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MODULO 1 DESARROLLO PERSONAL

TEMA: HABILIDADES PARA LA VIDA - EMOCIONALES


Lección 1
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En el mundo existen alrededor de 7.000 millones de personas, cada una de ellas
con sus características y particularidades, con pensamientos y sentimientos
propios. No hay una persona igual a otra. Por tanto, sería lógico pensar que, dada
la diversidad de población que existe, si no estuviéramos dotados de una serie de
habilidades que nos capacitan para relacionarnos con los demás, dominaría el
caos en nuestra sociedad.
Relacionarnos con los demás implica mucho más que el simple hecho de
mantener una relación o un trato con alguien. Requiere, en primer lugar, que cada
persona se conozca y acepte tal y como es. Conlleva, además, dejar a un lado los
juicios previos y tratar de entender a la otra persona, comunicarnos con los demás
sin herir con nuestras palabras, solucionar problemas y conflictos de la forma más
positiva posible, etc. En definitiva, dominar una serie de destrezas y capacidades
que nos permitan desenvolvernos en la sociedad de manera eficaz,
enfrentándonos con éxito a las diversas situaciones que nos plantea la vida.
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¿Que son las habilidades para la vida? La Organización Mundial de la Salud
(OMS) en 1993 las define como “aquellas aptitudes necesarias para tener un
comportamiento adecuado y positivo que nos permita enfrentar eficazmente las
exigencias y retos de la vida diaria”.
Aunque hay diversas formas de clasificar las Habilidades para la Vida, la
propuesta de la OMS ha logrado un reconocimiento amplio porque es bastante
flexible y tiene aplicabilidad universal. De esta manera las clasificaron en
Habilidades Emocionales, Habilidades Sociales y Habilidades cognitivas.
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Iniciemos esta lección hablando un poco de las habilidades emocionales, dentro
de ellas encontraremos la Empatía, el manejo de las emociones y sentimiento, y el
manejo de las tensiones y el estrés. A continuación, vamos a profundizar un poco
en cada una de ellas
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La empatía es la Capacidad innata o adquirida de las personas que permite tender
puentes hacia universos distintos al propio, para imaginar y sentir cómo es el
mundo desde la perspectiva de las otras personas. Desconectar -por momentos-
de los pensamientos y necesidades propias, para conectar con las necesidades de
las demás personas. Poder sentir con las otras personas facilita comprender mejor
las reacciones, emociones y opiniones ajenas, e ir más allá de las diferencias, lo
que nos hace más tolerantes en las interacciones sociales.
“Ponerse en la piel o los zapatos” de las otras personas para comprenderlas mejor
y responder de forma solidaria, de acuerdo con las circunstancias. Este ejercicio
implica una escucha atenta, apagar el juicio, reconocer que la propia no es la
única forma válida de ser persona, y pasar a la acción, de manera que con hechos
podamos colaborar en la superación de situaciones injustas o inequitativas que
viven otras personas.
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Manejo de emociones y sentimientos: Esta habilidad propone aprender a navegar
en el mundo de las emociones y los sentimientos, logrando una mayor sintonía
con el propio mundo afectivo y el de las demás personas. Saber leer y comprender
lo que comunican las emociones propias y las ajenas. Las emociones y
sentimientos nos envían señales constantes que no siempre escuchamos. A veces
no nos damos permiso para sentir, como si pensáramos que no tenemos derecho
a experimentar miedo, tristeza o ira. Este es un ejemplo de cómo el mundo
afectivo se puede ver distorsionado por prejuicios, temores y racionalizaciones.
Comprender mejor lo que sentimos implica tanto escuchar lo que nos pasa por
dentro, como atender al contexto en el que nos sucede. Identificar qué le pasa a
nuestro cuerpo frente a las emociones, reconocer qué nos pone en movimiento y
qué nos paraliza. Tomar conciencia del efecto contagio, propio del mundo
emocional.
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Manejo de tensiones y estrés: Las tensiones son inevitables en la vida de todas
las personas. De hecho, todos los seres vivos nos estresamos en determinadas
circunstancias, y gracias a eso disponemos de fuerzas adicionales cuando las
necesitamos. El reto que representan no consiste en evadir las tensiones, sino en
aprender a afrontarlas de manera constructiva, sin instalarse en un estado habitual
de estrés; aprender a estresarnos en forma aguda, ya a evitar que se convierta en
crónico o permanente. También, aprender a relacionarnos con las tensiones de
manera puntual.
Manejar unas y otras es aprender a parar, a soltar cargas, a encontrar nuestros
propios ritmos y prioridades. Esta habilidad permite identificar las fuentes de
tensión y estrés en la vida cotidiana, saber reconocer sus distintas
manifestaciones y encontrar vías para eliminarlas o, al menos, contrarrestarlas de
manera saludable.
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Hoy en día son muchas las corporaciones que invierten grandes sumas de dinero
en formar a sus empleados en Inteligencia Emocional. La razón de esto es porque
las empresas se han dado cuenta de que una de las claves del éxito comercial y
de la venta de sus productos radica en el grado en que sus trabajadores son
capaces de reconocer y controlar sus emociones, así como las de sus clientes.
Es casi impensable imaginar un encargado de ventas que carezca de habilidades
en el trato con los clientes, un emprendedor sin motivación para dirigir su
emprendimiento o un negociador que no sea capaz de controlar sus impulsos y
emociones. Todo el conocimiento técnico basado en la relación entre estudios
académicos y experiencia no será ninguna garantía para estas personas, porque
tarde o temprano pueden dañar operaciones económicas por un bajo
conocimiento de sus emociones. Cabe resaltar que por ejemplo actualmente en el
proceso de selección de personal de las empresas la tendencia va enfocada a
poner al candidato en situaciones de fuerte estrés o incomodidad para así poder
examinar su reacción y su capacidad para lidiar con sus emociones.
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Actualmente, el método de creación de emprendimientos ha avanzado y los
aspectos relacionados con la Inteligencia Emocional, como las habilidades
interpersonales y la gestión de las emociones, son fundamentales ya que, en un
adecuado establecimiento de relaciones, de comunicación, ajustando la tolerancia
a la frustración y en una adecuada automotivación se establece la confianza con
los posibles clientes
De ahí se desprende, que los emprendedores con alta Inteligencia Emocional
resulten mucho más productivos y exitosos que aquellos que no la posean. En el
fondo, es normal: la gestión de las emociones juega un papel muy importante
tanto en la habilidad para auto motivarse como en la capacidad de evitar conflictos
y de comunicarse adecuadamente con el resto de las personas.

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