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¿Existen unas emociones básicas o primarias?

Si, de hecho, podemos clasificar las emociones según su nivel de intensidad, según la
situación específica en la que se pueden presentar, y por supuesto podemos decir que hay
unas emociones primarias o básicas y otras secundarias que son un poco más complejas.
¿Cómo saber cuándo la emoción es primaria?
1. Las traemos desde el nacimiento es decir son innatas más que adquiridas o
aprendidas a través de las experiencias sociales.
2. Nacen de las mismas circunstancias para todas las personas por ejemplo una pérdida
personal hace que todos nos sintamos tristes, sin importar edad, género o cultura.
3. Se expresan de maneras únicas y distintivas como por ejemplo a través de una
expresión facial que es igual para todos.
4. Recuerdan un modelo de respuesta corporal específico y sumamente fácil de predecir
por ejemplo cuando tengo miedo mi respuesta más común es huir.
Veamos 6 emociones que han sido consideradas primarias:
Miedo
El miedo es una reacción emocional que se genera de la interpretación que hacemos acerca
de si la situación que enfrentamos es peligrosa y constituye una amenaza para nuestro
bienestar. Los peligros y amenazas percibidos pueden ser psicológicos o físicos.
El miedo motiva la defensa. Funciona como señal de advertencia de un daño físico o
psicológico próximo que se manifiesta en la activación del sistema nervioso autónomo (como
en la parte de huida o la respuesta de pelea). La persona tiembla, suda, mira alrededor y
siente tensión nerviosa que le inclina a protegerse. Es a través de la experiencia de temor que
nuestro sistema emocional nos informa de nuestra vulnerabilidad. La huida establece una
distancia física o psicológica entre la persona y lo que se teme. Si la huida no es posible, el
miedo motiva entonces el quedarse quieto y tranquilo.
Sin embargo, el miedo puede también, de manera más positiva, dar el apoyo
motivacional para aprender nuevas respuestas de afrontamiento que alejen a la persona del
enfrentamiento inicial con el peligro.
Ira
La ira proviene de la restricción, cuando interpretamos que alguna fuerza externa como
barreras, obstáculos, o interrupciones han interferido con nuestros planes, metas o bienestar.
La ira también se genera en respuesta a una traición, rechazo, críticas injustificadas, falta de
consideración de los demás o cuando acumulamos molestias. La esencia de esta emoción es
la creencia de que la situación no es como debería ser.
La persona que está enojada se vuelve más fuerte y tiene más energía, también incrementa
la sensación de control y hace que las personas estemos más sensibles y sintonizadas contra
las injusticias. La pelea y la sensación de control se dirigen a superar o corregir la restricción
que parece injusta. Este ataque puede ser verbal o no verbal como gritar o azotar la puerta y
directo o indirecto como destruir el obstáculo o simplemente lanzar objetos a todas partes.
Cuando nos dejamos llevar por esta emoción y se estimula la agresión, se produce
destrucción y lesiones innecesarias, como cuando empujamos a alguien, insultamos a un
compañero de equipo o dañamos la propiedad ajena. Un ataque de cólera también aumenta la
probabilidad de sufrir un infarto. Pero, de nuevo, de manera más positiva, la ira también puede
ser una emoción productiva; es beneficiosa cuando energiza la eficacia, la fuerza y la
resistencia en nuestros esfuerzos por afrontar la situación en forma productiva a medida que
cambiamos el mundo que nos rodea a como debiera ser.
Asco
El asco implica librarse o alejarse de un objeto contaminado, deteriorado o podrido. En la
lactancia, la causa del asco se limita a los sabores amargos o agrios. En la infancia, las
reacciones de asco se amplían en general, a cualquier objeto que se considera ofensivo
mientras en la adultez, el asco surge de los encuentros con cualquier objeto que se considera
contaminado de algún modo, como en la contaminación corporal puede ser la falta de higiene,
sangre coagulada, o la propia muerte; contaminaciones interpersonales como el contacto
físico con gente indeseable, y contaminaciones morales como el abuso sexual infantil, el
incesto o la infidelidad.
La función del asco es el rechazo, la persona desecha definitivamente algún aspecto físico o
psicológico del ambiente.
Al sentirnos asqueados, deseamos evitar los objetos contaminados y aprendemos las
conductas de afrontamiento necesarias para prevenir los encuentros o la creación de
condiciones que provoquen asco. En consecuencia, debido a que la gente tiene el deseo de
evitar verse en situaciones consideradas repugnantes, cambia sus hábitos y atributos
personales, desecha los desperdicios y limpia su entorno, y reevalúa sus pensamientos y
valores; lavan los platos, se lavan los dientes, toman duchas y hacen ejercicio para evitar un
cuerpo fuera de forma o que “provoque asco”.
Tristeza
La tristeza es la emoción más negativa y aversiva surge principalmente de las experiencias
de separación o fracaso como la pérdida de un ser querido por muerte, un divorcio, ciertas
circunstancias que puedan generar disgustos; Además de estar separados de aquellos que
amamos, también experimentamos separación respecto de un lugar o un trabajo, posición o
estatus valiosos. El fracaso también conduce a la tristeza, como al reprobar un examen,
perder un concurso o ser rechazado por un grupo o persona. Incluso el fracaso que está fuera
del propio control puede causar angustia, como la guerra, pandemias, accidentes y recesiones
económicas. Debido a que la sensación es tan desagradable, la tristeza motiva a las personas
a iniciar cualquier comportamiento necesario para aliviar las circunstancias provocadoras de la
emoción antes que ocurran de nuevo. La tristeza motiva a la persona a restaurar el ambiente a
como era en su estado anterior a la situación que lo generó.
De forma positiva la tristeza facilita en forma indirecta la unión de los grupos
sociales. Debido a que separarse de personas significativas causa tristeza y ésta es una
emoción tan incómoda, el solo pensar en sentirla motiva que la gente permanezca unida con
sus seres queridos. Si las personas no extrañaran a los demás, entonces estarían menos
motivada a hacer un esfuerzo adicional para mantener los grupos sociales. En forma similar, si
un estudiante o un deportista no anticipara la posibilidad de sufrir tristeza por el fracaso,
estaría menos motivado a prepararse y practicar. De este modo, aunque la tristeza es una
sensación muy desagradable, puede motivar y conservar las conductas productivas de los
seres humanos.
Alegría
Las situaciones que provocan alegría incluyen resultados deseables, como éxito en una
tarea, logro personal, progreso hacia una meta, conseguir lo que deseamos, obtener respeto,
recibir amor o afecto, recibir una sorpresa agradable o experimentar sensaciones
placenteras. La alegría es la evidencia emocional de que las cosas están yendo bien La
función de la alegría es doble. Primero, facilita nuestra disposición a participar en actividades
sociales. Las sonrisas de dicha emoción facilitan la interacción social y si las sonrisas
continúan, entonces ayudan a la relación a formarse y fortalecerse a lo largo del tiempo.
Pocas experiencias recompensan tanto como la sonrisa y la inclusión interpersonal. En
consecuencia, la alegría es un pegamento social que sella las relaciones, como entre lactante
y madre, amantes, compañeros de trabajo y compañeros de equipo. Segundo, tiene una
“función tranquilizadora”, Es el sentimiento positivo que hace agradable la vida y que
equilibra las experiencias de vida de frustración, decepción y negativas en general. Nos
permite conservar el bienestar psicológico, incluso ante los sucesos angustiantes que se
cruzan en nuestro camino.
Interés
El interés es la emoción más predominante en el funcionamiento diario. Es común que no
se detenga e inicie, sino más bien que se redirija de un objeto o suceso a otro. Aquello que le
resulta interesante a las personas tiene que ver con las cosas que se valoran como novedosas
o complejas, aunque además es necesario que las personas se sientan capaces de que
finalmente podrán entender la novedad, originalidad y complejidad que tienen enfrente. El
interés crea el deseo de explorar, investigar, buscar, manipular y extraer información de los
objetos que nos rodean, motiva los comportamientos de exploración y es en estas conductas
de voltear las cosas al revés, de cabeza, de un lado a otro y por todas partes que adquirimos
la información que buscamos. Es esta emoción la que mantiene nuestro deseo de ser
creativos, aprender y desarrollar nuestras capacidades y habilidades. El interés de una
persona en una actividad determina cuánta atención dirige a ella y qué tan bien se procesa,
comprende y recuerda la información. Es decir, el interés mejora el aprendizaje.
¿Qué relación tienen las emociones básicas con el emprender?
Todas nuestras emociones básicas están inmersas en nuestras decisiones al momento de
emprender, por ejemplo, la extrema alegría nos puede alejar de la realidad haciéndonos creer
superpoderosos y privándonos de las señales de alarma, llevándonos a precipitarnos y a la
arrogancia. Recién lanzado nuestro negocio, hay que aprender a gestionar la alegría de lo que
se ha conseguido, la excesiva seguridad, que te lleva a tomar decisiones incorrectas sobre
todo en términos económicos, cuando en realidad solo estás en el inicio de un largo camino.
También podemos presentar un enamoramiento excesivo por nuestra idea, que nos impide
escuchar críticas y nos resta objetividad. Por otro lado, puede ocurrir cuando llevamos un
tiempo con nuestra idea de negocio y empezamos a convertirla en realidad, que aparece una
voz dentro de nuestra cabeza que empieza a cuestionarlo todo, El miedo al fracaso surge en
cuanto montas el negocio. Además de que, por estadística, es lo más probable, la puesta en
marcha de un emprendimiento te obliga a jugarte tu patrimonio y el poder perderlo todo,
provoca ansiedad. A veces, si no gestionamos bien el miedo puede llegar a ser paralizante,
evitar que actuemos adecuadamente y llevarnos a perder todo, desde lo personal, como la
confianza, hasta lo material.
Además, el emprendedor está sometido a múltiples influencias emocionales que mal
gestionadas pueden acabar con el proyecto: Un desamor, una situación familiar
complicada, un susto de salud, una casa que se quema; el estado emocional del emprendedor
afecta a su empresa, y eso también puede llevar a otra consecuencia: la confusión entre vida
personal y profesional. La dedicación y el amor que tienes hacia tu proyecto te empuja a vivir
todo de forma intensa y visceral, y eso te puede llevar a perder la barrera entre lo personal y lo
profesional.

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