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Cuadrado lumbar
Oblicuo
externo
UN POCO DE BIOMECÁNICA
Recto del abdomen (verde): Sus fibras son verticales. Se orientan desde
la rama del pubis hasta el esternón dividiéndose en varios vientres
musculares que le dan esa forma de tableta de chocolate. Su principal
función es la flexión ventral acercando el esternón hacia el pubis
Oblicuo externo (amarillo): Sus fibras son transversales. Se originan
en las últimas costillas y llegan hasta la cresta ilíaca. Cuando actúan
ambos oblicuos ayudan al recto del abdomen en la flexión del tronco.
Si sólo actúa el de un lado produce inclinación lateral y rotación del
torso al lado contrario.
Oblicuo interno (azul): Se encuentra por debajo del oblicuo externo, sus
fibras también transversales van desde las últimas costilas y línea alba del recto
del abdomen, hasta la cresta ilíaca de la cadera. Al igual que el externo, si actúan
los dos a la vez colaboran en la flexión junto al recto del abdomen. Si actúa sólo
el de un lado, produce inclinación lateral y rotación hacia su lado.
fig. 3
Relajado Contraido
Cuando se contrae, sus fibras se aproximan y se cierra a modo de faja, disminuyendo el diámetro
abdominal y aumentando la presión intraabdominal. Este músculo profundo es el responsable de
estabilizar la columna ya que representa una auténtica faja muscular. En estas dos imágenes (fig. 3)
podemos observar su estado relajado, con el diámetro abdominal dilatado, y cuando se encuentra
activado, con el diámetro abdominal reducido.
En gestos deportivos donde se necesite una estabilidad del tronco, el trans-
verso realiza una importante función de estabilización para conse¬guir ges-
tos motrices coordinados y una columna estabilizada, liberando además a las
estructuras vertebrales de fuerzas que pudieran ser lesi¬vas. La carrera (fig.
4) constituye un ejemplo muy claro de estabilidad del raquis.
Los músculos abdominales intervienen en multitud de gestos y accio¬nes
musculares, proporcionando a nuestro organismo estabilidad, pre¬sión
intraabdominal y transmisión de fuerzas. Tomando una perspectiva analíti-
ca podemos establecer tres movimientos o acciones musculares propias de
los músculos abdominales: flexión ventral, inclinación lateral y torsión del
tronco.
Flexión ventral
En esta acción, el protagonista es el recto del abdomen (ver-
de) que acerca el esternón hacia el pubis cuando elevamos
los hombros o aproxi¬ma el pubis hacia el esternón cuando
elevamos la cadera.
Los oblicuos de ambos lados se contraen para asistir al recto
del abdomen en la acción. El transverso también se contrae
cerrando el diámetro abdominal.
Inclinación lateral
Se produce una inclinación lateral del tronco cuando se con¬traen
sólo los oblicuos (amarillo y azul) de un hemicuerpo, las últimas
costillas se aproximan hacia la cresta ilíaca de la cadera.
En gestos como los propios del esquí (fig. 5) los oblicuos intervienen
para mover el tren inferior a los lados.
(fig. 5)
Con este gesto se mide la potencia abdominal ya que es un movimiento explosivo donde se produce una
enérgica flexión de la columna (fig. 18). Este test se utiliza mucho en pruebas de acceso a academias donde
se precisan niveles elevados de condición física.
La prueba consiste en lanzar un balón medicinal de 3 kg de peso, sin mover los pies del sitio y medir la dis-
tancia desde los pies hasta el punto del primer impacto