Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TE RECOMENDAMOS
Las contracturas musculares son una de las lesiones leves que más limitan nuestra actividad o
rendimiento físico, además de ser una lesión frecuente en gran parte de la población (la espalda es el
foco principal en el que suelen tener lugar aunque no el único).
Estas lesiones puede pensarse que con exclusivas de gente deportista, pero lo cierto es que son mucho
más habituales entre personas sedentarias que en personas físicamente activas, precisamente como
consecuencia del sedentario y la falta de tono muscular.
Una contractura muscular puede originarse de tres formas diferentes: mientras hacemos ejercicio o en la
ejecución de un movimiento de nuestro día a día (puede ser debido a un movimiento demasiado
explosivo para el cual el músculo no estaba suficientemente preparado o caliente), con posterioridad a la
realización del ejercicio (por una fatiga excesiva del músculo) o por un golpe o traumatismo sobre el
músculo. También pueden darse casos de contracturas que aparezcan por una mala postura mantenida
en el tiempo como por ejemplo la postura adoptada por una persona que trabaje todo el día en una
oficina y no se siente correctamente o esté encorvada delante del ordenador.
Y existe otro factor que cada vez resulta más habitual como generador o desencadenante de las
contracturas musculares: el estrés. Una personas estresada es una persona que está continuamente
tensionada, y esto, a la larga, genera un estrés sobre nuestros músculos que si no aliviamos de alguna
forma (masajes, estiramientos), terminará por generarnos una lesión a nivel muscular.
Si bien todos estamos expuestos a sufrir en algún momento una contractura muscular por muy bien que
estemos físicamente (al 100% es imposible prevenir cualquier tipo de lesión), sí es cierto que existen
algunas pautas que podemos poner en práctica para prevenir en la medida de lo posible este tipo de
lesiones:
Higiene postural: la higiene postural es vital para evitar adquirir posturas viciadas que nos lleven a sufrir
una contractura. La mala colocación en una silla al sentarnos en nuestra oficina, ir todo el día encorvados
cuando caminamos, cargar peso siempre sobre el mismo lado como por ejemplo cuando llevamos un
bolso o una mochila... son algunos ejemplos de lo que son posturas viciadas. Evitarlas es básico para
mantener una salud postural adecuada.
Mantenimiento de un buen tono muscular: un persona que goce de un buen tono muscular será menos
propensa a sufrir contracturas musculares que otra que no lo esté, por el simple hecho de que su
sistema músculoesqueletico estará en mejor tono y más preparado ante imprevistos como pueden ser
una caída o un golpe.
Reducir el sedentarismo: procurar llevar una vida lo menos sedentaria posible y mantenernos activos
físicamente, ayudará sin duda a que nuestra musculatura esté en buen estado, reduciendo
considerablemente las posibilidades de sufrir una lesión de este tipo. Además, es importante que la
actividad física, si estamos comenzando, la realicemos de forma controlada y progresiva, ya que si
empezamos con intensidades demasiado elevadas casi contada seguridad caeremos lesionados.
Contractura Cuello
Contracturas cervicales
Las contracturas cervicales, generalmente suelen venir provocadas por malas posturas en el día a día,
especialmente entre quienes tienen un trabajo de oficina y pasan largas jornadas trabajando sentados
frente a un ordenador y no tienen una higiene postural correcta. También pueden venir originadas por
una mala postura al dormir o el uso de una almohada que no se adapte a nuestra fisionomía.
Contracturas en la espalda
La espalda es, posiblemente, la zona muscular y anatómica a la que peor tratamos en nuestro día: malas
posturas de forma continuada, poco descanso, estrés, falta de tono muscular... harán que, tarde o
temprano, nuestra espalda termine quejándose en forma de contractura.
Por norma general, notaremos en la zona de la espalda afectada una sensación como de rigidez o de
tener "una pelota" dentro, señales inequívocas de que casi con seguridad tenemos una contractura. Y
hay que señalar que las lesiones en la espalda pueden ser altamente incapacitantes y generar bastantes
problemas en el futuro si no las rehabilitamos de forma correcta.
Y mucho cuidado las chicas que uséis tacones muy a menudo, porque es un factor que puede favorecer
la aparición de contracturas en las piernas y en la zona de vuestra espalda baja debido a la posición
forzada de los pies.
Llevar a cabo un buen protocolo de estiramientos de forma suave y siempre y cuando no exista dolor,
será otro de los mecanismos que podamos poner a nuestra disposición para el tratamientos de este tipo
de lesiones. Un claro de ejemplo de esto son las contracturas cervicales, que en muchos casos mejoran y
remiten las molestias realizando los estiramientos adecuados (además de servir para relajar la
musculatura de la zona y aliviar el estrés muscular producido por la lesión). Junto con los estiramientos,
la aplicación de calor local ayuda mucho en la recuperación de la lesión.
Pera contracturas que sean un poco más persistentes o dolorosas, puede llegar a ser necesario el uso de
analgésicos o antiinflamatorios, para lo cual deberemos acudir previamente a nuestro médico con el fin
de que sea éste quien nos recete dichos medicamentos. En ningún caso deberíamos ser nosotros los que
comencemos a tomarlos sin consultar previamente a un facultativo.
Acudir a un fisioterapeuta es otra de las medidas que pueden suponer una gran mejoría en el
tratamiento de una contractura muscular, ya que nos aliviará la zona y nos ayudará a relajar toda la
musculatura afectada.