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Trabajo Práctico Nº 2
Fecha de entrega: 07/06/2021
Alumnas: Noelia Salinas
Curso: 3º “B” T.V.
Materia: Taller de Producción Sastreril
|Profesor: Fabricio Koslowski
BREVE RESEÑA DE LA HISTORIA DE LA SASTRERIA
La sastrería es el arte de diseñar, crear y ajustar prendas. La palabra «Tailor», que aparece
por primera vez en el Diccionario de Oxford en 1297, proviene de una palabra francesa,
tailler, que significa «to cut»
El arte del Tailoring se remonta a la Edad Media cuando los primeros sastres fabricaban
prendas de lino para que los soldados llevarán debajo de la cota de malla.
La tradición actual del traje masculino nacería en Francia hacia el siglo XVIII, como moda
consistente en vestir los hombres chaqueta, chaleco y pantalón de distintos tejidos y de
colores muy vivos. Eran prendas de corte amplio, ya que estaban destinadas a facilitar las
cosas en las labores del campo.
Eran prendas muy sencillas pero un oficio importante del cual salieron los primeros gremios
de sastrería en las principales ciudades europeas. Desde sus primeros días, la sastrería fue
un comercio jerárquico y dominado por hombres del que surgieron varias compañías y
escuelas importantes como los Merchant Taylors en Londres o los Maîtres Tailleurs d’Habits
en Paris. Sin embargo, la sastrería se enseñaba mediante el aprendizaje, donde un maestro
sastre instruía a un aprendiz a través de la experiencia práctica. El taller típico tenía un
maestro sastre y varios cortadores y aprendices, cada uno era responsable de una tarea
específica como la costura de entretelas, los bolsillos o las mangas. Debido a este método
de enseñanza, no existieron manuales escritos para la confección hasta mucho tiempo
después de la aparición del oficio. El más importante se publicó en 1889, El History of the
Art of Cutting por E. B. Gilles, convirtiéndose en un documento histórico importante.
Antes del advenimiento de las máquinas de coser en el siglo XVIII, algunas prendas podrían
requerir más de un par de manos al mismo tiempo. Muchos sastres se sentaban uno al lado
del otro o uno frente al otro con las piernas cruzadas. En francés, la forma de sentarse con
las piernas cruzadas todavía se llama «assis en tailleur» o «sentado en pose de sastre».
Pero el traje masculino como hoy lo entendemos nació en 1860. Sus primeros usuarios
fueron los miembros de la pequeña nobleza y la burguesía que lo usaban ocasionalmente
para montar a caballo, de donde vino la costumbre de dejar un corte en la parte posterior
de la chaqueta.
Como las cacerías a las que asistían vestidos con el nuevo atuendo se iniciaban al amanecer
y el frío era un inconveniente, se optó por posibilitar el cierre de la chaqueta hasta el cuello,
por lo que se añadió a la prenda un botón en la parte alta. Éste se abrochaba en el ojal que
todavía queda como mudo testigo de aquella práctica funcional en su día, y que suele
utilizarse para colocar una flor o un botón decorativo. Aunque al principio el traje era vestido
con cierta prevención, no tardó en ser considerado prenda cómoda y práctica que empezó
a llevarse también en la ciudad.
A ese fin, los sastres del siglo XIX perfeccionaron su corte en la última década de aquel siglo
haciendo de él una especie de uniforme imprescindible en la vida de los negocios. Hubo
multitud de experimentos en lo que al corte del atuendo masculino se refería, sobresaliendo
de entre aquellos ensayos, en 1830, el de un sastre alemán de la ciudad de Maguncia llamado
Wildgans, que diseñó por primera vez un traje de una pieza para hombres, según cuenta
Max von Boehn en su magnífica Historia de la moda.
El traje de caballero también puede tener chaleco. En este caso se llama terno. Los distintos
elementos que componen el terno ya se utilizaban antes de nacer tan afortunada
combinación (saco-pantalón-chaleco). El chaleco es de origen turco, y se encuentra
mencionado por Miguel de Cervantes en su novela El Quijote. Chaqueta y pantalón son
palabras que al parecer introduce en el castellano procedentes de la lengua francesa Leandro
Fernández de Moratín sobre 1800.
Desde entonces aparecen los tres componentes del terno o los dos del ambo (saco y
pantalón) como indumentaria genuinamente masculina.
Por otra parte, la sastrería femenina se remonta a principios siglo XIX cuando el
estilo masculino era un rasgo característico en la ropa de montar femenina, las amazonas
usaron trajes oscuros que los sastres confeccionaban inspirándose en las levitas y chaquetas
masculinas.
Hacia 1880 la indumentaria de ambos sexos era muy parecida e inclusive se comentaba que
desde lejos no era fácil distinguir a una joven amazona de un joven jinete a esto también
contribuyo el uso de sombreros de copa, corbatas, chalecos y pantalones bajo la falda.
La mayoría de las chaquetas femeninas estaban adornadas con detalles militares, los galones
eran uno de los motivos decorativos que más se usaban y estaban inspirados en los
uniformes de los regimientos militares.
Un ejemplo es la chaqueta de diario de los militares, caracterizada por una fila de galones
aplicada a todo el ancho del pecho conocida como crow´s feet o pata de gallo, debido a su
forma característica.
Siglo XIV
Las leyes suntuarias determinan los textiles y colores que pueden ser usados por clases altas
y bajas. El hombre de la corte utiliza el vestuario para maximizar su cuerpo y ostentar poder
mediante prendas suntuosas de cuero, piel, ricos brocados, bordados y joyas incrustadas
Se maximiza el cuerpo marcando hombros, pectorales, y piernas. Entrepierna con bragueta
con adornos Colores fuertes: rojo, azul marino, vino, oro y negro. Calza con medias de lana
sujetas por cintas (jarreteras). Sombreros y boinas con plumas. Jubón rellenado, con
hombreras y mangas atadas con agujetas y acuchillados.
Siglo XVIII
La indumentaria continúa al servicio del poder político y el
palacio de Versalles en Francia, determina los estilos de
moda. El hombre de la corte francesa expresa el poder del
estado mediante el adorno de su indumentaria. Figura más
estilizada con chaqueta sin botones, ajustada a la cintura y
amplia en la cadera. Sombrero de fieltro adornado con
plumas. Calzón de terciopelo bordado con sedas, lentejuelas
y espejuelos. .Camisa con volados y encajes
Siglo XIX
Desde el final del siglo XVIII, Inglaterra ha sido árbitro de la elegancia en moda masculina.
La Revolución Francesa y la Revolución Industrial no solo cambiarán el mapa social,
económico y político de toda Europa, sino que provocarán uno
de los hitos de moda más importantes de la historia del traje,
aquello que Flügel denominó “La gran renuncia masculina a la
moda”: la creación del traje
moderno masculino. Los excesos
de adornos en el traje masculino
del siglo anterior darán paso a un
traje mas simple y despojado
donde los colores serán
reducidos al igual que las
pelucas, maquillaje y colores.
Mientras tanto, en Inglaterra,
debido a la Guerra Civil que
desemboco en la democracia, se
empezaron a germinar las bases
de la futura y renombrada
sastrería inglesa. La sastrería se
aleja de todas las parafernalias y
adornos que se respira en el resto
de Europa y adoptan un estilo
más práctico y sobrio, de tonalidades oscuras, marcado por las
primeras normas de vestimenta que llaman al uso de
sombreros de copa y levitas, las cuales se fueron acortando
para mayor comodidad. Los tejidos utilizados eran principalmente lanas de alto gramaje,
telas muy tupidas y bastas realizadas en lana de carda. Esto
facilitaba la tarea del sastre y sus oficiales para disimular cualquier
imperfección o defecto en la hechura de la prenda. Otro de los
mayores cambios que se dieron en esta época fue el pantalón. En
un principio se vestía un pantalón corto, por debajo de las rodillas,
pero que dejaba ver al completo los calcetines. Eran una especie
de pololos o bombachos. A partir de finales de l siglo XIX y
principios del XX, se alarga el pantalón hasta alcanzar las medidas
que se toman en la
actualidad. El Siglo XIX
con variados cambios y
ajustes creará una
estética de hombre
urbano sofisticado:
Sombrero de copa,
cabello rizado y tupé
elevado sobre la frente,
barba bajo la
mandíbula de forma sutil, poco bigote y muy
fino, chaqueta con faldones, abiertas para
exhibir el chaleco bordado y de color (de cintura
alta), camisas de lino, cuellos de camisa
elevados, pantalones muy estrechos, grandes
sobretodos y capas
Frock Coats
Ulters
Chesterfilds
Eton.
La chaqueta de la siguiente
imagen se conocía con el
nombre de reefer de doble
botonadura y estaba basada en
la holgada prenda del mismo
nombre, fue muy popular usarla
en primavera cuando las
mujeres dejaban de usar los
pesados abrigos por chaquetas
más ligeras.
Las hechuras de moda tenían solapas anchas con los filos con dobles o triples pespuntes,
bolsillos de tapa sobre las caderas y se abrochaban con tres botones de cada lado, se
permitían adornos discretamente femeninos como solapas cortadas en forma de hoja
vistosos galones serpenteando a lo largo de los delanteros y mangas amplias fruncidas sobre
el hombro.
Cuando las mujeres comenzaron a participar con más frecuencia en un mayor número de
actividades, necesitaron vestidos más prácticos, los trajes sastres ya confeccionados
ayudaban a cubrir las necesidades de estilos de vida más diversos, los vestidos de lana lisos
se consideraban apropiados para la vida diaria y se podían usar también para practicar
deporte como golf y el tiro.
Hacia 1870 empezó realmente a imponerse el estilo sastre en el vestido femenino, los
sistemas de corte que se usaban para la ropa masculina se adoptaron a elegantes faldas y
cuerpos estilizados, las mujeres adoptaron rápidamente el nuevo estilo.
SIGLO XX
1900 – 1910
Las mujeres usan el vestido como la prenda más habitual. En este período se caracteriza
por ser de líneas rectas, liso y cuadrangular. Se trata de un modelo de talle largo, a la altura
de las caderas, sin marcar la cintura.El corto del vestido deja ver las piernas por debajo de
la rodilla.Dentro de ese modelo encontramos cortes evasée, escotes en forma de V,
o cuellos con grandes solapas o canesús.Son habituales los plisados y los volantes en las
faldas, así como los bordados en la parte superior de los vestidos o camisas. Se utilizan
telas con mucha caída como sedas, rasos, muselinas, encajes y tafetanes.
1930
Los buenos tiempos de la posguerra quedarían atrás y los tonos se volverían más frívolos. El
pantalón, al igual que las mangas de las camisas, tendría forma cónica que haría del traje
una prenda más suave y flexible.
El movimiento Gangster se instala como una
exageración del traje drapeado y el traje a rayas
diplomáticas se ubica como un elemento
indispensable en el armario masculino de la época,
acompañado por un sombrero de fieltro. La
recesión se siente en las calles y el casual style
incrementa su presencia en las principales
ciudades. Con una chaqueta de amplios hombros
y solapas, y con pantalones de talle alto, el traje
encontró en Gable el perfecto galán para ser lucido
como se merecía. Se impone el traje de rayas,
popularizado por los gánsters de la época, como Al
Capone. También destacamos la chaqueta cruzada
y otros estampados como la pata de gallo o los
cuadros.
Son años en los que Hollywood consolida su estatus de creador de tendencias, y son sus
estrellas femeninas las que marcan los gustos estéticos de las mujeres de todo el mundo:
cejas depiladas, pelo rubio y con ondas, cuerpos atléticos y delgados.
Se impone una silueta larga, el uso de colores oscuros, las mangas toman volumen y los
nuevos estampados influenciados por los movimientos artísticos como el surrealismo o el
dadaísmo, suponiendo en muchos aspectos verdaderas revoluciones estéticas, llegando
incluso a las portadas de Vogue como la que encabeza el post creada por Salvador Dalí.
1940
El New Look
1970
En el ámbito formal, la dualidad del blanco y el negro expresaría elegancia y los trajes de
tres piezas volverían
al ruedo.
En contraste, el movimiento
hippie caería en un nuevo
resultado, impulsado por la
utilización de un estilo
anárquico: el movimiento
punk, una contracultura que
se identificó por el uso de
jeans ajustados, botas y
camisetas, y fueron
impulsados por la imagen de
Vivianne Westwood y Malcom
McLaren.
1980
El tailleur femenino vuelve con mucha fuerza, sobre todo gracias al cine, a las working girls
de las películas americanas. Los trajes de chaqueta de grandes firmas representan el poder,
y se convierten rápidamente en un básico del guardarropa de las mujeres de negocios.
Karl Lagerferld toma las riendas de Chanel en 1983, y
presenta tres prendas en una sola: la robe manteau
(vestido abrigo) que da la impresión de ser un traje
por las bandas horizontales que lleva sobre las
caderas. El modisto juega con sus propias reglas,
pero mantiene el estilo de la maison.
Es imperativo hablar de Giorgio Armani y de su
tailleur para la Business Woman, de líneas latinas y
elegantes. Sus trajes son modernos, simples y
atemporales. Su filosofía es hacer sentir cómodos y
seguros de sí mismos a hombres y mujeres y no
simplemente «decorar por decorar».
1990
2000
DOBLE BOTÓN. Los trajes de doble botonadura se caracterizan por superponer sobre pecho
y el vientre los dos extremos frontales de la chaqueta, abotonando la prenda con dos filas
paralelas de botones. En la actualidad, sólo una de las filas suele ser funcional, mientras que
la otra es meramente
decorativa, añadiendo un
botón interior a modo de
'ancla', que sujete la pieza en
su sitio. Los primeros trajes de
doble botonadura se remon
tan a las prendas de carácter
naval de los años 30, e
incorporaban un total de seis
botones, que se reducirían
más tarde a cuatro. Las
chaquetas suelen llevarse
siempre abotonadas.
DOS O TRES BOTONES. El blazer o americana consiste en una única fila de botones, y es un
tipo de chaqueta
ligeramente más informal
que la anterior. Existen
variedades con un único
botón, o cuatro, pero
siempre respetando la norma
de la hilera única. El corte es
más entallado, y es el tipo de
chaqueta más popular entre
los trajes de estilo slim-fit. El
tamaño y el acabado en pico
de la solapa también
admiten variaciones.
Riello, Giorgio. Breve historia de la moda: Desde la Edad Media hasta la actualidad
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