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ÍNDICE

INTODUCCIÓN

I. ORIGEN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


II. BASES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
III. VENTAJAS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
IV. TEORIAS DE INTELIGENCIA MÚLTIPLES DE HOWARD GARDER

CONCLUSIÓN

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS
INTRODUCCIÓN
El presente informe se centrará en el campo de la inteligencia emocional, describiendo el
origen, las bases, ventajas y teorías de Inteligencia múltiples de Howard Garden, que permitirán
ver la inteligencia desde otra punto de vista y no de la forma convencional, cómo se trataba,
permitiendo así entender la importancia en el manejo de nuestras emociones en diferentes
escenarios, con la finalidad de tomar las mejores decisiones en diferentes actividades, en pro a
la excelencia y al crecimiento personal.
I. ORIGEN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Los orígenes de la inteligencia emocional se encuentra expresado en 1920 por la figura de


Edward Thorndike. Este autor identificó la Inteligencia Social y la definió como "La capacidad
para comprender y dirigir a las personas, actuando sabiamente en las relaciones humanas"
(Thorndike 1920, p. 228). Robert Thorndike y Saul Stern (1937) revisaron los intentos de E.
Thorndike de medir la inteligencia social identificando tres áreas relacionadas con esta: la
primera engloba la actitud de los individuos hacia la sociedad y sus componentes, la segunda
tenía que ver con el conocimiento social y la tercera estaba relacionada con el grado de ajuste
social del individuo.

Al final concluyeron que “la inteligencia social es un conjunto de habilidades distintas o un


conjunto de hábitos sociales y actitudes específicas de cada uno” (Thorndike y Stern, 1937, p.
275) y agregaron que esperaban que futuras investigaciones arrojaran luz sobre la naturaleza
de la habilidad de cada uno para manejar y entenderse a sí mismo y a los demás.

Años más tarde David Wechsler se refirió a elementos tanto “intelectuales” como “no
intelectuales” que estaban incluidos en la capacidad global del individuo para actuar, pensar y
tratar de manera efectiva con su ambiente. Los elementos a los que se refería eran factores
afectivos, sociales y personales (Wechsler, 1943, 1958).

En 1990 surge la primera definición y el modelo formal de IE con Salovey y Mayer. Ellos la describen
como “una forma de inteligencia social que envuelve la habilidad de monitorear las emociones y
sentimientos propios y ajenos, discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el
pensamiento y las acciones o conducta propias” (Salovey y Mayer, 1990, p. 189). Además, en este
mismo año se inicia un programa de investigación que llevara a desarrollar la primera medida de
habilidad para medir el concepto, explorar su significado de acuerdo a los principios que estos autores
habían establecido y presentar los primeros estudios empíricos con relevancia científica. Años más
tarde, estos autores modificaron su definición de IE poniendo más énfasis en aspectos cognitivos,
considerando la IE como “La habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la
habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para
comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones
proviniendo un crecimiento emocional e intelectual” (Mayer y Salovey, 1997, p. 4).
Es en 1995 cuando el término se populariza con Daniel Goleman, quien tomando en cuenta
investigaciones anteriores y habiendo estudiado el trabajo de Salovey y Mayer, publica su libro
Emotional Intelligence. En él, Goleman expone que la IE es la herramienta que nos ayuda a
interactuar con el mundo, que la misma envuelve sentimientos y habilidades como el control de
los impulsos, la autoconciencia, la motivación, la perseverancia, la empatía, entre otros
aspectos. También que la IE configura rasgos de carácter como la autodisciplina o la compasión,
los cuales resultan indispensables para una buena adaptación social (Goleman, 1995).

II. BASES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

El psicólogo y periodista Daniel Goleman, describe en el libro (Emotional Intelligence,


1995), las (5) cinco bases fundamentales de la inteligencia emocional.

Se menciona, como primera base de la inteligencia emocional, la conciencia de uno mismo;


determinada por la capacidad de reconocer las emociones que afectan directamente la toma de
decisiones.

Asi mismo, se añade a esta capacidad, la valoración sincera y la confianza en si mismo;


permitiendo así reconocer las debilidades y fortalezas de la persona.

Aunado a esto, Goleman señala la autoregulación, cómo segunda base; describiendose


como la capacidad de controlar las emociones impulsivas y los sentimientos conflictivos, a partir
de cinco puntos (Autocontrol, confiabilidad, integridad, adaptabilidad e innovación) que al
cumplirse efectivamente, lograrán un mayor crecimiento personal.

Cómo tercera base, se menciona la motivación, caracterizada por el impulso de lograr un


objetivo específico, a partir de la iniciativa y compromiso en si mismo.

Seguido de ello, se describe la empatía como la capacidad de comprender y compartir los


sentimientos de otra persona. En dicha base, se puede experimentar los sentimientos y las
perspectivas de las personas, con la finalidad de contribuir en la sastifaccion de sus
necesidades.
Cómo último base, se señala la capacidad de relación, en dónde la correcta interpretación
de las emociones en base a expresiones faciales, voz, gestos, y posturas corporales de los otros
y de uno mismo, y la comunicación efectiva permiten establecer relaciones con otras personas,
logrando así una interacción sana y eficaz.

III. VENTAJAS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.

1. Aumenta el bienestar psicológico.- El hecho de conducirnos con inteligencia


emocional en nuestra vida cotidiana, nos debe llevar a un bienestar psicológico. Esto es
lógico si entendemos que una vida emocionalmente equilibrada, una actitud motivada y
entusiasta, sabernos y sentirnos bien, tener relaciones armoniosas, tener empatía, y
comprender y adecuarnos mejor en nuestro entorno social, debe aumentar en gran
medida nuestro bienestar psicológico.

2. Incrementa la autoconciencia.- Esto significa que en la medida que utilicemos la


inteligencia emocional, seremos más conscientes de quiénes somos, qué sentimos, y
cómo actuamos en situaciones emocionales. Si conocemos cada vez más la naturaleza
de nuestras emociones es posible saber cómo conducirnos y qué hacer en tales casos.

3. Facilita la buena salud.- Y esto es quizá de los mejores beneficios que la


inteligencia emocional nos otorga. Estar plenos emocionalmente, sin conflictos, sin
problemas emocionales, sin caos emocional en nuestras vidas, saber que podemos
resolver con inteligencia nuestros problemas emocionales, nos predisponen a una
buena salud y la visión para fortalecerla.

4. Aumenta la motivación y el entusiasmo.- Sí, en efecto, si nuestras emociones y


su ejercicio en la cotidianeidad están sujetas a una inteligencia emocional, podemos
dirigir nuestra motivación hacia objetivos más audaces, más prometedores, y más
satisfactorios.

5. Mejora la empatía y las habilidades de análisis social.- la inteligencia emocional


también nos da el beneficio de mejorar la empatía, determinando el hecho de que si
conocemos nuestras emociones es posible percibir las de los demás y reconocerlas. En
esa medida, es más fácil comprender lo que otra persona siente y eso nos lleva a
mejorar nuestras habilidades de análisis social.

6. Fomenta las relaciones armoniosas.- Si nuestra inteligencia emocional se


desempeña convenientemente, se reflejará en nuestras relaciones. Es sabido que en
una relación donde no hay un adecuado manejo de las emociones, dicha relación tiende
a deteriorarse; por lo tanto, si las emociones están manejadas inteligentemente, las
relaciones se verán favorecidas y podrán desarrollarse en armonía.

IV. TEORIAS DE INTELIGENCIA MÚLTIPLES DE HOWARD GARDER.

Según Howard Gardner, la neurología y la nueva ciencia cognitiva plantean la necesidad de


superar el esquema clásico de inteligencia unitaria y sustituirlo por una concepción multiforme
de esta

La motivación que tuvo Gardner para crear su propuesta fue el fracaso relativo que tuvieron
los modelos conductistas del aprendizaje y los psicométricos de la inteligencia en el campo de
la educación.

Inició sus estudios a partir de la observación de niños talentosos y de adultos que habían
sufrido algún accidente cerebral, y que por este motivo habían perdido alguna capacidad
cognitiva, pero no todas. Aquí pudo ver que algunos individuos mostraban unas aptitudes muy
deterioradas, pero en cambio había otras que permanecían intactas, y las capacidades podían
variar de un sujeto a otro.

Otro de los elementos determinantes para su propuesta, fueron las observaciones


antropológicas que hizo a diversas culturas y pudo ver las múltiples maneras que tienen de
solucionar un mismo problema.

Por último, se fijó en las ciencias biológicas, en los avances del conocimiento del sistema
nervioso central, que describen el funcionamiento cerebral de acuerdo con los módulos que
tienen una finalidad independiente, pero que en colaboración son capaces de llevar a cabo
operaciones complejas atribuidas al cerebro.
De todas estas observaciones, dedujo que la actividad cognitiva de las personas son un
conjunto de capacidades cognitivas independientes y no una única capacidad.

En su modelo, Gardner (1983) describe inteligencia como “potencial psicobiológico para


resolver problemas o crear nuevos productos que tienen valor en su contexto cultural.”

A partir de lo antes mencionado, Gardner propuso siete inteligencias básicas susceptibles de


ampliarse a medida que surgieran capacidades que cumplieran los requisitos, para llegar a ser
inteligencia.

1. Inteligencia lingüística. Es la capacidad que permite el uso y el manejo de la fonética de


una lengua como sistema simbólico y de expresión. Esta inteligencia se empieza a
desarrollar desde los primeros años de vida, desde que los niños empiezan a descubrir y
jugar con el significado de las palabras, a expresar sentimientos, a hacer descripciones

2. Inteligencia lógico-matemática. Esta inteligencia se utiliza en la resolución de


problemas matemáticos, se desarrolla desde los primeros años, pero su máximo
desarrollo es en la adolescencia.

3. Inteligencia viso-espacial. Es la capacidad para formarse un modelo mental de un


mundo espacial. Se utiliza en los desplazamientos por una ciudad o edificio, para
componer un mapa, para orientarse en un espacio.

4. Inteligencia corporal-cinestésica. Se refiere a la habilidad para controlar los


movimientos del propio cuerpo, utilizar los objetos con destreza.

5. Inteligencia musical. Está relacionada con la habilidad para discriminar, asimilar y


expresar diferentes formas musicales, también para apreciar y distinguir diferentes
tonos, ritmos, timbres.

6. Inteligencia interpersonal. Es la capacidad para entender a los demás. Se aplica en la


relación con las otras personas, para comprender sus motivos, deseos, emociones y
comportamientos.
7. Inteligencia intrapersonal. Hace referencia a la capacidad de formarse un modelo
ajustado de uno mismo. Es la capacidad de acceder a tus sentimientos y emociones y
utilizarlos para guiar el comportamiento y la conducta propia

Años más tarde, en 2001, se añadió una octava inteligencia o Inteligencia naturalista; referida a
las habilidades que permiten a las personas comprender las características del mundo natural y
cómo desarrollarse en él.

De igual manera en 2005, Gardner señaló la posibilidad de una novena inteligencia, la


inteligencia existencial o espiritual; determinada por la capacidad y la inquietud por
comprender la realidad, hacer preguntas sobre la propia existencia, la vida y la muerte.

CONCLUSIÓN

Es evidente que sin un control de nuestras emociones, no es posible avanzar en el


complicado ir y venir de nuestra vida cotidiana, de manera serena y satisfactoria.

Pero, no basta un control emocional, para asegurar el éxito de nuestras relaciones


humanas, sino que es necesario además manejar nuestras emociones de manera inteligente.

En este aspecto, la inteligencia emocional nos remite a que, por lo menos, podemos
discernir lo que conlleva cada emoción en su momento. Si conocemos nuestras emociones, si
reconocemos las emociones de los demás, y percibimos la situación emocional en las que éstas
aparecen o se disparan, podemos manejarnos con mayor control y conducción en ese
momento. Si logramos desarrollar nuestra inteligencia emocional, los beneficios que
obtendremos, nos facilitarán el avance de nuestra vida cotidiana.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS

 Goleman, D. (1995) Emotional Intelligence.

 Gardner, H (1993). Multiple Intelligence

 Thormdike, E. (1921). Intelligence and its measurement: a symposium. Journal

of Educational Psychology.

 Thorndike, R. L., y Stern, S. (1937). An evaluation of the attempts to measure

social intelligence.
 Salovey, P., Brackett, M. A., y Mayer, J. D. (2004). Emotional intelligence: key

readings on the Mayer and Salovey model.

 Wechsler, D. (1943). Non-intellective factors in general intelligence.

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