Resumen Modelo de Leventhal

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¿En qué consiste el Modelo Autorregulatorio del Sentido Común?

El MSC hipotetiza que los individuos crean representaciones mentales de su

enfermedad, basados en las fuentes de información, abstractas y concretas, con la

finalidad de poder darle sentido y manejar el problema. Así la interpretación de la

información es el primer paso en la búsqueda de ayuda, la selección de un mecanismo

de afrontamiento, o la adopción de un régimen terapéutico para manejar la enfermedad

(Bishop y Converse, 1986).

La representación de la enfermedad se nutre de tres fuentes básicas de

información (Leventhal et al., 1980; Leventhal et al., 1984). La primera es la

información laica sobre la enfermedad, que la persona ha asimilado por contactos

sociales y conocimiento cultural previos. La segunda se refiere a información del

ambiente social externo, tales como otros significativos o ‘autoridades’ como el médico

o los padres. Finalmente, el individuo completa su representación incorporando su

propia experiencia con la enfermedad. La ‘experiencia actual’ se refiere a la

información sintomática y somática basada en las percepciones previas y actuales con la

enfermedad, e incluye la eficacia de los medios utilizados con anterioridad para

afrontar el problema. Factores como personalidad y nivel cultural también son

importantes (Diefenbach y Leventhal, 1996).

La información de estas tres fuentes contribuye a formar una representación

individual de su condición en un proceso de dos niveles. Leventhal (1990) afirma que el

proceso de construcción de estas representaciones es simétrico, y que en él se hacen

vínculos entre las fuentes concretas y abstractas de información. Así por ejemplo,

1
Tomado de Pino-Ramírez, G (2009) Las Emociones en la Adherencia al Tratamiento Médico:
Una aproximación desde el Modelo Autorregulatorio del Sentido Común. Protocolo de Tesis
Doctoral. Doctorado en psicología. Universidad Central de Venezuela.
experimentar un síntoma puede llevar a una persona a buscar en su memoria semántica

información que vincule este síntoma con aquellos, almacenados en la memoria, que

están asociados a un diagnóstico o etiqueta. Esto lleva al individuo a crear

representaciones esquemáticas de la enfermedad vinculadas a etiquetas abstractas. Este

esquema está basado en evidencia concreta y lleva a una búsqueda de síntomas

corporales concretos relacionados con la condición diagnóstica.

Para Leventhal esta regla de la simetría es automática e intuitiva. En última

instancia, la percepción e interpretación de las diferentes fuentes de información llevan

a una construcción de la representación de la enfermedad por la vía de un proceso

conceptual simétrico (abstracta y preposicional) y esquemático (concreto y perceptual).

Los contenidos de la representación de la enfermedad han sido establecidos por

algunos investigadores, utilizando entrevistas abiertas (Linz et al., 1982; Meyer et al.,

1985). Estos contenidos pueden ser ordenados en cuatro temas o dimensiones lógicas:

Causa, consecuencia, identidad y duración.

La dimensión causa representa las creencias sobre los factores que son

responsables del origen de la enfermedad. Las investigaciones en representaciones de la

enfermedad han identificado diversos tipos de factores causales y dimensiones

subyacentes, que han sido derivadas intuitivamente o por análisis factoriales. Algunos

ejemplos de estas causas son: biológica, cuando se refiere a cuestiones como el sistema

inmunológico, gérmenes o virus (Heijmans, 1998); emocionales, tales como estrés y

depresión (Moss-Morris et al., 1996); ambientales, como polución y agentes químicos

(Heijmans, 1998; Heijmans and De Ridder, 1998) y psicológicos como actitud mental,

exceso de trabajo y personalidad (Moss-Morris et al., 2002; Rutter y Rutter, 2002).

Existe cierto solapamiento entre los diversos tipos de causas; así por ejemplo, el

estrés y la depresión aparecen, tanto como causas emocionales, como representando


causas psicológicas. Estos hallazgos han llevado a examinar la dimensión causal desde

perspectivas diferentes, entre otras cosas porque su relación con las dimensiones de la

representación ha sido difícil de interpretar. Algunos investigadores utilizaron medidas

donde cada dimensión causal constaba de un solo ítem para evitar estos conflictos

(Kemp et al., 1999; Stein et al., 2001). Otros investigadores han enfatizado la necesidad

de diseñar ítemes de la dimensión causal para enfermedades específicas (Moss-Morris

et al., 2002). En la presente investigación se diseñará un instrumento específico para

evaluar la representación de la HTA en los sujetos muestrales.

La dimensión consecuencias de la enfermedad se refiere al impacto que esta ha

tenido en la calidad de vida del sujeto, o cómo afecta su capacidad funcional, por

ejemplo “Mi enfermedad me obstaculiza hacer ciertas cosas”. Algunas afirmaciones

pueden ser comparativas, por ejemplo “Mi vida es peor de lo que era, debido a mi

enfermedad”.

La dimensión identidad se refiere a las afirmaciones vinculadas a las creencias

sobre la etiqueta del padecimiento, por ejemplo “Creo que tengo gripe”, y el

conocimiento sobre los síntomas (“la gripe ocasiona dolores musculares y articulares”).

En la mayoría de los casos es evaluada por la sumatoria simple del autorreporte de

síntomas experimentados (“Durante su enfermedad usted ha experimentado alguno de

los siguientes síntomas..?”), más que la evaluación de las creencias que hacen la

distinción entre los síntomas patológicos de la enfermedad y los síntomas

experimentados.

La dimensión duración se refiere a las creencias del individuo sobre el curso de la

enfermedad (“Mi enfermedad es crónica”) y al escalamiento temporal de los síntomas

(El dolor es persistente”).


Algunos trabajos de investigación han llevado a la inclusión de otras dimensiones

de la enfermedad; las creencias sobre la cura o controlabilidad de la enfermedad (Lau y

Hartman, 1983). La dimensión cura/control se refiere a la sensación de empoderamiento

sobre la ejecución de conductas de afrontamiento (“Si yo tomo esta medicina, eso

ayudará a curar mi condición”) o la eficacia del tratamiento (“Tomar este medicamento

será efectivo para aliviar los síntomas de mi enfermedad”).

Leventhal et al. (1980) propusieron que el MSC era una modelo de “proceso

paralelo”, en el cual las personas típicamente hacen representaciones cognitivas y

emocionales simultáneas de su enfermedad. Así, una representación de la enfermedad

no solo compromete la dimensión cognitiva explicada previamente, sino también una

representación emocional la cual puede ser un factor determinante para los resultados

emocionales (Moss-Morris et al., 2002).

La figura 1 provee una representación esquemática del estímulo impacto de la

enfermedad en las representaciones cognitivas y emocionales de la enfermedad segú n

el MSC.

Las investigaciones sobre el MSC han indicado un patrón emergente de

intercorrelaciones entre las dimensiones. Este patrón provee evidencia sobre la validez

discriminante y de constructo de las dimensiones. En este sentido los estudios de

Heijmans (1998, 1999), Heijmans y de Ridder (1998, 1999) y Weinman et al. (1996)

mostraron, para un grupo de enfermedades, que las intercorrelaciones entre las

dimensiones del MSC fueron fuertes y significativas, pero no encontraron coeficientes

que indicaran un solapamiento conceptual.


Figura 1. Modelo Autorregulatorio de Sentido Común (Beléndez et al., 2005)

Los coeficientes fueron indicativos de la existencia de un patrón lógico y

sistemático de relaciones, mostrando que la identidad estuvo correlacionada alta y

negativamente con cura/control, pero positivamente con las creencias sobre la

cronicidad y seriedad de las consecuencias de la enfermedad.

Los hallazgos referidos sugieren que los participantes que representaron su

enfermedad como altamente sintomática y por tanto tuvieron una fuerte identidad,

habrían asociado que su condición era incontrolable, crónica y tenía consecuencias

serias para su estilo de vida. De manera similar, los pacientes que se percibieron a sí

mismos como teniendo un alto grado de control sobre su enfermedad, también vieron su

enfermedad como menos crónica y con pocas consecuencias.


Los resultados referidos proveen de evidencia preliminar sobre una tendencia

común en la manera en la cual quienes sufren una enfermedad organizan sus creencias

laicas acerca de su condición. Leventhal et al. (1980) sugieren que las personas

exhibirán un perfil típico de la representación de la enfermedad para cada condición

patológica de acuerdo con sus características sintomáticas y de cronicidad. Es por esta

razón que algunos investigadores apoyan el uso de análisis factorial para el estudio de

los instrumentos que evalúan las cogniciones sobre la enfermedad, de manera que

puedan obtenerse categorías parsimoniosas del agrupamiento de sus cogniciones sobre

la enfermedad que sufren (Turk et al., 1986; Heijmans, 1999).

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