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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS

POLÍTICAS

TEMA:
ANULABILIDAD DEL ACTO JURÍDICO
Y
COMFIRMACION DEL ACTO JURÍDICO

MAGISTER:
NEIRE ROBLES YUL ALEXANDER

INTEGRANTES:
-MANSILLA TOSCANO JORGE BRAYAN
-RIOS MINAYA Francis
-MAMANI LOPEZ Flor Estefany

HUARAZ - 2020
Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................. 3

La Anulabilidad del Acto Jurídico......................................................................................................5

NOCIONES GENERALES...............................................................................................5

1. Causalidades de anulabilidad.......................................................................................6

2. Por vicio resultante de error, dolo violencia e intimación...................................................7

3. El dolo.......................................................................................................................9

4. Semejanzas entre Nulidad Y Anulabilidad.....................................................................12

5. Las diferencias entre nulidad y anulabilidad dentro del Código Civil peruano.....................13

La confirmación del Acto Jurídico...................................................................................................17

Naturaleza Jurídica De La Confirmación..........................................................................17

Concepto....................................................................................................................17

CARACTERÍSTICAS....................................................................................................18

Condiciones de la confirmación......................................................................................19

Efectos de la confirmación.............................................................................................20

Efectos De La Confirmación Entre Las Partes Y Con Terceros...........................................20

Tipos De Confirmación..................................................................................................21

Confirmación Expresa: (Art. 230 del código civil)...................................................................21

Confirmación Tácita:( Art. 231 del código civil)......................................................................21


La Ratificación.............................................................................................................22

Diferencia entre Ratificación y Confirmación.....................................................................23

Formalidad de la confirmación........................................................................................23

CONCLUCIONES........................................................................................................................... 24

BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................................... 25

INTRODUCCIÓN
Desde la concepción hasta su fallecimiento, el ser humano, en
ese proceso de interacción se encuentra involucrado en un sin número de actos
jurídicos que van a influir en su desarrollo personal dentro de la sociedad en que se
desenvuelven. De ahí que resulte algo necesario tener una visión general de los
elementos que son indispensables para que dichos actos; llamemos contratos o
convenios, unilaterales o plurilaterales, surtan efectos que beneficien a las partes y
no que se celebren bajo el poder de alguna causa que pueda generar su
inasistencia o invalidez.

La nulidad y la anulabilidad, debiendo quedar claramente establecido que el sistema


nacional no reconoce la categoría de inexistencia, como sucede en otros sistemas
jurídicos como el italiano, francés y español. Debe quedar, por tanto, claramente
establecido que en el sistema jurídico nacional existen únicamente los supuestos de
nulidad y de anulabilidad conforme se detalla en nuestro Código Civil a partir del
artículo 219 y siguientes. En menester en ese sentido de este trabajo monográfico el
avocarnos de la figura de la anulabilidad de los actos jurídicos, para lo cual
hacemos un pequeño recorrido de los conceptos fundamentales que se deben
delimitar para el mejor entendimiento de la figura de la anulabilidad, así como, a la
vez pretendemos establecer las características más resaltantes de la figura que nos
ocupa y sus semejanzas y diferencias con la de la nulidad

Para conocer más profundamente la confirmación del acto jurídico comenzaremos


por desarrollar el concepto de anulabilidad que se fundamenta en la protección
del interés privado del legitimado para accionar, de ahí que frente al acto anulable,
la parte afectada puede optar, si tiene necesidad en la protección, por demandar
judicialmente para que se declare su nulidad, o , si ya no tiene necesidad de
protección, puede convalidarlo mediante confirmación o puede dejar que transcurra
el plazo de prescripción para ejercer la acción de anulación (prescripción extintiva o
liberatoria o sanatoria), o renunciar a la acción una vez que ha cesado la causal de
anulabilidad.

Una vez vislumbrado el concepto de anulabilidad podemos entender mejor que es la


confirmación. Que se define como una forma de convalidación de un acto anulable,
por medio de la cual el titular de la acción de anulabilidad manifiesta expresa o
tácitamente su deseo de querer la validez y eficacia definitiva del acto anulable. La
confirmación encuentra su fundamento en el principio de conservación del acto
jurídico.

La confirmación implica la renuncia a la acción de anulabilidad (acto negativo), pero


es algo más que una simple renuncia, es una manifestación de la voluntad expresa
o tácita de que se quiere mantener el acto libre de toda amenaza de destrucción
(acto positivo). El acto anulable es eficaz desde su celebración, produce los efectos
que le son propios como si se tratara de un acto sano sin defectos o vicios que
afecte su validez, aunque está amenazado de anulabilidad, la confirmación suprime
la amenaza de anulación y asegura la validez y eficacia definitiva del acto que ya no
podrá ser impugnado de anulabilidad; la extinción de la amenaza de destrucción del
acto no significa que la confirmación tiene efectos retroactivos, sino que
simplemente el acto y sus efectos ya producidos dejan de estar amenazados de ser
destruidos mediante anulación. La confirmación encuentra su fundamento en el
principio de conservación del acto jurídico. La confirmación implica la renuncia a la
acción de anulabilidad (acto negativo), pero es algo más que una simple renuncia,
es una manifestación de la voluntad expresa o tácita de que se quiere mantener el
acto libre de toda amenaza de destrucción (acto positivo). El acto anulable es eficaz
desde su celebración, produce los efectos que le son propios como si se tratara de
un acto sano sin defectos o vicios que afecte su validez, aunque está amenazado
de anulabilidad, la confirmación suprime la amenaza de anulación y asegura la
validez y eficacia definitiva del acto que ya no podrá ser impugnado de anulabilidad;
la extinción de la amenaza de destrucción del acto no significa que la confirmación
tiene efectos retroactivos, sino que simplemente el acto y sus efectos ya producidos
dejan de estar amenazados de ser destruidos mediante anulación.
LA ANULABILIDAD DEL ACTO JURÍDICO

NOCIONES GENERALES
La anulabilidad del acto jurídico ha recibido diferentes denominaciones como acto

anulable, viciado o de nulidad relativa, o de acto atacable según [ CITATION MBe


\l 10250 ]dicen que la anulabilidad es la imperfección que afecta a algunos actos
que, reuniendo todos los elementos necesarios para su existencia, adolecen, sin
embargo, de algún vicio o defecto por el que puede pedirse que se declare su nulidad
y la consiguiente insubsistencia de sus efectos.

Según [ CITATION Die \l 10250 ], la anulabilidad está encaminada a proteger un


interés privado que puede ser suficientemente protegido mediante la posibilidad de
ejercitar la acción de anulación durante un tiempo determinado.
También está [ CITATION Nic \l 10250 ]quien sostiene que la invalidez
incompleta o anulabilidad se da cuando no faltan los elementos del negocio, pero
existen con algún vicio.

De los autores mencionados podemos darnos cuenta que si bien es cierto afecta a
algunos jurídicos, pero relativamente, esto quiere decir que aún una “salvación” para
que se logre celebrar los actos jurídicos que se quieren, sin embargo, para que ello se
concrete se tiene reunir todos los elementos necesarios, y en caso de que no se
cumplan puede ser declarado nulo donde es ahí donde no se dar solución o “salvarlo”

Es precisamente la virtud validez lo que caracterizaría a la anulabilidad, por eso


también se ha dicho que los actos anulables son aquellos cuya nulidad, por no
resultar de la exterioridad del acto, el día en que, por sentencia pasada en autoridad
de cosa juzgada, se los anula. anulable es el negocio que, aun no careciendo de los
elementos esenciales y hasta originando la nueva situación jurídica puede, tras la
reacción de la parte interesada, ser removido con fuerza retroactiva y considerando
como si nunca hubiera existido: la nulidad surge sólo por efecto de sentencia cuando
un interesado toma la iniciativa de hacerla pronunciar por el juez como consecuencia
de los vicios que afectan al acto.

La nulidad relativa o anulabilidad se produce por una irregularidad de menor


gravedad, cuando reuniendo el negocio jurídico todos los elementos esenciales para
su validez adolece de algún defecto o infringe una norma que protege el interés
particular, por lo que, mientras exista plazo para pugnarlo, que es de cuatro años, su
eficacia será provisional. Las causas de nulidad relativa son; a) los vicios del
consentimiento o voluntad, como el error, el dolo, la violencia o la intimidación; b) la
falta de capacidad de una de las partes para celebrarlo; y c) la falta del complemento
de capacidad o de las autorizaciones necesarias en los supuestos legales que
precisa. Está legitimado para interponer la acción el propio perjudicado y sus
representantes, así como quienes han de completar su capacidad. La sentencia que
declare la nulidad del negocio tendrá efectos retroactivos reponiendo las cosas al
estado en que se encontraban antes de su celebración, determinando, en su caso, la
oportuna indemnización por los daños y perjuicios de los acusados. Código civil
peruano

Artículo 221.- Causales de Anulabilidad

El acto jurídico es anulable:

1. Cuando se haya celebrado por las personas a que se refiere el artículo 44.
Artículo 44. Incapacidad relativa,

Son relativamente incapaces:

1. Los mayores de dieciséis y menores de dieciocho años de edad.


2. Los retardados mentales
3. Los que adolecen de deterioro mental que le impide expresar su libre voluntad.
4. Los pródigos
5. los que incurren en mala gestión
6. Los ebrios habituales.
7. Los toxicómanos.
8. Los que sufren pena anexa a la interdicción civil.
9. Por vicio resultante de error, dolo, violencia o intimación.
10. Cuando la ley lo declara anulable”

Se suprime la anulabilidad por simulación, que es un defecto.

1. CAUSALIDADES DE ANULABILIDAD.

1.1. Incapacidad relativa del agente

Dentro de la incapacidad relativa se encuentra los mayores de dieciocho (18) años,


los retardados mentales, los que adolecen de desequilibrio mental que les impide
expresar su verdadera voluntad, los pródigos o despilfarradores de sus bienes, los
que incurren en mala gestión de sus actividades económicas, los ebrios habituales o
dipsómanos, los toxicómanos y los que sufren pena que lleva anexa la interdicción
civil, es decir la persona que oficialmente y por cierto tiempo es sancionado con el
impedimento de poder ejercer actos de la vida civil.

son relativamente incapaces los así indicados en el artículo 44, del mismo modo
incluir los casos de incapacidad natural siempre en cuando sea relativo, como, por
ejemplo, algunas enfermedades que con el tiempo tienen cura, o deficiencias tal vez
al inicio no se le permita la capacidad, pero con pasar del tiempo sí.

En especial, son de considerar los artículos 52 y 135. El propósito que inspira este
artículo radica en la presunción de la validez de los actos celebrados por quienes
estando incursos en alguna de la hipótesis previa en los incisos 2 y 7 del artículo 44,
no han sido declarados incapaces. Hay presunción de invalidez y, por ende, plenitud
de efectos jurídicos del acto, en tanto permanezca vigente el principio de que la
capacidad es la regla y la incapacidad de excepción.
Según [ CITATION DrF \l 10250 ], conspicuo miembro de la Comisión
Reformadora del Código Civil, no resulta adecuado referirse genéricamente al término
“incapaces”, pues podría considerarse peyorativo, lo técnicamente aconsejable es
referirse a diversos casos en los cuales la capacidad de ejercicio de una persona
debe o queda restringida, en alguna medida, atendiendo a su salud o a su edad.

Igualmente, entre sus recomendaciones el jurista sugiere remplazar el concepto


“deterioro mental” por el de “severo trastorno mental”, pues según los especialistas en
la materia, el concepto “trastorno mental” es el más usado en la actualidad por la
medicina actual para describir los estados de alteración psíquica que hacen que la
persona que la sufre requiera de asistencia a través de la curatela.

Otra propuesta formulada ha sido la de remplazar la expresión “toxicómano” por la de


“adictos a las drogas” y la de “ebrios habituales” por la de “dependientes crónicos del
alcohol”, en la medida que estas últimas son las más utilizadas por la medicina actual.

Del mismo modo, propone eliminar las categorías de “pródigo” y de “malos gestores”,
por cuanto estas son manifestaciones de un “severo trastorno mental”; y, por tanto, se
encuentran involucradas en la situación antes mencionada.

2. POR VICIO RESULTANTE DE ERROR, DOLO VIOLENCIA E INTIMACIÓN.

2.1. Error

Según [ CITATION Vid11 \l 10250 ], Doctrina nacional entiende por error


a aquel factor perturbador inconsciente que distorsiona el proceso formativo de
la voluntad jurídica, ya en el aspecto relativo a la voluntad interna, en cuyo
caso se configura el denominado error-vicio, o ya en lo que se refiere a la
exteriorización de la voluntad interna, en cuyo caso se configura el
denominado error en la declaración, que el Código Civil legisla claramente
diferenciados en el articulado, pero bajo el título común de Vicios de la
voluntad.

2.2. Error vicio y error en la declaración (obstativo)

La categoría del error comprende dos tipos de errores. El error vicio y el error
obstativo. El error vicio es una condición de ignorancia o de falsa
representación de la realidad en la cual incurre espontáneamente una parte,
que se representa mentalmente el contrato de manera diversa de cómo es en
la realidad. Mientras que el error obstativo es un error en la declaración, o
cuando la declaración ha sido inexactamente transmitida. Este error ocasiona
una divergencia entre la manifestación del acuerdo y la voluntad real de la
parte, debido a una externalización o transmisión del acuerdo mismo. El CC
equipara el tratamiento jurídico del error obstativo con el error vicio (artículo
208)

En el caso del error vicio, la declaración es querida, aunque sea en base a una
voluntad distinta a la hipotética, mientras en el caso del error obstativo esta es del
todo divergente de la voluntad. El legislador ha conminado a la misma sanción, que es
la anulabilidad del negocio. En palabras más simples: en el error obstativo “se declara
mal lo bien querido; en el error vicio, en cambio; se declara bien lo mal querido”

Por tanto, el error vicio es aquel en el que se ha emitido una declaración, pero algo ha
ocurrido durante su proceso formativo, o sea se presentaron determinadas
circunstancias que hicieron al agente declarar en cierto sentido pero que de no
presentarse el agente hubiera declarado en sentido diverso (o no declarado). En el
error obstativo, en cambio, no ha existido problema alguno en el proceso formativo de
la voluntad sin embargo la declaración es emitida inconscientemente de forma
errónea resultando divergente de la voluntad interna

2.3. Requisitos del error: su esencialidad y su reconocibilidad

Según el derecho quebequense este tipo de error es algo abstracto. Es


necesario en primer lugar determinar el alcance del término elemento esencial.
Los comentarios del ministro de Justicia dejan saber que se trataría de un error
sobre una consideración principal como aquel conocido bajo el régimen del
Código Civil de Bajo Canadá. También los comentarios del ministro indican
que se trataría de un error en la sustancia, en las cualidades sustanciales del
objeto o sobre la consideración principal. Ese fue el caso particular de los
compradores que adquirieron un terreno con el objetivo principal de construir
una casa a pesar de que el terreno no se encontraba listo.

Siguiendo a una doctrina peruana, los tipos de errores esenciales son:

 Error en la propia esencia o cualidad del objeto del acto (error in negotio)

 Error en las cualidades personales de la otra parte (error in qualitate


personae)

 Error de derecho (error iuris)


En suma, el error es esencial cuando es determinante en la formación de la voluntad
interna e induce al sujeto a la celebración del acto jurídico mediante una
manifestación de voluntad que no va a ser correlativa a los efectos queridos, o en
otras palabras, el error es esencial cuando de no haber mediado el sujeto no hubiera
celebrado el acto jurídico. Esencial es, por consiguiente, todo error que impide el
exacto conocimiento del negocio nacido al mundo jurídico.

El error será conocible cuando el destinatario de la declaración “por las circunstancias


en que el error se produce, esté en grado (deber) de advertirlo con una atención
formal (siendo indiferente, sin embargo, que efectivamente lo haya advertido o no)”.
Por ello se sostiene que “la relevancia de la reconocibilidad del error importa para
cada contrayente la carga de verificar el error puesto de manifiesto por la otra parte y
la obligación, según la buena fe, de dar comunicación de ello”. El requisito de la
reconocibilidad “radica en la confianza.

Por eso, aunque el error tiene su origen en una de las partes, se tutela a la otra
porque requiere una protección ante la falta en la voluntad o en la declaración que
recibe y sobre la cual debe normar su conducta. Se parte del supuesto que un
instrumento de autonomía privada como es el negocio descansa en voluntades libres
y sanamente fundadas y declaradas. De eso se deriva la inconveniencia de enfocar la
tutela jurídica solamente en favor de uno solo de los polos de la relación. Aunque el
error provenga de una de las partes, afecta en un amplio sentido a todo el entramado
negocial y, por ende, a la otra parte Por tanto, cuando hablamos de error esencial nos
referimos a aquel que de no presentarse no hubiera provocado que el agente
manifestara su voluntad en cierto sentido. Además, siguiendo a Juan Espinoza la
esencialidad contaría con la siguiente clasificación.

o Error en la propia esencia o cualidad del objeto del acto (error in


negotio)
o Error en las cualidades personales de la otra parte (error in qualitate
personae)
o Error de derecho (error iuris)

Por tanto, el error será conocible cuando el destinatario de la declaración esté en


la aptitud de advertirlo o sea de percatarse de él.

3. EL DOLO
El dolo consiste en prácticas o maniobras maliciosas llevadas a cabo por una de las
partes con el fin de conseguir de la otra una declaración de voluntad que le traiga
provecho, o a un tercero. Se trata del dolus malus caracterizado por la perversidad del
propósito. La malicia humana encuentra medios variadísimos de actuar con tal de
lograr sus objetivos. Puede alguien proceder de manera activa falseando la verdad, y
se dice que procede por acción u omisión. Pero es igualmente doloso en los negocios
bilaterales, el silencio respecto de un hecho o cualidad que la otra parte haya
ignorado, cuando por razón de las circunstancias, dicho silencio conduzca a otro a
una declaración en provecho de quien calló, sub conditione, sin embargo, debe
probarse que sin ella el contrato no se habría celebrado. (Da Silva Pereira, 2011, pp.
439-440)

En el derecho belga, el dolo es causal de nulidad, de la convención cuando las


maniobras practicadas por una de las partes hayan sido tales que resulte evidente
que sin esas maniobras la otra parte no hubiera contratado (artículo 1116). Este vicio
del consentimiento requiere entonces de la utilización de medios malévolos, en
cabeza de una de las partes contratantes; se necesita también que estos medios
hayan sido determinantes del consentimiento de la otra parte del contrato. Conviene
igualmente preguntarse si la ausencia de la culpa de la víctima hizo parte de las
condiciones necesarias para obtener la anulación del contrato

Para una doctrina francesa, en la etapa de formación del contrato, el dolo significa el
comportamiento deshonesto de una de las partes que haya tenido por objeto provocar
un error determinante del consentimiento de la otra. De esta definición, pareciera que
el dolo supone un error. Pero el error, aquí, no es espontaneo: él es provocado´, o sea
inducido por el comportamiento del autor del dolo.

Por tanto, el dolo está compuesto por aquellas malas prácticas realizadas por una de
las partes del negocio para convencer a la otra parte de celebrar el negocio jurídico en
un cierto sentido que beneficiará a la parte que actuó de mala fe o a un tercero. El
silencio podría también, en ciertos casos, derivar en dolo. Se diferencia del error
porque es provocado y no espontáneo.

Nulidad y la anulabilidad, denominadas también por algunos sectores doctrinarios


como nulidad absoluta y nulidad relativa. Conviene desde ya establecer que además
de la nulidad y la anulabilidad no existe ninguna otra categoría de invalidez, no
teniendo sustento en el sistema jurídico nacional la categoría de inexistencia, por las
razones que serán explicadas posteriormente cuando examinemos lo relativo a la
nulidad virtual o tácita. Al ser la nulidad y la anulabilidad las únicas categorías de
invalidez, resulta claro que las notas comunes a ambas figuras son las tres que
caracterizan a la invalidez por contraposición a la ineficacia funcional, es decir, en
ambos casos, tanto en los supuestos de nulidad como de anulabilidad, las causales
son siempre coetáneas a la celebración del negocio jurídico, estando siempre
referidas a un defecto en la estructura del negocio jurídico, no pudiendo en ningún
caso ser pactadas debido a que vienen siempre establecidas por la ley. En términos
genéricos debe decirse que el negocio jurídico será invalido, nulo o anulable, cuando
carezca de algún aspecto estructural. Sin embargo, a pesar de las notas comunes a
ambos supuestos de invalidez, existen diferencias entre las mismas. La primera gran
diferencia se encuentra en la caracterización de ambas figuras. Específicamente, se
define el negocio nulo como aquel que carece de algún elemento, presupuesto o
requisito, o como aquel cuyo contenido es ilícito por atentar contra los principios de
orden público, las buenas costumbres, o una o varias normas imperativas.

Por el contrario, el negocio anulable se define como aquel que se encuentra afectado
por un vicio en su conformación. Como es evidente, la diferencia es clara e insalvable,
tratándose de dos supuestos totalmente distintos de invalidez, toda vez que en el caso
del negocio jurídico nulo estamos en presencia de un negocio que no se ha llegado a
formar válidamente por carecer de algún elemento, presupuesto o requisito, o por
tener un contenido ilícito que atenta contra los fundamentos del sistema jurídico, es
decir, el orden público, las buenas costumbres y las normas imperativas. Es decir, la
nulidad es el supuesto más severo y grave de invalidez, debido a que supone en
todos los casos negocios jurídicos que no se han llegado a formar por ausencia de
algún elemento o presupuesto, o que se han formado inválidamente con ausencia de
alguno de los requisitos establecidos por la ley o, lo que es más grave aún, negocios
jurídicos cuyos contenidos no cumplen con el requisito de la licitud por atentar contra
uno o varios de los fundamentos del sistema jurídico. Esto significa en consecuencia
que en los supuestos de nulidad el negocio jurídico nace muerto por carecer de
alguno de sus aspectos de orden estructural, bien se trate de la falta de algún
elemento, presupuesto o requisito. No debe olvidarse que el negocio jurídico se
considera formado cuando concurren sus elementos y presupuestos.
Consiguientemente, el negocio jurídico en el que no concurra algún elemento o
presupuesto, será un negocio jurídico que no habrá llegado a formarse, habiendo
nacido muerto y mereciendo por ello la calificación jurídica de negocio nulo. No
existen causales de anulabilidad por ausencia de elementos o presupuestos. La
ausencia de cualquiera de ellos autocráticamente determina un supuesto y causal de
nulidad. Del mismo modo, hemos establecido también que los requisitos,
denominados tradicionalmente elementos de validez, son necesarios para que el
negocio jurídico se considere válidamente formado. En este sentido, la ausencia de un
requisito determinará también que estemos frente a un negocio que no se ha formado
válida o adecuadamente, en cuyo caso habrá nacido igualmente muerto, y no podrá
producir ninguno de los efectos jurídicos que en abstracto tenía que haber producido.
Empero, la ausencia de todos los requisitos no determina la nulidad del negocio, pues
en dos casos específicos su ausencia es causal de anulabilidad. Puede decirse, no
obstante, que la ausencia de la casi totalidad de requisitos del negocio acarrea la
nulidad del mismo. Por el contrario, en el caso de los negocios jurídicos anulables no
se trata de un acto que carezca de algún elemento o presupuesto, o cuyo contenido
sea prohibido, sino de negocios que cumplen con la mayor cantidad de sus aspectos
estructurales, pero que tienen un vicio en su conformación que supone la ausencia de
determinados requisitos, razón por la cual tampoco son válidos. Sin embargo,
veremos después cómo esta diferencia de caracterización entre ambos supuestos de
invalidez determina a su vez la existencia de grandes diferencias entre ambas
categorías y en sus efectos entre las partes y respecto de los terceros. Debido a esta
diferencia fundamental es que en la doctrina algunos autores califican la nulidad de
nulidad absoluta, mientras que la anulabilidad de nulidad relativa. Sin perjuicio de lo
anterior, debe señalarse que nuestro sistema jurídico ha optado por los términos de
nulidad y de anulabilidad.

Como se podrá comprobar los supuestos más graves y severos de invalidez son los
de nulidad, razón por la cual los efectos de la nulidad igualmente son mucho más
graves y drásticos que los efectos de la anulabilidad, según veremos luego. Es por
ello mismo que se dice que el negocio nulo nace muerto, mientras que el negocio
anulable nace con vida, pero gravemente enfermo. Tanto la nulidad como la
anulabilidad son, pues, supuestos de ineficacia estructural, pero existiendo entre ellos
una diferencia en lo que a su gravedad o magnitud se refiere. Los supuestos de
nulidad suponen un defecto sumamente grave, mientras que los supuestos de
anulabilidad, un defecto menor que se caracteriza por la presencia de un vicio en la
estructura.

Finalmente, debemos señalar que en ambos casos existen dos tipos de causales: las
genéricas y las específicas. Las causales genéricas de nulidad, que son por ello
mismo de aplicación a todos los negocios jurídicos en general, se encuentran
reguladas en el artículo 219 del Código Civil, mientras que las causales genéricas de
anulabilidad en el artículo 221.
Además de estas causales genéricas aplicables a todos los negocios jurídicos,
existen las causales específicas, que se presentan en ciertas circunstancias y en
determinados supuestos o tipos de negocios jurídicos. Respecto de las causales
específicas puede decirse que aquéllas se encuentran dispersas en todo el sistema
jurídico en general, no existiendo una lista cerrada o numerus clausus de las mismas
como sucede con las genéricas. Existen dos tipos de causales de nulidad específicas:
las denominadas nulidades virtuales o tácitas y las llamadas nulidades expresas o
textuales. En el caso de la anulabilidad, las causales específicas son siempre
expresas o textuales, no pudiendo ser tácitas o virtuales. La diferencia entre las
causales de nulidad virtual y expresa será examinada posteriormente. Por ahora baste
con señalar que las nulidades son expresas o textuales cuando vienen declaradas
directamente por la norma jurídica (al igual que sucede con las anulabilidades
expresas o textuales), mientras que las nulidades son tácitas o virtuales cuando se
infieren o se deducen del contenido del negocio jurídico, por contravenir el mismo el
orden público, las buenas costumbres o las normas imperativas. Como se podrá
deducir fácilmente son infinitos los supuestos de nulidades virtuales.

4. SEMEJANZAS ENTRE NULIDAD Y ANULABILIDAD.

Todas las causales de nulidad como aquellas de anulabilidad se presentan siempre al


momento de celebración del negocio, es decir, al momento de su formación y por ello
es que se habla de ineficacia originaria.

Las causales de nulidad al igual que las de anulabilidad suponen siempre un defecto
en la estructura negociada y se dice por ello que son supuestos de ineficacia
estructural. Esto significa en consecuencia que los negocios nulos, al igual que los
anulables, son siempre negocios que tienen una estructura defectuosa, es decir,
negocios jurídicos mal conformados y por ende inválidos. Por eso, en el caso de la
rescisión, aun cuando la causal es también coetánea a la celebración del negocio
jurídico, no se trata de un supuesto de ineficacia estructural, por cuanto la causal no
supone un defecto en la estructura del negocio jurídico, sino que se trata de un defecto
ajeno a la conformación estructural del negocio jurídico. Los supuestos de invalidez
suponen siempre, además de una causal que se presenta al momento de la formación
o celebración del negocio jurídico, un defecto estructural y es por ello mismo que se
habla de ineficacia estructural, por tratarse de negocios jurídicos mal conformados,
cosa que no sucede con ninguno de los supuestos de ineficacia funcional, llamada
también por ello mismo ineficacia por causa extrínseca. Tanto las causales de nulidad
como las de anulabilidad son de carácter legal, es decir, establecidas e impuestas por
la ley, no pudiendo ser creadas por los particulares. Esta característica es muy
importante por cuanto existe en el Perú la mala costumbre de invocar sin fundamento
algunos causales de nulidad, tanto por abogados como por magistrados en general.

Permanentemente escuchamos y leemos que cuando un abogado o un litigante


considera que un contrato o negocio jurídico no le es conveniente, se invoca siempre
que existe una causal de nulidad o una causal de anulabilidad. Este proceder típico de
nuestro medio es totalmente equivocado y lleva a gran confusión, por ello todos los
autores y todos los códigos civiles de los diferentes sistemas jurídicos son unánimes
en que las causales de nulidad y de anulabilidad son siempre legales, se fundamentan
siempre en el principio de legalidad. Esto significa, en consecuencia, que las causales
de invalidez no pueden ser pactadas o ser resultado de la voluntad de las partes o, lo
que es lo mismo, no deben sustentarse en el principio de la autonomía privada, sino
exclusivamente en el principio de legalidad. La invalidez, sea la nulidad o la
anulabilidad, es una sanción que impone el ordenamiento jurídico a los negocios
jurídicos que no se ajustan a determinadas aspectos estructurales de orden legal. Las
causales de invalidez solamente pueden venir establecidas por ley. Cosa distinta es
que en materia de nulidad, las causales pueden considerarse tácita o implícitamente
consideradas en las normas jurídicas o en las bases del sistema jurídico en general,
bien se trate del orden público o de las buenas costumbres.

5. LAS DIFERENCIAS ENTRE NULIDAD Y ANULABILIDAD DENTRO DEL


CÓDIGO CIVIL PERUANO
En el capítulo anterior señalamos que la caracterización entre las dos categorías de
invalidez es distinta, por cuanto la nulidad supone un defecto severo en la
conformación del negocio jurídico, mientras que la anulabilidad únicamente un vicio en
la estructura, es decir, un defecto menor. Pues bien, esta primera gran diferencia
acarrea otras más que explicaremos a continuación.

La diferencia entre ambas categorías es que todas las causales de nulidad se


construyen y establecen legalmente en tutela del interés público, mientras que las
causales de anulabilidad se fundamentan en la tutela del interés privado, de las partes
que han celebrado el negocio jurídico, a fin de proteger a la parte que ha resultado
afectada por la causal de anulabilidad. Esta segunda diferencia es consecuencia
inmediata de la anterior y nos confirma la diferencia de grado de gravedad que existe
entre la nulidad y la anulabilidad.

Esta segunda diferencia a su vez origina la tercera, según la cual la acción para
solicitar la declaración judicial de nulidad de un negocio jurídico puede ser interpuesta
no sólo por cualquiera de las partes que lo han celebrado, sino también por cualquier
tercero (siempre que acredite legítimo interés económico o moral), o por e, Ministerio
Público. Incluso el juez puede declarar de oficio una nulidad cuando la misma resulte
manifiesta, según lo establece claramente el artículo 220 del Código Civil.

Por el contrario, la acción judicial para solicitar la anulabilidad. del negocio jurídico
sólo puede ser interpuesta por la parte perjudicada que ha celebrado el negocio
jurídico viciado en cuyo beneficio la ley establece dicha acción. Esta tercera
diferencia, como es evidente, es consecuencia del diferente grado de gravedad que
existe entre la nulidad y la anulabilidad, según vimos anteriormente. A diferencia de la
nulidad, la causal de anulabilidad sólo atenta contra e1 interés privado, afectando a
una de las partes que ha celebrado el negocio jurídico.

El artículo 222 del Código Civil cuida bien en señalar que la misma se pronunciará a
petición de parte y no puede ser alegada por otras personas que aquellas en cuyo
beneficio la establece la ley. Ahora bien, como 1o veremos inmediatamente después,
la acción de anulabilidad no tiene como objetivo que se declare la anulabilidad del
negocio jurídico atacado por la causal de anulabilidad, sino que se declare la nulidad
del negocio anulable, es decir, afectado por la causal de anulabilidad. Los negocios
jurídicos anulables pueden ser declarados judicialmente nulos, en ningún caso podrán
ser declarados judicialmente anulables. La razón es muy simple: cuando un negocio
afectado por causal de anulabilidad es impugnado por la parte afectada por la causal,
que no desea confirmarlo, el juez, en caso de acreditarse la misma, deberá declarar la
nulidad del negocio anulable, el cual se considerará nulo desde la fecha de su
celebración por efecto de la sentencia que lo declare.

La cuarta diferencia fundamental entre ambas categorías radica en que los actos
nulos nacen muertos y por ende no producen ninguno de los efectos jurídicos que
tendrían que haber producido. Por el contrario, los actos anulables nacen con vida,
pero gravemente enfermos y como tales tienen un doble destino alternativo y
excluyente: o son subsanados o convalidados a través de la confirmación, o son
declarados judicialmente nulos a través de la acción de anulabilidad. Respecto de los
negocios anulables, debemos decir que a diferencia de los negocios nulos, los
mismos nacen produciendo todos sus efectos jurídicos, y los seguirán produciendo
normalmente si son confirmados, o dejaran de producirlos si son declarados
judicialmente nulos.

Conviene insistir en que mientras el negocio nulo nace muerto (y por ende en ningún
momento produce ninguno de los efectos jurídicos que tendría que haber producido,
por haber nacido sin vida), los negocios anulables, por el contrario, nacen enfermos
pero con vida, produciendo todos sus efectos jurídicos, aunque los dejará de producir
en caso la parte afectada por la causal de anulabilidad opte por solicitar judicialmente
la nulidad del mismo, o los seguirá produciendo normalmente en caso la parte
afectada opte por confirmar el acto, es decir, por subsanar el vicio que 1o afectaba.
Esto significa, en consecuencia, que el doble destino alternativo y excluyente del
negocio anulable depende de la parte afectada por la causal de anulabilidad, que es
quien decide la suerte del acto anulable.

A fin de entender el doble destino del acto anulable, es necesario precisar lo


siguiente: el objetivo de la acción de anulabilidad, como lo hemos mencionado, no es
la declaración judicial de anulabilidad, sino la declaración judicial de nulidad del
negocio anulable, y esto es así por cuanto una de las posibilidades del negocio
anulable es justamente la de ser declarado judicialmente nulo como consecuencia de
la acción de anulabilidad, previa acreditación de la causal evidentemente. Ahora bien,
como ya hemos indicado, en los casos de negocios anulables confirmados, los
efectos jurídicos que ha venido produciendo el acto desde su nacimiento, los seguirá
produciendo normalmente justamente por haberse subsanado el vicio que lo afectaba.

Por el contrario, en el caso de negocios anulables declarados judicialmente nulos por


interposición de la acción de anulabilidad, los efectos que el acto anulable produjo
desde su nacimiento desaparecerán como consecuencia de la sentencia firme que
declare la nulidad del negocio anulable. Pero los efectos no desaparecen desde la
fecha de expedición de la sentencia hacia delante, sino retroactivamente a la fecha de
celebración del negocio jurídico, de modo tal que el acto anulable declarado
judicialmente nulo es como si hubiera sido nulo desde siempre, como consecuencia
del efecto retroactivo de la sentencia. Esta retroactividad dli efecto jurídico,
denominada retroactividad obligacional, viene establecida en forma clara por el
artículo 222 del Código Civil, cuando dispone que el acto jurídico anulable es nulo
desde su celebración, por efecto de la sentencia que 1o declare.

De esta forma se entiende, ahora sí con claridad, el doble destino alternativo del
negocio anulable, el cual precisamos de la siguiente manera: el acto anulable nace
con vida produciendo todos sus efectos jurídicos, pero por haber nacido con una
enfermedad grave tiene un doble destino alternativo y excluyente: o es subsanado o
convalidado por la confirmación en cuyo caso seguirá produciendo normalmente todos
sus efectos jurídicos, o por el contrario es declarado judicialmente nulo como
consecuencia de la interposición de la acción de anulabilidad, en cuyo caso los
efectos jurídicos que produjo desaparecerán retroactivamente a la fecha de
celebración del acto. Como es evidente, para poder entender a profundidad esta
cuarta diferencia ha sido necesario precisar el objetivo de la acción de anulabilidad y
el efecto retroactivo de la sentencia que declara la nulidad del acto anulable. Por el
contrario, el acto nulo nace sin vida y en ningún caso puede producir ninguno de los
efectos jurídicos que tendría que haber producido.

Una quinta diferencio bastante sencilla, que se sobreentiende de la anterior, es que


los negocios nulos, a diferencia de los negocios anulables, no pueden ser confirmados
o convalidados justamente por haber nacido sin vida. Como es evidente, la
confirmación es a su vez un negocio jurídico unilateral que puede ser celebrado por la
parte perjudicada por la causal de anulabilidad, a fin de subsanar el negocio jurídico,
en cuyo caso los efectos jurídicos que ha venido produciendo el negocio desde 1a
fecha de su celebración, continuarán produciéndose normalmente.

En sexto lugar, son también distintos los plazos rescriptorios de las acciones de
nulidad y de anulabilidad. La acción de nulidad prescribe a los diez años, mientras que
la de anulabilidad a los dos años, según lo dispone el artículo 2001 del código civil.
Con relación a esta sexta diferencia contiene referirse a la prescriptibilidad de la
acción de nulidad con el siguiente razonamiento: según vimos anteriormente, los
negocios nulos no producen efectos jurídicos porque nacen muertos, sin vida.

Sin embargo, sucede que en muchos casos una o las dos partes (obviamente pueden
ser más de dos) deciden cumplir voluntariamente un acto nulo. Frente a esta situación
conviene ser categórico, por cuanto el hecho que se cumpla voluntariamente un acto
nulo no 1o convalida en absoluto. No debe olvidarse que los negocios nulos no
producen efectos jurídicos. En todo caso se tratará del cumplimiento de un efecto
meramente práctico o fáctico, pero en ningún caso de un efecto jurídico. Ahora bien, si
se produce la prescripción de la acción de nulidad. ello tampoco significa que el
negocio nulo se convalida por el transcurso del tiempo. Los negocios nulos no son
confirmables o convalidables por ninguna razón o causa, ni por el cumplimiento
voluntario de los mismos, ni por el transcurso del tiempo operando la prescripción de
la acción de nulidad a los diez años. Lo que es nulo nunca produce los efectos
jurídicos que tendrían que haberse producido, y es por ello que se señala en forma
enfática y unánime que los negocios nulos no son confirmables.
No obstante 1o cual, para efectos prácticos, de operar la prescripción de la acción de
nulidad en un supuesto determinado, se estaría prácticamente imposibilitando la
declaración judicial de nulidad, con la consiguiente inseguridad jurídica para las partes
y los terceros, creando una falsa apariencia de validez del negocio nu1o. Es por ello
justamente que la mayor parte de la doctrina considera que la acción de nulidad debe
ser imprescriptible y es así como se ha regulado en algunos códigos civiles la acción
de nulidad. Sin embargo, el Código Civil peruano actual, al igual que el anterior,
considero siempre que la acción de nulidad debía prescribir. En el código de 1936 se
estableció que el plazo prescriptorio era de 30 años, mientras que en el código actual
se ha reducido dicho plazo a 10 años.

Debemos ser bastante claros sobre este aspecto. Aun cuando el Código Civil
peruano no ha optado por la tesis de la imprescriptibilidad de la acción de nulidad,
posición que desde nuestro punto de vista hubiera sido preferible, debemos insistir en
lo que señalamos anteriormente: el transcurso del tiempo no puede convalidar en
ningún momento un negocio jurídico nulo y por ello la solución a este problema sería
la considerar que si bien la acción de nulidad ya no puede ser interpuesta al prescribir
la misma por el vencimiento del plazo de ley, la parte contra la que se pretenda hacer
valer el acto nulo, exigiéndosele su cumplimiento, tendría la posibilidad de defenderse,
deduciendo la nulidad ya no como acción, sino como excepción. Es ésta justamente la
solución que se ha elaborado en la doctrina de los países con sistemas jurídicos como
el nuestro, que establecen la prescripción de la acción de nulidad. Según esta tesis, la
nulidad no sólo puede solicitarse vía acción, sino que también puede deducirse vía
excepción. No obstante que, desde nuestro punto de vista, hubiera sido preferible que
el código optara por la imprescriptibilidad de la acción de nulidad. Como es evidente,
este problema no se plantea respecto de la acción de anulabilidad, por cuanto al ser
confirmables los actos anulables, se entiende que, al operar la prescripción de dicha
acción, se estaría confirmando tácitamente el negocio anulable por la parte a quien
correspondía la acción.

La séptima diferencia entre ambas categorías de invalidez radica en que la nulidad


opera de pleno derecho, siendo por tanto la sentencia que declare judicialmente la
nulidad de un acto afectado por causal de nulidad, meramente declarativa, al limitarse
a constatar que se presentó y operó la causal de nulidad y que el negocio jurídico
nació muerto sin producir ninguno de sus efectos jurídicos. Por el contrario, la
sentencia que declara judicialmente la nulidad de un negocio jurídico atacado por una
causal de anulabilidad no es declarativa, sino constitutiva, por cuanto la nulidad del
acto anulable no opera ipso iure o de pleno derecho, sino que se constituye recién por
la sentencia que la declara. Sobre este aspecto, que es fundamental para entender a
cabalidad la diferencia entre nulidad y anulabilidad, debe precisarse lo siguiente: si
bien es cierto que la nulidad opera de pleno derecho, sin necesidad de sentencia
alguna, es conveniente para efectos prácticos contar con una sentencia que declare
judicialmente la nulidad, a fin de tutelar fundamentalmente a los terceros de la
apariencia de validez de un acto nulo. Por el contrario, la única forma en que un acto
anulable será considerado nulo desde la fecha de su celebración es por efecto de la
sentencia que declare dicha nulidad y es por ello que se dice que en materia de
anulabilidad la sentencia que declara su nulidad es constitutiva.

La última diferencia entre ambas categorías, que ya hemos mencionado en el capítulo


anterior, es que la nulidad puede ser expresa o tácita, mientras que la anulabilidad
puede ser únicamente expresada. o textual. Debe recordarse que la nulidad tácita es
denominada también nulidad virtual. Según se señaló en dicha oportunidad, mientras
la nulidad expresa o textual es aquella que viene declarada directamente por la norma
jurídica, la nulidad virtual es aquella que se deduce del contenido del negocio jurídico,
cuando el mismo contraviene el orden público, las buenas costumbres. o una o varias
normas imperativas. Las causales específicas de anulabilidad son siempre expresas,
es decir, vienen generalmente establecidas directamente por la norma.

En ningún caso pueden deducirse o inferirse como sucede con las causales
específicas de nulidad virtual o tácita. Estas son, pues, las diferencias que existen
entre las dos categorías de invalidez reconocidas en el Código Civil peruano.

LA CONFIRMACIÓN DEL ACTO JURÍDICO

1. NATURALEZA JURÍDICA DE LA CONFIRMACIÓN


Es un acto jurídico porque su autor lo realiza con el fin inmediato de establecer una
relación jurídica válida o mejor dicho, de liberar a la relación existente del peligro de
aniquilación. Es unilateral, porque basta para crearla la voluntad de una sola persona,
que para el caso es el titular de la acción de nulidad relativa. Acerca de esto dice el
art. 1064, “La confirmación sea expresa o tácita, no exige el concurso de la parte a
cuyo favor se hace. De aquí estas dos consecuencias prácticas:

a) La confirmación no puede ser revocada bajo pretexto de que la otra parte no la


hubiese aceptado.
b) Si se otorga por instrumento privado, no es necesario que lo sea por doble
ejemplar. De lo mencionado podemos deduje que la palabra confirmación, deriva
del verbo confirmar, es conocida o utilizada con diversos sinónimos, a saber,
corroborar, subsanar, remediar, revalidad, convalidar o ratificar y se utiliza para
hacer del conocimiento que determinado acto que en principio hubiera podido
resultar vicioso o defectuoso, se perfecciona y tiene plena validez por parte del o
de los sujetos que intervienen en su celebración.

2. CONCEPTO

Para entender la confirmación del Acto Jurídico debemos empezar por entender la
anulabilidad que se fundamenta en la protección del interés privado del legitimado
para accionar; de ahí que frente al acto anulable, la parte afectada puede optar, si
tiene necesidad de la protección, por demandar judicialmente para que se declare su
nulidad, o, si ya no tiene necesidad de protección, puede convalidarlo mediante
confirmación, o puede dejar que transcurra el plazo de prescripción para ejercer la
acción de anulación (prescripción extintiva o liberatoria o sanatoria), o renunciar a la
acción una vez que ha cesado la causal de anulabilidad.

La confirmación es una forma de convalidación de un acto anulable, por medio de la


cual el titular de la acción de anulabilidad manifiesta expresa o tácitamente su deseo
de querer la validez y eficacia definitiva del acto anulable. La confirmación encuentra
su fundamento en el principio de conservación del acto jurídico.

La confirmación implica la renuncia a la acción de anulabilidad (acto negativo), pero


es algo más que una simple renuncia, es una manifestación de voluntad expresa o
tácita de que se quiere mantener el acto libre de toda amenaza de destrucción (acto
positivo).

El acto anulable es eficaz desde su celebración, produce los efectos que le son
propios como si se tratara de un acto sano sin defectos o vicios que afecten su
validez, aunque está amenazado de anulabilidad. La confirmación suprime la
amenaza de anulación y asegura la validez y eficacia definitiva del acto que ya no
podrá ser impugnado de anulabilidad; la extinción de la amenaza de destrucción del
acto no significa que la confirmación tiene efectos retroactivos, sino que simplemente
el acto y sus efectos ya producidos dejan de estar amenazados de ser destruidos
mediante anulación.

La confirmación requiere que el confirmante tenga conocimiento:

a) Del vicio de anulabilidad del acto.

b) De derecho a anularlo.

3. CARACTERÍSTICAS

Las características del acto confirmatorio son:

a) Es unilateral. Es realizado por aquel a quien corresponde el derecho de instar


la anulación, sin que sea necesario el concurso de la otra parte cuando el
acto anulable no es unilateral.

b) Es abdicativo. La confirmación del acto jurídico anulable implica la renuncia a


la acción de anulación.

c) Es irrevocable. Convalida un acto anulable, ya no es posible dar marcha


atrás.

d) Es declarativo. Su finalidad convalidatoria tiene una eficacia in retro, es decir,


la eficacia del acto confirmatorio se retrotrae al momento de la celebración
del acto confirmado, al que le permite producir sus efectos de manera
definitiva1257

e) Es recepticio. La manifestación de voluntad del confirmante es recepticia


debido a que como incide en la validez del acto que se confirma y por ende
afecta la esfera jurídica de todos los que en él son partes, debe ser puesta en
conocimiento de estos; de ahí que el acto confirmatorio no pueda ser
revocadoi258.

d) Es un acto accesorio del convalidado.

La confirmación puede. Ser realizada directamente por aquel a quien corresponde la


acción de anulabilidad, o por su representante, o por sus herederos universales, o por
su cesionario en el caso de cesión de la posición contractual
4. LA CONFIRMACIÓN DEBE CONTENER LO SIGUIENTE:

a) La mención del acto que se quiere confirmar,


b) La causal de anulabilidad, y
c) La manifestación expresa de confirmarlo.
También se debe mencionar la desaparición de la causal de anulabilidad, En la
confirmación expresa, el vicio y el derecho a la anulación aparecen de la
manifestación de voluntad de confirmar, puesto que el agente debe hacer referencia a
la causal de anulabilidad y su deseo de confirmar, no requiere la conformidad de la
otra parte.

Según el art. 230, la confirmación debe hacerse constar instrumentalmente, pero al no


sancionarse con la nulidad su inobservancia, en aplicación del art. 144, el instrumento
constituye solamente una forma probatoria. La conveniencia de asegurar que la
confirmación ha tenido lugar con conocimiento del motivo de anulabilidad, exige que
sea celebrada por escrito.

El acto confirmatorio requiere de los mismos requisitos generales exigidos para la


validez de todo acto jurídico.

El art. 230 dispone que la confirmación deja a "salvo el derecho de tercero". Veamos
esto con unos ejemplos:

A, incapaz relativo, vende un bien a B, capaz; a su vez, B vende el bien a C. Las dos
ventas son eficaces, pero están amenazadas de destrucción, pues hay la posibilidad
de que A inste la acción de anulabilidad. Pero si A en vez de optar por la nulidad
confirma el acto, a partir de ese instante el derecho de C queda consolidado a
perpetuidad, porque la confirmación produce la imposibilidad definitiva de impugnar el
acto por anulabilidad; la confirmación en este caso beneficia al tercero adquirente C.

- En el caso inverso de que A sea capaz y B incapaz, la venta hecha por B (una
vez cesada su incapacidad) a C constituye una renuncia a la acción de
anulabilidad, lo que equivale a una confirmación tácita; luego, el derecho de C
es inimpugnable por anulabilidad. Con relación a los terceros acreedores,
estos tienen a su favor la acción pauliana para que se declare ineficaz
respecto de ellos el acto de disposición realizado por su deudor y también la
acción oblicua o subrogatoria para que se anule dicho acto. La confirmación
no beneficia ni perjudica a los terceros acreedores más de Io que les
perjudicaría o beneficiaría que su deudor se abstenga de impugnar el acto por
anulabilidad; que sea anulable o que esté confirmado no altera en absoluto la
situación del acto respecto a los terceros acreedores porque en uno u otro
caso pueden hacer uso de la acción pauliana o de la acción oblicua. Todo
indica que la protección que dispensa el art. 230 a los terceros carece de
sentido.

5. CONDICIONES DE LA CONFIRMACIÓN

a) Que haya desaparecido la causa de invalidez.

b) Que el acto de confirmación, no concurra ninguna causal de nulidad

5.1 Efectos de la confirmación.


La confirmación sanea el acto, hace desaparecer el vicio con efecto retroactivo al día
de la celebración del acto (si se trata de actos entre vivos) o al día de fallecimiento del
causante (si se trata de actos de última voluntad). Pero este efecto retroactivo no
puede perjudicar los derechos de terceros.

Para que la confirmación produzca su efecto variante, no basta que ella revista las
condiciones de formas adecuadas, sino que es indispensable la concurrencia de los
dos requisitos de fondo que establece el art. 1060 CC, para que la confirmación sea
eficaz en cuanto al tiempo en el cual puede tener lugar:

a) Es necesario, en primer lugar, que haya cesado la incapacidad o vicio que daba
lugar a la nulidad, o en otros términos, la causa que lo producía.

b) Para que la confirmación pueda tener lugar es necesario, en segundo término, que
no concurra ninguna otra causa que pueda producir la nulidad del acto de
confirmación, es lógico que el mismo deba ser válido.

6. EFECTOS DE LA CONFIRMACIÓN ENTRE LAS PARTES Y CON


TERCEROS

Entre las partes. El acto invalido remonta sus efectos expurgatorios del vicio causante
de nulidad, a la fecha de celebración de dicho acto. El art. 1065 CC expresa: “La
confirmación tiene efectos retroactivos al día en que tuvo lugar el acto entre vivos, o al
día de fallecimiento del disponente en los actos de última voluntad”. La confirmación
se identifica con el acto inválido precedente, cuyo efecto consiste, justamente, en
sacarle el vicio que lo invalidaba, haciendo proyectar su influencia desde que dicho
acto pudo ser eficaz. Advierte Borda un “evidente error” en el supuesto de los actos de
última voluntad en que la confirmación, según la redacción del artículo, tiene efectos
retroactivos al día del fallecimiento del causante; donde “lejos de haber retroactividad,
hay postergación de los efectos de la confirmación hasta el momento de la muerte del
causante, lo que es propio de todos los actos de última voluntad”.

CON RESPECTO A TERCEROS. Previene el art. 1065 CC, cláusula final que “...este
efecto retroactivo no perjudicará los derechos de terceros”. Ello significa que si en el
intervalo transcurrido entre la celebración del acto inválido y la confirmación, se ha
constituido un derecho a favor de un tercero, que es enteramente válido en vista de la
nulidad del acto primitivo, la confirmación ulterior de este primer acto, no obstante su
natural efecto retroactivo entre las partes no afecta para nada la situación del tercero.

7. PRUEBA DE LA CONFIRMACIÓN

Al igual que las reglas generales, quien alega la confirmación soporta el peso de
cargar con la prueba “onus probandi”, que puede ofrecerse por cualquier medio,
cumpliendo todas las condiciones que la ley exige. Salvo el caso de confirmación
expresa, donde el instrumento debe suministrar la prueba. A su vez, probada la
existencia de la confirmación, quien invoque la carencia de eficacia convalidatoria por
falla de la forma adecuada deberá rendir la prueba de su aserción.

8. TIPOS DE CONFIRMACIÓN
8.1 CONFIRMACIÓN EXPRESA: (ART. 230 DEL CÓDIGO CIVIL)
La confirmación expresa es el acto jurídico unilateral (porque es realizado por aquel a
quien corresponde el derecho de instar la anulación, sin que sea necesario el
concurso de la otra parte cuando el acto anulable no es unilateral) y accesorio por el
cual la parte a quien corresponde la acción de anulación declara querer la validez
definitiva del acto anulable, con conocimiento de la causal de anulación y habiendo
esta cesado. Es la que se realiza por escrito. La confirmación expresa se constituye
en un acto formal, ya que ella debe hacerse por escrito, el instrumento de
confirmación expresa, debe contener bajo pena de nulidad:

 La sustancia del acto que se quiere confirmar, las indicaciones precisas para
individualizarlo.
 El vicio que adolecía, la indispensable mención de todos los vicios.

 La manifestación de la intención de repararlo, es decir el propósito deliberado de


renunciar al derecho de demandar su nulidad.

La confirmación expresa está subordinada a los siguientes requisitos:


- Que la confirmación la ejercite la parte a quien corresponde la acción de
anulación.
- Que sea mediante instrumento, en que deberá expresarse:
- Mención del acto que se quiere confirmar.
- La causal de anulabilidad que amenaza al acto.
- La manifestación expresa de confirmar el acto anulable.

De aquí se sigue que la forma necesaria de la confirmación expresa es la escritura


con las indicaciones señaladas, todo ello bajo pena de nulidad, que queda establecido
que el acto confirmatorio puede contener la voluntad de saneamiento declarada en
forma expresa o manifestada en forma tácita. De esta última se ocupa el presente
artículo, empero también se incluye en esta norma una mención a la confirmación vía
intención de renuncia (pudiendo inclusive presentarse una renuncia propiamente
dicha, a la acción de anulabilidad, lo cual es un tema aparte.

8.2 CONFIRMACIÓN TÁCITA:( ART. 231 DEL CÓDIGO CIVIL)


La confirmación tácita es la que resulta de la ejecución voluntaria, total o parcial, del
acto sujeto a una acción de nulidad”, una vez desaparecido el vicio que lo invalidaba.
Por lo tanto para que el efecto convalidatorio se produzca es necesario que la
ejecución del acto inválido sea la expresión de una voluntad libre y capaz, o sea que
la ejecución forzada, por medio de un procedimiento judicial o por cualquier vicio, no
obtiene ese resultado.

A diferencia de la confirmación expresa, en la confirmación tácita es más exigente la


prueba de la existencia del vicio y del derecho a anular el acto, por ser los elementos
que van a dar sentido confirmatorio al acto de ejecución o a los hechos que pongan de
manifiesto la intención de renunciar a la acción de anulabilidad. No se puede decir que
el agente tuvo la voluntad de confirmar si desconocía la causa de la anulación; no
puede querer algo que desconoce, si el agente desconoce que de la existencia del
vicio nace para él el derecho a instar la anulación, desconocimiento que Io lleva a
realizar el acto de ejecución, su voluntad confirmatoria está viciada por error de
derecho,

El artículo indica, además, la forma típica de confirmación tácita (la ejecución total o
parcial del acto) pero no excluye otras que permitan inducir asertivamente la intención
de confirmar el acto inválido más allá de la letra del artículo, como pueden ser otros
hechos que no podrían explicarse, sin admitir, que la confirmación tácita existe, al
respecto Borda cita: - Código Civil Cap., Sala B, 12/12/1958, LL, t. 94, p. 150. "actos
que envuelven una voluntad inequívoca", tal es el caso de quien ha adquirido un
inmueble, engañado por el vendedor, y luego lo enajena a un tercero o realiza otro
acto de disposición.

Figuras A Fines De La Confirmación:

 Ratificación

 Reconocimiento

 Transacción

La Ratificación
Es un acto jurídico que unilateralmente representa el representado para aceptar o
aprobar el acto celebrado por su representado en exceso o en violación de las
facultades de lo que no había envestido o del acto que celebro quien se arrogo su
representación sin tenerla.

También la ratificación se presenta en la gestión de negocios, cuando quien


careciendo de facultades de presentación y sin estar obligado, asume
conscientemente la gestión de los negocios o la administración de los bienes de otro,
que lo ignora (art 1950) correspondiendo al dueño del negocio ratificar o no la gestión
(art. 1952).

La Ratificación es una figura afín a la confirmación. En nuestro ordenamiento civil se


presenta en los siguientes casos:

- El falso representado puede ratificar unilateralmente el acto jurídico celebrado


por el falso representante observando la forma prescrita para el acto que se
ratifica.
- Cuando una persona careciendo de facultades de representación y sin estar
obligado a gestionar o administrar los bienes o negocios de otro que lo ignora,
este se puede ratificar los actos del gestor.
- Tanto el acto confirmatorio como la ratificación son actos jurídicos unilaterales
recepticios. Por la ratificación el falso representado, en el caso de defecto de
poder, o el dueño de los bienes o negocios o administradores por un tercero,
hace propios los efectos de los actos realizados por el falso representante o el
gestor e negocios. Por la confirmación, el titular de la acción de anulabilidad
convalida el acto, librándolo de toda amenaza de ineficacia definitiva.
- Por tanto la ratificación como con la confirmación se persigue que el acto
jurídico, ratificado o confirmado, surta sus efectos de manera plena y definitiva.
9. DIFERENCIA ENTRE RATIFICACIÓN Y CONFIRMACIÓN
- Se confirma un acto inválido por anulable. Se ratifica un acto valido, pero
ineficaz frente al dominus, como el celebrado por el falsus procuratore.
- Se confirma un acto propio, o sea en el cual se ha sido parte. Se ratifica un
acto ajeno en el cual no se ha participado ni por si ni mediante un
representante.
- La confirmación supone un acto eficaz amenazado de ineficacia y la
ratificación supone un acto ineficaz por el dominus.
- Por la confirmación se suprime la amenaza de iniciativa definitiva. Por la
ratificación, el ratificante adquiere los efectos de un acto ajeno, o sea en cual
no ha sido parte.

10. FORMALIDAD DE LA CONFIRMACIÓN


Art. 232. La forma del instrumento de confirmación debe tener iguales solemnidades a
las establecidas para la validez del acto que confirma. Esta norma se conecta
directamente con el artículo 230 de Código Civil relativo a la confirmación expresa,
pues la confirmación tacita, según se expresó al comentar el artículo 23, no se
instrumentaliza ya que se da por vía de ejecución total o parcial del acto viciado. En
ese sentido, la norma del artículo 232 sugiere que la confirmación expresa siempre ha
de constatar documentalmente. En efecto, el articulo230 dispone que la confirmación
se realiza mediante que patentice la declaración de la voluntad confirmatoria. Y el
artículo 232 complementa esta regla señalando que la forma (formalidad) de dicho
instrumento (el de la confirmación) debe tener las mismas solemnidades exigidas por
la ley para la validez del acto que se confirma. Cabe precisar que la propia formalidad
del acto confirmatorio que se menciona en el artículo 232 es una de carácter ad
probationem, pues en armonía con lo señalado en artículo 230, no se sanciona con
nulidad su inobservancia, de modo que si esto último ocurre, el acto confirmatorio
pese a todo mantiene plena validez. Como ejemplo se cita el caso de un contrato de
compraventa respecto del cual las partes pueden elegir la forma que estimen
conveniente, y si lo celebraron por escritura pública y la compraventa debe ser
confirmada porque adolece de algún vicio, entonces el acto confirmatorio debe
igualmente constar en escritura pública, de no ser así el acto confirmatorio subsiste,
no es nulo, y puede ser acreditado con los medios de prueba reconocidos por el
Código Procesal Civil. En cambio, el acto viciado puede haberle correspondido, según
mandato de ley, formalidad ad solemnitatem o ad probationem, o puede haberse
tratado de un acto con libertad de forma. Está claro que si el vio es por el
incumplimiento de la formalidad ad solemnitatem el acto es nulo y no puede ser
confirmado, pero si se ha cumplido la formalidad ad solemnitatem y el vicio de otra
índole, al confirmar el acto debe observarse la misma formalidad solmene que le
corresponde, pues así lo manda el artículo 232 del Código Civil. Si, por ejemplo, se
constituye una hipoteca o se efectúa una donación de bien inmueble, en ambos casos
observando la formalidad solemne de escritura pública que le corresponde a la
prescripción de los artículos 1098 y 1625 del Código Civil, respectivamente, pero esos
actos adolecen de un vicio como el error o el dolo, el acto confirmatorio debe
celebrarse con la misma solemnidad antes mencionada (escritura pública) empero,
como se dijo antes, de no hacerse así la confirmación se considera efectuada, ya que
no hay sanción de nulidad.

CONCLUCIONES

- Uno de los temas más importantes del derecho privado y específicamente del
derecho civil patrimonial es el de la ineficacia de los actos jurídicos, y dentro de
ellos el de la anulabilidad.
- El acto jurídico anulable, o sea, el que padece de nulidad relativa, es aquel que
reúne los elementos esenciales o requisitos de validez, y por tanto, es eficaz,
pero, por adolecer de un vicio, a pedido de una de las partes, puede devenir en
nulo. No ofrece, al contrario de lo que ocurre con el acto nulo, dificultades
serias en su delimitación conceptual.
- Con relación al tema expuesto, considero que lo esencial del mismo es la
bondad abstracta con que los artículos del Código Civil le dan tratamiento,
demostrándose el beneficio de la confirmación para sanear el vicio del acto
primitivo y el modo de hacer a su vez que no se pierdan sus efectos. Y
asimismo se advierte en su análisis, un esfuerzo en la búsqueda de su utilidad
práctica para intentar hacer de esta herramienta jurídica algo comprensible y
concreta, tanto desde la doctrina como desde la jurisprudencia.
- La confirmaciones un acto unilateral, mediante el cual, la persona interesada
en la anulación de un acto de tal naturaleza, manifiesta tenerlo por valido
expresa o tácitamente, produciéndose, en consecuencia, su convalidación.
- La confirmación es un acto jurídico que tiene por finalidad convalidar un acto
anulable.
- La palabra confirmación es utilizada o conocida con diversos sinónimos:
corroborara, subsanar, remediar, revalidar o ratificar.
- La confirmación, por regla general extingue la acción de nulidad relativa y en
determinados casos, según diversos autores, en el mundo de la realidad
jurídica, la inexistencia; originados por la ineficacia de los actos jurídicos,
constituye una renuncia a la acción de nulidad relativa, no a la absoluta, pues
atentaría contra el interés público.

BIBLIOGRAFÍA
- Acto Jurídico. Anibal TORRES VASQUEZ VOL2
- www.derechoycambiosocial.com (Invalidez del Acto Jurídico)
- andrescusi.blogspot.com (La Confirmación del Acto Jurídico)
- Acto Jurídico. Anibal TORRES VASQUEZ VOL2
- lpderecho.pe (Diferencia entre Nulidad y Anulabilidad del Acto Jurídico

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