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Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
El nacimiento virginal
El nacimiento virginal significa cosas diferentes para diferentes estudiosos. De lo que estamos
hablando aquí realmente es de la “ concepción virginal.” Con esto queremos decir que la
concepción de Jesús en el vientre de María no fue resultado de una relación sexual. María era
virgen en el momento de la concepción de Jesús y continuó siéndolo hasta el momento de su
nacimiento, porque las Escrituras indican que José no tuvo relaciones sexuales con ella hasta
después del nacimiento ( Mt. 1:25). María se quedó embarazada mediante una influencia
sobrenatural que el Espíritu Santo tuvo sobre ella, pero esto no significa que Jesús fuera el
resultado de la relación sexual entre Dios y María. Tampoco implica que no se produjera un
nacimiento normal. Algunos teólogos, en particular católicos, interpretan el nacimiento virginal
como que Jesús no nació de forma normal. Según su punto de vista, simplemente pasó por la
pared del útero de María en lugar de por el canal de nacimiento normal, de manera que el himen
de María no se rompió. Por tanto, hubo una especie de cesárea milagrosa.
Descenso al Hades
Algunos estudiosos creen que había otro paso en la humillación. Jesús no sólo fue enterrado, y en
una tumba prestada (una indicación de su pobreza), sino que en el Credo de los apóstoles hay una
referencia al descenso al infi erno o Hades. Según ciertos textos bíblicos, principalmente Salmos
16:10; Efesios 4:8-10; 1 Timoteo 3:16; 1 Pedro 3:18-19 y 4:4-6, y lo declarado en el credo, se
mantiene que parte de la humillación incluía el descenso real de Jesús al infi erno o Hades durante
el periodo entre su muerte en la cruz el viernes y su resurrección de la tumba el domingo por la
mañana. Este es un punto de considerable controversia; de hecho, ciertos teólogos lo rechazan
categóricamente. Entre ellos está Rudolf Bultmann, que se niega a creer en ello basándose en que
eso implica una cosmología obsoleta (por ejemplo, un universo de tres niveles). Pero su objeción
tiene los mismos defectos que otros aspectos de su programa de desmitologización.