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LECCIONARIO

Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”

X DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


II clase
EPÍSTOLA

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Corintios


1 Corintios 12, 2-11
Hermanos: Sabéis que cuando erais gentiles, os sentíais
impulsados a correr tras los ídolos mudos. Por ello os hago saber
que nadie que hable por el Espíritu de Dios dice: «¡Anatema sea
Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!», sino por el
Espíritu Santo. Y hay diversidad de carismas, pero un mismo
Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y
hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo
en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del
Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el
hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el
mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don
de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A este se le
ha concedido hacer milagros; a aquel, profetizar. A otro,
distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de
lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único
Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como
él quiere.
EVANGELIO

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas


Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo: Dijo Jesús también esta parábola a algunos que
confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a
los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era
fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su
interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los
demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como
ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de
todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose atrás,
no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el
pecho diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”. Os
digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el
que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido».
NOTA DEL EDITOR

Modos de proceder en la proclamación de las Lecciones del Misal de 1962

El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”

Antes es necesario recordar que:


1. En la misa solemne, la Epístola y el Evangelio cantados respectivamente por el
subdiácono y el diácono, ha de mantenerse en lengua latina y con las melodías propias
del Graduale Romanum.
2. En la misa cantada, no es obligatorio que el sacerdote cante la Epístola y el Evangelio.
3. En la misa rezada, el sacerdote lee la epístola y el evangelio como de costumbre.

Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.

Los ministros de las lecturas


1. En las misas solemnes, los ministros ordinarios son el subdiácono y el diácono;
2. En las misas cantadas y rezadas, el sacerdote celebrante.
3. Se permite en la misa cantada que un lector revestido de sotana y sobrepelliz cante la
Epístola.
4. Se permite que en las misas rezadas, un lector, preferiblemente revestido de sotana y
sobrepelliz pues es una acción litúrgica, lea el texto de la Epístola en lengua vernácula,
mientras el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín
en voz clara.
5. Se permite que otro sacerdote asistente lea el Evangelio en lengua vernácula, mientras
el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín en voz
clara.

Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”

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