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TEST DE BENDER
INTEGRANTES: Diego Ivan Cori Aruquipa
Juan de Dios Yamil Lima Salgado
Kenia Quispe Nina
Wara Karen Pacajes Mamani
Carla Estefany Gutierrez Quispe
Juan Carlos Perez Condori
SEMESTRE: 5º Paralelo B
EL ALTO – 2021
HISTORIA
Este test fue creado por la psiquiatra norteamericana Lauretta Bender entre los años
1932 y 1938, basándose en los principios teóricos de la Gestalt. Según este enfoque, el
organismo no reacciona a estímulos locales con respuestas locales, sino que responde
a conjuntos de estímulos con un proceso total.
Pese a que el enfoque del que parte sea hoy en día muy criticado, lo cierto es que el
test de Bender se considera una muy buena herramienta para detectar problemas del
desarrollo, considerándose una excepción dentro de los test propuestos por la Gestalt.
Es un instrumento muy fiable y válido, y que además presenta alta correlación con otras
pruebas psicológicas, entre ellas el WISC. Es muy usada también porque implica muy
poca intrusión para los niños, puesto que lo único que tienen que hacer es copiar los
dibujos del test.
El test de Bender se utiliza para evaluar la función gestáltica visomotora, tanto en niños
como en adultos. En niños de entre los 4 y 11 años, éste se puede detectar retraso en
la maduración, madurez para el aprendizaje, diagnosticar lesión cerebral y retraso
mental. En los adultos permite detectar lesión cerebral y dificultades perceptuales o
visomotoras. En niños y adultos se pueden evaluar algunos aspectos emocionales.
Indicadores emocionales
En el manual, afirmaron que el SCG requiere poco entrenamiento para lograr alta
consistencia, y que sería suficiente el aprendizaje de las instrucciones del manual,
específicamente como práctica autodidacta. Como evidencia de ello, los autores
solicitaron que un evaluador calificara 66 protocolos extraídos aleatoriamente de la
muestra de estandarización americana, y sus puntajes en copia y recuerdo fueron
comparados con un experto en el uso del Bender- II. Se obtuvieron coeficientes de
correlación iguales a 0.85 y 0.92 (respectivamente), lo que respaldó la posición de los
autores. Sin embargo, esta estimación solo respaldó la consistencia entre los
calificadores pero no el acuerdo entre los mismos, pues la correlación lineal solo es
sensible a los cambios en la motricidad de las respuestas pero no al cambio efectivo o
exacto en las puntuaciones. Adicionalmente, un documento de trabajo publicado
posteriormente al manual extendió la práctica de calificación del SCG con un ejemplo
detallado, que incluía explicaciones comparativas. Se podría argumentar que esta guía
adicional sirvió para complementar la necesidad de obtener mayor información
publicada en el manual un año antes, y proporcionar una mayor práctica y comprensión
de este nuevo método de calificación. Finalmente, los estudios previos sobre la
confiabilidad de la calificación en muestras independientes, obtuvieron elevados
coeficientes de consistencia, pero los calificadores recibieron sesiones de
entrenamiento; por lo tanto, estos resultados son experimentalmente diferentes.
El presente estudio tiene por finalidad evaluar la calificación del Bender-II mediante
calificadores sin entrenamiento en el instrumento y su sistema de calificación. El estudio
diferenciará la evaluación de la consistencia y del acuerdo, aspectos conceptualmente
distintos, y que tiene relevancia psicométrica y práctica para el profesional e
investigador. La consistencia y el acuerdo entre calificadores representan dos formas
de describir la precisión de los puntajes, pero se refieren a dos modelos diferentes que
pueden ser confundidos, y no necesariamente coexistir en la misma magnitud. Mientras
la consistencia entre los calificadores apunta hacia el ordenamiento diferenciado de los
sujetos (o estímulos), el acuerdo se refiere a la exactitud o concordancia de los puntajes
entre los calificadores y puede ser recomendado que ambos índices se reporten
conjuntamente para obtener una clara figura de la similaridad entre observadores.
Aunque esta diferenciación no fue reconocida en los estudios originales del Bender-II
algunos reportes independientes sobre la precisión de sus puntajes, han reportado
índices diferenciados de consistencia y acuerdo, pero en un contexto diferente al del
presente estudio.
Confiabilidad
En psicometría, el Alfa de Cron Bach es un coeficiente que sirve para medir la fiabilidad
de una escala de medida, y cuya denominación Alfa fue realizada por Cron Bach en
1951; aunque sus orígenes se encuentran en los trabajos de Hoy.
El alfa de Cron Bach permite cuantificar el nivel de fiabilidad de una escala de medida
para la magnitud inobservable construida a partir de la n variables observadas.
Formulación
El alfa de Cron Bach no deja de ser una media ponderada de las correlaciones entre las
variables (o ítems) que forman parte de la escala. Puede calcularse de dos formas: a
partir de las varianzas (alpha de Cron Bach) o de las correlaciones de los ítems (Alpha
de Cron Bach estandarizado). Hay que advertir que ambas fórmulas son versiones de la
misma y que pueden deducirse la una de la otra. El alpha de Cron Bach y el alpha de
Cron Bach estandarizados, coinciden cuando se estandarizan las variables originales
(ítems)
Este alfa siempre se hará por escalas de tal manera que, a modo de ejemplo, en el test
STAI de ansiedad rasgo y ansiedad estado publicado por TEA, se llevarían a cabo dos
índices de consistencia (el alfa correspondiente a ansiedad rasgo y el alfa
correspondiente a ansiedad estado). Ahora bien, para poder calcular la fiabilidad de un
test, este debe cumplir con dos requisitos previos:
A modo de ejemplo, ocurre que cuando se redacta un test con respuestas tipo Likert
(pongamos 0=nada a 3=mucho), se observan ítems de la siguiente forma:
Variabilidad en el formato y cantidad de las tareas aplicadas, aunque con una relativa
homogeneidad en el contenido, pues dependen curricularmente de las normas
educativas peruanas. Esto significa que las evaluaciones hechas por los profesores no
están estandarizadas, y las calificaciones obtenidas combinan valoraciones
cuantitativas y cualitativas de los profesores durante la asignación de las calificaciones.
Estas características pueden ser más ecológicamente validos en el contexto del
estudio, pues en Perú (y como posiblemente en otros países latinoamericanos) no se
tiende a aplicar rutinario medidas estandarizadas de rendimiento escolar.
La habilidad visomotora, tal como es evaluada por el TGB-M, es una función integrativa
de la habili-dad motora y de la percepción visual y aunque ambas con-fluyen en la
resolución de tareas visomotoras, no comparten elevada varianza con las puntuaciones
de integración visomotora. Además de lo anterior, la validez ecológica del TGB-M debe
ser evaluada, considerando que este aspecto es esencial para evaluar la utilidad de las
pruebas aplicables en la práctica neuropsicológica (García-Molina, Tirapu-Uztárroz &
Roig-Rovira, 2007). Por lo tanto, hay una pregunta de investigación pendiente de
responder respecto a la validez incremental del TGB-M junto a medidas independientes
de habilidad motora y de percepción visual.
Bibliografía