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60 LA VANGUARDIA CULTURA DOMINGO, 1 MAYO 2016

Lyuba Vinogradova publica un intenso relato de los tres regimientos de pilotos rusas en la Segunda Guerra Mundial

Las brujas de Stalingrado


cripción minuciosa del factor hu­
mano que lo explica. Por ejemplo,
el relativo al día en que las inte­
grantes del 586.º regimiento de
cazas perdió “a una de sus mejo­
res pilotos, la hermosa, elegante y
femenina Lina Smirnova”, que
antes de la guerra había sido ma­
estra. La tragedia –cuenta Vino­
gradova– “se derivó del hostiga­
miento que sufrió por parte de su
jefa de escuadrón”.
Las pilotos tenían instruccio­
nes de no sacar el tren de aterriza­
je ante situaciones de emergencia,
y si en tales circunstancias debían
tomar tierra, tenían que hacerlo
con el fuselaje, con la panza del
avión. Aunque pueda parecer lo
contrario, se creía que con ello los
riesgos y daños serían menores.
Pero en una frustrada misión de
escolta, desoyó esa orden.
El temor de Smirnova a su jefa,
que participaba en la operación y
pudo aterrizar con la panza de su
aparato sin graves problemas, “se
vio exacerbado aún más por la es­
trecha relación, casi de afecto, que
unía a las pilotos con sus aviones
de combate”, similar a “la actitud
del jinete respecto de su caballo”.
En su aterrizaje forzoso, el apara­
to de Smirnova sufrió importan­
tes daños, pero ella salió sin heri­
EDICIONES PASADO PRESENTE
das graves. “Pese a la suerte que
Una imagen histórica de las brujas de la noche con uno de sus aviones había tenido –relata Vinogrado­
va–, la joven piloto estaba destro­
JOSÉ MARÍA BRUNET zada, descendió del avión y, al ver­

C
Madrid lo dañado, rasgó su documento de
identificación, escribió una nota y
on la seda de los para­ se pegó un tiro en la cabeza”.
caídas de los pilotos
alemanes que derri­ LAS UNIDADES
baban, ellas se hacían
pañuelos y ropa inte­ Unas 400 mujeres
rior. Eran Las brujas de la noche, el
expresivo título de la obra de Lyu­
integraron los tres
ba Vinogradova recién publicado escuadrones de cazas
por Pasado y Presente sobre tres
regimientos rusos de mujeres pi­
y bombarderos
loto que durante la Segunda Gue­
rra Mundial participaron en las LOS EPISODIOS
más arriesgadas misiones para Decenas de historias
defender el territorio de su país
frente al avance de las divisiones de heroísmo, amor,
Panzer. tragedia y crueldad se
Su etapa de actividad más in­
tensa se produjo en un momento entrecruzan en la obra
clave de la guerra, precisamente
cuando los primeros éxitos velo­ Un episodio trágico que con­
ces y radicales de las tropas nazis trastó con otros que empezaron
empezaron a volverse en dificul­ siendo de signo contrario, aunque
tades y derrotas, hasta la gran ba­ luego tampoco tuvieran un final
DANI DUCH
talla de Stalingrado, donde el feliz. Por ejemplo, la historia de
Ejército Rojo frustró la ocupación La historiadora rusa Lyuba Vinogradova Lilya Litviak y Aleksei Solomatin.
de la ciudad, embolsando a los ale­ Unieron sus vidas en plena gue­
manes hasta provocar su rendi­ unidades. Eran tres, una de cazas, rra. Y en ella las perdieron. Alek­
ción, con el mariscal de campo otra de bombarderos pesados y sei, arriesgando demasiado con
Friedrich Paulus al frente. Nunca
un mariscal de campo se había
“Los alemanes les tenían miedo” otra destinada exclusivamente a vuelos acrobáticos. Lilya, a la que
misiones de bombardeo noctur­ llamaron el Lirio Blanco de Stalin­
rendido. El código de honor debía ]Lyuba Vinogradova dice mos las trincheras y las posi­ no. Esta última fue la que dio nom­ grado, y a quien Vinogradova se
llevar antes al suicidio. que fueron las propias inte­ ciones de los alemanes. Nadie bre al conjunto de las pilotos co­ refiere como “un demonio teme­
Las unidades de la Wehrmacht grantes de los tres regimien­ podría conciliar el sueño, con mo brujas de la noche. rario”. La piloto desapareció en
dispersas en la ciudad –que nunca tos de cazas y bombarderos el ruido de los motores sobre El libro de Lyuba Vinogradova uno de sus vuelos. Sus restos se re­
llegaron a controlar– y sus alrede­ formados por mujeres las que sus cabezas. Sabían que esta­ no es una historia, son cientos de cuperaron e identificaron treinta
dores fueron atacadas y bombar­ eligieron designarse como las ban volando, que pasaban historias que reflejan las expe­ años más tarde. Se la había dado
deadas, entre otras fuerzas, por brujas de la noche. “El nombre encima de ellos, y que en cual­ riencias de aquellas pilotos, trata­ por perdida en acción cuando te­
las brujas de la noche. Lo cuenta no lo inventaron los alemanes quier momento podían lanzar das con objetividad, sin concesio­ nía 21 años y ya había derribado 12
con detalle e intensidad Lyuba Vi­ –dice–, sino las propias pilo­ sus bombas. Lógicamente, les nes a la propaganda. Vinogradova aparatos enemigos.
nogradova, quien ya en los años tos. Les parecía una idea con tenían miedo”. La autora dice que ya ha habido demasiada Historias de guerra, de amor y
90 colaboró con Antony Beevor resonancias románticas y subraya que la Rusia actual en su país. Ella se centra en los he­ crueldad recorren el libro. Vino­
en la investigación que dio pie a su aventureras. La lógica del recuerda con “orgullo” la chos, que relata –aunque parez­ gradova dice haber comprobado
libro Stalingrado. Con esa base an­ nombre se deriva de que actuación del Ejército Rojo en can términos antitéticos– con con tristeza que algunos de los
terior, la autora ha desarrollado muchas veces volaban de la Segunda Guerra Mundial. descarnada sensibilidad. Descar­ transportes abatidos en Stalingra­
ahora un aspecto concreto de noche, y todo el mundo les No en balde la antigua Unión nada porque no omite detalle. Lo do iban repletos de heridos que
aquel cerco, en torno a las expe­ tenía miedo. Ellas traían el Soviética fue el país aliado cuenta todo sin morbosidad, pero los alemanes trataban de llevar a
riencias de unas 400 mujeres que, terror. Con ellas en acción, con mayor número de vícti­ con realismo. Y a la vez es un rela­ retaguardia. En la ciudad doble­
entre pilotos, auxiliares y mecáni­ nadie podía dormir. Imagine­ mas, unos 20 millones, añade. to sensible, porque detrás de cada mente sitiada nadie tuvo piedad.
cos, llegaron a componer dichas episodio y escena hay una des­ Las brujas de la noche, tampoco.c

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