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Atado al escritorio
Borries se pasó los años que duró la enseñanza
secundaria deseando ser arquitecto. Después de
pensarlo mejor, sus intereses lo llevaron hacia el campo
del urbanismo. Borries reconsideró su decisión al
temer estar siempre atado a su escritorio. Sonríe
irónicamente al darse cuenta de que su trabajo como
diseñador gráfico también es sedentario.
En los genes
Borries es el único hijo de dos diseñadores gráficos.
Participó en un concurso de diseño gráfico de su ciudad
(que ganó) y con 21 años solicitó plaza en un curso de
diseño gráfico en Berlín y otro en Potsdam.
Ruido de fondo.
"No podría citar a ningún ídolo del diseño". Sin embargo,
los impresionistas tardíos le gustan. Admite que hojea
revistas de diseño y visita galerías y exposiciones, pero
lo ve más como investigación que como inspiración,
pero casi nunca ve algo que quiera repetir. De todas
formas, en general, sería inapropiado hacerlo.
Diseño de información
A Borries no le gusta que lo definan como un "diseñador
de información'', y es comprensible, porque se ha
convertido en un término sobreutilizado y mal definido.
Por una parte, es sinónimo de trabajo diseñado para
transmitir conocimientos prácticos y útiles, de modo que
los sistemas de señalización, los horarios y las
representaciones esquemáticas de todo tipo entran en
esta categoría.
Una tarde, Borries estaba sentado en la cocina de su
novia en Zúrich pensando en posibles temas para su
tesis cuando vio un cuaderno de notas para anotar
mensajes telefónicos. Borries quedó hechizado por su
diseño ligero (el reloj sin manillas esperando ser
rellenado, las instrucciones en alemán y en francés, la
longitud de las líneas de rayas). Al mirarlo más
detenidamente, Borries empezó a preguntarse si su
tesis podría investigar este y otros artículos efímeros,
funcionales pero también estéticos.
Borries investigó formularios tanto antiguos como
actuales, citando una carta de indulgencia del siglo xv
como uno de los primeros ejemplos (las indulgencias
eran concedidas por la Iglesia medieval como remisión
de los pecados, y consistían en un documento
preimpreso con un espacio vacío para ser rellenado con
el nombre del comprador).
Para los ejemplos modernos, Borries pidió a veinticinco
diseñadores actuales que le prestaran sus diseños para
analizarlos e incluirlos en su tesis. Borries estaba
interesado en incluir la máxima variedad de ejemplos
posible, considerando que formulario era todo aquello
que incluye una parte por rellenar a mano o a máquina,
sobre papel o en una pantalla.
Pidió no sólo formularios de negocios y administrativos,
sino también respuestas postales a envíos, tiques,
cuestionarios, certificados, etc.
Escribir y diseñar
Incluso para un autor/diseñador experimentado, la
magnitud y el potencial de un proyecto de libro son
enormes. Quizás éste sea el motivo por el que muchos
diseñadores gráficos veneran los libros, porque les
ofrecen la oportunidad de ser inmortales.
Borries tuvo dificultades a la hora de elegir el formato de
su libro. Sabía que el formato A4 era la opción evidente,
porque muchos formularios son de este tamaño, pero no
era lo ideal: "No es un formato muy atractivo. Sabía que
no podía mostrar los ejemplos a tamaño real, porque
eran muy grandes y voluminosos, y que las
proporciones no eran adecuadas, pero por otro lado es
un libro sobre diseño de formularios, de modo que el A4
era el formato adecuado".
Cubierta -
Todas las editoriales prestan una atención especial al
diseño de las cubiertas. En el libro, éstas se consideran
como el equivalente a un imán, diseñado para resultar
irresistible para el lector interesado. Generalmente, los
diseñadores sólo presentan un concepto global para el
interior del libro, mientras que hacen tres o más
propuestas de cubierta. No fue hasta que el libro estuvo
a punto de ir a imprenta cuando dio con la solución
correcta: De pronto, me vinieron las rayas a la cabeza,
así como la idea del adhesivo, que parece un recibo de
caja puesto en la esquina de la cubierta.
Borries tuvo que reescribir de forma considerable su
estudio académico para convertirlo en un libro accesible
que interesara a un gran número de lectores de libros de
diseño.
El coste de la producción
Aunque es un negocio rentable, la edición conlleva
ciertos riesgos económicos. En realidad, los libros que
triunfan sirven para financiar muchos otros menos
lucrativos. Los honorarios del autor y del diseñador se
pagan mucho antes de realizar las ventas, y lo mismo
pasa con las facturas de la impresión y la producción.
Una forma de reducir estos costes para las editoriales
es tener una participación en las imprentas que
imprimen sus libros, y otra es subcontratar la producción
a otras partes del mundo más económicas.
Borries se sintió privilegiado de poder publicar primero
en Alemania, porque los libros más caros, dirigidos a un
número de lectores más reducido y selecto, son
habituales en ese país. "A las editoriales no les
preocupa que sus libros sean más caros que la mayoría,
porque la gente los compra."