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DOMENICA GRANDA

MARTES 27 DE JULIO DE 2021


ADMINISTRACIÓN

Fundación de Guayaquil:

La historia de Guayaquil y su fundación tiene distintos bemoles marcados por


nombres, fechas, lugares, protagonistas, circunstancias y demás aspectos que
no logran que los historiadores se pongan de acuerdo en lo referente a contar
su proceso y desarrollo histórico que es tan extenso como el rio que lo baña y
abraza o la población que la puebla y la ama.  En la historia como en la vida, lo
que marca, lo que registra, lo que reseña, lo que vale a la final, es lo oficial. Y
oficialmente Guayaquil tiene una fecha de fundación aprobada con la
disposición del cabildo guayaquileño que cita como fecha oficial adoptada  al
25 de julio de 1535, considerando como fundador definitivo al español
Francisco de Orellana.

Pero antes de eso, hay una historia previa que merece ser contada y que dice
su fundación fue un proceso de conquista española que duró 13 años, entre
1534 y 1547, y que se afianzó definitivamente después de varios conflictos con
los pobladores nativos de culturas precolombinas que se resistían a ser
colonizados, diversos traslados de lugares y cambios de nombres de acuerdo a
donde se establecía la urbe que siempre conservó el nombre de su santo
patrono (Santiago). Por ello, durante mucho tiempo se festejó erróneamente las
fiestas patronales al apóstol Santiago Mayor (patrono de España y Guayaquil
como la fecha de fundación.

En este acontecer de fechas y sucesos, hay un invitado no deseado, que fue


fiel protagonista de la historia guayaquileña en el tiempo de la Colonia
española: los incendios que en varias veces asolaron la ciudad que también
sufrió de pestes y ataques piratas. Este fuego que consume, consumió también
muchos documentos oficiales históricos desaparecieron, se perdieron o fueron
quemados. Así, ante la ausencia de testimonios escritos que aportaran con la
fecha exacta de la fundación y por solicitud de Carlos Matamoros Jara, director
de la Biblioteca Municipal,  en 1929 el Concejo Municipal de la ciudad encargó
a varios historiadores una investigación prolija para definir la fecha de festejos
de la fundación. La investigación estuvo a cargo de Modesto Chávez Franco,
José Antonio Campos, Eleodoro Avilés, José Gabriel Pino Roca y Pedro José
Huerta. Esta comisión determinó que, tras la consulta a fuentes y documentos,
no se puede determinar una fecha verdadera. Sin embargo, sugerían al
ayuntamiento de la ciudad que siguiera utilizando la fecha patronal de la
ciudad; y, además, sugerían que al no poder contar con un año preciso, se
mantuviera el del asentamiento definitivo. Por lo que el Cabildo, avalado por
varios documentos, decidió fijar una que fue la que tenemos en la actualidad:
25 de julio de 1535 que se convirtió en la fecha oficial.

Historia:
Antes de esa fecha oficial, la historia habla de un proceso fundacional de
Guayaquil, cuya primera fundación se dio un  sábado 15 de agosto de 1534 por
el Mariscal Diego de Almagro, cuando se estableció la ciudad de Santiago (de
Quito) en las planicies de Liribamba hoy Riobamba. Luego la ciudad soportó
mudanzas y seis reasentamientos. Según los estudios del Archivo Histórico del
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Guayas, la urbe tuvo traslado hacia el litoral, asentándose en varios lugares


como: la región de indios, regida por el cacique Guayaquile, llamada
Chilintomo, sitio La Cruz, boca del río Babahoyo (actual provincia de Los Ríos);
en Chaday, a orillas del río Yaguachi en su desembocadura en el Río Grande o
Babahoyo; en la región de La Culata hasta llegar a su asentamiento definitivo
en las laderas del cerro Santa Ana, Cerrito Verde o Lominchao en 1547.

La región en la que actualmente se encuentra ubicada la ciudad


de Guayaquil fue habitada por varias tribus y culturas que dominaron aquellos
territorios a lo largo de varios siglos hasta la conquista y colonización española.
La mayoría de estos pueblos tuvieron sus orígenes de otras civilizaciones de la
región litoral del actual Ecuador, los cuales se desarrollaron a través de los
períodos: precerámico y formativo y de desarrollo regional. Estos procesos de
agrupación y subdivisión político-militar por períodos abarcaron desde el 1.200
AC hasta el 500 DC, con el aparecimiento del último período precolombino.

Luego existe un segundo período que llega hasta la fecha oficial de la


fundación de la ciudad (1534). Este se denomina, período de integración, que
está comprendido aproximadamente desde el año 500 hasta 1534. Las últimas
poblaciones precolombinas se extendieron por la región constituyéndose de
esta manera las dos grandes culturas del actual litoral ecuatoriano.  Estos
pueblos dependían principalmente de la red fluvial del río Guayas, que lo
aprovechaban para la pesca y el comercio con otras tribus. En la parte
occidental del río Guayas se extendían los  huancavilcas  o manteños del sur, y
sus dominios alcanzaban la península de Sumpe y los territorios que
actualmente están conformados en las provincias  Guayas, Santa Elena y
Manabí.  En la parte oriental del río Guayas se encontraban los chonos quienes
tenían varios asentamientos en el oeste de la provincia de Guayas y casi en su
totalidad la de Los Ríos. En la zona cercana al golfo de Guayaquil y dispersa
en varias localidades se encontraban los punaris o punaes y los jambelies.

Conquista de Guayaquil:
Un año después de la fundación de Santiago de Quito, ocurrida el 15 de agosto
de 1934, cerca de la actual ciudad de Riobamba por Diego de Almagro que fue
enviado a estas tierras por Francisco Pizarro, vino un proceso fundacional de
Guayaquil que tuvo varios asentamientos.

Primer asentamiento. Sebastián de Benalcázar: El conquistador Sebastián


de Benalcázar partió desde la villa San Francisco de Quito hacia Perú, llegando
a Santiago en primera instancia para dotarse de soldados y dirigir la segunda
expedición que saldría de la ciudad, aunque primero se encaminó hacia el sur.
Al llegar, se entrevistó con Francisco Pizarro, a quien le entregó los tesoros
recogidos en los saqueos realizados en poblados nativos y obtuvo la anuencia
requerida para tal empresa. Después de esto, Benalcázar se trasladó a San
Miguel de Piura, donde concedió un descanso de un mes a sus hombres.
Cuando ya estuvo preparado para salir a la exploración en la actual zona
de Guayaquil, Benalcázar partió hacia Paita donde reclutó gente, víveres y
pertrechos. A finales de agosto de 1535, zarpó de Paita, entró al Golfo de
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Guayaquil,  desembarcó temporalmente en la isla Puná y luego continuó su


travesía remontando las aguas del río Guayas, en busca de las vertientes
andinas que permitían el paso a Quito. Por octubre o noviembre, en virtud del
acta de fundación de Santiago de Quito, cuyos documentos portaba,
desembarcó cerca de un asiento indígena llamado «Guayaquile».

En estos territorios Benalcázar concretó el traslado de Santiago hacia la región


litoral, sin embargo la zona era algo hostil debido a su cercanía a poblaciones
nativas que no aceptaban la presencia de los españoles en el área. Benalcázar
decidió seguir su ascenso hasta Quito por lo tanto en este primer asentamiento
quedaron cuarenta españoles en la pequeña población y dejó a cargo de los
alcaldes ordinarios Antonio de Rojas y Diego de Daza.

Segundo  asentamiento. Hernando de Zaera: Al poco tiempo de la partida de


Benalcázar, varias tribus locales, denominadas como «Chonos», empezaron a
atacar a la población. Los violentos ataques empezaron a inicios de 1536, con
lo cual destruyeron gran parte del poblado y acabaron con la vida de más de la
mitad de los pobladores. Diego de Daza y otros pocos soldados se dispusieron
a partir hacia Quito con el afán de pedir auxilios, sin embargo al cabo de 40
días de lucha contra los aguerridos chonos, los españoles debieron abandonar
la ciudad.
Desde Perú, Francisco Pizarro encomendó la reconstrucción y reubicación de
la ciudad a Hernando de Zaera que en 1536  llegó a Santiago y la mudó al sitio
denominado «Yagual» donde la asentó a inicios de agosto. Sin embargo restos
del ejército incaico tenían sitiado a Pizarro y al poco tiempo de haber iniciado el
reparto de solares, Zaera debió trasladarse al Perú a socorrer a las tropas
españolas, dejando a Rodrigo Vargas de Guzmán encargado como «Justicia
Mayor».
La ciudad se mantuvo por un tiempo sin mayores complicaciones con lo cual se
creó un entorno favorable para el colonizaje, aunque los nativos todavía no
aceptaban la presencia española. El poblado empezó a adoptar el nombre
de Santiago de la Culata.

Tercer asentamiento. Francisco de Orellana: En 1537, la ciudad de Santiago


volvió a ser destruida por el reinicio de los ataques por parte de los nativos. En
el transcurso del año la ciudad empezó a despoblarse debido a las violentas
olas de ataques de los chonos. Debido a eso y al abandono de Zaera,
nuevamente Francisco Pizarro ordenó la reubicación y reconstrucción de
Santiago, para ello la misión fue encomendada al capitán Francisco de
Orellana, quien se encontraba en la ciudad de Puerto Viejo ejerciendo el cargo
de gobernador. Orellana llegó de manera inmediata a la región de Santiago
para tratar de pacificarla y, una vez más, reubicarla, esta ocasión en las
inmediaciones del sector conocido como «La Culata». Sin embargo Orellana
partió nuevamente hacia Puerto Viejo, y de ahí empezaría su viaje hacia Lima,
dejando el título de alcalde a Juan Porcel.
A mediados de 1958, Orellana volvió a la ciudad con el título de Teniente de
Gobernador de Santiago de la Culata y a finales de aquel año terminó la
reconstrucción y reasentamiento en dicho lugar. Poco tiempo después logró
que Pizarro también lo otorgase el título Teniente de Gobernador de Puerto
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Viejo, donde expolió a los indígenas, hasta 1541había reunido 40.000 pesos
con que pagó a Gonzalo Pizarro su participación en una exploración en la selva
amazónica que terminaría en el descubrimiento del río Amazonas por parte de
los europeos.  De la ciudad parte rumbo norte hacia la villa de Quito, donde
comenzó los preparativos de la expedición.

Cuarto y quinto asentamiento. Diego de Urbina: La partida del gobernador


Francisco de Orellana dejó consecuencias muy poco favorables para el
poblado en dos sentidos: la gran cantidad la gran cantidad de pobladores que
decidieron unirse a la exploración amazónica y, a la reanudación de los
ataques de los nativos, los cuales se integraban por chonos y punáes. El
sucesor en el cargo de Teniente Gobernador fue Diego de Urbina, quien ante
las hostilidades de los aborígenes, en mayo de 1954, decide preparar un nuevo
traslado hacia la parte occidental del actual río Daule, en lo que actualmente es
la parte norte de la ciudad de Guayaquil.
Entre los motivos que tenía Diego de Urbina para realizar un traslado hasta ese
sector fue el que esos territorios pertenecían a los huancavilcas, a quienes se
consideraba como un poblado nativo pacífico, sin embargo, los huancavilcas
destruyeron casi en su totalidad al poblado español provisorio al cual llamaban
Santiago de la Nueva Castilla.

Todavía al mando como Teniente Gobernador, Diego de Urbina decidió


repentinamente un nuevo traslado. El nuevo asentamiento se dio el 20 de
septiembre de 1543 en el mismo lugar donde Sebastián de Benalcázar en 1535
(ocho años antes), se estableció por primera vez en la región. La ciudad fue
asentada con el nombre de Santiago de Guayaquil, en memoria al pueblo
indígena que se había asentado cerca de aquel lugar.

Último traslado y asentamiento definitivo: Santiago de Guayaquil, en


aquella localía, experimetó un periodo de prosperidad y paz interna. Sin
embargo, en los aspectos políticos generales de la colonización española en el
continente existían varias crisis y disputas. Los hermanos Pizarro y los
hermanos Almagro se enfrentaban en una guerra civil, lo cual concluyó el  26
de junio de 1541 cuando Francisco Pizarro cayó asesinado. Gonzalo Pizarro,
quien había sobrevivido a la guerra, al estar temeroso de un eventual castigo y
ajusticiamiento por parte del rey español, decidió alzarse en armas en contra
de la corona. Es así como en diciembre de 1544, ocupó militarmente Santiago
de Guayaquil obligando al Cabildo de la ciudad a reconocerlo como
Gobernador. En 1546, Miguel de Estacio es nombrado por Gonzalo Pizarro con
el título de Teniente de Gobernador de la ciudad.
A principios de 1547, Pedro de La Gasca, fue enviado como pacificador de los
territorios sublevados para someter la rebelión de Gonzalo Pizarro, para lo cual,
destituye al gobernador Puerto Viejo, quien era pizarrista. El 16 de abril  de ese
mismo año, La Gasca da la orden al capitán Francisco de Olmos de ejecutar a
Miguel de Estacio, lo cual se dio el 16 de abril. Ambos, La Gasca y Olmos,
continúan su viaje hacia Lima, escoltados por el capitán Martín Ramírez de
Guzmán, sin embargo, antes de partir dejó al padre de este último, Rodrigo
Vargas de Guzmán, al mando de la ciudad como Alcalde Ordinario.
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En Guayaquil, la población consideraba la urgencia de un nuevo traslado de la


ciudad debido a eventuales retaliaciones del teniente pizarrista de Quito, Pedro
de Puelles. El lugar escogido para el traslado sería la ribera opuesta del río
Guayas, con la esperanza de tener mayor protección contra cualquier posible
ataque. Sin embargo, el rápido crecimiento que tuvo Guayaquil en aquel tiempo
hizo complicado el traslado. Para tal empresa se debió construir varias balsas
para cruzar el río, es por ello que se llevó a cabo la tala de varios bosques
cerca del río Bulubulu  y de la zona de Balzar.  La construcción de los medios
de transporte se tardó aproximadamente tres meses a partir de la ejecución de
Estacio.

Finalmente, a mediados de 1547, Guayaquil se trasladó definitivamente a la


ribera occidental del río Guayas en las faldas del Cerrito Verde, el cual
actualmente es denominado como cerro Santa Ana. A partir de este
asentamiento, la ciudad no volvió a trasladarse y emprendió un proceso
expansión urbana, el cual estuvo marcado por varios ataques e incendios. Sin
embargo, el proceso de fundación de Guayaquil, desde 1534 hasta 1547,
representó un avance importante para la colonización española en el actual
territorio de Ecuador. Se estableció con el título de «Muy Noble y Muy Leal
Ciudad de Santiago de Guayaquil».

Y así, hoy a la fecha, se levanta Guayaquil, una ciudad cálida, hospitalaria,


progresista, libérrima, de gente buena y trabajadora que como una perla surgió
del más grane e ignoto mar para al son de su arrullar, convertirse en jardín que
soberano en sus empeños se convirtió en Guayaquil de sus ensueños,
Guayaquil de  mis amores.

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