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ÍNDICE

Resumen...............................................................................................................................3
Palabras clave.......................................................................................................................3
1. Introducción.....................................................................................................................4
2. La educación en valores...................................................................................................8
2.1. Un enfoque integral.......................................................................................................8
2.2. El aporte de Max Scheler..............................................................................................8
2.2.1. Contexto histórico......................................................................................................8
2.2.1.1. Condiciones sociales ..............................................................................................8
2.2.1.2. El nivel de las ideas ................................................................................................9
2.2.2. Una concepción objetivista........................................................................................9
2.3. Nuevos enfoques.........................................................................................................10
3. El constructivismo pedagógico......................................................................................11
3.1. Principios articuladores...............................................................................................11
3.1.1. La orientación a la acción........................................................................................11
3.1.2. Aprendizaje por competencias.................................................................................11
3.2. El papel del docente....................................................................................................11
3.3. El papel del alumno....................................................................................................12
4. El estatuto epistemológico de las ciencias del espíritu..................................................13
4.1. El debate clásico.........................................................................................................13
4.1.1. El peso de la tradición holista..................................................................................13
4.1.2. La tesis idiográfica...................................................................................................13
4.2. El planteamiento de Max Weber como vía intermedia...............................................13
4.2.1. La causalidad adecuada............................................................................................14
4.2.2. La metodología ideal-típica.....................................................................................14
4.3. Situación actual...........................................................................................................14
5. Conclusiones..................................................................................................................15
6. Recomendaciones .........................................................................................................17
7. Bibliografía....................................................................................................................18

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Resumen

En el constitucionalismo estrenado tras la segunda guerra mundial, que denominaremos


neoconstitucionalismo y en el que se atribuye a la dignidad humana una importancia
jurídica de primer orden, han encontrado convergencia tanto el principio liberal como el
democrático, respectivamente orientados hacia la protección de los derechos
fundamentales de la persona y su participación en el poder político. Tanto los
ordenamientos constitucionales como los tratadistas establecen algún tipo de relación
directa entre la dignidad y los derechos fundamentales, pero no suele suceder otro tanto
en lo que tiene que ver con la organización democrática de la vida política.

Encontramos, por otro lado, que, muy a pesar de la gran relevancia jurídica atribuida al
concepto de dignidad, sobre él pesa alguna oscuridad y, por lo mismo, una buena dosis de
ambigüedad. A buen seguro que no es tarea de los constituyentes definir conceptos, tal y
como sabemos por el constitucionalismo principalista o la doctrina de la Constitución
abierta, pero sí es responsabilidad de los intérpretes constitucionales el esclarecimiento de
los mismos. Sin embargo, la doctrina incurre, a nuestro juicio, en un uso excesivamente
polisémico del término, lo que amenaza, a término, con vaciarlo de contenido.
Entendemos, por ello, que, en orden a comprender a cabalidad el Estado constitucional
democrático y social resulta útil una clarificación de ese concepto de dignidad humana
que constituye la raíz común jurídicamente objetivada en los dos principios que lo
configuran.

Palabras clave

Heteronomía, secuencia institucional, necesidades de aprendizaje, formación permanente.

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1. INTRODUCCIÓN

El personalismo comunitario, como decimos, ha llegado a ser ampliamente compartido


en nuestros días, pero no hemos de perder de vista que se trata de una concepción
antropológica que comenzó a abrirse paso durante la primera posguerra, en simultaneidad
cronológica y afinidad electiva con el movimiento en favor de la rematerialización del
derecho y del restablecimiento de la Constitución normativa.

Ya sabemos que en la premodernidad primó un esquema de comprensión teórica y de


efectiva organización social de tipo holista, es decir, de primacía del todo sobre las partes
o de la sociedad sobre los individuos, y, consecuentemente, una concepción funcional de
los seres humanos, quienes eran portadores de identidades marcadamente estamentales y,
por ende, jerarquizadas. Podríamos, pues, pensar que la concepción funcional de la
dignidad que es típica de tales sociedades se corresponde con una acentuación unilateral
de la dimensión social de la persona o, en otros términos, con una antropología
colectivista.

Queda igualmente dicho que la modernización social consistió, desde el punto de vista
antropológico que ahora nos incumbe, en la emergencia de la concepción ontológica de la
dignidad en detrimento de la funcional. Tal proceso, en el que los seres humanos fueron
dejando de ser considerados como valiosos en razón de su función social para pasar a ser
vistos como fines en sí mismos –lo que tiene como corolarios los ideales de libertad e
igualdad–, fue correlativo al de la progresiva sustitución del esquema social holista por
otro de tipo personalista, de corte más horizontal o menos jerárquico.

Ahora bien, la existencia de una consistente afinidad electiva entre el personalismo


comunitario y el neoconstitucionalismo nos induce a establecer una distinción entre la
primera y la segunda modernidad.

El personalismo comunitario, en el plano antropológico, y el neoconstitucionalismo, en el


jurídico-político, comenzaron a articularse en el período de entreguerras, pero sólo
alcanzaron éxitos prácticos a partir de 1945. Tras las unilateralidades en que incurrió la
primera modernidad, esta segunda se singulariza por una comprensión equilibrada de las

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dimensiones individual y social de la vida humana. La dignidad ontológica se predica
ahora de una persona cuya existencia entrelaza una dimensión individual y otra social,
desplegando consecuentemente sus efectos tanto en aquélla como en ésta.

Es claro que todo fenómeno humano de envergadura, y un cambio antropológico


ciertamente lo es, hunde sus raíces en épocas más o menos remotas de la historia,
apuntando a la siguiente formulación del problema: ¿cuál es el desempeño del proyecto
piloto de educación médica para Haití en el Centro de Educación Médica de Amistad
Domínico-Japonesa (CEMADOJA)?

Así, puesto que el nuevo constitucionalismo ha logrado liberarse del individualismo


antropológico, se procede a efectuar la siguiente sistematización del problema:

● ¿Cuál es el grado de conocimiento sobre las diferentes modalidades diagnósticas que


manifiestan los participantes al inicio y al final del curso de diagnóstico por imágenes?

● ¿Cuál es la disponibilidad de equipos radiológicos que, según los participantes, tienen


sus respectivos sus centros de trabajo?

● ¿Cuáles son las necesidades de aprendizaje de los participantes del curso, tomando en
cuenta las necesidades particulares de sus centros de salud?

Desde la perspectiva de este razonamiento, se propone el siguiente objetivo general:


analizar el desempeño del proyecto piloto de educación médica para Haití en
CEMADOJA.

El modelo del Estado constitucional democrático y social se fundamenta sobre tal idea de
la dignidad humana, lo cual conduce a adoptar los objetivos específicos indicados a
continuación:

● Identificar el grado de conocimiento sobre las diferentes modalidades diagnósticas que


manifiestan los participantes al inicio y al final del curso de diagnóstico por imágenes.

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● Determinar la disponibilidad de equipos radiológicos que, según los participantes,
tienen sus respectivos centros de trabajo.

● Especificar las necesidades de aprendizaje de los participantes del curso, tomando en


cuenta las necesidades particulares de sus centros de salud.

La irrupción del cristianismo en el mundo grecolatino significó un fuerte impulso


antropológico de cara al reconocimiento tanto de la subjetividad personal y valor absoluto
del ser humano como de la unidad de la humanidad y, por consiguiente, de la igualdad y
fraternidad de todos sus miembros.

También la reacción antimoderna permite confirmar, aunque indirectamente, la tesis del


carácter específicamente individualista de la sociedad moderna. Encontramos, en efecto,
que los críticos de la modernidad han situado en su punto de mira precisamente al
emergente sujeto, aquel ser humano cuya identidad es fuertemente individual y que se
considera capacitado para determinar su propia vida tanto en el ámbito privado como en
el público.

La nueva burguesía del siglo XVIII (grandes comerciantes relacionados con el extranjero,
empresarios de manufacturas, banqueros, funcionarios públicos y de la enseñanza,
profesionales liberales y literatos), que vio obstaculizado el desarrollo de sus
potencialidades por los límites estamentales, por los vínculos feudales y corporativos y
por el intervencionismo estatal, comenzó a reflexionar críticamente sobre el vigente
orden social en clave de libertad entendida como autodeterminación individual. No se
trataba ya de reorientar la estructura de privilegios en beneficio propio, sino de allanar la
jerarquía estamental de acuerdo con el principio de igual libertad para todos.

Para completar el panorama de aquellos primeros regímenes democráticos es necesario


aún señalar que la Europa del siglo XIX estuvo profundamente marcada por el principio
de la supremacía de la ley en el ordenamiento jurídico.

Tampoco las culturas tradicionales diferentes de la occidental alumbraron el tipo de


concepción de la dignidad que llamamos ontológica. Las referencias que en ellas pueden

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encontrarse constituyen antecedentes de carácter muy remoto y operan siempre sobre en
el marco de una concepción holista de la sociedad y, por ende, de una visión funcional
del ser humano singular.

Sostenemos, más aún, que el papel desempeñado por la moderna concepción de la


dignidad en el modelo del Estado constitucional democrático y social es realmente
fundacional, hasta el punto de poder éste ser concebido como objetivación jurídica de
aquélla, independientemente de que los textos constitucionales atribuyan a la dignidad
humana un tal papel de forma explícita o, por el contrario, se limiten a establecer su
salvaguardia como fin del Estado o a normar el deber de protegerla.

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2. LA EDUCACIÓN EN VALORES

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

2.1. UN ENFOQUE INTEGRAL

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

2.2. EL APORTE DE MAX SCHELER

2.2.1. Contexto histórico

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

2.2.1.1. Condiciones sociales

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los

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textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

2.2.1.2. El nivel de las ideas

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constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

2.2.2. Una concepción objetivista

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,

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por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

2.3. NUEVOS ENFOQUES

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

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3. EL CONSTRUCTIVISMO PEDAGÓGICO

3.1. PRINCIPIOS ARTICULADORES

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

3.1.1. La orientación a la acción

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constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

3.1.2. Aprendizaje por competencias

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constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

3.2. EL PAPEL DEL DOCENTE

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los

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textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

3.3. EL PAPEL DEL ALUMNO

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
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por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

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4. EL ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO DE LAS CIENCIAS DEL
ESPÍRITU

4.1. EL DEBATE CLÁSICO

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla.

4.1.1. El peso de la tradición holista

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constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

4.1.2. La tesis idiográfica

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constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

4.2. EL PLANTEAMIENTO DE MAX WEBER COMO VÍA INTERMEDIA

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por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

4.2.1. La causalidad adecuada

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constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

4.2.2. La metodología ideal-típica

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

4.3. SITUACIÓN ACTUAL

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

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5. CONCLUSIONES

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ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

Encontramos, por otro lado, que, muy a pesar de la gran relevancia jurídica atribuida al
concepto de dignidad, sobre él pesa alguna oscuridad y, por lo mismo, una buena dosis de
ambigüedad. A buen seguro que no es tarea de los constituyentes definir conceptos, tal y

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como sabemos por el constitucionalismo principalista o la doctrina de la Constitución
abierta, pero sí es responsabilidad de los intérpretes constitucionales el esclarecimiento de
los mismos.

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6. RECOMENDACIONES

La doctrina incurre, a nuestro juicio, en un uso excesivamente polisémico del término, lo


que amenaza, a término, con vaciarlo de contenido. Entendemos, por ello, que, en orden a
comprender a cabalidad el Estado constitucional democrático y social resulta útil una
clarificación de ese concepto de dignidad humana que constituye la raíz común
jurídicamente objetivada en los dos principios que lo configuran.

El papel desempeñado por la moderna concepción de la dignidad en el modelo del Estado


constitucional democrático y social es realmente fundacional, hasta el punto de poder éste
ser concebido como objetivación jurídica de aquélla, independientemente de que los
textos constitucionales atribuyan a la dignidad humana un tal papel de forma explícita o,
por el contrario, se limiten a establecer su salvaguardia como fin del Estado o a normar el
deber de protegerla.

La doctrina incurre, a nuestro juicio, en un uso excesivamente polisémico del término, lo


que amenaza, a término, con vaciarlo de contenido. Entendemos, por ello, que, en orden a
comprender a cabalidad el Estado constitucional democrático y social resulta útil una
clarificación de ese concepto de dignidad humana que constituye la raíz común
jurídicamente objetivada en los dos principios que lo configuran.

La doctrina incurre, a nuestro juicio, en un uso excesivamente polisémico del término, lo


que amenaza, a término, con vaciarlo de contenido. Entendemos, por ello, que, en orden a
comprender a cabalidad el Estado constitucional democrático y social resulta útil una
clarificación de ese concepto de dignidad humana que constituye la raíz común
jurídicamente objetivada en los dos principios que lo configuran.

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7. BIBLIOGRAFÍA

Ander-Egg, Ezequiel (1993). Técnicas de investigación social. 23ra. ed., Buenos Aires:
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