La Jurisdicción y La Competencia Modulo 1

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LA JURISDICCIÓN Y LA COMPETENCIA

Noción de competencia

Tradicionalmente se ha dicho -erróneamente- que la competencia es el límite de la


jurisdicción, cuando, en realidad es el “conjunto de reglas que determina la
atribución de un asunto concreto a un órgano jurisdiccional particularizado”. o "el
ámbito sobre el que un órgano ejerce su potestad jurisdiccional”. (Juan Montero
Aroca, El procedimiento laboral).

Juan Montero Aroca visualiza la competencia desde dos puntos de vista: el objetivo
y el subjetivo (del juez y de las partes). Desde el punto de vista "objetivo", la
competencia es el conjunto de pretensiones sobre las que un órgano jurisdiccional
ejerce su jurisdicción. Desde el "subjetivo”: a) con referencia al órgano jurisdiccional
es la facultad de ejercer su función con relación a pretensiones determinadas; y b)
con referencia a las partes, es tanto el derecho de que sus pretensiones-resistencias
sean conocidas por un órgano determinados como el deber de someterse al mismo.

Se es oportuno recalcar que todos los jueces (incluyendo magistrados) tienen


Jurisdicción, que como hemos visto con anterioridad es única, indivisible e
indelegable, pero no todos tienen competencia, como veremos. Así, la misma
potestad jurisdiccional tiene un juez de paz que un magistrado de la Corte Suprema

Justicia. Lo que sí es divisible es la competencia, que como hemos dicho es el


Ámbito del conocimiento de determinado juez. De orden laboral tienen competencia
para conocer de las cuestiones en ocasión del trabajo.

Consideraciones

La competencia en el ámbito procesal del trabajo se constituye en el ámbito


geográfico dentro del cual el juez de trabajo y previsión social va ejercer la facultad
de juzgar que le ha sido delegada por el Estado por ministerio de la ley. Esta
definición se extrae de que como se podrá corroborar más adelante, la competencia
en materia procesal del trabajo está determinada en su casi totalidad por razón de
orden territorial, de consiguiente está será la actividad jurisdiccional del juez pero
ejercida dentro del marco territorial que le ha sido atribuido por la Corte Suprema de
Justicia de conformidad con los factores que se determinan el Artículo 288 del
Código de Trabajo y que son los que a su vez obligan a que aquella Corte deba de
dividir el territorio de la Republica para el efecto del conocimiento de los tribunales
de trabajo y previsión social en zonas económicas Con base en ello, los aspectos
antes relacionados que obligan a la distribución del territorio en zonas económicas
son los siguientes:

a) La concentración de trabajadores que exista en cada área geográfica del


territorio;

b) La industrialización o número de industrias que exista en cada área geográfica


del territorio;

c) El número de organizaciones sindicales tanto de trabajadores como de patronos


que existen en cada área geográfica del territorio y

d) El informe que en relación a todos estos aspectos debe rendirá la Corte Suprema
de Justicia el Ministerio de Trabajo y Previsión Social después de oír a la Inspección
General de Trabajo. Con base en todos estos factores la Corte Suprema de Justicia
ha emitido distintos acuerdos desde el año de 1984 hasta la presente fecha, con los
que ha distribuido la competencia por razón de territorio de los tribunales de trabajo
y previsión social en materia procesal individual y en materia procesal colectiva del
trabajo. Para una mayor ilustración todos estos acuerdos se contienen en los
anexos de esta obra.
Naturaleza jurídica de la competencia

Siendo la competencia una actividad eminentemente procesal por medio de la cual


el juez de trabajo y previsión social se avoca el conocimiento de un asunto que ha
sido sometido a su jurisdicción, su naturaleza es precisamente esta, por cuanto
como ya se analizó, se traduce en la facultad de conocer y resolver el trámite de un
conflicto de intereses que ha sido sometido a la jurisdicción privativa del trabajo.

Caracteres de la competencia

En cuanto a los caracteres de la competencia y fundado en lo que para el efecto


establece el Código de Trabajo en sus Artículos 309, 310, 312, 314 y 315, estos
son:

Improrrogabilidad

Esta característica se refiere a que la competencia no puede prorrogarse a otro


órgano jurisdiccional, aunque se trate de uno que conozca en el mismo ramo de la
jurisdicción. Es decir que derivado de esto, ningún juez de trabajo y previsión social
puede trasladar el conocimiento de un asunto que por ley le corresponde conocer a
otro juez que, aunque conozca del mismo ramo ejerza competencia en un territorio
distinto al del primero. No obstante esto, como ya se relacionó en el caso de la
jurisdicción, la ley permite también en el caso de la competencia como único caso
de excepción a esta característica el pacto de prórroga de la competencia en el que
concurran los siguientes presupuestos: a) haberse convenido por ambas partes de
la relación de trabajo en el contrato individual de trabajo o en pacto colectivo de
trabajo, en cuyos casos debe existir una cláusula en la que se haya contenido el
pacto de prorroga: y b) que la prorroga convenida por ambas partes de la relación
de trabajo, sea notoriamente favorable para el trabajador; es decir, que el presentar
la reclamación ante otro juez que ejerza la competencia en territorio distinto al
prorrogado, debe ser de beneficio para el trabajador.
Indelegabilidad

Esta característica se refiere a que la competencia no puede delegarse en la


persona de otro juez, que, aunque posea competencia, la misma se ejerza en
distinto ramo. Este sería el caso del juez de trabajo y previsión social delegando a
un juez del ramo civil, para que ejerza competencia en el conocimiento de un
negocio cuyo sometimiento sea obligado al conocimiento del juez de trabajo.

Exclusividad

Esta característica se refiere a que la facultad de conocer y resolver en el ámbito


del derecho procesal del trabajo es en exclusiva una atribución que corresponde a
los jueces de trabajo y previsión social, derivado de la distribución que de la
competencia haga la Corte Suprema de Justicia de conformidad con lo establecido
en el Artículo 288 del Código de Trabajo.

Reglas de la competencia

Las reglas de la competencia constituyen los dispositivos que rigen la avocación del
conocimiento que los jueces de trabajo y previsión social hagan en relación a los
asuntos que les compete conocer, pero atendiendo a cada caso en concreto
determinado por aquellos dispositivos, estas reglas pueden dividirse en reglas de
orden general y reglas de orden especial.

Regla de orden general

La regla de orden general se encuentra normada en el literal a) del Artículo 314 del
Código de Trabajo; y es la que regula que es competente y preferido a cualquier
otro juez de trabajo y previsión social, aquel de la zona jurisdiccional a que
corresponda el lugar de ejecución del trabajo. En este caso se aprecia que por regla
general deberá instaurarse la demanda indistintamente del objeto del juicio, ante el
juez del lugar en donde el trabajador ejecutaba los servicios. Como ejemplos
gráficos pueden citarse la demanda que se instaura por despido injustificado. la que
se instaura para reclamar el pago de prestaciones retenidas, la que se instaura por
mujer trabajadora que encontrándose en estado de gravidez ha sido despedida y la
demanda que se promueva con el objeto de obtener la declaración de nulidad de la
tergiversación o disminución de las condiciones de contratación pactadas en el
contrato individual de trabajo.

Reglas especiales

Las reglas especiales de competencia en el derecho procesal del trabajo se regulan


en los literales b), c) y d) del Artículo 314 del Código de Trabajo, así como en el
Artículo 315 de ese mismo normativo. Para una mayor comprensión es importante
analizar cada una de las mismas de la manera siguiente:

a) La regla de los distintos lugares de ejecución del trabajo. En este caso, se regula
que cuando la ejecución de la prestación de los servicios tenga lugar en diversos
lugares el tribunal de trabajo y previsión social competente será el de la zona
jurisdiccional a la que corresponda la residencia habitual del actor o demandante.
Esta regla resulta de trascendencia, por cuanto el actor puede demandar en el lugar
de su domicilio, siendo oportuno el ejemplo del trabajador que se desempeña como
distribuidor rutero, con una cartera de clientes que se ubican en tres Departamento
de la República, pero que vive en un cuarto Departamento distinto a aquellos en
donde ejecuta la prestación de los servicios. Aplicada la regla a este caso, aunque
su actividad laboral este dividida en su ejecución en tres lugares distintos, el
trabajador podrá instaurar su demanda ante el tribunal de trabajo del domicilio a
donde corresponda su residencia habitual, lo cual es notoriamente beneficioso para
aquel, sobre todo si se toma en cuenta la precariedad económica del actor cuando
éste encarna en la persona del trabajador y más en los casos de los juicios
promovidos por reclamo de pago de prestaciones.

b) Los conflictos entre trabajadores o entre patronos. En este caso, la regla especial
de la competencia regula que cuando se trate de demandas instauradas para dirimir
un conflicto surgido entre dos trabajadores o entre dos empleadores, será
competente el tribunal de trabajo que corresponda al de la zona jurisdiccional de la
residencia habitual del demandado. Aunque este caso es muy poco común dentro
de la práctica procesal del trabajo guatemalteca, se advierte que lo que busca
regular es la competencia de los tribunales para el caso de los conflictos surgidos
con ocasión del trabajo entre dos o más trabajadores del mismo centro de trabajo o
bien entre dos o más empleadores.

c) El reclamo por incumplimiento de contrato de trabajo celebrado en Guatemala


para prestar servicios en el extranjero. Esta regla se refiere al caso de los contratos
de trabajo que hayan sido celebrados en territorio guatemalteco con trabajadores
nacionales, para prestación de servicios en el extranjero, a menos que exista en el
país del que es nacional el patrono, cláusulas más favorables para el trabajador. En
este caso, la regla prevé que debe de ser competente para conocer de estos
reclamos el juez de trabajo del lugar en donde se haya celebrado el contrato de
trabajo. El ejemplo más común para ilustrar este caso, es el del contrato de
embarque que aún hoy en día se celebra en Guatemala con trabajadores
guatemaltecos que se embarcan en puertos del país para prestar sus servicios
como marineros en embarcaciones de bandera extranjera, allí en todo caso, será
competente si el contrato fue celebrado en Puerto Quetzal, porque en ese mismo
puerto se embarcó el trabajador, el tribunal de trabajo y previsión social del
Departamento de Escuintla.

d) Cuando las organizaciones sindicales fungen como empleadores o bien, cuando


se quiere obtener judicialmente la disolución de éstas. Esta regla prevé el caso de
cuando los organismos sindicales, por un lado, funjan como empleadores y se
instaure contra ellos el reclamo de pago de prestaciones; y, por otro lado, cuando
en consonancia con los Artículos 226 y 227 del Código de Trabajo, el Ministerio de
Trabajo y Previsión Social promueva la disolución de aquellos organismos
sindicales. En ambos casos se establece que será competente para conocer el
tribunal de trabajo del lugar en donde estas organizaciones tengan su domicilio.

Ahora bien, la misma regla prevé un tercer supuesto que se refiere a cuando estas
organizaciones funjan como empleadores, pero no se trate de instaurar contra ellas
un reclamo por pago de prestaciones, sino cualquier otra clase de reclamo derivado
de esa calidad. En tal caso se establece que se deberá determinar la competencia
del tribunal con base en las reglas preceptuadas en el Artículo 314 del Código de
Trabajo, de lo que se infiere que si no encaja en ninguno de los casos regulados en
las de orden especial el tribunal competente para conocer de los reclamos
instaurados contra estas organizaciones será el del lugar en donde se produzca la
ejecución de la prestación de los servicios.

Criterios para definirla: a) Competencia objetiva: 1. Por la materia. 2. Por la


cuantía. b) La competencia funcional y, c) Territorial.

Se hace necesario determinar el ámbito de conocimiento de cada uno de los jueces


del país, para ello se toman en cuenta tres factores: objetivo (materia y cuantía), el
territorial y la función. Al efecto es ilustrativo lo que al respecto de la competencia
indica el art. 62 de la LOJ: "Los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los
negocios y dentro de la materia y el territorio que se les hubiese asignado, lo cual
no impide que en los asuntos que conozcan puedan dictar providencia que hayan
de llevarse a efecto en otro territorio"; y, el art. 86 al referirse a la competencia de
las Cortes de Apelaciones, indica que “La corte de apelaciones se integra vero de
salas que determine la Corte Suprema de Justicia, la cual fijara también sede,
materias de que conocerán y la competencia territorial de cada una de ellas”.

Respecto a la competencia de los jueces de primera instancia, en su art. 94 indica


que “La Corte Suprema Justicia determinara la sede y distrito que corresponde de
corresponder a cada juez de primera instancia fijará su competencia a cada juez
de primera instancia y en donde hubiere más de uno, les fijara su competencia por
razón de la materia, la cuantía y del territorio". A continuación, se distinguen las tres
clases de competencia que hemos mencionado: Objetiva (incluye la materia y la
cuantía), funcional y territorial.

Competencia Objetiva

El criterio de la competencia objetiva atiende a la distribución del asunto o causa al


órgano jurisdiccional, tanto por la materia del proceso ("ratione materiae"), como por
el valor o cuantía del objeto litigioso.

Al respecto el segundo párrafo del art. 103 de la Constitución Política de Guatemala,


indica que "Todos los conflictos relativos al trabajo, están sometidos a jurisdicción
privativa. La ley establecerá las normas correspondientes a esa jurisdicción y los
órganos encargados de ponerlas en práctica”.

Por su parte el art. 74 de la LOJ prescribe que la Corte Suprema de Justicia es el


tribunal de superior jerarquía de la República.

El art. 86, al referirse a la Corte de Apelaciones y Tribunales Colegiados, y el 94, a


los Juzgados de Primera Instancia, indican que la competencia objetiva o por
materias y la territorial serán fijadas por la Corte Suprema de Justicia.

La LOJ en su art. 79 determina las atribuciones (competencia) de la Corte Suprema


de Justicia (o de la Cámara respectiva); el art. 88, de la Corte de Apelaciones; el 95,
de los Juzgados de Primera Instancia; y el 104 hace referencia a que la competencia
de los Juzgados Menores o de Paz, por razón de la materia y de la cuantía, no será
fijada por la Corte Suprema de Justicia.
Quiere decir lo anterior que corresponde a la Corte Suprema de Justicia, al ser el
tribunal superior de la República, organizar a los demás tribunales y Juzgados, y
fijarles su competencia por razón de la materia y del territorio. Al respecto, el art.
283 del Cdet prescribe que los conflictos relativos a trabajo y previsión social, están
sometidos a la jurisdicción privativa de los Tribunales de Trabajo y Previsión Social,
a quienes compete juzgar y ejecutar lo juzgado.

Así el art. 292 indica que “Los Juzgados de Trabajo conocen en Primera Instancia,
dentro de sus respectivas jurisdicciones”. (se refiere a la competencia por razón del
territorio):

a) De todas las diferencias o conflictos individuales o colectivos de carácter


jurídico que surjan entre patronos y trabajadores, sólo entre aquellos o sólo
entre éstos, derivados de la aplicación de las leyes y reglamentos de trabajo
del contrato de trabajo, o de hechos íntimamente relacionados con él.

b) De todos los conflictos colectivos de carácter económico, una vez que se


constituyan los tribunales de arbitraje, de acuerdo con las disposiciones del
capítulo tercero de este título. Tienen también facultad de arreglar en
definitiva los mismos conflictos, una vez que se constituyan en tribunales de
conciliación conforme a las referidas disposiciones;

c) De todos los juicios que se entablen para obtener la disolución judicial de las
organizaciones sindicales y de los conflictos que entre ellos surjan;

d) De todas las cuestiones de carácter contencioso que surjan con motivo de la


aplicación de las leyes o disposiciones de seguridad social, una vez que la
Junta Directiva del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social
pronunciamiento que corresponda.
e) De todos los juzgamientos por faltas cometidas contra las leyes de trabajo o
de previsión social aplicando las penas correspondientes. De todas las
cuestiones de trabajo, cuya cuantía exceda de determinar la cuantía se
estará al total de lo reclamado en un mis cuando se trate de varias
prestaciones, sin tomar en consideración non efecto el monto de los salarios
caídos, y, g) De todos los demás asuntos que determine la ley".

Respecto a la cuantía el art. 291 prescribe que "Los Juzgados de Po conocen de


todos aquellos conflictos de trabajo cuya cuantía no exceda de tres mil (0.3,000.00)
quetzales. Todos los Jueces de Paz de la República tienen competencia para
conocer en esos conflictos donde no hubiese Jueces Privativos de Trabajo y
Previsión Social”.

No perdamos de vista que los Juzgados de Paz al conocer asuntos por razón de la
cuantía, lo hacen en primera instancia y que de la segunda instancia debe conocer
la Sala de la Corte de Apelaciones que corresponda.

Por su parte el art. 300 del CdeT señala que las Salas de la Corte de Apelaciones,
conocerán en segunda instancia de los asuntos de trabajo y previsión social.

Queda claro entonces que en nuestro país existen tribunales específicos con
competencia para conocer de todas las cuestiones que se deriven con ocasión del

Competencia Funcional

La competencia funcional nos va a servir para determinar con exactitud quién es el


órgano jurisdiccional competente para conocer de los actos procesales, de los
incidentes, de las fases, de los remedios procesales y de las instancias de un
proceso:
a) en efecto, nos dirá en primer lugar, qué juez va a conocer de los actos
procesales separados y de los incidentes que surjan en el proceso. Así, nos
dirige quién va a ser competente para conocer, por ejemplo, de la
declinatoria, de la propia recusación del juez o de uno de los magistrados o
de cualquier otro incidente posible y legalmente previsto.

b) Qué juez va a conocer de las fases del proceso. Así mismo, nos va a indicar
igualmente quién será el competente para conocer La etapa de conocimiento
o cognición, y de la ejecución; y finalmente,

c) Estando dividido el proceso normalmente en instancias, nos indicará,


también, que juez va a ser competente de la primera instancia, qué órgano
de la segunda, por estar todos ellos en la relación jerárquica que esa norma
funcional determinada.

Hemos visto que de conformidad con el art. 292 del CdeT, los Trabajo conocen en
primera instancia, dentro de sus respectivas jurisdicciones (competencia territorial)
de todas las cuestiones que se susciten con ocasión del trabajo. Y que el art. 291
del mismo código, se refiere a la competencia de los juzgados de Paz, en lo que
podríamos llamar menor cuantía (que no exceda de 6.3,000.00), que también
conocen en primera instancia.

Los Tribunales de Conciliación y Arbitraje, están organizados en forma permanente


en cada Juzgado de Trabajo, estando integrados por un presidente cargo que
desempeña el titular el Juzgado de Trabajo) y dos vocales (un representante de las
organizaciones de trabajadores y un representante de los empleadores). Estos
tribunales se integran por parte del Juez de Trabajo, con ocasión del planteamiento
de un conflicto económico social.
Las Salas de apelaciones de Trabajo y Previsión Social, conforme al art. 303
"conocen en grado de las resoluciones dictadas por los jueces de Trabajo y
Previsión Social o por los Tribunales de Arbitraje, cuando proceda la apelación la
consulta”.

Opinamos que cuando los Jueces de Paz conocen de los conflictos de trabajo, lo
hacen en primera instancia; por lo que correspondería a las Salas de Apelaciones
conocer en segunda instancia y no a los Juzgados de Trabajo y Previsión Social,
pues la competencia de estos últimos es conocer en primera instancia y no en
segunda instancia.

Competencia Territorial

Indica Montero Aroca (Derecho jurisdiccional, II) que una vez determinada la
competencia objetiva del órgano, la norma territorial distribuye las causas entre los
distintos tribunales de un mismo tipo. Al respecto, el art. 288 del Cdet determina que
"Se deben establecer Juzgados de Trabajo y Previsión Social con jurisdicción (en
rigor competencia) en cada zona económica que la Corte Suprema de Justicia
determine, atendiendo a:

a) Concentración de trabajadores,

b) Industrialización del trabajo;

c) El informe que previamente debe rendir el Ministerio de Trabajo y Previsión


Social. oyendo de previo a la Inspección General de Trabajo. El número de
juzgados debe ser determinado por la Corte Suprema de Justicia, la cual
puede aumentarlo o disminuirlo cuando así lo estime necesario".

Aun cuando el CdeT todavía hace referencia a la división del país en zonas
económicas, que incluían tres o cuatro departamentos, y en cada zona había un
Juzgado de Trabajo. Hoy en día la Corte Suprema de Justicia, en ejercicio de su
facultad, ha establecido Juzgados de Trabajo en cada cabecera departamental, y
en algunos municipios como Coatepeque (Quetzaltenango), Santa Eulalia
(Huehuetenango), Ixchiguán (San Marcos), Santa María Nebaj (Quiché), Ixcán
(Quiché), Santiago Atitlán (Sololá), Poptún (Petén), y Malacatán (San Marcos). sin
derogar el concepto de "zona económica”.

Hemos referido que el art. 291 prescribe que los Juzgados de Paz conocen de todos
aquellos conflictos de trabajo cuya cuantía no exceda de tres mil (3,000.00)
quetzales. Todos los Jueces de Paz de la Republica tiene competencia para
conocer en esos conflictos donde no hubiese Jueces de Trabajo y Previsión Social.

Lo anterior indica que los Juzgados de Paz tiene competencia para conocer de los
conflictos de Trabajo en sus respectivos municipios, en donde no hubiese jueces de
Trabajo. Contrario sensu, si en el municipio hay Juez de Trabajo, el Juez de Paz no
tiene competencia para conocer, ya que la competencia le corresponde al Juez de
Primera Instancia de Trabajo.

Por su parte el art 307 indica que "En los conflictos de trabajo la jurisdicción es
improrrogable por razón de la materia y del territorio. salvo en lo que respecta a la
jurisdicción territorial, cuando se hubiere convenido en los contratos o pactos de
trabajo una cláusula que notoriamente favorezca al trabajador”

Derivado de lo anterior el art. 308 prescribe que “Los tribunales de Trabajo no


pueden delegar su jurisdicción para el conocimiento de todo el negocio que les este
sometido ni para dictar su fallo. No obstante, podrán comisionar a otro juez de igual
o inferior categoría aun cuando éste no fuere de jurisdicción privativa de trabajo,
para la práctica de determinadas diligencias que deban verificarse fuera del lugar
donde se siga el juicio".
LA JURISDICCIÓN PRIVATIVA DEL TRABAJO

Consideraciones

Antes de abordar el significado del término jurisdicción privativa, resulta importante


proponer una definición de lo que debe entenderse por jurisdicción en el ámbito del
derecho procesal del trabajo. En esta dirección puede afirmarse que la jurisdicción
corresponde a la facultad recaída en los jueces de trabajo por delegación del Estado
a través de la ley para poder juzgar en el ámbito del derecho procesal del trabajo.
Con base a la anterior definición puede ahora afirmarse que el término privativo se
refiere a que el ejercicio de la jurisdicción en este ámbito debe corresponder
exclusivamente a los jueces de trabajo y previsión social a quienes debe facultarse
para impartir la justicia exclusivamente en ese ámbito, así se desprende de lo
normado en el Artículo 283 del Código de Trabajo.

Por consiguiente, la jurisdicción del trabajo es privativa porque el juez que juzga en
este ámbito debe hacerlo con absoluta exclusividad, de lo que se advierte que todos
los conflictos relativos al trabajo deben estar sometidos a su conocimiento pues es
a ellos a los únicos que les compete juzgar y ejecutar lo juzgado en aquellos
conflictos. Aunque el carácter privativo de la jurisdicción obliga a suponer que los
tribunales de trabajo y previsión social, no deben someter a su conocimiento otra
cosa que no sean los relativos al trabajo y a la previsión social, este aspecto resulta
ser bastante relativo derivado de que sólo en algunos casos como en el de los
juzgados de trabajo y previsión social del Departamento de Guatemala y en el de
Escuintla, existe una verdadera jurisdicción privativa, mientras que en el resto del
territorio nacional, como ya se relacionó en otro apartado de este trabajo, el juzgador
al que se ha investido de jurisdicción y competencia para juzgar en este ámbito,
también debe juzgar en los ámbitos cuando menos, de familia y de lo económico
coactivo.

Esto nos hace afirmar que la jurisdicción privativa del trabajo en Guatemala,
solamente es privativa parcialmente. Por supuesto, que esta situación se traduce
en una problemática que empieza a simple vista con la falta de especialidad de los
jueces de trabajo y previsión social, pero que trasciende mucho más allá de eso, y
en la casi totalidad de casos, genera una aplicación de justicia tergiversada o influida
por principios procesales distintos a los que inspiran al derecho procesal del trabajo,
esto como consecuencia que los ramos con los que se comparte la administración
de justicia laboral, como el de familia, absorben en vista de la excesiva demanda de
servicios, la atención del juzgador, lo que lo obliga a familiarizarse y especializarse
en ese ramo, más que en cualquier otro.

Producto de esto es que se conozca que en la mayoría de juzgados de instancia de


trabajo en el interior de la Republica los procedimientos de trabajo estén siendo
tramitados por un solo oficial de trámite, porque la actividad del resto de auxiliares
del juez de trabajo ha sido absorbida por el ramo de familia, que hoy en día, no sólo
atiende reclamos típicos, como la fijación, la reducción o aumento de pensiones
alimenticias, sino también un innumerable número de solicitudes de decretamiento
de medidas de seguridad por virtud de los problemas de violencia intra familiar.

Naturaleza de la jurisdicción privativa

Siendo la función jurisdiccional una actividad eminentemente procesal, su


naturaleza es precisamente esta, por cuanto como ya se analizó, se traduce en la
facultad de que es investido al juzgador para impartir justicia, facultad que deriva de
la ley, pero que se transmite por delegación del Estado a quienes ejercen la
jurisdicción.

Caracteres de la jurisdicción privativa

En cuanto a los caracteres de la jurisdicción y fundado en lo que para el efecto


establece el Código de Trabajo en sus Artículos 307 y 308, estos son:
Improrrogabilidad

Esta característica se refiere a que la jurisdicción no puede prorrogarse ni por razón


de la materia ni de territorio a otro órgano jurisdiccional, aunque se trate de uno que
conozca en el mismo ramo de la jurisdicción. Es decir que derivado de esto, ningún
juez de trabajo y previsión social puede trasladar el conocimiento de un asunto que
por ley le corresponde conocer a otro juez que, aunque conozca del mismo ramo
ejerza jurisdicción en un territorio distinto al del primero.

No obstante, esto la ley, establece como único caso de excepción a esta


característica el pacto de prórroga de la jurisdicción en el que concurran los
siguientes presupuestos:

a) haberse convenido por ambas partes de la relación de trabajo en el contrato


individual de trabajo o en pacto colectivo de trabajo, en cuyos casos debe
existir una cláusula en la que se haya contenido el pacto de prorroga; y

b) que la prorroga convenida por ambas partes de la relación de trabajo, sea


notoriamente favorable para el trabajador; es decir, que el presentar la
reclamación ante otro juez que ejerza la jurisdicción en territorio distinto al
prorrogado, debe ser de beneficio para el trabajador. Al respecto, cito uno de
los ejemplos tantas veces mencionado en mis cátedras de Derecho Procesal
del Trabajo, que se refiere a un trabajador cuyos servicios se han ejecutado
en un lugar distante de aquel en donde tiene su domicilio.

Después de diez años de servicios, el trabajador despedido injustificadamente y


entonces debe instaurar el trámite de su demanda ordinaria para obligar que el
empleador le pruebe la justa causa en que se fundó el despido y en caso de no
hacerlo le pague las indemnizaciones que por ley le corresponden. En el caso de
que no existiera el pacto de prórroga de la jurisdicción, el trabajador tendría la
obligación de demandar en el lugar en donde ejecutaba los servicios; sin embargo,
al inicio de la relación laboral en el contrato individual de trabajo, se pactó una
cláusula en la que ambas partes convinieron que en el caso de que la relación de
trabajo terminara por despido injusto, el trabajador quedaba facultado para
demandar al patrono en el lugar de su domicilio o bien donde le fuera más favorable.

En este ejemplo concurren los dos presupuestos antes relacionados, pues existe el
pacto derivado del contrato de trabajo y además éste es notoriamente favorable
para el trabajador.

Indelegabilidad

Esta característica se refiere a que la jurisdicción no puede delegarse en la persona


de otro juez, que, aunque posea jurisdicción, la misma se ejerza en distinto ramo.
Este sería el caso del juez de trabajo y previsión social delegando a un juez del
ramo civil, para que ejerza jurisdicción privativa de trabajo en el conocimiento de un
negocio cuyo sometimiento sea obligado al conocimiento del juez de trabajo.

El origen de esta característica proviene de que de acuerdo a la Constitución Política


de la República la facultad de atribuir jurisdicción y competencia corresponde al
Estado por medio de la ley y a través de la Corte Suprema de Justicia, por
consiguiente, permitir la delegación de la jurisdicción sería lo mismo que conferir al
juzgador la facultad de investir a otro juzgador de ejercer jurisdicción en un ámbito
que no lo corresponde. Ahora bien, nada tiene que ver con la improrrogabilidad y la
indelegabilidad, los casos de impedimentos, excusas o recusaciones normados en
la Ley del Organismo Judicial, que obligan a que un juzgador deba dejar de conocer
de un asunto sometido a su jurisdicción por razón de la existencia de una de estas
causas.
En cada uno de estos casos, como en el de la facultad que tienen los juzgadores de
comisionar a otros jueces de igual o inferior categoría y fuera de la jurisdicción
privativa para la práctica de determinadas diligencias fuera del lugar donde tiene su
sede el primero, puede afirmarse que no existe ni prorroga ni delegación de la
jurisdicción.

Exclusividad

Esta característica se refiere a que la facultad de la impartición de la justicia en el


ámbito del derecho procesal del trabajo es en exclusiva una atribución que
corresponde a los jueces de trabajo y previsión social, derivado del mismo carácter
privativo que como ya se analizó se atribuye a la jurisdicción en ese ámbito.

¿Jurisdicción laboral?

El párrafo segundo del art. 102 de la Constitución Política de Guatemala prescribe


que “Todos los conflictos relativos al trabajo están sometidos a jurisdicción privativa.
La ley establecerá las normas correspondientes a esa jurisdicción y los órganos
encargados de ponerla en práctica". Por su parte, el CdeT en el art. 283, prescribe:
"Los conflictos relativos a Trabajo y Previsión col están sometidos a la jurisdicción
privativa de los Tribunales de Trabajo y previsión Social, a quienes compete juzgar
y ejecutar lo juzgado". Lo afirmado por nuestra Constitución Política y el Cdet, nos
lleva a preguntarnos si efectivamente existe una jurisdicción" del trabajo, o si por el
contrario dicho concepto es utilizado por el constituyente y el legislador como
sinónimo de competencia y si así debemos entenderlo.

Hablar de "jurisdicción del trabajo”, es confundir jurisdicción con competencia,


olvidando la unicidad del concepto. Su uso indiscriminado no justifica la confusión.
Es por ello que Luigi De Lítala (Derecho procesal del trabajo,1) afirma que "la
función jurisdiccional es única, pero pueden ser diversas las formas en las cuales la
misma se manifiesta. Si se atiende solamente a la forma procesal diferente que el
juez de trabajo aplica, no puede contemplarse en el mismo una función autónoma y
distinta de aquella del juez civil”.

De lo expresado por el profesor italiano se desprende que siendo la jurisdicción un


concepto unitario, no es susceptible de división. Sin embargo, lo que sí es
susceptible de distribuirse es la competencia; por lo que hay que resaltar que
cuando los autores se refieren a la división de la jurisdicción en tantas como ramas
jurídicas existan, lo que están distribuyendo es la competencia, no la jurisdicción.

Excusas, impedimentos y recusaciones

Conviene precisar la diferencia que existe entre las excusas, los impedimentos y las
recusaciones, previo a relacionar las disposiciones de naturaleza especial que el
Código de Trabajo prevé en relación a estas instituciones, que únicamente en lo
relacionado a las causas de impedimento, excusa y recusación deben de regularse
en lo dispuesto en los Artículos del 122 al 134 de la Ley del Organismo Judicial.
Para el efecto, veamos la definición de cada una de ellas.

1. Las excusas

De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo


Cabanellas: "excusa constituye la razón o causa para eximirse o librarse del
conocimiento del proceso o bien el motivo fundado con base en el cual las partes
pueden pedir al juez que deje de conocer de un determinado asunto".

De lo anterior debe entenderse entonces que la excusa es la facultad que tienen las
partes de pedir al juez de trabajo y previsión social que deje de conocer de un asunto
que ha sido sometido a su conocimiento, con fundamento en considerar que la
actuación de éste se encuadra en alguna de las causales de excusa normadas en
el Artículo 123 de la Ley del Organismo Judicial. La excusa también puede ser
dispuesta por el propio juez de trabajo y previsión social, si este establece que tiene
causal para excusarse y dejar de conocer del proceso. Como puede advertirse de
lo relacionado la excusa constituye un medio para separar del conocimiento del
proceso al juzgador, debiéndose tomar en cuenta que, en todo caso, la excusa es
una facultad de juzgador que se encuentra en su derecho de aceptarla o no. Por
consiguiente, el auto en que se resuelve la solicitud de excusa presentada por
alguna de las partes no es susceptible de impugnación.

2. Los impedimentos

De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo


Cabanellas: "por impedimento debe entenderse los obstáculos o dificultades que
hacen imposible legalmente que el juez pueda avocarse el conocimiento de una
causa". De lo anterior se desprende que los impedimentos constituyen también otro
medio por el cual el juez de trabajo y previsión social se inhibe de seguir conociendo
el trámite del asunto que ha sido sometido a su conocimiento, por considerar que
su actuación podría enmarcarse dentro de las causales de impedimento contenidas
en el Artículo 122 de la Ley del Organismo Judicial. La particularidad de los
impedimentos radica en que estos solo pueden ser resueltos por el propio juez de
trabajo y previsión social, quien es el que, en todo caso, hace del conocimiento de
las partes la causal de impedimento que tiene para seguir conociendo y con base
en ella se inhibe de continuar dentro del proceso.

3. Las recusaciones

De conformidad con el Diccionario de Guillermo Cabanellas, "la recusación


constituye el acto por medio del cual se excepciona o rechaza a un juez para que
entienda o conozca de la causa, cuando se juzga que su imparcialidad ofrece
motivadas dudas". En el caso que nos ocupa, la recusación constituye en el ámbito
del Derecho Procesal guatemalteco, el medio que la ley prevé para que las partes
puedan intentar separar del conocimiento del proceso al juez, fundadas en
cualquiera de las causales que para alegar la recusación contempla de la Ley del
Organismo Judicial en su Artículo 125. Importante es advertir que se estima como
causales de recusación las mismas que se contemplan como impedimentos y las
que se prevén como causales de excusa.

4. Tramitación de los impedimentos, excusas y recusaciones de acuerdo con


el Código de Trabajo

El procedimiento para el trámite de los impedimentos, excusas y recusaciones en el


ámbito del Derecho Procesal del Trabajo se norma en los Artículo del 316 al 320 del
Código de Trabajo, y al respecto refiere para el caso de los impedimentos y de las
excusas la obligación que tiene el juez de trabajo y previsión social para una vez
aceptada la excusa promovida por alguna de las partes de remitir en forma directa
al juzgado de trabajo y previsión social de igual categoría más próximo las
actuaciones a fin de que sea éste el que continúe conociendo. Adviértase aquí que
la disposición especial apronta el trámite de la excusa porque permite al juzgador
trasladar los autos directamente al juez de la misma categoría que debe seguir
conociendo, sin que sea necesario el que se haga del conocimiento de la sala de
apelaciones lo resuelto en la excusa promovida por alguna de las partes; Ahora
bien, si se trata de una excusa adoptada por el mismo juzgador existirá obligación
de que este remita las actuaciones a la sala de trabajo jurisdiccional, para que sea
ésta la que designe al tribunal de trabajo que deba seguir conociendo.

Este trámite se realiza inaudita audiencia a las partes que figuran dentro del
proceso. Por otro lado, y en el caso de que exista algún impedimento que
obstaculice el conocimiento del juzgador en la causa sujeta a su jurisdicción este
debe dictar la resolución en la que se inhiba de seguir conociendo y posteriormente
remitir las actuaciones a la sala jurisdiccional para que sea ésta la que designe el
tribunal de trabajo que deba seguir conociendo.

Finalmente, y en relación a la recusación las disposiciones especiales que van de


los Artículos 316 al 320 del Código de Trabajo, regulan dos tipos de trámite para
ésta, según si la misma es aceptada como cierta por el juzgador o según si el
juzgador niega la certeza de la causal de recusación afirmada por la parte que la
promueve.

En el primero de los casos, es decir si el juzgador acepta la causal de recusación


invocada, el mismo dictará la resolución en la cual resolverá dándose por recusado
y ordenará que las actuaciones pasen al juez más próximo de la misma categoría,
siendo importante resaltar que en este caso no cabe recurso alguno contra esta
resolución.

En el segundo caso, al estimar el juez que la causal de recusación no es cierta, el


mismo deberá dictar el auto en el que razone la negativa a aceptar la causal de
recusación y en ese mismo auto ordenará trasladar el expediente a la sala
jurisdiccional de trabajo, la que deberá resolver dentro de las veinticuatro horas
siguientes de recibidos los autos si no existe propuesta dentro de ese mismo plazo
para la recepción de pruebas por alguna de las partes.

Si este último fuera el caso, la sala de apelaciones debe recibir las mismas en
audiencia oral que debe verificarse dentro del plazo de tres días posteriores a
haberse señalado, finalmente, y después de haberse recibido la prueba la sala
deberá dictar la resolución de la recusación dentro de las cuarenta y ocho horas
siguientes. Importante es mencionar que el trámite de la recusación, cuando ha sido
negada la causal invocada, no es incidental y no tiene efectos suspensivos sobre el
trámite del proceso, a menos que dentro del trámite las actuaciones lleguen a estar
en estado de resolver sin que se hubiere resuelto la recusación, en cuyo caso
deberá suspenderse el trámite del procedimiento hasta que se resuelva en definitiva
lo relacionado a la recusación.

El anterior es el trámite que presenta la recusación de manera general en el Derecho


Procesal del Trabajo, más sin embargo, queda exceptuada de este trámite la
recusación que se haga contra los miembros de los tribunales de conciliación y
arbitraje, la que debe sustanciarse de acuerdo con los Artículos 383 y 400 del
Código de Trabajo, que norman por un lado, que los miembros del tribunal de
conciliación son irrecusables y que los del tribunal de arbitraje únicamente pueden
excusarse además de las causales establecidas en la Ley del Organismo Judicial,
por haber conocido como vocales en el mismo asunto en el tribunal de conciliación,
respectivamente.

Esto último tiene su fundamentación en la finalidad que para los tribunales de


arbitraje y conciliación guarda la legislación laboral guatemalteca, que busca, por
un lado, impedir que las partes puedan obstaculizar la fase de conciliación dentro
del trámite del proceso colectivo mediante el trámite de la recusación; y por el otro
obstaculizar el conocimiento del tribunal de arbitraje para evitar que este pueda
dictar la sentencia o laudo arbitral que será el instrumento que permita concluir el
conflicto surgido y a la vez regular de manera más favorable las relaciones laborales
en el centro de trabajo.

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