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El arbitraje en

la pandemia
MARYBELL JARA CHEFFER
Asociada sénior del área civil comercial

Ante la ampliación del Estado de Emergencia y de aislamiento social obligatorio, en marzo del año
pasado, se optó por dar libertad al Tribunal Arbitral y a las partes para que, dentro de las normas
aplicables, puedan reanudar los arbitrajes que quedaron en curso, así como a abrir nuevos procesos.

El arbitraje dio un importante paso con el propósito de proseguir su práctica durante la pandemia y,
con esto, un gran aporte a la esperada reactivación económica. Para lograrlo, se apoyó en la
tecnología en cuanto a la digitalización de documentos e información. La práctica arbitral se fue
afianzando, con el transcurrir de la pandemia, en el uso de correos electrónicos para la presentación
de escritos y comunicación de resoluciones, así como en plataformas que permitieran la realización
de audiencias, sin importar el lugar desde el cual se conectaran los asistentes.

Estos hechos, que ya venían practicándose antes de la pandemia, aun que con menos intesidad, acel-
eraron el cambio de los medios utilizados en el sistema arbitral, tanto para los propios centros de
arbitraje como para los árbitros, el personal involucrado (secretarios arbitrales), las partes y sus
respectivos abogados.

(Foto: Freepik)
Considero que un conjunto de efectos relevantes de esta transformación son el ahorro de
tiempo y de recursos económicos, así como el dinamismo y el progreso de la justicia arbitral en
beneficio de todos los actores involucrados, especialmente, de las empresas y de la inversión
privada.

Por ejemplo, la distancia física de las partes ya no es un impedimiento para llevar a cabo las
audiencias y actuacones arbitrales, las mismas que antes se daban presencialmente en la sede
del centro de arbitraje a cargo del proceso, implicando esto el despliegue de una serie de recur-
sos. La participación de diversos especialistas o peritos internacionales se vuelve más accesible
gracias a estas nuevas condiciones, contribuyendo así, a la globalización del sistema de justicia
peruano.

Circunstancias difíciles han hecho que el arbitraje peruano afronte y supere nuevos retos, acer-
cándose cada vez más a estándares internacionales. Recordemos que un sistema privado de
solución de conflictos entre empresas que esté fortalecido podrá brindar las bases y la seguri-
dad necesarias para las inversiones en el país, cuyo crecimiento esperamos con grandes expec-
tativas.

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