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INTODUCCIÓN
CONCLUSIÓN
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS
INTRODUCCIÓN
El presente informe se centrará en el campo de la inteligencia emocional, describiendo el
origen, las bases, ventajas y teorías de Inteligencia múltiples de Howard Garden, que permitirán
ver la inteligencia desde otra punto de vista y no de la forma convencional, cómo se trataba,
permitiendo así entender la importancia en el manejo de nuestras emociones en diferentes
escenarios, con la finalidad de tomar las mejores decisiones en diferentes actividades, en pro a
la excelencia y al crecimiento personal.
I. ORIGEN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Años más tarde David Wechsler se refirió a elementos tanto “intelectuales” como “no
intelectuales” que estaban incluidos en la capacidad global del individuo para actuar, pensar y
tratar de manera efectiva con su ambiente. Los elementos a los que se refería eran factores
afectivos, sociales y personales (Wechsler, 1943, 1958).
En 1990 surge la primera definición y el modelo formal de IE con Salovey y Mayer. Ellos la describen
como “una forma de inteligencia social que envuelve la habilidad de monitorear las emociones y
sentimientos propios y ajenos, discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el
pensamiento y las acciones o conducta propias” (Salovey y Mayer, 1990, p. 189). Además, en este
mismo año se inicia un programa de investigación que llevara a desarrollar la primera medida de
habilidad para medir el concepto, explorar su significado de acuerdo a los principios que estos autores
habían establecido y presentar los primeros estudios empíricos con relevancia científica. Años más
tarde, estos autores modificaron su definición de IE poniendo más énfasis en aspectos cognitivos,
considerando la IE como “La habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la
habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para
comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones
proviniendo un crecimiento emocional e intelectual” (Mayer y Salovey, 1997, p. 4).
Es en 1995 cuando el término se populariza con Daniel Goleman, quien tomando en cuenta
investigaciones anteriores y habiendo estudiado el trabajo de Salovey y Mayer, publica su libro
Emotional Intelligence. En él, Goleman expone que la IE es la herramienta que nos ayuda a
interactuar con el mundo, que la misma envuelve sentimientos y habilidades como el control de
los impulsos, la autoconciencia, la motivación, la perseverancia, la empatía, entre otros
aspectos. También que la IE configura rasgos de carácter como la autodisciplina o la compasión,
los cuales resultan indispensables para una buena adaptación social (Goleman, 1995).
La motivación que tuvo Gardner para crear su propuesta fue el fracaso relativo que tuvieron
los modelos conductistas del aprendizaje y los psicométricos de la inteligencia en el campo de
la educación.
Inició sus estudios a partir de la observación de niños talentosos y de adultos que habían
sufrido algún accidente cerebral, y que por este motivo habían perdido alguna capacidad
cognitiva, pero no todas. Aquí pudo ver que algunos individuos mostraban unas aptitudes muy
deterioradas, pero en cambio había otras que permanecían intactas, y las capacidades podían
variar de un sujeto a otro.
Por último, se fijó en las ciencias biológicas, en los avances del conocimiento del sistema
nervioso central, que describen el funcionamiento cerebral de acuerdo con los módulos que
tienen una finalidad independiente, pero que en colaboración son capaces de llevar a cabo
operaciones complejas atribuidas al cerebro.
De todas estas observaciones, dedujo que la actividad cognitiva de las personas son un
conjunto de capacidades cognitivas independientes y no una única capacidad.
Años más tarde, en 2001, se añadió una octava inteligencia o Inteligencia naturalista; referida a
las habilidades que permiten a las personas comprender las características del mundo natural y
cómo desarrollarse en él.
CONCLUSIÓN
En este aspecto, la inteligencia emocional nos remite a que, por lo menos, podemos
discernir lo que conlleva cada emoción en su momento. Si conocemos nuestras emociones, si
reconocemos las emociones de los demás, y percibimos la situación emocional en las que éstas
aparecen o se disparan, podemos manejarnos con mayor control y conducción en ese
momento. Si logramos desarrollar nuestra inteligencia emocional, los beneficios que
obtendremos, nos facilitarán el avance de nuestra vida cotidiana.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS
of Educational Psychology.
social intelligence.
Salovey, P., Brackett, M. A., y Mayer, J. D. (2004). Emotional intelligence: key