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CAPÍTULO VIII

LAS OFERTAS

I. LA OFERTA COMO ACTO JURÍDICO. CONSECUENCIAS DE SU PRESENTACIÓN

La oferta es la manifestación de voluntad del interesado en participar en un pro-


ceso de selección de un contratista estatal, de acuerdo con la convocatoria formulada
por la Administración, para proveer a ésta de bienes, servicios, obras, prestaciones o
cualquier otro objeto necesario para la satisfacción del interés general.
Expresa el compromiso unilateral de quien tiene interés en dar, cumplir, hacer
o ejecutar lo requerido, conforme reglas generales y condiciones particulares prees-
tablecidas por la Administración y la voluntad de ésta de considerarlo y aceptarlo, o
rechazarlo dentro de cierto plazo.
A partir de su presentación, el interesado adquiere el carácter de oferente y, en
consecuencia, se convierte en titular de derechos tales como el de participar en el
procedimiento, salvo que, en su oportunidad, su oferta sea declarada inadmisible. Le
cabe también el derecho de llegar a ser cocontratante si su propuesta cumple con las
condiciones subjetivas, objetivas y formales, con las exigencias requeridas y es la
más conveniente. También tiene derecho a que la Administración no pueda convocar
–al menos sin que ello le provoque algunas consecuencias– a un nuevo procedimien-
to de selección bajo idénticas condiciones, salvo si existieran razones objetivas de
hecho que lo justifiquen. Asume también la obligación de celebrar el contrato, si
resulta adjudicatario.
La presentación de la oferta no obliga al licitante a contratar con el postulante.
Éste no puede, consiguientemente, reclamar la celebración del contrato, aunque sí
puede demandar que durante el procedimiento el accionar administrativo se ajuste
a la legalidad y razonabilidad. El oferente tiene pues un derecho subjetivo a que el
procedimiento de selección se sustancie de modo regular.
Además del derecho de incidencia colectiva de cualquier persona –aun cuando
no se haya presentado en el procedimiento de selección– a que la Administración
cumpla siempre con el principio de razonabilidad, legalidad o juridicidad 1, el ofe-

1
Como lo mencionamos en esta obra, no existe consenso respecto de que exista un derecho de
incidencia colectiva a la legalidad objetiva ni, consiguientemente, que su afectación legitime a quien
invoque su vulneración para interponer acciones judiciales para restablecerla.
212 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

rente tiene, a partir de la presentación de su propuesta, ciertos derechos subjetivos


que le son propios y que le permiten accionar frente a actos irregulares que le pro-
voquen efectos jurídicos directos. Es titular también del derecho subjetivo a que se
respete la regularidad del procedimiento y, por lo tanto, a que no se emitan actos que
beneficien a otros perjudicándolo directa o indirectamente. La presentación de la
oferta otorga así, a quien lo hace, amplia legitimación para controvertir en sede ad-
ministrativa o judicial la legalidad del procedimiento licitatorio 2, en tanto se cuenta
a partir de aquel momento con un amplio derecho para impugnar los actos o hechos
que afecten tal legalidad.

II. EL PRINCIPIO DE UNICIDAD

En virtud del principio de unicidad de las ofertas, cada interesado puede pre-
sentar sólo una en un mismo proceso de selección. No resulta legítimo que lo haga
simultáneamente como parte integrante de diferentes empresas, consorcios o unio-
nes temporarias de empresas, ni bajo ninguna otra forma que le posibilite volver
a ofertar solo o con otros en el mismo procedimiento. La supuesta competitividad
sería, en esos supuestos, una injustificable y engañosa ficción que la ley no ampara.
Aun cuando se trate de personas jurídicas diferentes, el principio a proteger con tal
restricción resulta similar 3.
Sin perjuicio de ello, existe la posibilidad de presentar ofertas alternativas pero
sólo si esto ha sido contemplado en los pliegos, en tanto resulta necesario contar con
propuestas homogéneas a fin de poder compararlas. No obstante, en criterio que no
compartimos, pues resultaría violatorio del principio antes expuesto, la PTN admitió
la presentación por un mismo oferente de dos ofertas independientes y diferenciadas
para un mismo renglón, en un supuesto en el que el objeto a suministrar era diferente
en cada caso y se había integrado en ambas la garantía por separado 4.

2
Conforme lo señalara, en ese sentido, la C. Nac. Cont. Adm. Fed., sala 3a, 19/2/2002, “Yamil
Ekel Milgron v. DGI (Estado nacional) s/proceso de conocimiento”. La sala 1a de la misma Cámara, a
través del voto emitido por el Dr. Pedro J. J. Coviello, en la causa “Castro, Ángel Norberto v. Minis-
terio de Salud y Acción Social s/empleo público”, del 23/9/1999, en igual sentido sostuvo –en auspi-
ciosa jurisprudencia– que ya no resulta posible discutir la legitimación para impugnar judicialmente
un acto administrativo dictado durante un proceso de selección. Comparar con el criterio postulado
por CASSAGNE, Juan Carlos, El contrato administrativo, 3ª ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2009, ps.
79/80. Coincidimos con lo expuesto por URRUTIGOITY, Javier, “Derecho subjetivo e interés legítimo
en la contratación administrativa”, en AA.VV., Contratos administrativos, Jornadas organizadas por
la Universidad Austral, Facultad de Derecho, RAP, Buenos Aires, 1999, p. 419, en el sentido de que
se debe considerar superada la distinción entre derecho subjetivo e interés legítimo para categorizar la
situación de los administrados en la etapa de formación del contrato administrativo.
3
En sentido contrario, BARRA, Rodolfo, Contrato de obra pública, t. II, Ábaco, Buenos Aires,
1986, ps. 603/604, aun cuando reconoce que en ciertas situaciones se acude a este mecanismo precisa-
mente para burlar dicho principio, en cuyo caso (situación que, a su juicio, será una cuestión de hecho
que habrá que probar) la oferta también debe ser desestimada.
4
PTN, Dictámenes 2189:48.
LAS OFERTAS 213

III. LA OFERTA Y LAS NORMAS QUE RIGEN EL PROCEDIMIENTO DE SELECCIÓN

La propuesta, como manifestación de voluntad, expresa el precio y el modo


conforme el cual quien la presenta está dispuesto a ejecutar el contrato, en caso de
resultar seleccionado. Todo ello ajustado a los términos y condiciones establecidos
en el ordenamiento jurídico, incluyendo lo previsto en los pliegos de condiciones
generales y particulares, los que deben subordinarse a los principios y normas de
jerarquía superior.
La Corte Suprema ha considerado en ciertas ocasiones a los pliegos gene-
rales como reglamentos 5, lo que importa a fin de establecer la jerarquía de las nor-
mas en juego o resolver posibles contradicciones, dudas o vacíos que se presenten
durante el procedimiento. Las ofertas deben responder a tal marco jurídico. Aunque
el mismo tribunal ha mencionado que también los pliegos particulares revisten tal
carácter 6, éstos suelen ser, al menos hasta antes de la adjudicación, actos administra-
tivos generales no normativos en tanto se extinguen con su aplicación. Corresponde
aquí señalar que, tal como se ha sostenido, el carácter jurídico de los pliegos se
modifica en cada etapa del proceso de selección y durante la ejecución del contrato,
donde pasan a integrar la relación contractual 7.
La categorización de estos instrumentos es importante en tanto, como conse-
cuencia de ello, debe tenerse en cuenta que los pliegos particulares se subordinan a
los generales, los que prevalecen sobre aquéllos, y éstos deben sujetarse a las normas
legales que regulan la materia. Las ofertas deben responder a tal jerarquía y marco
normativo.
Aun en el caso de que los pliegos de condiciones particulares hayan sido dic-
tados por autoridad superior a la que aprobó el general, no se trata de dos normas
de igual jerarquía. Como consecuencia del principio de inderogabilidad singular de
los actos de alcance general, el orden de prelación sigue siendo, a nuestro juicio, el
mismo 8.

5
Corte Sup., 1993, “Espacio SA v. Ferrocarriles Argentinos s/cobro de pesos”, Fallos 316:3157,
consid. 7º, expresando que “no corresponde admitir que, por su condición de reglamentos, las pre-
visiones de los pliegos de condiciones generales prevalezcan sobre lo dispuesto en normas de rango
legal”.
6
Corte Sup., “El Rincón de los Artistas SRL v. Hospital Nacional Prof. Alejandro Posadas s/ordinario”,
Fallos 326:3700, con nota de MERTEHIKIAN, Eduardo, “Perfeccionamiento de los contratos administrati-
vos. Procedimiento administrativo contractual y el conocimiento por el interesado del vicio que afecta
su celebración, en un fallo de la Corte Suprema”, LL 2004-C-645 .Ver también el comentario sobre el
mismo fallo de COMADIRA, Julio R., “Valiosos aportes de la Corte Suprema a la teoría general del acto y
el contrato administrativo”, en COMADIRA, Julio R., Elementos de derecho administrativo. Colección de
análisis jurisprudencial, La ley, Buenos Aires, 2005.
7
Ampliar en CASSAGNE, Juan Carlos, El contrato administrativo, cit. Ver también BERÇAITZ, Miguel
Ángel, Teoría general de los contratos administrativos, Depalma, Buenos Aires, 1980, p. 330, quien
atribuye a los pliegos una naturaleza compleja.
8
En tal sentido, la PTN sostuvo que, en virtud del principio de legalidad de la actividad adminis-
trativa, el carácter general de la reglamentación de las contrataciones del Estado no permite su violación
mediante actos administrativos de carácter individual o singular (Dictámenes 123:406). El pliego de
condiciones generales constituye una reglamentación de tal carácter y, consiguientemente, se aplica el
criterio expuesto por el mencionado organismo asesor. En sentido contrario, ver GÓMEZ SANCHIS, Da-
niel, “Pliego de condiciones”, en FARRANDO (h), Ismael (dir.), Contratos administrativos, LexisNexis
- AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2002, Cap. VI, ps. 205/261.
214 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

No rige, pues, en las contrataciones administrativas el principio de autonomía


de la voluntad. Ninguna de las previsiones que rigen el procedimiento de selección
pueden ser modificadas por las partes luego de presentadas las ofertas. Éstas deben
ajustarse a las condiciones previstas en el llamado. En tal sentido, la Corte Suprema
señaló que, como consecuencia del principio de legalidad, ninguna cláusula de los
pliegos podría contradecir el ordenamiento jurídico 9 ni modificarlo. Tampoco lo po-
drían hacer las ofertas.

IV. CONDICIONES QUE DEBEN REUNIR LAS OFERTAS

1. Finalidad

Las condiciones y formalidades que deben reunir las ofertas se establecen te-
niendo en cuenta la necesidad de hacer efectivos principios propios de la contrata-
ción administrativa, como lo son, entre otros, el de legalidad o razonabilidad, el de
igualdad, el de publicidad y el de concurrencia.
Se han establecido, en relación con dichas condiciones, ciertos recaudos gene-
rales, sobre todo en lo vinculado al precio ofrecido, el que debe consignarse de modo
preciso 10 imponiendo la necesidad de que se formule sin condicionamientos 11, no
admitiéndose modificaciones luego de ser presentadas las propuestas.
La obligación de suscribirlas deriva de la necesidad de que ellas sean consi-
deradas como un acto jurídico, sin perjuicio de la posibilidad, como veremos más
adelante, de poder subsanarse aspectos no esenciales luego de su presentación.
El eventual silencio de la Administración, en caso de que las ofertas se apartaran o
no cumplieran con las condiciones previstas en el marco jurídico que rige su presen-
tación, resulta indiferente y no implica, en consecuencia, que de ello se derive una
tácita aceptación de tal situación. Ha sido éste, por otra parte, el criterio sostenido
por la Corte Suprema, quien resolvió que, en estos casos, tal omisión o silencio no
constituye manifestación alguna positiva de voluntad, pues el silencio debe ser inter-
pretado en sentido negativo 12.

9
Corte Sup., 1993, “Espacio SA v. Ferrocarriles Argentinos s/cobro de pesos”, Fallos 316:3157.
10
Así, el art. 66, dec. 436/2000, prevé que la oferta debe especificar: “a) El precio unitario y cierto,
en números, con referencia a la unidad de medida establecida en las cláusulas particulares, el precio total
del renglón, en números, y el total general de la oferta, expresado en letras y números, determinados en
la moneda de cotización fijada en el Pliego de Bases y Condiciones Particulares, todo ello en el formu-
lario original proporcionado gratuitamente por el organismo contratante. b) La cotización por cantidades
netas y libres de envase y de gastos de embalaje, salvo que el Pliego de Bases y Condiciones Particulares
previera lo contrario”. El proponente podrá formular oferta por todos los renglones o por algunos de
ellos. Podrá también hacerlo por parte del renglón, pero sólo cuando así lo admita el Pliego de Bases y
Condiciones Particulares. Como alternativa, después de haber cotizado por renglón, podrá ofertar por el
total de los efectos ya propuestos o grupo de renglones, sobre la base de su adjudicación íntegra.
11
Ejemplo de ello puede verse en PTN, Dictámenes 254:63.
12
Corte Sup., 1986, “Hotel Internacional Iguazú SA v. Nación Argentina”, Fallos 308:618, consid. 8º.
LAS OFERTAS 215

2. El Registro Nacional de Constructores de Obras Públicas y el SIPRO

En el supuesto de las obras públicas, es necesario, como condición para ofertar,


la previa inscripción registral en el Registro Nacional de Constructores de Obras
Públicas, que certifica la capacidad de ejecución anual de quien está interesado en
presentarse como oferente, salvo en aquellas obras que requieran una capacidad me-
nor o sean de monto reducido, en las que tal inscripción no es necesaria. A través de
esta calificación, el Registro establece con carácter referencial la idoneidad técnica,
económica y financiera del postulante.
En los procedimientos de selección para celebrar contratos de suministro de
bienes o servicios –regulados por el Título II del Capítulo I, dec. 1023/2001, y, por
lo tanto, reglamentados por la absurda ultraactividad del dec. 436/2000– se requiere
la inscripción en el Sistema de Información de Proveedores (SIPRO), administrado
por la ONC, donde se centraliza en una base de datos única información relativa a
los futuros oferentes o adjudicatarios. La inscripción en dicho sistema no constituye
requisito previo para presentar ofertas pero, antes de resolverse la adjudicación, los
organismos contratantes deben acceder a él con el fin de obtener información de
quienes oferten.
En tanto estos recaudos pueden constituirse en una limitación a la posibilidad
de ofertar, hemos abordado con detenimiento diversas cuestiones vinculadas a dichas
formalidades al momento de tratar el principio de concurrencia en el Capítulo II.

3. Impedimentos para ofertar

El art. 28, dec. 1023/2001, contempla taxativos supuestos en los que determina-
das personas físicas o jurídicas no pueden ofertar ni contratar con la Administración.
No pueden disponerse a través de los pliegos generales otras limitaciones más que
las normativamente autorizadas.
Se encuentran impedidos de ofertar quienes hubieren sido sancionados, en los
términos previstos en los aparts. 2º y 3º, inc. b), del art. 29, de aquella norma.
La misma restricción tienen los agentes y funcionarios del sector público na-
cional o las empresas en las cuales aquéllos tuvieren una participación suficiente
para formar la voluntad social. La norma remite, en este caso, a lo establecido en la
ley 25.188 de Ética Pública y al porcentaje accionario que los funcionarios tuvie-
ran en dichas empresas, requisitos estos que dicha ley no menciona para que se
configuren las prohibiciones establecidas en sus arts. 13 y 15. La referencia a que
este supuesto se aplica de conformidad con lo establecido en la aludida norma es
parcialmente incorrecta. La mención debería ser a las empresas en las cuales dichos
funcionarios tuvieran participación social.
No pueden presentarse a ofertar los fallidos, concursados e interdictos, mien-
tras no sean rehabilitados, los condenados por delitos dolosos por un lapso igual al
doble de la condena, las personas que se encontraren procesadas por delitos contra
la propiedad o la Administración Pública nacional, contra la fe pública o por delitos
comprendidos en la Convención Interamericana contra la Corrupción, aprobada por
ley 24.759, ni aquellas personas físicas o jurídicas que no hubieren cumplido en
tiempo oportuno con las exigencias establecidas por el último párrafo del art. 8º,
216 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

ley 24.156, sobre la obligación de rendir cuentas si hubieren recibido subsidios o


aportes del Estado.

4. El cumplimiento de obligaciones fiscales como condición para ofertar

En relación con las obligaciones fiscales, tributarias y previsionales, no pueden


celebrar contratos con la Administración quienes no las hubieran cumplido. Todo
aquel que pretenda ofertar debe contar con un certificado fiscal para contratar, ex-
pedido por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), de acuerdo con
lo estipulado por la resolución 515/2000 de la Secretaría de Hacienda. El art. 12,
apart. e), punto I, del Pliego Único de Bases y Condiciones Generales para la Con-
tratación de Bienes y Servicios, aprobado por resolución 834/2000 del Ministerio de
Economía, establece que, como parte de la oferta y en el momento de presentarla,
los interesados deben acompañar uno vigente. A su vez, el art. 9º de la resolución ge-
neral 1814/2005 de la AFIP estableció que las unidades operativas de contrataciones
que efectúen procedimientos de selección deben verificar en la página web de dicho
organismo que los oferentes se encuentren habilitados en la nómina de los contribu-
yentes y/o responsables a quienes se les hubiera otorgado.
De lo expuesto surge que el certificado fiscal vigente para contratar puede
acompañarse en oportunidad de presentarse el sobre que contenga la oferta y que for-
me parte de ella, pero si así no se lo hiciera, las unidades operativas de contrataciones
deben verificar por sí mismas el requisito de su existencia. En este último caso, en
forma obligatoria, debe agregarse la constancia impresa de la consulta efectuada
donde surja la totalidad de la información vinculada al punto. Así, por otra parte,
lo ha entendido la ONC mediante Circular 18/2005 13. En caso de que la oferta sea
menor a $ 50.000, basta la presentación de una declaración jurada 14.
La finalidad es que quede suficientemente asegurado que no será contratado
por el Estado quien resulte ser deudor del Fisco.
¿Qué sucede si el oferente se hubiera acogido a una moratoria para el pago de
deudas de tal naturaleza? No existe en tal caso impedimento para ofertar o llegar a
ser contratado, pues el objetivo perseguido es que no se lo haga con los incumplido-
res de obligaciones impositivas o previsionales si éstas son exigibles. Por tanto, si la
deuda es futura, por haber sido diferida la obligación de pago y ello ha sido aceptado
por el Estado, no media obstáculo alguno para presentar una propuesta válida.
Si un oferente cumple con este requisito, pero el certificado fiscal vence entre
la fecha de la apertura del sobre que contiene la oferta y la de la adjudicación, debe
solicitarse a la AFIP su renovación, sin que una eventual demora de ese organismo en
emitir uno nuevo pueda ser invocada como impedimento para resultar adjudicatario,
en tanto el pedido se haya efectuado en debido tiempo. La responsabilidad no sería,
en tal caso, del oferente.
En cuanto al requisito que exige acreditar que el postulante no tenga deuda pre-
visional, basta la presentación de una declaración jurada respecto de la no existencia

13
Dictada en uso de las facultades conferidas por la res. 20/2004 de la Jefatura de Gabinete de Mi-
nistros, por el art. 2º de la res. 834/2000 del Ministerio de Economía y por el art 2º de la res. 515/2000
de la Secretaría de Hacienda.
14
Circular 19/2005 de la Oficina Nacional de Contrataciones (ONC).
LAS OFERTAS 217

de una exigible en concepto de aportes, contribuciones o cualquier otra obligación


de tal carácter.

5. Representación o capacidad legal suficiente

En relación con la capacidad legal de quien suscribe la oferta para obligarse


por un tercero u obligar a una persona jurídica o unión transitoria de empresas, es
necesario presentar juntamente con la oferta los instrumentos necesarios para acre-
ditarla pues, de lo contrario, no existiría manifestación de voluntad del interesado.
Si se tratara de personas jurídicas, es usual requerir la documentación vinculada a
su constitución y designación de autoridades. Acreditadas mediante los respectivos
instrumentos dichas representaciones o capacidades, nada impide requerir la subsa-
nación de alguna omisión formal respecto de requisitos que aquéllos deben reunir.

6. Demandas, reclamos o recursos administrativos pendientes

En ciertas ocasiones suele imponerse la obligación de informar con la oferta si


el postulante tiene demandas pendientes con el Estado nacional 15. La información
que se consigne al respecto debe ser absolutamente indiferente para considerar la
propuesta y no puede incidir en modo alguno sobre su evaluación en tanto tal exi-
gencia resulta ilegítima. Tales situaciones no pueden utilizarse como criterio para
evaluar una oferta, en tanto ninguna consecuencia jurídica puede tener que quien la
presente haya sido actor o demandado en litigios pendientes con el Estado nacional,
cualquiera sea el objeto debatido en aquéllos. En sentido similar, la sala 2a de la Cá-
mara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Martín ha resuelto, en relación
con la posibilidad de participar en un procedimiento de selección por tener juicios
pendientes contra el Estado, que una restricción de este tipo supone incurrir en ilega-
lidad y arbitrariedad manifiestas, en tanto se sancionaría a alguien sólo por ejercitar
su derecho constitucional al debido proceso 16.
La PTN interpretó que la omisión al momento de ofertar de presentar declara-
ciones juradas de habilidad para contratar y de juicios contra el Estado es un defecto
sustancial no susceptible de ser subsanado con posterioridad 17. Como ya lo había
mencionado en un dictamen anterior el mismo organismo asesor, se iría en desmedro
del principio de igualdad si ante la ausencia temporánea de antecedentes requeridos
se autoriza a acompañarlos y subsanar tal omisión, pues ello “excedería la omisión
ritual para constituirse en una vulneración sustancial a las normas del pliego obli-

15
Sobre el particular, ver lo sostenido por la PTN en Dictámenes 259:424.
16
Como se señalara a través del consid. 10 de la sentencia recaída en la causa “Transportes y
Construcciones SA v. Municipalidad de General San Martín”, LL 1994-B-400, con nota de Carlos A.
Botassi, a la que nos referimos infra.
17
PTN, Dictámenes 259:424. Tal como con acierto se ha manifestado en relación con esta cuestión
“el hecho de tener un juicio contra el Estado, o sea, el ejercicio del derecho a la tutela jurisdiccional,
no debería alterar la igualdad de oportunidades de participar en un eventual contrato con el Estado”,
conforme lo señalan BOGUT SALCEDO, Esteban J. - CIMINELLI, Darío, “El formalismo no pasa de moda.
Imposibilidad de subsanar defectos formales”, LL 2008-B-1126.
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gatorias para la Administración y el particular” 18. En el mismo sentido, la ONC ha


sostenido que dicha omisión no puede considerarse como defecto de forma sujeto a
subsanación posterior, por lo que conforme los criterios sostenidos por tales organis-
mos, que no compartimos, dicha omisión sería sustancial y no subsanable. A nuestro
juicio, no se viola en modo alguno el principio de igualdad si se brinda a todos los
oferentes la oportunidad de subsanar deficiencias, en tanto con ello no modifiquen
sus propuestas, por lo que el otorgamiento de un plazo para acompañar documenta-
ción omitida no afecta principio alguno del procedimiento. Paralelamente, en el caso
específico de la declaración jurada de inhabilidad para contratar con el Estado, ella
no afecta de modo alguno el principio de concurrencia, pues ni modifica ni mejora la
oferta al momento de su evaluación. Y respecto de la declaración jurada de no tener
juicios contra el Estado, aun cuando el oferente los tuviere –como vimos–, ello no
afecta el proceso evaluatorio ni puede quien los tenga ser excluido del procedimiento
de selección 19.
En algunos casos se requiere la presentación junto con la oferta de un escrito
en el que se indique, de modo incondicional, que el oferente desiste de todos los re-
cursos administrativos y/o acciones judiciales que hubiera interpuesto contra dispo-
siciones legales y reglamentarias vinculadas al procedimiento. En acertada jurispru-
dencia, nuestro Máximo Tribunal resolvió que exigencias de este tipo son violatorias
del art. 18 de la Constitución Nacional, así como de las convenciones internacionales
de derechos humanos, en tanto ellas resguardan el derecho a la tutela administrativa
y judicial efectiva. Se concluyó, así, en un procedimiento de selección vinculado a
la adjudicación de licencias de radiodifusión, que era ilegal una disposición de los
pliegos que restringía en forma arbitraria la posibilidad de impugnar actos adminis-
trativos vinculados a dicho servicio. Esta exigencia, cuyo cumplimiento debía acre-
ditarse al momento de la presentación de la oferta, atentaba, conforme lo puntualizó
la Corte Suprema, contra los principios de libre concurrencia e igualdad que no sólo
tienden a resguardar el derecho de los oferentes o participantes en procedimientos
de este tipo, sino también el interés público comprometido en la debida elección de
quienes resultarán adjudicatarios 20.
Como lo afirma Botassi, uno de los más lúcidos administrativistas argentinos,
“el establecimiento de condiciones reguladoras de legitimación para ofertar no puede
apartarse de la razonabilidad sin agraviar disposiciones constitucionales”, agregando
el autor citado que “la discrecionalidad de que goza la administración municipal a
la hora de establecer los requisitos a cumplimentar por quienes deseen contratar con
ella reconoce como límite la razonabilidad, vinculada a principios propios del trámi-
te licitatorio y a expresos preceptos constitucionales” 21.

18
PTN, Dictámenes 213:147.
19
En igual sentido, BOGUT SALCEDO, Esteban J. - CIMINELLI, Darío, “El formalismo...”, cit.
20
Corte Sup., 2004, “Astorga Bracht, Sergio y otro v. COMFER - dec. 310/1998 s/amparo
ley 16.986”, Fallos 327:4185.
21
Ver, al respecto, BOTTASSI, Carlos A., “Demanda de amparo para cuestionar un pliego de licita-
ción”, LL 1994-B-400.
LAS OFERTAS 219

7. Posterior presentación de documentación

La PTN ha sostenido que la omisión de presentar ciertas declaraciones juradas


previstas en los pliegos constituye un defecto sustancial no susceptible de ser subsa-
nado con posterioridad, pues ello violaría el principio de igualdad 22. Disentimos con
tal criterio. Como con acierto lo ha afirmado Mairal, es dable observar, con frecuen-
cia, “una actitud excesivamente formalista en los funcionarios encargados del trá-
mite, para quienes suele pesar más el deseo de evitar problemas con los órganos de
control que el interés de obtener un contrato provechoso para la Administración” 23.
La posibilidad de subsanar deficiencias no esenciales que no implique mo-
dificar las propuestas originales, presentando documentación que acredite hechos
preexistentes, se dirige a afirmar los principios esenciales de concurrencia y eficien-
cia del gasto público que debe perseguir todo proceso licitatorio. Otorgar un plazo
para acompañar constancias formales que se hubieran omitido agregar en la oferta
no afecta ni menoscaba ninguno de los principios que rigen el procedimiento de la
licitación, incluyendo los antes mencionados. Obsérvese que, con ello, ni siquiera
se otorgan ventajas a un oferente frente a otros competidores, pues acreditar ciertos
extremos hace a la evaluación que debe realizar la Administración respecto de an-
tecedentes preexistentes del postulante, sin que ello altere la oferta presentada. Nos
remitimos a lo expuesto infra en el apart. V de este capítulo.
Algunos pliegos prevén la obligación de acompañar con la oferta un ejemplar
de aquel documento, suscripto por el oferente. Este recaudo puede estar dirigido a
limitar la posibilidad de alegar errores si mediaran circulares aclaratorias, modifica-
ciones o variaciones a la versión original 24. Sin perjuicio de que es inadmisible una
oferta que no se ajustare a las condiciones impuestas por el pliego que rige el pro-
cedimiento 25, la omisión en acompañarlos no puede impedir considerarla como un
acto jurídico o como la expresión de voluntad del oferente, ni implicará otorgar una
ventaja al postulante o una violación a los principios que rigen el procedimiento.
La resolución 24/2004 de la entonces Subsecretaría de la Gestión Pública,
dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros, facultó a los interesados en
participar en procedimientos de selección, llevados a cabo por las jurisdicciones
y entidades comprendidas dentro del ámbito de aplicación del dec. 1023/2001, a
obtener el Pliego Único de Bases y Condiciones Generales y los Pliegos de Bases y
Condiciones Particulares del sitio de Internet de la ONC.
Con posterioridad, la ONC, a través de la Circular 24/2006, dispuso, en relación
con aquella resolución, que para quienes opten por tal mecanismo no es necesario re-
tirarlos de las unidades operativas de contrataciones de los organismos contratantes.

22
PTN, Dictámenes 259:424.
23
Ampliar en MAIRAL, Héctor A., Licitación pública. Protección jurídica de los oferentes, Depal-
ma, Buenos Aires, 1975, p. 17.
24
De todos modos, en estos casos resulta imprescindible que las circulares o modificaciones pos-
teriores vinculadas al pliego original sean puestas en conocimiento de todos los interesados, a quienes
deberá hacerse conocer el texto de las consultas que hubieran originado alguna aclaración y la respuesta
o circular específica. Si algunos de ellos hubieran retirado el pliego, ello debe hacerse al domicilio que
hayan constituido en dicha oportunidad o a la dirección de correo electrónico que hayan notificado. Para
los restantes, será suficiente con agregar tales documentos a los pliegos como parte integrante de éstos y
consignar asimismo igual información en la página web donde se hayan publicado los originales.
25
Ver PTN, Dictámenes 259:415, entre otros.
220 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

Deben, sin embargo, comunicarle a éstas que los obtuvieron a través de ese medio,
mediante el envío de un mensaje a la dirección de correo electrónico institucional,
indicando datos tales como el número de la clave única de identificación tributaria
y la razón social o nombre y apellido completos de los que lo hayan hecho de este
modo, los datos del procedimiento de selección de que se trate y una dirección de
correo electrónico en la que serán válidas las circulares y demás comunicaciones que
deban cursarse hasta el día de apertura de las ofertas. La misma circular exige que los
organismos contratantes confirmen, por la misma vía, la recepción de dicho mensaje,
verificando previamente que los datos del procedimiento de que se trate sean correc-
tos. A su vez, los interesados deben imprimir los mensajes enviados al organismo
contratante y la constancia de recepción que les sea remitida y presentarlos junto
con la oferta, para dar cumplimiento de esa forma al requisito de presentación de la
constancia relativa al retiro del pliego de bases y condiciones particulares.
Claro está que las aludidas previsiones son aplicables sólo en caso de pliegos
que hubieran sido puestos a disposición de los interesados en internet.
En lo concerniente a los contratos de obra pública, el aludido mecanismo no es
válido, en tanto ha sido sólo previsto para los procedimientos o contratos respecto de
los cuales tenga competencia la ONC, salvo, claro está, que se hubiera contemplado
en los respectivos pliegos un sistema similar para obtenerlos de una página web y
ello haya sido anunciado en la convocatoria.
En los procedimientos de selección vinculados a contratos de obra pública suele
exigirse, además, la declaración de haber visitado el lugar donde se deberán ejecutar
los trabajos. En ese caso, tal exigencia resulta de obligatorio cumplimiento, en tanto
con ella se acredita por parte del oferente la debida diligencia para presentar su oferta
y constituye un elemento probatorio de entidad para limitar luego su derecho a alegar
eventuales vicios en el proyecto que pudieran haber sido verificados y evitados de
obrarse de tal modo. El art. 26 de la ley 13.064 hace responsable al contratista de
la correcta interpretación de los planos para la realización de la obra, lo que supone
conocer también el lugar donde ésta se ejecutará. De allí que esta norma prevé que
cualquier deficiencia o error que se constatara en el proyecto o en los planos deberá
ser comunicado al funcionario competente antes de iniciar los trabajos.

V. LA POSIBILIDAD DE SUBSANAR ERRORES U OMISIONES

1. El principio general

La posibilidad de sanear o subsanar vicios u omisiones en las ofertas con poste-


rioridad a su presentación no es una cuestión saldada por la doctrina ni por la praxis
administrativa, pese a lo expresamente previsto al respecto por el art. 17 del Régimen
General de Contrataciones Públicas, que impone que “el principio de concurrencia
de ofertas no deberá ser restringido por medio de recaudos excesivos, severidad en la
admisión de ofertas o exclusión de éstas por omisiones intranscendentes, debiéndose
requerir a los oferentes incursos en falta las aclaraciones que sean necesarias, dándo-
seles la oportunidad de subsanar deficiencias insustanciales, no pudiendo alterar los
principios de igualdad y transparencia establecidos en el art. 3º de este Régimen, de
acuerdo a lo que establezca la reglamentación”.
LAS OFERTAS 221

Siguen existiendo diferentes interpretaciones al momento de resolver estas si-


tuaciones. Coincidimos con lo expresado por Gordillo cuando señala que el objeto
final de la licitación, “obtener el mayor número de oferentes para acercarse al precio
del mercado y no quedarse con un precio ficticio de unos pocos elegidos”, queda
resignado frecuentemente a un segundo plano “subordinado al cumplimiento ciego e
irracional de una formalidad para más espuria” 26.
Asegurar el principio de concurrencia es un objetivo esencial al momento de
resolver cuestiones vinculadas a este tema 27 y resulta en ese sentido suficientemente
orientador 28, toda vez que el objetivo principal de una licitación pública es selec-
cionar la mejor alternativa para satisfacer el interés público en juego, cotejando la
mayor cantidad posible de propuestas para elegir entre ellas la más conveniente. Para
asegurar su vigencia es necesario promover la presentación de propuestas y dar la
posibilidad de subsanar errores u omisiones que no impidan considerar a una oferta
como un acto jurídico válido ni imposibiliten su posterior evaluación o comparación
con otras. De lo contrario, lejos se estará de alcanzar un procedimiento competitivo.
La Administración debe siempre seleccionar, entre todas las alternativas, aquella que
mejor satisfaga el interés público en juego 29, por lo que deben adoptarse todos los
recaudos, incluyendo la posibilidad de subsanación, que permitan que la selección se
lleve a cabo en un marco de amplia competencia.
La PTN, cuando se ha referido a esta cuestión, ha entendido que debe otorgarse
igualdad de tratamiento a todas las ofertas para subsanar errores u omisiones, por
lo que no puede permitirse que sólo algunos de los proponentes puedan sanear los
vicios que aquéllas pudieran presentar, en tanto, de lo contrario, no sería posible
efectuar una adecuada y legítima valoración para la determinación de la más conve-
niente 30. Esto es cierto.
No obstante, dicho organismo asesor interpretó en alguna oportunidad que el
principio del informalismo para subsanar errores u omisiones no rige cuando han

26
GORDILLO, Agustín, “El informalismo y la concurrencia en la licitación pública”, en Después
de la reforma del Estado, FDA, Buenos Aires, p. VII-5. Con todo, para cierta doctrina, la finalidad
del procedimiento de selección no es obtener el mayor número de oferentes, sino la oferta más con-
veniente, lo que a nuestro juicio se facilita cuando más concurrencia exista. COMADIRA, Julio R., “Al-
gunos aspectos de la licitación pública”, en AA.VV., Contratos administrativos, Jornadas organizadas
por la Universidad Austral, Facultad de Derecho, Ciencias de la Administración, Buenos Aires, 2000,
ps. 319 y ss., coincide en que rige en la materia el principio de informalismo moderado, con la adver-
tencia de que debe asegurarse que no se otorguen a algunos facilidades que se les denieguen a otros, en
iguales circunstancias.
27
Como lo señala ZUBIAUR, Carlos A., “El principio de concurrencia en la licitación pública. Res-
tricciones y garantías”, en CASSAGNE, Juan Carlos (dir.), Derecho administrativo. Libro en homenaje al
Prof. Miguel S. Marienhoff, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998, ps. 993 y ss., “considerando que la
licitación constituye un procedimiento dirigido a obtener las mejores condiciones, lo cual implica nece-
sariamente la participación del mayor número posible de postores en la puja, entendemos que la concu-
rrencia constituye el principio rector de la licitación, el cual no sólo rige en lo que hace a la presentación
de las ofertas a la Administración, sino que debe estar garantizada a través de todo el procedimiento de
selección”. Coincide con que es éste el más importante objetivo de la licitación GORDILLO, Agustín “El
informalismo...”, cit., p. VII-5.
28
Se vincula, asimismo, con la defensa de la competencia y la necesidad de no distorsionar el
mercado, conf. CASSAGNE, Juan Carlos, El contrato administrativo, cit., p. 57.
29
PTN, Dictámenes 198:19.
30
PTN, Dictámenes 206:364.
222 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

ofertado diversos interesados 31, criterio con el que no acordamos. Entendió que, en
estos casos, la conducta de la Administración debe ajustarse a las pautas establecidas
en el pliego de condiciones, por lo que no correspondería admitir ninguna posibili-
dad de subsanación, a fin de no violentar la igualdad de los oferentes. Disentimos
con tal conclusión, en tanto el aludido principio se resguarda, suficientemente, en la
medida en que se dé la misma posibilidad a todos los interesados. Tal como lo afirma
Gordillo, el principio de igualdad no se postula en abstracto sino para asegurar el
carácter competitivo del procedimiento 32. No existe tensión entre ambos principios
al momento de acordar a todos los oferentes la posibilidad de subsanar errores u
omisiones intrascendentes.
No es el cumplimiento de las formas un principio en sí mismo, por lo que debe
primar su inexigibilidad o la posibilidad de excusarlas o subsanarlas cuando ellas no
respondan a las finalidades del procedimiento, si de tal modo no se otorgan ventajas
para comparar las ofertas. No es suficiente con afirmar, casi dogmáticamente, que
en caso de admitirse o facilitarse la posterior subsanación de una formalidad no
cumplida o de un defecto u omisión no sustancial, se alteraría la igualdad entre los
concurrentes. Si con esto no se da a unos ventajas objetivas por encima de otros a la
hora de evaluar cuál será la oferta más conveniente, no se lesiona en modo alguno
tal principio.

2. Errores no sustanciales

El art. 17, dec. 1023/2001, advirtiendo que la concurrencia de ofertas puede


verse limitada a través de la severidad en la admisión de ofertas o su exclusión por
omisiones intrascendentes, impuso la obligación de requerir a los oferentes todas las
aclaraciones que resultaren necesarias, así como darles la oportunidad de subsanar
deficiencias insustanciales. En el mismo sentido, el art. 74, in fine, dec. 436/2000,
previó, en relación con esta cuestión, que los errores intrascendentes de forma no
serán causal de inadmisibilidad de la oferta 33.
Pese a lo expuesto y a la obligación de intimar al oferente para que subsane
su propuesta, conforme surge del art. 8º del Pliego Único de Bases y Condiciones
Generales, es cuestión librada a cada organismo licitante determinar qué errores u
omisiones se consideran no trascendentes.
No acordamos con quienes propician que debieran establecerse con antelación
qué defectos podrían ser subsanados y, en caso de silencio, no admitir el sanea-

31
PTN, Dictámenes 213:147.
32
GORDILLO, Agustín, “El informalismo...”, cit., ps. VII-5 y ss.
33
Dispone el artículo citado que será declarada inadmisible la oferta: “a) Que no estuviere firma-
da por el oferente o su representante legal. b) Que estuviere escrita con lápiz. c) Que careciera de la
garantía exigida o no se presentaren las muestras que el Pliego de Bases y Condiciones Particulares
indicare. d) Que fuera formulada por personas inhabilitadas o suspendidas para contratar con el Estado
nacional. e) Que contuviere condicionamientos. f) Que tuviere raspaduras, enmiendas o interlíneas en
el precio, cantidad, plazo de entrega o alguna otra parte que hiciere a la esencia del contrato, y no estu-
vieren debidamente salvadas. g) Que contuviere cláusulas en contraposición con las normas que rigen
la contratación. h) Que incurriere en otras causales de inadmisibilidad que expresa y fundadamente el
Pliego Único de Bases y Condiciones Generales hubieren previsto como tales”.
LAS OFERTAS 223

miento 34. Resulta extremadamente difícil enumerar o identificar casuísticamente


cada uno de los errores que pueden ser saneados, pero, además, sería aquélla una
solución inconveniente frente a un sistema que debe tener en cuenta los hechos o las
omisiones en que se hubiera incurrido en cada situación concreta, y los principios y
objetivos que se ponen en juego en cada caso particular 35.
A nuestro juicio, no es tampoco útil ni necesario establecer en forma taxativa
o de modo casuístico los supuestos en los que sería posible aplicar el principio del
informalismo en relación con las exigencias que deben cumplir las ofertas, ni esta-
blecer qué formalidades pueden ser subsanadas. Aun en la hipótesis de que se inclu-
yera alguna previsión expresa al respecto, regiría de todos modos el criterio general
conforme el cual, ante situaciones o hechos no previstos, debe resolverse conforme
al criterio antes expuesto y, consiguientemente, admitir que se subsanen errores que
no impidan la posterior comparación de las ofertas, si éstas son válidas como acto
jurídico.
Resulta esclarecedor lo afirmado por Sesín, quien entiende que en el procedimien-
to de selección del contratista deben cumplirse las reglas formales predeterminadas por
la legalidad, siempre que de ello no se derive un exceso de ritualismo formal injusti-
ficable o manifiesta inconveniencia para los intereses del Estado 36. En el supuesto de
exigencias que los pliegos mencionen como esenciales, la atenuación que respecto
de tal condición plantea el autor citado coincide con la postura a la que adherimos.
El motivo o finalidad que justifique la inclusión de cualquier exigencia será
lo que termine por dirimir la cuestión, aun cuando los pliegos califiquen a algunas
como supuestamente esenciales, si no hacen a lo sustancial de la propuesta ni la al-
teran, o impidan la comparación de las ofertas.

3. Saneamiento de cuestiones vinculadas a la documentación respaldatoria

No existe impedimento alguno para que, con posterioridad a la apertura de los


sobres que contienen las ofertas, se admita documentación vinculada a antecedentes
históricos de los oferentes y, por lo tanto, preexistentes al momento de la presenta-
ción, tales como balances, estados contables con fecha cierta o copias certificadas.
La información que no impida comparar una oferta con las restantes o evaluar su
conveniencia debe, en principio, ser admitida luego de la apertura, en tanto, si dicha
oferta es un acto jurídico válido, con ello no se otorgue ventaja alguna al oferente a
efectos de realizar la posterior comparación o evaluación.
Tales datos no podrían ser elaborados, preparados o ajustados con posteriori-
dad. Se refieren a cuestiones que existen antes de la presentación de las ofertas y
que, por tanto, no pueden modificarse una vez presentadas éstas. Están destinados a

34
BARRA, Rodolfo, Contrato..., cit., t. II, p. 629.
35
Ha sido Agustín Gordillo quien ha puesto, en el ámbito del derecho administrativo, mayor énfa-
sis en esta última cuestión. Su An Introduction to Law, Prefacio de Flogaïtis, Spyridon, Esperia Publi-
cations, London, 2003, es una muestra de ello. Ver también NIETO, Alejandro - GORDILLO, Agustín, Las
limitaciones del conocimiento jurídico, Trotta, Madrid, 2003.
36
SESIN, Domingo J., “El principio del formalismo atenuado y sus consecuencias prácticas”, en
AA.VV., Cuestiones de procedimiento administrativo, Jornadas organizadas por la Universidad Aus-
tral, Facultad de Derecho, RAP, Buenos Aires, 2006, p. 93.
224 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

respaldar, mediante documentación fidedigna, información brindada por el oferente


y sustentar los términos en que es formulada la oferta. Por tanto, no la alteran.
La hermenéutica a la luz de la cual corresponde analizar tales cuestiones es
siempre la misma. La finalidad de estas exigencias es que quienes deban evaluar
las ofertas no actúen arbitrariamente, que puedan contar con todos los elementos de
juicio necesarios para hacerlo, y resolver sobre bases ciertas, y que las piezas y los
documentos que deban considerar para ello sean los adecuados.
Por esto no serían subsanables cuestiones o recaudos que hagan al contenido de
la oferta como acto jurídico. Qué se ofrece, quién lo hace y a qué precio son cuestio-
nes sustanciales. Pero cumplir con exigencias formales menores vinculadas a docu-
mentación respaldatoria o información histórica que deba adjuntarse con la oferta 37
no suele ser, en principio, esencial, en tanto su posterior presentación no otorgue
ventajas concretas y específicas al momento de comparar las diversas propuestas.
Si el objetivo es contratar al que proponga las mejores condiciones, si ello pue-
de ser comparado y evaluado, no puede desconocerse tal propósito poniendo la mira
en la necesidad de ser inflexibles en el cumplimiento de las formalidades extrínsecas
de la presentación de documentación respaldatoria, como principal recaudo a consi-
derar 38. Cuando no se dan ventajas ilegítimas no existe inconveniente para requerir o
permitir la posterior subsanación, o agregar documentación o datos faltantes, si ello
es permitido a todos los proponentes 39.

37
No coincide con esta interpretación BARRA, Rodolfo, Contrato..., cit., t. II, ps. 627 y ss., para
quien “el darle una nueva oportunidad a quien dejó de cumplir significa otorgarle una ventaja por so-
bre el que realizó oportunamente los esfuerzos necesarios para poder responder a todas las exigencias
licitatorias. En definitiva no deja de ser un premio a la negligencia, admitiendo una oferta que, por sus
omisiones o defectos, ya demuestra de por sí que proviene de un oferente descuidado, mal organizado,
ineficiente, ya que ni siquiera es capaz de cumplir con requisitos que otros efectivamente completaron”.
Por nuestra parte, estimamos que el procedimiento de selección del contratista estatal no está previsto
para premiar al más diligente o castigar al que lo fuera en grado menor. El citado autor admite, no obs-
tante, la posibilidad de subsanación en el caso de omisiones que no hagan a la esencia de la propuesta
frente a la necesidad de conseguir una mayor concurrencia. Sin embargo, restringe la posibilidad de
sanear defectos formales si ello se hace en el mismo acto y para ello entiende que debe ser una norma
expresa la que defina de antemano y de manera general y abstracta cuáles defectos pueden ser subsana-
dos y cuales no, interpretando tales supuestos de modo restrictivo. Entendemos que ello no surge ni de
las normas que regulan la materia ni de los principios que rigen el procedimiento. Como lo dijéramos,
la posibilidad de subsanar cuestiones que no impidan la exacta comparación no puede perjudicar a los
participantes en tanto ello no traduce una indebida ventaja.
38
Como lo han señalado FIORINI, Bartolomé - MATA, Ismael, Licitación pública. Selección del
contratista estatal, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1972, p. 74, “los recaudos excesivos, la severidad
en la admisión y la exclusión ante omisiones intrascendentes, deben ser reemplazadas por aclaraciones
oportunas y actos de subsanación. En este punto corresponde aplicar el principio de saneamiento, o sea
que debe darse la oportunidad de subsanar las deficiencias de carácter leve que no vulneran la esencia
del trato igualitario. La Administración tiene la carga de obviar inconvenientes y permitir la mayor
afluencia posible de ofertas, en la inteligencia que la concurrencia no rige a favor de los oferentes sino
en beneficio del Estado”.
39
Igual criterio adoptan CANOSA, Armando - MIHURA ESTRADA, Gabriel, “El procedimiento de se-
lección del contratista como procedimiento administrativo especial”, JA 1996-IV-774, pues de esta ma-
nera resulta para dichos autores “asegurada la mayor concurrencia de ofertas, al no descalificárselas por
incumplimientos formales, y de esta forma la posibilidad de efectuar una más completa comparación de
propuestas para asegurar una mejor contratación administrativa”.
LAS OFERTAS 225

4. Algunos posibles criterios para resolver estas cuestiones

La PTN tuvo ocasión de pronunciarse en un caso que ilustra el tema aquí con-
siderado y las conclusiones a las que allí arribó pueden resultar útiles al momento
de adoptar una solución en torno a esta cuestión 40. Un oferente, que había cotizado
vehículos que la Administración se proponía adquirir, informó en su propuesta que la
carga útil que éstos admitían era inferior a la mínima exigida en los pliegos. A través
de una presentación posterior a la apertura de los sobres que contenían las ofertas,
informó que los allí mencionados permitían una carga mayor. Se entendió en ese
caso que con tal información, aun incorporada ex post, se acreditaba el cumplimiento
de las especificaciones requeridas y que ello constituía una aclaración y no una mo-
dificación de la oferta 41. Por lo que era posible en tal caso la subsanación respecto
de información imprescindible para resolver. El criterio se ajusta, como se observa,
a los principios en juego.
En otra intervención del mismo organismo asesor se admitió subsanar la omi-
sión en firmar ciertas hojas de la oferta que no habían sido oportunamente suscriptas,
considerando que tal defecto constituía una mera deficiencia formal 42. No se trata de
la oferta en sí misma, pues de lo contrario ésta no existiría como acto jurídico, sino
sólo de algunas de las páginas que la integran.
La PTN admitió también, en alguna oportunidad, la presentación tardía por par-
te de un adjudicatario de cierta documentación que se había previsto que acompañara
con la oferta como recaudo indispensable, atento a las dificultades que, como oferen-
te, había tenido su representada para obtenerla, así como la inmediata presentación
de aquélla cuando le fue requerida 43.

5. Finalidades en juego

El tema se resuelve adoptando una decisión razonable, a partir de la aplicación


de un adecuado estándar valorativo que permita alcanzar una justa y proporcional
relación entre los objetivos y fines perseguidos y el medio empleado 44.
La ley 24.759, a través de la cual se aprobó la CICC, establece, por su parte,
la necesidad de aplicar medidas “destinadas a crear, mantener y fortalecer: (...) sis-
temas para la contratación de funcionarios públicos y para la adquisición de bienes
y servicios por parte del Estado que aseguren la publicidad, equidad y eficiencia de
tales sistemas” 45. En la primera ronda de evaluación del Comité de Expertos del Me-
canismo de Seguimiento de la Implementación de la CICC, se hizo hincapié en la ne-
cesidad de que existan en nuestro país mecanismos para asegurar la preservación y el

40
PTN, Dictámenes 247:560.
41
Sobre esta última cuestión, ampliar en FARRANDO (h), Ismael, “Contratación administrativa, in-
modificabilidad de la oferta y la prueba en la solicitud de medidas cautelares”, JA 2009-I-34/37.
42
PTN, Dictámenes 248:231.
43
PTN, Dictámenes 238:350.
44
Al respecto, ver CELORRIO, Hernán, “Sobre régimen de contrataciones”, RAP, nro. 187, ps. 38 y ss.
45
De acuerdo con lo previsto por el art. III, apart. 5º, de la citada Convención.
226 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

uso adecuado de los recursos 46. Los criterios para admitir la subsanación de errores u
omisiones deben formularse teniendo en especial consideración tal recomendación.
El limitado número de interesados en contratar con el Estado puede resultar un
indicio de que, en ocasiones, muchos potenciales interesados desisten de contratar
con el Estado frente a una Administración más atenta o preocupada porque se cum-
plan recaudos formales que por obtener la oferta más conveniente.
La finalidad parece a veces no centrarse en lograr un procedimiento compe-
titivo, sino en determinar qué ofertas no cumplen con las formalidades exigidas 47.
Así, proveedores que no están posiblemente en condiciones de cumplir con el objeto
contractual presentan propuestas sabiendo que, con frecuencia, ciertos controles se
focalizan en verificar sólo el cumplimiento de requisitos de forma 48.
En materia de procedimiento administrativo existe un principio que, con la
debida adecuación, debe en estos casos aplicarse para resolver estas cuestiones. La
regla indica que rige el de in dubio pro actione 49, conforme el cual debe estarse a la
interpretación más favorable al ejercicio del derecho, en este tema, el de presentar
la oferta y que ella sea considerada, para contar en un marco de concurrencia, igual-
dad y transparencia, con ofertas válidas para ser comparadas, consideradas, evalua-
das y poder adjudicar, de entre ellas, a la más conveniente.

VI. POSIBLES MEDIOS PARA SANEAR ERRORES U OMISIONES

Existen algunas opciones a partir de las cuales es posible contar con medios
adecuados para corregir deficiencias, antes de conocerse el precio o el objeto oferta-
do y evitar que se frustre la concurrencia, se viole la igualdad o se otorguen ventajas
a unos sobre otros.
Una de ellas puede ser el prever la presentación de un sobre independiente, den-
tro de otro que contenga la oferta económica, en el que se acompañe documentación
respaldatoria, de carácter formal, como certificados, balances, constancias y todo

46
Ver, al respecto, REJTMAN FARAH, Mario (autor) - BARAGLI, Néstor (coord.), Bases del proyecto
de plan de acción para la implementación de la CICC, publicación de la Oficina Anticorrupción y la
Organización de los Estados Americanos, en el marco de la propuesta formulada por el suscripto en su
calidad de consultor nacional del proyecto encomendado por la OEA, Oficina Anticorrupción, Buenos
Aires, 2006.
47
Como lo señala BARRA, Rodolfo Contrato..., cit., t. II, ps. 452 y 627.
48
Ampliar en GORDILLO, Agustín, Problemas de control de la Administración Pública en América
latina, Civitas, Madrid, 1981. Nos hemos referido también a este tema en REJTMAN FARAH, Mario, “El
(des)control de la Administración Pública”, en Res Publica Argentina 2006-1, RAP, Buenos Aires,
2006, y en “Algunas propuestas superadoras frente a una concepción formalista en relación al derecho
al control”, en AA.VV., Cuestiones de control público, Jornadas organizadas por la Facultad de Dere-
cho de la Universidad Austral, RAP, Buenos Aires, en prensa.
49
Conforme lo ha dicho la PTN, Dictámenes 133:240. Ver también Sup. Corte Bs. As., causa B
59.979, Chaix, S. 216.000. En el mismo orden de ideas, ver la posición de GAMBIER, Beltrán “El proce-
dimiento administrativo: algunas cuestiones que suscita el principio del informalismo”, JA 1992-III-674
y ss., y la posición de SESIN, Domingo J., “El principio del formalismo...”, cit., ps. 67 y ss. Por su parte,
para CASSAGNE, Juan Carlos, Derecho administrativo, t. II, 9ª ed., AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2009,
ps. 673 y ss., las formalidades no esenciales se vinculan con irregularidades intrascendentes cuyo in-
cumplimiento no provoca vicio alguno. Se trata de aplicar en el procedimiento licitatorio el principio ge-
neral del informalismo, lo que no supone la inexistencia de formalidades, sino su excusación en caso de
inobservancia en la medida en que no se consideren –fundada, objetiva y razonablemente– esenciales.
LAS OFERTAS 227

aquello que no se vincule con el precio, la calidad o las características del producto,
bien, servicio u obra ofrecida. Abierto tal sobre, puede permitirse el saneamiento
de omisiones o vicios que contenga dicha documentación, lo que contribuiría a que
se difiera para el momento de la adjudicación la declaración de inadmisibilidad por
cuestiones sustanciales, en el supuesto de que exista falta de adecuación de fondo en-
tre la oferta presentada y las condiciones licitarias, como haber cotizado en moneda
distinta, no suscribir la oferta, contener condicionamientos, etcétera.
No se trataría estrictamente del sistema de doble sobre, sino de la apertura pre-
via de uno, presentado dentro de aquel que contiene la propuesta técnica o la eco-
nómica, en el que se agregarían las constancias o la documentación formal que se
vincule con el oferente o con su legitimación o habilitación para ofertar. Verificada
aquélla, y subsanadas las omisiones o defectos que pudieran existir, se abriría el so-
bre con la información específica relacionada con las condiciones de la propuesta.
Este procedimiento probablemente permita obrar con mayor libertad para la sub-
sanación de errores, sin conocerse todavía el precio ofrecido o la propuesta técnica.
Podría establecerse también una instancia general donde se decidieran todas las
impugnaciones que pudieren presentar los interesados respecto de la documentación
acompañada por sus competidores. Resolver estas cuestiones, en una etapa prelimi-
nar, coadyuvaría al dictado de una adjudicación con mayor control respecto de su
legitimidad y posibilitaría una defensa de los derechos afectados en tiempo útil.
Las licitaciones en las que se presenta y abre primero el sobre que contiene la
información vinculada con antecedentes o condiciones que se prevean como necesa-
rias reunir para ejecutar el contrato y luego, en una etapa posterior, sólo el de aqué-
llos que cumplen con dichas condiciones constituye también un mecanismo posible
para verificar, anticipadamente, la documentación que respalde las ofertas y permitir
la subsanación de errores u omisiones cuyo incumplimiento no provoque la imposi-
bilidad de una justa e igualitaria comparación posterior de aquéllas.
Existen otros mecanismos tradicionalmente utilizados en licitaciones cuyo ob-
jeto reviste cierta complejidad. En lo que aquí nos ocupa, la intención es poner énfa-
sis en la necesidad de buscar instancias oportunas en las que, sin violar el principio
de igualdad ni de legalidad, puedan sanearse errores o acompañarse documentación
complementaria para contar con un procedimiento con mayor concurrencia.

VII. LA PRESENTACIÓN

A partir del llamado y su publicación, debe otorgarse a los potenciales interesa-


dos tiempo suficiente y adecuado para preparar y presentar sus propuestas. El plazo
para hacerlo debe ser proporcional a la complejidad que demande elaborar la oferta.
En algunos casos se han establecido períodos mínimos y máximos para hacerlo 50.
Las publicaciones o invitaciones que corresponde efectuar y la antelación para
cumplir con ellas deben considerarse siempre como mínimas. No resulta posible
habilitar días u horas inhábiles para hacerlas.

50
Así, por ejemplo, en licitaciones internacionales, las normas y los principios que rigen las contra-
taciones financiadas por el Banco Mundial prevén que dicho plazo no debería ser normalmente inferior
a cuatro semanas ni superior a tres meses.
228 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

En el intervalo que medie entre la publicación y la presentación, los interesados


pueden solicitar aclaraciones respecto de las condiciones requeridas o respecto de
la información proporcionada por el organismo licitante. Éste debe contestarlas por
escrito, enviando copia de las consultas recibidas y las respuestas brindadas a cada
uno de los que hubieran retirado, adquirido u obtenido el pliego, así como incorporar
ambas al original.
Debe garantizarse la vigencia del principio de publicidad que, en este aspecto,
se hace efectivo asegurando que todos los interesados al momento de presentar ofer-
tas hayan contado en tiempo oportuno con la totalidad de la información vinculada
al procedimiento y a la futura contratación, incluyendo la emitida con posterioridad
a la convocatoria 51.
La presentación de los sobres que contienen las propuestas está rodeada de re-
caudos dirigidos a preservar la transparencia del procedimiento y la igualdad de los
interesados. La exigencia de hacerlo en sobre, caja o paquete cerrado responde a tal
finalidad, para garantizar que todos los postulantes y la Administración conozcan, en
el mismo momento, quiénes son los que se presentan o en qué condiciones proponen
ejecutar el objeto a contratar y que tal información no permita otorgar ventajas a
algunos en detrimento de otros.
Para cumplir con dichos propósitos, debe asegurarse que todos los sobres que
contienen las propuestas presentadas sean abiertos simultáneamente en el lugar y
momento previstos por los pliegos, y nunca antes de la hora de cierre establecida, no
admitiéndose presentaciones extemporáneas.
En caso de que se hubiera acudido a un procedimiento de selección restringido,
la situación no es diferente. Las ofertas, en el caso de las contrataciones directas,
deben también presentarse en sobre cerrado y su apertura debe efectuarse rodeando
a tal acto de las mismas formalidades que las previstas para el caso de la licitación
pública. Las ofertas no deben ser conocidas ni por la Administración ni por los otros
proponentes antes del momento de la apertura simultánea de los sobres que las con-
tengan. Sólo se encuentran eximidas de cumplir con algunos de tales recaudos las
contrataciones celebradas bajo la modalidad de trámite simplificado o aquellas di-
rectas por ser sólo un oferente aquel con el que se pueda contratar.
A partir de la hora fijada como término para su presentación no pueden recibir-
se otras ofertas, aun cuando el acto de apertura no se haya iniciado.

VIII. LUGAR DE LA PRESENTACIÓN

¿Qué sucede cuando la oferta se ha presentado en lugar distinto del estableci-


do, aunque aquél se encuentre en el ámbito o edificio del organismo licitante, sin
que obre en dónde se previó que se realizaría la apertura, a la hora prevista en los
pliegos? ¿O cuando algún interesado, aun por causas que no le sean imputables, in-
51
Está en juego, por otra parte, una garantía supraconstitucional: la que protege el libre acceso a
la información, consagrada por diversos tratados internacionales. Nos hemos referido a este derecho
con anterioridad, entre otras ocasiones, en REJTMAN FARAH, Mario, “El principio de transparencia en el
procedimiento administrativo”, en CASSAGNE, Juan Carlos (dir.), Procedimiento y proceso administra-
tivo, LexisNexis - Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2005, ps. 79 y ss., y en “Los caminos por recorrer en
materia de libre acceso a la información”, en AA.VV., Acceso a la información pública en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Ad-Hoc, Buenos Aires, en prensa.
LAS OFERTAS 229

cluyendo supuestos de fuerza mayor, la intentara presentar en un lugar diferente o la


remitiera por correo, posibilidad contemplada en materia de recursos administrativos
por el art. 25 del RLNPA, pero no arribara en término al lugar fijado?
Tales propuestas deben ser desestimadas. Las ofertas sólo pueden ser admitidas
hasta el día y la hora fijados en el llamado para hacerlo en el lugar preestablecido.
A partir de entonces no podrán recibirse otras, aun cuando el acto de apertura no se
haya iniciado, cualquiera sea la razón que provoque una eventual demora.
La finalidad de esta exigencia es garantizar que habrá un momento preciso en
que todos los oferentes conocerán simultáneamente quiénes serán sus contendientes,
quiénes presentan propuestas y, también, su contenido. Ello asegura la igualdad de
tratamiento y la transparencia del procedimiento. Saber quiénes son aquellos que
ofertan debe ser un hecho conocido por todos en una misma oportunidad. La posibi-
lidad de enviar una presentación por correo, contemplada en el art. 25 del RLNPA,
responde a un objetivo preciso: permitir el amplio ejercicio por cualquier recurrente
del derecho a ser oído y posibilitar la plena vigencia del derecho al debido proceso
en un procedimiento recursivo. No es éste el caso.
No existe restricción alguna para enviar la oferta por la vía que fuera 52 o presen-
tarla en una dependencia distinta de la prevista, en tanto sea recibida y se encuentre
físicamente en el lugar, el día y la hora fijados para el inicio del acto o el establecido
para efectuar las presentaciones, si éste fuere anterior. Que se cumpla con tal recaudo
es responsabilidad exclusiva del postulante, pues es a él a quien le cabe la obligación
de cumplir con los recaudos vinculados a esta cuestión, normativamente estableci-
dos para la presentación.
Conforme este criterio, no sólo debe encontrarse el sobre que contiene la pro-
puesta en el lugar y en la oportunidad prevista en los pliegos, sino todas las muestras
imprescindibles para la posterior comparación de las ofertas. No existen impedimen-
tos para admitir luego piezas que no estén destinadas a cumplir con tal finalidad.

IX. CORRIMIENTO DEL PLAZO PARA EFECTUAR LA PRESENTACIÓN

Cualquier modificación respecto de la oportunidad o del lugar establecidos para


la presentación y la apertura de los sobres que contienen las ofertas debe ser notifi-
cada en forma fehaciente a cada uno de los que hubieran obtenido el pliego y hacerlo
saber con la necesaria antelación.
La prórroga del momento previsto para la apertura –damos por descontado que,
en principio, no resulta posible adelantarlo– no puede vulnerar derecho alguno de
los interesados en presentar sus propuestas. Salvo que la ampliación del plazo de
presentación estuviera fundada en hechos objetivos acreditados en el expediente, se
violaría el principio de igualdad si ello sirviera para otorgar una ventaja a potenciales
interesados que no hubieran podido presentar o preparar sus ofertas en el plazo pre-
visto o hubieran desistido de hacerlo en función del originariamente previsto.
La ley 13.064 contempla la factibilidad de ampliar los plazos para la apertura de
los sobres sólo si existieren razones concretas que determinen que ello es convenien-
te para la Administración, o de reducirlos, pero en este caso sólo si existen motivos
52
Ello sin perjuicio de la modalidad de contrataciones electrónicas expresamente previstas en el
Cap. II del Título I, dec. 1023/2001.
230 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

de urgencia debidamente justificados e imprevistos 53, lo que debe estar suficiente


y adecuadamente probado en el expediente. Tal decisión requerirá de un dictamen
jurídico previo, el que deberá expedirse sobre tales circunstancias.
Resulta necesario expresar siempre los motivos que inducen a considerar que
tal decisión es conveniente o necesaria para el éxito de la licitación y, en su caso,
que la invocada urgencia se encuentre suficientemente acreditada y obedezca a he-
chos posteriores a los primigeniamente fijados.
No resulta necesario demostrar, en estos casos, la intención de la Administra-
ción o del interesado en obtener algún beneficio o la efectiva existencia de éste –por
otra parte, de dificultosa prueba– si el cambio de fecha para la presentación no res-
ponde a razones objetivas y generales, conforme lo prevé el art. 7º, aparts. b) y e), del
dec.-ley 19.549/1972 54. En el mismo sentido, el art. 1º, inc. e), apart. 5º, de la misma
norma, prevé que “antes del vencimiento de un plazo podrá la Administración, de
oficio o a pedido del interesado, disponer su ampliación, por el tiempo razonable que
fijare mediante resolución fundada y siempre que no resulten perjudicados derechos
de terceros”.

X. LA PRESENTACIÓN TARDÍA

Las ofertas tardíamente presentadas deben ser rechazadas por extemporáneas 55,
sin perjuicio del derecho de los interesados a solicitar que se mantengan sin abrir los
sobres que las contengan debidamente reservados, dejándose constancia de ello en el
acta respectiva, así como de los motivos que originan el rechazo.
Tal como lo sostuvo la PTN, es necesario para permitir que la presentación de
las ofertas sea temporánea exigir una diligencia del postulante, que excede la común,
dada precisamente la seriedad y relevancia del acto 56.
Cabe preguntarse si sostener este criterio, aparentemente restrictivo, constituye
un rigorismo formal en violación al principio de libre concurrencia o un exceso ritual
contrario al informalismo que rige a favor del oferente, incluso en caso de que el acto
no hubiera tenido inicio a la hora fijada, o si la demora en que se incurriera fuera de
escasos minutos 57.
Hemos sostenido, en general, la necesidad de flexibilizar las consecuencias dis-
valiosas que pueden derivarse de rechazar, en el marco del procedimiento administra-

53
Conforme lo previsto por el art. 10, ley 13.064.
54
Que al respecto prevén que el acto “deberá sustentarse en los hechos y antecedentes que le sir-
van de causa y en el derecho aplicable” y que “deberá ser motivado, expresándose en forma concreta
las razones que inducen a emitir el acto, consignando, además, los recaudos indicados en el inc. b) del
presente artículo”.
55
En sentido contrario, GORDILLO, Agustín, Tratado de derecho administrativo, t. II, 8ª ed., FDA,
Buenos Aires, 2006, p. XII-7, sostiene que no corresponde en estos casos rechazarlas automáticamente
en tanto el primer sobre no haya sido abierto. Ello en la medida en que quien pretenda hacerlo tardía-
mente no conoce aún el precio ofertado.
56
PTN, Dictámenes 163:477.
57
La Corte Suprema ha considerado viciada por tales razones la resolución que dio por decaído el
derecho a ofrecer prueba a quien lo hizo pocos minutos después de vencido el plazo de gracia, Fallos
302:674.
LAS OFERTAS 231

tivo, presentaciones fuera de plazo 58. Sin embargo, las situaciones aquí expuestas se
vinculan con presentaciones tardías que perjudican o lesionan el principio de igualdad
y el de transparencia y que, además, otorgan ventajas indebidas a quien pretenda ha-
cerlo fuera de plazo. No se trata de un privilegio potencial, frente a otros proponentes,
consecuencia del simple hecho de contar con más tiempo que otros para preparar la
oferta. Tampoco de una lesión abstracta al principio de igualdad respecto de quienes
hayan presentado sus propuestas en el lugar, el día y la hora fijados. La ventaja –de
admitirse la presentación más allá del límite horario– sería concreta, pues permitiría, a
quien lo intente hacer, tener conocimiento sobre qué empresas se presentan, cómo es
la integración de los demás proponentes o incluso las características de lo ofertado, y
con ello darle la posibilidad de presentar su oferta en función de tal información resol-
viendo qué precio ofertar y elegir alguno de los diferentes sobres que haya llevado. No
importa si los restantes sobres han sido o no abiertos, pues muchas veces sólo conocer
quiénes los han presentado otorga una ventaja a la hora de presentar una oferta.
Por las razones expuestas, cualquier demora que pudiera sufrir el inicio del acto
de apertura no provoca una prórroga en la hora fijada para la presentación. Ésta debe
efectivizarse en la prevista para la apertura.
Como lo sostuviera la PTN, las estrictas previsiones horarias para la entrega
de las ofertas no violentan los principios de publicidad o igualdad, en tanto aqué-
llas tienden a un mejor ordenamiento del procedimiento, evitando actos de último
momento que lo puedan entorpecer o perturbar en desmedro de la transparencia,
seriedad y diligencia propias del caso 59. Los oferentes deben contar con suficientes
garantías de seguridad al momento de formular y presentar sus ofertas 60.
En un caso en el que uno de los postulantes presentó el sobre que contenía su
oferta fuera del plazo previsto para hacerlo, cuando había expirado el horario para su
recepción y, por lo tanto, ya se conocía la cantidad de oferentes presentados y quiénes
eran éstos, la PTN entendió, con acierto, que dicho sobre no debía ser abierto. Fundó
tal criterio, entre otros argumentos, en el hecho de que una extemporánea presentación
otorgaría a quien lo hiciera una indebida ventaja frente a sus competidores, vulneran-
do la total igualdad de los participantes que debe regir en el procedimiento 61.
El criterio expuesto es coincidente con el expresado por dicho organismo ase-
sor en un caso donde los proponentes alegaron haber llegado tarde por demoras del
personal encargado de registrar su entrada en el edificio donde se llevaría a cabo la
apertura, así como en el ascensor que los llevaría hasta el lugar fijado a tales efectos.
Como allí se sostuviera, la Administración debe asegurar la protección igualitaria de
los derechos de los administrados cuando éstos compiten ante ella, evitando que la

58
Ampliar en REJTMAN FARAH, Mario, “La cuestión de los plazos en el procedimiento administra-
tivo”, en AA.VV., Cuestiones de procedimiento administrativo, cit., ps. 807 y ss. La Corte Suprema,
en materia de plazos procesales, ha flexibilizado la fatalidad de éstos al admitir la presentación de un
escrito judicial más allá del de gracia en un caso donde se habían invocado razones de fuerza mayor.
Ver, al respecto, Corte Sup., 2005, “Cantera Timoteo SA v. Mybis Sierra Chica SA y otros”, Fallos
328:271. La situación no es a nuestro juicio similar. En el procedimiento de selección, como fuera
dicho, los principios en juego son diferentes y las consecuencias de adoptar uno u otro criterio inciden
directamente sobre ellos.
59
PTN, Dictámenes 199:383.
60
Ampliar en GRECCO, Carlos M., “Apuntes para una teoría de las autolimitaciones de la Adminis-
tración Pública”, RAP, nro. 14, Depalma, Buenos Aires, 1993, ps. 317/342.
61
Al respecto, ver PTN, Dictámenes 233:094.
232 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

tolerancia en la observancia de los plazos respecto de uno de los participantes lesione


el derecho de los restantes 62.
Es frecuente, por estas razones, para reducir estos riesgos y evitar situaciones
similares a las descriptas, prever que la presentación de las ofertas se efectúe en un
momento que guarde suficiente antelación horaria con el fijado para la apertura 63.

XI. EL ACTO DE LA APERTURA

La apertura de las ofertas, y ello sucede también en el caso de las contrataciones


directas, está rodeada de ciertas formalidades. Es un acto público a cargo del funciona-
rio designado para hacerlo, quien debe suscribir el acta que se labre en esa oportunidad.
No se incurrirá en un vicio que provoque la nulidad de dicho acto si éste queda a cargo
de un funcionario de inferior jerarquía. En tal caso existe la posibilidad de saneamiento
conforme lo prevé el art. 14, inc. b), dec.-ley 19.549/1973, y el art. 19, inc. a), de la
misma norma, mediante su posterior ratificación, con efectos retroactivos a la fecha de
apertura de las ofertas. Una interpretación contraria, conforme la cual si el funcionario
fuera incompetente el acto de apertura de las propuestas debería ser considerado nu-
lo 64, no se compatibiliza con la posibilidad de saneamiento prevista en el art. 19, dec.-
ley 19.549/1972 65. Ello, en tanto tal circunstancia no impida que todas las propuestas
sean abiertas en el mismo acto y sean conocidas en el mismo momento.

XII. MANTENIMIENTO DE LA OFERTA

En el ámbito del derecho privado es posible, como principio general, que el


oferente retire su propuesta en cualquier momento mientras ésta no sea aceptada.
En los procedimientos de selección para celebrar una contratación administra-
tiva, en cambio, aquélla debe ser mantenida sin modificaciones durante todo el lapso
que se prevea al efecto, el que debe ser adecuado como para que la Administración
cuente con tiempo suficiente para evaluar las propuestas y resolver la adjudicación.

62
PTN, Dictámenes 213:147 y 213:153. La inadmisión de ofertas extemporáneas había sido ya
firmemente sostenida por la PTN, tal como surge de Dictámenes 211:370.
63
En el mismo sentido FARRANDO (h), Ismael, “La oferta”, en AA.VV., FARRANDO (h), Ismael (dir.),
Contratos administrativos, cit., p. 299, ha señalado que si se establecieran plazos diferentes para la
presentación de los sobres y para su apertura, se beneficiaría incluso la posibilidad de enviarlos por
correo.
64
Así lo afirma BARRA, Rodolfo, Contrato..., cit., t. II, p. 608.
65
Es posible, así, mantener su vigencia saneando el acto a través de su confirmación, convalidación
o ratificación. El dec.-ley 19.549/1972 admite el saneamiento como género y sus especies la ratifica-
ción y confirmación. La PTN ha afirmado, por su parte, que la ratificación y la confirmación son los
dos remedios previstos por la Ley de Procedimientos Administrativos para sanear el acto anulable y, por
ende, otorgarle validez, para lo cual es indispensable que el acto administrativo que se pretenda sanear
sea anulable; esto es, un acto en el que, en su dictado, se hubiese incurrido en alguna irregularidad u
omisión, o que contenga algún vicio, que no impidan la existencia de alguno de sus elementos esencia-
les (art. 15, dec.-ley 19.549/1972). Tal es el caso del vicio de incompetencia en razón del grado (siempre
y cuando la delegación y la avocación resultaren procedentes), al que la LNPA no incluye entre aquellos
que provocan la nulidad absoluta (PTN, Dictámenes 237:519, 238:327 y 238:553).
LAS OFERTAS 233

La presentación de la oferta obliga a quien lo hace a celebrar el contrato con-


forme lo ofertado, si es que resulta adjudicatario. No existe posibilidad alguna de
modificar la oferta, ni hacerlo indirectamente a través de aclaraciones en los casos
en que éstas encubran una alteración de lo ofrecido, salvo, claro está, que tal como lo
prevé la ley 13.064 aquéllas no afecten en modo alguno la sustancia de la propuesta
original ni las bases de la licitación 66, o que se trate de detalles formales que no im-
pliquen alterar la oferta original.
Los plazos de mantenimiento de las ofertas están habitualmente contemplados
en los pliegos. En ocasiones, éstos también establecen que a su vencimiento aquéllos
se prorroguen automáticamente, si no se hubiera resuelto sobre la adjudicación, sal-
vo que el oferente manifieste en forma expresa lo contrario. Si no se hubiere previsto
dicha prórroga automática, puede requerírsela a todos los proponentes, aun cuando
este procedimiento posiblemente implique un mayor dispendio de actividad admi-
nistrativa. En este último supuesto, el silencio del oferente no podrá interpretarse
como asentimiento a la extensión del plazo de mantenimiento, salvo que ello sea así
previsto al momento en que se le solicite la prórroga.
Para quien incumpla con la obligación de mantener la oferta por el tiempo
previsto y la retire antes del plazo fijado a tal efecto, se ha contemplado un régimen
sancionatorio centrado en la pérdida de un depósito de garantía que debe consti-
tuirse con tal propósito, salvo ciertas excepciones normativamente contempladas.
Los oferentes deben, pues, como regla, constituir tal garantía para asegurar dicha
obligación en la forma y las condiciones que establezcan las respectivas normas
reglamentarias 67.
En el caso de la obra pública, además de la pérdida de la garantía de manteni-
miento de la oferta, la ley ha previsto como sanción la posibilidad de suspensión del
postulante en el Registro de Constructores.
Los que hubieran presentado ofertas están facultados para rechazar la adjudica-
ción sin imposición de ninguna penalidad, si aquélla es resuelta más allá del aludido
plazo de mantenimiento.
El art. 14, ley 13.064, prevé que la garantía de mantenimiento de la oferta
será una suma equivalente al 1% del valor del presupuesto oficial de la obra que se
licita. A su turno, el art. 52, dec. 436/2000, la estableció en el 5% del valor total de
la oferta. En caso de cotizar ofertas alternativas, dicho porcentual debe calcularse
sobre el mayor valor propuesto. Ello sin perjuicio de que, en los casos de licitaciones
y concursos de etapa múltiple, la garantía sea establecida en un monto fijo a través
de los pliegos de bases y condiciones particulares.
Esta garantía debe constituirse antes de la presentación de la oferta, mediante
depósito en efectivo, títulos, bonos nacionales o conforme lo prevea la reglamenta-
ción, y acreditarse el cumplimiento de tal obligación en el momento de presentarse
la propuesta. También puede hacérselo a través de una fianza bancaria o mediante se-

66
Compartimos asimismo lo sostenido por COMADIRA, Julio R. La licitación pública: nociones,
principios, cuestiones, 2ª ed., LexisNexis, Buenos Aires, 2006, cuando señala, respecto de la posibi-
lidad de que la Administración requiera o admita la mejora de ofertas, que ello implica transformar la
licitación pública en una contratación directa, lo que resultaría nulo por violación de las formas esen-
ciales previas a la adjudicación, de conformidad con lo previsto por los arts. 7º, inc. d), y 14, inc. b),
dec.-ley 19.549/1972, salvo con posterioridad a la adjudicación.
67
Ver, al respecto, lo previsto en los arts. 29, inc. a), 31, dec. 1023/2001 y 14, ley 13.064.
234 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

guros de caución 68, modalidades que deben cubrir todo el período de mantenimiento
y sus posibles prórrogas. Constituye tales fianzas o seguros un contrato de garantía a
través del cual el asegurador o garante se obliga a pagar a la Administración la suma
debida en caso de retiro anticipado o extemporáneo, o al solo incumplimiento del
principal obligado.
Realizada la adjudicación, estas garantías son devueltas a todos los oferentes.
Al que resulte adjudicatario, luego de formalizada la contratación. A los demás, una
vez resuelta aquélla.
En ciertos contratos, total o parcialmente financiados por organismos internacio-
nales, por ejemplo en el caso del Banco Mundial, suele recomendarse no exigir este
tipo de garantías. Así, para la contratación de servicios de consultoría, se ha señalado
que ella tiende a aumentar los costos que eventualmente son incluidos por el proponen-
te como parte del precio ofertado, sin producir beneficios que la justifiquen 69.
No existe previsión expresa de la que surja si el importe de la garantía de man-
tenimiento constituye la suma total y definitiva a la que se encuentra obligado a
pagar el oferente incumplidor, como indemnización derivada de su retiro, o si es
posible reclamar, además, otros daños y perjuicios derivados de tal conducta.
La mayoría de nuestra doctrina se inclina por sostener que no es posible de-
mandar ningún otro pago por este concepto para quien desista de su propuesta 70,
a diferencia de las garantías de ejecución del contrato, ni requerir ningún otro re-
sarcimiento en caso de retiro anticipado. Coincidimos con tal opinión, aun cuando
es cuestión abierta a debate encontrar un adecuado equilibrio entre la necesidad de
que el porcentual fijado como garantía no sea demasiado oneroso, atento a que el
oferente lo imputará al monto del contrato, y la posibilidad de que su bajo monto no
produzca el efecto disuasorio buscado al momento de prever su constitución.
Se ha entendido que debe desestimarse la oferta de quien constituye una garan-
tía a través de un instrumento inadecuado en razón del monto a garantizar, aunque
luego lo sustituya 71. En sustento de tal conclusión, se argumentó que tal deficiencia
no se trataba de aquellas susceptibles de ser saneadas en tanto constituía una omisión
sustancial y trascendente. Para la PTN, en estos casos, la cuestión excede un aspecto
ritual para constituirse en una vulneración sustancial a las normas vigentes.
No se ha previsto entre las causales de inadmisibilidad de las ofertas la de aque-
llos que no hubiesen mantenido las presentadas en anteriores procedimientos, aunque
propiciamos que en alguna futura reforma normativa se tenga ello en cuenta. Esto
contribuiría a prevenir la existencia de posibles actos colusorios entre los oferentes.

68
Como en su momento lo previó la ley 17.804.
69
Así surge de las normas que regulan la selección y contratación de consultores por parte de países
prestatarios del Banco Mundial (versión de mayo 2004, revisada en octubre 2006).
70
Ver, al respecto, BARRA, Rodolfo, Contrato..., cit., t. II, ps. 640 y ss. En el mismo sentido, CAS-
SAGNE, Juan Carlos, El contrato administrativo, cit., p. 82, para quien la garantía de oferta cubre toda la
responsabilidad del proponente.
71
PTN, Dictámenes 265:105.
LAS OFERTAS 235

XIII. OPORTUNIDAD PARA DECLARAR LA INADMISIBILIDAD DE LAS OFERTAS

La calidad de oferente se adquiere al momento de la presentación del sobre que


contiene la oferta, en el momento y lugar indicados en los pliegos. La posibilidad de
que posteriormente se la declare inadmisible no priva, a quien la presenta, de aquella
calidad. Aunque la Administración esté facultada para rechazar más adelante una
propuesta que no cumpla con las condiciones subjetivas, objetivas y formalmente
sustanciales, ello no priva al interesado del derecho para ser considerado oferente,
con las consecuencias jurídicas que se derivan de tal carácter.
La sola presentación da ciertos derechos y obligaciones, aun cuando nada se
resuelva en esa oportunidad sobre la admisibilidad o aceptación de la propuesta.
No existe consenso sobre el momento en que debe declararse que la oferta
es admisible, esto es, que cumple formalmente con las exigencias del pliego o que
responde a las condiciones requeridas para que pueda llegar a ser adjudicada, de
resultar la más conveniente. Queda claro que ninguna presentada en término puede
ser desestimada en el acto de apertura. En dicha oportunidad sólo son susceptibles
de ser observadas. No cabe, en esa instancia, sino admitir todas, aun cuando tuvieran
defectos formales o sustanciales.
Tampoco puede esperarse para resolver sobre esta cuestión hasta el momento
de la adjudicación. En primer término, porque ésta se define entre las ofertas válidas,
por lo que resultaría tardío decidir recién en tal instancia si una oferta es admisible.
Debe además respetarse el derecho del oferente de hacer valer en tiempo y forma
oportunos su pretensión de ser adjudicatario, en caso de que se resolviera declarar
inadmisible su propuesta. Sobre todo porque en caso de que no exista esta correspon-
dencia, quedará excluido del procedimiento.
No admitir que una oferta sea apta de ser considerada a los efectos de la adju-
dicación, esto es, resolver que no se corresponde con las condiciones exigidas por el
pliego, constituye un paso previo a la adjudicación, toda vez que en esa oportunidad
sólo se opta por la oferta más conveniente, para lo cual se evalúan aquellas que hayan
cumplido con las condiciones requeridas. Se requiere, en definitiva, que el análisis
y la verificación de diversos requisitos sean previos a dicha oportunidad, conforme
la naturaleza de la contratación y lo impuesto por los pliegos. La adecuación de las
propuestas con las condiciones exigidas supone, además, dar la posibilidad de que el
interesado sea oído antes de resolver.
En el sentido aquí expuesto, la PTN interpretó que no era legítimo que en el
acto formal de apertura de la licitación se proceda a la devolución liminar de una
propuesta, sin que medie decisión firme de quien sea jurídicamente competente para
adjudicar o rechazar las propuestas 72. Para adoptar tal decisión se requiere verificar
si existe correspondencia entre lo requerido por los pliegos y la propuesta, deter-
minar si existe un apartamiento de las normas licitatorias, o si se ha incluido algún
condicionamiento no autorizado o, en general, si se cumplen los requisitos y exigen-
cias incluidas en los pliegos. Esto requiere el análisis de las ofertas, lo que ratifica
que no puede hacerse en el momento de la apertura ni tampoco al momento de la
adjudicación 73.
72
PTN, Dictámenes 90:6 y 156.
73
Como lo expresara la PTN, Dictámenes 188:1 y 235:167, este proceso debe realizarse antes de
la adjudicación teniendo en consideración que frente a la alternativa que excluya al oferente de aquella
que permita su participación en el concurso, ante cualquier norma dudosa, debe prevalecer la admisión
236 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

Este examen debe, en definitiva, realizarse en la etapa de evaluación 74.


El rechazo de una oferta debe ser siempre resuelto a través de un acto adminis-
trativo expreso. Admitirlas, en cambio, no requiere acto formal. Si no existe rechazo,
ello implica necesariamente su admisibilidad.
La solución no es demasiado diferente a la que se registra respecto de otras dos
situaciones donde, en el ámbito del derecho procesal, se presentan cuestiones vincu-
ladas a la admisibilidad formal de la demanda. Tal como lo manifestáramos con an-
terioridad, tanto en el caso del amparo 75 como en el de la habilitación de instancia 76,
rechazar formalmente aquélla in limine es posible sólo en casos excepcionales, si se
trata de presentaciones que no constituyen –por la forma en que son propuestas– un
verdadero acto jurídico ni tienen idoneidad para avanzar en el proceso.

XIV. DERECHOS DEL OFERENTE EN CASO DE REVOCACIÓN DEL PROCEDIMIENTO

En cuanto a la indemnización de gastos incurridos por quienes hubieran pre-


sentado ofertas, en caso de revocación del procedimiento licitatorio, si bien un trata-
miento en profundidad de tal cuestión excedería el marco de lo aquí considerado, no
podemos dejar de mencionar algunas particularidades en torno al tema.
El art. 20, segunda parte, del dec. 1023/2001, faculta a dejar sin efecto el pro-
cedimiento de contratación en cualquier momento anterior al perfeccionamiento del
contrato, sin lugar a indemnización alguna en favor de los interesados u oferentes.
A nuestro juicio, pese a tal previsión, en ese caso existe de todos modos responsa-
bilidad estatal precontractual desde que se presenta la oferta y hasta el cierre del
acuerdo, como implícitamente lo expresara la Corte Suprema 77. Ello en la medida
en que se haya dado, como alguna vez se ha dicho, una ruptura brusca e injustificada
de las tratativas preliminares y se encuentre perfeccionada la oferta. Para que exista
responsabilidad, es necesario que los gastos a ser reparados no sean producto de la
imprudencia o precipitación del oferente, sino nacidos como consecuencia de una
confianza creada y defraudada. No serán indemnizados, así, aquellos gastos extem-
poráneos que se adelanten al efectivo y real acuerdo.
Dejar sin efecto el procedimiento de selección supone su revocación y para ello
es necesario el dictado de un acto administrativo, por lo que conforme lo contempla
el art. 11, dec. 1023/2001, éste debe estar suficientemente motivado y cumplir con
los recaudos del art. 7º, dec.-ley 19.549/1972. De allí que, para que la extinción sea
con causa, deben existir hechos objetivos que la justifiquen. Cualquier cambio en el
criterio de valoración que origine la revocación requiere que se produzcan hechos
posteriores al llamado que modifique el interés público inicial. De lo contrario, re-

de la oferta, cuya conveniencia luego ha de ser ponderada con criterio de razonabilidad en forma previa
a la adjudicación.
74
Ver también lo expuesto en este sentido por MAIRAL, Héctor, Licitación pública..., cit.
75
REJTMAN FARAH, Mario, “Examen de admisibilidad: el rechazo in limine”, en CASSAGNE, Juan Carlos
(dir.), Amparo, medidas cautelares y otros procesos urgentes en la justicia administrativa, LexisNexis -
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2007, ps. 181 y ss.
76
Conf. REJTMAN FARAH, Mario, “La consagración legal de la habilitación de instancia de oficio”,
en AA.VV., CASSAGNE, Juan Carlos (dir.), Derecho procesal administrativo. Libro en homenaje a Jesús
González Pérez, t. I, Hammurabi, Buenos Aires, 2004, ps. 917 y ss.
77
Corte Sup., 1994, “Chillar SA v. Junta Nacional de Granos”, Fallos 317:80.
LAS OFERTAS 237

sultaría arbitraria la decisión de no adjudicar si fuera por razones que pudieron y


debieron apreciarse con anterioridad.
Conforme lo previsto por el art. 1071, CCiv., el derecho a no contratar no es
absoluto y no puede ejercerse abusivamente. La extinción fundada en razones de
oportunidad, mérito o conveniencia requiere, por ello, una explicación de los hechos
o causas sobrevinientes que justifican tal decisión. Aun siendo una facultad discre-
cional, nada exime a la Administración de motivar tal acto 78, pues de no hacerlo su
actuación será irregular y consiguientemente deberá reparar los perjuicios directos
causados.
Si la revocación del llamado no se encuentra suficientemente justificada, será
ilegítima, y aun existiendo norma legal o cláusula licitaria que prevea lo contrario,
los adjudicatarios tendrán derecho a ser reparados porque si no habría una dispensa
de dolo prohibida expresamente por el art. 507, CCiv. Entendemos que existe obli-
gación de indemnizar, aun por conductas lícitas, como sinónimo de violación del
derecho positivo. El derecho a ser resarcido no encuentra fundamento, en este caso,
en la culpa de la Administración, sino en la violación al acuerdo concluido para en-
tablar negociaciones.
Conforme lo señalara la Corte Suprema 79, mientras la autoridad competente
para efectuar la adjudicación definitiva no se haya expedido, la Administración no
está obligada a contratar con ninguno de los oferentes ni con adjudicatarios provisio-
nales y, correlativamente, éstos no pueden intimarla a materializar el contrato. Ello
así, por cuanto para la Corte federal, la Administración actúa dentro del campo de
su actividad discrecional. Sin embargo, una vez adjudicada la oferta, oportunidad
en que se adquiere un derecho subjetivo que diferencia al oferente del resto de los
aspirantes, nace, según interpretación del Máximo Tribunal, la responsabilidad pre-
contractual de la Administración, la que incluye sólo el daño emergente, pero no el
lucro cesante.
La C. Nac. Cont. Adm. Fed. resolvió que si el oferente había admitido la cláu-
sula que preveía que no existiría derecho a indemnización en caso de dejarse sin
efecto el procedimiento, no podía reclamarla luego 80. Arribó a tal conclusión por-
que, en el caso planteado, aún no había habido adjudicación, y la Administración
no había incurrido en una conducta discriminatoria. Se señaló en tal sentido que
el Código Civil, al regular la formación del consentimiento, sienta como principio
general el de la revocabilidad de la oferta y de la aceptación, mientras la primera
no fuera aceptada y la segunda no llegara a conocimiento del oferente, sin incurrir
por ello en responsabilidad alguna. En su voto en disidencia, emitido en la misma
causa, la Dra. Herrera manifestó que con el acto de adjudicación definitiva del con-
trato administrativo, esto es, al efectuarse la selección concreta del cocontratante,
la Administración decide cuál de ellas es la más conveniente. En consecuencia,
el hasta entonces oferente, pero a partir de ese momento adjudicatario, adquiere

78
En ese sentido, la C. Nac. Civ., sala A, 1976, “Confitería El Zoológico SRL v. Municipalidad de
la Ciudad de Buenos Aires”, LL 1977-D-114, resolvió que anular una licitación fundando tal decisión
en causas de trámite constituía un acto administrativo carente de motivación.
79
Corte Sup., 1992, “Raffo y Mazieres SA s/contencioso administrativo de plena jurisdicción e
ilegitimidad”, Fallos 315:1561.
80
Ver C. Nac. Cont. Adm. Fed., sala 2a, 18/10/1994, “Fundación Hermandad Internacional de Es-
corpiones v. Estado nacional - Ministerio de Trabajo”.
238 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

un derecho subjetivo que lo diferencia del resto de los ofertantes, y se encuentra


habilitado a ejercer cualquier acción derivada de la falta de perfeccionamiento del
contrato en cuestión.
La PTN ha entendido que dejar sin efecto una licitación es potestad discrecional
de la Administración, aun cuando no existiera previsión expresa que lo autorice 81,
pero admitió la facultad de quienes hayan afrontado ciertos gastos con motivo de su
presentación, a pedir que éstos les sean reintegrados 82.
Una cuestión particular se presenta, en estos casos, frente tanto a las normas
que excluyen el derecho a indemnización como a previsiones que, en el mismo sen-
tido, excluyen todo derecho a reclamarla. Creemos que tal limitación resulta ilegíti-
ma. Para cierta parte de la doctrina, la presentación de la oferta sin observaciones ni
reparos excluye la admisibilidad de posteriores impugnaciones, las que en tal caso
se consideran extemporáneas. Conforme tal interpretación mayoritaria, el interesado
debe deducir sus impugnaciones contra los pliegos al momento de presentar su ofer-
ta, oportunidad en la que adquiere la calidad de oferente, precluyendo la posibilidad
de hacerlo con posterioridad 83.

XV. EL PERFECCIONAMIENTO DEL CONTRATO

En ciertos supuestos –así, por ejemplo, cuando se trata de la provisión de bie-


nes, servicios, etc.–, el contrato administrativo se perfecciona sin necesidad de que
las partes suscriban un documento formal posterior, a través de la notificación al
adjudicatario de la aceptación de su oferta, en tanto aquél no rechace la orden de
compra si ella ha sido emitida dentro del plazo de mantenimiento de la oferta.
En otros casos, en cambio, tal por ejemplo en la contratación de obras públicas, para
perfeccionar el vínculo se requiere la suscripción por el adjudicatario y por la autoridad
inistrativa competente 84 de un contrato escrito posterior a la adjudicación 85. Mientras tal
documento o acuerdo formal no se suscriba, el acuerdo no se perfecciona 86.

81
PTN, Dictámenes 174:78. Ampliar en MONTI, Laura, “Consecuencias de la revocación del llama-
do a licitación por razones de oportunidad, mérito y conveniencia”, en AA.VV., Contratos administra-
tivos, cit., ps. 346 y ss., y en SEIJAS, Gabriela, “Responsabilidad precontractual de la Administración”
RDA 2002-361, LexisNexis - Depalma, Buenos Aires, 2002, ps. 361/392.
82
Ver, entre otros antecedentes, PTN, Dictámenes 89:260.
83
No obstante, COMADIRA, Julio R., “Algunos aspectos de la licitación pública”, cit., ps. 319 y ss.,
reconoce que cuando no existan cláusulas expresas que excluyan la admisibilidad de las impugnacio-
nes posteriores a la presentación de las ofertas, por aplicación de la idea de amplitud impugnatoria, el
oferente puede impugnar el pliego general incluso después de la oferta, no así el particular, en tanto
carecen éstos de fuerza normativa.
84
Respecto de contratos celebrados ad referendum o sujetos a aprobación, ampliar en REJTMAN
FARAH, Mario, “Los contratos administrativos sujetos a aprobación: un supuesto de escisión competen-
cial”, LL 1997-C-306.
85
Aun cuando la ley 13.064 impone requisitos adicionales tales como el afianzamiento de las
obligaciones contraídas mediante el depósito de una garantía (art. 21), la necesidad de entregar al con-
tratista copia de los planos y presupuestos y demás documentos del proyecto (art. 23), cumplido todo lo
cual recién queda perfeccionado el contrato, conforme art. 24 de la misma ley.
86
En el mismo sentido, el art. 1191, CCiv., prevé que los contratos que tengan una forma deter-
minada por las leyes no se juzgarán probados si no estuvieren en la forma prescripta. Sin embargo,
algunos autores han entendido que el contrato de obra pública queda concluido en el momento en que
la entidad administrativa remite al oferente la resolución mediante la cual adjudica la obra, sin otro trá-
LAS OFERTAS 239

Dicho instrumento no puede modificar, contradecir o encontrarse en pugna con


los requisitos y condiciones establecidos en los pliegos generales y particulares, ni
con la oferta presentada por el postulante 87. Debe tenerse en mira la estricta nece-
sidad de no introducir en tal oportunidad modificaciones a las condiciones fijadas
al momento de la convocatoria, lo que constituye un principio a mantener rigurosa-
mente en materia de contrataciones administrativas, tal como lo puntualizamos en
ocasión de tratar el principio de igualdad.
¿Qué sucede si dictado el acto de adjudicación la Administración no suscribe
el contrato que, en ciertos casos, debe suscribirse para perfeccionar la relación entre
las partes?
Sin mediar decisión expresa alguna puede, de hecho, demorarse tal formali-
zación, sobre todo porque casi nunca se establece un plazo para hacerlo. Son de
aplicación en estos casos las previsiones del dec.-ley 19.549/1972 y sus normas re-
glamentarias. Así, el art. 1º, inc. e), apart. 4º, de dicha norma contempla un plazo ge-
neral de diez días hábiles para la realización de lo que denomina trámites o de otras
actuaciones que no tuviesen fijado un plazo expreso. Como el acto de adjudicación
está sujeto a impugnaciones por parte de los interesados, aquel plazo de diez días
nunca puede ser menor que el establecido para recurrir.
En caso de que la Administración hubiera suspendido los efectos del acto de
adjudicación, como consecuencia de la presentación de recursos, de acuerdo con la
potestad conferida por el art. 12, dec.-ley 19.549/1972, hasta que no estén resueltos
aquéllos no corre plazo alguno para la suscripción del contrato.
En caso de que la Administración suspenda sine die la firma del respectivo ins-
trumento 88, además de los remedios y mecanismos procesales al alcance de los in-
teresados para impulsar la actuación administrativa, la C. Nac. Cont. Adm. Fed. ha
resuelto 89 que es inadmisible la suspensión de hecho y la consiguiente demora admi-
nistrativa, no sólo declarando expedita la vía judicial a los particulares afectados, sino
también obligando a la Administración a poner en funcionamiento el acto pendiente
de ejecución a fin de posibilitar su aplicación y vigencia. De admitirse una solución
distinta, el carácter de exigibilidad u obligatoriedad del acto administrativo quedaría
subordinado a las intenciones o propósitos de la Administración en cada caso particu-

mite posterior (conf. MÓ, Fernando, Régimen legal de la obra pública, Depalma, Buenos Aires, 1966,
p. 171). Disentimos con tal opinión, en tanto existe una disposición legal al respecto, aun cuando pueda
admitirse que como principio general resulta suficiente la notificación de la adjudicación. En el caso se
trata de una excepción expresa a tenor de lo previsto por los arts. 21 y ss., ley 13.064.
87
Para algunos aspectos particulares vinculados a la forma de los contratos administrativos y las
consecuencias que su omisión trae aparejada, ver BONINA, Nicolás - DIANA, Nicolás, “Contrapunto.
Sobre la forma en los contratos administrativos”, LL 2007-A-780. La Corte Suprema ha dicho, por su
parte, que “cuando la legislación aplicable determina una forma específica para la conclusión de un
contrato, dicha forma debe ser respetada pues se trata de un requisito esencial de su existencia” (Fallos
323:1515; 324:3019). Esta condición, que se impone ante las modalidades propias del derecho adminis-
trativo, concuerda con el principio general también vigente en derecho privado, en cuanto establece que
los contratos que tengan una forma determinada por las leyes no se juzgarán probados si no estuvieren
en la forma prescripta (arts. 975 y 1191, CCiv.). Ver Corte Sup., 2006, “Punte, Roberto Antonio v. Tierra
del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur s/cumplimiento de contrato”, Fallos 329:809.
88
Ver al respecto REJTMAN FARAH, Mario, “Suspensión de oficio del acto administrativo y revoca-
ción tácita. (Una sentencia saludable)”, LL 1995-E-485.
89
Conforme surge de C. Nac. Cont. Adm. Fed., sala 1a, 1995, “Vizcarra, Enrique A. y otros v. Es-
tado nacional - Ministerio de Defensa”, LL 1995-E-485.
240 RÉGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

lar. Si fuera así, no sería aquél un carácter del acto, sino una circunstancia contingente
que dependería de la voluntad personal de algún funcionario. La suspensión sin plazo
se constituiría, de tal modo, en una anómala vía de extinción del acto de adjudicación,
a través de la cual éste dejaría de producir efectos sin que exista un acto expreso que
así lo disponga. Tal como lo expresara calificada doctrina, el acto administrativo se
dicta para que produzca un efecto determinado y previsto, para que tenga vigencia 90.
La Administración se encuentra, pues, obligada a cumplir el acto regular del que hu-
bieran nacido derechos subjetivos a favor de los administrados.
Según lo aquí analizado, se reafirma así la inhibición de revocar implícitamen-
te el acto administrativo de adjudicación a la oferta más conveniente, debidamente
notificado, que ha generado derechos subjetivos a favor del particular, bajo la mo-
dalidad de disponer de oficio su suspensión. Tal temperamento resulta contrario al
principio de irrevocabilidad de los actos declarativos de derechos que consagra el
art. 18, dec.-ley 19.549/1972. Si la norma priva en ciertos supuestos de la potestad
revocatoria a la Administración para no lesionar derechos subjetivos que se estén
cumpliendo, con igual razón tampoco se puede diferir, paralizar o suspender, sin
plazo determinado, la adjudicación. Lo contrario llevaría a admitir la posibilidad de
violar la garantía que la norma quiso proteger a través de una decisión administrativa
disfrazada bajo la figura de la suspensión 91.
Cabe al adjudicatario afectado por la mora, mediante algunos de los mecanismos
previstos por el dec.-ley 19.549/1972 y su decreto reglamentario, impulsar la firma del
contrato, sea a través de una queja por defecto de tramitación (art. 71, dec. 1759/1972),
pidiendo pronto despacho (art. 10, dec.-ley 19.549/1972) o acudiendo a la justicia a
través de un amparo por mora conforme el art. 28, dec.-ley 19.549/1972 92.

90
Así, ver DE ESTRADA, Juan R., “La revocación por ilegitimidad del acto administrativo irregular.
(El art. 17 de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos)”, LL 1976-D-820.
91
Han señalado GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo - FERNÁNDEZ, Tomás R., Curso de derecho adminis-
trativo, t. I, con notas de Agustín Gordillo, 1ª ed. argentina, Thomson - Civitas - La Ley, Madrid - Bue-
nos Aires, 2006, ps. 593 y ss., que la suspensión es, en principio, una medida de carácter provisional
y cautelar. Por ello, en el supuesto aquí tratado, se trata más que de una suspensión, de una verdadera
revocación que puede producirse, incluso, por motivos de mera oportunidad, lo cual pugna con los
principios y garantías que han de presidir todo procedimiento revocatorio.
92
Aunque existen algunos precedentes jurisprudenciales conforme los cuales se ha entendido que
esta última norma no es aplicable en materia contractual. Ver al respecto C. Nac. Civ., sala B, noviem-
bre 1983, “Autopistas Urbanas SA v. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires”, fallo anotado por
CREOBAY, Horacio, “Viejas y nuevas cuestiones del amparo por mora de la Administración”, LL 1984-
C-475, quien efectúa una fundada crítica, que compartimos, a tal postura.

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