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Lesiones articulares
Las lesiones articulares que se producen por la práctica deportiva pueden afectar a los
huesos que la configuran, los ligamentos, los tendones, los cartílagos, la membrana
sinovial o las bursas. Ya se ha hablado de las lesiones tendinosas y de ligamentos, por
lo que cabe mencionar únicamente las que se refieren al resto de los componentes de la
articulación:
Huesos: Las lesiones articulares óseas pueden ser fracturas, con la rotura parcial o total
del hueso, y las luxaciones, que provocan la salida de su posición normal de uno de los
huesos que configuran la articulación.
Cartílagos: Recubren el extremo del hueso y hacen que la articulación funcione
correctamente, evitando la fricción entre los huesos (los meniscos son cartílagos). Entre
las lesiones más frecuentes causadas por el deporte hay que destacar la condromolacia,
que implica la alteración del cartílago como consecuencia generalmente de un
traumatismo, y la osteocondritis, que es la inflamación del cartílago
Membrana sinovial: Es una membrana que recubre toda la articulación para protegerla y
que está llena de líquido sinovial. La lesión más frecuente es la sinovitis, es decir una
irritación de lo inflamación de la membrana debido a un golpe, una torcedura de la
articulación o una mala postura, lo que causa un aumento del volumen de líquido sinovial.
Bursas: Son unas estructuras blandas en forma de saco se encuentran entre los
músculos, los tendones, los ligamentos y las prominencias óseas que configuran la
articulación y cuya función es evitar la fricción de los huesos durante el movimiento y
amortiguar la presión que se ejerce sobre la articulación. La lesión más frecuente es la
bursitis, es decir una inflamación de la bursa, que puede llegar a ser crónica tras
sucesivos episodios. La pueden causar contusiones, movimiento repetitivo y una presión
continuada sobre la misma.
Raquis o columna vertebral
La columna vertebral o raquis: está constituida por una estructura ósea (las vértebras y
los discos intervertebrales) y otra fibrosa, configurada por músculos y ligamentos. La
práctica deportiva puede causar diferentes tipos de lesiones, además de las
características de los músculos y ligamentos (contracturas, contusiones, distensiones,
etc.):
Hipercifosis. Es un aumento de la curvatura de la zona dorsal
Hiperlordosis. En este caso aumenta la curvatura de la zona lumbar del raquis.
El término “isotónica” significa “de igual tensión”. En las contracciones isotónicas, las
fibras musculares se contraen y modifican su longitud. En este tipo de contracción, las
fibras de nuestros músculos se acortan y se alargan.
Como hemos adelantado, la contracción isotónica, a su vez, se divide en dos tipos de
contracción muscular: la concéntrica y la excéntrica.
Contracción concéntrica: En la contracción concéntrica, el músculo actúa, generando
tensión, para superar una determinada resistencia.
Así, se produce un acortamiento de las fibras musculares y posteriormente una
movilización de alguna parte del cuerpo. Para que lo entiendas mejor, este tipo de
movimiento sería como “concentrar” el músculo.
Un ejemplo de contracción concéntrica sería un acto tan sencillo como tomar un tenedor
y llevarlo a la boca, en el que observamos cómo nuestro bíceps se hincha (en este caso,
se trata de un acortamiento concéntrico). Otro ejemplo, esta vez en el ámbito del deporte,
sería hacer determinados ejercicios con pesas, como el curl con mancuernas.
Contracción excéntrica: En la contracción excéntrica, el segundo de los tipos de
contracción muscular isotónica, ocurre lo contrario que en el caso anterior. En este caso,
ante una resistencia, ejercemos tensión en el músculo a la vez que lo vamos alargando.
Simplificándolo, sería como “extender” el músculo.
Para ilustrarlo, un ejemplo sería bajar la barra hasta el pecho en un ejercicio de barra
llamado press de banca (en la fase concéntrica, subiríamos la barra).
Contracción isométrica: El segundo de los tipos de contracción muscular es la
contracción isométrica, que consiste en una contracción estática.
“Isométrico” significa “de igual medida o longitud”. En este tipo de contracción, el músculo
está estático (es decir, ni se alarga ni se acorta, su longitud no varía, como sí ocurre en
otros tipos de contracción muscular). Además, se genera una tensión en él.
Un ejemplo claro de contracción isométrica sería agarrar una caja de herramientas y
moverla de sitio; es decir, generamos una determinada tensión en nuestros brazos, que
permanecen estáticos (para evitar que la caja se nos caiga). Como vemos en este
ejemplo, las fibras musculares de los brazos no se alargan ni se acortan, sino que están
en una posición permanente.
Otro ejemplo de contracción isométrica, en este caso en ejercicios deportivos (de
gimnasio), sería mantener agarrada la barra (de press banca) durante unos instantes.
Contracción auxotónica: Otro de los tipos de contracción muscular es la contracción
auxotónica. En este caso, se combinan los dos tipos de contracción muscular anteriores
(las isotónicas y las isométricas). Es decir, a efectos prácticos: al iniciar la contracción
muscular, se produce la contracción isotónica, para posteriormente producirse la
contracción isométrica.
Un ejemplo de contracción auxotónica es el estiramiento de gomas elásticas (extensores)
con los pies juntos (un tipo de ejercicio); en este caso, contraemos los músculos y los
mantenemos en la misma posición unos segundos, y posteriormente volvemos a la
posición inicial.
Es decir, estiramos el músculo de forma gradual, y lo mantenemos en una determinada
posición durante unos segundos. Existen muchos tipos de ejercicios para practicar este
tipo de contracción (igual que en los otros casos).
Contracción isocinética: Finalmente, el último de los tipos de contracción muscular es la
contracción isocinética. En este caso, se produce una contracción máxima del músculo,
a velocidad constante, en toda la gama de movimiento del músculo.
Este tipo de contracción es típica de deportes que no requieren una aceleración del
movimiento, como por ejemplo el remo o la natación. Como vemos, en este tipo de
deportes, se requiere mantener una velocidad constante y uniforme para avanzar en el
agua.
2- ¿Primeros Auxilio?
Pasos básicos de primeros auxilios
Los principales casos que requieren asistencia de primeros
auxilios son asfixia, fracturas, quemaduras, traumatismos y hemorragias, por mencionar
algunos, a continuación, qué debes hacer en caso de emergencia.
1. Contrólate: antes que nada, debes mantener la calma; de esta forma podrás actuar
rápida y efectivamente para ayudar al lesionado. De esto depende la magnitud del daño,
el pronóstico de supervivencia y las secuelas.
2. Seguridad personal: para proporcionar una buena ayuda es fundamental estar libre de
riesgos. Por ello, es importante que evalúes la escena donde ocurrió el accidente. De
esta forma garantizas tu propia seguridad física y la de los demás.
3. Evalúa al lesionado: debes verificar el estado general del paciente, estado de
conciencia, condición respiratoria y circulatoria. Posteriormente, toma al paciente por los
hombros, agita levemente y pregunta si se encuentra bien. Con esta primera evaluación
identificas si las lesiones ponen en riesgo la vida del paciente.
4. Signos vitales: estas son las señales que indican la presencia de vida. Cuenta los
latidos, las pulsaciones y las respiraciones en 30 o 20 segundos y multiplica por tres, de
esta forma obtienes el total de respuestas por minuto.
5. En caso de asfixia: se puede presentar por ingesta de comida o algún objeto extraño,
así como por bronco aspiración o alergias. Si estás cerca de alguna persona que no
pueda respirar debido a las causas mencionadas anteriormente, en el siguiente video de
la Cruz Roja Británica se observa qué debes hacer en estos casos:
6. Respiración de salvamento: se aplica en caso de ausencia de respiracióncon vía
aérea desobstruida. Tiene como finalidad restablecer el patrón respiratorio normal. Se
debe realizar insuflación cada 5 segundos, 12 veces por un minuto. Se debe encontrar
un ritmo, por ejemplo, contar 1, 2, 3, 1 (en este número de debe aplicar la insuflación), 1,
2, 3, 2 insuflo, etc.
7. Reanimación cardio pulmonar (RCP): en caso de paro cardiorespiratorio se debe
aplicar RCP, que consiste en una combinación de respiraciones y compresiones
torácicos que dan un masaje cardiaco externo. Debes colocarte perpendicularmente al
paciente. Coloca las manos cerca del reborde costal, abrázalas y presiona fuertemente
con los brazos rectos. Debes hacer 30 compresiones por 2 ventilaciones hasta que
aparezcan signos de respiración.