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BREVIARIOS

del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

39
Traducción de Edgar F. Carrit
ÜCTAVIO G. BARREDA

Introducción
a la estética

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Primera edición en inglés, 1948
Primera edición en español, 1951
Undécima reimpresión, 2018 NOTA SOBRE EL LIBRO Y EL AUTOR

Carritt, Edgar Frederick E. F. Carritt, miembro de la British Academy y pro­


Introducción a la estética / Edgar Frederick Carritt ; trad. de Octa- fesor emeritus del University College, Oxforcl, es bien
vio G. Barreda. México: FCE, 1951 conocido por sus diversas obras de estética, teóricas e
195 p.; 17 x 11 cm - (Colee. Breviarios ; 39) históricas: What is Beauty?, Theory of Beauty, Philos­
Título original: An lntroduction to Esthetics ophers of Beauty from Socrates to Robert Bridges
ISBN 978-968-16-0880-4
y esta introducción, académicamente popular, que ofre­
l. Estética l. Barreda, Octavio G., tr. II. Ser III. t. cemos ahora. No necesita, pues, de mayor presenta­
ción.
LC BH201 C28 Dewey 082.1 B846 V.39 Cuando se trata de disciplinas filosóficas, o de las
que no han adoptado todavía el pergeño riguroso de
una ciencia, hay dos tipos de introducción, por lo me­
nos desde el punt� de vista didáctico. Aquel en que el
autor, situado en uh punto de vista equidistante, nos
lleva a conocer por nosotros mismos las diversas
direcciones, sustrayéndose en lo posible a las rotundi­
dades de la opinión personal, y aquel otro en que,
también en la medida de lo posible, se iluminan de
soslayo las opiniones discrepantes al exponer y des­
arrollar decididamente las propias. Cuando, como en
Distribución mundial el caso de Carritt, se realiza la faena con la preocupa­
ción casi obsesiva de mostrar en vivo, casi señalando
© 1948, Hutchinson's University Library, Londres con el dedo, los problemas, acopiando textos y expe­
Título original: An Introduction to Esthetics riencias personales, discutiendo todo lo discutible con
afán de convencer y sin asomo alguno de imposición
D. R. © 1951, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
dogmática, las ventajas didácticas se acumulan en fa.
www.fondodeculturaeconomica.com vor del segundo tipo de introducción. Máxime si se
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconómica.com tiene en cuenta que ya en castellano poseemos una
Tel.: (55)5227-4672 buena introducción del primer tipo, la de Moritz Geiger,
excelentemente traducida por Raimundo Lida, y que
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere no está dicho tampoco que esta Introducción haya de
el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.
ser lo último que publiquemos sobre la materia.
Creemos que estas consideraciones bastarán tam­
ISBN 978-968-16-0880-4
bién para amortiguar cualquier reparo exigente -y
Impreso en México • Printed in Mexico que, por lo mismo, no puede proceder de quien está ne-
7
8 NOTA SOBRE EL LIBRO Y EL AUTOR
cesitado de una introducción viva y neta- porque la
obra despacha con cierto desenfado direcciones que,
renovadas de raíz, están dando mucho que hablar y que ADVERTENCIA DEL AUTOR
hacer en nuestros días, como, por ejemplo, las que in­
sisten en la importancia decisiva de lo formal, que Confío en que el lector no se desanimará con el título
con cierta ligereza se equipara a 1a deshumanización "Apéndices". Creo que en muchos respectos constitu­
del arte, o las que, después de haber recibido el im­ yen la parte más útil de mi libro. Contienen de mane­
pacto del simbolismo y del surrealismo, vuelven con ra concisa los datos que sirvieron para las conclusiones
otras palabras y otras preocupaciones a la vieja teo­ obtenidas y desarrolladas con mayor amplitud en el
ría del "sentimiento trascendental". texto, y las cuales deben comprobarse con aquéllos.
En realidad, el único dato para una teoría estética
debe ser la experiencia ·estética, sea la de uno o la de
otras mentes sensitivas.
Mi discípulo, IVIr. J. Hartland-Swann, y mi cuñado,
Ivir. J. L. Etty, leyeron oportunamente el manuscrito
de este libro y me proporcionaron a tiempo sus muy
valiosas críticas y sugestiones.

9
ANALISIS

J. EL TEMA DE LA ESTÉTICA

§ 1. El objeto de la estética.
§ 2. El problema de la estética. Ésta no puede esta­
blecer un criterio o reglas para la creaci6n o apre,
ciaci6n de la obra de arte.
§ 3. La estética no puede alterar directamente nues­
tras experiencias estéticas. S6lo nos ayudará a
entenderlas.
§ 4. La estética no puede explicarnos qué es lo que
queremos decir cuando hablamos de "bello" o
"estético".
§ 5. Podrá informarnos a lo sumo de otra cualidad
común que quizá posean las experiencias estéti­
cas o las cosas bellas, y la que, aunque no nos
ocupemos de ella, hace a éstas lo que son.
§ 6. Si nos preguntamos qué es una cosa bella, la
mejor respuesta parece ser: una cosa sensible que
nos agrada por la significaci6n o sentido que tie­
ne para nosotros. (No todas las cosas con sig­
nificaci6n o sentido son bellas; s6lo las cosas
sensibles o las imágenes sensibles, y, entre éstas,
aquéllas cuyo sentido es natural o inmediato pero
de ninguna manera convencional.)
§ 7. Si se acepta la respuesta anterior, la pregunta
debiera hacerse con respecto a la experiencia
estética y no a la cosa bella, puesto que las cosas
no significan nada en sí mismas. Significamos
algo con ellas, o leemos en ellas un significado.
§ 8. La belleza, por lo tanto, aunque por lo común
la atribuímos a los objetos, lo hacemos así equi­
vocadamente, como cuando les atribuimos "ex­
trañeza", "agrado", etc.
§ 9. Otros argumentos para demostrar el carácter
11
12 INTRODUCCIÓN A LA ESTÍffICA ANÁLISIS 13
subjetivo de 1a belleza, además de su significa­ las experiencias estéticas en personas de tal o
ción, son: cual índole o con tal o cual cultura, aunque el
a) La belleza depende e.n mucho de cualidades genio salta cualesquiera obstáculos. El perfecto
secundarias, a su vez condicionadas por nues- esteta no sería un ser humano.
tros órganos.
h) Hasta las cualidades primarias de forma y III. ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA?
tamaño parecen diferentes vistas a través del
microscopio. l. No todos los objetos significantes, o símbolos,
e) Es probable que la verdadera configuración son estéticos; pueden significar hechos históri­
de los objetos físicos sea muy diferente a la cos, científicos o morales.
que nosotros podemos ver. 2. Se ha afirmado que la experiencia estética es un
§ 10. Podría afirmarse que la belleza es una cualidad "conocimiento sensible", considerado a veces
real de nuestros datos sensibles, a su vez condi­ inferior y a veces superior a la razón.
cionados por nuestros órganos, nuestros recuer­ 3. Este "conocimiento sensible" se parece mucho
dos, nuestra salud, nuestros intereses, etc. Pero al "pensar a medida de los deseos". El arte pue­
de dos imágenes mentales, que no puedan dis­ de ser edificante o corruptor para los espíritus
tinguirse cualitativamente, una será más o me­ no artísticos.
nos significativa para mí o para los demás, o de 4. No es cierto que el gusto refinado y estético ni
significación distinta, según el momento en que que el genio creador superen el pensamiento
se experimenten. moral, afiancen la práctica moral o sean moral­
§ 11. Si buscamos las razones de la experiencia esté­ mente mejores que la conducta concienzuda.
tica y no de Ja bellez.a, por lo men?s, no d�11;os § 5. Sin embargo, solemos hablar de arte "insin­
por resuelta la cuestión de la realidad ob¡ehva cero", "falso", "afectado". Bien podría consis­
de la belleza. tir la verdadera experiencia estética en encontrar
o hacer a cierto objeto o imagen sensibles expresi­
Il. BUEN Y :MAL GUSTO vos de nuestros sentimientos o estados de ánimo.
( Si la experiencia fuera descriptiva, entraría en
1. ¿Podría hablarse de buen y mal gusto si los el campo de la psicología.) El arte es la comu­
§ nicación de esa cxprésión por medio de la con­
objetos no fuesen realmente bellos?
2. De dos personas, una puede tener experien­ formación de un material sensible.
§
cia estética, no así la otra, frente al mismo ob­ § 6. Aplicación de la "expresividad emotiva" a va­
jeto, o bien ambas pueden tener cxpe�iencias. rias artes.
estéticas, pero con diferentes grados de mtens1- § 7. Y a las bellezas naturales.
dad y pureza. . � 8. La teo�ía de la expresión considera la belleza
Si es difícil estimar la pureza de nuestro prop10 como subjetiva; pero permite distinguir entre ex­
§ 3.
periencias estéticas puras e impuras, débiles y
gusto, es imposible estimar la ajena; podemos,
sin embargo, conjeturada. profundas.
§ 4. Ciertos objetos estimulan con
mayor facilidad § 9. Las diferencias congénitas o adquiridas deter-
14 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ANÁLISIS 15
minan diferentes interpretaciones por parte del § 3. Las contradicciones en que incurren parecen in­
hombre. dicar que el intento era equivocado. Pueden ha­
§ 10. Pero pueden permitir el goce de experiencias cerse más subdivisiones, pero ninguna será con­
estéticas igualmente buenas. Analogías con las vincente. La distinción más plausible es la que
experiencias afectivas y morales. se hace entre arte naturalista y arte formal.
§ 4. Cualquiera de estos dos puede ser el más expresi­
IV. ARTE FORMAL Y REPRESENTATIVO vo, según el temperamento o cultura de la per­
sona.
§ l. Antigua intolerancia hacia todo arte que no tu­ § 5. Las palabras que se usan para denotar diversas
viera asuntos de importancia o interés. especies de belleza indican en realidad los ele­
§ 2. Actual intolerancia hacia el arte que tiene tales mentos qne intervienen, en cierto grado, en toda
temas o asuntos o cualesquiera otros; es decir, experiencia estética. De estos elementos uno pue­
que sea representativo en cualquier proporción de predominar indebidamente y conducir así a
o grado. Esto parece un sectarismo aun menos una desviación de lo perfecto.
plausible. § 6. Si la belleza es el logro de la expresión emotiva,
§ 3. La pura forma sin representación es altamente entonces puede pecar por defecto en la expresión
estética ( es decir, expresiva) para todos en arqui­ o en lo expresado.
tectura y música. No podría afirmarse que no § 7. Son más prácticas las clasificaciones menos am-
ocurra lo mismo, para algunos, con las miniatu­ biciosas.
ras o el lenguaje. Analogía tomada de la expe­ § 8. Grados de complejidad en las artes.
riencia moral. § 9. El cinematógrafo.
§ 4. Se caería en un dogmatismo si se negara que un § 10. El vicio de la clasificación.
tipo u otro de arte no puede ser expresivo estéti­
camente para personas de diferente tempera­ VI. EXPRESIÓN
mento o cultura.
§ 5. Las ideas de Kant sobre la belleza libre y la be­ § Distinción entre expresión, signo y síntoma.
l.
lleza condicionada. § 2.
El lenguaje como eminentemente expresivo.
§ 6. Tendencias modernas incongruentes. § 3.
Distinción entre expresión y símbolo.
§ 4.
Distinción entre expresión y estímulo.
V. CLASES DE BELLEZA § 5,
Distinción entre expresión y comunicación.
§ 6.
Propaganda y argumento.
§ l. ¿Hay una naturaleza peculiar y común en toda § 7.
El propósito deliberado del artista no tiene ma­
experiencia estética? En caso afirmativo, ¿exis­ yor significación. Sólo podemos juzgar nuestra
ten especies que puedan distinguirse por alguna experiencia de su obra.
diferencia específica y propia? ¿O se tratará de § 8. Comunicación y expresión.
una infima spccies? § 9. Creación y técnica.
§ 2. Diversos principios de clasificación han inspira­
do diversas especificaciones.
16 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ANÁLISIS 17
contradictorias, y, sin embargo, las expresiones
VII. EMOCIÓN pueden ser igualmente bellas; y la expresión de
la creencia, verdadera o falsa, por perfecta que
§ 1. El segundo término de la definición necesita sea, no siempre es bella.
igualmente ser elucidado. Se le critica de ser § 3. b) Los modernos confunden menos el arte con
a) demasiado amplio y b) demasiado restringido. la filosofía o la teología que con una propaganda
§ 2. a) Esta tesis se apoya en dos !azones: i) la esté­ sincera. Esto implica que la exhortación -sea
tica sostiene que algunas emoc10nes son tan malas por medio de argumentos o por llamamientos a
que no deben ser expresadas. Pero si son emo­ la pasión- hacia una política realmente adopta­
ciones humanas la mayoría de nosotros puede da por un artista, sería en sí una expresión estéti­
imaginarlas como parte de una experiencia esté­ ca. Las consecuencias implicadas son la censura
tica. El amor desinteresado hacia el mal no es y el menosprecio de la imaginación. Hay que
humano; y objetar:
§ 3. ii) La razón psicológica, que alega que las sensa­ i) Somos capaces de apreciar la expresión de
siones localizadas -y quizá algunas otras- no entusiasmos contradi<itorios.
pueden de hecho expresarse estéticamente. Esto ii) Mucho de la propaganda no es bello.
parece cierto, pero no se trata de emociones. No iii) El ,artista no necesita realmente adoptar
pueden, por tanto, ser imaginadas en sosiego. determinada política cuando se imagina
§ 4. b) Se sostiene, a la inversa, que experiencias di­ el entusiasmo de los partidarios de ésta.
ferentes de la emoción son estéticas. Parece cier­ Ni tampoco lo necesitan quienes gozan de
to que ninguna sana experiencia humana sea su obra.
puramente intelectual, emotiva o volitiva. Con § 4. Propaganda en las artes gráficas.
todo, es posible distinguir el elemento predo�i­ § 5. Evasión.
nante. Podemos leer un poema por su doctrina
0 por la expresión de la emoción originada por IX. LOS FINES DE LA CRÍTICA
esa doctrina. Sólo la última experiencia es es­
tética. § 1. La crítica histórica.
§ 2. Descubrimiento, restauración e interpretación.
VIII. ARTE DIDÁCTICO Y ARTE DE PROPAGANDA
§ 3. La crítica estética propiamente dicha aspira a
ampliar y purificar la experiencia estética.
§ 1. ¿Es que una experiencia estética es siempre pre­ § 4. Los métodos de la crítica.
dominantemente expresiva: a) del pensamiento, § 5. Los artistas como críticos.
o b) de la voluntad? (La mera sensación ha sido
excluída.) X. GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS
§ 2. a) Con frecuencia se ha confundido en poesía
el valor verdad con el valor belleza. Muchas de § 1.. Complejidad del problema.
las emociones expresadas dependen de las cre­ § 2. i) Estímulo físico.
encias que se tengan. Tales creencias pueden ser § 3. ii) Factores psico16gicos: a) Facilidad de la per-
18 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ANÁLISIS 19
cepción, b) interjuego de órganos y facultades § 3. Lecciones de estos ejemplos.
hipertrofiados, c) proyección de nuestras pro­ § 4. Ejemplos en Swinburne.
pias actividades, d) liberación de sentimientos § 5. En la literatura general.
reprimidos. § 6. En la novela y en el cuento.
§ 4. iii) Consideraciones biol6gicas y antropol6gicas:
a) del medio ambiente, b) sexuales, y c) so­ XIV. CRÍTICA CLÁSICA y ROMÁNTICA
ciales.
5. Influencia del medio ambiente personal y de la § 1. La teoría general debe basarse en experiencias
§ estéticas, ya sea por conocimiento introspectivo
cultura. o por testimonios dignos de crédito.
§ 6. Asociaciones circunstanciales de ideas.
§ 2. El período más fecundo de la crítica fué el si­
§ 7. Expresión infantil.
glo XVIII,
§ 8. Alisan y la expresión por asociaciones.
§ 3. Su tema más fecundo fué el relativo al "clasi­
cismo y romanticismo".
XI. ARTE, SIMPATÍA E IMAGINACIÓN
§ 4. El significado de estas palabras puede elucidar­
se parcialmente por su historia.
§ 1. El placer en la comunicación recíproca o la par­ § 5. El primer elemento reconocido de lo romántico
ticipación ,erl gustos comunes es asunto extrínse­
co a la experiencia estética. parece haber sido lo extraño o lo increíble.
Dos significados de "simpatía" y lugar de am­ § 6. Lo extraño, en un principio, a causa de la distan­
§ 2. cia; después, a causa de la comprensión "imagi­
bos en el arte.
nativa" ( es decir, simpática) de sentimientos
§ 3. La simpatía como contaminación no estética.
ajenos.
§ 4. "Imaginación", otro término de connotación am­
§ 7. Formulación moderna de la antítesis.
bigua.
§ 8. La teoría y la práctica clásica y romántica del
§ 5. Coinciden en su uso estético "imaginación" y
metro.
"simpatía".
XV. FORMA Y MATERIA DE LA POESÍA
XII. AUTÓCRÍTICA ( I)
§ 1. Representaciones gráficas deben de haber prece­
§ 1. Se explica la razón de ser de este capítulo auto- dido al lenguaje y sufrido con la introducción
biográfico. de éste. Igualmente el mismo.
§ 2. En la pintura. § 2. ¿Pudo un pueblo mudo haber construído una
§ 3. En la escultura. poesía de ideografía convencional?
§ 4. En la arquitectura. § 3. Podría haber sugerido las mismas experiencias y
pasiones que las palabras; pero signos no lin­
XIII. AUTOCRÍTICA (II) güísticos o no pictóricos, aun en el supuesto de
que fuesen bellos, difícilmente podrían fundirse
§ l . En la poesía. con el significado como acontece con las pala­
§ 2. Ejemplificada en Matthew Arnold. bras.
20 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA

§ 4. ¿No existe algún elemento idéntico en la belle­


za de dos versiones verbales de un mismo pen­
samiento? I
§ 5. ¿No es bello este elemento? ¿Y de una manera
poética? EL TEMA DE LA ESTÉTICA
§ 6. ¿Cuál sería la experiencia poética de un ciego
y sordomudo de nacimiento? § 1. Es obvio que la experiencia estética constituye
el pbjeto de la filosofía, reflexión o análisis estético.
§ 7. Distinción entre "sustancia" y "contenido". Esto presupone que los seres racionales sensitivos, como
§ 8. La triple distinción de Hegel entre contenido, el hombre, tienen una serie de experiencias fácilmente
representación y expresión verbal.
distinguibles de otras, experiencias que por lo usual
XVI. CONCLUSIÓN se expresan en frases como "¡qué bello!" (o "¡qué
feo!") y no en aquellas como "¡qué verdadero!",
APÉNDICES " ¡ qué bueno!", "¡qué útil!" y hasta "¡qué agradable!"
( u " ¡ qué falso, malo, inútil o doloroso!"). Es in­
A. Sentimiento trascendental. negable que las experiencias estéticas son por regla
n. La belleza como expresión de la emoción. general predominantemente agradables, así haya al­
c. El paraklismo entre arte naturalista y arte formal, gunas, como las que denominamos trágicas, en que
y optimismo y pesimismo. prepondere un elemento doloroso. Existen muchas ex­
D. Lo clásico y lo romántico.
periencias agradables -un baño tibio, una buena di­
gestión- que no podrían llamarse bellas a menos que
fuese con ironía o exageración. Raras veces se usa
correctamente el lenguaje, y así oímos a menudo ha­
blar de una hermosa chuleta o de una bella operación
o experimento, expresiones que al reflexionar califi­
camos Je impropias.
El Dr. J ohnson 1 definió la belleza como "el con­
junto de gracias y proporciones de las partes que
agrada al ojo". Debió de haber añadido "o al oído
o a la imaginación", a menos que intencionalmente no
hubiera querido referirse a la poesía y a la música.
Ahora bien, ¿qué clase de objetos o cualidades son
capaces de provocar esas experiencias, a las que in­
tencionalmente calificaríamos de bellas o con cual­
quier otro término afín (bonitas, encantadoras su­
blimes)? Las cualidades que con plena confianza
podríamos enumerar a estos efectos serían, sin duda,
1 Dictionary, 11" edición, 1799.
21
22 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
EL TEMA DE LA ESTÉTICA 23
los colores, las formas, los sonidos y sus combinacio­ belleza, ? son de una s ecie diferente a la experien­
. �p
nes o módulos, y aun añadiríamos quizá algunos cia estet, �ca pero superficialmente semejantes a ella, 0
olores y sabores y hasta varias se�saciones �áctiles. Di­ subespec1es dentro de la experiencia estética. Quizá
fícil sería, por otra parte, exclmr cual�me: calse . de el caso más característicamente dudoso es el que se
ob¡etos del ámbito de una posible expenencia estética, refiere a l�s experiencias de lo cómico, que expresa­
aunque los que parecen indicados en especial para pro­ mos con nsas o con frases como " ¡ qué gracioso J" (o
vocarla sean los cuerpos y rostros humanos, los amma­ " ¡ qué chiste tan malo!"), y las relativas a lo subli­
les, las plantas, el cielo, el agua, el f�ego y el paisaje. 2 me, cuando decimos " ¡ qué grandioso!" (o "¡qué
Se trata de objetos naturales susceptibles todos de ser ridículo!") . Mas estas finas diferencias -que habrá
reproducidos o sugeridos con más o menos exactitud necesidad de examinar- no pueden invalidar nuestra
por el hombre, quien puede, ade�ás, producir la� ct�a­ afirmación principal de que hay una clase genuina
lidades o módulos a que nos refenamos, como al d1bupr de experiencias estéticas. 3
un arabesco construir un edificio, ejecutar una danza
o un conci�rto. El hombre puede producir también § 2. Si, por lo tanto, el objeto de la filosofía esté­
símbolos físicos, como una palabra escrita o hablada, tica lo constituyen nuestras experiencias estéticas,
una partitura, que si no puede� considera�se bellos en ¿qué es lo que irá a decirnos acerca de ellas? ¿Cuál
sí mismos son aptos para suscitar, en qmenes conoz­ es "el problema de la estética"?
can el simbolismo, imágenes psíquicas que sí lo son. A este respecto me parece que la mayoría de la
Creo que estas experiencias ª, que rr_ie refi�ro están gente aborda el tema con criterios discutibles basados
debidamente agrupadas entre s1 y diferenciadas. de en obras particulares, o propios de alguna escuela de
otras experiencias que solemos llamar morales, mte­ arte . Confían en descubrir una defiHición o criterio
lectuales volitivas o apetitivas. Parece imposible, o de belleza indudables a cuyo tenor se puedan deducir
al meno� no se sabe de nadie que goce de experiencias demostrativamente los juicios acerca de las obras de
estéticas sin ser capaz de experimentar las otras, o alguna escuela o artistas particulares. Lo mismo ocu­
que, a la inversa, ten?a P-,cperiencias morales o int.e­
. �rir_ía con las bellezas de la ,naturaleza/ aunque no se
lectuales y se vea pnvado de las estéticas. Y, sm 1I�s1sta mucho en ello: �s1, les sena posible, por
embargo, tales experiencias se pueden distinguir unas e¡emplo, probar que el siglo xvu acertaba o erra­
de otras. Podemos figurarnos muy bien que las ex­ ba cuando decía que las montañas eran sencillamente
periencias apetitivas se presentan aisladas, pero tam­ "horr�rosas": y hasta decidí: definitivamente aquella
bién puede ocurrir que algunas de las otras no sean polémica mas concreta del siglo xvm sobre si la más
separables. bella población era Dovedale o Borrowdale. 4
. . . Esperanzas semejantes tienen que ser frustradas,
Existe es cierto, una serie de expenencias margi­ creo yo, ya que se basan en un error . El único dato
nales que' no sabríamos si clas!ficarlas como estéticas, del cual puede arrancar una filosofía estética es la
y que difieren de los casos obvios sólo por el grado de expericncia es.tética de la �rn�anidad; la del propio
.
2 Entre los artefactos producidos únicamente desde un punto filósofo en pnmer lugar, e mduectamente la ajena en
de vista utilitario, quizá los más aptos para ser considerados como s Véase cap. VII,
bellos son los navíos de vela. 4 London Magazine, octubre de 1778.
24 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EL TEMA DE LA ESTÉTICA 25
la medida en que sea posible confiar en sus infor­ mayoría de los hombres prefería, entre los rectángu­
maciones. Tal es el método que me parece acon­ los, la "sección de oro" cuyos lados tenían la pro­
sejable. Negar que una experiencia es estética sólo por porción de 21 : 34. Pero hay que reconocer que, en
el respeto que se tiene a una determinada teoría, aun­ las experiencias estéticas ordinarias, la asociación y el
que una introspección cuid�dosa comprueb� la natura­ contexto, que se excluyen en la medida de lo posible
leza estética de aquélla, sena tanto como v10lentar los de los experimentos psicológicos, desempeña un pa­
datos sobre los cuales únicamente puede fundarse la pel más importante que las relaciones geométricas o
teoría o como negar la existencia de un planeta visi­ aritméticas.
ble sólo porque nuestro sis�em� astronómico �o lo
admita. Por fortuna, esta ilusión parece confmada § 3. La estética, por lo tanto, no puede hacer mucho,
hoy en día a los principiantes, pero h�y qu� recor�ar si algo hace, por mejorar nuestro gusto. Aun en el su­
que caracterizó la mayor parte ?e la filosofm estétic� puesto, inadmisible, de que se me probara que una
del siglo xvm, siglo en que se pi�taba con arreglo a li­ obra teatral, sujeta en todo a la unidad de tiempo, es
bros de preceptos y en que. se creia devotat?ente en l�,s más bella que Macbeth, seguiría yo prefiriendo ésta
reglas "de antiguo descubiertas: que :1º i�ventadas., y a lo sumo se me obligaría a confesar insinceramente
por Aristóteles, H9racio, Longi:io, Vitrub10,. Paladio que mi gusto era malo. Lo más que podría probarse
y sus continuadores, hasta Bo1leau y Lessmg, que de verdad sería que mi gusto difiere del de la mayo­
condenaban toda obra del arte o de la naturaleza ría o del de determinado grupo.
que no se sujet�se a ellas. Las más _i�portantes de ¿Para qué nos sirve entonces la estética? No
,
esas reglas, quiza por ser las mas defmidas, eran las puede aumentar el goce estético ni se le puede permi­
de unidad de tiempo y de lugar, y por las cuales, con tir, creo yo, que trate de encauzarlo hacia diferentes
reloj en mano podría apreciarse si una tragedia era objetos, pero sí puede ayudarnos a entenderlos. Así,
buena o mala' o al menos, si padecía de una falla su objeto, como el de toda filosofía, ( <{,LAoao<f,[a), es
imperdonable. Otras reglas de arte eran tan elásticas el de satisfacer la curiosidad, y si no sentimos curio­
que podían manejarse al}usto: "La obra de ar!e �e?e sidad por estos temas no nos proporcionará mayor sa­
tener determinado tamano; debe constar de pnncip10, tisfacción. Para un buen número de personas la satis­
medio y fin; debe tener unidad de acción"; o "debe facción de su curiosidad por la experiencia estética
tener simetría, proporción y armonía". Pero no cabe es casi tan valiosa como esta misma experiencia, y
duda que términos como simetría, armonía y propor­ la confusión mental casi tan intolerable como la
ción, que, lo mismo que .belleza, . son. estéticos y no misma fealdad. Quienes han participado en discusio­
científicos en nada abrevian la discusión en torno a nes de aficionados sobre temas artísticos bien saben
la belleza' de una obra. La casi totalidad de estas que es muy difícil no irritarse tarde o temprano con
reglas eran formuladas a priori. En tiempos modernos la confusión de sus propias ideas o con la de sus con­
se han formulado preceptos similares, más razonable­ tendientes. Discusiones similares, pero de pensadores
mente, con un sesgo empírico. Hogarth, por ejemplo, especializados, si no llegan a conclusiones definitivas
sostenía que la serpentina o espiral era la línea de la son, por lo menos, más ventajosas; las palabras se
gracia y que la pirámide, la masa más bella; Fech­ usan con el mismo significado y hay menos equívocos
ner, con datos un tanto mejores, afirmaba que la y futesas, aunque el acuerdo no sea mucho mayor.
26 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EL TElvIA DE LA ESTÉTICA 27
§ 4. Parece que hay dos preguntas capitales a las mientes. Si, por otra parte, se nos hubiera dicho que
que la estética habrá de contestar. La primera: ¿qué azul significa cierta clase de sensaciones visuales, desea­
queremos decir cuando hablamos de que las cosas son ríamos saber aún qué clase es ésta y qué es lo que se
bellas?, lo que equivale a pedir una definición que entiende por visual. Hay muchos términos cuyo signi­
nos ofrezca el significado de un nombre. 5 Esta pre­ ficado no puede definirse sin tautología a menos que
gunta, sin embargo, no tiene contestación. Si respon· sea por medio de lo que absurdamente se llama defini­
diéramos, "queremos decir que nos proporcionan una ción ostensiva. Así, puedo señalar unas violetas, unas
determinada clase de placer", habría que saber toda­ banderas, unas cintas, unos trozos de cielo, y decir "eso
vía qué clase de placer; y si añadiéramos, "un placer es lo que entiendo por azul"; o bien señalar a la señorita
estético", no haríamos sino repetir el indefinido tér­ Gunning, una montaña, un poema, un arabesco y
mino "bello" con otras palabras.ª Serían frustrados decir "eso es lo que entiendo por bello". Pero e3:; no
cualesquiera otros intentos de explicar el sentido del sería una definición. No puedo definir los significa­
vocablo; por ejemplo, "bello significa aquello cuya dos de belleza, bondad, deber, placer, necesidad, cau­
contemplación es buena", o "cuya contemplación nos salidad, relación, o cualidad, aunque pueda definir, por
hace mejores", o "cuya contemplación posee un valor ejemplo, lo que en este país entendemos o significa­
de perennidad", o "cuya contemplación nos propor­ mos hoy por una "locomotora" de vapor.
ciona un conocimiento inmediato que también podría
obtenerse por una demostración científica". Cualquie­ § 5. Pero hay otra pregunta a la que la estética po­
ra de estas proposiciones podría, acaso, ser verdadera dría responder más plausiblemente: ¿habrá alguna
si comenzara con las palabras "bello es aquello otra cualidad común a todas nuestras experiencias
que ..."; pero cuando empieza con "bello significa estéticas ( o a todas las cosas bellas) que, aunque no
aquello que ... ", vemos de inmediato que esto no es
hayamos pensado en ello, las convierte en estéticas ( o
verdad. Al instante nos preguntamos, ¿no será por
lo menos inteligible preguntar si las cosas bellas son bellas)? He puesto por delante la expresión más en­
todas de esta naturaleza? Y, como tenemos que con­ revesada, porque la otra, más 'llatural y que encierro
testar afirmativamente, vemos con claridad que no era entre paréntesis, da por resuelta, sin querer, una cues­
eso lo que queríamos dar a entender. Podríamos ilus­ tión de importancia que vale la pena de abordar en
trar esto con una analogía. Si preguntáramos ¿qué primer lugar.
quiere decir "azul"? y se nos contestara que azul sig­ Si nos decidimos a formular la pregunta en los
nifica tal o cual movimiento cerebral originado por términos de lo incluído arriba entre paréntesis, nues­
la estimulación ele los nervios ópticos por tal o cual tra contestación natural sería la de que una cosa bella
vibración de luz, al momento sabríamos por introspec­ es aquella que nos causa placer al verla u oírla; pla­
ción que no era .eso lo que quisimos decir al hablar cer, sin embargo, que posee una cualidad muy diferen­
de que una violeta era azul. 7 Nada de eso estaba en te a la satisfacción de un apetito o a la mera titilación
pasiva. Dicha cualidad, por otra parte, es la que h a
5 Aristóteles, Analitica Post.
o No en griego, sino en alemán baumgartiano.
sido descrita como "significación" o "sentido". Esto
7 Esto es lo que puede llamarse una "falacia heterogénea". quizá se ve más claro en las artes literarias, aunque
Aristóteles la llamaba µna.Pa.<H<; d i; 6.''}.J.o yÉvoi; . no deje de aparecer igualmente en casi todas las
28 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EL TEMA DE LA ESTÉTICA 29
obras pictóricas y escultóricas, y poéo menos en la combinación apacible, pero de esto habrá que ocuparse
música, arquitectura y danza. Se trata de obras de ar­ más despacio. 8
tistas que pretenden comunicarnos algo en ellas, algo
que puede llamarse propiamente un "sentido". Lo que § 6. Si pensamos que la característica común .má_s
los artistas quieren decirnos acaso sean incapaces de sobresaliente de las cosas llamadas bellas es su s1g111-
expresarlo de otro modo; si hubieran podido decirlo ficado, debemos recordar que éste no es exclusivo de
en prosa vulgar, de seguro que no se hubiesen moles­ o11as. Por ejemplo, V 4 y 4x son sin duda símbolos
tado en escribirlo en versos o en elaborada prosa, como significantes, pero no bellos ni sugerentes de determi­
tampoco se hubiesen afanado por pintar, esculpir o nadas imágenes bellas; y lo mismo acontece con al­
componer. gunas palabras, frases, ademanes, o sefiales mecánicas,
De igual modo, a veces podemos comumcar por como el de una sirena de alarma. De ahí que agre­
medio de una sonrisa o un apretón de manos lo que guemos que para llamar bella a una cosa, ésta debe
ser ante todo significante por virtud de su carácter
no sería plenamente expresable con palabras. Los acto­ sensible o por las imágenes sensibles que despierte
res saben algo de esto. en nuestra psique, lo que es tanto como decir que el
Cuando volvemos los ojos a las bellezas de la simbolismo debe ser natural, o sea "una segúnda na­
naturaleza hallamos que no es fácil afirmar que turaleza", y no convencional o accidental. Un poema,
tengan un sentido o significado; sin e?1bargo, la con­ así, es significante por su sonoridad y por las imá­
vicción de que lo posean es tan vigorosa que los genes que al instante evoca en nosotros, puesto que
teólogos no se han detenido para aventurarse a sos­ si se vaciara en otras palabras, de seguro que produ­
tener que "la naturaleza es el �rte de f?ios".. Por ciría otra especie de belleza o posiblemente ninguna. 9
otra parte, es evidente que en cierto sentido ob1etos El signo V 4 lo podemos expresar también como "la
que jamás han tenido significación alguna, como los raíz cuadrada de cuatro", o en francés. Tenemos,
juguetes de un niño muerto, pueden tenerl� �ara nos­ pues, que ahondar más en el problema para hallar
otros si no estéticamenl:e, al menos por asocrnc16n. Un una diferenciación exhaustiva y exclusiva de la belle­
probÍema fascinante -que examinaremos después­ za, aunque por ahora basta sefialar el carácter doble
es ver cómo han llegado a cobrar un significado de "significado sensible".
casi universal fenómenos como un crepúsculo tormen­
toso un cielo lleno de estrellas, la luna que corre, las § 7. Si estamos en lo correcto cuando pensamos que
selv�s, las caídas de agua, el mar. Todos ellos han la belleza es siempre significativa .entonces debemos
atraído, por razones prácticas, la atención del hombre estar equivocados cuando creemos que es, en el más
desde épocas remotísimas; por sus cambios o movi­ estricto sentido de la palabra, una cualidad del objeto
mientos parecen ser análogos a la vida y el alma del al que se fa atribuimos. El significado de la palabra
hombre. El caso más difícil es quizá el de las un tanto lit ·( encendido, en inglés) ya sea escrita o pronun­
estólidas bellezas de pura línea y volumen y en las ciada, es diferente en francés o inglés, y es imposible
que los autores modern.os �onsi�e?n que proyectamos
nuestras propias expenencias f1S1cas; solemos hablar s Véase cap. x.
del arco ascendente, de líneas que bailan, de una 9 Véase, sin embargo, el cap. xv.
30 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EL TEMA DE LA ESTÉTICA 31
decir que ninguno de esos significados sea el sentido do por primera vez los vernos, pero después de cierto
real que la palabra posee. La palabra ball (bola tiempo son "monótonos" a pesar de ser los mismos.
o baile, en inglés), según el contexto (I will give En otras palabras, con frecuencia atribuirnos irrefle­
you a ball) ( daré a usted una bola o daré a usted un xivamente una cualidad a algo y sólo después de
baile) puede tener diversos sentidos. El que habla pensar aceptarnos que estábamos en un error. Un
puede decirla en un "sentido" o significado y el que ejemplo de ello son los siguientes términos: "agrada­
escucha entenderla en otro. En realidad, como bien ble", "dulce", "armónico", "fuerte", "deslurnbrante",
se ha dicho, "las cosas no significan nada; somos nos­ "azul".
otros los que con ellas significamos". "La palabra es
mitad del que la habla, y mitad del que la escucha", § 9. Volvamos ahora al segundo carácter diferencia­
dice Montaigne. Lo mismo es verdad en lo que atafie dor que sugeríamos para las experiencias de lo bello.
a otra clase de símbolos que no sean verbales, como, No sólo tienen que ser significantes, sino sensiblemen­
por ejemplo, las banderas rojas, las cintas azules y te significantes. Una gran parte de estas experiencias
las fórmulas algebraicas; su significado es una rela­ depende del orden de los colores y sonidos, descritos
ción entre el símbolo y las personas que las usan o generalmente como "cualidades secundarias", aunque
entienden en cualquier ocasión. La significación del no corno cualidades de las cosas físicas, sino como
símbolo O no es una cualidad inherente a él, a la ma­ sensaciones dependientes de la presencia y condición
nera que lo es su forma oval, sino una relación que con de nuestros órganos. No hay duda que existe una
frecuencia se establece en las mentes de los matemáti­ cualidad real o un movimiento en aquellos objetos
cos o de los jugadores de cricket. que, frente a la presencia de la luz y de buenos ner­
vi.os ópticos, viene a .exci.tar la sensación de rojo,
§ 8. Ahora bien, si la belleza existe o depende de digamos, en una conc1enc1a; mas esta cualidad real
una significación, y el sentido o significado de cual­ no es lo q�e denomin�rnos bello ni tampoco algo que
quier cosa depende de nuestra naturaleza o de cier­ ha1am�s visto alguna vez en el microscopio. Ade­
tas asociaciones adquiridas con la cosa, la "belleza" m�s, ciertas cosas que aparecen bellas al ojo normal
de ésta no es una cualidad que realmente tenga, sino de1an de serlo -o asumen otra belleza diversa­
sólo su posibilidad para llegar a ser significante de cuando son amplificadas suficientemente. Hasta la
algún modo para cualquiera de nosotros. Usamos forma real de _un cubo y la textura de su superficie,
muchas palabras en modos que gramaticalmente pa­ para no menc10nar los electrones de que está real­
recerían querer atribuir cualidades a los objetos o mente formado, son de muy diversa naturaleza de lo
hechos, aunque no nos lo propongamos. Cuando ca­ que vemos a "simple vista".
lificamos una tempestad como "inesperada" sólo que­ § 10. Entonces, estamos obligados a decir que no son
ríamos decir que no la esperábamos, sin que nos las cosas físicas las que propiamente deben llamarse
importe descubrir que los meteorólogos ya la habían bellas, sino sólo las "ideas" que tenemos de ellas,
pronosticado desde la noche anterior. Las ilusiones l�s elementos sensibles que experimentamos al perci­
ópticas propias de los jardines del siglo xvm nos ha­ birlas o recordarlas, o que formamos por la combi­
cen decir que éstos nos parecen "sorprendentes" cuan- nación de las sensaciones que recordamos; y lo que
32 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EL TEMA DE LA ESTÉTICA 33
son estos "sensibles" depende no sólo de los resultados sin más de objetos bellos o imágenes bellas. "Parece
de nuestros sentidos o del poder de retención de nues­ imposible concebir que los objetos estén dotados en
tra memoria, sino del grado y dirección de nuestro sí de otra cosa que de un orden particular de partes,
interés, condicionado en muy variadas maneras. Un y de poderes, o de una afinidad con nuestras facul­
corrector de pruebas quizá "vea", en la impresión de tades perceptivas, a ello debido. . . No cabe duda que
la página de una novela, diferentes patrones de tinta el orden y la regularidad son más propiamente las
de los que "ve" el lecfor absorbido en la lectura de la causas de la belleza que no la belleza misma." 1 º
narración.
Se habrá visto, por tanto, que a pesar de no ser
posible atribuir con propiedad la belleza a las cosas
físicas sí podemos adjudicarla a las imágenes percep­
tivas o figuradas que tenemos de ellas. Y si se re­
cuerda lo que se dijo acerca de la significación de la
belleza, ello requerirá cierta modificación. De dos
imágenes mentales, sean de percepción o de repro­
ducción, que tenga yo en diferentes ocasiones y que
son cualitativamente indistinguibles, una me será mu­
cho más "significante" que otra. Puedo mirar dos
veces un cuadro o paisaje desde el mismo ángulo, bajo
la misma luz y con la misma atención, y tener, sin
embargo, muy diferentes experiencias estéticas, o nin­
guna en uno de los casos. Estas diferencias pueden
depender de algo que haya yo oído, visto o sufrido
en el intervalo, o de mi estado de ánimo y preocupa­
ciones, o bien del hecho de que acabe yo de bañarme
y de tomar el té. Sólo podremos decir de la imagen lo
que dijimos del objeto; que ella ( o, mejor dicho,
cualquier imagen exactamente igual) es capaz de pro­
vocar en mí o en otra persona como yo una determi­
nada experiencia estética. En mi vida, he tenido
muchos sueños y fantasías, así como percepciones, que
no me atrevería a llamar bellos o feos, debido a que no
tuvieron para mí significación estética alguna.
10 R. Price, Review of tl1e Principal Question in Morals
§ 11. Sería, pues, más prudente comenzar por con­ ( 1757). Cf. Kant, Crítica del juicio, párrafo 9. "La belleza no
siderar la naturaleza de la experiencia estética antes es nada en sí cuando no tiene relación alguna con nuestro sen,.
timient?"; Rashdall, Teory ol Good and Evil, I 1 vi, nqta¡ y Ross,
de dar por resuelta una cuestión importante hablando The füght and tl1e Good, pp. 118- 31.
BUEN Y l\!AL GUSTO 35
§ 2. Estos son ejemplos extremosos en que los inte­
II reses prácticos, morales o científicos parecen haber
desplazado a la estética. De cualquier modo, hasta
BUEN Y MAL GUSTO en ejemplos de esta naturaleza extremada rara vez
nos es posible estar seguros de la cualidad de la ex­
§ 1. Podría hacerse una seria objeción al argumento periencia ajena. Así, nada extraño sería que una de
del capítulo anterior, en razón de que parece que aquellas personas no tratara de estimular sus apetitos
hemos considerado a la belleza como "subjetiva", es sexuales, sino que quisiera deleitarse honradamente
decir, como dependiendo totalmente de la idiosincra­ en la contemplación de lo que le parecieran encan­
sia del sujeto que la experimenta, y que, así como 1o
tadoras formas y colores, expresivos de una vitalidad
que es alimento para uno es veneno para otro, tam­ y pasión muy naturales; y que la otra no fuese una
poco sobre los gustos se puede decidir nada. Con todo, propagandista -o víctima a su vez de la propagan­
solemos estar absolutamente convencidos de que exis­ da-, sino que viese en los bustos políticos la expre­
te lo que se llama gusto malo o vulgar y la mayoría sión de valor, entusiasmo, patriotismo, ambición, orgu­
de nosotros tratamos de mejorar el nuestro. Ahora llo satánico o voluntad indomable; y que el que rayó
bien, ¿es posible compaginar esto con la idea de que las paredes fuese movido estéticamente por la poesía o
la belleza no es una cualidad de las cosas, sino la pro­ por la caligrafía de las inscripciones o textos. Y como
yección en ellas de nuestra propia experiencia estética, las ecuaciones y los llamamientos son más difíciles de
condicionada a su vez por nuestra constitución física, ser explicados estéticamente, ¿no pudieran las prime­
nuestra historia y las asociaciones que dan significa­ ras expresar quizá la emoción de un descubrimiento
ción al objeto? Ensayémoslo con un caso sencillo: el y no una verdad matemática, y los segundos no tanto
de una persona que pinta su habitación de blanco y el deseo de solicitar nuestro dinero como el goce de
otra que usa el color crema. No cabe duda que duda­ hacer el bien? Las explicaciones, sin embargo, son poco
ríamos para aseverar cuál de las dos tiene mejor gus­ plausibles y satisfactorias.
to; pero si una de ellas confiesa que ha escogido el
color sólo por lo durable, económico o higiénico, diría­ � 3. Casos menos simples son todavía más difíciles
mos que no tiene en realidad gusto alguno. Y si la úni­ de juzgar. Lo novedoso es estimulante puesto que
c� decoración que se le ocurriera fuese pornográfica, tendemos al aburrimiento, y la familiaridad es se­
, dante puesto que nos inclinamos a la pereza, y estas dos
dmamos de él lo mismo agregando que era reprensible
desde el punto de vista de la moral. Si se le ocurriese debilidades contaminan todo el resto de nuestras acti­
en cambio adornar su habitación con bustos y foto­ vidades -intelectuales, morales, estéticas. Y sin em­
grafías de Lenin, Hitler o Churchill podríamos admi­ bargo, ninguna imitación de la experiencia estética es
rar o deplorar sus ideas políticas sin dejar por ello más patente que la de buscar y preferir sistemática­
de reconocer que no tenía gusto. Y si pintara las pa­ mente lo viejo, o la última novedad, o el último ar­
redes con textos de las Escrituras, ecuaciones o llama­ caísmo. No hay gusto más fútil que el localizado
mientos a la caridad, quizá lo aplaudiríamos por exclusivamente en los éxitos de candilejas, en el
cristiano, matemático o filántropo, pero lo condena• "libro del año", o en las exposiciones que son todo
ríamos como artista. un succes de scandale, por las comidillas de los estu-
H
36 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
BUEN Y MAL GUSTO 37
dios y las enconadas controversias de la prensa. Ouien
sólo vive y se desvive por la moda, muestra muy-poco un fino pa1sa1e toda la delicia que dice y, por lo mis­
gusto en el vestir. Con todo, resulta imposible estar mo, su hermana debe reconocer que yo no siento, por
seguro de la experiencia ajena y muy difícil analizar mi parte, más de lo que digo . Me gusta un buen paisa­
la propia. No cabe duda que se requiere tanto talento je, pero no por razones pintorescas . . . Un grupo de
para apreciar la poesía o pintura de una edad cuya alegres y pacíficos campesinos me agrada más que la ban­
historia y civilización desconocemos como para acep­ da ele los más briosos bandoleros". "Mariana miró con
tar las innovaciones originales del hombre de genio. asombro a Eduardo y compasivamente a su hermana,
Puede haber personas adultas tan infantilmente em· la cual soltó la carcajada." No recuerdo dialéctica de
bebidas en el momento fugaz, que no pueden entrar gusto más lúcido que la de Jane Austen, y quizá esta
sino en las representaciones tópicas que les acomodan; apreciación se deba a que siento cierta simpatía por
no sabríamos decir si es aquello lo que realmente las Eduardo y mucha por Leonor. Pero cámbiense los
mueve, o si son puros snobs. Cuando Mariana, en términos de arte usados ahí y 1a narración resultará
Sentido y sensibilidad, dice: "¡No, mamá; si ni si­ aplicable a nuestros días o a cualquiera otra época.
quiera Cowper le entusiasma!", estoy seguro de que
ha tenido algunas experiencias estéticas vivas, aunque § 4. Puede haber entonces experiencias estéticas más
sospecho que de un alcance muy restringido. Las de o menos puras e intensas frente a ciertas percepcio­
Eduardo pudieran ser menos intensas pero de un alcan­ nes o imaginaciones, sin que 1a pureza e intensidad
ce más universal. Leonor lo diagnostica agudamente: dependan enteramente de aquello que se perciba o ima­
"Sospechp que Eduardo, por evitar una afectación, gine, no obstante que algunos objetos sean más aptos
cae en otra; y como cree que mucha gente aparenta que otros para provocarlas. Si esto es así, el genio es­
mayor admiración por las bellezas de la naturaleza de tético ideal tendría puras e intensas experiencias esté­
la que realmente siente, se indigna por tal simulación ticas -de las más favorables- en cada una de sus
y afecta ante ellas una indiferencia y una insensibilidad percepciones y recuerdos o en sus combinaciones de
mayores. Es un tipo quisquilloso y quiere tener su imágenes de la naturaleza. Encontraría que todos los
afectación propia". "Ciertamente -agrega Mariana­ objetos de la naturaleza son bellos y sólo feos los que
esa admiración por el paisaje no es ya sino mera pala­ tomara como productos humanos reveladores del gusto
brería. Todo el mundo pretende ahora sentir y escribir impuro o de la total indiferencia de sus autores. Y
con la elegancia y gusto del que definió por primera vez l:asta. me a,t�evería a .afirmar que cuantas más expe­
la belleza pintoresca .. . " 1 "Con todo, estoy convencido nencias cstehcas genumas tenga un hombre, frente a
-replica Eduardo-- de que Ud. siente realmente ante cualquiera clase de estímulos, tanto más estético será
y mejor su gusto. Un estela puro, no obstante serí�
1 Probablemente se .refiere a Uvedale Price, Essays on the un ser inhumano, puesto que sus experiencias 'estéti­
Picturesque; 1799 ("Rudeza e inesperados cambios se mezclaban cas serían invariablemente puras al no tener pasiones
a la irregularidad"), o a W. Gilpin, Picturesque Beautv 1792.
Cf. Payne Knight, Principies of Taste, 1805, y Peacock, H�adlong que lo alteraran, ni simpatías o aversiones, ni codicia
Hall, 1816. Para una historia de la vanidad e insensatez, consúltese o deseos, ni ideas políticas o religiosas, ni amor por
Hussey, Thc Picturesque. Véase Maria Edgeworth, Tl;c Ahscntee, la verdad. Cabe pensar que en un ser así ninguna ele
para ejemplos. sns experiencias sería en realidad estética, ya que es
38 INTRODUCCION A LA ESTÉTICA
difícil saber qué es lo que pudieran significar o ex­
presar estéticamente; y precisamente aquellas emo­
III
ciones que al sentirse alteran las experiencias estéticas
serían las que él contemplara en reposo y tranquilidad. ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA?
De esta suerte, compondría un soneto al soneto, y
criticaría únicamente el arte más o menos puro de § l. Las experiencias estéticas parecen ser el resultado
sus semejantes a la manera del que "conoce todo lo de percepciones sensibles o de imágenes sensibles,
relativo al arte, pero no sabe lo que le gusta". todas poseedoras de algún significado. Existen, sin
De donde concluimos que existe una clase de ex­ embargo, experiencias que poseen tales característi­
periencias genuinamente estéticas, lo que no quiere cas pero que no pueden ser consideradas como es­
decir que toda experiencia de la cual se pretende que téticas. ¿Podríamos decir qué clase de significado
tiene este carácter lo posea verdaderamente o en toda será necesario para que puedan merecer ese nombre?
su pureza. Y las que lo poseen pueden diferir en Las percepciones de los sen tidos y las imágenes de la
intensidad. De cualquier modo, estamos equivocados memoria significan alguna realidad percibida, aun­
cuando atribuimos a los objetos que provocan lo me­ que pueden ser más o menos ilusorias. Pero los datos
jor de tales experiencias una cualidad llamada belle­ sensibles no poseen ninguna cualidad estética -favo­
za, o cuando afirmamos que las personas estimuladas rable o desfavorable- y lo mismo acontece con las
a tales experiencias por objetos diferentes a los nues­ imágenes de la memoria. Se admite por lo común
tros están equivocadas. Pero como los hombres tie­ que el significado de las experiencias esféticas no es
nen una naturaleza en común, hay por fortuna un buen científico ni histórico, en el sentido usual de la pala­
elemento de acuerdo entre ellos, principalmente entre bra. Una simple narración, una ecuación matemática,
los que participan de una mü,ma civilización. un mapa o un modelo podrán proporcionar una infor­
mación científica si sus datos son correctos, pero
sería improcedente exigir de cualquier experiencia
estética que fuese reflejo fiel y exacto del mundo
físico ahora, antes o después. Una frase puede ofre­
cer una información moral o filosófica, como por ejem­
plo la de que estamos obligados a cumplir con ciertas
promesas o la de que hay algunos hechos que son in­
cognoscibles para el entendimiento humano; y se ha
aseverado desde tiempo atrás y aun en la actualidad
que la experiencia estética es capaz de revelar la ver­
dad de ciertos hechos morales o metafísicos en una
forma "sensible". Mas esto necesita una mayor elucida­
ción.
1 Para un estucho más completo de lo contenido en este capí­
tulo y el siguiente, véase Hospers, Meaning and Truth in the Arts.
39
40 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA? 4J
§ 2. El argumento anterior ha tomado dos variantes.
Una ele ellas es que la experiencia estética nos ofrece o bi en
una vaga o incomunicable especie de conciencia que
requiere ser aclarada y comprobada por el pensar dis­ One impulse from a vernal wood
cnrsinJ, algo así como el niño que dijera que "siente" May teach you more of man;
Of moral evil and of good,
que una mujer determinada es su madre y benefactora, Tlrnn all the sages can .4
y que llega después a un "conocimiento" de ello por
la experiencia y la reflexión. Ante este punto de vista, Esto ha sido expresado con la frase ele que la belleza
presentido ya por Platón 2 y Hegel, entre otros, la ex­ es el vehículo del "sentimiento trascendental" 5 y ha
periencia estética es una especie de propedéutica o sido dicho con fuerza por Browning: "El resto puede
peldaño de la filosofía, escalón innecesario cuando se ha razonar y gritar: sólo los músicos sabemos".6 Pero si
llegado a la cumbre. El otro punto de vista, más común se toman los poemas al pie ele la letra en cuanto a sus
entre los artistas y místicos, es el de que la experiencia afirmaciones sobre la realidad, o se supone que la ex­
estética es un vehículo para alcanzar la verdad, y que periencia estética, nacida del estímulo de una pieza de
es superior al pensamiento racional, o bien el único música, de un cuadro, de un otoño, de un crepúsculo,
utilizable en asunb;¡s de trascendencia: o de unas rosas, puede informarnos acerca de la misma,
es indudable que tales aseveraciones y datos pueden con­
I felt the sentiment of Being spread
tradecirse entre sí.
O' er all tl1at moves and all that seemeth still;
O'er all that, lost beyond the reach of thought Vanidad de vanidades, y todo es vanidad 7
And human know/edge, to the lrnman eye
Invisible, yet liveth to the heart; es tan poético corno
... Wonder not
If high the transport, great the joy I felt Y acá abajo sus brazos eternos 8
Communing in this sort through earth · and heaveJJ
\Vith every form of creature, as it Jooked razón; - ... Nada extrafio - si sublime es el rapto, si excelsa la
Towards tlie Uncreated with a countenance ·alegría que siento - al comulgar de este m�<lo con la tier�a y
. ,
Of adoration, with an eye of /ove el cielo - o con cualqmer forma de la Creación, como s1 mirara
... O Naturel Tl10u hast fed - hacia lo Increado con semblante - de adoración, con ojos de
amor. - ¡Oh Naturaleza! Has nutrido - mis nobles especulacio­
My Jofty speculations; and in tl1ee, nes; y en ti - para este difícil corazón nuestro, enc�entro - un
For this uneasy heart of ours, I find principio inquebrantable de alegría - y purísima pasión."
A never failing principie of joy 4 Ibid, The Tables Turned. ( "La incitación de un bosque en
And purest passion.3 primavera - te ensefiará, como nadie, lo que es el hombre - y
lo que es el bien y el mal, - mejor que todos los sabios."),
2 El banquete. 5 Stewart The Mytl1s of Plato. Véase el Apéndice A. "Un
3 \Vordsworth, The Pre/ude, II ( "Tuve la sensación de. un Ser solemne sentido de Ser Intemporal."
esparcido - sobre todo lo que se mueve o permanece qmeto; - 6 Abt Vogler.
sobre todo eso, perdido más allá del pensamiento - y del cono­ 1 Eclesiastés, ,, 2.
cimiento humano; al ojo humano - invisible, pero vivo en el co- s Deuteronomio, xxxm, 27.
42 J�TRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ¿QUÉ: SE ENTIENDE POR BELLEZA? 43
verdadero. Las convicciones que producen ciertas dro­
o también gas o estimulantes, los entusiasmos políticos, la ora­
toria populachera, la belleza, a pesar de que difieren
From too mucl1 love of living, entre sí, son totalmente diferentes del conocimiento
Frnm hope and fear set free,
objetivo de los hechos extremos. El que estemos su­
\Ve thank with brief thanksgiving
Whatever gods may be jetos a estos estados de ánimo es ciertamente un hecho
That no life lives for ever; de importancia, que puede tener consecuencias en
Tl1at dead men rise up never; cuanto a la índole de nuestra naturaleza e indirecta­
That even the weariest river mente a la del universo entero; sin embargo, el cono­
\Vinds somewhere safe to sea.9 cimiento que esto nos acarrearía no poseería ningún
carácter estético; sería simplemente psicología, cien­
Esto es lo que puede llamarse buena poesía, igual que cia o metafísica.
la de Ode on Intimations of Immortality: Cuando el punto de vista es el de que por medio
de la experiencia estética obtenemos la verdad moral,
Hence in a season of calm weatl1er los argumentos no pueden ser de índole diversa pues­
Though inland far we be, to que ya la verdad acerca de la bondad y de los
Our souls have sight ot that immortal sea deberes es también verdad. Dos formas, asimismo,
Which brought us hither. 10
adopta esta doctrina. La primera se encuentra en
Si los versos de Swinbume nos comunican una "ver­ Platón 12 cuando dice que la familiaridad con las be­
dad" en cualquier sentido de la palabra, los de llezas de la naturaleza y del arte formal predispone
Wordsworth entonces sólo nos ofrecen engañosos en cierto modo a la moralidad. Por supuesto, reco­
mienda para el logro de este propósito el uso de fábu­
pensamientos cuya extrema dulzura era prueba las y poemas escrupulosamente moralizados, siendo
ele que habían nacido para la inmortalidad.11 esa actitud más o menos la de los siglos xvr y xvu 13
y que más tarde reaparece en Tolstoi.14 Pero esto
§ 3. En realidad, es difícil distinguir el "sentimiento es salirse del tema; no sería la belleza como tal, ni
trascendental" del "pensar a la medida del deseo", siquiera el arte imitativo en sí, lo que nos diera la
que suele ser engañoso aunque también, en ocasiones, verdad moral; ni tampoco sería el más bello arte
imitativo 15 el más efectivo. Lo único verdadero de
9 Swinburne1 The Carden of Proserpine. ("Del mucho amor
de vivir, - de la esperanza y el temor,. ya libe�ados, - nos apre­ esta teoría es la tesis de que la belleza puede usarse
suramos a dar las gracias - a cuantos d10ses ex1s�an - de que no tanto para moralizar como para corromper la con-
haya vida eterna - de que los muertos no resuciten, - y de que
hasta el río más extenuado - se deslice ya seguro hacia el mar.") 12 La república (III), El banquete.
· 10 Wordsworth. ("Y en una estación de calmado tiempo -;­ 1a v. g., Sidney, The Defense of Poesie (An apologie for
por más tierra adentro que estem_os - nuestra�. almas contemplaran l'oetrie). "De igual modo como se obliga al niño a tomar las más
aquel mar eterno - que nos tra¡o hasta aquL ) sanas cosas mezclándolas con las que mejor sabor tengan."
11 Wordsworth, Inside of King's Chapel. (.,. thoughts wh?se 14 ¿Qué es e1 Arte?
very sweetness yieldeth proof - That they were born for 1m­ 15 Platón es muy claro cuando dice que un poema es más
mortality.) peligroso cuanto más bello poéticamente. Rep. 387, 607, etc.
44 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA? 45
ducta humana; es decir, que es agradable y puede In such high hour
emplearse muy bien para hacer cualquier cosa atrac­ Of visitation from tl1e living God
tiva. Por lo que respecta a la más seria y genuina Thought was not.11
doctrina estética de que la belleza de la naturaleza o
el arte formal predisponen hacia la moralidad, real­ Como es bien sabido, Schiller criticaba a Kant cuan­
mente no sé qué decir. Difícilmente podría yo creer do éste distinguía, y hasta oponía, entre moralidad e
que los habitantes de Atenas y Venecia, de Oxford o inclinación. En sus Cartas sobre fa educación esté­
Suiza fueran más honrados, valientes, industriosos tiéa del hombre define la experiencia estética como
o sobrios que los mineros de Pittsburgh o los alfa­ la satisfacción del impulso del "juego", y da a este
reros de Stafford. Por otro lado, se ha insistido en vocablo fa peculiar significación de una feliz armonía
que los moradores de un lugar bellísimo no lo aprecian entre los impulsos sensibles o apetitivos y lo racional
como es debido y en cambio se inclinan a admirar los y moral. Así parece sostener que el bien último no
paisajes y escenas de otras regiones. De cualquier consiste, como Kant decía, en el cumplimiento del
manera, no creo que las experiencias estéticas más deber ante los obstáculos y las tentaciones, sino en
genuinas necesariamente tengan que moralizar al hom­ la "virtud", la feliz coincidencia de la inclinación
bre. Ruskin 1� decía: "Aunque la ausencia de amor con el deber o lo que consideramos como tal. Pero
por la naturaleza no descalifica del todo, su presencia cuando decía que esta coincidencia se realizaba total
en cambio sí es señal invariable de bondad de cora­ o principalmente en la experiencia estética, estaba del
zón y de justeza de percepción moral, pero por ningún todo equivocado: no hay duda que sería un deber
concepto de práctica moral. Según sea el grado con agradable, en determinadas circunstancias, leer poesía
que se manifieste y sienta, así será probablemente el o visitar a Suiza, pero en otras igualmente agradable e
grado en que se sienta la nobleza y hermosura de ca­ igualmente obligatorio sería permanecer en cama has­
rácter." Pero no consideraría yo como referencia apro­ ta muy tarde o conceder un favor a un ser amado
piada para un puesto de confianza que el aspirante hechos que en mi opinión no podrían de ningun�
asista a los mejores conciertos o exposiciones, o visite manera llamarse estéticos.
con frecuencia Coniston y Chamonix. Y tampoco re­ De donde parece concluirse que la doctrina del
curriría a un tipo semejante en solicitud de consejos sentimiento trascendental está en lo correcto cuando
morales. sugiere qnc el significado de la experiencia estética
es sentimiento. Si por "trascendental" se entiende
§ 4. Pero ocupémonos ahora de la aun más ambiciosa que este sentimiento siempre va dirigido al universo
teoría del "sentimiento trascendental" que hace de la e?tero,.º a Dios,.º a nuestros deberes, o que propor­
experiencia estética no una propedéutica de la mo­ c10na cierta especie de verdad acerca de tales objetos
ralidad, sino una más alta y profunda forma de ésta, es cosa que hallo difícil de entender y menos de acep�
dándonos al mismo tiempo una percepción más clara tar. Si Jo que significa "trascendental"18 es que la
de nuestros deberes y fortaleciendo nuestra voluntad
para cumplirlos. 17 \Vordsworth, Excursmn l. ("En tan alta hora - - de la
visita del Dios vivo - el pcn;amiento no existía.")
18 Véase Apéndice A,
1 s Modern Painters, parte IV, xviii, § 30.
46 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA? 47
experiencia estética no consiste en un mero sentir, ficado a sus semejantes, pocos o muchos pero capaces
digamos calor o satisfacción, .sino que verdaderame?te de simpatía imaginativa por tal estado de ánimo o sen­
significa algo, y que comumca a este algo una im­ timiento y capaces, por lo tanto, de entender lo que
portancia excepcional, entonces me parece que todo aquél quiso expresar? 19
ello es verdad y que debemos insistir en descubrir
su sentido. § 6. La explicación expresionista de la experiencia
estética es mucho más plausible en lo que respecta a
§ 5. ]\,Je imagino que estaremos de acuerdo en que la escultura o la pintura, pues jamás ha sido fácil
una bella estatua o un cuadro bello no necesitan ser sostener que la belleza de la poesía consiste en su
exactamente iguales a su modelo, o en que nos pro­ eficaz imitación de la realidad externa, a pesar de que
porcionen una informaciórt exacta y nue;a de la apa­ esta creencia ha sido popular hasta fechas recientes
tomía humana o de la estructura geológica o vegetal; en lo concerniente a las dos últimas. Tal teoría olvi­
y habrá quienes hasta. sostengan que �o es necesario daba que un capitel corintio o jónico era igualmente
ni siquiera un parecido con los ob1etos naturales, una obra escultórica, y que un arabesco era una obra
como acontece con un tapete oriental, una catedral o pictórica. La moda en tiempos modernos ha insistido
un arabesco. Un poema bello no necesita revelarnos en que ni la pintura ni la escultura deben ser repre­
ningún dato de carácter científico, histórico, moral o sentativas, aunque ha sido común sostener que ambas,
filosófico, y si adopta la forma de un argumen!o, p�1e­ así como la arquitectura, la cerámica y el decorado,
de ocurrir que resulte totalmente falaz . Habra qmen para ser bellos, tienen que ser significantes. La única
sostenga que el poema no necesita te�e� "sentid�:' y excusa que existe para negar que la música expresa
.
que es suficiente con que sea una armomca sarta sig­ actitudes y estados de ánimo es la de no caer en el
nificante" de palabras o sonidos musicales. Sin em­ error, originado por la "música de programa", de
bargo, si en realidad es significa�te: . deberá ante todo considerar que lo que la música expresa puede igual o
ser positiva y verdaderamente s1g111hcante de aquello casi igualmente expresarse en palabras. Y este error
que se ha propuesto significar. No podemos menos . podría también decirse que se refiere a las estatuas y los
de condenar algunas obras de arte como "fa1sas", "m- cuadros. A menos que denominemos las notas y des­
sinceras" o "afectadas", implicando en ello las razones cribamos sus secuencias y combinaciones -hecho que
que tenemos para considerarlas feas o absurdas. Pero permitiría a un músico dotado componer de nuevo la
,
no nos olvidemos de que hemos exclmdo toda verdad
menos la psicológica. Así, pues, ¿tendremos una 1u Esto es parte de la tesis de Crnce en su Estética, en su
experiencia estética genuina cuando �allamos. q.u� Breviario de Estética y en su artículo de la 14� edición de la Enci­
,
una imagen es instantaneamcnte expresiva o s1g111f1- clopedia Británica ( 1929). Véase también el Apéndice B. Bien
podría preguntarse por qué el sentido es capaz de expresar ( distinto
cante no de nuestro propio pensamiento (pues en este de excitar) el sentimiento. Tengo, sin embargo, temor de decir
caso le atribuiríamos una ,·erdad científica, histórica, que no lo sé. Kant y Wordsworth, a pesar de sus diferencias, su­
filosófica o moral), sino de nuestros propios senti­ girieron que el hecho se debe a que nuestras psiques y· 1a "natura­
mientos, deseos, emociones o estados de ánimo? ¿Y leza" son "afines". Kant sostiene que nuestra satisfacción en la ex­
presividad se debe al sentimiento de que el mundo y nuestras
puede decirse que un artist� triunfa cu�ndo logr�, �l mentes se hallan mutuamente adaptados para facilitar la percepción,
dar forma a un objeto sensible, comunicar ese s1gm- Véase, sin embargo, el cap. x.
48 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA? 49
pieza a su gusto-, lo mejor que puede decirse de una
composición musical es que es solemne o alegre, apaci­ periencia estética cuando expresa para. nosotros cier­
ble o arrobadora. Elln ilustraría más que Hamarla tos sentimientos que, por nuestra h1stona o n� tural� za,
fuerte o larga, complicada o difícil. Y no de otros somos capaces ele abrigar: Su :ecuerdo � figuración
términos echamos mano al referirnos a los .tapetes puede ser provocado po� �mpres10ne� sensibles no ex­
orientales. presivas en sí, como la pagma de un libro o las palabras
"Romeo y Julieta" o "Everest". Pero así como a causa
§ 7. Probablemente sea la belleza de la naturaleza la ele la historia personal estas p�labra.s ? ueden no . des­
que repugna más la teoría de que toda experiencia pertar ninguna clase de memonas o 1�agen.es, de 1g�al
estética es la expresión de las emociones. Sin embar­ manera la nacionalidad bien puede nnpedir cualqmer
go, si el color, el movimiento, el sonido, la forma estímulo frente a una página en inglés, y a causa de una
(y no nos referimos solamente a la forma humana o cultura exclusivamente del siglo xvn, la visión del Eve­
al sonido vocal) expresan naturalmente ciertos esta­ rest no dirá nada ni, debido a una total incapacidad
dos psíquicos, lo más probable es que los encontremos de pasión erótica, un drama amoroso impresionará, a no
en la naturaleza del mismo modo que cuando los ser por sus cualidades musicales. Consecuentemente,
creamos artificialmente. Nada más obvio, por ejem­ no hay nada bello en sí; lo que puede ser expresivo
plo, que los botones ele rosa expresen nuestros senti­ para uno, no lo es para otro. Afortunadamente, co�o
mientos acerca de la juventud; que los colores ele la una buena porción de la naturaleza humana es comun
primavera y la luz del sol, los ele la alegría; y que a todos los mortales, y una gran parte lo es a hombres
un mar tormentoso, los ele una incontenible e im­ y mujeres, y como otra buena parte de. 1� cultura es
petuosa cólera. En verdad nadie les ha fijado ese igualmente común a todos los que participan de una
carácter expresivo; pero nosotros, ele acuerdo con misma civilización y de una misma educación, es fá­
nuestra naturaleza original o con esa segunda naturale­ cil que los hombres se pongan de acuerdo. Por otro
za que infantil y prolongadamente nos han impuesto lado, gracias a la complacencia y al snobismo estético,
una experiencia y una cultura, así las consideramos hay más acuerdo del que se podría esperar, ya que
con la misma naturalidad que lo hacemos con una son­ casi todo el mundo afirma que le gusta Shakespeare,
risa o un gesto. Un crepúsculo puede ser tan expresivo si bien muy pocos lo han leído, y no todos nuestros
como un final de coro en una tragedia ele Eurípides y amigos son tan mal educados como para decir que los
una montaña como una obra de Miguel Angel. Ade­
poemas que nos gustan son mera paja.
más, con frecuencia no sabemos si los movimientos
ele nn niño son naturales o cosa de arte, ni estética­ § 9. No debemos, sin embargo, �sperar que hombres
mente nos preocupa ello. y mujeres, blancos o negros, v1e10� o Jóvenes,. an­
1
tiguos, modernos y barbaras, amencanos y clunos,
§ 8. El resultado del punto ele vista anterior, el cual humanistas, rústicos y científicos, habitantes de los
cicsde ahora me inclino a aceptar con las explicacio­ trópicos y de las regiones árticas, cristianos y musul­
nes que espero dar a continuación, es el de que un manes, madres y vírgenes, gentes formadas en Oxford
objeto sensible ( que llamaremos bello), ya sea per­ v en Cambridge, coincidan en tener como igualmente
cibido, recordado o imaginado, nos produce una ex· cxprcsirns las mismas líneas, formas, colores, sonidos
50 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ¿QUÉ SE ENTIENDE POR BELLEZA? 51
o palabras. El desprecio mutuo es pura intolerancia.20
En miembros de la misma familia hay diferencias § 1 O. Nada se pierde de valor y ternura en el afecto
individuales de constitución y temperamento: el uno que tenemos por la madre, la prometida, la esposa, o
es sordo y el otro miope; aquél más sensitivo para el la hija, cuando reflexionamos que precisamente por
color y éste para la forma, y todos quizá con diferen­ ser nuestra es por lo que gozamos con sus alegrías y
tes presiones arteriales y glándulas. Cada individuo virtmles y nos preocupamos de sus fracasos y defec­
además, variaría, según el tiempo, de salud y humor'. tos. Es imposible creer que los seres más queridos
de conocimientos y opiniones, de asociaciones e inte­ por nosotros sean en realidad los más perfectos. Y
reses, de memorias y esperanzas. Tendrá diferentes nada se pierde en una experiencia de belleza cuando
pasiones, y todas estas variantes afectarán la signifi­ vemos que, de haber sido nosotros diferentes, la hu­
cación de sus percepciones e imágenes; sin embargo, biéramos descubierto en otra parte y no aquí. La obra
cada una de éstas puede ocasionar una aguda y ge­ de Miguel Angel no sería mala sólo porque gustara
nuina experiencia estética. Y como Coleridge dijo, la poco a un chino, ni los dibujos de éste porque no agra­
belleza depende de un "espíritu modelador de la ima­ daran mucho a aquél. Ambos hubieran tenido mejor
ginación": gusto si hubiesen sido capaces de incrementar cada
quien el suyo.
We receive but what we give, Hasta de la moral puede obtenerse una analogía.
And in our lite alone does Nature líve: La experiencia moral del sacrificio propio en bien
Ours is her wedding garment, ours her shroud/ de los demás no disminuye en nada aun cuando los
And would we aught behold of higl1er wort, resultados inesperadamente resulten a nuestro favor
Than that inanimate, cold world allowed y no en el de ellos; ni, en un caso contrario, el remor­
To the poor loveless ever-anxious crowd, dimiento se reduce al descubrirse que la deshonra o
Ali/ from tl1e soul itself must issue forth el fraude no fué el mejor camino. Hay aquí, sin em­
A light, a glory, a fair luminous cloud bargo, una notable diferencia con la experiencia esté­
Enveloping the earth- tica: si pudiéramos ser convencidos de que no existe
And from tl1e soul itself must there be sent ningún deber para con los demás, así fuere penoso el
A sweet and potent voice ot its own birth, saberlo, no nos sentiríamos obligados a procurar des­
Ot ali sweet sounds the Jite and element.21 cubrirlo y cumplirlo, ni tendríamos satisfacción en el
esfue�zo.. ni remordimiento en la omisión. Negar
20 Consúltese J. R. Sutherland, Wordsworth and Pope (British la ob1et1v1dad del deber y de la bondad es escepticismo
Academy Warton Lecture, 1944). El autor sefiala que Pope escri­
bió exclusiva y manifiestamente para los "bien educados". Words­ moral; la experiencia estética no disminuye en nada
worth, por lo contrario, esperaba que lo comprendieran todos los por la reflexión de que depende menos de la natura-
hombres sencillos y de buena voluntad. De hecho, su poesía ha ve­
nido a extenderse y quizá a gustar más que la del propio Pope; y valioso - que ese inerte y frío mundo, asignado - a la pobre y
durante algún tiempo su dogmatismo y genio nos hicieron insensibles desamparada turba ansiosa, - entonces, ¡ahl del alma misma
a las delicadezas de la expresión "refinada". saldría - una luz, una gloria, una luminosa nube clara - que en­
22 Dejection. ("Sólo recibimos lo que damos, - y s6lo en nues­ volviera la tierra. - Y de la propia alma brotaría - una potente
tra vida la Naturaleza vive: - ¡nuestras son sus vestiduras nup· y dulce voz, nacida en sí misma, - que fuera vida y espíritu de
ciales, y nuestra su mortaja! - Si pudiéramos contemplar algo más los más dulces sones.")
52 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
leza de los objetos que de la significación que tienen
éstos para nuestra interpretación. Afirmar la objeti­
vidad de la belleza es sencillamente intolerancia esté­ IV
tica, y sólo la negación de grados reales en la pureza
de la experiencia estética sería escepticismo estético. ARTE FORi\iIAL Y REPRESENTATIVO
Es sólo pureza e intensidad lo que debemos buscar.
§ 1. En épocas pasadas la intolerancia estética in­
sistió mucho en la importancia del "tema" del arte.
PtÍesto que se creía que la belleza residía en los ob­
jetos, el buen arte era aquel que hacía una habilidosa
imitación de las cosas bellas y eliminaba cualesquiera
defectos que tuvieran: aquel arte que consistía en la
reproducción exacta del "objeto ideal". Algunos hom­
bres eran más bellos que otros; una estatua podía ser
mucho más bella que ningún hombre. Las mismas
acciones eran objeto de estas distinciones, por lo que
un poema épico o heroico, o una tragedia, describía
a grandes personajes representando acciones sublimes,
de seguro superiores a las reales. La gran pintura era
religiosa, histórica, ideal, "el gran estilo", como se
decía. Los cuadros de género y de paisajes eran en cam­
bio tenidos en menos, no contando para nada el arabesco
o lo decorativo.
§ 2. En la actualidad la intolerancia estética se com­
place en afirmar el carácter impertinente, inútil y
positivamente deletéreo de todo elemento representa­
tivo, particularmente en la pintura y escultura, y
hasta en la poesía. Nada más fácil de admitir que el
placer del reconocimiento 1 -este manchón, por ejem­
plo, es algo parecido a la niebla, o al rostro de un an­
ciano, o simplemente a otro manchón- no es un
fenómeno estético, sino una impureza en la experiencia
estética. Sin embargo, si un crepúsculo es bello, es de­
cir, significante, no se ve la razón por la que un
artista se abstenga puritanamentc de emplear tal signi­
ficación. Podrá, según tal intolerancia, aspirar a su-
1 Aristóteles, Poética, IV.
54 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE FORMAL Y REPRESENTATIVO 55
perar los colores de una puesta de sol de igual manera contexto lógico.2 Si, por otro lado, no se valen de pas
que se le permitirá esforzarse en sobrepasar la luz labras verdaderas sino ele arreglos sin sentido de vocales
de Vermeer o Rembrandt, la línea de Botticelli o el y consonantes, sería interesante preguntarles si de tales
volumen de Cézanne, y hasta pensar el mejor modo obras obtienen experiencias estéticas tan puras e inten­
de lograr la pura expresión de su estado de ánimo evi­ sas como las que produce Beethoven o Mozart. Si con­
tando las asociaciones intrusas de cualesquiera obje­ testaran afirmativamente habría que preguntarles tam­
tos de la naturaleza. Si éste es su modo ele pensar y bién por qué entonces no se dedican mejor a la música.
éste su objetivo, no se comprende por qué (para re­ En otras palabras, a muchos nos parece que existe
ferirme sólo a pinturas que he visto) introduce en un una gran probabilidad empírica, aun no invalidada por
cuadro compuesto con líneas y colores sin represen­ excepción alguna, ele que hay ciertos materiales y di­
tación un ojo humano en la punta de una trompa mensiones "adecuados" para ciertos métodos, adecua­
ele elefante, o un realístico bollo o cigarrillo. Porque dos en el sentido de que son capaces ele expresar los
con toda seguridad dichos objetos han de tener algu­ sentimientos y de comunicar la expresión. Podríamos
nas asociaciones perturbadoras que, de acuerdo con la pensar, por ejemplo, que la puramente formal aunque
teoría del artista, son antiestéticas; y asociaciones con expresiva belleza de una gran obra arquitectónica, difí­
objetos menos propensos, por naturaleza, a provocar cilmente se lograría por medio de un pequeño objeto
una experiencia estética que una flor, un rostro, no representativo; o que los sonidos sin sentido de una
o un pájaro. Algunos otros pintores y escultores se voz, por más arreglados que fuesen, jamás rivalizarían
abstienen hasta de hacer tales concesiones y producen con la canción o con la música orquestada. Además,
únicamente puros arabescos de línea y color, o de vo­ podríamos pensar que un busto humano, con las pro­
lúmenes, sin representación alguna. No estoy seguro porciones de la catedral de San Pedro, difícilmente
si ellos consideran sus producciones como superiores tendría un valor estético.
a las mejores alfombras y jarrones chinos o a los me­ § 3. Por supuesto que nadie se opohe a tales experi­
jores ejemplos de la arquitectura griega o gótica. Si mentos, a pesar del escepticismo que se tenga con res­
no fuese así, me parece que valdría la pena de pre­ pecto al éxito de los mismos. Si los que experimen­
guntarles por qué mejor no se deuican a la arqui­ tan claman haber ya triunfado y afirman que los ara­
tectura o a los tejidos. Y si no lo hicieran ¿sería bescos geométricos, con la ayuda del bollito, les pro­
acaso porque juzgaran estas artes sin representación porcionan intensas experiencias es_téticas aun más puras
como secundarias? Similarmente, cuando escritores que las de la tumba de los Médicis o las de una natu­
como Gertrude Stein producen galimatías más o menos raleza muerta de Chardin, o que las de los primitivos
musicales con el pretexto de huir de asociaciones an­ bronces chinos, no podemos menos. de aceptar su bue­
tiestéticas de contenido, no se ve claro el porqué usa na fe, salvo que hubiera razones en contrario, y esperar
con frecuencia frases y formas sintácticas comprensibles, a que nos paguen en igual moneda. Después de todo,
ya que también arrastran asociaciones, aunque sin duda nuestra tesis es que la belleza no reside en los objetos
no tan satisfactorias como si estuvieran dentro de un sensibles, sino que depende de la significación de éstos,
2 Consúltese R. L. Stevenson en sus mofas contra los ''opu­
y que deben significar algo diferente para gentes dife­
lentos oratundos". rentes y acaso muy diferente para gentes muy diferentes.
56 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE FORMAL Y REPRESENTATIVO 57
Tal vez no nos sea tan extraño que alguien reciba una puramente estético en el Botticelli de la National Gal­
más pura experiencia estética frente a un dibujo lleno lery pudiera deberse al hecho de que estamos familia­
de círculos y triángulos que frente � un <;ua�ro de rizados con los Evangelios. Ahora bien, ¿cuál es el
Constable, si recordamos que las mu¡eres hmdues re­ defecto de las ilustraciones? Seguramente que su
ciben la más pura experiencia moral al ejecutar un acto evocación es más limitada; serían tanto más impre­
penoso por creerlo su deber (y no dudamos que a sionantes si ilustraran algo que está en nuestra san­
veces así acontezca) en la ceremom. a 1. �hu�1ana d� que-· gre; es decir, que fueran expresiones naturales y no
mar vivas a las viudas, pero que estan mcapacita?as, símbolos convencionales. No veo razón alguna para
por miedo a la sanción púb�ica, de gozar tal expenen­ justificar mi propia experiencia estética respecto a la
cia si matan una vaca agomzante. Madonna ele Botticelli ante los que jamás han tenido
una experiencia estética en la lectura ele los Evange­
§ 4. Si algunos de nos.otros tenemos pl�ito con los lios. Ni siquiera el hecho indiscutible ele que una
artistas de moda, que e¡ecutan sólo tra��¡os de escul­ obra ele arte representativa sólo puede afectar a los
tura, pintura y poesía sin representac1on, no es a que están familiarizados con el original, quiere de­
causa del principio teórico de que el a'.abesco Y,, la cir que por eso se restrinja forzosamente su poder
cerámica y ÜLALVOV a LAwov o "Fol de Riddle Ido o evocativo . Todos los hombres están más o menos
"Waly, Waly" pd'edan o no t�n.er cierto significado familiarizados con el rostro, forma y pasiones de los
estético, sino por el hecho empmco de que pers?n�l­ seres humanos. Y para muchos, ciertas pasiones o
mente nos satisface muy poco un descabellado d1bu¡o estados de ánimo están admirablemente expresados en
geométrico. Y esto no constituye en realidad un mo­ la pintura o escultura, algunas otras en el lenguaje
tivo de disgusto para los que sostenemos qu� la belleza rítmico y otras en la música. Puede ser, sin embargo,
. . o que determmadas for­
es sencillamente el sigmf1cad que esas mismas pasiones, u otras, sean expresadas a
mas sensibles tienen para determinados hombres de otros sujetos únicamente o de mejor manera por me­
cierta clase de temperamento y cultura. Pero sí nos dio de irregulares arabescos de color, formas o so­
oponemos a los que sostienen que el Teseo del Parte­ nidos. Para _mí, algunos de los cuadros de Chardin
nón' o la fregona de Vermeer, o la Andrómaca
. rnos una
. de.
expenencia
perderían mucho ele su significación estética si se
Homero no pueden proporciona alterara su configuración formal o si se eliminara de
estética pura a causa de que tienen una significación
1

ellos toda referencia al pan, agua, vino y demás obje­


humana. Esto no puede ser sino puro intolerante dog­ tos ele significación universal. 4
matismo.ª Y en la práctica sería lo mismo que si se
mantuviera que ninguna porción de nuestro placer § 5. Kant distinguía,5 siguiendo a Hutcheson y Ali­
son, entre la bepeza libre o absoluta ( que ejemplifi­
a K. E. Gilbert, en The Journal of Aesthetics and Art Cri­ caba en la naturaleza con las ondas y conchas del
ticism septiembre de 1947, cita lo siguiente de Malevich (The
Non-;bjective \Vorld): "En mi desesperada lucha por liberar el 4 He decidido asentar esto en forma menos dogmática des,
arte del mundo objetivo huí a la forma del cuadrado, y expuse un pués de haber visto un cuadro de Monet con ricas frutas y vinos,
cuadro que no era sino un simple cuadrado negro sobre un fondo Pero ·su aspecto en general no es muy bueno. Véase el cap. xn.
blanco". ¿Por qué esta lucha desesperada? 5 La Crítica del fuicio, parte I, 16.
58 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
59
mar y en el arte �on l�s. arabescos) y la relativa ?
ARTE l'ORMAL Y REPRESENTATIVO
medio de la representación. Tiene, si no "forma", al
dependiente, qu� e1 emphftcaba �o n los cuer pos orga­
menos una "significación". Un poema muy curioso
nicos (presupomendo, c omo cre rn, conceptos . de p�r­
de Charles Elton,7 escrito probabl ementé a fines del
fección O adecuación) y el ar te representativo. Sm siglo pasa d o, une las t end encias de representación y
embargo , pensaba que ambas eran ;xpresivas o �ig­
forma de una m anera un tanto diferente. En ciert a
nificantes. L a belleza formal debena expresar cier­ medida sacrifica el "sentido" a un molde sonoro d e
ta sa tisfacción p or la armoniosa acomodación de nues­ palabras un tanto absurd as y sin sentido pero, como
tros da tos sensibles a nuestra facultad de transformar­
en Poe, con el p ropósito d e obtener un efecto emo­
los p or medio de l a imaginación y el enten.dimiento en tivo y hasta sentimentalmente romántico. Los mejores
obje tos, como unidades o moldes p erceptibles.
pasajes .ilustrativos de esto quizá sean los que pone
§ 6. Es de notar que paralelamente ª. la 11; oda de Virginia Woolf en boca de una de sus heroínas, en el
la pintura y escultura no representativas,. impulsa­ libro To the Lightho use:
da sobre todo p or las últimas obras de P1casso, ha I wonder if it seems to you,
ap arecido en la literatura, tanto e� prosa como en Luriana, Lurilee
verso, un m ovimiento opuesto. El ntmo o metro !ªn Tliat all the lives we ever lived
minuciosamente estudiado en su p oder de expresión And all the lives to be
por Tenny son y Swinburne, p or 1>us�in y Pater;. el Are full of trees and changing Ieaves,
argumento formal y la tesis y anbtes1s de Meredith Luriana, Lurilee.
y Wilde han dado p aso, en poetas .de. 1� escuela de
Eliot y e n prosistas , c� mo J oyce y V1:g1�rn .woolf,0 � How long since you and I went out,
Luriana, LuriJee,
una especie de cromca puramente 1m1ta bva y . epi­
To see the kings go riding by
s ódica llamada a veces rapportage. En los me1 ores
Over lawn and daisy lea
escritores de este tipo, como los últimam ente no m­
\Vith their palm-leaves and cedar sheaves,
brados no halla rn os y a el realismo físico de Zola -no Luriana, LuriJee...s
siemp;e, claro, adecuado a las emociones 'd � los p erso­
.
najes-, sino más bien u� _i�tento de �e&mr con t?da
exactitu d el flujo no dmg1do y c asi imperceptible
de las ideas veleidades e imágenes que pasan por
nuestras mente' s, aun las mas ' acc1'denta1es o ef'1meras.
De cualquier m anera, su arte no puede menos de con­
siderar se como expresivo de la emoción humana p or
7 ·Incluida en Another World than
This' antología por V. Sack-
ville West y Harold Nicolson.
6 Si tuviera confianza en mi conocimiento de los estilos extran­ s ("No sé si te parece a ti, Luriana, Lurilee
jeros agregaría a Prous t y quizá a Duhamel. Tanto Virginia Woolf - que las v idas
que vivimos - y las v idas que serán - llenas
como Prous t probablemente estén influídos por la teorí a es céptica de árboles y hojas
. están, - Luriana, Lurilee. - Cuánto hace q
de Hume relativa a la identidad pe rsonal. Las caract erísticas que he ue sal imos tú y yo
- Luriana, Lurilee, - a ver los reyes cabalgar
señalado arriba no son, por supuesto, l as únicas, ni invariables, en los - por los campo;
y praderas - con sus haces de cedros, y sus hoj as de palm er as
escr itor es m encion ados. '
- Luriana, Lurilee.")
CLASES DE BELLEZA 61
sin que hasta la fecha se haya encontrado una solu­
ción satisfactoria permanente. En los albores de esta
V disciplina parece que el problema radicaba en la dis­
CLASES DE BELLEZA tinción entre belleza formal y belleza representativa
tal como lo planteó Platón 1 y replanteó, como hemos
§ l. Claramente se habrá visto que en la discusión visto, Kant. Aristóteles expresaba el mismo pensa­
del capítulo anterior hay en el fondo un problema miento al afirmar que la poesía nace de dos instintos
fundamental, o sea el relativo a las diversas clases humanos -la imitación y el ritmo- y distinguía dos
que existen de belleza. Señalemos desde ahora va­ clases de poetas: el hombre de sensibilidad refinada,
rias alternativas concebibles. de gusto o fantasía, y el hombre de inspirada locura
a) Los términos belleza y experiencia estética pue, o imaginación. Longino 2 dintinguía entre mera belle­
den usarse ambiguamente. Las experiencias que tene­ za o "correción de estilo" y sublimidad o "expresión
mos frente a un arabesco y frente a una tragedia de la pasión", pero adelantándose a los tiempos, y
posiblemente no tengan nada en común salvo el que quizá acertad,,mente, oscureció la distinción al decir
ambas sean experiencias y participen de esta manera que nada hay más adecuado para lo último que el
de la característica de todas las experiencias, como ritmo o metro. Burke 3 continuó, aunque tal vez más
también las no estéticas, como el sentirse enfermo o burdamente, la teoría de Longino e influyó muchísimo
engullir un bistec. Considero, sin embargo, que este en lo que Kant 4 sostenía acerca de la oposición fun­
punto debe descartarse. damental de las dos clases referidas. Schopenhauer, 5
b) Puede haber dos o más clases de experiencias quizá con justificación, desplazó los linderos de la
estéticas que difieran por alguna característica recono­ clasificación. Diferenciaba la belleza musical de todas
cible, pero que tengan la común y también reconoci­ las otras por el hecho de que ésta sola expresa el ca­
ble de ser experiencias estéticas. En otras palabras, rácter natural y fundamental de "la voluntad", es
que sean especies del mismo género, como la diferen­ decir, de la fuerza vital, el deseo y el sentimiento, en
cia que existe entre los triángulos escalenos y los tanto que las demás artes y la naturaleza representan
isósceles. Así, si aceptamos dos clases de especies, una "las ideas", o sea las manifestaciones fenoménicas de
de ellas puede ser superior estéticamente a la otra. la voluntad, realidad metafísica primaria y causa
e) Puede que no haya diferentes clases de expe­ de todas las cosas. Nietzsche 6 continuó la doctrina
riencias estéticas, y sí un número infinito de tales ex­ principal de Schopenhauer, pero dándole un sesgo.
periencias que se parezcan más o menos entre sí, como Sostenía que el arte "apolíneo" o representativo era
acontece con el infinito número de tamaños, más el que se refería al mundo ilusorio de individualida­
o menos próximos unos a otros, pero que no pueden des, y el que, por su belleza, nos reconcilia con los
agruparse en varias clases de tamaños; es decir, que 1 La Repíiblica, III; Timeo, 47; Filcbo, 51.
l;i experiencia estética no sería sino una ínfima species > De lo Sublime.
del genus experiencia. :; De lo Sublime y lo Bello.
5 EJ mundo como voluntad y como representaci6n, III.

§ 2. El anhelo de encontrar clases definidas de be­ 1 Crítica del juicio, 2 3, ele.


G El origen de la Tragedia.
lleza es uno de los problemas más serios de la estética,
· 90
62 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CLASES DE BELLEZA 63
conflictos y sufrimientos del mundo. El arte "dioni­ lo inefable por sugesti6n, por insinuaciones, por sor­
síaco" de la música y de la lírica pura, por otro lado, presas; y a veces por deliberadas crudezas e inarmo­
es el que nos revela por medio de un éxtasis místico nías. Algo así como el arte simb61ico pero en un pla­
y estremecedor la base fundamental de la existencia no superior. Tal era la creencia de Hegel.
humana, de la fuerza vital o voluntad de vivir. Esto
tenía evidentes afinidades con la doctrina del "sen­ § 3. La discrepancia entre estos intentos y sus divisio­
timiento trascendental". 7 nes interferentes ha hecho sospechar que en realidad
Hegel 8 distinguía tres clases de belleza: a) la be­ no habría ninguna distinci6n esencial. Y el exceso
lleza simb6lica, que era la característica más impor­ en subdivisiones posteriores, como lo pintoresco, 9 lo
tante del arte oriental y pre-helénico y representada grotesco,10 lo extraño, 11 lo sublime dinámico, lo su­
íntegramente por la arquitectura; b) el arte clásico, blime matemático, 12 la representaci6n típica ( o ideal)
representaclo íntegramente por la escultura griega, y y la característica ( equiparadas al gran estilo y al gen­
c) el arte romántico, representado por la música, la re, respectivamente),13 bien puede considerarse como
pintura y, principalmente, la poesía. Todas ellas, una reductio ad absurdum. 14
según Hegel, constituyen diferentes maneras -en una Y el mejor título para pretender la categoría de
escala ascendente- de representar o expresar la ver­ especie distinta de la experiencia estética le corres­
dad última o realidad espiritual en forma sensible, que ponde a la comedia, es decir, a lo grotesco, lo humo­
s61o puede ser expresada completamente en la forma rístico, lo ridículo, lo risible.16
no sensible de la filosofía. Las primeras concepciones Lo curioso del caso es que basándose en algunas
de dicha verdad son tan vagas que casi es imposible el defensas te6ricas del arte moderno no representativo,
expresarlas a no ser por un símbolo decididamente el desarrollo de tales divisiones y distinciones di6 una
inadecuado, como el que emplea un salvaje cuando vuelta completa y regres6 a la idea original de Pla­
siente: "esta montaña o alta pirámide personifica todo t6n. La distinci6n ahora es entre el arte casi geomé­
lo que es eterno e inmutable". Pero los griegos des­ trico o sumamente estilizado o simb6lico y el arte más
cubrieron en el cuerpo humano no s61o indicios de emotivo, naturalista y vital de los tiempos clásicos y
espiritualidad sino la literal encarnaci6n de ésta, la
hogareña y natural expresi6n de ella. Tanto la filo­ 9 Uvedale Price, The Picturesque, y W, Gilpin, Picturesque
sofía pagana como el cristianismo vinieron a recordar Beauty; cons6ltese también Hussey, The Picturesque.
10 Payne Knight, Principles of Taste, I, v. 19, y II, II, 15-27,
que el espíritu era algo más que el cuerpo que lo
79. Cons6ltese Bergson, La risa, m, l.
encarnaba y que su naturaleza plena no podía expre­ 11 Peacoek, Headlong Hall, rv. "Decidme, señor, ¿qué nom­
sarse en una sonrisa o en un muslo por más gracia o bre usáis para distinguir el carácter de lo inesperado cuando una
delicadeza que en ello se pusiera. De esta manera el persona vuelve al mismo sitio por segunda vez?"
arte romántico no era sino el esfuerzo para expresar 12 Kant, Crítica del juicio, 25-8.
13 Reynolds, Lectures, m; Alison, Principles of Taste, IV, 2;
7 Véase el Apéndice A. Ruskin, Modero Painters, XIV, párrafo 4; Bosanquet, History of
8 Estética, traducida al inglés por Osmaston, La introducción , Aest/1etics, 1. Cf. Winckelman, Kunst des Alterthums, IV, II,
que resume la teoría, me parece mejor traducida por Bosanquet H Croce, Breviario de Estética. Ahí critica tales distinciones.
traducción que puede encontrarse en el apéndice a su History o/ 1s Véase en mi Theory of Beauty el apéndice de la segunda y
Aesthetics. subsecuentes ediciones, y Bergson, op. cit.
64 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CLASES DE BELLEZA 65
renacentistas, sugiriéndose además que los creadores razón del arte bizantino, cuya esencial austeridad y
del "arcaico" o "arcaizante" arte abstracto "se propo­ rigidez opónese al humanismo, el cual, asomándose a
nen algo radicalmente diferente" que los de l�s escue­ la vida, la encuentra siempre buena. Todo esto con­
las naturalistas. De esta manera Hulme 16 sostiene que cuerda con las ideas de Fry,18 para quien la combi­
cuando predomina una filosofía optimista o una con­ nación del ritmo formal y las apariencias naturales
fianza irreflexiva en la vida es natural hallar la be­ -en particular del cuerpo humano- proporciona
lleza en objetivaciones o expresiones de la actividad efectos sublimados, como por ejemplo, en el Jere­
y vitalidad del hombre. "El valor de una línea o for­ n�fas �e Migrn:l �ngel. Richards �stá de acuerdo y
ma radica en el valor de vida que para nosotros ,
dice: No es d1f1c1l conceder que existen notables pin­
contiene. Con lenguaje más sencillo diríase que en turas en que nada se representa y otras en que es tan
un arte así se encuentra siempre el sentimiento y trivial lo representado que bien se puede desdeñar.
placer por las formas y movimientos de la naturale­ Pero también es cierto que existen grandes cuadros en
za." "En tanto que el arte naturalista es resultado de que la contribución a la respuesta total que viene a
una feliz relación panteísta entre el hombre y el través de la representación no es inferior a los efec­
mundo que le rodea, la tendencia hacia lo abstracto tos que �irectamente producen fo'rma y color . . . No
ocurre en razas cuya actitud con respecto al mundo hay motivo para oponer el factor representativo al
externo es exactamente contraria." "Los pueblos pri­ formal, cuando en realidad deben cooperar." 19 Clive
mitivos viven en un mundo cuyo desorden y aparente BeII opina en forma más extremosa: "El elemento re­
arbitrariedad tienen que inspirarles buena dosis de presentativo en una obra de arte puede ser o no ser
temor." "Este estado mental trae aparejado -en el perjudicial, pero jamás es apropiado." 20
arte- un gusto por crear formas abstractas y geomé­
tricas que, por duraderas y permanentes, servirán de § 4. Convenimos con el princip10 que inspira estas
defensa contra lo transitorio y flúido." Mas en la o�servaciones, desc�rtada la . última. La belleza que
mente oriental -prosigue el autor- este temor y ale­ as1gna1;1os a los o�¡etos se.ns�bles consiste en que son
jamiento del mundo no desaparece con el progreso del expresivos de algun sentimiento: temor confianza
conocimiento. Su sentido por una realidad inaprehen­ �,legría ?� vivir, nost�lgia de la ��erte, un' sentido po;
sible e inexorable es más hondo que en los antiguos el dehc10�0 comerc10. :1;undano o por su miseria y
griegos o en los europeos modernos. Su arte perma­ eyanescencia. Es arh�1c10sa, sin embargo, la bisec­
nece abstracto, pero no siempre se satisface esa abs­ ción. No hay dos, smo millones de actitudes con
tracción con la creación de formas inorgánicas: ciertas res�ec�o al mundo, variadísimas en amargor y dulzor:
de las formas geométricas con que a veces reviste al cur�?s1dad, ?eseo, desn:iayo, rebelión, odio, desespe­
hombre "lo elevan de este mundo transitorio hacia rac10n, .co�fianza en D10s, temor religioso, materialis­
las regiones eternas".17 Para Hu1me aquí radica la mo optimista, etc. Y no hay nación, edad o individuo
18 Vision and Design, rr.
16 Speculations. Cita a \Vorringcr, Abstracción y naturaleza, 19 Principles of Literary Criticism, xvm.
,'vféxico, F. C. E., 1954. Véase Riegl, Stilfragen y Spiitromisclic 2º Art, r. Para este punto consúltese también Frances B. Blans­
Kunst-Industric y \Volfflin, Kunstgcscliichtlicl1c Grundbcgriffe. hard, Retreat from Líkeness in tlie Tlieory of Painting (New York1
11 ¿Aun más que el "idealismo" de la cscnltnra griega? King's Crown Press).
66 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CLASES DE BELLEZA 67
que no sepa de ellas. Absurdo sería sugerir q�e Ho­ kespeare; sin embargo, los epítetos fácilmente podrían
mero y los trágicos griegos tuvie:on escaso sentido d� invertirse. Por otro lado, me sería difícil calificar
la inescrutable y tremenda fatalidad, o que para Mi­ a Milton, a Sófocles, a Miguel Angel, a Piero dei
guel Angel la vida fué un lecho de . rosas. Ni los �rte� Franceschi. Ahora bien, cuando uso cualquiera de
chino e hindú fueron del todo ascéticos. El arte hmdu ambos términos de manera enfática y categórica, mi
es menos geométrico que el de los conquistadores mu­ intención es la de señalar cierta falta de perfección,
sulmanes, plenos de confianza y optimismo aunque por magnífico que sea el propósito y sugestivo el
relativamente poco filósofos. 21 logro; por ejem1;lo, si dijera que en lo general Botti­
celli, El Greco, Blake, Rodin, Emily Bronte son ro­
§ 5. La imposibilidad de colocar dentro de cualquie­ mánticos, y clásicos Rafael, Mino da Fiesole, Pope,
ra de las especies mencionadas y de sus fundamenta­ Horacio o Jane Austen. No faltará, claro es, quien
les distinciones ninguna obra de arte notable o, mejor invierta estas opuestas calificaciones de devoción, aun­
dicho, ninguna experiencia estética extraordinaria, nos que el mero hecho de proferirlas parezca ya una blas­
lleva a suponer que no se trata de especies verdaderas.
femia. Débese ello posiblemente a uno o a dos hechos
Más bien parecen .el non::ibre de los elementos .que que no intento poner en duda: que ambos términos son
forman la experiencia estética, y que deben darse siem­ inestables y relativos, o que diferentes sujetos sufren di­
pre en ésta, elementos cuyo equilibrio perfecto cons­ ferentes experiencias estéticas frente al mismo objeto
tituye la perfección de ella, y el predominio de uno, sensible. Y todo lo dicho antes es verdad tanto para
su defecto. Calificar una obra artística de muy clásica las bellezas de la naturaleza como para las del arte no
o romántica, formal o informal, densa o vacía, s!gnifi­ representativo. ¿Son clásicos o románticos Mozart,
ca por lo general una censura, o al menos un débil elo­ Chartres, el Duomo de Florencia, la Certosa de Pavía?
gio, salvo que dichos calificativos se empleen no tanto
¿Qué es el Monte Blanco?
para una apreciación directa como en defensa de una
teoría. En el caso de usar términos elogiosos, yo diría § 6. Si mi análisis de la experiencia estética como
que ningún poeta es tan romántico como Homero, expresión de la emoción es correcto, es natural que al
o Esquilo, o Virgilio, o Lucrecio; ninguna estatua lado de ejemplos perfectos haya otros -separados en
como las del frontispicio del Partenón; 22 ningu­ gradaciones infinitas- donde la pasión se manifieste
na pintura como el dorso de la niña con flores de en forma tan intensa que le impida llegar a una
Pompeya, ni pinturas más clásicas que las de Cons­ contemplación serena, o tan débilmente que le obligue
table 23 o Vermeer, ni esculturas más que las de Luca a pulverizarse en la preocupación de la técnica. A
della Robbia, ni poesía más que los sonetos de Sha- un extremo, la sola crudeza turbia; y al otro, la "ar­
21 Véase el Apéndice C. tistería" frígida y relamida. Esta distinción, sin em­
22 Una excepción obvia parecería Miguel Angel; sin embargo, bargo, requiere una consideración más amplia. 24
las cabezas de los caballos del frontispicio son más "románticas" que
las figuras sentadas en las tumbas de los Médicis o que el David. ticos que los de Constable, pues logran su alta expresividad emo­
Las tres figuras femeninas sin cabeza fueron consideradas por un cional usando más una sutil configuración de la naturaleza que una
tiempo como nubes simbólicas. imitación imparcial.
28 Algunos cuadros del período medio de Turner, como el 24 Para la distinción entre lo clásico y romántico, véase el cap.
Canal de Cl1ichester, quizá pudieran tenerse como menos román- XIV y el Apéndice D.
68 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CLASES DE BELLEZA 69
Me inclino a pensar que la razón de las frecuentes su vida escribió que el paisaje que más le emociona­
censuras al artista por su afán de "perseguir siempre ba era, quizá, como el que se veía desde Brantwood, el
la belleza" ( que debiera en verdad ser su única meta) enriquecido con el trabajo del hombre y alimentando
es que aun siendo aquél sensitivo a la belleza lograda vida humana.
por otros y ambicionando emularla, no ha sido impe­ Así, pues, si tenemos que clasificar nuestras expe­
lido a ella, o no ha sabido crear la expresión de sus riencias estéticas, quizá no haya diferencia más fun­
propias pasiones a la manera de sus modelos, quedan­ damental que la habida entre aquellas que vienen de
do sólo como imitador o "poeta menor", sin inspira­ la naturaleza y aquellas otras producidas por el arte
ción, a pesar de su gracia. Es "mera plata", dúctil, del hombre. Dentro del dominio del arte nos encon­
pulido, brillante, versificador de ocasión, ejecutante tramos con aquella vieja y útil, pero poco interesante
del gran estilo, del beau idéal, del genre; académico, enumeración de "las artes": arquitectura, escultura,
y, cuando nos cansa, mediocre. pintura, música, poesía y "las artes menores". No
sólo es difícil separar unas de otras, sino que la divi­
§ 7. La mayoría de estos intentos por definir la be­ sión no es profunda. Cierta clase de poesía despierta
lleza aplícanse tanto a la naturaleza como al arte, así nuestra imaginación pictórica, así como otras, nuestra
no hayan sido frecuentes tales intentos. Todas las imaginación musical; si la escultura no es represen­
guías nos dicen que tal o cual paisaje es romántico, y tativa, difiere entonces de la arquitectura únicamen­
como contraste quizá usen la palabra "pastoral" o te en tamaño y función. Más fundamental sería la
"sonriente" en lugar de "clásico". El contraste en­ distinción por los sentidos que intervienen en la forma­
tre forma ideal y carácter individual es el mismo ción de imágenes o percepciones expresivas, princi­
que existe entre los rasgos humanos regulares y el palmente 1a vista y el oído, al igual que lo sería la
poder de expresión o encanto. De seguro que el tér­ subdivisión de los artistas creadores según fuese su
mino "pintoresco" fué aplicado en un principio a expresión en colores, líneas, masas, melodías, ritmos
lo viviente o a lo inanimado de la naturaleza y des­ o armonías. El caso de la poesía, sin embargo, tam­
pués a sus representaciones. Kant creía que lo su­ bién sería híbrido. Si leída, afecta primeramente el
blime sólo se encontraba en la naturaleza, pero dió, ojo, o el tacto para el ciego, y estimula de cualquier
por desgracia, ejemplos poco congruentes. La única
modo con la imaginación de su sonido, y si reci­
distinción, pues, que parece propia al arte es la de
tada, el oído directamente. De todas maneras, despierta
considerarlo representativo o no representativo. La
analogía más cercana que ofrece la naturaleza es aque­ imágenes de toda clase de sensaciones internas y ex­
lla que existe entre el grandioso paisaje, notable por ternas: colores, aromas, climas, dolor y placer, y
sus líneas, dimensiones y colores, y el que se prefiere distensión. Un amigo mío ciego de nacimiento me
por las asociaciones humanas que despierta. Ruskin contaba lo difícil que le era escribir sin el uso de
observó la diferencia. En su libro Modern Painters palabras poéticas tradicionales cuyo significado des­
dijo: "Pocos pueden ver y conocer los mejores paisa­ conocía, como brillante u oscuro, o el emplear un
jes de la tierra; parece que el hombre está condenado término como "distante" con el t'.mico sentido que te­
a no vivir siempre entre ellos, como si ]os estropeara nía para él, largo trecho a recorrer, y no en el sentido
con su presencia" (II, m, 1, § 1), aunque al final de de lo que se ve pequeño y nebuloso, que es lo que
ÍÜ INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CLASES DE BELLEZA 71
significa para la mayoría de nosotros. En lo gene­ puede juntar la danza y la música, o ambas con la
ral las clasificaciones de la belleza, a pesar de sus literatura, de la que se convierte en ilustraci6n vi­
ve�tajas como puntos de referencia, no han arrojado viente, por lo que bien puede ser formal o represen­
luz alguna acerca de la naturaleza en sí de las belle­ tativo.
zas clasificadas. § 9. Pero el arte más complicado es, sin duda, el ci­
§ 8. Renunciemos, pues, a clasi_ficar l�s artes �n es­ nemat6grafo, el cual parece incluir a todos los demás.
Quizá por ello sus capacidades sean tan prometedoras,
pecies y contentémonos con diferenciarlas segun el
y su lamentable presente, tan desesperadamente .le�to y
grado de su complejidad. Las más rudimentarias serían pobre. Incierto de por s1, este arte se ha e�peciahzado
aquellas que usaran puramente métodos no represen­
en ilustrar buenas o malas novelas, obtemendo raras
tativos, tan poco sugestivos de objetos naturales como
veces resultados de consideraci6n, o en melodramas
pueda serlo cualqu�er perce�ci6n: es decir, com�ina­
bobos e infantiles extravagancias. Pero lo más pro­
ciones de colores, lmeas, volumenes, masas o somdos,
bable es que supere al drama y la novela en expresi6n
aunque éstos tengan cierta analogía con la voz huma­
psicol6gica. Una vez que su con.vencionalismo sea fa­
na. Vendrían después las representativas, como la
miliar, la presentaci6n de fantasías, recuerdos y espe­
pintura y la escultura, en que lo representado, según
ranzas personales en la p«ntalla será, sin duda, un
Roger fí'ry, cuenta tanto o más que la pura combina­
elemento muy superior al soliloquio o al "aparte".
ci6n formal. La literatura es ya un caso de mayor
El close-11p puede ser capaz de grandes recursos en
complejidad. Se sirve de un molde rítmi�o y de. la
vez de los abusos actuales. Creo sin embargo, que
representaci6n, pero lo representado no es dir�ct�, smo
hasta la fecha no han aparecido obras de primerísima
imaginativo; además, no s6lo presenta mov1m1entos,
calidad en este arte, y un estudiante de estética debe
acciones, estados psíquicos, sino que puede suscitar
huir ante todo de las profecías.
cuadros visuales tan vívidos como los de cualquier
pintor o escultor, así como sabores, aromas de flores § 1 O. En general, el principal pr.op6si.t?, o �1 �enos
y hasta sensaciones de viento: el principal resultado, de la clas1ficac10n arhsbca ha
"Todas las gracias de las musas a veces floreciendo en sido el descubrimiento de reglas de arte. Como cada
una simple línea." 25 "especie" -tragedia, pintura, arquitectura-;- puede
definirse esencialmente como llevando en s1 su pro­
El teatro combina la recitaci6n literaria con el pio "fin" o idea, entonces se puede e�perar que. apa­
gesto -elemento de la danza- y la pintura. El colo.r rezcan máximas para lograr los med10s apropiados,
se combina con la escultura, y ambos con la arqm­ las unidades o lo universal, el huir de la ilustraci6n
tectura; la música se combina con la poesía en , la o de toda referencia a la naturaleza, o a la imitaci6n
canci6n y la 6pera; pero habría que preguntar cuan­ realista o la fidelidad al material. Sin embargo, las
tas de estas combinaciones son satisfactorias. El ballet recetas'fracasan por lo general y las cosas diferentes son
2s Las palabras en itálicas están adaptadas del poema de las que triunfan. No hay en realidad formulas para
Tennyson To Virgil. Por ejemplo, Kuµ<Í:cwv av�Qdfµov el genio. 26
'\'ÉA<Wµa y "Luminosidad que cae del aire" y "Murmullos r 20 Consúltese G. Boas en The Journal of Aesthetics and Art
aromas del infinito mar". Criticism, junio de 1947, p. 208.
EXPRESIÓN 73
otros, o, por lo menos, de diferente manera. El Mat­
VI terhorn nunca le hubiera vuelto a impresionar a
vVhymper, después de su gran triunfo y tragedia, como
EXPRESióN ·impresiona a un turista cualquiera de un hotel en el
Gornergrat; las últimas palabras pronunciadas por
§ 1. Procuremos ahora dilucidar un poco lo que ha sus amigos antes de caer, ya no volverán a tener para
querido decirse por expresión. La resistencia que crea él el mismo significado o el significado que tienen
este término se debe a su confusión con otros concep­ ahora para nosotros.
tos, a saber: síntoma o signo, símbolo, y estímulo o
argumento. § 2. Aun más expresiva ele sentimientos humanos que
Un ''punto negro", según tengo entendido, se tiene el rostro, es la voz humana por su timbre, su registro,
por signo de venganza, como lo es de lluvia un espejo su acento y, sobre todo, por su lenguaje. Si una son­
que se rompe. El sudar es signo o síntoma de dolor, risa o un sollozo es un síntoma que se ha hecho ex­
pero no podría decirse que sea su expresi6n, pues presivo, el lenguaje articulado es un síntoma que ha
además de que puede ser signo de otros estados, no sa­ sufrido el mismo cambio. El lenguaje, cualesquiera
bríamos a ciencia cierta, a no ser de oídas o por dos o que hayan siclo sus orígenes, contiene un elemento con­
tres observaciones� si se trata realmente de un signo vencional o simbólico. Hemos imitado espontánea­
de dolor. Estos· dos términos no se presentan a nues­ mente muchas frases y palabras; otras nos han siclo
tra imaginación unidos o fundidos, sino separadamen­ explicadas por nuestros padres o "corregidas" por nues­
te, al contrario de una sonrisa o de un entrecejo hosco tros profesores, y algunas más las hemos adquirido por
en que veamos o sentimos, según se dice, la cordialidad el diccionario.
o enojo de una persona y hasta su índole. Así, una Es grande el elemento convencional que existe,
sonrisa o un entrecejo, cuando no nos preocupan otros para la mayoría de nosotros, en un idioma extranjero
problemas, o las consecuencias de aquéllos, o la clase o, para casi la mayoría de nosotros, en una lengu�
de conducta que reclaman, gozan de una rudimentaria muerta. Es notorio que los síntomas y símbolos inequí­
expresividad estética. vocamente significativos desde los días de nuestra
De lo dicho se deduce con claridad que la expre­ infancia resultan estéticamente expresivos de sentimien­
sión de una persona puede ser un simple signo para tos. Términos legales, técnicos, de arte, neologismos
mí y no ofrecerme ninguna experiencia estética, o ser modismos aun no sancionados, todos son notoriament;
la expresión de algún sentimiento diferente. Si por rebeldes a la poesía. Y hasta resulta muy peligroso
algún trastorno nervioso sus padres, y por tanto sus el empleo, que puede ser valioso, de palabras arcaicas
hermanos y hermanas, han fruncido siempre el entre­ . ' expresar sentimientos de extrañeza' res-
o cultas para
peto o le1ama, como cuando hablamos de alciones
cejo movidos por la alegría, tal persona bien podría,
como artista o poeta, tratar el rostro humano en for­ corceles o tizonas. El mucho uso de "amaranto" d�
mas para mí desconcertantes. idea de frialdad; un. nenúfar puede sugerir una tienda
Acaso una sola experiencia, si es suficientemen­ de flores; y "alérg1co" y "O. K. " son pa1 abras prosai-
te impresionante, puede hacer que cierta apariencia cas. Mas lo que hace al lenguaje expresivo es ese to­
sensible sea expresiva para un individuo y no para que genial, que no falta en nadie que sea capaz de
72
74 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EXPRESIÓN 75
reflexión o profundo' sentimiento, y que marcha, aun­ sis, la expresividad exacta que vocablos como pietas,
que sea sólo por la entonación, desviándose tanto de schwiirmen o "castizo" tienen para aquellos que los
los meros gritos inarticulados y de las fórmulas este­ han usado desde su infancia. El grabado en madera
reotipadas de desesperación o dolor, hacia la expre­ llamado Melancolía, de Durero, contiene un número
sión. Entonces nos encontramos con algún grado de de objetos curiosos que parecen no contribuir en nada
belleza. Tal toque de genio en algunos quizá se ma­ pára el efecto total del dibujo. Al preguntar la causa
nifieste por una sensibilidad para el lenguaje y en otros de su presencia ahí se nos contestará que son símbo­
por un sentido especial de la forma o el color, o bien los de la melancolía; y tal vez para unos cuantos de
por un don de la música. sus contemporáneos la expresividad de esos símbolos
§ 3. Al hablar de la distinción que debe hacerse fué del todo natural, pero para nosotros no poseen
entre expresión y síntomas hemos indicado también la ya más valor estético que el que podría tener la pa­
labra "atrabiliario" escrita en el cuadro. En el gra­
distinción que debe hacerse entre expresión y símbolo. bado de Rembrandt conocido con el nombre de Tres
Si los síntomas no pueden considerarse sino meros
árboles, no vemos ningún símbolo de esta natura­
signos físicos, los símbolos deben definirse como sig­ leza, y, sin embargo, la obra tiene mucho más signi­
nos arbitrarios o intelectuales. El negro es un color
ficación.
deprimente; y el porqué nos causa en lo general tris­
teza es una razón que ignoramos. Quizá el efecto óp­ § 4. Queda por distinguir entre la expresión de los
tico que produce sea débil; quizá esté íntimamente sentimientos y su suscitación. Puedo suscitar la piedad
asociado con la idea del invierno, de la noche, de las de un hombre llevándole a una "cámara de horror" o
tempestades o de circunstancias nada favorables; y a un hospital; puedo estimular su lujuria adminis­
posiblemente en un clima de sol intenso y muy incle­ trándole un afrodisíaco o mostrándole fotografías
mente, tal color tenga para un negro asociaciones mag­ pornográficas, o por medio de provocaciones aún más
níficas de que carece para nosotros, pues es en la directas, pero nada de eso sería expresivo de la emo­
mayoría de los casos expresivo de pesadumbre, u ción. No dudamos que habrá quien diga que la Venus
obviamente convencional, como en el "luto". Por otra de Milo o el Trono de Afrodita son llana y simple
parte, los escudos, las banderas a media asta, la pre­ pornografía, y ésta es la justificación, bajo ciertas
sentación de armas, el descalzarse o descubrirse, son condiciones, de la censura.
signos convencionales por cuyo significado tendrá Y el dilema es éste: para una criatura humana,
que preguntar quien no los conozca, como le ocurriría pero totalmente incapaz de pasión sexual, ningún amor
al escuchar por primera vez palabras de un idioma lírico puede como tal tener más expresividad o be-
extranjero. Los meros símbolos son traducibles, no 11eza que la música para un sordo rematado; en cam­
así las meras expresiones. Una vez que se me ha bio, para un hombre normal, sin disposición estética,
dicho que en griego el signo de puntuación llamado a veces será imposible contemplar expresiones de
punto y coma tiene el mismo significado que el moder­ esa naturaleza con la calma debida. Para nosotros, sin
no punto de interrogación, puedo entonces emplear­ embargo, es posible admirar tales esculturas o leer
lo y entenderlo tan bien como un ateniense, pero me a Safo o a Catulo sin la más ligera excitación física.
sería imposible traducir, aun ayudado de una perífra- Es claro, pues, que en tanto el sentir sea "puramente
76 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EXPRESIÓN 77
físico" e incontrolable, corno un dolor mortal, y sin § 6. Dentro de la cornunicaci6n de los estímulos tene­
el paliativo de algún "afecto" o "ernoci6n", será rnos que incluir la propaganda y la argumentaci6n.
dificilísimo para el artista expresarlo; y en los casos Esto es, el intento por inducir las creencias o los
extremos, quizá imposible. Dichos estados son capaces sentimientos -que probablemente se traduzcan en ac­
de "estremecernos"; es decir, que son estimulantes más ciones- mediante exhortaciones o llamamientos a las
que expresiones. Y lo mismo acontece con los placeres emociones o al intelecto. Confiar en los símbolos de
"puramente físicos", corno el comer una piña, cuya u:na obra de arte es sencillamente una muestra de debi­
pretendida expresi6n consistirá, a lo sumo, en "ha­ lidad estética, pero la interpolaci6n de prop6sitos de
cernos agua la boca".· Y si esto no fuera el resultado edificaci6n, cxhortaci6n o didácticos es un pecado con­
que el artista obtuviese para sí mismo de su propia tra el espíritu estético. Nada hay que envenene más la
expresi6n, es casi seguro que sería ciertamente el re­ pureza de una experiencia estética que el sentimiento
sultado de la intenci6n de comunicarla. de que un artista abriga evidentes designios de influir
en nuestra conciencia. Y aquí, de golpe, se presenta
§ 5. Por último, la expresi6n tiene que distinguirse el problema del dato hist6rico o de la verdad moral,
de su cornunicaci6n, la cual no es una característica formulado en preguntas corno: ¿Realmente eran tan
exclusiva de la expresi6n, sino un algo que se le puede viles nuestros enemigos? ¿Es que los nuestros eran
imprimir, del mismo modo que a otras cosas. Puedo tan puros? ¿De verdad que tuvimos necesidad de con­
comunicar el significado de un síntoma o de un sím­ ducirnos de esa manera? ¿No habrá también algo
bolo con solo explicarlo, y un deseo por medio de un bueno que decir en favor de la otra parte? Si tales in­
estímulo químico, de un ejemplo o de una sugesti6n
terrogantes no nos molestan, será que el orador ha adu­
realista. No me es fácil encontrar las adecuadas pala­
lado nuestras pasiones y que tomarnos un himno de
bras para indicar el hecho de la comunicaci6n a otra
persona de una experiencia estética, es decir, la expre­ odio por un poema acerca del odio. La serena contem­
sividad que para mí posee una imagen sensible. A placi6n de la pasi6n expresada viene a agitarse por
este respecto me atrevería a usar la palabra "infec­ estas tormentas; y la simpatía no puede florecer en las
ci6n" .1 Me sospecho que la mayoría de los artistas reuniones políticas. Por otra parte, la propaganda ma­
modifican un tanto sus imágenes interiores recalcando nifiesta resulta sospechosa para la mente crítica, a
o aminorando ciertos detalles a fin de concentrar de­ causa de su insistencia por querer despertar nuestras
bidamente la atenci6n del sujeto percibiente, y así evi­ emociones con recursos seudolíricos o ret6ricos. Corno
tar asociaciones o expectath:as err6neas, y cosas por jueces, legisladores o hasta fil6sofos, no nos gusta que
el estilo; algo así como cuando hablamos en nuestra se nos deleite o estremezca con estampas; queremos
propia lengua a un extranjero y empleamos una articu­ que se nos convenza con hechos positivos, documen­
laci6n más forzada que la natural, por temor de que tados y 16gica estricta. La persuasi6n no es un arte
nuestra comunicaci6n resulte una expresi6n de ruidos ni un argumento, sino una cosa híbrida y por des­
guturales. gracia nada estéril.2
1 Si esta metáfora sugiere la idea de estímulo, podría yo sus­ 2 Cf. el cap. vm. La palabra "retórica" denota a veces "poe­
tituirla por "despertar un eco". sía en prosa", y a veces propaganda.
78 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EXPRESIÓN 79
ya que la palabra expresión se emplea usualmente para
§ 7. La intenci6n del artista es algo que no debemos denotar comunicación hacia otra persona, y no existe
investigar. El artista, como Scott o Trollope, se sen­ ninguna otra palabra que denote la expresión hacia
tará a trabajar por dinero, o para remediar abusos,
uno mismo, que, sin embargo, es un hecho. Se dice que
como Dickens a veces, o bien como William Morris, expreso mis sentimientos en un poema o en una so­
para procurar alistarnos en determinada causa polí­ nata y se da por sentado que eso tiene que ser escrito,
tica. Pero por ser hombres de genio o inspiraci6n, sus quizá impreso, publicado o ejecutado, y vendido, y
plumas eran guiadas por el espíritu, y lo que leemos por sup�esto leído, escuchad? o en�end_ido. N? cabe
es pura expresi6n de sufrimiento, de piedad o indig­ duda, sm embargo, que 1111 expenenc1a estética, al
naci6n. componer el poema, no podrá alterarse por los acci­
Nada nos debe importar si lo que nosotros leemos dentes del negocio de librería, ni siquiera por la sen­
en esas obras coincide con lo que en ellas leería un sibilidad o cerraz6n de otras gentes. Era expresivo
lector de la época en que los temas eran candentes. para mí, independientemente de que lo sea o no para
No podemos menos de pensar que lo que leemos ha de ellas. De acuerdo con el uso común, que es el uso in­
haber sido para sus autores pura belleza y no argu­ dicado, creo que debe restringirse el término de "obra
mentaci6n alguna, pues así es para nosotros. Si un de arte" para una especie de exteriorización en for­
hombre hubiese podido leer el Rob Roy de Walter ma de palabras u otros sonidos, escritos, gestos, pin­
Scott en 1715 6 1745, nada extraño es que al instante turas u objetos plásticos, que sea capaz de suscitar
hubiera querido hacer preguntas o argüir. Un con­ en otros una experiencia expresiva más o menos si­
temporáneo de bickens quizá hubiese estudiado lo re­ milar. Puedo, sin embargo, componer una cuarteta o
lacionado con la administraci6n de la ley de pobres, una melodía en mi mente y guardarla ahí sin que
del mismo modo que hoy nos sentimos acuciados a pase gran cosa; si yo fuera un extranjero en China,
comprobar los datos que nos ofrecen las tendenciosas de nada serviría intentar hacer algo con ellas. Y si
novelas del Cercano Oriente, de uno y otro bando. no fuera lícito llamarla una obra de arte, no por eso
En realidad, podemos ver en las figuras de Rob Roy, dejaría de ser una creaci6n o invención artística.
de Oliver Twist o de Tite Barnacle, la expresión de
algo eminentemente humar:io, algo que p �diéramos muy § 9. Otro motivo para esta confusión entre expresi6n
bien ser, o hacer, o sufnr nosotros mismos. Y pu­ y comunicación es el hecho de que muy pocos pueden
diera ser que un cuadro de la crucifixión fuera, para crear artísticamente a gran escala sin una exterioriza­
Poncio Pilatos, tendencioso, o un intento para justifi­ ci6n. Como quiera que haya sido antes de que el
car un movimiento anarquista. En cambio, para un hombre usara la escritura, hoy pocos son los que
cristiano (y a este respecto todos los hombres mo�er­ pueden componer un poema épico 3 o una 6pera sin
nos son cristianos) bien puede ser una expres16n papel y pluma, o por lo menos un instrumento, aun­
pura de sufrimiento voluntario, inocente y sin resen­ que parece que Mozart fué una excepción. Y en pin-
timiento.
a Los que han viajado por países que no conocen la escri­
tura nos cuentan de poemas de varios miles de versos recitados
§ 8. Queda, pues; d!�tinguir entre e�presi6n de la con gran exactitud verbal, aunque nunca han sido escritos. Quizás
emoción y comumcac1on de esa expresión. Es difícil, sus autores los hayan compuesto a solas y en voz alta.
80 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EXPRESIÓN 81
tura y escultura la memoria imaginativa tiene un ginaci6n o inspiraci6n y el oficio o técnica, distinci6n
campo aun más limitado. que a veces se confunde con la oposici6n entre genio
Esto nos conduce a la distinci6n que debe hacerse y gusto. Un hombre de gran imaginaci6n puede no
entre arte, como creaci6n artística, y oficio o técnica. expresarse o pasar inadvertido; un hombre de exqui­
Un gran compositor puede ser un pobre ejecutante; sita técnica puede quedar en puro imitador o, peor
y antes de que se inventara la escritura, un gran poeta aún, en productor de obras sin inspiraci6n. Esta dis­
que fuese mal recitador, no estaría en mejor situa­ tinci6n puede ilustrarse con un poema que admiro
ci6n. Generalmente se hace la distinci6n de que mien­ mucho, el número xxm, del libro More Poems, de
tras el simple artesano trabaja con arreglo a un patr6n A. E. Housman:
o alguna especificaci6n, o al menos para resolver un
Crossing afone the nígthed ferry
problema preciso, como, por ejemplo, llevar deter­ With the one coin for lee,
minado volumen de agua hasta cierto lugar, el artista Whom, on the whart of Lethe waitíng,
creador nunca sabe c6rno quedará su creaci6n hasta Count you to find? Not me.
que está terminada, siendo entonces cuando puede
juzgarla corno buena o mala. Puede saber que desea The brisk fond lackey to fetch and carry,
expresar un sentimiento, pero hasta que no lo ha The true, síck-hearted slave,
Expect hím not in the just city
expresado para sí mismo no hace sino sentirlo y no
And free land of the grave.4
es capaz de apreciarlo y discernirlo: está confuso o
jocundo corno un animal o un chiquillo; y le pasa lo Este poema quizá no consiga comunicar la expe­
que al que despierta y s61o dice que su sueño fué ho­ riencia estética de su autor por dos motivos. El lec­
rrible, encantador o extravagante, pero que no puede tor tal vez no posea la educaci6n clásica suficiente que
describir en qué consisti6. Es difícil marcar la fron­ le permita entender las alusiones al Leteo y "la única
tera, pues algo semejante parece ocurrir en el caso moneda". Esto no es un defecto de la obra de arte,
de la so1uci6n de un nuevo problema de matemáticas sino en último caso de la torre de Babel y del sistema
o geometría. Con todo, es un hecho que la creaci6n social en que vivimos. Un poema no tiene igual vali­
artística s6lo descubre su propia finalidad, cuando así dez para lectores que hablen diferentes idiomas o
acontece, en los resultados que logra, los cuales, por tengan distintas culturas. De cualquier manera, toda­
otra parte, pueden o no requerir la ayuda de deter­ vía hay cierta oscuridad en la primera estrofa, que
minado material en el cual experimentar o registrar, dificulta el efecto hasta para los de mejor erudici6n
tal como el papel, la cera, un tubo, un piano. Pero clásica. ¿Quiere decir, por ejemplo: "Cuando cruces
una vez que esta expresi6n interna ha sido consumada, el embarcadero, a quién piensas encontrar que esté
su comunicaci6n, por difícil o imposible que sea, es esperando en el mue11e"? ¿O bien: "Cuando esperes
cuesti6n de oficio, pues ya sabremos para entonces lo 4 ( "Cuando cruces a solas el oscuro embarcadero - con la
que hay que hacer. Así, pues, para la producci6n de única moneda por toda cuota, - ¿a quién, en el muelle de Leteo,
lo que se Barna "una gran ·obra de arte" parecen ne­ que esté esperando, - piensas tú encontrar? No a mí. - Al di­
ligente criado que cargue y cuide, - al angustiado y fiel esclavo,
cesarias dos cualidades muy diferentes pero que, con - no encontrarás aM, en la ciudad justa - y libre tierra de la
toda probabilidad, coinciden por lo general: la ima- tumba.")
82 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
en el muelle, a quién piensas encontrar que esté cru­
zando"? Después de meditadas lecturas, me parece
que la primera interpretación es la correcta. Mas el VII
tener que releer varias veces un texto, debido a una EMOCióN
ambigüedad de sintaxis, es un defecto que nos distrae
del perfecto goce. Un defecto, sin embargo, que en § l. Una vez que he,1;1os tr�tado de elucida: el,,primer
mi opinión no es de la visión poética del autor, para término en la frase expresión de la emoción -ex­
quien, me imagino, no había tal ambigüedad, pues de presión-, dediquemos ?uestr.os esfuer�o� al . segundo
lo contrario la hubiese corregido a fin de no distraer -emoción-. En el pnmer mtento d1stmgmmos en­
su propio goce. Este es un defecto de técnica u oficio. 5 tre "expresión", tal como la hemos usado, y símbolo,
síntoma, contagio y comunicación. En seguida inten­
tamos reconciliar dos juicios contrarios; el primero es
de quienes creen que nuestra defi.nición es demasiado
amplia, puesto que no toda emoción �uede ser expre­
sada bellamente, y el segundo, de qmenes creen que
es demasiado estrecha, ya que la belleza, natural o ar­
tificial, puede ser la expresión de. otros es�ados o
actividades psíquicos diferentes a la emoción. a)
La primera objeción, que sostiene que la expresión
de algunas emociones no es bella, se basa en dos ar­
gumentos.
§ 2. i) En un sentido general, éste puede ser un ar­
gumento ético. Se afirma que algunas emociones son
tan bestiales, monstruosas o perversas, que su expre­
sión no puede menos de ser vil. Pero la cuestión es
la siguiente: ¿son acaso emociones humanas? y ¿la
expresión es la que nos permite encontrarlas tales?
En otras palabras: ¿son emociones con las que pode­
mos "simpatizar", es decir, sentir que en otras cir­
cunstancias pudiéramos ser víctimas de ellas? Si es
5 Si mi ingenio hubiese sido veloz, desde el principio habría así, nuestra condenación moral por actuar con ta­
dado con la interpretación correcta; no obstante, esto no invalida les pasiones, o por favorecerlas, no recae en nuestra
mi tesis. Cf. Shakespeare (Cuento de Invierno, IV, m), "Asfodelos satisfacción estética, que viene de comprobar su natu­
que . . . toman con elegancia los vientos de marzo", en donde to­
man puede significar reciben (v. g., las velas tornan viento) o cau­
raleza humana. Cuando un villano expresa sus emo­
tivan (v. g., B. Jonson, Silent \Voman, I.: "Dulce desdén que aun ciones de envidia, odio y malicia, podemos muy bien
más me torna"). Véase más adelante, xm, § 3, la nota sobre decir "soy un hombre con pasiones semejantes", de­
Arnold. seando, sin embargo, no actuar nunca inspirados por
83
84 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EMOCIÓN 85
ellas y pidiendo de todo corazón ser liberados de la beJlamente, es de más peso y hay que considerarlo
tentación. no tanto desde el punto de vista ético como desde el
Cuando el artista se sobrepasa y, por su persona o psicológico.
a través de sus personajes, pretende glorificar la ¿Pueden expresarse estéticamente fenómenos como
crueldad y la injusticia, sin motivo alguno o tenta­ l a náusea, los calambres, el gusto del páté-de-foie-gras,
ción y sólo porque sí, nos parece que no se trata de cualquier dolor o temblor? La contestación obvia es
la expresión de ninguna experiencia humana, como que no son emociones. Escogimos esta palabra y no
cuando Ricardo III dice: "Decidido estoy a ser vi­ Ja de "sentimiento" o "sentir" porque se presta al
llano". De igual manera Yago está a punto de con­ equívoco de abarcar también "sensaciones"�' El pro­
vertirse en una mera figura de teatro. 1 En conjunto, blema puede no tener mayor importancia en los casos
el satanismo más bien le es atribuído por los demás señalados, lo contrario que sucede cuando nos halla­
como expresión de su propio disgusto, y no es pre­ mos frente a las producciones de "horror", de "miste­
tensión propia del personaje más que como un des­ rio", de guignol, sean gráficas, literarias o de cual­
plante irónico. La vileza de Edmundo, por más bajo quier otra forma que nos crispe los nervios. En las
que llegue, es casi inteligible como una protesta con­ descripciones de éxtasis o angustia física, lo que se
tra la injusticia del destino. La lucha de Milton, describe debería llamarse con más propiedad "con­
aunque con parcial éxito, fué claramente la de querer moción" y no emoción, y quizá no sea susceptible de
reconciliar la necesidad teológica de seguir conside­ expresión. Ya sabemos que, según Wordsworth, la
rando a Satán como ser diabólico, con la necesidad poesía tiene que ser emoción recordada en sosiego.
estética de hacerlo aparecer como un ser verosímil. Podemos recordar que tuvimos un momento de fuer­
Macbeth y su mujer son mucho más humanos, pero te tortura corporal, pero si traemos de nuevo a la
no menos criminales que Ricardo y Yago. memoria la calidad de la experiencia así como el
La presentación de la santidad incorruptible y a hecho temporal, difícilmente permaneceremos tran­
prueba de tentación es casi igualmente difícil, y quizá quilos; podemos creer que hay gente agnonizando,
no haya pasaje en el Evangelio tan conmovedor como pero al darnos cuenta de sus sufrimientos resultare­
aquel en que Jesús pide al Padre que le aparte el mos afectados físicamente. Descripciones de dolor por
cáliz. De cualquier modo, de acuerdo con la doctrina una parte, o de actos sexuales por otra, no tienen
de la subjetividad de la belleza delineada antes, debe por lo general ningún atractivo estético: los mejores
recordarse que lo que es una buena expresión para cuadros de la crucifixión acentúan más el dolor moral
el artista bien puede no serlo para alguien del pú­ que el físico. Las emociones son sentires que se han
blico cuya experiencia haya sido diferente. Así, cuan­ elevado o han sido elevados de la condición de sen­
do el artista se ufana en alardes satánicos o divinos saciones hacia lo que podríamos llamar un nivel
de su propia persona, nos inclinamos a tomarlos sólo superior, superior no en un sentido moral, sino en el de
como una pose que no le impresiona más que a él. que dichas emociones presuponen otras más "bajas"
§ 3. ii) El segundo argumento que trata de demos­ * Esto resulta más verdad en inglés, con la palabra feeling,
trar que no todas las emociones se pueden expresar o en alemán con Gefühl. Por el contrario, en espaíiol, a veces
la palabra sen'sación se refiere más bien a "sentimiento". "Tengo la
1 Véase cap. xr. sensación de que me están engaíiando ... "
86 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EMOCIÓN 87
pero no son presupuestas por ellas. A menudo pen­ § 4. b) Queda por examinar la objeción contraria a
samos que las emociones no son posibles más que en nuestra definición que considera la experiencia esté­
seres a la vez racionales y sensibles, y pensamos tam­ tica como la expresión de la emoción. Esta objeción
bién que sólo seres tales son capaces de expresión sostiene que también la expresión de otras actividades
estética. o estados psíquicos, fuera de las emociones, puede ser
La distinción hecha entre sensación y emoción es bella. Ya dijimos que una argumentación matemáti­
casi paralela a la que generalmente se hace entre pla­ ca puede ser expresada impecablemente, es decir, clara
cer y felicidad ( o dolor y desgracia) . Se dice que la y nítidamente, sin que produzca una genuina experien­
felicidad requiere una conciencia de sí misma, un sen­ cia estética; lo mismo puede decirse de un diagrama
tido de identidad a través del tiempo, al contrario ilustrativo o del "modelo" que sirve magníficamente
del placer. Me imagino que, camino del patíbulo, yo en el laboratorio de física.
sentiría aún la agradable sensación del sabor de un Ejemplos más difíciles que los anteriores son los
durazno, como por su lado el pecador que acaba de de un poema didáctico o la expresión de opiniones
asegurarse de su salvación no dejaría de sentir un históricas, de lo cual trataremos en el siguiente ca­
dolor de muelas; pero como cualquiera de nosotros no pítulo. De momento podemos afirmar que no hay
prestaría mucha atención ni al durazno ni al dolor actividad intelectual que no se acompañe de algún sen­
de muelas, nuestro tono emotivo no se afectaría mucho. timiento, sea cansancio, curiosidad, alegría, facilidad
Hasta aquí los ejemplos de "conmociones" han o torpeza. Y, de acuerdo, con lo sugerido en el pá­
sido sensaciones más o menos localizadas en el cuer­ rrafo anterior, sólo en los casos en que bajo una
po, aúnque me parece que también deben contarse los gran presión física dimitimos lo humano en lo ani­
estados "psíquicos" que orgánicamente nos perturban, mal, podemos sentir pura sensación sin que sea modi­
tales como el terror pánico, la cólera ciega y cualquier ficada por obra de nuestra psique. Lo cierto es que, a
otro movimiento o moción animal, más fáciles de con­ la manera del doctor que, en un caso determinado,
tagio que de expresión. Eurípides, en sus Bacantes, puede distinguir su interts científico de su interés
trató de expresar algunas, pero acaso sólo ha tenido humano en la curación, aunque ambos le sean en rea­
éxito en comunicar impecablemente su expresión a lidad inseparables, nosotros podemos distinguir tam­
genios como él. bién entre nuestro interés positivo o lógico por un
Lo que de seguro queda como simples conmo­ libro y nuestro interés en la comunicación que entraña
ciones en la mayoría de los hombres y de los ani­ de la "personalidad" del escritor, interés este último
males puede elevarse a emociones dentro de una que nunca puede faltar del todo. Acaso esto se note
sensibilidad altamente intelectual, sólo con que sea ca­ mejor al leer un texto de historia o una argumentación
paz de contemplarlas y darles así una expresión rudi­ en lengua extranjera, especialmente en una lengua
mentaria. Quizá es esto lo que obligue a Croce a muerta o arcaica, pues en tal caso las palabras que
sostener la identidad de la intuición, si con ello sig­ se supone incoloras adquieren para nosotros un valor
nifica contemplación, con la expresión. La emoción especial. La tabla de multiplicar sería un caso límite:
no es sensación, sino sentimiento dirigido hacia un su significado puede expresarse en cualquier idioma
objeto, y, en palabras de Croce, un movimiento de sin que se note emoción alguna.
atracción o repulsión.
ARTE DIDÁCTICO Y ARTE DE PROP
AGANDA 89
en boca de ese más bien ingenuo seg undo he
VIII hecho e ran l uga res comunes de la crítica rmano; de
de aquella
ARTE DIDACTICO Y ARTE época. E_n 1607 J onson escribía: "La D
. octrina es e l
DE PROPAGANDA 1 fm p rmc�pal de la Poesía,
para informar al hombre
de la me¡ or razón del vivir" .3 Spe nser fué
a menudo
§ l. En el último capítulo se mencionó un reparo a la alabado por su f ilosofía y su alta m
oralidad' así
def inición que considera la belle za como lo que expre­ como por sus du1ces "nu, meras" e "invenció
n".
sa la emoción, para sostener que el arte , y posible­ Es �laro que mucho de la gran poesía
sólo pudo
mente la naturaleza, p ueden se r bellos mediante la s�r escnta p�r hombres dotados de poderes espe
cu
expre sión de otros e stados y actividades psíquicos. Al tivos:
. L ucrec10, Dante , Milton son nombres que la­
distinguir las emociones de las sensaciones he queri­ v.1enen, a la mente; Wordsworth pretendía of n os
recer una
do dar a entender que las últimas no son expresables f1losof1a y, , en un sentido amp
lio, tenía razón
e stéticamente . Las otras f acultade s remanente s y re co­ gran 1;1ayona de los p oe tas, a la manera de . La
la gran
nocidas de antig!Jo son el p�nsamiento � la v. oluntad. mayo.na de �os ho1;1bre , muestr n cierto
? � interés p or
Se está de acueráo en que nmguna experiencia concre­ cu�shon.es éticas h1stóncas y p ohticas, y o tr
� os por la
ta de una mente sana p uede asignarse exclusiva y e xistencia y caracter de un di
os o diose s· p ero casi
t otalmente a una sola de estas f acultades. Cabe pre­ t�dos por la pasión amorosa. Y e n estos
'temas han
guntar si en una experiencia estética p odemos inte­ discrepado . y ha,sta se han contradicho e
ntre sí y cada
resarnos predominantemente por la expresión del uno . �a f1losof1a de Dante es incompatible
co
el emento intele ctual o volitivo de toda la actividad Lucrec10. Las tragedias y come dias de Shakn la de
espeare,
e xpre sada, o bien sólo p or el elemento emotivo. reve�an muy op ue stos puntos de vista con
respecto a
la vida y al amor. Entonces, si alguien goza
§ 2. a) C omenzaré con el intelecto. . . por igual
con . Dante , L�crec10, M1lton, con Como gustéis y con
Tro1Io y Crés1da, resulta difícil suponer
How charming is divine philosophyl que ese goce
Not harsh and crabbed, as dull fools suppose, dependa de la naturale za de las opinion
es f ilosóficas
teológicas o morales expresadas; debe
But musical as is Apollo's lute, depender, pues:
And a perpetua) feast of nectar'd sweets de algo común a todas ellas. No p uede se
r el hecho de
Where no crude surfeit reigns.2 que haya sido expresada alguna, porque
entonces
ello sería común a Aristóte
les, a Kant y a Mr. Ri­
¡Qué extraños nos parecen hoy estos epítetos y afir­ chard Turne r, que no están considerados c
4
omo
macione s! Mas no sólo tienen propiedad dramática Por tanto, debe depender de algo no relacio poetas.
nado con
l� teoría, �orno p ue de ser e l ritmo, e l metr
1 En el tema de este capítulo debo mucho a las conversacio­ o , la me­
nes que tuve con mi disdpulo Mr. J. Hartland-Swann, quien pre• t�fora, la 1m�gen y cosas por el estilo ( d
e éstas, tam­
para un trabajo sobre la poesla filosófica. bién, se �a dicho q ue son expresivas, p ero
seguramente
2 Milton, Comus (''¡Qué hermosa es la divina filosoflal - de doctrma), o bien de la expresión d
Ni áspera ni agria, como el tonto supone, - sino musical como e e mocione s
el laúd de Apolo, - y una fiesta perpetua de dulce néctar - en a E istle
p Dedicatory to Volpone.
4 A quien debemos el térmi no teetotalism, es decir, la absti­
que nunca hay exceso alguno.") _
nencia completa de bebidas alcohólicas.
88
INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE DIDÁCTICO Y ARTE DE PROPAGANDA 91
90
ocasionadas por las ideas que se profesen, pero no Acaso la mayoría piense que la poesía debe tener un
de las ideas mismas. Y esto parece ser la verdad. Casi "mensaje", significando con ello, casi siempre una
todos tenemos nuestros momentos de escepticismo "dirección" hacia la acción política, ya sea por :Uedio
y nuestros momentos de fe, o al menos de espe­ de un argumento racional, o, como es más frecuente
ranza, y quienes hemos participado de ambos po­ despertando emociones, y, por supuesto, la direcció�
demos apreciar la expresión que da Lucrecio a su debe corresponder de antemano a las inclinaciones
delicioso triunfo de haberse liberado del terror de la que ya se tienen. Algunos poetas se encargan de co­
superstición y refugiado en el más claro de los pen­ honestar esta opinión, ya que suelen presumir de
samientos, igual que apreciamos cómo expresa Dante seguir la línea del partido o de una religión. Tal
su consolación por el amor y la justicia divinos. Es poesía debiera llamarse más propiamente protréptica
un hecho que tanto la filosofía verdadera como la o propagandista ( o, en términos vulgares, "poesía de
falsa inspiran poesía, si realmente conmueven al poe­ masas") que didáctica, puesto que se sirve más de sar­
ta, del mismo modo que pueden inspirarla la historia, casmos y frases de combate que de datos históricos o
el amor, la pérdida de un amigo. económicos. Lord Baldwin, que tenía un fino sentido
No afirmo que los críticos del siglo XVII creyeran humanista, dijo una vez que la retórica era la prosti­
esto. Aun hoy, pocos distinguen con claridad las sa­ tuta de las artes. Se refería principalmente al abuso
tisfacciones diferentes que reciben del conocimiento, que de ella se hace en política, aunque no es menor
de la moral o de la belleza. Y nada más natural que el que se hace en poesía.
en una época menos analítica, fascinada en extremo Ahora bien, la teoría implícita en esta tesis del
con lecturas poco críticas de Platón y sus discípulos, arte protréptico ha de ser expresión del elemento voli­
la confusión fuese inevitable. tivo de una experiencia concreta, expresión que no es
Cuando Keats, casi al final de su vida, dijo que de un estado afectivo del poeta, sino de una política
la belleza es verdad y que la verdad es belleza, no sé seguida por éste, la cual, por otra parte, el lector ha­
en realidad qué quiso decir, aunque me parece que brá de abrazar para que se le pueda comunicar la
no sufría de la misma confusión. Quizá haya querido correspondiente experiencia estética. La conclusión
decir que la poesía debe ante todo ser expresión ver­ lógica habría de ser la implantación de una censura
dadera de sentimientos reales; acaso, que la expe­ impuesta por la mayoría a base de una ortodoxia po­
riencia estética es real e importante. Si hubiera que lítica, procedimiento muy de acuerdo con el totalita­
interpretarlo con un sentido más corriente de la pala­ rismo, que nos atrae mientras creemos pertenecer a la
bra verdad, no sé cómo tal sentencia pueda estar de mayoría; mas cuando vemos que no somos de la ma­
acuerdo con aquella otra de que "la fantasía no pue­ yoría, tal teoría ya no nos satisface. Platón previó
de engañar tanto, como fama tiene de ello", en donde una censura similar aplicada por los gobernantes om­
la fantasía de que se habla es su propia poesía. niscientes de su república ideal, pero jamás cometió
§ 3. b) Aún persiste en nuestras mentes la confu­ el error de pensar que las decisiones de éstos se fun­
sión que acabamos de señalar del siglo xvn, entre daran en razones estéticas. El argumento co'ntra esta
satisfacción estética y satisfacción de ver que nuestras teoría protréptica se parece al que hemos empleado
creencias e ideales han sido expresados adecuadamente. antes en contra de la didáctica.
92 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE DIDÁCTICO Y ARTE DE PROPAGANDA 93

Si somos capaces de apreciar por igual un himno tica pura de aquellos a quienes se comunica al expre­
socialista y otro nacionalista, nuestra apreciación no sión no supone como condición previa más que la
puede depender de la voluntad expresada, sino de algo imaginación .
común a ambos. Esto común tampoco puede ser el Existe, sin embargo, una moda entre los pintores
hecho de que se haya expresado alguna voluntad, pues contempo1áneos, que podríamos llamar la caricatura
esto lo encontramos en todos los discursos electorales, seria, análoga a las sátiras despiadadas del imperio
y también en el poema Rule, Britannia, que ha sido romano y de algunos de nuestros ingenios del XVIII.
mucho más efectivo que la Jerusalén de Blake. Tam­ Imitando a Goya y Daumier, aunque por lo general
bién podría depender de que en cada caso se ha ex­ sin su fuerza y destreza, crean repulsivas parodias del
presado un entusiasm0 genuin?. C�� todo, tampoco
1
rostro y cuerpo humanos, intencionadas sin duda para
esta conclusión salvana la teona volitiva que vemmos expresar su indignación por los vicios y veleidades del
discutiendo. El Epitaph of a Cavaiier ("A mi ver­ hombre, pero que nos proporcionan un pasatiempo
dadero rey"), de Macaulay, no es la expresión �e agrio y deprimente o nos enfurecen por su bárbaro ca­
una convicción del autor, a cuyo tenor estaba dis­ rácter vindicativo.
puesto a actuar, sin.o u�. estado de á�imo ajeno que § 5. Los partidarios de la teoría propagandista no
él pudo imaginarse s1mpahcam;�te. N1 c�eo que . Heme desperdician oportunidad para escarnecer la experien­
o Schumann en el texto y mus1ca de Die be1den Gre­ cia puramente estética del arte y de la naturaleza,
nadiere, fue�en bonapartistas, salvo en imaginación. acusándola despectivamente de mero "escapismo" o
Y es precisamente 1� imagi�ación lo 9ue las teorías de "torre de marfil". Es innegable que se trata de
volitivas de la expresión estética han de¡ado fuera. una escapatoria, a la vez, de la atmósfera enrarecida
Si se usan las palabras "conación" u otras simi­ del pensar puro y de la impúdica Babel de las luchas
lares como Croce, en un sentido más amplio, a fin partidistas, que tampoco es otra cosa que escapatoria
de i�cluir no sólo la voluntad efectiva, sino todo "mo­ del pensar puro y de la visión del artista trágico, así
vimiento de atracción o repulsión", ello nos lleva como el pensar puro es una escapatoria de todo lo de­
una vez más a considerar la emoción como aquello más. Pero la única escapatoria censurable es la del
que es expresado en la experiencia estética y es co­ deber propio, el que, según las situaciones que se vayan
municado en la obra de arte. presentando, puede ser artístico, intelectual o político.
§ 4. Hemos tomado ejemplos de la �oesía p,ar�ue es Recordemos que el confinamiento perpetuo es el desti­
el caso más favorable para las teonas didachcas y no de los monomaníacos .
propagandistas que he venido criticando. Sería más John Stuart Mill se preguntaba una vez a sí mis­
difícil sostener que la pintura ( con excepción de los mo cómo emplearían los hombres su tiempo de ocio
carteles), la m�sica Y. la ar�uitect�r� expresan o co­ cuando se hubiese logrado la utilitaria Utopía, y se
munican creencias o 1deologias pohhcas. Lo que pa· contestó que seguramente leyendo poesía y deleitán­
recen expresar o comun_icar son las emo.ciones, que dose en la naturaleza. Quizá su esperanza fué prema­
pueden surgir de creencias realmente abngadas y de tura; por lo menos, si en el intervalo los hombres se
políticas verdaderamente deseadas, o de creencias y po­ olvidaran de todas las artes menos de la propaganda,
líticas meramente imaginadas. Y la experiencia esté- esa esperanza resultaría defraudada. Trabajamos y
94 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
luchamos por obtener paz y tranquilidad para gozar
íntegramente del pensamiento y de la belleza, así como
de nuestros sentimientos, y quizá también para jugar; IX
aunque no cabe duda que nuestro pensamiento y nues­
tros sentimientos nos ofrecerán siempre nuevos obje­ LOS FINES DE LA CRfTICA
tos para nuestros esfuerzos.5
§ l. Una vez aceptadas las ideas anteriores acerca del
arte, ¿cuál debe ser la función y valor de la crítica?
Con este nombre se alude a dos propósitos en esencia
diferentes, aunque suelen presentarse combinados y
hasta superpuestos. El primero es el de establecer e
interpretar lo que puede llamarse el texto verdadero
o artefacto del artista. Este propósito, como hemos
dicho, es más bien parte de la Historia. Y si por His­
toria entendemos no tanto el registro de fechas, go­
biernos, conquistas y cambios económicos, sino un
entendimiento simpático de los pensamientos y afectos
del hombre a través de las edades, entonces ninguna
parte de la Historia tiene más importancia que la crí­
tica artística. Porque, como dice un gran historiador,
la obra de arte es la llave que abre el corazón del
hombre: "Entre nosotros y los ingleses del pasado
hay todo un abismo de misterio que la prosa del mejor
historiador jamás franqueará. Como no pueden acer­
carse más a nosotros, nuestra imaginación apens1s pue­
de penetrar en ellos. Sólo entre las naves de nuestras
catedrales o entre las figuras yacentes de sus tumbas
podemos llegar a una vaga concepción de lo que fue­
ron nuestros antepasados." 1 Por mi parte, nunca he
5 La falacia didáctica, de la cual el hombre primitivo, que sentido una impresión tan fuerte de penetrar en el
distinguía entre arte y magia, se pudo escapar relativamente, fué
impuesta por Platón, y en la actualidad ha descendido hasta las entusiasmo religioso de otros como en las tinieblas de
capas más bajas. Un viejo campesino, amante de la buena lectura, ese tosco presbiterio normando de la iglesia de Leu­
se lamentaba recientemente con nn amigo mío de que "por falta de chars, en St. Andrcw. Y si esto es verdad en lo que
educación" había perdido bellas oportunidades de goce intelectual. atañe a la arquitectura y escultura, aun debe serlo
Se le dió a leer el Oliver Twist y dijo que le gustaba mucho, pero
con esta reserva: "Aunque se me ha dicho que leer a Dickens es
más en lo que se refiere al mosaico, la pintura y la
toda una educación, hallo que aquí no hay ninguna. Sólo me pa­ poesía.
rece estar viviendo todo lo que leo". ¿No es este comentario un
poco patético? 1 J. A. Fronde, History of England.
95
96 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
LOS FINES DE LA CRÍTICA 97
§ 2. No cabe duda que algo de este sabor artístico o ele su política, y que el propio Milton quizá perdió
está muy lejos todavía de la valoración estética, aun­ la. brújula en varias ocasiones. Hay que suponer que
que una parte del mismo puede decirse que está ya D1ckens a menudo estuvo más preocupado por exhi­
muy cerca. En uno de los extremos de la escala están bir la justicia ideal y pintar los abusos con los colores
los excavadores, los restauradores, los paleógrafos, los más negros que de describir en verdad el corazón de
gramáticos, los limpiadores de cuadros, que recuperan los hom? res y niños. El crítico, pues, puede desviar
y juntan los restos del pasado. Sus labores tienen tan­ nuestro mterés de estos defectos y encauzarlo hacia los
to de estética como las de quienes descubrieron el elementos realmente expresivos en las obras de los gran­
Gran Cañón o las azaleas. Después vienen los críticos des escritores.
de los textos y los eruditos comentadores que explican
las alusiones, las costumbres y creencias de los tiem­ §, 4. Sin dud� �os incli �:uíamos a pensar que el crí­
pos, los matices de significado y de asociación litera­ ti.co '. , con su. umea capacidad de ampliar nuestra apre­
ria en la sintaxis, las palabras usadas o las escenas ciac10n estét1:a, es de hecho un apuntador o antólogo,
descritas. Para esta clase de trabajos se necesita casi Y es muy cierto que toca la obra de arte en forma
la misma sensibilidad y gusto que para la crítica, usa­ parecida a como el artista original toca la naturaleza
da esta palabra en su más estricto sentido, y es aquí subrayando lo que tiene interés, despejando el cielo �
precisamente donde se cruzan de continuo las fron­ cubriendo lo insignificante con brumas. ¿Qué más
teras entre ambas actividades. Ruskin y Pater, en sus puede hacer?, nos preguntamos. Esta corrección que
obras sobre el arte gótico y el Renacimiento respecti­ hace, ¿no es acaso una censura de la obra que critica?
vamente, no sólo han explicado lo que los artistas que­ "Si el agua te ahoga, ¿cómo vas a arrojarla?" Si
rían decir, sino que nos han ayudado a gozarlo y conocemos el idioma y las alusiones del artista y es
entenderlo; y esto mismo debemos a Ruskin con res­ además. un buen artista y, sin embargo, no acaba de
pecto a muchos aspectos de la naturaleza. Amold, por comumcarnos su mensaje, ¿no será que no tenemos
otra parte, ha enriquecido y refinado nuestra sensibili­ remedio a menos que se nos dé una larga educación
dad con su distinción entre "sentimiento religioso pa­ o una experiencia más profunda de la vida? Sin em­
gano y medieval", bargo, no cabe duda que hay algo más que el crítico
puede hacer por nosotros. Puede, digamos, ponemos
§ 3. De lo dicho ya acerca del carácter subjetivo de a tono, en la debida disposición de ánimo. Si tratara
la belleza se habrá visto que ésta es la única función de impedir que alguien apreciara una determinada
del crítico -ampliar nuestra apreciación estética­ obra de arte, pienso que sabría hacerlo. Aristóteles
y que, por tanto, impropiamente se le designa con el aconsejaba al retórico que contestara las elevadas ex­
nombre de crítico o juez, pues de hecho no es sino un �o:taciones de su adversario con el ridículo, y el
escritor de testimonios. Pero realmente se ocupa tanto nd1culo con argumentaciones serias. Así, me atre­
de purificar como de ampliar nuestras experien­ vería a rebajar un pathos legítimo haciendo ver que se
cias estéticas. Le sería perfectamente apropiado se­ trata �e un sentimentalismo risible, y diría de una
ñalar que muchos de los acérrimos admiradores de la tragedia que era granguiñolesca. Me inmunizaría con­
poesía de Milton sólo se han ocupado de su teología tra Epipsychidion con fa �obria realidad de la vida
98 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA LOS FINES DE LA CRÍTICA 99
diaria y contra Crabbe con la perogrullada de que no rnaestro. 2 No hay duda de que los que practican las
sólo vivimos de pan. La verdadera tarea del crítico artes son influídos por la crítica, ya sea en sus prác­
es la contraria, aunque no se puede reducir su talento a ticas o en sus apreciaciones -a menudo demasiado
una simple regla empírica. Ciertamente, la significa­ estrechas- de escuelas y períodos de arte diferentes
ción total de una obra de arte no es posible que se de los suyos. Casi siempre han tenido un maestro y
agote si no es en su propio medio; pero como todos nunca se consideran demasiado viejos para aprender.
estamos más familiarizados con el arte literario que La imaginación, que es la parte creadora del arte,
con ningún otro, quien no responda a las solicita­ siempre puede ser estimulada, y la técnica para co­
ciones de la escultura, la arquitectura o la música municar la imagen, a la manera de cualquier otro
puede muy bien ser introducido a éstas gracias a las oficio, puede enseñarse a quienes poseen el don.
palabras de quien antes las haya gozado. Algo seme­
jante se intenta con las ilustraciones por lo que res­
pecta a la literatura, pero, por supuesto, con menos
éxito, salvo que estén destinadas a los analfabetos.
Lo que el crítico puede hacer por la literatura y de­
más artes, especialmente cuando se trate de tipos des­
acostumbrados, es colocarnos en la disposición de
ánimo más adecuada, sintonizándonos con el artista;
es decir, trasponer su música extraña a un registro
más familiar. No puede negarse que Ruskin, por
ejemplo, influyó en el gusto y práctica de la arquitec­
tura y pintura de su época, para bien o para mal, y
en el culto de la naturaleza, y si es posible influir, no
son imposibles entonces las influencias buenas.
§ 5. Ruskin mismo fué un dibujante, en particular de
montañas, cielos y arquitectura, y un colorista de cier­
to mérito, y bien puede suceder que las críticas que se
dirigen a los artistas mismos y las que se dirigen al
público tengan que ser diferentes en especie y sean de
efectos diversos. Es natural que la crítica de poesía
venga de literatos que practiquen un arte similar. Con
toda razón los pintores, músicos y arquitectos pueden
reclamar que la crítica que se les haga venga sólo de
sus iguales; es decir, no de literatos, sino de quienes
sepan usar un pincel, un instrumento o un plano, g 2 Cf. Free House of the Artist as Craftsman, por W. R.
Sickert, ed. O. Sitwell. Turner creía que la mejor crítica de un
practicando al efecto el oficio de un profesor o cuadro de Claude era colgarlo junto a uno suyo,
GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS 1 Ü1
dad; la fotografía del ojo, sin embargo, parece haber
X venido a demostrar que éste, frente a una curva, se
mueve con pequeños saltos rectilíneos.
GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS § 3. IL a) Los psic6Iogos han ofrecido diversas hi­
pótesis sobre el modo como las percepciones pueden
§ 1. La manera en que varios fenómenos sensibles cobrar significado estético. La más respetable, al me­
-colores, sonidos, formas, objetos- han llegado a nos por su antigüedad, es la de unidad en la variedad,
ser especialmente aptos para la estética puede expli­ de Aristóteles. Kant sostenía que, al distinguir los ob­
carse por la fisiología -sobre todo la neurología-, jetos individuales del haz borroso de las sensaciones
por la psicología -sobre todo la infantil-, la biología, recibidas simultáneamente, nuestras mentes unifica­
la antropología y la historia general de la cultura. Pero ban por lo general la "nmltiplieidad de imágenes sen­
ningún especialista de cualquiera de estas disciplinas sibles" bajo un concepto del entendimiento. Es fácil
podría darnos una clara y documentada opinión res­ destacar un hombre o una casa dentro de un paisaje
pecto de las conclusiones de las demás y ser compe­ a menos que estén hábilmente "camouflados"; es fácil
tente al mismo tiempo en todas y cada una de ellas. distinguir palabras o frases conocidas, o el timbre
En consecuencia, queda mucho por hacer, aunque los ele la casa del resto de otros sonidos, sin que nada de
más serios intentos hasta la fecha son los realizados ello nos proporcione una satisfacción estética. Pero
por las escuelas psico-fisiológieas de la Einfühlung
existen determinadas combinaciones de formas y soni­
o "endopatía" ( imitación simpática interna), enca­ dos que no representan objetos conocidos, y que por su
bezados por Lipps en Alemania y analizados sagaz­ carácter simétrico o repetitivo facilitan o imponen
mente por Mitchell en su libro Structure and Growth
su aprehensión por la mente eomo unidades o estruc­
ot the Mind. turas (pattem, Gesta1t); se "acomodan" o "ajustan"
§ 2. I, Parece haber quedado definitivamente estable­ perfectamente entre sí, sin que. sepamos para qué. En
cido que algunos colores y sonidos son físicamente estos casos Kant afirma que hay una armonía libre de
estimulantes y otros deprimentes para nuestro sistema la imaginación y el entendimiento, que es distinta
nervioso y que ocasionan alteraciones del pulso y la de la armonía condicionada que se da en éÍ reconoci­
respiración. Unos y otros, especialmente euando es­ miento de los objetos familiares. La libre, agrega
tán dispuestos en alguna forma, pueden ser natural­ �ant, nos pro,r?rciona una satisfacción peculiar, cle­
mente expresivos ele alegría o de melancolía, o de b1d? a 1� apanc1ón . de. un propósito, pero de un pro­
, fmahdad
otros estados ele ánimo, de que suelen ser estímulos. pósito sm mas que el facilitar nuestra
Los nervios ópticos o acústicos pueden responder a aprehensión. A ello atribuye la belleza ele la música
ejercicios más intensos porque se reponen ele la fatiga y del ar�besc?, de !as. ondas y conchas marinas y de
con más facilidad. Es posible también que ciertas los <lemas ob1etos snmlares de la naturaleza. Es inte­
líneas o formas tengan similares efectos físicos direc­ resante observar que, al menos por los restos fragmen­
tos. Antiguamente se afirmaba que las curvas eran tados de n u�stros monume.ntos, y a pesar de que el
más agradables que las líneas en zig-zag, por creerse arte paleoht, '.co . era naturalista, como se explicará en
,
que el ojo podía de golpe seguirlas con mayor facili- el parrafo s1gmente, las pautas geométricas predomi-
100
102 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS 103
naron en el arte de la época inmediata posterior la -saltar, luchar, correr- difícilmente podrían conside­
, parece, fué mas
cua1, segun , constructora de casas habi-
' rarse artes.
tación que troglodita. e) Proposiciones psicológicas más adecuadas y per­
b) Más importante, por lo menos históricamente tinentes, aunque quizá de más difícil comprobación
es la teoría del juego, aplicada psicofísicamente po; empírica, son las de la escuela de la Einfühlung o
Burke, 1 de un modo menos a priori por Spencer 2 "endopatía" ( imitación interior) que recuerda la te­
y filosóficamente por Schiller. 3 Burke arguye que el sis de Aristóteles acerca de que nuestro natural de­
placer que nos causa la belleza visible débese a que leite en la imitación es uno de los principales factores
ésta n�s relaja en cierta forma la tensión del cuerpo, en la experiencia poética. Sostienen aquéllos que
produc1�ndo lo qne llama una languidez agradable, y cuando concentramos la atención sobre un objeto
lo sublune nos place porque aterroriza, pues de esta individual colocado dentro del campo sensorial, colo­
manera proporciona ejercicio libre y seguro a algunas camos en él, por una especie de animismo inconscien­
de "las partes más delicadas" del cerebro o del sistema te, nuestras propias sensaciones y emociones. Me
nervioso, las que, en la vida normal civilizada no se siento como luchando, esforzándome, triunfando, rin­
ejercitan y con lo sublime se benefician de una' especie diéndome, liberándome, sobrecogiéndome, no "fren­
de "catarsis" o purga aristotélica. La debilidad de te" a la cosa, sino como "dentro" de ella. Y aquí
esta explicación como diferencia específica de Jo radica la satisfacción que me produce el objeto, ya
s�bl !me se revel� te�jendo en cuenta que el espec­ que éste es yo mismo objetivado; 1a distinción de
tacu10 de una c1ecuc1on real puede producir un ma­ hecho ha sido borrada, o mejor, no se ha aclarado to­
yor "terror sin peligro" que el de cualquier tragedia davía. En ocasiones, al observar la pelea de un atleta,
y Burke reconocía que el público abandonaría la me: abie1 tamente iniciamos movimientos similares a los
jor representación teatral por la ejecución de un suyos, aunque más a menudo nuestros movimientos
condenado a muerte. Spencer, volviendo sobre bases son sólo incipientes e internos; en todo caso, la ex­
empíricas a algo que ya había sido dicho por Schiller periencia estética difiere de cualquier imitación cons­
sost�nía qu� el goce estético es el "juego", diferent; ciente, ya que en la medida que somos conscientes de
, ella es puramente contemplativa, y no tenemos cons­
de la func1on preservadora de la vida, de cualquier
órgano o facultad, y esto ocurre entre los animales ciencia de lo que hacen nuestros miembros y órganos.
superiores cuando cualquier órgano acumula una ener, Esta teoría difiere, igualmente, de las personificacio­
gía superflua que requiere un ejercicio inútil. Estos nes de una mitología deliberada, no sólo de ejemplos
esfuerzos no s�licitados apare_cen en aquellos órganos absurdos como "¡ Oh tú, Inoculación, celestial donce­
que, como el OJO, predomman en la vida de la criatura lla, desciende!", sino también, como Wordsworth vió,
pero que, a diferencia del paladar, no están íntima­ de fábulas más imaginativas pero de todos modos cons­
mente ligados a una prestación biológica. Una vez cientes:
más vemos que la definición es demasiado amplia.
Un buen número de juegos y ejercicios voluntarios Brook! wl10se society the Poet seeks,
1 Sublime and Beautiful, Intent bis wasted spirits to renew;
2 'Principles of Psychology. And whom the curious Painter dotli pursue
a Cartas ... Véase cap. m, § 4. Tluough rocky passes, among flowery creeks,
104 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA cf;NESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS 105
And tracks thee dancing down tlie water-breaks; nuestro "yo" pero no ele nuestro "cuerpo". Se ha tra­
If wisli were mine sorne type ot tliee to view, tado de explicar la aparente contradicción que re­
Thee, and not thee thyself, I would not do presenta el hecho de "experimentar nuestra propia
Like Grecian Artists, give tliee human clieeks, actividad en un objeto" por medio de una analogía con
Cliannels for tears; no Naiad should'st thou be­
Have neither limbs, feet, feathers, joints nor hairs:
1� m.anera en que revivimos nuestras propias expe­
It seerns the Eternal soul is clothed in thee nencias pasadas como parte de nosotros mismos, aun­
With purer robes than those of tlesh and blood, que no de nuestro "yo" actual. El quid de la teoría
And hath bestowed on thee a safer good; es que una cosa nos expresa los sentimientos que sabe­
Umvearied joy, and life wit/10ut its cares.4 mos o pensamos que son nuestros sentimientos o los
de otras gentes cuando el aspecto nuestro o suyo, el
En otra parte este poeta se lamenta de la personifica­ movimiento o el sonido, son los mismos que los de
ción de la naturaleza que, antes de que "el mundo la cosa. Esto es importante y verdadero, pero hay
anduviera demasiado con nosotros", podía algo más que decir. No sólo nos deleitamos con ver
correr un venado -que nos recuerda nuestro goce
Have sight ot Proteus rising frorn the sea
Or hear q}cfl Triton blow bis wreathed horn,5
infantil cuando correteábamos-, sino que también
nos deleitamos frente a las cataratas y las olas ( de
La simpatía se distingue también, a pesar de los casos cuyos movimientos no podemos participar), pues nos
límites, de la simple asociación habitual del senti­ imaginamos los sentimientos que tendrían si tuvieran
miento con un objeto, asociación en que éstos se la facultad de sentir como nosotros; y esto es exacta­
distinguen bien uno del otro. En este punto, la escue­ mente lo opuesto a "imitación interna": es una pro­
la se divide en dos corrientes: una, que se fija única­ yección hacia afuera. Además, quedaría sin explicar
ment� en las sensaciones musculares, como la de el placer que sentimos en esta especie de camaradería
elevación a la vista de una columna o la de saltar a la estética en el caso en que la supuesta experiencia del
vista de un arco; y otra, que subraye sobre todo objeto es desagradable o imperfecta, como acontece
lª. "emoc1'6n";, como un confl'1cto, una alegna,' una en la tragedia y en el pathos. Lipps se desconcierta
tnsteza, la avidez, el temor, que son actividades de ante el placer estético que experimentamos frente a
la desgracia y desesperación de Fausto o en "un ges­
4 Sonnets, II, xxx1. Las itálicas son mías. (" ¡ Oh arrúo/o! to de vanidad tonta". Es significativo que estos pen­
cuya compañía busca el poeta, - para renovar sus gastadas fuer­
zas - y que el Pintor curioso te persigue - a través de rocas y sadores hablen por lo general sólo de sentimientos
floridos cauces, - y al fin te encuentra danzando entre tus fuen­ "sugeridos"; Croce, sin embargo, ofrece una fórmula
t�s; -;-- si para verte yo pudiera prestarte forma, - a ti, y no tú a más prometedora en lo que entiende por "expresión",
ti mismo, no haría - lo que los artistas griegos, darte mejillas pues es plausible que al tener conciencia de la natu­
humanas, - cauces para lágrimas; ni náyade serías. - No tendrías
ni miembros, pies o plumas ni articulaciones o cabellos: - Parece raleza de lo que previamente sólo hemos sufrido, reci­
,que el Alma Eterna vestida fuese en ti - con telas más puras que bamos una profunda satisfacción. Volveremos a esto
la carne y la sangre, - otorgándote seguros bienes, - perpetuo cuando examinemos la simpatía estética.
goce y vida sin pesares".)
5 ("Contemplar a Proteo surgiendo de los mares - o escuchar
d) La palabra "expresión" nos sugiere la última
al viejo Tritón soplando su enroscado cuerno.") teoría psicológica que habremos de considerar. Los
106 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS
l 07
psico�?alista� ,han declarad? que �oda �;'perie�,cia r Y algo parecido encontramos e n el Salmo CIV. La
creac10n estetica no son smo la hberac10n o subli­ manera como estos sucesos prácticamente interesan­
mación de emociones hasta ahora reprimi das e "in­ tes se volvieron expresivos, puede verse por primera
conscientes" o "subconscientes". Esto parece tener vez en las creaciones de la mitología mediante las cua­
también su orige n aristotéli co e� la doctrina de la les ;cJ homb re proyectaba su vida y senti mientos hacia
.
"catarsi s" o p ureza de las emoc10nes. Pero a dife­ aquello que los exci taba -ninfas, dríadas, fa unos,
.
rencia de Aristóteles, q ue señalaba la piedad, el temor sátiros . Etapas más tardías y conscientes de esta acti­
y el éxtasi s religioso como se?ti?lientos que debía.n vidad se ejemplifican en Virgilio:
.
descargarse , los moder�os han ms1s�ido con frecuencia
úni camente en el i nstmto sexual, sm que hasta 1a fe­ In freta durn fluvii current, durn rnontibus urnbrae
cha hayan p rese ntado pr�ebas muy convincen�es q ue Lustrabunt convexa, polus dum sidern pascet 1
.
digamos, y las exphcac10nes que han ofrecido de
alg unos grandes artistas y obras de arte son realmente y . e.l mismo poeta, más tarde, después de haber perso­
desilusi onantes. Pero sí se puede reconocer que en la mficado la naturaleza, usa los prestados sentimientos
expresión estética es donde logramos una más clara de ésta a fin de expresar los su yos:
conciencia de nuestras naturalezas y capacidad . es. Sidern per viridem redeunt cum pallida mundurn
Inque vicem Phoebe currens atque aureus orbis,
§ 4. m. a) Algunos colores, sonidos y obj etos han Luna, tuus tecurn est: cm non est et mea mecurn?
llegado a ser atractivos y con el c urso del tie.mpo Luna, dolor nosti quid sit: miserere dolentis s
hasta expresivos para los seres humanos en virtud
de la evolución biológica. Tal vez quienes les han pres­ C u�ndo los ho� nbres se hicieron cazadores, pastores
y
?�
tado atención o los han usado, hayan ganado en agncultores tuvieron que concentrar su atención
y sim­
longevidad y, en conse? uencia, en la c�paci dad. patía a los hábitos de los animales salvajes o
domés­
poder transmi tir a sus vastagos su congémta sensibili­ ti��s así como a las maneras del mundo vegetal.
dad. Entre nuestros antepasados animales o remota­ . .
dif1c1l pensar que las pmturas paleolíticas de Es
escenas
mente humanos, los seres más sensi bles a los cambios d� cacería que aparecen en las cavernas, indepen­
de la intemperie ha�1 de. haber tenido mayores p�­ ?1entemente de sus propósitos mágicos, no tuvieran
sibili dades de supervivencia; y este don se ha podi­ mterés estéti co. La poesía primitiva se inspira
do desarrollar en una deli berada atención prestada de
continuo ante el caballo, presentándolo en sus aspec
a las nubes y nieblas, los vientos y las estrellas. Al­ tos
gunas de las más antiguas expresiones literarias d� y se ven to<las las �strellas, y el corazón del pastor se
.
7 Ene1da , . regocija .")
amor por los signos ccl�stes -en Homero y el Anti­ I. ( Mientras los ríos corren hacia el mar, mientr
las sombras cubren las laderas de los montes, mientr as
guo Testamento- confmnan ese proceso: as las estrellas
pastan en los cielos.")
' ' ' ' ,.., ,, ' ' ' "¡, 8 Appendix Vergiliana, Lydia 39.
(út; () éh: EV OllQCWQ) aOTQU cpaELVllV aµcpt OEAllVllV ("Cuando las primeras pá­
I , '!I I �, ' ':JI "¡ I 'Jl. 1 lidas estrellas aparecen en el firmamento aun verde
cpa.tVET UQL:fCQE:fCEU, 01:E ,: E:rcrcETO VllVE�lOt; alu)lQ, tu amante
Endimión está contigo, Luna; ¿por qué �o está
:rráv,:a ()E EL()E,:UL aOTQU, yÉy11i'tE oÉ TE cpQÉVa :rcot�l11V o el :Uro junto a
mí? Tú, que sabes las penas del amor, Luna, apiádat
6 Ilíada, vm. ("Como cuando en el ciclo b:illan las estre:las ama.") (La lectura del segundo verso, que he omitido e del que
ducción, es dudosa.) [N. del A.] en la tra­
en torno de la luna resplandeciente, cuando el mre está tranqmlo,
108 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTI CAS
l 09
guerreros y pacíficos. Homero y el autor del Génesis cado; y el rostro humano se denuncia al instante
amaban los huertos: .
como amistos o u host!l, orgulloso o tímido, inteligente
&.na �táA' ald o tonto, alegre o tnste. Nada extraño es que los
.
ZupVQL1l JtVft01JOU ta [lEV <pÚEL rDJa bE JtÉ<JOEL, escultores o rmtores hayan recurrido siempre a la "ex­
oyx,vr¡ en' oyx,v11 Yl1QC(O'XfL, µl)AOV b' i\nl µr¡Acp, presa Y admHable forma del hombre" para significar
avtaQ enl otacpvAñ otacpvArj <JUXOV b' EJtL oú-xcp o .
la.� pas10nes d�l amante, del enemigo, del padre, del
h1¡0 o del amigo. No es necesario ser un freudiano
Si la vid regocija el corazón del hombre, la rosa es
para. re?onocer el . importante papel desempeñado por
de por sí hermosa y adorna las frentes en las fiestas;
una "antología" significa un ramillete de flores; el �os mstm,tos u�JV�rsales del sexo y la generación en la
1conografia artishca . A diferencia de los otros mo­
botón de la rosa es símbolo natural de la juventud. tivos de expresión que hemos mencionado, el interés
Ni el caballo de guerra, que "dijo entre los pífa­
sexual es doble. El interés que el sexo femenino más
nos ¡ha, ha! y olisqueó la batalla lejana", <lió tanta
metido en la . casa, tiene por las modalidades del ti�mpo
inspiración a la poesía de los primeros tiempos como
y de los arnmales puede ser inferior al del hombre
el mar; el mar, ámbito de Poseidón, blanco o "color
p��o no diferente. Todas las criaturas, en especial lo;
de vino", con sus miles de burbujas u hoyuelos
nmos ,Y hasta los animales, tienen una significación
av{wt3µov yÉAaoµa, y del cual, como de las estrellas, algo diferente para las mujeres que para los hombres
el marinero jamás puede apartar su vista. Desde un
por el hecho de ser "criaturas" o por pertenecer a
principio la aurora y el crepúsculo, las estrellas y el un sexo .
rocío, las aves y los ciervos las flores, los frutos, e) Esta diferenciación de los efectos es también
el mar y, entre las obras del hombre, el fuego, han
sido las imágenes sensibles que los poetas y artistas más o menos común a las influencias sociales que
ahora consideraremos. La estructura de nuestro cuer­
han hallado expresivas de sus propios sentimientos.
Y la sola enunciación sugiere ya las pasiones que po, salvo las diferencias de sexo, es muy similar en
comúnmente el hombre ha encontrado que expresa­ to�o; nosotro\ la �sicología de nuestra porcepción
ban, y, junto a esas imágenes sensibles, un objeto qmza lo sea aun mas; entre nuestros antepasados de
forzó biológicamente la atención del hombre con seguro habrá habido nómadas, pastores, agricultores,
mannos,. pero posteriormente es indudable que hayan
mayor ímpetu que el cielo y la tierra y el alimento
que sustenta la vida individual. sido muchas otras cosas más. No sólo habrán vivido
b) El cuerpo humano es el medio por el cual en los más variados climas, sino que buen número de
nuestros apetitos más fuertes se aplacan y la especie ello� no habrán sufrido largos períodos de tiranía O es­
se perpetúa, el medio por el cual la tribu se defien­ clavitud, de culto demoníaco o de especulación filosófi­
de, se cobran las piezas de caza y los campos se ca de ma ia o r�ci�nalismo. pe ahí que la mitología
'. 9
cultivan. Cada músculo y órgano suyos tiene su signifi- gnega, cluna, lundu, escandmava o hebrea difieran
º Od. VII (''Siempre que sopla el viento del oeste, nacen estética.mente. La influencia social importante que
ha debido ser comun ,
nuevas frutas y maduran otras. Nuevas peras sustituyen a las vie· a todas las razas es, sin duda el
jas, y unas manzanas a otras, sí, y los racimos maduran sobre viejos valor �e supervivencia de la lealdad al grupo so;ial,
racimos de uvas, y los higos sobre los higos.") cualqmera que sea la organización o forma de éste.
11 Ü INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS 111
Así, la eminencia en simbolismo poético que ahora se sé si exagero al suponer que la adquisición de los
adjudica en ocasiones al mito del caudillo (Führer­ mármoles de Elgin, por el Museo Británico, en una
princip), habrá que interpretarse m.uy �iversamente época en que Europa sólo conocía lo griego a través
según se trate de pueblos con una h1stona de clanes, de unas cuantas copias romanas, ha formado nuestro
de esclavitud, de feudalismo o de teocracia tras ellos. gusto actual por la figura humana y por las artes
Es probable que surjan diferencias parecidas entre plásticas.
pueblos monoteístas y politeístas, polígamos, guerre­
ros y pacíficos, isleños y montañeses. § 6. El grado externo de individualidad en la expre­
sión proviene de seguro de asociaciones de ideas que
§ 5. 1v. Queda por analizar la más reciente diferen­ no dependen del medio ambiente cultural o de deter­
ciación, probablemente menos fundamental, pero más minadas relaciones sociales, sino de verdaderos y puros
conspicua por su individualidad, y que depende de la accidentes personales; es decir, del escenario de nues­
historia personal de cada uno, desde que nace has­ tra vida en donde fuimos felices, del libro que una
ta que alcanza los más altos grados universitarios o vez leímos, de la música que oímos el día que sufría­
vocacionales. Los habitantes de las ciudades propende­ mos una gran pérdida, de los rasgos y complexión de
rán a servirse de expresiones estéticas un tanto dife­ nuestros amigos. Tales asociaciones pueden dar ver­
rentes de las que usan las gentes del campo, aunque dadera significación estética al objeto si hemos ya
esta característica puede ser modificada en mucho por olvidado su origen o sólo lo recordamos con dificul­
la literatura; hermanos y hermanas no hablarán exac­ tad, de manera que el signo y su significado no pueden
,tamente el mismo idioma ya en su niñez; las escuelas pensarse por separado, sino cabalmente fundidos.
diurnas y los internados pueden diferir en gustos, al Ruskin, quien parece haber creado el término "fa­
igual que ricos y pobres; atletas e intelectuales, sa­ lacia patética', recalca "la diferencia entre las ordi­
cerdotes o abogados, terratenientes y comerciantes, narias, propias y verdaderas apariencias que tienen
peones y obreros pueden admirar las cosas más diver­ las cosas para nosotros y las extraordinarias, o falsas
sas. Una época obligada a familiarizarse con la vcxsión apariencias, que se manifiestan cuando estamos bajo
autorizada de la Biblia más que con otro cualquier la influencia de la emoción o de la fantasía contem­
libro, es natural que tenga un estilo sencillo pero plativa . . . Cuando comprobamos que el sentimiento
poco imaginativo; en un parlamento donde se espe­ es verdadero, perdonamos, o hasta nos gusta, la mani­
raba que los ministros citaran a Horacio y hasta a fiesta falacia visual a que nos induce; hasta nos
Homero no es extraño que abunden los aciertos de ex­ agradan, por ejemplo, estos versos de Kingsley:
presión; y, como sabemos, Shakespeare ha venido a
modificar la lengua inglesa. They rowed her in across the rolling foam­
Influencias similares pueden encontrarse en otras The cruel crawling foarn.10
artes. No hay duda que nuestra arquitectura recibió
gran influencia del genio nacional inglés en el mismo no porque describan falazmente la espuma, sino por­
grado que influyó a su vez sobre éste; pero recorde­ que describen fielmente la tristeza. Pero en el mo-
mos que Vandyck, que implantó el ideal aristocrático 10 ( "R emaron a través de la rodante espuma, - la reptante
inglés por varias generaciones, fué un extranjero. No cruel espuma.")
112 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES ESTÉTICAS 113
mento que el corazón del que habla se enfría, en ese ma. Sería interesante que mayor número de gentes se
mismo instante la expresión deja de ser verdadera, atreviera a desafiar su egoísmo por medio de sinceras
pues fué falsa desde siempre en el mundo exterior. Y confesiones de sus primeras y poco inspiradas expe­
no hay vileza mayor en literatura que la costumbre ele riencias estéticas, por más absurdas que parezcan.
usar tales expresiones metafóricas a plena sangre Grandes castillos ele naipes y verdaderas construccio­
fría" .n Ya dijo Vi'ordsworth: 12 "El poeta. . . es un nes se derrumban en el polvo de la infancia; es difícil
ser que se complace con sus propias pasiones y voli­ aseverar si los juguetes de animales tienen mayor o
ciones, y que se regocija como nadie en el espíritu ele menor valor estético que las pinturas ele animales en
vida que vive en él, deleitándose al contemplar las las cavernas paleolíticas. De las primeras cosas que
voliciones y pasiones similares que se manifiestan en estoy seguro de haber hallado bellas, sin ninguna in­
las peripecias del Universo, y que habitualmente se obli­ fluencia literaria o de adulto, hacia la edad de los
ga a crearlas cuando no las halla." cinco o seis años, fueron un tremendo incendio y un
campo en flor ele azafranes dorados. Después, en\re
§ 7. Creo que el esquema sumario de los parágrafos los nueve y diez años, recuerdo haber quedado sena­
anteriores es suficiente para mostrar que cualquier mente preocupado con el entusiasmo de mis padres
valoración convincente de los diversos factores que por los paisajes de la naturaleza. La primera expe­
·intervienen en el desarrollo de la significación estética riencia que sufrí ele la tragedia, me parece que fué
debe esperar la madurez de algunas ciencias aún em­ con el cuento de los doce cisnes de Hans Andersen.
brionarias así como el trabajo de alguien que sea De mis esfuerzos infantiles de creación, guardados
ducho en todas ellas. Nos informan los psicólogos que siempre en secreto, recuerdo que el primero fué una
los "tipos más estéticos" con que han experimentado interminable epopeya, continuada cada noche al acos­
expresan casi siempre sus juicios de apreciación pic­ tarme, basada tal vez en una escena del Antiguo Tes­
tórica con palabras de tinte afectivo como "alegre", tamento, acerca de las hazañas ele dos héroes llamados
"atrevido", "lleno de vida"; otra clase de sujetos Huz y Buz; la siguiente que me viene a la memoria
describen el módulo formal o composición; un ter­ fué un dibujo de flores geométricas hecho a compás.
cer tipo se refiere a las asociaciones particulares Debo confesar que siempre tuve mal oído. No quiero
que le provocan bien el asunto o bien las formas o co­
lores; otros, no dan cuenta sino de reacciones físicas incluir esa tendencia "a pretender ser algo" -un tren,
muy suyas, como el calosfrío o el sudor. Pero parece un oso, un conductor, un piel roja, un caballo-, cu­
que se cae en un círculo vicioso al considerar a uno yos orígenes se pierden en la más remota antigüedad.
de estos tipos como más estético que otros, y los re­ Creo que mucho de ese afán infantil por pintar y di­
sultados esperan todavía confirmación. De cualquier bujar debería tenerse como histriónico -personifica­
modo, es lamentable que en el intervalo no se haya ciones, imitaciones de "papá escribiendo".
seguido otro camino más fácil, aunque quizá n,uy
diferente, para arrojar más luz sobre este proble- § 8. Mucho de lo aquí sugerido fué señalado con
toda claridad por Alison, cuyos Essays on the Nature
11 Modern Painters, IV, xn, § 4. and Principlcs of Taste están inmerecidamente olvi­
12 Preface to Lyrical Ballads. dados, a pesar ele que parecen haber influíclo bastante
114 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
en autores posteriores a Kant,1 3 hasta llegar a Bo­
sanquet. Esta falta de público reconocimiento me
induce a citar de él: "En el cuerpo humano, formas XI
y colores particulares son signos de pasiones o sen­
timientos particulares. . . En tales casos, la constante ARTE, SIMPATíA E IMAGINACióN
conexión entre el signo y la cosa significada, entre la § 1. Existe una obvia relación entre la experiencia
cualidad material y la cualidad productiva de la emo­ estética y la simpatía. Tratemos antes de elucidar este
ción, hace que la una sea expresiva de la otra. . . Hay vago término y después lo que es esa relación. Kant
analogías entre el silencio y la tranquilidad; entre el sostiene que la simpatía sólo es posible entre los que
bullicio del día y el alborozo de la esperanza." admiran los mismos bellos objetos públicos, ya sean
obras de arte o la naturaleza, o al menos tengan la
confianza de que si pretenden comunicar una experien­
cia estética suya particular, será debidamente apre­
ciada por el otro. Esta simpatía, tal corno él la vió, es
radicalmente extraña pero subsecuente a 1a experien­
cia estética pura. Es indudable que nos deleitarnos al
compartir nuestros placeres estéticos, aun con más
intensidad que cuando compartimos nuestra mesa, un
conocimiento o un secreto. La mayoría de nosotros
se encanta discutiendo acerca de poesía, novelas, mú­
sica y pintura con un amigo de los mismos gustos, y
nos agradaría tenerlo a nuestro lado frente a un bello
paisaje; sin embargo, el problema está en saber si,
en un sentido un poco más propio de la palabra, la
simpatía forma parte de una experiencia estética par­
ticular.
§ 2. Etimológicamente, simpatía significa "con-pa­
sión", sentir lo mismo que otro. En el uso mo­
derno significa algo afín al amor, de hecho piedad o
admiración, el reconocimiento de una experiencia en
otros que no sólo podemos sentir también nosotros
sino que la aprobamos o, por lo menos, no nos re­
procharíamos el sentirla. Bien puedo yo sentir lujuria,
odio, codicia, intolerancia, pero tratando al mismo
tiempo de dominar estos impulsos, y sentir muy poca
1s Su Crítica del juicio fué publicada en el mismo afio de o ninguna simpatía -en el segundo significado de esta
1790. palabra- con los que no hacen lo mismo. Es virtud
115
116 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE, SIMPATÍA E IMAGINACIÓN 117
principal del artista narrativo o dramático, sea que § 3: La escuela de la endopatía, según hemos visto,
escriba en verso o en prosa, que simpatice con rns s�shene que por. u�a ley fundamental de la psicolo­
personajes -usando la palabra en su primero y más gia tenclem ?s. a imitar, al menos internamente, todas
débil significado; es decir, que debe hacerlos verosí­ a quellas achv1dacles que percibimos en los objetos ani­
miles como seres humanos, primero para él y, si los mados o que proyectamos en los inanimados. Resulta­
comunica, para sus lectores. Muchos lectores en­ mos , contaminados, "infe?tados" por las tristezas 0
cuentran que es imposible esta simpatía en el caso de alegnas de nuestros vecmos humanos O animales
personajes sádicos o masoquistas, o hacia los que pro­ o como d�jer .a Hume, "las mentes de todos los hom:
fesan un desinteresado culto al mal. Me parece, por bres son s1m1lares en sus afectos y funciones. . . A la
ejemplo, que Dickens ha logrado comunicarnos esta r�ai �era de cuerdas igualmente tensas, en que el mo­
clase ele simpatía por l\tfr. Dombey, no así por C arker v1m1ento .de una. se comunica al resto, las afecciones
o Nickleby. Además, cuando no es posible lograr esta se transmiten al mstante de una persona a otra. Cuan­
simpatía meramente humana ni hay ya manera de do veo los efect�s de la pasión en la voz y ademanes de
hacer desaparecer al personaje monstruoso, entonces una persona, 1111 mente p asa inmediatamente de estos
lo que el artista hace es presentarlo "extrínsecamen­ efectos a sus causas, y se forma una idea tan viva
te", con e1 fin de expresar no tanto los propios senti­ de. la ��sión que al instante se convierte en la pasión
mientos del personaje con respecto a sí mismo, sino el ?11sm �. Recordamos, sin embargo, que esta mera
odio o desprecio que despierta en algunos observado­ mfeq:ión por una emoción real o ficticia, en con­
res. Por lo general, este método sólo se aplica a una traste con su contemplación, no necesita ser forzosa­
pequeña minoría de los personajes que intervienen men �e esté �ica; nada, de bello hay en la ira de una
en una obra; no así en la sútira, en que se aplica a multitud 111 en la mas sugestiva pornografía o publici­
todos. dad. Trataremos de definir esto después.
En las artes no representativas, como la ornamen- -
tal o la música, es del todo imposible simpatizar o §. 4. C?tra pal abra ,U?ada aun. con más frecuencia que
hacer simpatizar en ningún sentido con el asunto y con­ s1mpaha en la cnhca estética es imaginación. En
tenido ele la obra. Ni el arbta ni el público pueden verdad, úsase como llave mágica para abrir todos los
imaginarse "cómo se siente" siendo un cubo o una misterios de la belleza -claro que en el supuesto de
fuga, ni mucho menos aprobar estos sentimientos. que se sepa usarla. Por ejemplo, cuando se nos
Sólo en tanto que el artista intenta comunicar su ex­ dice que Dickens está lleno de melodrama barato de
presión, trata de despertar simpatía y, en ese caso, patlws falso,. de sentimentalismo ridículo, de pr�pa­
simpatía, en ambos sentidos, hacia él mismo. Aspira ganda y cancatura, se agreg-a que todo esto cobra
a que su público sienta lo que él siente y que no sienta vida gr�cias a su genio imaginativo. Lo mismo pue­
antipatía por ese sentimiento sino que, en el instante, de decirse, con las reservas del caso, de Jane Eyre.
se entregue sin reservas al mismo. Y ello debe ser la Concederemos, pues, que cobran vida, pero lo cierto es
aspiración de toda obra ele ficción; su propósito de que no adelantaremos mucho en el conocimiento de
hacernos vivir con los personajes que describe, es obli­ su origen.
gamos a tener simpatía con la total visión del artista. Etimológicamente, una vez más, la imaginación es
118 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE, SIMPATÍA E IMAGINACIÓN 119
una facultad, presente en todos los hombres pero en
grados diversos, de evocar imágenes más o menos I tax not you, ye EJements with unkindness,
vivas de objetos sensibles o de estados internos, imá­ I never gave you kingdoms, call'd you daugJ1ters,ª
genes que son, según creemos, recuerdos o combina­
ciones de los mismos. Algunos pueden casi ver en y esta otra de Milton:
sus mentes una luz roja o el rostro de un amigo, casi Attended by ten thousand thousand Saints
oír una sirena de alarma o, como Mozart, toda una He onward carne; far off his coming shone,4
sinfonía; y, en condiciones anormales, ello puede con­
vertirse en una ilusión. Una gran capacidad en esta Shelley era más explícito y en su Defence of Poetry
clase de reproducciones vívidas de experiencias pa­ decía que para "imaginar intensa y comp:ehensiva­
sadas es de extrema utilidad para el artista y muy mente", un hombre "debe ponerse en el lugar de,
facilitadora de la experiencia estética en general; pero otro, y de muchos otros; las penas y alegrías de su
no hay indicios de que sea la cualidad más esencial, especie deben ser las suyas". Vemos, pues, cómo coin­
pues bien puedo imaginarme vívidamente, por ejem­ ciden o qué cerca están los usos estéticos de "simpatía"
plo, una mosca, una viruta o un letargo sin recibir e "imaginación". John Stuart Mill, en Poetry and its
ninguna experiencia estética. La innata facilidad de Varieties, escribe: "La poesía, que es el delineamiento
combinar imágenes diferentes en forma novedosa, fué de las más hondas y secretas operaciones de la emo­
llamada por Coleridge "fantasía" para distinguirla ción humana, tiene sólo interés para aquellos a quie­
del genio vital estético, y si popularizó la imaginación nes recuerda lo que han sentido, o cuya imaginación
como una "palabra sagrada", también trató, aunque excita hasta hacerles concebir lo que pueden sentir, o
escasamente, de definirla. V/ordsworth, en su Prefa­ lo que pudieron haber sentido si sus circunstancias
cio de 1815, nos ayuda un poco más, por lo menos externas hubieran sido diferentes. . . El objeto verda­
mediante ejemplos. Como ejemplo de fantasía cita la dero de la poesía es pintar con verdad el alma hu­
descripción que de la reina Mab hace Shakespeare: mana."
In shape no bigger than an agathe-stone
On the fore-finger ot an alderman 1 § 5. El resultado de estos dos exámenes parece ser
el que la simpatía y la imaginación, consideradas
Como ejemplo de imaginación hace una magnífica como necesarias para la experiencia estética y para la
cita suya: comunicación, son en realidad idénticas. De nuevo es
Motionless as a cioud the old man stood, Wordsworth quien, en su primer Preface to Lyrical
That heareth not the loud winds when they call, Ballads, ha visto con mayor claridad que lo anterior
And moveth altogether it it move at all.2 es verdadero para la poesía y aplicable a cualquier
y otra de Shakespeare: arte: "El poeta . . . tiene un mayor conocimiento de la
naturaleza humana y un alma más comprehensiva que
1 ("De tamaño no mayor que un ágata - en el dedo índice
de un concejal.") a ("No os acuso, Elementos, de crueldad; - jamás os he
2 ("Quieto como una nube el viejo permanecía, - no escu­ dado reinos ni os he llamado hijas.")
chando ni los fuertes vientos que llegaban, - y sólo se movía •1 ( "Asistido por miles y miles de santos - avanzó; desde muy
todo, si es que se movía.") lejos su llegar resplandecía.")
120 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
los que se suponen comunes en la humanidad; un ser
feliz con sus propias pasiones y voliciones y que goza
como ningún otro en el espíritu de vida que hay en XII
él, deleitándose además en contemplar voliciones y
pasiones similares tal corno se manifiestan en las pe­ AUTOCR1TICA (1)
ripecias del Universo, y que habitualmente es impeli­
do a crearlas si no las encuentra en su camino. A estas § 1. Los �stetas psicologistas nos recomiendan, con
cualidades ha añadido la disposición de afectarse to?a. propiedad, emplear métodos empíricos y no a
como nadie por cosas ausentes sintiéndolas corno pnon para la comprobación de nuestras hipótesis. El
presentes; una capacidad de conjurar pasiones ... que, problema está, sin embargo, en que lo único con que
ayudada por la práctica, le ha dado una rapidez y podemos experimentar directamente es nuestra propia
poder mayores de expresar lo que piensa y siente, en .
psique, puesto que los da tos suministrados por nues­
especial aquellos pensamientos y sentimientos que ... tros semejantes nos pueden despistar. Por tanto, me
nacen en él sin ninguna causa externa inmediata ... La parece que sería útil, a fin de corroborar lo asentado
poesía. .. es la expresión apasionada que se encuentra en capítulos anteriores, intentar por lo menos una
en toda ciencia,,, . y que 11eva la sensación hasta el honrada autobiografía de las más importantes expe­
seno de los objetos de la propia ciencia. .. La poe­ riencias estéticas. De antemano confesamos que no
sía ... 'nace de la emoción recordada en sosiego". se trata de una crítica en su forma más digna como
He puesto en itálicas las palabras que hallo más obra de arte literario, ni tiene como fin una propa­
significativas. El acento en contemplación y sosiego ganda estética' o una justificación de preferencias per­
evita el error -que señalábamos vendría por usar sonales, sino que es un intento de explicar, hasta
con vaguedad las palabras simpatía e imaginación­ donde me sea posible, las razones de los gustos míos
de considerar que en la experiencia estética real­ que considero más genuinos, en la idea de que exis­
mente padecemos pasiones o que, en la obra de arte, ten razones análogas, mutatis mutandis, para las diver­
las comunicamos a otros. Aquí ya no se trata sino de sas preferencias de otros. No pretendo tener un gusto
pasiones imaginadas, sentidas sólo por "simpatía". Al refinado, sino sólo pasiones fuertes, y juzgo que mis
mismo tiempo se recalca que todo lo que se imagina, lagunas serán tan instructivas como mis entusiasmos.
crea, imputa, contempla y expresa debe ser pasión, y
que lo que se comunica debe ser expresión de pasión. § 2. Q�iero comenzar con la pintura, que presenta,
La pura intensidad de 1a facultad de producir imá­ en con1unto, el problema más simple. Participa con
genes tiene, es claro, una debida parte subordinada las demás artes no literarias de la dificultad, para
en la producción del artista, y lo mismo puede decirse mi propósito, de que lo que ella expresa no puede
de la técnica de comunicación. Y la teoría estética de expresarse bien por medio de palabras. Pero, por otra
Wordsworth tal vez sea, en medio de su humildad, parte, la poesía, la novela y el cinematógrafo son, en
casi tan buena como su poesía. muchos conceptos, artes más complejos; la arquitec­
tura usualmente está dentro de una escala que necesita
de la perspectiva y permite que una parte se apruebe
en tanto se rechazan otras, o que se escoja por lo
121
122 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA ( I) 12 3
menos el interior o el exterior, como pas6 con el pro­ día para la casa frente al río y la esquina de la calle
yecto de restauraci6n de la catedral de Coventry; la y conoce además quién trabaja y vive ahí.
escultura, por su volumen, puede verse desde varios b) ¿Por qué las naturalezas muertas de Chardin
puntos; y de música me está vedado hablar. me gustan incomparablemente más que las de otros
Comenzaré por plantear ciertas cuestiones que me pintores? Es muy importante la disposici6n o compo­
han preocupado en lo que concierne a varios de los sici6n de los objetos dentro del marco, difícilmente
cuadros que más me han gustado, y contestarlas como igualada a no ser por sir \,Villiam Nicholson entre
me vaya siendo posible. los pintores modernos. Hay algo, quizá estético, en la
a) ¿Qué me hace preferir a Vermeer sobre De absorción técnica realista; pero estoy seguro de que
Hoogh, si los fines y prop6sitos de ambos son, a me­ el valor de todo radica principalmente en la signifi­
nudo, muy parecidos? cación de los objetos escogidos, en un algo que in­
El color de De Hoogh es por lo general más atra­ dudablemente desaparecería sin la composición y la
yente y luminoso, y sus escenas siempre o casi si�m­ técnica, pero que nunca se logra en los cuadros, igual­
pre están bajo la luz directa del sol. Las figuras de mente realistas, de profusas uvas y duraznos, faisanes
Vermeer, en cambio, y hasta donde recuerdo, apare­ y langostas de Hondecoeter. Así, las hermosuras ho­
cen, salvo dos o tres excepciones, envueltas en una gareñas del pan negro y del vino parecen adquirir
especie de luz subyugada o interior, pero esta luz, el en las manos consagradas de Chardin todo un sacra­
mobiliario, las figuras están como íntimamente fun­ mento estético.
didas, expresan una emoci6n más sutil aunque pro­ e) ¿Por qué ha sido siempre Botticelli uno de mis
duzcan una alegría menos sensual. Algo así como si pintores favoritos?
las gentes de De Hoogh hicieran sus faenas bajo un Es cierto que la sola caligrafía cuenta mucho,
cielo espléndido, en tanto que las de Vermeer estu­ como en la pintura china; pero son de un sabor muy
viesen comentando: " ¡ Qué acogedor es conversar y distinto una y otra. La línea oriental respira una
recrearse así, en esta fresca y armoniosa atm6sferal" especie de refinamiento y afectación si es que no de
Parecen decir, como Marvell: " ¡ Qué maravillosa vida desilusión, apareciendo a veces siniestra o patética y
las gentes de De Hoog hicieran sus faenas bajo un otras con una tolerancia llena de humor. Botticelli
sombra de plata.) Hay algo ahí de la tranquila per­ me parece esencialmente juvenil, primaveral, casi vir­
fecci6n atmosférica de las mejores novelas de Henry ginal, y no cabe duda que la Venus y la Primavera,
James. El cuadro que estaba en la Galería de Viena, así como la Madonna en la Galería Nacional de Lon­
el de una muchacha mondando patatas, tiene de todo dres, pasionales o maternales, alegres o pensativas,
esto más que de la vitalidad y brillantez de De Hoogh. todas sin excepci6n están en plena flor y edad de oro.
La cosa no termina ahí, puesto que, con excepci6n d) ¿Por qué soy en parte insensible al Greco?
del cuadro antes mencionado, me gustan más los pai­ Su colorido, en que predominan los magentas y
sajes de ciudades de Vermeer que sus cuadros de malvas, sus alargamientos, sus luces fluctuantes y sus
genre. No les falta una intimidad similar y parecen paños agitados, me irritan. Pero algo más serio es la
pintados no por un turista en busca de lo pintoresco intromisi6n por estos medios de una actitud religiosa
sino por el ciudadano que sabe la mejor hora del con la que me es muy difícil simpatizar; un anhelo
124 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA (1) 125
sin la austeridad de los bizantinos, de Piero dei Fran­ causan una mayor emoci6n. Esta preferencia me sa­
ceschi, de Milton, o de la humanísima piedad de tisface por estar casi seguro que Constable gozó y
San Francisco o de los florentinos del siglo xv. Donde apreci6 en sus cuadros prácticamente lo que yo.
me acerco más a él es en sus retratos, como el de Habla de la naturaleza que le inspiró en los mismos
aquel caballero en armadura del Louvre, o en sus términos que a mí me hubiera gustado poder hablar
semirretratos, como el San Jer6nimo que se conserva de sus obras. De Cozens, por ejemplo, dijo: "Es el
en la Galería Nacional de Escocia, de los cuales di­ más grande genio en la pintura de paisajes... todo
ríase que vienen a ser como los Sonetos Sagrados de éJ es poesía." Este maestro de la técnica se dedic6 a
Donne. Hago esta confesión por leer y oír demasia­ aplicarla íntegramente en la comunicaci6n de senti­
do a eminentes críticos de arte elogiar precisamente mientos que se expresaron en su visi6n de árboles y
esos elementos en los cuadros que más me alteran; y nubes.
los alaban por sentir que se funden, expresándola,
con una actitud religiosa con la que pueden simpa­ § 3. En escultura mis más intensas experiencias han
tizar por su gran universalidad de irnaginaci6n, pero sido con las obras griegas, en especial el frontispicio
ante la cual yo me siento repulsado. del Partenón, con las tumbas de los Médicis de Miguel
e) Habrá menos que decir de otras predileccio­ Angel y con los monumentos renacentistas de Ilaria
nes menos personales. Acerca de las figuras de Rem­ del Caretto y Guidarello Guidarelli. Estas tres mani­
brandt y Velázquez, pueden darse razones análogas festaciones personifican para mí el más perfecto equi­
que en el caso de Verrneer. El virtuosismo de Rem­ librio de la naturaleza humana, su trágico equilibrio
brandt en ese resplandor tenebroso de las armaduras, en oscilaci6n y su quietud. Respecto a la escultura
joyas y libros, se funde armoniosamente con el perso­ moderna no representativa, quiero decir que soy ciego
naje retratado; es como una luz en que éste vive y completamente a ella y que jamás me ha parecido que
tiene su raz6n de ser. La distancia y enfocamiento tenga la impresionabilidad de la arquitectura o de
que usa Velázquez hacen que sus grupos y personas los primitivos bronces chinos. El interés que tiene
queden colocados en el lugar exacto que nos interesa, señalar esta deficiencia mía se debe también a que he
y los convierte en habitantes de nuestro más íntimo escuchado a entusiastas panegiristas de lo no repre­
mundo y su "delicioso comercio ". Salvo su magnífica sentativo dar las mismas razones en defensa de sus
juicios que las que doy en favor de los míos. El nom­
Venus de Rokeby, me parece que sus primeros cua­ bre de Clive Bell me viene a la mente, aunque no
dros son más conmovedores, tal el Cristo en casa puedo recordar más palabras de él que "significan­
de Marta y María y La cena de Emmaus, de la cia"; citaré, de todas maneras, una crítica que unos
colecci6n Beit. Nos afectan más los rostros de las co­ amigos míos me han proporcionado: "Por la inter­
cineras que los de los monarcas, y sus ropas de trabajo pretaci6n del material que usa, por la convergencia y
más que los suntuosos terciopelos, proyectados después recesi6n de los planos, por las curvas evanescentes ...
de todo por los grandes modistos de la corte. Por lo el escultor puede ... identificar su propia emoci6n no
que atañe a los paisajes rurales, los bocetos de Cons­ con la ola, sino con la curva de la ola." 1 Una vez
table son los que me han dado el goce más perdurable, 1 E. H. Ramsden, "The Sculpture of Barbara Hepworth", en
aunque los mejores cuadros de Monet a primera vista la revista Polemic, número de septiembre-octubre de 1946.
126 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA ( I) 127
más la lecci6n es que cierto arte llamado abstracto es jardines del Botánico,º pueden señalarse corno de lo
para algunos expresivo de sentimientos, es decir, bello, mejor; y no dejan de ser mis favoritos los claustros,
de igual manera que cierto arte representativo lo es las casas solariegas jacobitas y las iglesias lombardas.
para casi todos nosotros. La predilecci6n que siento Dos fachadas, a las que tengo particular afecto por su
por la Visitaci6n de Luca della Robbia 2 es también íntima familiaridad con aquéllas, son la que está al
ilustrativa de lo que venimos diciendo, aunque en for­ extremo este de la catedral de Oxford, tal como que<l6
ma menos obvia. rcconstruída por sir Gilbert Scott, y la que se en­
cuentra frente a los jardines de Corpus Christi, am­
§ 4. En arquitectura, los edificios que quizá más me bas visibles desde el mismo lugar indicado para ver
han conmovido, en términos generales, puede decirse la torre de la Magdalena,
que son las catedrales de Chartres 3 y Tarragona; los Para terminar, y como aclaraci6n a mi tema prin­
interiores de la de San Marcos, en Venecia ( que más cipal, quiero decir que la arquitectura es para mí una
bien pertenecen al arte del mosaico y no al de la de las artes más emotivas y, sin embargo, la más
arquitectura); el presbiterio de la iglesia normanda "abstrae.ta"; una de las que más me apasionan. La
de Leuchars, en las cercanías de St. Andrews; 4 los arquitectura griega me ha proporcionado momentos
exteriores de \1/ells y Salisbury; la cúpula del cama­ de enorme placer; sin embargo, ahora creo que ello
rín de Radcliffe, en Oxford; la de San Pablo; la de se debe en parte a sus asociaciones literarias e his­
la catedral de Florencia, y el frente que mira al po­ t6ricas.
niente de la catedral de Durharn, visto desde el puente
de Prebends. Es indudable que esta última gana mu­
cho por su situaci6n, lo que viene a ser una prueba
irrefutable de la contribuci6n mancomunada e inse­
parable que dan el arte y la naturaleza a la belle­
za. Entre joyas arquitect6nicas menos complejas, la
escalinata del cabildo de vVells 5 y la torre de la
Magdalena en Oxford, especialmente vista desde los
2 En S. Giovanni Fuorcivitas, Pistoja, antes de la última guerra,
3 Su poder de expresión está admirablemente descrito por
Pater, en su Gaston de Latour.
4 De nuevo vValter Pater encuentra estas exactas palabras:
"Las religiones .. , crecen con intensidad y emoción en las grietas
de la vida humana, donde el espíritu vive estrecho y aprisionado."
5 Sure so ligth a foot
Did n'er wear out the everlasting stone.
ROMEO AND JULIET,

("Seguro que tan ligero pie - jamás gastaba la perdurable pie­ 6 Del que Pope dijo que no era sólo como un cuadro, sino
dra.") como un cuadro colgado. (Spence.)
AUTOCRÍTICA (n) 129
su pasión no se pierde en medio del sosiego tan a
menudo como la pasión de Tennyson en su virtuosis­
XIII mo. Por otra parte, su simplicidad contrasta vigoro­
samente ante la debilidad ele Browning por todo lo
AUTOCRíTICA (II) intelectualmente complicado y extraño. Arnold, pues,
puede tener un atractivo y un interés naturales para
§ l. Puesto que la litera�ura es e� único ar�e c¡.ue el estudiante.
,
practico, en com�n con qmenes escn�e.n, la aphca?1ón
de lo que he dicho acerca de la cnt1ca, ,de la ima­ § 2. Se dijo que la más elemental fo:ma ele "imagi­
ginación y de la simpatía merece un capítulo por nación'' que predispone y es necesana a la poesía,
separado. Y me parece que en el arte de la literatura pero que no alcanza de por sí graneles cosas, era la
nadie negará a la poesía su prioridad. facultad de formar imágenes vívidas, fuesen éstas
No creo que tenga mucho interés para mi propó­ simplemente la reproducción o la combinación de
sito unirme a un coro de alabanzas en homenaje de experiencias separadas. El Keats que escribió The Eve
algunas cuantas . estrellas fijas que, des�acan �entro of St. Agnes me parece que hubiera firmado con gus­
de las constelac10nes de poetas; sena mas pertmente to esto:
y útil, en mi opinión, investigar los fundament?s de
mi afecto por uno o dos de los ?stros d.e. pnmera Happy he wha lodges there
magnitud que, claro es, me hayan siclo familiares des­ With silken raiment, stare af rice,
And far this drought, all kinds af fruit,
de mi juventud. En realidad, nada hay como .las pro­ Grape-syrup, squares af caloured ice.
pias preferencias y gustos para apoy�r una tesis. ¿Por
qué -me pregunto -entre los lummares de la época I have a fretted brick-wark tamb
victoriana, me afectan más hondamente, aunque con Upan a hill an the right hand,
menos frecuencia, Matthew Arnold y Swinburne que Hard by a clase af apricats
Tennyson o Browning? Upan the road af Samarcand. 1
]\fo propongo analizar en Arnold la intervención
de los varios elementos de imaginación a que antes El mero exceso de detalles aquí es un signo de
me he referido comenzando con el más senci11o para poder poético, juvenilmente exuberante pero sin que
llegar después ; los grandes pasajes de su poesía don­ llegue a ser recargado. Este poder poético reaparece,
de se funden complejamente tales elementos. aunque dentro de una atmósfera más enrarecida, en
A Arnold se le ha condenado popularmente estos versos:
-Saintsbury le hizo apenas un débil elogio- de And an the can¡uring Lapps he bent bis gaze
poeta petulante, pesimista, descolorido, di.dáctico, abu­ Wham antler'd reindeer pull aver the snaw;
rrido. La razón que tengo para apreciarlo es que
1 ( "Feliz el que vive ahí - cubierto de sedas,
le hallo senci11o, sensual, apasionado. Mas su pasión, con buena
bodega de arroz, - y para esta sequía, toda clase de frutas -
ciertamente es de las que se recuerdan en sosiego; su jarabe de uvas y cubos de hielo de color. - Tengo una t;mba
sensualidad' es menos rica que la de Swinburne, aun­ de ladrillos calados - sobre una colina a mano derecha, - muy
que no tan cruda como la ele éste a veces. Con todo, cerca de un colar de duraznos - en el camino de Samarcanda.")
128
130 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA (n) 131
And on the Finns, the gentlest of rnankind, As a spray of honeysuckle flowers
Fair rnen, who live in l10les under the ground. 2 Brushes across a tired traveller's lace
Wl/w shutfles through the deep dew-rnoistened dust
En ocasiones esta fertilidad de imágenes alcanza ca­ On a Ivfay evcning in the darken'd lanes.s
racteres de un catálogo whitmaniano:
donde nos sorprende nuestro súbito despertar de la
A flute note frorn the woods, rutina diaria. Viene después el símil decidido en que
Sunset over the sea/ la imagen no es ya e1 gracioso juguete .que luego
Seed-tirne and harvest,
se deja, sino la presentación plástica del sentimiento
The rcapers in the corn,
The vine-dresser in his vineyard, que ilustra:
Tl1e village-girl at her whee)/ a
as a cunning workrnan in Pekin
Pricks witJ1 vermilion sorne clear porcelain vase,
pero pronto se inclina hacia cosas mejores:
An ernpcror's gift - at early morn he paints,
For very young he seern'd, tenderly rear'd; And alJ day long, and wl1en night comes the lamp
Like sorne young cypress, talJ and dark and straigth, Lights up his studious forchead and tJ1in hands.6
\Vl1ich in a queen's secluded garden throws
Its slight dark sliadow on the rnoonlit turf Este poema es en sí como una miniatura, una expe­
By rnidnigth ta a bubbling fountain's sound. riencia de todos conocida, pero expresada en forma y
colores extraños. Y si parece un poco frígida y de­
o bien en: corativa en ese poema, en este otro, no menos Heno
\Vhile the deep-burnish'd foliage overhead de simpatía, aparece en perfecta congruencia con la
Splinter'd tlie silver arrows of the rnoon,4 totalidad del tema:

donde la imagen vívida expresa nuestra propia sor­ As sorne ricl1 woman, 011 a winter's morn
presa ante los objetos familiares vistos bajo una luz Eyes through her silken curtains tJ1e poor drudge
\Vho witl1 tl1e numb blacken'd fingers rnakes her fire
extraña; y en lo siguiente: At cock-crow on a star-Jit wintcr's rnorn
2 ("Y hacia los lapones hechiceros dirigió su vista sobre \Vl1e11 tJ1e frost flowcrs the whitcn'd window-panes
la nieve arrastrados por renos de alta cornamenta; - y también And wondcrs how sl1e lives and wliat the tl10ugl1ts
hacia los fineses, los seres más dulces del mundo, - los más her­ Of that poor drudge may be.7
mosos, viviendo en cuevas bajo la tierra.")
a (" ¡ Un lamento de flauta que llega de los bosques, - y 5 ("Como una rama de madreselvas acancrn el cansado
sobre el mar un crepúsculol - ¡Tiempo de siembra y de cose­ rostro de un caminante ·- quien se desliza a través del hnmeclecí­
cha, - y del segador en la míes - y del labriego en su viñedo, do polvo del rocío - en una noche ele mayo, a lo largo <le sen­
- y de la moza aldeana en su r�ccal") deros oscuros.")
4 ("Un adolescente parecía, educado tiernamente; - era como 6 (" ••• a la manera como un hábil artesano de Pekin - de­
un tierno ciprés, alto y esbelto y de color moreno, - que en el cora con bermellón un hermoso jarrón ele porcelana, - regalo para
recluido jardín <le una reína arrojara - su tenue sombra sobre un emperador, - así él pinta desde muy temprano, - durante
el césped en una noche de luna, - a medianoche y al murmullo de tocio el día; y, cuando llega la noche, la lámpara - ilumina su
fuente rumorosa, - mientras arriba el oscuro y bruñido follaje -· ávida frente y finas manos.")
separnba fas flechas de plata.'') 7 ("Del mismo modo que nna dama rica, en la mafíanu de
132 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA ( II) } 33
Pero más imaginativa que cualquier símil es la in­ Ye are bound for the mountains/
confesada metáfora en que el poeta parece no tener Ah! with you let me go
conciencia de si habla acerca de la naturaleza o de su Yi/here your cold, distant barrier,
alma y las de todos los hombres: The vast range of snow,
Through the loose clouds lifts dimly
Thin, thin the pleasant human noises grow, Its white peaks in air-
And faint the city gleams; How deep is their stillness/
Rare the Ione pastoral Jrnts -marvel not thou! Ah, would I were there/
The solemn peaks but to the stars are known,
But to the stars and the cold lunar beams; But on the stairs what voice is this I hcar
Alone tl1e sun rises, and alone Buoyant as morning and as morning clear?
Spring the great streams, 8 Sav, has sorne wet bird-haunted English Jawn
L�nt it the music ot its trees at dawn?
o más brevemente: Or was it from sorne sun-tleck'd mountain brook
That the sweet voice its upland clearness took? 10
The cheerful silence of tJ1e fells.9
Tan hechiceros y más majestuosos pueden señalarse
los versos finales de Sohrab and Rusturn y buena par­
Los mejores ejemplos de este conjunto de imágenes te de Dover Beach.
llenas de sentimiento son demasiado profusos y co­
nocidos para que yo lo.s cite. Me refiero a Dover
Bcach y a Isolation ( que comienza con "Si, en el mar § 3. Con estos ejemplos he querido mostrar cómo mi
de la vida aislado"). Aun más poética es la expre­ deleite en un poeta depende de su hag_ilidad de comu­
sión de sentimientos en conflicto, no tanto por las des­ nicación y de mi capacidad de recibir la expresión
cripciones sino por la músicg, por los variados acen­ que hace de sus estados de ánimo y pasión por medio
tos en donde escuchamos el agitado tono: del lenguaje de imágenes sensibles o de ideas más
· abstractas, así como por el efecto sedante o excitante
de las variaciones de metro y acento. La conclusión
invierno - contempla a través de las cortinas de seda a la pobre
criada - encender el fuego con ennegrecidos y ateridos dedos. y la excusa de esta larga digresión es demostrar que
- En el alba, en una mañana de invierno, aun con luz de es­
trellas, - cuando la escarcha dibuja flores en la blanca vidriera. 10 ("¡Estáis destinados a las montañas! - ¡Ah, dejadme ir
- Y piensa cómo vivirá y cuáles serán los pensamientos - de con vosotros, - allá a vuestra distante y fría fortaleza, - en donde
esa pobre criada.") la vasta cordillera de nieve, - a través de las errantes nubes, eleva
s (''Suave, suavemente el agradable rumor humano crece, - esfumadamente - sus blancas· cimas al aire! - ¡Qué profunda
y tenuemente se ilumina la ciudad; - y las solitarias chozas pas­ es su calmal - ¡Ah, si yo estuviera ahíl - ¿Pero qué voz es esa
toriles, ¡ oh, no te admires! - Las so'.cmnes cumbres por las es­ que oigo en la escalera - vivaz como la mañana y, como la ma­
trellas sólo conocidas, - sólo por las estrellas y por los rayos fríos ñana, clara? - Decidme, ¿acaso algún húmedo prado inglés, refugio
de la luna; - solitario sale el sol, y solitarios brotan los grandes de pájaros - le ha prestado la música de sus árboles al alba? - ¿O
torrentes." es de un arroyo que lleno de sol baja de la montaña - de donde
o ("El alegre silencio de las montañas.") la dulce voz tomó esa claridad celeste?"
134 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA (u) 135
tanto la facultad de irnaginaci6n corno la del oficio First hymn they the Father
son útiles en la técnica poética, pero útiles única­ Of all things; and then
mente para el fundamental prop6sito de lograr la The peace 12 of immortals,
comunicaci6n de la emoci6n expresada. El verdadero The action of men.
don del poeta es la "simpatía imaginativa" en sus The day in his hotness,
dos formas; es decir, de penetraci6n en el alma aje­ The strife witl1 the palm;
na y de proyecci6n de nuestros sentimientos en la The night in her silence,
naturaleza o del reconocimiento de sus análogos en The stars in their calm.1a
ésta. Y para apoyar mi creencia de que la interpre­
§ 4. Con Swinburne puedo ser más breve. Dijo más
taci6n que he dado al genio y propósitos de Arnolcl que Arnold, aunque tenía menos cosas que decir. Po­
es la correcta, daré en seguida su propia descripci6n
seía mayor fluidez de palabra y melodía, mas nunca
de un poeta: supo administrarse. únicamente en Atalanta y en
Lean'd on his gate he gazes-tears
unos cuantos poemas líricos, como The Carden of
Are in his eyes, and in his ears Proserpine, Itylus, The Sea-mew e Ilicet, logra en
Tl1e murmur of a thousand years. realidad no aburrirnos; y el último título 14 quizá
Before liim he sees lite unroll, hiciera sonreír al profano por el lamento tan pro­
A placid and continuous whole- longado que contiene, si no fuera porque sus insisten­
The general life, whid1 does not cease, tes repeticiones están justificadas por la naturaleza
\Vlwse secret is not joy but peace; del afán sin esperanza de encontrar. "preciados ami­
That lite, whose dumb aim is not miss'd gos ocultos en la noche sin fecha de la muerte" que
It birth proceeds, if tbings subsist; tales repeticiones expresan. (Quis desiderio sit pudor
The Jife of pbnts and stones and rain, aut modus Tam cari capitis?) 15
The life he Cra'/es-if not in vain
Fate gave, what el.anee shall not control, Puede decirse que, teniendo en cuenta su fluidez,
His sad lucidity of soul,11 los temas de mayor inspiración en Swinburne son rela­
tivamente pocos; entre los principales podrían señalar­
o en otro tono muy diferente, pero con la misma emo­ se el efímero y trágico paso de todas las cosas de la
ción. recordada en sosiego, todavía sencilla, sensual y juventud y de la belleza, del amor, de los re�uerdos
apas10nada:
12 Arnold escribió rest. (descanso); pero como eso es ambiguo
y puede prestarse a confus10nes desastrosas me he atrevido a hacer
11 ("Apo7ado sobre la cerca, contempla la lejanía; lágrimas la corrección. Cf. cap. VI, § 9, nota en 'e1 texto sobre Housman.
- en sus o¡os, y en sus oídos - el murmullo de mil años. - 13 ( "Primero alabaron al Padre - creador de todas las cosas·
F rente a él ve cómo se desenrolla la vida, - un continuo y plá­
. y después - la paz de los inmortales, - los actos de los hombres'.
cido todo. - Esa vida común, que no ceja, - cuyo secreto no es ,
el gozo y sí la paz; - esa vida, que logra siempre su oculto fin - El <lia en pleno calor, - la lucha con la palma·' - la noche
- si hay na�imiento y si la� cosas sub�isten; - la vida de las plan­ en su silencio, - los astros en su calma.")
14 Ire licet: Ite, missa est. (Ha terminado.)
tas, de las piedras y la lluvia, - la vida a que él aspira, si no en
1 ("¿Quién puede condenar o reprimir nuestro luto por la
vano - el destino le dió, lo que la suerte no dominarú: - la tris­ , �
te lucidez de su alma." perdida de un ser tan querido?")
136 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA ( II) 137
y de la vida; la libertad, no s6lo política y de la cual \Vlien I had wings, my brotlier,
tanto habl6, sino la alegría de la actividad sin traba Sucl1 wings were mine as thine 17
alguna, y la expresi6n del amor maternal, en la que
quizá haya sobrepasado a todos los poetas. Y en lo
que respecta a los objetos sensibles con que expresa \Vhen Joud with life that quakes,
estas afecciones, puede decirse igualmente que su The wave's wing spreads and flutters,
número es restringido; los más comunes son las flores, The wave's heart swelis and breaks,18
las aves, las estaciones del año y el mar. La Rosa­
linda, de Shakespeare, tal vez sea la descripci6n más versos éstos que ilustran las dos formas de simpatía
perfecta de una grácil niña; sin embargo, el gran amor imaginativa.
que tenía Swinburne, según confesi6n propia, por los En síntesis, lo que se deduce de un estudio de
niños, le inspir6 para componer su Althea, .un retrato Swinburne es que su copiosa elocuencia y maravillosa
de la maternidad aún no superado por nadie hasta la fertilidad vaciadas en nuevas armonías pros6dicas,
fecha: cuando están inspiradas por la tranquila contempla­
ci6n de pasi6n auténtica, alcanzan una expresividad
For what Iics ligJ1t on many and they forget, de primera calidad; pero que cuando no sucede así,
smalJ things and transitory as a wind o' the sea, caen en la garrulería mental o en una crudeza casi'
I forget never; I have seen thee alJ thine years patol6gica.
A man in arms, strong and a joy to men
Seeing thine head glitter and thine hand bum its way § 5. Se ha insistido mucho en que, a pesar de sus
Through a heavy and iron furrow of sundering spears; encantadores episodios, las sublimes bellezas de los
But always ¡¡lso a flower of three suns old, poemas homéricos y de las Escrituras radican en el
The smalJ one thing tliat lying drew down my life hecho de formar un todo. Expresan respectivamente
To líe with thee and feed thee; a child and weak, el entusiasmo un tanto nostálgico por los buenos
Mine, a delight to no man; sweet to me.16 tiempos de antaño, de una "edad heroica" pasada o
que está pasando, y por el inspirado anhelo de un
De su pasi6n por la libertad puede citarse el episo­ reino por venir. Mas en cierto grado esto mismo
dio enternecedor de Tristram of Lyonesse y unos cuan­ acontece con grandes poemas que igualmente son
tos versos de Sea-mew: largos. Las joyas poéticas, que tanto leernos y ci­
tamos, pierden la mitad de su valor cuando son arran­
1s .("Pues por lo que apenas toca a muchos y así lo olvidan, cadas de su mundo propio, de ese escenario que nos
- pequeñas cosas pasajeras como la brisa del mar, - nunca lo
olvido yo; te he visto a lo largo de tus años - un hombre arma­
mueve y adonde "nuestros afectos d6cilrnente nos
do, fuerte y todo un goce para los hombres - al ver tu cabeza conducen".
resplandeciente y tu mano abrirse paso - a través de pesado y
férreo surco de lanzas rotas; - pero también nunca he dejado de 11 ( "Cuando alas tenía, hermano, - tales alas eran tuyas,
verte una flor de tres abriles, - pequeñita cosa que mi vida recos­ y mías.")
tada dejó de sí - para recostarme contigo y alimentarte; endeble 1s ("Cuando sonora de vida que tiembla - el ala de la ola
criatura, - mía, para nadie deleite, dulce para mi.") se extiende y aletea, - el corazón de la ola se hincha y quiebra.")
138 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA ( II) 139
La prosa literaria, como los poemas largos, de­ nas me son conocidas por las diferencias de sus hue­
pende en mucho de este poder de producir y lograr llas digitales y rastros de pisadas, hayan o no cometido
"una atmósfera". Las descripciones literales en tér­ el crimen, me importa poco, y si tuviera que escoger,
minos de color y forma son las que por lo general el preferiría un crucigrama. La serie de Sherlock Hol­
lector se salta; las buenas descripciones ligan el ob­ mes siempre me ha parecido la mejor de su clase por­
jeto a un sentimiento. "El alegre silencio de las que sus episodios son cortos, sin pretensiones, y el
montañas" y la descripción de una ola por Swinburne, autor desarrolla sus "problemas" dentro de una at­
citadas antes, realmente nos dan una visión de la na­ mósfera de extraño misterio y casi de novela "román­
turaleza, y el mismo método tiene éxito con el rostro tica".
humano. Y los sonidos, por supuesto, pueden descri- Las novelas de aventuras me merecen más respeto.
0irse onomatopéyicamente. Lo peor que nos puede pasar es que acabemos por
simpatizar con los temores o triunfos del héroe y su
§ 6. La novela en prosa -la forma literaria más odio por el villano; pero sólo cuando obtenemos
extendida- debe tocarse aun con más brevedad. Mu­ alguna visión honda en las sutilezas de carácter es­
cho de lo que se ha dicho acerca de la poesía, en tamos ante obras de arte como Kidnapped y Master
especial de la narrativa o dramática, y quizá también of Ballantrae de Stevenson 19 o Romance de Conrad.
algo de la lírica, puede aplicarse a la novela. Aquí Todas éstas, junto con los cuentos de tiempos pasados
también es obvia la necesidad de la simpatía imagina­ y países remotos, de personajes anormales y expe­
tiva, ese penetrar en las creencias y sentimientos de riencias misteriosas, caen bajo la designación de
otras personas, y la posesión de este don, de esta "extrañas" o "románticas"; 20 pero me parece que la_
facultad unida al poder de comunicar tal penetración distinción más profunda que puede hacerse es entre
es lo que hace prácticamente al novelista. Se ha dado novelas que tratan de darnos un entendimiento de lo
mucha importancia al "argumento", a la "construc­ extraño y las que tratan de darnos un entendimiento
ción" y a la "acción", diciéndose que no son menos original y mejor de lo que no es familiar. En esto úl­
que "los personajes" o caracteres; para mí, sin em­ timo Jane Austen no tiene rival, y me apresuro a con­
bargo, no son más que medios -los más valiosos fesar que leo y releo sus novelas más a menudo y con
tal vez- para alcanzar el propósito fundamental, o mayor placer que las de otros autores. En ellas no
sea la expresión del sentimiento. Ciertamente la acción hay personajes o acontecimientos extraños al lector de
es mejor medio para revelar el carácter que cualquier educación mediana; no hay nada que no dependa
estéril descripción psicológica o cualquier arenga par­ del más fino discernimiento del carácter humano y de
tidista en boca de este o aquel personaje; con todo, la más sutil expresión de éste a través de un lenguaje
dudo que tenga tanto efecto como un diálogo de Jane característico y apropiado según los personajes. Ade­
Austen, arte en el que sobresale. Quizá suceda que a más, lm graves peligros de una forma suelta y des­
este respecto sea yo muy peculiar, ya que no puedo perdigada, como acontece con la prosa de la mayoría
leer la mayoría de los novelas policíacas, esas que se
10 Véase Letters of H. James and R. L. Stevenson edición de
basan en la solución de un problema sin que interese iA��
e1 carácter de los personajes. El que X o Z, que ape- 20 Véase el Apéndice D.
140 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA AUTOCRÍTICA ( II) 141
de las novelas, están exquisitamente eludidos -lon­ remotos cuya extrañeza es únicamente de tiempo y
geurs, ensefianzas didácticas y moralizadoras, exhibi­ espacio. Aquí hay el peligro de caer con facilidad
ciones y posturas de la personalidad del autor, en en cursis énfasis o exageraciones de descripciones ex­
fin, todo aquello que nos saca de quicio. En este as­ ternas y en falsos arcaísmos; pero, como de costum­
pecto su sucesor más importante posiblemente sea bre, una buena imaginaci6n a la manera de Sigred
Henrv James.� 1 Este escritor no llega a la bella lu­ Undset, en su Kristin Lavransdatter, y la de Rudyard
cidez de Jane Austen, y en sus intentos de iluminar Kipling, en Kim y Puck of Pook's Hill, pueden ha­
las oscuras regiones del alma no logra a menudo sino cer que nos sintamos en estos mundos semibárbaros
oscurecerlas aún más; crea, no obstante, una atm6s­ como si estuviéramos en nuestra casa. Más ambiciosos
fera propicia a la oscuridad y es casi tan estricto como son los esfuerzos de penetración en las mentes y cora­
ella para no hacerse presente en sus obras. Katharine zones de una clase inevitablemente ajena al autor y a
l'vlansfield participa de esta virtud, y lo mismo Vir­ sus lectores, no tanto porque sus miembros sean más
ginia \Voolf.22 pobres -que bien pueden ser mucho más ricos-, sino
Puede decirse que en lo que concierne a este porque son por naturaleza inexpresivos o incomuni­
" '.mto�xhibicionismo", talentosos novelistas de la época cativos; me refiero a los niños, a los analfabetos, a los
v1ctonana -desde Thackeray hasta Meredith- come­ esclavos tanto de la riqueza como de la miseria. Tales
tieron serias y graves ofensas. Nos sonreiríamos con son las mejores novelas de \Vells, Arnold Bennet y
indulgencia del coronel Newcome y Amelía Sedley si Steinbeck. En muchos de estos intentos la dificultad
. se supera con la elaboraci6n de un fondo, de un últi­
Thackeray no moralizara hasta el punto de incitarnos
a la risa. Meredith quizá no tuvo rival en expresar mo término. Se nos explican los personajes por su
como en Harry Richmond y Beauchamp's Career 1� situación dentro de una atm6sfera social o política
trágica tensi6n del amor entre seres de diferent;s y que nos prepara para entender su peculiaridad. Exac­
marcadas edades, seres con los que ciertamente sim­ tamente opuesto es el método empleado en la des­
patizamos; pero sus pretensiones "fi1os6ficas" y de cripci6n de los personajes más extraños u originales,
ingenio son tediosas y desagradables. de rarísima individualidad, sean santos, criminales o
El vástago más humilde de la variedad románti­ genios, al borde de la locura, como el Alyosha o el
ca o "extraña" de la novela es el cuento de hadas Raskolnikoff de Dostoievski. En estas obras nuestra
o aventuras maravillosas, en que todo es imposible o imaginación es captada porque se le cierran todas
improbable. Es innegable, sin embargo, que logra las ventanas que dan al mundo exterior y nos enclaus­
aciertos deliciosos cuando los sentimientos que se ex­ tra con lo ai1ormal de tal manera que acabamos por
presan son enteramente naturales; ejemplo de ello son aceptarlo. Cada método tiene sus peligros, sus fraca­
Wild Swans, de Hans Andersen, y Jungle Book de sos y sus triunfos. Madame Bovary, de Flaubert, es
Rudyard Kipling. Más respetada, aunque no sie�pre una descripci6n curiosamente aislada de una obsesión,
más respetable, es la novela hist6rica o de lugares de una obsesi6n tan vulgar que en su aislamiento de
la vida común llega, para mí, hasta lo fantástico.
21 En parte por no poder ocultar su virtuosismo. Duhamel, en su Cluonique des Pasquier, me parece
22 Los capítulos "introductorios" de Fielding son tan buenos
como el resto de la novela, aunque tengan poca relación con ella, que tiene éxito en ambos métodos; sus personajes in-
14 2 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
imaginativos están iluminados por el ambiente social
en que se mueven, y a los extraños los coloca aparte,
dentro de una atmósfera aún más rara; todos viven en XIV
un gran mundo.
El objeto de esta breve y personal revista ha sido CRITICA CLASICA Y ROMANTICA
el de comprobar mi aseveración de que casi todo el
placer que obtengo de la lectura de novelas proviene § 1. El método que desde un principio nos propusi­
de la simpatía imaginativa que me suscitan por otras mos fué el de comprobar empíricamente nuestra hipó­
almas y la consecuente penetración y discernimiento tesis acerca de la naturaleza de la experiencia estética.
en la mía. Para ello tuvimos que aislar y describir el testimonio
de la experiencia más seguro, el de la introspección.
Nos resta ahora comprobar tal testimonio con el de
otras personas, pero antes tenemos que limitarnos a
un campo escogido. Esta limitación inevitable pue­
de afectar a la época o al tema. El tiempo a que
nos referimos no debe ser en lo posible el de nues­
tra época, ya que es difícil evitar la influencia de la
moda en la valoración de la importancia del material.
§ 2. Probablemente no haya habido período más rico
en esfuerzos para explicarse la naturaleza de sus pro­
pias experiencias estéticas que el siglo xvm, y muy en
particular en Inglaterra. Los escritores griegos tenían
una gran curiosidad, pero no suficiente variedad de ex­
periencias donde aplicarla. Con la aparición del arte
cristiano, tanto medieval como renacentista, la diver­
sidad de la materia resultó sobremanera estimulante'
' .
pero umcamcnte después de la renovación cartesia-
na de la filosofía comenzó a acelerarse el desarrollo
de la teoría estética. Después, en el espacio de cer­
ca de un siglo, aparece un sorprendente conjunto de
pensadores: Addison, Hutcheson, Burke, Hume, Ho­
garth, Alison, Rcynolds, Home, Kant, Coleridge,
\Vordsworth. Todos ellos contribuyen a su manera
para el esclarecimiento del problema iniciado por
Sócrates o Platón, práticamente estancado desde en­
tonces. La explicación de este resurgimiento repentino
-y de su peculiar importancia para nuestra investi-
143
144 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CRÍTICA CLÁSICA Y ROJVIÁNTICA 14 5
gación- es que los escritores del siglo xvm descu­ con la significación de normal. Esto aconteció poco
brieron, o por lo menos reconocieron con claridad, un antes de que los contendientes se suvieran ele los
contraste -y hasta una hostilidad- entre dos ten­ nombres menos discriminadores ele "clásico" y "ro­
dencias, o, como llegaron a decir, dos clases de arte. mántico".
La controversia que con ello vino es de suma utilidad
para instruirnos acerca de la naturaleza de la expe­ §_ 'L. Para aclarar más b importante y verdadera dis­
,
riencia estética; es innegable, además, que el desarro­ t111c10n sobre la que descansa el uso vago que damos
llo de esta conciencia elebióse a la revolución y con­ por hoy a estos términos, y para emplearlos con ma­
trarrevolución que se operaron en el gusto y creación yor precisión, me parece que hay que recurrir un
artísticas en el intervalo que separa a los isabelinos de poco a su historia.2 El término "clásico" es, induda­
Pope y a Pope de Shelley. b�emente, el más antigu�. En latín significaba un
cm?adano d� las clases mas altas, y se aplicaba según
§ 3. El predominante uso de las palabras "clásico" y la importancia ele sus propiedades, distinguiéndose ele
"romántico" en cualquier crítica moderna que aspire aquel cuya participación en el estado estaba limitada
a sentar bases teóricas, revela su significación estéti­ a. los h !jos que te?ía. Gelio, sin; embargo, aplica la
ca, a pesar ele la vaguedad e infecundidad con que di­ diferencia en la literatura: Auctor classicus et assi­
chas palabras se han venido usando. El pensamiento duus. non pro7etarius. 3
que se agita en el fondo, quizá recibió por primera El Oxford English Dictionary nos da la más
vez un impulso de consideración en el contraste entre antigua . referencia que se conoce, que es la de San­
la tradición ortodoxa de la Poética de Aristóteles, o dys, qme� ya en 1599 habla ele escritos "clásicos y
,
de Vitrubio, y el interesantísimo redescubrimiento ca �ómcos . En 1613 011110s de quien_es_ son "clásicos,
del tratado acerca ele lo Sublime atribuído a Longino. pr �meros y probados'.', pero pronto el significado im­
Este contraste, tal como se exageró por lo general, phcado_ es el de escntores semejantes, en estilo o sus­
consiste más o menos en la importancia concedida a la tancia, a los autores griegos o romanos. Así, Collins
forma ele la composición o a la grandeza, o pasión, u en 17+} dice:
originalidad del tema. La comparación entre estas dos
autoridades clásicas clió origen a una ele las más abu­ And classic judgment gain'd to sweet Racine
Tlie temperate strengl1t of Maro's cJiaster Jine,4
rridas controversias artísticas entre los partidarios de
los Antiguos y los partidarios ele los Modernos, contro­ Johnson da dos significados a) "el que se refiere a
versia que ni siquiera el tratamiento caballeroso ele los ª�\�res antiguo(, ,Y ?) "del más alto _rango y ca­
Swift pÜclo salvar :1 ,
t �gona . . "Romantico , igualmente, al pnncipio que­
En críticos menos pedantes o con más sentido na decir semejante en estilo o asunto a los ''roman­
histórico, los términos ele la controversia bien pronto ces" o novelas populares del siglo xvn.
fueron sustituidos por "gótico", vocablo al que se le
clió la connotación ele "rudo" o bárbaro, y "clásico", 2 V c<asc Apéndice D para ejemplos históricos.
: ( ::�¡ qu e �scri _be c?�10 ern�ito y caballero, no corno patán.")
1 The Battle of the Books. Cf. H. Rigault, La querelle des ( ) un cuteno cla,1co mc¡or que el del amable Racine·' -
anciens et des modcrnes. (París, 1856). la sobria fu erza del casto verso de Virgilio.")
146 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CRÍTICA CLÁSICA Y ROMÁNTICA 147
� 5. De este origen y de acuerd? con las c_i tas q�e se bién el de la comprensión simpática de los sentimien­
dan en el Apéndice D de los e1ernplos mas antiguos tos ajcnos,7 es fácil de ,-cr que el esfuerzo de expresar
que se conocen, parece que la primera idea que se y comunicar los sentimientos ajenos de diferentes épo­
asocia a la palabra "romántico" fué la que Pater cas, razas, sexos y clases tiene sus dificultades y
consideró como una especie de extrañeza agregada a peligros, pero igualmente sus notables triunfos, que
lo bello extrañe2,a que para Pepys no hubiera sido sino por otra parte jamás fueron deseados o merecidos por
mera "incredibilidad". Como Fénelon dice en 1714: ninguna "edad de la razón". Lo que es extraño es
"Los héroes de las novelas [romans] no tienen nada estimuh:nte, lo que es familiar es sedante, lo que
de natural; son· falsos, empalagosos y aburridos." Y lo es beJlo es la expresión de h emoción recordada en
falso o afectado ha sido el pecado original de las no­ tranquilidad o sosiego; estos son los dos elementos
velas románticas, tal corno lo diagnosticó Sainte-Beu_­ siempre presentes en toda experiencia estética, bien
ve: "El escollo fundJmental del género romántico es equilibrados cuando se logra la perfección, pero casi
lo falso." A veces, como hemos dicho, la extrañeza siempre un poco en desigualdad.
se debía únicamente a lo remoto en el tiempo o en el
espacio: � 7. Croce 8 muestra admirablemente la significación
de todo esto para sus propias ideas acerca de lo que
'Tis distance Iends enchantment to the view
es la experiencia estética -las cuales, según se ha di­
cho, son muy similares a las mías-:
And robes the mountain in its azure hue,5
"La solución (de nuestro problema) puede surgir
§ 6. Poco a poco se fué sosteniendo que esta extrañe­ de la crítica que se haga de la más grande contienda de
za, según dice Pater! de?erí� \'�nir "de los rinc,oncs tendencias en conflicto conocida en el arte, y no
más recónditos de la 1magmac1ón . Porque, despues de sólo en 1a época en que tal conflicto fué más agudo y
todo lo exclusivamente extraño, corno una l]uyia con­
hasta le dió su nombre: la contienda entre el clasicismo
tinu� de seis días o un cordero con cinco patas, o lo
v el romanticismo. El romanticismo exige del arte,
meramente antiguo o distante, corno el carbó� ?e Aus­ �nte todo, un torrente espontáneo de emoción, de
tralia no ha de tener por fuerza un valor estehco. La
amor y odio, de angustia y triunfo, de desesperación
arquitectura clásica es , más antigu� que la gótica, y rapto. Se contenta y hasta se deleita con imágenes
sinónimo éste de cosa barbara y romanhca; pero como
vagas y nebulosas, con un estilo sugestivo pero des­
Reynolds 6 dijo con tanta precisión, a� hablar de su igual, con sugerencias borrosas, con palabras y frases
tiempo y círculo, "la arquitectura gótica, aunque no
aproximadas, con bosquejos túrbidos y violentos. El
tan antigua como la griega: lo es .más para nuestra
clasicismo, por el contrario, ama lo sereno, f.! dibujo
imaginación, que !nt�r�sa mas �l. artista qt�e la . ver�ad maestro, las figuras estudiadas de acuerdo con su
absoluta". Si el s1gmhcado estet1co de la 1magmac1ón carácter y precisas en línea; lo deliberado, el equili­
no sólo es el poder de intensa visualización, sino tam- brio, la lucidez. Se enfrenta resueltamente a la verdad
s Campbell, P/easurcs of Hope. ("�� distancia cla encanto a como el romanticismo al sentimiento. Y miles de ra-
_
la vista - y viste a la montana de azul. )
a Roya/ Academy Lecture XIII ( 1786). ; Véase el cap. IX.
s Breviario de Estética.
148 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CRÍTICA CLÁSICA Y ROMÁNTICA 149
zones pueden darse en defensa de cualquiera de estas del verso libre hace al poeta demasiado exuberante."
posiciones. ¿Qué objeto tiene un arte -se preguntan Por la otra parte, Worclsworth 10 dice: "Se verá que
los románticos- si a pesar de sus pulidas imágenes el metro contribuye considerablemente a impartir pa­
no llega al corazón? y si llega al corazón, ¿qué im­ sión a las palabras." Y Coleridge, 11 más imparcial­
porta que sus imágenes no sean pulidas? Pero sus mente, afirma: "La pasión imita al orden, y el orden
enemigos contestarán: ¿de qué sirve esta excitación resultante produce una pasión agradable, y ella [la
emotiva si la mente no logra encantadoras imágenes poesíaJ eleva el alma haciendo sus sentimientos ob­
en donde descansar? Y si las imágenes son encanta­ jeto de su reflexión. De este modo, mientras que re­
doras, ¿qué importa que no haya pasión, obtenible sin cuerda las vistas y sonidos que han acompañado a
la ayuda del arte, y que la vida derrama con más pro­ las ocasiones ele las pasiones originales, la poesía ...
fusión de la que quisiéramos?. . . Los grandes artis­ atempera la pasión por medio del poder calmante que
tas y las grandes obras de arte, o por lo menos la todas las imágenes nítidas ejercen en el alma hu-
mayoría de unos y otras, no pueden en rigor conside­ mana."
rarse como clásicos ni románticos; son las dos cosas El elemento romántico en toda experiencia esté­
al mismo tiempo, conmovedoras y fieles a la vida, tica es la pasión, y el elemento clásico o tranquilo es
pura emoción identificada totalmente con las más lú­ su contemplación y expresión. En toda obra de arte,
cidas imágenes." además, no debe de olvidarse la técnica de la comu­
nicación.
§ 8. Todo lo anterior se comprueba por el uso que
del metro han hecho lc,s llamados poetas clásicos y
románticos, y por sus respectivas teorías a este res­
pecto. Por una parte, tenemos ritmos perfectamente
regulares, ya sea en verso libre o ya, como es más
característico, en versos hero:cos pareados, a la ma­
nera de los de Pope. Por 1::i, otra tenemos "versos"
completamente irregulares o de las más exquisitas y va­
riadas combinaciones, a fin ele dar rienda suelta y
exaltar la pasión, como en el caso ele Shelley. Por una
parte, Dryclen ° dice: "La excelencia y dignidad de la
rima. . . que tengo en alta estima, porque no me ha
sido negada del todo, débesc a que sujeta y circuns­
cribe la fanatsía. La imaginación en un poeta es
una facultad tan salvaje y libertina que, como a un
gran perro corredor, hay que sujetarla o ponerle pesas
para que no deje al juicio en zaga. La suma facilidad
9 Prefacio a The Rival Ladíes (1664, la primera pieza de tea­ 10 Prefacio a Lvrical Ballacls (1800).
tro � n pareados que aparece en sesenta años). 11 On Poesy or'Art (1818).
FORlvIA Y MATERIA DE LA POESÍA 151
del am�r o de la guerra, es decir, la mímica pura, que
se considera como la precursora de la poesía lírica y
XV del drama. Si después se pusieran a dibujar tales ges­
FORMA Y :MATERIA DE LA POESfA tos, tendríamos el germen de la pintura anecdótica,
histórica, ilustrativa, "heroica", ese genre que Rey­
UN PROBLEIVIA PREVIO A UNA ESTÉTICA nolds consideraba como lo más noble de su arte, ese
DE LA POESÍA elemento representativo que algunos teorizantes mo­
dernos quieren proscribir desde la pintura hasta el cine
§ 1. La solución del problema que ahora examinamos mudo. Parece que tanto la actuación del mismo como
posiblemente afecte algunos de los argumentos y con­ su pintura haya�1 podido haber sido arte; pero es más
clusiones precedentes. Tuve que posponer este pro­ claro que ninguno de ellos pudo haber sido poesía,
blema porque, además de no estar aún muy seguro de pues ésta requiere ante todo sonidos vocales, verda­
su solución, no era prático plantearlo y discutirlo deros o imaginados. Hay, sin embargo, iconoclastas
hasta que no se hubiesen analizado sus principales rigurosos que exigen que deben eliminarse hasta de
términos. la poesía todo el<rmento significante o de referencia,
Roger Fry, en su libro Last Lectures, nos sugiere todo elemento que no sea el puramente formal del
que la inferioridad de la pintura del neolítico a la del sonido.
paleolítico tal vez debióse al nacimiento y desarrollo
del lenguaje, que trajo por consecuencia inmediata § 2. Supongamos ahora una etapa posterior. Supon­
la tentación de apagar la vivaz sensibilidad para las gamos que en lugar de dibujos más o menos realistas
expresiones individuales y sustituirla por la prácti­ de _personas en acción o de objetos copiados de la na­
camente útil costumbre de un pensar abstracto o ge­ turaleza, estos artistas sin lenguaje hubiesen inven­
neralizado. Sea o no que el nacimiento o desarro­ tado un sistema de ideogramas puros, en que personas,
llo del lenguaje trajo un retroceso en el arte pictórico cosas, cualidades, acciones, acontecimientos, relacio­
o plástico, el caso es que se hizo posible la poesía. Y nes, fueran simbolizados sólo por signos visuales sin
el problema que nos preocupa es el de saber si un más relación intrínseca con la cosa significada que
arte análogo a la poesía pudo haber sido posible sin la que tiene la notación musical con la tonada, o el
que hubiese lenguaje, y qué hubiera ocurrido si una número de mi automóvil con mi carácter, pero de
raza muda hubiera inventado un sistema de ideogra­ todas maneras sin ninguna sugestión de palabras h'.1-
mas o de puros gestos convencionales. bbdas. Esto, me imagino, ha de ser algo parecido a
Me imagino que, en lo que pudiéramos llamar la lo que es la escritura nuestra para un sordo de naci­
primera etapa, el hombre que quisiera, digamos, un miento. ¿Podría tal sistema de referencia usarse para
cuchillo, no tendría sino que dibujarlo en la arena fines artísticos? ¿Se lograría la belleza con ese sis­
y hacer ademanes de querer agarrarlo. Después, si tema? Estoy a punto de contestar afirmativamente,
en una situación especial, por ejemplo, en ausencia menos en lo que atañe a la poesía. Nos es difícil ima­
de enemigos o de los miembros del otro sexo, ellos se ginar una práctica semejante, ya que todos hablamos
hubiesen puesto a imitar los gestos y ademanes del antes de que pudiéramos leer, en forma tal que nos
cortejar, o de una batalla, tendríamos las danzas parece que la escritura presupone necesariamente el
150
152 lNTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA FOR:MA Y MATERIA DE LA POESÍA 15 3
lenguaje. Se nos ha asegurado, sin embargo, que en más probable es ele que sí; pues por medio ele ella es
China existió una ideografía que podía leerse indis­ seguro que pueden presentarse a la mente del sordo­
tintamente en varios lenguajes hablados, sin tener afi­ mudo las mismas experiencias o aspiraciones que
nidad especial con ninguno ele ellos. En 1668 el despierta en nosotros la poesía, sea ésta en verso o sea
obispo vVilkins, en su ensayo titulado Essay Towards en prosa, o el mimo. Sin embargo, por otra parte nos
a Real Character and a Philosophical Language, pro­ vemos constreñidos a decir que no, puesto que en to­
ponía "la expresión ele nuestros conceptos por marcas das estas artes la cualidad sensible del material usado
que significaran cosas y palabras". Leibniz, en su -sonidos o ademanes, reales o imaginados- parece
De Re Combinatoria, parece haber tenido la mis­ del todo necesaria paw lograr el efecto estético; mas
ma idea. en esto debemos dar por sentado que la naturaleza
Puede afirmarse que lo sucedido en China acon­ inteligible o sensible del ideograma tiene tan poca re­
tece con nuestra experiencia, aunque en menor escala. lación con el asunto como el tipo de imprenta usado
El signo X puede leerse como diez, zelm o dix (y en una edición ele las obras ele Shakcspcare o el
todo esto puede igualmente ser simbolizado por el color de la tinta en una partitura de Mozart. Natu­
arábigo 10). El signo & puede indistintamente ser ralmente que hasta esto puede proporcionar un ligero
y, et, und o e. Los mejores ejemplos modernos goce estético, pero ele ninguna manera puede fundirse
ele ideogramas se encuentran en los signos numé­ con el de la propia música o poesía, como acontece
ricos, en los ele medidas y en los ele las matemá­ entre sonidos y significado; no perdería su belleza
ticas, como (---;-- + V); y sabemos que ideas bastante aún en el caso de que las coplas fuesen ele ciego.
complicadas, sin una estrecha relación con signos Por otra parte, el sonido o musicalidad ele un
lingüísticos, se representan con guiones o paréntesis verso -que a menudo parece contribuir tanto a
(que clan a entender una idea incidental), comi­ la belleza de éste- puede aparecer trivial si igno­
llas (que sirven para hacer transcripciones), signos ramos del todo su significado, o si éste, por una leví­
ele interrogación (usados para presentar problemas o sima alteración del sonido, se altera mucho. Veá­
preguntas) y mayúsculas (que pueden significar una se, por ejemplo, la clásica controversia acerca de
nueva idea o un nombre propio).1 la frase:
§ 3. Entonces, cuando se pregunta si a una ideografía Om noisy years seem moments in tl1e being
pura pueden <lársele efectos artísticos, la contestación Ot the eternal silence. 2
1 Es obvio que los mismos signos escritos pueden sugerir dife­ Saintsbury (History of English Prosody, rn, 74-7) sos­
rentes sonidos o ideas en diferentes países (pena) o el mismo sonido tenía que lo bello del sonido era independiente del
y diferentes ideas dentro de un mismo país (ball). Los mismos sig­
nos escritos pueden tener pronunciaciones diferentes, según la clase significado .. Lo malo fué que estropeó la defensa de
social o región del que las diga. Lo más probable es que yo pro­ esta tesis valiéndose ele una mala paráfrasis para
nuncie el griego en forma diferente a la de algunos amigos míos, demostrar que con nn sentido idéntico al ele los versos
así como un ateniense ha de haber pronunciado el griego en forma anteriores, la belleza podía desaparecer:
diferente a la de un siracusano. Palabras como cougher y coffer re­
presentan para un inglés el mismo sonido pero ideas diferentes. 2 ("Nuestros ruidosos años parecen sólo momentos en el ser
BAG y bag el mismo sonido y la misma idea. - del silencio eterno.")
154 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA FORi\IA Y )vIATERIA ))E LA ?OF.SÍA 155
j loud-sounding l
twelvemonths minutes \
m
\Ve are such stult
Our I { As dreams are made on, and our little lives
. l clamorous j
appear .scconds f Are rounded with a sleep, 4
The unending soundlessness. 3
Fué una lástima que haya caído en esto. La susti­ o bien
tución de términos precisos por expresiones coloquia­
les de connotación vaga nulifica o hace cambiar el
sentido. "JVIúsica fuerte" (loud-souncling music) no
significa lo mismo que "rnúsic1 estrepitosa" (noisy § 4. ¿No participan estas frases de algo de un valor
music). Cualquiera sabe lo que se quiere decir con estético común, de algo que sólo podría describir
"nuestros ruidosos años" (our noisy ycars); pero me como la contemplación de la tragedia humana, y que
parece muy difícil que alguien entienda 1a frase "nues­ sin metáfora o símil, y en palabras más sencillas, se
tros clamorosos doce meses" (our clamorous twelve puede expresar diciendo, "dentro de mil años todo
months), y mucho menos eso de que nuestros fuer­ será igual" o "todos tenemos que morir"? 6 Se repli­
temente sonoros "doce meses" sean un segundo en una cará que todas esas frases tienen diferentes significa­
asonoridad de cualquier duración. dos, y que no tienen nada en común estéticamente. Por
En contra de esto Anclrew Bradley (Poetry for tanto, recurramos mejor a ejemplos de traducciones
Poetry's Sake) afirmó irrefutablemente que 1a belleza deliberadas y en las que los traductores, bajo la creen­
del sonido depende casi por entero de un sutil ajuste c!� de habérselas con significados de mucha inspira­
con el sentido. Pero Bradley va más lejos; en su c1on, se han esforzado en lograr el mismo sentido del
reacción contra la inexactitud de Saintsbury, parece or�ginal. Daré dos ejemplos en que, en mi opinión,
conceder que el sentido de la paráfrasis es el mismo , existe un elemento común de significado con los cita­
y llega a la conclusión de que, por no tener en sí be­ dos antes:
lleza , ésta radica en la unión del sonido con el sentido
y que, por tanto, el mero sentido tiene tan poco 1) Porque mil años delante de tus ojos, son como el
valor como el mero sonido. Aceptamos que el puro día de ayer, que pasó; y como el centinela en
significado no tenga una belleza estrictamente poética; la noche (Salmo LXXXIX, 4.)
pero, ¿no tiene en realidad ninguna? Tomemos,
en cambio, una paráfrasis más valedera y que pue­ XLALU ET!] EV ocpi'ta).�w'i:i;; aov wi;; � ��lÉQa � sx{tei;;
da hasta ocnrrírsele a cualquier escolar inteligente, {íni;; bLfít,i'tE, xat cpv1i.ax11 sv vuxi;(.
corno por ejemplo ésta: "todo el torbe11ino de nues­
tra vida es apenas un breve episodio en el infinito ·1 (''Estamos hechos - de lo mismo que los sueños, y nues
devenir del Universo", o una cita de un poema di­ tras pobres vidas - terminan en un suefio,")
5 Véase Apéndice C, p. 187, para la traducción de esta frase.
ferente:
6 El final de Riders to the Sea, de Synge, que dice: "Nadie
\ fuertemente sonoros \ docemeses 5 minutos .
3 "NueStros
/ clamorosos / parecen
¡
I segundos Í
en
vn•e .eternamente, y ello nos consuela", tiene una gran significación
poética y en la que las palabras aportan muy poco, especialmente
La interminable asonoridad." si quien las pronuncia no es un actor irlandés.
156 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA FORMA Y MATERIA DE LA POESÍA 157
Nam mille annos si praetereat, sunt in oculis tuis empleara, obsesionado con la misma clase de expe­
ut dies hesternus vigiliaque nocturna. riencias que obsesionaba a los autores de todos esos
pasajes acerca de la muerte, ¿produciría una obra de
2) El hombre, cuyos días son como el heno, así flo. arte bella? Y si así sucediera, ¿sería ésta una obra
recerá como la flor del campo (Salmo cn, 15.) diferente? ¿Diferiría de las de esos autores, ele la
misma manera que las ele tales autores difieren entre
av&grnn:oc; (l)CíEL XÓQTOc; at r¡pÉQaL U\JTOV, &0Et sí, o corno un crucifijo difiere de un cuadro? ¿O se­
rlv&oc; TOU aygou olÍTrnc; E�av&�m,l, ría de una clase completamente nueva, por la que
Ipsills, mortalis sirniles faeno dies esse, sic ut flos lograra directarnente dicha referencia, y no indirecta­
agri, sic florere ipsurn. mente como aquéllos, participando, sin embargo, de
la referencia común de éstos, pero prescindiendo
Estos dos ejemplos muestran cómo el mismo sig­ ele cualquier medio sensible estético? ¿Sería sólo
nificado tiene muy diversos sonidos, según el idioma corno mirar un objeto a través de un cristal de color
en que se diga; pero me parece que en ambos puede diverso o, mejor dicho, corno tocarlo por primera vez?
verse muy claramente que hay un elemento de signifi­ Y si fuera esto último, ¿no significaría esta sutitu­
cado idéntico con una patente cualidad estética. Y me ción ele la visualidad por la tangibiliclad, una pér­
atrevería a decir que estos dos ejemplos a su vez dida total de la belleza, o la sustitución por una be­
participan entre sí de ese mismo elemento, el cual, por lleza diferente, o la aprehensión franca y abierta de
otro lado, es idéntico también al de los pasajes antes una belleza que previamente habíamos visto sólo os­
citados, pero diferente ele la cualidad estética común curecida a través de otros cristales?
a estos dos pasajes que cito a continuación. Cuando Kant aseveró que la ley moral en sí misma
era sublime, claramente atribuía a ella, a la contem­
Bliss was it in that dawn to be alive, plación ele la misma, un carácter estético.. Y ele se­
But to be young was very heaven.7 guro que nunca pensó que ello dependería en ninguna
TJ1e delightful commerce of tl1e world forma del sonido ele las palabras Moralisches Gesetz.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . No hay duda que sus principios estéticos distinguían
lo sublime de lo bello considerando que lo primero,
WJ1en we were young, when we could number friends
In all the Italian cities like ourselves.8 para tener un valor estético, no dependía de la forma.
En este sentido, es i;megable que la experiencia esté­
§ 5. Ahora bien, si existiera tal técnica ideográfica tica que nos comunicara un artista ideográfico también
que pudiera referirse a las cosas o a nuestras expe­ sería sublime. Y si la contemplación de la muerte o
riencias de ellas directamente sin necesidad de la in� del martirio es sublime, ¿no sería acaso bella la con­
tervención ele sonidos vocales, y si un artista la templación de la juventud o del amor? ¿No tendrá
7 ("Bienaventuranza era vivir en aquella aurora - pero el ser ninguna cualidad estética la contemplación ele un
joven era la misma gloria.") episodio dramático o pasional ele mi juventud, o de
s ("El delicioso comercio del mundo - Cuando éramos 16ve• mis vecinos, o de la vida ele personajes imaginarios
nes . cuando podíamos contar amigos - como nosotros en todas o históricos? ¿Y no podrá mi atención enfocarse o
las 'ciudades de Italia.")
15 8 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA FORMA Y MATERIA DE LA POESÍA } 59
dirigirse hacia la contemplación de ello por medio ele
símbolos que no tengan ninguna cualidad estética o And, like Iittlc frightened birds,
que al menos no puedan fundirse con la ele la expe­ Lie trembling on the ground.11
riencia indicada? 9 Y si se contestara afirmativa­
mente, ¿el uso ele estos símbolos no podría ser artís­ Decía que rustle y wl1irr eran palabras onomatopé­
tico? Y si fuera así ¿se trataría ele un arte más yicas, y se daln a explicar su significado; pero pien­
entre tantos, o uno especial, único, para bien o para so que sabía t;mto de esto como de "los ricos mantos
mal? De tener el sordo ele nacimiento una experien­ antumnales". Cuando le preguntaban que con qué
cia estética al leer poesía, ¿sería acaso corno la de lenguaje pensaba mejor --el táctil o el vocal- con­
nosotros? 10 testaba: "Me llegan los pensamientos al deletrearlos
con la punta de mis dedos." No sabría decir si una
§ 6. Helen Keller, ciega y sordomuda desde la infan­ ideografía o cualquiera ele esas sensaciones kinesté­
cia, dijo que gozaba más la poesía desde que recobró sicas es más apta - para fundirse con las experiencias
la voz ( supongo que desde que aprendió a asociar a las que se reficren. 12
ciertas sensaciones kinestésicas de la laringe con sím­ Es innegable que un ideograma adquiriría, por
bolos táctiles) . He aquí uno de sus poemas: asociación, el poder ele sugerir las emociones que acom­
pañan por lo común a la cosa que representa, y
The forest trees have donned esto, con el tiempo, parecería algo natural, especial­
Gorgeous auturnn tapestries, mente en el caso ele un sordomudo que no ha tenido
A mysterious hand is silently stripping the trees. nunca comunicación verbal, y que, por otra parte, ha­
And with rustle and whirr the leaves descend bría pGnsado, entretanto, en ideogramas. Pero, de
acuerdo con nuestro supuesto de que los ideogramas
11 ¿Tendría alguna experiencia estética el caballero feudal que
no fueran clescriptirns en grado alguno, es difícil ele
conte:nplarn un escudo de armas, comparable a la que le propor­
cionara la lectura de la Forsyte Sa;;a? Recuérdense los sentimientos
imaginar cómo la belleza caligráfica que pudieran
de La.nb frente al escudo de Blakesmoor (Last Essays of Elia, 1), po:;ccr podría fundirse con la belleza del significado
10 Consideremos esta analogía: un ciego o una persona con los como acontece a menudo con los sonidos vocales, a
ojos cerrados no puede en verdad apreciar la belleza de un arco pesar ele que su significado fué también originalmen­
iris, ce una rosa o de una es'.atua del mismo modo que nosotros. te convencional en parte. La voz humana es en sí
La belleza que, según se dice, tal sujeto pudiera recibir frente a la
esta'.ua, ¿sería parecida a la que vemos nosotros, o más parecida a mucho más significatiYa que cualquier trazo de la
la que sentimos frente a una te!a finísima o a una deliciosa brisa? pluma.
¿No sería seme an•e a la sensación que recibimos al leer:
1 1 "La f!ores'.a ya se cubre - con sus ricos mantos autum­
Perfect Jittle body without fault or stain on thee na'.e�, - l na neano misteriosa en silencio la desnuda. - Caen
\Vith promise of strength ami manl10od full and fair. las ho;as en suspiros y susurros - y, como asustados pajarillos, -
( "Pequcüo cuerpo perfecto sin defecto ni mancha se acarrncan temblorosas en el suelo.")
con promesa de vigor y hombría plena.") 12 Informe de la Cuarta Reunión de la Asociación Americana
o Vera ir1,essu patuit dea? ( "Su manera de andar reve!aba a una Para Promover la Enseüanza del Lenguaje a los Sordomudos, Cha­
diosa.")' tauqua, Nueva York, 1894. "H. Keller", por J. McFarland.
160 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA FORMA Y MATERIA DE LA POESÍA 161
bos está la belleza es sencillamente absurdo, ya que el
§ 7. Corno contestación a la pregunta de si un sim­ uno no podría existir sin el otro. "Son la misma cosa
bolismo ideográfico puede llegar a ser bello, todas pero vista desde diferentes puntos, y, por tanto, idén­
mis suposiciones estéticas me inclinan a proferir un ticos." "La experiencia que tenemos es de algo en
rotm�do no, ya que tal sirnbolism� sería cornpletam�n­ que ambos se funden absolutamente." Por el 1110,
te arbitrario, puesto que hemos visto que la notación mento no discutiré si esto es verdadero en lo que
musical puede alterarse s.in que nada de la música concierne a cualquiera experiencia poética. Aceptamos
cambie lo contrario de lo que ocurre con la poesía por ahora que las expresiones nrrÉAEcn:m, "ha termi­
nado", consurnrnaturn est ( San Juan x1x, 30) y
en que' una traducción puede. dar un poem� diferente xexaQ,ÉQ11taL i;á�w (Eur. Hipp. 1455) tiene'1 diferen,
al original, 0 ninguno. 13 Y siempre he cre1do que la tes bellezas y que es en vano preguntar si éstas
belleza es la fusión de una imagen sensible con una dependen más de las experiencias similares que en,
experiencia inter�� de la cual es c�pre�ión, de tal suer­ cierran que ele los sonidos diferentes que las expresan.
te que la expres10,n parezca tan mev:table como una Me veo obligado, no obstante, a poner en duda el
,
sonrisa. Pero aqm no habna esa fusión. Esta creen­ corolario, implícito en Bradley y más explícito en
cia mía es la misma de Bradley, y algunas frases más Croce y otros, de que toda experiencia estética impli­
de él, tomadas de su ensayo ya mencionado, servi­ ca esencialmente una fusión indisoluble entre la sus­
rán mejor que cualesquiera mías. Protesta contra la tancia o hecho referido y la forma sensible o medio ele
antítesis entre el simple contenido o tema y la mera referencia. ¿No· habrá manera alguna de sugerir o
forma, por no considerarlos ri�ales en la posesión . de estimular una actividad estética en la que el medio de
la belleza de un poema. Sugiere que un contemdo referencia fuera del todo indiferente y en que el valor
semejante sería "algo real o imaginario, digamos la dependiera completamente de la experiencia estimu­
Caída del Hombre, tal corno la concibe una buena lada o referida? En esto, pienso, el mismo Bradley
parte de la gente culta", tema que -señala él- no vacila. Admite que, aunque haya olvidado las palabras
se encuentra en el Paraíso perdido, por lo que la be­ del Harniet, puedo retener algo, si bien no todo, de las
lleza del poema malamente puede residir ahí. Por acciones y de los personajes, que son la sustancia del
eso propone la sustitución de esa antítesis por otra, poema y, en cierto sentido, de aquéllas. Tampoco
o sea la que existe entre los dos elementos que real­ niego -agrega- el valor poético, en el sentido am­
mente se encuentran en el poema; uno, que llama plio ele "poético" ( él quiere decir, estético), de todo
sustancia, como son los acontecimientos, los perso­ esto, aun cuando se piense aparte del poema. Lo com­
najes, las escenas del Paraíso perdido, y el otro, que para a "nuestros recuerdos de los héroes históricos o
es la forma o lenguaje mesurado en que se descnbe legendarios, que viven en nuestra imaginación y te­
lo anterior. E insiste que preguntar en cuál de am- nemos en mucho, así no recordemos nada ele lo que
dijeron o hicieron". Gilbert Murray ha dicho en al­
13 Cf. Les trnductions sont comme les ícmmes; qunnd elles guna parte que la lectura ele los Evangelios, ya sea
sont bcJles cJles ne sont pas fideles, et quand el/es sont fidele� en griego o en nuestro idioma, o de Homero, en origi­
elles ne sont pas bdles. (''Las trnduccioncs son como las mujeres:
si son bellas, no son fieles, y si son fieles, no son bellas.") nal o traducido, deja en nuestras mentes algo valioso
162 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA FORT\IA Y T\IATERIA DE LA POESÍA 163
estéticamente, es decir, una especie del cuadro del y estas otras:
"mundo homérico" o del "Reino de Dios", aunque no �Hµoc:; <l 11lQEyÉveta Mv11 '(,oboMxtUAO<; 'Hwc:; .
podamos citar ningún pasaje. Como Bradley r�ca�ca:
"podemos olvidar todas las palabras y m s1qmera son diferentes expresiones poéticas de la misma idea
recordar el 'sentido' y, sin embargo, creer que posee­ poética; la cual es sólo una presentación poética de
mos el 'espíritu' del poema, y lo que poseemos puede un contenido poético del cual me imagino que
tener un valor inmenso, aunque el poema no lo tenga".
The morn in russet mantle ciad 16
Y esto más: "Encontramos análogos al significado del
poema fuera de él. Las otras artes, las mejores ideas sería una presentación diferente.
de la filosofía o de la religión, mucho de Jo que la
naturaleza y la vida nos ofrecen o nos imponen, son Tengo mis dudas para aceptar este análisis tal
como está. De todas maneras, parece que tenemos que
afines al poema, mas sólo afines."
habérnoslas al menos con dos elementos estéticos fun­
§ 8. Así, pues, a pesar de una profunda repugnancia didos en un poema, pero cada uno capaz de tener
filosófica, me he visto obligado a preguntar si des­ existencia estética independiente de esa fusión:
pués de todo no habrá algo de verdad en una distin­ r) Una "sustancia" estética aún no vocalizada o
ción hegeliana que en el pasado, bajo la influencia visualizada. La belleza de este elemento
de Croce y en. cierto grado de Bradley, no hacía yo puede ser pequeña.
sino ridiculizar.14 Hegel sostiene 15 que en el poema u) Los sonidos sensibles o imaginados, con los
hay tres elementos reconocibles, cada uno con su cua­ que esa idea puede ser indicada, referida
lidad estética propia: o expresada. Estos sonidos pueden poseer
alguna belleza propia.
r) El contenido, cosa u objeto (Inhalt, Sache),
que debe ser poético en sí. Esto, me parece, Así, dentro del poema, estas dos bellezas independien­
sería el "tema" que repudia Bradley. tes se fundirían y producirían una belleza mucho ma­
rr) La "idea" o "representación" (Vorstellung), yor que la suma de ambas.
que es equivalente, supongo, a la "sustan­ Si quisiéramos justificar el análisis de Hegel, que
cia" de Bradley, la cual debe ser una "idea" convierte la . imaginación de ciertos hechos escuetos
poética. en "poética" ( mejor dicho, en estética), en contraste
m) La expresión verbal de ésta, la cual debe ser con la de otros que no llega a serlo, me parece que
una expresión poética. deberíamos decir que las emociones del hombre son
los l1ecl10s poéticos. Tal yez éstos sean las únicas co­
Por ejemplo, dice que las palabras: sas capaces de contemplación estética. No las posi­
Als nun die diimmernde Eos mit Rosenfingern ciones relativas de una estrella y de un planeta, sino
emporstieg una experiencia, una promesa, un presentimiento, o
hasta una separación, son el alba.
11 Theory of Beauty, vm, 11, 12.
15 Estética, rn. rn ( "La mañana de rojo vestida.")
164 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
De estos tres elementos a que se refiere Hegel, la
ideografía claramente puede proporcionamos el pri­
mero. Podría enfocar nuestra atenci6n, por ejemplo, XVI
en el hecho de que el hombre pierde lo que ama, o
que Orfeo perdi6 a Eurídice. ¿Podría ser esto bello CONCLUSióN
en sí mismo? La ideografía podría darnos también
el segundo elemento: la metáfora, el símil y otras Los argumentos expuestos hasta ahora pueden sinte­
"figuras" semejantes. ¿Sería eso suficiente, o necesa­ tizarse del siguiente modo: la belleza no puede ser
rio, para la belleza? Del tercer elemento, claramente una cualidad de las cosas ni de los elementos sensi­
se ve que no nos podría proporcionar una parte bles, así se lo a tribuyamos irreflexivamente. Atribui­
-rima, ritmo, metro, asonancia, aliteraci6n, onoma­ mos la belleza a las cosas y a los elementos sensibles
topeya. Y el que la ideografía pueda damos la otra cuando una y otros tienen cierto significado o expre­
parte de dicho elemento -antítesis, repetici6n, para­ si6n para nosotros. Pero el significado o expresi6n
lelismo, y algunas otras figuras a las cuales los ret6- no es sino una relaci6n entre aquello que es expresivo y
ricos griegos daban nombres curiosísimos- es un la mente para quien es expresivo o que se expresa
hecho que siempre he descartado por considerar que en ello a sí misma. Puede haber un tercer término en
s61o viene a oscurecer el problema que trato de plan­ la relación, cuando la mente expresa o comunica sus
tear: ¿puede haber arte. sin forma? experiencias a otra por medios físicos. Pero la sig­
nificaci6n que pueda tener para mí un artefacto o un
objeto natural dependerá por lo menos tanto de mi
carácter e historia personal como de él. La realidad
a que nos referimos al hablar de belleza es la expe­
riencia estética. Pero no todas las pretensiones de
experiencia estética están justificadas; puede haber
grados de vivacidad y de pureza y casos en que haya­
mos aplicado mal el nombre. Algunos llaman bello
s61o a lo que consideran verdadero, edificante, útil o
sensorialmente agradable. A esto se llama tener mal
gusto. Otros apenas si reconocen alguna belleza. A
esto se le llama tener poco gusto. La experiencia es­
tética consiste en encontrar qué percepciones o imá­
genes sensibles significan emoci6n; no símbolos arbi­
trarios ni meros síntomas de ésta, ni tampoco su
inclicaci6n, sino expresiones de ella, como las palabras
expresan pensamientos o las sonrisas afectos. Y la ex­
periencia estética no es la expresi6n del pensamiento
ni la comunicaci6n de esta expresi6n, ni de la sensa­
ci6n, ni tampoco de actos voluntarios, sino la ex-
165
166 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA CONCLUSIÓN 167
pres10n de. u�� emoción en una .psique individual; y tento para dividir las experiencias estéticas a base de
la comu111cac10n de esta expresión a otras psiques estos principios termina en confusión. De cualquier
es la obra de arte, lo cual requiere una técnica. manera, la verdad que hay en todo esto, como en el
Todo esto parece obviamente \'erdadero en la poe­ intento de clasificación anterior, es la que en toda
sía pero no tanto en la belleza de la naturaleza o en expresión de emoción hay que contar tanto con la emo­
otras artes, especialmente en aquellas que no son re­ ción como con la expresión y, por lo mismo, pueden
presentati\'as . Sin embargo, si acertadamente damos aparecer en desequilibrio. Cuando la emoción no ha
a estas experiencias el nombre de "bellas" o "estéti­ �ido dominada, tenemos entonces lo romántico, que
cas", y si la expresión es el carácter esencial de una puede ser falso y crudo, y cuando la emoción es de­
de ellas, se deduce que ésta deba ser común a todas. ficiente, tenemos lo clásico, que puede ser frío.
La autoridad de los mejores críticos, y el análisis de El genio requerido para las grandes obras artís­
mi propia experiencia, me confirman la exactitud ticas se llama generalmente imaginación. Y cierto
de esa idea. A la pregunta de cómo es que las cosas grado de esta facultad, que difícilmente puede faltar
sensibles son naturalmente expresi\'as de la emoción, del todo en un ser humano, es necesario para apre­
rnrias contestaciones han sido sugeridas por la me­ ciar el arte y la naturaleza. El término, sin embargo,
tafísica y quizá más plausiblemente por algunas cien­ es vago. La pura vivacidad de la memoria, sea ésta
cias, como la fisiología, la psicología, la antropología, visual, auditiva o de otra especie, y la facilidad para
la sociología y, en lo que respecta al individuo, la combinar sus imágenes, pueden ser muy útiles al artis­
historia biográfica. ta, pero no son suficientes para la verdadera experien­
En apoyo de la aseveración de que todas las ex­ cia estética, como tampoco lo es la vista aguda y el
periencias estéticas, en las que empleamos la expre­ buen oído -facultades quizá más comunes en los
sión "bello" en su sentido ordinario, tienen en realidad animales que en los hombres-. Más importante parece
un carácter o relación común (la de .expresar la emo, la facultad de recuperar nuestras emociones pasadas
ción), podemos aducir el fracaso de los intentos para -amor, pesadumbre, indignación, esperanza-. No
clasificar con precisión las varias "clases" de belleza. podríamos expresar ni captar la expresión de emo­
La más plausible de estas clasificaciones quizá sea la ciones de las cuales no tenernos ninguna experiencia.
que distingue entre belleza "representativa" y belleza Para un artista puramente lírico, esta facultad de
"formal", la primera de las cuales se supone que tie­ percatarse de la naturaleza de emociones que no le do­
ne por objeto recordarnos, por semejanza o asocia­ minen en el momento, tal vez sea suficiente. Pero
ción, los objetos agradables y la segunda sólo agradar se sostiene comúnmente que sólo puede expresarlas,
por su superficie sensible. Ambas, no obstante, se aun a sí mismo, en una forma sensible -en formas,
llaman "significantes"; ambas están íntimamente re­ colores, sonidos, y quizá olores y sabores imagina­
lacionadas con la emoción, y parece que esta relación dos- y que únicamente puede comunicar su expe­
no es otra sino de expresión. Las bellezas naturales a riencia a otros con medios físicqs semejantes. Algunas
veces eluden esta clasificación. Otra clasificación po­ razones para dudar de esto han sido sugeridas en el
pular es la que distingue entre belleza clásica y belleza último capítulo.
romántica ( o lo bello y lo sublime); mas todo in- De cualquier modo es claro que hasta el artista
168 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
lírico use para la expresión de sus emociones la su­
gestión de objetos naturales, ya en símiles o metáforas Apéndice A
o ya en alusiones directas,. y atribuye. fr�cuentemente a
estos objetos cierta especie de sentimientos en estre­ EL SENTiiVIIENTO TRASCENDENTAL
cha simpatía con los suyos -felicidad al ruiseñor, La idea de que en la experiencia estética obtenemos
tristeza a la luna, ira a las olas, juventud al botón de mayor grado de verdad que en el pensar, o al menos
rosa-. Ciertamente el éxito de un dramaturgo depen­ una verdad más trascendental, ha sido tan a menudo
de de la simpatía imaginativa que tenga con las emo­ y vagamente expresada que me parece que lo mejor
ciones de sus semejantes, "poniéndose en el lugar de para aclarar nuestras ideas a este respecto es exami­
otros, y de otros much�s. más". La . exper!encia es�é­ nar en detalle uno de los pocos intentos modernos
tica no parece ser la cnhca de la vida, m su teona, para darle una fórmula precisa.
ni su promoción -términos propios de la moral, de la El profesor Stewart explica el "sentimiento tras­
ciencia, de la higiene mental o física-, sino la con­ cendental" -que, según él, es el que despierta todo
templación simpática de sus delicias y de sus trage­ gran arte o toda belleza natural- como "un sentido
dias. Humani nil a se alienum putat. solemne de la omnipotente presencia de lo que es,
fué y será". 1 Lo describe también como una "con­
ciencia soñadora" y como "atemporal". Se produce
por "la persistencia en nosotros de aquella prístina
condición de que salimos, cuando la vida era sueño
profundo, profundo como la muerte, y en donde aún
no había tiempo". El principio de esta vida es "la
parte vegetativa del alma" que "silenciosamente da por
sentado que la Vida vale la pena de vivirla". Es un
"solemne- sentido del Ser Atemporal". "A tal senti­
miento. . . se le llama correctamente trascendental,
porque no es uno de los efectos, sino la condición de
nuestra inmersión en esa corriente del empeño que
constituye la experiencia." 2
En la exposición de su tesis el autor habla de una
serie de rasgos que, lejos de estar trabados, dan la
impresión de ser incompatibles:
1) ¿En qué sentido la experiencia es "atempo­
ral"? Lo más probable es que ésta ocurra en una
1 .Tlie IVfyths oí Plato, p. 36.
2 Una forma más sutil, o al menos más evasiva, de la teoría,
parece haber sido vislumbrada por Day Lewis en su The Poetic
Imagc, que contiene de paso muy perspicaces y agudas observacio­
nes sobre el particular.
169
170 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA EL SENTIJ\IIENTO TRASCENDENTAL 171
determinada fecha y que dure por algún período de oscurecen nuestro sentido del paso del tiempo, como
tiempo, período que ha de tener un principio y un fin. ciertas experiencias no estéticas, y otras parecen re­
Y también es muy probable que no sea una experiencia ferirse a hechos sin fecha determinada; todas pueden
de algo atemporal, puesto que se dice que es de lo considerarse alógicas en el sentido de que no intentan
que "fué, es y será". Tampoco parece ser una expe­ ser verdaderas histórica, científica o moralmente, pero
riencia de conexiones lógicas que pudieran llamarse esto ocurre también en muchas experiencias no esté­
atcmporales. ¿Qué es lo que debe entenderse por con­ ticas que no son, por otra parte, vegetativas; algunas
dición prístina previa a la existencia del tiempo? sugieren la alegría del vivir, pero otras la negrura de
2) ¿Por qué se llama una "conciencia soñadora"? la desesperación.
Mis sueños son casi invariablemente asuntos demasia­ Ciertos pasajes que el profesor Stewart cita en
do prosaicos acerca de acontecimientos en el tiempo y apoyo de su tesis me parece que sólo vagamente se
muy parecidos a los de la vida real, pero menos con­ pueden caracterizar en sus términos, ninguno por to­
gruentes. En cierta ocasión, estando yo bajo el efecto dos ellos y algunos por ninguno. A esta última clase
de la anestesia, me vi contemplando un planetario, podría añadir por mi parte:
contemplación que me llenaba de una profunda con­
vicción de estar entendiendo algo de inmensa impor­ And yet what days were those Parmenides/
tancia,3 o tal vez todo lo existente. Esta experiencia Wlhen we were young, when we could number friends
-por otra parte, poco frecuente en sueños- era más In aII the Italian cities Iike ourselves,4
engañosamente lógica que estética, no atemporal, y y este otro:
algo que bien podía suceder en la vigilia.
3) ¿Por qué decir que tales experiencias perte­ Life's... a tale
necen a la "parte vegetativa del alma", es decir, que Told by an idiot, full of sound and fury,
son comunes a las coles y hasta a los hongos vene­ Signifying nothing,ü
nosos, de los cuales posiblemente descendamos? ¿Qué o bien
significa la insinuación de que los vegetales "silen­ As fair art thou, my bonnie Iass,
ciosamente dan por sentado que la vida vale la pena So deep in luve am I:
de vivirla"? ¿O se querrá decir únicamente que And I will Iuve thee still, my dear,
viven? Sabemos, sin embargo, que también mueren. Till a' the seas gang dry.6
Parte del lenguaje impreciso que aquí se usa pa­
radójicamente con el objeto de describir toda expe· No hay duda que los sentimientos que vienen de las
riencia estética, podría, en mi opinión, aplicarse con 4 l'vlatthew Arnold, Empcdocles. (" ¡ Y qué días aquellos, Par­
igual imprecisión pero más plausiblemente, a algunas ménides! - Cuando éramos jóvenes, cuando podíamos contar
de dichas experiencias, aunque dudo que ese lenguaje amigos - como nosotros, en todas las ciudades de Italia.")
5 Shakespeare, Macbeth, V, v. ("La vida es ... un cuento -
pueda aplicarse en su totalidad siquiera a una de las contado por un idiota, con enfurecidos gritos, - que no significan
mismas. Algunas experiencias estéticas se parecen a nada.")
algunos sueños, y otras son sueños de verdad; algunas 6 Burns. ("Eres tan bella, mi linda muchacha, - como pro­
fundo mi amor: - Y te amaré, amada mía, - hasta el día en
3 Addington Symonds relata una experiencia similar. que se seque el mar,")
172 INTRODUCCI6N A LA ESTÉTICA
convicciones a que se refiere Stewart sean fuertes y
que se expresen estéticamente, en forma parecida a la
convicción de Burns de ser constante. Pero ni la con­ Apéndice B
vicción ni la expresión son prueba de ninguna verdad
profética o filosófica; la constancia, por ejemplo, no LA BELLEZA COMO EXPRESióN DE
es ni atemporal ni característica de los vegetales, como LA EMOCióN
tampoco la filosofía es algo especial de las plantas. o
de los sueños. Todo parece comprobar que cualqmer Con el fin de mostrar cómo a través de las edades se
emoción es capaz de expresión estética. ha considerado que esto es la naturaleza de lo bello,
a continuación presento algunos textos muy significa­
tivos, en la inteligencia de que las citas que se hacen no
son literales, sino abreviadas.
Platón, República, 400D-402.-El buen estilo, ar­
monía, gracia y ritmo brotan espontáneamente de
la bondad de la naturaleza. El arte del dibujo está
lleno de tales cualidades, como puede verse en el di­
seño de la ornamentación y de la arquitectura, y no
menos en el del cuerpo humano. La armonía en la
música es expresiva del carácter.
Timeo, 47.-Podríamos aplicar los movimientos
geométricos de los cuerpos celestes a los movimien­
tos de nuestras propias mentes, que les son afines. Los
movimientos de la melodía y del ritmo tienen una
relación estrecha con los cambios de nuestras propias
almas.
Aristóteles, Problemas, x1x, 38.- Nos deleitamos
en la melodía porque expresa disposiciones, y en el
ritmo porque nos mueve de un modo regular.
Política, V (vm) 5.-Cuando oímos "imitacio­
nes", todos experimentamos sentimientos simpáticos.
Longino, De lo Sublime, vm.-Nada es tan elo­
cuente como la pasión. 1x.-Lo sublime es el eco de
un alma grande. xxx1x.-La flauta puede comunicar
pasión a los que escuchan, y les hace identificarse
con la melodía.
Plotino, Enéadas, V, vm.-En 1a belleza contem­
plamos el reflejo de nuestros espíritus.
J. Dennis, The Advancement of Modern Poetry.
173
17-f INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA LA BELLEZA, EXPRESIÓN m: LA EMOCIÓN 175
I.-Debe haber pasión a través de toda la poesía y la intelectual, del cual son los signos. IV.-Poco es lo
pintura. La expresión de esta pasión es la que nos de la mente que no pueda representarse por imágenes
hace gozar de los autores. sacadas de los sentidos, y cada objeto de los sentidos
Ivluratori, The Perfection of Poetry, xv.-lmagi­ se convierte en bello al tomar de los atributos de la
namos o creamos imágenes cuando nos excita la pa­ mente.
sión y principalmente nos figuramos las cosas inani­ Alisan, Nature of Taste, Introducción.-Las cua­
madas como vivientes. lidades de la materia no son bellas o sublimes en sí
Lord Shaftesbury, Characteristics, 1r.-Lo que más mismas, sino un tanto que son signos o expresiones
admiramos en los rasgos externos es la expresión o de cualidades capaces de producir emoción. I, n, 2.­
sombra de algo interno del alma. Es imposible imaginarse un objeto ele gusto que no
Addison, Spectator, 418.-Lo que da más valor a sea de emoción.
una descripción es el que representa objetos tales Kant, Crítica del juicio, 42.-Las variantes ele luz
que sean capaces de producir un fermento en la men­ y sonido contienen un lenguaje que nos habla la natu­
te del lector e influir con violencia sobre sus pasiones. raleza y que parece llevar en sí un sentido interior.
Hutcheson, Ideas of Beauty and Virtue, IV, IV.­ 59.-Decimos de los árboles y edificios que son ma­
No hay nada en la Naturaleza que no pueda tomarse jestuosos o dignos y de las praderas que son alegres
para representar otras cosas de la misma, especial­ o risueñas, y hasta de los colores decimos que son
mente las pasiones. I, xvn.-No hay belleza en ningún puros, castos y tiernos, porque ellos despiertan nues­
objeto que no tenga relación con la mente que lo tros sentimientos.
percibe. \Vordsworth. Preface to LyricaJ Ballads.-Toda
Vico, La Nueva Ciencia.-Las proposiciones poé­ buena poesía rebosa sentimientos poderosos. El 1poeta
ticas se hacen con sentimientos de pasión y emoción. tiene el poder inmenso de saberlos expresar. El ori­
Baumgarten, Poesía, 25.-Las pasiones producen gen de la poesía es la emoción que se recuerda en
ideas poéticas; lo poético es despertar pasiones.- sosiego.
91, Las causas predisponentes de los pensamientos Colcridge, Sound Criticism.-El propósito común
bellos son aquellas pasiones cuya violencia no llega de todas las bellas artes consiste en el estímulo de la
a suprimir e1 conocimiento simbólico [es decir, la emoción con el propósito inmediato de agradar.
expresión]. On Poesy and Art.-El arte es la facultad de hu­
Home (Lord Kames), Eiements of Criticism, 11, mani�ar a la naturaleza, de infundir los pensamientos
vr.-La grandeza de un objeto engrandece el cora­ y pas1011es del hombre en todo aquello que es objeto
zón. Los sonidos producen emociones o sentimientos de su contemplación.
que se les parecen. Shelley, Defence of Poetry.-Por la voz y movi­
Reynolds, Lcctures, xr.-No hay nada, ni la cosa mientos un niño en el juego expresa su alegría. El
menos prometedora, que en manos del genio no pro­ lenguaje es la representación más directa de las ac­
duzca sentimiento y emoción. ciones y pasiones de nuestro ser interior.
Reid, The IntellectuaI Powers, III.-La grandeza J. S. Mill, Poetry and its Varieties.-La poesía es
que atribuimos a los objetos puede atribuirse a algo la descripción ele las operaciones más profundas y
176 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA LA BELLEZA, EXPRESIÓN DE LA EMOCIÓN 177
secretas de la emoción humana. La poesía es el sen­ Santayana, The Sense of Beauty, 48.-La expre­
timiento, confesándose a sí mismo en momentos de sión de la pasión, y hasta del dolor, puede constituir
soledad, y personificándose en símbolos, que son las la be11eza... la ternura de la primavera, la lozanía
representaciones más cercanas del sentimiento en la de la juventud.
forma exacta con que existe en la mente del poeta. Bergson, La risa.-Ciertos artistas nos revelan algo
Hegel, Estética, Introducción, m.-Por medio del que es imposible trasladar al lenguaje: ciertos ritmos
arte del hombre hace explícito para sí mi.smo lo que de vida y aliento que son para cada individuo la ley
él es. El arte tiene que excitar nuestros sentidos, de su entusiasmo y desesperación, de sus esperanzas
nuestros sentimientos, nuestras emociones. y arrepentimientos.
Ruskin, Modern Painters, IV, VII, § 4 (la "falacia A. C. Bradley, Poetry for Poetry's Sake.-Cuan­
patética").- do se ve a alguien sonreír, no es posible percibir por
Remaron a través de fa rodante espuma, separado las líneas del rostro que expresan el sen­
la reptante cruel espuma ... timiento, y el sentimiento que ellas expresan. Se
Es una falacia la descripción de la espuma, no así la experimentan ambos al mismo tiempo. Esto mismo
de la tristeza. acontece cuando se lee el Harn1et poéticamente.
Hanslick, The Beautifol in Music, u.-La música Croce, Breviario de Estética, 1.-Las grandes obras
representa las propiedades dinámicas del sentimiento. de arte no son sino pura emoción identificada total­
Pater, Style.-La belleza es expresión, la fina aco­ mente con la más lúcida imaginería. u.-.-Expresión y
modación de la palabra, o la forma, o el color a una belleza no son dos ideas, sino una.
visión dentro de nosotros, a las preferencias o volicio­ Nuevos ensayos sobre Estética.-Cada línea, color
nes de un alma. o tono es la encamación de un estado de ánimo.
R.L. Nettleship, Lectures 011 Logic.-La expresión Estética.-El hombre frente a la belleza natural
es el sentimiento completado, ya que el sentimiento es el Narciso mítico asomándose a la fuente.
no se siente íntegramente hasta que no se expresa, Problemas de Estética.-Lo que hace batir nuestro
y al ser expresado aún se siente, pero en muy di­ corazón en el arte y exaltar nuestra admiración es la
versa forma. pasión, el fuego, cl sentimiento del artista; si éstas
Bosanquet, History of Aesthetic.-Lo bello es lo faltan, no hay nada que las sustituya.
que tiene expresividad para la percepción sensible o Lipps, Endopatía, Imitación interna, etc.-La apa­
para la imaginación. riencia sensible del objeto bello es el objeto de la
Three Lectures 011 Aesthetic.-El sentimiento que satisfacción estética, pero yo soy la base. Me siento
se expresa por expresar ... Un sentimiento encarnado fuerte, ligero, seguro, ágil, orgulloso en el objeto ...
de tal manera en un objeto que permanecerá inmóvil Un gesto es para mí expresión de orgullo o pesar.
para ser contemplado. Mitchell, Structure and Growth of the Mind.-For­
Tolstoy, ¿Qué es el arte?-Evocar un sentimiento mas, curvas, ritmos son por naturaleza alegres o aus­
experimentado, y luego por movimientos, líneas, co­ teros; no por asociación, sino por expresividad. La
lores, sonidos o palabras transmitirlo a los demás, naturaleza que encontramos en el objeto depende de
-eso es el arte. nuestra experiencia pasada.
178 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
Fry, Vision and Design.-El ritmo de la línea pue­
de despertar débiles ecos de emociones; cuando estos
elementos se combinan con la presentación de apa­ Apéndice C
riencias naturales, particularmente con las del cuerpo
humano, el efecto llega a alturas inconmensurables. PARALELO ENTRE EL ARTE NATURALISTA Y
Alexander, Space, Time and Deity.-En nuestro FORMAL Y EL OPTIMISMO Y PESIMISMO
escenario vemos nuestros estados de ánimo, o dotamos
a los objetos animados o inanimados con nuestros En el brillante y poco apreciado libro Speculations 1
propios sentimientos. Animamos una estatua con or­ aparecen los pasajes que cito a continuación, además
gullo. El objeto bello adquiere expresividad única­ ele los que ya he insertado en capítulos anteriores:
mente con lo que se le agrega. "Existen dos clases ele arte, el geométrico y el
Hulme, Speculations.-Una obra de arte es la ob­ vital, absolutamente distintos uno del otro. Estos dos
jetivización de nuestro propio placer en la actividad artes -que no son variantes de un mismo arte- per­
y vitalidad. El arte geométrico puede proporcionar siguen diferentes fines y han sido creados para satisfacer
una intensa emoción religiosa. necesidades diferentes del espíritl'.I.
Richards, Literary Criticism, xvrn.-Lo que inte­ "Cada uno ele estos artes ha nacido y corresponde
resa al músico no es la conexión física entre varias a cierta actitud general ante el mundo . . . El arte vitar
notas, sino las compatibilidades o incompatibilidades de Grecia y del Renacimiento corresponden a cierta
en las reacciones de la emoción y de la actitud que actitud espiritual y el geométrico siempre se halla
aquéllas provocan. vinculado a una actitud general distinta, mucho más
Leon, Metaphysic of Quality.-El arte expresa, intensa que la del anterior . .. 2
objetiva, exterioriza o encarna nuestros sentimientos "El arte [vital] aparece sólo en pueblos cuya rela­
o emociones, o nuestros estados de ánimo. ción con la naturaleza externa es de tal manera que
Prall, Aesthetic Tudgment, 1v-vr.-Las líneas, los admite un sentimiento de placer en su contempla­
colores, los sonidos, son expresivos. ción." 8
Ducasse, Philosophy of Art, xn.-No hay ninguna Hulme dice de los artes primitivo, bizantino y
clase de sentimiento que el arte no intente objetivar. moderno que son geométricos, que huyen de la vida
Gentile, Filosofía del Arte, II, r.-El artista no y que muestran una "tendencia a la abstracción". Y
traduce en representaciones objetivas (imaginería) sino pregunta: ¿cuál es la condición del alma del pueblo
sus propios sentimientos. cuyo arte se rige por esa tendencia? La contestación
que da es ésta: "Un sentimiento de separación frente
a la naturaleza externa. Mientras el arte naturalista
es el resultado de una feliz relación panteísta entre el
1 En mi Philosophies of Beauty he citado más ampliamente
ese libro.
2 Véanse pp. 100-101.
8 Véase p. 111. He hecho algunas enmiendas en el texto im­

preso, con la aprobación del editor del manuscrito de Hulme.


179
180 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE NATURALISTA Y OPTIMISMO 181
hombre y el mundo exterior, la tendencia a la abs­ les o diferimos unos de otros en la apreciación esté­
tracción, por lo contrario, ocurre en razas cuya actitud tica de la forma pura? Lo más probable es que a to­
hacia el mundo exterior es exactamente lo opuesto a dos por parejo nos parezcan las líneas rectas y curvas,
esto". 4 en su pureza, respectivamente significativas de vagas
"En comparación con el optimismo insípido y p�r.o P.�culiares exp�riencias; sin embargo, a esta sig-
chato que cree en el progreso, la nueva actitud [geo­ 111f1cac1011 que pudiéramos llamar rudimentaria se le
métrica] puede considerarse en cierto sentido como superponen en la mirada de la mayoría de los hom­
inhumana, pesimista." 5 bres la historia, el sentido, las asociaciones, la ex­
La teoría general es la de que en épocas de opti­ trañeza o familiaridad, el uso y valor de lo que creen
mismo, de confianza, de vitalidad, el arte es realista, ver, y el estado de ánimo con que llegan. Y si estos
naturalista, vital; en épocas de pesimismo, de des­ "significados" no pueden pensarse por separado, como
ilusión, de temor, el arte es geométrico o abstracto. a�go meramente simbolizado o sugerido por el objeto,
El primero es humanista: el segundo místico, religioso smo que están fundidos en su percepción, no cabe
o ascético. El hombre primitivo tenía miedo del mun­ duda que forman parte legítima de la experiencia es­
do; los bizantinos lo condenaban y despreciaban; el tética.
hombre moderno está cansado, y quizá asustado de El lugar indicado en donde pueden encontrarse los
él. Las criaturas de Grecia y del Renacimiento eran datos para comprobar la teoría es Inglaterra en el
insaciables en su esperanza. siglo xvm y fines del xvn, lugar en que se consumó
Todo esto es sorprendente y cautivador; en reali­ o al menos se sostuvo la batalla de la perpetua lucha
dad, dentro de la gran tradición hegeliana. Pero si entre Apolo y Dionisos, o (si Jibentius audiunt) en­
estropeamos el ritmo de Bacon en aras de la moder­ tre lo bello y lo sublime, entre la razón y el senti­
nidad, diríamos: Cum multa sint in natura monodica, miento, entre lo griego y lo gótico, entre lÓ clásico y
tamen fingit humanus intellectus dialectica. ( Aunque lo romántico, entre la regla y la naturaleza, entre lo
mucho en la naturaleza es individual, nuestra mente regular y lo serpentino, entre lo majestuoso y lo pin­
le impone uRa forma lógica.) Cuando nos fijamos en toresco, entre lo romano y lo rococó. Hubo esca­
los hechos reales vemos que no son tan simples como ramuzas y encuentros de más o menos importancia en
eso. No dudo que en la mera forma que se encuentra poesía, pintura, arquitectura, música, decoración; pero
bella no haya algo expresivo del sentimiento humano. la batalla principal fué dada en los jardines, en el
Creo que precisamente eso es lo que la hace bella; campo. Y lo primero que nos sorprende ahí es que la
pero jamás he estado seguro de hasta dónde la forma naturaleza, la "entrañable", la sinuosa o "serpentina"
física, la efectiva configuración de líneas y volúmenes, naturaleza, es melancólica, dulce, gótica melancolía,
de sombras· y colores, determina su expresividad para mientras que la regularidad y el diseño axial son "jo­
cada ser humano o hasta dónde ésta depende de los viales" y "razonablemente alegres". Las ruinas son
elementos subjetivos que entran en juego para su in­ de por sí irregulares, y según Hulme, "vitales"; pero
terpretación personal. En otras palabras, ¿somos igua- para casi todos los hombres no son sino ruinas y, por
tanto, melancólicas y acompañadas de un sentimiento
4 Véanse pp. 113-114. de cosa marchita. Lo gótico es irregular, pero 1,or
5 Véase p. 121.
182 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE NATURALISTA Y OPTI!11IS!l10 18 3
su carácter "monástico" es melancólico. El estilo clá­ vientos soplando por las escalofriantes bóvedas. Era,
sico es regular, pero por recordar las glorias de Gre­ comenta Dorothy Wordsworth, "muy parecido a Wi­
cia, Roma y el Renacimiento es al� gre, re�o�fortante. lliam cuando le conocí".
El ja rdín formal debiera de habe� sido pes1m1sta; pero Coleridge creyó necesario recordar a sus contempo­
, ,
por haber sido el lugar de reumon de la moda y el raneos que:
producto de la riqueza, tomó un aspecto de deslum­ En la naturaleza no hay nada melanc6lico,
brante alegría obligando a las "almas sentimentales"
a huir hacia los solaces irregulares de las montañas y puesto que
las selvas, "melancólicos y tristes" por los riesgos
y pobrezas que abr igaban. Nuestras son sus vestiduras nupciales y nuestra su mortaja.
¿Podríamos decir que tal gusto era una escapato­ En el afio de 1782 Warton, en una palinodia, se
r ia? ¿O es que a causa de que el período e ra de me­ retracta de "los esfuerzos equivocados del bardo me­
lancolía, encontraba un antídoto en lo reconfor tante lancólico" que ha preferido "las a rtes góticas" a "la
de la naturaleza curvilínea? Esto, por supuesto, invier­ justa proporción y la línea verdadera". Beattie, en
te la t eoría y es muy difícil aseverar que es verdadero. una carta a Lady Forbes, en 1722, dice: "Un país
Pues estos' amantes de la melancolía, de la soledad y montañoso, el océano, el cielo, la meditación y el re­
de lo pintoresco, difícilmente habrán creído �ue el cogimiento, y a veces objetos e ideas melancólicas,
.
graznar de sus lechuzas en los osanos era una alegre tienen encanto para mis ojos."· Burton en 1628, Ber­
nota". P ensaban que una gran cantidad, si no todas, keley en 1713, Thomson en 1748, convienen en que
de las cosas i rregulares, incluyendo las de la natura­ no hay nada tan expresivo de la "melancolía" -el
leza eran melancólicas y precisamente por esa melan­ sentimiento de la pequeñez y fugacidad humanas­
colí;, bellas. Puff, en el Critic, insinúa "zalameros como el océano, las montañas, los bosques, los ríos.
arroyuelos corriendo entre arboledas de ensueño". Evelyn habla de Groombridge como "un sitio melan­
En Clandestine Marriage ( 1766) Sterling dice: cólico, con bastantes árboles y agua" y aúna los epí­
" ¡ Ay de míl Aquí no hay ninguna de vuestras ,líneas tetos "agradable, melancólico y agreste" con los
rectas -sino que todo es buen gusto-, z1g-zags arroyos, las cascadas, las rocas. Finalmente, Pope, en
-vueltas y revueltas- entradas y salidas -izquierd� líneas que dirige en 1717 a Martha Blunt, expresa:
y derecha-, esto y de nuevo esto -y curvas y ven- "Nada pudiera tener de aquella melancolía que me
cuetos." placía tanto [como el paseo que hay entre Stonor y
Thomas Warton, en Pleasures of Melancholy Oxford]. . . Yo pasaba por encima de altas pendien­
( 1747), describe, entre los platillos favoritos de la tes, cuyas crestas estaban coronadas de arboledas y
melancolía, el cielo tempestuoso o sereno, el mar, las cuyas faldas se bañaban en scr peantes riachuelos,
selvas, las fuentes cubiertas de musgo, la nota del y escuchaba la caída de las cataratas (7) abajo y el
buho, la tumba vacía. Todo ello le recordaba el ver­ murmullo de los vientos a rriba". Quienes conozcan
so "este correr de las cosas, estos deleites vanos". la región de Chiltern comprenderán que un estado
Beatlic, en su The Minstrel ( 1771), también nos melancólico no sólo de termim1ba fas preferencias, sino
había con amor de los osarios y de los buhos y de los lo que se veía.
184 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA
ARTE NATURALISTA Y OPTIMISMO 185
Tomemos ahora un ejemplo más reciente: Hulme
los demás objetos menores aparecían mezquinos e
posiblemente estaba en l?, jus!o cuand� d�cía que
insignificantes." 6
el período de "postguerra sena de desilu�ión. Sus
Por otra parte, la fecha de 160 5 no es probable­
conclusiones eran que el gusto entonces sena de arte
formal, si no geométrico .. ¿Cuál fué la pintur� que mente la de un período de desilusión; de cualquier
manera, Bacon creía en el progreso cuando escribía
en la exposición de B�rlmgton. Ho�se, despue� de 1
The Advancement o{ Learning. Con todo, deseaba
la primera guerra mundial, entusiasmo a .1 os cnticos?
que "las estrellas hubiesen sido colocadas en un o:den
No el estático Aguador de Velazquez 111 nada del
1

estilizado Vermeer, sino El Greco con su vitalidad aun más agradable y bello, a la manera de los calados en
más exagerada que la del Correggio, sus aleteos y re­ los techos de las casas".
Creo que el hombre encuentra en las formas lo
molinos de piernas, alas, telas y dedos.
que él quiere encontrar. La misma luz del sol puede
Varias conclusiones alternativas pueden obtenerse afectarme con diferencias mayores, según me parezca
de tales consideraciones: que se trate de una mañana gloriosa o de un atardecer
O nuestros escritores del xvm y nosotros somos solemne que las crestas de las montañas según las
una partida alegre que siente fruición por �o irr�­ tome p�r ·torres o por cúpulas. La juventud ávida
gular ( claro que contra esto se destacan con v10lencia lo mismo puede concebir esperanzas en Chartres que
los buhos y los osarios, Auden y El Greco) o la na­ en el Partenón, al contrario de la vejez, que en
turaleza y el sérpenteo son en verdad cosas tétricas una o en otro puede. hallar paz y retiro. En 1790
en comparación con la alegría de los parterres de probablemente Burke no sentía, como Wordsworth,
Blenheim (Hulme, sin e��argo, pare�e demost.rar, que "el mundo entero vestía la belleza de la prome­
a tono con su tesis, que lo ultimo no es cierto), o bien, sa". Sin embargo, cuando ya Wordsworth había apren­
como me parece, la clase de experiencia es�ética que dido bien lo que era la mortalidad del hombre y a
los hombres experimentan frente a un ob¡eto dado ver que nuestros años ruidosos no son sino descansos
depende muy poco de lo que éste es en sí y mucho fugaces del silencio eterno, aun entonces no abando­
de lo que aquéllos son por el m�mento y de 1� n:i�­ naba las fuentes, las praderas, las colinas y las arbo­
nera, por consiguiente, como se mterprete el sigmfi­ ledas para ir a refugiarse en el arabesco.
cado del objeto. Shakespeare era un hijo del Renacimiento que se
El obispo de Banaor, Thomas Herring, escribía en deleitaba, como nunca nadie, ante el hombre y las
1738 a W. Duncome° acerca de un viaje por Gales, y peripecias del universo; no obstante, sin abandonar
le decía que estaba "agradablemente aterroriz�do,, con la naturaleza por la geometría, habló de:
algo que parecía como sobrante de una creación , lo
que le hacía "sonreír ante los pequeños refinamientos Bare ruined choirs where late the sweet birds sang.7
del arte"· y Lord Lyttleton, al describir el mismo Herrick no fué un místico asceta, y, precisamente
lugar en Í756, dice: "La grandiosidad del océano, q�e porque amaba la vida y las flores, pudo decir:
es como la de la montaña, formaba un escenano 6 He tomado estas dos citas del libro de Allen, Tides in En­
majestuoso y solemne; ideas de inmensidad llena?an glish Taste (Harvard, 1937).
y exaltaban nuestras mentes ante su contemplación; 1 ("Desnudas ruinas de los coros donde al atardecer cantaban
tiernos pajarillos,")
186 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA ARTE NATURALISTA Y OPTIMISMO 187
Fair daffodils, we weep to see "Los negros hados están prestos: el uno con la
You baste away so soon. sentencia de la triste edad, el otro con la de la muer­
te. . . Ivlas una vez que el señalado tiempo de la ju­
\Ve have short time to stay as you, ventud pasa, mejor es morir al instante que vivir."
\Ve have as short a spring, Sabemos que tres de las más intensas expresiones
As qtiick a growth to meet decay d� pesimismo son griegas. La primera es de Teog­
As you or anytliing. 8 n1s: 13
"Lo mejor para los hijos de los hombres es no
No hay melancolía más profunda por lo transi­ nacer ni ver la luz del sol, y si nacen, cruzar rápida­
torio de las cosas que las estelas y tragedias del apo­ mente las puertas de la Muerte y yacer en e; seno de
geo griego; 9 pero su melancolía no está expresada en la pesada tierra."
estilo formal o geométrico, sino en relación con la Las otras dos son ele la antología:
naturaleza. Y la naturaleza es la consolación que de­
liberadamente recomendaba Menandro: Odio este mundo incomprensible 14
"Llamo el más feliz de los mortales a quien re­ y
gresa pronto al lugar de donde vino después de ver
las solemnes bellezas del mundo, el sol común, las Todo lo que ocurre es burla, cenizas, nada, porque todas
estrellas, el agua, las nubes, el fuego. Si vivieras cien las cosas han nacido de la insensatez.15
años, siempre tendrías esto ante tus ojos; y si pocos,
nada verías tan sublime como esto." 10 Pero quizás el argumento más fuerte contra Hulme
Y con referencia a la naturaleza es como Homero es que la "esperanza", una de las virtudes cardinales
expresó la tragedia humana: del cristianismo, es en griego cuando la pa­
"Como la generación de las hojas, así es la de labra se usa sin limitación alguna, el nombre que se
los hombres. Esparce al viento las viejas hojas por la aplica con más frecuencia a algo cuya "fuerza reside
tierra, y las selvas, reverdeciendo, producen otras al en la desesperación" .1s
llegar la primavera; de igual suerte, una generación Un pueblo que hablaba así ciertamente no tenía
humana florece y otra se marchita." 11 confianza en la vida.
Y Mimnermo 12 elabora el mismo símil, conclu­
yendo:
a ( "Dulces asfodelos, lloramos al veros - tan presto partir ...
Como vosotros, poco tiempo tenemos para vivir, - corta primavera
para gozar, - igual rápido crecer, y morir - como vosotros o
cualquiera otra cosa también.")
9 Véase Ruskin, "The Lance of Pallas" ( en Modern Painters),
y Butcher, ''The Melancholy of the Greeks" ( en Aspects of the
Greek Geni11s). 13 425.
10 ''Y'no�ohrwfo,;, frag. 2. 14 Antol. Pal., x.
11 Ilíada, VI. 15 Ibid., x, 124. Véase cap. XV, 3.
12 Frag. 2. 1s Tucídides, II, LXII y V, cm.
LO CLÁSICO Y LO ROMÁNTICO 189
cie) de SirPhilips Sidney." En 1700 un personaje
Apéndice D de la obra de Rowe titulada Ambitious Stepmother
apostrofa de esta suerte: "¡Obtuso y romántico ho­
LO CLASICO Y LO ROMANTICO nor!" �n 1705 Addison, en su On Italy, quizá aplique
f,ºr pnmera vez el término a la naturaleza pura:
En las citas que se ofrecen a continuación se han Los desiertos [entre Marsella y Génova] han sido
puesto en itálicas- las palabras más sintomáticas. famosos por la penitencia de María Magdalena .. .
Evelyn, en su Diary para el año de 1654, comenta Es un lugar tan romántico . . . irregular, desfigurado."
de una heredad que "si se arreglara como debiera, po­ Y en 1712, en el Spectator (N9 303), el mismo autor,
.
dría convertirse en el lugar más romántico y agra­ tnunfalmente, selecciona como "finamente romántico"
dable". el pasaje del Paraíso perdido que dice:
En 1659 A. Wood, en su Life and Times, mencio­
na "una vieja casa en un lugar romántico (romancey)... Thammuz carne next behind
para refrescar la mente con un paseo melanc6Jico" , 1 Whose annuaI wound in Lebanon aliur'd
y en el mismo año, H. More, en su ImmortaJity of the The Syrían damsels to lament bis late
SouJ, escribe acerca de "esa Imaginaci6n tan libre, In a;11orous ditties alI a summer's day.
como la que usamos en las invenciones románticas Wh1le smooth Adonis from bis native rock
(Romantick)". Ran purple to the sea suppos'd with blood
Boyle, en 1665, habla de "una historia románti­ Of Thammuz yearly wounded; the love tale
ca" (Romantick), y Pepys, en su Diario de 1666, Infected Sion's daughters with like heat,
Who.se wanton passions in the sacred porch
describe Windsor como "el castillo más romántico Ezek1el saw, when by the vision led
del mundo" y cuenta de una tripulación que solicitó His eye survey'd the dark idolatries
permiso para vengar la muerte de su capitán con un Of alíenated Judah.2
ataque desesperado, "un caso extraordinario, uno de los
más románticos (romantique) que haya yo oído en En 171? Pope escrib� a lady �· W. Montagu:
mi vida y que no hubiera creído . . . Difícilmente pude .
"Cuanto mas exammo m1 mente mas romántico me
abstenerme de llorar" . En 1678 Cudworth, en su encuentr?. . . así �s como dicen que es aquel que
Intellectual System, describe la "Teología de Epicuro" .
admira una cosa fma o bien la alaba." En 1733, tal
como romántica (Romantical). En 1679 Evelyn, en
su Diario, dice que la casa del Duque de Buckingham 2 ("Atrás venía Tamuz, - cuya herida anual en el Líbano
en Clifden es "un objeto romántico y enteramente atraía - a las doncellas de Siria para lamentar el sino de él _
responde a las más poéticas descripciones de sole­ en amorosas quejas todo un día de estío. - Mientras el imberbe
dad ... e imaginaci6n". En 1685 el WiJtshire de Adonis desde su roca oriunda - hacia el mar corría teñido en san­
Aubrey dice: "La Arcadia está cerca de Vernditch gre que se suponía - era de Tamuz, herido cada año; el ardoroso
amor - contagiaba a l�s hijas de Si6n con semejante celo, _ y
y Wilton, y estas planicies y bosques románticos cuyas desenfrenadas pas10nes desde el pórtico sagrado - Ezequiel
(romancey) elevaron sin duda la fantasía (phan- veía, al mismo tiempo que, en profecías, - repasaba las negras ido·
latrías de Judea enloquecida.")
1 Véase el Apéndice C.
188
190 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA LO CLÁSICO Y LO ROMÁNTICO 191
vez en recuerdos de la Italy de Addison citada antes, nosotros llamarnos romántico. . . A veces construyen
dice (Moral Essays, Ep., II) : pasajes subterráneos por donde pasan rápidas corrien­
tes, cuyo turbulento ruido llama la atención del re­
Let then the fair one beautifully cry, cién llegado, que no adivina de dónde procede . . . ame­
In Magdalene's loase hair and li�t�d e�e. nazantes rocas, oscuras cavernas, impetuosas cata­
Or dres't in smiles ot sweet Cec1ha shme,
With simp'ring angels, palms and harps divine. ratas." 4
En 1762 Hurd, en sus cartas sobre Chivalry and
Ú · f�n; �ro·w ·R��a;1tíc,' I must ;ai�t· it/
0 0

· Romance, se pregunta si no habrá "algo en la narra­


ción g6tica (Gothic Romance) adecuado en especial
En 1726, el obispo Butler -posiblemente influí­ al modo de ser del Genio". En 1770 Gilpin, en su
do por Cudworth, que mencioné arriba- pronuncia River \Vye, llama al Sitio de Arturo "romántico pero
un sermón en la Capilla Rolls ( Sermón VI) y dice: no pintoresco; frío, feo y rústico". En Humphrey
"Convertir el placer, la al� gría y la i?vialida�. . . en CJinker ( 1771), Srnollet dice que en Loch Lomond,
negocio nuestro. . . parecera el propósito de vida mas ,
comparado con los lagos suizos e italianos, "todo es
romántico que vez alguna se haya contemplado para sublime, silencio y soledad. Aquí todo es románti­
quienes consideran la naturaleza del hombre y nuestra co". En 1771 dos de los personajes del Man of Feel­
condición en esta vida." ing, de Mackenzie, dan con "una de aquellas figuras
En 1736 Hornee Walpole escribe a Lyttleton acer­ que Salvator hubiera dibujado. . . Las riberas estaban
ca de "un e�cantador jardín, muy silvestre, bien adap­ cubiertas de malezas fantásticas y en una de ellas se
tado a mis inclinaciones", y en 1739 Gray, en una alzaba un poste. . . Una roca, con algunas flores sil­
carta que dirige a su madre, describe la Grande Char­ vestres colgando, sobresalía en la parte alta, precisa­
treuse como "uno de los escenarios más solemnes, o mente arriba, donde dormía un soldado, lugar en el
más románticos y asombrosos que puedan contem­ que crecía el tronco de un árbol grande, cenizo por
plarse". En el mismo año J. Warton, en The Adven­ los años, y una de cuyas retorcidas ramas daba som­
turer ( N9 93), dice que "Shakesp�are ha lle;ado l? bra a su rostro mientras dormía. . . Harley notó que
romántico, lo maravilloso, lo salva¡e a la mas deli­ el ánimo romántico crecía dentro de él".5
ciosa extravagancia"; Spenser es un poeta romántico. En 1772 se ofrece un inesperado homenaje a la
En I 757 sir W. Chambers, en e} libro Designs ot creciente moda, en el Journey to the Western Isles,
Chinese Building, dice: de Johnson:
"Los artistas chinos distinguen tres clases diferen­
tes de panoramas, a los cuales dan los nombres de 4 En su Oriental Gardening ( 1772) usa la frase 'inaccesible al
agradables, horribles y fascinante�. Lo que ellos lla­ sol". En Kubla Khau, Coleridge usa la palabra "sombrío" así
man fascinante corresponde en cierto grado a lo que como todas las que he puesto arriba en itálicas. El profesor Lowes,
en The Road to Xanadu, parece no haber reconocido la significa­
a ("Dejad que la inmaculada llore bellamente, - como la ción de la congenialidad entre una descripción como ésa y la imagi­
Maadalena con el cabello suelto y los ojos en alto, - o ataviada nación romántica del poeta.
con" las sonrisas del dulce esplendor de Cecilia, - con ángeles ri­ 5 Que Harley diagnosticó correctamente su ánimo puede juz­
sueños, palmas y harpas celestiales. . . Si romántica se vuelve la garse comparando el pasaje con aquel otro muy famoso del "rena,
locura, debo pintarla yo.") cimiento romántico" en el Prelude IV, de Wordsworth.
192 INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA LO CLJ\SICO Y LO ROMJ\NTICO 193
"Era una ribera que a un novelista (writer of ro­ and t/ie rough castJe cast in giant mold,
mance) le hubiera gustado imaginar. No había en \Vith gothic manners got/iic arts explore,
Ami muse on the magnificence ot yore.
verdad árboles que susurraran sobre mi cabeza, pero a
mis pies corría un transparente arroyuelo. El día es· . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Sudden the sombrous imagery is fled,
taba tranquilo, el aire suave y todo era aspereza, si­ \Vhich late my visionary rapture fed¡
lencio y soledad. Frente a mí y del otro lado veíanse Thy powerfuJ hand has broke the gothic chain
elevadas colinas que, al impedir al ojo explayarse, And brougth my bosom back to trnth again,
forzaban a la mente a encontrar diversi6n por sí
misma." ·i,¿ t;n�h,· wh¿se. cha;m� de�e�ti�n;s �1�gi� �u�ll,'
En 1776 W. Hutchinson, en su Excursion to the And bmd coy fancy in a stronger speJl.n
Lakes, afirma que "las obras de Salvator Rosa me
recuerdan las románticas y rocosas regiones de Kes­
wick", y Gilpin comenta, en su Highfands of Scotland,
que "la gente llama pintorescas a las bellezas irregula­
res, románticas. En el siguiente año, J. More califica el
Thomson's Seasons de "a menudo tan salvajes y ro­
mánticas como los cuadros de Salvator". En la Au­
tobiography de Scott se hace un significativo recono­
cimiento ·-refiriéndose aparentemente al año de
1780- de un "escenario romántico, o lo que me pro­
porcionó al menos un placer semejante, lugares famo­
sos por notables acontecimientos hist6ricos". En un
pasaje posterior junta las palabras intrépido y ro­
mántico.
Llegamos ahora a lo que puede llamarse el Iocus
cfassicus de lo romántico, así no se mencione en la
composición esta palabra. El motivo fué la conver­
sión o apostasía de T. Warton originada por el vitral
que pintó Reynolds para 1a capilla del New College '.' ("De bárbara edad enamorado, - tunante ya sin fe en los
,
clas1cos texto�, - he anhelado hallar el simple ritmo - de viejas
en 1782: .
arpas y desc�frar antiguas trovas; - presenciar rituales fiestas y
c�ballerescas Jnstas - que adornan los viejos días de la heroica Al­
For long enamour'd of a barbarous age, b1ón; - contemplar las decoradas salas de arrojados nobles - y
A faithless truant to the classic page, los �oscos castillos de gigantescas formas; - y con g6ticas �aneras
Long have I lov'd to catch the simple chime ad,'.11 1rar las artes góticas, - y meditar en la magnificenda de an­
Of minstrel-harps, and spell the fabling rhyme; ta:10. . . Se �esvanece� . de �ronto las imágenes sombrías - que
To view the festive rites, the knightly play ah �1entaba m1 rapto v1s10nano: - Tu poderosa mano rompió la
gótica cadena -· llevando de nuevo a la verdad mi pecho. , . A
That deck'd heroic Albion's elder day; la verdad cuyos encantos calman los engaños mágicos - y atan a fa
To mark the mouldering halls of barons bold, recatada fantasía con un hechizo más fuerte.")
BIBLIOGRAFÍA 19 5
Lipps: Einfühlung, innere Nachahmung und Or­
ganempfindungen** (en "archiv für die Gesamte
BIBLIOGRAFfA
Psychologie", 1, rv) .
* Indica obras que pueden servir de introducci6n. Clive Bell: Art.
** Indica obras de importancia filos6fica o hist6rica. R. Fry: Vision and Design.
Alexanaer: Beauty and Other Forms ot Vaiue
Hulme: Speculations.
A Rich�rds: Principles ot Literary Criticism.
AUTORIDADES H1STÓRICAS Carntt: What is Beauty?*
Collingwood: Principles of Art.**
Plat6n: Hipias Mayor.'�
- La República,** 400-2, 597-607. e
Arist6teles: Poética * ** (IV, VI, VII, IX) .
TEXTOS DE REFERENCIA
Longino: De lo Sublime** (XXXV, XXXIX).
Addison: Spectator (411-14,418,420, 421).
Hume: Treatise of Human Nature** (II, r, n). Bosanquet: History of Aestbetics.
- Essay XXIII, The Standard of Taste. Carritt: Theory ot Beauty.
Burke: The Sublime and Beautiful. ** Croce: Estética, Parte 11.
Kant: Crítica del Juicio** (1-11, 14-17, 23, 25, Robertson: Genesis of Romantic Theory.
28). Hussey: The Picturesque.*
Wordsworth: Preface to Lyrical BalJads * * ,,
(1800).
- Essay Supplementary to Preface (1815).
Schopenhauer: El mundo como voluntad y como
representación (III, párrafos 38-52).
- Suplemento (cap. XXIX).
Hegel: Estética** (Introducci6n).
Tolstoi: ¿Qué es el arte?*

B
AUTORES CONTEMPORÁNEOS

Santayana: The Sense of Beauty.


Bergson: La risa.**
A. C. Bradley: Poetry for Poetry's Sake * ** (Ox­
ford Lectures) .
Croce: Breviario de Estética *�'
194
Introducción a la estética, de Edgar Frederick Carritt,
se terminó de imprimir y encuadernar en octubre de 2018
en Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. (IEPSA),
calzada San Lorenzo, 244; 09830 Ciudad de México.
El tiraje fue de 3 200 ejemplares.

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