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FONÉTICA HISTÓRICA (PRIMERA PARTE)

LAS VOCALES

El latín vulgar perdió las diferencias de cantidad o duración, y las convirtió en


diferencias de cualidad o timbre. Las vocales largas se convirtieron en cerradas; y
las breves, en abiertas.

VOCALES DEL LATÍN VOCALES DEL LATÍN


CLÁSICO VULGAR
ă a abierta.
ā a cerrada.
ĕ e abierta.
ē e cerrada.
ĭ i abierta.
ī i cerrada.
ŏ o abierta.
ō o cerrada.
ŭ u abierta.
ū u cerrada

El latín vulgar posterior redujo a diez las vocales clásicas.

ă, ā>a.
ĕ>e abierta.
ē, ĭ>e cerrada.
ī>i.
ŏ>o abierta.
ō, ŭ>o cerrada.
ū>u.

De esta fase parten las lenguas romances.

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LEYES FONÉTICAS

1. VOCALES ACENTUADAS

La ă y todas las largas se conservan sin alteración en español. La ĕ y la ŏ


diptongan respectivamente en ie, ue. La ĭ evoluciona a e; y la ŭ, a o.

ă>a

făcis>hace; pătrem>padre.

ā>a

prātum>prado; ālam>ala.

ĕ>ie

tĕnet>tiene; bĕne>bien; sĕrram>sierra; tĕrram>tierra; pĕtram>piedra;


tĕnerum>tierno; hĕdera>hiedra.

ē>e

tēlam>tela; plēnum>lleno.

ĭ>e

pĭlum>pelo; tĭmet>teme.

ī>i

venīre>venir; fīcum>higo.

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ŏ>ue

pŏrtam>puerta; rŏtam>rueda; mŏrtem>muerte; rŏtam>rueda;


dŏminum>dueño; sŏlidum>suelo.

ō>o

hōram>hora; tōtum>todo.

ŭ>o

cŭppam>copa; lŭtum>lodo.

ū>u

fūmum>humo; mūlam>mula.

Los diptongos ae y oe evolucionan como ĕ y ē respectivamente:


quaero>quiero; foedum>feo.

Estas leyes sufren con frecuencia alteraciones debidas principalmente a la


influencia de otros sonidos de la misma palabra. El más importante es el de la
yod.

Llamamos yod, por consiguiente, a todo sonido de i semivocal o


semiconsonante; a toda e en hiato, y a la i desarrollada por la articulación de
consonantes palatales.

1. 1. INFLUENCIA DE LA YOD

La a latina acentuada permanece en español; pero, si la a está seguida de i,


ambas vocales tienden a aproximarse entre sí, y se cierra la primera, y se cierra la

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segunda. De esta aproximación mutua resulta la vocal intermedia e: laicu>lego.
Puede ocurrir que la i no esté en contacto con la a, sino que se halle en sílaba
siguiente y pase atraída a la sílaba acentuada. Por ejemplo: basium>*baisu>beso;
primarium>*primairu>primero.

Las consonantes palatales, a causa de su punto de articulación, desarrollan un


sonido i, que es la vocal más palatal. Por esta razón, la a seguida de palatal
evoluciona a e. Por ejemplo: axem>exe>eje; factum>hecho; mataxa>madeja.

Toda e en hiato después del acento evoluciona a una i:


aream>*aria>*aira>era; caseum>*casiu>*caisu>queso.

La influencia de la yod está presente no solo en la a, sino también en el resto


de las vocales. Su articulación cerrada influye sobre las vocales que la preceden,
y, así, las que debieran ser abiertas en latín vulgar, son cerradas y evolucionan
como tales.

La ĕ y la ŏ, que diptongan en ie, ue (sĕrram>sierra; mŏrtem>muerte), no lo


hacen cuando están seguidas de yod: pĕctum>pecho; tĕneo>tengo;
sŭpĕrbiam>soberbia; spĕcŭlŭm>espejo; nŏctem>noche; fŏliam>hoja;
lĕctum>lecho1. Esta es la excepción castellana más importante a la ley de
diptongación de vocales.

Las vocales ĭ, ŭ del latín clásico, cuando se encuentran seguidas de yod, no son
abiertas en latín vulgar, sino cerradas. Permanecen inalterables con frecuencia en
romance: vĭtreum>vidrio; pŭgnum>puño; lŭctam>lucha; trŭctam>trucha. La
influencia de la yod no resulta, sin embargo, tan constante en esta vocales como lo
es cuando se trata de ĕ, ŏ.

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En vĕclum, la ĕ, aunque seguida de yod, diptonga por influencia del aragonés.

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Cuando la a está seguida de u, ambas se unen en la vocal intermedia o:
taurum>toro; paucum>poco; causam>cosa; aurum>oro. La u puede derivar de
la vocalización de una l: saltum>*sautu>soto; alterum>*autru>otro.
En ocasiones, la e y la i, intercambian lugar (metátesis): litĕram>letra.

Igualmente ocurre alguna vez con la o y con la u: dŏctum>ducho.

2. VOCALES INACENTUADAS

Su evolución está sujeta a que se hallen delante o detrás del acento, y de su


situación inicial, interior o final en la palabra. Las vocales inacentuadas pueden
ser, por consiguiente:

Iniciales: en la primera sílaba de la palabra.

Protónicas: en las sílabas interiores de la palabra y antes del acento.

Postónicas: en las sílabas interiores de la palabra y detrás del acento.

Finales: en la última sílaba.

Las vocales iniciales permanecen como en latín, excepto ĭ, ŭ, que evolucionan


respectivamente a e, o. Ejemplos: amicum>amigo; caballum>caballo;
recitare>rezar; securum>seguro; mĭnutum>menudo; rīpariam>ribera;
collocare>colgar; nominare>nombrar; sŭperbiam>soberbia; mūtare>mudar.

La a inicial seguida de yod evoluciona a e, como la acentuada


lactūcam>lechuga; basiare>besar. Si se encuentra seguida de u, procedente de la
vocalización de l, cambia en o, de la misma manera que cuando comprende el
acento: laudare>loar; autumnu>otoño; altarium>otero.

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La posición inicial es menos firme que la acentuada; por esto, las excepciones
son más numerosas.

Las vocales protónicas suelen perderse, con excepción de la a, que


generalmente se conserva sin alteración: paradisum>paraíso;
calamellum>caramillo; verecumdiam>vergüenza; solitarium>soltero;
septimanam>semana; honorare>honrar; *consuturam>costura. Cuando hay
dos protónicas se pierde la más próxima al acento: vicinitatem>vecindad.

Las vocales postónicas comúnmente desaparecen: gĕnerum>yerno;


animam>alma; pŏpulum>pueblo; hŭmerum>hombro; colaphum>golpe. La a
ofrece mayor resistencia a perderse. Muchas de las excepciones de esta regla están
relacionadas con la a: raphamum>rabano; asparagum>espárrago;
cŏphanum>cuévano.

Entre las vocales finales, la a se conserva: rosam>rosa. La e y la i se reducen a


e: consuetudinem>costumbre; dixi>dije; martis>martes. La e final se pierde
cuando está precedida de algunas consonantes: t, d, n, l, r, s, c. Por ejemplo:
mercedem>merced; finem>fin; fidelem>fiel; movere>mover; mensem>mes;
lucem>luz. La o y la u se reducen a o: quaero>quiero; dŏminum>dueño. De este
modo, todas las vocales latinas, sea cual sea su cantidad, se reducen a tres (a, e, o)
en romance, cuando se hallan en la última sílaba sin acento.

La i, u finales del romance son latinismos cultos o proceden de alguna lengua


extranjera, como saltimbanqui, mutis, tribu, espíritu.

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