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FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900)

La obra de Hegel constituye el final de los grandes sistemas filosóficos. Es el último intento de
construir una teoría omnicomprensiva que explica de forma sistemática toda la
realidad.Comienza así, en la segunda mitad del S. XIX, una nueva etapa en la que la filosofía se
entiende como crítica y se expresa en forma de ensayo. Aparece entonces una serie de
movimientos de muy distintos signos (marxismo, positivismo, vitalismo...) que suponen una
crítica a la visión de la filosofía como saber dogmático, teórico y sistemático.

Los nuevos filósofos –Marx, Nietzsche, Freud- serán los enterradores de la filosofía occidental.
Su tarea no consiste en cambiar unos principios filosóficos por otros sino en destruir la idea-base
sobre los que estos se asientan, a saber, la idea de que la filosofía y, en definitiva, la cultura,
constituyen un ámbito autónomo de sentido, es decir, tienen pleno sentido por sí mismas.
Los tres pensadores llevan a cabo una labor desmitificadora y descubren que el verdadero
sentido de la cultura se halla fuera de ella misma. Es decir, la cultura, y por tanto, la filosofía
sólo adquiere pleno sentido cuando es analizada a través de elementos que son externos a ella.
Así para Marx la cultura está determinada por la estructura económica y se propone la lucha de
clases y el comunismo; para Freud por el mundo del inconsciente y el psicoanálisis; para
Nietzsche por un determinado grupo de instintos que son expresión de la voluntad de poder, y
la teoría del superhombre.

Nietzsche pertenece pues a este grupo de pensadores que han sido llamados “filósofos de la
sospecha”. Su pensamiento es esencialmente una crítica de la cultura occidental en todas sus
manifestaciones: filosofía, religión, moral, ciencia y política. Entre todas ellas, Nietzsche
profundiza especialmente en la crítica de la moral pues considera a esta última como la
manifestación más significativa de la cultura.
Esta crítica se hace desde presupuestos vitalistas. La vida es, para Nietzsche, el valor supremo
o, mejor dicho, la fuente de todo valor. La cultura no es nada más que expresión de la vida.

Toda la cultura occidental, desde los griegos hasta nuestros días, ha sido un puro fracaso. Es
decir, ha sido el reflejo de una vida decadente, desnaturalizada, enfermiza, débil. Nuestra
cultura se ha ido construyendo frente a la vida, se alimenta del odio a la vida, es una
manifestación de la voluntad de muerte. La metafísica griega –especialmente la platónica- , el
cristianismo y la concepción burguesa de la vida, son tres manifestaciones históricas de esta
voluntad de muerte.

1. Biografía.
Poeta, filólogo, literato, visionario, profeta del no-Dios, atormentado, desconcertante, sarcástico,
demoledor, “maestro de la sospecha”, hombre atormentado y enfermizo, solitario, rechazado
por las mujeres a las que amó, hundido en la locura, y desde luego, testigo lúcido de la crisis de
la conciencia occidental, su vida es un torbellino de sufrimientos que forma parte del trasfondo
de su pensamiento, capaz de subyugar a generaciones y generaciones. El horizonte anunciado,
no se adivina todavía en la lejanía...
Nace en Röcken, cerca de Leipzig (Prusia), de ascendencia polaca por parte de padre y alemana
por parte de madre. Recibió su formación humanística en una de las más famosas escuelas de
Turingia. Pronto se aficionó por la música. Y comienzas las enfermedades (dolores de cabeza).
En 1864 inicia sus estudios de filosofía en Bonn; al año siguiente descubre a Schopenhauer, que
le entusiasma. En 1868 conoce a Wagner y se apasiona con su música. En 1869 es nombrado
catedrático de la Universidad de Basilea.
En 1872 publica "El nacimiento de la tragedia". En 1878 rompe su amistad con Wagner y año
siguiente las enfermedades le obligan a abandonar su cátedra de Basilea. Tiene 35 años y
comienza una vida errante, viajando siempre. En 1862 conoce a Lou Andreas Salomé, que
rechaza su petición de matrimonio, pero que le inspira un nuevo deseo de vivir. En 1869 sufre
un colapso en una plaza de Turín y debe ser internado en una clínica psiquiátrica. Diagnóstico:
parálisis progresiva; a partir de entonces, pérdida definitiva de la razón, queda al cuidado de
sus familiares y muere en 1900.

Obra.
Se pueden distinguir tres periodos en la obra de Nietzsche. Las expresiones empleadas por el
mismo Nietzsche dan pie a denominarlas según los cuatro momentos del día:

1º. Periodo romántico o estético. Filosofía de la noche.


Es el periodo de Basilea, donde se inspira en los presocráticos (Heráclito, especialmente),
Schopenhauer y la música de Wagner. En esta época escribe:
▪ El nacimiento de la tragedia.
▪ Consideraciones intempestivas.
En esta época considera el arte como medio de penetrar en la realidad. Contrapone lo nocturno
(lo dionisíaco) y lo luminoso (lo apolíneo). Dioniso, el dios de la noche, y el artista (el poeta
trágico) son las figuras de la actitud auténtica ante la vida. Sócrates aparece como el gran
enemigo.

2º Periodo positivista o ilustrado. Filosofía de la mañana.


Primeros años de sus viajes, ruptura con Wagner, abandona a Schopenhauer. Se inspira en
Voltaire y los ilustrados franceses, y adopta una postura positivista para condenar la metafísica
(sobre todo la platónica), la religión y el arte. La figura es ahora el hombre libre, autónomo y
crítico. Escribe:
▪ Humano, demasiado humano.
▪ Aurora.
▪ La gaya ciencia
En esta época denuncia los ideales de la cultura occidental.

3º. Etapa profética o de madurez. Filosofía del atardecer.


Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura, escribiendo su obra fundamental: "Así
habló Zaratrustra". En esta obra se afirma el pensamiento del eterno retorno. Zaratrustra es el
concepto mismo de Dioniso, pero también es el superhombre.Ataca a toda la cultura occidental:
religión, filosofía y moral tradicional. Este periodo enlaza con el segundo en su intención y
metodología. Pero es mucho más violento y apasionado. La expresión cada vez es más agresiva.
La figura es la del filósofo a martillazos que maldice al último hombre (el que precede al
superhombre).Escribe:
▪ Más allá del bien y del mal.
▪ La genealogía de la moral, 1887.
▪ Crepúsculo de los ídolos.
▪ El Anticristo.
▪ Ecce Homo...

Desde 1890 hasta 1900, en que muere, se encuentra en un estado irrecuperable. Empieza su fama
mientras se descompone. Bergson, Spengler, Freud, Sartre, Camus, Jaspers, Habermas y todo el
siglo XX han quedado influenciados al escuchar las intempestivas “llamadas” de Nietzsche.

2. La crítica a la tradición socrático-platónica y a la dialéctica.


Nietzsche plantea el valor de la vida a partir de la interpretación que hace del mundo griego. La
comprensión de lo dionisíaco y de lo apolíneo es el punto de partida para entender su
pensamiento. La razón según Nietzsche está en que es el helenismo el instrumento de educación
en Occidente y es el helenismo el que ofrece la versión de Grecia como el mundo de la claridad
donde la racionalidad triunfa sobre los instintos.
Para Nietzsche, Sócrates supone el sometimiento de los valores de la vida a las formas ofrecidas
por la razón. Nietzsche piensa que ambos aspectos, lo dionisíaco y lo apolíneo, se necesitan
mutuamente. Presentar a Grecia como el mundo prototipo de lo apolíneo es ignorar la
verdadera vitalidad, porque lo apolíneo significa someter la vida a la razón; la vida queda
fosilizada, encerrada en la razón. Para Nietzsche, es la racionalidad algo derivado de la vida y
no al revés. Por ello defiende la vida y afirma la voluntad de vivir.

En su primera obra "El nacimiento de la tragedia", Nietzsche presenta una teoría del arte y la
cultura griega distinguiendo entre "espíritu apolíneo" y "espíritu dionisíaco", tomándolo como
dos fuerzas contrapuestas de la Naturaleza.
Apolo es el dios del Olimpo, el dios del Sol, la luz, la claridad. Dioniso es el dios del vino, de la
embriaguez. Nietzsche establece la siguiente contraposición:

Dioniso Apolo
Noche, Oscuridad Día, luminosidad,
Voluntad irracional, Razón,
Cosa-en-sí Apariencia-fenómeno
El Uno primordial, impersonal, "principio de individuación"
Embriaguez, ensueño,
Dolor cósmico alegría solar.
Danza Palabra

Dioniso representa lo caótico, lo desmesurado, el frenesí sexual de la vida, la noche y la música


excitante. Lo apolíneo simboliza la claridad, la razón, el orden, la medida. Es la contraposición
entre la música y el arte plástico.Lo apolíneo es el principio de individuación que pone las cosas
en su lugar correspondiente, perfectamente ordenadas en el espacio y en el tiempo, conducido
por la razón, por el logos.Lo dionisíaco es la embriaguez de la marea cósmica, que elimina todo
lo finito y particular, es el gran ímpetu vital.

La filosofía griega original era la lucha constante entre estas dos fuerzas: entre el principio de
individuación y la totalidad, entre el sueño y la embriaguez.Pero Sócrates niega la esencia griega
cuando elige la razón como guía para la vida, cuando crea al "hombre-teórico", cuando utiliza la
definición y el concepto para la investigación. Sócrates acaba con la tragedia griega, con la
filosofía clásica de los presocráticos y sobre todo con Heráclito, que es quizás, según Nietzsche
quien más se acercó a la verdadera realidad.

"En el ocaso de los ídolos" vuelve a presentar a Sócrates como el que inicia la decadencia griega.
Y argumenta que esto fue así debido a la fealdad de Sócrates, que le llevó a descubrir la
dialéctica (el arte de la lucha en competencia), pues era la única forma que tenía de fascinar a los
bellos efebos que nunca se hubieran acercado a él de otra forma.

Para Nietzsche la equiparación socrática de "razón igual a virtud, virtud igual a felicidad" es "la
equiparación más extravagante que existe y tiene contra sí todos los instintos de los antiguos helenos".

B. Crítica a Platón

Pero el ataque más profundo se lo hace a la metafísica platónica, que niega el tiempo y odia
cualquier idea de devenir. Según Platón: "Lo que es, no deviene; y lo que deviene no es". Según
Nietzsche: el ser es lo quieto, lo inmóvil, intemporal, y por tanto lo muerto. Mientras que el
devenir es lo transitorio, lo móvil, lo temporal y, por tanto, lo vivo.

La oposición que hace Platón entre ser y tiempo, entre mundo inteligible y sensible, le lleva a
una desconfianza en los sentidos, considerándolos a éstos como enemigos del pensar. La
filosofía de Platón es idealista e intelectualista, una filosofía que instaura el error más dogmático,
duradero y peligroso: "el bien en sí", "el espíritu puro", valorando negativamente el mundo
sensible y considerando como auténtica realidad lo ideal. Platón usa conceptos desligados de la
realidad, en lugar de partir de lo que se intuye, de lo real. Según Nietzsche no existe más mundo
que el sensible, el terrenal, el que aparece en un espacio y un tiempo; todo lo demás no es sino
una invención que se apoya en la identificación del ser con el bien. La dialéctica lo que hace
es una gran suplantación: pone la razón en lugar de la vida. La filosofía de Platón es criticada
por ser estática (sólo considerado como real lo inmutable, eterno y fijo), conceptual, se aleja de la
vida, es decadente, débil y resentida (por llamar al cuerpo “cárcel” del alma; no valora la vida
sensible

C. Crítica a la metafísica

Hay una crítica a la metafísica desde el punto de vista ontológico y epistemológico:


1. La metafísica tradicional es estática y el habla de una realidad dinámica; rechaza la separación
entre real y aparente ya que esto conlleva un desprecio de los sentidos y de la vida; inventa un
mundo distinto a éste lo que implica tener recelo contra la vida como devenir.
2. Realidad y concepto: se pretende que el concepto sirva para expresar y significar una
multiplicidad de cosas o realidades individuales. Nietzsche duda que el concepto sirva para
aprehender la verdadera realidad del ser, que es devenir y cambio. Sólo es posible un
comportamiento “estético” que se sabe creativo. A través de la palabra es imposible llegar a
penetrar en la realidad. En su lugar, la metáfora, más enriquecedora.
3. Realidad y lenguaje. La filosofía se ve atada por el lenguaje. “La razón en el lenguaje: ¡Oh, qué
vieja hembra engañadora...¡Creo que no vamos a desembarazarnos de la idea de Dios porque aún seguimos
creyendo en la gramática”

D. Crítica a la moral judeo cristiana

Nietzsche hace una crítica a la moral judeo-cristiana porque ha recogido esta herencia negadora
de fuerzas vitales, poniendo todo lo bueno en Dios y todo lo malo en el hombre. "La moral judeo-
cristiana ha hecho al hombre culpable, simplemente por nacer y vivir, por desear y sentir las fuerzas de la
vida: es la moral del verdugo" (Crepúsculo de los ídolos). La moral judeo-cristiana es tachada de:
contranatural (se opone a la vida y reprime los impulsos vitales: castidad, obediencia...);
hipócrita y egoísta (una persona ama al prójimo sólo para salvar su propia alma), decadente,
burguesa e idealista. Para él, esta moral representa la moral de los esclavos. Presenta como
alternativa la moral de los señores: moral que exalta la vida. Negando a Dios y a toda
responsabilidad ante él, liberaremos a la vida de todas las cadenas que se la han impuesto. Toda
religión nace del miedo, de las angustias, de las necesidades e impotencias que el hombre siente
ante sí. Considera el pecado como un atentado contra la vida, que la aniquila y pervierte. Para
llevar a cabo esta crítica, Nietzsche se inspira en la Ilustración y Feuerbach.

E. Crítica a Hegel

Crítica también al idealismo dialéctico de Hegel, que identifica lo real con lo racional,
renunciando a incluir lo negativo, el error y el mal en la realidad. La filosofía de Hegel es
tachada de teología engañosa, que sirve de apoyo al cristianismo.

F. Crítica al positivimo y al mecanicismo

Critica por último la ciencia moderna del positivismo y del mecanicismo; la ciencia moderna,
con estas notas, son tachadas como una amenaza para los valores de la vida, ya que se inspira
directamente en la lógica y en la ontología que trata el devenir como si fuera una apariencia.
"¿Será posible que rebajemos la existencia a un mero ejercicio de cálculo, a un objeto de estudio de
matemáticos apoltronados? Eso de que sólo hay una interpretación del mundo, dentro de la cual pueden
hacerse investigaciones científicas (¿querrán decir ustedes mecánicas?),... Una interpretación que
permita contar y calcular, pesar, mirar, tocar y nada más, es una patochada y una candidez, concediendo
que no sea locura o imbecilidad... Un mundo esencialmente mecánico sería un mundo desprovisto de
sentido".
Nietzsche, "La Gaya ciencia".

La filosofía idealista, la religión, la moral reactivo-represiva, la ciencia moderna, positivista y


mecanicista conforman una telaraña en la que el hombre se encuentra enredado y prisionero. En
definitiva, toda la cultura occidental adolece de todas estas enfermedades. Por eso, no se valora
la vida.Resultado de estas críticas: la muerte de Dios, que lleva al nihilismo activo; destruye los
valores de la cultura occidental y presenta como alternativa la voluntad de poder yel
superhombre.
3. La voluntad de poder.
Para Nietzsche la realidad es móvil, está sometida al incesante cambio y dinamismo de la vida.
La vida es impulso, fuerza, simplemente, voluntad de vivir más y plenamente, voluntad de
crear. Por eso la vida es perspectiva: no tiene una forma fija, estable y limitada. Es un fluir que
no se detiene.

Antes de llegar a su concepción de la realidad como voluntad de poder, en su obra fundamental


"Así habló Zaratustra", nos había adelantado en su primera obra: "El nacimiento de la tragedia"
su visión del clasicismo griego, que nada tiene que ver con la imagen estereotipada y
universalmente admitida y difundida por los historiadores ilustrados, que veían la cultura
griega como el prototipo de la serenidad, racionalismo y equilibrio.

Nietzsche veía en el clasicismo griego rasgos patéticos, irracionales que chocaban con el tópico
del equilibrio racional atribuido al mundo griego. Así surgió el alma dionisíaca y el alma
apolínea contrapuestas.
Dos almas que se enfrentan o se acoplan. Pero este acoplamiento se rompió cuando Eurípides,
en el siglo V, eliminó el coro y el elemento dionisíaco a favor de los elementos morales e
intelectualistas. Momento en que surge Sócrates con su pretensión de dominar la ida mediante
la razón.

¿Qué es la voluntad de poder? Es difícil de responder a esta pregunta pues Nietzsche no la


define claramente. Lo que sí podemos decir con claridad es lo que no es:
▪ No es "voluntad psicológica" (facultad de decidir entre esto o lo otro, según el entendimiento
o con más o menos libertad)
▪ No es "voluntad de vivir" de Schopenhauer.
▪ No es la "voluntad pasiva", la de obedecer y someterse, que en definitiva es "voluntad de
nada" (nihilismo pasivo).
▪ No es la "voluntad de verdad" de los pensadores teorizantes.
▪ No es la "voluntad de buscar el placer y evitar el dolor". (El dolor no es algo negativo para
Nietzsche).

La voluntad de poder está en todas las voluntades con las que no hemos identificado, pero no se
reduce a ninguna de ellas. La voluntad de poder es mucho más que la voluntad de vivir. Es todo
un conjunto de fuerzas que actúan desde lo más profundo de la realidad. Una de sus
manifestaciones es la vida. Pero no se agota en la vida. Es un impulso o ímpetu de dimensión
cósmica que siempre va más allá, que no se detiene nunca:
"¿Queréis saber qué es para mí el mundo? Es un monstruo de fuerza, sin principio ni fin, una
magnitud fija y férrea de fuerzas que no crece ni disminuye, y que únicamente se transforma. Un mar de
fuerzas tempestuosas que se agitan y transforman desde toda la eternidad y vuelven eternamente sobre sí
mismas en un eterno retorno de los años.

"Este es mi mundo dionisíaco, que se-crea-eternamente-a-sí-mismo y se-destruye-eternamente-a-


sí-mismo, este mundo enigmático de doble voluptuosidad, mi "más allá del bien y del mal", sin meta, a no
ser que exista una meta en la felicidad del círculo, sin voluntad. ¿Queréis un nombre para este mundo?
¿Y una solución para todos sus enigmas? ¿Queréis una luz para todos vosotros, los desconocidos, los
fuertes, los impávidos, los hombres de media noche? Este mundo es la voluntad de poder y nada más que
eso. ¡Sed vosotros también esa voluntad de poder y nada más que eso

La voluntad de poder es la voluntad creadora de valores, que está más allá del bien y del mal. Es
una fuerza cósmica, irresistible, infinitamente eficaz y eterna. Para Nietzsche el Cosmos no es
mecanicista sino vitalista.

La voluntad de poder plantea al hombre la alternativa de la superación o de la decadencia: pues


en la voluntad de poder aparecen dos fuerzas o vidas: una activa y otra reactiva. El hombre
poderoso es aquel que se asoma al caos, o sea, se asoma a sus pulsiones y sabe controlarlas.

Si la voluntad de poder asume la variedad, la diferencia y la pluralidad es la voluntad de poder


afirmativa y fuerte, donde ha predominado lo activo. Pero si escoge la huida y el sometimiento a
ideales enfermizos, será negativa y débil, donde predomina lo reactivo, lo decadente.

La idea del eterno retorno. -En Nietzsche no hay una concepción teleológica ni lineal del
Universo: el mundo no camina hacia ningún fin. Pero no hay más mundo que éste, no hay un
"trasmundo platónico ni tampoco el mundo supraterrenal cristiano." Por esto toda huida de este
mundo es una pérdida de la realidad: "!Permaneced fieles a la tierra¡".
El eterno retorno incluye dos afirmaciones:
a) El valor de la evolución y del devenir proclamado por Heráclito y negado por Platón.
b) El valor supremo de la vida y de la existencia.

4. El nihilismo y sus formas.

"Nihilismo: carencia de fin, carencia de respuesta al por qué. Alcanza su máxima fuerza relativa como
fuerza violenta de destrucción, nihilismo activo. Su opuesto sería el nihilismo fatigado, que no ataca ya."

El nihilismo no es una doctrina filosófica, sino el destino de la cultura occidental y de los


pueblos occidentales. Nietzsche cuando reflexiona sobre la civilización occidental afirma el
nihilismo como diagnóstico y como remedio. Por eso, distingue dos tipos de nihilismo:

A) Nihilismo pasivo/reactivo.
Durante dos mil años los pueblos occidentales han sido educados en una visión negativa,
nihilista, de los valores de este mundo: este mundo sensible es una realidad ilusoria, una
apariencia, una copia defectuosa de otro mundo inmaterial. El cuerpo es una cárcel y la tierra un
valle de lágrimas. Esta vida no es la vida verdadera. Hay que huir de ella, pasar por ella
peregrinando hacia la otra vida verdadera. Todo esto origina un nihilismo reactivo, represivo,
una negación de los valores terrenales, del cuerpo, de los impulsos vitales. Esta educación
procede del idealismo socrático-platónico y del pensamiento judeo-cristiano. El esquema
socrático-platónico fue transferido al Dios cristiano que niega la realidad, la verdad y el valor
del mundo terrenal es a favor del mundo celestial.
La cultura occidental está basada en la transvaloración: un traspaso de los valores de bondad,
verdad y justicia, situándolos fuera de este mundo. Esta transvaloración ha sido proporcionada
y mantenida por la casta sacerdotal judeo-cristiana, desde una actitud de resentimiento, de
negación nihilista de esta vida, afirmando un ascetismo anti-vitalista.
B) Nihilismo como reflexión y diagnóstico.
El nihilismo reflexivo es el que lleva a cabo Nietzsche cuando pone en evidencia los efectos
negativos y decadentes a los que ha llegado la civilización occidental, por seguir los valores
idealistas teocéntricos de los judeo-cristianos. Cuando reflexionamos sobre esto, sólo cabe un
grito: “¡Dios ha muerto!”, presentando la muerte de Dios como símbolo del acabamiento final de
todos los valores heredados por la metafísica platónica y transmitida con el cristianismo.
Amanece, entonces, la “aurora del caos”, pues la muerte de Dios significa privar al mundo
suprasensible de su pretendida función ordenadora de nuestras existencias: nos hemos quedado
sin un sentido que dar a nuestra vida. Por tanto, el nihilismo como reflexión posee dos caras:
▪ Una negativa: cuando diagnostica y denuncia a la tradición platónico-cristiana como
metafísica nihilista de los valores terrenales.
▪ Otra positiva: cuando se reconoce que en esta situación hay que buscar una salida, hay que
buscar el sentido de este mundo desde otra perspectiva.

C) Nihilismo activo/positivo.
El nihilismo activo consiste en un giro vital hacia una nueva perspectiva de la realidad y del
hombre. Significa reconocer la muerte de Dios llevada a cabo por la propia cultura occidental.
Significa destruir el mundo irreal de valores supraterrenales, es una “negación activa de la
negación”, que nos lleva a una nueva valoración de la vida, de la esperanza, de la “gran
aurora”.
“Los antiguos valores no se derrumban solos, sino que son destruidos por la voluntad de poder,
única fuerza capaz de destruir para crear, de negar para afirmar, de producir muerte para crear vida. Esta
es la fuerza del mundo.”

La muerte de Dios es un hecho constatado, según Nietzsche, en la cultura occidental del siglo
XIX. Por “muerte de Dios”. Entiende Nietzsche que ha muerto el dios monoteísta de los
metafísicos, el dios que establece la distinción entre bien y mal, el que distingue entre mundo
verdadero y aparente.
“Los dioses han muerto de risa al oír decir a uno de ellos que era el único Dios...¡Un solo dios: la
palabra más atea!

El monoteísmo obliga a descartar otros monoteísmos. Cada uno se considera el único verdadero
y se dedica a eliminar a los demás: “no hay nada más ateo, más destructor del Dios monoteísta que
esta lucha entre dioses”. Todos han sido inventados para oprimir la voluntad de poder. Por eso
Zaratustra anuncia: “Dios ha muerto ya...Nosotros los hemos asesinado, vosotros y yo”. La
consecuencia de la muerte de Dios es el giro trascendental del nihilismo pasivo/reactivo al
nihilismo activo/positivo-creador, pues se produce una transmutación, quedando destruida la
moral represiva, a la moral del pecado, por la moral de la vida, la inocencia del superhombre:
una Humanidad libre de complejos de culpabilidad y de temores ultraterrenos.

5. La transvaloración Moral y el Ideal del Superhombre.


Nietzsche ve la moral como problema central del ser humano. Para que exista moral, es preciso
introducir el pecado, la culpa: culpabilizar la vida, la existencia y la conciencia. La moral es “el
peor error de todos”. Por eso escogió a Zaratustra, el “inventor de la moral” como profeta y
portavoz de su mensaje.

“Zaratustra fue el primero en advertir que la auténtica rueda que hace moverse a las cosas es la lucha
entre el bien y el mal...Zaratustra creó ese error, el más fatal de todos”.
Nietzsche, Ecce Homo.

Ahora Zaratustra baja de la montaña, convertido en profeta de la vida, de los nuevos valores.
Tras anunciar la muerte de Dios, promulga la aniquilación de la moral antigua, la instauración
de los nuevos valores de afirmación de la vida, y finalmente, el advenimiento del superhombre.
Critica a la moral tradicional que ha hecho una transvaloración negativa, nihilista, de los valores
vitales, interpretando la existencia humana en términos de culpa, sufrimiento, expiación y
redención. Esto se ha dado tanto en el mazdeísmo o zoroastrismo (religión persa instaurada por
Zaratustra), como en el pensamiento griego, como en el monoteísmo judeo-cristiano, que han
interpretado la existencia humana como culpable. Toda la religión y moral cristiana gira en
torno a la noción de pecado original que ha de ser redimido, quedando la vida y los instintos
vitales definitivamente culpabilizados. La moral cristiana es una moral de esclavos y resentidos,
de conciencia temerosa y culpable ante Dios, que ha hecho una transvaloración de los antiguos
valores aristocráticos presocráticos que afirmaban la vida.
En los antiguos valores aristocráticos:
▪ Bueno: noble, poderoso, feliz, bello, lleno de vigor y vitalidad (la vida), amante de esta
vida.
▪ Malo: vulgar, temeroso, impotente, servil...
En la cultura occidental:
▪ Bueno: miserable, impotente, temeroso, el que huye de esta vida, del cuerpo, el asceta
receloso de la vida, el que desprecia los instintos vitales, los sentidos, el que se humilla
ante Dios.
▪ Malo: el que ama la vida, el que valora los instintos vitales, el cuerpo, el ateo...

Después de esto tenemos que hacer una nueva transvaloración: la del superhombre. Hay que
invertir los valores: afirmar de nuevo la vida, eliminar el miedo, la sumisión, la culpabilidad, el
pecado original, para recuperar la inocencia general destruida por la moral nihilista, negadora
de vida y represiva.

Hay que llegar a vivir una vida más allá del bien y del mal, en la que el hombre no se someta a
los antiguos valores, caducos y decadentes, sino sea con su voluntad de poder creador de
nuevos valores. Es el momento del nihilismo activo que sólo puede ser llevado por el
superhombre. ¿Qué es el superhombre? ¿Quién es? ¿Está ya entre nosotros o está por venir? El
superhombre es el hombre de la voluntad de poder, del amor a la vida, de la creatividad, dl
nihilismo activo, del eterno retorno: el que ama la vida de tal forma que quiere volver a vivirla
eternamente, infinitas veces. El superhombre no ha llegado todavía: nosotros los nihilistas
activos, dice, estamos preparando su venida. Nietzsche no dice cuándo llegará el superhombre.
Pero a este respecto es famoso su pasaje de la triple metamorfosis o transformación del espíritu
humano:
“Tres transformaciones del espíritu humano os menciono: cómo el espíritu se convierte en
camello, el camello en león, y el león por fin, en niño.”
▪ El espíritu convertido en camello: animal de carga, moral de esclavos. Carga con toda la tradición.
▪ El espíritu convertido en león: nihilista activo que conquista la libertad diciendo no al señor.
▪ El espíritu convertido en niño: es el nuevo hombre creador de los valores vitales, que afirma la
inocencia de la vida y del devenir, jugando a vivir y gozando de la plenitud de la vida, sin temores ni
prejuicios: pequeños dioses juguetones.

El superhombre y el eterno retorno, el hombre no superior no le teme a la vida ni a la muerte,


no siente necesidad de crearse una vida supraterrenal, porque siente que la muerte no lo saca de
la vida. La muerte también pertenece a la vida. La vida siempre retorna: es un eterno retorno. La
vida volverá, pero no repetirá lo negativo. La moral del superhombre será: Afirmación de la
vida corporal, desprecio de los valores espirituales de la moral tradicional, creación de los
nuevos valores que encarnen la voluntad

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