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Este tema trata de la escritura de las palabras y de los líos que puede haber con sus letras.
LECTURA CONVENIENTE. OLE, pp. 54-60, «4. Los fonemas del español», especialmente los
apartados dedicados a los subsistemas consonánticos.
Se dice a menudo que el español se escribe como se pronuncia, pero eso solo es cierto (y no
de todo) en el español septentrional.
Pregunta: Si en una novela se caracterizan los personajes al detalle por su vestimenta, ¿no
sería coherente hacerlo también por la lengua? En ese caso, un personaje de la sierra de
Cádiz nunca diría me voy a ir a casa, sino miví-i pa la caza. Eso implica analizar toda una serie
de cambios léxicos y sintácticos, y, fundamentalmente, ortográficos.
Cabe preguntarse si hay que representar ortográficamente el ceceo, el seseo, el yeísmo y otras
particularidades. Pues, por el momento, no: la ortografía del español es monolítica y no refleja
las variantes de habla.1 Eso no obsta que, al corregir, haya que tener presentes tales
fenómenos, para enmendarlos, para aplicarles algún resalte tipográfico o para atribuirlos como
cita; así, es frecuente que las personas seseantes se ultracorrijan al escribir: como saben que
muchas de las eses que pronuncian son ces o zetas en la escritura, escriben con c o z palabras
que van con s. Sobre este asunto, vale la pena consultar en la OLE (y saber que existen) los
cuadros de las páginas 129-139 y la página 155, así como las listas de las páginas 139-141,
150-153, 160-161; estas listas son especialmente relevantes y de LECTURA CONVENIENTE para
un corrector, ya que, de no conocerlas, es fácil caer por ignorancia en hipercorrección y en el
planchado de un texto cuyo autor quizá ha escogido ciertas particularidades ortográficas.
1
En palabras (cito de memoria) de Manuel Seco, en lenguas que se hablan en áreas muy grandes, la lengua oral
fracciona y la lengua escrita unifica.
Se sobreentiende que dominas la ortografía básica; es decir, que no dudas en (casi) ninguna
palabra si hay que decidir entre:
• byv
• con h o sin ella (y las intercaladas)
• gyj
• cyz
• ll, y, i
Hay que recordar que nadie lo sabe todo; el corrector más experimentado se encuentra alguna
vez con palabras que no ha visto nunca escritas y, por tanto, duda de la ortografía. La tentación
de dejar caer una hache en medio de exuberante es fuerte y cuando aparece «un gusto
acerbo» hay mucha gente que duda. De hecho, en esos casos lo mejor es dudar y, a
continuación, consultar el DLE (y la OLE para algunos asuntos que saldrán más adelante).
Insisto en esas dos fuentes porque ya no es raro buscar en Google y decidir que está mejor lo
que arroja más resultados. Sí, es una manera de comprobar la ortografía de una palabra, pero
teniendo las obras académicas tan a mano, ¡para qué jugársela!
Vamos con una reflexión previa para no fiarse nunca ni de la memoria ni del razonamiento
lógico en asuntos de ortografía de las letras y las palabras. El siguiente texto es del libro
Ortografía y gramática para Dummies (Para Dummies, 2013), del que soy autora.
Aunque la ortografía pueda parecer un conjunto de normas caprichosas establecidas para fastidiar y,
sobre todo, para avergonzar a quien no las conoce, en realidad se trata de un simple código de circulación,
como todas las reglas que afectan a la lengua. Lo que quizá no sepas es que escribir de una manera una
palabra que podría escribirse de otra, a menudo, responde a criterios etimológicos; es decir, al origen de
dicha palabra.
Observa este texto:
El jinete gitano jienense, que iba al gimnasio, se bebió una ginebra
acompañada de una tapa de jibias mientras contemplaba aquella jirafa sobre
la que se posó un jilguero, salido de entre las gimnospermas gigantes, una de
las cuales era un girasol hecho jirones.
Busca en un diccionario las palabras que empiezan con g y con j de esa frase. Verás que las que
empiezan por j no vienen del latín. Lógico porque la letra j con ese sonido que tiene en jirafa no se fijó hasta
hace, como aquel que dice, dos días. Pero no creas que ni en eso es rigurosa la lengua. El criterio
etimológico no siempre se cumple; por ejemplo, abogado viene de advocatus y móvil de mobilis; pero si
escribes avogado y móbil parecerás un completo analfabeto y no te servirá de nada hacerte el culto con
latinajos.
¿Has visto alguna vez que es muy frecuente ver escrito Texas y México? Eso se debe a que durante
mucho tiempo se usó la x para reflejar el sonido que ahora tiene en español la letra j. Por eso, aunque se
escriban con esa x, se pronuncian como si se escribieran Tejas y Méjico; le pasa lo mismo al nombre propio
Ximena.
Si nos pusiéramos de acuerdo (y lo promulgaran las academias de la lengua) se podrían eliminar la j o la
g; o decidir que entre la b y la v se quede una sola; o que ninguna palabra empiece por h; y mucho menos
lleve intercalada esa letra que ni siquiera suena. No creas, se le ha ocurrido a bastante gente antes que a ti;
incluso a escritores ilustres como Juan Ramón Jiménez y Gabriel García Márquez. Pero, mientras no
cambien las cosas, hay que aprenderse la ortografía y aplicarla, como los coches van por la derecha y
deben poner el intermitente antes de girar. Así que, ¡al lío!
Por otra parte, no está de más repasar fundamentos y generalidades. A quien tropiece con
frecuencia en faltas de ortografía elementales, le irá bien leer la OLE, pp. 72-164. En esas
páginas seguramente no se aprende nada de ortográfica básica, pero sí se asientan algunos
de esos conocimientos que aprendimos en la escuela. Para un corrector es importante ponerle
base teórica a lo que sabe por el mero hecho de ser hablante de una lengua.
Además, refrescarás algunas indicaciones que es muy fácil pasar por alto al corregir. Por
ejemplo, lee con atención § 6.1.2.2.1.1 «Uso de la u con diéresis: ü». En mi experiencia
profesional me he encontrado no pocas veces con un error derivado de no recordar lo que en él
se explica, así que nunca está de más. ¿Qué ya te lo sabías? Prueba con § 6.1.2.2.1.3 y
§ 6.1.2.2.2, que son llamadas de atención para que el corrector no se fíe nunca de lo que cree
saber.
Ocurre de vez en cuando que se juntan dos letras iguales o dos que cuesta pronunciar juntas.
Todavía no se ha inventado, y eso que sería muy práctico, pero imagina un artilugio que
sirviera para partir por la mitad erizos de mar sin tocarlos; lógicamente se llamaría parteerizos.
Pronunciar esas dos es seguidas no es fácil y, sobre todo, es bastante innecesario; por otra
parte, los hablantes tienden casi siempre a economizar, así que ese nuevo cacharro para la
cocina se llamaría, casi seguro, parterizos. Pues es eso lo que ocurre casi siempre.
Otras veces el origen de la palabra deja en herencia un grupo de letras que resulta extraño en
la fonética actual del español: psicología, pneumotórax, sunní, obscuro, ptolemaico…
No voy a detallar los procedimientos de reducción de grupos de letras aceptados porque está
muy bien explicado en la OLE. No es necesario aprenderse de memoria todos los casos y
todas las soluciones, pero el corrector sí debe tener una idea general y saber que siempre que
le aparezca una palabra en la que coincidan dos letras iguales o con letras que no se
pronuncian y sobre cuya escritura no esté absolutamente seguro, debe buscarla y comprobar
cómo se escribe o cómo se puede escribir.
No obstante, hay que estar atento a que, al aplicarla, no se cambie el significado. Fíjate qué
pasa si a semiilegal le quitas una i. No es frecuente que suceda, pero puede pasar. Es curioso
lo que ocurre con reescribir y rescribir; consulta esos dos verbos en el DLE.
Mas adelante en estos apuntes, en el apartado 2.3.3. «Palabras con prefijos o sufijos», hay una
tabla con las formas preferentes de palabras en cuya formación participa un prefijo y hace que
se encuentran dos vocales iguales.
Hay varios tipos de palabras que hacen dudar si escribirlas juntas o separadas; son los
siguientes:
• palabras que admiten las dos opciones
• palabras con cambio de significado según su escritura
• palabras que llevan prefijos o sufijos
• términos compuestos
LECTURA CONVENIENTE. § 2.4 «Secuencias que pueden escribirse en una o más palabras»,
OLE, pp. 544-546.
Hay bastantes palabras formadas por la unión de otras que son correctas como tales y también
escritas con sus componentes separados. Como se admiten de las dos maneras, no son un
gran problema para el corrector salvo porque hay que ser riguroso en la unificación a lo largo
de un texto (libro, artículo, tesis, web…); y nunca está de más preguntarle al cliente si tiene
libro de estilo o, en su defecto, cómo las prefiere.
Aquí va una tabla con algunas de las más comunes. Se prefiere, por el momento, la escritura
en una sola palabra, salvo en las marcadas con +.
Intenta memorizar esas palabras, pero no pienses que ahí se agotan las palabras compuestas
con dos escrituras posibles; la lista se amplía todos los días a medida que se necesitan para
definir o calificar una realidad tan compuesta como la palabra que la identifica.
ESTUDIO IMPRESCINDIBLE. § 2.4.1 «Secuencias que se escriben en una o más palabras con
idéntico valor», OLE, pp. 546-550.
Hay que estar atentos a las palabras compuestas en las que coincidan dos vocales iguales.
Pueden ocurrir tres cosas: que se reduzcan a una, que se mantengan las dos, que se admitan
las dos formas.
Y hay dos maneras de saber cuál es la forma correcta: aprendérselo de memoria o consultar
el DLE. Un corrector profesional debe seguir la primera (para optimizar su rendimiento), pero
debe recordar siempre que tiene la segunda.
Además, hay dos posibles problemas con estas palabras: uno es su plural y el otro la
posibilidad de escribirlas con un guion entre sus componentes. LECTURA CONVENIENTE. La
solución está descrita en Juntas o separadas -1-. Lee esa entrada; repite en parte estos
apuntes, pero tiene información complementaria.
Si las palabras del apartado anterior solo ponían a prueba la pericia del corrector y su rigor a la
hora de unificar el uso en una publicación, hay otras palabras compuestas que son una trampa
peligrosa. Se trata de términos cuyo significado cambia cuando los elementos que la componen
se escriben separados.
ESTUDIO IMPRESCINDIBLE. § 2.4.2 «Secuencias que se escriben en una o más palabras con
distinto valor», OLE, pp. 550-562.
LECTURA CONVENIENTE. Me parece que un resumen práctico de estas palabras que dan lugar a
muchas vacilaciones son las entradas de mi blog Juntas y separadas -3- y Juntas o separadas
-la coda-.
Un último detalle: Al formar una palabra por unión de otras, a la nueva se le aplican todas las
normas ortográficas. Por ejemplo, se escribe ciempiés y no
cienpies, ya que al juntar cien y pies, se aplica que antes de
p siempre se escribe m y nunca n; además la palabra pies,
que es monosílaba, pasa a ser la última sílaba de una palabra
aguda y como acaba en -s, lleva tilde. Por su parte, en
decimotercero no está la tilde de décimo porque es una
palabra llana (la sílaba tónica es -ce-). Observa el error
garrafal del cartel que se muestra a la derecha.
La tabla siguiente recoge algunos términos muy habituales cuya escritura en una o en dos
palabras cambia el significado.
aparte (separado) a parte (a lugar)
apartes (teatro: palabras al margen del texto) a partes (a trozos)
contrarreloj (prueba deportiva) contra reloj (a toda prisa)
demás (otros, el resto) de más (sobrante)
entorno (ambiente) en torno (alrededor)
dondequiera (en cualquier lugar) donde quiera (en el lugar que usted guste)
porvenir (futuro) por venir (por llegar)
quienquiera (cualquiera) quien quiera (la persona que lo desee)
sinfín (abundancia) sin fin (inacabable)
sinsabor (disgusto) sin sabor (insulso)
sobretodo (abrigo) sobre todo (principalmente)
también (asimismo) tan bien (igual de bien)
tampoco (negación añadida a otra previa) tan poco (muy muy poco)
mediodía (alrededor de las 12 h) medio día (la mitad de un día)
Nochebuena (fiesta cristiana) noche buena (noche que ha estado bien)
sino (destino) (conjunción adversativa si no (conjunc. introducen una frase condicional)
Las palabras formadas por un prefijo unido a otra palabra actúan como una sola palabra. La
única excepción es ex, que además de prefijo ha pasado a ser también, por la fuerza del uso,
un sustantivo que alude a una persona que había sido la pareja de otra y ya no lo es. En ese
caso constituye una palabra autónoma y se escribe separada de la palabra siguiente.
En algunas palabras formadas con un prefijo, este ya no se percibe como tal, pues está
lexicalizado como integrante de la palabra; es el caso de descafeinado, posponer, automóvil.
Sobre el asunto de la escritura de las palabras formadas con prefijos (también sobre su
tonicidad y tildes), te remito a:
LECTURA COMPLEMENTARIA. MELE3, Lista de prefijos y sufijo del español, pp. 506-518.
Además, aquí va una lista de formas preferentes cuando chocan dos vocales iguales por la
formación de una palabra con un prefijo.
contralmirante
antiincendios
antiinflamatorio
contraatacar
portaviones
reemplazo
reencuentro
rembolsar
sobrentendido
sobresdrújula
supraaórtico
trasoceánico
Por términos compuestos entendemos los formados por la unión de palabras y cuyo significado
es distinto de la suma de sus componentes. Por ejemplo, no es lo mismo celebrar un congreso
italo-argentino que tener un amigo italoargentino. La duda principal en estos términos es si se
escriben con guion o sin él y de ello tratan algunas páginas de la OLE del capítulo dedicado a
los signos ortográficos. El asunto de la ubicación de la tilde se resuelve también ahí.
ESTUDIO IMPRESCINDIBLE. § 4.1.1.2 «[el guion] Como signo de unión entre palabras u otros
elementos», OLE, pp. 411-416.
En cuanto a la unión de sustantivos (ESTUDIO IMPRESCINDIBLE § 4.1.1.2.3 OLE, pp. 416-418), los
problemas se plantean cuando la unión expresa relación en vez de término nuevo; así, en un
sintagma del tipo la dicotomía calidad-precio… no se puede prescindir del guion a menos que
se incorpore una preposición y una conjunción: la dicotomía entre calidad y precio…
(Obsérvese que no he puesto los puntos suspensivos en cursiva; eso será asunto del tema 4).
Eso es lo que opinan los expertos en morfología léxica; ahora bien, los hablantes a veces
llevan la lengua por caminos no previstos, por lo que no sería raro que hicieran lo contrario:
atención a costoefectividad y costefectivo, por ejemplo.
Muchos números son expresiones complejas y dan lugar a no pocas faltas de ortografía.
Para corregirlas, hay que recordar unas reglas sencillas. Aquí van tres para los cardinales.
➢ Del 1 al 30, las decenas, las centenas y mil se escriben siempre en una sola palabra.
➢ A partir de treinta y hasta novecientos noventa y nueve, solo hay que poner la
conjunción y además de recordar que no se une a otras palabras: cuarenta y siete,
sesenta y uno, cuatrocientos veinticinco, doscientos treinta y dos.
➢ Al llegar a los millares la expresión no tiene más misterio que separar las palabras y no
poner la conjunción y en ningún sitio (salvo los indicados antes): dieciocho y mil y
treinta y seis >> dieciocho mil treinta y seis.
Y para cualquier duda sobre la escritura de los números, es muy útil consultarlos en el DPD, en
las entradas Cardinales y Ordinales.
Cuando tratemos la escritura de cantidades, veremos otros asuntos relacionados con los
números.
2.3.6. Onomatopeyas
Muchas onomatopeyas no se perciben como palabras y lo cierto es que no lo son; eso dificulta
intuir cómo se escriben y también establecer normas.
Cuando se representa un sonido (emitido por un ser vivo o producido por otros medios), se
recomienda que se haga con una sílaba repetida separada por coma y no abusar de la
repetición; por ejemplo: Al fondo se oye el chapoteo de los pies en el charco, chof, chof, chof, y
la risa de los niños, ja, ja, ja. No son imprescindibles los signos de exclamación.