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5.1.

Fonética
5.1.1. Vocales

1. Tónicas
2. Átonas

El sistema vocálico del latín clásico se basaba en la oposición de cantidad larga/cantidad


breve de las vocales. Estaba formado por diez vocales: cinco largas y cinco breves.

Por su punto de articulación en la cavidad bucal, cuatro eran anteriores (ī, ĭ,


ē, ĕ), cuatro posteriores (ō, ŏ, ū, ŭ), y dos, centrales (ā, ă). Según la
aproximación de la lengua al paladar, disponía de cuatro vocales altas (ī, ĭ,
ū, ŭ), cuatro medias (ē, ĕ, ō, ŏ) y dos bajas (ā, ă). La estructura del sistema
vocálico latino equivale a la del español actual con la diferencia, importante,
de que en el español actual la duración vocálica carece de pertinencia. Las
vocales españolas son, salvo raras excepciones, todas breves.

La duración del sonido vocálico era pertinente en el latín clásico y puede verse en
ejemplos como mălum «mal»/ mālum «manzana», vĕnit «él viene»/ vēnit «él
vino», hĭc «este»/ hīc «aquí», lĭber «libro»/ līber «libre», nŏta «señal»/ nōta «conocida»,
ōs > «boca»/ ŏs > «hueso». Esta duración, probablemente, implicaba una pronunciación
cerrada de las vocales largas y una mayor abertura en la pronunciación de las breves.
Este hecho facilitaría posteriormente su evolución de manera que en el latín vulgar las
vocales largas se convirtieron en cerradas y las breves, en abiertas.

La diferencia de cantidad, breves y largas, del latín clásico, la sustituyó el


latín vulgar por una diferencia de calidad, timbre, según sonidos abiertos y
sonidos cerrados. La diferencia de timbre ya existía en el clásico, pero con
valor redundante; no así en el latín vulgar cuyo valor se fonologizó y
convirtió en pertinente. Esta variación en el timbre, en la abertura de la boca
durante la pronunciación de la vocal, ocurre únicamente en aquellas vocales
en las que tal variación es posible (i, u, e, o), aquéllas en cuya pronunciación
la lengua puede elevarse o descender más o menos (en el punto de máxima
abertura de la cavidad bucal, la /a/, la oposición "abierta/ cerrada" no se
dio; pero si se hubiera dado, al estar la /a/ en el punto de máxima abertura,
la variante "cerrada" habría sido tan inestable que pronto se habría
transformado en su precedente anterior /e/ (abierta) o posterior /ɔ/
(abierta), con lo que habría desaparecido igualmente la oposición).

latín clásico latín vulgar

ā ă a

ē ĕ e ɛ
ī ĭ i I

ō ŏ o ɔ

ū ŭ u ʋ

A esta pertinencia del timbre de las vocales (abiertas o cerradas) del latín vulgar se ha de
añadir la aparición del acento de intensidad. A partir del siglo III el acento de intensidad
es el que, podra decirse, lleva el "alma" de las palabras. Los elementos fonéticos de la
palabra se ordenan en torno a la vocal / sílaba acentuada, lo cual provocar cambios
como la reducción en el número de sílabas, los cambios en la posición del acento, el
nacimiento de diptongos, etc. El resultado de la aparición del acento de intensidad
fue una nueva reestructuración del sistema vocálico en vocales tónicas y vocales
átonas.

tónicas átonas

/i/ /u/ /i/ /u/

/e/ /o/ /e/ /o/

([je]) ([we])

/a/ /a/

5.1. Fonética
5.1.1. Vocales
5.1.1.1. Tónicas

Como puede verse en el esquema a continuación, las vocales tónicas largas permanecen
sin cambios; las tónicas breves cambian, excepto la a. Las diez vocales tónicas latinas
resultan en cinco vocales en español, más dos diptongos.

vocales tónicas Anteriores medias posteriores

latín /ī/ /ĭ/ /ē/ /ĕ/ /ā/ /ă/ /ō/ /ŏ/ /ū/ /ŭ/

latín vulgar hispano /i/ /e/ /ɛ/ /a/ /ɔ/ /o/ /u/

español /i/ /e/ [je] /a/ [we] /o/ /u/


ī > i — scrīptum > «escrito», fīlium > «hijo», fīcum > «higo», vīttam >
«vida», venīre > «venir», dīco > «digo».

ĭ > e — consĭlium > «consejo», cĭstam > «cesta», pĭlum > «pelo», sĭgnas >
«señas», sĭtim > «sed», tĭmet > «teme», nĭgrum > «negro».

ē > e — plēnum > «lleno», aliēnum > «ajeno», tēlam > «tela».

ĕ > ie — pĕtram > «piedra», mĕtum > «miedo», sĕptem > «siete», sĕrram >
«sierra», tĕnet > «tiene», bĕne > «bien».

ā > a — aetātem > «edad», cārum > «caro», prātum > «prado», ālam >
«ala».

ă > a — mănum > «mano», pătrem > «padre», făcis > «haces».

ŏ > ue — rŏtam > «rueda», nŏvem > «nueve», nŏvum > «nuevo», pŏrtam >
«puerta», fŏrum > «fuero».

ō > o — tōtum > «todo», flōrem > «flor», hōram > «hora».

ŭ > o — cŭbitum > «codo», cŭppam > «copa», lŭtum > «lodo», lŭpum >
«lobo».

ū > u — fūmum > «humo», cūpam > «cuba», acūtum > «agudo», mūlam >
«mula», secūrum > «seguro».

Excepciones a la norma anterior:

— El diptongo [ie] a veces monoptonga > i: sĕlla > siella > «silla» / castĕllum
> castiello > «castillo»

— El diptongo [ue] a veces monoptonga > e: frontem > fruente > «frente»

— La ŭ a veces se mantiene > u: mŭltum>mucho / acŭculam > «aguja»

5.1. Fonética
5.1.1. Vocales
5.1.1.2. Átonas
a) Átonas iniciales de palabra

De las átonas iniclales de palabra se conservan en español cinco vocales.


V. ÁTONAS INICIALES anteriores medias posteriores

latín /ī/ /ĭ/ /ē/ /ĕ/ /ā/ /ă/ /ŏ/ /ō/ /ŭ/ /ū/

español /i/ /e/ /a/ /o/ /u/

ī > i — rīpāriam > «ribera», fīcariam > «higuera»

ĭ > e — mĭnutum > «menudo», plĭcare > «llegar»

ē > e — sēcūrum > «seguro», vēlōcem > «veloz»

ĕ > e — sĕniōrem > «señor», tĕrrēnum > «terreno», rēcitare > «rezar»

ā > a — amicum > «amigo», caballum > «caballo», pānāria > «panera»
(metátesis)

ă > a — căpistrum > «cabestro», ărātrum > «arado»

ŏ > o — cŏllōcare > «colgar», cŏrticeam > «corteza», dŏlōrem > «dolor»

ō > o — nōmināre > «nombrar», sōlanum > «solano»

ŭ > o — sŭperbiam > «soberbia», sŭspectam > «sospecha», lŭcrare >


«lograr»

ū > u — cūrāre > «curar», dūrĭtiam > «dureza», mūtare > «mudar»

5.1.1. Vocales
5.1.1.2. Átonas
b) Átonas finales de palabra

De las átonas finales de palabra se conservan en español tres vocales.

V. ÁTONAS FINALES anteriores medias posteriores

latín /ī/ /ĭ/ /ē /ĕ/ /ā/ /ă/ /ŏ/ /ō/ /ŭ/ /ū/

español /e/ /a/ /o/

ī > e — vēnī > «(yo) vine», dixī > «(yo) dije»

ĭ > e — iovĭ s > «jueves», legīt > «(él) lee»


ē > e — patrēs > «padres»

ĕ > e — *de undĕ > «donde», patrĕm > «padre»

ā > a — cantās > «tú cantas»

ă > a — causăm > «cosa»

ŏ > o — arbŏr > «árbol», marŏr > «mármol» (esp. ant.)

ō > o — cantō > «(yo) canto», sĕrvōs > «siervos»

ŭ > o — vinŭm > «(el) vino», sĕrvŭm > «siervo»

ū > o — lac > «(los) lagos», manūs > «manos»

El acento de intensidad provocó una disminución de la fuerza de las vocales


finales, de forma que éstas quedaron reducidas a tres: a, e, o. Las palabras
que en el español actual terminan en i o u son cultismos o extranjerismos.
De estas tres, la e final desaparece, con frecuencia, cuando le precede una
consonante dental (t, d), alveolar (l, n, s, r) o interdental ([ɵ]) como
en parietem > «pared», virtutem > «virtud», mercedem >
«merced», fidelem > «fiel», finem > «fin», mensem > «mes», mare >
«mar», movere > «mover», lucem > «luz».

c) Átonas interiores

De las átonas interiores se conserva en español la a.

cantharum > «cántaro», cŏphanum > «cuévano», paradisum >


«paraíso», raphanum > «rábano», catenatum > «candado»

La mayoría de las vocales átonas interiores desaparece tanto en posición pretónica como
postónica.

verecundiam > «vergüenza», animam > «alma», manicam >


«manga», septimānam > «semana», solitarium > «soltero»; consuturam >
«costura», honorare > «honrar». Como en el último ejemplo, cuando se dan
dos vocales protónicas, se pierde la más cercana a la sílaba
acentuada: vicinitate > «vecindad».

A veces ē y ĕ > i : scribĕre > «escribir»; regĕre > «regir»; lucēre > «lucir».

5.1. Fonética
5.1.2. Consonantes
5.1.2.1. Palatalización

La palatalización es el proceso de transformación de un sonido por influencia de otro


sonido, palatal: la yod [y] en este caso.

La yod es un sonido palatal semivocal o semiconsonante (en el español


actual las i de viene [bjéne] y caigo [káigo] son semiconsonante y semivocal,
respectivamente.) articulado en la parte superior de la cavidad bucal, el
paladar -sonido palatal- cuya diferencia con el sonido vocálico /i/ es el
mayor grado de cierre de la yod.[y que nunca puede recibir el acento] La
yod la representaremos con el signo [y].

Este sonido puede producirse:

1) Al vocalizarse (transformarse en vocal) una consonante en posición


implosiva (al final de una sílaba): factum > [fayto] > «hecho», lactem >
[leyte] > «leche».

2) Por ruptura de un hiato (por ruptura de hiato entendemos que las dos
vocales pasan a pronunciarse en la misma sílaba).
Cuando la vocal tónica iba precedida en hiato por una vocal cerrada (i, u),
ésta se cerraba aún más hasta transformarse en semiconsonante [j],
anterior, o [w], posterior. Esta transformación dio origen, en latín vulgar, a
diptongos crecientes que desconocía el latín clásico:

Hiato
Diptongo

mu-li-e-rem > mu-lye-


re > [muljer] > «mujer»

fi-li-um > fi-lyu


[filjo] > «hijo»

ti-ne-am > ti-


nea > ti-nya, [tinja] > «tiña»

vi-ne-am > vi-nea,


vi-nya, [vinja] > «viña»

His-pa-ni-am > His-pa-


nya > «España»

3) Por metátesis de una vocal (i, e) que pasa a formar diptongo con la vocal
de la sílaba anterior: basium > bayso > «beso», primarium > primayro >
«primero»

4) Por pérdida de consonante intervocálica como en amavi > amay > «amé»
La yod modifica las consonantes que le preceden de forma que el punto de
articulación de éstas se acerca al de la yod, es decir, al paladar. A este
proceso de modificación de un sonido por influencia de otro sonido palatal
se le denomina palatalización, independientemente de si el resultado final
del proceso es un sonido palatal como [ʎ] (ll) o [ɲ] (ñ), u otro como el
interdental [ɵ] (c, z).

En contacto con consonantes como p, s, r , la yod no las palataliza; en


cambio, hay metátesis de la yod que pasa a la sílaba anterior influyendo en
la evolución de la vocal de ésta.
/p/+/j/ > /jp/ > (-ep-) capiam > [cipa] > «quepa», sapiat > [sipa] > «sepa»
/s/+/j/ > /js/ > (-es-) caseum > [kisu] > «queso», basium > [biso] > «beso»

La yod influye tanto sobre las consonantes que se articulan en la parte anterior al paladar
como en la posterior al mismo: dentales [t], [d] y alveolares [l], [n] por una parte, y velares
[k], [g] por otra.

Como resultado de la palatalización, surgen los sonidos [θ], [ǰ ], [x] y [ɲ].

[tj], [kj] > /θ/ (z,c) mattiana > «manzana», bracchium > «brazo»

[dj], [gj] > /ǰ/ (y) podium > [pódjo] > [pójjo] > «poyo», radiāre > «rayar»

La palatización no se produce cuando [dj], [gj] van precedidos de vocal


palatal: navigium > «navío», fastidium > «hastío».

[lj] > /x/ (j) filium > [filjo] >]«hijo», folia > «hoja»

[nj] > /ɲ/ (ñ) arāneam > [aránja] > «araña».

1.Dentales y velares sordas resultan en un sonido interdental: [tj], [kj] > / θ /


(z,c)

/θ/ martium > [mártjo] > [mártso] > «marzo», puteu >
«pozo»

/θ/ mattiana > «manzana»

/θ/ *captiāre > «cazar»

/θ/ *ad directiāre > «aderezar»

/θ/ calceam > [kálkja] > [káltssa] «calza», ērīciu >


«erizo»

/θ/ bracchium > «brazo»

/θ/ asciolam > «azuela»


Aunque el resultado final es una interdental /θ/ [tj], [kj] tuvieron una
pronunciacin palatal hasta el siglo XVII.

2. Dentales y velares sonoras resultan en un sonido palatal: [dj], [gj] > / ǰ /


(y)

/ ǰ / podium > [pódjo] > [pójjo] > «poyo, radiāre >


«rayar»

/ ǰ / exagium > «ensayo», fāgeam > «haya»

3. Alveolares [lj] > /x/ (j), [nj] > /ɲ/ (ñ)

/x/ alium > [áljo] > [áʎo] > «ajo», filium > «hijo», folia > «hoja»,
molliāre > «mojar», mulierem > «mujer»,

meliōre > «mejor».

/ɲ/ arāneam > [aránja] > [aranna] > «araña»,


Hispaniam > «España», seniōrem > «señor», tineam > «tiña»,

vineam > «viña».

Nótese el ejemplo de alium > [áljo] > [áʎo] > «ajo». En otras lenguas
romances, como catalán, italiano y francés, se conserva este sonido palatal
/ʎ/ que aún evolucionaría a /x/ en español. Esta evolución del español
podría explicarse por haber sido ocupada ya esta posición articulatoria
palatal
1) por la evolución de la doble ele -ll- que daría en español / ʎ / como
en gal-lo > gallo, fol-le > fuelle y
2) por el resultado del grupo inicial formado por una consonante sorda + l
como en flamma > «llama», pluvia > «lluvia», plenu > «lleno» y clamare >
«llamar».

5.1.1.2. Átonas
b) Átonas finales de palabra

De las átonas finales de palabra se conservan en español tres vocales.

V. ÁTONAS FINALES anteriores medias posteriores

latín /ī/ /ĭ/ /ē /ĕ/ /ā/ /ă/ /ŏ/ /ō/ /ŭ/ /ū/

español /e/ /a/ /o/


ī > e — vēnī > «(yo) vine», dixī > «(yo) dije»

ĭ > e — iovĭ s > «jueves», legīt > «(él) lee»

ē > e — patrēs > «padres»

ĕ > e — *de undĕ > «donde», patrĕm > «padre»

ā > a — cantās > «tú cantas»

ă > a — causăm > «cosa»

ŏ > o — arbŏr > «árbol», marŏr > «mármol» (esp. ant.)

ō > o — cantō > «(yo) canto», sĕrvōs > «siervos»

ŭ > o — vinŭm > «(el) vino», sĕrvŭm > «siervo»

ū > o — lac > «(los) lagos», manūs > «manos»

El acento de intensidad provocó una disminución de la fuerza de las vocales


finales, de forma que éstas quedaron reducidas a tres: a, e, o. Las palabras
que en el español actual terminan en i o u son cultismos o extranjerismos.
De estas tres, la e final desaparece, con frecuencia, cuando le precede una
consonante dental (t, d), alveolar (l, n, s, r) o interdental ([ɵ]) como
en parietem > «pared», virtutem > «virtud», mercedem >
«merced», fidelem > «fiel», finem > «fin», mensem > «mes», mare >
«mar», movere > «mover», lucem > «luz».

5.1.1.2. Átonas
c) Átonas interiores

De las átonas interiores se conserva en español la a.

cantharum > «cántaro», cŏphanum > «cuévano», paradisum >


«paraíso», raphanum > «rábano», catenatum > «candado»

La mayoría de las vocales átonas interiores desaparece tanto en posición pretónica como
postónica.

verecundiam > «vergüenza», animam > «alma», manicam >


«manga», septimānam > «semana», solitarium > «soltero»; consuturam >
«costura», honorare > «honrar». Como en el último ejemplo, cuando se dan
dos vocales protónicas, se pierde la más cercana a la sílaba
acentuada: vicinitate > «vecindad».
A veces ē y ĕ > i : scribĕre > «escribir»; regĕre > «regir»; lucēre > «lucir».

a) Átonas iniciales de palabra

De las átonas iniclales de palabra se conservan en español cinco vocales.

V. ÁTONAS INICIALES anteriores medias posteriores

latín /ī/ /ĭ/ /ē/ /ĕ/ /ā/ /ă/ /ŏ/ /ō/ /ŭ/ /ū/

español /i/ /e/ /a/ /o/ /u/

ī > i — rīpāriam > «ribera», fīcariam > «higuera»

ĭ > e — mĭnutum > «menudo», plĭcare > «llegar»

ē > e — sēcūrum > «seguro», vēlōcem > «veloz»

ĕ > e — sĕniōrem > «señor», tĕrrēnum > «terreno», rēcitare > «rezar»

ā > a — amicum > «amigo», caballum > «caballo», pānāria > «panera»
(metátesis)

ă > a — căpistrum > «cabestro», ărātrum > «arado»

ŏ > o — cŏllōcare > «colgar», cŏrticeam > «corteza», dŏlōrem > «dolor»

ō > o — nōmināre > «nombrar», sōlanum > «solano»

ŭ > o — sŭperbiam > «soberbia», sŭspectam > «sospecha», lŭcrare >


«lograr»

ū > u — cūrāre > «curar», dūrĭtiam > «dureza», mūtare > «mudar»

5.1.1.2. Átonas
b) Átonas finales de palabra

De las átonas finales de palabra se conservan en español tres vocales.

V. ÁTONAS FINALES anteriores medias posteriores


latín /ī/ /ĭ/ /ē /ĕ/ /ā/ /ă/ /ŏ/ /ō/ /ŭ/ /ū/

español /e/ /a/ /o/

ī > e — vēnī > «(yo) vine», dixī > «(yo) dije»

ĭ > e — iovĭ s > «jueves», legīt > «(él) lee»

ē > e — patrēs > «padres»

ĕ > e — *de undĕ > «donde», patrĕm > «padre»

ā > a — cantās > «tú cantas»

ă > a — causăm > «cosa»

ŏ > o — arbŏr > «árbol», marŏr > «mármol» (esp. ant.)

ō > o — cantō > «(yo) canto», sĕrvōs > «siervos»

ŭ > o — vinŭm > «(el) vino», sĕrvŭm > «siervo»

ū > o — lac > «(los) lagos», manūs > «manos»

b) Átonas finales de palabra

De las átonas finales de palabra se conservan en español tres vocales.

V. ÁTONAS FINALES anteriores medias posteriores

latín /ī/ /ĭ/ /ē /ĕ/ /ā/ /ă/ /ŏ/ /ō/ /ŭ/ /ū/

español /e/ /a/ /o/

ī > e — vēnī > «(yo) vine», dixī > «(yo) dije»

ĭ > e — iovĭ s > «jueves», legīt > «(él) lee»

ē > e — patrēs > «padres»

ĕ > e — *de undĕ > «donde», patrĕm > «padre»

ā > a — cantās > «tú cantas»

ă > a — causăm > «cosa»


ŏ > o — arbŏr > «árbol», marŏr > «mármol» (esp. ant.)

ō > o — cantō > «(yo) canto», sĕrvōs > «siervos»

ŭ > o — vinŭm > «(el) vino», sĕrvŭm > «siervo»

ū > o — lac > «(los) lagos», manūs > «manos»

El acento de intensidad provocó una disminución de la fuerza de las vocales


finales, de forma que éstas quedaron reducidas a tres: a, e, o. Las palabras
que en el español actual terminan en i o u son cultismos o extranjerismos.
De estas tres, la e final desaparece, con frecuencia, cuando le precede una
consonante dental (t, d), alveolar (l, n, s, r) o interdental ([ɵ]) como
en parietem > «pared», virtutem > «virtud», mercedem >
«merced», fidelem > «fiel», finem > «fin», mensem > «mes», mare >
«mar», movere > «mover», lucem > «luz».

5.1.1.2. Átonas
c) Átonas interiores

De las átonas interiores se conserva en español la a.

cantharum > «cántaro», cŏphanum > «cuévano», paradisum >


«paraíso», raphanum > «rábano», catenatum > «candado»

La mayoría de las vocales átonas interiores desaparece tanto en posición pretónica como
postónica.

verecundiam > «vergüenza», animam > «alma», manicam >


«manga», septimānam > «semana», solitarium > «soltero»; consuturam >
«costura», honorare > «honrar». Como en el último ejemplo, cuando se dan
dos vocales protónicas, se pierde la más cercana a la sílaba
acentuada: vicinitate > «vecindad».

A veces ē y ĕ > i : scribĕre > «escribir»; regĕre > «regir»; lucēre > «lucir».

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