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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental De Los Llanos Centrales ´´Rómulo Gallegos´´
Área: Ciencias Políticas Y Jurídicas.
San Juan De Los Morros
Estado Guárico.

LA ESTIPULACIÓN A FAVOR DE
TERCEROS

Profesor: Abg. Norberto Castro


Unidad Curricular: Obligaciones II

Bachilleres:
Rhona Morgado V-19221590
Norelbys Morales 19724941
Yommer Navas V-17062215
Flor Velásquez V-15710034
Wuilimer Gabazut V-20247573
4° año Sección 5 Fin de semana

Abril de 2021
Introducción

El contrato a favor de tercero pertenece a los contratos regulados en


nuestro país a través de la figura de la Estipulación a favor de tercero que a su vez
forma parte de la Declaración unilateral de la voluntad. Se trata de una categoría
de contratos en los que se establece una prestación o beneficio, bien o servicio a
favor de un tercero beneficiario, que debe estar identificado con suficiente certeza.
Su finalidad económica se plasma en un mecanismo que obtiene dos resultados:
el cumplimiento de una obligación por parte del promitente frente al estipulante
que ejecuta la prestación a favor del tercero, y que el estipulante vea satisfecho su
interés respecto del propio beneficiario a través del promitente. Esta figura tiene su
fundamento en la autonomía de la voluntad de las partes de un contrato, que, en
su propio nombre e interés, deciden atribuir todos o parte de los efectos del mismo
a un sujeto el beneficiario ajeno a la relación contractual. Tal punto de partida que
distingue esta figura jurídica de otras, como la representación, así como de la
atribución de beneficios a terceros ex lege es básico, en la medida en que pone de
relieve que el origen del derecho del tercero es el propio acuerdo o pacto de las
partes; o, en otras palabras, que tal acuerdo provoca la integración directa del
beneficio o derecho en el patrimonio del tercero.

El derecho del tercero solo surge en la medida en que estipulante y


promitente estén de acuerdo en conferírselo. Dicho de otra forma, las partes del
contrato del que surge la estipulación a favor del tercero deben estar de acuerdo
en conferir a éste un verdadero derecho a exigir la prestación que ha de ejecutar
el promitente, no siendo suficiente para entender que se ha acordado una
estipulación a favor de tercero con que del contrato resulte un mero beneficio o
una simple ventaja económica o material para un tercero. En caso de duda, sin
embargo, y ante las dificultades generales de determinación de la voluntad de las
partes y la falta de unanimidad en los diversos sistemas jurídicos respecto del
criterio de interpretación de tal voluntad, considero que hay que ser restrictivos en
la aplicación de esta figura y optar por no reconocer la existencia de un verdadero
contrato a favor de tercero, como solución menos gravosa para el deudor (el
promitente).

En el presente trabajo se ahondara más a fondo sobre esta figura tan


importante regulada en nuestro Código Civil y en otras leyes existentes en la
República Bolivariana de Venezuela.
Antes de dar un concepto específico referente al tema podemos decir que la
estipulación a favor de terceros tiene numerosas aplicaciones en la vida actual,
uno de los cuales es el seguro de vida, en que el beneficiario del seguro es un
tercero que no es parte en la negociación, también se aplica en el seguro de
incendio, cuando se pacta que la suma asegurada sea pagada al propietario del
inmueble y no al tomador de la póliza, el seguro de accidentes laborales, en el
cual el patrono celebra el contrato con una empresa aseguradora para que esta
pague la suma asegurada a los trabajadores de su empresa cuando ocurra algún
siniestro amparado por la póliza.

 Concepto
El artículo 1164 de nuestro código Civil establece que:
Se puede estipular en nombre propio en provecho de un tercero cuando se
tiene un interés personal, material o moral, en el cumplimiento de la
obligación. El estipulante no puede revocar la estipulación si el tercero ha
declarado que quiere aprovecharse de ella. Salvo convención en contrario,
por efecto de la estipulación el tercero adquiere un derecho contra el
promitente.
La estipulación a favor de terceros es un contrato mediante el cual el
deudor, denominado promitente, se compromete frente a otra persona
denominada estipulante, a ejecutar una prestación en beneficio de un tercero.
Como consecuencia fundamental, la estipulación a favor de terceros
produce un derecho de crédito directo del tercero frente al promitente. Constituye
una de las principales excepciones al principio que rige los efectos internos del
contrato, mediante el cual los contratos no tienen efecto sino entre las partes
contratantes, no dañan ni aprovechan a terceros, sino en los casos establecidos
en la ley.
La doctrina extranjera, ha expresado sobre el particular lo siguiente:

(…) La estipulación a favor de tercero es un procedimiento técnico que permite a


dos personas que celebran un contrato entre ellas hacer nacer un derecho en
beneficio de un tercero. Los dos contratantes desempeñan respectivamente el
papel de estipulante y de promitente. El estipulante toma la iniciativa de la
creación del derecho a favor del tercero; el promitente acepta obligarse a favor de
ese tercero. La persona que resulta acreedora a consecuencia del contrato se
denomina tercero beneficiario. (Ripert, Georges y Boulanger, Jean. Tratado de
Derecho Civil. Tomo IV, Editorial La Ley, Buenos Aires, pág. 380).

Como puede observarse de las citas doctrinarias expuestas, el


consentimiento del tercero tiene únicamente el efecto de hacer irrevocable el
negocio jurídico planteado entre el estipulante y el promitente, pero la obligación
del promitente frente al tercero, y toda la estructura de la estipulación, no está
condicionada a la aceptación de ese tercero. En otras palabras, la falta de
consentimiento por parte del tercero, no anula la estipulación. Sólo deja latente la
posibilidad de que el estipulante y el promitente anulen el convenio, posibilidad
que desaparece una vez que el tercero ha aceptado la estipulación. La torna
irrevocable.

Dentro de los requisitos de validez de la estipulación a favor de terceros, se


encuentran los generales y los propios.

o Generales: está sometida a los requisitos generales de validez de los


contratos que deben concurrir para su existencia, a saber: consentimiento
de las partes, que el objeto pueda ser materia de contrato y causa lícita.
Por lo tanto, el contrato puede ser anulado por incapacidad legal de las
partes o de ellas y por vicios del consentimiento.
o Propios: la doctrina ha señalado los siguientes requisitos propios de esta
figura jurídica: voluntad para estipular a favor de un tercero, carácter
accesorio de la estipulación a favor de tercero y designación del tercero
beneficiario.

1. Voluntad para estipular a favor de un tercero: La voluntad puede ser


expresa o implícita, como ocurre con el contrato de transporte a favor del
propietario de la mercancía.
2. Carácter accesorio de la estipulación a favor de un tercero: La
Jurisprudencia le reconoce plenos efectos a la estipulación a favor de
terceros, concediéndole acción ejecutiva tanto al tercero beneficiario como
al estipulante.
3. Designación del tercero beneficiario: Es requisito de la estipulación a favor
de tercero la designación del tercero beneficiario, pero se admite que el
contrato es válido cuando éste es una persona indeterminada, con la
condición de que sea determinable cuando el contrato deba ser cumplido,
es decir, el día del fallecimiento del asegurado, por ejemplo, si se trata de
un seguro de vida. Se admite igualmente que el tercero beneficiario pueda
ser una persona futura (art. 1.443 del C.C.)

 Efectos de la estipulación a favor de un tercero


Los efectos de la estipulación a favor de un tercero son: entre el estipulante
y el promitente, entre el promitente y el tercero beneficiario y entre el estipulante y
el tercero beneficiario

o Entre el estipulante y el promitente: Son los mismos de cualquier otro


contrato, en el cual el estipulante es acreedor del cumplimiento a favor del
tercero. Por tratarse de un contrato bilateral que, por ende, comporta
obligaciones reciprocas, el estipulante puede demandar el cumplimiento o
la resolución del mismo y los daños y perjuicios, en caso de incumplimiento.
o Entre el promitente y el tercero beneficiario: El contrato le confiere al tercero
beneficiario, que no es parte en el contrato ni causahabiente de ninguna de
ellas, el carácter de acreedor del promitente, con el derecho de accionar
directamente para exigirle el cumplimiento de la prestación, salvo
convención en contrario.
o Entre el estipulante y el tercero beneficiario: El crédito contra el promitente,
por no ingresar nunca en el patrimonio del estipulante, no constituye prenda
común de sus acreedores, de allí que estos no puedan accionar ni contra
los bienes entregados por este al estipulante ni contra el crédito resultante
de la estipulación.
 Disposición Legal
La estipulación a favor de terceros es precisamente uno de los casos
establecidos en la ley; concretamente en el artículo 1.164 del Código Civil.

 La aceptación de la estipulación por el tercero

La aceptación es, a la vez, una declaración unilateral de voluntad que puede


manifestarse de manera expresa o tácita. Esta última se daría, por ejemplo,
cuando se incluye el crédito en la contabilidad de la sociedad beneficiaria y se
pretende su cobro al reconvenir. Como bien lo apunta Díez Picazo, la aceptación
no produce el efecto de integrar al tercero al contrato, puesto que, entender lo
contrario otorgaría a éste el carácter de parte contractual y, por consiguiente, se
estaría ante un contrato plurilateral formado por tres partes.

La aceptación es, asimismo, una declaración recepticia, esto es, debe


dirigirse a una persona determinada. Al respecto, es preciso analizar si dicha
declaración debe notificarse al promitente, al estipulante o a ambos. Díez Picazo
es de la idea de que el destinatario de la aceptación es el promitente; sin embargo,
al operar la aceptación como límite de la revocación, también debe ser notificada
al estipulante. En el mismo sentido se pronuncia Stiglitz, quien se inclina por que
la aceptación se comunique al promitente y al estipulante. No obstante, hay quien
estima que la aceptación puede comunicarse de manera alternativa al promitente
o al estipulante (J. Delgado).

 Personas que pueden aceptar

Pueden ser terceros beneficiarios toda persona, aun los no concebidos, pero con
un límite en nuestro Derecho: que el beneficiario sólo puede establecerse hasta la
generación siguiente, pues nuestro Derecho Sucesorio no permite establecer
relaciones jurídicas más allá de tal límite, principio que se expone al tratarse de la
sustitución fideicomisaria.

Las personas indeterminadas (los pobres, los enfermos, las ciencias) no pueden
ser beneficiarios de la estipulación, pues el beneficiario debe ser una persona
determinada (ejemplo, una sociedad científica, filantrópica, etc.).

Las personas intervinientes en este contrato son:

 Estipulante: quien contrata a favor del tercero,


 Promitente: quien se compromete a favor del tercero en la calidad de
deudor de éste, y
 Beneficiario: que corresponde al acreedor de la estipulación efectuada en
su favor.
Cabe añadir, que esta institución es de amplia aplicación en nuestra
legislación y que, además, constituye una excepción al efecto relativo del contrato,
es decir, en el sentido de que por regla general, el contrato sólo
otorga derechos y obligaciones a las partes contratantes. Aquí, se da el caso de
que la calidad de acreedor nace a favor del beneficiario, ajeno al contrato. Y si
bien, éste debe aceptar la estipulación, su derecho no nace con la aceptación,
sino con aquella misma.
Es menester mencionar, junto con lo anterior, que en la estipulación a favor
de tercero no hay representación, puesto que cuando en un contrato actúa un
representante (sea legal o convencional), el efecto de dicho acto no se produce
para un tercero extraño a éste.
 Efectos

La doctrina divide los efectos en varias categorías, a saber:

1. Nacimiento de un derecho de crédito directo del tercero contra el


promitente, mediante el cual éste queda obligado frente a aquél desde el
día en que se celebró la estipulación.

Ese derecho de crédito se consolida desde el momento en que el tercero


beneficiario acepta, pues una vez aceptada, el estipulante no puede revocar. Sin
embargo, la acreencia entra en el patrimonio del tercero desde el instante de la
estipulación y no desde la aceptación; por ello, la aceptación es un acto de
consolidación del crédito en el patrimonio del tercero.

Lo explicado diferencia la estipulación del contrato de donación, pues éste se


perfecciona cuando el donatario acepta; en caso de que no acepta, no hay
contrato. En cambio, en la estipulación el derecho del beneficiario existe aun antes
de la aceptación. Además, la aceptación en la estipulación no requiere formalidad
especial, mientras que en la donación la aceptación debe efectuarse por
documento auténtico.

La aceptación puede efectuarse aun después de la muerte del estipulante, lo que


constituye otra diferencia con la donación, la cual debe ser aceptada antes de la
muerte del donante.

A. – La aceptación

La aceptación puede ser efectuada por el tercero beneficiario y por sus


herederos, a menos que la estipulación haya sido realizada en consideración a la
persona misma del beneficiario. No requiere formalidad alguna y puede efectuarse
antes o después de la muerte del beneficiario y siempre antes de la revocatoria del
estipulante. Si existe concurrencia entre la aceptación y la revocación, se aplicarán
los principios que regulan la formación de contratos entre ausentes y privará la
aceptación o revocación que primero llegue a conocimiento del promitente.

B. – La aceptación por los acreedores


En doctrina se presenta el problema de determinar si la aceptación puede
efectuarse por los acreedores del beneficiario cuando éste renuncia a la
estipulación en perjuicio de los intereses de sus acreedores. La solución más
aceptada admite que los acreedores pueden revocar la no aceptación efectuada
por el tercero beneficiario, y mediante la acción oblicua, aceptar hasta la
concurrencia del monto de sus créditos. Es una acción de carácter revocatoria y
subrogatoria que para algunos autores se fundamenta en la facultad que el
artículo 1017 del Código Civil otorga a los acreedores del heredero que renuncia a
la herencia:

“Cuando alguien renuncia una herencia en perjuicio de los derechos de


sus acreedores, éstos podrán hacerse autorizar judicialmente para
aceptarla en nombre y lugar de su deudor”.

En este caso, la renuncia se anula, no en favor del heredero que la ha


renunciado, sino sólo en provecho de sus acreedores, y hasta concurrencia de sus
créditos.

C. – La revocación
La revocación es una de las formas de terminación de los contratos o de
extinción de los actos jurídicos por voluntad del autor o de las partes. Así, la
adopción, por ejemplo, puede revocarse por convenio entre adoptante y adoptado
o por ingratitud del adoptado, un testamento queda revocado de pleno derecho por
la elaboración de otro posterior aunque este último caduque por incapacidad o
renuncia del heredero.
 Revocatoria de la Estipulación

El estipulante puede revocar la estipulación hecha a favor del tercero,


siempre que la revocatoria sea efectuada antes de la aceptación del tercero
beneficiario; si la revocatoria se efectúa después de la aceptación, no produce
ningún efecto. La doctrina sólo admite un caso en que es válida la revocatoria
efectuada después de la aceptación: cuando la promesa debe cumplirse después
de la muerte del estipulante.

La revocación puede ser efectuada por el estipulante, o por éste y el


promitente si así se hubiere pactado, pero nunca podrá efectuarla unilateralmente
el promitente, pues, siendo el obligado, la obligación estaría sometida a una
condición que la hace depender de la sola voluntad del deudor, lo que prohíbe el
artículo 1202 del Código Civil, que tipifica que:

“La obligación contraída bajo una condición que la hace depender de la


sola voluntad de aquél que se ha obligado, es nula”.

Respecto a la posibilidad de revocación de la estipulación por los herederos


del estipulante, en principio se sostiene que es una facultad personalísima que no
puede pasar a los herederos. Otros autores manifiestan que habrá que analizar la
estipulación para determinar si de la voluntad de las partes se desprende que tal
facultad pasa a los herederos o no; en el primer caso, los herederos pueden
revocar; la solución negativa se impone en el segundo. Igual solución se impone
en el caso de determinar la posibilidad de revocación por parte de los acreedores
del estipulante.

 Naturaleza

Siendo el efecto fundamental de la estipulación a favor de tercero el de


hacer acreedor a una persona que no es parte en el contrato, derecho de crédito
que puede quedar sin efecto si el estipulante revoca la estipulación antes de la
aceptación del tercero, la doctrina ha estructurado diversos criterios para explicar
su naturaleza, a saber:
1.-El sistema de la oferta: Es aquel mediante el cual se dice que la
estipulación a favor de tercero es una oferta que el estipulante le hace a un
tercero, del crédito adquirido contra el promitente, oferta que se
perfeccionaría cuando el tercero manifiesta su aceptación. Se le objeta:
a) Si fuese una oferta la estipulación, desaparecería si el estipulante muere
antes de la aceptación del tercero, lo que eliminaría su utilidad, y éste no es
el efecto previsto en la ley para la estipulación.
b) Antes de la aceptación del tercero, el derecho permanece en el
patrimonio del estipulante, pudiendo ser embargado y ejecutado por los
acreedores de este último, lo que no consagra la ley, pues según ésta el
derecho nace en cabeza del beneficiario, por lo que éste no puede ser
embargado ni ejecutado por los acreedores del estipulante.
2.-La teoría de la gestión de negocios: Según esta posición doctrinal, el
estipulante se considera como un gestor en beneficio de un tercero que
vendría a ser el dueño.
Se le objeta:
a) No explica el derecho de revocación que tiene el estipulante, ya que el
gestor no puede revocar.
b) Si fuese una gestión, el estipulante tendría la acción negotiorum
gestorum contraria contra el beneficiario para hacerse indemnizar de los
gastos efectuados en la gestión, lo que no ocurre en la estipulación.
3.-La teoría de la declaración unilateral de voluntad: Se considera que la
estipulación nace de la declaración unilateral de voluntad del promitente, lo
que es muy discutible, pues siempre existen en ella las declaraciones de
voluntad de dos personas, promitente y estipulante.
4.-La teoría de la figura sui generis: Consiste en la idea que constituye una
figura sui generis, propia del carácter consensualista de los contratos en el
Derecho Moderno.
 Personas que pueden revocarla
La revocación representa una declaración de voluntad unilateral del
estipulante que no tiene carácter Recepticio, ni frente al promitente ni frente al
beneficiario, como lo demuestra el hecho de que para el seguro de vida se admita
expresamente la revocación efectuada por medio de una disposición
testamentaria. La cuestión cobra especial relevancia en el caso de una virtual
concurrencia de dos declaraciones de voluntad, la del estipulante y la del
beneficiario, llamadas a excluirse mutuamente.
Sin embargo, pese a que no pueda ser considerado como un presupuesto
para la eficacia de la revocación, el estipulante deberá hacer saber la revocación
al promitente, con el fin de evitar que, ignorándola, pague éste al tercero, pues si
así lo hace, ese pago será válido y producirá plenos efectos liberatorios para él , en
función de lo que dispone el artículo 1.164 del Código civil, puesto en relación con
el 1.162 del mismo cuerpo legal.

Por otro lado, el ejercicio de la facultad de revocación no aparece sometido, en


principio, a ninguna formalidad especial y por ello se entiende que puede hacerse
tanto de forma expresa como tácita. Dentro de esta última categoría se incluyen la
modificación de la persona del beneficiario o la reclamación que el estipulante
haga para sí de la prestación estipulada en provecho ajeno y, en sede de seguro
de vida, el impago de la prima, el rescate, la reducción, el anticipo, la cesión o la
pignoración de la póliza.

La consideración de que es el estipulante quien puede revocar se halla en


consonancia con los antecedentes de la norma y, sobre todo, responde mejor a la
estructura y el significado económico de la estipulación a favor de tercero. En
primer término, el carácter revocable de la estipulación a favor de tercero no tiene
precedentes en el Derecho patrio, irrumpe por primera vez en el Proyecto de 1851,
influenciado sin duda por el artículo 1.121 del Código Napoleón, en el que la
facultad de revocar aparece expresamente atribuida al estipulante. La mayoría de
los Códigos europeos, no sólo los que tuvieron al francés como modelo, han
seguido esta misma orientación.

Dejando a un lado cuáles fueran los orígenes históricos de la facultad de


revocar, lo cierto es que la razón que nos lleva afirmar que la misma debe ser
atribuida al estipulante descansa en el hecho de que la estipulación a favor de
tercero representa un acto de disposición unilateral del estipulante respecto del
beneficiario, unilateral no porque lo sea el acto que le da vida, que como sabemos
es fruto del acuerdo con el promitente, sino porque supone una atribución gratuita
del estipulante hacia el tercero, que en nada afecta al promitente. Esto, que sirve
para explicar quién puede ejercitar la revocación, no justifica por sí mismo la
existencia de esa facultad, que sólo puede ser comprendida hoy como una opción
del legislador y no como un elemento esencial de la figura. Así lo confirma el
hecho de que no haya sido reconocida en algunas legislaciones, entre las que
destacan la alemana y la austríaca, y que el estipulante pueda renunciar a ella.

El derecho de revocación debe ser considerado como una prerrogativa


personal del estipulante que no podrá por tanto ser ejercitado ni por el
representante del estipulante cuando éste haya devenido incapaz, ni por sus
acreedores en vía subrogatoria. Sin embargo ha sido sumamente controvertida la
cuestión de si tras la muerte del estipulante podrán sus herederos hacer uso de la
facultad de revocar o si por el contrario ésta se extingue con su fallecimiento. En el
ámbito del seguro de vida esta última conclusión viene impuesta por las propias
exigencias del contrato, en la medida en que muy probablemente el tercero no
tiene conocimiento del mismo hasta la muerte del estipulante y además no se
darán posiblemente en los herederos de éste los mismos sentimientos de
altruismo y previsión que llevaron a estipular a favor del tercero. Por la misma
razón creemos que debe negarse a los herederos la facultad de revocar en todos
los casos en los que la estipulación responda a un espíritu de liberalidad.

 Oportunidad

El estipulante puede revocar la estipulación hecha a favor del tercero,


siempre que la revocatoria sea efectuada antes de la aceptación del tercero
beneficiario; si la revocatoria se efectúa después de la aceptación, no produce
ningún efecto.

 Efectos de la revocación

La revocación extingue el derecho de crédito del tercero beneficiario y por


lo tanto impide que tal derecho se consolide en su patrimonio. El estipulante puede
revocar la estipulación y adjudicar el beneficio a otra persona o a sí mismo, pero
tal facultad está restringida en el caso de que el promitente se hubiese obligado en
consideración a la persona del primitivo tercero beneficiario.

 Beneficiarios de la Estipulación

El tercero beneficiario es aquel que adquiere el derecho a la prestación. Son


terceros beneficiarios toda persona, aun los no concebidos, pero con un límite en
nuestro Derecho: que el beneficiario sólo puede establecerse hasta la generación
siguiente, pues nuestro Derecho Sucesorio no permite establecer relaciones
jurídicas más allá de tal límite, principio que se expone al tratarse de la sustitución
fideicomisaria.

Las personas indeterminadas (los pobres, los enfermos, las ciencias) no


pueden ser beneficiarios de la estipulación, pues el beneficiario debe ser una
persona determinada (ejemplo, una sociedad científica, filantrópica, etc.). 
El contrato en el que se establece el derecho para el tercero se concreta
entre el promitente y el estipulante, quienes son las partes contratantes.
El beneficiario ha de tener el carácter de tercero respecto de ese contrato. Ahora
bien. El beneficiario puede estar determinado desde la celebración del contrato, o
bien, quedar sujeto a determinación posterior en atención a las circunstancias que
al efecto se establezcan.

 Análisis de las relaciones entre las diferentes personas que intervienen en


la estipulación

1. La relación entre estipulante y promitente

La relación entre estipulante y promitente deriva del contrato que éstos


celebran, en el que establece la estipulación a favor el tercero, el cual produce los
efectos jurídicos propios del tipo contractual al que dicho negocio jurídico
pertenece. Se le denomina como relación de cobertura o de base por ser,
precisamente, la que sirve de sustento a la obligación que asume el promitente
frente al tercero, por virtud de la referida estipulación. Como quedó precisado, este
contrato puede ser de la más variada gama: puede tratarse de un contrato bilateral
(como la compraventa, el arrendamiento o el mutuo) o unilateral (como la
donación), aunque con la particularidad de que la prestación del promitente debe
realizarse a un tercero.

La estipulación confiere al estipulante el derecho de exigir del promitente el


cumplimiento de la prestación a que se ha obligado. Como lo ha puesto en
evidencia Pérez Conesa, en atención a la relación que vincula al promitente con el
estipulante, a éste sólo le correspondería acción para exigir de aquél un
comportamiento, esto es, un hacer consistente, precisamente, en la realización de
su compromiso contractual.

Por consiguiente, el estipulante podría reclamar del promitente los daños y


perjuicios que le causara por incumplimiento o por el cumplimiento tardío de la
prestación al tercero. Incluso, resulta factible establecer en el contrato una pena
convencional a favor del estipulante para tal supuesto. Por otra parte, el
estipulante puede revocar la estipulación a favor de tercero mientras que el tercero
no haya manifestado su voluntad de querer aprovecharla, esto es, mientras no la
haya aceptado, supuesto en el cual el derecho del tercero se considera como no
nacido. En este supuesto, el derecho a la prestación le corresponderá al propio
estipulante.

2. La relación entre estipulante y beneficiario

La relación entre el estipulante y el beneficiario se conoce como relación de


valor y es la que explica por qué razón el estipulante concede al beneficiario el
derecho a la prestación que le corresponde de origen. Esa relación permite
conocer cuál es el interés del estipulante en establecer el derecho en beneficio del
tercero, esto es, la finalidad económica de la misma.

En este sentido, la estipulación podría tener como finalidad (i) realizar al tercero
una liberalidad (causa donandi), cumplir una obligación que el estipulante tiene
con el tercero ( causa solvendi ), efectuar en su beneficio una dación (causa
adquirendi ) o (iv) concederle un crédito ( causa credendi ). Como lo ha puesto de
relieve Díez Picazo, la relación de valor es irrelevante para el promitente; sin
embargo, determina las consecuencias que el contrato producirá entre el
estipulante y el beneficiario.

3. La relación entre promitente y beneficiario

Entre el promitente y el beneficiario se establece, por virtud de la


estipulación, una relación obligatoria que se denomina relación definitiva o final, en
la que el beneficiario tiene el carácter de acreedor y el promitente de deudor.

La relación definitiva plantea tres puntos que es preciso revisar:

o el derecho del beneficiario para reclamar al promitente el cumplimiento,


o las excepciones que el promitente podría oponer al tercero y
o la renuncia del derecho establecido a favor de éste por virtud de la
estipulación.

El beneficiario también tiene derecho de exigir del promitente la prestación a


que se ha obligado, a menos de que se pacte lo contrario. Se trata de un derecho
que puede ejercer de manera directa (acción directa) contra el promitente, sin que
tenga que dirigirse contra el estipulante, con quien no existe litisconsorcio pasivo
necesario. En este sentido, en principio, el promitente debe cumplir la prestación al
tercero porque está obligado; sin embargo, si se hubiera pactado que el tercero no
tiene derecho a reclamar la prestación, entonces se entiende que el promitente
está facultado o autorizado para satisfacerla al tercero, con lo cual se libera de la
obligación que tiene frente al estipulante, cumpliendo de esta manera.
Conclusión

Hemos llegado a la conclusión de que todos los estudiantes de derecho, deben


de dominar todos los procesos dentro del ámbito de la justicia, es por tanto, que se
debe comenzar la investigación del expediente de caso a tratar, a través La
Estipulación a Favor de Terceros. Estudiadas las principales posiciones
dogmáticas construidas en derredor de esta peculiar figura jurídica, partiendo para
ello de su devenir histórico, desde el Derecho de Roma hasta irrumpir en los más
avezados ordenamientos jurídicos modernos, en cuyo contraste se puede colegir
los disímiles matices que a este instituto se le ha ofrecido, es dable entonces
ultimar que:

1.- el contrato produce la relación jurídica obligacional; como se dijo al tratar de


las fuentes, es una fuente de obligaciones y la crea y regula como si se tratara de
ley (lex contractus). En un sentido estricto, el contrato a favor de tercero es aquel
en que las partes estipulan que una de ellas realizará una prestación a favor de un
tercero; pero en sentido amplio, incluye también aquel contrato que produce
obligaciones entre las partes y, además, una obligación consistente en realizar
una prestación a favor de un tercero.

2.- El tercero beneficiario, titular del derecho que de forma autónoma y directa le
es deferido, puede ser designado por el estipulante, el promitente o por ambos de
consuno, en momento coetáneo a la concertación del contrato o con posterioridad,
siendo necesario en este último supuesto, su determinabilidad bajo reglas o signos
que permitan identificarlo, siendo incluso posible, al amparo de las normas de
nuestro Código Civil, que el referido beneficiario lo sea el nasciturus o también el
concepturus, partiendo de la tesis de que, en todo caso, no estaríamos nunca en
presencia de una parte contractual.

3.- .La llamada «aceptación» del tercero no supone, técnicamente hablando, una
verdadera aceptación. El tercero simplemente declara aprovecharse del derecho
ya nacido con el contrato. Esta ha dejado de desempeñar el tradicional rol que la
doctrina hispana le ha atribuido. Su rol se concreta en permitirle al tercero
beneficiario la exigibilidad del derecho del que ya es titular, consolidando su
adquisición, en tanto limita la facultad revocatoria que, en principio, corresponde al
estipulante, latente siempre hasta tanto el beneficiario no manifieste su voluntad
en sentido positivo, sin especiales requerimientos de forma al respecto.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aguilar G., J. L. (2009). Contratos y Garantías, Derecho Civil IV. Caracas,


Venezuela: Universidad Católica Andrés Bello.

Código Civil de Venezuela. (1982). Gaceta oficial de la República de Venezuela


N° 2.990. Fecha: Julio 26, de 1982.

Maduro L., E. (1987). Curso de obligaciones, Derecho Civil III. Caracas,


Venezuela: Fondo Editorial Luis Sanojo.

Ossorio, M. (2006). Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales.


Buenos Aires, Argentina: Editorial Heliasta.

Relación entre las diferentes personas intervinientes en el contrato. Consultado en


la página web:

https://www.google.com/search?
q=relacion+entre+estipulante+y+beneficiario+en+venezuela&biw=1440&bih=700&
sxsrf=ALeKk03tyh5ULxislFIqY2SaUvsj7xnYNw
%3A1617390245938&ei=pWpnYN7EOOKc_QbhxorIAw&oq=relacion+entre+estipu
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