voluntad, que no
hay Dios es algo que nos debe dar temor. Negar en nuestras vidas que Dios no existe hará
que tengamos comportamientos llenos de injusticia, que tengamos vidas corrompidas e
inmorales.

Vivir sin Dios es olvidar los límites, los valores, el dominio propio, el sentido común. Es
corromper lo bueno, creyendo que nuestra ley es buena aunque nuestra conducta es solo
hacer el mal.

Bien dice el Padre Nuestro que seamos librados del mal, es decir que seamos librados de
querer abrazar el mal, de hacer nuestro una vida sin Dios.

También nos encontramos que hay otros que no tienen conciencia de Dios, y son nuestros
compañeros de trabajo, nuestros amigos, nuestros gobernantes, nuestros vecinos, y
claramente ellos al negar a Dios en sus vidas actuarán con injusticia y sus injusticias
tocaran nuestras vidas. Dios nos de fortaleza de alcanzar al necio y nos libre de la injusticia
del necio.
28

Visión
Miré a la tierra, y vi que estaba desordenada y vacía; y a los cielos, y no había luz en ellos.
Miré a los montes, y vi que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no
había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y vi que el campo fértil era un
desierto, y todas sus ciudades estaban asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su
ira. Así dijo Jehová: «Toda la tierra será asolada, pero no la destruiré del todo. Por esto se
enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé y no me
arrepentiré ni desistiré de ello.
Jeremías 4:23-28 RVR95

Recuerdo justamente el famoso drama del Espíritu de la Navidad dónde a ese hombre rico y
miserable se le daba una visión de lo que estaba ocurriendo. El ve el pasado, su presente,
el futuro. Por lo que vió este hombre hizo cambios que corrigieron su conducta aumentando
en él la bondad.

Jeremías entonces nos invita a ver, ver lo que él ve, y es una visión dónde todo está
desordenado y vacío. Ver lo que él ve debe producir un cambio. Sin embargo muchas veces
la razón por la que no hemos logrado cambios significativos en nuestras vidas es por esa
falta de visión, una visión real de cómo están las cosas en nosotros y las consecuencias de
ello.

Tal vez diremos qué sí vemos, que somos críticos, pero estas visiones son egoístas. Sí
vemos que hay algo malo lo percibimos ajeno a nosotros, fuera de nuestra culpa, incluso
somos víctimas, pero si logramos percibir algo incorrecto usamos la visión optimista de que
no todo está tan mal. En general nuestra visión parte de la idea de la dignidad, del
optimismo, de la actitud de cómo ves las cosas, de desestimar lo que sucede, de minimizar
los resultados negativos. Y es así, con este tipo de visión, que nos mantenemos vacíos y
desordenados. Así, en esta visión seguimos siendo deshonestos, siendo hipócritas, siendo
de doble ánimo, siendo maliciosos, siendo pleitistas.

Necesitamos ver, con los ojos de Dios, así como el profeta vió, ver así, nuestra cruel
realidad, y quizás así empecemos a cambiar.
29

Alfarero
La imagen más común que tenemos de Dios en relación con nosotros es la del pastor.
Leemos con gusto el Salmo 23:1 que dice: el Señor es mi pastor. Sin embargo, hay muchas
más imágenes en cuanto a entender a Dios y cómo se relaciona con nosotros. Una de
estas imágenes es la que encontramos en capítulo 18 del profeta Jeremías, donde Dios se
compara con un alfarero para mostrar así su relación con nosotros; el Señor dice así:
Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con
el barro? Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del
alfarero. (Jer. 18:6 NVI)

¿En qué sentido Dios es el alfarero, nuestro alfarero? Jeremías es enviado a la casa del
alfarero para que en ese lugar, en lo que él observa, reciba el mensaje del Señor. Y esto es
lo que ocurre en la casa del alfarero:

Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. Pero la vasija que
estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que
le pareció que le había quedado bien. (Jer. 18:3-4)

Antes de leer lo que Dios explica a Jeremías de esta imagen se puede notar en qué forma
se relaciona Dios con nosotros. El es para nosotros el que nos modela, el que nos diseña, el
que trabaja con nosotros hasta que le parezca que hemos quedado bien. Recalco la frase:
hasta que le parezca, él es el que tiene el criterio, el punto de vista de que lo que ha
quedado bien.

Jeremías recibe la explicación de parte de Dios y es esta:

En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino;


pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo me arrepentiré del
castigo que había pensando infligirles. En otro momento puedo hablar de construir y plantar
a una nación o a un reino. Pero si esa nación hace lo malo ante mis ojos y no me obedece,
me arrepentiré del bien que había pensando de hacerles. Y ahora habla con los habitantes
de Judá y de Jerusalén, y adviérteles que así dice el Señor: “Estoy preparando una
calamidad contra ustedes, y elaborando un plan en su contra. ¡Vuélvanse ya de su mal
camino; enmienden su conducta y sus acciones!” (Jer. 18:7.11)

Dios como el alfarero, puede hacer y deshacer. Para él las cosas quedan bien cuando hay
arrepentimiento, cuando se le obedece, cuando las conductas y las acciones se corrigen de
acuerdo a lo que es bueno ante los ojos de Dios. Dios como el alfarero, puede arrancar,
derribar y destruir, así como también puede construir y plantar. Para entender cómo hace
estas acciones Dios debemos recordar que la relación que tiene con su pueblo es una
relación de pacto. Deuteronomio 30:19-20 dice: “Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos
contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la
maldición. Elige, pues, la vida para que vivan tu y tus descendientes. Ama al SEñor tu Dios,
obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por el vivirás mucho tiempo en el
territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Entonces, el Señor actúa
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en consecuencia a ese pacto: si se cumple el alfarero construye y planta; si se desobedece


el alfarero arranca, derriba y destruye.

El primer problema que tenemos con esta imagen del alfarero es que vivimos creyendo que
Dios a pesar de ser desobedientes él seguirá cumpliendo su parte del pacto. Apelamos a su
misericordia, a su gracia, y vivimos sin obedecer, creyendo que él está obligado a cumplir
con su pacto. Entendemos mal la misericordia de Dios. En la imagen del alfarero si hay
misericordia, pero sucede cuando el pueblo vuelve al pacto, cuando vuelven a obedecer,
mientras no.

El segundo problema es que no nos importe, que digamos como el pueblo de Jerusalén: “Es
inútil. Vamos a seguir nuestros propios planes, y cada uno cometerá la maldad que le dicte
su obstinado corazón.” (Jer. 18:12). Es inútil que me hables sobre detener la ira, la
prepotencia, el lenguaje violento, seguiré haciéndolo. Es inútil que me hables de honestidad,
seguiré mi camino de deshonestidad. Es inútil que me hables de una vida de oración, ya me
acostumbre a vivir sin tomar en cuenta a Dios. Es inútil que me hables de crecer en la
gracia, que me hables de integridad, que me hables de santidad, que me hables de una vida
de humildad, seguiré cometiendo la maldad que dicta mi corazón.

La esperanza que surge de la imagen del alfarero es que el Señor Dios, a pesar de nuestro
obstinado corazón hacia la maldad, volverá a intentarlo una y otra vez con nosotros hasta
que quede bien. Deberíamos orar cada día y pedirle a Dios que lo vuelva a intentar con
nosotros, que trabaje con nuestras vidas, hasta que quedemos bien.
31

Justo
El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes
que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era
justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un
ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a
María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo
1:18-21

¿Tenemos que pasar por situaciones difíciles? La respuesta es sí. Los protagonistas del
nacimiento de Jesús lo experimentaron debido a que lo que estaba haciendo Dios era algo
que podría causar muchos problemas.

José es uno de los protagonistas que el evangelio de Mateo lo describe como justo. Pero,
¿Qué significa ser justo? Haciendo una comparación con un hombre justo que se llama Job
encontramos esto: Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Job 1:1. Lo que se dice de Job es entonces la
definición de lo que es un hombre justo. José y Job pasaron por circunstancias críticas; Job
la pérdida de sus hijos, el abandono de su esposa y una enfermedad que lo estaba
consumiendo. José se enfrentaba a la vergüenza y a la humillación pues con la mujer que
iba a vivir el resto de sus días estaba embarazada y él no era el padre, por lo tanto los
planes, el futuro de vida que esperaba se había acabado.

Sin embargo tanto Job como José, los dos hombres justos, experimentaron ser guiados por
Dios, estar acompañados por Dios. José recibe de parte de Dios lo que tiene que hacer. ¡Y
lo hace! Recibe a María y al niño. De Job se dice que nunca pecó a pesar de lo difícil de
cómo le estaba yendo. Y José actúa conforme a la voluntad de Dios.

¿Cómo reaccionas cuando estás en situaciones difíciles? ¿Tu bondad tiene límites?
¿Expresas que tu confianza en Dios tiene un punto de hasta dónde soportar? ¿En una crisis
donde eres traicionado, humillado, despojado sigues siendo fiel a Dios o le das la espalda?

A la mayoría nos gustaría haber actuado como cristianos en situaciones difíciles e incluso
poder saber lo que Dios quiere para nuestras vidas para así actuar con más sabiduría; pero
nos damos cuenta que actuamos conforme a “los deseos de la carne”: ira, gritería,
maledicencia, rencor, abandonarnos en la depresión, abandonar la oración, etc.

José, y en comparación con Job, nos invitan a actuar de manera justa en todo momento y
escuchar a Dios. Pero sucede que muy a menudo, en nuestras crisis, no escuchamos a
Dios. ¿Por qué? Porque en nuestra vida no hemos buscado a Dios, no nos hemos
“apartado del mal”. No andamos en los caminos de Dios por lo tanto nosotros estamos
ausentes de Dios.

En este año he vivido situaciones de crisis. Y quizás mi pregunta había sido, ¿Dónde estás
Dios? ¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Por qué no me di cuenta que estas cosas estaban
32

sucediendo? Quizás tus preguntas han sido así. Pero entendí que en lugar de preguntar el
por qué, encontré que el mejor camino es evaluar cómo está mi relación con Dios. ¿Me
encuentro siendo ese hombre temeroso de Dios y apartado del mal?

Muchas crisis vendrán a nuestra vida y no podemos prevenirlas o evitarlas, pero para poder
salir de ellas tenemos que prepararnos de antemano, y la preparación es esta: vivir una vida
justa (perfectos y rectos, temerosos de Dios y apartados del mal). Una vida así encuentra la
voz de Dios que indica el camino para entender su plan, lo que él quiere hacer en nuestras
vidas.
33

Desgarrarse el corazón
Usualmente somos enseñados a ser empoderados de esta vida y a vestirnos de
“autoestima” emprendiendo un viaje para llegar muy lejos; sin embargo, no hay que perder
de vista la fragilidad de lo que somos ante aquello que es capaz de terminar con nosotros.
Si, somos frágiles ante las enfermedades, frágiles ante la muerte cuando esta nos alcanza,
frágiles ante el Dios Todopoderoso. Tratamos de esconder nuestra fragilidad, pero lo más
conveniente es que la tengamos presente porque así tendremos oportunidad de vida.

El profeta Joel hizo una lectura de su tiempo y entendió que nada podía librar a la nación lo
que venía sobre ellos y es entonces que él hace una invitación, también a nosotros, a ser
débiles, frágiles:

«Pero ahora —lo afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón. ¡Ayunen, griten y
lloren!»

¡Vuélvanse ustedes al Señor su Dios, y desgárrense el corazón en vez de desgarrarse la


ropa!

Porque el Señor es tierno y compasivo, paciente y todo amor, dispuesto siempre a levantar
el castigo. Joel 2:12-13

La expresión de la debilidad, de la flaqueza debe ser profunda, no solo en el exterior sino en


el interior. No es solo ayunar de alimentos, sino de las acciones que mueven el corazón.
Bien podemos estar absteniéndonos de alimentos, pero pensando mal sobre el prójimo.
Bien podemos tener tiempos de oración, pero nuestro corazón está lleno de ambiciones.
No solo es lo exterior sino desgarrar el corazón mismo, que ya no lo mueve el infierno sino
la misericordia de Dios.

Hoy entonces abandona aquello que te hace fuerte y hazte débil y vive en esa debilidad
porque lo único que puede salvarnos es el Señor quién es tierno y compasivo, paciente y
todo amor. Mateo 5 dice: Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino
de los cielos.
34

Fábulas artificiosas
En el texto del día de hoy, que corresponde a 2 Pedro 1:16-21, se hace mención sobre
“fábulas artificiosas” las cuales el apóstol Pedro no ha seguido para predicar el evangelio.

Porque les hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no
siguiendo fábulas artificiosas, sino porque fuimos testigos oculares de su majestad. 2 Pedro
1:16 RVA

Aquellos a quienes Pedro estaba escribiendo se estaban enfrentando a la situación de que


la vida cristiana es dirigida a través de un pensamiento filosófico de aquella época y este es
el “epicureísmo”: el epicúreo alcanza el bien, retirado de la vida social, sin caer en el temor
a lo sobrenatural, encontrando en sí mismo, o rodeado de un pequeño círculo de amigos, la
tranquilidad de ánimo y la autosuficiencia. Para algunos entonces el cristianismo tenía que
llevar ese mismo propósito.

Entonces, aquellos que pensaban que el cristianismo se tenía que dirigir como el
epicureísmo planteaba, señalaban a los predicadores del evangelio, a Pedro, como
seguidor de fábulas artificiosas: cielo, infierno, encarnación, etc. Por lo tanto, había un
rechazo de la expansión del evangelio, había un aislamiento, un rechazo al “misterio” de
Dios, y todo se definía en tener ánimo para salir adelante y el que cada uno tuviera el
empoderamiento para ser exitoso en la vida.

Hoy en día hay mucha frases parecidas al cristianismo pero no lo son, sino una búsqueda
de alcanzar el bien que no es de manera bíblica, tales como: “cuando voy a la iglesia ahí
tengo el refugio de este mundo que me lastima”; “el Señor tiene un propósito para tu vida”
(lo cual olvida que seremos plenos en su segunda venida); “los sermones no nos deben
exhortar sino consolarnos y animarnos ya que Jesús quiere sanar nuestras heridas”; “tengo
el poder declarar con mi boca lo que va a suceder en el nombre de Dios”.

Sin embargo, Pedro, dice que no está inventado nada, él fue testigo ocular de la voz del
cielo, y esta es la autoridad para guiar nuestra vida. Guiar nuestra vida en base al evangelio
rechazando otros argumentos:

Porque al recibir de parte de Dios Padre honra y gloria, desde la grandiosa gloria le fue
dirigida una voz: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Y nosotros oímos
esta voz dirigida desde el cielo cuando estábamos con él en el monte santo. 2 Pedro 1:18
RVA
35

Y todavía no lo están
En vez de enseñarles cosas difíciles, les enseñé cosas sencillas, porque ustedes parecen
niños pequeños, que apenas pueden tomar leche y no alimentos fuertes. En aquel entonces
no estaban preparados para entender cosas más difíciles. Y todavía no lo están, pues
siguen viviendo como la gente pecadora de este mundo. 1 Corintios 3:2-3 TLA

¡Más directo no puede ser el apóstol Pablo! Cuando tenemos la fiebre de saber más
“asuntos espirituales” como saber: “cual es el plan de Dios para mi vida”, y nos damos
cuenta que vamos de mal en peor en nuestra vida cristiana, sin saber cual es plan de Dios,
es porque seguimos viviendo como la gente pecadora de este mundo.

Y si, tiene razón, si aun amo las cosas materiales como podré entender la misericordia de
Dios. Como el joven rico que estaba adherido a su riqueza no pudo entender que tenía que
seguir a Jesús. O como aquella mujer que para proteger a su recién nacido le puso una
pulsera amarilla pero aún insiste en leer el Salmo 91 sin ningún resultado de confianza en
su vida. También está aquel que quiere poder expresar palabras de amor pero no intenta
(no lo ve necesario) frenar su lengua de palabras vulgares.

Si queremos más de Dios, se necesita más compromiso. Si queremos experimentar su


presencia se necesita abandonar el estilo de vida que vive la gente pecadora de este
mundo.
36

Sobre la iglesia

¿Cuál es la razón de los conflictos en la iglesia?

Recientemente me encontré con un cambio de dirección para seguir cumpliendo mi misión y


proyecto de vida. Lo sorprendente es la falta de comprensión de muchos, al involucrarse en
una comunidad cristiana, como se dirigen y deben ser las “cosas” dentro de ella.

Partiré de un texto bíblico: Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la


palabra. Hechos 6:4

La comunidad cristiana, la naciente en el libro de Hechos, tenía una visión de su


organización como la de procurar el bienestar común y anunciar la palabra. Los que
estaban a cargo de entregarse a la oración y al ministerio de la palabra eran estos los
apóstoles, los encargados de enseñar la doctrina. Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Hechos 2:42

La base, lo principal, de aquello en que consiste una iglesia es la doctrina. ¿Quién imparte
la doctrina? Los apóstoles son aquellos que no solo habían tenido una experiencia de
salvación, sino que habían sido capacitados para efectuar dicha tarea. En la práctica, hoy
en día, los que han tenido la experiencia de salvación y también han sido capacitados en
conocimiento teológico (doctrina) son los pastores.

Por lo tanto, una visión de iglesia será siempre vista desde la perspectiva pastoral, ya que el
“cómo” de enseñar la doctrina a toda la congregación es la labor de ellos. El conflicto en las
iglesias sucede cuando aquellos que no están preparados, que solamente han leído ciertos
libros, quieren asumir un liderazgo y al asumirlo quieren tomar el papel del pastor.
Obviamente cuando la iglesia va creciendo se necesita más involucrados en la tarea pero
todos estos parten de la visión de prepararse en el camino para ser pastores.

Si no eres pastor, ¿que te corresponde? Aprender de las enseñanzas para ser luz en tu
trabajo, tu casa, tu comunidad y apoyar en las tareas que se te inviten a realizar.
37

Luz, sal, justicia


Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois
la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se
enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos
los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. No penséis
que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que
quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy
pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe,
éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no
fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo
5:13-20

No hay que perder de vista que estos a quienes Jesús dice que son la Sal, la Luz
(metáforas para indicar la importancia de la existencia de esas personas), son el grupo de
personas que en ese momento son pobres en espíritu, tienen hambre y sed de justicia,
lloran, son mansos y misericordiosos, son perseguidos. Ese grupo de personas a quienes el
reino de Dios les iba a cambiar la vida.

Jesús señala que son la sal, la luz y les invita a cumplir la ley expresada en una vida de
justicia.

Al ser la sal de la tierra, Jesús, les invita a que deberían mantener un ritmo de vida en el
reino sin que se desvanecieran, es decir sin perder el sabor. Podían seguir siendo sal pero
se convertirían inútiles para ayudar a construir la vida. Es decir podemos seguir toda la vida
nombrándonos cristianos pero llegaríamos a un punto en que la fe que profesamos en
verdad es inútil para la vida.

Al ser luz entonces la utilidad que debe dar es para que vean nuestras buenas obras y estos
que nos vean glorifiquen al Padre que está en los cielos. Sin embargo, la luz que tenemos
de Cristo también la podemos convertir en inservible cuando no sirve para que vean la
buena conducta que tenemos.

Aquellos que son sal y luz guardan la ley, son obedientes, pero se debe guardar la ley con
la perspectiva de justicia.

Bien podemos dejar de pecar; ser fieles congregantes y participar en “disciplinas


espirituales” pero nuestra fe no da sabor a la vida; nuestra fe no alumbra a nadie y es muy
parecida a la de los fariseos.
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Es muy sencillo de entender esto y aplicable inmediatamente con estas preguntas: ¿has
influenciado en la vida de alguien para ser mejor cristiano? ¿tu vida ha llevado a tus amigos
o personas cercanas a ti a buscar el reino de Dios?

Si la respuesta es que a nadie; a tu fe le falta sabor, tu luz no alumbra a nadie y eres un


fariseo.
39

Con demostración
Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con
excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa
alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y
mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de
humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no
esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1 Corintios 2:1-5

La misión que tenemos en definitiva es que todos crean en Dios, así como el apóstol Pablo:
anunciar el testimonio de Dios; lo difícil de esa misión es que todos, la gran mayoría a
quienes le anunciamos, confiesan creer en Dios; tienen de alguna manera fe en Dios o en
algo relacionado con el Dios del que anunciamos, del que predicamos.

Nuestro calendario también tiene fechas que están relacionadas con los asuntos de Dios: la
navidad, semana santa que nos recuerdan la encarnación y la muerte de Jesús en la Cruz.

Entonces, si todo mundo cree en Dios o piensa que creen en Dios, ¿que tenemos que
hacer? ¿Cómo es nuestro mensaje?

Aunque todo mundo cree en Dios, el hecho de organizarnos, de ser iglesia, de que nuestras
fiestas en nuestras casas se convierten en culto de adoración y de que somos muy lectores
del libro que le llamamos Biblia, que tiene el significado para nosotros de ser Palabra de
Dios; da un mensaje de que nosotros no solo asentimos de la existencia de Dios, sino que
nuestra fe conoce realmente a Dios: sabemos lo que Dios quiere.

Nuestro mensaje no es anunciar que Dios existe, sino anunciar lo que él quiere, lo que
hace, lo que está haciendo, lo que hará: anunciar los testimonios de Dios.

Entonces: ¿Cómo anunciarlo? ¿Que tenemos que hacer?

De un personaje llamado Francisco de Asís se recogen dos frases: ​”Predicad el Evangelio


en todo momento. Cuando sea necesario, usa palabras.”​ ​”No sirve de nada caminar a
ninguna parte para predicar a menos que nuestro caminar sea nuestra predicación.”

Pablo expresa que su predicación fué con demostración del Espíritu y de poder. Algunos
podrían argumentar que Pablo se refería a una demostración de poder, sanación u otros
milagros, como prueba de su predicación. Pero entendiendo lo que para Pablo significa el
poder de Dios que es a Cristo Crucificado su predicación se trataba de la vida que vivía
frente a sus oyentes. Este es un llamado a la congruencia entre nuestra proclamación y
nuestra vida. Afirmamos querer amar a nuestros enemigos porque Jesús nos dijo que lo
hiciéramos, pero ¿qué evidencia de ese amor hemos demostrado? Este mundo necesita
una demostración de la diferencia que el Espíritu hace en nuestras vidas todos los días.​

Esa demostración no solo tiene que ver nuestra genuinidad ante Dios. No solo tiene que ver
con él amarlo a él. Sino que tienen un gran peso, una gran responsabilidad, porque los
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testimonios de Dios mayormente lo anunciamos con nuestros actos. Y la fe de muchos está


fundada en nuestro comportamiento. A veces anunciamos la gran mentira: no te fijes en las
personas, fijate en Cristo: pero como expresa el Apóstol Juan: Si alguno dice: Yo amo a
Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a
quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto, 1 Juan 4:20. Pablo expresa esto
en dos ocasiones: Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen
según el ejemplo que tenéis en nosotros. Filipenses 3:17; “sed imitadores de mí, así como
yo de Cristo. 1 Corintios 11:1.

Muchas veces anunciamos a un Dios que no conocemos que no es capaz de cambiarnos; y


aunque digamos fijate en Jesús nada más: el testimonio que observan de Dios es el
testimonio de nosotros y su fe va a estar fundada en el Dios débil que nosotros profesamos.

¿Qué puede ayudar para que nosotros avancemos de la palabrería a la demostración?

En un seminario se ofrecieron dos cursos de verano de manera simultánea, uno se titulaba:


la historia del exorcismo del siglo xv al xix, y el otro se llamaba: Cristianismo y vida de
santidad. Doscientas personas se inscribieron a estos cursos. De esos doscientos, 170 al
curso de la historia del exorcismo y 30 al curso de cristianismo y vida de santidad.

Lo esencial de la fe en el evangelio es la transformación de la vida; ahí radica el poder de


Dios; ese es el mensaje del Cristo crucificado. Si perdemos de vista la cruz de Cristo
crearemos un Dios que está basado en nuestra propia debilidad y muchos creerán en una
fe fundada en la debilidad humana. Pero si nos aferramos a la cruz de Cristo, veremos en
nuestra debilidad humana el poder de Dios y muchos creerán en el poder de Dios.

Yo quiero que mis hijos crean en Dios, siempre esta es mi oración: que mi vida sea una
demostración del poder de Dios; no camino sobre el mar, ni convierto el agua en Coca Cola,
ni transformo el caldo de frijoles en Barbacoa; nunca lo haré, pero sé que ellos verán el
poder de Dios en mi vida cuando expresó el perdón, cuando vivo en la justicia, cuando
actúo con misericordia, cuando soy bondadoso. Esa demostración del poder de Dios es la
que quiero que ellos vean en mi vida.
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Luz
Como son bondadosos, justos y compasivos, guiarán a la gente honrada como una luz en la
oscuridad. Salmo 112:4 (TLA)

La Biblia siempre nos va a invitar a que reflexionemos sobre el cómo afecta a los demás la
manera en cómo nos comportamos.

El versículo del Salmo 112:4 proporciona tres características: bondad, justicia y compasión
de una manera personificada. El que teme al Señor no solo cree en la bondad sino que la
adquiere y la vive; lo mismo sucede con la justicia y la compasión.

Y los que viven esas características son guías, son luz en la oscuridad. ¿Que brilla más: un
acto de bondad o un acto de egoísmo? ¿Que ilumina más? ¿la injusticia o la justicia? ¿Que
da claridad en la vida de los demás: actos de compasión o actos de indiferencia?

Aún continúa la lucha entre la luz y las tinieblas; pero donde hay luz las tinieblas se disipan.
Dónde están aquellos que temen a Dios, hay luz y las tinieblas se disipan. No hay tinieblas
cuando los actos de bondad, justicia y compasión son expresados, son palpados, son
vistosos.

La reflexión puede terminar sobre cómo hemos sido estos últimos días. Tal vez no hemos
sido la luz en nuestros hogares o lugares de trabajo. Tal vez los más cercanos no nos
conciben con las características de la luz y no hemos sacado de las tinieblas a nadie, es
más, quizás hemos hecho actos de oscuridad.

También podemos tener esperanza si ya hemos emprendido el camino de la bondad, de la


justicia, de la compasión. Esperanza y confianza porque lo que somos logra guiar, iluminar,
a muchos que quieren salir de las tinieblas.
42

Sobre el Ayuno
Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. Marcos 9:29

La práctica del ayuno es muy usual en las iglesias de hoy en día. Aunque los movimientos
carismáticos son los que dan más énfasis con ello ya que testifican de esta práctica cuando
comentan que se metieron a un ayuno de siete días, de 10 días, de 40 días etc.. Y así
mismo también dan “cobertura” de oración y ayuno. Aunque eso no lo encontremos en la
Biblia, la idea de la “cobertura”.

Género

Uno de los textos que reflejan que el ayuno es una práctica común en la iglesia naciente es
el de Marcos 9:29 que tiene como contexto la incapacidad de los discípulos de realizar un
exorcismo. Jesús entonces nos hace la observación que muchas veces lo que se requiere
es la oración y el ayuno. La iglesia, en la lucha contra el mal, en la proclamación del reino
que libera a las personas, debe mantener la práctica de la oración y el ayuno. Realizar un
exorcismo es un acto de liberar a la persona, llevarlo del desorden al orden, del descontrol
al control, de la muerte a la vida.
Es necesario entender el “género” (genos) cuando se invita a que la práctica del ayuno sea
comunitaria. Cuando se convoca al ayuno se debe tener bien en claro que “genero” (genos)
no está permitiendo que la vida (persona, iglesia, etc) no se desarrolle en total libertad, en
paz, en orden, en esperanza. Sino se tiene bien en claro el “género”, el ayuno solo pasa a
ser una simple dieta o abstinencia bañada de orgullo “espiritual”.

Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto,
de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le
enderezó; y se levantó. Marcos 9:26, 27

Estos versículos pueden añadir más luz para poder identificar el género:¿Qué cosas
violentan la vida de la iglesia, de los que forman parte la iglesia? ¿Qué situaciones
necesitan de Dios para ser enderezadas, levantadas?

Honestidad

Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros
para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres
que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. Mateo 6:16-18

El ayuno individual y comunitario demanda sinceridad y honestidad porque a quién vamos


a mostrar qué ayunamos es al Padre que está en secreto; la intención de lo secreto significa
que el Padre conoce todo y si él conoce todo, no lo podemos engañar, mas vale entonces
que nuestra práctica del ayuno nos lleve a revelar quienes somos, quitar nuestra máscara
de religiosidad para así ver la “recompensa” que Dios nos dará.
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Alguien estaba ayunando para que su hijo dejará de decir groserías. Ayunaba tres días a la
semana y al parecer no funcionaba. Cuando el consejero le indicó que debería trabajar con
el “mal carácter que tenía”; que debía observar que también se le escapan maldiciones
entonces dejó de ayunar. Es más fácil ayunar por la presunción que por la liberación del
“género” que habita en nuestras vidas.
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Entró por uno


Hace unos días reflexionamos sobre la manera en cómo entró el pecado en la vida humana;
creer que es mentira lo que Dios dice abrió la puerta a la muerte misma. En palabras del
apóstol Pablo:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así
la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12

En el mundo ha entrado el pecado y el mundo siempre nos invita a llevar la muerte misma a
nuestra conducta, a nuestra familia, a nuestras relaciones.

Aquel que permite seducirse por las adicciones a bebidas alcohólicas no solo permite entrar
la muerte a su vida, sino que la lleva a su familia. Aquel que permite que la deshonestidad
entre a su vida también lo transmite a sus relaciones donde forma relaciones deshonestas.

Recuerdo que en cierta ocasión estaba platicando con algunas personas que tenían cierto
rencor a una institución de gobierno; cuando me aleje de ellos sentía el mismo pesar que
ellos tenían: rencor. ¿No te ha pasado algo así?

El Apóstol Pablo también habla de la esperanza que tenemos en Jesús: Así que, como por
la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la
justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Romanos 5:18

Reflexiona:

● ¿Qué es lo que estás llevando a tu familia? ¿muerte o justificación de vida?


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Convertir las piedras en pan


Tres cosas necesitamos: Recursos, Seguridad, Identidad. Buscamos esas tres cosas y nos
adherimos donde las encontramos y donde nos ofrecen ello.

Jesús fue cuestionado, tentado, sobre la decisión de vida que él había tomado, sobre su
elección de seguir a quien le da recursos, seguridad e identidad.

Sobre los recursos:

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y
después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Si eres Hijo de
Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Mateo 4:1-3

Y en verdad, nos faltan recursos continuamente para: surtir la despensa cada semana;
proveer para los gastos escolares diarios; ropa, calzado, luz, agua, mantenimiento, etc.…
Para suplir esto que es elemental necesitamos tener poder adquisitivo o un poder de
convertir las piedras en pan.

El que sale a vender quiere regresar a casa con dinero, que su producto se haya convertido
en poder. Deseamos que cada quincena, todo lo que hayamos hecho se convierta en ese
“pan” que suple las necesidades que tenemos y en abundancia.

Pero esa visión de “convertir las piedras en pan” es una visión que viene del diablo. Una
visión de vida que no quiere nuestro bien, aunque al principio parece ser amable ya que
solo tiene que ver con cosas básicas, elementales de nuestra vida, nos engaña que ni
siquiera tiene que ver con lo moral.

Hace muchos años alguien me preguntó cuánto ganaba como predicador y cuando escuchó
la pequeña cantidad con que me apoyaban se sonrió y me dijo: con eso si apenas te
alcanza. Le respondí pues me alcanza, es suficiente. A lo que esa persona sigue
comentando: y cuando vas a la tienda y quieres una galleta, un refresco, ¿Cómo le haces
para quedarte con el antojo? Yo no podría.

Jesús, ante la visión de vida de “convertir las piedras en pan”, la cual es la visión del diablo,
responde con otra visión, una visión de vida:

El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios.

¿Que sale de la boca de Dios? Sus mandamientos podríamos responder, pero sus
mandamientos como dice Jesús: son vida eterna (Juan 12:50)

Regresando al Antiguo Testamento la intención de que el pueblo de Dios obedeciera los


mandamientos es esto:
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...te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus
mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que
el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. Deuteronomio
30:15

Jesús dice también esto: Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y
que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten. Mateo 6:33

Reflexiona:

¿Cuál es tu visión de vida? ¿Convertir las piedras en pan, vivir para comprar? O ¿vivir
obedeciendo lo que Dios ordena?
47

Tírate abajo
El día de ayer te platicaba sobre las tres cosas que necesitamos: recursos, seguridad,
identidad. Observábamos la visión del diablo en cuanto a los recursos que debemos tener
para suplir nuestras necesidades y en contraste la visión de Jesús. Así que continuando
con el tema observaremos cual es la visión del diablo en cuanto la seguridad y cual es la
visión de Jesús.

Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo:
Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti,
y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Mateo 4:6

Ahora el tentador, el diablo, hace una muestra de poder llevando a Jesús a la parte alta del
templo, y lo tienta invitándole a que haga una acción “independiente” del plan de Dios pero
que aún así obligaba a Dios a rescatarle, brindándole seguridad.

La visión del mundo, la visión del diablo, es que Dios esté a tu servicio y que debe brindarte
los elementos necesarios para que tu estés seguro. Malas o buenas decisiones, en el
camino de Dios o fuera de este, según la visión del diablo tiene (Dios) que mandar hasta
ángeles, citando el Salmo 91, a cuidarte.

Recuerdo en un culto de oración, hace muchísimos años, que una mujer pedía oración para
que Dios cuidará a su hijo la noche del viernes. Al final del culto, ya en confianza, se le
preguntó sobre dónde iba a estar su hijo la noche del viernes, a lo que ella contesta que el
joven estará en el baile de fin de año de su escuela.

Jesús responde ante esa visión del diablo de esta manera:

Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Mateo 4:5 (RV60)

Es decir: – La Biblia también dice: “Nunca trates de hacer caer a tu Dios en una trampa”.
(TLA)

La visión del diablo es entonces poner en nuestra mente las creencias de que sea como
seamos, aunque nos comportemos de una manera irresponsable, Dios nos debe dar la
seguridad; es un Dios para nosotros, para nuestros caprichos.

La visión de Jesús nos sitúa en la honestidad de nosotros mismos y de saber que con Dios
no se juega. De hecho, el Salmo 91 habla, si, de la seguridad de Dios, pero aquel que
recibe la seguridad de Dios es alguien que “habita” al abrigo del altísimo y confiesa que Dios
es: su esperanza y su castillo, el Dios, en quien ha confiado toda su vida, sus decisiones,
sus elecciones.

Reflexión:
48

● ¿Cuál es la exigencia que has escuchado recientemente que se le hace a Dios


cuando hay alguna tragedia?
● ¿Cómo podrías enseñarles a aquellos que esperan que Dios los cuide, y viven sin
obedecer, que con Dios no se juega?
49

Fe y pandemia
¿Cómo seguir creyendo en Dios en medio de una pandemia? La respuesta es: no lo
sabemos, lo estamos descubriendo apenas. Aunque, una manera excelente de seguir
siendo fiel a Dios es ver hacia nuestra derecha y aprender de aquellos que van rumbo a la
muerte, desahuciados, enfermos y aún así, siguen confiando en Dios.

Usualmente la manera en que como vivimos la fe es desde el punto de vista de la sanidad,


y la sanidad implica tener sueños, anhelos, una seguridad del futuro, etc. Ahora, la amenaza
de que esto pueda cambiar nos aturde porque no hay seguridad del futuro, pero aún así,
tenemos que responder con fe.

Para responder con fe seguimos con el mismo guión, el cual ha hecho del culto lo esencial
en la vida cristiana y congregacional. Y la paradoja de nuestras críticas surgen porque antes
de la pandemia criticábamos a todo aquel que decía que su culto en Domingo era ver las
transmisiones en vivo de algunas iglesias y le exhortábamos a que se congregará. Ahora
estamos así, mas enfermos que nunca, simulando estar unidos a una iglesia, un mismo
Dios, una misma fe tratando de mantener el mismo libreto: los cultos.

Los cultos han sido entonces el centro de la vida de la iglesia contemporánea; y la


mentalidad del cristiano es sentir, percibir a Dios ahí, en medio de todos los elementos de
su culto: oraciones, cantos (un buen tiempo de estos) para motivar la expresión y la
predicación que nos tiene que gustar, convencer. Así mismo el culto se observa, aunque
nadie lo expresa tan así, como un mandamiento de Dios a cumplir, a observar, sino Dios
nos rechaza porque no le hemos buscado en la liturgia. Es por eso la búsqueda de la
reunión virtual a través de las redes sociales. El pastor en algunas iglesias se siente
desarmado porque solo enfoco su ministerio en el culto y no a guiar en la vida, si, en la vida
fuera del culto, a ser seguidores de Jesús. Y muchos miembros, en algunas iglesias, se
sienten también sin Dios al no haber culto porque no saben orar, no saben abrir su Biblia y
encontrarse con la palabra, aún son niños (de una manera enfermiza) en Cristo que solo
requieren leche.

¿Cómo seguir creyendo a Dios en medio de una pandemia? La respuesta la tienen aquellos
que antes de la pandemia estaban enfermos pero creyentes en Cristo. En la enfermedad
que nos lleva a la muerte no hay más futuro terrenal, no tiene sentido una nueva moda,
nueva tecnología, los planes a futuros se han acabado, no hay necesidad de invertir. En la
sanidad si pensamos a futuro, en la nueva moda, en las tendencias, en la modernidad y la
interpretación de la Biblia es con base a nuestra vida sana. Y eso queremos aún, tratamos
de librarnos de la realidad declarando, confesando que “ninguna plaga tocará nuestra
morada”, uniéndonos en oración, pidiendo el milagro y buscando a Dios para que nos
devuelva la sanidad, para seguir viviendo como vivíamos antes.

La fe tenemos que vivirla como desahuciados, tenemos que abandonar el futuro terrenal;
así como Job, esperando su muerte. ¿Qué es lo que hace que un desahuciado pueda
enfrentar su muerte confiando en Dios? Es el mismo amor de Dios. El amor es solo lo que
importa. Y si ha pecado confiesa sus pecados, si tiene la oportunidad de enmendar el
50

conflicto que había generado busca la reconciliación con su prójimo. El desahuciado


aprovecha el abrazo de su hijo, de su hija, el amor de su cónyuge pues nada más importa
que el amor. Y si tiene la oportunidad de vivir mucho tiempo, si Dios le concede el milagro,
solo vive para amar, todo lo demás no importa. Jesús vivió así, rumbo a su muerte, no le
importó dejar un legado a la manera terrenal, solo le importó salvar, rescatar, perdonar.

Si no aprendemos a amar, a expresar la fe por medio del amor, cuando termine esto,
cuando el mundo se alce diciendo que por su propia sabiduría logró salvarse, volveremos al
mismo guión: satisfacer a Dios por medio del culto para que así nos conceda sus favores y
misericordias.

Aprender a amar nos costará porque queremos vivir, y amar es aprender a morir. Ojala en
este Domingo, que se acabe el guión del culto al que tenemos acostumbrados y sea la
palabra, una palabra que nos enseñe a morir, a morir bien, amando, perdonando,
reconciliando. ¿No fue eso lo que exigió Jesús en el juicio de las naciones?
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¿Para qué desperdiciar ese pedazo de tierra?


Todos tenemos un pensamiento sobre el fin de nuestros días, sabemos que vamos a morir.
Entonces, teniendo este pensamiento en mente buscamos cómo debemos morir, la manera
más decente de morir: llenos de días, saludable y durmiendo. Nos da lastima escuchar las
muertes de aquellos que murieron alcanzados por la violencia. Decimos que tuvieron mala
suerte aquellos que murieron en un accidente.

El evangelio de Lucas narra un diálogo de Jesús y sus discípulos que tiene que ver con la
muerte de algunas personas:

En aquel tiempo vinieron algunos a contarle a Jesús lo que les había pasado a unos de
Galilea. Pilato los había matado mientras estaban adorando a Dios, y había mezclado su
sangre con la de los animales que estaban sacrificando. Jesús les respondió: «¿Ustedes
piensan que lo que les pasó a ellos fue porque eran más pecadores que la demás gente de
Galilea? ¡No! Pero les digo que si ustedes no cambian su manera de pensar y de vivir,
morirán también como ellos. O miren lo que les pasó a los dieciocho que murieron cuando
la torre de Siloé les cayó encima. ¿Piensan que eso les pasó porque eran más culpables
que el resto de la gente que vivía en Jerusalén? ¡No! Pero les digo que si ustedes no
cambian su manera de pensar y de vivir, morirán también como ellos». Lucas 13:1.5

En resumen, la gente pensaba que por pecadores en exceso les había pasado eso y los
discípulos de Jesús, los que le seguían, también tenían esta clase de pensamiento. Jesús
les indica que no era así y les invita a reflexionar en que deben cambiar su manera de
pensar y de vivir. ¿Por qué debían cambiar su manera de pensar y de vivir? Porque ellos
también estaban a las puertas de la muerte, al abandono y decreto de Dios de terminar su
existencia.

Jesús amplía su invitación del porqué debían arrepentirse con la siguiente parábola:

Entonces les contó esta historia: «Un hombre tenía una higuera en su viñedo y un día fue a
ver si tenía higos, pero no encontró nada. Entonces le dijo al encargado del viñedo: “He
venido tres años seguidos a ver si esta higuera tiene higos, pero nunca los he encontrado.
Por eso, córtala. ¿Para qué desperdiciar ese pedazo de tierra?” El encargado le respondió:
“Patrón, déjela aquí por un año más. Déjeme cultivarla y ponerle abono. Entonces si el
próximo año tiene frutos, la dejamos allí, pero si no tiene frutos, la puede mandar cortar”».
(Lucas 13:6-9)

Estamos ante el umbral de la muerte misma. La amenaza del virus Covid-19 esta tan
cercano a nosotros que la única alternativa, que muchos sugieren, para que no nos alcance
es que Dios se interponga entre el virus y nosotros, apelando a que no somos tan
pecadores como los demás; queremos que “ninguna plaga tocará tu morada” se haga una
realidad porque somos los hijos de Dios.

Un reportero entrevistaba a un hombre anciano que no estaba guardado en su casa sino


que estaba trabajando, si no le daba miedo enfermarse, a lo que este anciano responde: yo
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tengo un Dios que me protege y no me va a pasar nada, los demás tienen miedo porque no
confían en Dios.

Jesús trata que vayamos más allá de estos pensamientos. Él quiere que nos enfoquemos
en reflexionar sobre si la vida que estamos viviendo tiene alguna utilidad: si en realidad
estamos teniendo frutos, si en verdad nuestra vida representa vida para los demás. ¿Qué
planes tenías antes de esta amenaza del coronavirus? ¿Cómo era tu conducta?
¿Derribabas o edificabas? ¿Plantabas o arrancabas? ¿Mereces vivir o el mundo, hasta Dios
mismo, estuviera mejor sin ti?

La esperanza de la parábola de Jesús, es que ante nuestra condena de morir, del análisis
de que deberíamos mejor estar muertos, de que no servimos para nada, aparece la
intercesión que espera que tengamos otra oportunidad de vida, un año más, un tiempo más:
déjela aquí por un año más. Déjeme cultivarla y ponerle abono. Entonces si el próximo año
tiene frutos, la dejamos allí, pero si no tiene frutos, la puede mandar cortar.

Reflexiona:

● ¿Qué planes tenías antes de esta amenaza del coronavirus? ¿Cómo era tu
conducta? ¿Derribabas o edificabas? ¿Plantabas o arrancabas? ¿Mereces vivir o el
mundo, hasta Dios mismo, estuviera mejor sin ti?
● ¿Cómo podrías hoy empezar a vivir buscando el resultado del fruto?
53

Tomás
Dice la vieja frase: “toda cabeza es un mundo”. Y si definitivamente es así, podemos ir
caminando juntos pero tenemos diferentes realidades, diferentes experiencias, diferentes
expectativas de la vida. Pueden ir dos jóvenes caminando pero uno de ellos vive la realidad
de tener padres que le amen, que le entiendan que sean compresivos con él y el otro tiene
padres que están en el camino del divorcio, y su futuro es inestable: uno verá la idea de la
familia como un refugio y el otro como un infierno. Ante la situación en que vivimos hoy en
día algunos estarán seguros en sus casas y verán la situación de quedarse en casa como
una tribulación momentánea; sin embargo, otro, el otro, estará desanimado porque no tiene
trabajo, no tiene ingresos para así alimentar a su familia y su visión de esta situación, de
quedarse en casa, es de manera sombría, sin esperanza de vida.

Lo mismo estaba pasando con Tomás, el de la Biblia, la experiencia de fe era muy diferente
a la de sus compañeros discípulos. Para él, Jesús está muerto, y si él es la imagen del
Padre, entonces, para Tomás, el Padre está muerto; para sus compañeros discípulos la
experiencia de fe es diferente, es la de un Dios vivo. Por eso Tomás tiene dudas, porque él
tiene un mundo diferente en su cabeza, un mundo que no tiene esperanza, un mundo de
fracaso. ¿Cómo está el mundo en tu cabeza?

Pero lo que quisiéramos, es no tener un camino con un futuro incierto, si, quisiéramos ver
una realidad diferente, un camino esperanzador. Ese camino donde la realidad no sea de
muerte, de desesperanza, de pérdida. Para esto, para vislumbrar una realidad diferente,
una parecida a los discípulos, tenemos que encontrarnos con el Dios vivo, el que lleva las
heridas que también nosotros tenemos, el que enfrentó su presente que le llevó a la muerte
misma y la venció, y por eso pueda darnos la vida, la vida que necesitamos.

Jesús se aparece a Tomás, dialoga con él, le muestra las marcas de la muerte en su
cuerpo, y esto hace que Tomas vuelva a creer, a encontrarse con un Dios que está vivo,
presente, e interesado en él. Y esto es el significado de la resurrección, en que Dios
buscará la manera de encontrarse con nosotros, el buscará aparecerse una y otra vez en
nuestras vidas para que creamos, para abrirnos en la vida justamente donde está nuestra
incredulidad, donde quisiéramos ver de manera diferente, donde buscamos esperanza,
donde buscamos vida. Solo hay que estar atentos, solo hay que creer. ¿Has visto a Dios
aparecer recientemente en tu vida? ¿Qué te dijo? ¿Qué te enseñó? ¿Volviste a creer en él?
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Proveerá
Dentro de la historia bíblica sobre los eventos del patriarca Abraham y su caminar con Dios,
se encuentra el relato donde Abraham recibe la orden de sacrificar a su hijo. Y ese relato
termina con una extraordinaria visión, la visión de fe a la que somos llamados a adquirir el
día de hoy:

“Entonces alzó Abraham sus ojos y miró , y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en
un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en
lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se
dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.” Génesis 22: 13 -14

La visión de la vida cristiana es que tenemos un Dios que PROVEE. La visión de cada
cristiano es que ante un mundo limitado por el pecado él puede tener la seguridad de que
Dios provee para su vida.

Sin embargo, esta visión de vida cristiana muchas veces es opacada por otro tipo de visión.
De hecho Abraham, antes de llegar a tener esta visión, la de un Dios que provee, el tenía
otro tipo de visión.

Génesis 22:1-3 dice así:


“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él
respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a
tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y
Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos
suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios
le dijo.”

El diálogo de Dios con Abraham refleja la visión de Abraham. Dios le dice: “Toma ahora tu
hijo, tu único, Isaac, a quien amas”. Si has sido lector frecuente del libro de Génesis, sabrás
que Abraham tuvo dos hijos. El más grande, el hijo de la esclava, de nombre Ismael, sin
embargo, aquí parece ser que ha sido olvidado de la historia, y para Abraham solo hay uno.
El que Abraham no replicará lo que Dios dijo sobre sus hijos significa que él acepta que ha
perdido su amor por Ismael y ahora ama a Isaac y lo considera su único hijo.

El que Abraham considere de esta manera a Isaac no solo tiene que ver con preferencias o
apegos emocionales, sino que tiene que ver con la manera en que él estaba viendo el futuro
de su vida. El hijo, representaba para él, el orgullo de su legado, el lugar donde había
afianzado sus sueños, sus esperanzas, su dignidad, su futuro. Abraham no estaba siendo
diferente a los demás patriarcas. Para aquellos que provenimos de familias numerosas,
debido a que nuestros abuelos tuvieron demasiados hijos, sabemos lo que representa el
“apellido”, el poder, el prestigio, que da en ciertos lugares, principalmente en el pueblo
pequeño de donde provenimos.

En cuanto a la fe, la visión de Abraham también era la misma de los pueblos paganos. En el
relato ante la petición que Dios le hace, del sacrificio de Isaac, Abraham no protesta, de
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hecho podía hacerlo, lo hizo cuando Dios le dijo que destruiría a Sodoma y a Gomorra, sin
embargo, él obedeció: Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó
consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y
fue al lugar que Dios le dijo. Génesis 22:3

Los dioses de los paganos son caprichosos, exigentes, y se les tenían que cumplir sus
demandas aunque estos involucran literalmente quitar la vida de sus hijos o hijas. Abraham,
al obedecer, no le sorprendía esa petición de Dios, pero su obediencia significaba que
consideraba a su Dios como uno de los paganos. Un Dios sin gracia, sin misericordia.
Aunque el escritor de Hebreos considera que Abraham tenía fe de Dios levantaría de entre
los muertos a Isaac. Pero aún así, implicaría que Dios no detendría la muerte de Isaac.

Esta visión de vida puede estar también guiando nuestras vidas. Pues, aunque, nos hemos
declarado como profesantes de la fe cristiana puede ser que hemos sustituido el confiar en
Dios a confiar en lo que Dios nos da. Dios, nos ha dado muchas cosas, nos da ropa, casa,
alimento, un trabajo. Y el significado de eso que tenemos es, aunque sería repetir la frase
anterior: Dios nos ha dado ello. La fe que no está en Dios le da otro significado a lo que
tenemos: nuestras pertenencias, bienes, provisiones, trabajo, es lo que nos provee
seguridad, propósito, esperanza, futuro.

Así entonces nos convertimos en esclavos de nuestro trabajo, de nuestras tradiciones


familiares y sociales. Anhelamos el tener, tener propiedades, para así sentirnos seguros de
que no Dios, sino nosotros, daremos herencia a nuestros hijos.

Entonces, Dios se convierte para nosotros, en alguien que tiene que echarnos la mano, y lo
convertimos en un Dios exigente y no en un Dios de amor. Le decimos a Dios, tú me das
esto ya que he cumplido con tu adoración dominical, con ofrendas, y diezmos, con actos de
servicio.

Te habías preguntado porque en ciertas “expresiones de fe” si el líder les pide su casa a
cambio de favores de Dios ellos dicen que sí. Te has preguntado porque aunque critiques
esas cosas en tu interior quieres que algo similar así pasará. Si, que al dar una ofrenda
especial Dios te agradeciera con un carro nuevo.

La visión nueva de Abraham, la que aprendió de manera grotesca en su discipulado, es la


misma que Dios quiere que visualicemos: “Abraham… miró… un carnero”. Según los
eruditos bíblicos, el monte donde se hizo este sacrificio es precisamente el lugar donde se
construyó Jerusalén y más significativamente: el templo. Así que mirar el carnero significa el
símbolo de lo que Dios provee para redimirnos, para rescatarnos, para establecer un pacto
con nosotros. Jesús, el Cordero Dios, que quita el pecado del mundo, expresa en esa Cena
tan recordada por todos los cristianos: “Beban de la copa, representa mi sangre del nuevo
pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados”. La idea del nuevo pacto
es que tiene que ver con esa relación de Dios con nosotros, una relación de confianza, de
amor, de provisión, de seguridad, de vida nueva.

Quizas, en esta hora, al escuchar esto podras decir, amén, a la visión de que Dios provee
todo para tu vida. La razón es porque así has aprendido en todo este tiempo que has sido
cristiano. Y si aún no tienes esa visión, tal vez, no cambies tu visión en este momento. En el
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camino la aprenderás, así como Abraham, que la siguiente lección de su discipulado fue, de
manera grotesca e intensa, que su visión debe ser está: Dios es que le da la provisión que
necesita a su vida, a su futuro, a sus esperanzas, a su anhelo.

Abraham, entonces, tenía esta visión de vida donde él ya se había alineado a la tradición
humana de la herencia, el linaje y su perspectiva de Dios era de un ser exigente, egoísta,
caprichoso. Sin embargo, como hombre de fe él tenía que tener otra visión y ahí la
aprendió: Una visión de vida donde se puede confiar en Dios ya que él tiene la provisión
que necesitamos para vivir.
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Misericordia
El texto bíblico del día de hoy es una escena emotiva en la vida de José, el hijo de Jacob,
hijo de Isaac, hijo de Abraham, a quién se le dio la promesa: “en ti serán benditas todas las
familias de la tierra”.

Dice el texto de esta manera:


No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó:
Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a
sus hermanos. Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa
de Faraón.

Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron
responderle, porque estaban turbados delante de él.

Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron.

Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os
entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me
envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la
tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió
delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por
medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha
puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra
de Egipto. Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por
señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas. Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás
cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que
tienes. Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas
de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes. He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi
hermano Benjamín, que mi boca os habla. Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en
Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá.

Y se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre
su cuello. Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos
hablaron con él.

GENÉSIS 45:1-15

Víctimas

Los que son conocedores de la historia de José podrán recordar la manera en que sus
hermanos, años atrás, intentaron quitarle la vida pero al final lo vendieron como esclavo. Así
José llega a Egipto, con un oficial del faraón, y debido a un desafortunado evento con la
esposa de su “amo”, es llevado a prisión. Ahí en prisión interpreta sueños y es llevado al
Faraón para que interprete su sueño. Debido a eso José es nombrado entonces gobernador
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y tiene a cargo la distribución la recolección de alimentos en los 7 años de “vacas gordas” y


distribuir alimento en los 7 años de “vacas flacas”.

Entonces, la hambruna ha comenzado y Jacob envía a sus hijos a Egipto a comprar


alimentos ya que quizás era el único país que estaba preparado para la hambruna. Así que
llegan los hermanos de José, y él actúa ante ellos escondiendo su identidad, sin embargo
no soporta más, el perdón en su interior sale con ímpetu, para revelarse ante sus hermanos
e invitarlos a vivir ahí en la riqueza de Egipto.

Como modelo de alguien que tiene fe en Dios sin duda alguna es José. De hecho este texto
nos regala una enseñanza importante sobre la manera en que Dios da sentido a las
tragedias que vivimos cuando no dejamos de confiar en él. José lo dice de esta manera:
“Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para
daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino
Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador
en toda la tierra de Egipto. ”

Así, por esa razón, tendemos a identificarnos con José en esta historia. Pues hemos sido
víctimas de muchos sucesos que han causado que la historia de nuestro pasado tiende a
tener momentos de infortunio, tiempos de infelicidad, tiempos de incertidumbre. Y puede ser
que hoy testifiquemos como José de que Dios ha cambiado nuestra tristeza por gozo,
nuestra racha de sucesos desafortunados por un camino de paz y bendición; o también
estemos siendo víctimas en este presente y de alguna manera queremos avivar la
esperanza de que Dios nos llevará hacia una vida más llevadera que la que estamos
viviendo hoy.

Victimarios

Sin embargo, justamente ahora que estamos viviendo una situación de peligro, la cual en
algunos afectó su salud, han perdido un ser querido, y han perdido de manera significativa
sus ingresos normales, la balanza se inclina a que nos identifiquemos más con los
hermanos de José.

Pensemos con un poco más de empatía lo que están viviendo ellos. Ellos en ese momento
son víctimas de la hambruna y están buscando la manera de alimentar a sus familias y no
morir de hambre.

Pero, ¿merecen la oportunidad de encontrar alimento? La respuesta es no, porque son


hombres que en su corazón está la amargura, los celos, la ira, la envidia, el rencor. Fueron
capaces de dejar a la deriva a uno de sus hermanos y mantener una mentira, una mentira
que quebró el corazón de su padre.

Así que ellos no merecían ser parte de la riqueza que había construido José. ¡Merecían ser
vendidos como esclavos! Sin embargo, el plan de Dios era distinto a lo que merecían ellos.

Misericordia
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La venganza de José era mejor historia que la que realmente sucedió en el texto que
leímos. Así como cuando escuchamos que la gente hace justicia por su propia mano con los
delincuentes. Hasta sonreímos y pensamos que si en verdad se lo tenían merecido.

Unas mujeres se estaban quejando de que era injusto que no pudieran visitar seguido a sus
hijos que estaban en prisión llevándoles comida y artículos que ellos necesitaban para una
estancia más o menos cómoda en la cárcel. Ante esto, mucha gente decía, porque se
quejan, por lo menos ellos están vivos, pero las madres de los que estos asesinaron ahora
están sufriendo, así que no se deben quejar de “injusticia”.

Nosotros así pensamos. La ley en nuestras mentes es ojo por ojo y diente por diente. Así
que en este tiempo de pandemia ¿merecemos la oportunidad de vivir, de ser alimentados,
aun todavía con nuestras manos llenas de maldad hacia el prójimo? Sin embargo, el día de
hoy, tu y yo, alcanzamos misericordia. La misericordia de Dios que quiere compartirnos su
riqueza.

El problema del perdón

¿Cómo es esa misericordia de Dios? Muchas veces pensamos que la misericordia de Dios
es como la misericordia que nosotros expresamos y, por lo tanto, medimos a Dios con
nuestras migajas de bondad. Como cuando pensamos que somos misericordiosos cuando
vamos a regalar un pedazo de pan a los hospitales.

El diálogo de José representa muy acertadamente en qué consiste la misericordia de Dios.


Primero es una invitación al perdón, a recibir el perdón. José les dice: no se aflijan más ni se
reprochen el haberme vendido….” (v. 5). Lo segundo, es una segunda invitación, invitación
a movernos a un lugar donde nuestras vidas estarán salvadas y seguras. José les dice a
sus hermanos: “…Dios me envió delante de ustedes: para salvarles la vida de manera
extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la tierra”… y los invita a vivir
en la riqueza de Egipto, donde había alimento: “Yo les proveeré alimento allí, porque aún
quedan cinco años más de hambre. De lo contrario, tú y tu familia, y todo lo que te
pertenece, caerán en la miseria”.

Estos dos elementos, recibir el perdón y movernos de la escasez a la abundancia es la


misericordia de Dios.

Y esa es la misericordia que se nos ofrece hoy, no son migajas lo que quiere darnos Dios.
Si, claro está, no lo merecemos, pero se nos está otorgando.

Pero, ahí está nuestro gran problema, que muchas veces preferimos nuestro viejo concepto
erróneo de la misericordia de Dios, de querer migajas de él , en lugar de aceptar lo que Dios
nos ofrece. La razón, a pesar de ver nuestra injusticia, no reconocemos nuestra falta.
Recibir el perdón de Dios es aceptar que hemos estado equivocados, es reconocer que no
fue el destino que nos hizo “malos” sino fuimos nosotros mismos que ante los eventos de la
vida preferimos abrazar el odio, el rencor, la desobediencia, viendo cada día tratando de
apagar nuestra conciencia, así como los hermanos de José. Y por ende, si no aceptamos el
perdón de Dios, entonces, no podremos movernos del lugar de la hambruna, al lugar de la
abundancia.
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Por no aceptar el perdón de Dios, muchos no hemos podido movernos de ser malos padres
a ser buenos padres, de ser desordenados en nuestros caminos a ser ordenados.
Quisiéramos si, en verdad, no pasar hambre, tener una vida diferente, pero le damos la
espalda al perdón de Dios.

El beso de la misericordia

El texto que leímos termina con abrazos y besos. José y sus hermanos, en la expresión viva
de perdonar y ser perdonados llenan ese lugar con manifestaciones de amor, besos y
abrazos.

Imagínese usted esa escena del perdón, se puede respirar MISERICORDIA. ¿No le
gustaría a usted también vivir la misericordia de Dios? Si, recibir el perdón y empezar el
camino para abandonar la escasez en dirección hacia la abundancia
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Bienaventurados
¿Hay felicidad, gozo, dicha en la vida cristiana? Hace mucho en una reunión de la iglesia, el
predicador hizo una pregunta a sus oyentes: ¿Qué estarían haciendo ustedes en este
momento si no fueran cristianos y no estuvieran aquí? Uno de ellos responde (cristiano
desde hacía 5 años): feliz de la vida tomándome una cerveza en el bar.

Suena un poco chistoso pero de alguna manera para muchos la vida cristiana no tiene
gozo, es como vivir una penitencia que nunca termina. De hecho hay algunos que son
cristianos solo por complacer a sus esposas que son cristianas; porque de alguna manera
Dios respondió con algún milagro, en fin, pero sus vidas cristianas es tan patética porque no
pueden ser lo que ellos quieren ser.

Sin embargo, el texto de Mateo 5:1-12, en la introducción del Sermón del Monte,
enseñanzas que Jesús dice para marcar como piensa y vive una comunidad cristiana, que
está adentrada en el reino de Dios, la primera palabra es Bienaventurado: ¡dichoso, tres
veces felices!

¿En qué consiste esa felicidad? Esa felicidad tiene que ver con la dicha de la presencia de
Dios en la vida de la persona. Una presencia que enriquece, consuela, hereda, sacia, ofrece
misericordia, se muestra en la vida, dignifica, galardona.

¿Quiénes son esos bienaventurados? Los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los
que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los
pacificadores, los que padecen persecución por causa de la justicia, los que por la causa de
Jesús son perseguidos.

Esto significa que hay otro tipo de personas, los cuales su estilo de vida no es compatible
con el estilo de vida de aquellos bienaventurados. En contraste con los pobres en espíritu,
están aquellos que son fuertes, que no necesitan de nadie, son capaces de conquistar el
mundo y tenerlos a sus pies. En contraste con los que lloran, son aquellos que no tienen
empatía por el que sufre, ni por su sufrimiento mismo. En contraste a los mansos, están los
orgullosos, que siempre están por encima de los demás. En contraste a los que tienen
hambre y sed de Justicia, están aquellos que siempre están posición donde son dueños de
la justicia, si son dueños de la justicia comparten su vida con la corrupción. En contraste con
los misericordiosos están aquellos que no saben dar segundas oportunidades, capaces de
condenar y asesinar. En contraste con los de limpio corazón, están aquellos que para lograr
sus fines son capaces de pensar maliciosamente y actuar maliciosamente justificando su
maldad. En contraste con los pacificadores están aquellos que causan conflicto, divisiones,
actuando violentamente para lograr sus fines. En contraste con los que padecen
persecución por causa de la justicia están los que tienen la menor intención de sufrir y se
ponen a lado del opresor. En contraste con los que son perseguidos por causa de Jesús,
están aquellos que persiguen a los que siguen a Jesús.

La felicidad entonces tiene más que ver con la presencia de Dios que se manifiesta en la
vida. Dios se hace presente y da algo diferente a lo que el mundo ofrece. Pero esta
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felicidad, no tiene que ser pasada por alto por la iglesia porque somos invitados en primer
lugar a ser esa comunidad que es pobre en espíritu, ser la comunidad que llora, que es
humilde, que tiene hambre y sed de justicia, que es misericordiosa, que es de limpio
corazón, que es pacificadora, que padece persecución por causa de la justicia, que se
mantiene firme ante cualquier persecución por causa de Jesús.

En segundo lugar también somos invitados a ser la comunidad que enriquece, consuela,
reparte heredad, sacia, da misericordia, ofrece el rostro de Dios, dignifica a la persona,
anuncia el reino de Dios para los perseguidos. De hecho en esto consistirá el desarrollo del
sermón del monte donde seremos llamados a ser luz, sal. Seremos llamados a perdonar, a
mejorar las relaciones con los demás abandonando el orgullo, a dar, a ser pacíficos, a tener
una fe genuina, a ser un buen árbol que da frutos buenos.

Así que esa es la felicidad, esa es la bienaventuranza, donde la vida, nuestra vida se llena
de la presencia de Dios y nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestras formas de
conducirnos en la familia, y con los otros, refleja el reino de Dios.
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¿Quiénes son, y de dónde han venido?


En los funerales usualmente leemos el texto de Apocalipsis 7 precisamente porque nuestra
fe nos lleva a creer que los que murieron en Cristo están en un mejor lugar que nosotros
que estamos aquí inmersos en tribulaciones. Sin embargo, más que una lectura para los
funerales, estos versículos están llenos de esperanza, de ánimo, y sobre todo de
compromiso en la vida cristiana.

Si eres un buen lector de Apocalipsis notarás que lo que está ocurriendo es que Juan está
en su discurso de los siete sellos. Y ese discurso, junto con otros más, son una descripción,
en forma de narrativa apocalíptica, de lo que está sucediendo en este mundo pecador y
como este mundo que rechaza a Dios, rechaza (persiguiendo y condenando a muerte) a los
que creen en Cristo. Los que creen en Cristo, no son pasivos seguidores sino que anuncian
el evangelio, por eso son rechazados.

Así que en la visión de Juan, el mundo sufre calamidades por la naturaleza misma, ya sea
por efectos de la naturaleza (desastres naturales) como sucesos en el cielo que para Juan
aún son incomprensibles. También el mundo está en conflicto entre sí, a través de las
diversas guerras, el enriquecimiento de algunos que da como consecuencia la pobreza a
otros. Y ante los diversos pensamientos el mensaje de Cristo es rechazado y perseguido.
La conclusión de esta descripción del mundo atribulado, es que todos se dan cuenta que
esto que acontece es porque el juicio de Dios está sobre ellos, de tal manera que gritan a
las montañas y a las roca: “Caigan sobre nosotros y escóndanos del rostro de aquel que se
sienta en el trono, y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de su ira, ¿y quién
podrá sobrevivir? ¿Quién podrá mantenerse en pie? (Ap. 7:16

Lo que vivieron los primeros cristianos, el tiempo de tribulación que ellos vivieron, no se
compara con lo que hemos vivido, y con lo que sueñan aquellos que esperan la “gran
tribulación”. Aunque tenemos la amenaza del Covid-19 y parece ser que no tendremos
escapatoria, las condiciones de vida (desde el país de México) son más favorables para
nosotros que para Juan y la comunidad cristiana que el pastoreaba. Aún así hay
circunstancias que nos atribulan, que hacen que derramemos lagrimas sin que tengamos
consolación, que nos desaniman, que siempre tengamos hambre y sed de justicia. Y ante
todo lo que pasamos también podremos decir: ¿Quién puede sobrevivir así? ¿Quién podrá
mantenerse en pie?

La respuesta es la comunidad que sigue a Cristo. La otra comunidad no quiere ver el rostro
de Dios, porque han rechazado al cordero de Dios, por lo tanto saben que solo les espera
calamidad y juicio sobre ellos.

¿Cómo es esta comunidad que sigue a Cristo? El texto nos da estas característica:

Es una comunidad que tiene un solo clamor: La salvación pertenece a nuestro Dios que
está sentado en el trono, y al Cordero (Ap. 7:10). No hacen este clamor un día y al día
siguiente se olvidan, sino que se mantienen fieles a Dios. Una comunidad que ha salido de
la gran tribulación y han lavado y emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero. Es
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decir, pensando en Isaías 1:19: Son los que han escuchado, obedecido, y se han puesto a
cuentas con Dios. Una comunidad que sirve a Dios: “y le sirven día y noche en su templo”
(Ap. 7:15a)

Y por último, es una comunidad en la que Dios se hace presente de esta manera: “y el que
está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni
sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en
medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará
toda lágrima de los ojos de ellos.” (Ap. 7:15b-17)

Hoy en día cuando muchos pasan por diversas situaciones de crisis, como pérdida del
trabajo o pérdidas materiales, problemas y enfermedades familiares, y cualquier otra
situación, lo primero que piensa es que Dios está emitiendo un juicio sobre ellos. !Tal vez
tengan razón! Pero aunque declaran que Dios les está castigando, en lugar de rendirse,
huyen de Dios. Pareciera que deberían buscar mas a Dios, pero no lo hacen. Eligen ser la
comunidad que no puede estar delante del rostro de Dios. “Ven la tempestad y no se
arrodillan”.

Hay un himno que cantábamos en la iglesia, que quiero compartirte, para que elijas ser
siempre la comunidad que es fiel a Dios, comunidad que no lo derriba ninguna tribulación:

1. Quienes son las que han venido? Hacia donde marcharan? De pureza van vestidos,
ropas blancas llevan ya.

Coro: Es la Iglesia fiel, sin mancha ni arruga, que el Salvador redimió. Es la Iglesia fiel sin
mancha ni arruga, que el Salvador redimió.

2. ¿Puedes escuchar los cantos que conmueven todo ser? Es el grupo de los santos que al
Cordero quieren ver.

3. No te asusten las tristezas, nunca cedas ante el mal. Triunfarás en tus pobrezas, tendrás
gozo celestial.

4. El pendón de tu alabanza debes hoy enarbolar; En tu Rey pon tus esperanza y él victoria
te dará.
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CUMPLEAÑOS EN MEDIO DE LA
ENFERMEDAD
A muchos nos ha tocado celebrar cumpleaños en medio de esta crisis sanitaria y por lo
tanto no hicimos fiesta como años anteriores, ya sea en nuestro cumpleaños o en el de
algún familiar. Algunos no lo celebran por cuestiones dogmáticas o por amargura en el
corazón, sin embargo no podemos escapar del tiempo que va avanzando.

No sabemos hacia dónde va el tiempo, sin embargo, podemos saber el tiempo que ya
recorrimos, en mi caso, 42 años. Y al recorrer casi media vida (optimismo) pues parece ser
que el tiempo recorrido ha sido casi nada. Como dice el salmista: “somos sueños que
desaparecen. Somos como la hierba que brota en la mañana. Por la mañana se abre y
florece, pero al anochecer está seca y marchita”.

El salmo 90 en la Biblia, que esta semana corresponde a las reflexiones nos invitan a
pensar sobre la vida. El hace un contraste entre la vida del ser humano y la existencia de
Dios. Dios es eterno y el ser humano aparece y muere en un instante. “Para ti, mil años son
como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche”.

¿Cómo vivimos esta vida tan fugaz? La lectura del salmista no es muy optimista, ya que en
cuanto a la longevidad, solo vivimos 70 años. Y si alguien vive más de esa edad aún no se
escapa del dolor y los problemas. Y ante esto, bien podemos, al reflexionar sobre la vida,
estar de acuerdo con el salmista. ¿Quién iba a pensar que este año nos enfrentaríamos a la
muerte rondando en nuestros pensamientos?

¿Cómo podemos aliviar tan siquiera un poco la vida? La propuesta del salmista, a través de
una petición, es algo que podemos añadir a nuestras reflexiones: “enséñanos a entender la
brevedad de la vida , para que crezcamos en sabiduría”. La sabiduría, la que proviene de
Dios, es la que nos dará los recursos para poder hacer la vida más llevadera en la brevedad
de nuestra vida.

¿En qué momento añadimos esto a nuestra vida? ¿En qué momento comprendemos la
brevedad de la vida y entendemos que necesitamos sabiduría? Quizás no ocurra en la
niñez y mucho menos en la adolescencia. Aunque, si medimos por etapas la vida, en
ninguna etapa llega la comprensión de la vida como don alguno. Solo llega cuando
acudimos a Dios siendo alentados por la crisis.

Sucede que podemos tener ciertas crisis en la vida. Pero no aprendemos de ella si no
acudimos a Dios. Si no acudimos a Dios podemos hacer ciclos repetitivos trágicos de los
que quisiéramos librarnos. En otro lugar un poeta dice:¿Quién podrá entender sus propios
errores? (Salmo 19:2). Así, sin Dios en el mundo, no aprendemos, no entendemos, no
maduramos, no construimos y si por alguna razón pensamos que aprendemos,
entendemos, maduramos y construimos, es tan frágil todo ello, que cualquier crisis lo
derrumba y volvemos a ser como antes: con dolores y problemas que hacen más breve la
vida de lo que ya es.
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El que escribió el salmo 90 ha logrado a comprender la vida, su brevedad, y lo que necesita


para sobrellevarla por eso expresa estas palabras las cuales pueden convertirse en nuestra
oración, cuando cumplimos años:

Sácianos cada mañana con tu amor inagotable,


para que cantemos de alegría hasta el final de nuestra vida.
¡Danos alegría en proporción a nuestro sufrimiento anterior!
Compensa los años malos con bien.
Permite que tus siervos te veamos obrar otra vez,
que nuestros hijos vean tu gloria.
Y que el Señor nuestro Dios nos dé su aprobación
y haga que nuestros esfuerzos prosperen;
sí, ¡haz que nuestros esfuerzos prosperen!
Salmo 90:14-17
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Y descendieras

El Dios que desciende

El profeta Isaías dice: !Oh si irrumpieras desde el cielo y descendieras! Este parece un
grito que también nosotros hemos hecho en algún momento de nuestra vida y mayormente
este año donde esta pandemia ha afectado severamente el curso de nuestras vidas.

Sin embargo, justamente eso es lo que proclamamos en estas fechas: Dios desciende, se
encarna, Dios está con nosotros. Por eso expresamos, no de labios para fuera, feliz
navidad, porque eso significa el nacimiento de Jesús. Dios desciende, se encarna, Dios está
con nosotros, Emanuel.

Aunque hoy en día, ya algunos tradiciones o denominaciones cristianas, se han alejado de


la fecha de la celebración navideña por dos motivos: 1) Jesús no nace exactamente el 25 de
Diciembre y todo lo que conlleva históricamente la invención de la fecha (aunque nunca
sabremos exactamente la fecha), 2) Se ha hecho de la navidad una fiesta materialista, llena
de vanidad. Sin embargo, tanto los que no celebran Navidad, como los que sí, podemos
estar de acuerdo en la necesidad de un Dios que desciende hacia nosotros.

El por qué de la ausencia de Dios

El profeta Isaías siente la ausencia de Dios, el alejamiento de Dios en la vida de la


comunidad, debido a la injusticia, la constancia en pecar de la supuesta comunidad que
pertenece a Dios. El expresa esto: “nadie invoca tu nombre, ni te ruega misericordia. Por
eso tú te apartaste de nosotros y nos entregaste a nuestros pecados”. Isaías 64:7

Cuando la pandemia llegó, y para quedarse, en el continente Americano, ante el temor,


muchos expresaron que esto era lo que un “profeta contemporáneo” había expresado, y que
iba a llevar esta situación a un avivamiento, a una búsqueda de Dios. ¿Qué ha pasado? El
mundo entero siguió pecando. Más que infectados por el Covid-19, “estamos todos
infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia,
no son más que trapos sucios”. (Isaías 64:6).

¿Ante tal estilo de vida Dios puede estar presente? ¿Cómo es posible que personas así,
pecadoras, puedan ser salvas? Sin embargo, eso es lo que necesitamos. Y aunque no lo
merezcamos, Dios desciende hacia nosotros.

Míranos

Para Isaías es que, si Dios desciende, podrá moldear todo esto que vivimos, podrá detener
nuestra constancia de pecar, limpiarnos, hacernos justos. Así lo expresa: “Y a pesar de
todo, oh Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú , el alfarero. Todos
estamos formados por tu mano”. (v.8)

Por eso él pide esto: “te pedimos que nos mires y veas que somos tu pueblo” (v.9). Esta
petición es algo serio, porque indica el estar dispuestos a que Dios nos mire. Es algo serio
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porque no nos gusta ser vulnerables, porque ante la mirada de Dios, como dice el Salmista:
nuestro pecado está delante de él. Pero si en nosotros es más fuerte la necesidad de que
descienda Dios a nuestras vidas para que nos saque de nuestra ruina, no nos importará
estar expuestos ante Dios, porque eso es lo que queremos, que Dios nos forme, como el
alfarero hace del barro su creación.

Dios descendió

Esta es la esperanza navideña, el mensaje que vivimos y proclamamos, que Dios


desciende, se encarna, se hace presente en medio y con la humanidad, para transformar a
la humanidad, humanidad que no merece ser salvada, pero aún así, él descendió.. En esto
consiste la buena nueva, lo que anunciamos, lo que experimentamos, lo que celebramos.

Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú , el alfarero.


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DE MANERA INESPERADA

Si te preguntan sobre cómo y cuándo sucederá la segunda venida de Cristo, ¿Cómo


responderías? ¿Qué dirías?

Con respecto a este tema siempre nos encontramos con muchas respuestas, algunas
líneas de tiempo, algunos supuestos bíblicos del orden de los eventos. Sin embargo, sobre
ese tema el apóstol Pablo escribiéndole a la iglesia de Tesalónica dice esto:

“Ahora bien, amados hermanos, con respecto a cómo y cuándo sucederá todo esto, en
realidad no es necesario que les escribamos. Pues ustedes saben muy bien que el día del
regreso del Señor llegará inesperadamente, como un ladrón en la noche. Cuando la gente
esté diciendo: «Todo está tranquilo y seguro», entonces le caerá encima la catástrofe tan
repentinamente como le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada; y no habrá
escapatoria posible”. (1 Tesalonicenses 5:1-3)

Esto que leímos se convirtió prácticamente en parte importante sobre la declaración de fe


de la iglesia de tesalónica (y de otras iglesias) sobre lo que ellos compartían en cuanto a la
segunda venida de Cristo. Esta declaración, sobre la segunda venida de Cristo, tiene estos
detalles: en primer lugar, este evento, sucederá de manera inesperada, es decir, sin
ninguna señal previa. Contrario a nuestro pensamiento, de hoy en día, donde
argumentamos que “hay señales que anuncian que ya viene”.

En segundo lugar, lo inesperado surge, en el auge de una época de “tranquilidad y


seguridad”, sin embargo, eso tampoco es una señal, porque en realidad lo que quiere
mostrar es un estilo de vida sin Dios basado en las presunciones políticas y económicas
como respuesta a las necesidades humanas. Paz y seguridad, es el eslogan de la moneda
romana, que invitaba a recordar a los pueblos quién era su origen para que ellos tuvieran
precisamente eso: paz y seguridad en sus economías, paz y seguridad en sus negocios,
paz y seguridad en sus costumbres, tradiciones y fe religiosa.

Entonces, “paz y seguridad” no son una señal, ya que en todo tiempo el ser humano, ha
buscado todo ello. Claro, esa paz y seguridad, es humana, y como humana conlleva todas
las actitudes pecaminosas, como la búsqueda del poder, a través de la violencia, y no
realmente el amor al prójimo.

Como analogía de la época en que vivimos, también hoy en día pastores y cristianos en
general se han sumado a la lucha de reformas a la ley que tienen que ver con la “paz y
seguridad” del evangelio. Buscan que el gobierno no legalice el aborto y el matrimonio
homosexual. Otros están metidos en sindicatos y sus luchas. Otros en campañas políticas.
No es que este mal la participación de seguidores de Cristo en esferas de lucha y poder,
sino que en nuestra tarea de búsqueda de paz y seguridad, con nuestros supuestos
humanos, en nuestra vida cotidiana, tenemos que tener en claro que, de manera repentina,
vendrá Cristo.
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Hay otros que si lo toman como señal: viven angustiados cuando los gobiernos hacen
alianza para dar paz y seguridad al libre comercio, también cuando líderes religiosos se
reúnen con tal de promover la tolerancia religiosa. Sin embargo, no es señal, porque en
toda época el ser humano siempre busca alianzas para la “paz y seguridad”.

Aunque, ante toda declaración o expresión de fe también hay una actitud de vida, y la
actitud de vida que se debe de tener es lo que pide Pablo a la iglesia de Tesalónica:

“Pero ustedes, amados hermanos, no están a oscuras acerca de estos temas, y no serán
sorprendidos cuando el día del Señor venga como un ladrón. Pues todos ustedes son hijos
de la luz y del día; no pertenecemos a la oscuridad y a la noche. Así que manténganse en
guardia, no dormidos como los demás. Estén alerta y lúcidos. Es en la noche cuando la
gente duerme y los bebedores se emborrachan; pero los que vivimos en la luz estemos
lúcidos, protegidos por la armadura de la fe y el amor, y usemos, por casco, la confianza de
nuestra salvación.” 1 Tesalonicenses 5:4-8

No significa que nosotros, los cristianos, veremos señales de que Cristo viene, también para
nosotros es sin aviso alguno, pero la diferencia es que nosotros vivimos preparados para la
inesperada venida de Cristo. Es vivir en luz, por eso debemos mantenernos alerta, y confiar
en Dios y amar a toda persona. ¡Nuestra confianza y nuestro amor nos pueden proteger del
pecado como una armadura! Y si no dudamos nunca de nuestra salvación, esa seguridad
nos protegerá como un casco. Porque Dios no nos ha llamado para castigarnos, sino para
que recibamos la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Porque Jesucristo murió
por nosotros para que podamos vivir con él, ya sea que estemos vivos o muertos cuando él
vuelva. 1 Tesalonicenses 5:9-10

Si te preguntan sobre cómo y cuándo sucederá la segunda venida de Cristo, ¿Cómo


responderías? ¿Qué dirías? Aquí tienes una respuesta bíblica ante la expectativa de la
segunda venida de Cristo.
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ENTONCES ESTAREMOS CON EL SEÑOR


PARA SIEMPRE

(Una reflexión escatológica)


Hay una anécdota que anda circulando sobre el tema de la segunda venida de Cristo.
Anécdota que se convirtió en leyenda porque desconocemos quienes fueron en realidad
los protagonistas de esta pequeña conversación. La anécdota es la siguiente:

“Una mujer fue a visitar a su pastor diciendo lo siguiente: – pastor, vengo a devolverle la
palabra, ya no quiero ser cristiana. El pastor la escucha atentamente y le pregunta: –
¿Cuál es la razón que le lleva a tomar esa decisión?. La mujer responde: – He sido
cristiana durante 30 años y he escuchado de usted, junto con otros predicadores, que Cristo
viene pronto, y no ha llegado; así que creo que no va a venir; y si no va a venir entonces no
tiene sentido alguno ser cristiana.

Esta anécdota de dominio popular, aunque un poco chusca, nos invita a reflexionar sobre
cuál es nuestra expectativa sobre la segunda venida de Cristo, es decir, lo que creemos y si
en verdad la Biblia dice lo mismo que nosotros creemos sobre este evento.

DETALLES DE LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Uno de los textos bíblicos que tocan precisamente este tema es el de 1 Tesalonicenses
4:13-18, el cual narra este detalle de la segunda venida de Cristo:

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que
vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes
para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (1 Tesalonicenses
4:13-18)

Así que Cristo, quién en el lenguaje de Pablo es el Señor, desciende, está volando, flotando
(como sea) en las nubes, los muertos en Cristo resucitan, son llamados a la vida una vez
más y los que estén vivos cuando suceda este evento son levantados, tomados,
arrebatados, dejan de pertenecer a la tierra y su historia, para acudir a su encuentro, a
recibir al Señor, y a partir de ahí, no importa lo que suceda, estaremos por siempre con el
Señor, ya nunca se nos será quitado.

REGRESO INMINENTE

¿Cuándo vendrá Cristo? Desde los primeros años de iglesia cristiana, los cristianos han
pensando que Cristo llega justamente en la generación, la época, en la que están viviendo.
La iglesia de Tesalónica era un ejemplo de esto ya que la preocupación que ellos tenían era
sobre si los muertos creyentes en Cristo se perderían de estar con Cristo cuando él
regresara. La enseñanza en mente que ellos tenían era lo que se predicaba en el
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evangelio: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca.” (Mateo 24:34)

Sobre la segunda venida de Cristo esto era lo que le preocupaba a la iglesia Tesalónica,
que sus hermanos en Cristo que habían muerto no presenciaran la venida de Cristo. Por
eso se les enseña esto: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que
duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si
creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron
en él. (1 Tesalonicenses 4:13-14)

Las demás religiones no tienen esperanza alguna puesto que los dioses que ellos adoran
no tienen la capacidad para levantar a alguien de entre los muertos. La fe cristiana mantiene
viva la esperanza porque tiene esta fe: Jesús murió y resucitó. Ese es el fundamento de
creer en la resurrección de los muertos.

Recientemente, en las redes sociales, vi una publicación sin esperanza. Esta publicación
decía esto: “No podrán llegar al cielo las siguientes personas según la BIBLIA “. En seguida
empieza a hacer una lista de cosas como una biografía del ser humano y concluye con la
intención de que todos estamos en esa lista y por lo tanto nos vemos en el infierno. Y
si, tiene razón, porque esa lista realmente es la descripción de toda una vida de pecado. Así
que muchos contestaban que en verdad no iremos al cielo. Sin embargo, como les
decía, es una publicación sin esperanza, porque también según la Biblia somos llamados a
arrepentirnos y así recibir el perdón de pecados. Y no solo el perdón de nuestros pecados
sino que la obra de Dios es hacernos nuevas personas: De modo que si alguno está en
Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.

PREOCUPADOS O ESPERANZADOS

¿Cuál es la preocupación hoy en día con respecto a la segunda venida de Cristo? ¿Qué es
lo que te preocupa? Con respecto a la preocupación de los Tesalonicenses nosotros hoy
en día ya tenemos superado ello. Incluso, aunque no lo sabemos en verdad, cuando
muere un familiar que no ha creído en Cristo, creemos que en el último instante clamó a
Cristo debido al evento de la cruz, cuando uno de los ladrones escuchó de Jesús esto:
Hoy, estarás conmigo en el paraíso. Puede ser que sí acepto en el último instante la
soberanía de Cristo en su vida, puede ser que no. No lo sabemos.

Una de mis preocupaciones en mi niñez después de haber sido asustado con una película
que tenía como título el rapto, la cual enseña que el arrebatamiento será un rapto secreto,
era que fuera dejado atrás, es decir, todos se fueran, mis padres, y yo me quedara. Creía
que en cualquier instante sucedería el rapto. Una vez que se me empezó a olvidar la
película, se fue el miedo.

El miedo, es entonces, lo que muy a menudo trae a la mesa, que nuestras conversaciones
hablen sobre los eventos finales que conlleva la segunda venida de Cristo. Ese miedo es un
indicador que a pesar de lo atribulados que podamos estar, estamos muy aferrados a esta
vida.
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Si suceden tres terremotos casi al mismo tiempo en diversos lugares, inmediatamente


pensamos en que Cristo viene ya en esta generación, época. Si hay diversos huracanes
azotando al mismo tiempo entonces pensamos en que Cristo viene. Hay un conflicto militar
de líderes de diferentes naciones entonces pensamos que viene Cristo. No hay duda que
ante el embate de la pandemia, tantos enfermos, tantos muertos, nuestro pensamiento es
que Cristo viene.

Sin embargo, no debe ser el miedo , el que nos haga pensar en la segunda venida de
Cristo, lo que debe ser es la esperanza de que vivos o muertos, él vendrá algún día y esto
que vivimos, esto que hemos creído, será una realidad plena.

La conclusión del cristiano, la esperanza, la confesión de fe que Cristo viene es esta:


“Entonces estaremos con el Señor para siempre”. 1 Tesalonicenses 4:17
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Apresúrate a mí, oh Dios

Más de alguno hemos estado en situaciones donde la “espera” ha cansado y lo que


necesitamos es una respuesta pronta. Como cuando llevamos a un enfermo de
“emergencia” al hospital y al llegar a la sala de “urgencias” nos damos cuenta que ahí no
hay tanta urgencia porque nos hacen esperar. Y ahí en la sala de “urgencias” preguntamos
si pronto llegará el doctor porque así, de manera pronto, queremos que el dolor de nuestro
enfermo empiece a disminuir.

Ante las crisis que vivimos llega un determinado momento en que la paciencia se agota, la
incertidumbre y la desesperanza pesan y nuestras oraciones cambian hacia Dios por una
pronto respuesta. Así como el salmista decía: Por favor, Dios, ¡rescátame! Ven pronto,
Señor, y ayúdame. Salmo 70:2

Usualmente somos llamados a orar con paciencia, en el sentido de que si no hay respuesta,
no te preocupes Dios está actuando y “algún” día, algún día, Dios te responderá. Sin
embargo, en la Biblia encontramos variantes en cuanto a nuestra actitud sobre lo que
pedimos.

El salmista (en el salmo 70) esta pasando por dificultades, algunas son intentos de
asesinato, o problemas que se presentan. Aunque el salmo no narra a detalle que le sucede
al salmista lo que sí podemos notar es su angustia por una respuesta pronta.

Algún adolescente así clamará a Dios para que pronto cambie su situación, cuando vive
recibiendo abuso verbal y físico por parte de alguno de sus padres. Aquel que está enfermo
y yendo a quimioterapia querrá que su oración por sanidad y alivio sea contestada y
prontamente. El que por más de un mes ha estado desempleado querrá que Dios le otorgue
un trabajo lo más pronto posible. Expresar entonces, la oración de querer la respuesta de
Dios lo más pronto posible no es falta de confianza o que signifique que estamos dando
órdenes a Dios en una forma de exigencia irrespetuosa; es abrir con sinceridad nuestro
corazón expresando la angustia de una manera más franca.

Jesús mencionó algo similar cuando enseñó a sus discípulos a orar:

Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración: «Supongan que
uno de ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres
panes. Le dices: “Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de
comer”. Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya
está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”. Les digo que,
aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se
levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.

»Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán;
sigan llamando, y la puerta se les abrirá.
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Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le
abrirá la puerta.

»Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pescado, ¿les dan una serpiente en
su lugar? O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no! Así que si
ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre
celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan». Lucas 11:5-13

Tanto el amigo audaz insistente como los hijos que necesitan satisfacer su hambre, la
necesidad de ellos requiere de una respuesta pronta y parece ser que Jesús no critica sino
motiva a que pidamos, con la franqueza de nuestra necesidad. Pidamos y recibiremos,
busquemos y encontraremos, llamemos y la puerta se abrirá. Pidamos porque el Padre está
dispuesto a dar.

Regresando al salmo 70, encontramos también la fe que acompaña a nuestra franqueza:


Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu
salvación: Engrandecido sea Dios. Salmo 70:4

Podemos pedir a Dios que responda de una manera pronta con una actitud de amargura e
irrespetuosa, la respuesta es sí, y esa es la actitud incorrecta. Por eso el salmista nos invita
a que no perdamos el gozo, el amor hacia lo que puede hacer Dios en nuestra vida y
continuemos confesando que Dios es grande.

El tentador llegó a Jesús para que de manera “pronta” resolviera la necesidad de hambre
que ocurre después de un tiempo de ayuno. Pero Jesús no perdió la fe, la adoración, el
amor hacia Dios y responde que no solo de pan vivirá el hombre. También se le invitó a
hacer una exhibición de poder que no tenía nada que ver con los propósitos de Dios y él
expresó que no se debe tentar a Dios.

La oración franca, la que expresa que la respuesta sea pronto, no olvida la humildad y la
adoración. Y de esa manera termina el salmo 70, humildad y adoración: “yo estoy afligido y
menesteroso;

Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas.”
(Salmo 70:5)
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ÍNDICE

Presentación 2

Sobre Servir 3

HACIA EL CAMBIO 4

EL FANTASMA QUE ACUSA A LOS HERODES (Marcos 6:14-29) 6

Añadamos el “Viva México” 8

Sobre cultura en las escuelas 9

Mirad que nadie os engañe 10

Sofonías 3:14-15 11

Una fe reformada 12

AÚN SOMOS SUPERSTICIOSOS 14

Locura 16

Rudeza al Predicar 17

Conceptos de fe que se viven 18

La insistencia de Dios 20

Cisternas Rotas 21

Sobre la Vida Cristiana (en la Carta a los Colosenses) 24

Símbolos de Esperanza 26

Sin Dios 27

Visión 28

Justo 31

Desgarrarse el corazón 33

Fábulas artificiosas 34

Y todavía no lo están 35

Luz, sal, justicia 37

Con demostración 39

Luz 41

Sobre el Ayuno 42

Entró por uno 44

Convertir las piedras en pan 45


77

Tírate abajo 47

Fe y pandemia 49

¿Para qué desperdiciar ese pedazo de tierra? 51

Tomás 53

Proveerá 54

Misericordia 57

Bienaventurados 61

¿Quiénes son, y de dónde han venido? 63

CUMPLEAÑOS EN MEDIO DE LA ENFERMEDAD 65

DE MANERA INESPERADA 69

ENTONCES ESTAREMOS CON EL SEÑOR PARA SIEMPRE 71

Apresúrate a mí, oh Dios 74

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