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Estudios Bíblicos para Grupos Pequeños

Noviembre, 2011
Primera Semana
Belleza entre Cenizas
“[Dios] ordena que a los afligidos […] se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto
de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío del Señor, para gloria
suya”. Isaías 61.3 (par)

Introducción: Estamos viviendo en tiempos muy difíciles: despidos en los empleos, pérdida de propiedades,
enfermedades raras y al parecer incurables, hogares rotos, hijos contra sus padres e hijos abandonados por sus
padres, desastres naturales, manifestaciones de personas disconformes, abusos y violencia doméstica,
corrupción, persecución de la fe cristiana. Ya sean los desastres naturales, la crueldad del hombre o las guerras
espirituales, no hay dudas de que la vida está llena de tragedias. Debemos recordar que en el jardín del Edén
sucedió la más grande tragedia de la humanidad cuando se reveló contra su Creador. Todo lo que ha sucedido
después son las consecuencias de la ruptura del hombre con Dios. El pecado causó que el mundo entero
comenzara a padecer. Los huracanes, los terremotos, el terrorismo, el genocidio y la guerra, todo eso, es pecado.
Todo lo que Dios hizo es bueno, y lo que el hombre ha hecho es malo.
Leer Lucas 21.5-19. Jesús nos advirtió que tendríamos que pasar por momentos difíciles. El templo,
construido por Esdras después de su regreso del exilio y ampliado enormemente por Herodes el Grande tenía
una estructura hermosa, pero Jesús dijo que sería destruido completamente, y así sucedió en el año 70 cuando el
ejército romano incendió a Jerusalén. El Señor Jesús nos advierte que debemos estar preparados para las
dificultades de los tiempos venideros. Las profecías de las Escrituras se han ido cumpliendo inexorablemente, y
no debemos dudar de ellas.
En medio de estas advertencias tal vez nos preguntemos: ¿Qué tenemos que hacer nosotros con esto
como creyentes? ¿Qué sucederá si no podemos salir de esta crisis económica? ¿Qué pasará si las cosas
empeoran? Analicemos los versículos 8 al 12 del pasaje y mencionen cuantas cosas Jesús nos anuncia que
sucederán: 1) – falsos maestros; 2) – guerras y sediciones; 3) – terremotos; 4) – hambres y pestilencias; 5) –
terror y señales del cielo; 6) – persecución a los cristianos. Tal vez algunas personas se hagan las preguntas
incorrectas: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué tengo yo que sufrir? ¿Por qué está sucediendo esto? – Es bueno
siempre recordar que Dios no es malo, por lo tanto él no hace nada malo, sin embargo, él hace que las cosas
malas que suceden en nuestra vida obren para nuestro bien, aunque no lo entendamos al momento. Leer
Romanos 8.28. No podemos controlar lo que nos va a suceder, pero podemos controlar la forma en que vamos a
reaccionar. No podemos controlar a las demás personas, pero podemos controlarnos nosotros mismos. Nuestra
esperanza no está basada en las circunstancias, sino en Jesús.
Analicemos Lucas 21.13-19. En el v. 13 a pesar de las dificultades, Jesús nos da esperanza y nos dice que estas
cosas nos servirán para dar testimonio. Testificar de lo que Dios ha hecho y está haciendo en nuestras vidas es
vital para ministrar a otras personas. Leer Filipenses 3.10 y Colosenses 1.24. Pablo nos dice que él se gozaba en
el sufrimiento porque esto lo ayudaba a conocer más a Cristo. En la cruz el mundo entero fue cambiado para
siempre. La más grande tragedia vino a convertirse en la más grande oportunidad para la humanidad.
Leer Santiago 1.2-4, Romanos 5.1-5 y Filipenses 4.11-13. En ninguna de estas expresiones bíblicas
encontramos que los cristianos tenemos que ser unas personas que nos conformamos con las aflicciones porque
así tiene que ser. Por el contrario, ellas nos enseñan que debemos vivir gozosos de conocer las promesas de
nuestro Dios y vivir conforme a esas promesas. A nadie se le garantiza que la vida es fácil, pero sí tenemos la
promesa de que vale la pena vivirla en compañía del Señor Jesús.
Preguntas para reflexión: En medio de la crisis las mejores preguntas que nos debemos hacer los
cristianos son: ¿Dónde está la oportunidad? ¿Cómo puedo ayudar? ¿A quién puedo servir? ¿Qué lección puedo
aprender de esta experiencia? ¿A quién puedo beneficiar con mi testimonio? ¿Cómo puedo cumplir con el
propósito que Dios tiene para mi vida? Jesús nos ha hecho reconocer que la vida, la muerte y el sufrimiento son
significativos. El ha cambiado el dolor en gozo y el lamento en canto. ¡Nuestra victoria está asegurada!
Tiempo de oración: Oren por las personas del grupo que tienen dificultades de salud, financieras,
espirituales o de otra índole. Anímeles a encontrar la oportunidad de ayudar o ministrar a otros que están
pasando por su misma situación.
Segunda Semana
Una Historia Olvidada
“Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”. Juan 8.36 NVI

Introducción: Es posible que el cuarto jueves de este mes de noviembre cuando todos se reúnan en casa a comer
el pavo, el maíz y el pastel de calabaza, a algún invitado o recién llegado de otro país se le ocurra preguntar:
“¿Qué cosa es Thanksgiving?” y como siempre comiencen a escuchar la historia de los peregrinos que
celebraron su buena cosecha con los nativos americanos. La historia casi se ha convertido en un cuento de
fantasía, pero en realidad no lo es. Los peregrinos se decidieron a celebrar aquella cosecha en medio de una
tierra indómita, llena de adversidades y de muchas tumbas. Menos de un año antes de llegar al lugar que luego
fuera el estado de Massachussets, la mitad de ellos había fallecido. Solamente sobrevivieron cuatro mujeres
adultas. A pesar de las dificultades, los peregrinos celebraron por la cosecha en que habían trabajado
arduamente, y también por la libertad que tenían ya de practicar la religión que ellos querían. Esa libertad
compensaba las pocas posesiones materiales con que podían contar.
Leer Juan 8.31-36. Jesús no nos da la libertad que nosotros queramos, sino la libertad para seguir a Dios.
El legado de los peregrinos está en la primera enmienda de la constitución de los Estados Unidos de América la
cual prohíbe que el gobierno establezca una religión o controle su práctica. Aunque es un buen comienzo, no
siempre ha resultado ser una verdadera libertad. Por ejemplo, muchos cristianos se han atado al
fundamentalismo y se han esclavizado al legalismo, o se han dejado controlar por líderes religiosos.
La libertad de practicar una religión nunca se puede comparar con disfrutar de la verdadera libertad en Cristo.
Leer Romanos 6.16 y 2 Pedro 2.19 – Gracias a Jesús podemos escogerlo como nuestro Salvador para
que nos lleve a Dios, pero si decidimos continuar por nuestro camino no tenemos opción. El pecado será nuestro
patrón y los resultados serán la culpa y la separación de Dios. Como dice el Apóstol Pedro: “Eres esclavo de
cualquier cosa que te controle…”. La verdad perfecta de Jesús nos liberta para que seamos aquellas personas
que Dios quiere que seamos.
Al cabo de los años los norteamericanos encontraron prosperidad y paz, pero otros vivían bajo
esclavitud. En 1863 Abraham Lincoln abolió la esclavitud y declaró el Día de Acción de Gracias como una
fiesta nacional, sin mencionar a los peregrinos en la declaración, pero el sentimiento era el mismo: la libertad
del pueblo americano. Lincoln predijo que al cabo del tiempo la libertad iría incrementándose. Durante los años
60 el Movimiento de Derechos Civiles logró abolir la discriminación contra los ciudadanos de color. Es cierto
que la libertad ha ido en incremento, casi hasta convertirse en libertinaje, y en nombre de los derechos del
hombre han continuado tratando de proclamar una libertad relativa. Algunos mencionan la famosa frase: “Estoy
orgulloso de ser americano, porque al menos sé que soy libre”. La historia ha demostrado que un hombre puede
respetar la libertad de otro, pero no puede dársela. Los padres fundadores de esta nación lo reconocieron en la
Declaración de Independencia donde citan: “Dios quien da la libertad…” Leer Salmo 50.15-16. Dios es el único
que tiene la potestad de hacernos libres. No existe ley, ni declaración, ni constitución que pueda liberarnos del
pecado y darnos libre acceso a Dios. Muchas personas viven esclavizadas en países libres y muchos cristianos
son libres detrás de las rejas de una prisión. En este tiempo de Acción de Gracias debemos dar gracias a Dios
por ser libres, no de disfrutar la seudo-libertad que el mundo brinda, sino de la verdadera libertad que Cristo
ofrece y garantiza.
Preguntas para reflexión: ¿Cómo celebraremos este año el Día de Acción de Gracias? ¿A cuántos de mis
amigos, familiares o conocidos tendré la oportunidad de hablarles de la libertad en Cristo? ¿Qué enseñanza
podemos aprovechar de la experiencia de los peregrinos? ¿Soy libre porque puedo practicar una religión o
porque Cristo me ha liberado del pecado? - Cuando estemos probando las comidas deliciosas de Thanksgiving
recordemos lo que nos dice el Salmo 34.8: “Prueben y vean que el Señor es bueno, dichosos los que en él se
refugian”.
Tiempo de oración: Denle gracias a Dios por tener libertad para adorarle, para acercarse a él y hablar
con él. Agradezcan a Dios por sus bendiciones y las experiencias que les han ayudado a valorar la libertad en
Cristo. Oren por aquellos que simplemente creen que son libres por vivir en un país libre y soberano, intercedan
por ellos para que tengan la oportunidad de disfrutar la verdadera libertad en Cristo.
Tercera Semana
Que nadie sepa mi pecado
“Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte”.
Proverbios 14.12 NVI

Introducción: El pecado y sus consecuencias no son un tema de conversación muy popular en estos días. En la
actualidad a la gente no le gusta que la confronten con la posibilidad de que ellos están haciendo algo mal.
Quieren estar a cargo de sus propias vidas sin que haya repercusiones por las decisiones que toman. No quieren
que nadie intervenga en su privacidad. Es verdad que cada persona tiene la opción de decidir lo que va a ser con
su vida y la dirección que va a tomar, sin embargo, el orgullo y la falta de conocimiento los ciega y no pueden
ver claramente que el resultado de seguir su propio camino y apartarse de Dios es la auto-destrucción. En Mateo
7.13-14 el Señor dice que muchos escogen seguir por el camino ancho y espacioso y deciden prestar poca
atención a Dios y a su plan para sus vidas. Incluso hay personas que se enojan cuando alguien trata de ayudarles
a corregir sus errores. Desafortunadamente, muchos no quieren conocer a Dios hasta que sus vidas están
arruinadas.
Leer Hechos 7.51-53. La Biblia está llena de ejemplos de personas que fueron usadas por el Señor para
confrontar la indiferencia y la rebeldía contra Dios. Esteban narró su testimonio ante el Sanedrín que era el
concilio o consejo judío activo hasta el año 70 d.C. Era un cuerpo de la aristocracia sacerdotal y de la nobleza
compuesto por 71 miembros con sede en Jerusalén. Tenía funciones legislativas, ejecutivas y judiciales y
funcionaba bajo la dirección del sumo sacerdote. ¡Eran la crema y nata de la religión judía! Se enfurecieron
tanto con las declaraciones de Esteban que lo tomaron y llevaron fuera de la ciudad para matarlo a pedradas,
(ver 57-60).
¿Cuántas veces nos hemos enfadado al ver que Dios está tratando de llamarnos la atención?
A veces, cuando no queremos escuchar la voz de Dios por medio del Espíritu Santo, él usa a personas, a un
amigo, un hermano, un predicador, una circunstancia u otro instrumento. Dios nos ha provisto la forma de que
nos acerquemos a él, no para que seamos una buena persona o para que sigamos una serie de regulaciones, sino
para que estemos a bien con él,. Leer Romanos 3.19-20. ¿Cuál fue su reacción la última vez que alguien le
acusó de hacer algo indebido? ¿Negar, discutir, defenderse? ¿Ha llegado al punto con Dios en que está
dispuesto/a a dejar de defenderse y esperar la decisión divina?
Leer Romanos 3.21-24. En estos versículos vemos los propósitos de la ley de Dios: 1) – Nos muestra
donde pecamos, y 2) – nos revela el código moral de Dios. Cualquier pecado nos aparta de nuestro Dios santo.
Después de las malas noticias de la pecaminosidad y la condenación de Dios, vienen las buenas nuevas de que
Cristo nos limpia de pecados si confiamos en él. Cristo nos perdona de nuestros pecados, nos hace justos
delante de Dios y nos da el poder para vivir como él quiere que lo hagamos. Nadie llega a estar a bien con Dios
basado en su buen comportamiento, sino gracias a la obra de Jesús.
Leer Hebreos 12.5-7. ¿Quién ama más a sus hijos: el padre que le permite hacer todo lo que quiere,
aunque le haga daño, o el que lo corrige, lo disciplina y lo castiga para que aprenda a hacer lo que es correcto?
Nunca es agradable ser corregido o disciplinado por Dios, pero su disciplina es un indicio de su amor por
nosotros. Siempre que Dios quiere llamar nuestra atención es porque desea que hagamos lo que es bueno para
nosotros. No valen las excusas, ni las quejas, ni las negaciones, ni las defensas, ni la resistencia, ni siquiera las
explicaciones. Dios sabe quienes somos, lo que hacemos y lo que sentimos. Podemos engañar a las demás
personas, pero a Dios no.
Preguntas para reflexión: ¿Tratará de seguir probando su inocencia o permitirá que Dios le corrija?
¿Recibirá la disciplina de Dios como una demostración de su amor? ¿Confiará en que Dios quiere que usted
crezca como su hijo/a? ¿Procurará no seguir resistiendo a Dios? ¿Dejará de esconder su pecado y confesarlo a
Dios? ¿Está feliz porque Dios quiere disciplinarle?
Tiempo de oración: Oren primero individualmente y en silencio para declarar a Dios aquellos pecados
no confesados y que deben poner en sus manos. Oren luego por parejas pidiendo cada uno por el otro y dando
gracias a Dios por la bendición de ser hijos de Dios y pidiéndole que les dirija en sus caminos.
Cuarta Semana
La Prueba Definitiva
“…Hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el evangelio; no tratamos de agradar a la
gente sino a Dios, que examina nuestro corazón” 1 Tesalonicenses 2.4

Introducción: Uno de los grandes desafíos de las personas son las pruebas. Desde pequeños nos vemos forzados
a pasar pruebas en la escuela. Generalmente los maestros procuran que sus estudiantes aprendan lo suficiente
para demostrarlo en los exámenes finales, y les premian por sus esfuerzos. En casi todos los aspectos de la vida
tenemos que pasar por pruebas de una u otra forma, algunas para demostrar conocimiento y otras para
desarrollar habilidades que nos ayuden a lograr nuestros sueños. Las pruebas nos preparan para ser mejores
desde el punto de vista intelectual, profesional o espiritual.
Dios frecuentemente prueba a su pueblo en los asuntos relacionados con la vida espiritual. ¿Por qué será que
nos quiere probar? ¿Es que no nos conoce lo suficiente? Dios quiere que nosotros desarrollemos un carácter
como el de Cristo, también nos quiere enseñar cuál es su voluntad para nosotros y para otros. Para lograr esto,
frecuentemente usa las circunstancias difíciles que se nos presentan en la vida. También puede probarnos
impregnando en nuestro corazón el deseo de dar un paso de fe, de ministrar o de servir a alguien.
Jesús hizo eso con sus discípulos.
Leer Juan 6.1-13. En este pasaje vemos como el Señor prueba la fe de sus discípulos. Los primeros tres
versículos narran que Jesús estaba cerca del mar de Galilea y había una gran multitud que le seguía. Lo
interesante es que se menciona que estaban cerca de la fiesta de los judíos, la pascua. Esa fiesta conmemoraba la
liberación del pueblo judío de Egipto, el día en que fueron invadidos por la última plaga. Del mismo modo que
Dios liberó al pueblo judío de la esclavitud egipcia, Jesús podía liberar de las ataduras del pecado a aquellos que
depositaran su fe en él. Como Jesús sabía que iba a pasar un buen tiempo con la multitud para que escucharan
sus enseñanzas, habría necesidad de darles de comer y se dirige a Felipe con una pregunta de “prueba”…(v. 5-
6). La respuesta de Felipe fue que no tenían posibilidades de proveer alimento para todos, no había dinero
suficiente. Otro de los discípulos, Andrés, le dice a Jesús que un muchacho tiene su comida allí, es lo único que
tiene. Tampoco va a alcanzar. Según nos cuenta Juan, Jesús tomó aquellos cinco panes y dos pececillos del
muchacho y alimentó a más de cinco mil personas. Haciendo esto Jesús demostró que Dios siempre cumple sus
propósitos, ya sea de forma natural o sobrenatural.
Ahora debemos preguntarnos como responderíamos nosotros si Jesús decidiera probar nuestra fe. Hay
unos principios bíblicos que nos pueden ayudar:
El primer paso es humillarnos ante Dios y confiar en él a pesar de las circunstancias. Este primer paso es
el más duro y difícil de todos. ¿Realmente confiamos en que él hará lo que tiene que hacer a pesar de las
circunstancias adversas? ¿Creemos que es capaz de cumplir su voluntad aunque nosotros no tengamos ni idea
de lo que él va a hacer? En este pasaje notamos que los discípulos percibían a Jesús a través de sus recursos
limitados. Lo peor que nos puede suceder a nosotros es pensar que “no se puede”. Lo que no podemos es
encerrar a Dios en nuestros límites. Muchas veces Dios nos llama a hacer algo que nos parece contradictorio y
que no tiene sentido. Jesús sabía que él tenía el poder de ir por encima de las circunstancias, pero los discípulos
todavía tenían que aprender eso.
El segundo paso es interpretar la situación a través de los “lentes” de las Escrituras. Leer Mateo 22.29 y
Marcos 12.24. Hay dos errores que podemos cometer: ignorar las Escrituras e ignorar el poder de Dios. No es
solamente conocer, sino aplicar las Escrituras a nuestras vidas y reconocer que si Dios nos lo pide, en su
nombre, en su poder, con su guía y su ayuda podemos hacerlo.
El último paso es orar siempre. Leer 1 Tesalonicenses 5.17. Es hablar con Dios y pedirle que nos guíe.
Por supuesto que nosotros no podemos, pero si Dios nos quiere probar debemos estar dispuestos a pasar el
examen con sobresaliente, no por nuestros méritos, sino por nuestra fe en su poder. Es una forma de crecer.
Preguntas para reflexión: ¿Cuál es la mejor forma de responderle a Dios cuando nos quiere probar? ¿Por
qué creen que Dios usa las pruebas para fortalecer nuestra fe? ¿Qué otros motivos tendrá Dios para probarnos?
Tiempo de oración: Dios puede probarnos para que lleguemos a conocerlo mejor. Antes de orar hablen
de pruebas que les han fortalecido. Oren dando gracias a Dios por ayudarles a seguir creciendo espiritualmente.
Pidan por poder interpretar y entender lo que Dios quiere decirles cada vez que leen las Escrituras.
Quinta Semana
La Gran Omisión
“Pero él [Jesús] respondió: Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras”. Lucas 19.40

Introducción: Una madre de tres hijos que perdió su empleo y gastó sus ahorros en alimentar a sus niños y pagar la renta
de la casa. Después de varios meses, el dueño de la casa accedió a que le entregara algunos de sus muebles como pago por
un mes de alquiler. Cuando la mujer no tenía ya con qué pagar, ni nadie que le ayudara, el dueño le dijo: “Quiero que
usted me pague el alquiler de la casa este mes asistiendo a mi iglesia con sus hijos”. A partir de ese momento, en la vida
de aquella familia, todo cambió radicalmente. Ese gesto de sacrificio cambió el curso de sus vidas para siempre. Eso es lo
que hace Jesús. Y a eso se refiere cumplir con la Gran Comisión. Salir de nuestra zona de comodidad e invitar a otros a
experimentar lo que significa conocer a Cristo. La pregunta que cabe ahora es:¿Y cómo lo estamos haciendo nosotros?
¿Ponemos en práctica el gran compromiso que adquirimos con Jesús?
Tom Rainer, el Presidente de LifeWay dice que solo el 2% de los que asisten a la iglesia invitan a otras
personas cada año. Esta estadística nos hace pensar si en realidad nosotros los cristianos estamos abiertos a
mostrar nuestras creencias. Vivimos en una sociedad donde se omite a Dios de sus funciones, donde los líderes
evitan decir la frase “Under God” (bajo Dios) cuando recitan sus palabras para tomar un cargo público, donde
las figuras de Hollywood nos tachan de fanáticos, porque hacemos más daño que bien. Estas exclusiones sutiles
y nuestra pobre representación están mutilando nuestro testimonio, al menos el del 98% de nosotros. Nos
estamos acercando cada vez más a constituirnos en una nación que rechaza a Dios, y tal vez muchos cristianos
no se sienten muy confortables y no son capaces de mencionar el nombre de Dios. ¡Cuántas oportunidades
perdemos! A veces sentimos que debemos orar con alguien que nos está contando una historia y simplemente,
por temor a que nos vean, se burlen de nosotros o nos critiquen, dejamos de hacerlo.
Leer Mateo 28.19-20. Estos versículos que sabemos de memoria parecen olvidados. Dios no dice que
nos ha revelado su gloria para que la escondamos. Tal parece que nos avergonzamos del evangelio después que
hemos obtenido la entrada dorada para llegar al cielo. Nosotros tenemos la esperanza que el mundo necesita.
Romanos 10.14b dice que cómo van a escuchar si nadie se los dice. Cuando le hablamos a otra persona de
Cristo él la atrae hacia él, no nosotros. ¡Tenemos que ir!
Leer Lucas 24.49a. Jesús ha prometido darnos un poder dinámico cuando actuemos como sus testigos.
Cuando el temor nos asalte debemos recordar Jeremías 33.3. Ese es el secreto. Pedirle a Dios que nos dé las
palabras, porque las oportunidades siempre nos las está presentando. En Isaías 48.22 dice que no hay paz para
los incrédulos. Debemos orar por ellos (y con ellos) cada vez que sus nombres vengan a nuestra mente.
Leer Isaías 55.11. Dios no nos deja solos en nuestra misión, necesitamos conocer y estudiar su palabra.
El evangelio es poderoso, no porque es una buena advertencia, sino porque son las buenas nuevas. Si la Palabra
de Dios no está en nuestra mente y en nuestro corazón, tampoco estará en nuestra boca. Leer Isaías 51.16a. Dios
nos promete ayuda cuando estamos preparados para cumplir con nuestro deber como cristianos.
La sociedad puede censurar a Dios todo lo que quiera, pero no podrá censurar la luz que nosotros
reflejemos. Si dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo libre para ver la televisión o navegar por Internet, no
estaremos preparados. ¡Este es el sacrificio que Dios espera de nosotros! Busquemos más de él.
La evangelización no es una opción, es una disposición de Dios. El ha dispuesto que sus hijos lo
representen en la tierra y contemos su historia para que los demás le conozcan. Invitar a nuestros amigos,
vecinos, familiares y conocidos a la iglesia debe formar parte de nuestro diario vivir. E. Dr. Rainer dice que el
82% de las personas dicen que irían a una iglesia si alguien les invitara. ¿Has invitado a alguien últimamente?
Pueden seguir burlándose de nosotros, omitiendo el nombre de Dios, y haciendo todo lo posible para
borrar del mapa al cristianismo, pero una cosa sí es cierta: el plan de Dios se cumplirá. La pregunta clave es:
¿Estamos los cristianos dispuestos a conformarnos con la Gran Omisión o cumplir nuestra Gran Comisión?
Preguntas para reflexión: ¿Cuántas oportunidades has perdido de hablar de Cristo a otros? ¿Cuán
preparado/a estás para realizar tu tarea de alcanzar almas? ¿Saben todos los que te conocen que eres cristiano/a?
¿Te avergüenzas de decirlo?
Tiempo de oración: Tengan oraciones individuales de confesión. Pídanle a Dios que les ayude a vencer
la indiferencia, el miedo, o las excusas que han puesto para no comunicar las buenas nuevas a los perdidos.
Sexta Semana
Estemos Preparados
“Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”. 1 Tesalonicenses 5.6

Introducción: Tal parece que el mundo sigue dando vueltas cada vez más rápido, tan rápido que a veces no
estamos seguros de adonde vamos a parar. Solamente los efectos de la revolución electrónica se han convertido
en un choque sísmico en nuestra forma de aprender, de comunicarnos, de trabajar, y básicamente, de vivir. No
podemos subsistir sin esos equipos, ni siquiera nos imaginamos lo que sucedería si volviéramos a los tiempos en
que no existían. Parece que el mundo se siente bien con la idea de haber construido su propia “Torre de Babel”
con la globalización, donde nadie necesita más consultar con Dios. No pasan 24 horas sin que sepamos que hay
otro desastre natural en algún lugar del mundo, y casi nos estamos acostumbrando a ellos. El mundo se
encuentra en un profundo caos, con situaciones extrañas y difíciles de predecir. Nosotros sabemos que Dios está
observando de forma maravillosa esta confusión, esta inseguridad, los temores, la falta de orientación que
estamos experimentando. ¡El nos está llamando! ¡Está llamando nuestra atención! ¿Podemos oírlo? ¿Estamos
escuchando bien?
Leer Mateo 24.29-44. Estamos en un punto de la historia en el que debemos tomar nota. Jesús les dijo a
sus discípulos que llegaría este momento, y en varias ocasiones les habló de las señales de los tiempos. Cuando
ellos le preguntaron sobre el futuro, Jesús les respondió siempre de forma que notaran su intención de volver a
la tierra otra vez. Y no solo habló de eso, sino que les advirtió del peligro de no estar preparados. Esta fue una
parte muy seria de su historia, aunque hubo muy pocos que la entendieran totalmente. Tal vez fue debido a que
no tenían idea de que el que estaba frente a ellos era la promesa cumplida anunciada por los profetas. Por
ejemplo, Ana y Simeón, José y María, los pastores y los sabios del Oriente fueron privilegiados. Formaron parte
de la historia del nacimiento de Jesús. Pero ¿creerían que el niño podría cumplir todas esas profecías? Tal vez
era necesaria una revelación del Espíritu Santo para entenderlo.
Del mismo modo nos sucede a nosotros hoy. Necesitaríamos tomar notas de las conversaciones de Jesús
con sus discípulos en Mateo 24 y 25, y Lucas 21. Sí, tenemos desastres naturales, hambre y guerras durante los
últimos dos siglos. Hemos visto líderes diabólicos desde los tiempos del Nuevo Testamento que se pueden
comparar con el principio de los dolores de parto. Leer Mateo 24.8. Esta comparación de Jesús nos recuerda que
los dolores del parto comienzan suave y lentamente, y luego se van incrementando hasta que llega el momento
que no se pueden soportar. La mujer no se alivia hasta que la criatura nace. ¿Será que estamos llegando al punto
en que el mundo está gritando y llorando por un alivio? Si es eso lo que sentimos, debemos pensar que ha
llegado el momento de tomar en serio las advertencias de Jesús: debemos estar preparados.
Muchos cristianos han llegado a la conclusión de que somos la generación que verá el retorno de Jesús,
el Rey de reyes y Señor de señores. Si analizamos bien la lista de acontecimientos mencionada por Jesús en los
pasajes mencionados anteriormente, hemos visto las señales, y sobre todo, hemos notado el principio de dolores
de parto a nivel local, nacional y global que se van incrementando, con más frecuencia y con más intensidad.
Debemos estar percibidos de que los reinos de este mundo están a punto de dar a luz al reino de Dios.
Cada día está más cerca la segunda venida del Señor Jesús. A las iglesias tibias y a los cristianos
dormidos, que conocen y saben lo que tienen que hacer, les falta algo: una visión de Dios nueva y profunda.
Leer Isaías 6.1-13. Isaías era un profeta conocido y estaba haciendo su labor bajo el reinado de Uzías, pero
cuando el rey murió tuvo una nueva visión que cambió su vida y fortaleció su ministerio. El comenzó a ver y a
escuchar a Dios como nunca lo había hecho antes. Debemos tener un sentido de urgencia. ¡Jesús viene pronto!
Preguntas para reflexión: ¿Estamos listos para recibir este desafío? ¿Estamos preparados para revisar la
lista de Jesús? ¿Estamos dispuestos a obedecer esta revelación de Dios que cambie nuestras vidas?
Tiempo de oración: Aunque no sabemos ni el día ni la hora en que Jesús vendrá, estamos seguros de que
vendrá. Cada día es un día menos que tenemos para esperar su regreso. Oren para que Dios les ayude a renovar
su visión y prepararse como si cada día fuera el último. Pídanle a Dios lo que necesitan para estar preparados.

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