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Si has sufrido un desgarro muscular leve (de primer grado) puedes tener la zona sensible
y el músculo tenso. Con un desgarro leve, quizás puedas continuar con tus actividades.
Con los desgarros musculares más graves (es el desgarro muscular de grado 2 y de
tercer grado) es más fácil saber si se tiene un desgarro muscular, ya que causan un dolor
muscular considerable. Cuando hay un desgarro muscular se siente que el músculo se
está más rígido y se inflama la zona que rodea la lesión. El dolor empeora con el
movimiento, por lo que te impedirá continuar con tus actividades. Incluso puedes tener
algunos moretones alrededor de la zona lesionada.
Si has sufrido un desgarro muscular de tercer grado, el dolor será agudo, tendrás mucha
inflamación y perderá la funcionalidad muscular. Si el desgarro muscular es
considerable, pudiera haber una protuberancia o una desigualdad que antes no estaba
presente en la zona lesionada.
Aplicación de frío
Masaje de drenaje
Kinesiotaping o vendaje neuromuscular
Reposo
Movilización pasiva suave por parte del fisioterapeuta
Vendaje compresivo
Estiramientos suaves
Ejercicios de readaptación muscular en carga